Guía del cliente.pdf

April 7, 2017 | Author: Rafael Cueva Amaya | Category: N/A
Share Embed Donate


Short Description

Download Guía del cliente.pdf...

Description

GUÍA DEL CLIENTE EN TERAPIA psicología humanista

JORGE HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ

© Jorge Hernández, 2013 © por la presente edición: Kit-book, 2013 C/Mallorca, 144, 1.º, 2.ª 08036, Barcelona Tel.: 934.518.936 Fax: 933.238.362 B-64039241 www.kit-book.net Correo electrónico: [email protected]

Diseño de cubierta: Jorge Hernández Diseño interior: Kit-book Registro: B-2529-13 ISBN Rústica: 978-84-941313-8-7 ISBN Ebook: 978-84-941313-9-4 Depósito legal: B-15485-2013 Printed by Publidisa «Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, sin el consentimiento por escrito del autor».

Dedicatoria A Josep Lluís Camino Roca, por su inestimable orientación y admirable ayuda. Para mí es un ejemplo a seguir como ser humano y profesional.

AGRADECIMIENTOS

A todos mis clientes, en especial a los que dan su testimonio en este libro: Marta, Patricia, Sara y Carlos. Margarita por su valiosa ayuda y apoyo incondicional. A mis queridos hijos Isaac y Sergi. Raúl Yuste, por sus enseñanzas y orientación. Lluís Camino y Lole Navarro, por su amistad y apoyo. Joaquín Arias, por su corrección y estructuración. A mis amigos con todo el cariño: Esther, Anna, Gloria, Amalia, Xavi, Paco, Tere, Albert, Neus, Jaume, Antonio, Pepe y Gloria. A mis amigos reencontrados de la adolescencia: Paco, Juan, Luisa, Javier, David, Josep, Manel y Loly. A mi familia de Alicante y Barcelona que forman mi unidad familiar.

ÍNDICE Prólogo ............................................................................................... 13 1. Introducción .................................................................................. 19 1.1. Mi sentir y mis reflexiones ................................................ 19 2. Observación y aprendizaje del cliente sobre los conceptos terapéuticos..................................................... 27 2.1. Mi sentir y mis reflexiones ................................................ 27 2.2. Resumen ............................................................................. 39 3. La compasión y el amor en el ámbito terapéutico ................. 45 3.1. Mi sentir y mis reflexiones ................................................ 45 3.1.1. El tú y el yo.................................................................. 45 3.1.2. La compasión con uno mismo y con los demás.......................................................................... 46 3.1.3. Necesidades, deseos y compasión................................ 46 3.1.4. Consideraciones sobre el alma .................................... 48 3.1.5. La compasión y el amor en el trabajo terapéutico ....................................................................... 49 3.1.6. Lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos ........................................................................ 51 3.1.7. El perdón como expresión del amor ........................... 52 4. Con qué expectativa vendrá el cliente a la consulta terapéutica .................................................. 57 4.1. Mi sentir y mis reflexiones ................................................ 57 4.1.1. El self como protagonista ............................................ 58 4.1.2. El alma ......................................................................... 59 4.2. El sentir de Marta y sus reflexiones .................................. 59 4.3. El sentir de Patricia y sus reflexiones ................................ 61 4.4. El sentir de Sara y sus reflexiones ..................................... 62

5. La demanda terapéutica .............................................................. 65 5.1. Mi sentir y mis reflexiones ................................................ 65 5.1.1. Motivo de consulta y demanda terapéutica................ 65 5.1.2. Preguntas iníciales de la demanda .............................. 66 5.1.3. Ampliando la información de la demanda.................. 67 5.2. El sentir de Marta y sus reflexiones .................................. 71 5.3. El sentir de Patricia y sus reflexiones ................................ 72 5.4. El sentir de Sara y sus reflexiones ..................................... 73 /DFRQÀDQ]D\ODDFHSWDFLyQ....................................................... 77 6.1. Mi sentir y mis reflexiones ................................................ 77 6.2. El sentir de Marta y sus reflexiones .................................. 80 6.3. El sentir de Patricia y sus reflexiones ................................ 81 6.4. El sentir de Sara y sus reflexiones ..................................... 82 7. Descubriendo las emociones y las polaridades ..................... 85 7.1. Mi sentir y mis reflexiones ................................................ 85 7.2. El sentir de Marta y sus reflexiones .................................. 87 7.3. El sentir de Patricia y sus reflexiones ................................ 88 7.4. El sentir de Sara y sus reflexiones ..................................... 89 8. Las resistencias al cambio........................................................... 93 8.1. Mi sentir y mis reflexiones ................................................ 93 8.1.1. El concepto de resistencia............................................ 93 8.1.2. Aceptación de la resistencia......................................... 93 8.1.3. El acercamiento............................................................ 94 8.1.4. El tú, el yo y el nosotros en la resistencia al cambio............................................... 94 8.2. El sentir de Marta y sus reflexiones .................................. 97 8.3. El sentir de Patricia y sus reflexiones ................................ 99 8.4. El sentir de Sara y sus reflexiones ..................................... 99 9. Conciencia cuerpo – mente....................................................... 103 9.1. Mi sentir y mis reflexiones .............................................. 103 9.1.1. Preguntas que ayudan a tomar conciencia ............... 104 9.1.2. Ejercicio de puching y expresiones de vocales ....................................................................... 104

9.1.3. Las polaridades en la toma de conciencia cuerpo-mente............................................... 105 9.2. El sentir de Marta y sus reflexiones ................................ 106 9.3. El sentir de Patricia y sus reflexiones .............................. 107 9.4. El sentir de Sara y sus reflexiones ................................... 107 10. El Punto Medio..........................................................................111 10.1. Mi sentir y mis reflexiones............................................ 111 10.2. El sentir de Marta y sus reflexiones .............................. 113 10.3. El sentir de Patricia y sus reflexiones ............................ 115 10.4. El sentir de Sara y sus reflexiones ................................. 116 11. La creatividad.............................................................................119 11.1. Mi sentir y mis reflexiones ............................................ 119 11.1.1. Las tareas en la terapia creativa .............................. 121 11.1.2. Los mandalas. Significado y uso.............................. 122 11.1.3. El humazen. Significado y uso ................................ 122 11.1.4. El significado de la palabra humazen...................... 123 11.1.5. Un breve recorrido por el humazen........................ 125 11.1.5.1. Objetivos del humazen................................... 126 11.1.6. El mandala en el área terapéutica ........................... 129 11.1.7. El mandala y sus arquetipos.................................... 131 11.1.8. Rituales .................................................................... 132 11.1.9. Los ejercicios de funciones intelectivas................... 132 11.1.10. Trabajando la creatividad terapéutica con Sara............................................................... 133 /DÀQDOL]DFLyQ........................................................................... 143 12.1. Mi sentir y mis reflexiones ............................................ 143 12.2. El sentir de Marta y sus reflexiones .............................. 145 12.3. El sentir de Patricia y sus reflexiones ............................ 146 12.4. El sentir de Sara y sus reflexiones ................................. 147 Bibliografía...................................................................................... 149

PRÓLOGO, Varias características sobresalen en el autor y su obra. Primero me centraré en la personalidad del autor, para luego extenderme a la obra como una prolongación de la misma. Personalidad. Se desprende de su escrito y de su conducta, al presentarse como persona y como terapeuta en unidad, Jorge Hernández es franco, auténtico, sincero, entregado; en fin, un amigo que hace de terapeuta y por eso inspira confianza. ¿Qué más puede pedirse de un terapeuta que se presenta por sí mismo? Y esa «Guía» lo es también de él, pasando del tú al nosotros. El estilo de cada terapeuta debe estar de acuerdo con su personalidad, debe haberse trabajado como él lo ha hecho, durante muchos años y en diferentes escuelas, de donde ha conseguido esa facilidad para reflexionar sobre autores tan dispares como: Popper, Wittgenstein, Maslow, Wertheimer, Köler, Koffka, Rogers, Jung, Frankl, Perls, interpretándolos a la perfección y pudiendo hacerlos asequibles a sus lectores. Estos maestros confieren a su obra una categoría académica y de seguridad científica. Se nota que el autor ha pasado largas horas en las bibliotecas universitarias, y para él escribir no representa una labor ardua sino una vivencia de la que no puede prescindir. Hemos de resaltar la gran originalidad de Hernández: pensar una Guía, un báculo, una senda para conducir al cliente necesitado de una ayuda terapéutica y de cambio, que puede hallarse muy desorientado, es un logro que hacía tiempo estaba esperando este territorio de ayuda, a la vez que mostrar, desde el punto de vista del cliente, lo que él espera de una terapia y cómo puede conseguirlo, en la elección del terapeuta adecuado. El cliente de la psicoterapia para Hernández ya no es una persona pasiva, «el paciente», que se acomoda a una línea psicológica dada, sino un agente activo, capaz de creación en su propia autonomía, de su propio estar bien, que compartirá la labor con el 13

Jorge Hernández

terapeuta, eso sí, pero sin perder su propio criterio, sus puntos de vista y su responsabilidad. Resaltar las expectativas del cliente ante la primera entrevista es una investigación inédita. Señalar la importancia de la comunicación no verbal y respetar el ritmo del proceso del cliente, su marcha, sus pautas, sin apremiar ni retrasar. En esta primera entrevista se establece un contrato de cooperación y coherencia, de autenticidad y empatía. Este contrato verbal resulta de suma importancia para compartir autoridad y responsabilidad, por ejemplo: ¿qué esperas de la terapia? ¿cuál es mi parte en ella? Lo tiene muy claro Hernández, desde el primer momento transmitir seguridad y protección y que el cliente asuma la parte que a él le corresponde hacer. Obra de madurez. Jorge Hernández ha llegado a este ensayo a través de otros estudios, entre los que se halla Humazen, su particular terapia orientada a trabajar las emociones. Esta obra que comentamos la supera por la importancia que otorga al dominio del lenguaje terapéutico y su envoltura que es el afecto, su vehículo, la ternura de la palabra, que puede «deconstruir» y también construir. La palabra es vida. Incluso puede percibirse la palabra silenciosa de una pausa terapéutica. En este aspecto se reflejan sus estudios de patología y terapéutica del lenguaje, en el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo. En la exposición de las demandas del terapeuta (cap. 5) expone el sentir y las reflexiones del propio terapeuta sobre su labor, lo que hoy en día señalamos como investigación-acción de la propia praxis profesional, teniendo en cuenta a las otras personas, aunque no se hallan materializadas en la consulta, y, lo que considero aún más importante, la sociedad en que se vive, sus crisis, sus circunstancias actuales y sus valores. Siguiendo la línea humanista se da una doble coherencia entre vida y obra. Este neohumanismo se basa en la filosofía unitaria de la Fenomenología y el Existencialismo, donde se aborda con parsimonia el problema del tiempo y la vida. Creo que pueden resumirse en tres las notas principales de este método terapéutico, aunque no únicas, características individualizadoras que dotan de originalidad a esta obra: La primera es el uso de la pregunta desde el estado del yo adulto al estado del yo adulto (del yo al tú). La pregunta es estar construyendo

14

Guía del cliente en terapia psicología humanista

un camino. La pregunta es el camino de la sabiduría. La pregunta es la piedad del pensar. Sin pregunta no hay diálogo. La segunda es dar permisos para descubrirse, para manifestarse tal como se es. Hemos recibido muchos mandatos en nuestra vida, muchas imposiciones, ya es hora de recibir permisos y darnos permisos para ser un poco como somos y permitirnos aquel pequeño ensueño al que todos tenemos derecho en la vida. El permiso representa un estímulo con carga emotiva (puede ser un silencio) que facilita la expresión espontánea de la persona. La tercera nota característica es la protección, a la que ya he hecho referencia. El cliente necesita verse protegido, aunque no agobiado por un exceso de preocupación ansiosa del propio terapeuta. La protección se establece en una relación igualitaria, no autoritaria ni directiva, sino democrática, de igual a igual, evitando el fomento de una dependencia simbiótica de un terapeuta y su terapia y de la permanencia en una minoría de edad culpable y cómoda, peligro que conllevan la mayor parte de terapias que no establecen en su contrato inicial un pronóstico de temporalidad y unos criterios de alta. Finalmente, pienso que es un libro definitivo en la formación del terapeuta y primordial en el acercamiento e inicio de una psicoterapia. He aprendido mucho. ¡Gracias Jorge Hernández! Estoy seguro de que esta pequeña gran obra será de provecho para todos tus lectores. Barcelona, 26/4/2013

Josep Lluís Camino Roca Doctor en Psicología Presidente de l’Associació Catalana d’Anàlisi Transaccional (ACAT).

15

1. INTRODUCCIÓN

Tú y yo formamos una unidad terapéutica

«La felicidad se extiende sólo hasta los límites de nuestra conciencia.»1 Carl Gustav Jung (1875–1961) Psiquíatra y Psicólogo

1. http://www.frasesypensamientos.com.ar/autor/carl-jung.html

1. INTRODUCCIÓN 0LVHQWLU\PLVUHÁH[LRQHV

Este libro es el resultado del trabajo realizado en la consulta terapéutica con tres clientes, Marta, Patricia y Sara, y de mi propia experiencia como terapeuta. En cada tema expreso Mi sentir, así como El sentir de Marta, El sentir de Patricia y El sentir de Sara para que el lector pueda identificar quién es el que está opinando en cada momento. Las clientas Marta y Sara ya habían finalizado la terapia hacía un año cuando aceptaron expresar su sentir y sus reflexiones en este libro con sus propios nombres. Patricia finalizo hace cinco años una terapia sobre el duelo de un familiar. Actualmente está haciendo terapia sobre una perdida emocional. Su nombre es el de un seudónimo con el fin de preservar su anonimato. Cada uno expresa abiertamente lo que experimenta y piensa en las diferentes fases que se dan en una terapia. El planteamiento de profundizar y escribir con los clientes sobre las vivencias terapéuticas tiene como objetivo que el lector no experimentado en esta área pueda obtener más información y aproximarse más al conocimiento terapéutico, desde una línea humanista y muy cercana a la psicología gestáltica. El tema 2, Observación y aprendizaje del cliente sobre algunos conceptos terapéuticos, es una parte esencial de este libro, pues en él se analiza la importancia del significado de las palabras que son utilizadas en este ámbito, pero que son desconocidas habitualmente por los clientes. Tiene como propósito comunicar el principio de la realidad de cada cliente, desde una observación fenomenológica, donde el cliente experimenta una ampliación de conciencia sobre los conceptos terapéuticos y sus usos. Tanto en este tema 2, como en el 3 y el 11, no se expresa la opinión de los clientes, ya que estos la dan posteriormente en otros contenidos.

19

Jorge Hernández

El tema 3, La compasión y el amor en el ámbito terapéutico, constituye la otra parte esencial de este libro, como si fueran los cimientos de un edificio, donde se ubican el sentimiento y el camino hacia la unidad. El tema 4, Expectativas iníciales del cliente, antes de iniciar la primera visita terapéutica, trata de lo que uno espera encontrarse en su primera visita con el terapeuta, un momento fundamental que, en la mayoría de los casos, puede determinar la continuidad del cliente. Aquí es donde se empiezan a dar las opiniones de todos los participantes en este libro. El tema 5, La demanda terapéutica por parte del cliente, habla sobre el motivo de la visita, por el cual se establecen los objetivos a conseguir por parte del cliente. El tema 6 explora cómo se darían /DFRQÀDQ]D\ODDFHSWDFLyQPXtua, mediante una aproximación inicial donde se establecen los buenos vínculos entre un terapeuta y un cliente. En el tema 7 se analiza la implicación de cada cliente en el esclarecimiento de las Emociones y sus polaridades. A continuación, en el tema 8 se explora cómo se dan las Resistencias al cambio, es decir, las dificultades que suele tener el cliente para superar y modificar sus bloqueos en el tratamiento terapéutico. Aunque suene paradójico, se suele ir a terapia con la voluntad de mejorar una dificultad pero, a pesar de este deseo, surgen resistencias al cambio. Expresado de otra manera, este capítulo ayuda a averiguar cuáles son los elementos de nuestro propio boicot, qué es lo que nos impiden mejorar. En el tema 9, Conciencia cuerpo-mente, se explora el grado de vinculación entre cuerpo y mente, así como la disgregación que tiene cada persona. El tema 10 trata un término algo abstracto para las personas que están fuera del ámbito terapéutico, como es el Punto Medio, factor poco conocido por la mayoría de las personas no profesionales y que representa un concepto que teóricamente habla de regular las emociones y sentimientos, pero que en la práctica cuesta mucho consolidar.

20

Introducción

El tema 11, La creatividad, habla de la necesidad de modificar nuevas conductas, nuevas maneras. Se trata de conseguir los objetivos de la demanda terapéutica, donde la transformación necesita de la creatividad; añadir algo nuevo a una situación inconclusa. Y para concluir un área que muchas veces no se contempla con la disposición adecuada, el tema 12 se centra en /DÀQDOL]DFLyQWHUDSpXtica, o el momento en el que se cierra una etapa terapéutica, que tiene mucha similitud con la finalización de muchos acontecimientos de la vida, y que exige una revisión de los aspectos transferenciales. En este libro me expreso como persona y terapeuta, intento ser el mismo de siempre, tanto fuera como dentro de la consulta. No quiero mostrarme distinto, ya que si lo hiciera me sentiría incomodo y actuaría sin ser consecuente con mis valores de vida. Las reflexiones escritas en cada tema implican mi manera de sentir y hacer. También tengo que decir en este punto que mi forma de actuar no resta vigilancia, puesto que centra mi foco de atención en la sesión y mantiene al máximo toda mi energía y disponibilidad en el momento que trabajo con un cliente. Si tengo un día en el que estoy bajo de energía, reflexiono para que mi conciencia pueda regularlo y vivirlo con predisposición en el contexto de la sesión terapéutica; a pesar de ello, no siempre lo consigo. También tengo días de buen humor y no tan buenos. Decir la verdad al cliente de cómo están los ánimos por parte del terapeuta implica, al mismo tiempo, ser persona y terapeuta. Pienso que si tengo el total control de mi interior, no estoy enseñando la parte opuesta que sería el suavizar el control. Es saludable que el cliente pueda observar que el terapeuta no está anclado en una parte de la polaridad. Como dije antes, mi disponibilidad está al máximo con el cliente, pero el cliente tiene que ver el lado humano y, en consecuencia, ver algo de lo que hay dentro de mí, ver que soy una persona más. Puedo tener el lapsus de no estar presente en algunos momentos de la visita, pero en estos casos hay que hacer lo mismo que se hace en la meditación. Cuando la mente se distrae, porque le precede todo un discurso de pensamientos fuera del contexto, es cuando resulta conveniente volver a centrarse en una conciencia del aquí y ahora para vivenciar el trabajo con el cliente. Cada cliente escribe sus comentarios con su manera de percibir y de actuar en las diferentes situaciones que se dan en este libro, comportando incomparables motivaciones, con cargas afectivas y distintos 21

Jorge Hernández

sentimientos. Esas actitudes impulsan las experiencias del pasado con sus creencias, que forman el historial cognitivo de cada uno. Las actitudes corporales de los clientes son difíciles de expresar, pero el estilo gramatical sin tamizar puede aportar algo de luz en pro de la transparencia terapéutica. Cada palabra expresada por cada cliente tiene un significado distinto, ya que el uso que se le da conlleva una determinada energía para curarse. Cada cliente busca unos objetivos para aportar sentido a su vida existencial, soportando en esa exploración de su interior la incertidumbre, las dudas y el vacío existencial. Las opiniones son el sentir de cada uno, y en ellas se pueden apreciar los diferentes tipos de lenguaje utilizados, con el léxico y la semántica que cada persona tiene. Las experiencias expresadas implican ser más transparentes; pero no siempre es fácil despojarse de los miedos y dejarlos a un lado. Debo destacar aquí el coraje de los clientes, ya que están abriendo sus corazones y es algo de agradecer, puesto que implica exponer ante los lectores parte de su vida privada. ¿Quiénes somos?, ¿qué queremos ser? son preguntas que pueden surgir al leer este libro. Cuando una persona viene a un asesoramiento, implícitamente lleva consigo estas cuestiones internas, aunque explícitamente no las exprese al terapeuta. El cliente también tiene otro tipo de preguntas por las cuales muestra sus dificultades, sus vivencias no concluidas, sus bloqueos y necesidades, etc. A su vez el terapeuta puede hacerse las mismas cuestiones y averiguar cómo puede implicarse él como profesional y persona. Esta es mi manera de adquirir un aprendizaje, sobre todo para que la creatividad me pueda proporcionar más herramientas para un mejor asesoramiento. Mi experiencia como terapeuta es también mi experiencia como persona; no las puedo desvincular. En un asesoramiento, indudablemente tienes que llevar y ofrecer lo mejor de tu modo profesional y lo mejor de tu estilo personal. No somos robots del control. Es en ese estado cuando se puede ofrecer una mejor creatividad y, en consecuencia, mejorar la realidad del cliente. Hay determinadas experiencias vividas por el cliente en el contexto terapéutico que no tienen su fruto hasta pasada la finalización de la misma, cuando la vuelta a la realidad diaria implica un nuevo reto de seguir la rutina ya conocida o transformarla con las experiencias vividas en la terapia. La experiencia terapéutica, una vez terminada, puede implicar en el futuro una referencia para ser considerada: en alguna 22

Introducción

medida, la terapia no deja de ser un paréntesis para deliberar qué es lo que ocurre en la vida de uno. Aprendo mucho con cada cliente y agradezco la confianza que muestran al querer trabajar conmigo. Como prioridad en mi trabajo, se encuentra la atención a las necesidades del cliente, centrando las vivencias terapéuticas en el aquí y el ahora, tan expresados en Gestalt, pero coexistiendo con un «tiempo atemporal», donde se pueden incorporar las experiencias del pasado que arrastramos hasta nuestro presente. Todo ello sin dejar las expectativas que tenemos del futuro, que, sin pretenderlo, estará determinado por nuestras esperanzas e ilusiones en cada momento. Nadie es el propietario de las palabras, nadie tiene la exclusividad de los conceptos que se dan en un libro. Todo libro es el eco de otros libros, de otras ideas, de los cuales se pueden crear y producir nuevas opiniones y con suerte nuevos conocimientos. Creo firmemente que los significados de las palabras expresadas en este libro por mis clientes y por mí mismo pueden aportar una aproximación a las experiencias que se dan en ambos lados: «tú cliente, yo terapeuta», pero también «tú persona, yo persona», desde una base humanista. Los pensamientos expresados en este libro no pretenden dar consejos. El lector puede leer unas experiencias y desde ellas puede entrelazar los conocimientos para extraer y mejorar su realidad en el área terapéutica o la posibilidad de observar y aproximarse si no se tiene experiencia o información de los procesos terapéuticos.

23

2. OBSERVACIÓN Y APRENDIZAJE DEL CLIENTE SOBRE LOS CONCEPTOS TERAPÉUTICOS

Tú y yo formamos una unidad terapéutica

«Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo»2 Ludwig Wittgenstein (1889–1951) Filósofo, matemático, lingüista, y lógico

2. Ludwig Wittgenstein, Tractatus lógico-philosophicus, 5.6, 1922

2. OBSERVACIÓN Y APRENDIZAJE DEL CLIENTE SOBRE LOS CONCEPTOS TERAPÉUTICOS

0LVHQWLU\PLVUHÁH[LRQHV

En este tema se trata de que el cliente pueda instruirse en el conocimiento del significado de algunas palabras de uso terapéutico, con el objetivo de aplicarlas a su vida privada. Su fundamento epistemológico se centra en la palabra: «hermenéutica» que procede del griego y que significa «(saber) descifrar e interpretar un mensaje o un texto». Esta tiene que ser una acción explicativa e interpretativa o, dicho de otra forma, concebir lo que se debe entender. La relación de las palabras «explicativo e interpretativo» con el área terapéutica estaría en la manera que un terapeuta «explica» el concepto terapéutico y como el cliente lo «interpreta» con su realidad personal. En la interpretación intervienen algunas variables desde el conocimiento cognitivo, cuya recepción de la información puede implicar la necesidad de una reflexión y de su posterior experimentación. Debemos tener en cuenta que la gran mayoría de palabras terapéuticas involucran un aprendizaje y una transformación del «yo». Es abrirse a lo que aún desconocemos de nuestro no-yo. Y con toda seguridad habrá una confrontación con nosotros mismos, si es que queremos modificar algo de nuestro interior. Veremos más adelante en este libro que los clientes expresan de qué manera asimilan los conceptos terapéuticos. Como es natural, cada persona es distinta y su grado de asimilación depende de estas variables que hemos comentado. Después de varios años de trabajo con este enunciado, e interactuándolo con mis clientes, considero concluyente y esencial aplicarlo como herramienta terapéutica. Su aplicación pasaría por una estructura de diálogo, donde la comprensión tiene que permanecer abierta

27

Jorge Hernández

para ampliar conocimientos y corregirlos dependiendo del uso que le da cada cliente a la palabra. Para un mejor entendimiento, sería interesante hacer una comparación de los conceptos entre dos áreas de la psicología. El Análisis Transaccional aplica una metodología sencilla en la que sus conceptos básicos se expresan en un lenguaje que carece de los tecnicismos abstractos predominantes en otras teorías psicológicas. La metodología de la psicología gestáltica no es complicada, pero tampoco es sencilla, sobre todo en algunos conceptos. Y aunque algunas significaciones son trabajadas y experimentadas en las sesiones terapéuticas, hay otras que no. A muchos clientes les iría mejor integrar el significado de los conceptos como medida previa a las experiencias o complementarlo posteriormente a las experiencias con la explicación y comprensión de dichas concepciones. Pongamos un ejemplo con las dos tablas sobre las palabras utilizadas: la tabla nº 1 se refiere al Análisis Transaccional y la tabla nº 2 a la Psicología Gestáltica. Luego tú, como lector, debes comparar cuál de las dos líneas de psicología te resulta más familiar y menos abstracta respecto a los conceptos que predominan en cada una de ellas. Tabla nº 1 Análisis Transaccional

s Padre – Adulto – Niño s Estados del Yo: Padre – Adulto – Niño s Reconocimiento s Estimulación sensorial s Hambre de estimulación sensorial s Caricias: caricias negativas – caricias positivas s Transacción s Guion: mensajes, órdenes, prohibiciones, permisos, atribuciones, procedimientos

28

Observación y aprendizaje del cliente sobre los conceptos terapéuticos

Tabla nº 2. Psicología Gestáltica

s Autoconcepto s Figura y Fondo s Darse cuenta s Polaridades s Punto 0 o punto medio s

Vacío fértil y vacío estéril

s Neurosis en Gestalt s Mecanismos neuróticos s Proyección – Confluencia – Retroflexión – Deflexión - Proflexión y Egotismo s Experiencias inconclusas s Creatividad

¿Qué tal? Es normal que se den más conceptos abstractos en la Psicología Gestáltica. Aunque no es imprescindible conocer los conceptos para realizar la terapia, resultaría beneficioso saber el significado de estas palabras. Paul Watzlawick comenta que hay dos tipos de lenguaje. Uno es «objetivo, definidor, cerebral, lógico, analítico; es el lenguaje de la razón, de la ciencia, de la interpretación y la explicación y, por consiguiente, el lenguaje de la mayoría de las terapias»3; y el otro «no es el lenguaje de la definición. Podría designársele tal vez como el lenguaje de la imagen, de la metáfora, del pars pro toto, acaso del símbolo y, en cualquier caso, el lenguaje de la totalidad (no de la descomposición analítica).»4 Menciono esta reseña porque existen algunas terapias donde el terapeuta aprende a utilizar el lenguaje del cliente y no en sentido con3. Paul Watzlawick, El lenguaje del cambio, Editorial Herder, 1994, p. 18. 4. Paul Watzlawick, El lenguaje del cambio, Editorial Herder, 1994, p. 19. 29

Jorge Hernández

trario, como es la hipnosis, los sueños, los mándalas, el humazen y seguramente alguna otra terapia que desconozco. Este libro no tiene como finalidad analizar los diferentes tipos de terapia, pero es necesario tener en cuenta este aspecto para observarlo desde la perspectiva del lenguaje. También hay que mencionar la comunicación no verbal como complemento expresivo al lenguaje verbal, ya que aunque no es una terapia es un medio. Todas estas terapias pueden utilizar un tipo de lenguaje muy diferente, ya que el cliente puede recurrir, dependiendo del tipo de terapia, a un lenguaje con signos, símbolos, dibujos, palabras, frases, colores, etc. Este tipo de lenguaje emerge sin apenas censura por parte del consciente, pudiéndose establecer un tipo de comunicación más directa desde el inconsciente al consciente. Los resultados que surgen del cliente implican que es el terapeuta el que tiene que adaptarse a las expresiones. Para Wittgenstein, el estudio del lenguaje es un método para llegar al conocimiento de la realidad propuesta. La proposición mediante el lenguaje expresa lo que yo sé, pero al mismo tiempo implica lo que tengo que conocer y contrastarlo experimentalmente. Es aquí donde la labor del terapeuta es necesaria para que el cliente adquiera el conocimiento y experimente (o a la inversa, dependiendo del aprendizaje). Es obvio que si desconocemos la conceptualización de algunas palabras no podremos manejar las aportaciones que se hacen de su contenido. Como se habrá podido observar en el anexo nº 2, algunas palabras mencionadas no son muy conocidas en nuestra vida diaria. Para utilizar estos conceptos hay que ser un buen conocedor de su significado, y en especial cuando se tiene como finalidad un uso terapéutico. Como bien dice Wittgenstein, «Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.»5 Para ampliar el conocimiento de mi mundo, necesito hacerlo a través de un lenguaje que contenga nuevas palabras. Resulta beneficioso fijarse en cómo se realiza el proceso del entendimiento del cliente desde un concepto terapéutico hasta la decisión de disponer de su uso, y también de situar sus límites. Para que sea más comprensible, lo explicaré en primer lugar con un concepto que se utiliza en Gestalt y, posteriormente, con un ejemplo de experimentación. 5. Ludwig Wittgenstein, Tractatus lógico-philosophicus, 5, 1922. 30

Observación y aprendizaje del cliente sobre los conceptos terapéuticos

El autoconcepto en terapia gestáltica según Francisco Peñarrubia dice: «El autoconcepto consiste en seleccionar interesadamente algunos aspectos de nuestra personalidad, identificarnos con ellos y mostrarnos así de limitados y previsibles ante el mundo. Aunque la foto resultante es parcial y pobre, la enrolamos como identidad; «Soy esto y no aquello»; paralelamente imponemos dicha foto a la percepción del mundo: «Reconocemos tales rasgos, pero no sus opuestos», como una especie de acuerdo en la ceguera.»6 Por ejemplo a un nivel experimental, Josep Zinker habla de «Autoconcepto saludable. En este caso la persona tiene conciencia de las muchas fuerzas que se oponen en su interior. Desea verse a sí misma en una multitud de formas «contradictorias». Experimenta relaciones entre una diversidad de partes internas.»7 Josep Zinker propone experimentar las polaridades que no te son conocidas. Por ejemplo, una persona que es bastante vergonzosa tendría que experimentar su polaridad, que podría ser la desvergüenza. Una persona insensible tendría que experimentar la ternura. «La persona saludable conoce la mayoría de las polaridades que contiene, incluso aquellos sentimientos y pensamientos que la sociedad reprueba; y es capaz de aceptarse tal y como es.»8 Para entender lo que significa experimentar el «autoconcepto», antes se tendrá que indagar ¿qué es lo que tú, lector, entiendes por «autoconcepto»?; y entrar en su significado para completar su conceptualización, aún más cuando es desconocido totalmente. Imagínate que estás trabajando terapéuticamente y decides experimentar su utilización. Indudablemente implicará tu apertura mental, emocional y corporal. Volviendo a Wittgenstein, respecto a los juegos del lenguaje, dice: «Los juegos del lenguaje están más bien ahí como objetos de comparación que deben arrojar luz sobre las condiciones de nuestro lenguaje por vía de semejanza y desemejanza.»9 En este caso, se trataría de jugar 6. Francisco Peñarubia, Terapia Gestalt, Alianza Editorial, 2002, p. 107. 7. Josep Zinker, El proceso creativo en la terapia gestáltica, Paidós, 2002, p. 159. 8. Josep Zinker, El proceso creativo en la terapia gestáltica, Paidós, 2002, p. 161. 9. Ludwig Wittgenstein, Investigaciones filosóficas, Editorial Crítica, 1988, nº 130. 31

Jorge Hernández

con nuestro «autoconcepto saludable», que supondría experimentar las formas contradictorias de uno mismo y observar las similitudes y disparidades que se dan. Para observar la amplitud del conocimiento del concepto, tengo que mencionar las leyes de la figura–fondo y el concepto de gestalt inconclusa. Cuando una necesidad se está experimentando, la ley del cierre se establece, es el impulso de la persona a cerrar esa figura donde la percepción queda fijada en ella, y todo lo demás queda como fondo. Si no se satisface la figura, queda lo que se llama en Gestalt «experiencias inconclusas»; y esa figura que emergió del fondo volverá en su retroceso a sumergirse en el fondo. Por ejemplo: si nos encontramos ante una entrevista de trabajo y el entrevistador nos hace muchas preguntas, pero hay una que no le respondemos, podríamos quedarnos fijados obsesivamente en ella. Ocurrirá, casi con toda seguridad, que cuando salgamos no habrá manera de evaluar el conjunto de la entrevista y nuestra mente quedará fijada en que no respondimos una sola pregunta. Si nos rechazaran en el proceso de selección, seguramente pensaríamos que esa pregunta fue el motivo por el que no obtuvimos el trabajo. Nuestra mente quedaría así enganchada, en una situación inconclusa. Para cerrar este tema y que no permanezca como algo inconcluso, estaría bien preguntar cuál es el motivo verdadero por el que se nos ha rechazado. En Gestalt, esa pregunta que nos hace el entrevistador y a la que le damos más transcendencia comunicativa se llamaría figura. El resto de preguntas y todo lo demás sería el fondo. Su relación metafórica con los fenómenos perceptivos de los psicólogos Wertheimer, junto con Wolfgang, Köhler y Kurt Koffka , Kurt Lewin, se indicaría en la siguiente: La figura es un elemento que existe en un espacio o campo destacándose en su interrelación con otras unidades. Hay una clara tendencia a ver la copa en blanco o a ver las dos personas en color negro mirándose. Figura nº 1 32

Observación y aprendizaje del cliente sobre los conceptos terapéuticos

Fondo es todo aquello que no es figura. Es la parte del campo que contiene elementos interrelacionados que no son el centro de atención. El fondo soporta y encuadra a la figura. Las preguntas de la entrevista que no tienen tanta importancia serían el fondo, equivalente a las dos personas en negro, y la pregunta de la entrevista a la que no damos respuesta sería la figura, la copa de color blanco. Puede ocurrir también lo contrario: que focalicemos como figura las dos personas en negro en primer lugar. Entonces la figura equivaldría a la pregunta sin respuesta, y el fondo a la copa (la entrevista con el resto de las preguntas). Volviendo a la observación y aprendizaje del cliente sobre algunos conceptos terapéuticos, habría que decir que si el cliente amplía su lenguaje con palabras relacionadas con la tabla nº 2, estará dando más amplitud al conocimiento de la figura. John M. Heaton dice: «Una representación perspicua produce un cambio en la Gestalt al resaltar un nuevo aspecto de nuestro uso de las palabras»10, y sigue diciendo «La perspicuidad no significa prolijidad y no requiere un vocabulario técnico. Significa el esclarecimiento de las relaciones que se encuentran en estado de confusión.»11 Si ampliamos el conocimiento de una palabra desconocida (ver tabla nº 2), estaremos ampliando nuestra visión, nuestro campo de conciencia, ya que la palabra desconocida pero luego aprendida nos dará una perspectiva más ampliada en nuestro conocimiento, que nos permitirá posteriormente poderla experimentar. En la adquisición de la conceptualización de algunas palabras terapéuticas, estaría el «desconocimiento» por un lado de algunos conceptos en el área terapéutica y, en contrapartida, la adquisición del «conocimiento». Si estamos ampliando la información (por ejemplo, la palabra que antes hablábamos: «Autoconcepto»), tendremos que experimentar la palabra y conocer en qué medida sigo siendo yo, y también la posibilidad de que la palabra adquirida pueda transformar mi yo en la medida en que la uso. En el uso que le doy a la palabra terapéutica estaría también el cómo me doy cuenta y tomo conciencia al relacionar mi vivencia con el verdadero significado que pretende el autor de la palabra. De esta manera amplío conscientemente mi comprensión. Sería como decirse a uno 10. John M. Heaton, Wittgenstein y el psicoanálisis, Gedisa Editorial, 2004, p. 39. 11. John M. Heaton, Wittgenstein y el psicoanálisis, Gedisa Editorial, 2004, p. 39. 33

Jorge Hernández

mismo: «Me doy cuenta», o bien, «ahora mi experimentación con esta palabra amplía mi conocimiento.» Francisco Peñarrubia dice sobre esta conexión: «¿Son diferentes los medios y el fin, las técnicas de focalización y la conciencia?, ¿qué es entonces el «darse cuenta»? La espiritualidad oriental diría «la iluminación» (satori), las tradiciones chamánicas hablan de «conocimiento» (el hombre que «ve», la persona de conocimiento). La gestalt no diferencia tanto los medios y el fin: concibe el darse cuenta como el proceso de restauración de la salud, entendiendo que la neurosis es un oscurecimiento de la capacidad de percibir (a sí mismo, al mundo…) y el camino corrector es ir saneando esta ceguera.»12 Esto implica una concentración en el entendimiento de la palabra y en observar qué uso le da cada uno a los conceptos planteados por los autores: hay que focalizar poco a poco, por un lado el entendimiento, su uso, su experimentación; y, por otro, la acción de darse cuenta. La figura nº 2 nos permite percibir que para ver la cara, tenemos que tener en cuenta los pétalos, la flor, las hojas y unas bayas. Wittgenstein dice: «El uso de esta palabra bajo circunstancias de nuestra vida ordinaria nos es, naturalmente, muy bien conocido. Pero el papel que juega la palabra en nuestra vida, y con ello el juego del lenguaje en que la empleamos, serían difíciles de describir incluso a grandes rasgos.»13

Figura nº 2

Wittgenstein sobre todo indica que el uso del lenguaje implica desarrollar mejor nuestra manera de actuar y de comportarse, pues no deja de ser un estilo de interactuar en la vida. La correspondencia de lo que dice Wittgenstein con el «darse cuenta» estaría en la toma de conciencia de nuestro lenguaje cognitivo, la ampliación de la información de la palabra, el uso

12. Francisco Peñarrubia, Terapia Gestalt, Alianza Editorial, 2002, p. 96. 13. Ludwing Wittgenstein, Investigaciones filosóficas, Editorial Crítica, 1988, p. 155. 34

Observación y aprendizaje del cliente sobre los conceptos terapéuticos

que se le estaba dando y el que se le pueda dar en un «aquí y ahora». En definitiva, ser más consciente del uso que le damos a los conceptos, sobre todo en el ámbito terapéutico. En un artículo publicado por Josep Lluís Camino, se dice: «La significación del lenguaje se encuentra en sus usos. Pero los usos del lenguaje son múltiples y variados; por eso no hay solamente un lenguaje sino lenguajes y éstos son formas de vida, éste es su poder.»14 El terapeuta debe informar al cliente sobre estos conceptos, explicándole sus contenidos para, posteriormente, proporcionarle mediante escritos las concepciones de algunas palabras que se consideren que están vinculadas con el tipo de terapia. Después, la experimentación tiene que efectuarse tanto dentro de las sesiones terapéuticas como en el entorno del cliente. La observación y el aprendizaje deben darse en la interacción con el terapeuta, quien tiene que aplicar el feedback para que el cliente pueda asimilarlo. Más adelante comentaremos el proceso de feedback como integrador de los conceptos. Como consecuencia, cada cliente alcanzará un nivel de conciencia entre la palabra y su uso. Por lo tanto, nunca se podrán generalizar los resultados. Lo importante es que resulte de utilidad con cada cliente. Hablar de «polaridades» o del «Punto Medio», por poner algunos ejemplos de la psicología Gestalt, es hablar de conceptos que, fuera del núcleo terapéutico, no son usados de manera habitual. Suenan, como dice mi clienta Marta, a conceptos abstractos. Al principio no se sabe muy bien qué hacer con este tipo de concepciones. Se tarda un tiempo en asimilar su significado y aplicar estos conceptos a nuestra vida diaria. Incluso, con frecuencia, se empieza a asimilar e identificar el Punto Medio una vez que se deja la terapia. En primer lugar, hay que obtener información lo antes posible ante este tipo de conceptualizaciones, para pasar posteriormente a su reflexión y su utilización. Por eso, según mi criterio, debemos explicar a los clientes estos conceptos tantas veces como sea necesario para que puedan experimentarlos en su vida diaria. La epistemología se ocupa de la teoría del conocimiento, pero hay dos concepciones distintas formuladas, respectivamente, por Karl Popper y Jean Piaget. Para K. Popper, la epistemología estudia los mani14. Josep Lluís Camino Roca, Juegos de poder y psicológicos, http://www.bernecomunicacion.net/pdf/berne20.pdf 35

Jorge Hernández

fiestos de la ciencia y de su justificación por medio de una metodología lógica que ignora al observador que adquiere el conocimiento. Por el contrario, Piaget se interesa por el individuo como observador. Epistemología científica o epistemología fenomenológica. Las dos tienen como finalidad descubrir el conocimiento científico. Pero mientras que la científica estudia las dificultades y las incidencias históricas, sociológicas y psicológicas justificándolas con una objetividad lógica, en la epistemología fenomenológica el mundo se percibe sólo a través de nuestra conciencia, excluyendo todo lo externo a nuestra experiencia inmediata. En este caso, nuestra conciencia juega un rol activo. Bert Hellinger comenta que en la epistemología fenomenológica «la mirada está dispuesta a asimilar simultáneamente lo mucho que ante ella se extiende. Entregándonos a este movimiento, por ejemplo, ante un paisaje, o una tarea, o un problema, nos damos cuenta de cómo nuestra mirada a la vez se llena y se vacía.»15 La epistemología fenomenológica resulta útil para que el cliente pueda observar su afectación y conocer la metodología sobre el aprendizaje de algunos conceptos terapéuticos. Según Husserl, la fenomenología es la ciencia que trata de descubrir las estructuras esenciales de la conciencia. En este caso, se trata de la comprensión de cómo cada cliente percibe el fenómeno de los diferentes conceptos en su mente y en la aplicación de estos conceptos en su vida cotidiana. En el trabajo de la compresión del cliente sobre las palabras terapéuticas, estaría el proceso de feedback o retroalimentación, que constituye la información que recoge el emisor (en este caso, el terapeuta), a través de los resultados que causa su mensaje en el receptor (el cliente). Es importante experimentar el feedback entre terapeuta y cliente, pues de este concepto poco utilizado dependerá el éxito de la comprensión y aplicación de los conceptos terapéuticos. Cada cliente decidirá el límite de los sucesivos feedback. Las siguientes preguntas de la tabla nº 3 tienen que situar al lector en un punto de partida desde donde, posteriormente y dependiendo de la integración y expectativas de los conceptos, podrá observar cómo inciden en las experiencias que se puedan realizar. Sobre todo, 15. Bert Hellinger, Órdenes del amor, Editorial Herder, 2001, p. 14. 36

Observación y aprendizaje del cliente sobre los conceptos terapéuticos

es importante la interactuación con un terapeuta, donde hay que comunicar y compartir las observaciones, el humor, las expectaciones, cómo fluyen las emociones y sentimientos ante la experimentación de estos conceptos, aclaraciones, demostraciones y confrontaciones, etc. Con todo lo expuesto y más, se efectuaría la retroalimentación o feedback.

Tabla nº 3

s ¿Qué significado le das a las concepciones de algunas palabras terapéuticas? s ¿De qué manera experimentas estos conceptos en tu vida diaria? s ¿Dónde lo aplicas, en qué contextos? s ¿Cómo lo aplicas? Las palabras pueden ser las que figuran en la tabla nº 2 o bien otras. El qué, el dónde o el cómo de la tabla nº 3 implicará adentrarnos en el conocimiento del significado de las palabras y en cómo podremos usarlas. Según Wittgenstein, preguntar por el significado de una palabra o frase corresponde a preguntar cómo se utiliza, y es precisamente la manera de utilizarla lo que resuelve si una persona ha comprendido o no su significado. Wittgenstein comenta: «No se puede adivinar cómo funciona una palabra. Hay que examinar su aplicación y aprender de ello. Pero la dificultad es remover el prejuicio que se opone a este aprendizaje.»16 Mi experiencia hasta la fecha me ha indicado que algunos clientes tienen alguna idea sobre algunos conceptos, aunque no llegan a usarlos en su vida; pero muchos no conocen su significado ni los utilizan. Otros clientes que proceden de otras terapias poseen conocimientos y aprendizaje, aunque también me encuentro con algunos que no los tienen asimilados y, por tanto, hacen un uso fragmentado de ellos. El uso de estos conceptos terapéuticos en la vida del cliente implica tener en cuenta lo que dice Husserl cuando habla de que el objetivo 16. Ludwig Wittgenstein, Investigaciones filosóficas, Editorial Crítica, 1988, p. 267. 37

Jorge Hernández

es fundamentar la ciencia en la conciencia, sobre todo basándose en las vivencias que se implican en la conciencia. Lo que se trata en la fenomenología es percibir todo lo que se da en el conjunto de una experiencia. Volviendo a la pregunta ¿qué significado le das a las concepciones de algunas palabras terapéuticas?, la respuesta representará en qué medida puedes entrelazar tus conocimientos con lo que puedas leer, mediante los diferentes feedbacks, las preguntas y respuestas que se den entre cliente y terapeuta, y, por último, experimentar los conceptos aprendidos y vuelta a un feedback hasta que dé un resultado óptimo para el cliente. De todo ello, seguro que saldrá una ampliación de conocimiento. Es necesario señalar aquí que el límite de la adquisición de conocimiento lo tiene que marcar el cliente, nunca el terapeuta. Posteriormente, una vez adquirido el conocimiento de algunos conceptos terapéuticos, habría que tener en cuenta lo que implica la fenomenología de Husserl como método, donde surge el concepto «epojé». Javier San Martín afirmó en una ponencia que «La epojé es para Husserl el primer paso del filósofo que comienza y que quiere volver a las cosas mismas, para que aquello que es se pueda mostrar tal como es.»17 La palabra «epojé», procede del griego «epokhé», que etimológicamente significa suspender. Aplicado a la teoría de Husserl, hace referencia al hecho de suspender el juicio, hallándose la persona en una actitud totalmente neutra para recibir lo que se le presenta. Implica que la conciencia estacione o paralice todos los valores, todos los supuestos condicionales, y de esta manera reciba las experiencias con un potencial que sería similar a lo que hoy la física cuántica incluye en su paradigma: un mundo lleno de posibilidades. En este libro se dan ideas parejas entre los clientes, y otras que implican sus propias aperturas naturales al uso de los conceptos terapéuticos. Con el término «epojé», consistiría en experimentar de una manera natural el propio uso de ese concepto.

17. Javier San Martín, Epojé y ensimismamiento. El comienzo de la filosofía. http://www.o-p-o.net/essays/SanMartinArticleSpanish.pdf, p.3 38

Observación y aprendizaje del cliente sobre los conceptos terapéuticos

2.2. Resumen

Cuando se crea una palabra cuya conceptualización es terapéutica, esta trata de captar la esencia de su propósito y es explicada de una manera intelectual. Posteriormente, los clientes intentan entender los argumentos de la significación terapéutica. Pero como se podrá leer en los diferentes contenidos del libro, los clientes comentan lo abstracto y difícil que les resulta entender dichos conceptos. Para que no se queden atrapados en el concepto, sería necesario determinar una metodología específica para cada persona. Inicialmente estaría bien preguntarse: ¿Entiendo el concepto? Este puede ser alguno de los que se exponen en este libro o bien otros que figuren en la literatura de la filosofía terapéutica. Una vez que el cliente comprenda en alguna medida el propósito de la palabra con ayuda del terapeuta, el siguiente paso sería preguntarse: s ¿Qué hago con el concepto terapéutico? s ¿Qué vinculación tienen la palabra con el uso que le puedo dar con mi cuerpo, sentimientos, emociones y mente? La consecuencia anhelada sería el autoconocimiento de mi pensamiento y de mi lenguaje interior. Por otra parte se tendría que explorar con la imaginación cada palabra terapéutica para poderla utilizar con nuevos usos diseñados para mí. Y por último, ¿cómo incorporo todo este proceso expuesto en mí interior para superar en alguna medida mis dificultades, mis bloqueos, mis situaciones inconclusas, etc.? Para que el cliente no pierda la esperanza de entender esos conceptos terapéuticos, se tendría que pasar a la acción con la implicación experimental del uso de la palabra. Para ello, el terapeuta debe invitar al cliente a utilizar el concepto mientras hace terapia, con propuestas de creaciones conjuntas, realizadas entre terapeuta y cliente, que experimenten dicho concepto. Las creaciones actuarían como juegos o ejercicios destinados a sentir y pensar el uso de cada palabra. También tengo que recomendar que el cliente tenga la constancia de continuar con este uso más allá de la finalización de la terapia, ya que es de vital importancia seguir en solitario, continuar imaginando y creando los usos de las palabras terapéuticas en sus diferentes contextos para superar las resistencias al cambio. Se trataría así de utilizar el

39

Jorge Hernández

concepto, implicándolo a nuestras vivencias habituales y sobreponiéndonos a los perjuicios empíricos. Wittgenstein comenta: «“¿Pero acaso no debo saber cómo sería si yo sintiera dolor?” No podemos dejar de pensar que la utilización de una oración consiste en que uno se imagine algo con cada palabra.»18 La cuestión es imaginar y darle el uso a la palabra terapéutica, aplicando lo que uno necesita, y no sentirse atrapado por su significado. Los conceptos terapéuticos no se resuelven sólo con la razón; la parte intelectual implica una pequeña área, que tendría que seguir el camino del uso mediante la utilización también de nuestras áreas corporal y emocional, donde el uso de la palabra radicaría en lo que ocurre cuando la vivenciamos más allá de su significado. Si exploramos en nuestro interior podemos encontrar palabras que nos dará el cuerpo, que nos proporcionarán nuestros sentimientos y también las que nos dará nuestro intelecto. Expongo un ejemplo de una vivencia de un cliente que actualmente está en terapia y que citaré bajo seudónimo. El ejercicio fue específico para el uso de la palabra «resistencia». En primer lugar, Carlos dibujó en un mandala figura nº 3 su resistencia interior a cambiar su estado de ansiedad, dándole una forma humana. Se expresó así de una forma muy difusa mediante dos figuras y una frase que decía: «¿Que hay alguien ahí?».

Figura nº 3. Mandala de Carlos

18. L. Wittgenstein, Investigaciones filosóficas, cita 449. 40

Observación y aprendizaje del cliente sobre los conceptos terapéuticos

Posteriormente, en otra sesión, realizamos un juego o ejercicio para el uso de la misma palabra que el mandala: «resistencia a modificar su ansiedad». La experimentación implicaba sus áreas corporal, emocional y mental. Mientras yo le tomaba una foto, Carlos escenificó de una manera estática una postura corporal sobre el concepto de su resistencia interior a cambiar la ansiedad (similar a las estatuas estáticas humanas que actúan en la Rambla de Barcelona). Después, hicimos otra foto con otra postura en la que escenificaba su voluntad consciente de superar el concepto de resistencia. Carlos fue más allá de la conceptualización de la palabra «resistencia» y le dio un uso para su experimentación, lo que le facilitó el camino hacia la comprensión de su dificultad. Carlos, al ver las dos fotografías juntas, pudo decir de una de ellas: «Mi resistencia interior, que está situada en la sombra, siente miedo y pide ayuda»; y, de la otra: «La otra parte de mi voluntad, que es más consciente, ofrece ayuda, se sonríe y acepta al personaje del inconsciente.» Así, implicó el juego del lenguaje y su uso con su realidad interna, sobre todo, para sentirlos en sus áreas corporal y emocional. De esta manera, su área racional tuvo que dejar más espacio para estas otras dos áreas. Su mandala, el humazen, sus posturas corporales, las fotos y las expresiones de su sentir crearon dos oraciones que ampliaban de esta manera el significado de la palabra «resistencia».

Figura nº 4. Humazen de Carlos.

La creatividad de Carlos hizo que transformara el diseño original del humazen (ver en página 129 figura nº6). Y el uso que le dio, le permitió hacer una síntesis del pasado, presente y futuro de su resistencia a cambiar el estado de ansiedad. A esta ansiedad y a su resistencia a modificarla le dio el nombre de: «el oscuro pasajero».

41

Jorge Hernández

En el humazen, Carlos dibuja en el mandala del pasado su oscuro pasajero bastante amenazante; en el presente lo dibuja menos amenazante; y en el futuro él lleva a su oscuro pasajero a horcajadas en su espalda aceptándolo y comprendiendo su conflicto. Otro ejemplo es el de Marta, a quien el concepto del «punto medio» le sirvió para constatar dos planteamientos opuestos y ampliarlos con una experiencia nueva. La palabra clave para ella fue «decantarse», sobre la que comenta: «El error fue pensar que el punto medio era el final del camino. Porque en realidad es el camino mismo». En este caso, decidió averiguar y experimentar con el concepto: «Y cuando acabé la terapia, de pronto, como suelen ocurrir en estas, me di cuenta de que lo importante es buscar, razonar y encontrar las polaridades para que el punto medio llegue por sí solo. No por gracia divina: es que entiendo entre qué dos aguas te encuentras; puedes lograr averiguar lo que no quieres y lo que sí, y decidir hacia dónde te quieres decantar, y entonces el punto medio va llegando.» Para Marta el concepto original del «punto medio» la llevó con su uso a otra palabra: «decantarse», por la cual ella jugó con el lenguaje, lo que facilitó que entendiera su verdadero significado y su solución ante su dificultad. Después de experimentar el «punto medio», Sara afirma: «Cuando entro en el «punto medio», siento que puedo entrar en paz conmigo misma y estar más sosegada con mi entorno. (...) Entendí y fui capaz de dar la ‘bienvenida’ a mis emociones». Sara, al experimentar el concepto «punto medio», implicó otras palabras que para ella le ampliaban más el significado, como fueron: «bienvenida», «sosegada» y «entorno». Por otro lado, Patricia argumentó el concepto «punto medio» mediante una experimentación con el humazen: «Pinté un humazen con la polaridad ‘extremos-punto medio’. Los extremos los coloqué en el pasado; el punto medio, en el futuro, donde quiero estar. En el presente, puse la coexistencia de la polaridad, contemplando y aceptando la existencia del punto medio». Para entender este concepto del punto medio, aplicó otro concepto como es la polaridad en terapia y se encontró en este proceso de reconocer emocionalmente, puesto que racionalmente ya lo entendía. Actualmente, Patricia está trabajando con juegos y ejercicios destinados a entender su lenguaje emocional con los conceptos polaridades, resistencias y punto medio.

42

3. LA COMPASIÓN Y EL AMOR EN EL ÁMBITO TERAPÉUTICO

Tú y yo formamos una unidad terapéutica

«El amor es la meta más elevada y esencial a la que puede aspirar el ser humano..la plenitud de la vida humana está el amor y se realiza a través de él»19 Viktor Frankl (1905–1997) Neurólogo y Psiquiatra

19. http://www.frasesypensamientos.com.ar/autor/viktor-frankl.html

3. LA COMPASIÓN Y EL AMOR EN EL ÁMBITO TERAPÉUTICO 0LVHQWLU\PLVUHÁH[LRQHV 3.1.1. El tú y el yo

Desde un planteamiento muy cercano a la psicología humanista, quiero exponer las experiencias sobre la compasión y el amor en el ámbito terapéutico. A partir de la interactuación entre cliente y terapeuta, todas las demarcaciones que hemos construido tienen que empezar a ser reflexionadas para que se vayan disolviendo, con la intención de hacer emerger el verdadero sentir de nuestra alma y lograr la evolución espiritual en el ámbito terapéutico. Para desarrollarla, es de vital importancia la unidad del tú y del yo. Si expongo el «tú y el yo», indudablemente lo traslado a la relación «tú cliente- yo terapeuta». Dicho trato es más explícito, ya que el «tú persona – yo persona» en la mayoría del trabajo terapéutico queda más implícito dentro de esa relación profesional. Y aunque muchos profesionales quieran obviarla, la relación personal se da siempre, aunque sea en alguna medida. Hay que tener en cuenta que, cuando comunicamos, la expresión no verbal concurre al mismo tiempo que la expresión verbal. Los gestos que se dan en el área corporal no los podemos disfrazar con palabras, ya que reflejan los sentimientos y las emociones que experimentamos en el momento en que se está interactuando y, por tanto, son difíciles de manipular. Como consecuencia, tanto el terapeuta como el cliente estarán expresando un lenguaje que queda más implícito. Cuando estamos diciendo algo verbalmente, al mismo tiempo se está dando otro lenguaje que es el corporal. La comunicación verbal necesita ser congruente con la comunicación no verbal y viceversa. Si hay incongruencia no se entenderá. Para que la comunicación total resulte comprensible y sincera, tiene que ser coherente.

45

Jorge Hernández

3.1.2. La compasión con uno mismo y con los demás

Si hablamos de espiritualidad en la psicoterapia, hay que hablar de su verdadero núcleo: la compasión. Para entender qué es la compasión es necesario conceptualizarla en un ámbito muy amplio. En primer lugar, debemos tomar conciencia de nuestras necesidades corporales, emocionales, conductuales y mentales, para pasar posteriormente a transcenderlas. El zen afirma que para sentir compasión tiene que haber ausencia de deseo. Por este motivo, las necesidades deben estar cubiertas para que el deseo desaparezca y podamos empezar a sentir la compasión en nuestro corazón. Desde mi punto de vista la compasión incluiría la solidaridad, la empatía y el amor. La compasión no implica sentir lástima, puesto que, de ser así, la dignidad del ser humano podría quedar afectada. El psicoterapeuta inglés Paul Gilbert, director de la institución Compassion Mind Foundation, está estudiando científicamente el poder de la compasión desde los puntos de vista de la neurociencia y el budismo. Mediante el trabajo de la compasión se puede construir redes neuronales vinculadas a la autorregulación de estados de tranquilidad, seguridad y calidez. A través de resonancias magnéticas, la Compassion Mind Foundation ha verificado que durante la meditación es posible llegar a estados de «compasión pura» (ser algo así como «uno con el universo»)20 y que en esos trances se activan zonas del cerebro prefrontal izquierdo, que contiene redes neuronales vinculadas con la empatía, el amor maternal y una mayor conexión entre pensamientos y sentimientos, al mismo tiempo que se aquieta la actividad del lóbulo prefrontal derecho, conectado con estados de ánimo más negativos.

3.1.3. Las necesidades, deseos y compasión

Abraham Maslow, en su obra Una teoría sobre la motivación humana (1943), formula una jerarquía de las necesidades humanas. Las primeras son las necesidades básicas, como son respirar, beber agua, alimentarse, tener una temperatura corporal adecuada, dormir, descansar, evitar el dolor, tener relaciones sexuales, vestirse y cobijarse, sobre todo cuando hay inclemencias climatológicas. 20. Gilbert, Compassion Mind Foundation (www.compassionatemind.co.uk) 46

La compasión y el amor en el ámbito terapéutico

Maslow indica que el ser humano tiende a satisfacer sus necesidades en sentido ascendente en la pirámide:21

Figura nº 5

Así pues, la compasión implicaría ser solidario con las necesidades más elementales del ser humano, como la alimentación, vestirse y cobijarse, pero también comporta algo más: la empatía y el proporcionar amor hacia las dolencias de uno mismo y de los otros. Si hiciéramos una comparación con el organismo, la alimentación de nuestra alma significaría que nuestras experiencias conflictivas del pasado se suavizan mediante el amor. Existen alimentos emocionales negativos que, sin darnos cuenta, van creando neuropéptidos, que es la molécula química que comunica el cerebro con el cuerpo. Estos mensajes enviados por los neuropéptidos son nuestros alimentos emocionales. La neurociencia nos dice que podemos crear adicciones emocionales, pero también afirma que podemos aprender nuevas creencias o actitudes. Al igual que necesitamos alimentos para nuestro cuerpo, también nuestra alma necesita del amor y de la compasión, que son sus alimentos. Respecto al vestir, en nuestra alma equivaldría al calor que podemos dar y recibir con nuestro amor compasivo mediante acciones solidarias, palabras copartícipes y el recogimiento en una amabilidad espiritual. Y en cuanto al cobijarse, implicaría ofrecer un espacio seguro donde poder recogerse, expresar los sentimientos dolorosos y obtener la atención y comprensión de la empatía, sobre todo para mitigar el dolor. 21. A. Maslow, Motivación y personalidad, Ediciones Díaz de Santos, 1987. 47

Jorge Hernández

Para poder trascender a la compasión, habría que cubrir las necesidades primarias, que son comer, vestir y cobijarse. Si estas no están cubiertas, poca disponibilidad se puede tener para atender a los demás. Por otro lado, hay que ser consciente de que después de las necesidades primarias incorporamos otras necesidades que no son tanto de supervivencia, pero que constituyen un segundo orden a tener en cuenta: serían la necesidad social, de seguridad, de autoestima y de autorrealización. Todas ellas son también necesarias para el ser humano. En ocasiones, algunas necesidades se mezclan con el marketing. Por ejemplo, beber es una necesidad de primer orden pero muchas veces bebemos Coca-Cola, tónica, vino, etc., y al final se mezclan necesidades básicas con otras que no son tan necesarias. Puede ocurrir que estemos con objetivos de falsas necesidades, donde los deseos nunca encuentran satisfacción y donde no queda mucho espacio para la compasión. Es decir, que motivación y necesidad están íntimamente implicadas por una estimulación dada por el marketing, lo que, en consecuencia, puede afectar de forma negativa al comportamiento del consumidor. Con esta variable y otras de carácter social, el yo tiende a no sentirse satisfecho en cuanto a cumplir sus deseos, incrementando siempre sus necesidades, impidiendo en gran medida llegar al tú y al yo como unidad. Después de tener cubiertas nuestras necesidades primarias, tendríamos que incorporar la compasión, aunque sea en una pequeña medida, ya que es el deseo del alma y se encuentra, sobre todo en occidente, bastante olvidada.

3.1.4. Consideraciones sobre el alma

En una etapa de mi vida, mientras yo estaba como cliente trabajando mis conflictos emocionales con un terapeuta, le comenté que yo buscaba la conexión con la espiritualidad dentro de mi ser. Y él me preguntó qué era lo que yo entendía por espiritualidad. No tuve respuesta en ese momento, pero fue con el paso del tiempo y tras la meditación cuando surgió algo que siempre tuve en lo más profundo de mí ser y de lo que ya no me acordaba: la espiritualidad siempre se expande cuando sale de mi interior, y mi sentimiento tiene como brújula la unidad.

48

La compasión y el amor en el ámbito terapéutico

Quisiera exponer algo que leí un el libro de Joan Garriga sobre el alma como campos de resonancia. Dice: «No considero el Alma como un asunto personal o individual. No es algo de nuestra propiedad ni un atributo de identidad. Más bien se trata de un campo de resonancias en el que todo está conectado con todo y todos estamos conectados con todos.»22 Para mi proceso de evolución espiritual es de vital importancia la unidad del tú y del yo, donde todas las demarcaciones que hemos construido se empiezan a diluir, emerge el verdadero sentir de nuestra alma y la sanación surge por esas resonancias que habitualmente tenemos con nuestras personas más queridas, pero que en el área terapéutica no las utilizamos tanto.

Cuando leía a Krishnamurti en mis años de adolescencia, me sentía interesado cuando hablaba de que nuestro pensamiento es fragmentario y que por lo tanto no se puede unificar. Creo que puede resultar difícil, pero es posible equilibrar este pensamiento cuando meditamos diariamente, puesto que a través de la meditación debe encontrarse en nuestra alma la compasión. Así, el individuo no debe volverse compasivo, sino serlo. La compasión es algo que suele quedar fuera de la mesa de trabajo entre un terapeuta y su cliente. Desde mi punto de vista, la compasión es comprender y dar solución a los conflictos de los demás. ¿Somos meros espectadores y visitantes de los conflictos ajenos o por el contrario dignificamos el gran valor del ser humano, sintiendo la compasión como una acción saludable en la que implicamos el verdadero sentimiento de unidad?

3.1.5. La compasión y el amor en el trabajo terapéutico

La compasión está estrechamente enlazada al genuino amor. No tiene que estar vinculada a la pena, sino a la ternura, la comprensión, la aceptación y también al perdón. Existen circunstancias en las que un cliente no tiene la posibilidad de que le pidan perdón sobre las agresiones ocurridas en el pasado. En estos casos, es posible mitigar el dolor del alma de esa persona. Luis, un terapeuta y amigo, me comentó un día la posibilidad que tiene un terapeuta para poder reproducir un ri22. Joan Garriga Bacardi, Vivir en el alma, Rigden Edit, S. L. 2009, p. 54. 49

Jorge Hernández

tual o un acto mediante el cual el cliente pueda obtener las disculpas correspondientes en el nombre de esa persona que la agredió, o bien trabajar el perdón con trabajos terapéuticos para llegar al amor. Todo esto no sirve de nada si no lo implicamos y lo sentimos desde el corazón, tanto terapeuta, como cliente. Desde hace unos años trabajo con clientes para superar las pérdidas emocionales y, desde mi experiencia, tengo que afirmar que siempre es necesario implicar el perdón y el amor, puesto que son sentimientos indispensables para superar la pena, el dolor, la rabia y la tristeza. El doctor Viktor Frankl, psiquiatra y psicoterapeuta, explica en su libro El hombre en busca de sentido su experiencia en el campo de concentración de Auschwitz, donde se produjo la mayor experiencia del exterminio. Nadie como él para juzgar nuestra condición humana sabia y compasivamente. En un apartado de su libro habla del sentido del amor y afirma: «El amor es el único camino para arribar a lo más profundo de la personalidad de un hombre. Nadie es conocedor de la esencia de otro humano si no lo ama.» 23 La lectura de la experiencia relatada en este libro me causó un gran impacto en mi labor terapéutica, pues me sorprendió para bien que ante las manifestaciones del mal vividas en Auschwitz, Frankl adoptara una actitud de búsqueda de la vida en él y en los demás. Si queremos trabajar desde el alma, los paradigmas establecidos en occidente dejan poco espacio para estas cuestiones en los procesos terapéuticos. Carl Rogers comenta: «cuando el consejero percibe y acepta al cliente tal cual es, cuando deja de lado toda evaluación y entra en el marco de referencia perceptual del mismo, lo libera para que explore nuevamente su vida y su experiencia, lo libera para percibir en esa experiencia nuevos significados y nuevas metas.»24 La compasión es aceptar los fallos, las experiencias de todo tipo con sus inmoralidades y moralidades, con sus impurezas y purezas. La compasión se tiene que expandir desde el alma hacia una unidad, no hay que sentirla hacía una persona concreta. 23. Viktor Frankl, El hombre en busca de sentido, Herder, 2004, p. 134. 24. Carl Rogers, Psicoterapia centrada en el cliente, Paidós, 2001, p 55. 50

La compasión y el amor en el ámbito terapéutico

Para finalizar este tema quisiera comentar que el denominador común para sanar en todas las terapias es el amor. El amor es el antídoto del miedo y hay que tener en cuenta que la mayoría de conflictos están vinculados a los temores. Un cliente cuando va a terapia es porque quiere cambiar, pero trae consigo sus resistencias. Las resistencias para hacer el cambio y sentirse mejor están amparadas en las amenazas y el miedo que uno siente ante su posible modificación, ya que resulta algo desconocido y su aprendizaje conflictivo hasta ese momento fue tomado para poder sobrevivir. Para cambiar tienen que tener en cuenta varias variables que comento en este libro. Pero una de ellas es el miedo y qué mejor que el apoyo cariñoso y cálido como base para iniciar el proceso terapéutico. Una sonrisa de afecto del terapeuta al cliente, una mirada de ternura. Bernie Siegel, médico que trabajó muchos años con enfermedades degenerativas y reconocido divulgador en la enseñanza del uso de la fuerza del amor, decía: «Todos tenemos nuestra propia manera de expresar amor; si la descubrimos, viviremos más tiempo, gozaremos de mejor salud, disfrutaremos más de la vida y recibiremos también más amor de los otros. A causa de eso, los terapeutas deben ayudar a sus pacientes a redescubrir sus propios e individuales caminos de amor.»25

3.1.6. Lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos

El terapeuta en primer lugar, y después el cliente por mediación del trabajo con este, tiene que descubrir las congruencias e incongruencias que se dan entre la comunicación verbal y no verbal que tiene lugar entre ellos. Lo comento porque el amor tiene que ser expresado por nuestra mente y cuerpo, y a su vez tiene que venir de la mano de la congruencia, que es concretamente lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos. Se trata de experimentar en el área terapéutica, para que luego el cliente pueda utilizar estas referencias para su vida.

25. Bernie Siegel, «El Amor es el que Sana» Love & Healing. Revista Alcione, nº 16. 51

Jorge Hernández

3.1.7. El perdón como expresión del amor

El perdón forma parte del amor, y no deja de ser algo que se da sin condiciones. Este concepto debe ser tratado desde una perspectiva terapéutica y no religiosa, sobre todo para liberarnos mentalmente de sentimientos y de emociones negativas. Es hacer el camino de la sanación, es quitarnos de encima la agitación que produce la rabia o el resentimiento y el enfado perpetuo de nuestro interior. Lo único que hacen estos sentimientos negativos es dejarnos una cicatriz abierta. Así, en lugar de liberar esa energía hacia el exterior, la implicamos hacia dentro, donde seguramente producirá una agitación como energía nociva. Si somos conscientes, podemos trabajar el perdón y la manera de extraerlo podría ser mediante el ejercicio del «puching-sonidos», comentado en este libro cuando se habla de la conciencia cuerpo-mente, tema 9, como ejercicio liberador. Si nos liberamos de la rabia, la paz entrará en nuestro ser. Una persona puede perdonar y, sin embargo, no reconciliarse. Un cliente me comentó que no era ningún santo, que podía perdonar a un familiar suyo, pero que tenía un límite. Desde hacía años se encontraba en un bucle en el que cualquier agresión por parte de ese familiar recibía un acto instantáneo de perdón por su parte. No había una actitud de reconciliarse y de avenirse por parte del agresor. Esta idea queda más clara en el caso de una esposa maltratada continuamente por su marido. La mujer puede perdonar a su compañero, pero no reconciliarse ni tampoco aceptar las acciones violentas de este. La persona ofensora tampoco queda exenta de sus responsabilidades y de cumplir el dictamen de un juicio. Para reconciliarse tiene que darse un respeto mutuo, y es recomendable que sea supervisado por un terapeuta sistémico antes de un acercamiento. En otro grado de ofensas encontraríamos a los abusadores emocionales, que entrarían en el área de los daños que provocan los agresores a los atacados cuando estos no son conscientes del daño y del engaño al que están siendo sometidos. Estos agresores tergiversan los hechos para quedar ellos como víctimas y lograr que el agredido se sienta culpable. Claro está que hay educaciones que implican unas creencias mal adaptadas, que envuelven una perturbación cognitiva sobre la culpa-

52

La compasión y el amor en el ámbito terapéutico

bilidad, dejando mucho campo libre al agresor, ya que se aprovechan manipulando sus agresiones hasta provocar el sentimiento de culpabilidad del agredido. La reestructuración cognitiva enseña a desmentir esta distorsión y aprender el procesamiento de la información errónea de la culpabilidad. Es de vital importancia aprender en primer lugar nuevos modelos que hagan ver que la percepción de la culpabilidad es errónea, ya que si no es así la persona podría reconciliarse con el agresor y, en casos graves, esto resultaría muy perjudicial para el agredido. La culpabilidad puede implicar también el complejo de mártir, que no es ni más ni menos que adoptar una actitud de víctima, buscando el «sufrimiento» como una adicción emocional. Existen pocos trabajos sobre el perdón en psicoterapia, pero no se puede eludir a este tema sin mencionar al doctor Robert Enright, psicólogo y profesor de Psicología de la Educación en la Universidad de Wisconsin. Durante una conferencia en Roma dijo: «Cuando una persona perdona, abandona el dolor de lo que ocurrió, se da cuenta de que es más fuerte de lo que pensaba, de que es capaz de levantarse y afrontar de otro modo el problema, de afrontarlo con compasión. Eso hace a las personas más fuertes. (...) Si estamos verdaderamente decididos a reducir el resentimiento, nos quitaremos de encima parte del enfado. La psicología muestra cómo, aunque sólo reduzcamos un poco el resentimiento, mejora enormemente la salud mental.» 26 De estas reflexiones dadas por Robert Enright se puede extraer que si la persona dañada toma conciencia de emociones como el enfado, la rabia, etc., y de lo que estas pueden acarrear, y está dispuesta al perdón, puede iniciar un proceso de cicatrización que deje de lado la venganza y le permita entender el verdadero sentido del perdón: «Uno de los motivos para perdonar es liberarnos de los efectos que puede producir el resentimiento». Con la compasión entramos en el campo del amor.

26. Robert Enright , «Perdonar es bueno para la salud», Rome Reports, 4/03/2011 53

4. CON QUÉ EXPECTATIVA VENDRÁ EL CLIENTE A LA CONSULTA TERAPÉUTICA

Tú y yo formamos una unidad terapéutica

«El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.»27 Víctor Hugo (1802 – 1885) Poeta, dramaturgo y escritor

27. http://www.frasesypensamientos.com.ar/autor/victor-hugo.html

4. ¿CON QUÉ EXPECTATIVA VENDRÁ EL CLIENTE A LA PRIMERA ENTREVISTA TERAPÉUTICA? 0LVHQWLU\PLVUHÁH[LRQHV

Los clientes vendrán a la primera visita terapéutica condicionados por pensamientos cognitivos basados en sus experiencias o en informaciones recibidas por amigos o conocidos sobre lo que es la terapia. Esto implicará una acometida sobre los registros guardados en el pasado con las conjeturas sobre el futuro. Con la información recibida del pasado, y sin ser consciente, podrán darse ciertos condicionantes tantos antes de entrar como durante la primera entrevista. Como se podrá observar más adelante en la lectura de los comentarios de los clientes, se involucran en las entrevistas muchas emociones, sensaciones y expectativas. Desde los nervios a lo desconocido hasta los estereotipos sociales como podrían ser, por ejemplo, asociar que la locura es igual que ir a terapia, lo que implicaría que lo demás pensasen que el cliente está loco. Este estereotipo es usado en un sentido negativo, ya que son creencias ilógicas que limitan la transformación y la evolución personal. Otro factor que se suele dar al inicio de la entrevista es el grado de confianza que se espera obtener del terapeuta para explicar sus dudas existenciales, sus incertidumbres ante una situación concreta, etc. El cliente siente la necesidad de que se le proporcione un buen trato basado en el respeto, que no sea juzgado. Demanda así una seguridad, una protección. La mayoría de los clientes, como se podrá apreciar en la lectura de sus experiencias, vienen con el deseo de sosegar su interior. Por este motivo, la empatía por parte del terapeuta tiene que ser tanto explícita como implícita. La explícita equivaldrá a lo que dice el terapeuta ante esta concepción de la empatía y la implícita será también lo que dice 57

Jorge Hernández

el terapeuta mediante la comunicación no verbal. La congruencia del terapeuta viene de la mano de la transparencia y la autenticidad. Todo lo que se diga verbalmente tiene que venir acompañado de la expresión no verbal, es decir, de la expresión corporal. El terapeuta debe defender la supervivencia emocional del cliente que se pone en sus manos, pues este abre y expone sus mecanismos de defensa. La reflexión interna del cliente podría darse consciente o inconscientemente de la siguiente manera: ¿Estoy en peligro al abrir mi corazón? La polaridad contacto–retirada tiene que ser bien tratada por parte del terapeuta. Su respeto hacia el cliente pasará por decir que es importante respetar su ritmo para extraer sus incertidumbres de una manera armoniosa, que le hará encontrarse cómodo y que su sentir será recibido con cariño, porque es en ese momento cuando se puede engrandecer o reducir la empatía. Claro está que el terapeuta tiene que sentirlo, ya que si no resultará incongruente. Pensará el cliente en algún rol que tenga que tener el terapeuta antes de interactuar con él. El primer contacto es crucial para implicar la honestidad y el ser uno mismo; por ambas partes, pero sobre todo por la del terapeuta. Para mí cada cliente es un mundo por descubrir, es un ser único.

4.1.1. El self como protagonista

Quisiera comentar aquí el concepto del «self», que podríamos traducir del inglés como «ser por sí mismo», como se suele llamar en psicología de la Gestalt. Este self sí lo implicáramos con la creatividad en permanente formación antes de empezar la sesión para que, posteriormente en los sucesivos encuentros, dé al cliente una transformación más genuina. ¿Por qué digo en permanente formación? Principalmente porque el terapeuta puede aprender del cliente al mismo tiempo que este aprende del terapeuta. El motivo es que cada persona es un ser único, y es por ello por lo que el tú y el yo tienen que tener siempre su protagonismo. Si no fuera así, estaríamos implicándonos en los procesos terapéuticos de la rutina, donde podemos cubrir con un tupido velo la realidad que trae el cliente y la otra realidad que se dará sin lugar a dudas en el preencuentro terapéutico, sobre todo para resolver las

58

¿Con qué expectativa vendrá el cliente a la primera entrevista terapéutica?

dificultades que se vayan presentando. De esta manera no caeremos en el alineamiento.

4.1.2. El alma

También hay que mostrar al cliente nuestra alma. Cuando comento el significado que el alma tiene para mí, hago especial hincapié en que, desde mi punto de vista, no tiene nada que ver con aspectos religiosos. También es importante en este punto implicar que la veracidad de palabra tenga su máximo exponente. Me refiero a que cuando uno habla de su alma tiene que seguirla e incorporarla a sus experiencias de vida. Algunos dicen que todos pertenecemos al Alma, algo de mi ser me lleva por ese camino, pero entonces tenemos que ser consecuentes al trabajar y aprender al mismo tiempo que el tú y el yo forman una unidad cuando deciden interactuar. En todas las áreas son importantes, pero en la terapéutica tienen más relevancia, ya que implican que las personas puedan mejorar y sosegarse interiormente. Mi padre me comentaba que hay que mostrar el alma ante los demás, pues es la esencia del ser que lleva cada uno dentro de sí. El alma tiene que llevar amor, donde cualquier polaridad pueda fluctuar con ella; rabia-amor, odio-amor, celos-amor, miedo-amor, etc. Todas las demarcaciones que se den tienen que regularse con amor.

(OVHQWLUGH0DUWD\VXVUHÁH[LRQHV ¿Con qué expectativa vendrá el cliente a la primera entrevista terapéutica?

El primer día que vas al terapeuta estás nervioso/a. Te sudan las manos. De camino a la consulta te vas repitiendo que no estás tan loco como creen tus amigos, porque eso es lo que deben creer, por la cara que pusieron, cuando les dijiste que ibas a ir a un terapeuta. Y sobre todo, crees que no vas a tardar dos o tres años, ni mucho menos, como te ha dicho alguien o el propio terapeuta para que la terapia sea eficaz o empiece a dar sus frutos. Piensas que tú irás más rápido, que serás más inteligente y lo entenderás todo a la primera, que el terapeuta con un par de historias

59

Jorge Hernández

que le cuentes va a saber lo que te pasa y te va a hacer una lista de cosas que tienes que hacer a partir del momento en que salgas por su puerta y que ya nunca, nunca, necesitarás volver. Que eres más listo/a que los demás y no te gastarás un dineral porque en un par de sesiones, esto, lo arreglas. Porque, en el fondo, no estás tan mal. Porque tú no estás loco o loca, sólo que hay algo que, ahora o nunca ha funcionado y ya no puedes seguir así. No sabes muy bien lo que es, o sí, pero en cualquier caso te das cuenta de que no vas bien. Por fin, has decidido que necesitas a alguien para que te quite esa pesadilla que se repite en tu cabeza y te domina la vida. Eso que no te deja vivir o avanzar y que te colapsa o te paraliza. Eso que no sabes muy bien definir, pero que te oprime. Tienes miedo. Piensas que te vas a sentar frente a una persona que no conoces o casi y que te tendrás que ir desnudando poco a poco… primero los pensamientos, un poco de tus miserias, unos cuantos secretos, seguramente los más recónditos y vergonzosos, tus sentimientos… y todo eso de una forma inteligible, cuando no te lo puedes explicar un poco ordenadamente ni a ti. Te da la sensación de que vas a vomitar una serie de frases inconexas y sin sentido, y de que no habrá manera de que te entienda, que tendrá que ser muy bueno o buena para saber lo que te pasa en realidad. Entonces empiezas a pensar que sólo le vas a contar lo que quieras, un poco de aquí y un poquito de allí, sin profundizar. Te da vergüenza. Primero, tener que acudir al terapeuta porque te sientes que en cierto modo has fracasado por no haberlo podido resolver por ti mismo/a. Segundo, ¿y si me pongo a llorar?, ¿y si se me nota que estoy nervioso o nerviosa?, ¿cómo me atreveré a mostrar mis emociones si hasta ahora me ha ido tan y tan bien escondiéndolas? Todo eso, camino de la consulta. Cuando llegas, es otra cosa. De pronto se te hace un nudo en el estómago cuando le das la mano porque sabes que se va a dar cuenta de que te está sudando y va a descubrir en una fracción de segundo que estás nervioso o nerviosa y que tienes miedo. Que no se note, que no se note, te dices. Pero ya se la has dado, y si lo ha notado ya da igual. Cierras los ojos y respiras, si te acuerdas, y te vas diciendo que va a ir bien. Que todo va a ir bien. Que lo haces para mejorar, para ser mejor

60

¿Con qué expectativa vendrá el cliente a la primera entrevista terapéutica?

persona, para arreglar lo que no va bien, que lo necesitas, pero lo que quieres en realidad es girarte y echar a correr en dirección contraria y no volver allí jamás, una vocecita inoportuna, repentinamente, te dice que tú estás bien, haciéndote dudar de por qué estás allí. Das un paso más, porque muchas personas te han contado sus historias y experiencias y te han dicho lo bien que les ha ido hacer terapia, y de pronto recuerdas aquella chica que no te explicó nada, pero que tú sabes que la hizo, y sin saberlo ya le habías notado tú que estaba mucho mejor. Te sientas y, como ya no hay remedio, lo que más deseas es poder empezar a confiar pronto en tu terapeuta para que esa sensación de duda desaparezca y puedas dejar de sudar y te puedas relajar un poquito y no te dé tanta vergüenza explicarle según qué cosas. De pronto tienes prisa y quieres atreverte a explicárselo todo para que te ayude a ordenarlo y a entenderlo, para aprender a vivir de una manera distinta a como lo venías haciendo hasta ese momento. Cuesta, pero lo consigues; y así unos cuantos días. Los que cada cual necesite.

(OVHQWLUGH3DWULFLD\VXVUHÁH[LRQHV ¿Con qué expectativa vendrá el cliente a la primera entrevista terapéutica?

El preámbulo es personalmente importante... desánimo «locuno» duradero.... repetición de situaciones, de errores, de desazones, alarma orgánica... vía crucis terapéutico (singinmornings, infiltraos bienintecionados, chalaos, místicos, careros...). Probemos uno más... hay alicientes... Expectativa: me van a ayudar a encajar las piezas del puzle... el puzle es complejo... desliar «los pensaemociones», sosegar mi diálogo interior, darle guion, ordenar el caos, aceptar el caos, festejar el caos... escalada de crecimiento. El día D: observas Sensaciones energéticas, escuchas, interés, preguntas... no hay avisos... Bueno, sigamos pedaleando que parece que se ve el llano allá a lo lejos, y ahí apareces tú... alentando, centrando, concretando, convergiendo, apretando, conduciendo, comentando, in-

61

Jorge Hernández

dicando, orientando... y tocando los cojones con el puto punto medio que, como es medio punto, no hay quien lo encuentre.

(OVHQWLUGH6DUD\VXVUHÁH[LRQHV ¿Con qué expectativa vendrá el cliente a la primera entrevista terapéutica?

En el momento que aceptas y entiendes tu necesidad de acudir a un terapeuta, sientes cierto nerviosismo y preocupación, puesto que te adentras en el terreno de alguien totalmente desconocido para ti, con el que deberás sincerarte y poner al descubierto tus creencias, legados, emociones y vivencias. Desconfías del trato que se les puedan dar, equivocadas o no, son tuyas, te pertenecen, las guardas en lo más profundo de tu ser. Esa pesada carga la has ido elaborando a lo largo de tu vida y la llevas tan celosamente guardada que temes sentirte despojado de ella. Te preguntas: ¿Cómo podré confiar y depositar mi delicado equipaje en manos de un desconocido?, ¿lo tratará con el respeto y cuidados que crees se merecen?, ¿cómo será el acercamiento? Temes ser juzgado e incomprendido, deseas resolver tus conflictos, pero al mismo tiempo dudas de tus posibilidades y capacidades, te sientes angustiado, necesitas de una persona que te guíe y haga posible una corriente de mutua confianza, y de un lugar en el que te sientas seguro y protegido.

62

5. LA DEMANDA TERAPÉUTICA

Tú y yo formamos una unidad terapéutica

«Si se llega a un punto determinado, ya no hay regreso posible. Hay que alcanzar ese punto.»28 Kafka, Franz (1883 – 1924) Escritor

28. http://www.frasesypensamientos.com.ar/autor/viktor-frankl.html

5. DEMANDA TERAPÉUTICA 0LVHQWLU\PLVUHÁH[LRQHV 5.1.1. Motivo de consulta y demanda terapéutica

En muchos casos el motivo de la consulta viene acompañado por una descripción de síntomas corporales, de estar pasando una época de malestar, de sentirse estresado, cansado. O bien los síntomas son los propios de estar deprimido, de que hay tristeza, o malestar en su vida, etc. Pueden ser motivos manifiestos, mediante los que el cliente determina dónde siente dolores, o bien la persona explica conductas suyas en las que observa o le dicen que algo no funciona bien. En muchos casos, sólo mediante la descripción de los síntomas se puede establecer una demanda terapéutica; no sabe muy bien qué decir y qué tiene que hacer. Por ello, el terapeuta debe averiguar cuál es la demanda implícita, indagar cuál es la necesidad subjetiva del cliente. Es importante establecer la demanda por parte del cliente para constituir un compromiso de trabajo que implique la toma de conciencia de querer trabajar con un profesional, de querer arreglar su problema. Se hace así explícito lo implícito. No obstante, en el supuesto de que el cliente no pueda hacer la demanda, propondría lo que dice Josep Lluís Camino: «Bueno, usted no puede decirme claramente lo que quiere, pero, según mi experiencia, cuando alguien va a un terapeuta es porque lo necesita, de modo que veremos si al ir trabajando podemos descubrir dónde está realmente el problema, y si hay algo específico que yo pueda ofrecerle.»29

29. Josep Lluís Camino Roca, El análisis transaccional en psicoterapia y educación, Editorial CCS, 2013, p. 71. 65

Jorge Hernández

5.1.2. Preguntas iníciales de la demanda Tabla nº 4

Se puede partir de las siguientes preguntas o bien de otras similares por parte del terapeuta hacia su cliente: s ¿Tienes alguna preocupación? s ¿Qué significa esta preocupación para ti? s ¿Puede describir los inconvenientes en los contextos donde se producen las conductas relevantes? s ¿Te suele ocurrir con alguna persona determinada? s ¿Los efectos se producen con todas las personas? s ¿Desde cuándo te ocurre? s ¿Con qué frecuencia te ocurre? s ¿Has intentado alguna solución para resolverlo? s Si lo afrontaras, ¿qué pasaría? s ¿Qué factores lo mejoran? s ¿Qué factores lo empeoran? s ¿Qué tipo de sentimientos sueles tener cuando tienes esta preocupación? s ¿Qué conducta tienes? s ¿Qué piensas en esos momentos? s ¿Puedes evaluar del 1 al 10 la intensidad de tu preocupación o malestar? Con la tabla nº 4, focalizamos la amplitud de la preocupación del cliente y la motivación de venir a la consulta. Cuando de la tabla nº 4 no se obtienen respuestas, una buena opción es que el cliente nos haga una metáfora de su malestar. Mediante las metáforas estamos despertando la imaginación y la creatividad, y el cliente se vuelve más activo, 66

Demanda terapéutica

ya que se siente más liberado para explicarse de la manera más adecuada. El cliente, ante un trabajo metafórico, va a recordar y mantener la imagen en su conciencia por mucho más tiempo, pudiendo reflexionar más adelante sobre ella durante su trabajo terapéutico. Muchos clientes que tienen grandes resistencias para hablar de su interior, cuando se les plantea que hagan una metáfora sobre lo que les inquieta, suelen ser capaces en un 90 % de los casos de expresar su preocupación, ya que ven su malestar con mucha más distancia. Es como hacer que otra persona hable en su nombre, siendo esa persona el negociador que mediara entre él y su conflicto. El negociador es la metáfora y, por este motivo, no supone una amenaza para las resistencias del cliente. La formulación de la metáfora debería responder a la pregunta: ¿Cómo te describirías a ti mismo ante el motivo de tu preocupación? Se le tendría que dar un tiempo al cliente para reflexionar y realizar su metáfora. Sería recomendable que entre la petición y la respuesta medie el tiempo de la primera visita y la siguiente. La respuesta dará una nueva dimensión, ya que su vinculación con la demanda que se halla muy soterrada empezará a ser más explícita. Para ello es recomendable que el terapeuta esté muy familiarizado con el trabajo terapéutico de las metáforas, para analizar y observar la estrategia del cliente para la comprensión y el cambio.

5.1.3. Ampliando la información de la demanda

También resulta beneficioso obtener del cliente una respuesta a las cuestiones planteadas en la tabla nº 5. Es aconsejable que se la lleve a su casa para responderlas y traerlas en la siguiente sesión. Esta tabla puede ayudar al cliente a la planificación de sus objetivos y a profundizar en los valores que les da a cada apartado. Tabla nº 5. ¿Qué es lo que quieres?

s Uno relacionado en el área laboral s Uno relacionado con tu salud

67

Jorge Hernández

s Uno relacionado con tu área económica s Uno relacionado con el desarrollo personal s Uno relacionado con tus relaciones s Uno relacionado con tu crecimiento espiritual s Uno relacionado con tu área lúdica

Los valores implican la esencia por la cual genera la acción de cada área. Por ejemplo, habría que hacerse la pregunta: ¿Qué obtienes realizando esto…………….en el área laboral? (Y así en todas las áreas). Si el cliente responde: : Quiero en el área laboral que me respeten y obtener libertad en mi departamento,

Entonces, los valores serían el respeto y libertad. Hay que invitar al cliente a que pueda responder, pero también a que pueda contar sus experiencias en cada una de las áreas de la tabla nº 5. De esta manera expresará su filosofía de vida, con sus creencias, sus ideales y sus razones. Una pregunta muy útil para conocer la globalidad de la persona es: Si consigues los propósitos en un área, ¿de qué manera quedarán afectadas las demás?

Por ejemplo, si consigues la demanda en tu área lúdica, ¿las demás áreas quedarán afectadas o guardarán un equilibrio? Y de esta manera, se tendrán que tener en cuenta todas las áreas entre ellas. Es necesario establecer un orden de prioridades en las diferentes áreas: ¿Qué resultados son los más necesarios?

También en esta tabla nº 5 hay que tener en cuenta la siguiente pregunta:

68

Demanda terapéutica

Por cada área que consigas, ¿puede haber consecuencias para otras personas?

No se puede establecer que las demandas tengan unos resultados inminentes o bien a muy largo plazo. Para ello, hay que establecer un punto medio donde el tiempo, los recursos y la capacidad del cliente entren en una valoración coherente. Otro aspecto a tener en cuenta son los valores que se les da a cada área. Estos valores dependen de muchas variables, pero hay que destacar los que se fundamentan en una sociedad. Cada sociedad implica una pedagogía y unas normas por las cuales se rigen sus leyes. Los valores pueden ser sociales o individuales, y también dependerán del estilo de los políticos que estén en el poder. Si en el poder no hay ética ni solidaridad, por ejemplo, y el cliente se encuentra con carencia de valores, en un nivel individual existirá la oportunidad de restablecer estos valores. Somos libres de amar, de ser solidarios, éticos, honestos, creativos, respetuosos. Podemos ser gestores de nuestro entorno más inmediato con valores llenos de esperanza y no lamentarse de que la sociedad y la política carezcan de unos principios donde el alma no tiene su espacio para reclamar unos valores más humanos. Tanto cliente como terapeuta tendrán que saber cómo obtendrán los resultados óptimos de las demandas del cliente. Para ello, se deberá estimar un tiempo, por ejemplo, de tres, seis meses, etc. Una vez establecido el plazo, se tendrán que efectuar evaluaciones periódicas, en medio del proceso y al final. Si se decide que para obtener los resultados se necesitan seis meses, será conveniente realizar una evaluación a los tres meses para saber si hay que corregir el método, las técnicas, el tiempo, o bien otras variables. Para saber si se progresa en las demandas, se tendrá que realizar un feedback de cómo se siente el cliente, y para ello se deberán responder las siguientes preguntas: s Exactamente, ¿qué verás, oirás o sentirás cuando alcances la demanda? Tabla nº 4, página 66, si se puede focalizar la preocupación, con más facilidad se podrá realizar la tabla nº 5. Página 67. 69

Jorge Hernández

s Valorar por parte del cliente en cada evaluación, el tanto por ciento del resultado que se ha alcanzado. Si la preocupación o malestar (tabla nº 4, página 66) estaba en un 8 de intensidad, observar si se mantiene, si aumenta o disminuye. s ¿Qué recursos se disponen? Es el terapeuta el que tiene que proporcionar una variante de ejercicios para ofrecerlos al servicio del cliente.

Tanto cliente como terapeuta necesitan viajar en un tándem para llegar a un destino final. Para plantear este período terapéutico tienen que realizarse unas cuestiones iníciales. En la tabla nº 4 expuse una propuesta de preguntas que ayudan al cliente a establecer más claridad en la demanda del objetivo, sobre las que se sentarán las bases para el trabajo terapéutico. La segunda parte de preguntas (tabla nº 5, página 67) implica la ampliación de la demanda, pero también aporta mayor claridad sobre cómo se encuentran las diferentes áreas de su vida. Es importante preguntarle con qué frecuencia vendrá a la consulta, ya que de esta manera se podrá establecer una fecha para realizar una revisión de sus progresos, obstáculos y recaídas, si las hubiera. Así se pueden desarrollar unas estrategias de afrontamiento. Las frecuencias de las visitas son vitales para observar las posibilidades económicas del cliente y las necesidades psicológicas, y si estas últimas son acordes a las frecuencias o bien si se necesita más tiempo de visitas. No es lo mismo asistir semanalmente que cada quince días o una vez al mes. En la ampliación de preguntas y con todos sus ítems, el cliente podrá evaluar más adelante como está, en su presente, en las diferentes áreas de su vida, y si en algunas de ellas hay déficit. También resulta útil observar que todas las áreas están interconectadas, y que el trabajo de un cliente en un área específica puede llevarle a mejorar el conjunto. No obstante es necesario pedir que los objetivos deseados en las diferentes áreas no vayan más allá de un año. Posteriormente hay que valorar por parte del terapeuta si se hace cargo del trabajo con los objetivos de la demanda. Si la respuesta es positiva, es necesario explicar al cliente en qué consistirá el trabajo y hacer contrato por escrito o verbal con los objetivos acordados. 70

Demanda terapéutica

Finalmente, habría que preguntar al cliente: ¿qué ocurriría si ya hubieras alcanzado tus objetivos? Y también cómo, dónde, cuándo y con quién. Con estas últimas preguntas se puede determinar lo que necesitará el cliente para ir reconociendo sus progresos y hacerle los feedbacks pertinentes. Toda esta estructura de preguntas con sus respectivos anexos tiene como fin mejorar y establecer las pautas de la conversación entre cliente y terapeuta. Sin embargo, no es adecuado formalizarla como una entrevista donde todo el tiempo se formule una batería de preguntas. Las respuestas del cliente, desde mi punto de vista, no hay que reconfigurarlas a la teoría general del terapeuta. Las creencias del cliente hay que adaptarlas a las opciones que posee el terapeuta, puesto que cada cliente representa un mundo por descubrir y es posible que en muchos casos se tenga que configurar un nuevo ejercicio donde la creatividad pueda dar pasos a diferentes alternativas para cada cliente. No todos los clientes estarán dispuestos a seguir un camino determinado, con toda seguridad habrá que efectuar para muchos de ellos un camino especial. Se trataría de adecuar el enfoque de la terapia al mapa que posee el cliente. En Programación Neurolingüística se le llama de esta manera al «mapa» que es dado por la percepción del cliente. Este mapa mental viene determinado por los filtros personales que cada uno va experimentado en su vida y conformando su propia realidad, siendo diferente al de cualquier otra persona, ya que está condicionado por la educación, las experiencias, la cultura, las creencias, la relación con nuestros padres, etc. Las personas no experimentamos la realidad tal y como es, todo viene dado a través de nuestra percepción e interpretación.

(QVHQWLUGH0DUWD\VXVUHÁH[LRQHV La demanda terapéutica

La primera vez que me preguntaste qué esperaba de la terapia, qué es lo que estaba buscando, yo no supe muy bien qué contestar. No lo supe definir de una forma concreta, es decir, que no supe discernir si mi área laboral era en ese momento lo que pensaba que me estaba

71

Jorge Hernández

amargando la vida, o era mi salud, o mi estancado desarrollo personal y espiritual. Era un poco de todo, supongo. Mi sensación era que nada a mi alrededor funcionaba como debía (trabajo, pareja, familia, salud, yo misma), y luego, poco a poco, a base de sesiones, comprendí que no era lo de mi alrededor, sino que la que no funcionaba bien, por decirlo de alguna manera, era yo. De lo único que era consciente, pero me daba miedo decirlo tan claramente, era de que tenía la sensación de no saber vivir. Pero de momento iba echándole la culpa a los demás y a las cosas que me rodeaban. Yo te dije que lo que buscaba en la terapia era conseguir serenidad. Y luego tú con el tiempo me dijiste que lo que realmente estaba buscando era dar sentido existencial a mi vida y, cuando me dijiste eso, lo entendí todo plenamente. Era verdad, mi sensación era real, no sabía vivir y estaba buscando otra manera, porque la que estaba utilizando me estaba haciendo daño. Es muy importante entender qué te ocurre y por qué vas a terapia. Si tienes un batiburrillo de cosas o son varias, es difícil priorizar, no sabes lo que va delante y detrás, es decir, que no sabes qué es causa y qué es consecuencia. Al principio te parece que son sólo unas cuantas cosas lo que no funcionan y, cuando vas indagando y descubriendo, te das cuenta de que es todo un poco lo que está implicado, todas las facetas se pueden mejorar o modificar, o no, según la elección, y te ayuda a descubrir otras facetas de la vida que parecían dormidas o muertas. Poco a poco, con la terapia, lo vas descubriendo y vas ordenando, vas sabiendo qué es causa y qué es consecuencia y sólo así consigues abrir el camino para buscar una solución o resignarte a que eso sea así, si decides que no lo quieres cambiar. Pero puedes elegir, que es lo importante.

(OVHQWLUGH3DWULFLD\VXVUHÁH[LRQHV La demanda terapéutica

Eso creía, que tenía una demanda clara…. Pero en el transcurso de las sesiones surgen relaciones con otros asuntos y empieza la sensación centrífuga confusiva…. Tengo muchos frentes a trabajar, caos, colapso…

72

Demanda terapéutica

Respecto al área de salud, sí hay conocimiento de las repercusiones de los traumas o shocks o disgustos antiguos y nuevos… Respecto a las otras áreas, hay pinceladas de conciencia… Recuerdo que lo social cayó en el vacío absoluto cuando atravesaba el duelo por la muerte de mi madre, las «amistades» se alejan de la tristeza ajena.

(OVHQWLUGH6DUD\VXVUHÁH[LRQHV La demanda terapéutica

Tras sufrir la pérdida de un ser querido, y en este caso no fue una pérdida física, día a día se fueron apoderando de mí la tristeza, la rabia, el rencor..., empequeñecí, cerrando mi alma y mi mente. Me negué a mí misma y sólo veía ante mí oscuridad y una enorme pena, tan grande y profunda que presionaba mi pecho y garganta con tal fuerza que al respirar en profundidad me causaba dolor, un dolor punzante y agudo. Perdí la confianza en la esencia humana, me sentía traicionada, vacía y sola. Al darme cuenta de que en realidad me estaba perdiendo a mí misma, supe que necesitaba ayuda. Durante este proceso de duelo, pude descubrir que aún guardaba arraigado y triste en lo más profundo de mi ser otro proceso abierto y sangrante que condicionaba muchos aspectos de mi vida: ese proceso era el fallecimiento de mi padre cuando yo era pequeña.

73

6. LA CONFIANZA Y LA ACEPTACIÓN

Tú y yo formamos una unidad terapéutica

«cuando el consejero percibe y acepta al cliente tal cual es, cuando deja de lado toda evaluación y entra en el marco de referencia perceptual del mismo, lo libera para que explore nuevamente su vida y su experiencia, lo libera para percibir en esa experiencia nuevos significados y nuevas metas.»30 Carl Rogers (1902 – 1987) Psicólogo

30. Carl R. Rogers, Psicoterapia centrada en el cliente, Editorial Paidós, 2001, p. 55

6. LA CONFIANZA Y LA ACEPTACIÓN 0LVHQWLU\PLVUHÁH[LRQHV

En este tema se comenta la confianza en uno mismo como requisito para establecer confianza con los demás. También se indica que, para tener confianza y abrirse, no hay que establecer juicios por parte del terapeuta. Debemos respetar, dignificar y honrar la mochila de las experiencias de los clientes, con sus inconveniencias y coherencias, ya que fueron sus vivencias y sus mecanismos de defensa los que les hicieron sobrevivir en su pasado hasta llegar a su presente. Es muy respetable su pasado y su presente. Hay que dignificar el «yo» de lo que fueron, de lo que quieren ser y de lo que actualmente son. Aunque en su presente tengan contrariedades, discrepancias, incongruencias, paradojas, debemos tener en cuenta que, por supuesto, en el otro platillo de su balanza están sus congruencias, su buen hacer, sus aciertos, etc. Ese es el legado de sus experiencias, que quedan involucradas con sus costumbres y sus modos de hacer. Con todo esto y mucho más, los clientes hacen su carta de presentación ante un desconocido terapeuta que, desde mi sentir, tiene que honrarle desde el instante que el cliente explica su vida y la abre con la confianza que espera obtener de una inexplorada terapia. No deja de ser un salto al vacío, y desde ese salto hay que sentir hacia el cliente un respeto, un reconocimiento y agradecerle poner en el conocimiento del terapeuta parte de su existencia. Presento aquí la letra de una canción de Sandra Mihanovich sobre honrar la vida. En la última parte de la canción habla sobre «merecer la vida más allá del mal de las caídas» y dar la «bienvenida a la verdad y a la libertad.»31 El motivo de exponer la 31. http://www.sandramihanovich.com/discos/menuhonrar.html. En 2009, las exitosas versiones de las canciones de Eladia Blázquez se editaron en un CD titulado Honrar la vida, cantado por Sandra Mihanovich. 77

Jorge Hernández

canción Honrar la vida es que se puede interpretar como una metáfora de honrar al cliente, con sus diferentes analogías. Letra de la canción Honrar la vida. Sandra Mihanovich: No, permanecer y transcurrir no es perdurar, no es existir, ni honrar la vida. Hay tantas maneras de no ser, tanta conciencia, sin saber, adormecida. Merecer la vida no es callar y consentir tantas injusticias repetidas. Es una virtud, es dignidad, y es la actitud de identidad más definida. Eso de durar y transcurrir no nos da derecho a presumir porque no es lo mismo que vivir honrar la vida. No, permanecer y transcurrir no siempre quiere sugerir honrar la vida. Hay tanta pequeña vanidad en nuestra tonta humanidad enceguecida... Merecer la vida es erguirse vertical más allá del mal de las caídas. Es igual que darle a la verdad y a nuestra propia libertad la bienvenida.

La calidez y la aceptación son dos aspectos que tienen que ir de la mano para que los clientes puedan extraer de su interior las emociones o sentimientos en conflicto, y de esta manera iniciar la exploración. La supervivencia tanto física como psicológica es algo que se encuentra muy arraigado en nuestro inconsciente. Por tal motivo, es difícil que vayas a abrir tu corazón ante una persona con la que tengas frialdad y que no te acepte de entrada. Aceptarse implica ser consciente de cómo eres con tus incongruencias, para que posteriormente puedas realizar un proceso de transformación. En esta área implica que por parte del terapeuta pueda sentir y decir explícitamente: «Bienvenido/a con tus disconformidades, contrariedades, etc., emocionales, ya que es algo que tuviste que hacer en tu pasado para poder sobrevivir.» Es de vital importancia sentirlo en

78

La confianza y la aceptación

nuestro interior, para que se den también expresiones implícitas desde el primer momento. La calidez acompañada de la aceptación, si se obtiene inicialmente por parte del terapeuta, implicará saltar el obstáculo de las amenazas que el cliente siente para implicarse en un proceso terapéutico. Si el cliente se encuentra inicialmente en la consulta es porque aún no está preparado para la transformación y viene con su mochila llena de formas de pensar y de actuar. Aunque el cliente quiera modificar algo de su interior, tiene antes que encontrar unos medios donde inicialmente confluya, y donde, posteriormente, pueda darse el reto. Carl R. Rogers tenía bastante predisposición a los sentimientos de interés, calidez, tolerancia, amabilidad y comprensión, y afirmaba: «Sólo cuando acepto todas estas actitudes como un hecho, como una parte de mí, mi relación con la otra persona llega a ser lo que es y puede crecer y cambiar más fácilmente.»32 Manifiestamente, Rogers dice que es importante estar al tanto del límite de las resistencias y de la tolerancia. Sin darse cuenta, un terapeuta puede modelar a un cliente y que el cambio vaya más allá de lo que se pretendía cuando vino por primera vez a la consulta. Otra cosa sería aceptar el cambio. Hay que respetar el motivo por el cual el cliente va al terapeuta y pretende restablecer o modificar aspectos de su interior. No deja de ser un reto por parte de un cliente cuando decide ir a terapia querer restaurar su bienestar sin saber muy bien qué le ocurre. Esto implica una verdadera confrontación. El cliente tiene que hallarse en la consulta con una sensación de seguridad para poder hacer posteriormente su transformación. Frederick S. Perls comenta que el primer paso es darse cuenta de lo que proyectas al exterior para que después puedas reconocer que lo que estás proyectando pertenece a tu propia personalidad. Perls asegura también que resulta vital obtener una asimilación y, en consecuencia, una curación. El concepto de asimilación se puede entender mejor a través de la siguiente comparación: cuando comemos, tenemos que digerir lo que hemos comido, es decir, almacenar lo que necesitamos y expulsar el resto. Para digerir emocionalmente las confusiones que tenemos en nuestro interior o asimilarlas, se necesita en primer lugar dejar que transcurra cierto tiempo entre nuestra forma de actuar, aunque sea equivocada, y el descubrimiento de lo que tenemos que modificar. Esta es una confrontación que llega después de un reto 32. Carl Rogers, Psicoterapia centrada en el cliente, Paidós, 2001, p.55 79

Jorge Hernández

personal y que puede ser vivida tanto por el terapeuta como por el cliente. Si es por el terapeuta, previamente se tiene que haber creado en el tiempo y en el espacio de la visita un marco de seguridad y de confianza para que el cliente pueda dejar fluir lo que hay en su interior.

(OVHQWLUGH0DUWD\VXVUHÁH[LRQHV /DFRQÀDQ]D\ODDFHSWDFLyQ

Un tema difícil de abordar. Prueba de ello es el tiempo que he tardado, una eternidad, en enfrentarme con el papel en blanco. En mi mente iba dándole vueltas y no sabía cómo explicarlo. Supongo que lo más sencillo es diciendo que yo no creía merecer la confianza de alguien que no me conocía apenas, ni su cariño; pero allí, a medida que transcurrían las sesiones, allí estaba y allí lo encontré. Y cuando entendí que confiaba en mí, empecé a confiar plenamente en él y eso me lo llevé bien envuelto en el bolsillo y lo he ido desenvolviendo cuando más lo he necesitado. El primer día me dijo que la confianza mutua era muy importante y así lo pensé yo, porque si no confías en él o en ella, ¿cómo vas a ser capaz de contarle según qué cosas? Él me la iba dando, pero tengo que reconocer que a mí me costó dársela y entregarle la mía. Pero eso no es sólo una cuestión del terapeuta, que también. Cuando él se abre y se da con sinceridad, y sin juzgar, y sientes que te escucha, ya pasa a ser cosa tuya, según lo cerrado o cerrada que estés, según lo que tú creas que te lo mereces. Dependerá de tu inseguridad. En definitiva: de ti. Al principio tragas saliva y le explicas cosas escuetamente, pensando que él ya entenderá, así no te tienes que explayar mucho. A medida que vas confiando, te expresas más y todo es más sencillo. Si sientes que no te juzga como apuntaba antes, que te acepta tal cual eres, que te ayuda a comprender lo que te está pasando, ya no te pones tan nervioso cuando se acerca la siguiente cita. Es como desnudarse la primera vez delante de alguien y tener que desnudarse más veces. A medida que van pasando los días, si el terapeuta lo hace bien, llega un día que no es que te guste, pero no le das importancia porque sabes que no te va a mirar el físico, sabes que va 80

La confianza y la aceptación

a mirar por dentro, y te desnudas sintiéndote cómodo o cómoda. Y te tiras a la piscina sin flotador, y llega a ser un baño reconfortante.

(OVHQWLUGH3DWULFLD\VXVUHÁH[LRQHV /DFRQÀDQ]D\ODDFHSWDFLyQ

Como dije, las experiencias terapéuticas anteriores sirvieron para desarrollar una percepción sobre qué no me estimula. La frialdad en el trato me aleja, me tensiona, me lleva a la ruptura. Un terapeuta que el segundo día te abronca por algo que no te ha explicado se equivoca de sistema, al menos conmigo. No quiero que me riñan, busco que me comprendan y me ayuden a que yo me comprenda, me acepte. Un terapeuta que opina que lo que te pasa son niñerías (que no aceptas la realidad y que adoptas una postura muy infantil) te ofende, y no quieres seguir en su terapia. Un terapeuta que cobra una fortuna y del que no percibes seguimiento está pendiente de sus necesidades y no de las tuyas, no genera confianza alguna. Palabras, gestos, miradas, la escucha, el espacio, la luz, detalles como pañuelos, agua o café... brindan una sensación interior de confianza. Esta confianza es la que permite avanzar, trabajar. Es perceptivo, emocional y no tanto racional. La calidez en el trato me acerca, me genera confianza, me estimula a seguir. Escuchar que lo que has hecho hasta ahora para sobrevivir no es criticable, sino que conviene contemplarlo desde el valor de la supervivencia, confiere tranquilidad al alma. No hay juicios, no hay crítica; se diluyen los reproches, y ayuda a aceptarse a uno mismo. La constancia, la coherencia, la repetición del terapeuta van penetrando en el alma, dan calma y abren el espacio para que se produzcan cambios.

81

Jorge Hernández

(OVHQWLUGH6DUD\VXVUHÁH[LRQHV /DFRQÀDQ]D\ODDFHSWDFLyQ

Una vez iniciado el primer contacto, valoras todas las impresiones y reproduces en tu mente aquellos detalles que determinan y ponen de manifiesto que la persona con la que acabas de contactar ha entrado en tu vida y tú en la suya. Desde el momento en que se abre la puerta de la consulta y aparece tras ella el terapeuta, se inicia una comunicación, un primer contacto, él con su mano firme y segura te invita a penetrar en una zona de confidencialidad y seguridad (en ese momento no lo sabes, pero lo irás descubriendo). Su rostro amable y su mirada cálida te proporcionan la seguridad necesaria para seguir adelante, como un niño que da su primer paso extendiendo los brazos, buscando apoyo para dar el segundo. Entonces se establece el contacto verbal y te invita a compartir con él el motivo de tu visita. Te sientes como un invitado de honor en la casa de un desconocido que te ofrece ternura y tranquilidad, algo que contrasta con los nerviosos pensamientos que danzan en tu mente. Sientes en la garganta un nudo que dificulta tu respiración, es más fuerte el latido de tu corazón que el sonido de tu temblorosa voz. Una vez consigues articular la primera palabra, una descarga de energía pone tu cuerpo en tal tensión que ciertos espasmos nerviosos y sudoración se ponen de manifiesto, pero nuevamente el terapeuta a través de su actitud pausada, atenta y muy respetuosa, te proporciona confianza y aplomo para resquebrajar el muro que creías infranqueable; y con discreción y prudencia empiezas a deshacer el pesado equipaje que llevas contigo, tomas conciencia de que ya has iniciado el viaje; el rumbo lo has marcado tú, pero ya no estás solo, el terapeuta se ha convertido en tu compañero y te guiará a través de ti mismo, proporcionándote las herramientas necesarias para que puedas construir ventanas y puertas en ese muro que dejará de ser oscuro y opaco.

82

7. DESCUBRIENDO LAS EMOCIONES Y LAS POLARIDADES

Tú y yo formamos una unidad terapéutica

«La humildad tiene dos polos: lo verdadero y lo bello.»33 Victor Hugo Poeta , dramaturgo, escritor. (1802–1885)

33. http://www.frasesypensamientos.com.ar/autor/victor-hugo.html

7. DESCUBRIENDO LAS EMOCIONES Y LAS POLARIDADES 0LVHQWLU\PLVUHÁH[LRQHV

Hay polaridades arquetípicas, culturales de cada país, y también de cada persona. Como dice Graciela Cohen: «hay polaridades que podemos calificar de arquetípicas (por ejemplo, lo bueno se opone a lo malo), es necesario vivenciarlo para descubrir otras posibilidades: lo bueno puede oponerse a lo feo, lo malo puede oponerse a lo justo. Con el trabajo de Opuestos, cada uno puede ir encontrando dentro de sí cuáles son sus polaridades, independientemente de lo esperado.»34 La terapia abre un espacio para el aprendizaje de esta área tan grande, donde, como diría José García Lozano, hay polaridades «múltiples y sencillas, explícitas e implícitas, fusionadas y disociadas.»35 Debemos ir adquiriendo información sobre este tema para que posteriormente nuestra mente pueda conseguir un espacio mental que podamos utilizar. Es en esta área donde podemos ir observando nuestra sombra. Ya que si sólo conocemos una parte de la polaridad, no habrá posibilidad de diálogo entre ambas partes. Si siempre sientes resentimiento, será necesario identificar cuál es su polaridad para regular los desajustes y prestar atención a si hay déficit o exceso sobre el contactoretirada. ¿Quién soy yo? Ante esta pregunta, solemos responder con los roles y actitudes que son familiares para nosotros: la parte que mostramos a la sociedad y la parte de lo que creemos que no somos. Esta última se guarda en nuestro inconsciente. Si no somos conscientes de ellas, 34. Graciela Cohen, Un camino real, Editorial Luz de Luna, 2001. 35. J. G. Lozano, «Polaridades, naturaleza mental y psicoterapia». Revista de Terapia Gestalt , nº 27, 2007. 85

Jorge Hernández

suelen salir como proyecciones hacia los demás: lo que no puede ser percibido en sí mismo se suele ver en otra persona, principalmente en la pareja. Quien nunca se enfada suele ver mejor y ser más consciente de la rabia en otra persona, en cambio no sabe, o tiene dificultades, para ver la suya. Aquello que nos puede fascinar en una pareja tarde o temprano recae en reproches en lo opuesto. Por ejemplo: lo que te gusta de una pareja y puede atraerte inicialmente, como podría ser la formalidad y la seguridad, más tarde o más temprano puede llevarte a censurar estos aspectos por la falta de espontaneidad y de autoridad u opresión, respectivamente. La identificación proyectiva, que consiste en proyectar los aspectos negados de nuestra propia experiencia interna sobre otra persona, resulta muy compleja y demoledora. Tomar conciencia y ser responsable de nuestras polaridades es una manera de sanar. Descubrir las polaridades que están en nosotros puede dar más transparencia a nuestra propia sombra. Así pues, es bastante probable que lo que te perturba de otra persona sea un aspecto que tengas que observar en ti mismo. En definitiva, se trataría de desbloquear la resistencia a la conciencia de unidad. ¿Somos aquello pero no su opuesto? Siempre se puede aprender de la conciencia de unidad, y no de su segmentación. Por ejemplo, algo que subyace en nuestro interior y que es muy dado en nuestra cultura occidental es la polaridad resentimiento-aprecio. Esta polaridad no es incompatible con aquello que podamos sentir hacia una misma persona. Si hay resentimientos habrá que ser consciente para observar en qué medida desarrollamos con esa persona nuestro contactoretirada, y observar su vinculación con otra polaridad déficit o exceso. Puede que una retirada a tiempo nos ayude a que no se produzca un exceso de rabia hacia esa persona. También habría que observar si realizamos un contacto excesivo, o bien otras variantes. Como se puede apreciar, las polaridades contacto-retirada y déficit–exceso nos pueden ampliar la conciencia para concluir algo que arrastramos de nuestro pasado con los resentimientos y regularlo en alguna medida más con el aprecio, si es que no dejamos entrar al amor. Por lo menos, al tomar más conciencia, paramos las seguidas retroalimentaciones que hacemos con nuestra rabia, que al final se convierte en resentimiento.

86

Descubriendo las emociones y las polaridades

Veámoslo con un ejemplo: Sitúo mi conciencia en lo ocurrido en el pasado con esa polaridad conflictiva resentimiento-aprecio con Rosario y observo qué vinculaciones e implicaciones tiene con las polaridades contacto-retirada y déficit-exceso. En un futuro me puedo plantear experimentar en las vivencias con esa persona un déficit o un exceso en el contacto y la retirada, y tomar conciencia de sí en el pasado me he estrellado con un exceso de contacto donde la rabia alimentaba el resentimiento. Podré retirarme antes, y en mi retirada puedo instaurar mi autorregulación con la polaridad resentimiento-aprecio. O bien exponiendo otra variable: si en el pasado tengo exceso de retirada, es decir, que me retiro porque me satura la verborrea de esa persona, puedo plantearme decirle en un futuro lo que me molesta y si hay algún término medio donde podamos confluir. Se trataría así de analizar si sigo retirándome de su presencia, con la consecuencia posible de perder una amistad, o seguir creando posibilidades, puesto que el fracaso no existe, es algo que creamos nosotros. ¿Qué tipo de polaridades muestro al cliente? ¿Mi área profesional o personal? Inicialmente solemos sacar la parte más profesional, que resulta ser el rol del terapeuta, pero no nos debemos confundir: la parte más personal también sale, lo que ocurre, es que lo hace de una manera muy implícita a través de nuestra forma de saludar, nuestro respirar, nuestro tono de voz, nuestro gran surtido de gestos inconfundibles, nuestra escucha, nuestra empatía, nuestra mirada...

(OVHQWLUGH0DUWD\VXVUHÁH[LRQHV Descubriendo las emociones y las polaridades

No, yo no descubrí la polaridad resentimiento-aprecio en la terapia. Esa polaridad la he descubierto después. Casi recientemente. He descubierto también, al menos para mí, que está íntimamente ligada a la de contacto-retirada. Ambas van de la mano y se acompañan necesariamente. A mí la polaridad que me costó más y la que se me planteaba más a menudo era el miedo-coraje o el miedo con cualquier otra cosa. Aunque socialmente o por concepto no fueran polaridades. Para mí, el mie-

87

Jorge Hernández

do cuajaba con cualquier otra cosa o se oponía, según se mire. Todo me servía de polaridad para oponerla al miedo. Contacto y retirada eran conceptos abstractos para mí. El miedo era intangible pero lo sentía. También he descubierto que el contactoretirada va con cualquier otra polaridad, porque hace de puerta de entrada o de salida. Respecto al miedo, ayuda a enfrentarse o no. A meterse de pleno o salir huyendo. O a seguir huyendo. Dificultades: Para mí, establecer polaridades era muy costoso. Yo buscaba el punto medio y me olvidaba del camino al andar. Hasta que de pronto, o poco a poco, entendí o descubrí que buscando polaridades, mis polaridades, en algún problema o tema controvertido era más sencillo encontrar el punto medio, porque el camino ya lo empezabas a construir. El camino para llegar a la meta. Al punto medio. Eran conceptos muy abstractos para mí y no siempre somos capaces de admitir según que combinación de polaridades se te ocurren, porque escapan de lo socialmente aceptado o de los conceptos comunes. Cada uno debe buscar y encontrar sus propias polaridades, pero bien es cierto que contacto-retirada es fundamental y al final te la encuentras en el camino.

(OVHQWLUGH3DWULFLD\VXVUHÁH[LRQHV Descubriendo las emociones y las polaridades

Antes de hacer terapia había leído a Hermes Trimegisto, que hablaba del principio de polaridad… Lo novedoso en la terapia ha sido su integración y contemplación, así como la personalización de las polaridades y el Punto Medio La polaridad contacto-retirada aún la siento con incomodidad, pues me veo excesiva en el contacto y resentida en la retirada. No obstante, voy aprendiendo y aceptando la coexistencia de las polaridades.

88

Descubriendo las emociones y las polaridades

(OVHQWLUGH6DUD\VXVUHÁH[LRQHV Descubriendo las emociones y las polaridades

Resentimiento: Soledad y tristeza. Se estremece mi alma y mi cuerpo al evocar su recuerdo, fui presa de sus dañinas garras durante demasiado tiempo, causó en todo mí ser profundas heridas, deformando y empequeñeciendo mi alma, consumiendo mi cuerpo. Poderosa emoción que hizo descubrir en mí lo que más detesto y me enseñó mis propias vilezas y miserias. Cuesta reconocerlo y, más aún, aceptarlo en uno mismo, pero ese fuego destructor pierde fuerza y protagonismo si con la ayuda de tu terapeuta consigues darle la «bienvenida» para poder también reconocer y acoger al «perdón», primero para ti mismo (como ser humano tienes derecho a sentir todo aquello que implica ser hombre o mujer, desde las emociones más ruines a las más veneradas), y así será mucho más fácil hacerlo extensible a los demás. Rencor-perdón: libertad y expansión Elixir mágico que te envuelve con el manto de la consideración, que te aporta sosiego. Permite a tu alma llenarse de la verdadera brisa que llega fresca como el alegre mar y madura como las majestuosas montañas. Las cicatrices que me dejó el rencor me recuerdan que gracias a ellas también conocí el perdón, y que necesito de ambos para reconocer y conducir mi vida con equilibrio y madurez.

89

8. LAS RESISTENCIAS AL CAMBIO

Tú y yo formamos una unidad terapéutica

«Cambie permaneciendo igual.»36

Paul Watzlawick Psicólogo y filólogo (1921 – 2007)

36. P. Watzlawick, J. Beavin y D. D. Jackson, Teoría de la comunicación humana, Herder 1997, p. 223.

8. LAS RESISTENCIAS AL CAMBIO 0LVHQWLU\PLVUHÁH[LRQHV 8.1.1. El concepto de resistencia

El concepto de resistencia fue introducido por Freud. Es una reacción defensiva del cliente antes de hacer consciente el origen del conflicto. La resistencia implica poner obstáculos intrapersonales al cambio, ya que el cambio implica modificación. El origen de la resistencia es lo que está reprimido. En Gestalt implicaría buscar una polaridad que admita y reconozca en nuestra área consciente la necesidad de continuar para sobreponerse a la resistencia. Hay que observar cómo nos censuramos, cómo contactamos y cómo nos retiramos ante la dificultad o bloqueo.

8.1.2. Aceptación de la resistencia

Es normal que cuando se inicia un proceso terapéutico el cliente muestre ciertos miedos y resistencias mentales al cambio, ya que la sombra muestra mucha influencia para que el yo no obtenga ese bienestar. Las resistencias son obstáculos que la persona sitúa en su proceso terapéutico de una manera inconsciente. No debemos luchar para arrinconarlos o descartarlos, sino que debemos darle un espacio en nuestro consciente para que podamos meditarlos e identificarlos, para pasar posteriormente a transcenderlos con creatividad. El conflicto interno se mantiene por sostenerlos, y las resistencias permanecen como aliado del problema. La resistencia al cambio se tiene que ver como un socio que expresa su disconformidad mediante justificaciones racionales que no derivan en una mejoría. O también mediante gestos no verbales que expresen las incongruencias de lo que 93

Jorge Hernández

sentimos y que, aunque relacionalmente queramos corregirlos, muestren la existencia de desatinos en el conjunto. Si no somos socios del acto paradójico, no lo integraremos para transfórmalo en algo nuevo. La paradoja no llega a buen puerto, porque identificamos algunos apartados que tenemos que arreglar, pero no vemos el conjunto, es decir, las resistencias de no quererlo modificar.

8.1.3. El acercamiento

Si estoy trabajando un conflicto con mi hermano/a, con mi padre o madre porque tuvimos un problema en el pasado en el que hubo y hay mucha dificultad, así como resistencias por arreglarlo, tendré que experimentar un paso pequeñito y algo nuevo para que haya una aproximación, sin que el futuro me implique una gran expectativa. De lo contrario, podría quedarme frustrado por los posibles resultados adversos. Sobre todo, debemos modificar los viejos hábitos por algo nuevo. No hay que esperar cambios externos: las modificaciones tienen que depender de uno mismo, desde el Yo. Cada persona, cada yo, tiene un ritmo y la temporalización es un aliado para desvanecer las resistencias. Tanto las ganas del terapeuta por mejorar a un cliente como la imposición de su estrategia pueden bloquear el camino de la sanación.

8.1.4. El tú, el yo y el nosotros en la resistencia al cambio

En este apartado me refiero al tú-cliente y al yo-terapeuta, pero implicando también el tú-persona y el yo-persona, que daría como resultado un nosotros. Cuando un cliente habla sobre sus conflictos a su terapeuta utiliza palabras que conectan con su realidad interna. Lo que suele ocurrir es que las palabras no están libres y suelen ir acompañadas de connotaciones, de no querer cambiar su malestar, y del juicio para indagar la confusión que se haya implicado. No hay una fórmula concreta para resolver el conflicto, pero sí que hay elementos que podemos tener en cuenta a la hora de observarnos, aprender y modificar. Más que liberarnos del conflicto y saber el porqué, debemos comprender qué es lo que ocurre en él. ¿Qué quieres cambiar? ¿Lidiarás con tus resistencias

94

Las resistencias al cambio

al cambio al observar de ti lo que no te gusta? Cuando surge el conflicto es porque hay contradicción. Por lo tanto, esa objeción estará llena de argumentos de incertidumbre, por un lado, y de razones lógicas, por otro. Así, es necesario considerar en primer lugar que se acumulan experiencias negativas que se constituyen en hábitos. Descubrir las evidencias de nuestro malestar es una tarea difícil. Los argumentos equivocados fueron los que nos permitieron sobrevivir en situaciones críticas, por lo que hay que tenerlos en cuenta. El terapeuta tiene que dar la bienvenida a las incongruencias del cliente con amor y con la autenticidad del corazón. Se trata de hacer una pequeña fisura para que el cliente observe y decida si se quiere curar. No se puede abrir en canal una herida emocional, puesto que esto conllevaría la activación de mecanismos de defensa que saltarían al intentar remover lo que está escondido. Ante este hecho, el terapeuta tiene que respetar lo que el cliente trae en su mochila, experiencias del pasado reprimidas y no resueltas. El reto es un cambio para el futuro, y desde el presente el terapeuta debe contar con el permiso del cliente para hacer esa pequeña hendidura y que esta pueda ser observada y cuestionada por el cliente desde otros parámetros que le proporcione el terapeuta. No se trata de revivir de la misma manera el acontecimiento del cual surgió una situación inconclusa. Pero este acontecimiento se puede reconstruir de muchas formas con el objetivo de proporcionar variables que sirvan al cliente para hacer una síntesis. Se trata así de constatar y cotejar los recursos que tuvo esa persona en el pasado con las posibilidades del ahora, del presente, donde el cliente escogerá la necesidad que más se aproxime a ese momento de su vida. El terapeuta, por tanto, siempre será un invitado que honre al anfitrión, al cliente, con sus alternativas. Ambos aceptan así que se efectuará un trabajo de un tú y un yo, pero también de un nosotros. Aun así, al final de la terapia, se volverá a un tú y un yo. Para que el cliente se sienta abierto y no recurra enseguida a sus resistencias tiene que ser bienvenido por el terapeuta. Así se logrará que posteriormente pueda haber una transmutación en pro de un bienestar del Yo. El terapeuta tiene que trabajar para desvanecer en el cliente la posibilidad de desconfianza, ya que, aunque haya habido inicialmente aceptación y confianza, esta no se afianza tan rápidamente y requiere ser consolidada con el tiempo.

95

Jorge Hernández

La resistencia al cambio saldrá disfrazada con réplicas, con contraataques que, inevitablemente, se darán o bien contra el terapeuta o bien contra otra persona o situación. ¿Sería acertado que el terapeuta diera un empujoncito al cliente para el cambio? Sí que estaría bien, pero no resulta tan fácil, ya que debería preguntarse cuándo: ¿antes o después de que el cliente tome conciencia de sus resistencias? Yo diría que el cliente tiene que ser consciente y dar su aprobación al empujoncito. La resistencia provoca mucha persistencia a permanecer igual, por lo que el nuevo y el antiguo yo tienen que convivir durante un tiempo antes de que se produzca su transformación. Lo opuesto forma parte de nuestra naturaleza y debe ser tenido en cuenta, puesto que con esta polaridad persistencia-cambio obtendremos la comparación y el contraste. El empujoncito estaría en que el cliente atrape esa divergencia como un reto para pasar luego al cambio. Desde mi punto de vista, si el terapeuta decide confrontar directamente al cliente, previamente tiene que haber creado un ambiente de confianza y de aceptación con lo que el cliente trajo en su mochila. Me refiero a que la experiencia de cada cliente es su manera de sobrevivir en su entorno y de ahí que intente continuar con ese marco experiencial. Al confrontar con argumentos distintos a los del cliente, el terapeuta puede traspasar sin pretenderlo la línea de la imposición de ideas, lo que supondría no entender el marco de referencia del cliente. Otra cosa es que, mediante ejercicios de interpretación de roles o poniendo en escenificación sus polaridades, el cliente tome conciencia de lo que hace y de lo que podría hacer. Sin embargo, este cuestionamiento tiene que venir dado por el cliente y no por el terapeuta, quien simplemente le invita a mirarse cara a cara consigo mismo. Joseph Zinker, cuando se refiere a dar un empujoncito al cliente, comenta: «Hay diferencia entre impulsar y rechazar, entre alentar e intimidar, entre enfrentar y disminuir.»37 A continuación, afirma que el terapeuta «Debe criticar con espíritu de amor antes que con espíritu punitivo.»38 Como cliente, viví la confrontación como un reto y también me sentí invitado a realizar retos conmigo mismo. El ambiente de seguridad y 37. Joseph Zinker, El proceso creativo en la terapia guestáltica, Paidós, 2002, p. 53 38. Joseph Zinker, El proceso creativo en la terapia guestáltica, Paidós, 2002, p.65 96

Las resistencias al cambio

confianza estaba muy consolidado con mi terapeuta, y mis resistencias, aunque estaban, se desvanecían poco a poco porque la confrontación venía acompañada de un espíritu de afecto. Pienso que en el proceso terapéutico el terapeuta debe decir explícitamente «que el lugar terapéutico es un marco seguro y de total confianza». Indudablemente, este comentario tiene que ir acompañado de la mano de la congruencia del terapeuta, con su más profundo afecto y respeto hacia el sentir de su cliente. Es el tono de voz, la empatía y el interior del terapeuta lo que da credibilidad y transparencia a las premisas explícitas. Todas estas proposiciones tienen que darse durante todo el proceso del tratamiento para que el cliente pueda sentirse sostenido y apoyado.

(OVHQWLUGH0DUWD\VXVUHÁH[LRQHV Resistencias al cambio

Yo todavía lo estoy. Resistiéndome. Aunque a veces lo entiendo y lo veo tan claro que siento que estoy a punto de subir otro escalón, al poco, o de pronto, me parece que me quedé en el escalón de abajo sin darme cuenta. Es lo más difícil. Es más fácil vivir con miedo. Quieres, pero no te lo permites y te convences de que no puedes. Como siempre. Te excusas en que no lo vas a acabar de hacer, en que no vas a saber, en que no te vas a atrever. Desconfías de ti misma porque, además de formar parte ya de ti misma durante toda la vida, confiar implicaría enfrentarte a las cosas y tal vez descubrir que no era tan difícil o descubrir que sí que lo era pero que valía la pena o que, intentándolo, no has perecido en el intento. Resistencia al cambio. Para empezar a superar las resistencias al cambio ya tienes que empezar a cambiar. Dejar de vivir con y para el miedo. El problema es no ser consciente de la cantidad de cosas que haces con miedo, y cuando las vas descubriendo es necesario encararte a ti 97

Jorge Hernández

misma para preguntarte si estás dispuesta a hacerlo, si el esfuerzo valdrá la pena. ¡La inseguridad, las dudas, esas grandes aliadas! Qué más dará si vas bien vestida para la ocasión si en cuanto abres la boca ya se sabe si tienes un buen día, si estás a gusto con tu interlocutor o no, si te quieres ir de allí pitando, si te interesa o no la conversación. Son los malos presagios y el mal de ojo que te echas a ti misma para no salir del miedo. Obstáculos que nos ponemos nosotros mismos pero, insisto, no hay peor ciego que el que no quiere ver, y el problema es no verlo, no ser consciente. Yo soy así y así seguiré, que dice la canción, esto es muy difícil, bla, bla, bla. Pequeñas cosas: un amigo al que dejas de llamar y te sientes liberado, una comida familiar a la que dices que no porque no te apetece, una mirada o una sonrisa a lo que antes cerrabas los ojos, permitiéndotelo. A veces nos atrevemos a hacer pequeñas cosas, pequeños cambios que nos parecen insignificantes y son los que precisamente nos ayudan a ser conscientes de nuestras posibilidades y limitaciones, en definitiva, de nuestra propia realidad. Y a partir de ahí, podremos modelarla a nuestro gusto, pero la pastillita de la inconsciencia es muy poderosa. Hay que vivir cosas para aprender. Si te quedas en casa no aprendes nada, te encierras en ti misma y en el mundo que tú misma creas, un mundo lleno de nieblas y de interrogantes que quedan sin resolver, pero un día, el más tonto, sales y pierdes el tren, pagas un mal café, discutes con un funcionario tras hacer una hora de cola, aspiras el humo del cigarro del tipo que camina delante de ti y en esos momentos es cuando realmente te muestras tal cual eres. Como siempre o con cambios. Sigues siendo tú, pero conociéndote y permitiéndotelo. Es como empezar a caminar sin el lastre del miedo porque te convences de que lo podrás hacer, o sencillamente de que lo puedes intentar y con eso ya logras empezar a vencer la resistencia. Ya estás cambiando.

98

Las resistencias al cambio

(OVHQWLUGH3DWULFLD\VXVUHÁH[LRQHV Resistencias al cambio

Le pregunté a la fisioterapeuta por qué hay personas que integran en su rutina vital costumbres saludables mientras que otras no lo hacen a pesar de conocer las ventajas... Tal vez sea una predisposición genética, lo cierto es que apenas entre un 5-10% de la población lo hace... así se explica en parte la proliferación de terapeutas... UYYYY, ¡¡qué miedo!!. Me hizo reflexionar el «acompañador emocional» respecto al Punto Medio y las resistencias... Al principio no vi ninguna conexión, de repente, comprendí... Las personas que no integramos en nuestras rutinas vitales hábitos saludables (Punto Medio) a pesar de conocer los beneficios tenemos predisposición genética a las resistencias que nos dificultan evolucionar a corto plazo... Cuando hay dolor sí nos esforzamos, sí creemos, sí practicamos, pero a la que cede el dolor o bien nos habituamos, caemos de nuevo en las resistencias. Relaciono la resistencia con la rebeldía. La rebeldía la veo en parte inútil y en parte inevitable. Me gusta más dormir que levantarme prontito y meditar un ratito. Me gusta más comer chocolate que hacer dieta de lechuga con tomate.

(OVHQWLUGH6DUD\VXVUHÁH[LRQHV Resistencias al cambio

Las dudas y resistencias me acompañaron durante mucho tiempo, hasta el día de mi primera cita. Ante la puerta de la consulta del terapeuta y durante esa primera sesión, fui consciente del largo y duro camino a recorrer, pero la mayor parte de las dudas y resistencias se empezaron a relajar y rendirse ante un pacto de paz conmigo misma. 99

Jorge Hernández

Entendí que llegó el momento de aparcar las dudas, dejar de esconderme detrás del miedo, la autoincapacidad impuesta y el autocastigo destructivo. Decidí apostar y arriesgar, dar la cara por y para mí misma. La confianza que me infundió mi terapeuta me animó y proporcionó el valor para tomar el camino de la resolución, en una sola dirección, aceptando los cambios y los riesgos que eso implica, abandonar y dejar atrás viejos resentimientos contaminantes y cegadores, ampliar espacios, vaciar fosas, aceptar el dolor que causa abrir antiguas y añejas heridas y desear intensamente la paz interna que te pueda proporcionar tu largo y profundo trabajo. Vi ante mí un arcoíris de colores preciosos, limpios, brillantes y sobre todo llenos de ilusión y esperanza. En mis manos estaba impregnarme de ellos o simplemente contemplarlos desde la frontera y conformarme con anhelarlos.

100

9. CONCIENCIA CUERPO-MENTE

Tú y yo formamos una unidad terapéutica

«Conocí un segundo nacimiento, cuando mi alma y mi cuerpo se amaron y se casaron.»39 Klalil Gibran Poeta, pintor y novelista (1883–1931)

39. http://es.wikiquote.org/wiki/Gibran_Jalil_Gibran

9. CONCIENCIA CUERPO-MENTE 0LVHQWLU\PLVUHÁH[LRQHV

Es necesario tender puentes entre el área física y la psicológica, para que el cliente pueda observarse como un todo. El proceso psicológico expresado verbalmente tiene sus connotaciones complementarias en la experiencia corporal (o a la inversa). Los ejemplos más significativos son las tensiones musculares y las respiraciones que establece el cliente al hablar de una determinada experiencia. Es importante recuperar, restaurar y rehabilitar el conocimiento de uno mismo como un todo. Cuando un cliente explica verbalmente algo significativo y adopta una postura implícita, alguna tensión, microgestos, etc., es importante hacer un feedback de lo que está ocurriendo, para que el cliente pueda ser más consciente de sí mismo como un todo, donde cuerpo y mente no están separados. El terapeuta puede observar cómo percibe el cliente lo que está interactuando con él en ese momento. Hay un axioma de la comunicación que dice: «Es imposible no comunicarse» Significa que aunque no comuniquemos verbalmente y permanezcamos inmóviles estaremos comunicando. Todo el cuerpo establece multitud de comunicaciones. El psicólogo Mehrabian hizo una investigación en el año 1971 sobre la medición de la comunicación. Los resultados obtenidos fueron los siguientes:

103

Jorge Hernández

9.1.1. Preguntas que ayudan a tomar conciencia.

Es necesario que el cliente se sitúe ante sus sentimientos o emociones. Las siguientes preguntas, que puede plantear el terapeuta, servirán para que el cliente tome más conciencia de su cuerpo y su mente: s ¿Cómo sientes tú cuerpo? s ¿En qué parte de tu cuerpo sientes este sentimiento o esta emoción? Antes, durante y al final de la sesión, ayudan a darse cuenta del aquí y ahora.

9.1.2. Ejercicio del puching y expresión con vocales

Existen ejercicios terapéuticos de gran utilidad, como por ejemplo pegar a un puching o un saco de arena. La práctica la descubrí en unos de los talleres de expresión corporal. Cada alumno tenía que crear un ejercicio corporal para un compañero, y mi amigo Antonio me hizo entonces uno de los mejores regalos de mi vida: el ejercicio, que consistió en pegarle en las palmas de las manos, me incitó a expresarme. Posteriormente, lo experimenté por mí mismo con un puching. Con el tiempo, incrementé el ejercicio de tal manera que al pegar implicara al mismo tiempo la voz, pronunciando y experimentando diferentes sonidos de vocales. Para entender esta acción, me remito a las palabras de Don Campbell, autor de varios libros sobre música y sanación, que asegura que «Aaaa libera energía e induce la sensación de espacio.»40 Aconsejo pronunciar diferentes vocales, porque cada vocal conecta con diferentes partes del cuerpo. Según la medicina tradicional china, cada vocal está relacionada con un sistema de órganos vitales, y cada uno de estos se corresponde con un elemento. Al golpear el puching y expresar una larga letra «Aaaa» al mismo tiempo, los clientes que experimentaron esta práctica obtuvieron resultados muy satisfactorios. Resulta aconsejable utilizar guantes de boxeo para evitar hacerse 40. Don Campbell, El efecto Mozart, Editorial URANO, 1998, p. 204. 104

Conciencia cuerpo-mente

daño, pues al golpear el saco estamos dando salida a nuestra rabia, a nuestros resentimientos y miedos y a otras emociones no tan primarias. Aquí, el terapeuta tiene que motivar y ayudar al cliente a que exprese alguna vocal, si es que no expresa nada. El sonido de las vocales conecta y activa la liberación de endorfinas, aliviando el dolor emocional y estabilizándolo. Es conveniente observar cómo sale el dolor del cuerpo y probar qué tipos de vocales implican un mejor desahogo. Podemos vincular los ejercicios de descarga de la rabia a una persona y su situación. Posteriormente, mediante conversaciones, se podrá observar la cantidad de energía que sigue retenida y la que se liberó. Para evaluar la intensidad de la rabia que siente el cliente, se podrá utilizar la tabla nº 4 página 66. Sobre todo, habrá que observar si la intensidad de la preocupación o malestar disminuye o se mantiene, y su vinculación con la rabia. El resultado indicará las pautas a seguir en los posteriores trabajos. Esta observación de evaluación de la intensidad de la rabia o resentimiento, aunque es muy subjetiva, ayuda a tomar conciencia de nuestro cuerpo y mente. Cada persona necesitará recomponer la salida de sus emociones y requerirá un tiempo específico para darle la dimensión a lo que cada uno necesita.

9.1.3. Las polaridades en la toma de conciencia cuerpo-mente

Al igual que en Gestalt es muy importante identificar las polaridades que la persona tiene en conflicto, ocurre lo mismo con el cuerpo y la mente. Lo más habitual es que haya una escisión entre ambos, sobre todo cuando se experimentaron en el pasado situaciones inconclusas. Tomar conciencia y autorregularlas sería el camino, teniendo en cuenta la persona/organismo como un todo. Todo lo que se expresa verbalmente se puede relacionar con lo corporal, y a la inversa. La toma de conciencia que vincula la mente y el cuerpo ante un conflicto no es algo inmediato, sino que requiere de un desarrollo progresivo donde lo más importante es apropiarse de nuestro cuerpo. Cada persona somatiza de una forma determinada.

105

Jorge Hernández

(OVHQWLUGH0DUWD\VXVUHÁH[LRQHV Conciencia cuerpo-mente

La relación cuerpo y mente es, junto con las polaridades, el tema que a mí personalmente, más me ha costado. Cuando llevas tanto tiempo haciendo y escenificando una actitud o un comportamiento que no es realmente lo que te está pidiendo el cuerpo, te acostumbras y luego ni te das cuenta de que lo haces. El feedback con el terapeuta es fundamental. Al principio cuando te lo hace notar, hasta sorprende. ¡Ah! ¿Pero yo hago eso? ¿Me muevo o me pongo de tal forma? ¿De verdad que lo acabo de hacer? Y piensas que igual sí, pero que se habrá notado mucho, o que los demás ni se dan cuenta. Tu terapeuta sí, pero los demás no. Aunque lo realmente importante aquí, es que TÚ te des cuenta. Que te lo advierta el terapeuta cuando lo estás haciendo en el momento va muy bien para ir asumiendo, para ir tomando conciencia; y así, o poco a poco o de pronto, un día te das cuenta, por ti misma, de que, efectivamente, lo haces. Y ya no hay vuelta atrás. Cuando has dado ese paso, depende de lo receptivo que estés, no es que te des siempre cuenta y se solucione y ya está, es que cuando menos te lo esperes lo percibirás y podrás ponerle freno si quieres. Otra vez la elección. Luego, es como siempre digo, según tu capacidad de absorción, o de lo que tengas abierta la mente para querer darte cuenta de todos esos signos o actitudes y modificarlos. Entender que te hacen daño y te perjudican es también fundamental; una vez entendido, eso te ayuda mucho más a detectarlos cuando no estás en terapia. Y luego, lo que estés dispuesta a dejarte ir y a dejarte llevar. Los ejercicios son un buen ejemplo. En ellos hay que dejarse ir para que sean efectivos o lo más efectivos posibles y dejarse llevar. Si funciona, será un decirle al cuerpo que existe y cómo le está afectando lo que pasa por la mente; y si funciona bien, será una liberación. Yo creo que antes, a veces, a ratos, ni respiraba; y ni me daba cuenta. Ahora no es que no me pase, es que noto cuando me pasa. Y entonces abro los pulmones y dejo que entre el aire, y noto cómo se va hinchando el diafragma y puedo empezar a pensar de otra manera.

106

Conciencia cuerpo-mente

(OVHQWLUGH3DWULFLD\VXVUHÁH[LRQHV Conciencia cuerpo-mente

Ya sabía de la relación… de lo que sí he tomado conciencia es de mis resistencias. Había indicaciones que me hacía el terapeuta y muchas veces me molestaban esas menciones, pues soy consciente del efecto sobre el cuerpo y es como si me pusieran sal en las heridas… ¡¡será el orgullo!! En cambio soy receptiva cuando se me hacen indicaciones de las que no tengo conciencia, léase el día de los puños cerrados cual boxeador haciendo puching.

(OVHQWLUGH6DUD\VXVUHÁH[LRQHV Conciencia cuerpo-mente

Durante una sesión de terapia corporal, fui consciente de muchas cosas, en primer lugar pude palpar la intensidad de mi rabia y la profundidad de mi tristeza. La rigidez y tensión en mi cuello me oprimía las palabras, la presión en mi pecho cortaba mi respiración. Fue una experiencia muy intensa. Hasta ese día desconocía, o mejor dicho, no era consciente de todas las sombras que se fueron forjando en mi interior y que me acompañaban.

107

10. EL PUNTO MEDIO

Tú y yo formamos una unidad terapéutica

«El presente es el siempre en movimiento punto cero de los opuestos pasado y futuro. La personalidad bien equilibrada toma en cuenta el pasado y el futuro sin abandonar el punto cero del presente.»41 Fritz Perls Médico neuropsiquiatra y psicoanalista (1893–1970)

41. Frederick S. Perls, Yo, hambre y agresión, Los libros del CTP, 2007, p. 147.

10. EL PUNTO MEDIO 0LVHQWLU\PLVUHÁH[LRQHV

El punto medio implica estar en medio de algo. Puede darse cuando una persona no sabe qué hacer ante una situación y se encuentra confundida por el desconocimiento o bien cuando tiene dudas. El punto medio implica también una posición de neutralidad entre opuestos y una autorregulación de esa situación. El Punto Medio exige que el cliente y el lector se familiaricen con la literatura sobre esta área para poder obtener un conocimiento más amplio que dé lugar a su aplicación terapéutica. Esta exigencia se hace más necesaria sobre todo si es la primera vez que nos enteramos de que esta conceptualización tiene un significado para el uso terapéutico, puesto que el concepto así formado constituye un significado muy distinto al de otras aplicaciones del punto medio, donde los hechos, los procesos o las situaciones dan lugar a múltiples interpretaciones. No es lo mismo estar en medio de un camino y no saber qué hacer que entender esa situación como estar en el ecuador de la vida o ponerte en lugar de un juez, o un asesor y orientarte en el punto medio para poder arbitrar una desavenencia. También hay que tener en cuenta la falacia que se produce cuando implicamos nuestra subjetividad pensando conseguir el punto medio como lo más cercano a la realidad, y por tanto lo más correcto y acertado. La aplicación del punto medio en nuestra vida cotidiana puede resultar extraña, sobre todo cuando se desconocen su significado y su posible utilización. Es evidente que muchos profesionales de la filosofía y de la psicología podrán tener una referencia, una noción de este concepto, pero a las personas que pertenecen a otros ámbitos y no poseen este tipo de formación les resultará más difícil entenderlo y, en consecuencia, poder utilizarlo en su vida.

111

Jorge Hernández

Desde hace unos años he observado el sentido que tiene el concepto «Punto Medio» para los clientes y, sobre todo, cómo lo integran en su terapia y en su vida personal. Desde mi punto de vista, para obtener información sobre esta área hay que reflexionar este concepto en silencio, pues el punto medio, entre otros argumentos, supone entrar en la nada, en el vacío. Nuestro pensamiento debe situarse al borde del límite y, como diría Wittgenstein, hay que ser capaces de pensar desde los dos lados de este límite. El concepto «Punto Medio» tendría que adquirir una independencia semántica que propugne el uso metafórico en cada cliente. Implicaría la construcción de un concepto más dinámico para su uso. Desde mis reflexiones sobre este tema, es conveniente expresar otras proposiciones conceptuales que den otra perspectiva filosófica sobre el punto medio. En este caso, resultan muy interesantes los puntos de vista dados por mis clientes, que con una perspectiva particular y desde su percepción amplían otros esquemas conceptuales, ayudando al mejor entendimiento. Es necesario señalar que la autorregulación biológica realiza multitud de tareas constantemente, ya que su experiencia en la evolución de la vida cuenta con más de cuatro mil millones de años. En cambio, la autorregulación psicológica posee alrededor de tres millones de años. Dicha comparación implica que necesitamos un mayor esfuerzo en el aprendizaje del nivel psicológico, por este motivo el «yo» necesita del punto medio para arbitrar los conflictos emocionales. Simplificando el concepto del Punto Medio, se podría decir que es donde nuestra mente racional y nuestra mente creativa tienen que encontrar la manera de observar las polaridades en un punto, donde las polaridades en conflicto puedan ser identificadas y definidas con claridad para que podamos distribuir las divergencias entre ambas. Posteriormente, al observar con la meditación ambas partes de la polaridad, podemos adquirir una capacidad creativa para encontrar la diferenciación antes de hacer una síntesis y pasar a la acción. Si nos entrenamos para permanecer atentos al punto medio de la polaridad en conflicto, nos daremos cuenta de lo que tenemos que desinformarnos de nuestro viejo aprendizaje para, por otro lado, incorporar un aprendizaje nuevo que nos regule y normalice nuestro conflicto psicológico. 112

El punto medio

Hay una metáfora que salió en la contraportada de mi libro Humazen que podría servir como ejemplo al Punto Medio. La persona tiene que establecer un diálogo entre opuestos para encontrar el Punto Medio. Metáfora: «Llévame en tu maleta»

Tus emociones solicitan que sus respectivas polaridades las acompañen en tu viaje por la vida. Y las emociones tienen demostrados motivos para reclamar ese otro espacio en tu maleta. ¿Qué ocurriría si sólo llevaras encima el coraje? Pues que en situaciones de peligro no podrías medir el riesgo. Para eso necesitarías el miedo, que sería su polaridad. Si tienes excesivo coraje, no podrás medir el riesgo; en cambio con el miedo, podrás tener otro valor para medir el exceso, que sería la precaución. Pero para recorrer tu viaje por la vida, también necesitas llevarte conscientemente todas las polaridades que puedas, como control-descontrol, vergüenza-descaro, alegría-tristeza y otras tantas. Cada uno de nosotros tiene en nuestro cerebro varios sistemas de opuestos: unos son culturales, por ejemplo el Ying Yang, y otros son subjetivos de cada persona, lo que implica diferencias a modo individual o colectivo. Normalmente utilizamos una parte de la polaridad, la otra la desterramos al inconsciente. Por esto, es recomendable llevar en la maleta de viaje tantas polaridades como quieras aprender, ya que te ayudará a identificar cuál es la polaridad que tienes en conflicto, a adquirir el aprendizaje para autorregular las carencias o los excesos, y a encontrar una neutralidad que transcienda a una perspectiva más ampliada de conciencia.

(OVHQWLUGH0DUWD\VXVUHÁH[LRQHV El Punto Medio

Que no lo utilizo mucho o no lo suficientemente, lo prueba lo que he tardado en enfrentarme a explicarlo; pero esa es otra cuestión, eso es 113

Jorge Hernández

ya un tema de enfrentarme a mis miedos, un poco bastante de procrastinación y demás variables que no vienen al caso. Y es que en realidad, si me paro a pensar, no era tan difícil. Durante la terapia el punto medio era ese concepto abstracto que se fue convirtiendo en un objetivo infranqueable. En la meta. Era el fin, pero siempre olvidaba los medios. El terapeuta me ayudaba a buscar las polaridades, las que yo quisiera, las que yo ubicara mejor en la situación dada. No hacía falta que fueran lógicas, lo cual, al principio me despistaba aún más. Eso es un problema de abrir un poco más la mente y entender el concepto en su globalidad, desde arriba, no desde el final, que es adonde yo quería llegar. En la búsqueda de las polaridades yo no me paraba mucho en ellas. Yo seguía pensando en el punto medio como si pretendiera que, con sólo pensar en él, alcanzase por sí solo el equilibrio, como si el problema fuera a solucionarse sólo con llegar al punto medio, con entender lo que era eso. Buscaba la raya perfecta, horizontal, en la balanza. En su justa mitad. Y cuando acabé la terapia, de pronto, como suelen ocurrir estas cosas, me di cuenta de que lo importante no es llegar al punto medio, que lo realmente importante es buscar, razonar y encontrar las polaridades para que el punto medio llegue por sí solo. No por gracia divina: es que entendiendo entre qué dos aguas te encuentras puedes lograr averiguar lo que no quieres y lo que sí, y decidir hacia dónde te quieres decantar, y entonces el punto medio va llegando. Mi terapeuta me dio una herramienta de la que hablamos y volvimos a hablar porque yo le preguntaba una y otra vez, y él se esforzaba sin cansarse. Fue un concepto que me costó muchísimo afianzar. Y como digo, de pronto, hizo un día el clic en mi cabeza y ahora lo que hago, o me sorprendo haciendo, es buscar las polaridades y cuando las encuentro bien definidas, de pronto me relajo, porque he encontrado el quid del problema y no es que se solucione solo, es que de pronto sé cómo puedo abordarlo. No siempre, pero en muchas situaciones ayuda a encontrar el camino hacia la meta. El error fue ese, pensar que el punto medio era el final del camino. Porque en realidad es el camino mismo, pues en el camino te encuen114

El punto medio

tras muchas polaridades en dificultad, pero lo bueno es saber que es una herramienta que tienes que seguir utilizando para regular. Si no te la enseñaron, difícilmente se puede aprender. Es lo mismo que un carpintero que aprendió el oficio y la utilización de diferentes herramientas para trabajar la madera. De igual manera tiene ese uso para mí: saber que existe el punto medio como herramienta para modelar mis dificultades.

(OVHQWLUGH3DWULFLD\VXVUHÁH[LRQHV Punto Medio

La imaginación me dice lo siguiente: Ayer hice zapping y me encontré al pequeño buda: Siddhartha, tras 6 años de búsqueda de la iluminación a través del ascetismo, escucha a un músico que le dice a sus alumnos: «si aprietas muy fuerte la cuerda, esta se romperá, y si lo haces muy flojo, no sonará la música...». Y así descubrió el camino del medio... el ascetismo es un extremo, la impulsividad otro extremo... uno debe caminar en la vida por el camino del medio. Cuando estoy inmersa en el extremo negativo, donde abunda la tristeza, el dolor, el llanto, la desesperación, la desolación... me resulta inalcanzable tanto el extremo opuesto donde debería haber alegría de vivir, entusiasmo, como el punto medio en el que reside la serenidad, la perspectiva, el sosiego... No los contemplo, no sé llegar a ellos, no los integro, ni anclo. Cuando estoy contenta, animada, me resulta más sencillo contemplar el punto medio. Me creo capaz de integrar el punto medio, pero al no conocerlo no sé qué debo anclar. Pinté un humazen con la polaridad extremos-punto medio. Los extremos en el pasado, el punto medio como futuro, donde quiero estar. En el presente, la coexistencia de la polaridad, contemplando y aceptando la existencia del punto medio. El punto medio lo comprendo racionalmente, emocionalmente es otro cantar.... no lo reconozco... en cambio los extremos los conozco y reconozco.

115

Jorge Hernández

(OVHQWLUGH6DUD\VXVUHÁH[LRQHV Punto medio

Recuerdo con mucha ilusión cuando mi terapeuta me hizo ver que lo que estaba experimentando y explicando en una de las sesiones era lo más parecido al punto medio. Cuando entro en el «punto medio», siento que puedo entrar en paz conmigo misma y estar más sosegada con mi entorno. Siento que soy observadora de las situaciones y que soy capaz de elegir mi acercamiento o no; de esta manera, posteriormente, puedo decidir si entro en compromiso con la situación y mi implicación. Entendí y fui capaz de dar la «bienvenida» a mis emociones, fueran cuales fueran, todas ellas tienen lugar en mí, pero el reto más difícil es encontrar la medida justa de cada una , compensándolas entre sí, reconociendo las honorables y aceptando las menos gratas. Equilibrándolas me doy cuenta de que son tan importantes y necesarias tanto las unas como las otras. Tales descubrimientos durante las sesiones terapéuticas me llenaban de ilusión y esperanza. El desasosiego y ansiedad fueron remplazándose por serenidad y seguridad; sentí física y emocionalmente cómo adquiría madurez en todos sus aspectos, me sentí realmente libre, realmente capaz. En la vida diaria me resulta difícil, pero no imposible, buscar estabilidad en las situaciones que ponen en peligro mi bienestar. Una de las reflexiones que me ayuda y que pude descubrir en una de las sesiones terapéuticas es la de otorgarme a mí y a los demás las mismas «consideraciones», hermosa palabra que me permite ver y sentir con mayor amplitud y respeto a los demás y a mí misma. Me ha enseñado que mis puntos de observación no son los únicos a tener en cuenta. Todos se deben tratar con el mismo respeto y consideración aunque no los compartas. La consideración abre puertas y derriba muros, permite acercamiento y comprensión, es liberadora: a mí me mostró uno de los caminos hacia el punto medio.

116

11. LA CREATIVIDAD

Tú y yo formamos una unidad terapéutica

«La creatividad no consiste en una nueva manera, sino en una nueva visión.»42 Edith Wharton Escritora y diseñadora (1862-1937)

42. http://www.frasesypensamientos.com.ar/frases-de-creatividad.html

11. LA CREATIVIDAD EN LA TERAPIA 0LVHQWLU\PLVUHÁH[LRQHV

La creatividad es una de las partes más sanadoras que se puede dar en la terapia. Después de las primeras visitas y sin demorarlo mucho, hay que ir preparando el camino para que el cliente sienta su capacidad creadora. Existen bastantes herramientas ya inventadas que se pueden utilizar para el desarrollo de la misma, y otras que se pueden crear especialmente para los clientes. Desde la metáfora de la portada del libro, podría tener aquí un sinfín de analogías en el área creadora. El cliente tiene que creer que, en el tándem, él puede conducir por nuevos caminos que le lleven a un nuevo destino. Se le pide al cliente que deje fluir su fantasía, su curiosidad, que deje sus posibles miedos y que se arriesgue a crear desde lo ya conocido por él hasta algo totalmente nuevo, desde escenificar un rol distinto en el ámbito familiar a escribir una historia o un cuento de lo que podría ser y aún no es. La creatividad es difícil de definir, ya que no se puede predecir cuándo ocurrirá, y sus mecanismos para que se produzca una agudeza genial y una intuición creadora resultan bastante inexplicables. No deja de ser una paradoja, ya que hay que descrear lo ya conocido y crear algo nuevo. Todo lo ya conocido por uno mismo tiene sus propias estructuras mentales de desarrollo, pero para crear hay que dar un paso más allá y dejar lo que conocemos para adentrarse en algo nuevo. Si tuviera una definición única, seguiría una rutina, pero no la tiene. Si la creatividad tuviera una conceptualización muy bien definida, sería un método infalible y muy seguro, pero no lo es. Debemos implicar inicialmente la curiosidad para pasar luego a un riesgo, e inmediatamente ir más allá y traspasar los límites conocidos. La creatividad implicaría curiosidad por hacer algo nuevo, arriesgarse a transgredir los límites de lo ya conocido, traspasar la barrera de la autocensura y, por

119

Jorge Hernández

último, alegría. Fijémonos en los niños: cuando están creando lo viven con alegría, es un placer, es algo que los adultos tienen que recuperar. En el ámbito de la terapia, el espíritu creativo obliga a ser aventurero. El cliente tiene que hacer un viaje hacia su interior y explorar en él, haciendo uso de su creatividad, para transformar su sanación. El terapeuta es su acompañante, pero no por eso deja de ser en parte un aventurero que lleva consigo sus conocimientos y su experiencia creativa al servicio del cliente. También expongo otro factor que comenta Joseph Zinker: «la creatividad es un acto de valentía. Establece: Estoy dispuesto a arriesgarme al ridículo y al fracaso para poder experimentar este día con novedad y frescura.»43 Por lo tanto, en la terapia es importante la unión del tú y el yo: «tú cliente, yo terapeuta», pero también, «tú persona, yo persona». Tanto terapeuta como cliente tienen que tener esta disposición para trabajar en la creatividad. El terapeuta tiene que estar más involucrado con esta predisposición, ya que si el cliente no tiene la experiencia para crear, se le tiene que pedir permiso para motivarlo con ejercicios de experimentación creativa. Como dice Joseph Zinker: «El cliente vive en forma constante el dilema existencial de sentirse desgarrado entre el doloroso bienestar de su integridad presente y su necesidad de cambiar.»44 La creatividad centrada en la terapia es un espacio entre el terapeuta y el cliente, entre el inconsciente y el consciente, es donde se encuentra la posibilidad de establecer unas posibilidades creativas en el marco terapéutico. La creatividad no tiene un tiempo lineal, está más vinculada a la atemporalidad, está más centrada en un aquí y ahora, donde la creación siempre está en un punto medio; y en ese punto medio se encuentra la nada y el más allá, el vacío estéril y el vacío fértil. Como dice Francisco Peñarrubia cuando habla de la nada: «Una nada donde no hay cosas pero sí conciencia»45, y es en esa nada donde la conciencia nos puede llevar a encontrar el vacío fértil, donde esa creatividad también se encuentra entre lo que podemos crear en el presente y hacer algo nuevo de lo que ya ocurrió en nuestro pasado. Esta acción implicaría descrear, pero inevitablemente el futuro quedará implicado con algo nuevo. Todo 43. Josep Zinker, El proceso creativo en la terapia guestáltica, Paidós, 2002, p. 11. 44. Joseph Zinker, El proceso creativo en la terapia guestáltica, Paidós, 2002, p. 25. 45. Francisco Peñarrubia, Terapia Gestalt, Alianza Editorial, 2002, p. 109. 120

La creatividad en la terapia

ello hay que hacerlo en un presente, con todo el potencial de nuestro deseo interior, con toda nuestra energía al 100 % en ese destino y con toda nuestra conciencia. Si hablamos de conciencia, esta tendrá que llevar lo que antes mencionaba: curiosidad, riesgo, ser transgresor de los límites, estar libre de la autocensura de nuestro ego y llevar un espíritu alegre y aventurero. La meditación nos puede entrenar para encontrar ese vacío fértil que antes mencionaba. Las personas que no están familiarizadas con estos términos tienen que, poco a poco, habituarse a su utilización. Si no tenemos la información sobre estos conceptos, no podremos ponerlos a nuestro servicio. Son nuevos espacios mentales donde podemos empezar a pensar que somos creativos, ya que si no nos creemos esa posibilidad, se establecerá un bucle de no conexión. Debemos darnos permiso para crear y no enjuiciarnos antes de tiempo. Los límites es algo donde nuestra sociedad y nuestros políticos nos domestican para canalizarnos en una rutina pasiva. Pero más allá de una implicación social, está en primer lugar nuestra extensión personal, que es donde no depende de nadie y donde nuestra creatividad puede y debe sintonizar con nuestro ser. El maestro zen Bankei Yotaku dijo: «Todas las cosas se resuelven en lo no nacido»46, representa el inicio de todo y sólo se puede acceder a ella por medio de la experiencia. Todos podemos optar a ella, ya que lo «no nacido» es algo que tenemos desde que nacemos y que podemos utilizar. Lo no nacido es estar en continua creatividad. La iluminación consiste en conectar con nuestro interior. El principal inconveniente es nuestro «ego», conectar con nuestra autotransformación. Para superar el ego y entrar en la verdadera intuición debemos descartar los dualismos: se trata de desterrar nuestra forma habitual de procesar el pensamiento. El apego que establecemos es nuestra mayor dificultad para encontrar la iluminación.

11.1.1. Las tareas en la terapia creativa

Son los ejercicios que el terapeuta propone al cliente dentro de las sesiones y también las tareas que se dan fuera, o sea, en su vida cotidiana. Estas se tienen que realizar entre sesión y sesión. 46. Bankei Yotaku, Zen de los maestros, EDAF, 2004, p.123. 121

Jorge Hernández

Estos trabajos tienen la finalidad de entrenar las dificultades y de esta manera lograr modificar algunos aspectos de la conducta, ampliar la conciencia, en los ámbitos emocionales y mentales. Como dice Joseph Zinker hablando de la psicología gestáltica: «es un permiso para ser exuberante, para experimentar alegría, para jugar con nuestras más bellas posibilidades.»47 Aunque la experimentación sea amenazante, debemos observarla como una preparación y un aprendizaje para que la amenaza se desvanezca y regular lo que emerge de nuestro interior. Hay multitud de técnicas, pero si no encontramos la más adecuada podemos crearla con los recursos internos que todos tenemos. Expongo algunos ejercicios, que son con los que más trabajo.

/RVPDQGDODV6LJQLÀFDGR\XVR

Mandala significa «círculo» en sánscrito; es lo que contiene, la esencia del ser. El círculo, una vez elaborado, carece de principio y fin. El mandala ha sido usado principalmente por diferentes religiones para su uso espiritual, sobre todo en oriente. También es utilizado para meditar con la finalidad de sosegar la mente como medio de concentración o como autoconocimiento. En el ámbito terapéutico, C. G. Jung observó que los mandalas son la expresión interna del ser humano, y comentó: «Tienen entonces el objeto de ordenar la confusión, sin que este propósito fuera en cada caso consciente para el paciente.»48 Al realizar un mandala, estamos experimentando y estamos liberando parte de nuestro interior. En definitiva, estamos sanando de una manera tranquila, y es donde nuestras resistencias al cambio apenas oponen oposición.

(OKXPD]HQ6LJQLÀFDGR\XVR

El humazen es una herramienta de trabajo donde los mandalas son su principal elemento. Hace más de nueve años que lo creé y, con permiso de mis clientes, los utilizamos en su terapia, obteniendo unos resultados óptimos. 47. Joseph Zinker, El proceso creativo en la terapia guestáltica, Paidós, 2002. 48. C. G.Jung, Formaciones de lo inconsciente, Paidós, 1992, p.111. 122

La creatividad en la terapia

6LJQLÀFDGRGHODSDODEUDKXPD]HQ

La palabra humazen es el acrónimo de Humanista, Unificación, Mandala y Zen. s Humanista A pesar de que la filosofía humazénica se basa en el hecho de no tener una doctrina exclusiva, el humazen se inspira básicamente en la psicología humanista. Algunas de las particularidades de la psicología humanista vinculadas con la metodología humazénica son: 1. Centrarse en las experiencias subjetivas 2. Considerar cada ser humano como único 3. Considerar esencial la creatividad 4. Relación de la conciencia con el «yo» 5. Ampliación de conciencia 6. El concepto holístico cuerpo-mente 7. Equilibrio de las polaridades del ser humano La inclusión en el humazen de la letra h se debe a la importancia que en la terapia humanista, marco teórico básico de este proyecto, tiene que tomar como centrales las experiencias subjetivas internas del ser humano en un sentido amplio y ver en la conducta manifiesta un reflejo de éstas. La psicología humanista potencia la toma de conciencia del ser humano desde una vertiente más existencial, desde las experiencias subjetivas que nos permiten obtener mayor conocimiento de nuestro interior. Al elaborar un humazen, trasladamos estas experiencias y nos abrimos a la posibilidad de ampliar nuestra conciencia. s 8QLÀFDFLyQ 8QLÀFDFLyQGHOWLHPSROLQHDO\DWHPSRUDO

En el trabajo con el humazen se reúnen pasado, presente y futuro. Al elaborarlo, reparamos el pasado y sus experiencias negativas, a través de observar las creencias perjudiciales que en ese momento se 123

Jorge Hernández

formaron y que siguen actuando como patrones de nuestra conducta en el presente, a la vez que se proyectan en el futuro en nuestra concepción del tiempo lineal. Esta reparación se da gracias a que no vemos el pasado, el presente y el futuro como cosas distintas, sino como un todo. Se trata de recomponer un puzle en el que todas las piezas de nuestro interior, es decir, el inconsciente y el consciente, tengan mayor proximidad hacia la unidad. Aunque en el punto de partida del humazen el presente, el pasado y el futuro están separados, la finalidad del trabajo es unir e integrar en la meditación estos tres tiempos. Otro aspecto a tener en cuenta sobre los mandalas del pasado, presente y futuro dentro del humazen es que se pueden elaborar sin ningún orden lineal. 8QLÀFDFLyQGHODGXDOLGDG\QRGXDOLGDG

Una vez unificados el tiempo lineal y el atemporal, el paso siguiente es la unificación y autorregulación de dualidad y no dualidad. El hecho de tener estructurado el pensamiento en conceptos duales hace que nos concibamos como algo separado, individual. Aceptar la no dualidad nos permite entender que interior y exterior están vinculados desde los primeros instantes de nuestra existencia hasta la muerte. La conciencia que se aferra a un yo separado del resto de los seres humanos por miedo a perder su identidad estanca su mente. s Mandala El eje de la confección y meditación del humazen se centra principalmente en la experiencia con los mandalas. Antes de llegar a concebir el humazen trabajé varios años con mandalas, tanto a nivel personal, como profesional, con clientes. Al realizar un mandala activamos, sin darnos cuenta, una acción terapéutica a través de la comunicación que establecemos entre el inconsciente y el consciente de nuestras experiencias pasadas, muchas de ellas bloqueadas. En muchas ocasiones es conveniente realizar varios mándalas antes de iniciarse en la práctica del humazen.

124

La creatividad en la terapia

s Zen El origen de la palabra zen proviene del sánscrito dhyana. Al introducirse el budismo en China se transcribió como Ch´an, y posteriormente en Japón se denominó zen. El zen tiene sus orígenes en Buda y se fundamenta en su experiencia personal. Según cuenta la leyenda, Buda se sentía muy interesado por la dualidad del nacimiento y la muerte. Durante un tiempo buscó la solución en los filósofos y en la razón, sin obtener ninguna respuesta satisfactoria. Un día se quedó ensimismado observando la naturaleza y en ese momento despertó de la inconsciencia para pasar al estado de conciencia. En ese instante obtuvo el conocimiento de sujeto y objeto. La respuesta a la pregunta que formulaba hacía un tiempo sobre la dualidad entre vida y muerte la tenía dentro de sí, y no fuera. La interpretación de esta iluminación, es que el yo y el no-yo se combinan para unificarse. Si comprendemos bien esta enseñanza, las preguntas que formulamos por cuestiones propias tienen que estar dirigidas hacia nuestro interior y no hacia el exterior. La experiencia con la meditación zen desbloquea el ego y permite que conectemos conscientemente con la fuente primigenia de la vida. El objetivo del zen es la sanación, ya que da claridad mental a la ignorancia que nace de nuestra percepción errónea de la realidad. Nuestros errores cognitivos son los que en mayor medida tenemos que trabajar en el humazen. Al procesar nuestra información dualista en un marco no dualista, implicamos todos los elementos en una unidad equilibrada.

11.1.5. Un breve recorrido por el humazen

Antes que nada es importante que sepas que con el humazen puedes explorar sentimientos y emociones con los que tengas dificultades. En el trabajo con el humazen hay dos partes: la primera, de elaboración del mismo; y la segunda, de meditación. En ambos procesos, se anotan los pensamientos y emociones que emergen del inconsciente y del consciente. 125

Jorge Hernández

En el proceso de construcción del humazen (véase figura nº 6. Página 129), hay que dar nombre al sentimiento o a la emoción que quieras trabajar y, posteriormente, encontrar su polaridad. Todo ello hay que plasmarlo en su parte central, llamada mandala del presente. En los mandalas del pasado o del futuro (situados a la izquierda y a la derecha del mandala del presente respectivamente) tienes que dibujar o escribir cualquier aspecto que emerja: dibujos, símbolos, letras, etc. En el área del presente encontrarás, también, el indicador de las polaridades (IdP), unas circunferencias pequeñas situadas en el mandala del presente, en la parte inferior, donde que hay que colorear o sombrear con lápiz, en función de la intensidad con la que hayas sentido la emoción en conflicto y su polaridad. En la parte superior, se describe un mensaje de adaptación y en ella tienes que escribir la palabra cuya emoción se está trabajando y también su polaridad, para que el enunciado quede completado. Una vez concluidas las anteriores áreas, hay una fase de meditación. Y, posteriormente, realizados estos dos procesos, puede ampliarse la conciencia del darse cuenta, con lo que se consigue un mayor conocimiento de lo que nos rodea y de las percepciones. Todas las meditaciones tienen que reflejarse en el área del punto medio, rellenándola con lápiz de color o rotulador.

11.1.5.1. Objetivos del humazen

Uno de los objetivos principales del humazen es encontrar las creencias negativas que tenemos cada uno de nosotros, en mayor o en menor medida. Todos adquirimos filtros que condicionan nuestra forma de percibir la vida, sobre todo los que nos proporciona nuestro entorno: desde la familia y la escuela, hasta los amigos, las circunstancias políticas o la religión. Todo ello hace que cada uno se construya su propio mapa de la vida, un mapa que sin duda se aleja en muchos aspectos de otros mapas de otras personas, ya que las interpretaciones cognitivas de quien los elabora son distintas a las nuestras.

126

La creatividad en la terapia

Otro de los objetivos principales es la toma de conciencia de las polaridades. El pensamiento dualista, especialmente el occidental, nos sitúa polarizadamente en lo bueno o en lo malo, dentro o fuera, en la vida o en la muerte... Sin ser muy conscientes de ello, cada uno de nosotros escoge un polo y destierra el otro a la sombra. Cuando esto sucede y excluimos del pensamiento una parte de la polaridad, la posibilidad de conflicto puede acentuarse, pues al enviar la parte rechazada al inconsciente queda fuera de nuestro control consciente. A esta polaridad que queda en el inconsciente la denominamos «polaridad en conflicto». El humazen trata de identificarla, para pasar posteriormente a su autorregulación por mediación de sucesivas meditaciones. Hay que añadir a este tema que, cuando nos referimos a polaridades, la gran mayoría de las veces pensamos en las establecidas por nuestra cultura. Existen, sin embargo, otro tipo de polaridades, como son las generadas por cada individuo. A este respecto, José García Lozano comenta: «No hay polaridades únicas, absolutas, estándares, sino asociaciones subjetivas de oposición, lo que implica sustanciales diferencias en el modo individual y colectivo de experimentar los polos por separado y sus grados. Además de esta interpretación subjetiva y experiencial de los pensamientos, las emociones y las percepciones sensoriales, están los propios límites de nuestras vivencias, aquello que realmente escapa a nuestras capacidades o a nuestro desarrollo actual de aprehensión mental, emocional y sensitiva. Existen polaridades múltiples y sencillas, explicitas e implícitas, fusionadas y disociadas, de una etapa y de un modo de estar en la vida. En última instancia, la psicoterapia pretende agrandar esos límites desde la integración.»49 Cada persona tiene un intrincado mapa de polaridades. Mediante la elaboración del humazen en primer lugar y, posteriormente, con su meditación, podemos llevar a cabo la exploración de este mapa. Lo más saludable es saber qué partes de las polaridades son las menos conoci49. José García Lozano, «Polaridades, naturaleza mental y psicoterapia», Revista de Terapia Gestalt: 25 años haciendo Terapia Gestalt, Asociación Española de Terapia Gestalt, nº 27, 2007. 127

Jorge Hernández

das por uno mismo, y experimentar y reconocer con el humazen las zonas ocultas, es decir, sus opuestas. A menudo no nos gusta observar algunas partes de las polaridades, como por ejemplo la rigidez, la torpeza, la indiferencia o la insensibilidad. Sin embargo, todos estos son aspectos normales que forman parte de nosotros. Las meditaciones y anotaciones que surjan de la meditación nos permitirán observar nuestra realidad interior. Otro objetivo de este trabajo, muy relacionado con las polaridades, es la conciencia de la atemporalidad. Estamos acostumbrados al tiempo lineal tanto en un plano teórico como experimental. Ken Wilber comenta, haciendo mención a San Dionisio: «lo esencial de la intuición mística, pues los sabios iluminados de todos los tiempos y de todas las latitudes coinciden en que la conciencia de unidad no es temporal, no se da en el tiempo, sino en que es intemporal y eterna.»50 Estimo oportuno exponer unas consideraciones en este objetivo: Si soy consciente de la polaridad que estoy meditando en el humazen puedo ampliar mi autorregulación en un «aquí y ahora», adquiero la conciencia de las vivencias afines del pasado así como las expectativas de futuro relacionadas con este hecho, y puedo integrar un nuevo adiestramiento sobre el aprendizaje atemporal. Para obtener un aprendizaje en terapia humazénica en el área de lo temporal y atemporal, y especialmente en lo referente a lo atemporal, se requiere paciencia. Caminar en círculo sobre uno mismo, símil de nuestra parte atemporal, requiere un alto grado de observación de nuestro interior y que la conciencia vaya extendiéndose. En este movimiento circular no hay separación entre pasado, presente y futuro. El tiempo lineal, caminar en línea recta, es lo que hacemos cada día. Continuamente trazamos flechas hacia delante, y en este movimiento no hay una retroalimentación del conjunto. El trabajo con el humazen te ayudará a identificar cuál es la polaridad que tienes en conflicto, a adquirir el aprendizaje para autorregular las carencias o los excesos de las emociones, y a encontrar una neutralidad que transcienda a una perspectiva más ampliada de conciencia Trabajar con el humazen te implicará una recapitulación de tu pasado, 50. Ken Wilber, La conciencia sin fronteras, Kairós, 2006, p.87. 128

La creatividad en la terapia

una supervisión de las expectativas de tu futuro, dando como resultado la posibilidad de que arriesgues algún cambio en tu presente, de que te responsabilices y desbloquees tu área emocional o sentimental. Así mismo es una forma de entrenamiento de tu inteligencia emocional y por lo tanto supone un proceso de autoconocimiento, de autoayuda, además de terapéutica. Te animo a que lo experimentes el humazen a través de la página web: www.humazen.net , en el artículo: Ejercicio creativo con el humazen, del 16 de abril del 2013, puedes realizar un ejercicio de tus sentimientos o emociones de una manera gratuita.

Reconozco y acepto ……….……………………..….…….coexistiendo y aprendiendo … ……………………

ahora

ahora

ahora

pasado

presente

futuro

Humazen.com

C

Figura nº 6

11.1.6. El mandala en el área terapéutica

En el área terapéutica podemos proyectar fundamentalmente nuestra sombra. Si relacionamos el simbolismo del círculo o mandala con el ser humano podríamos decir que el punto central se puede asociar al ser y al espacio que lo rodea, representa el entorno en el cual ese yo o ser actúa. Con el mandala podemos ir consiguiendo la recon-

129

Jorge Hernández

ciliación de los opuestos, por ejemplo; la comunicación entre inconsciente y el consciente, entre el pasado y el futuro. Otras polaridades que pueden trabajarse para ser más armónicas serían las emociones y los sentimientos: estas polaridades tendrían que realizarse con los planteamientos de mi anterior libro, Humazen, ya que uno de los objetivos principales es encontrar las creencias negativas que tenemos de nuestro pensamiento cognitivo dadas por las experiencias de nuestro pasado, al igual que prestar atención a las expectativas del futuro y a la toma de conciencia de las polaridades en conflicto en un aquí y ahora. Al tener un pensamiento dualista, nos sitúa polarizadamente en lo bueno o en lo malo, emitiendo juicios de nuestras emociones. Sin ser muy conscientes de ello, cada uno de nosotros escoge un polo y destierra el otro a la sombra. Con el entrenamiento del humazen, regularemos las polaridades en conflicto, estableciendo una armonía. El mandala que yo aplico en terapia no tiene ninguna finalidad artística ni busca resultar atrayente. Lo comento porque hay clientes que al principio de los trabajos con los mandalas se esfuerzan para que se vean artísticos, estéticos, simpáticos, atractivos. Hay que insistir al cliente en que esa manera de elaborarlos no es la más adecuada para el autoconocimiento. No obstante, suele transcurrir un tiempo para que las resistencias al cambio empiecen a declinar y poder así extraer lo que hay en el interior de cada persona. Las imágenes que el cliente puede desarrollar dentro un mandala resultan de gran importancia, pues son una válvula de escape para las presiones emocionales no resueltas. Estamos liberando lo que se guarda en nuestro inconsciente, dando unas claves para que el consciente pueda observar y, aunque no le demos una interpretación, estamos caminando dentro de un área creativa: no sabemos muy bien qué estamos haciendo, pero al final saldrá algo de nuestro interior, saldrá una expresión nueva. No hay nunca un mandala que salga igual que otro que hayamos hecho con anterioridad. Posteriormente, con la meditación y con entrenamiento se podrá percibir la comunicación que hay entre el inconsciente y el consciente, y darse cuenta de las vivencias bloqueadas con su verdadero significado.

130

La creatividad en la terapia

11.1.7. El mandala y sus arquetipos

El mandala dentro del humazen, además de ser un medio para trabajar nuestras emociones y sentimientos, también tiene una naturaleza muy ancestral. El mandala es un arquetipo de la totalidad de nuestro yo, en él podemos conectar con los diferentes arquetipos de nuestros ancestros, actuando como «principio organizador», de las cuestiones que visualizamos y realizamos en nuestra vida. Los arquetipos emergen por mediación de nuestros dibujos realizados en los mandalas. Carecen de forma pero, al extraerlos y visualizarlos, influyen en quienes los elaboran como un principio ordenador y reformador sobre las experiencias que han vivido. Si realizamos los tres mandalas que contiene un humazen, estamos amplificando aún más nuestros arquetipos, ya que estamos trabajando el pasado, el presente y el futuro como mándala, todo a la vez. El mandala es una forma de establecer una comunicación entre inconsciente y el consciente. Sin querer, saldrá la creación de un lenguaje arquetípico, donde el simbolismo será uno de sus principales exponentes. Estos arquetipos aún no están definidos, ya que es el mismo cliente quien los define por primera vez al realizar el mandala, que constituye una manera de hacer aflorar lo que es desconocido por nuestro consciente y encontrar la posibilidad de expresar algo por medio de nuestro inconsciente. Es, en definitiva, dar salida a nuestro inconsciente más encastrado e inexplorado. Jung dice de las imágenes arquetípicas: «Las imágenes arquetípicas son ya a priori tan significativas que el hombre nunca pregunta qué podrían en rigor significar.»51 Al explorarlo estamos creando un modo para sanarnos con lo que nos condiciona de nuestros orígenes. El cliente, al crear a través del mandala, está conectando con las imágenes primigenias de nuestros ancestros, con nuestros antepasados, quienes crearon imágenes poderosas que les daban protección. Jung comenta sobre el mandala lo siguiente: «La experiencia enseña que el ‘círculo protector’, el mandala, es el viejo antídoto contra los estados caóticos del espíritu.»52

51. C. G. Jung, Arquétipos e inconsciente colectivo, Paidós, 2004, p. 21. 52. C. G. Jung, Arquétipos e inconsciente colectivo, Paidós, 2004, p.18. 131

Jorge Hernández

11.1.8. Rituales

Con anterioridad hablé de los mándalas y de su utilidad terapéutica, así como de los arquetipos y de su mediación organizadora. Los rituales pueden ser utilizados para realizar un duelo, una pérdida, una reparación o la ceremonia de un evento. Se trata de unir las dos partes: mandalas y rituales, o humazen y rituales para desarrollar un potencial mayor, para sanar nuestro interior. En este apartado la creatividad tiene que ser el vínculo conector para que los rituales conecten con las raíces antropológicas y den una terapia creativa por mediación de los mándalas, humazenes o bien otros ejercicios que tengan un acto simbólico en el que se pueden utilizar escritos, metáforas, danzas, música, canciones y elementos como el fuego, la tierra, el aire, el agua, plantas, flores, fotos y objetos que identifiquen el motivo del ritual. Los rituales deberían realizarse en los momentos críticos de nuestras vidas o en las etapas de transición. Por ejemplo, si estamos realizando un duelo tiene que ser pactado con el cliente, ya que habrá clientes que les sea más fácil hacer un mandala pero no tanto un humazen o determinados ejercicios.

11.1.9. Los ejercicios de funciones intelectivas

Aunque los trabajos cognitivos no entrarían dentro de los ejercicios creativos, resulta recomendable realizarlos para afianzar el cambio, pues proporcionan una perspectiva global a la hora de hacer las actuaciones creativas. De manera simplificada, el trabajo cognitivo consistiría en anotar en un diario nuestros conflictos, nuestras vivencias frustrantes, todo aquello que es amenazante o, dicho de otra manera, todo aquello que no nos gusta. Los registros se tomarían desde la situación donde vivimos esa dificultad, explicando con todo detalle qué es lo que ocurrió. También hay que anotar la emoción que nos aparece en esa circunstancia, lo que se experimentó en ese momento. El pensamiento automático que tuvimos y que nos será muy difícil identificar, algo que se conseguirá con perseverancia y con tiempo. Y por último la conducta que adoptamos ante ese conflicto. 132

La creatividad en la terapia

Cada persona tiene que descubrir qué tipo de distorsión cognitiva utiliza de manera inconsciente. Al anotar y obtener un registro de muchas vivencias que ocasionan conflictos, podremos distinguir e identificar las distorsiones que arrastramos del pasado. El terapeuta tiene que dar un feedback de lo que observa en los registros para que el cliente pueda aprender a identificar qué ocurre con sus emociones, sus pensamientos y su conducta. El objetivo es que el cliente aprenda al salir de su bucle, de sus continuadas actitudes que le llevan a conflictos repetitivos, desde donde le resulta difícil observarse. Hay una frase que afirma: «No hay fracaso, tan sólo aprendizaje». Ante este dicho, no hay mejor forma de transformarse que cuando aprendemos teóricamente y pasamos, inmediatamente, a experimentar, es decir, cuando pasamos a la acción. Ante las anotaciones de nuestras distorsiones o conflictos, tenemos que ver las alternativas o posibilidades. Aquí empezaría nuestra área creativa.

11.1. 10. Trabajando con la creatividad terapéutica con Sara

Expondré un ejemplo de Sara, en el que se utilizaron los siguientes materiales: Se hizo una constelación de su árbol genealógico por mediación de tarjetas, unos mandalas, un humazen, objetos familiares y una libreta comprada especialmente para realizar las anotaciones de todo el proceso del ritual. Tengo que decir que en la libreta se incorporaron fotos y se pegaron diferentes mandalas y otros elementos. Sara vino a la consulta con un malestar interior causado por determinadas personas de su vida, pero también por un malestar existencial motivado esencialmente por su padre, al que apenas conoció debido a que murió cuando ella era muy pequeña. Le planteé crear una constelación familiar de una manera libre y con tarjetas en las que escribió los nombres de todo su árbol genealógico. (Hay que tener en cuenta que la consigna fue de total libertad para colocar a los familiares en el lugar que ella quisiera, partiendo de situarse en primer lugar ella y, después, los demás componentes de su familia). Como se podrá observar en la figura nº 7, al padre lo situó en un lado y sin nombre, en lo que ella designó como un mandala vacío. Los nombres de los demás componentes de la familia figuran en blanco, para preservar la intimidad familiar de Sara. 133

Jorge Hernández

SARA O - padre Soledad Vacío existencial

Figura nº 7

Sara en todo momento completó el árbol genealógico ignorando que le saldría esa composición y, sin querer, inició un camino de restablecimiento de la figura paterna con los mandalas que realizó, como se podrá observar más adelante. Creó un proceso de reconciliación y otro de sanación interior. Quisiera referenciar aquí a Alejandro Jodorowsky, ya que habla del árbol genealógico, vinculado al estado de iluminación cuando dice: «Dentro de cada uno de sus antepasados hay un Buda dormido; si quiere despertarse, trabaje para elevar su árbol genealógico entero al nivel de su Budeidad.»53 El estado de iluminación se emplea como sinónimo de Budeidad. Relacionándolo con Sara, sería donde se implica la sabiduría para entender la vida de uno mismo y la de su árbol genealógico atemporal. La actitud de Sara implicaba creatividad en cada paso de su trabajo de duelo. Tuvo en una parte de su labor algo de animosidad o resentimiento que, posteriormente, quedó regulado por su benevolencia y amor hacia todos los componentes de su familia, y en especial a su padre. Fue descubriendo, sobre todo hacia el final de su duelo, que no hay mejor forma de sanar que honrando a sus antepasados. Como dice A. Jodorowsky: «es esencial honrar a los antepasados, ¡porque forman parte de nosotros! Honrarlos puede significar varias cosas: conocerlos, analizarlos, desmontarlos, acusarlos, eliminarlos, darles las gra53. Alejandro Jodorowsky, Mis antepasados me duelen, Ed. Obelisco, 2010, p. 31. 134

La creatividad en la terapia

cias, quererlos… para, al final, ver el Buda que hay en cada uno de ellos.»54 En posteriores sesiones, Sara hizo unas modificaciones en su árbol genealógico, donde ubicó con más proximidad a su padre; pero primero tuvo que precipitarse al vacío con bastante coraje y con un espíritu creativo. Antes de lanzarse al vacío (de una forma metafórica), realizó un gran esfuerzo y un arriesgado salto mental a algo desconocido. A Sara le surgieron dos dualidades en sus reflexiones: por un lado, las ganas de mejorar los espacios de algunos familiares y, sobre todo, de su padre; y, por otro, sus resistencias demandaban no modificar los espacios que ella determinaba y que emergían de su interior de tal manera que se negaba a modificar las tarjetas expuestas en su constelación (figura nº 7). Pero en un momento determinado se produjo un cambio en su polaridad cambio-resistencia. Este fue un planteamiento decisivo para abandonar el vacío estéril que estaba conformado por su estructura mental, ya conocida, donde todo le resultaba familiar, y, aunque lo que ella conocía del pasado eran recuerdos buenos de los acontecimientos importantes de su vida, también implicaba alguna contradicción y un desasosiego por la ausencia de su padre en sus vivencias más importantes. Era, como en el dicho popular, más vale malo conocido que bueno por conocer; era hacer un cambio de ese pasado que se encontraba en el vacío estéril y pasar al vacío fértil, que sería iniciar algo nuevo, hacer algo creativo en psicoterapia para modificar el pasado de ese vacío existencial en el que estaba implicada la ausencia de su padre. Retomamos aquí la idea que explicaba antes sobre los ingredientes de la creatividad, es decir, lanzarse al vacío con curiosidad, con coraje, transgrediendo los límites ya conocidos por ella y traspasar la barrera de la autocensura, que sería el vacío fértil. Menciono este ejemplo de Sara con el concepto del vacío porque a muchos clientes les resulta muy difícil entenderlo, ya que es un término no muy utilizado en nuestra vida diaria y, de alguna manera, debemos fomentar su uso entre las personas no profesionales de la terapia, porque considero, desde mi perspectiva tanto personal como profesional, que su uso tiene un efecto sanador. Sólo cuando conocemos el significado de las palabras, 54. Alejandro Jodorowsky, Mis antepasados me duelen, E. Obelisco, 2010, p. 31.

135

Jorge Hernández

es cuando podemos usarlas. Wittgenstein afirma que preguntar por el significado de una palabra o frase corresponde a preguntar cómo se utiliza, y es la manera de utilizarla lo que resuelve si una persona ha comprendido o no su significado. Aunque puede resultar obvio al leerlo, no lo es tanto cuando lo trasladamos a la aplicación de un concepto en un contexto determinado, con unas circunstancias determinadas, como puede ser la terapia, en la que el resultado terapéutico del concepto del vacío tiene que demostrar que el concepto aprendido ha sido comprendido. Creo que no es suficiente con que el terapeuta conozca y aplique este concepto o bien otros como podría ser el significado de las polaridades o del punto medio. También resulta necesario que el cliente se instruya a través del terapeuta en el conocimiento y su aplicación. El terapeuta deber observar si las retroalimentaciones que va haciendo el cliente de estos conceptos dan unos resultados que mejoran las experiencias inconclusas del pasado. Es demostrar que le corresponde contrastar empíricamente el concepto, en este caso el vacío, con las experiencias que el cliente obtiene. Un resultado óptimo no tiene por qué ser que se cumplan las expectativas del cliente respecto a las necesidades planteadas; puede ser muy saludable y próspero que el cliente obtenga una nueva óptica de las conceptualizaciones terapéuticas para hacer un camino de transformación.

PADRE SARA

Figura nº 8. Árbol genealógico de Sara

Como se podrá observar al contrastar la figura nº7 con la nº 8, se ha producido una notable modificación del trabajo interior de Sara con respecto a su padre. Ahora figura en la parte superior como una descendencia familiar donde sigue una cronología.

136

La creatividad en la terapia

Sólo se expone en la constelación (figuras nº 7 y 8) la situación de Sara y la posición en la que se ubica ahora su padre; los demás componentes siguen sin salir para preservar la intimidad de Sara. En la figura nº 8 no salen el sentimiento de soledad y vacío existencial, puesto que ya que se deshizo de esos sentimientos tras el trabajo global que se hizo en la terapia de duelo. Antes de la figura nº 8, Sara hizo tres mandalas de su padre en un tiempo de un mes y medio, como se podrá apreciar en las figuras nº 9, 10 y 11, expuestas en un orden cronológico. Si observamos detenidamente las secuencias de los mandalas, se podrá visualizar un acercamiento de ella hacia su padre de una manera progresiva. Fue para Sara un descubrimiento, y en ella se podía apreciar una gran felicidad que expresaba con su gran sonrisa.

Figura nº 9

&RQVLJQDGDGDDQWHVGHLQLFLDUHQPDQGDODGHODÀJXUDQž

Antes de realizar el siguiente mándala, le planteo a Sara que el título sea «Mi padre»; y que trace una línea divisoria justo en medio. Sara se dibuja de espaldas. Al preguntarle qué es lo que mira, me dice que detrás del monte se encuentra su padre.

137

Jorge Hernández

Posteriormente en su meditación le surge: Luz, aroma, sonido de los pájaros, el color plateado de las sardinas. Paz, vida, alegría, resurgir, esperanza, silencio, sola ante la magnitud, fuerza y seguridad.

Figura nº 10

En el segundo mándala la consigna sigue siendo el mismo enunciado: «Mi padre».

Sara me comenta que el mandala representa el encuentro con su padre y dice: «Noche serena, no tengo miedo, sollozo tras despertar de un sueño y busco refugio en tu regazo, me siento tranquila porque sé que lo obtendré. Luna clara, brillante, cielo limpio y estrellado, olor a tierra húmeda. No me alcanzas pero sé que estas ahí. Una gran casa, se oyen risas, niños y alegrías. Yo estoy dentro, es la casa familiar, fuera es un día radiante. Oigo a los animales, parece una granja y también noto su olor, tu espíritu o tu esencia la presiento, nos envuelve y protege.» 138

La creatividad en la terapia

En la evolución del primer mandala (figura nº 9) al segundo (figura nº 10), se podrá apreciar un acercamiento de ella a su padre.

Figura nº 11

El enunciado sigue siendo el mismo: «Mi padre».

Sara en este mándala específica tres polaridades: ¿Amanecer o atardecer? ¿Inicio o fin? ¿Vida o muerte? Después de conversar con Sara sobre este mandala y los demás (figuras nº 10 y 11), resultaba evidente que aceptaba la integración de sus raíces familiares y que su psico-genealogía realizada en la figura nº 7, donde su padre estaba indicado mediante una circunferencia situada en un lado inferior, implicó posteriormente un cambio en sus meditaciones de todo este trabajo, como se puede apreciar en la figura nº 8. Al preguntarle a Sara por las polaridades de su mandala (figura nº 11) sobre todo por las de inicio-fin y vida-muerte, la respuesta fue que 139

Jorge Hernández

obtuvo una mayor conciencia y una identificación, diferente de la que hubo en un inicio en la relación con su padre, aunque este estuviera fallecido. Nunca antes había integrado a su padre en su vida emocional, y, aunque apenas lo conoció, ahora lo integra en las raíces en su árbol genealógico. Su trabajo sobre este duelo se encuentra cerrado con un «fin», con «una vida y una muerte», que no deja de tener su analogía con la otra polaridad inicio-fin. Sara necesitaba cerrar un duelo que nunca hizo con su padre. Sara en el duelo por su padre escribió bastantes cartas sobre los acontecimientos más importantes de su vida. Esta práctica fue como viajar a través del tiempo y tener la oportunidad de tener a su padre presente e incluirlo en su vida. Para Sara supuso una segunda oportunidad en sus vivencias. Su inconsciente no separa las cartas del presente con las vivencias ocurridas en el pasado, sino que une las vivencias del pasado con su sentir en las cartas expresadas del presente. En este caso, muchas vivencias inconclusas de Sara con su progenitor se fueron cerrando una a una cuando su padre no estaba presente. Hasta entonces, él había sido algo parecido a una sombra (o un mandala «O»), pero durante la terapia pasó a ser una esencia emocional y después una esencia de amor. Tengo que decir que al principio de todo este ritual de duelo le pedí que me dejara alguna prenda de él para dársela de nuevo al final de todo el proceso. Este gesto fue una manera de decirle implícitamente que empezábamos un duelo y que habría un final. Para cerrar este duelo se hizo un ritual, quemando algunas cartas y haciendo una ofrenda de flores. Sara trajo ese último día un globo lleno de gas que soltó al cielo para representar su despedida, una metáfora que le permitió visualizar el alejamiento. En ese momento mi corazón me indicaba que la parte profesional concluía y que era el momento de acompañar a Sara con mucho amor. Sentí que, en ese instante, yo era un familiar más que la seguía, con todo cuidado. Fue una experiencia muy estremecedora, donde se podía apreciar sin ninguna duda su sanación, mostrada allí en su sonrisa de alegría y en el hecho de que ella era consciente de que, desde hacía un mes, algo estaba cambiando en ella en positivo.

140

12. LA FINALIZACIÓN

Tú y yo formamos una unidad terapéutica

«En mi comienzo está mi final.»55 Thomas Stearns Eliot Poeta, dramaturgo y crítico (1888 –1965)

55. http://www.frasesypensamientos.com.ar/autor/thomas-stearns-eliot.html

12. LA FINALIZACIÓN 0LVHQWLU\PLVUHÁH[LRQHV

Es la hora de evaluar el recorrido que se hizo conjuntamente. Para que haya una finalización debería haber un acuerdo entre cliente y terapeuta. Si es el cliente el que decide finalizar sin previo aviso, habría que invitarle a realizar una sesión de terminación y valorar si hay evitaciones por parte del cliente. Si es el terapeuta quien lo decide, el fin puede ser debido a varios motivos, como la derivación a otro profesional por no cubrir las expectativas del cliente en las diferentes revisiones acordadas. Algunas de estas derivaciones pueden ser a especialistas como los terapeutas sistémicos o sexólogos, o hacia actividades como las dinámicas de grupo, etc. Sobre todo, estas derivaciones deben estar siempre dirigidas a perfilar más las necesidades de los objetivos terapéuticos. Existen también otros motivos, como pueden ser la excesiva atracción entre ambos o la fascinación. Está ultima no suele ser explicitada por parte del cliente, pero el terapeuta tiene que velar por lo que observa, conocido en términos terapéuticos como transferencia, y prestar atención a las sensaciones y sentimientos del cliente, o lo que es lo mismo, a la contratransferencia. Si se da esta situación, tiene que hacerse explícita para resolverla en beneficio del cliente. Pueden producirse también otras finalizaciones que, aunque sean obvias, hay que tomarlas en consideración, como serían los temas económicos, donde el terapeuta puede facilitar acuerdos con el cliente, o los cambios de residencia, donde le puede recomendar otro terapeuta de la zona. ¿El cliente consiguió sus objetivos? Habría que evaluar qué tanto por ciento de su demanda resolvió el cliente, así como lo que gana y lo que pierde con la finalización. No hay un ideal de finalización, no

143

Jorge Hernández

hay una cura al 100%, como bien expresa Patricia a través de una metáfora: «la terapia sería como cuerdas que te han de servir para salir del pozo, pero que las ha de usar uno mismo cada vez que le pase lo que le cause perjuicio... y me temo que sea para toda la vida... como el que tiene tendencia a «engordar», pues ¡hala! no le queda otra que vigilar la alimentación todos los días de su vida.»56 El cliente, ante la situación de finalizar la terapia y seguir su propio crecimiento y evolución sin la ayuda de un profesional, implicará un nuevo reto, sobre todo en ese nuevo futuro y contexto de su vida. No obstante, hay que comentarle que en el futuro, si necesitara un trabajo terapéutico adicional o una terapia de apoyo para momentos puntuales, podrá seguir contando con nuestros servicios. Por otra parte, también debemos ofrecer la posibilidad de que si el cliente requiriere una consulta de apoyo en una situación momentánea, circunstancial, se podría realizar por mediación de las nuevas tecnologías, como podría ser WhatsApp, correo electrónico, una llamada telefónica previamente acordada o una videollamada. Todo ello podría representar, en otras palabras, un acercamiento más humanitario, un lado más solidario, un lado más personal del terapeuta. Si anteriormente hablábamos de que la compasión terapéutica implicaría las áreas de la empatía, solidaridad y amor, es congruente seguir manteniendo estas actitudes más allá de la finalización de la misma. He leído en muchos libros y escuchado por parte de muchos psicólogos cuál es la labor de la terapia humanista, pero la realidad posterior a veces implica un distanciamiento, una infranqueable separación del rol establecido entre el cliente y el terapeuta. En la sesión final hay que evaluar por parte del cliente y del terapeuta los cambios producidos desde la primera sesión. Es una revisión de la labor realizada. También es necesario hablar del logro conseguido en las habilidades del cliente. Como comentaba en el área creativa un logro óptimo puede ser haber conseguido una nueva óptica para caminar, con más responsabilidad o con más humor. En definitiva, tener otros parámetros para obtener en el camino de su vida diaria otras 56. Comentario de Patricia, especificado en el punto 12.3. El sentir de Patricia y sus reflexiones. La finalización, pagina 147. 144

La finalización

posibilidades donde pueda confrontar la referencia terapéutica con sus ganas de experimentar en el día a día y decidir que lo que no funciona puede modificarse con acciones distintas a las que se amparan en una rutina. La finalización puede ser un aprendizaje para las despedidas en la vida diaria. Hay personas que les cuesta concluir relaciones. En este caso el proceso terapéutico se cierra con una despedida entre ambos. Para el cliente y terapeuta. Respecto a la terminación para un terapeuta, ese día exige dejar más de lado la profesión y ser más persona. Se supone que tiene que haber un equilibrio en toda la terapia. Pero en ese día de la finalización, hay que tener menos preocupación por tener en el punto de mira el rol terapéutico. Para mí, ese día suele significar un motivo de alegría por el trabajo realizado, pero también un duelo, pues no deja de ser un vínculo humano que finaliza.

(OVHQWLUGH0DUWD\VXVUHÁH[LRQHV /DÀQDOL]DFLyQ

El día que sientes que te atreves a quitar las dos ruedecillas de atrás de la bicicleta, hablar sobre lo que esperabas de la terapia el primer día resulta impactante. No recordabas haberlo dicho así, pero en el fuero interno, sí era eso lo que buscabas, y en una fracción de segundo te viene todo el recorrido realizado: unos días buenos, otros reveladores, otros costosos, el esfuerzo, los avances, los miedos, las dudas, los ejercicios, el cariño. Da miedo decidir no continuar. Estás mejor, te sientes más fuerte que cuando empezaste, ha habido una evolución; eres consciente y la sientes así en tu interior, pero siempre están los miedos de si no me estaré precipitando, de si quedan más cosas que hacer o que tratar. Siempre hay más cosas, siempre hay algo que mejorar, siempre habrá algo que no sabremos o creeremos que no sabremos enfrentar, pero el terapeuta siempre estará ahí y que te lo haga saber y que te diga que siempre podrás contar con él resulta muy reconfortante y tranquilizador.

145

Jorge Hernández

Da miedo, pero cuando sientes que necesitas ir sin las dos ruedecillas, hay que probar.

(OVHQWLUGH3DWULFLD\VXVUHÁH[LRQHV /DÀQDOL]DFLyQ

Ante la pregunta ¿cómo evaluar la evaluación de la terapia al terminar?, Patricia contesta: ¡Ay, que me da la risa! ¡Con eso de evaluar la evaluación me recuerda a los Hermanos Max, la parte contratante de la primera parte contratada... Ahora mismo diría que sólo sé que no sé nada... matizando: sé que la terapia me facilitó herramientas, pero sigo sin aplicarlas, y es que los enganches a lo conocido por más malos que sean son muy cómodos, son como las zapatillas raídas, uno está tan habituado que no contempla comprarse otras... Si me voy de viaje a las temporadas anteriores (sesiones madre y sesiones abuela), lo de terminar me lo encontré sin pretenderlo, fue como llegar a junio, acaban las clases sí o sí. Viendo con perspectiva las sesiones del pasado y habiendo comprobado en carne y hueso cambios en la relación con la abuela (yo con ella, ella conmigo, la familia con ella, ella con el resto de la familia, entre otros), veo que el trabajo hecho ha estado muy bien realizado, en métodos, en tempos, dijeras tú, en saltos cuánticos. Los cambios que se han dado son muy positivos. Ahora, en este nuevo periodo de terapia, al finalizar cada sesión el terapeuta me hace un sumario de lo tratado. Me gusta, me viene fenomenal, antes solía tomar notas para acordarme durante las sesiones, pero me gusta más este sistema. Como seguimos trabajando otras facetas, esto me permite realizar de vez en cuando una revisión de lo ya conseguido. Mi logros en la terapia... ¡bueno sería mejorar en autoestima…! Avanzo a ritmo de caracol cojo… En positivo, diré que he dejado de agobiarme por perder trenes. La pena inmensa por la muerte de mi madre dejó de dolerme agudamente tras la terapia, podría decir que es una cura de la herida que 146

La finalización

había en mi alma, me ayudó a que cicatrizase… En cambio, en cuanto a malos hábitos mentales, la terapia funciona a un nivel distinto de la cauterización; más bien la terapia sería como cuerdas que te han de servir para salir del pozo, pero que las ha de usar uno mismo cada vez que le pase lo que le cause perjuicio... y me temo que sea para toda la vida... como el que tiene tendencia a «engordar», pues ¡hala! no le queda otra que vigilar la alimentación todos los días de su vida. También quería decir que una persona puede ser que no sufra más los síntomas iníciales, porque el trabajo realizado a nivel terapéutico haya sido un acierto; otra puede ser que los haya sustituidos por otros nuevos síntomas, o por los que quedaban camuflados detrás de los iníciales... En todo caso, es estupendo porque hay cambios...

(OVHQWLUGH6DUD\VXVUHÁH[LRQHV /DÀQDOL]DFLyQ

Fue pasando el tiempo y día a día, sin apenas darme cuenta, fui adquiriendo y recuperando fortaleza, valor, paz, reconocimiento, perdón, amor, seguridad. Una gran persona, con inmensas capacidades para reconducir con tacto, respeto, calidez, amor y gran profesionalidad, me tendió la mano cuando fui en busca de ayuda. Esa mano firme que precisa una niña que se siente perdida en un laberinto, sumida en una profunda pena y miedo (esa no era otra que yo misma, mi niña a la que durante mucho tiempo olvidé). Llega el momento en que el terapeuta considera que ya has recuperado tu esencia, abierto tu alma y asumido lo que llevas dentro de ti, aceptando y entrando en tus sombras, dándoles la luz y el lugar que les corresponde. Mi despedida fue un momento mágico: se llevó a cabo un ritual entrañable en el fluían de forma muy intensa emociones llenas de ternura, calidez, sosiego y esperanza. Me sentí en paz e inmensamente llena y feliz, jamás lo olvidaré.

147

BIBLIOGRAFÍA

A. Maslow, Motivación y personalidad, Ediciones Díaz de Santos, 1987. Alejandro Jodorowsky, Mis antepasados me duelen, E. Obelisco, 2010. Bernie Siegel.- «El Amor es el que Sana» Love & Healing. Revista Alcione, nº 16. Bert Hellinger, Órdenes del amor, Editorial Herder, 2001. C. G. Jung, Arquetipos e inconsciente colectivo, Paidós, 2004. C. G. Jung, Formaciones de lo inconsciente, Paidós, 1992. Carl R. Rogers, Psicoterapia centrada en el cliente, Paidós, 2001. Carl R.Rogers, El proceso de convertirse en persona, Paidós, 1996. D. Campbell, El efecto Mozart, Editorial Urano, 1998. Gilbert - Compassion Mind Foundation (www.compassionatemind.co.uk) Francisco Peñarrubia , Terapia Gestalt, Alianza Editorial, 2002. F. Perls, «Terapia Gestalt y potencialidades humanas», en J. O. Stevens. Esto es Gestalt, Cuatro Vientos, Chile, 1966. Giorgio Nardone, La mirada en el corazón, Paidós, 2008. Graciela Cohen, Un camino real, Editorial Luz de Luna, 2001.

149

Jorge Hernández

Javier San Martín, Epojé y ensimismamiento. El comienzo de la filosofía. http://www.o-p-o.net/essays/SanMartinArticleSpanish.pdf J. G. Lozano, «Polaridades, naturaleza mental y psicoterapia». Revista de Terapia Gestalt, nº 27, 2007. Joan Garriga Bacardi, Vivir en el alma , Rigden Edit, S. L.,2009. Joe Dispenza, Desarrolla tu cerebro, La esfera de los libros, 2008. Jose Dispenza, Deja de ser tú, URANO, 2012. John M. Heaton, Wittgenstein y el psicoanálisis, Gedisa Editorial, 2004. Josep Lluís Camino Roca, El análisis transaccional en psicoterapia y educación, Editorial CCS, 2013. Josep Lluís Camino Roca, Juegos de poder y psicológicos, http:// www.bernecomunicacion.net/pdf/berne20.pdf. Joseph Zinker, El proceso creativo en la terapia guestáltica, Paidós, 2002. Jorge Hernández, Humazen, www.amabook.es/catalog/db-autopubishing/humazen, 2012. Ken Wilber, La conciencia sin fronteras, Kairós, 2006. Ludwig Wittgenstein, Investigaciones filosóficas, Editorial Crítica, 1988. Ludwig Wittgenstein, Tractatus lógico-philosophicus, 1922. Mario Pacheco León - Instituto Milton H. Erickson de Santiago - Reg. Propiedad Intelectual N° 126.435 -2002 - Milton H. Erickson http://xa.yimg.com/kq/groups/24564308/544088442/name/El +Legado+De+Milton+H.+Erickson+A+La+Psicoterapia+Actual +(Mario+Pacheco+Le%C3%B3n).pdf.

150

BIbliografía

Mark L.Knapp, La comunicación no verbal, Ediciones Paidós, 1988. Norberto Levy, El asistente interior, Nuevo extremo,1999. Paul Watzlawick, El lenguaje del cambio, Herder,1994. Paul Watzlawick, Teoría de la comunicación humana, Herder, 1997. Paul Watzlawick, ¡es real la realidad? Herder, 1994. Peter F. Strawson, Libertad y resentimiento, Ediciones Paidós, 1995. Peter F. Strawson, Análisis y metafísica, Ediciones Paidós, 1997. Robert Enright, «Perdonar es bueno para la salud», Rome Reports, 2011. Stephen Hodge, Zen de los maestros, EDAF, 200 Sandra Mihanovich: http://www.sandramihanovich.com/discos/ menuhonrar.html En 2009, sus exitosas versiones de las canciones de Eladia Blázquez se editaron en un CD titulado Honrar la vida. Viktor Frankl, El hombre en busca de sentido, Herder, 2004

151

Para obtener información sobre la terapia humazénica y sobre el libro; Guía del cliente en terapia www.humazen.net Para sugerencias y establecer comunicación con el autor: [email protected]

View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF