Germán Dehesa-La Música de Los Años

July 31, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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GERMÁN 

E H E S A D   A MÚSICA DE L LOS AÑOS 

 

Diseño de la portada: Trilce ediciones Fotografía del autor: Ricardo Garibay Primera edición: septiembre de 1997 Edición: Juan Guillermo López © 1997, Germán Dehesa © 1997, Plaza & Janés Editores, S. A. Enrique Granados 86 – 88, 88, 08008, Barcelona, España

Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización de los titulares del “Copyright',  bajo las ssanciones anciones establecid establecidas as en las leyes, la reprodu reproducción cción parcial o total de esta obra por  cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamos públicos. ISBN: 968 – 1111 – 0271 0271 – 1 Composición tipográfica, diseño interior y formación: Grafitec, Pedro Luis García Impreso en México  Printed in Mexico

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Índice

1. Cuando tenía 20 años Intermedio

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2. Hoy que tengo 53 años

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3. Cuando tenga 64 años (Sin Adriana)

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1.  Cuando Cuando tenía 20 años

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CUANDO TENÍA 20 AÑOS la civilización cristiana tenía 1964 y me llevaba, por lo mismo, apetito una enorme ventajaunque yo intentaba compensar conyuna sólida que ingenuidad, un rabioso de lecturas, cuerpo enteramente disponible un copete alguna vez aspiró a parecerse al de Elvis Presley y que ya para estos años daba claras muestras de languidez. ¿Fue así? ¿En verdad alguna vez se tienen 20 años? Recordarme a esa edad es un ingrato ejercicio que en mucho se parece a querer recordar a un pariente lejano que lleva nuestro mismo nombre pero con el que tenemos muy pocas cosas en común. Conservo de él una fotografía donde se le mira delgado y luciendo con obvia petulancia su impecable  bata blanca de laboratorista de Ingeniería Química. No se parece a mi padre; no se parece a mis hijos, hijos, no ssee parec parecee a mí. ¿Q ¿Quién uién demon demonios ios es ese ese sujeto? sujeto? ¿En qué pen pensab saba? a? ¿Por ¿Po r qué usa usaba ba calcetines de orlón fosforescentes? ¿Cómo le hizo para enamorarse de Angélica María? ¿Por  qué se excitaba de manera tan desmedida cuando auditivamente descubría que las muchachas traían crinolina con campanitas? ¿Por qué pintó su Datsun 1962 de colores rojo y amarillo de modo que pareciera huevos con cátsup? ¿Por qué pensaba que unos pantalones averdad la cadera, estampado escocés, eran elnaco? tope de¿Por la elegancia la era acampanados que se veíay de como un consumadísimo qué se cuando excitaba indistintamente con Kim Novak y con Rosa Carmina? ¿Por qué agotó sus escasos ahorros en comprar una guitarra eléctrica descompuesta propiedad de su amigo El Peludo Palafox? ¿Por qué suponía que su más alto destino era llegar a formar parte de un grupo de rock  que se llamara “Los Masters” o “Los Groovies” o alguna otra estupidez semejante? ¿Por qué dejó de oír a Haydn y a Mozart y decidió que la obra más alta de la música occidental era pus o el bomp? ¿Quién puso CUANDO TENÍA 20 AÑOS..., cuando yo tenía 20 años el así llamado “Mundo Libre” tenía dos enormes preocupaciones: Cuba y Vietnam; la norteamericanización del mundo estaba en plena marcha y la feroz oposición de estos dos pequeños países alimentaba nuestros sueños, nuestro romanticismo y nuestras utopías. La clase media de los países  periféricos (o ( o No Alineados Alineados,, como lueg luegoo llos os lla llamar maría ía el mamón mamón de Ech Echeve everrí rría) a) vivía vivía la perfec perfecta ta contradicción de detestar a los norteamericAÑOS y de consumir cuanto producto quisieran vendernos. A mí, por ejemplo, me parecía perfectamente lógico tener en mi recámara de interés social una fotografía del Che Guevara y otra de Elvis Presley. De día leía a Bertrand Russell que, en su momento, promovería un juicio histórico contra Estados Unidos  por los los críme crímenes nes de Vietnam y, llegada la noche, tomaba mi atesorado disco de Los Platters, me ponía mi chamarra roja de James Dean con el cuello levantado muy acá y, antes de zarpar  rumbo a la fiesta y mientras depositaba en mis mejillas generosas porciones de Aqua-Velva, hacía conmigo un firme compromiso: Hoy, pase lo que pase y sin tener que declararme, voy a conseguir que La Pimpis baile conmigo de cachetito; mi estrategia será implacable: llego, saludo a la pinche señora (que me odiaba), me hago güey un rato (esto es lo que mejor me salía); pongo mi disco, me acerco a La Pimpis así como si nacho, comenzamos a  bailar, le suelto una frase de Neruda para que afloje, le respir respiroo fuerte fuerte en en el pescu pescuezo ezo (eso (eso las las enloquece) y las mejillas que apetece el amor se reunirán inevitablemente cuando se oigan 4

 

los primeros acordes de Only you.  you.  CUANDO TENÍA 20 AÑOS, ya lo comenté, era yo lector de Bertrand Russell, de Jean-Paul Sartre, de la Familia Burrón, de Jorge Luis Borges y de Juan José Arreola. Recuerdo ahora una inquietante pa paradoja radoja que pplant lanteaba eaba Russell y que podría formularse más o menos así: ¿Qué garantía tenemos de que el Universo, la realidad y nosotros no hayamos aparecido aquí y ahora, en este preciso instante, con nuestra edad exacta y con una memoria común perfectamente que todos la de existencia del Imperio Romano, las Guerrasprogramada Mundiales,para nuestros tíos yacreamos muertos,recordar los libros historia  perfectamente  perfect amente trampeado trampeadoss y la nítid nítidaa y falaz memoria de Gustavo Díaz Ordaz? Piénsenlo; quizá no estaría tan mal que todo comenzara exactamente ahora y que todo lo anterior fuera un falaz e ilusorio recuerdo compartido. A mí no me suena tan mal; para mí sería un consuelo saber que no es cierto que La Pimpis jamás quiso bailar de cachetito conmigo, que jamás tuve 20 años, que Televisa es una pesadilla cósmica, que el PRI es la invención de una deidad borracha, que María Félix ya nació de 80 años y que yo jamás me lancé alegremente a las pistas a bailar una canción tan babosa como Mi suegra llegó. CUANDO TENÍA 20 2 0 AÑOS, ssii es qu quee alguna v e z los tuve, tuve, eera ra yo yo infini infinitam tament entee tímido y, aunque hubier hubieraa queri querido do ser ser Aq Aquil uiles es o el el Cid Cid Campe Campear, ar, o San S andok dokan, an, o D'Arta D'A rtagna gnan, n, o el Conde de Montecristo, mi verdadero arquetipo era el menso de Hamlet, siempre con su librito debajo del brazo y siempre preguntándose si hay que ser o no ser. Hamlet, que tuvo la muy molesta y psicoanalítica experiencia de que se le apareciera su padre que, no es por  nada, pero era de lo peorcito, y le dijera que era súper urgente que matara a su tío, y Hamlet, a quien no le gustaba matar tíos, se puso a pensar y se tardó tanto que, al final, en lugar de matar a uno tuvo que matar como a 40 y dejó el castillo hecho una porquería y él mismo, nomás a lo pendejo, también se murió... Bueno, pues así era yo. Dice Paul Nizan: “Tengo 20 años y maldigo al que piense que es la edad más feliz de la vida ”. De acuerdo. A los 20 años hay que tomar decisiones y, si uno no es Presidente, esto es horrible: ¿Me levanto o no me levanto? ¿Me baño o no me baño? ¿Estudio Ingeniería Química, como quiere mi  papá, o estudio Letras, como quiero yo? ¿Me gusta el rock  rock en en inglés o me decido por las mensísimas versiones en español? ¿Idolatro a Elvis o a Los Beatles, o me sacudo la menguante melena y me decido por Los Rolling Stones? ¿Por qué, se pregunta Cortázar, en este mundo todo tiene que ser esto o lo otro? ¿No habrá manera de que podamos tener esto Y lo otro? Mientras esto no se consiga, pensaba yo a los 20 años, y lo pienso ahora, no  podremos  podr emos obtener  obtener Satisfaction. Satisfaction. CUANDO TENÍA 20  AÑOS   AÑOS mi mi país ya no se hallaba. Habiendo perdido su pasado rural, hispánico y campesino, ahora estaba terco en parecer urbano, sajón e industrializado. Como en un sueño, me recuerdo hablando por teléfono a un programa que se llamaba “México canta y vive en sus canciones” para votar por Pedro Infante contra Jorge Negrete y  para preguntar si me podían complacer con Cartas marcadas, del propio Pedro Infante. Ocho años después el programa había desaparecido y yo seguía hablando por teléfono,  pero ahora ahor a a Radio 590, “La Pantera de la Juventud”, para solicitar  Eddy,  Eddy, Eddy o La Plaga o   Agujetas de Color Col or de Rosa, cuya letra podría haber sido escrita por André Breton después de la lobotomía. Fueron Los Beatles quienes pudieron darme un diagnóstico preciso de mi situación histórica y espiritual; me había yo convertido en un Nowhere un  Nowhere man.

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CUANDO TENÍA 20 AÑOS estaba en su esplendor la década de los sesenta. Con los descuentos propios de la economía mexicana, esa década duró para mí cuatro años: de 1964 a 1968. Algún paralelismo creo atisbar entre esa década violentamente interrumpida y las fiestas a las que solía asistir en aquella época. Mi radio de acción abarcaba la colonia  Nápoles, la del Valle, eventualmente, eventualmente, y en un alarde de escalamiento escalamiento social, so cial, las Lomas Lom as y, de vez en cuando, en un gesto de democrática condescendencia, Narvarte. La fiesta  prototípica solía tener lugar en el garage ddee la cas casa. a. Pa Para ra qu quee est estoo pud pudie iera ra se ser, r, el se seño ñorr ddee la ca casa sa tenía que dejar afuera, en la calle, el Chevrolet, el Ford o el Studebaker que con tantos sacrificios había adquirido. En el piso había grandes manchas de aceite que coadyuvaban a que los más audaces bailarines se rompieran la madre. La señora, que casi siempre se llamaba doña Lucha, preparaba desde el día anterior triangulitos de pan Bimbo con pathé Fud que, ya para la hora de la fiesta se habían abarquillado como babuchas de  beduino. Alrededor del garage y en el breve jardín ponían sillas de diversas procedencias  para que ah ahíí se aposen aposentar taran an los invita invitados dos,, los chapero chaperones, nes, las tías y unos u nos malditos escuincles con corbata de moño que quién sabe de dónde salían pero que, esto sí me consta, pertenecían a esa mexicanísima especie conocida como “ladillas voladoras”. A lo largo de la noche, uno de los espectáculos más bellos era contemplar cómo se iban hundiendo las sillas del jardín de modo que, hacia las 12, a la tía Enriqueta ya sólo se le veía el chongo. Si la fiesta era importante se contrataba a un conjunto que podía llamarse “The black daarria ” o algo así; si la fiesta fi esta era chafo chafona, na, nos conformábamos con un tocadiscos marca Gar ra rard rd que el se seño ñor  r  de la casa cuidaba como si fuera su virginidad y la heterogénea música abarcaba desde Los Everly Brothers hasta María Eugenia Rubio. Las piezas se dividían en lentas y rápidas. Las lentas se bailaban agarrados y eran aprovechadas por las proyectas tías para iniciar  tempranamente a sus sobrinitos con corbata de moño en los misterios de Eros, y las rápidas  permi  pe rmitía tíann a la juv juvent entud ud mos mostra trarr sus apt aptitu itudes des para el contor contorsio sionis nismo. mo. Una pieza lenta era el momento ideal para avanzar sobre la gacela. En los códigos de la época se consideraba como un absoluto fracaso el que la gacela no se rindiera durante la acompasada ejecución de  All I have ha ve to do is dream. CUANDO TENÍA 20 AÑOS las fiestas siempre acababan antes. Para los umbrales éticos de aquellas épocas, el que un invitado consumiera subrepticiamente más de tres cervezas se consideraba el comienzo de una orgía y el señor de la casa decidía cortar   por lo sano an antes tes de que le vomitaran su Studebaker. Súbitamente la luz se interrumpía, el  papá de la festejada aparecía con bata y piyama y avisaba que mañana había que tra trabajar  bajar  (aunque fuera domingo). Los enAÑOS con corbata de moño, que estaban a punto de consumar con sus tías, se iniciaban en los horrores del coitus interruptus; los que estábamos a  punto de declar declararn arnos os a La P Pimp impis is lloo po pospo sponía níamos mos para mej mejor or ocasió ocasión; n; mi pr prim imoo El El Chi Chila laqu quil il,, qque ue estaba en el cuarto de la sirvienta, tenía que huir por las azoteas y, en general, todos sentíamos un anticipo de lo que, andando el tiempo, nos haría sentir el dueto cómico Salinas-Zedillo:  I'm all shook up. up .  CUANDO TENÍA 20 AÑOS dos patrias tenía yo: Cuba y la noche. Quizás alguno de ustedes recuerde la fallidísima, la estupidísima invasión a Bahía de Cochinos. Ya he dicho que yo era un ser bastante perplejo; no tanto como para no darme cuenta de qué lado había que estar. Todo fue leer la noticia y presentarme como voluntario en la Embajada Cubana. Éramosque muchos. Cuando meque tocópermaneciera turno me miraron de arriba a abajo y muy cortésmente me dijeron quizá sería mejor en México. O sea que 6

 

mis muy escasas aptitudes bélicas están a la vista. Esto no es necesariamente una desgracia. Creo que mi ausencia fue fundamental para el triunfo cubano y para que la música de esa isla, cuyo sueño ya es casi pesadilla, siguiera siendo parte esencial de nuestros propios sueños. Aún hoy quisiera atisbar un Rabo de nube.  nube.  CUANDO TENÍA 20 AÑOS llegó mi papá con un ejemplar de las últimas  Notici  Not icias as en cuya primera plana aparecían Los Beatles con ese corte de pelo que tanto ofendía a los señores mexicAÑOS, sistemáticamente entrenados en los rigores del casquete corto. Mi papá me mostraba la foto como un clarísimo símbolo de la decadencia de Occidente y yo lo miraba como una nítida prueba de la decadencia de mi papá. ¿Será importante peinarse de este modo o de aquel otro? ¿Será importante llamar a Dios de ésta o de aquella manera? ¿Será importante hablar tal o cual idioma, comer carne o no comerla, ser blanco o verde, como un tío mío, consagrar tu vida a Buda o al numeroso lecho, ser feliz de pie o acostado? ¿Será importante? Quizá porque yo tuve 20 años cuando tuve que tenerlos, pienso que lo único importan importante te es que la vida sea: sea: Let  Let it bbe. e. CUANDO TENÍA 20 AÑOS me daba por ponerme intenso y pensar que podía cambiarlo todo. Venía de pronto una feliz ráfaga de verano que era como una carcajada y ya me conformaba con cambiar yo. Cuando tenía 20 años admití todos los sueños, me enamo ena moré ré de tod todas as las man manera eras, s, descubrí descubrí que podí podíaa tener tener aamig migos os y eente ntendí ndí que que mi mi país país no era una carga, sino una dulce nube que se encargara de humedecer todos mis años y de matizar todas mis luces. Lo admito: fui incoherente, pagué todos los tributos que le debía a mi pasado, compré todos los sueños, salí de mi casa y conocí lo que era ganar la calle y leí en la sangre de mis amigos ese horror que llaman razón de Estado; me enamoré de mujeres que, según su ancestral deber, me pidieron que no me arriesgara más que en su amor y aprendí que la sonrisa es nuestra última elegancia, nuestro único deber: Those were the days.

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Intermedio

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CUANDO TENÍA 20 AÑOS, y si no fuera ya suficiente desgarramiento existencial tener que optar entredeLos y Los Rollingcaliforniana Stones, aparecieron Beach Boys, requintado producto la Beatles enigmática incultura que no meLos parece excesivo calificar de pendeja. De inmediato surge un enigma: ¿Se puede ser pendejo a tres voces? Porque, seamos honestos, Los Beach Boys cantaban impecablemente. Me parece razonable hacer un intermedio para meditar en estos abismos de las razones de la sinrazón: Herminio Blanco es así y ni siquiera canta bonito... Ni siquiera puede provocarnos el irrealizable deseo de una vida ajena al pensamiento (aunque la suya sea así), a las angustias laborales,  bend  be ndec ecid idaa por el mar mar,, po porr el potente sol y por las olas que q ue jamás cabalgaremos en una u na tabla que jamás tendremos; una vida que sólo se cumplía bajo la regadera de nuestro módico departamento de tierra adentro: Surfin' USA. CUANDO TENÍA 20 AÑOS hice muchas cosas. Sigo haciendo muchas cosas. Cuando tenía 20 años daba clases de literatura en el Centro Universitario México y el destino quiso que un buen de mis alumnos sean figuras importantes de lao  política naciona nacional. l. ¿En qué número fallé?, me pregunto todas lashoy noches y siempre me qued quedo dormido antes de encontrar una respuesta. Aquellas clases me permitieron entender que yo venía de un pasado lejano y que mis alumnos anticipaban un futuro posible. Yo quería hablar les les de un Antonio Machado que había muerto en Colliure y ellos cantaban a un Antonio Machado que estaba vivo en la voz de Joan Manuel Serrat: Todo pasa y todo queda,  pero lo nuestro es pasar. Entre mis alumnos y yo no habría más de cinco o siete años de distancia, pero la brecha generacional era un abismo. Yo todavía pensaba en Agustín Lara y daba  por supuesto que besar a una mujer me comp comprome rometía, tía, por cuestione cuestioness de honor, honor, a contraer  contrae r  nupcias con ella y con su familia, mientras mis alumnos experimentaban gozosamente con la mota y vivían en la absoluta permisividad sexual. Malditos. Y aleccionados por Los Rolling Stones podían, sin temor del fulminante castigo del Dios del Sinaí, decirle a una chava: Le chava:  Let't'ss spend the nnight ight to togethe gether. r. CUANDO TENÍA 20 AÑOS los códices del erotismo, establecidos desde la Baja Edad Media, valieron para puras vergüenzas. La píldora fue, para el machismo cursilón y autoritario, un arcángel exterminador. Ahora había que jugar en términos igualitarios. A los  padres  pad res de la pat patria ria se les cuarteó el mármol; a los de la generación generac ión intermedia inter media se nos desprogramó despro gramó llaa vida y pr pronto onto co comprendimos mprendimos que ya no sería como la de nuestros padres, y a los menores de 20 años les tocó la única verdadera fiesta de este siglo. La libertad se nos  presentabaa como un insulto, ccomo  presentab omo un reto, reto, como un fa fantasm ntasma. a. Los Los lá lángui nguidos dos motel moteles es se vieron súbitamente rebasados y todos fuimos aprendiendo a conocer los primeros kilómetros de la carretera carret era a Tol Toluca uca o de la ccarrete arretera ra federa federall a Cuer Cuernavaca navaca.. Cr Creo eo qu quee el muy m uy limitado limit ado escultor e scultor del monumento al caminero jamás soñó con que su obra se convirtiera en un símbolo de la inminencia erótica. Quiero imaginar que aquí, entre el público, hay personas que me entienden y que, no sin melancolía, recuerdan la existencia de FM-FO Radio Sensación y que añoran la singular experiencia de regresar al respetable hogar oliendo a jabón 9

 

chiquito. Y no digo más, porque aún en las formas más aparentemente liberadas del amor y sus festejos, siempre queda ese misterio que nombramos romanticismo; siempre queda algo: Something . CUANDO TENÍA 20 AÑOS vivía en la inminencia del escándalo. Elvis, dijeron los insospechables periodistas mexicAÑOS, había declarado que prefería besar a dos negras que a una mexicana. Mi tía La Gorda estuvo a punto de desmayarse y yo pensé que todo era cuestión de análisis y que habría que ver primero a las dos negras y a la mexicana para formarse un criterio al respecto. Los Beatles declararon que eran más populares que Cristo y a mi tía La Gorda le vino la hipoglucemia y yo pensé, y sigo pensando, que la popularidad es una estupidez y un malentendido y que, si leemos con cuidado su rigurosa doctrina, Cristo no tiene por qué ser popular. Pero todo esto era parte de la euforia y de la manipulación de los medios. Más allá de eso, el mundo cambiaba, Los Beatles iban muriendo lentamente ahogados en su popularidad y manifestaban su deseo de que alguien o algo se regresara por donde había venido: Get back. CUANDO TENÍA 20 AÑOS no podía cumplir más viajes que los libros, el cine, los abrazos cuerpo a cuerpo (rarísimos en el Altiplano: las capitalinas, en defensa de su virtud, abrazan con las clavículas y en esto hacen muy mal), la música, la imaginación y el metódico soñar despierto me podían proporcionar. Estos eran mis viajes, más unos cuantos desplazamientos a Acapulco con un tío que cantaba horrible y lo hacía todo el camino y una incursión al mismo puerto en compañía del licenciado Max Peniche que, aunque ahora goza de gran fama como abogado, permitió tranquilamente que la policía porteña nos entambara toda una noche a mí y a mi primo El Sugus, mientras él se fue con las mujeres del mal a pecar y a  beberr cer  bebe cerveza veza yuc yucatec ateca. a. Conocí Conocí tambié tambiénn Monterre Monterrey, y, Leó León, n, Guad Gu adala alajar jara, a, Sa Sann Luis Lui s de la Paz, Torreón, Chihuahua, Teapa, Oaxaca, Tepatitlán, San Cristóbal, Morelia, Guanajuato, San Miguel Allende, Ciudad Obregón, La Paz, Hermosillo y puntos intermedios; pero yo, como  buen jovenazo de los sesenta, lo que quería quería era ir a Londres y extraviarme en llos os delirios de Carnaby Street o, más modestamente, llegar a San Francisco y mirar a las muchachas, flores ellas mismas, que traían flore floress en su pelo: pelo: Flowers  Flowers in your hair. CUANDO TENÍA 20 AÑOS mis siempre difíciles relaciones con el Vaticano llegaron a su punto de quiebre. Egresado y profesor de escuelas maristas, hijo de una fervorosa opusdeísta y de un no menos fervoroso comunista, yo vengo a ser una especie de error ideológico o un inopinado producto genético sometido a una intensa pasteurización espiritual. Mi mamá me enseñó una canción titulada Tú reinarás que ocupaba los primeros lugares en el hit parade místico; mi padre me enseñó, con el puño en alto, a cantar  La cantar  La  Internacional.  Inte rnacional. Hasta la fecha me gusta más  La Internacional, aunque ya nada más la canten los viejitos soñadores. A los 20 años decidí tomar mi propio camino. Ni siquiera puedo hablar de un dramático proceso que haya culminado con la pérdida de la fe. Simplemente un día desperté y decidí que el alto clero mexicano me caía gordísimo y que el clero a secas era de una ignorancia que hasta mareos producía. Mi madre pronto se percató de lo que ella llamaba “indiferencia en materia de religión”, pues percibió que yo prefería quedarme a ver  el Pumas-América a asistir a misa de 12 con el padre Cristóbal, que se aventaba unos larguísimos sermones en los que anunciaba la inminente desaparición de la colonia Nápoles. “científico  – me Todo estoy es de la mcomo e dijovas miy mamá, discurso era noelseresultado andaba por lasmasturbación ramas – , sigue se te vacuyo a reblandecer la 10

 

médula y vas a acabar loco, encuerado y tirando baba. ” Esto todavía no ocurre, quizá porque no tengo médula o porque me falta practicar más. Sea como fuere, ahí terminaron mis relaciones con Roma. Conservo la amistad y el cariño de muchos y muy buenos sacerdotes, y conservo intacta la dulce costumbre de rezarle no a “ese Jesús del madero, sino al que anduvo en la mar ”: The fool on the hill.  hill.   CUANDO TENÍA 20 AÑOS mis gustos, no he de negarlo, eran heterogéneos y hasta contradictorios. Ya mencioné mi doble y húmeda pasión por Kim Novak y por Rosa Carmina. El licenciado Peniche, que es naco maya, me pide que añada a Zulma Fayad argentina buenona que patrocinó sus primeros alzamientos en el sureste. Esta variopinta mescolanza gustativa abarcaba todos los órdenes de mi vida. Doy un ejemplo: en aquellos años sesenta todo mundo; se vestía raro y daba rienda suelta a su imaginación autodecorativa. Los colores más chillantes y los diseños más extravagantes comparecieron por aquellos tiempos. Todo se valía. Bueno, pues aún así, yo me arreglaba para una fiesta, me presentaba ante La Pimpis y la muy desgraciada se tiraba de risa: “¿Oyes, de dónde sacaste esos pantalones color mostaza, oyes? ¡Oyes, tus calcetines están nacos, pero nacos, oyes!” Muy desagradable y desmoralizante. ¡Cómo se ve que esta descerebrada no ha leído a Proust!, Proust!, me decía yo a modo de triste consuelo. Como verán, a los 20 años se sufre. El minucioso odio que llegué a sentir por La Pimpis y por su familia, que era inalterablemente mamona (“¿Que plomero le cortó su saco, joven?, jo, jo, jo, ” me decía su pinche papá que se vestía como anuncio de Gayosso), es la única explicación para que aún hoy recuerde con ternura una canción bastante  babosa  babo sa ppero ero que ref refleja lejaba ba m mii ddra rama ma ex exis iste tenc ncia ial: l: Pres  Presumida. umida. CUANDO TENÍA 20 AÑOS era yo proclive a la soledad, al encerramiento y a los abismos metafísicos (a esto mi madre lo llamaba: tirar baba). Venturosamente la vida me proporcionó dos amigos: El Calabaza y El Chavo García que compartían hondamente mi vocación contemplativa. Para mayor ventaja, El Calabaza poseía como herencia familiar un vetusto  proy  proyec ecttor de opac opacos os qu quee él, con so sorp rpre rend ndeente ha habbil iliida dadd mec ecááni nica ca,, logró ogró restau restaurar. rar. La sesión comenzaba a las 4 de la tarde con una visita a Hamburguesas Hollywood (cuatro para cada uno, una Coca familiar por cráneo y dos cajetillas de Raleigh con filtro). Ya con las provisiones, El. Calabaza le notificaba a su familia que teníamos que hacer un trabajo muy difícil y que no deseábamos ser molestados. Cerrábamos con llave la puerta del despacho, Calabaza accionaba el  proyector y el techo era íntegramente íntegramente ocupado ocupado por la vera efigie de Angélica Angélica María María.. Nadie Nadie hablaba; todos fumábamos, comíamos hamburguesas y nos rellenábamos de Coca Cola. En dos horas, más o menos, alcanzábamos a beatitud tibetana. A esas alturas, Chavo gateaba rumbo al tocadiscos y nos conducía al éxtasis con aquella melodía que llevaba  porr títu  po tí tulo lo::  Beca  Becaus use. e. CUANDO TENÍA 20  AÑOS, y por el mero hecho de tenerlos, yo no podía entender que tener 20 años es de lo mejor que hay en la vida. Todo lo que ocurre es asombroso, sorpresivo, inaugural; el cuerpo afina todas sus voces y se inclina naturalmente por la belleza, el movimiento, el goce y el disfrute de los bienes de este mundo. Ese el momento exacto de la educación sentimental y es la oportunidad, quizá única, de aprender a amar bien; a amar al otro; a amar a la otra; a amar a la Patria y al Mundo que nos han tocado. A los 20 años esto no se sabe y uno quiere  – y moldear al mundo de  –  modo sus fealdades. esto no siempre ocurre otrosque 20 desaparezcan años para entender que es Tendrán el mundoque el pasar  que nos 11

 

moldea a nosotros y el que nos revela la secreta belleza que se recata detrás de sus feal dades. dad es. Y és ésta ta nnoo es una invi invitac tación ión a la renunc renuncia, ia, sino a llaa humil humildad. dad. Dice Dice Ca Camus mus que la vida es más inteligente que nosotros. Por supuesto que es así. Nada puede ni debe cargar al mundo. Ya no es hora ni de caudillos ni de mártires; quizá ha llegado la hora de que todos seamos consuelo y dignidad para todos y que cada quien cultive apasionadamente su jardín y florezca y tenga hijos y les avise que no deben abrumarse, y que esto entre todos lo vamos a arreglar: Hey arreglar: Hey Jude. CUÁNDO TENÍA 20 AÑOS, quizá por el exces ex cesoo de lectura lecturass y eell abuso abuso de de las las sesiones contemplativas, yo, pero también millones de jóvenes como yo, creíamos por fin tener todas las respuestas. Por supuesto que esto era una pura ilusión; pero una pura ilusión  puede ser poderosís poderosísim ima. a. En aqu aquell ellaa déc década ada de los ses sesen enta, ta, que para mí  – ya ya lo dije –  duró de 1964 a 1968, esa ilusión de certeza absoluta provocó una fiesta planetaria plena de músicas, de abrazos, de flores y de voluntad de cambio. De pronto toda la juventud del mundo estaba unida y encontraba un lenguaje común para responder todas las interrogantes. Era necesario cambiarlo todo. Los adultos, en el peor sentido de la palabra, nos miraban y nos siguen mirando como unos perfectos ingenuos desconocedores de las sagradas leyes del poder y del mercado y de sus irrenunciables aliados: la violencia, la represión, la guerra, la intolerancia, la explotación y la injusticia. A partir de 1968 nuestras respuestas fueron canceladas abruptamente. El poder y el mercado decidieron que ya estaba bueno de fiestas, de desorden, de flores y de insolencia. Los sueños de los jóvenes se volvieron una triste mercancía que hoy nos siguen vendiendo desde una nación cada vez más enferma. A aquellos que no se resignaron al mercado el poder les asignó su cuota de violencia. En Tlatelolco se marchitaron las flores y se nos acabaron las respuestas... y sin embargo, sobrevivió el viento y ahí en el viento, tercamente, sigue volando esa luminosa respuesta que algún día vislumbramos y que pronto vislumbraremos de nuevo: The answer is blowin' in the wind. CUANDO TENÍA 20 AÑOS llega aparentemente a su fin. Quizá este espectáculo no tuvo más sentido que recordar que tener 20 años no pasa de ser  una fatalidad cronológica en la cual no intervenimos mayormente; pero convendrán conmigo en que los humAÑOS tenemos ciertos dones, ciertos privilegios como el amor, el arte, la música, el vino y la felicidad compartidas que nos permiten, aunque sea por unos escasos e intensos minutos, volver a tener 20 años y recuperar entera la esperanza. Aquí estuvimos Max Peniche, Juan Carlos Aldama, Ignacio Jaime, Armando Vega Gil, Ángel García, Adriana Landeros, nuestro director musical Ernesto Anaya y en la plática su amigo Germán Dehesa, que tiene dos veces 20 años y todavía le sobran 13. Hoy, aquí, con mis amigos, con mis amores, me permito tener 20 años y creer con toda mi alma que vamos a ganar ganar,, que vamos a cam cambiar biar la vida, que nos no s va vamos mos a sacar de encima a tantísima tantísima alimaña alimaña y que a golpes de imaginación, de valentía, de palabras verdaderas, vamos a conseguir la revolución, la verdadera, no esa decrépita y emputecida revolución que sacan a orear cada 20 de noviembre. Esa ya se acabó. Comienza la florida, la justa, la pacífica, la digna, la  Revolution. democrática, la indispensable, indispens able, la amo amorosa rosa Revolution. Danzón dedicado a Nelly Newland, a Sandra Martinelli, a Adriana Landeros, que me devolvió mis2020años. años, a mis hijos y a mis compañeros de trabajo que esta noche, precisamente esta noche, cumplieron 12

 

2. Hoy que tengo 53 años

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 Así que aquí aquí esto estoy, y, por el cam camino ino de en med medio, io, hab habien iendo do  pasadoo vei  pasad veinte nte años, veinte años casi desperdiciados, los años l'entre deux  guerres;  guerre s; tratando de aprender a usar palabras, y cada intento es un arranque completamente nuevo, y un diferente tipo de fracaso  porque uno ha aprendido sólo a prevalecer prevalecer sobre las  palabras  para aquello que uno nnoo tiene que ddecir, ecir, o el mo modo do como uno ya no está dispuesto a decirlo. Y así cada intento es un nuevo comienzo, una incursión en lo inarticulado con un desastrado equipo  siempre deteriorándose en la confusión general de la imprecisión del sentimiento, indisciplinadas escuadras de emoción. Y lo que hay que vencer   por fuerza o sumisi sumisión, ón, ya se hhaa descubier descubierto to una vez o dos, o varias veces, por hombres que uno no  puede esperar  emular  –  pe  pero ro no hay ha y comp co mpet etic ició iónn  sólo hay la lucha por recobrar lo que ssee ha perdido y encontr encontrado ado y vuelt vueltoo y vuelto a  perder; y ahora, en condiciones que no parecen propicias. Pero quizá no hay ganancia ni pérdida.  Para nosotros, nosotros, sólo está eell intentar. intentar. Lo dem demás ás no eess asunto nuestro. (T. S. Eliot. Fragmento de “East Coker ”. Trad. José J osé Ma. Valverde) Valverde)..

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QUIZÁ SEA ÉSTE EL POEMA (y el fragmento) que hoy más me gusta de T.S. Eliot. Se justifica precisión del hoy mi poema  prefe  preferido rido erala“La Tierra Baldía ” y (agosto cuando del tenga97)64porque años, sicuando aún leo,tenía creo20queaños preferiré “Un canto para Simeón”. Por lo pronto, aquí estoy, en la tierra de en medio con la doble convicción de que todo debe ser dicho otra vez y que lo nuestro es intentar. Finalmente estas palabras aspiran a ser eso: la bisagra que una dos intentos que, si bien ya probaron su eficacia escénica, escénica, ahora pretenden defenderse a puro y desnudo golpe de palabra. Faltará, por  supuesto, la música cuya capacidad para evocar y edificar atmósferas supera por mucho a lo que el puro texto pueda lograr, y faltará también el público tumultuoso y vivo que, por  afinidad o discrepancia, dota al hecho escénico de una temperatura y una inmediatez que la solitaria lectura difícilmente puede obtener. Pero tampoco es cosa de abrirse las venas (esto  pude hac hacerlo erlo a los 20 años y ya desde entonces me parecía bastante repulsivo). Mi maestra Rosario CastellAÑOS me aconsejaba que jamás escribiera para el lector tonto. Excelente consejo. Escribo para ti, lectora, lector inteligente, y doy por supuesto que, dada tu inteligencia, posees una excelente colección de discos de Los Beatles y de los grandes éxitos de los años sesenta. Así las cosas, nada te impedirá interrumpir tu lectura cuando te venga el ansia y conseguirte una pareja aceptable para cantar y bailar, evocar o invocar  aquellas músicas que poblaron ese perdido paraíso de mi (nuestra) juventud y que poblarán esa ensoñada utopía de mis 64 años. Así sea. EN EL ESCENARIO me ocurre en casi todas las funciones y supongo que contigo, lectora, lector querido, se presentará una situación similar. No bien acaba la función, cuando ya en la puerta me está esperando alguna señora o señor cuyas edades se aproximan a la mía: “Me gustó su espectáculo  – me me dicen –  pero tengo algunas observaciones que hacerle.”  “¡Chin!”, pienso yo mientras pongo cara de que estoy humildemente dispuesto a recibir sobre mi indigna cabeza una tromba de sabiduría. “¿No le parece, señor Dehesa, que la selección de canciones es un poco arbitraria y que faltan varios nombres fundamentales?” Yo me dispongo a responder, pero esa persona a quien he tenido confinada al silencio durante casi tres horas me dice velozmente: “'péreme, todavía no termino; a ver, explíqueme por qué siendo mexicano, casi todas las canciones que cantan son en inglés y explíqueme también por qué no incluyó boleros nacionales que son tan románticos, y deme una razón para haber dejado fuera a Los Doors que fueron un grupo fundamental; créame que si hubieran incluido Light incluido  Light my fire la gente se hubiera vuelto loca; ¡ah! y otra cosa: ¿cómo se atreve usted a cantar teniendo una esposa que canta tan bonito y un grupo que toca tan bien? ” A estas alturas del interrogatorio y con el cansancio de la función a cuestas me resulta muy difícil articular una respuesta coherente y casi siempre termino  pidiéndole  pidién dole perdón a mi interlocutor interlocutor y ofrecié ofreciéndol ndolee que tomaré tomaré muy en cuenta cuenta sus ati atinadas nadas observaciones. Mi cansancio y mi congénita renuencia a discutir me hacen actuar así; pero ahora que estoy solo y bien instalado en mis 53 años, me permito confesar que no estoy de 15

 

acuerdo con casi nada de lo que me dicen estos críticos instantáneos que suelen hablar con voz de “autoridades en la materia” y con la firme voluntad de impresionar a su acompañante. Ahora que dispongo de tiempo y espacio me gustaría responder a esas “observaciones” y razonar con calma mis desacuerdos. Lo primero que tendría que decir es que tanto “Cuando tenga 64 años” como “Cuando tenía 20 años” son dos espectáculos intensamente subjetivos; es decir, no pretenden ser una historia general o una antología de la música o de los acontecimientos que conmovieron a México en ésta o en aquella época. Ambos espect esp ectácu áculos los,, para bbien ien o ppara ara mal, se atienen atien en eexclus xclusivame ivamente nte a mis mis ed edade adess ttal al como como la lass viví, o como pienso vivirlas, y sólo responden a mis muy discutibles y distraídos gustos musicales que no son, ni. de lejos, los de un experto, sino los de alguien que suele vivir  alarmantemente ensimismado sin más pasiones en la vida que la vida misma y esas tres  pleni  plenitud tudes es qque ue llaa vi vida da nnos os ddepa epara: ra: leer, leer, escr escrib ibir ir y platica pla ticarr con la gente gent e de lo que he leído. leíd o. En tan etéreas condiciones, ciertas músicas solicitaban mi atención porque las encontraba graciosas, o bien hechas, o tan mal hechas, en su melodía o en su letra, que se volvían memorables y, pasado el tiempo, rescatables no para enriquecer el acervo de la cultura universal, sino para mantener vivos mis recuerdos y así mantenerme vivo yo. “De las ansias de la memoria nacen los deseos” dice bellamente Balzac. Pues eso. “Cuando tenga 64 años” nace de un deseo que comenzaba ya a encamar: mi esposa estaba esperando un hijo que se llamaría Andrés y yo, por mi cuenta, me paso la vida esperando a otros tres hijos, Ángel, Juana Inés y Mariana (por orden de aparición) que ya andan por el mundo y tienen una idea bastante extravagante acerca del perfil moral y psicológico de su señor padre. Para el que venía y para los que ya estaban escribí esta carta que lo único que pretende es ofrecer algunas pruebas de descargo en ese inevitable momento en el cual los sujetos ya mencionados decidan someter a juicio a su papá. Más que una defensa pretende ubicar y matizar  – y por esa vía propiciar un acercamiento –  la opinión que esta cuarteta de recién llegados puedan tener acerca de su Pedro Páramo particular. Ellos son, pues, los primeros destinatarios de “Cuando tenga 64 años ” (canción que, por cierto, Paul McCartney escribió para su padre). Sucede, sin embargo, que yo creo firmemente en la inter intersub subjet jetivi ivida dadd y, por lo mismo, en las enormes similitudes que hay entre todas las existencias. A esto apela, en segundo término, el espectáculo. Yo pretendo decirle a mis hijos que cuando llegue la hora del juicio no sean demasiado rigurosos ni gratuitamente crueles, puesto que su padre, así de deteri det eriora orado do ccomo omo lo vven, en, ta tambi mbién én soñó y sigue soñando, también bu buscó scó el bien y la bellez bel lezaa y la  just  justicia icia por más que, harta fre frecue cuenci ncia, a,essefactible hay hayaa yextrav ext raviad iado o en el camino cam ino.. Pretendo, Pret endo, asimismo, avisarles que lacon vidahart estáa bien y que hasta obligatorio obtener un grado razonable de felicidad. Todo esto entreverado con algunas canciones que se quedaron a vivir  conmigo, aunque su letra estuviera en inglés. Me gustaría decir que desde mi más temprana infancia me interesé por la música vernácula, pero no es cierto; más allá de Lucha Reyes, Joaquín Pardavé, Agustín Lara, Pedro Infante y Jorge Negrete, la música mexicana me tenía absolutamente sin cuidado; esto por no hablar de los tríos que podían provocarme convulsiones con la pura ejecución de Gema o Tres regalos. Salvo mi aversión por los tríos, esto ha cambiado drásticamente; la persona que hoy se llama Germán Dehesa y tiene 53 años cultiva apasionadamente su amor por las mil maneras de la música mexicana y, sin ser  autoridad en la materia, sabe lo suficiente como para haber montado ya seis espectáculos en honor y en amor de nuestra música; pero esto pertenece al ahora y no al ayer o al mañana que son los ámbitos temporales de estos textos que estás leyendo. Norbert Bilbeny, filósofo catalán aunque su nombre no lo indique, dice que está bien el esfuerzo que hacemos por  hacer nuestra vida más larga; pero que es tan o más loable esforzarnos en hacerla más 16

 

ancha. Según entiendo yo, esta ampliación de la vida implica adquirir cada vez más gustos y cancelar cada vez más aversiones; aprender a disfrutar de todo; aceptar lo inesperado y lo diferente; sonreír más y llorar menos; tener más juicios y menos prejuicios; amar más y concederle a muy pocos y escogidos mortales la onerosa dádiva de nuestro odio. En estas tareas ando a los 53 años y mi corazón acepta con parejo júbilo a Mozart, a Los Beatles y a José Alfredo. Si algún día me viniera la loquera de hacer un espectáculo sobre mi presente en fuga, tendría que incluir a los tres. Voy a poner punto y aparte para que no se me colapse el corrector c orrector de estilo. ESTABLECIDA LA CONDICIÓN LÍRICA de ambos numeritos, paso a reconocer  que, en efecto, el repertorio musical es arbitrario e incompleto. Para escoger las canciones apliqué exclusivamente dos criterios: que a mí me gustaran y que estuvieran al alcance de la dotación musical con la que se realizaron ambos trabajos. Por supuesto que siempre podrán decirme que faltó ésta y que sobró aquélla. De acuerdo. Este podría ser un magnífico estímulo para que cada quien escriba sus propias recordaciones vivenciales y musicales y dejen de estar suc succionándome cionándome la calceta. Sonará br brutal, utal, ppero ero en este caso caso se trata trata de mis 20 años y de mis hipotéticos 64 años que, a pesar de las semejanzas, no tienen por qué ser exactamente iguales a las del espectador o, en este caso, a las del lector. Y por aquí aterrizo en el recurrente asunto de Los Doors, cuya ausencia me es reclamada casi todas las noches. Ahora abriré un  poco mi corazón y os diré que Los Doors Doo rs me caían en el pináculo de las gónadas y todavía,  para documentar documenta r mi odio, decidier decidieron on venir a México y presentarse en un antro regenteado  por Los HermAÑOS Castro llamado “El Forum”. Por aquellos años yo pretendía a una exótica y tortuosa gacela que había desarrollado, así como se desarrolla un tumor, una devoción total por el grupo de Jim Morrison. Mi calentura debe haber sido elevadísima porque accedí a invertir mis escasos ahorros en invitarla a ver a Los Doors. No saben. Salieron dos horas tarde y cuandoo lo hici cuand hicieron eron vení venían an cayénd ca yéndose ose por los los efect efectos os de las di diez ez mil psicot psicotrópica rópicass sustancias que se habían habían meti metido. do. No No pudi pudieron eron ni afinar, af inar, cantaron espantoso y en menos me nos de media hora ya se se habían retirado. Si ya me caían espeso, imagínense lo que sentí por ellos después de esta experiencia. Es más, esa noche se tronchó en flor el romance con la susodicha gacela porque la muy mensa intentó defenderlos diciendo que seguramente los había afectado la altura. Como bien decía mi abuela: con los pendejos ni a misa porque se hincan en las escupi esc upiti tinas nas.. A Así sí soy ddee drástico dr ástico.. La dejé en su casa y hace poco me la volví a encontrar fané fané y descangay descangayada ada ví víctim ctimaa de sus abom abominabl inables es gusto gustoss musicales. musicales. Toda Toda esta es ta histor his toria ia no pu puedo edo  plat  pl atic icár árse sela la a mi miss ai aira rado doss espec espectador tadores es que hablan de Los Doors como si fueran fueran la Filarmónica de Berlín; pero te la cuento a ti para que veas que mi memoria no tenía por qué atesorar el recuerdo de Los Doors (o de Los Monkeys, o de Ray Coniff, o de Ricky Nelson, Pat Boone, Doris Day y ootros tros pleonas pleonasmos mos genéticos). Sospecho, además, que el individuo no tiene ningún imperio sobre ese mutante territorio que llamamos pasado y que se puebla de recuerdos y olvidos que, día con día, como el mar, como el cielo, como todo paisaje exterior o interior, van recibiendo distintas luces que los modifican y así, cualquier día, tal recuerdo imborrable desaparece para siempre y aquel olvido se torna súbitamente nítido y presente. A los que duden de esta condición marítima y cambiante del pasado, yo les suplicaría que leyeran la obra de Proust, que lean su  propia vida y que conozcan conozcan la trágica histori historiaa de Rocío Chávez. 17

 

¿Quién era Rocío Chávez? Rocío Chávez era una muchacha en flor: pies menudos,  pantor  pan torril rillas las de hermo hermoso so gálibo, gálibo , cintura cintur a pequeña, pequ eña, senos breve bre vess pero sufic suficie ient ntes es y so sonri nrien ente tes, s,  pómu  pó mulo loss alt altos os y unos di diaz azmir miron oniA iAÑO ÑOS S ojos ve verde rdes, s, ojos ojos con aspec aspecto to de hojas hoj as.. Ya sa sabr brán án lo que sintió the Black Charrou cuando la conoció. De inmediato emprendí una ofensiva implacable y paciente (el amor es una larga paciencia) que fue lentamente rindiendo frutos. Mi tenaz astucia consiguió varios lánguidos paseos por el campus de la UNAM, la asistencia a conciertos, cines y representaciones teatrales. En este último rubro se encendió el primer foco de alarma: a Rocío le gustaban las obras de Manolo Fábregas. Yo, cerrando los ojos, dejé pasar este dato que tendría que haberme puesto sobre aviso. Ustedes ya conocerán esa etapa del amor en la que hasta los defectos son virtudes. Tras seis meses de porfía, conseguí un avance que me pareció de primerísima importancia: Rocío me invitaba a comer a su casa el domingo. “Ya chingué  – díjeme d íjeme para mi coleto – ; es muy posible que si me gano la confianza de su familia, Rocío afloje algo ”, porque he de decir que hasta ese momento la susodicha no había aflojado nada (a lo mejor tenía oxidada la cerradura o algo así). La comida en sí fue un éxito. Yo me pulí y llevé pastelitos de “El Globo”  que mi probable familia política se zampó con notable aplicación. Lo malo vino después: al papá de Rocío le encantaba un juego de cartas que se llama Internacional, o Chinazo, o Tompiate o Continental. Rectifico: más que gustarle jugar, le gustaba ganar y si para eso tenía que hacer  unas trampas espantosas, no se tentaba el corazón (que era lo que yo quería hacerle a Rocío). Después de cuatro domingos en los que fui despojado de mis escasos bienes monetarios, decidí hablar claramente con Rocío y díjele así: “Tu papá es un pinche tramposo”. La esperable respuesta de la ojiverde fue fulminante: “Entonces, es mejor que ya no nos veamos; voy a tratar de olvidar lo que dijiste de mi papá y no guardarte rencor ”. Mucho tiempo tuvo que pasar para restañar la sangrante herida que me dejó Rocío entre  pecho, espal espalda da y madr madre. e. A Años ños ddesp espués ués y siendo yo catedrático en la Facultad de Fi Filos losofí ofíaa y Letras se me acercó una joven y rolliza señora a pedirme que la aceptara como oyente en mi curso de Historia de la Cultura. “Con todo gusto, señora  – respondí r espondí yo – , me puede dar su nombre, por favor ”. Por toda respuesta recibí un largo gimoteo y una tartamuda pregunta rebañada en lágrimas: “¿No que nunca me ibas a olvidar?” Era Rocío Chávez pero ahora en modelo Zepelín. He contado esta trágica historia para mostrar que la memoria trabaja por su cuenta, que el pasado es tan dúctil y tornadizo como el futuro y que el recuerdo y el olvido son vasos comunicantes cuyas sustancias se mezclan constantemente. Atenido a esto he recordado músicas, anécdotas, reflexiones que hoy, en plenos 53 años, la versátil memoria ha querido proporcionarme. EL ESPECTÁCULO DE LOS 64 AÑOS así fue tramado y es una larga, jironeada y musicalizada carta dirigida a Bebeto nonato, a mis otros tres hijos y a todos los que tienen hijos o son hijos de alguien. Mucho le debe este texto a la  Ética para pa ra A Ama mado dor, r, de Fernando Savater, pero su mayor deuda es con mi propia vida y con mi gentil memoria que se esmera en no olvidar. Todo olvido es una pérdida y, por lo mismo, un anticipo de muerte, dice mi doberman favorito, Ricardo Garibay. Supongo que por eso escribo; porque la muerte no me concierne, porque el olvido es una porquería y porque la vida, con sus horrores y sus  plenitudes,  plenit udes, es her hermosísima mosísima.. Si esto fue válido para los 64 años, todavía lo fue en mayor grado en “Cuando tenía 20 pero años ”noquecon pretendió pretende) asomarse a la contrastada e intensa década de años sesenta, ánimo(yacadémico o arqueológico, sino porque entiendo quelostodos 18

 

aquellos sueños comunes que tuvimos los que entonces teníamos 20 años no murieron del todo y siguen gravitando poderosamente sobre nuestro presente. Pienso, por ejemplo, en aquella visita de Paul McCartney a la casa de John Lennon; John no estaba, pero Paul se encontró al pequeño Julián, el hijo de Lennon, y lo encontró totalmente abrumado y desconsolado por la noticia de que sus padres se divorciaban. Ahí nació  Hey Jude, que hoy por  hoy sigue siendo una canción que no ha perdido sus poderes terapéuticos y su capacidad de comunicar consuelo y alegría. Yo soy padre de tres seres que han pasado por la misma sensación de abandono y de tiniebla y pocas cosas me gustan más que avisarles que su padre ahí sigue y que ni ellos, ni nadie, tienen por qué cargar al mundo en sus espaldas. Y volvemos a lo mismo: lo intensamente subjetivo puede, por vía de una canción, un abrazo, algunas palabras amorosa y humorosamente dichas, convertirse en bien común. Esa es la tirada. Si esto se cumple ya no es asunto mío, sino de aquél que se acerc acercaa al espectáculo o a las presen presentes tes líneas. líneas. EN UN CUENTO DE BORGES titulado “ El Otro”, el anciano narrador nos cuenta en un tono perfectamente realista (y aquí reside buena parte de la efectividad del relato) su milagroso encuentro, en una banca que mira al río (el tiempo), con un jovencito inteligente y  petula  pet ulante nte qque, ue, se según gún se irá des descubr cubriend iendoo a lo largo larg o de la historia, histo ria, no es ot otro ro que que el narr narrad ador  or  en su juventud. El diálogo es difícil y hasta ríspido, El joven encuentra al viejo escandalosamente conservador y reaccionario y el viejo atisba la ingenuidad, el superficial romanticismo, los dudosos gustos literarios y la gárrula condición del jovencito. A pesar de todo esto, el relato permite adiv adivina inarr un unaa secr secreta eta ter ternur nuraa qque ue fluye entre el muchacho, mu chacho, que se cree inmortal, y el ancian anc iano, o, que se sabe mortal. Creo que cualquiera de nosotros, aún sin ser Borges (todos somos un poco Borges y un poco Dante y un poco Homero), experimentaríamos las mismas discrepancias y las mismas dificultades de comunicación, si nos fuera deparada la insólita experiencia de dialogar  con aquel joven que fuimos. Esto es algo que está muy presente en el espectáculo de los 20 años. Un señor de cincuenta y tantos años con cuatro hijos, dos matrimonios, incontables quirófAÑOS y una módica popularidad, intenta conversar con un joven de 20 años dedicado furiosamente a la lectura, tímido, introvertido, cáustico, idealista y convencido de que es capaz de morir por amor (y no por exceso de colesterol); sus criterios difieren casi en todo; algunas canciones los desunen, pero otras siguen siendo su lugar común. Con todo y discrepancias, el diálogo es posible porque hay una fecha definitoria para ambos: 2 de Octubre de 1968. El  joven la vivió con enorm enormee dolor, dolor , pues contempló conte mpló a lo mejor de su generación asesinada, mediatizada poryobra y gracia violencia de un presidente imbécil, autoritario y feo de cuerpo y feoodedesalmada alma. Tanta tan gratuita fue paradójicamente leída por aquel  joven como el principio de una esperanza; si el Si Siste stema ma te tení níaa que que rrecu ecurr rrir ir a ge gesto stoss ttan an sal salvaj vajes es y desaforados, esto era señal de que tal Sistema estaba en franca descomposición y el cambio era  posible.. Así pensó el joven y así lo ha comprobado  posible com probado el cincuentón. Triste victoria la de Díaz Ordaz; tendría que habernos matado o corrompido a todos. Como no pudo, el 6 de Julio de 1997, sin violencia y con enorme alegría nos lo chingamos o, por lo menos, nos pusimos en camino cami no para lograrlo. lograrl o. ¡OH, AMIGOS! (estribillo muy usado por la lírica tezcocana o por sus traductores al español que, cada vez que encuentran un verso intraducible, ponen “¡ Oh, amigos!”) no hay medida humana para el alegre agradecimiento que he experimentado por su asistencia a los espectáculos cuyo texto aquí se reproduce y, en su caso, por su presencia como lectores de este “yo” se transforme en el cálido “nosotros ”  libro. nos Sóloquisimos así se cumple el milagro aterido (que tanto). Fueron de misque 20elaños y serán, Dios y los médicos mediante, mis 64 19

 

años; pero ahora, en este emocionante momento que permite vislumbrar un cambio para este país, comienzan a ser nuestros nuestros años, nuestras mú músicas, sicas, nuestros nuestros tiempos. Colocado Co locado aquí, contemplo el paraíso de la juventud y la utopía de la sabia vejez; son territorios que puedo imaginar pero que no me pertenecen. Lo mío (lo nuestro) son el aquí y el ahora. Creo adivinar que, en última instancia, tú, yo, él, ella (nosotros) hemos navegado por los mismos mares y compartido tiempos y espacios poblados por entusiasmos y desilusiones, amores contrariados y amores felices, por el ruido y la furia pero también por la música, por esperanzas que murieron y resurgieron. Hoy es tiempo de una esperanza que fue construida mediante la acumulación de muchísimas desesperaciones. Sería una total indignidad dejarla morir. Si tienes 20 años, o tienes 53, o tienes 64 da lo mismo: todos tenemos tareas que cumplir para que el árbol de la esperanza se mantenga firme. Un dramaturgo suizo llamado Max Frisch, escribió una conmovedora obra de teatro titulada en español Y ahora vuelven a cantar. La obra transcurre en un campo de concentración de la Segunda Guerra Mundial y nos muestra el iracundo asombro del director del campo al escuchar que, día y noche, de los sórdidos  barracones donde están hacinados los judíos surge constantemente un canto. Llega a tal  punto la desesp desesperación eración del nazi que decide apresurar apresur ar las ejecuciones; su exasperación estalla cuando ve que los prisioneros que forman una larga fila rumbo a la cámara de gases sigue sig uenn canta ca ntando ndo.. El canto can to puede ser también también una forma ddee la dignidad. dignidad. Lectora Lectora,, llect ector or quer querido ido,, se despide de ustedes un cincuentón que es con ustedes. Canten y no lloren. Lo nuestro es intentar.

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3. Cuando tenga 64 años (Sin Adriana)

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QUERIDO BEBETO: Queridos hijos, querida gente que navega del siglo XX al siglo XXI: el primero de julio del 2008 habré de cumplir 64 año años. s. Me esforz esforzaré aré en alcanzarlos, pero pudie pudiera ra darse darse el caso de que por   problemas  problemas de plomería cardiovascular o atropellamiento de microbús, o asistencia a recital del grupo Caifanes, o arrebato de gatillero tamaulipeco, o linchamiento de lectores amotinados, no llegue a la cita. Si tan molesta situación se presentara, dejo a los varios  porven  por venire iress (no a tod todos) os) esta carta que quisiera ser un jardín de senderos que se bifurcan. bifurcan. La  puntual  punt ual obl obligaci igación ón de los jóvenes jóvene s (lo (loss inmort inm ortale ales) s) es conde con denar nar a los adu adulto ltoss (los mortales). Día llegará, querido Bebeto, en que habrás  – en e n la mejor tradición griega –   de juzgar y condenar a tu padre y a su mundo; en que habrás de volverte contra tu madre y te sofocará la ternura con que ella te ha envuelto. Tiempo después vendrán el perdón y la reconciliación. Esta ceremonia es el amanecer del alma, la aurora de rosados dedos, el abrazo con la vida. Por eso te escribo, para ayudarte a tramitar la claridad; por eso en 1994 me reuní en un escenario con la invocada presencia, la brillante ausencia de tu madre, Adriana Landeros, que tiene y quizá tendrá el mundano sobrenombre de la Hillary; con Santiago Ojeda, jarocho apócrifo, refuerzo obtenido a cambio de un catcher y dos jardineros; con Max Peniche, litigante yucateco, procurador general de la amistad y gerente del más importante mol  yucateco: el Chac Mol; con Ignacio Jaime, filarmónico chihuahuense, orgullo de Parral, y Pedro Martínez, adorador vertiginoso de Los Beatles; con Armándaro Vega Gil, el canelo mayor, baterista enérgicamente subversivo, y con mi amigo Ernest von Kánallan, Ernesto “El canalla” Anaya, el Mozart de Tacubaya, Tacubaya, quien fungió como director de la banda no presidencial conocida como “El Cabús de Aguascalientes”, que se encargó de complementar esta carta con el indispensable aderezo musical. En el 2008, cuando leas esto (tengo (ten go esp esperan eranza za de que en el 200 20088 to todav davía ía se lea) lea) tendrá tendráss 13 años años y vas a estar estar insopo insoportab rtable; le; tu madre tendrá 50 y se habrá vuelto soportable, y tu padre dirigirá el grupo de teatro del INSEN y tendrá 64 años. Es muy posible que nos mires como a dos seres enormemente aburridos e incomprensivos. Escuincle pelado, no te imaginas el relajo que echamos, los desmadres que patrocinamos, las sonrisas que habitamos y los sueños que tuvimos en tiempo compartido. Así es que, mi querido Bebeto, te me vas calmando. Déjame que te cuente y que te cante. Lo primero que habrás de saber con respecto a tu madre es que ella te ama, o como dirían en el idioma del imperio: She loves you. “LLEVE REFORMA! ENTÉRESE.... Ya confesó Salinas... Ya nació Bebeto... Fue una acción concertada...” Me pregunto pregunto,, mi querido querido Be Bebeto, beto, cómo habrá de llegar lleg ar esta carta a

tus mAÑOS mAÑOS.. No sé si el ccorre orreoo acep acepte te env envíos íos para para el futur futuro; o; aun aunque que según me consta, casi todas las cartas que se escriben en México llegan en un futuro hipotético y lejano. Quizá me valga de una virtual y blanquísima paloma mensajera que dé servicio de paquetería o quizá coloque todo este material dentro de un biberón Evenflo perfectamente sellado y lo deposite ya sea en el río Papaloapan (el río de las mariposas), que es el de tus ancestros, o en el río del tiempo, que es el de todos. Quisiera enviarte tantas cosas: un rizo de la cabellera de la noche; un frasquito de 22

 

la emoción que sentí en 1968 al salir a las calles o en 1994 cuando volví a la calle a vender   periódicoo porque no se me dio la gana dej  periódic dejarme arme avasal avasallar lar y porque porque ya estaba harto de que unos cuantos bribones se sintieran dueños de mi país. Te enviaría también todos los aromas de todos mis abrazos; todas las iluminaciones que me ha traído la pena y todos los asombros que me ha regalado la vida. Te enviaría también un electroencefalograma de Raúl Velasco,  para que conocieras la horizontalidad perfecta; las explicaciones completas de Guillermo Ortiz, alias La Perica, para que conocieras el humor negro y el español impenetrable. Incluiría, sin duda, una fotografía de Fidel Velázquez, para que conocieras las formaciones rocosas del Valle de México. Aquí me detengo. Todo esto no cabe en un. biberón Evenflo. Más práctico y de efectos más inmediatos será enviarte desde el siglo XX, desde mi derogada juventud que no añoro y desde mis laboriosos 50 años, todo mi amor, o como diría Lady Di: All Di: All my m y lovi l oving ng..  “ Y USTEDES, ¿CÓMO SE CONOCIERON? ”  

Mucho me temo que en el siglo xxi siga funcionando esa empresa trituradora y de demolición que se llama Familia Mexicana S.A. de Capital Variable. Variable gracias a los arrebatos líricos de Serra Puche y su banda flotadora. Si esto ha de ser así, llegará el momento en el que nos hagas la consabida e intrusiva (metiche si es que no tienes vocabulario)  pregun  pre gunta: ta: “Y ustedes, ¿cómo se conocieron?” Lo interesante de esto es la respuesta que varía año con año. Ahora puedo informarte que yo estaba muy tranquilo en una fiesta y de pronto escuché una voz que solicitó mi atención. Era tu madre que cantaba. En el centro de su voz estaba ella y, no sin alarma  – ¡peligro, ¡peligro, peligro! –   – , percibí en mí el súbito deseo de estrechar su mano, o como dirian Ringo Stan, George Harrison, Paul McCartney y John Lennon: I Lennon:  I wanna hold your hand  “¡LLEVE REFORMA! Ahora me lo pruebas y me los sostienes, dijo Pichardo... Entérese... Ya apareció el cerebro de Colosio... El que no aparece es el de Zedillo ”. Te

 pasará también a ti, mi estimado Bebeto voceador. voceador. Te ocurr ocurrirá irá el amor y descubrirás que es, en el más dulce sentido de la palabra, un contratiempo. Julio Cortázar, un clásico del siglo XX que tendrías que leer, dice que nadie escoge el amor, que el amor nos escoge y que es un rayo que nos sorprende en la mitad del campo. Acéptalo, más te vale. Pierde menos el que se pierde en la pasión que el que se pierde la pasión. De la legalidad con tus amores, tus deseos y tus antojos, nacen todas las demás legalidades. De la plena aceptación del vértigo amoroso nace un árbol árbol sú súbit bitame amente nte poblad pobladoo de ppája ájaros ros qque ue ba bailan ilan su cali caligrá gráfic ficaa coreog cor eograf rafía, ía, que qu e cant ca ntan an con co n cant cantoo no aprendid aprendidoo la música música de de la lass estrel estrellas las.. Ese árbol habrá de guarec gu arecerte. erte. No es lo mismo ser cobarde que ser valiente. De todas las valentías, la primera, la central: aceptar  el amor entero con sus feroces galgos morados, con sus mieses, con sus pájaros. Ya tienes 13 años. De un momento a otro te ocurrirá lo que a mí. En mitad de los afanes y de las fatigas, irás a la plaza de toros de Aguascalientes sin saber que tenías una cita. Algo te obligará a voltear la cabeza y en tu mirada se cumplirá una inundación de enternecido asombro. Oseaqueyavaliste. “¿Por qué ya valí, papá?” ¿Sabes por qué? Porque la veras a ella que está allá, repentinamente única entre todas las criaturas; enigmática dueña de lo que sin buscar acabas de encontrar. Un ser transeúnte misteriosamente inmovilizado como sonrisa de Dios; como  perfecto mapa de las constelaciones constelaciones;; indescriptible indescriptibl e baile baile de la rosa rosa más pro profun funda da.. Di Diría ría Shakespea Shak espeare, re, si hubiera sido hippie: hippie: I  I saw her standing there. 23

 

¿QUIEN TE DICE TODO ESTO? Pues te lo digo yo; pero entiendo (como espero que tú también entiendas, mi buen Bebeto) que cuando se dice “yo” realmente se está diciendo “nosotros”. En mi claudicante voz están mis montoneros antepasados; mis alaraquientos contemporáneos; mis numerosas amigas y amigos; mis aflictivas tías; mi desmadroso  padre; mi primera mujer, llena de gracia; mis 3 hijos ya elabora elaborados dos y con la tenencia  pagada, mis tres hijos con los que tanto amo; mi deva devastad stadoo país; país ; mi ciudad ciud ad que no es chinampa, sino chinampina; sus elocuentes calles que no son propiedad de nadie; mis recuerdos que se congelan en una década  – los los años sesenta –  que fue una larga fiesta que permitió la voz de Serrat, la fabricación de dionisíacas utopías, el recreo de la imaginación y el implacable asalto de la ternura. Después llegó Díaz Ordaz y todo chingó a su madre. Cuando te llegue la hora de juzgamos, trata de no ser como Díaz Ordaz, trata de no ser cruel. La crueldad es un delito contra la vida; pero la crueldad es, además, la mayor de las estupideces. Desde 1957 te llegará la voz de un trailero de Memphis, Tennessee, que cantaba y se movía como si tuviera un orgasmo enclochado; él y yo te damos exactamente el mismo consejo: no seas cruel, Don cruel,  Don 't be cruel.  No te des des a las cong congojas, ojas, aunque la cosa ande mal; tú no aflojes el tamal aunque te jalen las hojas... Sor Juana Inés de la Cruz (Es de su periodo fiusha.) “ ¿DÓNDE EL AMOR? ¿Dónde la belleza?¿Dónde los lugares para ser y estar? ”,

me preguntarás, te preguntarás. En 1995 era Zedillo, sólo te tengo una respuesta: todo está en la mirada. Para que entiendas esto necesito que por el puro gusto, y jamás por obligación, leas  El  Quijote. Es una de las mejores maneras de darse de baja del PRI, de trascender la sangre derr derram amad adaa y de reun reunir irte te co contigo ntigo mismo. mism o. Si decide dec idess hac hacerme erme caso cas o  – aacti c titu tudd poco poco usual usual en los los hijos adolescentes –   – de desc scub ubri rirás, rás, esto es ddivertid ivertido, o, que qu e hay ha y ciertos cier tos seres s eres que mi miran ran a una una muj mujer  er  y miran a alguien despreciable; que hay otros que miran a la misma mujer y miran a una  princesa; que el ruin todo lo ve en ruinas; que los amorosos, los encantados, en cada edificación ven un palacio. Para ellos (y yo espero que seas uno de ellos) el amor, la belleza, el  biene  bi enest star ar y elfrecuencia; bienser secon encuentran allá y en todas parte partes. s. Ánimo, Án Bebe Bebeto. to. E Ell mal tiempo tiem ocurre con sexenal aquí, frecuencia; pero el encanto deimo, tus ojos, la bravura de po tu alma, un tupido muégano de cuates y un buen abrigo por sí o por no, te darán todos los días secretos paraísos. Here paraísos.  Here,, th there ere and eve everyw rywher here. e.   MI ESTIMADO BEBETO. Te nombro así porque ya pude comprobar que tienes la dicha inicua, la muy devaluada característica de ser hombre. Todo irá bien, siempre y cuando entiendas que la ternura también es tu territorio; siempre y cuando entiendas que la mujer tiene exactamente tu misma estatura y que hombre y mujer son indispensables para inaugurar el  paraíso.  para íso. Lo fund fundame amental ntal,, hijo mío, la clave del éxito, el secreto alquímico para que sobrevivas en este país de mujeres cada vez más inteligentes y entronas, es que no te me apendejes y que no guardes venenos en el corazón. Esto yo lo aprendí en los sesenta y por  eso, al filo de los noventa, me programé un infarto y una operación cardiovascular. Lo hice  para queyme ex extirparan tirparan todoterminal apetito de poder Salinemia. y toda ansiaEndecuanto riqueza. riqueza. El poder poderteesdiré unaque droga drog adictiva mortal, un cáncer llamado al dinero, esa 24

 

el colesterol del alma: si no lo tienes se te aguada la sangre y nada más andas por ahí causando lástimas; si tienes demasiado se te infarta el ánimo, ya no te sube el agua al tinaco y te da anginaa de pubi angin pubis. s. El am amor or no lo pu puedes edes comprar comprar:: Can 't buy me love. COMO DIRÍA CARPIZO: “deja te platico”. Querido Bebeto: un segundo consejo quiero dejarte: ten cuidado con el síndrome del Pípila. Jamás pienses que tú solito vas cargando al país entero. Esto sería dañino para ti y catastrófico para el país. Tú nomás  pregúntale  pregúnta le a todos los ex president presi dentes es que padecemos. padecemos. Cada uno de nosot nosotros ros tiene su tarea. Hazla bien. Es lo mejor que puedes hacer por tu país. No te dejes, pero tampoco compres todas las broncas. Resuelve las que puedas resolver; aprende a distinguir las que no están a tu alcance y déjalas ser. Los viejos políticos mexicAÑOS decían: molestia que no te moleste, no la molestes. Dicen Los Beatles, en la singular interpretación de Armando, el canelo botellito: Let botellito:  Let it  be. CONSEJOS PARA PRESERVAR EL AMOR  en los malos tiempos:   Jamás Jamás,, jamás usar co corbata rbatass como las de Pére Pérezz Stuart. Stua rt. Esto E sto es básico. bá sico.





cuidadosamente la lectura de estos tres autores: Manuel Camacho   Evitar Solís, Luis Pazos y Mario Ruiz Massieu. Los tres escriben con las nalgas y  probablemente  probab lemente nnoo son las propias. propias.

  Conservar las amistades como quien protege sus noblezas.





  Por ningún motivo ingerir un alimento llamado Yakult que sabe como a

semen de león... esto me lo comentó un Rotario.

   No co comp mpra rarr nnad adaa de lo qu quee of ofre rece cenn en el canal canal cvc. cvc.



  Abofetear a todo el que te diga que le encantan los Lladrós o la música de Ray



Coniff. No permitir que la costumbre carcoma al amor como la selva a las

 pirámides.  pirámi des.   Evitar, cual si fuera la peste bubónica, la cercanía de la legión de



desencantados que por tu bien te anuncian todo tipo de males; que se mueren de envidia al ver que sonríes; que son tan razonables que jamás usan la razón; que descalifican desde su perfecta abulia cualquier acto generoso; que se sienten personalmente ofendidos ante cada planta que florece, ante cada árbol que fructifica, ante cualquier premio que no les toca y ante cualquier gabinete que no los incluye. Son los heraldos negros, los Caballeros del Zodíaco de la mamonería y los personeros de la muerte en sus más glamorosas glamoro sas pr presentaciones. esentaciones. Ten la prude prudencia, ncia, hijo hijo mío, de mentarles mentarles la madre en tu secreto corazó corazón; n; de darles el avión con toda toda gentileza. gentileza.

ivimos en el mejor mejor de los mundos mundos posibl posibles. es.    No le creas nada a Televisa. No vvivimos



La felicidad no es fácil ni es gratuita. El mal tiempo ocurre con frecuencia,

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 pe ro la br  pero brav avur uraa de tu alma, la hospitalidad de tu corazón y una ro ropi pita ta interior presentable  –  po  porr sí o po porr no –  te darán secretos paraísos, aquí, everywhere. Cuando vengan, y en lo allá y en todas partes. Here, partes. Here, there and everywhere. que se largan, tú ponte mano sobre mano como aquél que nada debe (locución veracruzana). You've to hide your love away. MI BUENO Y FINO BEBETO, antes de que llegue a tus mAÑOS este comunicado que se gestó en los sesenta y se escribió en los noventa, tu padre y casi subabuelo se  puso un tacuche; un tacuche que que es un hí híbri brido do perfe perfect ctoo ddee El Sarge Sargent ntoo Pi Pimi mient enta, a, el domador domad or del circo Atayde y el que se robó a Pinocho y se juntó con una bolísima de cuates; algunos hicieron  –– espero e spero que bien –  el difícil papel de público y otros (entre los que se incluye tu augusta y embarazadísima madre) el papel de músicos para darle pública lectura, desde algún lugar de la selva urbana, al susodicho comunicado. En este punto de la lectura decido hacer un interm intermedio edio para que los actore actoress que hacen el papel de público silencioso y atento  platiquenn del gabinete, hagan profecí  platique profecías as sobre Zedillo, consu consuman man algo y encuentren encuentren algún modo de alivio ante las múltiples catástrofes a las que sobrevivimos en el meneadísimo 1994. ¡Qué añito nos aventamos... ! Si nada más de recordar todo lo que pasó, y sigue  pasand  pas ando, o, ha hasta sta dan ggana anass de re refugi fugiart artee en llaa cama cama y de qu quee sól sóloo te saquen saquen de ah ahíí hacién haciéndole dole una una cesárea al colchón. Si en tu vida te tocan tiempos así de espeluznantes, desde aquí y desde ya te doy permiso de que tú también hagas intermedio, pidas time y con toda la fuerza de tus  pulmoness grites:  pulmone grites: Help  Help!! YESTERDAY. Ayer en Inglaterra “ayer ” se decía “  yester  yesterday day ”; hoy en Inglaterra “ ayer ” se dice “  ye  yest ster erda dayy ” ... .. . es una cultura muy tradicionalista. Hoy en México “hoy” se dice “¿Cómo amaneció el dólar?”, o sea que desde el extranjero nos tienen que decir cuánto valemos y si es que valemos. Así es, mi querido Bebeto, embajador del futuro en el presente, a golpe de crisis y devaluaciones, el hoy de México se va convirtiendo en ayer y queda casi intacto. Me explico: como vivimos al día, no sabemos, no queremos, vivir el día. Y así nos hemos ido convirtiendo en “El club de los espectadores muertos”. Yo, frutito de mi vientre, pertenezco a una cultura que se solaza estúpidamente en la culpa y que encuentra particularmente meritorio el sufrimiento. Es decir: están orates, están como trepanados y no se dan cuenta de que la tan ponderada resignación es la celestina perfecta para que nada cambie; para que los ladrones, los corruptos, los saqueadores saqueado res y los ineptos descansen felizmente en la impunidad. Un aviso te dejo, hijo mío: sufrir  – me m e consta –  es una chinga. Evítala. Manéjala con cuidado. No le agarres gusto. Si te llega el sufrimiento, pídele que te dé su recado lo más  pronto posible y que se largue; que se vaya mucho, mu cho, pero mu mucho... cho... De la m misma isma manera, mane ra, si te visita el gozo, si te toca disfrutar, si llegó la hora de darle su alfalfita a los conejos, el momento de sacar a pasear al hámster... tú me entiendes, o ya me entenderás, o favor de ver  los anexos, entonces éntrale; no permitas que te arrebaten el hoy con la promesa de mañana; defiende tu felicidad como las queretanas su virtud. Disfruta, canta aunque no sepas, baila aunque se rían de ti, proclama tu dicha y que tu entusiasmo se oiga a la hora de  pedir cuentas. Es tu única manera de vivir ahora y hoy; aquí, ahora son nuestros únicos territorios. faltará quien digadecen que gozar mucho es chingada, decente; que manifestar jubilo es prop propio io ddeeNo pe pelad lados. os. Con exquisita exqte uisita decencia cia m mándalos ándalosnoa la donde de todostumodos 26

 

ya están. Si quieres que tus ayeres sean instrumentos útiles para fundar el futuro, tienes que decidirlo hoy con valentía e inteligencia. En caso de duda, pregúntale a tu madre, o como diría Clinton: Your mother should know. ESTIMADO BEBETO: ¿Qué vas a hacer cuando seas grande? Haz lo que quieras,  pero sólo sólo lo que qui quieras, eras, no lo que te impongan impon gan la tradición tradic ión o la etnia, o la familia; no lo que te exija la cada vez más estúpida publicidad; no lo que te pidan los amigos o te demanden los enemigos. Haz lo que quieras; pero para saber lo que realmente quieres tendrás que ir a lo profundo de tu corazón y ahí descubrirás  – espero espero –  que lo que quieres es vivir del mejor modo posible. Vivir no es lo mismo que durar; vivir no es lo mismo que tener; vivir no es un negocio; vi vivir vir es una amorosa pasión. Pero basta de rollos, ya tendremos tiempo. Por lo l o pronto, en este momento momento magnífico magnífico de tu vida en el que tus deseos .y tus necesidades son exactamente lo mismo, no tienes más que dos tareas: retorcerte y berrear, o como diría Aunando que, por cierto, es igualito a mi tía Aurora: lo que te toca es Twist and shout. OYE, HIJO, ¿CREES EN DIOS? En mi pregunta no hay ni malicia ni invasión de tu intimidad. Seriamente me preocupa el futuro de Dios. No lo veo por buen camino. Desde el siglo XVIII Dios salió del hit parade y apenas se ha ido defendiendo con milagros ya muy conocidos y con la brutal coacción de la muerte. Imbéciles ha habido que, arrogándose su representación exclusiva, se, han sentido con derecho para disponer de vidas o  para leg legisl islar ar lo loss cuer cuerpos pos.. No les creas creas nad nada. a. Son pu puros ros aya ayatol tolesco escoss y prigionesc prigionescos os ojéis, que es una palabra griega que significa: descendiente en grado inmediato y directo de una mujer  que gustosa y monetariamente emplea su cuerpo como condominio horizontal... (pausa para que reflexiones). De mí te sé decir que no creo en Dios; que soy en Dios, expresión que para mí significa que, extraviado como estoy en el infinito laberinto de los efectos y las causas, estoy consciente de la existencia del laberinto y vivo en el gozo de saber que alguien o algo impiden que me extravíe. A lo lejos se escucha una música que es una clave, un amanecer, una tibieza que me espera. ¿Quién canta? The fool on the hill. EN LOS SESENTA cuando todo era hoy, Bebeto, my dear, cuatro jovenazos de Liverpool, no particularmente cultos, no especialmente refinados, se encontraron con la gente. El lugar del encuentro fue la Avenida de las Voces esquina con el Boulevard de los Ritmos. Se puso de pelos. Si gobernar es transformar hábitos  – ¿me ¿me estás oyendo, Zedillo? – , la juventud de d e aquellos años (y espero que la de los tuy tuyos) os) decidió gobernarse gobernarse y mandar  man dar  al desván los inútiles hábitos heredados. Como premio suplementario logramos, con nuestra  pasión por Los Beatles, por S Serrat errat y por la música folclórica, que el nuevorriquismo cultu cultural ral estadounidense se fuera a la goma. En aquel entonces yo tenía pelo y tenía decoradas náuseas con las paranoias gringas. Según los yanquis, para que el mundo fuera feliz había que terminar  con Rusia, con Cuba, con México y con todo lo que no supiera a hamburguesa. Hoy, ahogándonos con préstamos, están a punto de lograrlo. Eso creen. Somos correosones. Nada más por joder, y porque mi papá que, si tú no dispones otra cosa, era tu abuelo y fue comunista de los buenos y vio en el socialismo una esperanza que aún vive en mí (y espero que en ti), vamos a reírnos un poco (o un mucho) de Los Beach Boys y de sus arrebatos gregoriAÑOS que aprueban la 187, y vamos a irnos de regreso al Kremlin:  Back in the U.S.S.R. 27

 

Y TODO ESTO ¿PARA QUÉ...? Pues no sé, mi pequeño saltamontes. Supongo que no hay un para qué claro. Habrá, quizá, algunos por qués. Escribimos y cantamos porque sí, porque te queremos, porque México, milagrosamente, ahí sigue (¿por cuánto tiempo más?). Porque el cor corazón azón tiene razón; porque algo al go hay que hacer para al alivi iviarn arnos os de de Telev Televisa isa,, de los dinosaurios y de los otros modos de la tiniebla; porque como me dijo mi tía La Pingüica: “Mira, mijito, yo soy quedada, pero no con la duda.” Hoy es un buen día para salir  de dudas. Hoy, desde aquí, los integrantes de esta banda le enviamos un mensaje muy sencillo a la Hillary, pero también a cada uno de los seres que amamos: no puedo vivir sin ti, o como dirían los prestamistas cósmicos: Without you. YA CERRAMOS... Aquí no hay momentitos... Ya cerramos: Miguel Mancera Aguayo. Tanto más me gustaría decirte. El sonoro silencio del tiempo me avisa que tu  juvenill impacienc  juveni impaciencia ia está por dec decirme: irme: tiem tiempo po transcurr transcurrido, ido, pa para ra seguir seguir hablando, deposite otro otro hijo. Ya no doy. Contigo mandé mi resto. Ya naciste en la mañana del 23 de febrero de 1995.. Pe 1995 Pesaste saste tres kilos y me medio dio y nos dis diste te mucha mucha feli felicidad cidad a todos todos los que que no cotizam cotizamos os en bolsa ni compramos dólares. Si el misterio nos es propicio, tendremos tiempo de platicar. Tengo que contarte de cabo a rabo lo que nos ocurrió a partir de 1994. Hagamos una cita formal para vemos el primero de julio de 2008. Un abrazo nos espera cuando yo tenga 64 años. He de advertirte que ésta es la única canción que los de la banda, temerosos de mi vacilante afinación y de mi inexistente cuadratura, me han permitido cantarte. De Lennon y McCartney: When I'm sixty four. When I get older losing my hair,  Many years from now, Will you still be sending me a Valentine  Birthday greetings bottle of wine.  If I'd been out till quarter to three Would you lock the door. Will you still need me, will you still feed me, When I'm sixty –  four. You'll be older too,  And if you the you. word,  I could c ould staysaywith  I could be han handy, dy, men mending ding a fuse When your lights have gone. You can knit a sweater by the fireside Sunday morning go for a ride,  Doing the ga garden, rden, ddiggin iggingg the weeds, Who could ask for more. Will you still need me, will you still feed me, When I'm sixty –  four.

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 Every summer we can rent a cottage, cottage,  In the Isle I sle of Wight, if it's not ttoo oo dear  We shall scrimp and save Grandchildren on your knee Vera, Chuck & Dave. Send me a postcard, drop me a line, Stating point of view  Indicate precisely precisely w what hat you m mean ean to say Yours sincerely, wasting away. Give me your answer, fill in a form  Mine for evermore. Will you still need me, will you still feed me. When I'm sixty four.

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QUERIDO BEBETO: Pude escribirte esta carta porque a ella concurrieron múltiples voluntades. Sin la aportación del PRI, el humor mexicano prácticamente no existiría; sin CONACULTA, que no nos dio el menor apoyo, de lo contrario esta carta hubiera necesitado bibliografía y notas de pie de página; sin el público, que la oyó en el crepúsculo del siglo XX, todo sonaría vacío; pero en especial, no hay cuento que sobreviva sin el canto. Aquí estuvimos: en la batería Pedro Martínez; mi tía Aurora: Armando Vega Gil; en el amor por Los Beatles y en todos los instrumentos y voces: Ignacio Jaime. Estuviste tú mismo mientras fuiste habitante de la presentísima ausente Adriana Landeros de Dehesa. Bajo, ruin, malévolo, en el bajo, en la guitarra de acompañamiento, en el requinto y en el abundante suministro de botanas: Max Peniche. Nuestro obsesivo director musical fue el oscuro objeto del deseo; el único Beatle que parece Buky: el Mozart de Tacubaya, Ernesto “El Canalla” Anaya. La redacción y lectura de la carta misma corrió a cargo de tu mero  padre: Germán Dehesa. Se termina la carta pero no se te term rmina ina el el agrade agradeci cimi mient entoo por su su gra grata ta compañía y por los mil modos de su afecto. Juntos tratamos de rescatar lo mejor de nuestros recuerdos para construir con ellos un futuro. Esto merece un abrazo, o como dirían Los Beatles:  Hold  Ho ld me ti g ht . Toda carta que se respete necesita una posdata. Posdata: te quiero; posdata: los querem que remos; os; pos posdata: data: es tiempo de qquererse, uererse, es tiem tiempo po de abrazar:  P. S. I lo ve you. yo u. Danzón dedicado a Bebeto, a todos los que van a ser, a Adriana, al Cabús de Aguascalientes y extraviados que lo acompañan.

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La edición consta de 10,000 ejemplares. Impreso en octubre de 1997 en Litoarte, S.A. de C.V., San Andrés Atoto No. 21-A, Col. Ind. Atoto,  Naucalpan,  Nauca lpan, 53519, encuadern encua dernado ado en en Sevilla Editores, S.A. de C.V. Vicente Guerrero No. 38, San Naucal Antonio Zomeyucan,  Naucalpan, pan, 53750 53750,, Edo. de México.

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