Gobierno de Nehemías y reconstrucción de los muros de Jerusalén
April 24, 2024 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Período de gobierno de Nehemías.Nehemías, aunque era un judío fiel, había ascendido en la corte persa hasta ocupar el puesto de confianza y responsabilidad de copero real. Algunos historiadores han sacado la conclusión de que era eunuco, pues parece haber servido al rey en la sección donde habitaban las mujeres (ver com. Neh.2:6). Era un hombre instruido, y más tarde resultó ser un buen organizador. En diciembre de 445 AC, Hanani, hermano de Nehemías, y algunos otros judíos, llegaron de visita a Susa. Ellos pueden haber sido los primeros judíos de Jerusalén a quienes había visto Nehemías después de la rebelión de Megabises, que probablemente había producido una interrupción de las comunicaciones usuales con Judea. Puede haber llegado a oídos de Nehemías rumores de dificultades con los samaritanos, pero como no se sabía nada seguro, estaba ansioso de conseguir informaciones exactas de las condiciones prevalecientes en Judea. Por lo tanto, su primera pregunta fue " "por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén" " (Neh. l: 2). Las noticias que recibió fueron malas, peores de las que esperaba. Se enteró con consternación de que el muro había sido " "derribado, y sus puertas quemadas a fuego" " (Neh. l: 3). La impresión que le produjo esta noticia fue tan grande que Nehemías, como Daniel (Dan. 9: 3), ayunó y oró durante varios días. Nehemías elaboró un plan eficaz durante los siguientes cuatro meses y también hizo ciertos preparativos previos a lo que se proponía realizar. Después aprovechó una ocasión favorable, mientras servía al rey, para solicitar que se lo enviase a Jerusalén a fin de completar la interrumpida obra de reconstruir los muros de la ciudad. Algunos han creído que Nehemías, conociendo el carácter inestable de Artajejes y cuán fácilmente influían en él las mujeres, escogió una ocasión oportuna cuando estaba presente "la reina"; y también que ella podría haber estado favorablemente dispuesta para con Nehemías y podría haberle asegurado de antemano su apoyo. Aunque Nehemías había orado por este asunto, temió mucho que pudiera perder la vida si se comportaba de una manera imprudente al tratar al irascible rey (Neh. 2: 2, 6). Pero el monarca no sólo le concedió su pedido, sino que también nombró a su copero como nuevo gobernador de Judea. Provisto de credenciales oficiales y acompañado por una escolta armada, Nehemías no perdió tiempo, sino que partió tan pronto como consiguió una licencia de sus deberes en la corte. Llegó a Jerusalén tal vez a principios del verano del hemisferio norte, de 444 AC. Durante los primeros días mantuvo en secreto el verdadero propósito de su llegada, a fin de poder dar los pasos que aseguraran el mayor éxito posible para sus planes. Tampoco deseaba caer en manos de sus enemigos, cuya obra y odio conocía muy bien. Después de tres días evaluó bien la situación y probablemente había visto la condición del muro, con excepción de sus secciones meridionales. A fin de conocer de primera mano la condición de dichas secciones del muro, hizo una gira de inspección nocturna, acompañado solamente por algunos amigos de confianza (Neh. 2: 11-16). Luego expuso sus planes delante de los dirigentes del pueblo, quizá al cuarto día después de su llegada. Les habló de la comisión real, y tal vez les aseguró que ya nada tenían que temer de sus enemigos. Su exhortación a edificar, a fin de que no estuvieran "más en oprobio" (Neh. 2: 17), fue
un elocuente incentivo a la conciencia y dignidad nacionales. Algunos se entusiasmaron ante la perspectiva de tener finalmente una capital fortificada cuyo muro podría protegerlos en tiempos de peligro, mientras que otros parecían no manifestar interés alguno. Los habitantes de ciudades tales como Jericó, Mizpa y Gabaón ofrecieron voluntariamente su ayuda para la edificación del muro de Jerusalén, pero no se menciona ayuda alguna de Belén, Netofa, Betel y varias otras ciudades que se habían repoblado desde los tiempos de Zorobabel. Entre los dirigentes se advirtió lo mismo. Algunos apoyaron a Nehemías con entusiasmo, mientras que otros, como los nobles de Tecoa, " "no se prestaron para ayudar a la obra de su Señor" " (Neh. 3: 5). Inmediatamente después que se supo el propósito de la llegada de Nehemías, los enemigos de los judíos, especialmente los dirigentes políticos de naciones circunvecinas, hicieron planes para frustrar sus propósitos. De estos enemigos, se menciona repetidas veces a tres que trabajaron contra Nehemías: Sanbalat, que era el gobernador de Samaria, según sabemos ahora por los papiros de Elefantina; Tobías, encumbrado funcionario o noble de Amón; y Gesem, el gobernador de los árabes liyanitas de Dedán. Estos tres ridiculizaron a los judíos y a su jefe, los acusaron de hacer rápidos preparativos para una rebelión, se prepararon para atacarlos, hicieron arreglos para hacer asesinar a Nehemías y realizaron muchos intentos para sembrar la discordia entre los mismos judíos. Esta obra contra Nehemías y su labor se llevó a cabo incesantemente mientras duró el trabajo de reconstrucción del muro de la ciudad, y sólo parece haber cesado después que se terminó. Nehemías demostró ser un hombre de intrépida determinación y un buen organizador. No desestimó el peligro de los esfuerzos de sus enemigos, ni se afligió en forma desmedida por eso. Organizó en 42 grupos a los que estuviesen dispuestos a ayudarle en su trabajo de reconstruir el muro de Jerusalén y los ubicó en otras tantas secciones del muro. En la lista que se halla en el cap. 3 de su libro, Nehemías nos ha dejado un documento excepcional para el estudio de la topografía del muro de Jerusalén, y también ha proporcionado muchos otros datos importantes. Por ejemplo, nos dice quiénes participaron en el trabajo, dónde se efectuó, y también qué clase de trabajo se requería. Así sabemos que alguna secciones del muro, como también algunas puertas, casi se habían completado en los intentos previos de reconstrucción, y habían suf'rido poco durante el ataque reciente, mientras que otras tuvieron que ser prácticamente reconstruidas. Debemos deducir esto al observar que se usa la palabra "edificó" para describir la actividad de unos, mientras que la obra de otros se describe con la palabra "restauraron" en la lista de Neh. 3. La misma conclusión puede sacarse al leer, por ejemplo, que un grupo, Hanún y los habitantes de Zanoa, pudieron reparar la puerta del Valle y unos 500 m del muro (Neh. 3: 13), mientras que otro grupo sólo pudo reparar una sección muy pequeña que se extendía desde la puerta de la casa de Eliasib, que evidentemente se hallaba cerca del muro, hasta el fin del mismo edificio (Neh. 3: 2 l). Por supuesto, en algunos casos el número de participantes podría explicar las grandes diferencias en el tamaño de las secciones de muro asignadas a los diversos grupos. Unas pocas puertas, como por ejemplo la de Ef'raín, mencionada más tarde en relación con la dedicación del muro, parecen haber quedado intactas, y por lo tanto se omiten en la lista de los sectores en los cuales se trabajó.
Por lo tanto, debemos deducir que la obra de Nehemías no fue la reconstrucción completa de todo
el muro y sus muchas puertas, sino la reparación y terminación de la actividad interrumpida de sus predecesores. Si el muro hubiese estado como quedó después que lo destruyeron las tuerzas de Nabucodonosor, Nehemías no habría podido completar la obra en 52 días (Neh. 6: 15). El que haya podido terminar el trabajo en un período tan excepcionalmente corto, demuestra claramente que se había estado construyendo durante un largo período anterior a su llegada. Aunque la obra en el muro siguió en forma rápida, fue acosada por muchas dificultades. Nehemías sufrió por la f'alta de interés en ciertos sectores de su pueblo, y una verdadera oposición de parte de otros (Neh. 4: 10; 6: 10-12). Peor todavía, existía el constante peligro de un ataque devastador contra el muro de la ciudad a medio terminar; un ataque de sus enemigos extranjeros dirigidos por Sanbalat, Tobías y Gesem. Por eso él armó a todos los trabajadores, hizo vigilar el muro día y noche, e ideó un sistema de alarma a fin de estar siempre listo a toda hora para defender a Jerusalén. Su determinación y valentía personales desanimaron a sus enemigos y afianzaron el triunfo. Los enemigos sólo amenazaron, pero no se materializó ningún ataque real. El 25 de Elul (21 de septiembre de 444 AC) se concluyó la obra (Neh. 6: 15) y se dedicó el muro mediante una ceremonia impresionante. Se formaron dos procesiones, una encabezada por Esdras y la otra por Nehemías. Comenzando en la puerta del Valle, ambos grupos avanzaron sobre el muro en dirección contraria hasta que se encontraron cerca de la esquina nororiental de la ciudad, y juntos entraron en el templo para alabar a Dios por la ayuda recibida en su trabajo, y para festejar el día con sacrificios (Neh. 12: 27- 43). Después que Nehemías hubo completado su tarea principal y hubo dado a Jerusalén un muro fortificado, se dedicó a su fructífera y pacífica obra de gobernar. Durante 12 años sirvió a su pueblo en su primer período de gobierno (Neh. 5: 14). Aunque Nehemías era en primer lugar el caudillo secular de Judea, y aunque trabajó para fomentar los intereses sociales de la nación, también se interesó profundamente en el bienestar espiritual de su pueblo. Lo encontramos aboliendo una cantidad de abusos de autoridad y riqueza al obligar a los usureros a que hicieran la debida restitución y que prometieran no aprovecharse de sus conciudadanos pobres; al comprar y liberar esclavos judíos; al negarse a aceptar pago alguno para sí; y al sufragar de su propio peculio sus gastos oficiales (Neh. 5: l- 19). Ningún gobernador, nos dice Nehemías, había sido jamás tan abnegado ni había tenido un criterio social como él, y esperaba recibir una recompensa celestial por sus actos de bondad (Neh. 5: 15, 19). También tomó medidas para repoblar a Jerusalén, cuando después de completar el muro vio que la capital era una ciudad casi vacía. Se tomó un censo, y se decidió traer a Jerusalén a uno de cada diez habitantes de la población rural de Judea. Se animó a muchos otros a trasladarse a la capital (Neh. 7: 4, 5; 11: 1, 2). Para satisfacer las necesidades religiosas del pueblo se hicieron grandes reuniones públicas. La primera serie de ellas se describe en Neh. 810. Esdras y otros dirigentes leyeron y explicaron la ley al pueblo. El resultado fue un verdadero reavivamiento espiritual que dio como resultado un pacto firmado por laicos y ministros. Todos prometieron seguir la ley de Moisés, no contraer matrimonio con paganos, observar el sábado, sufragar los gastos del templo y otros servicios religiosos, y
atender otros asuntos necesarios. Todos estos sucesos parecen haber ocurrido durante los primeros meses del gobierno de Nehemías. Nada sabemos del resto de su período de 12 años, y la única información adicional, que está en Neh. 13, trata de algunas medidas que se vio obligado a tomar después de su regreso a Jerusalén a principios de su segundo período de gobierno. Por desgracia no sabemos la fecha de la segunda llegada de Nehemías, ni la duración de su segundo período como gobernador de Judea. Debe haber transcurrido algún tiempo entre su partida, al expirar su primer período, y su regreso, pues halló ciertas condiciones y prácticas desafortunadas en Judea, que deben haber necesitado cierto tiempo para tomar cuerpo. En las dependencias del templo se había alojado a Tobías, su acérrimo enemigo, y los levitas se dedicaban a la agricultura a fin de ganarse la vida, porque el pueblo no había pagado diezmo durante algún tiempo. Había extranjeros que vendían mercaderías en Jerusalén en día sábado, y nuevamente se supo de esposas paganas en familias judías. Esta situación también es severamente reprendida por el profeta Malaquías, quien debe haber pronunciado sus profecías por esta época. Inmediatamente después de su llegada, Nehemías se puso a trabajar vigorosamente para cambiar la situación. Arrojó del templo los muebles de Tobías, y reunió a los levitas, a quienes restituyó su trabajo en el templo y garantizó su sostén con los diezmos. Indujo al pueblo a que pagara regularmente sois diezmos, tomó vigorosas medidas para evitar nuevas transgresiones del mandamiento del sábado e hizo expulsar a las esposas extranjeras (Neh. 13: 131). Con la descripción de estas medidas llegan a su fin los registros históricos del libro de Nehemías y del AT. Pero antes de dejar este último período del cual hay un registro inspirado, debe mencionarse un incidente adicional: el triste asunto que implicó a Johanán, el sumo sacerdote, mencionado en Esdras (cap. 10: 6) y Nehemías (cap. 12: 22).Josefo ( Antigüedades xi. 7. l) nos informa que Jesúa (Josué), hermano de Johanán, era amigo de Bagoas (en persa, Bigvai), comandante de Artajerjes. Siendo que Bagoas prometió hacer sumo sacerdote a Jesúa, éste riñó en el templo con su hermano Johanán, quien lo mató. Como resultado de este crimen atroz, Bagoas entró en el templo, declarando, "¿No soy yo más puro que el que fue muerto en el 81 templo?" Y castigó a los judíos exigiéndoles durante siete años un impuesto de 50 dracmas por cada cordero del sacrificio diario. (Nota: * Otro manuscrito dice "el que mató", lo que haría que Bagoas se refiriese al asesino. ) Este relato anteriormente fue considerado como ficticio por muchos historiadores, porque Josefo habla de Bagoas, poderoso comandante de Artajerjes III, bien conocido en la historia persa posterior, mientras que Johanán fue contemporáneo de Esdras y Nehemías, quienes vivieron varias generaciones antes. Sin embargo, los papiros judíos de Elefantina atestiguan que Johanán fue sumo sacerdote en 410 AC, y que un gobernador de nombre Bigvai (en Gr., Bagoas) gobernaba Judea en 407 AC. De manera que tanto Bagoas como Johanán fueron contemporáneos de Darío II. Pueden haber estado todavía en sus puestos pocos años más tarde cuando Artajerjes II llegó al trono en 405 ó 404 AC, y el crimen relatado por Josefo puede haber ocurrido en ese tiempo. El que
uno de los papiros elefantinos hubiera sido enviado conjuntamente por Bagoas, gobernador de Judea, y Delaía, hijo de Sanbalat de Samaria, muestra una extraña confabulación. Bagoas ya puede haber sido en esa época enemigo de Johanán. Con este sumo sacerdote desaparece de nuestro horizonte histórico el último personaje mencionado en el AT, y comienza el período intertestamentario de la historia judía, llamado así porque de ese entonces no existen registros sagrados.
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