German Puerta - Marte, Al Encuentro Del Planeta Rojo

March 25, 2017 | Author: SirMath | Category: N/A
Share Embed Donate


Short Description

Download German Puerta - Marte, Al Encuentro Del Planeta Rojo...

Description

MARTE AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

MARTE AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

Germán Puerta Restrepo

@Planeta

El contenido de este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo pernúso escrito del editor. Todos los derechos reservados.

© Germán Puerta Restrepo, 2003 © Editorial Planeta Colombiana S. A., 2003 Calle 21 No. 69-53 Bogotá, D. C. -

Diseño de la cubierta: Daniel Ronderos

COLOMBIA: www.editorialplaneta.com.co VENEZUELA: www.editorialplaneta.com. ve ECUADOR: www.editorialplaneta.com.ec Editorial Planeta Colombiana S. A. Calle 2 1 No. 69-5 3 Bogotá, D.C. ISBN 958-42-0509-9 Primera edición: febrero de 2003 Impresión y encuadernación: Quebecor World Bogotá S. A. Impreso en Colombia - Printed in Colombia

/

Indice

INTRODUCCIÓN

.......... •.•.•.•..... . . . . . . . . . ...............................

11

FANTASÍA Y REALIDAD EN EL PLANETA MARTE ................

13

Amor y guerra en la bóveda celeste . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El desorden cósmico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El nuevo mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los canales marcianos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

14 18 24

..

..

..

.

.

29

LA GUERRA DE LOS MUNDOS ..........................................

.

37

EL AZAROSO VIAJE A MARTE .........................................

45 46 48 55 61

..

Destino: Marte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La carrera tiene un ganador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . 1 999: los sonidos del silencio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Siglo XXI, odisea marciana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

.

.

..

RETRATO

.

DE UN PLANETA...............................................

.

,

¿ D,ONDE ESTAN LOS OCEANOS PERDIDOS?. ....................... ,

..

¿HAY VIDA EN MARTE? ................................................

. .

65 71

81

MARTE. AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

EL METEORITO DE MARTE. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

87

LA CARA DE MARTE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

93

TEMOR y TERROR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . .

97

INVASIÓN TERRÍCOLA···························'··························

Paseo marciano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

1 03 1 06

ÜBSERVACIÓN DE MARTE. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fotografiando a Marte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

111 1 17

NOMENCLATURA DE LOS PRINCIPALES RASGOS GEOGRÁFICOS DE LA SUPERFICIE DE MARTE . . . . . . . . . .

121

GLOSARIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

1 25

MÁS INFORMACIÓN SOBRE MARTE. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Direcciones en la red . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

131 131 1 33

.

8

Era una noche de verano en el templado y apacible Marte. Las embarcaciones, delicadas como flores de bronce, se entrecruzaban en los canales de vino verde, y en las largas, interminables viviendas que serpenteaban entre las colinas, murmuraban perezosamente los amantes, tendidos en los frescos lechos de la noche. Ray Bradbury, Crónicas marcianas

Introducción

Desde hace miles de años el planeta Marte ha dado origen a toda clase de mitos, leyendas y fantasías. Entre muchas civili­ zaciones antiguas, su rojizo fulgor y su errático movimiento entre las constelaciones cuando se convierte en uno de los as­ tros más brillantes, eran tomados como presagio de muerte y desastre. Incluso para los pueblos más cultos Marte fue un enig­ ma apenas resuelto por la imaginación, el temor y el deseo. En el siglo XVII, con la invención del telescopio, la Luna y los planetas perdieron para siempre su esencia divina y pa­ saron a ocupar los modestos lugares que hoy tienen en el in­ menso universo que nos rodea. Pero Marte continuó agitando nuestra imaginación cuando descubrimos que tenía, como la Tierra, un clima de estaciones, nubes, agua congelada y cana­ les posiblemente construidos por seres inteligentes. La remo­ ta aspiración de la humanidad de encontrar un eco de sí misma en el cosmos se vio alimentada por la posibilidad de que Mar­ te fuera un planeta habitado. Superada la primera mitad del siglo XX se mantenía la duda de si Marte era un planeta don-

MARTE. AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

de podían existir algunas formas de vida, o un estéril y frío desierto condenado a girar por la eternidad. En 1 946, en plena edad de oro de la ciencia ficción, Ray Bradbury publicó su famosa obra Crónicas marcianas, una entre miles de visiones fantásticas sobre Marte inspiradas por los asombrosos rasgos de su superficie. Ahora, y como suce­ de con frecuencia, lo que la imaginación ha previsto parece volverse realidad: el Marte real es un mundo lleno de maravi­ llas, y las perspectivas de futuros viajes tripulados y colonias permanentes son tan alucinantes como su pasado, como las remotas eras en que Marte era un planeta más amable, con mares, ríos y nubes. Nuevamente la posibilidad de que no es­ temos solos en el cosmos ha sido inspirada por el usual sospe­ choso: Marte. Este libro trata sobre la historia, fantasías, hechos actuales y perspectivas de este planeta; de alguna manera son las nue­ vas crónicas marcianas, que ahora sí nos enseñan una segura realidad: Marte es el Nuevo Mundo. El siglo marciano: así es como debería llamarse el XXI, porque sin duda alguna antes de cien años muchos de nuestros descendientes nacerán en ese planeta. GERMÁN PuERTA RESTREPO BOGOTÁ, ENERO DE 2003

12

Fantasía y realidad en el planeta Marte

Una noche clara y el firmamento lleno de estrellas; la lu­ minosa V ía Láctea atraviesa la bóveda celeste mientras los destellos de las estrellas fugaces aparecen a cada momento; la luna creciente avanza entre las constelaciones. Una maravilla que nos impresiona a pesar de no conocer su verdadera natu­ raleza. Pero ¿qué pensaban los pueblos antiguos sobre el cielo y sus fenómenos? Tal vez imaginaban que las estrellas eran agujeros en la bóveda, por los cuales se percibía el fuego ce­ leste; la Vía Láctea quizá era un camino por el cual transita­ ban las almas de los muertos; las estrellas fugaces anunciaban alguna próxima desgracia, y la Luna se alzaba para atraernos a los sueños y a la locura. Es posible que los mitos del cielo hayan empezado a tejer­ se desde el instante en que el hombre comenzó a pensar. Una creencia generalizada en la antigüedad otorgaba a la bóveda celeste un carácter divino: era regente de los fenómenos te­ rrestres, así como de la vida y destino de sus moradores. El misterioso y errático movimiento de algunos de esto s astros

MARTE. AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

-los planetas- entre las constelaciones debían tener grandes influencias. Y entre estas luminarias celestes, el mayor enigma lo representaba un astro rojo como la sangre que ocasionalmente aumentaba su resplandor para rivalizar con los más brillantes. ÁMOR

Y

GUERRA EN LA BÓVEDA CELESTE

Los antiguos observadores generalmente asociaban los movimientos del planeta rojo en el firmamento con el desorden y la destrucción, según lo constatamos en diversas leyendas y mitologías. Junto con Venus -el astro más brillante después del Sol y la Luna-, representó en muchos casos las emocio­ nes y pasiones del amor, así como la furia de la guerra. Algu­ nos mitólogos afirman que en su origen Marte fue un dios de la vegetación y la agricultura, que luego se trocó en una dei­ dad de la guerra. En la antigua Mesopotamia, durante el pe­ ríodo asirio ( 1 244-626 a.C.) y tal vez antes, ya se relacionaba a Marte con Nergal, un dios guerrero responsable de la muer­ te, la destrucción y el desorden. Grecia tomó de los caldeos la idea de los dioses planeta­ rios. Hacia el siglo VI a.C. los griegos comenzaron a denomi­ nar a Marte Estrella de Ares 1 , según lo refiere Platón en su obra Epinomis, en donde también identificó a Venus como la Estrella de Afrodita, ambos, dioses del Olimpo. De acuerdo con la mitología griega, Ares era hijo de Zeus y de Hera, pero fue aborrecido por su madre. Según el gran poeta épico Hornero, Afrodita se casó con Hefestos, dios del fuego y de la forja, pero en su propio lecho se

1 El nombre de la estrella más brillante de la constelación Scorpius, la roja Anta­ res, proviene del prefijo griego anti, contra, y Ares, Marte, y significó para los griegos el rival de Marte, nombre merecido por su profundo color rojo.

14

FANTASÍA Y REALIDAD EN EL PLANETA MARTE

citaba secretamente con Ares. De su unión nacieron Fobos y Deimos, y posiblemente Eros y Harmonía. Pero su indiscre­ ción fue notada por Helios, el Sol, que nunca se perdía un engaño. Enterado Hefestos, fue a su forja y armó una trampa, una red invisible de la cual era imposible escapar, y la colocó suspendida sobre el lecho. En su siguiente encuentro los aman­ tes rendidos por el sueño no percibieron que su mutua atrac­ ción había soltado la malla suspendida sobre ellos, que descendió lentamente hasta atraparlos. Hefestos invitó a todos los dioses a observar la perturbadora escena, pero Poseidón, dios del mar, el más poderoso después de Zeus, ordenó su liberación. Humillada, Afrodita se retiró a Chipre; Ares fue amonestado, y tan pronto se vio libre partió hacia Tracia. Este relato señala que las vocaciones divinas de Ares y Afrodita difieren profundamente pero tienen un interés co­ mún: la pasión. En Grecia, Ares no era el responsable de la guerra sino su inspirador. Representaba el furioso anhelo por la sangre y la insensata ira en la batalla. Su verdadero rival no era el amor, sino la sabiduría, la diosa Atenea (Minerva en Roma), que en cierto modo resume todo el espíritu de la civi­ lización griega. Atenea protegía las ciudades con la inteligen­ cia y la estrategia, mientras que Afrodita y Ares representaban su oposición: las emociones humanas, sintetizadas en un sen­ tido muy simple en la diferencia entre hombres y mujeres. Marte era activado por la provocación y Venus por la libido. Aunque Ares es la encarnación de la violencia ciega y va­ cía, en el octavo himno homérico se lo glorifica como «padre de la victoria de una guerra justa, auxiliar de Temis 2 , domina­ dor de los enemigos, caudillo de los hombres más justos» .

2 Diosa de la ley, hija de Urano y Gea, representa la justicia humana que emana de la divina.

15

MARTE. AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

A pesar de su fuerza y valor, Ares no era invencible. Atenea lo desarmó e hirió de una pedrada para evitar su intervención en Troya; Heracles (el Hércules griego) lo venció varias veces, y dos gigantes lo tuvieron encerrado durante trece meses en una gran caja de bronce, de donde lo liberó Hermes (Mercurio). Venus y Marte ahora recuerdan las diferencias de género; los símbolos astronómicos de estos planetas se han converti­ do en los signos que representan al hombre y la mujer.

El emblema de Venus es un estilizado espejo, una reflexión de la belleza de la diosa que personifica la atracción erótica. Marte, el dios de la guerra, es re­ presentado en una simplificada interpretación por un escudo y una lanza.

Roma, conquistada culturalmente por la civilización grie­ ga, adoptó muchas de sus costumbres, hasta el punto de que su mitología es prácticamente una herencia de la helénica. Ares recibió el nombre del dios de la guerra romano, Marte, un vocablo que al parecer proviene de la palabra mas, macho, o mar, brillo. Tenía como símbolos el lobo y el pájaro carpinte­ ro, y se lo consideraba responsable de los desórdenes políti­ cos, las tempestades y los terremotos, además de protector de los soldados. Marte se unió a la vestal Rea Silvia mientras ésta dormía, y de su unión nacieron Rómulo y Remo. Aunque estas representaciones clásicas anticiparon la astro­ nomía moderna, otras culturas de la antigüedad desarrollaron di16

FANTASÍA Y REALIDAD EN EL PLANETA MARTE

versas ideas sobre Marte más o menos aciagas. En el antiguo Egipto, durante el período del Nuevo Reino ( 1 570- 1070 a. C.), este planeta era un dios con cabeza de halcón; en China era cono­ cido como «el Funesto ResplandoD> o «la Estrella de Fuego»; en el cielo Hindú era el dios masculino Mangala, y entre los pueblos de Melanesia era la casa de un gran cerdo rojo. En México, en el panteón de la civilización azteca, el pla­ neta rojo era conocido como Huitzilopochtli, un dios guerrero cuyo nombre proviene de los vocablos huitzilin, colibrí, y opochtli, siniestro o terrible. Entre los incas del antiguo Perú recibió el nombre de Aucayoc, de auca, soldado o enemigo, y estaba encargado de las cosas de la guerra y de los soldados. Con tales antecedentes parece natural que la astrología occi­ dental asumiera que los nacidos bajo la influencia de Marte son de carácter belicoso.

Mars

Personificación del planeta Marte por Enhard Schon en un dibujo de 1540. 17

MARTE. AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

EL DESORDEN CÓSMICO

En el siglo XVI, la Tierra era nuevamente el centro del mundo, según una visión en donde todas las cosas se organi­ zaban alrededor del hombre en un universo perfecto, cerrado y confortable. El Sol, la Luna y el firmamento giraban a nues­ tro alrededor rindiendo un justo homenaje al rey de la crea­ ción. Pero no siempre fue así, pues en la antigua Grecia se sabía que el Sol y no la Tierra era el centro de las revoluciones planetarias. La doctrina de Pitágoras, que fue a la vez ciencia, filosofía y religión, dio comienzo en el siglo V a. C. a la cien­ cia en el sentido moderno de la palabra. Los experimentos y la observación condujeron a Aristarco y Eratóstenes hacia el con­ cepto de una Tierra redonda que gira alrededor del Sol: el siste­ ma heliocéntrico. El coraje pitagórico se desvaneció cuando Platón y Aristó­ teles estimaron que el cielo debe ser contemplado pero nunca observado, pues su perfección no tiene discusión. Las man­ chas en la Luna son el reflejo de nuestros mares y continentes, los meteoritos son arroj ados por volcanes distantes y los co­ metas son señales divinas de advertencia y castigo. Algunos astros se rebelan contra estas simplezas y se lanzan en un movimiento desordenado por entre las constelaciones; para explicar los enigmáticos derroteros de los planetas3 y reducir­ los al orden, los pensadores imaginaron complejos sistemas de esferas sobre esferas y ruedas contra ruedas. En el siglo 1 d. C., Ptolomeo, el último de los grandes as­ trónomos del mundo clásico, estableció un modelo sumamente complicado para explicar sin vestigio de dudas el giro univer­ sal alrededor de la Tierra: el sistema· geocéntrico o sistema ptolemaico, acogido con fervor por la Iglesia y que dominaría 3

Vocablo que deriva de la palabra griega planete, estrella errante. 18

FANTASÍA Y REALIDAD EN EL PLANETA MARTE

en la larga noche del oscurantismo medieval. Pero el geocen­ trismo chocaba frontalmente contra lo evidente, especialmen­ te al observar el movimiento «en retrógrado» de los planetas Marte, Júpiter y Saturno, lo que llevó a proferir a algunos en­ tendidos, como el rey Alfonso X el Sabio ( 1 22 1 - 1 284}, que «si Dios me hubiere tomado mi dictamen sobre la formación del universo, le hubiera aconsejado que convenía hacerlo de otro modo».

Cuando l a Tierra, más veloz que Marte, l o adelanta e n su órbita, parece que éste, respecto a las estrellas del fondo, se mueve hacia atrás. Marte comienza su movimiento retrógrado 47 días antes de la oposición, y continúa 47 des­ pués. En este período, Marte «retrocede» 16º en el cielo. Movimiento retrógrado.

La situación comienza a cambiar cuando Nicolás Copér­ nico, un. joven canónigo polaco y aprendiz de medicina, ini­ ciaba en la Universidad de Cracovia, en su natal Polonia, una investigación sobre las trayectorias estelares, justo en el momento cuando al otro lado del globo Cristóbal Colón al­ canzaba las costas del Nuevo Mundo. Las nacientes ideas renacentistas y el descubrimiento del heliocentrismo entre los libros griegos fueron decisivos en su crítica al sistema cosmológico vigente. En 1 507 publica su primer esbozo so­ bre el nuevo sistema en su libro De hypothesibus motuum coelestium a se constitutis commentariolus (Pequeño co19

Se llaman oposiciones las situaciones en las que los dos planetas forman una línea recta con el Sol, estando la Tierra en el medio. Aproximadamente cada dos años se produce una oposición, pero aquella con Marte en el perihelio sólo ocurre cada quince años.

Las órbitas de la Tierra y Marte.

FANTASÍA Y REALIDAD EN EL PLANETA MARTE

mentario sobre la hipótesis de los movimientos siderales) . En él afirma que: ... cualquier movimiento observado en el firmamento no procede del mismo firmamento, sino del movimiento de la Tierra. [ . . . ]todo lo que nos parece ser movimiento solar procede sólo del movimiento de la Tierra. [ ... ]el aparente movimiento de retroceso y el movimiento di­ recto de los planetas procede del movimiento de la Tierra.

El renacimiento del sistema heliocéntrico o sistema coper­ nicano no fue muy difundido, pues del Commentariolus sólo llegaron a circular algunas copias manuscritas entre sus ami­ gos. Bastante después, en 1 575, una de ellas llegaría a manos del astrónomo danés Tycho Brahe. Copémico, «el hombre que detuvo el Sol», empezó a escribir su obra magna, De revolu­ tionibus orbium caelestium (Sobre las revoluciones de los cuer­ pos celestes) en el año 1 5 1 5 . Con ella transmitió a la posteridad unas nuevas ideas que resultarían sumamente peligrosas para el orden de cosas existente. La publicación de su obra com­ pleta, en seis tomos, la vería sólo poco antes de su muerte, el 24 de mayo de 1 543 . El final del oscurantismo científico y filosófico, iniciado por las teorías copemicanas, sería certificado por tres gran­ des astrónomos : un genial físico, Galileo Galilei ( 1 564- 1 642), un extraordinario observador, Tycho Brahe ( 1 546- 1 60 1 ) , y un agudo matemático, Johannes Kepler ( 1 57 1 - 1 630). Correspon­ dió al físico, matemático y astrónomo italiano Galileo aportar los argumentos contundentes y las pruebas directas para ase­ gurar el triunfo de la concepción heliocéntrica del mundo. Lo realizado por este hombre excepcional, impulsor del método experimental en las ciencias físicas, primero en utilizar el te­ lescopio para la investigación del cielo (año 1 6 10), fue tan importante que desde el punto de vista científico es conside­ rado «el primer hombre moderno» . 21

MARTE. AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

Tycho Brahe, nacido en el seno de una familia danesa aris­ tócrata, contó con los suficientes medios económicos para de­ dicarse de lleno a la astronomía. Aunque no conoció el telescopio, se convirtió en uno de los más grandes observadores del cielo de todos los tiempos: efectuó precisas medidas de la posición de los astros y descubrió nuevos fenómenos, como la estrella «nova» en el año 1 572. Este evento, que contradecía la teoría de la inmutabilidad de los cielos, llenó a Tycho de estupor. Aun­ que popularmente se aseguraba que su presencia era augurio de algún evento sensacional, Tycho demostró con medidas muy precisas que se trataba de una estrella. Sin embargo, Tycho, al parecer por razones teológicas, no quiso adoptar el novedoso sistema copemicano. Prefirió un sistema híbrido según el cual los planetas giran alrededor del Sol, pero éste con su cortejo planetario se desplaza en tomo a la Tierra. Luego, en Praga, en 1 600 --el mismo año en que Giordano Bruno fue ejecutado por la Inquisición por afirmar que había otros soles y otros planetas habitados-, Tycho Brahe contrató como asistente a un profesor alemán de matemáti­ cas, Johannes Kepler. Su tarea consistía en analizar la inmen­ sa cantidad de observaciones hechas por Tycho en veinte años de trabajo en tierras danesas. Tycho le asignó a Kepler especialmente el estudio del movi­ miento del planeta Marte. ¡Marte! El enigma de los observado­ res, el planeta que no habían podido interpretar los astrónomos, considerado como un astro rebelde que desafiaba la obser­ vación y cuyos complejos movimientos eludían las efeméri­ des construidas con las teorías de Copémico. Kepler se enorgulleció de que su maestro le confiara una tarea tan importante y pretendió solucionar el problema en tan sólo ocho horas. Pero le tomó ocho años de continuo tra­ bajo resolver el enigma en sus leyes del cielo, más conocidas como leyes de Kepler. Primero dedujo que la trayectoria de 22

FANTASÍA Y REALIDAD EN EL PLANETA MARTE

Marte alrededor del Sol trazaba un círculo perfecto pero con velocidad variable. Según él, si imaginamos un gran hilo que une al Sol con el planeta y que barre el plano de su trayecto­ ria, «áreas iguales de este plano son barridas en tiempos igua­ les». El descubrimiento era fabuloso: en vez de describir los movimientos celestes con velocidad uniforme sobre trayecto­ rias complicadas, se trataba simplemente de considerar velo­ cidades variables para encontrar la trayectoria circular perfecta que se había buscado por más de dós mil años. Sin embargo, Kepler notó que su teoría no coincidía del todo con las observaciones de Tycho sobre Marte, aunque el error aparente no era muy grande: en algunas mediciones lle­ gaba a ocho minutos de arco. Estos ocho minutos, que corres­ ponden a un diámetro angular de 20 cm a 100 m de distancia, no eran nada para la época; perfectamente se podían conside­ rar como errores de medición. Pero la minucia de Tycho era tal que esta minúscula desviación le pareció a Kepler el indi­ cio de una verdad aún oculta. Su «lucha contra Marte», como justamente la denominó, se volvió obsesiva. ¿Cómo calcular la trayectoria del planeta rojo visto desde la Tierra si el movimiento de ésta era desco­ nocido? Finalmente Kepler utilizó diversas series, cada una con 1 80 posiciones de Marte, para encontrar la solución al enigma: «La órbita de Marte es una elipse». Rápidamente dedujo que «todos los planetas describen alrededor del Sol una elipse, en donde el Sol ocupa uno de sus focos». Gracias al pequeño desfase de ocho minutos llegó a este descubrimien­ to, que ahora se conoce como primera ley de Kepler y que motivó la completa reforma de la astronomía de la época. En sus obras Astronomía nova (Nueva astronomía) de 1 609, y Harmonices mundi (La armonía del mundo) de 1 6 1 9, Kepler es el primer astrónomo en sostener públicamente y sin equí­ vocos la teoría heliocéntrica, pero igualmente se conmueve 23

MARTE. AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

por la falta de coherencia del cielo: «¿Por qué Dios prefirió la elipse al círculo si la elipse j amás la encontramos en la natu­ raleza?». EL NUEVO MUNDO

La única observación que en la antigüedad se hizo de Mar­ te y que merece mención se le debe a Aristóteles, y ocurrió en el año 356 a. C., cuando el planeta rojo pasó detrás de la Luna, un evento que hoy llamamos ocultación. Entonces Aristóteles concluyó correctamente que Marte estaba mucho más lejos de la Tierra que la Luna. Por supuesto, Marte fue uno de los objetivos importantes en la naciente era del telescopio, y para Galileo no podía pa­ sar desapercibido el rojizo planeta que rivaliza en resplandor con los más brillantes astros, especialmente durante las fases de oposición. Pero también es seguro que sus precarios ins­ trumentos no le ofrecieron ningún detalle, aunque en una nota del 30 de diciembre de 1 6 1 0 da a entender que había percibi­ do fases en el planeta: «No me atrevo a asegurar que haya visto las fases de Marte; sin embargo, si no me equivoco, creo haber notado que no es perfectamente redondo». El primer dibujo de Marte a partir de una observación te­ lescópica fue realizado por Francesco Fontana en 1 636, pero la pobre calidad de su telescopio apenas le permitió deducir que el planeta presentaba fases. Un dibujo que presenta más cercanamente sus rasgos se le debe al astrónomo Chistiaan Huygens, quien el 28 de noviembre de 1 659 descubrió sobre la superficie del planeta una oscura región triangular que lla­ mó «gran pantano», y que luego se conocería como Syrtis Maior. La idea de que en Marte podía haber agua y vida co­ menzó muy temprano. 24

FANTASÍA Y REALIDAD EN EL PLANETA MARTE

Luego, en la noche del 1 3 de agosto de 1 672, Huygens descubrió los casquetes polares del planeta. En 1 666 Giovan­ ni Domenico Cassini también observó las capas polares y cal­ culó el período de rotación del planeta en veinticuatro horas y cuarenta minutos; además, al presenciar que algunas estrellas se ocultaban detrás de Marte, dedujo que el planeta tenía at­ mósfera. Pero todo era tan pequeño y borroso que en 1686 el escritor francés Bemard Le Bobier, señor de Fontenelle, sen­ tenció sobre este diminuto planeta: «No vale la pena ir allí». A pesar de ello, en 1 7 1 9, durante una favorable oposición mar­ ciana, el planeta se mostró tan brillante y feroz que ocasionó escenas de pánico en varios lugares de Europa. El desarrollo de los telescopios reflectores --o newtonia­ nos, nombre que recibieron en memoria a su inventor Isaac Newton ( 1 642- 1 727)- revolucionó la astronomía mediante la construcción de enormes instrumentos de gran apertura, como los famosos aparatos de la familia Herschel. Entre 1 777 y 1 779 William Herschel -el descubridor del planeta Ura­ no-, detectó la estacional variación del tamaño de las capas polares de Marte, calculó la inclinación del eje polar y estimó el aplastamiento de los polos en 1 1 1 6. Durante la favorable oposición de 1 800, el astrónomo ale­ mán J. H. Schroter, auxiliado de su telescopio reflector de 9,3 pulgadas, dibujó extraordinarios mapas marcianos y aseguró que las marcas de la superficie eran meras formaciones de nubes en una delgada atmósfera que velaba la verdadera faz del planeta. Schroter dedicó muchas noches a la medición de las velocidades del viento marciano registrando cuidadosa­ mente las veces que las marcas oscuras pasaban por el meri­ diano central de Marte. En abril de 18 1 3 el observatorio de Schroter en Lilienthal, cerca de Bremen, fue arrasado por las fuerzas napoleónicas; milagrosamente sobrevivieron las ob­ servaciones sobre Marte, que se publicarían en 1 88 1 . 25

MARTE. AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

En 18 1 3 el astrónomo alemán Franz von Paula Gruithui­ sen, fundador de la teoría meteórica de los cráteres lunares, nota que la máxima extensión del casquete polar austral mar­ ciano coincide con el invierno de ese hemisferio. Uno de los primeros mapas de Marte se le debe a dos astrónomos alema­ nes, Johann Heinrich Madler y Wilhelm Beer. Su carta del año 1 840 es, por supuesto, bastante simple, pero ya muestra algunos rasgos superficiales reconocibles. Madler afirmó que el invierno marciano es más frío en el hemisferio norte como consecuencia de la configuración de la órbita y la orientación del eje polar.

Primeros mapas de Huygens sobre Marte.

Todo esto sucedía antes de la era de la fotografía, así que los astrónomos hacían dibujos en donde la imaginación mu­ chas veces superaba las reales condiciones de observación. En la oposición de 1 85 8, el astrónomo jesuita Angel o Secchi obtuvo mejores resultados con su refractor de 9,5 pulgadas desde el Collegio Romano, en Roma: observó nubes amari­ llentas, distinguió algunos sutiles tintes superficiales, en es­ pecial las áreas oscuras que le parecieron azulosas. A la mayor, de forma triangular, Secchi la bautizó Atlantic Canale, usan­ do por primera vez el término canal para referirse a un ele­ mento de Marte . Secchi después llamó a este rasgo El Escorpión Azul; sin duda se trataba del Syrtis Major. En ge26

FANTASÍA Y REALIDAD EN EL PLANETA MARTE

neral, todos los astrónomos contemplaban con asombro cómo, mientras algunas manchas mantienen su forma, la geometría de otras cambiaba radicalmente de una noche a otra y, a ve­ ces, en el curso de una misma observación.

Mapamundi marciano de Beer y Madler (1840), con el Norte hacia abajo, como en todos los mapas telescópicos, puesto que los lentes invierten la imagen.

El mapa marciano de Richard Proctor (1867), con mares y continentes.

27

MARTE. AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

En la oposición de 1 862 el astrónomo Norman Lockyer menciona los cambios de apariencia de las manchas y los in­ terpreta como resultado del tránsito de las nubes. Los dibujos de Lockyer también confirmaron la creencia generalizada en la época de que estas enigmáticas marcas correspondían a océanos y continentes. En 1 864, en Inglaterra, el reverendo W. R. Dawes observó el planeta y ejecutó varios dibujos be­ llísimos sobre los cuales se basó Richard Proctor para deli­ near los primeros mapas con nombres para los rasgos superficiales. Proctor bautizó los rasgos más importantes, los supuestos continentes y océanos, con nombres de astró­ nomos destacados. En 1 867 el pionero de la espectroscopia, Jules Janssen, llevó su equipo a la cumbre del monte Etna para buscar trazas de vapor de agua en el espectro luminoso de Marte, aunque no obtuvo pruebas concluyentes. En realidad, la idea de exis­ tencia de vida en Marte ya había calado hondamente en la mente de muchos observadores que asociaban los casquetes helados en ambos polos y los periódicos cambios en la tonali­ dad rojiza del planeta, con la existencia de agua y vegetación. En 1 869 el inventor francés Charles Cros sugirió la cons­ trucción de un sistema de espejos gigantes para establecer co­ municación con los habitantes de Marte en clave Morse. En julio de 1 873 el reconocido astrónomo francés Camille Flam­ marion resumió así el estado de las cosas en relación con el planeta rojo: Hay nieves e n los polos, como e n los polos d e nuestro globo; nie­ ves que se derriten en el verano por la acción del calor, y se agol­ pan en invierno . En Marte el suelo e s roj izo, y sin duda los vegetales, las praderas y los bosques son lo mismo, pero no verdes como aquí, por lo cual a simple vista este planeta parece más roj o que las estrellas.

28

FANTASÍA Y REALIDAD EN EL PLANETA MARTE

Los CANALES MARCIANOS

La gran controversia histórica sobre Marte surgió durante la memorable oposición de 1 877, uno de las raros momentos en los que el planeta se ubicó a una distancia de la Tierra inferior a 57 millones de kilómetros. El responsable de la polémica fue el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli ( 1 835- 1 9 1 O), direc­ tor del Observatorio Brera de Milán, muy respetado en su tiem­ po por demostrar que las lluvias de estrellas fugaces de agosto, las Perseidas, estaban asociadas a la órbita del cometa Swift­ Tuttle. En 1 875 Schiaparelli logró convencer a la monarquía italiana de que le financiara la construcción de un telescopio refractor de 8,6 pulgadas, con el que reemplazaría sus obsole­ tos instrumentos. El interés de Schiaparelli se centraba medir la separación de estrellas dobles. Pero en una noche de octubre, en la favo­ rable oposición de 1 877, Marte le pareció muy brillante, irre­ sistible. Al dirigir su telescopio hacia el rojizo astro quedó inmediatamente encantado con los delicados detalles del dis­ co marciano, y decidió dibujar nuevos mapas descartando com­ pletamente los nombres vigentes; en su lugar ideó para los rasgos superficiales una nomenclatura que contenía admira­ blemente evocativos nombres bíblicos y de la geografía y mitología clásicas: Syrtis Major, Solis Lacus, Elysium Thar­ sis, Mare Erythraeum. Aunque Schiaparelli sufría de ceguera a los colores rojo y verde, tenía una visión muy aguda, y se volvió obsesivo con los detalles de la superficie de Marte, especialmente con aque­ llos que estaban en el límite de la percepción. En momentos en los que la atmósfera era muy estable percibió una red de minúsculos puntos y débiles líneas que parecían extenderse por todas partes, a la cual denominó canali. Schiaparelli era un personaje serio y prudente, y no hay duda de que para él 29

MARTE. AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

Giovanni Virginio Schiaparelli y uno de sus mapas con los famosos canales.

estas líneas eran lo que canali significa en italiano: surcos o cauces. En 1 878 hizo públicos sus mapas, y aunque eran muy esquemáticos causaron una tremenda impresión. Una de las más famosas controversias en la historia de la astronomía surgió cuando al traducir al inglés la palabra ca­ nali se obtuvo el término canals, que en este idioma alude a una construcción artificial, como el Canal de Suez, construi­ do por esa época. El término justo debió haber sido channels, pero gracias a esta curiosa situación se difundió la noticia de que los astrónomos afirmaban que Marte debía estar habita­ do. Esto fue suficiente para que muchos, incluso hombres de ciencia, creyeran que había pruebas de lo que se sospechaba desde hacía décadas : que había vida inteligente en Marte. Desde este momento los canales marcianos se volvieron una moda. Varios observatorios se construyeron con el expreso fin de estudiar el planeta Marte, entre ellos el observatorio de Ca­ mille Fl ammarion en Juvisy, Francia, y el de Vincenzo Cerulli en Teramo, Italia. Los canales debían tener por lo menos 80 km de ancho para ser observables desde la Tierra, así que lo que se 30

FANTASÍA Y REALIDAD EN EL PLANETA MARTE

veía no podía ser otra cosa que una banda de vegetación en pleno desierto paralela a los cauces, e incluso, las ciudades marcianas desarrolladas en el mismo sentido. Flammarion pu­ blicó en 1 893 su libro Le planete Mars, donde resumió toda la información conocida sobre el planeta rojo; allí acogía la teoría de los mares y continentes y expresaba su extrañeza de que la ve­ getación no fuera verde. Aseguró además que «tal vez los marcianos trataron de comunicarse con nosotros en la época del iguanodonte y el dinosaurio, y se cansaron». En 1 88 1 Schiaparelli anunció la observación de un curio­ so fenómeno en los canales : en algunos de ellos aparecía un canal paralelo, un aparente desdoblamiento de los canales prin­ cipales que luego sería conocido como «geminación». Este fenómeno sería luego verificado por otros astrónomos inde­ pendientemente de las observaciones de Schiaparelli. El promo­ tor más entusiasta de estas ideas fue el aristócrata estadounidense y astrónomo aficionado Percival Lowell ( 1 855- 1 9 1 6), quien en 1 894 construyó su propio observatorio en una colina de Flags­ taff, Arizona, a 2. 1 28 metros de altura, al que denominó Mars Hill (Colina de Marte). Su propósito principal era observar Marte, y con su refractor de 24 pulgadas comprobó que todo lo que se afirmaba sobre este planeta era cierto; dibujó mapas que contenían más de 500 canales, puntos redondos que llamó «oa­ sis» o «lagos», y teorizó sobre su existencia. Según Lowell, el agua corriente se había evaporado hacía años, obligando a los marcianos a elaborar esta intrincada red de canales para trans­ portar el líquido desde los polos hasta las sedientas regiones ecuatoriales. Lowell aseguró que los cambios en la tonalidad de las áreas oscuras se debían a la modificación de la coloración ve­ getal, que pasaba de rojiza-amarillenta a verde-azulosa cuando llegaba el agua por lo s canales. En 1 897 observó que las «ma­ . ria» del hemisferio sur marciano cambiaban de verde a café, a medida que el verano se aproximaba. 31

MARTE. AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

Percival Lowell con su telescopio de 24 pulgadas en Flagstaff, Arizona, buscando señales de vida in­ teligente en Marte.

Con un gran talento para la exposición, Lowell narró al públi­ co sus historias, ofreció conferencias en varios países y publicó varios libros sobre Marte, en los cuales expuso sus tesis con mu­ cho detalle y gran lógica. Por supuesto, no todos los expertos estaban de acuerdo con sus ideas. Aun con los más modernos 32

FANTASÍA Y REALIDAD EN EL PLANETA MARTE

Los mapas de Percival Lowell. En 1903 la cartografía marciana de Lowell mostraba líneas rectas que fueron interpretadas como canales excavados por una moribunda civilización con el objeto de abastecerse de agua desde los polos.

telescopios y en las ocasiones en que Marte se acerca a la Tierra, no es posible distinguir con nitidez su superficie; varios observa­ dores simultáneos muy probablemente dibujarían mapas dife­ rentes del planeta. En todo caso, varios astrónomos observaron y dibujaron los canales marcianos, como los detallados en los ma­ pas que el astrónomo austriaco Leo Brenner realizó en 1 897, donde figuran hasta 164. Un aspecto común en estos mapas es que to­ dos los canales conectan las áreas oscuras; ninguno termina en una zona clara. En 1892 el astrónomo W. H. Pickering notó que en el sitio donde los canales se intersecaban siempre había un punto negro, al cual llamó «oasis». Desde 1 894 el destacado astrónomo norteamericano Ed­ ward Emerson Barnard, renombrado por su buena vista, estu­ dió el planeta con el telescopio refractor de 36 pulgadas del observatorio Lick. Barnard afirmó que jamás pudo distinguir los famosos canales marcianos e insistió en que tales historias 33

MARTE. AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

se debían a ilusiones ópticas: vemos lo que queremos ver. Ade­ más, las imperfecciones del ojo humano tienden a registrar lí­ neas en donde solamente hay puntos. Edward Maunder, un astrónomo británico, comprobó esta idea al invitar a numero­ sos testigos a dibujar a distancia puntos y manchas irr egulares colocados sobre círculos. Casi todos ellos inconscientemente conectaron los puntos y trazaron líneas rectas parecidas a las de Lowell y Schiaparelli. Así que los canales de Marte debían ser una ilusión. En 1 909 el astrónomo E. M. Antoniadi -antiguo asisten­ te de Flammarion- apuntó hacia Marte el telescopio refrac­ tor más grande de Europa, uno de 33 pulgadas del observatorio Meudon, cercano a París, y anunció que los canales en reali­ dad consistían en «un laberinto de rayas y puntos irregula­ res»; por lo tanto, concluyó, «los canales y sus románticas teorías son una ilusión». Hacia 1 9 14, en los albores de la Pri­ mera Guerra Mundial, el alboroto de las fantasías marcianas había terminado. Lowell creyó firmemente en sus ideas hasta su muerte, ocurrida en 1 9 1 6. Hasta hace pocos años todavía no se tenía mayor conocimiento sobre Marte y muchos aún consideraban factible la existencia de los canales y la vegetación. Para ex­ plicar los ciclos estacionales del cambio de tamaño, intensi­ dad y color de las áreas oscuras, la idea más consistente era la de los líquenes, una alianza simbiótica de algas y hongos que podía soportar condiciones severas de frío y radiación. Otra idea, establecida en 1 9 1 2, suponía que dichas áreas estaban cubiertas de sales que eventualmente absorbían humedad y cambiaban de color. Una tercera hipótesis, expuesta en 1 954, las interpretó como ceniza volcánica, y una más como cam­ bios en los patrones de vientos cargados de polvo. En 1 924 el astrónomo holandés Gerhard van Biesbroek cre­ yó distinguir en el borde del planeta, cerca del ecuador, una 34

FANTASÍA Y REALIDAD EN EL PLANETA MARTE

protuberancia luminosa a la que calculó una altura mínima de ocho kilómetros, y dedujo que estaba contemplando la cumbre de una montaña cubierta de nieve. En 1 948 el astrofísico holan­ dés Gerard Kuiper ( 1 905- 1 973) establece la presencia de C02 en la atmósfera de Marte y encuentra que el espectro de re­ flexión de los líquenes, musgos y algas terrestres coinciden con el espectro de las regiones oscuras del planeta. El astrónomo Earl C. Slipher, trabajando en el observato­ rio Lowell, en Arizona, continuó alimentando la leyenda mar­ ciana cuando elaboró una serie de mapas repletos de canales que además fueron adoptados por la Fuerza Aérea de Estados Unidos y que estuvieron vigentes hasta 1 963 . Incluso en mu­ chos textos serios de astronomía -todos anteriores a 1 965se exponía la tesis de la vegetación marciana como explica­ ción al periódico cambio en el color de su superficie4• Finalmente, el 14 de julio de 1 965 la nave Mariner 4 so­ brevoló el planeta a una altura de 1 0.000 km y envió las pri­ meras imágenes cercanas de la superficie de Marte, que revelaban un paisaje desértico y repleto de cráteres ; por nin­ gún lado había lagos, canales, oasis o vegetación. El diario The New York Times anunció en su primera página: «Una dura y tal vez fatal noticia se conoció hoy para la posibilidad de que alguna vez haya existido vida en Marte» . Los partidarios de los marcianos sufrieron una profunda desilusión.

4 Por ejemplo, Science et Vie, Edition Trimestrielle núm. 59, 1961; H. Spencer Jones, Lije on other Worlds, A Mentor Book, 1961; E. C. Sliphers, New Ligth on the Changing Face or Mars, National Geographic, septiembre de 1955.

35

La guerra de los mundos

Una vez el telescopio demostró que Marte era un planeta que, como la Tierra, tenía casquetes polares, clima de estacio­ nes e incluso canales posiblemente artificiales, es comprensi­ ble que, dados los antecedentes de algunas creencias populares, se calificara de poco amistosos a sus hipotéticos habitantes. Así que en 1 894, cuando Percival Lowell publicó su libro Mars, la existencia de los marcianos fue aceptada por muchos como verosímil. Lowell afirmaba que los marcianos muy seguramente no eran parecidos a los humanos, puesto que la atmósfera de Marte era distinta a la nuestra. Ello condujo a que muchos auto­ res los describieran de manera más o menos espantosa. Inspirado por el libro de Lowell, el escritor inglés Herbert George Wells publicó en 1 897 una novela titulada The War of the Worlds, casi simultáneamente con la novela del alemán Kurd Lasswitz, On Two Planets; ambos libros tratan de invasiones de marcianos a la Tierra, pero la novela de Wells es particular­ mente hostil con los marcianos, a quienes representa como se­ res muy sanguinarios.

MARTE. AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

1 9 1 2 Edgar Rice Burroughs, el creador de Tarzán, tam­ bién incursiona en la ciencia ficción con A Princess of Mars, En

novela en la cual un valiente explorador viaja a Marte, y en­ cuentra un lugar hostil poblado por seres inteligentes pero maléficos, «envueltos en una lucha dura y despiadada por la existencia en un planeta moribundo». Hasta los hombres de ciencia parecen contagiarse de las fantasías marcianas. El célebre astrónomo Eugene M. Anto­ niadi escribe en

1 924

sobre sus observaciones de Marte en

Meudon: «No solamente las áreas verdes, sino las superficies grises y azulosas, se transforman en mis ojos en café, lila e incluso carmín. Éste es exactamente el color de las hojas cuan­ do caen estacionalmente de los árboles en verano y otoño en nuestras latitudes». Pero la comprobación de la creencia generalizada de la existencia de marcianos se presentó en la noche de Halloween de

1 93 8 en New Jersey, Estados Unidos,

cuando el periodista

Orson Welles emitió un programa nocturno basado en la obra de H.

G.

Wells,

The War of the Worlds.

Con actores en vivo

simulando las horribles escenas de la invasión marciana, uno de los protagonistas hablaba como radiorreportero con la voz entrecortada: No puedo describirlo, señoras y señores . . . Me causan tanto espanto que trato de no verlos . . . Sus ojos son negros y despiden destellos como los de las víboras ... Tienen bocas enormes con saliva chorreando por unos labios que parecen estremecerse ...

El radioteatro ubicó el comienzo de la invasión en Trenton, cincuenta kilómetros al norte de Filadelfia. Los marcianos de Welles tienen grandes cerebros y están provistos de tentáculos, e invaden la Tierra por la sencilla razón de que en ella hay mu­ chísima agua y en su planeta está agotándose. Miles de perso­ nas que no sabían de la representación creyeron que estaban 38

LA GUERRA DE LOS MUNDOS

escuchando un verdadero programa de noticias y salieron his­ téricas a las calles o se escondieron en los sótanos mientras otras llamaban a la policía: se formó un verdadero caos en todo el estado. El programa fue de tal realismo que una encuesta posterior reveló que

30%

de los oyentes pensaron que la inva­

sión era real. Sin embargo, semejante impacto no se habría pro­ ducido sin un fenómeno cultural latente presente en un numeroso grupo de personas: el convencimiento de que existen civiliza­ ciones extraterrestres a la vanguardia que pueden aparecer en cualquier momento en la Tierra. Por fortuna, los planes de con­ quista fracasaron, pues los marcianos comenzaron a morir por la acción de las modestas bacterias de nuestro planeta. Este evento no hizo más que darles un renovado brío a los escritores de ciencia ficción, quienes por supuesto hicieron de Marte su tema preferido. Entre ellos se destacan Arthur C. Clarke con

The Sands of Mars,

en donde los terrícolas descu­

bren la forma de volver habitable Marte aumentando artifi­ cialmente la temperatura; Robert Heinlein con

Strange Land,

Stranger in a

que describe las aventuras de un humano que

vuelve de Marte con superpoderes; Ray Bradbury con la fa­ mosa obra futurista

The Martian Chronicles,

en donde visua­

liza la primera misión al planeta rojo, que sitúa en el año

1 999,

y los canales aparecen como uno de los rasgos prominentes del paisaje marciano; y nuevamente Edgar Rice Burroughs con su serie de

11

libros

John Carter of Mars,

en donde el

protagonista, soldado y aventurero, es transportado misterio­ samente al planeta rojo, combate con los nativos, se convierte en héroe y se casa con la princesa local. Por supuesto, el cine también vivió su edad de oro de la ciencia ficción con notables películas de largo metraje y, claro está, con muchos marcianos: en

1 950

la película del director

Kurt Neumann Rocketship X-M nos presenta unos astronautas que combaten contra marcianos mutantes sobrevivientes de una 39

MARTE.

AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

Cuando esta ilustración de William Leigh apareció en la revista Cosmopolitan, en 1908, mucha gente pensó que en realidad había seres inteligentes en Marte.

40

LA GUERRA DE

LOS MUNDOS

Extraterrestres macrocéfalos capturan hu­ manos en una historieta de 1939.

Cartel de la película de Tim Burton de 1995.

41

MARTE.

AL ENCUENTRO

DE L PLANETA ROJO

Descripción artística de la invasii?n marciana sobre Londres según la novela clásica La guerra de los mundos de H. G. Wells.

42

LA GUERRA DE LOS MUNDOS

Orson Welles en su estudio de la CBS durante la famosa emisión radionovelada de 1938.

guerra nuclear en Marte; luego, en

1 95 3 ,

en

Flight to Mars,

son los marcianos, habitantes de un mundo subterráneo, los que invaden la Tierra aprovechando nuestras propias naves espaciales; en

Invaders from Mars,

de

1 95 3 ,

los marcianos

controlan a los humanos mediante la introducción de im­ plantes; también aparecieron Devil

Girlfrom Mars, con una The Ang ry 1 954 en la cual los astro­

atractiva marciana buscando marido en la Tierra;

Red Planet, una película

inglesa de

nautas que exploran Marte terminan combatiendo contra amebas gigantes. Memorable fue la adaptación al cine que

1 95 3 hizo George Pal de The War of the Worlds, así como Prisionero de los marcianos, un film de 1 957 del japonés Yumi Shirakawa. En 1 965 la exitosa serie de televisión Mi en

43

MARTE.

marciano favorito

AL ENCUENTRO

DE L PLANETA ROJO

nos relacionó por fin con un extraterrestre

ingenioso y amable5• El cambio de milenio trajo nuevas películas de ciencia fic­ ción, en algunas de las cuales se destacan los catastróficos

y en otras, protagonista. Misión a

impactos de asteroides y cometas contra la Tierra, por supuesto, aparece Marte como

Marte,

estrenada en

2000,

se centra en los problemas de sus

protagonistas con la adaptación a la gravedad y tiene a la «cara de Marte» como el objetivo de la expedición. Esta película aportó la novedad de ser asesorada por un ex astronauta y dos científicos de los programas de la Estación Espacial Interna­ cional y de la misión Mars Pathfinder.

5 El planeta rojo también tiene protagonismo entre los adeptos a los objetos vola­ dores no identificados, los ovnis, y su más famosa manifestación, los platillos volado­ res. ¿Cuál es el planeta de donde parte la mayoría de los extraños visitantes? Marte, por supuesto. En varias obras de la literatura que explota este tema se afirma que un número de avistamientos mayor que el usual ocurre cuando Marte está cerca de la Tierra, en la fase de oposición.

44

El azaroso viaje a Marte

En 1 969 los astronautas Neil Armstrong y Buzz Aldrin caminaban sobre la Luna en la memorable misión Apolo 1 1 . Y apenas ocho años antes, en 1 96 1 , el cosmonauta Yuri Gagarin orbitaba la Tierra en una estrecha cápsula, en el glorioso ini­ cio de la carrera espacial. Con tal éxito, era simplemente in­ concebible que no se construyera prontamente una base lunar, o que arribara la primera misión tripulada a Marte a más tar­ dar en 1 992, justo para conmémorar los 500 años del descu­ brimiento de América. Tal desfase ocurrió por una conjunción de factores que en los años sesenta era imposible anticipar. Las misiones Apolo, como la casi totalidad del programa espacial de la NASA de los años sesenta, estaban diseñadas para derrotar a la Unión Soviética en la carrera espacial -más militar que científica, en plena Guerra Fría-, y el máximo premio era llevar al primer hombre a la Luna. Con enormes recursos técnicos e inagotable presupuesto, una vez obtenido el triunfo, el interés y el dinero de los estado­ unidenses menguaron notablemente. Este último en especial, por

MARTE. AL ENCUENTRO DE L P LANETA ROJO

los costos de la guerra de Vietnam y luego por la crisis del petró­ leo de

1973, que asestó un rudo golpe a las econonúas desarrolla­

das, y por resonancia a los programas espaciales. Además, las misiones orbitales tripuladas de larga dura­ ción en el espacio ---especialmente las rusas a bordo de la hoy difunta estación espacial MIR- evidenciaron serios proble­ mas para el cuerpo y la mente humanos por la exposición pro­ longada a la ingravidez y al aislamiento. Con el actual estado tecnológico, el viaje de ida y vuelta a Marte puede tardar, en el mejor de los casos,

300 días,

a los que se sumarían más de

dos años de permanencia en la superficie del planeta a la es­ pera de una misión de relevo. Combustible, suministros y agua son también temas complejos; enviar humanos a explorar los planetas es caro y peligroso. Por otra parte, las computadoras lo hacen bien y más bara­ to, como lo probó la maravillosa misión de las naves en Marte en

1 97 4,

o las naves

Voyager

en

1 978

y

Viking 1 98 1 , que

cambiaron por completo nuestra visión del sistema solar.

DESTINO : MARTE A pesar de que en su posición más próxima Marte está

1 40

veces más lejos que la Luna, en los años sesenta la carrera hacia Marte prometía ser tan intensa como la de la Luna. Los soviéticos no querían perderla: partieron primero, pero par­

1 960 dos misiones simultáneas, la Mars 1 960octubre, y Mars 1 960-B el 1 4 del mismo mes,

tieron mal. En

A

el

10

de

diseñadas para sobrevolar el planeta Marte, fallaron en su in­ tento de abandonar la influencia de la gravedad terrestre. Re­ pitieron el intento dos años después con las sondas

Mars

1 962-A y Mars 1962-B con similar resultado, y con la sonda Mars 1 , que en ruta a Marte enmudeció completamente. 46

EL AZAROSO VIAJE A MARTE

Aunque los estadounidenses también se estrenaron mal en

1 964

con su

Mariner 3, que falló en desplegar sus paneles solares, la nave Mariner 4, lanzada unos días después, el 1 4 de julio de 1 965 , se convirtió en la primera en sobrevolar exi­ tosamente el planeta a una distancia de 9. 842 km; envió 22 imágenes de la superficie marciana, lo suficientemente claras para advertir que definitivamente no existen los canales artifi­ ciales y que el planeta es estéril, con cráteres de impacto es­ parcidos por todas partes. Hasta el momento muchos pensaban que Marte era otra Tierra, pero la Mariner 4 encontró algo que se asemejaba más a otra Luna. La sonda soviética

Mariner 4,

Zond 2,

lanzada dos días después de la

sufrió una pérdida de potencia, y aunque se acercó

1 .500 km,

a Marte a una altura de apenas

no transmitió infor­

mación alguna, demostrando que los ingenieros soviéticos no habían conseguido resolver los problemas de comunicación con sus naves espaciales. Durante la ventana de lanzamiento de

Mariner 6

1 969,

y 7 fotografían en blanco y negro un

superficie marciana, y con

20 1

las naves

20%

de la

imágenes comprobaron la es­

terilidad y los gigantescos accidentes geológicos del planeta. Los románticos oasis de los antiguos mapas resultaron ser enor­ mes cráteres con fondo oscuro, y los canales eran más bien alineaciones de cráteres. Mientras tanto, los soviéticos fraca­ saban con la sondas Mars

1969-A

y Mars

1 969-B,

que no al­

canzaron a colocarse en la órbita terrestre. El año

1 97 1

fue un momento culminante en la carrera por

llegar a Marte. En ese año los estadounidenses perdieron la nave

Mariner

8, que terminó su viaje en el fondo del océano

Atlántico; pero su gemela, la

Mariner 9,

se convirtió en la

primera nave en orbitar otro planeta; fotografió enormes ca­ ñones de

250 km

de ancho y de hasta

7 km

gigantescos volcanes apagados de hasta 25 47

de profundidad,

km de altura -los

MARTE.

AL ENCUENTRO

DEL P LA NETA ROJO

volcanes más grandes del sistema solar- y, lo que resultó aún más sorprendente, lechos secos de lo que aparentemente fueron grandes ríos. La Mariner

9 también transmitió las pri­

meras fotos de las lunas marcianas Phobos y Deimos. Mientras tanto, los soviéticos otra vez tuvieron un traspié con la sonda

Kosmos 419,

que no logró colocarse en órbita

terrestre, pero por fin lograron llegar a Marte con las sondas

Mars 2 y Mars 3. Mars 2

fue el primer artefacto humano que

alcanzó la superficie marciana -la primera visita interplane­ taria-, aunque seguramente se destruyó.

Mars 3

fue la pri­

mera nave en efectuar un aterrizaje controlado, pero apenas transmitió veinte segundos de información incomprensible. Se sospecha que estas dos misiones se perdieron en medio de tormentas de polvo, que en Marte pueden llegar a velocidades de

320 km/h en las capas superiores de la atmósfera. Hacia

1 972

la Unión Soviética ya había lanzado once mi­

siones a Marte, y los Estados Unidos, seis. Los soviéticos lan­ zaron cuatro sondas en el verano de

1 973, una miniarmada que

tuvo pobres resultados. La Mars 4 tuvo problemas de impulso y pasó lejos del planeta; la Mars pero falló después de

22

5 se situó en

órbita marciana

órbitas, aunque alcanzó a transmitir

70 fotografías; la Mars 6, diseñada para posar­ se sobre el planeta, enmudeció súbitamente, y la sonda Mars 7 algunos datos y

siguió de largo hacia el Sol. La industria aeroespacial soviética nunca logró recuperarse por completo del desastre de sus mi­ siones de la década de los setenta y no intentaría nada más en Marte durante los quince años siguientes.

LA CARRERA TIENE UN GANADOR Hasta este momento Marte se había mostrado abiertamen­ te hostil a los intentos de amartizaje. Las cuatro naves que lo

48

EL AZAROSO VIAJE A MARTE

habían intentado fracasaron, y la razón es comprensible: el descenso a ciegas definitivamente es una tarea de alto riesgo. Si algo enseñaron estos intentos fallidos es que en la adapta­ bilidad a las condiciones imprevistas está la clave del éxito. Así pues, aprovechando los vertiginosos avances de la técni­ ca y la creciente capacidad de las computadoras, la NASA se preparó para construir verdaderos robots exploradores. Con esta nueva estrategia los estadounidenses se anotaron el pre­ mio mayor de la exploración marciana con las misiones

king,

llamadas así en recuerdo de Leif Eriksson, el vikingo

que desembarcó en Norteamérica hacia el año El

Vi­

20

de julio de

1 976

la misión

Viking 1

1000. descendió un

robot explorador que se posó suavemente en la superficie del planeta Marte, en una región desértica llamada Chryse Plani­ tia. Al mismo tiempo, en la Tierra, a millones de kilómetros, biólogos y otros expertos permanecían expectantes mientras un brazo mecánico del robot extraía material del suelo y lo colocaba en un minilaboratorio automático a bordo, más exac­ tamente en un cromatógrafo de gases. El experimento consis­ tía en mezclar agua y soluciones nutrientes para percibir señales de vida detectando la emisión biológica de gases. La nave

Viking 2 también alcanzó la orbita de Marte,

y

45

días más tarde que su gemela descendió su robot explorador a

1 .600 kilómetros de distancia del anterior, en la región Utopía Planitia, en donde se repitieron los experimentos biológicos. Aunque los científicos se precipitaron a celebrar la detección de carbono en una prueba conocida como «la sopa de pollo», infortunadamente se probó que los gases no eran producidos por microbios sino por reacciones químicas inorgánicas. Un experimento adicional capaz de medir el más mínimo rastro de compuestos orgánicos tampoco encontró nada. En todo caso, ausencia de prueba no es prueba de la ausencia. Aunque ahora se afirma que estos experimentos estaban mal diseña49

MARTE. AL ENCUENTRO DE L P LANETA ROJO

dos para detectar la particular e hipotética vida marciana, las misiones

Viking

demostraron la versatilidad de las pruebas

1 983, las naves Viking transmitie­ 55.000 imágenes, de casi la totalidad de la super­

robóticas. Operativas hasta ron más de

ficie de Marte. Entre

1 97 6 y 1 987, en parte como resultado de la desilusión

por los resultados de las pruebas biológicas, Marte quedó com­ pletamente excluido de los programas espaciales. Mientras tanto, las transformaciones sociales y políticas sucedidas en la Unión Soviética desde

1 986

llevaron a los rusos a una apertura que

incidió en su moribundo programa marciano. La investigación del cosmos ahora sería un trabajo internacional que se propon­ dría como «la cooperación en la exploración y uso del espacio exterior para propósitos pacíficos», como quedó plasmado en un acuerdo firmado el

15

de abril de

1 987

en Moscú.

La primera misión soviética que contó con algún tipo de asistencia extranjera fueron las sondas Phobos lanzadas en

1 988,

el más ambicioso y complejo de los intentos soviéticos en Mar­ te: orbitar el planeta, acercarse a la luna Phobos y llevar robots exploradores a su superficie. Pero la suerte no estaba del lado de los rusos en el camino a Marte, pues Phobos 1 se extravió en sus cercanías debido a un error de un controlador de la misión;

Phobos 2 alcanzó a enviar 37 fotografías, pero un daño en una computadora también hizo perder el control sobre la nave y el artefacto explorador nunca pudo descender sobre esta luna. Luego de años de ausencia, el retomo estadounidense al pla­ neta rojo comenzó a hacerse efectivo con el lanzamiento de la

Observer en septiembre de 1 992, fecha elegida para conmemorar los 500 años del viaje de Cristóbal Colón. La mi­ nave Mars

sión esencial consistía en efectuar el levantamiento de comple­ tos mapas marcianos y estudiar con mayor detalle la topografía y el clima del planeta. Pero el 2 1 de agosto de meses y

1 993, luego de 1 1 720 millones de kilómetros de viaje, momentos antes 50

EL AZAROSO VIAJE A MARTE

Estampilla de la Unión Soviética conmemorativa del lanzamiento de la sonda Phobos 1.

Estampillas emitidas en 1989 por el gobierno de Madagascar que conmemoran el lanzamiento de las sondas soviéticas Mars 1 (izquierda) y Zond 2.

51

MARTE . AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

Despegue de la misión Nozomi. Un cohete M-5 lanza la sonda Nozomi hacia Marte desde el Centro Espacial Kagoshima, al sur del Japón, el 4 de julio de 1998.

52

EL AZAROSO VIA JE A MARTE

de que la nave entrara en la órbita de Marte, los científicos de la NASA perdieron todo contacto con ella. Los intentos por resta­ blecer la comunicación fallaron. Entre las posibles explicacio­ nes de esta tragedia espacial se barajan la de algún daño en los delicados sistemas internos, la ruptura de los tanques de com­ bustible o el impacto de meteoritos. Sin embargo, versiones publicadas por diversos medios de comunicación afirmaban que ¡ la nave pudo haber sufrido un asalto por parte de habitantes de Marte o que incluso la propia NASA habría silenciado el apara­ to al encontrar contundentes pruebas de vida inteligente en el planeta ! Los rusos reactivaron su programa marciano con la sonda

Mars 96, la nave espacial más cargada de equipo científico en la historia de la astronáutica: 7.700 kg de peso con 550 kg de instrumentos rusos, de la NASA y de otros 20 países. Llevaba dos cámaras de televisión, espectrómetros, radar, equipos para realizar diversos experimentos y dos robots exploradores con sondas de penetración para excavar la superficie y analizar el suelo. El

ton

1 6 de noviembre de 1 996 un gigantesco cohete Pro­

fue lanzado de manera perfecta desde su plataforma en

Baikonur, pero una falla en la cuarta etapa de propulsión le impidió alcanzar la órbita terrestre, y a las cuatro horas de su lanzamiento la fabulosa nave espacial se precipitó en el océa­ no Pacífico entre Chile y la isla de Pascua. Otra vez la fortuna no fue benévola con los rusos. A pesar de tales antecedentes, la misión

Mars Pathfinder

de la NASA confiaba en no fallar. Sería el primer intento en posarse sobre el planeta rojo desde que las naves

1 976

Viking

de

lo hicieran, y era definitivo para el programa espacial

estadounidense que este intento culminara exitosamente. Los científicos escogieron el sitio de aterrizaje en Ares Vallis, una planicie en la que se esperaba encontrar rocas depositadas por antiguas y enormes inundaciones. 53

MART E. AL ENCUENTRO DEL P L ANETA ROJO

El

4 de julio

de

1 997

la nave

Mars Pathfinder descendió

a salvo en la superficie de Marte. Fue un tremendo éxito para la NASA, tanto desde el punto de vista científico como por la captura de la atención del público y los medios de co­ municación6. Las fotografías del explorador

Sojourner -lla­

mado así en honor de una luchadora contra la esclavitud norteamericana- y las vistas panorámicas de

360º se convir­

tieron en iconos de la exploración marciana. Aunque su máxi­ ma velocidad era de 36 m/h, el Sojourner exploró 200 m2 de

1 6 análisis químicos de rocas y suelo7• La misión Mars Pathfinder también demostró la efectividad del novedoso sistema de airbags (bolsas de aire) para amortiguar

superficie y realizó

el aterrizaje de naves espaciales; luego de soltarse del paracaí­ das a una altura de 350 m, la nave rebotó más de alturas de

1 2 m en un sitio muy

1 5 veces hasta

rocoso, sin sufrir daño alguno.

265 millones de dólares, can­ 14 veces menor que la gastada en las misiones Viking.

El costo total de la misión fue de tidad

La nave Mars Pathfinder fue rebautizada como Estación Carl Sagan Memorial, en honor del astrónomo estadouniden­ se muerto en 1 996. Ahora la estación alberga un microchip donde se encuentran grabados los nombres de 100.000 miem­ bros de la Sociedad Planetaria, exactamente igual al que lleva otro a bordo la difunta sonda rusa Mars

96.

La misión Mars Global Surveyor tampoco podía fallar. Lue­ go de la pérdida de la misión Mars

Observer todo el programa

espacial estadounidense en Marte estaba en vilo. Desde el mo-

6 El portal en intemet de la misión recibió 556 millones de visitas en el primer mes y 4 7 millones el día 8 de julio, cuando se revelaban las primeras imágenes. 7 Se presentó una controversia cuando se difundió que la nave Pathfinder y su explorador Sojoumer no habían sido esterilizados antes de abandonar la Tierra. Las naves Viking sí fueron esterilizadas para evitar la introducción de bacterias terrestres en el ambiente marciano.

54

EL AZAROSO VIAJE A MARTE

mento de su lanzamiento, en

1 996,

se presentaron los proble­

mas cuando uno de los paneles solares no pudo desplegarse completamente, lo que amenazaba el proceso de frenado apro­ vechando la atmósfera marciana que ahorra en

25 %

(aerobraking

o aerofrenado,

la necesidad de combustible). La conse­

cuencia fue una reducción de velocidad y el retraso de casi un año en su plan de levantar un completo mapa del planeta. Sin embargo, el

Surveyor

11

de septiembre de

1 997 Mars Global

se colocó exitosamente en la órbita de Marte para

convertirse en una de las misiones científicamente más renta­ bles y en una de la más populares.

Mars Global Surveyor y su

cámara de fotos, la Mars Orbiter Camera, transformaron la visión que se tenía del planeta y convirtieron a Marte en un astro tan espectacular como lo soñaron los astrónomos del siglo XIX. Las extraordinarias imágenes que podían detallar objetos de hasta

1 ,4

m y que ofrecieron paisajes que muchas

veces se parecen a los de varias regiones de la Tierra, arroja­ ron, entre otros resultados, irrefutables pruebas de que el pla­ neta tuvo agua líquida, incluso en tiempos recientes.

1999 : LOS SONIDOS DEL SILENCIO Con los admirables resultados de Mars Pathfinder y Mars

Global Surveyor,

el camino a Marte parecía por fin despejado

cuando la NASA lanzó la misión diciembre de

1 998.

Mars Climate Orbiter

en

El satélite, de más de tres toneladas de

peso, orbitaria el planeta para realizar un estudio detallado de su complejo clima y revisar la distribución de vapor de agua en su atmósfera. Su lanzamiento, realizado con un potente cohe­ te

Delta

//, dirigió la nave hacia una órbita solar en donde

desplegó sus paneles de energía. La trayectoria inicial del co­ hete

Delta

se calculó para que sus restos no contaminaran a

Marte, mientras que el satélite encendía sus motores para re55

MARTE . AL ENCUENTRO DEL P L ANETA ROJO

orientarse hacia el planeta a donde debía llegar en septiembre de

1 999.

3 de enero de 1 999, la NASA lanzó la mi­ sión Mars Polar Lander, con una secuencia similar de even­ En seguida, el

tos para llegar a Marte tres meses más tarde que su antecesora. Inmediatamente luego de su puesta en órbita la misión debía lanzar dos paquetes de instrumentos, las micropruebas

Space 2 ,

Deep

impactando la superficie y penetrando en ella hasta

dos metros en búsqueda de agua congelada. Finalmente la Mars

Polar Lander descendería

en el borde del casquete polar sur

para tomar una serie de imágenes nunca antes vistas. Una vez en Marte, ejecutaría estudios geológicos y climáticos, para lo cual, entre otras cosas, utilizaría un brazo robótico capaz de cavar hasta un metro para examinar

1 00.000 años de historia

geológica, y buscar evidencias de agua y dióxido de carbono.

Mars Climate Orbiter y Mars Polar Lander,

unas maravillas

del ingenio humano, estaban destinadas a desempeñar un glo­ rioso papel en la investigación marciana. El

ter

16

de septiembre de

1 999

la nave

Mars Climate Orbi­

llegó al planeta y entró en una órbita polar elíptica que

1 60 km y los 40.000 km de altura, para apli­ Mars Global Su11leyor había utilizado esta técnica en un proceso que duró 1 7 meses. En el caso de la Mars Climate Orbiter el aerofrenado debía durar apenas 60 días. oscilaba entre los

car la técnica del aerofrenado.

Sin embargo, la nave

Mars Climate Orbiter equivocó

su

ruta de entrada en órbita y se perdió el contacto con ella. Los angustiosos esfuerzos por restablecer comunicación con la misión tuvieron siempre la misma respuesta: silencio absolu­ to. La investigación sobre este fiasco concluyó que la misión tuvo una pobre administración con personal inadecuado. Pero lo peor sobrevino cuando se conoció la causa inmediata del

56

EL AZAROSO VIAJE A MARTE

fracaso: ¡ un error en la conversión de datos de navegación de unidades inglesas a unidades métricas !

1 999 no terminaban allí. El nave Mars Polar Lander inició su fase de

Pero las malas noticias del año

3

de diciembre la

descenso sobre el planeta Marte. La tragedia se dio cuando en ese preciso momento los controladores en la Tierra perdieron todo contacto con la misión y con las micropruebas Deep Space 2 . El silencio también fue el resultado de las semanas de es­ fuerzos por restablecer contacto. Aunque no hay seguridad sobre lo sucedido, un panel de investigación concluyó que la causa del desastre pudo haber sido una falla de los sensores diseñados para detectar el aterrizaje, lo que habría ocasionado la destrucción de la nave. El mismo reporte afirma que el ori­ gen del problema pudo haber radicado en el previo recorte de fondos y de personal que había sufrido la misión. Natural­ mente, las causas de estos dos fracasos sucesivos produjeron un profundo malestar en la NASA. Desilusionante, además, fue la pérdida de un «oído electrónico» instalado en la

Polar Lander,

Mars

diseñado para capturar el silbido de los vientos

marcianos, proyecto apoyado por la Sociedad Planetaria y por miles de sus afiliados8 • Un enorme manto de incertidumbre se extendió sobre los planes de la NASA para explorar Marte, y el único resultado final de su criticada estrategia de «más rá­ pido, mejor, más barato» fue el fracaso de las misiones en

1 999,

que tuvieron un costo de

300 millones de dólares.

Mientras tanto, Japón inauguró su vuelos interplanetarios

4 de julio de 1 998 con el lanzamiento de la sonda Nozami -Esperanza-, originalmente denominada Planet B. De esta el

8 La presión atmosférica en la superficie de Marte es menos del 1 % de la presión terrestre al nivel del mar. Pero aun asi, las señales acústicas en el rango de frecuencia del oído humano pueden ser detectadas.

57

MARTE .

AL ENCUENTRO

DE L PLANETA ROJO

forma se convirtió en la tercera nación en lanzar una nave espacial hacia otro planeta. Problemas que se presentaron en los motores inmediatamente después de que la misión fuera puesta en órbita terrestre obligaron a los controladores a pos­ poner cuatro años su llegada al planeta. Cuando entre a la órbita marciana, en diciembre de

2003, Nozami tomará foto­

grafías, analizará la interacción de la atmósfera con el viento solar y estudiará los campos electromagnéticos de Marte. Con la desaparición de las sondas Mars Observer en 1 993, Mars Climate Orbiter en 1 999 y Mars Polar Lander en 2000, son ya 1 9 los accidentes o fracasos que se cuentan. De 1 2 intentos de descenso en Marte, sólo 4 tuvieron éxito. Para este momento, el balance de casi cuarenta años de expediciones a Marte es contundente; probabilidad de éxito:

58

30%.

EL AZAROSO VIAJE A MARTE

MISIONES A MARTE Nombre

País

Fecha de lanzamiento

ResuUado

l.

Mars 1 960-A

URSS

1 0/ 1 0/1 960

No alcanzó la órbita terrestre

2.

Mars 1 960-B

URSS

1 41 1 0/ 1 960

No alcanzó la órbita terrestre

3.

Mars 1 962-A

URSS

24/ 1 0/1 962

El cohete se incendió

4.

Mars 1

URSS

111 111 962

Contacto perdido en ruta

5.

Mars 1 962-B

URSS

4/1 1/1962

No alcanzó la órbita terrestre

6.

Mariner 3

EE.UU.

5/1 111 964

Falla en el impulso de salida

7.

Mariner 4

EE.UU.

28/1 111964

Primer sobrevuelo y primeras imágenes cercanas

30/ 1 111 964

8.

Zond 2

URSS

9.

Mariner 6

EE.UU.

25/2/ 1 969

Sobrevuelo exitoso. Fotografías

10. Mariner 7

EE.UU.

25/3/ 1 969

Sobrevuelo exitoso. Fotografías

1 1 . Mars 1 969-A

URSS

27/3/ 1 969

No alcanzó la órbita terrestre

1 2 . Mars 1 969-B

URSS

1 4/41 1 969

No alcanzó la órbita terrestre

1 3 . Mariner 8

EE.UU.

8/5/1 97 1

Falla en el impulso de salida

14. Kosmos 4 1 9

URSS

1 0/5/ 1 97 1

No alcanzó l a órbita terrestre

1 5 . Mars 2

URSS

1 9/5/ 1 97 1

Primera nave en impactar Marte

16. Mars 3

URSS

1 9/51 1 97 1

Contacto perdido en ruta

Órbita exitosa. Primer descenso suave pero falla a los 1 10 segundos

1 7 . Mariner 9

EE.UU.

30/5/ 1 97 1

Fotografía la mayor parte del planeta y aporta las primeras imágenes de Phobos y Deimos

1 8 . Mars 4

URSS

2 1 /71 1 973

Trayectoria errada

1 9 . Mars 5

URSS

25/7/ 1 973

Órbita exitosa. Fotografías

59

MA RTE .

AL ENCUENT RO

DEL P LANETA ROJO

MISIONES A MARTE (continuación) Nombre

País

Resultado

Fecha de lanzamiento

20. Mars 6

URSS

5/81 1 973

Contacto perdido en ruta

2 1 . Mars 7

URSS

9/8/ 1 973

Trayectoria errada

22. Viking 1

EE.UU.

20/8/1 975

Descenso exitoso, primeras foto-

grafías en superficie, primeros experimentos 23. Viking 2

EE.UU.

9/91 1 975

Descenso exitoso, fotografías en superficie y experimentos

24. Phobos 1

URSS

717/1988

Pérdida de contacto por error humano

25 . Phobos 2

URSS

1 217/1 988

Fotografías de Marte y Phobos. Pérdida de contacto

26. Mars Observer

EE.UU.

25/9/1 992

Contacto perdido en ruta

27. Mars Global

EE.UU.

711 1 1 1 996

Órbita exitosa. Fotografías

Surveyor 28. Mars 96

Rusia

29. Mars Pathfinder

EE.UU.

1 6/ 1 1 / 1 996 4/ 1 2/ 1 996

No alcanzó la órbita terrestre Órbita exitosa. Descenso de un robot explorador

30. Nozomi

Japón

317/1 998

Problemas en el motor. Retrasó cuatro años su entrada en la órbita del planeta

3 1 . Mars Climate

EE.UU.

1 11 1 21 1 998

Error en el control de la misión

EE.UU.

3/111 999

Contacto perdido en el descenso

EE.UU.

3/6/200 1

Órbita exito s a . Fotografías

Orbiter 32. Mars Polar Lander 3 3 . 200 1 Mars Odyssey

60

EL AZAROSO VIAJE A MAR TE

SIGLO XXI, ODISEA MARCIANA Con pie derecho se inician las misiones marcianas en el siglo que sin duda acogerá a los primeros humanos en el pla­ neta Marte. La misión

2001 Mars Odyssey,

una prueba con­

junta de la NASA y la Agencia Espacial Europea, fue lanzada en junio de

200 1

y llegó a su órbita marciana el

24 de octubre

de ese mismo año. Está dotada con un sistema de registro ter­ mal que puede cartografiar todo el planeta poniendo particu­ lar énfasis en los minerales que se pueden formar sólo en presencia de agua; un espectrómetro de rayos gamma que de­ tecta hasta

20 elementos químicos situados varias decenas de

centímetros debajo de la superficie, especialmente el hidró­ geno subterráneo, clara señal de agua congelada que podría ser extraída por los futuros astronautas; y experimentos para estudiar la radiación que puede ser nociva para los humanos.

2001 Mars Odyssey también servirá como satélite de comuni­ cación para futuras misiones, y si todo sale bien estará en ope­ ración durante tres años. Los resultados de

2001 Mars Odyssey se obtuvieron in­ mediatamente. En marzo de 2002 los científicos responsables de la misión anunciaron el hallazgo de grandes cantidades de agua congelada bajo la superficie de Marte, en un volumen mayor a lo esperado. Y además el registro indica que la capa de hielo se encuentra a menos de un metro de la superficie, justo en el límite de capacidad del espectrómetro. Pero segu­ ramente hay mucho más. En este momento la totalidad de la exploración de Marte se orienta a tres objetivos primarios: buscar evidencia de vida pasada o presente, idea renovada por los sospechosos hallaz­ gos de rastros de vida en el interior de meteoritos provenien­ tes de Marte; comprender los cambios climáticos de largo plazo y examinar los recursos naturales para su uso en las futuras 61

MA RTE. AL ENCUENT RO DE L PLANETA ROJO

misiones tripuladas. El punto en común de esta tríada es el elixir universal de la vida, el agua. La intención considera enviar como mínimo dos misiones en cada lanzamiento, y se prevé el descenso de vehículos, reco­ lección de muestras del terreno y su puesta en órbita marciana para posteriormente enviarlas a la Tierra mediante una nave interceptora que aún se encuentra en diseño. Con un lanzamiento inicialmente previsto para 2003, dos Mars Rovers recorrerán la superficie del planeta con mucha mayor autonomía que el

joumer,

So­

y descenderán en lugares diferentes utilizando el exi­

toso sistema de

airbags (bolsas de aire) probado en la misión Mars Pathfinder. Portarán todo el equipo para buscar eviden­ cias de agua líquida pasada o presente; además, cada explora­ dor dispondrá de taladros de alta tecnología con brocas de diamante para perforar las rocas y estudiar su interior. La NASA ha reportado problemas en la adaptación del sistema de airbags para los Rovers, mucho más grandes que la misión Mars Pathfinder, lo cual podría obligar a retrasar el lanza­ miento al menos otros dos años. También en

2003

la Agencia Espacial Europea y la NASA

lanzarán a bordo de un cohete ruso la nave

Mars Express,

la

cual lleva una carga de instrumentos, entre los que se encuen­ tra alguna herencia de los perdidos en la difunta misión rusa

Mars 96.

Será puesta en órbita polar para explorar la atmósfe­

ra, la superficie y la geología, y detectar agua subterránea. Portará una prueba de descenso británica, la

Beagle 29,

de

25

kg, que se posará en la superficie para explorar el clima, el terreno y la biología marciana.

Mars Express llegará a Marte Beagle 2 se efectuará también con el sistema de airbags. Este nuevo explorador de en diciembre

2003,

y el amartizaje del

alta tecnología será capaz de desplazarse cientos de metros

9

El nombre del barco de Charles Darwin en sus viajes de exploración. 62

EL AZAROSO VIAJE A MARTE

cada día y su permanencia en el suelo marciano podría llegar a un año. Sin embargo, esta misión también tiene problemas con el diseño de los plorador

Beagle 2.

airbags

y con las pruebas finales del ex­

En caso de que el

Beagle 2

no estuviera

listo, la misión sería únicamente la puesta en órbita de la nave

Mars Express ..

2005 la NASA planea enviar la misión Mars Recon­ naissance Orbiter para explorar el paisaje marciano con equi­ pos capaces de reconocer objetos de hasta 20 cm. También en 2005 el poderoso cohete francés Ariane 5 lanzará un intercep­ En

tador, un quinteto de pruebas de descenso y un vehículo todo terreno. Vuelos comerciales del Ariane 5 y cohetes de la NASA se prevén para las denominadas «micromisiones», pruebas de bajo costo con naves de menos de

200 kg que cumplirán fun­

ciones de telecomunicaciones que incluyen globos, planeado­ res y vehículos de gran autonomía. Para dicho año los rusos también planean resucitar su programa marciano con una nave que se lanzaría para recoger muestras de la luna Phobos. La NASA podría enviar en

2007

un completo laboratorio

móvil de ciencias, y si todo sale bien -algo que como se ha visto en la ruta a Marte no es fácil de lograr-, las primeras muestras de suelo marciano llegarían a la Tierra en 2009 en dos empaques del tamaño de latas de cerveza. Para evitar problemas de conta­ minación posiblemente sean estudiadas a bordo de un laborato­ rio orbital, antes de su traslado a nuestra superficie. Nuevas muestras de suelo y rocas marcianas se obtendrán por la misma vía en los años siguientes, con naves que además realizarán una serie de experimentos adicionales y demostra­ ciones tecnológicas, como la elaboración de combustible in situ; robots que explorarán hasta

1 60 km de terreno, incluso en algu­

nas de las regiones más agrestes del planeta; y el estudio del medio ambiente y de los riesgos químicos y biológicos que podrían correr los futuros astronautas. 63

MARTE. AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

Luego del año 20 1 O se visualiza el establecimiento de co­ lonias permanentes de robots en la superficie de Marte, bases científicas que les darán la bienvenida a los primeros huma­ nos en el planeta rojo. Simultáneamente, nuevas misiones lle­ garán a Mercurio, Venus, Saturno y Plutón; robots penetrarán los hielos de la luna Europa; en Júpiter, naves descenderán en el núcleo de los cometas, y se traerán muestras de asteroides.

64

El Sol, la Luna y los pla­ netas giran alrededor de la Tierra, según la vi­ sión cosmológica predominante durante siglos.

Sistema geocéntrico.

La Tierra y los planetas conocidos retoman su posición correcta girando alrededor del Sol.

Sistema copernicano.

Paisajes marcianos. Colinas cubiertas de vegetación primitiva y grandes espacios desérticos, según representaciones de un texto de astronomía de 1952.

El artista Michael Whelan produjo esta pintura para una edición moderna de las Crónicas marcianas de Ray Bradbury.

Portada de la novela marciana de Edgar Rice Burroughs.

Marte a través del tiempo. La visión de Norman Lockyer en 1862, cuando se pensa­ ba que las áreas oscuras eran vegetación; un mapa de Lowell con los canales supues­ tamente artificiales; la visión telescópica desde la Tierra en 1960 y las imágenes cercanas de las misiones Viking.

El planeta Marte según imágenes de las misiones Viking. El casquete polar sur se observa claramente.

Paisaje marciano. Las primeras imágenes de la superficie de Marte registradas por la nave Viking l muestran un campo de dunas y rasgos similares a los desiertos de la Tierra. Las crestas de las dunas indican vientos de izquierda a derecha. La gran roc¡l a la derecha está a 8 m de la nave y mide l m de altura.

El rasgo blanquecino en el centro de la imagen muestra la evolución de un sistema de tormentas sobre el polo norte marciano. Las nubes blancas son de agua congelada, y las de color marrón contienen polvo.

Tormentas polares.

Casquetes polares. La capa polar norte es notablemente más ex­ tensa que la capa del sur.

En Terra Cimmeria, en el hemisferio sur, la bruma polar de C02 avanza entre cráteres de hasta 100 km de diámetro.

Cráter «cara feliz». El cráter Galle, de 2 15 km de diámetro en Argyre Planitia, parece sonreírle a la cámara de la Mars Global Surveyor.

Las calderas de Olyrnpus Mons con dos cráteres de impacto adya­ centes que se distinguen por sus bordes levantados.

Olympus Mons.

Sección central de Valles Marineris con cuatro cañones en paralelo y una anchura de 500 km.

Valles Marineris.

White Rock. La flecha

señala una mancha blanquecina denominada White Rock, que se cree está formada por sales.

En esta imagen reciente de la sonda Mars Global Surveyor se obser­ va lo que parecen zanjas y cauces de flujos líquidos, tan recientes que pueden haberse formado en la actualidad o hace no más de un millón de años. Próximas imágenes de la misma zona podrían demostrar que la llave todavía está abierta.

Posibles cauces.

Gorgonum Caos. Algunas caras de las paredes de este cráter muestran numerosos cauces secos que parecen haber sido creados por agua líquida mezclada con tierra, rocas y hielo.

Una de las imágenes de la misión Mars Pathfinder en el sitio de aterrizaje. Al fondo Jos Picos Gemelos, y en el primer plano piedras y rocas que parecen haber sido transportadas por grandes inundaciones.

El paisaje en Ares Vallis.

la pintura de Chesley Bonestell realizada en 1956 presenta el paisaje marciano de manera muy realista. Este panorama visionario se expone en el National Air and Space Museum en Washington D. C. (Cortesía de Bonestell Space Art).

Exploración de Marte. Excepto por el cielo azul,

Retrato de un planeta

Marte tiene un diámetro aproximadamente equivalente al radio del planeta Tierra, tarda 687 días en dar una vuelta com­ pleta alrededor del Sol, y

24 horas y 37 minutos en girar sobre

sí mismo, casi la misma duración del día terrestre. Marte re­ voluciona alrededor del Sol a una distancia media de

228

mi­

km, en una trayectoria bastante elíptica, con 42 millones de km de diferencia entre su afelio y su perihelio. La llones de

Tierra también tiene una órbita elíptica, por lo cual en los momentos de oposición con Marte, cada 2, 1 años, la distancia entre los dos planetas puede variar entre

55,76

y

1 0 1 ,37

mi­

llones de kilómetros. Las oposiciones más cerc:: anas -oposi­ ciones de perihelio- ocurren en el mes de agosto, y las lejanas -oposiciones de afelio-, en febrero; las más favorables se presentan cada

1 5 o 1 6 años, y �as más cercanas suceden cuan­

do se combina el perihelio de Marte con el afelio de la Tierra, como ocurrirá en el año

2003 .

El cu�rimiento fotográfico, la cartografía y el conocimiento sobre Marte es en la actualidad varias veces superior al que

MARTE. AL ENCUENTRO

DEL PLANETA ROJO

Tierra

Marte

( 1 2.756 km)

(6.790 km)

Comparación de los tamaños de la Tierra y Marte (diámetros ecuatoriales en kilómetros).

tengamos de cualquier otro planeta de nuestro sistema solar, con excepción de la Tierra. Como todos los planetas interio­ res del sistema, es rocoso y tiene un núcleo metálico, manto y corteza. Se estima que el núcleo está compuesto principal­ mente de sulfido de hierro, un compuesto que duplica en den­ sidad a las rocas superficiales. Marte no tiene un campo magnético global similar al de la Tierra y otros planetas. En cambio posee un gran número de pequeñas anomalías alta­ mente magnéticas bajo su corteza. Su atmósfera está compuesta principalmente de dióxido de carbono y algo de nitrógeno, pero es muy fina, equivalente en densidad a 1 % de la atmósfera terrestre. Esto impide la per­ manencia del agua líquida en la superficie y haría que la san­ gre de los humanos se evaporara rápidamente si no dispusieran de un traje espacial. La atmósfera se extiende hasta una altura de 1 50 km, y las nubes marcianas, debido a las baj as tempera­ turas, están formadas por hielo. La temperatura superficial puede oscilar entre +22 ºC, bas­ tante confortable al mediodía en las latitudes medias del he66

RE TRATO DE UN P L ANETA

misferio sur, y -55 ºC en la noche, que pueden llegar a - 1 25 ºC en los polos durante el invierno. Los vientos son suaves en la superficie, con un promedio de 25 km/h , aunque en tiempo inestable pueden alcanzar los 70 km/h . Como Marte no tiene océanos que cumplan la función de estabilizar el clima, su superficie responde rápidamente a los cambios de temperatu­ ra, hecho que en las capas altas de la atmósfera ocasiona fuer­ tes vientos, de hasta 320 km/h , y tormentas de arena y polvo que periódicamente ocultan los detalles a la observación que se intenta desde la Tierra. Además las tormentas se intensifi­ can cuando el planeta está más cerca del Sol, pues el calor adicional causa corrientes ascendentes que arrojan materiales a la atmósfera 1 0 • Marte también se parece a la Tierra en la inclinación de su eje de rotación respecto al plano de la eclíp­ tica -23º 98'-, lo cual induce las estaciones climáticas. La superficie de Marte presenta un rango muy variado de características geológicas: cráteres de impacto, enormes vol­ canes, profundos cañones, extensos campos de dunas y otras maravillas. Un rasgo sorprendente del terreno es la marcada diferencia entre los hemisferios norte y sur. La superficie cra­ terizada del hemisferio sur es mucho más antigua que las más recientes planicies del hemisferio norte, constituidas por ma­ teriales volcánicos. Las tierras altas del sur se elevan varios kilómetros, contrastando con las tierras bajas del norte, hecho para el cual todavía no se ha encontrado una explicación. La mayoría de los oscuros rasgos de Marte observables desde la Tierra corresponden a regiones montañosas localizadas en el hemisferio sur. El tremendo impacto de un asteroide cuyo diámetro se calcu­ la en 1 60 km produjo, hace 4.000 millones de años, la cuenca de 10

La intensidad de la radiación solar en la superficie es 45% mayor cuando el planeta está en perihelio que cuando está en afelio. 67

MARTE. AL ENCUENTRO DEL PLANETA ROJO

Hellas Planitia en el hemisferio sur, que tiene 2. 100 km de ancho y 8 km de profundidad, el lugar más bajo de Marte. Un rasgo muy notable es la región de Tharsis, localizada en la latitud del ecuador marciano; del tamaño de Norteamérica, tiene una altura superior en 1 O km al resto de la superficie del planeta. Allí se encuentran cuatro volcanes enormes, incluido el Olympus Mons, de 26 km de altura y 550 km de diámetro, la montaña más alta del sistema solar; desde su cima no se vería Marte y se estaría por encima de casi toda la atmósfera del pla­ neta. Se sospecha que esta elevación está constituida principal­ mente de basalto y hierro, rocas comunes en sitios volcánicos. Sin placas tectónicas que se deslicen y con una corteza rígida, en Marte no existen cadenas montañosas, y los volca­ nes han permanecido fijos sobre sus fuentes de magma; por ello los flujos de lava combinados de los volcanes de Tharsis han cubierto un área más grande que Ru sia. No se sabe si la región aún tiene algún tipo de actividad volcánica. En Marte también encontramos profundos cañones, como Valles Marineris, descubierto por la nave Mariner 9. Con sus 4.000 km de largo, es 26 veces mayor que el Gran Cañón del Colorado, en los Estados Unidos, y sus profundas hondonadas de hasta 7 .000 m lo hacen tres veces más profundo. Se cree que se formó hace 2.000 millones de años, y no por agua corriente, sino por las mismas fuerzas interiores de la corteza que forza­ ron a la entera región de Tharsis a elevarse. Valles Marineris ocupa un cuarto de la circunferencia total del planeta y es tan grande que sin duda fue uno de los pocos «canales» que real­ mente se observaron desde la Tierra en el siglo XIX. Marte tiene casquetes helados en los polos, el mayor en el norte, constituido por agua congelada, y el del sur, más pe­ queño, conformado por dióxido de carbono congelado o hielo seco. Las capas polares retroceden estacionalmente por subli­ mación, es decir, porque se da la transición del estado sólido 68

RETR ATO DE UN P L ANETA

al gaseoso sin pasar por el líquido. De hecho, cada capa con­ siste de dos partes distintas: una capa estacional que crece y se encoge cada año marciano, y una capa residual que subya­ ce congelada. Marte guarda muchos misterios, y de la variedad de sus terrenos y de su geografía apenas podemos afirmar que han sido modelados por una diversidad de fuerzas : el agua, el hie­ lo, el viento, el magma volcánico, los impactos meteóricos y, hace mucho tiempo, la tectónica de placas.

La recesión polar. La diferencia en extensión de la capa polar sur que se detalla en lo alto de estas imágenes tomadas desde la Tierra, es evidente entre la primavera (iz­ quierda) y el verano marcianos (derecha).

69

MARTE .

AL ENCUENTRO

DEL P LA NETA ROJO

MARTE Diámetro

6.786 km

Distancia media al Sol

227 ,9 millones de km

Perihelio

206,6 millones de km

Afelio

249,2 millones de km

Velocidad orbital media

24, 1 km/s

Lunas

Dos

Masa (Tierra

=

0, 1 1

1)

Gravedad en la superficie (Tierra

=

1)

0,38

Duración del día

24 horas, 37 minutos, 23 segundos

Revolución (duración del año)

687 días terrestres

Temperaturas máxima y mínima

+22 ºC, - 1 25 ºC

Presión atmosférica (Tierra

0,008

=

1)

Composición atmosférica

95% de dióxido de carbono, 1 ,6% de nitrógeno, 1 ,3% de oxígeno, 0,3% de vapor de agua

70

¿Dónde están los océanos perdidos ?

Cuando Jules Janssen montó su equipo espectroscópico en el volcán Etna para buscar trazos de agua en Marte, se adelantó casi un siglo a los análisis de los mucho más sensitivos espec­ trógrafos del observatorio del Mount Wilson, que en 1 963 deja­ ron fuera de toda duda la existencia de vapor de agua en la atmósfera de Marte. El resultado mostró que la atmósfera era mucho más delgada de lo previsto, y su contenido de vapor de agua muy bajo. El desierto más seco de nuestro planeta tiene muchas veces más agua que la superficie del planeta rojo. Pero la idea de un Marte seco no duraría mucho tiempo. En 1 976 las misiones Viking comprobaron que actualmen­ te no hay agua corriente en la superficie marciana, algo que ya se sabía por la baja presión atmosférica que impide la per­ manencia de los líquidos; pero la profusión de sinuosos cau­ ces secos y una red de valles con nítidas señales de antiguos ríos confirman la idea de un Marte diferente en épocas ante­ riores. Más aún, por la edad de estas formaciones -apenas 1 .000 millones de años, que para la geología planetaria no es

MARTE . AL ENCUENTRO DE L PLANETA ROJO

mucho tiempo--, se aseguró que había agua entre el subsuelo permanentemente congelado (denominado permafrost), o en cavidades subterráneas 1 1 •

Algunas imágenes de Marte tomadas por las sondas Viking impresionaron por su parecido con los cauces secos de muchas regiones en la tierra.

Cauces terrestres y marcianos.

11 Se estima que el permafrost en Marte puede extenderse hasta 8 km bajo la superficie. En Siberia, este suelo helado llega hasta los 1 .500 m; más abajo el calor interno de la Tierra derrite el hielo.

72

¿DÓNDE ESTÁN LOS OCÉANOS PERDIDOS?

Las imágenes de los Viking también mostraron claras evi­ dencias de antiguos glaciares en Marte. Su existencia es la prueba más sólida de la antigua presencia de agua en dimen­ siones oceánicas, indispensable como elemento a partir del cual se formaría la gran cantidad de nieve necesaria para que los hielos se desarrollaran. En Marte incluso pueden distin­ guirse dos períodos de glaciaciones, uno de ellos muy anti­ guo, que data de hace 3 .400 millones de años, y uno mucho más reciente, ocurrido hace sólo 300 millones de años. Esto significa que posiblemente durante algún tiempo entre estas dos glaciaciones el clima de Marte fue relativamente húmedo y cálido, y su atmósfera más densa que la actual. Estas hipótesis las confirmaron las misiones Mars Pathfin­ der y Mars Global Surveyor en 1 997 . La primera, con su ex­ plorador Sojourner, se centró en la geología y meteorología observable en el sitio de aterrizaje, Ares Vallis; la segunda se dedicó a orbitar y fotografiar el planeta con un cubrimiento y detalle muy superiores a los logrados hasta entonces, hasta el punto de reconocer objetos del tamaño de un automóvil. El Sojourner y su espectrómetro demostraron que las ro­ cas de Marte y de la Tierra se parecen mucho, y que el suelo marciano en Ares Vallis es similar al encontrado en las misio­ nes Viking a más de 1 .000 km de distancia; esta uniformidad se atribuye a la globalización del material mezclado por los fuertes vientos en una atmósfera que, aunque liviana, es ex­ tremadamente turbulenta. El Sojourner analizó varias piedras basálticas, el tipo de roca más común en la Tierra y que se en­ cuentra además en el fondo oceánico. También encontró arena y muchas piedras redondas, de entre uno y seis centímetros de tamaño, al parecer transportadas por agua en avalanchas o ríos. Las rocas más grandes, redondeadas, aparecen inclinadas en la misma dirección y algunas puestas sobre otras, lo cual es con­ sistente con las deposiciones que dejan las inundaciones. En 73

MARTE. AL ENCUENTRO DEL P LANETA ROJO

Ares Vallis también se observaron indicios que permiten sospe­ char la existencia de flujos acuáticos subterráneos. Por otra parte, los resultados de la nueva cartografía arroja­ dos por la nave Mars Global Surveyor fueron espectaculares. Entre las miles de fotografías hay sensacionales evidencias de marcas de líquidos por todas partes, incluyendo vestigios de lo que parecen ser antiguas líneas costeras en el hemisferio norte, el cual aparece plano y libre de accidentes, en inexplicable contras­ te con las altamente craterizadas tierras altas del hemisferio sur. En las imágenes de alta resolución de la Mars Global Sur­ veyor se encontraron señales, en 1 50 lugares diferentes, de canales y zanjas aparentemente cavados por corrientes de agua; y lo extraordinario es que parecen muy recientes, con una data­ ción tal vez inferior a un millón de años, a juzgar por los terrenos carentes de cráteres y libres de polvo. Las posibles explicaciones apuntan al calentamiento geotermal, a presiones internas que li­ beran repentinamente el hielo en el interior de las paredes de los barrancos, o al derretimiento por aumento de la temperatura es­ tacional. Estas fuentes podrían estar brotando justo en este mo­ mento. Y sin duda no se deben al agua lluvia, pues en Marte no llueve. Ya que varias de estas marcas se han detectado en barran­ cas que se encuentran en las regiones montañosas del sur -la parte más vieja y fría del planeta, un lugar donde el agua líquida probablemente es menos estable-, se ha pensado en un respon­ sable diferente, como el dióxido de carbono líquido. En Brazos Vallis se encontraron depresiones similares a la­ gos secos cubiertos de un material claro que podría ser sal u otro mineral residual de la evaporación del agua. El sistema de canales conocido como Nanedi Vallis aparece claramente con sus paredes cortadas y erosionadas, por lo que se sospecha que debió ser un gran río; además presenta detalles que confirman la ocurrencia de varios episodios de flujos de agua en la super­ ficie del planeta. En la imagen del fondo del cráter Noachis Terra se observa una de las mejores evidencias de antiguos la74

¿DÓNDE ESTÁN LOS OCÉANOS PERDIDOS?

gos. En los bordes del Orcus Patera, un cráter de impacto de 10 km de diámetro, se observan líneas similares a las producidas

por la expulsión de agua o hielo en el momento del choque, señal de presencia de hielo o líquido bajo la superficie. En el año 200 1,, tras examinar más imágenes obtenidas por la Mars Global Surveyor, se identificaron nuevas señales de flujos de líquidos en la región llamada Athabasca Vallis, un sis­ tema de canales situado al norte del ecuador marciano. Los ca­ nales están cuesta abajo de Cerberos Fossae, una serie de fisuras al parecer creadas por una combinación de fuerzas tectónicas y volcánicas. Las imágenes muestran que además de lava, posi­ blemente grandes cantidades de agua -unos 600 km cúbicos­ fluyeron de estas fisuras en un pasado geológico reciente, hace 10 millones de años. Dado que estos flujos debieron inundar planicies de lava permeable, grandes cantidades de agua po­ drían persistir como hielo subterráneo. La evidencia de una ac­ tividad geotermal reciente hace de Cerberos Fossae otro objetivo interesante para los futuros rastreadores. De repente los canales de Lowell y los lagos de Bradbury vuelven a la vida. Efectivamente, ahora se piensa que muchos de los cauces y marcas de lagos se formaron por corrientes de agua o hielo en movimiento que surgieron del subsuelo, o por avalanchas de grandes masas de agua, más que por la erosión debida a la precipitación. Impactos de grandes asteroides tam­ bién pueden haber fundido el permafrost y generado inunda­ ciones repentinas. Sin embargo, la mejor evidencia de las inundaciones más grandes del sistema solar se encontraron al este y oeste de la región volcánica de Tharsis, justo donde están Olimpus Mons y los otros grandes volcanes. Allí hay extensos valles al pare­ cer cavados por enormes avalanchas originadas en la región hoy cubierta por los volcanes. Los análisis permiten inferir que en su máxima descarga el flujo pudo haber equivalido a 50.000 veces el caudal del río Amazonas. 75

MARTE. AL ENCUENTRO DE L PLANETA ROJO

Esta vista parcial de un cráter de 50 km de diámetro muestra marcas en el borde que sugieren fluidos y asentamientos en el fondo, rastros de un antiguo lago. Se observan formas similares a penínsulas y bahías tal vez delineadas por agua. Noachis Terra.

76

¿DÓNDE ESTÁN LOS OCÉANOS PERDIDOS?

Este cañón de alrededor de 2,5 km de ancho es un claro testimonio de que un fluido (tal vez de agua) se desplazó en la superficie de Marte por un período de tiempo muy largo, erosionan­ do las paredes de las rocas de manera similar a como lo hacen los ríos de la Tierra. Aunque no se descarta erosión por el viento o colapsos causados por agua subterránea, es extraordinario el pequeño canal central (arriba) que certifica la formación del valle por un fluido. Nanedi Vallis.

77

MARTE.

AL ENCUENTRO

DEL P L ANETA ROJO

En marzo de 2002, la misión 2001 Mars Odyssey encontró en sus primeras pruebas que el agua parece permear una ex­ tensa área del hemisferio sur luego de registrar fuertes señales de hidrógeno en una zona del tamaño de Europa. El resultado indica que a menos de un metro de la superficie -la capaci­ dad de análisis de los instrumentos a bordo- hay depósitos más parecidos al hielo sucio que a tierra con hielo, en todo caso una fracción de las ocultas reservas de hielo y agua de Marte . Los hallazgos se localizaron en mayor proporción en latitudes altas del hemisferio sur, y se adelgazan a me­ dida que están más próximos al polo sur. De haber agua cerca del ecuador aumentaría la posibilidad de que se pu­ diera derretir en alguna época del año o, al menos, periódi­ camente . Los casquetes polares también son una prueba de la exis­ tencia presente y pasada de grandes masas de agua. Las capas polares marcianas norte y sur lucen similares a sus contrapar­ tes terrestres, pero vistas en detalle tienen características enig­ máticas y únicas. La capa polar norte, la más grande, está compuesta de una mezcla congelada de agua y dióxido de car­ bono y tiene en promedio 1 km de espesor y 650 km de diá­ metro. Sus zonas más altas están 3 km por encima de las planicies que rodean la capa polar. Se sabe que la capa polar sur contiene exclusivamente dióxido de carbono congelado, al menos en la superficie. Su extensión es de 450 km y su espesor se acerca a los 3 km. Las estimaciones indican que entre las dos capas polares hay sufi­ ciente agua como para cubrir la totalidad del globo marciano con un mar de 20 m de profundidad. Sin embargo, hay indi­ cios de que ambas capas fueron mucho más grandes en el pa­ sado, y que el actual clima marciano las ha venido erosionando. También es posible que sean el remanente de antiguos lagos o mares. En resumen, el inventario total del agua que alguna 78

¿DÓNDE ESTÁN LOS OCÉANOS PERDIDOS?

vez existió en forma líquida en la superficie de Marte equival­ dría a un océano global de 500 m de profundidad. Un esquema condensado sobre el origen de Marte, su evo­ lución y lo que sucedió con su agua podría exponerse más o menos así: hace unos 4. 800 millones de años Marte se formó, al igual que la Tierra, por el proceso de acreción -reunión sucesiva de materiales remanentes de la nebulosa solar primi­ tiva alrededor de un cuerpo mayor. Durante sus primeros 1 .000 millones de años Marte fue un lugar activo y violento: tenía volcanes en erupción, meteoritos abrían enormes cráteres en su superficie y sufría de catastróficas inundaciones. También era más caliente gracias a una densa atmósfera que producía un apreciable efecto invernadero. Cuando cesó el gran bombardeo meteórico, hace unos 3 . 800 millones de años, gran parte de la superficie ya soportaba tem­ peraturas bajo el punto de congelación del agua. El agua líqui­ da, filtrándose bajo el congelado océano, fluyó hacia las tierras bajas del hemisferio norte, en donde se formó un gran mar que llegó a cubrir la tercera parte del planeta. A medida que el pla­ neta se enfriaba y perdía atmósfera, la corteza congelada crecía y se volvía más gruesa; fue así como se formaron las capas polares. La gran masa de hielo del polo norte presionó el agua bajo su enorme peso forzándola a fluir hacia las tierras altas del sur. Ocasionalmente la corteza congelada fue demasiado débil para contener el flujo subterráneo, hecho que causó las titáni­ cas inundaciones que se presentaron entre 2.000 y 3.000 millo­ nes de años atrás. La actividad volcánica y el impacto de grandes cuerpos del espacio exterior contribuyeron al derretimiento de la corteza y del permafrost. Simultáneamente, los antiguos crá­ teres de impacto, algunos de miles de kilómetros de diámetro, fueron completamente rellenados por las increíbles cantidades de materiales que se desplazaban de un lado a otro, incluyendo polvo y ceniza volcánica. Hoy la corteza de Marte está conge79

MARTE .

AL

ENCUENTRO DEL P L A NETA ROJO

lada y no permite que el remanente de la posible agua subterrá­ nea escape de su confinamiento. Se estima que la inclinación del eje polar de Marte oscila entre 1 5º y 35º cada 1 00.000 años, un ciclo que seguramente produce drásticos cambios en la presión atmosférica y el cli­ ma del planeta, como la vaporización, el derretimiento y el movimiento de las capas polares. Además, los volcanes mar­ cianos podrían haber desempeñado un papel fundamental en la presencia de agua líquida, puesto que la actividad geotér­ mica habría derretido el hielo de la superficie creando ríos que pudieron haber formado los canales. En todo caso, todo apunta a que hace 4.000 millones de años Venus, Marte y la Tierra se parecían mucho en su estruc­ tura y composición. Justo en el momento en que las primeras formas de vida aparecieron en la Tierra, también pudieron haber surgido en los otros dos planetas. Pero en Venus, mu­ cho más cercano del Sol y con una atmósfera muy densa, la temperatura se elevó terriblemente, eliminando cualquier for­ ma posible de vida. En cambio, hace 3 .000 millones de años, Marte y la Tierra aún se parecían mucho por su atmósfera, los grandes cueipos de agua y los volcanes. Pero mientras en la Tierra la tectónica de placas ayudaba a reciclar el dióxido de carbono, en Marte este proceso cesó. Sin un mecanismo de largo plazo que reciclara los gases existentes entre la atmósfera y el manto, la at­ mósfera de Marte se rarificó y no pudo seguir atrapando la energía solar. Así, el clima se deterioró, se congeló el agua que todavía existía y bacterias y algas -si alguna vez las hubo­ se enfrentaron a serios problemas. Todo indica que hubo y aún hay mucha agua en Marte, y que además el planeta es sustancialmente más dinámico des­ de el punto de vista de su medio ambiente, clima y erosión de lo que se puede ver en la superficie. 80

¿Hay vida en Marte?

La más profunda implicación de la antigua presencia de grandes masas de agua en Marte es la posibilidad de que la vida haya existido. ¿Durante cu ánto tiempo tuvo Marte hábi­ tats acuáticos adecuados para la vida? Posiblemente entre 500 y 1 .000 millones de años. ¿Surgió la vida en este período? Si esto fue así, a medida que el planeta se hacía más seco y frío, ¿tuvieron las formas de vida la habilidad de adaptarse a las nuevas condiciones? ¿Subsisten formas de vida en Marte? Si el agua permaneció el tiempo suficiente --estamos ha­ blando de millones de años, por supuesto-, es posible que algunas formas primitivas de vida hayan surgido a partir de moléculas orgánicas complejas en algún sitio cálido, tal y como se piensa que sucedió en la Tierra. Si esto efectivamente ocu­ rrió, es posible que en las futuras misiones a Marte se encuen­ tren fósiles o microfósiles de estas formas de vida entre los sedimentos antiguos del relieve, gracias a que la baja activi­ dad geológica ha permitido que la superficie permanezca in­ alterada durante mucho tiempo. Y más fascinante aún sería

MARTE. AL ENCUENTRO DE L PLANETA ROJO

que se encontraran organismos vivos; cualquiera de estos even­ tos se constituiría en el descubrimiento del milenio. ¿Dónde buscar las evidencias de la vida? Según los re­ sultados de las diversas misiones, desde las sondas Viking hasta la 2001 Mars Odyssey, hay centenares de lugares promi­ sorios. Los lechos de antiguos lagos o el fondo de los profun­ dos cañones, como los de Valles Marineris o Hebes Chasma, son sitios adecuados para excavar. Antiguos lagos secos cu­ biertos de hielo pudieron haber sido el refugio final de la vida marciana, como el Crater Gusev, formado por un río desaparecido hace tiempo; con 60 km de diámetro y una ex­ tensa y plana superficie de sedimentos, es un atractivo sitio para una misión de análisis de muestras y búsqueda de fósi­ les. Parana Vallis -un sistema de lagos secos y redes de ca­ nales-, Brazos Vallis y White Rock, con sus depósitos de minerales, también lucen interesantes. Se podrían encontrar señales de vida bajo los antiguos gla­ ciares, como en Ismenius Lacus, o en los polos, exactamente en el permafrost bajo la superficie1 2 • Otro posible sitio para la di­ versión de los paleontólogos serían antiguas fuentes hidroter­ males, en donde el agua caliente surgió de las profundidades hacia la superficie para evaporarse o congelarse rápidamente. Estas fuentes, como en la Tierra, generan depósitos minerales que atrapan y fosilizan los microorganismos. Además, como las aberturas hidrotermales toman su energía de fuentes geo12

Los bordes de las capas polares marcianas son lo más parecido a los valles de la Antártida. Muy secos y fríos, hace tiempo se pensaba que allí no podría vivir ningún organismo, pero en los años setenta se descubrieron en el continente congelado eco­ sistemas de algas y líquenes bajo capas permanentes de hielo cuyo espesor oscilaba entre los tres y seis metros, lo suficientemente delgadas para dejar pasar la luz y detener la radiación ultravioleta. En la Antártida también se encontró vida microbiana en lugares donde la temperatura ambiente promediaba los -20 ºC. Y hay otras varieda­ des de vida extrema, como organismos que viven en el interior de las rocas o en los pozos de petróleo. 82

¿HAY VIDA EN MARTE?

¿Sitios para búsqueda de fósiles? Dao Vallis y Hebes Chas­

ma, en el lecho de un sistema de cañones, se localizan cerca de antiguos volcanes. Hace mucho tiempo el agua fluyó en estos lugares o fue atrapada para formar extensos lagos. Las marcas ide�tifican lugares ideales para las misiones de pa­ leontología.

83

MARTE.

AL ENCUENTRO

DEL PLANETA ROJO

térmicas, ellas pueden subsistir mucho más tiempo que otros hábitats líquidos, incluso en el actual clima marciano. Un po­ sible lugar es Dao Vallis, en donde al parecer existió un flujo acuático en las laderas de un volcán. Si en este momento hay vida en Marte, debe encontrarse bajo la superficie, idealmente vinculada a depósitos de agua licuada por el calentamiento geotermal del permafrost. Los acuíferos subterráneos también pueden acoger formas de vida que obtendrían su energía no de la luz solar sino por procesos químicos, como se han descubierto en la Tierra. Si existen sistemas hidrotermales subterráneos, sin duda serían el paraí­ so de las bacterias marcianas. Pero las bacterias también prosperan dentro del hielo, como se encontró en lagunas congeladas en Barrow, Alaska. Aun en las partes más duras del hielo, a una temperatura de -20 ºC, se registraron colonias de bacterias que viven satisfactoriamente en minúsculas cavidades llenas de salmuera, gracias a un no­ table descubrimiento: aun el hielo muy frío y duro contiene áreas líquidas. Y mucho del hielo y del permafrost marcianos puede ser más tibio que las temperaturas de Alaska. Pero hay otras opciones. Es posible que se encuentren or­ ganismos parecidos a algunas de las bacterias que en la Tierra viven en ambientes extremadamente salinos. Al secarse len­ tamente los océanos de Marte, los organismos pudieron haber evolucionado para refugiarse entre las rocas o en los sedimen­ tos salinos, más si se considera que la sal tiene la ventaja de filtrar los rayos ultravioleta mientras deja pasar la luz visible que asegura los procesos de fotosíntesis. En Río Tinto, en España, un flujo acuático de origen volcánico extremadamente mineralizado, en donde la vida parecía imposible, resultó re­ pleto de bacterias y algas ; se trata de un ambiente muy pareci­ do al que posiblemente existía en Marte hace millones de años. En la Tierra se han encontrado bacterias, algas y otros orga84

¿HAY VIDA EN MARTE?

nismos en ambientes ubicados en el límite de las posibilida­ des químicas y físicas, por lo que esta nueva categoría de se­ res vivos ha recibido el nombre de extremófilos. El descubrimiento de vida en Marte, incluso si está extin­ ta, transformaría el origen de la vida de milagro a estadística. En todo caso, la única realidad es que el estudio sobre la vida pasada o actual en este planeta es prioritaria en el calendario del programa de exploración. Mientras tanto, todavía deben resolverse numerosas preguntas sobre nuestro enigmático ve­ cino, especialmente la que indaga por lo sucedido a toda esa cantidad de agua que alguna vez existió en el planeta rojo.

85

El meteorito de Marte

El 7 de agosto de 1 996 la NASA hizo un sensacional anun­ cio al afirmar que había evidencia de primitivas formas de vida fosilizada en un trozo de roca marciana. Para averiguar­ lo, los científicos no habían tenido que viajar a Marte, pues la muestra había llegado a nosotros en forma de meteorito. La roca es bastante antigua -su datación se calcula en aproxi­ madamente 4.200 millones de años- y posiblemente forma­ ba parte de la corteza inicial del planeta, o sea que contiene virtualmente toda la historia marciana. Se cree que pasó algún tiempo bajo el agua y que hace unos 1 6 millones de años un gran impacto la arrojó al espacio, en donde vagó hasta aterrizar, hace 1 3 .000 años, en Alan Hills, un campo de hielo ubicado en la Antártida. El 27 de diciembre de 1 984 unos investigado­ res la encontraron y la denominaron ALH 8400 1 . Los científicos pueden identificar los meteoritos marcianos gracias a los análisis de la atmósfera efectuados por las misio­ nes Vzking y Mars Pathfinder. Cuando un impacto arroja una roca al espacio, el intenso calor funde parte de ella creando

MA RTE. AL ENCUENT RO DE L PLANETA ROJO

burbujas que atrapan el aire. La burbujas de ALH 8400 1 con­ tienen exactamente la misma relación de gases raros que la at­ mósfera de Marte. É sta y otras características indican que este meteorito pudo haber venido de Marte. Se sabe que estuvo mucho tiempo bajo el agua porque en su interior se encontraron glóbulos carbonados, un mineral que se cristaliza en presencia del agua. Es posible determinar cuánto tiempo pasó en el espa­ cio por la larga exposición de radiación que debió soportar, y el momento en que llegó a la Tierra porque se dató el momento en que cesó la exposición a los rayos cósmicos. ALH 8400 1 sólo pesa 1 ,9 kg. Lo que fascinó a los investi­ gadores no fue precisamente su extraordinario recorrido. El análisis químico de su interior reveló que algunos glóbulos carbonados, de 1 00 nanómetros de largo -cuatro millonési­ mas de pulgada-, se parecían mucho a los más antiguos mi­ crofósiles encontrados en la Tierra. Los glóbulos están cargados de un tipo de moléculas orgánicas conocidas como hidrocar­ bonos policíclicos aromáticos, comunes desechos de la vida constituidos de hidrógeno y carbono. Cuando los microbios mueren, su material orgánico se degrada en esta clase de mo­ léculas. Además, en el interior de los glóbulos carbonados apa­ recieron rastros de minerales que parecen residuos de alguna actividad biológica. Pero la más espectacular de las evidencias arrojadas por los poderosos microscopios fueron las imágenes de menudas estructuras tubulares, interpretadas desde el principio como remanentes fósiles de microbios marcianos, muy semejantes en tamaño y forma a las más pequeñas bacterias terrestres. Además, en 2002 los investigadores presentaron nuevas evi­ dencias que confirman que el 25 % de los cristales de magne­ tita presentes en el meteorito fueron producidos por bacterias marcianas, con notables similitudes físicas y químicas a las partículas de magnetita producidas por un tipo de bacteria te88

EL METEOR ITO DE MARTE

rrestre. Esto es consistente con el hecho de que Marte tuvo hace tiempo un campo magnético, pues las bacterias magne­ totácticas utilizan sus cristales de magnetita como brújulas para buscar alimento y energía. Si esto es así, implicaría que la vida se desarrolló a partir de la materia inorgánica dos veces -en la Tierra y en Mar­ te- en forma independiente, asumiendo que la vida inicial en un planeta no fue sembrada por la vida del otro, el concepto clásico de la panspermia que afirma que la vida se esparce de planeta en planeta por todo el cosmos. A su vez, significa que la vida se origina en los planetas fácilmente, y que el universo entero está plagado de al menos seres vivos muy primitivos. Más tarde los investigadores afirmaron que ninguna de estas evidencias es prueba definitiva de que alguna vez la vida se alojó en ALH 8400 1 , aunque el hecho de que todas juntas se hayan encontrado en tan pequeño espacio dé pie para pensarlo. Desde el principio se hizo presente la sospecha de una posible «conta­ minación» terrestre, pues la roca marciana estuvo bajo el hielo antártico durante mucho tiempo; aunque se encuentren fuera de toda duda genuinos fósiles de bacterias, es muy difícil pro­ bar que son marcianos y no terrícolas. Además, las moléculas orgánicas y los minerales fácilmente pueden ser generados por procesos que nada tienen que ver con la vida. Por otra parte, las supuestas bacterias encontradas en ALH 8400 1 son demasiado pequeñas como para creer que alguna

vez pudieron haber sido un ser viviente. La bacteria terrestre más pequeña conocida tiene 0,2 micrones de tamaño, mientras que las de la roca marciana apenas tienen entre 0,02 y O, 1 mi­ crones. Según los biólogos, son demasiado diminutas como para albergar el mínimo de moléculas biológicas, como el DNA, el RNA y las proteínas complejas. También los minerales pueden cristalizarse a escalas microscópicas en estructuras que se pare­ cen mucho a los microfósiles. Además, se teme que los glóbu89

MARTE.

AL ENCUENTRO

DEL PLANETA ROJO

los puedan haberse formado en el impacto inicial a altísimas temperaturas, muy superiores a los 1 50 ºC, límite en el cual una bacteria se siente feliz; y no se ha encontrado el más mí­ nimo rastro de aminoácidos, la base de la vida tal como la conocemos. Como ha sucedido varias veces en la búsqueda de vida en Marte, las botellas de champaña han sido descorchadas pre­ maturamente. Lo que hace más falta en el ALH 8400 1 es el contexto: la geología y el análisis del sitio de donde provino. Pero el ALH 8400 1 no es el único sospechoso de traer marcianos a la Tierra, considerando que anualmente nuestro planeta recibe en promedio unos 500 kilos de material del es­ pacio exterior que proviene de Marte. El 28 de junio de 1 9 1 1 , 1 O kg de fragmentos meteóricos cayeron del cielo cerca de Alejandría, en Egipto. Una pieza de 640 g, el meteorito Nakhla, fue recuperada un día después. En 1 998 una sección del mis­ mo fue abierta en un laboratorio completamente esterilizado; tras su análisis se encontraron cúmulos de formas redondea­ das y ovales entre grietas de arcilla, junto con óxidos de hie­ rro, un suceso común en la Tierra cuando un microbio muere y se mineraliza. Además, las piezas de medio micrón son más grandes que las del ALH 8400 1 , comparables en tamaño con muchas bacterias terrestres. En el meteorito Shegorty, cristalizado de lava marciana hace 1 65 millones de años, también se encontraron curiosas estructuras microscópicas. En contraste, el meteorito Nakhla es un basalto volcánico solidificado hace 700 millones de años, mientras el ALH 8400 1 tiene más de 4.000 millones de años. Si en los tres meteoritos existen fósiles de microbios, se de­ mostraría que la vida cubre casi toda la historia de Marte, y que presumiblemente aún está allí. L as investigaciones continúan. En este momento son ya 24 los meteoritos originarios de Marte encontrados en nues90

EL METEOR ITO DE MARTE

tro planeta. Resulta sorprendente que un buen lugar para en­ contrar vida en Marte sea la Tierra. Y viceversa: si hay vida en Marte, podría estar relacionada con la de la Tierra, por el intercambio natural de materiales ocasionado por los grandes impactos.

El meteorito ALH 8400 1 . Estructuras tubulares segmentadas como é sta s e encuen­ tran en el interior de un meteorito proveniente de Marte; la que aquí puede verse tiene una centésima parte del espesor de un cabello humano.

91

La cara de Marte

En 1 976 la nave Viking 2 dio varias vueltas en torno del planeta rojo antes de descender en la región conocida como Utopía Planitia. Entre los centenares de fotografías que tomó de la superficie hubo una que causó un revuelo sin igual. Toma­ da a 1 . 873 km de altura en la región Cydonia Planitia -una extensa planicie en el hemisferio norte-, muestra claramente un grupo de intrigantes rasgos superficiales, especialmente una formación de tres kilómetros de largo que en algo se pare­ ce a una cara y que rápidamente se popularizó como «la esfin­ ge» o «la cara de Marte» . Para completar, a unos cuantos kilómetros de allí se encuentran unas colinas parecidas a enor­ mes pirámides. Para los científicos no cabía duda de que estos rasgos eran producto de una extensa erosión sobre un material blando, realzados por las condiciones de luces y sombras del momen­ to en que la imagen fue capturada. Sin embargo, como corresponde a los antecedentes del pla­ neta rojo e impulsada por el sensacionalismo de los medios de

MA RTE .

AL ENCUENT RO

DEL PLANETA ROJO

comunicación, la idea de enormes construcciones artificiales hechas por una civilización antigua hoy desaparecida, tuvo mucha difusión. Algunas personas y grupos que fervientemente creen que estos rasgos son de origen inteligente, acusaron a la NASA de conspiración para esconder la verdad al público.

Imagen ampliada de la «cara de Marte» a partir de la toma original hecha por la nave Vildng 2. 94

LA CARA DE MAR TE

Imagen original tomada por la Mars Global Surveyor; ampliada a la misma escala de la foto de la nave Viking 2.

«La cara de Marte» en 1998.

El 5 de abril de 1 998, en el transcurso de su órbita número 220, la nave Mars Global Surveyor, a una altura de 444 km, dirigió su lente fotográfica hacia la popular y controvertida re­ gión de Cydonia en un intento de registrar la «cara de Marte» con mayor detalle que el obtenido por la nave Vzking 2 22 años atrás, y con diferentes condiciones de luz. La famosa cara y las pirámides resultaron ser lo previsto: formaciones naturales en proceso de erosión. En 2002 las cámaras de la nave 2001 Mars Odyssey confirmaron que la supuesta cara no era otra cosa que una colina tallada por el viento. A pesar del fiasco que este des95

MARTE. AL ENCUENTRO DE L PLANETA ROJO

cubrimiento significó para los fanáticos de los marcianos, cada vez que vemos cualquiera de las fotos de la «cara», incluso las tomadas por las nuevas sondas, tenemos la impresión de que el rostro sonríe burlonamente.

96

Temor y Terror

En 1 6 1 O Galileo Galilei observó con sus modestos ins­ trumentos que el planeta Saturno tenía unas protuberancias a cada lado y pensó que eran sus lunas . En realidad Galileo había percibido los anillos de Saturno no bien resueltos por la pobre calidad del telescopio. Para comunicar sus hallaz­ gos a sus colegas residentes en Italia y Alemania enmasca­ rándolos para los oj os de los ignorantes inquisidores, Galileo acostumbraba enviarles anagramas en latín. El mensaje que recibió Johannes Kepler decía: Altissimum planetam terge­ minum observavi, que podría traducirse como «He observa­ do el planeta más distante como triple». Pero Kepler entendió otra cosa y lo rearmó como Salue, umbistineum geminatum Martia proles, que significa «Salud, feroz gemela descen­ dencia de Marte». Además, Kepler estaba convencido de que las progresiones geométricas eran una ley de la naturaleza, así que si la Tierra tenía una luna y Júpiter cuatro, entonces Marte debía tener dos, lo cual era confirmado por el anagra­ ma de Galileo.

MA RTE.

AL

ENCUEN TRO D EL PLANETA ROJO

Tal vez Jonathan Swift conoció este argumento kepleria­ no, pues en 1 726, en su famosa novela Los viajes de Gulliver, menciona la existencia de las lunas marcianas : Ellos han descubierto dos pequeñas estrellas o satélites que revolucio­ nan alrededor de Marte; de donde el más interno está distante del centro del planeta primario exactamente tres de sus diámetros, y el más exter­ no cinco; el primero revoluciona en el espacio de diez horas, y el segun­ do en veintiuna y media; o sea que el cuadrado de sus tiempos periódicos está muy cerca en la misma proporción con el cubo de sus distancias al centro de Marte; lo cual evidentemente los muestra gobernados por la misma ley de gravedad que influencia los otros cuerpos celestes.

Voltaire, el famoso escritor francés, escribió en 1 752 una obra satírica y fantasiosa sobre un tal Micromegas, un hombre de más de 30 km de altura que se asoció con un «enano» de 2 km de altura para explorar el planeta Marte. Los viajeros tam­ bién encontraron que Marte tenía dos lunas. Pero no fue sino en 1 877, 1 50 años después, que el astrónomo norteamericano Asaph Hall ( 1 829- 1 907), aprovechando un acercamiento entre la Tierra y Marte, confirmó lo que la imaginación ya había pre­ visto: Marte tiene dos pequeñas lunas. William Herschell, el descubridor del planeta Urano, ya había tratado de encontrar alguna luna marciana en la oposi­ ción de 1 783, pero no tuvo éxito. Tampoco lo tuvo lord Rosse con su poderoso telescopio reflector de 72 pulgadas en 1 845 . William Lassell también falló con sus espejos de 24 y 48 pul­ gadas, aunque descubrió una luna en Neptuno en 1 846 y dos en Urano en 1 85 1 . Las lunas marcianas también se le oculta­ ron a Heinrich L. d' Arrest, quien escrutó el vecindario de Marte en 1 860 desde el observatorio de Copenhague. Así que el hallazgo que Asaph Hall -un aprendiz de car­ pintero- a los trece años de edad hizo con su telescopio re­ fractor de 26 pulgadas dice mucho más del observador que 98

TEMOR Y TERROR

del instrumento. Hall escribiría luego que «lo único necesario era la correcta forma de mirar para librarse de la deslumbran­ te luz del planeta» . Efectivamente, Marte es 200.000 veces más brillante que Phobos y 600.000 veces más que Deimos. Sin embargo, el 1 1 de agosto de 1 877 la primera luna descu­ bierta por el astrónomo fue la pequeña Deimos, y unos días después, el 1 7 de agosto, su compañera Phobos, más grande pero más difícil de percibir por su órbita tan vecina al planeta. Hall denominó a las lunas Phobos y Deimos -Temor y Terror-, recordando que, según el canto decimoquinto de La, Ilíada, éstos son los hijos de Marte, dios de la guerra, aunque en otros textos se los identifica como sus dos perros de presa: «Ares habló, y mandó a Terror y a Temor a sujetar sus corce­ les, y a colocarle su gloriosa armadura». En todo caso, Phobos y Deimos son unas lunas bien raras : Phobos está más cerca a Marte y efectúa una revolución alre­ dedor del planeta cada 7 horas y 39 minutos. Posee extrañas particularidades en su movimiento orbital, como su progresi­ va caída hacia el planeta que la hará precipitarse en la superfi­ cie dentro de 40 millones de años. Esto hizo pensar al científico ruso Iósiv Shklovsky que la única explicación era una densi­ dad muy baja, o en otros términos, que Phobos debía ser hue­ ca. Como esto se creía imposible en un satélite natural, se discutió que podría ser más bien un objeto artificial «refugio de una antigua civilización marciana» . Pero en 1 969 la nave Mariner 9 nos envió fotografías de esta luna y sólo se notó su aspecto rocoso y lleno de cráteres, y su forma ovalada de ape­ nas 22 x 27 km. Un enorme cráter de Phobos recibió el nombre de Stick­ ney en honor a Angeline Stickney, la esposa de Asaph Hall, quien incentivó a su marido a proseguir las observaciones cuando éste se encontraba totalmente desanimado. El cráter mide casi 1 O km de diámetro y domina el paisaje de Phobos 99

MA RTE . AL ENCUENTRO DEL P L A NETA ROJO

con grandes fracturas que irradian del sitio del impacto. Pho­ bos y Deimos, efectivamente, tienen baja densidad, apenas dos veces la del agua, una propiedad del tipo de meteoritos ricos en agua y compuestos orgánicos. Deimos es más pequeña, está más alej ada del planeta y lo orbita en 30 horas y 18 minutos. Sus 12 x 15 km la hacen parecer una papa rocosa, también llena de cráteres. Ambas lunas orbitan a Marte en la dirección de las manecillas del reloj vistas desde el polo norte celeste; pero el período orbital de Phobos es menor que el día marciano, por lo cual un obser­ vador desde la superficie de Marte notaría que Phobos se mueve hacia atrás en el cielo marciano. Deimos, en cambio, completa una órbita en más de un día marciano, por lo cual parece dirigirse en dirección opuesta a Phobos. Así que un observador en la superficie de Marte notará que las lunas apa­ recen en horizontes opuestos y se cruzan en el cielo. Ambas lunas se mueven en órbitas ecuatoriales y están sincronizadas con el planeta, por esto, vistas desde Marte muestran siempre la misma cara, igual que la Luna de la Tierra. Es muy posible que estos helados y secos satélites marcia­ nos, que naturalmente carecen de atmósfera, hayan sido aste­ roides capturados por el planeta hace millones de años. Ambas lunas tienen superficies bastante oscuras, hecho que dificulta aún más su detección desde la Tierra, y se cree que están entre los más antiguos objetos del sistema solar. Nunca dej ará de sorprender que los reales valores relacio­ nados con las distancias respecto al planeta y con los períodos orbitales de las lunas marcianas no sean muy diferentes a los descritos por Swift en Los viajes de Gulliver.

1 00

TE MOR

Y

TERROR

Imagen tomada por la nave Mariner 9 de la mayor de las lunas marcianas, de forma irregular y llena de cráteres. Se presume que esta luna fue un asteroide capturado por Marte. La luna Phobos.

La luna Dehnos. Cuando la luz solar cae directamente sobre la luna Dei­ mos se observa con claridad su perfil irregular.

101

Invasión terrícola

En 1 990 el presidente estadounidense George Bush decla­ ró que «una tripulación norteamericana descenderá en Marte antes de la conmemoración de los cincuenta años de la llega­ da del hombre a la Luna» 13 • ¿En realidad es esto posible antes del año 20 1 9 ? El costo de una misión tripulada a Marte e s significativa­ mente menor que el costo del programa Apolo. En esa época, el presupuesto de la NASA alcanzaba el 5% del total del gasto federal. Ahora equivale a menos del 1 % y se continúan ha­ ciendo proyectos sorprendentes. El problema es que enviar humanos a explorar los planetas es por lo menos cien veces más caro que lanzar una máquina y mil veces más riesgoso. El desastre del trasbordador espacial Challenger, ocurrido en 1 986, fue una tragedia que dejó un saldo de siete víctimas

1 3 Al parecer imitaba la proclama del presidente John F. Kennedy cuando en 1 961 lanzó a su país a la carrera tecnológica y política por conquistar la Luna antes de 1 970.

MARTE .

AL ENCUENTRO

DE L P LANETA ROJO

fatales, algo que no se puede comparar con el reciente fracaso de la misión Mars Polar wnder, donde apenas se extraviaron unos kilos de metal y plástico; este último evento sólo signifi­ có un dolor de cabeza para los científicos. El momento exacto para ir a Marte llegará cuando se combinen la tecnología ade­ cuada y un margen de seguridad razonable. Hasta ahora los ro­ bots lo han hecho muy bien, pero a este ritmo pasará mucho tiempo antes de que podamos resolver las mayores incógnitas marcianas. En uno o dos años los humanos podrían adelantar las mismas investigaciones que los robots harían en cien o dos­ cientos años. Inevitable tendremos que ir a Marte. Pero ¿cómo? La distancia más corta entre la Tierra y Marte es una línea recta. Pero la más eficiente en términos de energía de propul­ sión es una larga y arqueada trayectoria conocida como elipse de transferencia de Hohmann. El momento óptimo para reali­ zar un viaje entre la Tierra y Marte utilizando la ruta Hoh­ mann ocurre más o menos cada 26 meses, aunque en esa situación los dos planetas no están en su máxima vecindad durante el lanzamiento ni durante la llegada. En 1 987 la NASA desarrolló un plan basado en el montaje de grandes naves en órbita terrestre, con docenas de viajes del trasbordador espacial llevando componentes, suministros y com­ bustible. El viaje a Marte aprovecharía una favorable posición de los dos planetas para que tres astronautas pasen solamente 30 días en la superficie mientras otros tres permanecen en órbi­ ta. Mucho dinero y poco tiempo de exploración. Así que en 1 990 surgió una alternativa: un viaje a Marte de seis meses, exploración de 500 días con todos los astronautas en la superfi­ cie, mientras los dos planetas se alinean otra vez, y el viaje de retomo que demandaría otros seis meses. Tiempo total estima­ do de la misión: dos años y cinco meses. Luego del descenso controlado de la nave Near-Shoemaker en el asteroide Eros, en 200 1 , parece hacerse realidad la posi1 04

INVASIÓN TERRÍCOLA

bilidad de utilizar los asteroides como «estaciones de servi­ cio» en los viajes espaciales. Entre la Tierra y Marte circulan miles de asteroides rocosos con compuestos metálicos, orgá­ nicos y agua que pueden usarse como combustible. Las lunas marcianas también pueden servir para los propósitos de la exploración de Marte. Los detalles técnicos de tal misión son complejos y las ideas al respecto se han multiplicado en los últimos tiempos. Con años de anticipación las misiones robóticas deben prepa­ rar el terreno, limpiar las zonas de descenso, certificar la ca­ pacidad de los equipos de generación de energía y combustible, almacenar tanques de aire y agua y disponer de todo el mate­ rial y suministros necesarios. La exploración de Marte exige una sociedad entre humanos y robots. En este esquema, la nave donde viajan los astronautas puede hacer las veces de hábitat en la superficie, mientras otro vehículo enviado con dos años de anticipación y que podría permanecer en la superficie o en órbita, traería a los exploradores de regreso. Los hábitats y parte de los suministros, entre ellos una fuente de energía nuclear, también podrían enviarse antes, considerando que una tripulación de 7 personas en 900 días necesita 40 tonela­ das de oxígeno, agua y comida. El combustible para el retomo se elaboraría combinando el aire marciano con hidrógeno líquido llevado desde la Tie­ rra, tecnología muy conocida. La existencia de agua en Marte y la producción in situ del combustible resolvería una de las limitaciones de la misión: el enorme costo de llevar un kilo al espacio. ¿Qué hacer durante 500 días en Marte? Los expedi­ cionarios tendrán un vehículo presurizado para explorar un área de centenares de kilómetros a la redonda y examinaran sitios promisorios para la vida marciana pasada o presente, cultivarán plantas hidropónicas, efectuarán estudios geológi­ cos, e�plorarán en busca de metales y de agua. 1 05

MARTE.

AL ENCUENTRO

DE L P L A NETA ROJO

Una concepción más audaz proyecta la llegada de una tri­ pulación de relevo más o menos cada 26 meses, cuando ocu­ rre la alineación entre la Tierra y Marte, lo cual implica el montaje de una estación permanente en la superficie del pla­ neta rojo. É sta sería inicialmente un recinto cerrado autosufi­ ciente en donde todos los residuos se reciclarían y purificarían, donde se cultivarían plantas en cámaras especiales y se cria­ rían peces en acuarios. PASEO MARCIANO

El consenso actual indica que una estrategia agresiva pue­ de colocar los primeros astronautas en Marte en el año 20 1 5 , y una moderada podría lanzarlos al espacio en e l año 20 1 8 para que llegaran al planeta en 20 1 9, justo para celebrar los cincuenta años de la llegada del primer hombre a la Luna. Sin embargo, el viaje tripulado a Marte tiene muchos y muy serios riesgos. Después de años de experiencias que han dejado los viajes al espacio y las estaciones orbitales se puede afirmar que no existe ningún obstáculo definitivo en el viaje a Marte. Pero los viajeros tendrán que lidiar con bajos niveles de grave­ dad, grandes dosis de radiación, la reactividad química del sue­ lo y tal vez con la contaminación por bacterias marcianas. El principal problema de los viajeros sometidos a la au­ sencia de gravedad por períodos prolongados es que sus hue­ sos pierden densidad a una tasa de 1 % por mes, sin contar con otras alteraciones en el sistema óseo. La gravedad terrestre repone la masa ósea, pero cambios estructurales persisten por más tiempo o son irreversibles. La ausencia de gravedad tam­ bién afecta la función vestibular --el sistema que mantiene el equilibrio y la orientación- y puede favorecer la aparición de problemas cardiovasculares, el deterioro muscular y el de­ bilitamiento del sistema inmunológico. En los experimentos 1 06

INVASIÓN TERRÍCOLA

que actualmente se adelantan en la Estación Espacial Interna­ cional se trabaja para minimizar este problema. Una posible solución, al menos durante el viaje, es que la nave rotara usando la fuerza centrífuga para simular la gravedad; y mucho ejerci­ cio en el gimnasio. Tanto durante el viaje como en su estancia en Marte, los astronautas estarán expuestos a altísimos niveles de radiación, puesto que la atmósfera allí es muy débil; además, los explo­ radores interplanetarios recibirán dosis de radiación superio­ res a las acostumbradas, pues no contarán con el protector campo magnético terrestre, y uno similar no existe en Marte. La alta reactividad del polvo marciano cuando se expone al agua o al oxígeno también parece ser un asunto serio. El polvo inevitablemente entrará a los hábitats adherido a la ropa o a las botas y constituirá un problema si es tóxico. También se ha detectado óxido de cromo en la superficie, un compuesto extre­ madamente oxidante para la materia orgánica, y por lo tanto letal para la vida humana. ¿Y si hay bacterias? Además del des­ cubrimiento del milenio, podría ser un grave riesgo sanitario. ¿Y qué hay con los problemas sicológicos? ¿Podemos ir a Marte y volver sin enloquecer luego de pasar años confinados en espacios diminutos en compañía de seis personas? Los via­ jes de ida y vuelta serán particularmente tediosos, pues la tri­ pulación ni siquiera dispondrá del pasatiempo favorito en las estaciones espaciales: admirar la Tierra. En todo caso es claro que el nivel de estrés, la neurosis y la depresión aumentan en condiciones prolongadas de aislamiento. ¿Y sobre los proble­ mas médicos y accidentes? ¿Habrá médico a bordo? Y ¿qué pasa con el sexo? No hay ninguna razón, aun con una tripulación profesional y motivada, para que no surjan las mismas tensiones sexuales que se presentan en una oficina. Un remedio simple: enviar una tripulación de cuatro parejas casadas. Esto no resuelve totalmente el problema: puede dar 1 07

MARTE . AL ENCUENTRO DE L P LA NETA ROJO

lugar a otros inesperados, y es un mal número para las deci­ siones que se toman con voto14• Además, las transmisiones, aun viajando a la velocidad de la luz, pueden tomar hasta 20 minutos en llegar a la Tierra; una respuesta se demora lo mismo. ¿Y una misión de rescate? Ni pensarlo. Sobre todos estos temas se están adelantando investi­ gaciones, varias de ellas con las misiones robóticas en curso o futuras. Lo que parece cierto es que prevenir todos los riesgos es imposible, puesto que los primeros astronautas en Marte es­ tarán haciendo algo que nadie jamás ha hecho: visitar otro pla­ neta. Y definitivamente, explorar es una aventura peligrosa. Japón también tiene serios planes de establecer una base en Marte. Un científico de la Ohbayashi Corporation declaró en 1 990 que «hacia el año 2057 habrá 1 50 colonos japoneses en Marte» . Su programa prevé para el año 2030 la construcción de los primeros hábitats completamente autosuficientes que tomarían la energía de satélites dotados de paneles solares. Otra poderosa organización japonesa, Shimizu Corporation, también participante en la Estación Espacial Internacional, enfatiza en el aspecto financiero de la colonización de Marte y asegura que el viaje j aponés al planeta «es cuestión de pres­ tigio nacional. Japón debe ir a Marte para mostrar su fuerza ante los ojos del mundo. Es un asunto de supervivencia».

14 El 26 de septiembre de 1 99 1 un equipo de ocho personas (cuatro hombres y cuatro mujeres) se encerró completamente aislado en un laboratorio ecológico autosufi­ ciente conocido como Biosfera 2, una especie de Arca de Noé. La idea era tratar de sobrevivir junto con 3.800 especies animales y vegetales reciclando el agua y produ­ ciendo el propio alimento. Los integrantes afrontaron numerosos problemas: preparar la comida y sobrevivir les tomó el 95 % del tiempo; experimentaron preocupantes reduc­ ciones en el nivel de oxígeno en el aire; en su hábitat se produjeron altos niveles de óxido nitroso, y las plantaciones fueron atacadas por plagas. Los biosferanos comenza­ ron a perder peso y hubo serias desavenencias entre ellos, como acusaciones de robo de comida. Aun así lograron permanecer aislados el tiempo previsto: dos años completos.

108

INVASIÓN TERRÍCOLA

Por último, es fascinante la posibilidad de transformar to­ talmente la geoesfera de Marte, llenando la atmósfera con oxígeno y generando gases que induzcan el efecto invernade­ ro y que atrapen la energía solar. Este proceso de modificar las condiciones naturales de un planeta para aproximarlas a las mínimas para soportar formas de vida terrestre es conoci­ do como terraformación. El primer paso lógico es elevar el contenido de dióxido de carbono de la atmósfera para lograr un calentamiento del pla­ neta al menos sobre el punto de congelamiento del agua. Los elementos volátiles necesarios y que alguna vez fueron tan abundantes como para mantener una biosfera -agua, dióxi­ do de carbono y nitrógeno- seguramente permanecen en el subsuelo; al calentarse la superficie marciana se liberarán a la atmósfera. Y la forma práctica de calentar a Marte es bom­ beando gases de «super efecto invernadero», como metano, óxido nitroso, amoníaco y perfluorocarbonos. Carbono, fluo­ rina y sulfuro también son abundantes en Marte. Producir una atmósfera rica en oxígeno capaz de soportar vida animal es mucho más difícil. El único mecanismo que puede producir un ambiente apropiado para la vida es un pro­ ceso biológico global: la fotosíntesis hecha por las plantas que toman el dióxido de carbono y expelen oxígeno. Es posible que grandes invernaderos se establezcan cubriendo cañones y surcos naturales ; en ellos se podrían generar condiciones am­ bientales favorables aisladas del letal clima superficial. Pero aun cultivando árboles y plantas de la Tierra en extensos inver­ naderos, los resultados sólo se notarían al cabo de miles de años. Un proceso como éste, en forma natural, tardó en la Tierra unos 2.000 millones de años. De todas maneras, tarde o temprano, de una forma u otra, habrá vida en Marte, pero quedan algunas consideraciones éticas y filosóficas por resolver, pues de lo que se trata es de 1 09

MARTE.

AL ENCUENTRO DE L

PLANETA ROJO

transformar enteramente un planeta sin permiso de nadie, al mejor estilo de los invasores de los cuentos de ciencia ficción. Tal vez la pregunta es: ¿un Marte rojo o un Marte verde? En este momento Marte es el lugar más visitado del siste­ ma solar: una verdadera flotilla de satélites, robots, vehículos, recogedores de muestras, y hasta de globos, planeadores y aviones miniatura, llegará al planeta antes del año 20 1 9 .

110

Observación de Marte

Marte es un mundo pequeño -tiene la mitad del diámetro de la Tierra- y se encuentra muy lejos. Sin embargo, es fácilmente reconocible en el cielo por su profundo color rojo anaranjado, su gran rango de variación de brillo (-2,9 a + 2), y su amplio movi­ miento retrógrado. Además, la observación de su superficie, especialmente durante las oposiciones --opuesto al Sol en el cielo, cerca de la Tierra- ofrece numerosos detalles intere­ santes visibles con telescopios de aficionados. Debido a que la órbita de Marte es una elipse bastante excéntrica, no todas las oposiciones son igualmente favora­ bles. Las oposiciones de Marte suceden más o menos cada 26 meses, pero las perihélicas son mejores que las afélicas, en un ciclo aproximado de 1 5 a 1 7 años . La oposición del año 2003 , con su punto más cercano el 27 de agosto, coloca­ rá a los dos planetas a sólo 5 5 ,76 millones de kilómetros, la distancia más corta alcanzada en miles de años. En ese mo­ mento el planeta tuvo un diámetro aparente de 25 minutos y 1 segundo de arco.

MARTE . AL E NCUE NTRO DE L P L ANETA ROJO

En las favorables oposiciones perihélicas, el hemisferio sur marciano está inclinado hacia la Tierra, por lo que se dis­ tingue mejor que el hemisferio norte, únicamente expuesto hacia la Tierra durante las desfavorables oposiciones afélicas. Pero el tamaño no lo es todo. En la excelente oposición de 1 956, enormes tormentas de polvo enmascararon completa­ mente al planeta durante las mejores semanas de observación. En cambio, en la no muy favorable oposición de 1 995 los observadores fueron sorprendidos por la cantidad de detalles registrados gracias a la claridad de la atmósfera marciana, a pesar del reducido tamaño del disco. Tormentas globales de polvo también cubrieron los dos hemisferios marcianos en 1 924, 1 97 1 y 200 1 . Con telescopio, el primer rasgo que se distingue en la super­ ficie de Marte, el más notorio, son las capas polares. Durante las oposiciones favorables, los observadores con instrumen­ tos de entre tres y seis pulgadas, si cuentan con buenas condi­ ciones atmosféricas, pueden registrar nítidamente las blancas capas polares y además las marcas oscuras y claras de la su­ perficie, especialmente en el hemisferio sur; con telescopios de buena calidad, de entre siete y diez pulgadas, se pueden notar algunos aspectos de la atmósfera; y con los instrumen­ tos de gran apertura -entre 1 1 y 1 6 pulgadas-, puede apre­ ciarse la mayoría de los detalles, e incluso las lunas Phobos y Deimos. Los grandes rasgos, nominados por los primeros observa­ dores como «mares», «desiertos» y «tierras», son apenas va­ riaciones en la reflectividad o albedo del suelo marciano y poco tienen que ver con la real topografía del planeta. Un ras­ go oscuro fácilmente reconocible es Meridiani Sinus, escogi­ do para definir el meridiano Oº de Marte. Con excelentes condiciones de observación, en el lado norte se perciben dos salientes: al oeste de Meridiani Sinus aparece Margaritifer Si1 12

OBSERVACIÓN DE MARTE

nus, un rasgo de forma triangular que hace las veces de punto de partida de Oxus, uno de los más observados «canales» mar­ cianos; al norte se localiza Niliacus Lacus, un rasgo oscuro bastante extenso. Al oeste del meridiano Oº, las marcas oscuras más promi­ nentes son Solis Lacus y Mare Sirenum, en el hemisferio sur. Debido a que aparece como un gran círculo oscuro bordeado de zonas claras, Solis Lacus es informalmente llamado «el ojo de Marte», y es sabido que aparece bastante diferente de una oposición a otra. Con excelentes condiciones se percibe una dé­ bil línea oscura al norte de Solis Lacus; se trata de Tithonius, una de las marcas reconocidas por Percival Lowell como «ca­ nales». Un poco más al norte está la región de Tharsis, justo donde se encuentra Olympus Mons, ocasionalmente visible como un diminuto punto por telescopios de aficionados en condiciones absolutamente excepcionales. Al este del meridiano Oº se encuentra Syrtis Major, el rasgo más notorio y fácil de percibir de Marte. Uno de los primeros dibujos del planeta hecho por Huygens en 1 659 muestra lo que probablemente es Syrtis Major. Algunos observadores encuen­ tran que se parece a África; cuando hay nubes en el área toma un color azuloso. Directamente al sur se encuentra Hellas, uno de los rasgos marcianos más brillantes y extensos. En los polos el dióxido de carbono y el vapor de agua se han congelado para formar las notorias y blancas capas polares. Como la Tierra, Marte tiene su eje polar inclinado, lo que pro­ duce un ciclo de cambios estacionales en la temperatura global. Por ello las capas polares modifican periódicamente su tamaño y se plagan de nubes, especialmente en la primavera en el cas­ quete norte, mucho más grande que el sur. Un collar oscuro conocido como Banda de Lowell se detecta ocasionalmente contra los bordes de las capas polares en recesión; este rasgo se interpreta como una zona humedecida por el hielo derretido. 1 13

MARTE. AL ENCUENTRO DE L PLANETA ROJO

Las grandes diferencias de temperatura ocasionan enormes tormentas de polvo, algunas de carácter global, que envuelven la mayor parte del planeta e impiden la visión de sus detalles. Si una familiar área oscura se debilita o se vuelve invisible, la responsable seguramente es una tormenta de polvo. Además, ocasionalmente se concentran nubes cerca de los volcanes, especialmente en la región de Tharsis. Nubes y tormentas de polvo se distinguen como manchas brillantes. Vista a través del telescopio, la superficie de Marte puede no parecerse a los mapas y dibujos, puesto que estará alterada por su muy dinámica atmósfera que esparce polvo y nubes por todo el planeta. Sólo la observación continua permitirá apreciar los impresionantes detalles. Además, la combinación de las rota­ ciones de Marte y la Tierra permite realizar un completo «pa­ seo» sobre su superficie: puesto que el día marciano es 40 minutos más largo que el terrestre, en cada noche sucesiva se distinguen 9º adicionales de superficie en el lado este del dis­ co planetario. Así, en algo menos de un mes se puede obser­ var todo el planeta. En cuanto a los colores superficiales del planeta, la colo­ ración rojiza se debe al alto contenido de óxidos de hierro en la superficie; pero los colores realmente percibidos resultan de un efecto conocido como contraste simultáneo, qµe hace que la percepción cromática de un objeto esté principalmente determinada por los colores que lo rodean. En el caso de Mar­ te, se sabe que las áreas oscuras son grises, pardo-oscuras y café-grisáceas. Pero en contraste con las áreas de color ocre brillante, el ojo tiende a verlas con tintes azulados. Aunque este azul es una ilusión, tuvo un papel destacado en las viej as fantasías sobre un planeta viviente.

1 14

OBSERVACIÓN DE MARTE

·

La observación de Marte con telescopios de aficiona­ dos, aun en las favorables oposiciones del planeta, exige el máximo de cuidados para visualizar o fotografiar la mayor cantidad de detalles, además de la confluencia de las condi­ ciones generales: ausencia de luz en el sitio de observa­ ción, estabilidad del aparato, excelentes colimación y alineación . . . Capturar a Marte es una excelente oportuni­ dad para poner en práctica todas las recomendaciones de la astronomía con telescopio, a saber: 1 . Disponga de un buen mapa de la superficie de Marte para identificar fenómenos atmosféricos y conocer la to­

pografía del planeta. 2. Evite lugares que guarden el calor, como superficies de concreto, asfalto, piedra, arena y edificios. El aire caliente distorsiona los detalles de los objetos de la bóveda celeste. 3. La atmósfera terrestre no es la única causa de los proble­ mas de imagen. Aire caliente emitido por el propio telescopio puede afectar la visión. Permita que el instrumento se adapte a la temperatura ambiente una o dos horas antes de la sesión. 4. Experimente con diversos aumentos hasta definir el ocu­ lar que ofrece los detalles más nítidos. Si se coloca alguna de las fotos de este libro a varios metros de distancia, la imagen se aproximará a lo que verá con el telescopio con varios aumentos . 5. Dibuje l o que observa. É sta e s l a técnica más antigua y la

más efectiva para agudizar la visión. Se comienza

1 15

con un

·

MARTE. AL E NCUE NTRO DE L P LA NETA ROJO

círculo en un papel blanco (la medida estándar es 42 mm de diámetro). Haga varios dibujos; notará los cambios, pues la vista requiere al menos media hora para adaptarse completa­ mente a la oscuridad. Además, la visión de Marte cambia por la rotación del planeta, por las tormentas de polvo y por otras alteraciones de su atmósfera. 6. Filtros de colores ayudan a resaltar los detalles de la

superficie de Marte. Los de color naranja mejoran el con­ traste entre los lugares claros y oscuros y ayudan a perci­ bir las nubes de polvo amarillentas; éste es el color más adecuado para observar Marte. Los filtros rojos ofrecen el máximo contraste en la superficie del planeta, pero con grandes aumentos oscurecen la imagen en los pequeños telescopios. Los amarillos resaltan los desiertos marcia­ nos; y los azules, violetas y verdes destacan detalles de la atmósfera como nubes o niebla. 7 . Finalmente, registre toda la información pertinente: hora, día, lugar, telescopio, aumentos, filtros, condiciones de ob­

serv�ción y detalles observados. El estudio de los planetas obliga a pasar una gran can­ tidad de tiempo observando y esperando los mejores mo­ mentos de estabilidad atmosférica. Además, entre más tiempo se observe, mejor entrenada estará la visión. Marte es el único planeta de cuya superficie se pueden distinguir detalles, y en las oposiciones favorables los propietarios de telescopios, incluso si sus aparatos son modestos, po­ drán distinguirlos sin dificultad. Hay que observar a Mar­ te lo más continuamente posible, y estudiar y registrar los diversos, intrigantes e impredecibles cambios que nos ofre­ ce el planeta rojo.

1 16

OBSERVACIÓN DE MARTE

Dibujando a Marte. Dibujos de Marte visto con un telescopio de 1 0 pulgadas duran­ te una oposición favorable. Se utilizó un lápiz de grafito suave y un borrador para resaltar las capas polares.

FOTOGRAFIANDO A MARTE

Hay algo que gusta más a los astrónomos que observar el cielo: fotografiarlo. Capturar los cráteres de la Luna, los ani­ llos de Saturno y las bandas de nubes de Júpiter, en fotos, es el primer paso en la astrofotografía con telescopio, pues tomar estas imágenes es relativamente sencillo. Los planetas y la Luna son brillantes, así que se requieren tiempos cortos de exposición y no hay que preocuparse por la contaminación

1 17

MA RTE .

AL ENCUENTRO

DE L P LANETA ROJO

lumínica. Los planetas incluso se pueden fotografiar desde las ciudades. Sin embargo, tomar buenas fotos de los planetas requiere cuidado, conocimiento y equipo. Por supuesto, entre mayor sea la apertura y la distancia focal del telescopio, se pueden obtener más aumentos en la imagen del planeta, la cual como mínimo debe registrar 2 mm de diámetro. Un pequeño telescopio no provee la luz suficiente ni el tamaño mínimo para lograr una imagen de calidad. Venus y Júpiter son brillantes y grandes, mientras que Sa­ turno y Marte, aun en los momentos en que están cerca de la Tierra, son siempre más pequeños. Las películas a color en el rango ISO 1 00-400 dan buen resultado de sensibilidad con grano pequeño, y son ideales para Marte. Con película en blan­ co y negro se puede doblar la velocidad y se incrementa el contraste significativamente. Los típicos tiempos de exposición para Marte en oposi­ ción varían entre uno y cuatro segundos con película de ISO 400, un telescopio de cinco pulgadas ( 1 27 mm) de apertura, y ocular de 1 O mm. Para tiempos de exposición mayores se re­ quiere un telescopio con motor de seguimiento. Las mejores fotos de Marte se hacen con slides (diapositi­ vas), puesto que capturan la imagen con tres tipos de colores en las diferentes capas del film. Luego estas tres imágenes pueden separarse para su análisis. Nunca se sabe cuándo se hace un descubrimiento, así que hay que anotar todos los da­ tos posibles de cada foto: fecha, hora, telescopio y ocular, tipo de película, tiempo de exposición, etc. La clave para la astrofotografía de Marte -y de los astros en general- es ser persistente, tomar muchas fotos, experi­ mentar con tiempos de exposición y tipos de película y llevar un registro de todas las tomas. La astrofotografía produce gran 1 18

OBSERVACIÓN DE

MARTE

satisfacción cuando se les enseña a los amigos buenas imáge­ nes, especialmente si éstas son de la superficie de Marte. Y es un pasatiempo interminable, pues siempre se podrán tomar mejores fotos.

1 19

Nomenclatura de los principales rasgos geográficos de la superficie de Marte

En 1 973 la Comisión de Nomenclatura de la Unión Astro­ nómica Internacional estableció las normas para nominar los accidentes geográficos de Marte. Incluye, entre otros, remem­ branzas de la geografía terrestre y de la literatura clásica, nom­ bres de científicos distinguidos en el estudio del planeta y los nombres más próximos en los mapas de Schiaparelli, Lowell u otros astrónomos de la época romántica. Al igual que para las constelaciones, todos los nombres deben ser latinos. Vea­ mos el significado de algunos de ellos : Hellas Planitia

Planicie de Grecia

Syrtis Major Planum

Meseta de Syrtis Mayor

Syrtis Minor Planum

Meseta de Syrtis Menor

Deltoton Sinus

Golfo del Delta

MARTE. AL ENCUENTRO DEL P LANETA ROJO

Isidis Regio

Región de Isis

Osiridis Promontorium

Promontorio de Osiris

Arabia Terra

Tierra de Arabia

Sabaeus Sinus

Golfo de Sheba

S inus Meridiani

Golfo Meridiano

Chryse Planitia

Planicie del oro

Argyre Planitia

Planicie de la plata

Margaritifer Sinus

Golfo de las perlas

S olis Lacus

Lago del Sol

Niliacus Lacus

Lago del Nilo

Utopia Planitia

Planicie de Utopía

Acidalia Planitia

Planicie de Acidalia

Lunae Planum

Meseta de la Luna

Xanthe Terra

Tierra del azafrán

Ares Vallis

Valle de Marte

Valles Marineris

Valles del Mariner

Sinai Planum

Meseta del Sinaí

Solis Planum

Meseta del Sol

Claritas Fossae

Fosas Brillantes

Olympus Mons

Monte Olimpo

Ascreus Mons

Monte de Ascra

Pavonis Mons

Monte del Pavo Real

Arsia Mons

Monte de Arsia

Noctis Labyrinthus

Laberinto de la Noche

Arcadia Planitia

Planicie de Arcadia

Amazonis Planitia

Planicie de las Amazonas

1 22

NOMENCLAT U RA

Daedlia Planum

Meseta de Dédalo

Terra Sirenum

Tierra de las Sirenas

Tharsis Montes

Montes de Tharsis

Alba Patera

Depresión de Alba

Syria Planum

Meseta de Siria

Vastitas Borealis

Desierto del Norte

Planum Boreum

Meseta del Norte

Planum Australe

Meseta del Sur

Icaria Planum

Meseta de

Terra Meridiani

Tierra Meridiana

Cydonia Mensae

Mesa de Creta

Noachis Terra

Tierra de Noé

Promethei Terra

Tierra de Prometeo

Terra Cirnmeria

Tierra de Cimmeria

Terra Thyrena

Tierra del Tirreno

Elysium Planitia

Planicie de la Felicidad

Terra Sabaea

Tierra de Saba

Aonia Terra

Tierra de Jonia

Lucus Planum

Meseta de Lucus

Isidis Planitia

Planicie de Isis

Hesperia Planum

Meseta de Hesperia

Eos Chaos

Caos de la Aurora

Chasma Boreale

Cañón del Norte

..

123

Ícaro

MA RTE .

AL ENCUENTRO

DE L PLANETA ROJO

A manera de guía anexamos la siguiente lista de términos latinos comunes para denominar algunos accidentes geológicos: Mare, mar; lacus, lago; palus, pantano; sinus, golfo; terra, tierra; planitia, planicie; planum, meseta; mensae, mesa; va­ llis, valle; mons, monte; regio, región; labyrinthus, laberinto; vastitas, desierto; catena, cadena; chasma, cañón; dorsum, cresta; fossae, fosa; patera, depresión; rupes, precipicio o es­ carpe; sulci, colina; tholus, domo; cavus, hoyo; corona, coro­ n a ; fluctus, fluj o ; ocean u s , océano ; p romontorium, promontorio; rima, fisura; undae, dunas.

Principales cráteres marcianos: Copernico, Lowell, Galle, Huygens, Schiaparelli, Milanko­ vic, Herschel, Gusev, Mie, Cassini, Schmidt, Becquerel, Ma­ riner, Locyer, Adams, Tyndall, Eddie, Knobel, Reuy.

1 24

Glosario

La rata del cambio de velocidad de un objeto en movimiento.

Aceleración.

Crecimiento gradual de un cuerpo celeste por la acumulación de cuerpos más pequeños.

Acreción.

Punto de la órbita de un cuerpo celeste en que dista más del Sol.

Afelio.

Distancia que recorre la luz en un año: aproximada­ mente 9,46 billones de kilómetros.

Año luz.

Punto de la órbita de la Luna o de un satélite que gira alrededor de la Tierra en donde su distancia es máxima.

Apogeo.

Trozos de roca y metales que orbitan alrededor del Sol. También se conocen como planetas menores, pla­ netoides o planetesimales.

Asteroides.

Asteroides Amor. Asteroides

cuya órbita cruza por las vecin­ dades de la órbita de Marte.

MARTE. AL ENCUENTRO DE L P LANETA ROJO

Asteroides cuya órbita cruza por las ve­ cindades de la órbita de la Tierra.

Asteroides Apolo.

Uno de los dos grupos de asteroides que orbitan a la misma distancia del Sol que Júpiter, 60º delante y detrás del planeta.

Asteroides Troyanos.

Ciencia que estudia los principios de la física aplicados a los objetos celestes.

Astrofísica.

Ciencia que estudia los movimientos, estructu­ ra y evolución de las estrellas, los planetas y demás cuer­ pos celestes. Ciencia que estudia el universo.

Astronomía.

Atmósfera.

Envoltura gaseosa que rodea a un cuerpo celeste.

Átomo. Base de la materia, está formado por protones y neu­ trones en el núcleo, en tomo al cual giran los electrones. Ciencia que estudia la posibilidad de exis­ tencia de vida en el uniyerso.

Bioastronomía.

Área de influencia gravitacional crea­ da por cualquier objeto con masa. Se extiende en todas direcciones, pero su fuerza decrece con la distancia.

Campo gravitacional.

Capa de ozono. Capa de la atmósfera terrestre situada entre los

20 y 50 km de altitud, donde la radiación solar ultravioleta

es absorbida por el oxígeno, el ozono y el nitrógeno. Posición media en el espacio de un grupo de cuerpos, ponderada por sus masas.

Centro de masa.

Temperatura a la cual una sustancia no con­ tiene ninguna energía calorífica.

Cero absoluto.

Región del sistema solar, entre las órbitas de Marte y Júpiter, donde se encuentra la mayoría de asteroides.

Cinturón de asteroides.

1 26

GLOSARIO

Meteoritos rocosos con inclusiones de glóbulos de silicatos.

Condritas.

Cuerpo compuesto principalmente de hielo y polvo. Cuando pasa cerca del Sol, parte del material se vaporiza en gas, el cual es repelido por el viento solar formando una larga cola.

Cometa.

Conjunción inferior. Posición de un planeta cuando pasa fren­

te al Sol. Conjunción superior.

Posición de un planeta cuando pasa

detrás del Sol. Grupo de estrellas aparentemente vecinas que parecen formar una figura convencional.

Constelación.

Cosmogonía.

Estudio de la formación de los cuerpos ce­

lestes. Cosmología. Estudio de la evolución y estructura del universo. Densidad.

Cantidad de cualquier magnitud por unidad de vo­

lumen. Disco de gas o materia que orbita alrede­ dor de una estrella central.

Disco de acreción.

Eclipse.

Ocultación pasajera de un cuerpo celeste por otro.

Círculo que marca la aparente trayectoria anual del Sol sobre la bóveda celeste.

Eclíptica.

Círculo máximo de un astro perpendicular al eje de los polos.

Ecuador.

Tablas que contienen la posición diaria o anual de los astros sobre la bóveda celeste.

Efemérides.

Brillante bola de gas sostenida por su propia fuerza de gravedad y activada por la fusión atómica en su núcleo.

Estrella.

1 27

MARTE. AL ENCUENTRO DE L PLANETA ROJO

Incandescencia producida por la fricción de una partícula proveniente del espacio exterior contra la at­ mósfera terrestre.

Estrella fugaz.

Exobilología.

Véase bioastronomía.

Conjunto de millones o billones de estrellas que per­ manecen agrupadas por la fuerza de gravedad.

Galaxia.

Sistema astronómico según el cual la Tierra es el centro del universo.

Geocentrismo.

Gravedad. Fuerza de atracción que cualquier objeto masivo ejerce

sobre otro. A mayor masa, mayor es la fuerza de gravedad. Sistema astronómico según el cual el Sol es el centro del universo.

Heliocentrismo.

Círculo máximo imaginario en donde la bóveda celeste parece juntarse con la superficie terrestre.

Horizonte.

Luna.

Cuerpo men.or que orbita alrededor de un planeta.

Medida del brillo aparente de un astro visto desde la Tierra.

Magnitud aparente.

Aparente brillo de una estrella colocada imaginariamente a una distancia de 1 O parsec de la Tierra.

Magnitud absoluta.

Masa.

Cantidad total de materia existente en un objeto.

Meridiano.

Semicírculo máximo de un astro que va de polo a

polo. Cuerpo proveniente del espacio exterior que al­ canza la superficie terrestre.

Meteorito.

Meteoroide.

Objeto sólido pequeño que se mueve en el espacio.

1 28

GLOSAR IO

Desplazamiento de un cuerpo celeste visto desde la Tierra.

Movimiento aparente.

Movimiento aparente de retroceso de un planeta en relación con las estrellas fijas.

Movimiento retrógrado.

Oscurecimiento temporal de la luz de un cuerpo celeste por otro.

Ocultación.

Momento en el cual un cuerpo celeste está opues­ to a otro en el cielo.

Oposición.

Ó rbita. Trayectoria de un cuerpo celeste alrededor de otro. Unidad de distancia igual a 3 ,26 años luz o 206.000 unidades astronómicas (UA).

Parsec.

Punto de la órbita de la Luna o de un satélite que gira alrededor de la Tierra en donde su distancia respecto al planeta es núnima.

Perigeo.

Punto de la órbita de un cuerpo celeste en que dista menos del Sol.

Perihelio.

Tiempo que toma un cuerpo para completar una re­ volución alrededor de otro cuerpo.

Período.

Capa de agua permanentemente congelada que . se encuentra inmediatamente bajo una superficie.

Permafrost.

Cuerpo celeste sin brillo propio y de gran tamaño que gira alrededor de una estrella.

Planeta.

Pequeño cuerpo sólido producido por la con­ densación de materia.

Planetesimal.

Lento cambio en la dirección del eje de rotación de un objeto. El movimiento de precesión de la Tierra da un giro en aproximadamente 26.000 años.

Precesión.

1 29

MARTE .

AL ENCUENTRO

DEL P LA NETA ROJO

Forma en la cual la energía es transferida de un lugar a otro en forma de ondas. La luz es una forma de radiación electromagnética.

Radiación.

Ciencia que estudia la radiación electro­ magnética emitida por los astros.

Radioastronomía.

Cuerpo en movimiento orbital alrededor de otro ob­ jeto. También se conoce como luna.

Satélite.

Medida de la cantidad de calor de un objeto. Indicación de la velocidad de las partículas que lo com­ prenden.

Temperatura.

Pasaje de un cuerpo celeste pequeño sobre el disco de uno mayor.

Tránsito.

Región del espectro electromagnético situada justo fuera del rango visible, con una longitud de onda li­ geramente menor que la de la luz azul.

Ultravioleta.

Distancia media entre la Tierra y el Sol. Precisas mediciones de radar arrojan una cifra de

Unidad astronómica (UA).

1 49.603 .500 km.

Totalidad del espacio, el tiempo, la materia y la energía.

Universo.

Nuestra galaxia. También es el plano de la ga­ laxia visible en el cielo como una multitud de estrellas no diferenciables.

Vía Láctea.

Zona de la esfera celeste limitada por dos círculos paralelos a la eclíptica y en la cual transitan el Sol, la Luna y los planetas.

Zodiaco.

1 30

Más información sobre Marte

DIRECCIONES EN LA RED

www. nasa. gov Agencia espacial NASA www. astrobilogy. arc. nasa.gov Astrobiología www. astrobilogy. com/astro Astrobiología www. asasac. tripod. com. co Astronomía en Colombia www. astropuerta. com Germán Puerta www. stsci. edu Telescopio espacial Hubble

MA RTE . AL ENCUENTRO DE L P L A NETA ROJO

www.planetary. org Sociedad Planetaria www.planetary. org Proyectos SETI .msss.com Imágenes de la nave Mars Global Surveyor. www

www. mars.jpl. nasa. gov/odyssey Datos de la misión 2001 Mars Odyssey. www. lpl. arizana. edu/alpo Asociación Americana de Observadores Planetarios y la Patrulla Internacional de Marte con información mensual y alertas de observación. www. astroleague. org/marswatch Observación Internacional de Marte. Comunicación, dibujos e imágenes de Marte. www. mgcm. arc. nasa. gov Contiene información diaria sobre el clima en Marte. www. mars.jpl. nasa.gov/mgs Datos de la misión Mars Global Surveyor. www. marssociety. org Datos sobre misiones a Marte. marsweb.jpl. nasa.gov Datos sobre misiones a Marte.

132

BIBLIOGRAFÍA Anguita, Francisco, Historia de Marte, Editorial Planeta, Barcelona,

1 998. Chaison, Eric y Steve McMillan, Astronomy Today, Upper Saddle Ri­ ver, Prentice Hall, New Jersey, 2000. Hathaway, Nancy, Friendly Guide of the Universe, Viking, Nueva York,

1 994. Krupp, E. C . , Beyond the Blue Horizon: Myths and Legends of the Sun, Moon, Stars and Planets, Harper Collins, Nueva York, 1 99 1 . The NASA Atlas of the Solar System, Cambridge University Press, Cambridge, 1 997. Price, Fred W. , The Planets Observer 's Handbook, Cambridge Unive­ rity Press, Cambridge, 2000. Puerta R. , Germán, Vida en otros mundos, Planeta Colombiana Edito­ rial, Bogotá, 200 1 . Raulin, Fran\:ois, La vie dans le cosmos, Dominas , Flammarion, Pa­ rís , 1 994. S agan, Carl, Cosmos, Planeta Colombiana Editorial, 1 994. Sagan, Carl et al. , Lije in the Universe, Scientific American, Nueva York, 1 994. Sérsic , José Luis , La exploración de Marte, Editorial Labor, Barcelo­ na, 1 976. Watters, Thomas R., Planets, Smithsonian Guides, MacMillan, 1 995.

Escaneado, procesado y compilado por: +Sir+Math Bogotá, Colombia Septiembre de 2014

View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF