Grandes Unidades Morfoestructurales

June 28, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Tema 2 Las grandes unidades morfoestructurales del planeta Tierra. Estructuras y relieves

Aurelio Cebrián Abellán

Tema 2

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN



1.

LA FORMACIÓN DEL RELIEVE. EVOLUCIÓN GEOLÓGICA 1.1. Ciclos orogénicos y distribución geográfica 1.2. Placas tectónicas: bordes constructivos, destructivos y cinturones orogénicos 1.3. Evolución: las eras geológicas



2.

EL MODELADO ACTUAL DEL RELIEVE. LAS DIFERENTES MORFOLOGÍAS 2.1. La diversidad de relieves de erosión por composición material 2.2. La diversidad del medio según sistema erosivo y modelado resultante 2.2.1. En interfluvio 2.2.2. En montaña 2.2.3. En vertiente 2.2.4. En cuenca fluvial 2.3. Los modelados o morfologías húmedas y templadas 2.3.1. Medios húmedos 2.3.2. Medios templados 2.4. Morfologías litológicas: los paisajes cársticos



3. EL RELIEVE Y LA ESTRUCTURA: CUBETAS, ESTRUCTURAS PLEGADAS Y FALLADAS, RELIEVE VOLCÁNICO 3.1. La diversidad del medio por composición de materiales 3.2. La diversidad del relieve por la forma de las estructuras 3.2.1. Estructuras simples o cubetas 3.2.1.1. Estructuras horizontales 3.2.1.2. Estructuras inclinadas 3.2.2. Estructuras complejas plegadas 3.2.2.1. Conformes y de inversión o jurásicas 3.2.2.2. De aplanamiento o apalachenses 3.2.2.3. Alpinas o alóctonas puras 3.2.3. Estructuras complejas falladas 3.3. Estructuras primitivas o volcánicas



4.

RELIEVE GLACIAR Y DESÉRTICO. LAS FORMAS LITORALES 4.1. Relieves y medios de erosión periglaciar y glaciar 4.1.1. Periglaciar 4.1.2. Glaciar 4.2. Relieves y medios de erosión áridos o desérticos 4.3. Las formas litorales



5.

UNIDADES MORFOESTRUCTURALES RELEVANTES 5.1. De plegamiento 5.1.1. Jurásicas 5.1.2. Apalachenses 5.1.3. Alpinas 5.2. De planicie 5.3. Sedimentarios



BIBLIOGRAFÍA

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Las grandes unidades morfoestructurales del planeta Tierra

INTRODUCCIÓN La superficie terrestre presenta una fisonomía proporcionada por el paso de la eras geológicas, por la yuxtaposición de estructuras, zócalos, cubetas y cadenas montañosas, en relación con la evolución interna y externa del planeta. Está conformada por rocas, y éstas por minerales, que aportan los medios cristalinos y sedimentarios; y según el dominio de unos u otros materiales darán lugar a los graníticos, arcillosos, calizos, etc. Además, las características de esos materiales, la forma, composición y dureza, permite la clasificación de los relieves, que serán simples y complejos, con estos últimos que también pueden ser plegados y fallados. La evolución interna del globo afecta igualmente a la corteza terrestre, a su densidad (siempre inferior a la del núcleo), y espesor. Esas dos variables son las que introducen las diferencias de gravedad. Y la conjunción de las tres (densidad, espesor y gravedad) aportan la variedad de regiones: densas y menos densas, espesas y delgadas. Todas están integradas por materiales originarios, que pueden estar enmascarados por otros superpuestos, los sedimentarios. La génesis de esas regiones encuentra explicación en dos teorías básicas: – Deriva continental, que aclarará la formación de las alineaciones montañosas, por compresión de los materiales comprendidos entre placas continentales. Debida a Alfred Wegener, parte del principio de la unión de los continentes hasta hace unos 300 millones de años en uno, Pangea, fragmentado por la acción de tensiones laterales en dos, Laurasi y Gondwana, que, a su vez, volverían a separarse por efecto de tres fuerzas diferentes: la rotación de la Tierra, el efecto de las mareas, y el campo magnético de la tierra (generador de las corrientes convectivas internas), hasta conformar la estructura continental actual. Arthur Holmes indicaría que son las temperaturas del interior terrestre las responsables de la plasticidad de los materiales. Así los más calientes ascienden y se dispersan en horizontal, un reparto responsable de su enfriamiento. Y una vez enfriados descienden y se dispersan, forzando a nuevas ascensiones de materiales calientes. Ese ciclo será el responsable del movimiento de los continentes, mientras los desplazamientos horizontales formarían las alineaciones de montañas. – Teoría isostática, apoyada en las diferencias de grosor y densidad de los materiales en las montañas y llanuras. Los materiales se levantan o hunden en función de su diferente densidad, y tienden al equilibrio isostático, que no es perfecto debido a la viscosidad del material fluido sobre el que descansan los continentes. Pero tiende a restablecerse mediante movimientos verticales, de tal modo que los bloques menos densos, los más ligeros, se elevan, y los más densos se hunden, con actuación de corrientes internas terrestres de convección que ejercerán efectos de succión. Ese arrastre conllevará la formación de concavidades, cuyos sedimentos de relleno se verán afectados por una doble función, metamórfica y de plegamiento. Con el ascenso de estos materiales aparecerán las formas variadas del relieve. Fruto de la evolución, la mayor parte de la superficie terrestre está cubierta de dos tipos de unidades: – Zócalos antiguos, las plataformas o escudos, unas superficies erosivas al descubierto, rejuvenecidas, y que aparecen en mesetas y montañas. Los escudos son unidades morfoestructurales abombadas, muy extensos, hecho que les convierte en el núcleo de los continentes, y con restos de montañas erosionadas. Los maGEOGRAFÍA E HISTORIA

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cizos son de menor extensión, en latitudes medias, con fisonomía y composición similar, aunque rejuvenecidos por los movimientos alpinos. En unos y otros aparecen las estructuras plegadas, las más complejas, y derivadas de tres fenómenos: contrastes de dureza entre las rocas que las conforman; acción de las presiones, que las fracturan; y actuación exclusiva de las fuerzas internas, que aportan los relieves volcánicos. – Cubetas sedimentarias, que recubren a los zócalos, y las estructuras más simples, con escasa deformación de los materiales de depósito, y sobre sectores bajos (las cubetas), razón que aclara la inserción y actividad de los sistemas fluviales. Las desarrolladas sobre plataformas precámbricas son de gran extensión, y las que han evolucionado sobre plataformas caledonianas y hercinianas son más pequeñas, localizadas sobre latitudes medias, y con efectos más acusados de la erosión diferencial. Pero las estructuras y los relieves no constituyen en sí mismos un medio. Forman parte de un complejo natural integrado también por la atmósfera, que dispone de dos elementos actuantes, el aire y el agua: la acción del viento sobre los zócalos y cubetas lima y acumula materiales; y la de las aguas, en forma líquida o hielo, hace evolucionar a vertientes, interiores y litorales, limando materiales y depositándolos en partes bajas. Esos agentes externos gestan el ciclo erosivo, que incluye a los sistemas de erosión, encargados de crear superficies de erosión, que aportan diferentes modelados terrestres. Así, la conjunción de estructura y fenómenos atmosféricos incorpora los tipos de paisajes básicos, de: interfluvio (entre ríos), vertiente, cuenca sedimentaria, montaña y litoral.

1. LA FORMACIÓN DEL RELIEVE. EVOLUCIÓN GEOLÓGICA 1.1. Ciclos orogénicos y distribución geográfica Los grandes ciclos orogénicos han sido tres: caledoniano, herciniano y alpino, y cada uno estuvo dividido en dos fases: – Epirogénica, con duración de unos doscientos millones de años, y definida por movimientos verticales, con una acción erosiva que peniplanizó relieves, arrastrando a los materiales transportados a las áreas bajas. – Orogénica, con unos cincuenta millones de años de duración, y prevalencia de movimientos horizontales, que rompieron y plegaron a los materiales, y los metamorfizaron en los sectores más profundos. Las etapas epirogénicas fueron más tranquilas que las orogénicas; pero a etapas de tranquilidad sucedían otras de convulsión. Y los conjuntos derivados aportaron nuevos relieves, las cadenas de plegamiento, que cerraban los ciclos orogénicos. Pero a esta teoría de la orogénesis en ciclos se opuso la defensora de la continuidad, que afirmaba la existencia de ciclos, pero a escala local. Cuestionaba la alternancia de periodos de tranquilidad y convulsión, que solían darse al mismo tiempo pero en distintos lugares e incluso en las mismas cadenas montañosas. Para la teoría de la tectónica de placas hubo dos tipos de periodos: – Compresivos, de colisión continental y alta orogénesis derivada del efecto de las compresiones. – Distensivos, con separación de placas y la consecuente formación de cuencas sedimentarias, hasta con vulcanismo posible. 4

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Sea como fuere, cada cadena montañosa presenta caracteres específicos, con: rocas sedimentarias y volcánicas deformadas; y en el interior metamorfizadas y penetradas por otras rocas plutónicas o intrusivas. Pero las más antiguas han sido muy erosionadas, hasta quedar vestigios residuales, incluso llanuras. Los tres últimos ciclos conocidos se desarrollaron en las eras paleozoica (los dos primeros), mesozoica (el tercero) y cenozoica (también el tercero), y se identifican con el caledónico, hercínico y alpino, respectivamente. Por ciclos la situación fue la siguiente: – Paleozoico Inferior, cuando existían los escudos (Angara, Báltico, Canadiense…), rodeados por áreas de acumulación de sedimentos, los geosinclinales (Báltico, Tasmaniano, Apalaches, Rocosas, Urales…). Son las dos estructuras necesarias para la formación de cadenas montañosas. La secuencia fue: la erosión actuó sobre los escudos, y los sedimentos transportados acabaron en las cuencas o geosinclinales (en la fase epirogénica). Tras el rellenado de materiales en geosinclinales comenzaría la fase orogénica, con plegamiento de los mismos, e incluso el nacimiento de fallas, y cordilleras. – Caledoniano, cuando los geosinclinales precedentes fueron plegados, aportando cordilleras en el noroeste europeo (Escandinavia, Gran Bretaña…) y nororiente americano (Groenlandia). – Paleozoico Superior, cuando el Ciclo Herciniano originó los cinturones de plegamiento (Urales, Pirineos, Alpes…). El geosinclinal de Tethys (que abarcó el mar Mediterráneo y los sistemas montañosos europeos y asiáticos meridionales) se formó al final del ciclo. – Mesozoico y Cenozoico, cuando desde el geosinclinal de Tethys se alumbrarían otras grandes cadenas (Alpes, Pirineos, Cárpatos, Atlas, Himalaya…). En el continente americano surgirían las Rocosas y Andes. Y el último ciclo, el Cenozoico, aportó la fisonomía terrestre actual.

1.2. Placas tectónicas: bordes constructivos, destructivos y cinturones orogénicos El alemán Alfred Lothar Wegener concibió un macrocontinente (Pangea) integrado por los de Gondwana, Europa-Asia y Norteamérica, con doscientos cincuenta millones de años de antigüedad, cuya desintegración aportaría los continentes actuales. Demostró su teoría por las afinidades fósiles en distintos continentes, y las coincidencias de determinadas estructuras geológicas. Con ellas se confirmaba la existencia de movimientos desarrollados a gran escala por unidades denominadas placas tectónicas, emplazadas sobre la astenosfera o capa plástica superior del manto terrestre, y que fluyen o quedan rígidas. Son fragmentos de la litosfera en movimiento, e incluyen a los continentes, que se desplazan con ellos. Definió seis placas (norteamericana, suramericana, euroasiática, pacífica, indoaustraliana, pacífica y antártica), cada una limitada por bordes, que concentran los movimientos propios y de las placas limítrofes, y que, por ello, concentran también la actividad sísmica y volcánica. Y hay tres tipos de bordes: – Pasivos, con una placa resbalando sobre otra placa adyacente. – Constructivos o divergentes, donde las placas se separan, y el espacio abierto entre ambas (o zona de subducción) es rellenado por magma ascendido, generando nueva corteza terrestre. Coinciden con las cordilleras submarinas (dorsales oceánicas, con 64.000 km lineales), aunque también se encuentran en superficie (fosas tectóGEOGRAFÍA E HISTORIA

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nicas). Se definen como áreas de tensión, con actuación de fuerzas contrapuestas que separan a las placas y facilitan la subida de magma a temperatura de mil grados centígrados, que al solidificarse forma las rocas ígneas basálticas. La dorsal oceánica más representativa es la Dorsal Atlántica, que alcanza 2.500 m de altura, con un valle interior, y dos mil kilómetros de longitud. Y el mejor ejemplo de fosa tectónica es el Rift Valley del oriente africano, aunque arranca en el Mar Muerto, con miles de kilómetros de longitud, y volcanes, con los más representativos en el Kilimanjaro y Monte Kenia. – Destructivos, donde las placas chocan, hecho que genera la sumersión de una para fundirse en profundidad. Crean áreas de deformación, origen de nuevos plegamientos. En los fondos de océanos hay fosas que superan los diez kilómetros de profundidad, y hasta tres mil kilómetros de longitud. Suelen estar próximas a las cordilleras continentales, e incluso paralelas a ellas. En sus bordes aparecen volcanes explosivos, y terremotos. El suelo de las fosas se sumerge hacia el interior terrestre cuando chocan dos placas terrestres, y los materiales funden. Y al volver a ascender disuelven a las rocas con las que entran en contacto, generando tipos de magmas. Pero el choque de placas también crea cordilleras. Las tres situaciones posibles de choque son: * Oceánicas, que gesta islas volcánicas (Indonesia, Japón…). * Continental y oceánica, que forma cordilleras, como los Andes. * Dos continentales, que origina cordilleras, como el Himalaya.

1.3. Evolución: las eras geológicas Las eras geológicas han sido: – Primaria o paleozoica, la era de los trilobites. Las rocas heredadas presentan metamorfismo y forman el zócalo de los continentes, que padecieron dos orogenias (caledoniana y herciniana). Predominan las pizarras y calizas. Y resaltaron seis fases de plegamiento, caledonianas y hercinianas (pérmico, carbonífero, devónico, silúrico, ordovícico y devónico). La caledoniana afectó a Europa occidental y oriental, extendida a Asia, oriente estadounidense y África austral. – Secundaria o mesozoica, la era de los reptiles. Los materiales quedaron depositados sobre los paleozoicos, pero sufrieron las consecuencias de la orogenia alpina, menos activa, y que les proporcionó sus formas sedimentarias. Sin embargo, cuando la orogenia alpina se transformó en más violenta se generaron mantos de corrimiento, con materiales metamorfizados en profundidad, y aspecto semejante a los paleozoicos. Entre los materiales resaltaron las areniscas, margas, calizas dolomíticas… Y las formaciones heredadas suelen ser horizontales y plegadas. La actividad orogénica fue poco importante en Europa, con sedimentación del mar de Tethys. Pero en América los movimientos ya fueron representativos, con surgimiento de las cordilleras occidentales. Y en todos los continentes se desarrolló la actividad volcánica. Las fases fueron: jurásica (con la creación de las montañas europeas del Jura), triásica y cretácica. – Terciaria o cenozoica, la era de los mamíferos, dividida en plioceno, mioceno, oligoceno y eoceno. Resaltó el predominio de arcillas, arenas y gravas. Y el ciclo de plegamientos alpídicos, iniciado en la era precedente. En América se terminaron de levantar las cadenas lindantes con el Pacífico. En Eurasia el plegamiento alpino comprimió a los sedimentos depositados en el geosinclinal de Tethys, con la gestación de las cordilleras circunmediterráneas, asiáticas y africanas. Y en relación con los plegamientos alpinos también se produjeron intrusiones magmáticas y erupciones volcánicas. 6

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– Cuaternaria o neozoica, con solo dos millones de años, y para muchos autores una fase del final de la era terciaria, el pleistoceno. Los rasgos que la han definido son: aparición de épocas glaciares, presencia de fauna similar a la actual (de ahí el nombre de neozoica), y aparición del hombre (que le aporta la denominación de antropozoica). En esta fase aparecen los aluviones, morrenas glaciares, loess, terrazas fluviales y fluvioglaciares, turberas, dunas, calizas travertínicas, y formaciones marinas (playas levantadas, terrazas marinas, arrecifes costeros…). Casi todo lo ocurrido se ha basado en cambios climáticos, con las glaciaciones, que aportaron variaciones en la flora y fauna. Y en especial despunta la aparición de los homínidos, un tronco de los primates, y agrupados en dos géneros, australopithecus y homo. Los primeros, primates evolucionados, alcanzaron posición bípeda. Los pitecántropos ya pertenecen al género homo, al homo erectus. Los neandertales se difundieron en la última etapa glaciar en Europa y África. Y el homo sapiens sapiens es posglaciar, con caracteres anatómicos análogos al hombre actual.

2. EL MODELADO ACTUAL DEL RELIEVE. LAS DIFERENTES MORFOLOGÍAS 2.1. La diversidad de relieves de erosión por composición material Los relieves más extendidos son los graníticos, arcillosos, calizos, y volcánicos. – Graníticos, integrados por rocas duras, pero sensibles a la descomposición, e impermeables, hecho que fuerza a la circulación superficial de las aguas. En las planicies adquieren formas redondeadas porque el granito es sensible a la descomposición química, especialmente las micas y feldespatos (transforman a la roca en arena). Otra acción del agua se ejerce a través de las diaclasas o fisuras por donde se infiltra; estas diaclasas dibujan mallas ortogonales, con descomposición mayor en climas húmedos, donde micas y feldespatos serán desmantelados, y aparecerán los caos de bolas o berrocales. Cuando la red ortogonal sea curva surgirán los panes de azúcar. – Arcillosos, de rocas impermeables y blandas, que desprovistas de vegetación alumbrarán los abarrancamientos, tras ser afectadas por la erosión fluvial. – Calcáreos, de rocas duras y permeables que aportan gargantas, valles, etc., generalmente por disolución química. En áreas frías y alta montaña la disolución de la caliza es muy activa, porque estas aguas absorben gas carbónico en gran cantidad. Pero también en las áreas cálidas la disolución es rápida, porque las aguas tibias son muy agresivas ante la caliza. – Volcánicos, o de roquedo microlítico (cristalizado en forma de microcristales alargados), con aspecto diferente en la conformación de relieves. Casi todos alumbran formas de construcción: * Puras (coladas, superficies continuas, domos y agujas). * De escorias (conos simples y campos de escorias). * De conglomerados (producto de sulfataras, eruptivos, de mezclas sedimentarias...). * Destructivas (cráteres y calderas) y de excavación (espigones, diques...). GEOGRAFÍA E HISTORIA

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2.2. La diversidad del medio según sistema erosivo y modelado resultante Los elementos climáticos (temperatura, humedad, presión y vientos) se combinan con los factores (latitud, continentalidad y altitud), y la conjunción de ambos. Aportará los tipos de climas, que, a su vez, catalogarán a los diferentes medios geográficos del mundo. La acción de los elementos climáticos es la siguiente: – Temperatura. Se determina por la latitud, influjo del mar o tierra y altitud. Disminuirá con el aumento de la latitud, y viceversa; pero esa variación es justo la mitad en el hemisferio austral, por la menor cantidad de tierras emergidas y consiguiente mayor influjo marítimo. La continentalidad aumentará con la distancia a las costas (propiciará mayores amplitudes o variaciones térmicas). Y la altitud incide haciendo disminuir las temperaturas, si bien es preciso mencionar el papel negativo de las inversiones térmicas, como gran alteración a esta norma. Todas esas combinaciones actuarán de diferente forma sobre los relieves, aportando formas de modelado dispares. – Humedad y pluviosidad. Están influidas por la latitud, continentalidad y altitud. La latitud es quien condiciona el esquema de la circulación general atmosférica, de tal modo que las máximas aportaciones se darán sobre el ecuador; disminuirán en el cinturón subtropical de altas presiones, y se incrementarán en latitudes medias como consecuencia del influjo del frente polar. Así la mayor o menor cantidad de agua incidirá sobre las formas de erosión, y el aspecto paisajístico. – Presión. Al margen de las grandes masas de aire con origen en la circulación general atmosférica, resaltarán los vientos locales (de carácter térmico), o las brisas térmicas (en zonas litorales). Son fenómenos debidos a recalentamientos sobre un suelo cálido, y al ascender el aire rápidamente deja un hueco que será ocupado por otros más fríos y pesados. Y la acción directa correspondiente a los factores es la siguiente: – Latitud, un factor planetario, con incidencia de la disposición zonal. – Continentalidad, un factor geográfico, que incide con máximas aportaciones en las fachadas occidentales de los continentes. – Altitud, también geográfico, que actúa por medio de la precipitación orográfica, provocada por ascenso de aire en las laderas de barlovento. La combinación de sustrato y forma del relieve expuesta a los elementos y factores climáticos aporta los sistemas erosivos. El clima es el principal responsable de la escultura del relieve al provocar los procesos de erosión y acumulación de materiales previamente erosionados. Y existe una zonalidad de modelados, con diversos sistemas de erosión en relación con los diferentes tipos de climas. Así, sobre un determinado volumen de materia prima rocosa actuará un sistema erosivo según el clima: alteración química, disgregación mecánica, etc. Además a cada clima le corresponde una vegetación, que también influirá en el modelado de forma indirecta, dependiendo de sus adaptaciones. De ese modo, la trama radial o en retícula de las raíces sujetará los granos al suelo, dificultando la acción de la arroyada; y cuando sea escasa o discontinua la acción de dichas aguas será más intensa. El clima favorece la acción de los agentes erosivos y de transporte y contribuye con ello a crear relieves, y entre ellos: – Glaciar. El hielo es el agente climático de actuación en la montaña, cuya huella se encuentra difundida en muchas alineaciones desde las glaciaciones cuaternarias. 8

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– Periglaciar. La actuación del hielo se desarrolla durante algunos periodos anuales alrededor de las altas cumbres, siempre por debajo del nivel de las nieves perpetuas. El agente erosivo es la gelivación, o estallido de las rocas por la alternancia rítmica del proceso hielo-deshielo. – Oceánico. La cobertura de árboles caducifolios, típica de estos sectores, impone que la erosión mecánica se vea muy amortiguada. Pero la abundancia de lluvias, unida a la suavidad térmica, hace que el predominio erosivo quede en poder de la alteración química de las rocas. – Continental. Ahora son las heladas y la arroyada derivada del deshielo. Ambas derivan de los con trastes térmicos provocados por la escasez de influjos directos oceánicos. – Mediterráneo. Se debe a una cobertera vegetal discontinua y a la caída, a veces muy brusca, de precipitaciones en chaparrones violentos. Así se facilita mucho la acción de la arroyada (proceso por el que las aguas corrientes producen en superficie surcos o hendiduras, dando origen al relieve de cárcavas; y puede ser concentrada o difusa), y la formación de cárcavas (hoyas o zanjas excavadas por las aguas continentales) y badlands (las tierras malas, terrenos de sedimentos blandos fuertemente erosionados por la acción intensa del viento y de la lluvia). – Árido interior o costero. Aquí desempeña un papel primordial la erosión eólica (del viento), si bien la acción de la arroyada puede transformar a los relieves en horas, y de forma más intensa que la actuación regular del viento. – Subdesértico. Es la variante denominada borde del desierto, un sistema morfogenético en el que la acción esencial sobre el modelado la ejerce la arroyada. – Pluvial intenso costero. El agente erosivo principal es la disolución, que actúa intensamente debido a elementos climáticos propicios, como las temperaturas constantemente elevadas y precipitaciones muy abundantes. Así pues, el clima es agente creador de modelados, bien a partir de la erosión eólica, proceso hielo-deshielo, de la dilatación-compresión de las rocas por medio de los contrastes térmicos, lavado de suelos ejercido por las aguas de lluvia, etc. Pero toda acción climática también estará condicionada por la cobertera vegetal.

2.2.1. En interfluvio La composición litológica, la mayor o menor resistencia de las rocas, también interviene en los procesos erosivos, y alumbra dos tipos de relieves: – Estructurales, en relación directa con la arquitectura del relieve (es sinónimo de tectónica, y se refiere a la disposición de los materiales debida sólo a las fuerzas constructivas). – Diferenciales, los que debido a la distinta dureza de los materiales que los componen permiten o impiden que la erosión actúe a distinta velocidad en rocas de dureza diferente. Los interfluvios, o extensiones de terreno emplazados entre cauces, ocupan la mayor parte del relieve terrestre y, por ello, están sujetos a los siguientes procesos erosivos: – Meteorización, o alteración de los materiales como consecuencia de la intervención de los agentes erosivos externos, que puede seguir un proceso de disgregación GEOGRAFÍA E HISTORIA

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de las rocas a partir de procesos mecánicos, con origen en las diaclasas (fisuras o grietas de las rocas), a través de las cuales se facilita su desintegración, y con el hielo como principal agente erosivo (por gelifracción). La variación térmica, con cambios bruscos de temperatura, también actúa dislocando componentes mineralógicos de la roca. La disgregación (por agua, hielo o temperaturas) se lleva a cabo mediante: * Fragmentación en bloques (calizas, granitos, dolomías...). * Gelifracción (que aporta los mantos de derrubios), descamación (o descascarillado en placas sobre rocas cristalinas), y desmenuzamiento de rocas (también cristalinas, pero en granos). * Disolución, por el agua, en superficie (pluvial) y profundidad (subterránea). Se lleva a cabo en dos procesos: • Disolución propiamente dicha, cuando las moléculas del mineral se hallan disueltas en agua. • Coloidal, cuando las moléculas del mineral disuelto se presentan unidas formando agregados que no sobrepasan dos micras de diámetro.

El agua cargada de sustancias en disolución es el complejo absorbente, y el traslado de sustancias en partículas hacia el interior del suelo es el lavado.

* Alteración química, sobre los silicatos, los componentes más comunes de las rocas, y que conduce a la formación de arcillas, un silicato de aluminio de estructura laminar en gran cantidad de rocas, por lo que muchas son alterables por la acción mecánica. Cuando son afectadas por el agua se transforman en plásticas, y les permite deslizarse por vertientes.

Tanto los procesos mecánicos como químicos se convierten en el origen de la regolita, manto de derrubios fundamental del suelo.

– Transporte. La ablación de los materiales erosionados supone un desplazamiento de los mismos, el transporte, efectuado por los agentes de la dinámica externa: gravedad, agua (arroyamiento, escorrentía, disolución, rodamiento, deslizamiento...), viento (erosión areolar), hielo (con desplazamiento laterales o frontales), corrientes marinas, etc. Hay formas muy claras del relieve debidas al transporte, como las dunas. – Sedimentación, o depósito de materiales transportados, con formas de acumulación debidas sólo a este fenómeno (mantos de derrubios, taludes, cordones litorales...). Puede ser química (el agua cargada de arcilla puede evaporar, y el mineral se incorpora al suelo sólo por procedimiento químico). Sin embargo, la sedimentación es un proceso sobre el que actúan otros agentes erosivos construyendo nuevos paisajes y medios a través del transporte y nuevas sedimentaciones.

2.2.2. En montaña Los tipos de montañas resultantes de los relieves plegados están ligados al sistema de erosión, que, a su vez, viene determinado por el relieve y latitud. Como resultado pueden distinguirse medios montañosos: – Templado, con relieves sometidos a la acción de arroyada y deshielo, lo que se traduce en fuertes contrastes por la resistencia de las rocas a dichos agentes. 10

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– Polar, con relieves enterrados bajo el hielo, y sujeto a la acción de la crioclastia (gelifracción). – Escandinavo, con erosión glaciar que alumbra cumbres poco resaltadas y valles profundos, a menudo invadidos por el mar, como en los fiordos (golfos ramificados de paredes acantiladas que se internan sobre los continentes). – Altoalpino (Alpes, Himalaya), con tres límites: altas cumbres (polar), valles (escandinavo), y zonas externas (templado). – Semiárido (Sahara, Arabia), con montañas aisladas, sin valles y entre extensas llanuras. – Tropical, con macizos de pendientes muy empinadas que incorporan a los panes de azúcar (cerros de forma cónica y de constitución granítica), separados por grandes valles.

2.2.3. En vertiente Los derrubios erosionados discurren por vertientes, con diferente componente: – Rocosa. Los movimientos de materiales (sobre los que ha actuado previamente el hielo a través de las diaclasas) son bruscos y rápidos, dando lugar a amontonamientos de bloques. – Blanda. Los movimientos son lentos, y llevados a cabo por: * La arroyada, que puede ser: concentrada (creando badlands) y difusa (ahora con regatos). * La solifluxión, o descenso de materiales en forma de barro en terrenos arcillosos, que dan lugar a depósitos de materiales finos. * Deslizamientos en seco, que alumbran las terrazas (superficies planas, estrechas y alargadas que interrumpen una pendiente, formadas generalmente por la acción de las aguas y del hielo).

2.2.4. En cuenca fluvial Hay multiplicidad de tipos de cuencas fluviales, tantas como relieves, cauces y superficies puedan darse. Una cuenca fluvial es la porción de territorio que vierte sus aguas hacia un cauce, y suele encontrarse separada de otra por alineaciones montañosas; además está surcada por un curso. Cuando la potencia bruta del río implantado es alta erosiona, arranca, y transporta materiales (la carga) en disolución, suspensión, rodamiento, etc. Y el tamaño de los materiales cargados crece con la velocidad del agua y la densidad (a mayor carga mayor densidad). Un curso fluvial está integrado por tres elementos: – Lecho mayor, el área susceptible de inundación. Su perfil es alomado debido a los resaltes de ribera que dominan el lecho menor. – Lecho aparente, determinado por las orillas, y que no tiene porqué estar ocupado por agua. – Canal de estiaje, que abarca solo una parte del lecho aparente. GEOGRAFÍA E HISTORIA

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La actuación de un río deriva de su velocidad de flujo (que puede ser laminar o turbulento), que, a su vez, depende de la rugosidad del lecho (la resistencia que ofrece a la velocidad del agua), pendiente y cantidad de agua. Pero un curso o torrente con régimen fluvial esporádico actúa más intensamente cuando se emplaza en: lugares rocosos derrubiables, pendientes fuertes, lugares con unos contrastes pluviométricos notables, etc. De manera que la acción de los ríos se centra tanto en procesos químicos como físicos. Los físicos se concentran en la ablación (corte), abrasión (desgaste por fricción), y corrosión (que aporta estrías y acanaladuras), que conllevan el posterior transporte de materiales por rodamiento y saltación. Las formas derivan de dos grandes procesos erosivos: – Ablación, que aporta: * Meandros, unas variaciones de cauce, tanto en aguas mansas como rápidas, que se apartan de la dirección del principal para volver a él tras describir una curva. El perfil transversal se define porque en la parte cóncava el lecho es más profundo que en la convexa, donde se depositan los materiales, que aportan una pendiente más suave y menos profundidad. Y hay tipos de meandros: libres, en las llanuras, producto del discurrir errático de las aguas; encajados, típicos de los sectores rocosos; y abandonados, con la forma característica de media luna. * Trazado de capturas, cuando un curso o tramo capta a otro o es captado. En el antiguo curso aparecerá un valle muerto. El punto de contacto será el codo de captura, que indica la dirección del río capturado. Y hay capturas tangentes, que se presentan entre distintos brazos de un río. Y derrames, en las grandes crecidas, cuando las aguas de un río invaden a las de otro aportando materiales de acumulación. Unos y otros suelen estar ligados a los paisajes cársticos. – Acumulación, que incorpora: * Aluviones, en llanuras de acumulación. * Terrazas aluviales, por acumulación de aluviones, en forma de escalones o encajadas, y con talud. * Mantos aluviales, generados por la arroyada. * Rañas, formadas por acumulaciones de fragmentos groseros y disposición anárquica, debidos a crecidas.

2.3. Los modelados o morfologías húmedas y templadas 2.3.1. Medios húmedos A causa de la abundancia de agua y de temperaturas uniformemente elevadas es la actuación química quien define a los medios húmedos. Los componentes de la roca que pueden ser disueltos desaparecen por lixiviado (lavado), aportando los suelos latosoles, muy cargados de hidróxidos de hierro y aluminio (los componentes no solubles). El resto son introducidos por percolado hacia el interior del suelo, o bien arrastrados por las aguas hacia los cursos fluviables. Y son las grandes concentraciones de minerales no solubles las encargadas de formar las denominadas corazas lateríticas (características de las regiones tropicales muy húmedas, derivadas del alto contenido en óxido de hierro, que aporta te12

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rrenos estériles y costras ferruginosas, las corazas lateríticas). En su constitución también interviene la vegetación, al hacer uso de otros minerales y de materia orgánica; y dejar a los silicatos de arcilla, que al ser meteorizados forman los ácidos silícicos, con acumulaciones en superficie de arcilla e hidróxidos de hierro. Además, la corrosión de las rocas es intensa, ya que se dan las condiciones de abundancia de agua, humedad y temperatura. Luego interviene la escorrentía, debido a la cantidad y regularidad de agua disponible. Por ello en las llanuras se forman meandros y grandes cursos fluviales, con alta carga de materiales en disolución y suspensión. En áreas montañosas se difundirán los desprendimientos por ablandado de la roca. Cuando aparece la estación seca los suelos ya son los latosoles amarillentos, muy lixiviados por la cantidad de agua disponible en la época de lluvias. Pero la instalación de redes hidrográficas arroja cursos fluctuantes en su caudal de acuerdo con las estaciones. Al margen de la formación de zonas de inundación, luego transformadas en barrizal (y posteriormente por desecación en áreas con suelos frágiles y con figuras geométricas), el elemento erosivo fundamental continúa siendo la acción química, seguida de la arroyada.

2.3.2. Medios templados Se presenta la siguiente estructura climática: – Climas subtropicales húmedos con pronunciada continentalidad. Los suelos de estas regiones son los rojo-amarillos fuertemente lixiviados, que se relacionan con los latosoles de las zonas tropicales (ecuatoriales). Son ricos en óxidos de hierro y aluminio, pero pobres en nutrientes vegetales. – Climas marítimos de costa occidental, donde se combina la uniformidad térmica con un régimen mediterráneo, lo que provoca que la lixiviación se encuentre acentuada en los podzoles, de naturaleza ácida. Como las temperaturas son bajas la actividad bacteriana es poca, y los depósitos de humus son potentes. Así, los ácidos de la vegetación reaccionan con los del suelo y alumbran bases de calcio y sodio, que se traducen en suelos podzólicos grises y pardos, donde la lixiviación es el sistema erosivo. – Climas mediterráneos, o subtropicales con verano seco, con suelos dominantes pardo rojizos y terras rosas, menos lixiviados y más sujetos a la acción de la arroyada, creadora de badlands y cárcavas. – Climas desérticos y esteparios de latitudes medias, que ocupan una amplia extensión (sobre todo las segundas), donde la continentalidad se deja notar en exceso, con evaporación que en ocasiones sobrepasa a la precipitación. Con ello dominan los suelos secos, muy expuestos a la arroyada de aguaceros locales y a la formación de barrancos. Son los pardos claros o grises, que presentan exceso de carbonato cálcico y que forman costras duras (caliche). – Climas continentales húmedos, donde las variaciones térmicas son notables y el máximo de precipitaciones es estival, con dominio de masas polares continentales en invierno. Predominan los suelos podzoles grises y pardos moderadamente lixiviados; y también los fuertemente lixiviados, deficitarios en calcio, potasio y magnesio, que además son ácidos. En las áreas más secas los chernozem, oscuros, con abundante calcio y potasio, y poco lixiviados. Puede decirse que el agente erosivo esencial varía en razón de la cantidad de agua, si bien es coincidente con su actuación centrada en el mayor o menor lavado de los suelos. En altura dominará la acción de los hielos. GEOGRAFÍA E HISTORIA

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2.4. Morfologías litológicas: los paisajes cársticos Derivan de la alteración química de las rocas, de los carbonatos cálcicos que al reaccionar con el agua se transforman en bicarbonatos cálcicos. Sobre la roca dura caliza y permeable la acción del agua excava valles estrechos. Es así como los ríos se abren paso por las calizas, entre gargantas y cañones. Pero la mayor parte de las precipitaciones percola, se infiltra en la roca; y en interfluvios los terrenos calizos presentan depresiones cerradas con perforaciones que responden a la disolución de las calizas para permitir el avance del agua hacia el interior. Estos paisajes están definidos por la presencia de: – Lapiaces, o redes de acanaladuras sobre la roca abiertas por la arroyada. – Simas, en profundidad, y comunicadas por galerías, una derivación de los ensanchamientos de fisuras efectuada por aguas de infiltración. – Dolinas o torcas, unas formas de disolución o de hundimiento de la bóveda, de forma ovalada o circular, y en superficie. – Uvalas, pequeñas cuencas cerradas fruto de la conjunción de dolinas. – Poljés, cuencas cerradas de grandes dimensiones. Pero también hay cars en alta montaña, con dominio del lapiaz (caliza disuelta desde las grietas). Por último, aparece el cars tropical, en sectores cálidos y húmedos, donde la disolución es rápida, a la que se une la proporcionada por los restos vegetales en descomposición. La masa caliza queda reducida a pitones o cars en torres.

3. EL RELIEVE Y LA ESTRUCTURA: CUBETAS, ESTRUCTURAS PLEGADAS Y FALLADAS, RELIEVE VOLCÁNICO 3.1. La diversidad del medio por composición de materiales Atendiendo a la estructura de los materiales los medios se pueden clasificar en: – Zócalos, o estructuras de materiales antiguos arrasados por la erosión, y fácilmente fracturables por su dureza. Presentan la doble variante de: escudos, basculados y fallados; y macizos, que pueden ser plegados. Los continentales son grandes plataformas graníticas fracturadas por la poca elasticidad de las rocas (escudos canadiense, escandinavo, siberiano, y chino); y se extienden por áreas tropicales y ecuatoriales (África, Arabia, Asia Meridional, Brasil, Australia). – Cubetas, o cuencas de grandes dimensiones sobre las que se han depositado sedimentos. Son debidas a hundimientos del zócalo, y en su interior los sedimentos se estructuran en capas horizontales inclinadas (en cuestas). Y el sistema de erosión es lento en climas templados, y rápido en periglaciares (compresión-dilatación por las temperaturas) e intertropicales (reacciones químicas). Zócalos y cubetas están integrados por rocas, y éstas por minerales, puros o combinados: – Rocas, porciones terrestres con homogeneidad, relativa al estar compuestas por varios minerales, en forma cristalina o amorfa, presentándose cada componente en 14

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forma propia o derrubios. Se definen como una asociación de compuestos, que se puede presentar de dos formas: sólida (caliza, granito...) y líquida (petróleo). Según su formación, se dividen en cuatro grupos: * Magmáticas. Sus componentes se forman en sucesión regular por cristalización temprana, principal o residual. Pueden ser ácidas, intermedias y básicas; pero también alcalinas y alcalinocálcicas. Y según su estructura cristalina desde hipocristalinas a vítreas. * Sedimentarias. Se originan por sedimentación a partir de diferentes tipos de materiales (químicos, orgánicos, etc.). Y los sedimentos se consolidan y endurecen con las estratificaciones. * Metamórficas. Están en relación directa con los procesos orogénicos, que transforman mineralógica, estructural y químicamente a rocas endógenas y exógenas. * Migmatitas. Son las rocas ultrametamórficas. – Minerales, que disponen siempre de una composición determinada. Las múltiples combinaciones derivadas, alumbran dos tipos de medios: – Cristalinos, sobre los zócalos, con la doble variante de: * Holocristalinos: de composición muy diferente, con granito, feldespato, cuarzo y mica, y textura contrastada (aplitas –rocas microgranudas de la familia de los granitos, compuestas por micas y feldespatos–, granudas...). * Metamórficos: con roquedo recristalizado, ubicados en grandes macizos. Se trata de rocas enfriadas en profundidad, hecho que ha permitido cristalizaciones perfectas. Presentan dos variantes, que aportan relieves alomados o convexos: • Plutónica, conformada por rocas intrusivas, profundas, sin estructura orientada, como la diorita, sienita, etc. Los paisajes son los graníticos, que también pueden presentarse en forma de rocas blandas, con tres resultados: la abundancia de biotitas en forma de láminas les hace fácilmente deleznables; la pequeña proporción de cuarzo les hace menos resistentes; y la abundancia de granos gruesos, que les convierte en más fácilmente atacables por los agentes erosivos. La forma más típica de paisaje es la descomposición en bolas, en todo tipo de climas. • Metamórfica. Los medios cristalinos más relevantes, con sus características, son: de formas deleznables, con arenas y arcillas fácilmente erosionables; de vertientes, con amontonamientos; de aristas dentadas, con rocas poco permeables; y de panes de azúcar, o domos lisos. Resaltan tres tipos de paisajes: pizarrosos, en disposición laminar; esquísticos, menos resistentes a la acción erosiva; y gnéisicos, con cuarzo en los esquistos que da lugar a relieves en bolas, parecidos a los graníticos. – Sedimentarios, sobre las cubetas, unos paisajes derivados de un doble origen: la destrucción de tipos de rocas (importadas); y combinaciones químicas (vegetal, como la hulla, o animal como las coralinas). Son los medios detríticos, que según su origen pueden ser: continentales, lacustres (turba), lagunares y marinos (neríticos, depositados cerca de la costa y a poca profundidad; batiales, hasta 2.000 m); y abisales, en fosas profundas a más de 2.000). Pero los paisajes serán también GEOGRAFÍA E HISTORIA

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diferentes atendiendo al tipo de roca sedimentaria. Así podrán encontrarse de: conglomerados (cantos, bloques, con brechas de fragmentos angulosos y pudingas –con formas redondeadas producto de la acción erosiva–); y areniscas, con rocas resistentes, luego fracturadas por la acción del hielo. Si la roca sedimentaria es caliza dará lugar a relieves: cársticos, creados por disolución al ser carbonatos cálcicos, y por tanto solubles; biohémicos, con la aparición en mares cálidos y de aguas limpias de medios coralinos; calizos orgánicos (procedentes de caparazones de animales marinos), travertínicos, etc; y calizos alóctonos, formados a partir de la destrucción de rocas calcáreas (encriníticos, formados por esqueletos animales; olíticos, en relación con las calizas recifales; dolomíticos, con mezcla de magnesio; etc.). El relieve cárstico alumbrará formas de relieve: cañones, lapiaces, simas, dolinas, uvalas y poljés, etc.

3.2. La diversidad del relieve por la forma de las estructuras La estructura aparece cuando los pliegues de materiales son amplios y éstos presentan notables contrastes de dureza. Las estructuras pueden ser: – Complejas, o plegadas, las estructurales puras, puesto que atienden a su génesis y estructura, con dos tipos: * Plegadas, con resalte de tipos de relieve, y entre ellos los jurásicos, apalachenses y alpinos. * Falladas, sobre materiales duros. – Simples, o sedimentarias, las formas menos estructurales, más debidas al sistema erosivo, y con doble estructura, horizontal e inclinada. El paisaje morfológico de los medios estructurales es original, con picos y crestas en alturas y valles en sectores bajos. Suele disponerse en forma de trama, con valles y crestas interrumpidas por ríos que discurren perpendicularmente. Así el relieve puede calificarse de diverso, porque también lo son los sistemas de pliegues, y diferente la resistencia de los materiales y la acción de los agentes erosivos. La variedad de paisajes se ve matizada con la presencia de cadenas montañosas. Al margen de su génesis, todo relieve plegado depende del tipo de plegamiento, por lo que aparecen estructuras plegadas de dos tipos: – Simples, que presentan sinclinales y anticlinales, pero su evolución viene determinada por la erosión diferencial; destruida la capa dura los agentes erosivos atacan a la blanda, lo que puede, por desarrollo, llevar al arrasamiento o planización. – Complejas, que alumbran medios de montaña diferenciados: * De pliegues regulares, porque los materiales son elásticos, como en el Jura, Atlas... * Potentes pero poco regulares, como en los Apeninos. * De incorporación del zócalo a la cordillera, como en las cadenas asiáticas. * De mantos corridos (Chablais). * De cabalgamiento. * De ascenso de rocas desde el fondo de geosinclinales (los batolitos alpinos). 16

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También la acción del plegamiento incide en la variedad de medios. Así puede hablarse de los siguientes: – Plegados, con varios tipos. Resaltan los jurásicos (conformes con la estructura, con anticlinales en forma de bóvedas y sinclinales en forma de valles). Hay variantes (al margen del Jura, que les da nombre) como los Alpes de Provenza, y los medios plegados alóctonos (con pliegues inclinados y tumbados en la dirección del empuje, y especialmente los Apalachenses, con crestas paralelas de rocas duras separadas por depresiones). – Fallados, que no son debidos al plegamiento, pero sí derivados de él, ya que la fracturación de las rocas procede de tensiones que también han plegado, si bien la dureza de los materiales ha originado fracturas. Se presentan con desnivel o sin desnivel tectónico, y, a su vez, con fallas conformes, inversas, normales, contrarias, escalonadas, etc. Luego los agentes erosivos intervienen nivelando; pero si la resistencia de las rocas es distinta la zona más blanda será erosionada, creando un nuevo escarpe de falla.

3.2.1. Estructuras simples o cubetas Las formas estructurales más simples aparecen en las cubetas sedimentarias, porque las rocas en disposición horizontal no sufren cambios en su disposición, que suele ser tabular o ligeramente inclinada.

3.2.1.1. Estructuras horizontales Son las llanuras, que pueden ser de dos tipos: – Bajas, con drenaje mediocre, y cuyo contacto con el mar permite la instalación de lagunas y marismas, con sedimentaciones fluviales o marinas. Las depresiones estarán excavadas en las rocas blandas más bajas. – Elevadas, que suelen estar cortadas por valles, y sobre cuyas capas sedimentarias la erosión diferencial ha dejado cerros testigos, restos de la plataforma frente a las cuestas, unas elevaciones aisladas en las mesetas, como indicio de la extensión y elevación de éstas, y separados por la erosión. También, la escasez de estratos duros permite que estas mesetas sean ocupadas por valles cada vez más extensos. Todo el relieve es suave y de formas convexas. Pero hay presencia de cuestas, en los rebordes de altiplanicie, con estructura sedimentaria monoclinal, y capas resistentes superpuestas sobre las blandas. Y en el mismo lugar escarpes de falla, identificados por su trazado rectilinio.

3.2.1.2. Estructuras inclinadas Se forman por la inclinación de los estratos, tanto duros como blandos. La erosión incide sobre las rocas blandas, lo que permite el resalte de las más resistentes (Cuenca de París, Lorena…). Pero estas llanuras presentan vertientes abruptas, irradiación de las cuestas, etc. En los relieves en cuesta los elementos son esencialmente dos: – Frente de escarpe o cuesta, desde el dorso de la cuesta al valle. Es la vertiente anaclinal de la cuesta, la que desciende en sentido inverso a los estratos. Es el escarpe orientado hacia el exterior de la cuenca, y corresponde al espesor de la roca dura cortada por la erosión. GEOGRAFÍA E HISTORIA

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– Reverso, una superficie estructural plana, inclinada de igual modo que la capa dura exhumada que le da origen. Se dan en los bordes de las llanuras sedimentarias, de los macizos antiguos, con un excelente ejemplo en la plataforma del Sahara, que aporta excelentes ejemplos de cuestas de arenisca, los tassilis. En esos bordes el relieve es atacado por la erosión fluvial, que modela las cuestas. El resto de elementos del paisaje está conformado por dos elementos: en los bordes montañosos la actividad de las aguas fluviales construye los piedemontes, unas acumulaciones de sedimentos detríticos de rocas blandas; y al ser atravesados por los ríos forman colinas.

3.2.2. Estructuras complejas plegadas 3.2.2.1. Conformes y de inversión o jurásicas Los jurásicos son relieves conformes con la estructura, es decir que la forma depende de su génesis y estructura. Pero también presentan relieves invertidos. Disponen de pliegues paralelos bien individualizados, regulares, simétricos. Y el estilo sajónico se le aproxima, pero los pliegues están asociados a fracturas. Deben su nombre a la cordillera del Jura franco-suizo, cuyos pliegues se reflejan en el relieve, con un conjunto de elementos definidos en: – Anticlinales, que conforman bóvedas, y con disposición de elementos básicos: * Monts, o bóvedas, generalmente calcáreas, generadas por la erosión. * Ruz, o valles que cortan el plano del anticlinal, especialmente en los valles laterales de los grandes valles longitudinales. * Cluses, o valles que cortan transversalmente a los anticlinales, generados por los ríos. * Combes, o alturas de anticlinal vaciadas por la acción fluvial hasta conformar valles de anticlinal o depresiones con escarpes que acaban en crestas. Se abren en las cluses. – Sinclinales o valles, que separan monts y crestas. Cuando estas estructuras son atacadas por la erosión las capas blandas son las primeras destruidas, y solo subsisten en fondos de los sinclinales. Entre tanto, las duras forman el armazón de la estructura jurásica, aunque tampoco esa superficie tectónica es original debido a la acción erosiva. Pero la apariencia de relieve originario también hace que se les denomine relieves simples. Sin embargo el ataque erosivo comienza con la acción del hielo en altura, generalmente a través de las cluses, que excavan un cañón, en cuyos flancos actúan los torrentes. Y los relieves jurásicos están muy repartidos: Atlas Medio, Atlas Sahariano, Dorsal Tunecina, Montes Zagros (Irán), Cordillera Cantábrica, etc. Las estructuras alóctonas o de inversión también son conformes. Son típicas de las formaciones prealpinas (especialmente en Provenza), con relieves más pesados, pliegues menos regulares y composición caliza. Sus características son: – La erosión no ha excavado combes. – Las cluses son estrechas. 18

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– Los sinclinales son amplios, con forma de depresiones y presencia de cuestas. – Cuando las aguas de los ríos atacan la base de la capa dura, en el fondo de los sinclinales surge una inversión del relieve plegado debido al ensanchamiento de las combas. A partir de ahí se puede llegar a una inversión del relieve plegado, ya que los anticlinales pueden quedar desfondados. – Los fondos de los sinclinales dominan a los anticlinales vaciados, y conforman los sinclinales colgados (Alpette, Chartreuse, Peña Oroel, San Donato, Jaca, etc.). Esta evolución viene determinada por la erosión diferencial, puesto que destruida la capa dura los agentes actúan sobre las blandas.

3.2.2.2. De aplanamiento o apalachenses Son estructuras complejas plegadas, resultantes del aplanamiento seguido de un desgajamiento de las crestas en rocas duras como consecuencia de una reactivación de la erosión. Ello significa que el relieve ha sido levantado después de la planización, y por ello el sistema erosivo inicia una labor selectiva, excavando y encajándose sobre las rocas blandas y destapando a las duras (areniscas y granitos). Así las cumbres duras aparecerán con altitudes desiguales, y los surcos quedarán establecidos sobre los materiales blandos. Las cimas achatadas son el mejor testigo del proceso erosivo de arrasamiento, en Bretaña, Macizo Central Francés, Urales, cadenas del Cabo, Apalaches, Sierra Morena, montañas astures y gallegas, etc. Incorporan las formas jurásicas heredadas (monts, combe, ruz, cluse, etc.), e incorporan otras nuevas (crestas, pasillos, brechas, etc.). Son relieves que aparecen en zócalos y escudos, pero que son escasos por: – Estar muy rejuvenecidos. – Ir acompañados de fallas, como en el sur de Bretaña. – Incorporar elementos. Los más puros están en el Jura, pero incluso presentan dos aportaciones: * Cabalgamientos (sinónimo de recubrimiento), una superposición anormal parcial de un conjunto geológico sobre otro. * Mantos de corrimiento, un proceso típico de la orogénesis alpina, en el que una fracción del pliegue queda separada de su raíz y empujada sobre capas más jóvenes. Y constan de raíz y frente del manto. Al relieve le da nombre la cordillera norteamericana de Los Apalaches, definida por la presencia de tres elementos básicos: – Crestas paralelas de rocas duras. – Cluses, de dos tipos: muertas, aprovechadas por los ríos para conectar valles; y vivas, en proceso de evolución. – Escarpes de rocas duras. Es una cordillera antigua transformada en penillanura por la erosión, con similar altitud de crestas, debido a la también parecida resistencia de las rocas. Luego se han producido dos reactivaciones: – Orogénica erosiva, que ha mantenido a las alineaciones de rocas duras. – Erosiva, que ha dejado al descubierto los pliegues. GEOGRAFÍA E HISTORIA

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3.2.2.3. Alpinas o alóctonas puras Frente a las cordilleras autóctonas (las desarrolladas en el sitio, como las jurásicas) están las alóctonas (desarrolladas en otro lugar). Se trata de formaciones generadas por plegamientos intensos en la dirección del empuje dominante, con pliegues transportados por deslizamiento, alumbrando los corrimientos. Son alóctonos, y en ellos se diferencia: – Frente, de la capa desplazada. – Manto, integrado por las capas plegadas desgajadas de su raíz. – Raíz, de la que se desprendieron los mantos. El estilo más elemental presenta pliegues-falla y cabalgamientos, con series estratigráficas invertidas. Toma el nombre de Los Alpes, por los extensos mantos de corrimiento que dan origen a unas estructuras de gran complejidad tectónica. Así, las cumbres disponen de materiales mucho más antiguos que los de la base, de tal manera que son macizos montañosos con restos de un manto de corrimiento con numerosas formas de pliegues: tumbados, superpuestos, desplazados, etc. Así pues, su principal característica es la presencia de series estratigráficas invertidas, junto a la complejidad. Este rasgo distintivo del estilo, derivada de dos hechos: – Los extraordinarios empujes padecidos por los bloques, que alumbran imponentes desniveles, sobre los que la acción erosiva es intensa y violenta. – El núcleo, que está en los macizos; pero el relieve es muy diferente y complejo. De esos hechos derivan sus características y elementos: – La disposición irregular de las rocas. – El relieve confuso, con valles sobreimpuestos y reparto de tipos de pliegues: tumbados, creando un relieve monoclinal; en abanico; en cofre, con la cumbre llana y bordes inclinados; en cúpula; y diapírico, con una capa blanda comprimida que revienta el anticlinal y se extiende sobre las rocas superiores. – La presencia de Klippes, o paquetes de rocas duras pertenecientes al manto de corrimiento, pero aislados por la erosión. – La existencia de ventanas tectónicas, valles labrados en los cuales aparece el sustrato más joven apoyado sobre capas antiguas. – La abundancia de crestas y valles, esculpidos sobre rocas metamórficas. – La difusión de: los cabalgamientos, con capas formando frentes de cuesta; y fallas, líneas a través de las cuales actúa la erosión. – La presencia de corrimientos, que se pueden confundir con los cabalgamientos, con bloques cristalinos que corren con las capas sedimentarias (como en Monte Perdido). Se puede recapitular señalando que domina la diversidad de estructuras y relieves estructurales, con presencia de grandes valles interiores. Y la actividad erosiva es muy intensa, aunque inicial, porque se trata de formaciones jóvenes. Además, la zona externa está delimitada por la del plegamiento, sin sufrir allanamiento, si bien el ritmo de los ciclos erosivos presenta variaciones según varios factores, como por ejemplo la incidencia sobre los tipos de unidades tectónicas. Por su parte, las zonas internas se remontan a la era secundaria. Y, por 20

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último, en el área de contacto entre ambas, la zona interna y externa, aparecen montañas fuertes. Sobre este mosaico están representados casi todos los tipos morfoestructurales: – En la zona interna, los relieves dominantes son bloques altos y bajos, y la presencia de fallas con acumulaciones detríticas. Generalmente están poco plegados, e incluso presentan hasta manifestaciones volcánicas. – En la zona externa la variedad es mayor, porque se mezclan materiales antiguos y modernos, actuaciones erosivas dispares, pliegues, corrimientos, etc. Además, la variedad de plegamientos alpinos está en consonancia con su difusión sobre la superficie terrestre, de tal modo que puede hablarse de: – Cordilleras de sedimentos potentes poco plásticos (calizas o areniscas), con pliegues pesados (Apeninos). – Incorporaciones del zócalo a la cordillera, con mantos de corrimiento de gran complicación y amplitud. – Mantos corridos a grandes distancias, con capas muy irregulares. – Cabalgamientos a cortas distancias, con formaciones diapíricas (masas rocosas que por su plasticidad revientan los pliegues al ser comprimidas, y se extienden por encima de rocas estratigráficamente superiores). – Intrusión de batolitos (masas rocosas profundas formadas por rocas cristalinas que en estado líquido han alcanzado las capas superiores y se han solidificado) en los anticlinales, que cortan a las series sedimentarias (como en los Andes y cordilleras que bordean al Pacífico). Según la incidencia del agente erosivo las cordilleras alpinas se clasifican en: – Jóvenes, donde no existen superficies de erosión que corten a los pliegues (Alpes franceses), pero con incidencia de la glaciar. – De erosión constituida, como en los Andes, con la resultante de los páramos.

3.2.3. Estructuras complejas falladas Los macizos y bloques, conformados por materiales duros, que no pueden plegarse y sí fracturarse, incorporan a los sistemas fallados, hundimientos y levantamientos. En los hundimientos las fosas se han colmatado con sedimentos procedentes de otros bloques levantados. Los sectores hundidos entre dos bloques levantados conformarán las fosas tectónicas (como la llanura de Alsacia). Los levantados entre dos fosas serán los horst. Y las fallas favorecerán a la erosión, pues suelen coincidir con abarrancamientos o valles. Las estructuras falladas abundan en las montañas medias, como las de Alemania (estilo germánico), Francia (Macizo Central, Vosgos, Ardenas), etc. Y sus rasgos distintivos son los siguientes: – Mientras en las cadenas de plegamiento sobresalen las crestas como punto culminante, ahora son las altiplanicies. – La topografía suele ser suave, ondulada, pero tajada por entalladuras con gargantas sobre las que se asientan los cursos fluviales. Domina la presencia de horizontes suaves, las superficies amesetadas, y valles profundos con escarpes rígidos. – En las planicies aparecerán o no edificios volcánicos. GEOGRAFÍA E HISTORIA

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La disposición de las rocas suele ser complicada, mientras las altiplanicies pueden ser superficies de erosión exhumadas, o bien fracturadas. Estas últimas están divididas por fallas, abombadas y fracturadas. Pero pliegues y fallas se pueden presentar asociados, porque el esfuerzo tectónico ha superado a la plasticidad de las rocas o estratos (fallas inversas) o porque se han producido fenómenos de descompresión (fallas directas o verticales). Las fracturas se deben a una fuerza tangencial de rotura, y la fuerza puede prolongar la apertura o cerrarla. Algunas se deben a los sismos, aunque lo normal es que las fallas se formen lentamente. Pueden distinguirse roturas de dos tipos: – Sin desnivel tectónico entre los labios de falla, las fracturas propiamente dichas. – Con desnivel tectónico, las fallas propiamente dichas. Y varios tipos de fallas: – Conformes, cuyo sentido es el mismo que el del buzamiento (ángulo que forma el plano de un estrato con la horizontal) de los estratos. – Contrarias, cuyo sentido es el contrario al del buzamiento de los estratos. – Inversas (no invertidas), que cabalgan. – Normales, que no cabalgan. – Escalonadas, formando gradería. – Fosas de hundimiento o tectónicas, con forma alargada. Además, los sectores fallados presentan gran cantidad de elementos: – Plano de falla, a lo largo del cual se efectúa el deslizamiento de bloques, y suele ser oblicuo. – Espejo de falla, la porción del plano de falla limpia y pulida por el deslizamiento. – Escarpe de falla, debido a desnivelación tectónica. – Escarpe de línea de falla, debido a erosión diferencial. – Línea de falla, la traza del plano de falla sobre la superficie. – Salto de falla, la distancia entre los dos puntos fallados que antes estaban al mismo nivel del plano de falla. – Sentido de falla, la dirección hacia la cual está situado el bloque hundido. Como resultado, las regiones fracturadas presentan fisonomías diferentes: – Bloques monoclinales, con un bloque inclinado que por un lado limita por una falla y por otro se hunde. – Fosas de tecla de piano, que deben su nombre a su semejanza a una tecla de piano pulsada frente a las dos vecinas en posición normal; constan de fosa, grada y horst; y su fondo lo constituye un bloque basculado y hundido.

3.3. Estructuras primitivas o volcánicas La mayor parte se encuentra en sectores fallados, alineados con el trazado de las grandes fallas terrestres: – Círculo de Fuego del Pacífico, el circumpacífico (Aleutianas, Alaska, Rocosas, Sierras Madres –se abre hasta las Antillas–, Hawai, Nueva Zelanda, Filipinas, Japón). 22

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– Eje mediterráneo: Atlas, Tirreno, Egeo, Líbano hasta Arabia, y extendido al transasiático (Cáucaso) y parte de Centroeuropa (Alemania). – Dorsal del Océano Atlántico: Ártico, Islandia, Irlanda, Azores y Canarias. – Fosas de África Oriental: Etiopía y Gran Fosa del Kilimanjaro. Conforman un dominio singular por su edificación rápida y la actuación erosiva intensa, que llega a destruir las construcciones. Los relieves están constituidos por rocas postizas a la superficie terrestre, de profundidad, ácidas (que se enfrían rápidamente y provocan las explosiones volcánicas) y básicas (que se enfrían con lentitud y generan las coladas). Y a las rocas volcánicas se les clasifica según su aspecto: – Externo, que permite distinguir entre: * Lavas, en estado fluido, unas corrientes de materias derretidas en estado incandescente (entre 1.000 y 1.300 ºC) que ascienden del interior de la Tierra y se desplazan en forma de coladas. * Escorias o materiales de proyección: bombas (magma violentamente expulsado que se solidifica en su caída, tomando forma de huso, cordada o espiral); lapilli (pequeños fragmentos en forma globular, las bombas de menor tamaño); cenizas (materiales pulverizados por las explosiones); y brechas volcánicas (mezclas de bloques y cenizas). – Interno, según su naturaleza química, y: * Muy fluidos, los basaltos, rocas efusivas jóvenes, básicas y de estructura densa, que forman domos, mantos y coladas. Están muy extendidos; y se desintegran en forma de bastoncitos. * Menos fluidos: andesitas (rocas eruptivas jóvenes que adoptan las formas de mantos, domos y filones, y son abundantes en el continente americano); traquitas (rocas eruptivas jóvenes carentes o pobres en cuarzo, con forma pastosa áspera, que forman cúpulas, mantos y filones); fonolitas (rocas efusivas que se disgregan en forma de láminas delgadas, y que suenan al golpearlas –de ahí su denominación de roca sonora–, o en forma de columnas, y abundantes en Europa); y riolitas o liparitas (rocas efusivas jóvenes ricas en cuarzo). Y las formas de construcción son dos: coladas, y conos y domos, con o sin cráter. Estas formas también serán esculpidas por la erosión: la acción del viento y agua destruirá a los conos de escorias, y el agua a las coladas. Las erupciones varían según la viscosidad de los materiales, con cuatro tipos de erupciones elementales: – Hawaiana, de lavas fluidas por el componente básico de los materiales, que pueden recorrer grandes distancias hasta solidificarse. Por ello edifican pendientes suaves. Debe su nombre al volcán Mauna Loa, en Hawai. – Stromboliana, con proyección de materiales (bombas y escorias) derivada de la composición ácida de los elementos expulsados. Las escorias caen en forma de: lapilli, bloques de 4 a 5 cm de diámetro, y bombas volcánicas, bloques grandes. Pero también surgen coladas (cuando dominan los básicos). Y se construyen en torno al cráter conos formados por escorias o materiales groseros. Debe su nombre al volcán siciliano Stromboli. – Vulcaniana, con emisión de lavas poco fluidas, y solidificadas rápidamente, lo que provoca erupciones violentas y repetidas, derivadas de la destrucción de la parte superior del volcán, que al taponarse por solidificación es destruido por la presión GEOGRAFÍA E HISTORIA

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de los gases. Esas explosiones pulverizan la lava en forma de bombas, lapilli y cenizas porosas (piedra pómez). Debe su nombre al volcán Vulcano (Sicilia), y dispone de un buen ejemplo en el Kracatoa (Indonesia). – Peleana, con lava poco fluida, muy viscosa, que se enfría al poco de emerger y cerca de la chimenea, elevándose en forma la aguja o domo. Los gases unidos a vapor de agua a sobrepresión abren grietas laterales que aportan las nubes ardientes tóxicas. Las erupciones son catastróficas, y originan domos. Debe su nombre al volcán Montaña Pelada (Martinica). Pero también hay fenómenos posvolcánicos, asociados a los volcanes extinguidos o en estado latente, y entre ellos: – Fumarolas, o emanaciones de gases que escapan por grietas. – Erupciones de fangos. – Géiseres, derivados de la vaporización de aguas infiltradas. – Fuentes termales, con emisiones de aguas calientes y composición química muy ricas en componentes de profundidad.

4. RELIEVE GLACIAR Y DESÉRTICO. LAS FORMAS LITORALES 4.1. Relieves y medios de erosión periglaciar y glaciar 4.1.1. Periglaciar Se enmarca en las periferias de los medios glaciares, lo que no significa que no se puedan localizar en otras partes terrestres. Es el tipo de relieve afectado por el proceso hielodeshielo, cuya mayor intensidad se da en vertientes de pendiente fuerte, y desprovistas de vegetación. Se extiende sobre la sexta parte de las tierras emergidas, y se distribuye sobre: – Altas altitudes, especialmente en pradera alpina, donde gran parte del año la temperatura media es inferior a 0º y el ciclo hielo-deshielo diario por encima de los 5.000 m. Además, es preciso establecer la diferenciación entre cara norte y sur de las cadenas montañosas: * En la sur el proceso es más destructor debido a que es más intenso y regular, casi diario. * En la norte la menor irradiación hace que los hielos permanezcan más, y que la actuación del proceso erosivo sea menor. – Altas latitudes, con dos tipos: * Polar continental, como en el caso siberiano, donde la amplitud térmica anual es mayor que la diaria, lo que propicia que el subsuelo se mantenga permanente mente helado. * Polar oceánico, como el ejemplo islandés, donde el invierno es menos riguroso y la humedad constante. Así, el hielo dura casi todo el año, pero su acción no es intensa, y el subsuelo permanentemente helado no suele darse. 24

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En este sistema erosivo el hielo actúa a través de los siguientes mecanismos: – Sobre suelo y rocas. El agua transformada en hielo aumenta de volumen (un 9%), lo que propiciará (cuando esté insertada en las diaclasas) el rompimiento de las rocas, que, a su vez, dependerá de la textura de las mismas y porosidad. Pero también obra segregando a las deleznables, las de grano fino; el agua se hiela en las capas subsuperficiales del suelo provocando su hinchamiento y elevación; asimismo, el agua no helada asciende por capilaridad hacia la superficie en forma de pequeños hilos, que al helarse forman minicolumnas capaces de remover suelos (pipkrake), que erosionan haciendo migrar los granos depositados en superficie. – Por deshielo y fusión de nieves. Con el aumento de las temperaturas el deshielo transforma a los suelos en pastosos, lo que permite que sean fácilmente desplazables por aguas de fusión, en forma de barro líquido. En las vertientes fuertes puede ocasionar solifluxión o coladas de barro, o bien el creeping (debido a la soltura de los granos despegados por el hielo, el desplazamiento lateral de los mismos sin deslizamiento propiamente dicho, sino por desplazamiento). Al tiempo, el deshielo puede dejar paso a la actuación de: * La arroyada, sobre un suelo deshelado y frágil. * El viento, ya que en altas latitudes dominan vendavales capaces de arrastrar suelos desecados y crear hasta dunas de roca blanda y nieve (depósitos nivoeólicos), y sobre todo loess (depósitos de materiales finos). El suelo característico a que da lugar el sistema periglaciar es el permafrost, con la capa subsuperficial helada (entre la capa superficial del suelo que se hiela en invierno y deshiela en verano y la zona profunda que la radiación mantiene siempre deshelada, existe una formación permanente helada), y sobre el cual se crean formas: – Cuñas o pingos, abultamientos de algunos metros de altura y hasta diez de profundidad, de forma circular, que contienen un gran lentejón de hielo. También existen en los suelos de turba (los palsen). Y son debidos a la circulación del agua en un suelo superficial helado. – Domos, formas abovedadas, a veces de más de 50 m de altura. En las llanuras pueden aparecer: – Suelos poligonales, sobre terrenos muy distintos, y que se presentan en forma de pentágono, desde centímetros hasta varios metros. Suelen deberse a la sustitución de aguas superficiales por otras más profundas, intercambio que provoca estas formas regulares (que no tienen nada que ver con las de suelos desecados). – Campos de barro, o yuxtaposiciones de grumos de barro fijados por líquenes y con altura de hasta 20 cm, pero que progresan rápidamente en extensión. – Campos de piedra, constituidos por derrubios procedentes de rocas gelivadas, y que forman caos de bloques angulosos. – Enlosado nival, o superficie de piedra plana constituida por materiales de distintos tamaño. Al acoplarse sobre terrenos empapados de agua adquieren una disposición planimétrica, que suele perderse por actuación del hielo (hinchamiento y desplazamiento derivado). – Césped almohadillado, constituido por pequeños montículos que pueden romperse y hacer deslizar a los materiales interiores; suelen tardar cuatro y hasta cinco años en formarse, pero pueden desaparecer de forma muy rápida. GEOGRAFÍA E HISTORIA

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También hay relieves y paisajes modelados en vertientes. Y entre ellos resaltan: – Aludes, que dan lugar a la formación de corredores en vertientes, similares a los canales de desagüe. – Paisajes crioclásticos, derivados de la gelifracción a gran escala y acumulados en fondo de pendientes. Pueden ser derrubios de gravedad, ordenados (en pendientes de menos de 30º), y coladas de bloques (en pendiente mínimas). – Paisajes de solifluxión, que incluyen la presencia de suelos estriados (suelos poligonales en pendiente), y coladas de barro.

4.1.2. Glaciar Es producto de la acción del hielo, y ocupa una extensión de 15 millones de km2, con la mayor parte emplazados en la Antártida y Groenlandia. Cuando el hielo se concentra en grandes espesores la masa helada del fondo se comporta como un material plástico, que al moverse desliza al hielo por las pendientes. Pero su formación se da tanto en altas latitudes (casquetes e inlandsis) como en altas altitudes (glaciares de valle), siempre que la cantidad de nieve caída sea superior a la fundida. Se pueden distinguir los siguientes medios glaciares: – Inlandsis, o extensiones de hielo con espesores superiores a los dos kilómetros, y que se desplazan con gran lentitud. En verano las temperaturas ascienden ligeramente y se produce el deshielo de la capa más superficial; las aguas de fusión circulan entonces a gran velocidad, excavando gargantas en el hielo (bedières), que suelen desaparecer en pozos y circular en profundidad. – Casquetes locales, de menor extensión, aunque su comportamiento es similar. – Glaciares de circo, que suelen quedar encerrados en valles de altura por encima del límite de las nieves perpetuas. Lo normal es que la masa de hielo se encuentre comprimida por paredes rocosas. En su extremo inferior aparecen las morrenas, o conjunto de materiales arrastrados por el hielo. – Glaciares de valle, en alta montaña y alimentados por lenguas glaciares (la parte inferior de un glaciar, de forma alargada, y que baja encajada entre las paredes de un valle). – Glaciares marinos. A finales del verano polar el mar comienza a helarse en superficie por agrupación de pequeños cristales (slush), que forman placas (pancakeice), que una vez soldadas crean la banquisa o mar helado. Las formas glaciares más generales pueden ceñirse a las cuatro siguientes: – Circo. Constituye una depresión en semicírculo, entre paredes rocosas, si bien es posible distinguir dos tipos: * Nichos acoplados al flanco rocoso, de pequeño tamaño y ocupados por lagos. * Circos escalonados, de superiores dimensiones y composición más complicada, y rellenados de hielo.

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Un paisaje o medio glaciar dominado por circos suele dar lugar a valles en artesa, con una concavidad muy suave, y limitados por paredes cortadas. E incluso suelen aparecer con bastante frecuencia valles suspendidos que drenan aguas hacia el curso principal emplazado en el fondo de valle en forma de artesa. PROFESORES DE ENSEÑANZA SECUNDARIA



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– Valle glaciar, resultado de la acción de una lengua glaciar, y en forma de: * U, o valles en artesa con flancos abruptos y fondo plano. * V, debidos a la erosión fluvial tras la fusión de los hielos, o bien a la actuación de torrentes subglaciares. – Llanuras y plataformas glaciares. Suelen ser suaves (fjell) y surcadas por valles, aunque lo normal es que predominen las formas derivadas de procesos erosivos (se plasman en rocas aborregadas por acción del hielo), y de mecanismos de acumulación (deben diferenciarse según el depósito de materiales se realice en el fondo, drumlin, o colinas muy suaves con dimensiones variables, y morrenas, o manto de materiales irregulares en los márgenes). – Frente glaciar. Está compuesto por morrenas terminales, formadas por caos de materiales angulosos arrastrados por los hielos. Pero en los glaciares pequeños aparecen materiales finos (sandur), fácilmente erosionables por el hielo, y hasta por los gélidos vientos de altura; configuran loess, más típicos de los relieves y paisajes periglaciares. La erosión en los medios glaciares es compleja. La nieve precipita en forma de cristales dentados y separados entre sí por espacios vacíos ocupados por el aire. El peso de la nieve acumulada ejerce una presión que modifica a los cristales dentados transformándolos en compactos (proceso facilitado por las bajas temperaturas). Así, la nieve se transforma en hielo. Pero todavía quedan los espacios vacíos, que sólo desaparecerán con el tiempo, cuando las compactaciones sean completas. Formado el hielo su desplazamiento es mayor por el centro de las lenguas glaciares y en dirección al mar (la atracción del vacío aumenta la velocidad). El desplazamiento puede calcularse entre los 0,05 y 7 km/año, si bien aumenta o disminuye en función tanto del vacío como del espesor del hielo (y que sea más viscoso, plástico, con mayor o menor carga de materiales...). En movimiento el hielo erosiona arrancando a las rocas diaclasadas, y luego actuando sobre el lecho (bien detectable en medios glaciares antiguos) por acciones de: – Pulimento, el roce del hielo contra la roca, que da lugar a acanaladuras en el fondo y laterales, las estrías. – Modelado, redondeando salientes y moldeando formas. El hielo, por último, actúa por acumulación de materiales erosionados en forma de morrenas de: – Fondo, triturados y de diferente tamaño. – Superficie, con materiales gruesos. En general los materiales se encuentran muy poco desgastados, e incluso disponen de múltiples aristas, luego redondeadas por pulimentación o rodamiento; y suelen dar lugar a amontonamientos o caos en las terminales de valles.

4.2. Relieves y medios de erosión áridos o desérticos El principal agente de erosión es el viento, que actúa de dos maneras diferentes: – Deflación, o barrido de los materiales finos, como las arenas. La fuerza del viento no podrá con los de mayor tamaño, que permanecerán en el sitio formando grandes extensiones empedradas (reg). GEOGRAFÍA E HISTORIA

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– Corrosión, o erosión realizada por un viento cargado de materiales (cuarzos) sobre las rocas. Este procedimiento es mucho más activo cuando más próximo al suelo, donde más carga de materiales hay en suspensión. A su vez la corrosión interviene por medio de los siguientes mecanismos: * Surcando arcillas, que son cortadas en forma alargada. * Diferencialmente, corroyendo rocas deleznables y pulimentando a las duras. * Modelando, no en formas redondeadas (como por rodamiento) sino en aristas. El viento actúa por disgregación mecánica muy intensa donde la vegetación está ausente y donde los cambios de temperatura son frecuentes, que ahora por el fenómeno compresión-dilatación provocan el estallido de la roca, sobre todo cuando sobre ella existe humedad ambiental. Es particularmente intensa sobre sales y rocas esquistosas de coloración negra, y se da fundamentalmente en: los límites semiáridos, las rocas no sujetas a desmenuzamiento, las cumbres (donde además de humedad hay heladas frecuentes), la parte rocosa situada al norte, y en proximidades de mantos freáticos poco profundos. Además, las sales se incrustan en las cavidades y poros rocosos, y son enormemente activas en el caso de producirse humedad o lluvia esporádica. Por otro lado, la arroyada (nula en los desiertos absolutos) goza de gran importancia en las áreas subdesérticas, y es tanto más activa cuanto menor sea la cantidad de vegetación. Las lluvias son esporádicas, y suelen caer de forma torrencial; cuando ello se produce suele aparecer un doble fenómeno: – Arroyada difusa, un proceso por el que las aguas corrientes producen en la superficie surcos; y es la contraria a la arroyada concentrada. – Crecida de los uad, cursos esporádicos y espasmódicos de zonas muy áridas. El viento, además de erosionar, transporta y deposita. El transporte sigue el siguiente proceso: todo grano movido tiende por gravedad a caer verticalmente, si bien es frenado por la resistencia del aire; de ahí la diferencia entre saltación y reptación. La saltación es el rebote de los granos en su choque contra el suelo, mientras el arrastre superficial tras la saltación es la reptación. El resultado son las acumulaciones de arenas, que pueden ser de tres tipos: llanuras de arenas, acumulaciones amorfas, y campos de dudas. El paisaje más típico es el de campos de dunas, que tiene su origen en la abundancia de arena, y que evoluciona según la intensidad de los vientos. Cuando hay vientos dominantes se forman dunas de conjunción, en una sola dirección. Pero también las dunas pueden ser: – Activas o vivas, las que cambian de lugar. – Inactivas o fijas, cuando la vegetación impide su desplazamiento. Entre las variantes de dunas más conocidas se encuentran: – Barjanas, aisladas y con dos caras: de barlovento, con pendiente suave; y de sotavento, con pendiente muy acusada. – Transversales, con sus crestas en ángulo recto con la dirección del viento. – Costeras, en playas, originadas por vientos dominantes mar-tierra. Son curvadas en forma de herradura y en ocasiones tienen sentido parabólico. Suelen formarse unidas. – Parabólicas, gestadas cuando la arena es retenida por arbustos, y se acumula en alineaciones de escasa altura. No tienen pendientes fuertes y suelen permanecer inmóviles, aunque a veces se movilicen en la dirección del viento. Se dan en llanuras áridas. – En horquilla, son parabólicas y estabilizadas por la vegetación. Suelen disponer de escasa altura. 28

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– Longitudinales, formadas en llanuras desérticas donde hay escasez de arena si bien los vientos son intensos en una dirección dominante. Suelen tener muy poca altura, aunque pueden alcanzar kilómetros de longitud. – Barras de arena, o alineaciones largas orientadas longitudinalmente en la dirección del viento. No constituyen dunas propiamente dichas, puesto que se extienden en la dirección del viento a partir de un obstáculo. – Seif, o alineación arenosa cuya cresta sigue una sucesión de picos y entrantes que pueden alcanzar decenas de metros de altura y hasta kilómetros de longitud. – Piramidales, o de base estrellada. Cada punta de la estrella constituye un radio que finaliza en el centro de la duna, un centro que puede superar fácilmente los cien metros de altura. Su característica es la fijeza. Y en función de los caracteres citados en una zona desértica o subdesértica pueden darse los siguientes tipos de paisajes: – Montaña, con aspecto desnudo, sin manto vegetal, y hasta sin suelo. La roca dura aflora directamente al exterior, pulimentada y con color negruzco. – Montaña estructural, compuesta por areniscas o calizas; son las hamadas, unas planicies barridas por el viento, en las que solo queda la roca desnuda y angulosa en estratos horizontales, con el mejor exponente en los desiertos de roca del Sahara. Pero esta denominación se aplica también a toda meseta desértica o serie sedimentaria de formación continental en área desértica. – Campos de dunas, con gama y diversificación de formas, y buena parte móviles. – Fech-fech, coincidente con las orillas y bordes de lagunas saladas, que al desecarse dan lugar a paisajes con placas de sales. – Reg, con un tipo de suelo formado por cantos fruto de la deflación. Los hay de cantos angulosos, de materiales limados, de arenas gruesas, etc. Pero también comunes, tanto a las áreas desérticas como subdesérticas, son: – Glacis, o pendientes longitudinales muy suaves sobre rocas blandas. – Pedillanuras, extensiones de menor inclinación que los glacis y cobertera débil de materiales. – Inselberg, o montes islas, que pueden alcanzar hasta los 500 m de altura, y que se inscriben tanto en glacis como en pedillanuras. Tanto inselberg como pedillanuras se encuentran muy bien conservados, lo que presupone que los relieves desérticos y subdesérticos están muy bloqueados en su evolución.

4.3. Las formas litorales Las zonas litorales son de las más activas de la Tierra en erosión y deposición de materiales, supuesto que las olas son las encargadas de formar desde plataformas litorales hasta acantilados. Pero también pueden construir islas de barrera (arenosas), y hasta los corales aportan islas especiales (cálcicas). Entre los factores definidores se encuentran: – Activos, productores de erosión y acumulación, y suelen ser básicamente dos: * Cambios en el nivel del mar. Entre ellos la subida posglaciar de la última glaciación, hace unos 6.000 años. En contrapartida, actualmente muchas costas están en la situación contraria, la sumersión. GEOGRAFÍA E HISTORIA

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* Acción de las olas. Las olas rompientes son provocadas por el viento; y cuando la cresta rompe la energía arrastrada (proporcionada por el viento) es la que erosiona, transporta y deposita. En latitudes medias la acumulación es preponderante en verano y la erosión en invierno (es la estación tormentosa y la energía acumulada amplia, con oleaje más fuerte). – Pasivos, entre los que resaltan los tres siguientes: * Inclinación de la plataforma litoral, con dos tipos de pendientes: • Empinadas. Las olas rompen muy cerca de la costa porque la profundidad es notable, por lo cual su energía se concentra en sectores muy limitados. • Suaves. Ahora rompen lejos y actúan más por deposición de materiales, formando bancos de arena sumergidos que pueden llegar a constituir islotes arenosos. * Topografía de la región interior. Una subida marina sobre llanuras costeras origina líneas litorales rectas; y cuando se produce sobre colinas perpendiculares al litoral formará bahías. * Tipo de roca litoral. Al margen de la mayor o menor resistencia ofrecida, los paisajes más llamativos construidos son las formaciones coralinas, en litorales tropicales. Entre ellos los atolones de coral, lejos de los litorales continentales, barreras de arrecifes que encierran lagunas (desde unos cientos de metros a 25 km) sin isla central, y generalmente asociados a picos volcánicos. La conjunción de factores activos y pasivos alumbra a las líneas litorales, que pueden ser clasificadas atendiendo a dos parámetros: – Aspecto genético. Puede constatarse que el mar ha subido en los últimos 18.000 años unos 140 m, lo que significa que la mayoría de las costas deben disponer de litorales y contornos sumergidos. – Variante fisonómica o descriptiva. Las costas pueden ser diversas atendiendo a su perfil vertical o bien al contorno litoral regular (aunque pueden presentar bahías y albuferas, e ir asociadas a litorales acantilados y no acantilados), o irregular (con gran cantidad de bahías, que además pueden ser largas, estrechas, en forma de cono, las rías, estuarios estrechos...). En todo caso pueden ser: * Acantiladas (más de 1,5 m de altura y composición de roca consolidada). Los litorales acantilados van asociados a tierras interiores altas. * No acantiladas. Los litorales no acantilados suelen estar relacionados con taludes continentales suaves y tierras interiores bajas, y en ellos predomina la deposición marina en forma de playas e islotes arenosos. También hay sistemas erosivos de acumulación litoral que aportan varios elementos: – Playas, unas acumulaciones de sedimentos sueltos aportados por la acción de las olas, y formadas por arenas o gravas. Los oleajes normales son los encargados de movilizar a las arenas, mientras los fuertes las desalojan, y los temporales depositan los materiales más grandes. En los sistemas de playas se distinguen tres elementos: * Cordón litoral, la parte superior de un estero (terreno inmediato a la orilla de una ría por el cual se extienden las aguas de las mareas), con su parte culminante en la cresta de playa (con los fragmentos de depósito de mayor calibre y por encima de la línea de pleamar). Presenta gradas y surcos, que al estar delimitados por lomas pueden encerrar a lagunas o marismas. 30

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* Bajo de playa, en el extremo de la bajamar, con depósitos de granos finos, y formas de ripple marks (pequeñas ondulaciones en los depósitos de arena, formados por las aguas y simétricos, o por el viento y asimétricos). * Anteplaya, el sector sumergido. – Dunas litorales, asociadas a las playas, debidas a los vientos litorales y con disposición transversal a los dominantes. Los vientos más fuertes excavan surcos. – Pantanos de litoral, en llanuras bajas cubiertas por las mareas. En las regiones más alejadas de sectores templados y fríos la invasión de las mareas disminuye, y aparecen dos partes diferenciadas: * Slikke, de materiales blandos sumergidos durante las mareas altas. Cuando el mar se retira el suelo adquiere formas poligonales. En aguas cálidas será el lugar ocupado por el manglar. * Schorre, la parte más alta, inundada en época de temporales, con un escarpe que la separa del slikke. – Marismas, con pendiente contraria a la dirección del mar, hecho encargado de retener a las aguas. Suelen ser debidas al desbordamiento de los ríos. – Estuarios, en desembocaduras fluviales, pero en cuyo modelado incide el empuje de las aguas marinas. Se desarrollan tras la línea de costa con un canal principal enmarcado por musoirs (vertientes rocosas). Y la sedimentación no es uniforme porque depende tanto del caudal río como de la incidencia del mar (esencialmente de los temporales y mareas). – Albuferas, lagos de aguas someras y ligeramente salinas separadas del mar por una barra, en abrigos o entrantes de costa y estuarios. – Deltas, grandes depósitos sedimentarios en la desembocadura de los ríos, aportados por cursos fluviales pero modelados por la acción marina. Se localizan en áreas que carecen de mareas o donde su significado es muy bajo. La intervención del mar se centra en el exterior del delta. Tienen forma de abanico con una forma convexa en dirección al mar. Y hay tipos: * Digitalizados, con canales que forman subdeltas. * Lobulados, con extremos más cortos que los precedentes. * De media luna, con secciones cóncavas en la boca de cada canal. * Atrofiados, que conforman un pequeño saliente en la línea de costa. – Llanuras deltaicas, derivadas de las fusiones de deltas.

5. UNIDADES MORFOESTRUCTURALES RELEVANTES 5.1. De plegamiento Son unidades de relieve con sistemas plegados, en todas las latitudes y continentes. Y pueden ser: – Simples, con arquitectura generalmente paralela sobre la cual muestra especial incidencia la erosión diferencial. Entre ellas están los relieves denominados autóctonos (directos o invertidos) y apalachenses. GEOGRAFÍA E HISTORIA

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– Compuestas, con mantos de corrimiento y pliegues alóctonos. Se corresponden con los sistemas plegados generado sobre geosinclinales. Su arquitectura ya es muy irregular, incluso con aparición de restos de zócalo. Es lo que ocurre en los plegamientos alpinos. Son los relieves elevados, donde el frío de altura se transforma en nieve y hielo, en agentes erosivos que dejan su huella periglaciar y glaciar. El paisaje morfológico es de crestas y valles profundos, con formas disecadas por la erosión. El relieve se dispone en trama, y es diverso.

5.1.1. Jurásicas El ejemplo está en la cordillera del Jura, de altitudes modestas, con disposición simple de capas duras y blandas alternadas. Representan un tipo clásico de montaña, de pliegues exentos de complejidad. Y las formas existentes son: – El relieve originario es de superficie inclinada sobre la que se instala un curso fluvial, y durante el levantamiento de dicha superficie el río excava. Así el relieve es conforme a la estructura, con unas cumbres redondeadas por el desmonte generado por la erosión y la aparición de monts y val. El resultado es un relieve conforme con la estructura. – Los ríos trabajan en las combes sobre rocas blandas, y en los valles lo hacen sobre otras duras. El resultado será la aparición de valles colgados, como ocurre en la mayoría de las cumbres prealpinas. Ahora aparecerán relieves invertidos. Además del Jura son cadenas de este tipo el Atlas, la Dorsal Tunecina, los Montes Zagros, la Cordillera Cantábrica…

5.1.2. Apalachenses El exponente está en la cordillera norteamericana de Los Apalaches, de génesis muy compleja, sobre unos pliegues jurásicos iniciales, incididos por la acción erosiva. Tras esa actuación se producirá una acumulación sedimentaria de margas, arcillas y limos que llega a cubrir a los pliegues, de componente más duro que los materiales de cobertura. Con posterioridad lo erosionado será el manto de sedimentos de cobertura, y con la desaparición de los sedimentos comenzará el resurgimiento de los antiguos pliegues duros. Así, en esta unidad morfoestructural pueden darse plegamientos arrasados, proceso del que resultarán: – Surcos, en la roca blanda, excavados por la erosión. – Alturas paralelas, las líneas más duras y menos afectadas por el proceso erosivo. Estas formas se pueden encontrar también en Bretaña meridional, los Urales, montañas de El Cabo, Sierra Morena…

5.1.3. Alpinas Son plegamientos complejos sobre rocas cristalinas rígidas, especialmente en sectores de Los Alpes, cadena que les proporciona el nombre. Pueden diferenciarse dos grandes sectores: – Macizos centrales, con una composición similar a la del central francés, aunque difiere el relieve. Aquí el desnivel de las fracturas es notable, como derivación de 32

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los fuertes empujes padecidos por el sector alpino rígido. Y esos empujes forzaron a notables elevaciones, sobre las que ha actuado la erosión de forma violenta. Puede decirse que los macizos centrales alpinos son partes de zócalo, aunque el relieve indique otra cosa. – Sectores externos o Altos Alpes plegados, con estructura compleja, y presencia de mantos de corrimiento, crestas y valles. En los mantos de corrimiento las rocas se disponen con mucha irregularidad, con la resultante de un relieve confuso, presencia de ventanas tectónicas, klippes y valles sobreimpuestos. El estilo alpino está muy difundido, en las alineaciones que bordean al mar Mediterráneo (Cárpatos, Apeninos, Atlas, Cordilleras Béticas, Cordillera Pirenaica, etc.), y hasta en el Himalaya. Y hay delimitadas tres bandas: – Las dos primeras rodean al océano Pacífico (sistema Andes-Rocosas y Extremo Oriente). – La tercera atraviesa el continente euroasiático, desde los Pirineos y norte de África hasta Insulindia, donde conecta con los sistemas alpinos de Extremo Oriente, extendiéndose hasta Nueva Caledonia y Nueva Zelanda.

5.2. De planicie Los escudos son unidades morfoestructurales definidas por el abombamiento de las plataformas precámbricas. Son muy extensos, en latitudes bajas y altas. Presentan restos de antiguas montañas erosionadas, y conforman la base sobre la que se asientan las cuencas sedimentarias. Y los macizos son menores, y en latitudes medias europeas. Son unidades basculadas y deformadas por el abombamiento de plataformas (caledonianas y hercinianas). Sobre ellos también se asientan las cuencas sedimentarias. Y fueron rejuvenecidos por la orogenia alpina, apareciendo en su sector axial. Las unidades morfoestructurales de planicie se encuentran en las montañas medias (Macizo Central Francés, Vosgos, Ardenas, Selva Negra, Meseta Castellana, Sistema Central español, Montes de Córcega…), con aspecto de superficies monótonas, donde los puntos culminantes corresponden a altiplanicies, unas claras superficies de erosión, pero con presencia de gargantas y escarpes, los tres elementos que las definen. Se trata de sectores conformados por materiales antiguos, y restos de antiguas cadenas de plegamiento herciniano, sepultadas por sedimentos durante la era secundaria, y fosilizadas. Después en la era terciaria fueron exhumadas y erosionadas. Pero esos levantamientos terciarios han tomado formas abombadas, acompañadas de fracturas, que aportan unas mesetas con escarpes de falla. Los plegamientos no se han producido por la rigidez y resistencia del roquedo heredado, antiguo, granítico. Se trata, pues, de montañas primarias con una forma nueva y atacada por la erosión fluvial, que ha hecho retroceder a los escarpes y generado las gargantas.

5.3. Sedimentarios Las cuencas sedimentarias son unidades morfoestructurales en sectores de plataforma recubiertos de sedimentos. Y, a diferencia de escudos y macizos (superficies de erosión en resalte), se forman sobre cubetas, en las que se emplazan los sistemas fluviales. Disponen GEOGRAFÍA E HISTORIA

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de formas comparables, al desarrollarse sobre un zócalo, en el sector de acumulación de sedimentos. También se puede diferenciar entre cuencas sedimentarias en: – Plataformas precámbricas, de gran extensión, millones de kilómetros cuadrados, y distribución en bajas y altas latitudes. Disponen de gigantescas cubetas de acumulación rellenadas por sedimentos en disposición discordante. – Plataformas caledonianas y hercinianas, de menor dimensión, y generalmente sobre latitudes medias septentrionales europeas. Ahora la incidencia de la erosión diferencial es mayor, con pliegues y fallas en los bordes. También las altiplanicies bajas con cerros y relieves blandos conforman las cuencas sedimentarias, generalmente surcadas por grandes ríos (París, Londres, Ebro, Guadalquivir…). Los paisajes son resultado del ataque erosivo a las capas sedimentarias, duras y blandas. Pueden aparecer tres tipos de relieves: – Tabulares. Sobre las capas sedimentarias horizontales los ríos actúan modelando a las más blandas, y destruyendo a las duras. Se generan así un proceso de desmantelamiento que puede aportar valles en cornisa, cerros… – En cuestas, generalmente en los bordes de las cuencas sedimentarias, y modeladas por la erosión fluvial, sobre todo cuando las corrientes de los ríos van hacia el interior de la cuenca (la parte más baja) o se instalan sobre rocas blandas, lo que propicia una erosión rápida de las mismas, mientras las capas más resistentes quedan formando el escarpe. – Escarpes de falla o taludes, diferentes a las cuestas por su linealidad. Derivan de desniveles tectónicos originados por fracturas, por fallas.

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PROFESORES DE ENSEÑANZA SECUNDARIA



Las grandes unidades morfoestructurales del planeta Tierra

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GEOGRAFÍA E HISTORIA

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