Gisela Espinosa Damián y Ana Lau Jaiven - Un fantasma recorre el siglo

December 12, 2016 | Author: Círculo Ometeotl | Category: N/A
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1 11

Un fantasma recorre el sigl-

Luchas feministas en México 1910-2010

Gisela Espinosa «Da m i a n ela espinosa Ana Lau Jaiven

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UN FANTASMA RKCORRE EL SIGLO LUCHAS FEMINISTAS EN MÉXICO 1910-2010

Gisela Espinosa Damián Ana Uiujaiven

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UN FANTASMA RECORRÍ-, EL SIGLO LUCHAS FEMINISTAS EN MÉXICO 1010-2010

ISBN:971M07-7V57-I40

IA ESPINOSA D«mN \ ANA L \ U

MARTO.V EVA KCXJIA ISIAS

Omuracullura, cuerpo, violencia y diversidad se Emergencia y mstviidencia del iirorcmiiiisni

Cuerpo y jxilíiica: latatall»|x>r dcspenali/iir al abono

IRMA SMAXDO CON/ÁIXZ Y MAKIA GUAI>AI.UK H I I A U * E I JYS

Lis lesbianas organizadas CLORIA CUSfAW PÉKFI.

el género y la clase CISFLA FÍPINOSA DAMIÁN

Movimientos de mujeres indígenas: re pensando los dere ROSAI.VA AÍDA HKKNANUI/ r.wiiuf)

El ainbicnLilisniu feminista

ANFIHPÍUI

MlKCEOES BARQUFT

363

481

INTRODUCCIÓN

A lo largo del siglo, las demandas y propuestas leinhiisias abanan mi amplio espectro, según el momento liisiórico y el contexto. I'ii l.i agenda secular del movimiento surgen batallas |«>r el derecho al m í o Icmcnino y acceso a la educación y al mercado de trabajo: por recibir salario igual por Irabajo igual; poique no baya un "techo de cristal* que impida a las mujeres ocupar targos directivo* |K>rque no se les ini|>oiig;i pareja o matrimonio. sino que estas uniones resuden de un acto voluntario y libre; por el dciet lio a divorciarse; porque se distribuya con equidad el trabajo domestico y las tarcas de la crianza; por eliminar la inequidad que implica la doble jornada femenina; porque se imparta educación sexual y las mujeres puedan deci­ dir libremente sobre su maternidad, incluyendo la posibilidad de interrum­ pir el embarazo; por el derecho a decidir sobre sus propios cuerpos y dis­ frutar su sexualidad reconociendo la diversidad sexual del ser humano; por

».K"I|' Lis, violeuta.das o violadas; poique se: respete su l-l iILSJKH'i» |níbl ico v «n las decisiones y cargos que III-I. .s .1.1. . ll..>MK i.ir ios. sociales :cnuómii:os

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1 |M|H'I«!«.- 1l..s mujeres y se expresa> en poliü•genero; |H.I 'rli'CS|x:io¡a sus derechos humanos;

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lisos y ..Islll mbres que discriminan a las iniije-

.ni esp

.spa.ac I r * lidio y la difusión de los prolilcmas.

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..MiiNlcnllílléaas; porqu, laautononií;i ten ¡tonal

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...der sexista no es cualquier cosa, pues los pro-

y relaciones di- |*>der también lonsiiuidas en la larga ilinación del tii-in

aquellos que linean su poder en la -sulxiidinación de las mujeres leiuen al feminismo y cultivan el miedo en torno a el. I.as fuerzas patriarcales. conseíladinas y dominantes se atrincheran y atemorizan a la gente con-

nipulacioncs con elfinde conservar la supremacía y el capital simbólico y mnlrhnldc lo masculino; tratan ili: impedir que LIK nurjeres desplieguen sus |Hiiencialidadcs. se apropien de su vida, de sus decisiones, de sus cuei pos v de sus mentes; se asustan acios sociales Mr. 71). l a s mujeres parlicipaion I I , , . inicio (pie se fundó a mediados de I9IHI. en la ciudad de Puebla, fue el club "Josefa Ortiz de üomíngiici". presidido |>or la obrera Peira Uyva. Éste

Primera Junta Hevoluciruiaiia de Puebla fue diiigida por Guadalupe N.tiváez, > el Comité Revolucionario Maderista, lundado en la villa de Calquiní, Campci lie. el 10 de septiembre fie 1910. en cuya acta de asamblea se infor­ ma sobre las actividades llevadas a ralw por sus integrantes, "se pmiione en lorma confidencial hacer labor de acopio de armas para estai prciiarados hacer propaganda en lasfiniascercanas: se menciona a Sara García Sabido (tesorera del Comité) y Añila Caceras" NV. Exp. Sari García Sabido).

Previamente, en junio de 1910, se había integrado en la capital del país el Club I lijas de Cuaiihicmoc bajo la dirección de Dolores Jiménez y Muro. Adela Elodi.i Arce Arciniega (secretaria) y Julia Nava de Ruisánclicz («ical) (AHSDNV. F.xp. Julia Nava). Como la mayoría de los clubes, el objetivo

campaña de oposición al gobierno de Díaz (Portilla. 1995: '1.M,'1fi!>). Sus integra mes hicieron trabajo prosel ¡lista entre los volantes de los sectores po pillares: escribieron y distribuyeron volantes y todo lipo de propaganda sub­ versiva. U organización procuró que todas sus agremiadas recibiei au clases de primeros auxilios para estar preparadas ante el movimiento .n nenio que

se «nía gestando. I .as principales integrantes del club eran periodistas. esciimias y prolésoras de clase media que desde los inicios del siglo xx busmaiiiíeM.use. Dolores Jiménez y Muro. Juana Belén Gutiérrez ele Mendoza, Sara ts'el» Ramírez. F.lisa Acuña Rosseti (vocal de la Confederación de CluIKS Liltc-ralcs Ponciauo Arriaga en la Ciudad de México, en 1903) y María Andrea VillaiTeal González, son algunas de las más destacadas precursoras (Lau y Ramos. 1993: 23-25). Menos conocidas. Guadalupe Rojo vda. de Alvarado. Josefa Aijoiía de Pindó. Cicscencia C a r a . Gu Iota Bravo, Mercedes Anide. María de los Angeles Méndez vda. de Jiménez. Elodia Campira­ no (AIISIKV, Exp. personales). Algunas de ellas denunciaron los. nmenes

y arbitrariedades sitoras i .uno Vápei.Juan Paniulno, Fíat IMX, La OmrgUma. La Cuilloima. IM vat drjuam. ULhn.hM

Hogar. Algunas también fueron militantes del

clusión de Madero en San l.uis Potosí, el dcsticn.i gralías lngió im primilla y repartirla por todos los rumbos de la capital y sus alrededores. tarea, esta última, que realizaron las integrantes del club. Mercedes Anide se refiero a la protesta señalando que como "madres, esposas, hermanas e bijas buscaban que la opinión pública supiera que en la oposición estaban también las mujeres haciendo prosclitismo como los hombres" (Martínez Garza, l'Jo-l: 20). Los chilles fueron la (orina organizativa que desarrollaron las mujeres para llevar a cabo acciones políticas y tareas de guerra. En este sentido, el club fue el espacio político de reunión para discutir, manifestar descontento, expresar ideas, conspirar y hacer proselitismo.

Puebla fue el escenario de la epopeya del 18 de noviembre, v las mujeres poblanas, inrdiaiue losi lulHrs. intervinieron en la plaucación de la¡IISUITCC-

v el compromiso de Carmen con el

viinionio de oposición, influyeron

IKII :i o,iie fuera ella el enlace ende los maderistas en el exilio y los < o m ligio-

inlí.im.H «Mi sobre lo» .«-.unos de la rebelión; en Monterrey se reunió con

li.ilu.in n i

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" I " l'l Ió en ;.-. tedacción del prólogo del Plan de Avala proclamado por Emiliano Zapata el ÜS de noviembre de l'Jl 1 —según refiere Cildardo Magaña—. El no po­ ner en marcha un programa social desaló los levantamientos: sin embargo, Francisco I. Madero luchó "por preservar el orden legal y contener la marca revolucionaria" hasta el uioniruiu di- su asesinato y el del vicepresidente José María Pino Suárcz el Ti de lebrero de lilis (Salmerón, 2009: 101).

Pl golpe militar de Víctor ción Mexicana, encabe/ai Ejército Constiiticionalist:

22). Kl despliegue de las campañas de propaganda realizadas |HH mujeres y hombres fcsura.s. estudiantes normalistas y empleadas de gobierno que, bajo la

domicilios (le María Arias. Dolores Sotomayor y Adelaida Mami también se verificaban sesiones serretas para distribuir ureas (AHSONV, Exps. Kulalia

Cuzmán. Adelaida Mann, Inés Malvácz). Como iiiicgraiuesdc los clubes, las mujeres realizaron servidos de espio­ naje. conc entraban información sobre acciones (le guerra de los enemigos, intercambiaban corrcs|H>ndenc¡a y transportaban |>erircchos de guerra. Colsa Magno os< i ilw al respecio: "Salí en comisión al puerlo de Veían uz el 1) de mayo de 1914 donde debía entiesar documentación escrita en género

mujeres dirigentes. como a María Arias, que fue cesada cu su trabajo docenle y después encarcelada. La propaganda sulneisiva de manufactura femenina que salía tic las imprentas — manifiestos, excitativas, proclamas, libelos— luc incautada en más de una ocasión, razón por la cual María Arias mandó imprimir, con la ayuda de correligionarios de la Casa del Obrero Mundial, una protesta surgida de su pluma en la que condena la muerte de Madero c invita a obreros y cam­ pesinos a lomar las armas (AHSIMV, Cxp. Ana María Rosoli Cordero). Klodia

Arce, del club Hijas de la Revolución, escribe otra protesta contra Huerta |>or el crimen de Belisario Domínguez, la disolución (lo las Cámaras y la dcicución y encarcelamiento de los diputados renovadores (ÜHSDNV, Exp. F.lodia Arce).

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IJJS enl'rcniamiciuos con el ejérci

ino facilitaion las actividades proselitisias, el reclutamiento voluntario y la ayuda a la población civil, con la intención de lograr .su adhesión y simpatía ron Vcnusiiano C:irran7a. El carrancismo emprendió la campaña |>olíiira ubicadas en diversos estados del ¡KIÍS y ili|xi»liinies de la Oliiin.i «Vun.il eficaces para el triunfo del carrancisiiio. Cu.ulaliipc N.IIV.IIV • I■ ■ ij•.o insiste en pto|)orcioiiar a las muje­ res estudios técnicos como los secretariales. los cuales ampliai ían las ¡KKÍIIÍIÍ-

dades de indujo en el espacio público.

ilela Rnmhiciánseñala con desilusión que no se bullirían al

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lució» dos problemas fundamentales: la educación I.K Í O I U I I M J y el m m !■■

menino. Si bien ambos fueron delendidos de manera inlrliurnlc. al luial Mimpusieron las iiosiuras moderada y conseivadora. Respecto al prime! inua. María Oilia Marías di: Trujillo señaló que "la enseñanza racionalista se basa en la observación inmediata del niño y se rige por la curiosidad del ediii an­ do". Ksia novedosa propuesta HITO el apoyo de Rosa Torre, Fidelia González

y Carmela (iosgaya. Respecto al voto femenino, aunque la posición avanza­ da, representada por 31 mujeres sufragistas. lo demandó a nivel municipal como un primer paso, se trataba de un grupo minoritario y el Congreso cu su conjunto no avaló di. lia petición (Pcniche y Martín. 2007:34). Frente al argumento de i ende iconoclasta", habla de una |H>SIII-

St hopenhaucr). también menciona a la feminista Emilia Pardo Bazán. Hermila lamenta que la crítica a su primer trabajo al que se relierc como "la monogialía sobre la mujer", no surgiera del examen de sus ideas sino de la lectiua de algunos párrafos del mismo y que, como ella señaló, habían sido transcritos literalmente de las obras en las que a|x>yó su reflexión, mis­ mas que deseaba compartir con sus compañeras congresistas en lo que consideiaba la tiesta de a|>eriura del primer congreso: lamenta no haber podi­ do asistir, va que de propia voz hubiera aclarado lo que provocó la confusión en torno a su texto (Lau y Ramos. 1«Jasa en el pro|>ós¡io de lograr "un alio ideal de libertad y progreso que. poniendo a la mujer al nivel del hombre, la comprenda no sólo numinalincnie en la misma ilustración y justicia, sino que le otorgue los mismos derechos y las mismas prerrogativas que se conceden al sexo fiicnc" (Lau y Ramos, 1993:25fi). Hcrmila Calindo veía en la revolución constiiiicionalista la posibilidad de lograr medidas reivindicativas en beneficio de las mujeres. Ella se asume como mujei, feminista y revolucionaria. y i:l hecho de contar con el a|K>yo «le algunos correligionarios tumo Salvador Alvarado, José. Doniiiign Ramírez Garrido. Félix K Palavicini y Venustiano Carranza la alentó en su proyecto

trabajo "1.a mujeirael porvenir" "I-i piolécia del lívaiigilio.M- li.i niiupli do. I J>s lirnipr» han llegado. Bieuaveiitiiiadi» los que lian hambre y sed .1, justicia poique ellos serán hartos".-1 Las batallas a las (pie convoca llermila con su pluma son en contra de los prejuicios, los dualismos y la gazmoñería que ha mantenido a la sociedad, especialmente a las mujeres, en una con­ dición de ignorancia, encierro y subordinación injusta. Las propuestas de llcrmila .siempre apelan a la estricta justicia. En torno al sufragio fcinrninn. la profesora María Martínez hizo las si-

Dichas declaraciones son «co del gi u|K> i-.«da al capítulo vi de la Ley i. -iones l'.uiiilian-s. además de la disolución del vínculo, se abría la id |>:n.i ellos d). Un/irnidenriable. el general

Pablr,Gonzi¡lei.T.innv>C.r¿titmart¡cipación, a partir de las conferencias que tuvieron lugar entre 1919 y )92f>. «ni el lili de dar cuerna de la lucha que llevaron a cabo las mexicanas. Me apoyo en los ejemplares de las dos revistas que editó el Consejo: IJI Muja y La Vida, y en la hemerogralía y documentación de archivo que las men­ ciona. No existe mucha bibliogiafia sobre el tema, estoy consciente de que algunas cuestiones ya han sido tratadas y me refiero a su» autoras cuando las alxirdo. Creo, no obstante, que propongo nuevas líneas de investigación que amplían el conocimiento de esta etapa.

Una parte importante de estas sufragistas fueron mujeres instruidas relacionadas con el mundo educativo: maestras, educadoras, periodistas v algunas profesionistas que reunían las condiciones de clase y capital social.* preparación cultural e independencia económica necesarias para poder ¡uicgrai:se en el mundo público, no obstante, sufrían las limitaciones y la marginación derivadas de su condición femenina. El sufragio para las mexicanas fue reconocido tardíamente, ya que los varones encontraban indas las razones posibles para negar una y otra vez

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!'•■ " « a l a l a m i t a d i l c k i | K i l i k i c i ó n . A l m i s m o t i e m p o q u e s e

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nv lonsiivadoras y ello demoro la discusión legisla-

i» :il siili':i|iin. I'nr uno lado, el discurso ca atención que se les brindaba, y en su seno se manifestó la ideología de los círculos intelectuales con las que ellas mandirigido a integrar las herencias indígena e hispana fundidas en un solo concepto que sirviese como símbolo de identidad (Matute. 2002: 168). kn [>arti:, dicho nacionalismo provenia de tensiones con los hsiados Unidos. pem también, de una amplia trayectoria lie identificación cultural feme-

nuevos ciudadanos que se estaban gestando o tiuuu I m i / . i •!iiiif.ipjliiintlr IIMI Áh-jíi> Obiegúu. Felipe tonillo Pumo y Pluuico tliu tjlks. " Bethcll ViÓUO); Muulc (l»W>).

variopintas agrupaciones y trataron de incorporarse a la vicia pública de El Consejo Nacional de Mujeres se fundé el 10 de agosto de 1919.'* Es­ taba integrado por mujeres provenientes de varios estados de la república —Guanajuaio. Miclioacán, Vcracru7 y Yucatán— que habían intervenido en la Revolución y que \ y 1922 se editaron, con diliculiad. seis números. A partir de IMJS cambió de nombre a 1.a Vulii, "Revista mensua1 Mustrada. destinada a la propaganda «mural, estudio y solución Í-IIIIK ipir huían allimon. Marylaml.

Ii-I ".MI al :**liU- aln il «Ir Hl*».'"1 p;nriH ¡nada |K)r la "I .iga Nacional de Mujeres

i ..un. i \- SIHIL

i i< .1. México, Canadá csar de que el su-

l,.,,.i,, luí- el KIII.I |'i iiii'i|i:il de la conferencia, l.is siguíenles reuniones de esa década: el bienestar de los niños, la «luí ai ion. la mujer en la industria, prevención del tráfico con mujeres, «lado civil y dere­ chos poh'lM os. Como la mayoría de la delegación mexicana asistió represen­ tando al Departamento de Educación Pública, hablaron .sobre educación,45 desayunos escolares,v' bibliotecas, maestros misioneros y combate al anal­ fabetismo, y di- la labor que había emprendido la Secretaria de Educación Pública a cargo de José Vasconcelos.

Si bien las delegadas re|Kii taron condiciones más o menos favorables en sus países, en la plenai ia encabezada |xn Carric Chapman Can ésta adujo que los países de la América Hispana no .se encontraban preparados |ura el su­ fragio femenino, |K>r lo que sugirió que se lórmara un "Comité Internacional Femenino" que procurara el progreso de la mujer, "haciémlola concierne de tmios sus dt-lx-rcs". ya que "mejorando la condición de la mujer y del niño en sus diversos aspectos sociales, el voto vendrá inevitablemente y a su licmi»". 58

Esic coinentai io mostró una aciiiiul |K>I demás condescendiente hacia las lati­ nas. a quintes no consideraban preparadas para alcau/ar derechos políticos. y recomendaban que el sufragio debía ser otorgado gradualmente. Por último, el Comité de b Liga Panamericana quedó constituido por una presidenta honoraria, Carric Cliapinan Can. y una efectiva, Maud Wood Park.w Algunas latinoamericanas fueron designadas viccpresideiuas: Esiher Neira «le Cairo de Panamá, Elena Torres de México y Bei tha Linz de Brasil.611 A instancias del Congreso se estableció, el "Centro Femenino de Infor­ mación" afinde dar a conocer lo que las mujeres latinas |KHI¡JTI ofrecer

desde su hogar y con el objetivo de conformar una Liga Internacional de

sea el más alto I-X|H>IICMC de la solidaridad universal.'*

F.lísa Acuña y Rósete y María del Refugio González, cutre oirás, organÍ7aron en la Ciudad de México,financiadasotra vez por el gobierno, el Pi imer Congreso Feminista «le la Liga Panamericana de Mujeres del 20 al 30 de­ ntare de lllüS. para |mguar por derechos civilo y sociales. La mayoría de las delegadas eran piofcsionisias provenientes de casi todos los estados de la

república, de Cuba y ele Estados Unidos y de organismos ¡iMernarionales.1" clin, F.lvia Carrillo Puerto, de Yuratáu. y quien destararía por sus osadas intervenciones, Sulla Carrasco, María Rentería de Me/a, representando al Consejo Feminista, y Amóntela Rivas Mercado de Blair compacto que asistía a discutir las cuestiones de las mujeres en cada oportunidad que se les presentaba. Los lemas se dividieron en cuatro grupos: económicos, políticos, socia­ les c internacionales. Desde el primer día emergió un conflicto que estaría a las cuestiones relativas a la sexualidad y al amor libre que proponían las yin atecas. UJS exposiciones sobre el nina aceptaban controlar la natalidad oportuno para tcnei hijos .sanos y robustos. Por el otro lado, las yucatecas, apoyadas por algunas delegadas, desarrollaron sus razonamientos desde la niños con el fin de que un los .sorprendida la ignorancia. Para ello propu­ sieron analiza* dciallailamcnie el problema de la coeducación almgandn "pniqltc desapaic/c.ui el sexo, ileliicnilose juntar desde pequeños a los ni-

la que levantó mayor discrepancia ciurc las delegadas lu

imisse considcr.ilia a la natalidad como una fundón biológica ineludible: cando*!- la idea di- que las mujeres «rían capaces de participar en el ámbito |Hil)lic. Con respecto ni conirol naial. tlvia Carrillo Puerto05 arruínenlo que el Collares» protegía al burgués, quien sí tenia el dcreclio de controlar su natalidad sin que nadie se opusiera, en cambio, las mujeres pobres con fueron agrámenle rebatidas en la discusión y el asunto se rechazó. Si bien la convención parecía manifestarse en conir.1 de lestringir la familia de las clases proletaiias, la solución que finalmente se propuso fue la alMiiicncia sexual. I :< mayoría de las delegadas argüyó que el país no estaba preparado ¡>ara respaldar todavía estas propuestas.

visión en dos grupos claramente diferenciados, como lo a|iuiuó el perk>sta del dLirio El Vnivtnat. uno integrad» |wr mujeres |x:rlcnccicn(cs a orii.iz.ldonis obreras o a ligas de resistencia femenina.';, que "ocupaf II¡I]II las

quicnlas de la Convención" y que querían discutir con libertad, lomando el 'rnpo I. "Madres conscientes y niños normales la eiq-em-

sia y el nacionalismo en el México |>osrevoluc¡onai io. 19201940", en Colegio de Michoacán/Universidad Mklioacana de San Nicolás de H¡ Taibo U, Paco Ignacio (1986). Iklihrvikis. Historia nanalim de los oiigenn del comuniviioenMéxico(/9/°i«25¿

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in Oieunr, 19151939. disertación para obtener el grado de

flociiu a en Filosofia por la Universidad del estado de ühio. Yn„ft»*csinas, ipie se realizó en septiembre (le 1934 con más de 200 delegadas de anillos grupos. I ..i discusión más agria

prepararía el cuarto congreso, pero, iras difíciles discusiones, esta voz * . logró establecer una nueva y distinta instancia de dirección. 1.a (.'omisión Permanente del lercci congreso adquirió, por primera i n , un carácter mix­ to i! quedar formada por mujeres peiicrristas y comunistas. Esta nueva fórmula de creación de Comisiones Mixtas, inaugurada para el movimiento de mujeres en 1031. respondía cxpi «saínente a la necesidad de equilibrar las corrientes existentes en el congreso y a la necesidad pro­ gramática de hacer colaborar a las diferenua fucrcas en las instancias or­ ganizativas y de dilección del movimiento; necesidad que el cardeuisnio

IHTÍIMIO precedente y el tipo de relaciones establecidas entre los dos g

>s priiK ipiles del mismo: las IUII|3'¿) y su campaña presidencial, el impórtame papel que. desde I; óptica estatal, jugarían las mujeres como promotoras sociales y agentes de desarrollo nacional. Con este carácter las incorporó a los comités de luch; antialcohólica y al proveció de la educación socialista. En esta última ¡ni cultiva, no sólo a|ieló a ellas como miembros del magisterio, donde dicrr sea de pa»o contaban desde el obregonismo con una importante presenck

educativa desde el hogar. De esta manirá se recomendaba que "a la mujer mexicana de hogar humilde, del campo y del taller, debe interesarle la educación socialista (ya que] si «Ha «s 'a responsable del futuro di- sus hijos ;va a darles una coneepriem ¡a)' la técnicaresuelventodas las dudas y los problemas?" (Luna.l93(>: 15) y el contenido mismo del proyecto socializante de la educación aseve­ raba líliios. Esta íiltini

congreso del que saldría el

la mujer fTuñói!. 1984a). Kl Fíente Único Pro Derechos de la Mujer (FICPOM) surgió el 28 de agos­

to de 1933 a partir de una serie de consullas entre mujeres de distintos sectores soi ¡ales y opciones poliiicas. La prensa de la é|>oca rc|ioria que, «uno buen fieme amplio, a la constitución del tumki "asistían mujeres rcpi «ornando a los diversos sectoics de la sociedad, y asi pudimos wr sentada t humad. XII apel muy impórtame como organizadoras" K.ix.i>ii.l!i7!>: HM). Aunque rvias lililíes asumían el programa político general del Furo». • i

I.IIMII v Inflaban arraigo ¡Kipular mientras demandaban solucio-

ii ■. i |.i..l,l. III.IS

-IIIN de las mujeres de su región. Así, por ejemplo,

. iili.il di I ii II.M ■ n Vnai ni/. Milii'iíalxi a Cárdenas ayuda para lograr el ■i

i'i de l.e. nnuisiilili\ y en especial del carbón; y el FUPDM de

que colalKiiaban con el sindícalo m I . (unía Reguladora de Piecios.

convenido en dirigentes por el ic-spcio y el reconocimiento a su razón y a su lógka (...I Había mucha» maestras rurales. de origen campesino, que eran las dirigentes de las Ligas Agrarias en los estados. Los núcleos de las Ligas estaban en las cabeceras municipales vejkialcs pero radiaban alrededor, y luovili/aríón quería decir que la I .iga movía no sólo a las mujeres que eslabau en lisias, sino

ar. Que lo que interesaba er OM.de la c.s-i será en el ful uro, un rumio que las actividades edui ai iuiiales del es» pn> cuian acercar hasta el limite de lo más posible" (,\(;N. Kondn I.á/aio ( :iide

acerca de la problemática de la miijei: "La imijei mexicana cu la ludia MI (10 0UO ejemplares). Por MI parte, el llamado Sector Femenil del tsx cambió su denomina­ ción por el de Acción femenina y este cambio significó que "|..J el PNK incorporó en su Comité Ejecutivo la Secretaria de Acción Femenina y se crcaion secretarias de acción femenina en cada siib-couiiic del partido" (AGN. Fondo ü i/aro Cárdenas, expediente 544.61/fó). Kl ?NB también proque en muchos casm mini idicron con las. Guales del FIJPUM en provincia.

tal como lo mucstiaii lus casos Cuerrcro, Veijcruz y Yucatán, entre otros.

Kl ViUtl. I|l IINIMI (•NMI.l'CIIAnElASMUJtüFS La estrecha relai ion de l.is uiincics Hii,;aui/.ailas con el régimen cardenista. que llegó a l i a m c|

I |H.I|M.UII.I de IMC M- .isiimieta romo el suyo propio,

tuvo una rc|wii iisiiiu dublé en la luí b.i v oig.iui/ación de aquéllas. Por un lado, esta relación posibilito ■|MI- l.e. iuii|eies del nini*i se vincularan a la

parolen». colonos y otros sectores, ron !o i|nc incorporaron a sus lilas :i mi I I I I T U M » grupos de mujei es del pueblo; p a c por 01 ro lado, esta misma reía

i iiiii |MII la que el Lstado se comprometió fáctiiuiiicnte a dar cauce, legal a I demanda del sufi.i^io femenino. logió desviar la ateni ion del movimieiio

u del ric nlo de mujeres logró un espectacular u' en el FUFDM se agrupaban más de

10.1979: 94. Ma< ías.1982: 142). y rini-

>, declarando que: "Fu el tiem|K>

laminen el Consejo Nacional del Sufragio Fenien

milite, Kaas campañas electorales son un claro c concreta del Frente Amplio, ya que muestran el distintas fuerzas y sectores sociales podían comproi procesos. Asi, "en el comité directivo de la campa estaban presentes representantes de las más ciu ni politiras. El presidente vel secretario'eran miembn tua" (Aíiymj, 30 de septiembre de 1937)

KsUi coyuntura sigiiilir» para el movimiento di: mujeres [aune en un ámbito nuevo ele lucha que implicaba profundizar y afinar las alianzas con sectores y grupos dominantes a nivel nacional. Soledad Orozco recuerda que las mujeres sufrían

de escupitajos" (Garcia.l9"(>: 42).

ras del Estado en (invenciones internas" (Kaaún.197!!: I Mi. |M I,. I;,N ,.„,,, res la rechazaron. La prensa de la é|HK:a se convinió en una dir l.is n ¡huuas mis importantes, junto con los mítines y manifestaciones, desde donde las mujeres y sus aliados rechazaban la modalidad impuesta del voto rcsi riel ivn. Por fin. el 27 de aKo>to de 1937 lograron una respuesta concreta a su (lemán-

Tras estas declaraciones numerosos grupos políticos, sindicales y de mujeres, tamo a nivel nacional como internacional, saludaron la medida de Ordenas y manifestaron su júbilo por el supuesto logro del VOTO. El 23 de

diciembre de 1937 declararon en desplegado público: "Ante la nación mexirana, las mujeres organizadas declaramos, pictóricas de gozo y conocedoras n i el cs< cnai in de la política y en el transcurso de unas cuantas lloras, pasas ; , sei < iudadanas- (Ríos, s/f: 160).

Queda claro que la postura gillK.Tiiamcm.il pretendía dar cauce al desmas. a partir de este momento, demostraron su disposición a colaborar con el Estado en cuanta acción |X>litica emprendiera éste: la solidaridad con la República Española, la lucha ani ¡fascista y |K>r la paz. la expropiación |K'trotarea de organizar a ta.s mujeres en las distintas instancias sectoriales. De esta forma, a raíz de la propuesta de modificar ion constitucional que le daría el voto a las mujeres, sectores importantes de éstas se convirtieron en términos prácticos, en propagandistas del proyecto político del réepincr ven sus aliadas. Sin embargo. "los días; los meses pasaban, sin que la Cama ■ a Baja hiciera la declaratoria de rigor, autorizando a la mujer para figura como ele-cloras y < andidatas a los puestos de elección popular. Parecía i|u las promesas tenían un cauce: el papcleol...]' (Ríos, s/f: I7J). Efcciivamcnn los trámiics necesarios en torno al decreto de ley que otorgaba ciudadani a la mujer se concluyeron, pero su publicación en el Diario Oficial, con que las mujeres jHKlrían ejercer su derecho alroto,se pospuso consiant

las mujeres íbamos a volar por monseñor Luis Ma. Martínez, que era el ob |HI de la c|mca. I a verdad fue ésta. t.os hombres decían, vienen las inujci y nos van a hacer a un lado a dos o tres o cuatro, y además, ya con la lucí política de ellas, pues nos van a pegar muy duro y ya noramosa pm hacer de las nuestras y máxime que conocían la calidad de las mujeres c integrábamos el HIPDM, porque todas, desde el aína de casa, eramos mt

IÜXIII).

que rsiiilm lomando la da echa conira ¿I" (Tuñón. 1984a), y Concha Michcl señala: "CJiulcnas sabía que la.s mujeres estaban muy controladas \x>r el cle­ ro y decía: si liciten el «no. entonces nos ganan poique van a ICIMT mayoría,

por eso no lo dio" (Timón. 1981c).

TtNOEHCIAS V CnMMFNTES nEI. MOVIMIENTO Aunque el movimiento de mujeres intuía las razones de la tardanza de la publicación del decreto, en este periodo de es|wra vivió una intensa lucha político-ideológica en su seno. Si durante la etapa de crecimiento acelerado del iuiT)!.i podíamos ubicar un sector de mujeres que planteaba un feminis­ mo moderado o conservador y otro que sostenía la tesis de un feminismo avanzado o socialista, a partir de la iniciativa presidencial de otorgar el voto a la mujer identificamos un reajuste en la composición de esias (tier/as.

A panir de: 1937. dentro del IVPOM y del movimirniofemeninoexistía

un sector rute llamaba a centrar la lucha de las mujeres en la detnanda del Milu. niiiMilii.íiiriula un medio indispensable para pugnar por el resto de l.iv demandas plasmadas en su programa; y otro. i|uc cuestionaba la función v iln .11 i.i ilil mío /|IIII.II a

través del ruM. I -as mujerer no estuvieron al margen de i-sie dublé pío. eso.

Si para ella;, el pació |H>Hl¡co establecido cun el Ksiado lo pauló la iniciativa ■(residencial de otorgarles los derechos |KIIÍIÍCOS. las dos medidas funda­

mentales de \9M no hicieron más que profundizar este parlo. Así. por ejemplo, con motivo de la campaña nacional recaudadora de fondos para el pago de la indemnización petrolera, las mujeres crearon el Comité Femenino Pro-Redención de la Kconomía Nacional que. presidido por Amalia Solórzano de Cárdenas, desarrolló una jornada de lies días du­ rante la cual

semillas, pollos, planta

ESÍIIK

ck'in conjunta de los problemas en materias sociales y políticas a efecto de­ que se eliminen pata siempre la injusticia tradicional de relegar a temimos inferiores a la mitad del componente humano y con él a la pane más noblc v estimable de nuestra sociedad" de telurio de 11*38)- F.sta propuesta fue recibida |H>r las mujeres en un momento en el que dominaba la desilusión motivada |»>i la no publicación del du icio de ciudadanía |>ani la mujer, por lo que la invitación de Cárdenas a imoi |toi arse al nuevo onanis­ mo |Kilítico les pro|M>rcionó la conlian7a de que. una vez perteneciendo al pai tillo oficial, se les otorgaría linalmenie el voló. La decisión no fue fácil en el FI'PDU debido a las distintas tendencias

que lo conformaban, pero, a pesar.de que algunos sectores se abstuvie­ ron, el movimiento de mujeres pasó a ser parte del nuevo partido. Kn este sentido, la Conlérencia de Unificación Femenina, convocada a efecto ile

discutir la propuesta |>ri-s¡revia par­ ticipación en el rurc>M. estallan dispuestas a reforjar v a apovar al raudiilaio además de IIHIKI efectivamente npicMiiiadn las |ieii< itims leiucuilfs en el

cuerpo estatal era esposo de una di-las lijjin.^ |

iiiiu-iiiewk-liiunriiiiie

Por su pane, la discusión interna en el partido oficial en torno a los can­ didatos fue muy álgida y. tras de ser cancelada la alternativa electoral "a la irqnierda de Cárdenas" y postulado el "candidato de la conciliación y la concordia". Manuel Ávila Camacho, éste se abocó a contrarrestar la gran in-

fluencia (|iic la campaña política eriodo (por la cieción de guanlcí ¡as y con­ tra la carestía de la vida, entre oirás), peni encaii/ánilolas \xn lo\ ranales marcados |K>r el mu. inaugurarían como su tana p.im ipal las labores de

i|ci< s

mtilsUiN. por su parte, (miaron de mantener y de so:

;iH> li'iiiciiino partidario en el contexto de su deterioro inter oca impusieron su presencia fueron las de la la burguesía, que luchaban por modificar los espacios púhlii intención de modificar el sistema patriarcal. Esta actitud fue

tuya. (¡manir la jHrúdeiKÓ ílr Miguel Alemán *• em integrándote a lot grupul de mujer» one lio art-jHai

cu el exterior. En México, además de presidir el A I C I U I I Mexicano de Mu

jeres —que se dedicaba exclusivamente a realizar reuniones ilc IÍJH> . ulm

ral—, trabajó durante esa época en dos proyectos ¡inporianirs: el primero consistía en crear un Departamento Autónomo tic la Mujer («-vi. 1941). y el otro en organizar el Servicio Civil Femenino de Defensa (*r>ei, 1912). En el primer proyecto proponía la creación de una dependencia exclusiva de mujeres, no para segregarías ni colocarlas en un plano de inferioridad, sino para que se ocupara de los asninos relacionados con ellas rumo, por ejemplo, mejorar su capacitación para convertirlas en elementos útiles para

ir proyectos d. •!■■«- luí l;i |n imi'i» «•/ 11 ni rila, unía un alterón r lo lanío la incorporación de las mujeres a 5

PJIJ saber mlt tobir ella. viaje Timón (2010).

coherente con ello c igualar a hombres y mujeres, pues el modelo de mo­ dernidad asi lo exigía. El candidato destacaba, además, la participación de que ¡as mujeres "tienen características propiamente femeninas' que no se pertlerían al otorgarles derechos cívicos sino que. por el contrario, enalte­ cerían los ámbitos políticos. A este respecto les |>cdía, como una especie de garantía para asegurar ia reproducción tle la familia, que no dejaran de ser en el hogar"(...] la madre incomparable, la esposa abnegada y hacendosa.

en riesgo su pa|iel en el hogar, porque se entendía que acliinnisiiai un mu nicipiu era como organizar una casa más grande.

preparada para lodo |>orque dentro de la economía del hogar es la que dis­ tribuye el salario del marido y lleva la |»>líüca de unidad tle la lamilla y del respeto de todos los integrantes de ella. Y no otra cosa viene siendo la cosa pública dentro de los ayuntamientos donde se tiene que vigilar los dineros del pueblo" (Artcn, l'JIfi). Había un ambiente de efervescencia, de declaraciones de igualdad a nivel internacional y la Comisión Imeraincricana de Mujeres presionaba en ese sentido. El candidato para el nuevo periodo presidencial aceptaba otorgar el derecho alratoa nivel de municipio pero, a pesar de lodo esto, nuestros diputados eran producto del ambiente conservador de esos años y declaraban: "[...J I os representantes del pueblo opinan que no ha llegado todavía el momento oportuno para concederle el voto a lamujer mexicana y

que primeramente liny (pie preocuparse de liberar en el campo ce onómico a nuestras mujeres afinde que con : 1I i sii il ife■! ": g

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A lo largo del .sexenio alemanista nos encontramos riindaiiinn.il con dos posiciones entre los grupos feministas en rotación con el MIII.I K I,,.

I'or un lado, las mujeres que le estaban agradecidas al presidente pur lial»i reformado el articulo 115 y que. por lo genital, cían inujeics cercanas a la esfera del podo; y |wr olio, las antiguas dirigentes del tvnm, o hubieran alcanzado una posición mejor en la sociedad. Se observa que su feminismo no es un feminismo con conciencia de género sino más bien, y en consonan cia con esa ciKxa, un feminismo llamado libei al. Hay que recordar que cst<

H « 3 A H RtCTA FINtl. CON ADOLFO RUIZ CoRflNtS En 1952, cuando Ruiz G u l i n e s es elegido candidato :i la presidencia por el punido olicial —líticas que el partido oficial les había reservado, pues las

mujeres eran vistas como una totalidad. sin distinguirlas de acuerdo ron sus I as mujeres sólo eran importante, en tanto que alentaban a sus i oropañeros i n el vivir diario y |K>r su papel materno. Su relevancia radicaba, entonces, en ser madres y esposas abnegadasy morales, cualidades que eran para Rui* (áii tiues las "femeninas" por excelencia. Para él era invisible la partk ipación de las mujeres en las buhas obreras y rani|xsinas. jamás se rcfeiía, por ejem­ plo. a la |Kirlii ipai ion femenina durante el periodo cardeuisia. F.l ámbito |K>. limo m de ios varones, ellas sólo ayudarían, el estaln dispuesto a otorgarles el dcu-rlm a voto para relnr/ai las labores más tradicionales. porque se I/ata* bi de qur las mujeres paiuripaian en la vida nacional, pero a través de tina "política femenina" encauzada por el pariido oficial. El pi ¡mero de diciembre de l'J52. Adolfo Kuiz Coi tines tomó protesta como presidente de México. I ¿i piensa relató con lujo de detalle el acto, en el que pronunció un discurso donde delineó la política a seguir durante su manvoto Electivamente, unos días después envió la iniciativa al Congreso. El tra­ mite siguió su curso y a pesar de algunas dabas puestas funilameiualnienw l>or los legisladores panisias para ewor|>ecei el proceso —pirque. igual q * en 1«J«. no querían que í lraíse llevara el méi no ils < onverih a las mujerc mexú anas en ciudadanas— [Ihuru, ile loi flétela.... WM). la iniciativa presi dcntial fue aceptada y en octubre de 1953 se publicalia en el Diario Oficial ron lo cual las mujeres mexicanas obtenían finalmente el derecho a volar ser «nadas en cargos de elección popular. Al concederles el derecho al voto, atendía a la iiicoiiiórmidad de l¡ niujeics sin aleí lar al sistema, pues ellas segttii ían bajo el control político peíleiui ¡entes al áuibúo'domésiico, ellas solucionarían los problemas liat tai ¡onales, alimenticios, recreativos y de salud, pues continuaba considera dulas i orno primeras responsables de la familia. (porgarles el sufragio le permitía ganar popularidad no sólo entre ! mujeres, sino entre el pueblo en general, ya que había prometido solución los asuntos no resuellos eñ regímenes anteriores y éste era uno de ellos. F otro lado, esto distracríaVde alguna manera la atención del pueblo sol el encarecimiento del costo de la vida que se estaba registrando en e

de las mujen-s para poder manipularlas fácilmiulc: la> ronsidnaba ¡KIIO-

ttuilrs y poco inteligentes 1:011 relación al inundo de la |H)lílica. Este aspeeafiliados. Para 1954. de los 3.5 uiiHom.s de niiliíantr.s. 35 poi cíenlo eran mujeres, o sea un poro más de la terrera parle de los priislas eran mujeres (Pellicci de Rrody y Reyna. 1078: 111). Enralesentido es itnponaiue menc ¡onar que en las elecciones de ISI29 a 1352 los votos masculinos fueron de 75.30 por cíenlo (Conzálr/ Casanova: 1983). En Ixs elecciones de l'J52 el lópt-7 Main» oliiuvo !>0.5(¡ pin cienio del loial de los votos. I .o anterior hace |>eiisai que ■¡(•(¡iiiaiueuie para Kiii/. (j>rime.s|)csó esie aspecio cuando al sistema políiico HHMÍIano h- niliimi ( ninrdei elroioa las mujeres |«ra

consolidarse plriíainruir

rs mexicanas alcanzaron la plenitud do sus as i liando el discurso sobre sus funciones islas i •mío el de la piensa, los voceros oficia. /»>de "amor y paz'y con ello el panoiama cambió nosaineme. En l'JGfl asesinaron a Manin Luthcr K¡ng. (uvo lugar la jvera de Praga", se levantaron las universidades francesas y alemanas. ■gua! i|uc sus compañeros varones, algunas mujeres jóvenes también icali/aron y coiicientiianm esgrimiendo como bandera la liberalizaía del cuerpo femenino acoiupañaria el nuevo pa|>el que las mujeres ,11011 a demandaren la sociedad, mareando una diferencia eualiíaiiva S|KIinal discursode los movimieniosque fueron suantecedente. En

lugares del inimdii su iniciaron rampañas para legislar sobre i l divor-

en Europa, diherc de aquel que emabc/aion las sufragistas de linea del i\ y mediados del \.\. cuyo objetivo residía en alcanzar la igualdad «on los ombres por medio del derecho al voló. F.sie nuevo feminismo ira más allá I imanar desplazar la desigualdad que sufren las mujeres en busca de una isla equidad cmrc los géneros, colocando al cuer|m leineniuo y sus maníPara analizar los cambios y transforma) iones experimentados |IOI este lovimtcnto y sus integrantes díñame su primera época. es preciso echar 1:1110 de los estudios, cnsivos y notas periódisiicas cqucñobiirgu¿$ y no vinculado a las mujeres trabajadoras. Estaba también, desde 1969, UDHA! (Comunicación e Intercambio |iaia el Desarrollo Humano en

América Latina. A.C.). asociación civil sinfinesde lucro, fundada por Bcisic Hollams parafluelas mujeres contaran con espacios de investigación. documentación y crecimiento.» l a coyuntura política, aunada a la recomposición de fuenas llevada a cabo por el gobierno de Luis F.clicverría Álvarcz a partir de 1*170. propició mi clima de apertura basado en cambios en las orientaciones políticas )■ económicas, en donde se proponía una mayor liberalización. Para desmarcaise de su antecesor recurrió a lo que se conoció como "apenura democrática", la cual buscaba abrir canales de expresión en sectores que el sistema iisualmcnic no integraba. de tal manera que se pudieran manilcsiar en coi i ¡entes ile opinión. F.n la práctica, esta apertura se tradujo en una mayor libci tad dr expresión de la prensa, en una critica social presar sus demandas. Se estimuló una impoitame participación sindical —siempre que no liubiera O|iosiciónfrontalcon i:l Estado— y se puso primeros gni|Mis que consiiiuveron lo que se ha dado en llamai la "nueva ola del movimien'o leimniMa inrxitann" y que adquirieron su i azón de ser en respuesta a la pretendida apertura del sistema, el cual, ¿opuestamente,

■sinnisias. |KTÍnd¡Mas. que examinaban de entrada su vida personal en ni ei nii'iiie a su sexualidad, relacionando el «pació privado ron aqueue ie|Mi(iie en el nivel de lo público. Hicieron suya la consigna "l/> mal es |Hilíiico", que llevaba implícita la idea de que las mujeres estaban

„,n, i.-.iliMciii.'ln MIIMIIIIÍIKKI.IS y explotadas y que sólo a través o que la identidad reminista empezaba a gestáis, los quipos se encerraban ilcntro de sus propias provectos, aislándose de temas sociales y blandiendo la bandera de una autonomía que las alejaría de otros movimientos sociales

puipios grupos de mujeres, en donde ellas tengan una primera experiencia «le análisis de su realidad en un contexto lo menos opresivo |X»iblc" (Lo­ zano v Con/.ílis. 1'lHli: IV). Ksta actitud las distanció de lo que acontecía

/ v./.wi I i IIIH I.I

.1.- I.i

¡ii .ii|iií". liim.ido |Kir Rosario Castellanos.

Culüuu rn Mntiwde la n:vista \I>M/«.'(Ai ovedo. 1(17(1). una larga crónica de!

o * o. California: "Viio/ro suniu ala n\ rMmpaitn lugu. iCrimra dt un mimóla mita tn'.ir iinijem)". en donde hacia un recítenlo (le lo sucedido v planteaba tenias que el movimiento de liberación estadounidense estaba esgtimiendo, como la explotación d 33 organizaciones femeniles urbanas, sindicales, de ONO y de partidos políticos, y "Mujeies en Lucha por la Democracia", integrado ]K>r feministas, académicas universitarias y

ermea conciencias y acciones de innumerables per­ as y porfinsus propuestas se conocen, aunque también se las despoja de ucnido. La plataforma de acción de Deijing (1995) permitiría que las rundas de género se difundieran al recomendarse la creación ,de meca mos estratégicos para eliminar todas las formas de discriminación.

u fue alio. Uc 500 d.|Hiudr eso que encontramos a las feministas históricas («upadas, ya sea la política, y al movimiento popular de mujeres Halando también de incidir en la política y de transformar su vida cotidiana. Al mismo tieni|>o se di. funde un movimiento que encat>czan las mujeres campesinas c indígenas, que a raíz del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1991 dieron a conocer la I ..y Revolucionaria de las Mujeres, en

la que develan su subordinación y Halan de hacer oír su vw reivindicando demandas específicas de genero, como el derecho a elegir libremente pare­ ja, ejercer cargos públicos o decidir sobre su sexualidad. E¡ hacer encajar etnia, clase y género deiitio de su piaxis polilií tas politieas, a partir de su participación en partidos político:

ellas lograron superar las diténiícias y establecer alianzas coyiuiiuiales para participar. Una victoria obtenida de las acciones del movimiento fue la aprobación, el 12 de julio de 1990, de las reformas al Código Civil en lo relativo a delitos sexuales. A Hnalcs del año un suceso contravenido provino del estado de Chiapas, donde se permitió el alx>i lo | » r razones de planificación familiar y en caso de embarazo imprudeucial. La reforma (linó un lapso muy corto, pues tuvo que cancelarse debido al escándalo que causó." En esta década el movimiento feminista inicia su institucionaliución,47 se incorpora de lleno a la academia, participa en la política formal por me-

>rlíi¡cas; proliferan también las organizacio­ nes no gubernamentales, a las cuales se integran feministas eciiva di­

urno una clara política alirmativa. se constituye en 1&I8 el Programa para la Participación Equitativa de la Mujer en el Distrito Federal, como i estilla­ do del Plan de Igualdad de 0|>oriunidades para las Mujeres expedido por el Gobierno del Distrito Federal.'19 Al mismo tiempo, en cada una de las 16

delegaciones que componen al Distrito Federal se abren Unidades Delega. c.ionalcs del Ininujercs. Será hasta 19ÍW cuando el Froinujc.- se transforme en el Instituto de la Mujer del Disiriio Federal (Ininujercs »r). Se trahajn promoviendo los derechos de las mujeres y se busca la toma di- conciencia de las usuarias a partir de "líneas estratégicas que tienen el cometido de trabajar sobre los factores i|iie mantienen a las mujeres en una posición de desventaja: la violencia hacia las mujeres; la falla de salud integral; | a falla de organización para reivindicar los intereses de género: la falla de recursos económicos propios: la falla de apovo para la atención y cuidado de las hijas c hijos, debido al rol de madre y ama de casa' (Fumigo. 2003: ÜO). Esta manera de «|>crar |X-nnilió que este organismo ganara terreno en la ciudad capital i: incidiera en las condit iones de vida de las usuaiias. —generalmente de sectores económicos bajos—, mediante los servicios

Fiir decreto presidencial, en 2001 se creé) el Inst iluto Nacional de las Mu­ jeres. organismo que tiene por objetivo "identificar, sistematizar y evaluar. en el ámbito nacional y ame los foros iuiei nacionales, las ai ciones ) eslraAmbas instancias están desvinculadas y no mantienen nexos entre sí, no obstante las dos nabajaii con perspectiva de genero y buscan transversalizw sus arciones: podríamos aventurar que establecen una especie de competen' cia, aunque la local es operativa y la nacional sólo normativa. Las feministas se han integrado a la |K>lítica, para lo cual han desarrolla­ do diversas estrategias. Una de ellas fue la formación, en 1009. de una agru­ pación política nacional. Diwrvi. que pretendía incluir en las plataformas de los partidos una agenda feminista capaz de negociar leyes y políticas pú­ blicas que garantizasen igualdad de >rato v oportunidades para las mujeres. Oe esta organización se derivó en el 2000 "México Posible", primer partido con orientación feminista, avalado por ]>crsonalidades de la sociedad civil y

M

lninujm^lVw;iVbnw^Lofcra2«)tM«IJ.KI¿xico.lniiiujcio.iii«»> ile 20O2, |>.40.

femenina a i r a » de la equidad en la participación y en la repnsentaiividad. Las comisiones de Equidad y Género del Congreso de la Unión y de la Asamblea de Reprímanles son logros con clara influenciafeminista.A partir de IU98 se conformó el Parlamento de Mujeres dr México, compuesto por legisladoras de los diferentes partidos y como una instancia legislativa gWativas que contribuyan a «liinii de género y promover políticas y ac U aplicación de leyes y programas I educación, nabajo, cultura, aliineu

ciera haberse desplegado ei sidencia de la derecha.-" su actividad se ha visto obstaculizada a causa de la rio ¡a Iglesia católica— hacia las reivindicaciones feministas. Este retroceso es palpable en lodos los ámbitos de lucha: la violencia comra las inujcns se ha exacerbado." las políticas de salud reproductiva se han detenido, y proliferan los grupos que van en contra de los alcances para las mujeres. Asimis-

Li república, f I (¿uo de Ciudad J I I Í I M y del Estado de

cambiar el discurso de la equidad por uno más tradicional y contrario a los presupuestos que las feministas han venido esgrimiendo. Kn este sentido, la labor de reiroalimcniación feminista lia recaído so. luí- las m;eanizai iones de la sociedad civil, la academia y las llamadas femi. nulas ¡iiile|>cii3.

México, marzo-abril. -

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Ese mismo año el Consejo Nacional de Población había convocado a un Grupo Inici disciplinario para el estudio del Abono (CÍA), compuesto por

más de 80 especialistas, demógrafos, economistas, psicólogos, médicos, abo­ gados, antropólogos, filósofos, un saccrdoie católico, un pastor protestante y un rabino judío. Kl c u culminó sus trabajos en la ciudad de Qucrélaro con la recomendación de suprimir toda sanción penal cuando el abono fuera voluntario y expedir llorínas técnicas sanitarias pertinentes para ofre­ cer el .servicio. Luis Echeverría hizo caso omiso criad de creencias y da a las iglesias la |K>sibilidad de ó]ierar abicriamcme. Un grupo de intelectuales. previendo los conflictos por venir, publica un llamamiento donde sefiala una serie de cuestiones que también la Iglesia católica debería resiietar, entre las cuales se encontraba el derecho a decidir sobre el propio cuerpo.5 Poco después, algunas feministas, preocupadas por las consecuencias previsibles de esa relot ma constitucional, deciden formar un gi upo de indal disciitso arcaico y amat illista del Vaticano y susaliados nac ionales. y nace el Crtt|K> de Información en Reproducción Elegida (UBI:). 0 Para contar con

IK-rsonalidad jurídica, se constituyen legalmeiite como una asociación sin­ fines de lucro en abril de I9UH. CIKI: funciona como esa "minoría cuusiíu

tente" de la que habla Sci^e Moscovia (19RI)7 en Píinli^ia «V las tunónos

*Sus«Ajemos estaban alimentarios por tres ideas: I) Intiodurir un nuevo diu uiso v>tac atoro. Retomando rl icñalaiiiieniu de Saúl AlintLy (1ÍI71) de lene: ohjflñw radical** uero

nHaai. Moscovia señala que las Cuentes de influencia desencadenan pro­ cesos cognitivos que lienen efectos transformadores sobre el proceder de los demás miembros del grupo social, y que el estilo de comportamiento adoptado |K>r las partes al defender su punto de vista es más decisivo que su pertenencia a una mayoría. Moscovia subraya la im|xirtancia de una con­ estí enjuego simplemente un intciramhio de in intercambio de inlliK-ncia y otras cucsi como el piestigio. abre un horizonte nuevo para compre ¡¡AfHoa? Desde esa concepción, owt armó una red ernaiuni del Distrito Federal con cuarenta y dos |K»r ciento del voto, lo que le da al mu una fuerte mayoría en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ÍLIIF). Por primera ve/, se da

un contexto político tan favorecedor a un cambio en Ir. legislación.

Con la llegada de (ordenas, las organi/ la 'Campaña de Acclesoalajusiicb.par.n ñor reformas en cinco áreas: derechos i l

is Mujeres" (C.*JM) para propr

del urna del abono y promueve un diálogo entre los legisladores delreny algunos del Tañido Kcvolucionario Institucional (mi), de cara a presentar una propuesta do ley orientada a modernizar el Código Penal del nf. La ¡dea n a incluir las excepciones que ya existían en otras entidades federati­ vas: malformaciones del producto y salud de la mujer. Los legisladores de la AI IX tenían la responsabilidad de ixdactar un nuevo Código Penal para el Distrito Federal, pues el vigente había sido redactado en 1931 y. aunque fue reformado muchas veces, las cláusulasreferentesal abono habían per­ manecido intactas. Por ello, la legislación sobre el abono pal a el r>F era más restrictiva que la di- las otras treinta y un entidades federativas." La tarea debía culminar duiame el periodo de lies aíios de dicha legislatura, que

; medios de

rante la reforma del código penal y, con elfinde no aléctar la discusión, los legisladores de la AI w ni siquiera tocaron la propuesta feminista. Preocupado por la negativa de los partidos a enfrentai el problema, cute encarga una encuesta de opinión a ABCW. compañía previamente

contratada por el P H . Se elige la misma emptx;sa con elfinde disminuir la posibilidad de que ese partido cuestionara la valide/, de los resultados que. reformas, el Ptu> contaría con el apoyo del 71 por ciento en el caso de mal-

formaciones fetales y (¡S por ciento en el caso di: riesgo para la salud de la mujer (ciut/ARCOH, 1909). Sin embargo, elreí)no quiso acicatear la ira de un enemigo político u n podcioso como la Iglesia católica m e l a n t e s de una elección presidencial en la que tenía puestas grandes esperanzas de ganar. Por eso no cumplió su promesa de organizar una consulta pública sobre el aborto, optó |K>r el silencio, y lasfeministasasistieron consternadas a una nueva postergación de! debate público en ionio al abono. Pero una serie de circunstancias convirtieron al año 2000 en el año del dclwte sobre abot lo. Lo primero fue el caso Paulina.14 una adolescente de trece años violada en Mes ¡cali. Raja California, quien dos horas después del madre y su hermano. El acia consigna que había sido desdorada y que pre­ sentaba himen desgarrado por la violencia. Paulina queda embancada y so­ licita, con el apoyo de MI madre, el abono legal al que tenia derecho. Treinta y citano días después de la comisión del delito, el Ministerio Público gira medio meses después de la violación Paulina ingresa al Hospital Oncral de Mcxicali, donde se Ir mantuvo durante toda una semana mientras la admilina recibió la visita de dos mujeres que pretendían ser tepre.seiitantcs.defc Sistema pata el Desarrollo Integral de la tamilia (i«r). y que le mostraron « grotescofilmde Pro-Vida "El grito silencioso", haciéndola concentrante des­ pués .-n una imagen de Caisio. Posteriormente, el Procurador General del F.siado de Baja Calilbrnia llevó a Paulina y a su madre a visitar a un sacerdo­ te, quien les explicó que el abollo es un pecado y constituye un motivo de excomunión. Pero Paulina y su madre siguieron insistiendo en su derecho al aborto legal. Minutos antes de la intervención programada, el director del hospital llamó aparte a la madre de Paulina y exageró los supuestos riesgos del aborto, diciéndole que su hija podía morir a causa de la intervención y que ella seria rcs|K>nsab!c de su muerte. Esio la atemorizó hasta el punto de desistir a que se le practicara el aborto a Paulina.

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bles. Voy por panes. Un mes después eligrc de muerte se pasó a grave riesgo a la salud de la mujer: 2) se estableció c aborto por malformaciones del producto: y 3) se planteó la invalidez de tu embarazo por una inseminación artificial no consentida. Además, se est: bleció en el código de procedimientos penales de México y otros dirigentes de Iglesia católica hicieron declaraciones públicas en el sentido de que lod; las personas que estuviesen implicadas en la promoción del aborto seríí

excomulgada» (le manera sumaria. Toen después, el '¿S de septiembre del mismo año, 17 diputados del PAN y cinco del Verde Ecologista interpusieron un

juicio de incunstitucionalidad comía la llamada L*y Roliles. La Suprema Coru- de Justicia de la Nación resolvió que no existía tal

¡ncoiisiiunáonalidad con una votación de 7 a 4, un año y cuatro meses des­ pués, |K>r lo que la relórma fue ratificada. A partir de ese momento lamo la Procuraduría General de Justicia del Dr como la Secretaria de Salud del vt emitieron diversas normas para regular los procedimientos, servicios y obligaciones «le los servidores públicos rcsptrcic a la realización «le un

I J visión estratégica giadualista estaba dando frutos. |>cro había que avanzar más. F.n dicicmbie de 2003, la Asamblea U-gislativa mió nuevas propuesta para la "des|>enalizacióir del aborto eu un arrancóte que más bien parecía una provocación. ¿P01 qué el 1*1. que jamás se había interesa­ do en despenalizar el abono en los congresos donde contaba con mayoría. ¡guaba proponiendo la dcspeiializaciñn justo donde era una minoría!' Si el gBUi aceptaba la propuesta, tendría que pagai el costo político. por ser la su üdiiud evasiva con el tema. La iniciativa de ley del mi tenía serias fallas jurídicas y contradicciones de fondo (como mantener el castigo para los médicos que realizaian la interrupción) Las organizaciones ciudadanas trabajamos para «pie el mu hiciera oirá propuesta, que constaba «le una combinación «le elementos que iban desde incrementar el castigo |iara quien hiciera abortar a una mujer siníti consen­ timiento hasta regular la objeción n.vtbiliilad |wnal y la regulación de la objeción de conciencia. El 19 de abril de 2007, ambas iniciativas liicron dictaminadas por tres Comisiones de la \i.nr: Administración y Pioeiiración de Justicia. Salud, y Equidad de Género. Después de un arduo trabajo cnali/ación del

Iqjal dd cmharaio (Artículo 16 Iw S iMtJ. V«sc.

Hese a las grandes presiones de los grupos conservadores y la jecarrel Derecho a Decidir, hablaba a favor de la dcMpenahzación. Mientras los Iwgados católicos amenaralian con la debacle moral, Jesús Zamora Piercc, xpresidente de la Academia Mexicana de Derecho Penal, argumentaba pij. Jiramente por qué el aliono no puede ser considerado delito. Mientras las ner/as conservadoras hacían |iercgrinacioncs, los intelectuales y los cien¡neos del país manifestaban su apoyo a la des|)eiial¡zación con inserciones Después <

■ro meses de internadeliberación y agüitados del:

rtedejustiicia rn del aborto ei iunpaneaguaspaijnodo el país, p, ustitm iona1. Esto represen!) •to derecho, a decidir de lasmujeres quedó priot i/ado sobre un

La ilespcmilización puso a la Ciudad de México a la vanguardia del trá? (amiento penal en relación al aborto, con argumentos que impactan pro­ fundamente al imaginario colectivo y con una experiencia de organización ciudadana y alianzas |>ol¡ticas que puede ser llevada a otras latitudes. Hubo varios elementos que confluyeron para la despenalizacióu: el talante liberal de los habitantes de la Ciudad de México; los cambios normativos anterio­ res a las leyes del Distrito Federal en esta materia: los tratados internacio­ nales ratificados |>or México, que protegen derechos de las mujeres; y las recomendaciones de los Comités de Derechos Humanos realizadas al go-

Iiicrno mexicano en esa malcría." Sin duda fue fundamental la labor do las organizaciones feministas y de derechos humanos, asi romo de iniclcl¡licos y periodistas que se pronunciaron a favor de este derecho di- las mujeres y que presiona­ ron por una reforma congruente con el Rulado laico. Fue notable- el trabajo comprometido y de gran impacto de los integrantes del Colegio de Bioética. Por otra parte, si bien lueron elreíy Alternativa quienes propusieron la reforma, lo que consiguió MI aprobación fue el compromiso de la mayoría uerredista junto con el consentimiento de Marcelo Ebrard, jefe de gobie del Df, pues habría jHKlido ejercer su derecho de veto.

Kor su parte, la derecha no iba a quedarse con los bi a/os cruzados anu­ a l nrsolución, que indudablemente abría las puertas a los congresos Incales |>aia que realizaran despenalizacioncs similares en Im estados. A|>enas dos meses después del Tallo de la STJN en Sonora, donde gobernaba el na. un

congreso ero se trata-de un valor que acepta exce|M-¡oucs r. O sea, la "proicxción de la vida" que va "liasia la muerte natural" no eslá enfocada a protegerraímemea las embarazadas enal¡zac¡ón.:< Aunque las reformas son responsabilidad de los diputados que las votaron y de los goberna­ dores que no las vetaron''' quienes han provocado no solo un escándalo político sino una fuerte movilización dentro de su propio partido son los diputados y gobernadores priistas por traicionar su vieja tradición liberal. conciencias, dentro v fueía del rtti. Hubo, también, actos dignos, como el de Natividad González Paras, gobernador priista. que usó su facultad de velo para impedirla cu Nue\o l-eón. Por otra pane, flcanii Bcnavcnic, una joven que viene del n.ivismo. diputada por el rm y el Verde en San dios I lumanos y kquidad de Genero del Gongreso de', estado de San Luis Potosí, justo después de que la anterior legislatura había votado la refor­ ma, convenció a sus correligionarios priistas y a los diputados del PKO, PT

y Conciencia Popular (el partido local) de la importancia de interponer ¿a el Kstado laico y preservar lo* Derechos I lumanos (Ir las mujeres. Y la dipucada priista Dalia Pérez Castañeda. en Veracruz. se negó a suscribir Algo novedoso es que las ciudadanas que se sienten afectadas negativa­ mente- por la» reformas lian recurrido a instrumentos jurídicos nacionales e internacionales: 050 mujeres de distintos estallos se han amparado contra |7b en Sonora, 27 en Quintana Roo. 57 en Guanajuato. 271 en Otirango y 103 en Puebla). todas «lias cu edad reproductiva, demandaron a sus ex­ udas ante la Comisión Inieramcriraiia de Derechos Humanos (aun) en Washington por afectación a sus derechos humanos argumentando que las reformas contravienen la Convención ^iiericana «le Derechos Humanos. que garantiza 'existencia digna para clcgii el proyecto de vida, vida digna c integridad iH-ramal poi afectación del d a echo a la salud, vida privada relacionada con las libertades de coiiciemia y pensamiento e igual pro­ tección ant«: la ley sin discriminación alguna". Actualmente, la i IOM está

Además, el impacto de la oleada reaccionaria rebasó las fronteras de México y llegó a la reunión del Consejo de la Internacional Socialista (is) en República Dominicana. Un giupo defeministasasistió a la reunión del Consejo de la is para denunciar que el ini. partido integrante de dicha asociación. está aprobando leyes que atenían contra los derechos sexuales y reproductivos de las muerc's.soJusio después del llamado de atención de

aJe U Comisión lílicos timen posiciones públicas al respecto, |>or mas i|ue algunos de sus integrantes dilicraii de ellas. Tal es el taso del PAN, partido que consistentemente defiende el dogma católico, aunque muchos de sus militantes jóvenes estén por la despenalización. El rm, que se precia de ser socialdiinócrata y de pertenecer a la Internacional Socialista, tiene gobernadores y diputados que hov impulsan o se Minian a estas reformas de claro lulo clerical. Si bien ningún presidente de partido puede imponer un mandato autoritario sobre los gobernadores y diputados locales, si pueril: establecer definiciones básicas de la línea política partida­ ria. Por eso la libia y laixlía toma de posición pública de Beatriz Paredes fue 1.a Supi mía Coi le dejusticia de la Nación se deberá pronunciar ante las acciones de ¡iicousiiiucimialidad que han provocado estas reformas (ade­ más de ia del Congreso |X>tos¡no. está la de la Comisión de Derechos [IUÍmanos de Baja California y la riel municipio de Oriangato en üuanajuaiO)a Ksto no exime de un indispensable ilebate público sobre la dcspcnalizacióii' del aborto y sobre qué sigttilica "proteger la vida desde el momento de la concepción". Indudablemente, la vida es un valor que del»: ser protejido siempre y desde su inicio. Pero, aunque la vida es un valor a defender, dicha "protección" no debería consistir en piohibicinnes. sino en otorgar a las mujeres todo tipo de garantías para que llcvc-n a cabo la gestación: aten* ción médica, alimentación adecuada, etc. I J S legislaciones avanzadas en el mundo aceptanrieteiminadas excepciones: la legítima defensa (personal y nacional), el abono, el suicidio asistido y la eutanasia. Es por ello que una valoración en abstracto de la ini|xu lamia de la vida no se contrapone a que una mujer interrumpa el proceso de ¡Testación. Defender el valor de la vida y otorgarle a las mujeres las garantías para que decidan si continúan con una gestación y en tal caso brindarles las condiciones para que lo hagan de la mejor manera, es una realidad en sociedades democráticas que tienen despenali/ado el aborto.

Sin embargo, en nuestro país la influencia católica sefiltraen el accio­ nar de los funcionarios públicos. Por ejemplo, el secretario de Salud fede ral, José Ángel Córdova Villalolios, lia prohibido a los hospitales federales ubicados en la Ciudad de México aceptar la normatividad de la d< spon.v litación del aboi lo. A pesar de que se encuentran obligados |K>r la ley. los médicos en hospitales federales ubicados cu el DF no realizan la interrup­ ción legal del embarazo. O I H decidido el lincamiento de Córdova Villa­ lobos, iam|>oco las clínicas y hospitales del Seguro Social y del ISSSTF. de la Ciudad de México dan ese servicio a sus aseguradas, que ¡MII ello acuden

las mujeres que solicitan métodos de planificación fam escuelas de medicina de las universidades católicas I H

ce hay alma desde el

por esa cerrazón es que el aborto, una cuestión privada que atañe a la pro­ pia conciencia, se ha paitidi/ado. Decidir sobre el propio destino es una demanda irreversible, que Roma no lograra frenar. Richard Haré (l"K2), unfilósofoinglés (pie trabajó sobre las valoraciones morales desde la racio­ nalidad, hizo una definición que se ajusta bien a los OU¡S|MK católicos: fana­

tismo. Ilaic describe al fanatismo como la actitud de quienes persiguen la afirmación ce los propios principios morales dejando que éstos prevalezcan sobre los intereses reales de las personas de carne y hueso, y señala que las

- Sii-cl Vaticano y sus seguidores insisten en afirmar sus principios mo­ rales por encima de la salud y la vida de millones de mujeres. Por suerte.

las adundes de los curas y monjas de organizaciones de base están lejos de csia postura. Sin negar que el abono es un «indicio «ruco, subrayan que csie tipo de dilemas, cuando conciernen a los derechos de la perso­ na que está llamada a resolverlos, deben de ser dejados a su autodetermi­ nación. Además, varios sacerdotes jesuítas y dominicos, así como algunas monjas, comparten la sabiduría de quien fuera obis|>o auxiliar cinériln de Madrid, monseñor Allwrto Iniísta. Esto sacerdote deslindó lo moral de lo jurídico al decir que su conciencia rechazaba el aliono, pero no rechazaba la posibilidad de que la ley no lo considérala un delito. Variasfigurascató­ licas comparten esa postura y distinguen cutre el carácter moral del aliono Mientras la cruzada vaticana |K>r la "Vida" e.-tá provocando dramas personales, las feministas buscan formas novedosas de contrarrestar los obstáculos, l-i discriminación dt ¡actn que viven las mujeres que residen en las entidades federativas donde no hay inu-rruprion legal del emba­ razo. ha impulsado a un grupo de jóvenes feministas de la m t . Balance

creencias, peto a partir de su propio discernimiento. Lo que no pueden hacer los funcionarios de un gobierno qui: se precie de sei democrático, el intentar prohibir u obstaculizar leves que sólo afectan a quienes se acogen; ellas. Tal es el caso del divorcio y del aborto: a nadie afecta en sus.dcrecho que el vecino se divorcie o la vecina abone.

Sin embargo. esevidente que en México es necesario abrir el debate. Su­ puestamente. los legisladores tienen la responsabilidad de organizar su labor (Hendiendo principios, socializando ideas, creando opinión política y propi­ ciando un aprendizaje cívico, |«rosi no haydel»ie público. ¿quí posibilidad existe de ampliar horizontes o cambiar perspectivas? ;De qué sime que tino o dos partidos arrasen con "Icvaiuadedos". de espaldas a la sociedad, si no hay verdadera deliberación y real interés de ir al fondo de los problemas? Tara luchar comía la hipocresía y la doble moral urge discutir públi­ camente. Hace muchos años, a principios de los nóvenla, hulm varios pro­ gramas en la televisión sobre la des|>cnali/ación del aliono. Cuando la je­ rarquía de la Iglesia católica se dio cuerna de que iba perdiendo el debate. presionó a los glandes empresarios católicos, que amenazaron ion retino la publicidad de sus producios si se continuaba transmitiendo esa polémica. El chantaje tuvo efecto y la censura se dio. Hoy. ante las acciones roncería das de la derecha, que si: llevan a cabo sin debate público, de espaldas a la sociedad, es imprescindible ventilar i aillo las posturas legislativas romo las discusiones poliiii as. Debatir abiertamente vuelve más dilíi il la imposición

lemas aliona a la dcMnfbrniaciói yalfanatí ■ 1,0. :

A pesa estas deplorables reacciones. la lesp. ■aliz cióncnclmseso*

tiene en el imaginario ciudadan j del país orno insi nbolo, por la volnn tad de aba ir la mortalidad materna causada por el alwrtu inseguro y |MII el esfuerzo para coniiarreslar la injusticia cuando es ilegal. Además de ser i

que mplira esta práctica te reconocimiento a la libertad

rcprodiicti ■a de las mujeres y di sus derechos fu idan cútales a la vida, la salud y el desarrollo de sus provectos de vida, gu rda oncordancia con el 10. que re l>et.i adiv •isidad ideológica y reconoce 1 libertad de concicnc a de las p. rsona .Fin alíñeme, estas rclórmas sonco igruciucs con la opit ón de la s lo rctlcjai dive cnlosprin ipales diarios del pac

*

ncuesias aparecidas

La apropiación f y ccr su derecho a elegir, implican un s¡gm

ásión de las inuje-

,1c

aravillosa vitalidad

BluUOORAFIA

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\2008b). El proceso de dapenattwáón

p.n.i. I ara el debate núm. 7, Cuadernos de uno.. Mcxim i - ' '.. (2009), OmMUuamalidad de la despenulizaaón del abmtu m In I jndml ,1. México, Temas para el delate núm. 8. Cuaderno» de :iís donde más de la mitad de MI población vive en polmv.i, donde la estructura nunómka no tiene rapcidad para crear trabajos para los jóvenes, donde la "crisis" económica lleva casi SO años y la violencia sigue siendo la manera mas electiva de "resolver" todo ti|H> de situaciones de conflicto. Una violencia que amenaza a lodos y que. desde la percepción de la mayoría de la población, un tiene posibilidades de disminuir

te", un sistema putiimn "efectivo" y suficientes < árceles pata inaiiiencí a los delincuentes aisladas de la sociedad. Como plantea Norbcrt Elias (2001), el pmrcso civilizatorio exigió de lo' seres ¡mínanos la autorregulación de sus "instintos" para poder funcionar en sociedad: y la construcción de un Kstado "fuei it: y protector" para que se hiciera cargo di: la rontlictividad y violencia en el espacio público a través de sus instituciones. El proceso de construcción de la modernidad, por tanto, le otorgó al Kstado. a naves del sistema punitivo, la capacidad de clasificar, uioniíorear y controlar las almas y los ruernos de las y los ciudadanos. Este iiioiiitorro tuvo su fuerza, como plantea Foucault (1983). en la clasificación de los seres humanos en dicotomías que separan al loco del cuerdo, al sano del enfer­ mo. y por supuesto al buen ciudadano del delincuente, los seres marginales e infrahumanos que "contaminan" nuestra sociedad. Podemos decir que la imagen del |x>brc- en sociedades como la mexi­ cana es la de un sujeto con problemas de coni|>ortamiento, generalmente

y criminalizado para ser controlado en las cárceles cada vez más numerosas de las grandes ciudades, tazón por la cual la marginalidad en México eslá constituida por masas de jóvenes desocupados y criminalizados. En este contenió, la pregunta sobre cómo el discurso y práctica feminis­ ta contra la violencia hacia las mujeres se inscribe en el mundo globalizado de hoy, requiere examinar también cómo se consti uyc el orden social en el mundo glohalizado de principios del siglo xxt y las tendencias presentes en

la que nos llevó el ejecutivo federal en México, argumentando que esta era necesaria para acabar con el crimen organizado, comienza a mostrar los li­ mites de un Estado que, hasta hace poco, se considérala rapaz de contener

ción aparecí- romo algo nuevo para la sociedad mexicana en su conjunto, un lo es para quienes desde hace anroximailauícnie cincuenta años liaii venido insistiendo en que el Estado mexkano ha sido "ciego y sordo" a la situación de violencia e inseguridad que experimentan las mujeres mexica­ nas lamo en el espacio público como en el privado. Kl movimientofeminista,al evidenciar las grandes lagunas e inelicienciasdcl Estado Mexicano ante la violencia cometida contra las mujeres, ha contribuido a mostrar que la violencia que aqueja a la sociedad mexicana eslá relacionada lamo con patrones culturales como con la corrupción ins­ idiado prom

i«or. AF». Mrxira. ""rus íluets killed 23000 ncm.rjlioarte de los organismos internacionales y la necesidad de legitimación de Salinas de Goriari. quien desde su campaña intentó incluir en su discurso, demandas de dilcrenies scciores. cune los cuales un grupo privilegiado nu­ cí de las mujeres (Lamas. 1088). lino de los primeros actos de gobierno del presidente en turno fue la propuesta de modificación del Código Penal para aumentar el castigo por violación. de reconocimiento de ciudadanía y protección a grii|>os iradicionalmciiic excluidos, como lo eran las mujeres. En 19H7 el Movimiento Nacional de Mujeres (MNH), (pie discutía la necesidad de que el Estado absorbiera el

costo de la atención a las mujeres, entabló negociaciones con el entonces Departamento del üistiiio Federal paia financiar a los grupos feminisias con elfinde que se instalaran módulos de atención en el Distrito Fcdcial. El resultado final de estas negociaciones propició lafirmade un convenio. en 1988. y la instalación del primer centro subsidiado |K>r el Ksiado mexica­ no para la atención a casos de violencia sexual, el Centro de Orientación y Apoyo a Personas Violadas (Coa|K-vi).

El trabajorealizadopor csic cc-iuio, además do alnii el camino |>ara la creación de oíros ceñiros especializados en la Ciudad de México, abrió espa­ cios para que algunasfeministasempezaran a ocupar cargos públicos en el gobierno del Distrito Federal. Fl trabajo realizado por Coapevi mostró que públicos era prácticamente imposible, por lo que se crearon las Agencias Especializadas en Delitos Sexuales y. posteriormente, el Centro de Terapia de Apoyo a Mujeres Violadas (CÍA).

dado que el entonce* procurado! de justiciareconocióque el lema de la violencia doméstica implicaba un costo social muy alto por la cantidad de mujeres y menores alectados. se diseñó un proyecto es|>ecilico que llevó a la creación del Centro de Atención a la Violencia Iniralamiliar (CAVÍ) (Hcdrc-

gal. Saucedo y Riqucr. IMI).

dada la gran demanda potencial que existía para ese t¡|n> de >ci vicio». I lasla ese momento, el tema de la violencia doméstica había quedado marginado del discurso (éminista. sin embargo, el (reciente stirgimienic

lo» golpe* recibidos: 13 poi cu

jcres participaban activamente en organizaciones civil» y mantenían car. gos de liderazgo o dirección, no necesariamente estaban exentas de recibir violencia por parte de sus parejas erótico-afcciivas. El maltrato por parie de la pareja se volvió un tenia central del debate dentro del movimiento urbano popular y lloró a la elaboración de programas específicos de capa. citación para atender la problemática. En 1987 el Programa Je Mujeres de Servicio, Desarrollo y Paz (Sedcpat) abrió el primer curso de capacitación para promotoras legales, |K>s«:rioimente identilicado como "Programa tic 1.a década de los ochenta se percibió como de logros debido a la clectiy para insertar el tenia de violencia sexual y ile género dentro del sistema de justicia en el país. El trabajo realizado durante esos años llevó a que el movimiento feminista. aun sin proponérselo, participara en la creación de espacios "sensibilizados" para la atención de casos de violencia sexual y do república. I -a creación de estos espacios se debió sobre lodo a las demanda! c titoi del Estado y las institución^ de inipai lición (le justicia. Hacia mediadosrielos noventa, la acción feminista -que había sid< tan olicaz como demanda tic un movimiento autónomo- empieza a reí quebrajarse a medida que va tomando espacios de dirección de servicie de atención desde el Estado mexicano. Para algunas de las adoras de est proceso está todavía pendiente la valoración de hacia dónde derivan I: relaciones de las ong feministas con el Estado y "hoy por hoy lo que pm de afirmarse es que el feminismo institucional lia deslizado hacia la si ciedad |wlíiica, concesiones, problemáticas e intereses del moviinieiiu (Kiquei, Ü005). Afinalesde la década, con un latgo proceso di> promoción, las femin: tas comenzaron a ocupar cargos dentro de los diversos gobiernos donde movimiento tenía algún nivel de influencia. I .os resultados de este proce han sido |>oco evaluados y las experiencias no han sido del lodo favorablí al menos para el movimiento, ya quefinalmentelos puestos t aicnder el problema de la violencia contra las mujeres.'" Fu cieno sentido, el interés del movimiento por iinpariar en las actua­ ciones del Estado terminó apareciendo sin respuestas pro|H>sitivas y, final­ mente, dejando el camim abierto para las inestabilidades características de

miento feminista nacional c internacional, la inclusión de la violencia contra te mujeres dentro «leí debate de salud pública y, por supuesto, la obligación jfK tienen los servicios de salud de atacar las causas que originan malestar y enfermedad a las mujeres que lian sufrido algún tipo de violencia. Es en este periodo en el cual el tema de la violencia domestica aparece como un raí las relaciones de poder desde los espacios más privados de la estructura­ ción social (Saucedo, 2002).

En síntesis, haciendo una valoración más optimista del final tlt: la de­ cada y los primeros años de los noventa, pocli íainos decir cruamcntales y feministas uv.inz.iron en la difusión de la problemática, consolidaron modelos de atención para la violencia sexual y domestica y lograron iui|Kirtantcs cambios legislativos que mostraron tas posibilidades de interlocución con el Estado y di: influir en la elaboración de políticas públicas en el ámbito de la salud. Kn la siguiente década, cuando en las elecciones del 2000 ganó por pri­ mera vez un partido opositor, se pensó eso al prc)un 10 contra Vei las distintas maneras en que la desigualdad y la segregación, así como el desempleo y el alundono estala: se inscriben en el espacio urbano, permite valutaria reacción que están adoptando los lisiados. Pero sobre lodo, muestra cómo la nueva maiginación no |Hiede ser entendida como proceso social si no se loman en cuenta iodos los campos en los cuales se imbrica la tenden­ cia que la «invierte en lo que Wacquant identifica como nuevo régimen de pobreza en las sociedades iiosi-industriales. No queda más que preguntar­ nos con Wacquant si no se estará creando un liabitm a nivel mundial en rela­ ción con la pobreza, que |>errnile la emergencia de una "ecología del miedo" y la instauración de un Estado que utiliza medidas de i¡|x> panóptico y justifi­ ca la «• la 1'oMa. ion y el Desarrollo", en Bole­ tín Salud Kejnodit.lrM y Sociedad. El Colegio de México, ano 2. >cpt¡cml>rc-diri;:ml>ri. México. Sen. Cita. A. («Tnnuiíi. y L. Clicn (cds.) (1991). Population Potiars llecomide mi. Htalth. Em/miiieremenl, and RighK Universidad de Harvard, Bostón. Harvard series on Population and Inteniational Healtli. Vclasco Rocha. Ana Bcrllia > Blanca Estela Cortés Montano (1988). "Una experiencia léminista: El Centro de Apoyo a la Mujer de Colima", en Luisa Cabawt et al.. Mujeres v Sociedad. Salario, hogar y aieión tamil en A occidente de México. El Colegio de Jalisco/utSAS occidente. México. Wae

uisinu para dar visibilidad .> la pai(ú ¡pación .1. I.i> IKIIJ. ■-, m I.. ..« ,.,l.nl

raímente se hacereferenciaa las diferencias i-laicas o de clase de las adoras sociales, |K>rcciera que hay dimensiones, como la de ser lesbiana, que no sólo

>■ (le . morales o ral ve/, de la distancia que el feminismo lomó re lidad y de la vida ¡mima como ohjeio de esmdio. para or de la realidad social en su coujunio. No lo sé, la verdad c no están. Sólo Norma Mogiovcjo (2000), una autora peí México desdefinales(le los años 80, ha publicado un le miento lesbico en México, a pesar de los internos que cro realmen­ te el parieaguas que globali/ó esta lucha fue el surgimiento tic una nueva perspectiva de izquierda que dio lugar a la lucha por los derechos civiles, los movimientos nacionalistas que rompieron el colonialismo, los movimien­ tos estudiantiles, el movimiento ecologista, el movimiento feminista y las criticas a la familia, a la sexualidad y sobre la condición de las mujeres. La liberación gay y el feminismo lesbit o irrumpieron dando lugar a Ibnnaciones organizativas de lesbianas y guys en c;is¡ todo el mundo. Distintas publi­ caciones dan cuenta de ello y hoy las listas de discusión e información o de contacto circulan fluidamente a través de Internet por lodo el mundo. IVro si bien hov existen grupos y organizaciones de lesbianas y gays en todo el inundo, sus expresiones y objetivos son muy diversos, los contextos ■ ulttuales que les sustentan v orientan signilic.ni de dislimas manetas su condición y dan lugai a distintas formas .le organización. Al misino hcm|X>.

obseivando su recorrido se idcuulican distintos tactores que van determi­ nando los giros y desafíos que se van platitMitdo. algunas veces (orno pai te de la orquesta global: otras, cu respuesta a su condición |tttticular. Afoi lu­ nadamente, los estudios sobre las distintas expresiones de genero y sobre la sexualidad se han ido incrementando y cada vez más las universidades y los centros de ¡r..cstigat ion colocan a éstos en el centro de sus análisis. I A crónica del movimiento léshico en México exige comprender algunas de las características necesariamente relacionadas con el ser sexo-diverso, el que se aparta de la versión hegemónka de la sexualidad-repioductiva. Uno

co gay se orientaron precisamente a la búsqueda de su ivionociniienio, a str visible en una sociedad que no sólo los rechaza sino que los lia negado. Si bien a lo largo de l:i historia podemos ideniilicar a mujeres y hombres que con sus actitudes y manifestaciones enfrentaron al mundo con su diferencia sexual, las primeras acciones públicas a favor de la diversidad sexual con una

de 1968. El Frente de Ulxración Homosexual1 .le México (n.n. 1971) d,-. mandaba el cese de la d i * i iminación legal v social liai ia \u\ homosexuales. educación sexual que incluyera la homosexualidad, la despatologi/ación de la h<

sexualidad, y el cese de la |M:rxn:uc¡ón policiaca y los despidos

laborales. Destaca entre sus iiiu-graiuYs Saucy fSidcnas. iiiilitanic del |«rtido comunista, escritora v directora de teatro, la puniría caía púlilica del

discusión que hasta entonces no exis' 'a. Para eiiioni es. ella va luhia apareKn 1977 si funda I .esbos. el primer gruix» de lesbianas leminisias litloi ado por Van María Casiro. I .esbos era un grupo que se manejaba en el clósei. en la clandestinidad. Realmente era un grujió de reflexión en torno al paMuchas de sus integrantes habían participado en ¡¡nums feministas y esa experiencia había significado en algunos casos el aislamiento, debido pro­ bablemente a un proceso de autorepresión dada su diferente orientación respecto de la mavoría y una velada censura por parte de ésta. Cuestionó la hctcioscxiialidad y \.. monogamia. Lesbos partía del hecho fundamental de que el Icshiaiiisiiiii no »• reduce a la relación de carácter sensual, sino

al papel tradicional esar de sus inu-nuw no lograron ingresar a la Coalición de Mujeres que agrupaba a las mujeres feministas: sólo algunas de ellas participaron de manera individual en las actividades de la Coalición a favor de los derechos de las mujeres, lejos de cualquier mención de la condición lésbica. La nirccsidatl de un activismo abierto y público entre algunas de las ni legrantes de Lesbos generó el rompimiento y posiblemente su disolución. 1.1 cei a las demás de salir del cióse!. A iniciativa de cuatro mujeres, con Van María Castro y I.11/ María Medina al frente, en I!I7K nació el (irnpo de I .cshianns Feministas Socialistas t likal.. ih —siglas de "Movimiento de mujeres g

rcras que abren camino \ esp.n

procuraba oilai la ¡elación ile ¡Hidet grande.

se ¡mei" como un grupo - dc cíóseí". pero pronto alcanzó una Rían estruc­ tura oiganizativa que involucró a lodos en laicas especificas. No obstante,

expuesto por las tres organizaciones en I'JÍW (Blasius y Pliclan. I9ÍI7). ri.™ coordinada fueron en 197». con motivo de la conmcmoiacióii de los diez años de la matanza de Tlaielolco y la celebración del aniversario de la Revolución Cubana, y que sirvieron de impulso para organizar en l'J~9 la primera Marcha del Orgullo (en contraposición del mandato a la vergüen­ za) y unirse así al movimiento internacional lésbico gay en lavor de sus dere­ chos, con la conmemoración de la revuelta de Slonewall. librada en Nueva

York en 106'J, y mostrarse públicamente en un lucrie desafío a la moral social imperante y en rechazo a su invisibilidad y cstigmaiuacinn (Careaga, 2002b). Con el lema "estamos en indas parles" buscaban precisamente el rctonoiiiiuciiin de su diversidad y de su contribución a la construcción de esta sociedad. Es más, en los primeros años de celebración del orgullo no sólo llegaron a alcanzar una participación masiva de personas lesbianas y gays, sino que incluso consiguieron que se les unieran en la marcha sindiraIOS, partidos políticos y el movimiento feminista, lo que dejaroíel carácter

Las organizaciones constituidasen esa década estaban formadas princi­ palmente por personas voluntarias que organizaban grupos de rellexión y discusión en lomo a la realidad social y a su propia condición, y que. como a sus derechos, mediante manifestaciones y enlrcntamientos ton grupos y organizaciones cojvtervadoras. l.as reseñas de la época dejan ver la capaci­ dad de convocatoria y de organización que tenían para hacer frente a las situaciones de discriminación y persecución de que eran objeto, así como para resolver las diferencias entre las per-tonalidades y oiganizaciones y actuar sonora y dicazmente de manera conjunta ante las vejaciones o dis­ criminaciones que enfrentaban. bico gay. Kn las resoluciones de la Conferencia Nacional Constitutiva del Krente Nacional por la Liberación y los Derechos de las Mujeres (FUALIOM),

s propios cuerpos y |x» el lilirc ejercicio de la sexualidad". Sin embargo, solir.iiiid dr dos grupos mixtos de homosexuales (Lambda v FHAR) para

gresa. al Frente provocó la amenaza de salida de algunas mujeres, como Unión Nacional de Mujeres Mexicanas— existen dilcrcntcs versiones, parare¡a y de telar ion. i 'encerrona" entre léiuintstas y lesbianas en la tasa de ui M.iblcció un vínculo más claro. profundizaron en las div [le las "gamuzas" cni|x-¿aion a cuestionar su heicroscxua

que amlms moviuiicnlosse cnriec, Morolos, y puso en jaque las concepciones de la­ milla. de pareja e incluso al movimiento feminista en sus actitudes ante la juventud v su csl. uciura misma de poden. Las Muías (WS-I). "un grupo de lesbianas feínuiisiascon gran trabajo, que impulsaron el desarrollo de talleres sobre sexualidad y sobre cuerpo: centraban su discusión en el erotismo y el placer- (Jiménez. 200Ü). promovían la reflexión en torno a la lcsbofoIria imernaliz ida. y en estas actividades incluyeron a las lesbianas de otros grupos. Su (Maso estuvo manado por su paninpación en la organización del Primer Encuentro Lésbico-Femiiiista de América I .atina y el Caribe. Un

Cuarto Creciente, A.C. (1985), que desde su nombre, cu asociación íntima

idcraion las lesbianas, donde se impartían talleres y de discusión. Fundado por Virginia Sánchez NavaMina esotérica. ecologista y espiritualista proveyó al va pers|icci¡va. Pero su activismo no se quedó ahí, ella

Jo di: dos voces del náhuatl: Pailadmlla. mujer que ma.Murba a otra y Tunuüi, Miergía). el gru|H> en activo de mayor antigüedad en el país. Es un grupo le mujeres lesbianas, fundado en 198o cu Cuadalajara. Jalisco —una de

cas como punta de icelxrg para hacer visibles otras demandas sociales. Ks el grupo ron mayor antigüedad en el ¡>aís que se mantiene vigente y fue el organizador del Primer Encuentro Nacional de I z-sbianas Feministas e in­ tegrante del Comité Organizador del Primer Encuentro Lésbic o-Feminista de América latina y el Carite. En el desarrollo de su trabajo lia establecido relación con entidades académicas y feministas, y logado colocara- como objetivos. Kue la primera organización Icsbita que se afilió a la Asociación Internacional de Lesbianas y Ciys —hoy además bisexuales, trans e iutersex— (nr.A) e impulso la celebiación de su X I I I Conlcrcncia Mundial en Cpiiadalajaia en 1991, misma que no se logró instalar, a pesar del esfuerzo invertido, ante la intolerancia del gobierno de ese estado; no obstante, ira-

También en 1986, a iniciativa fio Nancy Cárdenas, surge el Grupo de Madres Lesbianas (Oíuníale), donde las principales reflexiones se centra­ ban en turno a larelacióncon los hijos, misinos que eran prodiKm de ma­ trimonios heterosexuales previos. La nueva cxpci ¡ene ia planteaba condicio­ nes no pensadas anteriormente. Mediante el testimonio, se abordaban los conflictos y se buscaban soluciones. El gru|K> estaba conformado por tina que muí lias veces dificultaba la comprensión de la problemática, F.stc gui­ po prácticamente desapareció después del F.ucuenlro I .ésbico-Feminisi» de

un Encuentro tle Madies Lesbianas, que se retoma el provecto y hov i muí mía con su trabajo de grupo de apoyo, pero ¡ucor|H>rando cada ve/ más la vertiente política, que su misma presencia implica. En esta misma década, la formaluación masiva de los griiius en w.. sexualidad, los orientaban hacia la salud. Incluso aunque atirician tálleles

sedimento" .le algunas compañeras exigiera la confesión del Icshiaiiisnui. F.l intercambio con las lesbianas llevó a nuevos cnfrciitainieiiios sobre el espacio, la intimidad, el respeto, la tolerancia. "Estábamos inmersas en un cúmulo de mentiras, silencios y [.. | se habían establecido nuevas formas de

.Seria necesario revisar lo qué pasó con la Coordinadora de (oupos Au­ tónomos Feministas, ya que no me parece coincidencia ¡a evidencia de su composición lesbica y feminista: en ella se aglutinaron (19R2) CAML. Lamb­ ía, CIUHAL, Oikabeth, Mujeres del Chopo. MNU.Lucha Feminista, Colecti­

vo Feminista. La Revuelta. VenSenanos de Moielia. Colectivo Feminista de Colima, Mujeres de Culiacán. Calmad de Monterrey. Esta iniciativa, a pesar di: halxr celebrado cuatro encuentros, no tuvo mayores éxitos. A partir tlel segundo se forma la Red Nacional de Mujeres (1982) que es quien auspicia

ncs que internaban apuñar a la discusión los problemas que afretaban al falla ele espado otorgado al tema del lesbiauismn y a la ausencia de hete­ rosexuales en sus actividades. El tema del lesbianismo, no abordado en su profundidad en el seno de los grupos feministas (algunos de los cuales te­ nían lesbianas entre sus integrantes), fue visualizado |K>r muchas personas embargo, no se puede concluir que la presencia de las lesbianas haya sido el aspecto que incidió negativamente en el desarrollo del movimiento. Fue­ ron las diferencias de clase, gcnciacionales. de estado civil y la orientación sexual lo que constituyeron los nopiezos del leminisnuí (González, 2001).

para la extorsión, tamo por pane de los propietarios, quienes cobraban a sus clientes el set vicio ilícito que les prestaban, como de la policía, que frecuentemente las asaltaba. Además, las condiciones económicas y la apa-

se convirtieron en profesionales asalariados que d e l u d í a n de los recursos que obtenían para la realización de su trabajo. Aun cuando se mantuvieron algunos gru|K>s de rcllcxión. las posibilidades de coordinación colectiva se

en la que la pluralidad, y la relevancia de lo privado cobran importancia. Surgen un sinfín de nuevos gru|K>$ orientados en mucho a la lucha contra el SIDA, pero el disiaticiainienlo de éstos con la lucha lésbicn gay y la crítica

de activistas del movimiento a las estrategias de esta nueva veniente, gene­ ra cnfrcntamienios entre los distintos liderazgos y muestra abiertamente las intolerancias internas. I .os recursos internacionales para el combate al sitv

Así. las acciones cenitales del movimiento a lo largo de la década *

expresiones múltiples y rada vez fueron alcanzando mayor respeto de la población. Para mediados dir los óchenla su aparii ion pública se reducía al mes de junio, golpeados de nuevo, ahora por el esligma que les cargaba la enfermedad mortal, estigma que no sólo las condénala con el dedo fla­ mígero, sino quefomentabaque surgieran nuevos temores c inccrtidiunbres entre los hombre» gay» y dejaba solas a las mujeres lesbianas (Careaga. 2002b). Ks prolrablemeiuc aqui donde se marca una profunda división que aún continúa: mientras en la década anterior, a pesar de las pai ticularida des y diferencias, lesbianas y gays caminaron juntos en la construcción del movimiento, es el indujo en la ludia contra el suu lo que aparta a unas y otros, para trabajar cada quien ion sus iguales v. aparentemente, ron obje­ tivos muy distintos: las lesbianas, a pesar di: la falta de apoyos económicos. dieron continuidad a sus proyectos y (orinaron nut-vos grupos y espacios

Aun asi. la Marcha del Oigullo se siguió celebrando puntualmente rada tiiuyó un apone ¡mporciiue pata la propia consuno ion. Así también, c: propio y legitimo, constituyó una de las conquistas imponantcs de los ospaciudad. Si bien la fuer/a y consistencia de los logros alcanzados impidieron que se revinieran, fueron apareciendo cada vez más lugares comeiciales de reunión, donde podían encontrarse sin temor a la persecución |K>liciaca. 1 .as posibilidades de ser descubiertos en la escuela, en la casa o la extorsión |io!ici:.l en los parques, en el trabajo, en las aceras, seguía siendo aún parle amigar que rodeó a la lucha contra el siru. Para finales de los ochenta, los espacios de rellcxión cían prácticamente inexistentes, se reducían a reunio­ nes caseras, entre amigas o amigos. Después del Encuentro Feminista de Chapingo en 1989. eu la Asamblea Feminista del Distrito Federal (10 de febrero de 1990) se aprobó el docu­ mento "Para qué una Coordinadora Feminista en el Distrito Federal" en el que se señalan tres principios que la guían: "la Coordinadora se consiiiuye reconociendo tres principios feministas que con el paso de los años han mostrado su fuerza en coincidencias que permiten unirnos: la maternidad

libre y voluntaria, contra la violencia hacia las mujeres, y pin- la libre opción .sexual", principios s de rcllcxión, desa­ rrollar actividades culturales y diseñar estrategias políticas. Se inició en un restaurante que facilitaba su espacio un día por semana. Un año después. con la coniribuciójn de sus integrantes, se decide ahí ir un espacio propio, se renta una casa e inicia sus actividades con el espacio abierto todos los días.

armenio de discriminación.

IsSVOZ ha jugado también un pa|>el central en la oi^anizacióu anual de la Marclia Lésbica. de I:LS identidades sexuales diversas de mujeres y hombres con la finalidad de promover la auloaccptación. en un ambiente de respeto, integración y reco­ nocimiento del derecho a la diferencia \ apuntando al desarrollo de sujetos sociales y políticos. Se. idcuiilica como un grupo de mujeres gay que busca ámbito de la diversidad sexual, a través de la difusión, educación. Investi­ gación y la creación artística. Tilo Vasconcelos las invita a participar en su programa de Uailio "Media Noche en Itabilonia" con la sección "De mujer a mujer: f i egúmalc a Pantaleona Libáis", dedicada a las mujeres que aman a otras mujeres, que se transmitió durante dos artos y medio por Radio Edu­ cación (hllp://musasdeuicialgay.blogspoi c omt Nueva Generación de jóvenes Lesbianas es un gru|M> de lesbiana» de entre 18 y 25 aítos. Surge en l«9(¡ ame la necesidad de tener un espacio de reflexión e información para jóvenes lesbianas y evitar la discriminación. Afirman que como jóvenes tienen el derecho a la información y a encontrar un espacio agradable en donde compartir lo que experimentan. Se reúnen rada quince días para desarrollar talleres y grujios de reflexión sobre su condición. Recientemente se ha constituido como Asociación Civil con el nombre de Fundación Género Diverso, conformada por profesionistas, ac­ tivistas y mujeres compiometidas con la delensa de los derechos humanos saldeldONel.com/cvenlos/ngjl.shlinl). En agosto de 1990 se conforma Mujeres Mayores de 30. un griqro de amigas adultas, maduras, deseosas de «Mitrar en contacto y establecer puenles de información con quienes le hagan referencia a sus propias necesida­ des Deciden reunirse de manera cotidiana para reflexionar y organizar ac­ tividades colectivas. Este grupo busca, de manera autodidacta, que se ton*

conciencia ec¡altncnte hacia le gay y la lesbiaudad, es evidente. Día a día se conquistan espacios, incluso la propia familia, lugar sanalizado o por lo menos empieza a buscar salidas para el mejor desarrollo de jóvenes con inquietudes respeto de su sexualidad. La lucha de los años noventa parte de esta premisa para luchar por el reconocimiento y la protección legal; rompe con la clandestinidad para buscar la institucionalizado!! de la condición ica:, lo que da lugar a nuevos debates y posiciones. Algunas pos­ turas retoman la bandera revolucionaria para cuestionar el matrimonio y la familia tradicional y en defensa de las demandas de clase; en otras, la con­ quista de derechos no parte del cucstionamiento al orden establecido, sino de dar pasos para alcanza! la equiparación con el mundo heterosexual.

La ((¡Malicia con el movimiento feminista es evidente. En el interior del inoviiiiicnlo U'.BI pareciera que la confianza para la representación está rola, y la definición He prioridades ame la amplia gama de intereses y nixesidades dificulta las posibilidades de acciones concertadas y de construcción de consensos. Esta gran variedad no reprcseiitaiía el problema central si no fuera |MIIodcr. 1.a conquista en 1erdida". Por otro lado, el creciente malestar

ca, cu pane ;il autoritarismo político—, que se expresa en oposición poli. lira y movilización swi.il, marcando asi el principio del fin de la "dictadura perfecta" —como Vargas Llosa llamó al sistema político mexicano—, cuya capacirlad de control social se resquebraja desde aquel año emblemático y sobre todo en los setenta, al mismo ritmo en que los movimientos popn. lares de masas enarbolan reivindicaciones socioeconómicas y dan fuertes luchas por la independencia política y por la democracia fuera de los apara­ tos corpoiaüvos y < lirntelarcs tli-1 partido de Estado, el Revolucionario Inslitucioual (m). Una nueva izquierda sindical. cum|K:siiia. urbano popular y i-sttuliantil. klentificada en k> popular como pueblo trabajador, explotado y MibaUernu. obliga al K.M.I.I.I .< una "apertura democrática" y a una rehírala

política, aunque muy piorno quedó claro que las pequt úas concesiones eran miemos popúlales, y que ruando se pierde el consenso. queda la represión v la violencia para mantener el dominio social y el poder |H>lítico. Por úlii un», el romano de mujeres de los movimientos populares con tenias y pn>.

populares, sí diseminó sus criticas al patriarcado y sus propuestas libertarias en diversos espacios. La nueva izquierda social, radica! en su confrontación

Al comenzar los aíios ochenta, tlesde los movimientos populares alzan la voz tralMJadoras. obreras, empleadas, campesinas y amas de casa de barrios urbanos pobres: mujeres que comparten con sus organizaciones mixtas un proyecto de cambio radical y que empiezan a anicular la crítica al sisicparticipación social y de su vida cotidiana. JILSIO cuando las agru|iacioncs

feministas que surgieron en los años setenta se I de redujo y dispersión,2 las mujeres de los uinviiti fuerza social mas dinámica del feminismo mexica y construyen un discurso fresco que articula a si una perspectiva de género, con lo cual redimensinuan el proyecto político de los movimientos populares y evidencian el carácter plural del movimien­ to leininista. aunque en uno y otro espado su presencia, más que reconoci­ miento. generó resistencia y tensiones. Tese a la trascendencia política, cultural y social de los procesos que dan villa al feminismo popular, la mayoría de los análisis e historias del movi-

mandas prácticas de género, nefando así su carácter feminista v la dinicnUmas liaec del movimiento feminista de los ochenta (11)92: 551). dice que ios movimientos de mujeres de sectores populares, cuya previuia política

G!) laminen deja fuera del movimiento leiniíjisia los procesos de iuii|cies de SCCIOKS populares analizados por Lamas, a los que ideniitit a sólo como

parle del movimiento amplio de mujeres. Uari.ra (20IK: l.Vfi") consideía a las mujeres de sei toics |K>pulares como objeto de ateiu ion de un ■feminis­ mo asistencialista" que gracias a ello perdió la radicalitlad de las leniinistas "de hueso < (llorado". De Karhicri (19tK>: M) ve en los organismos civiles que apny.uou los movimientos ele mujeres, un "feminismo de base |xipular" que dio la ludia codo a codo con mujeres pobres, pero éstas quedan reducidas al papel de "base po|mlar"de las oirás. I.au (1987: 12) señala que el feminismo

"es el conjunto cs de movimientos popúlales, de

organizaciones políticas mixtas poco ideiuificablcs a primera vista,' de con­ vergencias políticas de masas. sectoriales o nacionales; estructuras políticas independientes del aparato c»i|>orai¡vo oficial c innuenciadas claramente por la izquierda.' El enciicnim duró tres días, en los que trabajadoras, cotonas y campe-

"parlicípación política es¡na o del sindicato, también se impulsaron reuniones regionales o settoi jales y formas di: organización y coordinación." Pese a la intensidad y carácter masivo del proceso, el acuerdo de hacer un segundo encuentro nacional quedó sepultado por el número y dispersión de los pro­ cesos locales, |»r su complejidad, diversidad y carácter incipiente, |HII proble­ mas económicos y logísticos, y por ¡a oskióii o reticencia que sus procesos despertaron en los movimientos populares. Las promotoras de las primeras reuniones y discusiones sobre "la pro­ blemática de la mujer" que involucraron a colonas, campesinas o trabaja doras, fueron militantes de izquierda insertasen movimientos sociales. Va­ rias feministas se engancharon paulatinamente al proceso popular, pero el ncofeminisnio organizado se manimo al margen de los emergentes movi-

adelante. iioro en el primer luslro de los ochenta, en pleno auge organiza. livo di- los movimientos Marxistas reminis-

las (que más adelante se convertiría en el Colectivo Revolución Integral. CKI) y UIHIAU iniciaron proyectos comunes —no sólo alianzas—. ¡ñipen-

sahlcs rime sus partidos \ organizaciones de origen. Aun mando rondaba feminismo dio prioridad al desarrollo de los movimientos de mujeies, rom. piendo asi el sectarismo de la izquierda de los ochenta. el |,;I|KI de los movimientos populares en la construcción de los movimien-

linas políticas se convirtieron en eje ariirulailoi de las redes de mujeres. Asi. las mujeies de las coordinadoras sindicales, de la (Jonaump. del n * * y de la CNPA." dieron luz a la Coordinadora de Mujeres hatajadoras (1981).

.1 la Regional de Mujeres de la Couamup (1983). al Foio de la Muja (del FNC.R) (1981) y a la Coordinadora de Mujeres ele la I:SM (1980); al misino

tiempo, los conflictos de la izquierda marcaron los procesos femeninos, por ejemplo, las diferencias internas del Conainup y de la CNPA se tradujeron en

división I I I la Regional de Mujeres de la Conamup y en la disolución de la Coordinadora de Mujeres de la CNPA (Espinosa. 199»). Las tendencias uni­

tarias dentro de rada sector (asalai iadas, campesinas y colonas) avanzaron a distinto ritmo, IHTO en todos los casos tuvieron tras de sí una dinámica

efervescente de los procesos locales.

Violencia (Onv-AC). el Equino tic Mujeies en Arrión Solidaria (m«), el ü:upo de Mutación

Las campesinas tuvieron mayores dificultades para oryanitarM-, por la dispersión y lejanía de las comunidades, la concentración de las ose en las urbes, la escasez de recursos para movilizarse y la Tuerza del patriarcado apoyaban, prepararon el segundo encuentro nacional de mujeres -(pie nun­ ca se llevó a «alio-, icalizando reuniones regionales en el norte, el centro y el sur-sureste del país." Este lento proceso arribó, en 1986, al Encuentro Na­ cional de Mujeres Campesinas; pese a los problemas del movimiento campe­ sino mixto, los procesos regionales de mujeres rurales tuvieron continuidad. En la segunda mitad de la década. Ia> ese. vinculadas a ellas ereaion la Red Nacional de l'totnotoras y Asesoras Rurales, que hasta hoy es un espario de formación c intercambio de experiencias de (/abajo con mujeres del i ini|n. desde una perspectiva lc.miui.sia.

feminista (ires encuentros nacionales de mujeres, en 1983. 1985 y 1987. y 1.1 criación de la Regional de Mujeres de la Conainup. que agni|>6 a muje­ res de más de 40 colonias populares del Valle de México de 1983 hasta los primeros años noventa), y construyeron un discurso cada vez más explícita. mente feminista. En Monterrey. Torreón, Durangn. Nayarit y Guanajuato también se desarrollaron movimientos de mujeres del Mur que empezaron a articular la lucha por la vivienda con reivindicaciones de contenido leminista. También en este raso, la lal>or de las ose fue de primer orden para

res populares y 7a en espaKl temliloidel 19 de septiembre de 1980 marcó el inri io di- olio ciclo |x>utico y organizativo de los movimientos de mujeres, en ri que destacan, por un lado, el Sindicato de Costureras 19 de Septiembre, y por otro, los grupos de mujeres .le organizaciones de vecinos y damnificados que surgieron lue­ go del sismo. En la coyuntura, la sociedad civil se organizó y desbordo los las maneras di: actuar de la izquierda. Kl feminismo reorganizado en a|>oyo a las daminifteadas y al gremio de costureras que laboraba en una de las zonas más afectadas, puso todas sus energías para imprimir una |>er$|>eci¡va feminista a las nacientes organizaciones y ludias. En el caso de las dainuilicadas. una vez más hubo reticencia de las organizaciones mixtas al trabajo especifico con mujeres y al feminismo. pero esta vez fue más débil; además, la necesidad de unas y la respuesta so­ lidaria de otras facilitó la relación y el desarrollo de procesos organizativos que fueron incorporando propuestas de equidad de género. Así surgieron movimientos de mujeres en la Coordinadora Única de Damnificados, la Unión de Vecinos y Damnilicados y la Unión Popular Nueva Tcnochtitlan,

K» el caso de las costureras, gremio consumid mujeres, fueron feministas es se solidarizaron con (rilas." difundie­ ron su injusta situación y su indefensión laboral, apoyaron decisivamente la creación del Sindicato de Costureras 19 de Septiembre y, más que aseso­ rar, dirigieron la vida sindical hasta que. en medio de fuertes pugnas entre los dos grujios feministas que más incidencia tenían en el Sindicato, un

el sindicalismo feminista, la imbricación eu provectos de cambio social más amplios, asi como la necesidad de icpensar la relación entre asesoras y tra­ bajadoras. Con relación a ello. Coopcr (2(M«: I0.V1U7) señala que si la es tiatirgia del feminismo es empixlerar a las sindicalistas hav que retomar a Freiré, pues la educación para la liberación (que conduce al empoderamiento) delxi ía orientarse a que las sindicalistas se vuelvan sujetos de su propio destino. Y en ello —dice- es crucial "nombrar nosotras mismas nucstio

vitalicio'

Carlos Jonguitiid. secretario general del Sindicato Nacional <

Trabajadores de la Kducicióti. que fue destituid» en ese IIICA ¡míenlo;. A ra

de ello, en el Primer Encuclillo Nacional de Maestros Dirigentes Sindical realizado en julio ''e 1989, se reconoció la importancia de las maestras < el gremio y su escasa injerencia en la dirección y en la vida sindical. DatK continuidad a csic proceso, en 199» se realizó la Primera Jornada sob: Mujer, Trabajo y Educación, donde las maestras tocaron por "primera ve Nacional de Mujeres Tiabajadoi as (no existía memoria del Primer Kuciie tro de Mujeres Trabajadoras de 1981). del que surgieron propuestas cu;

lúlad que fueron cobrando las dicciones de 1988 que. como veremos más adelante, desplazaron el foco de atención de la izquierda y del feminismo militante. Sería hasta seis años después que se impulsara un II Encuentro y tres reuniones regionales preparatorias: en 1993 en Sonora y Yucatán, en 1995 eu la Ciudad de México, año en que también se realizaría el II Encuen­ tro Nacional de Mujeres Trabajadoras, al cpie asistieron 509 mujeres de 19 estados y del Distrito Kcdcral; 89 organizaciones nacionales y -I extranjeras (Conzalcz nal. 1995). Las temáticas del Encuentro: genero, («líticas de em­ pleo y desempleo; productividad y calidad desde una |X is|x.t'liva sindical; mexicanas: derechos de las trabajadoras; valor comparable (Oouzález. el«/., 1995), muestran la amplitud de la reflexión y la inilu icación analítica y po-

lormación sindical v sus demandas dentro de los sindicatos y de la sociedad (Fondo. 1998).

ios de pequeños grupos roinuniíai ios. muchos de e'.ln» articulados en redes ambientalistas, artesanalcs, productivas. or la salud reproductiva, contra la violencia. |w>r los deiechos de las mujeres, etcétera. La temática de las redes es un indicador de las aspi­ ración^ sociales desde donde se articulan las reivindicaciones dr género. I)e los movimientos de mujeres campesinas, que durante lustros subsumieion las identidades "(rucas en "lo campesino*, se desdoblaría —luego del alza­ miento zapalista de 1994 — un amplio movimiento de mujeres indígenas cu­ yas ivivindicacibnes de género se han articulado a la agenda del movimien­ to indígena mixto que tanta Itierza logró a raíz del 94. La configuración de un feminismo indígena requieie su pnipio análisis, por el momento baste decir que el feminismo popular en el espacio rural, lúe una de sus raíces. Una ve* más. ose. que promueven una pers|>cci¡va de género, entre las que destaca la Red Nacional de Promotoras y Asesoras Rurales, han tenido un pa|>cl relevante .i-n ambos procesos.

A lo largo de la década de los óchenla, ruando ra furria y los ciinicmos del feminismo popular, los movimientos de mi licaron coi»cpios lomados del discurso feminista y del discí opresión y explotación de la mujer; doble jornada; mujer, c< trabajo y vida sindical; mujer, tenencia de la liirra y loniuuicl

en los sectores |K>pulares recuperó problemas especílii pcixpeclivas de cambio que no sólo ¡mentaban niodilica s claros rasgos y contenidos Icmiuisias.

Las reflexiones permitieron visualizar problemas comunes en el mundo privado y en el espacio social y desde ahí construyeron nuevas identidades políticas con un contenido crinen de género: la desigualdad y opresión en el seno familiar se visualizó como un campo de malestar general: campesi­ nas. trabajadoras y rolnnas se descubrieron como trabajadoras domésticas en sus hogares, sin pago ni reconocimiento, como mujeres que descono­ cían sus cuerpos y no tenían decisión sobre ellos ni sobre su sexualidad, su maternidad o sus vidas: el papel de madres, esposas y amas de casa resultó ser un gian campo de identidad cuajado de problemas. Del mundo laboral surgieron desigualdades salariales, incumplimiento de la ir; en los pocos apartados específicos jiara mujeres, acoso y hostigamiento sexual, carencia de guarderías. En el w r las mujeres descubrieron i|ue eran "la columna vertebral del movimiento pero (pie en la cabeza sólo había varones". En lodos los sectores se reconocieron excluidas de los órganos de dirección donde, pese al discurso dcmocraiüador de la izquierda, csialxiu sulxirriiua-

creciente de sus procesos organizativos, sus ¡usianí ias de mujeres no cían iiitiniM'iilas |Ku sus agrupaciones mixtas, lo nial dilirultaha su participa­ ción y la incorporación de reivindicaciones de género en las plataformas Había rlcnirtiun i

miles. |>ero lo popular tampoco eia homogéneo.

tenía distintas connoiacioncsen los mundos rural y urbano, en i ada espacio laboral, en rada legión y en cada organización social, gremial o política; la "problemática de la mujer" adquiría tamas pccnli.n idjdcs y se articulaba a tan variadas condiciones, que clilii ilnniilc se sostenía la posibilidad de una

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(2001), éste no es la mera profusión de posiciones diversas. sino el recono­ cimiento de la legitimidad de las diversas posturas y su derecho a afirmarse en un terreno común, aplicando criterios de igualdad y reconocimiento de

tenia, especialmente la dcspcnalización del almrto. mientras que los movi­ mientos ile mujeres es|>craban que el feminismo se comprometiera con sus demanilas de clase. F.l posicionauíienlo de unas y olías se expresó en leu. siones y conllictos. Aquéllos visualizaban a éste como un lodo homogéneo. «oleario a las luchas de genero. |>cro poco comprometido con un cambio so­ cial. I'cro así como los movimientos de mujeres eran heterogéneos, entre las feministas había diferencias grupalesy hasta personales. Coexistían cuando inicia/ los arios setenta, v el emeigenle lcmiiiisuio civil, cuyas n-dcs. discui-

Cionamup asumiera sus demandas. "■ o allí se estaba dotande de una carga genérica a las demandas del MI r y al disem so socialista que compartían con sus organizaciones mixtas. Este dcsciiciicnuo se manifestó en l'JB-l, cuando en masivo un acto que en años anteriores sólo convocaba a un puñado de feministas: sin embargo, en viv de que las culonas apoyaran las demandas Lis feministas no sólo encontraron reticencias a sus demandas, sino a El deslinde obedecía, como dijimos antes, a la idea de que el feminismo no compartía una perspectiva de cambio social radical e incluyeme; m í o tam­ bién a un prejuicio, a la idea de que centraba sus baterías contra los hom­ bres, a favor del libci linaje sexual, el lesbianismo y el abono: y finalmente o por principio, a que sus compañeros de vida o de clase descalificaban a los movimientos de mujeres |mi' "divisionistas", aduciendo que debilitaban las alianzas de clase y la ludia contra el capitalismo. En poco tiempo, el des-

linde también provino tic las feministas, pues no comprendían cuál podría ser la subversión de colectivos de mujeres que no compartían sus reivindica­ ciones y que. en lugar de cuestionar el rol tradicional de madres y amas de casa, parecían reafirmarlo con algunas acciones, como sus luchas por subsi­ dios al consumo y al abasto popular, la autogestión di: comedores colectivos y molinos de nixtamal y la atención a la salud. Pese a los dcscncucntros y criticas uiuiuas, los ejes de reí lesión divulga­ dos por el feminismo histórico y el a|H>yo formativo que el feminismo civil lio del feminismo popular; asi mismo, las ex|icr¡cii< ¡as y discursos de este pciiiiilicion ariiiul.il —no sólo en el plano \cibal o ideológico sino en la piáctica — una iK-rspocliva social y de dase al discuiso IcininiMa. Si bien

emauci|iaiorias, construcción conjunta en torno a ellos y políticas de alianid y solidaridad. Llegaron a realizar actos comunes el 8 de mai zo (Oía Inter­ nacional de la Mujer), el 10 de mayo (Día de la Madre) y el 25 de noviembre (Día Contra la Violencia Hacia las Mujeres). Ahí estuvieron juntas |>cro no revueltas, con fricciones y marcando conllicñvamenie las dilérencias. Kl feminismo civil de las oso se convirtió'eíi un frágil y complejo puente ile relación entre ambos polos, tanto |>or la naturaleza del discurso feminis­ ta que estaba constriñiendo como ]>or su cercanía personal y grupal con los movimientos de mujeres. Veste intento, que apuntó a la consii unión de una nueva dimensión del feminismo y de su papel social, no satisfizo nial leminismo d i "hueso colorado" ni a los movimientos de mujeres. En los ochenta. las ose estaban entre la espada y la pared, pues muchas feministas sintieron \\m era inadmisible el sacrificio ideológico exigido por un trabajo popular

que. para colmo, no fortalct ía la lucha |K>r sus demandas históricas; y po, otro lado, pese a que los grupos populares recibían el apoyo de las ose. tenían recelos y las veían como parle de un movimiento feminisla homogé­ neo con el que no compartían un piwecto político de más largo alcance; además, a mediados de la década, la disputa por recursos hilanderos17 y el y alianzas "de género" o "de clase", tensaron aún más sus relaciones.

Un tasgo iwculiai del feminismo en el MUÍ- fue que. a diferencia del neofeminisnto, no rechazaron de inicio el |>arx'l tradicional di: las mujeres, más bien fue la ¡inposihilidad y sufriiniento para cumplirlo lo que propició su par­ ticipación social y desató procesos colectivos que inipaciaron sus relaciones de genero en todos los espacios. I-a politización de lo privado, que las siiliordiua y las excluye del ámbito público, operó a la vez como motor de sus pioccsos y se convirtió en una de las vías de su construcción como sujetas sociales, con vw y ieivindic.it iones propias.

Ti atar do cumplir colectivamente sustareascomo madres. eí|>osas y amas de cas», las condujo a romper el aislamiento y a sulwci lir la tradición en un tenso proceso: no era lo mismo hacer milagros individuales

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gasto familiar que montar un dcsayimador y una cocina popular o un cen­ tro de salud; no era lo mismo cuidar lujos en la casa que organizar una ■lineado enfrentar individualmente la violencia inlralamiliar que organi­ zarse para la defensa contra ella. La desnaturalización de la subordinación ydc la desigualdad, la ludia por abrir espacios y tiempos paia si. por ganar libertad «Ir movimiento, por apropiarse de decisiones sobre su cuerpo y su maternidad... Pan« Í.MI uadkionalts. pero va no lo cían. Se puede |H-rmaiifcer. cambiando.

que vencer la oposición y violencia de marirlos, padres, lujos, suegras, ma­ dres; y a medida que avanzaba su proceso, también uivietoii que convencer o enfrentar a los "cantaradas". Demandar torúbonos (IKIIIOS canjeables |>or

lunilla) o desayunos escolares, recursos para la salud o la vivienda; defen­ derse de la violencia, del hostigamiento sexual; pugnar por salarios iguales. por ser parle de la dirección del sindicato, de la unión vecinal, de la orga­ nización campesina: exigir reconocimiento de la "«omisión", la "cartera". el "grupo", la "regional", la "««Hiidinadora" de mujeres, en los movimientos |x>pulares: cuestionar por qué el punto "mujeres" siempre era el último del orden del día. Todo ello implicó «leconstruir una arraigada identidad y for­ ma de ser mujer, dclinir otra imagen de sí mismas y transformar el concepto tradicional de lo femenino subordinado en el mundo popular, en la clase, en la organización mixta, en la casa, en la cania y en la cocina. La partici-

pación social ilc las mujeres populares obligó a muchos núcleos familiares a «definir jerarquías y funciones s¡ciones eligía laminen una dm rsidad de negiKlaciones v posibilidades pulares femeninos acuñaran el concepto feminis­ mo popular, que articulaba las luchas de clase ron la lucha por transformar positivamente las relaciones de opresión y sulmrdinarión que pesan sobre las mujeres. Lo "popular" destacaba no tanto su origen, sino la idea de que

d cambio social se liaría ¡unto con el pueblo y no sólo por >• |>ara las mujrn Poro el reconocimiento dt: su identidadfeministase dio en medio de tcnsi nes: la Regional de Mujeres de la Conamup preparó su participación en |V Encuentro feminista Latinoamericano y del Caribe (a reali/aise en Tí co. Guerrero, en 1987), mediante la dinámica "El juicio", i|iir supone a< sación y defensa para identificar coincidencias y diferencias El feminisn fue colocado en el "haut|uillo de los acusados* y llovieron las acusación mientras la defensa eia casi nula. Las integrantes de los organismos civil comprometidos con los procesos |xipulares femeninos del Valle de Méxi se inolcstaion profundamente. Paradójicamente, éste fue un momento < feminismo popular \ ,i las ose. a asumirse como feministas i »n un punce propio y no sólo como "grupos de a|>oyo". Todo ello a la ve/ (pie las telaci Quienes asumieron explícitamente el concepto constituyeron el coi III |HH

:n I9B7. la presencia masiva de mujeres de sectores populares "fue inici prcada por in|iulares. La experiencia de CIUIIAI. 1977-1985", documento iiirili-

y Alma Sánchez (1992), También somos protagonistas de la historia de México. Cuadernos para la mujer. Serie Pensamiento v Luchas, ntim. 7. Kqni|X> de Mujeres cu Acción Solidaria. Centro Michoacano de Investi­ gación y Formación "Vasco de Quiroga". México.

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M O V I M I E N T O S DE MUJERES I N D Í G E N A S : R E - P E N S A N D O I.OS D E R E C H O S D E S D E LA DIVERSIDAD

En este capitulo me propongo compartir algunas reflexiones surgidas de la experiencia mexicana en (orno a cómo repensar los derechos de las muje­ res desde una pcispeciiva no cmocéiurica lítico que subyace detrás de las definiciones liberales y unlversalizantes de los derechos de las mujeres, estos discursos y prácticas han

l a década de los setenta del siglo pasado representa un parte aguas en la historia de losfeminismoslatinoamericanos. l a Naciones Imidas legitima­ ron a nivel internacional las demandas feministas al designar 1975 como c! Año Internacional de las Mujeres y realizar la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer en la Ciudad de México. Durante esta década, muchos países de América Latina vieron surgir importantes movimientos feministas que contribuyeron a crear un "clima cultural" que desnaturalizaba la opresión y la violencia contra las mujeres, pero México fue uno de los |xxo.s países en ( I continente en donde sr desarrollar sus proyectos bres urbanas y rurales, y no a las mismas mujeres de los sectores populares que desarrolla­ ron su propia crítica a las desigualdades de género. En muchas ocasiones estas mujeres son representadas como mujeres pasivas, que deberían de ser "concieniizadas" |K>r las feministas, y cuyas movilizaciones respondían ex-

vincukuc.Hi d rciniímmacivil. tomo las de Alcjuidra Miwila. 1991. y EspiíKiu y SíiKhn.

Spwd. Slcpími y llnninda Caltilki. 2(100).

elusivamente a dcmandu-t prácticas.1 Gisela Espinosa, quien ha sido partí. cipanic y icsiigo en las construcción de este feminismo desde abajo, señala al respecto que "el apelativo feminismo popular no debiera aplicarse a las organizaciones civiles, pues fueron las mujeres de barrios urbanos pobres quienes acuñaron el nombre y asumieron esa identidad" y propone ditéintegrantes son generalmente profesionales de clase media que trabajan con sectores populares, y acotar el término de feminismo popular para procesos protagonizados y encabezados por mujeres de sectores imputares, quienes construyen instancias propias pero también participan en orga­ nizaciones mixtas y conjugan la lucha por transformar las desigualdades genéricas y reposicionar favorablemente a las mujeres con otro tipo de de­ mandas" (Espinosa, 2000:87). Es durante la década de los ochenta, época de efervescencia política dentro del movimiento amplio de mujeres, que hubo eventos nacionales en los que algunas minVirs indígenas y .:aiii|>cs¡iias conlluyeron con estas mu. ¡eres de los sectores popúlales, como fue en el Primer Encuentro Nacional de Mujeres de I080. Este evento es considerado como un parle aguas en la historia del feminismo popular y fue convocado por grupos cercanos a la teología de la liberación y asociaciones civiles feministas como UDIIM.-((>I*-

Al evento asistieron unas quinientas mujeres de sectores urbanos y rurales, y uno de sus objetivos fue discutir el papel y los problemas de las mujeres en los movimientos populares. Según el testimonio de una de las organizadoras, se contó con la asistencia campesinas indígenas de Veracruz, Chiapas, Mi-

miniHiio mexicano parecen icpruducii uní irudencia Uuuntr iu-s¡emAnici en la lítr-ranira sobre movimientos sociales a establecer .tipología! que iniplíduiueiiic jerarquizan dichos

'citMHL es una de las organitaciones feministas mas antiguas con uabajo de base en rutgacion de malcríales feministas. Con el tiempo rr-oricnla su uabajo con secloies popu-

chrncán, Morelos: de la Organización Campesina Emiliano Zapata (ocrz.) y de la Unión Campesina Emiliano /apaia (ven.) (Espinosa. 2006). Para el raso chiapaneco. fin: en el contexto del movimiento campesino de la derada de los óchenla «pie las activistas de izquierda y las mujeres in­ dígenas de distintas regiones del estado confluyeron en encuentros, talleres y congresos y, al margen de las agendas oficiales de dichos encuentros, que se centraban fundamentalmente en los problemas de agrarios, cimiezaron a compartir ex|X'rícncias y a reflexionar sobre sus propias vidas. I .as desigual­ dades dentro de la familia, la eomunidad y la organización, empezaron a .«•> tema de conversación en los espacios extraoficiales de los encuentros canide pastoral vinculadas a la teología de la liberación y las académicas nanie que marcó esta confluencia entre un feminismo civil en construcción y un movimiento de mujeres indígenas, fue el Primer Encuclillo de Mujeres Indígenas y Campesinas de C.liiapas, realizado en ile la Universidad Autónoma de Chiapas (línacli) y «le la Organización diMédicos Indígenas del Estado de Chiapas (oMitcii). Sonia Toledo y Anua María Garza, promotoras y cronistas de este evento, narran !a manera en que las metodologías de la educación popular fueron utilizadas para ir ex­ plorando con las nuijnxs indígenas sus propias concepciones sobre el cuer­ po, la sexualidad y los sufrimientos de las mujeres (Caria y Toledo. 2004). Con estas formas de trabajo, nos dicen, "se buscaba construir relaciones distintas a aquellas que se daban en organizaciones tradieionalmcmc do­ minadas i>or hombres. A pesar de que heredamos y recreamos la distin­ ción entre asesores y asesorados y que se generaron también tensiones y conflicios especílicos, los encuentros de este tipo |>crnm¡cron crear nuevas dinámicas de reflexión y convivencia. Se valoró el trabajo y la participación política de las mujeres: se puso el acento en la expresión de los afectos y en la autovaloración personal" (Garza y Toledo, 2004: 213). A pesar de las desigualdades estructurales que separaban a las mujeres profesionistas de

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las mujeres indígenas, estos diálogos marearon los procesos organizativos y agendas políticas de ambos sectores. Diversas asociaciones civiles feministas que optaron por phorizar el irabajo organizativo y asistcncial coa mujeres indígenas y campesinas fueron producto de estos diálogos. Vo me formé como feminista en el marco de una de estas experiencias: el Grupo de Mujeres de San Cristóbal las Casas A.C.. fundado en 1989 y renombrado cómo Colcm desde 1994, que surgid a partir de una serie de violaciones en contra de mujeres integrantes de or­ ganizaciones no gubernamentales que tuvieron lugar durante 1988 y 1980. Organizadas inicialmente como un frente amplio en contra de la violencia sexual y doméstica, con el tiempo nos fuimos consolidando «orno asocia­ ción civil y nuestro trabajo se amplió a través de áreas educativas, legales y de salud, que incluían talleres para promover la conciencia de género.4 Experiencias similares se desarrollaron n i oirás regiones indígenas del país, como fue el caso de la organización feminista Coinaleuin A.C., funda­ da m 1987, cuyas integrantes impulsaron el desarrollo con pcrsueriiva de género ion indígenas y campesinas de Morelos. Puebla, Sonora y Chiapas;7 del Centro de Investigación y Acción paia la Mujer (CIAM), luntlado en 1989

en apoyo a los procesos organizativos de mujeres indígenas de los Altos ele Chiapas y de las refugiadas guatemalteca*;" Mujeres por el Diálogo, con

'Para um historia de «la mgan¡7»c¡4n vci Frryermulh y Femando. 1995.

"cmi fue fundada en 1989 por Clona Sierra. Begoña de ARullin (abogada), filar Jaime mala. El objetivo inicial fue trabajar ron Las mujeres desarraigada* por moliro de los con­ de que a través de una investigación nailinnativa. desarnvltaian su conrieiKia e identidad de género, asumieran MIS derechos de mujeres refugiadas y tos dcfcndieían ante el Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (ACM:R) y ante sus prupias wganiraciO'

nes de refugiados o desarraigados y ante los países de refugio. Trabajaron principalmcnie con mujeres organiradas en los movimienros populares, refugiadas en México, Nicaragua.

trabajo en Vcracruz y Oaxaca, y ele ¡as asesoras del Kquip» de Mujeres en Acción Solidaria, trabajando con las mujeres purcpcclias de Mk hoacán.' A estas organizaciones pioneras han seguido muchas otras que han es­ tablecido diálogos constructivos con las mujeres indígenas. Un ejemplo im­ portante de estos diálogos es el traliajo de K' inal Antzclik con las mujeres de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas (CNMI) y el de muchas

otras organizaciones feministas integrantes de la Red Nacional de Asesoras y Promotoras Rurales (Derrio Palomo. 2008: Mejía, 2008).

De lo que estoy clara es He cuando yo hago un cambio en mi conciencia, es a partir de ) que nuestra siltiación o que la vida que estábamos llevando no era justa, no era t" mejor y por esa razón me quedé con esa inquietud de trabajar directamente con mujeres, yo deseaba encontrartermas,espacios, lugares, algo que tuviera que ver con nuestros derechos ¿por qué las mujeres no teníamos derecho a la educación? . Todo eso me estaba sucediendo a mí, ¿por qué no tenia acta de nacimiento? ,;por y i é no podía yo salir a la calle, sin que me acosarán o persiguieran? ;por qué se

ringla. (Agradezco a Mercedes Olivera esta inforr.ución). Esias experiencias a la ver tuvic-

t» Agrícolas y Campesinos (racuc) A la Organitat H'l Equipo de Mujeres en Acción Solidaria fue fundado en febrero c ejes de trabajo en temas rumo la salud y la educación popular con sccroi Ciudad Ac México y con mujeres indígenas de divenas partes del paú.

uic impedían tantas cosas? ¿por qué m ¡ padre decía que las mujeres no debían salir a la calle? Todas esas eran mis inquietudes cu esos momentos, cu los años 75, 79, en esa época era difícil encontrar espacios propios de mujeres [...] A partir de que yo decido buscar oíros espacios que me permitan abordar directamente la problemática de las mujeres, empiezo a trabajar libremente, abiertamente sobre los derechos de las mujeres [...1 Entonces encuentro que hay organizaciones in* dependientes, asociaciones civiles, cnlcctw» que trabajan con mujeres, que hay

Icuiinismo indígena, para mi, parte de un principio; las mujeres somos, desarro­ llamos. revolucionamos. con el objetivo de construir nos como una persona inde pendiente que se forma en comunidad, que pueda dar a los otros sin olvidarse de sí misma. Los principiosfilosóficosque yo recuperaría de mi cultura son la equidad, b^complensraiiaricdad entre lumbres y mujeres, entre mujeres y muje­ res. Y entre hombre y hombres. Actualmente esa famosa complementariedad de la cultura maya no existe, solo quedo en la historia, y afirmar lo contrario resulta una agresión. Ahora hay una total desigualdad, pero la complemcntaricdad y la equidad se pueden construir. Recuperaría también la doble mirada, la idea del cabawil, el que al mismo tiempo puede ver adelante y puede ver atrás, puede ver hacia un lado y hacia el otro, mira negro y mira Manco. Recuperar este referente pensando en las mujeres implica reconocerme con todo lo triste y terrible que puede ser mi realidad de mujer y

guei(2001)

a mí. que hay ladinas c indígenas. que hay negras, que hay urbanas y campesinas (Testimonio de Alma López. mujer quichí, Conséjala de la Alcaldía de QuC7alle-

Mana y Alma no están solas en sus búsquedas de una nueva conciencia y ilc nuevos espcios organizativos; muchas mujeres indígenas como ellas han empezado a levantar sus voces en los espacios públicos, ya no sólo para demandar los derechos culturales y políticos de sus pueblos y comunidades, sino para señalar que la construcción de una sociedad más justa debe ini­ ciarse desde el interior misino de la familia. Algunas, como Alma, han opia­ do |KM aiiiodcfuiiise romo feministas; otras tienen más rcscivas 1:011 el us |K>lítico del termino por el rechazo que produce entre las organizaciones indígenas a las que muchas de ellas pertenecer.. Sin embargo, autodefinicu dosc o no como feministas. un sector minoritario (pero muy importante) de las mujeres indígenas en América latina lia ludio de los derechos de las mujeres, una de las demandas primordiales de sus organizaciones. Los diálogos con los feminismos rurales antes descritos y los procesos 01 ganizativos detonados por los movimientos campesinos han sido la génesis de un movimiento amplio de mujeres indígenas que se han empezado a apropiar y a resignirkar las demandas de dcrctlios promovida.* |xir el feminismo. A partir de la dccatla de los noventa hemos visto surgir en distintas re­ giones del país movimientos de mujeres indígenas que csiín dando la ludia en diversos fiemes Las mujeres indígenas organizadas han unido sus voces el racismo que mana la inserción de los pueblos indios en el pniyecui na­ cional. A la vez, estas mujeres están luchando en sus organizaciones y comu­ nidades por cambiar aquellos elementos de la "tradición" que las excluyen y las oprimen (Ver Sierra y Hernández Castillo 200D). Muchas de estas campesinas indígenas empezaron planteando la necesi­ dad de que se les reconociera "su dignidad como mujeres", reivindicando el término de "dignidad personal" como un concepto central para confrontar la violencia domestica y demandar relaciones más equitativas entre hombres "Duartr rUmian. 2002.



y mujeres. En algunos ele estos casos el discurso y las demandas en lomo a la "dignidad de la mujer" se iniciaron en diálogo con religiosas vinculadas a la teología de la liberación. Durante la decada de los ochenta. cu la mayoría de las regiones indíge­ nas de México la Iglesia Católica desarrolló una línea de pastoral llamada "Promoción de la Mujer", que consistía fundamentalmente en campañas de alfabetización y formación de catequistas mujeres. Kn algunas zonas se pro­ movió también la lónnación de cooperativas artcsanalcs y cajas de almrro. La reflexión en tomo a las desigualdades entre hombres y mujeres no lardó mucho tiempo en traspasar los limites ele los encuentros de religiosas. En el caso de Chispas. Oaxaca y Guerrero es afinesde la década de los ochenta que la "Promoción de la Mujci" se ve sustituida por un trabajo de reflexión más profundo sobre las distintas desigualdades que marcan la vida de las mujer». indígenas. A diferencia de la rcllexión promovida por grupos feministas rurales, en e! encuentro entre religiosas y mujeres indígenas no sólo se discutían las desigualdades de género, sino que se compartían cx|K.-i ienrias y Ibnnas distintas de vivir y concebir la espiritualidad. Una de la religiosas que participó activamente en ¡a promoción de estas pers|>cciivas en torno a la "dignidad de la mujer" señala al respecto: Todas como mujeres queríamos seguir a Jesús, pero queríamos seguirlo desde nuestro "ser mujei". y compartiendo con las mujeres analfabetas de diferentes cintas íbamos descubriendo que las mujeres sentimos a Dios de manera muy diferente. Eso también era una amenaza para la estructura de la Iglesia católi­ ca [...]! AS mujeres indígenas son a veces misreligiosasque nosotras y expresan

ro de religiosas católicas con mujeres indígenas la iniproca. LJS agentes de pastoral han promovido los es-

i del indujo de la pastoral de la mujer y d impacto de U teología os organiíálitv*. ser Hcrnándcr Castillo 2004.

patios parlicipativns de reflexión y la apropiación del Evangelio desde la realidad cotidiana de los pueblos indios, y a M I vez las mujeres indígenas han traído a este encuentro sus experiencias, su cosmovisión y sus formas de espiritualidad. Estos diálogos han influido no sólo en la ronlbrmación de espacios n-gionalcs y nacionales de organización para mujeres indígenas. como la Coordinadora Diocesana de Mujeres (Codiniuj), sino que han desestabilizado las visiones hcgeuiónicas de la Iglixia Católica con r e s f r i o a los pueblos indígenas y con respecto a las mujeres. Con el tiempo, estas demandas de dignidad lian sido sustituidas por discursos y demandas en torno a los derechos de las mujeres, y en algunos rasos |x)i la rcivindií ación de un feminismo indígena que ve la ludia contra Un análisis de las demandas de estas mujeres y de sus estrategias de lu­ cha apunta hacia el surgimiento de un nuevo ii|>n de feminismo indígena. que aunque coincide en algunos puntos con las demandas de sectores de lo económico y cultural en el que las mujeres indígenas han construido sus identidades de género, maira las formas cs|K-cíficas que toman sus lu­ chas, sus concepciones sobre la "dignidad de la mujer" y sus maneras de plantear alianzas política... las identidades étnicas, clasistas v de género han determinado las estrategias de lucha de estas mujeres, que han optado |>or incorporarse a las luchas más amplias de sus pueblos, piro a la vez han creado espacios específicos de reflexión sobre sus experiencias de exclusión como mujeres y como indígenas. Un láctor catalizador en los procesos organizativos de las mujeres indí­ genas en México fue la aparición pública en 1991 del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (FZIM). A partir de esa fecha se empezó a construir a

nivel nacional un movimiento de mujeres indígenas de diversas regiones del país que empezaron a levantar sus voces no sólo para apoyar las demandas di: sus compañeros o para representar los intereses de sus comunidades, sino para exigir el respeto a sus derechos cspccílicos como mujeres. Para­ lelamente a su participación en la lucha por la tierra y por la democracia, un amplio sector de las mujeres indígenas empezó a exigir que la construc­ ción de relaciones mis democráticas se dé también dentro de la familia, la comunidad y la organización. El surgimiento de este nuevo movimiento

La migración, la experiencia organizativa, los grupos religiosos, las Or­ ganizaciones Nofítilrcrnamenialusfeministas e incluso los programas ele desarrollo oficiales, han inlluirlo en la manera en que los hombres y mujeres indígenas han reestructurado sus relaciones denirn oner que una manera de fortalecer el CNI es de­ mocratizándolo. permitiendo la participación activa de las mujeres en la dirección del movimiento y trabajando para desarrollar una perspectiva de género en esa organización (en esos términos lo plantearon). Los tres años ile trabajo interno y consolidación orgauuativa transcurridos desde la formación de la CNHI, se vieron reflejados en el nivel del debate en la

Mesa de Mujeres de Nurío. y en los argumentos con los que las mujeres defendieron su espacio. Aunque aún es difícil hablar de la existencia ríe un movimiento nacio­ nal de mujeres indígenas consolidado, y mucho menos de un feminismo indígena nacional, las mujeres /.apalisias conjuntamente con las integrantes sexismo y la explota; ion económica, pueden y delien ser luchas complemen­ tarias y simultáneas. Hl feminismo académico en México está siendo cuestionado en su etnoccur-snio y tiene frente a sí la tarea de replantear el concepto de genero clnia y la clase para entender los procesos identitarios del México multicul­ tural. I .os aportes de las mujeres indígenas, cuyas voces podemos encontrar en los documentos emanados de sus encuentros, talleres y congresos, en las ponencias y entrevistas de varias ellas publicadas en revistas feministas y en la prensa nacional,1'1 nos hablan de la necesidad de construir un feminismo de la diversidad más incluyeme. Está en nosotras que sepamos escuchar los

Ver también Síncliei Néiior. 20M.

RRPUNTUMDO LOS UF.RECHOS HUMANOS DF IAS MUIFUES: L \ CIOKAUZACIÓN OESUT ARAJO

Las experiencias de las mujeres indígenas de México no son aisladas en la últi­ ma década hemos visio angir a iodo lo largo del continente americano proce­ las demandas políticas y culturales de sus pueblos con sus propias demandas de género. Es en estos espacios que se están replanteando las conccptualizaciones sobre los derechos de las mujeres a partir de perspectivas más holísticas de las relaciones entre hombres y mujeres y cnue los seres humanos y la naturaleza."' F.n 1992. la conmemoración del V Centenario de la Invasión de Améi iy compartieran experiencias en torno a sus exclusiones y luchas dentro de los movimientos indígenas de sus países. Desde 1995 muchas de estas mu­ jeres han optado por construir sus propias instancias independientes (le­ los espacios de los movimientos indígenas nacionales y de los movimientos feministas de sus países y a raíz de los Encuentros Continentales de Mujeres Indígenas (el primero en Quilo, Ecuadoi; el segundo en México (1997). el tercero en Panamá (2000): la Cumbre tic Mujeres Indígenas de las Amcricas. (2002) en Oaxaca, México; y el cuarto en Perú (2005), ampliándose la participación a mujeres de grupos indígenas «le otros continentes. Es en este contexto que se forma el Enlace Continental de Mujeres Indígenas, en el que confluyen indígenas de América Latina, Estados Unidos y Canadá. En el marco de este movimiento continental se han encontrado y se están complementado dos universos de sentido: por un lado las demandas planteadas en términos de derechos de las mujeres, y por otro las plateadas en términos de la cosmovisión como una perspectiva más integradora de los sujetos sociales con su entorno. Al igual que los to|xxs de dharma de la cultura hindú y de humma de la cultura islámica analizados por lloavenuira de Sousa Santos (1997: 49-50), que establecen una relación entre la parte

febriH 20W; Giupo de Mujer» Maru KjqU'. 2<

(el individuo) y el IIHIU (el cosmos), las perspectivas de equidad y equilibro

vinculadas a la justicia KM ¡al para las mujeres que reivindica un sector del movimiento continental de mujeres indígenas, hablan de una construcción kical que está confrontando y otras veces complementando el discurso glo­ bal de ION derechos de las mujeres. En muchas ocasión» estos discursos han sido calificados de cscncialistas y deslegilimados |x>r académicos y ai:iivisr:is no indígenas, sin explorar las posibilidades que pueden tener para pueblos cuyas culturas e identida­ des han .sido negadas por los procesos de colonización. Algunas académicas feministas han sido especialmente críticas ante este discurso por la mane­ ra en que algunos hombres de movimientos indígenas latinoamericanos se han valido del concepto de complemcmaricdad para hacer una representa­ ción idealizada de sus culturas y sociedades negando las relaciones de poder entre los géneros. Sin embargo, desde otra perspectiva, las mujeres indíge­ nas están reivindicando el concepto de complcmcmariedad para criticar y cuestionar la manera en que los hombres indígenas están reproduciendo

El einocenirisino di- la academia y del activismo feminista ha dificultado el diálogo con los sectores de las mujeres indígenas 0"e reivindican la cosmovisión. Se ha explorado muy poco el potencial emancípalo™ que tiene para ellas la espiritualidad indígena y hasta qué punto apunta hacia una manera diferente de entender los derechos de las mujeres en el marco de los derechos de sus pueblos. A pesar de las resistencias y rechazos de los feminismos hegemonía» a estas perspectivas culturalmcnte situadas, sus propuestas empiezan a tener un lugar importante en el movimiento continental de mujeres indígenas. Por ejemplo, estas nuevas voces jugaron un papel central en la Primera Cumbre de Mujeres Indígenas de América, realizada en la ciudad de Oaxaca en 2002. Desde los documentos preparatorios se ¡icrliio el rechazo al concepto de fe­ minismo y la reivindicación de los conceptos de complementaricdad y duali­ dad como fundamentales para entender las relaciones entre los géneros: En este documento no se visualizará una inclinación feminista, ya que para el puehln indígena la cosmovisióu valora a cada ser y la dualidad cobra una gran

días y se sufren grandes desequilibrios y desigualdades sociales, Kn un mundo lan cambíame ton un modelo basado en culturas occidentales ha sido difícil mantener intacta la cultura de los pueblos indígenas (Memoria de la Primera Cumbre de Mujeres Indígenas de América 2003:126). Este deslinde explícito con el feminismo parte de una perspectiva líiiras y epistemológicas no occidentales y la imposición de una agenda ICIUÍIIÍM.I

en el lechazo que muchas mujeres indígenas tienen a! CIIIU«|

Ir I n m

en occidente sería de equidad—, de respeto y de armonía, en la que ta

I

para la mujer, sino un elemento facilitador. Solamente así se podra estar bien cspiriiualmcntc con d propio ser humano, con la tierra, el cielo y los elementos de la naturaleza que n n s ,lai> oxígeno I...J Por lo que para nosotras hablar de enfoque de género supone remitirse al concepto de dualidad manejado desde la cosmovistón indígena, según el cual todo en d universo serigeen términos de plementan: el uno no puede estar sin el otro. Si hubiera diez dias con solo sol moriríamos, no lograríamos soportarlo. Todo se rige en términos de Dualidad. indudablemente, d hombre y la mujer (Estela, mujer indígena de la Asociación Política de Mujeres Mayas. Moloj. Mayib' Ixoquib', Guatemala. Citado en Calixta Gabriel ¡¡004).

Fs evidente que desde estas perspectivas el concepto de complementaríedad no es ya una excusa para evitar hablar del poder y la violencia en las relaciones de género, sino al contrario: se convierte en una herramienta genas y plantear la necesidad de repensar la cultura desde la equidad de Cada uno de los principios y valores que reivindican las mujeres indíge­ nas como parle de sti cosmovisión y como fundamentales para la construc­ ción de una vida más justa para las mujeres, descentran discursos de |>odcr que han querido legitimar tanto el ncoliberalisnio como las estructuras pa­ triarcales de dominación: Frente al individualismo feroz que promueve el capitalismo glolulizador, las mujeres indígenas reivindican el valor de 'Lo comunitario; entendiéndosetorno, en una condición de respeto r igualdad, nadie es superior a nadie.' Frente a los efectos depredado»-:, del desai rollismo neoliberal, reivindican 'Fl equilibrio: que es H:lar |>or la vida y permanencia de todos los seres en el

librin y la rectitud en nuestia vida." Fíente a la violencia y la dominación de los más fuertes sobre los más débiles, en los que se basa la concepción liberal de la sobrevivencia de los más aptos, ellas proponen ~F.Iiw/jrfa que pane de la concepción indígena de que nuestros mayores son de mayor respeto, actitud que se extiende a todos los demás seres de la naturaleza. La Tierra es vista como Madre y Maestra identificada como mujer que concibe el sustento de lodos los seres, es el trato igualitario con los otros seres en las mismas condi­ ciones." Ante la sti|>er¡oridad de lo masculino frente a lo femenino que rei­ vindican las ideologías patriarcales, ellas proponen: ~lj¡¡ dualidad o dualismo. en el que lo femenino y lo masculino en una misma deidad son dos fuerzas energéticas en uno mismo, que |>crmiicn el equilibrio en la visión y la acción, es la integridad en todo lo que nos conduce a la complcmcntariedad. Ver al Supremo como dual, padre y madre, es cuando podemos actuar con equidad de género, esta actitud es básica en la erradicación del machismo". Frente a la fragmentación del proceso productivo que promueve el desarrollo maqui­ lados ante la segmentación de la fuerza de trabajo, frente a la fragmentación

de los imaginarios colectivos y larenunciaa análisis sistétnicos que nos permi­ tan ver los vínculos cnirc las distintas luchas, ellas proponen: 'La aiatrialait que es la totalidad, el equilibrio cósmico, lo completo, representado en cuatro puntos cardinales, la unidad y la totalidad del universo. Ver hacia atrás y hacia delante, ver por los lados es cuando es posible luchar por la unidad, fuerza ra|>az de transformar las desigualdades que sufren nuestros pueblos por las |K>IÍticas neoliberales y globalizantes" (Memoria de la Primera Cumbre de Mujeres Indígenas de América, op. ci't 132) Kecuperar sus teorizaciones y reconocer su potencial emancipatorio no debe implicar una idealiza< ion de las culturas indígenas contemporáneas: tantcs que hay que recuperar y operativi¿ar, y lio intentan en ningún mo­ mento insinuar que esa es ya la cultura en las que se enmarcan sus vidas cotidianas. Por el contrario, ellas mismas reconocen que *F.n la anualidad existen grandes diferencias en la situación de la mujer con relación a la del hombre, pero esto no significa que siempre fue así. En este caso existe la posibilidad de retomar las raíces y recti|>crar el espacio que le corresponde a la mujer basado en la cosinovisión indígena'. Dcscalilicaí estas propuestas porque no parten de nuestra pers|>eciiva de igualdad o porque „o retoman nuestra preocupación por los derechos sexuales y reproductivos, o no de la misma manera en que los pensamos en las regiones urbanas y mestizas, es reproducir los mecanismos de silent iamiemo y exclusión de los movimientos políticos marcados por las perspec-

primer paso |>ara establecer tliálogos intercultularcs sobre nuestras distin­ tas concepciones de los derechos de las mujeres y construir alianzas políti­ cas a partir de lo que compartimos, pero reconociendo nuestras diferentes visiones del mundo.

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(2001), "Indígenas y teología india: límites y aportaciones a las ludias de las mujeres indígenas", en Marros, Sylvia (cccto, hay iniciativas institucionales cuyo propósito espe­ cífico es incorporar el enfoque de género en las políticas ambientales y los institutos de las mujeres con mayor frecuencia abren el apartado de "medio ambiente" en sus programas hacia la igualdad de género. Existe una Retí

'•.'•Direcinia de Mujtr y Medí., Ambiratt. A.C. ? Red Intt.-iurwn jl .le Gínno y O.incrcio. fumufecalen MCKKO. .'InirMigadoij Mixi^lJ en «I Instituto de Etfiídin» p i n d Uesirrollo Rural "Map". A.C.

:c con quince años de vida y hay un sinnúmero de imjcrcs cuyo quehacer cotidiano comliina el u n sustcntahlc de los recursos naturales con la promoción del lidcrazgo femónino hacia la igualdad. Surge entonces la pregunta acerca de los factores (pie resultan esencia­ les para hablar de un feminismo ambientalista. Una primera característica |KHlría ser el desarrollo de un plantean)icnio |H>IÍIÍCO ideológico encamina­

do a influir en la sociedad con elfinde promover cambios en la realidad o en ciertos aspectos de ésta. Se requiere, para ello, de una fuera capa¿ de impulsarlos o al menos de llamar la atención pública y.finalmente,es nece­ saria la presencia de un sujeto social que sustente I lados y que esté dispuesto a generar una inovili/jei En otras palabras, la existencia de un movimicnl

Di; acuerdo con estas premisas, el feminismo ambientalista estaria ca­ racterizado |mi la promoción de un discurso critico y un c.njunio de pro­ puestas que buscan iransfoi mal siiiiuliáiii amenté la relación de la suciedad con la naturaleza y la desigualdad entic mujeres y hombres en el uso, acceso y control de los recursos naturales, con una intcrrclación entre ambos olí: jeiiwis. En el recuento que se presenta en los siguientes apartados, no todas las experiencias se ajustan csiriciamenie a estas características, sin embargo, se han incluido porque su desarrollo histórico, su acción cotidiana y las movi­ lizaciones sociales que han protagonizado sí han comí ¡huido a la construc­ ción de un feminismo ambientalista en México. Se lia retomado la historia de la Red de Género y Medio Ambiente (Kgcma) por varias razones: mu­ chas de SILS imcgraiiK'ssoii pioneras en la articulación de los temas arabien-

articularsc con los movimientos feministas y ambientalistas y,finalmente,su trayectoria ha sido documentada en diversos escritos a los que las autoras, dos de ellas integrantes de la Rgema, tienen acceso. La historia quedaría incompleta si se omitieran las relcrencias a las actividades y movimientos realizadas por agrupaciones de mujeres o grupos mixtos que reivindican

el cuidado de la naturaleza, promueven la equidad de género o ambas. No ¡c traía de un recuento exhaustivo, tiene sólo un carácter enunciativo para rrspaklar lo que se ha llamad» "ccologismo femenino"; se toman dos casos para ilustrar esta con ¡cinc. Se finaliza con un apartado en el que se expo­ nen algunas conclusiones, así como las perspectivas, retos y dilemas que

Los antecedentes del feminismo .iiuliieulal en México datan de 1902, cuan­ do los temas ambientales en todo el intuido tuvieron un fuerte.impulso a raí/ de la realización de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio A ni bienio y Desarrollo (caiuMti) en Rio de Janeiro, Brasil. I J laminen llamada Cumbre de la fierra constituye un hito en maleíia ambiental, poique logró posicionar el rnnivpin de susientabilidad, destacando la importancia de inte grar < ritci ios amliieiitales a las políticas económicas y del desarrollo y detener. < im ello, el acelerado deterioro de los recursos naturales y la hiodiwiskiad. Como en el resto del inundo, los movimientos ambientales mexicanos vieron una oportunidad para colocar sus demandas en el plano nacional e iiitci nacional. detonando la realización de múltiples reuniones, la redac­ ción de documentos y la lbrmul.ii.inn alud. Se respaldaron los cuestiuiiamientos a la violencia contra las mujeres, la adhesión a los acuerdos internacionales contra la discriminación femenina, la reivindicación del concepto de salud integral, el rechazo a la planificación familiar forzosa, «I derecho al aborto seguro, el acceso a las guarderías y la participación de los hombres en la planificación familiar. Estos planicamientos no tenían

irte» llunicdcITallcr Espacio Verde. A. el trabajo domnltco a la iiioviñAnrical

medio ambiente consumía uno de los principales tenias de débale debido al surgimiento de un neo-maltusianismo que planteaba c|ue la explosión demográfica era la principal causa del deterioro ambiental y. por cndCi el control natal resultaba indispensable para superar la crisis ambiental. Rite tema cobró tanta repercusión y rechazo que las mujeres concurrentes a Tienda Femea". reunión en la que se dio cita el movimiento feminista. ambiental en el Foro (Jlobal de Río. redactaron un Tratado Alternativo al que llamaron "Población y Medio Ambiente". Un grupo de mujeres de América Latina y el Caribe consideraron que e.stc tratado no expresaba sus principales intereses, pues excluía las demandas de las mujeres del "sur", y promovieron la redacción de otro Tratado que se llamó "Mujeres y Me­ dio Ambiente*. F.n México, estas dos visiones no resultaban coniraiiu.estas, peí o > que alguna otorgaron al tema de mujeres, ntedio ambiciue y población que no necesai iamente constituía el inKilés pi­mcipal de la:s activisi.is.mucho mas ligado

a los tcmlas del desarrollo comiiidiario y otros de corte;iiiiliieniaLcoiiiosc veiániás; adelante. Otro s asninos abord;ídos en el Encuenn.i> del 92 liocron el de "Mujei y Consum o' colocado — sbre io<

feministas de Estados Unidos

y turopa. que en el casi. de Mi­xico se ligó al rec lia/oa la firma del Ttalado de Libre Comercio de Ai. lírica del Ncirte (rúas ) y MIS posibles re­ percusiones en los patrones de consumo. Is precios de los alimentos y el dcspla./amiento de los; produi

les; se añadió un apartado de

"Mujer y Trabajo" — aus.ente en la agenda iiUernacional—. reivindicando salarial coiÍI tenues inlientos por ligar el i derecho:¡ laborales y la gualdad medio ambiente con tentas desalud ambiental en los i:spacios de trabajo. Elrechazoa la guerra y la propuesta de destinar el presupuesto militar a te­ mas ambientales y para el financiamienio de las necesidades de las mujeres también fueron inducidos desde el exterior. Se tocaron, además, los temas de biotecnología y biodiversidad, manifestando el rechazo a la manipula­ ción genética y al uso de la biodiversidad por las empresas transnacionalcs. La presencia de militantes del movimiento urbano popular dio fuer­ os relacionados con los asentamientos humanos, la dúos y la presencia de las mujeres en la ges-

La composición de las asistentes al Encuentro refleja la confluencia de tres tipos de organizaciones con diferentes espacios de actuación. Al­ gunas participantes provenían del movimiento ambiental con actividades en los estados o con presencia nacional, como el Taller Kspacio Verde de MorcliK, el Comité de Defensa Ecológica, el Cemro de Estudios Sociales y Ecológicos de Miclioacán, Pto Conservación San Jeiónimo. del Distrito Federal y el Pacto de Grupos Ecologistas que constituía el principal agrupatnicnio de organizaciones ecologistas a nivel nacional. Otras, provenían de organizaciones feministas o de mujeres como la Unión Nacional de Mujeres, CIDII.M. Cuernavaca y México, Mujer a Mujer; algunas más, como

el Equi|>o Pocilio, el Grupo de Esludios Ambientales, stülrvc. Desarrollo. Ambiente y Sociedad y el Consejo Mexicano de Uicnest.ir Social, desple­ gaban actividades ligadas a organizaciones sociales y comunidades rura­ les y urbanas. Participaron también integrantes del movimiento urbano popular, como la Unión de Colonos, lnquilinos y Solicitantes de Vivienda de Veranil/, la Unión Popular Revolucionaria Kmiliann /apata, la Unión Popular Nueva Tcnochliilán y algunas intcgr.inics del Krente Auténtico del Tiabajo y de la Red Mexicana ele Anión frente al ubre Comercio ligadas al movimiento sindical. El Grupo Anünuclear de Madres Vcracruzanas es qui­ zás el único c|uc de manera explícita expresaba la lucha ambiental de tas mujeres, lo que propició la inclusión del tema "Mujer y energía uucleai". con la petición de transformar la planta nuclear de laguna Verde en una gasoeléctrica. La presencia del Programa de Naciones Unidas para el De­ sarrollo (FNun) y el apoyofinancierode Oxfam para la realización del Encuentro también muestran el peso de los organismos internacionales

Otras demandas regionales ilustran los temas ambientales abordados, por ejemplo, las peticiones |>or detener las fugas y aminorar los riesgos de agua contaminada por la Ciudad Industrial de CIVAC en Morolos, la denun­

cia de la contaminación de la fábrica Colgate en la Colonia Irrigación en el Distrito Federal y el problema del uso de pesticidas y herbicidas en los monocultivos de aguate en Michoacán. Una frase contenida en las memorias de ese Encuentro resume con cla­ ridad el estado de la discusión: '[...I debemos buscar una nueva forma de

La convergencia del movimiento ambiental surgida al calor de la Cumbre de Río no logró sii|X!rar el reflujo natural que sucede a estos eventos mun­ diales y el Koromcx se fracturó a los pocos meses. Un pequeño núcleo del "espacio de mujeres y medio ambiente" se conformó como un grupo de estudio con activistas del ambicntalismo y el feminismo, quienes se dieron a la tan-a de revisar la bibliografía sobre el tema, con particular entusiasmo por los planteamientos del eco-feminismo de Vandana Sluva y María Mies. Shiva. además, era una connotada activista con presencia importante en los loros de las Naciones Unidas, con el respaldo de la "Organiza! ion Mundial de Mujeres. Medio Ambiente y Desarrollo" (WFDO por sus siglas en inglés) y

la Red del Tercer Mundo. El grupo combinaba la lee tura y la discusión de textos con el segui­ miento a algunas expet iencias comunitarias, como un proyecto de acopio de desechos sólidos y venia de material de reciclaje en Tcjalpa, Morclos; actividades de salud ligadas al uso de betbolaria y técnicas alternativas; y la organización de mujeres tic zonas pesqueras con problema* ambientales, KII 1995. la articulación género y medio ambiente recibió un impulso nuevamente acicateado por un evento inuinacional, en esta ocasión la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer realizada en Iteijing. China En abril de 1995. el Programa Universiiario de Estudios de Género (FUEC) y el Centro Regional de Investigaciones Muliidiscipliiiarías (otra), ambos de la UNAM,

realizaron la Reunión Latinoamericana de Investigación sobre Medio Am­ biente desde una Perspectiva de Cénero. Ello propició una relación de las integrantes del "Espacio Mujer y Medio Ambiente" con académicas mexi­ canas y de otros países de América latina. Simultáneamente, se formó el Comité Nacional de ONOS Mexicanas hacia IVcijing 95 y la integración de un

grupo de "Mujer. Habitat y Medio Ambiente' (López, 2000).

El Espacio Mujer y Medio Ambiente, con apoyo de la Fundación MacArtliur. lanzó ese año una iniciativa para la realización de 20 talleres regionales, estatales y uno nacional en el que confluyeron más de 300 mu­ jeres de 80 organizaciones social» de 18 estados. El propósito de los talle­ res era investigar las preocupaciones de las mujeres "de base" relacionadas con el medio ambiente. El resultado fue sistematizado en una serie de cuadernos a los que se llamó " l a Agenda Verde de las Mujeres" en la que se identificaron los problemas y las acciones ambientales propuestas por las participantes, con la idea de presentarlas en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer c incidir en sus resultados. El proceso de la Agenda Ver­ de propició fasalianzasentic el espacio Mujer y Medio Ambiente y una vein­ tena de organizacionesy personas con arraigo en las comunidades, muchas de ellas pertenecientes a la Red de Promotoras y Asesoras Rurales y otras organizaciones y activistas con intervenciones sobre tollo en el espacio

El perfil de los grupos comunitarios convocados y los tenias aborda­ dos, respondieron a una visión bástame ahicria de lo que scsca, kaách¿, pan, hortalizas orgáni­ cas. producción de papel y artesanías con el uso defibrasy procesamiento de producios alimenticios, grana cochinilla, piscicultura, Cuidad», fnservanin y mltmraaón amUenlat rescate de acuiferos, rescate de biodiversidad, reforestación y construcción de cercas vivas, elaluración de córanoslas, abonos orgánicos, ceñiros de acopios, defensa del agua.

Umnlhaiión y gcuimur. para obtención de servicios, rcubicación de empresas contaminantes, cumplimiento de la ley y regulación ele prácticas con­ taminantes. contaminación del Lago de Chápala, oposición a instalaciones de Pemex. Organización mmuniuma y porliápaaón ¡nlúiar. en el ámbito local y en Ins espacios de representación popular (Declaración de Mujeres de Organiza. ciones Sociales y Civiles), democratización del municipio, participación ile las mujeres en las decisiones y políticas ambientales. Los problemas y las propuestas surgidos de los talleres se agruparon en bloques temáticos, entre los que destacaron la contaminación, sobrc-cxpln. lación y escasez del agua: el manejo de descritos sólidos; la degradación de los bosques y la erosión de los suelos; la contaminación producida por activi­ dades económicas como las petroleras y la aplicación de agroquimicos. Del lado de las acciones se propusieron las relacionadas con la promoción de proyectos productivos; el saneamiento ambiental v larecuperaciónde suc­ ios. cuerpos de agua y áreas verdes: la ado|«.ión de tecnologías alternativas y técnicas tradú ionaU-s de cultivo: y las gestiones, denuncias y movilizaciones fíente a los agentes económicos contaminantes. La relación de esta agenda ambiental con las -'csigualdades de género se circunscribió a plantear la falca de partici|iarión de las inujeies en los espacios de representación popular y la propuesta de promover la partici­ pación Femenina en los ámbitos de decisión de las políticas ambientales. Fue notable que los problemas ambientales puestos en la mesa de discusión se referían más a los impactos "alfinalde la tubería" (desechos, contami­ nación, degradación de suelos) que al acceso de las mujeres a los recursos naturales. Aspectos centrales como el desigual acceso de las mujeres a la tenencia de la tierra, al uso y control del agtia o de los bosques, tuvieron poca relevancia. También es interesante subiuy-.ir que las acciones privile­ giaron el espacio comunitario o el trabajo en las organizaciones o proyectos, aunque en algunas regiones se resaltó la necesidad de desplegar acciones políticas de movilización, plantones, marchas y denuncias. La sistematización y publicación de los resultados y su presentación en un Encuentro Nacional realizado en una lecha posterior al evento interna­ cional en Beijing, dio peso a las propuestas nacionales y abrió la posibilidad

de conlinuar kw esfuerzos tic organización tic las mujeres en (orno a los le­ mas ambientales. El equipo coordinador7 de la Agenda Vcrtlc decidió consúwirse en una coalición que se bautizó con el nombre de Red de Genero y Medio Ambiente (Rgcma).

De LA INCIDENCIA EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

AL rOXIALiUMIENIO UtL SUJtIO SOCIAL

para la generación de políticas públicas e instituciones promotoras di- l.i equidad de género, promovidas por el movimiento feminista internacional: en México, se creó la Comisión Nacional de la Mujer como el organismo través del Programa Nacional de la Mujer. En el lema ambiental. el apartad,. K del Capítulo IV de la Plataforma de Acción surgida de la IV Conferencia. retomó el tema de la articulación género v medio ambiente. Do este modo, la Agenda Verde en el plano nat ional, y la Sección K tic la Plataforma tle Acción de Bcijing cu el ámbito inici nacional, plantearon a las integrantes de la Rgcma la posibilidad tle incidir en las polit¡i as públicas. Al mismo tiempo, la relación con activistas internacionales que iniciaron un Tuerte cuestionamicnto académico y político al "ecofcminismo", contribuyó a que integrantes de la Rgcma, junto ton académicas de la UNAM. el Colegio

tle Postgi atinadas, el cttiM y la Fundación MacArtliur, impulsaran el diplo­ mado Problemáticas Ambientales desde una Perspectiva de Género, que se

;

El Equipo Coordinador de la Agenda Verde citaba conformado por.ltt »¡guíenles orga-

en Morefcu: cautn, de Puebla; SUMC de Hidalgo; Campe-úno. de TlajrnQa: IMJW-VZII. de

Jalbcn: CAU, de Cnlinu; Viva Natural. tic Mkbuatin: Kinal Anuselik. tle Chupai; IwtoNi.

realizó durante 1996-1997. Esto propició el crecimiento de la Kgcma, que se configuró como un espacio con una diversidad de integrantes. £1 estudio sistemático de los distintos enfoques y de los temas involucra­ dos en la articulación género y medio ambiente proveyó a las integrantes de la Rgcma de fundamentos conceptuales y metodológicos para su acción Se consideró el enroque de género no como un añadido o componen­ te de la susieniabilidad sino como una visión critica de este concepto. Al colocar como cerníales las preguntas de or la comandanta Victoria Martínez y el represenlame legal Santiago Pérez Alvarado. quienes desde entonces han realizad» movilizaciones para mantener vigente el Plan de Desarrollo Sustentadle. Cada año realizan campañas de reforestación a la que suman a activistas y organizaciones ambientalistas del Valle de México. Ambas experiencias son encabezadas por mujeres y las dos organizacio­ nes cnarholan demandas ambientales como el eje central tle su lucha, pero mientras las ma/ahuas logran su visibilidad pública y se posicionan como par­ le de los movimientos ambientales, las ecologistas de Petatlán mantienen un discreto prestigio local y regional rianic es haber colocado en la esfera pública dos ámbitos de problemas que comparten varias características: a) son de reciente incorporación en la agenda internacional y nacional como asuntos que requieren la atención pública; b) son concebidos como teínas transversales que ameritan un tratamiento integral: y c) han requerido del impulso de los movimientos sociales para ser reconocidos como problemas públicos. También en estas características residen sus principales retos. 1.a articulación del enfoque de género con el medio ambiente dio lugar a la ampliación y a una mayor precisión del conocimiento de la relación susientabilidad trascendiendo los enfoques conservacionistas y enlalizó los aspectos sociales incluyendo las relaciones de pode:. Desde una perspectiva ai ailéuúca, la integración del enfoque de género proyecta una nueva lu/ so­ bre los factores socioeconómicos y culturales que explican la forma en que las mujeres y los hombres perciben a la naturaleza, se relacionan con ella y. cómo y para qué usan los recursos naturales. Con la integración de ambos campos ile conocimiento, de acción y do políticas se ha podido mostrar qui­ los objetivos de uso sustcntable de los recursos naturales y los de equidad de genero no sólo no son excluycnlcs sino que favorecen la generación de sinergias y apuntan a las transformaciones sociales necesarias para avanzar hacia sociedades más justas y ecológicamente viables. En el plano de las políticas públicas, la firma de compromisos inter­ nacionales |Mjr parte del gobierno mexicano para la transversalización del enfoque de género es un logro di ¡os movimientos feministas en el ámbito na­ cional y. principalmente, internacional. Desde hace ya varias déiadas, las in­ tegrantes de los organismos no gubernamentales, las investigadoras y las funcionadas públicas, comenzaron el trabajo de integración del enfoque de género en los temas ambientales, construyendo propuestas conceptuales y metodológicas que constituyen hitos para impulsar nuevos enfoques y vi­ siones sobre el desarrollo.

Por su pane, las mujeres —organizadas y no organizadas— que dcspliesobre lodo en el medio rural, lo hacen en condiciones ol>lac¡óii por los problemas ambientales en Mcxiio y en el mundo, indica que no se trata de algo reciente; no obstante, las demandas ambientales y por la igualdad de­ genero no logran generar movilización social suficiente para < olocar estos temas en la agenda de los principales problemas nacionales o internacionales o, cuando lo hacen, son rápidamente desplazados por otros, sobre todo de Es curioso constatar cómo, a |>esar de que hay una percepción social de la gravedad de los problemas ambientales y de las desigualdades sociales y de género, así como de la conexión entre ambos, estos asuntos siguen siendo accesorios en los programas de lucha de organizaciones campesinas, sindi­ cales, de los movimientos urbanos o de resistencia al modelo económico, e incluso entre los feministas y ambientalistas. Persisten los mecanismos sociales, económicos y culturales que reprodu­ cen los roles tradicionales de hombres y mujeres aun dentro de las organiza­ ciones que luchan |>or transformaciones sociales. Éste es uno de los princi­ pales retos que enfrenta el ambicntalismo feminista: las profundas barreras culturales que aún es necesario stitwrar en las sociedades de comienzos del

¿En qué medida los planeamientos feministas y e c o l o g í a s tienen sen­ cido para las vidas cotidianas de mujeres y hombres, de las lonas rurales y urbanas, más afectados por el deterioro ambiental y por la discriminación de genero? La crisis del agua y el cambio climático ¿están incorporados como pro­ blemas en las organizaciones sociales? ¿Se perciben diferencias entre muje­ res y hombres en los impactos de ambos problemas? ¿Qué ámbitos y foros se deben priori/ar para tener mayor incidencia social sobre género y medio ambiente? ¿Cómo se puede tener mayor incidencia en los foros internacionales sobre medio ambiente para la inclusión de la persiHTiiva de género? ¿Qué ¿Cuáles son los mecanismos más efectivos para promover las demandas de las mujeres y para su inclusión en las políticas públicas ambientales?

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pedagogía del oprimido de Paulo Krcirc, crítico del capitalismo e impulsor de una propuesta educativa para la liberación revolucionaria. El feminismo ci­ vil resignifica y articula elementos de estos procesos en un discurso propio, enriquecido con conceptos que surgen al calor de su actividad, rcordenado según los problemas y sujetos con quienes trabaja. En este sentido, el femi­ nismo civil no es la continuidad o simple extensión del feminismo histórico ni del feminismo popular ni de la pirdagngía riel oprimido, sino que repre­ senta la creación di' un discurso y una práctica que conjugan una visión .social y |>rr segunda vez el conservador l*ai tido Acción Nacional, que trataría de echar airas importantes conquistas de

Los procesos icgionalrs y estatales de ONC, feministas han sido decisivos en la construcción del feminismo civil; el seguimiento a cada uno ivlwsa nues­ tras posibilidades, pues ya en los noventa, prácticamente en lodos los cga¿ dos del |wís se estaba desarrollando e! feminismo civil. Aquí se revisan algunas experiencias que muestran sus peculiaridades y coincidencias, y que permiten identificarlos como una veniente especilica del movimiento feminista. a10 (CIDHAI.-C) fue pionera: creada en 1969, difundió

lista mediante su centro de documentación y su perió­ dico María, liberación del ¡rutilo, para mujeres de ct». !1 En 1977, la Diócesis de Oieniavaca, encabezada por el arzobispo Sergio Méndez Arceo, canalizó a CIDHM. la petición de un grupo de mujeres que querían informarse sobre

métodos de control natal. Así surgió e! trabajo en la recién poblada colonia Satélite, donde se reflexionó sobre sexualidad durante más de un año. Por

sor de una iglesia con compromiso social y:dc h pedagogía de Freiré.

Casas fue aliada fundamental en el impulso de aquellos procesos (Espinosa. 2006Í). dujo muchos encuentros en los que empezaron a aparecer "problemas de

(.. .1 mujeres del reniro cdicn< ¡a y la sumisión son pane de la cultura. Llama a la acade­ mia a realizar investigación pai licipaliva. que involucie a los actores sociales en la reflexión critica y no sólo los ubique como informantes; también liare un llamado a los organismos civiles que trabajan por el respeto a los dere­ chos humanos, la igualdad de género y el desarrollo, para no reproducir o

»¡riones de la Comandancia General de Comité Clandestino Revolucionario bajar con mujeres zapatiitas y hurgo fueron sitadas sin que las indígena.-. las civiles se quedaran calladas ame medidas del CG-OII que- las o * , considera­

ron verticales, injustas o arbitrarias; el argumento para silenciar los malesta­ res fue "no hacerle el juego a la derecha" (Espinosa, 2006d). Pese a la complejidad y dificultades, afinesde 1998 se logró otra convor-

Ln medio de la guerra contraiiisiin(cnle y para analizar le do con las mujeres en Kosovo. Iriu y Afganistán. en 98 y 99 las ow: fot alamos el Fcuiinariu. que era un seminario feminista de análisis Hílico. Participaba-

«ron y om«,ron a mujer» » p * ¡ « . . pero >l cal» de un tiempo I »fcminta»comen-

si MacArthur y Ford nos ¡nipu5»:ron 'iar nuestra agenda; además. no que»n -proyecto.» paraguas". Eso concentró i y lo* recursos. También las universidades empezaron a genio. narfínanciaroicntos.Todo eso afectó a las OKC. sobre todo a las pequeñas, a las de los estados, Hay que andar arañando el rinancianiienlo en condiciones de desventaja. Una gran falacia que manejan las agencias y que nos somete a mucha presión es la "sustenlabilidad de los procesos'; en tres, cuatro años quieren que los proyectos operen sin apoyo de las OKC. Es muy corto el tiempo pata formar promotores de la comunidad, más aún en contextos indígenas, donde la escolaridad es baja. Quitan los recursos pero para entonces la vida de inuclu (Espinosa. 20060. En < laxara, otro estado con gran presencia indígena y graves problemas de pobre/a y brcza, ciudadanía y medio ambiente. F.n 1998. |Hir ejemplo, un conjunto de organismos civi­ les feministas de las diferentes redes dio seguimiento a los recursos y accio­ nes del Banco Mundial y del Banco Interamcricano de Desarrollo en torno a pobreza y salud reproductiva. En el nuevo siglo, la reducción de ñnanciamienios no sólo dificulta la continuidad del trabajo, sino que pone eii riesgo la sobrevivencia de muchas

que la decisión lirial no fue la que querían las compañera*. En A|niascalienus se capacitó a todas las instituciones sobre la atención a la violencia. Cccadcc organizo un diplomado sobre atención a la violencia, pero no se reflejó en

de las mujeres; n bien aliren espacios de interlocución y de presión sobre relevantes temas feministas, como la dcspenalización del aborto, presu­ puestos de mujeres, legalización de uniones de personas del misino sexo, legislación contra la violencia, salud y derechos reproductivos, dereclios

alianzas con funcionarios públicos y gobernantes. con legisladores, con.par: tidos políticos, con las crspcciiya de género" puede ser un discurso expropiado y vario. Hoy, el feminismo civil también enfrenta a un conservadurismo radica­ lizado por el Partido Acción Nacional, fortalecido |x>r el antiguo partido de Estado (el Revolucionario Institucional,reí)y las relaciones de ambos con el Vaticano. Al comenzar el nuevo siglo, mientras se debilitaban las dos re­ des más amplias del feminismo civil de los años noventa (Milenio Feminista y el F.N.WPP). la derecha afinaba su estrategia para revertir los avances que. en

el plano cultural, en programas oficiales, presupuestos y leyes, habían logra-

Castañeda Pérez, Manha (2010a), entrevista a Marina Patricia Aguilar, integrantr de la Comisión Coordinadora de la red tic organismos civiles Por un Milenio Feminista. . (2010b). entrevista a Guadalupe Carmnna, integrante del Grupo de Apoyo a la Kduración de las Mujeres de Oaxaca. Oaxaca. (2010c), entrevista a Mercedes Olivera, prolcsora investigadora de la Universidad Autónoma de Chiapas e integrante del Centro de Investi­ gación y Acción para las Mujeres. Espinosa Damián. Gisela (1993), "feminismo y movimientos de mujeres: encuentros y descmiicniros'. en HmiHa El Cotidiano, núm. !>3, D A » , , (2006a). cMrevisiaaMarüiaPamciaAguilar.intcgrantcdc la Comisión Coordinadora de la red de organismos civiles Por un Milenio Feminista. (20061)). entrevista a Lourdes Ángulo Sala/ar. coordinadora del Cen­ tro de A|K>yo al Movimiento Popular de Occidente (Jalisco) e integrante tic la Comisión Coordinadora de la red de organismos civiles Por un _ _

(2000c). entrevista a Bárbara Cadenas. medirá y ex integrante de OMitfli (Organización de Médicos Indígenas tic! Kstado de Cliiapas). (200fid), entrevista a Gerardo Goiuak.-*, integrante de diversos orgam& (200fie), entrevista a Mónicajasís, directora de Casa Mujeres de La Paz. BCS, y de la Comisión Coordinadora de la red de organismos civi­ les Por un Milenio Feminista. (20060, entrevista a Gloria Sayavedra, ex integrante del Foro Nacio­ nal de Mujeres y Políticas de Población, médica que trabajó en diversos organismos civiles de Cliiapas.

_ _

(2009). Cuatro vntimla

HH frmnismo en Ateneo. Diversidad dr mías j

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la sociedad,' cuyo desarrollo entre los años de 1970 y hasla comienzos d«H nuevu siglo tuvo alus y bajas. osible esta aspiración.

El mon.cnk

la movilización de la sociedad civil |HII ((instruir un sistema político-efií mocrálico, plural donde se respetaran los resultados electr: ales favorecí^ la aceptación de las demandas de genero. Así. entre 1995 y 2000 diversos partidos político* comienzan a incorporar la equidad de género sea por­ que lo consideraron como un valor legítimo de la cultura democrática, sea porque las mujeres conforman más de la mitad del electorado y era conve­ niente tenerlas como apoyo en los futuros comicios. En este contexto, el movimiento feminista y de mujeres, formado por nu trabajaron por encomiar soluciones universales a la subordinación de género proponiendo instituciones y |>olíf ¡cas públicas con perspectiva de género, in­ gresó en el siglo xxi con un programa de trabajo, metas consensuadas y alia­ dos de la sociedad civil y de los partidos pnlñictn a la lucha por la democracia que se jugó en esa coyuntura electoral. 1.a energía puesta en la movilización por la democracia no tuvo sin em­ bargo las resultadas esperados. En primer lugar, Ernesto Zedillo, presidente de la República, terminaba su mandato (1991-2000) dejando pendiente a

se complicó si se considera que en ese momento al Iraca») de sus aliados naturales (rao y otros partidos de izquierda) se suma la crisis interna del mi, derivada de uní; derrota que le significó perder su condición licgcmónica. En ese partido militaban algunas de las feministas de trayectoria con las que habían realizado alianzas estratégicas en torno a los asuntos de género. Finalmente, la derrota del nti contribuyó a la creciente autonomía polilica y financiera de los gobiernos estatales respecto al ejecuti­ vo federal, que hasia ese entonces comiólo a los gobernadores por medio del poder que tenía sobre el partido único. Las tensiones y conflictos entre los poderes federales y estatales tendieron a particularizar el uso del poder y el manejo de la |»olíi¡ca estatal en manos de los gobernadores, dada la ausencia de instituciones que vincularan la federación con los estados en una perspectiva nacional.'' Esa desarticulación se transforma cu el telón de fondo de las ¡elaciones entre los institutos estatales y el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujcres). Kt! suma, el contexto no fue favorable para plasmar, a nivel nacional, las bases, en los que a veces se invinieron vidas completas. Por el contra­ rio, el sistema político se abrió a las militantes pauistas —un sector quejo. pagó lus coalos de la movilización léminista y de mujeres y que muy lar. de se interesó |H>r las demandas di: las niujei es, mismas que reelaboró desde su ideología conservadora—. En suma, gracias a las circunstancias, las |>anistas tuvieron acceso a las nuevas autoridades políticas y a las instituciones controladas ahora por el gobierno que recién se formaba.10 Ello luí- posible |K>rquc el concepto de genero sefiltróen la sociedad y favoreció la comprensión de la sulmrdinación de las mujeres permitiendo, después de la reunión de Bcijing, su incorporación en las plataformas clec-

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visiones sobre el significado de la perspectiva de género entre las actrices y actores involucrados un el proceso de insiitucionalización, los cuales se evidenciaron cuando se trató de priorizar los temas en la agenda pública Más allá de estas dificultades, hay que reconocer que una de las virtu­ des del proceso de institucionalizado!) fue que la igualdad de género se constituyó en el valor que organizó la estructura, la agenda y las activida­ des del Inmujeres. La igualdad, como lo señala Niillips (1996), se expresa en acciones que buscan superar la subordinación de la mujer en un siste­ ma externo que la ha segregado históricamente. Así, en la arena ixjlítica. la igualdad ordena la lucha de las mujeres contra la discriminación, sin redituable porque permite captar alianus, sobre lodo en un país hetero­ géneo como México, cuya historia está manada por la lucha contra las desigualdades. En este marco, el discurso de Inmujeres se propuso transformar la instilucionalidad vigente de los organismos estatales y reorientar las políticas públicas por medio de una perspectiva de género, que al dar preeminencia a la igualdad entre los sexos se acomodó, en principio sin grandes cooNicios, a la ideología de diversos actores de la escrita política nacional, Decimos en principio porque, en la práctica, integrar desde esta postura Tremó desafíos difíciles de solucionar pues la misión de los instituios no sólo altera el orden estatal que- regula las actividades de la sociedad por medio de jerarquías legales, burocráticas o administrativas, sino también el universo simbólico en que se asienta. La institucionalizacióu de la pers­ pectiva de género fue y es un proceso que se esfuerza por cubrir todas las políiii as públicas del país en las que se redefinen valores, prácticas y proce­ dimientos administrativos. Las políticas públicas en este sentido son inter­ sectoriales y en su formulación participan quienes las elaboran y quienes las demandan. Así, la instiiucionalizacíón depende, en última instancia, de la apropiación que funcionarios y sociedad civil hagan de esta perspec­ tiva y del valor que se otorgue a la equidad y a la mujer en la sociedad y en el sistema político.

Como se observa en el cuadro 1, ames de 2000, durame el régimen priista, se crearon 10 instancias estatales gracias a la iniciativa de dirigentes de ese partido que apoyaron a sectoresfeministasdesde los años ochenta. Después de esa fecha arranca la fundación del Testo de los institutos que con el tiempo adquirieron un estatus similar dentro del marco de Inmujercs.

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32

necesidad de buscar legitimidad en la sociedad y en el gobierno; además encon­ traron problemas de coordinación alrededor de un provecto común, derivados, sobre todo, de conflictos político-partidarios que con frecuencia produjeron ro­ ces y entorpecieron la entrada en vigor de un provecto de carácter nacional. les respecto al ejecuti­ vo federal contribuyó a que las directoras de los institutos estatales tendieran a adaptar sus metas a la correlación de fuerais local. Pero su comportamicn10 también estuvo influenciado por las buenas o malas relaciones con otros institutos, |>or los vínculos con las organizaciones de mujeres, por su acceso a financiainicntos e incluso por las interpretaciones y lecturas particulares sobre las metas de la agenda nacional para las mujeres. En la práctica, la ma­ yoría de los institutos hizo lo que pudo con ION recursos humanos y materia­ les que consiguió movilizar en contextos regionales donde las priorélailcs de la élite política no fueron necesariamente los derechos de las mujeres.

repitió el patrón conservador. En efecto, su decisión no derivó del recotín. rimiemo de la importancia del movimiento de mujeres n de la perspectiva de genero, sino lo creó para agradecer el apoyo de las mujeres |>or haberle dado la mayoría electoral. La ubicación de los insumios de la mujer en la estructura de la admi­ nistración pública estatal también fue distinta. F.n algunos estados depen­ dieron directamente de la Secretaría General de Gobierno; en otros del Ejecutivo estatal, de la Secretaría de Desarrollo Social, de la Secretaría de Plancark'm y Desarrollo, (le la Subsecretaría de Atención al Ciudadano, de la Secretaría de Finanzas o de la Secretaría de Salud. Todo esto indicaba que las plataformas desde las cuales se planteó institucionalizar la perspectiva de genero en los estados poseían una gran diversidad en cuanto a su reco­ nocimiento, capacidad de acción e influencia y posibilidades dt- desarrollo institucional. Si se considera que los institutos estatales fueron la base para generalizar las políticas públicas con perspectiva de género. cctiva de género. Un análisis cuidadoso señala las dihcul-

i lo tanto asume un carácter partidario. De este modo, la función de Inmujercs, cuando hubo problemas entre los

CUADRO 3

Distribuáón IU algunos nomos JrdcraUs m los alados por partido político

■Se consideraron los 31 «lado* mis f I gobierno del Dimito Federal.

Aunque es claro que Inmujcres pudo financiar sólo a la mitad de las entidades lederativas con este fondo y no se tiene información sobre el linanciamiemo de otros ¡novenos, también es evidente que los criterios C|IK: dcliiiicron la disti ibución de los recursos fueron de corle partidario. Así,. embargo, sólo 25% de los instituios de sus estados recibió eslos fondos. Su-"" cedió algo similar ron el r-m Kilos golx:rnaban 18.7% de los estallos y sólo la mitad di los institutos de esos estados n-cibió a|>oyo. En cambio el PAN gobernó 27.8% de los estados y lodos ellos recibieron a|ioyo; en d caso de 3.5% de los gobernadores elegidos en alianzas del PAN con otros partidos, sólo la mitad recibió a|>oyo. 4. Ideología laica y religiosa. Muy relacionada con la división partidaria y, pese a no haber una coincidencia toial —hay funcionarías que se adscribían a alguna religión en forma personal—, el predominio de una concepción religiosa entre las funcionarías del PAN crsonal se adherían al laicismo estatal. El problema no es banal, no sólo si se considera que la mayoría de los militantes del PAN son católicos, sino también ]>orquc

con respecto al ccmro, que compartían una visión laica de la vida pública, permitió que en Oaxaca se hiciera una alianza que probablemente no ha­ b r á sido posible si la Presidencia tic la República c Inmiijcrcs no hubieran estado en manos ,que además tuvo mayoría parlamentaria, en lugar de conducir sus esfuerzos a incorporar la |KTspcctiva de género en las instituciones de gobierno, las orientó a fomenta! la igualdad de oportunidades y el ejercicio de los dere­ chos de las mujeres a través de la participación ciudadana en los ámbitos sociales y económicos locales. En los hechos. Andrés Manuel Ló|>ez Obrador —entontes jele de go­ bierno (2000-2005)— y su equipo evitaron confnmiaciones con la iglesia ca­ tólica. Las metas de su pcrkxlo se concentraron en programas de desarrollo social liaría los sectores populares para paliar la enorme desigualdad socio­ económica y al mismo tiempo fortalecer MI electorado. Si bien hubo una icprescniación ini|Mirtante de mujeres en los cargos de decisión del gobierno perredista también se presentó una cierta confusión ion la perspectiva de género, ya que ésta se mezcló con los programas rcdistiibuiivos hacíalo» gru|K>s vulnerables de mujeres. Así. el Instituto de las Mujcies del Distrito. Federal careció de un recurso básico: el apoyo y la voluntad política de las autoridades, que era clave para estimular un plan sistemático para transverlíüca-s públicas. De este modo, el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal acomodó MI agenda a los programas olíiiatriarcal se construye en "lo íuiiinn, lo privado y lo público* y no se impone solo por la fuerza ni se ordena sólo a través de sus instituciones, sino a través de símbolos y valores que generan ideas de lo que es vivir (Pisano, 1995: 7-1"). De allí que no se puede hacer iHtlítica transformadora sin visualizar la rapa­ cidad de reciclaje y de absorción que vacía los deseos y voluntades de cambio cu pro de las que juega el sistema completo. Kl sistema no es perfectible, sus aparentes resquicios son sólo los resquicios |X>r donde la macroculrura pe­ netra y deshace las propuestas de cambio. El léminisnio es id cnei [H> crítico, i misil uido por nosotras las feministas, que mayores hilos tiene para entendei esta totalidad. Hacer |Hisil>le un cambio civilizan» io es trastocar el pa­ pel simplemente reproductor que nos ha asignado el sistema. La propuesta feminista necesita ser una propuesta rivilizaloria: su primera (anta, ames de llenarnos de acciones, es instalar en el imaginario la necesidad de construir y tener otro horizonte, otra utopía de existencia social. La política feminista sólo puede ser un proceso de desprendimiento de este sistema simbólico valórico —empezando por salirse de la feminidad patriarcal— desarrollado a la vez en lo íntimo, lo privado y lo público.

AUTONOMÍA, msireRENCiAs MUNDIAIÍS v FJÍOJENTROS CONIÍNI:.STAI.ES

La presentación de estas ¡deas y posiciones en el encuentro de F.l Salvador genera una gran molestia y enojo en la tecnocracia de género, que busca primero evitar el debate, negándose a que se discuta en todas las mesas con lema político, y luego, descalificarnos de bulto con motes como "utópicas* y "esencialistas", "dtvisionislas del movimiento". A mí y a Rosa Rojas nos alodebates y llegan incluso a cortar el sonido cuando Rosa leía las conclusiones

tada. Marcará la pirámide del poder jerárquico di- una manera radical y la hará no silo a nivel nacional sino a nivel internacional. La ¡iistitucionalidad feminista del primer mundo, articulando»: ron sus gobiernos y con la anuencia cómplice y colonizada de la tecnocracia del ge­ nero de nuestros países, se reparte sus áreas de influencia y sus ex colonias con el discurso r lo demás ya estaban medio instalados en el hacer institucional de nuestras regiones. A América l-itiiu se le asigna participación política y violencia contra la mujer, dos temas vertebrales para adecuar, con base en el Consenso de Washington," al movimiento leniinisia a los diseños neolilicralcs de nuestras incipientes Pero los dineros y el uso que se hai á di- ellos y el modo en que se rcpai ■ leu será el elemento que estructurará con mayor fuerza esta jerarquía, des­ de las agencias distribuidoras de dinero, en particular la L-SÍID. se decidirá

a quienes dárselo y cómo deben manejarlo. Para esto deciden cuales son hrs ciones "paraguxs" y les dan la tarea de redisti ibuii el dinero en lo que tiene que ver con informes y pasajes. A inicios de 1995, la embajada üefeudosUnidos llama a una reunión en el Teatro de la Ciudad de México a todas las organizaciones de mujeres que quieran participar en el proceso hacia Hcijing. l-.ii el escenario estaban la representante de la cmbajada/usAiu y Gina Vargas en "representación"

tomado la molestia de conseguir una traductora; fue Vargas quien, al darse cuenta de qtie no hablaba español, hizo de intérprete simultánea. I /> que en

desde rl piimrr inundo con los encuentros fcininisl» ver el intitulo "Los cmucnlix» femi­ nistas. Lilith y el iodo poder UKO". Xinvua Sedo-gal. después supimos que un gni|H> de académicas de El Colegio de México, la Facultad La­ tinoamericana de Ciencias Sociales y la IINAM ya lo estaban haciendo. ¿Quién

las nombró, donde se decidió? En las altas esferas de la iusüiw ionalidad. A partir de allí empezaron a llegar muchos encucstadores —varones casi todos— a los grupo». recatando información sobre nuestros puntos de vista, nuestros haccres, etcétera. Se había terminado de transformarnos en oléelos ríe estudio. Una vez realizado el informe, sus realizadoras lomaron el métotlo de consulta popular priista. Lo mandaron a algunos grupos pidiendo "apoi tes por escrito". No sé cuantos apones llegaron, pero sí sé que las expertas fueron nuevamente las encargadas de decidir el valor que podían tener diclios apor­ tes y de incorpot ai los o no según sus ci ¡leí ios. Las cómplices mexicanas decidimos no participar en esa distorsionante vorágine hacia la < timbre de Naciones Unidas, sino seguir nuestro piopio y autónomo proceso de icflexinn ei mita: plenarias de ex|H»ición de ideas y estrategias |)r las mañanas, con ponencias realizadas por algu­ nas de las más representativas de las distintas tendencias y, por las tardes, reuniones por afinidades político ideológicas para que cada comente- proEn la medida en que el debate durante la etapa de organización —entro claro el enfoque de las autónomas para el encuentro, la iii.stiiucionalidad va sintiéndose interpelada y desarrolla un Ixiicot al encuentro, haciendo una fuerte campaña de desinformación por iodo el continente, con rumores y : supuesta exclusión, sectarismo y prohibiciones de partiiraliajaran en OMO. con cartas de peticiones de cambio de cuando el cambio de sede no se logra, llegan a solicitar y

en el centro los problemas medulares que nos venían separando por años, se escucharon lasrocesde "las otras", se rompieron las mesuras.

L\ UCSQUEOA DE OTRAS FORMAS DE IIACER UNA POLÍTICA

Fuera de las agendas sc< curiales del hbbj, de la presión al poder, de la com. pulsión a la cumbres de uxla índole y lema la larca es ir construyendo las nuevas piejjuntas que permiían ejeratar haceres con capacidad de apelar a la totalidad de la cultura y no sólo a los dolores de las mujeres, que ai (¡rulen privado y lo público. Un proceso que a la vez sea dcsconstrucción de la femini­ dad patriarcal y construcción de ejercicios de otras alici nativas culturales. Articulados a nuestros propios nucieses personales, a nuestras propias planteando, entre 1904 y el Tin de la década y del siglo, se locó y trabajó un proceso de critica creativa a las lógicas del sistema y se lo hizo de muy dife­ rentes maneras e instrumentos y con una enorme cxpeí ¡mentación método: lógica. Con la coordinación de quien esto escribe, que a su vez realizabiej diseño general del trabajo, y partiendo siempre desde un cuerpo que busca contactar con su capacidad creativa rebelde, nos lanzamos, no a hacer mas y más cosas, sino a tratar de hacerlas de otro modo, un modo nuevo; un modo que vaya rompiendo las dicotomías que paralizan nuestra capacidad de creación de mundo, un modo que nos |>crm¡ta leernos mis completas y en relación más completa con el entorno social-natural. Cuestionando te­ mas como la dicotomía pan ¡anal, la estética, los circuitos de la violencia, la auloi representación, el cuerpo y la creación, el deseo, la mirada, la memo­ ria, la misoginia en la historia del arte.8* nos largamos a escribir, hacer dise­ ño, armar revistas, bailar, lilmar, hacer teatro y títeres, armar libros, hacer discos multimedia, a leer y rellexionar en colectivo, a buscar nuestras aneestras teóricas y descubrir en cuáles nos encontrábamos, entre otras cosas, y lo

una de las expresiones insoslayables de una propuesta de trabajo político feminista que se para en otro lado, que entiende que el sistema no son sólo leyes, discriminaciones e instituciones sino fundamentalmente el sistema de símbolos que crean el .sentido de nosotras mismas. Los lemas que atraviesan los 19 números de la revista hablan también de ese acercamiento que a|>cla a la totalidad de la crítica y la transformación cultural. Entre todos los reali­ zados, el número paradigmático de estas búsquedas es sin duda el 13, dedi­ cado a una rellexión feminista sobre la dicotomía entre ¿lira y estética. Tero La (joma no fue sólo un sujeto de la cx|>criinciiiación creativa de un feminismo, fue a la vez un sujeto político de la autonomía. A través de ella se difundieron temas, artículos y reflexiones que ayudaron a construir :n ella escribieron mujeres de varios países del :nto de critica que potenció las voces y el pensar de importantes líderes del pensamiento feminista radical, la Ornea no sólo KM o y presentó temas relacionados con la crítica y con el análisis del sistema y su cultura sino que locó paralelamente lemas políticos de contingencia. icflejó el malesiai dentro del movimiento, denunció la apropiación y el va­ ciamiento. presentó las rellexiones y las experiencias cotidianas del hacei

le negaban MIS págiua.s a las peinadora» y aculantes de conocimiento que diera una información sistemática, comprensiva y correcta en torno a las mujeres y la construcción social del

mayor pane de los testimonios coinciden en que el curso de Foppa fue el pri­ mero de este tipo (Barquct, 1905:1; Rarlra. 1995:1; Carcaga, 2002:93). Blan­ co, a al. (1089:35) apuntan que tras la desaparición de Alaíde, por cuenta del gobierno guatemalteco, la asignatura dejó de impartirse hasta 1981. Entre los primeros cursos está también el seminario, llamado "Antro|iología de la mujer", que Marcela Lagardc impartió en la Universidad de Puebla en 19761977; Kli líartra, por su parle, ofreció en 1976 el curso "Ideología y (órmarión social" en la Escuela Nacional de Antropología c Historia (¿NAII).

KII lo que convenciunalinentc se lia dado en llamar la segunda ola del feminismo, a partir di: los años sesenta del siglo pasado el rasgo distintivo y su compromiso material con el cambio social, que ha jugado un papel fundamental en minar las fronteras académicas tradicionales entre lo per­ sonal y lo político (Barquín, 2002: 17), sobre iodo a partir de nuevos teinasy orientaciones disciplina! ¡as. Con efectos sobre la vida privada, la academia, los medios y la política, el feminismo histórico tuvo .su principal influencia en la transfoi ¡nación de las ideas, de las prácticas y de la culiuia cotidiana, sin llegar nunca a movilizar grandes números de personas. En 1975, coii la reali/aiión en la Ciudad de México de la Primera Canestimula el pequeño |x:n> efervescente movimiento feminista, detonando múltiples actividades que le imprimen vigor a la posibilidad e intenciona­ lidad de colorar el tema de las mujeres, sus condiciones de vida y su posi­ ción relativa frente a los varones, en La mesa de la discusión internacional. Además, el Año Intuí nacional de la Mujer "tuvo gran impacto en el ámbito latinoamericano, ya que por primera voz los gobiernos debieron informar a la comunidad i.Hernacional y a sus gobernados/as sobre el estado de la educación, el trabajo y la salud de la población femenina" (De Rarbieri. 1977. citada en I áu y Cruz, 2005:2SI), impulsando con esto los argumentos más claros que mostraban la necesidad de investigar y difundir el conoci­ miento acerca de las condiciones de vida de las mujeres. Kl Primer Simpmio Mexieano-Centnameriaiim de la Investigación tabre la Mu­ jer en 1977 es el primer acontecimiento explícitamente académico para tra­ tar temas concretos como fuerza de trabajo, organización social, ideología y educación de íis mujeres: reunió a alrededor de cuatrocientos cincuenta

y organización social, 198B es un año crucial para la ciudadanización y la |K>litizac¡on de las mismas organizaciones, que ahora influyen la partici­ pación política y la democracia en su discurso y en sus actividades. Estas Cormas organizativas, metodologías de trabajo de base y eventos políticos del contexto nacional se vieron reflejadas en la academia feminista como objetos de estudio y se volvieron temas de investigación en los estudios de los años noventa. I J S demandas del movimiento, que paradójicamente no han movilizaacadémica. En una de las primeras evaluaciones propias, en el marco del seminario Pm/xcliini y Prioridades de los l'.vudioi ¡obre la Mujer en México en 1983, que antecede a la ■ reación del Programa Interdisciplinario de Estu­ dios de la Mujer (ntii) en ese año, se señalan tres hnores que influyeron para detonar la investigación sobre la mujer en Latinoamérica: aj los movi­ mientos de mujeres, ya fueran feministas o vinculados a procesos políticos específicos, b) los debates internacionales sobre el crecimiento de: la pobla­ ción y c:l papel de las mujeres en el Tercer Mundo y c) la inllucncia de la teoría de la dependencia y su énfasis en la terciar ¡¿ación y la marginalidad tomofenómenosen los que las mujeres ocupaban un lugar tan importan­ te como subordinado (Umitia, 2002: 24). Por su parte, Cardad, Goldsmilk y Panida-Amptidia (2002:248) añaden como factores coadyuvantes las polí­ ticas de los organismos internacionales promotores de la equidad, así como los cambias en las políticas estatales hacia la educación superior, paralelos a la crisis de identidad de las ciencias sociales, lo que favoreció el trabajo interdisciplinario, campo propicio para los estudios de las mujeres. En este mismo seminario de 1'JoS se propusieron líneas de acción para la academia: difusión, fortalecimiento de vínculos con los programas de intervención social, el necesario desarrollo de métodos y teorías propias, así como una mayor relación con los problemas regionales (Umitia, 2002: 26, 31). El movimiento feminista y la academia fueron objeto de análisis, criticando su falta de acercamiento recíproco: el estudio de movimientos

Viotata (CAMVM:). Acción Popular de Integración Social (*ns). Equipo de Mujeres en Ac­ ción Solidaria (uus). Crupo uc Educación Popular con Mujcrrt (r.ui) y Mujeres en Acción

Kn los años ochenta aparecen los linanciamientos del exterior. De acuerdo con la experiencia, uno de los Tactores que han permitido lograr continuidad en el tralajo académico sobre mujer y género, garantizando la renovación de cuadros en el país, ha sido el apoyofinancierosistemático desde 1978 de algunas agencia-, internacionales. Se han impulsado diversas convocatorias ec¡alización y Maestría en Estudios de la Mujer (Lau y Cruz, 2005:238). Sobre los temas de investigación, explican Lau y Cruz: (...| los proyectos y trabajos, tanto del profesorado que imparte los cursos como del alumnado que asisie, se estructuran con base en dos grandes lineas de investigación que son: "los procesos de constitución de los genetos: lamilla, cullufa. historia y trabajo*, donde se incluyen los temas de feminismo: pensa­ miento y acción, creación artística y cultura, trabajo y reproducción, género y medio amhienie, y mujeres y migración. entre olruv tu la otra linca, "relaciodctfencroen los procesos de salud-enfermedad, cultura y reproduce ion, cuer­ pos y sexualidades, y géneros V violencia (Lau y Crtu. 200.1: 2 « 244). Como antecedentes del programa que más tarde se fundaría en la IINAM,

aparece en 1970 una campana contra la violencia en la que se denunciaron las violaciones y el hostigamiento sexual que ocurría en los diversos campus fie la institución y cuya importancia radicó en su trascendencia del pequeño círculo de feministas para orientar a las mujeres sobre este tipo de hechos (Cardad, 2004: 289). Acontecimientos como éste marcarán una de lascaracierísticas mis problemáticas de los programas de estudio de la mujer en la medida que mezclaran —era inevitable, la coherencia io obligaba— el compromiso académico con un referente de insubordinación y activismo, muy propio de los compromisos del feminismo. Kn 1981 el C.AMU organizó en la Facultad de Psicología una actividad.

académica que se denominó Primer Fom Universitario de la Mujer en Morir», en el que participaron estudiantes y académicas de distintas disciplinas. Como conclusiones, se planteó la necesidad de crear en la UNAM un espacio acadé­

mico en el cual se promovieran y apoyaian los estudios de la mujer. Esta pro-: con su apoyo se integró un grupo de dieciocho académicas que elaboraron el proyecto para la creación de un Centro de Estudios de la Mujer (CMI),

en el cual participaron algunas académicas que apoyarían la fundación del' Programa Universitario de Estudios de Genero (rute) más adelante. El

Cristóbal di- las Casas. Por otra parte, después de los sismos de 1985 en la Ciudad de México, el feminismo se vuelca hacia los sectores populares, es. pcrílicaiiicrHc a las niñeras del que más adelante sería el Sindicato de Cos­ tureras 19 de Septiembre. Asimismo, V

inicia el proceso de: oentpiwaón

y de ¡nsliuicionalbación del feminismo' (Bartra, 1999: 218). y de vincula­ ción con otros sectores, como lo fue el estudiantil, cuando el CAMII reitera

en 1986 la necesidad de crear un programa míe contribuyera a legitimar los esuidios se preci­

ta el IV Encuentro Ftminiita Ijümoamrricamy átl Oirik. or Bcrtha Maldouado (La Chaneca). Mientras que dentro del movimien­ to feminista surgió, en 1975. d primer |>criódico transgresor, La Ramdta, editado por un grupo escisión del MLM para difundir la ideología feminista. La difusión y el debate incidieron en la aparición de numerosos repor­ tajes sobre la lilieración de la mujer, al mismo licm|H> que fue fuente de muchas diatribas, mentiras y distorsiones, desde los editoriales de los \a roñes. Animadas por el nuevo movimiento, las periodista.*, que a finales de los años sesenta habían ocupado crecientemente puestos de reporteras en los diarios y en los recién nacidos noticiarios de radio y televisión enlazaron del movimiento. Aparecieron columnas y reflexiones. < orno las de F_sper.ni/.a Brito de Maní, colaboradora del diario Mnj_«W«. quien incursinnó en re­ vistas femeninas tradicionales; apareció la columna tic Isalicl Custodio. "Eva Disidente" en Exrrhior. entre otras manifestaciones |icriod¡siic»s. Kn la década que i datamos" se abrieron las redan iones de los diarios para las mujeres eg-csadas de las escuelas de |icriodismo tanto de la l miCarlos Scpticn García. Las mujeres que en los periódicos habían vivido con­ finadas a las páginas de sociales, con excepciones memorables, escribían crónicas de bautizos y matrimonios; asaltaron las páginas de información general, incursionaron en las pantallas de televisión18 y alistaron los cam­ bios y propuestas del movimiento. Sin embargo, ellas fueron también las au­ toras de las crónicas incisivas que ridiculizaron la manifestación feminista contra la realización del concurso Señorita México en el Auditorio Nacional

de Rila Ganen al lulo dejacoho Zabluri'ovsky.

que recién nacían y las políticas del gobierno, de Luis Echeverría a Ernesto Zedillo. Asimismo, se constituyo en escuela para muchas nuevas |icriodistas. A su lado nacieron otras publicaciones especializadas en genero y algunas menos especializadas, con impactos muy diversos. De la iniciativa de Alaídc Foppa se desencadenó un largo y apasionante proceso surgido entre las mi­ litantes feministas y muchas profesionales de la comunicación. Del programa "A media tarde", en Canal 13 (1974-1975) apareció «asi in­ mediatamente "El Oficio de Ser Mujer", que conducía Ana Luisa Liguori. y en 1982, la "Barra mujeres" con cinco programas, uno cada día, conducidos por: Martha de la Lama. Ijiura (Vámiz. Patricia Beriimcn, Mercedes Tovar y Nadia Piamontc y realizados |X>i mujeres roniunic.iclor.is con |K-nsacnicnto leminista. Hubo lainbién.iniciaiivas en los estados" como el suplemento fe nicnil de £1 Siglo de Ibmón, en la región de La Laguna. Había nacido el |>criodismo y la comunicaciónfeministapara ocupar los espacios que no quiso abrir la llamada prensa industrial, pero lantx, Coahuila. por un piquete de toldados en julio dr 2006. publicado H

Periodista de Criilmiliua. niihuahua. y reportera de Cimacnolicias. que rreibio rl

ríe decenas de publicaciones, programas de radio y páginas periodísticas de­ dicadas a mujeres, que nacían en varios estados dd país gracias al impulso de las y los integrantes de la Red. El equipo de reporteras de CIMAC. cubría cuanto acontecimiento era po-

siWe; desde su servicio informativo se abrió a la prensa nacional e interna­ cional el ominoso CUNO de las asesinadas en Ciudad Juárez y puede afirmarse

que desde ahí se instaló en la opinión pública el delate de los derechos sexuales y reproductivos, la preocupación múltiple por la muerte materna y el devenir de los grupos de mujeres. Parcialmente, CIMAC logró impactar

profundamente a decenas «le periodistas que en la actualidad han desarro­ llado medios, posturas y ronociinienlos donde la huella del emblemático li­ bro IU ABC it un periodismo no Sexista (1990. frm¡m\s) se fue profundizando. Kn 1995 CIUAC convocó a periodistas de Ccniroamérica y El Caribe para

la formación de una red; en 200.1 llamó a la construcción de otra red, en este caso para Norteamérica: México, Estados Unidos y Canadá; en 2005 se convocó a la construcción de la Red Internacional de Periodistas con Visión Ks asi como su p? imeía década tic vida lúe de crecimiento ex|H>ncucial. lo cual fue posible iwrquc crecía en lodos los espacios el iiiterés por desa­ rrollar instituciones y |M>lílkas públicas con perspectiva de genera, porque maduraba en la academia el sostén científico. I .os moniíoreos a la prensa internacional, impulsados IM>I las más vanadas organizaciones de mujeres

preocupadas por la "invisibilidad de las mujeres en los medios de comuni­ cación masiva", demostráis una llagramc discriminación de genero, a la vez que crecía, también exponencialmcnte, la política paralela: centrada en la convicción de que la única o más adecuada forma de ltaccr un periodis­ mo no sexista es que las mujeres bagan sus propios mcdio\. La estrategia

que hizo impostergable relacionar o acercar más a las periodistas con las instituciones oficiales, con organismos iiidc|wndienics y con organizaciones no gubernamentales de mujeres. H u í » que enfrentar la insensibilidad histórica de editores y periodis­ tas con visiones empresariales, así como las limitaciones económicas que turo el equipo impulsor para crear instrumentos suficientemente acabados que incidieran en la conciencia de los periodistas sensibilizados. Se produ-

ron las instituciones; vigilan las políticas públicas y, en sus lugares de origen, realizan debates, conferencias, talleres, nuevos agrupamicntos y redes." F.l impulso de la iniciativa mexicana es muy luerte, las noticias elabora­ das por las fundadoras y nuevas integrantes de la Red Nacional o por pe­ riodistas influenciadas por esta propuesta son infinitas, abarcadoras y están dclinitivaineiiic en el aire. Esto es posible gracias a que el feminismo entró en la academia y se hacen políticas públicas; a que nacieron instituciones oficiales para mujeres; a que se han creado los I nstiluios de la Mujer en todo el país y a que las |>eriodistas aprenden de los innumerables debates. Hay materia informativa suficiente. Probablemente la iniciativa de crear una institución para promover la información feminista en todos los medios de comunicación ha sido teproducida geométrica e ititernacionalmenlc. En 2007 se constituyó la agencia de noticias Ameropras en Madrid, t'spaña —asesorada por ciMur:— y Artemi­ sa, en Buenos Aires, Argentina. l-i Red Internacional lia podido promover la discusión del feminismo entre periodistas de una veintena de países; ha a las federaciones, sindicatos y uniones de peí iodistas tradicionales. Las integrantes de las rede* h.m avanzado en la elaboración de het ra­ ímenlas feministas para la investigación periodística; han surgido decenas ro con analistas y mujeres políticas. La comunicación entre las impulsoras de la iniciativa y las periodistas desarrolladas ha ¡do generando un cuerpo de conocimientos y estrategias que se aplican en el diario hacer y también en las aulas universitarias, donde se forman las futuras |>eriodistas. Para ello ha sido fundamental el desarrollo de.las nuevas tecnologías de la comunica­ ción, en las que participan millones de mujeres e instituciones con perspec­ tiva de genero. Se consiguió el vínculo estrado: el movimiento feminista confía en los medios de las periodistas feministas y las periodistas han iden­ tificado en las feministas una fuente informativa. No obstante esta descripción exitosa y por momentos apabullante, la influencia o incidencia en los muí media es muy relativa, ya que los mono-

Hartra, lü. el al. La Revuelta, Martín Casillas Editores, México. Castellanos, Rosario (1974). El use Je la palabra. Fjuelsior, México. Centro de Documentación Sur para la Educación de Adultos y la Condición Femenina (2001), Mujeres j medios para d cambio social, Women Action, Québcc. Corral Tlials (2001). I listona de SCM/'.IK,folleto,Servicio de Noticias
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