Hacerse Un Torno Alfarero de Pie
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Hacerse un torno alfarero de pie Este reportaje recoge la experiencia de un artesano de la alfarería que ha hecho de esta actividad su vida y su pasión. Consideramos que la cerámica es una actividad ecológica hoy bien devaluado por el mundo de plástico. Sin embargo, el ceramista, torneaba útiles esenciales para una vida más agradable. El trabajo de darle vueltas al torno se hace desde hace lustros con pequeños motores eléctricos, pero la verdadera magia y arte en la cerámica ecológica está en que funcione con la energía humana. Pau Valverde, cuyo taller está ubicado en la isla de Fuerteventura nos aporta su experiencia en la construcción de un torno alfarero de pie que bautizó como modelo Panamá porqué en este país es donde lo diseñó e utilizó por primera vez. Este es pues un reportaje de tecnología apropiada, pero también sobre el compromiso de un artesano con la Vida. Una impresión Desde la primera vez que vi funcionando un torno eléctrico me llamó mucho la atención el ruido que hacía, no muy fuerte, pero si intenso y profundo. Más adelante, al comenzar a utilizarlo como herramienta de trabajo, lo sufrí. Estar dos horas torneando en una pequeña habitación, en verdad era el hueco de la escalera, te deja en la cabeza un zumbido que tarda en disiparse. En la escuela-taller donde aprendí a tornear, además de una larga ristra de tornos eléctricos, habían dos de pié. Uno enorme, mastodóntico y otro menos. Comparativamente el tamaño entre uno eléctrico y uno de pie es muy grande. Pero eso de utilizar el pie para impulsar el torno, en vez de un motor eléctrico, tenía un punto romántico importante. De vez en cuando me subía a uno de ellos y dándole unas patadas a la rueda jugaba a ser un alfarero tradicional.
El torno de pie visto en posición de trabajo, por la parte inferior y boca abajo. Fotos: Pau Valverde. Primeros pasos con el torno de pie Con el paso de los años, tuve la oportunidad de vivir y trabajar en condiciones muy arcaicas. Lejos de un enchufe, de una fábrica, de una ciudad. Y recordé los tornos de pie de la escuela-taller. Y me acordé de su voluminoso tamaño y de su vaivén desencajado. Fue entonces cuando comencé a pensar como hacer un torno alfarero de pie mejor que los que había conocido y utilizado. Además tenía que ser barato y bueno, (lo de bonito es una cuestión difícil de discernir.) O sea, fácil de construir, de mantener y con tecnología apropiada al lugar de uso. El primer torno que pensé fue para el Taller Comunal de Cerámica de Ducuale Grande, en Nicaragua. Para reducir costes de construcción, de mantenimiento y conseguir que fuera fuerte, se me ocurrió hacerlo inamovible. Esto es, construyendo su estructura de ladrillos pegados con cemento. Y así lo hicimos. Levantamos dos pequeñas paredes laterales y una para el asiento. Sobre las laterales encajamos un tablón donde pasaba la barra de hierro, que se fijaba al suelo y al tablón con sendos rodamientos. Para sentarse una tabla sobre el murito trasero. Después de conocer y probar diferentes formas y maneras de dar impulso al torno de pie, llegué a la conclusión que la mejor forma, por sencilla y económica en todos los sentidos, era el de impulsar la rueda inferior con el pie derecho, sin bielas ni otros artilugios. Una vez puestos en marcha varios robustos tornos de pie, tuve la oportunidad de encontrarme con una persona y en un lugar que me planteaba un nuevo reto: pensar y hacer un torno de pie nómada. Es decir, poco voluminoso, de fácil transporte, desmontable, pero robusto y compacto. (En esta ocasión si que tenia acceso a enchufes y demás.)
Detalles del torno de pie: a la izquierda, detalle del cojinete inferior; en el centro, detalle del cojinete superior del plato y a la derecha el reposapiés. Fotos: Pau Valverde. Génesis de la pirámide del torno de pie Panamá.
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Cada persona es un lugar. Y el lugar hace a la persona en una medida importante. Normalmente para tornear bien lo más importante no es la velocidad, si no la potencia de arrastre. Es por ello que cuando mayor, y más pesada, sea la rueda inferior del torno, más tiempo estará dando vueltas y a mayor potencia. También hay que tener en cuenta, que cuanto más pesada sea esta rueda mayor esfuerzo físico de la pierna tendremos que hacer. (Y hay que guardar fuerzas para brazos y manos.) Fue en Panamá donde me acordé que alguien me dijo cuando era pequeño, que la pirámide era la estructura más estable y menos voluminosa. Mi experiencia con los tornos de pie conocidos, era que tenían la tendencia al desajuste estructural, sobre todo los de madera, y que ocupaban un enorme espacio allá donde se ubicasen, sobre todo comparado con los eléctricos, que lo mejor que tienen es su reducido tamaño. Así pues, para empezar tenía dos cosas claras: estru ctura piramidal de d e m etal soldado. Luego fue cuestión de dibujar bocetos y de tomar medidas ergonómicas. Las más importantes son la distancia entre el plato y la rueda, el eje, y que el sillín esté a la misma altura que el plato. Una vez pensado y dibujado el prototipo, lo llevamos a un taller de metalistería, explicándoles lo que necesitábamos. Tuvimos que hacerle algunos ajustes en las alturas de los estribos y el sillín, pero enseguida quedó dando vueltas lleno de barro tropical.¡Y funcionaba!
Las manos del alfarero dando útil forma al barro. Foto: Carlos de Saa Juego de pies sobre el torno. El uso es la experiencia, y hay quien dice que así se llega a la ciencia. (Probando, probando...) La primera experiencia con el torno alfarero de pie “Panamá”, que así me gusta llamarlo, fue aprender a darle velocidad a la rueda. (Y esto sin romperme la espinilla de la pierna derecha.) Al tercer morado se nos ocurrió cubrir con esponja la pata con la que se encontraba, de vez en cuando, de forma violenta, la pierna. Con el tiempo ya no se acercaba tanto y quitamos la protección. La mayor velocidad-potencia se consigue arrastrando con la punta del pie la rueda lo más cerca posible del eje, doblando un poco el pie hacia adentro. No debemos golpearla, si no empujarla, animándola a que gire alegre y despreocupada. (Si le damos golpes con el pie se enfada, tornándose lenta y pesada.) Otra cuestión a tener en cuenta con la rueda, es que no le gusta bañarse, como a los gatos, ni que le caiga barbotina ni trozos de barro húmedo, pues entonces se torna resbaladiza, viscosa, difícil de manejar. Para mejorar la adherencia entre el calzado y la rueda, y así conseguir con menos esfuerzos mayores resultados, se nos ocurrió cubrir la superficie de la rueda con caucho reutilizado de una cámara de rueda de coche. La rueda del torno la hicimos con las dos tapas de una bobina pequeña de cable eléctrico. Para sentarse utilizamos un sillín de bicicleta.
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Un comentario ya tradicional que me hacen las personas al verme tornear impulsando el torno de pie, es que si no me canso mucho. Los primeros días sí, pero después ya no. Como todo, es agarrarle el hábito y dejarse ir, al igual que la bicicleta. (Si se van a tornear muchas horas al día/semana, mejor utilizar uno eléctrico, o moldes...) Otra cuestión a tener en cuenta es la proporcionalidad entre los kilos a tornear de una sola vez y el esfuerzo que para ello se requiere, sobre todo para centrar y abrir la pella. (Hasta 5 Kg. Se trabaja bien, luego se hace mas cuesta arriba. Pero no torneo mas de dos piezas de mas de 5 Kg. al año.) Despiece del torno (Dibujo)
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Ficha de construcción del torno de pie Panamá. •1 Triángulo inferior soldado: 100x100x100 cm. (Cuadradillo de 4x4 cm) •3 Patas: 83 cm (Cuadradillo de 3.5x3.5 cm) •2 Estribos: 10 cm (Cuadradillo de 4x4 cm) •1 Eje sillín: 30 cm (Cuadradillo de 4x4 cm) •1 Sillín bicicleta. •1 Rueda de madera: 80x9 cm. •2 Platinas triangulares: 40x40x40 cm. •1 Eje central. 90x2 cm (Macizo) •1 Triángulo superior soldado: 20x20x20 cm (Cuadradillo 4x4 cm) •2 Cojinetes con camiseta. •1 Plato: 28x0.5 cm. •1 Soporte cuenco agua. •4 Tornillos cojinetes. •6 Tornillos patas. •10 Tornillos fijaciones. Dibujos, fotos y medidas de nuestro torno
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Textos y fotos sacados de varios libros Los tornos se presentan en muchas variedades. Desgraciadamente la popularización de la cerámica al torno, ha dado lugar a la fabricación de algunos tornos malos. La compra de un torno debe por ello enfocarse tan cuidadosamente como la compra de un coche. Si se compra adecuadamente un torno, puede considerarse como una inversión para toda la vida. La elección depende por lo tanto no de habilidades actuales sino de los planes futuros. Se pueden agrupar los tornos disponibles en la actualidad en tornos de pedales, tornos de volante y tornos eléctricos de velocidad variable Los tornos de pedal deben eliminarse porque el ceramista ha de estar en constante movimiento impulsando un pedal en el lado con un pie, mientras mantiene quieta la parte superior del cuerpo.
Torno a pedal Diccionario ilustrado de alfarería práctica – Robert Fournier Los tornos de volante consisten en un pesado volante que es impulsado con el pie, un árbol que transfiere este movimiento a la cabeza de rueda y un robusto armazón de madera o metal. El ceramista pone primero en movimiento el volante, luego tornea mientras el impulso del pesado volante lo mantiene en marcha. Cuando la rueda disminuye de velocidad, se impulsa de nuevo el volante y se vuelve a reemprender el torneado. El torneado y la impulsión nunca se hacen al mismo tiempo.
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Pie impulsando la rueda del torno, con apoyo para el otro pie. Cerámica popular española – J. Llorens Artigas y J. Corredor-Matheos Los tornos de volante pueden comprarse en forma de kit, ya que su mecanismo es muy simple, o pueden diseñarse y construirse con piezas de otras máquinas. Un eje de automóvil es un árbol perfecto, el volante puede ser de hormigón moldeado o un bastidor de madera, lleno con arena o ladrillos, y la cabeza del torno (y los rodamientos) pueden comprarse separadamente. Las ventajas del torno de volante, son el absoluto control sobre la velocidad, especialmente cuando se desea ir muy lentamente. Tiene un funcionamiento uniforme, un costo razonable y la sencillez del diseño; su mejor uso es para hacer vasijas de tamaño pequeño y mediano.
Alfarero en torno de pie. Cerámica popular española – J. Llorens Artigas y J. Corredor-matheos Las desventajas son que es difícil tornear vasijas grandes, especialmente las altas. La energía gastada en impulsar la rueda todo el día es considerable; este problema puede eliminarse utilizando un torno de volante con un motor que puede acoplarse al volante para darle impulso. La desventaja de un torno de volante motorizado es que el aumento repentino de la velocidad puede descentrar la vasija La mayoría de los tornos eléctricos son más pequeños y lijeros que los tornos de volante. La cabeza del torno puede girar libremente incluso cuando el motor no gire, y puede disponerse de tal manera que uno pude abarcarla entre sus piernas. El recogedor de salpicaduras puede desmontarse fácilmente (en algunos casos) para la limpieza y en caso de que estorbe en el trabajo. La gama de velocidades debe siempre ir de 0 a 160 ó 200 revoluciones por minuto, y debe ser variable de forma continua en toda la gama Según la potencia del motor, un torno eléctrico puede hacer girar hasta 50 kgs de arcilla. La transmisión de la fuerza desde el motor a la cabeza de la rueda, puede hacerse por correas, conos o un reductor de tornillo sin fin, siendo este último el más fiable. El control de velocidades más corriente trabaja controlando el voltaje. Algunos controles de velocidades son mecánicos, sobre tales tornos, asegúrese de que las partes mecánicas son tan sencillas como sea posible y bien hechas, de manera que no resbalen ni se atasquen. El control de velocidad debe ser siempre operado con el pie, de manera que las manos quedan libres para
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El torno sobre el cual el alfarero moldea sus vasijas huecas es uno de los ingenios más originales e íntimos que ha inventado el ser humano. No existe nada comparable en ningún otro oficio. El metal, la madera, la fibra y el vidrio no responden tan dócilmente como la arcilla al tacto del artesano. Se sabe que el torno de alfarero ya existía en Egipto en los albores de la historia escrita, y en China y Europa se remonta por lo menos al año 2000 a. de J.C. la opinión más difundida es la de que tuvo su origen en algún lugar del Próximo Oriente, y que desde allí se propagó a otras regiones. Los dibujos anejos ilustran unos cuantos de los numerosos tipos existentes. En síntesis todos estos tornos consisten en una rueda principal o plato, que gira a considerable velocidad y muy suavemente, y que es accionada con la mano, con el pie o con un mecanismo. El impulso se obtiene mediante una rueda motriz muy pesada o un volante. En algunos casos el eje o árbol está sujeto al plato y gira dentro de una cavidad que tiene en la base; en otros casos, la cavidad se halla en el centro de un árbol hueco, inserto en la parte inferior de la rueda principal o plato, y el eje está fijo en el suelo. Este último tipo es muy común en Oriente y el anterior en Occidente. El primitivo torno de pie se hace girar mediante la acción directa del pie desnudo sobre el volante, pero el tipo más evolucionado posee una manivela en el eje de hierro, provista de un pedal.
Torno de pie de Normandia Manual del ceramista – Bernard Leach
Torno de St. Ives Manual del ceramista – Bernard Leach
Torno a pedal – Diccionario ilustrado de alfarería práctica – Robert Fournier Antes del advenimiento de los tornos mecánicos, la ru eda del torno se hacía girar tam bién por medio de una correa conectada a una gran rueda separada, que un ayudante hacía girar a mano. Actualmente el movimiento de los mejores tornos mecánicos está producido por la fricción de dos conos, invertidos de tal manera, que la alteración del ángulo de uno determina el punto de contacto y, en consecuencia, la velocidad del torno. El torno corriente de mano de China y Japón tiene una cabeza de madera ancha y pesada con cuatro muescas cerca de su circunferencia. Cuando el impulso disminuye, el alfarero introduce diestramente un bastón corto en una de estas muescas y hace dar con energía media docena de vueltas al torno. Este
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cuerpo y la cabeza quietos mientras hace formas delicadas, y especialmente mientras pule las bases de la vasijas. El torno más curioso de todos es uno que se emplea en Egipto y Siria y que está colocado en un ángulo inclinado hacia fuera respecto del alfarero; sin embargo, con tornos de este tipo se hacen vasijas de gran tamaño (tengo entendido que tornos similares se encuentran también en la Selva Negra). Un buen torno mecánico con fácil control de la velocidad y movimiento suave, permite que el alfarero acometa obras de gran tamaño, pero para el taller artesano y el estudio, un torno de pie, bien proporcionado y de construcción sólida, resultará más que suficiente. Es importante que el volante tenga un tamaño y un peso adecuados, y que las proporciones de la manivela y la barra permitan extender bien la pierna sin tener que ladear el cuerpo. El armazón debe mantenerse rígido a las máximas velocidades. Por este motivo es desaconsejable construirse un torno sin contar con planos y especificaciones. Es preferible que un carpintero y un herrero de la localidad copien un antiguo torno accionado con el pie, de cualquier tipo que haya resultado válido para otras generaciones de alfareros. Se encuentran tornos en el mercado que a veces alguien consigue vender a algún desdichado estudiante, y que en realidad no pasan de ser simples juguetes. Los tornos accionados con el pie, desprovistos de asiento, tampoco son apropiados, pero sorprende ver con qué frecuencia se encuentran en escuelas de artes plásticas. El asiento tiene que estar al mismo nivel del plato del torno y cerca de éste para poder trabajar con comodidad.
Torno Alemán – Manual del ceramista – Bernard leach Este texto se ha sacado del libro: Manual del ceramista – Bernard Leach
http://www.ceramicakoan.com/
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