Foucault, M. - Sobre La Ilustracion
March 25, 2017 | Author: Fernando De Gott | Category: N/A
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Michel Foucault
Sobre la Ilustración
Estudio preliminar de Javier de la Higuera Traducción de Javier de la Higuera, Eduardo Bello y Antonio Campillo
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CLASICOS DEL PENSAMIENTO
Sobre la Ilustración
Colección Clásicos del Pensamiento fundada por Antonio Truyol y Serta El fallecimiento de don Antonio Truyol pone término de manera inevitable a una colección que en gran medida era obra personal suya, al tiempo que abre un camino de continuidad en un mundo que después de 1989 es ya muy diferente al de la guerra fría. En este nuevo contexto el espíritu del proyecto de don Antonio aspira a perdurar incorporando nuevos principios. Primero, ampliando temporal y espacialmente el criterio de selección de textos para publicar, junto a viejos clásicos, otros clásicos contemporáneos, en los que se incluyen, además de autores españoles, pensadores que escribieron en español fuera de España. Segundo, prestando especial atención al autor de la introducción y de la selección del texto a fin de reforzar la comprensión del discurso y del paradigma en que se inserta. Tercero, abriendo camino a campos del saber distintos de la filosofía o de la historia de las ideas tradicionales, que están presentes en el debate de nuestros días. En cualquier caso un principio permanece inalterable del esfuerzo que animó el trabajo del profesor Truyol: la creencia de que traducir libros equivale a importar, a transferir cultura, desde una sociedad nacional a otra, y de que esa transferencia debe hacerse entendiendo el momento en que nació cada libro.
Directores: Luis García San Miguel y Eloy García
Michel Foucault
Sobre la Ilustración
Estudio preliminar de JAVIER DE LA HIGUERA Traducción de JAVIER DE LA HIGUERA, EDUARDO BELLO y ANTONIO CAMPILLO
SEGUNDA EDICIÓN
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Diseño de cubierta: JV Diseño gráfico, S. L.
1.a edición, 2003 Reimpresión, 2004 2.a edición, 2006
La traducción de los textos de M. Foucault incluidos en esta edición se publica con la autorización de Daímon. Revista de Filosofía («¿Qué es la crítica» y «¿Qué es la Ilustración»?) y del Servicios de Publicaciones de la Universidad de Murcia («Seminario sobre el texto de Kant Was ist Aufklarung?»)
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece penas dé prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización.
Estudio preliminar © JAVIER DE LA HIGUERA, 2 0 0 3 Traducción © JAVIER DE LA HIGUERA, EDUARDO BELLO y ANTONIO CAMPILLO, 2003 © EDITORIAL TECNOS (GRUPO ANAYA, S. A.), 2006 Juan Ignacio Luca de Tena, 15 - 28027 Madrid ISBN: 84-309-4420-6 Depósito Legal: M. 28.748-2006 Printed in Spain. Impreso en España por Fernández Ciudad, S. L.
ÍNDICE ESTUDIO PRELIMINAR
I. II. III. IV
Pág.
ix
La Ilustración como acontecimiento IX La deriva de la crítica moderna a partir de Kant. XVIII El desfase de Ilustración y Crítica XXVII La filosofía como actitud de modernidad XLIV
PROCEDENCIA DE LOS TEXTOS
LXII
BIBLIOGRAFÍA
LXIV
SOBRE LA ILUSTRACIÓN ¿ Q U É ES LA CRÍTICA? (CRÍTICA Y AUFKLÁRUNG) SEMINARIO
SOBRE
EL
TEXTO
DE
AUFKLÁRUNG?»
KANT
«WAS
3 IST 53
¿ Q U É ES LA ILUSTRACIÓN?
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ESTUDIO PRELIMINAR por Javier de la Higuera
I.
LA ILUSTRACIÓN COMO ACONTECIMIENTO
Desde el P o c o a n t e s de su muerte, Foucault se ha ocupado con cierto deteniimento cíe rálroestío^ no hay nacía extraño en que así lo fiága un historiador del pensamiento como él -no olvidemos el nombre de §u cátedra en el Collége de France: historia denlos sis1 El ciclo se inicia con la conferencia, celebrada en mayo de 1978 ante la Sociedad Francesa de Filosofía, titulada «Qu'estce que la critique? (Critique et Aufklarung)», y lo cierra la versión que en 1984, ya muy enfermo, Foucault hizo para la Revue de métaphysique et de morale del prefacio de 1978 de la edición americana del libro de G. Canguilhem Le normal et le pathologique, titulada «La vie: l'experience, la science». En enero de 1983, Foucault dedica un seminario en el Collége de France, al texto de Kant «Was ist Aufklarung?», y en otoño da una conferencia en Berkeley sobre el mismo tema titulada «What is Enlightenment?». Los textos que sé contienen en la presente edición son el primero aquí referido y estos dos últimos.
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temas de pensamiento-, pero su enfoque es muy J C-iáü^. —— diferente*^í^ehina Historia de las ideas de la_ época o al de la historia de j a filosofía ilustrada 2 . Foucault se ^interesa por la Ilustración ..como acontecimiento, lo cual puede ser interpretado en principio como una precaución de historiador para no disolver la peculiaridad dé ese momento en el marco total de «una historia para filósofos» 8 . Pero no debemos creer que esta «historia del pensamiento» representa un simple abandono de la filosofía. Más allá de las precauciones metodológicas a las que la meticulosidad de Foucault cede gustosamente, .en ese interés.pojda Ilustración como de ver un experimento con la propia. filosofía. La Ilustración, así entendida, no es abordada comp el momento de tina desvelación histórica: un acontecimiento (événement) es algo diferente del advenimiento (avenement) de la verdad. Foucault practica la historia de un pensamiento que, además de tener relación con la verdad, tiene también una historia que hace de él algo material y le da una existencia efectiva entre las cosas. El pensamiento, en tanto que acontecimiento, no pertenece a la historia trascendental de la razón, a lo que, en alguna ocasión llama Foucault la «his2 Véase «Une histoire restée muette» (artículo que Foucault publica en 1966 con motivo de la aparición de la traducción francesa de La filosofía de la Ilustración de E, Cassirer), en Dits et écrits, Gallimard, Paris, 1994, vol. I, p. 547. A partir de ahora se citará esta obra como DÉ, y a continuación se citará el volumen (con números romanos) y la página o páginas (con números árabes). 3 Sobre la «historia para filósofos», véase «Foucault répond á Sartre» (1968), DÉ, I, 666.
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toria interna de la verdad». histgQff externa de la verdad» en cjiae ésta misma es un aconteeimiento. es^por el contrario, e ^ a r g ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ p
.cepción trascendental de la historia» El riesgo de esta «historia externa», una hjstotk que Jhaj&to,¿Liaza. queda de manifiesto si pensamos ^ g i s u s p e n s i ó n que realiza de una cuestión filosófica que parece ineludible: go, n o j y u f E e ^ ininteligible, s i n o l a F g ^ ^ piojtejrintesisque uniikiiie-^Lamatasgr. Eso hace el ámbito histórico s.eapuramente eventual, es Hpp.iri Ins son la única sustancia de la historia y permanecen en una dispersión y singularidad irreductibles. Hay en toda esta concepción un gesto antiplatónico y nominalista que impide a la universalidad filosófica permanecer en el centro de la historia y adueñarse de ella. No debemos olvidar que, aun así, la pretensión de Foucault sigue siendo filosófica y que su historia del pensamiento no puede prescindir del todo de la universalidad. Entender.IaJLlu&tca£Íón como acontecimiento sinjifnvnr^n er¡QQpt}"a de ella: de ahí quizás el difícil lugar en que Foucault se instala4. F ft ?flnPm'Hai no el contexto del debate mpfternidad ver sus postmo4 Eí rechazo de esta «alternativa simplista» se puede,ver en «¿Qué es la Ilustración?» (1984), p. 87 de la presente edición.
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.¿ernidad, dirige Habermasj* Foucault y a.&u&^ampañeros :etitj4.o..actu para .una JQ. flexión filosáfisa? En la respuesta que Kant intenta dar a esta pregunta, se propone mostrar de qué modo se constituye este elemento en portador y signo de un proceso que concierne al pensamiento, al conocimiento, a la filosofía; de otro modo,(trata de mostrar en qué y cómo aquel que habla en tanto que pensador, en tanto que sabio, en tanto que filósofo forma parte él mismo de este proceso, y, más aún, cómo tiene que desempeñar un determinado papel en este proceso, en el que se sentirá luego a la vez elemento y actor. ) En resumen, me parece que en el texto de Kant se ve aparecer la cuestión del presente como acontecimiento filosófico al. que pertenece el filósofo que de él habla. Si se quiere considerar la filosofía como una forma de práctica discursiva que tiene su propia historia, me parece que con,.este„ texto sobre la Aufklárung se ve a la. filosofía (y no creo exagerar al decir que es la primera vez) problematizarsu propia actualidad discursiva: actualidad que ella interroga como acontecimiento, como un acontecimiento del cual tiene que decir el sentido, el valor, la singularidad filosófica y en el que tiene que encontrar a la vez su propia razón de ser y el fundamento de lo que dice. Por eso mismo se observa que, para
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el filósofo, plantear la cuestión de su pertenencia a este presente, no será ya de ninguna manera la cuestión de su pertenencia a una doctrina o una tradición; no será ya simplemente la cuestión de su pertenencia a una comunidad humana en general, sino la de su pertenencia a un determinado «nosotros», a un nosotros que se refiere a un conjunto cultural característico de su propia actualidad. liste nosotros es el que se está constituyendo para el filósofo en el objeto de su propia reflexión; y por eso mismo se afirma la imposibilidad para el filósofo de ahorrarse la interrogación de su pertenencia singular a este nos otro s.iTodo esto, la filosofía como problematización de una'actualidad, y como interrogación por parte del filósofo de esta actualidad de la que forma parte y en relación con la cual tiene que situarse, podría muy bien caracterizar a la filosofía como discurso de la modernidad y sobre la modernidad. !) Para hablar muy esquemáticamente, la cuestión de la modernidad había sido planteada en la cultura clásica según un eje^de dos polos, el de la antigüedad y el de la moderní3adfse"había formulado, ya sea en los términos de tener que aceptar o rechazar una autoridad (¿qué autoridad aceptar?, ¿qué modelo seguir?, etc.), ya sea más bien bajo la forma (correlativa, por otra parte, de aquélla) de vina valoración comparada: ¿acaso los antiguos son superiores a los modernos? ¿Acaso nos encontramos en un período de decadencia, etc.? Se ve aflorar una nueva manera jgjMantear la cuestión de lajnodernidad, no ya en una relación longitudinal a los antiguos, sino en la que se podría llamar una relación
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El discurso tiene que replantear su propia actualidad, por una parte, para volver a encontrar en ella su lugar propio, por otra, para decir su sentido, y, en fin, para especificar el modo de acción que es capaz de ejercer en el interior de esta actualidad. ¿Cuál es mi actualidad? ¿Cuál es el sentido de esta actualidad? ¿Y qué es lo que hago cuando hablo de esta actualidad? En esto consiste, a mi parecer, esta interrogación nueva sobre la modernidad. Con ello no se indica sino una pista que convendría explorar un poco más de cerca. Sería preciso intentar hacer la genealogía, no tanto de la noción de modernidad, sino más bien de la modernidad como cuestión. Y, en todo caso, incluso si tomo el texto de Kant como punto de emergencia de esta cuestión, es evidente que forma parte él mismo de un proceso histórico más amplio cuyos síntomas sería necesario auscultar. Uno de los ejes interesantes para el estudio del siglo XVIII en general y, más particularmente, de la Aufklárung, sería sin duda interrogarse sobre el hecho siguiente: la Aufklárung se ha denominado a sí misma Aufklárung; constituye indudablemente un proceso cultural muy singular que ha tomado conciencia de sí mismo dándose un nombre, situándose en relación con su pasado y en relación con su futuro, y señalando las operaciones que debe efectuar en el interior de su propio presente. 1 Tanto en español como en francés, en cuyo texto también aparece entrecomillado, el adjetivo «sagital» (de sagita, saeta, flecha) especifica la relación del filósofo respecto de su presente o actualidad.
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Después de todo("¿ acaso no es la Aufklarung la primera época que se da nombre a sí misma y que en lugar de caracterizarse sencillamente, según una vieja costumbre, como período de decadencia o de prosperidad, de esplendor o de miseria, se da nombre a través de un determinado acontecimiento que depende de una historia general del pensamiento, de la razón y del saber, y en cuyo interior ella misma tiene que desempeñar un papel?*) (Xa Aufklarung es un período, un período que formula su propia divisa, su propio precepto, y que dice lo que tiene que hacer, tanto en relación con la historia general del pensamiento, como en relación con su propio presente y con las formas de conocimiento, de saber, de ignorancia, de ilusión en las cuales sabe reconocer su situación histórica.") Me parece que en esta cuestión de la Aufklarung s^perclbejuna,deia§pr imeras manifestaciones deuna cierta manera de filosofar, que ha tenido una larga historia desde hace dos siglos. Una de las grandes funciones de la filosofía llamada «moderna» (aquella cuyo comienzo cabe situar a finales del siglo XVIII) consiste en intepiigaG^&Qhie^i^^ Se podría seguir la trayectoria de esta modalidad de filosofía a través del siglo xix y hasta nuestros días. Lo único que me gustaría subrayar, de momento, es que esta cuestión tratada por Kant en 1784 para responder a una pregunta que se le había formulado, Kant no la ha olvidado. La va a plantear de nuevo y va a intentar darle una respuesta a propósito de otro acontecimiento que, a su vez, no ha cesado de interrogarse sobre sí mismo. Este acontecimiento, obviamente, es la revolución francesa.
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En 1798, Kant va a continuar de alguna manera el texto de 1784. En 1784, trataba de responder a la pregunta que se le había hecho: «¿Qué es esta Aufklárung de la que nosotros mismos formamos parte?» y en 1798 responde a una cuestión, que la actualidad le planteaba, pero que estaba siendo formulada desdg^l 794 por toda la discusión filosófica en Alemania. La cuestión era la siguiente: «¿Qué es l^usmlución?» Ustedes saben que El conflicto de las facultades es un libro que recoge tres disertaciones acerca de las relaciones entre las diferentes facultades que constituyen la Universidad. La segunda disertación se refiere al conflicto entre la Facultad de Filosofía y la Facultad de Derecho 2 . Ahora bien, todo el espacio de las relaciones entre filosofía y derecho está dominado por este problema: «¿Es posible un progreso constante para el género humano?» Y, para responder a esta pregunta, Kant mantiene en el parágrafo V de esta disertación el siguiente razonamiento (si se quiere responder a la pregunta «¿Es posible un progreso constante para el género humano?», es necesario determinar si existe una causa posible de 2
Foucault se refiere al texto «Replanteamiento de la cuestión sobre si el género humano se halla en continuo progreso hacia lo mejor», segunda parte de El conflicto de las facultades (trad. española en I. Kant, Ideas para una historia universal en clave cosmopolita y otros escritos sobre Filosofía de la Historia, trad. de C. Roldán y R. Rodríguez Aramayo, Tecnos, Madrid, 1987, pp. 79-100). El texto alemán es «Der Streit der Fakultáten» (1798), Kants Werke. Akademie Textausgabe, t. VII, pp. 1-116. En lo sucesivo se citará la traducción española mencionada, seguida entre paréntesis de la referencia a la edición alemana con la sigla AK.
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este progreso, pero una vez establecida esta posibilidad, es preciso mostrar que esta causa actúa efectivamente y, para esto, poner de relieve un cierto acontecimiento que indique que la causa actúa efectivamente. En síntesis, la fijaciónde una^pausa nunca podrá^determinar sino efectos posibles o,' más exactamente, la-posibilidad. del. efecto; pero la realidad.de un^eíccto sólo podrá ser establecida por la existencia de un acontecimiento. No basta, pues, seguir la trama teleológica que hace posible un progreso; es necesario aislar, en el interior de la historia, un jicpntecimiMTó que tendrá valorde signo. ¿Signo de qué? Signo de la existencia de una causa, de una causa permanente que en el curso entero de la historia misma ha guiado a los hombres por la vía del progreso. Causa constante de la que hay que mostrar, pues, que ha actuado en otro tiempo, qug^actúa ahora, y j j u e ^ c t j ^ . Por consiguiente, efacontecimiento que podrójDermitirno^djecidir^siji^p^reso, agfaWsigno «rememorativum, demonstrativum, prognostikon»3. Es necesario que sea un signo que indique que esto ha sido siempre así (es el signo rememorativo), un signo que haga patente que las cosas suceden actualmente de esta forma (es el signo demostrativo), que muestre en fin que esto sucederá ininterrumpidamente de esta manera (signo pronóstico^ Y 4e este_modo podremos estar seguros de que la causa que hace posible el progreso no ha actuado simplemente en un momento 3 «Replanteamiento...», ed. española citada, p. 87 (AK, t. VII, disertación 2. a , pfo. 5).
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dado, sino que garantiza una tendencia general del g~enero humano en su totalidad a caminar por la senda del progreso^He. aquí, el problema: «¿Hay en torno nuestro un acontecimiento que pudiera ser rememorativo, demostrativo y pronóstico de un progreso incesante y que implique al género humano en su totalidad?» La respuesta que da Kant la han adivinado ustedes; pero me gustaría leerles el pasaje mediante el cual va a introducir la ^evolución como acontecimÍ0iíiijqu^tiene-est&^valor-de-sigQO. «Esté7suceso -escribe al comienzo del parágrafo VI- no se cifra en relevantes acciones o en alevosos crímenes ejecutados por los hombres, en virtud de los cuales se menoscaba lo que era grandioso y se magnifica cuanto era mezquino, haciendo desaparecer como por arte de magia los antiguos y esplendorosos edificios políticos para poner en su lugar otros surgidos cual de las entrañas de la tierra. No, nada de eso»4. En este texto Kant hace alusión evidentemente a las reflexiones tradicionales que investigan las pruebas del progreso o del no progreso del género humano en el derrumbamiento de los imperios, en las grandes catástrofes en virtud de las cuales desaparecen los estados mejor consolidados, en los cambios de fortunas que abaten los poderes establecidos y hacen aparecer otros nuevos. Presten atención, dice Kant a sus lectores, no es en los grandes acontecimientos en donde tenemos que buscar el signo rememorativo, demostrativo, pronóstico del progreso; smo acontecimientos mucho^menos.grandiosos, 4
Op. cit, p. 87 (AK, VII, 2. a , pfo. 6).
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mucho menos perceptibles. No se puede hacer este análisis de nuestro bropio presente, desde estos valores significativos, simentregarse a un cifrado que permitirá dar a lo que carece, aparentemente, de significado y valor, la significación y el valor considerables que buscamos. Ahora bien, ¿q¿iéj?s este acontecimiento que no es, pues, un «gran» acontecimiento? Evidentemente hay una paradoja al decir que la revolución no es un acontecimiento resonante. ¿Acaso no es el ejemplo mismo del acontecimiento que lo cambia todo, que hace que lo que era grande llegue a ser pequeño, lo que era pequeño llegue a ser grande, y que devora las estructuras más aparentemente sólidas de la sociedad y de los Estados? Ahora bien, para Kant, no es éste el aspecto de la revolución que tiene sentido. LcTque^oiistituye elacoMeHíníento de valor rememorativo, demostrativo y pronóstico no es el dramaj^evolupionario como tal, no son las proezas revolucionarias, m*
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ni la gesticulación que lo acompaña. Lo quees significativo, es la manera como la revolución constituye un espectáculo, es la manera como es acogida en todo su alrededor por los espectadores que no participan en ella, gero que la observan, la presencian y que, para bien o para mal, se dejan llevar por ella. L^qu£^onstjtuyeJa pruebajdel progreso no es la sacudida [bouleversement| r ^ j u e j ^ w i a r ^ n ^ í m e r lugar sin duda alguna porque no hace sino invertir las cosas, pero también porque si uno tuviera que empezar la revolución, no la repetiría. Sobre esto disponemos de un texto de gran interés: «La revolución - d i c e - de un pueblo pletórico de espíritu, que estamos presenciando en nuestros días [se trata pues de
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la Revolución francesa], puede triunfar o fracasar, puede acumular miserias y atrocidades en tal medida que cualquier hombre sensato nunca se decidiese a repetir un experimento tan costoso, aunque pudiera llevarlo a cabo por segunda vez con fundadas esperanzas de éxito [...]»5^Lo importante no es, pues, el proceso revolucionario; tanto si fracasa como si tiene éxito, esto no tiene nada que ver con el progreso, o al menos con el signo del progreso que buscamos. El fracaso o el éxito de la revolución no son signos de que haya o no haya progreso. Más aún, sflTalguien le fuera dado conocer la revolución, saber cómo se desarrolla, y al mismo tiempo conducirla a feliz término calculando el precio necesario de esta revolución, pues bien, este hombre sensato no lo haría. Por tanto, como «inversión» [«retournement»], como empresa que puede triunfar o fracasar, como precio demasiado elevado a pagar, la revolución en sí misma no puede ser considerada como el signo de que existe una causa capaz de sustentar a través de la historia el progreso constante de la humanidadN, En cambio, lo que significa y lo que va a constituir el signo del progreso es que, en torno a la revolución -dice Kant-, hay «una simpatía rayana en el entusias£dQ»6fLo que es importante en la revolución no es la revolución misma, sino lo que acontece en la conciencia de aquellos que no la hacen o en todo caso que no son sus protagonistas principales; lo i m p o r t a n t e es lajrglación que ellos mismos tienen 5 6
Op. cit., p. 88 (AK, VII, 2. a , pfo. 6). Loe. cit.
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cfílLS^J^Yoj^ión de la queno son agentes activos. El - ^tusiasnio,Eor^ la j~evo luc i o n es eT'signoTsegún ¿ ^ ^ ¿ejraa^disposición moral de la humanidad; esta disposición se manifiesla permañ^emente"de dos maneras: en primer lugar, en el derecho de todos los pueblos a darse la constitución política que les conviene y, en segundo lugar, en el principio conforme al derecho y a la moral, de una constitución política tal que evite, en razón de sus propios principios, toda guerra agresiva7. Ahora bien, esjmte todo la disposkáónjdej^Uxuin^jíiadhaGi^^ gugJfflSIEGSLaE^^ La revoluciónaos y no como gesticulación, como foco de entusiasmo para quienes la presencian, y no como principio de sacudida para los que participan en ella, es un «signwn rememorativum», pues revela esta disposición presente desde el 7 El fragmento de Kant al que se refiere Foucault es el siguiente: «Esta causa moral presenta dos vertientes: primero, la del derecho de todo pueblo a no ser obstaculizado por poder alguno a la hora de darse la constitución civil que le parezca más oportuna; segundo, la del objetivo (que al mismo tiempo es un deber) de que aquella constitución sólo sea jurídica y moralmente buena en sí, cuando su naturaleza sea tal que pueda evitar por principio la guerra ofensiva [...]» (ed. española citada, p. 88). El texto original es: «Diese moralische einfliesende Ursache ist zwiefach: Erstens die des Rechts, das ein Volk von anderen Machten nicht gehindert werden müsse, sich eine bürgerliche Verfassung zu geben, wie sie ihm selbst gut zu sein dünkt; zweitens die des Zwecks (der zugleich Pflicht ist), das diejenige Verfassung eines Volks allein an sich rechtlich und moralisch gut sei, welche ihrer Natur nach so beschaffen ist, den Angriffskrieg nach Grundsátzen zu meiden [...]». (AK, VII, 2. a , pfo. 6, p. 85). Este fragmento es básico para aclarar el sentido de la nota siguiente.
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origen; es un «signum demonstrativum», porque muestra la eficacia presente de esta disposición; y es también un «signum prognostikon», pues si bien es cierto que muchos resultados de la revolución se pueden poner en entredicho, no hay que olvidar la disposición que a través de ella se ha hecho patente. Se sabe igualmente que aquellos dos elementos, la constitución política voluntariamente elegida por los hombres y una constitución política que evite la guerra son, ambos, los que definen el proceso mismo de la Aufklarung, es decir, que la revoluciónes,aquellp que acaba la Aufklarung, y desde esta perspectiva- tanto la acontecimientos que no pueden ya olvidarse. Escribe Kant: «De acuerdo con los indicios de nuestros días, creo poder pronosticar al género humano (aunque sin ánimo profético) la consecución de este objetivo [es decir, llegar a un estado tal que los hombres podrán darse a sí mismos la constitución que deseen y la constitución que impida Una guerra agresiva]8 y, con ello, que a partir de ese momento ya no se darán serios retrocesos en su progreso hacia lo mejor. Porque un fenómeno semejante no se olvida jamás en la historia humana, pues ha revelado en la naturaleza humana una disposición y una capacidad meliorativa que político alguno hubiese podido argüir a partir del
8 Estos dos últimos enunciados no constan en el original alemán ni en la traducción española. Es posible que Foucault, en la dinámica del Seminario, sintetizara las dos tesis del fragmento anterior citado, que aquí se inician con el «es decir», y que el receptor lo transcribiera tal cual.
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curso de las cosas acontecidas hasta entonces, constituyendo lo único que auna en el género humano Naturaleza y libertad según principios jurídicos internos, si bien, por lo que respecta al tiempo, sólo podía augurarse como un acontecimiento indeterminado y contingente. Mas aunque tampoco ahora se alcanzase con este acontecimiento el objetivo proyectado, aunque la revolución o la reforma de la constitución de un pueblo acabara fracasando, o si todo volviese de nuevo a su antiguo cauce después de haber durado algún tiempo, a pesar de todo ello, ese pronóstico filosófico no perdería nada de su fuerza. Pues ese acontecimiei^o^ajdemagiado grandioso, se halla tan^estrechamente lÍRado,.al.intexés..d'e la humanidad está de tal forma diseminado por todas partes a causa de su influencia sobre el mundo, comp para ser rememorado por los pueblos en cualquier ocasión propicia y evocado en orden a la repetición de nuevas tentativas de esa índole; ya que al ser un asunto tan relevante para el género humano, la constitución proyectada ha de alcanzar finalmente, en cualquier momento, aquella firmeza que la enseñanza no dejará de inculcar en el ánimo de todos mediante reiterada experiencia»9. La revolución, no cabe duda, correrá siempre el riesgo de volver al camino trillado, pero como acontecimiento cuyo contenido mismo carece de importancia, su existencia atestigua una virtualidad permanente, que no puede ser olvidada: para la historia futura es la garantía de la continuidad misma de un paso hacia el progreso. 9
Páginas 91-92 (AK, VII, 2.a, pfo. E).
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Mi intención era sólo situarles este texto de Kant sobre la Aufklárung', intentaré seguidamente leerlo de una manera más precisa. También quisiera hacer ver cómo unos quince años más tarde Kant reflexionaba sobre el hecho de la revolución francesa de una manera mucho más dramática. Con estos dos textos nos hallamos de alguna manera en el origen, en el punto de partida de toda una serie de cuestiones filosóficas. Estas dos preguntas: «¿Qué es la Aufklárung?», «¿Qué es la revolución?», son las dos formas bajo las cuales Kant ha planteado la cuestión de su propia actualidad. Son también, creo, las dos cuestiones que no han cesado de obsesionar, si no a toda la filosofía moderna desde el siglo xix, al menos a una gran parte de esta filosofía. Después de todo me parece que la Aufklárung, a la vez como aconte^ cimtentojü^^ gea y como proceso incesante que se manifiesta en la liistoria de la razón, en el desarrollo e instauración de las formas de racionalidad y de técnica, la autonomía y la autoridad del saber, no es para nosotros un simple episodio en la historia de las ideaá) Es una cuestiónjilosófica, inscrita desde eljsiglou-XiXU^n nuestro pensamienfóTT^pnvemos de su piedad a los que quieren que se guarde viva e intacta la herencia ilustrada. Esta piMo^.intención es sin duda alguna la más cormiovedora^laa.t£aici.ones. No son los res\ tos de la Aufklárung lo que hay que preservar; es laj cuestión misma de este acontecimiento y de su sen-j tido (la cuestión de la historicidad del pensamiento! de lo universal) lo que hay que mantener presente yj retener en la conciencia como aquello que debe ser¡ pensado.
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£ La cuestión de la Aufklarung, e incluso la de la razón, como problema histórico ha atravesado de manera más o menos oculta todo el pensamiento filosófico desde Kant hasta nuestros días. El otro rostro de la actualidad que Kant ha descubierto ésTá revolución: la revolución a la vez como acontecimientoTcomo ruptura y sacudida en la historia, como fracaso, pero al mismo tiempo como valor, como signo de una disposición que opera en la historia y en el pr
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