Grafomotricidad 4 años - La escalera mágica, Libro del Maestro

June 21, 2018 | Author: Litos García | Category: Myelin, Perception, Kindergarten, Adults, Writing
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Descripción: Grafomotricidad cuaderno para maestros...

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Guía para la educadora

Santillana Preescolar

SERIE 2000

Santillana Preescolar

 ó n  d i c i  v a e  N u e

Grafomotricidad 4 Guía para la educadora  fue elaborado en Editorial Santillana, con la dirección

de Antonio Moreno Paniagua por el siguiente equipo: Edición: Marcela Azpeitia Conde. Asistente editorial: Patricia Eva Tlapanco Pedraza. Corrección de estilo: Jacqueline Brieño Álvarez y Mónica Noble Sánchez. Coordinación de arte: Francisco Rivera Rodríguez. Coordinación de autoedición: Óscar Tapia Márquez. Diseño de portada e interiores: Humberto Ayala Santiago y Carlos Arturo Vela Turcott. Diagramación: Ivonne Carreón Arredondo. Fotomecánica electrónica: Gabriel Miranda Barrón, Benito Sayago Luna y Manuel Zea Atenco.

D.R. © 2003 por EDITORIAL SANTILLANA, S.A. DE C.V. Av. Universidad 767 03100 México, D.F. ISBN: 970-29-0934-1

Primera edición: junio de 2003 Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana. Reg. Núm. 802 Impreso en México

Presentación Las actividades de grafomotricidad ofrecen a los educandos la posibilidad de construir nociones espaciales, desarrollar habilidades comunicativas, destrezas en la coordinación visomotriz y la oportunidad de utilizar instrumentos gráficos, aspectos que los preparan para futuros aprendizajes de la vida escolar. La serie Grafomotricidad es una obra diseñada para que los niños y niñas de tres, cuatro y cinco años de edad, logren las destrezas y habilidades mencionadas. El libro Grafomotricidad 4 se acompaña de una Guía para la educadora con la finalidad de apoyar y completar su aplicación. Los propósitos específicos de Grafomotricidad 4. Guía para la educadora son:

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Orientar la organización de las actividades del libro. Sugerir actividades de expresión corporal y de coordinación motriz gruesa. Ofrecer las actividades grafomotrices de manera más integral.

Grafomotricidad 4. Guía para la educadora, consta de siete apartados:

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Un poco de teoría. Presenta información sobre el concepto y evolución de la grafomotrici-

dad, la coordinación de movimientos, el proceso de percepción, la aprehensión de los instrumentos gráficos, la estructuración espacial, el lenguaje oral y las alteraciones en la escritura. Ideas y consejos. Proporciona sugerencias acerca de la organización del grupo, del tiempo,

del uso del espacio y de los materiales; sobre la identificación de la lateralidad, el desarrollo del lenguaje oral y la adquisición de destrezas grafomotrices. Orientaciones para el manejo del libro. Presenta los propósitos, organización y sugerencias

para la aplicación de las láminas. Propuesta de actividades complementarias.  Se estructura en tres secciones: Juegos, que

ofrece actividades de expresión física y coordinación motriz gruesa para que los niños y las niñas preescolares adviertan corporalmente los trazos propuestos en el libro Grafomotricidad 4; Experimentación, que incluye prácticas referidas a la realización de trazos en amplios espacios gráficos, y Actividades de relajación, que contiene ejercicios enfocados a restablecer el equilibrio biológico y emocional de los educandos. Formar equipo con mamá y papá. Sugiere actividades para desarrollar en casa y así, involucrar

a los padres en el desarrollo de los educandos. Planeación y programación. Sugiere los tiempos de aplicación del libro y ofrece un formato

para dosificar las actividades. Pautas de observación. Es un formato para facilitar a la educadora el seguimiento y valora-

ción de los aspectos más relevantes del movimiento corporal, la grafomotricidad y el lenguaje oral de los niños y las niñas.

Esperamos que este auxiliar didáctico responda a las necesidades de las educadoras que dedican su práctica profesional y entusiasmo a la formación de los niños y las niñas de cuatro años de edad. 3

Un poco de teoría El término psicomotricidad tuvo, en un principio, un uso puramente terapéutico, pero pronto pasó a ser de uso corriente en el ámbito educativo. Esto favoreció el desarrollo integral de los niños y las niñas. La psicomotricidad constituye hoy, el contenido primordial de la educación preescolar. La relación entre motricidad y desarrollo psíquico se muestra de forma clara en los niveles maternal y preescolar: el niño y la niña se relacionan con los demás y manifiestan sus necesidades principalmente por medio del gesto y el movimiento. El objetivo básico de la educación psicomotriz es la experiencia corporal; el descubrimiento del mundo con el cuerpo para llegar a la expresión simbólica y gráfica. La grafomotricidad es el conjunto de procesos motrices relacionados con las actividades gráficas. Estos procesos son habilidades perceptuales, desarrollo de la noción de espacio, memoria visual y control visomotor. La evolución de la grafomotricidad depende del perfeccionamiento de los sistemas nervioso y motor. El desarrollo del sistema nervioso es uno de los que más impacto tienen en la adaptación y las capacidades del infante. En los niños de cuatro a cinco años de edad el cerebro tiene el 80% de su peso adulto y la mielinización es aún incompleta (la mielina es la sustancia que recubre los nervios y facilita la comunicación entre las células). A los seis años de edad, el cerebro ya alcanza el 90% de su peso adulto y la mielinización casi se ha completado. El incremento en el volumen del cerebro se debe tanto al proceso de mielinización como al aumento en el número de células nerviosas y todo ello está determinado por el grado de estimulación que recibe el niño. El sistema muscular también se encuentra en desarrollo; los músculos crecen y poco a poco aumenta la coordinación en los movimientos y por tanto la destreza en general. El aprendizaje es, especialmente en esta etapa, un elemento importante en la ejecución de actividades psicomotrices. La progresión del desarrollo neuromuscular en niños de cuatro a cinco años de edad se observa en movimientos que involucran tanto músculos gruesos (que participan en actividades como caminar o saltar), como músculos finos (que participan en actividades como recortar o colorear). Por ejemplo, pueden hacer el lazo de un cordón, pero no ajustarlo; pueden caminar siguiendo una línea marcada sobre el piso, o mantenerse unos segundos parados en un solo pie. 4

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Coordinación de los movimientos

Durante los primeros meses de vida, los movimientos del bebé son erráticos y carecen de intención obvia. A partir de los tres meses aparece un propósito claro, alcanzar el biberón, un  juguete o cualquier otro objeto que llame su atención. Paulatinamente, el niño afina tanto su proceder como la efectividad para conseguir sus objetivos. Estas experiencias constituyen un entrenamiento para el desarrollo de procesos manipulativos más precisos y complejos que configuran la motricidad fina. La motricidad fina es la capacidad de coordinar diversos grupos musculares en la ejecución de movimientos voluntarios finos y precisos de la mano y los dedos. El dibujo y la escritura proporcionan un dominio funcional de estos órganos además de participar en los procesos de interiorización de la realidad. Los niños de tres años se encuentran en la etapa de “realismo fortuito”. Hacen movimientos con el lápiz por simple placer motriz. Pueden descubrir accidentalmente que sus trazos se parecen a algo y tratan de repetirlos, entonces aparece la intencionalidad. La siguiente etapa comienza alrededor de los tres años y medio y es conocida como “realismo frustrado y fallido”, ya que el desarrollo motor y psíquico no permite representar la realidad. En esta etapa, el niño y la niña descubren las relaciones entre sus movimientos y los trazos que ejecutan sobre el papel, se expresan verbalmente al tiempo que dibujan, llenan toda la página con garabatos y empiezan a rellenar las formas dibujadas. Entre los cuatro y los cinco años de edad, el infante inicia la representación de algunos objetos fácilmente reconocibles: casas, automóviles, aviones y frecuentemente yuxtapone sus partes. A esta edad, los niños y las niñas gustan de poner nombres a los diferentes elementos de sus creaciones. Los trazos son más controlados; se desconectan de los movimientos corporales. Los niños tienen un gran deseo de dibujar la figura humana: el trazo de ésta parte de una línea cerrada (ovoide), a la que el niño añade trazos radiales que representan las piernas y los brazos. A ésta primera representación se le llama “monigote primitivo” o “renacuajo”. Alrededor de los cuatro años de edad, esta representación es cada vez más elaborada: los brazos salen de ambas piernas y un pequeño círculo entre ellas representa el ombligo. Más tarde aparecen dos círculos que representan la cabeza y el tronco. Ya se distinguen detalles como el cabello y las partes de la cara. Procesos de percepción

La percepción es un proceso de selección, organización, interpretación y categorización de las impresiones sensoriales del individuo, es decir, de lo que ve, oye, toca, huele o siente. Las actividades sensoriales cambian en función del aprendizaje, de la denominación de los objetos y de la experiencia.   a   n   a    l    l    i    t   n   a    S    ©

Aun cuando el niño de cuatro años sigue siendo animista (otorga características humanas a los objetos), ya es capaz de diferenciar lo fantástico de lo real. Puede descubrir detalles en las figuras, pero todavía tiene dificultad al distinguir semejanzas y diferencias. Puede clasificar objetos por un atributo: forma, color o tamaño. 5

El niño tiene curiosidad por tocar tanto como por ser tocado; estas acciones estimulan receptores táctiles en la piel y los tejidos subyacentes. El niño o la niña de tres años manipula los objetos, los agrupa, discrimina texturas, imagina y describe contrastes (suave–áspero, frío–caliente). Asimismo, aprende a explorar, a reconocer objetos o formas, a “leer” colores e inicia la discriminación de términos espaciales (adelante, atrás). La percepción auditiva es la capacidad para reconocer, discriminar e interpretar estímulos sonoros y asociarlos a experiencias significativas. Los niños de tres y cuatro años reconocen sonidos de diferente tono e intensidad. Por ejemplo, los sonidos de los medios de transporte y aquellos que emiten algunos animales. zLa aprehensión de instrumentos gráficos El desarrollo de la aprehensión de los instrumentos gráficos está íntimamente relacionado con el de la coordinación visomotora. Desde los quince meses de edad, el niño o la niña es capaz de realizar una prensión controlada de los objetos. Sin embargo, es hasta alrededor de los dos años en que empieza a sujetar instrumentos gráficos y a ensayar su uso. Al principio, el niño toma el lápiz o la crayola con la palma de la mano orientando la punta hacia la región del dedo meñique.

Cuando un niño o una niña aún no sabe escribir, las cosas que escucha —cuentos, canciones, rimas, trabalenguas y demás— le ayudan a conocer e imaginar.

A los tres años, los niños y las niñas tienden a deslizar el instrumento gráfico hacia las puntas de los dedos. Poco a poco coloca el instrumento gráfico entre los dedos medio y pulgar formando una pinza y empleando el dedo índice como apoyo. En general, a los cuatro años de edad ya ha deslizado el objeto hacia la punta de los dedos, que aún carecen de flexibilidad suficiente para producir un trazo suave. La fuerza empleada para la realización de grafismos y las posiciones tanto posturales como del papel están muy relacionadas con la aprehensión de los instrumentos gráficos. Antes de los cinco años de edad, el niño y la niña se acercan considerablemente al papel que colocan paralelo al borde de la mesa, aplican gran fuerza sobre el lápiz, se encuentran rígidos y realizan movimientos torpes. La práctica, aunada al desarrollo psicomotor, produce mejorías paulatinas. Estructuración espacial 

El espacio es una noción que se elabora gracias a la interiorización de las acciones del sujeto. La orientación se refiere a la posición de un objeto o del sujeto mismo en relación con referentes espaciales determinados. A los tres años de edad, los niños todavía no identifican izquierda o derecha, pero ya pueden establecer relaciones espaciales entre los objetos —vecindad, proximidad, lejanía. Alrededor de los cuatro años de edad empiezan a estructurar en el espacio y ya pueden establecer las relaciones de interdependencia de los elementos de un todo. A esta edad, el niño y la niña pueden discriminar términos espaciales no sólo en relación con su propio cuerpo, sino en relación con la posición de otros objetos. 6

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La utilización de diferentes áreas facilita a los educandos construir referentes para la organización y la ubicación espaciales. Estas acciones dan paso a la representación y al uso de espacios gráficos. El lenguaje oral 

Aunque en el período de los tres a los cuatro años de edad el lenguaje oral es todavía un instrumento nuevo e imperfecto, ya se han establecido las bases del idioma propio. El vocabulario es extenso, tiene oraciones largas de estructuras compuestas, los modos verbales y las partes de la oración son diferenciados. Es raro el niño que no habla en absoluto, más frecuentemente se encuentran defectos en la articulación de las palabras. A los tres años de edad, el cambio más notable en la conducta verbal es el progreso hacia la integración funcional en el comportamiento total del niño y la niña: el infante habla cuando está solo tanto como cuando está acompañado. A esta edad, el lenguaje se encuentra influido por el egocentrismo, que se manifiesta cuando un grupo de niños sostiene un “monólogo colectivo” en el que cada uno mantiene su conversación enfatizando términos como mi , mío y  yo, que le sirven para autoafirmarse. A los cuatro años de edad, los niños y las niñas aún hablan por el puro placer de escucharse, les gustan en especial aquellos juegos en los que hay desatinos verbales. Sin embargo, ha pasado la época del monólogo colectivo; ya son capaces de establecer conversaciones e intercambiar opiniones. Al convivir con más niños, el lenguaje se depura y las interacciones sociales lo modulan, de manera que los pequeños aprenden a hablar de temas comunes y desarrollan las reglas básicas de comunicación: escuchar, poner atención y ceder la palabra. Problemas en la escritura

La escritura, como ya se mencionó, se compone de grafías y lenguaje: la evolución motora le da forma y el conocimiento de la lengua le da sentido. En la etapa de los primeros garabatos es necesario dar libertad a los impulsos. De este modo se pasará con mayor naturalidad del grafismo lúdico a aquel de expresión abstracta. La alteración en la escritura se conoce como disgrafia: escritura defectuosa, lenta e ilegible sin una base neurológica o intelectual. La mayoría de los niños y niñas disgráficos presentan deficiencias en su desarrollo psicomotor; sus dificultades al escribir son parte de trastornos motores mayores. Por lo general, estos educandos no tienen problemas en el concepto derecha–izquierda, pero sí en la organización espacial. Se distinguen cinco tipos principales de disgrafias:

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Rígida. El control que se ejerce sobre el instrumento es más bien tensión, ésta suele disminuir en tareas con límite de tiempo.

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Suelta. Escritura con pocos errores de tipo motor, pero en conjunto, irregular, poco tónica. Impulsiva. Poco controlada, letras difusas y mala organización de la página. Inhábil. Escritura torpe. La copia es, en especial, una de las mayores dificultades. Lenta y meticulosa. Presenta gran lentitud que altera la presición y el control. 7

En la medida en que se reconocen estas alteraciones, es posible ayudar más eficientemente al educando; hay que recordar que la actitud de quienes lo rodean es fundamental.

Ideas y consejos En la organización del grupo, la educadora es quien tiene la experiencia y conoce a sus educandos; sabe si conviene trabajar en pequeños equipos mientras el resto realiza otra actividad o si es mejor que todo el grupo utilice, al mismo tiempo, el libro Grafomotricidad 4. Las dos formas son adecuadas, lo importante es que el ambiente sea tranquilo para centrar la atención de los educandos al realizar los ejercicios. El uso del espacio es un aspecto fundamental en la selección de las actividades, pues enriquece las experiencias de los educandos, por lo que es necesario:



Utilizar espacios amplios, como el patio, el salón de cantos y juegos, y las áreas verdes, en la realización de los juegos.



Evitar que el mobiliario interfiera en los movimientos de los educandos si se ocupa el salón de clases.



Aprovechar los espacios amplios del salón o las paredes de un pasillo para las actividades de experimentación. Lo importante es que los educandos sientan libertad de movimiento.

Proporcionar seguridad en los movimientos de los educandos.

Para la selección de materiales, es necesario considerar los intereses de los niños y las niñas de tres años de edad, a ellos les gusta manipular los materiales sin más propósito que disfrutar del movimiento y las sensaciones táctiles producidas por sus acciones, y pueden pasar largo rato jugando con el engrudo, los marcadores, la pintura líquida y el pincel; incluso les gusta untar, salpicar, manchar y hacer travesuras como parte del conocimiento, interacción y disfrute en el uso de estos materiales. El papel de la educadora es prever los recursos para evitar que los niños y niñas manchen su ropa o el lugar de trabajo y puedan disfrutar sin temor alguno. Los instrumentos gráficos más recomendables para las actividades de experimentación en espacios gráficos, como los pliegos de papel y el libro Grafomotricidad 4, son crayones, marcadores gruesos y delgados y lápices de colores. Para la organización del tiempo debe considerarse lo siguiente:

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La duración de juegos y actividades debe guiarse por el interés de los educandos. Los juegos motores y de experimentación en espacios gráficos son previos al uso del libro Grafomotricidad 4 y deben realizarse el mismo día en que se usará el libro o un día antes.



Conviene realizar una actividad de relajación antes de trabajar con el libro Grafomotricidad 4 para que los niños y las niñas puedan restablecer su equilibrio biológico y emocional.



Conviene realizar una actividad de grafomotricidad —juegos, experimentación, trazos en el libro o relajación—, cada día de la semana para mantener el interés de los educandos, centrar su atención y evitar el aburrimiento.

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La identificación de la lateralidad se puede comprobar con mayor certeza en la ejecución de alguna de estas actividades:



Enrollar un hilo o estambre en un carrete. La mano dominante conduce el movimiento del hilo.

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Dar vuelta a las hojas de un libro. Dar cuerda a un juguete o reloj. Subir las escaleras; el pie con el que empieza el movimiento demuestra el lado dominante. Coloca el caleidoscopio en el ojo dominante. En caso de que algún educando sea zurdo o ambidiestro, el papel de la educadora será apoyarlo y evitar forzarlo a definir su lateralidad.

Para desarrollar el lenguaje oral de los educandos, es necesario:



Crear un ambiente libre para la expresión oral, esto es, evitar callar y controlar la expresión verbal espontánea durante la realización de los juegos y las actividades.



Respetar su forma de hablar y evitar corregir; muchos aprendizajes que logran los educandos se dan a partir de los aparentes errores que cometen.

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Dar seguridad para expresar, preguntar y responder. Escuchar los comentarios que hacen los educandos en relación con lo que acontece en el  juego–aventura.



Propiciar la observación, descripción e interpretación de las láminas del libro Grafomotricidad 4.



Propiciar, poco a poco, un orden en las intervenciones verbales de los educandos para que se escuchen entre ellos.



Modificar el juego–aventura que presenta el libro para desarrollar su imaginación. Solicitar a los educandos que cambien el nombre de los personajes, platiquen lo que ocurre antes y después de cada lámina, inventen otra historia, etcétera.

Para la producción de trazos conviene:

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Atender la postura general del cuerpo. Respetar el ritmo de cada educando. Alentar a los educandos que presenten dificultades en la realización de los trazos. Trabajar en forma individual con los niños y las niñas que así lo requieran y orientar a los padres para que en casa realicen actividades que ayuden a superar las dificultades. Programar actividades para desarrollar la percepción visual mediante objetos, materiales manipulables, imágenes gráficas de carácter figurativo–realista y geométricas, regulares e irregulares, pues las destrezas no se desarrollan sólo con la edad y el tiempo. 9

Aunque la lateralidad suele estar definida a esta edad, la mayoría de los niños de cuatro y cinco años usan por igual ambas manos, pues el desarrollo de su sistema nervioso central aún no concluye. Es necesario proporcionar plena libertad de iniciativa y movimiento, e identificar las tendencias solamente con un fin declarativo, recordando que cerca de los cinco años (al final del curso), éstas estarán definidas.

Orientaciones para el manejo del libro Grafomotricidad 4 está diseñado para que los educandos avancen en el análisis de la figura–fon-

do, la percepción de la posición en el espacio, la forma y el tamaño, la destreza digital para la prensión de la crayola, la presión sobre la superficie y la precisión del trazo para dirigir y detener el movimiento al ajustarse al espacio. Las actividades del libro Grafomotricidad 4 se plantean como un juego-aventura que aborda temas del contexto familiar y social de los educandos. En las páginas finales se encuentra un guión de conversación para cada ejercicio que vincula la actividad de grafomotricidad con el lenguaje oral. Las imágenes propician la descripción e interpretación de escenas y enriquecen la narración al imaginar lo que acontece antes y después de las acciones representadas. El cuaderno Grafomotricidad 4 es de aplicación flexible; las páginas se llevan en la secuencia más conveniente con base en los requerimientos del grupo. Aun cuando se sugieren instrumentos gráficos para cada página, es necesario evaluar qué tanta destreza falta por desarrollar antes de llegar a éstos. El estambre o listón para las líneas, y papel boleado o picado para rellenar figuras son buenas alternativas.

Las actividades fijas: entrada, saludo y control de asistencia, constituyen la estructura base sobre la que se irán incorporando actividades específicas como matemáticas, cantos y juegos, grafomotricidad, etcétera.

Es importante para los niños saber la secuencia de eventos en su rutina escolar, pero esto no significa caer en la monotonía; planear las actividades no debe restarles espontaneidad. El aprendizaje es un proceso que requiere disciplina y creatividad. A continuación se presentan algunas sugerencias para la rutina de trabajo del libro Grafomotricidad 4:



Para repartir los libros se puede escoger a un niño y niña como ayudantes. Los demás levantan la mano al escuchar su nombre para que se les entregue el libro.



Es recomendable destinar unos minutos para que los educandos hojeen su libro; esto permite que exploren visualmente e intercambien impresiones de manera libre.



Para dar un referente no sólo numérico de la página a trabajar (escribir el número en el pizarrón y especificar su posición en la hoja), se describe ésta en detalle (posición de objetos y personas, colores, gestos, etcétera) y cuando la ha localizado un educando, la muestra a todo el grupo.



Antes de proporcionar los materiales para trabajar en la lámina, puede iniciarse una conversación retomando la historia. Se pueden hacer preguntas o bien narrar la historia equivocadamente a fin de que los educandos corrijan el error.

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Recordar al grupo los juegos y actividades de experimentación que se hayan realizado anteriormente y relacionarlos con el trazo por hacer.



Al terminar de trabajar el trazo, dar libertad a los niños y niñas para colorear toda la lámina. Éste es un buen momento para atender de manera más personal a los educandos, en especial a los que requieren mayor apoyo y atención. Sentarse junto a ellos y comentar acerca de los colores que están empleando: tengo un amigo con el cabello de ese color, esa pelota es alegre, me gusta el color que le pusiste al cielo, etcétera. Compartir sus intereses constituye una oportunidad tanto para enriquecer aspectos lingüísticos, como para eliminar inhibiciones y bloqueos en los pequeños.



Para terminar el manejo del libro, los educandos pueden tratar de adivinar lo que sucederá en las páginas siguientes.

Propuesta de actividades complementarias Ningún aprendizaje es posible si no cuenta con la motivación que proporciona el juego; punto de partida de la imaginación y la creatividad. El juego es parte fundamental de la infancia y para desarrollarlo en la escuela se requiere tiempo, espacio y un marco de seguridad. El juego tiene un importante papel pedagógico, además de su carácter motivador, ofrece posibilidades para que el niño y la niña establezcan relaciones significativas y la educadora organice contenidos diversos referidos sobre todo a los procedimientos y experiencias. El niño juega de manera espontánea, en los momentos más inesperados, porque jugar es vivir, convivir, expresar, comunicarse. Al jugar, los niños conocen las posibilidades de su cuerpo: qué tan alto pueden saltar, qué tan ligero pueden correr, qué tan fuertes pueden ser; así adquieren más seguridad, reconocen y aceptan habilidades y limitaciones.1 En los preescolares de tres años de edad, el juego es más manipulativo que constructivo, esto es, se juega con los sentidos. En esta etapa se transita del juego en solitario al colectivo en el que empiezan a aparecer reglas. En la etapa simbólica (dos a cuatro años de edad), el niño asimila lo real a sus propios intereses y así rehace el entorno, con sus placeres y conflictos. El juego simbólico es para Piaget la más clara expresión del egocentrismo en los niños y niñas preescolares. En este tipo de juego, el niño otorga a los objetos las características de aquello que necesita para desempeñar los roles de la situación imaginada.

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El juego es un importante motivador en el desarrollo del lenguaje: exige capacidad de comunicación, es decir, si el niño o la niña no puede expresar claramente sus deseos o no puede comprender instrucciones, su participación se verá afectada. No pueden dejarse de lado las actitudes que debe presentar el adulto que trabaja con niños y niñas de nivel preescolar. Un clima emocional favorable es el elemento primordial; una actitud de empatía. Ser paciente no significa ser pasivo, no es sólo comprender el juego, sino entrar en él, motivar el desarrollo del educando sin imposiciones y evitar en todo momento los juicios de valor.  Jacob, Esther. Aprender Jugando, Conafe, México, 1994, p.12.

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El juego se puede utilizar para adiestrar al niño, tomando en cuenta las reglas de maduración neuro–motora: de la cabeza a los segmentos inferiores (la llamada ley céfalo–caudal). Por ello es necesario diseñar juegos corporales y actividades que ejerciten el movimiento de brazos, de manos y que brinden relajación tónico–muscular, antes de aquellas que requieran control fino de los movimientos manos y dedos. Por ello, la propuesta de juegos y actividades se presenta en tres apartados: Juegos, Experimentación y Actividades de relajación.  Juegos presenta actividades de expresión corporal con las que se pretende que los niños y las ni-

ñas:

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Expresen emociones y sentimientos con su cuerpo. Desarrollen habilidades motrices en un contexto lúdico. Incrementen su fuerza, equilibrio y control corporales. Canalicen sus emociones mediante el efecto catártico que producen el juego y el movimiento. Incrementen su autoestima mediante la ejecución de juegos. Experimenten los movimientos del trazo con el cuerpo. Desarrollen la construcción de conceptos espaciales.

Las actividades de Experimentación deben realizarse en amplios espacios gráficos, como el pizarrón y pliegos de papel; su finalidad es que los educandos:

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Desarrollen habilidades visomotoras. Incrementen la flexibilidad y el control de manos y dedos. Satisfagan sus necesidades de movimiento y experimentación. Experimenten con la mano y los dedos los movimientos semejantes al trazo. Desarrollen la ubicación y construcción en el espacio gráfico. Propicien la independencia de movimientos: brazo–hombro, mano–brazo y dedos. Coordinen la aprehensión y presión para manejar instrumentos gráficos.

Por último, se presentan las prácticas de la sección Actividades de relajación para restablecer un equilibrio tónico neuromuscular y psicofisiológico. Para facilitar la selección de actividades de los apartados Juegos y Experimentación, se organizan los trazos de acuerdo con el tipo de línea sugerido en el libro Grafomotricidad 4, y se especifican los números de páginas correspondientes. Líneas curvas Páginas: 5, 12, 16, 17, 18, 42, 43, 44, 45, 51, 52, 53, 54, 55, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 69, 70, 71, 72, 73 y 75.   a   n   a    l    l    i    t   n   a    S    © 12

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Juegos Rondas

Organizar juegos tradicionales en los que niños y niñas forman una rueda. Por ejemplo: Doña Blanca, El patio de mi casa, La rueda de San Miguel ,  Arroz con leche, Naranja dulce o A  pares y nones. Estos juegos ofrecen además, la posibilidad de revivir y mantener tradiciones infantiles mexicanas. Sigue las huellas

Trazar huellas del zapato sobre una cartulina, recortarlas y colocar cinta adhesiva en ellas. Fijar estas plantillas de manera que indiquen un camino para que los niños y niñas pisen las huellas y jueguen con diferentes reglas, por ejemplo caminar de puntas, aprisa, despacio, entre otras. Poner las huellas sobre el piso para formar el trazo de la página correspondiente. Hula, hula

Organizar juegos con aros de plástico: pedir a los educandos que giren los aros con la cint ura, el brazo; impulsarlos con la mano.  Juegos con pelotas

Efectuar juegos con pelotas en pequeños y grandes espacios, individual o colectivamente, libres o con reglas definidas. Para los educandos de tres años de edad, conviene utilizar pelotas grandes de modo que ellos las puedan lanzar, atrapar, patear, botar y rodar. Camino sinuoso

Trazar en el piso uno o varios caminos sinuosos (ver trazos del libro Grafomotricidad 4). Encomendar a los niños y las niñas que pasen sobre el camino corriendo, de puntas, a diferentes ritmos, llevando algún objeto en las manos; ellos pueden participar al establecer reglas y transformar el juego en una competencia. Caracol, caracolito

Trazar espirales en el piso. Pedir a los educandos que se tomen de las manos en fila y avancen caminando sobre las espirales. Para dar mayor dificultad, conviene organizar con los niños y las niñas juegos de equilibrio.

Experimentación Caracola de olas

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Fijar papel en la pared del salón, dibujar las olas del mar para que los educandos las coloreen con engrudo de colores o gises. Curvas

Fijar en la pared pliegos de papel kraft, cartulina o cartoncillo; dibujar círculos y medios círculos para que los niños y las niñas los pinten con su mano. Conviene utilizar engrudo de colores o pintura líquida y que los educandos realicen los trazos primero con la mano y después con el dedo índice. 13

Pista de carreras

Fijar en la pared pliegos de papel kraft o cartoncillo. Dibujar líneas sinuosas simulando una carretera. Los educandos pasan uno a uno, trazan una línea sin salirse del contorno. Realizarán el trazo con engrudo o pintura líquida de colores, primero con la mano, después con los dedos y por último, con crayones. Conviene reducir el espacio entre las dos líneas para incrementar el grado de dificultad. Líneas rectas (horizontal) Páginas: 6, 9 y 15.

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Juegos El túnel 

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Coser un tramo de tela (manta) a lo largo para formar un “tubo” de 2 m de largo por 60 cm de diámetro. Coser aros de cartón forrados de tela en el interior del “tubo” para dar la forma de túnel y que los educandos, uno a uno, pasen arrastrándose por el interior. Entrada y salida

Colocar un pliego largo de papel kraft en el suelo y dibujar dos líneas paralelas; marcar dos señas: una en un punto de salida y la otra en el de llegada. Solicitar a los niños y las niñas que vayan de una seña a otra arrastrándose, caminando sin zapatos, de puntas, etcétera, y pedirles que procuren no tocar las líneas.

Experimentación Colores pegajosos

Fijar pliegos de papel en la pared del salón de clases o en el patio para que los menores hagan trazos horizontales con engrudo de colores, primero con la mano y después con el dedo índice. Conviene que los educandos peguen trozos de papel sobre el engrudo antes de secarse. Caminito

Dibujar un camino horizontal con dos líneas en el pizarrón o en un pliego de papel en la pared y solicitar a los niños y las niñas que pasen su mano sobre el camino. Después solicitar a cada educando que dibuje una línea con crayola por el camino sin chocar con las “paredes”. Líneas rectas (vertical y horizontal). Páginas: 7, 8, 9, 11, 13, 14, 21, 22 y 23.

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Juegos  ¿Cuánto mides? 

Fijar un pliego de papel en la pared, cubrir desde el suelo hasta una altura mayor que el educando más alto del grupo. Cada niño y niña elige una pareja; uno de ellos se coloca sin zapatos recargado en el papel, y su compañero o compañera traza una marca sobre su cabeza para señalar la estatura. Repetir estas acciones para marcar la estatura del otro menor. Determinar quiénes miden los mismo, quiénes son los más altos o los más bajos.

Experimentación Rayas de colores

Fijar en la pared un pliego de papel kraft y trazar líneas verticales con pinceles y pintura líquida de diferentes colores. Líneas rectas (inclinadas). Páginas: 36, 37, 38, 39, 40 y 75.

Juegos La resbaladilla

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Si el colegio cuenta con una resbaladilla, se puede aprovechar para que los niños y las niñas reconozcan la trayectoria de su cuerpo al deslizarse. Camino con sorpresa

Colocar en el patio una tabla de 2 ó 3 m de largo por 30 cm de ancho, en declive; se puede recargar uno de los extremos sobre una banqueta o colocar uno o dos tabiques para inclinarla. Los educandos caminarán sobre la tabla con los brazos extendidos, manteniendo el equilibrio, de ida y vuelta. En el extremo más alto se coloca una caja con fotografías, estampas o dibujos de animales; el niño o la niña saca una fotografía, y sin decir qué animal es, regresa por el camino imitando la forma de desplazarse y los sonidos que emite para que los demás adivinen de qué animal se trata.

Experimentación Lluvia de colores

Fijar un pliego de papel kraft en la pared. Dibujar nubes en la parte superior y líneas inclinadas de color gris para simular la lluvia. Proporcionar a los educandos crayones o marcadores de diferentes colores y pedir que remarquen las líneas.   a   n   a    l    l    i    t   n   a    S    ©

Combinación de líneas horizontales, verticales e inclinadas. Páginas: 75, 78, 79, 80, 81 y 82. ©Santillana

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Juegos Caminos cruzados

Trazar en el piso una línea horizontal y otra vertical de 3 m cada una, de manera que se crucen por el centro. Pedir a un educando que se coloque en el inicio de la línea vertical y a otro niño o niña, en la horizontal. Al dar una señal: palmada o sonido con instrumento musical, empiezan a caminar lentamente; deben cruzar sin chocar, ni tocarse.

Experimentación Estrellas luminosas

Fijar un pliego de papel en la pared, realizar una muestra de cómo se traza la estrella. Los niños y las niñas pasan uno a uno y dibujan los trazos para formar los rayos de las estrellas. Líneas poligonales y figuras geométricas. Páginas: 20, 24, 25, 26, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 46, 47, 48, 49, 56, 68, 75, 76 y 77.

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 Arquitectos de hormigas

En el arenero (si se dispone de uno), o sobre materiales en polvo como grenetina, harina o azúcar esparcidos en una charola, solicitar a los educandos que diseñen una casa para hormigas marcando cada cuarto con una varita de madera. Pueden decorar la casa con un poco de pasto y flores. Chipilicoco

Solicitar a todos los niños y las niñas que se formen en hilera frente a una orilla de colchoneta para ejercicios de Educación Física, coloquen el pie derecho arriba y el pie izquierdo abajo. Pedir que, a una señal, todos salten alternando los pies, mientras cantan chipilicoco, bébete el agua y déjame el coco. Caminos equivocados

Dibujar en el piso del patio o del salón los laberintos del libro Grafomotricidad 4. Solicitar a cada niño y niña que pase por el camino de puntas, caminando rápido, al ritmo que se marque con palmadas o un instrumento musical. Señalar que procuren no pisar las líneas. Para dar mayor complejidad a estos juegos, conviene diseñar otros laberintos con un mayor número de caminos. 16

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Experimentación No te salgas de la raya

Dibujar en el pizarrón caminos con líneas verticales y horizontales para que los educandos tracen con pintura líquida o marcadores el camino, respetando el contorno. Escaleras

Dibujar en el pizarrón la silueta de una escalera, y pedir a los educandos que la remarquen con plumones o crayones. Líneas mixtas. Páginas: 27, 28, 29 y 75.

Juegos Caminitos

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Dibujar en el patio o salón de clases un camino igual que el de las páginas correspondientes a estas líneas. Solicitar a los educandos que pasen por él caminando, corriendo, brincando, de puntas, etcétera. Para dar mayor animación al juego, se puede organizar el grupo en equipos y competir. Dejar que los niños y las niñas propongan las reglas.

Experimentación En el pizarrón o en pliegos de papel sobre la pared, se dibuja el trazo y los educandos lo pintan con engrudo de colores, con la palma de su mano, dedos o marcadores.

Actividades de relajación Los propósitos de las actividades de relajación son restablecer el estado psicofisiológico de bienestar y lograr un equilibrio tónico neuromuscular. Conviene realizar estas actividades después de una sesión agitada, como el recreo, Educación Física, cantos y juegos o algunos juegos motores y la experimentación en espacios gráficos. Es necesario que los educandos aprendan a relajarse porque esto propicia un mayor autocontrol de sus movimientos. Se recomienda que los juegos y actividades de relajación se realicen al principio en un tiempo de dos o tres minutos para ir aumentando poco a poco hasta llegar a diez. Cajita musical 

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Solicitar a los educandos que se recuesten con los brazos cruzados sobre la mesa, cierren los ojos y escuchen la música. ¡Música maestro!

Pedir a los educandos que se recuesten en el suelo boca arriba, de preferencia sobre colchonetas, con los brazos estirados y un poco separados del cuerpo; las puntas de los pies hacia afuera, y las palmas de las manos hacia arriba. Solicitarles que cierren sus ojos y escuchen atentamente… Estamos en una casita pequeña y bonita, con plantas y flores, nos acostamos 17

en una cama grande y muy suave, sentimos sueño  y empezamos a dormir… Empiece una breve sesión de música con obras clásicas, por ejemplo: Concierto para clarinete, de Mozart. Después de tres mi-

nutos pida a los educandos que abran sus ojos y se levanten muy despacio, sin hacer ruido para continuar con la actividad en el libro Grafomotricidad 4. Nariz y boca

La respiración es un valioso recurso para restablecer el equilibrio psicofisiológico. Pedir a los niños y las niñas que se pongan de pie, inhalen suficiente aire por la nariz y exhalen por la boca lentamente. Evitar que los educandos levanten los hombros al inhalar. Solicitar que se sienten en la silla lentamente y sin hacer ruido para comenzar a trabajar con el libro. El viento

Solicitar a los educandos que se distribuyan en el espacio del salón e imaginen que son árboles. Sus brazos son ramas que tienen diferentes formas. Pedirles que cierren sus ojos. Platicar que empieza a soplar una brisa suave, muy suave, apenas si logra mover las hojas (dedos de la mano), de pronto un fuerte viento empieza a soplar, las ramas se mueven muy rápido, pero el tronco no se debe apartar del piso. Después el viento fuerte pasa y comienza a sentirse un aire tibio y cálido que apenas mueve las hojas. Para motivar más esta actividad, se puede utilizar música acorde con los movimientos. Somos…

Solicitar a los educandos que se acuesten en el piso y simulen dormir como el animal descrito. Al describir el animal, se deben dar detalles tanto de su aspecto como de las diferentes posturas que adopta al dormir. Se puede comenzar con posturas difíciles (pájaro, pez globo, elefante), y terminar con posturas relajadas (gato, perro, oso). Escenas

Describir tres paisajes en detalle mientras los educandos adoptan la postura que ellos elijan. Los paisajes deben ser contrastantes: un día soleado en la playa (el calor es intenso, sentimos la humedad en el aire, la arena es suave al pisarla, etcétera), una noche lluviosa (estamos en cama y podemos oír el golpeteo del agua en la ventana, hay luna llena, pero casi no se puede ver por las nubes, etcétera) y un día frío en un bosque (caminamos en el bosque, nuestra nariz está fría, todos está cubierto de nieve, el cielo es completamente azul, etcétera). El objetivo es que los educandos se concentren en la descripción y se relajen.

Formar equipo con mamá y papá El trabajo escolar y familiar brinda mayores posibilidades tanto en el aprendizaje como en el desarrollo del educando. Para esto es importante mantener criterios coherentes con base en una continua comunicación. Las siguientes son algunas recomendaciones para compartir con los padres.

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Buscar juguetes adecuados a la edad del niño. Si no ofrece dificultad, lo aburrirá; si es demasiado avanzado, puede resultar frustrante.

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No sólo son necesarias las reuniones entre la educadora y los padres, sino también entre grupos de padres, ya que de esta manera intercambian puntos de vista y descubren problemas comunes y, en consecuencia, tienen expectativas más razonables.



Evitar aquellos juegos en los que el niño se convierte en simple espectador.



Evitar que la dimensión educativa del juego nos haga olvidar su principal función: captar su atención y divertir.



Procurar que los momentos dedicados al juego sean intensos y satisfactorios tanto para el niño como para el adulto. El juego por sí mismo es una actividad educativa de primer orden, pero al compartirlo con la familia adquiere posibilidades difíciles de igualar.



Conversar con los pequeños acerca de las actividades que realizan: qué hicieron en clase, de qué platicaron con sus profesores, a qué y con quién jugaron. Saber que lo que el niño o la niña hace es importante para sus padres, reforzará su autoestima.



Permitir que los niños y niñas cooperen en las tareas domésticas reporta una doble ventaja: desarrollar hábitos de colaboración y estimular la aplicación cotidiana del aprendizaje. Por ejemplo, ayudar a ordenar las compras (denominación y clasificación), guardar algunas de sus prendas de vestir (grande–pequeño), acomodar diferentes objetos en su lugar (dentro–fuera), etcétera.



Las poesías, cuentos, refranes y trabalenguas permiten al niño y niña enriquecer su vocabulario y mejorar la articulación de las palabras, además de conocer las propiedades del lenguaje.

A continuación se especifican actividades y juegos para apoyar el desarrollo de la grafomotricidad de los educandos en casa.

Juegos Mi sombra y yo

Para este juego sólo es necesario un día soleado. El niño o niña mueve las partes de su cuerpo imitando los movimientos del adulto.

Es importante jugar con nuestro hijo o hija sin temor a sentirnos ridículos. Quizá el secreto consista en ser verdaderos compañeros, sin que por eso nos aniñemos.

 Alimentemos al tigre

  a   n   a    l    l    i    t   n   a    S    © Rompecabezas

Se elabora el animal con una caja y se recorta un círculo que represente su boca grande y bien abierta. Los jugadores lanzan una pelota a la boca del animal.

Pegar figuras, que el niño o niña haya escogido, en un cartón y recortarlas en dos o tres partes. Se pueden mezclar varios rompecabezas. 19

Materiales que desarrollan la destreza manual:

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Juegos para encajar. Materiales para ensartar (bolas y cuentas). Materiales para hacer mosaicos y collages. Juegos de construcción con piezas pequeñas. Maquetas para realizar (con piezas no muy pequeñas). Juegos de enroscar.

Actividades cotidianas que contribuyen a afianzar la habilidad manual, siempre que se le dé autonomía al niño o niña para realizarlas:

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Abrochar y desabrochar botones y cierres. Atar y desatar lazos y cordones. Tapar y destapar botes, latas y botellas. Abrir y cerrar puertas, pestillos y cerrojos. Enrollar y desenrollar telas y papeles. Doblar y desdoblar servilletas y prendas de vestir.

Como ya se mencionó, la preparación más inmediata para la escritura la constituyen el dibujo y la pintura. Conviene, por tanto, que el niño o niña tenga materiales y oportunidades para pintar en casa; pinceles, témpera, crayolas, lápices de colores. Cualquiera de estos instrumentos y un papel grande son suficientes medios para que los pequeños pongan en marcha su fantasía, expresen aquello que les interesa y ejerciten sus habilidades grafomotrices, que más tarde emplearán en la escritura.

Planeación y programación El libro Grafomotricidad 4 consta de 79 láminas; se pueden trabajar dos páginas por semana. Los juegos, actividades de relajación y experimentación pueden llevarse a cabo en diferentes días. Se recomienda que las actividades de relajación se realicen antes de la aplicación del libro. A continuación se proporciona un formato de planeación y organización para incorpora rlo al plan de trabajo general. Lunes

Relajación:

Martes

Relajación:

Miércoles

Relajación:

Jueves

Viernes

Relajación:

Relajación:

Nariz y boca

Páginas:

Páginas:

Páginas: 30 y 31

Páginas:

Páginas:

Juegos:

Juegos:

Juegos:

Juegos:

Juegos:

Chipilicoco

Experimentación: Experimentación: Experimentación: Experimentación: Experimentación: No te salgas de la raya 20

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Pautas de observación Toda acción educativa presupone objetivos específicos. Es obligada la evaluación, entendida como la verificación del logro de tales objetivos. El fin de una evaluación es saber qué habilidades se han desarrollado y cuál es el objetivo más próximo. La evaluación en nivel preescolar no debe responder a la categoría de calificación, sino a la necesidad de conocer el desarrollo de cada educando a lo largo del curso escolar. Esto exige que sea secuencial y no puntual, que se realice por medio de la observación en las diferentes áreas. Si los resultados no son los esperados, habrá que hacer ajustes a la metodología, así como a la intervención de los padres en el proceso educativo. En preescolar, la observación suele incluir las siguientes áreas:

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Características físicas.



Relaciones interpersonales: afectividad y actitud hacia los demás.

Nivel de desarrollo del lenguaje. Motricidad. Grado de actividad: tiempo de atención y perseverancia en las tareas. Nivel de comprensión y resolución: capacidad de aprendizaje. Habilidades específicas y creatividad.

Conviene registrar los datos de la evaluación en una hoja acumulativa, que permita una fácil interpretación del desarrollo de cada niño y niña. Hay que tomar en cuenta algunas especificaciones acerca de la evaluación en niños pequeños.



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El dominio del lenguaje oral en educandos de tres o cuatro años no puede tomarse como única herramienta para la evaluación; ésta debe dirigirse a respuestas sensorio–motoras, que obligan a interpretaciones no siempre fáciles de los procesos cognitivos que las sustentan y posibilitan. Por ejemplo, un niño o niña puede tener grandes dificultades para describir una imagen, pero puede elegirla fácilmente si se le proporciona su

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Evaluar un proceso que exige verificación en distintos momentos, sólo así se podrá comprender e interpretar integralmente.



Evitar valorar comportamientos concretos desvinculados de los aspectos centrales, es decir, no sobreestimar o ignorar aspectos representativos.



Interpretar cautelosamente las diferencias de ritmo en el grupo, perfectamente lógicas y normales, para que no se visualicen como trastornos del desarrollo.

Entre los errores más comunes al evaluar están los debidos a las fluctuaciones en el comportamiento del niño o niña respecto a su motivación, interés o fatiga. Si el ambiente se modifica al evaluar, es muy probable que influya sobre el educando, estimulándolo o inhibiéndolo. Otro aspecto a tomar en cuenta son las peculiaridades de cada niño o niña, que pueden confundir la interpretación de las observaciones, tales como códigos especiales de expresión, ritmos específicos, etcétera. En el lenguaje se recoge información de los campos cognitivo y social. La comprensión del lenguaje es anterior a su emisión, por lo que las pautas de observación deben especificar si evalúan lo expresado verbalmente o lo comprendido. La creatividad en el preescolar se puede evaluar a partir de su actividad cotidiana. En las primeras edades son muy frecuentes los enfrentamientos con problemas nuevos, en los que hay que inventar la solución. Las formas de expresión mediante juegos, experimentaciones, exploraciones, manipulaciones y preguntas pueden registrarse como índice de su desarrollo cognitivo. Si bien la creatividad verbal no se desarrolla hasta adquirir el lenguaje, se manifiesta previamente por medio de las siguientes habilidades:

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Produce nuevas combinaciones en las manipulaciones y sonidos. Identifica detalles y más elementos en un dibujo. Puede pensar en términos de consecuencias, aunque todavía no de causas. A partir de una imagen puede evocar diferentes elementos. Realiza preguntas, expresa conflictos y encuentra discrepancias.

A continuación se presenta un formato de registro de observación con el propósito de facilitar el seguimiento del grupo.

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Registro de observación del grupo

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