Hebe Tizio

December 19, 2018 | Author: Nerina Coria | Category: Adults, Adolescence, Psychoanalysis, Happiness & Self-Help, Knowledge
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El enigma de la adolescencia H ebe eb e T izio i zio

Este texto se plantea introducir lá diferencia entre la adolescencia como categoría social normativa y. la pubertad, que se refiere a un momento de cambio real en el que se define para el sujeto un modo de tratar al Otro como partenaire sexual. Por ello se puede decir que el enigma de la adolescencia lo plantea la pubertad como el elemento real no homogenizable.

La adolescencia como categoría social La'adolescencia como categoría social define una franja de edad variable según los tiempos y culturas y no puede tomarse como categoría universal y homogenizadora pues se configura a partir de un horizonte normativo! Es por eso que cada vez más se tiende a hablar de la misma en plural, las adolescencias. Como franja de edad se inscribe en la línea de las generaciones como período de transición a la adultez de duración variable y que, en sociedades como la nuestra, parece prolongarse cada vez más por la falta de estructuras laborales que den acceso inmediato al trabajo. En otras, este problema no existe porque el trabajo infantil marca una continuidad en la vida. El desfasaje entre una generación y otra está dado por modas, usos y costumbres distintos. Es un lugar común decir que no se entiende a los adolescentes, que son raros e inexplicables! Rechazar a los adolescentes es rechazar rech azar el mundo nuevo, porque es una franja de edad creadora y rupturista que ensaya sin saber qué está desplegando una modalidad de goce y que está mucho más preparada que los adultos para lo que vendrá mañana. Sin embargo, el enigma que plantea ese momento de la vida tiene su fundamento real. El no entender, la falla en el saber, aparece tanto para el adulto como para el adolescente porque hay el enigma del goce en juego. Hebe Tizio es

psicoanalista, Analista Miembro (AME) de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP), de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). [email protected]

P   Ú   B  E  R  E   S  Y 

A   D  O L  E   S   C  E  N T  E   S 

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El desfase entre generaciones se hace más marcado en la actualidad. El pasaje de la "modernidad sólida" a la "modernidad líquida"1, la revolución tecnológica y los cambios que introduce, tienen efectos en todos los órdenes.! Una verdadera revolución es la que puede cambiar los parámetros de la época y esto es lo que siempre han hecho las distintas revoluciones tecnológicas. Para citar algunos ejemplos: la simultaneidad e instantaneidad que ha introducido i n t e r n e t    tienen efectos en la vida cotidiana; se han modificado los soportes de la letra, no es lo mismo el papel que la pantalla, y esto incide en las modalidades de la lectura2. Por eso no es que se lea menos, se lee diferente: se pasá de la lectura como productora de sentidos\§ la lectura pragmática de las formas del hacer tecnológico, p Ha cambiado también la idea de futuro que había dado la revolución 1 industrial:' trabajo, esfuerzo y rendimiento directo: a mayores estudios mejores trabajos, a mayor ahorro mejor futuro, es decir, desaparece la idea de inversión segura a largo plazo|El horizonte del capitalismo f   consumista ha afectado la idea de las cosas hechas para durar, las cosas ' se hacen para consumir y tirar, así se vuelve a comprar. Pero esto también toca su límite hoy ante la amenaza mundial de recesión, lo que viene a demostrar que no hay sistemas eternos y que cada uno a la par de su desarrollo construye su propio obstáculo. La modificación en la consideración de la autoridad ha afectado de fondo la posición del adulto. Esto toca a la educación en general, desde los padres a los profesores, y pone en primer plano la voracidad del mercado que tiene más peso "educativo" que ellos. La función educa tiva, socializadora en un sentido amplio, implica una cierta regulación de lo pulsional. Si se rebajan las enseñanzas se olvida que la eficacia de las mismas es hacer avanzar las capacidades mentales ayudando a abordar los problemas que las superen ligeramente! Una cierta exigencia acompañada y recompensada por el maestro, donde se conjugue el s interés y el esfuerzo, tiene una función estructurante3. Si se pierde la función educativa aparecen modalidades de desregulación. Se puede ver lo que sucede cuando a un niño, no se le ponen los límites necesarios, se excita y entra en una espiral que es muy difícil detener. ¿Qué maestro, qué profesor necesitarían estos niños? Primeramente alguien que crea en su función y en las capacidades de transformación que tiene la misma. Esto implica una apuesta por las posibilidades de transformación de los sujetos y para eso necesita estar   o    i actualizado en la cultura, en la tecnología y saber manejar los límites.   z    i

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Z.  M odern id ad líquid a,  FCE, México, 2003. Tizio, H. "Saber leer, aprender a leer", en: N orte de Salud M ental, Bilbao, 2005 También en: NODUS. nodus@scbicf.net. L a c a n  J., El Seminario, Libro 10, La angustia,  Paidós, Bs. As., 2006. Ba u m a n ,

Muchas de las actitudes y comportamientos de los adolescentes que hoy tanto preocupan son formas de rechazo que de fondo piden un cambio: ser tenidos en cuenta de la buena manera. La buena manera implica encontrar un adulto que se ubique como tal para sostener el lugar para la pregunta que todavía no puede formular sobre la responsabilidad de la generación anterior en el mundo que les dejan y sobre sus propias posibilidades de construcción de lo nuevo. Se suele dar demasiado peso al cambio de las estructuras familiares, hoy existen diferentes modalidades de agolpamientosj. No es esto lo central sino la función del (adulto que apunte a reglar algo de la subjetividad para evitar el niño caprichoso del que hablaba Kant que pierde su valor social4.  __  En muchos casos los niños y adolescentes ^Inmanejables" se producen gordejarlqs a expensas del mercado que con sus imperativos excita las apetencias pulsionales! Son las nuevas formasde despro tección que aparecen con más frecuencia en las clases acomodadas^ El áduíto' tiene por función limitar el abuso de la voracidad del mercado. Si esto no sé hace pueden aparecer sujetos que priorizan desmedidamente los objetos, que no tienen idea del esfuerzo que cuesta conseguirlos, y que responden mal si algo se les niega, encamando de esta manera el imperativo de goce. Las políticas neoliberales se preocupan cada vez más por la evalúa; ción y la rentabilidad, todo se estandariza, se protocoliza y frente a estas cuestiones se apunta cada vez más a la culpabilización del ciudadano. ¿Acaso hay interrogantes sobre el por qué de tantos hiperactivos... de adictos o de pasajes al acto? Las respuestas del sistema se materializan cada vez más en la medicalización o la moralización terapéutica de los adolescentes que lleva a lo peor. Por ello hay que hacer resistencia a éstos imperativos y brindar los elementos para ubicar estas cuestiones. La tan mentada "violencia de los adolescentes" hay que leerla como un síntoma del Otro, en lugar de focalizarla masivamente sobre ellos. Si se opera esta separación se podrá ver lo particular de cada caso.

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La pubertad y las modalidades de goce ¡5

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Hasta aquí la referencia ha sido a los "síntomas" que desde lo social se tratan como "problem as" de la adolescencia)! Sin embargo hay que tener presente que es una dimensión superestructural, que lo que se sintomatiza del lado social tiene que ver con las envolturas de época para tratar algo de la estructura. La adolescencia, para el •J----------------*

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I., Pedagogía,  Akal, Madrid, 1983.

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psicoanálisis, remite a la pubertad como lo que se halla reprimido bajo ese término] Se puede decir que la adolescencia como categoría ¡  social es la forma en que se sintomatiza la pubertad. Se refiere al momento donde el sujeto se enfrenta con la falta de un saber sobre la relación entre los sexos bajo el imperio de un real que empuja al encuentro, y donde algo debe inventar. Un aspecto del rechazo de los adultos hacia los adolescentes tiene que ver con la manifestación por parte de estos de las propias modalidades de goce y sus excesos inevitables, hasta que encuentran su regulación sintomática, Es por eso que es más fácil reconocer las satisfacciones y caprichos infantiles que las conductas adolescentes porque las modalidades de goce no son las del repertorio previsto por los padres. Efectivamente, el adolescente es el hijo desconocido que viene al lugar del niño conocido. Esto angustia a lo padres pues lo familiar se transforma en extraño. Es un momento donde el sujeto aparece como sexuado y esto es problemático para los adultos porque toca lo reprimido del propio pasaje. Sin duda que también lo es para el adolescente que debe resolver el suyo. Testimonio de una crisis de cambio que a veces tiene visos espectaculares y que requiere mucha prudencia para aquilatarla. Freud hablaba de pubertad; para señalar un momento de la vida donde la aparición de un nuevo q u a n t u m    pulsional desestabiliza la resolución lograda por el sujeto en la infancia. Esto implica cambios en el cuerpo, en la imagen, en la relación con el otro, en el régimen de satisfacciones] Se abre la posibilidad de otro acceso al goce que lleva al encuentro con el p a r t en a i r e  sexual, un encuentro que no está regulado por el instinto, que no tiene las pautas fijadas para la especie sino las condiciones particulares que se han anudado para ese sujeto. Lo interesante es que el propio sujeto no sabe cuál es la escritura que lo marca, escritura que funcionará sin un lector advertido, de allí lo inédito del encuentro y el no saber que lo preside. Por eso es algo del orden de una experiencia, no se sabe por anticipado lo que se encontrará dado que el ser humano no trae como, el animal "un plan de conducta" que diga cómo hacer, y por ello tiene que elaborarlo fantasmáticamente. Es por eso que frente a ese no saber florecen lo que podría llamarse las teorías sexuales de la adolescencia, reedición de las teorías sexuales infantiles5, que no son formuladas estrictamente para saber sino para posibilitar un encuentro. Esto permite hacer la diferencia entre la información sobre la h sexualidad y \ja construcción de la propia teoría fantasmática. Para £ atravesar este tiempo el sujeto necesita de esa elucubración, un argu x mentó minimalista, que le permite fijar un p a r t en a i r e   a partir de lo 126 que son sus condiciones de amor y de goce.

La pubertad es en este sentido un i m p a s s e ,  la más de la veces tur \ bulento, que llevará a una conclusión sobre la forma de "tratar" al otro como p a r t en a i r e  sexual. Este tratamiento en un sentido es invención y en otro reedición corregida y aumentada de una escritura previa. El adolescente es un artesano que ejercita nuevos usos de l a l en g u a , de las imágenes para tratar modalidades de goce inéditas. Lo interesante es que de una perspectiva casi obligadamente transgresiva por el monto pulsional que se descontrola, saldrán caminos diferentes, algunos muy conservadores. Así puede ser un adolescente creador y rupturista, y luego un adulto conservador, no solo por ideología sino por consolidación fantasmática.|_Los momentos de flexibilidad y de amplio espectro de la pubertad luego se cierran en anudamientos más o menos fijos, lo que plantea en la vida adulta las dificultades con la rutina, con la inercia fantasmática si no se está advertido. La infancia es el momento del tratamiento del goce autoerótico ^ mientras que la adolescencia es la síntomatización d el goce que pasa por el Otro.* Es lo que señalaba Freud cuando escribía que la pubertad introduce cambios que llevan a la sexualidad infantil a su conformación adulta. ¿Cuál es el cambio? "La pulsión sexual era hasta entonces predominantemente autoerótica; ahora halla al objeto sexual"5 6. Pero esta elección se apuntala en la elección infantil para anudarse. Cabe recordar que hoy el discurso dominante empuja en sentido contrario ya que el consumismo apunta a que cada uno se satisfaga con los objetos sucedáneos. La pubertad señala el encuentro con la falta de relación sexual estructural en un momento donde son posibles las relaciones sexuales. Es el frente a frente con la castración que marca que no hay res  j puesta universal a la pregunta universal del cómo se hace con el sexo. Es por eso que es un tiempo de invención que pone en juego el anudamiento de los registros redefinidos, el goce en juego no es el mismo, la imagen corporal cambia y se abre el acceso a capacidades simbólicas que permiten otro tipo de elucubraciones. La importancia de esta invención conmueve toda la estructura y P   Ú  los problemas que aparecen como síntomas adolescentes son las  B  resonancias de las búsquedas de cada sujeto que intentan ser orien- E  R  E  tadas por la época y por los soportes sociales pero cuyo broche sola-  S  Y  mente lo podrá poner el adolescente.) Es un momento delicado que - *  A   D necesita de una posición del adulto que no exagere ni dramatice las  O cuestiones pero que sepa detectar si es necesaria una ayuda, un lími- L  E   S   C  te o un voto de confianza que deje hacer al adolescente. E  5 6

N T  E   S 

S., "Teorías sexuales infantiles", en: Obras completas,  Amorrortu, Bs. As., 1979. 127 Fr e u d , S., "Tres ensayos de teoría sexual", en: Op. cit.,  t. VII, pág. 189.

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