Georges Duby - El año mil.pdf
May 5, 2017 | Author: Miguel García | Category: N/A
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Editorial Gedisa ofrece los siguientes títulos sobre el
TEMA HlSfORIA, ANTROPOLOGIA y ETNOGRAFlA perteneciente a sus diferentes colecciones y series Se encuentran aquí agrupados los libros de nuestro foodo cuyo lema es lasociedad, pero C de Reíms .rc
cl Otro monje, éste indócil e inquieto. Raoul, llamado Glaber. anduvo por diversos monasterios borgoñoneses donde su talento lite rario le valló ser bie n recibido a pesar de sus defect os . En San Benigno de DlJón, se liga a Guillermo de v olptano. protagonis ta fer oz de la reforma re ligiosa, quien lo incita a de d icarse a historiador. Al parecer, habría completado en Clu ny, h a cia 1048, ctnco libros de ht storta s . u na hi s to ria del mundo desde el cortl1enzo del siglo x dedica da a l abate san OdUón. 1I Raoul no goza de buena repu tación. Se le considera charlatán, crédulo. torpe y s u latin es calificado de dífuso. Convtene no Juzgar su obra en función de nuestros hábítoe m entales y de nuestra propia lógica. Si aceptamos íntroducírnos en su modo de pensar. de inmediato se nos aparece como el mejor testigo de s u tiempo. y de muy lejos. 18
III. Los testimonios y la evolución cultural Raoul pertenece a lo que trfunfa, es decir. al monacato cluniacense ; Richer, a lo que muere, a ese tipo de cultura episcopal que había brillado en Relms en el s iglo IX, e n tiempos de Hin cmar, pe ro qu e después del Año Mil pierde toda Influencia; la vieja escuela histórica carolingia muere co n él y co n los a nales que se amarillean. Así, pues, basta hacer el Inventarto de esta lite ratura htst órtca y observar la fonna en que se re parte por el espacio de la cris tia ndad latina, para a pre hender un movtmtento de los clmtentos cu lt urales q ue participa en la gran co nmoción de las estructuras de qu e fu e sede Occidente en los tie mpos de l m ilenio.
Una Visión m onástica Como ya he di ch o, toda s estas obras proceden del renaci miento carolingio. Ahora bien, éste dio un gran Impul so al e pisc opad o. la catedrales y las escuelas q ue de ellos dependían. En 840, cuando estaba dando sus m á s bellos frutos. todos los grandes hombres -todos los grandes escrttores- eran obispos. Pero la be lla época de los obispos tennlna a finales del siglo X: su papel se desdibuja al mismo tiempo que el de los reyes. El poco brtllo que co nservan está Junto a los tronos. Efectivamen te . en nuestra lis ta de obras lít erartas ya no figuran más q ue dos nombres de obis pos. que s on prelados reales: Thletmar. ligado a los reyes de l Este , los e mperado res sajones y Adalberón, dependiente del rey del Oeste, Roberto de Francia . En los paises occid entale s , cuya evolución e s má s precoz . donde s on mas poderosas la s fuerzas de di solución que, a la vez. minan los fundamentos del poder monárquico e impregnan el oücío sacerdotal co n los Intereses tem porales . el repliegue de la functón epis copal se muestra más marcado. Por otra parte, el panfleto de Adalber6n es una critica acerca del debilitamiento real, ligado a la Intrusión de los monjes en los asuntos públicos. En cuanto a la biografia del rey Roberto. no proviene de un clérigo de la corte; escrita en Salnt-Benoit-sur-Lolre, es monástica y exalta lo que en el comportamiento del soberano concu erd a con el ascetismo y con la vocación IItúrgtca de l monacato. Pues el Año Mil es sin d uda . otra vez. el tie m po de los monjes. Todos los htsto riadores q ue he errado s e formaron en mo nasterios: la mayoría no salieron de ellos. Las abadías de Occidente, mejor adaptadas a los marc os puramente rurales de la vtda materíal, mejor dispuestas a re sponder a las exigencias de la piedad laic a -ya que a lbe rgaba n reliqu ia s . estaban rodeadas de necrópolis. se oraba en e llas el dla entero por los vivos y los muertos. acogían a los hijos noble s y los viejos señores se retiraban a ellas para 19
mortr-. fueron ganadas más tempranamente que los cleros catedralicios por un esptr1tu de reforma que reedlftc6 sus ruinas, restauró la regularidad, reforzó su acción salvadora e hiz o afluir las Iírnosnaa hacta ellas. Las dona ciones piadosas no van entonces a los ohlspos sino a los abates. y los cartu larlos e piscopales so n mucho m ás pobres que los de los monasterios. Entre estos últlmos se sit úan las cimas d e la cult u ra: los grandes mon umen tos del arte ro mánico fu ero n a bacíales y no catedralicios. Casi todo 10 q~ podemos barruntar de esa época . lo percíbtmoe por los ojos de los monjes.
De las observaciones locales A este desplazarnJento de los polos culturales se le suma ot ra transferencia, ésta de carácter geograñco. El re nacimi en to carolingio habla favcrecído a los paises propIamente francos. la región situada entre el Lolra y el Rín . Un examen atento de la literatura histórica muestra que la zona antaño privilegiada ha perdido brillo y que los fennentos de actMdad Intelectual tienden a dreperserse hacia la pernería del anttguo Imperio. Hacia sajonia. que e n el stglo x fue un refugio para las comunidades reltglosas que escapaban de los saqueadores nonnandos o húngaros y cU}'O$ príncipes . ahora emperadores. a traJeron hacia ellas las reliquias. los libros y los hombres de ciencia. y donde se formaban los míeícneroe consagrados a la conversión de los crtetíanos paganos del norte y del este. Hacia la vieja Neustne. agobiada poco antes por las incursiones escandinavas pero cuyos fecundos potenciales se están reconsutuyendo en tomo a Ruán, Chartree U Orl eáns. Sobre todo hada la Galla del sur. Borgoña y Aquttanía. comarcas romanas largo tIempo sometidas a la expl otación fran ca. siempre reacias pero q ue ahora se han ltberado del yugo carolingio y son ca pace s de explotar s u s viejos patrtmonlos culturales en tomo de los grandes monasterios y sus reliquias. entre los cuales se extiende poco a poco la tnñuencía de la congregactón cluniacense. Esta díapersión refleja el decisivo hundimiento dellmperto. Todos los hJsto11adores de la e poca, analistas. cronistas y. más que todos los otros. los que se esforzaron por construir una auténtica historia. siguieron peBuadldoe de la unidad del pueblo de mas. idenUftcado con la cr1stiandad latina. y fascinados por el mito 1mpe:r1al. expresión de esa misma cohesión. Aslpues. dice Raoul Glaber, descfeel año 900 del Verbo encamado que crea y vwljica todo hasta nuestros dias. hablaremos de los hombres UustTes que brlIlaron. en el mundo romano. de Jos seroeícees ~~frrommY~~~~~~~d~~fr y en lo que hemos visto; habl.arm1os tamblht de Jos aa::ntedmlentos numerosos y memorables que se ~ tanto en las santas tllesias como en uno y otro pueblo; y. en primer lugar. consagra_
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mas nuestro relato al lmperb q ue fue antaño el del l'7UDldo entero. el Imperio romano. 12 Pero. en realidad, la propia materta de estas dtversas obras históricas traduce el reciente freccíonamíento de Occidente. La alta aristocracia que en otro tiempo se agrupaba en terarnente alrededor de un único jefe, el amo dellmperlo franco. y d e la que cada famIli a peseta dominios dtspersoe por todas las provinctas de Occidente. ahora se muestra d1vtdtda; algunas grandes estirpes domtnan. cada una de ellas. un prtndpado terrítortal. En los escritos de Dudo d~ San gulntln se Inaugura una hístoríograña locaI enteramente consagrada a ce lebrar un ltnaje. No ya el del rey. sino el de un pI1nclpe. Thtetmar habla casi únicamente de Sajonia y sus confines es lavos . y et se oc u pa mucho de los emperadores es porque son precisamente sajones. Aquttania sola. y más exactamente la Angulema y el LIrno6In. aparecen en la crónica de Ademar cuando éste cesa de ut1llzar los trabajos de otros. Este estrechamien to progresivo de la curtosldad y la infonnac16n h istóricas procede del gran movimiento que se desarrolla en el M.o Mil, movimiento que fracciona el poder. lo localiza, Instalando asl a EUropa en las estructuras feudales.
IV. Para una historta de las actitudes mentales Como casi todas las piezas de este dossier han sido tomadas de obras Ilterar1as. conviene precisar qué pueden aportar hoy a la construcción de la histor1a. l . InútU e s Interrogarlas sobre las condlctones de la vida mate rial. En el M.o Mtl lo cotidiano no interesa en absoluto a los historiadores ni a los crontstas y menos aun a los analistas. Por el contrarío -voívere sobre eeto-, lo úntco que les merece alguna atención es lo excepcional, lo Insóltto. lo que rompe el orde n regular de la cosas. A decir verdad. las actas Jurldicas levantadas en las cancelarlas no surntntstran prácticamente más indicio sobre 10 común y corrien te ni sobre los marcos normales de la exístenctec a lo sumo. algunos rasgos aislados cuya significación no se aclara más que por referencia a lo que por otros medios podemos adtvtnar de los tiempos que precedieron y stguieron a esta época. Asl es posible entrever un mundo salvaje. una naturaleza cast virgen. hombres muy poco numeroece. provistos de herramíentae e lemen tales y lu chando a brazo partido con tra las fuerzas vegetales y las potend as de la tierra, Incapaces de dom1narlas. penando por arrancarles un paupérrtmo elímentc, arnl1nados por las Intemperies. acosados pertódlcamente por la escasee y la enfermedad. 21
atenazados constantemente r I h también una sociedad ~re:ade ambre. As i es posible discernir clavos. un pueblo campesino t ra. gtcamer Jerarquizada. tropas de esentero al poder de unas cuanta f;can;ente carencíado, sometido por menos Ilustres, pero sólidamentes ami las abiertas en ramales más o por la fuerza de los lazos de reunidas en tomo de un tronco Ílníco cuantos Jefes. amos de la gu=~~~. AsI es posible ad1v1nar a u nos un u niverso m is erable y apod . de a oración, re co m endo a cabal lo adornar s u persona su I . eran ose de s us pobres riquezas para radas de Dios. • pa acio. las re liquias de los santos y la s mo2. La política se d iscierne ás I much os de los cuales fu eron escrí t m e aramente en es tos textos hombre s a quienes Olas hab¡ 0 8 en a la banza de los prtn clpes. esos cuyos actos parecían Inaugurar e~~ncomelndado co nd ucir al pu ebl o y As l como recorriendo las nces e curso de la h istoria: sobre la inmensa extensión de lovastas tferras del mundo o navegando hacia las cimas de los montes o !:ac~7s. cada cual se vuelve a menudo ellas su mirada afm de que estos ~::: de los ~s y dirige a ayuden a llega r s in extra re al • reconocidos de lejos. lo ambición. de hacer elT'Se de su víaJe. así también. en nuestra y nuestra atención se ~tra a la posteridad. nuestras palabras relato. en la persona de los ~a menudo. en el curso de nuestro ellosesemismorelatoganeen~hombres. a fm de que gracias a En e l prtme la YPresenJemás./irmeza.13 r p no se yerguen l E d rey de Franela). los dos mo na rca s he dm pe ra or y el Rey {es deci r. e l que vela n co nj u n ta men te por la sal:a~IÓero~ ~e Carlomagno y Cés.ar apare cen ya los Jefe s de provtn i n e mundo. Pe ro tembten di sloca ción feudal van Instalando ensttu quienes los progres os de la de los normandos, u n co nde de An u a cí ón de autono mía. un d uque reviste a Gu illermo el Grande d ~le:"a. Ademar de Chabannes atributos de la s oberanía y e~PI~:ue e os aqu lta nos. con todos los retóricasantañoreservadasalabJo rati' para trazar su re trato. las form as El d g ras tmperíeles. ....-....I"~__ uque de Aquitania y conde de fbil/ers' el r....... _ ~'lr.>U Guillermo. se mostraba amable . muy gUJIIll5Q Y admirable por su sabidLUfa de con todos. de sabio ronsljo. de los pobres. padre de los ~::;a muy liberal generosidad, defensor sobre todoamlgode la santa /gle~ia :tructor y amigo de las iglesias y A lU donde iba, aUl donde rea l' ana.. .. impresión de ser un rey más IZaba asambleas públicas. daba la ilus tre que cubrtan s u persa q~ un duque. por el honor y la gloria Aq uitanCa hasta el punto de ::ea. arlo sólo sometió a s u poder a toda sino que además el rey de ;{.anc':a osaba levanta r la ma no COntra él. rey de Espai'la Alfonso. el rey Sancho :;mla e norme aprecio. M ás a un. el dane se s y de los anglos . e Na varra y ta mb ién el rey de los todos los años le enViaba~ = : a b a n por él tanta seducción que y él mismo las despedla con!1 cargarlas de preciosos presentes. emperador Enrique le unla tal amr:t::J.°s más preciosos aun. Con el que uno Y otro se honraban con 22
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presentes magnlflros. Y. entre ecos Innumerables regalos. el duque Guillermo envió al emperador una gran espada de oro fino que llevaba grabadas estas palabras: HEn."iq ue. emperador César AugustoH_ Cuando venfa a Roma. los pontifices romanos lo recibían con la misma reverendas que si hubiese sido su empercuJ.or augusto. y todo el senado romano lo aclamaba como su padre. Como Foulque. el duque de A'lfou. le habla hecho un regalo. él le concedió en feudo Ludún !J varios otros castillos del pals de /bft iers . as! como Safntes y algunos castUlos. Este mismo d uque. cuando veía brillar a u n clérigo por su saber. lo rodeaba de las mayore s consideraciones. FUe cst que e l monje Re lnaldo, apodado Pla tón, debió a la ciencia que lo amab a ser nombrado por él aba /e del monas terio de salnt-Maixent. Asimismo. h izo veni r de Francla al obispo de Chartres Fulberto. notable por su ciencia. le otory6 la tesorería de San Hilario y exh ibib públicamente toda la reverencia que le Inspiraba... Este duque había sido Instruido en las letras desde su Infancia y conocfa muy bien las Escrituras. Conservaba en su palado cantidad de libros y. cuando por azar la guerra le daba algún respiro. lo consagraba a leer él mismo. dedicando largas noches a med.i1.ar entre sus libros hasta que el sueño lo vencfa. Esta costumbre era igualmente la del emperador Luis y fa de su padre. Carlomagno. Teodoro también. el emperador victorioso. se entregaba con .frecuencia en su palacio no sólo a la lectura sino a la escritura. Y Octavio César Augusto. cuando terminaba de leer. no mostraba pereza para escribir de mano propia la historia de sus combates. los altos hechos de los rumanos y toda clase de otras coses.t e Sin em ba rgo. com o todos estos escritos sólo d tr tgen s u Interés a los muy ex cel sos so be ranos y como lo ex cepcional re tie ne toda s u agudeza. revelan muy poco d e lo q u e. e n ese mismo mo me nto. tra ns formaba de arrtba abajo el j u ego y el re part o de los poderes de mando. De lo político m ues tra n el acontecimiento, la superñcie. no la s eetructuras. Por este entonces. en la Calla me ridional. los propios prt n clpados regionales sufrían los ataques de las fuerzas dtsolventee que poco antes los hablan liberado de la autoridad monárquica. Sin embargo. los relatos históricos no enseñan prácticamente nada sobre los castillos. puntos de apoyo de las nuevas potencias. ni sobre ese grupo social que en Francia tomó cuerpo precisamente entre 980 y 104 0. la clase de los caballeros. Repugna a los historiadores más lucid os e mplear términos que entonces comenzaban a aparecer en la cartas y documentos de la práctica para calrñcar las n uevas situaciones sociales. Estos titulas les parecen dema s ia d o vu lga res. dem a s ia do indign os de u n tex to que pretende igu a lar a los clásicos: pris ion ero s de su vocabul arto y de s u re tórica , son co mpletame nte incapa ces de des cribir en s u actual verdad la jerarquía de los estatutos pe rsonales. 3. Pero. a l menos estos textos, y en ello reside su valor pri ncipal. aportan u na contribución sin igual a la historia de las actitudes mentales y de la s representaciones de la psícologta colectiva. Su testlmonlo sigue siendo limitado sin duda. porque emana de un círculo muy
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reetríngído. el de los "íntelectuajee", porque ofrece solamente el punto de vista de la Iglesia o. para ser más precteoe. de los monjes. MentaUdad cerrada por definición; retirarse entre los muros de un claustro. ¿no era dar la espalda al mundo camal. romper con el. huir? ¿Y no era vMr sólo desde ahora. e n la estrecha concentración comun ita ri a que preecnbe la regla benedictina. para u n único oficio. la celebración por la liturgia de la gloria dMna? Visión deformada. ensombrecída por un peetmíemc Inherente a la vocaci ón monástica. que rechaza la sociedad de los hombres por corrupta y elige las prtvaclones de la penttencía, Mado que la necesidad de traductr estos textos empobrece singularmente su mensaje. En efecto. ¿las propias modalidades de expresión. no se muestran acaso desde las perspectivas de una historia petcol ógíca. por 51 sola muy Instructivas? Esta ret órica ampulosa que quíenee deeprecten a Raoul Glaber condenan por su htnchazbn. sus t érmínoe. su tlac íón. por el vuelo -te la frase. sus enlaces. sus rttmos. cuya elección deddla entonces todo el arte de escribir, propone a los especialistas en I1ngoisUca y en pstcologla de las mediaciones todo un material aún inexplorado y cuyo atento análisis promete ser apastonante. Exigendas técnicas imponen traducir estos documentos. o mejor dicho ofrecer de ellos una transposición no desprovista de arbitrariedad. Dejemolos hablar ahora y tratemos de adivinar por su intermedio de que modo vieron sus autores el Año Mil. de qué modo vivieron ese momento de esperanza y temor y se prepararon para afrontar lo que para ellos eígníñco una nueva primavera del mundo.
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l. El sentido de la historia
1. El milésimo año de la Encarnación No queda, de la época feudal, mas que una sola crónica que habla del Año Mil como un año trágico: la de Stgeberto de Gernloux. se viven en ese momento - leemos en su texto- muchos prodigios, un terrible temblor de tierra, un cometa de estela íutgurant -: la irrupción luminosa Invade hasta el íntertor de las casas y . por U :1a fractura del cielo, aparece la imagen de una serpiente. El autor de ese texto habla hallado en los Anna/es Lecdienses una mención del sismo. Pero el resto ¿de dónde lo sacaba? No en cualquier caso de su propia experiencia: él escrtbió mucho después, a comienzos del siglo XII: personalmente no había visto nada. Subsiste un hecho: sobre su caución se apoyó la leyenda cuyas primeras huellas aparecen en el siglo XVI. Redactarlos en este momento, los Annales de Hirsau reproducen. adornándolo. el contenido de la Cronolog!a de Sígeberto: En el año mil de la Encamación violentos temblores de tierra sacudieron Europa entera. destruyendo por doquier edificios sólidos y magnlflOOs. Ese misnw año apareció en el cielo tul horrible cometa. Muchos que lo vieron creyeron que era el anuncio del d!afUlal... Aqul tenemos la adición gratuita: de los terrores del Año Mí!, la crónica de Stgeberto de Gembloux no decía nada. Pero cuando se examinan los escritos históricos compuestos por los contemporáneos, sorprende descubrir la poca Importancia que dan, prácticamente todos, al rnílée ímo año de la Encarnación. Este pasa desapercibido en los Anales de Benevento, en los de verdún. en Raoul Glaber. Si leemos, en los Anales de S. Benoft-sur-Loire una noticia bastante extensa sobre el año 1003, que se hizo notar por inundaciones insólitas, un espejismo. el nacimiento de un monstruo ahogado por sus padres: pero el emplazamiento del milésimo año de la Encarnación sigue estando vado. En verdad, no es mucho lo que dice este silencio. ¿Acaso no son todos textos escritos pasado ya el fin de ese año, es decir, pasado ya el espanto, si es que tuvo lugar, y en un momento en que, considerando que tales temores hablan sido Injustificados, parecía absolutamente innecesario habla de ellos? Ast. pues, nada permite descuidar otros Indicios. Veamos dos de ellos.
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Elsueilo de OtOn m Sin precis ión de fecha. uno de los manuscritos d e la cr ónne de Adema d e Chabannes evoca uno de los s u cesos mayores q ue se produjeron en el M o MU y que también re latan 1htetmar y la Chr6nlque de Nova /atse. En esos d las el emperodor- Otón m fue adoertldo en sueños de que habla que exhumar el cuerpo del emperodor- Carlamagno. que estaba enterrado en Aoc Pero el tiempo habla tmido el olv ido y se ynoraba el lugar exacto en que reposaba. Y. después de un ayuno de tres dlas.jue descubierto en el mlsmo sUb en que el emperodor-lo habla visto en sueños, sentada sobre un trono de oro en la cr1pta abovedada que se hallaba !xyo la basilbl Santa Maria: lo ooronaba tU1a corona de oro.fino !I su cuerpo estaba perfectamente conservado. Fue exhumado Y expuesto a la vista del pueblo. Sin embargo. wt canónigo del lugar. AdaIberto. hombre de una cultura colosal, tomó la corona de Carias y. como sI lo hldera para medfrla. ctñh con ella su propia cabeza.: se VIO entonces que su c-énec era más estrecho: la corona ero tan a ncha que le rodeaba toda la cabeza. Comparando después s u plema con la de( soberano. se enoontró con que era más pequeña; y de Inmediato. por obra de la potenda d ivina. su pierna se quebró. Adalberto vivió aún cuarenta a ftas y quedó listado paro. siempre. El cuerpo de Carios fue depositado en el ala derecha de la misma basUlca. detrás del altar de san J uan Bautista; enctma fue construida una magn!fica cripta dora· da, donde se h izo céleb re por los muchos mHagros que real izó. Pero no es objeto de n ing una solemnidad espectal: slmplemenle se celebra s u aniversario. coroo el de los di.ftmtos oon1entes.. I Para captar todo el sentido de esta ceremonia conviene remitirse' a l Pequ e ño tratado del Anticr1sto. escrito en 954 por Adson. abate de Montíe-en-Der. Este a bate se dirtgta a quienes vMan preocupados por el dla d el Juicio; apoyándose en san Pablo. él los tranquUlzaba afirmando que e l final d e los tiempos no Iba a eobrevenír antes de que todos los reinos del mundo se hayan separado del lmperto romano. al que hablan sido precedentemente sometidos. As! pues. para los letrados del siglo X. el destino del unrverso perecía lntlmamente ligado al del Imperto: la dísgregecíón de esta estructura maestra de la ciudad terrestre precedería al retorne al caos y a la destruccl6n de todo. De este modo. la elevacl6n de las relíqutee de Carlomagno en Aíx-lec hape üe . como por otra parte todo el comportamíento del emperador Otón III en los cuatro años que precedieron al mflenarío, su esplrltu de penitencia. su voluntad de restablecer en Roma la sede del Imperio y de "renovar" a éste en sus fundamentos tígándolo más estrechamente con los precedentes romanos y carolingios. lno pueden ser Interpretad os como medidas propicíetoríee destinadas a conj u rar u n Inminente pelJgro?.. . Cuand o fue a Instalar su sede sobre el Avennno. cuando tomO de los despojos de Carlomagno la cruz de oro. signo de víctorta, para 28
llevarla el mismo, no era empujado el Em pe rad or- del Año Mil po r la angustia d el p ueblo. y po r s u p ropia angustia. a consolidar con gestos slmbólJeoslos cim1entos del mundo?
A propOslto.del fin del mundo... Otro testimonio. m ás expüctt o. acerca de la creencias populares
y d e una ansied ad la tente de la que los predicadores de la pe nitencia sacaban partido: lo que di ce el abate de Saínt-Benclt-s u r -Lcíre, Abb6n . El m enciona un recuerdo d e s u juventud. un s uceso q ue podemos fech ar alrededor del 1975. A propósito del fln del mundo. ol predlcar al p ueblo en una iQ'lesla de Parls que el A nt icris to Uegarla al flnal del A ño Mil Y que en poco tiempo le sucederla el Juido generaL Yo combatl vigorosamente este parecer. bas6.ndome en los Evangelios. el Apocalipsis y el Libro de Dan iel. 2 Ciertame n te Abb6n era un sabio. un erudito y no compartía es tos te mores; como é l m ismo escribe en 998. es legitimo pensar que 51 estos. ante la inmediata p roxlm1dad del mílenío. hubieran sido realme n te vio lentos e n el pueblo crteuan o. él habrla tenido que enfatizar mucho más. para disiparlos. s us argumentos. Pe ro al me nos sigue sien do indudable, q ue, al borde del slgb XI . en el centro d e la conciencia colectiva se había Instalado un senurmentc de espera.
, Il. La espera Para el crístíamemo. la Historia está orientada. El mundo tiene una edad. Dtos, en d eterminado momento. lo creó. Entonces elJgló para si un pueblo. cuya marche é l gula. En cierto eñe. cierto día, él mIsmo tomó cuerpo entre lós hombres. Hay textos. los de la Sagrada Escritura. que permiten calcular fechas . la de la creecíen, la de la encernacton. y por tanto dtecerrur tos ritmos de la Historia. Estos mismos textos -los que utUlza Abb6n- . los EvangelJos y el ApocalIpsis. anuncian que alguna vez el mundo termínará. Surgirá el Anticristo que eeducíra a los pueblos de la tíerra. Después el cielo se abrirá para el retorno de Cristo en gloría, viniendo a juzgar a los vivos y a los muertos. En el Reino. en la Jerusalén celeste culminará la larga procesión del pueblo de 0108. Con viene estar listos para afrontar el d1a de la c ólera. Los monjes dan el ejemplo: víeten el h ábtto de abstinencia y se han apostado a la vanguardia de la marcha cclecüve. Su eacrtñcto no tiene
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sentido sino en la espera. Ellos la mantienen. Ellos exhortan a cada cual a acechar los prelíminares de la Parusta.
Milenium Ahora bien, una página de la Escritura, el capítulo XX del Apocalipsis, proporciona la clave de una cronología prospectíva: Vi un ángel que descendfa del cielo. trayendo la llave del abismo y una gran c~dena en su mano. Tomó al dragón, la serpiente antigua. que es el dlabl~, Satanás. y le encadenó por mil años. Le arrojó al abismo y cerró,
y encuna de él puso un sello para que no extraviase más a las naciones hasta tenninados los mil años. después de los cuales será soltado por poco tiempo. ", Cuando se hubieren acabado los mil años. será Satanás soltado de su prisión y saldrá a extraviar a las naciones que moran en /os cuatro ?rIf!ulos de la tierra, a Gag y a Magog. y reunirlos para la guerra, cuyo eJercito será ta n nwnerosocomo las arenas del mar...
Es decir que "cuando se hubieren acabado los mil años", el mal invadirá el mundo y comenzará el tiempo de las ttibulaclones. He aquí el fundamento del mllenatismo. Monje, Instruídc en las técnicas del cómputo, es decir precisamente en el cálculo de los ritmos del tiempo, penetrado por el sentimiento de que la historia está ordenada según cade ncía s regulares, acostumbrado a dilucidar el mistetio recurtiendo a las analogías y a las virtudes místicas de los números, Raoul Glaber propone para la hístona de la humanidad estos periodos: y como ese mismo Creador, cuando puso en marcha todas las piezas de la máquina del mwtdo tomó seis días para completar su obra y, hecho eso, descansó el séptimo. de igual modo. durante siete veces ~il años, trabajó en la enseñanza de los hombres multiplicando a sus 00s los p-catatos significativos. Así pues, en los siglos pasados. ninguna época transcutrió sin que se vieran aquellos signos mUagrosos que proclaman al Dios eterno, hasta ·aquella en que el gran príncipe de todas las cosas apareció sobre esa tierra revestido de Jonna humana. y que es la sexta de la historia del universo. Y se cree que en la séptima tocarán a sujln las diversas agftaciones de este bajo mundo, sin duda para que todo /o que ha tenido un comienzo encuentre en el autor de su ser eljln más conveniente a su
repose.o
Elaño 1033 Pero. ¿de qué milenio se trata. en verdad? ¿Del milenio del nacimiento, o del de la muerte de Jesús?¡"Delde la Encamación o del de la re dención'! En el crtsüamsmo del siglo XI. Semana Santa tenia mucha más Importancia que Navidad. Alrededor de esta fiesta se organizaba el ciclo ftturgtco: ella marcaba el comienzo del año. Y en la 30
existencia de los hombres. en un tiempo en que se desarrollaban los ritos de los funerales y de la celebración de los difuntos. el objeto de atención y ceremonia era el arnversarto del deceso del hombre y no aquel otro, mal conocido. de su entrada en el mundo. La era ctistlana partía, ciertamente, de la Encarnación. Pero, pasado el Año Mil sin perjuicio, ¿no habla que trasladar la espera hasta el año 1033. tenido por el mllenatio de la Pasión? Raoul Glaber -que esctibe con postetiotidad a estas fechasordena su htstoría en función de un doble millenium. Optó por recoger los hechos que. según dicen, se multiplicaron en las proximidades del milésimo año de Cristo nuestro Salvador. Parte del año 900; avanza tanto como le está dado hacerlo. Descubre alrededor del Año Mil signos de corrupción que concuerdan con la profecía de Juan. según la cual Satanás será soltado tras cumplirse mil años. Pero después de tes numerosos signos y prodigios que. o bien antes o bien después se produieroa en el mundo alrededor del Año Mil del seilDr Cristo, no faUaron hombres ingeniosos y de mente penetrante que'predyeran otros no menos considerables al aproximarse el mileniode la Pasión del Señor- Io que se produJoen efecto con evidencia.4
Pues, a decir verdad, lo que importaba a estos hombres no eran los acontecimientos sino en realíad los "signos y prodigios". La htstotia, en efecto. no cumplía para ellos otro papel que el de alimentar la meditadón de los fieles, aguzar su vigilancia: y para esto pone en evidencia las advertencias que Dios prodiga a sus criaturas por medio de "mila gros", "presagios", "profecías". Hay que hacer notar. en efecto. de qué modo progresivamente. desde el romienzo del género humano, se manifestó el conocimiento del Creador. Primero Adán y con él toda su raza, proclama a Dios su creador cuando. privado por su culpab).e desobediencia a los preceptos divinos de las alegrías del Paraíso y condenado al exilio, llora con sonoros gritos su miseria. Pero desde que el género humano se multiplicó a través de toda la tierra, si la previsora bondad de su Creador no lo hubiese atraído al seno de su misericordia, hace mucho tíempo que todo él se hubiese sumido sin recurso en el abismo de su error y su Ceguera. Por eso, desde sus comienzos. tes divinos decretos de su buen Creador suscitaron para él prodigiosos mUagros en las cosas. presagios extraordinarios en los elementos y también, en boca de los más grandes sabios. profecías destinadas a inculcarle por vía dwina a la vez la esperanza y el temor.5 Cuanto más se acerca el jIn del mundo, más vemos multiplicarse esas rosas de las que hablan los hombres.6
Ellos hablan de esas cosas: se Inquietan por ellas; se interrogan sobre su sentido oculto. sobre las advertencias que encierran. Escuchan a aquellos cuyas virtudes y saber los guran hacia el Reino, esos clérigos y monjes que nos han dejado su testimonio. Pero éstos, para descifrar la historia, utilizaban los recursos de su espíritu. Así pues, antes que cualquier otra cosa, importa informarse sobre sus hábitos mentales. 31
2. Los mecanismos mentales
1. Los estudios Todos nuestros testigos pertenecen al pequeño grupo de los letrados, de los prívñegtados que habían frecuentado las escuelas. Ahora bien, ciertas fuentes nos permiten conocer la formació n que habían recibido. Sea como fuere, tanto en este punto como en los otros. estos documentos no hablan más que de lo excepcional : de quien mejor nos informan es de Oertbcrto. el más sabio de los hombres de su tiempo . Antes de ser nombrado arzobispo de Reíms, después de Ravenne y de llegar a ser por último, bajo el nombre de Silvestre 11. el papa del Año
Mil. Ocríberto había dirigido la escuela episcopal de Retrns. Richer, que fue su alumno, habla largamente de la ctencía del maestro. Describe primero la forma en que Geriberto se ins tru yó. El arzobispo de Reíme. Adalberón. empeñado en la reforma de su clero, intentaba educar convenientemente a los hijos de su iglesia en las artes liberales. Mientras deliberaba en si mismo sobre esto, la propta Providencia lleoo hasta él a Geri1x'rto, hombre de gran genio 11 admirable elocuencia. Por éste muy pronto toda la Galia reslpandedó y extendió sus rayos como una antorcha encendida. Aquitano de nacimiento, se educó desde su infancia en el monasterio del santo confesor Ceraldo {en Aurillac] y .fue instruido en la gramática. Mientras , siendo -cdotescerue. proseguía al1i sus estudios, ocurrió que Borrell, duque de España citerior {Cataluila} vino a orar a este mismo monasterio. El aba· te del lugar lo redbió con mucha urbanidad y en el curso de la conversación le preguntó si había en Espafta hombres mtlY expertos en las artes {liberales}. El duque respondió de inmediato enforma afirmatioo; el abate lo convenció rápidamente de que tomara a uno de los religiosos y lo llevara consigo para aprender las artes. El dLUlue asintió generosamente a esta petición; con el consentimiento de los hermanos, se llevó a Geriberto y lo confió para su instrucción al obispo Hatlán {de Vrt:h}. A su lado, Geriberto estudió las matemáticas con proji.mdidad y eficacia. Pero como la providencia quena que la Galia, aún enterebrecida. relumbrara con grandes luces. índt.yo en el espíritu del duque y del obispo la idea de ir a orar a Roma . Terminados los preparativos, se pusieron en camino 11 llevaron consigo al adolescente que les habían confiado. llegados a la ciudad. tras orar ante los santos apóstoles. fueron a presentarse al papa... de buena memoria y a ofrecerle a su bien lo que le fuera agradable.
No escaparon al papa ni la inteligencia del adolescente ni su volwltad de aprender. Com o por entonces la música y 'o astronomía eran completamente ignoradas en Italia . pronto el papa t izo saber por un legado a DLón. rey de Cennania e llalia , la llegada de unjoven que
conocía muy bien las matemáticas y podía enseñarlas ron ahínco. Pronto el rey sugirió al papa que le cediera uljoven y no le .~ara medio
algW10 para oolLll?l'" a partir. Al duque y al obispo que habían venido de España con el. el papa le dyo simplemerúe que el rey quer1a hacerse por un tiempo del muchacho, que en poro tiempo /o restltulrta con honor y que sus gracias lo recompensarían. De este modo, duque y obispo fueron persuadidos de que debían oolve r a E spaña c:Utiando al muchacho ron esa ca1d ición. fJfjadD ron el papa. el joven fue ofrecido por éste a l rey. Pregwttado sobre s u arte, respondió que dominaba las matemáticas pero que aprender la cfencia de la lógica. Como se empeñó en lograrlo. nopermaneció aqut mucho tfempo ensenando. E n e sa época. G.. archidiácono de Reims. tenía gran reputación de lógico. En ese mismo mom ento acababa de ser enviado por 1.otario, rey de F'rancia, a o r ón, rey de Italia. A su llegada. el Joven se p resentó plenc de entusiasmo ante el rey y logró que se lo confiara a G. Estuoo con éste algún. tiempo y fue conducido por él a Retms . Aprendió de él la ciencia de la lógica y progresó rápid amente. En cambio. a .. que se había
quena
p ropuesto aprender fas matemáticas • .fue vencido por la dt.fia dtades de este arte y nmund6 a la música. 1 Este texto sumamente esclarecedor po ne al d eecub íeto: ( l . g u e los estudios se h a llaban integrados e n el marro de la siete artes liberales. to mad o e n otro tiempo por los pedagogos carolingios de las escuela del Bajo Imperio. Del trivium. en san Geraldo de Awillac sólo se enseñ aba la gramática les decir. el laün], pero no la retónca ni la dialéct1ca OOglca). En Cataluña. a orillas del Islam. el conoc1mlento del quadtivlwn (Rtchd h abla de "ma temátícas". y precisa: "m úsica y astronomía1 estaba mucho más avanzado que e n ningún otro país. 2 . gue n o exíeua escuela estrtctamenta hablando. pero que el joven clérigo que deseaba progresar en sus estudios b uscaba po r toda la cristiand ad maestros a qu ie nes ligarse sucesi vame n te. También buscaba tíb rce. o tros dos testímoníos nos pennitlrán j uzga r esta extrema movilidad. es ta Incesante persecución de los Instrumen tos del saber.
l
Rtchzr. rnalje de San Remigio. Sorprendido por el nombre del amigo Y por el .:bJelO de la misión. le indiqué que !JO era a quien buscaba. Nos dir.lOS W1 beso y nos apartamos para conrersar. Pronlo sacó una carta donde se me invitaba a la lectura de los Aforismos. Ueno de contento. lomé un sirvlenle y me apresté a partir para Cho.rtres... As! que estudié asiduamente en los Aforismos de Hipócrate s Junto al maestro Huaeíxonao. hombre de gran generosidad y gran ci.enda- .. Como aut sólo podía encontrar el diDgnéstico de las enfermedades y comO e ste simple conodmiento de las enferinedades no ~pondía a mi ~tativa. le sOOd1é la /e:tlua de su libro intitulado Del acuerdo de HIp6crates. Galeno y Surano. Lo obtuve. pues para W1 110mbre ta n experto en el arte. las p ropiedades de la farrnad.a, la botlmica Y Ia cirugia no tenfan secretos.a
La correspondencta de Gerlberto: "de los oopistas Y de los libros... "
A Evrardo. abate de S. Julián de Tours. ...es de la más grande utilidad saber hablar de tal f arma que se persw:u:la y contenga el arrebato de espirttus exlravlados ron la dulzt.ua de la elocuencia. Con este }in estoy dedicado a formar una b iblioteca. En Roma desde hace laIyo tlempo. en toda Ital la, en Germanla !J en Bél· gica., empleé mucho dinero para pagar cvplstas !J libros. ayudado en cada provincia por la benevolencia !J solicitud de mis amigos. PermUeme pues rog arte hacerme el mismo servk:io. Conforme lo que me digas. enviaré al copista el pergamJno Y el dinero necesarios. y te quedaré ra::onoc1LIo por tufalXlr... A Reynaldc, monje de Bobbio. \. ••.Sabes con qué ardor busco libros por todas partes; también sabes cuántos copistas encuentra uno en la dudades !J campos de ltaHa. fbn.te pues en marcha y . s in d ed rs elo a nadie. de tu bolsillo. hazme copfDr M. Manllfus. De la Astrología. VIctortnus. De la Retórica. Demóstenes. OftAlmJca. Te prometo guardar tul s Uendo inviolable sobre tu.fiel senRdo Y loable ce-reste, Y me conpraneto a deoolverte con creces /o que hayas gastado, según tus cá/ct.dos Y cuando tú lo esteblezcas.•. 3
Rlcher llamado a estudiar en Chartres Reflexionaba yo mucho y con.frecuend.a sobre las artes ¡·i..erales ces. cuando un lía me enco nt ré' en la ciudad de Reims con un escudero de Cha. -res. Le pregWl1é quién era y de quién. por qué Y de dónde venia, y me flY que /o enlJiaba Hi1debrando. clérigo de Chartres, y que debla hablar con
y deseaba aprender la lógica de Hlpócrate s de
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JI. La en señanza de Geriberto en Reims Gerlberto, que se había recomendado al a rzobispo por la nobleza de su saber. se granjeó todos sus jaoores . Pcx petIct/Jn suya. fue encwyado de lnstndr en las artes a Iosequlpos deescolares. 37
HEn qué orden utilizó los libros para enseñar": este titu lo del capítulo 46 de las Historias de Rtcher insiste en el papel que cumplía en las técnica'> escolares la "lecci ón". la lectura de un autor por el maestro. Rlcher describe también la marcha de los estudios: los alumnos de Gerlberto ya han recibido la enseñanza elemental del gramático: son sucesivamente iniciados en las otras dos ramas del trilJium Las lecturas del ma es tro se orie ntan pnmero a la dta lécuca.
Lógica
El e.qJlicó la dialéct ica y aclaró el sentido de las palabras recorriendo por orden estos libros: primero comentó la Isa goge de Porf uiD. es decir las Introd ucciones según la traducción del retórico vtcrormus y también según Boedo, estudió el libro de Aristóteles sobre las categorías. es decir los predlroOOs, después expuso perfectamente lo que es el Pert Herrnenetas, es dedr el libro De la interpretación: por último ensero a sus oyentes los Tópicos. es decir el fundamento de las pruebas. traducidos par Cicerón del griego al latÍTl Y adarridos por los seis libros de oomen.tarios de Boedo. Leyó tambien y e.q>llcó útilmente los cuatro libros sobre los diferentes tópicos. los dos libros sobre los sílogisrnos ca tegóricos. los tres sobre los hipotéticos. un libro sobre la s definiciones y un libro sob re las divislmes. Retórica Práctica mente todos los trabajos sobre los que se basa la enseñanza de la lógica so n de Boecto. Gerl berto pasa luego a la retó rtca. En una carta al mo nje Bernardo de Aurtllac. dice haber trazado un cuadro de la retáica desplegado en veintiséis hqas de pergamino ensambladas y formando un todo en dos columnas yuxtapuestas. cada una de trece h0as. Este trobojo sin objeción parece admirable a los ignorantes; es útü a los escolares estudiosos para hccertes corTlpn>nder las reglas muy sutiles de la retórica Y paro fijarlas en su meraJria.
S in e mbargo,
temiendo que s us a lum nos pudie sen alcanzar el arte oratorU:> sin conocer los modos de elocución que sólo pueden aprend erse en los poetas , utilizó pues a éstos. con los cuales juzgó oportuno familiar t w r a sus alwnnos. Ley ó, pues . y comentó a los poetas Vf1yWo, Est aclo y Terendo. asl como a los saHricos Juvenal. Pers io y Horado, y por úi timo al historiador Lucano. Cuando sus alumnos los hubieron ronocido bien. y advertidos que jueron de sus modos de elocución. los iTttrod..go en la retórica. 38
Astron omía
Sin embargo. donde Getiberto sobresalía era en el quadriviwn. denominado aqui matemáticas y compuesto. en este orden. por la aritmética. la múslca, la astronomía y la geometría. Comenzó por iniciar a sus alwnnos en la aritmética, que es la primera parte de las mcremérrcas. Después enseñó a fondo la música, antes completamente ignorada en Galia. Dispon iendo las notas sobre el monocordio. distinguiendo en sus consonandas y sinf on ías los tonos y semitonos, los dítonos y die sis, y dist ribuy erul0 racionalmente los tonos en sontdcs. hizo perf ectamente d aras sus relaciones. Construcción de una esfera plena: -Para manifestar la sagacidad de este gran hombre y hacer sentir más cómodamenle al lector la eflCUCia de su método, no es lniLlil mencionar al precio de cuentos esfuerzos reunió él los principios de la astronomía. Siendo que esta ciencia es casi Ininteligible. logró. para admiración de todos. hna>rla conocer 'gradas a lUlOS cuantos instn.unentas. Representó primero la esfera del mtmdo en modelo reducido mediante una esfera redonda toda de madera; la inclinó. con sus das polos. oblicuamente sobre el horizonte; proveyó al polo superior de las constelaciones septentrionales y al polo inferior de las conste/aciones australes; reguló su posición según el circulo que los griegos Uaman "horizonte" y los latinos "limitante" o "determinante" porque gradas a él se distinguen y delimilan las constelaciones visibles de las que no lo son. Colocó la esfera sobre el horizonte a .fin de mostrar de manera útil y convincente la sa lida y puesta de las constelacione s. Inició ta mbién a los alwnnos en las ciencias naturales y les enseñó a comp render las constelaciones. Por la noche. se oolvía hnda las estrellas brillantes y se aplicaba. a hacer medir su oblicua sobre las diversas reglones del mundo. tanto a su salida romo a su puesta. Sign!ficadÓfl de los círculos intermedios: -En cuanto a los clrculos que los grtegos llaman "paralelos" y los latinos "eq uidistan tes" y cuyo carácler incorp7l'"al no es dudoso. he aqul de qUé modo los expü caba. Fabricó un semicIrculo cortado por un diámetro. constituyó este diórnetro por un tubo. en cuyas extremidades hizo marcar los dos polos, boreal !J austral Dividió de un polo al otro el semicirculo en treinta partes. En la sexta a partir del polo. colocó un tubo represen tando el drculo ártico. Después. habiendo saltado dnco d ivisiones . añadió un rubo que indicaba el drculo de los pa íses cálidos. Cuatro d ivisiones más adelante, p uso un tubo Idéntico para marcar el c[rculo equr noccia l Dividió según las mismas dimensiones el resto de l espacio hasta el polo sur. La estructura de este Instrumento. con el dtómetro dirigido hacia el polo y la convexidad del semidrculo vuelto hacia arriba, pennilia aprehender los circulas invisibles y los grababa profundamente en la
""""""'.
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Construcción de un a esfera muy útil para conocer los planetas: -Encontró un artificio para mostrar la reuolución de los planetas. aunque éstos se muevan en el interior del mundo cruzá,...dose. Fabricó primero WlQ esfera circular. es deci r constituida sólo de círculos . Situó alli los dos clrcuk>s que tes griegos llaman "conerenres" !/ los latinos "inciden tes" porque se rece-ten, En sus extremos. fijó los polos. Después hizo pasar por los ccücos otros cinco círculos. Uamados paralelos. de ral modo que. de un polo al otro. la mitad de la esfera quedase dividida en treinta partes. Y esto de ma nera ni vulgar ni conjUsa: sobre las treinta partes del hemisferio. determinó seis del polo al primer drculo. cinco del primero al segundo. cuatro del seg Wldo al tercero, orros cuatro del tercero a l cuarto. cinco del cuarto al quinto. seis del quinto a l polo. En relación con estos circulos. colocó oblicuamente el clJn¡lo llamado por los griegos ' teces" o "zce: !J por los latinos "ob licuo" o "vital". pues contiene las figuras de anfmales que representan a las estrellas. En el Interior de este oblicuo. suspendió los circulos de los planetas mediante un admIrable art!ficio. Demostró de manera muy eficaz a sus a lwnnos sus revoluc iones. sus alturas !J sus distancias respecrucs. ¿De qué manera? Para decirlo haria falta un desarrollo que nos apart arla de nuestro propósito. Construcdón de otra esfera para e.q¡licar las constelaciones: -Aparte de esa esfera. hizo otra cfrcular en cuyo interior no dispuso dos circulos sino que representó sobre ella a las constelaciones utiUzando hilos de hierro de cobre . La atraues6 con un tubo que hacia de eje y que indicaba el polo ceresre. Cuando se lo miraba. el aparato figuraba el cielo. Estaba hecho de ta l modo que las estreUas de todas las constelaciones estuviesen representadas por s ig nos sobre la esfera. Este aparato tenía esto de divlno: incluso aquél que 19nomba el arte podia. sin maestro. !/ st se le mostraba una de las oonstelaciones. reconocer a todas las otras sobre la esjercL As[ Gerlberto instntia noblemenle a s us alwnnos. Esto en cuanto a la astTalomía. Geometría
Confección de un ábaco: -No se tomó menos ITabajo para enseñar la geometrta. Para introducir a sus alumnos en esta ciencia, hizo fabricar por un annero un lIDaco. es decir, una rabIa con compartimentos. Estaba dividida a lo largo en veintisiete parles. Dispuso en ellas las nueve cifras que representaban a todos los números. Fabricó también mil caracteres de cuerno, a Imagen de estas cifras. Cuando se los desplazaba por los veintisiete comp artimientos dellIDaco, indicaban la rnLI11.iplicaci6n y la división de números. De e st a suerte. se multiplicaba !/ divid!a une multitud de números y se llegaba al resultado en menos tiempo del que se habria necesitado para formular la operación. Aquél que quisiera conocer plenamente esta ciencia. que lea el libro escrito por Geri.berto a l gramático Constantino de Salnt-Benoft-surLotre; enron.trará elpunto ampliamente tratado. 4
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En las escuelas episcopales . el estudio de la le ngua la tina y de sus
gtros. apoyada en ejem plos clásicos. y e l de l razonamiento demostrativo según los breves tratados de lógica don Boecto . en el u mbral de los tie mpos medievales, habia resumido e n la tín la dialéctica griega. formaban el primer ciclo de enseñ anza . Aprendizaje de los medios de expre sión y de persuasión. a pu ntaba. como e l a ntiguo s istema escolar del que había naci do. a fonnar oradores. En cuanto a l segundo ciclo. pretendía comunicar ciertos conocimientos prácticos [la música era de inmediata utilidad a los hombres de Iglesi a. cuya función primera consistía enton ces en cantar. a cada hora del día. la gloria de Dios). Pel a ofrecia también una visión global e int1ma de la creación. En efecto. orientado hacia la a stronomía. el estudio de los números y concordancias tonales mostraba el orden profundo del u niverso. re flejado por el movimiento circular de los astros. por relaciones matemáticas y por ritmos acordados .
III. La Instrucción de los monjes En la 11 ayoría de los monasterios -espec1almente el de Cluny-. una reacción asceuca que habia tenido su inlckl a comienzos del siglo IX restrtngió considerableme n te la importancia del es tudio. En SaíntBenoít-sur-Loíre, Abbón profundizó la enseñanza. pero en Auríüac. por eje mplo. ésta se intenumpía en la gram ática. Geriberto tuvo que Ir a ) buscar maestros a o tros sitios. cerca de alguna catedral. Pero la "escuela" monástica difer1a generalmente de la "escuela" ep iscopal y"la mentalidad de los monjes no era la misma que la de los clérigos. Los mo njes, en efecto. hablan escapado a los placeres del mundo y vtvian e n fonna silenciosa. ¿ Por qué iniciarlos en las artes (perversas) de la elocuencia y la persuasión? Les bastaba con conocer bien el la tín. len gu a de la Escritura. y dejar que su espiritu caminara libremente, tanto en la med ita ció n como en la oración, por los vocablos de la lengua sagrada. Como s u existe nci a entera estaba consagrada al canto coral en la s ceremontas tnin terrum pidas de la liturgia , la experiencia musical y la ciencia de la s re laciones a nnónicas ob raba en su co mportamiento mental con más fuerza que en el medio catedralicio. Para ellos. en ton ces. ni retórica ni dialéctica. Esta particular orientación de los es tudios repercu u ó inmediatamente en su manera de expresarse, es decir. e n s us libro s y, por co nsiguiente. en la mayoría de los textos aqul reunidos.
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Del pe ligro de leer a los poetas Desde comienzos del siglo x. los abates de Cluny no cesaban de poner en gua rd ia a los herman os con tra las perniciosas seducciones de la s letras profanas. La misma actitud se observa en Raoul Glaber. Hada la misma época surqe en Ravena un mal comparable. Un tal Vilgard se entff9aba con pa sión poco común al estudio del W1e gramafical (siempre fue cosrumbre de los italianos descuidar las otras artes para seguir aquélla). lnjlado de o rgullo por los conocimientos de su arte. comenzó a da r señales crecientes de estupidez: una noche , los demonios toma ron la ap ariencia de los poetas Virgilto. Horacio y Ju venal y se presenta rca ante él: fing ieron ag radecerle el amo r con que estud iab a lo que hablan dtcho en sus libros y por servir con tanta f ortuna a s u renombre a los ojos de la posteridad. Por añadidura. le prometieron que algún día iba a compartir su gloria. Corrompido por esta mis tifICación diabólica. se puso a ensenar con énfasis muchas cosas con trarías a la Sonta Fe: declaraba que las palabras de los poe ta s deben ser creidas de punta a punta. flnalmente. f\>dro. pont!Jice de la dudad. lo juzgó hereje !J lo condenó. se descubrió entonces por toda Italia a numerosos sectarios de es/e dq¡m a pernicioso. que también sucumbieron ¡xx el hierro o par el juego ...5
Al hilo de la m editación En lo que respecta a los mecanismos lógicos que goberna ban el pe nsa mie nto monás t ico. se los puede des cubrir e n ciertos pasajes de las Historia..s . especia lme nte en la larga d ise rtación con la que Glaber pretende refutar los errores de los herejes de Orleéns. Pero nosotros ta mbién. con los pequeños medios de nuestra inteligencia. lle11lOS decidido respond er, asi sean unas pocas rosas. a es/os elTOl"t's que acabamos de exponer. Primeramente. sin embargo. exhortamos a todos los fi eles a sosegar su corazón con estas palabras projeticas del apósfol que . prevíendo en el .fu1uro tales traiciones. dijo esto: ~Es necesario que ha ya herejías para que distingamos a los que poseenj e", fbr lo tanto. lo que caracteriza a l máxi mo la necedad de e sos herejes y nos los muestra realmen te desprooí s tcs d e toda ciencia !J de toda sabiduría. es que niegan la existen cia del autor de todas la s criaturas, es decir. de Dios. Pues está claro que. si toda cosa, sea cual fuere su espesor o s u grandor. se encuentra dominada por el grandor de otra. en ello se conoce que todo procede de un ser má s grande que 1000. y este razo namiento vale a la vez para las cosas corpora les e incorporales. También ha de saberse que toda cosa, corpora l o incor· poral pued e ser mcxlijicada por algún accidente. algún impulso o la acción que se quiera y no por ello dej a d e proceder del inmutable amo de las cosas y será por él. si un dia deja ella de existir, por lo que hallará s u f m. Como efectivamente el curcr de todas la criaturas es ¡xx propia
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esencia inmutable. por su propia esencia bueno y vertdico; como es él quien con su omnipotencia distribuye y ordena de manera inefable la s diversas especies de la naturaleza. nada hay fuera de él en donde eUas pued an encontrar reposo. y ellas no pueden sino LJOlver a aquél .de quien proceden. Está claro qu e nada en el universo ha sido destruIdo po: e l Creador. a no ser las especies que transgreden insolentemente. el orden asignado por él a la naturaleza. Además, toda rosa es ta nto mejor y tanto más verdadera cuanto que obedece más sólida y fi nnemen te al orden de su propia natura leza . Y cst sucede que tod as las cosas que obedecen en forma inquebrantab le a la disposicione s de su Creador. lo proclaman de manera ccnnnuc sIrviéndole. Pero sf hay una que, por haberle desobedecido temerariamente , ha caldo en la degradación. ofrece as! advertencIa a las que permanecen en el recre camino. Entre fodas estas criaturas . la e specie humana ocupa en cierto modo el medio, por encima de todos los animales y por debajo de los espúitus celestes. Esta especie. pues. al estar 00I7l0 a medio camino en tre las superiore~ y las Inferiores . se vuelve semejante a aqueUa a la que se aproxima ~as: ~ eso sObrepasa tanto más a los seres inferiores cuanto que mejOr Imita la na tura leza de los espíritus superiores. Sólo fue dado al hombre . sobre todos los otros a nima les, el elevarse espiritualmente: pero en cambio. si no acierta a con.seguirlo. pasa a ser el más desprt'dable de todos. Esta con d ición particular. desde el origen . fue sabiamente previs ta [XX' la bondad del Creador todopoderoso: dicha sabiduria observó que las más de las veces e1 1wmbre se apartaba de los cielos!J rodaba e n exceso hada abajo; y por e so suscitó. en la s ucesión de los lIempos, para instruirlo y permitirle elevarse. nwnerosos prodigtos. NI enca denamien to lógico ni "razones": pero si el hilo de una meditación moral. Al final -una vez más-los prodígíos.
Deseo de Dios De esto d an testimonio todo el libro. todas las páginas de las divinas Esaituras. Esras Escrituras. debidas a la enseñanza del propf.O Todcpoderoso y cuyo objeto particular es ofrecer de s u existencia. toda clase de p ruebas. elevan al mismo tiempO el espíritu y la inteligenaa del hombre. que se nut re de eUas en el afán de conocer a su Creador. Al mostrar a este hombre en qué cosa es s uperior y lo que tiene por encima de él. lo colman de un deseo insaci able. Pues cua nto má s se asquea de lo que encuentra a su alcance, más se infla ma de amor por los bienes que le faltan: cuanto más lo acerca s u amor a estos bienes, más se perfecctona y se embellece: cuanto más bueno es. más se asemilla al Creador que es la bondad s uprema. Es fáci l comprender en tonces que tod o hombre al que le falfe el deseo de ese amor se vuelve ciertamente más miserable !J más vil que cualquier animal; pues. si es el único de todos los seres animados que puede perseguir la beatitud de la
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eternidad. no hay animal viviente qUe' arriesgue romo él conocer el y sus crímenes. Pero si un hombre desea en su alma conocer a s u Creador. primero es necescnc que aprenda a tomar candencia de aquello que lo hace superiDr. pues. a l testimonio de una autoridad venerable. el hombre 1!e1lO en si la imagen de su Creador. principa lmente en el hecho de poseer. sólo é l entre los seres vivos. el don precioso de la razón. Pero si las ventajas de esrc razón son su/ooguardadas po r la moderación de si mismo y el amor del Creador. es decir la humildad verdadera y la ca ridad perfecta; en cambio sus buenas aedones son anulada s por la despreciab le concupiscenda y por el crrebcrc, El hombre que no triunJa sobre estos vicios se vue lve semejante a las bestias; el que practica esrcs virlude s es tá moldeado a Imagen y semejanza del Creador: la humildad le da la noción d e lo que él es . la caridad le ha ce acceder a la semejanza de su Creador. Y si los hom· bres dirigen a éste ruegos y ofrendas, e s para pedirle que preserve intacto en el los el don de la razón, o al menos que su bondad tncremen re y restablezca este don cuando se ha alterado. Y sin embargo. alabanzas y bendiciones ascienden hada ese mLsmo Creador" y son para los hombres sanos de espbitu y de razón sólida otros rentes testimatios de su conodmiento. Est06 signos están contenidos e n la sagrada Escritura y están ahí para sostener el d eseo de 0106, ese Implulso de amor del que habla el abate Juan de Fecamp y que es la vía del verdadero conocimiento, In tu itivo y no racional. Tocio monje piensa que no se conoce por la Inteligencia s ino por el amor y por la práctica de las virt udes. castigo eterno de sus errores
El estudio. vIa de peñeccl6n Cuanto más logre cada uno de nosotros progresar en el conodmíento del Creador. más conslalará que ese conodmiento lo ha agran· dado y mejorado, y no podrá bl.::L..>Jemo.r en nada la obra de su Creador" quien a.fuerza de conocerlo se haya vuelto mejex de lo que era. Así estll claro que quienquiera que blasJeme la obra diotna. es extraiio al ccoccrmiento divino. De donde resulta como consecuenda Indudable que. 51 el conocimiento del Creador conduce a todo hombre al bien supremo. su ignoranda /o precipita en los peores males. Muchos. por su estupidez. no tienen mll:s que ingratitud por sus buenas acciones. dilapidan las ob ras de s u misericordia y se ub ican por su Incredulidad por debajo de los a nimales; éstos están sumidos para siempre en las tinieblas de s u ceguera. Y lo que para la mayorla de los hombre s es el mejor remedio que los conduce a su salvación. no es para otros, por su culpa , s ino ocasión de una dRsdlchn etema. Como el saber se inscrtbe en las vías de la ética y no tiene se n tido mas qu e s i es Instrumente de salvación, e l estudio no puede ser o tra cosa q ue un ejerctcío ee pírítu al , uno de k>s que preparan para penetrar en el Reino. 44
Todo esto se hoce comprender en Jonna parlfcularmente clara en esa gracia slngular del Padre todopoderoso. espontllneamente por él enviada del delo a los hombres por Intermedio del hijo coetemo de su majestad y dillinidad, Jesucristo. Al mismo título que su Padre• .fuente de rece vida, de kXla verdad !I de toda excelencia, él ha ofrecido a
quienes erren en él sin rodeos un documenlo desconocido por todos durante siglos. velado de enigmas y míster/o: el de las EscritLUas, lleno de testimonfos que lo señalan. En este documento, co n palabras verfdicas y prodigios, muestra que él mismo, y s u Padre, y su Esp iri tu. no son los tres ind ubif able s personas d istintas s ino un solo y m ismo ser. de una sola eternidad y de un solo poder, de una sola ooIun rad y de Wl a sola acción y, lo que e s a lq vez todo e so. de un a sola bondad y part!cipando igualmente en rodas las cosas de la misma esencia. De éL por él y en él existen lodas las cosas reales; y él siempre existió plena e igualmente antes de toda la sucesión de los tiempos, siendo el principio de las cosas; Y él es la plenitud de todo !I el fin de todo. Pero mientras que el Todopoderoso mismo habia elegido entre las crlatluas aquella que octipa el medio, es dedr el hombre. para reproducir en él su propia iJnt.¡gen. lo dejó a su libre arbitrio y por afiadidura le sometió todas las riquezas del mundo. este hombre. sin preocuparse por conservar la medida de su condici6n. pretendió ser más u otra cosa que la que habia decidido la voluntad de su Creador. y cayó inmediatamente en una deg radación tan grande como su presunción. Y fue para ooIuer a e!elXlrlo por lo que ese mismo Creador envió al mundo a la persona del Hijo de su divinidad a re ve stir la Imagen de él mismo que habl~ p tímmucmertte formado. Misión tan benefacto ra y sublime como deltcada y admirable. Pero la mayorta de los hombre s no supieron o no quisieron concederle ni creencia ni amor. siendo que habrtan podido hallar en ella la In teligencia sujidente para su salvación: y, mll:s aWl. aJerr6dos a sus errores diversos, se mostraron tanto más rebeldes a la verdad cuanto que estaban evidentemente cerrados a su conodmienlo. Estlln stn duda ninguna en el origen de tOOas las hen.;ias. de todas la sectas de error esparddas por toda la tierra. En cuanto a aquellas que no se transJorman. que no se ponen a seguir a Cristo tms haber hecho penUencia. mll:s ooldria para ellos no haber existido jamll:s. Pero aquellos cuyo esplritu está lleno deJe y que obedecen al señor, lo aman y creen en él. pasan a ser tanto mejores cuanto que han adherido mll:s perfectamente a aquel que es e l origen y la perjec;cfón de ledo bien. Son ellos los que constituyen toda la loable COfl9regadbn de los afortunados, cuya venerable memoria honra la s ucesión roda de los siglos. A é stos les fu e d ado existir y viulr para siempre Jelices Junto al Creador de todas las cosas; !J sentir crecer sin fin s u beatitud al contemplarlo. Pero creemos a hora haber cumpltdo lo que nos proponiamos !J respondido suficientemente con esrcs pocas palabras a las locuras de esos oondenados. 6
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Simbólica (
Por lo tanto, lo esencial es descifrar- los mensajes. "palabras verídicas y prodigios" a la vez, de los que están llenos el universo visible y la historia y que abundan en el texto de la Escritura. En igual afán de
elucidación se reúnen el saber de las escuelas catedralicias y el saber de los monasterios, así como en un método sobre el cual se basan en esta f época toda pedagogía y toda aventura lntelectual: la exégesis, El maes. tro que lee a un autor ante sus alumnos, Geriberto que traza sobre la esferas los signos de las constelaciones, el monje que rumia las palabras de los salmos, esperan, según la palabra de san Pablo, acceder "por lo visible a lo invisible", penetrar por fin el enigma del mundo, es declr, alcanzar a Dios. La lógica casi no interviene en semejante búsqueda: sino antes bien y puesto que la creación , en sus dimensiones espaciales y temporales. aparece como un tejido de correspondencias, el descubrimiento de las analogías y el recurso a los símbolos. De este método, que proporciona la clave de todas la creaciones de este tiempo, las del arte, la literatura o la liturgia, tomamos nuevamente un ejemplo en Raoul Otaber: Algunos tienen la costumbre de preguntar por qué los tiempos de la nueva fe o de la gracia ya no son. como los antíguos, lugar de visiones de la cosas divinas y de milagros. A éstos cabe responderles brevemente rncoccndc testimonios sacados de la sagrada Escritura misma, si por lo menos su corazón esto. abierto a los dones del Espíritu Santo. Elegiremos primeramente en el Deuteronomio un testimonio evidente. Después de haberse alimentado durante cuarenta años del maná celestial, el pueblo de los hebreos atravesó el Jordán y llegó a la tierra de Canaán; el cielo cesó entonces de verterles el maná, y los hijos de Israel no consumieron en lo sucesivo esa clase de aUmento. ¿Qué nos pmeba eso, a nosotros para quienes casi 1000 consiste en fíquras, sino que tras haber cruacdo. nosotros también, nuestro Jordán. es decir desde el bautismo de Cristo, ya no debemos intentar ver caer del cielo signos y presagios? Y debemos contentarnos, por el contrario, con este pan viviente, por quien aquel que se alimenta de él recibe la vida etema y la posesión de la tierra de los vivos. Por otra parte, obedeciendo la orden del Sefl.or, MoL'>és ordenó que tocIas las vasijas que cayeran como bolín de guerra en las manos de su pueblo fueran pwi.ficadas, por el agua si eran de madera y por eljiIego si eran de bronce. Esto sign¡fica también que las vasijas, dicho de otro modo los hombres que, tomados como bolín sobre el antiguo enemigo, fueron a engrosar la parte del Salvador, deben ser pwi.ficados por el agua del bautismo y por elfuego del mórtir, y ese palo, transformado en serpiente, que asustó tanto a Moisés que le hizo emprender la huida y al que luego, asiéndolo por la punta de la cola, volvió a convertirlo en palo, debe ser igualmente interpretado como s imbolo tipológico. Esa serpiente hecha de un palo designa la potencia de la divinidad revestida con la carne de la santa Vi/yen Marfa. Molign!ficacibn del aire y de la fuerza. El gusto se aviene muy bien a dar del agua y de la templanza una sign !ficacián apropiada. Y el tacto, que es más bqjo que toda cosa. más sólido y más pesado que /os otros, da perfecta expres!6n de la tierro y lajustida. RaouI Glaber parte de una figura simple, el cuadrado, s igno m ístico de la creación matertal (en el centro de la Iglesia, la nave y el cruce ro establecen por su Intersección una figura se mej an te y la escu ltu ra ro mánica sitúa aqul de buen grado, en los cuatro á ngu los , las Imágenes de los Evangelistas). Mediante com paracion es a nalógicas. se es fuerza en poner en e videncia las "conexio nes especu la tivas" entre el bajo mundo y el mundo "Intelectual". Lo cual, mediante u n proceder semej an te al de la cre c íón, cond uce a la intuición de lo divi no e implica. por añadídudra, una definición mis tlca de la hístorte: 52
Estas indiscutibles relaciones entre la rosa nos predican a Dios de una manera a la vez evidente. bella y s ilendosa; pues mienlras que . por lUl mov imié'nlo inmutable. tal rosa presenta otra en si misma. a l predicar el principio primero del que ellas proceden, todas piden reposar en é l de nueoo. Es p reciso tambien. a la luz de esta reflexión. examinar ron espúilu atento el no que sale del Edén al Oriente y se divide en cuatro cursos muy bien conocidos: el primero. el F1s6n, cuyo nombre quiere decir abertura de la boca. signijica la prudencia. la cual está siempre difwtdida y es útil en Jos mejcJrPs: pues el hombre perdió el Paraiso por su propia inercia y sólo con ayuda de la p rudencia ha de recon quistar/o. El segundo. el Geón. cuyo nombre significa abertura de la tierro. signljica la templanza, nodriza de la castidad. que extirpa las ramas de los vldos. Yel tercero. el TIgris. cuyas orillas están habitadas por los as irios. es decir los dirigentes. s ign!fica por su parte la fuerza que, tras haber e.qx.dsado a los vicios pre uaricadores. dirige. con la ayuda de DIos. a los hombres hacia las alegrtas del reino eterno. En cuanto al cuarto, el EuJrates. cuyo .loo w re quiere decir abundancia, designa· evidentemente a la justicia, que alímenta y reconforta a toda alma que la desee con ardor. Ahora bien. asi como la denominación de estos TÍOs lleva en s! las imógenes de la cuatro virtudes y al mismo tiempo la .figura de los cuatro Evangelios , 051 estas virtudes están contenidas en .figura en las épocas en la historia de este mWIdo, que esr én divididas en cuatro. Pues. desde e l comienzo del mundo hasla la venganza del d iluvio. en aquellos al menos que. en la bondad de la simple natura leza. conocieron a su Creador y /o amaron, la pnulenda fue reina. romo e n Abe!. e n Enoch. en Noé o en todos los otros que. por la ]X)tencia de su razón. comprendieron lo que le era útil hacer: es indudable que la templanza constituyó la parte de Abraham !J de los otros patriarcas que fueron Javorecldos por signos y visiones. como [sane. Jarobo. José y los otros que. en la buena y la ma la joauna. amaron por encima de tDdo a su Creackx; lajuerza es afirmada por Moisés Y por esos otros profetas. hombres ven:::laderamente llenos de solidez. q ue fundaron las p rescripciones de la ley, pues ~ los vemos ocupados en aplicar SÍTl vacil ación Jos duros preceptos de la ley; por último. desde la llegada del Verbo Encamado. tDdo el s iglo está colmado. regido y rodeado por la Justicia , culminacibn y .fimdamento de todas las otras virtudes. según las palabras que dice al Bautista la voz de verdad: ~Conviene que romplamos toda j us ticia. I N
II. Orden social y supernaturaleza Hay otra s manifestaciones de la co nfonnldad de lo visible con lo Invisible. Se la encuentra. por ejemplo. en la estructura de la sociedad 53
humana, que resulta ser homóloga a esa otra sociedad que. en el más allá, puebla el Reino de los cielos. Hacer perceptible una coordinaci6n tan íntima es precisamente el propósito del obispo Adalberón de La ón, cuando describe para el rey Roberto el Piadoso la ordenación de las relaciones humanas. El pensamiento del prelado tiende a perderse en las virtuosldades verbales y rítmtces a las que empujaban, en las escuelas episcopales. los refinamientos de la retórica. Consigue no obstante describir la nueva jerarquía de clases cuyo rigor. en ese mismo momento, durante el segundo cuarto del siglo XI, viene a Imponerse a lodos los hombres capaces de reflexión; en lo sucesivo, ninguno de ellos dudará nunca que el género humano está repartido, desde la creación, en tres órdenes, el orden de Jos que oran. el orden de los que combaten y el orden de los que trabajan. No es éste el sitJo apropiado para detenninar en qué medida esta representación mental traduce la realidad vtvtda y se ajusta a los nuevos comportamientos inducidos por el avance de la descomposición feudal. Y puesto que nos mantenemos en el plano de las actitudes intelectuales y de las reacciones senumentaíes, basta con indicar que. para Adalberón. la legttímídad del nuevo reparto de las condiciones sociales reside en que responde annonlosamente al orden que rige la sociedad espírttual. Dios. al crear al hombre a su Imagen. z no dispuso de jerarquías semejantes en el cielo y sobre la tierra? En cualquier caso. seria inadmisible que las dos ciudades. la natural y la sobrenatural. la terrestre y la divina, manifestaran entre sí alguna discordancia. Adalberón se dtríge al rey Roberto como a su Igual: por una ceremonia semejante, la de consagracl6n o coronación, el obispo y el soberano han recibido de Dios, en efecto, la sabldurla que les permite rasgar el velode las apariencias.
nidad: y no puede conocerse aquel que quiera igll()J"(lr lo que está pe.encima de él. Esa poderosa Jerusalén no es erre. pienso. que la visión de la serenidad divina; el Rey de reyes la gobierna. el &ñDr reina sobre ella. y con este jl.n la repartió en clases. Ninguna de sus puertas está dausw-ada por metal alguno: los muros no están hechos de piedras y las piedras no.forman muros: son piedras vivientes. viviente el oro que cubre las caUes y C'tJYO briUo pasa por más reslandedente que el del oro más fino. Edijicada para ser la morada de los ángeles. se abre también a multitudes de mortales: une parte de sus habtlantes la gobierna. otra viue en ella y en ella respira. Esto es todo lo que sé de eUa. pero me gustwiaquemedgesen más.
EL OBISPO El lector asfduo anhela conocer el mayor número de cosas posible: núentras que un esplritu somnoliento y sin ardor ccosrumcrc olvidar int;luso lo que aprendió en otro tiempO. Rey muy querido. compuLSa los libros de san Agusttn: él pasa leglltmamen1e por haber eAPlicado lo que es la sublime ciudad de Dios.
EL REY Olme. obispo. te lo ruego. ¿quiénes son los que la habitan?: los prfndpes. silos hay. ¿son Iguales entre st o. de lo rontrarto. cuál es su ~?
EL OBISPO PregWlta a Denys. llamado el Areopagita: se tomó el trabajo de dos libros sobre este tema. El santo pontlfice Gregario habla tambtén de ello en sus Moralla. donde procura analizar Ia.fe del bienal.len1uTado Job: también trota de ello muy dammente en sus hc.mtl1as. e Incluso aljinal de su Ezequiel, no menos claramente: estos escecs la GaUa los redbt6 de él como presente. Tales cosas escapan a la roncepdones de los mortales. Voy a exponértelas: después te contaré el sen!idoaleg6rlrode mis palabros. • escrfb(r
La Jerosa1~nceleste Acuffdate de la gran g/orl.a con que te colmó el Rey de reyes: él te concedló en su demencia un don más predoso que todos los otros: te dio la inteligencia de la verdadera sabfdw1a. gracias a la cual puedes comprender la naturaleza de las cosas celestes y eternas. Estás destinado a conocer la Jerusalén celeste. ron sus piedras. sus muros. sus puertas. toda su arquitectura. y los dudadanos que ella espera y para quienes eUa ha sido edificada. Sus numerosos habitantes están separados. para su mejor gobierno, en clases distlruas; la omnipotencia div(na impuso aqui Wla jerarqula. Te ahorro el detaUe. que seria /argoyfastuiWsa.
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ELREY
La dencia no es csunrc mio: cUrJemos esto como siempre a la dtutna ProLlidenda. Pero el espiritu humano tiene de cerca a la dil'Í-
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San Agustin. Denys el Areopagita y Gregario el Grande son sin duda los tres autores fundamentales en los que se apoya. dentro de los claustros del Aflo Mil. todo el esfuerzo de elucidación del misterio; y ellos tmpulsan la medltadón hada las üumínacíones divinas. Adalberón se remite a ellos para definir los dos rasgos capitales de la .Jerusalen celeste. esa morada radiante que al final del mundo la humanidad resucitada contemplará: se dispone en jerarquía como la dudad terrestre: "morada de los ángeles" está abierta de par e n par a los mortales que se encaminan a ella puesto que, en el plano divino. la comuntcadón entre las dos partes del universo debe finalmente esta-
becerse. 55
La sociedad eclesiástica Ast pu es. el pueblo celeste jOrmo. varios ~ !J el de .Ia tierra está organizado a su imagen. En la ley de la Antigua Iglesl(~ de su pueblo. Iglesia que Ueva el nombre simbólico de Sirlll!JO!!a. DIOS. por intermedio de Moisés. establedó ministros !J reguló su )erarqula. La historia sagrada dice qué ministros se instituyeron en ella. El ~ de nuestra Iglesfa es Uamado reino de los cielos. Dios mismo est~leció en él ministros sin tacha !J ésta es la nueva ley que se observa aIh bajo el reino de Cristo. Los cánones de los concilios. inspirados por la fe. determinaron de qué modo. según. qué Ululos !J por quién los ministros deben ser Instituidos. Ahora bien. para que el Estado goce de fa paz tranquila de la Iglesia es necesario someterlo a dos leyes diferentes. definidas una !J otra [JOf" la sabidurta. que es la madre de todas las OOtudes. Una es la ley divina: ella no hace ninguna diferencia entre sus mlntstros: según ella. son todos Iguales de condlefón. por ~!erentes entre si que los hagan el nadrnienlo o el. rango; en ella el hYo de W1 artesano no es Inf erior al heredero de un rey. A éstos. esta ley clernen.te le prohibe toda vil ocupad6n mundana. EUos no hienden la gleba: no marchan tras la grupa de los bueyes: apenas se ocupan de las viñas. de los árboles. de los jardines. No son carniceros ni posaderos. ni tampoco cuidadores de puerros. conductores de chivos o pastores: no criban el trigo. ignoran el penetrante calor de una olla grasienta; no zarandea~ a los p uercos sobre el lomo de los bueyes; no son laoonderos !J desdeñan poner a hervir la ropa blanca. Pero deben purific ar su alma !J su cuerpo; honra rse por sus costwnbres !J vela r por las de los demás. De este Lmedo. la ley eterna de Dios les ordena no cumpUr faena alguna: los declara exentos de toda condldón servil DIos los ha adoptado: son sus szeroos: él es su úntro juez; desde lo alto de los cielos les ímpone ser castos !J plUOS. Les ha sometido por sus mandamientos al género humano entero; ni un solo pr1ndpe está exceptuado puesto que M ha c1it:OO ' entero", Les ordena enseñar a conservar la verdadera fe !J a su· merylr a sus discfpuIos en el agua santa del bauUsmo; los conslittJy6 mécücos de !as Uagas que pueden gangrenar a las abnas y están encargados de aplicarles los cautertos de sus paIabros. El on:fena que sólo el sacerdote tenga aw'idod' para administrar el sacramento de .su cuerpo. Le confia la misión dt: ofrecerlo él mismo. Lo que la ooz de DIos ha p rometido no será rehusado. lo creemos. lo sabemos: a menos que se los expulse por s us propios crfmenes. estos ministros han de tomar asiento en los primeros lugares de los cielos . Deben p ues IJelar. abste· nerse de muchos aUmentos. orar sin descanso por las miserias del pueblo Y por las propIas. He dicho aquf poca cosa del clero. poca cosa de su organizadón: el punt o esencial es que los clhigos son. Iguales en rondidin. MientraS que en la Iglesia. situada en la Intersección de lo camal y lo sagrado. Dios quiere que se anulen todas las distinciones sociales.
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la sociedad civil. más enraizada en 10material. se d ívíde e n órdenes . y es la autoridad conj unta del rey (de Francia) y del Em pe rador (rey de oermaníal. u no y otro Imág enes d e Dios so bre la tierra. la que ga rantiza la es tabilidad de un semejante ordenamiento.
Los tres 6rdenes EL REY ¿AsI la casa de Dios es una !J regida por una sola ley? EL OBISlU
La Sociedad de los fieles .forma lD1 único cuerpo: pero el Estado comprende tres. Plu?s la otra ley. la ley humana. distingue otras dos clases: nobles !J siervos. en efecto. no estén regido s por el mismo estatuto. Dos personajes ocupan el primer rango: uno es el rey. el otro el emperador; su gob!emo asegura la solidez del Estado. El resto de los nobles tiene el privilegio de no sufrir la coocd6n. de ning ún poder. a condief6n de abstenerse de los crímenes reprimidos por lajustida real. Son los guerreros. p rotectores de las Iglesias; son los defensores del pueblo. de los grandes como de los peq ueños. de todos en f m. !J aseguran al mismo tiempo s u prop ia seguridad. La otra clase es la de los siervos: esta raza desdichada no posee nada stnc a l precio de su esfuerzo. ¿Quih1 podrla. con las bollllas de la tabla de cálculo. contar los cuidados que absorben a los siervos. sus lcuyas marchas. sus dlUOS trabajos? Dinero. eesnmenre. aUmento. los siervos suministran todo a todo el fTl1.Uldo; nlwt solo hombre Ubre podrla subsistir sin los siervos. La casa de Dios. que se cree es une, está púes d ividida en tres: lUlOS oran. los otros combaten !J los otros trabajan. Estas tres panes que coexisten no su.frpn por estar separadas; los servidos brindados por una son la condición de la obras de las otras dos; cada una a su vez se encwya de aUviar al coryunto. Asl. este ensamblaje triple no par ello deja de ser uno: !J es ast como la ley ha podido triunfar. y el mundo disfrutar de la paz. 2
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III. Presencia de los difuntos Lo político y Jo so cta l se conciben a s í co mo proyeccion es de un orden Inmanente; a los e clesiásticos les toc a la m isió n fu ndamental de establecer ritualmente los nexos e ntre el mundo de los reyes. caballeros y campesinos; y el de los ángeles. Pero. por la misma profunda razón. existe n también re laciones constantes en tre el pa ís de los muertos y el de los vivos. Los di funtos viven , e n efec to; la nzan llama das; y ha y q ue esta r atentos a escu cha rlas. Precisamen te en el An o Mil, la Iglesia de Occid ente a coge po r fin la s a n tiq uísimas cr eencias e n la presencia de los muertos. en su s upervivencia. Invisible pero s in embargo poco diferente de la existencia ca mal. Ellos h abi tan u n espacio im prec iso entre la tierra y la ciudad divina. Ahí esperan. de sus a migos y parientes. socorros. algún servicio. oraciones, gestos IttÚTgl COS capaces de a livia r s us penas. En el relato de Raoul Gla ber se Jos ve aparecer en repetidas oc asiones. Pero los mismos que perciben tales mensaje s del más allá so n prontamente atrapados por la muerte. En la época sfguiente (995J. la nación de los sarracenos. ron su rey Al ManztU. dejó las comarcas ofrícanas, ocupó casi todo el teni torio español hasta los confines meridionales de la Galia e hizo grandes masacres de cristianos. Pese a la lriferiDrldad de sus fuerzas , GuiUermo. duque de Na uarra. llamado el santo. los atacó repetidamente. La escasez de eJectloos oblfgó incluso a los monjes del pab a tomar las armas temporales . Hubo graves pérdidas por ambas partes; por último. la victorfa fue concedida a los cristianos y. tras haber sacrificado a muchos de los sU!/Os. los sarracenos que quedaban se reJugk:Jron en A.ftica- Pero en esta laJya serie de combates sucumbieron evidentemente muchos reUgIDsos cris tíanos. que al tomar la armas hablan ccececido a Wl sentúnlento de caridad fraterna mucho mils que a vaya a saberse qué pretendoso deseo de g loria. En esta époc a un hermano Uamado Gou.fier. de costumbres tranquilas y caritativas. vivla en el monasterio de MoCttíers-5alnhJean. en Tardenoís. Un domi.ngo. tuLlO una visión divina bren digna de crédito. cuando después de celeb rarse los maitines se rerogla pa ra orar en el monasterio mientros los ot ros hermanos se retiraban a reposar Wl poco. de pronto la Iglesia entera se llenó de hombres ves«dos con túnicas blancas y adornados con estolas de color pÚ1plUa. cuyo gra ve continente Inf onnaba basta nte de s u ca lidad a qufen los vela. Marchaba a su cabeza. con la cruz en la mano. un hombre que se decla oblsJXJ de rtwneroSOS pueblos. asegurando que ese mismo dla tenlan que celebrar en este surc la santa misa. El y los otros declaraban ha ber asistido esa noche a la celebradórl de los maitines con los hermanos del monasterio. y añadían que el ojido de laudes que oUi habían oido a::wwenla perfectamente a este d ía. Era el domingo en la octava de f\?nlecostés. dla en el cual. en festejo de la resurrección del Seilof". de su ascensión
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y de la llegada del Espíritu .scouc, se acostumbra en la mayoria de los paises a salmodiar resporL.O;;O's con ,'l(Ilabras verdaderamente sublimes. de una melodía deliciosa y tan digna s de la divina Trinid ad como puede serlo une obra del espiritu humano. El obispo se acercó al altar de s a n Mawicio mártir y. entonando la antifana de la Trinidad. se puso a celebra r la santa misa. Sin embargo nuestro hermano preyurtló quiénes eran. de dónde venían, la razón de su visita. No pusieron escollo alguno para oonleslane: ~Somos . dijeron. religiosos cristianos: pero por proteger a nuestra patria y defender a l p ueblo católico. en la guerra de los sarracenos fuimos sepa rado s por la espada de nuestra humana envoltura corporal. Por e so ahora Dios nos llama a todos j unl"ls a compartir la s uerte de los bienaventurados; pero tuvimos que pas 'lr por este pais porque aqul hay muchas personas que en breve plazc, irán a unirse a nueslra oompafúa~.
El que celebraba la misa. al fi nal de la o-c ción dominical. d io la paz a todos y envió a WlO de ellos a dar tamblh. el beso de la paz a nuestro hénnano. Recib ido elbeso. éste vio que el otro le hac ía señas de que lo siguiera. No bien se dispuso a marchar tras ellos , de saparec ieran. Yel hermano comprendió que en poco tiempo iba a abandonar este mundo. lo que no dejó de suceder. En efecto. dnco meses después de haber tenido esta visión. es dedr en diciembre. viqjó a Auxerre por orden de su abate afin de atender a algunos hermanos del monasterio de san Germán. que se hallaban enf emws: p ues estab a Instruido en e l arte de la medicina. En cuanto Uegó. invitó a sus hermanos . por quienes habla venido, a realizar con la mayor rapidez. lo que su cura ción exig la. Sabia. en efecto. que su muerte estaba próxima. Ellos le respondi.eron: "Haznos el favar de descansar hoy de las fatigas de! viaj e. así mañana te encontrarás en mejores condiciones. ~ El respmdió: wSi no termino hoy lo que me queda por hacer. rcnro como me es posible. ven?is que mañana no haré nada de todo eso." EUos creyeron que es tebe bromeando/pue s siempre había teni do un carácter alegre; y olvidaron sus consej os . Pero al amanecer del d la siguiente. un dolor punsarue lo asaltó; llegó como pudo al altar de la bienaven turada Marta siempre virgen para celebrar ahi la sanla misa. Una vez que la dijo. retornó a la enjermerta y. presa ya de Insoportables stifrimientos. se tendió en su lecho. Como ocurre en igual caso. el sueño se volcó sobre sus párpados en medio de grandes su.ftimientos. De pronto vio ante él a la Virgen en su esplendDr que. irradiando una luz inmensa. le preguntó de qué ten ia miedo. Como él la mirabafi.jamente, eUaagmgó: ~Sl lo que
te asusta e s el viaje. nada tienes que temer; te serviré de
prota:tora. ~
Tranquilizado por esta visión.. rogó que viniera junto a él el preboste del lugar. Uamado Achant. hombre de profundo saber. quien des· 59
pues f ue abate del monasterio, y le contó con detalles la visión y también la precedente, Acharddyo: "peconfo nóos, hermano mío, en el setvx: pero como habéis visto lo que rara vez está dado a los hombres ver , es preciso que paguéis el tribu to de toda carne afin de que podáis compartir la suerte de quienes se os aparederon,.. y tos otros hermanos, convocados, le hicieron la visita que con viene en igual caso. Alfinal del tercer día, al caer la noche, abandonó su cue rpo. Todos los hennanos lo lava ron según la costumbre, le prepararon una mortaja, hicieron sonar todas la campanas del monasterio, Un laico, hombre no obstante muy religioso, que vLvía en la vecindad, ignorando la muerte del hermano creyó que las campanas sonaban mai tines y se levantó como lo hacía habitualmente para ir a la iglesia. En el momen to de llegar a un punto del bosque que se ha llaba má s o menos a medio ca mino, varias personas de la vecindad oyeron del lado del monasterio voces que gritaban: "¡Tira, tira! ¡TI-áenoslo rápido!" A estas voces, otra respondía: "Este, no puedo, pernos traeré otro si es posible." En el mismo instante, el hombre que se dírigia a la iglesia creyó ver ante sí. sobre el puente, a uno de sus vecinos (era un diablo) que iba hacia él y del que no ¡xxlía tener miedo: lo llamó por su nombre y le dijo que cruzara con precaución. Pero acto seguido el espíritu maligno, tomando la fonna de una torre, se irguió en el aire queriendo tender una trampa a nuestro hombre, que seguía con los ojos sus falaces prestigios. Ocupado por entero en lo que veía , el desdichado dio un tropezón y cayó bruscamente sobre el p uente. se incorporo con gran rapidez y se protegió persignándose; reconociendo en esta s uda jugada toda la malignidad del demonio, volvió a su casa, más prudente. Poco después . murió a su reaenpcz.a
N. Reliquias Las palabras de l texto sagrado y la música de la salmodia, con sus rttmos y la diversidad de su sentido, no son las únicas que abren las vías de lo Invisible. También la s cosas abren estas puertas en ocasiones. Y entonces el mas allá. se revela a los ojos y los oídos de l hombre no ya por medio de simbolos, sino por fenómenos. Los eclest ésücos m a s eruditos prestan atención a los encantamientos, a los sortilegios, a la ambigüedades características del pensamiento salvaje y a todas las mediaciones magreas. Para e llos no cabe ninguna duda: influjos extraños que emanan del otro mundo perturban, de tanto en tanto, los rttmos regulares de la naturaleza. El misterio está constantemente presente yes visible, tangible.
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Reyestaurnaturgos Ind is cu tiblemente , en efecto. lo m aravillos o brota s in cesar de obje tos y personas sagrados. Y ante todo de la mano real. Pues el dia de la coronación , la unción del óleo santo impregnó el cuerpo del rey con la gloria y la fuerza divinas. Desde entonces , está lleno de u n poder sobrenatural. A s u con tacto, la e n ferm edad desapare ce . Helgaud fue quien primero describió los milagros de l rey de Francia: El bello palacio que se encuentra en París había sido construido por orden del rey Roberto. En el santo día de Pascua , querl2ndo hon · rarlo con su presencia, ordenó instalar la mesa según la usanza real. Cuando tendia sus manos a las abluciones, un ciego swyió de la m ultitud de pobres que, apiñada a su alre dedor, le hacia perpetuo cortej o y le suplicó humildemente que le rociara el rost ro con agua. Y él, de inmediato, tomando en broma el mego del pobre, no bien recibió el agua en sus mano se la orroió a la cara. Acto seguido, ante la vista de todos los grandes del reino que se hallaban presente s , el ciego se curó al recibir el agua; y mientras tOdos lo congratulaban bendiciendo al señor, el rey se sentó a la mesa y fue e l más alegre de todos los comensales. Quienes participaron en el fesHn hablaron de ello todo el dta, loando al Dios todopoderoso; y tal vez habria n hablado sólo de cosas vanas y ociosas si ese dla no los hubiese ilwninado un a luz tan intensa. Y puede creerse no sin. razón que este palacio merece ser honrado con frecuencia por la estada real, ya que la virtud divina lo ilustró con tal milag ro y lo consagro por la alegría del pueblo. el p rimer d ía en que el rey muy devoto quiso divertirse en éL
Poderes de los cuerpos santos Sin embargo, existen enton ces obje tos do nde, más aun que en la aparición de Jos muertos y e n 10. estaban más amena zadas por los hombres que por los ladrones. Como si yajuera usual comer come humana. hubo alguien que fa trajo tod a rodda para venderla en el mercado de Toumus. corno hubiese hecho ron la carn e de algim aním a'- Una vez apresado, no negó s u vergonzoso crimen; acabó maniatado y entregado a las Hamas. Otro.fue de noche a desenterrar esa carneque hab ian sepuUado en el suelo. la comió y.fue quemado a su vez. Existe une iglesia. dis tante WlQS tres millas de la ciudad de Macan. situada en el bosque de Chátenet, soli taria y s tn parrcquia y dedicada a san Juan; cerca de esta iglesia, un hombre salooje instaló su cabaña; a todos los que pasaban par a1ú o se presentaban en s u IJiv ienda . los degollaba Y con vertía en atxminables comidas. Ahora bien. Uegó un día en que un hombre IJino ron su muier a pedirle hospitalidad y tomó en s u casa algún reposo. He aquí que al pa sear s u miradn por todos los rincones de la cabaña. vio cabezas cortadas de hombres y de mujeres y de niños. De inmediato palideció, procurand o salir; pero el nefas to ocupante de la cabaña se opuso y lo hizo quedarse por la Jue rza . Esp anlado por esta trampa mortal. nuestro hombre pud o r('ducir al otro y junto co n su mujer a lca nzaron a tod« prisa la dudad . Al llegar, con tó lo q ue habla visto al conde Qtón y a los otros ciudadanos. Estos en viaron si n tardanza a varios hombres para que verif ICaran si era cierto; pa rtieron a toda prisa . halla ron al sanguinario ind ividuo en su cabana con las cabezas de cua rent a y ocho victimas, cuya carne ya había sido engullida por s u hocico bestia l. Lo condujeron a la ciudad. donde le ataron a un 82
poste en un granero y después. como lo vi con mis propios ojos. lo quemaron. se hizo entonces e n la misma reg ión una experienda que. por lo que sé. todavía no se había intentado nunca en ningún si tio. Muchas persona ex traían del suelo une tierra blanca parecida a la arcilla. la mezdaban con lo que tenían de harina o de s a lvado. y ron esta mezcla hacian panes suponiendo que. de este modo. no morirían de hambre; a s í se procuraban la esperanza de sobrevivir. pero no un aUmento real. Lo único que se veía eran caras palid as y demacradas; muchos tenían la piel estirada por las hinchazones; hasta la voz humana se oolvla aguda, selTlEjante a pequeños gritos de pajaros ago nizante s . Los cadalleres de los muertos, que por su can tidad eran dejados aquí y a llá sin sepultura. servían de pilanza a los lobos. los que después siguieron buscando mucho tiempo a s us presas entre los hombres. Y p uesto que no se ]Xld ía. conw he d icho, enterra r a cada uno individual mente a causa del gran núme ro de m ue rtos, en ere-tes lugares hombres tem erosos de Dios cavaron lo que llaman comúnmente fosas comune s, en las que se arrojaban /os cuerpos de los d({untos de a quinientos o más, mientras queda· ra espacio, mezclados, e n desorden, semidesnudos o incltlS0 sin ningún velo: las encrucijadas y los lindes de los campos servlan también de cementerios. Algunos olan decir que se hallarlan mejor si se trasladaban a otras comarcas . pero muchos eran los que peredan de inanidón en el camino. El mundo. cas tigo por /os pecados de los hombres. Jue presa de este azote de penitencia d urante tre s enes. se quita ron entonces. para ve nderlos en provecho de los indigentes . los ornamentos de las iglesias; se d ispersa ron los tesoros que , como se ve en los decretos de los Padres. se habían formado antaño ron ese efecto. Pero a ún quedaban demas iados crímenes por vengar; y casi siempre el numero de indigentes s upero la posibilidades de los tesoros de las iglesias. Ciertos hambrientos estaban tan prof undamente minados por la falta de comi· da que. s i por azar hallaban ron qué alimentarse. se hinchalxm y morían ahí mismo. Otros. cris¡xmdo sus manos sobre los alimentos. intentaban Uevórselos a la boca pero sucwnbían de impotencia. s in fuerzas para ejecutar lo que ansiaban. ¡Cuánto dolor. cuánlas ajlicciones. cuántos Ilan los. cuántas quejas para quienes vieron tales rosas. sobre todo entre los hombres de iglesia. obispos 11 a bates. monjes y mo njas. y en general entre todos aquellos, hombres y mujeres. dérigos y laicos , que tení an en el corazón el temor de Dios! Las palabras escri ta s no pUi'den rejl ejarlos. Cre íase que el orden de la estacione s !J elementos , que ha bla reinado desde el com ienzo sobre los siglos pasados. había vuello para siempre al caos, y que esto era el fin del género humano. Y. cosa mejor hecha que todo e l resto para inspirar un e spantado asombro. bajo ese misterioso azote de la veng anza divina era muy raro e ncontrar personas que, ante tale s cosas, con el corazón con/ rito, en un a post ura humillada. hubieran sabido eleoor correctamente s us almas y s us manos ha· cia Dios llamándolo {'TI su socorro. En tonces nues tro tiempo vio realizar·
romo
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se la palabra de lsaía s diciendo: "El pueblo no se ha vuelto hada el que lo golpeaba". Habla en los hombres, en efecto , una suerte de du reza del corazón unida a un embotamiento del esp íritu. Yes eljuez su premo, el autor de toda bondad , quien d a e l deseo de rezarle, él que sabe cuá ndo debe tener piedad.
IlI. El trastorno espirttu al: la simonía Fin al mente má s se veros. y co nfigurando un sí n toma má s expre sivo aun del d esorden, ot ros trastornos sacudieron a la cristiandad pe-
ro. esta vez. no e n s u cuerpo si no en s u alma. Para los hi storiadores d e la época, estas s ingulares perveraíos de la re cta verdad co nsutuían los prodigios má s vigorosos del milenario. Empezando po r la simonia, pes te de la Iglesia : el a mor a las riquezas que se a poderaba a biertamente d e los siervos de Dios (y que Raoul Ola ber den unció con tod a la energía que cabía en un monje. y co n obediencia clu n ia cen se ). ¿ no era también e l signo -y a l mismo tiem po la ca usa (pero la In teli gencia de esta época no dl s tlnguia bien en tre: las r ela cion es d e causalidad y las de significado y s lgnificante)- de peligro s inminentes ? A la luz de las enseñanzas de la palabra sagrada. se ve daramen· te que en el curso de los d ias nuevos. el enjiia mtento de la caridad en e l cor-azón de los hombres Y el desbarde de la iniquidad harán inminentes tiempos peligrosos para las almas. Numerosos pasajes de los Podres antiguos nos muestran de qué modo . gracias a une codida crectenre, los derecho y las órdenes de las religiones pretérl.tas se hallaron. en aqueUo mismo que debió ayudarlas a elevarse hacia una dignidad supel"ÍOI'". las causas de su calda en la oorrupción... Comenzamos cst porque casi todos los prfncipes han e stado ce9ados desde hace largo tiempo por las vanas riquezas. y esta peste ha hecho estragos de un lado a otro entre todos los prelados de las iglesias diseminadas por el mundo. Ellos convirtieron. romo para afirmar s u propia condenación eterna, el don gratuito y venerable de Cristo Señor todopoderoso en tráfico de codicia. Estos prelados parecen tanto meno s capaces de realizar la obra divina cuanto que bien se sabe que no fue pas ando por la puerta p rincipal como alcanzaron s us funciones, Y por más que la audada de tales personas esté reprobada por muchos textos de la santas Escrituras, es seguro que en nuestros días castiga más que nunca a las diversas órdenes de la Igles ia, Hasta los reyes, que deberlan ser losjueces de la capaddad de los candidatos a los empleos sagra· dos, com>mpidos por los presentes que se les prodigan. prefieren. para gobernar Iglesias y almas, a aque l de quien esperan recibir los más ri cos regalos. Y si todos los turbulentos, todos los inflados por une vani dad engrelda son los primeros en lanzarse a una prelatura cualquiera y no temen después descuidar s u of¡cfopastoral. es porque su convicdón 84
se sostiene de los co.frecflos donde amo ntonan su dinero !J no de aquellos dones que lleva consigo la sab idurla: obtenido el poder. se entrega n tanto más asiduamente a la codicia cuanto que deben a este vicio la coronación de SlL" ambiciones: lo s irven como a un ldoIo: lo establecen en el lugar de Dios ; moldeados por él se precipitaron hacía tales honores s in poder invocar mentas ni servidos pre stados: y otros menos hábiles ooncíben el deseo decepclonante de imitarlos. de lo que resultan odfos recíprocos y tenaces. Pues en estas materias, todo lo que el uno logra cosecha con despiadada lucha. parece al otro. que lo envidia. robado en su perjuicio: y . como s iempre sucede con los en vidiosos, lafelicidad de los demás los sume en incesantes tormentos . De aqui nacen las tumultos perpetuos de las impugnaciones. de aquí salen cconnucs escémdalos y . aJuerza de ser transgredidas. las reg las JiLndamentales de las di versas órdenes periclitan. En Francia. donde la d escomposición feudal era más profunda que en otras partes . el pro gre si vo d ebilitamiento de la autoridad real de jaba poco a JXlCo en ma nos de los se ñoree prtvados el patronato de los santuarios y la ele cctón d e los más a ltos dignatarios de la Iglesia. Raoul Glaber señala claramente las consecuencias: la intervención del dinero en la designación de los guias es pirit uales y de los ministros de lo invisible provoca la degradación de todo el pueblo de Díos : suscita en consecuencia la irritación dtvtna. y atrae por tanto al bajo mundo un cortejo de calamidades vengadoras. Así. extendiendose los estragos de la impied ad por el clero, las tentaciones d el orgullo y de la tncontinenda awnentan su inJb.Yo sobre el pueblo. Pronto las superchertas embusteras, los fraudes y los homicíd io se apoderan de casi todos !J los arras tran a la muerte. Y como los qjos de lafe católica. es dedr los prelados de la Iglesia . están ensombreddos por WlQ ceguera cu lpable. el pueblo. dejado en la ignorancia de las vías de su salvación. cae en la ruina y en la perdición. Enjusto castigo. los prelados se vieron maltratados por aqueUos de quienes debían recibir obediencia, eJq>efimenlaron la Insumisión de los que. siguiendo s u ejemplo, se apartaron de los caminos d e laJusticia. Y no nos asombremos si. en medfo de estas angustias. sus gritos no fueron oldos: ellos mismos, por los excesos de su codicia . se hablan cerrado las puertas de la misericordia. Con todo, bien sab ido es que en castigo de tales crtmenes. casi siempre ha de esperarse que calamidades públias golpeen a los p ueb los y a todos los seres oüos. e incluso epidemias que destrnyan los frutos de la tierra, es decir. la intemperies de la atmósfera. A s í. los mis mos que deb ieron as istir a l rebario de Olas todopoderoso confiado a sus cuidad os en su marcha hacia la salvación, pontcn obs táculo a la generosida d habitual del Señor. Pues, en efecto, cada vez que la piedad de los obis pos fla quea y el rigor de la regla entre los abates se debilita, la disciplina cede de inmediato en los monasterios !J, sig uiendo s u ejemplo, todo el resto del pueblo se vue lve infiel a Dios. ¿No es entonces todo el género humano a la vez el que retoma par propia voluntad al antiguo caos !J al abismo de superdldón? Y ciertamente. la espera de este acon85
t('cimiento inspiró hace mucho tiempo al ant irjl!O Leviatán la certeza de que la crecida del do Jordán llegaría un d ía hasta SIL'> labios. cuando la multitud de los bautizados. por las seducciones de la codida. desertara de los caminos de la verdad y se precipitara en el óbilo. Y. tal como ap a re ce plenamente en el tes runonio autorizado de los apóstoles. el enfria· mie nto de la cmidad. la profusión de la iniquidad en el corazón de los hombres enamorados d e s i mismos s in medida. protJauvais. !J Racul. de Senlis. También esUIDieron el uenembIe señor adillón, abate de C/uny. y otros buenos hombres de gran mérito con los roales e l rey estaba s iernprf! deseoso de conversar. Estos personajes y aun otros m útCstros de Dios. levantaron de la tumba e l noble cuerpo del sa ntislmo amigo de Dios. Afgnan; y con él los de los santos Euspicto. MonitOf" y Flosculus. conJesores. Baudelius y Subiltus. mártires. y el de sant a Agie. madre de san tupo. confe sor: y por el glorbso rey y cqueUos cuyos nombres hemos cUado que habían venido para esta ceremo-
nfa. xignanjue velado, alabado y cantado con him nos y laúdes en la igles ia .ie San Martln, mientras se preparaba todo lo que era útil y necesario u la santa bendición. Cuando todo e stu vo listo. e l rey hizo bendecir y consagrar so lemnemente los lugares por los mismos santos sccerdcres. en el año de la encamación del Señor 1029 indioción. décimo segunda. El ilustre rey ca rga sobre s us hombros el despojo del santo. ayudado por su pueblo lleno de contento y alegria; se lo traslada al. son de los censes sagrados al nuevo templo que este mCsmo glorioso Roberto ha b ía hecho ed!ftcar. al.abando a l Señor y a san Aignan al son dellambor y de las uocss humanas, de los fnstnunE:ntos de cuerda y del órgano; y se lodesposita en Wgar santo por el halar. la gloria Y la alabanza deJesucristo nuestro Señor y de su servidor Atgnan. fa oorecldo con una gloria espeda1. Terminada esta ceremonia de consagrCJl:lón, as! como todos los ritos de la ded icatoria del santo templo, Roberto. padre de la patria, a quien no se debe nombrar sino con reverencia, se dirigió al altar del s e ntisima Pedro y de l bienamado señor Algnan. a la vista de todo el pueblo. y. quitándose s u ve stimenta de púrpura. que en lengua vulgar lla man roquete. se puso de rodillas ydfrlgió a Dios desde el Jondo de su corazón este rezo s up licante: 'Te doy grac ias. Dios bueno. que hoy. por los méritos de san Aignan, has conducido hasta su cwnplimlenlo el p~ecto q ue concebl: y me re!J'XYo en mi alma de los etJeJPOS santos que en este d la triunf an con ~!. Concede pues, SeñOf". por todos los santos que aqul están, a los vncs el perdbn de sus pecodoe y a todos los difwúos la vtda y el descanso eternos. [nclina te sobre los tiempos que viv imos . gob ierna este reino que te pertenece y que nos fue conji.at:Jo por tu clemencia. tu miserirordíD. y tu bondad; d irigelo. prolégelo por e l honor y la gloria de tu nombre. por la vutud maraviUosa de san Aignan. padre de esta patria, a la que libró maravillosamente de sus enemigos. Terminada esta DrCJl:ión, cada cual vuelve alegremente a su casa; y, e se mismo dta. e l rey enriq uece este lug ar de maneraJitlgura nte dándole cua tro manteles del más gra nde precio. W1 vaso de plata y su ora torio. que legó para después de su muerte al Dios todopoderoso y al santlsfmo confesor Aignan. El oratorio de este muy piadoso. muy sabio Y muy poderoso ~ Roberto consistla en lo que sigue: dieciocho chappes en buen estado. tÍ1agn1jicos y muy bien trabajados: dos libros de los Evangelios topfzados en oro. dos en plata y otros dos más pequeños. H
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con un mLsal de ultramar ricamente omado en marfil y plata: doce jilaJ:terses de oro; un altar maravillosamente amado de oro y plata. ccorenlende> en su parte media Wlll piedra admirable Hamada ónix; tres cmQo'S de oro. la más grande de las cuaJes está hecha de siete libras de oro puro: ctnoo campanas {Wlll de estas campanas. uerdaderamente maravUlosa. pesa dos mil setecientas libros: el rey hizo grabar en ella el símbolo del bautismo real por el óleo y la santa crisma. seglÍTl el ritual de la Iglesia. afm de que. por la gracia del Espirilu Santo. esta campana lleva.· ra el nombre de RobertoJ. El rey dio quaImente a san Aqnan dos qlestcs. las de 8antilly Y Ruán. ron sus pueblos y todas sus dependencias. que hizo confirmar y corn.?bor-ar por un precepto reaL Obtuvo además del sehtx Thieni. venerable obispo de Orieóns. los c ttcres de estas dos tglesias. con tul privilegio acordado por el obispo a san Atgnan y al ilustre rey. quien siempre habla manifestado al santo ron sus palabras e l vivo afecto que a su corazón Inspiraba. La limosna re al a dopta un aspecto simbólico cuando e l soberano, cristo del Señor. mima las actitude s de Jesús en la época de Se ma na Santa:
Pero no queremos pasar por alto la costumbre que tenia de hacer la limosna en las res idencias de su re ino. En la cludad d e Parfs , en Senlis. en OrIeáns. en Dljon. en Aueerre. en Avallon. en Melu n. en Etampes, en cada una de estas residencias. se dnba a trescientos o . para ser más exactos. a mil pobres. cantidad de pan y de virw; y esto tuvo lugar muy especialmente e l año en que se marchó hacia Dios. que es el milésimo trigésimo seglUldo de la Encamación del Señor. Fuera de ello. d LUante la santa Cuaresma. aUt donde juera. repartía cada dla a cie n o doscientos pobres pan. pescado y vino. El día de la cena del 8eflor. cosa incre íble para quien no la ha visto y en verdad admirable para quienes fueron resugos y le prestaron su concurso. no habla menas de trescientos pobres reunidos ese día por su providencia; él entTegaba en sus manos con su santa mano. haciendo cada uno la genuflexión. legumbres. pescado. pan y un denario. Y esto se realizaba a la tercero fwm del dio. A la sexta hora. daba igualmente a den clérigos pobres su parte de pan. pescado Y vino, y los gratljkaba a cada uno ron doce denarios. sin cesar de cantar con el corazón y los labios los salmos de David.. tueco. después de 00mero este humilde rey se prepa raba para el servido de Dios. se qu itaba sus ropotes. se portia un cUIdo en la mis ma piel: reunla una as amblea de más de ciento sesenta clérigos; a ejemplo del 8eñDr. les la vab a , JS pies ~ se los secaba con los cabeUos de su p ropta cabeza y. obededendo a la ord en. del Señor. le daba a cada lJ110 dos cuartos; el clero estaba presente y habla un diácono encargado de leer entre ta nto el relato de la Cena del señor según san Juart Tales eran la ocupaciones de este rey glorioso p or sus méritos; dLUante todo el dio del viernes Scnrc. recoma las iglesias de los santos y adoraba la cruz del señor ha sta la vispera de la santa Resurrección.; marchaba entonces de inmediato a participar del. servicio de a labanza. que no falló n unca en su boca. fbr los méritos de e s tas virtudes y otros más por el espectáculo de sus buenas obra s. este 112
glorioso rey Roberto. a quien se debe celebrar en toda la tierra. se ofreció a la admiración. del mlUldo y sigue siendo un ej?mplo para toda to poeteridnd.
Este hombre. después de Dios la muy parti:.ular glcria de los reyeso en razón del número sagrado de los sante s a pósfo les a quienes amaba ron todo el amor de su corazón y en las festlL' ídades .solemnes de las que habla hecho voto de ayuno. se had a acompañar JX'r doce pobres a quienes quena muy particularmente. El era en ocrdad para ellos el reposo después de los sufrimientos. Compamba. a estos santos pobres con boniquillos v~sos y. aHí. donde se d irtgia, los conduela de/ante de el. guzDso. alababa a DiDs y bendecia s u alma. Cuando se trataba de reconfortar a sus pobres y a incontables otros. TUUlca se rehusaba. sino que ponla en ello toda s u voluntad. S i alglUl o d e el los merla, su mayor afán era que su níunero no disminuyese; pues los vivos suceden a los muertos Yrepresentan la o.frenda a Dios ceesre tan g rande rey.
Mortlflcaclones Penitente -porq ue es pec ador, pero tarnbíen por el so lo he cho de que es rey, de que repres enta a Cristo entre s u pueblo y es responsable de la salvación de todos-o Robe rt o impone igualmen te a su cuerpo las mort ificac iones: Un año e n que en la santa época de la Cuaresma. el abate de Soútt-A moul de Crépy se habla presentado como de costumbre ante el rey, que se ha llaba entonces en lbissy . después d e tratar los asuntos por los cuales habla venido. tomaron juntos el a limento del cuerpo Y el del alma. Ligados JX'r el afecto que de costumbre se e..-perimenta en. ese instante. el buen abate. rerordando al rey la bondad de DiDs. lo útvitó a sostener su cuerpo lleno de humildad conced/bldole algún alimento. a él que, golpeando s in cesar a las puertas del cielo ron sus orccones. partkipaba en los méritos de los santos. Este hombre Heno de piedad se rehusaba y prostemándose. le suplicaba que no le hldera violencta. di· ciendo que si obedecla a tales C01lSI?1os. ~arla decumplir el voto de ayuno ofrecido a Dios. Ante estas palabras. el abate se sintió obligado a callarse Y. meditando en su corazón sobre la perfección. de virtud de que daba pruebas esta ese-ere observancia del ayuno. ojrecib para el prindpe d iversas y numerosas mísas a f Ul de que Dios le concediera perserverar en el cumplúniento de su voto. El rey. regocyado por los presentes espirituales que de este modo le hacia el santo hombre. dio gracias a Dios y observó el santo ayuno s in interrupción a la espera del dÚl de la resurrección de nuestro Dios y eeeor Jesucristo. Est e ferviente del bien en materia de re¡~lón, para la purificación de sus pecados. obraba as1: desde la santa Septuag~sfma hasta la Pascua. s in servirse del menor 00jín, se terldlafrecuentemente sobre la dura tle/Ta y elevaba incansablemente su alma a l cielo. Fbt- tales rasg os y por muchos otros. pueda la oorta om.:ión s~uJente fa lX:Jf'eCeT' la salvación de su alma: H g ue Dios 00. rre las manchas de sus actos pas ados. que los a.rrc?Je en un olvido
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eterno y lo haga participar en la primera resurrección, él que es la resurrección de los muertos, Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos",
Peregrinación Cuando el tránsito se acerca, los titos de pe nite ncia cobran más amp litud. Mu cho antes de s u m uerte corporal. el rey Roberto qu iere mortr para el mund o. se a plica a ello mediante esa ru ptu ra que es la peregrinación. Práctica penitencial mayor. semejante experiencia lanza a l cristiano a los peligros de u n a ave ntura y. co mo a ntaño el pueblo de los hebreos. lo pone en marcha hacia la nena Prometida. El rey visita p ues. uno po r u no y llegando hasta la abadia de Samt-Otljes, en los confines de su reino. a todos los santos. sus amigos, en las tumbas donde des-
cansan: Habitado por el deseo de mair paro el mundo Y de vivir en crtsto nuestro Dios. este poderoso rey, deseando ver a Aquel a quien le pertenece todo lo que extste y a quren referimos todo cuanto escnbimos. quiso tener por amigo sobre la tierra a Aquel a quW?n el cielo no p uede contener. Dtuante la Cuaresma. acude junto a los santos que están unidos a él en el seroicfo de Dios, les reza, los recerencc. golpea sus oidos con humi1des y saludables oraciones afrn de que se lo encuentre digno de cantar ron todos los santos las alabanzas de Dios. Laboraba en esto con toda su carne y todo su esplritu, a fUl de triunfar un día por la virtud de Dios. Fue recibido en el país de Bourges por el santo p rol omlutir Esteban, con san Mafeu1. en el primer puesto por sus méritos. por santa Ma· ria con e l célebre y muy grande mártir Juiián, de nuevo por la muy clemen te virgen de vtryenes Maria con el gran confesor san GilIes. Des pués el Uustre Saturnino. el valeroso Vicente . el d igno Antonino. santa Fe már1ir. por último el santo y muy valeroso caballero del Señor. Cera ldo. lo devuelven a su regreso sano y s e no al g lorioso Esteban. con quien pasaJubUosamente el d ía de Ramos. antes de arribar a OrIeáns para recíblr aqut el día de Pascua al autor de nues tra salvación. De cam ino. hizo numerosos dones a estos santos y s u m ano nunca abandonó a los pobres. Hay en estos países muchos enfemws, sobre todo leprosos; este hombre de Dios no les tenía te rror. habiendo leido en la santas Escritu' ras que muy a menudo el señor Cristo recibió bajo s u f onna humana la hospitalidad de los leprosos. Se acercaba a eUos, solícito. entraba en sus casas. le s daba din ero con su propía mano y con s u propia boca le be saba la manos ; y alababa a Dios en Iodas las cosas. recordandO la palabra del Señor: "Recuerda que eres polvo y que volverás al polvo". Con piedad. enviaba socorros a otros desdichados. por el amor del Djos todopoderoso. que hace grandes cosas alU donde se encuentre. Y el poder de Dios confrrib a e ste hombre perfecto une tal virtud para atender a los cuerpos que. cuando tocaba con su muy piadosa mano la llaga de los enfermos ha ciendo e n eUa la.seflal de la cruz, los curaba de tocio el dolor de s u maJ. 1 14
Salmodia Por ú ltimo. en su agonía escollad a por los prodigios, cumple los gestos de la liturgia moná stica y se com po rta com o verdadero h ijo de san Benito: Después de s u óbito verdaderamente santo. que nao lugar el décimo tercer día de las calendas de agosto. se vio en el mundo entero. el día de la pasión de los santos apóstoles Pedro y Pablo. que e l sol tomaba la apariencia de la luna nueva en su primer cuarto y. privado de sus rayos. se cscurecíc y palidecla por encima de los hombres. hacia la sexta hora del día. E ste fenómeno turbó de tal modo la vista, que la gente no se reronocia y nec:esitaba cierto tiempo para poder reconocerse. !D que esto presagiaba .fue bien conocido: a nosotros. miserables. nada nos sebrevino que no fuera el insoportable dolor en que nos dejó su muerte. Desde el d io de lafll!sta de san Pedro hasta el de s u muy santo óbito. se cuentan I.ll?intfUn d ios . En su transcurso. I!l cantó los santos salmos de David y meditó en la ley del Señor noche y día, afin ciertamente de que se le pudiese aplicar Ioque se habla dICho especialmente de nuestro santisimopadre Benito: ~Asidll')cantade salmo. I1J.UlC(ldejaba la lfra en reposo. y mwiócantandoasiduamente los santos saImos'". Este hombre mil veces bienaventurado sabia que la líbre paz y el paC!f1CO reposo aguardan a los servidores de Dios. cuando. arrancados a las agitaciones del mundo. alcanzan el asiento seguro del puerto eterno; y que des¡>ués de la pnseoa de la muerte entran en la inmortalidad. y él se apresw .'Jba, por las virtudes que hemos mostrado en él, a dldar las tristezas p ra- a dicho monasterio del b fenaoenturado VlCtor márt ir. es decir el dominio de Pla n d'Aups con todas sus dependencfas y deslindes, ahora. enteramente lúcido !J en plena posesión de mi memoria. para remedio de mi alma. hago donación a Dios todopoderoso Y a san \lictor. asl como a los abates !J monjes que s iroen en dicho lugar. de un dominio llamado Campan1as. al menos de la mitad de ese dominio. que por una razón de valorización poseo, en toda su integridad, sin
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ninguna restricd5n. con sus dependencias y deslindes. Tal CO"TlO la he posefdo durante mi v ida. asi la cedo !J la doy !J la transmito. como he di-
cho. a Dios todopoderoso !J a mi s eñor san \lictor que s iemp re me ayudó en todas las necesidades y que ahora, por s u Intercesión, me conduce a la mUída sagrada. {Según los confronts de la vUla asl dada !J después de las OC!iura. dones cvnminatorias, la multa.fi.Jada se eleva JXlTCl el uswpador- a doscientas libras de ao.J _ Esta carta de dona d 6n.ji.Je establed::la en Marsella. en la dudad. el a no de la encamación del SeñDr m Ucuatro. el quince de octubre s iendo rey RodolJo. . .. {Siguen lasfirmas del donante, de su h!Joel ob ispo Pcns, de Ia f amilla vlZcomal !J de algunos lait:xJs.J6
III. La paz de Dios Pero en los años que se avectnan al Año Mil. la crtstiandad s iente que toda ella va a cumplir el tránsito. Así pues. se pre para a plicándose a la penitencias que se imponen los m oribund os . Se explica asi que veamas todos los ritos de purgación no sólo multiplicarse sino tambi én hacerse colectivos: son propuestos a l conju n to del pueblo. todo e l culpable y llamado a atravesar en un s olo cuerpo la prueba que desemboca e n el Reino.
Las asambleas de paz Esta ge neralización de las prácticas pe nitenciales, de los Interdictos y los re nunciamientos, fue el princi pal objeto de las grandes asambleas que primero e n el s ur de la Gaita . en la vecin dad de la s ciudad es de maslado estrechas para contene rlas ín tegramente , re u niero n en tonces a los pre lados , grandes y muchedumbres po pulares en tomo a las monturas y reliquias. Se trataba de que todos observaran, cualquiera que fuese el orden de la sociedad a que pertenecieran, reglas de vida que hasta entonces sólo eran seguidas en los claustros. por los monjes. por' .... los especialistas e n mortificaciones y abstinencia. Privarse todos Jun- ., tos, re nunciar a los pla ceres de comer carne , de hacer el amor. de manejar oro, de combatir. es te era el m edi o que ten ia el pueblo de Dios para conjurar la venganza divina , hacer re trocede r tn med latamen te las plagas y pre pararse para el d ía de ira. Cuando describe en su extensión el amplio movtmiento que propagó del Sur al Norte de la Galla tales con ctüos purtñcadores. Raoul Glaber pone con todo acierto en evidencia el nexo orgánico qu e une a las dos prín crpales dec isiones q ue se tom a ron: agravar las reglas de l ayu no e Instaurar la pazde Dios. Dos privaciones. 117
FUe entonces {el milésimo año después de la Pasión del Señor} cuando, primeramente en las regtones de Aquitania, los obispos, abates y otros hombres consagrados a la santa religión comenzaron a reunir a todo el pueblo en asamblea, a las que se trajo numerosos cuerpos de san tos e innwnerab les montura s repletas de santas reliquias. De ahi, por la provincia de Aries y después la de Lyon; Y cst, por toda Borgc>ita Y hasta en las comarca s más dis ta ntes de Francia. se anunció en todas la." d iócesis que. en lugares determinados , los prelados y los grandes de todo e l pals Iban a conooccr asambleas para el restablecimiento de la p az y la InstUucoo de la somafe. Cuando la noticia de estas asam bleas fue coooclda por toda la población. los grandes, los medianos y los pequeños se presentaron en ellas Henos de alegria , ún'camertle disp ue s tos a ejecutar todo lo que fuera prescrito por los pastores de la [gle~ ia : una voz Uegad a del cielo y que hablara a los hombres sob re la lierm no lo hubiese hecho mejor. Pues todos se hnUaban bajo el efecto del terror por las calamdades de la época. precedente y atenazados por el tema-de ce-se arrancar enelju.tJJro lasdelnas de la abundancia. Una noticia dividida en capítulos contenía a la vez lo que estaba p rohib ido hacer y los compromisos s agrados que se había decidido tomar para con Dios todopoderoso. La más importante de estas p romesas era observar una paz inviolable; en lo s ucesúo. los hombres de cualquier cond'ci6n, astJuesen culpables de alguna f echoria. podtan andar sin temor y sin annas. El ladrón o el que había invadido el dominio de otro estaba sometido al r1Jor de Wla pena corporal A los lugares sag ra dos de todas las Iglesias correspondía tanto honor y retJeJ'f:'nCla que si un hombre, p w lible por a1gunafalta , se re}i1giaba en ellos, no su.frta nin· gún daño, salvo que hubiese violado dicho pacto de p az; entonces se apoderaban de él, lo arrancaban del altar y debla sufrir la pena prescrita. En cuanto a los clerigos. moJ!jes y mo,yas, aquel que cruzaba un pals en suoompañía no debía stifrirviolencia de nadie. En estas asambleas se tomaron decisione s que deseamos referir en toda su extensión. Hecho b ien dig no de ser recordado, todo el mundo ~vi'lO en santljicar desde ahora e l viernes de roda semanc cbsrenténdose de vino y el sábado pri vándose de carne. salvo en los casos de enfermedad grave o s i una g ran solemnidad caía en esos días: s i alguna cecunsrcnctc Inducia a alguno a debilitar un poco esta regla , e ntonces debla dar de comer a tres pobres.7 La cronolog ta de la asambleas por la restauración de la paz es. en verdad, m ucho más amplia de lo que parece leyendo a c tebe r. Las pri meras se realizaron e n 989·990, simultáneamente en c h arroux. en e l Poltou y en Na rbona: otras se reunieron, en Aqultanla y la antigua Gotia, ha sta el Año Mil. Más tarde, s obre 1023, el m ovimiento se ex tend ió por el valle del Ródano y del S aona ,.en Francia del Norte: conoció una nueva ex pansi ón en los años 1027-1041 por toda GaBa pero so b re tod o en las provtn clas meridiona les . Ordenado efectivamente e n tomo a los dos mil enios , no se propagó a llmperto, cuyo soberano era a ún perscna lmente capaz de mantener el orden y laJusticia. De hecho, fue la tm po-
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tencia del rey de Francia la que condujo a la Iglesia, y primeramen te en las reg iones del reino donde la degradación de la autoridad moná rquica había sido má s precoz , a asu m ir e lla misma la mis ión pacifica que Dios confiaba no hace mucho a l soberano.
El jurament o de la paz La restauración de la paz se concibió como un pacto destinado a contener la turbulencia de uno de tos tres órdenes de la sociedad. el de los hombres de guerra En cada provincia, los caballeros debieron jurar contener. con la mano sobre las reliquias. su agreeívídad dentro de límites precisos. He equt el texto del Juramento sancionado por el obispo de Beauvaís. Ouerín. en 1023-1025: No Invadiré una iglesia en ntnguna forma . fur su preservación. tampoco Invad iré las txx:kgas que pertenecen al recinto de una iglesia. salvo en el caso de que un malhechor haya infringido esa paz. o en razón de un homkidio o de la captura de un hombre o de un caballo. Pero si por estos moll UDS Invado d ichas bodegas , no me lleooré nada romo no sea al malhechor o sus Instn.anentos, a sabiendas. No atacaré al dérlgo o al rnof'!ie si no llevan las annas del mundo ní a aquel que marcha con ellos s in lanza ru escudo: no tomaré su cabeUo, salvo caso de fl agra nte delit o que me autorice a hacerlo, o a menos que se hayan negado a reparar s ufalta en un plazo de quince días despuésdemi advertencia. No tomaré el buey, la vaca, el puerco, el camero. el rordero, la cubra. el asno, la ga vüla que Ueve. la yegua y su potro no domado. No asaltaré al campesino n i a la campesina, a los guardias ni a los mercaderes; no les tomare sus denarios; no les exigiré rescate; no los anuínaré famándole su pertenencia bajo el prel exto de la guerra de su señDr !J no los azotaré para quUarles s u susreruc. Desde las calendas de marzo hasta laflesta de Todos los .scnrcs. a nadie despqJarédel mulo o la mula, del caballo o la yegua y el potro que estén pastando. salvo que los encuentre causándool.€perjuicio. No incendiaré ni derribaré las casas, a menos que encuentre en ellas un cabaUero, mi enemigo, o un ladrón: a menos también que estén unidas a uncostilloque sea cabalmente uncastülo. No corlaré ni arrancaré ni vendimiaré las viñas de otro. con el pretexto de la guerra , salvo que sea en la tferTa que sea y deba ser mÍll. No ces m cré molinos ni hurtaré el trigo que contenga n, salvo cuando me encuentre e n cabalgata o en expedición m mta r p úb lica y s i e st á en mlpropia tierra , A l lad rón público y probado no le procuraré sos tén ni p rotección, ni a él ni a su empresa de bandidaje, a sabiendas. En cuanto al hombre que infrinja esta paz conociéndolo, cesaré de protegerlo no b ien yo lo sepa; y si ha obrado mconscenremenre y ha recurrztc a mi p rotección, o bien haré reparación por él, o bien le obligaré a hacerlo en ei 119
l'j" ~r
plazo de quince d ías. de spués de /o cual estaré autc.rizado a exigirle razón o le retiraré miprotK'Ción. No atacaré al mercader ni al peregrino !J no los despoj a ré. salvo que cometan una.fechorta. No mataré el ganado de los campesinos. s i no es para al imentarme a nú !J a mi escolta. No capturaré al campesino y no le quitaré su sustento a ins tigadón pérfrla de su seixx. No atacare a las mtYeres nobles. ni a quienes circu len ron ellas. en au.sencfa de su marido. a menos que las encuentre romet iendo alguna.fechorúJ. oontro m l por su prop" movúnlento; obseroaré la misma octUudron las viudas!J las monjas. Tampoco despqjaTé a los que conduzcan vino en carretUlas !J no les tomaré sus bueyes. No detenclré a los cazadores. sus caballos !J sus 1H..>rTOS. salvo que me perjudiquen. a mi mismo o a todos quienes han tomado el mismo compromiso y loobserven a mi respecto. Exr:eptúo las tierras que son de mi alodio !J de mi feudo. o bien que me pertenezcan enfranquicfa. o bien que estén bajo mi protección. o bien que sean de mi competencia. Exceptúo asúnismo los casos en que !JO edifique o sitie un castillo. los casos en que esté en el fdérctto del rey y de nuestros obispos. o en cabalgata. Pero incluso entonces. no ~I giré más que lo que sea necesario para mi subsistencfa!J no me llevaré a mi casa nada más que las herraduras de mis caballos. En el ejército. no violaré la inmurúdad de las iglesias. a menos que ellas me prohiban la arnpm Y el transporte de utoeres. Desde el úúcto de Cuaresma hasta semana Santa. no atacaré al caballero que no Ueve las annas del ntWIl'"1o Y no le quilaré el sustento que tenga ron él.. SI un campestno hace daño a otro campesino o a un caballero. esperaré quince dios; después de lo cueí, s i no ha hecho reparad6n, me apoderaré de él, pero no tomaré de su pertenenda sino lo que está IegaImen1e fijado. 8 Se trata. en efecto. de proteger el orden de los que oran y el orden de los que trabajan. más generalmente a los pobres y a todas las persona sin armas. contra los pillajes y los asaltos de los ca pecíaüe tes de la guerra. o sea de mantener la seguridad pública de la manera misma en que poco antes lo hacian los reyes. Sin embargo. estos juramentos conuenen algunas disposiciones que llevan un poco más lejos la Intención pacifica. UmJlan con más rígor ciertas actívídades mili lares durante la Cuaresma y suministran la prueba de que. en esta estación de penítencta. ciertos caballeros deponían sus armas y renunciaban a 108 gozos de l combate. por afán de puríñóací én personal
La ueguadeDlos En realidad. poco a poco. a las simples consignas de paz les sustítuyó un compromiso muy diferente. que no sólo Intentaba delimttar áreas de protecctón contra las violencias de la guerra. sino que estable120
cía una suspensión ge neral de toda hoetth dad durante los períodos ma s santos del calendeno litúrgico. Es ta abstinencia. la tre gua de Dios. fue propues ta a la ca ballería como la forma de ascesls más conve niente a su estado: Ocwrió en este llempo len 1041 . d ice Claber. pero en realidad un poco antes/o bajo la lnspirad~lr. de la gracia divina. primero en los paises de la Aquitanla y luego. poco a poco. en todo el territorio de la Calla. qu e se concluyera un poao. a la vez por el temor !J por el amor de Dios. Pro-hibía a todo !TlOI1aL del mien:oles a la noche al alba dellwles siguiente. ser lo bastante temeralio como para osar tomar por la fuerza lo que fuere a quienquiera . o para tom ar lJenBanza de algún enemigo. o incluso pa_ ra apoderarse de las prendas del garante de un contrato. Aquel que fuera contra esta medida pública. o bien lo pagarla con su lJida o bien se eerIa desterrado de s u patria y excluido de la comunidad cristiana. Plugo a todos llamar a este pacto. en lengua IJUlyar. la tregua de Dios. En efecto. no disfrutaba solamente del apoyo de los hombres sino que además fue muchas veces ratificada por temibles senctes dllJlnas. Pues la mayorfa de 'los locos que en su audaz temeridad no temieron infringír este pacto. fueron castigados srn tardanza. ya sea por la cólera vengadora de Dios. ya sea por la espada de los hombres. Y e sto se produjo en todos los sirios con tanta.frecuencia que el gran número de ejemplos impide cttarlos uno por uno; no fue. además. sino Justicia. Pues si el domfngo es tenido par venerable e n recuerdo de la resurrecc én del Senor -también se llama a este dla el octavo- lo mismo el quinto. el sexto y el séptimo dia de la semana. en recuerdo de la Cena!J de la Pas ión del señor. deben ser feriodos !J estar exentos de actos de lnk¡uIdad. 9
IV. Las peregrinaciones colectivas El desarrollo concomitante de las peregrina ciones colecnvas ha de se r situado con los mismos enfoques. En los a ños que precedieron al AfIo MU. cundió entre los muy grandes señores del reino de Francta el hábito de partir a la lejania con sus sacerdotes y vasallos. para visitar un lugar santo. Esto significaba. a la vez. Imponerse una penitencia saludable y asegurarse los favores de los personajes Invisibles y fonnidabies cuya sepultura se Iba a saludar. A esto se añadían los p laceres de un viaje en cuadrtlla. Asl. el duque Guillermo de Aqullanta ya en su juventud había conlTaldo el hábito de dirigirse todos los años a Roma. a la twnba de los Apóstoles; Jos años en que no iba a Roma hada. en compensación. un IJIajede devod6n a SanUago en GaI k'1a. 121
Hacia Jerosalén
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La conversión del principe de los húngaros en el Año Mil derribó uno de los tantos escollos que obstruían el camino de Jerusalén: En la misma época, el pueblo de los húngaros, que se hallaba en las cercanías del Danubio, se volvió con su rey a lafe de Cristo. Este rey, bautizado con el nombre de Esteban, consagró su honor a ser muy crtstiano; el emperador Enrique le dio a su hermana en matrimonio. En este tiempo, casi todos los que, desde Italia y Galía, deseaban llegar a l sepulcro del Señor en Jerusalén, se dieron a abandonar la ruta.acostumbrada, que crnzaba los estrechos del mar y a pasar por el pa!s :Ie este rey. Este les preparó a todos una de las rutas más seguras; acogLa como hemtanos a todos los que veía y les hacía enonnes presentes. Estas .ue nctones incitaron a una incontable multitud. tanto de nobles como de gente del pueblo, a partir para Jell.lSalén. lO ._ En los años que siguieron. y especialmente tras la d.estrucclOf1 del Santo Sepulcro, que.fue rápidamente reconstruido, Jerusalén ~ convirtió. con Roma y santiago de Compostela, en la meta de ~?S mas exaltadas y más saludables peregrinaciones. El auge que conecto desde entonces la visita a TIerra Santa impresialó a los corúemporáneos. En aquel tiempo (1026), Guillermo. conde de Angule~lQ, hizo camino por la Baviera hacia el sepulcro del señor. Lo. aco~¡panaban Eude de Bourges. señor de Déols. Ricardo. abate de Verdun, RICc:rdo, abate ~e San Cibardo de Angulema. con su prior y consejero, Grraut Fanesl11, Am.froí, quien después fue abate, y un gran séquito de nobles. Esteban, rey de Hungrfa, lo recibió con los más altos honores y lo col~ de presentes. puso en marcha el primer dla de octubre, llegó a la Ciudad santa en la primera semana del mes de marzo y regresó hacia los suyos en la tercera semana de junio. Al volver, pasó por Limoges. donde tod~ l.a multitud de los monjes de san Marcial salió a su encuentro y lo recibió con gran pampa. Más aún, no bien llegó aAngulema l~.noticia su arribo todos los señores no s6l0 de Angulema sino tcmcrén del pouou y de la Saintonge, y gentes de toda las edades y todos los sexos corrieron hacia él. llenos de contento, para contemplarlo. El clero del monasterio de San Cibardo, en hábito blanco y llevando diversos ornamentos. acompañado por una gran muchedumbre de pueblo, clérigos. canónigos, acudió gozosamente a su encuentro a una milla de los muros de la ciudad. al son de los laúdes y la antifonas. Y todos, lanzando a lo más alto del cielo los gritos del Te Deum laudamus, le hicieron cortejo según la costwnbre. FUe entonces Gumdo eligió al rTlD1"!ie Amfrol. que se halla~ cal él como abate de la basílica de san Cibardo. En efecto, el abate Rtcardo ~b¡a muerto en camino. en salembria, ciudad de Grecia más acá de Constantinopla, y se lo habla enterrado en la víspera de la Epifania. ~l nuevo abate fue ordenado por el obispo Rohon en presenda del propio conde, del abate de san Marcial Ulrico. dignamente rodeado ~de sus monjes. de los abates de la vecindad y de la alta nobleza de los senores. {...}De regreso a Jerusalén. Guillermo había dado el buen ejemplo a muchos se-
se
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fIor,'s nobles. gentes de la clase media y pobres. Muy pronto. en efecto. [se! ibert , obispo de Poitiers, .rom.m. obispo de Limoqes, el conde {de An})uJ Foulque. y aun muchos otros altos barones y una inmensa multitud de pueblo de las clases medias, pobres y ricas. emprendieron la marcha a .Jerusclén. 11
El gran Impulso Pero es en 1033, milenario de la Pasión, donde Raoul Glaber sitúa «n su relato el apogeo del "santo viaje". También indica la significación profunda de la peregrtnación: ella es preparación para la muerte, es promesa de salvación. Y el peregrino que S' desprende de su casa, que rompe con los de su estirpe, que se despoj, de toda protección, que se SI::para de todo afecto, de hecho ya ha partido. como el rey Roberto en los meses que precedieron a su óbito, para el más allá. Su verdadera es pera -za es encontrar la muerte en el camino. En la misma época una muchedumbre innumerable empezó conv vq er desde el mundo entero hacia el sepulcro del salvador en Jerusalél ,; nadie hubiera previsto antes parecida afluencia. Fueron primero las p" -soncs de las clases tnfenares, después las del pueblo medio, después 'odos los más grandes, reyes. condes, marqueses. prelados; por Últfmll, cosa que jamás había sucedido, muchas rrtt4eres. las más nob íes junso con las pobres. acudieron alli. La mayoria deseaba morir antes de retornar a su país. Un tal Liébaut, oriundo de Borgoña, de la diócesis de Autun, que viajaba con los otros, llegó alll Tras contemplar esos lugares sagrados entre todos. se dirigió al monte de los Olivos desde el que el salvador, a la vista de tantos testigos dignos de fe. se elevó hacia los cielos. desde donde prometió venir para Juzgar a los vivos y a los muertos; con los brazos en cruz. prosternado cuan largo era, inundado de lágrimas, se sintió embargado en el señor por una alegria interior indecible. Por momentos se incorporaba, elevaba las manos al cielo, tendía su cuerpo hacia lo alto con todas sus.fuerzas, y mostrobo el deseo de sucorazbnconestas palabras: "señor Jesús, que por nuestra causa te has dignado descender del asiento de tu majestad sobre la tierra para salvar al género humano; y que, desde este lugar que veo con mis ojos, has remontado con tu vestimenta de carne al cielo del que habías venido. suplico a tu omnipotente bondad pennitir que, si mi alma debe este año emigrar de mi cuerpo, no me paya más de aquí; pero que esto me suceda a la vista del lugar de t!.J ascensión. Creo en efecto que asi como te he perseguido con mi cuerpo al llegar hasta nquí, así mi alma entrará sana y salva y jubilosa tras tu" pasos en el Paralso." Después de esta oración, volvió con sus compañeros a su. albergllE. Era entonces la hora de la comida. Pero mientras los otros se sentaban a la mesa, él se tendió en su cama con aire alegre. como st bajo el efecto de un pesado suero fuese a tomar algún reposo; acto segui·
al
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do se ack:rn1L'Ció: y no se sabe /o que vio. ftro no bien quedó donnldo exclamó: ~IG /orla a I~
Dios! ¡Gloria a
t~
D ios!"
Sus compañeros, al olrlo, lo invilaron a levantarse y comer con ellos. El se negó y . volviéndose del ceo lado. declaro que n o se senlla bien: permaneció acostado hasta la noche, llamó a sus compañeros de viaje. pidió y recibió el viático de la Eucaristía vivlflCClTlte: luego los saludó ron dulzura y exhaló el último suspiro. Ciertamente. este hombre esteba exento de los sentimientos de vanidad que hacen emprender este viaj e a tantas personas. únicamente deseosas de adornarse con el preso liyioso I!tulo de peregrinos de Jerusalén; con je, pidió en el nombre del Señor J esús acercarse al Padre y le fue concedido. Sus compañeros. de regreso. nos hlderon. este relato cuando nos hallábamos en el monasteriode Bhe,
Peregrinación y escatología No obstante, Raoul Olaber estableció una relación esencial entre la putsson mister10sa que lleva a los pueblos de Occidente a ponerse en camino hacia el lu gar de la Pasión y la cercanía del fin de los tiempos. Se trata otra vez. para el. de un presagio: Muchas personas fueron a consultar a alglUlos de los hombres. por entonces los más inquJetos, sobre la sfgnif~ión de semejante afluencia del p ueblo aJeru.salén, de la que ningún siylo pasado habla VIS' re nada pareck:lo: ellos respondieron. pesando sus palabras, que esto no presag iaba otra cosa que la llegada de e se.miserable Anticristo que. próximo elflrl del mundo Y par testúnonio de la autoridad dfvÚlll. se LJerá swylr sin la menor duda. TOOas estas naciones allanaban la rufa del Oriente. par donde él debe arribar. puesto que todas las naciones deben entonces marchar direct.ame"l1le a s u encuentro. Y asi en verdad se cum· plirla la proJeda del Señor según la cual a un los elegidos. si es posible, caerán entonces en la tentación.. Aquí nos quedaremos en cuanto al punto, no negando por lo demás que los p iadosos esfuerzos de los fieles les valdrán recibirdeljustoJuez su: recompensa y su salario. 12 Se creía. e n efec to. que el tiem po d e las trtbulaclones se abrirla cuando el úl timo Emperador hubiese venido. a la cabeza de tod o e l p u eb lo d e Dios . a depositar e n el Gó lgota las tn eígmas de s u poder. Pero los enjambres d e peregrinos esperaban sin duda alcanzar. más a llá d e la J erusalén eamalla Ciu dad d e Olas.
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7 . Nueva alianza
1. La prim avera del mundo Para los historiadores que se dieron a la tarea a l d ía siguiente del milenario de la Pa s ión . los juramentos de paz , las peregrinaciones. todas las medidas de purificación colectiva habian alcanzado su fin. Se veia a las fuerzas del mal retroceder derrotarlas. La ira de Dios se aplacaba. El aceptaba concluir con el genero h umano un n uevo contrato. Cumplidos los mil años, después del paso de los azotes, la cristiandad salia como de un nuevo bautismo. Al caos le sucedía el orden. Lo que sigue al Año Mil es una nueva primavera del mundo. En u na de las más bellas paginas de sus Historias, Raoul Glaber evoca la alegría del universo. en 1033, después del hambre terrible y mientras crece el movimiento por la paz de Dios. El afIO milésimo de la Pasión del Señor, sucediendo al hambre de-
sastrosa. las lluvias de las nubes se aplacaron obedeciendo a la bondad y la misericordia divinas. El cielo comenzó a reir. a ilwnfnarse. y se ani mó con vientos javorables. Con su serenidad y su paz mostraba la mag nanimidad del Creador. Toda la superfícíe de la tierra se cubrió de un amable verdor y de una abwulancia de frutos que expulsó por completo a la escasez... Innumerables enfermos recobraron la salud en estas reuniones a las que hablan sido Uevados tantos santos. Y para que nadie tomara esto por jantaslas. ocurrió repetidas veces que en el momento en que brazos o piemas torcidos recuperaban su actitud primera, se l'~ desgarrarse la piel . la carne abrirse y correr la sangre a raudales: esto a fm. de que se diera crédito a los casos sobre los cuales la duda podia subsistir. El entusfasmo era tan ardoroso que los asistentes tendían la manos hacia Dios gritando al unísono: "¡Paz!¡Paz! ¡Paz!" Veían la señal del pacto deflJlill.vo, de la promesa contra !da entre ellos y Dios. Se había oído además que al cabo de cinco años cumplidos. para consolidar la paz, todos renovarían en el mundo entero estas manifestaciones con un clamor maravilloso. Mientras tanto. ese mismo año, el trigo. el vino y los otros frutos de la tierra jueron de tal modo abundantes que no se hubiese podido esperar una parecida cantidad en todos los cinco años siguientes. Cualquier alimento bueno para el hombre, aparte de la carne y los platos particularolente rejinados, ya nQ, valía nada; era como en el tiempo antiguo del gran jubileo mosaico. En el segundo. el tercero y el cuarto año, la producción rofue menor.! 127
• El mal, ciertamente. no estaba vencido; los hombres no escaparon a las tentaciones; ya se le puede ver caer otra vez en el desorden. Pera se multiplican la señales de una alianza nueva y del Influjo Juvenil que ella comunica a la creación entera. Las prendas de l perdón divino se sitúan. e s evidente. prácticamente todas en el orden de los acontecimientos espín tuales. Son frescas municiones smninistradas a la humanidad para ayudarla en s u gran aventura. la marcha hacia la Tierra prometida.
11. La reforma de la Iglesia Los prelados reformadores Asi se muestra prtmeramente el renuevo de pureza que la reforma introduce entonces en la Iglesia y. para ser más precisos. en s us vanguardias. es decir en los capítulos de canónigos. en las comunidades de cl értgos reunidas alrededor del obispo y. con más vigor todavía. en la Institución monástica. Los tntentos reformadores comenzaron muy tempranamente. mucho antes del Año Mil El arzobispo de Retms, Adalberón. los afirmaba ya en los años setenta del siglo x: '" ) A los ~ que. viviendo en casas partbJú:u-es. no se ocupaban más que de sus nsunros personaJes. les on::fen6 vivir en romunldad. Añadió un claustro a la catedral donde debían residir y habUar jlUltos. y también un donoltoro para descansar en silencio por la noche y un refectorio para comer en lDUl mesa común. fu" reglamento. les prescribió no pedir nada en la iglesia, durante las (.Jf"aCWnes. síno por senes. salvo en caso de necesidad apremiante; tomar su aUmento juntos sin hablar; can tar después de la comida. en acción de gracias. fas alabanzas de Dios; no violar enJorma afglUla el silencio desde eljinal de las rompletas hasta los laüdes de maUines; y entonces, despertados por la campanillas del reloj. rivalizar en prenuua para cumplir con los laúdes. Antes de la hora de primas. a nadie se concedia libertad para salir del claustro salvo a los que se dedfcaban a los asuntos comunes. Y para que nadie. por Ignorancia. dejara algo de lo que tenía que hacer. le Impuso el recitado cotidiano de la regla de san Agusttn y de los decretos de los Padres. En cuanto a las costumbres de los moryes. seria poco decir la predilección !J el celo que mostró en corregirlas y en hacerlas dtstlntas de los comportam lentos del mwtdo. No sól.o veló para que los monjes se h!ctercn notar por la di!}nfdad de su vida religiosa. sino que adem(ls se esmeró en e vitar s u menqua Incrementando sus bienes temporales. MIen' tras que manifestaba su amor a todos. dirigía un parttcular afecto a los monjes de san Remlglo. patrono de los francos. Viajó a Roma. deseoso 128
de que se estableciera para el futuro la posesión de sus bienes. Y. como era un hombre noble. poderoso, renombrado por su excelente vida. el papaJuan, de santa memoria. le redbiócon una gran reverencia. En un slnodo elevó una gravlsima queja contra la vida religiosa de los monjes: algunos violaban y deformaban las reglas establecidas por los WltigUOS . En preS6TlCia de los obispos. decidió convocar a los abates de diferentes lugare s y pedirles consejo. Pronto sefijaron el momento y/ugar. Y el sinodo se separó. Asi pues. el momento Uegó:los abates procedentes de diversos Iugares se reunieron e ÚlStituyeron. primero Y primado a Rcroul, hombre de santa memoria, abate del monasterio de San Remiglo. El presidió y obtuvo la dignidad de ser el primero: los otros se dispusieron en clrctdo; en cuanto al metropolitano. se sentó frente a él en su cótedra. A petid6n. del presidente Y de los otros padres. tomó la palabra y p101W1Ció lo que sigue: "Es importWlte. s antLsImos padres. que los buenos se reúnan. si se preocupan por recoger los frutos de la virtud. Sirven cst a los buenos y a las vías honestas. 'E n cambio. es pemldoso que los malos se agrupen para buscar Y realt:zar las cos as prohibidas. lbr eso os exhorto. a vosotros que reo reunidos en el nombre de Dios. a buscar al mejor. y os tnvUo a no emprender nada por maldad. Que el amor- del mundo y el odio no tengan su sitio entre vosotros. pues eUos enervan lajusticia y sofocan la equidad. La antfgua dlsdpllna de vuestra orden se ha desviado de su pureza tTodldonal de lDUl manera eecesüc. el hecho es nOtor1o. Incluso no os ponéis de acuerdo en la apll.ccldm de la regla. pues cada cual quieTe Y pJensa de una manera diferente. flor" eso. hasta aqul. vuestra sant~ ha padecido mucho. De tal modo he juzgado idil, puesto que estóis ret.ulldos aquf por la gracia de Dbs. persuadiros de querer. pensar. actuarjlUltos. para que una mlsma ooluntad, un mtsmo pensamiento. una semejante coopemd6Jl restituyan la vútud olvidada y expulsen cm. v~ la 19nom.In.Ia del vido.2
Que cada cual permanezca en su orden De Igual modo. en el Af¡o MU. el Emperador Otón U1: Por sugerencia del papa Y de vartas otras personas preocupadas por los intereses de la religión en la casa de Dios. pensó en e.q>u1sar a cferlos mo'1les de la iglesia San Pablo. que de moryes sólo ten!an el nombre. viviendo en lo demás muy mal. según los mismos consejos. iba a encargar en su lugar del ofldo dIvino a aquellos que Uamamos canónigos. y se disponla a hacer fdecu1ar su decisión cuando una noche se le apareció. en vlsión, el bienaventurado apóstol Pablo. quien quiso dirigir al emperador estas advertencias: HSi en verdad. dYo, ardes en el deseo de hacer lo que flU?ior resulte paraef sennca de Dios. cufdatede nocambiar la regla de esta iglesia expulsando a estos moryes. No es enforma alglDUl corwentente para une 12!=)
orden religiosa. aun sí está parcia lmente depravada, ro "hozar nun{",l o cambiar s u propia regla. Cada cual debe ser j uzgado en "a orden en la que al p rincip io se consagró a servir a D ios . A cada cual le ~ tá permitido enmendarse, si se ha corromp ido, pero que sea en la or.len elegIda porsupropia vocación ProvLsto de tales consejos, el emperador repitió a los sU!:JOS :o e ue le había dicho el apóstol Y dedicó todo s u esmero a tratar de ref?r71 tat esa regla, es decir. la de los rnor!ies. y no a expulsarlas ocambiarfos.3 N
San Víctor de Marsella la abadia de San Victor de Marsella habia sido abandonada ~ I , e l siglo lX y también en e l x. pues. situada fuera de las murallas. estaba de masiado expuesta a las incursiones de los piratas sarracenos: su ro 1una se habla fundido con la del obispado. la cual se incorporaba a la herenda de los vizcondes de la ciudad. En 970. la comunidad fue reorg...ntzada y someUda a la regla de san Benito. El obis po, en 1005. completa la reforma ex ceptuando al monasterto. como 10 estaba el de Cluny d-sde s u fundación . de toda injerencia exterior". En el siglo XI, San vtctor iba ~ con vertirse en la cabeza de una congregación que se ex tendía desde cerdeña hasta Ca tal uña. De las pági.no.s de nuestros líbros santos se desprende wta cr-rteza, a saber que tras el advenimiento y la gloriosa a.scensoo de ncesrrc Señor y Sal oodor. antes de que el colegio de los que estaban en ere -useIén se d isperse. y se dirYa cada WlO de sus miembros hada las dUerentes reglones del JJlWldo para. con la asistencia del Esp&itu Santo. predi· car la gloria de Su nombre y propagar Su conocimiento. la multttud de los creyertles no tenía más que W1 Úl1ko corazón y una sola alma. Ntn· glUlO de aquellos que posete algo lo deda suyo. Todo era común entre ellos. Entre eUos. nadie estaba necesitado. '1bdos los propietarios rendlan sus campos o sus casas y tTaian el precio a los pies de los ap6:;toles. Este dinero e ra repartido a cada cual según sus necesidades (He =llDS de los Apóstoles. N . 32,3 5/. He aquí la razón por la que hubo e n crerusetén una tal multitud de creyentes. mientras que hoy es bien d!ficU 1ta Uarlos y tan poco, en los monasterios. Gracias a la predicación de los apóstoles, la nuca de redes las naciones fue .sometida a l yugo del Señor. de ahí este número infinito de creyentes. Pero desde el instante en que los santos apóstoles por la gloria del mártir dejaron este' mundo. la santa comunión e institución apostólica comenzó a flaquear paulatinamente. El espíreu de (l!glUlOS de los que habian reciaida la doc trina de los biena vent urados ap óstoles se inflamaba. Aislados, se propusieron habitar juntos. Se los lla: na con una palabra griega. cenobüc. que designa la vida en común. Los ~ nonasterlos remen aqul s u origen. Según e saf6rmula cenobuec. hubo en las fronteras de nuestro pcts. la Provenza, un monasterio dlebre situado no lejos de 1m: mura-
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/las de la ciudad de Marsella. SantUicado por el cuerpo del p re stigioso mártir vtcror. exaltado por los numerosos dones y privilegios del glorioso emperador Carlos {Mag no/. permaneció mucho tiempo en esta perfección. estable y regular. Después de muchos años . cuando aquel excelente principe habia dejado ya e l mundo y Dios todopoderoso quiso castigar al pueblo cri:stia~ no por el azote de los paganos, las lTibus bárbaras invadieron la Prouenro y. desparramadas por todas partes. se establecieron sólidamente; habitando lugares fortifICados . lo deocsrcron rcdo. destruyendo las iglesias y numerosos monasterios. A sL lugare s antaño opulentos quedaron reducidos al estado de ruinas y lo que había sido morada humana se convirtió enguarida de bestias. Octurió pues que ese monasterio. en otro tiempo el más grande y más famoso de toda la Provenza.jue arrasado y reducido a nada hasta que el señor Guillermo y el señor Honorato. obispo de dicha ciudad. su hermano el vtzconde Guillermo y el h!Jo de é s te. el seoor Pons obispo. que sucedió en el episcopado a su tlo. tnicltln:n la tarea de restaurarlo. Estos "últimos no sólo deoolvieron al monasterio algo de lo que le habla pertenecido sino que además le cedieron con generosidad muchas de sus propias posesiones para salvacoo de sus almas y. habiendo retUlf· do a los moryes en el lugar. ordenaron a un abad. En consecuencia yo. Pons. por ordenacoo divina pontifice de la iglesia de MarseUa, fnjlamadopor eljuego del d ivino amor-y ardiendo de este mismo amor por e l muy glorioso y muy precioso monseñor. el muy bienaventurado mártir Victor-. a ftrt de que su monasterio donde su cuerpo santo y venerable reposa quede asentado por los siglos veni· deros e intacto sfn ninguna interrupción o dismfnudón. a fin de que nuestra obra de donación. restUución y awnento permanezca indisoluble• .firme y estable para siempre (la nuesrrc tanto como la de nues tros predeceso res citados más arrlbaJ. en acuerdo con e l señor RodoljO. rey de los alemanes y de Provenza. e n connivencia con el señor apostólico /Juan XVIll/ papa de la ciudad. de Roma y según su orden. por la voluntad del señor carde Rubaldo y de la señora condesa Adélais. del señor conde Gu illermo s u h!jo. dando su consentimiento de la m isma manera el clero y el pueblo de la s anta iglesia de Marsella, {yo. PonsJ. mando leocnrc r e sta ca rta de tonljicación. libera lidad y do nación al Señor rodcpoderoso Y sa n \lictor su mártir. as! como a los abates y monjes tanto presentes como venideros. ajin de que al datar en e ste dia el monasterio, no caiga bqJo la mano del hombre que sea salvo por razón de defensa, sino que pertenezca. como asi sucede con los otros monasterios re" guiares edificados en honor de D ios todopoderoso y de sus santos, a los abates y monjes que han elegido vivir según la regla de san Benito y según los santos cánones. Que ningún obispo. que ninguna persona. perteneciente a orden alguna. ya sea clér igo o laico, se atreva a quitar al mo nasterio o a los ab ates y a los monies cua lquier poses ión o tierra que este monasterio posea en el presente o que pueda adquirir después. Esto aji.n de que oba13 1
tes !J monjes. tanto presentes como venideros, puedan serie- a Dios en la paz y la seguridad. en la independencia. respecto de la voluntad de cualquier hombre, y que puedan ofrecer sus oraciones por nosotros todos. los fundadores ya nombrados. asi como por la salvacIón de todos los cristianos enes y muertos. Que si una potencia enemiga. elellándose corúra san Vlctor y su monasterio. quisiera aterúar contra nuestra obra y contra esta instUudórtjundada para remedio de nuestras almas. o atacar este privIlegio que. según el precepto real y por orden del poder apostólico asl como por todas las autoridades alegadas más arriba. f!iamos por escrito. o bien esjorzaTse en volver este privilegio nulo y mennrcsc la obra de nuestras manos. ya sea un obispo. Wl abate o quienfuere. por el solo hecho de que quisiera desvtar Wl don destinado al monasterio. que aquél sea anatema. maranalha. que él sea anatema, maranatha, que él sea anatema para dar y anatema para recibir. es decir. tanto el que da como el que recibe. según los santos cánones. Yque sea excomulgado y maldito; yen la abominación del Padre Y del H!jo y del Espíritu &:mto; y también de monseflor el papa de la sede apostóUoo y romana; y de todas las órdenes de la santa Iglesia católf.ca de Dios. de los obispos. de los sacerdotes . de los diáconos y de todos aquellos que tienen. ese poder de ligar y desligar, Y que sean cvndertados en eIJondo del ínflemo. con Judas el traidor". con Ar16n. y SabeU~ Y con todos los herejes Y los infieles de Dios. klnto lasque hagan cano los queoonslentan en el hecho. A ml, Pons. obispo. Y a mis hermanos. monseñor GuUlenno y rnanseñor Fbu.lque. plácenos también añadir esto: de todo lo que. de la herencia de nuestro padre o de nuestra madre y de nuestros parientes. haya sido o sea dado a este monasterio por nuestro padre y por nuestros parientes o por nosotros. si alguna potenda. sea Wl obispo. sea une persona de la orden que fuere, quisiera quitar o tomar algo a este mismo monasterio o a estos mismos abates y mol'!Jes. que su reivindicación no sea vá lida. SI esto se tucere. que nuestros herederos y sucesores tengan libre poder para retomar y recuperar lo que quienquiera haya querido quUaro tomar. El abate y los monjes de dicho monasterio tienen todo el poder de ínterpolar en lo que concierne a las disposiciones precedentes a quienes quisieran atentar contra el preserúe acto escrito, ante teda curia rea l o ante el señor apostólico de Roma y forzarlos a pagar U1W multa de quinientas libras de oro, permaneciendo este escrito en suforma precedente. de nuevoflrme y estable. Esta carta se escribió en el año de la encamación del Señor mil cfnco. siendo Rodolfo rey de los a lemanes y de Provenza. y Juan por la gracia de DfDspapa de la sede apostólica. ¡Siguen las ftnnas de:} Roubauld. conde de Provenza; de pons. obispo de Marsella; de Adélars. madre de Roubauld : de su hYo Guillermo: de Guillermo. conde de Toulouse; de Ermengarde. mujer del conde Roobauld.; de Gamler. abate de Palmodf; de Guyred. qu1en aunque indigno es llamado abate de dicho monasterio; de Archtnrtcus. abate de Mont· 132
majour: de Rad. obispo; de Elmerad. obispo de Riez; de Fbns, arzobispo de ArIes: de Patan. abate ide San Gervalo. en Fos-sur-Mer}; de Déodat, Andre, MassiHus. ¡canónigos de MarsellaJ. Ugo; de Guillaume. de Lambert y de Radalde; de Amalric. arzobispo de A[x-en~Provence;del señor FhlIlCO. 4
Cluny En este momento sin embargo. es en Cluny. flor de la orden benedictina en el Año MU. ejemplo de pureza y fermento de dinamismo. donde brota con más vigor la savia de la regeneracíón. Por]in. la regla ¡de san &nilo/. casi completamente calda en de-suso. gracias a Dbs halló. para recobrar un vigor" nueLlO y expandirse en nwnerosas ramas un asilo de sablduria. el monasterio llamado C/uny. Este establecbnlento toma su nombre de su emplazamiento inclinado Y modesto. o quizás. lo que le convendria mejor aún, de la palabra cluere. pues nosotros decimos cíuere por -ClC7'E'CE"I'1tarse". Y en efecto se ccecenró brülantemente de dio en dta gracias a dones diversos. desde sus orfgenes. fue prfmitWamente constnLfdo por el padre de los moryes del monasterio de Bawne. citado más arriba. que se Uamaba Bemon. por orden de Guillermo. el muy piadoso duque de AquUania. en el condado de Móoon, a orillas del peqtJel'\o ro del Grosne. Este convento. se dice. no recibjó al principio en dotación más que el valor de quince explotaciones campesinas; y sin embargo cuenten que los hermanos que se reunieron en él eran doce. Esta semilla de eIecd6n. hizo que se multiplicara lU1Q estirpe Innwnerable que. lo scbencs. extendió el ejército del Señor sobre una gran parte de la tierra.. Estos hombres se preocuparon sin descanso por lo que es de Dios, es decir. las obras de Justicia y misericordia; merecercn. pues. ser colmados con todos los bienes: y por añadidura dejaron a la posteridad Wl ejemplo digno de ser bnftado. Después de Bemon. la dtreccjón de la abadta.fue tomada por el muy sabio Odón. hombre más religioso que quienquiera y que era antes preboste de la iglesia de San Martln de Thurs, verdaderamente admirable por la santidad de sus costumbres y de su vida religiosa. Puso tanto celo en propagar la regla que. desde la prolJfncfa de Bénévent hasta el octano. todos los más considerables monasterios que posefan la Italia y la Galla tuvleron la dicha de ser sometidos a su autoridad.. Tras su muerte. jiJe reemplazado por Aymad. hombre simple que, sin ser tan f amoso. no .fue Wl menos lJlgUante guardián del respeto a la regla. Después de él se eligió al santo y venerable Ma feu1. de quien hemos hablado más arriba y quedeslgnIJ. paro sucederleen elgoblemode los mor¡jes. a Odfl6n.
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Guillermo de Volplano La congregación cluniacense fue efectivamente construida por san Odtlón, abate de Cluny en la epoca de los mJlenartos. Cerca de él ac!33
• tuaron otros refonnadores, entre ellos Guillenno de Volpiano, d lscipulo de san Mareu l y abate de san Benigno de Díjon. por quien la restauración de la pureza monástica fue propagada a la vez en el país lombardo y en Nonnandía. En la misma época brilló en la reforma de la casas de Dios el venerable abate Guillermo quien fue antaño nombrado por el bienaoentLUa' do Mafeul abate de la iglesia de san Benigno. mártir. Mandó reedifICar de inmediato las construcciones de esta Iglesia de manera tan admirable que hubiese sido d!ficil. haUar otras tan bellas_ No se distinguía menos fXN" el rigor C(lfl el que observaba la reyla y se mostró en su tiempo como incomparable propagador de su orden. Pero cst como e sto suscncba el amor de las personas religklsas y pías. cst le arrala los denlgramientos y la maleoolencia de los pérjidDs Y de los impíos. Habla nacido en Italia de padres de noble linaje . pero él era más noble aun po- fa ciencia elevada que habla adquirido. En el mismo territorio, en el dominio que heredara de sus padres. precedentemenle Uamado VoIpiano. edificó un monastern repleto de toda la gracia cuyo nombre él mismo cembió Uamándolo fh.tttuaria. ID enriqueció con buenas obras de roda cla se y nombró aquf a un abate que ero en todo punto su digno émUlo. Uamudo Juan. Guillermo era de espíritu aguzado y de insignia sabldw1a. lo que le valla ser recibido en los palacios de los más grandes reyes y prúldpes. Cada vez que un monasterio se encontraba sin pastor. de inmediato el rey. el conde o el prelado. le rogaban encared:famente que asumiera su diraxión para reformarlo; pues bajo su patrocinio. gracias a su riqueza y a su santidad. los monasterios se haclanjlor-edentes. y él mismo se hactajiador de que. si en cada uno de estos lugares los mono Jes observaban fas'prescripclones de la regla. nunca les iba afallar nada. ID que se verificó daramente en los lugares que Ie.fueron confiados", Desde daerscs paises reclaman a menudo a Cluny hermanos que. ardenudos abates. acrecfenten de mil. maneras los int.en?ses del Señor. Pero GuUlermo. el padre por quien este capítulo ha comenzado. pret>alece sobre lDciDs aqueUos que han salfdo antes que él de este lugar. por el traba· Jo que se dio y los resultados que obtuvo sembrando por doquier la semi· Ua de nuestra rEYia.. 5
Relms Ya en el último cuarto del siglo x. el arzobispo Adalberón. de Reims. el buenprelado al que Rlcher proponecomo ejemplo: ... en sus romlenzos (en 9761. tras su aduenimiento. se ocupó muche de construcción en su Iglesia. Mandó derribar por completo las arcadas cuyas eslructuTas sobreelevadas obstrulan casi una cuarta parte de toda la hasUica desde la entrada de la iglesia. Toda la iglesia quedD así embellecida a la vez por la extensión de la nave y por la mayor dignidad de la estn.rcturas. También mandó colocar. por la honra que se le debía . el cuerpo de san Callxto. papa y mlutlr. a la erlb"ada de la igles ia en un lugar más elevado. Cslón de los senrcs.e
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8. El auge
Del desarrollo que comienza enton ces a ínfundírse en el cue rpo de la crts tla ndad occidental. los escrito res casi no hablan. Los autores de crónicas a htston as no sin tieron que los hombres se hacían mas numerosos a su alrededor. mejor alimentados. De las calamidades que relatan. a lgunas traducian quizá una inestabilidad propia de la adolescencia y las -tensiones de un primer a uge: no supieron. no quisieron discernir en ellas este origen . Tampoco tomaron conciencia de las trans form a clon es que experimentaba la sociedad de su tiempo; de la irrupción de las fonnas feudales sólo percibieron los tumultos y desórdenes a que Jos antiguos marros. al disgregarse. daban paso; Yeste esquema dema siado s imple de los (TeS "órdenes" cuya expresión cont ribuyeron a fija r. No cesaban de exaltar, como sus predecesores de una más a lta Edad Media. al bue n emperador. al buen rey y. manteniendo vivas tales representacionee mentales . consolidaban inconscientemente las bases de un fut u ro renacimiento de la autortdad monárquica. Apenas si advirtieron que. en el orden de las realidades te mporal es, el mu ndo cambiaba a s u alrededor. ¿Cambiaba real men te? Es legitimo preguntarse si el movimien to de la evolución política, económica y social no era, en verdad, en estos decenios. menos perceptible y por consiguiente menos vivo que lo que nosotros, histortadores, es tamos tentados de imaginario, al considerar fenómenos que no aparecen de manera verdaderamente clara en los documentos anter10res al llnal del siglo xi. La pregunta merece ser planteada. Pero tambIén hay derecho a creer que nues tros testigos no eran fieles observadores de lo cotidiano y de 10 camal. No miraban las cosas terrenas. Dir1gian 8 u mirada más aniba. AsI pues, los slntomas de crecimiento que eligen mostrar conciernen todos-a lo sagrado, a las actitudes religiosas. Es decir, a sus ojos, las únícas modificaciones que tenían Importancia para el de stino del hombre. los ímicos cambios, en cualquier caso, susceptibles de introducirse, para torcerla, en la corriente de la historia. tal como ellos la concebían, aspirada entera por la ínmínencte de la Parusla, Pues para ellos, el desarrollo de las fuerzas productivas o la transferencia de los poderes de mando no eran. por decirlo así. más que epüenómenos. en cualquier caso su perestructura s. Para ellos, no lo olvide mos, las verdaderas es- \ tructurae de la h lso rta eran espirituales. Sin embargo, las innovaciones que toman en cuenta -y que se establecen todas desde las perspectivas de la eecatcíogía- bastan para alímentar su esperanza. un senurmento de confianza en el 1rTeslsUble progreso del mundo. Estos hombres de Dios crelan en el hombre.
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1. Propagación de la fe Misioneros S iente n , en pr1mer lu gar. el auge de la cristiandad co mo una dlla tact ón. como una conquista a expensas del oescretmiento (¿a caso e l fin de los tiempos. que se av ecina, no debe estar precedido por la re u nió n de todas las naciones alrededor de la cmz?). En su época. donde la fe continúa propagándose es en e l Nort e y en el Este. sobre las ave nidas abiertas por los evangeltzadores cerolíngios. El hé roe de la mlstón cristiana es entonces san Adalberto. amigo del emperador del mtlenarío. (Otbn II1Ilenia con ~l a dos prelados muy venerables, san Adalber· to, arzobispo de la ciudad de Praga. emplazada en la provincia de Bohemio y san Brttnon. obfspo de la ciudad de Augsbwyo en la provincia de Baofera. primo del emperador. San Adalberto era de pequeña estatura. san Bruno de alta es ta tura.. Ahora bien. san AdaIberto. durante una es tancia en la corte del emperador. machaba solo por la negra noche al bosque. cargaba madera sobre sus propbs hombros y . descalm. la lleva ba a su morada a e spald as de todos: Y lleJldía esta madera para procurarse alimentos. Al cabo de largos días . el emperador lo supo y. como re. ola al prelado por Wl: santo hombre. un día en que charlaba con él romo decostumbre.led!Joensondebroma: "Un obispo de vuestra especie deberla marcharse a evangallzar a los pueblos eslaoos". Entonces el obispo. besando los pies del emperador. dgo que 1'0" nla manos a la obra y el emperador no consigu~ apartarlo de este designio: el prelado le pidió que nombrara en su lugar en la ciudad de Praga a otro arzobispo que ~ mismo Iba a elegir, el emperador consintió en ello gustoso. En cuanto a l!l tms preparar todo lo que hacia Jaita. se mar· chó. descalzo. a la provincia de Polonia. donde nadie habla oiclo pronundar rod...lvia el nombredeCrlsto: y se puso apredfcarel Evangelio. El obispo Brunon, siguiendo su ejemplo. pidió al emperador q ue hiciera consagrar en su lugar y en la misma sede. a un obispo de su elección Hamado Ulrlco. Hecho esto, ganó con humUdad la p rovincia de Hungrfa . la que llaman Hungrta Blanca par oposición a la otra, la Hungrta Negra. asl llamada porque sus gentes tien en la tez oscuro como los negros. San Ad alberto convirtió a la Je de Cristo a cua tro provfnclas m és prtslorteras de los antiguos errores : Polonia. Eslavonia, la de Varsovia y 1 Cracovia, Tras establecerlas 5Ó/feiamente en la Je. se d irigió a la provino cia de los pfncenatos para pred icarle s el8eñor. Es te pueblo estabaJerozmente apegado a sus ldolos: ocho dias hacia del arribo de Adalberta. quien habla comenzado a cnuncrcres el reino de Cristo. cuando. al noveno dla. hallándolo prostemado en sus oraciones, e llos lo atravesaron ron sus flechas de hierro e hicieron de él un mártir de Cristo. Después 142
le cataron la cabeza. a~aron su cuerpo en un gran lago; en cuanto a la cabeza. la ortoiaron a las bes tias de un campo. Pero un ángel del señor la tomó y la llevójunto a l cuerpo sobre la orilla opuesta del lago: el santo despojo quedó alll intacto y s in descomponerse hasta el dia en que unos mercaderes pasaron par aUi en barco. Levantaron el tesoro sagrado y fueron ha sta Eslavonla. Al s aberlo. el rey de los eslavones. UamadO Boleslav. que había sido bautizado par el propio Adalberto, les hizo ri.cos presentes. recibió de ellos con gran pompa ei cuerpo y la cabeza y edificó en honor del santo un gran santuario; este mártir de Cristo se puso a operar l'lUJChos milagros. La pasión de san Adalberto habla teni.do lugar el vigésimo cuarto d la de abril que es la octava de las ca lendas sur·Loire et le mirades de sa1nt Benoit. Parte, 1965.
3 Edld6n en los Moruunenta 0ennanJae h/stor1ca. tomo III de los Scrtp173 - 185. 4 Ediclón en los Monumento ~ hlstorlca. tomo 111 de los Scrtptores. págs. 78- 86. 5' Edk:lón en 108 Monwnenta Gem\an.kJe histori::a, tomo VII de los Scrlplores. págs. 79·1336 Ed1d6n en los Morwmenta GennarUae historra, tomo DI de los Scrtprores, págs. 798-871 . 7 Edldón en la Collew;Uon. de tntes pour servir la tétude et: la t~ menrdethistoV"e,Parts.1897. 8 Los M/rades de sa1nt Benoit. écrlts por Adrevald. Almoin. André. Ra· soul1bft.aúl!' el Hugues de Salnte-Maure. moUles de F1ewy fueron edítados en 1858 por la Sodéte de rhistotre de Franee. Este texto es crttlcado por A. -Jidter. L1UstolYJgruphie la SaInt-&rvft-.sur-l.l:J(re er les mfrades de .safnt Beroit. Parl'J.1965. 9 Edki'Jn en la Cdl,ow=fbt de teJdes pcur servir a tMude et la tensdgne'ment de l'hJsroue, Paris. 1897. 10 Edk16n en los Classlques de t1úsrolre de ~ (lU ~ áge, voL 12 y 17 . II Ed1d6n en la ~ des te.Ues pour servfr la térude et la tensefgnementde thisrove. París, 1896. 12 Raoul Oiabr:T. H~t,I, l. 13 Id.. U*i. U, 1. 14 Ademar deChabannes. Chron*lIWS, m, 41y54. lores.
1014 Coronación tmpertal de Enrique 11 10 19 Knut rey de Inglatena y
1027 Coronación tmpertal de Conradoll 1031 Enrique I untco rey de
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Dedicatoria de Santa Maria de RIpoll
pags.
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Patmlvgle latine,
tomo
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"1st..
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4 . Loa prodigios del milenario 8. EJauge
1 RaoulGIaber.HIst..IJI . 3. 2 Ademar de Chabannes. Chron.. UJ. 58. 3 Rao ul Glaber. H Ist., rv.s. 4 /odemarde Chabannes. Chron.. m .62. 5 Raoul G1aber, HIst.. lI. 2. V. 1 y ll. 7. 6 Ademar de Chabannes. Chron..lII, 3 S. 7 Raoul G1aber. Hfst., IV, 4 -5. II. 7,11,11. 8 Ademar de Chabannes. Chron.. 49 y 59. 9 RaoulGlaber. HIst..m, sym. 7_ ID Ademar de C habannes, Chron.. m , 46-47.
5. Interpretación
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1 RaoulG1aber,HIst., V. J.
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G.':: " '.·p ', .1'iem¡ios''de esperañi lf·Y)emar, rnile- •••..• ." nario de -la. encarnáCíórique.los cOritém'- : :'-;', ' : : ' P9.i}neos.vivieiÓn :éoIIÍr, !a promesa: de., , ·/ .:,.::.. ~,lín a nuevuAlianza, deuna nueva príma-.: tv.."' '."/ '' ..'" . "~ .. vera del ." ~ ;.:", ' .. ' . ' ,,' . ~-- ', ," . .. mundo.' , : .:',.- . ' ~ : ,:,; ', '.'.. .. :... " Georges Duby..Nacío el.7 de octubre .. ·< -; de'-;1919 'en' París. 'Miembri>' catedrático " "" . · . "'., -delInstituto de Letras. Doctor en Letras." . - ..",. o:. Profesor de historia medieval en la Fa· ; ': .': o:.:.;>·i:ultlld de. Letras de Besaneon eri1950 y . , .' r.: ; ...• , .·¡en la dé Aix-Marseilledesde'Iüñ'l. Pro' : :< . ::..: >·' fe.soi; en, el Colegie.de Francia:(cátedra ".
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