Hans Urs Von Balthasar

March 13, 2018 | Author: Dámaso Nina Cabañero | Category: Divinity (Academic Discipline), God, Resurrection Of Jesus, Jesus, Trinity
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Hans Urs von Balthasar. Teología de los tres días: El misterio pascual, Encuentro, Madrid 2000, 13-76; 116-119.

Síntesis

Encarnación y Pasión Orientación de la encarnación a la Pasión La muerte parte por la mitad el ser del hombre, tal como Dio lo concibe. Ninguna filosofía es capaz de dar sentido a esta existencia que corre hacia la muerte para construir un todo con sentido. El «sitio» de la acción restauradora, es el lugar mismo de la rotura. Sólo en la muerte se recibe la orientación definitiva, plena. El sentido del hombre no es llevado a cabo definitivamente en la encarnación, sino en el hiato de la muerte. Jesús pasó por esa experiencia: en la identidad del Crucificado y el Resucitado.

La confirmación de la Escritura Los Evangelios son meras introducciones del acontecimiento fundamental: la Pasión. En el AT la orientación global del Pueblo de Israel es una meta trascendente. En Pablo es Jesús es escándalo y necedad, puesto que es debilidad y locura de Dios. En los sinópticos la cruz no es un acontecimiento aislado; sino el acontecimiento al que va encaminada la historia de su vida y por el cual todos tiene su sentido. En Juan, esta marcado el “es preciso”.

La confirmación de la Tradición Punto de coincidencia entre oriente y occidente. Para los Santos Padres, la humanización está ordenada a la cruz. Es más quien dice humanización dice ya cruz, por dos razones: una por que Dios asume la naturaleza humana con la “condición” de mortalidad, de fragilidad, de alienación, de muerte. Y otra el hecho de hacerse hombre es ya abajamiento. Con lo cual se abre una nueva cuestión: la cuestión de la Kénosis.

La Kénosis y la nueva imagen de Dios 2 kénosis: 1º de Dios a hombre, donde abandona la semejanza divina, es decir , la Gloria. 2º de hombre a esclavo. Esta realidad chocó durante siglos con la imagen de Dios que existía. ¿cómo Dios en toda su gloria puede en algún momento dejarla de lado?. No puede «no ser». El origen de estas disquisiciones está en la ausencia de la dimensión trinitaria. Así Dios, sin dejar de ser Dios, libremente y no por necesidad, renuncia a su gloria y se hace hombre. No se aferra a su Hijo, sino que lo entrega y el Espíritu es definido continuamente como el «don» de ambos. Hay por tanto un viraje en la imagen de Dios: éste no es principalmente poder absoluto, sino absoluto amor. No se aferra a su condición sino que se entrega. Los términos pobreza y riqueza se vuelven dialécticos. Desde aquí se puede afirmar, primero que e la cruz aparece la gloria del Hijo y, segundo, que Dios no sólo ha acudido al mundo sino que se ha revelado a sí mismos en su más profunda peculiaridad. 1

Hans Urs von Balthasar. Teología de los tres días: El misterio pascual, Encuentro, Madrid 2000, 13-76; 116-119.

Síntesis

Nuestro tema en la literatura espiritual En los santos padres ha sido un tema esencial en la espiritualidad. Fuente de carisma e inspiración, pero siempre se ha mantenido al margen de la teología oficial, por el riesgo de hacer una teología afectiva o espiritual, excesivamente antropocéntrica. Hoy se trataría de hacer equilibrio a la hora de una profundización teológica que tuviese en cuenta la concreción encarnatoria sin perder el interés teológico resultando historicista, y sin perder la dimensión trinitaria.

La muerte de Dios como fuente de salvación, revelación y teología. El hiato «Sin el Hijo nadie puede ver al Padre»(Jn 1,18). Este momento y este día existe. De igual manera que el hombre cuando muere no puede decir palabra alguna, no manifiesta nada, no comunica nada; así también, el hombre Jesús el día que muere deja de ser palabra de Dios deja de comunicarle a él. La teología del sábado. No consiste tanto en la entrega del Hijo al Padre, sino en que Dios carga sobre sí, lo absolutamente anti-divino, la no comunicación de Dios. Como dice Lutero se oculta revelándose.

La «palabra de la cruz» y su lógica El hecho de la cruz, el punto culmen de la kénosis de Dios, viene a ser un principio insoslayable que en ningún momento se puede dejar de lado. Es el punto donde la paradoja de Dios alcanza su máxima expresión. Por eso Pablo comienza por aferrarse a este hecho; en la debilidad Dios se muestra fuerte, en su locura se muestra su superioridad. Estas paradojas serían absurdas si no apuntaran a algo más grande, la resurrección, que rompe el equilibrio entre el cotidiano desmoronarse del hombre viejo y el cotidiano renovarse del nuevo.

Cruz y filosofía Elaborar una verdad filosófica a partir de hecho teológico expuesto, es algo que no resulta sencillo, más cuando el objeto de la Kénosis es Dios mismo. Aun dejando de lado el pensamiento filosófico cristiano, lo que sale del raciocinio del hombre es bastante ambiguo. Puede ser tomado como filosofía o como teología, dependiendo dónde se ponga el acento. La filosofía si no es desde la fe puede hablar demasiado (por que se permita la palabra y el concepto donde Dios calla) o demasiado poco (por que no es capaz de medir el abismo en que se hunde la Palabra). La filosofía a de despojarse de sí misma si quiere dejar de hablas del ser en abstracto y el hombre terreno (y nada más).

El puente sobre el hiato

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