GRAMSCI, Antonio_Algunos temas de la cuestión meridional
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ANTONIO GRAMSCI
LA
CUESTIÓN
MERIDIONAL Introducción de Giuseppe Fiori
QUADRATA EDITOR Buenos Aires – Argentina
Colección: Estroboscopia Título original: La questione
meridionale
Traducción del original italiano: Amalia Bastida Diseño y diagramación: Juan José Jara © Editorial Rinascita, 1952 ©Editorial Riuniti, 1956 Primera edición en castellano: ©Dédalo, Madrid, 1978 Segunda edición en castellano: © Quadrata Editor, 2002 I S B N : 987=20398-1 -X
La cuestión meridional
ÍNDICE
Introducción LA CUESTIÓN MERIDIONAL El "Mezzogiorno" y la guerra Clericales y agrarios Obreros y campesinos (I) Obreros y campesinos (II) Obreros y campesinos (III) Carta para la fundación de "L'Unità" El "Mezzogiorno" y el fascismo La crisis italiana El informe de Gramsci sobre el III Congreso (Lyon) del PCI Algunos temas de la cuestión meridional
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La cuestión meridional
Algunos temas de la cuestión meridional*
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os apuntes para esta nota fueron ofrecidos en la publicación aparecida en el Quarto Statd del 18 de setiembre, en un artículo sobre el problema meridional firmado por "Ulenspiegel" que la redacción de la revista ha hecho preceder a una introducción algo burlesca. "Ulenspiegel" da noticia en su artículo del reciente libro de Guido Dorso {La revolución meridional, Turín, Ed. Piero Gobetti, 1925) y señala el juicio que Dorso ha dado en relación con la actitud de nuestro partido sobre la cuestión del "Mezzogiorno". En el preámbulo, la redacción del Quarto Slato, que se proclama constituida por "jóvenes que conocen perfectamente en sus líneas generales (sic) el problema meridional", protesta colectivamente por el hecho de reconocer posiblemente los "méritos" al partido comunista. Y hasta aquí nada de malo; los jóvenes del tipo Quarto Stato lo han sometido en todo tiempo y lugar a muchas otras opiniones y protestas sin que éste se rebelase. Pero luego estos "jóvenes" agregan textualmente: "No hemos olvidado que la fórmula mágica de los comunistas turineses es dividir el latifundio entre los proletarios rurales. Aquella fórmula está íntegramente en relación con toda buena visión sana y realista del problema meridional". Y aquí es necesario poner las cosas en su lugar, ya que de "mágico" sólo existe la osadía y la diversión superficial de los "jóvenes" redactores del Quarto Stato. La "fórmula mágica" se inventa con todo descaro. Los "jóvenes" del Quarto Stato deben de tener en poca estima a sus intelectualísimos lectores, si osan dar con tan locuaz pompa semejantes vuelcos a la verdad. He aquí, en efecto, un fragmento del Ordine M/ovo (3 de enero de 1920) en el que se resume el punto de vista 2
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' Como se lee en 2000pagine, op. cit., el manuscrito fue extraviado en los días del arresto de Gramsci y fue encontrado por Camilla Ravera entre las cartas que Gramsci abandonó en la casa de la calle Morgagni. El ensayo se publicó en enero de 1930 en París, en la revista Stato Operario, con una nota que dice: "El escrito no estaba completo y probablemente hubiese sido retocado todavía, aquí y allí, por el autor. Lo reproducimos sin ninguna corrección, como el mejor documento de un pensamiento político comunista, incomparablemente profundo, fuerte, original, rico en los desarrollos más amplios." 75
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de los comunistas turineses: "La burguesía septentrional ha sometido a la Italia meridional y las islas y las ha reducido a colonias de explotación; el proletariado septentrional, emancipándose por sí mismo de la esclavitud capitalista, emancipará las masas campesinas meridionales sometidas a la Banca y al industrialismo parasitario del "Settentrione". La regeneración económica y política de los campesinos no debe ser buscada en una división de las tierras incultas o mal cultivada, pero sí en la solidaridad del proletariado industrial que tiene necesidad, a su regreso, de la solidaridad de los campesinos cuyo "interés" radica en que el capitalismo no resurja económicamente de la propiedad agraria en que la Italia meridional y las islas no se conviertan en una base militar de la contrarrevolución capitalista. Imponiendo el control obrero sobre la industria, el proletariado dirigirá la industria hacia la producción de maquinarias agrícolas para los campesinos, de telas y zapatos para los campesinos, de luz eléctrica para los campesinos; impedirá que la industria y la Banca exploten a los campesinos y le sometan como esclavos a las cajas fuertes. Quebrando la autocracia en las fábricas, quebrando el aparato opresivo del Estado capitalista, instaurando el Estado obrero, sometiendo el capitalismo a las leyes del trabajo útil, los obreros rompieron las cadenas que tenían sujetos a los campesinos a su miseria, a su desesperación, instaurando la dictadura obrera; teniendo en sus manos la industria y la Banca, el proletariado resolverá la enorme potencia de la organización estatal para sostener a los campesinos en su lucha contra los terratenientes, contra la naturaleza y contra la miseria; dará crédito a los campesinos, instituirá la cooperativa, garantizará la seguridad personal y de los bienes contra los saqueadores, hará la labor pública de saneamiento y de regadío. Hará todo esto porque su interés es dar incremento a la producción agrícola, tenery conservar la solidaridad de las masas campesinas y convertir la producción industrial en un trabajo útil de paz y de fraternidad entre la ciudady el campo, entre el Norte y el "Mezzogiorno".
Esto ha sido escrito en enero de 1920. Han pasado siete años y nosotros somos más viejos también políticamente; cualquier concepto podría explicarse mejor actualmente, podría y debería ser mejor distinguido el período inmediatamente posterior a la conquista del Estado, caracterizado por el simple control obrero sobre la industria de los períodos sucesivos. Pero aquello que importa hacer notar aquí es que el concepto fundamental de los comunistas turineses no ha sido la "fórmula mágica" de la división del latifundio, sino el de la alianza política entre obreros del Norte y campesinos del sur para derribar la burguesía del poder del Estado: no sólo, pero también los comunistas turineses (que también sostenían, como subordinada a la 76
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acción solidaria de las dos clases, la división de la tierra) se ponían en guardia contra las ilusiones "milagreras" acerca del reparto mecánico de los latifundios. En el m i s m o artículo del 6 de enero de 1920 está escrito: "¿Qué obtiene un campesino p o bre ocupando una tierra inculta o mal cultivada? Sin máquinas, sin una casa en el lugar mismo de trabajo, sin créditos para esperar la cosecha, sin instituciones cooperativas que compren esa cosecha (si el campesino no llega a la cosecha sin antes haberse ahorcado del árbol más fuerte del bosque o de la menor higuera tísica selvática de la tierra inculta) y le arranquen de las garras de los usureros, ¿qué puede obtener un campesino pobre de la ocupación?" Y todavía nosotros estábamos por la fórmula muy realista y para nada "mágica" de la tierra a los campesinos; pero queríamos que ésta fuese encuadrada en una acción revolucionaria general de las dos clases aliadas bajo la dirección del proletariado industrial. Los redactores del Quarto Stato han inventado con todo descaro la "fórmula mágica" atribuida a los comunistas turineses, demostrando así su escasa seriedad de publicistas y su poco escrúpulo de intelectuales de botica; y también éstos son elementos políticos que pesan y traen consecuencias. En el campo proletario los comunistas turineses han tenido un " m é r i t o " indiscutible: haber planteado la cuestión meridional ante la atención de la vanguardia obrera, presentándola como uno de los problemas esenciales de la política nacional del proletariado revolucionario. En este sentido han contribuido prácticamente a sacar la cuestión meridional de su fase indistinta, intelectualista, llamada "concretista", para hacerla entrar en una fase nueva. El obrero revolucionario de Turín y M i lán resultaba ser el protagonista de la cuestión meridional, y no los Giustino Fortunato, los Gaetano Salvemini, los Eugenio Azimonti, los Arturo Labriola, por no citar más que nombres de los santones caros a los "jóvenes" del Quarto Stato.'' 5
Los comunistas turineses se habían planteado concretamente la cuestión de la "hegemonía del proletariado", es decir, l a b a s e social de la dictadura proletaria y del Estado obrero. El proletariado puede convertirse en clase dirigente y d o m i nante en la m e d i d a en que consigue crear un sistema de alianzas de clase que le permita movilizar contra el capitalismo y el Estado burgués la mayoría de !a población trabajadora, lo que significa en Italia dadas las reales relaciones de clase existentes, en la medida en que consigue obtener el consenso de las amplias masas campesinas. Pero la cuestión campesina está en Italia históricamente determinada, no es la "cuestión campesina y agraria en general"; en Italia la cuestión campesina tiene, por la determinada tradición italiana, por el determinado desarrollo de la historia italiana, dos formas típicas y peculiares: la cuestión meridional y la cuestión vaticana. Conquistar la mayoría de las masas campesinas significa, por tanto, para el proletariado italiano, dominar esas dos cuestiones desde el punto de vista social, comprender las exigencias de la clase que representan, incorporar esas exigencias a su programa revolucionario de transición, plantear esas exigencias entre sus reivindicaciones de lucha. 77
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El primer problema a resolver por los comunistas turineses era modificar la dirección política y la ideología general del proletariado mismo como elemento nacional que vive en el complejo de la vida estatal y sufre inconscientemente la influencia de la escuela, del periódico, de la tradición burguesa. Es notoria la ideología que ha sido difundida en forma capilar por los propagandistas de la burguesía en la masa del Norte. El "Mezzogiorno" es la bala de plomo que impide progresos m á s rápidos al desarrollo civil de Italia. Los meridionales son biológicamente seres inferiores, semibárbaros o bárbaros completos por destino natural. Si el "Mezzogiorn o " está retrasado, la culpa no es del sistema capitalista o de cualquier otra causa histórica, sino de la naturaleza que ha hecho a los meridionales holgazanes, incapaces, criminales, salvajes, aunque ese destino cruel está compensado por el surgimiento puramente individual de grandes genios que son como la palmera solitaria en un desierto árido y estéril. El Partido Socialista fue en gran parte el vehículo de esta ideología burguesa en el proletariado septentrional. El Partido Socialista dio su aprobación a toda la literatura "meridionalista" de la camarilla de escritores de la llamada escuela positiva, como los Ferri, los Sergi, los Niceforo, los Orano y los secuaces menores que en artículos, en bocetos, en novelas, en romances, en libros de impresiones y de recuerdos, repetían en diversas formas el mismo estribillo; incluso la ciencia estaba dirigida a machacar a los miserables y los explotados, pero esta vez se ocultaba bajo los colores socialistas, pretendía ser la ciencia del proletariado. Los comunistas turineses reaccionaron enérgicamente contra esta ideología, propiamente en Turín, donde las relaciones y las descripciones de los veteranos de guerra contra el "bandolerismo" en el "Mezzogiorno" y en las islas habían influenciado mayormente la tradición y el espíritu popular. Reaccionaron enérgicamente en forma práctica logrando obtener resultados concretos de alcance histórico grandísimo, y propiamente en Turín, embriones de lo que será la solución del problema meridional. Por otra parte, ya antes de la guerra se había verificado en Turín un episodio que contenía en potencia toda la acción y la propaganda desarrollada efl la postguerra por los comunistas. Cuando en 1914, por la muerte de Pilade Gay queda vacante el IV colegio de la ciudad y fue planteada la cuestión del nuevo candidato, un grupo de la sección socialista, de la cual formaban parte los futuros redactores del Ordine Nitovo, ventiló el proyecto de presentar como candidato a Gaetano Salvemini. Salvemini era entonces el exponente más avanzado en sentido radical de la masa campesina del "Mezzogiorno"TEstaba fuera del Partido Socialista -más bien conducía una campaña vivísima y peligrosísima contra el Partido Socialista- porque sus afirmaciones y sus acusaciones en la masa trabajadora meridional, eran m o tivo de odio no sólo contra los Turati, los D'Aragona, sino contra el proletariado industrial en su conjunto (muchas de las balas que la guardia real descargó en 1919, 1920, 1921 y 1922 contra los obreros estaban fundidas del plomo que servía para imprimir los artículos de Salvemini)'. Todavía este grupo turinés quería hacer una 7
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afirmación sobre el nombre de Salvemini, en el sentido de que Salvemini mismo fue expuesto y el compañero Ottavio Pastore llevado a Florencia para dar el consentimiento a la candidatura. "Los obreros de Turín quieren elegir un diputado para los campesinos pulieses. Los obreros de Turín saben que en las elecciones generales de 1913 los campesinos de Molfetta y de Bitonto eran, en su gran mayoría, favorables a Salvemini. La presión administrativa del gobierno Giolitti y la violencia de los maceras y de la policía ha impedido a los campesinos pulieses expresarse. Los obreros de Turín no piden obligaciones de suerte a Salvemini, ni de partido, ni de programa, ni de disciplina al grupo parlamentario. Una vez electo, Salvemini llamará a los campesinos pulieses, no a los obreros de Turín, quienes harán la propaganda electoral según sus principios y no estarán para nada empeñados en la actividad política de Salvemini". Salvemini no quiso aceptar la candidatura, aun cuando hubiese quedado sacudido y hasta conmovido por la propuesta (en aquel tiempo no se hablaba todavía de "perfidia" comunista y las costumbres eran honestas y leales). Estos propusieron a Mussolini'" como candidato y se empeñaron en ir a Turín a sostener al Partido Socialista en la lucha electoral. Tiene en efecto dos comicios grandiosos en la Cámara del trabajo y en plaza Statuto, entre el entusiasmo de la masa que veía y aplaudía en él al representante de los campesinos meridionales oprimidos y explotados en forma todavía más odiosa y bestial que el proletariado septentrional. La dirección potencialmente contenida en este episodio que no tiene desarrollos mayores sólo por la voluntad de Salvemini, fue recogida y aplicada por los comunistas en el período de la postguerra. Queremos recordar los hechos más salientes y sintomáticos. En 1919 se formó la asociación de la "Joven Cerdeña", premisa del futuro partido sardo de acción". La "Joven Cerdeña" se proponía unir a todos los sardos de la isla y del continente en un bloque regional capaz de ejercer una presión útil sobre el gobierno para que se mantuviese la promesa hecha durante la guerra a los soldados. El organizador de la "Joven Cerdeña" en el continente era u n tal profesor Pietro Nurra, socialista, que muy probablemente hoy forma parte del grupo de "jóven e s " que en el Quarto Stato descubre cada semana algún nuevo horizonte a explotar. Se dedicaron a ello con el entusiasmo que crea cada nueva probabilidad de pescar cruces, comendadores y medallistas, abogados, profesores, funcionarios. La asamblea constituyente, convocada en Turín por los sardos que habitaban en el Piamonte, resultó importante por el número de los que intervenieron. Era en su gran mayoría gente pobre, populares sin calificación distinguible, peones de fábrica, pequeños pensionados, ex carabineros, ex guardias de prisiones, ex soldados de Hacienda Pública que ejercían pequeños negocios variadisirnos. Todos estaban entusiasmados con la idea de ieencontrarse con compatriotas, de oír discursos sobre su tierra a la que continuaban ligados por innumerables filas de parentesco, de amistades, de recuerdos, de sufrimientos, de esperanzas: la esperanza de volver a su país, 79
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pero a un país más próspero y más rico que ofreciese condiciones para vivir, aunque sea modestamente. Los comunistas sardos, en número preciso de ocho, fueron a la reunión, presentaron a la presidencia una moción suya y pidieron hacer una contrarrelación. Después del discurso inflamado y retórico del relator oficial, adornado de toda la afectación y la retórica de la oratoria regionalista, después que los participantes hubiesen llorado por los recuerdos de los dolores pasados y de la sanare de los regimientos sardos derramada en la guerra y se habían entusiasmado hasta el delirio con la idea del bloque compacto de todos los generosos hijos de Cerdeña, era muy difícil "situar" la contrarrelación. Las previsiones más optimistas eran, si no el linchamiento, por lo menos un paseo hasta la comisaría general de la policía después de haber sido salvados de las consecuencias de la "noble furia de la multitud". La contrarrelación suscitó una enorme estupefacción, pero fue escuchada con atención y una vez roto el encanto, rápida, si bien metódicamente, se llegó a la conclusión revolucionaria. El dilema: ¿estáis vosotros, pobres diablos sardos, a favor de un bloque con los señores de Cerdeña quienes os han arruinado y son los vigilantes locales de la explotación capitalista, o estáis a favor de un bloque con los obreros revolucionarios del continente que quieren destruir todas las explotaciones y emancipar a todos los oprimidos? Este dilema penetró en el cerebro de los presentes. El voto por división tuvo un éxito formidable: por una parte, un grupito de señores muy elegantes, de funcionarios en chistera, de profesionales lívidos por la rabia y el pánico, con una cuarentena de policías alrededor, y por otra, toda la multitud de pobres diablos y de mujercitas vestidas de fiesta alrededor de la pequeñísima célula comunista. Una hora después, en la Cámara del trabajo, era constituido el círculo del trabajo, el círculo educativo socialista sardo con 256 inscripciones. La constitución de la "Joven Cerdeña" fue aplazada "sine die" y no tuvo nunca lugar. Esta fue la base política de la acción conducida por los soldados de la brigada Sassari, de composición casi totalmente regional. La brigada Sassari había participado en la represión del movimiento insurreccional de Turín en agosto de 1917 ; se estaba seguro de que no había fraternizado nunca con el obrero, por los recuerdos de odio que toda la represión deja en la multitud también contra los instrumentos materiales de la represión y en los regimientos por el recuerdo de los soldados caídos bajo los golpes de los sublevados. La brigada fue escoltada por una multitud de señoras y señores que ofrecían a los soldados flores, cigarrillos y fruta. El estado de ánimo de los soldados estaba caracterizado por este relato de un obrero de Sassari. A efecto de los primeros sondeos de propaganda: "Me he acercado a un vivac de la plaza X (los soldados sardos vivaquearon en los primeros días en las plazas como en una ciudad conquistada) y he hablado con un joven campesino que me ha recibido cordialmente porque era de Sassari, como él". "¿Qué has venido a hacer a Turín?". "Hemos venido para disparar contra los señores que hacen huelga". "Pero no son los señores aquellos los que hacen huelga, son los obreros y son pobres". 12
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"Aquí son todos señores, todos tienen cuello y corbata; ganan 30 liras al día". " L o s pobres yo los conozco y sé cómo se visten; en Sassari, sí, son muy pobres; todos los labriegos somos pobres y ganamos 1,50 al día". "Pero también yo soy obrero y soy pobre". " T ú eres pobre porque eres sardo". "Pero si yo hago huelga con los otros, ¿dispararías contra mí?". El soldado reflexionó un poco; luego, p o n i é n d o m e la m a no sobre la espalda: "Oye, cuando hagas huelga con los otros, ¡quédate en casa!". Este era el espíritu de la inmensa mayoría de la brigada que contaba sólo con un pequeño número de obreros mineros de la cuenca de Iglesias. No obstante, después de pocos meses, la víspera de la huelga general del 20 y 21 de julio, la brigada fue alejada de Turín, los soldados ancianos fueron licenciados y la formación dividida en tres: un tercio fue enviado a Aosta, otro tercio a Trieste y el resto a R o ma. La brigada fue obligada a partir de noche, de improviso. N i n g u n a multitud elegante la aplaudía en la estación; sus cantos, aunque también eran guerreros, no tenían ya el mismo contenido de aquellos cantados a la llegada. ¿Estos acontecimientos no han tenido consecuencias? Sí; han tenido el resultado que todavía hoy subsiste y continúan trabajando en la profundidad de las masas populares. Han iluminado por un momento cerebros que nunca habían pensado en aquella dirección y que se han quedado impresionados, modificados radicalmente. Nuestros archivos han quedado dispersos; muchas cartas han sido d e s truidas por nosotros mismos para no provocar arrestos ni persecuciones. Pero nosotros recordamos decenas y centenares de cartas llegadas de Cerdeña a la redacción turinesa del Avanti!; cartas a menudo colectivas, a menudo firmadas por todos los ex combatientes de Sassari, de un determinado pueblo. Por vía incontrolada e incontrolable, la actitud política sostenida por nosotros se difundía. La formación del partido sardo de acción fue fuertemente influenciada por la base y sería imposible recordar a este propósito episodios ricos en contenido y significado. La última repercusión controlada de esta acción aparece en 1922 cuando con los mismos propósitos que para la brigada Sassari fueron enviados a Turín 300 carabineros de la legión de Cagliari. Recibidos en la redacción de Ordine Nuovo presentaron una declaración de principios firmada por una grandísima parte de estos carabineros. En ésta resonaba todo nuestro planteamiento del problema meridional, era la prueba decisiva de lajusteza de nuestra dirección. El proletariado debía hacer suya esta dirección para darle eficacia política: esto se da por sobreentendido. Ninguna acción de masas es posible si la m a s a misma no está convencida de los fines que quiere alcanzar y de los métodos a aplicar. Para ser capaz de gobernar como clase, el proletariado debe despojarse de todo residuo colectivo, de todo prejuicio o incrustación sindicalista. ¿Qué significa esto? Que no sólo deben ser superadas las distinciones que existen entre profesión y profesión, sino que para conquistar la confianza y el consenso de los campesinos y de algunas categorías semiproletarias de las ciudades hay que superar algunos prejuicios y vencer ciertos egoísmos que pueden subsistir en la clase obrera c o m o tal, in81
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cluso cuando en su seno hayan desaparecido ya los particularismos profesionales. El metalúrgico, el carpintero, el albañil, etc., no deben pensar sólo c o m o proletarios y no como metalúrgico, carpintero, albañil, etc., sino que tienen que dar un paso adelante: deben pensar como obreros miembros de una clase que tiende a dirigir a los campesinos y a los intelectuales, como miembros de una clase que puede vencer y puede construir el socialismo sólo si está apoyada y seguida por la gran mayoría de estos estratos sociales. Si no se obtiene esto, el proletariado no llega a ser clase dirigente y esos estratos que en Italia representan la mayoría de la población, quedan baj o la dirección burguesa y dan al Estado la posibilidad de resistir al ímpetu proletario y de debilitarlo. Pues bien, esto que se ha verificado en el terreno de la cuestión meridional demuestra que el proletariado ha comprendido sus deberes. Dos hechos deben recordarse: uno en Turín y el otro en Reggio Emilia, o sea en la ciudad del reformism o , del corporativismo de clase, del proteccionismo obrero llevado a ejemplo por los "meridionalistas" en su propaganda entre los campesinos del Sur. Después de la ocupación de las fábricas, la dirección de la Fiat hizo la propuesta a los obreros de asumir la gestión de la fábrica en forma de cooperativa. C o mo es natural, los reformistas estaban a favor. Se perfilaba una crisis industrial. El espectro de la desocupación angustiaba a las familias obreras. Si la Fiat se convertía en cooperativa, una cierta seguridad de empleo podría haber sido adquirida por la maestranza y especialmente por los obreros políticamente más activos, persuadidos de que serían despedidos. La sección socialista, guiada por los comunistas, intervino enérgicamente en la cuestión. Se dijo a los obreros: una gran fábrica cooperativa como la Fiat puede ser tomada por los obreros sólo si éstos están decididos a entrar en el sistema de fuerzas política- burguesa que hoy gobierna a Italia. La propuesta de la dirección de la Fiat entra en el plan político giolittiano. ¿En qué consiste este plan? La burguesía, ya antes de la guerra, no podía gobernar tranquilamente. La insurrección de los campesinos sicilianos de 1894 y la insurrección de Milán de 1898' fueron los "experimentum crucis" de la burguesía italiana. Después del decenio sangriento" de 1890-1900, la burguesía tuvo que renunciar a una dictadura demasiado exclusivista, demasiado violenta, demasiado directa. Se rebelaron contra ella simultánea, aunque no coordinadamente, los campesinos meridionales y los obreros septentrionales. En el nuevo siglo la clase dominante inauguró una nueva política de alianza de clase, de bloques políticos de clase, es decir, de democracia burguesa. Debía elegir entre una d e m o cracia rural, esto es, una alianza con los campesinos meridionales, una política de libertad aduanera, de sufragio universal, de descentralización administrativa, de baj o s precios en los productos industriales, o un bloque industrial capitalista- obrero, sin sufragio universal, con proteccionismo aduanero, con mantenimiento de la centralización estatal (expresión del dominio burgués sobre los campesinos, especial mente del "Mezzogiorno" y de las islas), con una política reformista de los salarios y 3
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de las libertades sindicales. Elegida, no al azar, esta segunda solución, Giolitti personificó el dominio burgués, el Partido Socialista se convirtió en el instrumento de la política giolittiana. Si se observa bien, en el decenio 1890-1900 surgen las crisis más radicales en el movimiento socialista y obrero: la masa reacciona espontáneamente contra la política de los jefes reformistas. N a c e el sindicalismo que es la expresión instintiva, pero sana, de la reacción obrera contra el bloque con la burguesía y por un bloque de los campesinos, y en primer lugar con los campesinos meridionales. En cierto sentido, el sindicalismo es una débil tentativa de los campesinos meridionales, representados por sus intelectuales más avanzado, de dirigir el proletariado. ¿Por quién está constituido el núcleo dirigente del sindicalismo italiano, cuál es la esencia ideológica del sindicalismo italiano? El núcleo dirigente del sindicalismo está constituido por meridionales casi exclusivamente: Labriola, Leone, Longobardi, Orano. La esencia ideológica del sindicalismo no es un nuevo liberalismo más enérgico, más agresivo, más tenaz que el tradicional. Si se presta atención, dos son los motivos fundamentales en tomo a los cuales sobrevienen las crisis sucesivas del sindicalismo y el paso gradual de los dirigentes sindicales en el campo burgués: la emigración y el libre cambio, dos motivos estrechamente ligados al meridionalismo. El hecho de la emigración hace nacer la concepción de la "nación proletaria de Enrico Corradini.' La guerra libia aparece a todo un estrato de intelectuales como el comienzo de la ofensiva de la "grandeza proletaria" contra el mundo capitalista y plutocrático. Todo un grupo de sindicalistas pasa al nacionalismo, más bien el partido nacionalista viene constituido originariamente por intelectuales ex sindicalistas (Monicelli, Forges-Davanzati, Maraviglia). El libro de Labriola Historia de diez años (los diez años del 1900 al 1910) es la expresión más típica y característica de este neoliberalismo antigiolittiano y meridionalista. 15
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En estos diez años el capitalismo se refuerza y se desarrolla y vuelva una parte de su actividad en la agricultura del Valle Padana. El trazo más característico de estos diez años son las huelgas de masa de los obreros agrícolas del Valle Padana. Una profunda transformación sobreviene entre campesinos septentrionales, se verifica una profunda diferenciación de clase (el número de jornaleros aumenta un 50% según los datos del censo de 1911) y a ésta corresponde una reelaboración de las corrientes políticas y de las actitudes espirituales. La democracia social y el m u s solinismo son los dos productos más sobresalientes de la época. La Romagna es el crisol regional de estas dos nuevas actividades; el jornalero parece ser el protagonista social de la lucha política. La democracia social, en sus organismos de izquierda (L' Azione de Cesena) y también el mussolinismo, caen rápidamente bajo el control de los "meridionalistas". ¿'/tóo/jeífe Cesena es una edición regional de L' Unitá de Gaetano Salvemini. L'Avantil Dirigido por Mussolini, lenta, pero seguramente, se va transformando en una palestra para los escritores sindicalistas y m e ridionalistas. Los Fancello, los Lanzillo, los Panunzio, los Cicotti..., se convierten en asiduos colaboradores. El mismo Salvemini no oculta sus simpatías p o r M u s s o 83
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lini que resulta también un benjamín de la Voce, de Prezzolini. Todos recuerdan que, en realidad, cuando Mussolini sale de Avanti! y del Partido Socialista está circundado por esta corte de sindicalistas y de meridionalistas. La repercusión más notable de este período en el campo revolucionario es la Semana Roja de junio de 1914. La Romágna y la Marche son el epicentro de la Semana Roja." En el campo de la política burguesa la repercusión más notable es el pacto Gentiloni." Puesto que el Partido Socialista por efecto de los movimientos agrarios del Valle Padana había retornado después de 1910 a la táctica intransigente, el bloque industrial sostenido y representado por Giolitti pierde su eficiencia. Gioiitti cambia su fusil. La alianza entre burgueses y obreros es sustituida por la alianza entre burgueses y católicos que representan las masas campesinas de la Italia septentrional y central. Con esta alianza el partido conservador de Sonnino resulta completamente destruido, manteniendo una pequeñísima célula sólo en la Italia meridional en t o m o a Antonio Salandra. La guerra y la posguerra han visto desenvolverse una serie de procesos moleculares en la clase burguesa de máxima importancia. Salandra y Nitti fueron los primeros dos jefes del gobierno meridional (por no hablar de los sicilianos, naturalmente, como Crispi, que fue el más enérgico representante de la dictadura burguesa del siglo XIX) y trataron de poner en práctica el plan burgués industrial-agrario meridional. En el terreno conservador, Salandra; en el terreno democrático, Nitti (estos dos jefes de gobierno fueron ayudados por 11 Corriere della Sera, es decir, por la industria textil lombarda). Ya durante la guerra, Salandra trató de cambiar a favor del "Mezzogiorno" la fuerza técnica de la organización estatal, trató de sustituir el personal giolittiano de Estado por otro que encamase el nuevo curso político de la burguesía. Recordarán la campaña producida por La Stampa, especialmente en 1917-1918, por una estrecha colaboración entre giolittianos y socialistas para impedir la "pugliesización" del Estado. Aquella campaña fue conducida en La Stampa por Francesco Ciccotti, de modo que era de hecho una expresión del acuerdo existente entre Giolitti y los reformistas. La cuestión no carecía de importancia, y los giolittianos e » s u encarnizamiento defensivo llegaron a exceder los límites consentidos a un partido de la gran burguesía, llegaron incluso a las manifestaciones de antipatriotismo y de derrotismo que están en la memoria de todos. Hoy Giolitti está nuevamente en el poder, la gran burguesía se fía de él por el pánico que la invade cada vez más, por el impetuoso movimiento de las masas populares. Giolitti quiere domesticar a los obreros de Turín. Los ha golpeado dos veces: en la huelga de abrii pasado y en la ocupación de las fábricas, las dos veces con la ayuda de la Confederación Nacional del Trabajo, o sea del reformismo corporativo. Ahora intenta encuadrarle en el sistema burgués estatal. Ln efecto, ¿qué sucederá si la mano de obra Fiat acepta la propuesta de la dirección? Las actuales acciones industriales resultarán obligaciones; la cooperativa deberá pagar a los poseedores de obligaciones un dividendo fijo, cualquiera que sea el giro de los hechos. La fábrica Fiat será marcada, de todos modos, por los institutos de 84
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crédito que permanecen en manos de los burgueses, cuyo interés es reducir los obreros a su voluntad. La mano de obra deberá ligarse necesariamente al Estado q u e "vendrá en ayuda de los obreros" a través de la labor de los diputados obreros, a través de la subordinación del partido político obrero a la política gubernamental. H e aquí el plan de Giolitti en su aplicación total. El proletariado turinés n o existirá m á s como clase independiente, sino sólo como un apéndice del Estado burgués. El corporativismo de clase habrá triunfado, pero el proletariado habrá perdido su posición y su oficio de dirigente y de guía; él aparecerá a las masas de los obreros m á s pobres como un privilegiado, aparecerá a los campesinos c o m o un explotador del mismo modo que los burgueses, porque la burguesía, como simple hecho, presentará a las masas campesinas los núcleos obreros privilegiados como la única causa d e sus males y de sus miserias. La mano de obra Fiat aceptó casi por unanimidad nuestro punto de vista y la propuesta de la dirección fue rechazada. Pero este experimento no podía ser suficiente. El proletariado turinés, con toda una serie de acciones, había demostrado h a ber logrado un elevado grado de madurez y capacidad politica. Los técnicos y los empleados de fábrica en 1919 mejoraron las condiciones sólo porque fueron a p o yados por los obreros. Para truncar la agitación de los técnicos, los industriales p r o pusieron a los obreros nombrar ellos mismos, por elección, nuevos jefes de escuadras y jefes de reparto. Los obreros rechazaron la propuesta, aunque hubiera razones iguales de conflicto con los técnicos que siempre habían sido un instrumento p a tronal de represión y de persecución. Entonces los periódicos hicieron una furiosa campaña para aislar a los técnicos poniendo a la vista sus elevados salarios que llegaba a 7000 liras al mes. Los obreros cualificados ayudaron en la agitación de los peones que sólo así lograron imponerse. En el interior de las fábricas fueron barridos todos los privilegiados de la categoría más cualificada para enmendar los daños de los menos cualificados. De este modo la vanguardia proletaria se ganó su posición social de vanguardia; ha sido ésta la base del desarrollo del partido comunista en Turín. Pero ¿fuera de Turín? Y bien, nosotros queríamos llevar la cuestión fuera de Turín y precisamente a Reggio Emilia, donde existía la mayor concentración de reformismo y de corporativismo de clase. Reggio Emilia había sido siempre el blanco de los "meridionalistas". U n a frase de Camillo Prampolini: "Italia se divide en 'nordici' y ' s u d i c i ' " ; era la expresión más característica del odio violento que se desarrollaba entre los meridionales y los obreros del Norte. En Reggio Emilia se presentó una cuestión similar a aquella de la Fiat: una fábrica debía pasar a manos de los obreros como fábrica cooperativa. Los reformistas de Reggio estaban entusiasmados con el acontecimiento y lo publicaron en sus periódicos y en sus reuniones. Un comunista turinés se trasladó a Reg20
' N. de T.: La palabra "sudici", que significa sucios, fonéticamente evoca la palabra "sud" (suden castellano). ——
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gio, tomó la palabra en el convicio de fábrica, expuso todo el complejo de la cuestión entre Norte y Sur y consiguió el "milagro": los obreros, en grandísima m a y o ría, rechazaron la tesis reformista y corporativa. Se demostró que los reformistas n o representaban el espíritu de los obreros reggianos, representaban sólo la pasividad y otros lados negativos. Habían logrado instaurar un monopolio político, dada la notable concentración en sus filas de organizadores y propagandistas de un cierto valor profesional y, por tanto, impedir el desarrollo y la organización de una corriente revolucionaria. Pero bastaba la presencia de un revolucionario capaz de ponerlo en la picota y revelar que los obreros de Reggio son valerosos combatientes y no cerdos criados con la cebada gubernativa. En abril de 1921 quedaron cesantes 5000 obreros de la Fiat, los consejos de fábrica fueron suprimidos, los salarios reales se bajaron. En Reggio Emilia sucedió probablemente una cosa similar. Los obreros fueron derrotados. Pero ¿el sacrificio que hicieron fue inútil? N o lo creemos, estamos convencidos de que no ha sido inútil. Ciertamente es difícil registrar toda una línea de grandes acontecimientos de masa que probaron la eficacia inmediata y fulminante de estas acciones. Por otra parte, por lo que concierne a los campesinos, estos acontecimientos son siempre difíciles y casi imposibles; son todavía más difíciles por cuanto concierne a la masa c a m p e sina del "Mezzogiomo". El " M e z z o g i o m o " puede ser definido como una gran disgregación social. Los campesinos constituyen la gran mayoría de su población, pero no tienen ninguna cohesión entre sí (se comprende que es necesario hacer excepciones: Puglia, Cerdeña, Sicilia, donde existen características especiales dentro del gran cuadro de la estructura meridional). La sociedad meridional es un gran bloque agrario constituido por tres estratos sociales: la enorme masa campesina amorfa y disgregada, los intelectuales de la pequeña y mediana burguesía rural, los fuertes terratenientes y los grandes intelectuales. Los campesinos meridionales están en continuo fermento, pero como masa son incapaces de dar una expresión centralizada a sus aspiraciones y a sus necesidades. El estrato medio de los intelectuales recibe de la base campesina los impulsos para su actividad política e ideológica. Los grandes propietarios en el campo político y los grandes intelectuales en el campo ideológico centralizan y dominan, en último análisis, todo este complejo de manifestaciones. C o m o es natural, es en el campo ideológico donde la centralización se verifica con mayor eficacia y precisión. Giustino Fortunato y Benedetto Croce representan las claves del sistema meridional y, en cierto sentido, son las dos mayores figuras de la reacción italiana"''. Los intelectuales meridionales son uno de los estratos sociales más interesantes y más importantes en la vida nacional italiana. Basta pensar, para convencerse, qué más de la 3/5 parte de la burocracia estatal está constituida por meridionales. Para comprender la psicología particular de los intelectuales meridionales es necesario tener presente los siguientes datos: 1 En todo lugar el estrato de los intelectuales ha sido radicalmente modifi0
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cado por el desarrollo del capitalismo. El viejo tipo de intelectual era el elemento organizativo de una sociedad de base prevalentemente campesina y artesana. Para organizar el Estado, para organizar el comercio, la clase dominante formaba un tipo particular de intelectuales. La industria ha introducido un nuevo intelectual: el organizador técnico, el especialista de la ciencia aplicada. En las sociedades donde las fuerzas económicas se desarrollaron en sentido capitalista hasta llegar a absorber la mayor parte de la actividad nacional, es este segundo tipo de intelectual el que ha prevalecido con todas sus características de orden y disciplina intelectual. Sin embargo, en los lugares en que la agricultura desempeña un papel todavía notable o di rectamente preponderante, ha prevalecido el viejo tipo que forma la mayor parte del personal estatal y que también localmente, en el pueblecito o en la aldea rural, ejerce la función de intermediario entre el campesino y la Administración en general. En la Italia meridional predomina este tipo, con todas sus características: democrático en la faz campesina, reaccionario en la faz que dirige al gran propietario y al gobierno, políticamente corrompido, desleal. N o se comprendería la figura tradicional de los partidos políticos meridionales si no se tiene en cuenta los caracteres de este estrato social. 2° El intelectual meridional surge principalmente de una capa que en el "Mezzogiorno" es todavía importante. El burgués rural, el pequeño y mediano propietario de tierras que no es campesino, que n o trabaja la tierra, que se avergonzaría de ser agricultor, pero que de la poca tierra que tiene dada en alquiler o en simple medianería, quiere obtener un medio de vida conveniente para mandar a sus hijos a la universidad o al seminario, para la dote de sus hijas que deben casarse con un oficial o un funcionario civil del Estado. Los intelectuales reciben de esta clase una áspera aversión hacia el campesino trabajador, considerado como máquina de trabajo que debe ser exprimida hasta los huesos y que puede sustituirse fácilmente dada la superpoblación trabajadora. Toman también el sentimiento atávico e instintivo del miedo irracional al campesino y a sus violencias destructoras y, por este motivo, el hábito de una refinada hipocresía y de un refinadísimo arte de engañar y domesticar las masas campesinas. o
3 Ya que el clero pertenece al grupo social de los intelectuales, es necesario notar la diversidad de características entre el clero meridional en su conjunto y el clero septentrional. El cura septentrional, generalmente, es hijo de artesano o de campesino, tiene sentimientos democráticos, está más ligado a la masa de los campesinos; moralmente es más correcto que el cura meridional, quien a menudo convive abiertamente con una mujer y por esto ejerce un oficio espiritual más completo socialmente, es un dirigente de toda la actividad de una familia. En el Norte la separación de la Iglesia y del Estado y la expropiación de los bienes eclesiásticos ha sido más radical que en el "Mezzogiorno", donde las parroquias y los conventos, o se han conservado o se han reconstituido importantes propiedades inmobiliarias o mobiliarias. En el "Mezzogiorno" el cura aparece ante el campesino: 1) como un admití 7
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nisti ador de l ierras con el que el campesino entra en conflicto por el problema de los alquileres; 2) como usurero que pide elevadísimas tasas de interés y que recurre al elemento religioso para cobrar con seguridad el alquiler o la usura; 3) como un homln e sometido a las pasiones comunes (mujeres y dinero) y que por tanto espiritualmente no ofrece garantías de discreción y de imparcialidad. La confesión ejerce una escasísima labor dirigente y el campesino, si a menudo es supersticioso en sena d o pagano, no es clerical. Todo este complejo explica el porqué en el "Mezzogiori i o " el partido popular (exceptuada alguna zona de Sicilia) no ha tenido una posición importante, no ha tenido ninguna red de instituciones ni de organizaciones de masa. La posición del campesino hacia el clero se resume en el dicho popular: "El cura es cura en el altar; fuera es un hombre como todos los demás". El campesino meridional está ligado al gran terrateniente por los oficios del intelectual. Los movimientos de campesinos, en cuanto se unen, no en organizaciones de masa autónomas e independientes aunque fuera formalmente (es decir, capaces de seleccionar cuadros campesinos de origen campesino y de registrar y acumular las diferenciaciones y los progresos que en el movimiento se realizan), terminan por sistematizarse siempre en las articulaciones ordinarias del aparato estatal -comunas, provincias, C á m a r a de Diputados- a través de composiciones y descomposiciones de los partidos locales, cuyo personal está constituido por intelectuales, pero que son controlados por los grandes propietarios y sus hombres de confianza, como Salandra, Orlando, Di C e s a r ó . " La guerra pareció introducir un nuevo elemento en este tipo de organización con el movimiento de los ex combatientes, en el que los campesinos-soldados y los intelectualeS'oficiales formaban un bloque más unido entre si y en cierta medida antagónico con los grandes propietarios. N o duró demasiado, y el último residuo es la Unión Nacional concebida por Arriendóla que tiene una sombra de existencia por su antifascismo. Sin embargo, dada la falta de tradición y de organización explícita de los intelectuales democráticos en el "Mezzogiorno", también esta agrupación debe ser considerada y tenida en cuenta, porque puede convertirse de tenue hilo de agua en caudaloso y crecido torrente, en diferentes condiciones políticas generales. La única región donde el movimiento de los ex combatientes asume un perfil más preciso y llega a crearse una estructura social más sólida es Cerdeña. Y se comprende porque en Cerdeña la clase de los grandes terratenientes es tenue, no desarrolla ninguna función y no tiene las antiquísimas tradiciones culturales, intelectuales y gubernativas del "Mezzogiorno" continental. El impulso desde abajo, ejercitado por las masas de los campesinos y de los pastores, no encuentra un contrapeso sofocante en el estrato social superior de los grandes propietarios. Los intelectuales dirigentes sufren en pleno el impulso y dan pasos hacia adelante más notables que la Unión Nacional. La situación siciliana tiene características que la diferencian profundamente, tanto de Cerdeña como del "Mezzogiorno". Los grandes propietarios están mucho más unidos y decididos que en el " M e z z o g i o r n o " continental. Existe una cierta industria y un comer88
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ció muy desarrollados (Sicilia es la región más rica de todo el "Mezzogiomo" y una de las más ricas de Italia); las clases superiores sienten muchísimo su importancia en la vida nacional y la hacen pesar. Sicilia y el Piamonte son las dos regiones que han dado mayor núcleo de dirigentes políticos al Estado italiano, son las dos regiones que han ejercitado una función preeminente del '70 en adelante. Las masas populares sicilianas están más avanzadas que en el "Mezzogiomo", pero su progreso ha tomado una forma típicamente siciliana. Existe un socialismo de masa siciliano y con su desarrollo peculiar; en la Cámara de 1922 contaba aproximadamente con 20 diputados sobre 52 no electos en la isla. Hemos dicho que el campesino meridional está ligado al gran terrateniente por medio del intelectual. Este tipo de organización es la más difundida en todo el "Mezzogiomo" continental y en Sicilia. Forma un monstruoso bloque agrario que en su conjunto funciona como intermediario y guardián del capitalismo septentrional y las grandes bancas. Su único fin es conservar el "status quo". En su interior no existe ninguna luz intelectual, ningún programa, ningún interés por mejoras o progreso. Si cualquier idea o programa ha sido afirmado, han tenido su origen fuera del "Mezzogiomo", en los grupos políticos agrarios conservadores (especialmente de Toscana) que en el Parlamento estaban asociados a los conservadores del bloque agrario meridional. Sonnino y Franchetti" fueron los pocos burgueses inteligentes que plantearon el problema meridional como problema nacional y trazaron un plan de gobierno para su solución. ¿Cuál fue el punto de vista de Sonnino y de Franchetti? La necesidad de crear en la Italia meridional un estrato medio independiente de carácter económico que funcionase, como entonces se decía, de "opinión pública" y limitara los crueles arbitrios de los propietarios, por una parte, y moderase el insurreccionismo de los campesinos pobres, por la otra. Sonnino y Franchetti habían quedado asustadísimos por la popularidad que tenían en el "Mezzogiomo" las ideas del bakuninismo de la I Internacional. Este susto les hizo padecer deslumbramientos a menudo grotescos. En una de sus publicaciones, por ejemplo, se señala el hecho que una taberna o una cantina popular de un pueblo de Calabria (citamos de memoria) está dedicada a los "huelguistas", para demostrar cuan difusas y radicales son las ideas intemacionalistas. El hecho, si es verdaderotcomo parece ser, dado la probidad intelectual de los autores), se explica muy simplemente, recordando cuan numerosas son las colonias de albaneses en el "Mezzogiomo" y cómo la palabra "skipetari" tuvo inmediatamente en los dialectos la deformación más extraña y curiosa (en algunos documentos de la república veneciana se habla de deformaciones militares de "s'ciopetá")". Ahora, en el "Mezzogiomo" no estaban tan difusas las teorías de Bakunin, pues la situación era tal que, probablemente, hubiera sugerido a Bakunin sus teorías: ciertamente los campesinos pobres meridionales pensa' N. del T.; En italiano la palabra " s ' ciopetá", fonéticamente similar a "skipetari", procede de "sciopero", huelga. 39
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ban en la "destrucción" mucho antes que el cerebro de Bakunin hubiese presentado la teoría de la "pandestrucción". El plan gubernativo de Sonnino y Franchetti no era más que el comienzo de una actuación. Y no podía serlo. El nudo de relaciones entre Norte y "Mezzogiorn o " en la organización de la economía nacional y del Estado es tal, que el nacimiento de una clase media difusa de naturaleza económica (significa, pues, el nacimiento de una burguesía capitalista difusa) es casi imposible. Toda acumulación de capital sobre el lugar y toda acumulación de ahorros se hace imposible por el sistema fiscal y aduanero y por el hecho de que los capitalistas propietarios de fábricas no transforman los beneficios en nuevos capitales porque no son del lugar. Cuando la emigración asumió en el siglo XX tan gigantesca proporción y las primeras remesas comenzaron a llegar de América, los economistas liberales dieron un grito de triunfo: el sueño de Sonnino se realizaría. Una silenciosa revolución tuvo lugar en el " M e z z o g i o m o " que lenta pero seguramente cambió toda la estructura económica y social del país. Pero el Estado intervino y la revolución silenciosa fue sofocada al nacer. El gobierno ofreció los bonos del tesoro a intereses reales y los emigrantes y sus familias, de agentes de la revolución silenciosa, se convirtieron en agentes para dar al Estado los medios financieros para subsidiar la industria parasitaria del Norte. Francesco Nitti, que en el plano democrático y formalmente fuera del bloque agrario meridional podía parecer un activo realizador del programa de Sonnino, fue el mejor agente del capitalismo septentrional para rastrillar los últimos recursos del ahorro meridional. Los millones tragados por la Banca de descuento eran casi todos provenientes del "Mezzogiomo": los 400.000 acreedores de la B I S eran en su gran mayoría ahorristas meridionales. 24
Por encima del bloque agrario funciona en el " M e z z o g i o m o " un bloque intelectual que prácticamente ha servido hasta ahora para impedir que las resquebrajaduras del bloque agrario resulten demasiado peligrosas y determinen un derrumbe. Exponentes de este tipo intelectual son Giustino Fortunato y Benedetto Croce, quienes pueden ser juzgados como los reaccionarios más activos de la Península. Hemos dicho que en la Italia meridional hay una gran disgregación social. Esta fórmula, además de los campesinos, se puede referir también a los intelectuales. Es notable el hecho de que en el "Mezzogiomo", junto a las grandes propiedades, hayan existido y existan importantes acumulaciones culturales e intelectuales en formas individuales o en restringidos grupos de grandes intelectuales, mientras que n o existe una organización de la cultura media. En el " M e z z o g i o m o " están la editorial Laterza y la revista La Crítica; existen academias y empresas culturales de notable erudición; no existen pequeñas y medianas revistas, no hay editoriales en t o m o a las que se agrupen formaciones medias de intelectuales meridionales. Los meridionales que han tratado de salir del bloque agrario y de plantear el problema meridional en forma radical han encontrado hospitalidad y se han reagrupado en torno a revistas editadas fuera del "Mezzogiomo". Se puede decir, por tanto, que todas
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las iniciativas culturales debidas a los intelectuales medios que han tenido lugar en el siglo XX en la Italia central y septentrional fueron caracterizadas por el meridionalismo, fuertemente influenciado por intelectuales meridionales: todas las revistas del grupo de intelectuales florentinos, Voce, L' Unitá, las revistas de los demócratas cristianos, como La Azione di Cesena, las revistas de los jóvenes liberales emilianos y milaneses de G. Borelli, como La Patria, de Bolonia, o L'Azione, de Milán; en fin La Rivoluzione Libérale de Gobetti. Giustino Fortunato y Bencdetto Croce han sido supremos moderadores políticos e intelectuales de todas estas iniciativas. En un círculo más amplio que el demasiado sofocante del bloque agrario, ellos consiguieron que el planteo de los problemas meridionales no pasase de ciertos límites, no se convirtiese en revolucionario. Hombres de gran cultura e inteligencia, surgidos en el terreno tradicional del "Mezzogiorno" pero ligados a la cultura europea y mundial, tenían todas las dotes para dar una satisfacción a las necesidades intelectuales de los más honestos representantes de la juventud culta del "Mezzogiorno", para atemperar las inquietas veleidades de rebelión contra las condiciones existentes, para orientarlos según una línea media de serenidad clásica del pensamiento y de la acción. Los llamados neoprotestantes o calvinistas no han comprendido que en Italia, no pudiéndose hacer una reforma religiosa de masa debido a las condiciones modernas de la cultura, se llevó a cabo la única reforma históricamente posible con la filosofía de Benedetto Croce: se ha cambiado la dirección y el método de pensamiento, se ha construido una nueva concepción del mundo que ha superado al catolicismo y a cualquier otra religión mitológica. En este sentido, Benedetto Croce ha cumplido una gran función "nacional", separó a los intelectuales radicales del "Mezzogiorno" de las masas campesinas y a través de esta cultura hizo que la burguesía nacional y el bloque agrario los absorbieran. 2
El Ordine Nuovo y los comunistas turineses, si en cierto sentido pueden ser conectados a las formaciones intelectuales que hemos señalado y si, por tanto, también ellos recibieron la influencia intelectual de Giustino Fortunato y Benedetto Croce, representan sin embargo al mismo tiempo una ruptura completa con esa tradición y el comienzo de un nuevo movimiento que ya dio y seguirá dando sus frutos. Ellos, como ya ha sido dicho, impusieron el proletariado urbano como protagonista moderno de la historia italiana y por tanto del problema meridional. Habiendo servido de intermediarios entre el proletariado y determinados estratos de intelectuales de izquierda, lograron modificar, si no completamente por lo menos en forma notable, su orientación intelectual. Este es el elemento principal de la figura de Picro Gobetti. Que no era un comunista y probablemente no lo habría sido nunca, pero había entendido la posición social e histórica del proletariado y no lograba ya pensar prescindiendo de este elemento. En el trabajo común del periódico, Gobetti fue puesto por nosotros en contacto con un m u n d o viviente que antes sólo había conocido a través de las fórmulas de los libros. Su característica más relevante era la lealtad intelectual y la falta completa de toda vanidad y mezquindad de orden infe91
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rior. Por eso tuvo que convencerse de que toda una serie de modos de ver y pensar tradicionales con respecto al proletariado eran injustos y falsos. ¿Qué consecuencias tuvieron para Gobetti esos contactos con el mundo proletario? Ellos fueron el origen y el impulso de una concepción que no queremos discutir y profundizar, una concepción que en gran parte enlaza con el sindicalismo y con el modo de pensar de los sindicalistas intelectuales. Los principios del liberalismo se proyectan en ella desde el orden de los fenómenos individuales al orden de los fenómenos de masa. Las cualidades de excelencia y de prestigio en la vida de individuos se trasponen a las clases, concebidas casi como individualidades colectivas. Esta concepción lleva generalmente a los intelectuales que la comparten a la pura contemplación y registro de méritos y deméritos, a una odiosa y sosa posición de arbitros de la pelea, de adjudicadores de premios y castigos. Prácticamente, Gobetti escapó a ese destino. Se reveló como un organizador cultural de extraordinario valor y tuvo en este último período una función que no debe ser olvidada ni subestimada por parte de los obreros. El abrió una trinchera más allá de la cual no retrocedieron los grupos intelectuales más honestos y sinceros que en 1919,1920 y 1921 vieron que el proletariado habría sido como clase dirigente superior a la burguesía. D e buena fe y honestamente algunos, y otros de malísima fe y sin honestidad, fueron diciendo que Gobetti no era más que un comunista camuflado, un agente, si no del partido comunista, sí a menos del grupo comunista del Ordine Nuovo. N o es ni siquiera necesario desmentir esas charlatanerías insulsas. La figura de Gobetti y el movimiento que él representó fueron productos espontáneos del nuevo clima histórico italiano: en eso estriban su significación y su importancia. Algunas veces, camaradas del partido nos han reprochado el no haber combatido contra la corriente de ideas de La Rivoluzione Libérale. El hecho de que no hubiera luchado con él pareció prueba de una relación orgánica maquiavélica (como suele decirse) entre nosotros y Gobetti. N o podíamos combatir a Gobetti porque él representaba un movimiento que no debe ser combatido, al menos en principio. N o comprender esto significa no comprender la cuestión de los intelectuales y la función que éstos desarroI lan en la lucha de clases. Gobetti nos servía prácticamente como enlace: 1) con los intelectuales nacidos en el terreno de la técnica capitalista y que habían adoptado una actitud de izquierda favorable a la dictadura del proletariado, en 1919, 1920 y 1921; 2) con una serie de intelectuales meridionales que, mediante vinculaciones más complejas, planteaban la cuestión meridional de forma diferente a la tradicional, introduciendo en ella al proletariado del Norte: Guido Dorso es la figura más completa e interesante de estos intelectuales. ¿Por qué íbamos a luchar contra el movimiento de Rivoluzione Libérale! ¿Por qué no estaba constituido por comunistas que hubiesen aceptado de la A a la Z nuestro programa y nuestra doctrina? Esto no debe preguntarse porque habría sido, política e históricamente, una paradoja. Los intelectuales se desarrollan lentamente, mucho más lentamente que cualquier otro grupo social, por su misma naturaleza y función histórica. Representan toda la tra92
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dición cultural de un pueblo, quieren resumir y sintetizar toda la historia: esto se puede decir especialmente del viejo tipo de intelectual, el intelectual nacido sobre el terreno campesino. Pensar en la posibilidad de que éste pueda, como masa, romper con todo el pasado para ubicarse completamente en el terreno de una nueva ideología es absurdo. Es absurdo para los intelectuales como masa, y quizás absurdo también para muchísimos intelectuales tomados individualmente, no obstante todos los honestos esfuerzos que hacen y quieren hacer. Ahora nos interesan los intelectuales como masa y no sólo como individuos. Es ciertamente importante y útil para el proletariado que uno o más intelectuales, individualmente, adhieran a su programa y a su doctrina, se confundan con él, se conviertan en proletarios y se sientan parte integrante. El proletariado como clase es pobre de elementos organizativos, no tiene y no puede formarse un propio estrato de intelectuales sino de manera muy lenta, muy fatigosamente, y sólo después de la conquista del poder. Pero es también importante y útil que en la masa de los intelectuales se determine una fractura de carácter orgánico, históricamente caracterizada, que se forme, como estructura de masa, una tendencia de izquierda en el significado moderno de la palabra, o sea, orientada hacia el proletariado revolucionario. La alianza entre proletariado y masas campesinas exige esta estructura y tanto más la exige la alianza entre el proletariado y las masas campesinas del "Mezzogiomo". El proletariado destruirá el bloque agrario meridional en la medida en que logre, a través de su partido, organizar en estructuras autónomas e independientes la mayor cantidad de masas de campesinos pobres. Logrará esto más o menos lentamente cumpliendo con su deber obligatorio, pero este logro está subordinado a su capacidad de disgregar el bloque intelectual que es la armadura flexible pero muy resistente del bloque agTario. Para la solución de esta tarea el proletariado fue ayudado por Piero Gobetti y nosotros pensamos que los amigos del muerto continuarán, aun sin su guía, la obra emprendida, que es gigantesca y difícil, y precisamente por eso digna de todos los sacrificios (incluso del de la vida, como ha sido el caso de Gobetti) por parte de aquellos intelectuales (que son muchos, más de los que se cree) septentrionales y meridionales que han comprendido la existencia de dos únicas fuerzas esencialmente nacionales y portadoras del futuro: el proletariado y los campesinos...
Notas ' Quarto Stato, revista de orientación socialista fundada y dirigida por Cario Rosselli, publicada en Milán de marzo a octubre de 1926. Sobre Quarto Stato, cfr. la página de S. Merli en Rivista storica del Socialismo, núm. 11, p. 819 y ss. Seudónimo de Tomaso Fiore, colaborador de Rivoluzione Libérale; sus escritos de aquel período sobre el "Mezzogiomo" son recogidos en el volumen Un popólo di foriniche, Bari, 1951. ' Guido Dorso, cu una perspectiva meridionalista, representa con Gobetti el in3
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tento más avanzado por la parte liberal de dar una solución a la crisis del Estado italiano en la posguerra. Escribió La rivoluzione meridionale, Mussolini alla conquista del potere, Üilladura, classe politica dirigente, y L'occasione storica. Para una evaluación del pensamiento de Dorso, ver R. Villari, 11 Sud nella Storia d'Italia, op. cit., pp. 519- 521. ' Cfr. el texto completo en Obreros y campesinos (2), del presente volumen. Por concretismo aquí se entiende la actitud tendente a afrontar el problema del "Mezzogiorno" desmenuzándolo en sus aspectos singulares y parciales y perdiendo así su real sustancia política. La expresión más completa es, en cierto sentido, más válida; la ha habido en la experiencia salvcminiana de L ' Unità. Ctr. R. Villari, Gaetano Salvemini e ¡a questione meridionale, cn Gaetano Salvemini, AA.VV, Bari, 1959. Giustino Fortunato, liberal conservador, entre los más importantes meridionalistas. Su trabajo más significativo es II "Mezzogiorno " e lo Stato italiano, Bari, 1911 ; Eugenio Azimonti, tecnico agrario, colaborador de Rivoluzione Liberale e de L ' Unità, de Salvemini; su trabajo más importante e s / / "Mezzogiorno"agrario qualè, Bari, 1919. Esta ideología en sentido gramsciano del "Mezzogiorno" como bala de plomo que frena el desarrollo nacional, nace significativamente en la expansión del decenio giolittiano. La expresión de una concepción del desarrollo económico nacional según la cual el "Mezzogiorno" no es condición esencial de aquel tipo de desarrollo dado, sino que sólo es un retroceso frenante. A través de la ideología de la bala de plomo se expresa una concepción no muy diferente de la actual del "Mezzogiorno" como área retrasada hacia la que puede dirigirse, con pérdida de productividad, el plus de acumulación de la sección económica avanzada del país. "Sergi, Niccforo, Orano, Lombroso y Ferri son los exponentes de la dirección antropológica en la cuestión meridional. Sus teorías de inspiración positivista fueron largamente seguidas también en el Partido Socialista. Salvemini, cn su introducción a los Scritti sulla questione meridionale (Torino, 1954), contesta esta afirmación. Pero es evidente que Gramsci se refiere a la relación objetiva entre la cobertura ideológica de la critica salveminiana a la "sanguijuela roja" y, más cn general, al corporativismo socialista y la represión antiobrera. Una confimiación del carácter de la critica gramsciana a Salvemini es ya conocida en el escrito // "Mezzogiorno " e ilfascismo, op. cit. en el presente volumen. Mussolini era director del Avanti! y había entonces una cierta convergencia entre Salvemini y Mussolini en la crítica a los socialistas reformistas. Sobre la influencia ejercida por Mussolini en los grupos de jóvenes socialistas y también sobre aquellos de Turín, véase Renzo de Felice. Mussolini il rivoluzionario (1883-1920), Torino, 1965. ' Movimiento autonomista y de ex combatientes fundado en 1919 por Emilio Lussu. La brigada Sassari, llamada a Turín con ocasión de la ocupación de las fábricas ( 1920), era el instrumento de la represión de los motines de agosto de 1917 del proletariado turinés por el pan y contra la guerra. Sobre los motines de Turín véanse los Scritti giovanile de Gramsci, c itados por Paolo Spriano, Torino operaia nella grande guerra, op. cit. Motines de los fascios sicilianos y de Lunigiana de 1894, reprimidos duramente por Crispi. Contra las extremas condiciones de existencia de las clases populares se tuvieron cn 1898 graves motines cn toda Italia que lograron particular virulencia en Milán, don5
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de fueron sangrientamente reprimidos por el general Bava Beccaris. Los fascios sicilianos eran organizaciones de obreros y campesinos para defender los propios intereses; fondados en 1891, se difundieron en toda Sicilia bajo la dirección deN. Barbato y G. de FeliceGiuffrida. Sobre ellos, cfr. F. S. Romano, Storia dei fasci siciliani, Laterza, Bari, 1959. Con Giolitti toma el máximo relieve la tentativa de una parte de la burguesía de renovar su bloque de fuerzas englobando el movimiento obrero en posición subordinada y como sustituto de aquellas fuerzas agrarias que terminaron con la constitución de un obstáculo objetivo a la misma expansión y desarrollo del capitalismo. La tentativa giolittiana de estabilizar esta alianza falló con la guerra y el fascismo, pero se trata de una tentativa de tipo reformista que las fuerzas de la burguesía se proponen de nuevo en todas las fases de expansión en las cuales parece que se dan márgenes para la construcción de nuevos y más estables equilibrios de fuerza. Cfr. G. Procacci, Gioii tti e ¡'età giolittiana, Torino, 1963. Movimiento revisionista que ha tenido, sobre todo en Francia con Sorel (ideólogo reconocido del movimiento), y en Italia con Arturo Labriola, Enrico Leone y Paolo Orano, su más completa expresión. Sobre el movimiento sindicalista que después confluyó en gran parte en el fascismo luego de haber asumido una posición netamente intervencionista, véase Enzo Santarelli, La revisione del marxismo in Italia, Milano, 1964. Enrico Corradini ( 1865-1931) fue el mayor teòrico de aquello que Gramsci denomina "socialismo nacional", es decir, la transposición sobre el plano de las naciones de la lucha de clases. En Italia, entre los más populares seguidores de esta tendencia, recordamos a Giovanni Pascoli ("el gran proletariado se muere") y Gabriele d' Annunzio. Revista de critica y de cultura política que se publicó entre 1908 y 1916. Para un cuadro completo de la problemática de La Voce, véase La cultura italiana del '900 atraverso le reviste, IV, Lacerba, La Voce, a cargo de Gianni Scalia, Turín, 1961. " Movimiento revolucionario que estalló en la Marche y en la Romagne en junio de 1914 organizado por la destrucción consumada por la Policía y Ancona al final de un cornicio. Testimonio al estado de tensión social existente en el país y la aversión a la guerra de las masas populares. Véase E. Santarelli, // movimento anarchico in Italia, Milano. En cuanto al papel de Mussolini, véase R. de Felice, op. cit. • El así llamado pacto Gcntiloni fue el punto de llegada de las tentativas interpuestas entre la Unión Electoral Católica Italiana, presidida por el conde Vincenzo GentiIoni y Giolitti. En base a este acuerdo los electores católicos fueron invitados a votar por aquellos candidatos liberales que estuviesen empeñados en respetar los siete puntos del acuerdo, esto es, por Giolitti. Para una evaluación del significado de este acuerdo, cfr. G. Candeloro, // movimento cattolico in Italia, Roma, 1961. Se trata de Umberto Ferracini Para este juicio sobre el papel de Croce y Fortunato, véanse los Quaderni. • El duque Giovanni Colonna Di Ccsaró, exponente de la democracia social, expresión política de la gran propiedad territorial meridional. Los mayores representantes del reforrnismo liberal posunitario. Autores de notas c importantes encuestas sobre las condiciones del "Mezzogiorno" (La Sicilia nel IS76, 1926; Franchetti, Le condizioni amministrative delle province napoletane, Firenze, 1950). " Después de la expansión del periodo bélico comenzó una grave crisis en la que 14
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Antonio Gramsci
estaban implicadas las bancas, entonces "mixtas", que tenían grandes compromisos financieros en la industria. El hundimiento de Ansaldo arrastró a la Banca Italiana de Descuento (|tic cierra sus taquillas haciendo perder a los ahorristas cerca de un tercio de la suma depositada; como Gramsci señala, constituye un episodiode expropiación de los pequeños ahorradores. La Rivoluzione Liberale, revista fundada y dirigida por Piero Gobetti de 1922 a 1925. Sobre la compleja e importante personalidad de Gobetti, véanse los juicios de Gramsci en Le reviste di Piero Gobetti, a cargo de Lelio Basso y L. Anderlini, Milano, 1961 ; Scritti politici di Piero Gobetti, a cargo de Paolo Spriano, Torino, 1960. Para una evaluación de la posición de Gobetti en el cuadro de la cultura italiana ver también E. Garin, Cronache defilosofia italiana,Ban, 1969. s
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