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CÓMO ORGANIZARTE MEJOR (Traducción de Andrea Lizasoain)
PROGRAMA “CÓMO ESTUDIAR” DE RON FRY
CÓMO ORGANIZARTE MEJOR SEGUNDA EDICIÓN
POR RON FRY
Editorial Career Press Franklin Lakes, NJ, Estados Unidos
Contenido Prólogo Comienza por el principio……………………………………………………………………………………………………. 5 Capítulo 1 La necesidad de organizarse………………………………………………………………………………….…………… 19 Capítulo 2 Organiza tu vida…………….…………………………………………………………………………………………………… 33 Capítulo 3 Organiza tus estudios…………………………………………………………………………………………………………. 43 Capítulo 4 Organiza tus meses, tus semanas y tus días…………………………………………………………………….. 59 Capítulo 5 Manejo de los traumas cotidianos……………….……………………………………………………………………. 79 Capítulo 6 Organízate para las clases………………………….…………………………………………………………………….. 89 Capítulo 7 Organiza tus lecturas y tus trabajos escritos…………………………………………………………………… 105
PRÓLOGO
Cómo organizarte mejor: Comienza por el principio
STE AÑO MARCÓ OTRO HITO muy importante en la evolución a lo largo de una década de mi programa “Cómo Estudiar” 1: el relanzamiento de nuevas ediciones de volúmenes clave como el mismo Cómo estudiar mejor, ahora en su quinta edición; la cuarta edición de Cómo mejorar tu memoria, Cómo mejorar tu lectura, Cómo mejorar tu redacción y Aprueba tus exámenes sin esfuerzo; y una segunda edición de Cómo organizarte mejor. Sin embargo, Cómo tomar apuntes, Cómo organizar mejor tu tiempo y Cómo utilizar mejor tu computador, aunque todavía se pueden encontrar, no fueron revisados este año. Me siento sinceramente orgulloso, y algo sorprendido también, por que Cómo estudiar mejor ya está cumpliendo su segunda década. Lo anterior porque a la mayoría de los escritores les gustaría que sus libros estuvieran siempre vigentes, pero la realidad es que la mayor parte va a parar al rincón de los cachureos mucho antes de lo que nos gustaría (o que admitimos). 5
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Nombre original del programa: “How to Study Program”.
¿Por qué razón esta serie de manuales de estudio se ha convertido en la más vendida de todos los tiempos? ¿Por qué no solo los estudiantes, sino que también sus padres, quienes quieren que les vaya bien a toda costa, necesitan tanto estas guías? Porque, en esencia, se han mantenido todas las condiciones de las que he estado hablando por todo el país desde 1988; incluso han empeorado: 1. A pesar de los pequeños avances que se han logrado en el último tiempo con respecto a los puntajes de las pruebas, los estudiantes estadounidenses todavía obtienen
resultados
mucho
más
bajos
en
comparación
a
otros
países,
especialmente en lo que se refiere a las áreas científicas y matemáticas. 2. Cuando los padres estadounidenses votan, la mayoría indica que la prioridad número uno del país consiste en mejorar la educación pública. Esos mismos padres no piensan que los establecimientos educacionales públicos estén haciendo un buen trabajo, porque no enseñan mucho a los niños. 3. Los empresarios líderes continúan quejándose de que son demasiados los candidatos a su primer trabajo que no son capaces de leer, escribir, sumar o multiplicar. ¡Muchos ni siquiera pueden llenar los formularios de postulación! En consecuencia, las empresas gastan millones de pesos entregándoles a sus empleados las herramientas básicas que deberían haber aprendido en el colegio. Resulta casi inevitable que estas condiciones continúen empeorando, lo que significa que los problemas tradicionales que más afectan la capacidad de los alumnos para aprender (salas llenas, falta de recursos como computadores y nuevas tecnologías y escasez de profesores bien preparados) seguirán frustrando a aquellos que quieren aprender pero que necesitan ayuda. Por lo anterior, desafortunadamente, continuarán necesitándose los libros de mi Programa “Cómo estudiar”, ya que estos ofrecen la ayuda precisa que la mayoría de los alumnos necesita y que los padres exigen. Entonces, ¿quién eres tú?
Muchos de ustedes son estudiantes, no solo los alumnos de enseñanza media que siempre pensé que constituía mi grupo de lectores, sino que también alumnos de
enseñanza básica preparándose para ingresar a media y jóvenes que están empezando su educación media (lo que expresa algo muy positivo de su motivación y éxito futuro). Varios de ustedes son adultos volviendo a estudiar y otros han estado mucho tiempo alejados de los estudios, pero si pudieran aprender ahora las técnicas de estudio que sus profesores nunca les enseñaron, les iría mejor en sus carreras, en especial si supieran cómo recordar las ideas clave de su presentación o los nombres de sus clientes. Montones de ustedes son padres con la misma preocupación: “¿Cómo puedo hacer que Matías mejore en el colegio? Si ni siquiera se acuerda de mi cumpleaños, ¿cómo se va a acordar de su próxima prueba de trigonometría?” Quiero dirigirme brevemente a cada uno de los lectores de este libro para analizar algunos de los factores que los afectan:
Si eres alumno de enseñanza media Te deberías sentir especialmente cómodo tanto con el lenguaje como con el formato de este libro. Presenta oraciones y párrafos relativamente cortos, algunos títulos y subtítulos (esperemos) divertidos y un vocabulario extenso pero no exorbitante. ¡Lo escribí pensando en ti!
Si estás ingresando a la enseñanza media Aprender ahora a organizar tanto tus estudios como tu vida es clave para tener éxito en este momento y en el futuro. Estás tratando de aprender a estudiar precisamente en el momento adecuado. Los cursos sexto, séptimo y octavo, antes de que des el salto a veces cósmico a la enseñanza media, constituyen, sin lugar a dudas, el período en que se deberían manejar todas estas técnicas de estudio. Si eres lo suficientemente serio como para estar leyendo este libro, no creo que tengas problemas con los conceptos o el lenguaje.
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Si eres un alumno universitario “tradicional” Si has pasado de la enseñanza media a la universidad, aprender a organizar tu vida y tus estudios no solo es una buena idea, sino que será lo único que te permita sobrevivir; confía en mí. No te puedes ni imaginar lo ajetreada que estará tu vida una vez que asistas a tu primera clase en la universidad y te entreguen tu carga académica… y sepas de las actividades extraprogramáticas… y de las deportivas… y las relacionadas con el trabajo.
Si es el padre o la madre de un estudiante de cualquier edad Seguramente, el establecimiento educacional de su hijo le está enseñando muy poco a su hijo sobre cómo estudiar, lo que significa que no está aprendiendo a aprender. Lo anterior se puede traducir como que su hijo no está aprendiendo a tener éxito. ¿Es esa la misión de las escuelas y colegios? Absolutamente. Después de todo, en el país se gastan miles de millones de pesos tanto en educación primaria como en secundaria y por ese dinero deberíamos obtener mucho más que una posible graduación, algunas porristas y un anuario.
¿Qué pueden hacer los padres? En la realidad son los padres los que se preocupan más que sus hijos. Esto lo digo porque los primeros que llaman a las radios o a la televisión durante mi participación generalmente son padres sinceros y preocupados preguntándome “¿Qué puedo hacer para que a mi hijo le vaya bien en el colegio?” Por eso, aquí están las reglas para los padres de alumnos de cualquier edad. 1. Establezca un área de trabajo, libre de distracciones, bien iluminada y con todas las herramientas necesarias a la mano. 2.
Establezca una rutina de trabajo en la que se determine el momento y el lugar. Tiene que ser a la misma hora, en el mismo lugar, todos los días. 8
3. Establezca prioridades de trabajo, aunque, en realidad, solo dictamine que el trabajo es la prioridad, antes de cualquier cita, antes de la TV, antes de salir a jugar, antes que todo. 4. Haga de la lectura un hábito, no solo para ellos, sino que también para usted, suponiendo que todavía no lo es. Los niños inevitablemente imitan lo que usted hace, no lo que dice (incluso cuando les prohíba hacer lo que usted está haciendo). Por eso, si sigue molestándolos con que lean mientras usted mira la quinta teleserie de la tarde, ¿qué mensaje cree que le está dando? 5. Apague la TV o, al menos, determine el momento y el tiempo apropiados para mirarla. Esa puede resultar la tarea más difícil. Créame, tengo un hijo de 11 años, así que lo sé, pero haga lo mejor que pueda. 6. Hable con los profesores y averigüe qué es lo que se supone que deberían estar aprendiendo sus hijos. Si no lo hace, no podrá supervisarlos. Incluso podría estar enseñándole lo contrario a lo que les está entregando el profesor. 7. Incentive y motive, pero no los persiga para que hagan sus tareas. Simplemente, no funciona. 8. Supervise su trabajo, pero no caiga en la trampa de hacer sus tareas. 9. Felicítelos cuando lo hagan bien, pero no cuando el resultado sea mediocre. Los niños saben cuando se los está subestimando. 10.Hágalos ver la realidad (esto va para los estudiantes más grandes). Está bien, admito que esto resulta casi tan difícil como apagar la TV, pero si aprenden y se dan cuenta de que en la vida real a nadie le importarán sus notas, sino lo que saben y pueden hacer, se ahorrarán muchas lágrimas (probablemente las suyas). Puedo asegurarle que nunca resulta prematuro (aunque debe hacerse con cuidado) enseñarle a su hija genio que la vida no es justa. 11.Si puede costearlo, adquiera un computador para su hijo y todo el software que pueda manipular. Muchas personas lo han estado repitiendo por años, incluyéndome a mí, y realmente no hay alternativa: sus hijos, sin importar la edad, deben manejar la tecnología (los computadores) si quieren, al menos, sobrevivir tanto dentro como fuera del colegio. 9
Un estudio realizado durante diez años arrojó recientemente que los niños que manejan los computadores aprenden más rápido y obtienen mejores resultados. 12.
¡Apague la TV de inmediato!
13.Conéctese. Internet es el mejor invento de nuestra época y una herramienta increíble para los alumnos de todas las edades. Aunque es imposible enumerar unos pocos sitios de utilidad en un libro tan pequeño como este, los padres de niños tanto de educación básica como de media deberían estar al tanto de los siguientes: http://es.wikipedia.org/wiki/Portada http://es.encarta.msn.com/ http://monografias.com/ www.icarito.cl
La importancia de su participación No subestime la importancia de su compromiso con la educación de su hijo ni por un minuto, ya que es absolutamente esencial en su éxito futuro. Aunque parezca sorprendente, los resultados de todos los estudios realizados en las últimas tres décadas con respecto a los factores que afectan el rendimiento de los niños en el colegio demuestran claramente que lejos el más importante es la participación de los padres. La influencia del tamaño del establecimiento, el dinero destinado a cada niño, la cantidad de alumnos y el número de profesores eficientes (o pésimos) es mucho menor. Sí, todos los factores influyen, pero ninguno es tan relevante como su compromiso. Por eso, le ruego que se dé el tiempo para leer este libro (y todos los demás de la serie, especialmente Cómo estudiar mejor). Sepa lo que sus hijos deberían estar aprendiendo (y cuáles otros libros, relacionados con un tema específico, necesitan más). De esta manera, los estará ayudando tremendamente, aun cuando usted no haya sido un muy buen alumno, aun cuando no haya aprendido estrategias de estudio muy adecuadas. Puede aprovechar ahora para aprender junto a su pupilo; no solo lo ayudará a él en el colegio, sino que también le servirá a usted en su trabajo, sin importar su campo. 10
Si eres un estudiante no tradicional Si vas a volver al colegio, a la universidad o vas a cursar un postgrado a los 25, 45, 65 u 85, ¡probablemente necesitarás la ayuda de mis libros más que nadie! ¿Por qué? Porque mientras más tiempo hayas permanecido alejado de los estudios, más probable será que no te acuerdes de lo que has olvidado. ¡Y seguramente se te ha olvidado lo que se supone que tenías que recordar! Así como subrayo que pocas veces es demasiado pronto para aprender hábitos adecuados de estudio, también debo destacar que nunca es demasiado tarde. Si estás regresando a los estudios, aún cuando tomes una carga menor de cursos, a la vez que trabajas, sostienes a una familia o ambas situaciones, te vas a ver enfrentado a ciertos problemas que la primera vez que estudiaste posiblemente no tuviste: Presiones relacionadas con el tiempo y con el dinero. Seamos honestos, cuando solo tenías que preocuparte de ir al colegio, debe haber sido más fácil que estudiar, tener una familia y trabajar para ganarse la vida, todo al mismo tiempo (¡y lo era!). Manejar todas las técnicas de administración del tiempo resulta incluso más importante si se quiere lidiar con todas las responsabilidades que implican una carrera, la familia, los clubes, los amigos, etc., junto con el compromiso con el estudio. La administración del dinero puede perfectamente considerarse otra habilidad esencial, ya sea para encontrar la manera de pagarle a alguien para que cuide a los niños (algo de lo que probablemente no tuviste que preocuparte la primera vez que estudiaste) o para cumplir con todas tus responsabilidades, a la vez que le restas horas al trabajo para dedicarlas a la educación. Temores a la insuficiencia autoimpuestos. Es muy posible que te convenzas de que simplemente estas “fuera de práctica” en relación a todo lo que implica el estudio. ¡Ni siquiera te acuerdas para qué sirve el destacador! Aunque una pequeña parte de estos miedos es válida, la mayoría no lo es. La parte aceptable es que estás regresando a un ambiente académico del que puedes haber permanecido alejado por una década o dos y es difícil (lo que analizaré en mayor profundidad en los párrafos siguientes) al mundo laboral diario. 11
Es solo cuestión de algunos ajustes lo que, créeme, tomará solo unos días, si es que no horas, para disipar los miedos. Pero sospecho que a lo que realmente le temes es al hecho de que ya no te encuentras con esa “mentalidad” escolar, que no “piensas” de la misma manera o, lo que quizás está más relacionado con este libro, que las habilidades que necesitas están un poco oxidadas. En mi opinión, dichos temores no tienen fundamentos, ya que has estado pensando y actuando por varios años, a lo mejor con mucho éxito, por lo que en realidad es ridículo pensar que los estudios van a ser tan diferentes. No va a ser así, así que relájate. Además, si estás pensando que tus técnicas de estudio están un poco oxidadas, ten en cuenta que las has estado utilizando diariamente en tu trabajo sin haberlo notado. Si con lo anterior todavía no te convences, puedes refrescar tu memoria con mi programa “Cómo estudiar”, gracias al cual es posible que aprendas más sobre el estudio de lo que hayas olvidado. Tal vez te preocupe que la planta de energía académica no funcionó muy bien la primera vez que lo intentaste otra vez. Bueno, tampoco les pasó a Edison, Einstein o a un grupo de otras personas medianamente exitosas. Toma en cuenta que desde la última vez que estudiaste has cambiado de manera significativa, ¿o no? Has tenido varios trabajos, criado hijos, ahorrado dinero y asumido más y más responsabilidades. ¡Ahora concéntrate en el hecho de que en este momento estás muchísimo mejor capacitado que antes! Sensación de estar “fuera de tu elemento”. Se trata de un miedo un poco distinto; el miedo a no encajar. Después de todo, ya no tienes 18 años. Sin embargo, tampoco los tienen la mitad de los universitarios de hoy. En serio, el 50% de los alumnos universitarios es mayor de 25 años. La verdad es que probablemente ahora te sientas más en tu elemento que la primera vez. Diferente percepción de los profesores. Esto se convierte en un punto a favor. Dudo que ahora le tengas miedo al profesor. Lo peor que puede pasarte es que lo veas como a un igual. A lo más, lo vas a considerar más joven y no necesariamente tan exitoso o experimentado como tú. En cualquiera de los casos, es posible que no estés dispuesto a tratar a tus profesores de la universidad como si fueran todopoderosos. Diferencias en la vida académica. La vida académica es más lenta que el mundo “real” y puede que tú te estés moviendo mucho más rápido en comparación a su ritmo normal. 12
Cuando tenías 18, una tarde sin clases significaba un juego de ping pong; ahora podría significar ponerse al día con una semana de trámites atrasados, cocinar (y congelar) para una semana, y(o) escribir cuatro informes para la semana anterior. No esperes que porque tu programa sea acelerado la vida en el campus se acelere en respuesta. Tendrás que acostumbrarte a personas y sistemas que se interesan muy poco por la velocidad.
Algunos pensamientos con respecto al aprendizaje El aprendizaje no debería resultar doloroso y ciertamente no es necesario que sea aburrido, aunque la mayoría de las veces resulte tener ambas características. Sin embargo, no necesariamente va a resultar maravilloso y fácil. En ocasiones vas a tener que esforzarte mucho para solucionar un problema o para sacar un proyecto adelante. Así es la vida. También es cierto que no todo es tan obvio y fácil de entender. De hecho, reina la confusión. Convéncete de que es normal y aprende a sobrellevarlo. Si en verdad piensas que se supone que debes entender todo lo que leas a la primera, te estás engañando. El hecho de que te demores en aprender algo no significa que tengas un problema. Puede ser que se trate de un tema al que a todos les cueste. Un alumno eficiente no se asusta cuando no entiende algo de inmediato. Por el contrario, se toma su tiempo, toma las medidas pertinentes y sigue confiado en que en algún momento se le va a encender la ampolleta. Con frecuencia, los padres me preguntan “¿Cómo puedo motivar a mi hijo adolescente?” Lo primero que contesto es que “Si conociera la respuesta a esa pregunta, me habría jubilado con mucho dinero hace harto tiempo”. Sin embargo, estoy seguro de que existe una respuesta, pero no se trata de algo que los padres puedan hacer; es algo que tú, como estudiante, tienes que decidir: ¿te vas a pasar el día interesado y atento o indiferente y aburrido? Es tan simple como eso. ¿Por qué no cultivar la actitud de que de todas maneras tienes que ir al colegio, por lo que, en vez de estar aburrido o sentirte miserable mientras estés ahí, puedes permanecer activo y aprender tanto como sea posible? 13
La diferencia entre una nota 5 y un 6 y un 7 para muchos alumnos reside en, estoy segurísimo, el simple hecho de querer que les vaya mejor. Como repito constantemente en mis entrevistas, resulta inevitable que termines renunciando a los estudios y te darás cuenta muy pronto de que es muy importante lo que sabes y lo que eres capaz de hacer. Las notas ya no van a valer nada, así como tampoco las pruebas. De manera que tienes dos opciones: o aprendes todo ahora o te lamentas más tarde. ¿Cuántas veces te has dicho a ti mismo “No sé para qué me doy la lata de aprenderme esta fórmula (o materia) si nunca la voy a volver a usar”?. No me gusta andar haciendo aterrizar a las personas, pero, a menos que tengas en tus manos la patente de algún gran invento para leer el futuro, no tienes idea de lo que necesitarás saber mañana o la próxima semana, menos el próximo año o la siguiente década. A mí me ha sorprendido la cantidad de veces en que me he visto realizando actividades sin ningún propósito específico en mente (excepto, quizás, ganar dinero), las que años después han llegado a ser no solo invaluables en mi vida o carrera, sino que también básicas. ¿Cómo iba a saber, cuando tomé alemán como electivo en la enseñanza media, que la exhibición comercial internacional más importarte en relación a publicidad literaria, mi campo, tenía lugar en Frankfurt… Alemania? ¿O que las técnicas básicas que aprendí durante el año que trabajé como contador (mientras escribía mi primer libro) se volverían fundamentales cuando más tarde comencé cuatro empresas? ¿O cuán importantes serían las matemáticas al vender y negociar a través de los años? (Ok, lo admito: no he utilizado una ecuación diferencial en 20 años, pero, ¡ey! ¡Nunca se sabe!) En consecuencia, apréndelo todo. Y no te sorprendas si el tema que habías catalogado como “el que menos posibilidades tiene de ser requerido” termine convirtiéndose en la clave para tu propia fama y fortuna.
Existen otros manuales de estudio Aunque sigo con la convicción de que mi programa “Cómo estudiar” constituye el más útil para la mayoría de las personas, lo que no es muy modesto de mi parte, hay otros supuestos libros de estudio en el mercado. 14
Por desgracia, creo que muchos de ellos no cumplen lo que prometen. De hecho, me estoy comenzando a enojar por la creciente cantidad de manuales que aseguran “el camino seguro a los 7” o algo así. Esos son los libros que rechazan las maneras más acertadas para estudiar y aprender con el “Bueno, eso nunca funcionó para mí” como si esa fuera una razón válida para desecharlas, como si nos importara que al autor no le sirvieron. Todos estos trabajos promocionan el “sistema” de sus autores, lo que por lo general significa lo que ellos hicieron para lidiar con los estudios. Este “sistema”, sin importar si es básico y tradicional o terriblemente estrafalario, puede o no funcionar para ti. Entonces, ¿qué haces si “su” manera de tomar apuntes no tiene sentido para ti? ¿O si logras manejar sus grandiosos “Súper símbolos de estudio para el alumno” y aún así solo obtienes notas 5? No me quiero convertir en el despotricador de Villegas, pero hay muy pocos “aciertos” y “desaciertos” en el campo de los estudios. Ciertamente, no existe un única forma “acertada” para abordar las pruebas de opción múltiple o para tomar apuntes. Así que no te engañes pensando que sí la hay, especialmente si lo que tú estás practicando parece funcionar para ti. No cambies lo que te da resultados, porque un gurú autoproclamado del estudio asegura que lo que estás haciendo no es lo correcto. Quizás sea él el que está errado. Después de todo, si su sistema te funciona, lo único que realmente significa es que comparten los mismos gustos, aversiones, talentos o habilidades. Y esto no debería decirlo, pero no leas mis libros buscando la Verdad, ese sistema único que le funciona igual a todos, porque no la encontrarás. Simplemente, no existe. Lo que sí vas a encontrar es una plétora de técnicas, consejos, trucos y ardides, de los cuales algunos te van a servir, mientras que otros no. Elige, cambia y adapta, averigua lo que es apto para ti, porque tú eres el responsable de crear tu propio sistema de estudio, no yo. Obviamente, en ocasiones voy a hablar sobre “mi manera” de llevar algo a cabo. Incluso puedo sugerir que ofrece algunas ventajas en comparación a maneras alternativas para realizar lo mismo, pero eso no significa que sea una clase de regla fija cuya desviación del programa de estudio de Ron Fry merezca la pena de muerte. 15
He utilizado la frase “estudia bien, no más” como un slogan publicitario para el programa “Cómo estudiar” durante casi diez años. Entonces, ¿qué significa para ti? ¿Que garantizo que emplearás menos tiempo estudiando? ¿O que la menor cantidad de tiempo constituye lo mejor? ¿O que se supone que estudiar siempre debe resultar fácil? Para nada. Significa que el estudio ineficiente es perder minutos que podrías destinar a realizar otras actividades (probablemente más entretenidas) y que lograr estudiar en poco tiempo y de una manera eficiente constituye un objetivo realista, que vale la pena y que es alcanzable. Yo sé lo que es el trabajo duro, pero tampoco soy un monje marginado a quien la autoflagelación lo hace crecer. ¡Trato de que mi trabajo no sea más difícil de lo que ya es!
www.study.com En 1988, cuando escribí la primera edición de “Cómo estudiar”, la compuse, formateé e imprimí (ahora tomen aire) en un computador personal. Sí, chicos y chicas, en esos días, estaba surfeando una ola que no llegaría a su orilla hasta unos años más tarde. La mayoría de las personas no tenía un computador, menos una red vecina y DSL (Línea de Suscripción Digital), ni navegaba en la Web (fuera lo que fuera eso) ni chateaba ni enviaba mensajes instantáneos a los amigos ni… ya entendiste la idea. A menos de que hayas estado viviendo en una cueva que a Bill Gates se le haya olvidado conectar, aquellos días ya han terminado y tú deberías celebrarlo aunque no tengas idea de lo que era el sistema DOS (¿o es? ¿o podría ser?). Lo anterior, porque la expansión de los computadores personales, y lo que es más, de Internet, ha hecho evolucionar el ámbito de los estudios desde la Edad Media a la Era de la Información en solo diez años. Por lo tanto, te encontrarás con que en todos mis libros doy por sentado que tienes un computador y que sabes cómo usarlo (para tomar apuntes, leer, redactar informes, realizar investigaciones y mucho más).
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Hay varias tareas que pueden resultar difíciles de llevar a cabo en un computador, y voy a señalarlas, pero ni por un segundo pienses que no te va a ayudar tremendamente, sin importar tu edad ni tus notas. En cuanto a Internet, la red ha revolucionado el campo de la investigación de una manera desorbitante. Ya sea que te encuentres escribiendo un informe, unificando una lista de material de lectura, estudiando para la PSU o simplemente tratando de organizar tu vida, Internet se ha convertido en una herramienta más valiosa que la biblioteca más completa del mundo. De hecho, es la biblioteca más completa del mundo… incluso más que eso. Entonces, si no eres un entendedor de Internet (sí, me estoy dirigiendo a los padres, ¿no se dieron cuenta?), admite que eres un tonto, consigue un libro (sobre Internet, obvio) y conéctate. De otra manera, te estarás perdiendo demasiados recursos y estudiando demasiado duro.
En caso de que estuvieras preguntándote Antes de comenzar a abordar los consejos y técnicas necesarios para recordar lo que sea que se necesite recordar, en el momento preciso, déjame aclarar dos aspectos importantes acerca de todos mis libros de estudio. En primer lugar, creo en la igualdad de los géneros, tanto en la escritura como en la vida misma. Por desgracia, encuentro que las estructuras como “él o ella” “el/la” o “chic@” son un poco incómodas y, por esa razón, he intentado soltar al azar los pronombres de ambos géneros a lo largo del texto. En segundo lugar, encontrarás muchos consejos, ejemplos, listas, frases y secciones que se repiten en dos o más de mis libros. Con respecto a este libro, Cómo organizarte mejor es en gran parte un resumen de todas las técnicas de manejo del tiempo, de toma de apuntes y de organización analizadas en todos los demás trabajos y, como tal, duplica lo que contienen las obras Cómo tomar apuntes y Cómo organizar mejor tu tiempo, ninguno de los cuales ha sido actualizado hasta ahora. Entonces, si compraste este manual, entonces no necesitas comprar los otros dos. 17
Habiendo aclarado la situación, puedo garantizar que las casi 1.200 páginas de mi programa “Cómo estudiar” comprenden el sistema de estudio más completo, más integral y más variado que se haya publicado hasta el momento. He intentado crear un sistema útil y práctico, susceptible de ser aprendido; un sistema que tú puedas utilizar, sin importar tu edad, capacidad de estudio e incluso tu CI, para que te comience a ir bien en los estudios, en el trabajo y en la vida inmediatamente.
Ron Fry Mayo del 2000
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CAPÍTULO 1
Cómo organizarte mejor: La necesidad de organizarse
IN IMPORTAR SI ERES un estudiante de enseñanza media que está comenzando a sentirse exhausto, un universitario lidiando con cinco ramos y un trabajo de medio tiempo o un padre que trabaja, asiste a clases y cría a una familia, un sistema de organización simple y fácil de seguir resulta crucial para salir adelante. Además, a pesar de la tendencia natural a reclamar que simplemente no cuentas con el tiempo para programar, enumerar y dejar registradas las actividades por realizar, también constituye la mejor manera de ganar más tiempo.
Destinarle tiempo a ganar tiempo Estoy seguro que muchas de las personas que están leyendo este libro, también se encuentran luchando por cumplir con todas sus responsabilidades y compromisos, que aumentan cada día. 19
Algunos pueden estar sintiéndose tan sobrepasados que ya se han rendido y lo peor es que posiblemente no se han dado cuenta de que es su propia culpa: si se esforzaran más, le destinaran más tiempo a sus informes y tareas, y visitaran más la biblioteca, todo funcionaría mejor. Si se resignan a pasar todas las noches en vela, tratando de estudiar toda la materia de una sola vez y se olvidan de ciertas actividades que restan tiempo como comer y dormir… es decir, si tratan de hacer todo de una sola vez, incluso cuando lo que hay que realizar es demasiado, sin aprender los métodos necesarios para controlar tu tiempo, lo más probable es que exploten.
¿Cuándo termina esto? Tomando en cuenta las clases, las tareas, un trabajo de medio tiempo o de tiempo completo, además de todas las oportunidades de recreación y de entretención, la vida de un estudiante puede volverse muy agitada. Pero, confía en mí, no se hace más fácil cuando te gradúas. La mayoría de los adultos te dirá que todo se torna más complicado. Siempre habrá un jefe esperando que trabajes hasta más tarde, hijos que necesitan ser alimentados, vestidos y llevados al doctor, hobbies e intereses personales, actividades sociales, cursos que tomar, etc., ¿captaste la idea? Si ese es tu caso, lo más seguro es que no tenga que decirte lo importante que es la organización, ¿o sí?
Necesitas días más largos Una vez le pregunté a una alumna muy ocupada si le gustaría contar con más tiempo y me contestó bromeando que se alegraba de que el día solo tuviera 24 horas, porque, si tuviera más, no tendría ninguna excusa para no cumplir con todo. Déjame darte una buena noticia: existe una forma de lograr más en menos tiempo y ni siquiera debes trabajar más. 20
Puedes programarte por adelantado y realizar elecciones conscientes acerca de la manera en que emplearás tu tiempo y de la cantidad que le dedicarás a cada actividad. Puedes ejercer más control sobre tu día en lugar de estar siempre corriendo contra el tiempo para alcanzar a lograr todo lo que te has propuesto. Ahora las malas noticias: el primer paso para comenzar a manejar tu tiempo debería ser decidir lo que es importante… y lo que no lo es tanto. Aunque pueda parecer difícil, a veces es necesario que reconozcamos sinceramente que no podemos hacerlo todo y descartar de nuestras ocupadas agendas aquellas actividades que no tienen tanta relevancia, de modo que podamos dedicarle más energías a las que sí la tienen. Quizás te guste tanto la música que quieras pertenecer a la orquesta, al grupo de jazz y al coro del colegio, además de tocar con tu propia banda los fines de semana, pero, ¿es realista realizar todas estas actividades? Por otra parte, tal vez tu trabajo en la tienda del centro comercial te signifique un descuento del 20% en la ropa que quieras comprar, pero si trabajas ahí cuatro días a la semana, asistes a 15 horas semanales de clases y además realizas ayuda comunitaria los fines de semana, ¿a qué hora piensas estudiar? Si tienes una familia que criar, estás trabajando medio tiempo y, además, cuentas con una carga académica casi completa, probablemente ya sea hora de curarte del síndrome de súper mamá.
¿O solo es necesario planificarse un poco más? Aunque sigamos los consejos anteriores, a veces aún así la mayoría de nosotros tiene que cumplir con todo, lo que no resulta fácil si incluimos clases, tiempo de estudio, compromisos laborales, actividades extracurriculares y vida social. El plan de organización que propongo en este libro se ha diseñado especialmente para los estudiantes. Independientemente de que seas un alumno de enseñanza media o de pregrado, un alumno “tradicional” o uno que ha decidido regresar a los estudios después de haber estado en la “vida real” por varios años, te encontrarás con que se trata de un programa asible que sin duda te funcionará. 21
Además, permite flexibilidad; de hecho, te recomiendo adaptar cualquiera de mis consejos a tus propias necesidades, lo que significa que el programa te servirá tanto si compartes un cuarto con un compañero, como si vives en una casa de estudiantes o si tienes un cónyuge e hijos. Te aseguro que puedes aprender a equilibrar los estudios, el trabajo, la diversión e incluso las responsabilidades familiares. El propósito de este libro es ayudarte a tomar decisiones sobre lo que realmente es importante, a plantearte metas, a organizar y programar tu tiempo, y a encontrar la motivación y autodisciplina necesarias para cumplir con la programación y lograr esas metas, lo que te permitirá ahorrar tiempo para destinarlo a aprender todas las otras técnicas de estudio de las que escribo. ¿No sería grandioso contar con tiempo extra, en lugar de estar siempre corriendo contra el tiempo? ¿Sentir que tienes control sobre tu agenda, tus estudios, tu vida… en lugar de pasar de compromiso en compromiso, de clase en clase, de tarea en tarea, como una bola de billar enloquecida? Es posible. No voy a emplear mucho tiempo tratando de convencerte de que se trata de una idea “entretenida”; no es muy fácil volverse loco por los calendarios y las listas de actividades por realizar. Levantarte una mañana con la genial idea de que organizar tu vida es lo más entretenido que hay no va a suceder, pero espero que sí lo harás si te convenzo de que la organización eficiente dará sus frutos y de manera bastante concreta. Asumiendo que todo lo anterior es cierto (y puedo apostarlo), a menos que tengas razones demasiado buenas, si no tienes una idea clara de los beneficios que te puede traer una organización eficiente, lo más probable es que te resulte difícil mantenerte motivado para hacerlo. Tiene que volverse un hábito, algo que lleves a cabo sin pensarlo, pero también algo que realices sin excepciones.
Más trabajo, menos tiempo ¡y más diversión! Un sistema de organización o de administración del tiempo que satisfaga tus necesidades puede ayudarte a cumplir con más compromisos en menos tiempo. 22
Sin importar si tu prioridad es disponer de más tiempo libre del que tienes ahora o mejorar tus notas, aprender a organizar tu vida y tus estudios te permitirá lograr tus objetivos, por las siguientes razones: Te sirve para poner en primer lugar lo que es más importante ¿Alguna vez has tenido que pasar una tarde entera llevando a cabo una tarea que requería mucho trabajo para un curso fácil, solo para darte cuenta de que no le habías dedicado el tiempo suficiente a una prueba crucial para un ramo mucho más difícil? Está bien, si enumeras todas las actividades que tienes que realizar y priorizas, te asegurarás de realizar las más importantes siempre, incluso en esos días en que no cumples con todo. Te sirve para evitar las trampas de tiempo Las trampas de tiempo son aquellos acontecimientos inesperados que nos sorprenden, en ocasiones (al parecer), todos los días. Son los incendios que tienes que extinguir antes de que te vuelques a las actividades como estudiar. Puedes caer en dichas trampas, porque aparentan ser urgentes… o porque parecen divertidas. O te puedes pasar horas realizándolas… sin darte cuenta de que estás estancado. No hay forma de evadir todas las trampas de tiempo, pero un manejo eficiente te puede ayudar a evadir la mayoría. Administrar el tiempo es como prevenir los incendios, en lugar de combatirlos: te permite pasar de actividad en actividad de forma sistemática en vez de que sea de crisis en crisis o de capricho en capricho. Te permite anticipar oportunidades Además de permitirte balancear el tiempo de estudio con otras actividades que demandan tiempo, un manejo adecuado de tu día puede hacer que las horas que efectivamente le dedicas al estudio sean más productivas. Podrás lograr más en la misma cantidad de tiempo o (mucho mejor), alcanzar más en menos tiempo. Estoy seguro de que encontrarás la manera de ocupar esas horas extra cada semana.
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Imagina que tú y otro compañero están trabajando en el mismo informe semestral, pero tú planeas los pasos a seguir por adelantado de manera de comenzar y terminar antes, mientras que el otro alumno pospone incluso pensar en el informe hasta una semana antes de la fecha límite. Si los dos no pudieran encontrar todo el material que necesitaban en la biblioteca central, tú, que comenzaste más temprano, tendrías la oportunidad de mandar a pedirlo. El alumno que solo tenía una semana por delante no podría darse ese lujo ni tampoco obtener la misma buena nota Te da libertad y control Al contrario de lo que piensan muchos alumnos, la administración del tiempo es liberadora, no restrictiva. Un cierto control sobre parte de tu día te permite ser flexible con lo que queda de él. Por otra parte, podrás programar más tiempo libre en tu agenda. Por ejemplo, tendrás muy claro y por adelantado que tienes una prueba enorme el día después de la fiesta de tu amigo y, en lugar de tener que llamarlo para contarle la triste realidad, podrás estudiar con anticipación e ir a la fiesta sin sentirte culpable, sin siquiera pensar en la evaluación. Te ayuda a evitar los conflictos de tiempo ¿Alguna vez has experimentado la siguiente historia de terror? Sales a las 5:30 pm clases, te acuerdas de que al día siguiente tienes que entregar una tarea larguísima de matemáticas y es en ese momento también cuando te das cuenta de que no tienes el tiempo para hacerla, porque tienes un ensayo de música a las 6 pm. Luego recuerdas que tu juego de béisbol está programado para las 7 pm… justo antes de esa cita que acordaste meses antes (que se te había olvidado por completo hasta que llegaste a la casa y encontraste un mensaje no tan amoroso en tu máquina contestadora). El simple hecho de anotar todas tus actividades, responsabilidades y compromisos en un solo lugar te sirve para evitar programar dos cosas al mismo tiempo. Si surgen conflictos de tiempo te darás cuenta por adelantado y podrás reorganizarte.
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Te ayuda a evitar sentirte culpable Cuando sabes todo lo que tienes que estudiar y lo tienes programado, puedes relajarte, ya que estás seguro de que lo lograrás. Es mucho más fácil olvidarte de los estudios si ya has planificado el tiempo para ellos. Si no cuentas con un plan para terminar con el trabajo que estás llevando a cabo, podrías sentirlo como tu cruz, incluso cuando no estés realizándolo precisamente. ¡En lugar de estar pensando todo el tiempo en estudiar, mejor ponte a estudiar! La administración efectiva del tiempo también te permite tener tu conciencia tranquila: cuando ya has estudiado lo que debías estudiar, puedes disfrutar de verdad tu tiempo libre sin sentirte culpable porque no lo estás dedicando al ámbito académico. Te permite evaluar tus avances Si estás al día con tus lecturas y tareas nunca te verás sorprendido con las fechas límite. Por ejemplo, si has planificado todo el semestre y sabes que tendrás que leer un promedio de 75 páginas semanales para seguir el ritmo de las clases y solamente leíste 60 páginas esta semana, no necesitas una calculadora para darte cuenta de que estás un poco atrasado. Además que resulta bastante simple planificar un poco más de tiempo para leer la semana siguiente, de manera que puedas ponerte al día. Por otra parte, si lees solo cuando esto no perjudica tu tiempo libre (es decir, cuando no existe conflicto con tu programa de televisión favorito) o cuando estás muy cansado, nunca sabrás si estás atrasado o adelantado (¡pero te apuesto que será lo primero!). Entonces, un día te das cuenta de que tienes tiempo para leer hasta el capítulo 7… hasta la hora de almuerzo. Te ayuda a apreciar el panorama general La administración efectiva de tu tiempo te permite una apreciación general del semestre. En lugar de que te sorprendan con la guardia baja cuando se acercan tiempos acelerados, serás capaz de programarte por adelantado, semanas por adelantado, cuando tengas que rendir pruebas o entregar trabajos en más de un ramo. ¿Por qué no terminar ese ensayo de cultura alemana unos días antes de manera que no represente un obstáculo cuando tengas que entregar dos ensayos a la vez… o cuando quieras ir a la nieve por un fin de semana? 25
Los conflictos pueden solucionarse mucho más fácilmente si los prevés y haces algo por eliminarlos. Te ayuda a apreciar el panorama aún más general Planificarte por adelantado y contar con una visión global de tu curso te permite ver la manera en que tus cursos aportan a tu educación. Por ejemplo, si sabes que debes tomar química, biología y farmacología para poder optar a enfermería y que los ramos que tengas más tarde se basarán en ellos, al menos podrás saber la razón por la cual esas clases son requeridas en tu carrera de pregrado, incluso cuando no te gusten mucho. Te sirve para aprender cómo estudiar de una forma más inteligente, sin esforzarte más A veces los alumnos piensan que administrar su tiempo simplemente significa dividirlo, destinando la misma cantidad de tiempo a estudiar, a las clases y a las fiestas, solo intercambiando los segmentos de tiempo de manera que todo esté “más organizado”. Lo anterior solo es una verdad a medias, ya que un aspecto clave en el manejo adecuado del tiempo es aprender a priorizar las tareas. Sin embargo, esta visión simplista ignora uno de los beneficios más valiosos de tomar control de tu tiempo: resulta perfectamente plausible que te encuentres tan bien organizado, que hayas priorizado tan bien y que estés en tan buen control de tus días que te puedas dar el lujo de dedicarle menos tiempo al estudio, obteniendo mejores notas y contando con más horas para dedicarlo a otras actividades, como las extracurriculares, los hobbies, las películas, lo que sea. No se trata de magia, aunque pueda parecer algo mágico.
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Y la cosa se va poniendo mejor Además de servirte para manejar tu tiempo en este preciso instante y de ayudarte a alcanzar tus metas inmediatas, aprender a organizar tus estudios seguirá arrojando beneficios. ¿Alguna vez te has sentado en una clase y pensado “nunca voy a utilizar esto cuando salga del colegio”? Eso no pasará con las técnicas de organización, porque te servirán durante toda la vida. El colegio te sirve para prepararte, de eso se trata, por lo que si empleas tu tiempo de modo efectivo ahora, estarás en mejores condiciones en el futuro. Y, mientras mejor preparado te encuentres, contarás con mayores opciones; tener un aprendizaje efectivo y buenas notas en este momento aumentará tu rango de opciones cuando te gradúes. La universidad a la que asistas o la compañía para la que trabajes la habrás elegido tú, no estarán determinadas por tu mal desempeño en el pasado. Aprender a controlar tu tiempo ahora te ayudará a adquirir hábitos y técnicas que podrás usar fuera del colegio. Puede resultarte difícil adquirir la costumbre de administrarlo de manera eficiente, pero no pienses que estás sola: esta capacidad le cuesta a muchos padres, profesores y personas que no son estudiantes. ¿A cuántos conoces que nunca se preocupen por el tiempo? Si aprendes las técnicas de administración efectiva del tiempo en el colegio, resultará fructífero durante toda tu vida sin importar si terminas administrando tu casa o un negocio. Sin embargo, la organización de tus horas no constituye una varita mágica que puede utilizarse para resolver los problemas en el colegio o después de la graduación; es un arte que debe perfeccionarse. No existe un gen del manejo del tiempo que tengas o que te falte, como los responsables de que tus ojos sean cafés o te pelo, negro.
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Estas técnicas constituyen herramientas que pueden servirte para alcanzar tanto tus objetivos inmediatos como los mediatos con éxito. Lo que tienes que recordar siempre es que puedes ser un buen administrador de tu tiempo y un alumno exitoso si estás dispuesto a hacer el esfuerzo por aprender y por aplicar los principios de este libro. Si odias la idea de estar amarrado a una planificación, si temes que le va a quitar toda la espontaneidad a tu vida, sé que te agradará descubrir que la verdad es totalmente lo contrario. La mayoría de los alumnos sienten alivio y entusiasmo cuando se dan cuenta de lo liberador que puede resultar el manejo del tiempo. Analicemos algunos mitos que pueden tenerte a la defensiva.
¿Acaso tengo que vivir en la biblioteca? La adquisición de técnicas para administrar mejor tu tiempo no te convertirá en un ratón de biblioteca. ¿Cuántas horas necesitas destinarle al estudio? Pregúntaselo a tu consejero de carrera y lo más probable es que te recomiende dos horas (o cuatro o seis [¡]) de estudio fuera de las clases por cada hora que emplees en las clases. Tonterías… dicha cantidad de horas puede resultar ser muy poco o demasiado. La cantidad de horas necesarias para el estudio variará de persona en persona, dependiendo de sus ramos, sus capacidades, sus necesidades y sus objetivos. Organizar tu tiempo de estudio no significa que tengas que aumentar de tres horas diarias a ocho. De hecho, la planificación por adelantado de tus actividades por lo general se traduce en que puedes relajarte más cuando no te encuentras estudiando, porque no estarás preocupada por el momento en que harás tu tarea, debido a que el tiempo ya está especificado.
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La cantidad de tiempo que dediques al estudio resulta menos importante que la efectividad con que lo haces. No se trata de estar más horas estudiando, sino de destinar las mismas o menos horas, logrando más sin importar el tiempo que demores.
Parece demasiado complicado Muchos temen que el manejo del tiempo implica complejidad, pero, de hecho, lo que se recomienda es simplicidad. Mientras más complicado sea tu sistema, más difícil resultará implementarlo y, en consecuencia, será menos probable que lo uses de manera coherente. Mientras más complejo sea el sistema, más probabilidades existirán de que colapse.
Resulta demasiado rígido Puedes elaborar un programa que se ajuste a tus propias necesidades. Algunas de las técnicas que aprenderás en este libro te serán más útiles que otras cuando se trate de alcanzar tus objetivos. Quizás ya estés utilizando algunas y querrás comenzar a usar otras de inmediato. Sin embargo, existe la posibilidad de que ciertas técnicas no te acomoden para nada, de manera que tienes que emplear aquellas que tiendan a conducirte a tus metas, a satisfacer tus necesidades y que calcen con tu personalidad. La inflexibilidad es a lo que las personas más temen: “si lo programo todo, no podré ser espontáneo ni tampoco elegir lo que quiero hacer luego”. Pero, tu planificación puede ser todo lo flexible que quieras. De hecho, los mejores sistemas son los que sirven de guía y no constituyen un conjunto rígido de lo que se debe o no se puede hacer. Con lo anterior tenemos suficiente en relación a los mitos. Ahora echemos un vistazo a lo que verdaderamente se requiere para utilizar las técnicas de manejo del tiempo de manera adecuada.
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Un cuaderno apropiado y un lápiz con punta Tu planificación tiene que estar siempre disponible, ya que resulta casi imposible avanzar en la programación si no cuentas con un registro permanente. Conviértelo en una regla: “Si lo planifico, también lo escribo”. También asegúrate de disponer de un lugar para escribir y mantener toda la información del programa, incluidos los horarios de clases, las reuniones, las horas de estudio, los plazos para entregar trabajos, las vacaciones y feriados, las citas médicas, los eventos sociales, etc., de modo que siempre sepas dónde encontrarlos.
Buena disposición para adaptar y personalizar Tu sistema para controlar tu tiempo tiene que ser creado para satisfacer tus necesidades y tu personalidad. Toma en cuenta el ejemplo siguiente: aunque la mayoría de los padres apagan la luz y mantienen la casa en silencio cuando su guagua está durmiendo, conozco una que estuvo dos meses en el bullicio de una unidad de cuidados intensivos y que no podía quedarse dormida a menos que las luces estuvieran encendidas y que hubiera mucho ruido. De la misma manera, aunque muchos alumnos pueden estudiar mejor en un ambiente tranquilo, otros se pueden sentir incómodos en una “abarrotada” biblioteca y pueden preferir hacerlo en su propia sala de estar. Haz que tu programación te satisfaga a ti, no a tu compañero, de costumbres nocturnas, que tiene que planificar todas sus actividades a última hora. Cámbialo, rigidízalo, flexibilízalo, según lo que funcione para ti.
¡Nunca más serás desorganizado! Todos hemos vivido la experiencia de olvidar una reunión o compromiso importante y decirse “Sé que lo tenía escrito en alguna parte, pero ¿dónde?” 30
Es fácil pensar “Lo escribiré para que no se me olvide”, pero una planificación que no siempre se utiliza no constituye una herramienta muy confiable; el registro debe ser regular. Debes destinarle tiempo a llenar tu programa cada semana, cada día. Todos los esfuerzos que realices para controlar mejor tu tiempo serán inútiles si no tienes tu programa contigo cuando lo necesites. Por ejemplo, te encuentras en una clase de arte y tu profesor te dice la fecha en que tienes que entregar tu proyecto; la anotas en tu cuaderno de arte y te prometes que al llegar a casa la vas a anotar. Corres a la siguiente clase y tu profesor programa una sesión de estudio para la semana siguiente y lo escribes en tu cuaderno de laboratorio. Entre las clases, un amigo te detiene para invitarte a una fiesta el jueves en la noche y le prometes que vas a ir. Luego llegas al trabajo y te encuentras con que tu supervisor ha planificado tus horas para la semana próxima; las revisan y a ti te parecen bien. Si hubieras tenido tu programa contigo, habrías podido anotar tu proyecto de arte y de planificar el tiempo necesario para terminarlo. También te habrías dado cuenta de que la sesión de estudio de geología era a la misma hora que la fiesta de tu amigo y que las horas que aceptaste para trabajar te dejaban muy poco tiempo para realizar el proyecto de arte. Lleva tu planificación todo el tiempo y a donde sea que pienses que podrías necesitarla.
Cuando tengas dudas, ¡llévalo contigo! Si llevas tu programa contigo a todas partes, las veces en que te digas “Esta vez trataré de no olvidarlo” o “Lo voy a escribir en este papelito y después lo transfiero a mi plan” se verán reducidas.
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Escribe siempre tus tareas, trabajos, números telefónicos y otros datos importantes en tu programación de inmediato.
Utiliza tu nuevo sistema regularmente Para comprobar su efectividad, debes poner a prueba todos los sistemas; dales un tiempo, ya que ninguno puede mostrar sus cualidades si no se utiliza con regularidad… y la regularidad no tendrá lugar si no te esfuerzas. Es igual que aprender a andar en bicicleta. Al principio cuesta cualquier cantidad, incluso te puedes caer un par de veces pero, una vez que logras darle la vuelta al pedal dos veces, puedes andar cada vez más rápido de lo que lograrías a pie. Lo mismo sucede con las técnicas que te enseñaré aquí: pueden requerir ejercitación y una cuota de acostumbramiento, pero una vez que experimentes una vida “reorganizada” por unas semanas, lo más probable es que te encuentres con que ya es un hábito. Desde ese momento en adelante, no te costará mucho mantenerlo. Ahí es cuando le tomarás el peso a las ventajas, cuando la tarea se convierta en una segunda naturaleza.
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CAPÍTULO 2
Cómo organizarte mejor: Organiza tu vida
N
UNA
de
mis
rutinas
favoritas
de
los
famosos
comediantes
estadounidenses Abbot y Costello, el desafortunado Costello se para en frente de un enorme escritorio de estos con una pequeña puerta ovalada que se cierra hacia abajo, del que se asoman cientos, no, miles de papeles. De pronto, Abbot, el delegador supremo, entra y pide el contrato “Smerling”, de 1942. Costello saca dos montones enormes, trajina en el escritorio cavernario, del que salen papeles por doquier, y extrae una única hoja de papel, a la vez que anuncia “contrato Smerling, 1942”. Muchos de nosotros probablemente somos tan desordenados como el “sistema de archivo” de Costello, aunque muchos también (ok, yo también me incluyo) van a señalar que difícilmente podrían encontrar algo en esa montonera de cosas que llamamos escritorio. 33
Sin importar si nos estamos engañando o no, volvernos más organizados en nuestra vida, independientemente de si somos estudiantes, padres o madres o escaladores de carreras, resulta clave para triunfar en el ámbito de los estudios, en la casa y en el trabajo (lo siento Virginia, las ratas, por definición, no son organizados. ¡Limpia tu escritorio!).
Autoevaluación: ¿Cómo es tu CI de planificación? Con el fin de conocer tu orientación actual con respecto a la planificación, toma esta prueba adaptada del libro Make the Most of your Workday [Saca el mejor provecho a tu día de trabajo] de Jonathan y Susan Clark (Career Press, 1994), encerrando la respuesta que describa tu alineación en un círculo: (3) de acuerdo, (2) no estoy seguro y (1) en desacuerdo: _____________________________________________________________________________ Soy constante en la planificación diaria
3
2
1
3
2
1
Priorizo todas mis actividades… diariamente
3
2
1
Generalmente cumplo con el plan diario (ver p. 70)
3
2
1
No me cuesta tomar decisiones
3
2
1
3
2
1
3
2
1
Sé perfectamente en qué momento soy más productivo
3
2
1
Sé cuál es mi tarea más importante para mañana
3
2
1
Tengo un tablero de proyectos actualizado (ver p. 63)
3
2
1
Tengo un calendario o sistema de organización elegido por mí
Trabajo diariamente en partes de proyectos que deben entregarse en una semana más El estanque de bencina de mi auto siempre está lleno al menos hasta la mitad
_____________________________________________________________________________ ¿Cómo te fue? 25 o más
Cuentas con un plan y estás trabajando en él. 34
15 a 24
A veces das lo mejor de ti.
Menos de 15
¿Cómo puedes soportar esta crisis?
Por qué quedan cosas sin hacer ¿Al final del día te sientes frustrado? ¿Tu lista de actividades por realizar es casi tan larga como lo era al principio del día? ¿A veces sientes que no has parado en todo el día y que, sin embargo, no has avanzado nada? Casi todos los problemas de productividad pueden relacionarse con uno o más elementos de la lista siguiente. ✎ No existen objetivos claros. Sin una meta específica, resulta imposible manejar y organizar tus prioridades de una manera eficiente. Si no sabes hacia donde te diriges, ningún camino te servirá para llegar. ✎ Falta de prioridades. La mejor lista de actividades que se haya escrito jamás no sirve para nada si sus elementos no se han priorizado. Es natural que la mayoría de las personas trabajen en sus actividades más fáciles o entretenidas primero, descartando la mayor parte de su lista, ¡pero dejando de lado lo más importante! ✎ No existe un plan diario. Comenzar la mañana sin un plan equivale a perder el día entero cometiendo errores, ya que permites que cualquiera o cualquier cosa interrumpa tus actividades. Darás paso a cualquier intruso, porque no tendrás cómo defenderte. ✎ Perfeccionismo. ¿Eres incapaz de terminar una tarea (informes, reportes de laboratorio, presentaciones, etc.) y de entregarla hasta que la encuentres perfecta? ¿Todavía puedes ver maneras de mejorar algo? ¿Incluso cuando no lo hay, insistes en que tiene que haber algo en lo que no te hayas fijado? ✎ Desorganización personal. Independientemente de lo bien organizadas que estén tus prioridades y de la perfección de tu programa, puedes estar perdiendo tiempo irrecuperable buscando lo que se te ha perdido en el caos de tu escritorio o de tus archivos, de tu closet o incluso de tu auto. 35
✎ Interrupciones. Puede ser que todo esté funcionando acorde a tu plan… hasta que llega un amigo o que comienza algún juego en la TV. Muchas de estas eventualidades pueden eliminarse y las que no, deben controlarse. ✎ Postergación. Siempre parece ser una buena idea posponer tu programación; después de todo, mañana será otro día, ¡pero te puedes ver atrapado! Si te sentiste identificado con algunos o con todos estos elementos, entonces es tiempo de cambiar algunos hábitos. Si estás decidido ha hacerlo, te tengo muy buenas noticias: los malos hábitos pueden mejorarse y hasta reemplazarse de una manera relativamente fácil. De hecho, es mucho más fácil reemplazar un hábito que mejorarlo; solamente intenta cambiar “el hábito mediocre” por las costumbres organizacionales que se presentan aquí. A continuación te presento tu plan de batalla: ✎ Comienza hoy. El mejor momento para comenzar a trabajar en la decisión de ser más organizado es justo ahora. No postergues, ya que tu motivación y resolución no estarán mejores el próximo mes con respecto a ahora. ¡Comienza de inmediato y proponte como meta haber adquirido el hábito en los próximos 30 días! ✎ Haz correr la voz. No dejes en secreto tu determinación a cambiar. Comprométete con tu cambio positivo contándole a tus amigos y a tu familia lo que has decidido realizar y pidiéndoles que te ayuden a cumplir con tu compromiso. ✎ Practica, practica y más practica. La práctica constituye el aceite que lubrica cualquier motor de hábitos. Mientras más ejercites algo, más integrado se vuelve.
La pirámide de objetivos Una manera de visualizar todas tus metas, y su relación, es elaborando lo que yo llamo una pirámide de objetivos, que se realiza de la siguiente manera: 36
1. En el medio de la parte superior de una hoja, escribe el objetivo último de tu educación, es decir, tu meta a largo plazo y la punta de tu pirámide. 2. Bajo tu(s) meta(s) a largo plazo, enumera objetivos de mediano plazo: hitos o etapas que te conducirán al fin último. 3. Bajo los objetivos de mediano plazo, anota todos los objetivos a corto plazo que se te ocurran, pequeños pasos que pueden completarse en períodos relativamente cortos. Modifica tu pirámide de objetivos en el transcurso de tu educación, ya que, con el tiempo, puedes cambiar de opinión con respecto a ella. También pueden variar tus metas a mediano plazo si te decides por un camino distinto conducente al objetivo de largo plazo. Es evidente que los objetivos a corto plazo van a cambiar, incluso día a día. El proceso de elaboración de tu propia pirámide de objetivos te permite apreciar la manera en que esas etapas diarias o semanales pueden conducirte hacia tus metas a mediano y a largo plazo y, por lo tanto, te motivarán a trabajar en tus tareas diarias y semanales con más energía y entusiasmo.
Convierte el establecimiento de metas en una parte de tu vida La adquisición de técnicas de estudio adecuadas constituye la vía rápida hacia tus objetivos, sin importar cuáles sean. Independientemente del esfuerzo que hagas o de la adversidad que tengas que enfrentar en el camino, el viaje habrá valido la pena. ¿Cómo haces para convertir el establecimiento de metas en una parte de tu vida? Aquí te presento algunos consejos útiles: 1. Sé realista a la hora de plantearte objetivos. No quieras llegar muy lejos o no avanzar mucho y no te preocupes cuando tengas que realizar ajustes a lo largo del camino. 2. Sé realista con respecto a tus expectativas. Es preferible que mejores la comprensión de un tema para el que no demuestras muchas aptitudes que sentirte desesperadamente deprimido si no logras un completo manejo de la materia. 37
3. No te rindas tan fácilmente. También puedes ser extremadamente realista, es decir, estar demasiado dispuesto a rendirte cuando algo resulta un poco más difícil de lo que te gustaría. No te propongas objetivos muy altos para que luego te sientas miserable cuando no los logras a cabalidad, ni tampoco te plantees objetivos muy mediocres, de forma que nunca desarrolles tu potencial; encuentra el camino correcto para ti. 4. Concéntrate en las áreas que ofrezcan las mejores oportunidades para mejorar. El éxito inesperado puede hacer maravillas con tu seguridad y podría lograr que alcances más de lo que pensabas incluso en otras áreas. 5. Evalúa tus avances y continuamente plantéate nuevos objetivos. Pregúntate cómo lo has hecho y hacia adónde te gustaría dirigirte ahora cada día, cada semana y cada mes.
¿Cuán perfecto eres? ¿Qué significa ser perfeccionista? ¿Eres uno de ellos? Y si lo eres, ¿por qué plantea un problema? Las personas perfeccionistas quizás se preocupan demasiado, lo que les impide sentirse satisfechos con algo a menos que esté “perfecto” (según su definición), asumiendo que dicho ideal puede alcanzarse. Por supuesto, es perfectamente posible tener los 100 puntos de una prueba y obtener un perfecto “7” en un ensayo en el que el profesor escriba “¡perfecto!” en el margen. Pero, en la realidad, hacer que cualquier cosa sea “perfecta” constituye una tarea imposible. ¿Y qué tiene lo anterior que ver contigo? Nada, a menos que te sorprendas destinando dos horas puliendo un informe con el que ya vas a obtener un 7 o media hora tratando de encontrar esa palabra “perfecta” o una hora reescribiendo apuntes magníficos para volverlos “absolutamente perfectos”.
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En otras palabras, aunque la búsqueda de la perfección pueda ser una noble hazaña, puede volverse muy fácilmente, quizás de forma inevitable, un problema difícil de resolver si se torna incontrolable y una urgencia impostergable que no te deja disfrutar de tu trabajo y de tu vida. Si te encuentras luchando con este demonio, recuerda (con frecuencia) la ley de disminución del rendimiento: el esfuerzo inicial conduce a los mejores resultados, mientras que cada esfuerzo con resultados exitosos que se realizan adicionalmente, conduce a resultados cada vez menores. Luego llega un punto en el que incluso los esfuerzos más prodigiosos se tornan sin sentido. Lo anterior no solo se aplica a los perfeccionistas, sino que también a esas personas que se burlan de la idea de utilizar un “simple” esquema o de producir un informe preciso y conciso. No siempre tienes que ser innovador, deslumbrante y creativo; no es necesario que inventes un informe tipo libro “nuevo, multimedia e interactivo”. En muchas ocasiones, un informe apropiado de seis hojas con el que obtienes un 6,5 está bien; ese 7 obtenido por la innovación requiere tomarse más tiempo y (resolver más problemas) de lo necesario. Cuando me siento tentado a hacer más de lo requerido, simplemente porque sería cool (junto con consumir mucho tiempo y ser inútil e ineficiente y además, difícil), me acuerdo de George Simenon, el autor francés, mejor conocido por su serie de narraciones de misterio protagonizadas por el inspector Maigret y de los 500 libros que escribió en su vida. ¿Cómo lo logró… aún teniendo tiempo para comer y dormir? Muy simple: solo utilizaba 2.000 palabras (de las 800.000 que podía utilizar), de manera que no tuviera que interrumpir su redacción para consultar un diccionario (y, lo más probable es que no haya comido ni dormido mucho). Si realmente prefieres destinar otras dos horas más a pulir ese informe para sacarte un siete o a buscar un sitio web del que tu profesor nunca haya oído, en lugar de mirar una película, leer un libro o dedicarte a llevar a cabo otras tareas, haz lo que quieras. ¿Acaso son tan importantes esas últimas décimas? En algunos casos sí, pero no siempre.
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Otros tres consejos fenomenales relacionados con la organización Aquí te presentamos tres conceptos que harán una tremenda diferencia en el éxito que logres cuando comiences a hacer que el establecimiento de metas y la organización se integren a tu vida: Los pequeños cambios a través del tiempo son muy significativos Puede ser que una modificación simple y pequeña en tu comportamiento no tenga resultados importantes en términos visuales; sin embargo, realiza cientos de cambios ¡y los efectos serán devastadores! Convierte esta regla en un factor automático de tu proceso mental y de tus acciones, porque te permitirá entender una diferencia que a menudo es mínima entre el éxito y el fracaso, la productividad y la frustración, la felicidad y la agonía. Es tan simple que resulta engañoso. Quizás sea necesario un poco más de práctica, tal vez un método de planificación un poco mejor, a lo mejor una pequeña mejora en una costumbre, o quizás estos factores y algo más. Cada uno por sí solo casi no tiene consecuencias, pero cuando se suman, ¡la ventaja es increíble! Ten presente la regla 80-20 (Principio de Pareto) Otra regla que puedes aplicar para lograr una diferencia en la eficiencia con que organizas y manejas tus prioridades es la regla 80-20, también conocida como principio de Pareto. Víctor Pareto fue un economista y sociólogo italiano que estudió la posesión de tierras en Italia hacia fines del siglo XX. Pareto descubrió que más del 80% de las tierras se lo adjudicaba menos del 20% de las personas. Al estudiar otras posesiones (incluido el dinero), se encontró con que actuaba el mismo principio: el 20% o menos de las personas siempre terminaba con el 80% o más de cualquier cosa. La revelación más impresionante de la regla 80-20 es su lado opuesto: si el 20% de las actividades producen el 80% de los resultados, entonces el 80% restante de las actividades, en total, solo arrojan el 20% de los resultados. 40
Recuerda: con el fin de aplicar la regla 80-20 para manejar tus prioridades, recuérdate que el 20% de las actividades en tu lista va a producir el 80% de los resultados y de los beneficios. Tu pregunta siempre debe consistir en “¿cuáles son las actividades que conforman el 20%?”.
Aprovecha los entretiempos Puedes ser aún más productivo si identificas las pequeñas oportunidades que se te presentan en la vida cada día. No llegan con mucha fanfarria, de manera que si no estás alerta, pasan desapercibidas. ¿Qué debes hacer con estos entretiempos? Reconocerlos apenas se presenten y utilizarlos de inmediato siguiendo un curso premeditado. Si no cuentas con un plan, ¡perderás el tiempo! A continuación se entregan algunas sugerencias: ✎ Realiza llamadas telefónicas. ✎ Lee algo. ✎ Envía cartas. ✎ Compra abarrotes (o haz la lista del supermercado). ✎ Limpia tu escritorio o regresa las cosas al lugar donde corresponden. ✎ Revisa tu plan diario y vuelve a priorizar, si es necesario. ✎ Revisa tu correo. ✎ Escribe una nota o una carta para tu casa. ✎ ¡Piensa! (sobre alguna tarea pendiente, un informe que estés redactando, lo que sea). ✎ ¡Relájate!
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CAPÍTULO 3
Cómo organizarte mejor: Organiza tus estudios
Ú PUEDES ESTUDIAR de una manera más inteligente. Es posible que dediques menos tiempo y obtengas mejores resultados, pero aprender a hacerlo es complicado, porque cualquier tipo de aprendizaje requiere disciplina. Para muchos de nosotros la autodisciplina constituye la tarea más difícil. Si actualmente estás haciendo muy poco o nada en lo relativo a los estudios, entonces tendrás que dedicarle más tiempo y esfuerzo. ¿Cuánto más? O, para que sea más general, ¿cuánto tiempo deberías estudiar? Hasta que obtengas los resultados que querías lograr. Mientras más inteligente seas y mientras más rápido aprendas y adoptes las técnicas que se proponen este libro, más oportunidades tendrás de destinarle menos tiempo a tus tareas en comparación al pasado. Pero mientras más necesites avanzar, de 4 a 7 en lugar de 6 a 7, por ejemplo, más tendrás que aprender y más tiempo te tomará lograrlo. 43
No te sientas descorazonado, ya que notarás los resultados de una manera sorprendentemente rápida.
Apróntate para un viaje que durará toda tu vida En realidad, aprender a estudiar constituye un proceso de largo plazo. Una vez que comienzas el viaje, te sorprenderá el número de hitos, vías alternativas, calles laterales y señalética con las que te encontrarás. Incluso después de que te hayas transformado en un mejor alumno, mejor de lo que alguna vez pensaste que llegarías a ser, inevitablemente te encontrarás con una señal más, ofreciendo información nueva, o con una vía alternativa más, que te conducirá hacia una nueva dirección. Considera aprender a estudiar como un proceso de toda la vida y está dispuesto a modificar lo que sea a medida que aprendes otros métodos. Lo anterior es especialmente importante desde el principio mismo, al tener en cuenta tus estrategias generales de estudio. Cuánto tiempo dedicas al estudio cada noche, cuánto tiempo estudias una materia específica y con qué frecuencia colapsa tu planificación variarán considerablemente dependiendo de la eficiencia con la que estabas actuando antes de leer este libro, de lo que tienes que avanzar, del grado de interés que tengas en lograrlo, del grado de compromiso que tengas con otras actividades, de la hora del día, de tu salud y así sucesivamente. ¿Estás entendiendo? Y se complica aún más: ¿cuál es tu secuencia de estudio? ¿Las tareas más difíciles primero? ¿Las más fáciles? ¿Las más largas? ¿Las más cortas? ¿Te sientes cómodo cambiando de una actividad a otra o prefieres concentrarte en una sola tarea desde el principio hasta el final? Lo anterior se vuelve todavía más complejo cuando se toma en cuenta que las actividades en sí mismas pueden influenciar mucho tu programa. Estudiar por unidades de 15 minutos podría funcionar bien para ti la mayor parte del tiempo (aunque sospecho que las unidades de media hora son más beneficiosas para la mayoría. Los períodos de una hora solo funcionan para aquellos que pueden concentrarse tanto tiempo sin necesidad de una pausa y cuyas tareas generalmente toman ese tiempo para completarse). 44
Por otra parte, quizás no te resulte para nada problemático trabajar en proyectos largos, segmentados en partes a las que dediques entre 15 y 20 minutos, sin necesidad de tener que volver atrás cada vez que retomes el trabajo. ¿Cuál es la moraleja de todo esto? Que no existe un ideal, una solo respuesta, a todas las preguntas que he planteado. Es una idea que leerás una y otra vez en este libro: averigua qué es lo que funciona para ti y continúa realizándolo. Si luego deja de funcionar o no parece estar haciéndolo tan bien, modifícalo. Ninguna de las técnicas organizacionales analizadas hasta ahora son fijas. No solo deberías sentirte libre para adaptarlas y moldearlas y mezclarlas según tus propias necesidades, sino que es tu deber hacerlo.
Creación de un ambiente de estudio En la página 46, he incluido una lista para que evalúes tu ambiente de estudio. Incluye el lugar donde estudias (en la casa, en la biblioteca, en la casa de un amigo) y el momento y la manera en que desarrollas la actividad. Una vez que hayas identificado los elementos que te sirven, evita los que sabes que te dificultan la tarea. Si no conoces la respuesta a una o más preguntas, tómate el tiempo para experimentar.
Grupos de estudio: ¿para qué son los amigos? Tenía 35 años y era un devoto televidente de la serie estadounidense “The Paper Chase”, antes de conocer el concepto de grupos de estudio. Este programa supuestamente trataba sobre una escuela de derecho que parecía ser el infierno en la Tierra, de manera que compartir la carga de trabajo con otros alumnos no solo era una excelente idea, sino que resultaba forzoso.
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Mi ambiente de estudio ideal ¿De qué manera recibo mejor la información? 1. ___ Oralmente ___ Visualmente En la sala de clase, yo debería: 2. ___ Concentrarme en tomar apuntes ___ Concentrarme en escuchar 3. ___ Sentarme en primera fila ___ Sentarme al final ___ Sentarme cerca de una ventana o de una puerta ¿En qué lugar me rinde más el estudio? 4. ___ En la casa ___ En la biblioteca ___ En otro lugar: _____________________________ ¿En qué momento estudio mejor? 5. ___ Todas las noches; poco durante los fines de semana ___ Principalmente los fines de semana ___ En períodos durante los siete días de la semana 6. ___ En la mañana
___ En la tarde
___ En la noche
7. ___ Antes de cenar
___ Después de cenar
¿De qué manera estudio mejor? 8. ___ Solo ___ Con un amigo 9. ___ Bajo presión
___ Con anticipación
10. ___ Con música
___ En frente de la TV
___ En grupo
___ En un cuarto tranquilo
11. ___ Organizando una noche completa de estudio antes de comenzar ___ Abordando y completando un tópico a la vez ¿En qué momento necesito un descanso? 12. ___ Cada 30 minutos ___ Cada una hora ___ Cada ……. horas
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___ Cada dos horas
Mi universidad no era un infierno, ni siquiera se parecía al purgatorio, pero aún así considero que un grupo de estudio habría traído beneficios. Si se me hubiera ocurrido la idea, lo más probable es que hubiera organizado uno. La idea es muy simple: encuentra un grupo de alumnos con ideas parecidas y compartan sus apuntes, pregúntense unos a otros, estudien juntos para las evaluaciones. Obviamente, para ser efectivos, los estudiantes que elijas tendrían que compartir todos, o casi todos, los ramos. (En la universidad son muy comunes los grupos de estudio para un solo curso). Incluso si encuentras solo uno o dos alumnos que quieran trabajar contigo, la cooperación será invalorable, especialmente cuando se trate de estudiar para los exámenes más importantes. Consejos para formar tu propio grupo de estudio ✎ Yo recomiendo hacer grupos de cuatro como mínimo y seis como máximo, de modo de asegurar que todos tengan la posibilidad de participar, a la vez que se maximiza el conocimiento colectivo de un grupo. ✎ Aunque los miembros de un grupo no necesariamente tienen que ser mejores amigos, tampoco es buena idea que se tengan hostilidad. Busca la variedad con respecto a las experiencias y exige una dedicación igualitaria. ✎ Trata de elegir personas al menos tan inteligentes, comprometidas y serias como tú, lo que te incentivará a seguir con ellas y representará un pequeño desafío para ti. Evita un grupo en el que tú seas la “estrella”, al menos hasta haber tenido éxito en el primer examen. ✎ Evita invitar a personas que sean inherentemente distintas, como pololos, porque se pueden inhibir, por ejemplo, ante la presencia de su enamorado. También rehuye situaciones en las que un alumno le haga el trabajo a otro y también esas instancias en que compañeros de niveles más altos o de niveles más bajos puedan opacarse mutuamente.
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✎ Decide a tiempo si estás formando un grupo de estudio o uno social. Si se trata del último caso, no pretendas que vas a estudiar. Y si, efectivamente, se trata de un grupo de estudio, no invites a tus amigos para hablar sobre sus profesores. ✎ Existen varias maneras de organizarse. Yo sugiero que se asigne un curso a cada alumno y que este pueda manejarlo realizando, además de las tareas generales, lecturas adicionales (ya sean las recomendadas por el profesor o no) necesarias para alcanzar ese objetivo. Para lo anterior, debería ser capaz de tomar muy buenos apuntes, de esquematizar la materia (si el grupo así lo decide), de responder cualquier pregunta y de preparar varias mini-pruebas para ayudar a evaluar a los demás miembros del grupo. No es necesario mencionar que los demás alumnos también tienen que asistir a las clases, tomar sus propios apuntes y realizar sus propias lecturas y tareas. La idea es que el alumno asignado para ese ramo logre saber tanto como el profesor para poder ser el “profesor sustituto”. (Por lo tanto, si tienes cinco ramos, lo ideal sería tener un grupo de cinco personas). ✎ Las horas para reunirse y las asignaciones deben ser formales y rigurosas. Ten en mente dictar reglas de conducta, ya que es mejor deshacerse de los alumnos poco serios desde el principio. Nadie quiere tener a alguien que pretende trabajar lo mínimo posible, sacando provecho de tus esfuerzos. ✎ Considera asignar a alguien (que puede cambiar semanalmente, si quieres) que se encargue de que todos estén enterados del programa y de terminar con las peleas antes de que perjudiquen al grupo de estudio. ✎ No importa la manera en que te organices, pero decide desde el principio y claramente los requisitos exactos y las tareas de cada alumno. Repetimos, nadie quiere sentir que uno o dos de los miembros están usufructuando de otro.
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¿En qué lugar deberías estudiar tú? 1. En la biblioteca. Pueden existir numerosas opciones, desde la gran sala de estar a las habitaciones especiales, que son más tranquilas, a tu propio cubículo de estudio. Mi lugar favorito en Princeton era una pequeña pieza de la que al parecer solo cuatro o cinco personas sabíamos. Tenía cuatro sillas maravillosamente cómodas, luz tenue, tocadiscos con audífonos y una selección de 500 discos clásicos. Para alguien como yo, que necesita de la música para estudiar, ¡era un pedazo de cielo hecho a mi medida! 2. En el hogar. Recuerda que es en este lugar donde puede ocurrir la mayor cantidad de distracciones. Es raro que alguien te llame a la biblioteca y a tus hermanos pequeños (o a tus propios hijos) les costará un mundo encontrarte entre los estantes. Por supuesto, por lo general es el lugar más conveniente para convertirlo en sede de estudios, aunque no se trate de lo más efectivo. 3.
En la casa de un amigo, de un vecino o de un pariente. Para la mayoría de ustedes estas no deben constituir opciones, incluso de vez en cuando, pero es aconsejable contar con uno o dos sitios alternativos para el estudio. A pesar de la opinión de muchos expertos que señalan que debes estudiar todas las noches en el mismo lugar (con lo que, a propósito, no estoy de acuerdo), tengo un amigo que simplemente se muere por tener alguna variedad, ya que eso lo motiva. Por eso, puede recurrir a cuatro lugares diferentes y lo que hace es simplemente rotarlos de noche en noche. Haz lo que a ti te convenga.
4. En una habitación vacía. Esta constituye una opción en muchas universidades y colegios privados y es muy interesante, principalmente porque ¡muy pocos alumnos han pensado en eso! Aunque no es una alternativa probable en los colegios públicos, no se pierde nada preguntando si puedes realizar algunos cambios. Ya que muchos equipos deportivos practican hasta las 6 de la tarde o más, incluso en la enseñanza media, puede haber una sección del colegio que esté abierta, y que puedas utilizar con autorización, aunque el resto esté cerrado. 49
5. En tu trabajo. Independientemente de si eres un alumno que trabaja medio tiempo o un trabajador de tiempo completo que estudia media jornada, a lo mejor es posible que puedas estudiar en una oficina vacía, ya sea durante las horas de trabajo o después de que todos se hayan ido (dependiendo del grado de confianza que te tenga tu jefe). Si estás en la universidad y uno de tus padres, un amigo o un familiar tiene su trabajo cerca, podrías trabajar ahí después de terminar las clases hasta la hora de cierre del lugar.
¿En qué momento deberías estudiar? En la medida de lo posible, crea una rutina diaria para tus estudios. Algunos expertos aseguran que realizar la misma actividad a la misma hora todos los días constituye la mejor manera para organizar cualquier tarea. Muchos alumnos prefieren reservar ciertos períodos durante el día para dedicarlos al estudio. Sin importar quién eres, el momento del día que determines para estudiar dependerá de los siguientes factores: 1. Estudia cuando te encuentres con la mejor disposición. ¿Cuál es tu momento peak del día, la hora en que mejor trabajas? Este instante varía según la persona; quizás no existas para el mundo sino hasta medio día, pero puedas estudiar muy efectivamente en la noche o estés despierto y alerta al amanecer, pero te sientas distraído y cansado si tratas de estudiar a la media noche. Solo recuerda que la concentración equivale a la eficiencia. 2. Ten en cuenta tus hábitos relacionados con el sueño. El hábito constituye una influencia muy poderosa. Si siempre programas tu alarma para las 7 de la mañana, es posible que termines despertándote a esa hora aun cuando no hayas puesto el despertador. Si te has acostumbrado a irte a acostar a las 11 pm, sin lugar a dudas te sentirás muy cansado al intentar quedarte despierto hasta las 2 am y, lo más probable, es que logres llevar a cabo muy poco en esas tres horas.
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3. Estudia cuando puedas. Aunque quieras sentarte a estudiar cuando te encuentras más alerta en términos mentales, algunos factores externos también cumplen un papel importante en cuanto al momento que dediques a estudiar. Estudiar cuando te encuentras con la mejor disposición es fantástico, pero no siempre es posible, de manera que estudia cuando las circunstancias lo permitan. 4. Ten en cuenta la complejidad de la tarea a la hora de reservarle tiempo. Las tareas por sí mismas pueden influir en gran manera en tu programación horaria. No planifiques una hora para una lectura de ochenta páginas cuando sabes que lees media página por minuto… con suerte. 5. Utiliza aquellas horas “aburridas” para las tareas más fáciles. Cuando tus energías y tu motivación están en sus niveles más bajos, ¿deberías darte la lata de trabajar en ese proyecto que te ha estado preocupando? Mejor dedícate a perfeccionar tus apuntes, a revisar tu calendario o a corregir tu informe. Cuando te encuentras tan poco creativo, energético y motivado, ¿para qué molestarse siquiera en realizar las tareas más difíciles? No seas como muchas personas de negocios que conozco que planean su día de trabajo mal: en la mañana, cuando se encuentran en su mejor momento, leen el periódico, revisan su correo electrónico y hojean revistas comerciales. Al final del día, cuando apenas pueden ver, se abocan a la presentación para la reunión del Consejo de Directores… de mañana.
Evalúa tu área de estudio Sea cual sea el lugar que elijas como base de estudio, el modo en que lo adecues puede afectar tu capacidad para mantenerte concentrado y, si no tienes cuidado, la calidad del tiempo que destines a estudiar también puede verse afectada. Siéntate en tu escritorio o en tu lugar dedicado al estudio de inmediato y evalúalo:
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1. ¿Cuentas con uno o dos lugares especiales reservados únicamente para el estudio? ¿O estudias donde sea que parezca conveniente o disponible en un momento determinado? 2. ¿Tu área de estudio es agradable? ¿Se la recomendarías a un amigo como un lugar adecuado para estudiar? ¿O te carga porque lo encuentras muy deprimente? 3. ¿Cómo es la iluminación? ¿Muy oscura o muy brillante? ¿Está todo el escritorio bien iluminado o solo partes de él? 4. ¿Están todos los materiales que necesitas a mano? 5. ¿Qué más haces en ese lugar? ¿Comes? ¿Duermes? ¿Escribes cartas? ¿Lees por gusto? Si tratas de estudiar en el mismo lugar en el que te sientas a escuchar música o conversas por teléfono, ¡te puedes sorprender haciéndolo cuando piensas que estás llevando a cabo lo otro! 6. ¿Tu área de estudio se encuentra en una zona de poco tráfico o de mucho? ¿Cuántas veces te interrumpen personas que solo se encuentran pasando por el lugar? 7. ¿Puedes cerrar la puerta del lugar con el fin de evitar interrupciones y ruidos externos? 8. ¿En qué momento pasas más tiempo en el lugar? ¿Es cuando te encuentras en tu mejor estado de ánimo o inevitablemente estudias cuando estás cansado o poco productivo? 9. ¿Se encuentran organizados tus archivos y demás materiales, y además están a mano? ¿Cuentas con algún sistema de organización para ellos? 10. Ten en consideración un cajón “para el futuro” en tu estante, de manera que cuando tengas ideas, material de investigación y otras cosas (provenientes de revistas, libros, periódicos, sitios web, etc.) que piensas que podrían servirte alguna vez en el futuro, te escribas una nota y lo archives. El tiempo que te tomes ahora constituirá un ahorro para el futuro.
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11.Si puedes costearlo, aprovecha las ventajas que ofrece la tecnología. Por ejemplo, ahora se puede adquirir una combinación de impresora, fax, escáner y fotocopiadora por solo $250.000 y ¿acaso no vale la pena ese dinero en comparación a pagarle a una mecanógrafa y a gastar tanto en fotocopias?
Cómo mantenerse concentrado en los estudios Si te sorprendes haciendo garabatos y perdiendo el tiempo en lugar de leer y recordar, trata con las siguientes estrategias: 1. Crea un ambiente de trabajo cómodo. El tamaño, el estilo y la ubicación de tu escritorio y tu silla, así como la iluminación, pueden afectar tu concentración. Tómate el tiempo para diseñar un lugar que sea perfecto para ti. 2. Enciende las luces. Experimenta con la ubicación y la intensidad de la iluminación hasta que encuentres una que te funcione tanto en términos de comodidad como en función de que permanezcas despierto y enfocado. 3. Establece algunas reglas. Hazle saber a la familia y especialmente a los amigos la importancia de tus estudios y la inviolabilidad de ciertas horas. 4. Toma los recreos que necesites. No sigas a tontas y a locas los bien intencionados pero falsos consejos sobre el momento en que deberías tomar un descanso. Hazlo cuando tú lo necesites.
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Cómo luchar contra el cansancio y el aburrimiento Has elegido el mejor lugar para estudiar y nadie podría criticártelo. Pero, ¿todavía estás usando palitos de fósforo para sujetar tus párpados? La ayuda ya está en camino: Toma una siesta. ¡Qué idea! Cuando estés demasiado cansado para estudiar, toma una siesta corta para resucitarte. Maximiza su efecto haciéndola corta: 20 minutos son ideales; no debes pasarte de los 40 minutos, ya que después pasas a otra fase de sueño y te puedes despertar aún más cansada que antes. Toma algo de líquido. Un poco de cafeína no te causará ningún daño: una taza de café o de té, un vaso de agua mineral… solamente ten cuidado con no inyectártela a la vena, porque las propiedades de la cafeína que logran mantenernos despiertos parecen revertirse cuando alcanzan cierto nivel, provocando que te sientas mucho más cansado de lo que estabas. Baja la calefacción. No es necesario que construyas un iglú, pero una habitación demasiado calurosa inevitablemente te dejará soñando con turrones de azúcar… mientras tu informe siga sin escribirse. Mueve las piernas. Sal a caminar, da una vuelta por la cocina, realiza algunos saltos; un poco de movimiento te dará energías inmediatamente. Cambia tu planificación de los estudios. Suponiendo que tengas algunas opciones, encuentra la manera de estudiar cuando tú te encuentras normalmente más despierto y(o) más eficiente.
Cuando se tienen niños pequeños Muchos de ustedes están estudiando al mismo tiempo que mantienen una familia y quiero entregarles algunas ideas que los ayudarán a lidiar con la birgada infantil de preescolar: Planifica actividades para mantener ocupados a los niños. Mientras más ocupado estés en relación a los estudios y(o) al trabajo, más tiempo querrán pasar contigo los niños cuando tu estés en la casa. 54
Si les dedicas algún tiempo, para ellos será mucho más fácil jugar solos, especialmente si has planeado actividades en las que ellos puedan trabajar mientras tú realizas tus propias tareas. Integra a los niños en tu rutina de estudio. Los niños aman la rutina, así que, ¿por qué no incluirlos en la tuya? Si desde las 4 pm hasta las 6 pm siempre es “La hora de estudio de mamá”, pronto se acostumbrarán, en particular si haces que los momentos que pasas con ellos sean una prioridad y si te tomas algún tiempo para darles algo que hacer durante esas horas. Utiliza la televisión como babysitter. Aunque a la mayoría de ustedes no les parecerá muy buena idea (es un problema con el que debo lidiar todas las semanas, sino es todos los días, con mi hija de once años), puede ser un mal menor. Además, se pueden arrendar (o grabar) muchas películas o programas para que no tengas que preocuparte por que las preciosuras no miren a bandas callejeras golpeándose las cabezas (ni porque ellos mismos golpeen cráneos en algún juego de video). Sé realista al planificarte. A menos que te encuentres en el Partenón Perfecto de la Paternidad, todo lo anterior no evitará que tus hijos te interrumpan de vez en cuando. Aunque dichas intromisiones pueden minimizarse, resulta casi imposible eliminarlas por completo. Por eso, prográmate dándolas por supuesto, lo que significa que debes tomar recreos más frecuentes para pasar cinco minutos con ellos, ya que de esa manera será más probable que ellos te permitan contar con los 15 ó 20 minutos que tú necesitas si ellos obtienen tu atención regularmente. Pide ayuda. Los cónyuges pueden llevar a los niños a comer o a ver una película algunas veces (y, confía en mí, ¡los niños querrán que estudies más si institucionalizas lo anterior!) o los familiares pueden cuidarlos (en sus casas) por turnos. Además, puedes intercambiar el cuidado de los niños con otros papás que estudien y, por último, es posible que exista algún sistema profesional para cuidar a tus hijos en tu lugar de estudio o en la casa de alguien, aunque sea por algunas horas al día. Por último, utiliza el organizador pre-evaluaciones que se presenta en las páginas 56 y 57 para dar forma a tu plan de acción anterior a tu próxima prueba. ¡Puedes triunfar sin tener que matarte! 55
ORGANIZADOR PRE-EVALUACIONES Curso: ______________________________ Profesor: _____________________________ Fecha de la prueba: ____________________ Hora: De ______________ a _____________ Lugar: _____________________________________________________________________ Instrucciones especiales para mí mismo (llevar calculadora, diccionario, etc.): ___________________________________________________________________________ Materiales: para esta evaluación necesito estudiar (chequear lo que se requiere): ___ libro ___ casetes, videos ___ libro de trabajo ___ pruebas anteriores ___ apuntes ___ otros ___ handouts Formato (número de preguntas V/F, de preguntas tipo ensayo, etc., y el total de puntos para cada sección): ___________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________ Reuniones para el estudio grupal (lugar, hora): __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ Contenido de la prueba: Indica los temas, las fuentes y la cantidad de revisión (exhaustiva o general) requerida. Haz un tic en la línea cuando lo hayas realizado. Tema ________________ ________________ ________________ ________________ ________________ ________________ ________________
Fuentes ________________ ________________ ________________ ________________ ________________ ________________ ________________
Revisión ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___
Después de la prueba: Nota que esperaba: _________________ Nota que obtuve: __________________ ¿Qué hice para lograrlo? ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________ ¿Qué más pude haber llevado a cabo? ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________
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CAPÍTULO 4
Cómo organizarte mejor: Organiza tus meses, tus semanas y tus días
AHORA ESTÁS LISTO para comenzar a planificar! Comenzaremos elaborando un plan para manejar el tiempo de un semestre completo… antes de que este comience, obviamente, lo que te permitirá contar con un “panorma”. Podrás observar el bosque, aun cuando te encuentres en medio de muchos árboles… aunque la mayoría sean enormes sequoias. Al abarcar el semestre completo con todas las actividades, evaluaciones, informes y citas, será menos probable que te veas atrapado empleando más tiempo en cursos con menor prioridad, solo porque requieren informes regulares, a la vez que dejas de lado cursos más importantes, que solo requieren de lectura. 59
Y cuando en verdad puedes ver que tienes una prueba de contabilidad la misma semana en que debes entregar tu proyecto de zoología, es posible planificar por adelantado y terminar el informe un poco antes. Si, por cualquier razón, decides no llevarlo a cabo, al menos no será una sorpresa verte atrapado durante las aglomeraciones de pruebas y entregas.
Comienza a planificarte con anticipación Sin embargo, para que tu programación a largo plazo sirva de algo, debes comenzar con anterioridad. Los alumnos que no se programan antes de que comience el semestre por lo general empiezan perdiendo el tiempo llenado sus agendas actividad por actividad, lo que, en ocasiones, provoca que se sientan desorganizados durante todo el semestre. Por el contrario, al comenzar con anticipación aumenta la capacidad de seguir un plan de ataque sistemático. A todos los estudiantes universitarios, y algunos de enseñanza media, se les permite elegir sus cursos de acuerdo a sus propios planes, gustos, objetivos, etc. Obviamente que hay excepciones. Por ejemplo, si química orgánica es un curso mínimo, requisito para graduarte de tu carrera, y el único horario es a las 8 am, no tienes alternativa. La impetuosidad de esta libertad debería templarse con el sentido común que estás tratando de adquirir leyendo este libro. Aquí te entrego algunas recomendaciones más: 1. Toda vez que sea posible, ten en cuenta la reputación del profesor a la hora de elegir un curso en particular (especialmente si se trata de una introducción o una mirada general a un tema, que se ofrece en dos o tres secciones). No es difícil averiguar cuáles son las clases más estimulantes y gratificantes, circunstancias que transforman el aprendizaje en una experiencia grata, ¡incluso cuando no te guste la materia! 2. Si existe un ramo que te encantaría tomar pero que sospechas o sabes que no lo podrás hacer calzar en el semestre (o en el año), tómate el tiempo ahora para revisar sus requisitos, actividades, listas bibliográficas, etc. y asiste a la primera clase.
60 Generalmente, la primera clase constituye una visión general de todo el curso y la instancia en que los profesores entregan el programa, las actividades a largo plazo y las listas de lecturas recomendadas. Antes de la clase, quizás no estés seguro de si quieres tomar el ramo, pero después de ella tendrás una idea mucho más clara. 3. Trata de seleccionar cursos de modo que tanto tu semana como tu día estén balanceados, aunque no siempre sea posible ni aconsejable. (¡No cambies de carrera solo porque no puedas ajustar tu horario!). Trata de dejar una ventana entre las clases, de modo que puedas revisar tu materia, completar tus apuntes y visitar la biblioteca rápidamente. 4. Intenta alternar las clases más complejas con las que te resulten más fáciles. El estudio es un proceso de refuerzos positivos, por lo que necesitarás incentivos a lo largo del camino. 5. Evita las clases que se dicten muy tarde o muy temprano, especialmente si lo anterior provoca que tengas largos espacios entre clase y clase. 5. Prográmate a tu propio ritmo y síguelo. Ponte a una dieta de estudio, cuya clave sea: No comas más de la cuenta.
Identifica la marca de inicio No se puede comenzar una carrera hacia un objetivo final si no se conoce la marca de inicio. Por eso, el primer paso para reacondicionar tu rutina actual es identificarla en detalle. Te sugiero que realices un esquema de lo que haces cada 15 minutos inmediatamente. Mientras que para algunos de ustedes puede ser suficiente hacer un esquema de uno o dos días, te recomiendo anotar tus actividades de una semana completa, incluido el fin de semana.
61 Lo anterior resulta especialmente importante si, como muchos, tienes extensos períodos que aparentemente desaparecen sin explicación, pero que en realidad están destinados a tareas como “descansar” después de haber despertado, a maquillarse o a afeitarse, a leer el diario, a esperar la micro o a conducir hacia o desde la universidad, el instituto o el colegio. ¿Podrías utilizar una o dos horas extra cada día, ya sea para estudiar o para divertirte? Utiliza ese tiempo “muerto” de una mejor forma y encontrarás todo el tiempo que necesitas. Puedes, por ejemplo, aprender a realizar múltiples actividades al mismo tiempo: escucha un libro grabado en un casete mientras haces el aseo en la casa; ejercita vocabulario o resuelve problemas de matemáticas mientras conduces; pídele a tus niños, tus padres o compañeros de cuarto que te evalúen para una prueba mientras lavas los platos, pasas la aspiradora o sacas el polvo; y siempre lleva contigo tu calendario, tus cuadernos, lápices y un texto, ya que puedes leer o estudiar un montón mientras haces una cola en el banco, en la biblioteca, en el supermercado, o mientras viajas en bus o en tren. Consejo estratégico: selecciona las actividades que pueden realizarse en 15 minutos o menos en tu calendario. Serán las tareas que podrás realizar mientras esperas que tu ropa termine de lavarse, mientras la bibliotecaria te encuentra un libro o mientras haces cualquier tipo de cola.
Reúne lo necesario Cuando comiences tu sesión para planificaciones, asegúrate de contar con toda la información y los materiales necesarios para elaborar una programación de calidad. Reúne los programas de tus cursos, la calendarización de los trabajos, las fechas importantes relacionadas con la familia, vacaciones o viajes, otros compromisos personales (como citas con el doctor y fiestas de cumpleaños) y un calendario con actividades extracurriculares en los que tengas pensado participar.
62 En este mismo capítulo, pero más adelante, analizaremos el tema de mantenerte al día con tus actividades diarias, como clases, reuniones, tareas regulares y quizzes diarios o semanales. Por ahora, me gustaría hablar acerca de proyectos tales como informes semestrales, tesis, exámenes globales o finales, etc., que requieren llevarse a cabo en un período largo de semanas o incluso de meses.
Creación de tu tablero para proyectos Existen dos grandes herramientas para planificar proyectos de largo plazo. La primera es un tablero, que puedes ubicar en cualquier muralla despejada o justo sobre tu escritorio. No es necesario que construyas tu propio tablero, aunque ciertamente se trate de la alternativa más barata. Se puede encontrar una amplia variedad de ellos en varios formatos que se ajusten a tu conveniencia, incluidas tablas magnéticas y otras que se pueden borrar. (Una vez más, estás aprendiendo algo que podrás utilizar toda tu vida). Es posible adquirir uno en tu librería local. ¿Cómo funciona un tablero para proyectos? Solo se trata de una variación del típico calendario. Lo puedes poner en forma vertical, con los meses escritos a la izquierda y hacia abajo y los proyectos a lo largo de la línea horizontal; o de manera horizontal, con las fechas en la parte superior y los proyectos bajo sus fechas (de hecho, esa es la manera en que muchas de estas tablas vienen diseñadas). Todo depende del espacio que tengas en tu muro. En las páginas 64 y 65 se presentan ejemplos.
Utilización del tablero En cada proyecto, existe una etapa preparatoria clave antes de utilizar el tablero: se deben segmentar las tareas generales en sus componentes, es decir, en las actividades específicas que integran el proyecto global.
63 MES/ SEMANA 1º mes
MUESTRA DE UN TABLERO PARA PROYECTOS PROYECTO: CORPORACIÓN ESTUDIANTIL Semana 1 Reunión grupal inicial: analizar actividades generales y posibles productos o servicios (traer una lista de tres cada uno) – 1 hora Semana 2 Determinar producto o servicio; establecer organización del grupo y las responsabilidades de largo plazo de cada subgrupo (3) Semana 3 Planificación por subgrupo y tareas de corto plazo (2) Semana 4 Trabajar en las tareas individuales dentro de los subgrupos (2)
2º mes
Semana 1 Trabajar en las tareas individuales dentro de los subgrupos (2) Semana 2 Trabajar en las tareas individuales dentro de los subgrupos (2) Semana 3 Integrar tareas individuales con el resto de los subgrupos (¿) Semana 4 Encontrarse con el grupo entero para integrar los planes (¿)
3º mes
Semana 1 Terminar la programación grupal; hacer borrador del informe inicial (¿) Semana 2 Tipear y realizar la lectura de prueba en el informe final Semana 3 Semana 4 FECHA DE ENTREGA
TERCER MES/ a fines de la segunda semana
64 Proyecto: Informe semestral sobre Dante
Programación para estudiar para examen
Determinar tema (1 hora)
Revisión apuntes anterior (3)
Búsqueda inicial en biblioteca (2 horas) Esquema general (1 hora)
Revisión apuntes de inglés del mes anterior (3)
Búsqueda detallada en biblioteca (3)
Revisión apuntes de ciencias del mes anterior (4)
Búsqueda detallada en biblioteca (3)
Revisión apuntes de matemáticas del mes anterior (4)
Búsqueda detallada en biblioteca (3)
Revisión apuntes de historia del primer mes (3)
Esquema detallado (1)
Revisión apuntes de inglés del primer mes (2)
Primer borrador (4) Investigación adicional (2)
Revisión apuntes de ciencias del primer mes (4) Revisión apuntes primer mes (4)
Segundo borrador, revisión lectura de prueba (10)
de historia
de
del
mes
matemáticas
del
ortográfica, Apuntes de historia del segundo mes (3)
Lectura de prueba independiente (1)
Apuntes de inglés del segundo mes (2) Apuntes de ciencias del segundo mes (4)
Tipeo final y lectura de prueba (4)
Apuntes de matemáticas del segundo mes (4)
Fines del TERCER MES
Fines del TERCER MES
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También incluye en tu tablero de proyectos un horario de estudio para todos tus exámenes finales. Estudiar toda la materia de una vez para las evaluaciones no funciona muy bien en el corto plazo y menos en el largo plazo; por eso, ATIENDEmis recomendaciones y acostúmbrate a revisar tus apuntes de clases de cada ramo semanal o mensualmente. Como consecuencia de este plan, solo será necesario reservar unas pocas horas para estudiar a último minuto e incluso para un examen final la semana antes de que tengas que rendirlo (solo un par de horas, con el fin de repasar los detalles de los que todavía no estás seguro o para revisar secciones que seguramente aparecerán en la evaluación). Mientras otros estén quemándose las pestañas en la biblioteca la noche antes del examen, tú podrás dormir tranquilo y entrarás a rendir la prueba fresco, relajado y seguro de ti mismo. Por lo menos a mí, me parece una excelente idea. A propósito, como un efecto colateral de esta estrategia de estudio, te darás cuenta de que los datos y conceptos más importantes se quedarán en tu memoria por mucho tiempo después de que hayas dado la prueba. Ahora que tienes tu tablero, ¿qué harás con él? Sigue agregándole cualquier proyecto importante durante todo el semestre y continúa revisándolo comparando el tiempo que realmente empleas en con el que habías estipulado. De esa manera será más fácil destinar tiempo a los proyectos futuros y, mientras más lo hagas, más exactas serán tus estimaciones.
Utilización de un calendario de planificación semestral El calendario de planificación semestral (ejemplo en la p. 67), se puede utilizar junto con el tablero para proyectos o en su reemplazo. Para usarlo junto con el tablero, comienza por transferir toda la información al calendario semestral. Luego agrégale tu horario de clases semanal, tu horario de trabajo, celebraciones familiares, vacaciones y viajes, y otras actividades extracurriculares. Todo. La idea es que el calendario tenga todo lo programado, mientras que el tablero solo contiene un resumen que puedes digerir de una sola mirada. 66
CALENDARIO DE PLANIFICACIÓN SEMESTRAL
Anota las fechas para tareas e informes, para pruebas y otros eventos y actividades extracurriculares. Mes
LUN
MAR
MIÉR
JUE
67
VIER
SÁB
DOM
Deja el tablero en tu casa colgado en un muro, pero lleva contigo el calendario. Si surgen nuevos proyectos, citas, reuniones, cualquier cosa, agrégala de inmediato a tu calendario. Luego transfiérelo a tu tablero. Para utilizar el calendario en reemplazo del tablero para proyectos, solamente no elabores este último. Escribe toda la información, incluidos los pasos de todos tus proyectos y el tiempo aproximado que esperas que te tome, en el calendario. Es tu decisión qué hacer. Personalmente, prefiero utilizar ambos por la sencilla razón de que me gusta mirar al muro y ver el semestre completo de una sola mirada. Encuentro mucho más fácil ver la manera en que todo “calza”, en lugar de tener que ver una docena de calendarios diferentes o incluso tres en un solo mes.
Todavía no estamos listos Es hora de volverse aún más organizado. El tablero para proyectos y el calendario de planificación semestral te han servido para comenzar programando el semestre completo. Ahora es tiempo de aprender las herramientas para organizar tus días y tus semanas. Para que cualquier sistema de manejo del tiempo funcione, se tiene que utilizar en forma continua. Antes de seguir, haz una cita contigo mismo al final de la semana (el domingo en la noche es perfecto) para sentarte a planificar la semana siguiente. No tienes que emplear tanto tiempo: probablemente media hora bastará para revisar tus compromisos y para programar las horas de estudio. A pesar de su brevedad, puede ser que este momento sea el más productivo de toda la semana, porque arrojará sus beneficios durante su transcurso ¡y aún más!
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Paso 1: elabora la lista de actividades que debes realizar En primer lugar, averigua todo lo que tienes que hacer esta semana. Mira tu tablero para proyectos y(o) tu calendario semestral para determinar las actividades que tienen que llevarse a cabo esta semana relacionadas con todos tus proyectos más grandes. Agrega cualquier otro compromiso con el que tengas que cumplir, desde enviar un regalo de cumpleaños a tu hermana hasta asistir a la reunión mensual de voluntarios para terminar un trabajo asignado. Recuerda segmentar los proyectos difíciles o de largo plazo en tareas más pequeñas que puedan incluirse en tu programación. Como decía Henry Ford, “Nada resulta particularmente difícil si se segmenta en partes más pequeñas”… de ahí el origen de la línea de montaje. Una vez que hayas creado tu lista, puedes pasar a la siguiente etapa: ordenar los elementos según su importancia.
Paso 2: prioriza las actividades Cuando te sientas a estudiar sin contar con un plan, simplemente abordas el primer proyecto que se te viene a la cabeza. El problema de este método ya se ha analizado: no existe una garantía de que lo primero que recuerdes sea lo más relevante. La idea de la hoja de prioridades es ayudarte a organizar tus tareas en orden de importancia. De esa manera, incluso cuando no tengas tiempo para todo, al menos puedes terminar las actividades principales. ¡Es imposible que puedas lidiar con los compromisos de hoy de una manera eficiente si aún tienes que terminar los de ayer… y los de la semana pasada! Primero hazte la siguiente pregunta “Si solo tuviera que llevar a cabo unas pocas actividades esta semana, ¿cuáles me gustaría que fueran?” Marca las de mayor prioridad con una “M”.
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Después de haber identificado los elementos “urgentes”, determina cuáles son los menos importantes, aquellos que podrían esperar hasta la próxima semana, si fuera necesario (se pueden incluir tareas muy importantes, pero que no necesariamente tienen que llevarse a cabo esta semana). Se trata de elementos de prioridad inferior, al menos para esta semana (márcalos con una “I”). Todos los demás ítemes calzan en algún lugar entre las tareas críticas y las de prioridad inferior. Revisa los que sobren y, si estás segura de que ninguna puede clasificarse como “M” o “I”, márcalos con una “R” de prioridad regular. Consejo estratégico: si pospones el mismo elemento de prioridad inferior día tras día, semana tras semana, en algún punto deberías detenerte y pensar en si en realidad es necesario llevarlo a cabo. Se trata de una manera estratégica de “deshacerse” de una tarea o de un problema. En el mundo de los negocios, algunos gerentes evitan a propósito tener que enfrentar algunos problemas, esperando ver si se resuelven solos. Si funciona en los negocios, ¿por qué no en los estudios? En la página 74 te presento una hoja de prioridades. En la página 76 aparece una de estas hojas en blanco, que puedes fotocopiar y utilizar.
Paso 3: anota tu programa diario Antes de que empieces a llenar tu calendario con informes, proyectos, tareas, sesiones de estudio, etc., anota los “compromisos ineludibles” como dormir, comer, trabajar y asistir a clases. Incluso cuando tu rutina actual incluya comer al paso y dormir cuando sea posible, anota en tu programación que vas a dormir ocho horas y que vas a tener tres comidas decentes al día. Quizás te sorprenda el darte cuenta de que tendrás el tiempo suficiente para hacer todo lo que necesitabas (aunque probablemente todos conozcamos a alguien que duerme tres horas diarias, come solo chatarra y aún así obtiene 7, la mayoría de los expertos señala que la alimentación sana y regular y un hábito de sueño saludable son factores clave en cualquier sistema de estudio).
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Ahora puedes traspasar la información de tu hoja de prioridades a tus horarios diarios. (Ver página 75 para revisar la muestra de un horario diario y la página 77, para una forma en blanco que puedes fotocopiar y utilizar). Escribe los elementos “M” primero, seguidos de los elementos “R”. A continuación, agrega todos los ítemes “I” que quepan. Si sigues este procedimiento, te asegurarás de destinar el tiempo necesario a tus prioridades más importantes, porque puedes dedicar tus momentos más productivos a las tareas más relevantes y combinarlas con las prioridades inferiores en la medida de lo posible. ¿Qué hacer con el bloque de tres horas que tienes libre el miércoles por la tarde? Programa la recolección de datos para tu investigación, de prioridad “M”, y planifica comenzar con la tarea de psicología, de prioridad “I”, entre el almuerzo y la clase de las 2 pm el jueves.
Otras consideraciones Además de la importancia de la tarea y de la disponibilidad de tiempo con que cuentes para completarla, existen otros factores que determinarán tu programación horaria de cada día. Algunas circunstancias estarán fuera de tu control, como horas de trabajo, reuniones con profesores o consejeros o doctores. Sin embargo, existen instancias que sí puedes controlar y que deberían considerarse al programar tu horario diario de cada semana. Programa el tiempo suficiente para cada actividad: tiempo para “calentar” y para alcanzar a terminar, pero, especialmente cuando se trate de proyectos largos, no destines tanto tiempo como para malgastarlo. Todas las personas son diferentes, pero la mayoría de los alumnos estudia mejor en bloques de una hora y media a tres horas, dependiendo del tema. No trabajes de más. Planifica tus sesiones de estudio en bloques, separándolos con actividades cortas de entretenimiento (también es útil agregarlas a tu horario). Por ejemplo: has reservado tres horas de estudio el miércoles en la tarde para esa investigación. 71
Entonces, programa una caminata de quince minutos a la heladería en algún momento de ese bloque de estudio. Te darás cuenta de que este recreo te ayudará a pensar más clara y creativamente cuando regreses a estudiar. Aun cuando prefieras bloques más largos, ten cuidado con no planificar “maratones” de estudio, de seis a ocho horas, en lugar de sesiones de dos horas. Mientras más largo sea el período, mayores probabilidades existirán de tener que luchar contra los demonios de la distracción. Al convencerte de que así estás estudiando hasta sacarte sangre, también te será más fácil justificar las distracciones que te hacen perder tiempo, programar recreos más largos y, en poco tiempo, rendirte antes de lo que deberías. Por último, ten presente la ley de Parkinson: “Cualquier trabajo se expande hasta agotar el tiempo que se ha destinado a que se realice”. En otras palabras, si no programas una hora para un proyecto que debería tomar una hora, lo más probable es que te encuentres con que ¡eureka!, de alguna manera te demoraste dos o tres horas.
Utiliza tu horario diariamente Cada noche (o en la mañana, antes de que comience el día) mira tu programación para el día que empieza. ¿De cuánto tiempo libre dispones? ¿Hay actividades “sorpresa” que no están en tu horario, pero que tendrían que estar? ¿Existen conflictos de los que no te habías dado cuenta al comienzo de la semana? Si te planificas bien al empezar la semana, lo anterior no debería pasar con frecuencia, aunque sea inevitable de vez en cuando. De igual manera, te encontrarás con que han cancelado una clase o pospuesto una reunión, lo que hará que tu horario cambie. Si revisas tu horario diariamente, ya sea la noche anterior o a primera hora en la mañana, serás capaz de reaccionar frente a estas modificaciones. ¿Cómo sabes si anotar una tarea en tu horario o en tu tablero de proyectos primero? Si se trata de una actividad simple y si definitivamente la vas a completar dentro de una semana (leer un capítulo específico, estudiar para un quiz, reunirse para analizar las pruebas de las cheerleaders con la facultad), escríbela en la hoja del horario adecuado. 72
En cambio, si se trata de una actividad compleja, que requiere segmentarse en etapas específicas, y(o) una que necesite más de una semana para terminarse, debería inscribirse en tu tablero. A continuación, tendrías que agregar los pasos a tus horarios semanales. (A mí me gusta planificar todo la noche anterior, ya que se siente de maravilla despertarse y comenzar el día completamente organizado).
Los 15 minutos más importantes del día Cada día, reserva 15 minutos para revisar tus prioridades diarias y semanales. Aunque a muchas personas de negocios les gusta que estos 15 minutos sean a primera hora en la mañana, yo te recomiendo que sean los últimos 15 minutos del día. ¿Por qué? Tres grandes razones: 1. Tus ideas estarán más frescas. Es mucho más fácil analizar al final del día lo que efectivamente has cumplido… y lo que no. 2. Es una magnífica forma de terminar el día. Incluso cuando tu “día de estudio” termine a las 11 de la noche, te sentirás completamente preparado para el día siguiente, además de relajado y libre de ansiedades. 3. Estarás listo para comenzar al día siguiente. Si te programas en la mañana, los 15 minutos de planificación se pueden convertir fácilmente en una sesión de una hora de divagaciones. Mientras otros anden a tientas en busca de una taza de café, ¡tú ya habrás salido y estarás corriendo!
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PRIORIDADES PARA ESTA SEMANA Clasificación
Programada
M R I
Semana del 28/ 3 Informe de sociología Investigación en la biblioteca Esquema Borrador
M R R
Tareas de matemáticas Capítulo 4 Capítulo 5 Estudiar para la prueba
de la prioridad
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HORARIO Fecha: Trabajos Trabajo en laboratorio de biología Matemáticas, cap. 4
a
4/4
Actividades/ trámites Llamar a Pedro Libros a la biblioteca Banco Supermercado Ir a donde Rodrigo
Tareas Matemáticas, Cap. 5 #19 Informe de sociología (borrador)
Hora 5 6 7 8 9 10 11 12 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Biología Sociología “ Almuerzo con Karen Leer Cap. 5, Soc. “ Matemáticas Viaje Tarea de mat. Trabajar en informe “ “ “
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PRIORIDADES PARA ESTA SEMANA Clasificación de la prioridad
Programada
Semana del _______________ a ______________
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HORARIO Fecha: Trabajos
Actividades/ trámites
Tareas
Hora 5 6 7 8 9 10 11 12 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
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CAPÍTULO 5
Cómo organizarte mejor:
Manejo de los traumas cotidianos
U PLAN ORGANIZACIONAL debería ser simple. ¿Por qué comprometerse con otro proyecto
complejo
que
demande
tiempo
y
energía
mental?
Sin
embargo,
independientemente de lo básico y fácil de utilizar que resulte tu programa, eso no garantiza que en ocasiones no te verás abrumado por aglomeraciones de trabajo. A medida de que vayas tratando de implementar estas técnicas en tu vida, te irás encontrando con algunas dificultades. Aprende estrategias de resolución de problemas, de manera que estos obstáculos no arruinen tu progreso por completo. Si te encuentras con una “muralla” en el camino hacia el éxito en términos de organización, entonces busca una forma creativa de darle la vuelta, en lugar de intentar de golpearte con ella tratando de atravesarla. 79
El tiempo vuela cuando estás entretenido … y, a veces, cuando no lo estás. Independientemente del esfuerzo que hagas en cumplir tu horario a cabalidad, te encuentras con que tus tareas siempre toman más tiempo de lo que habías planeado. Reservas una hora para tu tarea de geografía, pero te demoras el doble. Planificas pasar una tarde en la biblioteca con fines de investigación, y
ya la están cerrando sin que tú estés listo. Pareciera que emplearas todo tu tiempo estudiando y aún así no logras terminar todo.
Soluciones Es hora de revisar tu actitud. ¿Estás siendo demasiado perfeccionista? ¿Te estás demorando tanto en leer, porque tratas de memorizar cada palabra? Asegúrate de que tus expectativas sean realistas y no exageres la importancia de tareas de prioridad inferior. Ten en mente alterar tu comportamiento, con la ayuda de una alarma. Si has planeado leer por 60 minutos, pon el reloj a la hora en que deberías detenerte. Entonces, deja de leer y sigue con la tarea siguiente. Si no has terminado, puedes retornar más tarde. Lo más probable es que te condicionarás a terminar más rápido y así no correrás el riesgo de dejar otras actividades, más importantes, en el olvido.
“Soy alérgico a mi escritorio” A tu área de estudio no le pasa nada; se encuentra en un rincón tranquilo de la casa y está sujeto a muy pocas distracciones. Todos tus materiales están a la mano y el lugar está adecuadamente iluminado y ventilado. Sin embargo, cada vez que te sientas a estudiar, encuentras cualquier excusa para dejarlo. Si no eres capaz de concentrarte en ninguna tarea, tu mente estará vagando hacia el exterior de la ventana, si es que hubiera una frente a ti.
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Solución Puede suceder. Estableces el área de estudio ideal, sigues tu sistema de administración del tiempo y cumples con tu horario religiosamente. Tus intenciones son las mejores, pero, por alguna razón, no funcionan. Malas vibras, quizás. ¿Qué puedes hacer? ¡Cambia tu ambiente!
Así como puedes condicionarte para estudiar, también puedes condicionarte para no hacerlo en un lugar particular. Cumple con tu horario, pero inténtalo en otro lugar: otro piso en la biblioteca o incluso un sitio que aparentemente no sirva para el estudio. Tal vez tú seas una de esas personas que necesitan un poco de música o de movimiento para concentrarse. Si cambiar tu ambiente tampoco funciona, entonces ten en mente modificar tu comportamiento con respecto al estudio. ¿Estás tratando de estudiar a una hora en que tienes demasiada energía acumulada? A lo mejor, si comienzas a estudiar más temprano o más tarde surja algún cambio. Trata de caminar un poco o de hacer ejercicios antes de abocarte a los estudios Analiza otro hábito: ¿Alguna vez te has bebido varias tazas de café (o de latas de bebida) antes de estudiar? La sobredosis de cafeína, o demasiada azúcar con cafeína, puede interferir con la concentración.
Una conspiración para evitar que puedas estudiar Los amigos y la familia te llaman a la casa porque saben que es el mejor momento para encontrarte en casa o te interrumpen llamadas telefónicas para otros miembros de la familia o para tus compañeros de pieza. Peor aún son las llamadas de personas realizando encuestas, pidiendo donaciones o tratando de venderte algo.
Soluciones Es casi imposible ignorar el sonido del teléfono; aunque estés decidido a no contestarlo, de todas maneras te llamará la atención. Una máquina contestadora te ahorraría quedarte pegado en esas largas conversaciones, pero igual interrumpiría tu concentración. 81 Existen algunas soluciones para eliminar las instancias que alteran el ambiente: desconecta el teléfono o ponlo en silencio, y deja que la contestadora tome las llamadas mientras estés estudiando. O simplemente aléjate del ruido… yéndote a la biblioteca.
Un poco de ayuda de tus “amigos”
Pareciera que tu compañero de habitación, cuyas horas de estudio difieren con las tuyas, siempre quiere pasar “horas de calidad” contigo en el medio de tus lecturas asignadas de más dificultad.
Soluciones No es grosero negarse a hablar con alguien mientras estás estudiando, aunque a menudo lo parezca. La verdad es que preferiría sentirme culpable por no estudiar que por haber sido poco amable con un amigo. Los especialistas en recursos humanos casi siempre aconsejan responder de una manera positiva; por ejemplo, podrías decir “Parece que esto es importante para ti y de verdad que me gustaría escucharte, pero déjame terminar para que me pueda concentrar más en tu problema”. Te garantizo que tu amigo te va a mirar como si estuvieras loco hablando así. Así que dilo en tus propias palabras; lo que importa es la actitud. Otra solución podría ser colgar un letrero con “No molestar”, señalando la hora en que estarás disponible. Las señales visuales ayudan a los demás a acordarse de que estás ocupado antes de que sin querer te interrumpan con conversaciones sin importancia.
No se puede contar con todo el mundo Todas las semanas planificas tu horario con mucho cuidado, anotando religiosamente
cada
actividad,
cada
cita
y
cada
compromiso
que
tienes.
Desafortunadamente, existen algunas personas que no parecen contar con el mismo sentido de responsabilidad que tú: tus amigos cancelan reuniones sociales, tú llegas a la hora a una cita y la otra persona nunca aparece, e incluso los profesores posponen sesiones de estudio previas a las evaluaciones. 82
Soluciones Sí, es hora de que realices otro ajuste en tu actitud. ¡Bienvenido al mundo real! En primer lugar, realmente no hay nada que puedas hacer cuando alguien cancela o pospone un compromiso programado, pero si te acuerdas, en el primer capítulo de este
libro señalé que el fanatismo no constituye un elemento dentro del programa de manejo adecuado del tiempo. Las cancelaciones, postergaciones o reprogramaciones ocasionales, y a veces no tan ocasionales, no deberían arruinar tus planes. Trata de ver esos cambios de último minuto como oportunidades. ¿Tu doctor canceló tu hora? Eso significa tiempo libre para avanzar en cálculo, leer historia, trabajar en el gimnasio… ¡o dormir una siesta!
Los hábitos más viejos son los más difíciles de roer Al comenzar a implementar tu propio sistema de organización con el fin de triunfar, quizás sea necesario deshacerse de algunas viejas costumbres: 1. No elabores un horario excesivamente vago. Cuando programes tu tiempo, sé específico en las actividades que planees llevar a cabo y en el período en que pienses realizarlas. 2. No retraces tu planificación. Resulta fácil convencerse de planificar los detalles de una tarea en particular cuando sea el momento, pero de esa forma es demasiado fácil olvidarse de un trabajo cuando los amigos nos invitan a ir al parque o a comer algo. 3. Escribe absolutamente todo. El hecho de no tener que recordar todos los detalles, dejará espacio libre en tu cerebro para las cosas en las que tienes que concentrarte o para las que sí debes recordar. Como regla general, escribe los así llamados detalles y te ahorrarás la sobrecarga de datos y las aglomeraciones. 4. Aprende a lidiar con las distracciones. No respondas a las urgencias ni te olvides de lo importante.
83 Es fácil distraerse cuando suena el teléfono, cuando tu hermano menor decide invadir tu habitación o cuando te das cuenta de que va a comenzar tu programa de TV favorito, pero no abandones tus libros para salir corriendo. Tómate unos segundos para estar seguro de que has llegado a un punto de detención lógico.
5. No utilices planes tipo “escopeta”. Aunque no hayas estado utilizando un programa sistemático de organización, es probable que hayas empleado algún modo para estar al tanto de las fechas y los eventos importantes. Algunos alumnos recurren a lo que podría denominarse método “escopeta”, anotando las tareas, fechas y horas en lo que se encuentre a la mano, pero terminan con tantos papelitos en tantos lugares diferentes que sus intentos de planificación son prácticamente inútiles. Registra todas las actividades por venir en tu tablero o en tu calendario y siempre lleva este último contigo para que puedas revisarlo al programar una semana o un día o al agregar una cita o una tarea. 6. No programes de más. Al comenzar a seguir un programa de administración del tiempo, te puedes sorprender tratando de planificarte demasiado. Una vez que te pique el “bichito de la eficiencia” y adquieras conciencia de todo lo que puedes lograr, podrías verte tentado a apretar más y más tu agenda. 7. Sé honesto contigo mismo cuando se trate de determinar aquellas cosas que requieren más esfuerzo y aquellas que te resultan más fáciles. Existe la posibilidad de que no puedas terminar el esquema para tu informe semestral, estudiar los tres capítulos de biología y realizar tu tarea de francés en las dos horas de las que dispones entre las clases y el trabajo. Programa el tiempo suficiente para realizar cada una de las actividades y, en la medida de lo posible, planifica las obligaciones agradables para después de las sesiones de estudio, no antes, ya que servirán de incentivo y no de distracciones.
84 8. Recuerda que el tiempo es relativo. Los viajes en auto son más largos si tienes que programar detenciones más frecuentes para reponer bencina, comer, hacer tus necesidades, etc., y aún más largo si partes en horas peak. Asimismo, las bibliotecas están más llenas a ciertas horas del día, lo que afectará la rapidez con
que puedas conseguir los libros que necesitas, la ayuda de la bibliotecaria, etc. Por eso, toma en consideración la hora del día. 9. Está preparado. De la misma manera en que las tareas están ingresadas en tu calendario, asegúrate de anotar los elementos necesarios para llevarlas a cabo, como textos que tengas que adquirir, pedir prestados o sacar de la biblioteca; materiales especiales, etc. No hay nada peor que sentarse a desarrollar esa tarea que has estado posponiendo hasta el último minuto y darte cuenta de que aunque finalmente estás listo para comenzar, no cuentas con los elementos necesarios para hacerlo… y a las 10 de la noche, ¡no tienes muchas opciones! 10.Sé realista. Planifícate de acuerdo a tu horario, tus objetivos y tus aptitudes, no según un “estándar” efímero. Reserva el tiempo que te tomará a ti terminar un proyecto, no el que le tomaría a otra persona, ni el que digan tus profesores, ni sigas ningún otro “estándar”. 11.Sé flexible, evalúate regularmente y realiza los cambios necesarios. Ningún calendario es una isla. Cualquier actividad que le agregue afectará todo lo que hayas planificado. Si tienes un horario relativamente liviano cuando de pronto aparece una nueva obligación, se puede insertar sin problemas en tu calendario y cumplirla como se ha estipulado. Pero si tienes planificada prácticamente todas las horas por las siguientes dos semanas, cualquier agregado te obligará a cambiar el plan completo. Sé flexible y atento, ya que sucederá. 12.Busca más elementos para ahorrar tiempo. Si te das cuenta de que constantemente destinas más tiempo del necesario para una tarea específica, como, por ejemplo, reservas una hora para revisar los apuntes de inglés todos los domingos, pero terminas a los 45 minutos, modifica tu horario.
85 13.Termina una tarea antes de comenzar con la otra, no saltes de una cosa a otra. 14.Termina la tarea que menos te guste primero (estudiar, realizar proyectos, etc.), ¡te sentirás mucho mejor cuando te hayas deshecho de ella!
15.Intenta con cualquier práctica que funcione. A lo mejor te sirva codificar tu calendario con colores, digamos, rojo para las tareas que debas cumplir esta semana; azul para las diferentes etapas de un proyecto más grande, lo que te da más flexibilidad; amarillo para el tiempo personal y para las citas; verde para las clases; y así sucesivamente. Te permitirá identificar de una mirada lo que tienes que llevar a cabo y en qué momento. 16.Adapta estas herramientas a tus propias necesidades. Trata con cualquier instrumento que te pudiera servir; utilízalo si sirve, pero deséchalo si no. Hay quienes piensan y hay quienes hacen… Y también hay quienes piensan mucho acerca de hacer… Organizar tu vida exige que efectivamente utilices el tablero para proyectos, el calendario de planificación semestral, la hoja de prioridades y los horarios por día que hemos analizado. ¡Simplemente, no pierdas más tiempo “planificando” en lugar de estudiar! Planificar constituye un proceso continuo de aprendizaje. Atrévete y programa el próximo semestre o, si estás en el medio de uno, organiza lo que resta de inmediato. Al utilizar tu plan en las semanas y meses siguientes, se te ocurrirán más ideas para mejorar tu sistema de organización en el futuro y para ajustarlo a tus propias necesidades.
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CAPÍTULO 6
Cómo organizarte mejor: Organízate para las clases
Los problemas que causan las técnicas inapropiadas para tomar apuntes
UCHOS ALUMNOS O toman demasiados apuntes o muy pocos. Muchos de ustedes podrían desarrollar graves casos del síndrome del túnel carpiano si locamente se esfuerzan por reproducir cada palabra que exprese su profesor. Otros toman apuntes tan escasos que cuando los revisan algunas semanas e incluso horas después, tienen tan poco sentido que lo mismo podrían ser garabatos en sánscrito. Si te sientes obligado a escribir cada valiosa palabra que dice tu profesor o a volver a reproducir tu texto completo, ciertamente que no tendrás mucha vida social, ¿de dónde podrías sacar el tiempo necesario? Quizás te sientes tan horrorizado por la idea de tener que volver a vivir esas horas de clases y los capítulos de tus libros que simplemente nunca repasas tus apuntes y, si definitivamente no tomas nota… bueno, no tengo que advertirte sobre las notas que vas a obtener. 89 Tomar
apuntes
debería
constituir
el
ejercicio
máximo
en
el
pragmatismo
estadounidense. Toma apuntes solo sobre el contenido que te sirva para adquirir una
compresión profunda de un tema en particular… y para obtener buenas notas. Además, tendrías que hacerlo de una manera que, por encima de todo, tú puedas entender y utilizar. Para tomar apuntes útiles se requiere cumplir con cinco requisitos: 1. Escuchar en forma activa. 2. Seleccionar información pertinente. 3. Condensarla. 4. Clasificarla/ organizarla. 5. Interpretarla (luego). A muchos alumnos les cuesta adquirir técnicas adecuadas para tomar nota, así como reconocer la información que siempre se pide en las pruebas, es decir, les cuesta entender qué es lo esencial para obtener buenas calificaciones. Al no poder aprender estas técnicas, recurren a lo que yo pienso que son sustitutos inútiles, como las grabadoras y las máquinas fotocopiadoras.
Conoce a tu profesor Primero que nada, debes saber y comprender la clase de profesor que tienes, así como sus gustos, sus preferencias, su estilo y lo que espera que aprendas en el curso. Dependiendo de tu análisis sobre sus costumbres, objetivos y tendencias, tu preparación puede variar mucho, sin importar el formato o la extensión del curso. Tomemos como ejemplo el hecho de hacer preguntas durante la clase, lo que te insto a llevar a cabo cada vez que no entiendas una idea clave.
90 Algunos profesores se sienten muy cómodos contestando interrogantes en cualquier momento de la clase, pero otros las evitan (o cualquier otro tipo de interacción), por
completo. Aprende a reconocer en qué momento se le pueden hacer preguntas a tu profesor y entonces plantéalas. Independientemente de la disponibilidad de la clase a iniciar una discusión, algunos profesores temen perder el control y alejarse de la planificación específica que han realizado para el contenido. Dichos profesores perfectamente pueden incentivar las discusiones en clases, pero siempre tratando de llevarlas dentro de un patrón determinado (su propia planificación de la clase). Otros profesores permiten más libertad, en cuyo caso nunca se sabe qué va a pasar. Asistir a la clase de un profesor como el anterior debería conducirte a participar todo lo posible en la discusión en clases, al mismo tiempo que te mantienes dentro de los márgenes que obviamente ha establecido. Además, para asistir a este tipo de clases se necesita mucho más que simplemente leer el texto, ya que se hará mucho énfasis en tu comprensión de los conceptos, de las interpretaciones y de los análisis, y en tu capacidad de aplicar esas lecciones a casos que nunca se mencionaron en el texto. A continuación te presentamos un plan general para prepararte para cualquier clase antes de pasar por la puerta y tomar asiento:
Cumple con todas tus obligaciones Sin considerar el estilo particular de un profesor o el formato de su clase, prácticamente todos los cursos que tomes contarán con un texto (o dos o tres o más) base. Aunque la manera en que en el texto se explique la materia puede diferir sustancialmente del modo en que tu profesor la expone en la clase, aun así dicho texto será la base del curso y un ingrediente esencial en tu estudio. Deberás leerlo, además de otros libros asignados, antes de asistir a clases.
91 A veces sentirás que no es necesario leer los libros de antemano, especialmente en una clase en que sabes que las posibilidades de que te pregunten algo son casi nulas, pero
el temor a que te interroguen no constituye la única razón por la que remarco la necesidad de leer la materia por adelantado. Por ejemplo, te perderás si el profesor decide (¡por primer vez!) emplear la hora completa interrogando a los alumnos. A mí me ha pasado y no fue una experiencia agradable para los que no habían estudiado. Por otra parte, te resultará difícil tomar apuntes claros y concisos, porque no sabrás qué es lo que se encuentra en el texto (en cuyo caso te encontrarás escribiendo como loco materia que podrías haber subrayado en tus libros la noche anterior) ni podrás evaluar la importancia relativa de las aseveraciones del profesor. Recuerda: cumplir con tus lecturas asignadas no solo incluye leer el texto principal, sino que también otros libros o artículos previamente recomendados, además de los handouts que se pueden haber entregado anteriormente. También significa realizar otras actividades como preparar una lista de tópicos o estar listo para presentar un informe oral.
Revisa tus apuntes … provenientes de tus lecturas y de las clases anteriores. Lo más probable es que tu profesor comience la clase desde donde la dejó la última vez y, seguramente, no recordarás exactamente en qué idea fue de una semana para otra… a menos que repases tus apuntes.
Prepara preguntas Revisa tus preguntas antes de ir a clases, de modo que puedas descartar las que el profesor responda en el camino y solo plantees las que quedaron sin solucionar.
92
Prepara el material solicitado…
… incluidos tu cuaderno, tu texto, tus lápices, etc., además de otros requerimientos como calculadoras, papel para dibujar u otros libros.
Aprende a escuchar de forma “selectiva” Tomar apuntes claros y precisos es, en primer lugar, un ejercicio de discriminación. Se trata de que aprendas a separar lo esencial de lo superfluo; las ideas clave, los datos importantes, las ideas relevantes de todo lo demás. A la vez, se requiere la capacidad de escuchar lo que está diciendo tu profesor y de anotar solo lo necesario para entender el concepto, lo que para algunos podría significar una sola oración. Para otros, la clave será un ejemplo detallado. No te olvides que la calidad de tus anotaciones pocas veces se relaciona con su extensión: tres frases claves que revelen el concepto principal de una clase son mucho más valiosas que párrafos completos sin ninguna importancia. Entonces, ¿por qué algunas personas siguen tratando de tomar apuntes llenos de palabras, convencidos de que mientras más páginas abarquen van a ser mejores estudiantes? Probablemente sea un signo de inseguridad, es decir, no han leído el material y(o) no tienen idea de lo que están hablando, ¡pero al menos tienen todos los apuntes! Aun cuando te encuentres en una clase en que no entiendas nada, tan inseguro de lo que se está diciendo que no puedes separar lo que es importante de lo superfluo, utiliza las técnicas que se analizan en este libro y condensa tus apuntes de todas maneras. Si en realidad estás tan desorientado que solamente estás perdiendo el tiempo, considera agregar una sesión de repaso en tu horario (para leer o volver a leer los textos apropiados) y, si la misma clase se dicta una vez más en otro horario, vuelve a asistir. Sí, en términos generales, es una pérdida de tu valioso tiempo reservado para el estudio, pero no lo es si representa la única forma de aprender y comprender la materia más importante. 93
Toma nota de lo que no sepas
Conoces los primeros versos de La Araucana. Te sabes la fórmula química del agua. También aprendiste la fecha en que fue bombardeado Pearl Harbor. En consecuencia, ¿para qué perder tiempo escribiendo todo de nuevo? Con frecuencia, tus profesores expondrán materia que ya sabes con el fin de dar pie a una discusión o para introducir un contenido más difícil. No estés tan condicionado como para copiar automáticamente todas las fechas, términos, fórmulas y nombres sin tomar en consideración que son datos que ya conoces. Lo único que lograrás es perder tu tiempo tanto en clases como más tarde, cuando tengas que repasar apuntes llenos de detalles sin importancia. Esa es la razón por la que algunos expertos recomiendan que lleves los apuntes provenientes de tus lecturas a la clase para completarlos. Personalmente, pienso que es una manera efectiva de organizar todos tus apuntes para determinado curso, aunque termine con la idea de subrayar o destacar tus textos.
Observa el estilo de tu profesor Todos los profesores (aunque quizás debiera señalar que todos los profesores eficientes) recurren a un plan de acción para cada clase. Deciden qué ideas van a expresar, cuánto tiempo van a demorar revisando las tareas y las clases anteriores, a qué textos se van a referir, qué anécdotas van a recordar para poner la nota cómica o para atraer el interés y cuánto tiempo van a reservar para contestar las preguntas. Otra forma para lograr el éxito académico es aprender una estrategia para tomar apuntes según el plan de acción del profesor. Durante toda la enseñanza media tuve que esforzarme mucho para obtener buenas notas. Tomaba muchos apuntes, los estudiaba todas las noches y los revisaba detenidamente antes de los quizzes y de las pruebas. Como recompensa me sacaba 7, pero no me gustaba la cantidad de tiempo que debía invertir mientras mis compañeros, menos ambiciosos, encontraban modos más originales de emplear su tiempo. 94 Sin embargo, algunos de los chicos más brillantes también tenían tiempo libre. Cuando les preguntaba cómo lo lograban, se encogían de hombros y respondían que no lo sabían.
Esos alumnos habían nacido con un talento innato que no podían explicar, un sexto sentido sobre cómo estudiar, cuáles eran los datos más importantes según el profesor y cuáles profesores preguntarían qué cosas en las evaluaciones. De hecho, cuando hablaba con estos alumnos, me decían “No te preocupes, nunca te va a preguntar eso”. Y claro, la profesora jamás lo hacía. Lo que es más, a estos alumnos se les habían olvidado muchos de los detalles por los que yo sudaba. Ni siquiera se habían molestado en escribirlos y menos en recordarlos. Lo que estos estudiantes sabían es que los elementos analizados podían agruparse en varias categorías, que variaban en importancia: ✎ Información no contenida en los textos de clases ni en otras lecturas asignadas. ✎ Explicaciones de materia compleja abordada en los textos y lecturas, pero con la que los alumnos podían experimentar dificultades. ✎ Demostraciones o ejemplos que facilitaban la comprensión de la materia. ✎ Antecedentes que contextualizaban el contenido. Al escuchar a tu profesor, ve decidiendo en qué categoría cabe la información presentada, lo que te servirá para determinar lo detallados que tendrán que ser tus apuntes. Lo anterior se volverá muy fácil a medida que pase el tiempo y empieces a conocer a tu profesor.
95 La mayoría de los buenos profesores siguen un texto que han seleccionado para el curso. De igual manera, a menos que ellos sean los autores de dicho libro (lo que en la universidad resulta bastante común), la mayor parte de ellos lo complementan con
información adicional. Los buenos profesores buscan los defectos en los textos y tratan de subsanarlos durante las clases. En consecuencia, tiene sentido adelantársele al profesor leyendo de más en tus textos, de manera que cuando el profesor esté hablando sepas qué parte de la clase deberías escribir y qué parte ya está en el libro. A la vez, inmediatamente te darás cuenta del material complementario, sobre el cual tendrías que tomar apuntes más detallados. ¿Te van a preguntar sobre la materia adicional en las evaluaciones? ¡Obviamente! Si le preguntas eso a tu profesor, lo más probable es que te conteste algo así como “se supone que debes saber todo lo que se menciona en la clase”. Por esa razón, es mejor prestar atención (¡y no hacer preguntas cuyas respuestas ya sabes!) Aprenderás a reconocer con rapidez las señales corporales de tu profesor que te indicarán lo que considera importante y lo que siente que es superfluo. Además, tu experiencia con las pruebas y quizzes sorpresa del profesor te permitirán hacerte una idea de lo que considera relevante.
Siéntate en primera fila Minimiza las distracciones sentándote lo más cerca posible al profesor. Mientras más lejos te sientes, más difícil será escucharlo. Por otra parte, sentarte hacia atrás significa que tendrás más cabezas en frente de ti y más alumnos mirando por la ventana, invitándote a hacer lo mismo.
96 Sentarse adelante presenta varios beneficios. Primero, darás una buena impresión al profesor, sin importar que seas el único sentado en primera fila. Él se dará cuenta de inmediato de que has venido a clases a escuchar y a aprender, no solamente a ocupar
espacio. También podrás escuchar la voz del profesor, así como él podrá escucharte a ti cuando plantees y contestes preguntas. Por último, al estar mirándolo constantemente, evitarás que tus ojos comiencen a vagar por la sala y por la ventana, llevándose a tu cerebro con ellos. Por todo lo anterior, si tienes la oportunidad de sentarte adelante, hazlo.
Evita a los compañeros que representan distracciones El que masca chicle, el que hace caricaturas, el chistoso, el que susurra, incluso el que esparce perfume… tus compañeros pueden ser magníficas personas, camaradas sin igual a la hora de almuerzo y estupendos compinches a la hora de ir a fiestas, pero sus rarezas, maneras de ser y sus hábitos de higiene personal pueden resultar distractores cuando te sientas cerca de ellos en clases. Los golpecitos en la mesa con los nudillos, las risitas, los susurros y el intercambio de mensajes escritos son solo algunos de los males que pueden distraer tu atención en el medio del discurso de tu profesor de matemáticas sobre las ecuaciones cuadráticas. Por eso, evítalos.
Escucha con atención para captar claves verbales Identificar el contenido que vale la pena anotar significa encontrar el modo de separar el trigo, aquello que deberías escribir, de la paja, aquello que deberías ignorar. ¿Cómo lo haces? Escuchando las claves verbales y observando las no verbales.
97 No todos los profesores te darán las claves que estás buscando, pero muchos indicarán cuál es el contenido relevante por la forma en que lo presentan: haciendo una pausa (esperando que se levanten todos los lápices), repitiendo la misma idea (quizás una
que ya se ha repetido en tu texto), disminuyendo la velocidad supersónica de su clase, hablando más fuerte (o más bajo) o, incluso, señalando que lo que viene a continuación puede ser importante. También existen palabras que deberían indicar que a continuación se presentarán datos dignos de ser anotados, las que, además, te ayudarán a darle un orden lógico a tus anotaciones: “En primer lugar”, “Lo más importante”, “Por lo tanto”, “En consecuencia”, “Las siguientes razones (causas, efectos, decisiones, hechos)”, “Para resumir”, “Por otra parte”, “Por el contrario”. Tales palabras y frases te dan las pistas no solo sobre lo que debes apuntar, sino que también te sirven para contextualizar: cuando se trata de una lista (“Primero”, “Las siguientes razones”), para establecer relaciones de causa y efecto (“Por lo tanto”, “En consecuencia”), para señalar oposiciones o alternativas (“Por otra parte”, “Por el contrario”), para concluir (“Para resumir”, “Por lo tanto”) o para ofrecer una explicación.
Busca las claves no verbales Si el profesor comienza a mirar por la ventana o sus ojos se quedan fijos, te está enviando una señal muy clara: “Bajen sus lápices, esto no va a aparecer en la prueba”, ¡así que no tomes apuntes! Por otra parte, si se vuelve a escribir algo en el pizarrón, busca contacto visual con varios alumnos y(o) gesticula mucho, está indicando que la idea que está expresando es importante. Aprende a ser un detective; no pases por alto las pistas.
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Pregunta con frecuencia
Escuchar atentamente significa preguntarte a ti mismo si estás entendiendo todo lo que se ha analizado. Si la respuesta es negativa, deber plantearle las preguntas a la profesora en el momento adecuado o escribir las interrogantes que necesites solucionar más tarde con el fin de entender el tema en profundidad.
Grabar o no grabar Yo no estoy de acuerdo con utilizar una grabadora en la clase como sustituto de un cerebro activo por las siguientes razones: ✎ Consume mucho tiempo. Hay que ser desfachatado… no solo tendrás que perder tiempo sentado en la clase, sino que además ¡escuchándola otra vez! ✎ Prácticamente no sirve para fines de revisión. Rebobinar y adelantar una cinta para encontrar los puntos relevantes de una clase equivale a una tortura. Durante los ajetreados días previos a una evaluación, ¿en serio quieres perder tiempo escuchando toda una clase cuando podrías simplemente leer tus apuntes? ✎ No constituye ningún respaldo. Solo los alumnos más diligentes graban y toman apuntes al mismo tiempo. ¿Qué pasa si se te echa a perder tu grabadora? ¿Servirán de algo tus cintas rayadas o en blanco cuando sea tiempo de repasar? ✎ Implica dinero. Compara el precio del papel y de un lápiz con el de una grabadora, más las pilas y los casetes. Solamente el precio de las pilas debería servirte para convencerte de que estás mucho mejor siguiendo la ruta menos tecnológica.
99 ✎ Se pierden las pistas “en vivo” que se analizaron antes. Cuando solo cuentas con la cinta, no puedes observar el brillo en los ojos de tu
profesor, las gesticulaciones apasionadas y todo lo que grita sin palabras “¡Pongan atención, que aparecerá en la prueba!”.
Elabora tu propia taquigrafía No tienes que ser un genio de la taquigrafía para tomar apuntes con mayor velocidad. Aquí te presento cinco maneras de hacerlo: 1. Elimina las vocales. “S pds lr st, pds tnr n bn trbj” (“Si puedes leer esto, puedes tener un buen trabajo”), a lo que yo agregaría “tmbn pds sr n mjr lmn”. 2. Utiliza el comienzo de las palabras. “Rep” para representante, “act” para actividad, y otras abreviaturas fáciles de recordar. 3. Deja de poner puntos después de las abreviaturas (¡para ahorrar!) 4. Crea tus propios símbolos y abreviaturas, según tus necesidades y tu nivel de comodidad. Existen tres símbolos específicos que supongo querrás crear, porque los vas a necesitar mucho: Ⓠ
Símbolo para “qué” como en “¿Qué diablos significa esto?” “¿Qué dijo?” o
“¿Qué pasó? ¡Me perdí!”. Denota algo que se perdió, así que deja espacio en tus apuntes para anotar la pieza que falta del puzzle después de la clase. Ⓟ
Este es mi símbolo para “lo que yo pienso”. Durante la clase, quiero separar
mis ideas de las del profesor, porque si escribes muchas de tus ideas, sin diferenciarlas de las de tu profesor ¡inmediatamente comienzan a bajar tus notas!
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Símbolos estándares de taquigrafía ≈ c/ s/ → ← + * cf. < > = ↑ ↓ esp. ∆ ⊂ ∴ pq.
Ⓔ
aproximadamente con sin lo que resulta en como resultado o consecuencia de y o también lo que es más importante confróntese con, en comparación, relativo a menos que más que igual que aumentando disminuyendo especialmente cambio sigue por lo tanto porque
Mi símbolo para “¡Evaluación!” como en “Apuesto mi casa a que este punto va
a salir en la prueba, tonto, ¡así que no olvides estudiarlo!!!!” 5. Utiliza símbolos estándar en lugar de palabras. La lista anterior puede servirte. Algunos los vas a reconocer porque se usan en matemáticas y en lógica. Aunque recomiendo utilizar todos los símbolos y abreviaturas “comunes” enumerados más arriba todo el tiempo, en todas las clases, con fines de coherencia, puedes crear tus propios símbolos o abreviaturas para cada clase. En química, “TD” puede representar termodinámica y“C”, cinética. 101
En historia, “BO” es el padre de nuestra patria, “AP” es el marino más famoso, “RV” podría ser la revolución francesa y “RI”, revolución industrial. ¿Cómo mantienes la coherencia? Enumera los símbolos que vas a utilizar en el transcurso del semestre en la primera página del cuaderno para el ramo.
Algo más sobre tu “taquigrafía” Continúa abreviando a medida que vayan apareciendo términos que puedan reconocerse, de modo que aumente la velocidad y eficiencia con que tomes apuntes a medida que pase el año escolar. Muchos alumnos tienden a escribir con letras grandes cuando lo hacen rápido y utilizan solo una parte del ancho de la hoja. Supongo que piensan que al dar vuelta la página rápidamente están tomando magníficas anotaciones, pero lo que realmente significa es que están anotando información que luego será difícil descifrar o utilizar cuando sea hora de repasar. Oblígate a escribir con letra pequeña y aprovecha todo el espacio de tus hojas. Mientras menos movimientos innecesarios realices, mejor.
Qué hacer después de las clases Apenas termine tu clase o lo más pronto posible, repasa tus apuntes, llena los “vacíos”, anota las preguntas que tendrás que investigar en tu texto o que plantear en la clase siguiente y recuerda apuntar cualquier tarea en tu calendario. Como práctica general, tiendo a disuadir a mis alumnos de volver a copiar sus apuntes, ya que pienso que es más importante trabajar para realizar mejores anotaciones durante la clase y no perder el tiempo que toma reescribir todo. Sin embargo, si sueles escribir rápidamente y tu letra se vuelve ilegible, podría ser productivo volver a escribir tus notas, de manera que puedas leerlas, aprovechando de resumirlas.
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Mientras más completas estén tus anotaciones, más oportunidades tendrás de captar y recordar la materia pertinente. Lo anterior no resulta fácil para todos los alumnos de enseñanza media, pero en la universidad, donde la programación de las clases es mucho más importante, yo recomiendo inscribirse los ramos de manera que tengas un bloque activo y otro libre, para poder revisar los apuntes después de clases y prepararse para la siguiente. Si no puedes aprovechar las ventajes de ese tiempo intermedio, programa el menor tiempo posible entre las clases.
¿Eres uno de los que faltan? Aún cuando apliques con diligencia todos los consejos analizados en este capítulo, no tendrás los resultados esperados si faltas a clases con regularidad; por eso, ¡no dejes de asistir! Resulta especialmente crucial ir a todas las clases al final del semestre, porque los profesores muchas veces destinan las últimas semana a revisar el semestre completo (una manera espectacular de maximizar tu propio tiempo reservado para el repaso), a aclarar temas específicos que creen que podrían no estar claros y(o) a responder preguntas. Los alumnos no dejan de preguntar acerca del examen final durante este período y ¡algunos profesores prácticamente entregan un esquema de lo que va a pedir en la prueba! Si tienes que perder una clase, recurre a ese verborreico que no ha hecho caso de mis consejos sobre cómo tomar apuntes y pídeselos. De esa manera, serás tú quien decida lo que es importante o no para escribirlo. (Incluso algunos profesores no tienen problemas en facilitar sus notas, por lo que ¡vale la pena preguntar!).
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CAPÍTULO 7
Cómo organizarte mejor: Organiza tus lecturas y tus trabajos escritos
OMAR APUNTES ADECUADOS de tus libros debería: ✎ Servirte para reconocer las ideas más importantes en el texto. ✎ Facilitarte la comprensión de esas ideas. ✎ Mejorar tu recuerdo de la información impartida. ✎ Permitirte disponer de un modo muy eficiente de estudiar para tus evaluaciones.
Ve por el oro, ignorando la pirita El primer paso para tomar apuntes adecuados a partir de textos es anotar las ideas principales que el autor está tratando de expresar. 105
Estas ideas deberían ubicarse ya sea en el margen izquierdo de tu cuaderno o como encabezados. No escribas oraciones completas. Luego, escribe los detalles más significativos o algún ejemplo que el autor utilice para defender sus argumentos. Cada detalle debería anotarse bajo una idea principal apropiada. Te sugiero que los escribas luego de una sangría y que anotes cada uno en una nueva línea, uno bajo el otro. Nuevamente, no utilices oraciones completas. Incluye los detalles suficientes para que tus apuntes no parezcan en griego cuando los repases. Estoy seguro de que ya tienes claro que la mayoría de los autores que mejor venden no son una lumbrera escribiendo textos de estudio. La mayoría de los tomos que te dan en los ramos, incluso los asignados a los cursos de literatura, están mal escritos y pésimamente organizados. “Aburridos” es la palabra para describir la gran mayoría de ellos. En relación a lo anterior, también está claro que sin importar lo aburrida que pueda ser la prosa, tu trabajo consiste en detectar las ideas principales de manera que puedas obtener buenas notas. A menos que tengas que nadar a través de esa masa inerte de palabras una y otra vez, ¿por qué no tomar magníficos apuntes la primera vez? Puedes pedir prestadas muchas de las estrategias que aprendiste para tomar apuntes en clases para atacar tu lectura asignada. Así como utilizas tu cerebro activo para escuchar lo que tu profesor dice, puedes utilizar el mismo equipo para leer atentamente. Entonces, ✎ Lee, luego escribe. ✎ Asegúrate de entender la idea general. ✎ Toma apuntes sobre lo que no sepas. Estos mismos principios que analizamos en conjunto con tomar apuntes en clases se aplican a realizar anotaciones a partir de tus lecturas. Pero existen estrategias adicionales que también deberías tomar en consideración.
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Modifica la manera en que lees Cuando leemos libros por placer, solemos hacerlo, naturalmente, de principio a fin (aunque algunos somos culpables de echarle una miradita al capítulo final de una novela de suspenso). Sin embargo, este método lineal, comenzando en el punto A y moviéndose en forma directa hacia el punto B, no necesariamente constituye la manera más eficiente para leer textos informativos. Si te encuentras tratando de averiguar de qué se trata el texto, sin la menor idea de lo que estás leyendo, entonces ha llegado la hora de cambiar tu estrategia de lectura. Los mejores alumnos no abarcan los capítulos de sus libros de principio a fin, sino que leen de un modo casi circular. De esta manera: Buscan claves Si estamos metidos con la última novela de Stephen King, todos esperamos algunas claves que nos indiquen cuál será la horrorosa situación que se aproxima. Y contamos con que Agatha Christie nos arroje señales sutiles para solucionar el misterio mucho antes de que se resuelva en el salón principal. Sospecho que la mayoría de ustedes nunca ha intentado descifrar el misterio de sus propios textos de estudio utilizando la señalética que casi todos contienen. Es cierto, los textos son acertijos con pistas que revelan al alumno perceptivo todo el contenido que vale la pena anotar y captar. Lo puedes encontrar en los siguientes elementos: Títulos y subtítulos de los capítulos Los títulos y los subtítulos en negrita anuncian de qué se trata la idea central y, en algunos textos, los párrafos titulares o pequeñas introducciones, también en negrita, anuncian que el autor está a punto de entregar detalles importantes. Por eso, comienza todas tus lecturas revisando el capítulo completo, desde el principio hasta el final, leyendo solo los títulos y subtítulos que se encuentren en negrita.
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Saber hacia dónde nos quiere conducir el autor en un texto nos ayudará a encontrar los argumentos para sus conclusiones mientras leemos. Aunque no sea muy entretenido leer una novela de esta forma, cuando se trata de leer textos de estudio y de tomar apuntes, te ayudará a convertirte en un lector mucho más activo y, en consecuencia, ahuyentarás la posibilidad de que te sorprendas dormitando y de que la prosa, que generalmente es abundante, te deje sin sentido. Imágenes, gráficos y cuadros La mayoría de los textos de estudio, en especial los relacionados con las ciencias, presentarán cuadros, gráficos, tablas numéricas, mapas y otro tipo de ilustraciones. La gran mayoría de los alumnos los consideran meros “rellenos”, puestos ahí para darles un vistazo rápido y para olvidarlos igual de pronto. Si le estás dando esa importancia a los cuadros y gráficos, eres tú el que sale perjudicado. No es necesario que vuelvas a dibujar las tablas en tus apuntes, pero observa de qué manera complementan el texto y cuáles son las ideas que están enfatizando y deja un registro de eso. Lo anterior te permitirá a expresarte con tus propias palabras, lo que luego te servirá para recordar y para evitar que tengas que recurrir una y otra vez a tus textos al repasar para las evaluaciones. Términos, vocabulario y otros datos destacados En algunos textos, te encontrarás con que los términos y la información clave aparecen subrayados (no estoy hablando de lo que otro alumno haya marcado; ¡ten cuidado con esas marcas, ya que su valor es directamente proporcional a la nota que se hayan sacado, que tú desconoces!) Sin importar si están en negrita, en itálica o encerradas en cuadrados, generalmente se está indicando que es contenido que hay que apuntar. Preguntas Algunos autores utilizan un formato en que los conceptos significativos son enfatizados por preguntas, ya sea dentro del cuerpo del texto o al final del capítulo. 108
Si lees estas preguntas antes de decodificar el capítulo, tendrás una mejor idea del material al que necesitas ponerle atención. Estas herramientas organizacionales deberían facilitarte la lectura. La próxima vez que tengas que leer un texto de historia, de geografía, etc., trata de revisar las páginas asignadas primero. Lee los títulos y los subtítulos. Luego lee la primera oración de cada párrafo y después comienza a leer en detalle. Para resumir el proceso de revisión: 1. Si se presenta un título o un encabezado, reformúlalo en una pregunta. Esta será tu meta en la lectura. 2. Examina todos los subtítulos, ilustraciones y gráficos, ya que te permitirán reconocer lo más importante del texto. 3. Lee con atención los párrafos introductorios, el resumen y las preguntas que puedan aparecer al final del capítulo. 4. Lee la primera oración de cada párrafo. Como averiguamos en el capítulo 3, generalmente es ahí donde encontramos la idea principal de un texto. 5. Evalúa las ventajas que hayas sacado de este procedimiento: ¿eres capaz de responder las preguntas que aparecen al final del capítulo?, ¿podrías participar en una discusión en clases de manera inteligente? 6. Escribe un breve resumen que comprenda lo que aprendiste por medio de la revisión del texto. 7. Basándote en dicha evaluación, decide si requieres realizar una lectura más detenida. Ahora, a los detalles
Ya que a estas alturas tienes una idea general del contenido leyendo los títulos y subtítulos, revisando el resumen, fijándote en las palabras y la información destacadas y analizando las preguntas de revisión que pueden haberse incluido, finalmente estás listo para leer el capítulo. Si luego necesitas una lectura más profunda, comienza por el principio. 109
Lee una sección (o capítulo o lo que sea) a la vez y no pases a la siguiente hasta haber realizado el siguiente ejercicio: 1. Escribe la definición de las palabras clave que podrían ser esenciales para entender la materia. 2. Redacta preguntas y respuestas que consideres que te ayudarán a aclarar el tema. Juega a ser el profesor por un momento y elabora un quiz sobre el capítulo. 3. Formula preguntas cuyas respuestas tú no sabes; luego revisa el texto y encuéntralas releyendo el capítulo, anotando las preguntas que te gustaría plantearle al profesor o respondiendo mediante una lectura adicional. 4. Aun cuando todavía tengas preguntas sin resolver, pasa a la siguiente sección y completa los números uno a tres de esa sección (y así sucesivamente, hasta haber completado la tarea). Evalúa si este método te ayuda a cumplir mejor con la tarea justo desde el principio. Debido a que has realizado una revisión preliminar, te encontrarás con que la lectura será mucho más rápida. Pero… no des por sentado que ahora puedes leer con velocidad el texto. No te apures o lo único que lograrás es tener que leerlo otra vez. Seguramente todos hemos escuchado hablar del niño y la niña maravilla que pueden leer entre 1000 y 2000 palabras por minuto reteniendo todo, pero la mayoría de nosotros nunca será capaz de leer tan rápido. No importa; es mucho mejor leer algo lentamente y recordarlo que apurarse como en una maratón. Muchos alumnos eficientes, incluso aquellos que se encuentran estudiando leyes o que han tomado cursos sobre la novela del siglo XIX, nunca alcanzan una velocidad lectora ni cercana a las 1000 palabras por minuto. Algunos tienen que leer y releer los pasajes que no entienden hasta captar la idea. No hay nada malo en ello. La manera más inteligente de leer es tener como objetivo comprender y no hacerlo rápidamente. Muchos alumnos subrayan sus textos o los marcan con destacadores amarillos. No me gustan mucho ni el amarillo ni el rosado. 110
Destacar puede servir para que algunos de ustedes recuerden la información destacada, pero solo a expensas de otros datos. No es muy útil y, de hecho, representa más un problema que una ayuda, si la materia es muy densa o muy complicada, lo que elimina a casi todos los textos de estudio universitarios e incluso a algunos de la enseñanza media. La eficacia de destacar es tan limitada que yo simplemente les sugeriría a aquellos que tienen esa costumbre que dejaran de hacerlo. Otros dejan notas en los márgenes, lo que me parece un poco mejor como estrategia para obtener mejores notas, pero, generalmente, estas anotaciones solo tienen sentido en contexto, de manera que el alumno se ve obligado a volver a leer gran parte del texto. ¿Cuál es la manera más efectiva para leer y recordar la información de los textos de estudio?
La importancia de los esquemas La esquematización de un libro, artículo u otra fuente secundaria es un poco como “ingeniería inversa”: una manera de llegar a la arquitectura de algo para determinar sus partes y la manera en que estas se relacionan. Entender de qué manera los autores construyen sus argumentos y organizan su investigación, también te servirá a la hora de escribir tus propios informes. Conocer la lógica de esa construcción también te será de gran ayuda para recordar el libro: al expresar las palabras del autor en tus propias palabras, estarás creando una forma más de recuperación de las ideas esenciales del texto a partir de tu memoria. La esquematización te obligará a distinguir entre los puntos clave y los secundarios, lo que te servirá para llegar a un entendimiento real del tema, lo que facilitará tu comprensión.
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Los elementos básicos de la esquematización En los esquemas más típicos se utilizan los números romanos (I, II, III), las letras mayúsculas, los números arábigos (1, 2, 3) y las letras minúsculas, así como las sangrías, para mostrar la relación entre los diferentes temas y su grado de relevancia. Aunque no es obligación que utilices el sistema de numeración romana, tu esquema debería estar estructurado de la siguiente manera: Título Autor I.
Primer tema importante en el texto
A. Primer subtema 1. Primer subtema de A a. Primer subtema de 1 b. Segundo subtema de 1 2. Segundo subtema de A II.
Segundo tema importante en el texto
¿Te quedó clara la idea? En un libro, los números romanos generalmente se refieren a los capítulos, las letras mayúsculas a los subtítulos y los números arábigos y letras mayúsculas a conjuntos de párrafos. En el caso de un artículo o capítulo, los números romanos corresponderían a los subtítulos, las mayúsculas a los bloques de párrafos, los números arábigos a los párrafos y las minúsculas a oraciones clave. El hábito de elaborar esquemas te permitirá reconocer las ideas más relevantes de un autor y a captarlas, procesarlas y, por lo tanto, retenerlas. En ocasiones, el autor presentará la idea principal de un párrafo en la primera oración. Pero también es muy común que esta aparezca después de palabras “acusetes” como “por lo tanto”, “porque”, “así”, “ya que”, “en consecuencia”. Cuando te topes con cualquiera de estas palabras, deberías identificar el tema que se está introduciendo como la idea central en tu esquema. Lo que se establece inmediatamente antes y después generalmente constituye material que sirve de fundamento a los puntos clave. 112
El esquema constituye una herramienta extraordinaria para organizar tus ideas y también tu tiempo.
Elabora una línea del tiempo Siempre me frustro cuando leo textos de ciencias sociales. Si reviso capítulos versados en Francia, Inglaterra y el Lejano Oriente, los comprendo lo suficiente, pero no tengo idea en qué contexto global tuvieron lugar algunos hechos. En estos tiempos, cuando mis colegas agregan más y más ramos relacionados con la multiculturalidad, puede volverse aún más difícil relacionar acontecimientos del siglo XVII en Francia o en el siglo XIX en África con lo que está sucediendo en este momento en el resto del mundo (sin tomar en cuenta Estados Unidos). Una herramienta magnífica para solucionar esta dificultad consiste en la elaboración de una línea de tiempo que puedas actualizar constantemente. Te ayudará a visualizar el orden cronológico y a recordar la relación de los hechos mundiales más importantes. Por ejemplo, una línea cronológica simple y resumida del trabajo literario de James Joyce tendría el aspecto siguiente (te sugiero que crees una línea horizontal; sin embargo, el formato de este libro dificulta la reproducción de esa forma, por lo que acá te presento una versión vertical): 1882 Nace 1907 Música de cámara 1914 Dublineses 1916 Retrato de un artista adolescente 1918 Exiliados 1922 Ulises 1927 Poemas a penique 1937 Collected poems (Colección de poemas) 1939 La velada de Finnegan 1941 Muere 113
Esta línea facilita la visualización de que Joyce nació en una época en que en Estados Unidos se experimentaba un auge tanto en la industria como en el crecimiento de la población luego de una Guerra Civil, y que murió durante la Segunda Guerra Mundial. Si le sumaras otras figuras literarias del mismo período, tardarías en olvidar que Joyce, Virginia Wolf, Ezra Pound, W.B. Yeats, Lady Augusta Gregory, Charles Darwin, George Eliot y D.H. Lawrence, entre otros, eran contemporáneos. Si le agregaras acontecimientos ajenos al ámbito literario podrías realizar asociaciones entre lo que se estaba escribiendo en la época y lo que estaba sucediendo en Estados Unidos, Gran Bretaña, Europa, África y así sucesivamente.
Dibuja un árbol conceptual Otra herramienta fabulosa para limitar la cantidad de verborrea en tus apuntes y de volverlos más fáciles de recordar son los árboles conceptuales. Así como la línea de tiempo, estos constituyen una representación visual de la relación entre varios datos importantes. Por ejemplo, se podrían representar distintas categorías y tipos específicos de animales de la siguiente manera:
ANIMALES
Mamíferos Delfines Alces Leones Perros
Reptiles Tortugas Serpientes Caimanes Camaleones
Crustáceos Cangrejos Langostinos Langostas Berberechos
Anfibios Ranas Salamandras Sapos Tritones
Tales instrumentos le dan una validez adicional al viejo dicho: “Una imagen vale más que mil palabras”, porque las líneas de tiempo y los mapas conceptuales serán mucho más útiles que las simples palabras cuando se intente recordar, especialmente si se trata de conceptos. Su elaboración asegurará que tu interés en el texto no varíe demasiado. 114
Agrégale una lista de términos Muchas de las preguntas de las pruebas exigen la definición de la terminología de una disciplina. Tu profesor de física querrá saber qué son los vectores, mientras que el de cálculo necesitará saber acerca de las ecuaciones diferenciales. Por otra parte, tu profesor de historia querrá estar seguro de que tienes conocimientos sólidos sobre la Guerra Fría y el de literatura inglesa necesitará que conozcas algo sobre los poetas románticos. Por eso mismo, al leer tus libros, asegúrate de escribir todas las definiciones y los términos nuevos en tus apuntes. Yo los encerraba en cuadrados, porque sabía que lo más probable es que me preguntaran sobre ellos en las pruebas y que los cuadrados siempre llamarían mi atención cuando me encontrara repasando.
Espera, todavía no hemos terminado Después de que termines de tomar apuntes sobre un capítulo, repásalos e identifica los puntos más relevantes (los que podrían aparecer en la prueba), ya sea con un asterisco o destacándolos. Probablemente terminarás marcando el 40% o el 50% de lo que hayas escrito. Cuando te encuentres repasando para una evaluación, deberías leer todas tus anotaciones, pero los asteriscos indicarán cuáles son las ideas que consideraste más significativas cuando el capítulo se encontraba fresco en tu memoria. Para resumir, cuando se trata de tomar apuntes a partir de tus textos u otro material de lectura, deberías: ✎ Echar un vistazo general al capítulo antes de comenzar a leerlo. Buscar los subtítulos, los términos destacados y los resúmenes que se presentan al final del capítulo para tener una idea del contenido. ✎ Leer cada sección en su totalidad. Aunque la revisión de las “claves” del capítulo te servirá para entender su contenido, debes leer buscando la comprensión y no la velocidad. 115
✎ Realizar tus anotaciones inmediatamente después de haber terminado de leer, utilizando esquemas, líneas de tiempo, árboles conceptuales o listas de vocabulario, según sea necesario. ✎ Indicar con un asterisco o destacar los puntos clave mientras vayas revisando tus apuntes.
Comentarios acerca del material bibliográfico En algún momento durante tus años de enseñanza medio o de universidad, sin lugar a dudas se te pedirá que realices una investigación extensiva, ya sea para un informe semestral o para otro proyecto de esa envergadura. Tomar apuntes solo constituirá una parte del proceso, aunque una muy importante. (Aunque te voy a presentar un sistema increíble para tomar apuntes para un informe semestral o un ensayo en este capítulo, te invito a leer Cómo mejorar tu redacción, en donde se abarcan todos los pasos importantes, desde elegir un tema hasta elaborar un esquema y realizar una investigación, redactarla, reescribirla y llevar a cabo lecturas de prueba). Como te darás cuenta, escribir un informe semestral exigirá que tomes apuntes de varias fuentes, la mayoría de las cuales podrás encontrar en la biblioteca. Pero mientras más ediciones periódicas, libros de referencia e incluso microfichas revises para tu proyecto, más te dirán que no puedes llevarte ese material a la casa. Por eso, tendrás que realizar tus anotaciones en la biblioteca, y no al ritmo que tú quieras y en la comodidad de tu casa. En consecuencia, definitivamente necesitas un sistema para tomar apuntes que sea rápido, completo y eficiente, que además te evite la molestia de tener que volver a la fuente una vez más. ¿Cuál es la respuesta? No, la solución no está en fotocopiar.
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¿Por qué es inútil fotocopiar? Encontraste una fuente perfecta para tu informe semestral y tu primer impulso podría ser buscar la fotocopiadora de la biblioteca para copiar montones de información. ¿Las fotocopias son una ayuda o un obstáculo? Yo solía recurrir a ellas cuando tenía que prepara mis informes. Me iba a la biblioteca sin nada más que una bolsa de monedas (en aquellos tiempos salía mucho más barato fotocopiar) y peinaba el catálogo, los estantes y los índices en busca de posibles fuentes, utilizando los lápices de la biblioteca para llenar la información en los formularios. Juntaba todo le material a mi alrededor y los revisaba por horas, buscando citas jugosas y anécdotas divertidas. Marcaba los libros con esos formularios y luego lanzaba todo ese material útil sobre la fotocopiadora y comenzaba a fotomalgastar el dinero que había ganado con tanto esfuerzo. Terminaba yéndome a casa con kilos de fotocopias que tenía que volver a leer, lo que hacía armado con lápices de todos los colores posibles. Subrayaba todos los pasajes relacionados con el mismo color, escogía otro lápiz y volvía a revisar las fotocopias. Este método ciertamente que me sirvió para producir unos informes estupendos, pero también fue el responsable de que empleara demasiado tiempo releyendo información, organizando y reorganizando la investigación antes de que siquiera empezara a escribir. Estoy a punto de ahorrarte mucho dolor revelándote uno de los trucos de cartas más maravillosos que alguna vez hayas visto. Y, a propósito, nunca más tendrás que hacer la fila para sacar fotocopias en la biblioteca.
Un índice maravilloso Las fichas bibliográficas te ahorrarán el tiempo que toma investigar y organizar un informe semestral a la mitad. A continuación te presento cómo funcionan:
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Como vas a aprender cuando leas Cómo mejorar tu redacción, elaborar un esquema preliminar constituye uno de los primeros pasos en el proceso de redacción de un informe. Habiendo terminado esa etapa, tendrías que reunir la información necesaria para tu ensayo o investigación. Dirígete a la librería más cercana y compra tarjetas o fichas bibliográficas. Al revisar cada fuente, te darás cuenta de que algunas contienen información muy útil, mientras que otras no. Una vez que identifiques una fuente utilizable, elabora una ficha bibliográfica de trabajo con los siguientes datos: ✎ En la esquina superior derecha de la tarjeta escribe el número de teléfono de la biblioteca (o cualquier otro dato que te sirva para relocalizar el material (“sección de ciencias”, “material de reserva, 3º piso”), etc. ✎ En la sección principal de la tarjeta escribe el nombre del autor y su apellido. Agrega el título del artículo, si se aplica, y luego el título del libro, revista u otra publicación, subrayado. Incluye otros detalles como la fecha de publicación, la edición, el número del volumen o los números de páginas donde se encontró el artículo o información. ✎ En la esquina superior izquierda anota el número de la tarjeta. Por ejemplo, anota #1 en la tarjeta que piensas utilizar primero; #2, en la que vas a utilizar en segundo lugar, y así sucesivamente. No te preocupes si al final no ocupas una ficha o si te saltas un número, lo único importante es que a cada una le asignes un número diferente. ✎ Al final de la tarjeta escribe el nombre de la biblioteca (si estás realizando tu investigación en más de una) en la que encontraste la información. Al elaborar una tarjeta para cada fuente, has dado origen a tu bibliografía de trabajo: una lista de todas las fuentes, que te servirá para preparar la bibliografía final de tu informe semestral.
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No es mala idea barajar las cartas
Con las tarjetas bibliográficas (que acá comparamos con cartas), puedes organizar tu lista de varias maneras con el simple hecho de barajarlas. Por ejemplo, podrías organizar tus fichas según la fuente: artículos de revista, enciclopedias, libros, diarios, etc. Luego, cuando te encuentres en la sección “revistas” de la biblioteca, dispondrás de una manera rápida y fácil de asegurarte de haber leído todos los artículos. Lo mismo para tu visita a la sección de periódicos, de referencia, etc. Pero en algún punto, podrías querer organizar tu lista de fuentes en orden alfabético o separadas en montones de fuentes que ya has revisado y que no. No hay problema, solo barájalas otra vez. Incluso con la ayuda de un computador, consumiría mucho tiempo llevar a cabo todo lo anterior en papel. Este sistema recién esbozado es mucho más claro y eficiente, lo que es clave para realizar tu trabajo lo más rápido y sin dolor posible.
Te garantizo que ganarás este juego En este momento te encuentras sentado en la biblioteca, rodeado por un rico depósito de auténticas fuentes para tu informe. Ya has terminado tus fichas bibliográficas y es tiempo de tomar apuntes. ¿Cómo lo haces? Escribe una idea, cita o dato, y solo una, en cada tarjeta. No hay excepciones. Si encuentras una cita o conjunto de datos muy largos, puedes escribir a ambos lados de la ficha si es necesario, pero nunca sigas en una segunda tarjeta. Si no puedes evitarlo, entonces tu cita es demasiado larga. Si sientes que el autor tiene una idea increíble, parafraséala. Escribe con tus propias palabras. No copies palabra por palabra, porque puedes terminar, sin darte cuenta, plagiando. Resume las ideas principales o exprésate en tus propias palabras.
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Usa comillas cuando quieras utilizar palabras textuales. En ocasiones, los autores se expresan tan perfectamente, de una forma tan poética, que uno quiere copiar sus palabras exactamente iguales. No hay nada malo en ello, pero todo tiene sus límites. Cuando lo hagas, estás obligado a copiar las expresiones de manera exacta: cada oración, cada palabra, cada coma. Además, debes agregar comillas antes y después de la cita. No confíes en tu memoria para recordar, más tarde, qué fue lo que parafraseaste y qué fue lo que copiaste textual. Escribe el número de la ficha bibliográfica correspondiente en la esquina superior izquierda. Debe ser el mismo número que escribiste en la esquina superior izquierda de tu ficha bibliográfica. Incluye los números de página (de donde encontraste la información) en la tarjeta. Podrías agregar esta información bajo el número de la fuente. Escribe la letra temática que corresponda a tu esquema preliminar. Por ejemplo, supongamos que la segunda sección, “B”, de tu esquema preliminar se trate de la retirada francesa de Vietnam. Encuentras una cita interesante de un oficial estadounidense refiriéndose a esa retirada. Escribe la letra temática “B” en la esquina superior derecha de tu tarjeta. (También podrías encontrarte con otras citas interesantes o con estadísticas que dieran sabor y autoridad a tu informe, sin estar seguro de donde ubicarlas. En ese caso marca las fichas con un asterisco u otro símbolo y, más tarde, cuando dispongas de un esquema más detallado, puedes darte cuenta del lugar en que calza). Dale un título. Al lado de la letra temática, agrega una breve descripción de la información que contiene la tarjeta. Por ejemplo, tu ficha sobre la retirada francesa podría decir “Retirada francesa: comentarios de Estados Unidos”. A medida que vayas llenando tus tarjetas, asegúrate de transferir la información con precisión. Revisa siempre dos veces los nombres, fechas y otras estadísticas. La gracia de utilizar estas fichas es que una vez capturada la información que necesitabas, nunca deberías tener que volver a la fuente. Precaución: aunque este sistema es espectacular para organizar tu tiempo y tu material, no permitas que te descoloque el hecho de que encuentres más información interesante. 120
Como el resto de los ejercicios para tomar apuntes, el sistema de fichas bibliográficas y de apuntes exige que no seas un copión, en ese caso podrías haber usado la fotocopiadora, sino que un procesador de información. Plantéate preguntas constantemente cuando estés revisando el contenido proveniente de las fuentes: ✎ ¿Vale la pena citar a la autora directamente o sería mejor parafrasearla? ✎ Si decides parafrasearla, obviamente no tienes que escribir las palabras exactas de la autora y, por lo tanto, puedes recurrir a algunos de los consejos para tomar apuntes analizados anteriormente. La respuesta a este punto influirá de gran manera en el tiempo que te tome llenar cada tarjeta. ✎ ¿Este material contradice o fundamenta los argumentos o datos entregados por otro autor? ✎ ¿A quién le creo? Si existe evidencia contradictoria, ¿tendría que anotarlo? ¿Puedo refutarla? Si sirve de fundamento para el contenido que ya tengo, ¿resulta interesante o redundante? ✎ ¿En qué parte calza este material? Con mucha frecuencia el material proveniente de las fuentes no estará tan delineado como el de tu plan para el informe semestral, razón por la cual es tan importante escribir uno y solo un pensamiento en cada ficha. Aunque un autor exprese más de un idea en un solo párrafo o incluso en una sola oración, solo podrás seguir tu sistema de organización si tus tarjetas son coherentes con tu esquema.
Estarás superorganizado Antes de que descubriera un sistema de investigación para realizar mis informes semestrales en la enseñanza media, mi vida de estudiante era, literalmente, un desastre.
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Tenía miles de notas, pero a veces no estaba seguro de dónde provenían las citas o si eran citas directas o si las había parafraseado. Mi sistema de fotocopias no significó un gran avance. A veces se me olvidaba un detalle de la información bibliográfica y tenía que volver a la biblioteca a último minuto. Además, organizar mis voluminosos apuntes cuando tenía que poner mis ideas en orden resultaba aún peor que investigar y escribir propiamente tal. El sistema basado en fichas te ahorrará un montón de penas. Escribir una idea, cita o lo que sea por cada tarjeta eliminará los problemas causados cuando distintos tipos de información aparecen en el mismo lugar. Por otra parte, escribir el número de la fuente antes de hacer cualquier otra cosa te evitará todas las dificultades relacionadas con la atribución correcta. Cuando estés listo para elaborar tu esquema final, lo único que tendrás que hacer será organizar y reordenar tus fichas hasta que se de la estructura más coherente. Este simple sistema de apuntes es, de hecho, uno que muchos escritores profesionales, incluyendo a este, defienden y defenderán por mucho tiempo después de haber dejado atrás el mundo de los informes y de los ensayos.
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