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January 2, 2017 | Author: El Trujaman | Category: N/A
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ESPANA FRENTE A EUROPA GUSTAVO BUENO

EDITORIAL

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Gustavo Bueno (Santo Domingo de la Calzada, La Rioja, 1924) estudió en las Universidades de Zaragoza y Madrid. Tras realizar su tesis doctoralcorno becario del CSIC, obtiene, en ;---1% c 1949, una cátedra de vida docente en el Insti- : $-zZ --

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pasa a ocupar la cátedra de Filosofía de l a s s = Universidad de Oviedo, donde en la actuali- -- . --es catedrático hon^rífico. Es fundador y -.& - &-dad =- - --director de la revista de filosofía El Basilisco. -sg .-

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Creador de uno de los sistemas filosóficos más sólidos, coherentes y profundos del presente, el materialismo filosófico,desta an en su obra Ensayos matmiulistas ( 1972), El nimal divino ( 1985), Primer ensayo sobre las categorias d.e las «Ciencias Politicas» (1991), Teoria del cierre categorial(1992) y El mito de la cultura (1996). Se conoce como ~ ~ ~ l < acialu iulal QT'I'B).La Monarqiiía hispánica, es decir, ei Imperio español ((realmente existente)), reforzará :-a unidad de Cspafia, delitro de su nueva identidad. Todas sus pnrtcs termií~a~ári integrándose y coilesionáilaose e a función, precisamente, de las nuevas empresas imperiales (por tanto, tainbién itnperialistas, colonialistas) qiie terminaron por ser comunes. A medida ~ G 12 P identidad imf~eriui (imperialista) vuelva a quebrarse a lo largo del siglo xix, la uizidad dc Españs comenzará tambiién a presentar aiai'maíiíes síritomas de fmcttnra. Según esto, la unidad entre los piieblos de España, en su sentido ^_&¿.rico eslriefo, estay2 de:erminada por su pacadc, inchj~cndo;-a este concepto el pasado visigótico, el pasado romano y aún el pasado prerromano. Es una unidad marcada por su origen, una unidad sinalógica, que no implica sin embargo la uniformidad isológica omnímoda entre sus partes. Corno los herácliclas, tal como los entendió Plotino, los diversos pueblos de España forman una misma familia, no tanto porque se parezcan entre sí; cuanto poi-qtue proceden de rtn mismo trn?lrn.Y,en n1~estl-o

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~ s ~ a frente ñ a a E~ropa

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caso, por algo más: porque los miembros resultantes de ese tronco han estado obligados a con-vivir (el conflicto es una de las formas más genuinas de la con-vivencia) para defenderse de terceros competidores o enemigos, que ainenazaban su supervivencia como pueblos y que ponían de manifiesto que entre ellos,y en medio de sus diferencias,resultaba haber más afinidades e intereses comunes que las afinidades e intereses que eventualmente cada pueblo pudiera tener con otros pueblos de su entorno. En la confluencia de estas afinidades o intereses hubo de operar el ortograma -el ortograma imperialista- que, de algún modo, debió afectar, aunque de distinta manera, a los diferentes pueblos o a los diferentes 1-einospeninsulares: a Alfonso 11 y a Alfonso 111, a Alfonso VI y a Alfonso VII, a Jaime 1 y a Pedro 111. En el ejercicio de este ortograma habría ido conformándose la unidad característica de la sociedad española histórica. Una unidad que no era, desde luego (hasta el siglo xrx) la unidad característica propia de una nación política, en el sentido estricto de la nación-estado,pero tampoco la unidad de un mero conglomerado de ((nacionesétnicas»yuxtapuestas. En una primera fase (que comprende el largo intervalo que se extiende entre los siglos VIII y xv) la unidad política de esta sociedad española Iiabría sido la propia de una koinonia de pueblos, naciones étnicas o reinos que se encontraban participando, incluso «por encima de su voluntad))y obligados por las circunstancias de sil entorno, de un proceso sostenido de expansión global de signo inequívocamente «imperialista)). En una segunda fase (que comprenderá el final del siglo xv y los siglos xvr, XVII y xvn~)y como consecuencia del desbordamiento peninsular que su mismo imperialismo constitutivo habría determinado, la unidad de la sociedad española comienza a tomar la forma de una nación. Pero no propiamente la forma de una nación en el sentido político estricto de este término (incurren en grave anacronismo quienes así lo afirman) sino la de una nación en sentido étnico ampliado o reflejo, un sentido percibido, ante todo, por los reinos o provincias extrapeninsulares de Europa, de Asia o de Ultramar. La «nación española))comenzó a pet-filarse en el mundo moderno como una refundición, &S o menos profunda, de las diversas naciones étnicas peninsulares, una refundición vaciada en el molde del

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entorno peninnilar (Francia,Inglaterra, etc.), y que mantei-idría su significado «geográfico»(geográfico-l-iumario) antes cpie un significado político. En una tercera fase (que comprende los siglos XIX y m) la ilación española, en su sentido geográfico-humano,experinientará su metamorfosis en sació= ~ o l h i c aestricta. ínetamoifosis qire le coí?fet-irá11113 L ~ U C V ~ I I ~ ~ A ~ A ilnl-.4-A 4se r V ~ L VC-.----AL L L L ~ L L L L V ea e! seno de 17 ciialéctico ct.!~L a disma ideatidad qnt: Espúnú h~bir>fa aicarizado como iniperio universal -* al po-nyectt! de confer~ra bspafia rtna meva identidad europea no garantiza, sin en-ibdrgo, la permanencia de su unidad. Si, por ejeinplo, Europa llegara a organizarse co111o una «E~isopade piieblos))soberanos (irlandeses. Isretories,catalai~es, lombados,v~.scos.. .), la iiiiidad de España psdiia disoberse eil eYd mevz identidad e~iropca,a ia riianera como ei térinino tnedio dei silogismo que permitió la unión de! término meilor y dc? íli_ajTor tampoco podrii. eiiti'lr en o! ccnclcsiSr,.P2g~:ios «sobernn;stas» de nuestros días esperan que a! integrarse su Comr.nidad A~rónoma disectamente en la Unión Europea podrán libcsar a sti pueblo de su coridición cie «parte de Espafia)),sin perjuicio de poder restablecer sus rcla,.;nse alejará de !a escala m::nicipal, desde !a cual sc tiende 2 coricebir a la Humanidad como un conjunto de ciiidadanos perteneciente, no ya tanto a una Cosn;l.ipoLisGnica, sino al conj.ijunto que en el futuro -se supone- comprenderá a todas las ciudades libres y a~ztónotnas. Sin emí~irgn, lao: i-;ni&&~ tlri!izxi~s pvr esta fiLizci& de i&xti&ad tenderán, otras m1.1cha.s veces, a acogerse,ssbre todo, a paráir,e::vs antropológicos, o psicológicos (por ejemplo, «inclividuo»,«persona»,etc.). Yi ir,ter'n,aciot~zlis,i,=, que figuraba en !as baiideias aíiafqiiiskas dt:id España de Fernando Garrido, se fundaba, sobre todo5en rrn ideal de fraternidad universal sobreañadido a tina concepción distribiltivista de h Humanidad, corno conjunto de todos los individuos humanos. Es obvio que, en este modelo, la icfentidad de España, corno entidad política, desaparece enteramente en el límite, extinguiéndose jiintamente con la extincion de cualquier otro tipo de organización política. La Historia de España, por ejemplo, dejará tIe considerarse signficativa para constit~~ir la identidad de unos piieblos cuya vida profunda pretenda trasladarse a la intmhi.slwic;r:(Unamtrnn). Un tal pr~j7erto& extinción de cualquier tipo de superestructura política habrá de considerarse, en cualcyLiiercaso, comv una ~ l t r i í i ~ t ifilosófica, \j.~ puesiu quc eiia sc abre paso al poner en juego la Idea de Humanidad o Géne~wHumano. Esta alternativa filosófica está contenida, en cua!quier caso, en el propic prhcipio del federalisnlo radical; en la medida en que éste mantenga su recurren-

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España frente a E u ~ o p a

2 Qué es España? Dtferentes modos de pensar sic zdentidad

cia; es deciq en la medida en que él no se detenga en Europa, o en cualquier otra ((totalidadintermedia)).Frente al despolbmo (que será vinculado siempre a las grandes organizaciones políticas) federalismo: pero un fedeialismo que tiene como límite la unidad del ((GéneroHumano))como conjunto de todos sus individuos: «por esto, al paso que la Monarquía Universal ha sido siempre un sueño, van preparando sin cesar la federación universal, la razón y la historia)),decía Pi y Marga11 (Las Nacionalidades, pág. 115). Sin embargo, la propuesta de extinción total de la identidad política (y también histórica) de España que esta modulación distribucionista entraña no habsía de cofifi~ndissecon el nihilismo de cualquier forma de identidad hispánica. Por el contrario, la perspectiva distribucionista contiene también, entre sus alternativas, la posibilidad de reivindicar una peculiar forma de esa identidad española (aniquilada en el terreno de la historia o de la política) al menos en el terreno de la Antropología. Esto ocurrirá si a la expresión «cultura hispánica))se le co&ere un significado en el conjunto de un Género Humano que, tras la extinción del Estado y el «finde la historia)),no por elio hubiera tenido que alcanzar la condición de homogetieidad absoluta. Una humanidad liberada de toda reliquia del despotismo, una humanidad que hubiese licenciado a todos sus ejércitos y policías, en la que la «administraciónde las cosas))ocuparía el lugar de la ((administraciónde las personas)),e11 la que las diferencias entre las clases sociales hubiera alcanzado su valor cero, ¿no podría mantener diferencias de color o de sonido, diferencias culturales, abiertas al «disfrute»de todos los hombres? El «finde la Historia))nos devolvería, en realidad, a una situación comparable a la de sus orígenes, a pesar de ser diametralmente opuesta. Porque si, en los orígenes, los griipos humanos (como supone la Prehistoria «armonista»)desarrollaban sus variadas fosmas de vida en una pacífica coexistencia (en la medida en que las «tierras de nadie))lo permitían), en el «finde la Historia))los grupos humanos, las culturas, plenamente interconectadas, podrán desplegarse también cobijadas en la «Paz universal».Ydentro de esta paz, la cidentidad de la cultura hispánica))podría brillar, entre otras, indefinidamente y aun desarrollar todas sus potencialidades. No es mi propósito, en este momento, encarecer o ridiculizar este

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España fiente n Etwopa

2 Q x É es Espana? DiJerentes modos de pensa7- sil identidad

marco «anarquista»en el que pudiera, sin embargo, subsistir una identidad española. Se trata sólo de exponer las diferentes modulaciones posibles de la identidad de lispzfia sin entrar eíi la cuestión de su vedad, de su realidad, o de su viabilidad. Iinporta subrayar, en cambio, que estos niodos de entender la identidad, por metafísicos o utópicos que parezcan, vuelven hoy a inspirar poderosos movimienios ideo!ógicos de !a 1h:^-r.l:-.t.rc . . ...,.. .,. c
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