GEORGES RUDÉ.LA REVOLUCIÓN FRANCESA
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E HUBO UNA REVOLUCION EN FRANCIA?
cPor qué hubo una revolución en Francia en 1789, pero no en otros lugares de Europa? Fs verdad hasta cierto punto, que Bélgica y Polonia habían presengia{o algo semejante a rebeliones nacionales, contra los austríacos y los rusos respectivamente. En las Provinciqs Unldqs -la actual Holanda- hubo un g ab-o¡tado, d.9 ¡eyolución p olítica protagonizado -ilte-!,!-o ¿ au4qu por los "patriotas", y en Ginebra en 1768, un golpe de Estado, por los burgugseg d9 lq ciudad, que durante un año inclinaron a su_ f-av_q_r
-e-l.eguilibfip de la Constitució|. Pero en ninguno de
estos conflictos hubo una victoria decisiva de un grupo social, sobre otro;-ninguno fue "democrático", en cuanto ninguno tras-
la intenrión de trasladar gl peso de la autoridad política a la nación en general, y ninguno avanz6, en sucesivas etapas, hasta conseguir una transformación completa de la soei,e-dad- exis-te-n-t9, Eso sucedió únicamente en Francia; y si Lrien alguno de estos países, y también otros, rnás tarde, siguieron el rumbo trazado por los cambios revolucionarios realizados en Francia, ésta no es la cuestión que nos interesa aquí. Entonces, ipor qué hubo una revolución de esta clase en Francia? Los historiadores, que tienden a leer retrospectivamente la historia, han respondido de distintos modos a la pre-
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prejuicios o los de sus conliilnl¡t. rlt' :tt'tll:rtltl con sus propios ese ma,,',,,¡,,,,íulcos, y on el próximo capítulo consideraremos la sociea Ilri¡rl. l'e:ro .,,rt"n""-os con unábreve introducción su gobierno y.sus rllrrl f rirrrct:sit clel ancien régime, ásí como a los dramáticos i,,ri¡r,,.i,,,t"s; un modo de lévantar el telón sobre en1789' desarrollarse Irct'lros (lttc comenzaron a siglo XVIII l'r,tícrnos describir a la sociedad francesa del por la formada estaba cima cuya ,',,,r',, ,,',,, suerte de pirámide, obur.,,,,.' f i,,,,ristocracü, el centro por. las clases "medias" campesinos' de inferiores" por'las "órdenés ¡,,,,,.'sfii y la base esto no sería conlclciantes y artesanos urbanos'-En- sí mismo' a la-sociedad ajustarse pódría ,r,'t.|,, nu*uo' .tn *o¿lto análogo De contemporáneos' europeos ,i" .,t'lo cualquiera de los paísés consociedad la de distintivo ,,,.,,1,t qu", para hallar el rasgo cosa: la pirámide t.',,rp,rránea francesa, debemós buscar otra tanto contradicciones' las por ,,,r.'¡,,t n'on.esa estaba agobiada tenía pues constitutivas, irrlcr.uamente como entie sus pailes en sí llevaba unír ntonarquía que, aunque en teoría-absoluta' aristocracia una rrrisnl¿t la simiente á" ,u-ptopia decadencia; un.profun.'1,';,';t trien privilegiada y án general rica, alentaba la había que se rlo lcse'trtimiento moiiváao pót el hecho de g.oque' cxclrriclo largo tiempo de los cargos; una burguesía -aut jerarquía social su zrrrtrlo cle creciente prosperidad,-veía negadas su riqteza; y con acorde gobierno el en participación y ,,i'rr estaban adquiriendo cirrrr¡'rcsit.tos que, por lo menos en parte, aún recibían e1 embargo y sin independencia, lrrls t:ultura e retlirlo clr.lc se dispenia a una bestia de carga, despreciaday tensiones ,',,'¡i,,,llt cle impúestos. Más aún, estos conflictos y las que medida a agudizarse a comenzaban i,r.iu,',.t,,r,,t por ellos ¡rvrrttzltlrit cl siglo. proAhol¿t, examinemos un poco más atentamente estos y elevándonos pirámide la de baie la lrh'nurs, ¡lri'tiendo de modo eran Ir¡rr'ir stt citlrit. Iln general, los campesinos de ningún muchos en sucedía como sometidos f irr, ¡r,rlrtcs y estaüan tan régime' ancien del fin el Hacia ¡,irtr,'s . otrlt'ttrllrlráneos europeos' directa dueña era campesinas l¡,,,rit ,,,',, tle, ciltcla cuatro familias coqs prósperos eran pocos rlr rrr liett'rt; cttttlp¿trativamente -de tlllttg,e ("¡i;rlkrs tlci ¿tlclea"), algunos etan laboureurs -(pequeños olto:- ciertamente ¡,,,,i,i,'ri,ii,,n¡ r'clittivrtmcnte prósperot, { inglés contempoobservador i,,,i,,,, [n oltst'tvr'r At(ltttr Young,
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ráneo, en sus Travels in France), eran "pobres... y miserables, situación atribuible a la minuciosa división de sus pequeñas fintodos los hijos". La mitad o más de los campesinos .ur "nrt. pot métayers (medieros) pobres que no tenían formada estaba los terratenientes sobre su producclón y compariían capital y una cuarta parte más partes iguales, en la división de la 6aié 'on o peones que tratierra sin por trabajadores estaba constituida parcelas' A su vez, minúsculas y arrendaban por salario bajaban de que menos hecho de el positivo lado su en tenfa la ecuación los de propiedades las en todo veinte cada uno de -sobre nobles o los eclesiásticos del este- eran siervos' aunque no estaban totalmente atados a la tierra'ni privados de la justicia real. Pero aunque sus inhabilidades legales eran menos opresoras que en muchos otros países, el campesino francés sóportaba r¡na pesada carga de. impuestos: pagaba diezmo a la Igiesia; taitle (un impuésto directo sobre el ingreso o la tierra); viigtiéme (un impuesto del'Vigésimo" sobre el ingreso); capital¡oi tiÁpi.sto per capita sobre el ingreso) y gabelle (impuesto sobre la sal) al Estado; y en beneficio del seigneur (señor) de la propiedad, que podía ser lego o eclesiástico, afrontaba una variada serie- de obligaciones, servicios y pagos, que iban desde la corvée (trabajo forzado en los caminos) y los cens (renta feudal en efectivo) al champart (renta en especie) y los lods et velltes (impuesto aplicado a la transferencia de propiedad); o, si no era dueño directo de su tierra, qtizá tenía que pagar por el uso del molino, el lagar o el horno de pan del señor- El agobio de estas cargas, como la jerarquía del propio campesino, variaban mucho de una región a otra y en algunas áreas no eran muy gravosas. Pero durante los años de malas cosechas y crisis, se convertían en cargas universalmente irritantes e intolerables, y éste füe un problema que aumentó al avanzar el siglo, lo mismo quE l0-s-ag{avios de las clases medias, sobre los que volveremos más adelante.
La nobleza o aristocracia -para los fines que aquf nos interesuñ *n.ió'mismo- se dividfan crr dos grupos principales: la -iói6;telsé nobleza "de la espada") y la (la
tradicional d;épée burgueses acaudalados que, a partir del antes ¡obe,
4gQ-te5;9 de-
X-V,II, haQían adquirido derechos hereclitarios de nobleza gracias a la compra de charges, o cargos, en la burocracia real. Gracias a estos privilegios podían ocupar cargos como los de se-
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' t('l;ni()s () itllcnclentes, y tenían acceso a los Parlamentos, las que el los períodos de gobiernos ¡ir;rrrrk's cor'¡tttt'ltciones legales ,i,'l,ilcs y rlivicliclos y gobernantes ociosos o incompetentes, polos edictos 1¡¡¡¡¡¡ r.,.jc'rccr autoridaá política negándose,a registrar ciichos negado ,,lit'irrli's. I)csde la época de Luis XIV se habían nepapel por el {iult()s lt la nobleza más antigua' como castigo lr¡q¡deJ$ en las guerras civiles fli,t iu., rluo había representado ,i,,* ,1" iines de la década de 1640 y principios de la de 1650'. Aunque esta nobleza más antigua coniinuaba alimentando conrt.se ntirriéntos a causa de su exclusión de los altos cafgos-, sclvirba el privilegio de ocupar los principales puestos militares de dueñóq de las grandes propiedades, ejery, en su "ottOi"iOi ,'i,,,r 1,,, derechoi de los antiguos señores feudales del lugar: rlr'r'r'c:llos de justicia y vigilancia local, derechos de monopolio' de cazur y tener un molino'.un ¡ror c.jcrnplo ál derecho exclusivo todo, el derecho de exigir sobre (banatités),y lagar i,,,,,,i, o un de carácter feudal. Adey servicios fentas tk st¡s .ulnp"rinor qn cqnjunto, fuesen noblJ:z4,.frangesa la de r¡rás, los miémbros gozaban de 'ipspadii", la o de la,¡dnica" de ¡uicrrbros del grupo impue,stos los de respecto de.'libertq{ r¡n nivel .otttia-"ig9-¡" el pago con relación en inmunes tlircctos. Eran prácticamente la.notoria de, oner-oso tlcl prirrcipal y^e-l .pás -qllgq lmpuestos, t,titli (apllcaOá át ingreso estimado y la tierra), y también en ¡r¡crlicla considerable evitaban el pago de la parte que les corr,cs¡r'nclía en él viigtiéme y la capitation, introducidos como srr¡rtc'rnento de la taiile durante los años de escasez de fines del a los cuales esta¡rr,,l,,rrgaclo reinado de Luis XIV, impuestos como los plebenobles i,,,,r srrletos nominalmente tanto los casi sin pertenecían vos. lrl clero? qu)/os plincipaleq dignatarios r.rit.t.¡rcirin a lá nó¡teza , gozaba de ventajas financieras todavía ,',,,y,,,(.tr, además del ingreso obtenido como terratenientes grar ¡rrs rr llts rcntas ylos dérechos feudales, recibía el diezmo (que de la tierra).y lr()tllrr cc¡rrivaler á un duodécimo del rendimiento , ,rilr¡,lt:r sus obligaciones con el tesoro, pagando un porcentaje ¡r'l,rtivrt¡rc:¡te reducido de su ingreso en la forma de un don menOs "voluntario" ,t! t t I r I ¡c.gt l6 voluntariO, reConOCidamente para otros' que gobernantes irlgullos [';rt;r I'or srt¡rttcsto, el grado de privilegio del que las clases altas pnrll;¡r rli:rlrrrlrtt'dcpendía en medida considerable del grado de rlllnrirl;rrltlt'l t'r'y. lirl teoría, el sistema de gobig¡1-9 francés era It
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todavía cl sistema "absoluto" que Luis XIV había creado en Versalles un siglo antqs. Pero bajo el régimen de los sucesores del Rey Sol ese sistema había perdido gran parte de su vigor y su capacidad para imponer respeto y lealtad a sus súbditos, privilegiados o no. Eso fue consecuencia, en parte, de la indolencia y las fallirs pe*lg"qngfeg de, Luis XV, para quien el gobierno era una áciiui¿ad desagradable y, en parte, de la tendencia de la burocracia, formada principalmente por funcionarios privilegiado¡, a convertirse casi en una ley en sí misma. Entretanto, las clas-gs rypllqq -U-qg?-1g-n g-.cg1qebi¡ más hostilidad frente a la extravagancia, I.q.jftStiqaqiA",y- 14 tira4ía de una corte y un gobierno a cuyo mantenimiento aquéllas contribuían abundantemente, pero sobre los cuales carecían de control. Después del prolongado reinado de su padre, Luis XVI ansiaba promover reformas fundamentales en la AdministraciÓn, reducir gastos de la qorte, liberal cl comercio de restriccioncs mezquinas' aliviar la carga impositiva que pesaba sobre los campesinos y promover cierta medida de gobierno propio mediante las asambleas . locqleq de las prov!¡rgiag, A diferencia de su predecesor, tenía ,; utr elevado sentido de la responsabilidad personal. Además, en i .r Turgqt, el pJim-er m.in!¡tro recientemente designado, tenía un . ,r hombre que gozaba de la estima y del afecto tanto de las clases .,,. medias "esclarecidas" como de ias industriosas. Sin embargo, el entero fracasó, y Turgot dejé el cargo un pq 9" años des" "I pla" ! pués. óPor qué? T as rgform-qs- Qq. Tulgot, aunque bien recibidas por las clases medias, contrariaban los intereses creados de los i Parlamentos, el alto clero y las facciones aristocráticas de la "' c.orte. En este sentido, su experiencia fue análoga ala de ministros reformadores, como Machault y Maupeou antes que é1, y Calonne, Brienne y Necker después. Y se demostró una vez más, como se comprotaria ¡¡qa década más tarde, que no era 't pgsible aplicar medidas reformistas de gran alcance, por buenas
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ces que fuesen sus ministros, mientras las órdenes privilegiadas permaneciesen dueñas de sus poderes a través de los Parlamen-
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en la corte, y pudiesen obstruir la operación. Estos eran los límites que la reforma no podía sobrepasar - alcanzaba para abrir el apetito de algunos - y para irritar a otros, pero no satisfacía a nadie. Era suficiente también, y esto Serío un aspecto importante en el futuro, para provocar el oclio 2L
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' p¡lvadgs, y las inquisiciones de ejércitos de inspectores ofi- ,para acentuada vez más cadá incapacidad su "l"-''l era Otro ciales. ", políticas en concordancia con ;,. . I j iealizar sus ambiciones sociales y-mucho tiempo el propósito 1. su riqueza. Había 'l.fI {¡r-rante se,s
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losm'ercaderesylosfiñánciéros,enriquecidoSporlabanca,la 'i¡ {' manufactura o el comercio, coronar su carrera personal con la , rrlt' compra de cargos oficiales hereditarios o grados en el ejército. .(' Pero se ha sostenido -lo hicieron Mathióz,I-efebwe y Gode- ,' ",'.-'l chot en Francia, y Ford y Barber en Estados Unidps-t q,r" ju'''" ,,"''
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de la reacción I'aqfs-to-c1ática" o "feudal". Un ejemplo citado con it,' . t" frecuencia es el de la I-ey Militar (la Loi Séguy) de 1781, que establecía qúe los ascensos hasta el grado de capitán y aún más ' .., '-, ' altos, debían quedar reservados para los hombres que tenían i;l ,,r
bién se acentuaron durante estos últimos años del ancien ,!&ry", Por una parte, la creciente prosperidad campesina
porlomenoScuatro''cuarteles''denobleza,locualexcluíaa,.' iodos los plebeyos y a los que habían sido ennoblecidos recien- i ri ", temente. También durante este período varios Parlamentos !. provinciales, sobre todo los de Aix, Nancy, Grenoble, Toulouse y Rennes, estaban cerrqndq .b--rusca.¡49lte sus puertas .a los i'intrusos". De un moáo mas ge;éral, parece que hacia 1789la condición de noble había llegado a ser un requerimiento casi indíspensable para ocupar altos cargos no sólo en el ejército ' , sino también en la Iglesia y en la Administración.2 Así, paradói iic¿lmente, escribe Jaiques Godechot, "a medida que aumentaba r,l núrmero, la riqueza y la educación de la burguesía francesa, / rlisnlinufa el número de los cargos gubernamentales y adminisI tr¡rtivos a los que podía aspirgrl,3 Si bien estas opiniones han sitkr cucstionadas, y el concepto general de una reacción "ruislocrálic:a" o "feudal" ha sido puesto en tela de juicio,a ,lr¡rrcr.'c cvirkrnie que hacia el fin del ancien régime la burguesía f rsf irlrir ex¡rerirncntando un sentimiento cada vez más intenso de I irrtlip',rrirlrul y lrrrrrrilllción a causa de los actos del gobierno y la
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aristocracia. No era sencillamente cuestión de que se cerlaran poco a poco los caminos que permitían progresar -y es muy posible que el número de tales caminos haya sido exageradoiino del hecho de que en efecto estaban cerrándose las puefias en momentos en que la riqueza en ascenso y la percepción de su propia importancia social por la burguesla, sin hablar del crecimiento de su número, la llevaba a creer que las puertas debían abrirse más ampliamente. El resentimiento y los agravios eran bastante serios, y en la historia* como nos recueida focquévilte éÁ fhé Ánrien R.égtme and the French Revolution, a menudo es el- qqqptimle"g.¡p.9f. {pct."o.1 mfs.ir4po¡tqlteÉ Por eso mismo, quizá es aun más notable que la burguesía frañcesa -si exceptuamos a los escritores, los periodistas y los panfletistas que eran parte de esta clase - esperase tanto tiempo antes de conferir expresión política franca a su resentimiento. De hecho, como veremos, sólo cuando fue provocada por los Parlamentos, I el alto clero y la nobleza, cuyo reto precedió al de la burguesía, j ésta comenzó seriamente a reclamar la igualdad social más que; il ;;tiltpación en el "privilegio', y ; representar un pape{ adecuado en el control del Estado. I-os resentimientos y los agravios de los campesinos tam-
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r¡r;js intenso de las órdenes privilegiadas y el desprecio a la M orurrquía que parecía protegerlas. Y además, pg'qe a tod4 su prosperidad en ascenso, las cla¡s / ses medias franpeqas tenían otros agravios. Entre ellos cabe -:. " ,, incluir los obstáculos opuestos al ejercicio más libre del comera creados por los onerosos peajes v dere- "'.' 10", .'' " chos internos cobrados tanto por el Estado como por los intere- ''1",*,' r
estos camino,s d9 progreso estaban estrechándose en la segunda en 1o que ha sido denominado el período mitad-de-l qigfó
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nunca fue universal, Alnque- ¡¡no dq cada cuatro campesinos franceses era dueño de su tierra, la mayoría de estos propietarios rurales tenían minúsculás parcelas que, incluso en años de buena cosecha, etan por completo insuficientes para atender las necesidades de sus familias. Estaba también el número aún más elevado de medieros y campesinos sin tierra, que compraban su
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pan en el mercado y que nunca, ni siquiera en la temporada más próspera, podían abrigar la esperanza de recibir más que una parte magra de la prosperidad general. Más aún, a los pequeños propietarios, a los arrendatarios pobres y a los peones se les sumaba la aflicción de que los terratenientes "dinámicos" y los campesinos más prósperos, estimulados por el ansia de acrecentar sus ganancias, cuando se les ofrecía la oportunidad cercaban campos y menoscababan los derechos tradicionales de recogida de frutos y pastoreo de los aldeanos. Una causa más general de descontento era la tendencia reciente de los terratenientes -nobles o burgueses- a exhumar antiguos privilegios "é"',, it
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