GRUPAL 9
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* Colección "PROPUESTAS" Directores de la colección: Eduardo Pavlovsky (Coordinación General) Hernán Kesselman y Juan Carlos De Brasi Primera edición: octubre 1991 © AYLLCJ S.R.L. Sede: Chile 470, Cap. Fed. Todos los derechos reservados Impreso en la Argentina Hecho el depósito que marca la ley 11.723 l.S.B.N. 950-560-071-2
j Margarita Baz - Nicolás Caparros Juan Carlos De B r a s i *Ange! Díaz Barriga Susana Evans - Ana María Fernández Luis Herrera - Hernán Kesselman Carolina Pavlovsky - Eduardo Pavlovsky Marcelo Percia - Osvaldo Saidón Reneé Smolovich
LO GRUPAL 9 00014995 K.01 L832I Baz. Margarita; Caparros. Nicolás; Lo grupa! 9
EDICIONES BUSQUEDA de AYLLU S.R.L. BUENOS AIRES - ARGENTINA
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ÍNDICE
Prólogo
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ESCENAS, ESTARES Y MALESTARES Obscenos sin maquillaje, Eduardo Pavlovsky Adolescencia década del 90, Eduardo Pavlovsky y Hernán Kesselman Dosestaresdel coordinador ,Eduardo Pavlovsky y Hernán Kesselman El aguijón, Eduardo Pavlovsky La formación psicodrama psicoanalítico grupal, Susana Evans, Reneé Smolovich
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INSTITUCIONES Y CALCULO SUBJETIVO Instituciones, agentes y teorías en Salud Mental, Osvaldo Saidón Laberintos institucionales, Ana M. Fernández y Luis Herrera Hablar y escuchar en situaciones de grupo (problemas del cálculo subjetivo) Marcelo Percia
11 19 23 25 39 53 63 85
EPISTEMOLOGIA Y UNIVERSO GRUPAL Apuntes para una epistemología del grupo, Nicolás Caparrós Concepción operativa del grupo e investigación, Margarita Baz y Angel Díaz Barriga
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REVALORACIONES La letra de Moreno, Carolina Pavlovsky
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SABERES CONJETURALES Filobanálisis, sexualidad, poder sobre el espejo, Juan Carlos De Brasi
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PROLOGO
Este es el noveno volumen de "Lo Grupal". Buena ocasión para señalar el motor que ha venido impulsando la serie. Su diagrama es muy simple, y como todo lo simple enemigo de las simplezas, resultado de complejos procesos de gestación. Se trata de que "Lo Grupal" sirva para catapultar pensamientos y acciones que huyan tanto de los vanguardismos (¡ya se han ofrecido tantos!) como de la mera divulgación temática (ya se venden demasiadas). ¿Entonces qué?, ¿una nueva promesa, una seducción renovada o un antiguo simulacro? Nada de ello, sino sencillamente la capacidad de recuperar la capacidad de asombro, la de lo que en este asombro pueda indignar o no, ser ponderado o repudiado bajo un talante crítico. Y, sobre todo, la disposición —también ética— de clavar un interrogante en el corazón de una certeza incuestionable. Los caminos y los estilos ejercidos por los distintos colaboradores, hablan de tres dimensiones inalienables para nosotros: una sostenida pasión por la libertad, un consecuente respeto por las formas singulares de abordaje de una problemática y la convicción de que las diferencias expresas son, a la larga, el mejor "banco de ideas", el único que da crédito sin exigir bienes ni garantías previas. Así los "Estares del coordinador", "Obscenos..." malestares, vividos "sin maquillaje" por la "Adolescencia..." del noventa, "Entre líneas..." y los problemas de "La formación en psicodrama psicoanalítico grupal"; la institución no tan saludable de la "Salud mental..." y el "Calculo subjetivo" en el habla-escucha grupal, conforman
líneas sinuosas, plenas de cautivantes propuestas. A ellas se agrega una intervención —"Laberintos institucionales"— recreada por la potencia de su propia implicación. Más adelante los territorios se intentan delimitar con trazos duros, se alambran con modelos y una inconfesada actividad estructuralista. Los "Apuntes para una epistemología de los grupos, apuntan, ante todo, a generar desde un rigor clasificatorio, el grupo como un objeto de estudio. Mientras otro escrito —"concepción operativa de grupo e investigación..." —marcando un contrapunto no buscado, estipula que para que la mencionada "Concepción" y la cuestión grupal misma tengan sentido, deben incluirse "en el contexto de las Ciencias Sociales". O, dicho con otros términos, en el universo de una determinada episteme, cuya ubicación y descripción son bien precisas, sin "tintes vagorosos" ni indefinible por naturaleza. La riqueza de ambos textos mantiene abierta la "vía polémica" que propone el primero de ellos. Posteriormente las líneas vuelven a distenderse con el valor de afectación y reflexión que posee la memoria. Y, para terminar, desde el margen de saberes conjeturales, se trata de ir pensando algo sobre la "pulsión de saber", el cuerpo del actor" y sus sofocamientos racionalistas, los cuales no cesan de invadir asuntos fronterizos con el espacio grupal. En esos "estares" y sus "laberintos" desearíamos hacer circular este volumen. Juan Carlos De Brasi
ESCENAS, ESTARES y MALESTARES
OBSCENOS SIN MAQUILLAJE
EDUARDO PAVLOVSKY
La obscenidad adopta siempre todos los rostros de la modernidad o de la ilusión subdesarrollada de la posmodemidad menemista. Nos hemos vuelto obscenos a fuerza de querer ser modernos, imitando siempre lo peor del mundo desarrollado. Se está produciendo una nueva forma de subjetividad: la legitimación del individuo perverso. Interiorización obvia del individuo radicalmente obsceno, pornografía de la transparencia, exhibicionismo perverso de las fallas éticas. Todo vale. Todo se hace visible. Nada se oculta. Todo se devela públicamente, hasta los mecanismos secretos de la corrupción sindical se pueden mostrar sin pudor; por el contrario, con orgullo. Nueva pornografía de la inmoralidad que se vuelve toscamente hipervisible, ya no hay nada más que ocultar. Todo debe ser develado ante la mirada atónita de individuos que miran sin mirar, sin imaginar, carentes de capacidad crítica, como ocurrió, en el complejo fenómeno de la complicidad civil, durante el terrorismo de Estado. La fractura de la solidaridad exacerba la cultura del individualismo a ultranza, narcisista hasta el límite de la obscenidad. Pero lo novedoso no es la corrupción generalizada ni las fallas éticas que siempre existieron, sino la exhibición perversa de esta inmoralidad. El nuevo fenómeno es la corrupción de la ética, tomada en su propio exhibicionismo, sin máscaras ni maquillaje. • •
Es la escalada de verdades que conducen a la pornografía. La hipervisibilidad de las cosas. Su obscenidad. Pero insisto, para que este tipo de discurso sea posible, es que satisface también los ideales de un sujeto acrítico y mirón, instalado en forma creciente como producto de este nuevo tipo de subjetividad. El indulto mismo revela por su necesidad de exhibicionismo perverso, las mismas características de obscenidad. No sólo se da el indulto, sino que se lo muestra pornográficamente, exhibiendo sin pudor la falla ética que lo legitima, en su grado máximo de arbitrariedad y autoritarismo. Se interioriza como obvia esta misma falla ética, como excrecencia de esta nueva moral de turno, que genera el perdón de los autores de crímenes atroces. Se lo vuelve a repetir una y otra vez, se exhibe el indulto, se lo muestra. Se ha vuelto indulto obsceno y pornográfico. Porque si todo alguna vez se volviera a repetir, se podría decir con la misma impudicia: "Me engañaron". Maquinaria atroz de la falla ética, omnipotencia de la máxima impunidad. Como es obsceno también el silencio cómplice de funcionarios públicos que sabemos están contra el indulto, pero callan para poder conservar sus puestos de poder. El silencio cómplice se ha vuelto también, pornográficamente visible. Desaparición de los secretos, pornografía de las éticas, cultura de la obscenidad. Pero la hipervisibilidad de las cosas preanuncia también la inminencia de su fin. El signo de algún nuevo apocalipsis. Fenómenos de micropolítica pura.
ADOLESCENCIA DECADA DEL 90*
EDUARDO PAVLOVSKY HERNÁN KESSELMAN
Dos social históricos: discurso de dos adolescencias: resingularización de nuevas experiencias. "El primer problema que se me plantea es tratar de que se me entienda. Tengo veintiocho años mi adolescencia transcurrió durante el proceso de los doce a los veinte años estoy marcado la viví de cerca signado por muertes y por exilios y des-exilios con idiomas y costumbres extranjeras y por la presencia de una obsesión de mis padres volver cuando se pudiera... como si de golpe hubiera sido sacado a empujones de mis amigos y de mis lugares y hubiera tenido que hacer un esfuerzo sobrehumano por adaptarme en esa adolescencia tan difícil y extranjera y cuando todo parecía volver a adquirir una nueva forma un nuevo estilo de golpe la vuelta a la bendita democracia y siendo joven te encontrás con un país que no conocés y volver otra vez a reinventar vínculos parientes primos con un horror traumático juramentado a no meterse en política porque eso es riesgoso por estos lados en Latinoamérica y después recordar el hueco que te deja el volver porque son muchos esos años del afuera donde hiciste amigos y costumbres y volver ya no es el mismo lugar que dejaste porque ya ni sabés qué dejaste lugar tal vez des* La falta de puntuación es para seguir con la idea de la multiplicidad y de -ritmos diferentes de lectura, que creen nuevas formas de subjetivación.
truido de esperanzas de solidaridad textura de vínculos quebrados y de gente que vos conocés a medias y que te conocen a medias como extraños y te miran diciendo cómo creciste porque retienen la imagen del cuerpo del niño que se fue y se puede dar la inmensa paradoja que en el fondo sintiéndote tan extraño lo que desees en secreto es querer volver allá otra vez al mismo lugar a donde te llevaron a empujones no es fácil muchas pérdidas en edades de grandes cambios demasiadas pérdidas donde uno solo debería despertar a la alegría del encuentro amoroso y del sexo incipiente y apenas llegás te das cuenta de que en este lugar que es tu país se vive una ansiedad permanente por la inseguridad económica y te colma una incertidumbre, un aquí y ahora permanente no se puede proyectar hacia adelante todo es hoy ahora o nunca ya nadie puede esperar nada no se aprende a postergar se des-posterga se sobrevive y te asombrás que el adolescente de hoy toma esta cultura como obvia especie de nihilismo subdesarrollado viviendo al día y hasta la creación tiene ese sabor de acontecimiento inmediato lo que ocurre porque pensar en términos de proyecto es imposible porque la realidad te marca inmediatez vivir al día y los adolescentes de hoy diferentes a lo que eras vos cuando te fuiste aprenden a vivir en este clima de resignación y desesperanza son tristes como obviedad pero ojo porque juntan la tristeza con una pasión imposible y hay que seguirlos no es fácil mi adolescencia estuvo quebrada por un social histórico de muertes y de pérdidas esta adolescencia de hoy parece quebrada en cambio por una suerte de fatalismo histórico pero tiene garra en todo ganas de vivir, ganas de morir, ganas de crear, ganas de droga, ganas de hacer el amor y ganas de olvidarse también del sexo como antiguo pero ganas no le faltan nunca la nuestra una subjetividad cargada de cadáveres y de torturas de desaparecidos y de pérdidas constantes la de ellos una subj etividad donde no hay mucho que perder nunca se vive hoy como se puede sin grandes ilusiones sin utopías parece pesimista como si estuviera hablando de una juventud de hoy históricamente determinada a la derrota a callejones sin salida, no lo creo porque los pibes de hoy son sor-
prendentes al lado del abismo, la creatividad salvadora al lado de la línea de abolición y de la droga líneas de fuga creando nuevos territorios existenciales fíjate qué curioso el campo de problemática es complejísimo la economía latinoamericana parece determinar un adolescente sin esperanzas pero del mismo fondo de la desesperanza surge esa fuerza creadora singular y específica del joven del subdesarrollo no hablamos de los muertos de los que no tuvieron las proteínas necesarias para la sobrevivencia hablamos de los que resisten y sobreviven una vez estuve en Montreal y una señora me dijo qué pena se acerca la primavera y los jóvenes empiezan a suicidarse en los subterráneos se arrojan a las vías Montreal ciudad del sueño del desarrollo creaba jóvenes cuya cultura suicida se incorporaba como obviedad cotidiana tal vez el mundo desarrollado crea jóvenes viejos hartos de consumo y hartos de vacío de sentido el suicidio ante la carencia de sentidos no de proteínas demasiado jóvenes suicidas en la plena sensualidad de la hiperabundancia la era del vacío dice algún sociólogo inteligente la era del individualismo del personalismo de las respuestas en uno mismo sin el otro al lado porque ya nadie cree en vínculos ni en solidaridad el cuerpo como límite del mundo cultura del narcisismo individual pero lo que pasa es que ambos jóvenes en distintas culturas han perdido algo en común las utopías nadie cree en nada fíjate que el caracter transnacional de la cultura rock es absolutamente significativo parece desempeñar el papel de rito de iniciación que les suministra al adolescente del subdesarrollo y del desarrollo una pseudo identidad cultural a los jóvenes en masa permitiéndoles construir un mínimo de territorios existenciales decir por ejemplo que reunirse en River a escuchar un rockero inglés es problema del colonialismo cultural y del subdesarrollo ya no es decir nada es una línea dura que está en crisis, binarismo en desuso porque ninguna teoría totalizante puede comprender hoy las condiciones de producción de subjetividad del adolescente pero yo envidio la época de ustedes los viejos del setenta ustedes pudieron creer en utopías no importa la derrota ustedes fue-
rrota pero pueden contar historias de ilusiones fueron protagonistas de algo y hubo un tiempo que pudieron desmistificar las utopías los jóvenes adolescentes de aquellas épocas que creyeron demasiado en utopías muchos murieron nosotros no pudimos desmistificar nada porque a esa edad las utopías fueron prestadas en serio les envidio el haber creído problablemente los jóvenes de hoy ya no les envidien nada porque ya nacieron con la desesperanza heredada y la incorporaron la metabolizaron dice alguien que no obstante oprimida en las relaciones económicas dominantes que le confieren un lugar cada vez más precario la juventud mentalmente manipulada por la producción de subjetividad colectiva de la media no por eso deja de desarrollar sus propias extensiones de singularización con relación a la subjetivación normalizada nuestra adolescencia durante el Proceso y en el exilio fue una los que se quedaron durante el Proceso resignificaron la historia de otra manera por eso algunos dicen qué época de mierda primero aguantamos el Proceso y ahora el sida hay una historia de filiación nos podemos reunir las tres o cuatro adolescencias desde el proceso hasta hoy y sacaremos lúcidas conclusiones pero yo tengo dieciocho añosy es una historia que me cuentan quienes la padecieron con horror y estoy aburrido de las historias trágicas que me relatan para explicar mi vida y de los demás no tenemos tiempo para escuchar más tenemos que actuar ya si queremos salvarnos porque o me defino por un pasado histórico que puede determinarme o me singularizo en nuevas historias posibles que voy a inventar juntándome con otros para crear nuevos territorios nosotros tenemos que reinventar nadie nos representa no podemos si no descubrir nuestra identidad si no a través de experiencias concretas y específicas escucha esto un grupo de jóvenes actores cubanos lograron desde la forma de su actuación sobre textos de Artaud una nueva forma expresiva que rompía la tradicional actuación realista política del teatro cubano influido por la revolución porque estos jóvenes actores cubanos de hoy impregnaron en su cuerpo actoral la dramática existencial del joven cubano de hoy rompieron la estética heredada y lograron
plasmar una reinvención de sus modalidades del ser en grupo y de esa práctica específica en esa experimentación estética concreta esos jóvenes expresaron el texto de Artaud creando una nueva forma actoral de realismo exasperante son reinvenciones existenciales de resingularización esa experiencia que Guattari definiría como ecosofia social la de desarrollar prácticas específicas que tiendan a modificar y reinventar nuevas maneras de la pareja de la familia del grupo etc. se reinventaron a sí mismos y al mismo tiempo los jóvenes cubanos creaban una nueva forma de producción de subjetividad deshaciéndose de todas las referencias y metáforas dentistas para foijar nuevos paradigmas experimentaban nuevas formas de subjetivación ético estéticas en ese sentido porque como joven adolescente hoy ya no me sirve tu historia de muertes cargada de pérdidas de duelos tu adolescencia en un exilio forzado tus encuentros y desencuentros que tanto determinaron tu identidad de hoy a los veintiocho años yo entiendo tu historia la respeto pero hoy ya no me sirve para explicarme a mí nada de tu historia me permite singularizarme yo tengo que contagiarme con aquellos que quieran experimentar gente con ganas es más difícil porque no nos sentimos representados ni por los políticos ni la experiencia de ustedes o los que creyeron en viejas utopías no nos queremos dejar totalizar por nadie ninguna teoría nos debe capturar queremos experimentar y producir sentidos a esta experimentación no queremos conocer la teoría de lo que necesitamos hacer porque las teorías cayeron cayó también la representación hemos heredado una manera de pensar que nos quiere hacer creer en las producciones de bienes materiales en detrimento de la consistencia de territorios existenciales individuales y grupales y se engendró un inmenso vacío en la subjetividad se ha institucionalizado el vacío de sentido las teorías quieren capturar siempre un sentido el que la teoría lleva implícito nosotros queremos reinventar nuestros propios sentidos tal vez las nuevas utopías de creer en los fenómenos micropolíticos y sociales nuevas redes de solidaridad Catamarca Bulacio recomponer el tejido destruido buscando pequeños intereses comunes pequeñas luchas
sectoriales pequeños descubrimientos estéticos y reformulando nuevas éticas porque los jóvenes actores cubanos descubrieron desde su cuero una nueva ética en sus contradicciones la de ellos no pidieron prestado yo tengo otra historia no las éticas de los políticos sino la que surjan de todas estas experiencias ojo que no somos boludos frente al desaliento imperante frente a una crisis económica de un país dividido entre quienes tienen otra argentina afuera con cien mil millones de dólares nosotros estamos aquí y no queremos irnos y hay jóvenes no drogados hay muchos que hacen pequeñas políticas todos los días yo tengo otra historia nací en el 76 ahora es mi tiempo tengo que reinventar mi propia historia ni la historia de la derrota ni la historia mesiánica entreguista de la economía de mercado del nuevo orden yo mi cuerpo y el cuerpo de los otros que elijo y nuestra propia producción estética ética ideológica porque si bien el joven del desarrollo perdió con el consumismo promiscuo teniendo todo el sentido total de su existencia también nosotros sobrevivientes en este continente de hambre perdimos las grandes utopías latinoamericanas los sueños nuestr a i dentidad cultural los sueños europeos están en crisis pero los sueños de los jóvenes latinoamericanos también tenemos que reinventar nuevas historias posibles nuevas utopías luchando continuamente contra quienes quieren desalentarnos porque no nos adaptamos al ritmo del modernismo y yo les contesto mi lugar es la historia que yo voy inventando junto con otros que quieran experimentar conmigo ni grandes derrotas heredadas ni nuevos lugares el destino es mío es la nueva utopía es un momento creativo que nace del propio desaliento de la queja estéril y mientras unos se quejan otros crean no estamos drogados nos quieren drogar con destinos ajenos y todos los días les escupimos la droga del nuevo destino de país que nos quieren enchufar es nuestra utopía diaria te doy un ejemplo estuvimos algunos de nosotros en asamblea con los ferroviarios en huelga y dialogamos con algunos obreros jóvenes sobre la cultura esto es nuevo hay que estar atentos a los pequeños detalles como los artistas que modi-
miento que les puede hacer modificar todo no hay modelo lo que está en crisis es la representación tenemos que romper con la subjetividad heredada de las desesperanzas y con las subjetividades de los criterios del rendimiento y del lucro recuperar las utopías de los grupos minoritarios pero abriéndolos con otras luchas simultáneas nuevos polos de valoración necesitamos nuevas prácticas solidarias que nos permitan des-identificarnos de las viejas utopías derrotadas y de los mesiánicos nuevos ordenamientos se nos abre un gran mapa de lucha no estamos drogados inventemos entonces nuevas utopías.
DOS ESTARES DEL COORDINADOR
EDUARDO PAVLOVSKY / HERNÁN KESSELMAN
Estar molecular En el coordinador, el eje de su actividad no está centrado en la comprensión, sino en la percepción de líneas que se van trazando y van surgiendo a partir del diálogo y de los diferentes códigos corporales de los participantes. Las palabras son trazos, como bocetos, como dibujos que se estuvieran plasmando, proceso cartográfico. La concepción de boceto, dibujo que se construye sin conocer su forma final. El cuerpo del coordinador debiera dejarse atravesar sin resistencia por estas líneas de ensayos, bocetos que van surgiendo sin verdadera significación, sin verdaderos sentidos. Son las redes que luego construirán la malla intersticial de sentidos. Las primeras líneas de esas redes no tienen sentido. Son sólo eso, redes, líneas bocetadas, inútil intentar apresar el sentido del proceso de construcción de bocetos. Es el "no sentido" de Winnicott. De alguna de estas líneas, en el entrecruzamiento nodal de varias de ellas, surgirá una posible escena, pero la escena debiera surgir por presencia, debiera devenir escena a través del relato o del ritmo corporal, debe, sólo devenir línea cartográfica, entrecruzamientos fugaces de las líneas que brotan del coordinador y de los coordinados. Pero para permitir la fluidez de la gestación en boceto se debe aceptar ser atravesado sin resistir, devenir cuerpo sin órga-
nos, cero intensidad del coordinador, máximo registro de conexiones. ¿Cómo dejarse bocetar en el "sin sentido" de las líneas que atraviesan el cuerpo del coordinador? Llegar entonces a poder establecer este tipo de contactos abiertos a la percepción de líneas y bocetos, es función del estar molecular del coordinador. Una escena sería no sólo vista como representación de algo, sino como una línea más a desanudar, de un territorio a otro territorio, la escena es la línea de fuga que permitiría pasar de un territorio a otro, o aquella línea que nos llevaría a otra escenografía, a otras intensidades. Se está entonces, en el registro de la micropercepción. Escenas como líneas blandas que producen "desterritorializaciones" y nuevas "territorializaciones". Cambios escenográficos, bocetos que se borran para crear otros, integrantes que ven y sienten otras escenografías, otros territorios. No hay lugar para segmentariedad dura porque el estar molecular implica un coordinador "cuerpo sin órganos", que permite ser atravesado por línea,s bocetos y escenas que sólo surgen si su cuerpo soporta la difícil situación del cero de intensidad. Máxima situación de espacio lúdico. Es el máximo momento de experiencia, porque si el coordinador ofrece resistencia, se rompe el boceto que sólo puede gestarse sin interrumpir, cuestionando o presionando significaciones. La creatividad exige la tolerancia del sinsentido y el coordinador acepta el desafío de apelar a jugar a ser creador para permitir entonces el máximo registro de conexiones grupales posibles y de escenas que sólo sean líneas a-representativas. La técnica en el estar molecular se convierte en un boceto más. Pero ¿cómo sacar el cuerpo de la rostricidad imperante, sin dejar el lugar del coordinador y permanecer con el menor rostro posible, anónimo, desaparecido sin desaparecer? Cero de intensidad, máxima ambigüedad. A mayor experiencia del coordinador, mayor posibilidad de desaparición
anónima. A menor experiencia, mayor rostridad, menor posibilidad de desaparición. A mayor conocimiento técnico mejor posibilidad de la desaparición de las técnicas, que ño se perciben que no están presentes en el míniijio de rostridad o máxima experiencia del coordinador. Como Nicolino Loche, que bajaba sus brazos porque en su máxima experiencia boxística, sus brazos eran imaginados sin necesidad de ubicarlos en su guardia. Imaginaba la guardia. Sus brazos ya habían sido guardia.
Estar molar Es obvio sugerir que ambas, molar y molecular, se entrecruzan permanentemente en el quehacer el coordinador, pero es necesidad del coordinador saber instalarse en ambos "estares". Decíamos que en la molecular lo importante son las líneas a trazar, los bocetos, y que las escenas son también líneas que permiten entrar o salir de diferentes territorios escenográficos y que el lugar del coordinador es el del "cuerpo sin órganos" Deleuziano, cero intensidad o desaparición anónima, con mínima rostridad. En cambio, en el nuevo proceso del estar molar, la escenografía del coordinador aparece más recortada en el aquí y ahora a través del cuerpo de los actores, del drama procesado a través de los integrantes del grupo. El coordinador aparece más limitado entonces por el escenario socio dramático. Está más pendiente de los cortes desde donde pueda intervenir y las líneas que en un primer momento podían bocetarse sin orientación de sentido alguna, ahora intentan ordenarse, según líneas de sentido posible. El coordinador se vislumbra con mayor rostridad y sus cortes de intervención sugieren líneas de ordenación, pero lo que es evidente es que el coordinador intenta pesquizar en términos de líneas arguméntales representativas. Tal vez no hay una historia, sino historias a ser historizadas,
historias y argumentos construidos por los autores del drama y lecturas de diferentes singularidades de los actores de la dramática argumental del grupo. Fisic du rol, Cortes del coordinador estableciendo órdenes posibles. La escena dramática no ya como línea que introduce nuevos territorios sino cargada de "represen tatividad". La escena del protagonista se vuelve a presentar, se re-presenta. El coordinador acompaña la dramatizáción en sus diferentes procesos. Aparece la visibilidad de las técnicas y los estilos del coordinador. Su rostridad se vuelve más imperativa. Surgen los estilos "morenianos", "psicoanalítícos", "lacanianos", se "ve" cómo se coordina. Silueta y estilo adquieren densidad. Se ordenan campos de caos. Las transferencias a los coordinadores y las identificaciones entre los integrantes del grupo son arguméntales y representativas. La Multiplicación Dramática se presenta como proceso de líneas arguméntales en el estar molar y a veces sólo como líneas de fuga y cambios de ritmos en el estar molecular. Decimos entonces, que la multiplicación dramática puede argumentar algo representativamente o sólo expresar ritmos maquínicos de diferentes intensidades, según los diferentes estares, molar o molecular de la coordinación. A mayor rostridad, mayor gestación de líneas arguméntales. A desaparición anónima, sólo máquinas y líneas bocetadas a-representativas. En el estar molar hay hipótesis y conceptos que el coordinador procesa en sus intervenciones y demostraciones. Hay devenires teóricos, el aquí y ahora se vuelve perceptible, se teatraliza la dinámica donde antes sólo había líneas y bocetos con coordinación anónima, ahora hay cuerpos que patetizan dramáticas representativas con un coordinador visible en su singularidad. Alarde de criterios representativos y técnicos. Estos son los dos estares diferentes que el coordinador debiera conocer como devenires del proceso grupal.
EL AGUIJON
EDUARDO PAVLOVSKY
El último domingo, el diario Clarín bosquejó la hipótesis posible de que entre los habitantes de Sierra Grande se estuviera gestando "el fantasma de un estallido social". Es probable que el fantasma de futuros desórdenes sociales seaun fenómeno que el Gobierno convoque desde un plan económico, ideológico, político y cultural que, sin lugar a dudas, corre el riesgo de gestar desesperación y violencia en los sectores más carenciados de la población y que pueda además tener líneas de contagio en otros lugares del país. Menem es un magnífico gerente ejecutivo de la política, con capacidad de anticipación. No fue casual, entonces, la introducción del tema de la pena de muerte, inmediatamente posterior a las elecciones, simultáneamente con el anuncio de las nuevas medidas económicas de ajuste. La pena de muerte es una de las medidas que facilitan la legalización de la represión. Se va a legalizar la represión para evitar todo tipo de fenómeno de desborde social. Los fenómenos sociales que se avecinan y a los que teme el Gobierno son veloces y contagiosos, son estallidos de desesperación que se producen a un ritmo y velocidad inimaginable. La velocidad de un saqueo es muy superior a la de una marcha política de protesta. La violencia del hambriento es velocísima. Son fenómenos de micropolíticapura, puro contagio. Pura explosión, puro caos. El
Gobierno procesa estos peligros de desborde social necesitando legalizar la represión y apelando además a la creación de nuevos fenómenos de producción de subjetividad. El "aguijón" de la pena de muerte, aún sin ser decretada, ya funciona como fenómeno de producción de subjetividad. Intenta fabricar miedo de antemano. El efecto es lograr que el aguijón se clave en la "cabeza" de aquellos que por hambre o desesperación pudiesen provocar estallidos sociales. Se intenta que el miedo se contagie también a otros sectores disconformes, que se interiorice el terror como obvio. Comasi al solo nombrar la pena de muerte, el aguijón clavado ya funcionase preventivamente, operando como un magnífico elemento de control social. La legalización de la represión adquirirá en el futuro nuevas formas posibles. Nuevas tácticas de control. Nuevas formas de producción de subjetividad, y frente a esta legalización de la represión se producirán nuevos fenómenos de caos, nuevas organizaciones sociales, nuevos devenires de lucha, nuevos discursos políticos y nuevos fenómenos de alto nivel de complejidad y de creatividad.
LA FORMACION EN PSICODRAMA PSICOANALITfCO GRUPAL
SUSANA EVANS RENÉE SMQLOVICH
i. Especificidad del lugar del coordinador de grupos Desde hace ya varios años venimos trabajando en el Centro de Psicodrama Psicoanalítico Grupal, un grupo de profesionales interesados en la formación de coordinadores grupales con técnicas psicodramáticas. Nuestro interés en transmitir no solamente un instrumento técnico como lo es el Psicodrama, sino también una concepción sobre lo grupal, una manera de pensar los grupos como dispositivos generadores y productores de sentido. a. Diferencias entre un grupo terapéutico y un grupo de formación El tema de las diferencias entre un grupo terapéutico y un grupo de formación ya ha sido planteado por algunos de nosotros: "Es importante aclarar que en esta forma de trabajo se vuelve imprescindible delimitar tanto en el contacto inicial como en las sucesivas reuniones, las diferencias entre esta actividad y un grupo terapéutico, lo cual no excluye que cada uno pueda pensar esto en términos de su conflictiva intrapsíquica más -
profunda, pero permanentemente diferenciamos los espacios en que cada una debe ser trabajada". (A. del Cueto y A. Fernández). La demanda de un grupo de formación no es la resolución de una conflictiva personal, sino el aprendizaje de un lenguaje dramático indispensable para la coordinación de grupos, donde se utilicen técnicas dramáticas. La demanda de un grupo terapéutico no es la misma demanda: cada persona acude en el intento de resolver sus conflictos personales. "Que el grupo de formación o entrenamiento resulte a veces 'terapéutico' para algunos de sus miembros no significa que se lo deba coordinar como grupo terapéutico, es más, pensamos que en este tipo de grupos de formación hay que desalentar todo tipo de demanda terapéutica de parte de sus integrantes". (E. Pavlovsky). En un grupo de formación el coordinador adopta una actitud activa que tiende a facilitar la creación de un entramado grupal, a través de diferentes propuestas lúdicas, corporales y de juegos dramáticos, que facilitan el pasaje de un momento inicial de agrupamiento, donde no hay grupo (conglomerado) sino una serie de personas reunidas para una tarea, hacia la lenta y progresiva configuración del entramado grupal cuya textura se nutre del interjuego de identificaciones entre los integrantes. Al hablar de grupo-formación hacemos referencia a aspectos del proceso grupal ligados al aprendizaje o enseñanza; aspectos planteados por J. C. De Brasi, precisamente en esos términos: grupo formación. En el comienzo de la formación, se implementan entonces los juegos dramáticos para la creación de ese entramado de relaciones, vínculos, redes identificatorias y transieren cíales que irán creando la matriz grupal. Es en este contexto de confiabilidad y seguridad psicológica donde se podrán trabajar luego las escenas de los integrantes del grupo, eje central en el aprendizaje. En el momento del análisis de las escenas y de los comentarios posteriores, pensamos más en lugares que ocupan los dife-
rentes integrantes en el grupo y no tanto en estructuras psicopatológicas. Estos lugares pueden ser ocupados por distintas personas y nos permiten entender, más allá de la problemática personal de quien los ocupa, la complejidad del próceso grupal y los diferentes lugares que en dicho proceso se despliegan.
b. Experiencia grupal Proponemos para la formación de un coordinador grupal, el pasaje por la experiencia en un grupo porque consideramos que es allí donde se puede aprender, desde su vivencia personal, conocer su modo de "estar", su forma de interactuar, sus reacciones frente a determinadas situaciones, sus miedos, dificultades, y su modo singular de intervenir en un grupo. Cada integrante puede ampliar sus puntos de vista, se generan nuevos interrogantes, aparecen distintas formas de comprender, diferentes estilos, modalidades, modos de intervención que se confrontan en un grupo de pares, donde el aprendizaje se realiza a partir de la propia experiencia compartida con los otros. Es una forma de pensar: en grupo. Existe generalmente un miedo a mostrarse, a comprometerse, a involucrarse, a jugar, dificultades que no sólo responden a los miedos iniciales de integrarse en un grupo, propios de una experiencia aún desconocida, sino que también a lo largo del proceso de aprendizaje se van perfilando las dificultades específicas, propias de cada integrante. El coordinador de grupos siempre está expuesto, involucrado en la experiencia grupal, acribillado por las múltiples miradas, demandas, afectos y sentimientos que circulan allí. "El cuerpo del coordinador debiera dejarse llevar, atravesar sin resistencia por estas líneas de ensayos, bocetos que van surgiendo sin verdadera significación, sin verdaderos sentidos". (J2. Pavlovsky. (Estar molecular). Un índice de evaluación en la formación de coordinadores será la capacidad 4e involucración, de compromiso personal, co-
mo así también la capacidad de juego y su potencial expresivo y creativo. En nuestra metodología de trabajo partimos primero de la vivencia personal para luego abordar las diferentes temáticas y conceptualizaciones que surgen en el proceso grupal. La experiencia grupal posibilita el conocimiento y el descubrimiento de qué nos pasa en un grupo, cómo reaccionamos, cómo nos sentimos, cómo actuamos, en qué momento nos bloqueamos, frente a qué situaciones sentimos temor, etc., registros diferentes que irán recortando la silueta singular del coordinador. Pensamos que la función de un coordinador no es entender todo; el coordinador debe estar entrenado también para"entender" a veces momentos del proceso grupal, a no intentar entender totalizaciones sino solamente parcialidades siempre abiertas a nuevos y diferentes sentidos. "El arte de no comprender es un proceso que produce muchas resistencias en el terapeuta exigido siempre a querer comprender. Uno debería entrenarse además, y hoy hablo desde ese más allá que percibía en los juegos de los niños, a dejarse inundar por la ambigüedad, el caos, el sinsentido, sin intentar compender u ordenar sentidos." (E. Pavlovsky). En la formación hay dos caminos paralelos, imbricándose constantemente: la especificidad del psicodrama como instrumento privilegiado para la comprensión y el trabajo en un grupo y simultáneamente intentamos transmitir una manera de pensar, de abordar lo grupal desde sus diferentes concepciones teóricas, que irán configurando un mapa conceptual desde el cual pensamos y trabajamos en grupos.
c. Problemas sobre la coordinación de la escena La coordinación de la escena requiere del coordinador una actitud activa que le permita ir desplegando la escena dramática en sus múltiples sentidos y afectos contenidos en ella.
La intervención del coordinador es activa en el sentido de permitir el despliegue del protagonista en su discurso dramático, de su lenguaje lúdico y el pasaje por los diferentes lugares de la escena. Es activa en la posibilidad de realizar "cortes" en el desarrollo de la escena, a través de las diferentes técnicas psicodramáticas (soliloquios, inversión de roles, doblajes, etc.). Es activa también en cuanto a la posibilidad de estar abierto libremente a su potencial imaginativo. Se intenta seguir al protagonista sin violentarlo, sin buscar nada, sin desear que suceda algo en especial, no hay una finalidad última, sino que a la manera de un pintor, el coordinador va realizando algunos trazos necesarios, pinceladas imprecisas, que permitan el despliegue de la escena dramática. Es activa en el sentido de SEGUIR al protagonista, no dejarlo solo, sino acompañándolo en ese proceso de recorrido imaginario de la escena que le permitirá reencontrarse con los afectos inscriptos en ella. La escena invita aun recorrido, atransitarun caminoincierto, casi onírico. La escena es atravesada por las intervenciones del protagonista, el coordinador y los miembros del grupo. Todos estamos incluidos en ella, pero la función del coordinador requiere un entrenamiento que le permita entrar y salir de la escena, entrenamiento que facilita su mayor plasticidad y creatividad en el desliegue de la escena dramática. El coordinador también es activo en relación al tiempo de duración de la escena. Hay un entrenamiento que va permitiendo adquirir un "timing" en la coordinación, tiempo de la escena que se abre a la aparición de afectos, imágenes, lazos, conexiones, entramado complejo de bloqueos y debloqueos, donde el coordinador interviene activamente facilitando el discurrir de la escena fluidamente. En los grupos de formación es importante respetar el tiempo del protagonista, del que presta su escena para ser trabajada en el grupo. No forzamos al protagonista a continuar la dramatización.
No se trata entonces de buscar "efectos" que den cuenta de la habilidad del coordinador, de un narcisismo, desde el cual no se buscaría tanto la exploración dramática sino la "fascinación" que ubica al coordinador en el lugar del saber-poder. El lugar del coordinador necesita ser interrogado, cuestionado, complejizado. Una escena puede permitir el despliegue de nuevos sentidos, múltiples afectos y dimensiones inscriptas en ella, el despliegue de la imaginación y la creatividad, pero puede también ser utilizada para el despliegue narcisista del coordinador. "A mayor experiencia del coordinador, mayor posibilidad de desaparición. A menor experiencia, mayor rostridad, menor posibilidad de desaparición". (E. Pavlovsky). Cuando hablamos de intervención activa del coordinador en la escena dramática, debemos diferenciarla de "manipulación". Son dos posiciones diferentes. En una, el coordinador facilita el "despliegue" de la escena, en otra, el coordinador manipula la escena, la dirige hacia un lugar, tiene una idea o hipótesis que quiere demostrar, hay una violencia simbólica en la coordinación. d. Cómo se eligen las escenas Generalmente, la escena a dramatizar es elegida por la mayoría del grupo. Somos cuidadosos cuando se elige una escena, preguntando al protagonista si desea "prestarla" al grupo, como así también dramatizarla. Podría suceder que la escena elegida no fuera la más conveniente para ser trabajada eii el grupo de formación, teniendo en cuenta el momento del grupo o el momento del protagonista. El protagonista de la escena puede negarse a dramatizar y no tiene porqué explicar o justificarse. Lo personal siempre está incluido. Es función del coordinador evaluar la pertinencia de qué escenas elegidas pueden ser material para el aprendizaje y cuáles no.
El coordinador tiene una mirada selectiva y debiera estar atento a la escena que el grupo elige, para discriminar cuándo la escena es útil para el proceso de aprendizaje o cuándo la escena es defensiva o exhibicionista, evítativa de otras escenas. Ciertas escenas demasiado movilizantes, actuales, reales, de crisis importantes, podrían no ser adecuadas para ser dramatizadas en un grupo de aprendizaje psicodr amático. Este reparo no existiría en un grupo terapéutico. e. Entrenamiento en la coordinación de escenas Nos preocupa poder interrogar el lugar de la coordinación en la escena, no sólo en su aspecto técnico sino más allá de él. ¿Cómo facilitar a los alumnos el pasaje por ese lugar? En el grupo circulan relatos, historias, imágenes, escenas que luego podrán ser desplegadas por la coordinación de múltiples y diferentes maneras. "Lo que cuenta en un camino, lo que cuenta en una línea, nunca es el principio ni el final, siempre es el medio. Siempre se está en medio de un camino, en medio de algo". (Deleuze). Alo largo del curso proponemos diferentes modos de ensayar la coordinación de escenas: a) solos, b) en co-coordinación, c) coordinando más de dos, etc., y con la posibilidad de consultar sobre las dudas durante la coordinación, a un compañero, a un equipo, a los coordinadores. Surge una escena. Un protagonista. Una propuesta: Reunirse en subgrupos para pensar la escena de un compañero a quien pueden hacerle preguntas si son necesarias para la tarea. El protagonista espera afuera de los subgrupos. Damos un tiempo para discutir los distintos modos de abordaje que la escena permite y luego cada grupo elige un coordinador. Es decir que una misma escena será desplegada por coordinaciones diferentes. Cada coordinador recorrerá en su estilo personal, su modo de moverse, su ritmo singular, la escena previamente
pensada en el subgrupo. "Pero en esta singularidad están incorporadas las mediatizaciones de las subjetivaciones de los integrantes... pero este individual incluye la experiencia grupal, soy repensado en mi creación individuada, habiendo ya sido acribillado por las múltiples versiones grupales... no hay entonces individual, hay individuación, ¿hablo yo o es una producción más de sentido del grupo?" (E. Pavlovsky. H. Kesselman). Los comentarios posteriores sobre la coordinación de las escenas son importantes. Consideramos necesario reducir la ansiedad y el nivel persecutorio de los mismos, evitando los juicios que impiden abrir nuevos interrogantes y cierren la posibilidad de entender distintos modos de coordinar. Se realizan señalamientos, comentarios parciales, se marcan diferencias o semejanzas en la manera de coordinar una escena. Proponemos un aprendizaje desde la experiencia, desde aciertos y errores, un aprender pudiendo compartir dudas, incertidumbres, inseguridades, miedos, en un grupo de pares. Superar la herida narcisística del "no saber" y correr el riesgo de equivocarse en la experimentación. "No hay que saber si una idea es justa o verdadera. Más bien habría que buscar una idea totalmente diferente, en otra parte, en otro dominio, de forma que entre las dos pase algo, algo que no estaba ni en una ni en la otra. (Deleuze).
II. El cuerpo y el juego a. Modalidades de iniciación En el puntapié inicial la pelota sale rodando o vuela por el aire, ese lanzamiento dibuja una intención. Es común escuchar al coordinador en las clases solicitando que comiencen a caminar, no es ninguna regla, sin embargo, el CAMINAMOS aparece como una forma o manera que insiste. ¿CAMINAMOS? La consigna parece neutra, en algún sentido lo es: no hay un
"como caminar". En otro sentido es un lanzamiento, dibuja una intención... PSICODRAMATICA: salir de un lugar fijo, romper con cierta inmovilidad corporal cuando nos atornillamos a las formas conocidas, convencionales de coinunicación: sólo a través de las palabras y cuando lo discursivo también se torna un lugar fijo. Entonces, este sencillo CAMINAMOS tiene que ver con una manera de pensar: ...ir sintiendo... ir registrando... distintos... diferentes registros, ir pensando en esos registros: no sólo somos el oído que escucha, somos ese algo que vibra en nosotros, ese paso que sentimos inseguro, una risa que me mueve y provoca otras risas, una mano que me toca, toco, cuerpos, ritmos. Caminares que van abriéndose, bifurcándose, no tienen un único principio y mucho menos un único fin. Se articulan a través del caminar múltiples disparadores que surgen espontáneamente y que el coordinador acopla a la consigna, involucrando por ejemplo: la mirada o los ojos cerrados, sonidos, palabras, contactos, inmovilidades, aceleraciones, etc. La ESPONTANEIDAD TIENE UNAIMPORTANCIA FUNDAMENTAL, captar esos trazos para involucrarlos, hacerlos circular, el juego con el tiempo y los cortes... y quizás es sólo caminar. Pareciera que estos caminares fueran inventando y reinventando lugares, una manera (entre muchas) de ir trazándolos, bocetos que anticipan el espacio grupal, a la vez que curiosamente de "ese' espacio grupal van a ir apareciendo "sus" propios caminantes. Cada grupo es singular, único, va creando su propia trama. Caminar por el lugar, caminares diferentes tiene relación con "producción" de lugares, producción a través de recorridos: el entrenamiento es un recorrido. b. Lenguaje El lenguaje, instrumentando esta caja de herramientas se transforma en LENGUAJES, los medios comunicacionales son
múltiples, uno vuelve a encontrarse, a encontrarlos a través del propio cuerpo: deviene el LENGUAJE CORPORAL. Lo que ocurre, lo que nos ocurre no sólo no se agota en el discurso sino que éste aparece como un lenguaje empobrecedor cuando obtura otros órdenes, otros regímenes. Buscamos despegar y desplegar los cuerpos... y también las palabras de lugares fijos, buscamos involucrarlos: EL CUERPO EL JUEGO LA ESCENA
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Eslabones de una especificidad: EL LENGUAJE DRAMATICO, hacia su descubrimiento y despliegue apuntamos nuestros objetivos en los inicios de los cursos de formación. Siempre que intentamos alguna comprensión PSICODRAMATICA pensamos en un despliegue en el ESPACIO. Podríamos decir que es en los diferentes registros de su ESPACIALIZACION como pensamos al CUERPO INVOLUCRADO: Lenguaje corporal en la experiencia psicodramática. "...un método del tipo rizoma sólo puede analizar el lenguaje descentrándolo sobre otras dimensiones y otros registros. Una lengua sólo se encierra en sí misma en una función de impotencia". (Mil Mesetas. Deleuze). Al referirnos al ESPACIO y al CUERPO estamos hablando de capacidad lúdica, de matriz creativa, el espacio dramático es en este sentido el espacio transicional de Winnicott. (Realidad y juego). Desde la posibilidad de desplegar la cápacidad lúdica, imaginativa, pensamos fundamentalmente el entrenamiento como una progresión de propuestas: ejercicios, juegos, que tienden a facilitar las producciones tanto grupales como individuales El sentido progresivo supone por parte del coordinador una buena instrumentación de los tiempos y de las espectativas, sabiendo que el aprendizaje pasa por el descubrimiento de cada uno a través de su propia participación y la de los otros.
c. El juego de la presentación cruzada "Nadahay menos propio que el nombre propio" (G. Deleuze). Es una propuesta que articula la presentación que está presente en el primer día de clase. E¡s un juego en dos tiempos. Primer tiempo: presentación entre dos, en parejas. Situación "íntima" que da lugar a un primer esbozo de nexo personal. Este primer momento al inicio de los cursos, cuando todo es desconocido —los otros, la tarea, la institución, los coordinadores— el monto de ansiedades frente a lo desconocido y frente a la dificultad de discriminarse es muy intensa, es tal, que surge la casi imposibilidad de escuchar a los otros. Encontrarnos con gente desconocida en el aquí y ahora del inicio de las clases constituye un "acontecimiento" esperado y angustiante. De allí que la propuesta del juego mediatiza el acontecimiento, al jugar en primera instancia un simple encuentro entre "dos desconocidos" a la vez que supone un mínimo tendido de líneas de comunicación que permite circular y reconocer este efecto de desconocido, escuchar supone cierta disminución de las ansiedades: también me escuchan. Segundo tiempo: presentación en círculo, cada uno se presenta, pero se presenta "siendo el otro" frente a los demás. Es interesante el registro singular de cada uno, cómo dice lo que dice, qué omite, qué recuerda, qué se exige registrar, se presenta como a un examen, se presenta riendo, etc. Lo cierto es que todos se presentan y aunque fuera o no prioritario presentarse, jugando a presentarse como un otro, nos hemos presentado. Algunos datos van quedando de acuerdo con ciertas resonancias circulares y desde la coordinación hay una primera presentación de una forma de trabajo: en la producción de la clase se han visto involucrados todos. En este segundo momento se rompe la intimidad, el secreto "de a dos", también se rompe la idea de lo más personal, lo más íntimo, como lo no compartible. Se pasa de un orden singular propio a la singularidad grupal o a un orden singular donde lo propio pasa a otros regímenes de apropiación, transformándolo.
Ejemplo: en un primer día de clase Ricardo se presenta como Marcela y dice: "Yo soy fundamentalmente una ama de casa". En los comentarios posteriores al juego, Marcela comenta que Ricardo había expresado justamente lo que a ella le resultaba más terrible, dice: "yo te lo había dicho al pasar, entre otras cosas y dijiste justo lo que más me aterroriza porque no sé cómo zafar de esto". Allí podría aparecer la violentación de algo muy íntimo para Marcelay sin embargo al hacer ese comentario parecería más sorprendida que enojada o temerosa, parecería que algo de lo terrible de su secreto había dejado de serlo, podía hablarlo, era menos, mucho menos secreto, incluso aparecía algo de humor en su manera de hacer el comentario (pasaje de lo siniestro a lo patético, a lo lúdico). El secreto de Marcela ha sido presentado por ella misma y ha dejado de ser secreto. Ella lo dice, Ricardo lo dice de alguna otra manera (para él no es terrible, suponemos), Marcela retoma a través de otro su ya no secreto. Pareciera que el secreto contado a través de Ricardo ha dejado de ser algo exclusivo, "terriblemente" exclusivo, de una exclusividad paralizante. Algo de lo secreto/terrible/paralizante, se ha puesto en movimiento a través de Marcela, mediada por los otros, a través de los otros. ¿Podríamos decir que ésta es una presentación en sentido psicodramático? Creemos que sí. Hay un rasgo vivido, sentido, expuesto por un integrante del grupo que nos ha tocado a todos, ha resonado en nosotros, nos ha involucrado en nuestros secretos/terribles/paralizantes. Marcela se ha presentado desde sus afectos, los afectos no son un "como si", esos afectos han resonado en nosotros. Consonancias. El o los afectos han vuelto a Marcela, desde otras versiones, desde otras posibles Marcelas. Tal vez lo dramático sirva para salir de eso que uno considera "uno mismo" que inmoviliza. Pensamos el lenguaje dramático como facilitador para salir de ese supuesto "uno mismo". De: "La era del vacío" de Lipovetsky:. .vivimos una segunda revolución individualista... a medida que se desarrollan las
sociedades democráticas avanzadas, éstas encuentran su inteligibilidad a la luz de una lógica nueva que llamamos aquí el proceso de personalización, que no cesa de remodelar en profundidad el conjunto de los sectores de la vida social". "Bajo la égida del Inconciente y la Represión, cada uno es remitido a sí mismo en su reducto libidinal, en busca de su propia imagen desmistificada, privado incluso de los últimos avatares lacanianos de la autoridad y de la verdad del analista. Silencio, muerte del analista, todos somos analizantes, interpretados e interpretantes en una circularidad sin puerta ni ventana. Don Juan ha muerto: una nueva figura, mucho más inquietante se yergue: Narciso, subyugado por sí mismo en su cápsula de cristal". Para nosotros la presentación cruzada es uno de los juegos más indicados para el comienzo en primer nivel. Es el comienzo del comienzo. Hay rupturas de ciertas fronteras, aparecen las singularidades en el "cómo me presento" a través de la historia de un otro y aquí se abre un interrogante que no se cierra: ¿estoy verdaderamente presentando a otro o a través de ese otro me estoy presentando? Podríamos decir que aquí cada uno se presenta "como está sintiendo" en ese momento y esto va transformándose, va cambiando, no es algo fijo. Presentarse siendo el otro, técnicamente es una INVERSION DE ROLES, en este caso mediatiza la situación de "mostrar" algo propio, de exponerse ante los otros, ya que cada uno se presenta a través de la versión de "un otro", a través de la versión que yo tengo de ese otro. d. Movimiento I movilidad Pensando a partir de la experiencia diríamos que la resonancia en Ricardo y en el grupo de los afectos involucrados a través de Marcela, supone una cierta movilidad de los afectos, en este sentido movilidad es plasticidad, capacidad de transformación. Movilidad esquemáticamente como opuesto a fijeza, a bloqueo, a cristalización.
Movilidad no quiere decir moverse en sentido psicodramático. No porque alguien se mueva, dramatice, quiere decir que movilice, que se movilice. Podría darse una intensa movilidad en la quietud, en el silencio y al contrario la acción desplegada al máximo no indica necesariamente que algo se mueva allí. Hablamos entonces de movilidad en el sentido de plasticidad de afectos, ideas, imaginación, formas de conectarse. Movilidad, recorridos, circulación. Aquí nos interesa señalar dos aspectos: 1. Movilidad de la energía: diferencia con descarga de enerv a (para quienes piensan el psicodrama como catártico). 2. Movilidad de la energía, plasticidad de afectos, imágenes, relaciones, no supone en ningún momento expresividad. Nada hay que expresar, lo que nos está ocurriendo, lo que sentimos, son formas y modos del lenguaje del cuerpo.
Bibliografía A. DEL CUETO. A. FERNANDEZ. Lo Grupal 3. "Grupos de formación en Psicodrama Psicoanalítico". Ed. Búsqueda. E. PAVLOVSKY. Lo Grupal 6. "Psicodrama analítico, su historia". Ed. Búsqueda. , E. PAVLOVSKY. Contraíransferencia molecular, contratransferencia molar. E. PAVLOVSKY. Lo Grupal 4. "La creatividad en los grupos terapéuticos". Ed. Búsqueda. G. DELEUZE. Diálogos. Ed. Pretextos. E. PAVLOVSKY. H. KESSELMAN. "La multiplicación dramática". Ed. Búsqueda. D. W. WINNICOTT. "Realidad y juego'. Ed. Granjea. G. L3POVETSKY. La era del Vacio. Ed. Búsqueda. J. C. DE BRASI. Lo Grupal 5. "Desarrollos sobre el grupo-formación". Ed. Búsqueda, 1987.
ENTRE LINEAS DE REFLEXION
RENÉE SMOLOVICH
I. Acerca de (os límites El encuadre La escena psicodramática es un ene dre de trabajo clínico. — no es una escena de teatro — no es una escena de la vida cot' aiana — no es un sueño — no es un deseo — no es lo que imaginamos — no es lo que pensamos — no es ninguna de las instancias de aparato psíquico. Y sin embargo, en la escena dramática virtualmente se desplegarán lenguajes, códigos, de todo esto, que de por sí no definen la escena dramática. Nos limitamos entonces, acotando que es "nuestro encuadre", desde allí y sólo desde allí: es una unidad objeto de estudio. Al decir encuadre nos planteamos Hmites específicos, propios de la escena dramática y es a través de estos límites que nos proponemos pensarla. — El primer límite que se nos impone es un recorte en el espacio que llamamos espacio dramático o escenario.
Digamos que es un límite que nos permite diferenciar el espacio de la escena del grupo. Como si trazáramos una figura geométrica dentro de otra. Trazado que da lugar a que suceda una separación a la vez virtual y a la vez concreta. Paradoja que no vamos a resolver, porque de esto se trata. (Del universo de lo infinito dentro de límites concretos o del universo de lo concreto en sus límites infinitos). Acotar aquí es como si nos propusiéramos recortar un espacio en el mar, sabiendo que ese espacio acotado no es otra cosa que mar: algo del lenguaje del mar nos va a enseñar. Prefiero pensar la escena como el encuadre de un universo o mejor dicho como el encuadre de un universo posible (de posibilidades) que hasta el momento de la propuesta era inexistente. Inexistente porque ese universo tiene la condición de ser en el presente o ser presente. No es ni antes ni después. La escena es siempre tiempo presente y al igual que el tiempo jamás es algo fijo ni repetible. Cuestiones que despliega la escena El encuadre de la escena pone en cuestión los límites concretos: del pensamiento de los afectos de las emociones. Si pensamos la escena como un universo desconocido de relaciones, al transponer el límite del espacio dramático—desconocido para nuestro "saber previo"— podemos pensar en la ruptura de un orden desconocido virtual. En este despegue "inicial" lo que pasa a presentificarse en el universo de los afectos, lo que pasa a concretarse es el sentido siempre presente de los afectos y LO INNEGABLE ES QUE NO OTRA COSA QUE EL PROPIO CUERPO ES LA SEDE DE ESE UNIVERSO SIEMPRE PRESENTE: AFECTOS: CUERPO.
¿Por qué pone en cuestión los límites concretos? Porque justamente lo único concreto que propone una escena es que ocurra mientras está ocurrí en do,"no representa nada, está siendo eso que está siendo, ninguna otra cosa. Este estar siendo puro presente (presencia: presente) parece producir una exasperación, una intensificación y éste es un concepto que debemos tener en cuenta porque lo que ocurre mientras ocurre —la escena—parece traspasarlos límites de lo justo, lo verdadero o lo razonable que experimentábamos previamente (ideas, pensamientos, afectos, emociones). La escena traspasa su relato previo, lo trasgrede. Entonces podríamos decir que una cualidad define la escena: es fiel sólo a sí misma. No a un relato ni a una idea previa como tampoco a un razonamiento ni a una explicación posterior que pretenda modificar o alterar lo ocurrido. Otro límite va apareciendo: la escena es sólo fiel a sí misma, rompe lo discursivo, esto es: pone en cuestión "un conocimiento o un saber" o mejor dicho "un orden del conocimiento o del saber". Podríamos pensar que el despliegue de la escena trata esta cuestión o que la escena despliega este cuestionamiento a "un orden del conocimiento o a un orden del saber". La escena como producción concreta (fáctica) es lo menos concreto de la producción, no sólo porque supone la inscripción del orden simbólico sino en la inscripción de la espontaneidad que fluye de lo creativo, apertura a las líneas de fuga de la intensidad que no es otra cosa que el presente produciéndose como hecho creativo, intersticio del presente del protagonista y del protagonismo del presente: transformaciones. Al intentar conceptualizar acerca de la escena cabalgamos a la vez sobre una concepción dramática de la clínica grupal donde el acento está colocado en los límites concretos para ponerlos en cuestión. Un grupo es muchas cosas y nada más alejado de la producción grupal que la referencia a la descripción concreta de un grupo. Un grupo es sus producciones y sus producciones son infini-
tas, no ilimitadas. Un grupo no es un conjunto de subjetividades sino las subjetividades produciendo subjetividades: producción presente. ¿Cómo detener y conservarlo sin que se transforme en eso mismo: algo detenido, conserva, receta, fórmula, teoría? Entonces podemos hablar de formas de intervención, herramientas, artificios, técnicas, en realidad: límites, recortes que nos proponemos —una escena— recortes dentro de ese recorte, nuevas propuestas, a través de las que vamos subidos a un tren a toda carrera... solo se detiene en algunas estaciones, algunas que podemos detener o pretenderlo.
Desde la dirección de escenas o tratando el tema de la dirección La enorme complejidad de la escena consiste en que no es posible "capturarla", sujetarla a "un" sentido ni al sentido de "un" sujeto. Pensemos que no es casual ni ingenuo el sentido psicodramático de la clínica grupal. Sí intentamos pensar a través de límites es porque nuestra capacidad de comprensión es un límite que debemos tener en cuenta a la hora de ponernos a pensar. Esto alude al intento de poder dar cuenta, de comprender, de tratar de "traducir" lo que se está desplegando en la escena (¿y en el grupo?). Intentar comprender todo es lo mismo que no entender nada, supone entonces una renuncia (herida narcisista) a la comprensión "total o globalizante. Mas bien pensamos que la comprensión partiría de un conjunto inacabado de observaciones, parcialidades, aspectos, razgos que se despliegan a raíz de límites que vamos introduciendo en la escena. Límites, acotaciones, que se van produciendo a través de cada intervención técnica del director de escena. Cada intervención, comenzando por la propuesta misma de la escena, marca un límite, produce un recorte, cada intervención en el transcurso de la escena produce otro recorte.
Recortes, límites, esto es el encuadré. Porque esa es la finalidad de las técnicas dramáticas: proponer cada vez una situación que es un nuevo recorte, que permita explorar apuntando a distintos blancos... para facilitar que se disparen. La concepción dramática de la clínica grupal que parte del despliegue de la escena tiene dos aspectos: — Uno se refiere al espacio dramático donde ocurrirá la escena. — Otro se refiere a las intervenciones en las escena o durante la misma. Ambos aspectos constituyen las técnicas dramáticas que son un repertorio de instrumentos o herramientas de intervención y a través de ellas el director de escena va explorando con la misma singularidad de la escena: sobre la marcha dé la misma, mientras está desplegándose, sin "saber" previamente "cuándo" intervendrá. Las técnicas suponen el "cómo" intervenir, en ese sentido el director sigue todo el tiempo la escena, acompañándola desde un lugar descentrado de la misma y a la vez involucrado, si así no fuera ¿Cómo podría implementar los instrumentos que le brinda el encuadre? Dejé en segundo término el desarrollo que se refiere al espacio dramático. Voy a llamarlo: la presencia del director o el director como "iniciador" Nada más lejos de la "neutralidad del terapeuta", aquí el director oficia de "conocedoR" (la mayúscula al final no es un error) del espacio dramático porque su presencia ES EL UNICO NEXO. LA ARTICULACION ENTRE EL ESPACIO DRAMATICO Y EL GRUPO. Señalamos anteriormente que podíamos pensar el límite del espacio dramático como una ruptura de un orden conocido (relativo a lo concreto) —el grupo— para adentrarnos en un orden desconocido virtual, por lo tanto vacío y es ese sentido de vacío con el que uno se enfrenta al penetrar en el espacio dramático.
Dirigir es imponerse avanzar en ese universo desconocido "oficiando de conocedor". El director es imprescindiblemente activo, por presencia, como iniciador físico o psíquico, en un cuerpo, voz a voz para introducir al protagonista, acompañándolo, dejándolo ir adelante sin dejarlo ir solo hasta que ese espacio sea apropiado por el protagonista, hasta que se "su" universo dramático. Describe, ubica ventanas, puertas, corredores, personajes, luces, sonidos, gestos, olores, trama... van adquiriendo consistencias, formas, lugares, objetos, climas: el espacio dramático va poblándose. Todo está en condicional, en espectación, todo está siendo producido para todos. La intensidad va ligándose al descubrimiento de ese universo existente siendo imaginado y sin embargo presente. Entonces, si bien existe un límite, un encuadre donde se desarrollará la escena, por otra parte es infinito lo que cabe dentro de ese límite, por empezar es impredecible y por ello infinito, pero limitado. Limitado quiere decir que no desbordará cierto espacio prefijado, que no se utilizarán objetos concretos para darle sustancia a los objetos imaginados, estos permanecerán con toda la consistencia que les da la IMPRONTA del protagonista. La palabra director tomada de Moreno, para mí mantiene su vigencia porque hay una dirección inicial cuando el director conduce acompañando un recorrido como si supiera o fuera conocedor del mismo. El director oficia de dueño de casa. Se me ocurre esta imagen porque en estemomento evoco una situación personal de mi iniciación profesional. En los comienzos de mi trabajo clínico, al abrirle la puerta a cada paciente, saludarlo y hacerlo entrar, tenía la impresión de algo muy conocido por mi, curiosamente donde todo me era desconocido. Me di cuenta que era una sensación física: yo realizaba una serie de acciones físicas coordinadas de una cierta manera: abrir la puerta a alguien esperado a una hora prevista que se anunciaba por el timbre, saludarnos con algo de bienvenida, entre afectuoso y formal, como se salud
a la gente grande. Cerrar la puerta, darle paso, indicarle el camino, dejarlo ir adelante sin dejarlo ir solo. Tenía la impresión de recrear una ceremonia que me resultaba muy grata y divertida, siempre estuve tentada de invitar ajos pacientes a tomar el té como cuando jugaba en la infancia a las visitas. Era "mi iniciación" y allí oficiaba de acompañante una nena como nexo querido y conocido en algo que me parecía tan serio como desconocido.
Tratando el tema: el director y el coordinador Lugares según lo que focalizan
Las intervenciones del director de escena constituyen en sí mismas la concepción singularmente dramática de la clínica grupal, no son discursivas ni apuntan a lo discursivo sino al despliegue de la escena y a la exploración psicodramática de sus singularidades. Esta posición doble o desdoblada: coordinador/director, contrariamente a lo que podríamos suponer no indican dos posiciones: una discursiva y una dramática. Porque la CONCEPCION EN SI MISMA DE LA CLINICA GRUPAL tal como la pensamos ES DRAMATICA o si se quiere PSICODRAMATICA. En este sentido el grupo es un espacio donde se juegan múltiples escenas en diferentes niveles de lectura posible. Entonces esta posición doble imprime una intervención dramática en sentido SINGULAR cuando el director "focaliza" y "se focaliza" en el espacio dramático: no caben allí articulaciones discursivas, digamos que allí como director piensa, imagina, interviene dramáticamente. Es un facilitador que produce un recorte temporal en el grupo en que el lenguaje será estrictamente dramático: esto es pura presencia presente. La palabra "sin-
guiar" denota aquí la singularidad o especificidad de la intervención como también es singular en tanto una escena es de "un" protagonista, instala un procedimiento en que se focaliza prioritariamente (no excluyentemente) la problemática de un individuo, el individuo coloca el cuerpo: pone el cuerpo aquí y ahora, podría arriesgar que deja de ser "un sujeto": no es un aparato psíquico, un lenguaje, un inconciente, un código, sino una innumerable conjunción de lenguajes y códigos que dispara él mismo con, por y a través de su cuerpo. Pero al decir pura presencia presente me doy cuenta que el grupo lo es precisamente por esa condición: por la presencia de los presentes ¿sino de qué grupo estaríamos hablando? Pero "pura" presencia presente involucra el juego específico del cuerpo desplegándose en lenguaje, por supuesto incluye en su lenguaje la palabra. Esta "singularidad" de la concepción dramática: el cuerpo involucrado, opera todo el tiempo para el coordinador "su visión/ su escucha" es psicodramática, él mismo se sabe involucrado, esto es: presente, su cuerpo es un registro importante, desde allí, desde esa escucha registrada en la palabra, la mirada, el cuerpo, el movimiento, la quietud, desde allí opera, interviene, calla, habla. La transferencia y la contratransferencia dentro de los límites de la ideación y el pensamiento no están registradas sólo a nivel de lapalabra, el instrumento, laherramienta es "él" en su descentramiento contratransferencial tal como lo es el grupo en sus singularidades protagónicas: producción de subjetividades produciéndose.
II. Desde una línea dramática de pensamiento ¿Desde un cuerpo teórico? ¿Desde un cuerpo práctico? ¿Entre cuerpos? Pareciera que partimos de un supuesto, la experiencia se siente, ¿no se piensa? Me ronda una pregunta ¿pensar es una práctica?
Me rondan preguntas: ¿Crear un personaje que no estaba incluido como tal en el relato de una escena es una técnica? Podríannos pensar que sí, que es una interven sión producto de la "experiencia" de quien dirige la escena, apela a la corporización simbólica de una instancia significativa del relato del protagonista, pero no es un per-. sonaje de la trama argumental relatada... y sin embargo el director lo crea, le da cuerpo. Este "algo" no tenía consistencia de personaje en el relato, tenía consistencia significativa y es a esa consistencia que el director le da cuerpo. Podríamos decir que el director imagina, avizora, sin saber bien que avizora, al producir o crear un personaje "no contado". Abre para el protagonista desde y a través de un otro cuerpo un algo con lo que el protagonista hace cuerpo a través y desde el suyo propio. Hace cuerpo con un otro aquí y ahora. Abertura de los cuerpos por donde sefiltrancuerpos, cuerpos "sin categoría" de cuerpos: una mesa... una silla vacía... el tictac del reloj, un dolor de rodilla... un verano... una lluvia... un olor. Siempre tiene esa cualidad de ser un... Este tema toca un punto que señala por una parte la práctica: el entrenamiento y por la otra UNA LINEA DRAMATICA DE PENSAMIENTO. Desde una concepción dramática el director "ve" ese otro personaje significativo en el relato del protagonista. LO VE, LE DA CUERPO Y LO INVOLUCRA como parte del repertorio de personajes de la escena a desplegarse. Aquí entonces podríamos decir que "hay una línea dramática" de pensar, escuchar y ver. El director/coordinador "ve" el personaje y lo crea. ¿Le da cuerpo? MAS BIEN LE OTORGA CUERPO A ALGO QUE EL RELATO TENIA. Nos interesan los pasajes donde las palabras hacen cuerpo y los cuerpos palabras. Las imágenes que se dibujan "en un adentro" no se exteriorizan afuera sino que desdibujan mapas del adentro y el afuera.
Imaginar, inventar, es una ruptura de fronteras. Esta característica o cualidad de corporización, otorgar cuerpo, es propia de una línea dramática de pensar, una concepción que pone en cuestión "el pensar, el escuchar, el ver, el imaginar", para poner todo esto en juego en un tiempo presente. Producciones que atraviesan los cuerpos con los cuerpos, con los cuerpos de las consistencias, con las consistencias de las voces, de las tonalidades, de los movimientos, de los recorridos, de los sonidos. No es ya la palabra ni el cuerpo (como representaciones) sino ciertas vaguedades insistentes, sinsentidos, intensidades. No se trata de la palabra/sin cuerpo o del cuerpo/sin palabras: orden binario en la forma de conocimiento; no se trata de una cuestión de oposiciones (sentir/pensar, realidad/imaginación) sino de CONEXIONES, pequeños, imperceptibles acoples con los que hacemos cuerpo: producciones deseantes que disparan conexiones don de se desdibujan las fronteras... ¿de los cuerpos?
HI. Devenir escena
Aproximaciones 1 Devenir escena un relato supone pasajes, atravesar fronteras. Desde mi lugar en el grupo cuento algo que me afecta. El coordinador, el grupo, yo misma acordamos poner la escena. Ya en el espacio dramático ha traspuesto una frontera: no sé qué cosas, pero lo cierto es que además de lo que he contado, otras cosas me ocurren. Me desplazo, recorro físicamente este espacio que no es el mismo que hace un instante, yo tampoco. Sé que es el mismo, sin embargo no lo es. Ambigüedad, vaguedad» quizá extrañeza, un cierto estado mió se incrementa. (Espacio transicional: Winnicott).
Vuelvo a contar lo que me pasa y al contarlo recorro mi relato, COMO SI LO CAMINARA. Describiendo donde, como es el lugar, la gente, la tarde y el árbol que veo a través de la ventana. Elijo entre la gente del grupo mis personajes, ya no es el grupo sin embargo. Ahora El es López porque tiene su mirada y ELLA es Ana porque de perfil sonríe como ella. Ahora estoy con ellos en el sitio y en la tarde y aunque sé que no es el sitio ni la tarde... el perfil que sonríe y la mirada están aquí, comoyo,ysibien evoquélaventanay el árbol, AHORA que dispuse donde están: están aquí. El espacio se ha abierto y el tiempo puesto en marcha...devenir escena.
Aproximaciones 2 Podríamos pensar que YO imagina su escenario. Imagina lo que evoca —atraviesa una frontera— Imaginar desdibuja territorios —adentro/afuera— Recorrer, CAMINAR LO IMAGINADO ¿adentro/afuera? imprime, compone. Produce lo que yo esta produciendo: consistencias. Hay rasgos, segmentos de identidad produciendo conexiones, movimientos continuos inacabados (recorridos) que anexan, ligan, cortan, diluyen, dibujan. ¿Escenografía? ¿Grafía de la escena? Podría decirse que YO (segmentos) deviene mirar López y deviene perfil sonriendo Ana y árbol mirado a través de la ventana. ¿Yo está siendo la tarde? o ¿Haciendo la tarde?... como si un YO extraño, EXTRANJERO, prestara cuerpo fuera del cuerpo de YO ¿Fuera? De nuevo adentro/afuera, ruptura de fronteras y efectivamente devinieran esos cuerpos que hacen cuerpo con YO: poblaciones, cuerpos, grafías de la escena. EL-López y ELLA-Ana, cuerpos que hacen cuerpo con YO disparan en YO otros cuerpos. Producen acciones que producen
acciones. Resonancias, consonancias, disonancias. EL, ELLA...ELLOS...otros del grupo...el árbol, la tarde. Desde la ventana ya no está el árbol. Aparece difícil, infecundo explicar conexiones, movimientos de anexiones y rupturas ENTRE cuerpos. ACCIONES. Deviene intensidad. HAY QUE HACERLO.
Aproximaciones 3 Los pro-nombres personales YO, EL, ELLA, ELLOS, no son referencias precisamente a propiedades personajes (algo mío, de él, de ella) sino que se adjudican ACCIONES y son LAS ACCIONES las que tienen ciertas propiedades (mirar de López, sonriendo de Ana). Asimismo el árbol, la ventana, la tarde: nombres impersonales (sustantivos comunes) devienen acciones sustantivadas: estar siendo árbol, estar haciendo el árbol estar siendo la tarde, estar haciendo la tarde Estares siendo impersonales, intersticios ENTRE YO EL ELLA ELLOS LO LA LOS... De alguna manera.. .hacemos cuerpo. Cuerpos porosos, atravesados, afectados. No es ajenidad, sino a la inversa: permeabilidad. Cero intensidad dice T. Pavlovsky, estar molecular. ESTARES Estar molar...nombre propio, rostridad...ordenaciones. López, Ana, coordinador, director, escená...del protagonista, momento del Grupo, técnicas.
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INSTITUCIONES, AGENTES Y TECfalAS EN SALUD MENTAL
OSVALDO SAIDON
Noble tarea la de interpretar los borborismos de su siglo, sus pedos y sus eructos, sus accesos de tos, sus vómitos laboriosos y sonoros. Pero de qué sirve si el intérprete se cree, o quiere, el único en su posición, considerando que el resto de sus contemporáneos están allí solo para pasar a través de su molinillo. R E N É LOURAU
Usé esta cita, de René Lourau, porque su estilo sintetiza el "efecto Artaud" que usan los institucionalistas, lo que lesha valido en algunos casos ganarse el mote de anarquistas o demoledores o provocadores en el marco de los saberes instituidos. Llamo "efecto Artaud", a un estilo dentro del trabajo de análisis institucional que no se limita a proporcionar un campo de comprensión y racionalidad a los conflictos, sino más bien a generar, campos de intensidades y a producir distintas modalidades de expresión vital. Una especie de grito corporal que a la manera del Teatro de Artaud, intervenga en la propia vida más allá de la actividad de representación. En este sentido la cuestión sería la de cómo transformar a la institución de un lugar de sentimentalismo en una maquinaria de afectos y afectación. Amor y odio, ya no serán solo sentimientos, interioridades, sino afectos, afectaciones, exterioridades. Transformar el análisis en intervención, no es simplemente Tin acto de voluntad, sino una
provocación, una convocación a los analizadores, que hacen necesario el análisis de la implicación. Al mismo tiempo, ia frase citada de Lourau nos previene, sobre ese "como si" que campea en nuestros cenáculos, donde alrededor del tema del compromiso con el paciente, o el enfermo mental, o la buena teoría, usamos la interpretación para escamoteare! análisis de nuestra propia implicación en una tarea al hacer pasar las cosas por "nuestro propio molinillo", que, por otra parte, ya no tiene más las justificaciones de tinte ideológico propias de los años pasados. Hasta la década del 70, los discursos en el campo de lá salud mental estuvieron caracterizados por un énfasis, en el intento de persuadir y convencer a favor de la buena propuesta, valorizada ya sea desde la ideología o desde la cientificidad. La comunidad terapéutica, la lucha antiinstitucional, el fin del manicomio, las terapias de corte psicoanalítico, el equipo multidisciplinario, eran proyectos que organizaban atrás de sí una cantidad de interventores que se disponían a terminar con la vergüenza que la locura y su tratamiento provocan a nuestra modernidad. El fin de los 80 trae en cambio la marca del mercado, y por lo tanto de la eficacia, la eficiencia y la excelencia como los valores que pueden prestigiar la realización de cualquier servicio, incluidos los de atención a la salud mental. Trataremos ahora de desarrollar algunas iniciativas que surgen de cruzar las propuestas sanitarias, las psicoterapéuticas y las propiamente institucionalistas en nuestro campo. Elegimos este cruce, pues nos implica en cuanto partícipes de algún modo en estos diferentes campos, a veces por elección, otros por tradición, y las más de las veces, por un determinismo que viene organizando nuestra discusión y nuestra práctica a partir de la ampliación social de las prácticas psi. La circulación por los discursos sanitaristas, psicoanalíticos y socioanalíticos se da de manera contradictoria. Ultimamente aparece un intento armonizador de estas diferentes perspectivas de abordaje que refleja, entre otras cosas, la creciente precariedad laboral de la que también participan los trabajadores
de salud mental. Ahora los psi hacen de todo y es fácil encontrar, que el abandono del discurso especializante, con el que se identificabaii, hasta hace pocos años, deja lugar a una interdisciplinaridad, que ahora sirve para combatir la precariedad laboral, a que esta crisis los somete y poder ocuparse de lo que aparezca en el mercado. Una de las constataciones básicas del análisis institucional es de que todo intento de cambio microsocial en los lugares de nuestra práctica están limitados por nuestras implicaciones institucionales no sólo en los lugares sino también en el conjunto del sistema. Por lo tanto en la actividad institucional deberá, tomarse especialmente en cuentá, cuando se trate del análisis de la implicación de los técnicos, la precarización del trabajo que ha resultado de las reiteradas crisis hiperinflacionarias y recesivas que se viven en nuestro país. Su análisis deberá tener en cuenta las modificaciones en las relaciones de poder, que esto instala en el campo laboral (los psicoanalistas empleados de sus pacientes, o de los bienes de los mismos) hasta la producción de subjetividad que afecta a esta capa de clase en los grandes centros urbanos. (Desvalorización de la propia actividad o de sus proyectos.) Bien, pero allí están las instituciones, con su cuota civilizatoria y sus transgreciones obscenas, como una realidad que nos abarca y nos implica más allá de todos los esfuerzos contrahegemónicos por las que transcurrieron en la última mitad de este siglo. Las instituciones no serán abandonadas ni por los más libertarios, pues como lo señala Sabater: "El complejo de instituciones civilizatorias tiene como propósito primordial asegurar la inmortalidad simbólica de sus miembros. Cada sociedad, es el conjunto de técnicas y mitos por medio de los cuales los hombres resisten a la muerte". De todos modos un saludable distanciamiento, de lo instituido, sigue siendo recomendable, en cuanto condición para el análisis de la implicación sobre dónde estamos metidos y como prevención a las propuestas post modernas de la resignación y la obediencia.
La ola de conservadorismo y neo conservadorismo político con la que arribamos a este final de milenio tiene su reflejo en el campo cultural y científico. Se manifiestan en una especie de descrédito o de sentimiento de arcaismo que cae sobre cualquier propuesta que exceda el campo de lo posible y se arriesgue en alguna construcción utópica. Precisemos un poco la singularidad que estos procesos vienen adquiriendo en nuestro país y en el campo de la salud mental. Un dato importante a resaltar es que el proceso político de los años 70 y comienzo del 80, interrumpió un flujo cultural que hizo que en la Argentina el proceso de reforma institucional que afectó a la salud mental, y a sus instituciones en otras partes del mundo, justamente por esa época haya sido pasado por alto. Así las voces de Basagliay la reforma italiana con la ley 180, las conceptualizaciones de Foucault y los micropoderes de las conquistas culturales e ideológicas de la antipsiquiatría, se insertan tarde e intelectualizadamente en muchas de nuestras discueiones y dentro de un desarrollo bastante consolidado de los modelos lacano psicoanalíticos de atención o de modelos asilares con una hegemonía médica poco cuestionada. En diversos lugares del mundo el debate actual pasa hoy por ejemplo: por la inclusión de posiciones más o menos desinstitucionalizantes, por las cuestiones que giran alrededor de la descentralización de los servicios y la formación de equipos, por la preponderancia creciente de una visión ecologista y la generación de unatransdisciplinaridad con el consecuente agotamiento de los sistemas totalizadores de pensamiento, por la realización de estrategias parciales y la creación de nuevas formas de gestión democrática. En su lugar asistimos en nuestro medio, la mayoría de las veces, a una serie de polémicas arcaicas, que nos están condenando a no tener otros interlocutores que nosotros mismos. Persisten entre nosotros, junto a algunos intentos de agiornamiento, una dominancia de binarismos para pensar la inserción en el campo de la salud mental, que construyen reiteradamente, polos de opción del tipo de: psicoanalista o sistémico,
lacaniano o kleiniano, psiquiatra o psicoterapeuta, psicólogo social o psicólogo, etc., etc. Es bastante frecuente entre no§otros que si no se detectan inmediatamente los indicios y las señas que indiquen el polo del binarismo elegido, la escucha se distraiga, el público se borre y las adhesiones se esfumen, ante la ausencia de alguien o algo Cuna teoría) que confirme las pretendidas identidades. Pareciera que en un ambiente en que la única incertidumbre que se tolera sin más remedio es la económica, se responde con el embrutecimiento de las ceertidumbres unitarias dentro del campo cultural y técnico, como la única salida. En este tipo de clima, deberíamos procurar, parafraseando a Godard: "menos una idea justa, sino por lo menos justo una idea". Nuestra preocupación debería orientarse, en la producción de ideas que puedan darle un plano de consistencia, a un pensamiento y a una acción en el campo de la Salud mental, donde despliegan sus esfuerzos miles y miles de trabajadores del área. La mayor parte de este trabajo de asistencia, tanto en atención primaria, secundaria y de rehabilitación se realiza en los hospitales, centros comunitarios, escuelas y sus servicios asociados. En lo que hace a la población de más bajos recursos, o en estado de extrema pobreza, fuera de toda cobertura asistencial, podemos fácilmente concordar que hay que unirse en torno a reivindicaciones mínimas. En el caso de los manicomios, por ejemplo se debería tender a acabar con la desfachatez y asegurar la mínima alimentación y condiciones de higiene de las instituciones asilares. Sea que se quiera medicar, internar o hacer sesiones de escucha con tiempo escandido, que se lo haga en un lugar limpio y con las condiciones de alimentación necesarias. De todos modos, si levantamos un poco la mira el problema se complejiza, cuando pensamos una estrategia de acción que nos permita arribar al fin del milenio, sin tener que seguir haciendo uso de la maquinaria disciplinadora y de control que en
nombre de la "cientificidad" sigue hegemonizando el campo de la salud mental. El proyecto de atención primaria en salud mental, ha encontrado en ciertos modelos psicoterapéuticós y post psicoanalíticos un cierto sustento técnico ideológico. El "modelo psiquiátrico" avanzado, como lo llama Castel en su libro un poco irónicamente, comporta un nuevo tipo de tratamiento basado en la idea de crecimiento psíquico permanente, y viene a tratar de sustituir la tutela médica en este campo. Las ideas sustentadas por los grupos de encuentro de los años 60, han derivado en una concepción que considera que es la vida normal, la existencia social la que está enferma, y por lo tanto se irradia una especie de psicologización de lo cotidiano, que debería llevar y mantener en terapia a todos los sujetos insatisfechos de esta sociedad. El antipsiquiatrismo, que ha sido uno de los motores de la reforma institucional psiquiátrica, que mencionaba antes, ha tomado en algunos lugares, gracias al relevo que han propuesto los nuevos psicoterapeutas, un sentido dudoso. Así instalaron en lugar de la psiquiatría tradicional, o del psicoanálisis, una especie de eternización terapéutica para normales en busca de una plusvalía de salud. Esta concepción, más allá de la técnica empleada, se transforma en una ideología de trabajo poco explicitada que penetra la organización de servicios, y a veces está en la base de la planificación de las llamadas acciones de atención primaria en salud mental. Esta ideología de terapias para normales se ha extendido más allá de los lugares tradicionales de atención en salud mental lleyando a psiquiatras, psicólogos, psicólogos sociales y otros a transformar esta empatia por la liberación subjetiva en un camino que conduce a la eficacia y a la manipulación de las relaciones humanas en seminarios para vencedores, donde se procura, ya no la cura de algún síntoma, sino la adquisición de las virtudes que portan los vencedores del mercado. Mencionamos este tipo de trabajo para hablar de nuestras
instituciones, porque no podemos desconocer la influencia que estos modelos de pensamiento tienen en los procesos de implicación de los agentes de Salud mental én nuestras instituciones. Nuestro interés por los grupos y los dispositivos institucionales que estos generan, nos ha llevado últimamente .a prestar especial atención a los referentes imaginarios e ideológicos que organizan el trabajo, tanto en lo que se refiere al grupo de pacientes, como a los agrupamientos que van conformándose en la institución por los técnicos y/o profesionales de,la misma. Podemos afirmar, que a pesar de todos los- esfuerzos realizados, el aparato psiquiatrizador sigue entero en su finalidad última de gerenciar la vida, desde los arcaísmos propios del modelo asilar, hasta las modernas terapias de la liberación subjetiva. En los diferentes acomodamientos que han debido realizarse han quedado cada vez más desnudados sus intentos disciplinadores, y como decía un amigo, hoy podemos preguntarnos si ¿"La psiquiatría es un mal necesario o se trata de la necesidad del mal"? El fin de los manicomios, continúa siendo un principio ético, cuya realización está ligada a los niveles de movilización que se puedan promover en la sociedad en relación a esta cuestión. Pero el problema central no es hoy la deshospitalización que en muchos casos viene planteada hoy como una cuestión técnica administrativa. En nuestra realidad social y en nuestro Contexto sanitario, tendría como efecto la desresponsabilización, aun mayor de las entidades públicas y del estado sobre los sectores más necesitados y carenciados de la población. Se debe mantener la terca insistencia en intervenir en estos procesos, en flexibilizar los instituidos dominantes, en generar dispositivos que aumenten el grado de transversalidad de los grupos que se juegan en la maquinaria institucional. Este tipo de abortaje se inscribe en una intervención en los mecanismos de poder tanto a nivel de su macro, como de su microfísica. Así el acto analítico es un acto político, a partir de la producción de - subjetividad que el mismo efectúa. Interesa en este sentido tan-
to saber de qué problema estamos dando cuenta cuando instituimos un determinado tipo de servicio, como asimismo preguntarnos cuál es el tipo de demanda que desatamos y, qué procesos de subjetivación facilitamos y cuáles bloqueamos. Volviendo a la cuestión de la implicación que citábamos al principio del capítulo, se puede percibir en nuestro medio que esta es tomada en muchos casos en un sentido vulgar, que le resta la fuerza de intervención en las prácticas sociales que podría tener. El trabajo sistemático con los procesos de implicación en las ciencias sociales y en los trabajos de investigación e intervención, requiere toda una problematización de los epistemes regionales de cada disciplina, de sus modos de transmición y de sus estrategias instituyentes. Esto implica un análisis tanto a nivel de la circulación de los discursos [la lengua], de la libido [el deseo], como del dinero [el mercadoj. Trabajar con la implicación consiste en poner al observador y observado, al analista y al analizado en una especie de análisis mutuo, como quería Ferenczi, pero descartando la potencia del técnico o especialista y su teoría, para poner en el centro de la cuestión a los procesos instituyentes, a las prácticas y a los procesos concretos que se producen hacia adentro y hacia afuera de la institución. A partir de lo desarrollado hasta ahora, tal vez estemos en mejores condiciones para preguntarnos, algo que como psicoanalistas nos debería preocupar especialmente. ¿Cómo es posible que 30 años de práctica psicoanalítica continuada en nuestras instituciones de salud mental no hayan transformado sustancialmente los mecanismos jerárquicos, administrativos, y conceptuales que organizan su práctica cotidiana? No creemos que se trate de una falta de potencia teórica, sino más bien de la incapacidad que esta disciplina muestra para revisar sus propios procesos de institucionalización que en el campo de la salud mental. Se ha ido produciendo una especie de desimplicación creciente, donde los psicoanalistas se van transformando en grupos objetos menos de sus lugares de inserción y más de la teo-
ría que detentan las diferentes escuelas o institutos de psicoanálisis. Otros caminos pueden intentarse, al constatar que las expectativas de que el psicoanálisis podría traer una modificación sustancial, de los criterios asistenciales en salud mental no se han realizado. Uno de ellos, y no carente de consistencia, es partir para el campo del sanitarismo y de la salud pública. Allí vemos una y otra vez la dificultad de incluir las cuestiones de salud mental, dentro de los criterios de planificación y administración con que trabajan los sanitaristas. Dejando de lado a aquellos que simplemente pretenden ignorar el problema, los más sinceros nos muestran en el frío y eficiente lenguaje del planificador que el campo de la salud mental presenta un nivel de complejidad, muchísimo mayor que el que corresponde a su nivel de producción. Las querellas entre corrientes del campo acaban agotando cualquier propuesta, y por otra parte los recursos tecnológicos que se movilizan en este área son mínimos en relación a otras disciplinas médicas, lo que la hace desinteresante para la gran industria médica, a excepción de la encargada de la psicofarmacología. Un dato nos debe servir de punto de partida para todo enfoque estratégico que se pretenda realizar en el campo de la salud mental. Esto es partir de la singularidad del proceso que se da en nuestro país, donde existen miles de psicólogos, trabajadores sociales, médicos, pedagogos, enfermeras que en diaria labor, propónganselo o no, producen de hecho un tipo de asistencia y un estilo de intervención, en medio de una crisis recesiva, que pone en primer plano laimportancia de los procesos de subjetivización con su consecuente influencia en la cotidianidad de todos. Proceso irreversible, que a la manera de los equipamientos de telecomunicación, produce permanentemente una tendencia en la producción cultural... Esta maquinaria, de producción de subjetividad que vive los avatares de las crisis sociales y políticas que afectan a todo el cuerpo social, aafecta la producción de bienes culturales, su cantidad y su calidad. Aceptar este desafío, lleva a apropiarse de éste fenómeno en
los lugares donde todavía se presenta una brecha para la creación. No se trata de romper los televisores-y los medios de comunicación que contribuyen para la brutalización cotidiana de nuestro medio hombre. Se trata de utilizar esta modernidad de los equipamientos técnicos y psicológicos, para difundir una ecología social, donde lo que todavía no ha sido definitivamente endurecido y congelado por la polución social reinante, nos sirva de instrumentos para experimentar, crear nuevos sentidos, flexibilizar las líneas más duras, desarmar los microfascismos de nuestras instituciones, en la pareja, en las escuelas, en las relaciones cotidianas de intercambio y obviamente en la organización de servicios.
LABERINTOS INSTITUCIONALES
A N A M A R Í A FERNÁNDEZ LUIS HERRERA
i. Breve presentación de una intervención institucional Las reflexiones que presentamos en este capítulo se apoyan en una experiencia que se llevó a cabo en el Area de Asesorías Hospitalarias de la Cátedra de Teoría y Técnica de Grupos, Facultad de Psicología de laUniersidad de Buenos Aires, cuya profesora titular es la Lic. Ana María Fernández. Tuvo como coordinadores ala Lic. Ana María Fernández y al Dr. Luis Herrera, y como cronistas en distintos momentos de la experiencia a la Lic. María Eulalia Jaime y al Lic. Fernando Vázquez. La duración de la tarea fue de dos años; las reuniones se llevaron a cabo en la Facultad de Psicología de UBA, con una duración de 3 horas cada una y una frecuencia de 15 ó 20 días. El dispositivo utilizado contó con recursos psicodramáticos, lúdicos, verbales, producción escrita y crónica de las reuniones. Cada encuentro se iniciaba con la lectura de la crónica tomada en la reunión anterior, y elaborada por el cronista. En dos oportunidades los coordinadores viajaron al lugar de trabajo del equipo consultante. El requerimiento de intervención provino de psicólogos, mé-
dicos, asistentes sociales y estudiantes avanzados de psicología, integrantes todos ellos del servicio de una sala de un hospital neuropsiquiátrico. Establecimiento de grandes dimensiones (ocupa un predio de 260 hectáreas) que cuenta con dos sectores: de mujeres y hombres, en los que funcionan servicios de admisión, internación y rehabilitación. La sala en que se desempeñan los consultantes es la de internados hombres. El equipo que respondió al requerimiento demarcó la tarea como una asesoría institucional.
11. Condiciones de la demanda Se produjo en esta oportunidad una modalidad en el procesamiento de la consulta, usual en nuestro medio institucional público: La iniciativa es impulsada y sostenida por personas integrantes de pequeños grupos que registran en el cotidiano de la institución situaciones conflictivas; las mismas, pocas veces son comunicadas a las instancias directivas y, cuando lo son, no se obtienen de ellas respuestas satisfactorias. Movimiento expulsivo que ocluye la creación de los espacios necesarios para el análisis, la reflexión y la crítica de las tareas desarrolladas, que es complementario del estado deficitario en que se encuentra la capacitación profesional hospitalaria. Esta se halla sumida en la escasez de recursos, la inarticulación programática o las disputas de poder por la hegemonía*. Ambos empujan a aquellos que han atisbado 'algo' a suponer o ilusionar, que los problemas percibidos puedan comprenderse y quizás resolverse 'afuera' de la institución. De lo manifestado por los integrantes del colectivo como motivos de la consulta, se destacan el alejamiento del jefe del servicio, con la consiguiente desorientación y orfandad en las que * Las disputas de poder por la hegemonía pueden —según los lugares— desplegarse como confrontaciones por intereses teóricos, políticos, gremiales, profesionales, etc. ..==„=== —==========
dicen haber quedado por tal circunstancia; las serias dificultades para organizar las prácticas en el servicio; la imposibilidad para materializar lo realizado en una producción escrita; la lucha desatada en el colectivo por la ocupación délo que entendían eran los lugares de decisión. Cuestiones que se formulaban en un primer enunciado producido grupalmente en las reuniones de asesoría: "¿Qué nos pasa como grupo?". Habían advertido un estado de las cosas que en la inmediatez era vivido como zozobra. La brusca modificación en la organización de la sala puso al descubierto la condición de carencia, y la distancia existente entre las relaciones institucionales desarrolladas y las magnitudes de producción en la tarea clínica que se derivan de aquéllas. Es esta distancia la que opera como soporte de la demanda. Registro producido en virtud del acuerdo mínimo y necesario entre los actores, y que está establecido por lo que instituyen las prácticas clínicas institucionales. (1) El requerimiento de intervención fue presentado como una decisión autónoma de los integrantes del colectivo respecto de su jefe, el cual había presentado la renuncia al cargo sin haberla efectivizado aún. (Es de destacar la relevancia que tuvo para el colectivo consultante abrir este primer espacio donde los integrantes se proponían indagar sus asuntos internos e institucionales). Para iniciar el análisis de esta demanda deberíamos atendéis todos aquellos aspectos que convergen en el trabajo institucio- \ nal: la historia de la institución, su origen, desarrollo, actuali- j dad, su lugar en el programa oficial de salud mental diseñado ! parala región, las políticas que sostienen a ese programa, las re- | laciones con otras instituciones del sector, historia de la sala de | referencia, su lugar en el hospital, conformación de los servicios que presta, relaciones con otras salas, la formación profesional 1 de cada uno de los integrantes, sus intereses personales, el sentido que otorgan a su trabajo, la relación que mantienen con las diversas instancias institucionales. En esta presentación daremos cuenta de aquellas situacion e s en las que ios consultantes se hallaban ímplieados-de ma-
ñera evidente, y que pudieron ser abordadas en las reuniones programadas, intentando desplegar las vicisitudes que atravesaron las conjeturas de lectura en el trabajo grupal. Para realizar algunas puntuaciones del análisis de la demanda tomaremos dos expresiones que surgieron en la primera reunión: "Necesitábamos consultar con alguien de afuera, pero conocido" "Queremos ver qué nos pasa como grupo" Con respecto a la primera, en ese corrimiento que habilita a "alguien de afuera, pero conocido" se expresa de manera ambivalente el deseo de saber y clarificar la propia ubicación y sentido de las prácticas realizadas, y un velamiento ignorado —¿intencional?— desplegado sobre la institución misma. El circuito instituido es el de una maquinaria que produce en su superficie oficial estatismo y omisión —nada hay que demandar "adentro"— para poder pensar las prácticas y dispositivos implementados. La posibilidad de una interrogación crítica sólo será posible en los pliegues e intersticios de la institución, y advendrá —en el inicio— desde extramuros. La institución simula ser un gigante dormido, de sueño profundo y apacible otorgado por el buen comer, que a nada teme y nada perturba. Tal es su seguridad. La ilusión que sostiene a los equipos profesionales que suelen consultarnos es la posibilidad de encontrar un espacio para analizar sus prácticas sociales, donde poder perfilar un rostro posible, siempre fugaz y fragmentario de aquélla. "¿Qué nos pasa como grupo?" Esta pregunta insiste en las reuniones preliminares de contrato. Es interesante el trabajo de despliegue de la misma, ya que puntúa varias cuestiones. Les preocupaba que siendo tan amigos y con relaciones tan lindas dentro y fuera del hospital se pelearan tanto. La respuesta y la solución a este problema deberían darla "los expertos" en grupos a quienes consultaban. El supuesto subyacente de este aspecto déla demanda parecería ser que un buen grupo es aquel conjunto de personas que no se agreden. Si las relaciones afec-
tivas andan bien, se podrá trabajar bien. El interrogante "¿qué nos pasa como grupo?" presenta un doble frente de reflexión. Señalaría la^niciación de un proceso de subjetivación, la apertura interrogativa, la afirmación de un anhelo de constitución como grupo y cierta necesidad de indagar sobre sus soportes articuladores. Al mismo tiempo daría cuenta del universo de significaciones imaginarias (2) que el colectivo atribuye a un grupo y aquéllas —íntimamente unidas a las primeras— con las que se refiere a sí mismo, a la índole de sus conflictos,,y a los asesores requeridos. "Nuestros problemas son afectivos". "Debemos indagar en la "dinámica" (afectiva) de nuestro grupo". La noción de equipo de trabajo se hallaba ausente. Si "todo grupo nos remite a lainstitución en la medida en que su definición, sus características, su inserción en una estructura o en un sistema, residen en el análisis de aquello que lo instituye, lo produce y garantiza su duración y sus funciones en la práctica social" (3), será importante destacar que la perspectiva de referencia del colectivo que nos ocupa, no era la institucional hospitalaria sino la de un grupo familiar. Su apoyatura originaria se ubicaba en un equívoco: el de confundir las condiciones de producción necesarias e imprescindibles para realizar un trabajo determinado —en las cuales, sin duda, formaban parte fundamental los sentimientos y emociones que los actores pudieran generar e intercambiar entre sí— con las finalidades y objetivos de la tarea. Estas no consistían en el amiguismo o la mutua protección fraterna, sino en la articulación de recursos diversos en el abordaje de las complejas situaciones de los internados y las arrevesadas tramas institucionales. Sin embargo este equívoco ofrecía sus bondades: mantenía y alimentaba la ilusión de un grupo autosuficiente, repelía "ideológicamente" la contracara del familiarismo-amiguismo: el eficientismo frío (4), y lo que es más importante, evitaba discurrir por zonas y procesos de diferenciación que hubieran incluido dolor y soledad, desde las cuales hubiesen podido construir posiciones críticas y singularizadas respecto del acontecer institucional.
III. Lastres "Estamos así porque papá nos abandonó". Expresión no por reiterada menos elocuente. Tratemos de acercarnos alo sucedido y reflexionar sobre ello. El jefe anterior ocupó su cargo durante diez años aproximadamente, al cabo de los mismos decidió renunciar. Los integrantes del equipo lo describen como un profesional de iniciativas, que supo organizar prácticas terapéuticas sostenidas por una marcada voluntad de beneficio para los internados: en la sala se implementaron diversos dispositivos grupales como asambleas, grupos terapéuticos, bailes, deportes, festejos de cumpleaños, grupos de lectura de diarios, trabajos de huerta, artesanías, que los miembros del equipo realizaron y realizan compartiendo articulaciones ideológicas y teóricas. Propiciar estas acciones clínicas desde la j efatura de un servicio es un buen síntoma de preocupación institucional por avanzar en el terreno de la terapéutica y la calidad de la asistencia, que redunda en logros concretos en los internados. En primer lugar recordemos que uno de los motivos por los cuales consultan es el sentimiento de abandono en el que dicen haber quedado sumidos por la renuncia del jefe; y otro, ligado a éste, la necesidad explicitada de que la asesoría buscada se encontrase fuera del lugar de residencia. El grado de dependencia e indefensión alcanzado habla de algo más que del previsible sentimiento de tristeza que se experimenta por la separación de una persona con la que se compartieron tareas, aprendizajes y dificultades, puesto que la indefensión —algo así como una forma coagulada de la dependencia— ya no será ante esa figura "dadora" y "protectora", sino ante la institución misma que se presentificará en las responsabilidades, adentro y afuera de la sala, a las que los actores deberán responder. "No teníamos idea de lo que era una institución", se dice en una de las reuniones iniciales; y en la última del primer año de trabajo se representó psicodramáticamente aquello que, a la distancia, suponían que era la situación del grupo antes de la
renuncia del jefe: "Una burbuja con muchos elementos en su interior". En ocasiones, sehace difícil advertir el empobrecimiento que generan las circunstancias de aislamiento, sobre todo si tienen la oportunidad de permanecer en el tiempo con ciertas condiciones de confort. En el caso que nos ocupa esas condiciones no están referidas, obviamente, a las bondades edilicias del hospital, sino a las que la jefatura supo crear para que los integrantes del staff"gozaran" de la "asepsia" que toda burbujapósee. La intensidad de sentimientos positivos entre los integrantes, el buen clima para realizar la tarea, el humor divertido, la amistad, la confianza, la intimidad, incluso, si se quiere, la extensión de todas estas virtudes en la vida de relación extra hospitalaria son, qué duda cabe, condiciones necesarias para llevar adelante cualquier tarea que se realice en conjunto. Pero, como decíamos en el apartado anterior, cuando en un grupo se las confunde y son convertidas en finalidades, el amiguismo y la recurrencia obsesiva a plegarse sobre sí mismos serán baluartes a defender ante el menor asomo de crítica externa o interna. Envidia, celos, competencia, fueron formas de lectura que los consultantes hacían de las actitudes y gestos que para con ellos tenían concurrentes a otras salas del hospital. Eran prácticamente las únicas referencias que les llegaban del exterior de la sala. "El nuestro se parecía más a un grupo de terapia en plena ilusión grupal que aun equipo de trabajo", decían. Los aspectos técnicos, agresivos, violentos, eróticos, que se desprendían de la experiencia laboral, eran rápidamente resueltos por la intervención directa del jefe que operaba como amortiguador y sofocador de angustias, de la misma manera que resultaba "filtro" de cuanta situación institucional conflictiva se suscítase. En la conjunción de esta dos conductas, la de la jefatura y la de la aceptación de las mismas por los integrantes del grupo, se construía la fina, firme y resistente pared de laburbuja. Formación que no tenía para las partes intervinientes el mismo sentido producido, y menos aún un mismo futuro, por lo que la situación así instituida colocaba a los actores en posiciones
diametralmente opuestas frente a las diversas dimensiones que tiene un trabajo institucional. Podríamos sintetizar la posición del equipo en una secuencia que comenzaría con el aislamiento del mismo en la institución, que lo llevó a una suerte de grupo isla (5), con una hiper autovaloración interna no contrastada, en estado de ilusión empobrecedora y sujeción a la jefatura, que desembocó en los sentimientos de abandono y orfandad motivados por la renuncia del jefe (llamado padre). Se había producido un pacto: el jefe mantendría las condiciones materiales y subjetivas —a través de la forma de su liderazgo— de la "burbuja". Los profesionales de la sala permitirían la apropiación y capitalización de la fuerza de trabajo y su capacidad simbolizadora del equipo, lo que redundaba en mayor prestigio para el jefe, el equipo y la sala, consideración y afirmación en la institución. Los integrantes del equipo "amontonados dulcemente", fascinados por los aspectos ilusiónales del suceder grupal, boyaban manipulados en la calma chicha de la "protección". Quizás aquí se encuentra una de las razones por las que este equipo, que contaba con una vasta experiencia clínica rica, variada y sostenida en el tiempo, no accedía a la escritura de su quehacer, lo que hubiera significado que en algún momento se vieran obligados a mostrar algo más allá de las fronteras de la sala (la pared de la burbuja), y generar él intercambio (la crítica), que inevitablemente rompería la asepsia lograda modificando las "certezas" de los actores. Es este pacto el que se quiebra con la renuncia del jefe. Es de destacar la violencia que se desprende de la ruptura del pacto que las partes convinieron implicitamente, y que señala la disolución de los beneficios mutuos que recibieron. Como consecuencia de ello se impone un proceso de re-distribución entre los actores de las producciones y apropiaciones simbólicas centralizadas en el jefe. Sin embargo, una vez retirado éste del servicio —y pese a estos avatares— el equipo sostuvo el funcionamiento de la sala y generó asistencia a sus habitantes, manteniendo la distinción (6) de sus prácticas de aquellas efectuadas en el resto del
hospital. A partir de aquí se abre en la asesoría un período muy rico en interrogantes: ¿qué formas de jefatura implementar? ¿con qué recursos? Era llamativa la ausencia del intento de replicar una jefatura como la anterior, cuyo retiro se había lamentado tanto. El equipo parecía criticar en acto la modalidad precedente y no la reproducía. Los lazos "transferenciales" eran muy poderosos aun para que esta crítica tomara forma de discurso. Se formulaban preguntas tales como: ¿Coordinación ó jefatura? ¿La institución impone el tipo de coordinación? ¿Instituir una coordinación horizontal o reinstalar jerarquías? ¿Cuáles son las diferencias entre jefaturas paternalistas, mesiánicas, "heroicas" y las "crónicamente inmovilizantes"? ¿Cómo implementar una coordinación pluralista y diferencialista? ¿Cuáles son sus efectos? Se advertían los riesgos: ¿asambleísmo permanente o eficiencia ejecutiva en la gestión? Las dudas eran muchas, pero una certeza circulaba: los costos pagados por la burbuja y su contracara inseparable: la jefatura modernosa paternalista. El equipo iniciaba aquí un desafío: salir del efecto masa del "dulce montón". Iniciar un proceso de particularización de sus integrantes. Recién ahora se abrían condiciones para formar un grupo.
IV. Travesía (De un discurso intimista a un discurso político institucional) En el punto II dejábamos constancia de un interrogante que los integrantes habían alcanzado a producir, y que indicaba la situación del colectivo en ese momento: "¿Qué nos pasa como grupo?", decían. En este segundo tramo del trabajo también se llegó a un enunciado: "¿Cómo trabajamos como equipo?", y a una representación psicodramática que condensaba diversas
respuestas al mismo: un engranaje en funcionamiento. Pero vayamos por partes. Luego de haber destinado las dos primeras reuniones a instrumentar un diseño que incluía juegos dramáticos y que tomaba como situación central la despedida del jefe (estuvo presente), y que fueron muy emotivas, los actores quedaron enfrentados a su soledad, y con la perentoria necesidad de organizar el servicio sobre cláusulas de contrato nuevas. Prontamente se desató en el equipo una lucha por los lugares de decisión, sobre la que cabalgó otra que inscribía alos actores en un campo~de confrontación y rivalidad entre las pertenencias profesionales: médicos vs. psicólogos vs. asistentes sociales. Algunos decían que sólo el saber médico psiquiátrico tenía legitimado su lugar en la sala, y que por tal motivo la jefatura correspondía naturalmente a un médico. Otros argumentaban en favor del saber psicológico psicoanalítico como el que podía intelegir e interpretar la patología de los internados. (7) Ante una seguidilla de muertes de pacientes por trastornos clínico médicos: neumonías, cánceres, atelectasias, infartos, los actores se atribuyeron culposamente una responsabilidad que descansaba en la interpretación de haber provocado abandono en la atención de esos pacientes, a los que los cambios en el equipo habían descompensado, sin advertir la carencia extrema y crónica de médico clínico en la sala, de medicamentos, de calefacción, de ropa de abrigo y alimentos. De la misma manera se hacía difícil mensurar la incidencia en la tarea del número escaso de profesionales. Atribuir como posible causa de muerte de internos de una institución manicornial en extrema pobreza, —como lo son los neuropsiquiátricos argentinos—, a conflictos del equipo profesional, es algo que merece una breve reflexión. La lectura producida por el colectivo, expresa una intencionalidad cohesionante respecto de los sentidos posibles de todo cuanto acontece en la sala. La autoreferencia funciona aquí, no sólo como un recurso instrumental que significa una circunstancia determinada^sino^también como la revelacíoñdelas for-
mas restrictivas que la pertenencia profesional trabajaen dicha lectura. La no inclusión de las numerosas y manifiestas cuestiones que concurren a la producción de las muertes, no hace más que evidenciar la vocación y la astucia hegemónica del discurso psí. Se hizo ostensible la dificultad en organizar el servicio, la confusión ganó terreno respecto de quiénes y cómo ocuparían los respectivos lugares, pero en ningún momento se dejó de cumplir con las tareas en las que, paulatinamente, fueron responsabilizándose. ¿Qué modalidad de autoridad? ¿Qué organigrama adoptar? ¿Cómo utilizar el tiempo? ¿Cómo procesar nuestros problemas? Interrogantes producidos que marcaban la tendencia experimentada por el colectivo, el afán de cada uno de los actores por contribuir a un consenso mínimo que permitiera seguir trabajando, y la necesidad perentoria de restablecer relaciones con las instancias directivas y jerárquicas del hospital, a fin de lograr acuerdos con ellas para que apoyaran el proyecto asistencial renovado. Fue quizás esta trama de dificultades la que imprimió un viraje en el trabajo de asesoría, el que adquirió para esa etapa rasgos de supervisión clínico institucional, con un marcado carácter directivo-organizacional. Este giro fue explicitado por la coordinación, que se hizo cargo de lo requerido en ese momento para poder seguir avanzando, sin dejar de señalar la relación de paternalismo que intentaban re-instalar y fijar, y qué ofrecía para los actores una seguridad más cómoda y de pronto logro. Por último destacamos que en este proceso de organización del servicio, los integrantes del equipo manifestaban sus intereses de que sus actividades llevaran la impronta de la prevención, tanto en los recursos y abordajes clínicos que enriquecían las prácticas en beneficio de los internados, como en los espacios que se abrían para que los actores pensaran y elaboraran sus vicisitudes institucionales. Momentos difíciles que fueron recorridos muchas veces por los integrantes invirtiendo esfuerzo en molestas y evidencia-
bles controversias, que servían de desvío frente a la magnitud de los problemas a enfrentar. Simultáneamente se apoyaban en la calidad continente de los sentimientos que se guardaban. Lo dicho completa los términos de la ambivalencia: particularización iniciada - fuerzas unificadoras masificantes: una simultaneidad agotadora. ¿Lo institucional?, a esta altura no existía si no en la exigencia de organizar la sala. El malestar que por momentos fue intenso a raíz de esta cuestión, promovió interrogantes promisorios: ¿Qué significa asistir? ¿Qué es atender?; y la certidumbre de que el número estable de integrantes de un equipo es un requisito elemental para sostener un servicio si se pretende diversificar y ampliar los recursos terapéuticos. De la misma manera que sin una organización medianamente sistematizada tampoco hay servicio. De allí que proponerse objetivos "pequeños", poco pretensiosos, de cumplimiento de un horario y una rutina diaria a realizar, puede parecer una obviedad de inmerecida cita, pero no lo es para situaciones institucionales como en las que los actores debían operar, sobre las cuales luego volveremos. Había que pensarlo todo nuevamente, imaginar e inventar dispositivos que comenzaran a dar respuesta a los interrogantes formulados. Se hacía evidente que los modos de contratar asistencia en el espacio público necesitaban diferenciarse de Iosdel espacio privado*, lo cual se constituía en una nueva exigencia para los actores, cuya formación en el nivel universitario había sido orientada en ese sentido. He aquí otro de los soportes de la demanda de asesoría: acceder a la producción de un saber acerca de lo grupal en las instituciones. (8) Por de pronto el grupo se propuso alentar la viabilidad de su proyecto en un criterio asistencial cuyo fundamento ético era "que nadie quede sin atención". Se instrumentarían cuantos dispositivos fueran necesarios considerando la situación perso* En la gestión del jefe dimitente ya se había operado la diferenciación con las formas contractuales de la psiquiatría tradicional en el espacio público.
nal de cada internado. Para ello se efectuó un relevamiento grupal de pacientes y a continuación se hizo un esfuerzo por crear las mejores condiciones posibles parji abrir diversas actividades grupales, enfatizando en cada una de ellas de acuerdo con necesidades coyunturales. Así fueron cobrando importancia sucesiva y/o simultánea el trabajo de huerta, los equipos de fútbol, los grupos de apoyo para aquellos que tenían posibilidades de comenzar a trabajar afuera del hospital, los grupos integrados por los pacientes que mantenían su capacidad y habilidad de los oficio^'en los que habían trabajado, el viraje en el contenido y sentido de las asambleas, que orientaron su producción específica a la discusión y crítica de las políticas institucionales, la incorporación de estudiantes de psicología que trabajaban con los internados en lectura de diarios, teatro, deportes, salidas. Lentamente, a veces de manera espasmódica, el equipo fue abandonando la ilusión de aislamiento (para mejor trabajar) respecto de la institución, adentrándose corporalmente, dicho esto en sentido literal, en la sala y en el hospital, ampliando los registros de una realidad que anidaba problemáticas nuevas y, aunquej^ueda no creerse, acechanzas y peligros. Recordemos que el grupo inició este tránsito desde una posición de dependencia e indefensión respecto de la figura del jefe renunciante, y que el suceso que desencadenó la consulta viabilizó una demanda que, creemos, fue de legitimación del anhelo de hacerse cargo de la conducción y responsabilidad del trabajo clínico en la sala. Pero todo deseo problematiza, contamina, impregna las acciones de manera irrevocable, y traslada cuestiones de un campo ilusional a otro material cuya literalidad inicial puede ser perturbadora^ La ruptura de la burbuja introdujo bruscamente la dimensión del tiempo: ya no habría juventud eterna, 'alguien' en 'algún' momento pasaría a cobrarse 'algo'. No se sabía bien por qué se experimentaba urgencia. De repente los cuerpos develaron su corporeidad, los espacios crearon las distancias y las diferencias comenzaron su trabajo de identificación cual proceso fotográfico de revelamiento. Las zo-
ñas oscuras, sorpresivas, inquietantes, mostraron sus secretos, y contribuyeron a crear una mirada que se posó sobre la historia y la actualidad del grupo: "Se podía empezar a hablar".
V. Interregnos institucionales Aludiremos a una cuestión que durante la asesoría cobró relevancia, respecto de la cual los consultantes lograron evidencia luego de trabajosa elaboración: laignoranciay/o negligencia de y ante los aspectos administrativos y organizativos de la sala, suelen tener un costo muy alto para cualquier colectivo que aspire a instituir prácticas alternativas. Los problemas organizativos no son, o no responden meramente a problemas de administración, sino que son obstáculos que la intervención institucional halla en su intento de instrumentación, y que requieren por lo tanto un trabajo de análisis continuo sobre el dispositivo, sus modalidades y efectos, su derrotero clínico e institucional. Se intenta en esta etapa administrar la gestión, lo que significa reinventar permanentemente el marco del análisis de las cuestiones administrativas, el cual permanecía HSsta ahora como lo impensado de la actividad de la sala. "Nosotros, aquí, somos como aves de paso", decían. Enunciado que se sitúa, en el arco de las relaciones imaginarias posibles con la institución, en el extremo opuesto del que ocupa el fenómeno burocrático, con su cristalización de funciones y personas atornilladas al piso, del que un claro ejemplo es la "municipalización" al que aludiremos. En una zona intermedia caben variantes de relación, que también se ensayan: los estudiantes de psicología que van a "aprender", los supervisores y asesores, los docentes y profesores que actúan en el establecimiento o fuera de él; los evangelistas, 'furtivos permanentes', que con autorización de la dirección acceden al hospital dejando a su paso un tendal de delirios místicos activados, efecto que no ignoran, pero del que no se ha-
cen cargo, siendo muy difícil convencerlos de la responsabilidad que les cabe; aquellos actores que dicen que !rhasta los tres o cuatro años de permanencia en el hospital, éste da, luego tenemos que dar nosotros o irnos". Todos construyen y de-construyen relaciones imaginarias que son versiones de la institución y lo institucional, y que circulan en los ámbitos público y privado de la salud psíquica, y en el real social más amplio de la comunidad de referencia. En el medio hospitalario con su magro presupuesto, los actores expresan los distintos grados de implicación en que se hallan, y elaboran desde sus posiciones„relaciones imaginarias que viabilizan anhelos y 'corporizan' dificultades respecto de la institución, y a través de ella del espacio público. Es interesante destacar un itinerario por diversas imágenes que los consultantes supieron construir de la institución, y las significaciones imaginarias derivadas de las mismas. En este momento de la experiencia el colectivo accedió a un enunciado que venía a completar y ampliar los producidos anteriormente: "¿Cómo nos relacionamos con la institución?"; que también tuvo su representación psicodramática: unaformación en cuña que avanzaba sobre un objeto institución, y que si bien era compacta (apretaron los cuerpos) no perdió discriminación, como lo evidenciaron los soliloquios requeridos. Es decir que el grupo construyó una figura de acción y lucha cuya forma (cuña triangular aguzada, su ángulo más agudo marcaba la dirección y el sentido) anticipaba el tipo de espacios institucionales en que sería posible trabajar: estrechos, hendiduras, grietas, intersticios en los que había poco oxígeno, y que requerían por lo tanto precisión y rapidez en la modalidad de operación, e inventiva y originalidad en el planeamiento de los dispositivos a implementar en el hospital. Entre todos habían elaborado una representación de la institución, cuyos rasgos salientes la mostraban como si fuera un ser añoso, vivo, agazapado a la espera de su oportunidad para tornar a sus tradicionales modos de instituir. Reconocían el sese insaciable que devora a sus miembros y/o genera
insatisfacción permanente en ellos; ninguna de sus demandas puede ser enteramente satisfecha; propicia estilos de interven- " ción heroicos, kamikazes; transforma en titánicas las tareas a emprender; genera su contracara: la desidia^ el sometimiento y la entrega prematura por los mismos motivos. Queremos destacar que el interrogante explicitado líneas arriba, forma parte de una trilogía: "¿Qué nos pasa como grupo?", "¿Cómo trabajamos como equipo?", "¿Cómo nos relacionamos con la institución?" Cada uno de ellos marcó momentos significativos, tanto en forma como en contenido, en el devenir del trabajo de asesoría. Constituyen enunciados condensados cuyo despliegue puntuó tres etapas claves en esta actividad. Al hacerse cargo de la sala, los consultantes se encontraron con una realidad dada que, como otras del hospital, conocían de oído (recordemos la relación que guardaban con el jefe renunciante): la noche y el equipo de enfermería estaban totalmente afuera de su control. También habían advertido que existían otros enemigos más poderosos que aquellos que identificaban como tradicionales: los psiquiatras clásicos y su modalidad en el ejercicio del poder : y sus prácticas clínicas. Se hizo visible, entonces, que hay sectores con los que no se puede contratar, que tanto la omisión como la confrontación heroica son recursos inútiles; que se trataría de medir fuerzas para cerciorarse de las posibilidades de imponer modificaciones; que al sector enfermería no había que abordarlo frontalmente; que la relación con los sindicatos necesitaba de un espacio de negociación; que la dirección del hospital no podía permanecer ajena a estas realidades. Ala naturalización de la violencia había que oponerle la consolidación organizativa del equipo, la construcción de un espacio de crítica institucional, y el establecimiento de relaciones de alianza con otros sectores del hospital. El equipo se vio abocado a la necesidad de realizar tareas político-institucionales que sirvieran de apoyo a sus convicciones democráticas respecto de la vidahospitalaria. Para ello efectuaron lecturas des-construc-
tivas de los baluartes instituidos: modalidades de dirección hospitalaria, forma de conducción de los equipos de enfermería, otorgamiento de pecunios, etc. Comenzaron un trabajo de elucidación de las diferencias, de respeto por todas las.voces en los pequeños y amplios grupos. Esgrimieron ideologías que alientan proyectos en el campo de la salud pública, en los que se privilegia el bien común y el trabajo solidario producidos por una gestión colectiva, de apropiación délos genuinos y legítimos recursos de salud. Estas consideraciones deberían ser fundamentos elementales y razonables de trabajo; sin embargo, en las actuales condiciones en que se gestiona la salud pública en nuestro país, producen un particular efecto. Llevan a los actores a organizar una posición que inviste sus prácticas con un marcado sentido de resistencia institucional. El cuidado y enriquecimiento de esta posición es de vital importancia para la continuidad de las prácticas alternativas mencionadas. Por lo demás su ejercicio brinda a los actores institucionales herramientas contra el desaliento y la omnipotencia, dos amigos muy unidos que van siempre juntos cuando de tareas institucionales se trata. Al advertir que el trabajo diario en sala se encuadraba en esta orientación, el equipo consultante comenzó a advertir que la producción del lugar de la coordinación es una estrategia de intervención institucional. Si se quiere problematizar el lugar de la coordinación, si se pretende mantener abiertas e inconclusas las lecturas posibles del devenir grupal, si se trata de propiciar el interjuego de las múltiples significaciones que los sujetos intervinientes prestan al colectivo con la legítima expectativa acerca de sus destinos, entonces habrá que considerar las precauciones mencionadas. Andarivel estrecho por el que se desplaza la coordinación, que no representa aspiraciones audaces de equilibrista sino la instrumentación de recursos que permitan ir al encuentro del imprevisible campo que conjugan las diferencias y tolerar, graduar y procesar malestares, para atisbar la chance de una pro-
ducción colectiva. Pero esta modalidad de coordinación no estaría plenamente justificada como dispositivo instrumental si sólo marcara una distancia con la mera aplicación de una técnica a la espera de efectos previsibles. Si se quiere significar con ella una herramienta que adquiera en su uso carácter de intervención institucional, habrá que sostener la apertura de la interrogación acerca del sentido de los acontecimientos institucionales que se suscitan en la multiplicidad de cuestiones, actos y discursos. Estas consideraciones forman parte si se quiere, de una toma de posición que fundamente prácticas institucionales analizables críticamente por los integrantes de un colectivo. En el campo de la salud psíquica y en particular en sus instituciones, abundan situaciones de una "naturalidad" alarmante, que conviven con esfuerzos razonables y organizados en la dirección contraria: la des-naturalización de todo acontecer institucional. Dicho fenómeno, en determinadas circunstancias, ha avanzado hacia una legitimación que funda legalidad y resiste todo intento de des-montaje. Los actos clínicos posibles de instituir son, para un colectivo, elementos parciales de su relación con la institución. En las circunstancias que nos ocupan observamos que las prácticas son llevadas a territorios límite en donde irremediablemente estallan, denunciando de manera incontrastable la endeblez de un sistema sanitario que procura sostenerlas vanamente. Se hace muy difícil en estas realidades institucionales crear espacios de ampliación de la capacidad de nominar (9) estas cuestiones, tanto para el equipo consultante como para los internados y enfermeros que apoyan tales iniciativas. Resulta contradictorio, entonces, que una tarea deseable como la de abrir espacios para que circulen las voces de los internados, pueda convertirse, más de una vez, en una amenaza para su supervivencia. En la institución discurren territorios superpuestos, con sus puntos de contacto y de enfrentamiento, sus ritmos, sus acuer-
dos coyunturales, sus propias tácticas, estrategias y estilos de alianza, con niveles de autonomización (10) crecientes de corrupción organizada, respecto de la institución oficial, y de ésta respecto del control de la sociedad. Es sobre este proceso de alienación* que los actores ensayan una interrogación: "¿Cómo circula lo oculto en lo oficial?", y propician una crítica elucidativa que tiene riesgos, peligros y beneficios concretos para quienes la realizan. Baile de máscaras del pendular institucional que los coloca en una franja caótica de incertidumbre que puede salir disparada para cualquier lado. (11)
VI. Instituciones bárbaras (El sueño ha terminado) Los integrantes del equipo cuentan con intereses vocacionales, la necesidad de formación de una identidad profesional, y legítimas aspiraciones de ganarse la vida con los recursos profesionales obtenidos. Si consideramos estos anhelos referidos al hospital, institución que está inserta en un medio con características determinadas que conforman lo que podríamos llamar una cultura institucional, de la cual la comunidad intra y extra hospitalaria conoce algunos rasgos y otros los ignora, advertiremos que aquellos que se acercan a trabajar en él tienen, respecto del mismo, diversas expectativas. Una de las más frecuentes, es la ilusión de que sea una organización dadora de posibilidades, generosa en las oportunidades que brinda y responsable de todo lo que acontece en ella. Se abre entonces un crédito de tiempo que las partes mutuamente se otorgan; al cabo del mismo los actores, que ya han registrado el carácter desgastante que la institución impone, se * Tomamos aquí, como referencia, el desarrollo que sobre este concepto realiza C. Casteriaí¡jy-en La Institución Imaginaria de la Sociedad. Tusquets Editores. Barcelona 1983.
encuentran ante la disyuntiva de alejarse y renunciar a sus ilusiones. Se genera así un espacio en el que puede producirse un fenómeno de serializacióny marginación de sus esfuerzos y producciones profesionales con la consiguiente pérdida de los mismos.; Otra situación posible es el re-agrupamiento con actores que estuvieran en las mismas condiciones y que se plantearan un trabajo por los márgenes, en los que pudieran hallar suficiente terreno para la elaboración de acciones críticas. Podrían también permanecer asimilados a la maquinaria institucional, que aniquilará lo mejor de sus sueños con su estrategia de elección: lo rutinario. Adicción confiable, adormecedora, que economiza toda angustia, que desiste de cualquier pensamiento. Podrían inlcuirse en un contrato perverso con regalías y pago en especias (magros sueldos, incumplimiento tolerado de horario, mínimo esfuerzo en la tarea, ausentismo, etc.), que no tiene otro destino que el deterioro encubierto y progresivo de las prestaciones, condenando a la desesperanza a los internados.* Por último, les queda a los actores caminar por un estrecho sendero, que tiene a ambos lados los abismos descriptos anteriormente, y articularse y agruparse de tal forma y fuerza (la cuña) que pudieran instituir contradispositivos que organicen las prácticas con un carácter de intervención institucional, es decir la apertura de espacios donde circule una crítica transversalizada de producción colectiva. Si ocurriese de esta manera, advertirían rápidamente que en una institución oficial, cuando se pretende llevar a cabo tal iniciativa, los que la impulsan quedan librados a su propia suerte; de allí que les sea muy difícil precisar su ubicación, las condiciones contractuales y el estatuto profesional; cuestiones que, al ganar en ambigüedad y opacidad, atraen otros problemas. No pensamos que las posibilidades de funcionamiento menr cionadas son patrimonio exclusivo de las instituciones manicomiales oficiales; por el contrario, pertenecen a una cultura ex* Actores de otra institución, en las mismas condiciones, se decían "municipalizados*.
tendida y acendrada en el imaginario institucional, profesional y social, que refrenda y enriquece el circuito instituido.
Vil. Instituyentes (¿Fin?) Todo esto es así. Sin embargo seguimos en las instituciones. Se abren sin cesar espacios alternativos. Se cierran y se vuelven a abrir. En realidad el "se" impersonaliza aquello que —en rigor— inventan y producen muchos profesionales que apuestan al desafío de sostener dispositivos instituyentes. ¿Por qué sostenerlos si habrán de ser vencidos por la fuerza de lo instituido? Así planteadala cuestión no tiene respuesta. Muchas veces en el estrecho camino de los intersticios institucionales, parecería que se pierde el sentido de nuestras prácticas. ¿Será ésta una insistencia, un desatino, una utopía? Sí, pero a condición de semantizar el término utopía no como algo lejano que esperamos que algún día advenga, sino en aquella acepción que remite ala actualización de deseos como sostén de tales prácticas alternativas. Prácticas instituyentes, en tanto conjunto de deseos no anudados al poder. En tal sentido, utopías que construyen lo real.
Referencias Bibliográficas . (1) HERBERT, THOMAS: "Reflexiones sobre la situación teórica de las ciencias sociales, especialmente de la psicología social' en Ciencias Sociales: Ideología y Conocimiento, de Jacques-Alain Miller y Thomas Herbert. Ed. Siglo XXI. Buenos Aires, 1975. (2) CASTORIADIS, CORNELIUS: La. Institución Imaginaria de la Sociedad. Tusquets Editores. Barcelona. 1983. (3) LOURAU, RENÉ: El Análisis Institucional. Ed. Amorrortu, Buenos Aires. 1975. (4) BAULEO, ARMANDO: "Interrogantes surgidos cuando se realiza una organización de servicios", en Lo Grupal 5, Ed. Búsqueda. Buenos Aires, 1987. - (5) FERNANDEZ, ANA: El Campo Grupal. Notas para una Genealogía_ Ed. Nueva Visión. Buenos Aires, 1990.
(6) BORDEEU PIERRE: La Distintion. Ed. Minuit. París. 1979. (7) BAULEO, ARMANDO: Op. cit. (8) FERNANDEZ, ANA: "¿Legitimar lo grupal? (Contrato público y contrato privado)", en Lo Grupal 6, Ed. Búsqueda. Buenos Aires. 1988. (9) BORDIEU, PIERRE: "Espacio social y génesis de las clases" en Revista Espacios N 9 2, Facultad de Filosofía y Letras U.B A., Julio/Agosto 1985. (10) CASTORIADIS, CORNELIUS: Op. cit. y Domaines de l'homme. Les Carrefours du Labyrinthe. Du Seuil. París. 1986. (11) FIAS CHE, ANGEL: "Estructura social de los países de América Latina y la salud mental, en Lo Grupal 2. Ed. Búsqueda. Buenos Aires, 1985.
HABLAR Y ESCUCHAR EN SITUACION DE GRUPO (Problemas del cálculo subjetivo)
MARCELO PERCIA
I. Un pensamiento inacabado Lo grupal conserva el raro mérito de un pensamiento inacabado. Hoy sabemos que su interrogación va más allá del interés por las psicoterapias de grupo. Y que si lo grupal se desprende de la limitación de ser pensado como un recurso técnico se aproxima mejor a la cuestión de la producción subjetiva. Lo grupal (situado por el artículo del género neutro) indica que pasa por la problemática del sujeto, por los grupos concretos y las instituciones, sin definir en ellos su especie. Es un saber diseminado en distintas formaciones. Lo grupal es un resto que la experiencia con grupos enseña a interrogar en cada sitio en el que un sujeto se calcula como diferencia.1
' En los últimos años, similar intencióin para pensar lo grupal encuentro, aunque de modos diferentes, en los escritos de De Brasi, Pavlovsky, KesselSaidón y Herrera. Por supúesto, sólo menciono a los autores que me son más cercanos y conocidos.
II. El hablar que desea escuchar el psicoanalista El trabajo en situación de grupo crea condiciones para pensar las relaciones entre comunicación y subjetividad. Comunicar es hablar. Abrir senderos que a veces conducen a ninguna parte. Al hablar se trama algo entre semejantes; y al hablar se produce un sujeto que demanda, en ocasiones, ser escuchado. La experiencia grupal enseña que la comunicación es también la oportunidad para que un protagonista localice al sujeto que pasa por su propio decir. Perspectiva que no define el hablar en grupo, pero sí indica qué desea escuchar allí un psicoanalista.
III. Jugar con el tiempo Relato un juego que sirve para pensar cuestiones que se presentan a la escucha analítica en situación de grupo. La propuesta interesa más por lo que se maquina en ella, que por su técnica. Su descripción no tiene que leerse como ejemplo, normativa o reglas de anticipación. Se expone como una ficción lúdica que pone a la vista lo que la teoría llama a no desconocer. El procedimiento tiene el mérito de no ignorar las relaciones entre hablar y escuchar. El juego responde a una idea: la introducción de tiempo lentifica la interacción y permite escuchar lo que se dice sin escuchar.
IV. Primer momento: interacción demorada Se propone a uno por vez salir de la sala de reunión. Los que se quedan hablan del que no está. Estar ausente es hacerse presente en boca de los otros sin poder oir. Y estar entre los presentes es venir uno sin aviso en un decir que parece comunicar algo del que se fue. Pero no se describe un artilugio para arrancar confidencias y revelaciones a espaldas de los que no están; sino
un artificio de temporalización para la detección del cálculo subjetivo en la comunicación. Imaginen a un participante parado solo. Afuera. Apartado. Inquieto. Se pregunta qué dicen sobre él y se calcula como protagonista de esos discursos. Recuerda, construye y supone. Conjetura el decir de otro y se imagina implicado. Trata de oir detrás de las paredes y sólo escucha las imágenes que se precipitan en su pensamiento. Nada puede oir en el murmullo que viene desde el otro lado. Esos ruidos confusos y lejanos, lo ponen en zozobra. Entonces —por eso— escucha desalejado de sí los sonidos de su propio cálculo. Escucha en el silendo. En las pausas y en las demoras. El hablar de ese silencio transforma el oir en un escuchar. Digámoslo así: la oreja es el órgano exterior del oído que no sirve para escuchar porque se escucha con la mirada. (Concluye este momento cuando ya cada uno ha pasado por estar afuera.) V. Segundo Momento: detención de diálogos, detección de monólogos Otra vez están sentados en círculo. Todos presentes, sin exclusiones, se disponen a hablar. Conversar es simular un descuido. Fingir darse en cada palabra sin cálculos, anticipos ni presunciones. Por eso el segundo momento pone enjuego la suspensión del diálogo. Interrumpe la comedia. Hace una pausa para que cada uno caiga en su propio peso. Un participante sale de su lugar y enfrenta, uno por uno, al resto del grupo. Demorado ante los ojos de otro imagina qué puede haber dicho sobre él. Mientras este ronda se cumple los demás callan. Se ofrecen como oportunidad para que cada uno ponga en marcha sus imágenes. Se demora el diálogo para que cáda cual se haga anunciar en sus palabras. El otro es preciso para que ese encuentro se produzca. "Creo que cuando estuve afuera voz dijiste de mi...". Se ponen en evidencia las apuestas subjetivas. A pesar del esfuerzo por descifrarlo el otro es un misterio. El juego nos pone en el peligro de hablar. Cada uno arriesga en este asunto su propio de-
cir. Y, por lo mismo, prueba la fortuna de escucharse. Mientras uno busca acertar lo que el otro le atribuye, precipita lo que él mismo se asigna en ocasión de ese que lo pone delante de su propio enigma. A esto llamo cálculo subjetivo2.
VI. El hace venir su mensaje desde ella Raúl sale de cacería. Conoce que algo se le escapa. Pero se equivoca cuando piensa encontrarlo en las palabras de otro. Aquello que persigue habita mejor en lo que está por decir. Raúl se encuentra frente a Susana. Ella se ofrece en silencio para que él hable. Se calcula visto por esa mujer y dice: "vos podés haber dicho que yo soy egoísta". Delante de los ojos de Susana cree alcanzarse como ella lo ve. Habla como si le dictaran ¡as palabras. Presume conocer lo que ella dijo sin advertir que presenta su manera de mirarse en ocasión de Susana. Movido por dar con las palabras de ella se designa egoísta. Raúl hace venir desde Susana sus propias palabras. Apresurado en anticipar cómo ella lo ve, queda implicado por su propio mirar. Mirarse es calcularse visto en ocasión délos ojos de otro. Raúl cree que Susana dijo que él es egoísta. Pero Susana no es imprecisamente Susana. Es quien mejor soporta la atribución de un rasgo que se le impone. Es ella (y no otra) la circunstancia que precisa para dar con ese cálculo.
Vil. Una mujer, una cartera Sale María cuando llega su turno. Y en el acto de irse lleva consigo su cartera. Los discursos llegan apurados a la cita con ese acto. Y cada uno dice algo: "se llevó la cartera porque es desconfiada; porque se guarda cosas; porque está resfriada y usa 2 El problema del cálculo subjetivo, lo estudio actualmente en diferentes autores (Heidegger, Bajtin, Merleau Ponty, Sartre, Lacan, G. Mead, Foucault, Watzlawick y Habermas). La cuestión no ha sido recién advertida. Las notas que presento son el avance de un trabajo en curso.
un pañuelo de hombre; porque tiene un espejo y pinturas para arreglarse". También dicen que es inteligente, cerebral, que habla poco pero claro, que es incisiva, y que parece esconder algo. Todo esto se dice en coincidencia con su partida. Cada uno se auxilia en lo que ve (María se lleva la cartera). Pero en el decir de cada uno no se dice lo mismo. Un acto se transforma en rasgo por su capacidad de significar. En oportunidad de María, una mujer que sale y lleva una cartera, es un acto que circula (para los que se quedan) como un signo de otra cosa. La significación es un accidente que requiere de la vinculación de algún significado. María da su consentimiento a un signo que, como cualquier signo, dice cosas diferentes. Pero un enunciado lanzado en dirección de otro vuelve como interrogante de algo propio. En el segundo momento, Susana frente a María dice: "vos podes haber dicho que yo me quedo con cosas por decir". Y a su vez Marta supone que María dijo que ella es "muy reservada". A veces la comunicación dibuja un círculo. Primero se dice algo con relación a María que tiene proximidad con lo que luego algunos hacen venir desde María al calcularse vistos por ella. ¿María se guarda cosas o es la ocasión para que alguien que se calcula guardándose cosas pueda hacerse presente en su propio discurso? Es posible responder tanto lo primero como lo segundo. Se percibe que María habla poco y una mirada hace que alguien se anuncie como ese que habla poco en oportunidad de encontrarse ante María. La identificación de un rasgo está cerca de la percepción y la identificación a un rasgo está próxima de la mirada.
VIII. ¡No proyecte, Matilde! La tradición grupalista argentina, desde un principio, advirtió la fuerza de la actividad proyectiva en la clínica grupal. Deseo recuperar el problema dentro de la perspectiva del cálculo subjetivo. Se piensa la proyección cómo defensa: poner en otro
algo que se rechaza en uno. La proyección es el traslado de una mirada que borra sus pasos. Transporta una imagen de un lugar a otro y luego simula que el transporte no existió. Matilde tiene sesenta y seis años. Se jubiló hace cinco. Es asistente social. Recientemente inició un trabajo con grupos de tercera edad. Se encuentra frente a Alejandro quien para ella "es joven, vital e inteligente". Lo mira a los ojos y repite sus palabras —"Vos dijiste que dudás de mí, que estoy vieja, que no entiendo nada... y que me propongo trabajar con viejos porque no quiero aceptarme como soy". Esta mirada se le impone, cuando está en silencio frente a los ojos de Alejandro, pero como mirada de otro. La proyección la alivia de un sitio en el que se calcula. Ella misma es la que busca en los ojos de Alejandro lo que precisa para hallarse mirada tal como se rechaza. Quiere recibir su propio cálculo sin enterarse de la contradictoria y dolorosa composición por la que pasa al mirarse.
IX. Todos coinciden en algo "Si alguien es buen padre, ese es Carlos". Casi todos dicen lo mismo de Carlos. Pero decir lo mismo no significa un mismo decir. Todos coinciden en asociar algo de Carlos a "buen padre". Pero no todo s realizan la mismafiguraen esa asociación. El consenso de grupo, en este caso, no tiene que pensarse como acuerdo unánime en un sentimiento sino como la coincidencia en un nombre que se deja tomar por las diferencias. Todos coinciden en algo quiere decir que hay una incidencia de cada uno en relación a ese algo. La incidencia es la puesta en acto de la diferencia.
X. Carlos, mientras tanto, asiste a un festín Enterado, Carlos celebra lo que se le atribuye con secreta complacencia. Pero la complacencia se compone de los mismos
argumentos que el equívoco. Algunas veces se recibe el ropaje adjudicado con gusto: alguien siente que eso que otro le pone le queda bien (y festeja como un triunfo que se le adjudique —¡justamente!— lo que quería). En ese caso, las palabras que le llegan calzan en la imagen que buscaba para mirarsé. Un traje a medida. Otras veces, las vestiduras son desafortunadas; uno siente que los otros le ponen algo que no le queda bien: ropa chica, grande, equivocada. Y declara, de algún modo, su incomodidad. En este caso, Carlos saborea la imagen que lo distingue. Los otros confirman la cifra en la que él mismo desea calcularse.
XI. Un juego de prendas y el cálculo de la reciprocidad subjetiva Hace tiempo —entre los chicos— se imponían ciertas penalidades a quienes se equivocaban en un juego. A las pruebas que tenía que pasar el responsable del error, se las llamaba prendas. En la práctica, todo el juego parecía una excusa para llegar a ese momento. La prenda era como una celada para capturar amores inconfesados. Uno salía fuera (¿iba a Berlín?) y los demás le tendían una trampa. Al regresar tenía que responder una pregunta. Adivinar la respuesta de algo que entre todos sabían. "¿Quién dijo que le dés un beso en la boca a Susana? ¿Mario, Alberto o Raquel?" ¿Qué hace el jugador? Se traslada imaginariamente a la posición de sus compañeros. Mirar es una forma de calcular el punto de vista de los otros. —"Veamos... Mario me dijo que él gusta de Susana, y de esta forma oculta que este es el beso que él quiere darle..."— El jugador examina la posibilidad y arriesga: "(Mario!". "Veamos... Yo confié a Alberto que Susana me gusta. Se aprovecha para exhibir el secreto ante todos..."— El jugador concluye: "¡Alberto!". - —"Veamos... Creo que Susana gusta de mí, y supongo que
su mejor amiga, Raquel, lo sabe; envidiosa quiere ponernos en evidencia..— El jugador no duda: "¡Es Raquel!". Para responder calcula la posición de cada uno de los otros respecto de sí. Esa particular operación de cálculo incierto necesita de la lógica de la mirada. Arriesga un nombre. Entra en el incalculable juego de la reciprocidad subjetiva. Dice: Mario, Alberto o Raquel. El resto responde: "Veremos, veremos y después lo sabremos..El cálculo subjetivo mide una reciprocidad posible. El jugador presiente un riesgo que lo envuelve. Ubica su temor en los otros y, distraído en cuidarse de esas presencias, no advierte que se traiciona en sus palabras.
XI!. Jugar al truco, emboscada para atrapar miradas Jugar al truco es embaucar a otro con señas, gestos y declaraciones. El resultado del juego depende tanto del valor de las cartas recibidas como de la incidencia del cálculo subjetivo. Cada naipe tiene el valor que tiene y el que cada jugador logra persuadir que tiene. Crear un valor es hacer creer a otro en ese valor. Para dar a entender que tengo lo que no tengo actúo como si tuviera en mis manos lo que pretendo que mire. Veo el cuatro de copas ¿cómo hago para que mi oponente imagine que es el siete de espadas? Atraigo su mirada fingiendo mi propia creencia. Para que el otro mire entre mis manos el naipe que no tengo hay una condición: la carta que llevo no tiene que estar al alcance de su vista. Una misma carta no tiene igual valor tapada que descubierta. Una carta ala vista posee un valor que le corresponde por sus relaciones con las otras cartas del juego. Una carta tapada tiene un valor que se ofrece a un juego de cálculos recíprocos. En un caso el valor está asignado, fijado por las relaciones que la unen a las otras cartas. El sistema de reglas confiere valor. En el otro, el valor depende de un juego de cálculos subjetivos que desborda el sistema de signos fijados en cada cartón. El valor es un signo que tiene y un signo que se calcula.
XIII. Infinitivos finales: hablar, escuchar, calcular Hablar La comunicación en situación de grupo conforma una emboscada casi perfecta para que cada uno se encuentre en su propio decir. Distraído en el hablar con otros cada uno es sorprendido en sus palabras. Pero como trampa es casi perfecta porque no siempre es una trampa. Es un ardid para hallar lo extraviado y es el pasaje por una vinculación posible. Escuchar ¿Qué significa escuchar en situación de grupo? Que cada cual tenga oportunidad de escuchar lo que dice cuando habla apresurado y distraído en intervenir; y que cada uno pueda entrever qué acude en él mismo con el decir de otro. Calcular Advertir que la subjetividad trabaja en su propio cálculo permite interrogar la producción de un sujeto sin extraviarse en medio del influjo de la interacción. El cálculo subjetivo es la brújula alocada que nos orienta. Participa de una sintaxis incoordinada, navega en la ambigüedad, no tiene consistencia y es indecidible. Pero abriga nuestro mirar con sus imágenes.
EPISTEMOLOGIA Y UNIVERSO GRUPAL
APUNTES PARA UNA EPISTEMOLOGIA DEL GRUPO
NICOLÁS CAPARROS
El número 50 de la revista "Clínica y Análisis Grupal", representa para todos los que hemos contribuido a su creación y a su desarrollo un logro importante. A mí, personalmente, me invita a la reflexión y a la vez a un cierto ensimismamiento. Se mezclan muchas historias y diversos momentos no fáciles de poner en orden. Quizás aún sea precoz intentarlo, cuando pensé que la cifra mágica se acercaba, caí inmediatamente en la cuenta de que esta vez era necesario escribir algo especial y que ese algo estuviese relacionado con los grupos, tema al que esta revista ha estado permanentemente ligada. Pero ahora, el trabajo debería tener un cierto carácter íntimo, con ritmo de apunte. Afín de cuentas, nosotros somos un grupo, hacemos grupos terapéuticos y formamos a terapeutas de grupo. Muchos planos distintos. Deseo mostrar, de manera intencionadamente deslabazada, las ocupaciones y preocupaciones sobre el tema "grupo". Por una vez, decía, me quiero permitir el desorden en la presentación de las líneas posibles de trabajo; creo que es la forma idónea de establecer diálogo en asuntos tan debatidos y sobre los que pocas cosas terminantes pueden decirse. A mayor abundamiento, una revista debe ser el lugar de las ideas no bien conc r e t a d a S j dejande para otro tipo de medios las obras rotundas.
¿Qué se puede hacer con el grupo; qué experiencias, callejones sin salida, sentidos y teorías cabe enunciar, sin recurrir constantemente a los hitos clásicos? ¿Por dónde renovar, aún a riesgo de incurrir en errores? ¿Cómo dar cuenta de procesos de gestación mientras estos suceden? De todo ello me propongo hablar con un cierto desenfado, sin sopesar en demasía cada uno de los términos y de los enunciados. Si doy que pensar; incluso si suscito rechazo, estos apuntes cumplirán su cometido. Vayamos al grupo y dejémonos deslizar. En el N9 50 de "Clínica y Análisis Grupal", (cuyo director es el autor de este artículo), podrán leer acerca de un interesante encuentro entre Diego Napolitani* y Juan Carlos De Brasi. Sus ideas me parecen un buen punto de partida. Como petición de principio, aparece la siguiente cuestión, que juzgo del máximo interés a la hora de establecer el rango de nuestras reflexiones. ¿Es el "grupo" un objeto de conocimiento, o más bien un conjunto de saberes acerca de algo indefinible que sé rotula como "grupo"? La interrogante derivada conduce aparentemente a un dilema. O bien el "grupo" es un objeto de conocimiento y por consiguiente es factible construir sobre él una epistemología o, por el contrario, es un epísteme y no es posible. Ambos dos autores coinciden en señalar que el grupo es el segundo; personalmente me siento inclinado a disentir. He aquí una prometedora vía polémica. Me permitiré hacer algunos comentarios: Se me viene a las mientes el viejo enunciado, clásico ya, según el cual el Psicoanálisis se puede instituir como ciencia porque discrimina un objeto genuino: el inconciente. Pero no faltan quienes como Ricouer, le otorgan la categoría de hermenéutica; * Fundador de la Sociedad Grupoanalítica Italiana. Psiquiatra.
o tal como hace Wintgenstein, lo motejan de "mala fantasía"; y aun la archiconocida opinión de los positivistas que le niegan cualquier tipo de status, como si la ciencia sólo pudiera construirse desde los asertos positivistas. Hay opiniones para todos los gustos. En lo que a mí concierne el Psicoanálisis tiene potencialmente categoría científica, por más que muchos de sus desarrollos puedan no serlo, naturalmente. Por ende, se puede construir una epistemología a partir del mismo. El problema principal radica en definir los límites del inconciente; si no es así, éste adquiere los tintes vigoro sos del epísteme. Sigamos con el ejemplo que tan bien conviene para las futuras reflexiones sobre el grupo. El acercamiento al inconciente puede, en efecto, ser hecho desde diversos ángulos: Venir considerando como postulado; aquello que se conoce por sus efectos. El inconciente puede ser una instancia estructurada, un requerimiento pragmático. No paran ahí las posibilidades: también sería caracterizable como el sujeto de lo irracional —valga la paradoja—, de la cultura e incluso de una época. Finalmente y sin ánimo de agotar las perspectivas, a modo de reducto de lo ontogenético arcaico o como soporte de los automatismos. Lo que parece claro, es que existe un vacío en lo que reflexivamente enunciamos acerca del hombre que se llama inconciente. Todo este aluvión, muestra que también el inconsciente puede ser asimilado tentativamente al sector de los objetos o de los epístemes. Una conceptualización demasiado extensa, con pretensiones de ser oceánica, nos lleva a lo segundo; los acotamientos y las restricciones a lo primero. A mi modo de ver, con las mismas consideraciones, es posible construir una epistemología grupal, a condición de que el grupo como concepto se limite de una manera precisa. Ello es factible con tal de que nos mantengamos en la dimensión psicológica.
II. Algunas reflexiones sobre el "grupo" como posible objeto Es notorio, como en tantos casos ocurre, que el semema "grupo" en el lenguaje coloquial abarca extensiones muy diversas. Muchas situaciones, conceptos, percepciones, etc., "piden" la mencionada palabra. Es un término polisémico. Como primera medida, nosotros intentamos restringirnos al Nivel psicológico de integración y mantenernos en él. Habremos de referirnos, en lo sucesivo, al grupo, justamente, en esta categoría conceptual. La primera contraposición a examinar es: "Grupo" en el nivel psicológico de integración vs. "Grupo" en el nivel social de integración En lo tocante a sus rasgos diferenciales: a. El primero es un subconjunto del segundo desde una perspectiva social. . b. Pero no cabe entender la anterior afirmación en su forma más simple. Cada uno de los niveles se construye y significa con leyes que les son específicas. El grupo, en el nivel psicológico de integración, no es la mera aplicación de las leyes sociales a un caso particular y reducido. c. El constructo "grupo social", responde en la práctica, o trata de hacerlo, a un orden determinado de cuestiones que legítimamente provienen de problemas engendrados en ese campo; los que plantean, por ejemplo, los conceptos "clase", "capa", "colectividad", "masa", "cultura", "civilización", "hominización", etc.; derivados todos ellos de disciplinas tales como la Antropología, la Sociología o la Economía Política. d. Por su parte, el constructo "grupo psicológico" se relaciona válidamente con otro tipo de conceptos tales como "sujeto", objetal", "narcisístico", "humanización", etc. también, que el "grupo psicológico" entiende
de sujetos concretos, mientras que el "grupo social", se ocupa de sujetos abstractos. El ser humano como producto deunabiografía, como exponente más acabado de la diferencia, en el primer caso; el ser humano a la manera de soporte de lo genérico, en el segundo. Para seguir en el terreno de las discriminaciones, cabe apuntar que la humanización es un proceso que se incluye en el "grupo psicológico"; la hominización nos refiere al grupo social. Resumiendo este breve repaso, es posible afirmar que el "grupo psicológico" pertenece a un nivel de abstracción inferior al "grupo social". Una vez hecha esta primera diferenciación, grosera aunque imprescindible, sigue quedando en pie la primera cuestión. Eso sí, estamos ahora en disposición de orientarnos en la ambigüedad conceptual que propone el lenguaje cotidiano, pero nada de lo anterior implica que el grupo psicológico pertenezca a la categoría de los objetos de conocimiento o de los epístemes. Este escollo necesita otro campo de discusión. Volvamos por un momento al objeto inconciente. No cabe duda que forma parte de una totalidad más amplia que es el hombre mismo. Su singularización como objeto, no proviene, por cierto, de una pretendida autonomía sino de su especificidad. Diremos de otro modo, que el inconciente se reconoce por la existencia evidente de su opuesto, el conciente. Mas este último no es nada sin aquél. El psicoanálisis como ciencia intenta una lectura de la totalidad del sujeto desde una perspectiva que los incluye a ambos precisamente con la óptica del primero. Tal y como se dice, efectuando una suerte de giro copernicano ante las formas anteriores al uso.De más está decir que esta lectura es sólo una de las posibles. El grupo psicológico propone una lectura específica del sujeto que podemos resumir de la siguiente manera: la ontogénesis se remonta a una situación inicial que conocemos como posición aglutinada (véase sobre todo a J. Bleger) a partir de ahí, surje el proceso trimembre que catalogamos como separación-vinculación-individuación, que alumbra en secuencia laobjetalidad-
objetivación de un lado, y el narcisismo-mismidad de otro. La paradoja que entrañan estos tránsitos que se necesitan recíprocamente, es que el otro es condición de sí mismo y a la inversa. Desde la matriz original aglutinada, que cabría caracterizar como puente entre lo biológico y lo psíquico, como tales niveles de integración, pasamos a inaugurar dos espacios inseparables de manera simultánea: el individuo y el grupo; aunque aquí sería mejor decir todavía el protoindividuo y el protogrupo. Sólo se puede hablar con propiedad de individuo y grupo cuando alcanzan el rango de dos exterioridades en lo manifiesto que a la vez están recíprocamente internalizadas. Es posible aducir, que individuo y grupo son dos evidencias del campo de la percepción y que cualquier fenomenología se basta para distinguir entre ambos. Ello es cierto sólo hasta un determinado punto. La evidencia es engañosa. La psicogénesis del individuo se encarga de establecer otras leyes menos manifiestas pero más decisivas que la simple constatación de aquella. Más adelante tendremos ocasión de comprobar que lo que llamamos grupo interno traslada el problema individuo-grupo a otra dimensión bien diferente. Desde todos los puntos de vista que vengo señalando, el grupo psicológico, del único que nos ocuparemos de ahora en adelante, es una realidad tan inmediata como el propio sujeto. La contraposición es sólo artificial, propia de los clásicos planteamientos dualistas. Decimos que esta dualidad presupone la aceptación de una ilusión, el desconocimiento respectivo de lo que se oculta bajo lo manifiesto de ambos: sus respectivas génesis. Parece ser, que el "grupo psicológico" no es un conjunto heterogéneo de exterioridades, aleatoriamente compuestas, que se yuxtaponen y confrontan con el sujeto, ni tampoco un artificio cultural introducido por un proceso histórico determinado. Su grado fundante, inseparable de la psicogénesis, le confiere una calidad esencial e irreductible como objeto concreto de estudio. Obsérvese, que el grupo considerado de esta manera, tiene un rango de espacio matriz y a la vez de objeto indispensable a introyectar, para alcanzar tanto la humanización como la
subjetívación. Por si fuera poco, es asimismo el lugar necesario y suficiente del proceso humano, ya sea en su vertiente de grupo-realidad, ya en su modalidad de gigipo interno. Bien se ve cuán diferentes son estas condiciones de definición de grupo psicológico a las que se deben proponer para delimitar el grupo social, en donde se juegan valencias ya dadas, donde el grupo interno, para los efectos prácticos, puede considerarse como una constante. En el nivel social de integración, el grupo interesa ante todo como elemento, destinado a formar parte de constructos más complejos y abstractos/ Quiero, pues, proponer como punto de reflexión el siguiente enunciado: "el grupo-realidad, en el nivel psicológico, puede ser considerado como un objeto de conocimiento, si lo definimos como el modo y el espacio en el que se gestan, desarrollan y transforman, los grupos internos". Ese modo es histórico y puede ser observado de dos maneras diferentes que se complementan: desde la óptica del sujeto, el individuo y el grupo se generan simultáneamente; desde la perspectiva del grupo, éste precede a aquel y pretende ser su causa. El hilo conductor que permite articularlos es, precisamente, el grupo interno. Para terminar, añadiré que ambos conceptos mantienen una relación biunívoca y están regidos por leyes primariamente psicológicas. III. De la necesidad de construir modelos Si nos centramos ahora en el "grupo psicológico" y en la posibilidad de abordarle como objeto de estudio, repararemos prontamente en la necesidad de construir modelos más o menos complejos, que ordenen, expliquen y den cuenta de sus funciones y desarrollos. He empleado intencionadamente el plural, porque desconfío de los avances integradores precoces. Es más, atravesamos por una fase del conocimiento en que éstos pueden dar cuenta por separado de tramos del "saber" hoy por hoy contradictorios entre sí, y que, sin embargo, operen correctamente a niveles relativamente bajos de abstracción.
La validez universal de un modelo en el campo de una ciéncia determinada, es un desiderátum que escasas veces hemos alcanzado hasta ahora. La ciencia física, por ejemplo, se encarga de mostrar lo que acabo de decir en su quehacer cotidiano; no obstante, estos modelos sectoriales de aparente consistencia interna, aunque no enteramente conciliables entre sí, implican en la mayoría de los casos, avances inesperados. Por el contrario, el modelo universalista, "bien hecho", que cumple rigurosamente los requerimientos de la consistencia, que siempre es respetuoso con el método —que a veces recuerda al rito— alcanzará altos niveles de perfección formal, pero en la práctica, apenas es algo más que un producto salido del pensamiento mágico. Los requerimientos que, ami modo de ver, deben cumplirlos modelos realmente posibles en este campo, son de varios tipos. Quisiera separar, en primer término, dos clases de modelos principales: los conceptuales teóricos y los aplicados. 1. Los modelos teóricos grupales Sirven, sobre todo, como soporte de la estructura que afirmamos: el grupo mismo, en este caso; compuesto a su vez por elementos en los que podemos postular igualmente estructuras: los seres humanos. En este orden de cosas, la categoría "grupo", representa un orden de complicación superior al de los sujetos que contribuyen a formarlo y sin embargo, como en la teoría de los números transfinitos, el todo grupal no es mayor que las partes, es decir, sus componentes. Ocurre, antes lo señalábamos, que el ámbito de reflexión es diferente. No es lo mismo el grupo contemplado desde el universo individual, que el individuo inmerso en el campo del grupo. Ambas vías pueden ser legítimas, pero aquí nos concierne la segunda. ¿Qué cosahace que unayuxtaposición de sujetos devenga en grupo? Sartre formuló en su tiempo una pregunta parecida, pe-
ro la situó en el contexto del sentido de la existencia, no desde la génesis de la propia existencia. Una respuesta provisional, desde las demandas de la psicogénesis, puede ser que la consecución del "sí mismo", precisa, con carácter de necesidad, del concurso del otro. La yuxtaposición desaparece entonces y se supera en el vínculo. En otras palabras: La entraña misma del sujeto es grupal; el Self son mis pulsiones asestadas a los otros en situaciones históricas y prehistóricas que se internalizan en forma de experiencias que me contienen a mí en los otros y a los otros en mí. Una segunda respuesta, no enteramente diferente, sostendría que esa entraña grupal, fundante para el sujeto, además se activa, repite y transforma en el contacto con el otro, como expresión más simple del grupo-realidad. Todo grupo es, por tanto, sincrónico y diacrónico; pero, precisamente su faceta diacrónica es la que cuenta con el motor más poderoso y también más profundo. En este orden de cosas, me parece capital apuntar, a modo de inciso, que el concepto tarea terapéutica presentado de la manera más abstracta posible, consiste en buscar sentido a los grupos internos —por definición individuales— en las situaciones grupales engendradas en el aquí y ahora grupal. Esta articulación potencial entre los grupos internos y el grupo terapéutico actual, latente siempre en cualquier tipo de grupo, se hace activamente por mediación de las aplicaciones de la técnica. Con ello tenemos ahora una posibilidad de enunciar que los modelos teóricos grupales pueden pertenecer, a su vez, a tres apartados: a) Los que se encargan de la conceptualización del grupo interno En este caso, la herramienta de elección para formularlos es el Psicoanálisis, en especial los capítulos que atañen a los procesos de génesis del narcisismo, relaciones objetales, vínculos y mecanismos de defensa. Son modelos que pertenecen al entorno de la metapsicología. ..
b) Los que se ocupan del aquí y ahora grupal Me refiero a aquellos modelos que se expresan desde categorías grupales pertenecientes a nivel psicológico de integración, tales como tarea, escena, situación, proceso grupal, roles, etc. En cada una de estas categorías, entran a formar parte los grupos internos. c) Los que intentan articular los dos anteriores Estos últimos, de un nivel superior de abstracción, son más problemáticos y deben ser tomados con precauciones, ál objeto de no incurrir en totalizaciones dogmáticas. En esta sección se integran todos los modelos que pretenden explicar al individuo en el grupo y recíprocamente al grupo en el individuo. 2. Los modelos aplicados Por otra parte, los modelos aplicados, aquellos que intentan instrumentar los modelos teóricos y que, en cierto modo, los validan o desestiman, tienen también otra serie de peculiaridades que paso a esbozar. Me referiré aquí en concreto a los modelos de aplicación terapéutica. a) Modelos de diagnóstico grupal Bajo este rótulo significo a aquellos sistemas referenciales que permiten el diagnóstico grupal actual de una situación (nosotros las calificamos de esquizoides, confesionales y depresivas, respectivamente) por encima de las patologías de los integrantes; así como también los puntos de inflexión en el devenir procesual. (Un ejemplo del segundo tipo pueden ser los supuestos básicos de Bion o también las fases de cambio y resistencia al campo de Pichon-Riviére). La utilidad de estos modelos se revela en el curso de la terapia. Requieren, eso sí, una actitud por parte del equipo terapéutico esencialmente grupal.
b) Modelos de análisis grupal Que han de interesarse por las particularidades del análisis de la transferencia, contratransferencia, intertransferencia y contra transferencia; así como délas formas específicas de señalar, interpretar y consignar en el grupo. Estos modelos hacen, como estamos viendo, uso de ciertos conceptos nuevos que modifican en parte los esquemas referenciales del análisis grupal con relación al análisis individual. c) Modelos de evaluación Que se encargan de las indicaciones de la terapia de grupo, el proceso de la cura y las resistencias frente a la misma. Las características que deberían de reunir este segundo bloque de modelos son ante todo: 1. Operatividad: Se debe entender por operatividad del modelo la inclusión de un número de variables tal que sea manejable de modo inmediato en la práctica. Un modelo aplicado, no puede ser prolijo, bajo el riesgo de ser inútil, aunque la teóricá minuciosidad pudiera dar cuenta más cabal de la realidad del grupo. 2. La especificidad: Los elementos que maneje el modelo, deben pertenecer a la categoría de lo grupal. No han de contener conceptos del Psicoanálisis o de la Psicología Social que no hayan probado su validez en el grupo. La investigación sobre los grupos, precisa guardarse tanto de la metáfora del individuo, como de la metáfora social. 3. La comunicabilidad: Entendida como la posibilidad de transmitir mediante los citados modelos, esquemas válidos acerca del estado del grupo, así como de su proceso. Es decir, modelos aptos para mostrar su estructura histórica. 4. Trans-subjetividad: Que permite establecer cómo se constituye el sujeto singular en su realidad psíquica, partiendo del lugar que ocupa —que no es otro que aquel que le fue asignado y al que tiende— desde el cual adquiere significado para los demás su identidad y modos conductales.
Estaraos de acuerdo con Kaes en la necesidad de profundizar en un metapsicología trans-subjetiva.
IV. Los elementos que integran los modelos grupales En este apartado me propongo iniciar, congrentemente con lo que he venido exponiendo, algunos conceptos básicos que surgen como producto del análisis de la estructura de un grupo. Ante todo, un punto de partida que lastra todo el resultado posterior de la investigación, es la pretendida oposición, en el sentido de Hegel, entre "individuo" y "grupo". En la verdadera oposición, cada cosa se relaciona con la otra desde diferencias que son intrínsecas a cada uno de los elementos. La oposición conduce a la dualidad a dos exterioridades relacionadas de alguna manera entre sí. No es este el caso que nos ocupa, como hemos venido señalando. Deberíamos pensar, situados desde otra perspectiva, en este caso la de la psicogénesis, en aquellas estructuras que situadas en un plano común, permiten establecer otro tipo de dialéctica. Encontramos entonces el par grupo interno-grupo actual. Ahora nos desenvolvemos dentro de una homología y eliminamos la apariencia uno-varios. Entendido así el problema, existen, como veremos, familias de conceptos que pueden referirse simultáneamente al grupo actual y al grupo interno. Consideraciones sobre el grupo interno En otra parte ("Freud a través de sus cartas, aspectos biográficos y epistemológicos". 1988) he descrito cuatro elementos que considero fundantes para la epistemología freudiana: "objeto", "deseo", "pulsión" y "defensa"; a partir de su delimitación y del estudio de las estructuras que forman, diseñé el "modelo
del tetraedro", con el objeto de expresar en un nivel de abstracción superior las articulaciones de las diferentes teorías freudianas: entre ellas me limitaré a citar ^hora la teoría del narcisismo, de las relaciones objetales, la de los sueños y finalmente la de la libido. No es el momento de extenderme ahora sobre este punto, que ya traté con la suficiente extensión. Lo que me importa destacar aquí, es que en aquel momento quise demostrar como a través del manejo apropiado de estos elementos fundantes es factible alumbrar las diferentes teorías que abordan distintos aspectos en donde se entrecruzan y articulan y por tanto la posibilidad de integrarlas en una totalidad sin compartimentos estancos. Algo similar cumple ahora intentar con respecto a las teorías analíticas llamadas individuales, versus aquellas otras que se ocupan del grupo. En este ámbito, consideramos que el concepto "grupo interno" tiene reservado un lugar clave. Desde este punto de vista, ocurre que presentamos al aparato psíquico desde la matriz del vínculo. Ello quiere decir que es necesario hacer una descripción de sus orígenes y de su desarrollo. Con la superación de la posición aglutinada y la consiguiente diferenciación protosujeto-protoobjeto, nace el vínculo y con él un primer paso práctico hacia el horizonte psíquico; el objetivo Final será la discriminación "Sí mismo"-Objeto. En esa época, se inaugura de manera simultánea la esencia grupal del ser humano, en su faz de grupo actual, y el grupo interno propiamente dicho. Es precisamente el vínculo quien está posibilitando las dos operaciones. No se me oculta que este modo de ver es polémico con aquellas teorías que priman alternativamente lo narcisístico o lo objetal. Desde la perspectiva que presentamos, decimos que el vínculo es la unidad mínima y a la vez constituyente de lo grupal y el medio por el que se construye el sujeto. Prosiguiendo con las reflexiones sobre el "grupo interno", cabría caracterizarlo como aquella estructura que articula el "Sí mismo" con el Otro-otros internalizados. " Los modos específicos de vinculación y la sucesiva comple-
jidad de los mismos, están estrechamente ligados a la historia concreta e irrepetible de cada grupo interno. Bástenos de momento con estas consideraciones. Conceptos teóricos específicos para una epistemología grupal Siguiendo con estas reflexiones a vuelapluma, trashaberresaltado la trascendencia de los conceptos "vínculo" y "grupo interno", conviene ahora rozar otros que también resultan precisos para el desarrollo de una epistemología. Me referiré aquí solamente a los más fundamentales de entre los que han surgido directamente del trabajo grupal. Quedan de lado, por lo tanto, todos aquellos y que ya utilizaba el Psicoanálisis y que por su índole pueden ser aplicados al campo que abarca el "grupo interno", entre estos, a simple título mostrativo, enumeraré: Sujeto, Objeto, Otro, lo objetal, el Deseo, lo narcisístico, la Defensa, la Pulsión, etc. a) La tarea terapéutica A primera vista, puede resultar chocante, dado lo singular de la cura y su carácter irrepetible, enunciar una tarea grupal que sea específicamente terapéutica. Sabido es que el concepto "tarea" procede de Pichon-Báviére. Este autor lo extrajo de sus investigaciones en Psicología Social —conviene no olvidar este último extremo que es causa de muchos mal entendidos— a la hora de aplicar las técnicas del grupo operativo a un grupo estrictamente terapéutico, forzosamente nos hemos de encontrar con multitud de obstáculos. Si no los tenemos en cuenta, el resultado será una intervención sociologista. Hace años, propuse el concepto "tarea terapéutica" (véase "Clínica y Análisis Grupal, N911,1978). Advertía, entonces, sobre sus múltiples escollos. La cuestión de base es muy simple:
si aplicamos directamente el concepto pichoniano de "tarea", que, por definición, es algo inicialmente extrínseco al grupo, aunque sea el cometido alrededor del cual se nuclea éste, caemos en cualquier tipo de despropósitos. Por ejemplo, tendríamos que admitir que la Salud Mental es una meta impersonal para todos, y que además el cometido terapéutico sería, en realidad, un utópico adoctrinamiento. En aquel trabajo y a nivel descriptivo me limitaba a señalar los caminos sin salida a los que se podía llegar mediante una posición sociologista. Desde una perspectiva estructural, lo que deseo ahora subrayar es que: 1. La tarea terapéutica parte y tiene su razón de ser, de la existencia de las articulaciones posibles entre "grupo interno" y "grupo actual". 2. Esas articulaciones, mediante técnicas adecuadas, pueden hacerse manifiestas. 3. El proceso grupal ha de ser entendido teniendo en cuenta la dialéctica de los grupos internos y a la inversa, éstos pueden ser interpretados por el sentido del proceso grupal. 4. La función y el sentido de la tarea terapéutica, es, precisamente, poner de relieve estos extremos. Claro está que la tarea terapéutica se internaliza de manera diferente y con consecuencias distintas en cada miembro del grupo actual; en este sentido, persigue la heterogeneidad, en modo alguno la unidad engañosa. El encuentro actual, es el develador de los grupos internos y al mismo tiempo, el que contribuye a transformarlos. b) Proceso grupal El "proceso grupal" admite una doble lectura igualmente fértil: es el cuaderno de bitácora del grupo actual, aquello que lo singulariza frente a otros grupos y al mismo tiempo, el producto manifiesto que resulta de la relación de los grupos internos. A nivel descriptivo, podemos presertarlo como el creador de
la novela grupal, con sus acentos, silencios y limitaciones; con sus repeticiones y crecimientos. En el plano estructural, da pie a introducir en la consideración analítica todos los argumentos temporales. Un correcto análisis del proceso grupal, permite identificar con más facilidad que en la cura individual los puntos vacíos de los pacientes, lo que actualmente se ha dado en llamar en Psicoanálisis las modalidades de lo negativo. En este sentido, es lícito hablar de supresiones, represiones, negaciones y denegaciones grupales, que se producen a lo largo del proceso terapéutico y no pueden ser reducidas a las defensas que despliegan los aparatos psíquicos de los integrantes. c) Situación grupal La "situación grupal" se corresponde con un segmento concreto del proceso que revela un estado manifiesto del grupo. Distinguimos tres tipos de situaciones: esquizoides, confusionales y depresivas. Las primeras se definen por su baja interacción aparente; ponen en juego mecanismos defensivos tales como la proyección, introyección, escisión e identificación proyectiva. A nivel fenomenológico, los integrantes se muestran propositivos, con tendencia a la ambigüedad y a la divalencia, reacios al desarrollo del discurso, celosos de su reducto narcisista. Las situaciones confusionales comprenden un alto nivel de interacción; despliegan mecanismos defensivos negatorios y denegatorios. En el plano descriptivo, abocan con facilidad a la acción, propician lo fusional y lo abreactivo, permiten descubrir los aspectos más arcaicos superyoicos que atañen al ideal del yo. En suma, dan espacio alas defensas maníacas y maniformes; son además ocasiones privilegiadas para el análisis de las pulsiones agresivas y de las propuestas lúdicas. Finalmente las situaciones depresivas marcan el tiempo de reflexión del grupo. Se abren a los mecanismos internalizadores, por lo que resultan ser instantes privilegiados para las in-
Esta triple caracterización del proceso grupal, permite en la práctica dotar al equipo terapéutico de un medio referencial con el cual analizar la evolución del grupo. d) La nosología grupal Otro de los obstáculos mayores con el que nos enfrentamos a la hora de trabajar orientados en un grupo terapéutico, es la inadecuación de las nosologías al uso. La mayoría de ellas proceden, como sabemos, del modelo médico y su aplicación congruente al trabajo grupal es muy penosa. Sin entrar por ahora a discutir sobre su valor objetivo, es necesario afirmar que, en el mejor de los casos, están planteadas desde otra perspectiva. No se trata, por lo tanto, de mejorarlas, sino de diseñar otra cosa que pueda integrarse a los conceptos antes expresados. En este sentido, juzgamos que los conceptos que apuntamos a propósito de los "núcleos básicos de la personalidad", dada su génesis vincular, son los que mejor reflejan esta ambición. No nos pararemos aquí a descubrirlos, porque ya lo hemos hecho reiteradas veces. Conclusiones Los elementos que he analizado a lo largo de este trabajo, son los que juzgo imprescindibles para diseñar una epistemología grupal, que, como he dicho, creo posible. La necesidad de esa epistemología me parece evidente, tanto desde un punto de vista teórico como existencial. Sostengo el primero, porque ordena y permite avanzar a un nivel superior que el de la pura práctica, así como facilita la proposición de nuevos problemas; el segundo, porque encierra una consideración distinta del ser humano, de sus conflictos y de los medios para superarlos.
CONCEPCION OPERATIVA DE GRUPO E INVESTIGACION. Su ubicación en el contexto de las Ciencias Sociales.1
MARGARITA B A Z A N G E L D Í A Z BARRIGA
Introducción En este trabajo, que compartimos los autores2, presentamos dos temáticas básicas para pensar, la comprensión de la investigación social y grupal a través de su ubicación en el marco de las ciencias sociales. Esto permite comprender por qué el presente texto se encuentra organizado en dos apartados. En el primero se abordan los problemas centrales del conocimiento en las ciencias sociales; mientras que en el segundo se plantean las
1 Trabajo presentado en el V Congreso del Centro Internacional de Investigaciones en Psicología Social y Grupal, celebrado en Managua, 1990. 1 Lo compartido indica poruña parte, la existencia de una señe de encuentros, incluso previos al desarrollo de este trabajo, en los que hemos discutido y comentado diversos temas al respecto; y por la otra, las discusiones y comentarios surgidos en función de la realización de este material. Al mismo tiempo es necesario precisar que la primera sección del documento estuvo desarrollada por Angel Díaz Barriga, mientras que la segunda correspondío aMargarita'Baz.
posibilidades, modalidades y dificultades que existen en la investigación psico-social y grupal. La problemática del sujeto, tal como se debate en la actualidad en diversas ciencias sociales constituye uno de los hilos conductores del trabajo que presentamos.
1. Las ciencias sociales, el conocimiento y la investigación La investigación social en realidad es un acto de conocimiento sobre aquello que atañe al ser humano, sobre lo que el hombre es. Esto es, la conciencia para sí hegeliana.3 Para entender algunos de los problemas de conocimiento en las ciencias sociales es necesario reconocer que las formas de conocimiento de lo social están íntimamente relacionadas con el hombre. No sólo porque éste es un sujeto histórico social, sino porque en el conocimiento social, el hombre se encuentra involucrado en el mismo objeto de conocimiento de estas ciencias. La relación sujeto-objeto de conocimiento parece fundirse en el acto de conocer. Así la experiencia humana signa su propia posibilidad de conocimiento4. Por ello Ditlhey en su clasificación de las ciencias se refirió a las ciencias humanas y sociales como 1 Es necesario reconocer que para Hegel el hombre es el único sujeto que puede tener conciencia de la historia, de la historia de la humanidad que le hace posible su historia. Pero al mismo tiempo es el único que puede tener conciencia de que es su relación histórica con el mundo la que le posibilita conocer. Así Hegel en la introducción a la Fenomenología del Espíritu, critica a los empiristas que sostienen que se conoce gracias al "método científico" en virtud de que desconocen: a) que dicho método es una producción histórico-humana, b) que gracias a mi proceso de humanización puedo llegar a un acto de conocimiento. Cfr. Hegel, F. Fenomenología del Espíritu. Fondo de Cultura Económica. México, 1981, (cuarta reimpresión). *No había que olvidar que es precisamente Kant al formular su teoría de la experiencia el que establece cómo la experiencia juega un papel fundamental en el acto de conocimiento, en el sentido que permite establecer conexiones entre nuevos sucesos a partir de la experiencia que se puede tener de un suceso anterior. Por ejemplo: mi experiencia de sol en relación a mi cuerpo,, me permite establecer, cuando veo el sol y una piedra caliente, que el sol calien-
ciencias del espíritu5, esto es ciencia en las que el hombre cuando conoce algo de su "objeto", en realidad lo "ilumina desde dentro, desde su experiencia", y por lo tanto, se "reconoce" en ese mismo objeto. De ahí que su experiencia humana sea vital para el conocimiento social. Esta experiencia se convierte en una luz que ilumina lo conocido. Así lo expresa definitivamente Habermas: "La posición del sujeto en las ciencias del espíritu viene caracterizada por una experiencia no restringida: su experiencia no queda limitada por las condiciones experimentales de la observación sistemática al ámbito que se abre con la intervención instrumental. El sujeto vivenciador tiene libre acceso a la realidad; acceso en el que vibra simultáneamente la caja de resonancia de todas las experiencias preeientíficas acumuladas. De modo que, a la parte más amplia de estratos receptivos del sujeto expuesto en toda su extensión a la experiencia, le corresponde un menor grado de objetivación: por así decirlo, a la vivencia la realidad se le abre desde dentro.. .Dilthey expresa: no hay ninguna asunción hipota la piedra. Esta noción kantiana (que no signa todas las posibilidades de conocimiento por en particular aquellos que guardan relación con el a-priori). Este planteamiento de alguna forma es reformulado a nivel psicológico con la noción de esquema de acción, y proceso de asimilación y acomodación en Piaget. Cfr. García Morente, M. Kant, Colecc. Austral, Espasa-Calpe, Madrid, 1970. SE1 vocablo aleman "Geist" con el que designa Hegel su Fenomenología del Espíritu, (Phanomeologia des Geistes) va mucho más allá de la habitual comprensión de espíritu como "alma racional" o "entendimiento", o bien, "como soplo animador". Para Hegel el Espíritu es objetivo, absoluto y subjetivo. Lo subjetivo da cuenta de lo finito, de la razón y el entendimiento; el Espíritu Objetivo se refiere a las instituciones del mundo humano: derecho, moralidad y la ética; y el Espíritu Absoluto se refiere al mundo del arte, de la religión y de la filosofía. En estas dos concepciones el Espíritu deja de ser actividad subjetiva para convertirse en realidad histórica. El Espíritu objetivo se refiere a las tres instituciones históricas: familia, sociedad civil y Estado y el Espíritu Absoluto es el mundo de la conciencia de sí que se revela a sí misma en sus producsofía. Fondo de Cultura Económica. México, 1980, p. 444.
tética que proporcione a lo dado fundamento alguno, ya que la comprensión penetra en las manifestaciones del otro medio de una transposición surgida de la plenitud de las vivencias propias de cada uno"6 Esta cualidad de las ciencias sociales, por las cuales el conocimiento está mediado por la experiencia humana, no sólo singulariza los procesos y las formas de conocimiento en este ámbito, sino que necesariamente constituye su única posibilidad. Ala vez permite delimitar un conjunto de problemas conceptuales y políticos que signan este campo de conocimiento.
Interés y formas de conocimiento Todo conocimiento social es un hecho intelectual y políticamente comprometido. Habermas conceptuó esta situación a partir del término "interés"7. Este se constituye en un orientador del conocimiento humano. Así, el autor, explica el desarrollo histórico del pensamiento empírico y del racionalista en la filosofía moderna. "Los intereses rectores del conocimiento protegen frente al discurso, la unidad del sistema de acción y de experiencia de que se trate en cada caso. Mantienen una referencia latente del saber teórico a la acción más allá de la transformación de opiniones en proposiciones teóricas y más allá de la retrotransformación de esas opiniones en saber orientador de la acción"8 "Habermas, J. Conocimiento e interés. Taurus, Barcelona, 1982, pp 150151. '"Volviendo al concepto desarrollado por Kant, y sobre todo por Fitche, de interés de la razón, es posible aclarar la conexión entre conocimiento e interés redescubierta metodológicamente y defenderla de concepciones erróneas" Habermas, J. Op. Cit. p. 193. 'Habermas, J. Op. Cit. p. 324.
Habermas sostiene que existen tres intereses fundamentales que orientan el conocimiento: el técnico, cuya finalidad es la acción instrumental para la modificación del mundo; el hermeneútico, cuya finalidad es la comprensión del sentido de la acción humana; y el crítico, cuya tarea primordial es lograr la emancipación del hombre. Como resultado del interés técnico surgen las llamadas ciencias empírico-naturales, cuya tarea es actuar eficientemente sobre la naturaleza para lograr su control. Es lo qúe.habitualmente se reconoce como "el" conocimiento científico, básicamente por lo impactante de sus resultados: llevar al hombre a la luna el desarrollo de la microelectrónica, etc. Pero cuyos efectos nocivos podemos observar, tanto en la destrucción de la naturaleza, como en la alienación del hombre. Los problemas entre desarrollo de la modernidad y enajenación humana fueron formulados inicialmente por Hegel; a partir de los años sesentas Marcuse9ha mostrado los efectos de esta alienación en las relaciones sociales que se derivan del desarrollo industrial y post-industrial contemporáneo. Nos encontramos, de hecho, ante una sobrevaloración de la conceptuación "conocimiento científico". Donde lo científico se impone como la única racionalidad que permite orientar la acción del hombre. Aunque el conocimiento científico escinda necesariamente aspectos vitales de la comprensión humana. La investigación fundamentada en métodos empírico-analíticos se caracteriza porque: "sólo toleran un tipo de experiencia definida por ellos mismos, la observación controlada que requiere la organización de un campo aislado de circunstancias reproducibles y la pretensión de obtener no sólo hipótesis lógicamente correctas por vía deductiva, sino empíricamente certeras"10
* Cfr. Marcuse, H. El hombre unidimensional. _ "Habermas, J. "Teoría analítica de las ciencias y dialéctica" en La lógica de las ciencias sociales, Colección Textos vivos, n® 6, Grijalbo, México, 1978.
El interés rector del conocimiento que se deriva de las modalidades empírico-analíticas, está guiado por la eficacia técnica de la acción. Este tipo de trabajo se puede emplear en ciencias sociales, evidentemente sacrificando notoriamente el sentido que guarda el conocimiento de lo humano en ellas. Esto es, quedándose fundamentalmente en la superficie del conocimiento y en la incapacidad de estructurar una comprensión (verstehen)11 más amplia de fenómeno. La tendencia a encontrar formas de cuantificación de fenómenos sociales se encuentra muy ligado a esta perspectiva. Gouldner define a los sujetos que se mueven en esta perspectiva como "la intelligentzia técnica"12 en tanto su interés político está mediado sólo por la acción. Evidentemente que es factible reconocer una tendencia en la psicología social que se adscribe a esta perspectiva, apoyada fundamentalmente en perspectivas factorialistas y cuantitativistas. Por su parte, las ciencias histórico-hermeneúticas buscan establecer el significado y sentido de diversos hechos. No se trata de encontrar leyes monológicas universales sobre los mismos, sino de entender la particularidad y especificidad de cada situación social. "Es la comprensión de sentido lo que, en lugar de la observación, abre acceso a los hechos. Ala contrastación sistemá-
11 Precisamente es en ei pensamiento diltheriano que aparece la distinción fundamental entre comprensión y explicación. Mientras que las ciencias de la naturaleza (lo denominado por Habermas modelo empírico-analítico) buscan encontrar una relación mecánica entre causa y efecto, actividad a la que denominan explicación. La comprensión tiene que ver con la perspectiva de las ciencias del espíritu (hermeneútico-críticas y emancipadoras en Habermas) cuya finalidad es mostrar diversos sentidos y significados de la acción humana. 12 "La intelligentzia con frecuencia sólo desea que se le permita gozar de sus narcotizantes obsesiones con problemas técnicos, su misión social es revolucionar continuamente la tecnología y, por consiguiente, dislocar las solidaridades
y el ascenso de la nueva clase. Alianza Universidad N 9 256, Madrid, 1980, p. 71.
tica de suposiciones legales corresponde aquí la interpretación de textos. Las reglas de lahermenéutica determina, por lo tanto, el posible sentido de los enunciados de las ciencias del espíritu"13 Para Gadamer la hermeneútica14 moderna se encuentra íntimamente ligada al desarrollo de las llamadas ciencias del espíritu. Se trata de un modelo de conocimiento que busca la comprensión y auto-comprensión del significado de lo que atañe a lo humano social. "El que quiere comprender un texto realiza siempre un proyectar. Tan pronto como aparece en el texto un primer sentido determinado. La comprensión de lo que pone en el texto consiste precisamente en la elaboración de este proyecto previo, que por supuesto tiene que ir siendo constantemente revisado en base a lo que vaya resultando conforme se avanza en la penetración del sentido".15 En la construcción de sentidos el sujeto de conocimiento involucra toda su historia, experiencia, proyecto de vida, para seleccionar aquellos elementos que le permitan determinadas explicaciones de un hecho, fenómeno o circunstancia. Estos se convierten en los textos de su trabajo. Indudablemente se trata de una perspectiva que reclama reconocer la necesidad que tiene el ser humano para reflexionar sobre lo que le compete. Sin olvidar que el dominio de la razón constituye una conquista histórica en el proceso de liberación
"Habermas, J. Ciencia y técnica como "ideología.''. Tecnos, Madrid, 1984, p. 170. " E l autor considera que el debate sobre la hermeneútica en la actualidad se da en cuatro ámbitos específicos: "la hermeneútica jurídica, la hermenéutica teológica, la teoría de la literatura y la lógica de las ciencias sociales". Gadamer, H. Verdad y método. Sigúeme, Salamanca, 1988, p. 649, « Gadamw, H. Op. CiL p. 333. ..
humana. Kant afirmaba el sentido liberador de la ilustración, en cuanto significa en la historia de la humanidad que el ser humano toma conciencia colectiva de que tiene que orientar sus acciones a partir de su propia razón. "Es tan cómodo no estar emancipado, si tengo a mi disposición un libro que me presta su inteligencia, un cura que me ofrece su conciencia, un médico que me prescribe recetas, así no necesito molestarme. Si puedo pagar no me hace falta pensar"16 Enfáticamente añade: "Ten el valor de servirte de tu propia inteligencia, ese es el lema de la ilustración"17 Finalmente, Habermas plantea un último sentido del interés cognítivo: el crítico18. El sentido de esta forma de conocimiento es promover la emancipación del hombre como emancipación teórica y práctica. "El interés cognitivo emancipatorio posee un estatuto derivado. Asegura la conexión del saber teórico con una práctica vivida, es decir con un dominio objetual que no aparece sino bajo las condiciones de una comunicación sistemáticamente deformada y de una represión sólo legítima en apariencia"19.
18 Kant, E. "¿Qué es la ilustración? eaFilosofía de la historia. Fondo de Cultura Económica. México, pp. 25-26. " Kant, E. Op. cit. 11 Es necesario precisar que quizá en este punto sea indispensable recordar la noción kantiana de crítica. Éste término se refiere en estricto sentido a un programa de investigación, de conocimiento. La vulgarización del término ha originado que por el mismo se entienda el desacuerdo con alguna idea. w Habermas, J. Conocimiento e interés. Op. cit. p. 324-325.
En realidad este tipo de conocimiento es el culmen del proceso mismo de la ilustración. Es quizá, una de las posibildades para llegar a una comprensión más amplia y profunda sobre los procesos humanos. La dialéctica y el psicoanálisis constituyen para el autor una posibilidad privilegiada que posibilita este proceso de emancipación. Las ciencias sociales en esta perspectiva "deben zafarse de la ilusión de que sobre la historia puede existir un control científico similar al que se posee sobre la naturaleza"20 / Necesariamente el sentido del conocimiento crítico-emancipador tiene que ser la autocomprensión del hombre. Una comprensión de los procesos históricos, sociales y personales que amplíen la percepción de sí mismo, del entorno social y que se traduzca indispensablemente no sólo en una manera diferente de mirar el mundo, sino en una nueva forma de actuar en el mismo. Sin embargo, aquí aparece otra cuestión que el autor no dilucida con total claridad. Cómo se puede desarrollar el conocimiento a través de este interés emancipador-crítico. Desde nuestra concepción esto significaría reflexionar sobre cómo se puede incorporar el pensamiento dialéctico y psicoanalítico ala tarea de conocimiento. En el fondo se trataría de descubrir una triple perspectiva en ambos tipos de pensamiento: a) su conformación teórica y el interés cognitivo que orienta su trabajo; b) su sentido político y el interés que sobre el hombre subyace en su visión y c) sus diversas posibilidades metodológicas. Conformación teórica y sentido político intentan vincular las diversas formulaciones conceptuales de ambos pensamientos en un proyecto de acción con orientación social. Es en esta vinculación en la que necesariamente se podría hablar de " Habermas, J. Teoría analítica de la ciencia y dialéctica", en Popper, et. al. La lógica de las ciencias sociales. Colecc. Textos Vivos N 9 6, Grijaibo, México, 1978, p. 88.
emancipación. La perspectiva metodológica es una consecuencia, en ocasiones no suficientemente clara. Por ejemplo: la metodología de la clínica psicoanalítica no necesariamente sería el modelo metodológico de las ciencias sociales, aunque indudablemente puede ser un modelo fecundo para pensar los problemas del método. Por otra parte, habría que analizar que un rigor conceptual y un rigor metodológico deben contemplarse mutuamente, que así como los conceptos se construyen, las formas metodológicas también son objeto de creación. Es aquí donde la investigación social se puede convertir en un reto de trabajo. Desde estas dos últimas perspectivas: lahistórico-hermeneútica y la crítica emancipadora es factible realizar una concepción diversa de psicología social. Esta situación también se expresará en la metodología de investigación en este campo. La polémica teoría del conocimiento teoría de la ciencia En la investigación y conocimiento social surgen problemas que es necesario dilucidar para tener una comprensión de ciertas cuestiones centrales en relación al conocimiento social. Estos problemas son: a) La polémica entre teoría del conocimiento y teoría de la ciencia; b) la polémica entre explicación frente a comprensión; y c) el "re-descubrimiento" de la problemática del sujeto en la investigación social. En un primer acercamiento pareciera que la polémica teoría del conocimiento - teoría de la ciencia, o bien la expresión particular de la misma que subyace en el debate entre comprensión (verstehen) y explicación (erkláren)21 se refiere sólo a una ai En este caso el uso de los términos en su lengua original tiene un sentido indicativo, para señalar los puntos nodales de discusión entre una perspectiva vinculada al racionalismo alemán (verstehen: comprender) y a la propuesta del positivismo para identificar una relación causal entre dos fenómenos —variable dependiente e independiente; causa efecto— signada como explicación: erkláren. Este tipo de señalamiento es efectuada por diversos autores que se
delicadeza teórica o espitemológica carente de consecuencias inmediatas para la investigación social. Por nuestra parte afirmamos que el centro de este conflicto afecta tanto al trabajo que se puede realizar en las ciencias sociales, como a la misma noción de investigación. Por uña parte se hace necesario clarificar qué tipo de conocimiento se puede realizar respecto a lo que se llama ciencia social; por la otra, se requiere indagar hasta donde el término mismo investigación puede ser adecuado para referirse al estudio, reflexión y conocimiento de lo social. Indudablemente que en este trabajo no tenemos todas las condiciones22 para clarificar a fondb esta cuestión. Sin embargo, dada su transcendencia no podemos dejar de señalarlo. El problema en su aspecto inmediato se refiere a lo que merece llamarse investigación social. De hecho, es común, designar con el nombre de investigación a muchos trabajos que efectúan una violencia epistemológica respecto a su objeto de conocimiento. Se trata de materiales que hacen una cuantificación mecánica de una serie de datos, y que.posteriormente realizan arbitrariamente diversas afirmaciones sobre un proceso social23. Al calificar este tipo de material como investigación siM Estas condiciones se refieren por una parte a la propia extensión de la que disponemos en este texto; y por la otra, al tratamiento de los núcleos centrales de esta cuestión. 23 Queremos presentar este ejemplo para ilustrar esta cuestión: "Los maestros encuestados con más de 50 años representan el 38% de la muestra. Este dato habla de la extraordinaria experiencia y conocimiento del docente tradicional que por su sabiduría y personalidad han ganado prestigio y una imagen fuerte en el alumnado... es interesante analizar que cada 3 de 4 profesores está casado. Esto debería plasmarse en su responsabilidad y estabilidad en el empleo, sin embargo hay una rotación del 60% de profesores en cada ciclo escolar" Alcoler, M. Diagnóstico de las características del personal docente. Tesis de Maestría. Universidad Autónoma de Querétaro, Querétaro, 1988. Es obvio que este material ilustra las dos cuestiones centrales que enunciamos: una cuantificación absurda y un manejo completamente arbitrario de los comentarios supuestamente "científicos" que se hacen a partir de una cuantificación. El problema que queremos afirmar con este ejemplo: es si a este tipo de trabajo lo podemos llamar investigación soda).
limitáneamente se relativiza o niégala posibilidad de reconocer el valor, significado y riqueza de otra modalidad de trabajo, por ejemplo: una reflexión conceptual. Entonces colocamos a todos los "investigadores" en el mismo lugar, cayendo en todas las consecuencias de una posición cientificista. O bien, nos vemos obligados a clarificar la cuestión y darnos a la tarea de dilucidar otros problemas que atañen al conocimientos de lo social. Un problema central que se observa en la teoría de la ciencia es la manera como establece una confianza absoluta en "el método científico". El acto de conocer se reduce por lo tanto a aplicar. Esto es a observar, formular hipótesis, experimentar variables y llegar a conclusiones. Conclusiones cuyo valor queda reducido a una mera cuestión estadística, un 0.1 positivo o negativo en una "T" de "Student". Hegel en la Fenomenología del Espíritu cuestionaba el valor absoluto que el empirismo atribuye al método. Habermas señala cómo en la evolución de la teoría de la ciencia, ésta reprimió su fundamentación conceptual inicial. "Si construyéramos la discusión filosófica de la edad moderna bajo la forma de un proceso judicial, la única cuestión sobre la que tendría que pronunciarse sería: cómo es posible un conocimiento fiable... Lo que caracterizó durante este período la relación filosofía - ciencia fue que ésta adquirió carta de ciudadanía tan solo gracias a un conocimiento inequívocamente filosófico (posteriormente) el positivismo pudo olvidar que la metodología de las ciencias estaba interconectada con el proceso objetivo de formación de la especie humana y erigir el absolutismo de la metodología sobre la base de lo olvidado y lo reprimido.®4
* Habermas, J. Conocimiento e interés. Op. cit. p. 11 - 13. (Subrayado nuestro).
La teoría de la ciencia inicialmente apoya su reflexión eti la filosofía, pero eñ su propia evolución se limita a sí misma a una serie de técnicas, a las que llama "método científico". La posibilidad de reflexionar, interrogar y construirse pierde en esta visión. Esto la llevó paradójicamente a negar él papel y sentido de la reflexión y en última instancia de una teoría del conocimiento. "Si queremos seguir el proceso de disolución de la teoría del conocimiento, cuyo lugar ha sido ocupado por la teoría de la ciencia, tenemos que remontarnos a través de fases abandonadas de la reflexión. Volver a recorrer este camino desde un horizonte que apunta hacia su punto de partida puede ayudarnos a recuperar la perdida experiencia de la reflexión. Porque el positivismo es eso: el renegar de la reflexión"25. De esta manera, una teoría del conocimiento reivindica el papel de la reflexión, de la interrogación, de la teoría en la construcción del conocimiento social. Se trata como expresa Habermas de recuperar una experiencia perdida de la reflexión, que permita indagar, interrogar de una forma diversa, buscar un sentido y una comprensión diferente de un hecho acontecido. Se trata necesariamente de que el investigador social se comprometa con una serie de puntos de vista, de intereses, que le permiten acceder a una manera de entender la realidad. Aquí surge la segunda cuestión: la polémica entre comprender y explicar. La teoría del conocimiento manifiesta que su finalidad es promover una comprensión de una situación humana. Una comprensión como una percepción y construcción de la realidad en la que el sujeto mismo se encuentra involucrado. Por su parte, la teoría
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