HARTLAND HIPNOSIS

March 11, 2018 | Author: José Jesús Ayón Covarrubias | Category: Hypnosis, Medicine, Wellness, Psychology & Cognitive Science, Philosophical Science
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LA HIPNOSIS EN MEDICINA Y ODONTOLOGÍA Sus Aplicaciones Clínicas

LA HIPNOSIS EN MEDICINA Y ODONTOLOGÍA Sus Aplicaciones Clínicas por JOHN HARTLAND B. Sc., M.B., CH.B., M.R.C.S., L.R.C.P. Consulting Psychiatrist (Private Practice); Formerly Visiting Psychiatrist, Hallam Hospital, West Bromwich; President of the British Society of medical and Dental Hypnosis; Life President of the Midlands Branch of the British Society for Medical and Dental Hypnosis; Honorary Fellow of the American Society of Clinical Hypnosis; Fellow of the International Society for Clinical and Experimental Hypnosis; Editor of the “British Journal of Clinical Hypnosis”.

Con un capítulo sobre LOS USOS DE LA HIPNOSIS EN CIRUGIA DENTAL Por: STANLEY TINKLER L.D.S., R.C.S. (Eng.)

Demostrator, Department of Prosthetics, Birmingham Dental Hospital; Chairman of the Midlands Branch of the British Society for Medical and Dental Hypnosis and Dental Hypnosis;

COMPAÑIA EDITORIAL CONTINENTAL, S. A. MEXICO – ESPAÑA – ARGENTINA – CHILE - VENEZUELA SUCURSALES, DEPOSITOS Y REPRESENTACIONES EN: Bolivia - Brasil - Colombia - Costa Rica - Dominicana – Ecuador-El Salvador Estados Unidos - Guatemala - Honduras - Nicaragua - Panamá - Paraguay - Perú Portugal - Puerto Rico - Uruguay

Título original en inglés MEDICAL AND DENTAL HYPNOSIS & ITS CLINICAL APPLICATIONS Traducida por: ALFONSO VASSEUR WALLS Revisada por: DR. JOSE JAVIER CALVILLO GOMEZ-Odontólogo Edición autorizada por: BAILLIERE TINDALL-LONDON © 1971 by Bailliére Tindall-London

Primera edición en español diciembre de 1974

Derechos reservados en lengua española © en Lengua Española-

COMPAÑIA EDITORIAL CONTINENTAL, S.A. Calz.Tlalpan Núm. 4620, México 22, D. F. MIEMBRO DE LA CAMARA NACIONAL DE LA INDUSTRIA EDITORIAL Registro Núm. 43

Av. REP. ARGENTINA NÚM. 168, BARCELONA 6, ESPAÑA SOLÍS NÚM. 1262, BUENOS AIRES, ARGENTINA AMUNÁTEGUI NÚM. 458, SANTIAGO DE CHILE, CHILE CRUZ VERDE A VELÁZQUEZ, EDIF. CENTRO CRUZ VERDE, LOCAL 12, CARACAS, VENEZUELA IMPRESO EN MEXICO

PRINTED IN MEXICO

Contenido Cap.

Pág.

Prólogo por Milton H. Erickson…………………………………………… 5 Prólogo por Eric E. Wookey……………………………………………….. 8 Prefacio a la Segunda Edición……………………………………………. 10 Reconocimientos…………………………………………………………….. 12 Introducción: La Hipnosis y la Práctica General……………………………. 14

PRIMERA PARTE HISTORIA, NATURALEZA Y TECNICAS DE LA HIPNOSIS 1 L a Evolución de la Hipnosis ……………………………………….. .

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2 La Naturaleza de la Hipnosis …………………………………………

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3 Principios Generales que Fundamentan la Inducción de la Hipnosis…………………………………………………………………… 4 Principios Generales de la Inducción del Trance …………………

38 47

5. Métodos de Inducción del Trance por Fijación de la vista…….

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6 Inducción por Fijación de la Vista (Continuación)……………….

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7 Método de Erickson de Levitación de la Mano y otros Métodos de Inducción: Inducción Mediante Drogas…………………………. 8 Profundización del Estado de Trance.……………………………….. 9 Otros Métodos para Profundizar el Trance…………………………… 10 Sistema Integral de Inducción y Profundización del Trance, Conducente al Acondicionamiento Posthipnótico..……………………

86 95 113 127

SEGUNDA PARTE LAS TEORIAS Y LOS FENOMENOS DE LA HIPNOSIS 11 Las Teorías y los Fenómenos de la Hipnosis…………………………… 142 12 Alteraciones en los Órganos Sensoriales: Analgesia Hipnótica .……………………………………………………………………………………… 161 13 El Sonambulismo y los Fenómenos Psicológicos de la Hipnosis …………………………………………………………………………………… 175 14 La Sugestión Posthipnótica: Autohipnosis………………..…………… 199

TERCERA PARTE APLICACIONES CLINICAS DE LA HIPNOSIS 15 Consideraciones Generales de la Hipnosis en el Tratamiento Médico………………………………………………………………… 219 16 Enuresis Nocturna y Asma ……………………………………… 240 17 Jaqueca e Insomnio……………………………………………….. 258 18 Logopatías, Tics y Otros Hábitos Nerviosos………………….. 274 19 Padecimientos Diversos ........................................ ………. 295 20 Desórdenes Menstruales, Padecimientos Dermatológicos y el Uso de la Hipnosis en Cirugía…………………………………. 325 21 La Hipnosis en Obstetricia .................................... ………… xxx 22 Tratamiento Hipnótico de los Síntomas Psicosomáticos y las Psicopatías……………………………………………………….. xxx 23 Hipnoanálisis y Psicoterapia Analítica…………………………. xxx 24 Los Usos de la Hipnosis en la Cirugía Dental ....... ………… xxx 25 Observaciones Generales Sobre el Estado Hipnótico, su Inducción, su Profundización y su Utilización……………………………….. xxx Bibliografía .......................................................... …………. xxx

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Prólogo por Milton H. Erickson Escribir un prólogo para este libro es un placer y un privilegio inusitados. El libro no sólo está basado principalmente en las ideas de otros hombres con interpretaciones especiales desarrolladas en forma elaborada para explicar los trabajos de-ellos. Tampoco es sólo una revisión de la literatura actual sobre la hipnosis. Más bien es una relación seria, sincera y objetiva de la experiencia de un médico en su práctica profesional que cubre un periodo de veinticinco años, que detalla en forma instructiva, en una forma sistemática y ordenada, las enseñanzas que ha derivado en sus encuentros diarios con pacientes de todo tipo en su ajetreada práctica de la medicina. Al leer la obra, uno se da cuenta que el autor tiene en la mente un propósito mayor que el de sólo añadir otro libro a la literatura sobre la hipnosis, o el de reseñar únicamente una variedad de experiencias sólo por ser interesantes. En cada página se aclara que se está llenando una necesidad que durante mucho tiempo ha sido descuidada y seriamente despreciada, una necesidad que es de gran importancia en el fomento de la modalidad científica de la hipnosis como un importante adjunto de las artes curativas. Se formula una metodología del uso médico de la hipnosis, de gran valor para el paciente en particular y para la medicina en general, dilucidándola en forma adecuada en el texto. Esto se logra centrándose alrededor de una orientación básica bien ordenada y de corte claro" que familiariza al médico en ejercicio con las variedades de conocimientos hipnóticos pertinentes a la práctica clínica de la medicina, en la forma en que el autor la ha aprendido de un paciente a otro, y de m problema médico a otro. Se hacen toda clase de esfuerzos para presentar en forma clara, amplia y comprensiva la pluralidad de problemas y dudas que se han encontrado en veinticinco años agitados y, se hace en forma sencilla, concisa y sumamente informativa. Siempre que se juzgo necesario se cita a la literatura en cuanto a su contenido y significado, en relación con problemas médicos espcíficos, no para propósitos especulativos; y el autor no titubea dar pleno crédito a los demás. En resumen, este libro lo podrá leer con interés el médico, aun cuando sea un novato en la hipnosis, y con provecho intelectual. Se sentirá inspirado a 6

mejorar su arte medicinal, y después de cada intento regresará al libro para saber lo que más necesita comprender para cuidar de sus pacientes, en forma más adecuada, y para desarrollar una mejor comprensión de los valores personales en el desarrollo médico del bienestar humano. El autor de este prólogo está preparado médicamente y es bastante experto en hipnosis, habiendo leído el original de esta obra con un sentimiento de interés intenso, de provecho personal y de una profunda satisfacción de que el Dr. Hartland haya escrito tan bien este volumen tan necesario sobre el uso de la hipnosis en la medicina. MILTON H. Erickson, Doctor en Medicina. Editor Emérito del American Journal of Clinical Hipnosis 1201 East Hayward Phoenix, Arizona 85020 U.S.A.

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Prólogo por Eric E. Wookey Existe un acuerdo general sobre el valor de la hipnosis como agente analgésico en odontología en donde, sin embargo, es conveniente un estado de hipnosis profunda siempre que sea posible. Es un gran mérito de este libro, para el cirujano dentista, que las técnicas de inducción y profundización estén tan bien descritas. Los autores de la mayoría de las obras sobre hipnosis, antes de 1940, casi parecen celosos de descubrir los secretos de la inducción, y se encuentran volúmenes pictóricos de teorías (todas especulativas), fenómenos y tratamiento de casos, siendo éstos no controlados y en cantidad inadecuada. El Dr. Hartland, incluso más que los escritores más modernos, no guarda secretos para nosotros y su lenguaje es sencillo y claro, lo cual es una gran ventaja para el cirujano dentista, cuyos recuerdos de estudiante sobre el cerebro y sobre el sistema nervioso han quedado un tanto nebulosos con el paso de los años y con su preocupación respecto a su campo limitado y sumamente técnico. A medida que avance en la lectura del libro se dará cuenta, quizá por primera vez, del significado real de la palabra "psicosomático": está tratando con un ser humano. La enseñanza odontológica a nivel de no graduados tiende aún a ignorar la interacción entre la mente y el cuerpo, y se concentra en producir buenos técnicos. De ahí el valor que tiene un libro como éste para el dentista graduado. La sección sobre el uso de la hipnosis en odontología ha sido escrita por un dentista en ejercicio y con amplia experiencia. El lenguaje del señor Tinkler, de acuerdo con todo lo demás del libro, es claro y conciso. Las aplicaciones prácticas están tan bien descritas que, en conjunción con las primeras partes del libro, el principiante puede sentir absoluta confianza al incluir esta nueva arma en su arsenal. El uso que de ella pueda hacer depende, en lo principal, de su propio entusiasmo y de su habilidad para organizar el tiempo adicional que se requiera. El aprecio de sus pacientes valdrá el esfuerzo, si bien los efectos terapéuticos en odontología están inexplorados en su mayor parte.

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Sin embargo, no es mucho decir que, ningún dentista que ignore por completo las técnicas hipnóticas, puede considerarse adecuadamente preparado para su trabajo profesional.

E. WOOKEY M.C., L.D.S., F.C.S. Consultor Honorario, Royal Free Hospital, Londres. Expresidente, British Society for Medical and Dental Hipnosis ERIC

51 Lake View, Edgeware, Middlesex

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Prefacio a la Segunda Edición

Desde que fue publicada la primera edición de este libro, hace cuatro años, aumentó mucho el interés en el uso de la hipnosis en medicina y odontología. El público en general parece estar mucho más consciente de las posibilidades que ofrece esta forma de terapia, y a juzgar por el número de inscripciones en todo el país, en los cursos de instrucción que se imparten en las varias ramas de la British Society of Medical and Dental Hypnosis, el interés profesional también aumenta más, ya que cada vez es mayor el número de quienes ejercen la medicina y la odontología, así como de los psiquiatras, que ahora empiezan a darse cuenta de las potencialidades de la hipnoterapia en los diversos campos de sus actividades. Como es natural, durante este periodo las técnicas se han ampliado y mejorado, de manera que se ha hecho necesaria una revisión y la inclusión de nuevo material para poner el texto al día. En consecuencia, aun cuando en esta nueva edición se ha retenido el formato original, se han hecho numerosos cambios y adiciones para adaptarlo a los puntos de vista de distintos críticos, a quienes con gusto expreso mi aprecio por tan útiles sugestiones. Sin embargo, debe tenerse presente que el libro fue escrito, en especial, para cubrir las necesidades de quienes se dedican a la práctica general de la medicina, por lo que no creo necesario, o incluso conveniente, proporcionar una relación detallada de los aspectos dinámicos del uso de la hipnosis en el campo de la psiquiatría, omisión que se ha comentado en ciertas críticas. No obstante, para enfrentar en cierto grado esta objeción, se ha ampliado considerablemente el capítulo sobre hipnoanálisis y psicoterapia analítica. Asimismo, para corregir cualquier impresión de que el estado hipnótico sólo pueda ser igualado con la "hipersugestibilidad", se ha agregado un capítulo final para llevar el tema a su verdadera perspectiva. Se han incluido métodos adicionales de inducción, profundiza-ción e investigación, y algunas de las técnicas descritas con anterioridad se han revisado y puesto al día. Más aún, en vista de la frecuencia con que se ven en la práctica general estas condiciones, las secciones sobre el uso de la hipnosis en el tratamiento de la obesidad, el tabaquismo y los padecimientos 10

dermatológicos se han ampliado y vuelto a redactar para conformarlos al enfoque moderno. También se ha puesto atención al hecho de que muchas condiciones que pueden tratarse con éxito por medio de la hipnoterapia no se hayan incluido en el texto. Entre ellas, los desórdenes psicosexuales, tales como la frigidez, la impotencia, etc., se han mencionado específicamente. En mi experiencia, he encontrado que estas condiciones suelen requerir un tratamiento analítico y, en consecuencia, es probable que requieran demasiado tiempo para ser tratadas en la práctica general. Más aún, las condiciones de espacio hicieron necesario que se efectuara una selección de los padecimientos que por lo general se encuentran en la consulta promedio. Los que no se mencionan, todavía se pueden seguir tratando con éxito mediante una juiciosa aplicación de los diversos principios, descritos completamente en el texto. Debido a que la "técnica del fortalecimiento del ego" ha sido ampliamente aceptada en muchos países, y como resultado de muchas solicitudes, se ha aprovechado la oportunidad para describirla y analizarla con mucho más detalle. Aun cuando se han hecho algunas críticas sobre la naturaleza repetitiva de ciertas secciones del libro, se ha recibido un respaldo de la opinión que basta tanto para que el principiante aprecie la utilidad de esto a fin de facilitarle el proceso de aprendizaje, como para persuadirme de que lo dejará sin alterarlo. Deseo expresar mi agradecimiento por la forma en que ha sido recibido este libro, y para aquellos que han mostrado tan profundo interés en la primera edición. Espero que esta nueva edición resulte todavía más aceptable y útil para promover un interés más profundo en la utilidad de la hipnosis en los campos de la medicina y de la odontología.

JOHN HARTLAND Deganwy, North Wales

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Reconocimientos

Desearía expresar mi gratitud por la ayuda y el aliento que he recibido de parte de muchos de mis amigos y colegas, y por la cortesía de muchos autores y editores al concederme autorización para citar sus obras. Estoy particularmente en deuda con el Dr. Milton H. Erickson por concederme su valioso tiempo para leer mi original, por las muy útiles críticas que hizo y por su anuencia a escribir el prólogo. También deseo agradecer al Sr. Eric Wookey por su ayuda y aportación de un prólogo; y al Dr. A. Spencer Paterson por sus muchas sugestiones útiles. También debo dar las gracias al Sr. Stanley Tinkler por escribir el capítulo sobre "La Hipnosis en la Cirugía Dental". A los autores y editores que siguen que me han concedido un generoso permiso para citarlos: George Alien & Unwin por la cita de Psychological Healing por Fierre Janet; Edward Arnold (Publishers) por las citas y material de The Common Neuroses y Analytical Psychoterapy, por el Dr. T. A. Ross; a The Dental ítems of Interest Publishing Co., por la descripción de la técnica básica de Visualización de Imágenes de Hypnodontics, por Aaron Moss, D.D.S.; al Dr. Milton H. Erickson por el material derivado de sus numerosos artículos y conferencias, en especial por su artículo "Confusión Technique", en el American Journal of Clinical Hypnosis, y también por su autorización para citar el artículo "The Effects of hypnosis on a complicated obstetriccase", escrito por mí y el Sr. Wilfrid Mills, y originalmente publicado en el American Journal of Clinical Hypnosis; a Julián Press Publishers por las numerosas citas de The Study of Hypnosis, por Albert Molí; al Dr. Weitzenhoffer, Gruñe & Stratton, y a John Wiley & Sons, por el material de General Techniques of Hypnotism e Hypnotism; al Dr. Lewis R. Wolberg, Gruñe & Stratton y William Heinemann por su autorización por citar libremente de Medical Hypnosis e Hypnoanalisis; al Dr. Calvert Stein y Charles C. Thomas, Illinois, por las citas de Practical Psychotherapy in Non-Psychiatric Specialities; al Dr. Michael Scott y Charles C. Thomas, Illinois, por su autorización por las citas de Hypnosis in Skin and Allergic Di-seases, al Dr. Herbert Mann por el material de su conferencia A.S.C.H., 1970, "Hypnosis in the treatmenf of obesity"; al Dr. von Dedenroth por el

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material sobre el uso de la hipnosis en Tabacomaniacos en el American Journal of Clinical Hypnosis-, y al Dr. Erika Fromm por el material de "Dissociatíve and integrative processes in hypnoanalysis" en el American Journal of Clinical Hypnosis. También debo mis agradecimientos al Dr. William. E. Edmondston, jr, Editor del American Journal of Clinical Hypnosis por su permiso para tomar material de estos dos artículos; y también al Dr. Jay Haley y Gruñe & Stratton por citas de Strategies of Psychotherapy y Advanced Techniques of Hypnosis and Therapy. Selected Papers of Milton Erickson. Por último, debo dar las gracias a mi hijo, John, por la valiosa ayuda y consejo que me dio en la preparación de mi original.

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Introducción: la Hipnosis y la Práctica General Durante muchos años, la hipnosis estuvo condenada por la profesión médica como algo carente de bases científicas y cercana a la charlatanería y al fraude. Con pocas excepciones, su investigación y explotación estaban en manos de operadores no calificados y de actores de variedades, quienes hicieron muchas afirmaciones extravagantes y faltas de apoyo de curaciones notables, lo que inevitablemente la hacía caer en un mayor desprestigio. Sin embargo, tales objeciones ya no son valederas, ya que durante los últimos 20 años se han llevado a cabo tantos trabajos y valiosas investigaciones en este campo especialmente que, incluso en los círculos médicos, al fin la hipnosis ha principiado a investirse con el manto de la respetabilidad. Ahora está aceptada como una forma legítima de tratamiento médico y es empleada con éxito en una pluralidad de condiciones, muchas de las cuales caen dentro del ámbito de la práctica de la medicina general. A pesar de esto, sus posibilidades en este campo se han descuidado mucho, debido principalmente a ciertos conceptos equivocados que tienden a disuadir al médico general de tener un interés serio en el tema. Esta falta de interés en un método que con frecuencia podría resultar muy valioso para tratar muchas condiciones molestas que se observan en la práctica general, parecen originarse en la idea equivocada de que la inducción de la hipnosis no es fácil de aprender, que son muy pocos los pacientes capaces de lograr una profundidad suficiente y que todo el procedimiento consume mucho tiempo para ser de utilidad en una práctica intensa. El arte de la inducción hipnótica por cierto que no es difícil de adquirir y no toma mucho tiempo aprender las técnicas esenciales. La mayoría de las personas lo puede hacer, aun cuando es natural que algunas tengan más éxito que otras. No obstante, debe uno darse cuenta que esta diferencia depende mucho más de la personalidad del médico individual y del contacto de simpatía que pueda establecer con su paciente, que del dominio de los sencillos principios de la inducción hipnótica. La segunda objeción fácilmente se puede contrarrestar, por el hecho de que rara vez es necesaria una gran profundidad para obtener resultados

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satisfactorios. Muchos casos responderán con éxito cuando sólo haya sido lograda una profundidad ligera o media. Como más o menos el 90% de la población puede ser inducida a un estado hipnótico ligero, y del 50 al 60% puede lograr la profundidad media con poca dificultad, resulta obvio que esta forma de tratamiento tiene mucho más ámbito de lo que podría pensarse. Incluso estas cifras pueden ser mejoradas y lograr aún más profundidad si se prepara en forma gradual al paciente para que entre en trance. Yo pienso que en el transcurso de dos o tres sesiones de media hora de duración, la mayoría de los adultos pueden ser inducidos a entrar de inmediato en el estado hipnótico profundo, si se les sugiere que así deben hacerlo. Pueden administrarse tratamientos posteriores en 7 u 8 minutos. Yo induzco un estado hipnótico lo más profundo posible, ya que mientras mayor sea la profundidad de la hipnosis el paciente aceptará en forma más implícita todo lo que se le diga y le será menos crítico. En consecuencia, si bien el tratamiento puede emprenderse con éxito en los estados ligeros, existen pocas dudas de que mientras más profundo sea el trance surtirá efectos con más rapidez. El tratamiento de los desórdenes en los niños ocupa gran parte del tiempo del médico, y es afortunado que la mayoría de los niños sean muy buenos sujetos. Con excepción de los muy tímidos o nerviosos, la mayoría de ellos pueden ser inducidos a trances profundos o incluso sonámbulos. En comparación, el adulto medio responde menos, de manera que tanto la inducción de la hipnosis como el tratamiento posterior requieren mucho más tiempo y paciencia que en el caso de un niño. Al tratar con la tercera objeción, respecto a que la hipnosis consume demasiado tiempo para ser de utilidad en la práctica general, prefiero citar mi propia experiencia. Al principio de la década de 1940, estaba usando la hipnosis con regularidad en una práctica industrial general con una lista de personal de unos 3 500 pacientes. Era obviamente imposible enseñar a los pacientes a entrar en el trance hipnótico en el curso de una consulta media, de manera que hubo de arreglar sesiones especiales siempre que era posible, ya fuera dentro de la jomada de trabajo o al final de una consulta rutinaria. Pero una vez que el paciente estaba entrenado, podía recibir su tratamiento hipnótico durante las horas ordinarias de consulta en un tiempo tan corto como el que antes se tomaba para escuchar sus padecimientos y escribir las prescripciones. Más aún, encontré que lejos de consumir mucho tiempo, la hipnosis daba como resultado un verdadero ahorro de tiempo, en tanto que también proporcionaba un firme mejoramiento en la condición del paciente.

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Rara vez se percibe el campo tan amplio que puede cubrirse con el empleo de la hipnosis en la práctica general. Muchos de los pade cimientos comunes que se ven con regularidad en la consulta del médico pueden ser tratados con éxito con este método. Estos incluyen los malos hábitos en los niños, tales como morder las uñas, chuparse el dedo, orinar la cama y los tics; padecimientos tales como el asma, jaquecas, constipación, insomnios y dismenorrea; y ciertos desórdenes .de la piel, tales como algunas equimosis y las neurodermatosis, para citar sólo unos cuantos. La mayoría de éstas responden particularmente bien a la sugestión hipnótica, ya que los síntomas suelen ser penosos para el paciente, si bien carecen de gran valor protectivo por sí mismos. La hipnosis también puede ser de gran valor para disipar temores, eliminar la ansiedad y producir un relajamiento tanto mental como físico. En ocasiones también puede emplearse para aliviar el dolor en procedimientos quirúrgicos menores, pero rara vez se puede utilizar para lograr una anestesia completa en las intervenciones quirúrgicas mayores. Pero en la obstetricia, con la cual el médico general está muy relacionado, suele tener éxito para aminorar los dolores, los temores e incluso la duración del promedio del tiempo de internación. Su ámbito también puede incluir muchos de los leves, aunque persistentes, síntomas y padecimientos psicosomáticos, de manera que su aplicación en la práctica general es mucho más extensa de lo que se podría imaginar. A pesar de esto, no hay nada de mágico e incluso de notable respecto al tratamiento hipnótico. Sólo es una arma adicional en la lucha contra las enfermedades y debe ocupar su lugar apropiado al lado de otras medidas terapéuticas bien establecidas y mejor conocidas. El artesano experto primero clasifica su trabajo y luego elige la herramienta más apropiada de su arsenal; así debe ser con la hipnosis. Menos del 70% de los casos que me fueron remitidos para tratamiento hipnótico eran los realmente aceptados para esta terapia en particular; el restante 30% requieren un procedimiento más ortodoxo. (La selección sólo se hace con respecto a lo adecuado del padecimiento para el tratamiento por hipnoterapia, no sobre la probable susceptibilidad o alguna otra característica del paciente.) Nunca podrá darse demasiado énfasis a que siempre que estén implicados padecimientos psicológicos o neuróticos, el médico general debe tener mucho cuidado en la selección de los casos que se propone tratar, a menos que posea sólidos conocimientos de psicopatología.

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De vez en cuando todavía se expresan muchas dudas respecto a los posibles peligros de la hipnosis. Estas dudas son completamente justificadas, ya que la hipnosis en sí ciertamente que no es peligrosa. Pero la hipnosis que está lo bastante mal aconsejada y que sale de su línea de demarcación, sin duda que está solicitando dificultades. La mente humana es un mecanismo extremadamente delicado, y su funcionamiento normal puede desequilibrarse por un operador inexperto, aun cuando sea bien intencionado. Sólo por esta razón, considero que, aparte de los médicos generales y odontólogos, nadie debe intentar la práctica de la hipnosis a menos que haya recibido una preparación adecuada en psicología tanto normal como anormal. Incluso entonces, debe tenerse cuidado de no emplearla para propósitos fuera del campo normal de actividades del operador. Los médicos generales deben usarla normalmente en el curso de su trabajo diario. Los cirujanos dentistas serían prudentes si restringieran su uso en la producción de relajamiento, en la eliminación de los temores y ansiedades, y en el alivio del dolor en la silla del dentista. Los malos hábitos en los niños, tales como chuparse el dedo, morderse las uñas o en la enuresis nocturna, suelen ceder con tanta facilidad a la sugestión hipnótica directa que en ocasiones los dentistas pueden verse tentados a emprender su tratamiento. Sin embargo, debe recordarse que estas condiciones aparentemente inocuas son en ocasiones las expresiones exteriores de conflictos mentales inconscientes, en cuyo caso, la eliminación de las mismas puede ir seguida de sentimientos exagerados de ansiedad e inseguridad. Tampoco es aconsejable tratar de hipnotizar a los parientes de uno o a los amigos íntimos, ya que una vez que la hipnosis es eliminada del campo puramente profesional, pueden resultar muchas complicaciones emocionales inconvenientes, sin importar lo buenas que puedan ser las intenciones. También se ha presentado la duda de si el paciente que sea tratado con regularidad por hipnosis es probable que llegue a depender demasiado de ella. Mi propia opinión es que, si esto ocurriera, sería por completo por culpa del hipnotista. Ningún médico consciente debe permitir que un paciente llegue a depender demasiado de drogas que formen hábito y que llegara a presentarse la drogadicción. Si bien el peligro es infinitamente menor con la hipnosis, es cierto que debe aplicarse el mismo principio. Además, la total intención de una psicoterapia efectiva es implantar en el paciente una sensación de independencia y capacitarlo para pararse sobre sus

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propios pies todo lo rápido que sea posible. Esto puede facilitarse mucho mediante el uso regular de una sugestión hipnótica adecuadamente elaborada. En el momento actual, parece que el público general está cada vez más consciente de las posibilidades que ofrece el tratamiento hipnótico. Si la demanda actual probablemente aumente en el futuro es difícil de predecir, pero incluso en la actualidad existen muy pocas facilidades disponibles. Por consecuencia, es alentador observar que un número cada vez mayor de médicos y cirujanos dentistas principien a mostrar más interés en la materia. En ciertas áreas, las solicitudes de conferencias y de cursos de instrucción son cada vez más frecuentes, y es una buena señal que ahora asistan a ellos estudiantes del último año de medicina general y de odontología. Se espera que continúe esta tendencia actual. Muchos médicos que de otra manera se sentirían inclinados a estudiar la hipnosis médica no lo hacen porque no saben cómo principiar. Si bien se dispone de muchos libros excelentes sobre el tema, algunos son demasiado técnicos o complicados para el principiante, otros no explican cómo aplicar la hipnosis terapéuticamente o están restringidos en lo general al enfoque analítico y poco hacen para ayudar al que principia. La información que más necesita el médico general para animarlo a iniciarse, es una descripción completa de las técnicas precisas empleadas en la hipnosis, y de los métodos que resulten más efectivos en cada una de las condiciones que el médico encuentre. En consecuencia, al escribir este libro mi intención ha sido tratar de tender un puente sobre esta brecha no sólo simplificando la forma de abordar la inducción y profundización de la hipnosis, sino también describiendo las técnicas exactas y las sugestiones que he encontrado más efectivas al tratar con cada padecimiento individual. No he intentado escribir un tratado completo sobre la hipnosis, ya que el libro está restringido en forma deliberada a un campo limitado y está basado en mi experiencia personal de cerca de 25 años, gran parte de ella obtenida en la práctica general y el resto dirigiendo clínicas en psiquiatría, conferencias y demostraciones dadas durante todo este periodo. Me he reducido a los principios esenciales en los cuales he confiado durante muchos años, y he omitido gran parte del material histórico y teórico, el cual puede ser encontrado en otros textos. Mis principales consideraciones han sido las necesidades básicas del médico genera l y el enfoque individual

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del tratamiento a su paciente. Debo indicar que muchos de los hechos que he enunciado así como las conclusiones derivadas están basadas totalmente en evidencias y reportes clínicos, no en estudios experimentales controlados. Puesto que el libro está dirigido al médico general para su propio uso en la práctica clínica, mi propia orientación y enunciados han sido enteramente de naturaleza clínica. Puede muy bien presentarse la objeción de que, en la explicación preliminar de la naturaleza de la hipnosis y de la forma en que opera, he sido culpable de una simplificación exagerada al limitarme sólo a las teorías de sugestión y disociación. Si bien esto puede ser verdad, considero que este paso está plenamente justificado al introducir por primera vez un tema al que se juzga difícil y mal comprendido. Por experiencia sé que esto ayuda a que la hipnosis sea más entendida incluso por auditorios no profesionales y favorece mucho a disipar los falsos conceptos y los prejuicios. Más aún, se le proporcionan al lector amplias oportunidades para formular sus propias opiniones y colocar el tema en su propia perspectiva al discutir las teorías alternas en el último capítulo. Aun cuando en los últimos años he empleado la hipnosis principalmente en trabajos de psiquiatría, he restringido la consideración de sus aplicaciones terapéuticas más bien al tratamiento de los padecimientos ordinarios que encontrará con más frecuencia el médico general en su trabajo diario. He intentado tratarlos lo más completo posible, incluyendo tan sólo la psicopatología y la psiquiatría que es probable que ayude al médico a comprender y a seleccionar por sí mismo los casos que se crea competente para su tratamiento. Sin embargo, he incluido una breve descripción de las varias técnicas de hipnoanálisis, sin las cuales no estaría completo ningún estudio de las posibilidades terapéuticas de la hipnosis. Si bien es posible aprender e incluso practicar la hipnosis con éxito sin haber recibido instrucción práctica sobre la materia, no existe la más ligera duda de que así como la medicina se aprende mejor al lado de la cama del paciente y la odontología al lado del sillón dental, la eficiencia en la hipnosis se adquiere mejor observando la inducción y tratamiento real en los pacientes. El método ideal sería asistir con regularidad a una clínica en donde se empleara la hipnosis, pero, desafortunadamente, rara vez es esto posible. El dominio inicial de las técnicas para la inducción del trance y para la profundización de éste puede lograrse sin embargo, asistiendo a un curso de instrucción adecuado. Tales cursos se organizan con regularidad por la Brítish Society of Medical and Dental Hypnosis y sus ramificaciones 19

en varios lugares de la Gran Bretaña, y resultan muy útiles en las etapas iniciales. El número de tales cursos está aumentando cada vez más todos los años. Las ramificaciones individuales imparten cursos básicos, intermedios y avanzados en hipnoterapia. Si bien se espera que continúe la demanda por estos cursos, es de lamentar que las oportunidades para las inscripciones individuales todavía sean muy limitadas. En conclusión, me gustaría hacer una gran recomendación personal. Siempre he sostenido la opinión de que no es prudente para los médicos generales y dentistas demostrar la inducción o fenómenos de la hipnosis ante una audiencia lega. Cuando se les pide que hablen sobre el tema, es muy tentador ilustrar éste por medio de una demostración, e incluso puede afirmarse que esto ayudaría a disipar Rotarios y ante otros públicos, pero siempre he declinado con firmeza los prejuicios. Durante años, he sustentado conferencias ante Clubes pero me niego a hacer demostraciones. No importa lo científicamente que se practiquen las demostraciones de la hipnosis y de sus fenómenos, tienen un fuerte valor de entretenimiento. Puesto que como profesión, siempre hemos deplorado y condenado el uso de la hipnosis en la escena, es mi opinión que cualquier médico general o cirujano dentista que haga demostraciones ante el público, no sólo se coloca en una posición repugnante, sino que hace mucho mal a la causa de la hipnosis.

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PRIMERA PARTE

Historia, Naturaleza y Técnicas de la Hipnosis

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CAPITULO 1

La Evolución de la Hipnosis Sería difícil encontrar un tema de tanta controversia y tan mal comprendido como el de la hipnosis, el cual, a través de muchas vicisitudes, siempre ha despertado, en forma simultánea, más entusiasmo y prejuicios que cualquier otro en todo el campo de la medicina. Incluso en la actualidad, estas actitudes de oposición se mantienen con igual fuerza, ya que entre ciertos sectores del público general y en los círculos médicos no enterados, todavía se cree que la práctica de la hipnosis está un tanto desacreditada y tiene cierto sabor a superchería. La profesión médica en sí debe aceptar cierta responsabilidad por este estado de cosas, ya que su propia renuencia a investigar científicamente el tema fue la causa de que éste pasara a manos de los actores y charlatanes. La curación en estado de trance es una de las artes más antiguas de la medicina. Incluso el hombre primitivo la practicó, el que creía firmemente que el trance era de origen divino y que las curas milagrosas eran de naturaleza religiosa. En consecuencia, consideró que eran dioses las fuerzas misteriosas que las producían, quienes se comportaban en una forma muy irregular e impredecible. Debido a esto, las curaciones eran de naturaleza tanto incierta como caprichosa. Pero a medida que los conocimientos científicos progresaban con lentitud, el hombre empezó a aprender la forma de tratar algunos de los padecimientos más sencillos y a manejar casos tan elementales para los cirujanos como fracturas y dislocaciones. Pero quedaban muchas enfermedades para las cuales todavía permanecía la creencia de que tendría que invocarse la ayuda de los dioses. Con frecuencia esto significaba viajar largas distancias hasta los santuarios de curación, tales como el Templo de Esculapio, en Epidauro, que contenía una estatua que se creía dotada de poderes de curación milagrosos. Los pacientes, después de arduos y penosos viajes, acostumbraban colocar valiosas ofrendas a las puertas del Templo, después de lo cual se purificaban en las aguas de la fuente. Pasaban una o dos noches orando y suplicando, después de lo cual eran admitidos al Templo en sí. Ahí, se les aconsejaba por medio de los oráculos o en forma de sueños profetices. Esta atmósfera de misticismo y 22

ceremonial era muy importante, y pronto se verá claro su significancia. Incluso en la Edad Media, se pensaba que las curaciones mila grosas eran efectuadas por las estatuas sagradas, arroyos curativos, fragmentos de la verdadera cruz o de los huesos de un santo. También se podían hacer milagros por virtud del rango exaltado de un individuo. Tanto los reyes de Inglaterra como los de Francia tenían la facultad de curar mediante la "imposición de manos". A esta práctica se le conocía como "toque del Mal del Rey". Por cierto, esta creencia en la curación milagrosa ha persistido hasta el siglo xx. Incluso en la actualidad, las curaciones reportadas por las fuentes milagrosas de Lourdes apenas si son menos notables que las ocurridas en el Templo de Esculapio muchos siglos antes de Cristo. El poder de la sugestión también fue conocido en los tiempos bíblicos, y es probable que muchas de las curaciones hechas por los profetas y santos estuvieran basadas en este poder. Pero aunque los fenómenos del estado de trance, que ahora reconocemos como de carácter hipnótico, todos han sido observados como hechos aislados, nunca se le ocurrió a nadie que pudieran obedecer a una causa común o natu ral. En consecuencia, se creyó que eran manifestaciones religiosas supernaturales, resultados de encantamientos mágicos u obra de espíritus malignos. No se buscó mayor explicación sino hasta el año de 1530, cuando Paracelso formuló su teoría relativa al efecto de los cuerpos celestes sobre la humanidad —en especial sobre sus enfermedades—. A partir de esto, se desarrolló otra teoría sobre que no sólo las estrellas influían sobre los hombres, sino que éstos ejercían una influencia mutua a través de poderes magnéticos. En 1765, Franz Mesmer aprobó sus exámenes en medicina con honores, habiendo sustentado una tesis basada en la influencia de los planetas en la salud humana. Creía que esto ocurría mediante un fluido magnético — una especie de gas invisible en el que se encontraban sumergidos todos los cuerpos— y principió a investigar el efecto de estas fuerzas magnéticas tratando a sus pacientes con imanes conformados para ajustarse a las diversas partes del cuerpo. Los resultados fueron tan dramáticos como sorprendentes. Los pacientes que sufrían de retención urinaria, dolores de muelas, de oídos, depresión, trances, ceguera temporal y ataques de parálisis, y que hasta entonces se habían considerado incurables, perdieron los síntomas por completo. Sin embargo, tales curaciones asombrosas no podrían ser efectuadas sin una gran notoriedad. Por cierto, despertaron tanta hostilidad entre sus colegas médicos que Mesmer pronto se 23

vio obligado a abandonar Viena. Se mudó a París, en donde estableció una de las clínicas más famosas de Europa, en donde trataba toda clase de enfermedades. Una breve consideración de lo que sucedía en esta clínica, nos ayudará a entender los sucesos posteriores y los principios esenciales que fundamentaban las curaciones, Pierre Janet, en su libro Psychological Healing, nos da la descripción que sigue sobre el procedimiento de Mesmer: Mesmer utilizaba un complicado aparato, y su práctica revestía un ceremonial similar al empleado en los santuarios milagrosos. Se introducía a los pacientes a un salón en el cual todas las ventanas estaban cubiertas con espesos cortinajes, de manera que prevaleciera la oscuridad. En el ambiente flotaba una melodía quejumbrosa procedente de un piano. En el centro del salón se encontraba una gran tina de encino, la famosa "baquet" de Mesmer. Esta se encontraba llena de una mezcla de agua, limaduras de hierro y vidrio pulverizado. Tenía una tapa con agujeros por los cuales salían unas varillas de hierro articuladas. Los pacientes, a los cuales se les imponía un silencio absoluto, aplicaban las varillas a la p arte enferma y se tomaban de las manos. Entonces aparecía Mesmer, el gran magnetizador, vestido con una bata de seda de color lila pálido y llevando en la mano una larga vara de hierro. Pasaba lentamente entre la multitud fijando la vista en los pacientes, pasándoles la mano sobre sus cuerpos o tocándoles con su varilla de hierro. Muchos pacientes no lograban notar grandes resultados y afirmaban que no sentían absolutamente nada. Pero algunos de ellos tosían, escupían y sentían como si tuvieran insectos corriendo sobre la piel. Por último, algunos, en especial muchachas jóvenes, caían y entraban en convulsiones, de manera que el salón merecía, en efecto, el nombre de "infierno de convulsiones". Este estado convulsivo, acompañado de hipo, explosiones de risa y, en ocasiones, delirio, constituía lo que se llamaba crisis y se suponía que era sumamente saludable. Después de dos o tres sesiones de esta clase, muchos declaraban que habían sido curados de las enfermedades más variadas. Ahora, por más que este procedimiento haya sido teatral, debe tenerse presente que aunque Mesmer no entendía el verdadero carácter de los fenómenos que inducía, por lo menos pensaba que eran debidos a una causa común. Se figuraba que el cuerpo humano estaba influido por los planetas a través de un fluido magnético invisible. También pensaba que la voluntad humana era capaz de poner a trabajar a este fluido —retirarlo de una zona para concentrarlo en otra—, produciendo así notables efectos en las 24

criaturas vivientes. Llamó a este fluido, que tenía muchas propiedades que se asemejaban a las de un imán, fluido del magnetismo animal. Consideraban que las enfermedades eran provocadas por una distribución no armoniosa de este fluido en el cuerpo del paciente. En consecuencia, al hacer sus "pases" a pocos centímetros de la superficie del cuerpo, Mesmer pensaba que el fluido magnético invisible fluía de las puntas de sus dedos y penetraba al cuerpo del paciente, logrando la redistribución necesaria y restaurando el equilibrio. Una vez que esto se lograba, el paciente recuperaba la salud. No existe ninguna duda de que Mesmer en realidad tenía éxito en la curación de muchos que habían sido considerados como incurables y, como es natural, su fama se extendió con rapidez. Los pacientes llegaban a su clínica de todas partes de Europa, con gran disgusto de parte de la profesión médica que una vez más se volvió extremadamente hostil. Esto dio como resultado que, en 1784, Luis XVI designara a una Comisión para investigar el mesmerismo, o el magnetismo animal, como entonces se llamaba. Entre sus miembros se encontraba Lavoisier, el famoso químico, el Dr. Guillotine, el inventor de la máquina de ejecución que lleva su nombre y Benjamín Franklin, el científico americano.* Como era lógico, la Comisión no pudo descubrir ninguna evidencia concreta del magnetismo animal ni de la existencia del fluido supuestamente invisible. En consecuencia, se concluyó que los fenómenos no comprendían nada que no pudiera ser explicado por la imitación y la imaginación, y que a largo plazo, los efectos del tratamiento no podían dejar de ser dañinos. En la actualidad, parece desafortunado que la Comisión eligiera investigar los aspectos erróneos del trabajo de Mesmer. Si hubiera intentado descubrir si las curaciones de Mesmer eran en realidad genuinas y qué parte había tenido la imaginación al efectuarlas, se hubiera arrojado mucha luz sobre el tema y no se hubieran retardado los futuros desarrollos, como de hecho lo fueron, durante más o menos los 60 años que siguieron. El informe de la Comisión dañó gravemente la reputación de Mesmer y la moda se volvió en su contra. Recibió el golpe final cuando la Facultad de Medicina de la Universidad de París lanzó un decreto en el sentido de que todo médico que se encontrara culpable de practicar el magnetismo animal ________ * Constituían la comisión los doctores Joire, Sallin Arcet, Guillotine y los delegados de la

Academia de Ciencias: Franklin, Leroi, Bailly, De Bory y Lavoisier (N. del T.)

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sería excluido de la profesión y perdería su licencia para practicarla. Esto obligó a Mesmer a abandonar Francia y, cuando después quiso regresar, encontró que su lugar ya estaba ocupado. El magnetismo animal había sufrido cambios y había entrado a una nueva fase. El segundo periodo del magnetismo animal data desde más o menos 1787. Por aquel tiempo se hicieron dos descubrimientos de importancia. Uno de los seguidores de Mesmer, el Marqués de Puységur, describió un estado que llegó a ser conocido como sonambulismo artificial. La principal característica de este estado era una clase de sueño en el cual las ideas y las acciones de la persona magnetizada podían ser dirigidas por el magnetizador. Después, a principios del siglo xix, Bertrand describió esto como debido por completo al trabajo de la imaginación del sujeto. Esto fue aprovechado por el abate paria, quien fue el primero en inducir el sonambulismo en sus sujetos con sólo decirles "deseo que duermas". Sin embargo, a pesar de esto, la oposición inquebrantable de la profesión médica obligó al mesmerismo a permanecer en sueños durante más de 60 años. Durante este periodo, sólo fue explotado por los actores en las ferias ambulantes, quienes acostumbraban hacer demostraciones de los fenómenos del trance. En 1841, el magnetizador francés, Lafontaine, visitó Manchester y dio una demostración de experimentos magnéticos. James Braid, un cirujano local bien conocido, aconteció estar presente con un colega. Observaron que una muchacha en apariencia entraba en trance, y Braid estaba tan enfadado que subió al escenario para demostrar que era un completo fraude. Para su gran asombro, encontró que el trance era perfectamente genuino. En consecuencia, inició una serie de experimentos con sus parientes y amigos, y encontró que pronto pudo producir un estado de trance similar con bastante facilidad, induciéndolos a fijar la vista en un objeto brillante, tal como el estuche de su bisturí. También encontró que obtenía muy buenos resultados cuando hacía uso del trance para propósitos médicos y quirúrgicos, y en 1842, ofreció leer un artículo para la British Association (para el progreso de la ciencia) que celebraba una asamblea en Manchester. No es necesario decir que su oferta fue rechazada y su escrito calificado de ridículo, junto con sus reportes de curaciones de contracturas y alteraciones de la sensibilidad, tales como la sordera. Varios años después, la misma inflexible oposición de la profesión médica hizo que el médico Elliotson fuera expulsado de su puesto en el University College Hospital, Londres, debido a que eligió el hipnotismo para 26

su Alocución Haveriana. Más o menos en la misma época, James Esdaile, que ejercía la cirugía en la India, envió un reporte al Medical Board, de 75 operaciones practicadas sin dolor bajo anestesia hipnótica, pero nunca se le dio reconocimiento a su carta. La importancia del trabajo de Braid se encuentra en el hecho de que pronto se dio cuenta que ningunos fluidos misteriosos estaban involucrados en la producción del trance. En vez de ello llegó a la conclusión de que los resultados eran puramente de naturaleza subjetiva: los fenómenos se debían sólo a la sugestión, actuando sobre un sujeto cuya sugestibilidad había sido incrementada en forma artificial. Si examinamos las implicaciones de este enunciado, veremos con toda claridad la forma en que Mesmer obtenía en realidad sus resultados. El ritual impresionante, el ceremonial, la propia personalidad de Mesmer, su notable bata y, sobre todo, su gran reputación, sugerían fuertemente a sus pacientes que iba a suceder algo extraordinario, y por supuesto que sucedía. Bernard C. Gindes resume la situación en forma admirable al sugerir la fórmula que sigue: Atención desviada + Creencia + Expectación = Estado Hipnótico A esto podemos agregar Imaginación, que es el factor integrante que une la creencia y la expectación para formar una fuerza irresistible. Ciertamente que este mismo principio tiene que ser aceptado en la actualidad, sin importar que la recuperación se efectuara mediante la hipnosis, la Ciencia Cristiana o los milagros reportados desde Lourdes. Esto nos pone frente a frente con una verdad de la mayor importancia: ninguna curación psicológica tiene lugar en ausencia de la creencia. Fue James Braid quien finalmente desechó los términos mesmerismo y magnetismo animal sustituyéndolos por un nombre de su propia invención —hipnotismo— que ha persistido hasta el momento presente. Desarrollos posteriores se originaron del trabajo del Dr. Liébeault, en Francia, quien bien puede ser considerado como el verdadero padre del hipnotismo moderno. Era un modesto médico general en Nancy, que llegó a interesarse en los fenómenos del hipnotismo y del magnetismo animal. Igual que Braid, pronto refutó las teorías de éste, y en consecuencia, llegó a ser el fundador de la terapéutica de la sugestión. Ciertamente fue el primero en demostrar el valor curativo de la hipnosis en gran escala. Logró esto desistiendo de honorarios en su totalidad si el paciente aceptaba el tratamiento hipnótico en vez de procedimientos más ortodoxos. En realidad, sus trabajos llegaron a ser tan bien conocidos que llamaron la atención del profesor Bernheim, famoso neurólogo, cuando 27

trató con éxito un caso de ciática que había estado al cuidado de Bernheim. Este estaba tan molesto por las afirmaciones que se hacían, que decidió visitar la clínica de Liébeault para exhibirlo como charlatán. Pero quedó tan sorprendido de lo que observó que se convirtió por completo y aceptó plenamente los puntos de vista de Liébeault sobre la importancia de la parte que desempeñaba la sugestión en la hipnosis. Pronto llegó a ser una de las mayores autoridades en la materia, y era tal su reputación como médico en toda Europa, que por primera vez la profesión médica fue incapaz de ignorar sus opiniones y de mantener su actitud de hostilidad. En 1886, publicó su famoso libro, De La Suggestion; en él proporcionaba muchos ejemplos de los efectos curativos de la hipnosis, que aceptaba plenamente como de naturaleza física por completo. El trabajo de estos dos hombres, a continuación del de Braid, formó las bases sobre las cuales se construyó el desarrollo moderno de la hipnosis. Ninguna relación de la historia de la hipnosis, por breve que ésta sea, quedaría completa sin hacer mención de los trabajos del profesor Charcot, el neurólogo, y de sus colegas en el Hospital de la Sal-pétriére, de París. A pesar de sus facultades excepcionales como clínico, parece que Charcot comprendió poco la verdadera naturaleza de la hipnosis. Hizo lo máximo para idear pruebas científicas para ella, como resultado de las cuales sacó en conclusión que la hipnosis era un fenómeno patológico similar a la histeria y, en consecuencia, producto de una constitución nerviosa anormal. Como Charcot utilizó un número limitado de sujetos más o menos entrenados, sus observaciones carecían de validez y cayó en muchos errores. Sin embargo, como resultado de estos descubrimientos se entabló una lucha sorda entre las escuelas rivales de Charcot y Bernheim. Finalmente prevalecieron los puntos de vista de la escuela de Nancy, los métodos y conclusiones de Charcot y de sus seguidores Se exhibieron como no científicas, y la hipnosis llegó a ser considerada como una manifestación normal. Sin embargo, durante este periodo se hicieron muchas afirmaciones sobre la hipnosis que no eran científicas y carecían de fundamento. Nunca se comprobó lo permanente de sus resultados, debido más que a todo, a la falta de estudios de continuación de los pacientes supuestamente curados. En aquella época nada se conocía sobre el valor defensivo de los síntomas ni de la forma en que éstos solían ayudar al individuo para que ajustara sus dificultades. En consecuencia, la hipnosis sólo se utilizaba como porra

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para aplastar las quejas del paciente, y parece probable que los fracasos eran más frecuentes que las curaciones. Sin embargo, por 1880, el Dr. Breuer, médico general vienes, introdujo una innovación importantísima en la terapia hipnótica, que extendió la aplicación de la hipnosis mucho más allá del alejamiento por sugestión de los síntomas. Accidentalmente descubrió que cuando uno de sus pacientes era inducido a hablar con libertad, mostraba una profunda reacción emocional seguida por la desaparición de muchos de sus síntomas. Cuando se llamó la atención de Freud sobre este caso, se unió a Breuer para investigarlo más a fondo y tuvo éxito en confirmar los resultados. La importancia de este descubrimiento se encuentra en el cambio del énfasis subsecuente en la hipnoterapia de la eliminación directa de los síntomas a la eliminación de sus causas aparentes. En realidad, el hecho de que las experiencias traumáticas reprimidas puedan actuar como focos de dificultades emocionales ha atraído cada vez más la atención hacia las posibilidades del afloramiento hipnótico de recuerdos sepultados. Más tarde, Freud se desilusionó de la hipnosis ya que no pudo inducir un trance lo bastante profundo en muchos de sus pacientes, y posteriormente lo rechazó por completo a favor de su propio descubrimiento: el psicoanálisis. Este hecho, aunado al desengaño originado por el fracaso de la hipnosis al no producir una cura permanente de la histeria, casi logró éxito al asestarle un golpe mortal. Sin embargo, la grave escasez de psiquiatras durante la Primera Guerra Mundial, exigía una forma mucho más abreviada de psicoterapia. La hipnoterapia revivió una vez más y se usó tanto en la eliminación directa de los síntomas como para la restauración de las experiencias traumáticas reprimidas. En realidad, las neurosis de guerra proporcionan uno de los ejemplos más dramáticos de lo efectiva que puede ser la hipnosis en la desaparición de los síntomas mediante el desahogo de los eventos de una experiencia traumática, y el éxito que se logró creó una oleada de entusiasmo por los métodos hipnóticos, la cual ha persistido hasta la actualidad. No es fácil predecir el futuro de la hipnosis ya que, durante su larga historia, se ha visto sujeta a muchas altas y bajas. Pero hay pocas dudas de que durante los últimos años la hipnoterapia haya ganado terreno lentamente. La Ley sobre Hipnotismo (Inglaterra), de 1952, que limitó estrictamente las condiciones bajo las cuales podrían hacerse demostraciones públicas de la hipnosis, ha reducido mucho el número de

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ejecutantes teatrales. Más aún, en 1953, la British Medical Association designó un subcomité de su Psychological Group Committee para investigar el uso del hipnotismo en la medicina contemporánea. Se encontró que los fenómenos hipnóticos habían arrojado una gran cantidad de luz sobre la función desempeñada por la mente inconsciente al determinar el comportamiento humano, y después de lanzar una admonitoria sobre las afirmaciones exageradas e injustificadas, el Comité declaró que, en su opinión, el hipnotismo no sólo era útil, sino que incluso podría ser el método a elegir en ciertos padecimientos psicosomáticos y psiconeuróticos. También creyó que en ocasiones podría desempeñar una función en la cirugía, en la obstetricia y en la odontología, como analgésico y anestésico. Sin embargo, no debe ser considerado como una especialidad independiente que sustituyera a otros métodos de psicoterapia. Por último, el Comité recomendó que se incluyera el hipnotismo en los cursos de psiquiatría en las escuelas de medicina y, posiblemente, en los cursos para ginecólogos y anestesistas. Pensaba que había necesidad de una mayor investigación organizada en los aspectos neurofisiológicos y psicológicos de la hipnosis, e indicaba ciertos campos que garantizaban la investigación clínica y de laboratorio. Este reporte ha hecho mucho para darle un sitio a la hipnoterapia en la terapéutica moderna, aun cuando algunas de sus últimas recomendaciones no se hayan llevado a cabo en su totalidad. Sin embargo en los últimos años se han hecho valiosas investigaciones de nuevas técnicas, en especial en América, y esto está ayudando a que gradualmente la hipnosis de su antigua atmósfera de misticismo y supersimplificación. La historia de la hipnosis ha demostrado en forma concluyente que no es algo maravilloso sino que, despojada de sus reivindicaciones exageradas, todavía puede ser un valioso instrumento terapéutico.

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CAPITULO 2

La Naturaleza de la Hipnosis Antes de estudiar las diversas técnicas para inducir el estado hipnótico, es necesario conocer algo sobre la naturaleza de la hipnosis y de la parte importante representada por la sugestión, tanto en la verdadera inducción del trance como en la terapia posterior. Existen muchas distintas teorías con relación a la naturaleza del estado hipnótico, las cuales se presentan en el Capítulo 11. Aquí, me propongo tratar sólo la teoría de la sugestión, ya que hace que sea más fácil de entender todo el proceso de la inducción hipnótica. El primer paso es tratar de aclarar lo que entendemos por sugestión y por sugestionabilidad. Las definiciones son siempre torpes y rara vez son completas, pero como son necesarias para un completo entendimiento del tema, he intentado proporcionar una explicación sencilla, pero viable de estos términos. Sugestión es el proceso mediante el cual un individuo acepta una proposición que se le hace, sin tener la más mínima razón lógica para hacerlo. En otro sentido, también se usa el término para describir una idea presentada a un individuo para que la acepte sin reservas. Sugestionabilidad es el grado hasta el cual se inclina hacia la aceptación sin reservas de ideas y proposiciones. En otras palabras, es una medida del grado hasta el cual reaccionará un individuo a lo que se le dice, sin emplear sus facultades de crítica. Quizá pocos de nosotros nos damos cuenta de que pasamos todos los días de nuestra vida expuestos a sugestiones de varias clases. Los artículos editoriales en los periódicos diarios nos sugieren lo que debemos pensar sobre política; las vitrinas atractivamente arregladas de las tiendas sugieren lo que debemos comprar, los anuncios en revistas, "posters" en tableros o en las pantallas de televisión nos sugieren qué cigarrrillos debemos fumar, qué clase de cerveza beber o qué pasta de dientes en particular usar. No importa a dónde vayamos no podemos escapar por completo de esta batería de sugestiones que tiende a influir sobre nuestros pensamientos diarios y sobre nuestras acciones, en su mayor parte en forma totalmente inconsciente. Por cierto, el efecto de una sugestión en ocasiones puede ser muy retardado, como lo mostrará el ejemplo que sigue:

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La Hipnosis en Medicina y Odontología

Supongamos que se tiene la costumbre de usar determinada marca de pasta para los dientes. Se ha usado durante años —y estamos muy satisfechos con ella, por lo que no tenemos la más ligera intención de cambiarla—. Un día, camino al trabajo, usted ve un nuevo "poster" notable con una leyenda sumamente ingeniosa anunciando la última novedad en pastas para dientes. No puede menos que observarlo —piensa que es un anuncio muy bueno y atractivo—, y ahí es donde está el asunto. Usted no tiene la menor intención de comprarla: se encuentra muy satisfecho con la marca que está usando. Unos seis meses después, sale de paseo, y cuando llega a su destino se da cuenta que ha olvidado su pasta de dientes. Va a la tienda de la localidad y pide su marca acostumbrada. Está agotada y le ofrecen varias alternativas de entre las cuales selecciona la que vio anunciada hace algunos meses. Mucho después que ha olvidado el anuncio original, todavía influye en usted para que compre ese producto en particular. Es un error suponer que la sugestión sólo es probable que actúe sobre personas de voluntad débil, o sobre las que sean demasiado susceptibles. Incluso el individuo de voluntad firme puede ser influido por sugestión si ésta se hace en forma tal que la persona no tenga idea de que está siendo influido. Por ejemplo, si deseo influir en un hombre que tenga opiniones muy fuertes y decididas, nunca- trataría de convertirlo a mis opiniones intentando convencerlo de que las suyas están equivocadas. En el curso de la conversación no haría yo más que plantar una semilla de duda en su mente respecto a si las conclusiones que está adelantando eran, en realidad, todo lo correctas que creía. Esto, ciertamente que no influiría en él por el momento, así, sólo dejaría caer el asunto y dejaría que lo que había dicho le penetrara. Ahora, cualquier idea introducida en esa forma es probable que esté latente por algún tiempo; pero cuando al fin surta efecto es probable que la persona adelante opiniones en completo acuerdo con las mías y creerá firmemente que se han originado en él. Mediante la sugestión indirecta de esta clase, no tendrá la más ligera sospecha de que yo tuve algo que ver con la modificación de sus opiniones. Uno de los mejores ejemplos de sugestión insidiosa que opera en esta forma se encuentra en una de las obras de Shakespeare, cuando las sutiles y mortales insinuaciones de lago hacen efecto en la mente de Ótelo. Y aquí descubrimos una verdad muy significativa y de importancia: el poder de la sugestión se aumenta en forma tremenda cuando actúa sobre la mente inconsciente más que sobre la consciente.

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La razón de ello la descubriremos enseguida. En vista de estos hechos parecería que estamos justificados al sacar como conclusión que las curaciones de Mesmer no dependían de las varillas de hierro o de los fluidos magnéticos, sino de la creencia implícita en la recuperación que se instilaba en la mente del paciente debido a que su sugestionabilidad se había incrementado mucho por lo misterioso del ritual y del ceremonial. Ahora es necesario aventurar una sencilla definición del estado hipnótico, la cual, con todo lo incompleta que pueda ser, cubrirá en forma adecuada muchos de los hechos observados. La hipnosis es esencialmente un estado especial de la mente que por lo general es inducido en una persona por parte de otra. Es un estado mental en el cual las sugestiones no sólo son aceptadas con más facilidad que en el estado de vigilia, sino que actúan en forma más poderosa que la que sería posible en condiciones normales. En otras palabras, el estado hipnótico siempre va acompañado por un aumento en la sugestionabilidad del sujeto. Ahora se presenta el asunto de por qué las sugestiones se aceptan más y actúan con más facilidad en el estado hipnótico que en el estado de vigilia. En forma muy breve, la respuesta se encuentra en el sencillo hecho siguiente: en el estado hipnótico, la facultad de crítica está parcial o totalmente suprimido. Para entender la forma en que esto ocurre, primero debemos aceptar el concepto de mente inconsciente. Este postula que existe en todos una porción de la mente que siempre está influyendo sobre nuestros pensamientos y nuestra conducta y cuya existencia por lo general ignoramos. La mente consciente es la parte de la mente que piensa, siente y actúa en el presente. Es la parte de la mente que estoy empleando para escribir esta página, y es la parte de la mente que usted usa para leerla. La mente inconsciente es la mayor parte de la mente y que por lo general estamos por completo ignorantes de su existencia. Es el asiento de todos nuestros recuerdos, de nuestras experiencias, y de todo lo que hemos aprendido. A este respecto se parece a un gran archivero al cual podemos consultar para refrescar nuestra memoria siempre que tengamos necesidad de hacerlo. Bajo ciertas circunstancias también puede desempeñar la mayoría de las funciones de la mente consciente, con una excepción de importancia —el poder de crítica. Sin embargo, por el momento regresaremos con nuestra comparación con el archivero. En él existe una gran cantidad de información almacenada y para la

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cual no se tiene un uso inmediato y que no se puede esperar tener en mente.No obstante, se sabe dónde se encuentra siempre que se necesite. En tales ocasiones, se va al archivero, se abre una de sus gavetas, se saca la carpeta adecuada y se consulta, llevando así a lo consciente la información necesaria. Pero el archivero en sí no puede utilizar la información que tiene almacenada. Alguien tiene que ir a él, sacar la información requerida y llevarla al consciente antes de poder utilizarla. El mismo proceso tiene lugar siempre que se tenga que hacer uso de algún conocimiento previo o experiencia obtenida. Por ejemplo, si yo le hago una proposición que usted desee criticar, tiene que abrir la gaveta del inconsciente y extraer los recuerdos necesarios y la información para volverlos a llevar al consciente. Sólo entonces podrá criticar lo que he dicho, a la luz de su experiencia y conocimientos anteriores. Quizá el ejemplo que sigue ilustre la forma en que este mecanismo funciona. Supóngase que le doy una pluma estilográfica para que la sostenga en la mano y, mientras lo hace, le sugiero que se va calentando en forma gradual cada vez más y que pronto le quemará los dedos. No sucederá nada. En una fracción de segundo varios pensamientos han brillado en su mente, capacitándolo a ejercer la función de la crítica consciente. Se habrá dicho a sí mismo "Tonterías. Ninguna pluma estilográfica se ha calentado antes. ¿Por qué había de hacerlo ésta? Además, no es posible que se caliente. Ño hay nada que la caliente". Observe que ahora usted ha hecho uso de su experiencia y de sus conocimientos pasados en su mente inconsciente para criticar lo que le he dicho, y que como resultado usted lo rechaza de plano. Supóngase ahora que le hago las mismas sugestiones a un sujeto profundamente hipnotizado, quien está sosteniendo la pluma. En un estado hipnótico profundo la mente consciente y su poder de crítica se han suprimido por completo. Será inútil que recurra a la información almacenada en la mente inconsciente. En consecuencia, las sugestiones penetrarán a la mente inconsciente del individuo que, como no posee en sí ningún poder de crítica, no podrá rechazarlas. Así pues, el individuo aceptará de inmediato y sin reserva las sugestiones. Creerá implícitamente que lo que le dice que va a suceder sucederá. Principiará entonces a sentir una sensación de calor, sus dedos se aflojarán y la pluma caerá al suelo. Las conclusiones importantes que se derivan de estos dos experimentos pueden resumirse en la forma siguiente:

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1. El poder de crítica está restringido, en su mayor parte, a la mente consciente. 2. Sólo en virtud de esto es que la mente consciente posee la facultad de rechazar cualesquiera sugestiones que puedan hacerse. 3. Cuando las sugestiones rebasan la mente consciente, como sucede en la hipnosis, penetran en forma directa a la mente inconsciente que, como ejerce poco o ningún poder de crítica, es por completo incapaz de rechazarlas, y el individuo actúa de acuerdo con ellas. Por lo tanto, las sugestiones no sólo son aceptadas con más facilidad, sino que se realizan en el grado más pleno posible durante el estado hipnótico, puesto que se obtiene un acceso directo a la parte inconsciente de la mente. Ahora estamos en condiciones de definir ciertos principios adicionales aplicables al estado hipnótico. 1. La respuesta a la hipnosis dependerá del grado hasta el cual se suprima el poder de crítica y el poder de rechazo que normal mente son ejercidos por la mente consciente. 2. La profundidad de la hipnosis en cualquier caso dado estará relacionado en proporción directa con el grado de supresión lograda. Una supresión ligera dará como resultado sólo una hipnosis ligera; una supresión total dará como resultado una hipnosis profunda o sonambulismo. 3. Mientras más se suprima la mente consciente, más aumentará la sugestibilidad del individuo. La consideración de otra sencilla analogía puede ayudar a mostrar con más claridad lo que tratamos de lograr al inducir el estado hipnótico. Si observamos un iceberg sabemos que sólo podemos ver una octava parte de su volumen total sobre la superficie de las olas; siete octavas partes están ocultas a la vista. Lo que intentamos hacer cuando principiamos a inducir la hipnosis es hacer que el iceberg se vuelque, de manera que las siete octavas partes que están ocultas salgan a la superficie y desaparezca la octava parte visible. En otras palabras, la mente inconsciente sale a la superficie, es más accesible y tiene eventualmente un control temporal. Más aún, el grado de desplazamiento que se logre corresponderá en términos generales a los varios estados de hipnosis. Si el iceberg sólo se inclina un poco, el resultado será una hipnosis ligera y el poder de crítica estará un poco deteriorado, pero no mucho. Si se inclina unas tres cuartas partes, el resultado será una hipnosis de media a

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profunda; el poder de crítica estará más obstaculizado y habrá aumentado mucho la sugestibilidad del sujeto. Incluso entonces, no estará abolida por completo. Pero cuando el iceberg queda por completo invertido, el resultado será una hipnosis muy profunda o sonambulismo. En este caso, la mente consciente habrá desaparecido por completo de la superficie y quedará inactiva en su totalidad. La mente inconsciente habrá asumido un control temporal y el poder de crítica habrá sido eliminado en su totalidad. Al tratar de inducir la hipnosis, el principal problema es quitar de en medio a la mente consciente para hacer uso del grado incre mentado de sugestibilidad que seguirá en forma inevitable. Afortunadamente, ésta no es una tarea tan formidable como podría parecer, ya que el secreto se encuentra en un hecho sencillo, pero universal. Incluso en la vida diaria, siempre que concentra uno la atención, se induce una tendencia a dividir al consciente, lo que hace que la mente inconsciente sea mucho más accesible. De los muchos casos que podría citar, he seleccionado dos experiencias hipotéticas, pero típicas. 1. Recientemente he estado atendiendo un caso serio de pulmonía en el número 127 de High Street. Esto me ha causado mucha ansiedad y adquirí la costumbre de visitarlo en su domicilio por lo menos una o dos veces al día en la última quincena. El paciente convalece ahora y no tengo que visitarlo hoy, pero intento hacerlo mañana. Mientras salgo del consultorio para iniciar mis visitas, se me entrega un nuevo llamado para ir al número 136 de High Street. (Obsérvese que es la misma calle pero distinto número.) Camino a esta casa y hago otras visitas. Al salir de la última de éstas y entrar al auto para dirigirme a High Street me siento preocupado e intrigado por el estado del paciente que acabo de abandonar. Mi mente consciente está preocupada con algunas dudas de importancia. ¿Debo obtener otra opinión o sería mejor cambiar al paciente a un hospital? Meditando aún sobre este problema, llego a High Street. Detuve el auto y, para mi sorpresa encontré que estaba llamando a la puerta del número 127, la casa que yo tenía la costumbre de visitar todos los días, pero que conscientemente no intentaba visitar en esa ocasión en particular. Este es un ejemplo típico de la concentración de la atención. Mi mente consciente estaba por completo preocupada con la seria condición del último paciente que había visitado. En consecuencia, ocurrió la división del

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consciente, como resultado de lo cual mi mente inconsciente asumió en forma temporal el control de mis acciones y me condujo a la casa que tenía costumbre de visitar todos los días, en vez de a la que intentaba visitar. 2. Mañana, tendré que dar una conferencia sobre la hipnosis. Puesto que hace mucho tiempo que no doy una conferencia, principié a consultar mis notas para refrescar la memoria. Me concentré intensamente en esto y me absorbí por completo en mi tarea. En tanto estoy entregado a la lectura, mi esposa llega a la puerta y me hace una pregunta. Sin levantar la vista le contesto y ella vuelve a salir. Ahora, entra de nuevo para decirme que la cena está lista. Cierro el libro y me dedico a la comida, en el transcurso de la cual ella menciona la pregunta que me había hecho y la respuesta que le había dado. Para su asombro niego en forma resuelta haber dicho alguna vez algo de ese tipo: no tengo el más ligero recuerdo de que me hayan hecho la pregunta y de que hubiera contestado a ella. Observe la secuencia de los eventos. En tanto mi mente consciente estaba por completo ocupada con mis notas no tenía deseos de ser molestado. Aquí tenemos nuevamente la concentración de la atención. Esto fue naturalmente seguido por la división del consciente, como resultado de lo cual, mi mente inconsciente, que en forma temporal había asumido el control, me hizo contestar en forma automática. Luego, cuando cerré mi libro y mi mente consciente volvió a tener el control, desconocía por completo lo que había ocurrido —de ahí mi pérdida de memoria. Tanto las acciones como el comportamiento de una persona profundamente hipnotizada han sido muy bien comparadas con las de una persona distraída. Ahora, la distracción es un estado mental que se presenta de pronto y luego pasa con igual rapidez y de súbito. En un ataque de distracción así, un individuo con frecuencia principiará a trabajar, y lo hará en forma tan eficaz y meticulosa como lo haría con la mente en su estado normal. Sin embargo, cuando el ataque de distracción termina en forma súbita, observará lo que está haciendo y dirá: "¡Santo Cielo! ¿Cuándo comencé a hacer esto?" En sus etapas más profundas, el estado hipnótico es muy similar a esto. Ciertamente podría considerarse como un estado de distracción controlada que puede producirse siempre que uno lo desee, que puede prolongarse tanto como se considere necesario y que puede darse por terminado en el momento en que ya no sea de utilidad.

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CAPITULO 3

Principios Generales que Fundamentan la Inducción de la Hipnosis

Como ya lo hemos descubierto, la principal indicación para la inducción con éxito de la hipnosis radica en la fijación de la atención. En el momento en que usted fija intensamente la atención sobre algo, el campo de la conciencia se reduce y se hace accesible la mente inconsciente. Las sugestiones, a continuación, se deslizan rebasando la mente consciente, entran a la inconsciente en donde son aceptadas y obedecidas sin crítica. Más aún, toda sugestión, que es aceptada y obedecida aumenta mucho la sugestibilidad del sujeto y facilita la profundización gradual de la hipnosis. Entonces, ahora podemos enumerar ciertas condiciones que son esenciales para la inducción con éxito del estado hipnótico. 1. Motivación. 2. Eliminación de dudas y temores. 3. Fijación de la atención. 4. Limitación del campo de la conciencia. 5. Relajamiento y limitación de los movimientos voluntarios. 6. Monotonía. 7. Supresión de todas las ideas, excepto aquellas sobre las cua les debe fijarse la atención. Debemos principiar por examinar las primeras dos con cierto detalle, puesto que suelen ser los factores determinantes entre el éxito y el fracaso. MOTIVACIÓN

Por lo general es casi imposible hipnotizar a una persona contra su voluntad, pues para tener éxito, el sujeto debe estar dispuesto y sin temores. Debe desear cumplir con las sugestiones del hipnotizador o creer que, pese a su propia voluntad, no puede resistir. Por cierto que mientras más se pueda aumentar el deseo de una persona a ser

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hipnotizada, más probable éxito tendrá la inducción. En consecuencia, el paso de más importancia en todos los preliminares de la inducción de la hipnosis es la preparación de la mente del sujeto para que la acepte —como si se fuera a abonar un terreno—. Esto no es una tarea difícil, siempre que se ejecute sistemáticamente. Trate de averiguar si el sujeto desea en realidad ser hipnotizado —si cree en la hipnosis y si cree que valga la pena para hacer desaparecer sus síntomas—. Discuta con él estos síntomas y las molestias que le están causando. Indíquele lo distinta que podría ser su vida y todo lo que podría disfrutar si se librara de ellos. A condición de que su caso sea adecuado para ser tratado por hipnosis, puede decirle con bastante certidumbre que es probable que el tratamiento hipnótico actúe con más fuerza y lo mejore con más rapidez que cualquier otro método. Es de suma importancia que el paciente esté dispuesto a ser hipnotizado y crea que eso va a ser eficaz antes de principiar la inducción. ELIMINACIÓN DE DUDAS Y TEMORES Existe otro paso preliminar de vital importancia que nunca debe ser omitido. Se comprende muy bien que muchos pacientes sean tímidos, ansiosos y aprensivos, y por cierto que nunca entrarán en estado hipnótico sino hasta que sus temores hayan sido disipados. Estos temores y ansiedades, que pueden ser obstáculos serios para la inducción del trance, por lo general caen en dos categorías. 1. Temor al fracaso y mucha, ansiedad por el éxito. Uno conduce a lo otro en forma inevitable, y juntos pueden originar muchas dificultades. Debe recordar que muchos de los pacientes que llegan a usted para ser hipnotizados ya han intentado casi todos los demás métodos de tratamiento sin éxito. En consecuencia, están convencidos de que la hipnosis puede ofrecerles la última oportunidad de recuperación. Esto podría ser muy conveniente, pero por desgracia el paciente cree que está arriesgando tanto, que la mera posibilidad de un fracaso lo aterra y, por lo tanto, espera el éxito con mucha ansiedad. Esto produce tanta tensión mental y ansiedad que le es imposible relajarse o incluso concentrarse lo suficiente para que la inducción tenga éxito. Y a menos que se adopten con presteza medidas para contrarrestar esto, ofreciéndole las aseveraciones más positivas, todos los intentos de inducción terminarán en un fracaso.

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Inconscientemente, el paciente considera a la hipnosis como una prueba de su habilidad para actuar, y como el neurótico siempre está temeroso de un fracaso, la dificultad será inevitable. 2. Temor al estado hipnótico en sí. Esta dificultad en particu-lar es la que se encuentra con más frecuencia. Por cierto, existe un asombroso y creciente número de pacientes que están tanto temerosos como recelosos de lo que comprende la hipnosis, y a quienes no les agrada mucho la idea de perder su control. Las dudas y temores tales como éstas siempre se deben al concepto equivocado, de parte del paciente, respecto a lo que es probable que suceda en el estado hipnótico. En ocasiones el paciente tendrá un desconocimiento total de su dificultad, ya que muchas personas se muestran tanto ansiosas como dispuestas a someterse a la hipnosis y sin embargo, en forma por completo inconsciente, en sus mentes existen estos temores. Bajo estas circunstancias, la mente apelará a cualquier excusa o razón para no perder el control. Esta resistencia inconsciente puede mostrarse en muchas formas distintas. Durante la verdadera inducción, el paciente puede parecer que está sumamente divertido e incluso reír. Por otra parte, puede quejarse de malestar físico. Ambas reacciones son evidencia de la resistencia inconsciente a la hipnosis y son meras racionalizaciones, por lo que es de mucha importancia convencerlo de que nada sobrenatural está sucediendo y que de ninguna manera se le ridiculizará. En ocasiones, puede presentarse la situación inversa, la que hace resaltar, con más fuerza aún, la significación de las actitudes inconscientes, ya que un deseo inconsciente de ser hipnotizado en ocasiones puede ser más fuerte que el deseo consciente de resistir. Bajo estas circunstancias, muchas personas que luchan para no sucumbir en un trance, son por completo incapaces de permanecer despiertos una vez que se ha iniciado el proceso de inducción. Para tener éxito con las inducciones, deben tratarse en forma adecuada todas las dificultades de este tipo antes de principiar. Por cierto, la preparación de la mente del sujeto es la más importante de todas las etapas para inducir con éxito la hipnosis. La mayoría de los fracasos al inducir el estado hipnótico, se deben a la falta de una preparación adecuada del sujeto, y a la falta de una discusión apropiada antes de intentar la inducción. Este problema presenta más dificultades al cirujano dentista que al médico general, ya que el dentista que desea usar la hipnosis para lograr 40

relajamiento o anestesia, por necesidad debe inducir con rapidez el estado de trance. En consecuencia, no puede emplear mucho tiempo en la preparación como en el caso de un médico general. Por fortuna, en muchos casos esto no es tan esencial, va que un número considerable de pacientes dentales, que por lo demás, disfrutan de buena salud, es probable que resulten más susceptibles y menos difíciles que muchos de los casos con los cuales tiene que tratar el médico general. Pero si bien es fuerte la motivación de tales pacientes para la hipnosis, no debe olvidarse que el dentista tiene otros problemas que resolver —el temor de visitar al dentista y el temor a la aguja hipodérmica—. Sin embargo, la preparación adecuada del paciente no es necesariamente un procedimiento prolongado pero, no obstante, el tiempo que en ello se invierte nunca es desperdiciado y pagará muy buenos dividendos. Es por esta razón que me propongo tratarlo con cierto detalle.

PREPARACIÓN DE LA MENTE DEL PACIENTE Existen ciertas dificultades que se presentan de tiempo en tiempo, cualesquiera de las cuales puede interferir seriamente con el éxito en la inducción de la hipnosis. 1. Una equivocación total de lo que es probable que ocurra en el estado hipnótico. 2. Confusión del sueño hipnótico con el sueño normal. 3. La expectación de amnesia a continuación del trance. 4. La parte que desempeña la "fuerza de voluntad" al inducir el trance. 5. El temor a ser dominado por el hipnotizador. Se presentan con tanta frecuencia una o más de éstas en la mente del sujeto que es de suma importancia que cada uno de estos puntos deba ser tratado en forma adecuada en la plática preliminar, de manera que el paciente sepa con exactitud lo que debe esperar. Una vez que se ha logrado esto con éxito, la inducción de la hipnosis ofrecerá mucha menor dificultad. Quizá la mejor forma de explicarlos sea describir el procedimiento que yo mismo empleo al preparar a un paciente que no ha sido hipnotizado con anterioridad. 1. Principio por preguntarle lo que sabe o lo que ha oído sobre la hipnosis y lo que espera que suceda durante el estado hipnótico y después de éste. Casi siempre encuentro que, si es que acaso sabe algo, sus ideas se han derivado de artículos periodísticos, narraciones sensacionales en 41

revistas y actuaciones en teatros o en televisión. Con mucha frecuencia encuentro que espera estar por ejemplo inconsciente durante el periodo del trance, y que no recordará absolutamente nada una vez que despierte otra vez. En consecuencia, le explico que la hipnosis médica no es así, y que, en realidad, es difícil que ocurran algunas de las cosas que espera. 2. Le digo que no hay una verdadera semejanza entre el sueño hipnótico y el sueño ordinario. Aun cuando en el transcurso de la inducción principiará a sentir que sus ojos están cada vez más cansados, y que se le cerrarán en igual forma que cuando duerme, todo el tiempo que permanezcan cerrados, él permanecerá tan despierto y alerta como si los tuviera abiertos. Por lo general le describo esto con las palabras que siguen: Cuando usted se duerme por la noche con la cabeza en la almohada, sus ojos parecen estar cada vez más cansados, hasta que al final se cierran. En el momento en que se duerme, queda por completo inconsciente, sin darse cuenta de los alrededores, sino hasta que despierta. Si entrara a su recámara y le hablara quedamente, sin despertarlo, usted no se enteraría de que me encontraba ahí y no escucharía una sola de mis palabras. Cuando se duerme con un sueño hipnótico, sus ojos principiarán a sen tirse cansados y se cerrarán, en la forma exacta en que lo hacen cuando se duerme por las noches. Pero existirá una diferencia de importancia. No perderá la conciencia ni un solo momento. Permanecerá tan alerta y despierto como lo estaba antes de que sus ojos se cerraran. Todavía sabrá que se encuentra en esta habitación conmigo. Podrá oír todo lo que le digo. Si le hago una pregunta, podrá responderme sin despertar. Si quedara inconsciente como en el sueño ordinario, no podría escucharme en absoluto y, si no puede oír lo que le digo, ¿cómo es posible que pudiera ayudarlo? Inclusive si entrara en el trance más profundo, siempre podría escuchar todo lo que diga, y permanecería sabedor de todo lo que sucede.

Luego le hago entender al paciente diciéndole que voy a demostrarle exactamente lo que puede esperar sentir cuando se encuentre en el estado hipnótico. Quiero que se recueste en la silla y cierre sus ojos unos momentos. No los abra sino hasta que yo le diga. Limítese a escuchar lo que digo. Ahora está cómodamente recostado en la silla, con los ojos cerrados, y si alguno entrara a la habitación pensaría que estaba profundamente dormido. Pero usted sabe que no está dormido. Está usted tan despierto como an tes que cerrara los ojos. Puede escuchar todo lo que estoy diciendo. Si sonara el teléfono, usted lo escucharía. Y si yo lo contestara, no podría menos de interesarse un poco en lo que diga.

Ahora le ordeno al paciente que abra los ojos y le explico el propósito de lo que acaba de hacer. 42

No importa lo profundo que entre al estado hipnótico, siempre sentirá casi lo mismo que sintió ahora. A excepción de una ligera diferencia. Si entrara en un trance muy profundo, todavía permanecería completamente enterado de todo lo que pasa, pero se sentiría tan lejano que parecería que nada le importa en absoluto. Todavía podría escuchar el timbre del teléfono y lo que diría al contestarlo, pero parecería tan lejano, que no le interesaría nada de lo que diga.

Es posible que se pregunte por qué considero tratar este asunto con tanto detalle. La razón es al mismo tiempo sencilla y de mucha importancia. Muchas personas parecen principiar con una impresión mental equivocada. Cuando son hipnotizadas esperan experimentar una especie de "apagón" durante el trance, y no recordar nada de lo que ha sucedido cuando despiertan. Aun cuando esto no es un impedimento serio para la inducción de una hipnosis ligera con cierre de ojos espontáneo, suele ser muy difícil, si no imposible, profundizar más la hipnosis. El sujeto cerrará los ojos, entrará en un estado de hipnosis ligera y no tratará de abrirlos sino hasta que se lo indique. Pero dejará de responder a cualquier técnica de profundización. Una vez que despierte, acostumbrará decir: "No creo que haya sido hipnotizado. En realidad nada me sucedió. Sabía todo lo que estaba pasando". Y siempre que el sujeto tenga alguna duda en la mente respecto si ha sido o no hipnotizado, tendrá muchísima dificultad para inducirlo a una etapa más profunda. Por cierto, si usted lo intenta y fracasa, es muy probable que diga: "Nomás déme una prueba de que algo ha sucedido. Si puedo convencerme de que he sido hipnotizado, podré profundizarme más". Por desdicha, está pidiendo un imposible en esas primeras etapas, ya que sólo cuando se ha logrado una profundidad considerable se puede obtener una prueba satisfactoria. De este modo, es probable que se origine una situación embarazosa si el sujeto dice: "Deme una prueba de que he sido hipnotizado y podré profundizarme más". A lo cual se tendrá que replicar: "Primero profundícese y le daré muchas pruebas". Siendo el resultado un total* círculo vicioso. Ciertamente, las probabilidades son de que usted no adelantará mucho con este sujeto en particular. Si antes de intentar la inducción, le ha dado al sujeto una completa explicación de lo que debe esperar y de lo que es probable que sienta, no se presentará esta particular dificultad. En ocasiones, a tal paciente le resultará difícil creer que en realidad haya sido hipnotizado, a pesar de todas sus explicaciones, pero es muy curioso que si éstas han sido hechas, sus dudas ya no serán lo bastante fuertes para impedir una profundización adicional. 43

3. Informo al paciente que no debe esperar necesariamente olvidar todo lo que ha sucedido durante el trance una vez que esté otra vez totalmente despierto. Debido a que es probable que el sujeto haya visto demostraciones de experimentos hipnóticos en televisión, en los cuales se utilizan sujetos especialmente entrenados, suele tener la idea de que exactamente lo mismo le sucederá a él si permite ser hipnotizado. Es de máxima importancia el hecho de que con certeza, esperará sufrir una completa pérdida de memoria respecto a lo que haya ocurrido durante el estado de trance, y cuando se dé cuenta de que recuerda todo lo acontecido, estará cierto de que nunca fue en realidad hipnotizado. En consecuencia, si usted deja ¿e corregir sus opiniones sobre estos puntos, en especial respecto a pérdida de memoria que anticipa, encontrará exactamente el mismo escepticismo que con anterioridad hemos discutido y será inevitable un resultado similar. Por lo general informo al paciente que pocas personas son capaces de lograr tal profundidad, y que para propósitos médicos ordinarios ciertamente no es necesaria y muy rara vez conveniente. Le explico que los sujetos que ha visto han sido especialmente entrenados para alcanzar una gran profundidad, para poder tomar parte en trabajos experimentales y de investigación. También le indico que en la hipnosis médica de rutina rara vez se presenta la "pérdida de memoria" y que es raro que se trate de inducirla, ya que no es esencial para los propósitos de tratamientos comunes. Sin embargo, si por azar olvidara en forma espontánea lo que había ocurrido en el transcurso del trance, tampoco habría por qué preocuparse. Eso sólo quería decir que era un sujeto muy bueno, y que todavía podría recordar algo que en especial quisiera. 4. Explico al sujeto que si bien la fuerza de voluntad es de suma importancia en la inducción de la hipnosis, la verdad es que es su propia fuerza de voluntad la que desempeña un papel importante, no la del hipnotizador. Existe una impresión muy difundida entre el público general que si usted permite ser hipnotizado, no tendrá otro camino sino obedecer todos los mandatos del hipnotizador. Que es su gran fuerza de voluntad lo que hace que usted se someta por completo, con el resultado de que cumplirá sus órdenes en forma casi automática. Esto, desde luego, se eslabona con la dificultad que sigue en nuestra lista —el temor a ser dominado— con el temor de perder su control, que ya hemos mencionado.

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Informo al sujeto que si en realidad creyéramos que eso era verdad, pensaba que entonces muchos de nosotros no estaríamos dispuestos a ser hipnotizados. Sé que yo no lo permitiría. Si la hipnosis sólo se produjera merced a la más intensa fuerza de voluntad del hipnotizador, la consecuencia lógica sería que sólo se podría hipnotizar a las personas de voluntad muy débil. Ciertamente que éste no es el caso, ya que es un hecho real que lo inverso es lo cierto. Siempre es difícil, y en ocasiones imposible, hipnotizar a individuos de voluntad muy débil. Esto se debe a que el individuo con voluntad débil no puede concentrarse lo suficiente y no se puede retener su atención el tiempo necesario para permitirle entrar al estado hipnótico. Por otra parte, entre las personas más fáciles de hipnotizar en el mundo, se cuentan los hombres de negocios de voluntad fuerte, dogmáticos y pagados de sí mismos, que tienden a aterrorizar a sus secretarias y a intimidar a sus ejecutivos, siempre y cuando sean sujetos dispuestos y con deseos de tener éxito. Esto se debe a que pueden usar su fuerza de voluntad para obligarse a sí mismos a concentrarse intensamente sobre cualquier cosa que se desee, aumentando así su susceptibilidad. 5. Aseguro al sujeto que no necesita tener ningún temor de ser dominado por el hipnotizador, y que nunca será obligado a hacer o a decir algo a lo cual se oponga decididamente. Le explico que si uno fuera a tratar de obligarlo a hacer tal cosa, ello originaría un conflicto mental (debo pero no puedo) que lo despertaría en forma espontánea o mostraría tal inquietud mental y tanta ansiedad que no quedaría otra alternativa sino despertarlo de inmediato. Soy completamente honrado con él, y le digo que si me permite inducir un estado de trance realmente profundo, no habrá ninguna duda de que se sentirá obligado a obedecer mis instrucciones en forma implícita, pero sólo hasta donde él esté dispuesto a hacerlo y a someterse temporalmente a mi autoridad. Y no podría obligarlo a hacer algo a lo cual tenga una objeción arraigada. También le doy seguridades de que aparte de los pasos necesarios acostumbrados para inducir la hipnosis y profundizarla, no se hará nada más y no se le iba a sujetar a ningún interrogatorio sin su previo consentimiento. Podría parecer que he considerado este tema de preparación de la mente del sujeto antes de la inducción, con una longitud innecesaria. Pero puedo asegurar que esto está lejos de ser el caso. Lo he hecho en forma deliberada debido a que creo firmemente que es la principal llave para el 45

éxito, y que resultan más fracasos de una preparación apresurada y equivocada que de cualquier otra causa. El tiempo que se invierte en eliminar los falsos conceptos, las dudas y los temores, nunca es desperdiciado. No sólo asegurará inducciones más rápidas y con éxito, sino que los fracasos serán menos frecuentes. Cuando he terminado mis explicaciones al sujeto, siempre le pregunto si tiene algunas otras preguntas que hacerme. En caso afirmativo, al contestarlas por lo general disipo cualesquiera dudas y temores que hayan quedado, asegurando así su total cooperación y confianza. Le permito ver con toda claridad que la hipnosis es esencialmente un asunto de trabajo en equipo entre el médico y el paciente. Que, sin embargo, la parte que él desempeña es de tanta importancia como la mía, y que sin su cooperación y buena disposición nada puede lograrse. Sin embargo, muchas de estas explicaciones preliminares pueden omitirse en el caso de un niño, a menos que sea muy tímido y nervioso; los niños, son, en términos generales mucho más fáciles de hipnotizar que los adultos. Los niños son mucho menos críticos y, por lo general, más razonables para la persuasión y sugestión. Aquí se puede confiar casi por completo en el "factor prestigio", combinado con un acercamiento simpático y comprensivo. Ciertamente, en la mayoría de los casos, se encuentra que bastan las explicaciones más sencillas, calculadas para inspirar confianza. En lo general, digo a los niños que me gustaría enseñarles la forma de entrar en una clase especial de sueño. Que aun cuando sus ojos principien a fatigarse, se cerrarán exactamente en la forma en que lo hacen cuando duermen por la noche, que será por completo distinto porque podrán escuchar todo lo que diga e incluso podrán hablar conmigo sin despertar. Dado el caso de que me haya ganado la confianza del niño y haya tenido éxito en despertar su interés, encuentro que, en términos generales, es todo lo que se requiere.

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CAPITULO 4

Principios Generales de la Inducción del Trance

PROFUNDIDAD DEL TRANCE Y SUSCEPTIBILIDAD A LA HIPNOSIS

Ahora está aceptado que, en términos generales, el 90% de la población puede ser inducida al estado hipnótico por cualquier hipnotizador individual, siempre que el sujeto esté dispuesto y no le tenga temor. Sin embargo, el hecho de que el 10% restante probablemente no responda, no quiere decir que no sea hipnotizable. Algún otro hipnotizador puede tener éxito con ellos, aun cuando a su vez, encontrará otro 10% en el que no tendrá éxito. También es posible que sea cierto que la mayoría de las personas son hipnotizables por alguien. Los niños, en especial los adolescentes, los miembros de las fuerzas armadas, las enfermeras, los actores y las actrices, por lo general son excelentes sujetos. Esto se debe en gran parte a que su entrenamiento los ha acostumbrado a aceptar instrucciones sin replicar. Como podría esperarse, los sonámbulos no sólo pueden ser hipnotizados con facilidad, sino que por lo general pueden inducirse sin dificultad a etapas más profundas. Por otra parte, las personas de mente analítica, que casi de manera invariable tratan de averiguar los porqués y las causas de lo que está sucediendo, no es probable que sean buenos sujetos. Tampoco lo son las personas nerviosas o inquietas. Creo que es probable que se pueda afirmar que la hipnosis se puede inducir y profundizar con más facilidad en personas que disfruten de buena salud que las que están padeciendo alguna enfermedad, en particular si es de origen nervioso. Sin embargo, incluso en estos casos, se puede obtener una profundidad adecuada para un tratamiento exitoso con la preparación apropiada, con un entrenamiento gradual, con paciencia y perseverancia. Los retardados mentales no son buenos sujetos, y rara vez es posible, o incluso provechoso hipnotizar a los locos. 47

Distintas autoridades han descrito más de veinticinco etapas del trance hipnótico, pero para propósitos clínicos prácticos, pueden muy bien reducirse a tres: 1. Hipnosis ligera. 2. Hipnosis de profundidad media. 3. Hipnosis profunda o sonambulismo. Si adoptamos estas tres etapas, entonces podrá expresarse en las siguientes cifras la susceptibilidad promedio del público en general. El 10% quizá no responda en absoluto. Sin embargo, podría hacerlo en manos de otro hipnotizador. El 90% de estos sujetos quizá logre el trance ligero. Incluso en tal estado, puede disminuirse considerablemente la ansiedad y la nerviosidad. El 70% de estos sujetos es probable que logre el trance de profundidad media. En esta etapa se puede obtener más pasividad y relajamiento. Suele lograrse cierto grado de analgesia: las obturaciones dentales en ocasiones pueden practicarse disminuyendo las molestias, pueden curarse las quemaduras provocando menos dolores al paciente. El 20% de estos sujetos podrá alcanzar el trance profundo. A esta profundidad, suelen obtenerse grados de analgesia considerables. Ahora, usted no puede esperar alcanzar estas cifras cuando principie a utilizar la hipnosis. Si así lo espera quizá sufra un desengaño. Es probable que encuentre que un elevado porcentaje de sus casos parecerá no hipnotizable, y la mayoría de los trances que logre serán ligeros o de profundidad media. Sin embargo, no debe desanimarse por esto, ya que la práctica hace la perfección y el porcentaje de sus éxitos mejorará notablemente al ir obteniendo experiencia. Permítame ofrecerle unos cuantos consejos. Cuando principie a practicar la hipnosis, quizá se sienta un tanto nervioso e incierto de sí mismo, ya que está utilizando un método con el que no está familiarizado. Esto, en sí, afectará a sus primeros resultados, los que pueden ser desanimadores. Sus sujetos podrán captar esta incertidumbre de parte de usted, posiblemente por su forma de abordarlos, o por el tono de su voz. En consecuencia, esto detectará el hecho de que carece de confianza en sí mismo, y les impedirá responder en forma satisfactoria, como lo hubieran hecho en el caso contrario. Esto nunca sucede en el caso de un hipnotizador experto, ya que implícitamente cree en su propio arte y habilidad, y en esta forma trata cada caso, confiando en el éxito. 48

Pero incluso la confianza en uno mismo puede ser inútil, a menos que esté basada en la pericia, habilidad y verdadero dominio de las técnicas, y esto sólo se puede adquirir mediante una práctica constante, aun ante los fracasos iniciales. Si acaso usted es del tipo que por lo normal está lleno de confianza en sí mismo, puede lograr mucho éxito al principio. Pero una vez que uno o dos tristes fracasos hayan aminorado este primer entusiasmo, la pérdida de confianza que inevitablemente seguirá afectará mucho sus cifras y fallará en mantener su éxito inicial. Recuerde que la hipnosis médica y dental no es sino otro instrumento terapéutico útil, y que debe intentar que su actitud hacia ella sea la misma que cuando emplee una jeringa hipodérmica. Sólo cuando pueda hacer esto llegarán a las proporciones que he mencionado las cifras del porcentaje de sus éxitos. Hasta ahora, al tratar el asunto de la susceptibilidad, me he li mitado en forma deliberada a mencionar las cifras promedio publicadas en términos generales. Pero debo indicar que con paciencia y con el entrenamiento gradual del paciente, estos resultados pueden mejorarse mucho. En realidad, según mi propia experiencia, existen pocos pacientes que no puedan prepararse en esta forma para lograr bastante profundidad al entrar al estado hipnótico al darle una señal oral o de cualquier otra índole. Se ha encontrado que tal profundidad basta para la mayoría de los propósitos clínicos. Sólo cuando se requieren analgesias extensivas o técnicas hipnoanalíticas es probable que se requiera mayor profundidad. LOS PRINCIPIOS GENERALES DE LA INDUCCIÓN DEL TRANCE

El estado hipnótico se produce por la repetición constante de una serie de estímulos sensoriales monótonos y rítmicos, los cuales pueden ser visuales, auditivos o incluso táctiles. Estímulos visuales. Mirar un punto fijo, en especial si se mantienen los ojos en una posición un tanto tensa, pronto produce la fatiga de la retina, visión borrosa y sensación de cansancio en los ojos. Al mismo tiempo induce la concentración y se fija la atención. También se han usado otros estímulos visuales para producir el mismo resultado, tales como el péndulo oscilante, o discos o espejos rotatorios y cintilantes. Incluso se puede emplear un metrónomo para el 49

mismo propósito, y éste proporcionará al mismo tiempo tanto las ventajas estimulantes visuales como auditivas. Estímulos auditivos. Hablar al sujeto en una forma monótona, rítmica y persuasiva también tiende a producir el mismo estado mental en especial si se hacen sugestiones repetidas de relajamiento. La incorporación de ciertas palabras clave tales como cansancio, pesadez, somnolencia y sueño, acelerarán mucho el proceso. Algunos hipnotizadores incluso refuerzan esto con una música de fondo suave y monótona, con un compás muy acentuado. Después de todo, está bien reconocido el efecto que sobre los nativos tenían los golpes monótonos de los tambores tribales, e incluso en la actualidad, podemos observar lo fácil que es "enviado" el adolescente al ritmo de los bailes modernos, Estímulos táctiles. Las caricias suaves sobre la piel, en especial la de la frente, parece ejercer una fuerte influencia soporífera e hipnótica. La mayoría de nosotros hemos experimentado este efecto sedante de somnolencia que suele presentarse cuando nos están arreglando el pelo o nos aplican masaje en la peluquería. Como parte del proceso de inducción, esta técnica resulta muy útil en ocasiones en los niños, pero rara vez es necesaria y quizá sea preferible evitarla en los adultos. Todos los varios métodos para la inducción hipnótica dependen del uso de una o más de estas formas de estímulos para producir una fatiga sensorial. No deben causar sorpresa sus efectos si nos damos cuenta de la frecuencia con que las personas se duermen mientras escuchan conferencias o sermones monótonos, o incluso mirando la televisión. Ciertamente, el estado hipnoideo puede producirse con fatal facilidad y puede mezclarse con rapidez casi en forma imperceptible con el sueño natural. Muchos conductores de vehículos experimentan una peligrosa sensación de somnolencia al conducir sus vehículos por las carreteras de Francia, pues las líneas de árboles que flanquean el camino a lo largo de millas, arrojan sombras en forma de escalera sobre el pavimento, lo cual induce una sensación de creciente somnolencia. Ahora, antes que intente la inducción de la hipnosis, existen ciertas decisiones de importancia que debe tomar, las cuales bien pueden decidir el método preciso de inducción que elija emplear.

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TIPO DE ENFOQUE QUE ADOPTAR

Básicamente, existen dos formas que se pueden usar para la inducción de la hipnosis, y la que se elija debe estar determinada en su mayor parte por la personalidad del paciente con quien esté tratando. 1. Pasividad mental con distracción. Esto implica alentar una actitud letárgica en el sujeto, con suspensión de la actividad mental organizada. Se le dice al sujeto que trate de no escuchar lo que le dice el hipnotizador. Al mismo tiempo, se le da una tarea mental para que la ejecute, la cual hará que su mente esté ocupada y le distraiga la atención del verdadero proceso de inducción. En conexión con esto, recordemos el incidente descrito en la Pág. 36, cuando me estaba concentrando en mis notas de la conferencia y no me di cuenta cuando me hablaron y, sin embargo, contesté en forma por completo automática. Si puede hacer que la mente consciente del sujeto se concentre intensamente en alguna sencilla tarea mental que distraiga su atención del verdadero proceso de inducción, su mente inconsciente será mucho más accesible y, por lo general, entrará al estado hipnótico con mucha más rapidez y facilidad. Es como observar a una madre que trata de alimentar a cuchara por primera vez a su niño. Lleva la cucharada de alimento a la boca del niño, pero éste no querrá tomar nada y aparta la cuchara, derramando el alimento por todas partes. Bien, la madre prudente nunca tratará de forzar la acción. Tomará el sonajero del niño y lo sacudirá, y en el momento en que el niño levante la vista y el sonajero distraiga su atención, la cuchara entra a su boca y recibe el alimento. En forma similar, en este tipo de inducción, en tanto la mente del sujeto se encuentra distraída del verdadero proceso de inducción, entran a su mente las sugestiones para que se duerma, que, por lo tanto, producirán los resultados deseados. 2. Participación activa con atención. Este es el opuesto exacto del método anterior, por medio del cual se incita al sujeto a que escuche con mucha atención lo que se le dice y lo que está aconteciendo. Se le dice al sujeto que escuche cuidadosamente todo lo que dice el hipnotizador. Se le ordena que concentre su atención en todo lo que está sucediendo y, sobre todo, en las sensaciones que experimenta en el transcurso de la inducción.

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Cada uno de estos métodos tiene sus ventajas, y al compararlos, debe tener en cuenta los hechos que siguen: 1. Es mucho más fácil concentrarse sobre lo que está sucediendo que mantener la mente pasiva, a menos que se emplee al mismo tiempo una forma eficaz de un método de distracción. 2. Hay pocas dudas de que la pasividad, combinada con la dis tracción, no sólo es favorable para una inducción más rápida, sino que también tiende a facilitar la mayor profundización del trance, ya que la respuesta tiende a ser más inconsciente. Yo mismo creo que la pasividad mental sea quizá el mejor estado mental para la inducción de la hipnosis, pero sobre este punto pueden diferir las opiniones. Sin embargo, se debe recordar que son peligrosas las generalizaciones y que al final el asunto debe decidirse de acuerdo con el tipo de mente y personalidad del sujeto individual. En todo caso, se debe estar preparado para ser versátil, utilizando la pasividad mental con distracción una vez, y cambiando a la participación activa con atención en otra, si esto parece aconsejable, en especial si no se logra la hipnosis al primer intento. En otras palabras, siempre se debe estar preparado para variar de método para ajustarse a los requerimientos del sujeto individual. FORMA DE COMUNICAR LAS SUGESTIONES Y SU FRASEOLOGÍA

No es muy difícil inducir cierto grado de hipnosis en la mayoría de los pacientes que estén dispuestos, y usted debe iniciar su inducción sintiéndose razonablemente confiado en que tendrá éxito. Esta confianza se reflejará en su voz y contribuirá mucho a asegurar el éxito. Por otra parte, si su voz muestra vacilación o tartamudea, como de seguro será el caso si usted anticipa el fracaso, encontrará muy difícil inducir incluso el estado más ligero de trance. Aun cuando las sugestiones comunicadas en una voz uniforme y monótona con frecuencia tienen éxito, no hay ninguna duda de que su efectividad puede incrementarse mucho mediante el uso adecuado de expresiones verbales que pueden variarse en formas muy distintas: 1. Alteraciones en el volumen de la voz. 2. Cambios en el ritmo de la dicción. 3. Énfasis en determinadas palabras. 4. Cambios en la inflexión y modulación de la voz. 5. Inserción de pausas adecuadas entre ideas sucesivas. Hablando en términos generales, es mejor evitar los tonos elevados y es preferible hablar con tranquilidad y monotonía, pero con un énfasis definido. Ciertamente, en la mayoría de los casos, un discurso deliberado y rítmico, en un tono de voz uniforme, con frecuencia resultará efectivo. 52

Sin embargo, en ocasiones puede ser aconsejable hablar con más rapidez para mantener la mente del sujeto totalmente ocupada. Esto prevendrá la crítica impidiéndole concentrarse demasiado en sus propias sensaciones. En otras ocasiones, en especial cuando se hacen sugestiones de pesadez, pereza o sueño, es mejor hablar incluso con más lentitud y deliberación de lo acostumbrado, prolongando las palabras clave lo bastante para aumentar la impresión que está tratando de transportar. En algunos casos, se obtiene una respuesta más completa y efectiva si, además de acelerar el discurso, aumenta el énfasis en las palabras críticas. Pero tan pronto como se obtenga la respuesta, la voz debe regresar otra vez a su entonación monótona y uniforme. Esta variación parece llamar la atención del sujeto sobre lo que está sucediendo, y ejerce un poderoso efecto para reforzar la idea. Sin embargo, debe tener mucho cuidado en la selección de las palabras correctas que deban enfatizarse. La importancia de esto está ilustrada en la inducción del trance, cuando la hipnosis puede profundizarse o incluso terminarse en forma accidental por la voz y el énfasis adoptado por el hipnotizador. Si se le dice a un sujeto: "Trate de abrir los ojos. Los tiene muy apretados. Posiblemente no puede abrirlos", el efecto producido por esta sugestión puede depender por completo de la clase de énfasis que se use y en donde se pone. Si en forma accidental pone el énfasis en la palabra trate — "Trate de abrir los ojos"— es probable que la parte final de la sugestión sea resistida con más facilidad, y el sujeto probablemente tenga éxito en obligar a sus ojos a abrirse y despertar. Por otra parte, si coloca el énfasis en —"posiblemente no puede abrirlos"— el sujeto quizá no pueda abrir los ojos, a pesar de los esfuerzos que haga por hacerlo, y su hipnosis se profundizará. La aceptación de una sugestión suele facilitarse elevando la voz hacia el final de una frase, comunicando así un énfasis incrementado y llevando más convicción. A la inversa, bajando la voz al final de frases tales como "cada vez más profundo sueño", parece que se aumenta el efecto en forma considerable. Asimismo, al comunicar las sugestiones, es prudente hacer pausas de por lo menos 15 o 20 segundos entre frases o ideas sucesivas. Esto no sólo ayuda a aumentar el efecto, sino que también tiende a evitar confusión en la mente del sujeto. De hecho, siempre que el tiempo permita el alargamiento adicional de estas pausas se encontrará que se aumenta la efectividad en un grado incluso más grande. 53

Durante las sesiones terapéuticas, el efecto de una sugestión puede aumentarse mucho si el hipnotizador emplea la voz en forma tal que exprese una emoción de acuerdo con la idea que está tratando de transportar. La sugestión de disgusto, por ejemplo, se puede comunicar en forma más efectiva si el hipnotizador adopta un tono de voz de acuerdo con ello, aun cuando por el momento no esté en realidad experimentando esta emoción. El método enfático de comunicar las sugestiones En este método, las sugestiones siempre se comunican en un tono de voz imperativo y autoritario, y si desea adoptar el "factor prestigio" al inducir la hipnosis tendrá que comunicar las sugestiones como si fueran órdenes. No hay ninguna duda que en ocasiones esto tendrá éxito a pesar de cierta resistencia de parte del sujeto. Y cuando se tiene éxito, ciertamente proporciona resultados de más alcance y con éxito dramático que con las formas más suaves de sugestión. Sólo que, sin embargo, con mucha frecuencia despierta un conflicto deliberado de voluntades que finalmente derrota a todo el objetivo. También tiene la seria desventaja de que las sugestiones no pueden ser repetidas continuamente sin que pierdan toda su fuerza. Literalmente está arriesgando todo. Una vez que se ha dado una sugestión, el éxito o el fracaso debe ser inmediato y, desafortunadamente, es más probable que ocurra un fracaso. El método persuasivo de comunicar las sugestiones

En este caso, las sugestiones se comunican en una forma casi discreta con un tono de voz persuasivo. No puede negarse que éste es un método mucho más lento, pero es mucho más seguro, y presenta ciertas ventajas definidas. En vez de perder su fuerza, las sugestiones dadas en esta forma en realidad ganan fuerza por la repetición. Y como son persuasiones en vez de mandatos, tienden a no originar ninguna resistencia consciente. Como ya he subrayado el hecho de que a muchos sujetos les disgusta ser dominados y temen despojarse de su control, no habrá ninguna duda en absoluto de que, si está interesado en hipnotizar a tantos pacientes como sea posible, reduciendo a un mínimo los fracasos, éste es, desde luego, el mejor método que adoptar. Sin embargo, usted no puede determinar finalmente la

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forma precisa en que va a comunicar sus sugestiones hasta que haya considerado dos factores de importancia —la profundidad de la hipnosis y la personalidad del sujeto. Si bien la sugestionabilidad del sujeto siempre se aumenta con la hipnosis, el grado hasta el cual esto ocurre variará con la profundidad del trance, y esto debe tomarse en cuenta al convertir en palabras las sugestiones.

En hipnosis ligera Las sugestiones deben ser expresadas en forma menos positiva y con menos énfasis que en las etapas más profundas. Con seguridad, su enfoque debe ser casi por completo de carácter persuasivo. En hipnosis profunda Las sugestiones pueden hacerse en forma más positiva e imperativa, pero nunca hasta el grado de que parezcan órdenes al sujeto. No sólo resentirá éstas, sino que con frecuencia irán seguidas de la negación a cumplirlas. No es asunto difícil expresar sugestiones directas y positivas en una forma que el sujeto no sienta que está siendo dominarlo, y que, sin embargo, le transmitan su confianza de que las aceptará. También debe recordar el hecho de que, puesto que sus sugestiones quizá tengan más éxito cuando convencen al sujeto de que usted, usted mismo, tiene una fuerte convicción de la idea que está expresando, tales ideas no sólo deberán ser lógicas, sino que tienen que ir acompañadas, siempre que sea posible, de sólidas razones para su aceptación. Personalidad del sujeto Esta siempre debe ser tomada en cuenta. La clase de individuo inútil y dependiente, que en vano busca alguna autoridad en la que pueda apoyarse, esperará y responderá a un acercamiento positivo. En este caso, las sugestiones deben comunicarse en forma autoritaria, con énfasis y con la máxima convicción, pero aun así, nunca deberán parecer como mandatos. Otros resentirán la más mínima apariencia de dominación y temerán perder el

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control. Estos requerirán que se les infunda mucho ánimo y, en consecuencia, su discurso casi debe ser una balada, lenta, deliberada, monótona, pero con un marcado compás rítmico. PRINCIPIOS Y LEYES GENERALES DE LA SUGESTIÓN

Antes de proceder a estudiar los varios métodos de inducción del trance, es necesario que nos familiaricemos con ciertos principios y leyes que gobiernan el acto de la sugestión. Esto no sólo tiene importancia para comprender las técnicas de la inducción y profundi-zación del trance, sino que se encontrará que también son aplicables y significativas si tomamos en consideración el asunto de la sugestión terapéutica.

1. Siempre deberá aunar el efecto que desee producir con el que realmente está experimentando el sujeto en ese momento. Este principio debe aplicarse del principio al fin de la inducción del trance y en los procedimientos para la profundización de éste. Cuando le toco el brazo. . . se le pone rígido y recto. Tan rígido como si fuera una barra de hierro. Y cuando sienta que el brazo se le está poniendo rígido. . . usted entrará en un sueño muy, muy profundo.

Invariablemente el sujeto relaciona esto en su mente y, en consecuencia, cuando siente que el brazo se le está poniendo rígido, tiende a entrar en un sueño más profundo. Lo mismo sucede en el curso de la sugestión terapéutica. El dolor suele ser causado y siempre se agrava con la tensión. Cuando usted se vaya relajando y se sienta menos tenso . . . principiará a sentir más bienestar. Y al aumentar su relajamiento. . . poco a poco irá disminuyendo el dolor. .. y pronto desaparecerá por completo.

En este caso, sin duda que el sujeto se sentirá cada vez más relajado, en tanto que su hipnosis se ha profundizado, y ciertamente que esto ha producido una mayor sensación de bienestar. Relacionando la desaparición sugerida del dolor a estos dos hechos establecidos, llega a convencerse con más facilidad de que esto también ocurrirá pronto. 2. Siempre es mucho más fácil lograr la aceptación de una sugestión positiva que la de una puramente negativa. Una vez más, voy a hacer una cita tomada del dominio de la sugestión terapéutica. Nunca resulta muy provechoso sugerir

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a un paciente que sufre de dolor de cabeza que su dolor va a desaparecer. En la mayoría de los casos, es más o menos fácil producir una sensación de calor en la parte afectada por sugestión directa, en especial si esto va acompañado de toques suaves en la parte afectada. Si la sugestión positiva de este calor en aumento se une entonces a la sugestión negativa deseada de la desaparición gradual del dolor, es mucho más probable que ocurra esto: Cuando le toco la frente. . . siente una sensación de calor que se le extiende por toda la frente. Y si sigo tocándole la cabeza. . . el calor va aumentando y va sintiendo cada vez más bienestar en la cabeza. Todos los dolores y molestias van desapareciendo poco a poco. . . en pocos momentos sentirá la cabeza tan caliente y confortada que el dolor de cabeza habrá desaparecido por completo.

3. En ocasiones es más fácil lograr la aceptación de una sugestión si ésta se asocia con una emoción apropiada. En algunos sujetos es posible hacer que el corazón lata con más rapidez sólo por sugestión directa. Sin embargo, si el sujeto es imaginativo y se le induce que se imagine a sí mismo en una situación aterradora que le despierta una emoción pavorosa, hay más probabilidades de que esta sugestión tenga éxito. En el tratamiento del alcoholismo, la sugestión de la pérdida del deseo de beber se fortalecerá más si también se le dice al paciente que si bebe tendrá sensaciones muy fuertes de náusea y disgusto. También existen tres importantes leyes que gobiernan la efectividad de la sugestión. 1. Ley de la atención concentrada. Siempre que se concentre la atención en una idea, esa idea tenderá espontáneamente a ser realizada. En el estado hipnótico, lo que se trata de conseguir es la atención de la mente inconsciente, y esto se logra con más facilidad cuando no existe ninguna atención consciente. Las sugestiones demasiado imperiosas o que se hacen como mandatos frustrarán este objetivo. El hecho de que los "comerciales" de la televisión sean repetidamente insertados en el material del programa al cual deseamos poner atención consciente, es lo que hace que queden impresos en nuestro inconsciente y que lleguemos a comprar los productos anunciados. 2. Ley del efecto invertido. Siempre que el estado mental del sujeto sea tal que piense "me gustaría hacer esto—pero no puedo", mientras más lo intente, menos podrá hacerlo, a pesar del hecho de que en realidad quiera hacerlo. Con frecuencia sucede esto en la vida diaria. El paciente que sufre de insomnio, se 57

acuesta en la cama convencido de que no va a poder dormir y así, mientras más lo intente, más despierto estará. La misma dificultad suele obstaculizar la inducción del trance. Mientras más activamente trate de cooperar el sujeto, más difícil será que entre en trance. Pero mientras más pasivo permanezca, lo logrará con más facilidad. Por otra parte, se puede aplicar esta ley con grandes ventajas para expresar la sugestión durante el periodo de inducción y profundización del trance. Su brazo ha quedado tan tieso y rígido que le es imposible doblarlo. Mientras más trate de doblarlo, más tieso y rígido quedará.

3. Ley del efecto dominante. Está basada en el hecho de que una emoción fuerte siempre tiende a reemplazar a una débil. La unión de una emoción fuerte con una sugestión siempre hará que dicha sugestión sea más efectiva. Observe cómo la amenaza de un peligro reprimirá de inmediato cualesquier sensaciones de placer o comodidad. La emoción inducida de un disgusto puede nulificar al placer que un niño siente al morderse las uñas. Como es natural, es permisible una gran latitud en la redacción exacta de las sugestiones, pero siempre deberán observarse las leyes si se desean obtener buenos resultados. 1. Las sugestiones deben siempre redactarse en forma tal que resulten claras y sin ambigüedades. El sujeto no debe tener dudas respecto a la intención que se transmite. Sólo debe ser posible una interpretación. Si no es así, con frecuencia se obtendrán resultados muy desconcertantes e inesperados. A un paciente que tenía terror de salir a la calle a causa del tránsito, un hipnotizador le dijo en una ocasión que, cuando saliera de sus habitaciones, ya no se preocupara por el tránsito, que podría cruzar la calle sin el más mínimo temor. El sujeto obedeció sus instrucciones tan al pie de la letra que terminó en un hospital. 2. Deben evitarse a toda costa las complicaciones excesivas. Es esencial la sencillez. Deben hacerse todos los esfuerzos posibles para evitar la confusión en la mente del sujeto. Mientras más complicada sea una sugestión, más difícil será que el sujeto la acepte. 3. Nunca deberá emplearse la palabra "debe". No debe existir la más ligera sospecha de dominación de ninguna clase. 4. Al expresar las sugestiones debe adoptarse un patrón definidamente

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rítmico, las repeticiones son esenciales. Deben volverse a expresar las mismas ideas, repitiéndolas constantemente, una y otra vez. Al organizar mis propias sugestiones, he encontrado que la mejor forma de lograr el ritmo y la repetición es usar sucesivamente algunas palabras distintas o frases, cada una con el mismo significado exacto. Se repiten ciertas palabras con énfasis especial, para recalcar el ritmo. Y lo mismo se seguirá sucediendo todos los días. . . y usted seguirá sintiendo lo mismo siempre. . . tan fuerte, con tanta intensidad. . . con tanta certeza.. . . con tanta fuerza cuando regrese otra vez a su casa. . . como cuando está conmigo en este cuarto.

Si repite esas sugestiones en voz alta, observará que las palabras "tan" y "tanta", sirven para acentuar el ritmo, como el movimiento de un metrónomo. También notará que la elección de las tres palabras, intensidad, certeza y fuerza, es por completo deliberada. Las frases no sólo aseguran la repetición, sino que también expresan la misma idea básica en tres formas distintas. Temo que se presta demasiado poca atención a este asunto de la repetición. Tengo la costumbre de repetir las sugestiones posthipnóticas por lo menos una vez antes de despertar al sujeto. En algunos casos, incluso es conveniente preguntarle -si entendió bien lo que se le dijo, y hacerle que repita las sugestiones exactas que se le han dado. 5. No importa lo profundo que sea el trance, jamás se le debe dar al sujeto una sugestión que pudiera encontrar desagradable u objetable. Debe tomarse en cuenta el temperamento de cada sujeto. Lo que una persona puede aceptar con facilidad, otra puede resentiría mucho y rechazarla. Incluso en los cursos de instrucción, en los cuales se dan sugestiones posthipnóticas para demostrar el fenómeno de la hipnosis, debe tenerse el máximo cuidado de evitar sugerir cualquier acción que pudiera hacer que el sujeto se sintiera embarazado o que pareciera ridículo ante los ojos de otras personas. Si bien es cierto que inclusive en la hipnosis profunda algunos sujetos pueden todavía ser capaces de resistir a sugestiones de este tipo, otros se sentirán obligados a cumplirlas a pesar de su disgusto. En tales casos pensarán, con toda justificación, que se ha abusado torpemente de la confianza depositada en el hipnotizador. Después de todo, mientras más profundo sea el trance, serán aceptadas y ejecutadas las sugestiones más fuertes. Mientras menos sepa la mente consciente de lo que se ha dicho, habrá menos interferencia. Como es natural, los resultados más efectivos ocurrirán cuando pueda sugerirse la amnesia posthipnótica de los eventos del trance. 59

6. En las sugestiones terapéuticas, las más importantes y cruciales siempre deberán dejarse hasta el final. Principie el tratamiento con las sugestiones de menor importancia, seguido por las que tengan un poco más de importancia y concluyendo con las de mayor importancia. Es probable que las últimas sean aceptadas con más facilidad. 7. En las sugestiones deberán expresarse en todo lo posible para que se conformen con los hábitos y pensamientos conocidos del individuo. Si se hace esto, debe llevarse a cabo como cosa natural, y habrá menos probabilidad de que se despierte una crítica consciente. Resumiendo, entonces, es de vital importancia que las sugestiones deban expresarse en un tono de tranquila convicción, con la máxima confianza en sí mismo y en su efectividad. Weitzenhoffer lo expresa de la manera siguiente: "Dentro de ciertos límites, una sugestión será efectiva en el grado en que el hipnotizador crea en su efectividad, y en la realidad de los fenómenos que evoca." PRUEBAS DE SUGESTIONABILIDAD

Como existe cierta relación entre algunas clases de sugestionabilidad y la susceptibilidad a la hipnosis, han sido descritas varias "pruebas de sugestibilidad" que pueden ser aplicadas antes de intentar la inducción del trance. Si tienen éxito, ayudarán a convencer al sujeto de que será hipnotizado con facilidad, y si son marcadamente positivas, es probable que el individuo resulte un buen sujeto. Sin embargo, debe señalarse que éste no es necesariamente el caso, pero es probable afirmar que el sujeto que resiste estas pruebas no será muy susceptible a la hipnosis. De tiempo en tiempo se han descrito muchas de estas pruebas, pero me propongo limitarlas a las cuatro que se emplean que son de uso más común. Prueba de la postura oscilante

Se le pide al sujeto que se ponga de pie, erguido, con los pies juntos y que mantenga el cuerpo completamente rígido. Se le dice que fije la vista en un punto del techo, directo sobre su cabeza. El hipnotizador se sitúa detrás del sujeto, con las manos apoyadas en los hombros de éste y le ordena que permanezca rígido. Luego, con suavidad, hace oscilar al sujeto hacia atrás y hacia adelante, para alterar su equilibrio en la forma en que pronto lo alterará

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su sugestión. Entonces se le pide al sujeto que cierre los ojos, en tanto trata aún de mirar al mismo punto en el techo. Entonces se le dan las siguientes instrucciones: Trate de imaginarse que está tan tieso como una tabla. . . con las rodillas tiesas. . . y el cuerpo perfectamente rígido. Aunque tenga los ojos cerrados, mantenga levantada la cabeza. . . y mantenga los ojos todavía mirando hacia arriba. Comenzará a sentir que está cayendo hacia atrás. . . que siente una fuerza que lo empuja hacia atrás, hacia mí. No se resista. . . no caerá porque yo lo sostendré. . . pero usted comenzará a caer hacia atrás. Se está cayendo. . . cayendo. . . cayendo. . .

Por lo general el sujeto comenzará a oscilar y, tan pronto como lo haga, se repiten las sugestiones para que caiga con más énfasis cada vez y se quita la presión de las manos sobre los hombros. Siempre deberá observarlo cuidadosamente para estar cierto de poderlo detener cuando caiga, ya que esto sucede en ocasiones con notable rapidez. Esta prueba es una de las más comúnmente usadas por los actores en los escenarios, y en ocasiones la pueden emplear con éxito los conferencistas sobre hipnosis, que eligen sujetos adecuados entre su auditorio para propósitos de demostración. Prueba de las manos unidas

Se le dice al sujeto que tome asiento en una silla y que mantenga los brazos estirados frente a él a la altura de los hombros. Debe mantenerlos tan tiesos y rígidos como sea posible, y que una las manos en forma muy apretada. Aquí es útil que el hipnotizador le haga una demostración apretando las manos por unos momentos con firmeza. A continuación se le dice: Apriete más y más las manos. . . sentirá que los dedos se aferran cada vez con más firmeza. Cuando las apriete... quiero que se imagine una prensa metálica cuyas placas se acercan más y más una a la otra. Ahora, fije en su mente esa prensa y concéntrese en ella. . . y en tanto lo hace, se imaginará que sus manos son, como las dos placas de esa prensa. . . que se están juntando. . . que se aprietan más y más. Cuando cuente hasta cinco. . . se le juntarán las manos. . . quedando más y más apretadas... y cuando llegue al cinco, estarán tan apretadas y unidas que las sentirá como si fueran un bloque de metal. . . y le será difícil o imposible separarlas. Uno. . . están muy apretadas. . . Dos. . . más y más apretadas. . . Tres mucho muy apretadas, como si estuvieran pegadas. . . Cuatro . . . las palmas de las manos están fuertemente unidas. . . Cinco. . . están tan fuertemente unidas que le será imposible separarlas

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hasta que yo cuente hasta tres. . . mientras más esfuerzos haga para separar las palmas de las manos, más fuerte se apretarán, los dedos contra el dorso de las manos. . . y más unidas le quedarán las manos. Prueba de levitación de la mano

El sujeto se sienta cerca de una mesa con el codo y el antebrazo descansando sobre la superficie de la mesa, con la palma de la mano hacia abajo. El hipnotizador coloca su propia mano sobre la del sujeto y le dice: Mientras tengo mi mano sobre la suya quiero que se concentre en todo lo que sienta en la mano.

(Aquí, el hipnotizador presiona suavemente, casi en forma imperceptible, la mano del sujeto.) Al hacerlo.. . poco a poco tendrá la sensación de que su mano es cada vez más ligera. . . como si no pesara nada en absoluto. Está haciéndose cada vez más ligera.. . más y más ligera. . . ligerísima.

Luego se pregunta al sujeto si siente esta sensación de ligereza. Si dice "No", se repiten las sugestiones una y otra vez. Por otra parte, si dice "Sí", el hipnotizador afloja ligeramente la presión de su propia mano y dice: Ahora siente la mano tan ligera que parece que no pesa nada en absoluto. Se vuelve más ligera y más ligera. . . tan ligera, que de hecho está principiando a levantarse de la mesa. Se está levantando de la mesa. . . como si no pesara nada. Se siente cada vez más ligera. . . arriba. . . arriba. . . arriba.

(Cuando la mano principie a levantarse, el hipnotizador afloja gradualmente la presión de su propia mano y luego la retira por completo.) Prueba del péndulo (péndulo de Chevreul)

Se dibuja un círculo de unas 8 plg (25 cm) sobre una cartulina, con cuatro radios en ángulos rectos respecto a uno y otro. Se ata un anillo al extremo de una cuerda de unas 12 pulgadas (30 cm) de largo. Se sienta frente a la mesa el sujeto que va a ser sometido a la prueba, con la cartulina inmediatamente frente a él. Sostiene la cuerda con el brazo extendido, de manera que el anillo quede oscilando al otro extremo de ésta a unas 3 o 4 plg (7.5 a 10 cm) sobre el 62

centro del círculo. Se le instruye que recorra con la vista todo el rededor de la circunferencia una y otra vez. No debe poner atención alguna al anillo, que principiará a dar vueltas alrededor del círculo, ganando cada vez más velocidad. Luego se le dice al sujeto que recorra con la vista los radios, hacia arriba y hacia abajo, y cuando así lo hace, el anillo cambiará de dirección y se moverá a lo largo de la línea que está recorriendo con la vista. He incluido los detalles de estas pruebas de sugestionabilidad porque ningún libro sobre hipnosis estaría completo sin ellas. En lo personal, las encuentro de muy poco valor práctico y nunca las uso ahora en absoluto. Si un individuo necesita con urgencia un tratamiento hipnótico, me siento inclinado a tratar de inducir la hipnosis sin importar su poca o mucha susceptibilidad y, como por lo general ésta puede aumentarse lo suficiente por medio de una preparación adecuada y con motivación, no se presenta la necesidad de pruebas preliminares. INSTRUCCIONES FINALES ANTES DE LA INDUCCIÓN DEL TRANCE

La inducción de la hipnosis puede hacerse con facilidad en un consultorio ordinario. Se puede emplear un sofá o un sillón cómodo. Ambos tienen sus ventajas y sus desventajas. Al tenderse en un sofá puede estar asociado en la mente del sujeto con la acción de irse a la cama y fomenta la idea de dormir. Por otra parte, un paciente nervioso y aprensivo se sentirá más a gusto en un sillón. Se creerá menos desamparado, ya que puede ponerse de pie con más facilidad que tratándose de un sofá. Sólo es asunto de preferencia personal. Por lo que a mí toca, casi invariablemente empleo un sillón cómodo, lo bastante profundo para que el paciente apoye la cabeza. La habitación debe estar libre de luces intensas y deben tomarse precauciones para evitar la intrusión de ruidos súbitos e inesperados. Si hay necesidad de que el paciente vaya al toilet, deberá atenderse a esto antes de principiar la inducción. Primero que todo, ponga al sujeto lo más cómodo posible y procure que tenga entusiasmo. Siéntelo en un cómodo sillón de brazos o con la cabeza apoyada y las piernas extendidas frente a él, o que se tienda en un sofá con la cabeza sobre una almohada y que relaje todos sus músculos. Es muy curioso que la mayoría de las personas puedan ser hipnotizadas con más facilidad si se les hace extender la cabeza hacia atrás, todo lo que permita su comodidad, en el transcurso de la inducción. Parece que en esta postura especial es más difícil

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la actividad mental, de manera que éste es un punto digno de tomarse en cuenta. Luego háblele en la forma siguiente: Voy a comenzar por decirle tres cosas. Primera, exactamente lo que usted tiene que hacer. Segunda, exactamente lo que estoy haciendo. Y por último, exactamente lo que puede esperar que suceda y cómo se sentirá. Así, nada lo tomará por sorpresa, y sabrá exactamente lo que sucede.

Ahora, lo que en realidad le describa variará, por supuesto, de acuerdo con el método de inducción particular que se proponga emplear. Pero nunca omita este paso, pues hará que su tarea sea mucho más fácil. Por último, recuerde ponerle la mente en reposo con relación a la única cosa que puede ser posible le cause dudas o incertidumbre en cuanto a lo que ha sucedido. Tan pronto como se le cierren los ojos por su propia voluntad, se encontrará en el más ligero de los sueños hipnóticos. No tendrá el menor deseo de abrirlos, y no los abrirá sino hasta que me oiga contar del uno al siete. En esta etapa, usted podrá abrirlos si así lo desea, y lo que es más, no podría impedirlo. Aun cuando yo le dijera que no podría abrirlos, usted los abriría para contradecirme. El hecho real es que no los abrirá hasta que yo le diga que los abra, por la sencilla razón de que no tendrá gana de hacerlo.

Le sorprenderá el número de personas que no creerán que han sido hipnotizadas, sólo porque están convencidas de que podrían abrir los ojos en cualquier momento. Y una vez que esta duda les haya entrado en la mente tendrá muchas dificultades para profundizar más la hipnosis. Antes que pasemos a considerar los varios métodos para la inducción del trance, recordemos la secuencia de eventos mediante los cuales se logra éste y la profundización del trance. 1. Todos los métodos para la inducción del trance apuntan a la restricción gradual de la conciencia, limitando las impresiones sensoriales. 2. Esto se consigue por la fijación de la atención, ya sea sobre un objeto material o sobre un grupo de ideas. 3. Esta restricción sensorial se refuerza a través de la repetición rítmica y monótona de sugestiones.

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4. Con cada sugestión que sea aceptada y ejecutada, la sugestionabilidad del sujeto llega a estar aumentada progresivamente, en ocasiones hasta un enorme grado. A la inversa, cada sugestión que sea rechazada disminuirá marcadamente la sugestionabilidad del sujeto. La mayoría de los métodos de inducción empleados en la actualidad dependen de la sugestión verbal que por lo general, aunque no en forma invariable, se combina con alguna forma de fijación de la vista. Esto último ciertamente que no es esencial, pero tiene la gran ventaja de producir un "cansancio psicológico de los ojos". Cuando se usa la fijación de la vista y se sugiere al sujeto que los ojos se le están fatigando poco a poco, y que sus párpados los siente cada vez más pesados, esto en realidad es cierto. Sus ojos se están cansando, pero cree que el cansancio es producido por las sugestiones que está usted haciendo y no se da cuenta que inicialmente esto se debe al hecho de que está manteniendo la vista en una posición forzada. En consecuencia, acepta estas sugestiones, con el resultado de que su sugestionabilidad resulta aumentada. Por lo tanto, los ojos se le cansan cada vez más, hasta que los cierra. Técnicas para la fijación de la vista

Se le indica al sujeto que fije la vista sobre algún objeto que se encuentre sobre su cabeza y un poco atrás, aproximadamente a unas ocho pulgadas (20 cm) arriba de su línea de visión. Se le dice que continúe mirándolo y no deje que la vista se le desvíe ni un solo momento. Por lo general le informo que esto en sí no producirá la hipnosis, pero lo ayudará a fijar la atención. Como ya he mencionado antes, la inducción resultará mucho más fácil si se procura que tenga la cabeza extendida hacia atrás. En forma alternativa, puede instruírsele que elija un punto en el techo, a su gusto, todavía un poco hacia atrás y que mire hacia él, sin permitir que la vista se le desvíe. Y en otro método de inducción, se le puede indicar que mire a los ojos del hipnotizador.

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CAPITULO 5

Métodos de Inducción del Trance por Fijación de la Vista

Se han descrito tantas técnicas distintas para la inducción de la hipnosis que no sería posible estudiar todas, ni es necesario hacerlo. Para nuestros propósitos, sólo un número relativamente pequeño requiere ser tomado en consideración, por lo que las he incluido en la lista que sigue: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

Fijación de la vista con sugestiones verbales. Relajamiento progresivo. Fijación de la vista con relajamiento progresivo. Fijación de la vista con distracción. Método de mirada directa a los ojos. Método de levitación de la mano, de Erickson. Técnica Erickson de confusión. Método de Whitlow de presión en la carótida. El uso de drogas como coadyuvante para la hipnosis.

De estos métodos, los dos que quizá resulten más fáciles y más satisfactorios cuando primeramente se principia con la hipnosis, son la fijación de la vista con relajamiento progresivo y la fijación de la vista con distracción, por lo que se describirán éstas con bastante detalle. MÉTODO DE FIJACIÓN DE LA VISTA CON SUGESTIONES VERBALES

El sujeto se encuentra tendido sobre un sofá con la cabeza apoyada en una almohada, o cómodamente sentado en un sillón con brazos. Se le instruye que mire hacia arriba y hacia atrás y que fije la vista en un punto del techo de su propia elección. En otra forma, se le indica que mire la punta de un lápiz sostenido a unas ocho pulgadas (20 cm) sobre sus ojos y un poco atrás de él. 66

No importa el punto de fijación que se elija, debe mirar a él constantemente. Si tiene la mirada errante, debe llamársele la atención de inmediato sobre este hecho. Esta fijación de la atención tiende a disminuir todos los demás intereses y estímulos externos. Mientras mira al punto u objeto elegido, se le hacen sugestiones verbales con tranquilidad y monotonía. Resumen del método. Se le dice al sujeto que se relaje por completo. . . que respire tranquilamente, adentro, afuera. . . que mientras lo hace, sentirá que los párpados le comienzan a pesar cada vez más. . . que cuando sienta eso deseará parpadear. . . que puede parpadear todo lo que desee. . . que siente los ojos cada vez más cansados. . . que su parpadeo es cada vez más lento y cada vez mayor. . . que al parpadear siente que se le quieren cerrar los ojos. . . que en ese momento se le cerrarán solos y que se dormirá. Se continúa con estas sugestiones muy despacio, con ritmo y monotonía, hasta que se observe que los ojos parpadean y se cierran, y el sujeto queda sumergido en un sueño hipnótico ligero. Rutina de inducción típica Suéltese. . . todo lo posible. Respire con tranquilidad.. . adentro y afuera. Abandónese. . . suelto y flojo completamente. Poco a poco sentirá que los ojos se le cansan, los siente muy cansados. . . muy cansados. Siente los párpados muy pesados.. . muy pesados.. .. tan pesados. . . que ahora quieren parpadear. . . Luego que desee parpadear. . . parpadee todo lo que guste. Haga todo lo que guste. . . como quiera que le guste. No intente hacer que algo suceda. . . no trate de impedir que suceda. Sólo deje que todo salga a su gusto. Como notará. . . ahora está comenzando a parpadear. Muy pronto . . . esos parpadeos se harán más lentos y mayores. Sus párpados se sentirán tan pesados... y tan cansados. . . que querrán cerrarse. Ya los ojos le están llorando un poco. . . siente mucho, pero mucho sueño. .. y siente los ojos tan pesados y tan cansados. . . que ya los quiere cerrar. Tan pronto como sienta que sus ojos se quieren cerrar. . . déjelos que se cierren solos... y quedará muy profundamente dormido.

(Si los ojos del sujeto comienzan a llorar un poco, de inmediato debe llamar la atención sobre este hecho, y cuando los parpadeos se hagan más lentos y mayores, sus sugestiones deben ser más positivas y con mayor énfasis.) 67

Métodos de Inducción del Trance por Fijación de la Vista

¿Ya ve?... los ojos se le quieren cerrar. . . ahora. Deje que se cierren... ahora se están cerrando….cerrando…cerrándose cada vez más. . . más. . . más. ¡Duerma!

(Al momento de hacer esta sugestión, los ojos del sujeto deben cerrarse de inmediato y permanecerán cerrados. Ha entrado en un sueño hipnótico ligero.) RELAJAMIENTO PROGRESIVO

Este método depende de la inducción de pasividad mental, sin acompañamiento de ninguna técnica de distracción. Por lo general es preferible hacer que el sujeto se acueste en un sofá, de espaldas, con la cabeza apoyada en una almohada. Observe que no se emplea específicamente ningún punto de fijación. En este caso, la fijación de la atención se orienta hacia un grupo limitado de ideas. Resumen del método. Se le indica al sujeto que piense en alguna escena agradable y tranquila. . . que se imagine acostado a la orilla del mar, tomando un baño de sol. . . que mientras lo hace, debe permitir que todos sus músculos se aflojen y se suelten. . . primero los músculos de las pantorrillas. . . luego los muslos. . . que a medida que se suelten, notará una sensación de pesadez en las piernas. . . que se siente muy adormilado y soñoliento. . . que el relajamiento se va extendiendo por todo su cuerpo. . . por su pecho. . . su estómago. . . su cuello. . . sus hombros. . . y sus brazos. . . que mientras eso sucede, se siente cada vez más soñoliento. . . que siente los párpados cada vez más pesados. . . que se le quieren cerrar los ojos. . . que en ese momento se le cerrarán y que se dormirá. Rutina de inducción típica

Mientras se encuentre tendido en el sofá. . . quiero que piense en una escena tranquila y agradable. Imagínese acostado a la orilla del mar... tomando un baño de sol... Puede sentir la arena suave y caliente. . . puede ver el cielo azul. . . puede sentir el calor del sol en el cuerpo. Quiero que deje que todos los músculos de su cuerpo queden sueltos y flojos. Primero, los músculos de los pies y de los tobillos. Aflójelos... suéltelos. . . sueltos y flojos. Ahora ya puede notar una sensación de pesadez en las piernas.

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Suelte las piernas, aflójelas. . . sueltas y flojas. Ahora los músculos de las pantorrillas. Suéltelos... sueltos y flojos. .. deje que se aflojen. Ahora los músculos de los muslos. Suéltelos.. . aflójelos. . . sueltos y flojos. Comienza a sentir las piernas pesadas como plomo. Suelte las piernas. . . pesadas como plomo. . . suéltelas por completo. Mientras lo hace. . . se siente soñoliento. . . muy soñoliento. Se siente completamente en paz. . . con la mente tranquila y feliz. Usted disfruta realmente de esta sensación tan agradable, descansada y soñolienta. Ahora, esa sensación de relajamiento se extiende hacia arriba, sobre todo su cuerpo. Afloje los músculos del estómago... suéltelos... sueltos y flojos. Ahora los músculos del pecho .. . del cuerpo . . . de la espalda. Ahora los músculos de los hombros. . . que queden sueltos y flojos. . . déjelos que se aflojen. Y puede sentir una pesadez en el cuerpo. . . como si lo sintiera tan pesado como si fuera de plomo.. . como si quisiera hundirse. . . más hondo. . . más profundo. . . en la suave y caliente arena. Suelte el cuerpo. . . pesado como plomo. Deje que se hunda cómodamente. . . en la arena. . . mientras se hun de. .. se siente más y más soñoliento. Siente los párpados cada vez más pesados. . . y los ojos cada vez más cansados. Ahora quiere cerrarlos. Tan pronto sienta que se le quieren cerrar los ojos. . . déjelos que se cierren. . . se le cerrarán los ojos, ellos solos. Aflójese. . . aflójese más y más. Puede sentir el calor del sol en el cuerpo. Se siente caliente y cómodo. . . completamente en paz. Y esa agradable sensación de relajamiento ahora se le va extendiendo por el cuello. . . por los hombros. . . por los brazos. Afloje los músculos del cuello. . . suéltelos y aflójelos. . . aflójelos. Ahora los músculos de los brazos.. . suéltelos, que queden sueltos y flojos. Ahora nota una sensación de pesadez en los brazos. Los siente pesados como si fueran de plomo. Suelte los brazos. . . pesados como plomo. . . suéltelos completamente. Mientras lo hace. . . siente los ojos cansados, muy cansados. Tan cansados que se le quieren cerrar. Déjelos que se cierren... por sí solos. Ahora se cierran.. . se cierran. . .se cierran más y más. ¡Duerma!

A medida que el relajamiento se extiende poco a poco por el cuerpo del sujeto, observará que los párpados comienzan a pestañear, primero espasmódicamente y luego con más rapidez, y tan pronto como los haya cerrado, habrá entrado en un estado de trance ligero. Si cierra los ojos, como acontecerá en ocasiones, antes de que usted haya terminado las sugestiones de relajamiento, llame su atención sobre el hecho de que se ha quedado dormido, y continúe con la rutina de sugestiones hasta que el relajamiento de todo el cuerpo sea completo. 69

FIJACIÓN DE LA VISTA CON RELAJAMIENTO PROGRESIVO

Este es el método más útil para inducir la hipnosis, y uno de los dos métodos que usted debe dominar plenamente antes de intentar cualquiera de las técnicas más avanzadas. Este método depende de la concentración de la atención, ya que el sujeto escucha atentamente, en el transcurso de la inducción, lo que el hipnotizador le dice. El sujeto se acuesta en un sofá o se sienta en una silla cómoda, y se le indica que elija un punto del techo, un poco atrás, de manera que mire hacia arriba y hacia atrás. Fija la vista sobre este punto, no debe permitir que la mirada se le desvíe ni un solo momento. Si la desvía, debe llamársele la atención de inmediato sobre este hecho. Resumen del método. Se le indica al sujeto que se relaje por completo. . . que puede notar una sensación de pesadez en los pies y en los tobillos. . . en las piernas y en los muslos. . . que tanto sus tobillos con pies y piernas los comienza a sentir completamente relajados. . . que esa sensación de relajamiento se le está extendiendo por todo el pecho y el cuerpo. . . que a medida que se extiende, comienza a sentir los párpados muy, muy pesados. . . los ojos muy, muy cansados. . . que los músculos del cuello. . . de los hombros. . . y de los brazos están cada vez más y más relajados. . . que se está sintiendo más y más soñoliento, soñoliento. . . que está sintiendo los brazos cada vez más pesados y pesados. . . que siente que los párpados se le están poniendo tan pesados, pesados que están deseando cerrarse. Estas sugestiones se repiten en forma monótona, una y otra vez, hasta que los ojos del sujeto pestañeen y se cierren, y entre en un sueño hipnótico ligero. Entonces puede profundizarse la hipnosis por medio de la inducción de levitación del brazo. Profundización por levitación del brazo. Se le dice al sujeto que se concentre sobre las sensaciones que sentirá en su brazo. . . que comienza a sentir el brazo cada vez más ligero. . . como si no pesara en absoluto. . . que siente como si quisiera elevarse en el aire. . . completamente por cuenta propia. . . que lo siente cada vez más ligero . . . Que siente como si tuviera un globo atado a la muñeca. . . haciéndolo flotar en el aire. . . ligero como una pluma. . . y que mientras eso sucede. . . su sueño es cada vez más profundo. En el momento que se observe el más ligero movimiento hacia arriba en los dedos, debe llamarse de inmediato la atención del sujeto sobre ese hecho, repitiendo con más énfasis las sugestiones. Cuando el brazo se eleva más y más en el aire, se le debe decir que su sueño es cada vez más profundo. Una vez que se haya obtenido un resultado satisfactorio, se hacen sugestiones para aumentar gradualmente la pesadez, hasta que los brazos caigan de nuevo. Las sugestiones para aumentar la pesadez y el movimiento hacia abajo siempre se deben relacionar con la profundización adicional del sueño. Para entonces, es probable que el sujeto haya entrado a un trance de profundidad media. Si el brazo dejara de elevarse y no ocurriera ningún movimiento hacia arriba, levántelo con suavidad por la manga del saco, dos o tres pulgadas sobre el brazo del sillón, continuando 70

sus sugestiones para aumentar la ligereza. No es raro que ese movimiento voluntario pueda convertirse en una respuesta involuntaria en esta forma. Sin embargo, si esto falla después de haber continuado con las sugestiones por unos cinco minutos, el sujeto no profundizará más y habrá permanecido en un estado de trance ligero. En este caso, sería prudente que tratara de profundizar el trance por medio de la inducción de la "pesadez del brazo" (para lo cual se encontrarán instrucciones en la Pág. 99). Esto puede tener éxito con mucha frecuencia. Por último, se debe hacer el intento de probar la profundidad del trance por el grado de analgesia que pueda obtenerse. Rutina de inducción típica Siéntese cómodamente en la silla. Elija un punto en el techo un poco atrás de y mírelo hacia atrás usted y hacia arriba. Mantenga la vista fija en ese punto del techo. Suéltese.. . flojo y relajado. Deje que todos los músculos del cuerpo se aflojen completamente. Respire tranquilamente. . . adentro. . . afuera. Ahora quiero que se concentre en los pies y en los tobillos. Aflójelos. . . suéltelos. . . flojos y sueltos. Principiará a sentir una sensación de pesadez en los pies. Como si se estuvieran volviendo tan pesados como el plomo. Como si quisieran hundirse en el piso. Mantenga la vista fija en el punto del techo. Y mientras lo mira. . . sentirá que los párpados son cada momento más y más pesados.. . de manera que ahora quisieran cerrarse. Tan pronto como sienta que quieren cerrarse. . . déjelos que se cierren. Suéltese completamente. Deje que los músculos de las piernas y los muslos queden completamente sueltos y flojos. Aflójelos. . . suéltelos. . . flojos y sueltos. Mientras se van aflojando. . . sus ojos se cansan cada vez más y más. Están llorando un poco. Pronto, los sentirá tan pesados que querrá cerrarlos. Tan pronto como sienta que se quieren cerrar. . . déjelos que se cierren... que se cierren solos. . . Suéltese completamente. Abandónese por completo a esta sensación tan agradable. . . placentera. .. soñolienta. . . e indolente. Que todo su cuerpo quede suelto y flojo. . . pesada como plomo. Primero los músculos del estómago. . . aflójelos. . . suéltelos. . . sueltos y flojos. Ahora los músculos del pecho. . . del cuerpo. . . y de la espalda. Suéltelos, . . sueltos y flojos. . . relájelos por completo. Y podrá sentir una sensación de pesadez en el cuerpo. Como si todo el cuerpo estuviera tan pesado como el plomo. Como si quisiera hundirse. . . más hondo y más hondo. . . en la silla. Suelte todo el cuerpo. . . pesado como plomo. Que se hunda cómodamente. . . cada vez más hondo. . . en la silla.

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Mientras se hunde. . . siente que los párpados son más y más pesados. Tan pesados. . . tan pesados. . . que se quieren cerrar. Cuando sienta que se quieren cerrar. . . déjelos que se cierren. Y ahora. . . esa sensación de relajamiento se extiende por los músculos del cuello. . . de los hombros. . . y de los brazos. Afloje los músculos del cuello. . . suéltelos. . . sueltos y flojos. Ahora los músculos de los hombros. . . de los brazos. . . suéltelos. . . sueltos y flojos. . . deje que se aflojen por completo. Al aflojarse. . . sentirá una sensación de pesadez en los brazos. Como si los brazos se estuvieran volviendo tan pesados como el plomo. Suelte los brazos. . . pesados como plomo. Relájelos completamente. Y cuando lo haga... siente los párpados tan pesados, tan pesados... sus ojos están cansados. . . muy cansados. . . quieren cerrarse. Quieren cerrarse, ahora. . . se están cerrando. . . cerrándose más y más. ¡Duerma!

El sujeto ha entrado ahora en estado hipnótico ligero. Si como bien puede ser el caso, cierra los ojos, en una etapa anterior, es importante seguir con las sugestiones de relajamiento hasta que estén completas y relacionadas con la profundización adicional del sueño. Profundización por levitación del brazo Abandónese por completo... y respire con tranquilidad... adentro... afuera. Mientras lo hace. .. gradualmente su sueño será más y más profundo. Y en tanto se duerme en un sueño más y más profundo. . . quiero que se concentre en las sensaciones que siente en su brazo y en su mano izquierdos. Sentirá que la mano poco a poco se siente más ligera. Siente como si tuviera un globo atado a la muñeca. . . y como si poco a poco la subiera . . . más alto y más alto . . . alejándola de la silla. Está queriendo subirse. . . en el aire. . . hacia el techo. . . déjela que suba. .. más alto, más alto. Como si fuera un corcho.. . flotando en el agua. Y está flotando. . . en el aire. . . y siente el cuerpo más y más relajado... más y más pesado. . . y poco a poco entra usted en un sueño más y más profundo. Siente la mano izquierda todavía más y más ligera. Elevándose en el aire. . . como si fuera jalada hacia el techo. Cada vez es más ligera, más ligera.. . como si fuera una pluma. Respire hondo. . . y abandónese por completo. Y mientras siente que su mano es cada vez más ligera.. . y se levanta cada vez más en el aire. . . siente que su cuerpo va pesando más y más. . . y usted duerme con un sueño más y más profundo. Ahora siente que todo el brazo, desde el hombro hasta la muñeca, es cada vez más ligero, cada vez pesa menos. Se está levantando del brazo del sillón.. . y va flotando hacia arriba. . . en el aire. Sigue subiendo. . . en el aire. . . sube más, sube más. Déjela que suba. . . más arriba, más arriba. . . más arriba, más todavía. Sube flotando lentamente. . . en el aire. . . y mientras lo hace. . . su sueño es cada vez más y más profundo, más profundo. Para profundizar más por medio de pesadez en el brazo

Ahora sentirá que el brazo está pesando más y más otra vez. Está pesando más y más. . . como una pesa de plomo.

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Ahora va bajando muy despacio.. . otra vez hacia el sillón. Déjelo que baje. . . pesa como plomo. . . que baje. . . más y más. Mientras baja. . . su sueño es aún más y más profundo. Más profundo, más profundo. . . su sueño es cada vez más profundo. El brazo le pesa cada vez más y más. . . pesa como plomo. Ya está bajando ahora. . . hacia la silla. Y mientras baja. . . usted duerme cada vez más profundamente, con un sueño más y más profundo. En el momento que su brazo toque la silla. . . usted estará durmiendo muy profundamente, su sueño es ahora mucho muy profundo.

En este momento, es probable que el sujeto haya entrado en un trance de profundidad media, es posible que en un trance profundo. Puesto que incluso se puede lograr cierto grado de analgesia a profundidad media, el siguiente paso para determinar si el sujeto se ha profundizado es probar la analgesia y el grado hasta el cual ésta puede ser lograda. Determinación de la profundidad mediante la prueba de analgesia. Se obtiene una aguja hipodérmica y se enrollan ambas man gas del sujeto para ponerle los brazos al descubierto. Quiero que se concentre sobre su mano y su brazo izquierdos. Sólo fíjese en las sensaciones que siente en su brazo y mano izquierdos. Si hace lo que le digo. . . comenzará a sentirlos fríos y entumecidos. . . como si los tuviera rodeados de hielo. Imagínese el brazo y la mano. . . totalmente hundidos en hielo. Poco a poco están más y más fríos y entumecidos. . . como si poco a poco ya no sintiera nada. Más y más fríos. . . más y más entumecidos e insensibles. En realidad, tan fríos. . . tan completamente entumecidos e insensibles. .. que no siente nada. . . y no podrá sentir ninguna especie de dolor. El brazo y la mano izquierdos están ahora tan fríos, tan entumecidos y tan insensibles. . . tan fríos, entumecidos e insensibles. . . que no puede sentir ningún dolor en ellos en absoluto.

Antes que nada, el brazo derecho (aquel sobre el cual no se le ha dicho al sujeto que se concentre), se pincha con la aguja y por regla general el sujeto se estremece. A continuación se pincha el brazo izquierdo. Si el sujeto no se mueve ni se estremece y no da ninguna respuesta, entonces se ha producido cierto grado de analgesia y al fin se ha logrado un trance de profundidad media. En este caso, un pinchazo más firme, sin que se obtenga respuesta, establecerá el grado de la analgesia. Si la analgesia es completa, será posible introducir la aguja más deliberadamente en la piel, sin la más ligera prueba de que se haya producido algún dolor. En este caso, se ha logrado un trance bastante profundo. Por otra parte, si el sujeto muestra que ha sentido dolor, o bien deben continuarse las sugestiones de analgesia o, si éstas fallan, y no producen 73

ningún resultado, se debe hacer el intento de profundizar el trance por otros medios. Si, a pesar de estas medidas, es obvio que aún se siente el dolor, entonces no se habrá producido ninguna analgesia y el sujeto pudo sólo haber entrado en un trance ligero. Una vez que se han terminado las pruebas, nunca deberá olvidar eliminar la analgesia antes de despertar al sujeto. Su brazo y mano izquierdos están volviendo a ser completamente normales otra vez. Los siente más calientes. . . el entumecimiento está desapareciendo. . . y las sensaciones están regresando al brazo y a la mano. Ahora vuelve a sentir otra vez. . . podrá sentir otra vez el dolor en forma completamente normal. Ahora su brazo y mano izquierdos son por completo normales. Para despertar al sujeto Ahora, en unos cuantos momentos. . . cuando cuente hasta siete abrirá los ojos y despertará por completo. Se sentirá mucho mejor por este sueño profundo y refrescante. Se sentirá por completo descansado. . . tanto mental como físicamente. . . completamente calmado y recuperado. . . sin la más ligera sensación de somnolencia o de cansancio. Y la siguiente vez. . . no sólo podrá dormir con más rapidez y facili dad. . . sino que podrá dormir mucho más profundamente. En realidad, cada vez. . . su sueño será más y más profundo. Uno... dos... tres... cuatro... cinco... seis... ¡siete!

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CAPITULO 6

Inducción por Fijación de la Vista (Continuación)

FIJACIÓN DE LA VISTA CON DISTRACCIÓN

Este es un método de inducción que he empleado y enseñado con éxito durante un periodo de 25 años. Es de confianza y es rápido y, siempre que la mente del sujeto haya sido adecuadamente preparada, rara vez toma de 2 a 3 min como máximo para lograr un cierre de ojos espontáneo. El principio del cual depende es exactamente lo inverso del implicado en el último método que hemos considerado, ya que la pasividad de la mente se logra a través de la distracción de la mente del sujeto, del verdadero proceso de inducción. Esto se logra proporcionándole una sencilla tarea mental para que la ejecute, la cual ocupará por completo su mente consciente, haciendo así más accesible su mente inconsciente. En tanto se encuentra ocupado con esta tarea, se hacen calmadamente las sugestiones de cansancio y pesadez crecientes de los párpados, pero se le indica que trate de no escuchar lo que está diciendo el hipnotizador. Aún oirá lo que se le dice, pero deberá hacer todo lo posible por ignorarlo y concentrarse por completo en la tarea mental que le ha sido impuesta. Después de prolongadas pruebas de muchas formas distintas de lograr la distracción necesaria, he encontrado que la tarea mental más efectiva es una modificación del método de contar usado por primera vez por Loewenfeld hacia fines del siglo pasado. Acostumbraba pedir a sus sujetos que principiaran a contar del 1 al 100, lenta y rítmicamente. Precedía lo anterior con un corto periodo de fijación visual, pero aunque lo seguía con las sugestiones verbales, nunca intentaba inducir ni cansancio ni el cierre de los ojos. Sólo apuntaba a una sensación general de lasitud y somnolencia. Yo hago uso del mismo principio, pero en una forma por completo distinta. Principio por pedir a mis sujetos que empiecen a contar en forma regresiva desde el 300, lenta y rítmicamente, hasta que me oigan dar la orden de que

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se detengan. No cuentan en voz alta. Sólo cuentan mentalmente para sí mismos. Les indico que no necesitan ser exactos al contar. Por ejemplo, si cometen un error al contar, y habiendo llegado, digamos, al 277 y en forma accidental siguen con el 275, no se les molesta para que corrijan la equivocación, sino que se les deja que continúen con el 274. Lo importante es que continúen contando con regularidad y monotonía, como los golpes de un metrónomo. En forma deliberada he fijado 300 como punto de partida de la cuenta regresiva, ya que esto exige algo más de concentración que contando en la manera normal del 1 al 100. Sin embargo, con frecuencia este último método lo encuentro útil en el caso de jóvenes de poca edad. Si desea ensayar el propósito logrado por esta cuenta, cierre los ojos y principie a contar en forma regresiva a partir del 300 por 1 min o 2. Luego hágase esta sencilla pregunta: "¿mientras contaba, en cuantas otras cosas estaba pensando?" No en muchas, diría. Y aun cuando sucediera que usted sea uno de esos individuos raros que pueden pensar en otras cosas al mismo tiempo, también la solución sería fácil, ya que sólo le diría que comenzando por el 300, restara 7 unidades en forma consecutiva hasta que le dijera que se detuviera. Creo que estará de acuerdo que sería muy excepcional que pudiera poner atención a muchas otras cosas en tanto hacía eso. Hasta ahora, nunca he tenido que adoptar este curso de acción, ya que he encontrado que la cuenta regresiva desde el 300 invariablemente tiene éxito. Siempre que se distrae en esta forma a la mente consciente, la inconsciente siempre resulta más accesible. Las sugestiones son aceptadas con más facilidad y, en consecuencia, actúan con más rapidez y efectividad. Resumen del método. El sujeto se tiende cómodamente de espaldas en un sillón de brazos adecuado, con la cabeza apoyada, se le dice que se relaje en todo lo posible. Prefiero situarme a su lado izquierdo, un poco atrás y casi fuera de su vista. Sostengo un lápiz o una pluma a unas 8 plg (20 cm) por arriba de su línea de visión, de tal modo que se vea obligado a mirar a ella hacia arriba y hacia atrás. Esto basta para mantener sus ojos en una posición un tanto forzada. En tanto mira a la punta del lápiz o de la pluma, se le dan instrucciones para que principie a contar en forma regresiva, mentalmente, desde el 300 y que lo siga haciendo hasta que se le diga que se detenga. En tanto está ocupado en contar, se le dice suavemente que comienza a sentir los ojos mucho muy cansados. . . que los párpados son cada vez más pesados. . . que en ese momento tiene deseos de parpadear. . . que deje que parpadeen todo lo que quieran. . . y, mientras tanto. . . sentirá los ojos cada vez más pesados. . . y como si quisieran cerrarse. . . completamente por sí solos. Observo los ojos con mucha atención, y en el momento que noto que están reaccionando a estas sugestiones y principian a mostrar señales de que van a cerrarse, le digo que duerma. Al recibir esta sugestión, que se expresa con voz firme y enfáticamente, por lo general cierra los ojos de inmediato y permanecen cerrados, entrando el sujeto a un estado de hipnosis ligera.

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Profundización por pesadez del brazo

Por lo general inicio el proceso de profundización con una secuencia de relajamiento progresivo. Sin embargo, esto no es una característica esencial de esta técnica en particular y puede omitirse si así se desea. En lo personal, la considero como una adición valiosa. Pero, en vez de intentar la levitación del brazo, como en la primera etapa en la profundización de la hipnosis, prefiero efectuarla induciendo una sensación de pesadez del brazo. Coloco el brazo izquierdo del sujeto sobre el brazo de la silla y lo toco con suavidad desde el hombro hasta la muñeca. Luego se le dice que el brazo se le está volviendo cada vez más pesado. . . ..que puede sentir cómo se oprime con más fuerza en el brazo de la silla. . . ..que esta sensación de pesadez aumenta con cada toque de mi mano. . . que, en pocos minutos, sentirá su brazo tan pesado que, si lo tomo por la muñeca. . . y luego lo suelto. . . caerá pesadamente sobre su regazo. . . como algo muy pesado. . . y que mientras cae pesadamente sobre su regazo. . . su sueño será cada vez más y más profundo. Mientras le digo que su brazo se está apretando cada vez con más fuerza contra el brazo de la silla, aumento imperceptiblemente la presión de mi mano al tocar su brazo. Si esto se hace en forma al que el sujeto no lo note, se agrega mucha fuerza a la sugestión. Una vez que se ha tomado el brazo por la muñeca y se ha soltado de manera que caiga pesadamente sobre el regazo, se elimina la pesadez tocando nuevamente el brazo y sugiriendo que se está volviendo completamente normal. Rutina de inducción típica Quiero que se recline cómodamente en la silla. Mire hacia arriba y hacia atrás, a la punta del lápiz. ¿Puede verlo? i Bien! No deje que sus ojos se separen de ella ni un solo momento. Ahora empieza a contar desde 300 para atrás. Mentalmente, para usted mismo. . . no en voz alta. Siga contando. . . lenta y rítmicamente. . . siga contando hasta que le diga que se detenga. Trate de no escucharme. . . en todo lo que le sea posible. Todavía escuchará todo lo que le digo. . . pero trate de no escuchar. Usted siga contando. Suéltese por completo. . . suelto y flojo. Respire con tranquilidad. . . hacia adentro. . . hacia afuera. Mientras respira con tranquilidad... adentro... afuera... puede notar que va sintiendo los ojos más y más cansados. Puede sentir que le lloran un poco. . . puede notar que la punta del lápiz se ve un poco borrosa. Ya está comenzando a sentir los párpados muy pesados, mucho muy pesados y cansados. Ahora quiere parpadear. Tan pronto como empiecen a parpadear. . . déjelos parpadear todo lo que quieran. ¡Vea! Ahora están comenzando a parpadear. Deje que todo suceda. . . no trate de hacer que suceda. . . no trate de impedir que suceda. Que sea todo lo que sea. Ahora su parpadeo es más lento. . . más pesado. Al parpadear. . . sentirá sus ojos cada vez más cansados. Tan cansados que siente que se quieren cerrar.

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Tan pronto como sienta que se quieren cerrar. . . déjelos que se cierren. . . deje que se cierren. . . que se cierren solos.

Deberá observar atentamente los ojos del sujeto, durante todo el periodo de inducción. La oportunidad es de la mayor importancia posible. Por ejemplo, tan pronto como note que los parpadeos individuales le están casi cerrando los ojos, debe llamar la atención del sujeto hacia esto de inmediato, y continuar la inducción en un tono más autoritario: Sus párpados están cada vez más pesados. Están queriendo cerrarse, ahora. Déjelos que se cierren.. . que se cierren más y más. ¡Duérmase ¡

Si esta última sugestión se ha sincronizado correctamente, los ojos del sujeto se cerrarán de inmediato y permanecerán cerrados. Duerma muy profundamente. . . suéltese por completo. . . entréguese por completo a la sensación tan agradable de flojedad y somnolencia. Deje de contar, ahora. Sólo duerma. . . duerma muy, muy profundamente.

En ocasiones, parece ser casi imposible inducir algo más que un leve temblor de los párpados, que obstinadamente se rehúsan a cerrarse. Parece que ningún movimiento hacia abajo puede iniciarse en ellos para facilitar el que por fin se cierren. En tales casos, continúo mis sugestiones por un par de minutos y observo la aparición de una mirada fija, más bien que “distante” en los ojos del sujeto. Tan pronto como descubro esto, separo los dedos índice y medio de mi mano izquierda y los llevo a los ojos del sujeto, quien los cierra instintivamente. Cuando lo hace, le digo con firmeza "¡Duérmase!", y sus ojos invariablemente permanecerán cerrados. Antes de profundizar la hipnosis por la inducción de la pesadez del miembro, ahora prefiero producir un relajamiento completo de todo el cuerpo, continuamente etapa por etapa relacionando cada serie de sugestiones con la profundización gradual del sueño. No sólo se logra este relajamiento en una forma más fácil y completa en el estado hipnótico ligero que en el de vigilia, sino que no hay duda de que se vuelve progresivamente más completo, el sujeto tiende a dormirse con un sueño más profundo.

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Profundización por relajamiento progresivo Ahora una sensación de relajamiento completo se le está extendiendo por todo el cuerpo. Deje que los músculos de los pies y de los tobillos se aflojen por completo. Suéltelos. . . suéltelos y aflójelos. Ahora los músculos de la pantorrilla. Que se suelten y que se aflojen. . . permita que se aflojen. Ahora los músculos de los muslos. Aflójelos. . . suéltelos. . . sueltos y flojos. A medida que los músculos de las piernas y de las caderas se vayan aflo jando por completo. . . notará una sensación de pesadez en las piernas. Como si las piernas se le estuvieran poniendo tan pesadas como plomo. Nada más afloje las piernas. . . están pesadas como plomo. Suéltelas por completo. Y en tanto lo hace. . . su sueño es cada vez más profundo. Esa sensación de relajamiento ahora se va extendiendo hacia arriba. . . por todo el cuerpo. Suelte los músculos del estómago. . . suéltelos. . . sueltos y flojos. Ahora, los músculos del pecho. . . del cuerpo. . . y de la espalda. Suéltelos todos. . . suéltelos y aflójelos.. . deje que se aflojen. Y en tanto lo hace. . . puede notar una sensación de pesadez en el cuer po. . . como si el cuerpo se le estuviera poniendo tan pesado como el plomo. Como si se quisiera hundir. . . cada vez más. . . en la silla. Suelte el cuerpo. . . pesado como el plomo. Húndase cómodamente. . . más y más. . . en la silla. Y en tanto lo hace. . . gradualmente irá entrando en un sueño cada vez más y más profundo. Entréguese por completo. . . a esta sensación tan agradable. . . tan descansada. . . tan soñolienta. Y ahora, esta sensación de relajamiento se le va extendiendo por los músculos del cuello. . . de los hombros... y de los brazos. Deje que se le aflojen los músculos del cuello. . . especialmente los músculos de atrás del cuello. Aflójelos. . . suéltelos. . . sueltos y flojos. Ahora, los músculos de los hombros. Deje que se suelten y aflojen. . . deje que se relajen. Ahora, los músculos de los brazos. Deje que se suelten y aflojen. . . que se suelten y aflojen. Y al hacerlo. . . notará una sensación de pesadez en los brazos. Como si los brazos se le estuvieran poniendo tan pesados como el plomo. Suelte los brazos.. . están pesados como el plomo. Y en tanto lo hace. . . su sueño es cada vez más profundo. . . más profundo. . . más profundo.

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Y esta sensación de completo descanso se va extendiendo. . . y le penetra por todo el cuerpo. . . Ahora sí ha entrado en un sueño mucho muy profundo, muy profundo. Está tan profundamente dormido. . . que todo lo que diga va a suceder. . . sucederá. . . exactamente como lo diga. Y todas las sensaciones que yo diga que usted tendrá. . . las tendrá. . . exactamente como se las diga. Ahora, duerma, duerma profundamente. Tiene un sueño cada vez más profundo. . . un sueño cada vez más profundo.

Ya ahora, el sujeto debe estar firmemente establecido en el estado hipnótico y pueden emplearse técnicas posteriores para la profundización. Profundización por inducción de pesadez en el brazo Ahora voy a colocar su brazo en el brazo de la silla. Y voy a tocarlo suavemente. . . desde el hombro hasta la muñeca. Cuando lo toque. . . comenzará a notar una sensación de pesadez en su brazo. Esa sensación de pesadez va aumentando. . . cada vez que lo toco con mi mano. Está comenzando a sentir más pesado el brazo. . . mucho más pesado. . . tan pesado como el plomo. Puede notar que se aprieta cada vez más contra el brazo de la silla.

(Al decir esto, usted deberá aumentar imperceptiblemente la presión de su propia mano al tocar el brazo.) Y en unos momentos. . . sentirá el brazo tan pesado. . . pero tan pesado que, cuando yo lo tome de la muñeca. . . y lo suelte. . . caerá lánguidamente sobre sus piernas. . . como si fuera un pedazo de plomo. Y cuando caiga lánguidamente. . . sobre sus piernas. . . su sueño será todavía más profundo, más profundo.

Ahora, levante el brazo del sujeto tomándole de la muñeca y suéltelo. Caerá pesadamente sobre las rodillas. Vuelva a colocarlo sobre el brazo de la silla y proceda a regresarlo a lo normal, eliminando la sensación de pesadez que ha inducido. Esto subraya una regla importantísima que nunca debe dejar de cumplir cuando practique la hipnosis: durante la hipnosis, sin importar el efecto que se produzca, sea que se trate de pesadez o de rigidez de un miembro, o de analgesia —en especial ésta última— nunca debe olvidar eliminarla y restaurar la normalidad antes de despertar al sujeto.

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Ahora usted ha entrado en un sueño mucho más profundo. Y cuando le toque el brazo en dirección contraria no notará que está regresando a lo normal. . . y ahora lo siente exactamente igual que su otro brazo. Y cuando eso suceda. . . su sueño será mucho más profundo. . . mucho más profundo.

Con esto concluye la primera etapa del proceso de profundización. Si considera que las perspectivas son favorables, ahora puede proceder a profundizar más la hipnosis, o puede encontrar que es preferible dejar eso para la próxima sesión. Por lo general, yo tomo esta decisión observando atentamente el grado y la facilidad con que el sujeto obedeció a las sugestiones. Si los resultados se han obtenido con facilidad, procedo con las técnicas para una mayor profundización, tales como la inducción de respuestas graduadas, las cuales serán descritas en un capítulo posterior. Por otra parte, si se ha experimentado alguna dificultad, despierto al sujeto, dándole la sugestión posthipnótica de que en la siguiente ocasión se dormirá con más facilidad y más profundamente. Para despertar al sujeto Dentro de un momento. . . cuando cuente hasta siete. . . abrirá los ojos y estará completamente despierto otra vez. Despertará sintiéndose muchísimo mejor, como resultado de este sueño, profundo y reparador. Se sentirá completamente descansado.. . tanto de la mente como del cuerpo. .. completamente tranquilo y compuesto. . . sin la más ligera sensación de somnolencia o cansancio. Y para la siguiente vez. . . no sólo podrá disfrutar más profundamente de este sueño más pronto y con más facilidad. . . sino que también podrá dormir más profundamente. En verdad. . . su sueño será cada vez más y más profundo. Uno. . . dos. . . tres. . . cuatro. . . cinco. . . seis. . . ¡siete!

Después de despertar al sujeto siempre discuto con él las sensaciones que en realidad haya experimentado durante la inducción. Esto hace que no sólo pueda yo tranquilizar su mente con relación a cua-lesquier dudas que haya tenido, sino que también me informa de cualesquier sensaciones que haya experimentado distintas a las que le sugerí. Tomo nota cuidadosamente de éstas como sugestiones adicionales para la siguiente inducción. Este proceso se conoce como método de retroalimentación, y con frecuencia puede facilitar mucho la inducción y profundización de la hipnosis. 81

VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LOS MÉTODOS DE INDUCCIÓN DEL TRANCE POR MEDIO DEL RELAJAMIENTO PROGRESIVO Y DE LA FIJACIÓN DE LA VISTA

Aun cuando se han descrito muchos métodos distintos para la inducción del trance, es probable que encuentre que comienza por primera vez a emplear la hipnosis, quizá estos dos métodos sean los más útiles de adoptar como procedimientos estandarizados. En efecto, usted debe llegar a ser competente en ambos, ya que siempre es un error estar limitado a un sólo método. Ambos tienen sus ventajas y sus desventajas, la elección de cuál decida usar como su método estándar debe depender, en última instancia, de su experiencia y de su preferencia personal. No se puede nunca describir o incluso recomendar un solo método como el mejor para inducir la hipnosis, ya que los resultados variarán mucho con los distintos operadores. Lo de más importancia es entender los principios que fundamentan los diversos métodos de inducción del trance para así poder tomar una decisión en cada caso particular, con la debida atención a las consideraciones que siguen: 1. El método debe adaptarse a su propia personalidad. 2. También debe adaptarse a la personalidad del sujeto. Pero recuerde, no importa el método que finalmente adopte como su técnica favorita, todavía deberá estar preparado para variarlo cuando la ocasión lo exija. Ciertamente fallará con muchos de sus pacientes si, por decirlo así, la hipnosis se "saca de una gaveta", lista para usarse. Por otra parte, pocos pacientes presentarán muchas dificultades, siempre que la hipnosis esté diseñada para satisfacer sus requisitos individuales. Después de una experiencia de 25 años, no es de sorprender que mi propia preferencia sea por el método de inducción de fijación de la vista y distracción, seguido por las técnicas de profundización que se describirán después, y las que gradualmente he desarrollado y modificado durante todo ese periodo. Pero si bien lo aplico en la mayoría de mis casos, todavía hay ocasiones en las que fallaría por completo si no estuviera preparado para variarlo. No existe la más ligera duda en mi mente de que siempre que se tenga que tratar con un paciente muy nervioso, ansioso y aprensivo, el método de relajamiento progresivo por medio de la fijación de la vista es el mejor para una inducción inicial de la hipnosis. Yo mismo lo adopto

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Inducción por Fijación de la Vista (Continuación)

siempre en esas circunstancias en particular. También en ocasiones lo encuentro útil como medio de introducir la hipnosis a un paciente que de otra forma se aterrorizaría ante la idea de aceptar la hipnosis como tratamiento médico. En tales casos, no digo nada al paciente, sino que habiendo obtenido el permiso de los parientes para intentar la hipnosis, procedo a enseñarle la técnica para el relajamiento completo únicamente. No le hago sugestiones respecto a cansancio de la vista o para que cierre los ojos, pero cuando sus párpados comienzan a temblar, como en forma invariable sucederá, tranquilamente digo al paciente que si siente que se le quieren cerrar los ojos, que los cierre. Cuando después le revelo el hecho de que ha ocurrido en realidad un ligero estado de hipnosis, el paciente está siempre tan animado, que no hay mayor dificultad en proseguir con el tratamiento hipnótico ortodoxo. Pero incluso cuando empleo este método, nunca inicio el proceso de profundización intentando la levitación del brazo. Desde luego prefiero proceder con mi propia rutina estandarizada de profundización, mediante la inducción de respuestas graduadas, principiando con la pesadez del brazo. Notará la forma en que se pueden combinar ventajosamente en esta forma las características más útiles de uno o dos métodos distintos para adaptarlos a las circunstancias individuales. Mis propias razones para creer que el método de fijación de la vista con distracción ofrece ciertas ventajas materiales en la mayoría de los casos, se pueden resumir brevemente como sigue: 1. Ahorra tiempo. Es un método de inducción rápido y eficiente, obteniéndose por lo general el cierre espontáneo de los ojos en dos o tres minutos. El sujeto entra al estado hipnótico casi antes que se dé cuenta. Parece que la hipnosis ligera siempre se induce con más rapidez y facilidad cuando el sujeto no tiene que concen trar la atención en las sugestiones que se le hacen. Su mente cons ciente se distrae del verdadero proceso de inducción mediante la téc nica de contar. En consecuencia, critica menos lo que se le dice y en esta forma se siente inclinado a aceptar las sugestiones con más prontitud y facilidad. 2. En la primera etapa de profundización de la hipnosis, es mucho más fácil inducir la pesadez del brazo, ya que la tendencia natural del brazo a caer, debida a la fuerza de la gravedad, aumenta mucho el poder de la inducción. No es tan seguro que tenga éxito la levitación del brazo, y en ocasiones no puede producirse en absoluto. El fracaso siempre es un

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inconveniente y, por lo menos, disminuye temporalmente la susceptibilidad del sujeto a los procedimientos alternos de profundización. Incluso si se tiene éxito, puesto que el brazo tiene que elevarse en oposición a la fuerza de gravedad, es natural que el efecto tome más tiempo para producirse. Sin embargo, debe admitirse que cuando tiene éxito la levitación del brazo, falta todavía mucho para convencer al sujeto de que ha sido hipnotizado, puesto que algo ha ocurrido en desacuerdo con sus experiencias normales, y el aumento de profundidad que sigue por lo general es mayor. A pesar de esta ventaja obvia, me parece que ya que por lo general se puede alcanzar una profundidad equivalente sin dificul tad como resultado de técnicas subsecuentes, la inducción de la pesadez en el brazo, que no sólo es más probable que logre éxito sino que también se puede lograr en una forma más rápida y fácil, tiene mucho a su favor. 3. La completa incapacidad de predecir la ocurrencia y grado de la analgesia inducida, en mi opinión, es inadecuada como prueba de la profundidad en el curso de las inducciones de rutina. En ocasiones se pueden lograr grados considerables de analgesia en la hipnosis de profundidad media, en otras, no se puede producir ninguna analgesia en absoluto hasta que se ha presentado la hipnosis profunda o incluso el sonambulismo. He visto a un sonámbulo completo en quien no se pudo obtener ningún grado apreciable de alguna analgesia, a pesar del hecho de que se obtuvieron todos los fenómenos concebibles con facilidad. En consecuencia, siempre existe el peligro de que si falla esta prueba en particular, disminuirá la susceptibilidad de muchos sujetos a un grado tal que se encontrará difícil, si no es que imposible, lograr la profundidad que de otra forma se hubiera alcanzado. EL MÉTODO DE MIRADA DIRECTA A LOS OJOS

Este es un método de inducción que considero útil sólo en ciertas circunstancias especiales. Si bien tiende indudablemente a producir una forma de hipnosis un tanto más profunda que facilita una profundización mayor, en mi opinión es demasiado autoritaria, y sólo por esta razón nunca recomiendo su uso como procedimiento de rutina. Se apoya demasiado en el factor prestigio y el sujeto está propenso a creer que está siendo dominado por el hipnotizador, ambas características indeseables que es preferible evitar.

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Lo reservo para las raras ocasiones cuando las reacciones del sujeto a otros métodos de inducción indican claramente que es probable que su personalidad sólo responda al método dominante. Por otra parte, si encuentro que un sujeto para el cual es imposible aceptar el hecho de que realmente ha sido hipnotizado, lo que por fortuna rara vez sucede, recurro en ocasiones a cierta forma de reto, indicando al sujeto que resista todo lo que más pueda las sugestiones de dormirse, y que mientras más esfuerzos haga para mantener los ojos abiertos más pronto se le cerrarán. Si bien esto nunca falla en tener convicción, no aconsejaría que se intentara a menos que se haya logrado mucha confianza y experiencia. Resumen del método. El hipnotizador toma asiento frente al sujeto con el cuerpo ligeramente inclinado hacia adelante. Toma las manos del sujeto y le dice que le mire a los ojos desde una distancia de aproximadamente 60 cm. Como esto implica el riesgo de que el hipnotizador, si es indebidamente susceptible, sea el primero en sucumbir, por lo general es aconsejable que no mire al sujeto directamente a los ojos, sino que dirija su mirada al puente de la nariz. Será incapaz de notar la diferencia. Durante la inducción, en el caso que resulten cansados los ojos del hipnotizador, o si se siente un poco soñoliento, en forma deliberada debe cerrar con los dedos los ojos del sujeto, en tanto simultáneamente cierra los suyos para proporcionarles un poco de descanso. Es por completo seguro hacer esto, ya que el sujeto nunca se dará cuenta de que esto no constituye una parte esencial de la técnica. Después de unos momentos, el hipnotizador puede abrir de nuevo los ojos del sujeto, reasumiendo su mirada fija. Mientras se le mantienen los ojos fijos en esta forma, se hace el mismo tipo de sugestiones verbales de relajamiento, somnolencia, pesadez en los párpados y que cierre los ojos, como en las técnicas ya descritas. Este no es un método de inducción particularmente difícil, pero su éxito depende de la propia estabilidad para mantener la vista sin parpadear el tiempo suficiente para que los ojos del sujeto se cierren. Pueden entrenarse los ojos para esta técnica mirando con fijeza la punta de un lápiz colocado a unos 45 cm de los ojos. La práctica aumentará mucho el tiempo que pueden mantenerse abiertos antes que principien a llorar o a parpadear.

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CAPITULO 7

Método de Erickson de Levitación de la Mano y Otros Métodos de Inducción: Inducción Mediante Drogas MÉTODO DE ERICKSON DE LEVITACIÓN DE LA MANO

Este procedimiento fue originalmente ideado por Erickson en 1923, mientras experimentaba con sugestiones que condujeran a la escritura automática como técnica indirecta de inducción del trance para sujetos espontáneos. Aun cuando tiene éxito, resulta una técnica de inducción demasiado lenta y laboriosa en la mayoría de casos. En consecuencia, se sugirió al sujeto que en vez. de escribir, se limitara a mover la punta del lápiz hacia arriba y hacia abajo sobre el papel, o de un lado a otro. Erickson pronto se dio cuenta de que salían sobrando el lápiz y el papel y que la actividad ideo-motora era la principal .consideración, y logró inducir un estado sonámbulo al cambiarla por una sencilla técnica de "levitación de la mano". La descripción y análisis completos que siguen de la hipnosis por medio de la levitación de la mano es la dada por Wolberg en su libro Medical Hypnosis, Vol. I. Es probable que sea la mejor técnica de inducción, ya que no sólo permite que el sujeto por sí mismo tenga una mayor participación en la verdadera inducción, sino que también le permite tomar su propio tiempo para dormirse. Resumen del método. Se le dice al sujeto que se siente cómodamente en un sillón y que coloque las manos, con las palmas hacia abajo, sobre sus muslos. Se le indica que mire fijamente sus manos y que concentre su atención en las sensaciones que pueda percibir en ellas. Se le dice que, aunque sus manos parecen estar inmóviles, hay ciertos movimientos en ellas. Se le informa que muy pronto se moverá uno de los dedos o los pulgares; tan pronto como esto ocurra, se dirige su atención hacia ese hecho, se le dice que poco a poco aumentará el espacio entre los dedos y que éstos principiarán a separarse, despacio, pero con certeza. Cuando se vea que esto sucede se cambian las sugestiones a las de aumentar

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gradualmente la ligereza de los dedos y de la mano. Se le informa que los dedos están comenzando a elevarse de la pierna —que están subiendo lentamente— que el brazo y la mano están flotando en el aire y subiendo hacia arriba, hacia arriba, hacia arriba. A continuación, cuando el brazo y la mano hayan llegado al nivel de la cara, se le dice que su mano está cambiando de dirección y que ahora se siente atraída hacia su cara. En cuanto la mano se le aproxime a la cara, se le indica que principia a sentirse muy, muy soñoliento, que siente los párpados sumamente cansados y cada vez mucho muy pesados, y que tan pronto como la mano toque su cara caerá en un sueño profundo, profundo, muy profundo. La hipnosis puede profundizarse más por medio de cualesquier otras técnicas estándar. Rutina de inducción típica Siéntese cómodamente en el sillón. Relájese. Coloque las manos, con las palmas hacia abajo, sobre los muslos. Fije la vista en sus manos . . . y obsérvelas con mucho cuidado . . . con mucho cuidado. Y en tanto usted se relaja así . . . notará que están sucediendo ciertas cosas . . . que no había notado antes. Yo se las iré indicando. Ahora, quiero que se concentre en todas las sensaciones, en todo lo que sienta en las manos . . . no importa de lo que se trate. Quizá empiece a palpar la textura de la tela de sus pantalones . . . al apoyar las manos en los muslos. Puede notar el calor de su mano sobre su pierna . . . o puede sentir un poco de temblor en su mano. No importa cuáles sean las sensaciones . . . quiero que las observe con mucho cuidado. Siga, observando su mano. Parece que está completamente inmóvil. . . y descansando en una posición. Sin embargo, hay ciertos movimientos . . . aunque todavía no se noten. Siga observando su mano. No deje que su atención se separe de ella. Sólo espere a ver cuál es el movimiento que se manifiesta por sí mismo.

La atención del sujeto está ahora firmemente fija en su mano y siente curiosidad por lo que vaya a suceder. Las sensaciones tales como las que es normal que cualquiera sienta se le han sugerido como posibilidades. Ningún intento se ha hecho para forzar en él ninguna sugestión: lo que observa lo considera como producto de su propia experiencia. La idea es inducirlo a responder a las sugestiones del hipnotizador, como si también ellas fueran parte de su propia experiencia. Se ha hecho un intento

87 Método de Erickson de

Levitación de la Mano y Otros Métodos de . . .

sutil para establecer en su mente un eslabón entre sus propias sensaciones y las palabras que se le dicen. En esta forma, este eslabonamiento, en una etapa posterior, hará que las palabras o mandatos tiendan a producir otras sensaciones o acciones. A menos que aquí exista una resistencia consciente de parte del sujeto, se presentarán ligeras contracciones o sacudidas en uno de los dedos o en la mano. Tan pronto como esto suceda, debe dirigirse la atención del sujeto sobre ese hecho y debe indicársele que es probable que el movimiento aumente. Cualquier otro movimiento de las piernas o del cuerpo, o cualesquier alteraciones en la respiración, también deberán ser comentados. Este eslabonamiento de las reacciones del sujeto con las observaciones del hipnotizador hará que se forme una asociación entre las dos en la mente del sujeto. Será interesante ver cuál de sus dedos se mueve primero. Puede ser cualquier dedo . . . o incluso puede ser el pulgar. Pero uno de sus dedos tendrá una contracción o se moverá. Usted no sabe cuál de ellos ... ni siquiera en qué mano. Yo tampoco lo sé ... pero siga observando . . . pronto descubrirá que se mueve uno de ellos. Quizá uno de la mano derecha. ¡Vea! Su pulgar se contrajo y se movió . . . justo como le dije. Y ahora observará que algo muy interesante está comenzando a suceder. Notará que los espacios entre los dedos comienzan a ser más grandes. Los dedos se van separando lentamente . . . y ahora verá que los espacios van a ser cada vez más y más grandes. Se moverán los dedos separándose lentamente . . . cada vez más .. . cada vez más .. . cada vez más. Poco a poco los espacios se hacen más grandes . . . más grandes . . . más grandes.

Ésta es la primera sugestión a la cual se espera que responda el sujeto. Si los dedos se separan se debe a que el sujeto está respondiendo a la sugestión. Sin embargo, el hipnotizador continúa hablando, como si fuera algo que hubiera tenido lugar en el curso natural de los eventos. Ahora, quiero que observe cuidadosamente lo que está ocurriendo. Sus dedos querrán levantarse lentamente de su pierna. Como si quisieran elevarse . . . más arriba . . . más arriba . . . más arriba.

(El índice del sujeto principia a levantarse ligeramente.) ¡Ya lo ve! Ya su índice está principiando a levantarse. En tanto lo hace . . . todos los demás dedos querrán seguirlo. Hacia arriba . . . hacia arriba . . . hacia arriba. Se van elevando lentamente en el aire.

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(Los demás dedos principian a elevarse.) Al elevarse los demás dedos . . . siente que toda la mano es cada vez más ligera y más ligera. Tan ligera . . . que pronto toda la mano se estará elevando en el aire. Como si la sintiera tan ligera como una pluma . . . exactamente como una pluma. Como si un globo la estuviera levantando lentamente en el aire. Se levanta . . . se levanta . . . más . . . más . . .más. Sigue subiendo . . .más alto . . . más alto . . . más alto. Su mano está siendo cada vez más ligera y más ligera. De verdad, mucho muy ligera.

(La mano principia a elevarse.) Cuando observe que su mano se levanta . . . sentirá que todo el brazo empieza a sentirse cada vez más y más ligero. Está queriendo elevarse en el aire. Observe ahora que su brazo se está elevando . . . arriba . . . arriba . . . arriba . .. un poco más arriba . . . y más arriba . . . y más arriba.

(Ahora el brazo se ha elevado unos quince centímetros sobre el muslo y el sujeto lo observa atentamente.) Continúe observando su mano y su brazo . . . en tanto se levanta en el aire. En tanto se levanta . . . principiará a sentirse cansado y soñoliento. Observe lo cansados y soñolientos que están su ojos. A medida que su brazo continúa subiendo . . . se sentirá más cansado y relajado . . mucho muy soñoliento . . . en verdad mucho muy soñoliento. Siente los ojos cada vez más pesados, muy pesados . . . y los párpados se le quieren cerrar. A medida que su brazo se levanta . . .más alto y más alto . . . usted deseará sentirse cada vez más descansado. Deseará disfrutar de esta sensación tan agradable . . . tan descansada. . . tan soñolienta. Abandónese. Entréguese por completo a esta sensación tan agradable . . . tan descansada . . . tan soñolienta.

Obsérvese la forma en que al cumplir una sugestión el sujeto, se usa su respuesta para reforzar y facilitar la sugestión siguiente. En cuanto su brazo se levanta, se le sugiere por inferencia que estará soñoliento debido a que su brazo se está elevando. Este es todavía otro ejemplo del importante principio de asociación, que ya hemos considerado con anterioridad (Pág. 56). Su brazo se está levantando . . . arriba . .. arriba. Más arriba . . . más arriba . . . y más arriba. Y usted se está sintiendo muy soñoliento . . . de verdad con mucho sueño. Los párpados los siente cada vez más pesados. . . más pesados.

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Su respiración está siendo cada vez más lenta . . . y más profunda. Respire despacio y profundamente . . . hacia adentro . . . y hacia afuera .. . hacia adentro . . . y hacia afuera.

(El brazo del sujeto está ahora extendido frente a él. Sus ojos principian a parpadear, y su respiración es profunda y regular.) En tanto sigue observando su brazo y su mano . . . se siente cada vez con más sueño . . . y más y más descansado. Y ahora notará que su mano está cambiando de dirección. El codo principia a doblarse . . . y la mano está comenzando a moverse . .. acercándose más y más a su cara. Siente la mano como si estuviera siendo atraída con fuerza a su cara. Su mano se está moviendo . . .despacio pero con seguridad . .. hacia su cara. Y en tanto se acerca más y más . . . usted se siente cada vez con más sueño . . . y pronto dormirá muy profundamente. Más cerca y más cerca . . . más y más sueño . . . más soñoliento y más soñoliento. Aunque usted siente más y más sueño . . . no se dormirá sino hasta que su mano toque su cara. Pero cuando su mano toque su cara . . . entrará inmediatamente en un sueño profundo, profundo.

Se le pide al sujeto que tome el tiempo que le plazca para dormirse; en consecuencia, cuando su mano toca su cara y cierra en realidad los ojos, queda perfectamente convencido de que en verdad se ha dormido. La asociación constante de la levitación de la mano con las técnicas para la inducción del sueño, hace que continúen reforzándose una a la otra. Cuando por fin cierre los ojos el sujeto, habrá entrado en un trance, en la producción del cual él, él .mismo, habrá participado. En esta forma es mucho menos probable que niegue que haya estado en trance. Ahora su mano está cambiando de dirección. Se está acercando más y más a su cara. Está sintiendo los párpados cada vez más pesados. Siente más sueño . . . mucho sueño .. . mucho más sueño.

(Ahora la mano del sujeto se está acercando a su cara, y parpadea con más frecuencia.) Siente los ojos cada vez más pesados .. . más pesados. Su mano se está acercando más y más a su cara. Se siente muy soñoliento . . . cada vez más soñoliento . . . más y más 90

cansado. Ahora siente que se le quieren cerrar los ojos ... se cierran ... se cierran. Cuando la mano toque su cara. . . se cerrarán inmediatamente. Se dormirá con un sueño muy profundo, mucho muy profundo. Mucho sueño . . . mucho sueño . . . más y más sueño . . . muy, muy cansado. Comienza a sentir los párpados como si fueran tan pesados como el plomo. La mano se le está acercando cada vez más a su cara. Está acercándose . . . está más cerca . . . muy cerca de su cara. En el momento que se toque la cara .. . caerá en un sueño muy profundo, mucho muy profundo.

(La mano del sujeto toca su cara y sus ojos se cierran.) ¡Duérmase! ¡Duérmase! ¡Duerma muy profundamente! Mientras duerme . . . se sentirá mucho muy cansado . . . y suelto. Abandónese .. . descanse completamente. No piense en nada sino en dormir . . . ¡dormir/, ¡dormir!, ¡dormir!

Observaciones sobre el método de levitación de la mano. Se habrá observado que no se ha hecho ningún intento de hacer al sujeto ninguna sugestión durante las primeras etapas. Se le sugirieron, como posibilidades, sensaciones que casi cualquiera podría experimentar. En consecuencia, a medida que las observa, las considera como producto de su propia experiencia, y esto lo hace más propenso a responder a las sugestiones del hipnotizador, como si también ellas fueran parte de su propia experiencia. La primera verdadera sugestión se hace cuando se le dice que sus dedos se están comenzando a separar y, si se separan, entonces estará respondiendo definitivamente a la sugestión. Cuando se le dice que a medida que su mano se le está acercando a la cara se sentirá cada vez más soñoliento, en realidad se le está pidiendo que fije su propio paso para dormirse. En esta forma, cuando su mano llega a tocar su cara, sentirá que está dormido, a su entera satisfacción, y entonces es mucho menos probable que niegue el hecho de que en verdad ha sido hipnotizado. Hay pocas dudas de que el sujeto que haya sido hipnotizado por primera vez con este método logre una hipnosis profunda con más facilidad que la que hubiera alcanzado si se hubiera usado cualquier otro método de inducción. Sin embargo, este método tiene la grave desventaja de ser mucho más difícil y más tardado que cualquiera de los métodos acostumbrados.

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Una vez iniciado, debe continuarse con él hasta que se levante finalmente el brazo, aun cuando se requiera una hora o más para lograrlo. Más aún, es muy probable que falle, a menos que el hipnotizador haya tenido una gran experiencia técnica. Definitivamente es un método para el experto y, con él, puede resultar ser uno de los métodos más valiosos de todos, ya que cuando se logra éxito se presta en forma admirable a las técnicas analíticas más avanzadas. Sin embargo, el estudiante serio de la hipnosis, debe estar bien prevenido de evitarlo hasta que haya adquirido mucha experiencia y confianza, ya que el fracaso haría que fuera inevitable que hiciera al sujeto más difícil de hipnotizar por cualquier procedimiento alterno. TÉCNICA CONFUSIONISTA DE ERÍCKSON Este procedimiento puede ser útil en extremo para vencer la resistencia inconsciente en un sujeto que conscientemente desea ser hipnotizado. También puede ser usado para inducir la hipnosis cuando el sujeto ignora que se va a emplear la hipnosis. Originalmente, el método fue ideado y usado para propósitos de "regresión de la edad", pero después se encontró que era aplicable para la inducción de la hipnosis y de otros fenómenos hipnóticos. Su principal objeto es crear una situación en la cual el sujeto nunca esté seguro si en realidad está cooperando o no y, bajo estas circunstancias, sus defensas resultan ineficaces. Principalmente es una técnica verbal basada en tres principales dispositivos: 1. Juego de palabras. Erickson cita el ejemplo que sigue: "vaya a la valla baya, vaya". Esto lo puede comprender con facilidad el que lee, no el que escucha, quien, en consecuencia, se esfuerza en vano por encontrarle algún significado. Antes que pueda rechazarlo, se hace otro enunciado para retener su atención. En forma similar, dos palabras, con significados opuestos, pueden emplearse correctamente para describir el mismo objeto: "si queda una mano en un accidente, le queda una mano". 2. Alteraciones en los tiempos gramaticales. Esto hace que el sujeto esté siempre tratando de encontrar el significado que se intenta. Por ejemplo: "Hoy es hoy, pero fue el futuro de ayer, aun cuando será el fue de mañana. Como se notará, en este caso se usa el pasado, el presente y el futuro en conexión con la realidad de hoy. 3. Empleo de despropósitos. Cada uno de éstos, tomado fuera del contexto, parece ser una comunicación buena y sensata. Tomados en el contexto son confusos, distraen y son inhibidores, y conducen a un

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deseo y necesidad crecientes, de parte del sujeto, para recibir alguna comunicación que pueda entender con facilidad y a la cual pueda responder. Cuando se usan las técnicas confusionistas, el operador debe mantener una actitud casual pero interesada y debe hablar con seriedad y atención, como si esperara que el sujeto comprendiera con exactitud lo que se dice. Los tiempos gramaticales deben cambiarse cuidadosa y constantemente, manteniendo un flujo constante en el lenguaje. Se debe dar al sujeto un poco de tiempo para responder, pero nunca el suficiente para reaccionar por completo antes de que se presente la idea siguiente. En consecuencia, resulta tan confundido y frustrado que siente cada vez más la necesidad de una comunicación clara a la cual pueda contestar. Las técnicas de confusión son prolongadas y de procedimientos muy complejos, pero una vez que se dominan pueden conducir a una rápida y fácil inducción del trance bajo las condiciones más desfavorables. Se requiere una gran cantidad de destreza y experiencia y no son recomendables para el principiante (Erickson presenta una fascinante relación de ellas en el American Journal of Clinical Hypnosis). Si se emplean en conjunción con la levitación de la mano, el operador hace una serie de enunciados contradictorios en forma tal que el sujeto crea que se está diciendo algo sensato y preciso. Pero todavía no se le da tiempo suficiente para que se dé cuenta de lo ilógicas que son las sugestiones: Su mano derecha se está elevando en el aire . . . y su mano izquierda se está apretando contra el brazo del sillón. Deje que su mano izquierda se eleve en el aire . . . y que su mano derecha se oprima contra el brazo del sillón. Sus dos manos están apretando el brazo del sillón. Ahora una mano se está elevando en el aire. . . y la otra se está apretando contra el brazo del sillón. Su mano derecha se está elevando en el aire . . . y su mano izquierda se está apretando contra el sillón . . . (La sugestión original.)

Confundido por estas rápidas instrucciones en conflicto, es probable que el sujeto desesperadamente acepte y obedezca la primera sugestión positiva que lo haga escapar de este dilema. MÉTODO DE PRESIÓN EN LA ARTERIA CARÓTIDA DE WHITLOW

Este rápido método de inducción fue primeramente descrito por el Dr. Joseph Whitlow. Con la cabeza del sujeto apoyada por la mano izquierda, se 93

presiona el pulgar y el índice derechos contra el nervio vago y la arteria carótida a cada lado del cuello; al mismo tiempo se hacen sugestiones de que se cerrarán los ojos y que el sujeto se dormirá. La presión, que nunca deberá mantenerse por más de 10 o 15 segundos, se afloja tan pronto como se relaje el sujeto, y permanece en estado de hipnosis. El Dr. Whitlow afirma haber hipnotizado con éxito a veintenas de pacientes con este método, que también es popular entre los hipnotizadores treatrales debido a sus rápidos y dramáticos efectos. Sin embargo, con mucha razón, nunca ha recibido la aprobación profesional o el apoyo nacional debido a que con facilidad implica serios riesgos y peligros. Se puede presentar un serio daño al cerebro, por falta de sangre o incluso puede ocurrir la muerte, si la presión sobre el vago y las carótidas se mantiene demasiado tiempo. EL USO DE DROGAS COMO ADJUNTO DE LA HIPNOSIS

Se han utilizado muchas drogas para facilitar la inducción o la profundización de la hipnosis en sujetos difíciles, pero los resultados han sido tanto variables como impredecibles. Los barbitúricos intravenosos parecen ser prometedores, ya que suelen ser usados para lograr la liberación del material emocional. Sin embargo, su acción en este respecto puede o no relacionarse con la hipnosis, la cual puede ser utilizada por derecho propio para producir abreacciones similares. La tiopentona (Pentotal), aplicada intravenosamente, es útil en ocasiones pero suele defraudar; esto es desafortunado, ya que sólo drogas de acción corta de este tipo pueden administrarse con seguridad a pacientes no hospitalizados. La administración oral de amilobarbitona de sodio (Amital Sódico), de 6 a 9 granos, o de pentobarbitona sódica (Nembutal), 3 granos, unos 30 minutos antes de la inducción de la hipnosis en ocasiones puede ser de ayuda; pero estas son drogas de acción prolongada y debe permitirse suficiente tiempo después de su uso para que se produzcan efectos en el paciente. Recientemente se ha informado, sin embargo, que la administración de tabletas de Valium, 2 mg o 5 mg tres veces al día, en el día anterior al tratamiento, seguidos por una tableta de 5 mg media hora antes de asistir a cirugía dental, parece facilitar la inducción de la hipnosis en pacientes dentales inquietos y aprensivos.

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CAPITULO 8

Profundización del Estado de Trance La exacta profundidad del trance que cualquier sujeto individual logra después de tres o cuatro inducciones sucesivas, y después de que se han intentado todos los métodos de profundización, es probable que permanezca igual. Una vez que se alcanza esta profundidad, el sujeto no tiende a variar o alterarla mucho, a menos que se encuentre emocionalmente alterado. En consecuencia, si después de varias sesiones sólo se ha logrado que el sujeto entre a un estado de trance ligero, es poco probable que una mayor preparación en hipnosis lo convierta en un sujeto de trance profundo. Desde luego, existen excepciones a esta regla, pero sólo para propósitos médicos y dentales ordinarios se puede tomar como generalmente aplicable. Después de la primera inducción exitosa, una vez que se han cerrado los ojos del sujeto y éste ha entrado en un estado hipnótico ligero, el siguiente objetivo es profundizar gradualmente el trance todo lo que sea posible. Hay muchas formas de lograr esto, pero me propongo limitarme sólo a dar descripciones de las que es probable que resulten más útiles en la práctica clínica de rutina. MÉTODOS PARA PROFUNDIZAR EL TRANCE

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Por sugestión directa. Relacionando la profundidad con la actuación. Mediante técnicas de recuento y respiración. Por la inducción de respuestas graduadas. Mediante técnicas de 'visualización' (ver Cap. 9). Por el método 'fraccionador' de Vogt (ver Cap. 9). Por el método de 'disociación' (ver Cap. 9).

De estos métodos, sólo los primeros cinco necesitan ser empleados normalmente como procedimientos rutinarios. El método de Vogt puede resultar muy útil en casos obstinados, pero el método de disociación no carece totalmente de riesgos y quizá sea mejor dejarlo para el psiquiatra.

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La Hipnosis en Medicina y Odontología

En especial, los dos primeros métodos ya han sido incorporados en la mayoría de inducciones de trance típicas que se han descrito. 1. Profundización por sugestión directa

Durante el curso de la inducción del trance se sugiere continuamente al sujeto, repitiéndolo una y otra vez que está entrando en un sueño cada vez más profundo. Ciertamente, la repetición a intervalos de las palabras 'un sueño cada vez más profundo' y 'un sueño más y más profundo', tienen una fuerte influencia para obtener la respuesta deseada. La sugestión posthipnótica, la cual obedecerá el sujeto después de haber sido despertado, también puede hacerse para desempeñar un papel principal. La próxima vez . . . no sólo se dormirá profundamente con más rapidez. . . sino que su sueño será más y más profundo . . . mucho más profundo que éste.

Yo siempre doy esta sugestión en particular al final de cada sesión, antes de despertar al sujeto. 2. Profundización relacionando la profundidad con la actuación

Se le dice repetidamente al sujeto que relacione la ejecución de algo que en realidad está sucediéndole durante el estado hipnótico para profundizar más el trance. En forma similar, cualquier sensación que experimente puede relacionarse igualmente a un aumento en la profundidad. Cuando su brazo caiga suelto sobre sus piernas. . . estará cayendo en un sueño muy profundo, en un sueño muy profundo. Cuando su mano flote en el aire. . . su sueño será cada vez más profundo y más profundo. A medida que se sienta más y más suelto . . . irá usted entrando en un sueño cada vez más profundo, más profundo.

Ya he señalado la importancia de asociar en esta forma la sugestión de algo que usted quiera que suceda con algo que realmente está aconteciendo en el momento. 96

Profundización del Estado de Trance

3. Profundización mediante técnicas de contar y respirar

La eficiencia de estos métodos de profundización en particular puede incrementarse mucho si primero le explica al sujeto las razones por las cuales va a aumentar su profundidad. Aunque ninguno de nosotros normalmente nos damos cuenta, cada vez que exhalamos el aire en nuestra vida diaria tendemos a relajarnos. Quizá le guste intentar esto usted mismo. Haga una inspiración profunda . . . llene el pecho. . . reténgala hasta que le diga 'suéltelo'. Ahora, quiero que observe la tensión de sus músculos del pecho ... la tensión en sus hombros y parte superior de los brazos. Y quiero que ponga especial atención en cómo... en el momento en que yo diga 'suéltelo' . . . toda esa tensión desaparece inmediatamente... y usted tiende a hundirse blandamente en la silla. Ahora .. . 'suéltelo'.

Por lo general, el sujeto encuentra muy convincente esta sencilla demostración y facilita mucho los procedimientos que usted intente emplear. Existe cierto número de variaciones en las técnicas de contar y respirar, y aun cuando se considera por lo general que sólo una sencilla cuenta es suficiente, como procedimiento de rutina prefiero una combinación de las dos, en la cual se le dice al sujeto que, mientras el hipnotizador cuenta lentamente del uno al cinco, el hará cinco respiraciones muy profundas, y que cada vez que exhale el aire —lenta y deliberadamente— sentirá que cada vez se siente más profundamente relajado y que le entra un sueño cada vez más y más profundo. Voy a contar despacio hasta cinco . . . y mientras lo hago . . . usted respirará profundamente cinco veces. Con cada respiración profunda que usted haga . . . cada vez que suelte el aire :. . se sentirá cada vez más descansado . . . y su sueño será más y más profundo. Uno . . . Respire hondo, hondo . . . cada vez más y más descansado ... y su sueño será más y más profundo. Dos . . . Respire mucho muy hondo . . . más y más descansado ... y el sueño es mucho, mucho más profundo. Tres . . . Respire más y más hondo . . . está cada vez más y más descansado . . . más y más profundamente dormido. Cuatro . . . Respire muy, muy profundamente .. . más y más totalmente relajado y descansado . . . el sueño es todavía más y más profundo. Cinco . . . De verdad, una respiración mucho muy profunda . . . más y más totalmente descansado. . . más y más profundamente dormido. Cinco.. De verdad, una respiración mucho más profunda… más y más totalmente descansado… más y más profundamente dormido.

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Esto no sólo es un método eficaz de profundizar el trance, sino que en el grado hasta el cual sean aumentados los esfuerzos respiratorios del sujeto, proporcionará una orientación útil respecto al grado hasta el cual está respondiendo a la sugestión. Este procedimiento suele ser seguido muy efectivamente por una modificación de las sugestiones dadas al sujeto en primer lugar, como sigue: Una vez más . . . quiero que haga otra respiración muy profunda . . . llene el pecho . . . y manténgalo así hasta que yo diga . . . 'suéltelo'. Entonces... suelte el aire lo más rápidamente posible... y cuando lo haga... sentirá que se hunde lánguidamente en la silla . . . y se sentirá el doble de descansado de lo que está ahora ... y aumentará al doble la profundidad de su sueño. Ahora, haga esa respiración muy profunda . . . llene el pecho . . . retenga el aire . . . (pausa de 15 segundos) . . . reténgalo. . . (pausa de 15 segundos) . . .Reténgalo . . . (pausa de 20 a 30 segundos) Suéltelo.

Es difícil que alguna vez esto falle para lograr una significativa profundización del trance, y en muchos casos observará que el sujeto se hunde en la silla y su cabeza cae hacia un lado o hacia el frente, indicando un aumento considerable en el relajamiento y en la consiguiente profundización del trance. El sujeto que ha sido instruido en la autohipnosis (Págs. 209-215), se le puede enseñar con facilidad a profundizar su trance autoinducido, empleando la misma técnica, sólo que en este caso se le instruye que haga la misma respiración profunda, pero que la retenga todo lo que pueda y luego que suelte el aire lo más rápidamente posible. 4. Profundización por la inducción de respuestas graduadas

Este método implica la profundización de la hipnosis mediante la aplicación de pruebas graduadas, cada una de ellas siendo un poco más difícil que la última. Una respuesta exitosa a cada una de ellas aumentará, a su vez, progresivamente la sugestionabilidad del sujeto y preparará el camino para la siguiente. Hay siete principales respuestas que pueden ser sugeridas en forma consecutiva, cada una de las cuales es un tanto más complicada y difícil de cumplir que la anterior, y el sujeto que responde sucesivamente a cada una de ellas en verdad ha logrado un estado de trance medio, y con frecuencia un trance profundo o incluso sonambulístico. En mi ex

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periencia, ha resultado ser uno de los métodos más valiosos y satisfactorios para la profundización progresiva del trance. Sin embargo, de estas siete pruebas, rara vez empleo las dos que implican un reto directo, las cuales siempre tienden a reactivar la actividad consciente. 1. La inducción de pesadez de un miembro. 2. La inducción de catalepsia en un miembro. 3. La inducción de catalepsia en los párpados. 4. La inducción de rigidez en un miembro. 5. La inhibición de los movimientos voluntarios. 6. La inducción de movimientos automáticos. 7. Inducción de sueños. 1. La inducción de pesadez de un miembro Se coloca el brazo del sujeto sobre el brazo de la silla y se le pasa suavemente la mano desde el hombro hasta la muñeca. Se le dice que poco a poco lo irá sintiendo cada vez más pesado, y que ahora, al tomarlo por la muñeca y luego soltarlo, caerá flojamente sobre sus piernas, como si se tratara de una pesa de plomo. Voy a colocar su brazo sobre el brazo de la silla. Voy a tocarlo suavemente . . . desde el hombro hasta la muñeca. A medida que lo toque . . . principiará a notar una sensación de pesadez en el brazo. Esa sensación de pesadez va aumentando... con cada toque de mi mano. Está principiando a sentir el brazo más pesado . . . y más pesado . . . tan pesado como el plomo. Puede sentir que se aprieta con más firmeza en el brazo de la silla.

(Al decir esto, usted debe aumentar imperceptiblemente la presión de su propia mano, al tocar su brazo.) En unos cuantos momentos . . . sentirá el brazo tan pesado, pero tan pesado . . . que cuando lo tome por la muñeca . . .y lo suelte . . . caerá flojamente sobre sus piernas . . . como si se tratara de una pesa de plomo. Y cuando caiga flojamente. . . sobre sus piernas . . . le entrará un sueño muy profundo, muy profundo.

A continuación se levanta por la muñeca el brazo del sujeto y se suelta —caerá pesadamente sobre sus rodillas—. Entonces debe volverse a colocar el brazo sobre el brazo de la silla y se vuelve a lo normal tocándolo con suavidad en dirección opuesta. Ahora usted se ha dormido con un sueño mucho más profundo. Y cuando yo toque su brazo en dirección opuesta. . . notará que todas las

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sensaciones de pesadez están dejando su brazo. Está regresando a lo normal. . . y lo siente exactamente igual que su otro brazo. A medida que eso suceda . . . su sueño será cada vez más y más profundo.

Esta restauración de la normalidad es un paso importante que nunca debe olvidarse, bajo ningunas circunstancias. 2. La inducción de catalepsia en un miembro Se levanta el brazo del sujeto sobre la cabeza de éste y se le dice que está cesando toda sensación de pesadez y que lo siente cada vez más ligero, como si no pesara en absoluto. Se le dice que cuando se le suelte el brazo éste no va a caer sobre sus piernas, sino que quedará exactamente en donde está, sin que él haga el menor esfuerzo para mantenerlo ahí. Ya no siente pesado el brazo. En realidad... lo comienza a sentir cada vez más ligero. Tan ligero como una pluma . . . como si no pesara nada en absoluto. Y cuando le suelte la muñeca... su brazo ya no caerá . . . sobre sus piernas. Querrá permanecer exactamente en donde está . . . exactamente en donde lo dejé. Ya no caerá . . . permanecerá exactamente en donde está . . . sin que usted tenga que hacer el más ligero esfuerzo para mantenerlo ahí.

Al soltar la muñeca del sujeto, su brazo permanecerá en el aire. Este estado cataléptico puede comprobarse tomando el otro brazo el cual, sin ninguna otra sugestión, es probable que permanezca en cualquier posición que se coloque. Incluso si tiende a caer, uno o dos ligeros tirones hacia arriba bastarán para situarlo. Esto, desde luego, es un ejemplo de sugestiones no habladas. A continuación se colocan ambos brazos sobre los brazos de la silla y se vuelven a la normalidad. Otra vez sus brazos vuelven a ser completamente normales. Las sensaciones de ligereza y de falta de peso han desaparecido por completo... y sus brazos son ahora totalmente normales. Y usted duerme ahora con un sueño mucho, muy profundo.

En vez de comprobar la catalepsia utilizando el otro brazo, todavía puede lograrse una mayor profundización sugiriendo que el brazo levantado se está

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Profundización del Estado de Trance

volviendo gradualmente cada vez más pesado, y que peco a poco vuelve a apoyarse en el brazo de la silla, en tanto que el sujeto se hunde en un sueño cada vez más profundo. Ahora su brazo está siendo cada vez más pesado. Y al sentirlo más pesado... y más pesado.. . poco a poco se aprieta más contra el brazo de la silla. Y en el momento en que su brazo toque el brazo de la silla ... su sueño será más y más profundo.

Se continúan estas sugestiones hasta que se vea que el brazo se aprieta contra el brazo de la silla. A continuación se restaura la normalidad en la forma recién descrita. 3. Inducción de catalepsia en los párpados Si bien la obtención de esta respuesta por lo general facilitará los procedimientos adicionales de profundización, el fracaso, que es probable que ocurra, sin duda hará que éstos sean mucho más difíciles. La catalepsia de los párpados es sumamente impredecible. En buenos sujetos, puede ser una de las primeras y más convincentes señales de que se ha producido la hipnosis y suele ser inducida con éxito después del cerramiento de los ojos. El sujeto acepta en forma natural esto como prueba de que en realidad ha ocurrido algo. En consecuencia, aumenta su susceptibilidad y aceptará con más facilidad las sugestiones para una mayor profundización de su hipnosis. Sin embargo, debe señalarse que, en sujetos de este calibre, es probable que rara vez sea esencial el fenómeno para la exitosa inducción de la hipnosis de mayor profundidad. En otros casos, se encontrará que es imposible lograr esta respuesta sino hasta después que el sujeto haya entrado en un trance profundo, y el dejar de hacerlo en una etapa inicial disminuirá inevitablemente la sugestionabilidad del sujeto y hará que sea difícil, si no es que imposible, una mayor profundización. Esto constituye una grave desventaja que, en mi opinión, hace que sea totalmente inadecuada como procedimiento de rutina, pues el reto directo que implica siempre vuelve a despertar cierto grado de actividad consciente. Sólo la empleo cuando estoy convencido de que sólo se logrará una mayor profundidad cuando haya persuadido al sujeto de lo genuino de la hipnosis,

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estableciendo mi autoridad. Esto, desde luego, sólo se puede lograr retando con éxito a su habilidad para que ejecute determinada acción desafiando mi mandato. Se le dice al sujeto que tiene los ojos tan herméticamente cerrados que siente que tiene pegados los párpados. . . que le será imposible abrirlos. . . a pesar de todos los esfuerzos que haga, hasta que se le ordene que los abra. . . y que mientras más esfuerzos haga por abrirlos, más herméticamente se le cerrarán. Observe que esta última frase vuelve en contra del mismo sujeto los esfuerzos que haga para resistir a la sugestión, y ayuda a derrotar cualesquier intentos que pueda hacer. También es útil, cuando se da esta orden, presionar con firmeza con una mano la frente del sujeto. Esto parece que aumenta mucho su fuerza. Ahora tiene los ojos tan herméticamente cerrados . . . que siente como si los párpados estuvieran pegados firmemente. Tan herméticamente cerrados . . . tan completamente pegados . . . que le será imposible abrirlos, sino hasta que yo le ordene que los abra. Mientras más esfuerzos haga por abrirlos . . . ¡más fuertemente se le cerrarán!

(Ahora presione firmemente con su mano la frente del sujeto.) ¡Le es imposible abrir los ojos! ¡No le es posible abrirlos! Mientras más esfuerzos haga….¡Más se le cerrarán! Ahora, trate de abrir los ojos. ¡Ya lo ve! ¡No es posible que pueda abrirlos!

En el caso de que el sujeto de señales de poder abrir los ojos, dígale con presteza, ‘¡Ábralos ahora! Ya vio lo difícil que fue. La siguiente vez será todavía más difícil.’ Trate siempre de hacerlo admitir que experimentó cierta dificultad. La efectividad de este procedimiento puede aumentarse con frecuencia si principia presionando con suavidad la parte superior de la cabeza con la punta de un dedo. A continuación dígale: Ahora quiero que se imagine que tiene un dolor . . . exactamente en el lugar de su cabeza en donde he puesto el dedo. Con los ojos todavía cerrados . . . quiero que mire hacia arriba, por detrás de sus párpados cerrados . . . y mire fijamente hacia arriba y hacia atrás, hacia el sitio en donde siente el dolor. No permita que su mirada se desvíe de ahí ni un solo momento . . . y se dará cuenta de que tiene los ojos herméticamente cerrados . . . etc.

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Si usted mismo intenta hacer esto en estado de vigilia, encontrará lo difícil que es abrir los ojos en tanto los mantenga mirando hacia arriba y hacia atrás. Esto se debe a que los músculos de los ojos se mantienen en una posición tal que les es prácticamente imposible levantar los párpados. Por supuesto que el sujeto atribuye esta incapacidad únicamente al efecto de la sugestión hipnótica. Como método alterno y más 'permisivo' para lograr la catalepsia de los párpados, puede instruir al sujeto que finja que tiene los párpados tan herméticamente cerrados que, en tanto continúe fingiendo, le permitirá quedar tan completamente relajado que encontrará que le es imposible abrirlos. Quiero que finja que tiene los ojos tan herméticamente cerrados que no le es posible abrirlos. Y en tanto continúe fingiendo .. . mantendrá relajados los músculos de los ojos cada vez más y más . . . más completamente. Deje que todos los músculos de alrededor de sus ojos se aflojen más... y más . . . y más . . . hasta que estén tan completamente flojos que mientras continúe fingiendo que no puede abrirlos . .. le será imposible hacerlo. Si intenta abrirlos . . . encontrará que sencillamente no responden. Sencillamente no se abrirán. Si logra abrirlos . . . ello significará que ha dejado de fingir. . .y no ha permitido descansar a los músculos de sus ojos completamente. Lo que quiero que haga. . . es que los tenga tan descansados que sencillamente no se abran. Después de todo ... un músculo flojo y descansado no funciona.. .de manera que en tanto siga fingiendo . . . y en verdad mantenga flojos los músculos de los ojos . . . sencillamente no se abrirán. Así pues, siga fingiendo... y aflójelos más y más. Y en el momento en que esté seguro de que los tiene tan flojos que no podrán abrirse. . . quiero que lo pruebe usted mismo. Vea... puede arrugar la frente . . . puede levantar las cejas ... pero no puede abrir los ojos.

Con mucha frecuencia, estas sugestiones actuarán en el estado de vigilia, de manera que apenas puede sorprender que suelan ser efectivas bajo hipnosis, y que faciliten la profundización del trance. 4. Inducción de rigidez en un miembro Se extiende horizontalmente el brazo del sujeto a nivel del hombro y se le indica que lo mantenga extendido, tieso y rígido, con la palma de la mano vuelta hacia el techo. Luego se le toca el brazo con suavidad desde el hombro hasta la muñeca y se le dice que a cada momento se le vuelva más 103

tieso y cada vez más rígido, que lo está sintiendo exactamente como una barra de acero, de manera que no es posible que lo flexione por el codo, sino hasta que cuente tres. A medida que le toco el brazo . . . sentirá que se está poniendo más recto y rígido. La rigidez va aumentando . . . cada vez que lo toco con la mano. Puede sentir que todos sus músculos se estiran ... extendiéndole el brazo . . . está más tieso y más tirante . . . con cada toque de mi mano . . . hasta que comience a sentirse tan recto y rígido como una barra de acero . . . desde el hombro hasta la muñeca. Ahora, quiero que se concentre en una barra de acero. Imagínese mentalmente una barra de acero. En tanto lo hace... sentirá que su brazo se está poniendo tan recto y rígido como esa barra de acero. Como si la articulación del codo estuviera firmemente unida. Como si no existiera esa articulación en absoluto. De manera que me será imposible doblarle el brazo por el codo. .. sino sólo cuando cuente hasta 'tres'. Mientras más esfuerzo haga por doblarlo... se pondrá más recto y más rígido. Pero en el momento que yo cuente hasta 'tres' . . . toda esa rigidez desaparecerá inmediatamente... y su brazo se podrá doblar con toda facilidad . . . y al doblarse . . . caerá usted de inmediato en un sueño muy profundo, muy profundo. Recto y tieso. . . ¡como una barra de acero!

Ya para entonces, por lo general encontrará que el brazo está tan recto y rígido que será completamente incapaz de flexionarlo, aun cuando aplique una fuerza considerable. Una vez que haya hecho esta prueba, cuente hasta tres, y observará que la rigidez desaparece súbitamente, en ocasiones con una clara contracción. Se puede hacer mucho para asegurar el éxito de esta respuesta procurando que se mantenga el brazo absolutamente recto y rígido, en primer lugar, antes de principiar a tocarlo y de sugerir la rigidez. También es de importancia ver que la palma de la mano esté vuelta hacia el techo. Algunas autoridades, Weitzenhoffer, por ejemplo, siempre usa un reto directo al sujeto después de inducir la rigidez del brazo, fundado en que si el trance no es lo bastante profundo para hacer esta sugestión efectiva, es preferible comenzar todo otra vez de preferencia empleando un método distinto. No he encontrado la necesidad de hacer

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esto. Quizá la redacción precisa de la sugestión —'Será imposible que yo lo doble'— actúe como un reto disimulado, ya que la prueba subsecuente convence al sujeto de que no puede ser doblado, y las técnicas posteriores de profundización suelen tener éxito, al grado de producir sonambulismo en ocasiones. Evitando en esta forma un reto directo que no sólo disminuye el riesgo de un fracaso, sino que también previene la reactivación innecesaria de la mente consciente del sujeto. 5. Inhibición de los movimientos voluntarios Igual que en el caso de la catalepsia de los párpados, el éxito de esta respuesta en la profundización de la hipnosis depende de un reto directo al sujeto. Por las razones ya indicadas, creo que también se debe evitar su uso como procedimiento rutinario para la profundización, y reservarlo sólo para circunstancias especiales. A medida que se hace más profundo el estado hipnótico, el sujeto es cada vez tan susceptible a las sugestiones que perderá el control sobre varios grupos de músculos voluntarios. Al principio tenderán a ser afectados pequeños grupos aislados de músculos, pero finalmente quedará comprendido todo el cuerpo. Se han ideado muchas pruebas distintas, de las cuales, el enlace de las manos (Pág. 61), quizá sea la más útil y con más probabilidades de éxito. Quiero que mantenga los brazos extendidos frente a usted. Manténgalos tan rectos y rígidos como pueda, y enlace las manos. Entrelace los dedos y manténgalos firmemente unidos. Cada vez más y más firmemente.

(En este punto, es útil presionar las manos entrelazadas del sujeto, apretándolas con fuerza.) Al tener las manos entrelazadas e irlas apretando con más fuerza cada vez . . . sentirá que sus dedos se aprietan con más firmeza cada vez. Y a medida que se aprieten …. quiero que se imagine unas tenazas metálicas muy grandes. Imaginese las quijadas de las tenazas , . . que poco a poco se cierran más y más. Ahora, represente claramente en su mente esas tenazas . . . y concéntrese en ellas. Al hacer esto.. . Imagínese que sus manos representan las quijadas de estas tenazas . . . y que poco a poco se van cerrando.. . acercándose cada vez más.

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Cuando cuente hasta cinco...sus manos quedarán firmemente trabadas ….. cada vez más y más apretadas . . . y cuando llegue a contar cinco .. . tendrá las manos tan completamente apretadas . . . que las sentirá como si fueran un bloque de metal sólido ... y le será completamente imposible separarlas. Uno. . .completamente apretadas . . . dos . . . más y más apretadas . . . tres . . . mucho muy apretadas ... cuatro . . . tiene las palmas de las manos completamente pegadas . . . cinco . . . están tan completamente pegadas que le será imposible separarlas sino hasta que yo cuente hasta "tres" . . . mientras más esfuerzos haga por separar las palmas de sus manos . . . con más fuerza se apretarán los dedos contra el dorso de las manos . . . y las manos le quedarán pegadas con más fuerza.

Se pueden hacer otras varias sugestiones. Se le puede dar al sujeto algo para que lo detenga con la mano y se le dice que no podrá dejarlo caer. Se le dice que le será imposible pronunciar determinadas palabras, o que los músculos de su cuerpo han quedado tan sueltos y relajados que encontrará imposible levantarse de la silla. Las pruebas de esta clase han sido muy populares con los hipnotizadores en teatros. 6. Inducción de movimientos automáticos La producción de los movimientos automáticos siempre significa un estado de hipnosis un tanto profundo. Se coloca el brazo del sujeto sobre el brazo de la silla. A continuación se le toma por la muñeca y se le levanta el antebrazo hasta una posición vertical, quedando el codo apoyado en el brazo de la silla. La mano y el antebrazo se mueven entonces lentamente hacia adelante y hacia atrás. Mientras muevo despacio su brazo . . . hacia adelante y hacia atrás . . . hacia adelante y hacia atrás . . . quiero que se imagine que tiene atado alrededor de la muñeca el centro de una cuerda . . . y que alguien está tirando su brazo desde cada extremo de esa cuerda . . . primero hacia atrás . . . luego hacia adelante. Ahora, imagínese ese trozo de cuerda, atado alrededor de su muñeca . . . tirando lentamente de su muñeca . . . hacia atrás . . . hacia adelante. Al imaginárselo . . . se dará cuenta que dentro de unos momentos, cuando le suelte el brazo . . . ese trozo de cuerda todavía está atado a su muñeca . . . tirando todavía de su brazo . . . hacia atrás y hacia adelante. Y su brazo continuará moviéndose . . . completamente por cuenta propia . .. atrás y adelante . . . atrás y adelante . . . hasta que yo diga que se detenga. ¡No trate de moverlo! ¡Tampoco trate de detenerlo! Déjelo sólo que haga lo que quiera . . . y seguirá moviéndose por sí solo

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….en forma completamente automática . . . atrás y adelante . . . hasta que yo diga que lo detenga. Atrás y adelante . . . atrás y adelante . . . atrás y adelante.

(En este momento se suelta la muñeca del sujeto, y su brazo continuará moviéndose automáticamente, hacia adelante y hacia atrás hasta que se le diga al sujeto que lo detenga.) Ahora, ¡deténgalo! Vuelva a colocar el brazo . .. sobre sus rodillas ... y cuando lo haga .. . irá cayendo en un sueño todavía más profundo, en un sueño todavía más profundo ... ¡Duerma .. . muy profundamente, muy profundamente!

Mientras el brazo del sujeto se mueve hacia atrás y hacia adelante encuentro útil decirle que su sueño es 'cada vez más y más profundo' — sincronizándolo de manera que se repita la frase 'más profun do' con cada movimiento alterno de su brazo hacia adelante. Otro método de producir este fenómeno es tomar las muñecas del sujeto y flexionarle los codos, colocando sus antebrazos y manos horizontalmente frente a su cuerpo. A continuación haga girar sus manos y muñecas alrededor de una y otra con un movimiento circular, y dígale que cuando le suelte las muñecas, sus manos continuarán girando alrededor de ellas mismas . . . en forma completamente automática . . . más rápido y más rápido . . . hasta que usted diga que se detengan. Y que mientras giran . . . su sueño será más profundo . . . más profundo .. . más profundo. Esta es una técnica sumamente útil siempre que las condiciones sean tales que tenga que emprender la inducción del trance con el sujeto sentado en una silla de respaldo recto, sin brazos en los cuales apoye los codos. 7. Inducción de sueños En esta técnica particular, se le dice al sujeto que en ese momento va a comenzar a soñar, y que soñará estar ejecutando cuales-quier acciones que se le indique que sueñe. La acción en particular que se le sugiera debe ser siempre tan sencilla y natural como sea posible. Por ejemplo, se le puede decir a una mujer que podrá soñarse a sí misma arreglándose el cabello o quitándose un arete. A un hombre puede decírsele que se está arreglando la corbata, cepillándose el cabello, abotonando o desabotonando un botón de su abrigo o camisa. Una vez que se han dado estas instrucciones y se ha hecho la sugestión al sujeto de que soñará, se le indica que muestre al hipnotizador exactamente lo que está soñando. Si se obtiene una buena respuesta, las

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manos del sujeto se moverán lentamente hacia arriba y en realidad llevará a cabo la acción sugerida. Está usted ahora tan profundamente dormido .. . que todo lo que le diga que va a suceder . . . sucederá . . . exactamente como yo lo diga. Y cada sensación que yo le diga que va a experimentar . . . la experimentará . .. exactamente como yo se lo diga. Más aún, todas y cada una de las instrucciones que le dé ... usted las obedecerá fielmente. Igual que sintió pesado el brazo . . . cuando yo dije que lo sentiría pesado. Igual que sintió rígido el brazo . . . cuando yo le dije que lo sentiría rígido. Igual que su brazo se movió solo . .. cuando yo le dije que se movería solo. Así . . . cualquier otra cosa que yo diga que usted va a sentir ... la sentirá .. . exactamente como yo lo diga. Y todas las instrucciones que yo le dé ... usted las obedecerá fielmente. Usted está ahora tan profundamente dormido . . . que en unos momentos . . . cuando le diga que sueñe . . . ¡usted soñará! Y soñará que está haciendo cualquier cosa que yo le diga que sueñe. Podrá verse a sí mismo . . . muy claramente ... y se verá . . . muy vividamente . . . en su propia mente ... haciendo cualquier cosa que yo le diga que sueñe. Así como se imaginó esa barra de acero . . . en su mente . . . cuando su brazo se puso rígido. En la misma forma en que se imaginó ese trozo de cuerda, atado alrede dor de su muñeca . . . cuando su brazo se movió solo. Así .. . usted podrá verse a sí mismo en el sueño . . . con igual claridad y realidad . .. haciendo cualquier cosa que yo le diga que sueñe. Ahora . . . va usted a soñar . . . que se está arreglando la corbata. Usted va soñar . . . que se está arreglando la corbata. ¡Ahora, sueñe! ¡Sueñe! ¡Sueñe!

(Pausa) Ahora . . . ¡muéstreme lo que está soñando! ¡Muéstremelo, ahora! ¡Muéstreme lo que está soñando!

Si esta prueba tiene éxito, se verá que las manos del sujeto se mueven lentamente hacia arriba y en realidad obedecerá la acción sugerida. En ocasiones, hay una demora, y si es así, sólo observe las manos con atención. El más ligero movimiento de ellas denunciará el impulso para obedecer la sugestión, en cuyo caso la repetición, una o dos veces, en un

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tono más autoritario de la orden para que muestre lo que está soñando, por lo general dará la respuesta deseada. Si aún no obedece, se le deberá preguntar sobre qué está soñando y, de lo contrario, por qué cree que no pueda soñar. Puedo recordar a un sujeto femenino que había respondido extraordinariamente bien a todas las rutinas previas de profundización y en el que, sin embargo, parecía fallar por completo la inducción de sueños. Le dije que soñara que se encontraba en el cuarto de baño de su hogar, lavando sus manos. Cuando no respondió, le pregunté si estaba soñando, y contestó que no. Entonces le pregunté por qué no estaba soñando y me sorprendió un tanto su respuesta, al contestar que en su hogar no había cuarto de baño. Una sugestión subsecuente de que soñaría que estaba tejiendo produjo una respuesta inmediata, y se puso a tejer furiosamente. Es natural que se deba ser muy cuidadoso de no imponer, sin darse cuenta, condiciones imposibles. En mi experiencia, el principal valor de esta técnica de profundización en particular se encuentra en el hecho de que, siempre que tiene éxito, el sujeto nunca dejará de aceptar la sugestión posthipnótica de que, en el futuro, siempre entrará al estado hipnótico a una palabra de mando. Esto se conoce como acondicionamiento posthipnótico. 6. Profundización mediante técnicas de 'visualización' Esto puede resultar sumamente efectivo, pero antes de usarlas, siempre es prudente probar la facultad del sujeto de formar imágenes visuales. Los individuos varían en este respecto, y si no poseen esta habilidad, es una pérdida de tiempo intentar tales procedimientos. La prueba puede hacerse con mucha rapidez y facilidad en la forma siguiente: Voy a probar ahora sus poderes de imaginación; así pues, mientras usted se encuentra cómodamente descansando en la silla, quiero que se imagine que puede ver un par de zapatos. Visualícelos . . . y trate de imaginárselos con toda claridad y facilidad en su mente. Dígame . . . ¿de qué color son esos zapatos? ¿De qué están hechos? ¿Qué clase de tacones tienen? ¿Se pueden asegurar al pie? . . . y si es así . . . ¿cómo?

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Note que no le pregunta al sujeto si puede visualizar los zapatos. Le pregunta '¿De qué color son?' De manera que si responde, no hay duda de que se los está imaginando. De lo contrario, no podría responder a esta pregunta. Si tiene poca o ninguna dificultad para describir esos zapatos, puede tener confianza de que tiene suficiente capacidad de imaginación visual para que usted pueda seguir con una u otra de las técnicas de visualización. 1. Método de profundización del trance del 'ascensor o elevador que baja' En todos los métodos de visualización por lo general no se cae en la cuenta de que su efectividad se puede aumentar mucho si el terapeuta sugiere que él, él mismo, acompaña al sujeto mientras baja. Quiero que se imagine que estamos juntos en el quinto piso de una gran tienda de departamentos ... y que ahora entramos al ascensor . . . para bajar al nivel de la calle. Y que mientras bajamos ... y a medida que las puertas del ascensor se abren y cierran cuando llegamos a cada piso . . . usted se sentirá cada vez más completamente descansado ... y su sueño se hará cada vez más y más profundo. Ahora se están cerrando las puertas ... y nos comenzamos a hundir lentamente hacia abajo. El ascensor se detiene en el cuarto piso . . . salen varias personas . . . entran dos personas más ... las puertas se vuelven a cerrar ... y usted ya está cada vez más completamente descansado . . . cada vez más y más profundamente dormido. Y a medida que bajamos al tercer piso ... y nos detenemos, mientras las puertas se abren y cierran otra vez . . . usted se relaja más y más ... y su sueño es más y más profundo. Bajamos despacio al segundo piso . .. salen una o dos personas y varias entran ... y mientras eso pasa ... usted se siente más y más relajado . . . mucho más profundamente dormido. Bajamos otra vez rumbo al primer piso ... las puertas se abren y cierran . . . pero nadie entra o sale. Ya ahora está usted más completamente relajado ... y su sueño es cada vez más y más profundo. Más y más profundamente dormido . . . más y más profundamente dormido .... Seguimos bajando más y más .. . hasta que por fin el ascensor se detiene a nivel de la calle ... Se abren las puertas ... y todos salen. Pero nosotros no salimos. Decidimos bajar todavía más ... y bajamos hasta el sótano. Las puertas del ascensor se vuelven a cerrar ... y vamos hacia abajo . . . abajo, abajo ... más y más abajo ... y cuando llegamos al sótano ... se siente el

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doble de descansado y cómodamente relajado . . . con el doble de profundidad en su sueño.

Lo totalmente inesperado de esta última etapa —el viaje hasta el sótano— toma al sujeto completamente por sorpresa, y por lo general logra producir una profundidad aún más grande. En vez de emplear la visualización de un ascensor, se le puede decir al sujeto que se imagine bajando por una escalera automática en una forma similar. Sin embargo, como preliminar, es prudente averiguar si el sujeto ya ha hecho eso en el pasado. 2. Método de profundización del trance de la "escalera que baja" Existen muchas distintas versiones de ésta, pero la que voy a describir la he encontrado muy efectiva, ya que se combina con la técnica de contar y respirar. Quiero que se imagine que nos encontramos en una terraza, asomados a un hermoso jardín. Existen cinco amplios escalones que conducen hacia abajo, a una terraza más pequeña . . . luego hay otros cinco escalones, que conducen al jardín en sí. Vamos a bajar por esos escalones al jardín ... y yo contaré cada escalón que bajemos. Cuando bajemos cada escalón . . . usted hará una respiración muy profunda ... y cuando exhale el aire ... se sentirá cada vez más descansado . .. y estará cada vez más profundamente dormido. Ahora, imagínese que nos encontrarnos en lo alto del primer tramo de escalones ... y tan pronto como se lo haya imaginado . . . por favor levante una mano. Uno . . . Bajamos el primer escalón . . . respire muy profundo, muy profundo . . . completamente descansado . . . más y más profundamente dormido. Dos . . . Bajamos el segundo escalón . . . una respiración muy profunda . .. totalmente descansado . . . el sueño es cada vez más profundo y más profundo. Tres . . . Bajamos el tercer escalón . . . una respiración muy profunda . .. más y más totalmente relajado . . . más y más profundamente dormido Cuatro . . . Bajamos el cuarto escalón . . . una respiración muy, muy profunda . . . más y más descansado . . . el sueño es todavía más y más profundo. Cinco . . . Bajamos el quinto escalón, y nos encontramos sobre la terraza

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más pequeña . . . respire muy profundamente . . . muy, muy completamente relajado . . . en verdad muy profundamente dormido. Al hacer una pausa en la terraza . . . notará un pedestal de piedra que sostiene un tazón con flores. Quizá desee detenerse y contemplarlas ... o incluso aspirar su aroma. Dígame . . . ¿de qué color son esas flores? (El sujeto dice el color.) ¿Qué clase de flores son? (El sujeto dice 'gladiolas'.) Describa cualquier otra cosa que pueda ver en la terraza. Muy bien. Ahora bajaremos el segundo tramo de escaleras para llegar al jardín. Uno . . . Bajamos el primer escalón . . . una respiración profunda, profunda . . . totalmente relajado . . . mucho, muy profundamente dormido. Dos . . . Bajamos el segundo escalón . . . una respiración muy profunda . . . muy totalmente relajado . . . mucho, muy profundamente dormido. Tres . . . Bajamos el tercer escalón . . . una respiración profunda, profunda . . . más y más completamente relajado . . . más y más profundamente dormido. Cuatro . . . Bajamos el cuarto escalón . . . una respiración profunda, profunda . . . mucho, muy profundamente relajado . . . su sueño es cada vez más y más profundo. Cinco . . . Bajamos el último escalón y llegamos al jardín . . . una respi ración profunda, profunda . . . mucho, muy totalmente relajado . . . en verdad muy profundamente, muy profundamente dormido.

Es sorprendente la forma en que muchos sujetos se alucinan al bajar por los escalones, y esto aumenta materialmente la profundidad del trance logrado. Si el sujeto ha respondido bien, y siempre que usted tome primero la precaución de averiguar si le agradan 'los perros o los gatos, incluso podría proceder como sigue: Al entrar al jardín . . . observará que un perro está echado al pie de la escalera. Está moviendo la cola . . . mirándolo . . . esperando que usted lo acaricie. Acarícielo . . . si tiene deseos de hacerlo. Quiero que de verdad usted disfrute esta maravillosa sensación de relajamiento y descanso en todo su cuerpo . . . se siente tan a gusto que ni siquiera se da cuenta de ello en absoluto. En realidad, todo su cuerpo está durmiendo . . . cada vez más profundamente . . . en tanto su mente se mantiene totalmente despierta y alerta. Duerma profundamente . . . duerma completamente . . duerma continuamente. Con un sueño profundo . . . profundo . . . profundo.

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CAPITULO 9

Otros Métodos para Profundizar el Trance Ninguna relación de los procedimientos para la profundización del trance estaría completa sin hacer referencia al método de fraccionamiento de Vogt y al método de disociación, ambos de los cuales pueden resultar extremadamente útiles en ciertas circunstancias. 6. Profundización por el método de fraccionamiento de Vogt

Este método está reputado como uno de los más efectivos para la inducción de estados de trance muy profundos, y se afirma que tendrá éxito en donde todos los demás métodos han fallado. Es en verdad una forma excelente de manejar a sujetos difíciles que, habiendo entrado a un estado hipnótico ligero, al despertar expresan fuertes dudas respecto a si en realidad han sido hipnotizados. La característica esencial de este método es hipnotizar y despertar repetidamente al sujeto en rápida sucesión, varias veces en el curso de cada una de las primeras sesiones. La teoría es que cada hipnotización hace que el sujeto sea más sugestionable, favoreciendo así la inducción de un estado más profundo en cada intento sucesivo. He encontrado que una de las formas más efectivas de usarlo es la descrita por Weitzenhoffer, que constituye la base de la rutina que por lo general empleo: Ahora voy a despertarlo contando hasta siete. Después que lo haya hecho . . . aun cuando sus ojos se abran . . . mientras hablo con usted . . . principiará a sentirse otra vez con mucho sueño y tendrá muchos deseos de dormir. Encontrará que cada vez es más difícil tener los ojos abiertos ... y mantenerse despierto. Sentirá los ojos cada vez más pesados, muy pesados . . . los párpados los sentirá más y más pesados . . . y principiará a parpadear. No podrá impedir que parpadeen. Y en tanto parpadeen . . . encontrará más y más difícil mantenerlos abiertos. Querrán cerrarse . . . usted no podrá impedir que se cierren. A cada momento . . . mientras continúo hablando ... se sentirá más y más soñoliento . . . cada vez con más y más sueño. Sus ojos se cerrarán ... y caerá en un sueño profundo, profundo, profundo. ¡Tendrá un sueño mucho más profundo que el que tiene ahora! Voy a contar despacio hasta siete. Cuando lo haga . . . usted abrirá los ojos y despertará. Pero se sentirá mucho muy soñoliento . . . con mucho, mucho sueño. Sentirá los ojos tan pesados . . . tan casados, tan cansados . . . que no

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La Hipnosis en Medicina y Odontología

podrá mantenerlos abiertos por mucho tiempo. Comenzarán a parpadear . . . usted no podrá impedir que parpadeen. Y cuando parpadeen . . . sentirá los ojos tan cansados, tan cansados, que se le cerrarán . . . ¡y usted caerá en un sueño mucho, muy profundo mucho más profundo!

Después de ser despertado, los ojos del sujeto principiarán a parpadear o puede parecer soñoliento, con los ojos entrecerrados. Se le debe preguntar qué es lo que pasa con sus ojos, e incluso puede decir que siente sueño. Sin embargo, en ocasiones parecerá estar intrigado y dirá que no lo sabe, o que la luz le molesta la vista. Un sencillo comentario en ese momento, respecto a que siente sueño y que le es difícil mantener los ojos abiertos, con frecuencia bastará para que principie a parpadear o incluso para que cierre los ojos. A esto se debe continuar de inmediato con: ¡Vea! ¡Está sintiendo los ojos más y más pesados! Se está sintiendo más y más soñoliento .. . con mucho sueño. Sus ojos se están cerrando . . . y se está durmiendo con un sueño más profundo, más profundo. ¡Duérmase!

A veces, esto no será necesario, ya que los ojos no sólo comenzarán a parpadear, sino que también se cerrarán por cuenta propia. En este caso, deberán modificarse las instrucciones anteriores de acuerdo con las circunstancias. ¡Vea! Los ojos se le han cerrado por sí solos! Duerma muy profundamente . . . mucho, muy profundamente. Está dormido muy profundamente . . . con un sueño cada vez más pro fundo, más profundo!

Alternativamente, en el momento en que parece que los ojos se van a cerrar, puede decirle en tono autoritario: ¡Duerma! ¡Duerma . . . mucho, muy profundamente . .. mucho, muy profundamente! ¡Más y más profundamente dormido . . . más y más profundamente dormido! ¡Duerma . . . mucho, muy profundamente!

Aun cuando el trance pueda ahora profundizarse más mediante cualquiera de los procedimientos acostumbrados, esto no suele hacerse, 114

ya que el método en sí está diseñado para lograr una mayor profundización. No obstante, encuentro que es útil profundizarlo más usando la técnica de contar y respirar antes de despertar al sujeto y repetir el procedimiento. Hago esto en varias ocasiones durante cada una de las primeras sesiones. Procedimientos subsecuentes. Antes de ser despertado, se le puede decir al sujeto que siempre que mencione el sueño, o incluso la palabra dormir, se le cerrarán los ojos y le entrará un sueño muy profundo, del cual no despertará sino hasta que se le ordene que despierte. Dígale que cuando usted cuente hasta siete, abrirá los ojos y despertará. Pero que tan pronto comience a hablar con él, sin importar lo que usted esté diciendo, comenzará a sentir los párpados cada vez más pesados... se sentirá cada vez con más y más sueño... y que en el momento que escuche que usted menciona la palabra duérmase, o algo que tenga que ver con dormir, le será imposible resistir a la necesidad de cerrar los ojos y entregarse a un sueño muy profundo, muy profundo, muy profundo. Cuando se tiene éxito, y el trance ha sido profundizado mediante algunas sugestiones más, Weitzenhoffer aconseja el uso de la catalepsia de los párpados y las técnicas para la rigidez de miembros, pero evitando el uso de retos, de la manera siguiente: Sus ojos están tan herméticamente cerrados . . . que siente como si los párpados estuvieran unidos. Tan firmemente unidos . . . que le será imposible abrir los ojos. Incluso si lo intentara .. . encontraría que le es completamente imposible abrirlos. ¡Pero usted no tiene el menor deseo de intentarlo/ Usted está descansando ... cada vez más completamente ... y entregán dose a un sueño muy profundo, muy profundo.

Alternativamente, una vez que haya logrado la rigidez en el brazo del sujeto, puede decir: ¡Ahora ya no puede doblar el brazo 1 Está tan recto y rígido ... que le es completamente imposible doblarlo. ¡Pero usted no tiene el menor deseo de intentarlo! En el momento en que yo diga tres ... se aflojarán los músculos de su brazo ... la rigidez desaparecerá nuevamente ... y su brazo se doblar á con facilidad. Y cuando esto suceda . . . caerá en un sueño más profundo, más profundo.

Esta técnica se continúa hasta que el sujeto se duerma con rapidez y facilidad. El tiempo que tome lograr esto variará con el tipo de sujeto con quien esté tratando, y con el tiempo de que disponga usted dedicarle en

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La Hipnosis en Medicina y Odontología

cada sesión. Pero una vez que se ha alcanzado esta etapa, puede proceder como sigue: De ahora en adelante . . . siempre que me escuche decir 'Duérmase' . .. sus ojos se cerrarán inmediatamente . . . y usted dormirá con un sueño . . . tan profundo como éste.

Deberá repetir esta instrucción dos veces, con firmeza y convicción. A continuación despierte al sujeto y, después de un lapso de unos dos segundos, y en un tono de voz autoritario, ordénele que se duerma: ¡Duérmase! ¡Duérmase pro fundamente! ¡Muy profundamente!

Si sus ojos no se cierran inmediatamente, deberán repetirse estas sugestiones con mucho más énfasis. En el caso de que permanezcan abiertos, deberá extender sus dedos índice y medio y llevarlos lentamente hacia los ojos del sujeto, provocando en esta forma que se cierren instintivamente. Cuando se cierren, repita las instrucciones anteriores todavía con más énfasis. Este procedimiento debe ensayarse una y otra vez, hasta que los ojos del sujeto se cierren de inmediato, siempre que se le den instrucciones de que se duerma. Algunos hipnotizadores prefieren usar una versión abreviada de esta técnica. Le dicen sencillamente al sujeto que cada vez que se duerma, su sueño será cada vez más y más profundo. Luego proceden a hipnotizarlo y a despertarlo varias veces en rápida sucesión, hasta que entra al estado hipnótico tan pronto como se inicia la inducción. La técnica de retroatimentacián. Esta es una variación del método de Vogt que en ocasiones puede resultar sumamente efectiva. Suele tener éxito en sujetos que tienen dificultad para alcanzar profundidad. Se le pide al sujeto que describa con exactitud todas las sensaciones que experimentó al entrar al estado hipnótico ligero. Se encontrará que tales sensaciones varían mucho con los distintos sujetos. El hipnotizador toma nota de cada una de las sensaciones sucesivas y del orden exacto en que en realidad se experimentaron. Durante la siguiente inducción, se hacen sugestiones en el sentido de que el sujeto va a sentir cada sensación experimentada en la ocasión anterior, en el orden exacto en que ocurrieron originalmente. Esta técnica de retroalimentación tiene ciertas ventajas definidas. Evita la sugestión de experiencias que el sujeto puede nunca haber sentido, o aquellas hacia las cuales pueda tener una resistencia inconsciente o incluso consciente. Puesto que los eventos que se le sugieren son los que en realidad han sucedido ya, hay mucha más probabilidad de que acontezcan otra vez.

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Otros Métodos para Profundizar el Trance

7. Profundización por el método de disociación Esta depende de la producción de una fantasía en la mente del sujeto en el sentido de que él está realmente observando que algún otro sujeto está siendo inducido a un sueño hipnótico profundo. Puesto que principia 'disociándose' así de sí mismo de lo que en realidad está ocurriendo, no se despierta su propia resistencia. Sin embargo, la descripción de lo que en verdad ocurre, lo induce gradualmente a identificarse con el sujeto supuesto, y principia a sentir que el fenómeno en realidad le está ocurriendo a él. Puede permitir que esto suceda debido a que su resistencia nunca se activó. Quiero que se imagine que se encuentra de pie afuera de la puerta de un consultorio. Comienza a sentirse bastante raro ... y se apoya en la perilla de la puerta . . . y lentamente la abre . . . la rara sensación que siente va aumentando. Al entrar al consultorio . . . se siente como si fuera totalmente extraño. En el interior se encuentra un médico, que está tratando a un paciente. El médico lleva puesta …

(Aquí usted describe a grandes rasgos lo que usted tenga puesto.) El paciente lleva puesto ...

(Aquí usted describe lo que en realidad lleva puesto el paciente.) Ahora, observe al médico . . . y observe lo que pasa con el paciente que está con él. Está hablando con el paciente . . . y mientras habla . . . algo muy curioso está sucediendo. Observe cómo la mano y el brazo derechos del paciente están comenzando a elevarse en el aire. Su mano derecha está subiendo más arriba . . . más arriba . . . más arriba. Ahora todo el brazo está subiendo más arriba . . . más arriba ,. . más arriba. Mientras va subiendo . . . usted puede ver que se va durmiendo con un sueño que es cada vez más profundo, más profundo.

(Durante esta descripción, su sujeto por lo general principia a subir la mano, y se identifica a sí mismo con el paciente.) 117

Este es un método extremadamente poderoso para producir un estado de trance profundo, ya que depende de lo que se llama disociación o división temporal de la mente del sujeto. Puede ser muy peligroso en un sujeto con personalidad esquizoide, en quien, incluso bajo condiciones normales, la mente tiene una fuerte tendencia a dividirse. Tal persona podría interpretar este procedimiento como la aprobación total al proceso de disociación y, en consecuencia, usted podría encontrar difícil, si no es que imposible, lograr la reintegración al despertarlo. EL MANEJO DEL TRANCE EN SUJETOS RESISTIVOS Aun cuando en el promedio de los casos, cuando el sujeto tiene buena disposición y coopera, la inducción de la hipnosis es fácil de lograr, de vez en cuando se encontrarán casos en los cuales existen diversos grados de dificultad. Siempre que esto ocurra, es de suma importancia que trate de descubrir la naturaleza de la dificultad con la que se ve confrontado. Por ejemplo, si un sujeto no entra en absoluto a un estado de trance en el transcurso de la primera sesión hipnótica, siempre hay alguna razón para esto, y hasta que usted la haya descubierto y tratado en forma adecuada, es probable que fracasen los demás intentos de inducción. Puede deberse a que la técnica que haya adoptado tenga que ser modificada para adaptarla a las necesidades de este sujeto en particular, pero incluso esto no se puede decidir con propiedad sino hasta conocer la naturaleza de la dificultad. La mejor forma de abordar este problema, es interrogar cuidadosamente al sujeto respecto a las exactas sensaciones que experimentó durante la inducción y a cualesquier dificultades que hubiera sentido. Es de sorprender la gran cantidad de información valiosa que suele obtenerse sólo con esta sencilla medida. Incluso si el sujeto no está consciente de la verdadera razón de su fracaso, el comentarlo con él siempre proporcionará los indicios necesarios. En ocasiones encontrará que el método de inducción que ha intentado no es el adecuado a su personalidad, en cuyo caso deberá estudiar esto con cuidado con el fin de elegir el que quizá cumpla este requisito. Esto no es una tarea tan difícil como parece, siempre que usted esté

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familiarizado con las distintas clases de dificultades que más comúnmente se presentan: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

Ansiedad extrema y temor al fracaso. Temor al estado hipnótico en sí. Preparación inadecuada antes de la inducción. Resistencia a la autoridad. Atención indecisa. Necesidad de probar la superioridad. Incomodidad física. Aversión al método de inducción empleado.

1. Ansiedad extrema y temor al fracaso

Esta es una fuente de dificultades muy común. En verdad, la ansiedad extrema por tener éxito con la hipnosis es probable que interfiera con el éxito de la inducción. En algún grado, siempre está presente en el paciente que busca el consejo y la ayuda psicológica. Por lo general, tales pacientes han pasado por muchas otras clases de tratamientos, ninguno de los cuales ha logrado proporcionarles el alivio que buscan. Por fin, como último recurso, recurren a la hipnosis con la convicción de que sólo ésta es capaz de solucionar sus problemas. Por consecuencia, dan mucha importancia a la necesidad de lograr entrar con éxito en trance y la sola posibilidad de un fracaso los aterra, y la ansiedad extrema producida en esta forma suele bastar por sí misma para impedirles lograr incluso el estado de trance más ligero. También se encontrará con pacientes que, debido a un fuerte complejo de inferioridad, consideran que la hipnosis es otra prueba de su habilidad para actuar. Debido a que tales personas están convencidas de su propia imperfección, el fracaso casi es inevitable. La única forma de tratar can esta situación es proporcionar al paciente la mayor confianza y seguridad posibles antes de proceder con cualesquier otros intentos de inducción. Le debe decir que no tiene la menor importancia que deba tener éxito a la primera vez. Por lo general le recuerdo lo que sucedió cuando por vez primera aprendió a andar en bicicleta. Durante su primera lección le fue imposible caminar solo sin alguien que lo ayudara sosteniéndolo por el asiento. En la siguiente ocasión, pudo mantenerse en equilibrio, sin ninguna ayuda, por una corta distancia a la vez, y continuar en una forma vacilante. 119

Después, con cada una de las lecciones siguientes, el control sobre su equilibrio mejoró hasta que pudo andar por cuenta propia, sin necesidad de ninguna ayuda en absoluto. Le informo que puede enseñársele a entrar en el estado hipnótico en etapas fáciles, exactamente en la misma forma, de manera que en realidad no debía preocuparse por nada. También le explico que la hipnosis profunda no es necesaria e incluso conveniente para la mayoría de los propósitos de tratamiento. Tales medidas, relativamente sencillas, con frecuencia lograrán que se relaje lo suficiente para responder a los futuros intentos de inducción. 2. Temor al estado hipnótico en sí

En ocasiones sucede que si bien el sujeto puede estar deseoso y dispuesto 'conscientemente' a ser hipnotizado, también puede estar 'inconscientemente' temeroso de ceder al trance. Cuando esto acontece, su temor 'inconsciente' es por lo general el de 'perder el control' y el conflicto mental que en consecuencia se produce en su mente, basta por completo para impedirle que entre en absoluto al estado de trance. Ahora bien, este temor a perder el control es mucho más común de lo que se podría imaginar, y puede manifestarse en dos formas. 1. Si la ansiedad del sujeto en este respecto es grande, le será completamente imposible entrar incluso al estado de trance más ligero. 2. Si sólo está moderadamente preocupado, podrá lograr entrar en el trance ligero, pero por lo general resultará imposible una profundización mayor. Obviamente, mientras más pueda disipar su ansiedad y sus temores, mayor profundidad tendrá el trance que quizá obtenga. Sin embargo, esta dificultad en particular se presenta con mucho menos frecuencia que cuando la mente del sujeto ha sido preparada en forma adecuada antes de la inducción. No sólo debe dar al sujeto la confianza que necesita respecto a sus temores, sino que también debe prometerle que nada se hará sin que tenga previo conocimiento y sin su consentimiento. También es útil subrayar el hecho de que será imposible obtener algún efecto que él, él mismo, no esté dispuesto a producir.

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Otro excelente medio para vencer este temor a perder el control es demostrar al paciente que él mismo puede despertar del trance en el momento en que lo desee. Dígale que una vez que haya entrado en trance y que usted le esté dando sugestiones, va a escoger el momento que desee para despertarse deliberadamente contando hasta 'siete' . . . que en el momento que llegue a la cuenta de 'siete' abrirá los ojos y estará completamente despierto otra vez. Una vez que se le haya probado esto, asegúrele que siempre podrá despertarse a sí mismo de inmediato, en cualquier momento en que se sienta inquieto, incluso antes de que se termine el tratamiento. Este sencillo procedimiento ordinariamente le proporcionará toda la confianza que necesita. 3. Preparación inadecuada antes de la inducción

La mayoría de las dificultades que se encuentran en la inducción del trance disminuirán mucho, si no es que se eliminan por completo, si la mente del sujeto ha sido bien preparada antes de hacer cualquier intento (véanse Págs, 40-41). Muchas de las dificultades que se presentan en la inducción de la hipnosis se deben a que se da muy poca importancia a la plática preparatoria. En ocasiones, un sujeto le dirá una vez que haya sido despertado: Como usted me dijo —Pude escuchar todo lo que decía. Sin embargo, hubo un momento en que creí que me había dormido —pero algo parecía impedirlo.

Bien, esto es muy importante y no debe pasarse por alto, ya que demuestra que podría haber logrado más profundidad. No la logró sencillamente porque en el último minuto tuvo miedo de perder el control—. En un caso así, una aclaración total no sólo arrojará una gran cantidad de luz sobre sus dificultades, sino que inclusive puede ser posible sugerir la posible forma de vencerlas. 4. Resistencia a la autoridad

En ocasiones, un sujeto admitirá el hecho de que, durante la inducción de la hipnosis, experimenta un impulso irresistible de oponerse a todo lo que se le sugiere. El interrogatorio suele revelar que esto es un rasgo característico de toda su vida y que incluso como escolapio se resistía fuertemente a la autoridad. Es bastante curioso que la ventilación y discusión de estos

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sentimientos suelen tener éxito para aumentar su susceptibilidad. Deberá indicarle que la hipnosis es, en esencia, un trabajo de conjunto, y que sin su plena cooperación, nada podrá lograrse; que usted busca ejercer una autoridad no mayor que la que él esté dispuesto a concederle, con el fin de tratar con éxito su condición. 5. Atención indecisa

Esta es una dificultad que se encuentra en ocasiones durante la inducción de la hipnosis. Por lo general se presenta en el sujeto que tiene, lo que con justicia se ha llamado, una mente 'saltarina'. Sus facultades de concentración son deficientes y su mente no puede mantenerse fija en una idea, ni su atención mantenida el tiempo suficiente para permitir el éxito de la inducción. Revolotea sin cesar de un tema a otro. La mejor forma de tratar con esto, desde luego, es emplear una técnica de contar modificada. Esto es probable que explique porqué esta dificultad en particular se encuentra con mucho menos frecuencia cuando se emplea el método de fijación de la vista con distracción. La modificación que sigue es la que he encontrado muy satisfactoria. Quiero que comience a contar despacio, para usted mismo . . . y que continúe contando hasta que me escuche decirle que se detenga. Cuando usted diga .. . uno .. . ¡Cierre los ojos Cuando usted diga ... dos . . . ¡Abra los ojos! Cuando usted diga ... tres ... ¡Cierre los ojos! Cuando usted diga .. . cuatro ... ¡Abra los ojos!

A medida que el sujeto cuenta para sí mismo, abre y cierra los ojos deliberadamente con cada cuenta alterna. En tanto hace esto, se le dice suavemente que le está entrando mucho sueño, que siente los ojos cada vez más cansados y que siente los párpados cada vez más pesados, que en ese momento, querrán permanecer cerrados y que caerá en un sueño mucho muy profundo. 6. Necesidad de probar la superioridad

De vez en cuando usted encontrará a un sujeto para quien la mera inducción de la hipnosis representa un reto a su habilidad de actuar. He 122

encontrado que este tipo de resistencia en particular está asociado con otro que ya hemos considerado, o sea el de resistencia a la autoridad ya que, una vez más, con frecuencia unas cuantas preguntas revelarán el hecho de que este sujeto ha resentido toda su vida el recibir órdenes de otros. Esto es sumamente importante, ya que si existe la más leve insinuación de dominio en el curso de la inducción, el fracaso será inevitable. Al tratar con tales sujetos es necesario enfatizar y aun sobre-enfatízar, la importancia de la parte que ellos mismos desempeñan en la real inducción de la hipnosis. Al mismo tiempo, deberán hacerse todos los esfuerzos posibles para aumentar su motivación y orgullo de logro. Deberá decirles que sólo las personas muy inteligentes son las que se convierten en buenos sujetos hipnóticos, ya que se requiere un grado considerable de concentración y cooperación. Puesto que, bajo la mayoría de circunstancias, el sujeto tiende inconscientemente a creer que él es el mejor hombre, esto le pica el amor propio y le ofrece la oportunidad de probarlo. Sólo por esta razón, es necesario que usted enmarque sus sugestiones en tal forma que provoquen su habilidad para desempeñarse bien. También deben lograr en imbuirle la idea de que el efecto que se produzca en realidad será logrado por sus propios esfuerzos. Coloque el brazo al frente . . . recto y rígido . . . con la palma de la mano hacia arriba. Ahora, quiero que se diga a sí mismo . . . que su brazo se le está poniendo cada vez más recto, más rígida . . . igual que una barra de acero. Esto requiere una gran dosis de concentración . . . pero usted lo puede lograr muy fácilmente . . . si así lo desea. Sólo concéntrese en dejar que su bruzo se ponga recto y rígido. Usted quiere que se ponga tan rígido . .. tan recto . .. tan tieso . .. que será imposible que yo lo doble por el codo. Si usted se concentra lo suficiente para que esto suceda .. . sucederá . . . se pondrá tieso y rígido . . . tan rígido ... que será totalmente imposible que se doble por el codo . . . sino hasta que yo le pida que cuente hasta tres. Pero .. . en el momento en que usted cuente hasta tres . . . se doblará el brazo otra vez con toda facilidad . . . y usted quedará dormido con un sueño mucho, muy profundo. 7. Incomodidad física

La incomodidad física puede obstaculizar mucho la inducción exitosa de la hipnosis, en consecuencia, se procurará que el sujeto esté lo más 123

cómodo posible. Deberá ir al toilette antes de acomodarse en el sofá o en la silla. Deberán evitarse las corrientes de aire y se le mantendrá caliente y, si es necesario, se le proporcionará un cobertor. De ser posible, deben evitarse los ruidos súbitos y estruendosos. Deberá tenerse cuidado que no mantenga la cabeza y el cuello en una posición de esfuerzo indebido cuando se le pida que mire hacia arriba y hacia atrás. En ocasiones, cuando el sujeto despierte hará notar que no se sintió cómodo y que esto impidió que se durmiera, o que se sintió muy tembloroso y friolento o que sentía el cuello en tensión. Sin embargo, debe tener presente que estas sencillas explicaciones no siempre están basadas en hechos. Suelen ser meros razonamientos de la verdadera razón de un fracaso, la cual deberá encontrarse en la ansiedad inconsciente. Sea como fuere, usted debe adoptar de inmediato las medidas necesarias para corregir cualquier cosa que parezca preocupar al sujeto —real o imaginaria—. A la siguiente inducción deberá sentarse en una silla, proporcionándole una manta de viaje o una almohada para la cabeza, ya que cualesquier medidas que se tomen para rectificar sus quejas le proporcionarán una seguridad considerable. Es probable que crea que él mismo está ayudando a la inducción, y que por lo tanto, retiene cierta medida de control sobre la situación. 8. Aversión al método de inducción empleado

En ocasiones disgusta a un sujeto el método de inducción o puede disgustarle algo en la misma fraseología de sus sugestiones. Por ejemplo, en ocasiones algunos sujetos objetan la palabra soñoliento. Si es así, debe descartarla por completo y sólo sustituirla con las palabras cansancio y somnolencia, en la siguiente inducción. En forma similar, si la frase se está hundiendo en un sueño cada vez más profundo ha sido empleada, se ha sabido de un sujeto que se ha quejado de que con la palabra hundiendo, invariablemente ha experimentado una sensación bastante incómoda de hundimiento en la boca del estómago. En este caso, con sólo sustituirla por la palabra cayendo será suficiente para eliminar esta molestia, y también para asegurar al sujeto de que nada se obligará con él. Siempre que el método de inducción que se emplee sea lo que disguste al sujeto, deberá usted adoptar un procedimiento alterno en su próximo intento de inducción. 124

En ocasiones un sujeto puede decir: "Lo veo sentado ahí siempre y eso distrae mi atención. Encuentro que la luz también me distraía". Aun cuando eso sean tonterías y cosas sin importancia, no olvide sentarse detrás de él en la próxima vez y procurar que quede de espaldas a la luz. Es notable el grado hasta el cual estas sencillas precauciones pueden ayudar a la inducción y profundización del trance hipnótico.

DIFICULTADES PARA LA TERMINACIÓN DEL TRANCE Una vez que el estado de trance ha sido inducido y profundizado, es sumamente improbable que experimente alguna dificultad para despertar a su sujeto, aun cuando se ha sabido que esto puede ocurrir. En conexión con esto se debe recordar que, si bien por lo general se supone que, el trance siempre podrá terminarse mediante una sencilla sugestión a este efecto, éste no es necesariamente el caso. Esta suposición depende por completo de la antigua idea de que el sujeto era totalmente pasivo bajo el control del hipnotizador y sujeto por completo a su voluntad. Esto, desde luego, es enteramente falso, ya que la situación del trance en realidad es nada más o menos que una relación entre dos individuos, cada uno de los cuales debe ser considerado como una persona por su propio derecho. En consecuencia, si usted encuentra un sujeto que rehúsa despertar cuando le dé instrucciones de hacerlo, debe tener presente el hecho de que debe existir alguna razón, consciente o inconsciente, para no obedecer la sugestión. Parece que existen tres razones principales para que el sujeto se rehúse a despertar: 1. Puede ser una reacción defensiva. El sujeto puede haber experimentado tanto bienestar y tanta paz que desea que continúe el trance y se muestra renuente a despertar para encararse otra vez con la realidad. Por otra parte, puede ser el medio inconsciente de expresar hostilidad o resentimiento contra el hipnotizador. El sujeto puede creer que no está recibiendo el trato que le gustaría, o puede resentir ciertas cosas que hayan ocurrido durante su tratamiento. 2. Puede deberse a una falsa idea de lo que pudiera ocurrir. En una ocasión tuve un paciente que me dijo que nunca antes había sido hipnotizado, que entró en trance sonambulístico y que obstina damente se rehusó despertar cuando le dije que lo hiciera. Cuando le 125

pregunté por qué no despertaba, me contestó que no podía, porque desde la última vez que había sido hipnotizado, tenía que dormir cuando menos una hora. Un interrogatorio adicional sacó a la luz el hecho de que en realidad no había sido hipnotizado, sino que había sido sometido a una abreacción inducida por droga (Tiopentona). Le expliqué que en esta ocasión no se le había inyectado ninguna droga en el brazo, y que en consecuencia no existía ninguna razón para que no despertara de inmediato cuando se lo ordenara. Después despertó sin mayores dificultades. 3. Puede deberse a una sugestión posthipnótica que le disguste. En este caso, el sujeto evitará la necesidad de obedecerla por el sencillo expediente de permanecer en trance. El interrogatorio pronto revelará la causa de la dificultad, y la sugestión molesta podrá ser rápidamente retirada. Si la aversión del sujeto no es lo bastante fuerte para impedirle despertar, todavía puede expresar inconscientemente su resentimiento sintiendo molestias tales como jaqueca o mareos, una vez que esté despierto. Si esto sucede en el caso que se haya dado una sugestión posthipnótica, vuelva a hipnotizar de inmediato al sujeto y retire la sugestión, evitando cualquier necesidad de obediencia. Si un sujeto se niega a despertar del trance cuando se le ordene hacerlo, la regla de oro es preguntarle por qué no puede despertar. En la mayoría de los casos esto le dará los datos necesarios sobre la forma de proceder. En otros casos, incluso puede ser de ayuda preguntar al mismo sujeto lo que se debe hacer para que despierte. En la mayoría de los casos, esto bastará para resolver la dificultad. Erickson soluciona esta situación con algunas de las técnicas hipnoterapéuticas especializadas, haciendo uso del patrón de conducta del paciente para resolver el problema. Con frecuencia manipula el factor tiempo, proyectando al paciente muy hacia el futuro, regresándolo a un tiempo aún futuro, pero menos distante, llevándole más aún hacia el futuro y regresándolo más cerca al presente, animando finalmente al paciente a que despierte en su edad actual. En un caso obsesivo, induce en el paciente una necesidad compulsiva de dormir durante un periodo determinado, en tanto al mismo tiempo implanta una duda obsesiva respecto a si le será posible que ejecute eso. Como resultado de esto, el trance por lo general termina a los pocos minutos.

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CAPITULO 10

Sistema Integral de Inducción y Profundización del Trance, Conducente al Condicionamiento Posthipnótico He encontrado que este método es el más consistentemente efectivo para lograr una profundidad adecuada para todos los propósitos clínicos ordinarios; sólo cuando se requieren una analgesia completa o técnicas hipnoanalíticas es probable que sea necesaria una mayor profundidad. Siempre y cuando la mente del sujeto haya sido adecuadamente preparada de antemano, es difícil que se presente en alguna ocasión el fracaso para producir el trance, y sólo en raras ocasiones deja el sujeto de resultar condicionado para entrar al estado hipnótico en el futuro inmediatamente que se le sugiera que así lo haga. En un sujeto razonablemente bueno, toda la rutina puede terminarse en un solo periodo de aproximadamente veinte minutos. En casos que respondan menos, puede obtenerse con facilidad el mismo resultado si se prepara al sujeto en forma más gradual durante dos o tres sesiones consecutivas. Para la inducción inicial se usa el método de fijación de la vista con distracción y se profundiza gradualmente el trance por medio del relajamiento progresivo, por la inducción de respuestas graduadas y por la técnica de respirar y contar. Aun cuando la descripción que sigue por necesidad implica una gran cantidad de repeticiones, esto quizá resulte más conveniente que lo contrario, ya que es una relación, palabra por palabra, de toda la rutina que empleo en la mayoría de mis casos. Pero si bien nunca dejo de instruir a mis sujetos que entren al estado hipnótico a una señal dada, sea ésta verbal o de otra índole, mediante el uso de este método, estoy perfectamente consciente de que también están implicados otros factores psicológicos, tales como creencia, confianza, personalidad, experiencia y, posiblemente, incluso la reputación. No obstante, me ha animado mucho el hecho de que la mayoría de mis colegas médicos y dentistas que han sido introducidos a esta técnica y la han probado en su totalidad en sus propias prácticas, no sólo han confirmado muchas de las ventajas descritas, sino que después la han incorporado a sus propias rutinas.

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Como lo he indicado con anterioridad, no hay un solo método del que se pueda decir que sea el mejor para la inducción y profundización de la hipnosis. Todo aspirante a operador debe crear gradualmente el que mejor se adapte a su propia personalidad, y éste bien puede incorporar características de una pluralidad de técnicas distintas. RUTINA COMPLETA PARA LA INDUCCIÓN DE LA HIPNOSIS, PROFUNDIZACION DEL TRANCE Y CONDICIONAMIENTO POSTHIPNOTICO Inducción preliminar Quiero que se siente cómodamente en la silla. Mire hacia arriba y hacia atrás, a la punta del lápiz. ¿Puede verla? [Bien! No deje que la vista se separe de ella ni un solo momento. Ahora comience a contar despacio, hacia atrás, desde el 300. Mentalmente, para usted mismo . . . no en voz alta. Siga contando ... lenta y acompasadamente ... y siga contando hasta que yo le diga que se detenga. Trate de no escucharme . .. en todo lo que le sea posible. Sin embargo, escuchará todo lo que digo ... pero trate de no escucharme. Usted dedíquese a contar. Abandónese por completo .. . suelto y flojo. Respire con tranquilidad . . . adentro ... afuera. Y mientras respira tranquilamente .. . adentro .. . afuera . . . usted puede sentir que los ojos se le van cansando, los tiene mucho muy cansados. Puede sentir que le lloran un poco . .. ahora puede que el lápiz lo vea un poco borroso. Ya sus párpados comienzan a sentirse muy pesados, muy pesados y cansados. Ahora están queriendo parpadear. Tan pronto como comiencen a parpadear . . . déjelos parpadear todo lo que quieran. |Vea!, ahora están comenzando a parpadear. Deje que parpadeen . .. exactamente como querían hacerlo. No los ayude . . . pero tampoco impida que parpadeen. Deje que todo pase como quiera. Ahora los parpadeos son más lentos ... y más tardados. Y al parpadear . .. siente los ojos más y más cansados. Los párpados . . . más . . . y más pesados. Tan pesados ... que siente que se le están queriendo cerrar.

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Tan pronto como sienta que se le quieren cerrar . . . déjelos que se cie rren… déjelos que se cierren . . . totalmente por su cuenta propia. Están queriendo cerrarse, ahora .. . déjelos que se cierren ... se cierran cada vez más herméticamente . . . están cada vez más apretados. ¡Duermase! Duerma muy, muy profundamente. Relájese completamente ... y entréguese por completo a esta sensación tan agradable ... tan descansada ... tan somnolienta. Deje de contar, ahora. Sólo duerma . .. muy, muy profundamente de verdad.

Profundización por relajamiento progresivo Ahora ... una sensación de completo relajamiento se la va extendiendo por todo el cuerpo. Deje que los músculos de los pies y de los tobillos se aflojen por completo. Suéltelos ... sueltos y flojos. Ahora los músculos de las pantorrillas. Suéltelos . . . sueltos y flojos .. . permita que se aflojen. Ahora los músculos de los muslos. Suéltelos . . . que se aflojen . .. sueltos y flojos. Y a medida que los músculos de las piernas y de los muslos queden completamente flojos y sueltos . . . puede notar una sensación de pesadez en las piernas. Como si las piernas se le estuvieran poniendo tan pesadas como el plomo. Suelte las piernas . . . pesadas como el plomo. Aflójelas por completo. En cuanto lo haga . . . su sueño será gradualmente más y más profundo. Esa sensación de relajamiento ahora se extiende hacia arriba . .. sobre todo su cuerpo. Afloje los músculos del estómago . . . suéltelos . .. flojos y sueltos. Ahora los músculos del pecho . . . de su cuerpo ... y de su espalda. Suéltelos . . . sueltos y flojos . . . permita que se relajen. Y mientras lo hace . . . puede notar una sensación de pesadez en el cuer po . . . como si se estuviera poniendo tan pesado como el plomo. Como si quisiera hundirse . . . más y más hondo ... en la silla. Sólo suelte el cuerpo . . . pesado como plomo. Que se hunda cómodamente . . . más y más ... en la silla. Y mientras se hunde . . . usted está entrando, despacio, pero con seguridad, en un sueño más y más profundo. Tan sólo entréguese por completo a esta sensación . . . tan agradable ... tan descansada . . . tan soñolienta . . . tan cómoda. Y ahora, esta sensación de relajamiento se extiende a los músculos de su

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cuello ... de sus hombros . . y de sus brazos. Afloje los músculos de su cuello . . . particularmente los músculos de la parte posterior de su cuello. Déjelos descansar . .. suéltelos .. . sueltos y flojos. Ahora, los músculos de sus hombros. Que se suelten y que se aflojen . . . aflójelos. Ahora, los músculos de los brazos. Relájelos… suéltelos... sueltos y flojos. Y en tanto lo hace… puede notar una sensación de pesadez en los brazos. Como si sus brazos comenzaran a sentirse tan pesados como el plomo. Suelte los brazos ... pesados como plomo. Y mientras lo hace . . . su sueño es cada vez más profundo . . . más profundo ... más profundo. Y a medida que esta sensación de relajamiento completo se extiende ... se hace más intensa . . . sobre todo su cuerpo . . . cae en un sueño mucho muy profundo, en verdad mucho muy profundo. En verdad, está tan profundamente dormido . . . que todo lo que yo le diga que va a suceder . . . sucederá . .. exactamente como yo diga. Y todo lo que yo diga que usted va a sentir ... lo sentirá ... exactamente como yo diga. Ahora duerma . . . duerma muy profundamente. Más y más profundamente dormido . . . más y más profundamente dormido.

Profundización por la inducción de pesadez del brazo Ahora voy a colocar su brazo en el brazo de la silla. Y voy a tocarlo suavemente . . . desde el hombro hasta la muñeca. Y cuando lo toque . . . comenzará a sentir una sensación de pesadez en el brazo. Esa sensación de pesadez está aumentando . . . cada vez que lo toco con mi mano. Su brazo comienza a sentirse más pesado . . . y más pesado . . . igual de pesado que el plomo. Puede sentir que se aprieta con más fuerza sobre el brazo de la silla.

(Al decir esto, aumente imperceptiblemente la presión de la mano de usted al tocarle el brazo.) Y en unos momentos . . . sentirá su brazo tan pesado, tan pesadísimo ... que cuando lo levante por la muñeca ... y lo suelte ... caerá sobre sus rodillas . . . igual que una pesa de plomo.

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Y cuando caiga como un peso muerto . . . en sus rodillas . . . se dormirá con un sueño muy profundo, muy profundo.

Se prueba ahora esta respuesta, después de lo cual se devuelve el brazo a la normalidad. Ahora se ha dormido con un sueño mucho más profundo. Y cuando le toco el brazo en dirección contraria . .. notará que toda la sensación de pesadez va desapareciendo de su brazo. Está regresando a lo normal . . . y ahora lo siente igual que su otro brazo. Todas las sensaciones de pesadez han desaparecido por completo ... y su sueño es ahora todavía más profundo ... y más profundo.

Profundización por la inducción de catalepsia en el brazo (Este no es un paso esencial y suele omitirse.) Ahora que su brazo descansa sobre el brazo de la silla ... voy a tocarlo otra vez. Esta vez ... en vez de que lo sienta más pesado ... comenzará a sentirlo cada vez más y más ligero. Tan ligero como una pluma . . . Como si no pesara nada en absoluto. Más ligero y más ligero . . . Más ligero y más ligero. De verdad tan ligero . .. que cuando lo torno por la muñeca . . . y lo levanto sobre su cabeza . . . no caerá sobre sus rodillas cuando yo suelte su muñeca. Quiero que se quede exactamente en donde está . . . exactamente en donde lo he dejado. Cuando suelte su muñeca . . . su brazo ya no caerá . . . quedará exacta mente en donde lo haya dejado .. . sin que usted tenga que hacer el más mínimo esfuerzo para mantenerlo ahí.

Si la respuesta es positiva, la restauración gradual del brazo a la normalidad se podrá usar como una técnica de profundización adicional. Mientras le hablo . . . siente que su brazo es cada vez más pesado. Más pesado y más pesado ... Más pesado y más pesado. Tan pesado, tan pesadísimo . . . que está comenzando a bajar . . . despacio, pero con seguridad . . . sobre el brazo de la silla. Y a medida que baja muy despacio sobre el brazo de la silla . . . su sueño se está haciendo más y más profundo. Y . . . en el momento en que su brazo toque el brazo de la silla . . . caerá

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muy

en un sueño mucho, muy profundo, profundísimo. Más pesado y más pesado . . . Abajo y abajo .. . Más y más profundamente dormido. ¡De verdad mucho muy profundo, muy profundo, profundísimo!

Una vez más, el brazo debe regresarse a la normalidad. A medida que le toque suavemente el brazo ... va regresando poco a poco a lo normal. Todas las sensaciones de ligereza y de falta de peso lo van dejando ... y ahora se siente exactamente igual que su otro brazo. Y su sueño es más profundo . . . muy profundo.

Profundización por la inducción de rigidez en el brazo Ahora, quiero que extienda el brazo . . . a nivel de su hombro . . . recto y rígido . .. con la palma de la mano hacia el techo. Y a medida que le toque su brazo . . . sentirá que está más rígido y más recto. La rigidez va aumentando ... cada vez que lo toco con mi mano. Puede sentir que todos los músculos se aprietan . . . poniéndole más recto y más rígido el brazo . . . cada vez que lo toco con la mano . .. hasta que comience a sentirlo tan recto y rígido como una barra de acero . . . desde el hombro hasta la muñeca. Ahora . . . quiero que se concentre en una barra de acero. Conciba una barra de acero en su pensamiento. Mientras lo hace ... sentirá que su brazo se ha vuelto tan recto y tan rígido como esa barra de acero. Como si la articulación del codo estuviera firmemente trabada. Como si no existiera ninguna articulación en absoluto. De manera que me será imposible doblarle el brazo por el codo ... sino hasta que yo cuente 'tres'. Mientras más esfuerzos haga por doblarlo . . . más ti eso y más rígido se pondrá .. más y más rígido. Pero ... en el momento en que yo cuente hasta 'tres' ... desaparecerá inmediatamente toda la rigidez ... su brazo se doblará con toda facilidad . . . y cuando lo haga, inmediatamente su sueño será más profundo ... más profundo . .. más profundo. ¡Recto y tieso! ¡Como una barra de acero! ¡Uno ... dos . .. tres!

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Profundización por la inducción de movimientos automáticos Ahora, coloque el codo sobre el brazo de la silla ... y mantenga el brazo levantado, con los dedos apuntando hacia el techo. Y yo voy a tomarlo por la muñeca ... y a moverlo muy despacio . . . hacia adelante y hacia atrás . . . adelante y atrás. Y mientras lo hago .. . quiero que se imagine que tiene atado a la muñeca la parte de en medio de un pedazo de cordel ... y que alguien en cada uno de los extremos del cordel le está jalando el brazo . .. primero hacia atrás . . . y luego hacia adelante. Nada más imagínese ese pedazo de cordel atado alrededor de su muñeca . .. jalando muy despacio su brazo . . . atrás ... y adelante . . . atrás ... y adelante. Y mientras lo hace ... se dará cuenta de que cuando le suelte la muñeca . . . sentirá como si ese pedazo de cordel todavía está atado a su muñeca . . . todavía está jalándole el brazo .. . atrás . . . y adelante .. . atrás y adelante. Y su brazo se seguirá moviendo ... completamente solo ... atrás ... y adelante .. . atrás y adelante . . . hasta que yo diga que 'alto'. No trate usted de moverlo. Tampoco trate de impedir que se mueva. Deje que el brazo haga lo que quiera….y continuará moviéndose sólo ... automáticamente .. . atrás. . . y adelante ... atrás . . . y adelante . . . hasta que yo diga 'alto'. atrás . . . y adelante ... atrás ... y adelante ¡Atrás ... y adelante!

Una vez que el brazo se mueva libremente, diga al sujeto que su sueño es cada vez más profundo, sincronizando esto de manera que usted repita la frase 'más profundo' con cada movimiento alterno hacia adelante del brazo. Ahora, ¡alto! Coloque nuevamente el brazo . . . sobre sus rodillas . . . y cuando lo haga ... su sueño será todavía más profundo, más profundo. ¡Duerma! ¡Mucho muy profundamente!

En este punto, ciertamente el sujeto está en una etapa de hipnosis media y, posiblemente, más profunda. La profundización adicional ahora se efectúa mediante el uso de la técnica de contar y respirar.

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Profundización por la técnica de contar y respirar Dentro de unos momentos . . . voy a contar despacio hasta cinco ... y mientras cuento . . . usted hará cinco respiraciones muy profundas. Y con cada respiración que haga ... cada vez que suelte el aire . . . se sentirá más y más descansado . . . y su sueño será más y más profundo. Uno . . . Respire hondo, hondo .. . más y más completamente descansado . . . más y más profundamente dormido. Dos . . . Respire hondo, hondo . . . más y más completamente descansado . . . más y más profundamente dormido. Tres ... Respire hondo, hondo ... más y más completamente descansado ... más y más profundamente dormido. Cuatro . . . Respire mucho, muy hondo ... más y más completamente descansado ... su sueño es todavía más y más profundo. Cinco . . . respire mucho, muy profundamente de verdad ... mucho, muy completamente descansado . . . más y más profundamente dormido… Ahora me gustaría que hiciera una respiración muy profunda .. . llene el pecho . . . y retenga el aire hasta que yo diga ... 'suéltelo'. Luego, suelte el aire tan rápidamente como pueda . . . y al hacerlo ... sentirá que se hunde y cae flojamente en la silla ... y se sentirá doble mente descansado de lo que está ahora . . . y su sueño será doblemente profundo. Ahora haga esa respiración profunda ... llene el pecho ... y retenga el aire (pausa de 15 segundos) . . . Reténgalo . .. (pausa de 15 segundos) .. . Reténgalo . . . (pausa de 15 a 20 segundos) ¡Suéltelo! Duerma mucho muy profundamente . . . está más y más profundamente dormido . .. más profundamente y más profundamente dormido.

Para ahora, el sujeto está en un sueño lo bastante profundo para permitir que se intente el condicionamiento posthipnótico con muchas oportunidades de éxito. Inducción del condicionamiento posthipnótico Usted está ahora tan profundamente dormido ... que todo lo que yo le diga que va a suceder . .. sucederá .. . exactamente como yo lo diga. Todas las sensaciones ... que le diga que va a sentir . . . las sentirá ... exactamente como yo le diga. Y todas las instrucciones que le dé ... las ejecutará fielmente. Ahora ... dentro de unos momentos ... lo despertaré contando hasta 'siete'. Usted despertará . . . sintiéndose maravillosamente mejorado por este lar go sueño.

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Y después de que haya despertado . . . platicaré con usted durante un minuto o dos. Luego le pediré que se apoye nuevamente en la silla ... y me vea directamente a los ojos. Mientras usted me está mirando . . . diré: '¡Duérmase!' Y en el momento que usted me escuche decir . . . 'Duérmase' . .. cerrará los ojos inmediatamente . . . y usted caerá inmediatamente en un sueño, igual de profundo como el que ahora tiene.

Esta instrucción deberá repetirse cuando menos una vez, con voz tranquila y con firmeza. Dentro de unos momentos ... lo voy a despertar contando hasta 'siete'. Y después que usted haya despertado ... hablaré con usted durante un minuto o dos. Luego le pediré que se apoye nuevamente en la silla ... y me mire directamente a los ojos. Mientras usted me está mirando . .. diré: 'Duérmase' Y en el momento que usted me escuche decir ... 'Duérmase' cerrará los ojos de inmediato . . . ¡y usted caerá inmediatamente en un sueño igual de profundo al que ahora tiene!

A continuación se despierta al sujeto. En unos momentos . .. cuando yo cuente hasta 'siete' . .. abrirá los ojos ... y estará otra vez completamente despierto. Se despertará sintiéndose completamente descansado . . . mental y físicamente . . . sintiéndose completamente en calma y completamente bien. ¡Uno . . . dos . . . tres . . . cuatro .. . cinco ... seis . ., siete!

Tan pronto como despierta, por lo general le hago unas cuantas preguntas acerca de lo que haya sentido durante la hipnosis, discutiendo brevemente sus reacciones. Luego le pido que se acomode nuevamente en la silla . . . y me mire directamente a los ojos. Cuando está haciendo esto, le digo con firmeza: ¡Duérmase!

y por lo general sus ojos se cierran de inmediato, y cae en un sueño hipnótico profundo.

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En ocasiones, si existe alguna tardanza y los ojos del sujeto no se cierran de inmediato, repito la sugestión con más firmeza y autoridad, una o dos veces si es necesario, con el resultado de que cierra los ojos sin más ni más. Después de despertarlo otra vez, le explico que la única razón de que sus ojos no se hayan cerrado de inmediato, se encuentra en el hecho de que no podía creer que fuera posible sucediera tal cosa. Le hago notar que, a pesar de sus dudas, sucedió en realidad, y cuando le diga otra vez duérmase, dentro de unos momentos —en esta ocasión encontrará que sus ojos se cierran sin demora—. Por lo general, esto resulta ser el caso, pero si sus reacciones todavía se inclinan a ser lentas, unos cuantos ensayos rápidos más, generalmente producirán el resultado deseado. A continuación procedo a consolidar este condicionamiento para ocasiones futuras. De ahora en adelante . . . nunca tendrá que mirar al lápiz otra vez. De ahora en adelante ... siempre que usted desee recibir el tratamiento ... todo lo que debo hacer es pedirle que se siente cómodamente en la silla ... y que me mire directamente. Mientras usted me está mirando ... yo diré: ¡Duérmase! Y desde ahora en adelante ... siempre que usted me escuche decir ... 'Duérmase' . .. sus ojos se cerrarán inmediatamente ... y usted siempre se dormirá inmediatamente con un sueño ... igual de profundo que éste. No importa que sea mañana ... la próxima semana ... el próximo mes .. .o incluso el próximo año. De ahora en adelante ... siempre que me escuche decir ... Duérmase' .…siempre sus ojos se cerrarán inmediatamente ... y siempre se dormirá inmediatamente con un sueño ... igual de profundo que éste. Y esto es lo que va a suceder exactamente la próxima vez que venga a verme. Después de nuestra plática preliminar ... tan pronto como esté listo para el tratamiento ... le pediré que se siente cómodamente en la silla ... y que me vea fijamente. Cuando me esté mirando ... le diré: ¡Duérmase I Y la siguiente vez ... y en verdad, en todas las ocasiones futuras cuando desee que le dé tratamiento ... en el momento en que me escuche decir ... 'Duérmase' .. . sus ojos se cerrarán inmediatamente . . . y usted se dormirá inmediatamente con un sueño ... tan profundo como éste.

Finalmente, a continuación despierto al sujeto.

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Dentro de unos momentos ... cuando cuente hasta 'siete' ... abrirá los ojos y despertará por completo ... sintiéndose maravillosamente mejor por este largo sueño. Despertará ... sintiéndose en realidad bien y apto ... sintiéndose completamente descansado ... mental y físicamente ... sintiéndose completamente tranquilo y calmado ... y sintiendo mucha más confianza .. . tanto en usted mismo .. . como en el futuro. ¡Uno ... dos ... tres ... cuatro ... cinco ... seis ... siete!

En esta rutina existen uno o dos puntos que vale la pena señalar. Aun cuando el sujeto cae dormido de inmediato al decirle que así lo haga, el procedimiento no es tan dominante como podría parecer. Se le ha dado al sujeto cierta elección en el asunto, ya que las condiciones bajo las cuales responderá han sido especificadas con precisión. La frase 'cuando desee que le dé tratamiento', le permite seleccionar las ocasiones en las que estará dispuesto a obedecer la sugestión, y esta sensación de independencia es fomentada por las frases cuando se siente cómodamente en la silla y me mire fijamente, la cual también define las condiciones limitadas bajo las cuales responderá. Esta libertad que se le permite parece proporcionar una gran dosis de confianza, y contribuye mucho a una cooperación sincera. En el caso de que falle el primer intento en el condicionamiento posthipnótico, no intento nada más sino hasta la siguiente sesión. Entonces repito todos los procedimientos de inducción y profundización como antes, pero, además, con la inducción de sueños antes de intentarlo otra vez. Sin embargo, en mi experiencia, siempre que se obtiene una respuesta positiva con esta técnica, la rutina del condicionamiento posthipnótico puede sugerirse con muchas probabilidades de éxito. Aun cuando ya se ha descrito, me propongo repetirla aquí para mayor conveniencia. Profundización por la inducción de sueños Está usted ahora tan profundamente dormido . . . que todo lo que le diga que va a suceder . . . sucederá . . . exactamente como yo lo diga. Todas las sensaciones que yo diga que usted va a experimentar ... experimentará . . . exactamente como yo lo diga. Más aún, todas y cada una de las instrucciones que le dé ... las obedecerá al pie de la letra. Así como su brazo se sintió pesado ... cuando yo dije que se sentiría pesado .. .

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las

Así como su brazo se sintió rígido . . . cuando yo dije que lo sentiría rígido . . . Así como su brazo se movió sólo . . . cuando yo dije que se moviera sólo . . . Así . . . todo lo demás que le diga que va a suceder .... sucederá . . . exactamente como yo lo diga. Y todas y cada una de las instrucciones que le dé . . . las obedecerá fielmente. Y todas y cada una de las instrucciones que le dé . . . usted las obedecerá al pie de la letra. Está usted ahora tan profundamente dormido . . . que, en unos momentos . . . cuando yo le diga que sueñe . . . ¡usted soñará! Y soñará que está haciendo cualquier acción sencilla que le diga que va a soñar. Así podrá verse usted mismo con toda claridad . . . imaginarse a usted mismo bastante vívidamente . . . en su propia mente . . . ejecutando cualquier acción que yo le diga que sueñe. En la misma forma en que concibió esa barra de acero . . . en su mente . . . cuando su brazo estaba rígido. En la misma forma en que se imaginó ese trozo de cordel . . . atado en su muñeca . . . cuando su brazo se movió solo. Así . . . podrá verse usted mismo . . . en sueños . . . con igual viveza y claridad . .. ejecutando cualquier acto que yo le haya dicho que sueñe. Ahora, ¡usted va a soñar que está arreglando su corbata! ¡Va usted a soñar que se está arreglando la corbata! ¡Ahora, ¡sueñe! ¡Sueñe ¡ ¡Sueñe! Ahora . . . muéstreme lo que está soñando. ¡Muéstremelo, ahora! ¡Muéstreme lo que está soñando!

En una respuesta positiva, las manos del sujeto se moverán con lentitud hacia arriba y ejecutarán la acción que ha sido sugerida. Deje de soñar ahora. Déjese relajar completamente . . . y su sueño es ahora más y más profundo.

Excepto en circunstancias especiales, adopto éste como mi método estándar para la inducción y profundización de la hipnosis. Siempre he encontrado que es rápido, de confianza y eficaz. Incluso con un sujeto que nunca haya sido hipnotizado antes, siempre que su mente haya sido adecuadamente preparada, rara vez toma más de 2 o 3 minutos lograr el espontáneo cerramiento de los ojos y el estado hipnótico ligero. Como lo mencioné antes, con un buen sujeto, toda la rutina de inducción y profundización,

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incluyendo el condicionamiento posthipnótico, puede completarse en una sola sesión de aproximadamente 20 minutos de duración. Incluso los sujetos más difíciles pueden prepararse para que se duerman de inmediato que se haga la sugestión al respecto, si se preparan gradualmente en varias sesiones consecutivas. Informo a mis pacientes que aun cuando casi todos pueden ser hipnotizados, varía mucho la susceptibilidad de los distintos individuos. Si acontece que son buenos sujetos, es probable que lleguen al estado hipnótico profundo durante la primera inducción; de lo contrario, se les puede enseñar a lograr una profundidad que baste para los propósitos del tratamiento en el curso de dos o tres consultas. Nunca intento inducir la hipnosis durante la primera entrevista. Primera sesión. Me dedico a conocer al paciente, tomo la historia de su caso y trato de ganarme su confianza. Decido sí el caso es adecuado para la hipnoterapia y si alguna otra forma de tratamiento es la más adecuada. Si la considero apropiada, discuto con él el asunto de la hipnosis, se la explico totalmente, corrijo sus ideas, desvanezco sus dudas y temores y, en términos generales, le preparo la mente para que la acepte. Segunda Sesión. Principio por informarme si tiene algunas preguntas que hacerme, que se hayan originado por nuestra plática anterior. En caso afirmativo, procedo a contestarlas con el fin de disipar la más ligera duda. Luego le explico exactamente al paciente lo que tiene que hacer, lo que yo tengo que hacer y exactamente qué es lo que puede esperar que suceda. A continuación induzco una hipnosis ligera y la profundizo mediante el uso del relajamiento progresivo y la pesadez del brazo y, en ocasiones, con la catalepsia de un miembro. Tercera Sesión. Discuto con él sus reacciones de la sesión anterior y trato de corregir las ideas falsas que todavía tenga. Induzco y profundizo como antes su hipnosis, siguiendo con la rigidez del brazo y terminando con los movimientos automáticos. Cuarta sesión. Una vez más, se ventilan por completo sus reacciones y se discuten. Luego repito todo el procedimiento de inducción y profundización en su totalidad, con la adición de la técnica de respirar y contar, seguida por el condicionamiento posthipnótico. Esto por lo general tiene éxito y el sujeto entra en seguida al estado hipnótico, siempre que se le den instrucciones de que así lo haga. En el caso de que se presente

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alguna dificultad, se repite todo el proceso en la siguiente sesión, siendo precedido cualquier intento de condicionamiento adicional por la inducción de sueños. Con este sistema de preparación gradual, es difícil que alguna vez encuentre a un paciente, incluso aquellos que sufren neurosis, a quien no pueda enseñársele que entre al estado hipnótico inmediatamente después de que se haya hecho la sugestión o señal adecuadas. Sin embargo, el plan recién descrito dista mucho de ser rígido. Por ejemplo, observo cuidadosamente la forma en que el sujeto reacciona a cada etapa del proceso de inducción y profundización y, si sus respuestas indican un grado considerable de susceptibilidad, suelo continuar con la etapa del movimiento automático durante la primera y real sesión de hipnosis. En realidad, siempre que el sujeto sea en verdad susceptible, puedo terminar toda la rutina de condicionamiento en una sola sesión. Aun cuando este plan lo uso del diario, no sugiero que éste resulte ideal en las manos de todos, o que deba ser adoptado en su totalidad. Cualquiera que desee tener éxito con la hipnosis debe formular su propia técnica individual a través de cuidadosas pruebas y errores, pero espero que mi experiencia con esta rutina pueda proporcionar alguna ayuda a quienes tratan de desarrollar sus propios métodos.

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SEGUNDA PARTE

Las Teorías y los Fenómenos de la Hipnosis

CAPITULO 11

Las Teorías y los Fenómenos de la Hipnosis

En el Cap. 2, cuando intenté dar una explicación de la naturaleza de la hipnosis, deliberadamente sobresimplifiqué el asunto para hacerlo lo más inteligible posible. En consecuencia, sólo la expliqué en términos de sugestión y disociación, pero también ahí indiqué que existían muchas otras teorías del estado hipnótico que debían ser consideradas, y son a las más importantes de ellas a las que ahora dedicamos nuestra atención. Existen nueve principales teorías: 1. La teoría 'patológica' de Charcot. 2. La teoría 'física'. 3. La teoría del 'sueño modificado'. 4. La teoría de los 'reflejos condicionados'. 5. La teoría de la 'disociación'. 6. La teoría de la 'sugestión'. 7. La teoría de 'desempeñar un papel'. 8. La teoría 'psicoanalítica'. 9. La teoría de la 'regresión atávica' de Meares.

1. La teoría patológica de Charcot Charcot, que se educó como neurólogo, formó la opinión de que la hipnosis era una condición patológica similar a la histeria, y consideró que era producto de una constitución nerviosa anormal. Parece que hay poca verdad en esto, ya que por lo menos el 90 por ciento de las personas ordinarias pueden ser hipnotizadas, y obviamente es ridículo suponer que la mayoría de la población sea marcadamente histérica. Incluso si se sostuviera la opinión de Charcot para aplicarla sólo a los sujetos de trance profundo, todavía resulta difícil justificarla, ya que suele

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ser en extremo difícil hipnotizar en absoluto a una persona histérica, sin hablar de la inducción de un trance profundo. Más aún, se ha encontrado que se obtiene una proporción mucho más elevada de sujetos de trance profundo en voluntarios saludables que entre quienes están psicológicamente perturbados. Más recientemente, Eysenck ideó un método para conocer los rasgos de la personalidad histérica y probó a un grupo de personas al azar, tanto para histeria como para sugestionabilidad. No pudo obtener ninguna correlación de alguna especie entre las dos, pero sí pudo establecer una íntima relación entre el hipnotismo y la sugestionabilidad. En la actualidad hay muy pocos que estén dispuestos a aceptar la teoría de Charcot. 2. La teoría física Esta teoría sostiene que la hipnosis es un fenómeno puramente físico que va acompañado de cambios bioquímicos o eléctricos en la corteza cerebral y en el sistema nervioso central. A pesar del hecho de que se afirma que pueden detectarse y medirse tales cambios, existe poca evidencia de que en realidad ocurran. 3. La teoría del sueño modificado Se ha sugerido con frecuencia que la hipnosis es una clase de sueño modificado, pero en realidad no es probable que sea cierto. En el sueño natural, queda suspendido totalmente el conocimiento o la conciencia, en tanto que en la hipnosis está decididamente presente, sin importar la profundidad que sea. También se ha encontrado que las estimaciones fisiológicas practicadas en los dos estados no establecen la más ligera semejanza. En el sueño natural, por lo general, se registra un descenso de la presión arterial, una disminución del ritmo cardiaco, una reducción en la secreción urinaria y la disminución o cesación de ciertos reflejos, todo lo cual puede medirse con precisión. En el sueño hipnótico, no importa lo mucho que se mantenga el trance, no se presenta ninguna de estas diferencias, y la química sanguínea permanece sin alteración.

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Todavía otra prueba de que la hipnosis y el sueño están lejos de ser idénticos se encuentra en el hecho de que cualquier condición puede cambiar a la otra. Es posible murmurar muy quedo sugestiones, una y otra vez, a una persona con un sueño natural, hasta que principie a responder a la sugestión de que levantará el brazo sin despertar. Si cumple con esta sugestión, ha pasado del estado de sueño al estado de hipnosis. A la inversa, en ocasiones un sujeto puede pasar del estado hipnótico al sueño normal. Se ha sabido que esto ocurre como medio de evitar la necesidad de obedecer a una sugestión que el sujeto ha encontrado objetable. Sin embargo, aparte por completo de todo esto, ello puede suceder en el curso normal ¿el evento. Si un hipnotizador sufriera un colapso y muriera precisamente al terminar la inducción de un estado de trance profundo, no se presentarían ningunas consecuencias serias. El sujeto eventualmente caería en un sueño normal del cual despertaría en la forma acostumbrada después de un periodo que podría variar entre quizá 15 minutos y 12 horas, dependiendo de lo cansado que acontezca estar en el momento. Así pues; aun cuando las reacciones del sujeto durante el proceso de inducción promedio se asemejen mucho a las primeras etapas del sueño normal, el estado de hipnosis en sí no está relacionado con el sueño en ninguna forma. De hecho, la hipnosis se emplea en el tratamiento del insomnio, en cuyo caso el sujeto puede ser hipnotizado y dejado en estado hipnótico hasta que eventualmente se fusione con el sueño normal. En realidad, incluso puede ensenársele la autohipnosis para que haga esto por sí mismo, siempre que se presente la necesidad. 4. La teoría de los reflejos condicionados Esta teoría está basada en el trabajo de Pavlov y de los científicos de la Europa Oriental que han adaptado y creado la psicología de los reflejos. Como se recordará, Pavlov hacía sonar una campana antes de dar alimento a un perro, y después de cierto número de ocasiones en cada una de las cuales la alimentación estaba precedida por el sonido de la campana, se producía salivación siempre que se tocaba la campana, aun cuando no se proporcionara ningún aumento. A este proceso se le llamó condicionar. Pavlov también encontró que podía efectuarse el descondicionamiento si se administraba un pequeño y desagradable shock eléctrico cuando se hacía sonar la campana. Sin embargo, debe señalarse

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que tanto el condicionamiento como el descondicionamiento requieren que el proceso sea repetido en muchas ocasiones consecutivas. Explicada en estos términos, se considera que la hipnosis es un estado psicológico producido por un condicionamiento de toda la vida, en el curso del cual ciertas palabras tienden a actuar como la campana de Pavlov para causar efectos debidos a una larga asociación. Por ejemplo, cuando se menciona a un sujeto la palabra sueño, éste la asocia de inmediato con sensaciones de cansancio, pesadez y somnolencia. Así pues, llega a asociar la palabra sueño con palabras tales como pesado, cansado, soñoliento y relajado, y la repetición constante de estas palabras en el transcurso de la i nducción produce un estado al cual el sujeto ha resultado condicionado a asociarlo con dichas palabras. No puede haber dudas de ninguna especie respecto a que el condicionamiento sí desempeña un papel de importancia en la inducción de la hipnosis, y se ha demostrado que los individuos que pueden establecer reflejos condicionados con facilidad por lo general son buenos sujetos hipnóticos. Pero esto está lejos de ser toda la historia. En primer lugar, la teoría supone que los estados de hipnosis y el sueño normal son similares, y ya hemos visto que ciertamente este no es el caso. En segundo, un argumento todavía más convincente en contra de que la hipnosis sea sólo un proceso condicionado, se encuentra en el hecho de que el descondicionamiento siempre ha implicado un procedimiento lento y repetitivo, la duración del tiempo que se requiere dependiendo principalmente del tiempo que tome lograr el condicionamiento original. Sin embargo, en el estado hipnótico, el descondicionamiento puede efectuarse de inmediato con una palabra de mando. En tercer lugar, al considerar que la hipnosis es un reflejo condicionado no se toma en cuenta el hecho de que las personas frecuentemente han sido hipnotizadas con discos giratorios, con espejos o con metrónomos, ninguno de los cuales ha estado asociado, mediante un condicionamiento previo, con la idea del trance hipnótico. 5. La teoría de la disociación Esta teoría fue formulada originalmente por Pierre Janet, quien trabajaba en la Clínica de la Salpétriére y creía, al igual que Charcot, en la estrecha relación entre la histeria y la hipnosis. Finalmente llegó a la conclusión de

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que la hipnosis era una división de la mente en dos partes y que la hipnosis representaba el mismo proceso disociativo, inducido en forma artificial. Este concepto de la división de la conciencia ha probado ser muy valioso, y ha entrado al campo de la medicina con el término técnico de disociación. Durante muchos años, esta teoría de la disociación se consideró ser la clave de la hipnosis, sosteniéndose que la profundidad de ésta estaba relacionada directamente con el grado de disociación logrado. En muchas formas, es una teoría atractiva y, como en el caso del reflejo condicionado, es probable que exista mucho de verdad en ella. Pero, si bien explica algunos de los fenómenos de la hipnosis, deja de explicar muchos otros. No hay duda que la tendencia a disociar puede aumentarse mucho por la sugestión, pero esto no prueba necesariamente que la hipnosis y la disociación sean una misma cosa. Ya he indicado la parte que quizá represente la disociación en la inducción de la hipnosis (Pág. 35) cuando comparé la mente con un iceberg, y el desarrollo del estado hipnótico con la inclinación gradual del iceberg. Por sencilla que esta explicación parezca ser, no parece que sea por completo irrazonable, ya que existen pocas dudas de que la mente inconsciente no sólo se convierte en más accesible, sino que es mucho más fácilmente influenciable en el estado hipnótico que en el estado de vigilia. Una de las principales dificultades para aceptar la teoría de disociación de la hipnosis se encuentra en su dependencia de la presentación de la amnesia. La evocación de los recuerdos depende de la asociación de ideas, la falla de recordar eventos es causada por una interrupción en la cadena de las ideas que los reincorporarían al consciente. Siempre que esto sucede, ha ocurrido la disociación y el resultado es un estado de amnesia (pérdida de la memoria). En consecuencia, la amnesia resulta ser un elemento necesario en la teoría. Puesto que la mente inconsciente es capaz de hacerse cargo de la mayoría de las funciones de la mente consciente, Janet sacó como conclusión de que tales fenómenos eran 'fugas' e incluso 'personalidades múltiples' debidas a la división del consciente, lo cual daba como resultado que la mente inconsciente se convirtiera en la parte dominante por el momento. Así pues, suele afirmarse que la hipnosis es el resultado de una disgregación similar del consciente, durante la cual la parte inconsciente de la mente se convierte en la parte dominante. Sin embargo, debe recordarse que en un estado de fuga el sujeto no tiene ningunos recuerdos de su vida ordinaria, y

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cuando se reintegra a la normalidad tiene una amnesia total de los eventos durante la fuga. Es obvio que la teoría de disociación depende en gran parte del desarrollo de la amnesia a continuación del trance, y queda muy debilitada por el hecho de que pueden presentarse trances profundos sin ningún grado de amnesia apreciable. Y aun cuando está presente, esta amnesia rara vez es espontánea, ocurriendo con más frecuencia por la sugestión directa. Más aún, la amnesia posthipnótica puede eliminarse con toda facilidad y puede recuperarse la memoria por medio de la sugestión.

6. La teoría de la sugestión Puesto que ya he hablado de ésta con una extensión considerable al tratar con la inducción de la hipnosis (Cap. 2), hay poca necesidad de insistir en ella aquí, con excepción de uno o dos puntos adicionales hacia los cuales debe llamarse la atención. Toda la evidencia de que se dispone señala la conclusión de que la 'sugestionabilidad' y el 'estado hipnótico' están estrechamente relacionados y a que mientras más sugestionable sea el sujeto con más facilidad se puede inducir y profundizar la hipnosis. Bernheim sostuvo originalmente que todo el hipnotismo era sugestión, pero esto es un enunciado demasiado inclusivo en vista del hecho de que muchos fenómenos, característicos del trance, pueden ser reproducidos a menor escala en el estado de vigilia. La mayoría de las prácticas de la medicina no pueden divorciarse de la sugestión. Las drogas prescritas por un especialista de renombre, que cobra al paciente honorarios elevados, tienen resultados más rápidos y de más largo alcance en ocasiones que las preparaciones idénticas prescritas por el médico de la familia. Esto enfatiza la parte importante desempeñada por el 'prestigio', la 'autoridad' y el 'respeto', todos los cuales son factores de igual importancia para facilitar la inducción de la hipnosis. En la hipnosis, la sugestión se emplea en forma deliberada y desapasionada, y ejerce un efecto mucho mayor que en el estado de vigilia. Incluso en la vida diaria, la mayoría de las personas tienden a ceder ante quienes tienen autoridad, y esta tendencia se exagera muchísimo en el estado hipnótico. Esa es una de las razones del porqué las sugestiones ejercen tan profundo efecto durante la hipnosis.

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7. La teoría de desempeñar un papel R. W. White llegó a la conclusión de que la hipnosis debería ser considerada como un esfuerzo intencionado dirigido a un fin, siendo su objetivo más general el comportarse igual que una persona hipnotizada, ya que esto está determinado por el operador y comprendido por el sujeto. Sugerimos, y aclaramos por completo, al sujeto, todo lo que esperamos que haga y, debido al vínculo existente, parece que se esfuerza por desempeñar el papel que hemos delineado. Su motivo dominante parece ser la sumisión a las órdenes del operador. No obstante, esta teoría se desentiende de la ocurrencia de fenómenos fuera del control de la voluntad. Estabrooks comprobó la anestesia hipnótica por medio de shocks eléctricos y encontró que los sujetos hipnotizados podían resistir sin molestias corrientes casi diez veces tan fuertes como las que podrían ser toleradas en estado de vigilia. Esto es una refutación directa a la teoría del 'desempeño de un papel', ya que nadie que esté tratando de comportarse como una persona hipnotizada podría producir voluntariamente tal grado de anestesia. 8. La teoría psicoanalítica Freud consideraba que la susceptibilidad del sujeto hipnótico era debida a un deseo inconsciente de gratificación libidinosa por su parte, y señalaba la semejanza de la hipnosis al estado de estar enamorado. De acuerdo con esta teoría, existe una relación erótica entre el hipnotizador y su sujeto, que por lo general no se permite que llegue demasiado lejos. Esto parece que va acompañado por el deseo de una entrega incondicional. Ferenczi estaba de acuerdo con esta opinión y la amplió más aún postulando una relación de 'padre a hijo' que se desarrolla entre el hipnotizador y su sujeto. Sin embargo, estas dos actitudes tienden a existir en cierto grado entre un médico y su paciente en la práctica ordinaria de la medicina. El médico a quien agrada su paciente suele poder curarlo bien con más facilidad que un médico al cual le desagrade. Y el paciente a quien agrada su médico confiará más en él y creerá que le hará mucho más bien que cuando es tratado por un médico que no le interese. Más aún, con frecuencia los pacientes se sienten sumamente intimidados por su médico

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en forma exacta que un niño ante su padre, de manera que estas relaciones por cierto que no están confinadas a la hipnosis. Igual que con la teoría del reflejo condicionado, las teorías psicoanalíticas dejan de explicar los casos de hipnotización por espejos, discos giratorios o metrónomos, o el hecho de que los estados hipnóticos en ocasiones pueden ser producidos por objetos inanimados. Puesto que bajo tales condiciones no existen las relaciones interpersonales, es difícil como pueda sobrevenir alguna gratificación libidinosa. 9. Teoría de la "regresión atávica" de Meares Esto implica el concepto de que la sugestión es una función mental arcaica que puede ser usada para explicar la naturaleza de la hipnosis. En la psiquiatría clínica, el término 'regresión' se aplica por lo general al regreso a un tipo anterior de comportamiento. Cuando Ferenczi consideraba la hipnosis como una relación de padre a hijo que se desarrollaba entre el hipnotizador y su sujeto, estaba postulando la regresión como un retorno a los patrones de comportamiento infantiles. La teoría atávica requiere que la regresión sea aplicada, no en el campo del comportamiento, sino en el campo de la función mental. En otras palabras, una regresión de la función mental adulta normal a un nivel intelectual lógico, a una función mental de nivel arcaico en el cual el proceso de la sugestión determine la aceptación de las ideas. Se considera que este tipo de regresión es el mecanismo básico en la producción de la hipnosis. Según lo indica el mismo Ainslie Meares, esta hipótesis en ninguna forma sugiere que el hombre primitivo vivía en un estado de hipnosis. Supone que el hombre primitivo, antes de que desarrollara la habilidad para la evaluación lógica de las ideas, las aceptaba por el proceso más primitivo de la sugestión. En realidad, la esencia de la teoría atávica es que la hipnosis es un regreso a una forma más primitiva de funcionamiento mental, en la cual la sugestión desempeña un papel principal. Este es un concepto que puede ser de valor práctico para el clínico, ya que cualquier cosa, palabra o acto, que tienda a ayudar a esta regresión, ayudará a la inducción de la hipnosis. En la práctica clínica, una mayor profundidad de la hipnosis es el resultado de una regresión atávica más profunda; en las hipnosis más ligeras, la regresión es menos completa.

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Parecería, en consecuencia, que ninguna sola de las teorías de la hipnosis es lo bastante completa para explicar todos los fenómenos del trance. White sostiene que no puede ser formulada ninguna teoría científica hasta que ésta pueda explicar adecuadamente los hechos siguientes: 1. Que la persona hipnotizada rebasa los límites normales del control voluntario. 2. Que se comporta sin experimentar voluntad, intención o conocimiento propio, y sin recuerdos posteriores. 3. Que estos cambios ocurren porque el hipnotizador dice que ocurrirán. Ninguna de las teorías que hasta ahora se han adelantado puede cumplir estos requisitos. Parecería que nuestro actual conocimiento del comportamiento humano no está aún lo bastante desarrollado para producir una teoría completa y satisfactoria de la hipnosis. Al tratar de definirla con precisión sólo estamos describiendo un resultado final que frecuentemente es una combinación de varios de los factores ya mencionados. Creo que en la mayoría de los estados de trance, tanto la sugestión, como la disociación y el condicionamiento desempeñan un papel importante en mayor o menor grado. Por lo menos puede decirse que la comprensión de estos mecanismos hace mucho para hacer inteligible el comportamiento del trance, a pesar de las lagunas que aún quedan por ser llenadas antes de que nuestro conocimiento sea completo. LOS FENÓMENOS DE LA HIPNOSIS Curiosos y raros como puedan parecer muchos de los fenómenos de la hipnosis, la mayoría de ellos tienen su contraparte en la vida cotidiana y pueden ser reproducidos en el estado de vigilia por lo menos en menor grado. Más aún, con frecuencia pueden observarse y ser inducidos en individuos perfectamente normales como resultado de una sugestión posthipnótica, siguiendo a la cual aparecen con posterioridad una vez que el sujeto ha sido despertado. Muchos de ellos también pueden ser autoinducidos por quienes hayan dominado la técnica de la autohipnosis. Los fenómenos de la hipnosis han sido divididos en dos distintas categorías — los fisiológicos y los psicológicos — pero es difícil trazar

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una línea precisa de demarcación entre ellas. Como lo indica Moll, suelen ocurrir alteraciones en las funciones corporales sólo como resultado de cambios en el estado psíquico. Por ejemplo, cuando un individuo queda paralizado por el miedo, su completa incapacidad para moverse se debe al shock mental que ha recibido, y ciertamente no es el resultado de una lesión o daño a sus músculos. En forma similar, durante el estado hipnótico, los músculos y los órganos sensoriales suelen mostrar anormalidades funcionales, sencillamente porque ha sido alterado el estado mental del sujeto. Las alteraciones que por lo general se encuentran en el curso de la hipnosis afectan a los músculos tanto voluntarios como involuntarios, a los órganos sensoriales, a la memoria, a la actividad mental y a las emociones. Alteraciones en los músculos voluntarios La sugestión ejerce una influencia extraordinaria sobre las funciones de los músculos voluntarios, la actividad de los cuales casi siempre puede ser influida en un alto grado. Durante la hipnosis, los movimientos de estos músculos pueden ser inhibidos o excitados. 1. Relajamiento. Las sugestiones para el relajamiento muscular parecen inducir una sensación de pereza en el sujeto y una mar cada inclinación a no mover los miembros; incluso puede parecer incapaz de decidirse mentalmente a moverlos o no. En realidad nunca pierde la facultad de moverlos, pero a medida que la hipnosis se profundiza disminuye el tono muscular, en ocasiones hasta un punto fuera del control de la voluntad. 2. Parálisis de grupos de músculos. Esta puede afectar sólo a grupos de músculos pequeños, como los párpados, o puede extenderse a grupos mayores, como los de las extremidades y el cuerpo. La verdadera distribución de la parálisis nunca corresponde con exactitud a la de los nervios motores, sino que sigue la propia idea del sujeto sobre la forma en que se comportaría una persona paralizada. Si se le dice al sujeto que ha perdido el uso de todos los músculos de sus extremidades y del cuerpo, será totalmente incapaz de levantarse de la silla. Esto sucede sencillamente porque la sugestión ha originado en la mente del sujeto la firme convicción de que sus músculos están completamente inutilizados . Tal parálisis no se puede distinguir de la

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verdadera parálisis histérica que se presenta en forma espontánea en ausencia de la hipnosis. En ocasiones el sujeto es incapaz de mover una extremidad paralizada porque ya no puede establecer un contacto voluntario con sus músculos. En otros casos, todos los intentos de un movimiento voluntario son contrarrestados por la contracción de músculos antagónicos. Se le puede privar por completo al sujeto de la facultad de hablar, o decirle que sólo podrá decir su propio nombre y que para todo lo demás será completamente mudo. Le podrá ser imposible escribir, en tanto todavía retiene su facultad de barajar las cartas o tocar el piano. Las acciones prohibidas sólo llegarán a ser posibles otra vez cuando se le dé el permiso necesario. Estos efectos variarán mucho de sujeto a sujeto. En algunas personas será más fácil influir un particular grupo de músculos que en otras. Por ejemplo, puede ser posible impedir a. un sujeto que abra los ojos, y ser completamente imposible afectar su habla. Otra puede convertirse en muda, fracasando por completo todos los intentos que se hagan para prohibirle escribir. 3. Catalepsias rígidas. Se dice que se presenta la catalepsia cuando un miembro permanece en cualquier posición en que haya sido colocado por el hipnotizador. Tales posturas suelen mantenerse durante largo tiempo, excediendo en mucho el permitido por el esfuerzo voluntario, sin que eso sea seguido por el dolor y la fatiga que normalmente se esperaría después de tal esfuerzo muscular excesivo. El requisito esencial para la producción de la catalepsia es que el sujeto acepte la idea de la actitud particular implicada. En ocasiones se puede levantar el brazo de una persona hipnotizada, sostenerlo en el aire y luego soltarlo, y el brazo permanecerá exactamente en donde fue dejado, aun cuando no se haya dicho una sola palabra. A pesar de esto, el sujeto cree firmemente que su brazo debe permanecer así. En otro sujeto, es probable que el brazo caiga, pero si usted se lo levanta otra vez y le dice que ahora permanecerá en el aire, no cabe duda que esto sucederá. En verdad, no hay necesidad de que usted le hable en absoluto, ya que uno o dos tirones hacia arriba, tomándolo de la muñeca, bastarán para hacerle entender lo que se intenta que suceda. Erickson cree que se presenta la catalepsia porque el sujeto queda tan intensamente absorto que no responde a los estímulos ordinarios.

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La rigidez cataléptica puede ser inducida en cualquier miembro o incluso en todo el cuerpo por medio de la sugestión directa; por ejemplo, se puede inducir la rigidez en un brazo de manera que le sea imposible doblarlo a una segunda persona. Molí indicaba que podía aumentarse la rigidez tocando suavemente el brazo, ya que ese contacto parece concentrar sobre él la atención del sujeto. La rigidez cataléptica también puede terminarse de inmediato por medio de la contrasugestión adecuada. Uno de los trucos favoritos de los hipnotizadores teatrales es la producción de la catalepsia en todo el cuerpo. El sujeto hipnotizado queda entonces soportado por una silla debajo de su cabeza y otra debajo de los talones. No sólo no cederá su cuerpo, sino que será capaz de soportar el peso de un hombre de 90 kilos. Para aumentar el efecto, por lo general se elige a una muchacha de constitución delgada como sujeto. Con todo y lo dramático que esto pueda ser, no es prudente usar este fenómeno en particular para propósitos de demostración. Es probable que implique tensiones injustificadas en los músculos, articulaciones y ligamentos, todos los cuales pueden lesionarse con mucha facilidad, tanto en el estado hipnótico como en el estado de vigilia, ya que la catalepsia sugerida no va acompañada de cambios físicos en los tejidos. En consecuencia, pueden fracturarse los huesos y articulaciones con tanta facilidad como en el estado de vigilia. 4. Actividad muscular incrementada. Esto se debe principalmente a la incapacidad para sentir fatiga. Así, en la hipnosis encontramos que el sujeto puede mantener posturas incómodas y ejecutar tareas con mucha menos incomodidad y fatiga que cuando está completamente despierto. En la vida normal, trabajamos muy por debajo de nuestra verdadera capacidad y tenemos reservas de fuerza considerables para hacer uso de ellas en momentos de tensión. En el estado hipnótico estas reservas pueden utilizarse, aun cuando se encuentren fuera del esfuerzo voluntario. En circunstancias normales pocos de nosotros podríamos trepar por una cuerda para llegar a un escotillón en el techo; sin embargo, si estuvieran bloqueadas todas las salidas por un incendio y esto representara nuestro único medio de escape, la mayoría de nosotros podría lograrlo. El hecho de que se pueda recurrir a tales reservas bajo el hipnotismo se ha usado con mucho provecho en el campo de los deportes. Muchos atletas han podido realizar su máximo esfuerzo en vez de aplicar un desempeño promedio. Sin

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embargo, debe recordarse que no debe hacerse que nadie exceda su propia capacidad individual, aun cuando ésta sea mucho mayor de lo que parecería por sus logros normales. 5. Movimientos automáticos. No sólo puede inhibirse la acción muscular, mediante la sugestión, sino que también puede excitarse y convertirse en automática. Si se le dice a un sujeto que su brazo izquierdo se va a elevar poco a poco en el aire, él hará que esto suceda, aun cuando no haga ningún esfuerzo voluntario de ninguna especie. Rara vez se le ocurrirá resistir. No es difícil distinguir los movimientos voluntarios de los involuntarios, ya que aquéllos por lo general son uniformes y se ejecutan con firme facilidad. Por otra parte, aun cuando un sujeto sea pasivo, los movimientos involuntarios están caracterizados por cierta cantidad de lentitud y sacudimientos. Esto se exagera mucho, y los movimientos involuntarios que son ejecutados sin la voluntad del sujeto, suelen ir acompañados de fuertes contracciones musculares y temblores. Esto muestra la presencia de dos fuerzas antagónicas —la sugestión del hipnotizador y la voluntad del sujeto—. Esta última está combatiendo contra la sugestión de que su brazo se elevará, y esto se muestra en el temblor. Una prueba útil de los movimientos automáticos es hacer girar las manos del sujeto en forma circular, frente al cuerpo. Cuando se le sueltan las manos, persistirá la tendencia a continuar el movimiento, en especial si él cree que debe continuar girándolas. Si entonces se le dice que no podrá parar, sin importar los esfuerzos que haga, encontrará que aun cuando se tropiecen las manos una contra la otra, será completamente incapaz de detenerlas. Cuando se produce este fenómeno, por lo general quiere decir que se ha alcanzado una hipnosis de profundidad media, si no es que más profunda. Antes de considerar los fenómenos que afectan a los músculos involuntarios, hay dos reacciones musculares específicas que se presentan durante la inducción de la hipnosis y que son dignas de atención. 1. Hipnosis pasiva. En ocasiones un sujeto llega a ser tan pasivo que no bastan las sugestiones más fuertes para vencer el relajamiento muscular que se ha presentado. En tales casos, caerán los brazos que han sido levantados, a pesar de todas las sugestiones en contra. Incluso puede ser difícil persuadir al sujeto para que responda a preguntas.

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En la mayoría de las inducciones de la hipnosis, ésta será pasiva en las primeras etapas. Con mucha frecuencia, una vez que los ojos se hayan cerrado, la cabeza caerá hacia adelante, hacia atrás o incluso hacia un lado, debido a que los músculos de apoyo han quedado muy relajados. En verdad, existen muchas etapas transicionales entre las hipnosis pasiva y activa, y una puede pasar con facilidad a la otra. 2. Alteraciones oculomotoras. Aun cuando en la mayoría de los casos la hipnosis está caracterizada por el cerramiento de los ojos, esto no es de ninguna manera esencial; sino que en la mayoría de los casos los ojos se cierran y, excepto en el sonambulismo, no pueden abrirse nuevamente sin terminar la hipnosis. Aun cuando el sujeto permanezca en un trance profundo con los ojos abiertos, por lo general siente los párpados pesados y el deseo de cerrarlos. El cerramiento inicial de los ojos en ocasiones es suave, en otras espasmódico y no siempre es completo, pero esto no interfiere con la hipnosis. Una vez que los ojos están cerrados, con frecuencia tiemblan los párpados, pero esto no es de importancia y en algunos casos es un signo de aumento y no de disminución de la profundidad. Los globos de los ojos en ocasiones giran hacia arriba cuando éstos se están cerrando y pueden permanecer en esta posición; en otros casos pueden regresar a su posición normal tan pronto como los ojos se cierran. En caso contrario, sólo será visible lo blanco de las escleróticas si se levantan los párpados con suavidad. Alteraciones en los músculos involuntarios, en los órganos y en las glándulas Muchas de las funciones y actividades del cuerpo están fuera del control de la voluntad. Están controladas y reguladas por la mente inconsciente actuando mediante el tálamo, en el sistema nervioso autónomo. Los sistemas circulatorio, respiratorio, alimentario y excretor, así como las glándulas endocrinas, en su mayor parte todas están controladas de esta manera. Los efectos que puede producir la hipnosis y que trascienden todo control voluntario tienen importancia para entender el uso de este método en el tratamiento de los estados psicosomáticos, ya que tanto la actividad de los órganos como de las glándulas suelen ser influidos por las emociones.

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Por ejemplo, el temor provoca un aumento en la secreción de adrenalina y un ritmo cardiaco mucho más rápido. La sugestión, en especial en el estado hipnótico, puede causar el mismo efecto, el cual puede ser muy aumentado si se evoca en forma simultánea, la emoción adecuada. El control de la mente y del cuerpo por medio de la sugestión se comprende así con más facilidad. La mente inconsciente tiene la facultad de inhibir o de excitar al sistema nervioso autónomo, y puesto que en el estado hipnótico la mente inconsciente es más accesible a la sugestión, gran parte de la influencia ejercida bajo la hipnosis llega a ser explicable. Desafortunadamente, sin embargo, todavía no sabemos como sucede esto. 1. El corazón. Se ha informado por muchas fuentes que el ritmo cardiaco puede acelerarse o retardarse por medio de la sugestión durante la hipnosis. Pero el asunto de si esto se puede lograr o no sólo por medio de la sugestión directa todavía es tema de controversia y la evidencia de que se dispone está en conflicto. Parece probable que tales alteraciones por lo general son causadas mediante el estímulo de las emociones, pero debe tenerse presente que pueden ser condicionadas a indicaciones verbales, una vez que han sido el resultado de un estímulo emocional en primer lugar. 2. Los vasos sanguíneos. Lloyd Tuckey encontró que las arterias menores y las capilares se contraían casi invariablemente en la hipnosis profunda, de manera que incluso las heridas profundas tendían a producir poca o ninguna hemorragia. Esto está confirma do por muchos cirujanos dentales, quienes informan una disminu ción definida en el sangrado posterior a una exodoncia bajo hipnosis profunda. Investigaciones posteriores han confirmado el hecho de que la sugestión puede ejercer mucha influencia sobre los vasos sanguíneos. Forel confirmó el hecho de que el rubor local podía ser inducido por sugestión, y esto no es de sorprender si se considera lo fácil que puede ser influido el sistema vasomotor por los procesos mentales. La turbación provocará el rubor, el miedo causará palidez. En el tratamiento de ciertas dermatosis con frecuencia he tenido éxito para producir una clara hiperemia de la piel por sugestión verbal directa acompañada de ligerísimos toques de la pa rte para delinear el área. También se ha informado de experimentos en los cuales se ha logrado el aumento, a disminución de dos o tres grados centígrados de temperatura mediante la sugestión. 156

La presión arterial también puede ser influida. Las sugestiones de relajamiento y calma harán disminuir la presión sanguínea y el ritmo del pulso, en tanto que las sugestiones de excitación y agitación ciertamente harán que aumenten. En verdad, el hecho d e que las alteraciones emocionales desempeñen una parte tan importante en la hipertensión esencial es lo que hace que la hipnosis sea de valor en el tratamiento de esta condición. 3. El sistema respiratorio. Vogt encontró que cuando los ojos se cierran como respuesta a una sugestión durante la inducción de la hipnosis, disminuye el ritmo respiratorio en tanto el sujeto experimenta una sensación de apacible calma. A medida que la hipnosis transcurre, la respiración se vuelve más lenta y más superficial, aun cuando se profundiza tanto al principio como a la terminación del estado hipnótico. La sugestión también puede producir variaciones considerables tanto en el ritmo como en la excursión respiratoria. Se han obtenido aumentos hasta del 50 por ciento en la ventilación pulmonar en un sujeto hipnotizado en descanso, a quien se le haya sugerido que estaba ejecutando un trabajo pesado. Pero aunque estos hechos tienen alguna importancia que contribuye al éxito de la hipnosis en el tratamiento del asma bronquial y del broncoespasmo, no son tan importantes como su habilidad para controlar los factores emocionales que fundamentan los ataques. 4. El sistema alimentario. Ha sido demostrado que cuando se le dice a un sujeto profundamente hipnotizado que coma una ración imaginaria de res y proteína, esta sugestión produce un aumento en la secreción de jugo gástrico. Asimismo, cuando se sustituyeron grasas imaginarias en vez de proteínas, siguió la contracción de la vesícula biliar, acompañada de un incremento en la secreción de lipasa y bilis. Apenas si sorprenden estos hechos, ya que la mera su gestión de una comida apetitosa puede hacer que se "haga agua la boca". También se ha informado que se puede producir el aumento y disminución de la acidez gástrica por sugestiones de gusto o de disgusto. Bergman afirmó que logró éxito en un caso de hipercloridia, al reducir mucho la secreción de jugo gástrico mediante sugestiones terapéuticas. Con frecuencia puede ser influida intensamente la peristalsis con mucha eficiencia por medio de la sugestión, y debido a esto, suelen

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regularizarse las funciones intestinales bajo la hipnosis. Si se le dice a un sujeto muy profundamente hipnotizado que sus intestinos actuarán en determinado momento, es muy probable que la sugestión tenga éxito. En realidad, cuando la hipnosis va acompañada de amnesia raras veces fallará. Incluso es posible detener la acción de drogas laxantes por sugestión, aun cuando esto es menos frecuente. Por ejemplo, se ha tenido éxito cuando se le ha dicho a un paciente que una gran dosis de aceite de ricino no hará efecto durante 48 horas. También se le ha dado agua a un sujeto hipnotizado y se le ha hecho aparecer como un fuerte purgante o emético. En cada caso, por lo general se presentó la reacción apropiada. 5. Las secreciones. Se reporta que las secreciones, tanto de sa liva como de perspiración han sido inducidas por sugestión. Bajo la hipnosis puede hacerse que los ojos lloren si se sugiere al pacien te que está oliendo una cebolla. En la misma forma, puede inducirse la secreción de lágrimas mediante la sugestión de una emoción fuerte. La lactancia puede ser también facilitada por la sugestión hipnótica, aumentándose la secreción de la leche en un grado considerable. Sin embargo, parece dudoso que la secreción de orina pueda ser afectada por la sugestión, ya que en muchos de los casos reportados es el acto de la micción y no el de la secreción el que ha sido modificado. 6. Cambios en el metabolismo. Cuando se sugiere a una persona profundamente hipnotizada que no ha ingerido ningún alimento durante varios días, resulta un descenso en el azúcar de la sangre. Si luego se sugiere que está disfrutando de una opípara comida con pastelillos, tortas de crema y azúcar, se presentará un ascenso en el azúcar de la sangre, aun cuando en realidad no haya comido nada. El nivel de azúcar en la sangre siempre aumenta con la adrenalina, de manera que siempre que se despierten emociones fuertes tales como terror o ira, se libera más adrenalina a la corriente sanguínea y el azúcar en la sangre sube para poner al cuerpo en acción y proporcionarle combustible suficiente para el aumento que se anticipa de las demandas musculares. Puesto que los estados emocionales, tales como los anteriores, pueden producirse con facilidad por medio de la sugestión hipnótica con la consiguiente liberación de adrenalina, se comprende su efecto sobre el aumento de azúcar en la sangre. 7. Cambios anatómicos y bioquímicos. Sería una tontería negar la posibilidad de efectuar cambios físicos por medio de la hipnosis, pero debe evitarse la credulidad, ya que el sujeto hipnótico, sabiendo que se esperan

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ciertas cosas de él, puede tratar de cumplir con las órdenes del hipnotizador y después desarrollar amnesia por sus acciones. Sin embargo, no hay ninguna duda de que pueden producirse cambios orgánicos por medio de procesos mentales. La menstruación con frecuencia puede inducirse o detenerse por sugestión hipnótica. Esto apenas sorprende si uno se da cuenta de la frecuencia con la cual las influencias físicas en la vida cotidiana pueden cambiar el patrón. Por ejemplo, no es nada raro que los periodos se vuelven irregulares en las mujeres cuando están ansiosas y aprensivas, como cuando están en espera de una operación quirúrgica. El sangrado de la nariz y de la piel resultante de una sugestión, aun cuando se hayan tomado todas las precauciones más elaboradas para impedir que el sujeto se cause una herida, ha sido reportado por muchos de los hipnotizadores más antiguos. Tal fenómeno tiene una gran semejanza con los estigmas reconocidos por la Iglesia Católica Romana, cuando se dice que el sangrado de la piel ocurre en sitios que corresponden a las heridas de Cristo. Reportes como éstos siempre han sido aceptados con precaución en vista de la omnipresente posibilidad de una decepción inconsciente. Muchos observadores han reportado quemaduras o marcas que se le parezcan. En un experimento típico, se presionó un lápiz sobre la piel por la mañana, diciéndole al sujeto que estaba al rojo candente y que le estaba quemando la piel. A continuación fue despertado y, después de un intervalo de varias horas, apareció una ampolla en su piel, de la forma exacta del lápiz. También se han producido verdugones por sugestión hipnótica, pero no debe olvidarse que ciertos individuos las desarrollan bajo condiciones de excitación mental sin ninguna hipnosis. También se ha reportado en los últimos años que se han presentado en forma espontánea en el curso de abreacciones emocionales profundas inducidas por drogas. Es obvio que los reportes de estas clases de experimentos hipnóticos deben recibirse con cierta reserva. Moll afirma que si bien no se puede negar que pueden producirse cambios anatómicos por sugestión, la evidencia de que se hayan producido tales cambios debe ser irrecusable, antes de que pueda ser aceptada. Tales resultados, siempre y cuando ocurran, sólo pueden ser interpretados como una respuesta autónoma a un estímulo emocional. Modificación de respuestas alérgicas de la piel. Durante muchos años se ha sabido que los síntomas tanto del asma como de la fiebre de heno pueden aliviarse mediante sugestión directa por hipnosis. En 1958, A. A. Masón y S.

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Black describieron la forma en que las respuestas alérgicas de la piel fueron abolidas durante el tratamiento de un caso de asma y de fiebre de heno por medio de la hipnosis. Además del alivio de los síntomas del paciente, las reacciones de la piel al polen inyectado también desaparecieron. Se practicó la reacción de Prausnitz-Kustner y cuando se inyectó suero del paciente en el brazo de un voluntario no sensible, su piel presentó reacciones alérgicas a los alérgenos a los cuales el paciente no era ahora sensible en apariencia, demostrando que aun cuando los síntomas alérgicos del paciente habían sido suprimidos por sugestión hipnótica, su sangre permanecía inalterada. En 1963, Black, Humphrey y Niven informaron de cuatro casos en los cuales fue inhibida la reacción de Mantoux por sugestión directa bajo hipnosis. Aun cuando histológicamente no hubo cambio observable en el grado de infiltración celular, hubo evidencias de que el exudado del fluido había sido inhibido. Así pues, concluyeron que la reacción positiva de Mantoux podía ser inhibida por sugestión directa bajo hipnosis para dar un resultado de Mantoux negativo, y que el elemento vascular de la reacción probablemente esté implicado en el mecanismo de inhibición.

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CAPÍTULO 12

Alteraciones en los Órganos Sensoriales: Analgesia Hipnótica

Alteraciones en los órganos sensoriales

En la hipnosis profunda, pueden ser influidos por sugestión los cinco sentidos especiales, vista, oído, olfato, gusto y tacto, y la percepción del sujeto a través de cualquiera de ellos puede ser aumentada o disminuida. 1. Vista. La facultad de visión con frecuencia puede aumentarse mucho más allá del esfuerzo normal y voluntario del sujeto. En un experimento típico, primeramente se establece que una persona muy miope no puede leer, sin anteojos, una página impresa a distancia mayor de 30 cm. Con sus anteojos puede leer el mismo tamaño de impresión a la distancia de 1 o 2 metros. Bajo hipnosis profunda, se le dice entonces que su vista, sin anteojos, será mucho más aguda que lo normal y que podrá leer a una distancia mucho mayor, pero que cuando el hipnotizador dé un golpe sobre la mesa, su vista regresará nuevamente a lo normal. A continuación el sujeto abre los ojos, mientras permanece todavía en estado de trance, y se encontrará que puede leer una página distinta, de la misma impresión, a una distancia de más de 2 metros sin anteojos. Mientras continúa leyendo, el hipnotizador da un golpe inesperadamente sobre la mesa, y el sujeto interrumpirá de inmediato su lectura en medio de una frase y será por completo incapaz de continuar leyendo, hasta que se acerque la página a unos 30 centímetros, su distancia normal de lectura. En forma similar, puede disminuirse la fuerza de la visión si se hacen sugestiones de ceguera parcial o total. Los trazos de un encefalograma revelarán el hecho de que siempre que se sugiera que el sujeto no puede ver, las ondas cerebrales aparecerán como idénticas a las que se encuentran en una persona totalmente ciega o en una que tenga los ojos cerrados. Erickson también ha tenido éxito en inducir la ceguera a los colores mediante el uso de la sugestión hipnótica.

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2. Oído. Este puede hacerse mucho más agudo en el estado hipnótico. Un sujeto profundamente hipnotizado puede escuchar el tic-tac de un reloj en una habitación anexa que sea por completo inaudible para él en estado de vigilia, y que ningún otro pueda escuchar. De hecho éste puede detenerse y volver a andar nuevamente y el sujeto podrá decir con exactitud cuando esto ocurra. Un caso así ha sido descrito por A. A. Masón, quien considera que es probable que se deba al hecho de que, en el sujeto hipnotizado, están disminuidos todos los estímulos sensoriales externos, de manera que puede concentrarse por entero en cualquier tarea que se le encomiende. En otras palabras, escucha mejor porque no tiene nada que lo distraiga. También puede ser inducida la sordera parcial o incluso total por sugestión hipnótica. En el caso de la sordera total, se puede disparar una arma de fuego inesperadamente detrás del sujeto y éste no sólo no mostrará señal de haberla escuchado, sino que tampoco exhibirá ninguna elevación en la presión arterial. Sin embargo, debe recordarse que en un caso así tampoco podrá escuchar la voz del hipnotizador y perderá por completo el contacto con él, a menos que se hayan tomado las precauciones adecuadas. En consecuencia, antes de practicar alguno de estos experimentos, siempre se debe hacer al sujeto la sugestión de que su oído será otra vez normal a una señal dada, tal como un ligero golpe sobre el hombro en cuyo caso despertará con esta función completamente restaurada. Tanto la ceguera como la sordera, inducidas por sugestión, son puramente fenómenos mentales. Una sencilla orden bastará para restaurar tanto las funciones de la vista como del oído. El órgano del sentido correspondiente todavía ejecuta sus funciones usuales, pero las impresiones y los estímulos no llegan a la consciencia. 3. Olfato. Los antiguos hipnotizadores afirmaban que podía aumentarse mucho el sentido del olfato por sugestión hipnótica. Se sabe que en muchos animales es normal un agudo sentido del olfato, ya que un perro puede fácilmente reconocer a su amo por el olor. Se sostenía que, bajo ciertas circunstancias, los seres humanos pueden lograr agudeza de olfato como resultado de una fuerte sugestión. Se han descrito experimentos en los cuales se han devuelto guantes y pañuelos a sus respectivos propietarios con la sola guía del olor. Braid condujo con éxito tales experimentos, pero encontró que cuando se taponaba la nariz del sujeto fallaban todos los intentos. A la inversa, también puede disminuirse el sentido del olfato o incluso ser abolido por sugestión en un

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Alteraciones en los Órganos Sensoriales: Analgesia Hipnótica

estado de trance profundo, de manera que puedan inhalarse vapores irritantes sin la más mínima molestia. 4. Gusto. Este puede aumentarse y abolirse en la hipnosis. Se puede sugerir una total ausencia del gusto, o sólo pueden hacerse desaparecer sensaciones específicas. Se ha demostrado que por sugestiones hipnóticas es posible igualar el gusto de lo dulce y lo amargo en un grado apreciable, y que un líquido insípido, como el agua, puede hacerse que adquiera un sabor dulce o amargo suficiente para producir cambios perceptibles en la salivación. 5. Tacto. Tanto Bramwell como Molí afirman que el sentido del tacto puede intensificarse en la hipnosis y que puede observarse una mejora en la discriminación de dos puntos (las dos puntas de un compás se utilizan para medir la distancia mínima entre ellos en la cual pueden sentirse como dos puntos separados). Molí declara que por lo general se pueden distinguir a una distancia menor en la hipnosis que en el estado de vigilia, pero Hull no considera válida esta afirmación. La sensibilidad táctil también puede ser disminuida o incluso abolirse por completo mediante la sugestión hipnótica.

ANALGESIA Y ANESTESIA HIPNÓTICAS No cabe duda que uno de los fenómenos más convincentes que puedan ser producidos para demostrar la validez de la hipnosis a un observador escéptico es la facultad de abolir toda sensación de dolor. Hablando estrictamente, el término correcto para la pérdida de la sensación de dolor es analgesia, ya que la palabra anestesia implica la pérdida total de percepción sensorial, incluyendo el tacto. Aun cuando en el uso común los dos términos suelen emplearse como sinónimos. Me referiré a la pérdida de la sensación de dolor como analgesia, confinando a la anestesia a su definición correcta. Desafortunadamente, la analgesia completa sólo puede obtenerse en un poco menos del 20 por ciento de los sujetos, y el alcanzarla por lo general se toma como señal de que ha ocurrido un trance profundo o incluso sonambulístico. Hay, sin embargo, cierto número de sujetos que mostrarán analgesia parcial de distintos grados cuando sólo hayan alcanzado una profundidad media. Pero en la hipnosis ligera, la apreciación del dolor por lo general permanece inalterable por la sugestión. .

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Analgesia de trance profundo En la hipnosis profunda, puesto que la analgesia es total y completa, se pueden llevar a cabo intervenciones de cirugía mayor sin ninguna otra forma de anestésico. Se ha practicado la amputación de miembros y mastectomías completamente indoloras, y en el campo dental, se han tratado con eficacia y facilidad las muelas del juicio impactadas. La hipnosis tiene la ventaja sobre los agentes anestésicos químicos de no producir efectos tóxicos de ninguna especie. En consecuencia es muy útil para tratar a enfermos con shock o muy graves. Más aún. los reflejos protectores del paciente permanecen inalterados en la totalidad, y en el caso de vómito, no se anula el reflejo de la tos. No estará en peligro de sufrir quemaduras, ya que si las botellas de agua caliente o los líquidos están demasiado calientes, cuando esté de regreso en su habitación, podrá protestar. Puede tragar sangre o escupirla, y si desea beber algo, lo puede hacer con seguridad. Además de esto, pueden aliviarse con facilidad los dolores o molestias postoperatorios y el paciente ambulará mucho más pronto, evitándose así complicaciones torácicas y de otra índole. Si se han intervenido miembros o articulaciones, puede hacerse que el paciente las mueva con más facilidad y sin dolor, y es probable que la función se restaure más pronto. A la inversa, en la cirugía plástica cuando se han hecho injertos en la piel, puede inmovilizarse por completo un miembro en una posición dada por medio de una sugestión posthipnótica. Por cierto, tal posición puede mantenerse con un mínimo de incomodidad durante días o semanas, en tanto el injerto actúa. En vista de todas estas ventajas, es obvio que la hipnosis sería el agente anestésico ideal si no fuera por el hecho de que menos del 20 por ciento de los individuos son capaces de alcanzar este grado de analgesia. En consecuencia, el uso de la hipnosis en la cirugía mayor es por el momento algo más que una curiosidad médica, y si su valor sólo estuviera limitado a este campo podría desecharse con facilidad. Analgesia de trance medio El grado de analgesia que puede lograrse en una hipnosis de profundidad media puede variar de ligera a considerable. En consecuencia, es en el paciente de trance medio en donde puede apreciarse el mayor uso de la analgesia hipnótica. Si bien no puede practicarse ninguna cirugía mayor,

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muchos procedimientos quirúrgicos menores completamente indoloros pueden ser practicados quizá en un 30 al 40 por ciento de los pacientes de trance medio. Puede eliminarse o abolirse por completo el dolor en procedimientos tales como vendaje de quemaduras, punciones lumbares o abdominales y ciertas manipulaciones dolorosas de partes lesionadas. La analgesia hipnótica también puede ser de valor en ciertos trabajos dentales de conservación, tales como endodoncias dolorosas, en especial cuando el paciente teme la inyección de un anestésico local, ya que aun cuando sea mínima la analgesia que se obtenga, bastará para que tolere la temida inyección. En ocasiones, el dolor producido por una enfermedad crónica incurable, como el cáncer, puede ser controlado y disminuido en las primeras etapas, posponiendo así la necesidad de drogas analgésicas más potentes. Pero el valor más grande de la hipnosis, se encuentra, desde luego, en su habilidad para producir relajamiento tanto físico como mental y para liberar al paciente del miedo y de la ansiedad que antecede a una operación. Ciertamente, la reducción del síndrome miedotensión-expectación, hace que sea utilísima para el médico general, para el cirujano dentista, para la partera y para la enfermera. En vez de que el paciente esté asustado, ansioso y desmoralizado, puede hacerse que esté calmado, cooperativo y mucho menos aprensivo de lo que se le espera. El uso de la hipnosis en obstetricia y en anestesia se estudia con amplitud en el Cap. 21. Sensibilidad al dolor El umbral del dolor varía mucho de individuo a individuo. Algunas personas temen y anticipan el dolor a un grado tal que si las tocan traducen esto en una sensación de dolor. Este tipo de paciente se observa en especial en la cirugía dental, y es la clase de persona en quien la combinación de la hipnosis con la analgesia local suele ser más efectiva. La mayoría de nosotros hemos visto a una fila de pacientes en una clínica esperando con los brazos desnudos que se les administre una vacuna. El primero siente sólo un pinchazo normal, el segundo no siente nada en absoluto, pero el tercero se desmaya antes o después de recibir la inyección. La verdadera inyección, el método para aplicarla e incluso el tamaño de la aguja son idénticos en cada caso. La diferencia se encuentra en el paciente individual, ya que el que se desmaya está tenso por el miedo, la ansiedad y la expectación. Esta clase de paciente es sumamente difícil de tratar y es probable que sea visto con más frecuencia por el cirujano dentista que por el

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médico. Es el paciente que está tan aterrorizado con la idea del sillón del dentista que pospondrá su visita todo lo que posiblemente pueda y sólo lo hará cada dos años en vez de hacerlo cada seis meses. Incluso entonces, es muy posible que apriete la boca cuando se le aproxime con el taladro. La hipnosis puede ser muy valiosa para tratar a este tipo de paciente, ya que con su ayuda se le puede enseñar a relajarse físicamente y esto, en sí, reduce y alivia mucho la tensión mental. Empleada en esta forma, la hipnosis puede producir pacientes relajados, físicamente cómodos y cooperativos que se sientan más a sus anchas; incluso si no se obtiene ninguna analgesia, será mucho más fácil trabajar en el paciente con métodos ortodoxos. Si se requiere algún anestésico, el paciente estará calmado y lo aceptará sin dificultad, así que se requerirá mucho menos del agente anestésico. Por otra parte el paciente emocionalmente perturbado no sólo requerirá más, sino que el anestésico no tendrá un efecto uniforme. Naturaleza de la analgesia hipnótica Supóngase que se ha practicado una operación bajo hipnosis profunda y aparentemente sin dolor; y que después cuando se interroga al paciente éste dice que no sintió ningún dolor. Es probable que se presenten dos preguntas de importancia. Primera. ¿En realidad no sintió ningún dolor, o sólo está cumpliendo con el hipnotizador al decir que no lo sintió? Segunda. ¿Hubo una pérdida completa de la memoria del dolor en vez de la verdadera ausencia del dolor en sí? En el primer caso la analgesia sería simulada, y en el segundo, una amnesia por el dolor en vez de una verdadera ausencia de la sensación. En ninguno de los dos casos sería una analgesia real. Una prueba relativamente sencilla establecerá si el paciente está en realidad experimentando dolor o sólo está fingiendo la analgesia. Si en realidad siente dolor bajo la hipnosis, su pulso se acelerará y su presión arterial subirá cuando la aguja inesperadamente le penetre en la piel. La mayoría de los sujetos hipnotizados a quienes se induce la analgesia ni han aumentado el ritmo de sus pulsaciones ni han sufrido elevación de su presión arterial, demostrando que su analgesia es verdadera; los pocos que quizá sí hayan sentido dolor han desarrollado una amnesia posterior. Incluso esto no es probable que produzca ningún efecto dañino, ya que se cree que en la anestesia química se siente el dolor pero es inmediatamente

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olvidado. Las investigaciones de laboratorio de la analgesia hipnótica han demostrado que no se siente el dolor, y los encefalogramas muestran que el umbral del dolor se eleva durante la hipnosis. Los experimentos de Estabrooks con la escobilla farádica ya se han mencionado (Pág. 148). Teoría de la "distracción" de la analgesia hipnótica Esta es, desde luego, la teoría más sencilla y más creíble de todas las que se han adelantado para explicar la forma en que se produce la analgesia hipnótica. Cuando se le hace escuchar música a un paciente mediante auriculares colocados en sus oídos en tanto está siendo sometido a una intervención quirúrgica, se ha encontrado que bastará una mezcla de gas y oxígeno a partes iguales para permitir que la intervención se practique con comodidad. Ciertamente no hay bastante gas en la mezcla para producir algún grado marcado de anestesia, sin embargo, pueden practicarse operaciones quirúrgicas pequeñas, pero dolorosas, cómodamente en estas condiciones. Más aún, se ha observado que cuando la música se detenía momentáneamente en medio de la operación, el paciente mostraba signos de inquietud y de que era evidente que le molestaba lo que estaba sucediendo, de manera que la música tenía en definitiva un efecto que contribuía. Se pueden citar muchos ejemplos de la vida diaria en donde, en la efervescencia del momento, pasará inadvertida una herida seria hasta que cese la excitación. Soldados han sido heridos en batalla, pero no se han dado cuenta de la gravedad de sus heridas sino hasta que terminó la crisis. Otro uso del principio de "distracción" se ve en los hospitales, en donde una enfermera dará una nalgada a un paciente en tanto otra le hunde simultáneamente la aguja hipodérmica. Y en la antigüedad, el dentista de feria por lo general practicaba la extracción de dientes sin una anestesia al golpear de un gran tambor. Se creía que esto ahogaba los gritos del paciente, pero ahora parece probable que servía para distraer su atención y disminuir así su sensibilidad al dolor. Distribución de la analgesia hipnótica Las analgesias hipnóticas nunca corresponden a alguna distribución anatómica. Siempre coinciden con la noción que tenga el sujeto de la 167

función, y siguen su propia idea respecto al lugar en donde debe ocurrir la pérdida de sensibilidad. La mayoría de las personas interpretan la palabra "brazo" como abarcando la totalidad del miembro superior, de manera que si se les dice que perderán la sensación en el brazo, desarrollarán una analgesia que se extiende desde el hombro hasta la muñeca. Sin embargo, en condiciones similares, un estudiante de medicina, una enfermera, o incluso alguien educado en primeros auxilios, sólo perdería la sensación del hombro al codo, ya que ellos consideran la parte inferior de la extremidad como el "antebrazo". En consecuencia, siempre que se vaya a inducir analgesia hipnótica, deberá indicarse al sujeto con claridad la zona exacta que se va a hacer insensible. Siempre que sea posible deberá ser tocada, o incluso frotada con alcohol o éter para hacer que se sienta fría, de manera que el sujeto no tenga ninguna duda respecto a dónde se va a producir la analgesia. Si esto se omite, por lo general se producirá una anestesia de "guante y media", que corresponde exactamente al tipo que se observa en el paciente histérico. Cuando se requiera una anestesia dental; el operador debe recorrer con el dedo la encía para indicar con claridad el área exacta en donde se va a producir la analgesia. Nunca deberá olvidarse que, a menos que sea necesaria una prolongación de la analgesia hipnóticamente inducida, para aliviar dolores postoperatorios, en cuyo caso puede imponerse un tiempo límite, siempre debe suprimirse la analgesia antes que el paciente sea despertado. Inducción de la analgesia hipnótica Esta se logra por medio de sugestiones repetidas de pérdida progresiva de sensación en el área deseada: Duerme ahora con un sueño tan profundo. . . que todas las sensaciones van a desaparecer de su mano izquierda. No podrá sentir nada en su mano izquierda. . . sólo piense que tiene la mano izquierda completamente insensible. . . como si se le hubiera dormido. Poco a poco... se está volviendo más insensible. . . todas las sensaciones están desapareciendo de ella. Y mientras sigo hablando con usted ... su mano izquierda está comenzando a sentirse más fría y más fría. . . como si estuviera rodeada de hielo. Imagínese que su mano está rodeada de hielo. . . y mientras lo hace. . . la siente cada vez más y más fría. . . más y más adormecida e insensible.

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Tan pronto como sienta que su mano está fría y dormida . . . por favor levante la otra mano.

(Después de un intervalo breve durante el cual se repiten las sugestiones, se levanta la mano del sujeto.) Su mano se ha vuelto ahora tan fría y adormecida . . . que está perdiendo toda sensación en ella. Pronto no podrá sentir absolutamente ningún dolor en ella... no sentirá ningún dolor en absoluto. En unos momentos, voy a contar despacio hasta tres. Y cuando llegue a la cuenta de tres... su mano estará completamente insensible al dolor. . . y usted no podrá sentir ningún dolor en la mano. Uno . . . Está cada vez más fría . . . cada vez más adormecida e insensible. . . perdiendo toda sensación de dolor. Dos.. . Sus mano está ahora completamente dormida y muerta... no siente nada en ella en absoluto. . . como si la tuviera dormida. Tres... Su mano está completamente adormecida. . . fría... e insensible. . . no puede sentir en ella ningún dolor en absoluto.

La mano derecha, sobre la cual no se le ha dicho al sujeto que se concentre, se pincha a continuación con una aguja hipodérmica. Por lo general, el sujeto se estremece. Después se pincha la mano izquierda, y si el sujeto tampoco se mueve ni se estremece, se habrá logrado algún grado de analgesia. Un pinchazo más firme sin obtener ninguna respuesta, establecerá el grado de la analgesia. Si ésta es completa, puede introducirse con firmeza la aguja en algún doblez de la piel sin la menor evidencia de que se haya sentido algún dolor. Una vez que se haya terminado esta demostración, y a menos que se requiera la anestesia para propósitos terapéuticos, ésta debe ser eliminada antes que el sujeto sea despertado. Dentro de unos momentos. . . sentirá que la mano izquierda está volviendo completamente a lo normal. Está cada vez más y más caliente... y la sensación de adormecimiento está dejándola. . . y ahora está completamente normal otra vez. . . exactamente igual que su otra mano. Todas las sensaciones han regresado... y ahora puede sentir todo. . . exactamente igual que en su otra mano.

Wolberg encuentra ventajoso producir una hiperestesia cutánea antes de intentar inducir la analgesia. Esto hace que el sujeto pueda hacer una

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comparación entre la parte hipersensible y la que está siendo anestesiada. Esto facilita el proceso posterior haciendo énfasis en la diferencia entre ellos. Imagínese que está caminando por un corredor... al final del cual usted puede ver una cubeta con agua caliente. Usted sabe que está caliente. . . porque puede ver el vapor que sale del agua. Tan pronto como pueda imaginarse esa cubeta. . . tan pronto como la pueda ver con claridad en su mente. . . levante por favor la mano izquierda.

(La mano del sujeto se levanta con lentitud.) Baje la mano otra vez. Ahora, se pregunta qué tan caliente está el agua... de manera que se dirige a la cubeta. . . y mete la mano derecha en el agua caliente. Imagínese bien eso en su mente... de manera que pueda sentir lo caliente. Su mano le comienza a arder... la siente delicada y dolorosa. Siente picazón en la mano... la siente caliente y sensible. Tan pronto como note estas sensaciones... por favor levante otra vez la mano izquierda.

(Una vez más, se levanta la mano del sujeto.) Muy bien. Baje la mano otra vez. Ahora, voy a tocarle la mano derecha con una aguja. Tiene la mano derecha tan delicada y sensible. . . que siente como si lo hirieran con un cuchillo. Tan tierna y sensible. . . que siente un dolor terrible. Observe... lo sensible y dolorosa que la siente. Notará la diferencia cuando le toque esta mano. . . y cuando le toque la otra mano con la aguja. Ahora voy a tocarle la otra mano. . . ahora le voy a tocar ésta otra vez. ¡Vea la diferencia!

Los que son buenos sujetos en realidad se estremecerán de dolor cuando se les toque la mano con la aguja. Es importante hacer que el sujeto reconozca que siente por lo menos cierta diferencia entre las sensaciones en las dos manos. Si no siente ninguna diferencia, se le dice que esto requiere práctica y que podrá descubrirla en la siguiente sesión.

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Sin embargo, en ocasiones esta técnica no dará resultado y no se produce ninguna hipersensibilidad. En este caso, siempre se debe interrogar al sujeto sobre sus dificultades, a veces con resultados sorprendentes. Un colega mío descubrió que su paciente no tuvo absolutamente ninguna dificultad para imaginarse la cubeta, con agua caliente, pero éste le dijo: "¿Ciertamente no pensará usted que soy lo bastante estúpido para meter la mano en esa agua tan caliente sin enfriarla antes?" Si se tiene éxito, se puede hacer el intento de inducir analgesia. Como raras veces ésta es completa en la primera sesión, es necesario hacer que el sujeto admita cierto grado de insensibilidad relativa. Notará que si bien su mano derecha es sensible... su mano izquierda es cada vez más insensible. Ahora, quiero que se imagine que está consultando a su médico porque tiene un divieso en el dedo índice de su mano izquierda. Le va a inyectar un analgésico local alrededor de la muñeca. . . para bloquearle la muñeca y aliviarle el dolor. . . así.

(Entonces se circula la muñeca con ligeros pinchazos de la aguja.) Poco a poco se le va entumeciendo más la mano izquierda. . . y pronto se volverá tan entumecida e insensible. . . que ya no podrá sentir ningún dolor. . . en comparación con su mano derecha. . . Todas las sensaciones en su mano desaparecerán. . . y se le dormirá cada vez más. En tanto, se concentra en su mano izquierda. . . trate de imaginarse que está usando un grueso y fuerte guante de piel en esa mano izquierda. Tan pronto como pueda imaginarse que está usando ese guante. . . y sienta como si el guante estuviera en su mano. . . por favor levante la mano.

(Después de cierta demora durante la cual se repiten las sugestiones, la mano del sujeto finalmente se levanta.) Baje la mano otra vez. Ahora siente la mano como si tuviera puesto un guante de piel grueso y pesado. . . de manera que, cuando lo toque con una aguja. . . sólo sentirá como si estuviera tocando la piel del guante. No sentirá ningún dolor en absoluto. . . sólo una sensación apagada. Ahora, voy a mostrarle la diferencia tocándole primero la mano derecha ... la mano sensible... y luego la mano izquierda. ¿Nota la diferencia?

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Y ahora, la mano se le entumece más y más ... se le vuelve cada vez más insensible ... y todas las sensaciones de dolor están desapareciendo por completo. Esa sensación opaca se le va extendiendo sobre toda la mano. . . sobre el dorso de la mano. . . por los dedos y el pulgar. . . sobre la palma de la mano. La sensación se va haciendo cada vez más opaca. . . comienza a sentir la mano como si estuviera hecha de madera. Puedo introducir una aguja en ella... y no sentirá ningún verdadero dolor. Está tan adormecida e insensible. . . que no siente ningún verdadero dolor en absoluto.

(Ahora se pincha la mano y se interroga al sujeto.) ¡Vea lo adormecida que la siente!

(En caso de que el sujeto diga que siente dolor, debe dársele confianza. ) Aun cuando sienta un ligero dolor. . . es menor que en la otra mano, ¿no es así?

(Por lo general admitirá que existe alguna diferencia.) Está bien. . . eso demuestra que las sugestiones comienzan a hacer efecto. Relájese por completo. . . y caerá en un sueño todavía más profundo. Y la próxima vez que venga... no sólo se dormirá con un sueño mucho muy profundo... sino que todas las sensaciones de su mano desaparecerán por completo.

DEMOSTRACIONES DE LA ANALGESIA HIPNÓTICA Experimento 1. Se induce en el sujeto una hipnosis profunda, se le enrolla la manga y se traza un círculo de unos cinco o siete centímetros de diámetro en el antebrazo. Permanece recostado en la silla, con los ojos cerrados. A continuación se le dice: "Cuando cuente hasta cinco, la parte interior del círculo en su brazo se volverá fría e insensible. No podrá sentir ningún dolor en absoluto. . . dentro del círculo. El resto del brazo permanecerá normal. . . y podrá sentir dolor en cualquiera otra parte. Pero dentro del círculo... no podrá ser capaz de sentir dolor".

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Primero, se pincha el brazo bien dentro del círculo, y el sujeto no lo nota. Luego se pincha nuevamente, bien afuera del círculo, y el sujeto se estremece. Finalmente, se pincha con firmeza otra vez, dentro del círculo pero cerca al perímetro, y el sujeto se vuelve a estremecer. Este experimento demuestra que debido a que no puede ver el círculo, el sujeto no está muy seguro de dónde se encuentra éste y, por lo tanto, no puede fijar una zona definida y exacta de la analgesia. Experimento 2. Se le dice al mismo sujeto que abra los ojos sin despertar de su trance, que podrá ver con claridad pero que no despertará. Luego se le dice que mire al círculo y que, una vez más, no podrá sentir ningún dolor dentro del círculo. Luego se le pincha el brazo con firmeza otra vez, dentro del círculo, pero en esta ocasión no importa en dónde se dé el pinchazo,, incluso hasta en la periferia del círculo. El no dará ninguna respuesta en absoluto. Cuando se le pincha el brazo fuera del círculo, el sujeto se estremecerá, pero cuando se le pinche dentro del círculo, sin importar qué tan cerca del perímetro, no mostrará ninguna reacción en absoluto. Esto demuestra el hecho de que, con los ojos abiertos el sujeto puede ahora definir el área precisa que se volvió analgésica. Por lo tanto, esto enfatiza el hecho de que si el sujeto va a producir la analgesia deseada, no debe tener ninguna duda respecto al lugar exacto en donde ésta se va a producir. Los métodos para asegurar esto han sido mencionados en la Pág. 168. Experimento 3. Se le dice al mismo sujeto profundamente hipnotizado que su brazo es otra vez normal y que todas las sensaciones han regresado. Luego se le dice: "Cuando usted mismo cuente hasta tres. . . la parte de su brazo que está dentro del círculo se volverá completamente adormecida e insensible al dolor. "Usted mismo podrá pincharse. . . pero no podrá sentir absolutamente ningún dolor. . . dentro del círculo. "Pero si cuenta hacia atrás. . . desde el tres hasta el uno. . . su brazo regresará a lo normal. . . y podrá sentir dolor en todas las partes de su brazo". Esto demuestra el hecho de que puede capacitarse al sujeto para producir y hacer desaparecer la analgesia en sí mismo a una señal dada. También puede enseñársele a hacer esto, hasta un grado estrictamente limitado, en el estado de vigilia, como resultado de una sugestión posthipnótica.

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Experimento 4. Antes de que finalmente se despierte se le dan al sujeto las instrucciones siguientes: "Usted podrá producir el mismo adormecimiento por usted mismo. . . después que se despierte. Sólo durante los cinco minutos que siguen. . . usted podrá hacer la parte de su cuerpo que desee completamente insensible al dolor. "Cuando desee producir adormecimiento. . . podrá hacerlo contando uno. . . dos. . . tres. "Cuando desee hacer desaparecer el adormecimiento y restaurar la parte a la normalidad. . . podrá hacerlo, contando hacia atrás. . . tres. . . dos. . . uno". La habilidad por parte de un buen sujeto para producir analgesias autoinducidas, siempre deberá restringirse severamente, ya sea a un periodo de tiempo limitado, o a alguna ocasión o situación específica. De aquí el lapso de cinco minutos anterior. Nunca se debe permitir que salga con la facultad de aliviar el dolor en sí mismo por un periodo indefinido. De lo contrario podría enmascarar alguna condición grave, tal como una apendicitis aguda, con grave peligro de una perforación subsecuente. Por otra parte, se le puede decir con toda seguridad a un sujeto así que siempre podrá producir analgesia en sí mismo siempre que tome asiento en la silla de su dentista, pero en ningunas otras circunstancias. En este caso un procedimiento sumamente útil es producirse anestesia completa en su dedo índice. Luego con este dedo frotará el área deseada de su encía, y en tanto lo hace así, el dedo regresará a lo normal y la encía se volverá totalmente insensible. En otras palabras, la analgesia resultará transferida de su dedo a su encía. Se ha afirmado que cuando ocurre tal transferencia, es probable que resulte una analgesia más profunda. El uso de la analgesia autoinducida en los partos se estudia en la Pág. 343. Parestesias Entumecimientos, estremecimientos, prurito, sensaciones de frialdad y sensibilidad aumentada al dolor, presión, temperatura y tacto son relativamente fáciles de inducir bajo hipnosis. Parestesias de visión, gusto y olfato también pueden ser sugeridas. Se le puede decir a un sonámbulo que cuando fume un cigarrillo sentirá un horrible gusto en la boca, corno de hojas secas. Cuando intente fumar después de despertar, sólo podrá dar una o dos fumadas antes que arroje el cigarrillo disgustado (véase también la Hipnosis en el tratamiento del tabaquismo excesivo. Capítulo 19).

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CAPITULO 13

El Sonambulismo y los Fenómenos Psicológicos de la Hipnosis Se pueden producir toda clase de engaños de los sentidos en los estados de hipnosis profunda, muchos de los cuales son tan notables que, cualquiera que los observe por primera vez, bien puede perdonársele que dude de la realidad de los fenómenos. En la vida diaria todos dependemos tan completamente de nuestros órganos sensoriales, que parece increíble que unas pocas, palabras o frases puedan lograr 'situar al sujeto en un ambiente enteramente distinto. Pero antes que puedan producirse muchos de tales fenómenos, por lo general, es esencial un trance muy profundo, o incluso sonambulístico. El sonambulismo Por lo general, se considera que éste es una de las más profundas etapas de la hipnosis, y una de las pruebas de más confianza de esta condición, es hacer que el sujeto abra los ojos sin despertar de su trance. Podrá ver con toda claridad, hablar y caminar en tanto continúa profundamente hipnotizado, y continuará cumpliendo con todas las sugestiones que le haga el hipnotizador. En ocasiones, pero no con frecuencia, el sujeto puede aparecer somnoliento en el estado de sonambulismo; esto puede remediarse con facilidad si se le imparten sugestiones de viveza, con las que quedará tan despierto como en su estado normal. En verdad, en ocasiones puede ser muy difícil distinguir cuando un buen sonámbulo está en realidad en el estado hipnótico o no, como lo ha indicado Estabrooks. Es posible que el único criterio por el cual pueda juzgarse esto sea el grado hasta el cual el sujeto responda a las sugestiones. Otras pruebas de sonambulismo se encuentran en la habilidad del sujeto para producir alucinaciones, para cumplir con extrañas y complicadas instrucciones posthipnóticas para establecer una mayor analgesia al dolor y para desarrollar una amnesia completa por los eventos del estado de trance. Ya se han tratado

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algunos de estos fenómenos, pero otros, tales como las ilusiones y las alucinaciones, deben considerarse ahora con cierto detalle. Desafortunadamente, bajo condiciones ordinarias, sólo el 15 o 20 por ciento de la población es capaz de lograr trances de sonambulismo, y en los trabajos médicos, el promedio quizá sea de una persona en cada diez. Hablando en términos generales, puede decirse que los niños son inducidos con más facilidad al sonambulismo que los adultos, y las personas que son sonámbulos naturales o escritores automáticos con frecuencia resultan ser sonámbulos en potencia. Sin embargo, con una cuidadosa preparación, estas cifras pueden mejorarse considerablemente. Erickson ha tenido éxito en inducir el sonambulismo en» sujetos difíciles sólo después de horas de sugestiones continuas de sueño, pero muy pocos hipnotizadores poseen su paciencia o la habilidad necesarias para inducir estos estados profundos en los individuos promedio. Ilusiones y alucinaciones Los engaños de los sentidos por lo general se clasifican como 'ilusiones' o 'alucinaciones' y, antes de considerarlas, es conveniente definir con exactitud lo que significan estos términos: un engaño es una falsa creencia, una ilusión es una falsa interpretación de un objeto existente, y una alucinación es la percepción de un objeto o persona en donde en realidad nada existe. Por ejemplo, si se toma un cojín por un gato, hablamos de una ilusión. Pero si percibimos un gato en donde en realidad nada existe, lo llamamos alucinación. En conjunto, es más fácil inducir una ilusión que una alucinación, ya que en ausencia de un objeto externo con frecuencia fallará la sugestión. Tanto las ilusiones como las alucinaciones pueden producirse en relación con alguno de los cinco sentidos, y pueden ser positivas o negativas. Si se le dice al sujeto que puede ver algo que en realidad no existe, la alucinación resultante es positiva; pero si se le dice que no puede ver algo que en realidad está presente, se produce una alucinación negativa. Sin embargo, debe observarse que para no ver algo que en realidad está allí, primero debe percibirse el objeto antes de que pueda ser abolido, aunque esto sea una percepción inconsciente de la cual no se da cuenta el sujeto. Moll describe un convincente experimento que tiende a probar que el sujeto reconoce el objeto de una alucinación negativa, aun cuando no tenga una percepción consciente de ello. Tomó un cerillo y lo marcó con un punto

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con tinta y sugirió a un sujeto sonámbulo que ese cerillo se volvería invisible. Luego tomó otros veintinueve cerillos y colocó los treinta cerillos sobre la mesa, en forma tal que el sujeto pudiera ver la marca de tinta. Cuando se le preguntó cuántos cerillos había sobre la mesa, el sujeto replicó 'veintinueve'. Mientras estaba vuelto de espaldas, el cerillo marcado fue colocado de manera que no se viera la marca de tinta. El sujeto contó una vez más los cerillos y dijo que ahora había treinta de ellos sobre la mesa. Esto demuestra claramente que el cerillo marcado sólo podría permanecer invisible mientras el sujeto pudiera distinguirlo de los otros. Parece cierto que, en las alucinaciones negativas, el sujeto siempre retiene una leve conciencia de la verdadera situación. Por lo general, se considera que las alucinaciones negativas son quizá el más profundo de todos los fenómenos hipnóticos y, como tales, los más difíciles de lograr. 1. Alucinaciones positivas. Las alucinaciones de la vista por lo general se inducen con más facilidad cuando los ojos del sujeto permanecen cerrados. Así podrá ver con los ojos cerrados objetos o personas exactamente como las ve en sueños. Incluso le parecerá que tiene los ojos abiertos, ya que en nuestros sueños todos estamos inconscientes de que nuestros ojos están cerrados. Sin embargo, debe hacerse notar que las alucinaciones de la vista y del oído sólo es probable que ocurran cuando se han alcanzado estados de trance muy profundos. Hablando en términos generales, se encuentra que los sentidos del gusto y del tacto son más fácilmente influidos que los otros. Todos los órganos de los sentidos pueden engañarse en esta forma. Un golpe súbito sobre una mesa puede ser interpretado como el disparo de un arma de fuego. Se puede inducir a un sujeto a que escuche música en ausencia de cualquier estímulo externo. El agua puede representarse como puro whisky, y su consumo irá seguido de las usuales manifestaciones de intemperancia. Dígale que una patata cruda es una manzana y el sujeto la comerá con todas las manifestaciones de gusto, y el amoniaco fuerte podrá ser olido con placer si se ha presentado como Agua de Colonia. Si se le da una pelota de hule por una cebolla, cuando el sujeto la huela se le llenarán los ojos de lágrimas. La expresión de la cara del sujeto cuando obedece a tales sugestiones corresponde con la que se esperaría si se hubiera empleado el verdadero artículo, y lo completo del engaño se ve reflejado con claridad en sus reacciones. Ningún epicúreo mostrará más deleite que el hipnotizado que se sienta ante una comida de sus platillos favoritos.

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Los hipnotizadores de teatro dependen de la producción de alucinaciones como éstas para el valor de entretenimiento de sus presentaciones, pero nunca se hará demasiado, hincapié en que las alucinaciones de esta clase, que puedan violar la dignidad del sujeto, nunca se deberán permitir por la profesión médica. Incluso al demostrar alucinaciones para propósitos científicos, deberá obtenerse la aprobación del sujeto antes de hacer algún experimento, y siempre deberá ser tratado con la misma consideración y respeto que recibiría en el estado de vigilia. Aun cuando en ocasiones son posibles alucinaciones leves en la hipnosis de profundidad media, se puede estar seguro de que mientras más caprichosas y complejas sean, más profundo será el trance que se haya logrado. Una vez que se han alcanzado las etapas más profundas de sonambulismo, el sujeto podrá abrir los ojos sin despertar del trance. Con el fin de probar esto, por lo general, lo instruyo en la forma que sigue: Dentro de unos momentos. . . cuando cuente hasta cinco . .. usted abrirá los ojos. . . pero no despertará de este profundo sueño. Podrá ver con toda claridad. . . pero permanecerá mucho, muy profundamente dormido. Quizá al principio las cosas le parezcan un poco nubladas o borrosas. . pero en unos momentos. . . todo se aclarará. . . aun cuando usted todavía esté mucho, muy profundamente dormido. Podrá ver con toda claridad. . . ¡todo lo que yo le indique!

En este estado, se pueden producir alucinaciones visuales positivas, las cuales evocarán exactamente las mismas reacciones emocionales y el mismo comportamiento que habría de esperarse con un estímulo verdadero. El sujeto se encogerá de terror si se le dice que se enfrenta a un tigre, o alzará y acariciará a un gato. También pueden producirse alucinaciones como resultado de una sugestión posthipnótica. Se le puede decir a un sujeto durante la hipnosis que a las doce del día de mañana comenzará a sentir comezón en la frente y que continuará sintiéndola a menos que se la frote. Esto ocurrirá en realidad a la hora indicada. 2. Alucinaciones negativas. Estas sólo son posibles en los estados más profundos de sonambulismo, e incluso entonces, las instrucciones que se den al sujeto tendrán que ser cuidadosamente formuladas. Cuando se tiene éxito, el sujeto no podrá reconocer la presencia de un objeto o de una persona con

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quien se confronte. La importancia de enmarcar implícitamente las sugestiones con el máximo cuidado queda demostrado en los dos ejemplos que siguen, los cuales producen resultados ampliamente distintos. 1. Si se le dice al sujeto: "De ahora en adelante sólo podrá verme a mí. No podrá ver al Sr. Blank, aunque todavía esté aquí", podrá hablar con el Sr. Blank, responder a sus preguntas e incluso palparlo. Pero no podrá verlo. 2. Si por otra parte, se le dice al sujeto: 'Una vez que despierte, el Sr. Blank habrá desaparecido por completo. Usted no podrá ver al Sr. Blank, escuchar al Sr. Blank o sentir al Sr. Blank, mirará directamente a la silla en la cual está sentado el Sr. Blank y preguntará a dónde ha ido. Si el Sr. Blank le habla, no podrá escucharlo, y si se le pide que examine la silla aún ocupada por el Sr. Blank, sentirá que algo está ahí, pero no podrá interpretarlo correctamente y es probable que sugiera que el Sr. Blank dejó su abrigo sobre la silla. Si se mantiene una pluma fuente ante los ojos del sujeto, éste la reconocerá, pero si se le entrega la pluma al Sr. Blank, puede suceder una de dos cosas, de acuerdo con la interpretación que haga. Si considera que cuando el Sr. Blank la está sosteniendo, se ha convertido en su propiedad y, por consecuencia, en parte de él, entonces la pluma se desvanecerá por completo. Pero si interpreta que la pluma pertenece a algún otro, le parecerá que la pluma flota sin ningún apoyo en el aire. En este experimento en particular quedan afectados simultáneamente los sentidos de la vista, el oído y el tacto. Por interesantes que parezcan ser, las alucinaciones no son sólo de interés académico, ya que en ocasiones tienen aplicaciones terapéuticas. El mirar fijamente a una esfera de cristal o a un espejo bajo hipnosis ambas son formas de alucinaciones visuales. Si se dan instrucciones de que se observe fijamente a una bola de cristal o a un espejo, el sujeto mirará y describirá escenas originadas en sus propios conflictos inconscientes y en sus alteraciones emocionales. Esta técnica suele emplearse en el hipnoanálisis. Igual que en el caso de la analgesia hipnótica, las alucinaciones que se hayan inducido siempre deberán eliminarse antes que el sujeto sea despertado y de que se le permita irse. Métodos para producir alucinaciones. Aun cuando en el sonambulismo no es difícil hacer que el sujeto abra los ojos permaneciendo en trance, no es

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siempre fácil producir alucinaciones de personas o cosas en estas condiciones. Wolberg ha descrito dos técnicas excelentes para alcanzar estos resultados. 1. El hipnotizador dice al sujeto que va a tomar una botella pequeña y que se imagine que está haciendo eso. Sentirá curiosidad por saber qué es lo que está en la botella y observará una flor en la etiqueta. Se dará cuenta que la botella contiene perfume y se imaginará una flor. En tanto lo hace, olerá el perfume. El hipnotizador coloca entonces la botella bajo la nariz del sujeto, en tanto al mismo tiempo quita el corcho a una botella verdadera para producir el sonido necesario. Luego se le dice al sujeto que tan pronto como huela el perfume levante la mano. Este experimento se hace con los ojos cerrados del sujeto, y cuando tiene éxito produce una alucinación positiva en el olfato. 2. A continuación el hipnotizador enseña al sujeto la forma en que puede abrir los ojos sin despertar, dándole las instrucciones siguientes: Quiero que se imagine que estoy sosteniendo una botella de agua delante de sus ojos. Notará que es incolora. . . pero a medida que la observe. . . poco a poco se volverá cada vez más rosada. . . y que está cambiando a un color rojizo. Tan pronto como observe que cambia de color. . . por favor levante la mano.

(Tan pronto como se levanta la mano del sujeto, se continúan las sugestiones.) Aun cuando todavía está profundamente dormido, usted podrá abrir los ojos sin despertar. Sus ojos se abrirán lentamente. . . pero usted no despertará de este sueño tan profundo. Las cosas pueden parecer borrosas al principio. . . pero poco a poco se irán haciendo completamente claras... y usted seguirá muy profundamente, muy profundamente dormido. . . aun cuando sus ojos estén completamente abiertos. Usted seguirá dormido con los ojos abiertos. . . hasta que le diga que los cierre otra vez. Podrá ponerse de pie... o caminar... igual que una persona camina cuando está dormida. Verá todo lo que yo le señale. Cuando abra los ojos. . . notará que estoy sosteniendo una botella ante sus ojos con un líquido claro. A medida que la observa. . . verá que el color del líquido poco a poco se va volviendo cada vez más rosado . . hasta que se convierte en completamente rojo... como sucedió cuando sus ojos estaban cerrados.

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Tan pronto como observe que cambia el color. . . por favor levante la mano. Ahora abra poco a poco los ojos. . . muy despacio. . . abra los ojos. No importa si las cosas parecen borrosas al principio. . . cuando mire hacia la botella. . . poco a poco se irán aclarando. . . y verá cómo cambia el color. . . primero a rosado. . . luego a rojo. Abra los ojos lentamente. . . cada vez más abiertos.

A medida que el sujeto haga eso, se sostiene frente a sus ojos una botella con agua, la cual observa hasta que note que cambia el color y levanta la mano. Una vez que ha sucedido esto, se le puede decir que mire hacia la mesa, en donde notará un candelero con una vela encendida. Se le dice que vaya a la mesa y que apague la vela. Esta sugestión se repite varias veces. Cuando el sujeto es capaz de alucinarse bien con los ojos cerrados, pero tiene dificultad en hacerlo con los ojos abiertos, Weitzenhoffer sugiere que se imagine un objeto sencillo, tal como una tarjeta roja. Cuando dan a entender que pueden ver ésta con claridad, se les dice que cuando abran los ojos permanecerán profundamente hipnotizados, pero que todavía podrán ver la tarjeta roja cuando abran los ojos. Cuatro demostraciones efectivas Para cada una de las demostraciones que siguen, se requiere un sujeto sonámbulo profundamente hipnotizado, capaz de abrir los ojos sin despertar del trance. 1. El sujeto hipnotizado se reclina en una silla con los ojos cerrados. Un voluntario toma asiento cerca y se le instruye que cierre los ojos y que trate de simular el estado hipnótico. A continuación el hipnotizador produce una botella pequeña que contiene un líquido que representa ser un perfume muy delicado. Se les dice que cada uno de ellos la olerá por turno y obtendrán un gran placer y satisfacción al hacerlo. A continuación se coloca la botella bajo la nariz del sujeto hipnotizado, quien la huele repetidas veces con entusiasmo. Cuando se le pregunta a qué huele, el sujeto invariablemente menciona su perfume favorito. Después se presenta la botella al voluntario no hipnotizado, quien la huele una sola vez y vuelve la cabeza con disgusto. En realidad la botella contiene amoniaco.

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2. Se le dice al sujeto profundamente hipnotizado que en ese momento abrirá los ojos y podrá ver con toda claridad, sin despertar de su trance. Un minuto después que haya abierto los ojos, escuchará un ruido parecido al maullido de un gato, y observará a su alrededor para averiguar su procedencia. Entonces verá a un gato caminando alrededor de la silla, y se inclinará, lo alzará y lo acariciará. Entonces se le dice que abra los ojos sin despertar, y dentro del tiempo límite prescrito, obedecerá esas instrucciones en una forma sumamente convincente. Este experimento demuestra las alucinaciones del oído, de la vista y del tacto. Sin embargo, antes de emprenderlo, siempre es conveniente cerciorarse que al sujeto no le disgusten los gatos ni sea alérgico a ellos. Si es amante de los perros, puede sustituirse la sugestión por la de un perrillo ladrando. 3. Una vez más, se le dice al sujeto hipnotizado que en ese momento podrá abrir los ojos sin despertar. También se le dice que, cuando tenga los ojos abiertos, un cenicero, que se encontraba en la mesa, habrá desaparecido por completo y que no podrá verlo. Una vez que haya abierto los ojos, se le indica que pase el cenicero, el cual se encuentra sobre la mesa a la vista de todos. El sujeto revisará cuidadosamente la mesa sin descubrir ningún cenicero en ella. A continuación se coloca un paquete de cigarrillos sobre el cenicero y, para completo asombro del sujeto, éste aparecerá que está flotando en el aire sin nada que lo sostenga, justo arriba de la mesa. Este experimento demuestra una alucinación negativa de la vista. Con un buen sonámbulo, tanto esta demostración como la anterior se pueden ejecutar todavía con más efectividad en el estado de vigilia, como resultado de una sugestión posthipnótica. 4. Se requiere un paquete de naipes nuevos, en los cuales no pueden descubrirse en su reverso ninguna característica externa que distinga unos de otros. Se elige un naipe, tomando nota del anverso de él, y sólo se muestra el reverso al sujeto profundamente hipnotizado, cuyos ojos están abiertos. Se le dice que verá una cruz negra que aparecerá al reverso del naipe elegido, y que debe levantar la mano tan pronto como la vea. Se le dice que la estudie con cuidado, para que la pueda reconocer con facilidad. Después se mezcla ese naipe entre otros veinte del resto del paquete y se le presentan al sujeto por el reverso. Se le pide entonces que saque el naipe que tiene la cruz. Es útil agregar que como es el único que la tiene, no tendrá ninguna dificultad para distinguirlo entre los demás. Por lo general, podrá hacer esto con todo éxito.

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Incluso si se emplea todo el paquete, rara vez falla este experimento. La limitación a unas cuantas cartas sólo evita su prolongación indebida. Se supone que el experimento demuestra cierta hiperestesia de la visión, ya que si se revisa cuidadosamente el reverso de los naipes (incluso de los nuevos) con una lente, se pueden descubrir leves diferencias y defectos en el diseño, que son casi invisibles a simple vista. El sujeto hipnotizado puede observarlas con toda facilidad cuando estudia la carta elegida, y cuando las identifica nuevamente, estos puntos de diferencia quedan tan íntimamente asociados con la imagen sugerida que invariablemente los recuerda. He ejecutado muchas veces con éxito este experimento sugiriendo que la carta será identificada por un olor familiar, tal como el amoniaco o la pintura, en vez de una imagen visual. El hecho de que en este caso se emplee el mismo método de identificación está demostrado por el hecho de que cuando se le vendan los ojos al sujeto, la tarea se hace imposible.

LOS FENÓMENOS PSICOLÓGICOS DE LA HIPNOSIS Los fenómenos psicológicos de la hipnosis, característicos del estado hipnótico, se pueden tratar en forma muy conveniente bajo los encabezados de memoria, actividad mental, y emociones. Memoria Esta determina todas las demás actividades psíquicas, ya que todas las más elevadas funciones mentales dependen de la memoria, la que esencialmente consiste de cuatro importantes factores: 1. 2. 3. 4.

La facultad de asimilar ideas. La facultad de retener ideas. La facultad de recordar ideas. La facultad de reconocer las ideas y ubicarlas con precisión en el pasado.

La función que éstas desempeñan está mostrada con claridad en el ejemplo que sigue. Tomemos algún evento que podamos recordar del pasado, tal como una severa reprimenda de un profesor. En un caso así, la memoria actúa en cuatro formas: 183

1. 2. 3. 4.

Lo que se dijo en el momento en que fue asimilada por ella. Lo que se dijo en el momento en que fue retenido en ella. La memoria puede recordar y reproducir exactamente lo que se dijo. Puede situarlo en la exacta posición en el tiempo recordando su relación con otros eventos, como el de estar en la escuela.

Existen también otros tres factores de los cuales dependen finalmente las facultades de retención y recuerdo: primero, mientras más poderosa o dramáticamente nos impresione un evento o idea en ese momento, es más probable que sea recordada; segundo, mientras con más frecuencia se repita una experiencia, será recordada con más facilidad; tercero, mientras más distante esté en el tiempo dicha experiencia, más difícil será recordarla. En un principio siempre se pensó que el sujeto siempre olvidaba, al despertar, todo lo que había sucedido durante el trance, pero ciertamente esto no es lo correcto. En las etapas más ligeras del trance, por lo general no se afecta la memoria. Durante el trance, el sujeto recordará todo de lo que estaba consciente en la vida diaria, y cuando éste haya terminado, recordará con precisión todo lo que le haya ocurrido durante su hipnosis. Sin embargo, en los estados hipnóticos más profundos, es algo por completo distinto. Con frecuencia existe una amnesia total al despertar, y el sujeto queda sorprendido de saber lo que en realidad ha estado haciendo durante el trance. Pero no debe suponerse que éste sea necesariamente el caso, ya que ciertos individuos que logran con facilidad trances profundos pueden todavía recordar espontáneamente todo lo que ha ocurrido durante el trance. Y en otros casos, la mera asociación de ideas bastará para restaurar los recuerdos perdidos. Moll cita el ejemplo que sigue: 'Sugiero que el hipnotizado está en un concierto. Escucha varios fragmentos musicales entre los cuales está la obertura de Martha. Se dirige al bar, bebe una cerveza y habla con personas imaginarias. Al despertar no puede recordar nada de esto. Le pregunto si conoce la opera Martha. Esta sola palabra bastará para que recuerde casi todos los eventos de la hipnosis'. Bernheim llegó hasta afirmar que podría recuperarse la memoria en todos los casos por medio de una fuerte y persistente sugestión en el estado de vigilia posterior. Por cierto, fue uno de sus experimentos para ilustrar esto lo que hizo que Freud desarrollara la técnica del psicoanálisis (Cap. 22). La amnesia se discute con más amplitud en la Pág. 192.

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Es un hecho bien conocido que los sucesos que han sido olvidados por completo, y que por consecuencia son inaccesibles en el estado de vigilia, pueden ser recordados durante la hipnosis. A este notable fenómeno se le llama hipermnesia, y es lo opuesto a la amnesia. Ninguna de las experiencias de la vida se pierde por completo. Todas son percibidas en el consciente y registradas en la mente. Sin embargo, la mayoría de ellas son triviales. Puesto que sería imposible retener todo, son desechadas y se convierten en temas para no recordarlos. Por otra parte, los eventos más significativos, cargados de emoción, agradables o desagradables, por lo general, pueden recordarse a voluntad, o mediante asociación de ideas. Incluso así, si estos recuerdos están asociados con experiencias tan humillantes y penosas, que su restauración a la conciencia originará mucha ansiedad, será imposible revivirlos. No obstante, la hipnosis todavía es capaz de eliminar las inhibiciones y represiones que las apartan de la conciencia. Este objetivo suele alcanzarse en un estado de trance profundo empleando la técnica conocida como regresión de edad, que en sí, es un fenómeno fascinante. Regresión de edad En hipnosis profunda, se le puede decir a un adulto que va a regresar en el tiempo, quizá hasta la niñez, y que podrá revivir experiencias que pasó en esa edad en particular. Si es regresado a la edad de 5 años, empezará a hablar y a actuar exactamente como si fuera un pequeño de nuevo y volverá a referir las experiencias y sucesos de ese periodo, las que no es posible que recuerde en el estado de vigilia. Por cierto, si se Üeva atrás sucesivamente a través de distintas edades y se le pide que escriba su nombre en cada edad, su escritura cambiará en forma progresiva, hasta resultar por completo infantil, tanto en carácter como en ejecución. Algunas autoridades consideran que la regresión de edad es un artificio y que el sujeto sólo representa un papel, pero la opinión general en la actualidad es que el sujeto regresado con frecuencia sí reproduce los antiguos patrones de conducta con demasiada exactitud para permitir la sola posibilidad de simulación. Erickson y Kubie reconocen dos tipos distintos de regresión de edad: 1. En el primer tipo, el sujeto retorna en realidad a una etapa anterior de desarrollo, con una amnesia total para todos los eventos posteriores a ese periodo. Si se regresa a la edad de cinco años, recordará con facilidad lo

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sucedido a él en esa época de su vida, pero siempre olvidará por completo todo lo que siguió. Incluso puede desconocer al mismo hipnotizador, a quien es natural que no haya conocido todavía y quien, en consecuencia, tendrá que identificarse con alguien con quien el sujeto haya estado familiarizado en esa edad en particular. 2. En el segundo tipo, el sujeto no logra nunca regresar a una etapa anterior de desarrollo, pero se comporta en la forma exacta en que él imagina que un niño de esa edad se comportaría. A pesar de esto, el sujeto hipnotizado siempre podrá simular los patrones antiguos de conducta con mucha más precisión que un sujeto en estado de vigilia, y aún podrá recordar, en el nivel a que ha regresado, cosas fuera del recuerdo consciente en su vida adulta. Todo esto puede suceder sin ninguna amnesia posterior para el trance. En la verdadera regresión del primer tipo (que en ocasiones se designa como revivificación}, la escritura inmadura cambiada se encontrará que con frecuencia corresponde estrechamente a la de los antiguos libros de ese periodo en particular. Más aún, la forma en que se ejecuta, llevará en ocasiones mayor convicción. Puedo recordar el caso de un individuo, de 42 años de edad, a quien regresé con mucha facilidad a la edad de 5 años. Cuando le pedí que escribiera su nombre, inmediatamente principió a hacerlo en la forma laboriosa de un niño. En las edades de 10 y 15 años, colocó el lápiz sobre el papel tan pronto se le dijo que escribiera, pero a la edad de 20, hizo una pausa y hundió cuidadosamente el lápiz en un cenicero antes de principiar a escribir. De los 25 años en adelante, una vez más principió a escribir de inmediato sin preliminares de ninguna especie. Teniendo curiosidad acerca de esto, lo interrogué y descubrí que, hasta la edad de 18, siempre había estado acostumbrado a escribir con lápiz o pluma fuente. Entre las edades de 18 y 23, había estado empleado como oficinista y había sido obligado a escribir con pluma y tinta, estando prohibido el uso de plumas fuente. Pero después que cambió de trabajo a la edad de 23, volvió una vez más a sus antiguas costumbres. En ocasiones, los recuerdos revividos del sujeto regresado se pueden comprobar. Se ha informado que cuando un sujeto adulto regresó a su séptimo aniversario, se le preguntó qué día de la semana era, y replicó "viernes", sin el menor titubeo; una investigación posterior comprobó que esto era verdad. Esto es una hazaña de la memoria que creo que pocos de nosotros podríamos lograr en estado de vigilia.

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En 1933, Platonov informó que había regresado a cierto número de sujetos a las edades de 4, 6 y 10 años. Luego los sujetó a test de inteligencia y encontró que cada uno de los sujetos, a la edad sugerida, no podía pasar los test que se encontraban más allá de la edad correspondiente, de acuerdo con la escala de Binet-Simon. También observó que su conducta correspondía exactamente a la que se podría esperar en cada edad en particular. Por otra parte, Young regresó a catorce sujetos a su tercer aniversario encontrando, sin embargo, que los tests de inteligencia revelaban una edad mental promedio de seis años. También afirmó que siete sujetos no hipnotizados podían simular la conducta de un niño de tres años con más exactitud que los sujetos hipnotizados. Considera que se estaba desempeñando un papel y que la regresión hipnótica era un artificio. Sea como fuere, es un hecho indiscutible que una regresión hipnótica suele tener éxito en descubrir conflictos mentales y emocionales inconscientes que fundamentan padecimientos neuróticos y que, por lo tanto, desempeña una parte importante como técnica en la psicoterapia analítica. Sin embargo, incluso en este campo en ocasiones no resulta práctica. Tuve una paciente, una sonámbula excelente con amnesia completa, de quien tenía razones para creer que había sufrido una experiencia emocional en extremo penosa, de naturaleza sexual a la edad de 7 años. Podía regresar con facilidad a la edad de 8 años y a la edad de 6 años, pero nada podía inducirla a regresar a la edad de 7. Podría agregar que estos dolorosos recuerdos fueron posteriormente recuperados bajo una abreacción con amilobarbitona sódica intravenosa. Métodos para producir la regresión de edad. Existen varios métodos distintos para producir la regresión de edad. El más sencillo de éstos es sólo decir al sujeto profundamente hipnotizado que, a una señal dada, sentirá una vez más que se encuentra en alguna edad determinada —digamos, a los 10 años—. Siempre es prudente especificar un día especial, tal como un cumpleaños o una Navidad. Se le dice al sujeto que se sentirá exactamente como si tuviera otra vez 10 años de edad, y que experimentará todo lo que experimentó en aquella ocasión. Se debe dejar un poco de tiempo para que estas sugestiones hagan efecto y luego debe darse la señal. Es útil pedir al sujeto que levante una mano tan pronto sienta que tiene 10 años de edad. Entonces se le puede preguntar quién es, en dónde está, qué edad tiene, qué está haciendo y qué regalos ha recibido.

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No importa la técnica que se emplee, es necesario que el hipnotizador encaje en el patrón regresivo. Es obvio que si se regresa al sujeto a un periodo de su vida anterior a cuando haya conocido al hipnotizador por lo que toca al sujeto, éste ni siquiera existía. Es cierto que suele presentarse esta situación, pero raras veces, ya que en la mayoría de los casos el sujeto continúa aceptando al hipnotizador como a tal, o lo coloca en forma espontánea en la situación regresiva. Sin embargo, habría el verdadero peligro de perder contacto si deja de hacerlo. En consecuencia, es prudente que el hipnotizador incluya en sus instrucciones al sujeto la sugestión de que él quedará identificado con alguien a quien el sujeto conoció bien en esa época de su vida en particular. Una vez que ha terminado la fase específica de la regresión, se deberá decir al sujeto que duerma otra vez profundamente antes que se intente una regresión mayor o antes que sea regresado a su edad normal. Weitzenhoffer aconseja que debe condicionarse previamente al sujeto a dos señales no verbales, una para producir una hipnosis instantánea, y la otra para hacer que el sujeto regrese al presente. En el caso de que se pierda el contacto verbal, estas señales capacitarán al hipnotizador para retener el control de la situación. Al intentar por primera vez la regresión, por lo general empleo una técnica relativamente sencilla y sin complicaciones: Mientras se encuentra en este profundo sueño. . . el tiempo ya no importará. . . en este momento usted podrá regresar con toda facilidad a cualquier época anterior de su vida. Gradualmente está usted regresando a la época en que tenía 6 años de edad. . . sentirá que poco a poco irá siendo más pequeño. . . cada vez más y más pequeño. . . que sus brazos y sus piernas se van empequeñeciendo. . . que su cuerpo se vuelve más pequeño. . . y que yo soy alguien a quien usted conoce y con quien simpatiza. Ahora. . . dentro de unos momentos. . . sentirá que tiene otra vez 6 años de edad. . . y que es su cumpleaños. Tiene usted exactamente 6 años de edad. Tan pronto como sienta que tiene exactamente 6 años de edad . . . por favor levante la mano.

Wolberg precede esto regresando primero al sujeto al día de ayer, preguntándole sobre lo que hizo y lo que comió. Luego lo lleva a su primera consulta. Le pide que la describa, lo que sentía y las ropas que vestía. Se le dice que en realidad se verá a sí mismo que habla con el médico otra vez. Esto es una modificación del más poderoso de todos los métodos y que

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originalmente fue descrito por Erickson. Consiste en una mezcla de desorientación y reorientación. Lenta, pero completamente, el sujeto es desorientado tanto en el tiempo como en el lugar. Primero se produce un estado general de confusión sugiriendo al sujeto que encuentra cada vez más difícil recordar qué día de la semana es, qué fecha es, qué mes es y qué año es. Se le sugiere que poco a poco estará cada vez más confuso, y que cuando esto ocurra, se está reorientando lentamente a la edad en particular que se requiere. Aunque es necesario que la regresión de edad deba ser plenamente descrita y demostrada al enseñar la hipnosis, nunca deberá emplearse para experimentación ociosa. Siempre existe el riesgo de regresar inadvertidamente al sujeto a una edad en la cual haya sufrido alguna experiencia emocional traumática en cuyo caso las reacciones podrían ser graves y difíciles de manejar. Por esta sola razón, creo que la técnica de la regresión de edad esté por lo general mejor restringida a quienes posean experiencia psiquiátrica o de psicología clínica, e incluso para propósitos de tratamiento es mejor que sea evitada por los practicantes de medicina general u odontología. Actividad mental Igual que en el estado normal, la actividad mental en la hipnosis depende de la atención puesta por el sujeto. En la hipnosis profunda, la atención del sujeto está dirigida principalmente hacia el hipnotizador, de manera que los demás objetos o personas apenas si parecen existir por lo que toca al sujeto. Rapport. Esto puede definirse mejor como un estado de afinidad que existe entre el sujeto y el hipnotizador y que está presente en la misma iniciación de la hipnosis. Es de naturaleza tal que tiende a impedir que el sujeto responda a cualquier estímulo distinto a los que se originan del hipnotizador mismo, a menos que él dé instrucciones de lo contrario. Aun cuando no sea tan fuerte como esto, todavía hará que el sujeto responda con más efectividad a las sugestiones del hipnotizador que a las de otra persona. Molí distingue dos clases de rapport. Cuando el sujeto sólo responde al hipnotizador, él habla de rapport aislado, pero cuando el sujeto responde con más fuerza al hipnotizador y con más debilidad a otras personas, lo cita como rapport sencillo. En los primeros días de la hipnosis se creía que el sujeto sólo respondería a las sugestiones de su hipnotizador original e ignoraría las de cualquier otro, a

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menos que se le dieran instrucciones en contrario. Este rapport podía transferirse con facilidad a otra persona, en cuyo caso el hipnotizador perdería contacto con el sujeto. También se creía que el sujeto sólo podría ser despertado por el individuo con quien estaba en rapport. Aun cuando en ocasiones sí se presenta este rapport tan completo, con más frecuencia está presente en un grado menor. Sin embargo, es un error considerar al rapport como siendo sólo un producto de la sugestión. Es mucho más que eso. Erickson hace notar que nunca se puede estar seguro de lo que en realidad incluye, y cree que expresa la actitud del sujeto respecto a lo que lo rodea y es muy definidamente un fenómeno de la hipnosis. Esencialmente, el rapport parece ser una especie de simpatía mental que se desarrolla gradualmente mediante la repetición hasta llegar a un estado de credulidad y confianza exageradas de parte del sujeto, lo cual suele conducir a una forma de vínculo emocional entre el sujeto y el hipnotizador. Ya hemos visto que estas condiciones principian a existir antes que se intente la inducción del trance. Por cierto, la inducción sólo tendrá probabilidades de tener éxito cuando el hipnotizador haya convencido primeramente al sujeto de que debe confiar implícitamente en él y que todo lo que diga se debe creer y tener confianza en ello. Sólo en esta forma, las ansiedades relacionadas con el trance, pueden reducirse a un mero mínimo. Pero no se debe pensar que el rapport consiste nada más que en este acercamiento inicial, fortalecido por diversas técnicas de profundización, que dan como resultado un aumento en la confianza y credulidad del sujeto. El trabajo de Freud y la escuela psicoanalítica han demostrado que existe algo mucho más fundamental. Consideran que el rapport entre el sujeto y el hipnotizador se parece a una relación de padre a hijo. Este es un fenómeno que ocurre con regularidad en el psicoanálisis, y es un estado en el cual el sujeto regresa inconscientemente y adopta la actitud de un hijo hacia su padre, con toda su confianza exagerada, su credulidad, su afecto y la aceptación de su autoridad. En este respecto, puede decirse que se asemeja a la transferencia de situación que existe en la mayoría de las relaciones entre médicos y pacientes, siendo la diferencia sólo de grado. En la hipnosis, esta regresión es mucho más completa y da como resultado una disminución de la habilidad del sujeto para evaluar críticamente la situación que se ha creado. El hecho de que el rapport pueda ser transferido o compartido con otra persona, si así lo desea el hipnotizador, suele tener importancia en el campo de

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la terapéutica. Esto se aplica en particular a la obstetricia, ya que si el hipnotizador no pudiera atender a la hospitalizada, la paciente podría ponerse en rapport con el ginecólogo o la partera, y luego seguir sus instrucciones como si éstas fueran dadas por el hipnotizador. Sentido y juicio del tiempo. La evidencia en cuanto a si en el estado hipnótico un sujeto es capaz de juzgar el paso del tiempo con más precisión que en el estado de vigilia, es de naturaleza conflictiva. Desde luego es cierto que si se le pide a un sujeto hipnotizado que ejecute una tarea después de un número de minutos especificado, por lo general, así lo hará con regular exactitud. En forma similar, ejecutará un acto como resultado de una sugestión posthipnótica, después de un intervalo de tiempo prescrito. La relación más amplia de este fenómeno fue dada por Bramwell, cuyos sujetos hipnóticos fueron increíblemente precisos en su juicio del tiempo. Sin embargo, desafortunadamente ningún investigador posterior pudo duplicar estos resultados. Es verdad que los experimentos controlados tienden a demostrar que la facultad para estimar el tiempo no es mayor en el estado hipnótico que en el estado de vigilia, siempre que se dedica a la tarea suficiente concentración. Los cálculos llevados a cabo en la mente consciente no son siempre exactos. En ocasiones, las sugestiones no se ejecutan con puntualidad cuando se da un periodo abstracto de tiempo. Aun así, por lo general se aproximarán en forma adecuadamente cercana al momento especificado. Esta estimación inconsciente del tiempo no es desconocida en la vida práctica. Algunas personas pueden juzgar el tiempo en el estado de vigilia con notable precisión, en tanto que otras pueden hacer lo mismo durante el sueño. Pueden despertarse a una hora predeterminada sin escuchar el timbre de un reloj despertador. Cambios en la personalidad. Bajo hipnosis profunda se puede hacer creer a un sujeto que tiene una personalidad totalmente distinta, y puede representar el papel de la persona sugerida en una forma muy convincente. Moll indica que, en tales casos, no sólo desaparecen muchos de los recuerdos relacionados con la propia personalidad del sujeto, sino que intenta relacionar los que le quedan con su personalidad sugerida, y en ocasiones creará algunos nuevos, adecuados a ésta. Por ejemplo, cuando se le dijo a un sujeto que era Federico

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el Grande, de inmediato caminó con una muleta con su bien conocido paso, pero no sabía nada de ferrocarriles. Si durante la hipnosis se sugieren varias personalidades distintas, cada cambio sucesivo irá acompañado de la pérdida de memoria de la que le precedió. Un sujeto hipnotizado no pudo recordar, como Napoleón, lo que había hecho como Federico el Grande. Estos cambios de personalidad en los sujetos hipnóticos suelen ser comparados con las representaciones de los actores, pero pocos actores parecieron identificarse en forma tan completa con una personalidad como lo hacen los hipnotizadores. Esto se debe a que el sujeto hipnotizado no está distraído en ninguna forma por las percepciones sensoriales, en tanto que el actor no puede evitar ser afectado por ellas en algún grado. Las emociones Ya se han tratado los cambios emocionales que se presentan en forma espontánea como sentimientos hacia el estado hipnótico y hacia el hipnotizador. Pero completamente aparte de éstos, se puede influir grandemente en los sentimientos generales del sujeto mediante sugestiones hipnóticas. Se pueden sugerir con facilidad el deseo y la aversión, particularmente en los estados hipnóticos profundos. Puede inducirse fácilmente la tristeza o la alegría en la hipnosis profunda y pueden alternarse con mucha rapidez. En forma similar, las emociones tales como amor, odio, temor, ira y ansiedad son fáciles de evocar por medio de la sugestión. En verdad, muchos estados de ánimo pueden ser inducidos artificialmente bajo la hipnosis si se sugiere una situación específica que tienda a despertar ese estado de ánimo. Por ejemplo, si después de producir la alucinación de una persona que disguste al sujeto intensamente, se le dice que ha sido insultado por ella, el sujeto hipnotizado de inmediato montará en cólera. Bajo tales circunstancias, la expresión facial, la actitud y conducta del sujeto muestran en forma convincente lo que verdaderamente siente. Amnesia posthipnótica Después del sonambulismo, el sujeto por lo general sufre la pérdida de la memoria al despertar, el grado de la cual varía de acuerdo con la profundidad del trance. Esta se puede presentar o no a continuación de trances medios o

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incluso profundos y, cuando se presenta, la amnesia resultante sólo es parcial. Por cierto, se puede decir que la amnesia posthipnótica completa sólo es probable que se encuentre en los estados hipnóticos más profundos. Aun cuando puede no ser observada ninguna amnesia en las primeras sesiones, todavía puede presentarse en alguna ocasión posterior. En ocasiones es espontánea y ocurre en ausencia de cualesquier sugestiones del hipnotizador. Otras veces, puede ser inducida por sugestión directa a este efecto. Cuando aparece, siempre quiere decir que ha ocurrido cierto grado de disociación. Los eventos del estado de trance son olvidados, y la amnesia parece asemejarse a la de los sueños en el sueño normal. Incluso no es probable que un buen sujeto desarrolle amnesia si se le dan instrucciones de que recuerde lo que ha ocurrido durante su trance. La amnesia sólo se presentará si el sujeto no tiene objeción a ella, consciente o inconsciente. He encontrado con frecuencia que si bien el sujeto está muy bien dispuesto y ansioso de que le induzca amnesia, no podrá desarrollarla, no importa la técnica que se emplee. Investigaciones posteriores por lo general revelan el hecho de que su memoria es vitalmente importante para él en su trabajo y, a pesar de las afirmaciones en contra, tiene el temor inconsciente de que si permite que se manipule con su memoria en cualquier forma, existe el riesgo de que ésta podría también ser afectada en su vida diaria. Durante muchos años, las observaciones como ésta me han llevado a la conclusión de que, excepto en las formas más profundas de sonambulismo, mientras más importante sea la memoria para el sujeto en su ocupación, es más difícil que exista la probabilidad de la inducción de la amnesia con éxito. He tenido varios sujetos de este tipo quienes pueden no sólo abrir los ojos y permanecer profundamente hipnotizados sino que también pueden tener alucinaciones negativas y que, sin embargo, eran completamente incapaces de desarrollar amnesia, incluso después de lentos y laboriosos esfuerzos para intentarla. Otro obstáculo inconsciente que es difícil de vencer se presenta cuando la personalidad del sujeto es tal que cree que debe mantener, a toda costa, cierto grado de control. Aun cuando pueda entrar en un estado de trance profundo, recordará todo lo que haya ocurrido, o por lo menos lo suficiente para satisfacer sus necesidades. En ocasiones esto puede contrarrestarse diciéndole que recordará uno o dos de los incidentes más triviales, pero olvidará todo lo demás. En conjunto, creo que se puede decir que si el sujeto desea recordar

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algo, es casi cierto que lo recordará. La amnesia es más completa inmediatamente después que ha terminado el estado de trance, pero en ocasiones principia a desaparecer horas, días o semanas después. En este caso, es probable que entren a la mente del sujeto nuevas asociaciones que tiendan a restaurar su memoria. Cuando se puede inducir la amnesia completa en un sujeto sonámbulo, con frecuencia podrá hacerse que olvide ciertos aspectos de su vida normal. Incluso se le puede decir que no recordará el haber sido hipnotizado y que, en consecuencia, negará que haya sucedido cualquier cosa. La amnesia completa es una valiosa adquisición cuando puede lograrse. Convence al sujeto firmemente de que en realidad ha sido hipnotizado y asegura la inducción de un trance profundo en ocasiones futuras. La amnesia parece que siempre fortalece el efecto de la sugestión posthipnótica y es sumamente útil desde el punto de vista terapéutico, ya que puesto que el paciente no recordará nada de lo que se ha dicho, no podrá criticar las sugestiones que se le han hecho durante el trance. En consecuencia, éstas surtirán efecto con más rapidez y más fuerza. Aun cuando los eventos del trance se hayan olvidado cuando ocurre amnesia completa, por lo general pueden recordarse en estados de trance posteriores, a menos que se hayan dado instrucciones en contrario. Métodos para producir la amnesia posthipnótica. En cada sesión hipnótica, antes de despertar al sujeto, es conveniente decirle que en cada ocasión en que entre en trance, recordará cada vez menos y menos de lo que ha ocurrido, hasta que finalmente no podrá recordar nada de lo relativo a su hipnosis. Si esto ocurre, es obvio que será el resultado de continuadas sugestiones posthipnóticas. 1. En ocasiones puede producirse la amnesia en el estado de trance profundo sólo con sugestión directa. Si se aplica con energía, ciertamente puede ser muy fuerte y, siempre que el trance sea lo bastante profundo, con frecuencia tendrá éxito. Ciertamente está usted ahora dormido con un sueño mucho muy profundo ... es tan profundo, en realidad. . . que después que usted despierte. . . no podrá recordar nada de lo que ha sucedido durante este profundo sueño. Después que usted despierte. . . si trata de recordar lo que ha ocurrido durante su sueño. . . su mente quedará completamente en blanco. . . y no podrá recordar nada de lo que ha sucedido.

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Después que usted despierte... no podrá recordar nada de lo que se ha dicho... o se ha hecho... durante este profundo sueño.

Como prueba de la amnesia, suelo atar un pañuelo alrededor de la muñeca del sujeto antes de despertarlo. Nunca le digo esto, sino que dejo que él lo descubra por sí solo. Cuando lo hace, la perpleja expresión de su rostro deja pocas dudas en cuanto al éxito de las sugestiones, y una o dos sencillas preguntas de cómo llegó allí, o quién lo colocó, confirmarán este hecho de inmediato. En ocasiones sucede que el sujeto parece que evita mirar hacia su muñeca y no hace ningún comentario. En este caso, yo también la ignoro por completo y hablo con él de otros varios asuntos, hasta que está a punto de despedirse. Entonces le digo con toda tranquilidad, "A propósito, devuélvame mi pañuelo antes que se vaya", y esta observación por lo general, produce exactamente el mismo efecto. Me parece que este breve intervalo de tiempo permite que la amnesia se consolide y quede firmemente establecida. La mayor desventaja de este método se encuentra en el hecho de que el fracaso parece hacer que la inducción de la amnesia, por cualesquiera procedimientos posteriores, sea mucho más difícil y con frecuencia imposible. 2. En ocasiones es más prudente adoptar un método más suave, más persuasivo, con el cual haya menos probabilidad de perjudicar los intentos futuros. Duerme ahora con un sueño tan profundo. . . que, después que despierte ... no tendrá ningún deseo en absoluto de recordar lo que haya sucedido durante su sueño. Usted no querrá desear recordar nada de lo que haya sucedido durante este profundo sueño. Su sueño está siendo tan profundo. . . que usted tendrá la tendencia a olvidar todo lo que haya sucedido desde que se durmió.

En los trabajos de terapéutica, por lo general añado las sugestiones que siguen con el fin de incrementar la motivación. Mientras menos recuerde lo que le digo durante este sueño. . . este tratamiento actuará con más rapidez y con más fuerza. . . de manera que usted no deseará recordar nada. . . después que despierte.

He encontrado que las amnesias producidas por este método rara vez son 195

completas al principio, pero en ocasiones pueden volverse totales mediante la constante repetición durante un número de sesiones. Ya hemos señalado el hecho de que tanto la hipnosis en sí, como la pérdida de la memoria, parecen amenazar la tranquilidad mental de ciertos sujetos. En casos así, Wolberg sugiere al sujeto que recordará algún evento trivial del trance, pero que desarrollará amnesia por el resto de éste. Esto disipa los temores del sujeto de perder el control por completo. En caso de que esto falle y el sujeto recuerde todo, Wolberg procede en la forma que sigue en el transcurso de la próxima sesión de trance: 3. Se le dice al sujeto que se imagine que se encuentra en su hogar, dormido. Que entonces tendrá un corto sueño, después del cual abrirá los ojos y despertará con un sobresalto. Sentirá que acaba de despertar de un sueño profundo. Recordará vívidamente el sueño, pero apenas lo acabe de describir, sólo tendrá un vago recuerdo de los demás eventos del trance, e incluso puede olvidar algunos de ellos cuando se le pregunte. 4. Si se logra una amnesia parcial como resultado de estas sugestiones, se continúan en el trance siguiente, y se le dice al sujeto: Olvidar es un proceso perfectamente normal. . . es fácil olvidar si desvía su atención a otras cosas. En la última ocasión, usted olvidó ciertas cosas que sucedieron mientras estaba dormido. Ahora es probable que olvide muchas más. . . posiblemente todo lo que suceda durante el trance.

Antes de despertar al sujeto, se repite la anterior secuencia del sueño. Estas dos técnicas pueden repetirse constantemente en un número de sesiones, para entrenar al sujeto a que gradualmente logre la amnesia. Weitzenhoffer encuentra efectivo el uso de un método de 'fraccionamiento' modificado. Despierta y vuelve a hipnotizar al sujeto repetidas veces, sugiriendo en cada ocasión que olvidará más y más los sucesos del trance. Señala que puesto que la amnesia y la profundidad de la hipnosis están íntimamente relacionadas, esta es una forma muy adecuada de tratar al mismo tiempo los dos problemas. 5. Un método que en ocasiones he empleado con éxito es el llamado técnica del pizarrón.

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Quiero que se imagine que puede ver un pizarrón ... y que estoy colocado frente a él con un gis en la mano. Sólo imagínese ese pizarrón. . . y tan pronto como pueda verlo con toda claridad... levante la mano por favor.

(La mano del sujeto se levanta.) Ahora, mientras usted mira el pizarrón. . . puede verme que escribo en él con el gis. Puede ver lo que estoy escribiendo. . . estoy escribiendo la palabra MEMORIA. Usted puede ver esa palabra con toda claridad. Tan pronto como pueda ver esa palabra. . . levante la mano por favor.

(Una vez más, el sujeto levanta la mano.) Mientras continúa observando el pizarrón. . . puede ver que he tomado un borrador húmedo. . . y que estoy borrando lo que está escrito en el pizarrón. Y así como la palabra. . . MEMORIA. . . desaparece del pizarrón. . . así desaparecerá de su mente todo lo que ha sucedido durante su sueño. . como si su mente hubiera sido limpiada como el pizarrón. Tan pronto como pueda notar que la palabra ha desaparecido... y que el pizarrón está limpio y en blanco. . . por favor, levante la mano.

(La mano del sujeto se levanta.) Dentro de unos momentos. . . cuando lo despierte... no podrá recordar nada de lo que sucedió mientras estaba dormido. Si trata de recordar lo que ha sucedido. . . su mente permanecerá completamente en blanco. . . como ese pizarrón, después de haber sido limpiado. Después que despierte. . . no podrá recordar nada de lo que haya sucedido durante su sueño profundo.

La amnesia es un fenómeno complicado y en ocasiones impre-decible. Como hemos visto, puede variar desde el simple olvido que se encuentra en la hipnosis, hasta la mucho más significativa y severa pérdida de la memoria causada por la represión de experiencias traumáticas, el recuerdo de las cuales podría originar una ansiedad aguda. Este tipo de amnesia se considera en el Cap. 22.

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PARAMNESIAS Estas pueden ser inducidas en la hipnosis con facilidad, en especial en las etapas más profundas. Difieren de las amnesias en que se le dice al sujeto que sólo olvidará cosas específicas, tales como su nombre, el día de su cumpleaños, o incluso el significado de las palabras. En esta forma pueden producirse las afasias. Puede privarse al sujeto de la facultad de hablar, o sencillamente hacerlo incapaz de pronunciar una palabra o consonante en particular. Más aún, también pueden inducirse falsos recuerdos. Si en una hipnosis profunda se le dice al sujeto que ha ocurrido un número de eventos totalmente imaginarios, cuando despierte los recordará como hechos reales.

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CAPITULO 14

La sugestión post-hipnótica: Autohipnosis La sugestión posthipnótica Este es el fenómeno en el cual las sugestiones que son dadas al sujeto durante el estado de trance, son para que surtan efecto después que éste ha sido despertado. Si no fuera así, el valor terapéutico de la hipnosis sería casi despreciable. Algunas veces, estas sugestiones posthipnóticas se ejecutan fielmente aun cuando sólo se haya conseguido un trance de profundidad media o relativamente ligera, a pesar del hecho de que el sujeto recuerde las instrucciones que se le han dado. Sin embargo, necesariamente tiene que ser muy sugestionable, y es posible que responda con adecuada presteza a sugestiones en estado de vigilia. Hablando en términos generales, se puede decir que la mayoría de las sugestiones posthipnóticas (con excepción de las muy sencillas), sólo es probable que sean efectivas cuando se ha producido un trance profundo, seguido por amnesia. No existe ninguna duda de que la amnesia aumenta mucho la fuerza de la sugestión posthipnótica. Moll considera que este fenómeno apenas es tan extraño como suele parecer, ya que puede compararse con una clase de conducta similar a la que ocurre en la vida práctica. Cita el ejemplo que sigue: Entregué una carta al Sr. X, quien me había visitado, y le pedí que la depositara en su camino a casa si pasaba por un buzón. Colocó la carta en su bolsillo y posteriormente encontró a un amigo y caminó rumbo a su hogar con él, pasando por un buzón. Entretenido en la conversación, en apariencia el Sr. X no reparó en el buzón, pero depositó la carta en él sin interrumpir la conversación. Poco después, recordó que tenía que depositar una carta. Sólo tenía un leve recuerdo de haberlo hecho así, y sólo buscando en su bolsillo y no encontrando allí ninguna carta se pudo convencer de que en verdad había cumplido con la comisión. La característica particular que aquí debe observarse es que el Sr. X ha ejecutado un acto específico sin la intervención de su voluntad, y una de las

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características más notables de la sugestión posthipnótica es el hecho de qué se cumple precisamente en las mismas condiciones. Molí también llama la atención sobre el hecho de que no es la orden posthipnótica en sí —no lo que en realidad se ha dicho al sujeto en el momento— sino la idea de obedecer la orden lo que se hace consciente en el momento indicado. Por ejemplo, si se sugiere al sujeto hipnotizado que pedirá una manzana media hora después que despierte, es seguro que así lo hará. Pero no es el hecho de que se le haya dicho que pida una manzana lo que le ocurrirá a él en el momento apropiado. Lo que se presentará en su mente consciente, será la idea de que le gustaría una manzana y que es bueno que pida una. Incluso en la vida normal, los eventos ordinarios en ocasiones pueden producir ideas similares mediante la sugestión. El paciente saludable con frecuencia es convencido de que está padeciendo una enfermedad del corazón, como resultado de haber escuchado una conversación ocasional acerca de una enfermedad cardiaca grave. Es notable el grado hasta el cual se obedecen las instrucciones posthipnóticas en el momento adecuado. Estas se pueden ordenar en dos formas: (1) por medio de una señal externa concreta tal como una dada por el hipnotizador, o cuando el reloj dé una hora. (2) Fijando un periodo abstracto —después de tantos minutos, horas o días—. En este último caso, la exactitud es menos precisa que en el primero, aun cuando generalmente ocurrirá una aproximación muy cercana. El primero de estos métodos no implica ningún nuevo fenómeno mental en absoluto, ya que en la vida práctica, cuando el reloj da la hora recordamos que deseamos hacer algo en ese momento en particular y procedemos de inmediato a hacerlo. Con mucha frecuencia ha deseado escribir una carta al día siguiente y ha atado un nudo en su pañuelo para recordarlo. El nudo y la carta quedan tan íntimamente relacionados en su consciente que, aun cuando haya olvidado por completo lo que intentaba hacer, al observar el nudo al día siguiente la idea de escribir la carta cambia de la mente inconsciente otra vez al consciente. Los ejemplos que siguen ilustran las diversas clases de señales predeterminadas usadas en la sugestión posthipnótica: 1. 'Cuando escuche que golpeo en la mesa dos veces. . . tomará asiento en la silla y caerá en un sueño profundo'. Esta es una señal audible externa. 2. 'Cuando vea que enciendo un cigarrillo. . . se levantará de la silla y abrirá la ventana'. 200

Esta es una señal visual predeterminada, sugerida por el hipnotizador. 3. 'Diez minutos después que despierte. . . se inclinará y se quitará el zapato de la derecha'. En este caso se ha fijado un periodo de tiempo —diez minutos—. Sin embargo, la especificación del tiempo en esta forma, quizá no siempre tenga éxito, ya que en algunos sujetos la estimación del tiempo puede ser más deficiente que en otros, o incluso pueden llegar a interesarse tanto en lo que está sucediendo que tienden a perder la noción del tiempo. Pero incluso cuando ha transcurrido el intervalo especificado y el sujeto no dé señales de obedecer la instrucción, esto no necesariamente quiere decir que la sugestión haya fallado. En verdad, es más que probable que si en la conversación general se hace alguna indicación casual acerca de los zapatos del sujeto, quizá se sienta inquieto, mire a sus pies y por lo general terminará por quitarse el zapato. Aun cuando una de las características más distintivas del acto posthipnótico es su naturaleza compulsiva, ciertamente esto no significa que en ocasiones no pueda ser resistida. Pero incluso cuando no existe amnesia y el sujeto recuerde la orden que se le haya dado, todavía tendrá que hacer un esfuerzo tremendo para resistir, y por lo general concluirá por obedecer la sugestión, después de un intervalo de tiempo más o menos grande. Suponiendo que durante la hipnosis se haya dicho al sujeto que, cinco minutos después de que despierte, tomará un libro del librero y lo colocará sobre el escritorio. Recordará esto cuando despierte y puede decidir que no va a hacerlo. En consecuencia, cuando hayan expirado los cinco minutos, no sucederá nada. Pero a medida que transcurra el tiempo el sujeto estará gradualmente más intranquilo e incómodo. Se ha suscitado un conflicto mental. Por una parte, cree que debe tomar ese libro según se le ordenó y por la otra, cree que no necesita hacerlo porque no desea hacerlo. Ahora, cualquier conflicto de esta naturaleza invariablemente causa ansiedad y, después de prolongar con éxito esta resistencia por algún tiempo considerable, las probabilidades son de que el sujeto cumpla al fin con la sugestión, aunque sólo sea para obtener tranquilidad mental. Este importante hecho deberá ser siempre tomado en cuenta cuando se hagan demostraciones o se intente la sugestión posthipnótica, ya que nunca se debe permitir que un sujeto abandone el consultorio sin que haya cumplido con cualquier sugestión que se le haya hecho. En forma alternativa, si no la cumple debe volverse a hipnotizar para cancelar la sugestión del caso, antes que se le permita que se retire. 201

Las sugestiones posthipnóticas de una índole razonable, que estén de acuerdo con la personalidad del sujeto, por lo general serán cumplidas con toda facilidad. Pero las sugestiones desconsideradas, ridículas e impropias, que repugnen al sujeto, con frecuencia dejarán de ser obedecidas, a pesar del hecho de que se trata de un sonámbulo. Existen varias formas en las que puede evitar cumplir con tales sugestiones. Puede despertar en forma espontánea. Puede cambiar del sueño hipnótico al sueño ordinario, puede ponerse histérico y sufrir un ataque, o puede presentar tan graves señales de ansiedad creciente y agitación nerviosa, que el hipnotizador no tendrá otra alternativa que la de despertarlo, después de cancelar la orden ofensiva. Sin embargo, bajo tales circunstancias, el hipnotizador está presente y puede aplicar medidas inmediatas para contrarrestar la sugestión o reemplazarla con una que sea más aceptable. No siempre es la verdadera sugestión que se hace, sino la forma en que el sujeto la interprete, lo que determina la manera en que responda y si la encuentra aceptable o no. La cuestión de la interpretación es de la máxima importancia posible. Las sugestiones que deban cumplirse posthipnóticamente siempre deben ser formuladas con mucho cuidado y precisión, no sólo para asegurarse de que su significado será plenamente comprendido por el sujeto, sino también para evitar el más leve riesgo de ambigüedad y la posibilidad de una falsa interpretación. No siempre es fácil prever que ocurra esto último, ya que con frecuencia nuestras intenciones suelen parecer tan claras para nosotros que estamos demasiado dispuestos a suponer que son igual de claras para el sujeto. Esto no siempre es el caso, como lo demostrará el ejemplo que sigue: Durante la última guerra, tuve un paciente que era miembro del Destacamento de la Cruz Roja Británica. Era un individuo ya cerca de los 40 años, educado en forma estricta, muy religioso y que nunca, en su vida había usado un lenguaje obsceno. Padecía una aguda falta de confianza en sí mismo y temía a una de las pruebas para ser ascendido a un puesto en el cual tenía que mandar a un pelotón en el servicio de camillas. Era un sonámbulo magnífico con amnesia completa, y le hice sugestiones posthipnóticas respecto a que en el momento en que estuviera al frente de su pelotón, desaparecería todo vestigio de nerviosismo y que podría dar las órdenes y conducir a sus hombres exactamente como un sargento mayor del ejército. Durante las pruebas reales, para gran embarazo mío, procedió a dirigirse a su pelotón en los siguientes términos: ‘Pelotón, ¡atención! Como si en realidad lo fueran.

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¡Despierten! ¡Piojosos barrigones tales por cuales!' Es obvio que su propia interpretación literal de mi instrucción varió mucho de mi propia intención inocente de que debería conducir a su pelotón 'con la confianza de un sargento mayor del ejército'. La formulación descuidada fue totalmente responsable de este desafortunado -y embarazoso incidente, que tuvo lugar ante un gran número de espectadores. Esta necesidad de formular las instrucciones de uno con claridad y sin ambigüedades es igualmente importante en todas las etapas de la hipnosis, pues nunca debe olvidarse que el sujeto hipnotizado tiende a tomar todo en forma literal, en ocasiones con resultados sorprendentes e inesperados. A veces, sólo se obedecerá a una sugestión posthipnótica si se le ha dado al sujeto una razón lógica para el acto sugerido. Si le digo a un sujeto que tome un vaso de agua y lo arroje sobre mi escritorio, bien puede abstenerse de hacerlo, pero si primero le sugiero que mi escritorio se está incendiando, obedecerá sin el menor titubeo. En forma similar, si le digo que robe su pluma fuente al Dr. Blank cuando éste esté distraído, ciertamente que no lo hará. Pero si le digo que en realidad es mi pluma fuente la que el Dr. Blank se ha echado al bolsillo, y que la única forma de recuperar mi propiedad es que él la robe y me la regrese, es probable que cumpla. En determinados casos, sugestiones al parecer inofensivas pueden despertar la ansiedad suficiente para impedir su ejecución, debido a una asociación con los conflictos inconscientes del propio sujeto. Por esta razón siempre debe observar cuidadosamente las reacciones del sujeto, de manera que cualesquiera de tales sugestiones pueda volverse a formular de manera distinta o cancelarse, si parece que despierta inquietud o ansiedad. Esto puede ser de importancia, pues si tales sugestiones son posthipnóticas y el sujeto no se da cuenta de todas sus implicaciones por el momento, es muy fácil que se produzcan graves alteraciones psicológicas. La fraseología de las sugestiones posthipnóticas también puede determinar si serán o no obedecidas. Si la redacción o la forma de decir tales sugestiones denuncia la más ligera falta de confianza de parte del hipnotizador respecto a que sean obedecidas, el sujeto descubrirá ésta de inmediato y estará mejor dispuesto a resistir. Sin embargo, si la sugestión le transfiere la creencia y la convicción de que se espera que obedezca, es mucho más probable que así lo haga.

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El efecto y la duración de las sugestiones posthipnóticas pueden ser muy prolongados. Se ha informado de muchos casos auténticos en los cuales se han obedecido meses o incluso años después de haberse hecho. El transcurso del tiempo no parece disminuir la intensidad de compulsión. Enseñé a una señora, que estaba esperando a su primer hijo, que se durmiera siempre que le sugiriera yo que lo hiciera. Era una sonámbula completa y tuvo un parto indoloro, después del cual no la volví a ver en 7 años. Regresó para internarse por segunda vez, y en el curso de una conversación ordinaria, le dije en forma completamente inesperada 'Duérmase, Sra. Blank', con lo cual inmediatamente se hundió en la silla con un profundo sueño por completo sonámbulo. Desde que escribí lo anterior, encontré otro ejemplo similar del mismo fenómeno. Una joven casada de 26 años de edad buscó tratamiento hipnótico para su Psoriasis. En el curso de su entrevista me preguntó si la recordaba. Cuando me disculpé, me recordó que la había tratado de insomnio con anterioridad cuando sólo tenía 11 años de edad. Una vez más me limité a decirle que se durmiera y entró en sonambulismo completo, después de un intervalo de 15 años. Estabrooks describe un caso en el cual una sugestión posthipnótica se realizó después de 20 años, y cree que si se refuerza ocasionalmente, puede hacerse durar en forma indefinida. No existe ninguna duda de que los efectos de una sugestión post-hipnótica pueden reforzarse mucho sí ésta se repite con frecuencia. En verdad, si se repiten con bastante frecuencia, tales sugestiones tienden a ser permanentes, ya que es probable que resulte implantado un reflejo condicionado. Esto puede explicar en parte el porqué los pacientes que han mejorado con la hipnoterapia por lo general no tienden a recaer. Otro método para aumentar la fuerza de una sugestión posthipnótica es asociarla con alguna experiencia normal, de manera que en la mente del sujeto exista una explicación razonable. Se le puede decir a un sujeto hipnotizado: Después que despierte. . . beberá un vaso de agua.

Mejor aún, una indicación mucho más clara puede darse diciendo: Cinco minutos después que despierte... beberá un vaso de agua.

Sin embargo, la mejor forma de decirlo, sería:

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Tan pronto como despierte. . . comenzará a sentir sed. Sentirá la boca reseca y pastosa... y en unos minutos... beberá un vaso de agua.

Cada una de estas sugestiones necesitará ser repetida, pero la última requerirá repeticiones menos frecuentes que cualquiera de las otras. Sin embargo, influirá en el sujeto con mucho más fuerza pues, una vez más, se le ha proporcionado una razón lógica para el acto sugerido. Racionalización Cuando existe amnesia posthipnótica, y al despertar el sujeto no puede recordar la instrucción en particular que le fue dada, una vez que la acción ha sido ejecutada y se le pregunta por qué lo ha hecho, por lo general, producirá las racionalizaciones más ingeniosas para su conducta. Supóngase que se le ha dicho que, dos minutos después de despertar se quitará el zapato derecho. Si ha desarrollado un trance profundo seguido por amnesia, obedecerá fielmente esta orden. Como no puede recordar que se le haya dicho que hiciera eso, cuando se le pregunta por qué se ha quitado el zapato, por lo general dará alguna explicación plausible pero, sin embargo, completamente falsa de su acción, la cual le satisfará por completo. Es probable que diga: 'Me dolía el pie', o Tenía el calcetín arrugado y me sentía incómodo'. Ciertamente, mientras más extraña o incongruente sea la sugestión posthipnótica, más sorprendentes sean quizá tales racionalizaciones. Se han registrado varios casos en los cuales se han elegido sugestiones posthipnóticas para las cuales sería difícil encontrar explicaciones lógicas: 1. Se le dijo a un sujeto que, cinco minutos después que despertara, saldría del salón de lectura y regresaría de la sala con una sombrilla. Luego abriría la sombrilla y caminaría alrededor del cuarto llevando a ésta abierta. Cuando se le preguntó por qué había hecho esto, repuso con calma: 'Creí que me gustaría encontrar si alguno de los presentes era supersticioso'. Moll proporciona una relación de algunas sugestiones posthipnóticas realmente incongruentes, y que sin embargo fueron explicadas por el sujeto a su entera satisfacción. 2. Se le dijo a un sujeto que cuando despertara, tomaría un tiesto del antepecho de la ventana, lo envolvería en una tela, lo pondría sobre el sofá, y le haría tres caravanas. Cuando se le preguntó por qué había hecho esta

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notable serie de acciones, contestó: 'Cuando desperté y vi el tiesto allá, pensé que como era un día frío, tenía que calentar un poco al tiesto o de lo contrario la planta podría agotarse. Así pues, envolví al tiesto en una tela, y como el sofá estaba cerca del fuego, pensé que era preferible colocar el tiesto ahí. Luego le hice caravanas porque quedé muy complacido conmigo mismo por haber tenido tan brillante idea'. Aun cuando la mayoría de los sujetos amnésicos sí racionalizan esto no es siempre el caso. En ocasiones el sujeto dirá: 'Sólo se me ocurrió la idea de hacerlo, o bien, algo me hizo creer que debería hacerlo'. Hablando en términos generales, no importa lo tonta o absurda que pueda ser la acción sugerida, tiene que ser ejecutada y, por lo tanto, el sujeto cree necesario proporcionarse una razón lógica para hacerlo. Tales explicaciones son necesarias porque, al estar completamente despierto, el sujeto está totalmente consciente de lo que acaba de hacer. Para el hipnotizador teatral, las sugestiones posthipnóticas son la base de su función, y mientras más divertidas pueda hacer que esas sugestiones sean, más satisfecho quedará su público. Un ejecutante bien conocido acostumbraba regresar a varios sujetos a sus lugares entre el público con la sugestión posthipnótica de que siempre que castañeara los dedos, subirían a su asiento y gritarían 'cacahuates'. Tales exhibiciones pueden ser inconvenientes o degradantes, y siempre existe el peligro de que cuando se usa cierto número de sujetos en esta forma, el hipnotizador puede perder la pista de alguna de las sugestiones que ha hecho y el sujeto regresará a su hogar sin que la orden haya sido eliminada. Se informa de un caso en que una secretaria, había recibido la orden de un hipnotizador teatral en el sentido de que, siempre que escuchara la melodía "Estoy cansada", de inmediato caería en un profundo sueño hipnótico. Durante su acto, disimuladamente indicaba a la orquesta de tiempo en tiempo y en cada ocasión que se tocaba esta melodía, el sujeto se dormía de inmediato. Desafortunadamente, el ejecutante omitió cancelar esta instrucción, con el resultado de que dos días después cuando ella escuchó que el muchacho de la oficina silbaba esa tonada, se quedó dormida en su trabajo. Se han originado muchas discusiones respecto a si la ejecución posthipnótica de un acto sugerido ocurre en el estado normal de vigilia, o si en el momento de su ejecución el sujeto vuelve a entrar en un trance

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espontáneo y autolimitante. Con mucha frecuencia, un buen sujeto parecerá un tanto confundido y presentará en los ojos una expresión un tanto nublada y lejana en tanto ejecuta la acción sugerida, como si se estuviera conduciendo en forma completamente automática. También se ha observado que, mientras más incongruente o ridícula sea la sugestión posthipnótica, hay más probabilidades de que el sujeto desarrolle una amnesia completa, posiblemente para evitar turbación o ansiedad. Erickson y su esposa hicieron una investigación sistemática de la conducta posthipnótica y llegaron a la conclusión de que cuando el sujeto hipnotizado recibe instrucciones de ejecutar un acto post-hipnóticamente, éste invariablemente desarrolla un trance hipnótico en forma espontánea. Este trance es de duración breve, ocurre en relación directa a la ejecución del acto posthipnótico y en apariencia constituye una parte esencial para la respuesta y ejecución de la orden posthipnótica. Indicaron, además, que el desarrollo de este estado de trance, como parte de la ejecución posthipnótica, no requiere para su aparición ni de la sugestión ni de la orden. Se desarrolla en el momento de iniciarse el acto posthipnótico, y por lo general persiste sólo unos momentos, por lo que puede pasarse por alto con facilidad. Si no existe amnesia del trance original y de la sugestión posthipnótica que se ha dado, o si está debilitada la amnesia de manera que el sujeto la recuerde antes de llevarla a cabo, este trance espontáneo puede no presentarse. En este caso, se cumple la sugestión en forma voluntaria o mediante una sensación de compulsión. Condicionamiento posthipnótico La sugestión posthipnótica no sólo es valiosa en la aplicación terapéutica de la hipnosis, sino que también es en extremo útil para facilitar las futuras inducciones del trance y para proteger al sujeto en contra de la hipnosis accidental. En este último caso, una persona fácilmente hipnotizable puede incluso prevenirse de ser hipnotizada por individuos no calificados. La inducción del trance hipnótico por primera vez, en ocasiones puede ser laboriosa y consumir mucho tiempo. Por cierto, puede tomar desde 15 minutos hasta varias horas asegurar una profundidad satisfactoria, y si fuera necesario repetir todo el procedimiento en cada ocasión posterior, es seguro que se verían limitados los usos prácticos de la hipnosis. Tendría que

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dedicarse tanto tiempo y energía sólo en la inducción que quedaría muy poco para propósitos terapéuticos. Como ya se ha descrito con anterioridad, es fácil lograr el condicionamiento del sujeto mediante sugestión posthipnótica para que entre al estado de trance mediante una señal, verbal o de otra índole. Esto siempre se puede hacer para los sujetos de trance profundo y para muchos de los que sólo alcanzan una hipnosis de profundidad media. El sujeto sonámbulo es tan sugestionable, incluso en estado de vigilia, que es conveniente protegerlo contra hipnosis inesperadas. Esto se puede hacer con facilidad diciéndole, en el estado hipnótico profundo, que en circunstancias normales nadie, a excepción de usted mismo, podrá hipnotizarlo en lo futuro. Sin embargo, si se presentara la necesidad de esto alguna vez, entonces podrá responder a cualquier otro médico o cirujano dentista que posea conocimientos especiales o experiencia en la hipnosis. Varias autoridades dudan de que esto proporcione una protección completa. Molí considera que el principal peligro no está en la susceptibilidad a la hipnosis como tal, sino en la susceptibilidad a la hipnosis accidental o en la hipnosis contra la voluntad del sujeto. Como ejemplo de la eficacia de tales sugestiones protectoras, puedo citar un caso mío en el cual, sin mi conocimiento o intención totales, lo puse a prueba. Había estado tratando a una escolar, de 14 años de edad, que había sido una sonámbula tan excelente, que juzgué necesario protegerla en esta forma. Unos 12 meses después, encontré a su padre en una reunión social y me dijo que mientras estaban de paseo fueron a ver una exhibición teatral de hipnosis. En el transcurso de ésta, el ejecutante imprudentemente pretendió que podía garantizar que hipnotizaría a cualquiera dentro del teatro. Esto molestó tanto al padre que, conociendo la protección que yo le había dado, retó de inmediato al hipnotizador para que hipnotizara a su hija. A pesar de sus esfuerzos, el ejecutante fue por completo incapaz de inducir incluso el estado hipnótico más ligero, y se excusó ante el auditorio sobre la base de que éste era uno de los muy raros casos en los que una persona era por completo inhipnotizable. El padre anunció entonces que esto era muy curioso ya que la niña estaba acostumbrada a entrar en estado de hipnosis profunda siempre que su doctor le decía sencillamente que se durmiera.

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AUTOHIPNOSIS Esto implica la autoinducción del trance hipnótico sin la intervención de otra persona. O bien el sujeto aprende o se le enseña la forma de entrar al estado hipnótico por sí solo, siempre que necesite hacer uso de éste. Aun cuando esta técnica la aprenden con más facilidad los sujetos que previamente han entrado a los estados de trance medios o profundos, no es difícil adquirirla sin ninguna experiencia subjetiva anterior de hipnosis. La mayoría de las personas que practican la hipnosis por lo general se han enseñado la autohipnosis en un tiempo o en otro. Si bien es relativamente fácil de obtener el cerramiento de ojos y la hipnosis ligera o incluso de profundidad media, la hipnosis profunda es mucho más difícil. Parte de esta dificultad se encuentra en el hecho de que puesto que el sujeto tiene que ser su propio hipnotizador, se ve enfrentado con el problema de desempeñar tanto un papel activo como pasivo al mismo tiempo. Debido a esto, aun cuando el estado mental autoinducido es muy similar al producido por un hipnotizador, por lo general se encuentra en un plano más ligero. El sujeto tiene que retener un cierto grado de control y actividad conscientes para dirigir las operaciones y, por lo tanto, no puede permitirse ir a demasiada profundidad. Por otra parte, cuando él entra al estado de trance inducido por un hipnotizador, se puede abandonar por completo, y no necesita preocuparse por lo que probablemente ocurra o por cualquier cosa que se esté haciendo. En consecuencia, puede permitirse ir tan profundamente que su mente inconsciente queda inactiva y no necesita tomar parte en lo que acontezca. En la autohipnosis, por necesidad, parte de la mente consciente debe permanecer activa para controlar la hipnosis y dirigir los acontecimientos en el trance autoinducido. Hablando en términos generales, es como si la mente consciente asumiera el papel del hipnotizador para hacer las sugestiones que penetran a la parte inconsciente de la mente, en donde primero son aceptadas y luego ejecutadas. Una de las formas más fáciles de enseñar a un sujeto la inducción de la autohipnosis es mediante el uso de una sugestión posthipnótica. Sin embargo, me parece dudoso si este procedimiento en realidad pueda denominarse autohipnosis, ya que ciertamente no ha sido iniciado por los esfuerzos, sin ayuda, del sujeto. Es una facultad que le ha sido delegada por el hipnotizador que no se puede diferenciar, en su modo de operación, de

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cualquier otra forma de sugestión posthipnótica. Como podría esperarse, el sujeto al que se enseña que en esta forma podrá entrar al estado de trance con mucha más rapidez, con frecuencia a una señal autoadministrada, y es probable que logre una profundidad mayor. Esto puede ser muy útil terapéuticamente, cuando es necesario para el paciente inducir con rapidez el estado de trance, con el fin de impedir un ataque inminente de asma o de migraña. Sin embargo, a menos que sea necesario para tales propósitos prefiero no emplear este método, ya que creo que el paciente a quien se ha enseñado la autohipnosis sin la intervención activa del hipnotizador, siempre creerá que tiene mucho más control sobre la situación. Más aún, el aumento de confianza que desarrolla en su propia capacidad sin ayuda para la producción de la hipnosis cuando la necesita, agrega mucha fuerza a sus autosugestiones propias, y tiende así a compensar la desventaja de un trance un tanto más ligero. No importa cuál método en particular proponga emplear, antes de enseñar a un sujeto la autohipnosis siempre discuto el asunto con él en el estado de vigilia: Voy a enseñarle la forma de ponerse en estado hipnótico siempre que necesite hacer uso de él. No correrá el menor peligro porque siempre podrá despertarse tan pronto como así lo desee. Si usted se duerme siempre que yo diga que así lo haga, también despertará cuando yo le diga que lo haga. Esto se debe a que yo tengo el control de lo que está sucediendo. En forma similar, si se duerme por cuenta propia cuando usted se diga que esto va a suceder, entonces también despertará cuando se diga que va a hacerlo. En esta ocasión, como ve, usted está en completo control de lo que sucede. De manera que no hay peligro de ninguna especie de que usted se duerma y que no pueda despertar cuando desee hacerlo. Durante su sueño hipnótico, podrá relajarse por completo. . . podrá pensar con claridad... y podrá hacerse cualesquiera sugestiones que desee. . . y harán efecto exactamente como si yo mismo las hubiera hecho a usted. Siempre que se autohipnotice. . . podrá recordar la clase de sugestiones que yo le he hecho. . . y podrá administrárselas usted mismo.

También digo al paciente que si usa y practica la autohipnosis en esta forma, le ayudará a mejorar incluso con más rapidez. Por lo general, se lo explico en esta forma:

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Es como si cada vez que viniera a verme, trajera con usted un pedazo de madera y un clavo de 15 cm. Mientras está conmigo, produzco un pesado martillo y propino al clavo un golpe fuerte que lo introduce un apreciable trecho en la madera. Usted entonces lo lleva a su hogar y todos los días hace lo mismo. Pero usted no tiene un martillo pesado. Sólo tiene uno que es ligero. Sin embargo, si lo usa con regularidad y da al clavo un número mayor de golpes más ligeros, todavía podrá introducirlo, aun cuando necesariamente le tome más tiempo.

Autohipnosis mediante sugestión posthipnótica Cuando enseño la autohipnosis por sugestión posthipnótica, pongo al sujeto en un trance lo más profundo posible y procedo a darle las instrucciones que siguen: Usted duerme ahora con un sueño tan profundo. . . que todo lo que le diga que va a suceder. . . sucederá. . . exactamente como yo lo diga. Y todas ías sensaciones. . . que yo le diga que experimentará... las experimentará. . . exactamente como yo lo diga. Y esas mismas cosas le continuarán. . . y usted seguirá teniendo esas mismas sensaciones... con igual fuerza... con igual certeza... con igual intensidad. . . cuando esté de regreso a su hogar. . . que cuando está conmigo, en este cuarto. Le voy a enseñar ahora cómo entrar en este sueño profundo, siempre que usted lo desee. . . aun cuando ya no esté conmigo. Todo lo que tiene que hacer es reclinarse en una silla. . . fijar la vista sobre un punto en el techo. . . y contar despacio hasta cinco. Cuando lo haga. . . sus ojos rápidamente estarán cada vez más cansados . . . tendrá los párpados cada vez más pesados ... y en el momento que haya llegado a la cuenta de cinco. . . sus ojos se cerrarán de inmediato. . . y usted entrará inmediatamente en un sueño. . . igual de profundo que éste. Mientras esté en este profundo sueño. . . etapa por etapa, podrá sugerirse el relajamiento completo de todos los músculos del cuerpo. . . exactamente como yo lo hago. . . y todas las demás sugestiones que yo le haga por su propio bien. . . surtirán efecto. . . con igual efectividad que si yo mismo se las hubiera hecho. En el caso de que una emergencia inesperada se presente durante su profundo sueño . . . usted despertará de inmediato en forma .automática . . . completamente preparado para emprender la acción necesaria. Una vez que usted se haya dado el tratamiento. . . tan pronto como esté listo-

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para despertarse... contará lentamente hasta siete... y en el momento en que usted llegue a la cuenta de siete. . . abrirá los ojos. . . y estará completamente despierto otra vez. . . sintiéndose mucho mejor que cuando se durmió.

A continuación despierto al sujeto y hablo con él durante unos minutos, después de los cuales le digo que se recline en la silla y que se duerma de inmediato. Mientras esté dormido, debe relajar todos los músculos, y una vez que sienta este relajamiento, deberá despertarse él mismo. Por lo general ensayo este procedimiento con él varias veces, hasta que ocurra en forma totalmente automática. Concluyo volviéndole a poner en trance profundo, y añado estas instrucciones adicionales: Siempre que esté conmigo. . . y usted mismo se ponga a dormir con este sueño profundo. . . siempre podrá escuchar todo lo que le diga. . . y siempre obedecerá las instrucciones que yo le dé. Aunque ya no esté conmigo. . . usted siempre podrá, por sí mismo entrar en este profundo sueño. . . siempre que desee hacerlo así. . . reclinándose en la silla. . . fijando la vista en un punto del techo... y contando lentamente hasta cinco. Mientras se encuentre en este sueño profundo. . . usted no escuchará. . . ni aceptará sugestiones de ningún otro que yo mismo. Pero siempre surtirán efecto sus propias sugestiones. . . cada vez con más y más fuerza a medida que usted sea más eficiente. Usted sólo usará esta autohipnosis para su propio bien. . . nunca la usará para propósitos de demostración o entrenamiento.

Por supuesto, existen muchas otras maneras de enseñar al sujeto la forma de producir el trance posthipnóticamente. Puede instruírsele para que los induzca por sí mismo con métodos más ortodoxos de inducción del trance, o en los casos en donde es esencial la rapidez para producirlo a una señal dada, tal como una palabra predeterminada. Sin embargo, en este último caso es prudente condicionarlo para que entre al trance sólo cuando repita tres veces la palabra elegida, en rápida sucesión. Esto impedirá que suceda algo en el caso que inadvertidamente use la palabra clave en el curso de una conversación ordinaria.

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Autohipnosis sin sugestión posthipnótica Cuando enseño la autohipnosis en estado de vigilia sin el uso de la sugestión posthipnótica, después de haber dado las explicaciones y seguridades preliminares, por lo general procedo en la forma que sigue: Ahora, quiero que escuche con cuidado las instrucciones que le voy a dar. . . y una vez que haya terminado. . . le pediré que se recline en la silla y que usted mismo se duerma. . . haciendo exactamente lo que le he dicho. Cuando le diga que se duerma por usted mismo. . . se reclinará en la silla. . . y fijará la vista en un punto del techo. No deje que su vista se aparte de ese punto. .. y mientras lo mira . . . se repetirá para usted mismo. . . una y otra vez. . . que la vista se le está cansando mucho.. . que siente los párpados cada vez más pesados y más pesados... que siente que quieren parpadear... y que cuando parpadeen. .. sentirá que quieren cerrarse. .. que están queriendo cerrarse. . . que usted quiere que se cierren. . . y que usted dejará que se cierren tan pronto como quieran cerrarse. Encontrará que si continúa diciéndose a sí mismo estas frases una y otra vez. . . pronto se le cerrarán los ojos por cuenta propia. . . y no tendrá ningún deseo de abrirlos. . . hasta que usted mismo diga que se abran. Una vez que sus ojos se hayan cerrado.. . y usted haya entrado en un sueño hipnótico ligero. . . quiero que se diga a usted mismo.. . que todos los músculos de sus piernas y de sus muslos se están relajando por completo. . . que todos los músculos de su pecho, cuerpo y estómago se están poniendo flojos y relajados. . . y que todos los músculos de su cuello, de sus hombros y de sus brazos se están relajando total y completamente. Continúe repitiendo estas sugestiones. . . una y otra vez. . . hasta que en realidad se sienta relajado. . . después, dígase que va a abrir los ojos y que estará despierto otra vez, en el momento en que usted cuente hasta siete. . . sintiéndose mucho mejor que antes que se durmiera.

Por lo general, repito estas instrucciones una vez, para estar seguro de que el sujeto sabe exactamente lo que tiene que hacer. Después le digo que se duerma, que no pronunciaré ninguna otra palabra sino hasta que lo haya hecho y haya despertado otra vez. Este procedimiento rara vez falla. En realidad, suele tener éxito en personas que nunca antes han sido hipnotizadas, siempre que la plática y las explicaciones preliminares hayan llevado convicción. Como podría esperarse, la experiencia subjetiva previa de la heterohipnosis lo facilita mucho, aun cuando no se emplee la sugestión posthipnótica.

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Se le dice al sujeto que practique esto todos los días hasta que me visite otra vez. En la siguiente ocasión le digo que después que se ha autohipnotizado y se produzca el relajamiento; antes de que se despierte a sí mismo, debe levantar el brazo y sostenerlo tieso y rígido a la altura del hombro y con la palma de la mano hacia arriba. A continuación debe repetirse, una y otra vez que su brazo se le está poniendo tieso y rígido desde el hombro hasta la muñeca, igual que una barra de acero, y que lo sentirá tan duro y rígido que no podrá doblarlo hasta que cuente hasta tres. Que en realidad, mientras más intente doblarlo, se le pondrá más rígido y tieso. Que tan pronto como sienta esta rigidez, debe intentar doblarlo y, cuando se dé cuenta de que no puede hacerlo, deberá relajarlo otra vez, contando hasta tres. Luego deberá proceder a despertarse. Esto suele tener éxito al primer intento. En caso contrario, es importante hacerlo admitir que sí sintió cierta rigidez, y decirle que a medida que practique resultará más eficiente, y que al final tendrá éxito. Por otra parte, si logra tener éxito en producir la rigidez del brazo, continúo enseñándole la forma de inducir el movimiento automático, haciendo que descanse su codo en el brazo de la silla e imaginándose la cuerda atada alrededor de su muñeca, como ya se describió en las técnicas ortodoxas de profundización. Por último, trato de probarle que otras sugestiones que se haga, también darán resultado. Le digo que voy a salir de la habitación, y que mientras me encuentro ausente se autohipnotice. Una vez que sus ojos se hayan cerrado y, antes de continuar con las técnicas de relajamiento y profundización. debe decirse a sí mismo que, en el caso de que alguien toque la manija de la puerta para entrar a la habitación en donde se encuentra, antes que él cuente hasta siete, se despertará por completo otra vez. Luego lo abandono por dos o tres mintuos después de los cuales, en el momento que escucha que hago girar la manija de la puerta, despierta de inmediato. Le indico que así como esa sugestión dio resultado, todas las demás sugestiones que se haga, para su propio bien, también darán resultado, pero que las sugestiones para el tratamiento es probable que se lleven más tiempo y requieran frecuentes repeticiones antes que surtan todo su efecto. También le digo que es muy útil que se haga esa sugestión en particular cada vez que se induzca la hipnosis, ya que así tendrá la seguridad de que nunca será tomado desprevenido por alguien

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que entre a la habitación inesperadamente. Una vez que ha dominado esta técnica y en tanto se encuentra aún en un trance autoinducido, tengo la costumbre de imponer las mismas salvaguardas que ya se han descrito en relación con el método de inducción posthipnótico. No importa el método de inducción que se haya adoptado, una vez que el sujeto ha dominado la técnica del trance autoinducido, podrá aplicar las sugestiones a sí mismo exactamente en la misma forma que lo hace el hipnotizador. Por lo general recordará las sugestiones terapéuticas y hará uso de ellas, volviéndolas a expresar para adaptarlas a sí mismo. Por lo general, no irá más allá, pero ya que algunas veces es posible ampliar el campo de los fenómenos autohipnóticos en los sujetos de trance profundo, para incluir analgesias autoinducidas, es necesario que el hipnotizador tome medidas protectoras, imponiendo limitaciones estrictas sobre tales facultades. Sería sumamente peligroso si al sujeto se le dejara la facultad de eliminar el dolor u otros síntomas a voluntad, en ausencia de intervención médica. En el caso de padecimientos tales como dismenorrea o jaquecas, la facultad para eliminar el dolor autohipnótica-mente puede ser restringida por el hipnotizador sólo a estos dolores en particular, siempre y cuando se presenten. En forma similar, se le puede decir a un sujeto que sólo podrá producir analgesia dental para sí mismo cuando en realidad esté sentado en el sillón del dentista. Uso de grabaciones en discos o en cintas Se pueden condicionar fácilmente a los sujetos por sugestión posthipnótica para que entren en estado de trance como respuesta a una grabación en discos de acetato o cinta magnetofónica, sea escuchando una rutina de inducción completa, o a la sencilla orden de 'duérmase'. Hay ciertas desventajas en el uso de una técnica de inducción completa debido a que las sugestiones no pueden sincronizarse con exactitud al verdadero ritmo de la inducción del trance, y no pueden redactarse en la forma más apropiada para adaptarla al individuo en cada caso. El método ofrece mucho más ámbito cuando se usa para la grabación de sugestiones terapéuticas, estando el paciente ya condicionado para entrar al estado de trance inmediatamente después que se le indique que así lo haga. Aquí, el uso de cintas proporciona la gran ventaja de que las grabaciones puedan alterarse o cambiarse de tiempo en tiempo para

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ajustarlas al cambio de las condiciones. Usada en esta forma, la grabadora de cinta se ha convertido en una herramienta terapéutica muy valiosa. Hace que el paciente pueda recibir su tratamiento con más frecuencia, diario si es necesario, y padecimientos tales como asma y jaquecas puede dar buenos resultados al inhibir el desarrollo de un ataque inminente. Y en obstetricia puede representar una parte valiosa en la preparación colectiva de las futuras madres en el relajamiento hipnótico. Como podría esperarse, la profundidad del estado hipnótico lograda por una grabación por lo general es mayor que la obtenida en la autohipnosis ya que libera al sujeto de la necesidad de ejercer un control consciente sobre el evento. Sin embargo, la profundidad sí parece ser un poco menor que la producida con la presencia del hipnotizador. La preparación de una grabación terapéutica en cinta es un asunto bastante sencillo. Mi práctica usual es grabar una sesión de tratamiento ordinaria a medida que progresa. Esto elimina cualquier dificultad en la sincronización de ciertas sugestiones las que, en consecuencia, se conforman con las necesidades del paciente individual. Antes de comenzar, pongo en marcha la grabadora y le indico al paciente que se acomode en la silla y que se relaje. A continuación digo: '¡Duérmase, Sr. Blank!' y continúo con las acostumbradas rutinas de relajamiento y tratamiento. Concluido esto, le doy las siguientes instrucciones antes de despertarlo: De ahora en adelante . . . siempre que desee darse usted mismo un tratamiento en su casa . . . todo lo que tiene que hacer es reclinarse cómodamente en una silla. . . y escuchar esta grabación. En el momento que usted escuche mi voz en la cinta decir 'Duérmase Sr. Blanck'. . . sus ojos se cerrarán de inmediato. . . y caerá inmediatamente en un sueño, tan profundo como éste. Durante este profundo sueño. . . a medida que escuche mis instrucciones y sugestiones. . . éstas tendrán el mismo efecto con la misma fuerza como si yo, personalmente, se las estuviera dando en este lugar, y en el momento que usted escuche mi voz, en la cinta, contar hasta 'siete'. . . sus ojos se abrirán de inmediato. . . y usted estará despierto completamente otra vez. . . sintiéndose maravillosamente mejor por su profundo sueño. Si, en algún momento, durante su tratamiento. . . antes que usted me oiga contar hasta 'siete'... el aparato se detuviera inesperadamente... o se rompiera la cinta. . . se dará inmediatamente cuenta de que algo anda mal. . . y que su tratamiento ha sido interrumpido.

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En consecuencia, usted mismo contará hasta 'siete'. . . y abrirá los ojos inmediatamente. . . y estará despierto otra vez. Igualmente, en el caso de que se presentara alguna otra emergencia durante su tratamiento.. . tendrá pleno conocimiento de ello. . . y despertará inmediatamente. . . completamente preparado para tomar la acción que sea necesaria. Dentro de unos momentos. . . voy a contar hasta 'siete'. . . y usted abrirá los ojos y estará despierto otra vez. Despertará sintiéndose maravillosamente mejorado por este largo sueño. . . sintiéndose en verdad apto y bien. . . completamente descansado, tanto mental como físicamente. . . sintiéndose muy calmado y compuesto. . . y con mucha más confianza, tanto en usted como en el futuro. ¡Uno... dos... tres... cuatro... cinco... seis... siete!

Una vez que el sujeto está despierto, hago retroceder la cinta y la vuelvo a reproducir otra vez, observando que se duerma. La dejo correr durante dos o tres minutos y luego inesperadamente, detengo el aparato. El sujeto siempre despierta espontáneamente con poca demora. Esta es una comprobación útil para asegurar que todo marche conforme al plan, y también le proporciona al sujeto una completa confianza en la grabación.

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TERCERA PARTE

Aplicaciones clínicas de la Hipnosis

CAPITULO 15

Consideraciones Generales de la Hipnosis en el Tratamiento Médico APLICACIONES TERAPEUTICAS DE LA HIPNOSIS Toda enfermedad con la cual tiene que tratar el médico general es principalmente orgánica, funcional o psicosomática en origen. En los dos últimos casos, se reconoce plenamente la importancia de las actitudes mentales y emocionales, pero en el caso de los padecimientos físicos, es probable que se haga poco caso del grado hasta el cual se pueden agravar y prolongar por los factores psicológicos. La mente y el cuerpo nunca pueden separarse. Cada parte reacciona con la otra y, en consecuencia, necesitan ser tomadas en cuenta en cada caso. La enfermedad, física siempre va acompañada por dolor, incomodidad y deterioro de la función, en ocasiones de los tres. Pero esto irá acompañado casi invariablemente por cierta alteración del equilibrio y armonía emocional. El paciente que está padeciendo algún dolor no puede menos de preocuparse sobre la importancia de su síntoma. Constantemente se pregunta "¿Es un síntoma de cáncer?" o "¿Qué tanto tiempo estaré enfermo e incapacitado para ganarme la vida?" En el primer caso, su temor es tan grande que no puede reunir el valor suficiente para buscar un consejo. Y cuando al fin lo hace, puede ser completamente incapaz de convencerse de que el médico, siendo humano, puede no estar equivocado en su opinión. En el segundo caso, puede estar temeroso de volver a su trabajo por miedo de volverse a enfermar otra vez y destruir toda esperanza de ganarse la vida en el futuro. Esto es probable que ocurra cuando tiene esposa y una familia que mantener. Además, tales temores y ansiedades están lejos de ser las únicas emociones que pueden despertar una enfermedad. El paciente puede sentir un amargo resentimiento por su mala suerte, o incluso estar deprimido ante lo que se le espera, más aún si con anterioridad había disfrutado de buena salud. Y luego, existe otro aspecto del cuadro que nos da con más fuerza, el individuo que parece disfrutar de

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mala salud. Tales personas reciben tantas consideraciones, bondades y atenciones de más, que cuando están sanos apenas sorprende que se muestren renuentes a renunciar a estas ventajas. En consecuencia, hacen muy poco esfuerzo para recuperarse. Esto es de suma importancia, ya que sin la cooperación del paciente, existen pocas enfermedades de las cuales se pueda recuperar en forma rápida o total. Todos los casos, médicos, quirúrgicos o psiquiátricos necesitan ser abordados desde tres ángulos -el físico, el psicológico y el ambiental-. Ciertamente, la importancia de considerar a toda enfermedad con relación a los antecedentes de las diversas tensiones a las cuales ha estado sujeto el paciente, nunca podrá recibir demasiado énfasis. Esto es en particular esencial cuando se piensa en el tratamiento hipnótico, ya que la falta de éxito con frecuencia se deriva de un conocimiento parco de la personalidad del paciente y de la historia de su vida. Tanto la elección del mejor método de inducción como el método de tratamiento bien pueden depender de estos factores. Sin embargo, no debe pensarse que la toma de un caso sobre estas líneas sea necesariamente una tarea ardua y prolongada. Siempre que las preguntas correctas se formulen en forma sistemática, es sorprendente la cantidad de información que con facilidad puede obtenerse. El siguiente esquema puede ser de ayuda en este respecto, ya que incluye los puntos de importancia hacia los cuales debe dirigirse la atención: 1. Historia de la enfermedad actual. Época y forma de iniciación. Descripción de los síntomas. Detalles de tratamientos médicos anteriores, o de otra índole. 2. Historia familiar. Descripción del padre, la madre, hermanas y hermanos. Relaciones familiares, pasadas y presentes. Actitudes y sentimientos hacia uno y otro. 3. Historia de la niñez. Enfermedades infantiles, en especial enuresis nocturna y sonambulismo. Historia educativa. Reacciones ante las varias escuelas y hacia otros niños. 4. Historia ocupacional. Ambiciones cuando niño. Historia de las varias ocupaciones después de abandonar la escuela. Razones para los cambios. Empleo actual y reacciones hacia los compañeros de trabajo y hacia el ambiente. 5. Historia psicosexual. Conocimiento infantil de los asuntos sexuales y forma en que se adquirieron. Malos hábitos (masturbación, etc.). Asuntos emocionales pasados y presentes. Matrimonios (si los hubo). Relaciones o dificultades maritales. Condición financiera. 220

6. Historia médica. Enfermedades anteriores, operaciones, accidentes y su tratamiento. En el caso de una mujer, historia menstrual, embarazos, internaciones o abortos. 7. Estado mental actual. Depresión. Ansiedad. Fobias. Insomnio. Falta de concentración o interés. Memoria. Pensamientos suicidas (cuando existe depresión). Temor a la locura. 8. Alteraciones mentales o nerviosas. Locura. Neurosis o epilepsias en los padres, parientes cercanos o miembros de la familia. Intencionalmente he hecho el plan anterior para la toma de un caso lo bastante amplio para que el médico general pueda emprender el tratamiento hipnótico de las formas más leves de padecimientos psicosomáticos o nerviosos, en el caso de que desee hacerlo así. Más aún, puede ayudarlo a elegir entre los casos que probablemente caigan dentro de su provincia y aquellos que sería preferible remitirlos a un psiquiatra. Pero en el curso de su trabajo diario encontrará un gran número de casos médicos en los cuales la toma de una historia tan amplia no parecerá ni necesaria ni conveniente. Sin embargo, incluso en estos casos, será posible seleccionar determinadas preguntas importantes de la lista anterior, las respuestas a las cuales, arrojarán bastante luz sobre las actitudes subyacentes del paciente hacia su enfermedad. Al tratar con un paciente nervioso o aprensivo, nunca pregunte en forma directa si alguno de sus parientes estuvo en un hospital mental alguna vez. Esto sólo lo asustaría y probablemente haría muy poco progreso. En forma similar, nunca pregunte directamente si tiene miedo a la locura, ya que muchos pacientes nerviosos alimentan un miedo secreto a finalmente volverse locos. Como el paciente es obvio que nunca mencionará este temor, es necesario investigar acerca de ello a fin de darle la seguridad que secretamente anhela. He encontrado que si se hace la pregunta en la forma que sigue, por lo general se producirá una franca admisión sin provocar una alarma indebida: "Si este padecimiento suyo llegara a empeorarse, ¿tendría miedo de internarse para tratamiento?" Bajo estas circunstancias, puesto que la frase "internarse para tratamiento" casi siempre es interpretada por el paciente como aplicada a un hospital mental, por lo general se desahogará con bastante libertad. Luego, en el curso de la discusión que suceda, se pueden interpolar preguntas discretas respecto a posibles alteraciones mentales en los parientes más próximos. En muchos casos, el asunto de las actitudes sexuales también debe ser abordado con

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precaución. Podría ser muy imprudente hacer preguntas íntimas y embarazosas durante la primera entrevista. Estas suelen posponerse hasta que se haya establecido un contacto más estrecho con el paciente, ya que se hayan explorado los aspectos más generales e inofensivos de la situación. Aun cuando mucho de tan detallada toma del caso parece pertenecer más a la medicina psicológica que a la general, la importancia de los factores psicológicos, emocionales y ambientales en padecimientos generales tales como asma, jaqueca, insomnio y ciertos padecimientos dermatológicos, no puede pasarse por alto.

LA HIPNOSIS EN LA MEDICINA GENERAL La confianza y ánimo que se pueden proporcionar con la hipnosis a los pacientes con cualquier padecimiento, funcional u orgánico, no debe ser subestimado. Aun cuando la hipnosis puede ser de suma utilidad en muchas enfermedades orgánicas, siempre resultará de suma eficacia en los padecimientos acompañados de fuertes componentes emocionales. En las perturbaciones cardiacas, que están físicamente determinadas por la presencia de una enfermedad orgánica, la hipnosis puede ser de mucha ayuda para aliviar los síntomas del paciente. Esto lo logra modificando sus reacciones a dichos síntomas, disminuyendo la tensión emocional y reduciendo sus temores, en especial el temor a la muerte; las perturbaciones cardiacas originadas por alteraciones emocionales o tensión psicológica, y no por causas orgánicas, cederán más fácil y totalmente al tratamiento hipnótico. Es necesario inculcar en el paciente una profunda fe en su habilidad para recuperarse y tratar de enseñarlo a que se ajuste a la realidad y a su ambiente; en esta clase de pláticas las sugestiones hipnóticas pueden ser de la máxima ayuda posible. En ocasiones la hipnosis puede proporcionar el alivio de los síntomas en ciertas enfermedades físicas crónicas. Esto lo hace en parte reduciendo la tensión, la ansiedad y la aprensión, y en parte ejerciendo una influencia directa sobre el mismo umbral del dolor. Sin embargo, en este último caso, casi es seguro que sea necesaria una gran profundidad, de manera que el grado de éxito que se logre en casos difíciles como cáncer dependa en mucho de la sugestionabilidad del paciente individual. Incluso así, se ha encontrado que la hipnosis puede ayudar mucho para controlar el dolor en las primeras etapas, posponiendo así el uso de

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drogas poderosas, e incluso cuando éstas se empleen, será efectiva una dosis mucho menor. Puesto que bajo estas circunstancias, la motivación para la hipnosis es muy fuerte, el intento bien vale la pena.

Existen tres métodos principales para emplear la hipnosis terapéuticamente: 1. La hipnosis en la eliminación de los síntomas. 2. La hipnosis en psicoterapia simple. 3. La hipnosis en psicoterapia analítica. Por lo general sólo las dos primeras caen dentro de la provincia del médico general, y no hay ninguna duda de que la eliminación de los síntomas será la que encuentre de más utilidad en su práctica. En realidad, esta es la técnica hipnótica más antigua, pero siempre se ha criticado como la que tiene menos éxito. Por lo general, se hace la objeción de que es peligrosa la eliminación indiscriminada de los síntomas; que rara vez se obtiene la suficiente profundidad en la hipnosis; y que los resultados rara vez son de duración suficiente. Tales críticas ya no están justificadas. No obstante, debe admitirse que puesto que la eliminación de los síntomas se refiere a los efectos más que a las causas, necesariamente posee ciertas limitaciones. Los mejores resultados siempre se obtendrán cuando los síntomas tienen un valor defensivo mínimo. Esa es la razón por la cual suele usarse con éxito en el tratamiento de muchas de las condiciones que se ven en los casos promedio, las funciones defensivas de los cuales son casi despreciables. En casos como estos es probable que haya muy poco peligro al eliminar el síntoma molesto por medio de la sugestión hipnótica directa. El psiquiatra orientado analíticamente no se cansa de recalcar el hecho de que la eliminación de los síntomas es peligroso, puesto que con frecuencia irá seguida por la liberación de la ansiedad o incluso por la formación de síntomas sustitutos. No hay ninguna duda de que en algunas de las neurosis más graves, como la histeria y otras que se originan de conflictos fundamentales profundamente arraigados , bien pueden encontrarse tales dificultades y, en tales circunstancias, está perfectamente justificado el argumento de que la eliminación directa de los síntomas bajo la hipnosis es

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tan inconveniente como peligrosa, a menos que el terapeuta posea la preparación psiquiátrica necesaria para poder tratar la situación. En ocasiones, el psiquiatra orientado hacia el análisis puede usar él mismo la sugestión hipnótica directa para evitar estas dificultades y proporcionar el tan necesitado alivio en casos en los cuales -el síntoma posee un fuerte valor defensivo, dejando deliberadamente al paciente con algún síntoma residual que sea menos invalidante que el original. Por ejemplo, se puede eliminar la parálisis de un brazo induciéndola en el dedo meñique. Luego se sugiere al paciente que la parálisis del dedo meñique tiene el mismo significado para él que la parálisis del brazo, y que así permanecerá hasta que acabe de entender que ya no existe razón para su anterior parálisis y que ya no la necesita. En esta forma puede ser capacitado para reasumir su trabajo mientras todavía continúa en tratamiento. No obstante, en los últimos años se han exagerado tanto los peligros de "la eliminación directa de los síntomas', que uno se pregunta si los que favorecen esta escuela de pensamiento serán igual de escandalosos al exigir que ningún médico deba prescribir aspirina para un dolor de cabeza sin antes ver un angiograma del paciente. Tales generalizaciones, tomadas de la práctica, están en especial confinadas a tratar con problemas hondamente arraigados, no sólo son sospechosas sino también peligrosas por las limitaciones que tratan de imponer. Después de treinta años de experiencia en el campo de la hipnoterapia, tanto en la práctica general como en la psiquiátrica, creo que el médico general que usa la hipnosis es muy raro que intente tratar casos que en realidad caen en el campó del psiquiatra, y aun cuando lo hiciera así mediante sugestión directa bajo hipnosis, resultaría poco o ningún daño. En realidad, a menos que posea un talento muy superior al promedio en el arte de la hipnosis, y suceda que esté tratando con un individuo que sea extraordinariamente susceptible, dudo que sus esfuerzos pudieran lograr el más ligero éxito, ya que la mayoría de los pacientes de este tipo no estarían dispuestos a renunciar a sus síntomas hasta que se sintieran lo bastante fuertes para prescindir de ellos. En otras palabras, mientras más necesidad tenga el paciente del síntoma como mecanismo de defensa, más intratable resultará cualquier método de psicoterapia. Por lo que a la segunda objeción se refiere, el médico debe tener poca dificultad para lograr una profundidad que baste para los propósitos de tratamiento ordinario en la mayoría de sus casos. La tercera objeción, respecto a que los resultados de la eliminación de los síntomas rara vez es permanente, no es válida en su mayor parte, siempre que

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se tomen medidas durante el tratamiento para reforzar la habilidad del paciente para habérselas con sus dificultades y para animarlo a que se sostenga por sí mismo. Esta tarea no es tan formidable ni toma tanto tiempo como parecería, pero considero que es de vital importancia. Hace muchos años, en un artículo que trataba de los llamados peligros de la eliminación directa de los síntomas (la subsecuente producción de ansiedad aguda, la aparición de síntomas subsecuentes, y la inevitabilidad del relapso), atrajo mi atención el siguiente principio: En todos los casos, tendrá más éxito la eliminación directa de los síntomas y se evitarán totalmente tales peligros si, en todas y cada una de las sesiones, éstas van presididas por sencillas sugestiones psicoterapéuticas orientadas a eliminar la tensión, la ansiedad y la aprensión y a restaurar poco a poco la confianza del paciente en sí mismo y su habilidad para luchar contra sus problemas. Este fue el principio sobre el que se basó la técnica para fortalecimiento del ego que sigue, procedimiento que he estado empleando con éxito por muchos años, durante los cuales nunca he visto que se presente alguna ansiedad indebida o la ocurrencia de síntomas sustitutos. Más aún, una vez que se ha terminado con éxito el tratamiento, sólo raras veces me he enfrentado a alguna recaída, la cual siempre se pudo atribuir a nuevas alteraciones emocionales que no se anticipaban y que eran igualmente fáciles de tratar. La importancia de esto descansa en el hecho de que cuando la eliminación de los síntomas va precedida por psicoterapia simple, no sólo se facilita mucho sino que resulta más efectiva y produce resultados más duraderos. Por cierto, la habilidad del paciente para ajustarse a sus dificultades se llega a fortalecer a tal grado que es mucho menos probable que se presenten recaídas.

Técnica para fortalecimiento del ego Esta clase de psicoterapia no necesita ser ni difícil ni complicada, siempre que se tengan presentes ciertos requisitos fundamentales del paciente. Para este propósito, se pueden dividir convenientemente en dos grupos las reacciones psicológicas ante su enfermedad:

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1. Las que se presentan como consecuencia de la enfermedad en sí, tal como la ansiedad, temor, tensión o agitación. 2. Las que se presentan por defectos de su propia personalidad, como nerviosismo, falta de confianza, dependencia o desajuste. En la planeación de sus sugestiones generales psicoterapéuticas para combatirlas, son muchas las que se pueden adoptar como estándar y que permanezcan inalterables de caso a caso. Otras; como es natural, tendrán que ser agregadas o variadas para adaptarlas a cada individuo y a su caso en particular. Una vez que adquiera la costumbre de usar esta técnica en todos los casos que trate bajo hipnosis antes de proceder con la eliminación directa de los síntomas o con el hipnoanálisis como el principal objetivo de su terapia, encontrará que obtiene muy buenos resultados. No sólo obtendrá el paciente un alivio más rápido de sus síntomas, sino que acusará una mejoría obvia en otras formas. Notará que adquiere más independencia, más confianza y más capacidad para ajustarse a su ambiente y, por lo tanto, menos inclinado a un relapso. En realidad, mi propia experiencia me ha conducido a creer, y esto ha sido confirmado por numerosos reportes de mis colegas profesionales en medicina y odontología, tanto en Estados Unidos como en el extranjero, que esta combinación de lo que yo llamo sugestiones y eliminación de síntomas para " fortalecimiento del ego”, hará que el médico general pueda tratar con éxito la mayoría de sus casos sin tener que recurrir a los procedimientos de la hipnosis analítica. Por supuesto, aún se encontrarán casos en los cuales la investigación relativamente sencilla y en análisis superficial de las dificultades concurrentes ambientales del paciente, así como sus reacciones a ellas hará que su tratamiento sea más rápido y más efectivo. Incluso en tales circunstancias, todavía adopto el mismo plan básico para enmarcar mis sugestiones terapéuticas, incorporando cualesquiera agregados que parezcan convenientes como resultado de la investigación analítica. Ha sido de interés especial saber que muchos cirujanos dentistas están empleando con éxito una versión especialmente hecha y abreviada de la técnica estándar en su trabajo diario. En la construcción de una técnica para fortalecimiento del ego, muy aparte de las verdaderas sugestiones en sí, es necesario dar especial atención a factores de importancia tales como "ritmo", "repetición", la interpolación de "pausas" apropiadas y "recalcar ciertas palabras y frases de importancia".

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La fraseología que he ideado para mi propio uso, incluso en trabajo psiquiátrico, ha sido cuidadosamente formulada de acuerdo con estos principios. En conexión con esto, considero que ciertos puntos son dignos de atención. Se notará que la repetición suele lograrse expresando la misma idea fundamental en dos o tres formas distintas. Esto tiende a evitar una monotonía excesiva. Algunas palabras y frases se recalcan debido a su importancia y a su significado para el paciente. Se recalcan otras palabras, incluyendo pausas adecuadas, con el solo propósito de enfatizar el ritmo del discurso total lo cual, en mi opinión, contribuye mucho al éxito. La manipulación de estos factores debe ser autoevidente cuando describo toda la rutina. Primero, debo hacer una breve referencia a la profundidad del trance. Una de las ventajas de esta técnica es el hecho de que los trances profundos ciertamente no son esenciales. Sin embargo, al igual que en muchos métodos hipnoterapéuticos mientras más profundo sea el trance con más rapidez se presentará la mejoría y más corta será la duración del tratamiento. El paciente que ha sido condicionado para entrar al estado hipnótico a una señal dada, verbal o de otra índole, por lo general puede considerarse que ha logrado una profundidad que basta para que el tratamiento sea efectivo. Sin embargo, incluso esto no es absolutamente necesario puesto que con frecuencia suele obtenerse una respuesta satisfactoria con sólo trances ligeros. No obstante, bajo estas circunstancias, es natural que se espere que el tratamiento se continúe por un periodo más prolongado y que los resultados se manifiesten con más lentitud. Los métodos de inducción y de profundización del trance son de poca importancia y con toda seguridad pueden dejarse a la preferencia personal, aun cuando considero que sí tiene importancia que el paciente quede totalmente relajado, tanto en lo físico como en lo mental, como sea posible, y bien vale la pena invertir un poco de tiempo extra para lograr este objetivo. En la relación y análisis que sigue, describo en su totalidad la rutina que estoy empleando con éxito para tratar casos tales como estados de ansiedad o de tensión, fobias, etc. En su mayoría también es aplicable como preludio para el tratamiento de asmas, migrañas y varios estados psicosomáticos. Se presta en forma admirable para abreviar, adaptar y agregar sugestiones especializadas de acuerdo con las necesidades individuales, tanto del paciente como del terapeuta.

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Rutina típica para fortalecimiento del ego Una vez que el paciente está en estado de trance y se ha relajado en todo lo posible, procedo como sigue: Ahora usted ya se encuentra tan profundamente... tan profundamente dormido... y su mente ha quedado tan sensitiva... tan receptiva a lo que digo... que todo lo que ponga en ella... penetrará en la parte inconsciente de su mente... y causará allí una impresión tan profunda y duradera... que nada la quitará de ahí.

Esto tiende a preparar la mente del paciente para que reciba las sugestiones que siguen. Obsérvese que se recalca y se repite la palabra "tan", lo que no sólo aumenta la fuerza de las ideas que se presentan, sino que también enfatiza con vigor la cualidad rítmica del discurso. En consecuencia... lo que coloque en su mente inconsciente... principiará a ejercer una influencia más grande y más grande sobre la forma en que piensa... sobre la forma como se siente... sobre la forma en que se comporta.

Esta es la primera indicación que se hace al paciente de que experimentará un cambio gradual en sus pensamientos, en sus sentimientos y en sus acciones, como resultado de las sugestiones que va a recibir. Y... debido a que esas cosas permanecerán... firmemente incrustadas en la parte inconsciente de su mente... después que haya salido de aquí... cuando ya no esté conmigo... continuarán ejerciendo la misma fuerte influencia... sobre sus pensamientos... sobre sus sentimientos... y sobre sus acciones... igual de fuerte... igual de seguro... con igual poder... cuando haya regresado a su hogar... o se encuentre en el trabajo... que como usted está conmigo en este lugar.

Se observará que aquí se introduce la primera sugestión posthipnótica discreta respecto a que el paciente puede esperar que continúen los mismos cambios en su vida normal, después que haya salido del estado de trance. Obsérvese también que hasta ahora, todas las sugestiones han sido dirigidas hacia la modificación de los tres procesos psicológicos fundamentales –“pensar", "sentir", y "actuar'— Estas palabras se han subrayado debido a su importancia para el paciente, lo mismo que la palabra "igual", para aumentar la calidad rítmica del discurso. Se ha logrado la repetición mediante el uso de tres palabras distintas –“fuerte", "seguro" y "poder"— todas las cuales llevan la

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misma idea esencial. Quienes estén familiarizados con mis anteriores descripciones de esta técnica se darán cuenta de que estos grupos de sugestiones son completamente nuevos. Juzgando por los resultados clínicos, estoy convencido de que su inclusión ha aumentado la fuerza de la efectividad de la rutina básica. Ahora usted se encuentra tan muy profundamente dormido... que todo lo que le diga que va a sucederle a usted... para su propio bien... le sucederá... exactamente como yo lo diga. Y todo sentimiento... que le diga que experimentará... lo experimentará... exactamente como yo lo diga. Y todo eso continuará sucediéndole... todos los días... y usted seguirá experimentando esos mismos sentimientos... todos los días... igual de fuerte... igual de seguro... con igual poder... cuando haya regresado a su casa... o a su trabajo... Igual que cuando está conmigo, en este lugar.

Aquí tenemos la repetición, no sólo de palabras o frases aisladas, sino del mismo grupo de expectaciones y de ideas ya expresadas, haciéndolas llegar a su objetivo. El paciente comienza a esperar que no sólo experimentará algo en el curso del trance, sino que continuará obteniendo beneficios de ello aun cuando ya no se encuentre recibiendo tratamiento efectivo. Yo doy mucha importancia a este efecto "posthipnótico", ya que en verdad todo el éxito del tratamiento bajo hipnosis depende del solo hecho de que las sugestiones duren más que el trance en sí. La palabra "exactamente", junto con otras frases de importancia para el paciente, se pronuncian aumentando el énfasis para agregar fuerza y autoridad a las sugestiones, y aun cuando ya se habrá observado la continua interpolación de "pausas", no he puesto particular atención a ellas. Repetiré una frase en una forma algo distinta: Igual de fuerte…(pausa)…igual de seguro ... (pausa) ... con igual poder... (pausa).

y observe que el énfasis en la palabra "igual" ayuda a aceptar la idea, casi como los golpes de un martillo, y esto, tomado junto con las pausas, establece una cualidad rítmica al discurso, similar a los golpes de un metrónomo. En conexión con esto, creo que la mayoría de nosotros tiende a prestar muy poca atención a la importancia de las pausas en nuestro

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trabajo con la hipnosis. Aunque parcialmente esto se puede deber a las limitaciones de nuestro tiempo, estoy seguro de que este no es invariablemente el caso. Después de todo, cuando administramos una droga a un paciente tenemos que permitir que pase el tiempo suficiente para que haga efecto, y si adoptáramos la misma actitud mental cuando trabajamos con un paciente en un trance hipnótico, estoy convencido de que nuestros resultados se incrementarían mucho. Como resultado de este breve análisis de la forma de construir y decir estas rutinas. de sugestión, ahora debe poder detectar estos expedientes cuando quiera que se usen. Encontrará que en todo lo que resta de este capítulo, he observado estrictamente los mismos principios cardinales de "repetir", "recalcar" y usar palabras y frases sinónimas, entremezcladas con "pausas" para obtener un discurso uniforme y rítmico. Durante este profundo sueño... usted se va a sentir físicamente más fuerte y más apto en todas formas. Se sentirá más alerta... más despierto... con más energía. Se cansará con mucho menos facilidad... se sentirá mucho menos fustigado... mucho menos fácilmente desalentado... mucho menos fácilmente deprimido. Cada día... se interesará tan profundamente en cualquier cosa que haga... en cualquiera que sea lo que le rodee... que su mente se distraerá completamente de usted mismo. Ya no pensará tanto en usted mismo... Usted ya no se preocupará tanto por usted mismo y por sus dificultades... y usted estará mucho menos consciente de usted mismo... mucho menos preocupado por usted mismo... mucho menos preocupado por usted mismo... y por sus propios sentimientos. Cada día... sus nervios se volverán más vigorosos y firmes... su mente estará más despejada y más calmada... más tranquila... más placentera... más serena. Usted se volverá menos fácilmente preocupado... mucho menos fácilmente agitado... mucho menos fácilmente temeroso y aprensivo... mucho menos fácilmente alterado.

Aquí tenemos el primer grupo de verdaderas sugestiones para el "fortalecimiento del ego", orientadas para mejorar las condiciones generales del paciente, para hacer desaparecer sus debilidades, para aumentar su confianza y disipar sus ansiedades. Observará, a medida que continuemos, cómo han sido diseñadas, no sólo para aliviar las quejas que presenta el neurótico promedio, sino también para mejorar y mitigar los defectos que principalmente han contribuido a su enfermedad.

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Podrá pensar con más claridad... podrá concentrarse más fácilmente. Podrá dedicar toda su atención por entero a todo lo que haga... olvidando todo lo demás. En consecuencia... su memoria mejorará con mucha rapidez... y podrá ver las cosas en su verdadera perspectiva... sin hacer más grandes sus dificultades... sin permitir nunca que se conviertan en desproporcionadas. Cada día... usted estará más calmado emocionalmente... mucho más asentado... será mucho menos fácilmente alterable. Cada día... usted se convertirá... y así permanecerá... más y más completamente descansado... y cada día menos tenso... tanto mental como físicamente... aun cuando ya no se encuentre conmigo. Y a medida que se vuelva.... y a medida que permanezca... más relajado... y menos tenso cada día...así ... tendrá mucha más confianza en usted... más confianza en su habilidad para hacer... no sólo lo que tenga... que hacer todos los días... sino también más confianza en su habilidad para hacer lo que debería poder hacer... sin temor al fracaso... sin temor a las consecuencias... sin ansiedad innecesaria... sin inquietud. Debido a esto. .. cada día... se sentirá más y más independiente... más capaz de "ver por usted mismo"... de valerse más por usted mismo...de sostener su propia personalidad... sin importar que las cosas sean difíciles o irritantes.

Quizá haya notado cómo se han convertido en mucho más positivas y definitivas las sugestiones a medida que avanza el tratamiento. Cada día... sentirá una sensación más grande de bienestar personal... una sensación más grande de seguridad personal... y de confianza... que la que haya sentido desde hace mucho, mucho tiempo. Y debido a que todas estas cosas comenzarán a suceder... exactamente como yo digo que van a suceder... más y más rápidamente... poderosamente ... y completamente ... con cada tratamiento que le dé ... usted se sentirá mucho más feliz ... mucho más contento ... mucho más optimista en todos sentidos. Y en consecuencia usted será más capaz de confiar... de depender... de usted mismo... de sus propios esfuerzos... de su propio crite rio... de sus propias opiniones. Sentirá mucho menos necesidad... de tener que confiar... o de depender de... otras personas.

He encontrado que esta rutina, la versión completa y sin abreviar de la que acabo de describir, es igualmente valiosa para preceder a la eliminación directa de los síntomas, o a las más complicadas técnicas hipnoanalíticas. La repetición constante al principio de cada sesión de tratamiento fortalece las "defensas del ego" a un grado tal que no sólo hace que los síntomas sean más vulnerables a las

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sugestiones disminuye la probabilidad de un relapso, sino que hará que el paciente coopere eventualmente en una investigación analítica que antes afrontaría estando más equipado. No importa la actividad terapéutica particular a la que se esté dedicado, siempre he encontrado que los pacientes responderán mucho más rápida y efectivamente al tratamiento con sólo tratarlos como a individuos inteligentes y les explique con precisión por anticipado lo que se propone hacer, por qué lo hace y qué pueden esperar que razonablemente suceda. En, consecuencia, siempre he encontrado útil explicar al sujeto, en estado de vigilia, por qué y cómo puede esperar que este método rinda resultados. Cuando por primera vez fue usted a la escuela, estoy seguro que puede recordar en ocasiones algún trozo de una poesía que tenía que aprenderse de memoria, para que pudiera recitarla al otro día sin ayuda del libro. ¿Y cómo cumplía con esta tarea? Creo que usted leía la poesía una y otra vez en su hogar, quizá en voz alta, y cada vez que lo hacía, un poco más de ella se le quedaba grabado en la mente, hasta que al fin podía recitarla toda completa de memoria, sin consultar el libro. Bien, este tratamiento actúa exactamente en la misma forma, porque también es un "proceso de aprendizaje", sólo que en vez de que usted tenga que hacerlo todo, cada vez que le repito estas sugestiones, más y más de ellas quedará imbuido en su mente inconsciente, de manera que gradualmente observará usted mismo la mejoría en su vida diaria, aun cuando ya no esté conmigo. Esto sucederá con más rapidez y facilidad que cuando usted está completamente despierto porque, siempre que entre a un estado de trance, su memoria mejorará mucho, y también aumentan mucho sus poderes de concentración.

Siempre inicio cada sesión de tratamiento con esta secuencia de sugestiones en particular, tan pronto como han concluido la inducción y profundización de la hipnosis. Las sugestiones se hacen en forma lenta y deliberada, y prefiero dejar las que son específicamente dirigidas hacia la eliminación de síntomas para el final, ya que esto parece que las hace más efectivas. Por cierto, en algunos casos psicosomáticos en los cuales la eliminación de los síntomas es el objetivo principal, puede usarse una versión un tanto abreviada, antes de proceder con las principales sugestiones para tal fin. Sin embargo, en los estados neuróticos, de ansiedad, de tensión y de fobia, siempre la empleo en su totalidad, aunada a veces con un análisis relativamente superficial de los actuales problemas y necesidades del paciente. Usada con regularidad en esta

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forma, su eficacia puede ser notable. En mi propia práctica psiquiátrica, cerca del 70% de mis pacientes se recuperan sólo como resultado de esta técnica, por lo general del límite de veinte sesiones de psicoterapia a corto plazo, sugerido por Wolberg. Ciertamente que no se intenta que toda esta fraseología se adopte en la forma exacta en que se ha descrito. Es el principio el que considero digno de atención, y la secuencia que he delineado sólo debe servir como guía para el terapeuta individual, para que enmarque sus propias sugestiones conforme a su propia personalidad, método de ataque y estilo del discurso. Es imposible describir aquí las varias inflexiones de la voz, pero las mismas reglas cardinales de construcción, énfasis, pausas, etc., deberán usarse con el fin de mantener una calidad rítmica de principio a fin. La historia que sigue de un caso, con un resultado un tanto inesperado, parece ilustrar la efectividad de esta técnica. El paciente era un joven vendedor de 28 años, feliz en su matrimonio. Había estado padeciendo de "claustrofobia" por cerca de 7 años y era completamente incapaz de permanecer en espacios cerrados sin que le acometieran agudos ataques de pánico y ansiedad. Cosa rara, nunca había buscado tratamiento para esto antes que lo viera. Hacía poco, se había mudado al último nivel de un edificio de ocho pisos. Como encontraba imposible hacer uso del ascensor (o elevador) se veía obligado a subir por las escaleras varías veces al día, y esto le estaba haciendo la vida intolerable. Era obvio que la motivación era fuerte. El era un individuo muy nervioso, ansioso, falto-de confianza, pero por lo demás, bien integrado, sin ningunos defectos notables de personalidad. Ningunos factores de importancia salieron a la luz en la investigación rutinaria de su niñez, de su historia familiar o de las circunstancias ambientales prevalecientes. Concluí que sólo un método analítico podría quizá solucionar este problema. Sin embargo, desafortunadamente, si bien se le enseñó con facilidad a entrar en estado hipnótico a una señal dada, los métodos más sencillos de investigación analítica para producir alguna pista fallaron y resultó imposible profundizar su hipnosis lo suficiente para usar técnicas hipnoanalíticas más complicadas. Asistía al tratamiento una vez a la semana, y como el mencionar su incapacidad parecía molestarlo mucho, cesé de hacer mención a la "claustrofobia” o a las dificultades que estaba experimentando con el ascensor, continué, en consecuencia sólo con la técnica para "fortalecimiento del ego" y

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no hice ningún intento de eliminación directa del síntoma. Esperé que eventualmente mejoraría lo suficiente para permitir esto, o que resultara posible obtener la mayor, profundidad necesaria para mayor análisis. Ciertamente, después de algunas semanas pareció más calmado y menos tenso, y parecía que iba teniendo mayor confianza en sí mismo. Sin embargo, me sentí tanto sorprendido como satisfecho cuando llegó para su sesión número 11, viéndose muy satisfecho de sí mismo. Al parecer, varios días antes, llevaba a su hogar algo de madera con la que intentaba hacer libreros, y al pasar por el ascensor, y enfrentado con tener que subir ocho tramos de escaleras, de súbito sintió que podría vencer sus temores lo suficiente para intentar usarlo. Así lo hizo, bajo el impulso del momento, y después ya no experimentó mayores dificultades. En vista de mis muchas experiencias al tratar con esta clase de síntomas, sólo lo que le pude decir fue que ese resultado tan rápido y satisfactorio era por completo inesperado. La sugestión en la eliminación de los síntomas Al usar la sugestión hipnótica en un ataque directo a los síntomas, deben observarse ciertos principios básicos para tener éxito. Una de las primeras cosas y de más importancia que se deben hacer es tratar de aumentar la motivación del paciente antes de iniciar el tratamiento. Siempre deberá discutir sus síntomas con cierto detalle, enfatizando lo inconvenientes y molestos que son, y señalando que la vida sería muy distinta y bastante placentera una vez desaparecidos. Luego debe explicarle la forma en que puede ayudarlo la hipnosis a librarse de ellos produciendo un completo relajamiento físico y mental. Desde luego, usted deberá hablar con la máxima convicción, ya que el paciente siempre aceptará las sugestiones con más facilidad cuando siente que usted cree firmemente en lo que está diciendo. Las sugestiones que se hagan deberán ser siempre positivas, directas, lógicas y acompañadas por sólidas razones para su aceptación. Ciertamente debe hacerlas con autoridad, pero teniendo cuidado de que el paciente no crea que está siendo dominado. No es difícil formular las sugestiones en tal forma de evitar esto, transmitiendo al mismo tiempo su confianza en que serán aceptadas. La aplicación de estos principios puede ilustrarse mejor considerando el uso de la hipnosis en el alivio del dolor.

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La hipnosis en el alivio del dolor La habilidad para controlar el dolor y en ocasiones eliminarlo por completo en el estado hipnótico, es uno de los fenómenos más notables e impresionantes que podamos observar. No obstante, tiene la gran desventaja de que es impredecible e incluso incierto en cualquier caso individual. He visto casos en los cuales el dolor pudo anularse por completo cuando el paciente sólo estaba en una hipnosis de profundidad media, y otros en los que se produjo poca o ninguna anestesia en trances profundos o incluso sonámbulos. Por lo tanto, mucho puede depender del umbral del dolor normal en el paciente individual. Puesto que la producción de una analgesia satisfactoria parece ser muy caprichosa, se creería que ofrece ámbito limitado al tratamiento hipnótico en padecimientos dolorosos; sin embargo, esto está lejos de ser el caso. Hace algunos años, estaba haciéndome cargo de la preparación hipnótica de una joven casada alistándola para su alumbramiento. Era una sujeto buena, y ya le había enseñado la autohipnosis, como resultado de lo cual, podía producir un estado de relajamiento completo siempre que quisiera hacerlo. Había logrado con anterioridad un estado de hipnosis tan profundo que no abrigaba ninguna duda de que tendría un fácil éxito al inducirle una analgesia completa al piquete de alfiler. Desafortunadamente, estaba equivocado y esto no sucedió, lo más que pude lograr fue un ligero embotamiento a la sensación de un estímulo doloroso -todos los esfuerzos para producir una analgesia completa fracasaron del todo-. A pesar de esto, continué impresionando en su mente el hecho de que, durante su internamiento podría ser capaz de relajarse y librarse por sí misma de la tensión en una forma tan completa que incluso podría hacer desaparecer al dolor y sólo sentir la molestia de las contracciones uterinas. Varias semanas después apareció con un brazo en cabestrillo. Al parecer, ella y su esposo se habían visto involucrados en un accidente automovilístico, como resultado del cual, sufría un intenso dolor en el hombro y brazo derechos. Preocupado por ello, el marido la dejó sentada al lado del camino y se apresuró a dirigirse a la granja más próxima para buscar ayuda. Cuando regresó, quedó asombrado de ver que durante su ausencia, ella misma se había puesto en estado hipnótico y había anulado por completo el dolor y la incomodidad. Por lo tanto, en ocasiones debe ser posible que la hipnosis procure un completo alivio del dolor originado por un proceso patológico o fisiológico en casos en los cuales era imposible producir cualquier grado notable de

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insensibilidad al dolor causado por un estímulo artificial externo. Ciertos experimentos cuidadosamente controlados emprendidos en los laboratorios de investigación de la Harvard University condujeron a la conclusión de que el dolor de la variedad patológica es mucho más susceptible a la sugestión que el dolor artificialmente inducido. La importancia de esto difícilmente puede sobreestimarse. Significa que aun cuando usted no pueda producir algún grado significante de anestesia al piquete de alfiler, todavía tendrá éxito al aliviar el dolor causado orgánica y psicológicamente. De estos dos es probable que el último resulte más fácil de tratar. Hace varios años, Goldie descubrió que muchos de los pacientes que llegaban al Departamento de Traumatología con dolores intensos debidos a lesiones, no sólo eran capaces de ser inducidos a una hipnosis profunda en el sitio, sino que también se podían reducir fracturas y colocar vendajes en forma completamente indolora, sin ninguna otra forma de anestesia o sedantes. En especial esto es probable que ocurra si sucede que el paciente está aterrorizado de que le apliquen una anestesia general. Una vez más, podemos llegar a la importantísima cuestión de la motivación. En verdad puede decirse que cuanto más grande sea la necesidad del paciente por el tratamiento hipnótico, responderá con más facilidad y profundidad. La técnica para la eliminación del dolor. Cuantas veces intente eliminar los síntomas atacándolos directamente, siempre es prudente dar algunas razones lógicas para la desaparición del síntoma en apoyo de las sugestiones que emplee. Resulta completamente inútil decir a un paciente, "Su dolor ha desaparecido. Ha desaparecido por completo". Como tiene un vivo conocimiento de su molestia, sabe que no ha sido así y no ve ninguna razón de que eso suceda sólo porque usted lo dice. En consecuencia, rechazará la sugestión por completo. Por otra parte, si usted adopta el método que sigue, no sólo es más probable que sus sugestiones sean aceptadas, sino que el tratamiento resultará mucho más efectivo: El dolor suele ser causado... y siempre es agravado por la tensión. En consecuencia... a medida que usted esté más relajado y menos tenso... se comenzará a sentir más a gusto. A medida que aumente este relajamiento... su dolor será más y más leve ... y ahora usted se siente tan total y completamente relajado que su dolor desaparecerá por completo.

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Usted notará aquí que la redacción de las sugestiones explica al paciente el porqué puede esperar sentir consuelo. No hay ninguna duda de que a medida que la hipnosis se vaya profundizando en realidad se sentirá cada* vez más relajado. Esto habrá producido en verdad una mayor sensación de comodidad. En consecuencia, relacionando la desaparición sugerida del dolor con estos dos hechos establecidos, el paciente está mucho más dispuesto a creer que también eso ocurrirá ahora. Más aún, se ha dejado bastante tiempo para que la sugestión deseada haga efecto. Otra técnica útil en el alivio del dolor es la producción de una sensación sugerida de calor en la parte afectada. Incluso es fácil de lograr esto en las etapas más ligeras de la hipnosis. Los antiguos médicos hipnotizadores acostumbraban darle mucha importancia, muchos de los cuales afirmaban que su aparición era una prueba precisa de lo genuino del estado hipnótico. Esto puede facilitarse mucho tocando con suavidad el área adecuada, y al producirse este fenómeno debe recordarse que están involucrados dos importantes principios de la sugestión: Hacer una sugestión positiva en vez de una negativa, y aunar un efecto deseado con otro que está teniendo lugar. El ejemplo que sigue muestra su aplicación en el alivio de una jaqueca:

Cuando le toco la frente... notará una sensación de calor... que se le extiende por toda la cabeza, por la cara y por el cuello. Esta sensación de calor va aumentando... con cada toque de mis manos. Tan pronto como pueda sentir este calor... por favor levante la mano.

(La mano del paciente se eleva con lentitud.) Bien. Baje la mano otra vez. Y, a medida que aumente esta sensación de calor... con cada toque de mis manos... sentirá más y más aliviada la cabeza. A medida que aumente el calor... sentirá menos y menos el dolor... y en unos cuantos minutos... sentirá la cabeza tan caliente y aliviada... que todo el dolor habrá desaparecido por completo... y no sentirá ningún dolor en la cabeza... ni punzadas... ni molestias. Tan pronto como sienta la cabeza caliente y aliviada... y que los dolores y punzadas han desaparecido por completo... por favor, levante la mano.

(Otra vez se eleva con lentitud la mano del paciente.)

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Bien. Baje la mano otra vez. Y dentro de unos momentos.. . cuando cuente hasta siete ... usted despertará otra vez... sintiéndose perfectamente bueno y sano... con la cabeza muy bien despejada y aliviada... sin la menor huella de dolor ... punzadas... o molestias.

Se pueden usar ventajosamente sugestiones de alteraciones en la parte afectada en padecimientos distintos al dolor. Siempre he usado esta técnica junto con sugestiones para el encogimiento y desaparición de verrugas. En relación con esto, tanto la$ sugestiones de calor como de frío pueden ser igual de efectivas. Pero en determinados padecimientos de la piel en donde es necesario calmar una irritación, impedir el prurito o producir analgesia, la sugestión de frío en el área afectada es probable que tenga más éxito. Preparación inicial para la hipnoterapia simple Si bien siempre es ventajoso el trance más profundo posible, rara vez es esencial. He encontrado que el paciente que ha sido condicionado para entrar al estado hipnótico inmediatamente que recibe la orden de hacerlo, por lo general alcanza suficiente profundidad para ser efectiva en todos los propósitos de tratamiento ordinario. Incluso esta profundidad no es absolutamente necesaria, ya que se puede obtener una respuesta satisfactoria en los estados más ligeros de hipnosis. Sin embargo, bajo tales circunstancias, es natural que el tratamiento tenga que ser prolongado durante un periodo más largo. En el caso del paciente que entra con facilidad al estado de trance cuando se le dan instrucciones de hacerlo, por lo general en cada sesión de tratamiento adopto la rutina que sigue: 1. Digo al paciente que se recline cómodamente en la silla, que se relaje tanto como sea posible y que aspire y espire tranquilamente. Luego le digo que se duerma, con lo cual cierra los ojos de inmediato. 2. Lo paso por la completa secuencia de relajamiento usada en su inducción inicial, principiando con los pies y tobillos y terminando con el cuello, hombros y brazos, aunando en cada etapa sugestiones para aumentar la profundidad. 3. Continúo con la técnica de respirar y contar, para mayor profundización, como ya se describió en la Pág. 104.

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Aun cuando pueden omitirse los dos últimos pasos por no ser muy esenciales, ejercen un valioso efecto profundizador y dan tiempo para que la hipnosis quede firmemente establecida. Como pueden concluirse en unos 5 o 6 minutos adicionales, está bien invertido el tiempo extra, ya que parece convertir al paciente en más receptivo a las sugestiones terapéuticas que siguen. 4. Inicio el tratamiento con la rutina para el fortalecimiento del ego, lo cual lleva unos 7 ú 8 minutos más, y sólo cuando he terminado ésta, procedo con las sugestiones dirigidas hacia la eliminación de los síntomas.

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CAPITULO 16

Enuresis Nocturna y Asma LA HIPNOSIS EN LA ENURESIS NOCTURNA Este molesto y penoso padecimiento se encuentra con frecuencia en la práctica general, por 'lo regular en niños. Si bien en la mayoría de los casos resulta ser de origen psíquico, siempre es necesario un examen físico y urológico para excluir cualquier factor orgánico. Incluso padecimientos tan sencillos como hiperacidez de la orina y de una vejiga irritable pueden ser tratados mediante la administración de álcalis y beleño, junto con cualesquiera métodos psicoterapéuticos que puedan emplearse. El poder de retención de la orina es un hábito que puede adquirirse en la niñez. En muchos casos de enuresis se encontrará que el niño orina con demasiada frecuencia durante el día lo mismo que por la noche, con el resultado de que la capacidad de la vejiga se vuelve menor que la normal. Es posible aumentar ésta mediante entrenamiento si se fomenta en el niño el retener la orina todo lo posible durante el día, y sólo orinar cuando ya no pueda resistir más. Más aún, se puede establecer poco a poco un mayor grado de control si se enseña al niño a acostumbrarse a interrumpir la corriente de la orina dos o tres veces siempre que orine durante el día. Los factores psicogénicos que fundamentan este hábito ahora están generalmente aceptados. Puede originarse por malos hábitos de entrenamiento para desahogar sus necesidades, o como resultado de ciertas enfermedades infantiles. En muchos casos sigue al nacimiento de otro niño cuando es la expresión externa de ansiedad inconsciente. La atención de la madre tiene que ser compartida con el recién llegado y el niño no sólo resiente esto, sino que también desarrolla un sentimiento inconsciente de inseguridad. Se prolonga hasta la niñez posterior porque proporciona el medio de atraer la atención y ansiedad de la madre, y en ocasiones se emplea corno defensa contra un padre exageradamente meticuloso y regañón. Por lo tanto, la prognosis dependerá del éxito en la modificación de las influencias ambientales desfavorables.

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La actitud de los padres, en especial de la madre, bien puede determinar la diferencia entre el éxito y el fracaso. El trabajo adicional impuesto por el lavado diario de las ropas de cama ensuciadas, junto con la preocupación causada por una creciente sensación de desesperación y derrota, con mucha frecuencia sólo conduce a una completa falta de simpatía y comprensión. El pobre niño no sólo es reñido, sino incluso castigado en ocasiones y también debe sufrir la humillación del ridículo ante sus hermanos, hermanas y otros niños, de manera que apenas sorprende que con frecuencia permanezca mojado, triste y miserable. Antes de tratar al niño, debe entrevistarse a los padres, por lo general a la madre. Explíquele cómo fue probable que se originara esa condición y ponga énfasis especial en que el niño debe ser compadecido en vez de ser culpado, ya que no puede ayudarse a sí mismo. Simpatice con sus propias dificultades e interés, pero indíquele que demostrando su ansiedad al niño, está creando las precisas condiciones que tienden a prolongar ese hábito. Dígale que si va a tener éxito el tratamiento, debe tratar de ignorar que moja las sábanas y verlas con indiferencia, nunca haciendo mención de ellas en presencia del niño. Nunca deberá dar algo de beber al niño antes que vaya a la cama por la noche y siempre deberá ver que orine inmediatamente antes de irse a la cama. Si, como suele suceder, se acuesta al niño temprano al anochecer, entonces antes que ella se acueste deberá levantarlo y obligarlo a que orine una vez más. Estos puntos pueden parecer muy obvios y triviales, pero son de mucha importancia y nunca deberán olvidarse. Luego hable con el niño y trate de ganarse su confianza y cooperación. Dígale que puede curarse si lo desea, que mientras está mejorando es probable que vuelva a tener cierto número de tales accidentes, pero que poco a poco comenzará a amanecer seco cada vez con más frecuencia. Diga al niño y a sus padres que deben dejar de preocuparse por las sábanas mojadas. Después de todo, una cama que está medio mojada también puede describirse con exactitud como medio seca. Deberán principiar a pensar sólo en términos de camas secas, y los padres deberán tratar de fomentar una sensación de orgullo y de logro siempre que el niño amanezca seco. Siempre insisto en llevar un registro semanal de lo que sucede cada noche. Para este propósito adopto una sencilla subdivisión en seco, parcialmente seco y ningún cambio. Este registro proporciona una valiosa indicación respecto al progreso del tratamiento. Lo lleva la madre si el niño es demasiado joven, pero de lo contrario, le pido al niño que haga esto él mismo en su propia escritura, ya que así se le proporciona un gran incentivo para progresar. 241

En la mayoría de los casos de enuresis, el niño mojará la cama invariablemente cuando tiene miedo de hacer eso. En consecuencia, es necesario tratar este temor durante el tratamiento, y fomentar la esperanza de camas secas. Las recaídas esporádicas pueden llevar directamente a alteraciones emocionales, de manera que cuando esto ocurra, siempre es prudente interrogar al niño respecto a lo que le haya acontecido el día anterior, ya sea en la escuela o en el hogar. Entonces se podrán incluir sugestiones adecuadas en el tratamiento. Aun cuando muchos enuréticos tienen el sueño demasiado profundo, por lo general no es necesario corregir el padecimiento por medio de drogas, ya que es relativamente fácil ajustarlo por sugestión hipnótica. Tratamiento hipnótico de rutina Prefiero que el niño se siente cómodamente en una silla. Luego induzco un trance lo más profundamente posible. Si puede lograrse el sonambulismo (y esto no es difícil en muchos casos), tanto mejor y, si bien ciertamente no es esencial, la amnesia siempre conducirá a resultados más rápidos. Como resultado de este profundo sueño, te vas a sentir más fuerte y mejor cada día. Estarás mucho más calmado ... mucho más tranquilo .. . mucho menos fácilmente excitado ... mucho menos nervioso ... mucho menos fácilmente inquietable. Cada día, sentirás mucha más confianza en tí mismo te sentirás más capaz de valerte por tí mismo ... de defenderte ... sin sentir ninguna preocupación ... sin que tengas miedo ... sin que tengas ansiedad.

Esta es una versión breve y modificada de rutina de sugestiones para fortalecimiento del ego, las cuales he encontrado que son muy útiles para tratar a un niño sumamente nervioso y tenso. A continuación de esto, tomo asiento al lado del niño y le aplico un suave masaje en el estómago. Cuando te toco el estómago así ... notarás una sensación de calor en tu estómago… tu estómago está más caliente y más caliente, con cada toque de mi mano. Tan pronto como sientas que tu estómago se está poniendo caliente ... levanta una mano, por favor.

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Tanto el masaje como las sugestiones de que aumenta el calor, se continúan hasta que levante una mano: Bien. Ahora baja la mano otra vez. Y mientras sigo tocándote el estómago, ese calor se va extendiendo hacia abajo, hacia la parte de abajo de tu estómago ... hasta la vejiga, que es la que contiene tu orina. Y en la misma forma en que tu vejiga se calienta más ... se vuelve más fuerte ... de manera que podrá retener tu orina, toda la noche, y en la mañana tu cama estará seca. Con cada tratamiento que te dé, se hará más fuerte y más fuerte ... los nervios que controlan tu vejiga se volverán más fuertes, y menos irritables ... de manera que comenzará a amanecer más y más seca tu cama todas las mañanas.

Aquí se están dando sugestiones directas respecto al mejoramiento de la capacidad y control de la vejiga, y se está recalcando la expectación de que mejore su funcionamiento. Nunca beberás nada antes que te vayas a la cama. Siempre te acordarás de orinar inmediatamente antes de acostarte. No te preocuparás si te vas a orinar en la cama o no, porque ahora no habrá necesidad de que lo hagas ... y mientras menos te preocupes por ello ... más pronto las sábanas amanecerán secas. Dormirás bien ... pero no dormirás tan profundamente ... que en el caso de que quisieras orinar durante la noche, comenzarás a sentir tan molesta tu barriga, que te despertarás con tiempo suficiente para que te levantes de la cama y orines donde tienes que hacerlo. Cuando regreses otra vez a la cama, te dormirás luego, luego ... y cuando despiertes en la mañana, tu cama estará seca.

La sugestión posthipnótica se está usando ahora, y suele ser sumamente útil para establecer cierto control sobre la situación. Y, durante el día, siempre que sientas que tienes gana de orinar, quiero que te aguantes, todo lo que puedas ... y que sólo vayas al baño cuando veas que ya no es posible que aguantes más. Si te acostumbras a hacer esto, encontrarás que poco a poco podrás aguantar la gana de orinar cada vez más durante el día ... y cuando esto suceda, podrás aguantarte más y más durante la noche ... en realidad toda la noche ... de manera que en la mañana tu cama estará seca.

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Siempre que orines, durante el día, tan pronto como hayas empezado, quiero que te acostumbres a detenerte antes que hayas acabado ... luego comienzas otra vez ... luego te vuelves a detener ... y luego terminas por completo. Si haces esto, ello te ayudará a que la controles por completo, incluso durante la noche.

Estas sugestiones relativas al ejercicio de la vejiga se encontrarán sumamente útiles para aumentar tanto el control como la capacidad de la vejiga. Y como todo esto sucederá ... exactamente como yo digo que sucederá ... te sentirás mucho más feliz ... mucho más contento ... mucho menos preocupado ... mucho menos inquieto. Y, en unos momentos, cuanto cuente hasta siete ... abrirás los ojos y estarás despierto otra vez ... sintiéndote mucho mejor después de haber dormido tanto.

He descrito el tratamiento anterior en términos completamente aplicables a todo escolapio. Como es natural, la edad del niño y su inteligencia deben tomarse en cuenta, y la redacción de las sugestiones deberá variarse de acuerdo con ello. En algunos casos, también habrá que hacer algunas omisiones. Siempre que se haya logrado una hipnosis muy profunda o sonambulismo, uso el procedimiento que sigue, en vez del anterior, el cual, cuando tiene éxito, aumenta mucho la fuerza de las sugestiones posthipnóticas: En unos momentos vas a sentir más y más incómodo el estómago. Comenzarás a sentir deseos de orinar... y sentirás el estómago tan incómodo que te despertarás, de este sueño, y tendrás mucho tiempo para ir al baño. Tan pronto como sientas molestia en el estómago... tus ojos se abrirán y estarás completamente despierto otra vez... sintiendo que tienes deseos de orinar.

Luego dejo de hablar y espero. De pronto el niño, posiblemente se agite un poco en la silla, abrirá los ojos y dirá que desea ir al baño. Si no dice nada, pregúntele si algo malo pasa, y esto hará que casi siempre obtenga la respuesta de que desea orinar. Envíelo al baño de inmediato y, tan pronto como regrese, duérmalo en seguida otra vez. Si acaso tienes necesidad de orinar durante la noche, comenzarás a sentir el estómago más y más incómodo ... te despertarás de tu sueño

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. igual que lo hiciste hace unos minutos ... sintiendo que tienes deseos de orinar ... con mucho tiempo para que te levantes de la cama y orines en el lugar adecuado ... de manera que todas las mañanas, tu cama estará seca.

A esto pueden seguir las sugestiones para el entrenamiento de la vejiga y terminar el tratamiento en la forma ya descrita. Enuresis nocturna en los adultos Se tiene la errónea creencia de que la enuresis nocturna sólo es un padecimiento infantil, y que la mayoría de los niños poco a poco dejan ese hábito. Si bien muchos de ellos así lo hacen, hay otros menos afortunados que siguen con ese hábito hasta la edad adulta y a quienes eso causa incalculables sufrimientos y angustias mentales. Aun cuando estos casos resultan ser difíciles, la hipnosis suele ofrecer una mayor oportunidad de mejorar que cualquiera otra forma de tratamiento, dependiendo principalmente de la profundidad de trance que pueda lograrse. Incluso así, debido a la prolongada duración del padecimiento, es probable que se lleve más tiempo que en el caso de los niños, aun cuando los resultados cuando son satisfactorios, hacen que el esfuerzo valga la pena. Por lo general, se inicia en la niñez, como resultado de los factores ya descritos, y su persistencia en la vida adulta suele estar asociada con cierto grado de inmadurez emocional. Wolberg considera que suele estar sostenida por conflictos mentales inconscientes, de naturaleza sexual o agresiva, y que en ocasiones representa un equivalente a la masturbación. La agresión por lo general va dirigida hacia los padres o hacia las circunstancias en general. En otros casos, piensa que denota un anhelo de dependencia de parte de una personalidad infantil y pasiva. Los casos en los cuales predominan los conflictos agresivos o sexuales, necesitarán por lo general el enfoque hipnoanalítico más profundo, lo cual rara vez cae en el ámbito del médico general. Por otra parte, muchos en quienes las alteraciones emocionales y la necesidad de dependencia son los factores predominantes, responden extremadamente bien a la eliminación del síntoma precedida por una rutina para el fortalecimiento del ego adecuada para adultos. La toma cuidadosa de la historia ayudará mucho en la selección de los casos adecuados para esta forma de tratamiento.

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La parte que la tensión emocional puede desempeñar en la enuresis se ve con frecuencia en la vida diaria. Aunque de ordinario contentivo, el candidato que espera ser examinado, no es raro que necesite hacer varias visitas al toilet. La amenaza de un peligro inminente también puede producir el mismo resultado. La necesidad de dependencia es por lo general una prolongación en la vida adulta de los mismos motivos inconscientes que operaron en la niñez. He encontrado que suele existir un deseo consciente de curación más grande en los adultos que en muchos niños. En varios casos, se ha considerado como un obstáculo para el matrimonio o para seguir una carrera largamente deseada. En consecuencia, es posible utilizar esta motivación y fortalecerla, facilitando así tanto la inducción de la hipnosis como el proceso de profundización. Siempre es aconsejable un estado de trance tan profundo como sea posible, cuyo intento prefiero prolongarlo a tres sesiones consecutivas. En la mayoría de los casos, puede obtenerse suficiente profundidad para la terapia adecuada, aun cuando si puede lograrse el sonambulismo la tarea sería sumamente simplificada. Las instrucciones y el tratamiento siguen la misma pauta que la descrita para la enuresis infantil, con las modificaciones en la redacción que se consideren necesarias para adaptarlas al adulto. No sólo hago uso de las sugestiones completas para fortalecimiento del ego, sino que las aumento explicando al paciente la forma en que su padecimiento se originó como continuación de un sentimiento infantil de desamparo y del temor de aceptar las responsabilidades de un adulto. Más aún, le imparto las sugestiones más fuertes posibles, en cada tratamiento, respecto a que encontrará más fácil dejar de comportarse como un niño y que podrá enfrentarse como hombre a sus dificultades. Cuando se logra el sonambulismo, es igual de fácil lograr que el sujeto se despierte de la hipnosis, con sensaciones de incomodidad y deseos de orinar, como en el caso de un niño, en especial si se tiene el cuidado de asociar esta acción con una sensación de satisfacción y logro en la mente del sujeto. Se encontrará, en ocasiones, tanto en el caso de adultos como de niños, que la profundidad del sueño es demasiado grande para que el paciente responda a la necesidad de orinar, y que incluso la sugestión hipnótica de que el sueño será más ligero deja de producir algún efecto. En tales casos, será necesario el uso de una droga, y la indicada es el sulfato de anfetamina. Es bastante curioso que, aun cuando la dosis sea grande, pocos pacientes parecen quejarse de insomnio, aun cuando la droga se tome inmediatamente antes de acostarse. Una vez que se ha establecido la dosis correcta, los pacientes parecen disfrutar

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de un sueño tan reparador como el que antes habían tenido. La dosis efectiva puede variar de un paciente a otro, y sólo puede fijarse por experiencia. Incluso los niños pueden requerir una o dos tabletas de dextroanfetamina para empezar, y esta dosis suele tener que excederse mucho en el caso de los adultos. En el caso de que se presentara alguna dificultad para dormirse, ésta con frecuencia se trata con éxito mediante una sugestión posthipnótica. Debe mantenerse la dosificación hasta que cese la enuresis,, y después reducirse poco a poco. Sin embargo, puede tener que ajustarse de tiempo en tiempo durante el periodo de tratamiento, si el paciente se queja de insomnio. Como alternativa, se han reportado buenos resultados, en el caso de los niños, con la administración de una sencilla dosis pediátrica de jarabe de Tryptizol (amitriptilina), antes de acostarse. También es posible enseñar al paciente el uso de la autohipnosis cada noche, antes que se retire. Con sugestiones adecuadas, esto en ocasiones puede capacitarlo para que controle mucho mejor el nivel de su sueño, evitando así la inconveniencia de usar las anfetaminas. Ocasionalmente, se pueden dar sugestiones hipnóticas (tanto a niños como a adultos) para que el paciente despierte en un momento dado durante la noche y se levante de la cama para orinar, o incluso para que pueda dormir toda la noche. El mejor criterio para esta última sugestión descansa en el hecho de que si el paciente retiene la orina durante cuatro horas en el día, es probable que la retenga durante ocho horas en la noche, cuando el riñón secreta sólo la mitad de la cantidad de orina. En consecuencia, cuando no hay frecuencia en el día, se puede sugerir que el paciente podrá retener la orina por la noche. Por último, debe tenerse presente que el sueño muy profundo en ocasiones es una reacción neurótica, en la cual el individuo se siente tan infeliz que, en lugar de sólo dormir, entra en un estado similar al comatoso para escapar de sus dificultades. LA HIPNOSIS EN EL ASMA Desde luego, la verdad de más importancia que tiene que ser aceptada respecto al tratamiento hipnótico del asma es: mientras más se precipiten los ataques por alteraciones psicológicas o emocionales, mejor será el pronóstico. No obstante, aun cuando el asma esté determinada por factores orgánicos, tales como bronquitis, enfisema, alergias o alteraciones cardiacas,. todavía se

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puede proporcionar mucho alivio, disminuyendo la frecuencia y gravedad de los ataques mediante la reducción del temor y la ansiedad causados por cada inminente amenaza de asfixia. Más aún, los niños que padecen asma responden tan bien a la hipnosis que, si se restringiera su uso sólo al tratamiento de esta enfermedad, creo que todavía se justificaría su uso en la práctica general. Con mucha frecuencia se considera que el asma es una enfermedad por su propio derecho pero, por supuesto, sólo se trata de un síntoma (disnea paroxística) de varios padecimientos distintos y se debe a una pluralidad de causas, algunas orgánicas y otras psicológicas. Incluso en los casos originados por enfermedades orgánicas, los ataques pueden verse afectados por alteraciones emocionales, de manera que, como es obvio, el médico familiar está, desde luego, en posición más favorable para reconocer la enfermedad con precisión teniendo en cuenta los antecedentes psicológicos. Para hacer esto, es necesario encontrar las respuestas a las tres preguntas que siguen: 1. En primer lugar, ¿por qué se enfermó este paciente? 2. ¿Qué clase de individuo es? 3. ¿Por qué desarrolló este padecimiento en particular? La personalidad del paciente, la actitud de los padres, sus reacciones ante los hermanos y hermanas, ante la escuela, o a la sobreexcitación o tensión, todo debe ser materia de averiguación. También deberá buscarse información respecto a la presencia de alergias y sus hábitos alimenticios. Esto también se aplica en el caso de los adultos como al de los niños. Por cierto, las respuestas a estas tres preguntas son de máxima importancia en todos los casos de padecimientos psicosomáticos, sin importar cuál pueda ser la sintomatología. El asma en los niños El niño asmático típico por lo general es brillante e inteligente. Al mismo tiempo se encontrará que es hiperansioso, dependiente y falto de confianza; en muchos casos, es hijo único. En otros casos, el primer ataque de asma suele seguir al nacimiento de un segundo hijo y representa tanto un sentimiento inconsciente de inseguridad como una agresión reprimida hacia el recién llegado.

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La actitud de los padres es de gran importancia. Por lo general se mostrarán indebidamente ansiosos, nerviosos y preocupados, y su exagerada solicitud por el bienestar del niño agrava su sentimiento de inseguridad y produce el temor y la tensión que provocan y prolongan sus ataques de asma. Las condiciones discordantes en el hogar también tienen el mismo efecto. Si los padres no son felices o. riñen en presencia del niño, es probable que le provoquen graves conflictos emocionales, puede ver aumentada su necesidad de dependencia y se minará aún más su confianza. Tales factores se reflejarán inevitablemente en el aumento en los ataques y severidad del asma. La importancia de las actitudes paternas y de las condiciones en el hogar se muestra ampliamente por el hecho de que, no importa lo malo que haya estado el niño, los ataques se detendrán con mucha rapidez una vez que haya sido internado en un hospital, sólo para que se vuelvan a presentar poco después que haya sido dado de alta. La investigación de posibles alergias por lo general da como resultado la eliminación de ciertos alimentos o condiciones, sin el grado de mejoramiento anticipado en el asma. En relación con esto, debe recordarse que si bien la presencia de alergias reales pueda haberse probado, una vez que el paciente es informado de ellas, el miedo sólo puede precipitar un ataque. El ejemplo clásico de esto es el paciente que se encontró que era alérgico a las rosas, y que tuvo un ataque al aproximarse a un florero con rosas artificiales, creyendo por el momento que eran reales. Más aún, demasiadas precauciones, tales como evitar huevos, leche, polvo, ciertos olores, plumas y animales domésticos, suele conducir a aumentar el sufrimiento en la existencia del niño sin lograr un marcado efecto sobre su asma. Una vez implantada, el asma puede ofrecer al niño un medio inconsciente de escape de situaciones a las que teme o que le disgustan. No son raros los ataques en la víspera de los exámenes escolares o cuando la tarea ha sido demasiado difícil y no la ha podido terminar. En ocasiones se convierte en una excusa para no tomar parte en los ejercicios físicos o en los deportes organizados por la escuela. En otras, se puede presentar un ataque sólo como resultado de una alteración emocional, tal como la sobreexcitación que sigue a una fiesta o a una visita al circo. El asma en los niños puede ser tratada con facilidad y eficacia por medio de la hipnosis en la práctica general. Sólo en el caso de niños muy jóvenes o extremadamente nerviosos es probable que se presente alguna dificultad para lograr una profundidad adecuada. En niños menores de 5 ó 6 años en

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ocasiones resulta imposible que mantengan la atención el tiempo suficiente para que tenga éxito la inducción. Antes de iniciar el tratamiento, es de suma importancia entrevistar a los padres. El efecto que su actitud de mucha preocupación y ansiedad tiene sobre el niño deberá explicárseles, hasta que entiendan bien y lo acepten. Se les debe decir que no importa lo preocupados que se sientan, nunca deben demostrarlo en presencia del niño, ya que si lo hacen, no sólo agravarán su sensación de temor e inseguridad, sino que nulificarán por completo todo intento de restablecer su confianza. Por lo general inicio el tratamiento en la forma que sigue, una vez que he logrado la profundidad adecuada: Como resultado de este sueño tan profundo… durante la próxima semana te vas a sentir cada día mejor y mejor. Cada día, sentirás tu pecho más fuerte y más despejado... los zumbidos serán cada vez menores... y tu respiración se hará más fácil y más fácil cada día. Estarás mucho más calmado... mucho más tranquilo... te excitarás con mucho menos facilidad... mucho menos nervioso mucho menos asustado... te inquietarás con mucho menos facilidad. Cada día sentirás mucha más confianza en tí mismo... te sentirás mucho más a salvo... mucho más seguro. Te sentirás que puedes más valerte por tí mismo... que puedes mantenerte firme... tanto en tu hogar... como en la escuela... sin preocuparte... sin asustarte... sin sentirte ansioso o inseguro.

La expresión precisa de estas sugestiones modificadas para fortalecimiento del ego, suele tener que ser alternada para adecuarla a la edad y a la inteligencia del niño. Puesto que en la toma rutinaria del caso, habrán salido a la luz algunas de las causas que provocan los ataques, pueden agregarse sugestiones específicas respecto a que tales causas ya no- tienen que ver nada con el asma: Cada día sentirás el pecho mucho más fuerte... mucho menos zumbador Se te aflojarán los músculos del pecho... y quedarán más flojos... las partes por donde pasa el aire quedarán flojas... se acabará la sensación de que tienes el pecho apretado... y tu respiración será cada vez más y más fácil. Si, en cualquier momento, comienzas a notar zumbidos, o que no puedes respirar... no te asustarás... no sentirás preocupación ni temor de

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un ataque grave... porque, con mi ayuda, aprenderás a detenerlo. Si alguna vez notas algunos zumbidos, o que no puedes respirar... dejarás todo lo que estés haciendo... te reclinarás de espaldas en una silla y te aflojarás... te soltarás y aflojarás todo lo posible. Cierra los ojos... y trata de imaginarte que te encuentras otra vez aquí, escuchándome. Al mismo tiempo... aprieta con la mano, suavemente, la parte de abajo de tu pecho. Y, cuando lo hagas... sentirás que todo el pecho se te comienza a aflojar otra vez... que las partes por donde pasa el aire se comienzan a aflojar... y a los pocos momentos, sentirás que puedes respirar con más y más facilidad. En unos cuantos momentos... el ahogo desaparecerá por completo... respirarás con toda libertad otra vez y con toda facilidad ... sin que vuelvas a tener un ataque fuerte.

Aquí notará que el uso de la sugestión posthipnótica (la presión de la mano sobre el pecho) es una señal para iniciar el relajamiento de los músculos del pecho. Esto parece dar muy buenos resultados, y muchas madres han informado que han observado que el niño hace abortar un ataque inminente con sólo ejecutar este procedimiento. Como es natural, es importante actuar de inmediato, antes que el asma tenga tiempo de establecerse. Para principiar, por lo menos, no creo en prohibir el uso de inhaladores o de tabletas, ya que esta prohibición podría aumentar las sensaciones de ansiedad e inseguridad. Me he dado cuenta de que, a medida que el niño comienza a tener confianza, su dependencia de ellos disminuye gradualmente, hasta que sólo los llega a usar muy rara vez, cuando el ataque se presenta con demasiada rapidez para que surtan efecto las sugestiones. A medida que ocurre el mejoramiento, tales ataques se presentan con menos frecuencia y, en los casos favorables, desaparecen por completo. También es sorprendente ver la forma en que disminuye la frecuencia y severidad de los ataques una vez que el temor y la expectación principian a ceder ante las sugestiones. Esto, desde luego, explica la efectividad del tratamiento hipnótico al aliviar el asma en aquellos casos en los cuales no está psicológicamente determinada, sino que más bien es de origen físico. Aun cuando no puede esperarse curar el asma en estas condiciones, su uso resulta aún un valioso auxiliar para métodos más ortodoxos.

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El asma en los adultos Además de los casos tan familiares que son de origen principalmente físico, el asma suele desarrollarse en los adultos que se han visto sujetos a periodos de excesiva tensión y esfuerzo mental. Los celos, la ira, la ansiedad y la excitación sexual pueden desempeñar un papel de mucha importancia. Los shocks emocionales, tales como aflicciones, preocupaciones financieras y dificultades maritales, no es raro que se vean seguidas por la aparición del asma. En las mujeres, los ataques suelen preceder a la menstruación y pueden ser determinados por un miedo inconsciente al embarazo. Cuando ocurren principalmente durante la menstruación, incluso pueden representar un desengaño inconsciente de no quedar embarazadas. Tales factores ciertamente subrayan la importancia de tratar al paciente más que al síntoma. Como en el caso de los niños, la hipnosis y la psicoterapia pueden resultar valiosas incluso en un caso de tipo somático, aun cuando siempre se obtendrán mejores resultados en los casos en que están involucrados fuertes conflictos o alteraciones emocionales. La mejoría se presenta no sólo como resultado de la sugestión directa, sino también mediante el aumento de la percepción lograda por la reeducación durante el tratamiento hipnótico. Si en la historia del caso no se obtiene suficiente información que subraye los factores emocionales, suele sorprender la cantidad de información de importancia que se puede obtener mediante un sencillo interrogatorio bajo hipnosis. Sin embargo, los conflictos de una naturaleza predominantemente sexual o agresiva es probable que resulten tan profundamente arraigados que no cedan sino ante un enfoque analítico. Como la mayoría de los adultos asmáticos son del tipo dependiente, por lo general resulta insuficiente el mero restablecimiento de la confianza. También deben dirigirse sugestiones psicoterapéuticas hacia el fortalecimiento de los sentimientos del paciente, a la confianza en sí mismo y a su independencia. Si se sabe que el individuo reacciona a ciertos estímulos emocionales con un ataque asmático y siempre que la hipnosis sea lo bastante profunda, se encontrará que responde exactamente en la misma forma a situaciones emocionales que se le sugieran de naturaleza similar. Si bien la hipnosis de profundidad media suele bastar para obtener cierto grado de mejoría, siempre se obtienen resultados mejores y más rápidos cuando se han alcanzado las etapas más profundas. Siempre principio el tratamiento con las sugestiones de forma adulta de fortalecimiento del ego

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(Pág. 225) y, a continuación de la última sección, procedo con las sugestiones psicoterapéuticas generales orientadas al alivio del asma en sí: Debido a esto ... cada día ... usted se sentirá más y más independiente ... más capaz de valerse por sí mismo ... de sostener sus propios puntos de vista ... de reafirmarse ... sin importar lo difícil o penoso que puedan ser las cosas. Se sentirá más capaz de confiar en usted mismo ... de depender de usted mismo... en sus propios esfuerzos... en su propio criterio... en sus propias opiniones. Sentirá mucho menos necesidad de confiar... o de depender de otras personas. Y a medida que usted se ponga ... y a medida que permanezca... más y más relajado, cada día ... aun cuando ya no se encuentre conmigo ... así ... los músculos de su pecho se pondrán ... y permanecerán relajados ... los conductos del aire se pondrán ... y permanecerán relajados ... y su respiración será ... y seguirá siendo ... más y más fácil ... cada día ... no sólo al despertarse ... y durante todo el día ... ... sino también durante toda la noche. Si,... en cualquier momento... por cualquier razón... principia a sentir un poco de ahogo... no se asuste... no tiene por qué alarmarse... permanecerá perfectamente calmado y dueño de sí mismo... ya no sentirá temor de tener un ataque grave. En el momento en que sienta que su ahogo aumenta... deje cualquier cosa que esté haciendo... reclínese en una silla... relájese... todo lo que sea posible... cierre los ojos... y trate de imaginarse que se encuentra otra vez en esta habitación... escuchándome. Al hacer esto... sólo presione con una mano... ligeramente la parte inferior de su pecho. Y... a los pocos minutos, encontrará que los músculos de su pecho se están aflojando otra vez... que sus conductos de aire principian a relajarse... y que su respiración se hace gradualmente más y más fácil. Muy pronto... estará respirando otra vez con libertad y facilidad... sin padecer un ataque grave.

Al proceder de las sugestiones iniciales para fortalecimiento del ego al tratamiento del asma en sí, las sugestiones dirigidas al relajamiento de los músculos torácicos y de las vías respiratorias están deliberadamente unidas a las del relajamiento general que ya se han dado. Posteriormente, al afirmar que el relajamiento de los músculos torácicos seguirá a la presión de la mano sobre él pecho, se está aprovechando la sugestión posthipnótica.

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La habilidad del paciente para inducir la autohipnosis puede aumentar mucho sus probabilidades de inhibir los ataques inminentes. En consecuencia, siempre que se haya alcanzado una etapa profunda, invariablemente trato de entrenarlo en esta técnica, Puesto que el factor tiempo es de importancia, y es necesario que entre al estado hipnótico sin demora, el mejor método es, desde luego, el que lo condicione a entrar de inmediato en trance a una señal dada. Esto se puede hacer con facilidad como resultado de una sugestión posthipnótica. Con el paciente en un estado hipnótico profundo, por lo general procedo como sigue: Está usted ahora en un sueño tan profundo ... que todo lo que le diga que va a suceder ... sucederá ... exactamente como le digo. Y todas las sensaciones ... que le diga que experimentará ... las experimentará ... exactamente como yo le digo. Y estas mismas cosas le continuarán sucediendo ... y usted seguirá teniendo las mismas sensaciones ... igual de fuerte ... igual de cierto ... con igual poder ... cuando esté usted en su casa ... que cuando está conmigo, en esta habitación. Ahora ... en unos momentos ... voy a despertarlo contando hasta siete. Después que lo haya despertado ... hablaré con usted ... y le pediré que usted mismo se duerma otra vez con este sueño profundo. Entonces se reclinará en la silla ... fijará la vista en un punto del techo ... y contará despacio hasta cinco. En el momento en que llegue a la cuenta de cinco ... sus ojos se cerrarán inmediatamente ... y en seguida caerá en un sueño ... igual de profundo que éste. Después de un minuto ... se dirá a usted mismo ... "mis ojos se abrirán ... y estaré otra vez completamente despierto ... en el momento en que cuente hasta siete". Luego... cuente hasta siete ... y despiértese usted mismo. Y ... debido a que todo esto sucederá ... exactamente como yo digo que sucederá ... usted abrirá los ojos, y estará completamente despierto otra vez ... en el momento en que yo cuente hasta siete ... sintiéndose mucho más feliz ... mucho más contento .... mucho más alegre ... mucho más optimista.

A continuación despierto al paciente, y después de platicar con él durante unos minutos, le digo que se recline en la silla y hago que él mismo se duerma otra vez. Por lo general queda sorprendido al encontrar que esto sucede sin la menor dificultad, de manera que de inmediato lo vuelvo a hipnotizar y le doy las instrucciones que siguen: 254

En la misma forma en que usted mismo se durmió, hace unos momentos, contando hasta cinco ... así ... usted siempre podrá hacerlo, de inmediato ... siempre que necesite controlar su ahogo. Una vez que haya cerrado los ojos ... apretará con la mano ligeramente ... la parte inferior de su pecho ... y se dirá usted mismo ... "cuando aprieto mi pecho con la mano ... los músculos de mi pecho comenzarán a aflojarse ... las vías respiratorias comienzan a aflojarse ... mi respiración es cada vez más y más fácil ... y, dentro de unos minutos, respiraré con toda libertad y facilidad otra vez ... sin que se presente ningún ataque grave". Continuará diciéndose eso, una y otra vez... hasta que sienta que se le aflojan los músculos del pecho... y pueda respirar con más facilidad. Luego ... tan pronto como esté listo ... se dirá usted mismo ... "se abrirán mis ojos ... estaré despierto otra vez ... en el momento en que yo cuente hasta siete ... sintiéndome mucho mejor ... mucho más relajado ... sin ninguna sensación de opresión en el pecho ... respirando con mucha más facilidad ... mucho más normal".

Una vez que he entrenado al paciente en esta técnica, siempre sustituyo las sugestiones anteriores por las ya descritas en el tratamiento normal de rutina: En el momento en que sienta que su ahogo aumenta... sencillamente deje todo lo que esté haciendo... reclínese en una silla... y duérmase usted mismo con un sueño profundo, profundo... contando hasta cinco. Una vez que se hayan cerrado sus ojos...

Una gran ventaja de este procedimiento se encuentra en la confianza incrementada en sí mismo que el paciente parece adquirir como resultado. El hecho de que haya obtenido, bajo su propio punto de vista, el control suficiente para poderse inducir el estado hipnótico siempre que lo necesite, por lo general amplía su confianza en su habilidad para protegerse de un ataque de asma que lo amenace, en un grado notable. La verdadera eficacia de la hipnosis en el tratamiento del asma con mucha frecuencia ha sido oscurecida por la naturaleza, sumamente objetiva, del abordamiento experimental del sujeto. Erróneamente se han sacado conclusiones partiendo de cifras no concluyentes y dudosas obtenidas de la medición de la capacidad vital, del volumen respiratorio forzado y del flujo crítico. Todo esto tiende a ignorar el grado de mejoramiento subjetivo el cual, debe admitirse, es mucho más difícil de evaluar con exactitud. Por fortuna, las

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pruebas controladas reportadas por Maher-Loughnan, MacDonald, Mason y Fry, han avanzado mucho hacia la restauración de este tópico a su verdadera perspectiva. Sus conclusiones confirman el hecho que la hipnosis puede producir más mejoramiento sintomático que el tratamiento con antiespasmódicos. Desde el punto de vista puramente clínico, es muy fácil confirmar el progreso sobre la base de observaciones subjetivas hechas por el paciente individual. Los ataques tienden a ser menos frecuentes, de duración más corta y gradualmente disminuyendo en intensidad. Más aún, el paciente aprende pronto a ejercer un grado de confianza y control en las primeras etapas de un ataque, que basta para poder inhibir su mayor desarrollo. Las mejorías de esta clase están ampliamente confirmadas por los parientes, y en ocasiones por el médico familiar, quien se encuentra demasiado complacido de verse aliviado de la carga de varias visitas por semana, sin mencionar las llamadas a deshoras para la aplicación de inyecciones de adrenalina. Por último, hay dos puntos dignos de mencionarse. Al entrevistar por primera vez al paciente debe tenerse mucho cuidado de no prometer demasiado. Esto es fácil de evitar sin dar a entender falta de confianza en la habilidad de la hipnosis para ayudar. Comienzo por explicar que mientras menos dependa el asma de causas físicas, mejores perspectivas habrá, pero que en todo caso, el tratamiento todavía podrá producir mucho alivio en la frecuencia y severidad de los ataques. También indico que las personas varían mucho en su susceptibilidad a la hipnosis, de manera que mucho dependerá de la profundidad que pueda lograrse. Una vez que esto ha quedado asentado, es imposible predecir con algo de exactitud el grado de mejoramiento que pueda esperarse. Esta forma de abordar parece aumentar en vez de disminuir, la confianza del paciente puesto que, en ocasiones anteriores, las grandes esperanzas que han abrigado con respecto a otros tratamientos han fallado con tanta frecuencia. Casi invariablemente mi mira es asegurar la máxima profundidad posible en tres sesiones consecutivas. Rara vez es posible administrar el tratamiento más de una vez a la semana. También encuentro útil impresionar en la mente del paciente que el "zumbido" y el "asma" no son necesariamente la misma cosa. Es cierto que la mayoría de los asmáticos tienen respiración silbante, pero igual pasa con los que padecen bronquitis crónica y nunca desarrollan asma. Como es obvio, los zumbidos en el pecho no van seguidos invariablemente por un ataque de asma. Una vez que el paciente acepta este hecho su temor de sufrir un ataque, en el

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caso de que su pecho resulte un poco silbante, disminuirá mucho. Esta explicación es en especial aconsejable en los casos de origen predominantemente físico. Los resultados son especialmente satisfactorios, en particular en el caso de los niños. Se pueden evitar muchas pérdidas de tiempo innecesarias, pero debe uno convencerse de que el tratamiento tendrá que continuarse durante un periodo de cuando menos dos o tres meses, A pesar de esto, siempre estarán bien empleados los esfuerzos y el tiempo que se les dedique.

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CAPITULO 17

Jaqueca e Insomnio LA HIPNOSIS EN LA JAQUECA

Este padecimiento molesto e incapacitante consiste de paroxismos recurrentes de jaqueca intensa, precedidos por lo general por fenómenos sensoriales o visuales y acompañados por náusea. El vómito verdadero puede o no presentarse. Un ataque inminente en ocasiones va anunciado por sensaciones vagas de malestar. Pueden seguir auras visuales o sensoriales tales como destellos luminosos, puntos brillantes, estremecimientos en las extremidades, labios o lengua, que por lo general son reemplazados a los 10 o 20 minutos por la jaqueca típica. Por lo común es unilateral y temporal, pero puede ser bilateral después. Es en extremo grave, y el paciente suele sentir un intenso dolor al mover los ojos y sufre de fotofobia, lo cual requiere que descanse en una habitación a oscuras. La náusea se presenta casi siempre y puede haber vómito. Cuando no se presentan las auras de prevención, la jaqueca es más bien del tipo punzante y parece que tiende a ocurrir temprano en las mañanas. Los ataques individuales pueden durar sólo una hora o dos, o pueden continuar por todo el día. Por lo general van seguidos por sensaciones de postración y agotamiento, y su frecuencia puede variar desde una o dos veces por semana, hasta cada varios meses. Aun cuando ataca a ambos sexos, por lo general es más común en las mujeres, en quienes suele agravarse por la menopausia. Los factores de excitación suelen encontrarse en la tensión ocular, alteraciones gástricas y malos hábitos dietéticos, en la menstruación y en la tensión emocional. Estos pacientes suelen ser bien equilibrados, con frecuencia artistas, miembros inteligentes e industriosos de la comunidad. Sin embargo, tienden a ser hiperansiosos y dependientes, y en ocasiones pueden exhibir características de introversión y obsesivas. Los ataques con frecuencia son precipitados por fatiga mental, preocupación o ansiedad. La tensión emocional, como la causada por miedo, frustración, ira, resentimiento, inseguridad, imperfección o incluso culpabilidad, también pueden desempeñar un papel importante. En ocasiones un inconsciente sentimiento de inferioridad hará que el paciente se lo oculte a sí mismo asumiendo responsabilidades que en realidad representan mucho

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para él, y con las cuales se encuentra imposibilitado de enfrentarse. En tales casos, las emociones de ira, hostilidad y frustración que se originan son desviadas a canales físicos y logran su expresión con los ataques de jaqueca. Como es natural, la psicoterapia puede ser muy útil en determinados casos, y la hipnosis siempre vale la pena de intentarse, en especial cuando no ha resultado efectivo el control médico ortodoxo. Antes de considerar siquiera el tratamiento hipnótico, es esencial que el paciente sea meticulosamente investigado con el fin de excluir cualquier posible causa orgánica. Las condiciones tales como tumores del lóbulo occipital, o nefritis crónica con uremia, deben ser descartadas. La' jaqueca también ha estado asociada con alergias, vómito cíclico y epilepsia. En la actualidad está generalmente aceptado que está acompañada de algunos cambios en el calibre de los vasos sanguíneos del cerebro. Al diagnosticar la verdadera jaqueca, es necesario diferenciarla de otras formas de jaquecas psiconeuróticas. Esto por lo general no presenta mucha dificultad, puesto que las jaquecas típicas psiconeuróticas rara vez representan dolor real. Por lo común son descritas por el paciente como siendo algo un tanto peor e incluso menos soportable que el dolor. Se quejará de una sensación intolerable de peso o de presión en la parte superior de la cabeza, o de una banda que le oprime las sienes. Esta clase de jaqueca puede ser occipital, frontal o incluso generalizada, pero característicamente es bilateral, en tanto que la jaqueca es casi siempre unilateral en su aparición. Si bien con frecuencia se tiene éxito, el tratamiento de ninguna manera es fácil, y es casi imposible dar el pronóstico. La severidad y duración de los ataques individuales y el tiempo que el paciente haya sufrido la dolencia ofrecen poca o ninguna orientación. Tampoco la ofrece la respuesta al tratamiento médico. Por fortuna, muchos de estos pacientes son capaces de lograr los estados más profundos de hipnosis, lo cual facilita mucho su tratamiento. La confianza es de vital importancia, ya que el paciente siempre está temeroso de tener un tumor en el cerebro. Más aún como no es raro que la jaqueca sea una reacción al miedo, siempre es prudente descubrir lo que en realidad teme el paciente. Esta información suele obtenerse con facilidad mediante un interrogatorio, sea en el estado de vigilia o en el hipnótico. La desaparición total del padecimiento nunca debe ser prometida, sino que se debe esperar una razonable disminución en la severidad y frecuencia de los ataques. Sin embargo, el alivio de la tensión y de la ansiedad que puede proporcionar la hipnosis con frecuencia va seguido de una notable mejoría. En

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estos casos, siempre que se pueda obtener una profundidad adecuada, la enseñanza de la autohipnosis puede ser de gran valor, como en el asma, para capacitar al paciente a tratar un ataque inminente cuando principie y a inhibir su mayor desarrollo. Una vez más, el tiempo es esencial y se requiere un método de inducción rápido. Con el paciente en un estado hipnótico tan profundo como sea posible, principio el tratamiento con la totalidad de las sugestiones para el fortalecimiento del ego, y sigo con aquellas para la eliminación del síntoma inmediatamente después de la sección que sigue: Cada día ... usted llegará a estar ... y usted permanecerá ... más y más completamente relajado ... tanto mental ... como físicamente ... aun cuando ya no se encuentre conmigo. Y ... a medida que llegue a estar ... más y más relajado ... y menos tenso ... así ... principiará a sentirse más y más descansado. A medida que aumente este relajamiento ... así ... su dolor se aliviará más y más ... y ahora ... se sentirá tan completamente relajado y descansado ... que el dolor desaparecerá por completo.

En este punto, me levanto y me coloco detrás de la silla del paciente y toco suavemente su frente y el lado de la cara, usando ambas manos alternativamente: Cuando le toco la frente y la cara ... puede notar una sensación de calor ... que se extiende sobre toda su cabeza ... su cara ... y su cuello. Esta sensación de calor va aumentando ... cada vez que lo toco con mis manos. Tan pronto como pueda sentir este calor ... por favor levante la mano.

Le continúo tocando la frente, lenta y suavemente, hasta que veo que el paciente levanta la mano. ¡Bien! Ahora ... bájela otra vez. Y a medida que aumenta esta sensación de calor ... con cada toque de mis manos ... así ... -su cabeza comienza a sentirse más y más descansada. A medida que el calor aumenta ... así ... el dolor está disminuyendo más y más.

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Todo el dolor ... todas las punzadas ... todas las sensaciones de molestia ... están desapareciendo gradualmente ... y en unos momentos sentirá la cabeza tan caliente y descansada ... que todo el dolor y las punzadas habrán desaparecido por completo. Sentirá la cabeza completamente despejada y normal ... y se verá libre de todos los dolores ... punzadas ... y molestias. Tan pronto como sienta que están desapareciendo los dolores y las punzadas ... por favor levante la mano. Una vez más, continúo con los toques, hasta que veo que el paciente ha levantado la mano. Ahora, ¡baje la mano otra vez! Y en tanto continúo tocando su cabeza ... el calor todavía va aumentando ... y se está extendiendo a los nervios de la cabeza y la cara. Como resultado de esto ... los nervios se pondrán más fuertes ... se irritarán con mucho menos facilidad ... serán menos sensibles al dolor. Cuando esto suceda ... y mientras, más se calma emocionalmente ... se altera con mucho menos facilidad ... así ... sus ataques serán mucho menos graves ... mucho menos frecuentes ... hasta que al fin, desaparecerán por completo. En unos momentos ... cuando cuente hasta siete ... abrirá los ojos .. . y estará completamente despierto otra vez. Despertará ... sintiéndose perfectamente bueno y sano ... con la cabeza completamente despejada y descansada ... sin la más ligera señal de dolor ... de punzadas ... o de molestias.

Siempre que sea posible, es muy ventajoso enseñar al paciente la autohipnosis. Puesto que para inhibir el desarrollo de un ataque inminente, la rapidez de la inducción es de suma importancia. Uso exactamente la misma técnica ya descrita en relación con el asma, mediante la cual se capacita al paciente para que él mismo se ponga en trance al contar hasta cinco. Luego rehipnotizo al paciente y le doy las instrucciones que siguen: Siempre que sienta que va a principiar un ataque ... deje todo lo que esté haciendo ... reclínese en una silla ... y duérmase usted mismo contando hasta cinco. Tan pronto como haya cerrado los ojos ... comience o tocarse la frente y la cara ... lenta y deliberadamente. Puede usar cualquier mano, alternativamente.

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Dígase a sí mismo ... una y otra vez ... "al tocarme la frente ... puedo notar una sensación de calor ... que se extiende a la cabeza y a la cara. Este calor está aumentando ... cada vez que me toco con la mano. A medida que aumenta el calor ... en la misma forma ... el dolor va disminuyendo más y más ... y, en unos momentos ... sentiré la cabeza tan caliente y descansada ... que todo el dolor ... todas las punzadas ... todas las molestias desaparecerán por completo". Continúe tocándose ... y sígase repitiendo estas sugestiones hasta que sienta la cabeza tan caliente y descansada, que el dolor haya desaparecido. Luego despiértese usted mismo ... contando hasta siete ... diciéndose que despertará ... sin la más ligera señal de dolor ... de punzadas ... o de molestias.

La jaqueca es un padecimiento difícil de tratar, no importa los métodos que se adopten, y es probable que ocurran algunos fracasos con la hipnosis lo mismo que con otros medios, pero he encontrado que las técnicas anteriores han resultado sumamente efectivas en muchos casos. La mayoría de ellos parecen experimentar diversos grados de mejoría (en realidad más de los que antes habían experimentado) y algunos incluso llegan a sanar por completo. Puedo recordar a varios pacientes que sufrían graves ataques una o dos veces a la semana durante años, y que respondieron tan bien a la hipnosis que permanecieron libres de molestias por periodos de tres a cinco años después de la conclusión del tratamiento. Con frecuencia se pueden emplear con éxito las mismas técnicas con otras formas de jaqueca, sean de origen orgánico o psicogénico. Como es natural, las últimas responderán más bien que las primeras. Por supuesto, puede ser necesario hacer modificaciones adecuadas a la expresión,, de acuerdo con el tipo del caso en particular. LA HIPNOSIS EN EL INSOMNIO El insomnio causa mucho sufrimiento y ansiedad y es muy común encontrarlo en la práctica general. La cantidad de sueño que se requiere variará con la edad del individuo. Los niños requieren mucho más sueño que los adultos, quizá hasta 15 o 16 horas, los niños de más edad y los adolescentes, hasta 10 horas. Sin embargo, los adultos dependen más de sus peculiaridades individuales. Parece prevalecer la idea entre el público general que es esencial un mínimo de 8 horas de sueño si no se quiere quebrantar la

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salud. Esto está lejos de ser el caso para algunos que duermen mal habitualmente y no se preocupan por ello, no parecen resentirlo ni en su salud ni en su comodidad. Por cierto, algunos podrán recordar que, durante el periodo de las incursiones aéreas nocturnas, la cantidad de sueño de que se disponía era severamente rebajada durante semanas, sin serias consecuencias para la salud o sobre nuestra habilidad para el desempeño de nuestras diarias obligaciones. A lo que está acostumbrado el individuo bajo condiciones ordinarias, es lo que en realidad importa. Si tiene la costumbre de dormir 8 horas por la noche y alguna situación o preocupación comunes le causa algunas noches sin dormir, principia a temer las consecuencias. Se podría imaginar que si este estado de cosas continúa, sufrirá mentalmente, que se afectará del cerebro, o incluso que se volverá loco. Esto origina de inmediato una tensión nerviosa, acompañada al día siguiente por jaquecas psicogénicas. Estas no sólo confirman sus peores temores, sino que también teme ir a la cama en la noche siguiente porque no podrá dormir. Como es natural, no duerme. Mientras más intentos haga más despierto permanecerá y más preocupado quedará. En esta forma se establece un círculo vicioso, y su condición empeorará poco a poco, día por día. Las principales causas del insomnio pueden ser clasificadas en una forma general en cuatro clases: 1. Físicas. 2. Dolor e incomodidad. 3. Condiciones febriles. 4. Enfermedad cerebral orgánica. Como el insomnio se origina por las tres últimas causas, por lo general cederá en el curso del tratamiento de la condición fundamental, no me propongo discutirla en este capítulo. Nos interesamos por el insomnio causado por factores psíquicos, que es uno de los síntomas más comunes y de más importancia de la alteración funcional nerviosa. Hay dos preguntas que deben contestarse: 1. ¿Cuál es la naturaleza precisa de la falta de sueño? 2. ¿Qué es lo que mantiene despierto al paciente?

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En el primer caso, el paciente puede quejarse principalmente de que no puede dormirse en absoluto. Por otra parte, puede quejarse de sueño interrumpido o, si bien tiene poca dificultad para dormirse, siempre despierta más o menos a las tres o cuatro de la mañana y ya no puede dormirse esa noche. En el segundo caso, el paciente puede encontrar que es imposible dormir debido a mucha ansiedad o preocupaciones. Los que padecen insomnio de este tipo, son desde luego el grupo más numeroso. Además, la falta de sueño puede deberse a malos hábitos de pensamiento. El paciente queda demasiado preocupado por los asuntos del día. Continuamente visualiza los sucesos del día o incluso repasa las conversaciones que han tenido lugar. Por último, puede ser que no concilie el sueño porque está obsesionado con la idea de la falta de sueño. No importa la gravedad del insomnio, en realidad el paciente duerme más de lo que cree, pero es imposible convencerlo de esto. Las personas que duermen mal casi siempre exageran el síntoma. "No cerré los ojos en toda la noche". "No pude dormir nada, escuché todas las horas sonar en el reloj". Esto no es difícil de entender, ya que estar acostado despierto durante una hora a media noche se hace tan largo como dos o tres horas durante el día, en especial cuando la mente está atacada por preocupaciones y ansiedades. Los breves periodos en que interviene el sueño parecen tan insignificantes en comparación, que no es de sorprender que se pasen por alto. En muchos casos, el sueño que se obtiene es inquieto e interrumpido por pesadillas, de manera que el paciente suele despertarse sintiéndose más cansado y agotado que cuando se acostó. En ocasiones el insomnio puede ser causado por fobias relacionadas con el sueño. El paciente, literalmente está temeroso de irse a la cama. Esto puede deberse a que teme las pesadillas que le asaltan con regularidad, pero por lo común está más asociado con un temor inconsciente a la muerte, que sabe que con frecuencia ocurre en las primeras horas de la madrugada. La primera tarea, y la de más importancia, en el tratamiento del insomnio es intentar descubrir la causa. Sólo entonces podrá dirigirse la atención hacia la corrección de las condiciones o actitudes que fundamentan la falta de sueño. Casi siempre, el paciente está muy interesado en saber si podrá dormir o no , y precisamente este hecho es lo que lo mantiene despierto. Encuentro que el mejor método es hablarle con franqueza sobre el tema del sueño en

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general. Principio tratando de obtener sus ideas sobre el sueño, y la cantidad que él cree que necesita cada noche para mantenerse bueno y sano. Luego le pregunto qué es lo que cree que le suceda si esos requisitos no se cumplen. Sus respuestas son tan sorprendentes como aclaratorias. Se anticipa cualquier cosa, desde un quebrantamiento general en la salud física y mental hasta condiciones más graves como lesiones cerebrales y, con frecuencia, hasta la locura. Esto se debe al concepto general, casi universalmente sostenido, de que la principal función del sueño es que descanse el cerebro cansado. Aun cuando en realidad haya algo de verdad en esto, de ninguna manera representa a toda la historia. Por ejemplo, es curioso observar que la mayoría de los intelectuales medran con mucho menos sueño cada noche que las personas dedicadas a trabajos manuales pesados. Las biografías de los novelistas,, científicos y filósofos famosos suelen revelar el hecho de que trabajan hasta altas horas de la noche y sólo disfrutan de 4 o 5 horas de sueño, y que esto podía continuar en forma indefinida sin ningún daño aparente para su salud. Por otra parte, sería casi imposible para un trabajador agrícola hacer lo mismo y continuar desempeñando eficientemente sus obligaciones al otro día. T. A. Ross considera que una importante función del sueño se encuentra en la desaparición del interés. Como señala, las personas suelen quedarse dormidas en la iglesia durante un sermón aburrido y mediocre, sin embargo, rara vez lo harán en un teatro. Encuentro útil señalar tales hechos en un esfuerzo por calmar los temores del paciente y darle ánimo. Pero no importa la clase de tratamiento que se decida al final nunca, bajo ningunas circunstancias, prometo que se recuperará el sueño con rapidez y facilidad. Más bien animo al paciente a creer que por el momento no importa mucho su falta de sueño, y que tarde o temprano, como resultado del tratamiento, lo recuperará. Entre tanto, nada temible o serio le acontecerá. La hipnosis puede resultar muy útil en el manejo del insomnio, y es sorprendente lo fácil que responden los casos de tipo más benigno a la sugestión hipnótica. Los casos crónicos que han dependido de drogas por mucho tiempo y en los cuales predominan las perturbaciones emocionales y la tensión son, sin embargo, mucho más difíciles de tratar. No obstante, con perseverancia, se interrumpirá gradualmente la dependencia a las drogas, ya que por lo general, es una dependencia puramente psicológica. Las personas que padecen de insomnio por lo general no son buenos sujetos hipnóticos. Por una razón, encuentran muy difícil relajarse, y se puede originar

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mucha resistencia al proceso de inducción. Por lo general son hipersensibles a la palabra dormir, la sola mención de la cual hace que permanezcan más despiertos. Al intentar hipnotizar a un paciente que sufre insomnio, siempre deberá evitarse el uso de la palabra dormir en el curso de la inducción. La palabra dormir, por asociación de ideas, revivirá de inmediato en la mente del sujeto exactamente las mismas dudas, temores y ansiedades que le impiden dormir todas las noches, y en esta forma se paralizará su habilidad para responder a la inducción. Por fortuna, esta dificultad puede salvarse con facilidad mediante la sustitución de las palabras cansado, relajado y amodorrado, en cualquier método de inducción que se emplee. Insomnio agudo Si el insomnio es agudo y de corta duración, la hipnosis puede tener éxito en un ataque directo al síntoma. En este caso, se induce un estado tan profundo como sea posible. Se administran las acostumbradas sugestiones para fortalecimiento del ego, y se le dice al paciente que a medida que sea más capaz para tratar y enfrentarse a las situaciones que han estado provocando su ansiedad, principiará a dormir más fácil y profundamente. Insomnio crónico El tratamiento del insomnio crónico es mucho más difícil, pero todavía bien vale la pena. Por lo general el paciente estará extremadamente agitado, tenso y literalmente asustado hasta la muerte de las consecuencias de no poder dormir. Algunos toman todas las noches grandes cantidades de droga con efectos gradualmente decrecientes. Otros están aterrorizados ante la continua necesidad de depender de las drogas hipnóticas, pues temen la posibilidad de volverse adictos. Las personas emocionalmente perturbadas en esta forma, es obvio que el darles confianza es de máxima importancia, y hasta que ésta se haya aceptado hasta cierto grado, no sólo es probable que sea difícil la inducción del trance, sino que la profundidad será casi imposible de lograr. Aun cuando se lograra el trance, sería muy raro que las sugestiones directas de recuperación del ritmo del sueño normal pudieran tener éxito. No es sólo la incapacidad para relajarse lo que hace a estos pacientes sujetos hipnóticos difíciles. Aun cuando el relajamiento constituye una parte integral de

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la mayoría de los métodos de inducción, desde luego no es esencial para la producción del esta-do hipnótico. Después de todo, muchos ejecutantes teatrales hipnotizan a sus sujetos mientras éstos están de pie, en tales circunstancias, por cierto que no pueden estar relajados. La desventaja más importante es, desde luego, la perturbación e inestabilidad emocional del paciente, la que hace que con frecuencia le resulte imposible concentrarse lo suficiente. Debido a esto, conviene ir muy despacio y nunca intento inducir la hipnosis en el curso de la primera entrevista. Tampoco intento lograr muy rápido la profundidad, ya que encuentro que es más efectivo hacerlo en unas 3 o 4 sesiones. En el insomne crónico, la agitación va acompañada por lo general por una depresión fundamental de diversos grados y esto, en sí, hace más difícil la inducción y profundización de la hipnosis. En tales casos, suelo encontrar muy útil reducir su tensión y su inestabilidad emocional hasta cierto grado empleando 15 mg de fenelzina y 4 mg de perfenazina, tres veces al día durante una semana o dos, antes de comenzar el tratamiento hipnótico; esta combinación ha resultado de mucha eficacia en los estados de agitación, aun cuando no puedan observarse signos obvios de depresión. Sargent, Hare y otros, han indicado que los efectos benéficos de la fenelzina y de otros inhibidores de oxidasa mono amínica en padecimientos depresivos se deban más a su acción sedante para aliviar la ansiedad que a cualquier acción antidepresiva específica. He notado esto en mi propia experiencia clínica, y es asombrosa la frecuencia del éxito con esta pre medicación y la forma en que facilita la hipnosis. El insomne por lo general comienza a preocuparse mucho antes de irse a la cama. Sabe demasiado bien que ya ha utilizado todos los remedios acostumbrados una y otra vez sin ningún resultado. La lectura de libros hasta las primeras horas de la madrugada, o el contar borregos, es completamente inútil e ineficaz. Es esencial una rutina adecuada. Debe animarse al paciente para que haga bastante ejercicio y respire aire puro todos los días. Las bebidas y los baños calientes antes de acostarse pueden ser de gran ayuda, y es importante que se instruya al paciente que se acueste a la misma hora todas las noches. El cuestionario preliminar ya habrá arrojado mucha luz sobre la naturaleza de sus temores y ansiedades particulares, a las cuales se pondrá atención en el curso del tratamiento. Mi propio procedimiento es inducir al paciente en un trance hipnótico lo más profundo posible, en forma gradual, en el transcurso de 3 o 4 sesiones. Tengo la costumbre de variar el método de inducción de acuerdo

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con el paciente en particular con quien estoy tratando, pero casi invariablemente me abstengo de emplear cualesquiera sugestiones de relajamiento en absoluto, hasta que se haya logrado el estado hipnótico. Una rutina típica y efectiva es como sigue: Reclínese en la silla y estire las piernas frente a usted. Póngase lo más cómodo posible. Ahora, quiero que fije la vista en la punta de este lápiz. Trate de que no se desvíe ... sólo siga mirando al lápiz. Y en tanto hace esto ... comience a contar hacia atrás despacio desde el 300 ... mentalmente, para usted mismo. Siga contando ... hasta que me escuche decir "deténgase". Escuchará todo lo qué digo ... pero trate de no escucharme ... todo lo que pueda. Usted siga contando. Respire con tranquilidad ... adentro ... y ... afuera ... adentro ... y ... afuera. Y ... mientras usted contempla el lápiz ... comienza a sentir los ojo s mucho muy cansados. Puede sentir que le lloran un poco ... la vista se le puede nublar. Comienza a sentir más modorra y más modorra. Puede sentir pesadez en las piernas ... en los brazos ... en el cuerpo. Comienza a sentir los párpados más pesados y más pesados ... tan pesados que quieren parpadear. Déjelos parpadear ... todo lo que guste ... y mientras parpadean ... comienza a sentir los párpados más y más pesados, tan pesados ... que se le quieren cerrar. Tan pronto como sienta que se le quieren cerrar ... déjelos que se cierren ... por cuenta propia. Se están queriendo cerrar, ahora se cierran ... se cierran ... cada vez más ... déjelos ... déjelos que se cierren por completo. Ahora que se han cerrado sus ojos ... no deseará abrirlos, hasta que yo diga que lo haga. Se está sintiendo cada vez más descansado ... y quiero que deje que todos los músculos de sus pies y de sus tobillos se aflojen por completo.

De ahí en adelante, empleo la secuencia habitual de sugestiones para el relajamiento, aunando a éstas, en cada etapa, sugestiones para aumentar la profundidad. Se observará que, en la rutina de inducción, no se empleó la palabra dormir. Una vez que se ha logrado el trance y que se han administrado las sugestiones para el relajamiento, despierto al paciente y ya no hago más

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por esta ocasión. Durante las sesiones siguientes, obtengo la mayor profundidad posible empleando la secuencia acostumbrada de respuestas graduadas. En trance, tan profundo como sea posible, digo al paciente que una de las principales causas de su falta de sueño, es que se preocupa por las consecuencias de no dormir. Una vez más le indico que si no duerme es probable que nada serio le ocurra, y que esa preocupación le causará mucho más molestias que el insomnio. En otras palabras, hago todo lo posible por instilar las siguientes ideas en su mente: "Si duermo ... ¡tanto mejor! Si no duermo ... nada importa, tarde o temprano dormiré". Si bien todo esto ya se ha dicho en estado de vigilia, es de máxima importancia que se repita en el estado de trance. Después continúo con la acostumbrada rutina para fortalecimiento del ego, con particular énfasis en aquellas partes dirigidas al relajamiento y al alivio de la tensión. Encuentro que, transcurridas unas cuantas sesiones, a medida que el paciente comienza a sentir que el relajamiento hipnótico en realidad está aliviando y disminuyendo su tensión, tiende a responder más y más a la sugestión de que, en la medida que pueda relajarse en la cama, se habrá eliminado la principal causa de su insomnio y que, en consecuencia, se dormirá con más facilidad, con más rapidez y más profundamente. Por lo general, el paciente ha estado tomando sedantes en varias combinaciones y en dosis cada vez mayores por un largo periodo, durante el cual su tolerancia ha ido aumentando gradualmente. El mismo está consciente de este hecho, el cual le preocupa mucho. Sería un grave error privarlo de sus drogas para dormir. El principal objetivo es volver a establecer un patrón de sueño por cualquier combinación de medios que logren este propósito. Después, bajo hipnosis, se puede sugerir la disminución gradual de la dosis de drogas. Por lo general indico que la razón de que los sedantes fueran efectivos, era que disminuían la ansiedad y así facilitaban el sueño. Ahora que la tensión había sido disminuida por el tratamiento, y podía relajarse con más facilidad, podría dormir con dosis más pequeñas. Una vez que está listo para esto, le sugiero que principie por tomar sólo la mitad de la dosis acostumbrada cuando se fuera a la cama, y la otra mitad cuando se despertara a media noche, pero sólo si era absolutamente necesario. En mi experiencia, a la mayoría de estos pacientes les disgusta tener que depender de drogas, y tanto que están encantados de poder reducirlas una vez que han adquirido la confianza para hacerlo.

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Inmediatamente después de las sugestiones para fortalecimiento del ego, procedo con las instrucciones precisas para la rutina nocturna Como resultado de este tratamiento ... se sentirá más relajado ... menos tenso y ansioso ... cada día. A medida que se aproxime el momento de irse a la cama ... usted se sentirá más y más agradablemente cansado. Irá a la cama a la misma hora, todas las noches ... y ... tan pronto como ponga la cabeza en la almohada ... comenzará a relajarse ... exactamente como l o hace, mientras está en esta silla. No se preocupará respecto a si va a dormir o no ... usted dedicará toda su atención a dejar que todo su cuerpo se relaje. A medida que lo hace ... notará una sensación de pesadez en el cuerpo ... Como si principiara a sentirlo tan pesado como el plomo ... como si se estuviera hundiendo ... cada vez más y más ... en el colchón. Y cuando eso suceda ... se sentirá cada vez más somnoliento ... y ahora ... sus ojos se cerrarán ... y entrará en un sueño natural y saludable ... que durará toda la noche ... hasta el momento en que acostumbre levantarse por la mañana. Si ... por cualquier razón, se despertara durante la noche ... no se preocupará. Fijará la vista en el techo ... y se concentrará para producir el mismo relajamiento ... pesadez ... y somnolencia ... una vez más. Y ... en un tiempo muy corto ... sus ojos se cerrarán ... y caerá otra vez en un sueño natural ... que durará ... completamente inalterado … hasta el momento acostumbrado de levantarse por la mañana.

La eficiencia de la rutina anterior puede aumentarse mucho mediante ensayos. En tanto esté en estado hipnótico, puede dirigirse la atención del paciente hacia el hecho de que su cuerpo se está poniendo, en realidad, cada vez más pesado, y que se está hundiendo cada vez más y más profundamente en la silla. Se le puede decir que, cuando se acueste en la cama por la noche, experimentará exactamente la misma sensación de pesadez que está sintiendo en este momento. Se presentará en su mente exactamente la misma sensación de somnolencia y, antes de mucho, se quedará dormido. No sólo esto, sino que los ejercicios de respiración y relajamiento también pueden enseñársele en estado de trance, y el paciente los relaciona con su habilidad para reproducirlos en el estado de vigilia. Wolberg describe una técnica adicional en la cual induce al paciente hipnotizado que se imagine que está descansando bajo el sol, en unos

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alrededores agradables, con su mente en calma y sin preocupaciones, sintiéndose progresivamente más y más soñolienta Una vez que esto ha ocurrido, se le dice al paciente que imagine la misma escena pacífica todas las noches, cuando se encuentre en la cama, y que experimente las mismas sensaciones de relajamiento y somnolencia. La autohipnosis, enseñada mediante sugestión posthipnótica, es de gran valor en estos casos. Tan pronto como ponga la cabeza sobre la almohada ... contará lentamente hasta cinco. Inmediatamente que llegue a la cuenta de cinco ... sus ojos se cerrarán .., y usted caerá en un sueño ... igual de profundo que éste. Su cuerpo quedará total y completamente relajado ... su mente quedará calmada y relajada ... y ... mucho muy rápidamente ... este sueño se convertirá en un sueño ordinario ... saludable y natural ... que durará toda la noche ... hasta el momento en que usted acostumbre levantarse por la mañana.

El insomnio en los niños Si bien se pueden aplicar los mismos principios generales al tratamiento de este padecimiento en los niños, se puede aprovechar d hecho de que, por lo regular, pueden ser profundamente hipnotizados, siendo capaces muchos de ellos de llegar al trance sonámbulo con pocas dificultades. La técnica que sigue depende por completo de la habilidad del paciente para abrir los ojos sin despertar del trance. He empleado este método con gran éxito no sólo en los niños, sino también en adultos, siempre que se puede lograr el sonambulismo. Preparo, por anticipado, una tarjeta en la cual están escritas a máquina las instrucciones que siguen: Cuando esté leyendo esta tarjeta ... comenzará a sentir los ojos mucho muy cansados. Se sentirá cada vez más somnoliento y más somnoliento ... sus ojos querrán cerrarse ... y, dentro de unos momentos ... cuando haya terminado de leerla ... sus ojos se cerrarán inmediatamente ... y habrá entrado, de pronto, en un sueño, igual de profundo que éste.

Al paciente, en un trance sonámbulo profundo, se le dice entonces que abra los ojos sin despertar.

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Estás ahora tan profundamente dormido ... que, en unos momentos ... cuando cuente hasta cinco ... abrirás los ojos ... sin despertar de este profundo sueño. Tus ojos se abrirán ... podrás ver, con toda claridad…. pero no despertarás de este sueño tan profundo. Ahora ... ¡abre los ojos!

Cuando el paciente obedece, la expresión característica de sus ojos, lejana, y un tanto vacua, muestra que no ha despertado del trance. A continuación le entrego la tarjeta que he preparado. Quiero que leas esta tarjeta ... lenta y pausadamente. Y ... después que te hayas despertado ... cuando te entregue la tarjeta ... y te pida que la leas ... obedecerás a todo lo que dice la tarjeta ... y ... en el momento en que hayas terminado de leerla ... tus ojos se cerrarán inmediatamente y entrarás, inmediatamente, a un sueño, tan profundo como éste.

A continuación de esto, lo despierto y, después de hablar un poco con él, le entrego la tarjeta y le pido que la lea. A medida que lo hace, sus ojos comienzan a parpadear y se cierran, durmiéndose profundamente. De ahora en adelante ... tan pronto como te hayas desvestido y te hayas metido a la cama ... tomarás esta tarjeta y la leerás. Cuando la estés leyendo ... sentirás los ojos más y más cansados ... y ... en el momento que hayas terminado de leerla ... se cerrarán ... y te dormirás inmediatamente con un sueño tan profundo como éste. Dentro de muy poco ... ese sueño se convertirá en un sueño normal y saludable ... que durará toda la noche ... hasta el momento en que acostumbras levantarte por las mañanas. Si ... por alguna razón ... despertaras a media noche ... no te preocuparás. Tomarás nuevamente la tarjeta ... y la leerás ... y otra vez te dormirás con un sueño profundo, profundo, profundo. Esto sólo sucederá cuando estés desvestido y en la cama. Si lees la tarjeta en cualquier otro momento ... no tendrá ningún efecto en absoluto sobre ti. Pero ... siempre que te hayas desvestido y estés en la cama ... siempre obedecerás fielmente sus instrucciones.

Es de vital importancia poner restricciones al uso de la tarjeta, y definir con precisión las condiciones bajo las cuales ésta resultará efectiva. A un niño, por

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lo general, le digo, durante el trance, que la tarjeta sólo tendrá efectos durante la noche, cuando se haya desvestido y esté en la cama, y que la tarjeta le será entregada por su madre. No existe la más ligera duda respecto a la eficacia de este procedimiento, pues puedo recordar un caso en el cual funcionó admirablemente bajo las condiciones especificadas, sólo falló una noche, cuando la madre estaba fuera y la tarjeta le fue entregada por su padre, sin que surtiera el más mínimo efecto. Esta técnica tiene tanto éxito en adultos como en niños, siempre que se haya logrado el trance sonámbulo. Aun cuando no es esencial la amnesia completa, siempre es ventajosa, cuando se puede lograr.

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CAPITULO 18

Logopatías, Tics y Otros Hábitos Nerviosos

LA HIPNOSIS EN LAS LOGOPATIAS

Cuando las logopatías son puramente de carácter orgánico, el ritmo normal de la dicción llega a ser inhibido o interrumpido. Esto es especialmente probable que ocurra en ciertas situaciones sociales que tienden a producir timidez, embarazo e inquietud. El paciente teme tener que hablar en presencia de otras personas, y parece considerar al hecho de hablar como un acto a través del cual se revelará él y sus propias desventajas, La mayoría de los tartamudos son de tipo dependiente, faltos de confianza en sí mismos, a un grado tal, que se les hace muy difícil hacerse sentir ante la presencia de otros. Es bastante curioso que por lo general puedan hablar consigo mismos, cantar, o hablar a los animales sin dificultad. En ocasiones la tartamudez se precipita por un shock o una experiencia traumática emocional. En los niños, en especial, puede estar conectada con conflictos emocionales centrados en los padres, en los hermanos o en las hermanas, y para que el tratamiento tenga éxito, con frecuencia tendrá que ser expuesto y explorado. Le Cron y Bordeaux indican que el 80% de los casos aparecen antes de la edad de 6 años, y que la incidencia en los niños es cerca de nueve a diez veces mayor que en las niñas. Consideran que la tartamudez es una neurosis, quizá de tipo compulsivo, y enfatizan la dificultad de su curación después de la edad de 30 años. Por lo general se reconoce que el tartamudo debe ser tratado tan pronto como sea posible, ya que una vez que ha arraigado profundamente el patrón del hábito y el condicionamiento ha sido establecido es sumamente difícil no sólo romperlo y curarlo, sino que el tratamiento se vuelve muy tedioso y con frecuencia ineficaz. En verdad, mientras más corta sea la duración del tartamudeo mayor será la probabilidad de éxito. El pronóstico también tiende a ser más favorable cuando el tartamudeo está asociado con sentimientos subjetivos de ansiedad; no obstante, los individuos que tartamudean mucho, sin que se conviertan inquietos y _

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embarazosos indebidamente, rara vez parecen mejorar en algún grado notable. El prospecto también es mucho peor en el caso de niños que nunca han sabido hablar correctamente. Quienes una vez hablaron con normalidad y posteriormente desarrollaron el tartamudeo, por lo general responden mejor al tratamiento. El tartamudeo varía mucho en su intensidad y puede ser leve o sumamente grave, acompañado de los espasmos de varios músculos, contracciones o incluso parpadeos. El nerviosismo, la timidez, el embarazo y el temor conducen a la tensión, la que por lo general afecta los músculos de la laringe, garganta, cara, lengua y labios, incluso el diafragma y los músculos del sistema respiratorio pueden quedar implicados. Mientras más trata el paciente de vencer su defecto de dicción parece presentarse una mayor incoordinación muscular, con el resultado que el espasmo llega a aumentar mucho. No siempre se da uno cuenta de las agonías mentales que experimenta el tartamudo, en especial cuando este defecto puede perjudicar su carrera o sus oportunidades de progreso. Sus sentimientos de inferioridad son cada vez mayores. El hablar se asocia más y más con la ansiedad, el mecanismo del lenguaje queda momentáneamente paralizado y su inseguridad es manifiesta en el tartamudeo. Teme tener que hablar a otras personas. Cada vez es más tímido y embarazado. Teme cada vez más al fracaso, a ser criticado y a parecer ridículo. Es incapaz de pensar con claridad mientras habla con otros puesto que siempre está pendiente de las palabras que cree que no podrá pronunciar. Tiende a crearse fobias orientadas a sacarlo de las situaciones difíciles y a retirarse cada vez más de la gente como resultado de su dificultad para hablar; esto conduce a una pérdida progresiva de su autoestima. Su defecto de dicción se hará menos notable si se encuentra en compañía de amigos o relaciones que tengan conocimiento de él, y se hará más pronunciado cuando está con extraños. Es probable que empeore cuando se encuentra en presencia de personas con autoridad y en las ocasiones que sean de importancia para él. Puede tener dificultad y titubeos al empezar a hablar, o su dicción puede interrumpirse por su incapacidad para pronunciar ciertas palabras o consonantes y no podrá continuar. Mientras más intentos haga, peor será su tartamudeo. En muchos casos, los tartamudos tienden a pensar más rápido de lo que pueden hablar, y sus esfuerzos para compensarlo sólo conducen a aumentar la dificultad.

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El tratamiento, especialmente bajo hipnosis, es probable que sea de mayor valor en los niños pequeños: en los de más edad, los resultados son de poco valor. En los casos en que no se obtiene ninguna mejoría, la hipnosis es más efectiva cuando se combina con logopedia, administrada por experto reconocido.

Tratamiento Schneck indica que el tratamiento debe orientarse hacia la neurosis fundamental. Desde el punto de vista del médico general, la eliminación directa de los síntomas combinada con psicoterapia sugestiva bajo hipnosis, por lo general resultará el mejor método de ataque. La eliminación directa de los síntomas incluirá sugestiones específicas para hablar con más facilidad. Algunos pacientes hablan con soltura en el estado hipnótico, sin la más ligera sospecha de tartamudeo, en tanto que otros continúan tartamudeando a pesar de lo profunda que pueda ser la hipnosis. Ya que, para cuando se inicie el tratamiento, ese padecimiento ya se ha convertido en hábito en el cual ya no está activo el conflicto emocional, no es probable que se presenten síntomas sustitutos. Ambrose encuentra que los niños tartamudos por lo general son tensos, ansiosos y dependientes, y que suelen ser tan nerviosos como difíciles antes de la iniciación del padecimiento. Enfatiza la importancia de investigar, y si es necesario corregir, la actitud de los padres hacia este impedimento. En ocasiones, un sencillo interrogatorio bajo hipnosis revelará algún incidente emocional en la niñez que precipitó la implantación del tartamudeo. En los casos más rebeldes, puede requerirse la regresión de edad bajo la hipnosis, siempre que se pueda lograr la profundidad necesaria. En la planeación de la terapia sistemática, deben tenerse presentes ciertos principios fundamentales, y dar algunas explicaciones importantes, tanto en estado de vigilia como en el estado hipnótico: 1. Si se sospecha un trauma emocional, debe investigarse, explicando y resolviendo los conflictos pertinentes. 2. Deben tratarse las alteraciones ambientales y, en el caso de los niños, explorar y ajustar las actitudes paternas.

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3. Deben darse sugestiones generales de tranquilidad, relajamiento físico y mental, confianza incrementada y seguridad en sí mismo. 4. Deben fomentarse los sentimientos de igualdad, eliminando cualquier sentimiento de inferioridad. 5. Debe decirse al paciente que llegará a interesarse tanto en lo que tiene que decir, que se le desarrollará una confianza completa en su habilidad para decirlo. 6. Deberá explicársele que ponga la menor atención en lo que tenga que decir, y mucha atención en la forma en que lo diga. 7. Debe enfrentarse al hecho de que tiene ese impedimento estar preparado para admitirlo, no sólo para sí mismo, sino ante los demás, que se darán mucho menos cuenta de lo que él piensa. 8. Se le debe decir que, en la vida diaria, adquirirá el hábito de hablar más despacio y más pausadamente, y que esto lo ayuda: mucho en su dicción. Siempre es conveniente un estado hipnótico lo más profundo que sea posible, y cuando éste logra obtenerse, se pueden emplear con más ventaja ciertas técnicas de desensibilización. Técnica 1. Siempre que sea posible, deberá demostrarse al paciente que, cuando está completamente calmado y relajado bajo la hipnosis, podrá hablar con toda facilidad sin tartamudear en absoluto. Entonces podrá reducirse poco a poco la profundidad de hipnosis hasta que el paciente no tartamudee cuando esté en el estado hipnótico. Esto no sólo conduce a un aumento en la confianza, sino que también tiende a vencer la timidez, rompiendo así patrón establecido de hábito y condicionamiento. Técnica 2. Se le demuestra al paciente que puede hablar con toda claridad, sin tartamudear, mientras se encuentra en estado hipnótico. Luego se le dice que se imagine a sí mismo hablando ante un grupo de personas con las cuales acostumbra experimentar dificultad. En cuanto vuelva su tartamudeo, se le señala que su forma de hablar ha resultado afectada por los factores emocionales en situación imaginaria, haciéndolo que se ponga tenso y ansioso que pierda sus sensaciones anteriores de calma y relajamiento. En tanto se encuentre todavía en esa situación imaginaria, se sugiere que se calme y relaje una vez más, y que esto hará que su tartamudeo desaparezca y que continúe hablando sin dificultad.

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Se verá que la verdadera base del tratamiento se encuentra la persuasión y en la reeducación, con las cuales el paciente tiende a mostrar más tolerancia hacia sí mismo y hacia otros, y a aceptar sus propias limitaciones. Debe animársele a que practique con regularidad y, respecto a esto, cuando se enseña la autohipnosis eso puede ser de gran ayuda. Wolberg sostiene la opinión de que algunas formas de entrenamiento de la dicción hacen tanto mal como bien, y suelen tener malos efectos psicológicos. Considera que poniendo énfasis en la fuerza de voluntad y en el control, se concentra mucho la atención sobre la mecánica de la dicción en vez de sobre lo que se dice. Debido a esto, el paciente llega a estar cada vez más consciente de su dificultad. Tratamiento hipnótico de rutina Habiendo inducido un estado hipnótico lo más profundo posible, encuentro sumamente efectivo principiar con las sugestiones para fortalecimiento del ego, hasta la sección del relajamiento y aumento de la confianza, incluida ésta. Luego procedo como sigue: Cuando se encuentre ... y permanezca ... más relajado, y menos tenso cada día ... así se encontrará ... y permanecerá más relajado, y menos tenso cuando se encuentre en presencia de otras personas ... no importa que sean pocas ... o muchas ... no importa que sean amigos ... o extraños. Usted podrá tratarlos en condiciones de igualdad ... sin la más ligera sensación de inferioridad ... sin confundirse, intimidarse o embarazarse ... sin sentirse notorio ... sin preocuparse en lo más mínimo, por lo que puedan pensar. Llegará a interesarse tan profundamente y estará tan absorto en lo que realmente dice ... que ya no pondrá la más mínima atención a la forma en que lo dice. En consecuencia, estará menos consciente de la presencia de otras personas ... que ya no se sentirá molesto ... y tendrá mucha más confianza en su habilidad para hablar clara y distintamente. En la vida diaria ... cultivará la costumbre de hablar más despacio y pausado ... de manera que, cuando comience a hablar ... se relajará por completo, tanto mental como físicamente ... estará completamente calmado y compuesto ... y así podrá usted comenzar a hablar sin el más mínimo titubeo ... y podrá continuar haciéndolo con menos y menos dificultad.

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Si ... en cualquier momento ... comenzara a sentir alguna dificultad con una palabra o consonante en particular ... nunca intentará obligarse a decirla ... eso empeoraría las cosas ... y siempre agravaría el tartamudeo. Dejará de hablar de inmediato ... por unos momentos ... y durante ese breve periodo de silencio ... se relajarán por completo los músculso de su cara ... de su garganta ... de su lengua y de sus labios ... incluso los músculos del pecho que controlan su respiración ... de manera que cuando comience a hablar otra vez ... la palabra difícil saldrá sin ninguna dificultad ... y podrá continuar con mucho menos dificultad. En realidad ... la pausa será tan breve que apenas será notada por las otras personas ... mucho menos, en verdad, que el tartamudeo. Como resultado de esto ... su dicción mejorará constantemente ... y será más fácil y más fácil.

El tratamiento, en especial tratándose de adultos, es tan difícil como prolongado. Incluso es posible que no tenga éxito en los casos en los cuales no se pueden corregir los desórdenes de la personalidad. Sin embargo, es bastante curioso que haya encontrado cierto número de casos en los que sólo he notado una ligera mejoría, pero el paciente insiste en que se siente mucho mejor. Como sólo puede juzgar el progreso objetivamente por la forma en que habla en mi presencia, supongo que es posible que se sienta mejor en su vida diaria que cuando está conmigo. Lo que parece más probable, es la posibilidad que, aun cuando continúe tartamudeando en presencia de otras personas, eso ya no lo molesta o lo hace sufrir tanto como antes y,, por consecuencia, puede ignorarlo en un grado mucho mayor. LA HIPNOSIS EN EL TRATAMIENTO DE LOS TICS Los tics son movimientos musculares involuntarios, iterativos y habituales, por lo general de un tipo sin propósito. Pueden principiar como reacciones automáticas o voluntarias a un estímulo local o a una situación externa, y posteriormente se desarrollan como hábito, el cual llega a perpetuarse como síntoma compulsivo. Parecen proporcionar cierta sensación de alivio al paciente, ya que cualquier esfuerzo para inhibirlos parece dar como resultado un sufrimiento emocional. El paciente por lo general está plenamente consciente de ese movimiento que es tan molesto como incontrolable, y la condición suele estar asociada con sentimientos de inferioridad o de inadaptación. Por lo común es muy incapaz de dar una explicación de esta insistente necesidad de hacer ese movimiento,, pero admite que se siente cada vez más incómodo hasta que lo hace. 279

Los tics son más comunes en los niños que en los adultos. Pueden presentarse en ambos sexos, y la mayor incidencia se encuentra entre las edades de los 7 a los 12 años. Estos niños suelen ser normales e inteligentes, pero sumamente nerviosos, inquietos, superactivos y excitables, similares en todos los aspectos a los que desarrollan asma, enuresis nocturna y tartamudeo. La herencia puede ser de importancia y en ocasiones los tics pueden ser imitativos. Pueden iniciarse por algún estímulo externo, como una inflamación local. La blefaritis o la conjuntivitis pueden producir un tic de `parpadeo" que persiste hasta mucho después de que se ha eliminado la condición local. Sin embargo, con mucha mayor frecuencia la ansiedad desempeña un papel de importancia, y los tics son la expresión externa de conflictos psicogénicos. Ciertamente, siempre indican la necesidad de alguna forma de investigación psiquiátrica, ya que con mucha frecuencia se presentan en un cuadro general de desajuste psicopático. Los tics más comúnmente observados son los que implican a los músculos faciales. Por lo general aparecen como gesticulaciones, parpadeo incesante, frucimiento de la boca. También pueden presentarse aclaramiento continuo de la garganta, movimientos bruscos de la cabeza o de los brazos y encogimiento de uno o de ambos hombros. En ocasiones son mucho más complicados. Los tics respiratorios incluyen estornudos, tos e hipo, y los tics múltiples pueden involucrar a las extremidades y a todo el cuerpo. Puesto que el carácter compulsivo de los movimientos es tan distintivo, la diagnosis por lo general es sencilla. Sin embargo, los movimientos involuntarios deben distinguirse de los que son de origen orgánico, en especial de los de la corea. Las características típicas que deben observarse son la naturaleza iterativa de los movimientos en los tics más simples, y la complejidad y elaboración de los movimientos en los de más gravedad. El pronóstico es variable. Muchos niños se recuperan por completo, en tanto que unos pocos continúan gesticulando toda su vida. En ocasiones incluso se ha sabido que ceden y desaparecen por completo si su presencia ha sido ignorada totalmente y no se hace ninguna alusión a ellos. Cuando se mantienen los tics por hábito, y si poca o ninguna ansiedad está presente, es probable que el pronóstico sea malo. Ciertamente, cuando hay ansiedad, se incrementa la posibilidad de tratarlos con éxito. Los tics de los cuales el paciente parece no darse cuenta, son mucho más' resistentes que aquellos de los cuales está plenamente consciente.

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Tratamiento de los tics Sea que causen molestias al niño o no, lo cierto es que los tics son en extremo molestos para todos los demás miembros de la familia. Un interrogatorio superficial por lo común establecerá el hecho que aparecieron por primera vez en una ocasión en que el paciente estaba emocionalmente alterado y que sólo en fecha posterior se convirtieron en habituales. Por lo general se cree, y es una idea completamente errónea, que los tics se pueden tratar con facilidad por medio de la hipnosis. Es cierto que casi siempre se deben a conflictos psicológicos que suelen originarse por dificultades ambientales, pero en tanto estén todavía activos tales conflictos y aún operen las dificultades ambientales, es muy improbable que cedan a las sugestiones hipnóticas directas, y se requerirá alguna forma de psicoterapia a escala total a una "terapia de penetración". Por otra parte, si los factores causativos originales ya hace mucho que desaparecieron y ha persistido el tic sólo como un hábito o reflejo condicionado, entonces se mejoran mucho las perspectivas de éxito con el tratamiento hipnótico. En consecuencia, la tarea es capacitar al niño para que se acondicione a su ambiente y a que supere sus dificultades emocionales. Estas pueden haber sido originadas por su incapacidad para ajustarse a su hogar o al ambiente de su escuela. Los tics suelen ser una reacción directa a tales dificultades y representan una expresión también directa de los sentimientos inconscientes del niño de hostilidad y disgusto hacia cosas o personas. Por lo tanto, la vida hogareña del niño debe investigarse cuidadosamente, así como las relaciones con sus padres, en especial con su madre. Se sabe que los tics suelen iniciarse como resultado de riñas en el hogar o a la pérdida de uno u otro de los padres. También deben investigare las dificultades escolares. Siempre que sea posible, deberán corregirse los factores molestos, dirigiendo el tratamiento hacia la actitud del niño hacia ellos. Schneck indica que la tensión es la raíz de la mayoría de los padecimientos infantiles, y que el conflicto, la represión y la frustración dan como resultado la producción de ansiedad, la que primer causa tensión y luego la neurosis. Se puede emplear la hipnosis para eliminar la tensión y permitir al médico la reeducación tanto del niño como de los padres. En esta forma podrá deshacerse del conflicto, la represión y la frustración, y es probable que desaparezca el tic.

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Al usar la hipnosis, encuentro que entre más profundo sea el trance habrá más probabilidades de éxito en el tratamiento. Por fortuna, esto no presenta un verdadero problema en la mayoría de los niños. Igual que para la enuresis nocturna y para el asma, siempre precedo cualesquiera sugestiones directas con la rutina modificada para el fortalecimiento del ego (Pág. 231), a la cual por lo general agrego sugestiones de relajamiento que persistan después que el niño haya despertado. Luego introduzco poco a poco las sugestiones directas, asociando este relajamiento con la desaparición del tic, en la forma que sigue: A medida que estés ... y a medida que permanezcas ... más y más relajado, cada día ... aunque ya no estés conmigo ... así ... los músculos de tu cara (cuello, hombros, brazos etc.) se irán relajando más cada día ... y dejarán de gesticular. En unos momentos ... voy a contar despacio hasta cinco ... y cuando cuente cinco ... tu cara dejará de hacer gestos ... y los músculos que darán completamente relajados ... completamente quietos.

Cuento lentamente hasta cinco. Como ves ... tu cara ha cesado por completo de torcerse, ... y no comenzará otra vez después que te despierte. Como es natural, si existen dificultades ambientales, incluyo sugestiones respecto a que el niño podrá vencerlas.

LA HIPNOSIS EN EL TRATAMIENTO DE LA ONICOFAGIA Este es un hábito sumamente común que se presenta con más frecuencia en la niñez y en la adolescencia. Si bien en sí no es de gran importancia, suele servir para dar salida a la tensión. En muchos casos es una reacción de ansiedad, asociada con sentimientos de inseguridad y a veces de hostilidad reprimida dirigida contra un padre (o madre) muy dominante. Por lo tanto, representa una combinación de gratificación oral y autocastigo, siendo la agresión regresada en forma masoquista sobre el propio cuerpo del niño. La satisfacción oral es idéntica a la obtenida del bebé por su chupón (chupador o chupete) o, después, en el adulto por su pipa, cigarrillo o puro.

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El hábito de roerse las uñas es más molesto para los padres que para el mismo niño. Sin embargo, siempre debe ser considerado como una indicación para inquirir en los problemas emocionales de éste. Los padres sensatos le dirán -exactamente cuándo comenzó el hábito e incluso podrán sugerir la causa probable. El nacimiento de otro niño -asistir a la escuela por primera vez, una enfermedad- o el internamiento a un hospital, pueden ser causas de la iniciación del hábito. En ocasiones, se ha sabido que se inicia sólo unos cuantos días después de haber sido separado de los padres y, en tales casos, por lo general responde con mucha rapidez a la sugestión hipnótica directa. Pero, cuando el hábito de roerse las uñas está asociado con conflictos emocionales o desajustes continuos, la sugestión directa rara vez tendrá éxito y también debe usarse la hipnosis para resolver los conflictos, para aliviar la tensión, para reestablecer un sentimiento de seguridad y para reeducar al niño. Tratamiento de la onicofagia En ocasiones, si el hábito puede ser controlado por un periodo de 24 horas, esto bastará por completo para romper el condicionamiento. Sin embargo, en todos los casos, debe hacerse el intento para descubrir la causa y tratar de raíz a la molestia, a pesar del hecho de que el tratamiento sintomático suela tener éxito. Los niños y los adolescentes por lo general buscan alivio de las molestias de su hábito. No pueden comprender la persistencia de la necesidad de roerse las uñas, y no tienen ninguna idea de que pueden necesitar psicoterapia. Cuando se trate de niños, siempre conviene entrevistar a los padres, por lo general a la madre. Debe decírsele que su propia actitud influirá mucho en el éxito o el fracaso de tratamiento. Debe tratar de ignorar totalmente el hábito, ya que las repetidas reprensiones sólo darán como resultado la prolongación de éste. La simpatía y el alentamiento constante orientado hacia que eso en realidad no tiene importancia, ya que el hábito cesará de pronto, puede inducir al niño a revelar la naturaleza de sus preocupaciones. Me he dado cuenta de que uno de los factores de más importancia para el éxito del tratamiento se encuentra en el fortalecimiento y en la motivación del deseo del paciente para acabar con su hábito. Esto es igualmente esencial en el niño, en el adolescente o en el adulto, primero en estado de vigilia y, después, repetido durante la hipnosis. Una vez

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más, mientras más profundo sea el trance, el tratamiento tendrá probabilidades de ser más rápido y efectivo. Este procedimiento parece que logra un éxito particular tratándose de una paciente femenina: A medida que crezcas ... serás cada vez más y más atractiva. No desearás que tu apariencia se eche a perder por unas manos feas. Unas manos hermosas y unas uñas bien formadas te harán mucho más atractiva ... y desearás hacer cualquier esfuerzo para dejar de roerte las uñas y maltratártelas. Con mi ayuda ... podrás cesar de roerlas totalmente ... y pronto empezarán a crecer.

Principio el tratamiento con la rutina de sugestiones para el fortalecimiento del ego, y luego prosigo en la forma que sigue: A medida que tus nervios se vuelvan más fuertes y más firmes ... a medida que te vuelvas más calmada y más relajada, cada día ... así, no habrá ninguna razón para que sigas mordiéndote las uñas. Ya no querrás morderlas ... dejarás de morderlas. Si en alguna ocasión las empiezas a morder, sin darte cuenta de lo que estás haciendo ... en el momento en que los dedos te toquen la boca ... te darás cuenta inmediatamente de lo que estás haciendo ... y podrás detenerte en el acto ... antes que te causes ningún daño en absoluto. De ahora en adelante ... dejarás de morderte las uñas ... te comenzarán a crecer ... y te sentirás orgullosa de tus manos.

Las sugestiones directas, enérgicas y autoritarias bajo hipnosis, con frecuencia logran éxito al detener totalmente el hábito. Si se puede obtener un trance muy profundo o el sonambulismo, puede hacerse más efectiva la prohibición diciendo al paciente que experimentará una fuerte sensación de disgusto siempre que se lleve los dedos a la boca: Siempre que comiences a morderte las uñas ... en el momento en que te lleves los dedos a la boca ... sentirás un horrible sabor amargo y asqueroso en la boca ... este sabor se hará más fuerte y más asqueroso ... y te hará sentir asco.

Condicionar una sensación de náusea, en esta forma, con el hábito, puede ayudar mucho al establecimiento del control. Si se usa este método en

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particular, sin embargo, se harán necesarias bastantes sesiones frecuentes, y aun cuando comiencen a crecer las uñas, se puede necesitar reforzar las sugestiones más o menos una vez cada quince días por algún tiempo. En mi opinión, el aumento de la motivación es un método muy superior y es probable que los resultados sean más permanentes. Un método alternativo es permitir que se muerda una o dos uñas en tanto se permite que las demás crezcan. Una vez que esto tiene éxito, sorprende la frecuencia y rapidez que se erradica el hábito totalmente. Con frecuencia he observado que si bien el paciente en realidad ha dejado de roerse las uñas después de una o dos sesiones, parece sustituir ese hábito por el de picárselas. Esto ocurre con más frecuencia -en los adultos y en los adolescentes que en los niños. Esto no es difícil tratarlo, ya que la inclusión de sugestiones específicas prohibiendo esto también, por lo general hará que cese. LA HIPNOSIS EN LA SUCCION DEL PULGAR Este es un hábito infantil muy común que parece proporcionar cierto consuelo mediante la gratificación oral, en forma muy parecida a la onicofagia. Si persiste hasta la adolescencia, bien puede dar como resultado la deformidad del paladar y la oclusión defectuosa de los dientes. Por lo regular los padres se preocupan mucho ante la perspectiva de que el niño desarrolle dientes antiestéticos. En la mayoría de los casos parece continuar sólo como un hábito que no suele estar frecuentemente asociado con conflictos emocionales, como en el caso de la onicofagia, pero si lo está, la causa puede ser una relación antagónica con los padres; y esto reduce mucho la oportunidad de que el tratamiento tenga éxito. Tratamiento para la succión del pulgar Siempre deben ser entrevistados los padres, previniéndoles que no discutan el tratamiento con el niño. Deben hacer lo que más puedan por ignorar completamente el hábito, y abstenerse de reprensiones y críticas. Siempre es conveniente un trance lo más profundo posible, y el método deberá ser persuasivo. Una vez más, el establecimiento de una motivación adecuada es de la mayor importancia.

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Cuando crezcas ... querrás que tus dientes luzcan bellos y atractivos, ¿no es así? Si eso deseas ... tendrás que hacer todo lo posible, con mi ayuda, para dejar de succionarte el pulgar y los otros dedos. Puedo ayudarte para que ya no lo hagas. Si continúas succionándote el pulgar, tus dientes se torcerán y se pondrán feos a medida que crezcan. Esto no sucederá si dejas ahora de succionarte el pulgar ... y voy a ayudarte para que así lo hagas.

Igual que en la onicofagia, con los sujetos en trance profundo es posible condicionar un sabor amargo y desagradable al acto de succionarse el pulgar o los otros dedos, y esto puede acelerar la erradicación del hábito. En este caso, siempre deberán incluirse a los pulgares y a los demás dedos de ambas manos. Un método interesante y original es el de Erickson. Después de insistir con los padres para que no intervengan en el tratamiento del niño en ninguna forma, procede a lograr su cooperación diciendo que, bajo ningunas circunstancias, pensaría en impedir que el niño se succione el pulgar. Sin embargo, lo hace aceptar que una de las lecciones más importantes que tuvo que aprender en la escuela fue la de compartir cosas con los demás niños. Erickson, señala a continuación que el succionar sólo el pulgar propio no es de justicia para el otro pulgar y para los demás dedos, cada uno de los cuales tiene derecho a tomar parte. Continúa haciendo prometer al niño que cada vez que se succione el pulgar no sólo succionará también el otro, sino todos y cada uno de los demás dedos. Al cumplir con esto, el niño pronto tiende a abandonar el hábito por completo ya que, en vez de continuar proporcionándole placer, se ha convertido en una molestia intolerable. LA HIPNOSIS EN EL TRATAMIENTO DEL RUBOR Este es un hábito nervioso que causa grandes molestias a quienes lo padecen. Aun cuando el rubor es bastante trivial en sí, el sufrimiento que causa a la desafortunada víctima está totalmente fuera de proporción con la gravedad del padecimiento real. Los pequeños vasos sanguíneos de la piel del cuello y de la cara se dilatan, y este aumento en la corriente sanguínea es lo que causa que aparezca coloreada la tez. Esta reacción común de la piel, junto con la palidez y la transpiración, está funcionalmente relacionada con las emociones psicológicas del temor y el embarazo.

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La mayoría de las personas se ruborizan en una u otra ocasión, en especial cuando son jóvenes, pero no les causa ninguna preocupación y los incidentes pronto quedan olvidados. Después, parece que tienen más control sobre sus vasos sanguíneos y pierden el hábito de ruborizarse. Sin embargo, en otras personas, el rubor hace una profunda impresión y llega a asociarse con un cúmulo de recuerdos desagradables. En consecuencia principian a tener temor a ese hábito y, mientras más se preocupan, es más probable que produzcan precisamente lo mismo que están temiendo. Es difícil darse cuenta de los sufrimientos mentales que tales personas padecen siempre que tienen que aparecer en público, en reuniones, conferencias e incluso en eventos sociales. En la mayoría de los casos, llegan a extremos para evitarlos y cesan de concurrir, casi por completo. El tratamiento del rubor Estando el paciente en un trance hipnótico lo más profundo posible, siempre inicio el tratamiento con las acostumbradas sugestiones rutinarias para el fortalecimiento del ego, y luego continúo en la forma que sigue: A medida que usted se relaje más ... y esté menos tenso cada día ... así ... permanecerá más relajado ... y completamente tranquilo ... cuando se encuentre en presencia de otras personas ... sin importar que sean pocas o muchas ... sin importar que sean amigos o extraños. Podrá estar con ellas en términos iguales ... hablar con ellas con toda tranquilidad ... sin sentir timidez ... sin sentir embarazo ... sin sentir confusión ... sin sentirse notorio en alguna forma. Tendrá más confianza en sí mismo ... más seguridad ... y estará tan profundamente interesado en lo que tenga que decir ... que estará mucho menos consciente de usted mismo ... y de sus propios sentimientos. Y debido a que usted estará inalterable y emocionalmente calmado ... ya no se ruborizará con tanta facilidad ... o con tanta frecuencia. Si siente que va a ruborizarse ... no se preocupará, ni se sentirá inquieto o confundido ... podrá ignorarlo por completo ... y seguir conversando sin alterarse en lo más mínimo. Y debido a esto ... desaparecerá con mucha rapidez ... de manera que el rubor no será observado por otros. Mientras menos se preocupe por eso ... se presentará con menos frecuencia e intensidad ... y con cada tratamiento ... ocurrirá cada vez menos ... hasta que, finalmente, ya no le suceda en absoluto.

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He encontrado que este método es muy efectivo y suele producir buenos resultados. La terapia tendrá que prolongarse por 10 a 12 sesiones o más en los casos graves, si se quiere eliminar la molestia por completo.

TRATAMIENTO HIPNOTICO DE LA FALTA DE CONFIANZA Y DE LA ANGUSTIA ANTE EL PÚBLICO Por lo general esto se caracteriza por la presentación de una ansiedad aguda siempre que el individuo tiene que desempeñarse, pronunciar un discurso o dar una conferencia frente a una audiencia. Bajo tales circunstancias, siempre se subestima y se desprecia a sí mismo, espera la reprobación y teme a las críticas adversas. Puede tratarse de un neurótico con fuertes rasgos hiperperfeccionistas que se fija a sí mismo estándares demasiado elevados. En la vida diaria, es probable que se sienta molesto e incómodo en presencia de personas con autoridad o de quienes cree que son superiores a sí mismo. A la inversa, siempre podrá expresarse sin temor ni ansiedad siempre que crea en su propia superioridad. Cuando se presenta la falta de confianza como resultado de defectos de la personalidad hondamente arraigados, nada que no sea el método analítico es probable que tenga éxito, pero si el paciente tiene una personalidad razonablemente bien integrada, el método directo y la hipnosis persuasiva con frecuencia lograrán resultados notables. Mi propia experiencia en tales casos me ha conducido a creer que la restauración de la propia confianza es uno de los resultados más fáciles y más rápidos que pueden lograrse con la hipnoterapia. La rutina completa para fortalecimiento del ego, reforzada con sugestiones específicas apropiadas para cada caso individual, ha resultado muy valiosa en el tratamiento de esta condición. Siempre principio con ella y luego procedo en la forma que sigue: Así que llegue a estar ... más relajado y menos tenso, cada día ... así ... permanecerá más relajado ... y menos tenso ... cuando se encuentre en presencia de otras personas ... no importa que sean pocas o muchas ... no importa que sean amigos o extraños. Usted podrá tratar con ellos en igualdad de condiciones ... y se sentirá mucho más tranquilo en su presencia ... sin el más ligero sentimiento de inferioridad ... sin sentir timidez…sin sentirse embarazado o

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confuso ... sin sentir que se está haciendo notar en ningún sentido. Llegará a estar ... tan profundamente interesado ... tan profundamente absorto en lo que está diciendo ... que se concentrará completamente en ello, con completa exclusión de todo lo demás. Y debido a ello ... quedará perfectamente relajado ... perfectamente calmado y dueño de sí mismo ... y será mucho menos tímido y mucho menos consciente de sus propios sentimientos. Por lo tanto, podrá hablar con toda libertad y naturalidad ... sin preocuparse en lo más mínimo por la presencia de su auditorio. Si principia a pensar en usted ... inmediatamente regresará su atención a su conversación ... y ya no experimentará la más mínima nerviosidad ... incomodidad ... o inquietud.

Cuando sea probable que el paciente sea llamado a aparecer ante el público, a pronunciar un discurso o a dar una conferencia, lo anterior bien puede modificarse en la forma que sigue: En el momento en que usted se levante para hablar ... todo su nerviosismo desaparecerá por completo ... y se sentirá ... totalmente relajado ... completamente tranquilo ... y con absoluta confianza. Llegará a interesarse tan profundamente en lo que tiene que decir ... que la presencia del público no lo alterará en lo más mínimo ... y no se sentirá inseguro ... confundido ... o conspicuo en ninguna forma. Su mente estará tan totalmente ocupada en lo que tiene que decir .. . que ya no se preocupará en absoluto por la forma en que lo vaya a decir. Ya no se sentirá nervioso ... tímido ... o embarazado ... y permanecerá todo el tiempo ... perfectamente calmado ... perfectamente seguro ... y dueño de sí mismo.

Siempre que se tenga que pronunciar un discurso o plática, o se tenga que aparecer en un escenario, deberá grabarse en el paciente la importancia de hacer una cuidadosa preparación. El sentimiento de que ha dominado su tema o que ya expresa perfectamente sus líneas lo ayudará mucho. Siempre es esencial ensayar cuidadosamente antes de la ejecución real. Debe instruírsele que hable lenta, clara y pausadamente, y que se concentre por completo en lo que está diciendo. Siempre que sea posible, la enseñanza de la autohipnosis resultará de mucho valor en tales casos. No sólo puede enseñarse al paciente que se visualice dirigiéndose a un auditorio sin dificultad, sino que también puede-

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sugerirse a sí mismo, durante la hipnosis, que poco a poco lo hará sin nerviosismo, sin timidez y sin temor en la vida real. He ayudado a muchos pacientes con esta técnica, que parece ser extraordinariamente efectiva. Por cierto, algunos meses después, me han dicho que siempre que tienen que pronunciar un discurso o decir unas palabras en público, han formado el hábito de llegar temprano para encontrar un lugar tranquilo en donde puedan pasar unos cinco minutos antes de entrar a la reunión. Ahí, se inducen un trance autohipnótico, en el curso del cual se sugieren a sí mismos que en el momento en que principien a hablar, todo nerviosismo desaparecerá por completo, y que se sentirán completamente calmados y relajados, y que llegarán a interesarse tanto y quedarán tan absortos en lo que tengan que decir que permanecerán completamente confiados y dueños de sí mismos. Obsérvese la forma en que estas autosugestiones tienden a actuar posthipnóticamente a la señal de en el momento en que principie a hablar.

EL USO DE LA HIPNOSIS EN EL CAMPO ACADEMICO

Con frecuencia puede usarse la hipnosis con mucha eficacia para ayudar a los estudiantes a lograr más eficiencia en sus estudios. Muchos no se dan cuenta de todas sus capacidades naturales debido a los muchos factores que tienden a interferir con el uso eficaz de la mente. La falta de atención, la distracción y la incapacidad para concentrarse lo suficiente, e incluso el desagrado por el tema que se va a estudiar, todo ello hace que el estudiante se quede atrás en sus trabajos y se vuelva ansioso y desalentado. Si se piensa en el tratamiento hipnótico, lo primero que se debe hacer es discutir toda la situación con el estudiante para descubrir la naturaleza exacta y si es posible, la causa de las dificultades que está experimentando. Deberá ser interrogado estrechamente acerca de su vida en el hogar, las condiciones de su trabajo, sus hábitos, sus relaciones interpersonales, su actitud hacia sus profesores, y sus ansiedades y preocupaciones particulares. Como resultado de esto, los factores emocionales que lo alteran (que, rara vez están muy arraigados), suelen salir a la luz, y puede darse un consejo adecuado tanto en el estado hipnótico como de vigilia, el cual ayudará a vencerlas.

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En el caso de niños escolares, siempre es esencial hablar también con los padres. Con mucha frecuencia éstos se muestran sumamente ansiosos para que los niños tengan éxito e inconscientemente los presionan demasiado o, con la mejor de las intenciones, repetidamente subrayan la importancia de pasar los exámenes y los resultados desastrosos de un fracaso; el niño se vuelve resentido y crea un sentido de inferioridad con ansiedad excesiva y completa falta de confianza. Siempre que esto sea así, debe recomendarse a los padres que alteren sus actitudes y su conducta si quieren obtener buenos resultados. Si el niño se siente desanimado en sus esfuerzos de llevar el paso de los demás, y si sus dificultades parecen originarse como resultado de relaciones molestas con ciertos profesores, en ocasiones puede ser necesario un cambio de salón o incluso de escuela, como paso preliminar. Cada caso individual debe considerarse cuidadosamente sobre sus propios méritos. El tratamiento necesariamente debe ser un tanto prolongado, pero los resultados por lo general son satisfactorios. Obviamente, mientras más profundo sea el trance hipnótico y el tratamiento se pueda dar con más frecuencia, más rápido y eficaz será éste. He encontrado que en los casos en los cuales tuve éxito, se han necesitado de 12 a 18 sesiones semanales. Esto puede parecer mucho tiempo, hasta que uno se da cuenta que la esencia del tratamiento es inculcar un hábito. Antes de iniciar el tratamiento, uno debe encontrar las horas más convenientes para distribuir diariamente el estudio, de manera que se puede arreglar un programa regular de trabajo y apegarse a él. Una de las ventajas de esto descansa en el hecho de que las horas exactas que se acuerden pueden ser incorporadas en las sugestiones que se hagan, y entonces es probable que sean obedecidas posthipnóticamente. Siempre principio con la acostumbrada rutina de fortalecimiento del ego, incorporando cualesquiera sugestiones específicas que parezcan apropiadas para las particulares dificultades del individuo. A continuación prosigo con sugestiones directivas más enérgicas, orientadas a corregir las actitudes del estudiante y a regularizar sus hábitos. Estos tienen mucha importancia, ya que actúan posthipnóticamente y resultan muy fortalecidos por cada tratamiento hipnótico subsecuente. Todos los días ... (a tal y tal hora) ... usted adquirirá el hábito de trabajar por lo menos dos horas ... sin falta. Podrá pensar con más claridad ... podrá concentrarse con mucha más facilidad. Resultará ... tan profundamente interesado y absorto en lo que está

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estudiando, que podrá dedicar toda su atención a lo que está haciendo ... con la exclusión total de todo lo demás. Debido a esto ... usted podrá penetrarse de las cosas y comprenderlas con más rapidez ... con más facilidad ... y quedarán tan profundamente grabadas en su memoria que no las olvidará. Con cada tratamiento que reciba ... su memoria mejorará grandemente ... y su trabajo se hará más y más fácil. No sólo podrá recordar lo que ha aprendido ... sino que podrá recordarlo sin dificultad ... siempre que necesite hacerlo.

Muchos estudiantes y niños de escuela no se hacen justicia durante los exámenes. No importa lo cuidadosamente que se hayan preparado, se vuelven tan nerviosos y aprensivos que parece que la mente les quedó en blanco y no pueden recordar cosas que conocen bastante bien. En consecuencia, tienen un rendimiento más malo de lo que razonablemente se puede esperar de ellos, y fallan en exámenes que deben aprobar sin dificultad. En tales casos, la hipnosis puede ser la máxima ayuda posible. En el momento en que usted entre al salón de exámenes y tome su papel para leer el cuestionario … estará completamente calmado y tranquilo y toda su nerviosidad y aprensión desaparecerán por completo. No importa lo difícil que pueda parecer a primera vista el cuestionario… o lo poco que usted parezca saber…no sentirá pánico… pues se dará cuenta de que las cosas no son tan malas como parecen. Leerá todas las preguntas deliberadamente y pausadamente …. decidirá cuál conoce mejor…y contestará ésta con toda la amplitud que pueda… sin preocuparse por las demás hasta que la haya terminado. Al hacer esto ... se dará cuenta que realmente puede recordar mucho más de lo que originalmente había pensado. Cuando haya escrito todo lo que sabe sobre la primera pregunta ... elija la que siga y que le sea más fácil de contestar ... y resuélvela exactamente en la misma forma. Continúe en esta forma con las demás preguntas hasta que usted haya escrito todo lo que pudo recordar ... o hasta que el tiempo se agote. Cuando haya terminado ... se dará cuenta que ha recordado mucho más de lo que pensó que era posible cuando por primera vez leyó el cuestionario.

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Me he dado cuenta de que la combinación de las dos técnicas recién descritas tiene mucho éxito en los muchos casos que he tratado; los dos que siguen representan los principales tipos de problemas con los que se tiene que tratar. Caso 1. La directora de un hospital me pidió que viera si podría ayudar a una de sus estudiantes de enfermería, una muchacha de 22 años. En apariencia, era la enfermera más prometedora, pero ya había fallado dos veces en el examen final. Se le permitió que lo presentara otra vez, en tres meses, pero si fracasaba en este tercer intento, tendría que olvidarse totalmente de la enfermería. Sólo pude tratarla una vez por semana durante unas 12 semanas, pero por fortuna era un sujeto hipnótico razonablemente bueno y comenzó a adquirir confianza. Después de las dos primeras sesiones, me comunicó que no sólo encontraba que se le facilitaban más su trabajo y sus estudios, sino que en verdad estaba mejorando su memoria. A medida que se aproximaba la fecha del examen, ella se mostraba más calmada y menos aprensiva que en las ocasiones anteriores, a pesar de la importancia que representaba 'el evento. Aprobó el examen con toda facilidad, sus puntos promediaron entre el 70 y el 80%. Caso 2. Un padre sumamente preocupado me consultó sobre su hijo, un muchacho de 12 años que se encontraba en el tercer año de una escuela pública. El director de la escuela le había informado que debería hacer arreglos para cambiar a su hijo a otra escuela, pues ya no lo podría tener para el siguiente año. En apariencia no tenía la más mínima oportunidad de aprobar los exámenes de admisión, lo cual era esencial para que pudiera pasar al grado superior. No sólo se encontraba por abajo del estándar en su forma, sino que tenía poco o ningún interés en su trabajo y se inclinaba a ser rebelde y desordenado en su conducta. El padre había solicitado que su hijo quedara en el mismo curso por otros doce meses adicionales para darle una última oportunidad, pero el director no se mostraba dispuesto a acceder a su solicitud. El muchacho era muy brillante e inteligente y resultó ser en extremo cooperador, ya que no deseaba ser enviado a otra escuela. Sólo podía verme durante los días de fiesta de la Pascua, antes que regresara a la escuela, de manera que hice arreglos para tratarlo tres veces a la semana (más o menos 12 sesiones en total). Como obviamente era imposible que en tan corto tiempo recuperara el terreno perdido, me concentré en subrayar la importancia de que trabajara realmente duro y tratara de dar lo mejor de sí, con la esperanza de

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que el director pudiera apreciar la diferencia en su actitud y le permitiera repetir el curso otra vez, para intentar el examen de admisión. Al final de los cursos de verano, su reporte escolar había mejorado notablemente aun cuando su colocación no era mucho mejor. Se notó que había trabajado mucho en todas las materias y era obvio que había hecho un gran esfuerzo. Como resultado de su desempeño y de su cambio de actitud, se le permitió que repitiera el año. Durante las vacaciones de verano lo traté dos veces por semana (un total de 9 sesiones). Ahora el tratamiento estaba dirigido al mejoramiento de sus poderes de concentración y capacidad de aprendizaje, a mejorar su memoria y al fomento del deseo y determinación de continuar estudiando mucho. Para Navidad, esto se volvió a reflejar en su reporte escolar, pero esta vez la forma de su posición había mejorado mucho. En el curso de estas vacaciones lo vi sólo una vez a la semana (sólo 3 sesiones) y continué con el mismo tratamiento. Su reporte de Pascua mostró mayor mejoría, por lo que el director comunicó a su padre que tenía buenas oportunidades de aprobar su examen de admisión en junio. Lo vi sólo en cuatro ocasiones posteriores, en cada una de las cuales incluí (por primera vez), instrucciones relativas al examen en sí. El resultado final fue en extremo satisfactorio, ya que aprobó el examen sin ninguna dificultad y fue aceptado en el grado superior.

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CAPITULO 19 Padecimientos Diversos ENFERMEDADES ORGANICAS

Siempre que un paciente se llega a enfermar físicamente, es inevitable que ciertos factores emocionales también entren en escena. Estos tenderán tanto a influir en sus síntomas como, en muchos casos, retardar su recuperación. El grado hasta el cual logren esto dependerá en mucho de la forma en que el paciente considera a su enfermedad, y si tales factores se toman en cuenta también y son tratados con propiedad, se puede lograr mucho para aumentar la resistencia del paciente y acelerar el proceso de su curación. Las personas reaccionan ante la enfermedad en muchas formas distintas. Algunos la consideran como vergonzosa o como señal de debilidad y tratan de ocultarla tanto a ellos mismos como a los demás. Otros admitirán su incapacidad y reaccionarán a su enfermedad con mucha tensión y ansiedad. La hipnosis puede ser en extremo útil en las enfermedades crónicas e incapacitantes para persuadir al paciente que acepte filosóficamente tanto su enfermedad como sus limitaciones. Puede ser inducido a aceptar el hecho que si bien hay ciertas cosas que no podrá hacer otra vez, hay otras que podrá desempeñar con éxito, a pesar del impedimento impuesto por su enfermedad. Aun cuando se pueda alcanzar poco más que esto, el mejoramiento resultante de su moral y condiciones generales, resultará en extremo satisfactorio. En las enfermedades incurables, penosas y finalmente fatales, la hipnosis suele usarse con ventaja para aliviar el dolor y el sufrimiento y para ayudar al paciente a aceptar su enfermedad. Si se emplea en esta forma, es probable que se obtenga el más grande de los éxitos cuando la profundidad de la hipnosis basta para lograr una analgesia completa. Desafortunadamente, esto rara vez puede lograr se; pero aun así, puede obtenerse un alivio considerable del dolor, como resultado del cual puede reducirse sustancialmente la dosis de drogas analgésicas administradas. Incluso en los casos de cáncer inoperable,

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en ocasiones la hipnosis puede aumentar y prolongar la acción de los anestésicos más suaves y así demorar en forma considerable la necesidad de recurrir a la morfina. En nuestra forma de abordar este último tipo de caso, temo que solemos adoptar un punto de vista demasiado perfeccionista, y el hecho de que el dolor parece ser tan intenso y es tan remota la posibilidad de procurar algún grado importante de analgesia que con mucha frecuencia nos abstenemos incluso de considerar el uso de la hipnosis. Tal actitud es totalmente equivocada, ya que siempre debemos recordar que existen dos componentes principales en todo dolor: 1. El dolor en sí. 2. El sufrimiento que causa. En consecuencia, aun cuando la hipnosis sólo pueda emplearse para disminuir el sufrimiento que padece el paciente, el dolor en sí tiende a ser menos severo y más fácilmente tolerable. El relajamiento y la reducción de la tensión, preocupación y ansiedad, todo lo cual puede lograrse en las etapas ligera y media de la hipnosis, pueden proporcionar cierto consuelo al que sufre y, en muchos casos, reducir en verdad la cantidad de medicamentos requerida. Muy aparte de la misma analgesia, existe una pluralidad de otros métodos que en ocasiones tienen éxito en la hipnosis. La "distracción" tiene éxito en ocasiones, ya que todos sabemos que es posible olvidar el dolor en la misma forma que podemos olvidar una jaqueca en tanto observamos un filme excitante. Debemos estar más dispuestos a conformarnos con cosas que puedan ser soportadas en vez de fracasar en cambiar lo que, por lo demás, no puede ser cambiado. Ciertamente, una de las cosas que hacemos en ocasiones es sustituir o reemplazar el dolor por una sensación menor o alterada. Puede ser posible transformar un dolor agudo en una sensación cálida desagradable, pero no dolorosa, que pueda ser tolerada con más facilidad y que sea infinitamente preferible al dolor original. En verdad, en un paciente receptivo en un trance de profundidad razonable, el dolor puede ser "desplazado", ya que no necesariamente tiene que ser sentido en el sitio de la lesión o de la enfermedad. Después de todo, un dolor de la vesícula biliar se siente entre los hombros, y n dolor cardiaco en la parte superior del brazo. De acuerdo con estas circunstancias, se le puede decir a un paciente bajo hipnosis que el dolor que está sintiendo en el estómago lo podría tolerar mucho mejor si lo tuviera

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en su mano derecha, y se procede a inducirlo en esta última como reemplazo del primero. En ciertos casos, la "distorsión del tiempo" puede proporcionar alivio al dolor. Cuando recibe la visita de amigos el tiempo transcurre con rapidez, pero cuando llegan visitas desagradables se pregunta cuándo va a terminar el día. Este es un ejemplo diario de la "distorsión del tiempo" o del tiempo subjetivo. Usando este principio, se puede enseñar a un paciente la forma de sufrir 20 minutos de dolor en sólo 10 segundos de tiempo real, acortando así su duración en un grado tal que los periodos dolorosos parezcan muy cortos en comparación con el tiempo en que está libre del dolor. También se puede sugerir al paciente que puede lograr una lenta disminución progresiva de su dolor. En este caso, se le dice que si el 100% del dolor que está padeciendo se redujera al 90%, apenas si podría notar alguna diferencia. Que el nivel podría bajar incluso al 85% ... al 80% ... al 75% ... o incluso al 70% ... y así sucesivamente, y el paciente con frecuencia lo seguirá debido a que no se erige de él ninguna tarea importante. Como es natural, en la hipnosis profunda, los procedimientos "disociativos" pueden ser más efectivos. Por estas breves citas de los varios métodos posibles de tratar los dolores crónicos, estoy muy en deuda con un artículo escrito sobre este tópico por Milton Erickson, entregado al International Congress of Hypnosis and Psychosomatic Medicine en abril de 1965 en París, que concluía con las observaciones siguientes: "En todos esos procedimientos hipnóticos se debe hablar al paciente con plena intensidad y convicción. También debe uno darse cuenta que quizá todas estas cosas no den resultado en algún paciente en particular, pero ciertamente responderá a algunas de ellas, ya que se trata de un ser humano. En consecuencia, la obligación, como clínico, es estar seguro de presentar estas ideas, algunas de las cuales quizá sean aceptadas y obedecidas".

COLITIS ULCEROSA CRONICA La colitis ulcerosa es una enfermedad crónica en la cual los periodos de tranquilidad suelen ser seguidos por agudas exacerbaciones. No es raro que se encuentre que estas últimas coincidan con alternaciones emocionales. En el curso de esta enfermedad, la mente y la atención del paciente queda cada vez más fija en sus intestinos, a un grado tal que finalmente se convierten en el único tema de interés y conversación. La hipnosis suele ser muy útil para

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influir en este estado mental, y debe emplearse además de los procedimientos médicos acostumbrados. En ocasiones es notable la mejoría sintomática que se registra una vez que se ha establecido un estado mental de calma, tranquilidad y relajamiento. Si se piensa en un tratamiento hipnótico, siempre es prudente principiar por averiguar la naturaleza de cualesquiera alteraciones emocionales a las cuales pueda estar sujeto el paciente. Los conflictos conyugales, las aflicciones, incluso emociones tales como ira y resentimiento, pueden producir demasiada actividad en la parte del colon. Si los lazos familiares son muy fuertes, la amenaza de tener que romperlos, como en la perspectiva de un compromiso y un futuro matrimonio, suele dar como resultado el exacerbamiento de la enfermedad. En el caso de que se descubran algunas de estas alteraciones, deben aplicarse las medidas adecuadas para ajustar la actitud del paciente hacia ellas en el curso del tratamiento hipnótico. Puesto que los resultados tanto del tratamiento médico como quirúrgico de la colitis ulcerosa suelen ser poco satisfactorios, bien puede aplicarse la terapia sugestiva en una etapa temprana. Todo se puede ganar y nada se pierde. Algunos casos responden ciertamente muy bien, y en el caso de un fracaso, éste no interfiere en ninguna forma con el tratamiento posterior que pueda requerirse. NEUROSIS GASTRICA Los estados emocionales alterados con mucha frecuencia conducen a perturbaciones del funcionamiento normal del tracto gastrointestinal más que en cualquiera otro sistema del cuerpo. Muchas de las expresiones que por lo común se usan en la vida real, tales como "No puedo tragar su actitud", "Me enferma" o "No puedo soportarlo más", ilustran demasiado bien esta tendencia. La ansiedad, el temor, la ira o el disgusto, con frecuencia inhibirán la actividad estomacal y conducirán a la indigestión crónica, a la náusea o flatulencia, o a la secreción excesiva de ácido clorhídrico, lo que incluso puede causar la ulceración péptica. Ciertamente, muchos padecimientos gastrointestinales, las neurosis gástricas e incluso las úlceras gástricas y duodenales se clasifican entre estas enfermedades producidas por la tensión. Los síntomas con frecuencia parecen representar un mecanismo de defensa para proteger al individuo de sus dificultades ambientales, de sus sentimientos de resentimiento y de sus ambiciones frustradas.

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La mayoría de los individuos que trabajan en exceso y tienen muchas responsabilidades están propensos a padecer este tipo de enfermedad. Los médicos y los ejecutivos comerciales de alta categoría tienden a clasificar en esta categoría. Muchas horas de trabajo y graves responsabilidades, en especial si van asociadas con hábitos y comidas irregulares, conducen a un estado de preocupación, ansiedad y tensión constante la cual, si no se trata, al final dará como resultado inevitable un derrumbe total. Este deterioro se acelerará mucho si también existen sentimientos inconscientes de insuficiencia, temor a perder el puesto y ambiciones frustradas, todo lo cual provoca un agudo conflicto mental contra el cual siempre lucha en vano el paciente. El tratamiento hipnótico con frecuencia puede ser una valiosa muda en tales casos, en especial si las dificultades emocionales del yaciente primero se le exponen y luego se le explican, y si se le ayuda a reajustar su actitud hacia ellas y a corregir sus malos hábitos. El relajamiento mental y físico que puede proporcionar la hipnosis beneficiará enormemente a tales pacientes. La rutina para fortalecimiento del ego forma una sólida base para d tratamiento hipnótico de estos casos, incorporándole sugestiones para el bienestar personal, relajamiento mental y físico y confianza incrementada, ya que muchos de estos pacientes sufren, además, de sentimientos subjetivos de inferioridad, timidez, irresolución, embarazo y tensión, que casi siempre están presentes. Sin embargo, no debe esperarse que un padecimiento que se ha estado tratando el paciente durante años con innumerables medicinas de patente, píldoras y polvos, vaya a desaparecer rápida o fácilmente. Se requiere mucha paciencia, ya que la tarea más difícil será la de disipar la expectación de dispepsia del paciente. HIPERTENSION ESENCIAL Desde hace mucho se ha reconocido el hecho de que los estados emocionales alterados pueden afectar a la presión sanguínea. Por cierto, si un paciente se entera que tiene elevada la presión sanguínea, puede preocuparse por ello y temer las consecuencias, con el resultado de que esta condición tenderá a empeorar progresivamente. Incluso al acudir al consultorio para un examen médico rutinario, el paciente nervioso desarrollará un aumento en su presión arterial. Si ésta se toma al principio de la entrevista y se vuelve a tomar un poco antes que termine el examen, con frecuencia se encontrará que ha descendido un grado apreciable, ya que el individuo se habrá calmado más y estará más dueño de sí, y habrá perdido su aprensión inicial. 299

Todavía no se entienden por completo las causas de la hipertensión esencial, pero es bien sabido que se presenta con frecuencia en personas ansiosas y excitables, que se preocupan demasiado y que toman la vida demasiado en serio. Es otro de los padecimientos que caen en la categoría de "enfermedades de la tensión", de manera que no es de sorprender que el completo relajamiento mental y físico que se puede alcanzar en el estado hipnótico con frecuencia puede beneficiar al paciente hipertenso en un grado considerable. La condición es insidiosa en su iniciación, y puede haber estado presente mucho tiempo antes que al final se descubra. El mecanismo fisiológico que fundamenta la hipertensión esencial parece ser la constricción de las pequeñas arterias como resultado de impulsos nerviosos. Durante el sueño natural, cuando tanto el cuerpo como la mente están en completo reposo, estos impulsos se reducen mucho, como resultado de lo cual los vasos sanguíneos tienden a relajarse, y la presión sanguínea baja. Esto arroja mucha luz sobre la razón de por qué el tratamiento hipnótico tiene un éxito tan frecuente en aliviar el padecimiento; también subraya la ventaja de permitir al paciente que permanezca en estado de trance por periodos prolongados, siempre que sea posible. Los síntomas que presenta son tan abundantes como variados. Las jaquecas punzantes, ataques de vértigo y de bochorno, son muy comunes. Con frecuencia éstos van acompañados por falta de concentración, memoria defectuosa y falta de estabilidad mental y emocional. La hipnosis puede resultar de mucho valor en el tratamiento de estos casos. Si se puede obtener un trance medio o profundo, la sugestión directa con frecuencia procurará una mejoría sorprendente en la condición del paciente. Como es natural, no puede esperarse que se curen casos de hipertensión que ya hace mucho se han implantado, pero el uso regular de la rutina para fortalecimiento del ego, colocando un énfasis especial sobre el descanso y el relajamiento y sobre la importancia de "tomar las cosas con más calma", por lo general obtendrá éxito en aliviar los sufrimientos del paciente en un grado considerable y hacer su vida más tolerable. El beneficio del sueño hipnótico continuo ya se ha mencionado con brevedad. Una vez que el trance ha sido inducido, se le puede decir al paciente que despertará, después de varias horas, sintiéndose completamente relajado tanto mental como físicamente. En forma alterna, se le puede decir que su 300 sueño hipnótico gradualmente se convertirá en sueño natural, del cual despertará en la forma acostumbrada.

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LA HIPNOSIS EN LA ANOREXIA NERVIOSA Esta penosa y seria condición está casi invariablemente confinada a las mujeres, por lo general a las jóvenes adolescentes. Los casos por lo común tienen un principio sencillo, siendo por completo voluntaria la restricción inicial de la dieta. Después, se pierde por completo el deseo de alimento y la paciente rehúsa comer ya que no tiene ningún apetito en absoluto. Siempre están involucrados factores emocionales. En muchos casos, la paciente inicia su, dieta porque teme estar aumentando de peso y tiene horror a volverse demasiado gorda; en otros, la privación del alimento representa una rebelión contra uno de los padres que es extremadamente dominante o solícito, por lo general la madre y, en el caso de histerismo, se emplea el síntoma como arma para influir sobre los padres. El alimento es siempre rechazado y la paciente pierde peso con alarmante rapidez. A menudo se llega a un grado extraordinario de inanición y la paciente queda reducida al mero esqueleto. Si se alimenta por la fuerza, contra su voluntad, por cuchara o tubo, por lo general aprovechará la primera oportunidad, cuando no se le observe, para obligarse a vomitar. Sin embargo, a pesar de esta emaciación extrema, la paciente por lo general demostrará una actividad incansable. Si no se detiene a tiempo, el índice de mortalidad es elevado, muchas de estas pacientes sucumben de tuberculosis pulmonar. Se presentan varios síntomas secundarios. Además de la pérdida de peso progresiva, es común encontrar constipación y el pulso suele ser lento. Esta condición va asociada con amenorrea, depresión e inquietud, aun cuando los síntomas gástricos reales son ligeros. Las más cuidadosas investigaciones no revelan ninguna causa orgánica. Tratamiento Desde luego es de importancia que el tratamiento se inicie tan pronto como sea posible, una vez que se haya hecho la diagnosis. El primer punto sobre el que debe decidirse es si la paciente debe ser tratada en su hogar o si deberá internarse en un hospital. Si la condición ha llegado a agravarse y es considerable la pérdida de peso y la emaciación, no hay duda de que los

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peligros serán disminuidos con la hospitalización. En forma similar, cuando el factor causal lo constituyen fuertes actitudes emocionales centradas en el hogar y en los padres, es de recomendar mucho el cambio de estas influencias ambientales. Si tal consejo fuera necesario, con frecuencia se encontrará que los padres son los más difíciles de convencer y que se requiere mucha persuasión. Sin embargo, aparte del lugar en donde se emprenda el tratamiento, éste se debe conducir de acuerdo con ciertos principios básicos. Un interrogatorio superficial suele tener éxito en revelar algunas de las ideas causantes, las que con frecuencia son plenamente conscientes. Este interrogatorio es de extrema importancia, ya que convence a la paciente de que sus motivos son comprendidos plenamente y se ayuda en esta forma a obtener su confianza. Cuando existe el temor a la obesidad, deberá señalarse que bajo ningunas condiciones se espera que se alimente a un grado tal que la haga aumentar demasiado de peso, de manera que no habrá la más mínima razón para temer a la obesidad. Por cierto, deben dársele las promesas más solemnes de que de ninguna manera se permitirá que esto suceda en absoluto, bajo ningunas condiciones. Tanta presión se ha ejercido sobre la paciente en el pasado que está lejos de ser fácil darle confianza en esta forma. Por lo general le informo que estoy en condiciones de prescribir drogas con las cuales disminuirá de peso con facilidad, y que si sólo cooperara conmigo, y tratara de hacer un esfuerzo para comer más de las clases adecuadas de comida, tomaría las precauciones necesarias para hacerla bajar al nivel correcto en el caso de que su peso aumentara en exceso. Al hacer tal promesa, es esencial que esté preparado para cumplir su parte en el trato, en el caso de que resulte aconsejable hacerlo así para aliviar cualquier ansiedad que origine. En todos mis casos, hasta ahora, nunca he sido llamado para cumplir con esta garantía, la que ha resultado ser un valioso paso hacia la eliminación del temor y miedo de la paciente. Nunca se debe obligar a la paciente en forma deliberada a que tome alimento. Los aumentos tendrán que ser graduales y pueden pasar varios meses antes que la paciente pueda tomar una dieta perfectamente normal. Es sumamente esencial entrevistar a los padres para explicarles la gravedad de la situación por completo y para ajustar sus actitudes hacia ella. Se les debe decir que mientras la paciente esté bajo tratamiento y tratando de cooperar no debe ser molestada por ellos, y que no debe hacerse ningún intento para obligarle a

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tomar alimento. Si su condición es tal que esto se hace necesario, entonces es mucho mejor y más seguro internarla en un sanatorio, ya que ahí se logrará mantenerla aislada y suministrarle una alimentación especial. En tales casos, esto debe iniciarse de inmediato y no esperar los resultados de la psicoterapia. En muchos casos será necesaria una estrecha supervisión para evitar engaños en la ingestión de alimentos. La dieta voluntaria al principio de una anorexia nerviosa nunca representa un intento ordinario para disminuir de peso. Siempre existe alguna alteración psicológica asociada, como miedo, ansiedad, o algún conflicto emocional, generalmente centrado en la madre. La paciente siempre muestra defectos de personalidad, a menudo de naturaleza histérica, que existían mucho antes que se declarara la enfermedad. Entre éstos, el de más importancia es la necesidad de atraer la atención. Una vez que se ha declarado la enfermedad, a medida que se deteriora la condición de la paciente, así su personalidad tiende a desintegrarse en un grado cada vez mayor. Aquí la hipnosis puede resultar en extremo valiosa y efectiva para a reintegrar la personalidad de la paciente. La rutina estándar para fortalecimiento del ego, modificada en forma adecuada para ajustarla a las circunstancias existentes, tiene mucho éxito para logar este objetivo. Un sencillo interrogatorio bajo la hipnosis por lo general aclarará los temores pertinentes y los conflictos emocionales orando éstos no son conscientes, y entonces pueden ser tratados, reajustando poco a poco las actitudes del paciente mediante la incorporación de las sugestiones necesarias. El primero, y el más importante, uso de la hipnosis en estos casos s establecer una relación emocional con la paciente con el fin de matar con su voluntad de cooperar. Cualesquiera promesas o seguridades que se den deben repetirse con regularidad en el estado hipnótico. La inspiración de confianza, la eliminación de la ansiedad y la reeducación gradual de la paciente son de primordial importancia. Se requiere una infinita paciencia y comprensión, pero los resultados probarán que valieron la pena. Las solas sugestiones directas sobre que aumentará el apetito son de muy poco valor y rara vez tienen éxito. Por cierto, bajo determinadas circunstancias incluso pueden ser dañinas, ya que, si se aceptan, pueden precipitar un agudo ataque de ansiedad. Es preferible dirigir tales sugestiones a aumentar el deseo y la voluntad de la paciente a que coma más de los alimentos adecuados poco a poco, y a su determinación y deseos de cooperar en lo que más pueda. También debe animársele a que lleve una anotación semanal de su peso.

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Muchos de estos casos, en especial en las primeras etapas, pueden tratarse con mucho éxito por el médico general. Los más graves, sin embargo, que muestran conflictos emocionales profundamente arraigados, deberán remitirse a tratamiento psiquiátrico sin demora, ya que pueden evolucionar, con extraordinaria rapidez, hasta un grado alarmante e incluso peligroso. LA HIPNOSIS EN EL TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD Por costumbre se ha considerado que esta condición común es causada por la ingestión de alimentos en exceso a las necesidades dietéticas, y que los varios métodos de tratarla dependen del mismo principio -el de aumentar el consumo corporal de calorías hasta que éste exceda a la ingestión diaria-. Este objetivo por lo general se ha logrado en varias formas distintas 1. Aumentando el ejercicio diario. 2. Con el uso de drogas tales como el extracto tiroideo. 3. Restringiendo la dieta. 4. Reduciendo el apetito con drogas adecuadas. Sin embargo, en los últimos años nuestra actitud ante este problema ha ido cambiando y ya no necesariamente suponemos que, en el paciente con sobrepeso, la acumulación de grasa iguala, en términos generales, a la cantidad de calorías que ha consumido en exceso del número gastado en las actividades diarias. Antes, acostumbrábamos considerar a estos pacientes como "glotones compulsivos", pero ahora sabemos que éste no es invariablemente el caso. Muchas personas comen en demasía, no obstante, algunas conservan un peso moderado, algunas están faltas de peso y otras tienen sobrepeso; así pues, no es correcto considerar a toda persona con sobrepeso como un glotón compulsivo. En ocasiones, también encontramos al paciente que gusta de comer en exceso como medio de reducir la tensión. En este caso, ello representa una forma de "gratificación oral", la cual se origina cuando la niñez ha estado asociada con inseguridad y enfermedades. Así, comer parece producir sensación de paz y felicidad, y representa una regresión al efecto calmante y reconfortante de la alimentación de pecho en la infancia. Sin embargo, una vez más es erróneo generalizar. Si miramos a nuestro alrededor, podemos ver a

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muchos individuos con pipas, cigarrillos o incluso lápices en la boca de los cuales están obteniendo cierta gratificación oral, pero sería absurdo suponer que todos esos individuos tuvieron una niñez infeliz, insegura y posiblemente falta de amor. Como es natural, ambas suposiciones anteriores de "comer en exceso" y la "gratificación oral" en ocasiones son ciertas, pero desde luego no son aplicables a todos los casos de obesidad, y sólo pueden ser establecidas en forma definida por una cuidadosa historia del caso. Apenas estamos comenzando a comprender algo de la patología y fisiología de la obesidad, y a reconocer el hecho de que los tipos comunes de obesidad no se deben a comer en exceso. En realidad, en la obesidad existe un defecto metabólico que se parece en mucho al de la diabetes, de manera que el obeso es en realidad un enfermo. Encontrará que la mayoría de los pacientes obesos ya han consultado a varios médicos y han intentado toda clase de dietas, perdiendo peso repetidas veces, sólo para recuperarlo a las pocas semanas. En consecuencia, se han vuelto cada vez más frustrados y siempre están buscando métodos para tratar un exceso de peso que no depende de su morigeración. Esto, desde luego, es una imposibilidad, y se debe aclarar desde el principio que, si bien la hipnosis puede ayudarlo mucho, es probable que el tratamiento lleve tiempo y que no habrá ninguna curación rápida o mágica. Por lo general digo al paciente que imagine que nos encontramos al pie de una colina muy empinada con una carretilla de mano muy cargada. Es demasiado pesada para que él la empuje hasta la cima por su propio esfuerzo y sin ayuda. También es demasiado pesada para mí jalarla hasta ahí por cuenta propia. Pero si él empuja mientras yo jalo, se subirá con mucha facilidad. En otras palabras, ya no necesitará hacer el esfuerzo necesario para apegarse a una dieta sin ayuda y, mediante la hipnosis, puedo aumentar su habilidad no sólo para hacer ese esfuerzo, sino también para poder sostenerlo. Pero, hipnosis o no hipnosis, a menos que esté dispuesto a cooperar, una vez más será inevitable el fracaso. También considero importante que el paciente sepa que su sobrepeso no es necesariamente culpa suya, y que en muchos casos esto se debe a alteraciones en el metabolismo. Es extraordinario lo mucho que esto anima al paciente cuando por primera vez se da cuenta de que algo anda mal. Ya ha sido castigado tanto, y tanto se ha culpado a sí mismo, que tiene una imagen muy mala de él y cree que los demás lo desprecian. Por lo tanto, si su condición se debe a alguna alteración por la cual él, él mismo, no puede ser responsable, ya

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no tiene por qué sentirse avergonzado. En realidad, una vez que el paciente obeso queda receptivo a la idea de que su molestia se debe a un metabolismo defectuoso y que puede ser ayudado a sostener una dieta adecuada con el uso de la hipnosis, ya entonces estamos en una posición favorable para proceder con la hipnoterapia. Tratamiento Por lo general, comienzo por decir a mi paciente que no estoy interesado en lo más mínimo en la cantidad de calorías de su alimento, sino que me interesa el tipo de alimentos que consume. Es esencial una dieta adecuada y deberá ser elegida de acuerdo con las convicciones y experiencia del terapeuta. Personalmente, me gusta recomendar una dieta alta en grasa, alta en proteína y baja en carbohidratos, la llamada dieta de "calorías ilimitadas". El paciente siempre queda muy aliviado al encontrar que, bajo este régimen, ya no tendrá que pesar sus alimentos, medirlos o calcular la cantidad de calorías que consume. Por lo general, es preferible comenzar con una dieta que contenga poco o nada de carbohidratos y eliminar los almidones y los azúcares, en especial la sucrosa y la fructosa. En ocasiones se puede permitir un poco de carbohidratos en la forma de una cantidad limitada de patatas, y el paciente perderá peso todavía, pero todos los otros quedan estrictamente prohibidos. Y aquí nos encontramos con nuestra principal dificultad. Sin importar la dieta que se prescriba, nuestro principal problema es sumamente frustrante, es cómo cambiar los hábitos de alimentación del paciente. Para atacar este problema la hipnosis resulta muy valiosa. Pero no nos equivoquemos sobre un hecho de vital importancia. Las sugestiones directas para el efecto de que el paciente no desee comer tanto, que se sienta satisfecho con porciones mucho menores de alimento y que pierda todo el peso que desee en un mes o dos, fracasarán miserablemente. La hipnosis nunca tendrá éxito para alterar en esta forma la personalidad del individuo o su formación de hábitos. Tenemos que fijar objetivos más apegados a la realidad y usarlos para reeducarlo en sus hábitos de alimentación. Por ejemplo, en vez de sólo usar la sugestión para ayudarlo en su determinación de evitar los alimentos inconvenientes, podemos usarla para hacer que en realidad comience a disfrutar los alimentos que le sean permitidos, y disminuir así mucho su sensación de privación y anhelo. Al explicar esto al paciente encuentro muy útil contar con su imaginación, técnica que aprendí del Dr. Herbert Mann, de California, a quien también

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estoy agradecido por mi presente método para el problema de la obesidad. Le pido al paciente que visualice a un "catador de vinos" que vierte un poco de vino en una copa, dedica unos momentos a observar su color y su claridad y luego levanta la copa hasta su nariz y huele, disfrutando su aroma y "bouquet" antes de probarlo realmente y de disfrutar por completo de su sabor. Que entonces compare esto con el individuo que destapa una botella de vino y la bebe de inmediato, y que luego se pregunte cuál de los dos obtuvo el mayor placer. A continuación le informo que con el uso de la hipnosis, puede aprender a disfrutar la vista y el olor, así como el sabor de una comida bien preparada y magníficamente servida, y que aprenderá la forma de saborearla más plenamente comiendo más despacio. Sobre todo, que comenzará a apreciar más y más el sabor de los alimentos que le son permitidos, de manera que su deseo por aquellos que debe evitar poco a poco disminuirá y desaparecerá. Con frecuencia encuentro que la relación del trance en sí parece satisfacer el anhelo de dependencia del paciente y que principia a disminuir sus deseos de alimento. En consecuencia, creo que el efecto de mis sugestiones queda aumentado si se dan con firmeza y con cierta dosis de autoridad, una vez que se hayan hecho las explicaciones preliminares. Después de principiar con la acostumbrada rutina para fortalecimiento del ego que, en mi opinión, nunca deberá ser omitida, una vez que he llegado a la etapa que se relaciona con el relajamiento, procedo en la forma que sigue: Recuerde las cuatro cosas importantes que van a suceder. Primero que todo... relajamiento. Todos los días.. . estará... y permanecerá más relajado y menos tenso. Este relajamiento le llevará una mayor calma. Todos los días ... estará más calmado ... y más compuesto. La sensación incrementada de calma dará como resultado una confianza muy incrementada. Todos los días... se sentirá más confiado... más seguro de sí mismo. Y esa confianza conducirá inevitablemente a un poder mayor de autocontrol. Tendrá mucho más control sobre la forma en que piensa... sobre la forma en que siente ... sobre la forma en que se comporta. Día por día... encontrará mucho menos difícil guardar la dieta que le he dado. Comenzará a disfrutar más y más de la vista... del olor... así como del sabor y gusto de los alimentos que son buenos para usted.. , de manera que gradualmente desaparecerá el deseo por lo que no puede metabolizar

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adecuadamente y que por lo tanto conduce a la acumulación de grasa. En la dieta especial que le he prescrito... comenzará el día tomando un desayuno ligero... digamos, un huevo revuelto o frito y una rebanada de tocino. También adquirirá la costumbre de comer menos... con más frecuencia... porque cuando las personas comen menos, y con más frecuencia, tienden a perder peso más aprisa, que si solo comieran una o dos veces al día. Aun cuando suspenda los alimentos con carbohidratos (incluyendo pasteles y pastas) ... los ricos en almidón.. , dulces, etc... todavía quedan muchos alimentos apetitosos.. . ensaladas, carnes... etc.... que le principiarán a agradar más y más ... a medida que usted coma más despacio... disfrutando así en realidad de la vista... el olor... y el sabor. En consecuencia... ya no se verá tentado a comer entre comidas... y tendrá menos y menos dificultad para evitar los alimentos que engordan. Principiará a hacer más ejercicios cada día... y a medida que gradualmente pierda peso ... se pondrá más saludable y apto ... y mejorará su apariencia personal. Todos los días... su deseo y su determinación de apegarse a su dieta... y de cambiar sus hábitos de comida aumentarán... a un grado tal que vencerá por completo cualquier tentación de apartarse de ella... hasta que finalmente desaparezca.

La enseñanza al paciente de la "autohipnosis" también puede ser muy útil y, en muchos casos, la "hipnosis de grupo" se presta admirablemente al tratamiento de la obesidad, siempre que los grupos no sean demasiado grandes -digamos unas 8 a 10 personas. Esto no sólo reduce el costo para el paciente sino que también introduce el elemento competitivo, además de dar como resultado un ahorro de tiempo para el terapeuta. Wolberg señala que, en trances profundos, el deseo de comer en demasía puede transformarse con frecuencia en alguna otra forma de actividad, y considera que los peligros y riesgos de la obesidad también deben hacerse notar al paciente. Es de suma importancia que se proporcionen siempre los detalles completos de la dieta – los alimentos que deben tomarse y lo que deba evitarse. LA HIPNOSIS EN EL TRATAMIENTO DE LA CONSTIPACION Durante muchos años, el público en general ha tenido la firme convicción de que si dejan de tener una acción regular intestinal diaria, y se permite que se acumulen los productos de desecho, inevitablemente sufrirá su salud y que

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es probable que se presente el envenenamiento de todo el sistema. En consecuencia, recurren a los esfuerzos más extenuantes para lograr un completo "vaciado', para librarse de los venenos que suponen son la causa de su letargia o de la pérdida de apetito. Hablando en términos generales, los movimientos intestinales se suceden en momentos regulares del día, los cuales varían mucho con los distintos individuos e incluso de tiempo en tiempo en la misma persona. Si por cualquier razón se pospone el acto de la evacuación, la necesidad por lo general pasará, y con frecuencia no se volverá a sentir hasta el momento que corresponda al siguiente día. Entretanto, los movimientos serán más fuertes y más difíciles de pasar. Se necesitarán mayores esfuerzos para lograr la evacuación, e incluso éstos pueden ir acompañados de dolores. Esto implica que ha ocurrido la constipación. Forel señala que la causa final de la constipación es el estancamiento de las materias fecales en, el intestino, sin importar la forma en que se produzca. Considera que, en la mayoría de los casos, la constipación habitual es sencillamente una "neurosis cerebral" crónica. Las causas de la constipación son muchas. Si la enfermedad orgánica ha sido eliminada, la constipación no complicada se puede considerar bajo dos encabezados principales: 1. Errores en la dieta (a) Alimentación demasiado blanda, deficiente en legumbres y residuos ásperos. (b) Alimentación demasiado áspera o irritante, que causa espasmo. (c) Alimentación demasiado seca, con insuficiente ingestión de líquidos. (d) Alimentación insuficiente, deficiente en vitaminas. 2. Otras causas de peristalsis defectuosa (a) Hábitos sedentarios. (b) Emociones deprimentes, ansiedad y preocupación. (c) Prolongada indiferencia a los deseos de defecar. (d) Atonía general y debilidad de los músculos abdominales. Incluso en los individuos saludables, la frecuencia y consistencia de los movimientos varía de vez en vez. En ocasiones son suaves, en ocasiones formados y en ocasiones duros. Se dice que ciertos alimentos son astringentes.

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Por regla general, la fruta tiende a producir movimientos más suaves, sin embargo, con demasiada frecuencia la fruta que constipa a una persona puede purgar a otra. Es importante que los alimentos proporcionen abundantes residuos ásperos para que el intestino haga presión y, en este respecto, verduras tales como la col o la haba verde tierna deberán de formar siempre una parte integral de la dieta. La harina de avena, la harina de trigo entero o pan moreno, legumbres crudas, cebollas, higos, ciruelas y frutas maduras deberán ser ingeridas en cantidad suficiente. La ingestión de líquidos con frecuencia puede ser aumentada provechosamente, y un vaso de agua fría bebida a pequeños sorbos en ayunas y antes de acostarse suele ser muy útil. Deben evitarse las grandes cantidades de leche. Una forma de vida sedentaria es más probable que provoque constipación que una vida activa, de manera que es de importancia que se hagan ejercicios con regularidad. La acción de los intestinos tiene una tendencia particular a ser influida por las emociones, en especial por el temor y la expectación. Ejemplos de esto pueden observarse con frecuencia en la vida diaria. El deseo de defecar suele tener la tendencia a presentarse cuando uno teme que se presente, por ejemplo en los transportes de pasajeros que no cuentan con facilidades para desahogarlo. Aparte de esto, se pueden presentar espasmos del colon como resultado de irritación mental, resentimiento e ira. Wolberg indica que en el campo psicoanalítico, ciertos individuos parecen estar renuentes a desechar algo debido al temor de perder su propia integridad. La convicción inconsciente en que se apoyan parece ser que, puesto que nada esperan de los demás, no tienen la obligación de dar nada a cambio. Esta actitud mental suele estar simbolizada por la retención fecal y la constipación. Principios generales del tratamiento hipnótico La constipación crónica en ocasiones responderá extraordinariamente bien a la sugestión hipnótica directa, y su duración no parece ser una barrera para el mejoramiento y la recuperación. El tratamiento siempre deberá ir precedido por una completa explicación, en el estado de vigilia, que incluirá la eliminación de temores mal fundados de las graves consecuencias de la constipación. Se deben impartir consejos respecto a la reglamentación de dietas defectuosas, y dar suma importancia a inculcar hábitos regulares diarios. Aun cuando no exista la necesidad de ir al retrete, debe animarse al

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paciente a que trate de desalojar los intestinos por lo menos durante diez minutos, contados con reloj, diariamente, y precisamente a la misma hora. Sin embargo, no deberá esforzarse demasiado para no provocarse un dolor abdominal o una jaqueca. Siempre es conveniente un estado hipnótico tan profundo como sea posible. Si bien es cierto que en algunos casos que se puede lograr una mejoría considerable en una profundidad media, he encontrado que, hablando en términos generales, mientras mayor sea la profundidad, es probable que más satisfactorios sean los resultados, en especial en los casos de mucha antigüedad. Las sugestiones iniciales deben ser de carácter general. Deberán instilarse sentimientos de esperanza y confianza en la recuperación final y hacer sugestiones al efecto de que no sólo el deseo de evacuar se hará más frecuente, sino que también aumentarán mucho los impulsos nerviosos y que los movimientos peristálticos del intestino se fortalecerán mucho. El efecto de estas sugestiones puede aumentarse considerablemente tocando el abdomen. Los antiguos hipnotizadores solían dar mucho énfasis a la importancia de este procedimiento. Wingfield consideraba que se despertaba en la mente del paciente el concepto de que en realidad algo se le estaba haciendo al abdomen, y Moll creía que era un factor de tanta importancia en el tratamiento que, siempre que fuera necesario, las sugestiones debían ser fortalecidas tocando la pared abdominal desnuda. Yo nunca he encontrado ninguna necesidad para esto, quizá debido a que al tocar el abdomen sobre la ropa, invariablemente induzco una sensación de calor en el estómago y en los intestinos, y aúno esta sensación con las sugestiones ya mencionadas: Al extenderse esta sensación de calor a su estómago e intestinos... los músculos de las paredes intestinales serán cada vez más fuertes, y sus contracciones serán cada vez más fuertes y eficientes. Los impulsos nerviosos que controlan las contracciones de sus intestinos quedarán sumamente aumentados... en consecuencia, desaparecerá la pereza intestinal definitiva y permanentemente... y la necesidad de evacuar los intestinos será más frecuente y con más fuerza.

Luego se harán sugestiones más específicas al efecto de que, a una hora fija, cada segundo o tercer día, al levantarse por la mañana el paciente tendrá un gran deseo de ir al retrete mientras se está vistiendo. Esta es una señal sumamente conveniente para que haga efecto la sugestión posthipnótica. Él-

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tratará de no tomar nota de esto, pero mientras más trate de ignorarlo, el deseo será cada vez más fuerte. Por fin, los deseos serán tan fuertes, que se verá obligado a ir al retrete. Wolberg afirma que esta técnica suele ser efectiva aun mando no se haya logrado ninguna amnesia, pero no tengo dudas de ninguna especie de que cuando existe amnesia, el éxito será acucho más rápido y cierto. Por lo general, es preferible no intentar al principio una acción diaria de los intestinos. Es mucho más prudente comenzar con una acción sugerida cada dos o tres días, y luego disminuir poco a poco el intervalo. El grado preciso del éxito que se obtenga mediante el tratamiento hipnótico de la constipación crónica variará mucho de caso a caso, pero en mi opinión, siempre vale la pena intentarlo cuando se puede alcanzar una hipnosis profunda, en especial si va acompañada por amnesia. En ocasiones, los resultados son en verdad dramáticos. Se ata el caso de un hombre de negocios que mediante el tratamiento hipnótico logró establecer un hábito regular de retrete a las 7 de todas las mañanas. Posteriormente se vio obligado a volver a visitar al hipnotizador con la urgencia de que se alterara la hora pues iba a salir de vacaciones, y las 7 de la mañana era una hora muy inoportuna.

LA HIPNOSIS EN EL TRATAMIENTO DEL TABAQUISMO EXCESIVO Fumar en exceso es un método muy popular para tratar la tensión nerviosa que se origina por temor, preocupación y esfuerzo. La nicotina parece que en realidad tiene un efecto sedante al principio, pero éste pasa pronto y deja al paciente con el ansia de fumar más que nunca. Los fumadores consuetudinarios suelen ser incapaces de dejar el hábito por sus propios esfuerzos, y los intentos para hacerlo originan mucha ansiedad. Es completamente posible suprimir totalmente el hábito del tabaquismo por sugestiones hipnóticas, pero hay dos condiciones de importancia 1. El paciente debe tener una fuerte motivación para abandonar el hábito. No basta que su médico se lo haya aconsejado (excepto en verdaderas emergencias), ni que desee abandonarlo para dar gusto a su esposa y a su familia. Debe desear abandonarlo por su propia y libre voluntad.

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2. Debe estar dispuesto a dejar de fumar por completo. Por desgracia, muy pocos están dispuestos a dejar de fumar por completo. Todo lo que desean que usted haga es ayudarlo a reducir el hábito en proporciones razonables, digamos de 40 a 10 cigarrillos por día. Esto es una tarea imposible desde el principio, y se aconseja no intentarla en absoluto. Creo que así como para el alcohólico una copa es demasiado y veinte no son suficientes así para el fumador habitual de cigarrillos, un cigarrillo es demasiado y veinte no son suficientes. En consecuencia, a menos que quede satisfecho de que el paciente esté deseoso y dispuesto a hacer cualquier esfuerzo para renunciar a los cigarrillos por completo, siempre rehúso emprender el tratamiento, el cual necesariamente será prolongado con resultados tanto inestables como no satisfactorios. Por lo general, encuentro que los dos motivos más fuertes para abandonar el hábito por completo son, primero que todo el financiero, y el segundo, el temor a las consecuencias cuando el paciente tiene alguna enfermedad física grave que se acentúa por fumar. Incluso cuando una verdadera motivación es inadecuada, el porcentaje de recuperación con el tratamiento hipnótico es elevado; desafortunadamente, también lo es el de relapsos, tanto en la terapia individual como de grupo. Es probable que el tratamiento sea prolongado y quizá sean necesarias por lo menos 12 sesiones. Considero que es completamente inútil adoptar el muy difundido método de hacer que los cigarrillos tengan un sabor desagradable. Es verdad que en la hipnosis profunda esto se logra con facilidad y produce resultados tan rápidos como dramáticos. Sin embargo, después de un tiempo corto, la sugestión se desvanece y se presenta un total relapso, a menos que se continúe indefinidamente el tratamiento. Aun cuando se presentara alguna curación ocasional, no es probable que sea permanente, ya que nada se ha hecho para alterar las tensiones fundamentales, para aumentar el autocontrol del paciente o para enseñarle cómo enfrentarse a sus problemas. Tratamiento hipnótico del tabaquismo El único método racional y efectivo para atacar el problema se encuentra en el uso hábil de la sugestión para formar y fortalecer la determinación y el deseo de no fumar, hasta que llegue a ser lo bastante fuerte para vencer por completo el ansia de fumar.

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Siempre es conveniente un trance hipnótico tan profundo como sea posible y lo mejor es usar un método persuasivo. Bajo la hipnosis, se le debe informar tranquilamente al paciente sobre los efectos nocivos de la nicotina en su organismo, subrayando siempre las ventajas financieras y de otra índole si abandona el hábito. Se debe hacer toda clase de esfuerzos para levantarle su propia fuerza de voluntad para resistir con éxito el deseo. Para lograr esto, en el trato con las tensiones subyacentes resulta extremadamente útil la rutina estándar para fortalecimiento del ego, ligeramente modificada si se hace necesario. Mientras se encuentre en estado de trance, se le debe pedir al paciente que exprese con sus propias palabras su deseo de vencer d ansia de fumar. Luego deben hacerse sugestiones enérgicas para que su ansia por cualquier forma de tabaco desaparezca poco a poco y para que incluso principie a formarse una repugnancia por fumar. Deberá decírsele, con convicción, que sus poderes de control aumentarán en forma progresiva, hasta que pueda abandonar por completo el hábito de fumar. Su deseo y su determinación de no fumar llegarán a ser tan fuertes que vencerán por completo su ansia de tabaco. Aun cuando en ocasiones es efectivo, este procedimiento está lejos de tener un éxito universal, así que, puesto que la demanda pública de ayuda para atacar este problema bajo hipnosis parece ir en aumento, se puede adoptar una u otra de las técnicas que siguen. Von Dedenroth ha creado un método de ataque totalmente distinto con gran éxito. Comienza por averiguar qué tanto tiempo ha estado fumando el individuo, si recuerda por qué comenzó, si alguna vez ha intentado dejar de fumar, por qué desea dejarlo ahora, qué beneficios, si acaso, obtiene por fumar, en qué momentos específicos siente más la necesidad (después de las comidas, antes del desayuno, etc.) y, por último, qué tanto fuma. La contestación a estas preguntas no sólo tiende a aumentar el rapport sino que también arroja alguna luz sobre los propios sentimientos del fumador y de sus razones para querer abandonar el hábito. En la segunda sesión, la terapia principia y se le informa al paciente que a los 21 días de la fecha será el "Día D" o "Día de Dejarlo". A continuación, se le instruye que cambie su marca favorita de cigarrillos y que decida no volver nunca a fumar de esos. Luego, se dejará totalmente de fumar: 1. Antes del desayuno.

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2. Durante media hora después de cada comida. 3. Durante 30 minutos antes de retirarse. En esas ocasiones, adquirirá la costumbre de dirigirse al cuarto de baño, hacer gárgaras con un enjuague bucal y asearse los dientes. Deberá tener un vaso con jugo de fruta a su alcance al despertar. Notará en particular la fresca sensación en la boca por la mañana y después de cada una de estas rutinas. Después de desayunar, se lavará otra vez los dientes y usará el enjuague bucal, poniendo atención a la sensación de limpieza en su boca. Transcurrida una media hora, podrá fumar un cigarrillo, pero no antes. Esto tiende a romper la asociación entre el sabor de la comida y el inevitable cigarrillo que por lo general sigue a una comida. También se le dice que lleve consigo una pequeña libreta de notas y que escriba, de vez en vez, las razones que tiene para dejar de fumar (físicas, financieras y personales). Luego se induce un estado de trance, y las sugestiones anteriores, dadas en el estado de vigilia, se repiten y, en consecuencia, quedan sumamente reforzadas. A continuación del trance, se anima al paciente para que haga preguntas y se concierta la cita siguiente. La segunda sesión terapéutica sigue una semana después, dos semanas antes del "Día D", y se repiten las sugestiones anteriores dadas en estado de trance. Se le dice al paciente otra vez que cambie su marca de cigarrillos por otra que no le importe en especial. Se repiten todas las demás sugestiones y se inspecciona y discute el contenido de la libreta de notas. A continuación se sugiere que: 1. Debe abstenerse de fumar UNA HORA después de las comidas. 2. No debe fumar durante UNA HORA antes de irse a la cama y una vez más, se repiten estas instrucciones en estado de trance. La tercera sesión tiene lugar una semana después, siete días antes del "Día D". Ahora deberá abstenerse totalmente del alcohol o cuando menos limitarse a beber sólo durante las comidas. Se intenta esto para romper la asociación entre una copa ocasional y el cigarrillo que la acompaña. Se induce otra vez el estado de trance y se refuerzan todas las instrucciones anteriores. También se sugiere que ya no disfrutará del fumar un cigarrillo -que quizá disfrute de la primera fumada, la segunda será menos agradable y que la tercera posiblemente le irritará los revestimientos de la nariz, la garganta o del pecho. Para -

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cuando haya llegado el "Día D", el individuo por lo general sólo da 10 a 12 fumadas al día. El hecho de que el tabaquismo puede reducirse y cesar -por el mismo individuo- en esta forma, le proporciona un enorme alivio y una gran sensación de autorrealización. Más aún, se enfatiza la ausencia de frustraciones conscientes y subconscientes. El "Día D" se principia por la inducción inmediata del estado de trance, y se subraya y vuelve a subrayarse el hecho de que los buenos hábitos han reemplazado a los malos hábitos. También se enfatiza que, durante varias semanas los cigarrillos se han vuelto más y más desagradables. En conclusión, debe hacerse notar que, en este tipo de caso en particular, la persuasión y la sugestión son muy eficaces a la luz de estados de trance ligeros o medios, sin que haya necesidad de trances profundos. Se puede encontrar una relación más detallada en el artículo original de Von Dedenroth en el American Journal o f Clinical Hypnosis, Vol. 6, Núm. 4, abril, 1964. Otro método interesante y efectivo para atacar este problema es el usado por Calvert Stein. Lo aborda desde un ángulo totalmente distinto, el de cultivar una técnica de desplazamiento compensatoria para los fumadores -la forma de lograr más satisfacción al fumar sin prohibición absoluta-. Sólo se requieren trances de profundidad ligera o media. Señala que fumar significa proporcionar satisfacción o placer, y aliviar las tensiones y que la abstención acentúa el deseo, en tanto que la autorización para fumar "tanto como sea necesario" tiende a reducir la cantidad o grado de la ansiedad asociada. La base esencial para este tratamiento se encuentra en enseñar al sujeto a relajarse por otros medios. El sujeto también aprende a relajarse experimentando la tensión que se forma en su pecho, cuello y cabeza cuando retiene la respiración para una cuenta lenta de diez. Al dejar escapar lentamente el aire, se le llama la atención sobre el grado de relajamiento que sigue a la espiración del aire ordinario sin humo. A continuación se invita al sujeto a seguir esta técnica en particular cuando fume un cigarrillo, ya que está orientada a incrementar su placer de fumar en tanto también se le proporciona un relajamiento incrementado. Siempre que tome un cigarrillo de la cajetilla, debe hacer una pausa y observar la blancura del papel, el filtro o la boquilla de corcho, la fragancia natural del tabaco, la sensación del cigarrillo entre los dedos o entre los labios. También, la flama del fuego, la satisfacción de observarla y apagarla, el aroma del tabaco al

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quemarse, el sabor del humo en la boca, la importancia de mirar cómo se eleva lentamente el humo, el placer de arrojar aire humeante por la boca. Se le dice al fumador que llene su boca con humo solamente, que mantenga el. humo en la boca como si fuera un buche de agua en tanto llena los pulmones con aire limpio y suavizante, respirando profundamente sólo por la nariz. Luego que lo exhale lentamente por la boca mientras arroja no sólo la bocanada de humo sino también el aire limpio y suavizante. El efecto de esto es convertir no sólo el fumar en un proceso consciente y deliberado en vez de un hábito inconsciente, sino también hacer que el fumador obtenga satisfacción sin inhalar. Stein también señala correctamente que una psicoterapia adecuada para fumadores compulsivos con frecuencia deberá incluir una investigación y discusión apropiadas de otras causas de ansiedad, tales como las tensiones domésticas y personales, tensiones ocupacionales, etc. En algunos fumadores existe una rápida respuesta a la técnica sugerida para el desplazamiento de las zonas de placer de los pulmones a la boca, a los ojos y a los dedos. En otros, existe una respuesta demorada a la sugestión implicada de que la inhalación es innecesaria para el placer de fumar. Sin embargo, en la mayoría de los casos hay una rápida reducción en la cantidad total de cigarrillos consumidos y en la disminución de otros signos de tensión emocional. En realidad, algunos fumadores abandonan totalmente el hábito de fumar después de una o dos semanas bajo el nuevo régimen, en tanto que otros cambian a la pipa o a los puros. La técnica está más completamente descrita en el libro de Calvert Stein, Practical Psychotherapy in Nonpsychiatric Specialities (Springfield, III.: Thomas). LA HIPNOSIS EN EL TRATAMIENTO DEL ALCOHOLISMO La bebida es el más universal de los hábitos humanos, pero por fortuna, pocos bebedores se convierten en verdaderos dipsómanos. El alcoholismo no es una enfermedad en sí sino un síntoma de una personalidad desordenada una persona que no puede enfrentarse a la realidad y recurre al licor como alternativa-. Debido a los efectos narcotizantes que ejerce el alcohol en los centros cerebrales superiores, temporalmente aliviará la tensión, aumentará la confianza en sí mismo y producirá una sensación de bienestar general. En consecuencia, reduce la ansiedad, vence las fobias y provoca temores obsesivos al ceder momentáneamente, de manera que no sorprende que se use

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como medio para' escapar de los sufrimientos, y que ciertas personas, con graves problemas emocionales lleguen a depender de él. Sin embargo, sus efectos sólo son transitorios, y por lo general van seguidos de una depresión más marcada que aumenta el deseo y hace que el desafortunado paciente busque alivio en dosis más frecuentes y mayores. El alcohol elimínalas inhibiciones, y los individuos tímidos y reservados encuentran que unas cuantas copas eliminan sus temores y los hace enfrentarse a la gente con más confianza. Aminora los sentimientos de hostilidad y antagonismo, vence a la inferioridad y presta un falso valor y fuerza. Ayuda a determinados individuos a escapar de sentimientos de aislamiento y soledad. El alcohólico es un individuo hipersensible, dependiente y solitario que encuentra difícil tolerar la frustración y que carece de amor propio. La lástima de sí mismo suele ser una característica de importancia, y con frecuencia existen sentimientos inconscientes de,hostilidad. Cuando niño, fue exageradamente protegido por sus padres y, en consecuencia, creció mal preparado para enfrentarse a responsabilidades. En la vida posterior, condiciones sociales desfavorables, las dificultades domésticas y familiares o las preocupaciones de los negocios o financieras, bien pueden causar que busque consuelo en el alcohol, con el embotamiento final de su juicio crítico e incapaz de resistir las ansias y deseos que normalmente podría reprimir. Si continúa bebiendo, principia a derrumbarse moralmente y tiende a evitar a sus antiguos amigos, buscando compañía en el bar o en las casas públicas. Durante sus ataques de embriaguez se convierte en vano, jactancioso y sentimental. Al principio, puede ejercer cierto control sobre la frecuencia y cantidad de lo que bebe, pero a medida que se reduce su tolerancia poco a poco, este control se pierde finalmente. El alcohólico suele sentirse extremadamente culpable por su hábito y llega a avergonzarse de él. Se da plena cuenta del daño que está causando tanto a sí mismo como a su familia y, por esa razón, se desprecia a sí mismo. Sin embargo, es totalmente incapaz de controlar su deseo. El tratamiento del alcoholismo Así como el fumador busca tratamiento para rebajar la cantidad de cigarrillos que fuma a proporciones razonables, más que abandonar el hábito

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del todo, así el alcohólico que solicita tratamiento por lo general se aferra a la esperanza de que "podrá aprender a beber en forma normal y con moderación", y que "podrá soportar el licor", como la mayoría de las personas. En el verdadero alcohólico esta es una verdadera imposibilidad. Debe ser totalmente prohibido el uso del alcohol en cualquier forma, eliminándolo por completo de su régimen, de una vez por todas. Esto está muy bien expresado por Alcohólicos Anónimos en esta frase: para el alcohólico -una copa es demasiado- y veinte no son suficientes. Sólo es probable que tenga éxito el tratamiento si es instigado por los propios deseos del paciente. Por otra parte, si es convencido por amigos y parientes desesperados, rara vez tiene el verdadero deseo o el incentivo para abandonar la bebida y, en consecuencia, no responderá. Desde luego, el momento más favorable para la iniciación del tratamiento del paciente es cuando acaba de recuperarse de una intoxicación alcohólica y se encuentra en un estado de remordimiento y pena. El terapeuta siempre deberá tener presentes ciertos objetivos bien definidos: 1. Establecer una relación de simpatía y comprensión con el paciente. 2. Fomentar la autoestima del paciente. 3. Inducirlo a que tenga intereses externos. 4. Ayudarlo a que pueda enfrentarse a su frustración. 5. Ayudarlo a que deje de beber. 6. Ayudarlo para que haga más contactos sociales. Al emprender el tratamiento de un alcohólico, nunca deberá, bajo ningunas circunstancias, condenar su hábito. Su actitud deberá ser siempre tanto de tolerancia como de simpatía. Esto está lejos de ser fácil, ya que es probable que el paciente lo ponga a prueba dedicándose a otro asalto de intensa bebida, justo cuando parecía que estaba logrando cierta mejoría. A pesar de su desengaño natural, nunca debe permitir que esto lo amargue, y debe continuar luchando con la situación con comprensión y simpatía. Debe comenzar por tratar de que el paciente se dé cuenta que no sólo sabe la importancia que tiene la bebida para él, sino también él sabe muy bien sus razones para ello. Que su intención es ayudarlo a enfrentarse con las razones en una forma distinta, sin necesidad de que tenga que recurrir al alcohol en el futuro. Debe tratar de hacerle desistir de la idea de que es un caso sin

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esperanza, y enfatizar las muchas buenas cualidades que posee y que han sido oscurecidas por su hábito. Debe hacer todo lo posible por animarlo a que se recree en pasatiempos y a que se dedique a intereses externos. Sin embargo, una cosa es vital desde el principio: el paciente deberá abandonar, de una vez por todas, la idea de que alguna vez podrá beber con moderación, igual que otras personas. Sólo cuando esté preparado a abandonar el alcohol por completo, por su propia voluntad, podrá usted estar listo para ayudarlo. Si sólo se busca el tratamiento por los sufrimientos de amigos y parientes, es mucho mejor que sea tratado en alguna institución. El método analítico por lo general es totalmente inútil, ya que el ego del paciente está demasiado inmaduro. El objeto del tratamiento, como ya se describió, es erradicarlo del alcohol, fortalecer su personalidad y hacer que se ajuste a su ambiente. Debe hacerse toda clase de esfuerzos para cambiar la actitud del paciente de que no puede vivir sin el alcohol, por otra en la cual pierda el deseo de libar, ya que ha aprendido la forma de enfrentarse sin él a sus problemas. En ocasiones es posible iniciar el tratamiento dirigiéndolo a la causa básica. Las personas beben con exceso por una pluralidad de distintas razones. El tímido bebe para vencer su timidez y poder alternar con más facilidad. El depresivo bebe para ahuyentar su melancolía y taciturnidad; el hombre de negocios bebe para olvidar sus problemas financieros, y el casado para buscar un escape a sus dificultades domésticas. Si puede remediarse la causa, o si puede ayudar al paciente a que pueda enfrentarse en forma más adecuada a estas condiciones, se aumentan mucho las oportunidades de que el tratamiento tenga éxito. Sin embargo, en este caso, se requerirá cierta clase de terapia perceptiva. Uno de los métodos usuales de tratar el alcoholismo depende de la implantación de un reflejo condicionado en el paciente, el cual hace que experimente una sensación de náusea cada vez que bebe. Esto se suele lograr mediante el uso de drogas como apomorfina, la emetina o el disulfram (Antabús), seguido por la administración de la bebida codiciada. La droga hace que el paciente sufra una náusea violenta, y la repetición de este procedimiento eventualmente establece un reflejo condicionado que puede prolongarse en forma indefinida; en verdad, el estómago del paciente se revolverá cada vez que intente beber. Con un buen sujeto hipnótico capaz de lograr un trance de bastante profundidad, todo esto se puede producir con facilidad como resultado de una sugestión posthipnótica. Debe hacerse todo lo

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posible para llevar al paciente a un punto en el cual rehúse beber o en realidad no pueda hacerlo sin una gran molestia. Los alcohólicos, por fortuna, siempre y cuando estén sobrios por el momento, por lo general son muy susceptibles a la hipnosis y con frecuencia resultan muy buenos sujetos. Sólo cuando ya ha tenido lugar la desintegración de la personalidad, la hipnosis se convierte en muy difícil o aun imposible. Incluso si se puede lograr una hipnosis ligera, puede ayudar mucho a algunos de estos pacientes. Sin embargo, en estos casos, no será posible obtener una cura ordenando al paciente que abandone la bebida, o diciéndole que la bebida lo pondrá enfermo. Las sugestiones para fortalecimiento del ego ayudarán a disipar la tensión nerviosa, a estabilizarlo emocionalmente y a aumentar la confianza en sí mismo. La discusión de sus problemas combinada con una cierta dosis de reeducación, con frecuencia lo ayudará a enfrentarlos más eficiente y sistemáticamente sin tener que buscar refugio en el alcohol. Todo esto suele lograrse en la hipnosis ligera. Wolberg describe dos excelentes técnicas de condicionamiento que pueden usarse con mucho éxito, siempre que se haya logrado un trance de profundidad adecuada. La primera depende de la sustitución del deseo oral: Tan pronto como usted despierte, sentirá un deseo irresistible por una bebida. Este deseo será tan fuerte que ocupará su mente por completo, y no podrá pensar en ninguna otra cosa. Aun cuando se dé cuenta de que esa bebida lo envenena, su deseo será cada vez más y más fuerte. Notará que hay una bolsa de dulces sobre la mesa. Tomará uno de esos dulces, y tan pronto como principie a saborearlo... el deseo de beber desaparecera... y poco a poco usted quedará más calmado y relajado.

Como es natural, esto es mucho más probable que tenga éxito cuando se puede producir una amnesia total. En todo caso, deberá repetirse en muchas ocasiones subsecuentes. De ahora en adelante... deseará abandonar la bebida por completo. Su deseo y determinación de abandonarla será tan fuerte... tan poderoso….. que vencerá totalmente cualquier deseo de beber. Comenzará a sentir un fuerte desagrado por cualquier forma de alcohol. Cada día... su deseo será cada vez menor... cada vez más débil... hasta que de pronto desaparezca por completo. Se dará cuenta... cada vez más

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y más... que el alcohol es un veneno para usted. Siempre que sienta que necesita un trago... al chupar un dulce inmediatamente desaparecerá esa ansia... y rápidamente quedará relajado y tranquilo.

La segunda técnica comprende un condicionamiento en el cual la ingestión real de alcohol se asocia con sensaciones de náusea y disgusto. En el momento en que usted ingiera cualquier clase de alcohol... comenzará a sentir cada vez más molesto el estómago... y en realidad se sentirá realmente asqueado. Esto será cada vez peor... y si en realidad ingiere la bebida... será completamente incapaz de tolerarla e inmediatamente la vomitará.

Obviamente, el condicionamiento de esta clase requerirá que se refuerce con regularidad, al principio diariamente si es posible. Una vez que principia a actuar en forma satisfactoria, puede reducirse a una vez a la semana, hasta que se haya conservado el hábito bajo control por varios meses. De ahí en adelante, los tratamientos quincenales o incluso mensuales serán suficientes para fortalecer y mantener el control. Completamente aparte del condicionamiento, y debido a la íntima relación entre el médico y el paciente que se presenta en la hipnosis, el rapport satisfactorio que con tanta frecuencia se crea, puede ser manejado para ayudar al tratamiento. En estas circunstancias, se menciona poco el verdadero hábito de beber, pero se utiliza, la buena relación que eventualmente se forma para exigir un comportamiento más adulto y maduro de parte del paciente. Meares subraya la importancia de esto, y considera que es una experiencia valiosa, educativa y emocional. El consenso general de la opinión parece ser el de que la hipnosis suele rendir los resultados más satisfactorios en el tratamiento de este estado tan penoso. Gindes indica que los efectos del alcoholismo suelen ser eliminados aun cuando la causa exacta quede sin descubrirse. Considera que el hecho de que se capacite al paciente para regresar a su trabajo, a su familia y á la sociedad y que se ajuste a ellos, justifica por completo a la hipnosis como la terapia a elegir.

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Adicción a drogas Las drogas que por lo general conducen a la adicción son el opio y sus derivados, morfina y heroína, cannabis indica (mariguana), cocaína, los barbitúricos y la anfetamina. En la Gran Bretaña, la adicción a la cannabis indica, a los barbitúricos y a la anfetamina, es mucho más común que la adicción a los opiáceos. La estructura de la personalidad del promedio de los adictos muestra los mismos defectos fundamentales que los del dipsómano crónico (Pág. 315), y por lo general se pueden reconocer dos tipos distintos de adicción: 1. La que se presenta en personas que sufren neurosis y que tratan de controlar su tensión y ansiedad con drogas. 2. La de las personas que recurren a las drogas para el "viaje" y para las sensaciones de euforia que éstas inducen. En cualquier caso, una vez que se ha desarrollado la adicción, una dependencia física a la droga se presenta con rapidez como resultado de los cambios bioquímicos que producen un deseo incesante por la droga. La abstención total de la droga puede enfermar muy gravemente al sujeto, tanto que los síntomas de abstención pueden ser lo bastante graves para causar la muerte. Debe admitirse que la hipnosis suele tener menos éxito en el tratamiento del drogadicto que en el caso del dipsómano. En los casos menos graves, los casos de alcoholismo más crónicos, algunas autoridades consideran que no se desarrolla ningún deseo psicológico real en el cual el cuerpo exija y deba proporcionársele una droga en particular, de manera que no es probable que se presenten síndromes agudos de abstinencia. Si se le priva totalmente de alcohol, ciertamente que el paciente quedará muy deprimido e infeliz, pero es probable que no enferme físicamente, o esté en peligro de muerte. Pero una vez que el alcoholismo sea agudo y haya llegado hasta el delírium tremens, el síndrome de abstinencia se habrá convertido en fisiológico, y el paciente puede encontrarse en un verdadero peligro debido a la reacción tóxica, a la deshidratación y al shock. En estas circunstancias, los resultados del retiro total del alcohol o de la droga de adicción, serán exactamente los mismos: el paciente caerá gravemente enfermo, hasta el extremo en que su vida pueda estar en un serio peligro.

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En los casos de adicción a drogas, casi siempre es aconsejable insistir en el tratamiento en una institución, en primer lugar, por un periodo no menor de seis meses. No hay ninguna duda de que la hipnosis puede ser extremadamente útil para aliviar al paciente en los rigores del periodo de abstinencia. El relajamiento físico y mental que puede lograrse y el restablecimiento de la confianza que puede impartirse en los estados de trance profundo, con frecuencia resultarán ser un valiosísimo adjunto para otras formas de tratamiento. Si se ha logrado con éxito el periodo de abstinencia total, deberá continuarse el tratamiento hipnótico con los lineamientos descritos en el tratamiento del alcoholismo (Pág. 315). Nunca se debe considerar al paciente como totalmente curado hasta que su deseo haya desaparecido por completo y pueda resistir la tentación de tomar drogas, aun cuando disponga de ellas.

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CAPITULO 20

DESÓRDENES MENSTRUALES, PADECIMIENTOS DERMATOLÓGICOS Y EL USO DE LA HIPNOSIS EN CIRUGÍA

LA HIPNOSIS EN LOS DESORDENES MENSTRUALES

Muchos desórdenes menstruales resultan ser de origen psicogénico, de manera que con frecuencia la hipnosis puede desempeñar un papel sumamente efectivo en su tratamiento. Por supuesto, es mucho más probable que tenga éxito en las alteraciones menstruales en las cuales los factores emocionales son de origen reciente. Los psiquiatras más orientados hacia la hipnosis aconsejan en estos casos el uso del hipnoanálisis, pero de ninguna manera es necesario como un procedimiento rutinario. En consecuencia, el médico general no necesita desanimarse, ya que en muchos casos pueden lograrse resultados notablemente satisfactorios mediante una combinación de eliminación directa de los síntomas y psicoterapia sencilla. Las tres alteraciones de la menstruación que más comúnmente se presentan y que se prestan a la hipnoterapia son: 1. Sangrado funcional uterino. 2. Amenorrea. 3. Dismenorrea funcional. Sangrado funcional uterino Si bien es sabido que esta condición suele ser el resultado de preocupaciones, shock o ansiedad, es esencial que antes que se adopten medidas psicoterapéuticas, se haga un adecuado examen físico de la pelvis para excluir cualesquier factores orgánicos.

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Las causas psicológicas pueden ser muy variadas. En el caso de una recién casada, por ejemplo, el síntoma puede presentarse como una defensa inconsciente contra el acto sexual. Alternativamente, algunas veces puede representar un temor inconsciente al embarazo. Muchos de los casos de sangrado uterino psicogénico se resuelven por completo como resultado de sólo una sugestión hipnótica directa. Sin embargo, para esto por lo general será necesaria una etapa de hipnosis razonablemente profunda. Tal eliminación directa del síntoma es mucho más probable que tenga éxito si va acompañada con una explicación y el restablecimiento de la confianza. Si se trata en esta forma la menorragia, puede hacerse la sugestión ya sea para eliminar totalmente los periodos por algún tiempo y permitir que se recupere la paciente, o dirigida hacia la disminución del flujo, y reduciendo la cantidad de pérdida de sangre. En ocasiones sucederá que el tratamiento a este nivel superficial no basta para efectuar la curación. Si no están muy profundamente establecidos los conflictos emocionales del caso, se puede tener éxito para exponerlos mediante un interrogatorio en el estado hipnótico, cuando con mucha frecuencia se pueden eliminar por medio de explicaciones y del restablecimiento de la confianza. Si esto no es posible, se necesitará el hipnoanálisis, siempre y cuando se pueda lograr una profundidad adecuada. Amenorrea funcional Esta puede variar desde una cesación total del menstruo hasta una decidida insuficiencia del flujo sanguíneo. Entre los factores psicogénicos que suelen estar involucrados se encuentran shock, ansiedad, temor al embarazo, actitudes inadecuadas hacia el sexo, privación de sociedad varonil e incluso cambios de ambiente. Las sugestiones directas bajo hipnosis suelen tener resultados notablemente buenos, en realidad se han reportado casos en los cuales se ha efectuado una completa curación en una sola sesión. Esto no es de sorprender, ya que se han presentado casos en los cuales la condición ha desaparecido como resultado de sólo una larga plática con un médico comprensivo y simpatizante. Siempre se debe hacer la sugestión de que, dentro de un tiempo dado, la función menstrual se reiniciará en forma normal y sin dolor. Siempre se puede sugerir que la menstruación se presentará cada 28 días, sin falta y, en ocasiones, la fecha precisa, el tiempo y la duración del periodo pueden especificarse con éxito.

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En casos obstinados y difíciles puede ser necesario cierto grado de análisis, aun cuando sea superficial para proporcionar a la paciente cierto conocimiento de su condición. Los conflictos emocionales inconscientes implicados por lo general no están muy arraigados, de manera que el médico general que tenga experiencia en hipnosis con frecuencia es muy capaz de tratarlos él mismo. Sólo en relativamente pocos casos se requerirá una forma más profunda de hipnoanálisis. Deseo subrayar la importancia de iniciar el tratamiento de todos los desórdenes menstruales con las sugestiones estándar para fortalecimiento del ego, antes de proceder a la directa eliminación de los síntomas, ya que estoy convencido de que la eficiencia de este procedimiento se aumenta mucho. Sin embargo, antes que se inicie el tratamiento hipnótico, es de importancia que se tomen precauciones para excluir cualquier posibilidad de embarazo para evitar la pérdida de tiempo del terapeuta. Dismenorrea funcional Cuando esta condición ha sido tratada con éxito por métodos clásicos, el resultado obtenido con frecuencia parece que se debe más a la influencia de alguna sugestión no intencionada que a la forma de medicación particular que haya sido empleada. En consecuencia, la hipnosis proporciona un medio eficaz de combatir este molesto y, con frecuencia, incapacitante padecimiento. En la mayoría de los casos, los dolores menstruales son principalmente de origen funcional. En realidad, la dismenorrea suele presentarse sólo como una respuesta condicionada, sin conflictos emocionales de ninguna especie que la fundamenten. Muchas jóvenes se enteran por sus madres, hermanas o amigas que la menstruación casi siempre va acompañada de dolores y molestias además de la pérdida de sangre. En consecuencia, esperan sufrir dolores -y los sufreny éstos de verdad son reales, y en ningún sentido son imaginarios. Esta tendencia a exagerar la expectación del dolor al explicar la menstruación a sus hijas es en especial probable que ocurra cuando la misma madre exhibe tendencias neuróticas. No es de extrañar que las desafortunadas jóvenes reaccionen con dolor cuando experimentan sus primeras menstruaciones. En otros casos, los factores psicogénicos desempeñan un papel de mucha importancia. En realidad, alguna súbita tensión emocional puede precipitar el padecimiento. Meares indica que la dismenorrea psicosomática puede ser la

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respuesta a un estado de ansiedad que se origina por conflictos de cualquier clase, genitales o no. Los sentimientos de culpabilidad relacionados con la masturbación, el temor al matrimonio, al coito e incluso al embarazo, no es raro que se encuentren involucrados. Los conflictos y dificultades domésticas también pueden constituir una causa fundamental. De hecho, la mayoría de las mujeres son más susceptibles al dolor siempre que existe una inestabilidad emocional. La dismenorrea es un padecimiento sumamente común. Se presenta tanto en las adolescentes como en las mujeres jóvenes, con más frecuencia cuando son solteras. En los casos en que se presenta por primera vez siguiendo al matrimonio, bien puede ser señal de tensión y falta de armonía marital. Varía mucho en el grado. Algunas jóvenes sufren dolores por uno o dos días, pero pueden desempeñar sus quehaceres, en tanto que en otras éstos son tan intensos que las incapacita por completo, y hace que se tomen un día o dos de inactividad cada vez que la menstruación se presenta. El primer paso en el tratamiento de esta condición es la eliminación de cualquier causa orgánica. Pero incluso cuando ésta es descubierta, la hipnosis todavía puede desempeñar un papel de importancia al tratar con la capa psicogénica asociada. En realidad, la hipnosis suele tener éxito cuando todas las demás medidas (incluyendo el legrado), han fracasado por completo. Con frecuencia tendrán un éxito notable los métodos ordinarios ya descritos para la eliminación del dolor, en especial si se combinan con sugestiones orientadas a hacer desaparecer el temor, la ansiedad, la tensión y la expectación. Como se podría esperar, este método es probable que resulte más efectivo cuando la causa principal de la dismenorrea se puede encontrar en el condicionamiento previo. También tendrá éxito en muchos casos en los que sólo están implicados los tipos más leves de conflicto emocional, sin necesidad de recurrir a métodos analíticos. Kroger y Freed consideran que, puesto que el conflicto emocional expresado como menstruación dolorosa no está resuelto y puede buscar otra expresión física, es posible que se logren resultados más satisfactorios y de más permanencia con el uso del hipnoanálisis. Aun cuando el hipnoanálisis es superior, en mi experiencia esta conversión que se anticipa de un síntoma a otro rara vez se presenta, aun cuando sólo se haya empleado la eliminación directa del síntoma. Incluso así, puesto que muchos de estos conflictos emocionales están lejos de estar hondamente arraigados, con frecuencia pueden sacarse a, la luz mediante un sencillo interrogatorio en el estado hipnótico, procedimiento que cae por

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completo en el ámbito del médico general. Cuando existen formas más profundas de conflictos emocionales, no cabe duda que se necesitarán métodos hipnoanalíticos, orientados a la reintegración de la personalidad de la paciente, siempre que se pueda lograr una profundidad adecuada. Sin embargo, considero que tales casos caen en la categoría de problemas psiquiátricos, no generales. El tratamiento por lo general no necesita ser muy prolongado, puede obtenerse un alivio completo e incluso permanente más pronto de lo que se podría esperar, incluso en casos que ya han durado mucho. Por fortuna, tales curaciones por lo común no van seguidas por relapsos, y la paciente queda completamente libre de los dolores. En varios de mis propios casos, después de muchos años de incapacidad, la paciente no necesita los días de descanso acostumbrados en el trabajo en la fase crítica de cada periodo. LA HIPNOSIS EN DERMATOLOGIA Muchos padecimientos dermatológicos de los que casi a diario se observan en la práctica general pueden ser tratados con eficacia bajo hipnosis. Más aún, como por lo general se ven en los estados agudos, el médico puede estar en las más favorables condiciones para impedir que el padecimiento se convierta en crónico, en cuya etapa es probable que el tratamiento se haga más difícil y prolongado. El verdadero estudio dermatológico no sólo comprende la patología de la piel en sí, sino también la estimación precisa de los factores emocionales que fundamentan la reacción somática observada. No es de extrañar tal relación cuando se cae en la cuenta de que en la embriología, tanto la piel como los sistemas nerviosos se originan de un ancestro común -el ectodermo- y esto, en sí, explica en parte la estrecha relación entre los sistemas cutáneo y nervioso. Por otra parte, la piel está en contacto tanto con el individuo como con su ambiente y, en consecuencia, está fácilmente influida por ambos, a través de sus componentes nerviosos, vasculares y glandulares. En realidad, suele actuar como medio a través del cual se pueden expresar fuertes emociones. Los individuos normalmente saludables enrojecen cuando están airados, palidecen cuando sienten miedo y se ruborizan cuando están desconcertados o confusos, e incluso sienten prurito cuando sus deseos se ven frustrados. En realidad la piel reacciona con mucha rapidez a los estímulos de prurito, tacto o temperatura y, estando tan fácilmente accesible, es natural que los individuos

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con tendencias inconscientemente agresivas o masoquistas "lo muestren en la piel". En esta forma, actúa como un agente defensivo y protector, tanto para la mente como para el cuerpo en momentos de esfuerzo y tensión. Por ejemplo, se ha observado que en la psoriasis, tanto la aparición como el desvanecimiento de la erupción suelen coincidir con situaciones emocionales variables, y que la eczema no es raro que oculte tendencias agresivas inconscientes que no pueden exhibirse abiertamente. Como se podría esperar lo inverso de esto también es cierto. Las dermatosis en sí suelen producir alteraciones mentales y emocionales. Y puesto que la coexistencia de alteraciones tales como ansiedad, tensión y miedo puedan aumentar la gravedad y prolongar la duración de muchas dermatosis somáticas, se forma con facilidad un círculo vicioso. Lo que sigue es un ejemplo típico. Como resultado de una tensión emocional la piel del paciente se humedece demasiado. Esto hace que sea sumamente vulnerable a infecciones secundarias con la producción de síntomas tales como prurito e insomnio. Esto a su vez agrava la tensión mental y queda implantado el círculo vicioso; en consecuencia, nuestra tarea principal es romperlo en la mejor forma que se pueda. Al considerar la utilidad de la hipnosis en el campo de la dermatología, siempre se debe tener en mente un hecho de importancia vital. La hipnoterapia no elimina la necesidad de una terapia dermatológica convencional, sino que se puede usar con más provecho en conjunción con ella. En estas circunstancias con frecuencia tendrá éxito cuando todos los demás métodos hayan fallado. Se deberán tomar en cuenta muchos detalles. Puede ser necesario ajustar la dieta del paciente, cambiar el jabón que use, eliminar las causas externas de irritación y ayudarlo con sus problemas psicológicos inconscientes además del tratamiento local de la piel. Por experiencia propia en este campo, clasificaría los principales métodos de la hipnoterapia dermatológica como sigue:

1. Terapéutica de apoyo. 2. Sugestión directa (Incluyendo la sugestión posthipnótica). 3. Sustitución de los síntomas. 4. Hipnoanálisis.

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La elección de la técnica terapéutica que vaya a emplearse en cualquier caso dado debe estar gobernada por la duración de los síntomas, la severidad de los síntomas, la personalidad del paciente y la profundidad de la hipnosis que se logre. 1. Terapéutica de apoyo En mi opinión, ésta es una necesidad absoluta en todos los casos y nunca debe omitirse su uso en conjunción con cualquiera de los tres métodos alternativos. En realidad es esencial que deba preceder cualquier intento de eliminación de síntomas por sugestión directa. Después de inducir un trance hipnótico lo más profundo posible, siempre inicio el tratamiento con la secuencia estándar de sugestiones para "fortalecimiento del ego", sin que importe cuál sea la exacta condición de la piel, o cuál sea la terapéutica en particular que me proponga adoptar. Estoy convencido de que esta práctica ha contribuido mucho a cualquier éxito que haya logrado. 2. Sugestión directa Nunca debe permitirse usted sentirse disuadido de usar sugestiones directas en los casos dermatológicos razonando que está tratando los síntomas en vez de la causa básica fundamental. ¿Es razonable esperar que un paciente sufra indefinidamente un prurito intolerable con el pretexto de que su problema básico es psicológico? ¿O que deba continuar sufriendo una repugnante e irritante dermatitis sólo porque se considera que es el resultado de conflictos personales hondamente implantados? Recuerde lo fácil que puede llegar a formarse el círculo vicioso. El hecho real es que se encuentra que muchos pacientes que son malos para la terapia de insight en cualquiera de sus formas, pueden ser tratados con éxito sólo por sugestión directa, en particular cuando ésta va precedida por el fortalecimiento del ego. Encuentro sumamente útil la sugestión directa para el alivio de síntomas tales como prurito, ardor, ansiedad e insomnio. También puede ayudar a un paciente a restringirse a una dieta especial que encuentre difícil sobrellevar por algún tiempo. Más aún, la analgesia hipnótica (cuando se puede lograr) puede ser de la máxima ayuda posible. Sin embargo, se debe evitar la sugestión de que el paciente no sufrirá prurito o molestia. En vez de ello dígale : "No importa las sensaciones que experimente, encontrará que no le molestan mucho". En forma similar, al tratar con el prurito suelo decir : "Todavía puede usted sentir una ligera comezón, pero ya no tendrá ningún deseo de rascarse".

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Creo que esto es de suma importancia, ya que no considero que el control de la comezón por sugestión directa sea tan fácil como lo han reportado algunas de las autoridades menos críticas. A pesar de sus protestas de incomodidad, el paciente rara vez tiene la motivación necesaria, ya que por lo general está obteniendo cierta satisfacción placentera, aunque mórbida, del acto de rascarse. Para él representa una forma fácil de aliviar una tensión desagradable. En verdad, la clave del éxito en la mayoría de los padecimientos dermatológicos se encuentra en la disminución o abolición del rascado, de manera que mientras más profundo sea el trance, es probable que los resultados sean más rápidos y satisfactorios. El sonambulismo, de preferencia con amnesia completa, siempre es de desear, aunque por cierto no sea esencial, y la instrucción en autohipnosis, puede ser de la máxima ayuda posible. En muchos pacientes dermatológicos, una sólida base es la producción de un relajamiento realmente bueno. No importa cuál pueda ser su padecimiento, con sólo lograr un grado suficiente de relajamiento, esto en sí proporcionará con frecuencia un alivio considerable del prurito e irritación. Sin embargo, nunca olvide que es de vital importancia tratar a todo el paciente y no limitar su atención al prurito, al rascado o a cualquiera que pueda ser el padecimiento primario. El síntoma solo nunca deberá ser su único objetivo. El significado del síntoma para el paciente también suele tener la mayor importancia. Siempre que un síntoma original y psicológicamente basado cesa de servir a cualquier propósito útil, la sugestión directa es una forma ideal para eliminarlo. Sin embargo, el síntoma aún puede estar llenando una necesidad emocional inconsciente y, por lo tanto, considero que el método debe ser muy permisivo y, por cierto, no autoritario. En algunos casos, el paciente puede necesitar todavía cierto tipo de mecanismo de defensa, y no se le debe privar de él en forma sumaria. Ahí es en donde se hace evidente la necesidad de una técnica eficaz para el fortalecimiento del ego. No sólo aumenta la sensación de bienestar general del paciente, aparte de su síntoma, también va fortaleciendo poco a poco sus defensas del ego, de manera que la necesidad que tiene de una muleta emocional disminuirá, facilitando en esta forma la eliminación del síntoma. Nunca diga al paciente que su comezón va a desaparecer. En vez de ello sugiérale una disminución gradual del síntoma. En esta forma, podrá observar y evitar cualquier reacción adversa que pudiera presentarse si tuviera éxito en hacerla desaparecer por completo. En ocasiones, incluso puede ser

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prudente dejarle una cantidad residual de prurito, molestia e incluso eczema. Puedo recordar un caso de eczema desfigurante de rostro, manos y cuerpo que finalmente tuve éxito en hacerlo desaparecer por completo. Sin embargo, en vista de una serie de remisiones, encontré que la única forma de impedirlas era dejarle una pequeña mancha entre los omóplatos. Si bien le causaba cierto grado de irritación e incomodidad, en apariencia bastaba para satisfacer sus necesidades emocionales, pues el resto de su cuerpo permanecía limpio. El Dr. Michael Scott un eminente dermatólogo americano, describe un método muy efectivo de la sugestión directa. Al tratar con casos de prurito intolerable, ofrece el consejo que sigue, que yo he adoptado con éxito en varios casos. En primer lugar, trate de eliminar el prurito de una pequeña área del cuerpo, principiando con una falange distal, luego todo el dedo y a continuación la mano. En algunos individuos, y en los estados más profundos de hipnosis, puede ser posible empezar con toda una extremidad, un brazo o una pierna. En cualquiera de los casos, se le permite al paciente que se rasque el resto del cuerpo a su gusto, siempre que deje la parte designada estrictamente sin tocar. Con sólo que se logre procurar una área pequeña en la que no se rasque la piel, después podrá ampliar ésta y hacer progresos lentos pero firmes. El Dr. Scott también describe otra técnica en la cual puede ser posible inducir en un sujeto en trance profundo, que rasque o mutile un pequeño objeto de su elección, y que derive la misma satisfacción al hacer eso que la que obtiene al rascarse la piel. El objeto siempre deberá ser lo bastante pequeño para que lo lleve consigo en la siguiente sesión para inspeccionarlo, y puede resultar muy revelador. El Dr. Scott proporciona un ejemplo en el cual un paciente, una vez que recibió sus instrucciones, presentó un retrato familiar de un grupo, y una de las personas que figuraba en él había casi desaparecido por el rascado. Se supo que se trataba de su suegra, y esta información resultó sumamente útil para aclarar la base de su problema. No puedo recalcar demasiado el hecho de que el alivio del rascado es uno de los factores más importantes para efectuar una curación, y que la eliminación directa del síntoma rara vez tendrá éxito hasta que se haya logrado cierto grado de control sobre el rascado. Una serie de sugestiones típicas para este propósito especial es como sigue:

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Como resultado de este tratamiento... usted se va a sentir más fuerte y más apto en todo sentido. Su circulación mejorará... en especial la circulación a través de los pe queños vasos sanguíneos que abastecen a la piel.

Aquí, por lo general especifico las áreas exactas más afectadas por la erupción. Su corazón latirá con más fuerza... de manera que fluirá más sangre por los pequeños vasos sanguíneos de la piel... llevando más nutrimentos a la piel. Por esta razón ... su piel estará mejor alimentada ... será más saludable... su textura será más normal... y la erupción irá disminuyendo gradualmente... hasta que desaparezca por completo... dejando la piel subyacente nueva y perfectamente saludable y normal en todos sus aspectos. Y... a medida que mejora su circulación... y sus nervios se pongan más fuertes y más firmes... así... serán menos sensibles... y mucho menos fácilmente irritables. En consecuencia... la comezón y la irritación de su piel desaparecerán gradualmente... y desaparecerán. Será cada vez menor día con día... y ya no sentirá ningún deseo de rascarse. Si... en cualquier momento... sin darse cuenta, usted comienza a rascarse... en el momento en que sus dedos toquen su piel... sabrá inme diatamente lo que está a punto de hacer... y podrá ejercer bastante control sobre sí mismo para detenerse... antes que pueda causarse algún daño. Por esta razón ... usted no sólo sentirá mucho menos irritación y molestia.. sino que su piel comenzará a sanar... y su erupción comenzará a desaparecer mucho más rápidamente. Incluso cuando usted empiece a rascarse... dormido por la noche... en el momento en que sus dedos toquen su piel... despertará inmediatamente y se dará cuenta exacta de lo que está haciendo... y podrá abstenerse de hacerlo. Y... debido a este tratamiento... podrá ejercer el control suficiente para dejar de rascarse en todo momento... antes que pueda hacer algún daño a su piel.

Se observará aquí el valioso uso que se está haciendo de la sugestión posthipnótica. Una rutina de sugestiones como ésta también se puede aplicar en el tratamiento de todos los padecimientos dermatológicos. Como es natural, tendrá que aumentarse incluyendo las sugestiones orientadas al tratamiento

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de las características distintivas de cada caso individual y para adaptarlas a cualquier método terapéutico de ataque que intente adoptar. Si existen exudados, se puede sugerir que éstos disminuirán gradualmente y se secarán. Si la piel está seca y se agrieta de continuo, pueden hacerse sugestiones de que la piel se pondrá más normal y flexible, y que desaparecerá la resequedad. 3. Sustitución de los síntomas Esto comprende el intento de reeducar la mente inconsciente del sujeto durante el estado de trance, para reemplazar el patrón de un hábito con un tipo de comportamiento más conveniente y constructivo. En realidad, se trata de sustituir una evasión mental o física inconveniente por otra más aceptable. En este método, existen dos hechos importantes que deben ser tomados en cuenta. En primer lugar, la actividad sustituida debe tener el mismo significado para el paciente que aquella a la cual reemplaza y, en segundo lugar, el nuevo patrón debe ser lo bastante lógico para anular al anterior en la mente del sujeto. De preferencia, deberá tener el mismo significado simbólico que el síntoma original. Si el síntoma original expresa tendencias agresivas o incluso masoquistas fundamentales, se debe tratar de seleccionar un síntoma sustituto de una naturaleza más deseable y que proporcione una salida alternativa para la expresión de las mismas tendencias. Por ejemplo, el acto de rascarse suele satisfacer impulsos agresivos inconscientes. En consecuencia, se puede sugerir a un sujeto con mente orientada al atletismo, que derivará mayor satisfacción golpeando una pelota de tenis o de golf que de rascarse de continuo. Se pueden encontrar muchas alternativas, en especial en el campo de artes y oficios, tales como pintura, etc., y una vez que conozca a su paciente y a su padecimiento, no es difícil seleccionar alguna para adaptarla a sus necesidades individuales. La selección se puede facilitar mucho haciendo las sugestiones que se indican, en el estado de trance: Voy a preguntar a su mente inconsciente... si aceptará alguna forma de ejercicio físico (o cualquier otra alternativa que parezca oportuna) ... como una salida plena y adecuada para sus tensiones... en vez de que se rasque.

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Si su mente inconsciente está dispuesta a aceptar esto. .. hará que se levante su dedo índice de la mano derecha. De lo contrario... entonces se levantará el dedo índice de la mano izquierda.

La "técnica ideomotora de señales digitales", usada en esta forma, suele simplificar la tarea de obtener un sustituto aceptable del síntoma. 4. Hipnoanálisis Si existen factores psicológicos inconscientes, con frecuencia pueden ser expuestos durante la hipnosis quedando explicado su significado. Por fortuna, en muchos desórdenes de la piel que caen en esta categoría, los conflictos inconscientes mentales y emocionales implicados son relativamente superficiales y están relacionados con circunstancias ambientales corrientes del paciente y, por lo tanto, no resulta demasiado difícil exponerlos. En realidad, en ocasiones he encontrado que colocando una mano en la frente del sujeto durante un trance de profundidad media y dándole instrucciones de que podrá retroceder en el tiempo y que podrá recordar muy bien y repasar en su mente exactamente lo que estaba sucediendo en su ambiente doméstico o de negocios, así como las preocupaciones que tenía cuando por primera vez apareció su dermatosis, ha producido una sorprendente cantidad de información valiosa. En otros casos, los sencillos procedimientos de investigación, como la "técnica de visualización teatral", de Wolberg (Pág. 391), o la "técnica de rompecabezas" de Redlich (Pág. 392), pueden resultar muy efectivas y útiles, en especial en la práctica general. Ninguna de las dos requiere más de un trance de profundidad media (aun cuando mientras mayor profundidad tenga el trance, con más rapidez se alcanzará el éxito) y sólo los tipos más obstinados y crónicos de neurodermatitis psicosomática quizá requieran técnicas hipnoanalíticas más complicadas, que suelen requerir sonambulismo. En estos casos, es necesaria una gran paciencia tanto de parte del paciente como del terapeuta, ya que los conflictos fundamentales profundos nunca es fácil descubrirlos. Y, aun cuando el recuerdo de tales conflictos reprimidos suela dar como resultado una mejoría o incluso la curación de la dermatosis, esto no siempre sucede. En consecuencia,

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siempre se debe tener en cuenta que no sólo lo que se recuerda es de vital importancia, sino el uso que hacemos de ello con el fin de beneficiar alpaciente. Y también que, en muchos casos, la propia reacción del paciente a la tensión es la más significativa, en vez de serlo la verdadera tensión en sí. Ocasionalmente, en padecimientos tales como el prurito, la mera aclaración del conflicto mental inconsciente y su significado para el sujeto pueden dar como resultado la dramática desaparición del síntoma. El caso que sigue es muy buen ejemplo de esto: La señora X, una joven casada de 34 años de edad, me fue remitida con un grave pruritus vulvae. El dermatólogo consultante interesado, me comunicó que el padecimiento no había respondido a ninguna forma de tratamiento, y preguntó si la hipnosis podía ofrecer algún grado de alivio. Dormía poco o nada, y tenía los labios inflamados y muy profundamente escoriados como resultado del continuo rascamiento. El padecimiento se había presentado por primera vez hacía unos 9 meses. Hacía dos años que su esposo la había abandonado por otra mujer y no había sabido de él desde entonces. No había niños y continuó viviendo su propia vida, pero tuvo que trabajar para mantener su hogar. A pesar de esta alteración emocional, permaneció bastante bien durante los 15 meses siguientes, después de los cuales desarrolló gradualmente un intenso prurito en la vulva, el que empeoró a tal grado que la incapacitó por completo para el trabajo. No podía dar razón alguna por la aparición de su padecimiento y afirmó que sus circunstancias no se habían descompuesto en absoluto, tampoco había estado sujeta a ninguna preocupación adicional o tensión durante el transcurso de ese periodo en particular. Se llevaba muy bien con sus parientes y vecinos y era completamente feliz en su trabajo. Esto correspondía en todo sentido con la información que ya había recibido. Por lo tanto, decidí atacar directamente al síntoma para tratar de proporcionar cierto alivio, bajo hipnosis, en la forma ya descrita. Aun cuando se logró una profundidad razonable y pudo entrar al estado hipnótico con facilidad, a una voz de mando, todos los intentos resultaron del todo inútiles, y el prurito y la irritación no se pudieron abatir. Luego le dije, bajo hipnosis, que podía regresar más o menos nueve meses, a la época en que el padecimiento apareció por primera vez, que podría recordar con exactitud todo lo que había acontecido en ese tiempo, en particular todo lo relacionado con la causa de su padecimiento.

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De inmediato comenzó a mostrar síntomas de alteración emocional y poco a poco emergió toda la historia. Doce meses después que su esposo la había abandonado, encontró difícil mantener su hogar y, en consecuencia, aceptó un huésped. En muy corto espacio de tiempo se sintieron atraídos uno al otro, y se enamoraron. Ella y su esposo eran católicos romanos rígidos de manera que el divorcio estaba fuera de discusión. Obviamente, el continuo vivir bajo el mismo techo en esas circunstancias fue imponiendo poco a poco una tensión intolerable sobre ambos, ya que su rígida educación moral hacía imposible que ella pensara vivir con él como esposa a menos que tal unión fuera santificada por el matrimonio. El intenso sentimiento de culpabilidad y el temor de ceder a la omnipresente tentación había sido reprimido y conscientemente olvidado. Sin embargo, tales sentimientos eran demasiado poderosos para ser refrenados en toma permanente y, en consecuencia, cuando amenazaban con irrumpir en el consciente, se convirtieron en un síntoma físico, la naturaleza defensiva, la cual era de inmediato evidente, ya que mientras durara ese padecimiento, incluso las relaciones maritales normales hubieran sido demasiado dolorosas, y una imposibilidad física. Al despertar, puesto que no había amnesia presente, discutí el asunto completamente con ella, dándole todas las explicaciones que eran necesarias para convencerla del verdadero estado de cosas. Pareció que lo aceptaba con toda facilidad, y cuando la vi una semana después, dijo que había desaparecido por completo el prurito y la irritación, y que había dormido bien por primera vez en muchos meses. Ella dijo por motu propio que se daba plena cuenta de la necesidad de cambiar las actuales circunstancias, pero sí lo hizo o no, nunca lo descubrí, ya que dejó de asistir a la siguiente cita. Después supe que había abandonado el distrito. Numerosas dermatosis responden en forma favorable a las técnicas hipnóticas. Schneck considera que la importancia relativa de los factores orgánicos o psicológicos en la causación del padecimiento tienen poca importancia en la prognosis. Esta es una conclusión con la que no puedo estar de acuerdo, ya que he encontrado que, como en el caso del asma, mientras más predominen los factores psicológicos o emocionales, es probable que tengan más éxito los resultados de la hipnoterapia. Entre las varias condiciones dermatológicas que suelen responder bien a la hipnoterapia se encuentran la alopecia areata, eczema, hiperhidrosis, neurodermatitis, prurito, psoriasis, rosácea, urticaria y verrugas. Añado

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unas cuantas notas, tomadas de mi propia experiencia. 1. Alopecia areata. Los pocos casos que he tratado, al final resultaron extremadamente bien. Sin embargo, el tratamiento por necesidad resulta prolongado y dirigido principalmente hacia la corrección de los factores nerviosos fundamentales y a las preocupaciones asociadas más que contra el síntoma en sí. 2. Eczema. Algunos casos responden en forma más satisfactoria, muchos otros experimentan grados variables de alivio, en tanto que otros -no cambian en absoluto. Es muy difícil dar un pronóstico. Hablando en términos generales, mientras más agudo y reciente sea el padecimiento mejor es el prospecto. Asimismo, dos casos en los cuales se encuentran presentes conflictos y actitudes psicológicas, quizá mejoren con más facilidad bajo la hipnosis. 3. Hiperhidrosis. Como la sudoración excesiva por lo general está adscrita a la actividad del sistema nervioso central, el tratamiento hipnótico de esta condición suele tener mucho éxito. En ocasiones bastarán los métodos directos, aun cuando la aclaración de los factores emocionales siempre facilitará el tratamiento. 4. Neurodermatitis. Estos casos siempre van asociados con alteraciones psicológicas inconscientes, por lo que se concluye que casi siempre el descubrimiento y corrección de éstos dará como resultado mejorías muy halagadoras. El alivio de los síntomas y la psicoterapéutica general bajo hipnosis también pueden desempeñar un papel de importancia. 5. Psoriasis. Muchas autoridades han descrito la relación entre los brotes agudos de la erupción y alteraciones emocionales existentes, el ajuste de las cuales por lo general va seguido de una mejoría rápida. Si bien en algunos casos mi propia experiencia tiende a confirmar esto, parece que el tratamiento hipnótico no elimina la ocurrencia de relapsos intermitentes por lo que, si bien es útil bajo ciertas circunstancias, no considero que sea un agente curativo. La hipnosis en el tratamiento de las verrugas Esta condición se ve con tanta regularidad en el promedio de consultas generales y responde tan bien al tratamiento hipnótico, que, desde el punto de vista del médico general, es conveniente considerarla con cierto detalle. Desde hace mucho se ha sabido que las verrugas tienden a desaparecer

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en forma espontánea, pero que también son susceptibles a la influencia de fuertes sugestiones. En realidad, se pueden encontrar muchos métodos de "hacer desaparecer las verrugas por medio de encantamientos" en el folklore, junto con mucha evidencia que demuestra su eficacia. A cierto número de pacientes, padeciendo todos verrugas, se les dio tratamiento con rayos X, y se comparó con un grupo de control que creía estar recibiendo el mismo tratamiento las verrugas desaparecieron tan completa y rápidamente en el segundo grupo como en el primero. En las mentes de estos pacientes se había inducido la sugestión de una convicción completa de que sanarían y, ciertamente, las verrugas desaparecieron. Puesto que las sugestiones actúan con mucho más fuerza en el estado hipnótico que en el de vigilia, se comprende perfectamente bien su efecto sobre las verrugas. En el tratamiento de esta condición, siempre es aconsejable inducir un trance hipnótico lo más profundo posible. Si bien de ninguna manera es esencial, mientras más profunda sea la hipnosis con más rapidez se obtendrán resultados. A la mayoría de los niños, con excepción de los muy tímidos y nerviosos, se les pueden inducir trances muy profundos o sonambulísticos, pero quizá no más del 20 por ciento de los adultos, incluso con entrenamiento, podrá alcanzar tal profundidad. En consecuencia, el tratamiento de un adulto quizá requiera mucho más tiempo y paciencia que el del niño promedio. Otro factor de importancia es la frecuencia del tratamiento. Debido a la presión del trabajo, rara vez puedo dar tratamiento más de una vez a la semana, aun cuando estoy convencido de que dos o tres sesiones por semana, por lo menos en las primeras etapas, procurarían resultados más rápidos y satisfactorios. Una vez que se ha obtenido la profundidad adecuada, toco con suavidad las áreas afectadas y procedo como sigue: A medida que le toco la mano... podrá percibir una sensación de calor que se va extendiendo por la piel de su mano. A medida que la continúo tocando... esa sensación de calor va aumentando... de manera que ahora puedo sentirla con toda claridad. Tan pronto como perciba esa sensación de calor. . . por favor levante su otra mano.

Continúo tocando y sugiriendo sensaciones de calor, hasta que veo que levanta la mano.

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¡ Bien ! ¡Ahora baje la mano otra vez! Y ahora... voy a comenzar a tocar las verrugas. Y... a medida que vaya tocando cada una de estas verrugas... sentirá que el calor se va concentrando en las verrugas... y que -las verrugas se sienten más calientes que el resto de la mano. Tan pronto como sienta ese calor... en cada una de las verrugas... por favor levante la otra mano. ¡Muy bien! ¡Bájela otra vez! A medida que el calor se extienda por las verrugas... gradualmente se irán empequeñeciendo... comenzarán a encogerse... se irán aplanando... y poco a poco desaparecerán. Con cada tratamiento... su piel se pondrá más saludable... las raíces de las verrugas se marchitarán... y las verrugas, en sí, se secarán poco a poco.

Como mis casos se han limitado a las verrugas múltiples comunes que por lo general aparecen en las manos, extremidades y cara, no puedo expresar mi opinión en cuanto a la utilidad o no utilidad de este tratamiento en condiciones afines, tales como la verruga plantar. Como ejemplo un tanto típico de respuesta favorable a la hipnosis cuando han fallado otros tipos de tratamiento, es digno de citarse el caso que sigue: El paciente era un muchacho de unos diecinueve años, empleado como ayudante de carnicero. Me fue remitido por un dermatólogo en junio de 1936, y tenía verrugas grandes y numerosas en ambas manos. Estas variaban mucho en tamaño, y su proximidad era tal que hacía que cualquier método de tratamiento ordinario fuera un asunto de extremada dificultad. Había estado asistiendo al departamento de dermatología de un hospital general durante un largo periodo sin experimentar ninguna marcada mejoría. Como era imposible verlo más de una vez a la semana, era obvio que incluso el tratamiento hipnótico tendría que ser necesariamente prolongado. De haber sido posible efectuar sesiones más frecuentes, no hay ninguna duda que se hubieran obtenido resultados mucho más rápidos. La técnica empleada fue la que ya se describió, y en tres sesiones se le indujo al paciente un trance sonámbulo. En seis semanas, muchas de las verrugas más pequeñas habían desaparecido por completo, algunas de las otras se habían aplanado y reducido de tamaño, en tanto que las más grandes en apariencia permanecían intactas. Para principios de noviembre, todas las verrugas habían prácticamente desaparecido, sólo quedaban dos

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en su mano derecha, particularmente grandes. También fue notable que, en tanto en su primera visita era un muchacho nervioso, desarreglado y con una obvia falta de confianza en sí mismo, se había vuelto más brillante, más alegre, más pulcro en su apariencia personal y más seguro de sí en todos los aspectos. Las dos últimas verrugas resultaron muy resistentes, pero el tratamiento se continuó y, para el fin de febrero de 1957, también habían desaparecido aquéllas y fue dado de alta curado por completo. Han pasado más de seis años y no ha tenido que reportarse para algún tratamiento adicional. En este caso, no se empleó, en ningún momento, otro método distinto a la sugestión hipnótica, e incluso este tratamiento semanal, estuvo lejos de ser continuo. En varias ocasiones fue interrumpido por periodos de dos o tres semanas, a causa de días de fiesta y enfermedades.

LA HIPNOSIS EN LA CIRUGIA Y EN LA ANESTESIA

En cirugía, por lo general se emplea la hipnosis para uno u otro de los propósitos siguientes: 1. Para producir anestesia o analgesia. 2. Para liberar al paciente de la ansiedad y para producir relajamiento preoperatorio físico y mental.

La hipnosis posee todos los prerrequisitos del agente anestésico ideal. Cuando se puede lograr una anestesia completa, la hipnosis no representa ningún peligro en absoluto y puede inducirse en el quirófano por el cirujano o por su ayudante. Sin embargo, debe admitirse que rara vez se logra tal profundidad y, por lo que toca a la cirugía mayor, la hipnosis ofrece ciertas graves desventajas en comparación con la anestesia inducida por agentes químicos:

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1. Excepto en los casos en los cuales el paciente ha sido entrenado y condicionado con anterioridad, la hipnosis ciertamente no es un método rápido y fácil de inducir la anestesia. 2. Rara vez es posible alcanzar las etapas más profundas de sonambulismo, las cuales son esenciales antes de pensar incluso en la cirugía mayor. 3. Necesariamente la hipnosis lleva más tiempo que cualquier procedimiento ortodoxo que exista. 4. La inducción y profundización de la hipnosis para anestesia es un arte que no ha sido aprendido y dominado y, en consecuencia, sólo lo debe intentar un especialista experto en el tema. Aun cuando sea posible la completa analgesia hipnótica, los mejores resultados sólo se pueden esperar en las operaciones que no requieran un estado muy profundo de anestesia quirúrgica. Es de importancia apreciar con exactitud lo que razonablemente pueda esperarse en cada una de las tres etapas principales de la hipnosis: Trance ligero. Sólo en raras ocasiones es posible producir el grado más ligero de analgesia. Sin embargo, pueden aliviarse el temor y la ansiedad y reducir la cubierta psicológica del dolor. Trance medio. En esta etapa, se pueden producir varios grados de analgesia en un 30 al 40 por ciento de los pacientes. En consecuencia, la hipnosis puede emplearse con ventaja para reducir las molestias de los procedimientos quirúrgicos dolorosos que tengan que repetirse, tales como curaciones dolorosas que por lo general no justifican el uso de un anestésico general. Puede facilitar las punciones lumbares e investigaciones similares, e incluso pueden ejecutarse bajo la hipnosis ciertas manipulaciones dolorosas necesarias en la fisioterapia con un mínimo de molestias. Trance profundo. A no más del 15 o 20 por ciento de los pacientes se les pueden inducir los trances sonámbulos más profundos en los cuales se hacen posibles grados considerables de anestesia y de éstos, quizá menos del 15 por ciento puedan lograr la anestesia quirúrgica completa necesaria para las intervenciones mayores. Sin embargo, cuando esto es posible, los

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procedimientos quirúrgicos tales como amputaciones, mastectomías, cesáreas y apendicectomías pueden ser practicadas totalmente sin dolor. La anestesia hipnótica ofrece las siguientes distintas ventajas: 1. La ansiedad y temor preoperatorios pueden eliminarse casi por completo. 2. Hay una completa ausencia de efectos tóxicos derivados de las drogas analgésicas. 3. El shock se disminuye mucho. 4. Los dolores, molestias y mareos postoperatorios pueden ser controlados. Una vez que se ha alcanzado con éxito la etapa sonámbula, por lo general se hacen sugestiones hipnóticas directas a efecto de que el paciente quede completamente relajado, tanto mental como físicamente, y entre a un sueño tan profundo que no sienta dolor o molestias de ninguna especie, y que después no recuerde nada de lo que haya sucedido. Sin embargo, con mucha frecuencia, tal anestesia no puede ser producida pero todavía puede ser posible una analgesia completa. En tales casos, puede permitirse una ligera sensación (sin dolor), y dejar que los estímulos dolorosos lleguen al consciente como experiencias no dolorosas. Las ventajas de este procedimiento serán ampliadas en la sección del uso de la hipnosis en obstetricia (Pág. 355). Aparte de su uso limitado en la producción de anestesia quirúrgica, la hipnosis puede resultar sumamente útil al anestesista en su trabajo rutinario. Cualquier método que pueda vencer el temor, consciente o subconsciente, puede ser de considerable ayuda, y la hipnosis es el agente ideal para este propósito. Es una tarea relativamente fácil procurar un relajamiento tanto físico como mental bajo la hipnosis, y una vez que esto se ha logrado se requerirá mucho menos anestésico químico para producir y mantener la profundidad en la cual se hace posible la cirugía. Más aún, si se usa preoperativamente por varios días, la hipnosis puede asegurar un sueño reparador y disipar el temor al dolor, el temor a la operación en sí y, al fin, el temor a la muerte. Es innecesario decir que tales seguridades harán que el paciente se enfrente a su operación con mucho más confianza y con un marco mental más calmado y relajado. En

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realidad, como introducción a la anestesia general, la hipnosis ofrece todas las ventajas y ninguna de las desventajas o peligros del tiopentobarbital. En los niños, la hipnosis puede ser un bien valiosísimo ya que por lo general se puede inducir con mucha facilidad y rapidez, y se pueden lograr trances de profundidad adecuada sin mucha dificultad. Tanto en los niños como en los adultos, una dosis apropiada de secobarbital, antes de retirarse, y aproximadamente media dosis repe tila unas dos horas antes de la operación, puede hacer más fácil la inducción de la hipnosis. Siempre que se puedan alcanzar las etapas medias y profundas de la hipnosis y se logre una cantidad considerable de analgesia, suele ser preferible al uso de la analgesia general en operaciones quirúrgicas menores o dentales, en particular en niños. Incluso estas intervenciones menores suelen causar mucho temor y ansiedad, y puesto que la hipnosis tiene tanto éxito en controlar y eliminar esto, ofrece muchas ventajas sobre la anestesia química ortodoxa. La valiosa investigación de Goldie sobre la utilidad de la anestesia o analgesia hipnótica en los casos de emergencia en los departamentos de traumatología ya se ha citado (Pág. 237). Su afirmación de que la hipnosis puede usarse con ventaja en esos departamentos como un auxiliar de los métodos de anestesia más ortodoxos merece la más seria consideración, ya que ha demostrado en forma concluyente lo efectiva que la técnica puede ser en sujetos no preparados, reduciendo en un grado apreciable el número de anestesias generales que de otra forma se hubieran requerido. Se puede llegar con justicia a la conclusión de que sí bien la hipnosis puede ser de una considerable ayuda para el anestesista en su trabajo, en lo que toca a la anestesia hipnótica en sí, en ninguna forma puede considerarse como un rival serio ante la eficiencia, sencillez y facilidad de administración de los modernos anestésicos farmacológicos.

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CAPITULO 21

La Hipnosis en Obstetricia

Muchos de los males que sufren los seres humanos se originan sólo por creencia, sugestión y expectación. Existe la creencia general que las mujeres tienen que sufrir necesariamente un gran dolor y molestias durante el parto. En realidad, se les ha imbuido este hecho tan consistentemente a través de los años, que están propensas a sufrir esos dolores porque su mente ha quedado condicionada para esperarlos. El reconocimiento de este hecho por Grantley Dick-Read y su explicación del síndrome temor-tensión-dolor, han hecho mucho para alterar los puntos de vista sobre la obstetricia. Los métodos que empleó con tanto éxito para tratar esto, consistían de educación, relajamiento y sugestión. Aun cuando describía un estado "parecido al trance" que ocurría en algunas de sus pacientes durante el parto, negaba decididamente que la hipnosis representara algún papel en las técnicas por él desarrolladas. Sin embargo, la sugestión forma una parte tan integral en el procedimiento de Dick-Read que no existe la más ligera duda de que la hipnosis puede aumentar mucho el uso y efectividad de sus métodos. Puesto que las causas del dolor en el parto son en su mayor parte psicológicas, resulta obvio que los métodos más efectivos para tratarlas también deberán ser psicológicos. Sin embargo, debe recordarse que las penalidades y esfuerzos relacionados con el parto no pueden evitarse, pero que el dolor y la ansiedad mental sí se pueden evitar. El entrenamiento en estado hipnótico puede enseñar a la futura madre a ejercer un grado notable de control mental sobre sus funciones corporales. El médico general que use la hipnosis y la sugestión encontrará que sus esfuerzos son ampliamente retribuidos tan sólo en el campo de la obstetricia. No se lleva tanto tiempo como se podría imaginar, y si bien los resultados varían entre paciente y paciente, hay pocas que dejen de beneficiarse en un grado considerable. La hipnosis también es útil para el médico general ginecólogo que trabaja sin ayuda, en especial si se requiere cierto grado de anestesia.

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En obstetricia hay tres requisitos esenciales que debe llenar el anestésico ideal: 1. Debe ser capaz de proporcionar un alivio completo del dolor. por más agudo que éste sea. 2. No debe interferir con el mecanismo normal del parto. 3. No debe reprimir ni la respiración ni la circulación del producto. Si bien los mejores anestésicos químicos son cuando más un término medio, la hipnosis cumple con todas estas condiciones, y con justicia se le ha llamado el anestésico ideal en obstetricia. El dolor que por lo general se experimenta durante el parto siempre es causado por dos factores principales: 1. Las contracciones físicas de la matriz y la distensión de los tejidos al nacimiento del producto. 2. El estado psicológico de temor, ansiedad y tensión, que se presenta por la expectación y las creencias. Todos los dentistas saben hasta qué grado la expectación aumenta el dolor y la tensión. La habilidad de la embarazada para relajarse, depende no sólo de su grado de sugestionabilidad, sino también de su actitud hacia el embarazo, de sus reacciones emocionales hacia el evento, su condicionamiento previo al dolor, del nivel de su umbral de dolor y de que sea primeriza o ya haya tenido varios partos. Todos los factores emocionales, que desempeñan un papel de tanta importancia en influir sobre los dolores del parto, pueden ser controlados por la hipnosis. Si bien la hipnosis tiene mucho que ofrecer como analgésico obstétrico, por lo general se presentan dos objeciones 1. El tiempo requerido para inducir la hipnosis, para producir la profundidad y para entrenar a la paciente para que esté lista para su internación, es considerable. 2. El grado de analgesia que se puede obtener en cualquier caso dado no se puede pronosticar.

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Ahora, la hipnosis en sí está lejos de ser un procedimiento difícil o complicado; más aún, como no está implicado ningún aparato o gasto, es ideal para usarse tanto en el hogar como en el hospital. Por supuesto, es necesaria una profundidad considerable para asegurar una anestesia completa y exención de dolor, incluso si éste es el objetivo, ya que el embarazo afecta principalmente a los grupos de jóvenes en los cuales es mayor la hipnotizabilidad, y la motivación para ella por lo general es mayor, se puede obtener con facilidad un estado lo bastante profundo, e incluso es posible que se presente el sonambulismo en el 20 o 25 por ciento de los casos. Por lo que respecta al entrenamiento y preparación de la paciente para su parto, todo lo que se requiere son sesiones quincenales o de cada tres semanas de 20 a 30 minutos de duración en las primeras etapas, e incluso éstas pueden extenderse a intervalos más amplios, si es necesario, hasta poco antes del término. Para asegurar mejores resultados, por lo general veo a la paciente cada semana aproximadamente en las últimas 6 semanas. En esta etapa, cada tratamiento individual puede completarse en más o menos 15 minutos, y si bien es cierto que tendrá que verse a la paciente con un poco de más frecuencia que en condiciones ordinarias, no cabe ninguna duda que la molestia extra que representa valdrá la pena. Las objeciones relativas a lo impredecible del grado de anestesia que puede lograrse, ciertamente no son válidas, ya que eso está lejos de ser el objetivo principal del tratamiento hipnótico. Abramson y Heron consideran que el valor más grande del entrenamiento hipnótico se encuentra en su habilidad para lograr lo siguiente: 1. La erradicación de ideas erróneas mediante contrasugestión. 2. La enseñanza del relajamiento. 3. La enseñanza de la autohipnosis al paciente y la facultad de producir dicho relajamiento siempre que se necesite. En su opinión, la inducción de la anestesia hipnótica es de importancia secundaria, ya que el relajamiento en sí siempre elevará automáticamente el umbral de dolor. Si la paciente recibe una preparación psicológica adecuada, es dudoso que sea necesaria la anestesia hipnótica, ya que el parto tenderá a efectuarse con un mínimo de molestias, excepto las asociadas con los esfuerzos.

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En realidad es cierto que si se puede enseñar a la futura madre a relajarse, a tener confianza y a considerar su internamiento con placer, como una de las experiencias más gratas y satisfactorias, es probable que su parto tenga una duración más corta, sea mucho más fácil y mucho menos molesto. Por fortuna, esto puede lograrse sin una hipnosis profunda o sonambulismo. Un entrenamiento a tiempo en relajamiento tanto físico como mental es factible lograrlo hasta en las etapas más ligeras o medias de hipnosis, y puede prevenir mucha ansiedad, aprensión y tensión. Más aún, la confianza incrementada adquirida minimizará la cantidad de anestesia que se requiera, si ésta tiene que ser reforzada en la última etapa de expulsión. Abramson y Heron informaron de una reducción promedio del 20 por ciento en la duración de la primera etapa del parto, en las mujeres que tuvieron un entrenamiento hipnótico antes del parto, y un 20 por ciento de sus pacientes pudieron alcanzar los estados hipnóticos más profundos con resultados espectaculares en la eliminación total del dolor. Es probable que el 90 por ciento de todas las mujeres embarazadas puedan alcanzar cierto grado de hipnosis, dependiendo principalmente de la habilidad del operador y de la personalidad de la paciente individual. Esta siempre debe tomarse en cuenta, pues la mujer que ha respondido con temor y aprensión a la menstruación, al matrimonio y a la maternidad, como es natural tendrá tendencia a sentirse muy ansiosa, tensa y aprensiva durante el embarazo y el parto. El gran valor de la hipnosis queda confirmado plenamente por las reacciones subjetivas a la experiencia de la paciente al ser interrogada después del parto. Casi invariablemente la respuesta será que los futuros partos no aportarán terrores de ninguna especie, y que la paciente incluso anhelará tener otro niño bajo circunstancias similares.

Ventajas de la hipnosis en obstetricia 1. Puede aumentar mucho la habilidad de la paciente para relajarse, tanto mental como físicamente. Bajo hipnosis, la paciente aceptará fácilmente el hecho de que no hay nada que temer y, puesto que podrá relajarse por completo, desaparecerán la tensión y el dolor y su parto resultará mucho más fácil. Aprende con facilidad a tener más control sobre sus funciones corporales.

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2. No produce depresión de las funciones respiratorias o circulatorias, sea en la madre o en el niño. La mayoría de los agentes químicos analgésicos y de las drogas sedantes o analgésicas tiende a producir anoxemia. En especial esto es probable que ocurra cuando se emplea morfina o barbitúricos. No sólo se evita este peligro en la hipnosis, sino que hay menos necesidad de usar drogas y, en consecuencia, menos riesgo de daño fetal. 3. Por lo general la hipnosis causa cierto acortamiento en la primera etapa del parto. La evidencia ha demostrado que esta reducción representa por lo general cuando menos 2 horas en el caso de multíparas, paras, y quizá entre 3 y 4 horas en las primíparas. 4. La hipnosis aumenta la resistencia de la paciente al shock obstétrico. El riesgo de shock se disminuye mucho, ya que la madre queda mucho menos agotada durante la primera etapa. Bajo hipnosis, puede tomar alimentos, bebidas, dormir y atender a sus funciones naturales. Puede cooperar plenamente tanto con el médico como con la partera, aun cuando las contracciones sean fuertes y frecuentes. La madre también puede relajar sus músculos en forma tan completa que el peligro de daños al feto también queda muy reducido. 5. La hipnosis no interfiere en forma alguna con la mecánica normal del parto. Tanto los anestésicos generales como las drogas analgésicas o sedantes tienen la desventaja de ejercer una acción depresiva sobre las contracciones uterinas. En consecuencia, tienden a demorar y a prolongar el parto. Bajo la hipnosis con frecuencia pueden omitirse las drogas totalmente, e incluso si sé requiere cierta medicación complementaria, 1a dosis efectiva se reducirá mucho. 6. En las etapas más ligeras o medias, la hipnosis reduce mucho el riesgo del dolor aliviando el síndrome temor-dolor-tensión, sustituyéndolo por la habilidad para relajarse tanto mental como físicamente. Incluso en la segunda etapa, cuando las contracciones son más fuertes y frecuentes, la paciente a la que se le ha enseñado en la hipnosis a unir las sugestiones de un relajamiento creciente con una respiración profunda y rítmica, puede aliviar mucho, y en ocasiones eliminar todas las sensaciones de dolor. Sólo cuando la cabeza desciende y el perineo se distiende es probable que se sienta dolor y se requieran medidas complemen tarias para mantenerlo controlado. En el curso de su entrenamiento de preparto, siempre se le debe decir a la paciente que habrá disponible "gas y aire", así como

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drogas anestésicas para el caso de que las requiera. Si en realidad se emplean o no, debe dejarse que lo decida la madre. Algunas mujeres resienten un analgésico general, ya que creen que se pierden del placer de escuchar el primer llanto del niño; sólo por esta razón debe respetarse siempre el deseo de la madre. 7. En las etapas sonámbulas de la hipnosis se puede producir una analgesia y anestesia parcial o total en cualquier parte del cuerpo mediante la sugestión directa. La habilidad de la paciente para producir un relajamiento muscular completo se aumenta mucho y el perineo se puede volver completamente insensible durante la segunda etapa. Es más probable que se sienta un dolor agudo cuando la cabeza remata, pero la sugestión directa puede disminuir mucho su intensidad y en ocasiones logra eliminarlo por completo. En el sonambulismo completo, en especial si se ha logrado la amnesia en el entrenamiento de preparto, el parto puede hacerse completamente indoloro. Kroger señala que el elemento del dolor subjetivo no debe perderse por completo. En su opinión, el dolor del parto es una experiencia psicológica necesaria y, por lo tanto, considera de importancia que la paciente pueda ser despertada en cualquier momento para sentir las con tracciones y atender el nacimiento de su hijo. Las pacientes sonámbulas siempre entran a una hipnosis profunda a una señal dada arreglada de antemano. Se le puede decir que siempre que se presenten las contracciones, no importa lo frecuentes o fuertes que sean, no sentirá ningún dolor. Las únicas sensaciones experimentadas serán de ciertas molestias y presión, e incluso éstas, resultarán menos molestas siguiendo las instrucciones que se le den. El comportamiento de las pacientes sonámbulas es notable, ya que permanecen calmadas, tranquilas y relajadas durante todo su parto. 8. En estas etapas, la hipnosis proporciona el control casi completo sobre el ritmo de expulsión de la cabeza y los hombros. Cuando la cabeza está a punto de emerger, las contracciones uterinas son tan poderosas que la madre siente que es imposible dejar de pujar, aun cuando se le diga que no lo haga. En consecuencia, no se le da oportunidad al perineo de distenderse y se desgarra. Sin embargo, en el momento en que se le diga a la paciente hipnotizada que deje de pujar, obedecerá implícitamente, permitiendo así que se relajen por completo sus músculos abdominales y dejando que las contracciones hagan su trabajo propio, y cuando se le diga

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que puje, lo hará de la manera más efectiva. En consecuencia, el tocólogo tiene un control completo sobre el ritmo del parto, y las rupturas perineales se evitarán con mucho más facilidad. 9. Se puede practicar una episiotomía completamente indolora solo con la hipnosis. Si se requiere una restauración perineal, ésta se puede hacer con facilidad, sin dolor y sin anestesia. La tercera etapa y la expulsión de la placenta por lo general prosiguen en forma bastante normal bajo hipnosis, aun cuando el promedio de pérdida de sangre parece que disminuye apreciablemente. 10. La recuperación postoperatoria por lo general es tranquila y sin incidentes. La mayoría de las pacientes se sienten extraordinariamente buenas y sanas después del parto hipnótico y muestran mucho menos agotamiento físico y mental. El hecho de que puedan mover las piernas con libertad y ejercitar sus músculos inmediatamente después del nacimiento, disminuye mucho el riesgo de cualquier tromboflebitis posterior. También parece que es mucho menos probable que se presenten otras complicaciones y hay mucho menos peligro tanto para la madre como para el niño. 11. Puede estimularse la lactación y facilitarse la alimentación al pecho por medio de sugestión directa bajo hipnosis. Esto no es de sorprender, ya que es bien sabido que el proceso psicológico de la lactación puede ser influido en forma muy seria por las alteraciones emocionales conscientes e inconscientes. En resumen, el valor más grande de la hipnosis en el campo de la obstetricia se encuentra en su habilidad para producir un relajamiento físico y mental completo, junto con la eliminación del temor y de la ansiedad. Una vez que se ha eliminado el elemento temor, la paciente enfocará su parto con confianza y, en consecuencia, sólo es probable que se requiera un mínimo de analgesia. Es de. importancia que el médico general recuerde que incluso cuando la hipnosis profunda no baste para eliminar todo el dolor, la sugestión repetida, con o sin medicación complementaria, todavía puede hacer que el parto sea mucho más fácil eliminando el síndrome temor-tensión dolor.

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Desventajas de la hipnosis en obstetricia 1. Prejuicio contra la idea de la hipnosis. 2. El tiempo y esfuerzo que se requiere para inducir y profundizar el trance y dar un entrenamiento de preparto adecuado. 3. Lo variable de los grados de susceptibilidad a la hipnosis. Estas tres objeciones ya se han discutido plenamente. 4. Falta de cooperación y comprensión de parte del personal preparado. La paciente perderá cualquier compostura que haya adquirido durante su entrenamiento de preparto si es admitida a la sala de un hospital en donde otras pacientes, en distintas etapas del parto, estén causando alteraciones. En los partos a domicilio esta dificultad no se presentará, pero el médico general puede tener que trabajar en unión de una partera que no comprenda o que sea por completo antagónica a la idea de la hipnosis. Incluso en las primeras etapas del parto, es esencial que la paciente deba permanecer tranquila, y se le debe dejar relajarse y dormir. Sólo debe despertársele cuando sea necesario. En demasiados casos, la partera no comprende este hecho, y suele alterar y preocupar a la paciente despertándole y hablándole innecesariamente

LA APLICACION TECNICA DE LA HIPNOSIS EN OBSTETRICIA Siempre se obtendrán resultados más satisfactorios cuando el tocólogo emprende la inducción de la hipnosis y el entrenamiento prenatal de la paciente y después se encuentra presente para llevar a cabo el parto. En consecuencia, el médico general está en mejor posición de usarla con más éxito que ningún otro. La hipnosis puede ser inducida por un colega profesional y, a condición de que ambos se encuentren presentes durante el parto y trabajen en equipo, los resultados serán excelentes. La hipnosis no está necesariamente contraindicada cuando la paciente va a ser atendida sólo por una partera. A condición de que la madre haya sido adecuadamente preparada, podrá aún relajarse por completo y disminuir mucho sus molestias, en especial si se le ha enseñado la forma de entrar por sí misma al estado de trance, siempre que así desee hacerlo. Puede ponerse " en rapport " con la partera , cuyas instrucciones se le

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indicará que siga con exactitud como si fueran dadas por el tocólogo en persona. Como es natural, deberá instruirse completamente a la partera sobre la forma de conducir el parto, y debe cooperar plenamente para cumplir con cualesquiera condiciones especiales que requieran ser observadas. Por ejemplo, no importa el éxito alcanzado por la paciente durante todas las primeras etapas del trabajo de parto, es muy probable que se derrumbe y que se pierda el control a medida que se aproxime el momento del parto. En este punto, ciertamente que deberá administrársele cierta forma de analgesia complementaria, como gas y aire, en el caso de que lo deseara. Es esencial que la paciente reciba una preparación adecuada para su parto en el periodo prenatal. Sólo en raras ocasiones logrará la hipnosis algún grado de éxito si la primera inducción debe tener lugar en tanto el parto esté en progreso. Considero prudente ver a la paciente por primera vez tan pronto como sea posible, una vez que se haya confirmado el embarazo, aun cuando algunas autoridades difieren esto hasta un poco antes del séptimo mes de gestación. Mientras más pronto se eliminen las falsas ideas, temores, ansiedades y tensiones, con más rapidez puede entrenarse a la paciente a anhelar su parto más que a temerlo. Más aún, puede establecerse el contacto necesario con la partera, y tratar las molestias iniciales tales como las náuseas matutinas, acidez estomacal o flatulencia. Yo veo a la paciente una vez por semana durante algunas semanas, en el curso de las cuales establezco un estado de hipnosis tan profundo como sea posible, trato las molestias que se presenten, y procedo con el entrenamiento y condicionamiento iniciales de la mente de la paciente. Con mucha frecuencia, dependiendo de la personalidad individual, estas sesiones preliminares pueden practicarse a intervalos de quince días. Una vez que estoy satisfecho de haber alcanzado un progreso adecuado, digo a la paciente que regrese entre el séptimo y octavo mes o, si así lo desea, continúo tratándola mientras tanto en periodos de un mes o seis semanas. Creo que es de suma importancia ver a la paciente una vez por semana durante las últimas seis semanas de su embarazo. Hiperemesis gravídica Este es un problema muy común que se considera tiene origen psicológico y que representa un deseo consciente o inconsciente de

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liberarse del embarazo. También se ha sugerido que la acostumbrada desaparición del síntoma entre el tercero y cuarto mes, se debe a que los movimientos fetales obligan a la madre a aceptarlo como individuo por separado. Otros factores psicológicos que se encuentran detrás de este síntoma son : alteración de las relaciones maritales, ansia de afecto o incluso carencia de éste, y los temores relativos al nacimiento y crianza posterior del niño. En ocasiones el vómito es regular y en realidad grave, en otros casos sólo se presenta la náusea. No importa lo grave que sea el caso, la hipnosis puede ser extremadamente útil, incluso si está combinada con otras medidas terapéuticas. La sugestión directa bajo hipnosis, repetida constantemente y reforzada, es capaz de curar más del 50 por ciento de los casos. En los casos persistentes, también debe dirigirse hacia las actitudes emocionales de la paciente y no sólo al síntoma. Mi propio método, que no puede describirse en su totalidad ya que es probable que varíe de caso a caso, consiste esencialmente de una versión modificada de la rutina de sugestiones para fortalecimiento del ego, seguida por la directa eliminación del síntoma:

Cuando le toque el estómago... comenzará a observar una sensación de calor que se extiende en el estómago. Esa sensación de calor va aumentando... cada vez que la toco con la mano. Tan pronto como sienta ese calor... por favor levante la mano. Correcto. Ahora, bájela otra vez. Y a medida que sienta más caliente el estómago ... comienza a sentirse más normal... más y más asentado. Toda sensación de náusea está desapareciendo por completo... ya no siente náusea en absoluto. Siente el estómago perfectamente normal... y asentado en todo sentido. Y dentro de unos momentos... cuando cuente hasta siete... abrirá los ojos y estará completamente despierta otra vez Despertará usted... con el estómago completamente asentado... sin la más ligera sensación de náusea o de molestia... y se dará cuenta de que... cuando despierte, todas las mañanas... no tendrá la más mínima sensación de náusea... su estómago permanecerá perfectamente normal... sin la más ligera molestia de ninguna clase. Y, con cada uno de estos tratamientos... esta molestia va a desaparecer ... más y más rápidamente... más y más completamente.

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Acidez estomacal y flatulencia La causación es con mucha frecuencia psíquica, y se puede lograr mucho sólo con el alivio de la ansiedad y la tensión. La condición por lo general desaparece con rapidez bajo sugestión hipnótica directa, si se combina ésta con una completa discusión y explicación sobre lo inocuo del síntoma. Muchos otros síntomas prenatales tales como los dolores de espalda, prurito e insomnio, también pueden aliviarse mucho por medio de la hipnosis. Entrenamiento prenatal Desde luego esto es lo de más importancia en la preparación de la paciente para su parto, y tiene dos objetivos principales: 1. Enseñar a la paciente a relajarse, tanto mental como físicamente, en el mayor grado posible, con el fin de asegurar un parto lo más fácil posible. 2. Enseñar a la paciente a adquirir cada vez más control sobre sus funciones- corporales logrando una actitud mental positiva y sana. No puede haber ninguna duda de que, desde luego, la forma más fácil y rápida de procurar un parto satisfactorio se encuentra en la preparación prenatal adecuada para el evento. La primera entrevista. Debe establecerse contacto con la paciente y hacer todo lo posible para tranquilizarla por completo. Igual que en toda clase de trabajo hipnótico, esto es de vital importancia, pues si no se obtiene la plena confianza de la paciente al terminar la primera sesión, es muy improbable que alguna vez se puedan alcanzar resultados verdaderamente satisfactorios. En el curso de una conversación general, orientada a descubrir sus ideas y actitudes con relación al embarazo y al parto, se debe tratar de evaluar sus potencialidades, tanto como posible sujeto hipnótico como tocante a la maternidad. Por lo general introduzco las posibilidades de la hipnosis y explico sus muchas ventajas, soy igual de franco acerca de sus limitaciones.

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Principio por decir a la paciente que puesto que el parto es un proceso perfectamente natural, no hay ninguna razón para que sea doloroso o desagradable. El dolor sólo se presenta porque la paciente lo espera y lo teme, y porque no puede impedir que todos sus músculos se pongan rígidos y tensos. Le indico que la hipnosis la enseñará a liberarse de todas las tensiones, relajando sus músculos durante el parto, que no habrá ninguna razón por la que espere sufrir dolores y que, en consecuencia, ese momento será mucho más fácil. Le digo que si desea que se emplee la hipnosis, ésta la podrá ayudar mucho, pero que no deberá esperar resultados mágicos. Que lo que se pueda lograr dependerá, en primer lugar, de sus propios deseos y de su capacidad para cooperar y, en segundo lugar, de la profundidad de hipnosis que pueda lograr con el entrenamiento. Nunca hago promesas exageradamente entusiastas, ni tampoco le doy garantía alguna de que podré estar presente durante su parto, aun cuando, si es posible, esas sean mis intenciones. Intento descubrir sus propias ideas, temores y reservas con relación a la hipnosis, y trato esto explicándole, con la mayor sencillez posible, cómo es en realidad la hipnosis y la forma en que opera. En relación con esto, hago resaltar el hecho de que no existe nada de dominio y que sólo se trata de trabajar en equipo. Que en realidad, el papel que ella tiene que representar es, en todos sus aspectos, de tanta importancia como el mío. Le digo que es probable que se necesiten dos o tres sesiones para descubrir la máxima profundidad de hipnosis que podrá alcanzar. Que si logra alcanzar mucha profundidad, entonces será probable que su parto sea casi sin dolor. Sin embargo, que no se puede confiar mucho en esto, ya que sólo un 20 por ciento de las mujeres son capaces de lograr tal profundidad. Que, sin embargo, podrá estar segura de una cosa: Que incluso como resultado de trances más ligeros, podría relajarse tanto mental como físicamente, con tanto mucho más éxito durante su parto, que en realidad el momento será mucho más fácil de lo que en otra forma hubiera sido. Nunca, en ninguna circunstancia, hago intento alguno de inducir la hipnosis en el curso de la primera entrevista. Me limito a los hechos, a la eliminación de dudas y temores y a fomentar la motivación de la paciente. La invito a que, durante la semana siguiente, piense cuidadosamente en todo lo que se le ha dicho, y que en la siguiente ocasión, haga todas las preguntas que se le ocurran.

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La segunda entrevista. Principio por preguntar a la paciente si acaso ha estado reflexionando sobre la plática de la semana anterior, y si hay algo que le agradaría preguntar. Contesto primero las preguntas que haga con el fin de disipar; en lo que sea posible, cualesquiera dudas e incertidumbres que queden. A continuación le explico, en los términos más sencillos posibles, el método para la inducción de la hipnosis y le digo exactamente lo que tiene que hacer y lo que puede esperar que suceda. Sigo con la inducción de la hipnosis por primera vez pero no hago ningún intento para lograr una verdadera profundidad. Despierto a la paciente y discuto con ella, con cierto detalle, sus propias sensaciones y reacciones subjetivas. Le explico que aprender la hipnosis es como aprender a montar en bicicleta por primera vez. En la primera ocasión, alguien tiene que ayudarla y sostener el asiento todo el tiempo. A la siguiente ocasión, este apoyo puede retirarse por breves momentos, durante los cuales la paciente podrá continuar la marcha, aun cuando este progreso pueda ser tambaleante e incierto, y sólo tendrá ayuda en el caso de que haya peligro de que caiga. En las ocasiones posteriores, ya podrá avanzar más y más por cuenta propia hasta que, finalmente, el montar en bicicleta se convierta en una acción tan natural como caminar. Le informo a la paciente que, tan pronto como haya alcanzado la profundidad necesaria, se le enseñará la forma de usar ella misma la hipnosis durante su parto. Siempre es importante obtener el consentimiento del esposo, antes de inducir la hipnosis por primera vez. Entrevistas posteriores. Profundizo la hipnosis hasta que la paciente haya alcanzado la mayor profundidad de que sea capaz. Si ésta no resulta suficiente para algún marcado grado de analgesia, constantemente inspiro en la mente de la paciente, bajo hipnosis, la idea que sigue: Durante su parto... se sentirá sumamente relajada... tan profundamente soñolienta y amodorrada... que sentirá mucho menos molestias que si estuviera completamente despierta.

En todas las futuras pláticas con la paciente, es prudente evitar las palabras "dolor" o "dolores del parto" al referirse a las contracciones uterinas, las cuales sólo se describirán como tales, incluso en relación con el verdadero parto. La palabra "presión" es infinitamente preferible.

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Si es posible inducir una analgesia local a un estímulo doloroso, como el de un piquete de alfiler, hago la prueba de sonambulismo (haciendo que la paciente abra los ojos sin despertar del trance) y de la amnesia. Si éstas tienen éxito, puede hacerse que el parto sea totalmente indoloro, a condición de que yo pueda estar presente. Esto también puede ocurrir en ausencia mía, pero existe el riesgo de que se derrumbe el control de la paciente en el peor de los momentos, precisamente cuando la cabeza está a punto de emerger. Este será el único momento en el cual puede ser necesaria una anestesia complementaria. Si puede producirse la analgesia local por sugestión, es útil demostrar a la paciente la forma en que puede transferirse a cualquier parte del cuerpo. A los sujetos de trance profundo se les puede enseñar a producirla a voluntad por sí mismos, bajo ciertas circunstancias restringidas, las cuales también deberán definirse con claridad cuando se dé la instrucción posthipnótica adecuada. Sin embargo, desafortunadamente esta clase de pacientes siempre estarán en minoría. Con todo, la mayoría siempre podrá lograr tranquilidad mental y un relajamiento satisfactorio en el transcurso de una hipnosis media o ligera, que les servirá mucho en su parto. El hecho de que resulte imposible producir algún grado notable de analgesia al piquete de alfiler, no quiere decir que la paciente no puede ejercer una cantidad considerable de control sobre el dolor fisiológico de su parto. Pero, como es natural, será necesario que la paciente reciba con más frecuencia un entrenamiento prenatal (de preferencia con intervalos de una semana en las etapas iniciales) que si se lograra el sonambulismo completo. En el último caso, no sólo requiere el entrenamiento ser meros prolongado, sino que se puede hacer un uso mucho mayor de las sugestiones directas posthipnóticas en la conducción del parto en sí. Más aún, en realidad es posible que se produzca la analgesia con mucha rapidez, sea a una palabra de mando o como resultado de una señal concertada de antemano. Se ha suscitado la duda respecto a si la analgesia hipnótica no es, en realidad, sino sólo amnesia. Esto parece ser negado por el hecho de que la analgesia suele obtenerse en la hipnosis en vigilia, * cuando no se ha obtenido ninguna amnesia en absoluto. *Para la aclaración de esta aparente paradoja, véase La Hipnosis en el Hombre y en los Animales, por Ferenc András Volgyesi (Cta. Editorial Continental, S. A., México, 1989), Pág. 95. (N. del T.)

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Uso de la autohipnosis en el parto La enseñanza de la autohipnosis puede ser una-valiosa ventaja en todos los casos en los cuales se ha obtenido una profundidad adecuada. En profundidad media, por lo general se le puede enseñar a la paciente a producirse ella misma el trance, a ,voluntad, y a producir un relajamiento físico y mental completo por autosugestión. Si bien la profundidad promedio de tal autohipnosis no es grande, basta para ser de ayuda material, en especial en la primera etapa del parto. La analgesia que resulta se debe al relajamiento y al alivio de la tensión, del temor y de la ansiedad, más que a la sugestión directa. Debe enseñarse la técnica tan pronto como sea posible y animar mar a la paciente a usarla todos los días, en su propio hogar durante todo el periodo prenatal. En esta forma, poco a poco adquiere confianza, no sólo en su propio poder de control, sino también en su capacidad para lograr un relajamiento completo y la disminución del dolor y de las molestias durante su parto. Durante el parto, la paciente puede hacer uso de la autohipnosis en una de dos maneras: 1. Puede inducirla poco después de la iniciación del parto y mantener inalterado el estado de trance por periodos considerables. 2. Puede inducirla cada vez que sienta una contracción, y mantenerla sólo mientras dure cada contracción. Puede escoger cualquiera o ambos métodos alternativamente, de acuerdo con las circunstancias. He encontrado que la paciente de profundidad media por lo general parece beneficiarse más con el primer procedimiento, y sólo las sonámbulas es probable que logren un éxito y alivio completo con el segundo. La paciente que usa la autohipnosis "dormirá" por lo general o se relajará de principio a fin de las primeras etapas. Por lo general yacerá completamente inmóvil y no requerirá otra atención que el cuidado y la observación de rutina. Podrá conversar, orinar o defecar, o ser alimentada, a su solicitud. Se instruirá a la partera para que no hable con ella o la moleste sin necesidad en esta etapa. Una partera comprensiva y tolerante puede aumentar mucho la efectividad de la autohipnosis, y en realidad puede decirse que su actitud bien puede determinar la diferencia entre el éxito y el fracaso. 360

Sin embargo, las pacientes sonámbulas pueden ser enseñadas a inducir un estado de trance profundo, una analgesia completa y, con frecuencia, amnesia, en cosa de 5 a 10 segundos. Esta rapidez es esencial si la paciente va a retener el control durante el periodo crítico del parto, cuando hay poco intervalo entre las fuertes y frecuentes. contracciones uterinas. En estos casos, enseño la autohipnosis mediante la sugestión posthipnótica: En unos cuantos momentos... cuando cuente hasta siete. .. usted abrirá los ojos y estará completamente despierta otra vez. Una vez que la haya despertado, platicaremos por unos momentos. Luego usted misma se dormirá otra vez... con un sueño igual de profundo que éste. Se reclinará cómodamente... fijará la vista en un punto del techo... y contará despacio hasta cinco. A medida que cuente... sentirá los ojos cada vez más y más cansados ... usted se sentirá más y más soñolienta... y, en el momento que usted llegue a la cuenta de cinco... sus ojos se cerrarán de inmediato... y se dormirá inmediatamente con un sueño igual de profundo que éste.

A continuación despierto a la paciente, charlo con ella por unos momentos y le digo que se duerma otra vez. Esto lo hace sin dificultad, y le digo que siempre que necesite dormirse ella misma, en especial durante su parto, siempre podrá hacerlo de inmediato contando hasta cinco. Después le enseño la forma de que se produzca un relajamiento físico y mental completo mediante las sugestiones adecuadas, y la forma de inducirse una analgesia local siempre que necesite hacerlo, sólo con sugestionarse a sí misma que todo dolor desaparecerá por completo en el momento en que ella cuente hasta tres. Sin embargo, por razones obvias no debe dejársele la facultad de que haga esto respecto a toda clase de dolores. Deben definirse condiciones estrictamente limitadas con claridad, y debe decírsele que sólo podrá eliminar el dolor en esta forma durante su parto: que ningún otro tipo de dolor responderá y que en ninguna otra ocasión éste método tendrá el más ligero éxito. Indico a la paciente que practique esta autohipnosis con regularidad en su propio hogar para producir un. relajamiento físico y mental completo, y renuevo las sugestiones posthipnóticas en el sentido de que podrá ejercer un completo dominio sobre el dolor durante su parto en cada sesión posterior de entrenamiento prenatal.

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ADMINISTRACION DEL ENTRENAMIENTO HIPNOTICO PRENATAL

Una vez que se ha obtenido una profundidad de trance satisfactoria y que se ha dominado la técnica de la autohipnosis, siempre que ésta es posible, el siguiente paso de más importancia es dar a la paciente una explicación lo más sencilla posible de las tres etapas del parto, y de lo que puede esperar o sentir en cada una de estas etapas. Por lo general lo explico a la paciente en la forma que sigue: En todo parto, hay tres etapas distintas y separadas. La primera y más larga de ellas se relaciona con la preparación necesaria para el nacimiento del niño. Este no puede presentarse a menos que se dé tiempo para que todos los músculos se relajen y que los conductos se amplíen y dilaten lo suficiente para permitir el paso del niño. Una vez que están bien abiertos, se presenta la segunda etapa y la más activa. Durante ésta, el niño desciende por los conductos y finalmente sale y nace. Una vez que esto ha sucedido, todavía hay una etapa final, la cual no termina hasta que ha salido la placenta. Ahora bien, es probable que la primera señal que tenga de que el parto se ha iniciado, sea que salga un poco de sangre, casi como si se iniciara el periodo menstrual. Junto con esto, sentirá unas débiles contracciones de la matriz, con largos intervalos entre ellas. En algunas ocasiones, no se presenta sangre, y la única señal de que principia el parto es la presencia de estas contracciones uterinas, débiles y no frecuentes, pero regulares. Cuando las sienta por primera vez, consulte el reloj y tómeles el tiempo. No importe que pase mucho tiempo entre ellas, si se están presentando a intervalos regulares quizá ya se haya iniciado el parto, de manera que mande por la partera, o vaya directo al hospital, de acuerdo con los arreglos que haya hecho. No debe usted inducir ningún trance hipnótico hasta que haya hecho esto. Durante esta primera etapa, encontrará que las contracciones son dé biles y que no se presentan con mucha frecuencia. Esto hará que los con ductos se vayan abriendo gradualmente, pero esto es un proceso lento y toma tiempo. Al principio causarán tan pocas molestias, que lo único que tiene que hacer es dormir todo lo que pueda, y relajarse. Podrá hacer esto durmiéndose y relajándose en la forma en que se le ha enseñado a hacerlo. Debido a esto, sentirá las contracciones sólo como una presión en el vientre y no la molestarán en absoluto. Si algo o alguien la molesta, debe dormirse de inmediato otra vez, como resultado de lo cual, su parto progresará constantemente y con facilidad.

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Permanecerá perfectamente calmada y sin preocuparse, y sin el más mínimo temor. Después, a medida que se abran los conductos, las contracciones serán más fuertes, más intensas y con más frecuencia. No se asuste ni trate de evitar esto, ya que si desaparecieran, nunca nacería el niño. Esto es una señal de que el parto está progresando bien. Podrá permanecer en su trance y relajarse mediante una serie de respiraciones rápidas, profundas y rítmicas. Con cada una de ellas, usted se relajará completamente, más y más. Desaparecerá toda tensión y sólo sentirá la molestia de una presión creciente con cada contracción. Usted no perderá el control y permanecerá perfectamente pasiva, dejando que las contracciones hagan su propio trabajo, sin tratar de ayudarlas en ninguna forma. Puede presentarse una corta pausa, después de lo cual las contracciones volverán a empezar con más fuerza. Más o menos en este momento, la fuente se romperá y se escapará el agua. No ha _y necesidad de preocuparse o alarmarse por esto. Sólo quiere decir que ha entrado a la segunda etapa de su parto, y que la verdadera expulsión y nacimiento de su niño está a punto de empezar. Aun cuando las contracciones sean mucho más fuertes y más frecuentes, no deberán asustarla, pues pronto será necesario que usted coopere y ayude al nacimiento de su niño. A medida que continúan las contracciones, comenzará a sentir un deseo casi irresistible de ayudar pujando. No importa cuando ocurra esto, usted no deberá ceder a ello, hasta que se le diga que lo haga. Si cede a ese deseo, demorará el nacimiento de su niño, lo hará más difícil y se agotará innecesariamente, sin hacer una pizca de bien. Tan pronto como sienta este deseo, dígaselo a la partera o a la enfermera, pero no haga nada sino hasta que ella le diga. Cuando se lo digan, haga una respiración profunda, retenga el aire todo lo que pueda y luego puje con toda la fuerza que pueda todo lo que dure cada contracción. Si tiene que volver a respirar antes que termine la contracción, haga otra respi ración profunda lo más rápidamente posible y continúe reteniéndola y pujando, ya que por lo general es la última parte de la contracción la que produce el mayor progreso. Encontrará que esto reduce mucho las molestias. Recuerde que mientras puja está ayudando mucho a traer el niño al mundo, ya que esto no puede lograrse sin mucho trabajo y esfuerzo físico. Bien valdrá la pena. En cada intervalo, entre las contracciones, usted podrá descansar por completo y dormir. En cuanto descienda la cabeza del niño y aparezca en la salida, estará a punto de empezar el proceso final del parto. En este punto, usted podrá obedecer implícitamente a todas las instrucciones. Siempre que se le diga que deje de pujar, dejará de hacerlo de inmediato, y en vez de ello dedicarse a respirar profunda y rápidamente. Como resultado de esto, usted se relajará cada vez más completamente, y a medida que la cabeza haga una presión cada vez más fuerte hacia abajo sobre la salida, toda el área quedará completamente entumecida e insensible. Sentirá una molesta sensación de alargamiento y la sensación de algo que pasa por la salida. Aun cuando es probable que no requiera ayuda adicional, habrá disponibles drogas y anestésicos adecuados. No se le administrarán a menos que usted así lo solicite. Usted sólo tiene que pedirlas. Por otra parte, si desea permanecer despierta cuando nazca el

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niño, sólo tiene que decirlo. Una vez que haya visto al niño y haya salido la placenta, usted caerá en un sueño profundo y reparador. Despertará de este sueño sintiéndose realmente buena y sana, y recordando muy poco de lo que ha ocurrido. Durante todo su parto, usted podrá hablar o responder preguntas si es necesario, sin despertar de su sueño hipnótico profundo y relajador. Podrá usted cooperar en todo sentido, pero se sentirá demasiado dormida o soñolienta para llegar a molestarse. Obedecerá fielmente todas las instrucciones que le den como si yo mismo se las diera.

El principal objeto del entrenamiento hipnótico prenatal subsecuente es acondicionar a la paciente para que llegue a estar relajada por completo, tanto en lo físico como en lo mental, siempre que entre al estado de trance; eliminar los temores y la aprensión, e inspirar sugestiones de confianza y de bienestar físico y general. Este condicionamiento es más efectivo si se le enseña a la paciente la autohipnosis y la practica con regularidad en su hogar, ganando así mucho más confianza en su propio poder para controlar sus reacciones en el transcurso del parto. En la enseñanza de la autohipnosis y en el curso de cada inducción hipnótica ordinaria, siempre es aconsejable aunar. las sugestiones de relajamiento incrementado con respiraciones profundas y rítmicas. Una vez que esta técnica ha sido dominada por la paciente, resultará muy valiosa para el alivio del dolor y sufrimientos durante el verdadero parto. Las sugestiones que deben fijarse en la mente de la paciente en cada una de las sesiones de entrenamiento pueden construirse con facilidad a partir de la descripción detallada del parto bajo hipnosis que ya se le ha proporcionado. Estas deberán ser escogidas y redactadas para adaptarlas a cada caso individual, de acuerdo con ciertos principios generales: 1. Sugestiones de que la paciente continuará manteniéndose buena y sana durante todo el embarazo. 2. Que deseará vehementemente su parto con placer y felicidad, y no con temor y aprensión. 3. Que todo está perfectamente normal (a condición, desde luego, que esto se haya establecido clínicamente). 4. Que durante su parto entrará en un sueño hipnótico profundo siempre que se le diga que así lo haga, o a una señal convenida de antemano que ella dé a sí misma para inducir la hipnosis, y que todas las sugestiones subsecuentes las aceptará y las obedecerá.

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5. Que cada contracción de la matriz la sentirá como una sensación no del todo desagradable. Que incluso durante la segunda etapa, las sensaciones que experimente serán sólo las de una presión que aumenta, comparables, en todo sentido, con un esfuerzo físico ordinario. Deberá tenerse cuidado de no abolir todas sus sensaciones, de lo contrario podría iniciarse el parto sin que la paciente se diera cuenta de ello. 6. Que cada vez que se induzca ella misma un sueño hipnótico profundo, podrá relajar los músculos y aliviar la tensión en una forma tan completa que sentirá muchas menos molestias. Las contracciones la molestarán mucho menos, y el parto del niño será mucho más fácil. 7. Que subsecuentemente sus pechos producirán suficiente leche, de manera que podrá alimentar a su niño sin dificultad con el pecho. Esta última sugestión es probable que tenga un éxito extraordinario, ya que la causa más común de deficiencia en la lactancia es la preocupación o el miedo. La hipnosis parece abolir éstas, induciendo una actitud de expectación positiva. 8. Que una vez que haya terminado el parto y haya dormido, despertará sintiéndose perfectamente buena y sana y puede, si así lo desea, recordarlo poco o nada. Precedo estas sugestiones especializadas con la acostumbrada ru tina para el fortalecimiento del ego en cada ocasión. Durante las últimas seis semanas del embarazo, se pone un énfasis especial en las sugestiones relativas a las reacciones y comportamiento de la paciente, y en las instrucciones que deberá obedecer durante su parto. Si el médico no puede estar presente en el parto, la paciente puede ponerse posthipnóticamente "en rapport" con alguna otra persona—médico, enfermera o partera— cuyas instrucciones obedecerá como si hubieran sido dadas por el hipnotizador. Para que este procedimiento tenga éxito, tendrán que lograrse las etapas hipnóticas más profundas, y la persona a quien se transfiere el rapport deberá ser totalmente informada en cuanto al método correcto de conducir el parto bajo hipnosis.

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LA HIPNOSIS EN LOS PARTOS COMPLICADOS O ANORMALES Mucho se ha escrito a favor del uso de la hipnosis en obstetricia, pero existen pocos informes auténticos de sus posibles peligros y desventajas en cualquier caso particular. Deben señalarse ciertas dificultades prácticas que pueden presentarse en los casos complicados si las relaciones entre el hipnotizador y el tocólogo no son lo bastante estrechas. La siguiente historia de un caso, en consecuencia, resultará de interés: Historia del caso. La Sra. Blank, de 25 años de edad, me fue enviada el 7 de enero. Estaba esperando a su primer hijo en abril y se mostraba ansiosa de lograr cualquier alivio que la hipnosis pudiera ofrecerle en el curso de su parto. Como parecía haber cierto grado de contracción pélvica la envié con un especialista y cirujano partero, quien hizo arreglos para que fuera internada en el hospital local de maternidad. Posteriormente me visitó una vez por semana durante las primeras seis semanas, y de ahí en adelante una vez cada quince días hasta su parto, el 15 de abril. No tuve ninguna dificultad para inducir la hipnosis, y después de varias sesiones fue entrenada para alcanzar una profundidad razonable y para entrar al estado hipnótico a una palabra convenida de antemano. Nunca llegó a ser completamente sonámbula y sólo desarrolló una amnesia parcial. A esta profundidad, su sensibilidad a un estímulo doloroso podía embotarse pero nunca abolirse por completo, de manera que nunca se logró en realidad la analgesia absoluta. Aun cuando esperaba estar presente en su parto, creí que era conveniente entrenarla en la autohipnosis. Aprendió la técnica sin dificultad y, durante su entrenamiento prenatal pudo llegar al relajamiento completo y a obtener algún control sobre dolores tales como el de dorso. Pero considerando sus repetidos fracasos para producir una anestesia satisfactoria a los estímulos dolorosos artificialmente inducidos, no esperaba que su parto fuera por completo indoloro y dudaba respecto hasta qué punto podría ejercer su facultad de control sobre el dolor durante el parto. En cada una de las sesiones prenatales continúe, durante la hipnosis, fijando en ella el hecho de que en su parto podría ponerse en trance, relajar todos sus músculos y así eliminar sus dolores. Sin embargo, no

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podría librarse totalmente de sensaciones de molestia, y siempre estaría plenamente consciente de la presión de sus contracciones uterinas. En una ocasión se presentó con un brazo en cabestrillo. Parecía que ella y su esposo habían tenido un accidente automovilístico y ella resultó con lesiones en su brazo y hombro derechos. Cuando su esposo la sacó del automóvil sufría grandes dolores, y él se dirigió a una granja cercana a buscar ayuda. A su regreso encontró que ella se había puesto en trance hipnótico y había eliminado por completo el dolor. La iniciación del parto fue el 14 de abril. La paciente estaba atendida por su propio médico y fue admitida al hospital. Cuando la visité aquella noche estaba profundamente dormida. Se me informó que estaba bastante bien, pero que se había logrado muy poco progreso porque sus contracciones eran muy débiles. En la tarde siguiente, se me informó por teléfono que casi con certeza se necesitaría practicar una cesárea. La operación se llevó a cabo bajo anestesia ordinaria y tanto la madre como el niño evolucionaron muy bien. En vista de las dificultades para decidir la intervención quirúrgica en este caso, el tocólogo a cargo ha tenido la amabilidad de proporcionar su propia relación detallada del caso: Historia del caso por el tocólogo. Vi a la Sra. Blank en tres ocasiones durante la segunda mitad de su embarazo y me dejó muy impresionado por su calma y compostura y su feliz anticipación de un parto fisiológico. Parecía completamente libre de las tensiones físicas y emocionales que suelen complicar el periodo prenatal; esto puede deberse en parte a las facultades de la inducción de la autohipnosis. Se hizo evidente por un examen físico y de rayos X que padecía una estrechez pélvica que sin duda conduciría a cierto grado de desproporción, pero aunque se daba cuenta de lo que esto implicaba parecía que le causaba poca ansiedad, si acaso. Principio del parto. La iniciación del parto fue señalada por la ruptura de las membranas y por contracciones uterinas regulares que producían sensaciones de presión, pero ningún dolor. Por lo tanto, fue difícil para su médico familiar avisarle que el parto había comenzado, y encontró la misma dificultad el personal de médicos y enfermeras cuando fue admitida al hospital de maternidad. Esto era desafortunado en vista de la desproporción que sufriría por la inercia uterina primaria con contracciones

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un tanto débiles pero, mediante examen, se confirmó que el parto se había iniciado, aun cuando se hizo muy poco progreso en el transcurso de las primeras veinticuatro horas. Progreso del parto. Para asegurar que se había llevado a cabo una prueba plena del parto, fue tratada con una inyección intravenosa de oxitocina, usando 2 unidades en 500 ml de solución de dextrosa. Esto pronto produjo fuertes contracciones uterinas que podían constatar los observadores, pero que dejaban cierta duda respecto a su naturaleza, ya que la Sra. Blank parecía que experimentaba poco dolor y repetidamente preguntaba si debían ser más fuertes para darle la oportunidad de que el niño naciera fisiológicamente. Fue sólo cuando se llegó a la decisión, varias horas después, que era casi cierto sería necesaria una incisión cesárea, que perdió su compostura por primera vez, sollozando a rienda suelta y quejándose de dolores en el dorso. Todavía había ciertas dudas en la mente de por lo menos un observador respecto al grado de acción uterina que en realidad se había logrado. Remoción. Una vez que se exploró la matriz y se extrajo al niño mediante una sección cesárea en el segmento inferior, fue una sorpresa encontrar que el segmento inferior era muy delgado y que el anillo de retracción se había elevado casi hasta una altura peligrosa. Era claro que el parto había avanzado en un grado mucho mayor de lo que había sido aparente, debido a la extrema compostura de la paciente y a que no mostraba ningún signo de reacción sistémica a las contracciones fuertes. En realidad no había peligro para la madre o para el niño, pero se puede concebir que en una paciente multípara el parto podría haber resultado peligrosamente avanzado, conduciendo posiblemente a serias complicaciones en circunstancias similares. Discusión. Una de las dificultades de este caso se encuentra en llegar a una decisión precisa respecto a cuándo debe emprenderse la intervención quirúrgica en interés tanto de la madre como del niño. Esta dificultad hubiera sido minimizada y otras eliminadas si las condiciones hubieran permitido una cooperación más estrecha entre nosotros como hipnólogos y el tocólogo, y si hubiera sido posible para el personal del hospital haber sido totalmente instruido sobre el cambio de las condiciones impuestas por la hipnosis en el transcurso del parto. La situación ideal hubiera sido que el mismo tocólogo emprendiera la inducción de la hipnosis y el entrenamiento prenatal de la paciente y que se encargara del parto. En la práctica, uno debe contentarse con la más estrecha

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cooperación entre el tocólogo y el médico implicado. El hecho de que pueda presentarse tal dificultad, como en el caso que se describió, conduce a subrayar los positivos peligros que pueden presentarse cuando se entrena a las futuras madres para que puedan producirse la autohipnosis y la analgesia por parte de hipnotizadores no calificados. Estamos de acuerdo en derivar las conclusiones siguientes 1. Cuando el hipnotizador médico que emprende un trabajo obstétrico no es el mismo que va a encargarse del parto, debe estar, en todo momento fácilmente disponible para ser consultado durante el parto, y es conveniente que se encuentre presente durante el parto. 2. En los casos obstétricos complicados sólo debe emplearse la anestesia hipnótica después de haber hecho investigaciones exhaustivas y, cuando pueda lograrse la más estrecha cooperación entre el médico hipnotizador y el tocólogo. 3. En los casos obstétricos de multíparas o complicados no es prudente, y quizá sea peligroso, instruir a la paciente en la técnica de la autohipnosis, a menos que se puedan garantizar las salvaguardas anteriores. 4. Siempre que se enseñe la técnica de la autohipnosis, es aconsejable que se prevenga tanto al tocólogo como a la partera que atienden, de que los signos y síntomas de sufrimiento materno o de catástrofe inminente, pueden estar disfrazados peligrosamente, o incluso pueden estar ausentes. 5. Idealmente, cualquier médico que desee utilizar los beneficios de la hipnosis para sus pacientes en su campo de preparación especializado, deberá ser, con toda propiedad, el que induzca la hipnosis a la paciente.

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CAPITULO 22

Tratamiento Hipnótico de los Síntomas Psicosomáticos y las Psicopatías Tanto en la medicina general como en la práctica de hospital se encuentra uno con regularidad a pacientes que afirman estar enfermos, que sufren de una variedad de dolores y síntomas, aun cuando toda posible investigación no ha revelado ningún signo de alguna enfermedad física. Tratar con estas personas es difícil, ya que el médico está por lo general tan ocupado que tiene poco tiempo o poca paciencia para sentarse a escuchar una lista interminable de padecimientos que en apariencia carecen de base. En tales casos, por lo general se considera que o bien el paciente está fingiendo o que está imaginando sus dolores y padecimientos. En consecuencia, sus amigos y parientes, y en ocasiones incluso su médico, le dicen que se anime y que tenga calma: que use una poca de fuerza de voluntad y que pronto estará bien otra vez. Tales consejos son inútiles y es probable que hagan más mal que bien. Rara vez se le cree al paciente cuando dice que ha sido tratado con frecuencia pero sin éxito y, sin embargo, no cabe duda que esto es cierto. El hecho de que no haya logrado éxito a pesar de todos sus esfuerzos sólo ha aumentado sus sentimientos de desesperanza y ya no sabe adónde recurrir para ayuda. Examinemos la situación con más cuidado. En circunstancias normales, el arrancador automático de un vehículo a motor sólo se usa por unos segundos para arrancar el motor. Si éste sólo pudiera mantenerse en marcha mediante el uso constante del arrancador automático, entonces algo anda mal. La batería quedaría finalmente tan agotada que ya no funcionaría el arranque. En forma similar, si un individuo sólo puede sostenerse mediante el uso excesivo de la fuerza de voluntad, es que algo anda mal que requiere investigación. Si ésta no se hace, los esfuerzos prolongados para continuar trabajando ciertamente conducirán a un completo derrumbamiento. La falsedad de la suposición de que el paciente neurótico no tratará de ayudarse a sí mismo, fue en alguna ocasión expresada por un médico famoso en los siguientes términos: "El

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paciente dice que no puede -la enfermera dice que no quiere- la verdad es que no puede querer". T. A. Ross indicó que no existe tal cosa como un dolor imaginario, y que cuando una persona se queja de un dolor, está padeciendo un verdadero dolor o está mintiendo. En el último caso, está fingiendo una enfermedad. Pero es absurdo sugerir que todos los pacientes con padecimientos para los cuales no hay una base física aparente caigan en esta categoría. La verdad es que un dolor, que no se puede distinguir del causado por un padecimiento físico, puede ser producido sólo por alteraciones psicológicas. Esto puede demostrarse convincentemente por medio de un sencillo experimento hipnótico: Se hipnotiza a un sujeto a una profundidad en la que desarrolle una amnesia completa de todo lo que ocurra durante el estado de trance. Se le hace la sugestión posthipnótica de que, después que despierte, no podrá mover su brazo izquierdo, el cual estará completamente paralizado. También se le dice que cuando cualquier otro trate de levantárselo, sentirá un fuerte dolor en el hombro. Cuando es despertado, no recordará nada de lo que se le ha dicho. En consecuencia, expresará la mayor de las sorpresas y preocupación cuando se dé cuenta que no puede mover su brazo izquierdo. Y si alguien trata de levantar su brazo paralizado, sus reacciones y la expresión de su rostro no dejará lugar a duda en cuanto a la realidad del dolor que está sintiendo. De este experimento se pueden sacar tres conclusiones de importancia: 1. La parálisis y la susceptibilidad al dolor han sido producidas por el hecho de que se ha implantado una convicción implícita en la mente del sujeto de que éstas van a suceder. 2. En el estado de vigilia, el sujeto no tiene ninguna idea de que esta convicción existe en su mente, y no tiene ningún conocimiento consciente del incidente que la implantó en su mente inconsciente. 3. El dolor que sintió cuando estuvo completamente despierto era tan real como si éste hubiera sido causado por una incapacidad física. Muchos otros síntomas neuróticos tales como jaquecas, mareos, disnea y prurito, con los cuales está muy familiarizado el médico general, se originan por las creencias e idea,$ inconscientes en la mente del paciente. Uno de los objetivos de la psicopatología moderna es descubrir la clase de creencias e

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ideas inconscientes que fundamentan los síntomas del paciente y la manera en que se originan en un caso dado. Cuando se llevan a la conciencia del paciente estos hechos ocultos, éste comprenderá por primera vez cómo y por qué se presentó el padecimiento, y esta percepción interior por lo general acelera la eliminación de sus síntomas. Queda por contestar una importante pregunta. ¿Cómo adquiere el paciente neurótico estas creencias e ideas inconscientes? En el experimento recién descrito fueron introducidas por el hipnotizador; es poco probable que normalmente sean resultado de la autosugestión, ya que en ocasiones todos somos capaces de sugerirnos cosas sin desarrollar síntomas neuróticos. Muchos de los pioneros en el campo psicológico trataron de arrojar luz sobre este problema. Pierre Janet llegó a la conclusión de que la mayoría de los síntomas neuróticos tenían un significado oculto, la cual fue igualada por la muy oportuna cita de Shakespeare hecha por Charcot: "Aunque esto sea locura, hay cierto método en ella". Pero fueron los trabajos de Breuer, aproximadamente en 1880, los que proporcionaron la pista perdida. Describió cómo uno de sus pacientes, en el transcurso de un trance hipnótico, principió a hablar en forma espontánea sobre sus síntomas describiendo hasta el más mínimo detalle. Lo notable del hecho fue que una vez que se hubo descargado de todo lo relacionado con un síntoma en particular, mientras simultáneamente daba salida a los sentimientos que originalmente estaban relacionados con el episodio, por lo general los síntomas desaparecían. Posteriormente, Freud interrogó bajo hipnosis a todos sus pacientes acerca del origen de sus síntomas, y como sus resultados confirmaron los obtenidos por Breuer, publicaron en forma conjunta artículos sobre sus trabajos. En ellos expresaron la opinión de que la recuperación de tales recuerdos perdidos eliminaban las emociones que originalmente estaban ligadas a ellos. Como consideraban que el paciente estaba siendo purgado de la emoción causal, llamaron al proceso abreacción, o la expresión de una emoción reprimida. En Francia, Bernheim hipnotizó tan profundamente a un sujeto, que le produjo una amnesia completa de los eventos del trance, y le dio esta sugestión posthipnótica: "Cuando el reloj dé las doce, abrirá la ventana". Despertó al sujeto que abrió puntualmente la ventana cuando sonaron las doce en el reloj. Bernheim le preguntó por qué había hecho eso. A causa de su amnesia, el sujeto no pudo dar la verdadera respuesta y en vez de ella dio una explicación completamente satisfactoria para sí mismo. "Pensé que hacía demasiado calor aquí". Bernheim insistió en que aquella no era la verdadera

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razón, y le dijo al sujeto que podría recordar la verdadera si hacía el esfuerzo adecuado. Continuó conminando al sujeto a que se esforzara más y más, hasta que finalmente tuvo éxito y obtuvo el recuerdo de la instrucción original. En esta forma, ideó relacionar una idea que antes había sido inconsciente con la corriente principal de la conciencia, le manera que finalmente el sujeto pudo admitir que sabía que se e había indicado que abriera la ventana. Freud, que conocía el experimento de Bernheim, se dio cuenta de por que nunca se podrían aceptar las propias explicaciones del paciente sobre su padecimiento, puesto que estaba conscientemente ignorante de la verdadera causa de sus síntomas, la cual estaba profundamente guardada en su mente inconsciente. Pero todavía más importante, Freud había descubierto la forma de rescatar del olvido tales ideas. Se debe persistir y persistir hasta que finalmente se derrumbe la barrera. Sin embargo, el nuevo método de Freud no logró el éxito que esperaba, ya que muy pocos pacientes podían alcanzar la necesaria profundidad de hipnosis. Por esta razón, descartó la hipnosis por completo y dejó que el paciente hablara al azar, diciendo todo lo que le viniera a la mente, tuviera significado o no. Se previno al paciente que no criticara, sino que expresara de viva voz cada pensamiento sucesivo según le llegara a la mente. Estas asociaciones libres, gradual, pero invariablemente conducían al origen del síntoma. Pronto descubrió que las mismas cosas que el paciente se mostraba más renuente a expresar, eran las que tenían más importancia en la causa de su enfermedad, y que las llamadas asociaciones libres en realidad no eran libres, sino que estaban determinadas por un material inconsciente que habría de ser analizado e interpretado. Mientras más exploraba Freud la mente por medio de estas asociaciones libres -psicoanálisis- más se preguntaba por qué los pacientes perdían la pista de sus experiencias olvidadas. Finalmente descubrió que el recuerdo de tales experiencias era penoso, aterrador o humillante para el paciente. En realidad, muchos de nuestros propios lapsos de memoria pueden ser explicados por su relación con algo que no nos interesa recordar, ya que ese recuerdo sería tan penoso como doloroso. Esto ocurre con frecuencia en ciertos conflictos mentales. Nos rehusamos a resolverlos en el plano consciente porque cualquier solución a la que lleguemos sería desagradable. Esta forma de olvidar se conoce como represión. Ocurre comúnmente en todo individuo normal, pero desempeña un

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papel de tremenda importancia en la causa de los padecimientos neuróticos. La represión es el proceso por el cual los recuerdos penosos o desagradables, junto con las emociones y asociaciones a ellos ligados, se arrojan de la conciencia y se sepultan profundamente en la mente inconsciente, en donde quedan olvidados por completo e inaccesibles. Podemos encontrar muchos ejemplos de este mecanismo operando en la vida diaria. Recibimos cartas de cobro en el correo de la mañana y las hacemos a un lado, intentando sinceramente pagarlas ese mismo día. Sin embargo, las olvidamos por completo, y para el fin de la semana todavía están sin pagar. Pero los cheques que recibimos por el mismo correo rara vez son pasados por alto, y por lo general son depositados o cobrados en el banco sin demora. También olvidamos enviar cartas de otras personas, pero rara vez olvidamos depositar las nuestras, por muy ocupados que estemos. Incluso en esos casos tan triviales de olvido (mediante la represión) se produce un conflicto entre las partes consciente e inconsciente de la mente. La parte consciente trata de recordar, en tanto que la parte inconsciente se opone con éxito a todos sus esfuerzos debido a que el asunto es desagradable o molesto y, en consecuencia, no debe ser recordado. En los padecimientos neuróticos con desarrollo de síntomas psicosomáticos, el mecanismo es de la mayor importancia y actúa en la forma siguiente: El paciente se enfrenta a una situación intolerablemente difícil en su vida diaria con la cual no puede luchar. Las tensiones que esto crea en la mente causan tanta ansiedad que tiene que encontrar algún medio de escapar, de manera que la arroja de su mente consciente y escapa de ella en esa forma. Esto es lo que llamamos represión. No sólo olvida sus actuales dificultades, sino que al mismo tiempo reprime todas las intensas emociones asociadas a ellas, ante las cuales no pudo reaccionar en forma adecuada por el momento. Esta emoción reprimida que fundamenta su conflicto proporciona la energía que está tratando constantemente de obligarla a regresar a la conciencia. De ninguna manera debe permitirse que esto suceda puesto que sólo causaría dolor y agitación mental. De manera que cuando la represión ya no puede retenerla, esta energía se desvía por otro canal y se descarga en la forma de síntomas físicos. En esta forma, los síntomas psicosomáticos se presentan como defensa contra una ansiedad intolerable. No es de sorprender que suelan ser tan difíciles de desechar, no importa lo incapacitantes que sean, puesto que

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inconscientemente sirven a un propósito útil. Es de importancia darse cuenta que no es el acto de represión en sí lo que causa la dificultad, ya que sólo cuando la represión amenaza ser ineficaz es cuando se presentan los síntomas físicos. En las psiconeurosis más graves por lo general es una experiencia aterradora y altamente emocional la que se ha reprimido, que suele remontarse a la temprana niñez del paciente. Cuando el tratamiento logra restituir a la conciencia los recuerdos guardados y esto va acompañado de la liberación de las emociones a las cuales el paciente no podía darles salida, por lo general sigue una recuperación completa. Si se usan técnicas abreactivas, ésta en ocasiones puede ser dramática. La recuperación de los recuerdos perdidos por sí sola, sin embargo, si no va acompañada de una respuesta emocional adecuada no es probable que proporcione al paciente el alivio de sus síntomas. Las abreacciones por drogas, las abreacciones hipnóticas, el hipnoanálisis e incluso el psicoanálisis son distintos métodos psiquiátricos para atacar este problema fundamental. Es difícil que haya un síntoma físico, encontrado en un padecimiento orgánico, que en ocasiones no se origine de alteraciones psicológicas, entonces, ¿qué es lo que determina la aparición de un síntoma en vez de otro en cualquier caso en particular? Muchos individuos saludables abrigan un secreto temor de que en alguna ocasión puedan contraer una enfermedad específica. El hombre de negocios cuyo hermano murió inesperadamente de un ataque coronario es muy probable que presente síntomas cardiacos si desarrolla una neurosis con posterioridad. En otras ocasiones, el síntoma puede estar relacionado a la reacción propia del paciente a las dificultades que no quiere admitir, incluso para sí mismo. Es muy improbable que un esposo diga que se siente enfermo porque la conducta de su esposa, le da un dolor en el cuello; en vez de ello se quejará de un tortícolis funcional. En forma similar, una esposa nunca dirá que su esposo en ocasiones es tan exasperante que le arrancaría los ojos; sufrirá de una severa neurodermatítis con un prurito intolerable que podrá rascar a su gusto. Por lo general se observa la función protectora de los síntomas. El ejecutivo de una empresa preferirá padecer de una úlcera duodenal por su ineficiencia que admitir que sus responsabilidades ya son demasiadas para él. Una mujer tendrá una jaqueca que le impida tomar el té con algún conocido que no le importe nada. Pero tanto la jaqueca como la úlcera son bastante

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reales; han sido producidas inconscientemente para evitar una situación desagradable, en tanto que simultáneamente ocultan la verdadera razón de la molestia. Además de conocer estos mecanismos, uno debe entender también, en primer lugar, la forma en que se desarrolla un padecimiento neurótico y por qué su duración suele ser tan prolongada. Desde el momento del nacimiento, la vida exige un continuo reajuste a los cambios de nuestro ambiente. La capacidad de un hombre para este ajuste depende de factores que pueden estar relacionados con su primera infancia. En este contexto, una persona normal es la que puede hacer este continuo ajuste en sí misma y en su ambiente sin causar sufrimientos a otros o a sí misma. Una persona neurótica es la que siempre está mal ajustada a su ambiente, y es esta imperfección en su capacidad para responder en forma adecuada a las circunstancias cambiantes, lo que constituye la causa radical de su padecimiento. Los padecimientos neuróticos siempre representan un escape inconsciente, a través de una enfermedad, de las dificultades, reales o imaginarias que la vida tiene que ofrecer. Lo importante es darse cuenta del hecho de que para el neurótico, las dificultades imaginarias son tan reales como si efectivamente existieran. Un hombre capaz de enfrentarse directamente a sus dificultades, aunque no pueda resolverlas, no se enfermará y conservará su propia dignidad. Un hombre que siempre las evade ciertamente perderá al final. El paciente neurótico sabe esto tan bien como cualquiera y adopta una solución totalmente distinta. Se enferma, y así con un golpe no sólo evita enfrentarse a sus problemas sino que retiene su dignidad, ya que nadie espera que un enfermo puede enfrentarse a dificultades. Esta es una solución por completo inconsciente, ya que el paciente nunca se da cuenta de que su enfermedad lo ha capacitado para escapar de cualquier cosa, de manera que es erróneo considerarlo como que finge la enfermedad. Nunca se debe condenar a un neurótico por solucionar sus problemas en esta forma. Incluso los más fuertes de nosotros tienen su "punto de ruptura" si se nos sujeta a suficientes esfuerzos y tensiones. La mayoría de los neuróticos tienen un fuerte sentido de inferioridad y en realidad están menos adecuadamente preparados para encarar las dificultades de la vida que el individuo saludable promedio. Tienden a alcanzar su punto de ruptura con pasmosa rapidez. No se les puede culpar por esto. En la niñez pueden haber

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tenido la clase de educación que nunca les dio oportunidad para aprender a ajustarse. La razón de que la neurosis sea tan difícil de curar es que el paciente siempre obtiene alguna ventaja inconsciente de su enfermedad: la recuperación le obligaría a encarar las mismas dificultades contra las cuales su enfermedad le proporciona un refugio temporal. El neurótico cree que nadie lo comprende y siempre está buscando a alguien que lo escuche con simpatía. Si usted está preparado para desempeñar este papel, habrá desaparecido uno de los mayores obstáculos para su recuperación. Anímelo a que le comunique sus dificultades en sus propias palabras y no lo interrumpa hasta que haya terminado con su historia. Luego interróguelo estrechamente sobre sus circunstancias domésticas, sus relaciones comerciales y sus posibles preocupaciones financieras. Rara vez mencionará éstas por sí mismo, puesto que está convencido de que su enfermedad es física, de manera que, en consecuencia, le parecerá que no tienen importancia. Debe asegurársele que todo lo que diga será mantenido estrictamente confidencial. Sus ansiedades en ocasiones revolverán alrededor de algún asunto íntimo tal que posteriormente se sentirá avergonzado de tener que discutirlas. Por esta razón, nunca deberá criticar o expresar desaprobación por su comportamiento, no importa lo escandaloso que haya sido. En este punto debe descargarse con libertad, no se debe permitir que la moral o la ética entre en el cuadro. Sin embargo, deberá hacer todo lo que pueda para fomentar su amor propio, pero nunca debe permitir que crea que usted se considera superior en ningún sentido. Ya está penosamente consciente de sus propios sentimientos de inferioridad, y se puede hacer mucho daño al recalcarlos. Es erróneo y dañino decirle que se comporte o que su curación depende de sí mismo. Entonces quedará convencido de que ha sido mal comprendido por completo, y cualquier poder que haya tenido para influir en él se desvanecerá de inmediato. También debe recordar que sus dolores y síntomas son reales y no son imaginarios y que está sufriendo tanto como si fueran causados por una enfermedad orgánica. Sólo se puede ayudar al paciente neurótico si se acepta la realidad de sus sufrimientos. Sólo la simpatía genuina, la tolerancia y una mejor comprensión de sus dificultades lo ayudarán realmente en el largo camino hacia la recuperación.

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USO DE LA HIPNOSIS EN LOS ESTADOS PSICOSOMATICOS Y NEUROTICOS A menos que tenga un conocimiento operante tanto de la psicología normal como de la anormal, es obvio que el médico general deberá tener mucho cuidado al seleccionar los casos que va a tratar por medio de la hipnosis. Los mecanismos recién descritos debieron aclarar que la eliminación indiscriminada de los síntomas no carece de peligros. Los síntomas neuróticos que parecen ser de naturaleza puramente física no son ni caóticos ni carentes de significado. Con frecuencia son las expresiones externas de conflictos profundos fundamentales, y la eliminación única de esos síntomas es como soplar el humo en vez de buscar .y extinguir el incendio. Se puede dar un ejemplo imaginario para ilustrar la importancia de esto. Supóngase que un paciente tiene el temor de que algún día pueda suicidarse. Cada vez que ve un cuchillo se aterroriza por miedo de ceder a su impulso. Posteriormente sufre una ligera caída o accidente y se lesiona el brazo derecho. A pesar de la naturaleza trivial de esta lesión su brazo y su mano derecha quedan completamente paralizados. Esta, por supuesto, es una parálisis histérica. Pero observe que mientras no pueda utilizar el brazo o la mano, perderá por completo el temor a los cuchillos y ya no se sentirá en peligro de suicidarse. En consecuencia, reprimirá y olvidará sus antiguos temores y en vez de ello se preocupará por la incapacidad causada por su parálisis. Un hipnotizador puede lograr eliminar la parálisis en forma rápida y dramática mediante el uso de la sola sugestión hipnótica. Sin embargo, el paciente ha sido despojado de su única defensa contra una ansiedad intolerable y, antes de mucho, regresarán sus antiguos temores e impulsos. Si no recibe un tratamiento adicional, la llamada curación es probable que dé como resultado otro suicidio, ya que el paciente acabará por rebanarse la garganta. En la práctica general usualmente no conviene aceptar casos que caigan en esta categoría. La liberación de la ansiedad que sigue a la eliminación de los síntomas defensivos requiere un conocimiento y tratamiento psiquiátrico experto. Sin embargo, muchos de los estados psicosomáticos y neuróticos más benignos caen bien dentro del campo del médico general. La psicoterapia profunda no se requiere necesariamente, y el interrogatorio en estado hipnótico suele bastar para revelar los conflictos superficiales que funda--

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mentan al padecimiento. Una vez que el paciente se da cuenta de éstos y se le anima para que se enfrente a sus verdaderas dificultades su condición mejorará con rapidez. Una cosa debe ser entendida con claridad. Si usted decide tratar tales casos con hipnosis, es posible que se vea involucrado en cualquier situación que posteriormente se presente. Incluso en los casos benignos, el síntoma es una defensa contra algo con lo cual el paciente no puede enfrentarse, y su mera eliminación puede conducir a una recurrencia de la ansiedad. Él no estará en mejor posición que antes para luchar contra esta ansiedad; así pues, si no está usted preparado para continuar ayudándolo—no use la hipnosis. El tratamiento de muchos de los estados psicosomáticos que responde en forma satisfactoria a la hipnosis ya ha sido descrito, pero algunos de los padecimientos neuróticos menos graves también pueden tratarse con seguridad. Sin embargo, se debe tener mucho cuidado al hacer la selección. Estados de ansiedad. La hipnosis puede ser muy útil en los casos más leves en los cuales los síntomas prominentes son falta de confianza, timidez excesiva e indecisión para encontrarse con otras personas. En los estados fóbicos y tensos más benignos también suelen responder al tratamiento. Pero los estados de ansiedad más graves con fobias intensas y obsesiones siempre deberán evitarse, ya que su tratamiento presentará muchos problemas difíciles y le llevará mucho tiempo al médico general. Deben ser dejados para el psiquiatra. Histeria y síntomas histéricos. A condición de que se pueda lograr una hipnosis profunda es fácil eliminar síntomas histéricos tales como parálisis y contracturas, incluso las muy antiguas; en realidad, su recuperación puede ser dramática. Sin embargo, debe resistirse la tentación de tratar tales casos, ya que los conflictos fundamentales profundos que puedan quedar al descubierto requerirán un tratamiento psiquiátrico experto. El cirujano dentista también debería tener la prudencia de no emplear la hipnosis en el paciente de tipo histérico, aun cuando su sólo propósito sea el de producir analgesia. No sólo podría encontrarse en graves dificultades, sino que podría fácilmente encontrarse sujeto a acusaciones por completo infundadas.

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Estados obsesivos. El tratamiento de éstos siempre es difícil y con frecuencia no satisfactorio. En mi experiencia, la hipnosis rara vez tiene más éxito que otros métodos de tratamiento, y puesto que es necesario el método analítico, es mejor considerar estos casos como no adecuados. Depresiones. No es fácil evaluar el riesgo de suicidio implicado en los estados depresivos. El peligro se encuentra en el hecho de que puede ser mucho menor en el paciente profundamente deprimido que se ha convertido en letárgico y apático, que en los casos ambulatorios más benignos que han conservado la iniciativa. Considero que nunca debe ser usada la hipnosis en estados depresivos en los cuales estén presentes impulsos suicidas, a menos que se trate de un paciente hospitalizado bajo supervisión, cuando puede emplearse con seguridad junto con otras medidas. En la ausencia de impulsos suicidas, puede usarse con efectividad junto con drogas antidepresivas, a condición que se tenga sobre el paciente un grado razonable de observación. La hipnosis en la psicoterapia simple Por lo general, éste será el método que elija el médico general que desee tratar estados psicológicos. Se dispone de muchas técnicas distintas, pero me propongo tratar sólo con aquellas que son más aplicables en la práctica general. El primer paso en el tratamiento del paciente neurótico es 'tratar de descubrir la causa probable de su padecimiento. Una cuidadosa toma del caso, seguida por un sencillo interrogatorio bajo hipnosis, por lo general arrojará mucha luz sobre la causa. También es de importancia intentar formarse una opinión sobre los defectos y las cualidades del paciente individual. A continuación el tratamiento se orienta a ayudarlo a regular su vida y a que recupere su habilidad para enfrentarse a ella. No se hacen intentos de ninguna especie para alterar su personalidad –sólo se intenta modificar sus reacciones ante sus dificultades—. Varios distintos métodos de ataque pueden ayudar mucho para cumplir con esta tarea. Orientación. El paciente neurótico es un individuo un tanto impotente e inadaptado con fuertes sentimientos de inferioridad. Debido a que carece de capacidad para ajustarse a las circunstancias, encuentra que no puede luchar contra las dificultades de la vida por sí mismo. En consecuencia, siempre está buscando a alguien que pueda ayudarlo a resolver sus problemas.

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Puede necesitar consejo acerca de su trabajo. Puede tener dificultades que se originen por sus relaciones con sus colegas en los negocios, con los amigos, los parientes o con su esposa e hijos. Con frecuencia mostrará actitudes erróneas hacia el sexo y el matrimonio que necesitarán ser corregidas. Con frecuencia tendrá la tendencia a aislarse y a retirarse de las demás personas. Entonces, será necesario animarlo a que se dedique a algún pasatiempo, diversión o actividad social que lo una a otros, a contrarrestar esta tendencia y a ampliar sus intereses. Como es natural, muchos de estos asuntos se discutirán y se aconsejará en forma adecuada en estado de vigilia, y se pueden usar sugestiones adecuadas bajo hipnosis para enfatizarlas y para ayudar al paciente a actuar de acuerdo con ellas con más presteza. La rutina para el fortalecimiento del ego formará una buena base para el tratamiento y se aumentará para que se incluyan algunas sugestiones específicas que en cada caso se requieran. Es de máxima importancia evitar una actitud dictatorial, ya que el método persuasivo puede lograr mucho más éxito. Restablecimiento de la confianza. Esto siempre es necesario en toda forma de psicoterapia. El paciente neurótico se ha preocupado tanto por sus síntomas que ha llegado a exagerarlos mucho y ha provocado que se presenten muchos temores. Pero por lo general aceptará la confianza que le infunda el médico, a quien cree sincero y poseedor de los conocimientos necesarios para comprender sus dolencias. Tal confianza es natural que sea aceptada con más rapidez en estado hipnótico que en el estado de vigilia. La mayoría de los pacientes neuróticos temen que sus síntomas sean causados por alguna enfermedad orgánica grave. Son pocos los que no temen en secreto que, si sus preocupaciones continúan en forma indefinida, finalmente se volverán locos. Otros temen los resultados de la masturbación, o de los impulsos y relaciones sexuales. Todos estos varios temores tendrán que ser tratados infundiendo la más plena confianza. Persuasión. Esto comprende la corrección de las ideas equivocadas del paciente respecto a su enfermedad apelando a su razón y a su inteligencia. Se le demuestra que ha estado pensando a lo largo de líneas equivocadas y se hace el intento de convencerlo de la verdadera naturaleza de su padecimiento y de la forma en que se originó. Se colocan ante él los verdaderos hechos del caso y se le demuestra que no hay ninguna razón para que continúe enfermo. Una vez que principie a pensar en términos de mejoría, comenzará a mejorar, a condición de que quede convencido de que continuará sufriendo dolores u

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otros síntomas en tanto se muestre más inclinado a padecerlos. Cuando se puedan inspiraren su mente ideas de salud desaparecerán las ideas de enfermedad. Reacondicionamiento. Por lo general se emplea esta técnica para tratar hábitos que los pacientes encuentran difíciles de quebrantar, tales como el fumar en exceso, tomar demasiado alcohol, comer mucho, roerse las uñas y orinarse en la cama. El objetivo es sustituir la satisfacción derivada de tales hábitos con emociones o experiencias desagradables. Esto ayuda mucho al paciente en sus esfuerzos por abandonarlos. Aunque se use este procedimiento, todavía es necesario tratar de proporcionar al paciente la motivación, o aumentarla, para que se libre del hábito. Rara vez tendrá éxito el reacondicionamiento cuando el síntoma tiene un fuerte valor defensivo en contra de la ansiedad a menos que el paciente haya obtenido primero cierta percepción emocional de sus dificultades.

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CAPÍTULO 23

HIPNOANÁLISIS Y PSICOTERAPÍA ANALÍTICA

Hemos visto la forma en que se mantienen los síntomas del paciente en los padecimientos psicosomáticos y psiconeuróticos como defensa contra conflictos mentales inconscientes, los que pueden ser superficiales o profundos. El problema, en especial en los casos más graves, es "descubrir" estos conflictos y las dificultades emocionales asociadas que fundamentan el padecimiento, y ayudar al paciente a reconocerlas y a tratarlas. Como ya he indicado, muchos de los padecimientos psicosomáticos y neuróticos más benignos, si los conflictos involucrados son relativamente superficiales y dóciles a las formas de investigación más sencillas, los puede tratar con éxito el médico general. Sin embargo, otros, que se originen de conflictos y defectos de la personalidad más profundos, requerirán una forma de análisis más penetrante, conducida de acuerdo con los principios psicoanalíticos ortodoxos. El objeto es purgar al inconsciente de luchas y tensiones internas reprimidas que con frecuencia se originan de experiencias hostiles y de condicionamientos en el pasado, de manera que el individuo ya no esté amenazado por la ansiedad y su ego quede fortalecido hasta el punto en que se puede enfrentar en forma objetiva con las tensiones tanto externas como internas. Así, la psicoterapia analítica implica una drástica reorganización del aparato psíquico del paciente de manera que, liberado de la necesidad de mantener la represión pueda adaptarse a la realidad y satisfacer sus necesidades psicológicas básicas. Desafortunadamente, el psicoanálisis tiene que ser continuado por largos periodos de tiempo, incluso años, debido a la resistencia por parte del paciente a abandonar sus defensas o a renunciar a las ventajas que está derivando de su neurosis.

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Como es natural, el ámbito del psicoanálisis está limitado estrictamente a la práctica privada por el costo y la duración del trata- miento y en las clínicas de pacientes externos por el factor tiempo. Más aún, cuando las causas radicales del padecimiento del paciente tengan que ser halladas en su pasado, muchas de las dificultades inmediatas para las cuales buscan ansiosamente alivio están situadas en el presente. En consecuencia, el tratamiento ideal sería relativamente corto, cosa de meses en vez de años, y proporcionaría al paciente un rápido alivio de sus síntomas mediante el alivio de sus actuales problemas. También trataría, en forma limitada, con algunos problemas de personalidad que hayan contribuido a su padecimiento. Todavía no se descubre un tratamiento así, pero hay pocas dudas de que la hipnoterapia y el hipnoanálisis constituyen el método más adecuado. Incluso en sus últimos años, Freud indicó que la solución eventual del problema bien podría encontrarse en el campo de la hipnosis. Desafortunadamente, muchos psicoanalistas objetan a la psicoterapia a corto plazo, alegando que deja sin tocar los problemas más profundos de la personalidad. Sin embargo, Wolberg ha indicado que la psicoterapia no es ninguna operación de excavación que dependa para sus resultados enteramente de excavar en la mente psíquica. La define como una interacción humana que comprende una variedad de dimensiones, psicológicas y sociales, verbales y no verbales. Elementos tan complejos tales como "fe", "esperanza", "confianza", "adquisición de percepción interior", "restauración de la confianza en sí mismo y del autocontrol", "autorrealización", y el "desarrollo de la capacidad de amar', todas entran en ella. Es probable que esto explique el valor del uso regular de una técnica para "fortalecimiento del ego" al principio de cada sesión de hipnosis terapéutica. Aun cuando en la psicoterapia a corto plazo tratamos principalmente los problemas inmediatos y superficiales, todavía podremos influir muy hondo en la personalidad, incluyendo al inconsciente. En realidad, el sentimiento y calor humano que experimenta un paciente en una sola sesión en manos de un terapeuta comprensivo, con frecuencia puede lograr alteraciones más profundas que un terapeuta impersonal en años de intentos de sondeo para vencer la resistencia. Tampoco se descuida al ser inconsciente por completo, ya que incluso durante la terapéutica a corto plazo puede descubrirse y ser tratado el material psíquico reprimido.

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Sin embargo, en la terapéutica a corto plazo debemos estar preparados a aceptar objetivos limitados. Requiere mucho tiempo la alteración de problemas de la personalidad profundamente asentados, por lo que tenemos que contentarnos con el objetivo inmediato de eliminar el síntoma y rehabilitar al paciente. Wolberg considera que podemos esperar razonablemente tener éxito en alcanzar los resultados siguientes en el paciente promedio: 1. Alivio de los síntomas. 2. Restauración al nivel de funcionamiento que existía antes del padecimiento actual. 3. Comprender algunas de las fuerzas que precipitaron el padecimiento. 4. Reconocer algunos de los defectos de personalidad que impiden al paciente ajustarse a sí mismo y a su ambiente. 5. Conocer la forma en que se originaron a partir de experiencias y condiciones durante la niñez. 6. Reconocer la relación entre tales defectos y el padecimiento actual. Si se cumplen satisfactoriamente estas tareas (y se pueden facilitar mediante el empleo del hipnoanálisis), podemos esperar incluso mayores progresos a medida que el paciente se aplique a hacer los ajustes necesarios aprendidos durante el tratamiento. El hipnoanálisis como el psicoanálisis, puede dividirse en dos etapas. La primera es analítica y se relaciona con el descubrimiento temores, impulsos y recuerdos inconscientes y la forma en que impiden que el paciente se ajuste a sí mismo y a su ambiente. La segunda etapa es sintética en el sentido de que a través de la percepción y de la reeducación se ayuda al paciente a establecer nuevos hábitos de pensamiento, nuevos patrones de conducta y, en consecuencia, a levantar su autoconfianza y su control para que se enfrente a la vida en una nueva forma. Sin embargo, debemos recordar que el hipnoanálisis difiere del psicoanálisis en que el terapeuta de ninguna manera debe permanecer pasivo. En cualquiera de las formas en terapéutica a corto plazo, no podemos permitir que el paciente se empantane en su resistencia hasta que en una u otra forma salga del paso malamente. Las resistencias tienen que ser tratadas con ataque frontal antes de que paralicen el progreso, y es en situaciones tales como éstas cuando la hipnosis resulta valiosísima.

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Respecto a la selección de casos para la hipnoterapia o para la psicoterapia a corto plazo, Wolberg considera que es preferible suponer que todo paciente puede beneficiarse por el tratamiento a corto plazo a menos que resulte refractario a éste. Si el terapeuta aborda a cada paciente con la intención de hacer lo que pueda cuando mucho en hasta 20 sesiones, hará que el paciente aproveche la terapéutica a corto plazo hasta el límite de su habilidad y se beneficie de ahí en adelante. Si esto no proporciona el grado de mejoramiento necesario, siempre podrá seguir la terapéutica prolongada. En este punto, me gustaría aclarar que al recomendar el uso del hipnoanálisis en el trabajo psiquiátrico, no estoy tratando de vender un tratamiento nuevo y original. Sólo estoy tratando de mostrar cómo el tratamiento de ciertos casos selectos puede ser facilitado y acortado por el uso de la hipnosis. En realidad, los métodos empleados son aquellos con los cuales los psiquiatras ya están bien familiarizados. Sin embargo, pueden convertirse en más rápidos y efectivos con el uso simultáneo del estado hipnótico y algunas de sus técnicas especiales. Siempre que se proponga hacer uso del hipnoanálisis, siempre es aconsejable inducir un estado hipnótico lo más profundo posible. Con un entrenamiento gradual, muchos pacientes pueden ser enseñados a entrar en un trance lo bastante profundo para permitir el uso de algunas, si no todas, de las técnicas siguientes. Como es natural, los mejores resultados se obtendrán cuando la hipnosis sea lo bastante profunda para hacer que el paciente recupere los recuerdos perdidos de su vida anterior o de la infancia. Será mucho más fácil para él hacer esto si puede desarrollar una amnesia posthipnótica, la cual lo protegerá temporalmente de la desagradable necesidad de tener que encararse a recuerdos y experiencias dolorosos al despertar. Estos pueden incorporarse a la conciencia posteriormente, cuando ya se sienta lo bastante fuerte para enfrentarse a ellos. Al inducir tal amnesia, rara vez uso la sugestión directa. Encuentro que es más eficaz emplear un método permisivo. Durante el trance, digo al paciente que, después que despierte, podrá recordar tanto como desee, pero cualquiera que sea lo que no quiera recordar, lo podrá olvidar. Algunos métodos hipnoanalíticos - la libre asociación, la inducción de sueños y la escritura automática- sólo requieren un trance ligero o medio. Otros procedimientos tales como el dibujo hipnótico, la terapia de

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juegos, el recuerdo dramático, el mirar a un cristal o a un espejo, la regresión de edad y los conflictos experimentales, invariablemente requerirán trances profundos o sonámbulos. Sin embargo, siempre es imperativo que el paciente pueda hablar y contestar preguntas durante la hipnosis sin despertar del trance. Descripciones más detalladas de las técnicas que siguen se podrán encontrar en muchas de las publicaciones de Wolberg, Erickson y otros. La libre asociación La inducción del estado hipnótico en sí, con frecuencia elimina muchas resistencias a la libre asociación. El material tiende a fluir con más facilidad y en una sola sesión puede producir más información que varias en el estado de vigilia. La hipnosis de media a profunda bastará en ocasiones, pero mientras más profundo sea el trance con más facilidad se vencerá la resistencia. Se le dice al paciente que deje que su mente vague y que reporte cualquier pensamiento o idea consecutivo que entre a su mente, sin importar lo trivial o impertinente que parezca. Algunas cosas, en apariencia insignificantes suelen ser las de más importancia, de manera que no deberá ocultar nada en absoluto. Si acaso se muestra renuente a hablar, deberá mencionarlo y describir cualesquiera emociones que esté sintiendo en el momento, tales como temor o resentimiento. El analista debe escuchar pasivamente y evitar interrumpir el tren de pensamientos del paciente. Pero debe anotar cuidadosamente no sólo lo que el paciente dice sino cómo lo dice, ya que su humor, su expresión facial y el tono de la voz con frecuencia revelarán la presencia de conflictos que considera que no es oportuno mencionar. Si esto ocurriera, deberá hacérsele notar su comportamiento y debe ser interrogado a ese respecto para dirigir sus asociaciones posteriores por el canal requerido. No todos los pacientes mostrarán la misma habilidad para expresar libremente sus pensamientos, sin restricciones. En ocasiones puede ser difícil, ya que tales pensamientos' son recuerdos penosos o cosas que el paciente siente que son demasiado vergonzosas para mencionarlas. Sólo el entrenamiento hará que pueda aprender a asociar con libertad. Los apoyos ocasionales e incluso las órdenes perentorias, de parte del analista, no tendrán éxito para vencer el bloqueo en sus asociaciones. En_

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tales casos, se puede tratar de impedir la resistencia colocando una mano en la frente del paciente, indicándole que a la cuenta de cinco pensará en una palabra o tendrá una imagen mental de algo relacionado con lo que se discute. Inducción de sueños Se puede estimular al paciente para que sueñe durante la sesión hipnótica, o puede sugerírsele posthipnóticamente que soñará por la noche durante su sueño normal. Puede sugerírsele la naturaleza de los problemas con los que soñará. Los sueños hipnóticos tienen todas las características de los sueños espontáneos y son igual de significativos dinámicamente. Wolberg enfatiza el hecho de que los sueños que siguen a los primeros intentos de la hipnosis son muy importantes y con frecuencia contienen la esencia del problema del paciente. Por lo general será necesario un trance medio o profundo, entrenando poco a poco al paciente para que desarrolle esta facultad para soñar en respuesta a una sugestión hipnótica. Al principio quizá sea mejor sugerir durante la hipnosis que soñará esa misma noche durante su sueño, y que informará de ello en la sesión siguiente. Si estas sugestiones tienen éxito, se repiten pero, además, se instruirá al paciente para que sueñe sobre un tema específico. Se le dice que tendrá un sueño inmediatamente después de despertar de su trance. Por último, se le dice que sueñe durante su trance y que lo relate y lo discuta sin despertar. Los sueños que son revelados durante la hipnosis por lo general no se interpretan en estado de vigilia. El paciente con frecuencia podrá interpretar sus propios sueños hipnóticos o espontáneos con mayor precisión cuando está en trance, ya que el simbolismo de los sueños es más evidente durante el estado hipnótico. Escritura automática La técnica de la escritura automática se enseña colocando un lápiz en la mano del paciente durante su trance y sugiriéndole que sentirá que su brazo y la mano como desprendidas por completo, como si ya no fueran de él. Luego se le sugiere que su mano principiará a escribir y se moverá

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en forma completamente automática sin que él se dé cuenta de lo que está escribiendo. El producto de tal escritura es por lo general totalmente distinto de la escritura normal del paciente. Suele ser por completo indescifrable. Las letras están mal formadas, las palabras quedan unidas y las frases son incompletas y fragmentadas. Siempre que el paciente pueda abrir los ojos sin despertar de su trance, se le pueden dar instrucciones para que escriba el significado total de la comunicación, ocultado bajo la escritura automática. Si no puede abrir los ojos sin despertar, se le puede dar la sugestión posthipnótica de que el significado de su escritura automática será por completo claro para él cuando despierte. Es preferible dejar que el paciente lo traduzca por sí mismo, ya que sólo él es capaz de suplir el material que se ha omitido o condensado de manera que no se puede reconocer. Aun cuando los primeros intentos pueden concluir con un fracaso, el entrenamiento gradual puede dar como resultado el éxito. Algunos pacientes suelen dominar la técnica en trances muy ligeros. Unos cuantos pueden escribir automáticamente obedeciendo a una sugestión en el estado de vigilia. La desventaja es que tales pacientes no pueden dar el significado real de sus comunicaciones, las que sólo le resultarán evidentes en un estado hipnótico profundo. Dibujo hipnótico Los mejores resultados sólo podrán lograrse si el paciente puede entrar a un trance sonámbulo en el cual pueda abrir los ojos sin despertar. Se le puede decir que dibuje cualquier cosa que desee o el terapeuta puede proporcionarle los temas. En sus dibujos, el paciente puede revelar actitudes inconscientes hacia miembros de su familia, su esposa, hijos e incluso su médico. En ocasiones se le puede solicitar que ilustre algún sueño específico o alguna experiencia que haya tenido. Incluso se puede obtener más información si se le pide al paciente que narre una historia sobre su dibujo. La técnica del dibujo hipnótico también puede combinarse ventajosamente con la regresión de edad. Bajo estas circunstancias, con frecuencia el paciente podrá expresar en sus dibujos actitudes y sentimientos que están profundamente reprimidos en el nivel adulto.

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Terapéutica de juegos Nuevamente, el paciente debe poder abrir los ojos y manejar los materiales sin despertar de su, trance. Muchas de las resistencias que los adultos exhiben hacia la terapéutica de juegos se eliminan en el estado hipnótico. En realidad, tan pronto como el paciente se da cuenta de que no se espera que permanezca pasivo y no necesita esperar indicaciones del terapeuta, por lo general juega con los materiales con gran entusiasmo. La terapéutica de juegos es particularmente útil para el paciente como medio de expresar agresión inconsciente y celos hacia sus padres u otros niños. El equipo usual consiste en una serie de muñecos que representan a un hombre y a una mujer adultos, a un hombre y a una mujer ancianos, un muchacho y una muchacha de unos 10 años de edad, un niño y una niña de 4, y un bebé. Varios animales, muebles, autos, pistolas, soldados, junto con crayones, papel y lápices, son adiciones útiles. La "plastilina" suele proporcionar una salida útil para exhibir tendencias agresivas o destructivas. Se le dice al paciente que juegue o construya como le venga en gana y que hable sobre lo que está haciendo. En ocasiones el mismo terapeuta selecciona lo que deba usarse y sugerirá situaciones basadas en el material que ha sido obtenido de la libre asociación. El paciente proyecta sus sentimientos sobre los muñecos porque en esta forma puede disociarse de ellos. Cuando se requiere información acerca de conflictos de los cuales padeció el sujeto en la niñez, la terapéutica de juego puede emplearse con éxito a niveles de edad en regresión. Siempre que se haya logrado una idea general de los principales incidentes de la vida del paciente, facilitará grandemente el proceso terapéutico la regresión a la edad en la cual ocurrieron tales incidentes y montar la escena con los materiales apropiados. Técnicas dramáticas En la hipnosis profunda se eliminan con facilidad las resistencias a la dramatización. Se instruye al paciente que reproduzca incidentes traumáticos y que actúe las situaciones y experiencias emocionales como si las estuviera viviendo otra vez. Por lo general lo hace en una forma tan

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vívida que siente que en realidad está participando en la experiencia. En realidad, la reacción emocional puede ser tan intensa que se puede lograr una abreacción considerable. El mejor ejemplo de dramatización usado en esta forma se encuentra en el tratamiento de las neurosis de guerra. Cuando se le dice al paciente que revívala escena traumática, responde con temor y coraje intensos en la manera más real. Con frecuencia gritará de terror o de dolor, y se protegerá enérgicamente a sí mismo disparando y atacando con la bayoneta a sus enemigos. En ocasiones, puede producirse la misma reacción, volviendo a representar los incidentes traumáticos que han ocurrido en la vida civil. Cuando es posible la regresión del paciente a la edad o periodo en el cual sufrió la experiencia traumática, esta técnica resultará aún más efectiva. En ocasiones, el analista permanece pasivo después de montar la escena y de animar al paciente a que vuelva a representar el incidente, otras veces puede asumir un papel más activo y representar a uno de los caracteres en la escena dramática. Los dramas son especialmente útiles para dar al paciente oportunidad de expresar una agresión reprimida. Regresión Durante la hipnosis, se pueden inducir dos tipos de regresión. En el primer tipo, el paciente actúa con su actual concepción adulta de sí mismo en un periodo de edad anterior. Se comporta como cree que lo hubiera hecho como un niño al nivel de edad sugerido. En consecuencia, ésta es una reproducción simulada de un periodo de vida pasado. El segundo tipo es totalmente distinto, tanto en carácter como en significación. Este implica un verdadero regreso a un periodo de edad anterior, con una verdadera revivificación de los mismos patrones de conducta que existían originalmente en esa época en particular. No depende de los recuerdos presentes o de reconstrucciones de una edad desaparecida. Es como si las experiencias presentes y de toda la vida posteriores a la edad sugerida hubieran sido borradas por completo. Esto incluirá también al hipnotizador, quien tendrá que representar el papel de alguien conocido para el paciente en este periodo anterior, como el de un profesor, un pariente y un vecino, ya que es obvio que sería difícil para el paciente conversar con alguien a quien no conocerá sino años después. Esta

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es regresión en un sentido real, y en este estado el paciente puede capturar recuerdos y revivir eventos e impulsos olvidados y reprimidos desde hace mucho. La regresión suele ser útil combinada con otras técnicas hipnoanalíticas tales como la inducción de sueños, terapéutica de juegos, dibujo, drama, escritura automática y observaciones en el espejo o en un cristal. Si estas técnicas se emplean en un nivel de edad regresado, emerge material que en otra forma no se podría obtener a un nivel de edad adulta. Por lo general es esencial un trance sonámbulo y la amnesia posthipnótica puede ser de gran ayuda. Existen dos métodos principales para producir la regresión: 1. Se desorienta poco a poco al paciente en cuanto a tiempo y lugar, primero con respecto al día de la semana, luego con respecto a la misma semana, y por último respecto al mes y al año. Cuando está suficientemente confundido, se vuelve a orientar hacia cualquier periodo deseado de su vida. Cuando es necesario investigar algún síntoma en especial, se le dice que recuerde y que viva el momento cuando por primera vez desarrolló el síntoma. 2. En sujetos muy buenos, puede llevarse directamente al paciente al nivel de edad requerido sin esta desorientación preliminar. Se le dice que va a regresar al pasado y que va a sentirse como si fuera a vivir otra vez en los periodos que se le sugieren. Que a medida que regrese sentirá que se vuelve cada vez más pequeño. Sus brazos y piernas se harán cada vez más pequeños y que va a regresar a la época en que tenía 10 años de edad. Que tan pronto como sienta que tiene exactamente diez años de edad, debe levantar su mano. Antes de despertar al paciente es mejor decirle que olvidará todo lo que ha ocurrido. Los recuerdos y el material que se ha recuperado pueden ser demasiado molestos y penosos para que los enfrente de inmediato en el estado de vigilia. Se le puede decir que tan pronto como se sienta capaz de soportar este material, gradualmente lo irá regresando a la conciencia. Observación en un cristal o en un espejo Esta técnica sólo puede emplearse cuando el paciente entra a un estado hipnótico lo bastante profundo para abrir los ojos sin despertar.

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Se le dice al paciente que podrá abrir los ojos y ver con claridad, aun cuando todavía estará profundamente dormido. Que mirará al cristal o al espejo (el cual se colocará de manera que refleje un techo vacío), y que mirará cosas ante él. Luego se le dan instrucciones para que describa exactamente lo que ve. En relación con esto, es interesante observar que las ayudas imaginativas son más efectivas que los procedimientos materiales. En realidad se ha encontrado que, en numerosas ocasiones, cuando se le ha dicho a un paciente que se imagine a sí mismo y se visualice mirando a una bola de cristal o a un espejo, se obtienen mucho mejores resultados. Esta técnica suele ser extremadamente útil para recuperar recuerdos sepultados. Con frecuencia el paciente podrá reconstruir escenas de su vida pasada, imaginándoselas exactamente como ocurrieron. Estas se presentan con mucha facilidad, ya que el paciente está disociado de ellas y describe los eventos como si estuviera observando a los actores en un escenario. No obstante, reacciones emocionales intensas suelen estar asociadas con el recuerdo de tal material, y un considerable grado de abreacción puede producirse en ocasiones. Conflictos experimentales Muchos pacientes tienen tan racionalizada su conducta que no están dispuestos a admitir que algo pueda influirla a salir de su conciencia. Resienten mucho el hecho de que tengan impulsos de los cuales están avergonzados. En consecuencia, no importa lo convincente que pueda ser la evidencia, rehúsan firmemente admitirla. En estos casos, la inducción de un conflicto experimental suele tener éxito al demostrar al paciente la influencia ejercida por su propia mente inconsciente, y capacitarlo para que tenga percepción interna cuando todos los demás métodos han fracasado. El objeto es demostrar al , paciente la forma en que los impulsos inconscientes y las emociones pueden en realidad hacer que se presenten los síntomas. Por ejemplo, de vez en cuando pueden presentarse ocasiones que hagan que el paciente sienta hostilidad que las circunstancias le prohíban expresar. En consecuencia, regresa la hostilidad hacia sí mismo y desarrolla un síntoma psicosomático. Durante su tratamiento puede llegar a estar consciente del hecho de que siente hostilidad y, sin embargo, ser totalmente incapaz de darse cuenta de que esta hostilidad reprimida está

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en realidad produciendo el síntoma. La técnica implica la creación de un conflicto experimental durante el estado hipnótico, el cual debe ser lo bastante profundo para producir una amnesia posthipnótica. Se le sugiere una situación enteramente ficticia que despertará una hostilidad que no podrá expresar, posiblemente una situación en la cual haya sido injustamente tratado. Sentirá esta emoción en forma aguda, pero no podrá darle salida y tendrá que reprimirla. Se le dice entonces al paciente que, cuando haya despertado, vendrá a su mente esta situación. Conscientemente no sabrá de qué se trata, pero de todas maneras estará en su mente. Lo preocupará e influirá en sus acciones y en su dicción, pero no tendrá ningún conocimiento de por qué lo hace. Cuando despierte, el conflicto inconsciente así provocado le producirá los mismos síntomas psicosomáticos que se le presentan cada vez que siente hostilidad. En esta forma se hace posible demostrar al paciente la forma en que ciertas emociones son las responsables de sus síntomas. Por último, se le puede dar una explicación al paciente, en otro estado de trance, del significado de este conflicto experimental. Las instrucciones para que lo recuerde en el estado de vigilia con frecuencia le proporcionarán una percepción considerable de su problema. PRINCIPIOS QUE FUNDAMENTAN LAS TECNICAS ESPECIALES HIPNOANALITICAS La hipnosis es un estado que se presta con facilidad a la producción de fenómenos "disociativos" incluso en los sujetos normales, y éstos se pueden emplear en forma muy eficaz en las formas exploratorias, de confrontación y terapéuticas en la hipnoterapia y en el hipnoanálisis. La Dra. Erika Fromm proporciona una clara relación de los principios involucrados. Señala que las principales áreas de disociación comúnmente usadas para este propósito son: 1. Disociación del ego "que observa" del ego "que experimenta". 2. Despersonalización de partes del cuerpo para expresar deseos, pensamientos y sentimientos inconscientes -como en la escritura automática, el dibujo y la pintura hipnótica. 3. Disociación de varios estados, procesos y funciones del ego, y ayudar al paciente a reintegrarlos en formas más saludables.

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En cualquier clase de psicoterapia, en especial en el psicoanálisis, el paciente tiene que aprender a observarse a sí mismo mientras experimenta afecto. En la hipnosis esto ocurre en forma espontánea. El paciente experimenta fuertes afectos, pensamientos e hipermnesia, y está consciente de lo que hace. En esta forma ha disociado la parte "observadora" del ego, de la parte que "experimenta" o "que se comporta". Por ejemplo, en el hipnoanálisis, se le puede decir al paciente que se observe cuando toma una decisión, o que se figure a una persona que se ve exactamente como él y que se siente tan colérica como él inconscientemente está, que entra a la habitación y que actúa exactamente como él lo desea, sin sentir temor o culpa. En realidad, en un trance sonámbulo profundo, a un paciente que no ha sufrido una intervención quirúrgica se le puede decir que otro individuo que se parece a él, sale de él y se tiende en la mesa de operaciones, en tanto que él mismo se sienta por ahí en una silla en un rincón del quirófano y observa que el otro individuo está siendo operado. En este caso, el ego "observador" del paciente retiene la "egocatesis", en tanto que el ego "que experimenta" tiene acatesis. Debido a que el ego "que observa" está separado del ego "que experimenta", y debido a que sólo el ego "que observa" retiene la egocatesis -ese individuo, yo no- el paciente no siente ningún dolor y puede ser operado sin anestesia. No es raro encontrar que esta técnica se use en América para obtener partos indoloros. Además, en la hipnosis con frecuencia "despersonalizamos" ciertas partes del cuerpo para que puedan expresar deseos, pensamientos y sentimientos inconscientes. Una de las formas más fáciles de producir la escritura automática es inducir una "anestesia de guante" en la mano del paciente. Luego se le dice que su mano se ha separado de su cuerpo y que está comenzando a sentir una vida propia, y que conoce los pensamientos y deseos inconscientes del paciente y que puede escribirlos. En este caso, el ego "consciente" se ha separado del ego "inconsciente" proporcionando a este último un medio directo de expresión. Si se le hace una pregunta a dicho paciente, puede contestar en forma oral "sí" o "no", de acuerdo con lo que conscientemente sienta. Al mismo tiempo, su mano escribirá la respuesta verdadera o inconsciente, que suele ser un "no" cuando la respuesta dada en forma oral es "sí". La mano también escribe eventos, pensamientos y sentimientos que han sido reprimidos y que no son asequibles a la memoria consciente. El dibujo y la pintura pueden usarse en forma similar en la

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hipnoterapia, y se observará que el mismo principio fundamenta la "técnica ideomotora de señales digitales", descrita en la Pág. 404. Por lo tanto, puede ser razonable concluir que en el estado de trance el paciente se encuentra en un estado de regresión al servicio del ego. METODOS HIPNOANALITICOS Y PRACTICA GENERAL Antes de tratar este punto es necesario citar brevemente la situación de transferencia, que desempeña un papel de tanta importancia en el psicoanálisis, y a las resistencias que suelen encontrarse. Freud observó que cuando un sujeto ha estado asociando libremente durante algún tiempo, comenzaba a exhibir actitudes emocionales hacia el analista. Estas emociones pueden. ser de amor o de odio, pero aun cuando nunca fueran expresadas con tantas palabras resultaba más o menos obvio por el comportamiento del paciente. La paciente que deseaba expresar amor solía olvidar algo -posiblemente sus guantes o la sombrilla- al final de su consulta, para tener una excusa para regresar, o se volvía crecientemente solícita en su actitud hacia el analista. Por otra parte, si empezaba a sentir odio, mostraría su hostilidad en forma indirecta, alabando a algún otro psiquiatra u olvidando pagar los honorarios o hablando con desprecio del analista. Eventualmente, Freud hizo el sorprendente descubrimiento de que sus pacientes se comportaban hacia él como si hubiera sido alguien a quien amaron u odiaron en el pasado, por lo general uno de los padres. Por lo tanto, el paciente estaba "transfiriendo" a Freud las actitudes emocionales hacia los padres que en realidad habían sido reprimidas en la niñez. Freud llamó a esta manifestación de emoción la transferencia, y el analista sólo puede tratar con ella remitiéndola nuevamente a su origen. Siempre debe ser estrictamente controlada, y esto exige una gran cantidad de conocimientos y experiencia psiquiátrica. 'El analista que permite que la transferencia quede fuera de control, merecerá lo que le acontezca. Si el amor del paciente por el analista no es refrenado, el análisis no dará ningunos resultados. Si odia mucho al analista, incluso puede resultar provocado a una violencia física. La transferencia es el instrumento más valioso en el psicoanálisis. Puesto que el analista está identificado inconscientemente por el paciente como alguien del pasado hacia quien sentía fuertes emociones que

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tuvieron que ser reprimidas en aquella época, puede proyectarlas al analista sin sentimientos de culpabilidad, liberando así mucho material que de otra forma hubiera permanecido inaccesible. Este tiene que ser interpretado con mucho cuidado y manejado con extrema delicadeza, hasta que su verdadero significado pueda ser aceptado por el paciente. El hipnoanálisis, así como en el psicoanálisis, por lo general se encuentran dos principales clases de resistencia. La primera gira alrededor de la renuencia del paciente a reconocer deseos o impulsos inconscientes y recuerdos y experiencias traumáticas reprimidas; la segunda se origina de la misma transferencia. En el primer tipo, el paciente está demasiado temeroso o demasiado avergonzado de sus conflictos y recuerdos internos para permitir que entren a la conciencia. La tensión y el pánico hacen que erija barreras con las que con éxito bloquea su tren de pensamientos siempre que se aproxima a un material penoso. En ocasiones incluso buscará refugio en la amnesia. Puesto que la hipnosis hace que la mente inconsciente del sujeto sea más accesible, esto puede ayudar mucho a resolver tales resistencias. Con la resistencia que se origina de la situación de transferencia no es tan fácil de tratar. El paciente puede resultar tan atemorizado de sus impulsos inconscientes que no sólo busca confianza y apoyo, sino también el afecto del analista. Con el fin de procurarse éste adoptará una actitud de desamparo para procurarse simpatía, y con frecuencia se rehusará a llegar a sus propios problemas hasta que el analista haya eliminado primero sus síntomas. Por otra parte, la transferencia puede manifestarse en forma de hostilidad. Si encuentra imposible expresar sus sentimientos de agresión, puede ocultarlos convirtiéndose en deprimido y desalentado y con frecuencia deseará dar por terminado su tratamiento. Por otra parte, si puede exhibir abiertamente sus sentimientos hostiles, puede volverse crítico o desafiante, ridiculizando las explicaciones e interpretaciones que hace el analista. La resistencia de transferencia puede manifestarse en muchas formas, detalles de las cuales se pueden encontrar en los escritos de muchos autores. Sólo pueden tratarse analizándolas e interpretándolas para el paciente, mostrándole su propósito y la forma en que están afectando sus relaciones con el analista y con otras personas. Esto suele ser una larga y tediosa tarea que sólo pueden emprender quienes posean el entrenamiento y la necesaria experiencia psicoanalítica.

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En vista de estas dificultades y complicaciones, cuyo manejo erróneo puede conducir con facilidad a graves repercusiones, es preferible evitar el uso de la mayoría de las técnicas hipnoanalíticas en la práctica general. En realidad, éstas por lo general deben ser aplicadas cuando el médico esté lo bastante bien versado en psicología anormal para poder tratar con eficacia cualesquier situaciones que se presenten. Los pacientes que puedan alcanzar un estado de trance lo bastante profundo para lograr la liberación de emociones sumamente cargadas, ciertamente requerirán de un psicoterapeuta cabalmente preparado para que interprete el material producido, y tratar con presteza cualesquier temores o ansiedades agudos que pueden presentarse. El uso terapéutico del hipnoanálisis siempre exige una preparación especializada en las técnicas psiquiátricas para enfrentarse a las situaciones y resistencias de la transferencia. Pero si los métodos hipnoanalíticos se restringen a la recuperación de recuerdos y experiencias guardados, como en el tratamiento de neurosis de guerra o traumáticas, esta clase de preparación es menos esencial. Una o dos de las técnicas más sencillas pueden resultar muy valiosas para descubrir los conflictos superficiales que fundamentan muchos síntomas psicosomáticos. Entonces éstas se pueden resolver y tratar con las medidas psicoterapéuticas ya señaladas. El curso a adoptar más seguro en la práctica general es restringir el uso de las técnicas hipnoanalíticas sólo a propósitos de diagnóstico y evitarlas totalmente como instrumentos terapéuticos. Lo largo que quizá sea el tratamiento o el éxito que tenga depende enteramente de la naturaleza de los problemas emocionales implicados. Hablando en términos generales, los padecimientos psicosomáticos son influidos con más facilidad que los desórdenes del carácter, y es principalmente con los que estamos interesados, ya que los últimos caen en el dominio del psiquiatra. Si el interrogatorio bajo hipnosis fracasa en arrojar luz sobre los conflictos superficiales y las actitudes emocionales que fundamentan el padecimiento del paciente, uno o dos de los métodos hipnoanalíticos más sencillos pueden ayudar a resolver el problema. Algunos pacientes responden con tanta facilidad a la sugestión directa que podrán recordar sucesos y experiencias olvidados : "Cuando coloque la mano sobre su frente usted podrá recordar lo que estaba sucediendo cuando por primera vez comenzó a padecer los síntomas". Aun cuando

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no recuerde nada con detalle, por lo general se obtendrá un indicio que puede ser usado como el punto de partida para la libre asociación bajo hipnosis. En ocasiones esto. proporcionará valiosa información adicional. Pero una vez que se aclare el patrón general de las dificultades del paciente, es mejor descontinuar esta técnica y seguir el tratamiento sobre las líneas psicoterapéuticas no analíticas ya descritas. En el caso de que estos métodos directos fallen para vencer la resistencia del paciente, puede tener más éxito una técnica indirecta: Dentro de unos momentos, voy a contar hasta cinco. Cuando haya llegado a la cuenta de cinco, le vendrá un número a la mente. Este número será el número de letras de una palabra importante que está íntimamente relacionada con su padecimiento. Mediante esta palabra usted podrá recordar muchas cosas que había olvidado por completo. Uno... dos... tres.., cuatro... ¡cinco! ¿En qué número está pensando? Ahora voy a contar varias veces hasta cinco, y cada vez que llegue a la cuenta de cinco, le vendrá una letra a la mente. Cada letra será una de las letras de esa palabra importante. Quizá es probable que estén revueltas al principio y puede ser que no las entienda, pero no deje que eso le preocupe. Ahora voy a contar hasta cinco varias veces más, y esta vez, a cada cuenta de cinco, llegarán las letras a su mente en el orden correcto en esa palabra importante.

Una vez que se obtiene esa palabra, debe seguirla de inmediato por la libre asociación sin despertar al paciente. Deberá decírsele que se concentre en la palabra, y que en tanto lo hace, le vendrán a la mente muchos pensamientos y recuerdos. Que no debe ocultar nada y deberá reportar cada pensamiento o recuerdo consecutivo, sin importar lo trivial o fuera de propósito que le parezca, en el momento en que le llegue a la mente. En muchos casos, esta técnica resultará valiosísima para proporcionar la clave perdida para el problema, como lo ilustra bastante bien uno de los casos tomados de mis archivos. El paciente era un ex combatiente, de 34 años de edad. No podía viajar ni en autobús ni en un vehículo de motor sin sentirse atacado por pánico. Desde su licenciamiento del ejército había sido completamente incapaz de reasumir su ocupación de chófer en tiempo de paz. Era soltero y vivía en casas de huéspedes. En el curso de la toma de su historia resultó que en una ocasión, durante su servicio en Italia, él y su sección fueron blanco de los disparos de un tanque alemán Tigre, que apareció en forma

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inesperada procedente de un bosque cercano. Este fue su último recuerdo hasta que despertó 24 horas más tarde para encontrarse encamado en un hospital, bien atrás de las líneas. No tenía ninguna idea de cómo llegó allá. Parecía imposible llenar este vacío vital en su memoria, ya que no sólo fallaron todos los métodos rutinarios de investigación, sino que incluso la regresión de edad fue incapaz de penetrar la barrera. Entró con facilidad a un trance sonámbulo, durante el cual podía fácilmente ser regresado a cualquier edad, excepto a la de 28, edad en la cual ocurrió el incidente. Finalmente, adopté la técnica recién descrita. El número de las letras de la palabra fue 7. Estas aparecieron como sigue EQSSRIU. Cuando se arreglaron en su orden correcto se leyó: SQUIRES, y la subsecuente asociación a esta clave produjo la siguiente historia. Squires era el nombre de un joven soldado del mismo pelotón que el paciente. Tenía 19 años, era casado y tenía un hijo pequeño al cual nunca había visto. No era del material de que estaban hechos los héroes y se aterrorizaba bajo el fuego. En una ocasión huyó de la línea de fuego y el comandante de su compañía ordenó a mi paciente que fuera por él y lo hiciera regresar. Esto era en extremo peligroso, ya que se tenía que atravesar una faja de terreno que estaba siendo duramente bombardeada por el momento. Como se resistió y luchó cuando fue alcanzado, mi paciente lo dejó sin sentido de un culatazo y lo cargó de regreso a sus líneas. Exasperado por haber tenido que arriesgar su propia vida, mi paciente se dedico a hacerle la vida desgraciada al muchacho, burlándose de él, insultándolo y hasta golpeándolo cada vez que podía. Luego vino la explosión de la granada del tanque Tigre. Cuando mi paciente recuperó el conocimiento, encontró que él había sido único sobreviviente de su sección y que los revueltos restos del muchacho se encontraban casi a sus pies. Se sintió abrumado de culpa y remordimiento, pero incluso todavía no terminaban sus penalidades, ya que en el viaje de regreso al hospital, la ambulancia en que viajaba fue arrojada del camino por la explosión de una granada. Una vez más estuvo inconsciente y despertó 24 horas después sin el más ligero recuerdo de lo que había ocurrido. La técnica de "visualización teatral" de Wolberg Otra técnica indirecta útil puede resultar igualmente efectiva para

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proporcionar un indicio, incluso en el tipo de caso no traumático que con más frecuencia se encuentra. Esta consiste en la inducción de un sueño o de una fantasía en estado hipnótico. Wolberg proporciona muchos ejemplos interesantes de este método y de la forma en que se emplea, y es uno que yo mismo he encontrado sumamente valioso e informativo. Se le dice al paciente que imagine que se encuentra sentado o la butaca de un teatro. Tan pronto como pueda imaginarse con toda claridad que está sentado ahí observando el telón caído, esperando que comience la función, deberá levantar la mano derecha. Cuando esto ocurra, se le dice que puede ver a un hombre (o a una mujer situada a un lado del escenario y espiando a través del telón. Puede ver lo que sucede en el escenario detrás del telón -el paciente puede hacerlo- y lo que este individuo está mirando lo hace aparecer muy asustado o infeliz. En tanto observa el paciente, se levar el telón y ahora puede ver lo que en realidad hacía que aquel individuo se mostrara tan infeliz y tan asustado. Tan pronto como el paciente pueda ver la pequeña comedia que se desarrolla en el escenario, deberá levantar su mano. Tan pronto como esto suceda, se pide que describa la acción que se está desarrollando en el escenario. Casi siempre, la situación que describa el paciente estará relacionada con los recuerdos de su niñez, o con dificultades que conscientemente desconoce. Esta técnica tiene éxito en hacer que las recupere porque, en la fantasía, él está disociado de ellas y las describe como si se aplicaran a otra persona y no a él. Luego se le dice al paciente que observará que baja el telón, y que lo que ahora ve el individuo colocado a un lado del escenario lo hace aparecer extremadamente feliz, como si se hubieran cumplido sus más caros deseos. El paciente se preguntará qué es lo que hace que este individuo se sienta tan feliz, cuando se levanta una vez más el telón, podrá ver la acción en el escenario que está causando esto. Tan pronto como pueda verla, deberá levantar la mano. Luego se le pide que describa exactamente lo que ve. Técnica de "visualización del rompecabezas" de Redlich Una técnica de investigación más reciente y, sin embargo, extremadamente efectiva, es la ideada por la Dra. Elizabeth Redlich, ahora muy conocida con el nombre de "técnica de visualización del rompecabe-

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zas". La efectividad y sencillez de este método lo hace de gran valor, no sólo para el psiquiatra sino para el médico general y para el cirujano dentista. Además, en realidad los trances profundos no son esenciales (aunque, como es natural, son deseables siempre que sean posibles) y en la generalidad de los adultos todo lo que se requiere es un trance de profundidad media. Puesto que el éxito de la técnica depende de la capacidad del paciente para fantasías visuales, siempre es prudente comprobar esto, inmediatamente después de la inducción y profundización del trance. Dígale: Voy a probar la fuerza de su imaginación ... así pues, mientras se encuentra cómodamente relajado en la silla... quiero que trate de imaginarse que está viendo un par de zapatos. Sólo visualícelos... y trate de imaginárselos claramente con su vista mental. Dígame... ¿de qué color son esos zapatos? ¿De qué material están hechos? ¿Qué clase de tacones tienen? ¿Tienen manera de asegurarlos... y si es así... cómo?

La mayoría de los pacientes no tienen ninguna dificultad para contestar testar estas preguntas. En consecuencia, puede estar completamente seguro de que poseen suficiente capacidad para la fantasía visual para justificar la continuación con la técnica. Sin embargo, si fallan en esta prueba, sería prudente seleccionar algún método de investigación alternativo que no dependa de la fantasía visual. Por otra parte, si la prueba tiene éxito, puede continuar en la forma siguiente: Quiero que se siente erguido en la silla... y que se imagine que una pequeña mesa está colocada frente a usted. Sobre esa mesa se encuentran varias cajas de color distinto... rojo... verde... amarillo... y azul. Cada una de ellas contiene piezas separadas de un rompecabezas distinto. Tan pronto como pueda verse a usted mismo sentado ante esa mesa... con sus cajas de distinto color... levantará la mano derecha. Está bien. Ahora... quiero que escoja una de esas cajas... la del color que prefiera... y que vuelque sobre la mesa las piezas del rompecabezas. Notará usted que no hay ninguna imagen en la tapa de la caja. No sé la figura que finalmente saldrá ... tampoco lo sabe usted ... pero será el cuadro de una escena o incidente que está íntimamente relacionado con su enfermedad actual.

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Su mente inconsciente lo sabe... y le ayudará a colocar las piezas del rompecabezas... de manera que podremos ver cuál es la imagen. Ahora... principie a unir las piezas... podrá hacerlo con más rapidez que cuando está despierto... y dígame lo que pueda ver... mientras se va formando la imagen poco a poco.

Observará que en la descripción anterior he especificado la clase de imagen que va a producirse, pero esto no siempre es necesario o incluso aconsejable. Puede ser mejor al principio dejar la elección de la imagen al mismo paciente, hasta que se haya familiarizado con la técnica. Si usted lo desea, puede sugerir que la imagen que vea será una que le causará angustia o placer, como en la técnica de "visualización teatral", de Wolberg. Prolongadas observaciones me han conducido a creer que el color de la caja elegida no carece por completo de significado. Por lo general se especifican cuatro cajas -roja, verde, amarilla y azul-. Si se elige la caja roja, no es raro que suceda que la imagen, junte con las asociaciones del paciente con ella, revele la presencia de peligros, fobias e incluso conflictos sexuales agresivos inconscientes. La caja verde suele estar relacionada con conflictos en los cuales los celos (en especial celos fraternos) representan una parte importante; la amarilla con cobardía y sentimientos de insuficiencia, y la caja azul con conflictos centrados alrededor de problemas de frigidez y falta de sentimientos. No afirmo que éste sea invariablemente el caso, y será necesario un uso mucho más prolongado de la técnica antes de llegar a cualesquier conclusiones definidas. Si el paciente logra un trance profundo o sonámbulo, usted notará que ejecuta todo el proceso de elegir las piezas del rompecabezas y acomodarlas. Sin embargo, esto en realidad no es esencial. Todo lo que en verdad se requiere es que el paciente pueda imaginarse a sí mismo ejecutando la tarea señalada, y describa todo lo que vea. Esta es la reacción más usual. Si en cualquier etapa el paciente dice que no puede ver nada más, se le puede decir que la imagen todavía no está completa, y que a medida que continúe colocando más piezas podrá describir cualquier otra cosa que vea. Por lo general los pacientes principian describiendo escenas que contienen praderas, agua, árboles y casas (eso cuando se deja a ellos la elección de la imagen) y es curioso que parezcan titubeantes al principio para incluir personas o animales. En este caso, una pregunta discreta tal como "¿Puede ver a algunas personas o niños ahí?", por lo general los estimulará a abrirse con poca dificultad. A continuación se pregunta si

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pueden recordar haber visto eso antes, si recuerdan ciertos lugares, personas, etc., si tienen alguna idea de lo que estaba sucediendo, y de lo que las personas estaban pensando o haciendo. En este punto, el paciente suele derivar hacia la libre asociación, la cual puede seguirse con mucha ventaja. En casos especiales, puede ser aconsejable sugerir al paciente que no hay necesidad de que lo relacione con el contenido del cuadro, a condición de que se mire bien a sí mismo y de que encuentre su significado. Al usar esta técnica, observará que el paciente produce a veces una abreacción espontánea ante el contenido del cuadro que está describiendo, sin ningún estímulo en absoluto de parte del terapeuta. Esto puede resultar tan informativo como útil y no hay peligro de que se pierda el control, ya que puede terminarse de inmediato diciendo al paciente que rompa el cuadro y devuelva las piezas a la caja. En una ocasión, esto sucedió en una forma súbita e inesperada cuando estaba demostrando esta técnica a un sujeto voluntario que me era desconocido, ante un auditorio de médicos y cirujanos dentistas., habiéndose dejado la elección de la caja enteramente al sujeto. Cuando se le preguntó que describiera lo que podía ver, sorprendió a todos abreaccionando violentamente y gritando "Gatos... gatos ... Los odio". De inmediato se le dijo que rompiera el cuadro y que volviera a colocar las piezas en la caja, con lo cual se calmó casi instantáneamente. Se le dijo entonces que eligiera otra caja que contenía un cuadro que le proporcionaría placer, y la demostración prosiguió con éxito, sin mayores dificultades. Sea que ocurra una abreacción o no, por lo general conviene decir al paciente que después que despierte, podrá recordar tanto como desee de lo que ha sucedido, pero que cualquier cosa que no desee recordar, podrá olvidarla. Técnica "ideomotora de señales digitales" Milton H. Erickson fue el primero en describir el uso de movimientos simbólicos con la cabeza para obtener respuestas de "sí" y "no" cuando los pacientes encontraban difícil hablar en estado de trance. Le Cron encontró que podía emplear un péndulo de Chevreul para el mismo propósito, y posteriormente agregó el uso de los movimientos inconscientemente

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controlados de los dedos para obtener respuestas de "sí", "no" y "no quiero contestar'. Desde entonces esto se ha usado extensivamente y sus muchas posibilidades fueron exploradas por el Dr. David Cheek. En numerosos casos se pueden usar con eficacia para investigar la presencia y naturaleza del material inconsciente, y el principio del cual dependen se puede describir mejor como sigue: Cuando preparamos la mente de un paciente para que acepte la hipnosis, le mostramos la forma de poner atención a alguna parte del cuerpo y no a otras. Le enseñarnos la forma de relajar los músculos – y que los músculos que constantemente están contraídos por el temor, comenzarán a doler debido a la restringida circulación de sangre por esos músculos-. Entonces podemos continuar enseñándole la forma en que los músculos pueden reaccionar "inconscientemente", y así establecemos un método de comunicación a un nivel inconsciente usando los movimientos inconscientes de los músculos de los dedos para indicar las respuestas "sí", "no" y "no quiero con testar", a las preguntas que se le hacen. He encontrado que el método que sigue es muy efectivo: Quiero que coloque ambas manos sobre sus 'rodillas... y le enseñaré la forma de contestar preguntas a un nivel inconsciente. Cuando usted habla con las personas. . . con frecuencia ve que inclinan la cabeza cuando están de acuerdo con usted... y la sacuden cuando no están de acuerdo con lo que usted dice. Y ni siquiera se dan cuenta que están haciendo eso. El movimiento es completamente inconsciente. Ahora... voy a enseñar á su mente inconsciente a contestar preguntas, haciendo que se levante un dedo para la respuesta "Sí" -un dedo distinto para la respuesta "No", etc. Sólo deje que sus manos descansen sobre sus rodillas. Quiero que se concentre en el pensamiento. . . "sí"... "sí". "sí una y otra vez. Y al hacerlo ... pronto sentirá que uno de sus dedos principia a levan tarse de su rodilla... por su propia cuenta. Es igual que mantener un columpio en movimiento... se tiene que estar impulsándolo a intervalos. Usted lo impulsa pensando... "sí"... "sí"... "sí". Ya ve... ahí lo tiene. El dedo índice de su mano derecha se está levantando poco a poco. Bájelo otra vez. Ahora... concéntrese en el pensamiento... "no"... "no"... "no"... una y otra vez. Y... al hacerlo... uno de sus otros dedos se elevará lentamente. Puede ser de la misma mano... o puede ser de la otra mano. Ahí tiene. Es el dedo índice de la mano izquierda. Entonces... si hago una pregunta a su mente inconsciente... y la con testación es "sí'... después que haya considerado la pregunta... hará que se

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eleve el dedo índice de la derecha. Por otra parte ... si ... la contestación es "no" ... se elevará el dedo índice de la izquierda.

Como es natural, puede acondicionarse un tercer dedo para significar la respuesta "preferiría no contestar", en el caso de que esto se considerara conveniente. Ahora... voy a hacer a su mente inconsciente una o dos preguntas. Su mente consciente no conoce la verdadera causa de su enfermedad. Tampoco la mía lo sabe. Pero su propia mente "inconsciente" sí lo sabe. Y puede ayudarnos... en esta forma... para llegar a la verdadera raíz de su padecimiento. ¿Está su mente inconsciente lista para ayudar?

El dedo índice de la derecha se eleva lentamente. .. "Sí".

¿Objeta ser interrogada en esta forma? El dedo índice de la izquierda se eleva lentamente ... "No".

Como ejemplo de la utilidad de esta técnica, supongamos que tenemos razones para creer que nuestro paciente sufrió una experiencia traumática en la niñez, la cual ha sido reprimida y que, en consecuencia, no puede recordar. La edad exacta con frecuencia puede establecerse en la forma siguiente: ¿Le sucedió algo desagradable antes que tuviera 15 años?

(El dedo señala... "Sí"). ¿Le sucedió antes que tuviera 10 años?

(El dedo señala... "Sí"). ¿Le sucedió antes que tuviera 5 años?

(El dedo señala. . ... "No"). ¿Le sucedió cuando usted tenía 9?

(El dedo señala. .. …"No"). ¿Le sucedió cuando tenía 8? (El dedo señala. …..."No").

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¿Le sucedió cuando tenía 7?

(El dedo señala... "Sí"). A condición de que usted haga las preguntas adecuadas, todas las cuales deben ser contestadas por un sencillo "sí" o "no", es sorprendente la cantidad de información valiosa que puede obtener en esta forma. No es difícil decir si tales preguntas son en verdad contestadas inconscientemente. Observe cuidadosamente la naturaleza de los movimientos del dedo. Una respuesta a nivel consciente dará como resultado un movimiento inmediato, en tanto que una respuesta inconsciente será mucho más retardada y el movimiento consecuente del dedo mucho más lento y espasmódico. Una confirmación convincente de lo genuino de tal respuesta fue proporcionada en forma accidental por una de mis pacientes. Había hecho una pregunta importante y un tanto embarazosa a la cual contestó "Sí" la señal ideomotora. Al despertar la paciente, mostró una gran admiración por lo que había ocurrido. Dijo: "Cuando me hizo esa pregunta estaba completamente segura que la respuesta era "No", sin embargo, a pesar de ello, mi dedo señaló la respuesta "Sí". No lo entiendo en absoluto. Investigaciones posteriores probaron, fuera de toda duda, lo correcto de la respuesta ideomotora. En ocasiones, estas técnicas pueden emplearse con éxito en la práctica general para descubrir la naturaleza de conflictos significativos que se encuentran precisamente abajo de la superficie. Excepto en el caso de neurosis de guerra o traumáticas, ninguna de ellas es probable que facilite una liberación emocional altamente cargada que pudiera ser difícil de controlar. En el caso poco probable de que esto ocurriera, la hipnosis debe terminarse de inmediato, remitiendo al paciente a un psiquiatra para tratamiento adicional. Es mucho más probable que se presenten dificultades de esta clase si la investigación continuada del material obtenido y su tratamiento posterior, procede a lo largo de las líneas hipnoanalíticas en vez de por la ruta de la psicoterapéutica simple. A causa de esto, quizá lo más prudente para el médico general sea que se limite a las técnicas sencillas recién descritas, y evitar otros métodos hipnoanalíticos e incluso la regresión de edad como medio de investigación adicional.

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Los Usos de la Hipnosis en la Cirugía Dental

Por Stanley Tinkler, L. D. S., R. C. S. (Inglaterra)

Si bien el uso de la hipnosis en la cirugía dental ha sido reconocido y apreciado por muchos años, sólo hasta recientemente asumió el lugar que le correspondía. Muchos trabajadores en este campo, tales como Radin, Becker, Frost y Wookey, en Inglaterra, han escrito y han dictado conferencias sobre el tema, y en los Estados Unidos, Moss, Secter, Heron y Weinstein, son bien conocidos por las valiosas contribuciones que han hecho para ampliar nuestros conocimientos en este respecto. Todo cirujano dental está propenso a encontrar un número limitado de pacientes que pueden pasar con éxito todas sus operaciones dentales, dolorosas o de otra índole, sólo bajo hipnosis. Sin embargo, con frecuencia se cree que muchos de los procedimientos hipnóticos recomendados en odontología en el pasado llevan demasiado tiempo y son muy laboriosos para el dentista ordinario que trabaja en su propio consultorio o en el National Health Service. Pero a la luz de lo que se conoce en la actualidad sobre el número de personas que pueden ser hipnotizadas en trances ligeros, medios o incluso profundos, gradualmente se ha llegado a comprender, en un grado cada vez mayor, que el empleo de estos varios estados de trance pueden dar al dentista una ayuda considerable en casos selectos. Además, en el Servicio de Hospital, en donde el factor tiempo no presiona tanto y las condiciones de muchos pacientes son tan serias que se requiere dedicarles más tiempo, bien podría usarse la hipnosis en una forma más amplia que en el presente.

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Hipnosis de trance profundo Es obvio que con los pacientes que pueden lograr un estado de trance profundo al primero o segundo intentos, la odontología no 408 presentará problemas. La mayoría de ellos lograrán éxito al producir una analgesia completa, y muchos desarrollarán una amnesia total para operaciones tales como las que se ejecutan. En estas circunstancias, no existe una forma más rápida o más fácil de practicar cualquier operación dental. Puede sentarse al paciente en el sillón y hacerlo entrar en forma instantánea al estado de trance por una seña condicionada, o en unos 10 segundos con un procedimiento de inducción normal. La anestesia, en el área intentada para la operación, puede obtenerse en otros 10 segundos, y el dentista puede continuar con su rutina a los 30 segundos de que el paciente entró al consultorio. Desafortunadamente, esto sólo es posible en un porcentaje muy pequeño de la población total y, en consecuencia, es completamente inalcanzable como medida rutinaria. Hipnosis de trance medio Un número considerable de pacientes pueden alcanzar una etapa intermedia de analgesia. Si bien no hay duda de que sienten algún dolor, sienten mucho menos bajo hipnosis que el que sentirían en estado de vigilia. Aun cuando de ninguna manera están completamente análgicas, pueden ser ayudadas mucho por la hipnosis. Mi propia convicción es que puede mitigarse mucho el pinchazo de la aguja al aplicar una inyección hipodérmica por la sugestión directa bajo hipnosis que la analgesia del mucoperiostio que se haya obtenido en el área de la inyección. Hipnosis de trance ligero Desde luego, el mayor número de pacientes sólo lograrán los trances ligero o medio, a menos que el hipnotizador esté preparado a dedicar mucho tiempo y esfuerzo. Incluso en estas circunstancias, la hipnosis todavía prueba ser una valiosa medida de apoyo hacia la terminación del tratamiento fijado. Todos conocemos al tipo de paciente que encuentra difícil reunir el valor suficiente para visitar al dentista. Todos conocemos

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al tipo de paciente que está abrumado de ansiedad y aprensión cuando finalmente llega a nuestro consultorio. También estamos familiarizados con el paciente que si bien hace esfuerzos agotadores para controlarse, resulta obvio que lo encuentra tan difícil que queda en un estado sumamente excitable y tenso mientras trabajamos en él. En todos estos pacientes, la inducción del estado hipnótico aliviará sus temores, reducirá su ansiedad y aprensión, y producirá sensaciones de relajamiento, tranquilidad y bienestar en un grado mayor o menor. Bajo hipnosis, el dentista puede sugerir directamente al paciente que podrá relajarse, que no hay necesidad de que se preocupe, que disminuirá su tensión y su aprensión, y que podrá tratar de ayudar al dentista en cualquiera que sea el procedimiento que esté aplicando. Incluso este nivel de trance, en el cual las sugestiones pueden ser muy potentes y efectivas, constituye uno de los usos más valiosos y aplicables de la hipnosis en odontología. Como dentista que en ocasiones usa con regularidad la hipnoterapia, debo prevenir al futuro dentista contra las adulaciones de los pacientes que desean ser innecesariamente hipnotizados, o que lo solicitan para el alivio de padecimientos que no encajan en el cuadro dental. Parece que el dentista de quien se sabe practica la hipnosis tiende a convertirse en el blanco de la mayoría de los maniáticos, en medicina y odontología, del campo en que practica. No puede subrayarse demasiado que el dentista que se aventura fuera de la esfera de la odontología, para ampliar su visión o para complacer a su clientela, está haciéndolo corriendo mucho riesgo por su parte. Lamentablemente, parece que existe un número apreciable de tales maniáticos en todos los campos, y parece que se sienten atraídos hacia la hipnosis como una abeja hacia la miel. Los intentos de tales personas o del público general para tender un lazo a la profesión dental para usar la hipnosis para otros propósitos que los estrictamente dentales deberán ser resistidos con firmeza. La mayoría de los médicos y dentistas que emplean la hipnosis con regularidad consideran que cualquier intento de un profesionista sin experiencia psiquiátrica, que se salga de su campo normal, está colmado de peligros. Por lo tanto, el dentista debe confinar por completo sus actividades al campo odontológico, incluso con el riesgo de molestar a las personas que deba rechazar para tratarlas de otros padecimientos. Por ejemplo, los dentistas que practican la hipnosis, constantemente son solicitados para curar a personas del hábito de fumar. Si bien es cierto que la hipnosis puede ayudar a lograr

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esto, sólo debe emprenderse bajo una guía médica competente, ya que siempre existe el peligro de que la adicción pueda ser transferida de la nicotina a algo más peligroso. Principales usos de la hipnosis en odontología. 1.Obtención de relajamiento. 2.Lograr la cooperación de los que no cooperan. 3.Reducción de ansiedad y temor. 4.Preparación del paciente para la anestesia local o general. 5.Producción de analgesia. 6.Producción de amnesia. 7.Control de desfallecimientos. 8.Control del sangrado. 9.Control de la salivación. 10.Inducción de rigidez muscular en el maxilar y en el cuello. 11. Extensión del periodo de analgesia. 12.Tolerancia de la toma de impresiones sin ahogos o náusea. 13.Mejoramiento del esfuerzo necesario para soportar el uso de aparatos protésicos y de ortodoncia. Esta lista constituye un catálogo bastante completo de la mayoría de los usos en los cuales el dentista aplica la hipnosis en su práctica normal. 1. Obtención de relajamiento. Es bien sabido que el paciente que es muy nervioso tiene un umbral de dolor más bajo, y en consecuencia estará bajo tensión creciente a medida que continúa la operación. También se reconoce que si se puede reducir este estado de tensión ya sea por drogas o, en el caso de la hipnosis dental, por sugestión, se elevará el umbral de dolor del paciente a un grado tal que resultarán tolerables para él las operaciones sencillas que no impliquen mucho dolor. 2. Obtención de la cooperación. Incluso sin la inducción de la hipnosis, se ha encontrado que muchos pacientes a quienes se da ánimo y sé les habla con tranquilidad en estado de vigilia, en tanto progresa su tratamiento, llegan a estar más relajados y son más cooperativos, facilitando así mucho el procedimiento. En los estados de trance ligeros y medios, este efecto puede aumentarse tremendamente.

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3. Reducción de ansiedad y temor. La mayoría de los pacientes normales que visitan a su dentista sienten algo de temor. Quienes nos han estado visitando por mucho tiempo quizá ya no nos teman. Pero los más recientes, cuya confianza no nos hemos ganado por completo por falta de oportunidad y quienes han experimentado sesiones un tanto desagradables en el pasado, mostrarán un temor muy activo. Si pueden tomarse medidas adecuadas para eliminar esto, se producirá un estado mental en el cual el tratamiento resultará más aceptable, y se elevará una vez más el umbral del dolor. Esto se puede lograr en algunas ocasiones mediante una plática franca con el paciente en estado de vigilia, en el curso de la cual se obtiene su confianza. En otras ocasiones, la hipnosis puede usarse con mucha ventaja, ya que se puede sugerir directamente que sus temores de una cita con el dentista dejarán de existir, que podrá permitir que se lleve a cabo el tratamiento necesario; que no experimentará temor de ninguna especie durante todo el tiempo que esté con el dentista. En forma similar, puede emplearse la sugestión directa bajo hipnosis para reducir el temor a una operación determinada que se proponga. Por fortuna, las sugestiones de esta clase pueden resultar muy efectivas en los estados de hipnosis más ligeros, de manera que la gran mayoría de nuestra clientela puede realmente ser ayudada en esta forma. En verdad, respecto a la disminución de la ansiedad y temor, y al logro del relajamiento, diría que cuando menos nueve de diez pacientes pueden ser ayudados con el uso de la hipnosis. 4. Preparación para anestesia local o general. La mayoría de los especialistas anestesiólogos tienen la costumbre de emplear una técnica relajante al hablar con sus pacientes antes de aplicar la anestesia. En la cirugía dental, este método puede adoptarse provechosamente antes de administrar monóxido de nitrógeno y oxígeno, y posiblemente algunos agentes anestésicos intravenosos. Se hacen las sugestiones adecuadas en un tono de voz tranquilo y adormilado, y se mantiene la monotonía durante toda la real inducción de la anestesia. La hipnosis suele sobrevenir mucho antes de que la anestesia sea completa. Si sólo se requiere una anestesia local, puede inducirse un estado mental completamente relajado y somnoliento usando una técnica hipnótica similar, y es interesante hacer notar que en estas circunstancias la cantidad del anestésico local necesario para obtener una anestesia adecuada para la operación que se proponga, con frecuencia puede reducirse sustancialmente.

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5. Producción de analgesia. Se puede obtener cierto grado de analgesia, parcial o total; en no más del 30 por ciento de los pacientes, pero la analgesia completa sólo se podrá obtener en un 10 por ciento, e incluso entonces, esto suele requerir varias visitas para lograrla. Por lo tanto, la analgesia completa, si bien es preciosa para trabajar con ella cuando puede lograrse, debe ser considerada como la excepción más que como la regla, en tanto que sí pueden lograrse diversos grados de analgesia parcial. 6. Producción de amnesia. Con frecuencia puede inducirse una pérdida completa de la memoria para un procedimiento dental en los sujetos de trance profundo que pueden lograr un alto grado de analgesia. Esto puede ser utilizado con gran beneficio para el cliente siempre que una operación sea prolongada o particularmente molesta. Bajo tales circunstancias, se puede tratar de aumentar la susceptibilidad del paciente a la amnesia mediante varios subterfugios, tales como la sugestión de que la mente se ha quedado en blanco. 7. Control de desfallecimientos. Este es fácilmente susceptible al tratamiento por métodos hipnóticos. Todos estamos demasiado familiarizados con el tipo de paciente que, cuando se le aplica una inyección hipodérmica o inmediatamente después de ella, suda copiosamente, se pone blanco o gris, y casi de inmediato se desmaya en el sillón. Si, al principio de un ataque, se le dice con confianza y autoridad que coloque su cabeza entre las rodillas, comprimiendo así sus vísceras abdominales, le regresará el color en cosa de segundos y terminará todo el episodio en un minuto o dos. Puede impedirse cualquier recurrencia de esto y evitarse hipnotizando a tales pacientes y haciendo sugestiones enérgicas, positivas y autoritarias de que ese desfallecimiento n o ocurrirá en ninguna ocasión futura. Esto es particularmente efectivo si también se le explica que el des fallecimiento se debe directamente al temor, pero que en la próxima ocasión ya no sentirá ese temor. 8. Control del sangrado. El sangrado derivado de una lesión de postexodoncia o siguiendo de inmediato a una exodoncia puede ser controlado mediante una enérgica sugestión hecha a un sujeto profundamente hipnotizado en el sentido de que el flujo de sangre de una área determinada se reducirá por algunas horas. Bajo estas circunstancias, el sangrado con frecuencia cesará por completo. Por lo general, una extracción puede ejecutarse sin que se pierda más de una o dos gotas de sangre si el flujo sanguíneo puede reducirse por sugestión hipnótica antes

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de que se haga la extracción. 9. Control de la salivación. En una forma similar, las sugestiones directas de que la saliva del paciente se secará por un periodo limitado resultará en una disminución definida del flujo de saliva. Esto puede ser de gran ayuda en el tipo de paciente que tiene saliva profusa o viscosa que constituye una molestia creciente durante la preparación de una cavidad en alguna pieza inferior. 10. Inducción de rigidez muscular en el maxilar o en el cuello. Esto puede producirse con la máxima eficiencia en el estado hipnótico por una sencilla sugestión directa. Esto por lo general se hace a la cuenta de cinco, y que sugiere al paciente que los músculos del maxilar, cabeza y cuello se pondrán completamente tiesos y rígidos con el maxilar trabado y abierto por completo hasta que la operación se termine. Después se elimina la rigidez con una cuenta a la inversa. 11. Extensión del periodo de analgesia. Cuando se anticipa que una operación producirá cierta cantidad de dolor consecutivo, es muy razonable sugerirle al paciente que el área de la operación seguirá análgica por las siguientes doce o veinticuatro horas, con lo cual se le proporciona cierto grado de consuelo postoperatorio que no existiría por tanto tiempo si se hubiera utilizado un anestésico local ordinario. Sin embargo, tales instrucciones deberán ser estrictamente limitadas en su aplicación, ya que un dolor agudo a continuación de una operación puede indicar el principio de la propagación de una infección, o que alguna otra cosa ha salido mal. En este caso, es esencial que el paciente reciba un aviso adecuado de la necesidad de volver a visitar al dentista. 12. Tolerancia a la toma de impresiones y control de náusea. El control de la náusea y el vómito puede, sin duda, ser efectuado por la sugestión hipnótica. Se le dice al paciente que el paladar y la parte superior de la faringe están quedando anestesiados, que en consecuencia, no sentirá necesidad de arquear. Esto hace que la toma de impresiones, que deben permanecer en la boca por tres minutos o más, sea mucho más fácil en pacientes que son susceptibles a este tipo de padecimiento. 13. Tolerancia de aparatos protésicos y de ortodoncia. Bajo hipnosis, se puede lograr la cooperación activa de los pacientes en el uso de dentaduras nuevas, y esto también es aplicable a los niños para el uso de aparatos de ortodoncia fijos o removibles. Cuando se hagan sugestiones para este fin, siempre es aconsejable subrayar las razones para la colaboración del

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paciente y los beneficios que va a obtener por el uso de los aparatos. Un uso adicional de la hipnosis en el campo de la ortodoncia al tratar con el tipo normal de niño que se chupa los dedos o que empuja con la lengua, cuyas anormalidades dentales se deben en cierto grado a estos dos factores. Se le puede decir a un niño bajo hipnosis que, si debe chupar algo, que se chupe otro dedo en vez del pulgar. Esto tiene la ventaja de reducir considerablemente el tamaño del objeto que chupa. Se puede llevar más adelante el asunto y decirle al niño que cualquier parte de cualquier mano que se lleve a la boca tendrá un gusto tan desagradable que tendrá que dejarlo de hacer. Se ha sabido que esto ocurre después de sólo una sesión de hipnosis. Todas estas aplicaciones de la hipnosis en odontología son directamente benéficas tanto para el paciente como para el operador. También existe una aplicación adicional que he empleado con éxito considerable, que no es de beneficio directo para el paciente, pero que es sumamente útil para el dentista. Bajo hipnosis, se le dice al paciente en tono muy firme y autoritario que no llegará tarde a sus futuras citas y que saldrá de su hogar o del lugar donde trabaja con mucho tiempo para llegar' al consultorio, unos cinco minutos antes de la hora fijada para la cita. En consecuencia, no tendrá esperando al dentista.

TECNICAS PARA LA INDUCCION DE LA HIPNOSIS Los problemas de la inducción hipnótica para propósitos dentales son un tanto distintos de los que confronta un médico o el psicoterapeuta. En cierto sentido, el dentista tiene una clara ventaja porque el paciente sabe que la hipnosis sólo va a ser empleada para un propósito limitado, y en consecuencia tiene la certeza de que no se intentará ninguna exploración de su mente. Por otra parte, la mayoría de los pacientes-dentales sufre la desventaja de que el temor y el terror evocados por la perspectiva del tratamiento dental hace que sea más difícil para ellos cooperar y relajarse. Sin embargo, esto por lo general puede vencerse, a condición de que se dedique el suficiente tiempo y esfuerzo a la preparación de la mente del paciente, antes de que se intente hacer la inducción. No puedo recalcar demasiado la importancia de este paso, el cual bien puede determinar la diferencia entre el éxito y el fracaso.

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La inducción de la hipnosis en adultos Cualquiera de los métodos acostumbrados de inducción es aplicable para propósitos dentales. La elección deberá hacerse siempre tomando debidamente en cuenta su aplicabilidad para el paciente individual y la personalidad del mismo operador. En el sillón dental, por lo general utilizo el método de fijación de la vista y distracción (véase la Pág. 75), ya que he encontrado que es tan rápido como eficiente. Se sienta cómodamente al paciente en el sillón dental y se le fija la vista sobre un punto en el techo o sobre la punta de un lápiz o pluma (la lámpara intraoral es un objeto muy adecuado sobre el cual el sujeto puede fijar la vista). Se sostiene el objeto arriba y ligeramente atrás de los ojos del paciente, de manera que tenga que hacer un esfuerzo pronunciado para mantenerlo a la vista, y lo bastante cerca para que los ojos lo enfoquen en forma convergente (es decir, a unos treinta o cuarenta y cinco centímetros de distancia). Se le pide al paciente que relaje los músculos por completo... que se sienta realmente cómodo en el sillón... y que fije la vista sobre la lámpara. Luego se le dice que cuente quedamente, para sí mismo, desde 300 para atrás. A medida que hace esto, se ie hacen sugestiones en un tono de voz monótono, de creciente pesadez en sus ojos... de pesadez en los párpados... y de una sensación general de lasitud. Estas sugestiones se hacen en un tono de voz monótono, y en un tiempo muy corto, los ojos parecerán enfocare lejos, en la distancia y se pondrán un poco más húmedos de lo normal. Luego comenzarán a temblar un poco los párpados, en cuyo momento las sugestiones de pesadez se hacen con más énfasis, diciéndole al paciente que sus párpados están queriendo cerrarse. .. que los siente cada vez más y más pesados... y que están queriendo cerrarse cada vez más y más. El cierre de los ojos por lo general sigue con rapidez, y puede acelerarse en el momento adecuado con instrucciones de que se duerma. Se le dice entonces al paciente que no querrá abrir los ojos sino hasta el momento en que le ordene hacerlo.

Tanto el método de fijación de la vista, como el de relajamiento progresivo y el de Wolberg de levitación de la mano, son igualmente adecuados, pero ambos requieren más tiempo para la verdadera inducción.

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La técnica de la "moneda que cae" Otro método de inducción sencillo y rápido, favorecido por los cirujanos dentales, es la "técnica de la moneda que cae". Este es otro procedimiento de "fijación de la vista", que emplea el pulgar del paciente como punto para la fijación. También comprende actividad ideomotora en la real apertura de los dedos Quiero que se relaje todo lo posible... no trate de hacer que algo suce da... no trate de impedir tampoco que algo suceda... deje que todo suceda... como quiera suceder. Todo lo que tiene que hacer es seguir mis instrucciones... y encontrará muy fácil que flotará a un estado parecido al sueño... pero aun cuando sus ojos se cierren... y permanezcan cerrados... en realidad no estará dormido. Sabrá todo lo que suceda... pero usted no tendrá el más mínimo deseo de abrir los ojos... hasta que yo le diga. Los podría abrir en cualquier momento... si quisiera... pero - no lo querrá... sencillamente porque no sentirá ningún deseo de abrirlos. Utilizaremos esta moneda. Voy a colocar esta moneda en su mano derecha... y quiero que cierre los dedos suavemente... de manera que cuando le voltee la mano... la moneda no caiga. Ahora... mantenga el brazo recto al frente... al nivel del hombro... y saque el pulgar. Mantenga la vista fija en él... porque quiero que siga estas instrucciones cuidadosamente. Fije la vista en la uña del pulgar... No deje que se separe de ella ni un solo momento. Mientras tiene la vista fija en la uña del pulgar... quiero que ponga mucha atención a sus dedos... y a la moneda... que sostiene suave mente en la palma de la mano. Observe la posición de los dedos con respecto a la moneda... la posición de los dedos con respecto a uno y otro... y a la palma de su mano. Usted puede realmente sentir la moneda... en la palma de la mano... y mientras lo hace... se dará cuenta de un número de sensaciones distintas. Ahora... voy a comenzar a contar lentamente comenzando desde el uno. Cada vez que cuente... sentirá que los dedos se le van aflojando más y más... se le van aflojando más y más. Y a medida que se aflojen... gradualmente se enderezarán hasta up punto en el cual caiga la moneda de su mano... y caiga al piso. Cuando caiga la moneda... será la señal para que sucedan tres cosas.

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Sus ojos se cerrarán... todo su cuerpo se hundirá en el sillón... y usted entrará a un sueño profundo, profundo. Sus ojos pueden llegar a cansarse tanto... por estar mirando la uña de su pulgar... que incluso se pueden cerrar antes de que la moneda caiga al suelo. Si se cierran... magnífico. Limítese a tenerlos cerrados... y cuando caiga la moneda... deje. que todo su cuerpo se hunda cómodamente en el sillón... sin preocuparse por sus ojos que ya están cerrados. Es posible... que mientras cuento... sus ojos comiencen a parpadear. Si es así... déjelos parpadear todo lo que quieran... comenzarán a sen tirse tan pesa4os... que será más cómodo dejar que se cierren por su propia cuenta. UNO... Sus dedos principian a aflojarse... más... y más... y más. Ya no están tocando la palma de su mano... comienzan a abrirse.. . un poquito. DOS... Se aflojan más ... y más ... y más. Sus dedos comienzan a enderezarse... se están abriendo más y más... de manera que ahora la moneda descansa principalmente en los dedos. TRES... Ahora usted puede observar algo de movimiento... en sus de dos... y muy pronto... esa moneda va a caer al piso... incluso más pronto de lo que usted piensa, CUATRO... Está usted haciendo un progreso excelente... sólo continúe relajándose. .. y suéltese, completamente. CINCO... Sus dedos se están enderezando ahora... más... y más... y más. Pronto caerá la moneda... y cuando golpee el piso... déjese caer lánguidamente en el sillón... deje que sus ojos se cierren... y disfrute esa sensación de completo y total relajamiento. SEIS... Lo está haciendo espléndidamente... sólo deje que esos dedos se relajen... más... y más... y más. SIETE... Cada vez que cuente ... sus dedos se aflojan... más y más... enderezándose. .. más y más ... de manera que su mano se abre lentamente... y muy pronto, ahora... esa moneda caerá. (Supóngase que en este momento cae la moneda). Profundamente relajado... profundamente relajado... duerma, muy, muy profundamente.

Se le puede decir al sujeto que haga varias respiraciones profundas... y que con cada respiración que haga... estará más y más profundamente relajado... y más y más profundamente dormido. La hipnosis puede profundizarse con cualquier método que parezca adecuado.

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La inducción de la hipnosis en los niños Una vez que se ha ganado la confianza del niño, la inducción de la hipnosis es relativamente fácil, ya que la mayoría de los niños son muy susceptibles, a menos que sean excepcionalmente tímidos y nerviosos. El prestigio del dentista lo ayudará a establecer un rapport satisfactorio y, en muchos casos, se establecerán sin dificultad las etapas más profundas. La edad exacta del niño no es el factor de más importancia. Lo que importa es si puede retenerse su interés y su atención el tiempo suficiente para que hagan efecto las sugestiones. En consecuencia, el método tendrá que variarse de tiempo en tiempo para que logre su objeto. He encontrado que, a condición de que el niño pueda contar, por lo general tiene mucho éxito una versión modificada del método de fijación de la vista con distracción. Digo al niño que mantenga la vista fija en la luz, y que cuente despacio hasta donde pueda. Cuando haya llegado ahí deberá comenzar nuevamente por el principio y repetir la cuenta. En los más jóvenes, suele ser aconsejable que cuenten en voz alta, ya que esto parece que ayuda mucho. Durante la cuenta, se hacen las sugestiones acostumbradas, adecuadamente modificadas y simplificadas, hasta que cierre los ojos. En realidad esto sucede con mucha rapidez. Si el niño es muy joven, puede instársele a que mantenga la vista fija en la luz o en el espejo dental, con frecuencia la cuenta puede omitirse, ya que la hipnosis suele sobrevenir sólo como resultado de las sugestiones verbales. Técnica de "visualización de imágenes" Algunos dentistas se inclinan a favor de .la técnica de "visualización de imágenes" descrita por Moss, de la cual una efectiva versión es la que sigue: Ahora es el momento de que juguemos juntos... te gustará eso, ¿verdad? Te enseñaré lo que hay que hacer..., y va a ser muy divertido... porque todo lo que tienes que hacer es cerrar los ojos... y fingir que estás dormido. Claro que no vas a estar dormido de veras... pero será muy emocionante...

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porque durante este sueño "fingido" puedes ver cine... televisión... circo... o cualquier cosa que te guste. Entonces ... ponte lo más cómodo posible. . , y luego que estés listo, comienza a fingir. Cierra los ojos. .. y no los vuelvas a abrir sino hasta que yo diga. Ahora, quiero que te imagines que estás en tu casa viendo tu programa de televisión favorito. Yo sólo voy a levantarte la mano... y cuando la l evante... la imagen se hará más precisa y más clara. Mientras más te levante la mano... más clara será la imagen... y mientras más clara sea la imagen... más se levantará tu mano. Ahora... te darás cuenta de que tu codo comienza a doblarse... y que tu mano se mueve hacia tu cara. Y cuando tu mano toque tu cara... la imagen será perfecta. Pero no dejes que tu mano toque tu cara... hasta que ya estés contento con la imagen. Muy bien. Sigue observando la imagen... no la pierdas... y te darás cuenta de que tu mano cae sobre tu rodilla... y cuando lo haga... puedes fingir que estás de veras dormido. Y fíjate que tus músculos han quedado sueltos y flojos. Ahora, con las imágenes de la televisión... siempre tocan música. Ahora escucha la música... y tan pronto puedas oírla.. . comienza a llevar el compás de la música con tu mano o con tu dedo. Sigue observando la televisión... no la pierdas de vista. Mientras estés viendo la imagen... levanta un dedo de tu otra mano... y tenlo levantado. Ahora ya sé que éste es el dedo de la "imagen"... y el otro es el dedo de la "música". ¿Qué es lo que estás mirando? ¿Hay personas o animales... o las dos cosas? En realidad no importa... porque si tú quieres cambiar de canal... lo puedes hacer con mucha facilidad. No pierdas la imagen... ni la música. Y quiero que sepas... que cuando ves la televisión así... puedes sentir cosas... pero eso no te molestará. Hasta puedo darte un pinchazo... como éste... y aunque puedes sentir el pinchazo... no te molesta en absoluto. Está bien... ¿no es así? Ahora voy a trabajar con tus dientes... y aunque puedes sentir que algo está sucediendo... mientras sigas viendo la imagen... y escuchando la música... no te molestará... y de veras no te importará. ¿Está la imagen allí todavía? ¿Está la música allí todavía? Sólo sigue observando... y escuchando.

Los niños tienen una imaginación tan brillante que se podría decir que pasan la mayor parte del tiempo en "un mundo de fantasía". En consecuencia, una técnica de esta naturaleza es completamente natural para ellos. Notará que mientras observan la imagen y escuchan la música, llegan a quedarse completamente relajados y a "kilómetros de distancia", de manera que es muy

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fácil trabajar con ellos. Pueden todavía sentir cosas, pero no les importan o molestan. Para despertar al niño, puede decir que alguien ha apagado la televisión, de manera que ya no sirve de nada seguir fingiendo. Así pues, dígale que deje de fingir ahora, que abra los ojos, y que esté completamente despierto otra vez. Procedimientos para la profundización del trance Por lo general sigo una rutina para la profundización del trance similar a la que ya he descrito. Principio por producir la pesadez seguida por la catalepsia en el brazo (elevando éste y diciendo al paciente que permanecerá en el aire sin ningún esfuerzo consciente de su parte, hasta que se le diga que lo baje). Luego se continúa la profundización mediante la inducción de movimiento automático, sea por la rotación continua de las manos del paciente, una alrededor de la otra, o por un movimiento de vaivén del antebrazo, instruyendo al paciente para que visualice un pedazo de cuerda que está tirando de la mano hacia atrás y hacia adelante. Si estas pruebas tienen éxito, mi técnica de profundización final consiste en la inducción de sueños. Se le pide al paciente que visualice en su mente alguna acción sencilla, tal como la de peinarse el cabello, lavarse la cara, o deshaciendo el nudo de una corbata. Luego se le dice que sueñe que está ejecutando esta sencilla acción, y cuando lo haga, que la actúe mientras se sienta en el sillón. A continuación pueden hacerse pruebas para el sonambulismo. Se le puede decir al paciente que abra los ojos sin despertar del trance, y que se enjuague la boca, y que cuando vuelva a sentarse en el sillón y su cabeza toque el soporte para la cabeza, sus ojos se cerrarán y seguirá en un sueño mucho muy profundo. Si ejecuta esto con éxito, ha logrado la etapa del sonambulismo. En ocasiones pueden ser útiles varias técnicas adicionales de profundización. Se le puede pedir al paciente que se imagine que está bajando en el ascensor de una tienda de departamentos bien conocida. En tanto visualiza su descenso y el ascensor pasa por los varios pisos, se le dice que su sueño es cada vez más y más profundo. Como alternativa, se le puede pedir que imagine que está entrando a una estación subterránea del "Metro" de México (a condición de que en realidad haya visitado--

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y que sube a la escalera eléctrica. Que mientras desciende, su hipnosis será cada vez más y más profunda, hasta que llegue hasta abajo, cuando entrará en un sueño muy profundo. La técnica respiratoria es otro útil agente profundizador que parece trabajar extremadamente bien con muchos pacientes. Se instruye al paciente que aspire profundamente. .. que retenga el aliento por dos segundos ... y que, al espirar, entrará en un trance más profundo. Esto se repite cinco veces, y con frecuencia es completamente dramático observar al paciente profundizar y relajarse, con sus músculos completamente sueltos y fláccidos en tanto aspira y espira profundamente. Procedimientos dentales en los varios niveles de hipnosis Aun cuando el paciente sólo logre una hipnosis ligera, todavía será posible contar con mayor cooperación de su parte y un grado considerable de relajamiento. También se puede esperar que reduzca su ansiedad y temor, e inducir cierto grado de somnolencia y letargo como preparación para la anestesia, sea ésta general o local. Más aún, los esfuerzos hechos por el paciente para tolerar el uso de dentaduras o aparatos de ortodoncia con frecuencia pueden mejorarse. En hipnosis de profundidad media, se puede lograr todo lo anterior aún más fácil y completamente. También pueden producirse grados variables de analgesia, junto con cierto control sobre los desfallecimientos, sangrado y salivación. El ahogo y la náusea, durante la toma de impresiones, también puede reducirse, lo mismo que la obtención de la rigidez del maxilar y del cuello. En hipnosis profunda, además de lo anterior, se puede obtener una analgesia completa y quizá algo de amnesia. Sin embargo, en mi experiencia no es necesario obtener tanto la analgesia como la amnesia en todo sujeto de trance profundo. Puede haber analgesia completa sin amnesia, o viceversa. Desafortunadamente, los fenómenos que pueden producirse a distintos niveles de hipnosis varían considerablemente de paciente a paciente, y es justo decir que ninguna regla general puede formularse respecto a lo que se puede esperar de cualquier individuo.

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El factor tiempo en la hipnosis dental Es mi costumbre no dedicar más de tres sesiones para intentar la inducción de la hipnosis. Si no se alcanza un progreso satisfactorio a los 3 o 5 minutos en cada una de estas ocasiones por separado, considero que el paciente no es adecuado para hipnosis en una práctica activa, ya que por necesidad el tratamiento será tan prolongado como no remunerativo. Deberá tomarse en cuenta que casi todos los pacientes dentales pueden ser ayudados hasta cierto límite por la hipnosis -por lo menos el 90 por ciento- de manera que el uso que de ella haga cada dentista individual en su propia práctica, quizá dependa de la cantidad de tiempo que esté preparado a dedicarle y de si el paciente está muy inclinado a favor de ella y está dispuesto a pagar su tratamiento sobre una base de tiempo. Cuando los dentistas usan la hipnosis por primera vez, pasan muchas horas sin remuneración intentando la aplicación de sus varias fases en odontología, pero la mayoría de quienes han trabajado en este campo por cierto número de años encuentran que ya no es necesario emplear la hipnosis con regularidad, ya que muchos de los pacientes que fueron hipnotizados por primera vez, han adquirido tanta confianza que ya no la necesitan más. Algunos pacientes están interesados en tener un tratamiento hipnótico sólo por la experiencia, y a menos que el dentista pueda ver una verdadera necesidad de ella, tales solicitudes deberán rechazarse con firmeza. Por otra parte, existe un número limitado de pacientes a quienes nunca podríamos tratar sin la ayuda de la hipnosis, usada en alguna de las formas ya mencionadas. Es en tales casos en donde creo que se pueden encontrar los mayores beneficios, ya que estos pacientes pueden ser completamente dóciles al tratamiento si se toma un poco de tiempo y cuidado en su preparación.

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CAPITULO 25

OBSERVACIONES GENERALES SOBRE EL ESTADO HIPNÓTICO SU INDUCCÍÓN, SU PROFUNDÍZACIÓN Y SU UTILIZACIÓN

Como se ha indicado con anterioridad, mi principal objeto al escribir este libro ha sido hacer más inteligible el tema de la hipnosis para el no iniciado, librarla del aura de misticismo que tanto ha impedido su progreso, estimular su interés y fomentar su uso, en especial en el campo de la medicina general. Al hacerlo así, sé que he simplificado el tema en forma deliberada, por lo que parecería apropiado concluir llamando la atención hacia un número de principios y algunas variables de importancia que hasta ahora no han sido mencionados en el texto.

NATURALEZA DEL ESTADO HIPNOTICO Aun cuando las teorías de la "sugestión" y de la "disociación" describen la hipnosis en términos que la hacen más fácil de entender incluso para la mente lega, y tienden así a vencer el prejuicio y el engaño, debo enfatizar enérgicamente el hecho de que la "hipersugestionabilidad" que ocurre, está lejos de ser la esencia del estado hipnótico, que depende principalmente de relaciones inter o intrapersonales. La hipnosis siempre implica una relación entre el hipnólogo y su sujeto, y el trance, cuando es producido por el mismo sujeto bajo la guía e instrucción del hipnólogo, proporciona un medio de comunicación especializado entre ambos. Jay Haley señala que antiguamente, cuando los hipnotizadores acostumbraban dar órdenes autoritarias de "duerma" a un sujeto enteramente pasivo, era inevitable que la situación hipnótica pareciera ser única. En la actualidad, la relación hipnótica ya no puede ser diferenciada de otras clases de relaciones por medios tan obvios. En realidad, puede ser inducido un trance en el curso de una conversación de apariencia casual. Puede

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inducirse en el miembro de un auditorio en tanto el conferencista está hablando al grupo, o incluso en una persona mientras el hipnólogo habla con otra. Bastante sorprendente, el trance puede ser inducido en ocasiones cuando el hipnólogo no hace nada. Así pues, el trance hipnótico está íntimamente conectado con la relación existente entre el hipnólogo y su sujeto, para quien siempre es una experiencia emocional significativa. El hipnólogo asume la responsabilidad de lo que sucede durante el trance. Origina una serie de mensajes, verbales y no verbales, a los cuales el sujeto, siempre que esté dispuesto, responderá. Incluso el prestigio que tiene ante los ojos del sujeto, sólo implica la facilidad con que este último acepta al hipnólogo como la persona responsable del origen de ideas y sugestiones. Erickson siempre ha subrayado la importancia de que se considere a la hipnosis como un proceso continuo de comunicación, y la ha definido en la forma siguiente: Hipnosis es la inducción de estados de conciencia especiales, de carácter circunscrito, de difícil intrusión y dependiente de la experiencia total de la vida del propio sujeto, seleccionados por el sujeto y dirigidos por el hipnólogo. LA INDUCCION DE LA HIPNOSIS La inducción de los estados y fenómenos hipnóticos es, sobre todo, cosa de comunicación de ideas y de la producción de trenes de pensamiento y asociaciones en el sujeto que finalmente conducen a respuestas en el comportamiento. Aun cuando el hipnólogo haga algo al sujeto, o le diga qué hacer y cómo hacerlo, el trance que se produce todavía es el resultado de ideas, asociaciones, procesos mentales y comprensiones que en realidad ya existen en la mente del sujeto y, en consecuencia, meramente se hacen sentir en el propio sujeto. Demasiados terapeutas en el campo de la hipnosis consideran sus propias actividades, sus intenciones y deseos como las fuerzas efectivas, y sin sentido crítico creen que son sus propios enunciados al sujeto los que producen o inician respuestas específicas. No se dan cuenta de que lo que dicen o hacen sólo sirve como medio para estimular o despertar conocimientos o entendimientos pasados en sus sujetos, algunos de los cuales han sido adquiridos conscientemente y otros inconscientemente.

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Erickson considera que la mejor forma de inducir la hipnosis es presentar, en forma casual, y en apariencia permisiva, un cúmulo de ideas al parecer relacionadas, en una forma tal que se mantenga y fije la atención del sujeto, más bien que su vista, o tratando de inducir estados musculares especiales. Se deben hacer toda clase de esfuerzos para dirigir la atención del sujeto a los procesos que tienen lugar en él mismo, a sus propias sensaciones corporales, a sus recuerdos, emociones, pensamientos, sentimientos, ideas, conocimientos pasados y experiencias. Una buena técnica hipnótica, organizada en tal forma, puede ser notablemente efectiva, incluso bajo condiciones de apariencia adversas. También subraya la importancia de aprovechar y utilizar los propios patrones de comportamiento del sujeto, en vez de esperar que se adapte a las propias ideas del hipnólogo. La rigidez en las técnicas hipnóticas hace imposible lograr resultados controlados, y el conocimiento de la variabilidad del comportamiento humano, así como la necesidad de enfrentarlo, deben formar la base de tales técnicas. Se suele poner demasiado énfasis en los factores externos y a las respuestas del sujeto a éstos, en tanto que debería ser adecuadamente puesto en el comportamiento intrapsíquico del individuo. Antes de abandonar el tema de la inducción de la hipnosis, existen dos puntos a los cuales dirigiría su atención, la importancia de los cuales con frecuencia ha sido subestimada. El primero es la "comunicación no verbal" y el segundo es el "intervalo de tiempo". En la hipnosis, la primera tarea y la de más importancia es la de establecer una relación inmediata con el sujeto, para crear la atmósfera adecuada para lograr su plena cooperación. Luego, en el transcurso del subsecuente proceso de inducción, debe recordar que sus ademanes y movimientos del cuerpo pueden tener tanta significancia como lo que en realidad está diciendo. Cuando sugiera el cierre de los ojos, la fuerza de su sugestión puede ser considerablemente reforzada si, simultáneamente, deja que sus propios ojos parpadeen lentamente y se cierren. Asimismo, si usted hace una respiración profunda y deja que su cuerpo se hunda lánguidamente en la silla, cuando da las sugestiones de relajamiento, se dará cuenta de que el efecto resulta muy incrementado. La importancia del "intervalo de tiempo" se ilustra mejor remetiéndonos al método de inducción de "levitación de la mano", en el cual el sujeto observa sus manos y se le dice que uno de sus dedos se moverá. No lo hace de inmediato. Hay un intervalo de tiempo durante el cual el sujeto

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digiere, entiende mentalmente, y por último pone en acción la idea que la ha sido presentada. Demasiados de nosotros tendemos a trabajar con un sujeto hipnótico y, habiéndole dicho que "tal y tal cosas van a suceder", esperamos que cumpla sin demora. Necesita tiempo. En realidad, esta apreciación del tiempo es un factor en sí, y su consideración es de vital importancia en la inducción del trance. Después de todo, si usted fuera a administrar una droga poderosa, se prepararía a esperar un tiempo razonable para que produjera sus efectos. Los requisitos de tiempo pueden variar mucho de un tipo de comportamiento a otro. Un sujeto que desarrolla con rapidez alucinaciones visuales puede requerir mucho más tiempo para crear alucinaciones auditivas. El tiempo también desempeña un papel de importancia en la profundización del trance y en la sugestión terapéutica. La interpolación de pausas y de periodos de silencio de varios minutos de duración entre los pasos sucesivos, facilitará mucho la producción de una profundidad adicional e incrementará la aceptabilidad de la sugestión. Sin embargo, no cometa el error de creer que un sujeto que entra con facilidad a un trance profundo, necesariamente va a permanecer profundamente hipnotizado durante toda la sesión. Esta es una suposición sin fundamento que puede perjudicar seriamente la validez de los resultados del trance. La mayoría de los que hemos experimentado con la hipnosis hemos tenido amplias pruebas del grado 'hasta el cual puede fluctuar la profundidad del trance de vez en cuando, en el curso de una sola sesión.

PROFUNDIZACION DE LA HIPNOSIS Cuando por primera vez se principia a usar la hipnosis, se encontrará que la rutina descrita con anterioridad, la inducción de las respuestas graduadas, ayudará mucho para aumentar la confianza en sí mismo, puesto que puede estimar más o menos el progreso que está logrando. Pero al obtener pericia y experiencia, se encontrará que esto ya no es necesario. Ya no se necesitará producir tales fenómenos, por su incertidumbre respecto a si el paciente ha sido hipnotizad, o no. Estoy en total acuerdo con Ainsle Meares cuando expresa la opinión de que la producción de los fenómenos hipnóticos tiende a estropear el medio ambiente terapéutico. Más aún, rara vez es necesaria una gran profundidad, a menos que se requiera la producción de analgesias

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extensas o el uso de las técnicas hipnoanalíticas más refinadas. Erickson cree que el paciente no debe entrar a una hipnosis más profunda de la necesaria. Señala que algunos pacientes necesitan ir muy profundamente en la hipnosis, en tanto que otros pueden cumplir todo lo que de ellos se requiere en un estado de hipnosis muy ligero. Dice al paciente "Ni usted ni yo sabemos qué grado de hipnosis sea necesario para usted, pero creo que está dispuesto a desarrollar el grado de hipnosis que se requiera de usted para prestar toda su atención a los resultados terapéuticos que necesita." En esta forma el paciente queda en libertad de entrar a un trance ligero, a un trance medio o a un trance profundo, sin darle mayor importancia. Pregunta "¿Por qué debe ir el paciente a mayor profundidad de la necesaria?" Se puede nadar con tanta facilidad en metro y medio de agua que en cincuenta metros, entonces, ¿por qué no dejar que el paciente tenga la misma libertad? Por fortuna, se puede lograr una gran cantidad de trabajo terapéutico útil en los trances ligeros o medios, y en mi propia práctica rara vez he encontrado necesario hacer pruebas de profundidad. UTILIZACION DE LA HIPNOSIS En las aplicaciones terapéuticas de la hipnosis, me agradaría corregir cualquier impresión de que la hipnosis implica no más que la inducción de un estado de trance acompañado por sugestiones de mejoría. Por supuesto, hay mucho más que eso. No importa si se emplean las medidas psicoterapéuticas o hipnoanalíticas más sencillas, la hipnosis siempre es una intensa experiencia emocional de significación para el paciente. Como dice Wolberg con razón, siempre pondrá en movimiento emociones intensas y despertará conflictos latentes, las manifestaciones de los cuales proporcionan indicios para defensas intrapsíquicas operativas. En realidad, ésta es la verdadera esencia del método dinámico por hipnoanálisis, el cual es considerado por muchos hipnoterapeutas como la más valiosa contribución de la hipnosis a la psiquiatría y uno de los pocos métodos realmente efectivos de empleo de la psicoterapia a corto plazo, en vez del más costoso y prolongado psicoanálisis clásico. Sin embargo, esta técnica pertenece más propiamente al campo de la psiquiatría que al de la práctica general.

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Este eBook fue terminado el 2 de Enero de 2011 gracias al generoso apoyo del Consejo Mexicano de Hipnosis Clínica, A.C. Permisos en trámite. Escaneo y trascripción del Dr. Luis David Guzmán Moreno.

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