Gaston Bachelard Sobre El Fuego
December 20, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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PSICOANALISIS DEL FUEGO
Gaston Bachelard
Título original: La original: La psychanalyse du feu, Editions GaJlimard Traductor: Ramón G. Redondo © Editions Gallimard, París, 1!" # 1$% © Ed. cast.: &lian'a Editorial, (. &., )adrid, 1$$ )*rtires +oncecionistas, 11, "S %$ %% /eósito 0egal: ). 1.$-1$$ +u2ierta: /aniel Gil 3mreso en Esa4a or Ediciones +astilla, (. &. )aestro &lonso, 1. )adrid
Introducción II ne faut voir la réalité teíle que je suis Paul Eluard 1 Basta 5ue ha2lemos de un o26eto ara creernos o26eti7os. Pero, en nuestro rimer acercamiento, el o26eto nos se4ala m*s 5ue nosotros a 8l, # lo 5ue creíamos nuestros ensamientos 9undamentales so2re el mundo, muchas 7eces no son otra otra cosa 5ue con9idencias so2re la 6u7entud de nuestro esíritu. & 7eces nos mara7illamos ante un o26eto elegido acumulamos hiótesis # sue4os 9ormamos así con7icciones 5ue tienen la aariencia de un sa2er. Pero la 9uente inicial es imura: la e7idencia rimera no es una 7erdad 9undamental. /e hecho, la o26eti7idad cientí9ica no es osi2le si, de antemano, no se ha roto con el o26eto inmediato, si no se ha rehusado la seducción del rimer acercamiento, si no se han detenido # re9utado los ensamientos nacidos de la rimera o2ser7ación. Toda Toda o26eti7idad, o26eti7idad, de2idamente 7eri9icada, desmiente el rimer
contacto el o26eto. 0a o26eti7idad de2e, de antemano, criticarlo todo: la sensación, el sentidocon com;n, la r*ctica incluso m*s
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constante # tam2i8n la etimología, ues el 7er2o, hecho ara cantar # seducir, raramente se encuentra con el ensamiento. 0e6os de mara7illarse, el ensamiento o26eti7o de2e ironi'ar. (in esta 7igilancia mal87ola 6am*s alcan'aremos una actitud 7erdaderamente o26eti7a. +uando se trata de estudiar a los hom2resa >amos a estudiar un ro2lema donde la actitud o26eti7a no ha odido odido reali'arse 6am*s, donde la seducción rimera es tan de9initi7a 5ue incluso de9orma a los esíritus m*s rectos, conduci8ndoles siemre al o8tico redil donde los sue4os reemla'an al ensamiento # donde los oemas ocultan a los teoremas. Es el ro2lema sicológico lanteado or nuestras con7icciones so2re el 9uego. Este ro2lema nos arece tan directamente sicológico 5ue no dudamos en ha2lar de un sicoan*lisis del 9uego. 0a ciencia contemor*nea se ha aartado, oco menos 5ue comletamente, de este ro2lema, 7erdaderamente rimordial, 5ue los 9enómenos del 9uego lantean lantean al alma rimiti7a. 0os li2ros de ?uímica, al correr el tiemo, han 7isto acortarse cada 7e' m*s los caítulos so2re el 9uego. @ son numerosos los li2ros de ?uímica modernos donde se 2uscaría en 7ano un estudio so2re el 9uego # so2re la llama. El llama. El fuego ya no es un objeto científico. El 9uego, o26eto inmediato nota2le, o26eto 5ue se imone a una selección rimiti7a, sulantando amliamente a otros 9enómenos, no a2re #a ninguna ersecti7a ara un estudio cientí9ico. Aos arece, ues, instructi7o, desde el unto de 7ista sicológico, seguir la in9lación de este 7alor 9enomenológico # estudiar cómo un ro2lema, 5ue ha orimido durante durante siglos la 2;s5ueda cientí9ica, se ha 7isto de reente di7idido o sulantado sin ha2er llegado a ser resuelto 6am*s. +uando se regunta a ersonas culti7adas, a sa2ios incluso, como #o lo he hecho in9inidad de 7eces: C?u8 es el 9uegoD, se reci2en resuestas 7agas o tautológicas 5ue reiten inconscientemente las teorías 9ilosó9icas m*s antiguas # m*s 5uim8ricas. 0a ra'ón de ello es 5ue la cuestión ha sido situada en una 'ona o26eti7a imura, donde se me'clan las intuiciones ersonales # las e=eriencias cientí9icas. Aosotros mostraremos, recisamente, 5ue las intuiciones del 9uego 333, de modo 5ue este li2rito no es sino un es2o'o. +uando se trata de escri2ir tonterías es 7erdaderamente demasiado 9*cil hacer un gran li2ro.
Capítulo 1 Fueo ! re"peto# El co$ple%o de Pro$eteo
1 El 9uego # el calor suministran medios de e=licación en los camos m*s 7ariados or5ue am2os son ara nosotros 9uente de recuerdos imerecederos, imerecederos, de e=eriencias
ersonales simles # decisi7as. es un 9enómeno 5ue uede uede e=licarlo todo. (i todo a5uello El 5ue9uego cam2ia lentamente seri7ilegiado e=lica or la 7ida, lo 5ue
cam2ia 7elo'mente se e=lica or el 9uego. El 9uego es lo ultra-7i7o. El 9uego es íntimo # uni7ersal. >i7e en nuestro cora'ón. >i7e >i7e en el cielo. (u2e desde las ro9undidades de la su2stancia # se o9rece como un amor. /esciende en la materia # se oculta, latente, contenido como el odio # la 7engan'a. Entre todos los 9enómenos, 7erdaderamente es el ;nico 5ue uede reci2ir netamente dos 7aloraciones contrarias: el 2ien # el mal. Brilla en el Paraíso. &2rasa en el 3n9ierno. /ul'or # tortura. +ocina # aocalisis. El 9uego es lacer ara el ni4o sentado rudentemente cerca del hogar #, #, sin em2argo, castiga toda deso2ediencia cuando se 5uiere 6ugar demasiado cerca con sus llamas. El 9uego es 2ienestar # es reseto. Es un dios tutelar # terri2le, 2ondadoso # mal7ado. mal7ado. Puede contradecirse: or ello es uno de los rinciios de e=licación uni7ersal. (in esta 7aloración rimera no se comrendería esa tolerancia de 6uicio 5ue aceta las contradicciones m*s 9lagrantes, ni ese entusiasmo 5ue acumula, sin rue2as de ning;n tio, los eítetos m*s elogiosos. Por e6emlo, I5u8 ternura # 5u8 disarate en esta *gina de un m8dico escritor de 9inales del siglo H>333 : #o or 9uego entiendo, no un calor 7iolento, tumultuoso, irritante # contra natura, 5ue 5uema los humores # los alimentos en lugar de cocerlos, sino el 9uego sua7e, moderado, 2als*mico, 5ue, acoma4ado de una cierta humedad, a9ín a la de la sangre, enetra los humores heterog8neos del mismo modo 5ue los 6ugos destinados a la nutrición, di7idi8ndolos, atenu*ndolos, uliendo la rude'a # el aresto de sus artes # conduci8ndolas, en 9in, a tal grado de sua7idad # de 9inura, 5ue ellos se encuentran roorcionados a nuestra naturale'a K1L. En esta *gina no ha# un solo argumento, un solo eíteto, 5ue uedan reci2ir sentido o26eti7o. @, @, no o2stante, Ide 5u8 modo nos con7ence +reo 5ue ella englo2a la 9uer'a de ersuasión del m8dico # la 9uer'a insinuante del remedio. El 9uego es el medicamento m*s insinuante #, al ronunciarlo, es cuando el m8dico resulta m*s ersuasi7o. En todo caso, #o #o no uedo releer esta *gina< e=li5ue 5uien ueda esta relación in7enci2le< sin acordarme del 2uen # solemne doctor, con su relo6 de oro, 5ue llega2a hasta mi ca2ecera in9antil # con su ala2ra culta tran5uili'a2a a mi madre in5uieta. Era una ma4ana de in7ierno en nuestra o2re o2re casa. El 9uego 2rilla2a en la chimenea. )e da2an 6ara2e 6a ra2e de Tol;. Tol;. @o @o lamía la cuchara. I/ónde han ido a arar esos es os tiemos del sa2or 2als*mico # de los remedios de c*lidos aromas
2 +uando #o esta2a en9ermo, mi adre encendía 9uego en mi ha2itación. El tenía mucho cuidado en 5ue los le4os 5uedasen derechos so2re los eda'os de madera m*s e5ue4os # al desli'ar un u4ado de 7irutas entre los morillos. Mracasar al encender un 9uego hu2iese sido una insigne estuide'. es tuide'. @o @o no imagina2a 5ue mi adre udiese tener igual en esta 9unción, 5ue 6am*s delegó en nadie. /e hecho, #o no creo ha2er encendido un 9uego antes de los dieciocho a4os. (olamente cuando 7i7í en la soledad 9ui el so2erano de mi chimenea. Pero el arte de ati'ar, 5ue ha2ía arendido de mi adre, ha ermanecido en mí como una 7anidad. Pre9eriría, Pre9eriría, creo, 9racasar en una lección de 9iloso9ía 5ue en mi 9uego de la ma4ana. Tam2i8n, con 7i7a simatía leo en un autor estimado, mu# ocuado en sa2ias 2;s5uedas, esta *gina 5ue es ara mí una *gina casi de recuerdos ersonales KL: )e he di7ertido 9recuentemente con esta 9órmula cuando i2a a casa de los otros, o cuando alguien 7enía a mi casa: el 9uego se aaga2a era reciso ati'ar in;tilmente, sa2iamente, largamente a tra78s de un humo eseso. (e recurría, or ;ltimo, a la le4a menuda, al
car2ón, 5ue nunca llega2a lo 2astante ronto: desu8s de ha2er sido agitados numerosas 7eces los le4os ennegrecidos, #o logra2a aoderarme de las tena'as,
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cosa 5ue suonía aciencia, audacia # 2uen humor. 3ncluso o2tenía ala'amientos en 9a7or del sortilegio, como esos Emíricos a los 5ue la Macultad entrega un en9ermo deseserado entonces, me limita2a a oner 9rente a 9rente algunos ti'ones, casi siemre sin 5ue udiera notarse 5ue #o hu2iese tocado nada. /escansa2a sin ha2er tra2a6a- do se me mira2a como ara sugerirme actuar #, sin em2argo, la llama 7enía # se aodera2a del le4o entonces se me acusa2a de ha2er arro6ado alguna sustancia, # se reconocía, or ;ltimo, siguiendo la costum2re, 5ue #o ha2ía aro7echado las corrientes: no llega2a a in7estigarse la lenitud de calores, lo emanante, lo radiante de las iros9eras, de las 7elocidades traslati7as, de las series calorí9icas. @ /ucarla contin;a deslegando con6untamente sus talentos 9amiliares # sus am2iciosos conocimientos teóricos donde la roagación del 9uego es descrita como una rogresión geom8trica seg;n s eg;n series calorí9icas. & desecho de esta matem*tica mal traída, el rinciio 9undamental del ensamiento o26eti7o de educarla est* 2ien claro # su sicoan*lisis es inmediato: ongamos 2rasa contra 2rasa # la llama alegrar* nuestro hogar.
3 Es osi2le 5ue de a5uí ueda e=traerse un e6emlo del m8todo 5ue nosotros roonemos seguir ara un sicoan*lisis del conocimiento o26eti7o. o26eti7o. (e trata, en e9ecto, de descu2rir la acción de los los 7alores inconscientes en la 2ase misma del conocimiento
emírico # cientí9ico. Para ello es reciso mostrar la lu' recíroca 5ue, sin cesar, 7a # 7iene de los conocimientos o26eti7os # sociales a los conocimientos su26eti7os # ersonales, # 7ice7ersa. Es necesario se4alar en la e=eriencia cientí9ica las huellas de la e=eriencia in9antil. (ólo de este modo odremos ha2lar con 9undamento de un inconsciente del espíritu científico # científico # del car*cter heterog8neo de ciertas e7idencias, # así es como 7eremos con7erger, so2re el estudio es tudio de un 9enómeno articular, con7icciones 9ormadas en los m*s 7ariados terrenos. Puede 5ue a;n no se ha#a rearado su9icientemente en 5ue el 9uego, antes 5ue un ser natural es, es, so2re todo, un ser social. Para 7er lo 2ien 9undado de esta o2ser7ación no ha# necesidad de desarrollar consideraciones so2re el ael del 9uego en las sociedades rimiti7as, ni de insistir so2re las di9icultades t8cnicas de la conser7ación del mismo 2asta con hacer sicología ositi7a, e=aminando la estructura # la educación de un esíritu ci7ili'ado. /e hecho, el reseto al 9uego es un reseto ense4ado no es un reseto natural. El re9le6o 5ue nos hace retirar el dedo de la llama de una 2u6ía no 6uega, or así decirlo, ning;n ael consciente en nuestro conocimiento. conocimiento. 3ncluso es osi2le asom2rarse de 5ue se le d8 tanta imortancia en los li2ros de sicología elemental, resent*ndolo como e6emlo semiterno de inter7ención de una cierta re9le=ión en lo re9le6o, de un conocimiento en la sensación m*s 2rutal. En realidad, las prohibiciones prohibicion es sociales son las pri%eras. pri%eras. 0a e=eriencia natural no 7iene sino en segundo lugar ara a4adir una rue2a material inesperada, inesperada, cu#a cu#a naturale'a es demasiado oscura ara 9undar en ella un conocimiento o26eti7o. 0a 5uemadura, es decir, la inhi2ición natural, al con9irmar las rohi2iciones sociales no hace sino aumentar, a los o6os del ni4o, el 7alor de la inteligencia aternal. Fa#, ues, en la 2ase del conocimiento in9antil del 9uego, una inter9erencia de lo natural con lo social, en la cual, lo social es casi siemre dominante. Todo esto uede 7erse me6or si se comara el incha'o # la 5uemadura. Tanto Tanto uno como otro dan lugar a re9le6os. CPor 5u8 las cosas puntiagudas no son, al igual 5ue el 9uego, o26eto de reseto # de temorD Precisamente or5ue las rohi2iciones sociales 5ue hacen re9erencia a los o26etos untiagudos son mucho m*s d82iles 5ue las rohi2iciones 5ue se re9ieren al 9uego. Fe a5uí, ues, la
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7erdadera 2ase del reseto ante la llama: si el ni4o aro=ima su mano al 9uego, su adre le da un almeta'o so2re los dedos. El 9uego golea sin necesidad de 5uemar. ?ue este 9uego sea llama o calor, l*mara u horno, la 7igilancia de los adres es la misma. 3nicialmente, ues, el 9uego es o26eto de una prohibici'n una prohibici'n general de a5uí, la siguiente conclusión: la rohi2ición social es nuestro rimer rimer conoci%iento general so2re so2re el 9uego. 0o rimero 5ue se sa2e del 9uego es 5ue no de2e ser tocado. & medida 5ue el ni4o crece, las rohi2iciones se esirituali'an: el almeta'o es sustituido or la 7o' col8rica la 7o' col8rica or el sermón so2re los eligros del incendio, or las le#endas so2re el 9uego de los cielos. /e este modo, el 9enómeno natural se imlica r*idamente en otros conocimientos sociales, comle6os # con9usos, 5ue aenas si de6an lugar al conocimiento sencillo. & artir de ahí, # uesto 5ue las inhi2iciones son, en rimer lugar, rohi2iciones sociales, el ro2lema del conocimiento ersonal del 9uego es el ro2lema de la desobediencia adrede. adrede. El ni4o 5uiere hacer como su adre, le6os de su adre, #, al igual 5ue un e5ue4o Prometeo, ro2a cerillas. +orre entonces or los camos, # en el hueco de un 2arranco, a#udado or sus coma4eros, enciende la hoguera del día de no7illos. El ni4o de la ciudad aenas si conoce este 9uego 5ue arde entre tres iedras el ni4o de la ciudad no ha ro2ado la ciruela asada, ni el caracol, todo ega6oso, 5ue se coloca so2re las 2rasas ro6as. El uede escaar a este co%plejo de (ro%eteo cu#a (ro%eteo cu#a acción he sentido 9recuentemente. (ólo este comle6o uede hacernos comrender el inter8s 5ue siemre desierta la le#enda o >olc*n. /an'a so2re las ceni'as a'ules # ro6as... montado en un coo de nie7e 5ue arrastra el hurac*n. @ arrastra al (o4ador or encima del monumento cuadrangular cu#a 9undación atri2u#e la tradición a Em8docles K*g. %L: >en, >en, mi re#. I+i4e tu corona de llamas 2lancas # de a'u9re a'ul de donde escaa una llu7ia chiseante de diamantes # 'a9iros @ el (o4ador (o4ador,, disuesto al sacri9icio, resonde: I&5uí esto# En7u8l7eme en ríos de la7a ardiente, estr8chame en tus 2ra'os de 9uego, como el amante estrecha a la no7ia. )e he engalanado con tus colores. Re7ístete t; tam2i8n de tu ardiente 7estidura de ;rura. +u2re tus esaldas con tus reslandecientes h*2itos. IEtna, 7en, Etna, rome rome tus uertas uertas de 2asalto, 7omita el 2et;n # el a'u9re. I>omita la iedra, el metal # el 9uego... En el seno del 9uego, la muerte no es la muerte. 0a muerte no sa2ría estar en esta región et8rea a donde t; me lle7as... )i cuero 9r*gil uede ser consumido or el 9uego mi alma de2e unirse a los sutiles elementos de 5ue tu est*s comuesto. IPues 2ien, dice el Esíritu, arro6ando so2re el (o4ador arte de su ro6a caa, di adiós a la 7ida de los hom2res # sígueme a la de los 9antasmas. /e este modo, un ensue4o al amor de la lum2re, cuando la llama tuerce las ramas en6utas del a2edul, 2asta ara e7ocar el 7olc*n # la hoguera. Ina 2ri'na 5ue 7uela en el humo es su9iciente ara incitar nuestro destino C+ómo ro2ar me6or 5ue la contemlación del 9uego nos conduce a los orígenes mismos del ensamiento 9ilosó9icoD (i el 9uego, 9enómeno e=tra4o # e=cecional en el 9ondo, ha sido considerado como elemento constituti7o del ni7erso, Cno ha ocurrido ello or ser un elemento del ensamiento, or ser el elemento escogido or la enso4aciónD
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+uando se ha reconocido un comle6o sicológico, arece 5ue se comrenden me6or, m*s sint8ticamente, ciertas o2ras o8ticas. /e hecho, una o2ra o8tica no uede aenas reci2ir otra unidad 5ue la de un comle6o. (i el comle6o 9alta, la o2ra, ri7ada de sus raíces, no se comunica con el inconsciente. Parece 9ría, 9icticia, 9alsa. Por el contrario, una o2ra inaca2ada incluso, u2licada en 7ariantes # reediciones, como es el E%pedoles de E%pedoles de FQlderlin, guarda una unidad sólo or el hecho de insertarse en el comle6o de Em8docles. )ientras F#erion elige una 7ida 5ue se me'cla íntimamente con la 7ida de la Aaturale'a, Em8docles escoge una muerte 5ue le hace 9undirse con el elemento uro del 7olc*n. Estas dos soluciones, a9irma mu# 2ien Pierre Berteau=, est*n m*s cercanas de lo 5ue a rimera 7ista arece. Em8docles es un F#erion 5ue ha eliminado los elementos ertherianos, 5ue gracias a su sacri9icio consagra su 9uer'a # no con9iesa su de2ilidad es el hom2re hecho, h8roe mítico de la antigSedad, rudente # seguro de sí mismo, ara 5uien la muerte es un acto de 9e 5ue demuestra la 9uer'a de su cordura. K1L 0a muerte en la llama es la menos solitaria de las muertes. Es 7erdaderamente una muerte cósmica en la 5ue todo un uni7erso se ani5uila con el ensador. 0a hoguera es una coma4era de la e7olución. /iova ci' solo che non %uore, e solo per noi non %uore, %uore, ci' che %uor con noi 0o es bueno que lo 1nico que que no %uere, y s'lo para nosotros nosotros no %uere, %uera %uera con nosotros nosotros /O&nnun'io )uchas 7eces, ante un inmenso 9uego incandescente, el alma se siente tra2a6ada or el comle6o de Em8docles. 0a Moscarina de /O&nnun'io, a2rasada or las íntimas llamas de un amor deseserado, desea concluir en la ira, mientras contemla 9ascinada el horno del 7idriero KL: I/esaarecer, ser engullida, no de6ar rastro, grita2a el cora'ón de la mu6er, e2rio de destrucción. En un segundo, ese 9uego odría de7orarme como a un sarmiento, como a una 2ri'na de a6a. @ se aro=imó a las 2ocas a2iertas, or donde se 7eían las 9luidas llamas, m*s reslandecientes 5ue el mediodía del 7erano, ce4irse a los reciientes de tierra en los 5ue se 9undía, a;n in9orme, el mineral 5ue los o2reros, colocados en derredor, tras los ara9uegos, esera2an con una 7arilla de hierro ara darle 9orma solando con sus la2ios. @a se 7e cómo, en las circunstancias m*s 7ariadas, la llamada de la Foguera c contin;a siendo un tema o8tico 9undamental. Ao corresonde, en la 7ida moderna, a ninguna o2ser7ación ositi7a. @ nos conmue7e, sin em2argo. /e >íctor Fugo a Fenri de R8gnier, el horno de F8rcules contin;a int*ndonos, como un sím2olo natural, el destino de los hom2res. 0o 5ue es uramente 9*ctico ara el conocimiento o26eti7o ermanece, ues, como ro9undamente real # acti7o ara los sue4os inconscientes. inconscientes. El sue4o es m*s 9uerte 5ue la e=eriencia.
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Capítulo 3 P"icoan(li"i" ! pre)i"toria# El co$ple%o de No*ali"
1 Face #a tiemo 5ue el sicoan*lisis ha a2ordado el estudio de las le#endas # mitologías. El sicoan*lisis disone, ara este tio de estudios, de un material de e=licaciones lo su9icientemente rico como ara esclarecer las le#endas 5ue rodean la con5uista del 9uego. Pero lo 5ue el sicoan*lisis no ha sistemati'ado a;n comletamente 333 o9rece a este resecto una mina inagota2le de o2ser7aciones sicológicas. El fuego eléctrico, eléctrico, en articular, 5ue, de manera m*s clara a;n 5ue el 9uego usual, ha asado a la categoría de 9enómeno tri7ial, sicoanalíticamente aca2ado, es un 9uego se=uali'ado. Puesto 5ue es misterioso, es se=ual. Ba6o la idea del 9rotamiento, cu#a e7idente se=ualidad rimera aca2amos de se4alar, 7amos a reencontrar, ara la electricidad, todo lo 5ue hemos dicho a roósito del 9uego. +harles Ra2i5ueau, &2ogado, 3ngeniero ri7ilegiado del Re# ara todas sus o2ras de Mísica # )ec*nica, escri2e, en 1%!, un tratado so2re El esect*culo del 9uego elemental o +urso de electricidad e=erimental. En dicho tratado se uede o2ser7ar una suerte de recirocidad de la tesis sicoanalítica 5ue sostenemos en este caítulo ara e=licar la roducción del 9uego or 9rotamiento: uesto 5ue 5ue el 9rotamiento es causa de la electricidad, Ra2i5ueau 7a a desarrollar, so2re el tema del 9rotamiento, una teoría el8ctrica de los se=os K*gs. 11 # 1L: El 9rotamiento sua7e des7ía las artículas de esíritu de aire 5ue se oonen al aso, a la caída de una materia esirituosa, 5ue nosotros denominamos licor seminal. Este 9rotamiento el8ctrico nos roduce una sensación, un cos5uilleo, gracias a la 9ine'a de los untos de esíritu de 9uego, a medida 5ue la rare9acción se roduce # 5ue este esíritu de 9uego se acumula en el lugar 9rotado. Entonces el licor, no udiendo mantener la ligere'a del esíritu de 9uego acumulado en atmós9era, a2andona su lugar # 7iene a caer en la matri', donde e=iste tam2i8n atmós9era: la 7agina no es m*s 5ue el conducto 5ue lle7a al deósito general 5ue es dicha matri'. Fa# en el se=o 9emenino una arte se=í9ica. Esta arte es a este se=o lo 5ue la arte se=í9ica del hom2re es al hom2re. @ est* su6eta a seme6antes rare9acción, cos5uilleo # sensación. Esta segunda arte articia a;n del 9rotamiento. 0os untos de esíritu de 9uego son incluso m*s sensi2les en el se=o 9emenino... El se=o 9emenino es deositario de las e5ue4as es9eras humanas 5ue est*n en el o7ario. Estas e5ue4as es9eras son una materia el8ctrica sin acción, sin 7ida como una 2u6ía no encendida, o un hue7o resto a reci2ir el 9uego de 7ida, o la eita o el grano: o en 9in, como la #esca o el 9ós9oro 5ue aguardan ese esíritu de 9uego... Puede 5ue ha#amos agotado la aciencia del lector ero te=tos seme6antes, 5ue odrían ser estirados # multilicados, ha2lan 2ien a las claras de las reocuaciones secretas de un esíritu 5ue retende entregarse a la ura mec*nica. (e 7e, or lo dem*s, 5ue el centro de las con7icciones no es, en a2soluto, la e=eriencia o26eti7a. Todo To do lo 5ue 9rota, todo lo l o 5ue 5uema, todo lo 5ue electri'a, e lectri'a, es inmediatamente susceti2le de e=licar la generación. +uando las armónicas se=uales inconscientes del 9rotamiento 7ienen a 9altar, cuando resuenan mal en almas secas # rígidas, el 9rotamiento, reducido a su asecto uramente mec*nico, ierde al unto su oder de e=licación. /esde este unto unto de 7ista 5ui'* 9uese osi2le osi2le rendir cuenta sicoanalítica de las largas resistencias 5ue ha encontrado la teoría cin8tica del calor. Esta teoría, mu# clara ara la reresentación consciente # m*s 5ue su9iciente ara un esíritu sinceramente ositi7ista, aarece carente de ro9undidad
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