Guión para Semana Santa

March 28, 2024 | Author: Anonymous | Category: N/A
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GUIÓN PARA SEMANA SANTA La Semana Santa es para el mundo cristiano, la Pascua del paso de Jesucristo de la muerte a la vida y la más importante de sus fiestas religiosas. Sabiendo que la pascua significa el arrepentirnos de nuestros pecados, el tratar de ser mejores, el acercarnos a Jesús. Nosotros la promoción 2018, quiere escenificar la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Hermanos, no queremos que interpreten esta escenificación como un simple teatro. No es para detallar la vestimenta, las expresiones, el escenario, sino para que en nuestro interior, meditemos seriamente sobre nuestro compromiso, con la Iglesia, Jesús el Salvador. Y nuestros propios hermanos, que muchos de ellos viven la repetición del camino de la cruz y dejamos que pasen ante nuestros ojos sin querer darnos cuenta.

Escena: LA ÚLTIMA CENA  NARRADOR: Jesús y sus discípulos se hallaban reunidos en el salón que le habían preparado. Jesús ocupo la silla del centro. Juan, el discípulo favorito y de corazón generoso, se sentó a su derecha. Al lado de Juan se sentaron, Santiago el anciano, Andrés, Bartolomé, Santiago el menor y Judas Iscariote. A la parte opuesta se sentaron junto a Jesús, Judas Tadeo, Mateo, Felipe, Simón, Tomás y Pedro. Sentados todos, comenzó la Santa Cena, el futuro mártir estaba triste. De vez en cuando su dolorosa mirada se fijaba con amorosa dulzura en aquel puñado de seres que tanto debían padecer por él. Judas no apartaba su mirada del plato, tenebrosos de encontrarse con la mirada de su maestro. Por fin Jesús exhalo un doloroso suspiro y rompió el silencio diciendo:  JESÚS: En verdad les digo que uno de ustedes me ha de entregar.  NARRADOR: Los discípulos se miraron los unos a los otros, manifestando el asombro que les causaban las palabras de su Maestro. Aquellas miradas, llenas de profunda tristeza, de universal asombro eran muda preguntas que se dirigían. Aquellos corazones puros no podían comprender tal maldad. ¡Vender a Cristo!, ¡vender a su Maestro!... Era posible, Juan fue el primero que se levantó y dijo:  JUAN: Maestro, ¿Seré yo por desgracia ese miserable que tú dices?  NARRADOR: Jesús respondió sencillamente:  JESÚS: Tú, no eres.  NARRADOR: Después preguntó Pedro:  PEDRO: ¿Soy yo acaso? ¿Acaso me cabe a mí esta desgracia? ¿Seré yo ese infame?  NARRADOR: Judas hundido en su venganza, comía y callaba, Jesús continuó:  JESÚS: El que mete conmigo la mano en el plato ese es el que me entregará.  NARRADOR: Jesús contempló un momento la turbación del traidor y el asombro de los leales, y dijo su bondad nunca desmentida:  JESÚS: El hijo del hombre ha de ser entregado, como está escrito; pero hay de aquel por quien seré entregado; ¡más le valiera no haber nacido!  NARRADOR: Todas las miradas se fijaron en el traidor Judas, porque era el único que no había dirigido ninguna pregunta a Jesús. El Iscariote conoció que era preciso decir algo que dejara satisfechas aquellas miradas que encerraban una reconvención muda. Revestiose la serenidad e incorporándose sobre la mesa preguntó con voz entera:  JUDAS: ¿Soy yo por ventura, Maestro?  NARRADOR: El nazareno detuvo un momento su dulce mirada en la ceñuda y amenazadora frente de su discípulo. En sus ojos dulces y amorosos apareció una lágrima con una voz resonó hasta en lo más recóndito de las almas de sus discípulos, dijo sencillamente:  JESÚS: Tú lo has dicho, Judas tú eres.  NARRADOR: Y Jesús entregó al traidor un trozo de pan, símbolo de la reconciliaron. Entonces Judas arrojándolo con fuerza al suelo. Salió precipitadamente de la sala, arrancándose los cabellos y gritando:  JUDAS: ¡Soy un miserable! ¡Soy un miserable! ¡Soy un miserable!  NARRADOR: Hubo un momento de pausa. Aquella escena conmovió a los discípulos. Jesús tranquilo, y olvidando el peligro que le anunciaba la rabia de Judas, partió el pan y distribuyéndole entre sus discípulos les dijo:  JESÚS: Tomad y comed esto es mi cuerpo.  NARRADOR: Después Jesús tomo el cáliz, aplicó a él sus labios y lo entregó a los discípulos diciendo:  JESÚS: Tomad y bebed todos de él porque esta es mi sangre del nuevo testamento que será derramada para el perdón de los pecados.  NARRADOR: Los discípulos bebieron. Cuando terminaron Jesús hizo una segunda libación, ofreciéndoles después el cáliz a sus discípulos. Jesús entonces salió de la mesa, se encaminó con paso tranquilo a un extremo de la sala en donde observó una toalla de lienzo, dos ánforas de cobre y un lebrillo del mismo metal. El nazareno se acercó a Pedro, y dijo:  JESÚS: Amado Pedro, voy a lavarte los pies.  NARRADOR: Pedro le contestó:  PEDRO: ¿Qué tú me vas a lavar los pies, maestro…?  NARRADOR: y Jesús le contestó:  JESÚS: Cuando el Espíritu Santo, mande la luz de la inteligencia sabrás porque hago esto. El que no me obedezca será excluido del número de mis ovejas.  NARRADOR: Pedro, que amaba a Jesús entrañablemente, se dejó lavar los pies, Jesús lavó uno por uno los pies de sus discípulos. Luego, dejando el lienzo en su sitio y colocando su manto sobre sus hombros, volvió a sentarse en la mesa y dijo de este modo:  JESÚS: Amados míos, lo que yo he hecho con ustedes deben de hacerlo con sus hermanos para ganar el reino de los cielos. En verdad les digo: el ciervo no es mayor que su señor ni el enviado es mayor que aquel que lo envió; si haces esto comprenderás la necesidad que tiene el hombre de humillarse ante sus semejantes por pequeños que sean, bienaventurados sean si así lo hacen. Hijos míos, aún permaneceré algunas horas con ustedes; más luego me buscaran y no me encontrarán, porque donde yo voy ustedes no pueden venir. Un mandamiento nuevo les doy, no lo olviden nunca: ámense unos a los otros como yo los he amado. No separen de su corazón la caridad, que en eso los conoceré desde arriba por mis discípulos jamás permitan la entrada en sus corazones a la avaricia, traten a los demás como quieres que ellos te traten, sean siempre hermanos todos.  NARRADOR: Jesús se detuvo, inclino su radioso frente sobre el pecho y un suspiro se escapó de sus labios. Pedro cuyo carácter era noble e impetuoso no estaba conforme con la separación que acababa de anunciarle su maestro, aprovechando aquella corta pausa, exclamó:  PEDRO: Señor has dicho que donde tú vas no puedo seguirte. ¿Por qué no puedo seguirte yo? Mi vida es tuya, dispón de ella, no creas que temo al peligro ¿Qué mayor gloria que morir por ti?  NARRADOR: Jesús contempló con amorosa mirada a Pedro y le dijo, enviándole una sonrisa llena de ternura.  JESÚS: ¿Qué tu vida darás por mí? En verdad te digo que no cantará el gallo esta noche sin que me hayas negado tres veces. La paz les dejo y la paz les doy. Todos ustedes amados discípulos, padecerán mucho está noche porque está escrito: mi muerte está cercana pero cuando resucite les enseñaré el camino.  NARRADOR: La tristeza de los discípulos era inmensa, Jesús padre amoroso veía aproximarse el instante terrible de la separación y las lágrimas asomaban a sus ojos. Por fin un esfuerzo y, levantándose del lecho dijo a sus discípulos con voz entera:  JESÚS: Vamos, la hora se aproxima… Escena: EL MONTE DE LOS OLIVOS

 NARRADOR: Jesús y sus discípulos salieron de Jerusalén, tomaron el angosto sendero que conduce al monte de los olivos. Serían las diez de la noche. El viento soplaba frío, impetuoso, como bronco lamento de la naturaleza, quebrándose en las rocas del valle de los cedros. Los búhos entonaban su letríco canto desde el sepulcro de los profetas. La luna triste y pálida como nunca. Habían caminado como unos mil pasos, Jesús se detuvo delante , entonces dijo:  JESÚS: Simón, Bartolomé, Tadeo, Felipe, Tomás, Andrés, Mateo , Santiago, Pedro, Santiago el mayor y Juan, quédense aquí, yo voy a orar allí. (y extendió el brazo en dirección del monte). Velen y oren a fin de no caer en tentación.  NARRADOR: Jesús oraba con la frente hundida. Después de un tiempo un rayo se abrió como para dar paso a las palabras del futuro mártir. Un rayo de luz esplendorosa descendió de los cielos. Aquella luz baño con sus divinos rayos el cuerpo de Jesús, que permanecía orando. Aquel rayo de luz celestial lleno de valor el corazón de Jesús. Se puso en pie y dijo con un acento tranquilo:  JESÚS: Cúmplase lo que de arriba emana: estoy dispuesto.  NARRADOR: En la frente de Jesús brotó una gota de sudor aquella gota era roja, el nazareno estaba sudando sangre, alzo los ojos al cielo y juntando las manos en ademan suplicante murmuró esta frase:  JESÚS:¡Dios mío, cúmplase tu voluntad señor! ¡Hágase como deseas!  UNA VOZ SONORA: Jerusalén, Jerusalén, prepárate a presenciar la muerte del justo. Su dolor será inmenso, su agonía dolorosa, su agonía dolorosa, su muerte cruel, pero su sangre purificará el género humano.  NARRADOR: Jesús callo de rodillas y se puso a orar. Una tercera gota de sudor de sangre mancho su frente. En eso aparece un ángel le dice:  ÁNGEL: Jesús, tú eres el Hijo Amado de Dios, eres el único capaz de salvarlos a todos, adelante, sabes que el Padre no te abandonará, no te dejará caer.  NARRADOR: Jesús escucha las palabras del ángel, quien lentamente desaparece; en eso Jesús siente que los se acercan los guardias… y el jefe de éstos se encuentra con Judas, y le dice:  GUARDIA: ¿Dónde está tu maestro?  JUDAS: ¡Es aquel a quien yo besaré, Seguime!  NARRADOR: Los guardias y Judas se acercan al huerto y los discípulos despiertan.  JESÚS: ¿A quién buscas?  GUARDIA: ¡Buscamos a Jesús De Nazaret!  JESÚS: Soy yo  NARRADOR: Los discípulos avanzan y se colocan a ambos lados de Jesús, el Guardia hace señas a Judas y éste avanza  JUDAS: ¡Maestro! (besa a Jesús)  JESÚS: ¿Con un beso entregas a tu Maestro?  DISCÍPULOS: ¡Judas traidor!!!  GUARDIA: ¡Arréstenlo! (Le tira las monedas a Judas)  PEDRO: Maestro ¿Atacamos a espada?  NARRADOR: Pedro furioso, con la espada hiere a uno de los guardias y Jesús lo sana  JESÚS: Pedro suelta la espada, no sabes que si a hierro hieres, a hierro mueres  GUARDIA: ¿Tú eres Jesús, tú eres Jesús De Nazaret?  JESÚS: Ustedes salieron a arrestarme con espadas y palos, como si yo fuera un delincuente. Y eso que yo estaba entre ustedes enseñando en el Templo, todos los días, y nunca me agarraron. Pero esto es para que se cumpla lo que dice la Biblia.  NARRADOR: El guardia golpea a Jesús, y los discípulos huyen en diferentes direcciones. Los guardias romanos llevan a Jesús al palacio para ser juzgado por el gobernador. (Jesús camina rumbo al palacio) Escena: La corona de espinas y las negaciones de Pedro  NARRADOR: Los soldados lo llevaron adentro del palacio. Le pusieron una capa roja y una corona tejida con espinas. Y empezaron a saludarlo  GUARDIA: ¡Viva el rey de los judíos!  NARRADOR: Y le pegaban con una caña en la cabeza y lo escupían y se arrodillaban y se burlaban. Durante la mañana siguiente… Una criada del Sumo sacerdote señala a Pedro y le pregunta:  CRIADA: Oye ¿No eres tú uno de los que estaban con Jesús? Yo te he visto  PEDRO: Te equivocas mujer, yo no conozco a ese hombre del que me hablas  NARRADOR: Nuevamente la criada señalando a Pedro…  CRIADA: Tú eres Simón uno de sus discípulos, además eres galileo igual que él  PEDRO: Ya te dije que no sé de qué me hablas, nunca he visto a ese hombre, no lo conozco, déjame en paz.  NARRADOR: Jesús es traslado al palacio de Pilatos. En ese este momento un pariente del guardia herido ve a Pedro y exclama:  CRIADO: Espera, ¿No te vi en el huerto? ¡Deténganlo! ¡Es uno de sus discípulos!  PEDRO: ¡Estás equivocado! ¡Maldita sea! ¡Juro que no conozco a ese hombre!  NARRADOR: Jesús vuelve a ver a Pedro y canta un gallo, Pedro se va llorando y en el camino se encuentra con María  PEDRO: ¡Madre!  MARÍA: ¡Pedro!  PEDRO: lo he negado, madre, tres veces, no soy digno  NARRADOR: Juan llega donde María quien se encontraba acompañada de otras mujeres, entre ellas María Magdalena.  JUAN: ¡Madre! ¡Hermanas! Ha pasado algo terrible con el Maestro  MARÍA: ¿Qué sucede Juan?, dime por piedad, ¿Qué es de mi Hijo?  MAGDALENA: Dinos, que le han hecho al Maestro  JUAN: Lo apresaron, ahora lo llevan ante el Tribunal  MARÍA: Pronto, llévame con él  MAGDALENA: Iremos todos, vamos hermanas. Escena: Jesús ante Pilatos.  CRIADO: ¡Gobernador, afuera están los líderes del Sanedrín traen un tal Jesús para que lo juzgues!  PILATOS: Hazlo pasar  PILATOS: ¡De que delito acusan a este hombre!  GUARDIA: ¡Si éste no fuera un criminal no te lo hubiéramos traído!  PILATOS: ¿Qué ha hecho este hombre para merecer pena de muerte?  GUARDIA: Ha violado nuestros sábados, gobernador  PILATOS: Continúa  GUARDIA: Ha engañado al pueblo con doctrinas falsas  PILATOS: ¿Acaso no es este hombre al que aclamaban todos hace solo cinco días en Jerusalén? Y ahora quieren condenarlo, ¿pueden explicarme?  GUARDIA: Se proclama Hijo de David  GUARDIA (TODOS): Se proclama el Mesías  NARRADOR: Poncio Pilatos, mirando fijamente a Jesús le dice:

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PILATOS: ¿Eres tú, “El Rey de los Judíos´? JESÚS: para eso he nacido, para dar testimonio de la Verdad. PILATOS: ¿¡Y qué es la Verdad!? NARRADOR: Con la mirada fija hacia Poncio Pilato, Jesús guarda silencio. PILATOS: ¡He interrogado al prisionero y no encuentro delito alguno! GUARDIA: Es un revoltoso. Comenzó en Galilea y llegó hasta aquí PILATOS: ¿¡Entonces, Este hombre es galileo!? GUARDIAS: ¡Si, de Nazaret! PILATOS: ¡Entonces es súbdito de Herodes! Llévenlo con él NARRADOR: Jesús es llevado ante Herodes, por órdenes de Poncio Pilatos. Estando frente a Herodes… Jesús dirigió una mirada de compasión al tetrarca y guardo silencio. HERODES: ¿Eres mudo por ventura? ¿Por qué no hablas? Asómate a esa ventana, donde se ve la cilíndrica torre de David, y dile que te salude. NARRADOR: Jesús guardo silencio, despreciando las exigencias de Herodes. HERODES: ¿Olvidas que soy el tetrarca de Galilea… (Exclamo Herodes lleno de cólera) y que tu silencio puede costarte caro? La muerte… NARRADOR: El nazareno sonrió dulcemente. . HERODES: ¡Miserable! Desprecias mis amenazas, ¿Estás loco? Haz un milagro o de lo contrario, el rigor de mi cólera caerá sobre tu cabeza. NARRADOR: Jesús permaneció impasible y mudo con la mirada fija en el rostro del tetrarca. Hubo un momento de pausa y Herodes continuó: HERODES: Hago mal en irritarme contigo. Llévenlo con Poncio Pilatos, que él lo juzgue, este es su territorio. NARRADOR: Jesús es llevado nuevamente ante Poncio Pilatos… PILATOS: ¡Herodes no encontró ningún delito y yo tampoco! GUARDIA: Tienes que juzgarlo PILATOS: Es costumbre que por la fiesta de Pascua se les libere un criminal, este año tenemos un preso famoso, Barrabás GUARDIA: ¡Traigan a Barrabas! PILATOS: ¿A quién quieren que libere? ¿A Barrabas el asesino o a Jesús el rey de los judíos? PUEBLO: BARRABÁS, BARRABÁS. PILATOS: ¡Liberen a Barrabas! ¿Qué quieren que haga con el rey de los judíos? PUEBLO: Crucifícalo PILATOS: NO, lo voy a castigar y luego lo liberaré, que lo azoten pero que no lo maten NARRADOR: Los soldados se llevan a Jesús y lo azotan. Pero el pueblo no se quedó conforme con los azotes, querían que crucifiquen a Jesús. PILATOS: ¡He aquí el Hombre! Se los muestro y les repito que no encuentro delito en él. ¿Acaso quieren que crucifique «a su Rey? PUEBLO: Crucifícalo PILATOS: Son ustedes quienes quieren crucificarlo, yo no. Lo escrito, escrito lo dejo, que los judíos del mundo sepan que Roma ha crucificado a su Rey. (Pilatos pide agua y se lava las manos) que quede escrito entonces, YO SOY INOCENTE de la sangre de este hombre. pueblo: Crucifícalo PILATOS: Entonces vayan y crucifíquenlo ustedes. Escena: Jesús camino al calvario. NARRADOR: Poncio Pilatos sentencia la muerte de Jesús, los guardias le entregan su cruz y se dirigen al calvario. En el camino… MAGDALENA: ¡Maestro! ¡Maestro! GUARDIA: ¿Qué quieres mujer? MAGDALENA: Déjenme pasar, es mi Maestro GUARDIA: Déjenla pasar NARRADOR: Los guardias permiten que María Magdalena se acerque a Jesús… MAGDALENA: Qué triste tu camino que se vuelve interminable GUARDIA: Suficiente mujer, fuera, retirate NARRADOR: Jesús ve a su madre, ella se acerca… MARÍA: Hijo mío, que te han hecho GUARDIA: ¿Quién es esta mujer? GUARDIA: Es la madre del galileo! NARRADOR: Los guardias observan a María con un hombre, quien era Juan, y los guardias mirando fijamente a Juan y le dicen: GUARDIA: Llévate a esta mujer JUAN: Vámonos Madre NARRADOR: Una de las mujeres quiere ayudar a Jesús, por más pequeña que sea, y se encuentra con el rostro sufriente de Jesús. VERÓNICA: guardias, piedad, dejame pasar, dejame limpiar rostro de ese hombre, ten piedad, «Oh Maestro que te han hecho, déjame limpiar tu rostro ensangrentado NARRADOR: La mujer limpia el rostro de Jesús y en eso empieza a gritar: VERÓNICA: «Milagro, Milagro, el rostro del Maestro ha quedado impreso en mi manto, Milagro GUARDIA: Alto, Basta, No ves que este hombre no puede continuar “Tú?!!! CIRINEO: Yo?... GUARDIA: Sí tú, quién eres? CIRINEO: Soy Simón de Cirene GUARDIA: ¡ayuda al condenado a cargar su cruz! CIRINEO: Está bien, lo ayudaré pero que quede claro que yo no soy culpable de ningún crimen« Aunque sea tu cruz más pesada que la mía no habría sido capaz de decirte que no la llevaría NARRADOR: Con la ayuda de Simón de Cirene, Jesús llegó al monte calvario para la crucifixión. Escena: Jesús es crucificado GUARDIA: Clávenlo y crucifíquenlo GUARDIA: Jesús es clavado en la cruz y levantado en lo alto, dice sus 7 palabras: JESÚS: ¡padre perdónalos porque no saben lo que hacen! GUARDIA: Dijiste que podías destruir el templo y reconstruirlo en tres días, y no puedes bajarte de la cruz. GUARDIA: ¿A otros ha salvado y no puede salvarse a sí mismo! NARRADOR: Junto a Jesús se encontraba dos ladrones, que también habían sido sentenciados a muerte. LADRÓN 1: ¡Si de veras eres Hijo de Dios!, ¡sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros! LADRÓN 2: ¡callate, no tienes temor de Dios ¡Nosotros, estamos bajo justo castigo ¡Más este hombre que mal ha hecho?! Señor, acuérdate de mí, cuando comiences a reinar.

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JESÚS: En verdad te digo... que hoy estarás... conmigo en el Reino JESÚS: Tengo sed NARRADOR: María la madre de Jesús, se acerca al pie de la cruz, junto con Juan. MARÍA: ¡Hijo mío! sangre de mi sangre, corazón de mi corazón, llevame contigo en este instante. JESÚS: ¡Mujer... ahí tienes a tu Hijo..., hijo, ahí tienes a tu Madre! JESÚS: Dios mío porque me has abandonado JESÚS: ¡Todo esta consumado! JESÚS: ¡Padre, en tus manos... encomiendo mi espíritu! NARRADOR: Entonces Jesús realizó un grito fuertísimo y murió. La cortina del Templo se rompió en dos partes, desde arriba hasta abajo. El cielo comenzó a nublarse y a caer gotas de lluvia, al ver esto uno de los guardias, dijo: GUARDIA: En verdad este era un hombre justo NARRADOR: Luego de la muerte de Jesús, María y Juan le solicitan a los guardias para bajar de la cruz el cuerpo de Jesús. GUARDIA: Muy bien bájenlo está llegando el sábado y su cuerpo no puede quedar aquí GUARDIA: habrá muerto? GUARDIA: pero claro cómo crees que seguirá vivo con todo lo que pasó? JUAN: ¡Por favor no le hagan más daño! Escena: La resurrección de Jesús NARRADOR: Jesús murió un viernes en la tarde. María junto con Juan y José y otros amigos, colocaron su cuerpo en una tumba en una ladera rocosa y bloquearon la entrada con una enorme piedra. Unos guardias fueron enviados a proteger la tumba. El domingo por la mañana, María Magdalena y otras mujeres, quería embalsamar con perfumes y pomadas el cuerpo de Jesús, y se dirigieron a la tumba. Estando cerca, se siente un fuerte temblor. Al acercarse a la entrada del sepulcro se percatan de que la roca de la entrada ha sido desplazada y los guardias ya no estaban. Un ángel hace su aparición… MARÍA MAGDALENA: ¡Es increíble! Veo el sepulcro abierto y a un joven con rostro brillante que se acerca a nosotras. EL ÁNGEL: No se asusten. Yo sé que buscan a Jesús Nazareno, el que fue crucificado. Resucitó, no está aquí. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. Ahora vayan pronto a decirles a sus discípulos que él ha resucitado y que se encontraría con ellos en Galilea. MUJER: Vamos pronto a comunicar esta noticia a Pedro y a los demás. Yo sé dónde están escondidos. MARÍA MAGDALENA: Vayan ustedes, yo estoy muy confundida ¿y si no es cierto? Tengo mis dudas sobre el relato de ese joven que nos habló recién. NARRADOR: Las mujeres salen corriendo mientras María Magdalena se sienta tomándose de la cabeza y empieza a llorar. En eso aparece Jesús por detrás y comienzan a hablar JESÚS: Mujer ¿por qué lloras? MARÍA MAGDALENA: Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto. Señor, si tú lo has sacado del sepulcro, dime dónde lo pusiste y yo me lo llevaré. JESÚS: María MARÍA MAGDALENA: ¡Maestro! (María Magdalena emocionada abraza los pies de Jesús) JESÚS: Suéltame, porque todavía no he vuelto donde mi Padre. Anda a decirles a mis hermanos que subo donde mi Padre, que es Padre de ustedes; donde mi Dios, que es Dios de ustedes. MARÍA MAGDALENA: (mirando al público) El Señor verdaderamente resucitó, yo lo vi, se me apareció a mí y pude conversar con él. Podremos encontrarnos con el Maestro en Galilea. ¡Vamos a comunicar a todo el mundo que el Señor ha resucitado! NARRADOR: ¡Y así como Jesús había prometido, Él resucitó de entre los muertos al tercer día después de su muerte! Jesús se les apareció a sus discípulos y luego de conversar con ellos ascendió a los cielos en cuerpo y alma. JESÚS: (Acercándose a sus discípulos que estaban reunidos en oración) Paz a todos ustedes en nombre del Señor. DISCÍPULOS: Sorprendidos…. Se acerca al Señor. JESÚS: (Dirigiéndose a sus discípulos) Vayan y enseñen las buenas nuevas por todo el mundo. Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque muera ¡VIVIRÁ! DISCÍPULOS: ¡Jesús vive! ¡Jesús vive! ¡Jesús vive! ¡Jesús vive! ¡Jesús vive! (salen del escenario) NARRADOR: El auténtico camino de la cruz no ha terminado. La muerte, el dolor, el sufrimiento y el sepulcro son solo una etapa. La esperanza no muere, triunfa la vida, dice San Pablo: “Si Jesús no hubiera resucitado nuestra fe no serviría para nada”. Pero Jesús resucitó y asegura nuestro triunfo. La liberación de toda opresión de la injusticia, de la violencia, del egoísmo, del pecado, ahora es posible. De esta forma la promoción 2018, con gran esfuerzo y amor, ha querido llegar hasta ustedes con esta escenificación de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. GRACIAS.

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