Formas de Pensamiento. Anne Givaudan -Norma bwv 98.doc

March 31, 2018 | Author: Maggie Beltran | Category: Love, Psychological Concepts, Psychology & Cognitive Science, Wellness, Philosophical Science
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Aura dinamizada por Formas-Pensamiento de Amor

ANNE GIVAUDAN Con la colaboración del Doctor Antoine Achram FORMAS-PENSAMIENTO Descubrir y comprender su influencia en nuestra salud y en nuestra vida A los que aceptan representar lo mejor Que pueden el papel de su propia vida. A los que saben que no hay ganadores Ni perdedores, ni víctimas ni verdugos. A los que quieren vivir, no sólo sobrevivir. A los que no comprenden por qué la vida es tan difícil. A los que tienen el valor de mirar de frente Sus heridas, sin apartar la vista. 1

PREFACIO ¿Por qué y para quién escribir un libro que trata de un tema tan concreto como el de las “Formas-Pensamiento”? Desde hace varios años venimos ayudando a algunas personas que han sufrido en su cuerpo y en su alma los efectos nocivos, a veces devastadores, de unas FormasPensamiento realmente abrumadoras. No son personas especiales. Son seres humanos como los demás, que han tenido que afrontar las inquietudes y preocupaciones de la vida, como todo el mundo, pero a los que, determinados hechos repetitivos estaban entorpeciendo su caminar. Son como todos nosotros; podríamos sentirnos identificados con cualquiera de ellos. A través de los contactos que, a lo largo de los años, hemos tenido con los diversos planos de la existencia, hemos recibido una enseñanza según la cual, el poder que tiene sobre nosotros una Forma-Pensamiento, se reduce, considerablemente, cuando comprendemos como ha sido creada, de qué modo funciona y cuáles son sus tretas. Hoy en día, eso es, para nosotros, una evidencia. Cuando nos damos cuenta de que, a pesar de que no somos nuestras FormasPensamiento, sin embargo, hemos contribuido a crearlas, los viejos esquemas se desmoronan enseguida. Y cuando comprendemos que, aun sin negar nuestra paternidad, podemos observarlas, entenderlas y dejarlas partir, sencillamente, sentimos un inmenso soplo de aire fresco que nos da una libertad nueva. La comprensión es una etapa indispensable en el camino de la transmutación de las Formas-Pensamiento que nos asfixian y que atraen hacia nosotros los acontecimientos que jalonan nuestra existencia. Pero ese paso, que conduce a una libertad nueva, total, no puede darse sin nuestra colaboración, y en la época vivimos, es importante que pasemos a otra etapa diferente de nuestra VIDA. Lo que proponemos en el primer tomo de esta obra es fácil de comprender. Se trata de: -

Dejar de identificarnos con nuestras Formas-Pensamiento. Comprenderlas. Observarlas. Y, por último, transmutarlas.

El segundo tomo estará centrado, sobre todo, en ejercicios y prácticas meditativas, pero sólo resultará útil si se ha comprendido bien el primero y se ha llevado a la práctica.

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Le deseamos una lectura activa, aunque sabemos que el simple hecho de leer estas páginas, no dejará de surtir efecto y contribuirá a que comiencen a transformarse las Formas-Pensamiento que cada uno de nosotros lleva consigo. ANNE GIVAUDAN Y ANTOINE ACHRAM

INTRODUCCIÓN La verdad última, el motor de todo progreso, Consiste en comprender que nada es exterior a nosotros Porque todo está en nuestro interior, incluso la bóveda Estrellada que contemplamos cada noche. Viaje a Shambala. Como terapeuta del plano físico y de los planos sutiles, a menudo me he preguntado cómo hacer más concretas y palpables para ustedes, esas formas, más o menos densas, que revolotean en torno a nosotros y se fijan en diversas partes de la anatomía. En cualquier caso, siempre me ha parecido que están en el origen de los obstáculos físicos o psíquicos que nos abruman e impiden nuestro progreso. A veces tienen estructuras geométricas. Las llamo “Formas-Pensamiento” (FP). En la actualidad, considero que es importante comprenderlas para poder transmutarlas y alcanzar así un profundo bienestar; y no sólo es importante, sino, además, imprescindible para deshacernos de unas memorias inútiles que llevamos a cuestas con gran esfuerzo, incluso a veces, hasta el agotamiento. Que la manear de pensar influye en nuestra salud es, en la actualidad, algo evidente. Así pues, ese tema no lo trataremos aquí. La Forma-Pensamiento no es un simple pensamiento. Hay una gran diferencia. Tomar conciencia de ello, saber cómo se forma y de qué manera funciona y actúa ese bagaje que transportamos de un periodo a otro de la vida, incluso a veces de una vida a otra, nos aporta el bien más precioso: la libertad de ser lo que somos desde siempre…, seres de luz que experimentan la vida de manera única y diversificada al mismo tiempo. Esta investigación no es del tipo de lo que podría llamarse en general, psicológica. No me atrevería a utilizar un vocabulario que desconozco, pues no he recibido formación en ese campo. La base de esta obra es la que vengo utilizando desde 1971: el viaje astral y la percepción de los planos sutiles. Esa técnica es la que, al igual que en experiencias precedentes, me ha permitido adentrarme en las Formas-Pensamiento; y, gracias a esta técnica, puedo ofrecerles hoy, el resultado de esa singular aventura.

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Deseo que el lector encuentre aquí lo necesario para alcanzar una autonomía y una libertad de ser, de las que a menudo carecemos, pero sin las cuales no es fácil contemplar un futuro sereno y luminoso. Los ejercicios prácticos que se proponen son sencillos. Se dirigen a todos los que han dejado de luchar, pero saben, en lo más profundo de sí mismos, que sólo el poder del Amor puede disolver los obstáculos. No pretendo cambiar nada. Mi único objetivo es realizar una llamada de atención respecto a lo que está más allá del cambio, más allá de la voluntad y del deseo, a lo que está más allá de la personalidad encarnada y que sólo el Amor puede realizar: La transmutación A través de ella tendrá lugar la sanación. La transmutación nos vincula, no sólo con todos los planos de nuestro ser, sino también con los innumerables planos del Universo y con las infinitas dimensiones que éste contiene. 1. Un susurro ¡Un congreso en el trópico! ¡Qué buena idea! Avión, diferencia horaria, humedad, vegetación densa… ¡Henos aquí por fin! Tengo que hablar del “Pueblo Animal” en el decorado mágico de un jardín tropical. La noche cae rápidamente y comienza a sonar, cada vez con mayor intensidad, un sorprendente concierto orquestado por una infinidad de ranitas. Me detengo un momento cerca de una jaula donde unos pájaros multicolores revolotean todavía un poco en su prisión dorada. La noche traerá paz y sueños de horizontes ilimitados a esos pequeños seres parlanchines. Me quedo allí un rato más. Dentro de unos minutos tengo que hablar y, mientras reflexiono sobre el tema de mi conferencia, oigo de pronto una vocecita dentro de mí, muy en el fondo, como un soplo, que me susurra: -

“También nosotros estamos sometidos a la acción de nuestras Formas-Pensamiento, incluso la propia Tierra se ve influenciada por ellas… Busca… Busca…”

Las últimas palabras son casi inaudibles y no consigo captar las frases siguientes. Aunque, no sé, ¿hay alguna frase más? Por otro lado, ¿quién me habla así? Miro a mi alrededor. ¡Nadie! Los pájaros de la enorme jaula, parecen haberse dormido ya. Sólo un mirlo, encaramado a una rama cercana, me observa atentamente con la cabeza ladeada. Llega el momento de mi intervención y debo dejar las preguntas para más tarde. Ocupada en diversas actividades, olvido ese extraño episodio hasta que, días después, un acontecimiento inesperado, lo reaviva en mi memoria. Me encuentro de pie con un grupo de amigos, en la terraza de la cada de uno de ellos, a la hora en que el sol lanza sus últimos rayos. Hablamos de cosas 4

intrascendentes cuando, de pronto, me llama la atención un perro amarillento, de ojos tristes, que se encuentra allí, al otro lado de la verja del jardincillo, observándonos con mirada intensa y profunda. El rumor de la conversación se va apagando para mí, las voces son cada vez más lejanas. Ya no estoy allí del todo. Durante un instante percibo unas masas informes, grisáceas y lúgubres, que se mueven en torno al perrito y se adhieren a su espinazo. No consigo ver que hay en el interior de esas formas pegajosas, pues mi mirada rebota en sus paredes como si fuera de goma. Pero todas ellas parecen emitir una triste melodía y, en determinado momento, me transmiten, fugazmente, una escena: unos perros idénticos al que está ahí, delante de mí, se encuentran apiñados en unas jaulas, con el terror en la mirada, esperando…; una sala con mesas blancas, frías,…, un cadáver de perro… Todo parece indicar que se trata de un laboratorio de experimentación. Eso es lo que está pegado al perrito que nos mira. Ha captado el egrégor de miedo y sufrimiento de los perros de su raza que se utilizan en los laboratorios. El animalito es reacio a la menor toma de contacto, al menos, por el momento. Teme a los hombres. Cualquier aproximación no haría sino atemorizarlo más, así que decido no intentarlo. Además, en ese momento, nos llaman para que entremos a cenar. Mis interrogantes se hacen cada vez más acuciantes… ¿Cómo hacer conscientes esas Formas-Pensamiento que afectan a toda forma de vida autónoma? Porque en lo más profundo de mi ser, sé, lo sé con certeza, que el dolor se reduce, cuando se trae a la luz, y que lo conocido, una vez se ha comprendido, es menos hostil, más permeable. Se lo comunico a mi compañero que, como terapeuta, también sabe hasta qué punto esas extrañas formas que revolotean en torno nuestro provocan diversos trastornos, tanto en el plano físico como en los demás planos de nuestra existencia. Pensando en lo que podría ayudarme en este proceso, me vienen a la memoria las palabras de uno de nuestros maestros esenios: -

“Toda criatura es el arquitecto de sus templos presentes y futuros, y lo fue de los del pasado…”

Así pues, decidir qué queremos realmente, es cosa nuestra. ¿Qué queremos hacer de nuestra vida? ¿Un regalo de luz o una ilusión de regalo? 2. Nacimiento de una Forma-Pensamiento (FP) Si no puedes amarte a ti mismo, no puedes amar a nadie más. Mucha gente comete el error de buscar el amor de su propio ser a través del amor del otro. Un Temps pour Soi, 11 de junio Está de moda hablar de Formas-Pensamiento, de chakras y de sintonía, y así se hace en numerosos libros sin definir, sin embargo, con exactitud, qué significan 5

esas palabras. Me parece lógico que usted desee saber de qué van a tratar las páginas siguientes. A este propósito, recordaré, en primer lugar, algunas nociones elementales relativas a los planos sutiles. 

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Los principales centros energéticos, también llamados chakras, se encuentran en la encrucijada de varios nadis. (Estos conceptos se encuentran desarrollados en el libro de la misma autora “Lectura d`auras et soins esseniens” Éditions S.O.I.S.. (France)). Los nadis (del sánscrito nad, que significa “circular”) son, en el plano sutil, el equivalente de las venas; por ellos circula la información que va de un chakra a otro. También transportan el prana, portador de la vida. El prana está formado por pequeñas partículas invisibles que proporcionan a las células la esencia de la vida. Chakra es una palabra sánscrita que significa “remolino”. Los chakras influyen directamente en el buen funcionamiento de los órganos, en la actividad hormonal y en la circulación de la sangre, mediante la absorción de la energía que nos rodea. Son emisores, receptores, transformadores y filtros, todo a la vez, de las informaciones que atraviesan los distintos planos de nuestra existencia, desde los más sutiles hasta el físico. ¿Cómo se crea una FP en los planos sutiles antes de tomar forma en el plano físico?

Para que tome vida una FP es necesario que intervengan en su formación dos centros energéticos. Uno de ellos, el chakra frontal, interviene siempre. Ese chakra tiene la habilidad de crear imágenes, es decir, de convertir en imágenes tanto las palabras como los objetivos abstractos. Es el centro de la energía creadora por excelencia, el centro de la materialización de nuestros pensamientos en los planos sutiles. Si está sano, sus creaciones serán claras y sin distorsiones; en caso contrario, las imágenes serán confusas, incluso perturbadoras. El otro centro que interviene en la creación de una FP depende de cuál sea el origen de ésta. Me explico. El centro energético que se activa, depende de la manera en que la persona haya visto, entendido o comprendido el acontecimiento en cuestión. Si se trata de una emoción intensa, se activará el tercer centro. Si entra en juego la mente, el quinto centro desplegará toda su energía. Si se trata de un problema que afecta a la supervivencia o a los impulsos primarios, la rueda que intervendrá en la formación de una FP será la segunda. Algunos lectores pensarán, y con razón, que falta mencionar un plexo esencial. Es cierto, Por el momento, el chakra del corazón no interviene en ese proceso automático por la sencilla razón de que, en la mayoría de nosotros, no está muy activo… Ese plexo es el centro del Amor. Lo cual no significa que el Amor esté situado en un lugar concreto, sino que una de las funciones de ese centro 6

energético es la de servir de puente entre los chakras inferiores y los superiores. Es un punto intermedio, el pasaje entre lo alto y lo bajo, entre lo más y lo menos. Y proporciona así, lo más hermoso que hay en nosotros, la única vía de transmutación posible: la alquimia del Amor. Que todo esté vinculado, que estemos todos interconectados, es para mí, en la actualidad, algo evidente. Al escribir estas palabras me viene a la memoria una experiencia, una de las muchas que he tenido en mi vida de viajera fuera del tiempo; ésta es especialmente notable. Aquella noche estaba fuera de mi cuerpo, como me ocurre a veces, esperando se me indicara el lugar hacia el que debía dirigirme. Mi cuerpo físico, que veía debajo de mí, descansaba tranquilo, como un cascarón vacío. Acostumbrada a verlo así, lo observaba sin especial atención cuando de pronto, noté que una mano se posaba sobre el hombro de mi cuerpo sutil. Dispuesta a volverme para ver qué presencia era la que me estaba tocando, noté, sin embargo, con gran sorpresa por mi parte, que era incapaz de realizar el menor movimiento. La presencia, en cuestión, parecía haberme paralizado sin haber hecho perder, no obstante, la serenidad. Todo en mí, y a mi alrededor, estaba tranquilo. Sin una palabra, como un imán, la mano me arrastró hacia un torbellino de luz a una velocidad vertiginosa. Acepté confiadamente lo que iba a ocurrir, sin dejar por ello de estar alerta… Al cabo de algún tiempo que no sabría calcular, distinguí con claridad, una esfera que giraba muy por encima de mí. Entonces no pude por menos de lanzar una exclamación que era, al mismo tiempo, una pregunta: “¿La Tierra?”. Seguía sintiendo la presión de la mano, aunque con menor intensidad. Y entonces comenzó a difundirse por todo mi ser una voz cálida que, con un cierto tono divertido – así al menos lo percibí yo -, decía: -

Saber quien soy, no te aportaría nada. Mejor, mira la Tierra, pues se trata de ella, en efecto. ¿Ves sus chakras y sus nadis? Deja que llegue hasta ti su energía, como haces con las personas a las que lees el aura…

Tal como me indicaba la voz, traté de ponerme a disposición de la energía terrestre, sin otro deseo que acoger y amar. Entonces, durante una fracción de segundo, pude ver los chakras y los nadis del planeta azul, en el plano sutil, con el que acababa de entrar en contacto. Absorta en la contemplación de aquella visión cósmica, hubiera deseado prolongarla, pero la mano que me presionaba el hombro me arrastró de nuevo hacia el torbellino inicial. -

“Más tarde volveremos sobre esto” – susurró una voz cálida -, aún no ha llegado el momento de decir más. Has de saber, sin embargo, que la Tierra y los seres humanos están tan íntimamente ligados, que la evolución de los chakras de éstos influye en los de ella, y viceversa. Los seres del planeta Tierra se encuentran muy próximos a acceder a una dimensión-corazón que les abrirá el pasaje a la cuarta dimensión. Esa posibilidad se ha presentado ya en dos ocasiones a lo largo de la evolución de la Humanidad, sin llegar a un desenlace 7

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óptimo. Esta vez es la tercera… Se les propone de nuevo, a los seres de la Tierra, para que crezcan. Pasar a una nueva dimensión significa que las nociones de tiempo y espacio se ampliarán considerablemente y que vuestro modelo actual abrirá las puertas a una comprensión mayor y, por tanto, a una realidad más vasta, pero más sencilla. Cuando la Humanidad de la Tierra haya comprendido, hasta en lo más profundo de sus células, que significan el espacio y el tiempo; cuando todas las barreras hayan caído, entonces los viajes, sean interiores o exteriores, abrirán en cada uno de los seres del planeta, una vía de acceso al Ser. Desparecerá la ilusión del pasado y futuro, pues dicha ilusión habrá cumplido al fin su misión. Incluso se modificará el vocabulario, y la palabra “cumplir”, que acabo de utilizar dejará de tener significado. Cuando el corazón de la Humanidad terrestre ocupe su lugar, cuando se abra su chakra cardíaco, por emplear vuestras palabras, será un gran momento para todo vuestro sistema solar. Significará que el ser humano comprende todas las cosas a través del atanor de su corazón y no a través de las emociones que todavía llama amor. Ha llegado el momento de avanzar hacia otra luz y dejar lo que los seres de la Tierra construyeron para un cierto tiempo. “Dejar” no significa luchar o renegar; ambas palabras corresponden a actos que refuerzan el tercer plexo en detrimento de la apertura del cuarto. ¿Tan difícil os resulta abandonar vuestra vida anterior, sin tener que combatirla? Debéis dar ese paso, ha llegado el momento. La dualidad es una dimensión que no conoce el corazón; forma parte de un espacio de conciencia, hoy en día caduco. Convertíos en lo irrevocable, no juzguéis; sed de los que no deciden de lo bueno o de lo malo, dejándose llevar de la ilusión del intelecto, sino que están por encima de todo eso; sed transmutadotes, puentes radiantes entre el cielo y la tierra, entre lo alto y lo bajo, sed lo irreversible del Amor. ¡Sedlo!

Dentro de mi cuerpo de luz, la voz enmudeció, pero el silencio colmado de paz que se estableció en él, alimentó mi alma, más que mil discursos. Esta experiencia me hizo comprender, en lo más profundo de mi ser, hasta qué punto es importante eliminar las FP de nuestras antiguas estructuras, para poder pasar a esa dimensión-corazón que nos proponen en la actualidad, tanto la Tierra como su Humanidad. Mientras arrastremos vestigios del mundo antiguo, no podremos abrir las puertas a una dimensión diferente. ¿Cómo vamos a ir hacia lo nuevo, con unas maletas llenas de reacciones alejadas de la acción y que, además, nos vinculan a un pasado que ya no tiene razón de ser? ¿Por qué continuar dando vueltas como una peonza, cuando estamos deseando que un soplo nuevo aliente en nosotros? Lo que hemos de hacer es transmutar la sombra en luz, y eso se hace a través del amor. No es necesario esperar a ser perfectos. Basta proceder por etapas y, ante todo, comprender qué es lo que nos frena… Para ello, propongo al lector que asista a la creación de una Forma-Pensamiento. Georges 8

Cuando Georges viene a verme, tiene un problema de ciática que nada ha podido hacer desaparecer, ni siquiera aliviar. Está en la cama desde hace tres meses; ni las inyecciones ni medicamento alguno han podido solucionar su mal. Se mueve con dificultad, viene acompañado de un amigo. Lo miro con atención y me dejo impregnar por sus cuerpos sutiles. No soy yo quien decide, pues descifrar el mapa de su alma, no depende de mi voluntad. Sólo el amor puede llevar a fundirse en el otro y sentir lo que él quiere expresar; lo demás es sólo un acto de poder o de magia sin interés. Los cuerpos sutiles, incluso el cuerpo físico, no son como unos ordenadores que haya que reparar, a menos que se quede uno en la superficie del ser. El estado de ánimo que preside la lectura del aura y su cuidado se llama comunión. Y para ello no hacen falta las palabras. Alrededor de Georges danzan formas de diversos colores. Una de ellas me llama la atención. Es informe, tiene un color gris amarillento, con filamentos rosados. Un primer vínculo la une, con mucha precisión, a la cadera izquierda y otro al chakra de la garganta; por otra parte, toda la zona en torno a ese plexo está envuelta por una sombra gris, algo movediza. La FP que me llama la atención se encuentra en el límite del aura causal y me hace pensar que lo que ha dejado hasta hoy una huella dolorosa en Georges, es un acontecimiento de tipo afectivo que debió ocurrir en fecha próxima a su nacimiento. Dejo que penetre en mí la tristeza e inseguridad que emana de esa forma sin forma. Y, poco a poco, se me va revelando la historia que contiene. Imágenes, incluso algunas escenas… Se trata de algo vivido por él cuando era muy pequeño. No fue un hijo deseado; sus padres se casaron porque su madre se había quedado embarazada. No obstante, al llegar fue aceptado, incluso amado. ¡Pero cuántas preguntas antes de su nacimiento! ¿Se quedarían con el niño? ¿O lo dejarían al cuidado de los abuelos? A los seis meses, su madre, enferma, lo deja con los abuelos. Para Georges es un drama que reactiva sus miedos in útero. ¿Me aman mis padres de verdad? ¿Les gustaría dejarme con los abuelos para siempre? Cincuenta años después, la duda sigue en pie. Nunca se ha atrevido a hacerles directamente la pregunta, porque… ¿y si respondieran que si? Hasta ahora, ha preferido mantener el dolor que conlleva la duda en lugar de afrontar una realidad que podría destruirle. Hoy, sin embargo, está dispuesto a preguntar. “Cuando me llevasteis a casa de los abuelos, ¿teníais intención de dejarme allí para siempre? ¿Tan mal os había sentado mi llegada? ¿Tan de más estaba en vuestra vida? El niño que fue Georges está ahí, delante de mí; se ha hecho presente a pesar de los cincuenta años trascurridos. La FP portadora de ese sufrimiento se estremece; haberla sacado a la luz hará que, a partir de este momento, comience a perder vitalidad. La incertidumbre respecto al vínculo que lo une con su pareja, ha reactivado la FP, a consecuencia de lo cual ha tenido una nueva y dolorosa crisis. Le ocurre algo análogo cada vez que duda de ser amado, aunque su sufrimiento no aparezca a 9

nivel consciente. Con el transcurrir de los años, el niño se ha hecho adulto y ha borrado esa historia de la memoria, pero el inconsciente no la ha olvidado. El niño que todos llevamos dentro, a menudo gime, preguntándose: “¿Me amáis tal como soy?” ¿Gordo o bajito, tal vez poco espabilado, quizá no muy simpático, diferente al que habríais querido o al que habríais imaginado en vuestros sueños? ¿Me amáis así, aunque no me parezca al que esperabais? Todos llevamos esa pregunta en el fondo, y nos gustaría que la respuesta fuera ésta: “Sí, te amamos tal como eres, hagas lo que hagas; te amamos por ti mismo, no porque seas aplicado en el colegio, o porque hayas encontrado un buen trabajo, o seas un buen muchacho, o una buena chica…” ¿Cuántas veces actuamos buscando esa respuesta, simplemente, esperando amor incondicional? Lo malo es que creemos que la respuesta ha de venir de los demás, olvidando que somos nosotros los que debemos dárnosla… Tras prodigarle algunos cuidados, cuando Georges plantea al fin a sus padres la pregunta que lleva dentro desde hace tanto tiempo y éstos le confirman su amor, la FP pierde vitalidad y, como un globo de goma, se deshincha y desparece. El problema no volverá a surgir porque el amor ha hecho acto de presencia. Georges se culpabilizaba de haber llegado en mal momento; por otro lado, reprochaba a sus padres que no lo hubieran deseado. Como veremos a continuación, la FP se mantiene debido a dos faltas de perdón, hacia sí mismo y hacia el otro. En el caso de Georges, la entidad, ya antes de su encarnación, se sintió insegura y dependiente de una decisión en la que tenía poco que decir: En ese momento se creó una FP entre los chakras quinto y sexto. De ellos partieron sendos haces luminosos que se unieron a los pocos metros en el interior de las auras de la entidad dispuesta a encarnarse. En el punto de encuentro de ambos, tomará vida una célula que contiene toda la información de la entidad encarnada en Georges. La duda, la inseguridad, la ira de no ser querido y la culpabilidad de haber llegado, pese a todo, forman parte de esa información. Como ocurre en la mayoría de los casos, el actor principal tiene una visión de las cosas que nada tiene que ver con lo que se considera real y concreto, por supuesto. No obstante, lo que entra en acción, no es el hecho objetivo, sino la traducción que hace de él, la personalidad en cuestión, coloreada según su percepción. A Georges se le ama, pero teme que no sea así, tiene dudas al respecto, por lo que la célula así creada se convierte en un depósito, con gran potencial de acción, que contiene la ira hacia sus padres y la culpabilidad de existir, y determinará la imagen que va a construir de su propia valía personal. Así es como aparece la primera FP, que será seguida, en un futuro próximo, por otras que contendrán las informaciones presentes en la FP original, si no todas, al menos algunas. 10

Las FP se crean en el plano mental, por lo que apenas hay FP en las formas de vida que no han desarrollado la mente – o lo han hecho a nivel muy elemental – ni, en consecuencia, los conceptos que la acompañan. Para crear una FP, el ser debe estar individualizado y, además, tiene que haberse establecido ya en él, la personalidad egótica. Las emociones, que permiten la existencia de lo que llamamos ego, actúan de un modo muy concreto en ese proceso, puesto que gran parte de las FP se originan en el tercer chakra, que está directamente relacionado con la esfera emocional. Una FP es una fuerza que entra en acción en cuanto ha sido creada. A partir de ese momento, todos los planos, tanto el físico como los sutiles pueden verse afectados por ella, y reaccionar en función de la información contenida en ese pensamiento, más o menos impreciso, que hemos generado. En 1791. “Kant escribía: La razón no percibe más que lo que ella misma produce, lo que se encuentra en su propio plano”. En la época actual, algunos científicos como Jacob Bohm y Carl Príbam, tienen la certeza de que el cerebro puede crear materia, y de que la atención que prestamos a los elementos de la vida es suficiente para traerlos a la existencia. En un artículo de la revista MOTUS, leí lo siguiente: “Bohm sugiere que las nociones de tiempo y espacio han sido inventadas por el cerebro. Éste interpreta unas frecuencias que pertenecen a un orden de existencia que está mucho más allá del tiempo y del espacio y, a través de esa interpretación, construye matemáticamente una realidad objetiva. Pribam, por su parte, dice que: “el mundo objetivo no existe, al menos no como creemos… La realidad espacio-temporal no es más que el resultado de la lectura de unas frecuencias y del tratamiento que de ellas hace la compleja calculadora que es el cerebro”. Comprobar que los físicos e investigadores de física cuántica han llegado a la misma conclusión que lo que a mí se me ha mostrado de otra manera, más mística, me confirma lo que ya suponía, y es que estamos a un paso de comprender la mística de un modo concreto, a un paso de que Ciencia y Conciencia se conviertan en dos dedos de una misma mano, la de Dios. Cuando en mis experiencias compruebo que la dimensión espacio-temporal que vivimos en la actualidad, no es más que una proyección de lo que creemos, me alegro de que unos investigadores, me alegro de que unos investigadores famosos traten de hacer comprender esa realidad. Aunque digo realidad, sé también que la noción de creación y de espacio-tiempo será superada algún día, y así, como dice Sri Aurobindo: Tenemos que liberarnos, no sólo de las trampas de la mente y de los sentidos, sino también de las del pensador, de las del teólogo y fundador de iglesias, de las de las cadenas, de las de las ideas…Hay que repasar todos esos límites, renunciar a lo finito en aras de lo infinito… Incluso tenemos que liberarnos de esas verdades sobre las que estamos anclados, pues no son más que diversas expresiones y formas de lo inefable, que no puede quedar limitado por forma alguna.

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Esta reflexión me trae de nuevo al presente y a las FP que nos abruman, cuya autoría nos pertenece en exclusiva. ¿Cómo actúa una FP para generar una enfermedad en el plano físico? Eso es lo que vamos a ver en el capítulo siguiente. 3. Formas-Pensamiento y enfermedades físicas Los diversos acontecimientos de vuestra vida no tienen demasiada importancia, sin embargo, la forma en que los vivís puede hacer de vuestra existencia una realidad luminosa. Por el Espíritu del Sol, Cuando la Vida nos presenta un acontecimiento, éste ha sido atraído por el alma para darnos ocasión de crecer y de experimentar lo que, en el fondo, desea nuestro ser. Sea lo que sea, se trata siempre de una experiencia relacionada con el Amor. Sé que estas palabras pueden chocar un poco a los que se encuentran en una situación difícil y tienen la sensación de estar viviendo todo lo contrario al Amor. Palabras y más palabras, pensará el lector; pero, ¿qué impulsa a un individuo a elegir el odio? ¿Cree usted que he elegido realmente el odio? Pues no más que el oficinista que trata de conseguir un adelanto aun cuando sus procedimientos le granjeen el desprecio de los demás. Se deja llevar por un impulso. Lo que crea las mezquindades y taras del alma es la ENVIDIA… “que acaba dando vida a verdaderos monstruos” dice el monje prisionero de los Khmers rojos en Celui qui vient. (El que Viene). El acontecimiento, cualquiera que sea, es en sí mismo, neutro; quiero decir que, cuando surge, no se le puede calificar, en principio, de justo o injusto, de bueno o malo. ¡Es un acontecimiento, simplemente! Puede presentarse como un encuentro, una lectura, un hecho concreto… Las situaciones son tan diversas como variopinto es el recorrido de nuestra existencia. Sin embargo, la forma en que lo contemplemos hará que evolucione en un sentido u otro, y eso es lo que le dará una coloración única: la nuestra. (Recordemos las palabras de Kant) Lo que sintamos frente al acontecimiento en cuestión dependerá del bagaje que cada uno lleve inscrito en lo más profundo de su ser, fruto de vidas pasadas, y de los medios que le hayan proporcionado la educación, la religión y la cultura, en general, así como el ambiente de bienestar material o de carencia en el que haya vivido, etcétera. Cada vez estoy más convencida de que no todos vivimos en el mismo mundo; es decir, que cada persona, en función de la coloración o emoción con que anima sus vivencias, crea un mundo que le pertenece a ella exclusivamente. No es extraño comprobar que algunos hermanos, pertenecientes por tanto a una 12

misma familia, al hablar de sus padres, describen seres diferentes, algo ante lo que ellos mismos se sorprenden. Han tenido los mismos padres, han vivido las mismas situaciones, pero cada uno ha visto las cosas de distinta manera. Lo que para unos ha sido un acontecimiento trivial, para otros ha sido algo tan intenso que puede haberle dejado huella. Julia Julia es una hermosa joven llena de vida, pero tiene un tumor en el seno derecho. Pertenece a una familia que procede del sur de Europa. Tiene un hermano, dieciocho meses menor. Esquema clásico de una familia corriente…. Los padres esperaban que el primer hijo fuera varón, algo frecuente y, al parecer, sin importancia; sin embargo, Julia lleva adherida al seno derecho una FP de color rojo oscuro que se prolonga hasta el aura causal y expresa el dolor y la cólera de ser mujer. En el vientre de su madre, ella ya sabe que sus padres esperan un varón, sobre todo su padre, y eso le causa turbación y tristeza. Bueno, una chica también está bien, ¿no? Ese interrogante permanecerá vivo en su ser, hasta la manifestación de la enfermedad. Cuando Julia llega al mundo, sólo capta miradas decepcionadas a su alrededor. Ante su primer llanto, sólo hay suspiros, frases como “lo haremos mejor la próxima vez”, o incluso “para que salga una obra maestra, primero hay que hacer un borrador”, etcétera. Hace varios meses que sabe todo esto. En el vientre de su madre percibía todo lo que se decía respecto a ella. Pero lo que necesita ahora, que acaba de nacer, es mucha ternura. Busca una mirada de amor, pero en vano. Todo a su alrededor respira decepción. Incluso la abuela materna, que ha venido de lejos para ayudar a la joven madre, parece influida por el ambiente, y permanece allí, como una presencia incolora, incapaz de alegrarse de la llegada de Julia. Las actividades que lleva a cabo el personal de la clínica, de modo totalmente automático, no suponen ningún alivio para ella que, en esos momentos, no sabe si desea seguir viviendo. Son apenas unos minutos, pero han bastado para que algo se quiebre en su alma. En lo sucesivo, sufrirá de un mal de amor silencioso que irá realizando su obra poco a poco y sin que ella se dé cuenta. “Así que una chica no es gran cosa. No valgo nada”. Esa idea se graba en su aura en forma de burbuja, una burbuja triste de desvalorización. El sexto chakra traduce y concreta esa información y, con ayuda del quinto, que es el relacionado con la esfera mental y los conceptos, crea una FP que contiene la visión que tiene de sí misma. Dieciocho meses después llega un hermanito y esta vez reina la alegría en la familia. Julia ama y detesta al mismo tiempo al recién nacido; pero, sobre todo, reactiva una FP que le dice: “Observa cuánta felicidad ha traído a tu familia la llegada de un niño. Tú, a su lado, no vales nada. ¡No eres más que una chica! Para colmo, el bebé acapara la atención y Julia se siente aún más insignificante.

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A partir de ese momento, decide mostrar que “también ella es importante, que merece vivir y ser amada”. Y se crea otra FP que contiene todos los elementos necesarios para demostrar que su existencia vale la pena. Julia se pasará la vida haciendo favores a todo el mundo, será la mejor en el colegio, la más obediente en casa… Tiene que ser la mejor, y eso requiere estar siempre en la brecha, no fallar y, por supuesto, no mostrar sus debilidades en ningún momento. Se convierte en una joven bonita que rara vez dice “no” y que hace favores a todo el mundo. Todos la encuentran amable. Lleva sobre sus hombros mucho más de lo que le corresponde; pero, claro, nunca es bastante, nunca está satisfecha. Se exige cada vez más a sí misma, a pesar de lo cual no obtiene mucho reconocimiento, ni en el trabajo ni en el terreno afectivo. Ella al menos lo percibe así… Mientras tanto, las FP se acumulan en su aura y claman su dolor. En el aspecto afectivo apenas tiene satisfacción. Pasa de un hombre a otro tratando de encontrar, sin conseguirlo, la mirada de reconocimiento y admiración que busca desesperadamente. No quiere hijos. No tiene tiempo, ni hay lugar en su vida para una maternidad que, en definitiva, es símbolo de feminidad. El último divorcio la ha afectado mucho y, ya enferma, se da cuenta, finalmente, de que la causa de la enfermedad no es un factor externo, sino que hay algo en su interior que no marcha bien. No se ama a sí misma. A pesar de las apariencias de éxito en su carrera profesional, duda profundamente de sí. Todo eso está inscrito en las FP que giran a su alrededor. La joven empieza ahora a comprender cuáles son los mecanismos que la llevan a actuar de determinada manera, y que reproduce en las diversas situaciones que ella misma atrae a su existencia. ¿Cómo actúan las Formas-Pensamiento de Julia? El primer acontecimiento que Julia captó al nacer, dio lugar a una FP que contenía energía de rechazo. Aún sin tener un contorno bien definido, se instaló enseguida en el aura del bebé. Incluía una energía de tristeza y de desvalorización vinculada al primer hombre de su vida, su padre. Buscaba desesperadamente una mirada, una palabra, un gesto suyo, algo que le mostrara que “valía la pena” ante sus ojos, pero en vano… Al menos así es como ella lo percibió, y así quedó traducido en su aura. Esa emoción, repetida en múltiples ocasiones a lo largo de los años, ha vuelto a su origen y ha afectado a los órganos que, en una mujer, representa la feminidad. En su caso, el seno derecho y el ovario izquierdo. Si las emociones se reactivan con cierta regularidad y se viven intensamente, acaban por salir de los cascarones áuricos. La fisura que crean entonces, es una puerta abierta a las energías destructoras que gravitan en los mundos sutiles. De 14

hecho, podríamos decir que es una especie de desgarrón en una coraza protectora. A partir del momento en que se crea la FP, ésta es como un imán y atrae todo lo que está en relación directa con ella y puede alimentarla.

Así que la pequeña Julia comienza a atraer hacia su existencia situaciones, palabras y encuentros que no hacen sino afianzar el bajo concepto que tiene de su persona y el poco aprecio hacia su feminidad. Sus padres decían con frecuencia de ella que “tenía que haber sido chico”, con lo que no hacían sino alimentar la FP original; además, todas las situaciones que ha vivido posteriormente relacionadas con su baja autoestima, han dejado rastro en su aura. Después de muchos conflictos vividos a lo largo de los años, las FP van aumentando en número, hasta que llega una, que es como la gota que colma el vaso. El cuerpo físico y los cuerpos sutiles, a través de la enfermedad, están pidiendo ayuda. En la época de los esenios, famosos por sus conocimientos y su habilidad como terapeutas, la pequeña Myriam que fui ya conocía la acción de las FP: -

Las almas debilitadas son como la piedra magnética, Simón, atraen hacia sí los cuerpos de bajas vibraciones, los “seres de la enfermedad”.

Con un poco de práctica, es posible ver en un paciente, los hilos que unen la FP principal y las FP secundarias, con uno o varios chakras y con algún órgano en concreto. La forma de las FP, su color y el lugar que ocupan en el aura son importantes para determinar su origen, pero, en una primera etapa, es preciso comprender, ante todo, el proceso de formación. Si preguntamos a Julia qué acontecimiento, anterior a la manifestación de su enfermedad, le ha resultado traumático en relación a su feminidad, sabremos cuál es la gota que ha hecho colmar el vaso. Sin duda, es un acontecimiento relacionado con todos los demás y, por supuesto, con la FP original. Tal vez la última situación vivida no ha sido demasiado grave, pero ha puesto “el dedo en la llaga”. Ha señalado, exactamente, lo que la persona no quería ver. Supongamos que Julia se ha quedado sin trabajo y, además, ha visto a su marido en una cafetería, en agradable compañía, a una hora desacostumbrada. Es muy posible que lo que traumatice en aquel momento a la “niña que tenía que haber sido chico” sea el sentirse víctima de un rechazo. En ese momento se reactiva la FP ligada al rechazo de su padre, aunque ningún hecho concreto ni objetivo lo justifique. Desde luego, por mi parte he de decir, que nunca he visto enfermedad alguna, ni siquiera un accidente, que no tuviera como origen una FP. Que, por ejemplo, un esquiador se fracture la muñeca derecha esquiando, no es un hecho fortuito; desde 15

mi punto de vista, no es más que una evidencia de que alguna FP ha creado una fisura en su aura. En los planos sutiles no hay accidentes, como tampoco hay azar. Antes de que se concreten en el plano material, los acontecimientos están inscritos en los planos sutiles. Pueden tardar en materializarse un instante, o tal vez horas o meses, incluso puede que años, pero lo cierto es que siempre hay una FP que preexiste al acontecimiento. No obstante, es posible evitar que un acontecimiento presente en alguno de los planos sutiles, se materialice en el plano físico; para ello se necesita conocer el mecanismo de las FP, un conocimiento que va más allá de lo que es exclusivamente mental o teórico. Cuando se forma una FP, se crea una especie de brecha en los distintos cuerpos sutiles, con lo que éstos ya no pueden ejercer plenamente su función protectora. La FP es como un imán que atrae hacia sí todo lo que está en sintonía con su propia vibración; es como una puerta abierta a lo que los esenios llamaban, hace ya dos mil años, la entidad enferma. Una entidad de este tipo es como un ser del éter, (el éter puede ser considerado como el quinto elemento, después del fuego, el agua, la tierra y el aire), que se alimenta de las fuerzas vitales de un órgano, o del cuerpo entero, hasta dejarlo exangüe. Parece cruel, pero tras este hecho no se oculta concepto moral alguno. Es un hecho, simplemente; no puede decirse que sea un proceso justo o injusto. Los esenios nunca consideraron la enfermedad como un enemigo al que hubiera que vencer, tampoco yo la considero así. La enfermedad es, ante todo, siempre lo ha sido, una señal de alarma que llama la atención del interesado respecto a la existencia de algún fallo en el alineamiento de sus distintos cuerpos. Si nuestros pensamientos, palabras y acciones no están en sintonía con nuestro ser interior, perdemos vitalidad y no podemos actuar con serenidad. Respecto a esto, a menudo me han dirigido la siguiente pregunta: “Entonces, ¿cómo es que hay seres oscuros, de actividades dudosas, que tienen muy buena salud?” El alineamiento del que he hablado no tiene connotación de tipo moral, nada que ver con el bien o el mal, con lo bueno o lo malo. Si un ser está alineado consigo mismo, con lo que cree ser mejor para él, entonces no hay brecha en su aura; al menos no la hay hasta el día… en que una parte de sí deja de estar de acuerdo con sus actos. Y eso puede desencadenarlo cualquier cosa: un espectáculo emocionante, una palabra, una mirada, una mano apoyada en el hombro, la muerte de un ser querido, una lectura… A partir de entonces, comienza un itinerario distinto; surge la discordancia y, con ella, el sufrimiento. Es un grito profundo de nuestro ser que, con frecuencia, no escuchamos; a la larga, el grito silencioso acaba densificándose y convirtiéndose en dolor…, el dolor que queremos combatir, que nos negamos a escuchar, que ahogamos bajo toneladas de medicinas o de tranquilizantes y que no es otra cosa que nosotros mismos; ese Yo supraconsciente que sabe hasta qué punto nos hemos alejado de nuestra esencia.

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Antes de que la enfermedad se manifieste en el plano físico, dejando aparte los llamados accidentes, hay muchos signos anunciadores que casi siempre nos pasan desapercibidos. Como le ocurrió a Georges – citado en el capítulo anterior – que tuvo intensos dolores de espalda en varias ocasiones, pero fueron necesarios tres meses de mucho sufrimiento, sin poder apenas moverse de la cama, para que surgiera en él el deseo de ir más allá y buscar en sí mismo, el obstáculo que tenía que superar. Si atraemos hacia alguno de nuestros órganos a la entidad enferma es porque emitimos unas vibraciones que son del mismo tipo que las suyas, por lo que en el plano sutil, entra en resonancia con el emisor, que somos nosotros. El tipo de enfermedad que contraemos, o más bien que atraemos, siempre está en sintonía con lo que vivimos con el simbolismo del cuerpo y de sus órganos. Estar en sintonía significa, simplemente, estar de acuerdo, en armonía con… La FP puede tener un contorno geométrico o permanecer informe, depende de los pensamientos que la componen. Un pensamiento concreto, estructurado y repetitivo puede dar lugar a una FP con una forma absolutamente sorprendente. Por ejemplo, supongamos que una persona va a entrevistarse con un amigo al que no ha visto desde hace mucho tiempo. Si la observamos con los ojos del alma, percibiremos colores vivos y alegres, como el rosa, que es el color del afecto, y el verde claro, originado por una simpatía profunda, y el amarillo anaranjado, que contiene gratos recuerdos de vivencias comunes y la alegría del reencuentro. La FP tendrá, sin duda, un contorno muy bien definido, en forma de media luna, como para enlazar al otro entre sus brazos. La idea del reencuentro se situará en el aura mental de la persona, es decir, a unos metros de ella, y más bien hacia su lado izquierdo, puesto que se trata del campo afectivo, y por encima de la cabeza, porque piensa en el amigo (véase el croquis, p. 212). La existencia de esa FP será efímera; apenas acabe el encuentro se irá desdibujando poco a poco hasta desparecer; pues se trata de una situación puntual, no repetitiva. El contorno de una FP que contenga un sentimiento como el de Georges, que es el temor a no ser amado, es menos definido, puede ser como un balón más o menos deforme. Tendrá unos colores que son los propios del protagonista de la historia, y puede contener algunos rostros, incluso ciertas escenas. Sabiendo que una FP da lugar a otras muchas del mismo tipo a lo largo de los años, es fácil adivinar que llevamos arrastrando una multitud de cadenas que frenan nuestra evolución, pero de las que hoy en día podemos liberarnos, como ahora sabemos. 4. Formas-Pensamiento y cicatrices tóxicas Dios mío, dame serenidad para aceptar las cosas que no se pueden cambiar, valentía para cambiar las que sí se puede, y sabiduría para distinguir entre unas y otras. Oración de la Serenidad 17

A veces, en determinadas épocas de la vida, una operación quirúrgica, una simple herida en la piel o un esguince, van acompañados de emociones tales que la FP generada por el acontecimiento impide que la herida cicatrice correctamente en el plano etérico. Incluso puede ocurrir que tampoco cicatrice bien en el físico y que continúe causando dolor durante mucho tiempo, tal vez a lo largo de muchos años. Se trata de cicatrices tóxicas, así llamadas porque la FP originada por el acontecimiento en cuestión, sigue vertiendo veneno a su alrededor mientras no se resuelva. En el plano sutil, una FP de este tipo da lugar a una fuga energética, cuya consecuencia, en el plano físico, es una especie de fatiga permanente que suele denominarse fatiga psíquica. ¡Cuantas veces hemos oído decir de alguien que “no tiene nada grave, sólo es psíquico”! No deja de ser una frase misteriosa y, desde luego, ¡encierra en sí todo un programa! Suzanne Suzanne es una de las personas que acude a nuestros talleres. Siempre está cansada, aunque para ello no existe razón alguna de tipo físico. Preocupada por el tema, se ha sometido a todo tipo de pruebas y exámenes médicos, pero no le han encontrado anomalía alguna. No padece ninguna enfermedad; sin embargo, se lamenta de no haber podido dar a luz a su hijo de forma consciente. El niño, un muchacho lleno de vida, tiene ya seis años, pero a ella no se le ha borrado el mal recuerdo que le dejó el parto. En cuanto se enteraron de que estaba embarazada, tanto ella como su marido decidieron prepararse para el nacimiento. Los dos eran conscientes de que se trataba de un momento privilegiado, y querían preparar la llegada del bebé de la mejor manera posible. Eligieron una clínica en la que sabían que el Jefe del Servicio de Obstetricia era una persona abierta a los nuevos métodos; y las comadronas, muy competentes. Siguieron unos cursos en los que les enseñaron a ser conscientes de la presencia de su hijo, y a hablarle y manifestarle la alegría que les causaba su venida. Suzanne recuerda todavía aquella mañana de primavera en la que, sintiendo las primeras contracciones, telefoneó angustiada a su marido y le dijo que estaba rompiendo aguas. El cochecito voló hacia la clínica, donde todo el personal estaba ya avisado. Allí no se hacían partos en cadena, cada futura mamá era una persona importante. Suzanne se sentía feliz pero, en el fondo, notaba cierta aprensión. No era miedo exactamente, sino algo sordo, muy profundo… En la sala de partos controlaban los latidos del bebé, cuyo ritmo se volvió alarmante de repente. Así que, de pronto, las cosas tomaron otro cariz. “Urgente, es preciso 18

intervenir enseguida”, dijo el tocólogo. Suzanne tuvo que someterse a una cesárea y no pudo asistir de modo consciente al nacimiento de su hijo. La futura madre intentó protestar, pidió que esperaran un poco más, pero estaba muy débil; además, en aquellos momentos no se sentía apoyada por su marido, que lo único que deseaba era que todo fuese bien, que no hubiera problemas. Le hicieron cesárea. Cuando despertó, el bebé estaba en otra sala, un poco más lejos. Lo vería después. Se sentía feliz y decepcionada al mismo tiempo. Tenía la sensación de no haber terminado aquello para lo que había venido. Y, aún hoy en día, la desagradable sensación de un acto inacabado, de una misión no concluida, sigue royéndole solapadamente el alma. En efecto, la cicatriz resulta todavía muy visible; al acercar la mano, noto como si surgiera de ella un suave soplo que me produce un cierto hormigueo. Se trata de una fuga energética, y es la causa de su incomprensible y permanente cansancio. Taponar una fuga es relativamente sencillo, pero no sirve de nada si no se resuelve la FP que la origina… Si Suzanne no colabora, al cabo de unas semanas la acción de la FP hará que se abra de nuevo una brecha. Se trata de un aspecto esencial en la curación. Nosotros, como terapeutas, no sanamos un órgano o una enfermedad, sino a una persona, y sin su colaboración no podemos hacer nada duradero. Suzanne no ha olvidado aquel acontecimiento. Pero, a día de hoy, no le pedimos que lo olvide sino, sencillamente, que lo acepte. El hecho en sí no se pude cambiar, pero se puede enfocar con menos dramatismo. Como bien sabemos, todos los acontecimientos que vivimos se graban en la memoria y nunca se borran. Aunque olvidemos completamente muchas cosas del pasado, aunque nos volvamos amnésicos, todo queda grabado en el subconsciente. Es una especie de banco de datos, llamado átomo-germen, que todos llevamos impreso y que viaja con nosotros de una encarnación a otra. Contiene todo lo que nos concierne hasta en los menores detalles. Se encuentra ubicado, a nivel sutil, en le ventrículo izquierdo. Cuando un ser toma la decisión de encarnarse, tres meses antes de que tenga lugar la concepción física, el futuro padre lo reactiva en el plano del alma, (Véase el libro titulado: “Los Nueve Peldaños). Somos la totalidad de los acontecimientos que constituyen nuestro pasado, y en nosotros está encerrado todo lo que en la Tierra llamamos futuro. Así que es una utopía creer que algo se borra. Somos Presente, un presente que contiene todo lo que hemos vivido y todo lo que viviremos. Lo que ha existido, existe y existirá por siempre. Sin embargo, el enfoque que demos a un acontecimiento, cualquiera que sea, es algo que depende de nosotros, de la emoción con que lo vivamos y de la idea que de él nos hagamos. Suzanne comprende y acepta. Recuerda una vez más lo que pasó, el acontecimiento que le dejó huella, incluso, en su propia carne, pero lo que en su momento vivió de modo tan dramático que quedó aferrado a su cuerpo, ahora lo contempla desde una perspectiva más aceptable, más serena. Aceptar lo que no se 19

puede cambiar sin teñirlo con el color de nuestros deseos o carencias, es un acto de amor incondicional hacia nosotros mismos y hacia la Vida; un acto de amor que consiste en aceptar las cosas sin emitir juicio alguno, sin otra expectativa que lo que es. Abrir esa puerta supone una confianza total; supone realizar un acto de confianza que, por sí solo, puede disolver las escorias que generamos con tanta frecuencia. La joven es consciente de que no confía en la vida, de que quiere dirigirla por temor a lo que podría ocurrir, por si… Y se da cuenta de que sus condicionantes son numerosos, y de que no le aportan más que temores e incertidumbres. También se da cuenta de que se exige mucho a sí misma, de que se perdona poco, y de que no se ama de verdad. Asimila todo eso con mucha rapidez. Así es como Suzanne ha conseguido que la FP se disuelva en poco tiempo, pues ésta, al no tener que alimentarse, se ha marchitado poco a poco, y ha acabado secándose. Al fin ha desaparecido, su función ha concluido. Después, una vez sellada la fuga, la joven recobra toda su energía. El ejemplo de Suzanne es sencillo. Pero a veces ocurre que, bajo una cicatriz de ese tipo, la persona tiene otros problemas que resolver, como la sensación de no estar a la altura de las circunstancias, o no haber asumido plenamente su papel de madre, o mantener unas relaciones conflictivas con la propia madre, etcétera. En realidad, una FP puede ocultar otras mucho más lejanas que, a menudo, proceden de la infancia. Es posible sanarlas, evidentemente, o, mejor aún, transmutarlas; veremos esto con más detalle en el capítulo titulado: “Formas-Pensamiento y enfermedades del comportamiento”. Tras una cicatriz tóxica siempre hay una FP vinculada a un acontecimiento que se ha vivido mal, que no se ha asumido ni aceptado.

Ahí está el quid de la cuestión; y eso es lo que hay que comprender y resolver. Cuando hablo de resolver, no me refiero a entender el problema con la mente, aunque, por supuesto, ésa es una etapa necesaria. La verdadera resolución tiene lugar a otro nivel, pues sólo la energía del corazón puede realizar la necesaria transmutación. El cuerpo físico también tiene memoria, una memoria que no radica únicamente en el cerebro. Eso es lo que vamos a ver en el capítulo siguiente. 5. Formas-Pensamiento y nadis Eres semejante a Dios, lo que significa que Él no te ha hecho nada, que eres tú el que lo creas todo. Ya no puede haber víctimas ni malvados; no hay más que el resultado de tu pensamiento a propósito de cualquier cosa.

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Luce Cuando vemos a Luce, acaba de salir de un curso de masaje que le ha causado gran turbación. Deseosa de ayudar a la gente, ha comenzado su formación como masajista; pero se ha tropezado con un obstáculo con el que no contaba. Nunca había pensado en ello. Es una joven regordeta y de temperamento más bien agresivo. Todo su cuerpo parece decirnos: “Alto ahí, no penséis que me voy a creer cualquier cosa…”. Está en guardia, a la defensiva, por lo que me pregunto qué sufrimiento esconderá tras su coraza. La escucho… En un ejercicio práctico ha tenido que hacer de cobaya, como los demás alumnos. Le gusta darse a los demás a través del tacto, pero no le gusta recibir, ni mucho menos que la toquen. No obstante, acepta las normas de la escuela, aunque con cierta reticencia. Y entonces se produce el incidente; cuando una de sus compañeras le da un masaje en las piernas, al tocar ciertos puntos, de repente, sin poder controlarse, hace una regresión a su primera infancia. Se acurruca, gime, se pone a andar a gatas y comienza a llorar como un pequeñín que está sufriendo. No consigue tranquilizarse ni recuperarse del todo hasta trascurridos al menos quince minutos. La reacción que ha tenido le ha afectado mucho, siente una gran turbación; cree comprender vagamente lo que le ha ocurrido, pero no puede concretar en imágenes el episodio infantil que ha revivido. Cuando observo con atención sus cuerpos sutiles, percibo una FP adherida a los muslos, precisamente a lo largo de los nadis. Los nadis son como unos canales por los que circula la luz, que al distribuirse por todo el organismo nos da la vida en los planos sutiles y, evidentemente, repercute de inmediato en el plano físico. Forman una red de luz que inunda los diversos cuerpos y nos permite entrar en resonancia con el universo entero. Así pues, no se trata de una información que circule sólo por nosotros, sino que está conectada con todos los organismos vivos de todos los universos. Hay que decir, por otro lado, que la luz no circula por ellos en línea recta, sino formando una curva característica, la lemniscata, que, como se sabe, es el símbolo del infinito. Cuando una FP se enquista a lo largo de un nadis, obstaculiza la circulación de la energía; en consecuencia, los diversos cuerpos de la persona no se revitalizan de modo adecuado. Si la circulación por los nadis de las piernas no es correcta, antes o después aparecerá en ellas alguna disfunción física, concretamente trastornos en la circulación sanguínea. De la misma manera, si hay escorias obstruyendo los dos grandes nadis que se cruzan en el pecho, con el tiempo se producirán trastornos cardíacos. Si tenemos apertura suficiente como para comprender esto, aceptaremos el hecho de que, lo que ocurre en el plano físico, no es más que la consecuencia de una vivencia que la persona mantiene sin resolver en lo más profundo de sí misma, impidiendo que la circulación sutil de la luz sea fluida. Todas las FP que nos abruman han sido creadas por nosotros; nos producen asfixia, tanto en el cuerpo como el alma, impidiéndonos avanzar. Son ellas las que, por falta de alegría, producen esclerosis en los nadis y, en consecuencia, en las arterias físicas; también 21

son ellas las que provocan el endurecimiento muscular y articular y, en definitiva, las que nos envenenan la sangre. Entorpecen la circulación y nuestra conexión con el universo, con lo que obstruyen lo más luminoso que hay en nosotros. Comprendo que mis palabras choquen un poco, pero creo que, en el momento actual, es ya más que hora de que comencemos a estudiar otros métodos, otros conceptos, si no queremos quedarnos anclados en una medicina que pronto resultará prehistórica. Cualquier persona que se tome la molestia de formarse en este campo, puede ver o sentir lo que digo. Sin embargo, hay que cruzar una puerta, la de la duda, la del temor que sentimos ante lo desconocido, que, si bien es rico en posibilidades, nos exige, a cambio, confiar en lo que vamos descubriendo y soltar al mismo tiempo las muletas de nuestro saber. Lo sabemos todo y nada a la vez, porque en realidad no hacemos sino redescubrir, y en cada nuevo redescubrimiento abandonamos lo que nos procuraba la ilusión de saber. La situación seguirá siendo incómoda hasta que dejemos de considerar al ser humano como medida de todas las cosas. Nosotros no somos el Gran Ordenador de un mundo que estamos empezando a redescubrir apenas, aunque, como niños que en el fondo somos, nos embriague la sensación de creer que lo sabemos todo. La FP que actúa en los muslos de Luce, y que se ha reactivado al tocarle las piernas, es de un color gris metalizado, que denota un miedo cerval. Percibo también una zona de un rojo sucio y otra de color verdoso de tono indefinido. En algunos momentos, en medio de esa masa informe sacudida por algún que otro sobresalto, se dibuja el rostro de un hombre. Hay otra FP, más lejana, relacionada con ésta. Están unidas por un mismo hilo conductor, pero esta última corresponde a su primera infancia; contiene todo el dolor y la incomprensión de un mundo del que no quiere saber nada. Aplicando a Luce una cierta terapia, reaviva el recuerdo; o, más bien, lo acepta. Tiene apenas cuatro años; está en su camita y duerme con un sueño ligero cuando de pronto, nota en su cara un aliento impregnado de alcohol. Es un olor que conoce bien; le gusta y lo teme al mismo tiempo. El jadeo ebrio y fuerte se hace más intenso; es el olor, a la vez familiar e inquietante, de su padre. Luce no quiere abrir los ojos; en el fondo tiene una sensación inexplicable de inseguridad. A su alrededor reina la violencia. No hay gritos, ni palabras, pero la siente, casi la palpa. La pequeña sigue con los ojos cerrados, casi crispados; la mirada de su padre sigue dándole miedo y prefiere evitarla. En el fondo espera que se marche, que no la vea, porque como ella no lo mira… Pero él no se va. Mamá se ha ido de compras, no estará allí para defenderla. Luce piensa que si le cuenta lo que ha vivido aquel día, como en otras muchas ocasiones, no la creerá. Se siente culpable, y el sufrimiento de pensar que su mamá no la creerá la enloquece… Durante mucho tiempo guardará silencio. “¡Traición…, traición!” Es la palabra que, desde hace tiempo, mora en su interior… Luce se protegerá a sí misma aumentando de peso para resultar poco atractiva físicamente y, además, se rodeará de una coraza de agresividad. 22

En la actualidad es una persona adulta y ya no necesita esa protección, pero la FP que lleva adherida sigue generando en sus células el mismo mecanismo de autodefensa. Es una FP de ira y rencor, de miedo y desasosiego, por una infancia arruinada. Luce no ha perdonado a sus padres lo que considera una traición a su edad, en la que no contaba con nadie más que con ellos. Ésa es una de las razones por las que todavía está presente la FP que la abruma. Me parece estar oyendo la pregunta: Pero eso es injusto. No sólo Luce ha sido víctima de unos padres incompetentes sino que, encima, está sufriendo los efectos nefastos de la FP que generó… ¿Cómo se explica eso? En este momento, abro un librito titulado Un temps pour soi y leo en una de sus páginas: “Ya no puede haber víctimas ni malvados; lo único que existe es el resultado de tu pensamiento a propósito de cualquier cosa”. ¡La respuesta es clara! Lo que nos ocurre no procede del exterior, así, sin más. Esa parte de nosotros que SABE es la que lo atrae y nos conecta de nuevo con una determinada experiencia que, en sí, no es justa ni injusta, pero sí necesaria para borrar, comprender o resolver alguna dificultad que llevamos en el fondo de nuestro ser y que, con frecuencia, es ignorada por nuestra parte consciente. La indignación de Luce es lógica, incluso necesaria; es normal que se altere. Pero mantener vivo el rencor, la culpabilidad o la desesperación no le aporta ninguna ayuda; al contrario, no hace sino envenenar sus cuerpos, el físico y los sutiles… sin resolver nada. Si nos consideramos víctimas es porque nos sentimos impotentes; eso significa que otorgamos al otro el poder. Si, por el contrario, ejercemos el papel de verdugo, nos atribuimos el poder, con lo que consideramos impotente al otro. Tanto en un caso como en otro olvidamos la parte divina que hay en todo ser humano, sea por falsa humildad, sea por orgullo. ¿No es una insensatez creer que podemos cambiar el destino del prójimo sin que algo en él, en lo más recóndito de sí, lo haya consentido? ¡Cómo podemos pensar, por un instante siquiera, que alguien pueda cambiar nuestra ruta sin que algo en nosotros, en nuestro ser profundo, lo haya aceptado? Nadie puede cambiar al otro si todo en él se niega a hacerlo. Dejemos pues de pasar de un papel a otro, portando un bagaje anodino y destructor, mientras la Vida nos espera en otros muchos caminos. ¡Qué difícil es abandonar las maletas llenas de ropa vieja y sucia! ¿Qué temor nos asalta ante la idea de convertirnos en viajeros sin equipaje? Observémonos con sinceridad, observemos nuestra casa, llena de recuerdos, y hagámonos esta pregunta: Cuando salgo, cuando me voy de viaje, cuando cambio de casa, ¿temo carecer de algo? ¿Le temo al vacío? Y, en definitiva, ¿qué es lo que más temo? 23

Reflexión Toda creencia lleva en sí el germen de un error, de un callejón sin salida. No dejéis que se incruste en vosotros el mecanismo de la creencia. Por el Espíritu del Sol. Cada FP tiene una forma y color determinados, y ocupa un cierto lugar en el espacio. Contiene, entre otras informaciones, unos círculos, una especie de cascarones, en número y densidad variable, que permiten conocer el tiempo que lleva formada con una aproximación de un año o dos. A pesar del interés que pueda despertar la datación, no voy a detenerme en esto. Cuando se percibe una FP, es importante procurar que no intervenga la mente, porque, cuanto menos activa está ésta, más información se recibe. Tal vez no se trate de la información que uno desearía recibir, concreta como un diagnóstico – si existe tal - pero será mucho más fiable si la mente no entra en juego. La terapia que nosotros proponemos no tiene nada que ver con el intelecto, ni con técnica alguna. Cuanto menos recurra el terapeuta a su mente, más posibilidades tiene de obtener una buena información. Eso no significa, sin embargo, que haya que sustituir a la mente por la emotividad, que algunos todavía confunden con el amor. Puede ocurrir que, en algunos momentos de sensiblería o gran emotividad, lleguemos a tomar por amor lo que no es más que una exaltación de sentimientos. Es bastante frecuente, nos ocurre a todos. Pero, aunque es cierto que se puede amar de muchas maneras o, en otras palabras, que el amor tiene muchas facetas, sin embargo, en el marco terapéutico que nos ocupa, el amor-emoción no ha lugar. ¿Se imagina al terapeuta llorando con el paciente, junto a él (todo depende de lo que esté haciendo…)? ¿Cree de veras que su hipersensibilidad contribuirá a la sanación del que sufre? También es posible, y ocurre bastante a menudo, que el paciente sienta unas ganas irresistibles de llorar. Cuando fluye en nosotros una energía a la que nos hemos entregado con plena confianza, es normal que la dejemos actuar sin establecer ningún tipo de control ni emitir juicio alguno; es lo más frecuente. Sin embargo, desde mi punto de vista, llorar, gemir o agitarse no es necesariamente una señal de sanación. La sanación no está sometida a regla alguna; se adapta al que la recibe y la asume como propia. La sanación de la que hablo aquí, concretamente la de las FP, nos conecta con esa parte profunda de nuestro ser que transmuta las emociones y que nada tiene que ver con la manifestación de nuestros impulsos. Sanar de las FP nos permite alcanzar la verdadera libertad, la cual nos conduce al conocimiento de nuestra propia luz, la única que SABE VERDADERAMENTE, la que nos permite al fin, ser nosotros mismos, viviendo en armonía con esa parte de nosotros que permanecía oculta. 24

Resumiendo: Que la persona se agite, que oiga voces o vea colores, que llore, se estremezca o se duerma, no tiene demasiada importancia a la hora de valorar la sanación. Tampoco la tiene, poniéndose en lo peor, el hecho de que crea o deje de creer en lo que hace el terapeuta – aunque supongo que, si uno no confía en nosotros en absoluto, no vendrá a vernos, claro. Este tipo de sanación no es cuestión de fe, ni menos aún de creencia.

Lo que actúa en este caso, lo que permite la curación en todos los planos de nuestra existencia, es la transmutación. La actitud que considero más adecuada es la de no esperar nada de particular, por la sencilla razón de que así no entra en juego la mente. A menudo, cuando una persona sabe exactamente el sufrimiento que la tortura, cuando lo ha descrito innumerables veces y conoce todos sus síntomas y hasta la menor de sus manifestaciones, es imposible dejar de lado la mente. Y entonces es ella la que domina el juego y, con sus dudas y deseos, levanta una barrera que impide la transmutación. “Sed como niños si queréis entrar en el reino de los cielos” son palabras que tienen una importancia mucho mayor de lo que imaginamos. La sencillez de un niño que todavía no ha sido contaminado por la mente permite, sanaciones rápidas con frecuencia espectaculares. Lo que más frena en la actualidad la evolución del ser humano, es la mente inferior. En el capítulo siguiente veremos hasta qué punto es capaz de crear obstáculos, a cual más sutil, ocultándose más aún al Gran Transmutador que es nuestro propio corazón. 6. Formas-Pensamiento y egrégores Cada vez que te rindes, la energía vital sale de tu cuerpo y se une a una fuerza común, el gran egrégor de los fracasos humanos, que envenenará un poco más a la Tierra y a ti te encerrará, más aún, en tu negatividad. Memoria de Esenios ¿Qué es un egrégor? Es ante todo, un motor, una masa de energía formada por los pensamientos de un mismo tipo que circulan por la superficie de la Tierra. (El WesaK) Me gustaría ver de nuevo con usted, lector, el recorrido de una FP, pues considero que entender esto es importante. Cuando el portador de una FP ha comprendido y asimilado su manera de actuar, puede liberarse de ella con toda facilidad. En realidad, un egrégor no tiene vida propia, se alimenta de las FP de las personas. Para que comprenda mejor el proceso, relataré aquí una de mis experiencias. 25

Simón Una noche, mientras estaba fuera de mi cuerpo físico, me sentí llamada hacia el continente americano. El cuerpo de mi alma sobrevoló continentes y ciudades a la velocidad del pensamiento hasta que se detuvo cerca de unas viviendas, exactamente junto a una de las muchas casas adosadas, todas ellas parecidas, de una determinada calle. En el buzón, un nombre: Simón R. Apuntaba el alba por el horizonte en un cielo sin una sola nube, cuando la misma fuerza que me había llevado hasta aquel lugar me hizo entrar en la casa. Me limité a estar allí, a observar. Al cabo de unos minutos, oí un rumor procedente de lo que parecía ser el dormitorio, por lo que supuse que era hora de levantarse. De la habitación salió un hombre bajito, de pelo castaño y aspecto italiano, que parecía estar aún medio dormido, y se dirigió al cuarto de baño. -

Limítate a seguirle, - me dice con tranquilidad una voz -, observa lo que ocurre a su alrededor a lo largo del día.

Por detrás le salía una estela gris que, como una cinta lechosa, le seguía hasta en el menor de sus movimientos. El despertador programado para las siete en punto, emite un sonido como el canto insulso de un pajarito. En realidad no sé a qué suena, desde luego no parece el canto de un pájaro, sino más bien una matraca… De la estela gris salen pequeñas burbujas, que traducen fielmente la sensación de Simón de haber sido engañado una vez más por un vendedor de despertadores poco escrupuloso. La voz que ahora parece acompañarme, se expresa con precisión: -

-

Todas las mañanas ocurre igual. Simón, que está ya cerca de los cuarenta, echa pestes contra sí mismo por caer con tanta facilidad en la trampa que le tiende cualquier vendedor amable. En realidad no tiene importancia, podría echar a la basura el despertador que le obsesiona… Pero las cosas no son tan sencillas, pues ocurre que dejarse tomar el pelo es como un leitmotiv en la vida de Simón. No puede decirse que tenga una vida triste, pero no se ha marcado ninguna meta. Trabaja para vivir, nada más; y sus amores, si es que puede hablarse de tales, le permiten, sobre todo, no sentirse solo. Por lo demás, nada especial; se dice a sí mismo que, después de todo, la mayoría de la gente es como él… No tiene amigos; además, no se fía de nadie. Confiar en alguien, incluso amar verdaderamente a alguien, conlleva el riesgo de que le engañen, de que le tomen el pelo, y eso es algo que le pone fuera de sí. Siempre tiene la sensación de que los demás lo están esperando para abusar de su confianza, para pegársela. En realidad, siempre está a la defensiva. ¡Síguele y observa!

La voz se hace más insistente. La escucho mientras sigo a Simón, que se dispone a salir sin tomarse la molestia de desayunar ni subir siquiera las persianas de la casa.

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Sin embargo, al meterse en el coche para dirigirse al trabajo, no parece que su humor haya cambiado. Un accidente de carretera. “¡Lo que faltaba!”, murmura en voz baja, hablando para sí mismo. Va pasando el tiempo y los coches avanzan lentamente, pegados unos a otros. Mira el reloj; está muy molesto porque se está retrasando. De la cabeza le salen unas burbujitas coloreadas, que enseguida lo rodean formando una nube de un tono gris claro salpicada de puntitos rojos, signos precursores de la impaciencia y la ofuscación que empiezan a hacerse presentes. Las esferitas aparecen durante un instante, pero desaparecen enseguida, justo me da tiempo de ver un color, luego otro, y poco más. Son los pensamientos de Simón, que aparecen y desaparecen empujándose unos a otros dentro de él y a su alrededor. En general, no ejercerán más que una acción temporal y limitada, salvo alguno de ellos, que atraerán a ciertas entidades bromistas que son las que se divierten aumentando el nerviosismo o el desasosiego de las personas en determinadas circunstancias. Todo está interconectado, y resulta fabuloso poder constatarlo, incluso, en la vida cotidiana. ¿Qué es lo que ocurre exactamente? En el plano sutil, el nerviosismo da lugar a pensamientos que no son importantes en sí, pero que, debido a un fenómeno electromagnético, a traen a pequeños seres del éter a los que les gusta tener experiencias en la materia densa. A través de los pensamientos emitidos, dichas entidades se sirven de la materia energética emitida para crear pequeños episodios que aumentan a su vez la acción de los pensamientos. Así pues, un pensamiento cuyo contenido exprese o manifieste crispación, por ejemplo, se utilizará para atraer a otros muchos pequeños acontecimientos que estén en la misma sintonía. Y entonces veremos que, una tras otra, empiezan a acumularse las contrariedades. La mayoría de nosotros todavía desconoce que un simple pensamiento está hecho, en otra dimensión, de una materia densa y maleable. ¿No nos ocurre con frecuencia que, precisamente cuando más prisa tenemos, se pone el semáforo en rojo justo cuando vamos a pasar, o un peatón se nos cruza por delante cuando lo tenemos verde, o tropezamos con un escalón que no habíamos visto, o nos ocurren otras mil cosas que hacen que nos retrasemos? Sin embargo, un pensamiento no es una FP. Como hemos visto antes, para que se forme una FP es preciso que ocurra algún acontecimiento que sea importante para nosotros y que, además, lo vivamos con una emoción intensa. Y si con el tiempo se repite una y otra vez, entonces es cuando la FP se afianza y amplifica; es decir, que, ante acontecimientos análogos, seguimos reaccionando de la misma manera. Pero sigamos con Simón y sus FP… -

¡Hoy se me junta todo!, masculla en voz baja. Deja el coche mal aparcado y se lanza a toda prisa hacia la puerta de cristal de un gran edificio que, al parecer, es su lugar de trabajo. El jefe te espera en el despacho, le susurra al oído una secretaria rubia y regordeta que parece enamorada de él. Y añade: Está de muy mal humor. ¡Espérate lo peor!

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¡No es justo!, son las únicas palabras que claman en su interior. Cuando sale del despacho está lleno de una ira apenas contenida. -

¿Cómo ha podido ocurrirme esto a mí? ¡Es absolutamente injusto! ¡Yo, que casi siempre soy el último en marcharme y que hago todas las horas extraordinarias que hacen falta! ¡Tú bien lo sabes!, le suelta a la joven que está en la recepción, que se limita a asentir con una pálida sonrisa.

Mientras se dirige a una sala pequeña que, al parecer, es su despacho, observo que salen de él unas ondas de color rojo, como unas banderolas coloreadas. Todo el lugar está ocupado por la sensación de que han abusado de su persona, de que ha sido tratado injustamente. Cegado por unos sentimientos que le alteran el ánimo, piensa en cómo debe reaccionar. Es tan grande su cólera y tan desmesurada respecto a los hechos, que incluso considera la posibilidad de dimitir. Y mientras busca algo en la cartera intentando calmarse, veo que siguen saliendo de él, de su tercer plexo, largas cintas rojizas. Esas formas, impregnadas de ira, comienzan entonces una extraña danza. Van de una persona a otra, de un despacho a otro y pasan cerca de todas las personas que están allí. Como si fueran serpientes de varias cabezas, se acercan a todos hasta tocarles, incluso a los que no se han enterado del episodio que Simón acaba de vivir y que en nada les concierne. La extraña danza dura unos cuantos minutos, que parecen mucho más largos de lo que son si se tiene en cuenta la cantidad de reacciones a que da lugar. Una de las secretarias alza la cabeza como para reflexionar. La forma roja ha despertado en ella un punto sensible y recuerda irritada las palabras violentas que le ha dirigido su marido a la hora del desayuno. Si fuera valiente, si no tuviera miedo de quedarse sola, lo dejaría, desde luego. Al mismo tiempo, una de las cabezas inquisidoras que ha salido de la misma forma roja, pasa a sondear a un hombre que no pertenece a la empresa y que sólo ha venido a pedir un presupuesto. Está hojeando unas revistas mientras espera tranquilamente que lo atiendan. La cabeza serpentina se le acerca y parece olfatearle buscando algo que pueda alimentarla. Pero, no. Tras varios intentos, se aleja. Es evidente que este hombre no tiene nada que ver con las emociones de ira que se desprenden de la forma. Pero apenas la hidra roza la cabeza de una joven que se encuentra en periodo de prácticas, ésta estalla en sollozos, un llanto nervioso. Ha perdido un expediente y lo ha revuelto todo sin resultado… La forma pasa revista a todas las personas de la oficina, una tras otra; no hay animales ni plantas, afortunadamente, porque desde luego no se hubieran librado de esa desconcertante inspección. Al fin las cabezas se reúnen en la matriz de la que ha salido y cesa la extraña danza; pero no es más que un ligero descanso en una historia que no ha hecho más que empezar. En la oficina reina una atmósfera tensa y a punto de estallar. Entretanto, Simón, que no sabe qué ha generado, trata en vano de recobrar la serenidad mientras se dice a sí mismo que hoy todo el mundo está muy nervioso. Si él supiera, si todos nosotros supiéramos lo que puede ocurrir en situaciones como ésta, ¿tendríamos responsabilidad suficiente como para no generarlas? ¡Me lo sigo preguntando! 28

La masa de color rojo oscuro que ha salido violentamente del tercer chakra de Simón, está unida a la región del hígado y la vesícula biliar. Al salir, desgarra las auras sucesivas de su creador y se sitúa cerca de él, hacia el hombro derecho. Después, una parte de la energía de la masa oscura que contiene toda la ira del momento, se separa del conjunto, y tengo la sensación de que debo seguirla, de que es absolutamente necesario que la siga. Y siguiendo esa energía devastadora, acabo penetrando a velocidad vertiginosa en un vórtice de no-luz. De pronto me siento proyectada bruscamente hacia un universo rojo y negro, de una violencia extrema, en el que me asfixio. La sombra que me rodea me invade poco a poco, y me convierto yo misma en parte de ella; es tal la violencia que hay en mí, que no me reconozco. “Impulsos”, ésa es la palabra que me llega. Noto unas energías en mí que no son mías, en realidad es como si estuviera poseída. Lo sé, pero ¿durante cuánto tiempo seguiré sabiendo que no son mías? No solo tengo ganas de morder, matar, cortar y torturar, sino que, además, tengo ganas de manifestar a gritos mi odio, mi desesperación, mi venganza… Sé que yo no soy esas energías, que sólo están en mí, ¡pero que difícil es no identificarse con ellas! ¡Están ahí, devorando la identidad y la esperanza! Las noto a veces dentro de mi ser, otras veces en el exterior, pero siempre fuertes. Vienen a buscarme en contra de mi voluntad. Son como pulpos con mil tentáculos que olfatean la menor grieta, que notan el punto débil, el lugar que vibra en sintonía con ellas. Y me doy cuenta de que estoy perdiendo poco a poco mis recursos, y me invade el temor. Si sigo así, regresaré bruscamente a mi cuerpo, y ésa no es la meta… Entonces la presión aumenta, los golpes alcanzan sus objetivos, me invade la duda y me pregunto si, después de todo, no será que ese odio también forma parte de mí. La ira se desata en mí y a mi alrededor con una intensidad tal que deseo librarme de ella vomitándola sobre lo que sea, sobre quien sea. He perdido por completo el control; lo único que puedo hacer es suplicar y esperar. Se intensifican las náuseas; como siga así, voy a dejar aquí incluso mis cuerpos de luz, que ahora no son más que sombra. Al menos así es como lo percibo… Unos rostros horrendos y gesticulantes penetran en la opacidad que me rodea, unos miembros amputados flotan en el hedor que reina en el ambiente, aparecen y desaparecen algunos instrumentos de tortura, el lugar está lleno de gritos de odio y de dolor. No puedo ni quiero seguir aquí. Mi cuerpo físico me llama y noto que voy a marcharme, pero no quiero llevarme conmigo esa energía. Y entonces me parece oír de nuevo las palabras de uno de mis guías de luz que llevo grabadas en el fondo de mi ser: -

El diablo no es más que una energía desenfrenada generada por algunas formas dispersas de vida que andan en busca de la Vida. Es la masa informe de la vanidad y el temor que todos nosotros, partículas de fuego, sembramos, alimentamos y encontramos en mayor o menor medida en nuestro camino hacia la libertad.

Una luz se abre camino dentro de mí y, junto a una voz, es como un bálsamo que aporta a mi alma un poco de paz. 29

-

Estás en el egrégor alimentado por la cólera de los seres de la Tierra. No es más que un globo que se deshinchará en cuanto dejes de temerle, en cuando dejes de luchar contra él. No resistas más y deja de considerarlo como una realidad. Reconoce que no es más que una masa de energía que, en cuando deje de ser alimentada, desaparecerá ante tus ojos igual que ha aparecido, y sólo seguirá actuando en los que continúen alimentándola.

En ese mismo instante siento que algo en mí deja de luchar y se relaja… He salido de aquella esfera y estoy de nuevo dentro de mi cuerpo físico, que estaba esperándome. Todo ha ocurrido con mucha rapidez; una vez más, el tiempo humano me parece absolutamente irreal. Cuantas más experiencias tengo fuera del cuerpo, en lugares en los que el tiempo y el espacio se miden de modo diferente, más me doy cuenta de que el tiempo es una dimensión psicológica de nuestro mundo, de nuestro cosmos. Hay kilómetros temporales que están en relación íntima con la velocidad del pensamiento que se emite en esos mundos. Este lugar bien podría parecerse al infierno descrito por Dante. ¿No será esto mismo lo que él visitó y describió? No quiero volver al egrégor que acabo de abandonar y espero pacientemente durante algunas horas antes de recibir otra llamada que me hace salir de mi cuerpo, una llamada acuciante, imperiosa; y salgo de él sin otra intención que la de hacer comprender mejor el camino tomado por una FP. Poca gente sabe que en el espacio que nos rodea, en el cielo estrellado por el que se arrastran algunas nubes, viven algunas formas en un plano de conciencia diferente del nuestro. ¡Cuántas vidas, que no vemos con los ojos de la carne, están ahí, en plena actividad, burlándose de nuestra ceguera! Hay centenares de formas, tal vez miles; no puedo contarlas, pero las veo, las siento. En medio de un universo inmenso, donde todo está en movimiento, yo no soy más que un punto insignificante de conciencia capaz de ver. Una voz dentro de mí me guía y me habla así: -

Los egrégores de la Humanidad terrestre tienen una actividad mayor o menor según se les mantenga más o menos. Lo que ha ocurrido, pues, ha sido que una parte de la energía de la FP generada por la ira de Simón, se ha reunido con el egrégor de la ira y la violencia, cono que éste se ha visto así alimentado y ha reforzado su actividad. ¡Ven, sígueme!

No veo a nadie, pero siento como un hilo invisible que me indica la dirección hacia la que ha de ir mi cuerpo de luz. Allá abajo, en la Tierra, está esperándome un pueblecito. Es un pequeño pueblo típico de la campiña francesa, enclavado en el fondo de un valle, con su campanario y rodeado de viñedos.

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Dejo que el cuerpo de mi alma se deslice flotando hasta una casita de tejado rojo. Todo a mi alrededor está en calma en aquel amanecer campestre y apacible, pero, de pronto, la puerta de la casa se abre violentamente y salen dos hombres, uno de unos cincuenta años y otro más joven, de unos veinte. Es evidente que no están de acuerdo, discuten con ira, casi con violencia. No sé de qué se trata, pero percibo las volutas que surgen de los dos, que no dejan lugar a dudas sobre los sentimientos de uno y otro. Están cada vez más agresivos cuando, de pronto, veo que se acerca la hidra de mil cabezas generada por Simón a miles de kilómetros. ¿Qué hace aquí? No viene sola, sino acompañada por otras muchas formas, todas ellas horrendas, que primero la siguen y luego la preceden. Se entremezclan, como en intensa fusión, con la energía que han generado los dos hombres y luego parecen sentir predilección por el más joven, no sé por qué. Lo envuelven por completo y observo que, poco a poco, se apodera de él una ira destructora. Pierde por completo el control, entra en la casa a toda velocidad y vuelve a salir enseguida con un objeto brillante en la mano, que veo perfectamente, y me deja atónita… -

¡No es posible! ¡No irá a matarle!

En la situación en que me encuentro, no sé qué hacer, salvo enviar pensamientos de paz con todas mis fuerzas. Los veo, veo mis pensamientos, se dirigen hacia ellos, pero no les alcanzan porque los retienen unas ondas coloreadas que no los dejan avanzar. Todo ocurre con mucha rapidez. De pronto me doy cuenta de que la energía de duda que estoy generando al mismo tiempo que los pensamientos de paz, obstaculiza la acción de éstos.

Pero entonces aparecen otras ondas que vienen a mezclarse con las mías y refuerzan las FP que yo he emitido inicialmente con mucha intensidad. Y vuelvo a oír la voz en el fondo de mí ser: -

No temas. También están actuando unas FP que proceden de otros egrégores y están siendo moldeadas por el amor que une a estos dos seres a pesar de sus diferencias. Su energía atrae a su vez a otras FP de calidad análoga. En realidad, el padre y el hijo se quieren, y su amor va a generar toda una red de luz que los unirá a los dos.

Al cabo de unos minutos, que me parecen interminables, los dos ruedan por el suelo y, poco después, el joven sujeta al otro con fuerza. Las FP que rodean a ambos, las luminosas y las oscuras, también están luchando. Y entonces es cuando se produce el milagro. De pronto, el joven se detiene, mira el cuchillo y lo lanza a lo lejos, horrorizado, como si lo viera por primera vez. Observa a su padre que yace en el suelo y, con un gesto de ira, esta vez hacia sí mismo, se levanta rezongando: -

¡Qué estúpido soy! Perdóname si puedes. Y se marcha con paso inseguro hasta desparecer en un bosquecillo que hay un poco más lejos.

La ira y la violencia de las FP se han disuelto como por arte de magia, y en torno al hombre de más edad, que se levanta y se sacude maquinalmente el polvo, absorto 31

en sus propios pensamientos, no quedan más que unas ondas tranquilas que parecen restablecer de nuevo el éter a su alrededor. Como ya no tengo nada que hacer aquí, me reintegro de nuevo en mi cuerpo físico que, una vez más, me espera pacientemente. Me pregunto si las FP de amor habrían podido imponerse en el caso de que no hubiera habido ningún lazo afectivo entre esas dos personas. Sé que al llegar a este punto, más de un lector pondrá en duda la veracidad de mis escritos. Sin embargo, como veremos en el capítulo destinado a comprender cómo nos manipulan las FP, ya es hora de que despertemos. Debemos ser conscientes de las cosas que pueden generar FP, que son muchas; y, desde luego, debemos comprender que, por encima del tiempo y la distancia, todos estamos unidos, los unos a los otros, por numerosos vínculos. Si seguimos ignorándolos, otros, en cambio, lo saben, y se sirven de ellos para esclavizarnos y convertirnos en sus leales servidores sin que nosotros nos demos cuenta de nada. La Madre Teresa, que no designaba esta energía con el nombre de FP, que desconocía, si sabía en cambio, a su manera, cómo actuaba. Había organizado un servicio especial muy eficaz. A las personas que deseaban servir a la causa, pero no podían hacerlo por estar enfermas o en cama, les pedía que apadrinaran a una Hermana de la Congregación. De esta manera, todas las Hermanas estaban unidas con su padrino o madrina a través de los pensamientos y de las cartas de apoyo y amor que ellos les enviaban. Cuando hablé con la Madre Teresa y con algunas Hermanas de su Congregación, todas afirmaron que la ayuda a distancia, a través del pensamiento, facilitaba su trabajo. Sentían menos cansancio, más valor, más serenidad… No somos culpables de nuestros pensamientos, pero sí somos responsables de haberlos creado. Mientras no seamos conscientes de eso, estaremos atrayendo, una tras otra y sin discernimiento, diversas energías que creemos tan lejanas que ni siquiera pensamos en ellas. Sin embargo, si supiéramos hasta qué punto hemos contribuido a las guerras, al hambre y a destrucciones de todo tipo, nos sentiríamos profundamente impresionados. Dar unas monedas de limosna no está mal, pero sólo eso, no podrá cambiar el corazón de macabro juego que se juega actualmente en el planeta Tierra, seguro que no. 7. Formas-Pensamiento y responsabilidad Un pensamiento se desplaza a lo largo de una longitud de onda, como una nota, a partir de vuestra conciencia mental, que es una central energética. Lo que es preciso comprender es que el pensamiento, esa nota, está realmente provista de un cuerpo. Por el espíritu del sol

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Ha llegado el momento de abordar el tema de la responsabilidad que tenemos respecto a lo que ocurre en el mundo. Porque, desde luego, la acción de las FP, a través de los egrégores que alimentan, nos vinculan con todo lo que ocurre en él; y, cuando digo todo, no se trata de una figura literaria. Ninguna FP se pierde en el vacío, como tampoco se pierde ningún pensamiento, por sencillo que sea. Todos ellos siembran ciertas semillas y estimulan su crecimiento; y eso es algo que a menudo ignoramos. -

Vosotros sois los creadores del mundo constituido por vuestros pensamientos. El conjunto de pensamientos humanos constituye un verdadero universo, que es como una galaxia, con sus soles, sus planetas, sus astros muertos, sus cometas, su polvo de estrellas y esa especie de vacío que no es tal… nos enseñaba nuestro guía de luz en Siria.

Una guerra, dondequiera que tenga lugar, está alimentada por la energía de guerra sin transformar que existe en nosotros. Un dictador que ejerce su poder en un país cualquiera, ha sido también puesto allí por nosotros, por el dictador que todos llevamos dentro y que actúa siempre que puede. Esa especie de tirano interior genera continuamente unas FP despóticas que, al agruparse, acaban en el egrégor de la intolerancia, propicio a la instauración de las dictaduras. Cuando un ser es ejecutado en la Tierra, todos nosotros hemos contribuido a su muerte, todos somos cómplices. Es la unión de nuestros espíritus mezquinos e insensibles lo que genera la energía que da fuerza al brazo del verdugo. (El otro rostro de Jesús II-Camino de aquellos tiempos). Seamos honestos con nosotros mismos y preguntémonos: ¿Cuántas veces al día, o a la semana, damos muestras de intolerancia, no sólo hacia los demás, sino también hacia nosotros mismos? Prestemos atención a esos momentos en los que exigimos de los demás, o de nosotros, mismos, más de lo que pueden o podemos ofrecer. ¿Cuántas veces somos demasiado duros e intransigentes con nosotros, sólo para sentirnos valorados, o para que nos consideren indispensables, o para que nos amen, simplemente? ¿Cuántas veces nos traicionamos a nosotros mismos, o traicionamos a los demás, imponiendo o aceptando unas decisiones que van en contra de lo que anhela nuestro ser profundo? No hablo aquí de caprichos o impulsos que nos seducen con una pseudo libertad, sino de amor y respeto hacia lo que somos y hacia lo que son los demás, esos otros-nosotros-mismos a los que con tanta frecuencia ignoramos. Todos los elementos que emitimos, hasta los más sencillos, son transformados y reutilizados siguiendo un esquema concreto, el que he descrito anteriormente: cada una de nuestras acciones es alimentada por un egrégor, y cada uno de los pensamientos que vivimos con emoción se une a un egrégor que, a su vez, genera ciertas acciones. Es un ir y venir incesante. No se trata aquí de juzgar lo que ocurre, en absoluto. Se trata de un fenómeno de física sutil que, en sí, no es justo ni injusto, ni bueno ni malo. 33

Simplemente, ES. Por nuestra parte, una vez adquirido ese conocimiento, tenemos libertad plena para actuar. Tenemos las cartas en la mano. Se trata ahora de estar atentos a lo que se nos propone. Todos somos responsables de la contaminación psíquica del planeta y, en consecuencia, de la atrofia que existe en sus grandes ejes de circulación energética. Esto se traduce en el plano físico, en que exista mayor contaminación, más sacudidas sísmicas, cataclismos, cambios climáticos y más violencia y guerras. Tanto si uno es creyente como si es ateo, escéptico o ferviente defensor de alguna causa a favor de la humanidad, lo cierto es que no podemos ignorar el impacto que tienen los pensamientos, las palabras y las acciones, no sólo en nosotros mismos, sino también en los demás y, por supuesto, en el planeta. La infancia que la Humanidad ha vivido en la Tierra, y que hemos considerado como una bendición, ya ha durado bastante. Ahora ha llegado el momento de que nos comportemos como adultos, no debido a la edad, sino a la madurez y responsabilidad de nuestra alma. La Tierra es el único planeta del sistema solar en el que la vida es tan corta y la infancia, es decir, la inmadurez, tan larga. No importa que mis palabras se tomen en serio, o no. Pero lo cierto es que hay razones para no poner en conocimiento del público en general, la existencia de vida en otros planetas; los que poseen ese conocimiento perderían el poder que así detentan sobre los terrícolas. Y de eso, ¡ni hablar! Por eso nos llevan a creer, con toda intención, que somos el centro del mundo y los únicos seres con derecho a la existencia, lo cual no es más que un síntoma de inmadurez debido a nuestro complejo de inferioridad y a nuestra sensación de impotencia. Hemos aceptado demasiados dogmas que nos han hecho sentirnos débiles y culpables. Ha llegado el momento de alzarnos interiormente y decir sí a la responsabilidad y no a la culpabilidad. Si la Humanidad es capaz de dar ese paso hacia sí misma, todos podremos salir del actual esquema víctima/verdugo y entrar en una realidad solar, en la que se hará evidente la conciencia que rija cada uno de nuestros gestos. Ejercicio práctico para uno mismo Para que usted se conozca mejor y comprenda su funcionamiento interno, le propongo realizar un día cualquiera la siguiente actividad. En cuanto se levante por la mañana tome una hoja de papel y un bolígrafo, y llévelo consigo a lo largo del día. Anote, sin comentario ni juicio alguno, todas las veces que, durante la jornada, da muestras intolerancia hacia sí mismo o hacia otra persona. 34

Puede que no sea consciente de ese pequeño dictador que vive en su interior, pero esté atento… Tanto en las palabras como en las acciones o en los pensamientos, tanto en lo que elige como en lo que decide, observe, simplemente, si se respeta a sí mismo y respeta al otro en lo que cada uno es. Puede que diga SÍ a una actividad con el único fin de complacer al otro, o que se exija a sí mismo mucho más de lo que su resistencia le permite en la actualidad. Actúe con toda honestidad y, sobre todo, no juzgue, ni a sí mismo ni a los demás. Esa sencilla introspección resulta muy útil para que uno se conozca a sí mismo y haga desaparecer su dictador personal. 7. Formas-Pensamiento y egrégores de enfermedad Cuando la lengua se deja seducir por su propio juego, no hace sino duplicarse. Camino de Aquellos Tiempos. Es muy importante no encerrar al paciente en el nombre de una enfermedad. En una ocasión, al hacer la lectura de los planos sutiles de un paciente, en mi condición de terapeuta, me di cuenta de un hecho importante. Y es que cuando se da nombre a una enfermedad, sea física o psíquica, se encuadra al paciente en un marco estrecho y se le vincula al egrégor correspondiente al nombre que se ha pronunciado. Por ejemplo, tomemos el término cáncer. Cuando a una persona se le da un diagnóstico de cáncer, la simple palabra la vincula al egrégor de miedo, invalides y muerte que va unido a ese vocablo. De modo que, mientras hago la lectura de los planos sutiles, observo que el aura de la persona no sólo cristaliza según el diagnóstico dado, sino que, involuntariamente, trata de corresponder a él, de enamorarse en él. Es un inconveniente que surge en la lectura, aunque es posible paliarlo, desde luego. Para ver con claridad y no dejarse influenciar por lo que cree el terapeuta, que se añade a lo que cree el paciente, hace falta una transparencia total. Muchas personas que ven el aura y sus colores – incluso algunas imágenes en torno al paciente – opinan que con eso basta. Pero eso no es más que el comienzo. La lectura del aura no es una cuestión de técnica, ni de saber hacer, sino de saber ser, y eso nadie lo puede enseñar. Ser transparente, no imponer la propia voluntad, amar y convertirse en el otro, son cosas que no se aprenden. Puede uno pasarse la vida estudiando y tener facultades extraordinarias y, sin embargo, ser incapaz de traducir correctamente un aura y lo que ve en ella. En cambio, es posible saberlo en un instante, porque 35

no es cuestión de tiempo sino de desapego y de fuerza de voluntad. No la voluntad que hace decir quiero esto o aquello, sino la fuerza de voluntad del que, día tras día, sabe forjarse en el fuego del amor y afina su mirada para convertirse, no el que mide y juzga, sino en el que ama. Las palabras clave, las llaves que abren esta puerta son disponibilidad interior y carencia de expectativas. Algunas personas creen que basta confiar en la intuición. Pues bien, me gustaría advertirles que también en eso puede haber una trampa sutil, porque la intuición en la que confían, está ampliamente impregnada de la propia emotividad que, a su vez, está relacionada con la eficacia que, como terapeuta, desearía uno tener. Lo primero que debe hacer un terapeuta que quiera leer el aura y trabajar con los planos sutiles es transformar su propia emotividad y sus expectativas, porque, mientras no comience la transformación, serán siempre ellas las que se impongan. La emotividad es un intérprete tremendo que a menudo traiciona lo que tendríamos que decir y que vemos, sencillamente, con los ojos del alma. El proceso de lectura del aura sólo puede comenzar cuando el terapeuta empieza a distinguir entre lo que ve y lo que traduce. Hasta que llegue ese momento, aconsejo a los que quieran adentrarse en este camino terapéutico que, si no quieren traicionar, se limiten a mirar pero sin traducir. En el campo sutil, la buena voluntad no sólo es insuficiente sino, además, inadecuada. En realidad, lo esencial en ese momento es precisamente apartarse, hacer a un lado, no interponerse. ¡Pero que difícil es el desapego! ¡Cuánto cuesta no intervenir, un poco al menos! El momento del acto terapéutico es sagrado. Es una comunión a través del cual se produce una fusión entre lo más elevado que hay en el paciente. Y para que tenga lugar la comunión, para que se realice la transmutación, nada debe obstaculizar el camino…, ni deseos, ni expectativas, ¡nada! El resultado no importa, ¡puesto que no somos nosotros los que sanamos! “Yo te cuido y Dios te cura”, decía el famoso cirujano Ambroise Paré. Lo único que podemos comunicarle al paciente es el estado de nuestro ser profundo, que le permitirá encontrar a Dios en el fondo de sí y transmutar lo que le oprime y asfixia. En ese momento, el terapeuta y el paciente son uno. El espacio que separa los mundos y a los hombres, no es más que un espacio interior, siempre será así. Volvamos de nuevo a las palabras, al nombre de la enfermedad que, pronunciado ante una persona frágil y con poca protección, conecta sus cuerpos sutiles con una realidad destructora. No quiero decir con esto que tengan que abolirse las palabras; pero, mientras no se haya establecido un diagnóstico y, sobre todo, cuando se habla de medicina energética, poner límites y nombres equivale a situar el individuo en un marco del que le costará mucho salir. 36

Cuando realizamos ejercicios prácticos con las personas que están aprendiendo, ocurre a veces que alguien, con buena intención pero poco tacto, da nombre a lo que ve. Como he dicho antes, el aura se bloquea en los planos sutiles y a veces no deja ver más que lo que uno está esperando encontrar. Diagnosticarle a alguien esquizofrenia, por ejemplo, puede bloquear el aura de la persona durante varios días. En ese caso, es muy difícil profundizar en la lectura, habrá que esperar una semana o dos antes de verla de nuevo y que el encuentro resulte útil. Lo que nosotros cuidamos, a nuestro nivel, no es un síntoma, ni una enfermedad, ni un trastorno, sino al ser humano en su totalidad; nuestro objetivo no es otro que el de conectarle de nuevo con su enorme potencial. Para eso no hace falta anunciar cosas terribles, como “si sigue viviendo así, tendrá un cáncer”, o algo más sutil, como “veo unas fisuras en sus cuerpos sutiles por las que se filtran entidades malévolas…” Lo que, en definitiva, equivale a decir: “¡Menos mal que ha venido a verme! ¡Yo puedo solucionar su problema!” Eso es lo que suelo llamar abuso de poder. Darle al paciente un cúmulo de informaciones que no está en condiciones de asimilar o de comprender es innecesario, y sólo redunda en la propia satisfacción del terapeuta, que se siente indispensable. Me indigna el abuso de poder del que hacen gala algunos terapeutas, tanto en medicina alopática como en medicina espiritual o energética, por muy humano que esto sea. En realidad, no tiene nada que ver con el tipo de terapia, porque el lenguaje que se utiliza en cualquier clase de medicina es, en general, misterioso para el neófito. Cuanto más incomprensible sea para el común de los mortales el vocabulario utilizado, mayor será el poder. Tanto si se abruma al paciente con unas informaciones con las que no sabrá que hacer, aparte de alimentar la mente, como si se le mantiene al margen creyendo que no entenderá el vocabulario que se utilice, en el fondo viene a ser lo mismo, y se llega al mismo resultado: ineficacia. Por ejemplo, cuando veo el color rojo oscuro sobre un órgano en el plano sutil, puedo pensar que se trata de un cáncer; y, de hecho, es lo que se ve cuando hay cáncer en un órgano. Sin embargo, nada me autoriza a hablar en esos términos. Podría decir, sencillamente, esto: Veo una mancha de tal color sobre tal órgano, lo que indica que está enfermo. Vamos a ver cuál es la FP que ha originado la debilidad en ese órgano. Porque creo, y eso es fundamental, que, aunque se quite el tumor, el órgano no sana mientras la FP que lo ha originado sigua unida a él y continúe sin ser comprendida, digerida y trascendida. En cambio, la curación es o puede ser total en una enfermedad grave, o diagnosticada como tal, cuando la FP que la originaba, ha sido disuelta y transformada, siempre y cuando el cuerpo físico esté aún en condiciones de recuperarse, claro. Se han dado numerosos casos de personas que han tenido cáncer y éste ha remitido espontáneamente si haber sido siquiera diagnosticado; sólo se ha descubierto al realizarse la autopsia. El ejército americano, que ha realizado la autopsia a un gran número de soldados muertos en la guerra y a personas que han muerto en accidentes de carretera, ha constatado la existencia de un 37

numero relativamente elevado, al menos lo bastante elevado como para llamar su atención, de casos de cáncer que se habían curado espontáneamente. Los muertos nunca sospecharon que habían padecido esa enfermedad. Todos producimos células cancerosas que, gracias a las defensas naturales del organismo, eliminamos sin darnos cuenta siquiera. En el caso de Simón, relatado en el capítulo seis, la FP que salía del tercer plexo y de la región del hígado y el páncreas, le rasgó el aura y se situó cerca del hombro derecho. Así que no sería de extrañar que, al cabo de algún tiempo, tuviera dolores en el hombro derecho y que padeciera jaquecas originadas en la zona del hígado y el páncreas.

De hecho a Simón le duele la cabeza y el hombro derecho. Resulta interesante saber que, sin embargo, su problema no procede de la cabeza ni del hombro, sino del tercer chakra y de las FP que ha estado emitiendo desde hace ya mucho tiempo. Cuando sabemos lo que nos agobia y comprendemos cómo funciona la FP, podemos comenzar una pequeña parte del trabajo de transmutación; pero lo esencial, como veremos después, es siempre cuestión de amor. Amor hacia sí mismo, amor hacia los demás, ¡Amor por la Vida! El terapeuta no tiene poder para devolver la salud, pues no es él quien dirige el juego de la vida. Lo único que puede hacer es ayudar a la persona que va a verle a encontrar su propio camino de sanación. En realidad la palabra “camino” no es muy adecuada, porque “hablar de camino es una manera de hablar de futuro, y eso es sólo una ilusión más. La clave está en el eterno presente”. 8. Formas-Pensamiento y vidas anteriores No aceptéis lo que procede de ayer más que como una “propuesta”, es decir, como una base de reflexión que conlleva su parte de error… Que os sirva para recapitular y para dejar de dar vueltas en torno a vosotros mismos. Por el Espíritu del Sol Siempre atraemos hacia nosotros lo que nos permite sanar; el alma no tiene en cuenta el tiempo ni el espacio. Somos nosotros los creadores de nuestros pensamientos y de los mundos – físicos o sutiles – que generan. Cada uno de nosotros es el director indiscutible de la obra de teatro que ha puesto en escena, su vida. En la aventura de la Vida, cambiar de época o de vestidura física tiene poca importancia. Si una FP no ha terminado de desempeñar su papel, seguirá poniendo el dedo en la llaga para que el interesado pueda verla y sanar al fin. Me parece estar oyendo en el fondo de mí, la voz de aquel Gran Ser que me enseñó en Siria: “Sólo hay una vida, no treinta y seis mil; pero es cierto que, a lo largo de esa vida, a veces nos dormimos y nos despertamos 38

con una vestidura diferente, pasamos las páginas del libro que llevamos grabado en el fondo de nuestro ser y viajamos de un capítulo a otro”. ¿Cómo actúa una FP que viaja con nosotros de una vida a otra creando las llamadas enfermedades kármicas? Las FP no están relacionadas con el tiempo ni con el espacio, lo cual es evidente para los investigadores en espiritualidad; sin embargo, aunque lo sepamos, la mayoría de nosotros no tiene una idea clara de lo que eso implica en la vida cotidiana. Pues bien, eso significa que una FP pude habernos acompañado a lo largo de varias vidas y reactivarse en la vida actual debido a un cúmulo de circunstancias que la favorecen. De ese modo nos ofrecemos de nuevo a nosotros mismos la oportunidad de resolver lo que hasta ahora no había sido resuelto y conseguimos que, al fin, la sombra se transmute en luz. Jeanne, la víctima que no perdona Jeanne tiene ataques de asma que, no sólo no se solucionan, sino que empeoran a medida que van pasando los años. Ha llegado un momento en que no puede más y está tratando de encontrar algún medio que la libre de esa dolencia que la ahoga tanto física como psíquicamente. Se siente como una inválida, porque todo lo que querría hacer, está condicionado por su bienestar o malestar del momento. Ahora tiene cerca de cuarenta años. De niña estuvo a punto de ahogarse en presencia de su hermano mayor, que siendo también un niño de corta edad en aquel entonces, se asustó y, en lugar de auxiliarla se marchó corriendo por temor a que sus padres lo riñeran. Por suerte, un transeúnte que presenció la escena pidió socorro con suficiente rapidez como para evitar la catástrofe. Desde aquel incidente, Jeanne sufre múltiples formas de asfixia y, entre ellas, de asma; así al menos es como se le ha diagnosticado. Es alérgica al polen, al polvo, a los pelos de gato… Su vida es una lucha constante; así la vive, en lucha permanente. Tensa y nerviosa, busca ayuda con auténtica desesperación. Cuando viene a vernos, Antonio y yo entramos enseguida en contacto con una parte sutil de su ser donde vemos algunas escenas. Son escenas dolorosas que tienen relación, todas ellas, con muertes sucesivas en vidas precedentes. Un barquito zozobra en aguas de un lago y una joven se ahoga ante la mirada impotente del hombre que la acompaña, que parece paralizado por la situación; la joven, desesperada, tiene miedo pero, sobre todo, frente a la inmovilidad de su compañero que, presa de pánico, es incapaz del menor movimiento, nota cómo la ira y la desilusión invaden todo su ser. Otra escena, otra época. Una guerra en un país pobre; estallan obuses por todas partes. Un niño, casi un adolescente, envuelto en una nube de polvo, ha buscado protección junto a un muro que, de repente, a consecuencia de un impacto violento, se derrumba sobre él y lo sepulta en sus tres cuartas partes. Su mirada refleja dolor pero, sobre todo, ira y angustia. Es la guerra; sabe que en el campo 39

contrario han visto lo que ha ocurrido, pero nadie trata de socorrerle… Y muere bajo los escombros. Jeanne no ha perdonado, y arrastra consigo, de vida en vida, esa pesada carga de “no-perdón”, de miedo y de desilusión. En cada vuelta del camino, la vida le ofrece la oportunidad de ver lo que le ocurre de un modo diferente, pero la ira y el odio que emanan de ella atraen el odio. El imán funciona siempre con la misma precisión; el tiempo no tiene nada que ver en esta historia. Se cosecha lo que se siembra. Es una ley físico-mística o de física sutil que nada tiene que ver con la moral de un tiempo determinado o de una época concreta y, por eso, no se le puede dar el nombre de castigo. En el caso de Jeanne es un paquete de ira reprimida, no expresada. Se ahoga bajo el miedo y la decepción que vierte a su alrededor como víctima traicionada por los hombres. Hay muchas FP en torno suyo; le cubren la garganta y los pulmones. La ahoga la cólera de no ser tomada en consideración, de tener tan poca importancia a los ojos de los demás y, sobre todo, de no ocupar un lugar en el corazón de nadie. Cuando comentamos estas escenas, Jeanne empieza a entrever lo que le ocurre. Ella es la primera que no se valora, le cuesta mucho pensar en sí misma. Y, sin embargo, quiere que los demás hagan lo que ella misma no es capaz de hacer: tomarse en consideración. Vuelve a su memoria con toda nitidez la inmensa decepción que sintió cuando su hermano huyó a toda prisa y la dejó sola, a punto de desaparecer en aguas heladas y turbulentas. Los menores detalles cobran vida, revive el momento en el que tiene la sensación de valer menos que un posible castigo. ¿Tan insignificante es? ¿O es ella la que se ve así? Durante la sesión de terapia, Jeanne llora de rabia y de desesperación, de una desesperación desprovista de máscara y artificio que afecta profundamente al alma. Es la desesperación de una niñita que se siente abandonada desde hace mucho, mucho tiempo… Tiene una visión: ve un bebé abandonado en un cubo de basura en otra época, en otra vida. ¿Lo ha dejado ella? ¿O es ella la que ha sido abandonada? ¡Qué importa! Poco a poco sus gemidos se transforman en lágrimas, pero no son lágrimas de ira ni de rabia, ni siquiera de tristeza, sino de alivio. Y, de pronto, a través de la cortina húmeda de sus ojos, aparece una sonrisa. Una sonrisa de paz, porque ahora sabe. Sabe que no es una víctima, que es ella la que decide de su vida, la que decide cómo ha de contemplarla, y sabe que no hay nada predeterminado. Sabe que podía haber vivido aquellas muertes de otra manera, sin ira, sin juzgar… y le hubieran resultado menos dolorosas de lo que fueron. Vuelve a ver la escena de su infancia, con su hermano, que se comportó como una cobardía increíble. Pero ahora no desea juzgar, sino comprender y amar con el corazón. No pretende buscar razones para justificar el comportamiento de su hermano, ni tampoco excusarse a sí misma por haberlo juzgado entonces. No es cuestión de perdón, sino de compasión, de una compasión que sólo es amor. 40

En un momento, Jeanne se transformó y transmutó todas las FP que giraban a su alrededor. Con la rapidez del rayo, se precipitaron una tras otra, en medio de una extraña danza, en el chakra del corazón… para no volver nunca más. Las FP que había arrastrado hasta entonces, se disolvieron transformándose en una onda amorosa y luminosa. Fue su propio estado de ánimo el que lo hizo; con ayuda de la luz que nosotros le aportamos en aquel momento a través de las manos, realizó el milagro de la transmutación. Jeanne no ha vuelto a padecer asma. (El asma es una afección respiratoria que no siempre tiene por origen las causas que acabamos de ver. Pero en cualquier caso, las FP que aparecen, que siempre son varias, están relacionadas con la sensación de limitación, de ahogo…Rara vez aparece una FP sola; precisamente es la combinación de varias lo que permite encontrar, con más exactitud, lo que entorpece el camino de la persona en cuestión). No todos los casos se resuelven con la misma rapidez porque, en definitiva, la transmutación depende exclusivamente de la persona que la vive. La sanación puede ser instantánea, o bien durar unos días, o varios meses, o incluso varias vidas. Depende de cómo lo vea el que ha creado las FP “El Pensamiento es capaz de modificar la cualidad de las moléculas” Si queremos salir de la matriz dolorosa que nos aísla, es preciso que aprendamos a ver más allá de lo que captamos con los sentidos habituales. No olvidemos que lo que se manifiesta en el mundo material y denso es sólo una parte de nosotros. y sólo esa parte es la que sufre, piensa y actúa; pero, entretanto, “otras facetas, otras realidades de vosotros mismos experimenta la Vida en cada instante en otros universos”. “La importancia del obstáculo depende únicamente de la mirada con que es observado”, nos han enseñado. El dolor es una señal de alarma. Nos la envía la parte más hermosa que hay en nosotros para que podamos volver a la Fuente; y para decirnos, sencillamente, que hemos olvidado un tramo del camino. Gildas. Invalidez actual y vida pasada Gildas nació a los seis meses, con una comprensión en el cerebelo que lo convirtió en un paralítico cerebral. Cuando viene a vernos, lo que quiere es saber por qué decidió nacer así. Una pregunta a la que soy totalmente incapaz de responder. Pero es posible que veamos algunas escenas en las FP que contienen episodios correspondientes a memorias de vidas precedentes. En general, no concedo mucha importancia a las vidas anteriores. Por una parte, porque es tan evidente que existen como que el día sucede a la noche; y, por otra, porque lo que de verdad importa es lo que somos en la actualidad, un mosaico de todo lo que hemos sido hasta ahora y de todo lo que seremos en adelante. 41

Después Gildas escribió un libro: Chemin faisant: la vie et le handicap, en el que describe su itinerario como un soplo de aire fresco. Me permito transcribir aquí algunos párrafos en los que describe cómo vivió la lectura de las FP cuando vino a vernos. -

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Hace tres mil años vivía en Egipto un hombre joven y fuerte, muy imbuido de su persona. Para él sólo contaba la fuerza física, la belleza y todo lo relacionado con eso… Un día, en una carrera de carros, tuvo un accidente…, el carro que conducía volcó y el varal rompió la columna a la altura de los riñones…, nunca se repuso…, se quedó inválido para el resto de su vida, maldiciendo su situación y la soledad en la que vivió desde entonces… Durante algunos años vivió solo, apartado de la sociedad y sin aceptar su deterioro físico…, pero después empezó a aplicar los conocimientos que tenía para sanar… Y entonces la gente empezó a acercársele…, pero era demasiado para él, pues no aceptaba el ser en el que se había convertido. Y acabó suicidándose.

Anne añadió dos cosas: -

Que la encarnación actual no tuvo lugar justo en el momento del nacimiento… Y que todavía me queda una cosa por hacer para cumplir mi contrato: compensar de algún modo, el pésimo ejemplo que di a mis compatriotas hace miles de años con mi actitud prepotente…

Gildas sigue diciendo: -

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De ahora en adelante no habrá fuerza en el mundo que me quite la idea de que la vida siempre es justa; y que las lecciones que uno aprende, solo o con otros, nunca son inocuas; al contrario, siempre son en beneficio de uno mismo y de los demás. Lo que me alegra ahora es saber que estoy a punto de ganar la apuesta que hice al principio… y, ¡vaya!, que no habré sufrido en vano… Pero, ¡caramba!, que infierno…

Cuando ya había pasado algún tiempo, le pedí permiso a Gildas para citar las líneas anteriores. Con su asentimiento, añadió esto: -

Diga en su próximo libro que, si uno no tiene suficiente lucidez, es muy fácil reproducir una y otra vez el mismo karma, porque el sentimiento de culpabilidad, así como la falta de amor hacia uno mismo, están ahí… En efecto, cuando uno toma conciencia de los actos y gestos de sus vidas pasadas, que, encima, no siempre son hermosos, se siente culpable y tiende a castigarse de un modo u otro… Y ahí está la trampa, en que no nos amamos a nosotros mismos, con lo que nos impedimos subir los peldaños de la propia evolución.

Una vez presentadas estas historias de vidas anteriores, he de decir, sin embargo, que, a pesar del interés que uno pueda tener en conocer lo que le ocurrió en otras 42

vidas, estoy convencida de que la mayoría de los casos pueden comprenderse y, sobre todo, resolverse, con los datos que uno puede encontrar en su vida presente. Depender del pasado o de un, llamémosle, lector de vidas pasadas, me parece totalmente injustificable. Vivimos la vida presente con todo lo que hemos sido antes; sin embargo, tenemos suficiente con los elementos que nos ofrece la existencia actual para entrar en contacto con lo que obstaculiza nuestro camino. Personas clave de otros tiempos, acontecimientos, ciertos periodos del año, algunas horas del día, un olor, una música, un color…, cualquier cosa puede contribuir a despertar una memoria que está esperando salir a la luz para ser resuelta. Como Madeleinte, de Proust, nuestras FP son suficientemente hábiles como para atraer hacia sí lo que puede activarlas, conduciéndolas así hacia la sanación. Algunas FP pueden reactivarse en los niños en cierta época del año, o en un día señalado del calendario, o en determinada conjunción planetaria. Y, de hecho, he visto un caso concreto. El niño en cuestión, que había sido torturado y quemado vivo por sus ideas en la Edad Media, reactivaba una memoria celular en una época del año que correspondía exactamente a la de su martirio. No era consciente de ello, por supuesto, ni había necesidad de que lo supiera. Pero los padres pudieron ayudarle gracias a su presencia serena y decidieron esperar, sin inquietarse demasiado, a que el tiempo y los acontecimientos acabaran por tranquilizar a su hijo. Las FP crean redes sutiles y muy estables con todo lo que nos rodea. Contienen todo lo que está relacionado con el acontecimiento que se grabó en nosotros un día y que continúa haciéndonos daño. Tanto la época o el tiempo hacía en el exterior como las personas que estaban presentes o los instrumentos que se usaron, tanto el olor como la mirada o el ambiente…, todo está grabado. Hasta en los menores detalles. En cada existencia, las FP atraerán hacia nosotros todo lo que pueda vibrar en sintonía con nuestra historia, a fin de permitirnos sanar. ¿Hemos venido para repetir una y otra vez viejas historias? No lo creo. Si no queremos asfixiarnos, es preciso que dejemos de alimentar la mente y el intelecto. Cualquiera de nosotros ha tenido centenares de encarnaciones y ha desempeñado todos los papeles posibles, todos los que pueda imaginar. No hay necesidad de volver sobre ello una y otra vez. Complacerse en el pasado, no hace sino nutrir las FP que lleva vinculadas… En cambio, dejar de remover el pasado, las desvitaliza. Lo que la Vida nos propone hoy es uno de los mejores regalos que nos puede ofrecer; que resolvamos nuestros viejos litigios y pasemos a otro registro para interpretar otros papeles en el teclado del universo. ¡No hay nada que no pueda disolver el Amor! 9. ¿Somos nuestras Formas-Pensamiento? 43

¿Quienes somos? ¿Somos el resultado de un patrimonio genético, de una cierta educación, de una determinada religión, de un medio artístico o cultural, o de un compendio de nuestras vidas anteriores? ¿No será todo eso, quizás, una máscara tras la que nos ocultamos para no ser nosotros mismos? ¿Somos nuestros pensamientos, los pensamientos que nos hacen ser y actuar de una determinada manera? Es evidente que no. Y, aunque somos creadores de nuestra propia vida y de los pensamientos que nos rodean, no obstante, no podemos identificarnos con ellos… ¡de la misma forma que los padres no pueden identificarse con sus hijos! A veces nos sentimos agredidos por la actitud o la opinión de alguna persona. Pues bien, ése es un ejemplo típico de una FP que trata de identificarse con nosotros. Empezaremos por sentir miedo, miedo a perder nuestra identidad al no afirmarnos frente al otro, que nos molesta y desestabiliza un poco; es un miedo análogo al temor a morir. Sin embargo, nadie corre el riesgo de morir en ese momento concreto, excepto el ego y las FP vinculadas a él. Cuando una FP pierde su fuerza de atracción, se desvitaliza poco a poco; y deja de identificarse con ella, la conduce pronto o tarde a desaparecer. Ocurre pues que, con frecuencia, nos declaramos en guerra para proteger una identidad que tiene miedo a la muerte; pero nosotros no somos esa identidad. Ése no es más que un ejemplo de entre los que podríamos citar, debido a las innumerables reacciones que tenemos a lo largo del día. Si estuviéramos atentos, podríamos ver las cosas con la perspectiva suficiente como para evitar cualquier identificación. En cuanto dejemos de asumir el papel de actores y nos convirtamos en simples testigos, las FP, al faltarles el alimento, dejarán de mantenernos en esa ilusión que nos hacer vitalidad. Recuperaremos enseguida la energía y la serenidad; y nos parecerá totalmente innecesario, tener que luchar para existir. Cuando seamos capaces de identificar las FP que alimentamos, podremos empezar la desprogramación. Es el primer paso en el camino que conduce a la liberación. Conocer estos conceptos, desde un punto de vista intelectual, no sirve de nada y, desde luego, no es mi objetivo. Comprenderlo intelectualmente no hará sino activar una vez más la mente inferior; y, cuanto más activa es ésta, más difícil nos resulta alcanzar nuestra esencia. La mente inferior actúa como un velo que oculta la Vida y nos hace contemplar de manera dual, los acontecimientos que ésta nos presenta. Nos hace caminar como revestidos de una pesada armadura que, si bien sirvió para protegernos en otro tiempo, ahora no hace sino obstruirnos el paso e impedir que vayamos hacia delante. La mente inferior es la creadora de nuestros “si, pero…”, de nuestros “tal vez…”, y de los temores que tanto nos condicionan. 44

Ha pasado ya el momento de acumular saber o conocimientos; tenemos mucho a nuestra disposición, y en cantidades ingentes. Pero hemos llegado a un punto, desde el que no hay vuelta atrás, en el que se nos pide que alcancemos nuestra independencia, que nos deshagamos de las viejas costumbres y que nos despojemos de todo lo que constituye nuestra esencia. Es un proceso que concierne a todos los acontecimientos y encuentros de nuestra vida actual… Aunque date de mucho tiempo atrás, no olvidemos que todo está ahí ahora, en nuestro presente, y que sólo en el presente puede tener lugar la transmutación. Cuando la vida nos ofrece la oportunidad de despertar una FP de tiempos pasados que, aún siendo gravosa, dormitaba tranquila, es porque ha llegado el momento de desatar el nudo con el que la teníamos sujeta. Es un verdadero regalo el que se nos hace aquí y ahora, aunque a veces nos parezca que tiene aspecto de tragedia. Con frecuencia, a muchos de nosotros nos resulta muy dura la vida que vivimos; se acumulan en ella demasiados acontecimientos que nos hacen suspirar de hastío, de cansancio. Apenas se soluciona un problema, surge otro. Bajo los reiterados golpes de lo que llamamos destino, más de una vez tenemos ganas de abandonar. Sin embargo… Muchas entidades de los planos sutiles desearían vivir nuestra vida, porque es una fantástica oportunidad para avanzar. Eso significa que todo lo que vivimos en otros tiempos como problemas o vínculos, aparece de nuevo con el fin de que podamos desactivarlo. Hemos de terminar lo que habíamos dejado inacabado, tenemos que encontrarnos de nuevo con ciertos seres con los que había quedado alguna herida por sanar – seamos víctimas o verdugos -, debemos revivir determinadas situaciones en las que había quedado alguna herida por solucionar. De nosotros depende resolver al fin lo que no ha sido resuelto, sabiendo que no podemos confiar para ello en los impulsos ni en los reflejos – que no constituyen nuestra verdadera naturaleza -, ni siquiera en el intelecto. De nosotros depende tomar la altura necesaria para dejar de identificarnos con nuestras reacciones, a fin de poder ser nosotros mismos, y de poder actuar al margen de las FP que hemos creado. El tiempo empieza a acelerarse en el planeta Tierra, tanto en el plano físico como en el vibratorio o sutil. Es posible pues que conozcamos lo que algunos llaman un retorno del karma inmediato. Seguramente le habrá ocurrido más de una vez, como me ha ocurrido a mí, que poco después de haber actuado de una determinada manera, ésta le ha parecido inadecuada. Se ha puesto nervioso, se ha dejado llevar por la ira, ha tomado una decisión con cierto atolondramiento… Lamenta lo que ha hecho, o lo que ha dicho, y cree que ya no puede hacer nada al respecto. Eso hubiera sido cierto hace más de diez años, pero ahora no es así. Cuando usted es consciente de actuar de una manera que no corresponde a su verdadera esencia, se pone en marcha una conciencia que, por medio de las FP, atrae hacia sí las circunstancias 45

necesarias para que pueda solucionar rápidamente el pequeño litigio que ya estaba empezando a tomar forma y color a su alrededor. Así pues, tomar conciencia de lo que ha ocurrido y verlo desde una perspectiva nueva, nos permite solucionar enseguida los pequeños problemas que generamos en vez de guardarlos en el interior como un peso más. Cuanto más conscientes seamos de lo que nos ocurre y de las FP que actúan a través de nosotros, más fácilmente se nos presentará la ocasión de transmutarlo, evitando así que nos haga sufrir durante mucho tiempo y que haga sufrir a los demás. La información nos ayuda a abandonar el papel de víctima, que nos impide comprender el mensaje enviado por ese otro-nosotros-mismos al que le traen sin cuidado los estados de ánimo pasajeros, que son movidos por el ego. Lo que debemos hacer es representar, de la mejor manera posible, la obra de teatro que hemos creado, nuestra vida, y, por supuesto, nuestro personaje, pero sin perder de vista al mismo tiempo, que nosotros no somos ni ese personaje ni esa obra. A menudo olvidamos que hemos venido a representar un papel, y entonces nuestra obra de teatro toma el aspecto de un melodrama, con el que nos identificamos. Y así es como corremos el gran riesgo de perdernos. Recuerdo una película de Zeffirelli titulada Jesús de Nazaret. Tuvo un gran éxito desde el primer momento; la vio mucha gente. El actor que hacía el papel de Jesús, aunque físicamente no se parecía en nada al personaje real, tenía una presencia que llenaba la pantalla y los corazones de los espectadores. No tenía aún treinta y tres años, edad fatídica en la historia de Jesús, pero no le faltaba mucho. ¡Cuál no fue mi sorpresa al enterarme algún tiempo después, de que no había podido sobreponerse al impacto que le causó su papel y que se había suicidado a los treinta y tres años precisamente! ¿No somos a menudo como él, unos actores a veces trágicos, que nos identificamos con el papel que un día aceptamos representar en una de nuestras vidas, perdiéndonos en una historia sin fin? 11. Formas-Pensamiento y memorias celulares Debéis tomar conciencia desde ahora de todas y cada una de las células de vuestro cuerpo; identificaos con ellas y procurad que también ellas se identifiquen con vosotros De Memoria de Essenios A veces nos encontramos ante mecanismos de una biología sutil que, debido a algún acontecimiento que no hemos resuelto totalmente, nos hacen revivir determinadas emociones o enfermedades. Karina Nuestro encuentro con Karina, en un país del Este, no ha sido motivado por enfermedad alguna. Es nuestra traductora. Sin embargo, en el transcurso de la 46

conferencia, cuando abordamos el tema de la salud y su relación con los cuerpos sutiles, se siente muy afectada. Aparentemente nosotros no tenemos nada que ver en eso, somos simples transmisores; pero a veces basta una palabra o una frase para que la energía que ésta conlleva, active un determinado problema. Pero sin duda las cosas tenían que ser así. Por alguna razón debía tener lugar el encuentro entre Karina y nosotros, Antoine y yo, por algo aquella tarde de noviembre teníamos que hablar de aquel tema en concreto. Acabada la conferencia, la joven nos acompaña al hotel a pesar de que le ha subido la fiebre, y en el camino nos cuenta lo siguiente: -

Tengo cólicos nefríticos de vez en cuando, tan agudos que debo ir al hospital. He recibido formación como psicoterapeuta, y he trabajado mucho ese problema. Tiene mucho que ver con una vieja historia, una relación conflictiva con mi padre de la que soy plenamente consciente. Pero ya le he perdonado y he hecho las paces con él. Sin embargo, los cólicos siguen amargándome la existencia… ¿Qué puedo hacer?

En primer lugar, le agradecemos que nos haya dado ocasión de responderle. Porque, desde luego, si la persona no desea nuestra ayuda, respetamos su decisión. No es cuestión de lanzarnos sobre el prójimo como salvadores de la Humanidad. La observamos con atención para tratar de captar lo que emite a través de la mano o de la mirada, y no percibimos la existencia de ninguna FP que pueda generar la enfermedad física que la aqueja. Entonces me viene al pensamiento lo que aprendí en la época esenia para cuando se presentaban casos como éste. Primero, con mucha atención, barrí con la mirada el cuerpo físico y los cuerpos sutiles de Karina; después hice lo propio con la mano. No encontré nada que me llamara la atención, salvo una ligera sombra en la zona lumbar, como un chisporreteo rojizo que sin duda tenía que ver con el dolor que padecía en aquel momento. Cerré los ojos durante un instante y entonces comprendí: en el centro de los riñones, en la parte externa, se encontraba, enroscada y firmemente adherida a su cuerpo, una pequeña memoria. Eran los restos de un mecanismo que seguía allí, como un recuerdo, afectando al cuerpo físico de la persona que lo había creado, a pesar de que todo había terminado hacía tiempo. Los riñones existen también en el plano sutil. Es un órgano que filtra todo lo que, sabiendo que obstaculiza nuestra vida estamos dispuestos a soltar. Puede tratarse de acontecimientos dolorosos, antiguos arranques de ira, recuerdos lejos, decepciones… De hecho, todo lo que se deja partir antes o después, se filtra y fluidifica a través de los riñones. Pero pueden quedar pequeñas FP que permanecen enquistadas hasta que tenga lugar una sanación completa a nivel celular, como en el caso de Karina. Para que se disuelva la memoria anclada en sus células – así es como se ha presentado – hacen falta unos cuidados especiales y dejar que transcurra algún tiempo. En la actualidad Karina ya no tiene trastornos, la nefritis ha desaparecido. Un antiguo mecanismo que sigue anclado en las células, también puede dar lugar a determinados trastornos de la conducta. Nosotros mismos, ¿no hemos reaccionado 47

a veces como cuando éramos niños y buscábamos protección, a pesar de que hemos dejado la infancia muy atrás y el problema ya no existe? La mayor parte de las FP nos hace actuar, o más bien reaccionar, como si estuviéramos metidos aún de lleno en la situación o acontecimiento de la infancia o de la adolescencia, a pesar de que aquello concluyo mucho tiempo atrás. ¿No hemos reaccionado, más de una vez, de manera absolutamente desproporcionada cuando nos han hecho alguna observación? No es el adulto de hoy el que reacciona así, sino el niño adolescente que fuimos, que, debido a las FP y a las heridas no sanadas, reacciona de modo compulsivo y automático. Ocurre también que algunas personas tienen miedo a la guerra, o a morir ahogados, sin que nada en su vida permita establecer una relación con ese temor y ni siquiera les haya pasado nada a las personas de su familia. Todos conocemos a alguien así. En esos casos suele tratarse de FP relacionadas con la memoria celular. Es nuestro banco de datos, que nada puede destruir. Por eso, considero que un acontecimiento nunca se borra u olvida completamente. La herida que contiene, generada por nosotros, sólo puede ser transmutada a través del Amor. Como hemos visto en casos anteriores, la huella de una muerte violenta, no aceptada, puede quedar incrustada en el átomo-germen y, a partir de ahí, ejercer su influencia en el cuerpo físico actual. Aunque también puede ocurrir que influya sólo en el comportamiento o en la manifestación de algún temor concreto. Así pues, puede uno tener miedo a la guerra por la sencilla razón de que su memoria conserva el recuerdo de una guerra que le causó un gran trauma, o tener miedo a morir ahogado por haber muerto ya de esa manera. Los hechos que se inscriben en nosotros con gran precisión, no siempre tienen un carácter dramático; pero, en cualquier caso, actúan repetidamente hasta que conseguimos deshacer el nudo que los ata a nosotros. ¿Estamos dispuestos a iniciar un nuevo recorrido mirando con compasión y desde la distancia los automatismos, costumbres, reflejos y condicionamientos que no forman parte intrínseca de nuestro ser, aunque hayan viajado con nosotros hasta ahora? Lucas y la señal en el cuerpo físico Lucas tiene una marca de nacimiento. Nació con el torax hundido… También en este caso observamos escenas de una vida anterior. Era arquitecto en Egipto, en la época en que se construían los grandes templos faraónicos, y un día cometió un error fatal. Camina muy estirado, tiene un aspecto altivo. Es noble y rico. Distinguido por su talento, no le falta de nada, al menos nada de lo que se considera necesario para ser feliz. ¡Todo parece sonreírle! Amores, trabajo, riquezas, honores, juventud, belleza… Se diría que los dioses lo colmaron de dones y regalos al nacer.

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Tiene algunos jóvenes aprendices, que le ayudan a realizar planos de diversos edificios, a cual más complicado y suntuoso. Son alumnos fieles, puede contar con ellos. Se suceden rápidamente algunas escenas sin otro significado que el de mostrar la vida suntuosa y fácil, llena de fiestas y de placeres, de la que goza el arquitecto. Después, de repente todo cambia. El ambiente se oscurece, la atmósfera se hace densa, surgen escenas violentas. Envidia, complot… Todo respira el descrédito, el deshonor, el destierro. Un edificio se ha venido abajo y varios centenares de personas han perecido bajo los escombros. No comprende qué ha podido pasar. Pasa las noches en vela revisando los planos una y otra vez. La angustia se palpa en la escena… que desfila imperturbable. Al fin ve lo que ha ocurrido. En uno de los planos, alguien con mano torpe, ha modificado las medidas. Ahora está seguro de que ha sido una traición, una venganza. Pero, ¿quién le creerá? Ha de pagar por ello un alto precio: su propia vida. Aparece brevemente una última escena, que lo muestra tumbado, desnudo, en el mismísimo suelo, cerca del edificio derrumbado. Un elefante deja caer en su pecho una enorme piedra perteneciente al edificio caído.

La escena se detiene. En la actualidad, el miedo inconsciente a equivocarse, hace de Lucas un ser inactivo. Imagina muchos planes, pero nunca llega a realizar ninguno. ¿Cuánto tiempo le hará falta para amortiguar el dolor que ha marcado su vida dejando en su cuerpo una señal tan visible? Sólo él lo sabe… Es posible que la señal incrustada en el pecho siga grabada durante mucho tiempo…, recordándole una muerte dolorosa, que no acepta por injusta. 14. Efecto de una Forma-Pensamiento sobre la fuerza y la vitalidad La verdadera enfermedad del hombre es la inconsciencia de Lo que vive en él… Estáis en el Universo pero, al mismo tiempo, El Universo está en vosotros. El que viene Estas palabras, que pronunció un monje prisionero en un campo de concentración, me martillean a menudo con ritmo regular ¿Cómo no vamos a darnos cuenta de que manifestamos distintos estados de ánimo según nuestra receptividad a la luz? 49

¿Cómo no vamos a notar los mundos que creamos en cada episodio de la existencia y que llevamos arrastrando aun cuando ya no los necesitamos? ¿Qué podemos hacer para tomar conciencia de que somos nosotros, nosotros solos, los que proyectamos una iluminación parcial en todo lo que vivimos? Somos nosotros los que, durante miles de años, hemos estado creando la duda, el miedo y la dualidad, convirtiendo todo eso en una especie de balizas que nos marcan el camino. ¿Por qué no abrir decididamente la puerta a la esperanza e iluminar nuestra vida de un modo diferente para que esta vez se materialice, al fin, lo más hermoso que hay en nosotros? Todo eso es muy bonito, - me responderá usted -, pero no son más que palabras y más palabras. Hemos oído hablar de esto tantas veces… pero sin ninguna solución… Solución. ¡La Gran Palabra! Pero no hay ni habrá nunca, una solución que proceda exclusivamente del exterior. Sólo un charlatán puede garantizarnos que hará en nuestro lugar lo que nos negamos a hacer nosotros mismos por orgullo, por ignorancia o por indolencia. Dejemos de buscar recetas que sólo pueden satisfacer las exigencias de la mente, y de orar pidiendo que se nos de lo que nunca hemos dejado de tener. Por esta sencilla razón, y por sorprendente que parezca, sólo hay que dar un paso…, que consiste en pasar a la acción. Y, para eso, lo primero que hemos de hacer es aceptar plenamente nuestra encarnación. En nuestro quehacer diario como terapeutas, con frecuencia nos encontramos con gente que no acepta, en todo o en parte, el papel que ha venido a desempeñar en la Tierra. Lo encuentran demasiado doloroso o insignificante, o demasiado material. A esas personas les gustaría cambiarlo por completo, o al menos una parte, sin darse cuenta de que precisamente fueron ellas las que atrajeron hacia sí, la existencia que llevan para vivir todas sus propuestas. La desesperación las orienta hacia un mundo que rechazan, pero que atraen con una inconsciencia sorprendente. Poco a poco se agotan, y entonces van de un terapeuta a otro con la esperanza de encontrar solución en el exterior; o, a veces, con la secreta esperanza de que nadie encuentre solución. Encontrarse mal, estar enfermo, es algo tan familiar para algunas personas que, consciente o inconscientemente prefieren seguir así en lugar de dejar de estar mal. En vez de afrontar el vacío que dejaría la disolución de las FP, y por falta de valor para dar unos pasos en lo desconocido, se aferran a lo que conocen, por doloroso que sea. ¿No hemos actuado así en muchas ocasiones? Nos lamentamos de una relación o de un trabajo que nos hace sufrir, pero ¿estamos realmente dispuestos a cambiar? Analicémonos con sinceridad. ¿No es cierto que, con frecuencia, aceptamos una especie de compromiso con nosotros mismos y con los demás, pero no por amor 50

sino por temor o indolencia… y acabamos por entrar en un mundo que no habríamos aceptado si lo hubiéramos visto con antelación? Cuando un FP vibra con baja frecuencia, tiene peso y densidad incluso en el plano sutil. Y, cuando gravita en torno a nosotros, ocupa a su manera, una parte de nuestro espacio vital. Por su propia naturaleza, extrae su energía de nosotros y de todo lo que la nutre y le da vida. eso hace que atraigamos hacia nuestra existencia – aunque sin ser conscientes de ello – acontecimientos y situaciones que la alimentan. Es una actividad análoga a la que realizan los padres que tienen a su cargo el crecimiento de su pequeñín. Imaginemos pues, cuántas FP, vinculadas a acontecimientos importantes, gravitan a nuestro alrededor, en nuestro espacio vital. Todas ellas requieren nuestra atención; mantienen en vida a pequeñas entidades que experimentan la existencia a través de ellas y se alimentan de la energía que emitimos continuamente. Algunas personas sufren un dolor de espalda muy significativo. ¿Cómo no vamos a encorvarnos bajo el peso del enorme saco de FP que transportamos, algunas de las cuales, por cierto, no nos pertenecen? Adivino el interrogante que suscitan mis últimas palabras. “¿Cómo? ¿No nos pertenecen?” Ocurre, en efecto, que a veces atraemos unas FP que no han sido creadas por nosotros, y lo hacemos en tan gran número que considero importante detenerme ahora en ello… Julia, de la que he hablado en el capítulo 3, no era esperada como hija, ni fue apreciada como tal. Aparte del cáncer de pecho, llevaba a la espalda un enorme saco que, de vez en cuando, le producía dolor físico. Como recordará el lector, los padres deseaban un chico; no ser lo que esperaban sus padres – en particular, su padre – suscitó en ella un profundo sentimiento de culpabilidad, que arrastra consigo hasta el punto de formar una nueva FP cuya misión consiste en atraer hacia su vida, todo lo que puede culpabilizarla aún más. ¡Tremendo calvario el de llevar un peso así, el de sentirse culpable por el simple hecho de existir! Para suavizar su profundo dolor, para no sentirlo, lo que hace es cargar sobre sus hombros los problemas de los demás. Así es como considera que puede librarse del sentimiento de culpabilidad. Se ocupa de todo y de todos desde que era muy joven, y cuando algo no sale bien, siempre cree que es culpa suya. Es su manera de pedir perdón. Culpa suya…, culpa suya… Es el leitmotiv que suena dentro de sí en cuanto un grano de arena hace chirriar el engranaje de la apacible existencia de los que la rodean. Tanto si su hermana está triste como si es su madre la que se siente sola, enseguida se considera culpable. Si su hermano menor va de fracaso en fracaso, cree que es porque tal vez ella no ha hecho lo suficiente. Siempre tiene algo que 51

reprocharse. Cuando su marido está disgustado porque ha tenido un día agobiante o vuelve del trabajo de malhumor, ella asume inmediatamente toda la responsabilidad. Julia gasta mucha energía y gran parte de su tiempo manteniendo unas FP insaciables que acabarán agotando su vitalidad, sus reservas energéticas y su inmunidad. Ahora es consciente de ello. Cuando se libere del peso que la abruma, empezará a recuperar fuerzas. En la actualidad ya sabe que no tiene que pedir perdón por haber nacido; y no sólo lo sabe con el intelecto, sino con todas las células de su cuerpo. Y así es como podrá tener lugar la alquimia, no por un procedimiento mágico y más o menos confuso, sino porque Julia está dispuesta a dejar de juzgar, a dejar de juzgarse a sí misma y a dar un paso hacia la alegría de estar aquí. El dolor nace cuando uno no deja que la vida circule con toda libertad a través de sí. El dolor fue inventado por una Humanidad que quiso demostrar su superioridad sobre la vida, es decir, sobre el pensamiento perfecto. Es vuestra señal de alarma… Hace tanto tiempo que el concepto de sufrimiento está grabado en la conciencia humana que, para extirparlo, debemos romper con la costumbre de considerarlo como una fatalidad. El sufrimiento es una escuela que nos hace entrar de lleno en el mundo de la ilusión, pero es sólo una etapa en la evolución humana, no algo de lo que no podamos prescindir. La semilla de la felicidad yace en el fondo de todos nosotros, hacia ella hemos de tender. Ejercicio práctico para conocerse mejor Siéntese en postura de meditación con la espalda recta y los ojos cerrados. Respire tres veces profundamente y sienta cómo el aire y las partículas de prana que contiene, relajan poco a poco todos los puntos de su cuerpo en los que en este momento, haya tensión. Luego, permanezca unos minutos sin desear nada, sin ansiar nada, sin pensamiento alguno, sin pretender siquiera tener una sensación u otra. Después, sin emitir juicio alguno, deje venir lo que querría que desapareciera de su vida, lo que querría cambiar por completo, todo lo que le produce la sensación de que su existencia es una carrera de obstáculos. Si teme olvidar estos aspectos, abra los ojos para anotarlos, pero enseguida ciérrelos de nuevo. Ahora, hágase las siguientes preguntas: ¿Estoy dispuesto a cambiar esto? ¿Qué beneficios me aportan estas situaciones? ¿Y qué inconvenientes? Si considero que es demasiado difícil cambiar la situación actual, o que los beneficios son por ahora mucho mayores que los perjuicios, acepto plenamente la situación sin asociarlo a una FP negativa, porque sé que la situación cambiará en 52

cuanto yo lo quiera de verdad, pues todo es cuestión de elección y de prioridad. Nadie nos obliga a soportar una situación, salvo nosotros mismos. Hágase, no obstante, estas otras preguntas: ¿Dejaré de culpabilizarme si acepto desempeñar este papel o este otro? ¿Creo que con eso me quitaré de encima un peso que tengo la sensación de llevar arrastrando desde siempre? Si la respuesta es si, sepa que, al aceptar un papel que le pesa y no le conviene, no hace sino reforzar su culpabilidad, con lo que está reactivando la FP que está lleva vinculada. La ha alimentado y le he ha dado mucha más fuerza de la que tenía. Antes de abrir los ojos, le propongo que de gracias a la Vida por presentarle situaciones que le permiten avanzar un poco más hacia lo que usted verdaderamente es. 13. Formas-Pensamiento y campos morfogenéticos Cada pensamiento se desplaza, como una nota, a lo largo de una longitud de onda a partir de lustra conciencia mental, que es como una central energética. Es muy importante comprender que el pensamiento, esa nota, tiene cuerpo realmente. Un Pas vers Soi, 11 de julio Como ya hemos visto, durante la formación de un egrégor, la FP entra en contacto con una especie de depósito con cuyo contenido está en sintonía, y descarga su energía en cualquier persona que tenga un nivel vibratorio análogo, sin importar, en absoluto, ni el tiempo ni la distancia. Los egrégores son depósitos de características diversas. Los hay que están relacionados con la investigación, algunos tienen que ver con la historia o con otras épocas o acontecimientos. Son como inmensos depósitos de los que podemos extraer una parte del contenido, aun de modo inconsciente, y que nos utilizan como amplificadores de una energía a la que, en realidad, nosotros dimos vida un día. ¡Cuántas veces nos hemos sorprendido de que un determinado descubrimiento se haya hecho al mismo tiempo en lugares diferentes y por investigadores que no se conocen! En general, en esos casos se apela al espionaje industrial o de otro tipo; pero yo, por mi parte, he vivido una experiencia singular que me hace tener una visión diferente de esa cuestión. Una noche, mientras viajaba con el cuerpo de mi alma por una dimensión sutil del planeta Tierra, de pronto se dibujó en mi campo de visión, la silueta de un hombre de unos cincuenta años, más bien esbelto. Lo miré sin saber a qué se debía aquel encuentro; de sus cuerpos sutiles salían unas volutas claras y ondulantes que dejaban adivinar una fuerte personalidad interesada por la lógica y la precisión. 53

Mi presencia no parecía sorprenderle en absoluto; estaba absorto en unos pensamientos que giraban a su alrededor en una ronda rápida e ininterrumpida. Al prestar más atención, percibí en ellos unas imágenes de laboratorio y de tubos de ensayo; y, después, el esbozo de diversas ecuaciones escritas a mano en una pizarra inmensa. Era evidente que buscaba respuesta a un problema que ocupaba toda su esfera áurica. Entonces se produjo un hecho extraño: empezó a desaparecer poco a poco de mi vista al mismo tiempo que una energía intensa me impulsaba a seguirle. No puedo hablar de tiempo ni de espacio; era más bien un campo de conciencia, y era su energía la que me atraía. El mundo a mi alrededor cambió imperceptiblemente. Él estaba ahí, en un mundo desconocido por completo para mí y en el que me sentía como simple invitada. A nuestro alrededor circulaban ondas de mundos diversos; el investigador no se daba cuenta de mi presencia, o no parecía importarle. Delante de él surgían cintas de vivos colores que, en algunos momentos, parecían tener rostro, o quizá eran sólo una apariencia de forma. Él las observaba y escuchaba…, mientras tanto, de las ondas luminosas que giraban a su alrededor parecía surgir un murmullo. Al cabo de un momento, si es que puedo hablar así, y con gran estupefacción por mi parte, empezaron a densificarse ante mis ojos las siluetas de otras tres personas; al mismo tiempo se formaron unos números que ejecutaban una especie de danza, moviéndose con armonía en torno a los seres allí reunidos. Yo era allí una extraña. De pronto escuché dentro de mi alma una voz que me hablaba en un todo desacostumbrado. -

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Estamos en el universo de los números. En el mundo físico, se manifiestan a través de las cifras; de hecho, podría decirse que la cifra es el cuerpo físico de una entidad que en la Tierra recibe el nombre de número. Como has adivinado, estos investigadores están a punto de comprender, y de resolver, una ecuación que es una pieza fundamental en el trabajo que están realizando. El mundo de los números ha decidido ayudarles porque ha llegado el momento de que esa ecuación sea comprendida por varias personas. No se trata de un gesto de buena voluntad por parte de los números; la aportación procede de un mundo en el que la ética no tiene nada que ver y cuyo papel consiste en mantener el planeta de una forma determinada, tanto física como sutil. El mundo de los números es la esencia de la geometría sagrada y de todo cuanto procede de ella. El plano de conciencia en el que te encuentras, proporcionará respuestas a las preguntas que se hacen esos investigadores. Cuando se hace un descubrimiento al mismo tiempo en diversos lugares de la Tierra, es porque varios investigadores han accedido, a la vez, a un determinado egrégor, como estás viendo. Y todos ellos han captado la energía que proviene de él.

La voz enmudeció… De pronto, aunque no me había movido, desapareció todo en un instante y estuve de vuelta, flotando por encima de mi cuerpo físico, que seguía allí, esperándome. Me entretuve pensando en esos hombres que, al despertar, se desperezarían diciéndose que la noche les había aportado la solución al problema que les ocupaba. Tal vez tendrían la sensación de haber soñado algo de lo que solo 54

recordaban una parte, y puede que eso les frustrara un poco. Quizá, a lo largo del día, tendrían una idea luminosa o una intuición que más tarde haría de ellos una celebridad, mientras, en otro plano, las grandes potencias se disputarían la gloria del descubrimiento en cuestión Seguramente nunca conoceré el final de la historia… Pero lo cierto es que existe, conmigo o sin mí, eso es lo de menos. Hace varios años que, junto a mi marido, el doctor Antoine Achram, enseño a leer el aura y a prestar asistencia y cuidados a los cuerpos sutiles de las personas que lo solicitan. Quizá enseñar no es la palabra adecuada, porque hay sentimientos que no se pueden aprender, pero lo hacemos porque formamos parte de la cadena de transmisión de ese tipo de sanación, por eso estamos aquí. Pues bien, hubo una época en la que me sentía desanimada porque el progreso de las personas que acudían a nuestros talleres era ínfimo, tan pequeño como el de los que querían ver el aura. El desánimo, adherido a una parte de mi ego, desapareció de pronto un buen día y en su lugar surgió el asombro porque, entre los nuevos, había cada vez más personas que veían el aura y entraban fácilmente en contacto con los planos sutiles. Con el transcurso del tiempo pude comprobar que ni las personas estaban más dotas que las anteriores, ni Antoine ni yo teníamos nada que ver con lo que pasaba. ¿A qué se debía, pues, tan fulgurante progreso? No tardé en comprenderlo. De acuerdo con lo que Rupert Sheldrake llama campos mofogenéticos, las personas que acudían últimamente a los talleres, se beneficiaban del esfuerzo de las primeras, de modo que, alimentándose del egrégor de los cuidados esenios, progresaban con rapidez. Lo que las primeras personas adquirieron con gran esfuerzo, había ido a engrosar el caudal del egrégor de sanación, que, al verterse sobre las últimas, facilitaba enormemente su aprendizaje. 14. Formas-Pensamiento y aborto Lo que determina el valor que atribuimos a los seres, a los acontecimientos y a las cosas, y el impacto que nos causan, no depende de las circunstancias que nos rodean, sino de nuestro nivel de consciencia. El que viene La experimentación es un camino regio, y a menudo doloroso, que ha elegido el ser humano para quebrar su egoísmo y llegar así a la esencia de su ser, que es compasión. Para glosar estas palabras, relataré lo siguiente. Una noche de principios de febrero, encendí maquinalmente la televisión, que veo rara vez y cuya programación desconozco. Un hombre de origen chino, sonriente y tumbado en la hierba, hablaba de las múltiples funciones que desempeñaba en una determinada provincia. Como el programa ya había empezado, no sabía de qué se trataba, pero no tardé en enterarme. Una de sus misiones era el control de los nacimientos. Lo que constituiría motivo de gozo en determinados países, allí parecía una catástrofe nacional. El hombre, en cuestión, no parecía ni bueno ni malo; estaba satisfecho de 55

su trabajo, que era de mucha responsabilidad y le hacía sentirse un jefecillo. Procuraba realizar con esmero la tarea que se le había confiado; una de sus funciones consistía en hacer abortar, y luego esterilizar, a todas las mujeres que hubieran tenido un hijo o dos. Si el primero era niño, la familia tenía que contentarse con uno y la mujer debía de ser esterilizada; si había sido niña, se le permitía a la pareja un segundo intento. Según decía, estaba dispuesto a todo, desde hacer abortar a las mujeres hasta esterilizarlas, pasando por consolarlas e incluso llevarlas en brazos. Para él era un trabajo como otro cualquiera y ponía en ello todo su corazón, o, al menos, toda su conciencia del momento. Y desde luego, le hacía sentirse importante y saciar el ansia de poder que tan a menudo dormita en el fondo de todos los seres humanos. El documental relató después, la historia de una mujer que había huido porque, tras dar a luz dos niñas, se encontraba de nuevo en estado de buena esperanza y sabía que el equipo de vigilancia de nacimientos la haría abortar sin importar el mes de gestación en el que se encontrara. Un verdadero drama. Para el equipo responsable, el único objetivo en aquel momento era que el niño no naciera, de modo que había comenzado un rastreo por toda la zona. Las personas del grupo del control de nacimientos estaban nerviosas de veras, pues su puesto de trabajo dependía del éxito de la operación. En cuanto a la familia que había incurrido en falta, probablemente le confiscaran las tierras y sus escasos bienes. Me embargó una profunda tristeza al ver la falta de compasión de nuestra Humanidad. Y pensé en todos esos seres que experimentan la vida con tanto dolor…, almas jóvenes, muy jóvenes. ¡Cuán distintos son los caminos que hemos elegido unos y otros para romper nuestro caparazón! ¡Y con qué habilidad presenta el alma las citas impuestas por la vida! Sylvie Sylvie viene a vernos acompañada del médico que la trata. Éste, que intenta hacer todo lo posible por los enfermos, se interesa, entre otras cosas, por los nuevos descubrimientos en bioenergética. La joven está agotada, es evidente que está muy débil. Tiene cáncer de útero y, a pesar de la terapia química y quirúrgica que se le ha aplicado, la enfermedad no ha desaparecido. Primero, escuchamos atentamente, lo que nos relata, porque así entramos en sintonía con ella con más facilidad. Mientras habla, veo a su alrededor una FP que contiene un feto y que se encuentra adherida a la región del útero. Su color parece teñido con una mezcla de culpabilidad y de tristeza; se extiende bastante más allá de la forma y recubre a la joven con una especie de tupido velo. Es evidente que Sylvie se ha encerrado en un dolor del que no consigue librarse y que la debilita cada día más. Es como el velo que llevaban antiguamente las mujeres cuando estaban de luto, pero éste la cubre por completo y no le deja la posibilidad de respirar otra cosa que no sea su dolor. Le impongo las manos sin ninguna intención concreta, sin voluntad personal. Desde el comienzo del tratamiento, la FP reacciona con fuerza. La paciente estalla en sollozos y acaba por comunicarnos algo que había callado hasta entonces. 56

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Hace dos años tuve un aborto; creí que lo había aceptado, pero ahora me doy cuenta de que no fue así. Lo más doloroso para mí fue ver que metían el bebé en una bolsa de basura. Empieza a sollozar, poco después continúa: Tengo la sensación de haberlo echado yo misma a la basura, y eso es algo que no me puedo perdonar. Creía que había superado ya todo esto, de lo que no quería volver a hablar.

La luz de nuestras manos, perfectamente sincronizada esta vez con la vibración del cuerpo físico de Sylvie, sigue actuando de la cabeza a los pies conectada con la FP. Poco a poco, va tranquilizándose. Unos hilos, como de seda brillante, empiezan a tejer en torno a su persona, una red luminosa, entre el útero y la FP. El velo oscuro va haciéndose menos tupido y más luminoso. Sylvie comienza a encontrar el camino de su alma y vuelve a conectarse serenamente con su esencia. Nuestras manos continúan haciendo su labor mientras un rayo de luz, con los colores del arco iris, alcanza la FP. En ese momento todo puede ocurrir, pero nada depende de nosotros. Propongo entonces a la joven que se dirija a la entidad que no pudo nacer, que le hable. Sylvie titubea un poco, pero luego acepta el diálogo, o más bien el monólogo. En realidad tiene muchas ganas de ponerse en contacto con ella. Y entonces vemos que a su lado, en el sitio que ocupaba la FP que contenía el feto, aparece la silueta de una jovencita. Sin que nosotros hayamos hecho aún el menor comentario, Sylvie lanza una exclamación de sorpresa: -

Noto como un soplo de aire fresco cerca de mí, y veo una luz.

Pero tiene los ojos cerrados. La silueta luminosa, que ahora está a su izquierda, sonríe. No dice nada; espera, simplemente. De pronto, dejándose llevar por un impulso de amor incondicional inmenso, Sylvie empieza a contar… Sin avergonzarse, sin falso pudor, manifiesta el profundo dolor que lleva en el alma desde que, siendo muy pequeña, se enteró de que su madre intentó abortar cuando la llevaba en su seno. Habla de ese aborto que ella no deseaba y que tanto le afectó, de la vida que llevaba en sí y que el personal sanitario consideraba trivial e insignificante. Sylvie habla y habla… con una vocecita de niña herida y rechazada. La culpabilidad y el dolor que la alimentaban la FP siguen presentes, pero, poco a poco, como atraída por la magia de la palabra, una onda de paz se desliza hacia nosotros y nos envuelve con suavidad. El Amor está ahí, palpable, denso, activo, dispuesto a transmutar todas las FP que todavía siguen estancadas en la sala. La joven habla con voz dulce y serena. Le dice a la entidad que la ama, que hubiera querido que las cosas hubieran ocurrido de manera muy distinta… Lo que ocurre entonces está muy por encima de lo que expresan las palabras: “circula una energía de Vida que a su paso, lo limpia todo”. De pronto se hace el silencio, como un ligero velo que se extiende sobre un paisaje íntimo y secreto. Sylvie se ha callado. Sigue tumbada, con los ojos cerrados; una mano de luz se posa sobre su cabeza, con sencillez y ternura, como para acariciarla. Es la entidad que, con ese gesto de amor, parece decir: Gracias… También ella, liberada del vínculo de culpabilidad que la unía a Sylvie, podrá continuar con serenidad un camino que sólo ella conoce. 57

Sylvie llora, pero ahora sus lágrimas no son de culpabilidad o desesperación. No. Esta vez son lágrimas de paz, de sosiego; siente una dicha inmensa por haber comprendido, porque ya no juzga nada ni a nadie. Ya no tiene resentimiento contra el estamento médico, ni contra su madre, ni contra sí misma, y eso es muy hermoso. Todas las ondas que surgen de ella en esos momentos, tienen los colores habituales de los mensajes de reconciliación y de amor sin expectativas… Sylvie ya no es un bebé no deseado del que quieren deshacerse a la fuerza; tampoco es ya la mujer que rechaza involuntariamente la vida que lleva en sí. Ahora es un ser que sabe, en lo más profundo de su corazón, que la Vida nunca es injusta y que todo lo que le presenta forma parte del itinerario que ha de recorrer. (1) (1)(Sylvie tuvo un aborto terapéutico que le afectó mucho debido, sobre todo, a lo que había experimentado, cuando todavía era un feto. Eso no significa, en modo alguno, que los abortos espontáneos o provocados, vayan a originar necesariamente un cáncer. En cambio, lo que sí hay siempre es una, o más, FP que permanecen en torno a la persona que no ha podido o querido tener el niño. Para más información, véase en versión española el libro titulado: “El No Deseado, encuentro con el niño que no pudo venir”, de D. Meurois-Givaudan. Editorial Luciérnaga, Barcelona, 2003). La culpabilidad no está generada por el acto en sí, sino por la energía que conlleva la acción. Es una cuestión de madurez del alma, de consciencia, sencillamente. El hombre que se ocupaba del control de nacimientos en un pueblo de China no creía estar haciendo algo antinatural, pero el día en que su alma contemple de un modo diferente el respeto a la Vida, la culpabilidad tomará forma y se convertirá en una FP que irá pisándole los talones hasta que consiga amarse y perdonarse a sí mismo. La culpabilidad nace de una ruptura entre lo que hacemos y lo que tendríamos que hacer, que nos viene indicado por la madurez del alma, por la madurez del corazón. Desde el momento en que tiene lugar la ruptura, comienza un largo periplo que nos llevará, al final del camino, a transmutar, a ir más allá de un simple perdón humano, a amar, sencillamente. Es frecuente que se forme una FP de culpabilidad en el aura de una mujer que ha abortado. La arrastrará, como un peso invisible, hasta que se le presente la oportunidad de disolverla, que puede ser una adopción, otro hijo, o recibiendo la ayuda adecuada. El que quiere reparar lo que algunos llaman falta tiene muchos medios a su alcance. Un encuentro concreto puede ser muy beneficioso, pues tal vez permita concluir un capítulo que parecía inacabado… ¡Son tantos los medios que ofrece la Vida para realizar lo que nuestras almas habían planificado…! Lo que debemos hacer es estar disponibles para no rechazar los acontecimientos y situaciones que atraemos a nuestra existencia para sanar. Como ya he mencionado arriba, los orientales llaman karma inmediato a la acción de una FP que remite inmediatamente lo emitido hacia el propio emisor. Hoy en día es cada vez más evidente; cualquiera de nosotros puede constatar cómo, algunas de nuestras acciones, vuelven hacia nosotros con rapidez e intensidad, de modo 58

que enseguida tenemos la consecuencia de lo que hemos creado en el plano físico o sutil. Es la conocida historia de L´Arroseur arrosé (La expresión hace referencia a la película L´Arroseur arrosé, de L. Lumière. Se utiliza para designar a la persona que sufre en sus carnes lo que ella destinaba a otro), que, esta vez, nos concierne a todos. El planeta nos arrastra consigo hacia una f ase de depuración como nunca hasta ahora lo había hecho, y nos permite trasmutar un bagaje que ya no necesitamos para la aventura que tenemos por delante. 15. Formas-Pensamiento y genética Alza los ojos hacia el azul del cielo y respira… ¿Crees que alguno de nosotros pertenece a quienquiera que sea? No. Cada uno se pertenece sólo a sí mismo. Camino de Aquellos Tiempos. Entre las FP que actúan en nosotros, y aún más allá, hay algunas que en realidad no son nuestras. No obstante, ejercen sobre nosotros un efecto verdaderamente llamativo y, si las ignoramos pueden envenenar nuestra existencia. Todos hemos oído hablar de personas que morían a la misma edad que su padre o su madre y de la misma enfermedad. Tal vez padece usted la misma patología que su padre o su abuelo, si es hombre, o que su madre o abuela, si es mujer. Si tiene un problema cardíaco, como su padre, o problemas de circulación o cáncer de pecho, como su madre, es muy probable que transporte consigo, en su aura, unas FP que pertenecen a todo un linaje de hombres o de mujeres que vivieron antes que usted. No voy a dar aquí un curso sobre genealogía porque no es mi especialidad. Otras personas lo hacen mucho mejor que yo. Lo que voy a exponer es lo que he observado en el aura de algunas personas que padecían una patología familiar. Cuando una persona padece una enfermedad que ya sufrieron su padre y su abuelo, o su madre y su abuela – en general, las personas del mismo sexo -, como problemas intestinales o coronarios, suele decirse que se trata de un trastorno genético. Hace algún tiempo oí decir que, en Estados Unidos, algunos cirujanos proponían la ablación mamaria preventiva a las mujeres cuyas madres habían tenido un cáncer de seno. ¿Creían de veras esos médicos que así evitaban la enfermedad a los descendientes? La ignorancia del funcionamiento de los cuerpos sutiles lleva a menudo a cometer ese tipo de aberraciones. Mientras se considere el cuerpo como una simple máquina que hay que reparar, faltará un ingrediente esencial para que tenga lugar la sanación total. Si un ser humano se encarna en una familia en la que existe alguna patología congénita, ¿es casualidad que la herede él y no los demás hermanos? 59

Cuando observo el aura de una persona que padece una enfermedad familiar, a menudo veo algunas FP vinculadas al órgano afectado. Sin embargo, su color, su número y su emplazamiento me permite afirmar, que no pertenecen exclusivamente a la persona enferma. Y a menudo contienen información referente al padre o a la madre, o a los abuelos, o incluso a los bisabuelos. ¿De qué se trata exactamente? Sylvain Sylvain es un viejo amigo que padece ardor de estómago desde hace mucho tiempo, pero nos dice que es cosa de familia. Últimamente, sin embargo, está preocupado. Su padre murió a los cincuenta y cuatro años de cáncer de estómago; se repuso, tuvo una recaída, se sometió a quimioterapia, nuevos exámenes médicos, desenlace fatal… Todo está dolorosamente grabado en su memoria. En realidad, él no nos lo dice, pero en un rincón de su aura aparece, como enroscada, una FP que nos informa de que no ha asimilado la enfermedad ni la muerte de su padre. Ha ocultado su pena, nada más, pero no la ha transformado. El problema se perfila poco a poco en su aura. Aparece una fecha: pronto cumplirá cincuenta y cuatro años. La FP parece despertar reactivada por el pensamiento no formulado, pero presente, de Sylvain, que inevitablemente identifica su dolencia con la enfermedad de su padre.

Sin embargo, los exámenes médicos a los que se ha sometido, indican que no tiene cáncer. Pero tampoco detectaron nada en su padre… La enfermedad se declaró de pronto y duró apenas unos meses. Sólo de pensar en ello Sylvain, por lo general de carácter alegre, va entrando en una fase depresiva de cierta importancia. ¿Qué es lo que ocurre? Según la percepción que nosotros tenemos de esto, lo que ocurre es que una FP empieza a manifestar su presencia ante la situación dada, y se mantendrá más o menos activa según la intensidad, la constancia y la frecuencia con que sea alimentada. Algunas FP nos siguen desde hace mucho tiempo, y también están las que hemos captado de nuestra familia y que seguimos manteniendo. En el caso de Sylvain, se trata de esto último. Cuando emprendemos el camino de la encarnación, llegamos a una familia que tiene determinadas características y ve las cosas de cierta manera… Las aptitudes y debilidades de la familia constituyen un factor, nada despreciable, a la hora de elegir las cartas con las que vamos a jugar en la vida actual. Es posible que Sylvain tenga cierta fragilidad en el estómago desde el momento de su nacimiento porque, como sabrá más tarde, también su abuelo murió de un problema de estómago a los cincuenta y tres años. Cuando murió su padre, Sylvain tenía diez años apenas, y siempre había sentido cierto resentimiento hacia él, por haberlo abandonado a tan temprana edad. Su debilidad estomacal es como una marca de familia, no de fábrica. 60

A partir de ese momento, según que Sylvain acepte o rechace los acontecimientos de la vida, según la forma en que viva las dificultades de su existencia, la fragilidad inicial podrá convertirse o no en patología. Su padre quedó huérfano de padre a los diez años, a la misma edad que él. Creció en una familia que no había aceptado los diversos duelos que había tenido que sufrir, y en la que la actitud, ante las injusticias de la vida, frecuentes por el lado paterno, era de no aceptación. Como desde niño se le había inculcado esa manera de ver la vida, tenía una actitud idéntica a la que tuvo su padre y, seguramente, también su abuelo. Lo que sentía cuando moría alguien o sufría una prueba de ese tipo, podría resumirse así: “La vida es injusta. No acepto lo que la vida me propone”. Y ése es justo el momento en que una simple fragilidad se transforma en enfermedad. Sylvain contempla los acontecimientos de la vida desde la misma perspectiva que lo hicieron su padre y su abuelo, con lo que no hace, sino reactivar una FP que le debilita cada vez más. Le preguntamos a Sylvain si puede enterarse de lo que le pasó a su abuelo. Se informa, y así puede comprender por fin su propio caso. El abuelo estuvo trabajando en el extranjero, donde desempeñó un cargo importante y bien remunerado. Cuando regresó a Francia con toda la familia, vivían holgadamente, no reparaban en gastos. Pero un buen día fue acusado, injustamente, de malversación de fondos, con lo que cambió de pronto aquella vida fácil y despreocupada. Lo echaron del trabajo y redujeron a la mitad la pensión de jubilación que le hubiera correspondido. Como aún era joven, se endeudó para comprar una pequeña y vieja farmacia e hizo proyectos para renovarla y darle nueva vida. Había pasado un año apenas, cuando el contable del pequeño negocio solicitó una entrevista urgente; al ver las cuentas, el abuelo descubrió que había sido víctima de una estafa. La farmacia valía muchísimo menos de lo que él había pagado, y los beneficios no eran, ni mucho menos, los que constaban en los documentos que tuvo ante sus ojos en el momento de la compra. Arruinado y asqueado, ante lo que consideró como un nuevo fracaso, murió a los pocos meses de un cáncer de estómago. Pese a todo, el padre de Sylvain pudo hacer una buena carrera gracias a la ayuda de una de sus tías. Era médico; había instalado la consulta en un local junto a otros colegas, y el trabajo le iba bien. Sin embargo, un día recibió un comunicado oficial de un abogado en el que se le hacía una acusación grave: “No haber asistido a una persona en peligro”. Al principio no entendía nada, porque siempre había hecho su trabajo lo mejor posible. Se dijo a sí mismo que era absolutamente injusto, aunque sin comprender que había pasado. Después se enteró, a su pesar, de que una joven se había suicidado al salir de su consulta; y los padres, personas influyentes, lo habían 61

denunciado. Durante el proceso, apenas dormía; se le agrió el carácter, se hizo incluso agresivo, y cada vez acudían menos personas a su consulta. Y fue entonces cuando se enteró de que tenía un cáncer de estómago. Sylvain es farmacéutico, y el negocio no va tan bien como desearía. También a él le estafó su vendedor, hace de eso cuatro años, y ahora tiene que declararse en quiebra. Lo considera un fracaso y una injusticia, y a esto se añade la muerte de su padre, que nunca ha asimilado. Su madre trabajó mucho para sacar adelante a sus hijos, pero ahora padece depresión y está internada en una clínica; pierde la cabeza a menudo. Sylvain está reactivando todas las FP de injusticia y de rebeldía que hay en torno a él. Están ahí, vinculadas al estómago y al tercer chakra, dispuestas a alimentarse de cualquier acontecimiento que Sylvain encuentre en su camino, dándole su particular color. ¿Seguirá encadenado a las FP, alimentándose de los egrégores de rencor, de ira y de miedo? ¿O decidirá respirar de otra manera? ¿Asumirá como propia la vida que vivió su padre o su abuelo? ¿O recorrerá su propio camino? ¿Tomará la decisión de resolver sus problemas transmutando lo que es herencia de familia pero que, en realidad, no le pertenece? Sylvain dice SÍ. Dice sí con la cabeza y con el corazón. Quiere pasar a otra cosa; esta vez se considera capaz de seguir un itinerario que le concierne sólo a él. Acepta, y en la aceptación es donde tiene lugar el milagro de la transmutación. A los pocos meses ya no siente animosidad hacia la vida. Ha decidido cambiar radicalmente; de hecho, se ha convertido en un hombre diferente. Se ha marchado con su familia a una isla, y la dulzura de vivir en el trópico le ha hecho renacer. Ya no tiene que demostrar nada ni rescatar honor alguno. Ahora, varios años después, ya no le duele el estómago. Y ha superado ampliamente los cincuenta y cuatro años. Podríamos hacernos la siguiente pregunta: ¿Por qué nos encarnamos en una determinada familia para asumir unas FP que, en realidad, no nos pertenecen? Cuando digo que no nos pertenecen, no es del todo exacto. Debo precisar. En efecto, es imposible captar una FP que no tenga nada que ver con nosotros. Cuando tomamos por nuestra cuenta, como herencia, una FP que se arrastra de generación en generación, es porque hay en nosotros algo que entra en sintonía con la energía que ella emite. No asimilar los acontecimientos que parecen injustos, es algo que también forma parte de la historia de Sylvain, y si él ha asumido esa herencia es porque arrastra la herida desde mucho tiempo atrás. Saber desde cuándo y de qué se trata exactamente, no tiene demasiada importancia. Lo esencial es saber que no captamos nada al azar y que si nos afecta una FP familiar es porque ya llevamos en nosotros la herida.

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Si sanamos – y no dudo de que lo hagamos, porque nuestra época nos permite pocas escapatorias -, no sólo sanamos a todos nuestros descendientes susceptibles de tener algo que ver con esta historia, sino que liberamos también a los ascendientes. Es uno de los milagros que la vida nos ofrece gracias a los vínculos que nos unen a todos. La semilla no se planta en el cielo, sino en la tierra. Si queremos sanar, debemos dejar de intentar evadirnos de la Tierra y de lo que en ella se nos presenta. A veces oigo a alguien decir: “No me siento a gusto en este planeta; seguramente vengo de otro sitio, me gustaría volver allí”. Lo comprendo, pero me parece absolutamente incompatible con lo que queremos ser. El que rechaza su encarnación no tendrá nunca fuertes raíces, y sin raíces no podrá subir muy alto; será como un árbol golpeado por el viento: ¡Desarraigado!

16. Formas-Pensamiento y secretos de familia Los muertos son invisibles pero no por eso están ausentes. San Agustín Una FP puede llevarnos a desarrollar una especie de enfermedad familiar, como he citado en el caso de Sylvain. En el Terreno de la patología de la conducta, las FP actúan de la misma manera. Todos conocemos a algunas personas que en su vida han tenido episodios análogos a los que vivieron sus progenitores. Recuerdo que, en un seminario que dimos Antoine y yo, varias asistentes se quedaron muy sorprendidas al caer en la cuenta de que habían tenido tres hijos, igual que sus madres, de que se habían divorciado a los treinta y cinco años, como ellas, y de que realizaban un trabajo muy parecido al que ellas hubieran querido tener. Nada de eso tiene demasiada incidencia en la vida, ni entraña patología alguna, pero nos hace reflexionar sobre el hecho de que cada individuo no es tan individual como cree. Pero, volviendo a lo que puede crear anomalías en la conducta, debo recordar que algunas FP nos hacen actuar de una manera contraria a lo que desea nuestro ser profundo, y nos convierten así en enfermos… de culpabilidad… En el libro Lectura d´auras et soins esseniens, (Lecturas de auras y cuidados esenios), cito el caso de un amigo que murió de un cáncer intestinal que nada pudo atajar. La FP que llevaba adherida a la parte enferma contenía el rostro de una joven. ¿Por qué abandonó, en cierta manera, a su criatura, pensando que sería lo mejor para todos? Porque, siendo todavía un bebé, creyó vivir en su carne el abandono paterno. Ese hecho, que no era real, por cierto, había dejado una profunda huella en su inconsciente; y su corazón, al igual que su alma, sufría a causa de los dos abandonos. Inconscientemente se sentía culpable del segundo, y el secreto de 63

familia concerniente a la muerte de su padre, le bloqueaba la posibilidad de aclarar la historia del primero de modo consciente. ¡Un secreto de familia puede matar! Es como tapar herméticamente una olla a presión: antes o después explota. Cuando una FP contiene un secreto de familia, actúa de manera larvada pero con mucha eficacia; y precisamente por eso es temible y peligrosa, porque actúa a expensas del que la lleva y sin que nadie lo sepa. En cierta ocasión, una joven nos contó lo siguiente: Durante los primeros años de su vida padecía insomnio porque siempre veía flotando por encima de su cama algo que parecía un bebé. Se pasaba despierta gran parte de la noche porque le daba mucho miedo que aquella forma la tocara. Esto duró hasta el día en que oyó a su madre comentarle a una de sus tías, la dificultad que tenía para reponerse de la pena de haber perdido a su primer hijo, que había muerto al poco de nacer. A partir de aquel momento dejó de tener miedo; no sólo eso, sino que se sintió liberada por completo y con ganas de corretear y de reír. Al fin pudo dormir apaciblemente, y nunca más volvió a ver forma alguna por encima de su cama. Lo que le ocurrió a aquella niña era muy sencillo. Había captado, de un modo inconsciente, el drama y la FP que flotaba todavía en el aura de su madre, pero no podía expresar con palabras un hecho del que nadie le había hablado. Los niños, hasta la edad de siete años más o menos, están unidos a su madre mediante una especie de cordón umbilical sutil, a través del cual perciben, con una fuerza que nunca más volverán a sentir, todo lo que concierne a su progenitora. Así que lo que veía esta niña era una FP situada en torno a su madre, y hacía suya la historia misteriosa que la había originado. Aunque se crea lo contrario, el niño capta el drama que no se comenta, con un halo de misterio que le causa un fuerte impacto. Para percibir una FP no hacen falta las palabras; los niños las perciben con facilidad porque su mente no constituye todavía una barrera. En la mayoría de los casos, unas pocas palabras bastan para desdramatizar la situación y poner las cosas en su sitio. Son muchas las personas que viven, o han vivido, momentos difíciles o percibidos como tales. Incestos, violaciones, suicidios, quiebras, crímenes, abandonos…, son cosas que ocurren… y tienen un cariz más o menos dramático según la perspectiva desde la que se observe. Si dejáramos de mantener ocultos en el fondo del alma, algunos acontecimientos que nos parecieron terribles en su día, haríamos menos gravoso nuestro caminar y, por supuesto, el de nuestros hijos y nietos. ¿No sería mejor tomar altura, desdramatizarlos y atenernos, simplemente a los hechos? Sam El caso de Sam es muy especial. Cuando lo vemos por primera vez, viene con el diagnóstico de autista. Las palabras no significan gran cosa para nosotros, ni para Antoine, a pesar de ser médico, ni para mí, y nos limitamos a observar a ese pequeño ser que a veces sonríe y otras veces se aferra a sus padres de forma compulsiva, incluso agresiva. No es posible hacer una lectura de su aura, pero hay otras maneras de comulgar con él, de escucharle. 64

Al observarlo, dirijo la mirada hacia la parte de arriba de su cuerpo, pues al parecer es ahí donde todo ocurre, donde todo tiene lugar. El pequeño no tiene raíces, no desea arraigarse en la materia; al contrario, se detecta en él un profundo rechazo a la encarnación. Está envuelto en una luz que gira, como danzando, hacia la parte de arriba en su cuerpo físico. A través de sus ojos capto algunas miradas furtivas, rápidas como rayos, que no parecen humanas. Trato de no estar tensa. Procuro estar disponible, sin más; de lo contrario, no podría haber comunicación alguna entre el pequeño Sam y yo. La mente, o el simple deseo de ayudarle, podría interferir como una pantalla e impedir que hubiera entre nosotros una verdadera comunicación, o que quedara en poca cosa… Pasan varios minutos, unos largos, larguísimos minutos que parecen interminables. Después, de repente, percibo uno, luego dos, luego una miríada de pequeños seres, como los seres de la naturaleza, que han decidido mostrarse. Reconozco su mirada maliciosa y juguetona, las mismas miríadas que poco antes había captado en los ojos de Sam. Conozco bien a esos seres, que ignoran por completo la moral terrestre. Se ríen, estallan en suaves carcajadas; son juguetones y experimentan la materia a su manera, sin intención de molestar. Juguetean, y nada cuenta para ellos salvo lo que les divierte. Son ellos los que, en ciertos momentos, habitan el vehículo físico de Sam y le hacen actuar de un modo desconcertante. Intento entrar en comunicación con ellos a través de las imágenes que percibo cuando de pronto, capto en el fondo de mi ser, una voz que expresa con toda fidelidad lo que al parecer desean decirme: -

Estamos aquí para ayudar a Sam, que se niega a integrarse plenamente en su cuerpo material y nos deja sitio a nosotros. Hemos hecho un pacto con él, de modo que nos deja experimentar la materia hasta que él decida integrarse por completo a su cuerpo físico. Mientras tanto, nosotros lo sustentamos, le damos vida. Sam no quiere ni puede descender porque una antigua historia de la familia está bloqueando su encarnación e impide que se arraigue por completo en la materia.

Me pregunto si una FP puede, en efecto, bloquear la vida de una persona. Me vienen a la memoria algunos recuerdos, en particular el de una amiga en cuya familia, según me contó, no conseguían que naciera un niño hasta que su madre levantó el velo que ocultaba un acontecimiento que ella había vivido y no había aceptado… Tras la revelación, todo entró en el orden lógico de la vida. Aunque no siempre es tan sencillo. Absorta en mis pensamientos, no me he dado cuenta de que la voz se ha detenido de modo tan imprevisto como había comenzado. Los padres de Sam, que por fortuna son seres abiertos y han oído hablar de los seres de la Naturaleza, me escuchan con atención y repasan las imágenes de su propia vida en busca de algún rastro que pueda ayudarles. No encuentran nada, pero se marchan con un objetivo claro: averiguar si algún secreto larvado roe todavía la familia de él o de ella. Tras larga búsqueda, la madre de Sam acaba por oír, de labios de una tía abuela, lo siguiente: Hace varios meses que me preguntas por nuestra familia; 65

después de pensarlo mucho, he decidido contarte algo que pasó. Mi hermana, tu abuela, vivió algo terrible, que sólo sabíamos las dos. Se llevó el secreto a la tumba, pero ahora creo que, como tú dices, ya no hay razón para mantener ocultas viejas historias. -

Annie y yo tuvimos una infancia difícil de la que nunca hemos querido hablaros, sin duda por vergüenza de nosotras mismas y por temor a ser juzgadas, aunque también para no poner sobre vuestros hombros una pesada carga… Queríamos olvidar, aunque ahora sé que no se puede borrar un acontecimiento. Hacemos como que no lo recordamos…, e intentamos seguir viviendo.

La tía abuela recupera el aliento. Está hundida en el sillón y retuerce entre sus manos una manta de lana que suele colocar sobre las rodillas cuando se adormece a lo largo del día. Su mirada se pierde en lontananza mientras busca las palabras con las que va a relatar los hechos. El recuerdo la pone nerviosa, es evidente que hablar de eso la hace sufrir. Tras un profundo suspiro, continúa: Todos y cada uno de los días de nuestra infancia fueron para las dos, días terribles. Siempre igual. Nuestro abuelo, el padre de nuestra madre, estaba siempre observándonos; nos miraba cuando nos lavábamos y cuando nos desvestíamos, y por la noche, cuando estábamos en la cama, iba a tocarnos donde no debía; decía que no teníamos que decírselo a nadie, porque de lo contrario nos castigarían. Sabíamos que lo que hacía no estaba bien, cierta intuición nos lo decía, pero teníamos mucho miedo y creíamos que era culpa nuestra. -

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Fuimos haciéndonos mayores y el abuelo seguía allí, cada vez más vicioso. El incesto continuó hasta el día en que tu abuela, mi hermana, se quedó embarazada. Acababa de cumplir quince años. Debes pensar que fuimos unas tontas por no decir nada, pero hablar de esto en aquella época era sumamente difícil. Además, mamá pensaba que su padre era un santo que cuidaba de sus hijas con amor mientras ella trabajaba en el campo con papá. Después de un intento de aborto fracasado, entre las dos procuramos ocultar su embarazo. Cuando ya empezaba a notarse, Annie huyó de casa y se escondió hasta el momento del parto. Nuestros padres, inquietos, la hicieron buscar por todas partes; yo les dije que se había fugado con un hombre, pero que estaba bien. Se enfadaron mucho y dijeron que no querían verla más. Yo iba a verla a escondidas. Cuando por fin nació el niño, una familia cristiana decidió hacerse cargo de él, a condición de que ella desapareciera de su vida para siempre. Aquel desenlace nos alegró, éramos muy jóvenes, pero me di cuenta de que para ella no había sido fácil. Cuando nació la criatura, era como una niña que jugaba a ser mamá. Pero esta vez no era un juego; y cuando la pareja fue a buscar al bebé, en la mirada de mi hermana se podía leer toda la desesperación del mundo… Traté de ayudarla, pero apenas nos llevábamos un año y teníamos tanto sufrimiento a nuestras espaldas… Más tarde encontró a tu abuelo, con el que tuvo cinco hijos. Nuestros padres le perdonaron la fuga, por supuesto, sin saber nada de la 66

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historia. El abuelo murió al fin, se ahogó al atragantársele un trozo de pan, y debo decir que fue un gran alivio para las dos. Muchas veces pude leer en la mirada de mi hermana, la misma infinita tristeza que vi cuando entregó a su hijo, y sé que durante mucho tiempo trató de encontrarlo. No sé si llegó a verlo, siquiera de lejos, antes de morir. Supongo que, de haber sido así, me lo habría dicho. Aunque…, sólo Dios lo sabe. Si algún día llegáis a encontrarlo, tal vez os enteréis de algo más y podréis poner punto final a esta triste historia.

No sé qué hicieron los padres de Sam con es información, pero de él he tenido noticias a través de su terapeuta. Sé que está en la Tierra cada vez más, hasta el punto de que ha podido ser escolarizado. Quiero señalar, como he dicho al principio, que la historia de Sam es un tanto especial. El origen del autismo no siempre es éste, evidentemente; cada ser emprende un itinerario único que determina las razones por las que rechaza venir a la Tierra. No obstante, es importante saber que una FP de un secreto, puede bloquear el descenso de una existencia a la materia hasta que el problema en cuestión, ocupe en la vida de la familia, un lugar y dimensiones aceptables. La energía, tanto sutil como electromagnética, que sustenta una dificultad de este tipo, crea una nube negra por encima de la cabeza de las personas a las que conciernen los hechos y bloquea su vida, impidiendo que progresen adecuadamente en uno o varios planos, sean físicos, psíquicos o sutiles. Con demasiada frecuencia despreciamos, por inconsistente, lo que creemos que procede del campo sutil. Sin embargo, gracias a una física que va mucho más allá de la materia, algunos investigadores, como Pribram, han demostrado que la energía que emite el corazón, puede tener un impacto tremendo, a través del cerebro, en la materia densa. Pues bien, lo que transmiten las FP es precisamente la energía del corazón. Y así ocurre que, a veces, levantamos montañas en nuestro camino, y otras las aplanamos, sin que intervenga en ello el concepto de justo o injusto, de bueno o de malo, hasta que encontremos de nuevo la Fuente de la que nos hemos separado. Ejercicio práctico para la transparencia Imagínese durante un día, como una persona transparente, como un ser sin secreto alguno. Hoy todo es usted es claridad, y a su alrededor también. Todas las personas con las que se cruce en el camino podrán leer en usted, como en un libro abierto. No esconde nada. Su sonrisa es una sonrisa sincera, que no oculta nada; sus palabras son palabras veraces y nada de lo que dice implica juicio alguno.

Los secretos ya no le conciernen, no más que los rumores, lo que se dice. No hace ningún comentario sobre el tema, ni a favor ni en contra. Ofrézcase a sí mismo, de vez en cuando, una jornada así, de limpieza y purificación, sencillamente. Hágalo cada vez con más frecuencia, y se dará cuenta de que, al 67

retirarse a dormir al final del día, siente un profundo bienestar y una energía renovada. Hasta ahora hemos hablado de FP individuales y también de las familiares. En el mismo orden de cosas podemos decir que existe una genética social – con sus reacciones, creencias, sensibilidad y sabiduría – que heredamos mucho antes de nuestra encarnación física. Durante los nueve meses que preceden al nacimiento, y a menudo antes incluso, de que comience el descenso a la Tierra, nos programamos y recibimos el impacto de unos padres que pertenecen a un amplio grupo inmerso en una cierta civilización, en una determinada época. Así pues, pertenecemos genéticamente a una sociedad en particular, que tiene unas ideas y unos ritos concretos, y que condiciona nuestra vida, tanto si estamos de acuerdo con ella como si no. Tenemos pues, unas raíces, de las que a veces nos sentimos satisfechos; pero son ellas precisamente las que, como sombras en apariencia tranquilizadores, nos aprisionan y nos mantienen encerrados en unos moldes portadores de guerras y conflictos en germen. Sólo el amor y la fuerza del alma nos permitirán salir del marco estrecho de la civilización, a fin de que podamos expandirnos más allá. Y así, liberados de la mirada con la que ahora observamos la vida, podremos transmutar la genética que pesa sobre la Humanidad actual. 17. Formas-Pensamiento parásitas La vestidura de la que debéis despojaros es la del sufrimiento, ¡la de la falta de amor! Camino de Aquellos tiempos Tras veinte años al servicio de las energías sutiles, me he dado cuenta de que al leer el aura de algunas personas veía a veces unas FP que podría calificar de parásitas. Las denomino así porque no hay relación alguna entre lo que contienen y la vida actual de la persona portadora, y tampoco tienen nada que ver con algún episodio concreto de una vida pasada. Las FP parásitas, más ligeras y menos perentorias que las FP familiares, pueden sin embargo inducir un tipo de comportamiento, una actitud o un modo de pensar que tiene poca relación con lo que es habitual en el portador. Una joven vino a consultarme un día porque, según me contó, tenía un miedo terrible a que la violaran. Su temor surgía siempre que paseaba sola por algún lugar aislado, aunque no fuera peligroso, pero no había nada en su vida actual ni en su educación, que pudiera motivarlo. Cosa extraña – aunque comprensible por lo que sabemos respecto a esto -, siempre que salía a pasear sola se le acercaba algún desconocido, con lo que se reactivaba la energía del miedo. 68

En el aura causal arrastraba una FP conectada a sus vidas anteriores; pero, ante mi sorpresa, no parecía relacionada con órgano alguno de su cuerpo. Estaba ahí, flotando en el espacio de la joven, pero no tenía con ella ningún vínculo concreto. Al llegar a este punto, quiero advertir a los que se lanzan a las terapias energéticas que deben tener cuidado, porque en ese momento la mente puede elaborar un falso andamiaje que no hará sino embrollar más una situación ya de por sí complicada. Con cierta frecuencia nos sentimos contrariados, en nuestra condición de terapeutas, por no poder dar respuesta a una persona que viene en busca de ayuda. No obstante, considero que es muy importante no interpretar algo que uno ve pero que desconoce por completo. Hacer apreciaciones desviadas de la realidad puede resultar muy doloroso para la persona que acude a la consulta y, en definitiva, sólo sirve para satisfacer el momentáneamente el ego del terapeuta. Saber y conseguir explicarlo todo nos da una sensación de poder por la que todos hemos pasado. Cuando no sabemos qué respuesta dar, tenemos miedo…, miedo de no conseguir lo esperado, de no estar a la altura de nuestra incapacidad… Sin embargo, sólo la autenticidad puede eliminar la esclerosis que tal vez padece el alma y convertirnos en un verdadero canal de luz. Resulta fácil decir que “no somos nosotros los que sanamos, sino la luz que pasa a través de nosotros”. Lo oigo con frecuencia en labios de algunos terapeutas energéticos. Es cierto. Pero existe una gran diferencia entre decirlo y llevarlo a cabo realmente. En el caso que nos ocupa, una de las personas que estaba con nosotros en periodo de prácticas, que tenía una buena percepción de los cuerpos sutiles, ante mi asombro, le dijo: -

Has debido de tener algún problema de incesto con tu padre, porque la FP está a la derecha, en relación con la energía masculina. Como está situada en el límite del aura causal, es la reactivación de algo que te ocurrió en tu primera infancia; también está relacionada con una vida precedente. Es un acontecimiento doloroso que se ha borrado de tu memoria, por eso no lo recuerdas…

¡Eso es exactamente lo que no hay que decir! La joven se sobresalta al oír esas palabras. La comprendo. Nos dice entonces que no puede preguntarle nada a su padre porque ya ha fallecido, pero que tenía plena confianza en él. Los colores del aura de la paciente voluntaria, empiezan a cambiar y a entremezclarse, lo cual me indica que siente una gran confusión ante lo que acaba de oír, aunque nada en su actitud lo da a entender. Confía en su compañero de prácticas, al que conoce perfectamente, y se pregunta si será cierto lo que acaba de ver. Está sufriendo, y se hace una serie de preguntas: ¿Qué es lo que ha visto en realidad? ¿Y si fuera cierto? En ese caso, mi padre no sería tan bueno como yo creía…

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Todo su mundo está a punto de desmoronarse. La imagen de su padre se empaña poco a poco. En esos momentos está ocurriendo exactamente lo contrario de lo que pretendemos como terapeutas, que es llevar a un ser a revelar lo que porta en sí, y no a imponerle nuestras propias creencias, matizadas casi siempre con el tinte de nuestras dificultades personales. Lo que menos importa, en todo caso, es que haya habido o dejado de hacer actos incestuosos en la realidad física, porque lo que crea un impacto doloroso, no es el hecho en sí, sino la creencia o la idea que uno se hace de él. Imagino que, al leer esto, pensará usted que exagero un poco. ¡No lo crea! He constatado en muchas ocasiones que lo que produce la herida, no es el acontecimiento en sí, sino los colores con los que cada uno lo adorna. Por ejemplo, dejar a un niño durante varias semanas en casa de la abuela porque la madre está cansada, enferma o va a dar a luz, sencillamente, puede causar en él la sensación de abandono – que los padres en modo alguno han deseado – y causarle una herida psicológica. Ésta es la que tiene que poner de relieve el terapeuta, y la que tiene que sanar el propio paciente porque, como ya hemos dicho, la única sanación verdadera es la autosanación. En esta ocasión decido retomar el hilo de la extraña lectura que se acaba de hacer y capto, en la FP de la joven, el rostro de una mujer de más edad. Se la describo, y enseguida la identifica con su abuela. Para mí es cada vez más evidente; además, descubro en la FP algunas escenas que no dejan lugar a dudas. La historia que vive nuestra paciente está en relación con un trauma que tuvo su abuela y que continúa actuando a través de ella. La joven nos dice que se crió prácticamente con su abuelita, que le tenía muchísimo cariño y que estaban muy unidas. Nos describe así el vínculo que las unía: “Podía adivinar lo que pensaba, sus emociones, sus alegrías, sus penas… Y creo que a ella le ocurría lo mismo conmigo”. ¿Qué había pasado entonces? A través de un mecanismo inconsciente, la niña quiso aliviar a la abuela de un peso que intuía llevaba, sin poder hacer nada concreto para librarla de él. La historia no tenía nada que ver con ella, pero creía que así aligeraba la triste sombra que a veces veía en la mirada de la persona a la que tanto quería. Dispuesta a todo, había aceptado hacer suyo un problema que no le concernía, como el que lleva una maleta para ayudar a alguien que no puede con la carga. En un impulso de amor, la nievecita tomó sobre sí una parte del peso que abrumaba a la abuela, como hacen a veces los grandes maestros de sabiduría. Hace ya varios años que ésta falleció llevando consigo su trauma, aunque aligerado por el amor de una nievecita que no deseaba sino ayudar. La joven en que se ha convertido aquella niña, ya no necesita llevar un peso que no es suyo. Esta vez, plenamente consciente, va a superar esa FP parásita que no requiere más que transparencia y que le ha enseñado el amor y el don de sí. La FP no nos contó nada más… ¿Cuál era el vínculo que unía a esas dos mujeres? ¿Y por qué un regalo semejante? Sólo su corazón podría decirlo.

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¿Es importante conocer siempre los hechos que conducen a tal actitud o a tal otra? No lo creo. Para resolver cualquier problema de este tipo hace falta amor y no juzgarse a sí mismo ni a los demás. Volveremos sobre ello. En cuanto a saber, sin duda permite conocer lo que ocurre en nosotros, pero sólo desde un punto de vista intelectual; el conocimiento, sin embargo, va mucho más allá. Es una especie de intuición divina que sabe y que actúa en consecuencia, fuera de la conciencia encarnada y fuera del tiempo, de nuestro tiempo. Basta que una parte de nosotros esté en relación con esa consciencia para que se opere la magia de la transmutación que nos permitirá hacer borrón y cuenta nueva. 18. Formas-Pensamiento y pueblo animal ¡Respira, estás vivo! Thich Nath Hanh Existe un reino próximo al de los hombres que también es creador de FP, pero tiene la importante capacidad de dar amor. Al igual que hacía la nietecita del capítulo anterior con su abuela, el mundo animal nos hace don de su vitalidad captando las FP destructoras que generamos con la mayor inconsciencia. Escuchemos al pequeño Tommy, un joven perro labrador que está experimentando la vida en nuestro planeta: Hoy sé que mi hermana gata se ha ido para evitar una desgracia en uno de los niños de la familia… Cuando va a ocurrir algo doloroso o impactante, nosotros lo sabemos con antelación. Vemos que se forma una luz oscura en el lugar en cuestión. En general, no sabemos de dónde procede, pero los más ancianos de entre nosotros dicen que sale del ser que va a sufrir el impacto y envenena un lugar concreto. Es como un arranque de cólera de un ser hacía sí mismo… A veces, el espíritu de vida nos pide que tomemos sobre nosotros la luz oscura destinada a un ser humano al que amamos; entonces aceptamos que el impacto recaiga sobre nosotros y que la fuerza vital abandone nuestra forma física. Lo que nos impulsa a actuar de esa manera no es el deber, sino el amor. (Le peuple Animal, de D. Meurois y A. Givaudan, éditions Le perséa (Québec)). Y continúa diciendo: -

-

El espíritu de vida que nos anima nos pide a veces que tomemos algo de vuestra tristeza y de ese extraño peso que os abruma. Muchas veces no necesitamos decidirlo; es como si se abriera en nosotros una puerta que nos lleva a compartir… y absorbemos un poco de la carga que pesa sobre vuestra alma. Entonces os extrañáis de que la fiebre se nos lleve por delante, o de que nos atormenten terribles picores, o de que se nos caiga el pelo. En esos momentos llevamos adherido al espinazo una especie de fango gris y pegajoso. No podemos evitarlo; nuestro corazón lo encuentra lógico. También las almas-pájaro que viven cerca de vosotros, en vuestras casas, aceptan ese sufrimiento, pero lo más frecuente es que tengan 71

que abandonar su cuerpo… Sólo nuestros hermanos los gatos saben sanar de los males que absorben. Hay en su saliva una luz que disuelve la materia pegajosa que se adhiere a su pelaje… Y saben hacer fundir la basura que procede de la angustia de vuestro mundo. Así es como se expresa Tommy. Y así es como habla de los residuos etéricos que se adhieren a los seres humanos, o a los animales, y que contaminan el éter. La sustancia que nos rodea, que llamamos éter, sirve de puente entre el mundo físico y los mundos sutiles. Es un transmisor indispensable para nuestro equilibrio, y actúa a varios niveles. El éter del que hablamos aquí, es el éter vital. A nivel individual, y en el marco de nuestra enseñanza, forma parte de la primera capa del aura, la que hace de barómetro para indicar nuestra vitalidad física. Si pudiéramos ver, o conocer, la milésima parte siquiera de los mundos que creamos gracias a la energía que emitimos a través de los pensamientos, las palabras y las acciones, nos quedaríamos atónitos, y quizás aterrorizados, tal es la multitud de miasmas pegajosas que nos rodean y que han sido creadas por nosotros. Cuando un borracho se hunde en un mundo terrible y espantoso, no hace sino captar algo del éter en medio del cual nos movemos a lo largo del día. Cuando un drogadicto, con ayuda de su incontrolado vehículo sutil, afronta lo que se llama un mal viaje, percibe un mundo formado por lo que creamos con nuestros pensamientos o acciones repetitivas, que forman egrégores temibles. El pueblo animal está conectado con la energía psíquica que emitimos los seres humanos. De entre todos ellos, hay un grupo que se encuentra en relación estrecha con las FP que creamos los hombres, y es el de las ratas. Oigamos lo que se nos ha dicho al respecto: -

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Vuestras hermanas, las ratas, reflejan la actividad de la mente humana. Captan los impulsos y desórdenes por los que se dejan llevan continuamente los hombres; pero, por fortuna, también captan lo mejor que hay en vosotros. En otras palabras, construyen su civilización sobre las ondas sutiles generadas por la vuestra; así que, a su manera, equilibran vuestro mundo… Su misión consiste en asimilar las ondas psíquicas de los seres humanos, en digerirlas, podríamos decir, para neutralizar su toxicidad… La conciencia de las ratas equilibra el mundo de los instintos humanos más bajos, el universo de la mente inferior. Cuando vuestras hermanas las ratas se agrupan en número considerable en algún lugar, puede decirse, en general, que allí reinan las tribulaciones y la agitación…, y si por casualidad provocan alguna enfermedad, sabed que la enfermedad es vuestra; es decir, que, en el fondo, la habéis generado vosotros. Las epidemias que algunas veces han desencadenado, no son sino la materialización de vuestra basura psíquica, de vuestras deficiencias, de vuestras carencias…, todo ello recolectado a nivel planetario.

En la actualidad, el pueblo de las ratas es incapaz de absorber más contaminación psíquica. Ya no puede desempeñar el papel de limpiador de ondas psíquicas, porque 72

la cantidad de éstas es tal – y no deja de aumentar – que ha rebasado el nivel de alarma. ¿Vamos a esperar pasivamente y con la conciencia tranquila a que ocurra en nuestro mundo una implosión por insuficiencia respiratoria? 19. Formas-Pensamiento contradictorias Sólo crecemos cuando nos encogemos en el interior de nuestras máscaras, cuando empequeñecemos tanto que alcanzamos nuestro pasado original, el átomo primario. Viaje a Shamballa Jean Entregado por completo a su proyecto, Jean ha decidido poner todos los medios para llevarlo a buen término. Es un hombre de voluntad firme y cree, quiere creer, que nada se le resiste. Tras su reciente divorcio, ha tomado la decisión de irse a vivir a otra región; piensa instalarse en el campo y comprar una casa que vi la última vez que estuvo por aquella zona. Pero antes de tomarse algún tiempo para vender la casa actual, arreglar algunas cuestiones económicas y ocuparse de todos los detalles concernientes a su futura instalación. Es técnico especializado, pero está dispuesto a cambiar de ocupación; quiere transformar la casa que ha comprado en un lugar acogedor para huéspedes, una especie de casa de turismo rural, y tiene intención de anunciarse sólo en internet, será su única publicidad. Parece que todo va por buen camino. Ha puesto la casa en venta, el notario está preparando la documentación para la adquisición de su nueva vivienda, y él está llevando a cabo una infinidad de planes para instalarse en su futura morada. Dentro de unos meses estaré allí, piensa sinceramente… Las FP relacionadas con su proyecto se sitúan a su alrededor y se refuerzan con cada una de sus acciones o de sus pensamientos. La energía que emite no se mezcla con ninguna otra, se alimenta de lo que ella misma genera. Sin embargo, van pasando las semanas, incluso los meses, y algo, que Jean no consigue identificar, retrasa todo lo relativo al proyecto. Jean se hace preguntas… ¿Tal vez el proyecto no está bien concebido? ¿O será que debe permanecer todavía algún tiempo donde se encuentra ahora? Con un gesto maquinal, trata de apartar esa clase de pensamientos, que no hacen sino crear una fisura en la hermosa energía de su creencia positiva. Pero esta vez hay algo que no ocurre como Jean, hombre activo y eficiente, había previsto. El notario sigue sin hacer nada, no logra vender su vivienda. ¿Qué significa esto? Jean reflexiona sobre cuál podría ser el obstáculo invisible que parece haber, pero en vano. Mientras, a su alrededor, todo un mundo sigue moviéndose como siempre, él no comprende nada. 73

Lo que Jean no ve son todas las otras FP que ha dejado a un lado voluntaria o involuntariamente, en particular la mayor de ellas, una que está más estructurada y es más firme que las demás: la de la culpabilidad. La madre de Jean es ya una anciana que vive a pocos kilómetros de su domicilio actual, y aunque no quiere pensar en ello diciéndose a sí mismo que encontrará una solución, lo cierto es que la FP que contiene su culpabilidad está muy activa. Está ahí, con toda su fuerza y su energía, e impide el desarrollo de las pequeñas FP nacientes relacionadas con su proyecto. Les corta el paso, las reduce y les hace perder vitalidad. Las FP de éxito y de felicidad que genera Jean, están constantemente retenidas por esa FP, grande y preocupante, que siempre ha frenado su impulso hacia la felicidad. Jean no se concede derecho al éxito. Está resentido consigo mismo, y bajo la apariencia de triunfador se castiga continuamente por unos crímenes que no ha cometido. ¿Qué es pues lo que ha pasado? Siendo todavía niño, Jean supo que la suya sería una vida de responsabilidades. Tenía apenas cinco años cuando su padre cayó gravemente enfermo y permaneció durante dos años en cama. Si haces alguna tontería, o si lloras o gritas, harás que se muera tu padre…, le decía a menudo una señora mayor que iba a casa a ayudar a su madre. Jean hace lo que puede para ser un niño bueno, pero el espectro de la muerte de su padre ligado a su bondad, planea constantemente por encima de su cabeza, y a menudo le atormenta en las pesadillas de sus noches infantiles.

Mamá apenas tiene tiempo para ocuparse de su hijo; papá va de mal en pero. ¿Será por no haber sido bastante bueno por lo que mamá llora a menudo y no le habla? Su mente inocente acaba por creerlo. Y unas FP de culpabilidad y de desvalorización se van haciendo cada vez más consistentes y más eficaces y firmes. Un día regresa del colegio todo sucio y con aspecto deplorable. Se ha peleado con otros niños y todos han rodado por el suelo. La jornada había empezado mal; al llegar a casa, su única preocupación es disimular el barro de la ropa. Pero entonces se da cuenta de que todo a su alrededor está en silencio, una tranquilidad extraña, inquietante. Busca a su mamá o a la señora – algo desabrida pero completamente entregada – que viene a ayudarle y que suele prepararle la merienda. Parece que en la casa no hay nada. Decide entonces asomarse a la habitación donde está su padre acostado, una habitación en la que no ha entrado casi nunca porque lo tenía prohibido. Y, al empujar la puerta, aparece antes sus ojos un grupo de gente alrededor de la cama, rezando. Una prima, a la que apenas conoce, se da cuenta de su presencia y le dice en un susurro: “Tu papá se ha i do a otro lugar, con los ángeles”. El pequeño Jean no sabe si acurrucarse en el regazo de su mamá… Pero, no. Se va creyendo que no ha sido bueno y que tal vez eso ha hecho que se marche su papá. En un rincón de la cocina, piensa en todo lo que ha visto. Papá se ha ido…, pero aún está ahí. Si me porto mal, morirá. Aunque no sabe exactamente cuál es el significado de esa palabra… Nunca se ha atrevido a preguntarlo pero, por lo que ha podido comprender, es algo muy grave y que depende de lo bueno que uno sea. 74

¡Qué asco de día!, se dice en voz baja. A partir de entonces mamá no es la misma. A menudo está triste; y, a veces, muy nerviosa. Trabaja fuera de casa. El muchachito está preocupado. ¿Y si papá se ha ido tan pronto a ver a los ángeles, en lugar de quedarse un poco más, por culpa suya? Pero nunca se atreverá a hacer esa pregunta. Si le dijeran que sí, que había sido por su culpa no podría soportarlo. Así que Jean prefiere olvidar, poco a poco, que se siente culpable. Quiere borrar de su memoria ese episodio doloroso. Todavía no sabe que nada se borra nunca. Las FP siguen creciendo, alimentándose y transportando la idea de que Jean no merece tener éxito. No. Es demasiado malo para merecer recompensa alguna. Y así, año tras año, el joven, convertido después en adulto, se esfuerza muchísimo para llegar a lo más alto posible en la escala social. Hay algo en el fondo de sí que, para atenuar el dolor que le atormenta, decide salir adelante en todo lo que emprende, y así se van formando a su alrededor otras FP, imágenes de éxito y de gloria, que no son sino simples bálsamos provisionales de su herida. Se convierte en un hombre decidido, activo y emprendedor. Triunfa en todos los órdenes, pero siempre hasta cierto límite, nunca como a él le gustaría y, desde luego, nunca totalmente. Un observador atento de los planos sutiles podría haber admirado durante todo ese tiempo, una extraña danza, la de FP contradictorias. Unas, claras y tonificantes, portadoras de éxito; y otras, pesadas y oscuras, formadas por la culpabilidad y la desvalorización que se han ido acumulando a lo largo de los años. “Quiero tener éxito, y puedo tenerlo”, proclaman unas, mientras las otras dicen: “No merezco triunfar, ni ser amado, ni ser feliz, soy demasiado malo para eso”. En la actualidad Jean ha comprendido. Se ha dado cuenta, perfectamente, de lo mucho que se ha boicoteado a sí mismo en cada momento de su existencia. Se reproduce cada vez el mismo escenario, cualesquiera que sean el decorado y los actores, y vuelve a representarse el mismo tipo de obra, la del verdugo que se autocastiga continuamente y que, en el último minuto, destruye lo que podría hacerle feliz. Esa gangrena que le atormenta, afecta a todos los planos de su existencia. En el amor, por ejemplo, apenas se sabe amado de verdad, se convierte en un ser tan aborrecible que su pareja, hastiada, deja de amarle. A Jean no se le ha ocurrido nunca suicidarse, pero se destruye a su manera. ¡Existen tantas manera sutiles de destruirse por falta de amor sin que los demás puedan adivinarlo! Para los que sólo ven las apariencias, Jean es un hombre dinámico, jovial y seguro de sí mismo, siempre dispuesto a animar a los demás y, sobre todo, es alguien que apenas tiene tiempo para ocuparse de sí. Casi nadie se da cuenta de que, tras esa máscara, oculta su tristeza y el profundo asco que siente hacia su persona. Las FP que lo agobian constituyen el obstáculo principal para la consecución de su objetivo actual. No obstante, ahora desea de verdad ser feliz, hacer algo que no venga dictado por su antigua culpabilidad. 75

Por primera vez está dispuesto a quitarse la máscara y volver a ver, con otros ojos, los episodios, más dolorosos de su vida, en concreto la muerte de su padre y el papel que creyó jugar en aquellos momentos. Recibe los cuidados de la terapia y, mientras mis manos ayudan, simplemente, a que la Luz le conecte de nuevo con lo que hay de más hermoso en él, la mirada triste del niño que fue, pasa con frecuencia ante los ojos de su alma. En algunos momentos Jean siente un arrebato de ira tan violento que se asusta de sí mismo. Pero continúa con valentía y deja su alma, y las memorias que contiene, se limpien de la escoria que ha acumulado a lo largo de tantos años. Acepta la información que surge espontáneamente de su alma. A menudo pasa noches difíciles, viendo de nuevo diversas escena de su vida, pero esta vez se mantiene como simple espectador. Contempla, sin animosidad y sin emitir juicio alguno, lo que la vida le ha puesto en el camino porque un día él lo quiso así. En su alma empieza a nacer, poco a poco, un sentimiento extraño, tan lejano que desconoce su sabor, su olor y hasta su rostro: una inmensa ternura, hecha de compasión, envuelve una noche al niño que atormenta sus sueños. Y entonces es cuando, por primera vez, ese pequeño, encerrado en un rincón de la cocina de sus padres, alza los ojos hacia Jean, a Jean adulto, ése que… sabe y que no llora desde hace mucho tiempo. Y entonces el pequeño Jean dice: -

¿Soy de verdad tan malo como para que nunca me mires? ¿Me has abandonado también por eso? La pregunta está ahí, sin ira ni reproches, simple constatación de un niño que espera que vengan a buscarlo desde hace tanto tiempo.

Jean, el adulto, toma al niño de la mano y después lo estrecha fuertemente entre sus brazos… y se despierta llorando. Lágrimas cálidas de ternura, lágrimas de reencuentro vertidas por un alma que las contiene en exceso porque siempre las ha retenido. Jean pasa el día entero, luego otro, y otro, dejando salir toda la tristeza y desesperación que se habían acumulado en él. A veces su llanto es el de un niño de siete años; a veces, el de un hombre. Y, de pronto, todo en él se tranquiliza, se siente inundado por un océano de paz. Pasan algunas nubes, pero sólo en breves momentos. Tras aplicarle una terapia de sonidos y de luz, Jean quedará limpio de esas FP que, una vez revisadas y corregidas, ha tomado distinto color. El proceso emprendido por Jean para liberarse de su culpabilidad de niño, ha sido aquí resumido a propósito, porque, en realidad, no es algo que ocurra de la noche a la mañana. La historia de cada uno es única, y su duración depende exclusivamente del actor principal. A veces me he encontrado con enfermos que no querían liberarse de unas FP destructoras por la sencilla razón de que se habían acostumbrado a vivir con ellas, por ellas. Aunque a usted, lector, le cueste creerlo – yo misma lo he dudado durante 76

mucho tiempo -, la práctica de mi profesión y la evidencia de esos estados del ser, lo indican de modo irrefutable. Para esas personas, dejar partir las FP hacia un plano más luminoso – para liberarse de una enfermedad del cuerpo o del alma – supone desprenderse de algo conocido y caer en un inevitable vacío… Lo conocido nos parece a veces tan tranquilizador que, por gravoso que resulte, preferimos mantenerlo. Para ilustrar esto, he aquí un ejemplo. Conocí a una joven ciega de nacimiento, que se lamentaba con frecuencia de su minusvalía porque, según decía, le impedía llevar una vida normal. Una de las veces que la vi me dijo que le habían propuesto operarla para recobrar la vista, lo que me sorprendió gratamente. ¡Imagínese su alegría! Pues bien, ante mi asombro, me comentó en voz baja para que no la oyeran sus padres, que estaban cerca: -

En realidad no sé si quiero de veras recuperar la vista. Me he acostumbrado a vivir de una determinada manera, propia de mi ceguera… Tengo miedo de la novedad que se avecina.

Todo acabó como una película americana, con final feliz.

La operaron y, tras el correspondiente periodo de reeducación, ¡Ahora reconoce que es muy dichosa! ¿No somos muchos de nosotros como esa joven? ¿No preferimos mantener un mal conocido en lugar de dejarlo partir para conseguir un bienestar que, tal vez, trastorne el curso habitual de nuestra existencia? ¿No preferimos establecer cierto compromiso en nuestra actitud ante la vida, para no cambiar una manera de funcionar que, aunque no nos satisface, conocemos perfectamente? En el caso de Jean, bastaron unos meses para que tuviera lugar la transmutación. Después, liberado, consiguió al fin su objetivo y se instaló donde deseaba. Su anciana madre se fue luego con él, y en la actualidad todo se ha desarrollado como él lo había visualizado. Al llegar a este punto de la lectura, es importante comprender como actúa una FP; en este caso, la de la culpabilidad. Es posible que algunos actos o palabras de la anciana madre, en sí anodinas, fueran percibidas por Jean como culpabilizadotas según su lógica. Pero en cuanto él se libera de las FP de culpabilidad, su madre, aunque siga siendo la misma, ya no tendrá necesidad de apelar a la culpabilidad que capta inconscientemente en su hijo. La actitud de ambos cambiará y, aunque las personas sean idénticas en apariencia y el escenario el mismo, lo que se representa en él será diferente. Cuando nos sentimos culpables, la persona a la que nos dirigimos puede asumir, momentáneamente e inconscientemente, el papel de víctima, lo cual reforzará aún más nuestro propio papel de verdugo. Se trata de un terrible engranaje que hace que el papel que uno representa en la escena, condicione la réplica del otro. Y así 77

ocurre que, en el plano sutil, se ven como unas ondas electromagnéticas que se mezclan, se atraen y se repelen en distintos momentos de un encuentro. Las FP actúan enviando una información que va mucho más allá de las palabras. La información sutil, transmitida por esa especie de ondas electromagnéticas, es la que da el tono de lo que ocurrirá después. Uno de los elementos esenciales para la sanación consiste en no identificarse con la FP que uno crea. Lo veremos con detalle en el capítulo dedicado a ello. Así podemos comprender mejor, la razón por la que algunos de nuestros deseos o proyectos quedan abortados, apenas concebidos y nunca llegan a concretarse en la materia densa. Es importante que se pueda visualizar con precisión la FP emitida, y que ésta no se vea obstaculizada por FP contradictorias. Y, después, también es importante no plantearse el cómo puede ocurrir esto. El como corresponde a la mente-intelecto, que piensa en términos de posible/imposible, limitando considerablemente la acción de la FP emitida. Cuando emitimos una FP, el elemento esencial para que evolucione de forma positiva es la confianza. Un proyecto no puede realizarse más que si está realmente en el camino de nuestra vida y si las personas a las que concierne están de acuerdo con el objetivo. De la misma forma, un proyecto o un deseo que no esté en armonía con nuestro ser profundo, encontrará infinidad de obstáculos debidos a las ondas electromagnéticas contradictorias que emiten nuestros diferentes cuerpos sutiles. Así es como surgen las enfermedades o dificultades que encontramos a lo largo de nuestra existencia. 20. Formas-Pensamiento de venganza El agua no permanece en las montañas, ni la venganza en un gran corazón. Proverbio chino Puesto que dedicamos este tomo a tratar con prioridad las FP que nos abruman y destruyen, vamos a abordar ahora la cuestión de las FP voluntariamente destructoras, tanto las que emitimos nosotros como las que recibimos de los que no nos quieren bien. Resulta fácil hablar de retorno de karma, o de impacto de rebote. La idea aparece incluso en algunos refranes populares, como el que dice que “quien siembra vientos, recoge tempestades”. ¿Pero qué significa eso de un modo más técnico? Es decir, ¿qué es lo que ocurre para que la Sabiduría o la Sensatez se hagan eco de semejante realidad? 78

Para que pueda formarse una FP, y para que tenga un alcance en consecuencia, es preciso que una emoción fuerte, muy intensa la grabe en una parte de cerebro. Para que sea portadora de mensaje, ha de ser, además, muy concreta y repetitiva. Así pues, la repercusión que pueda tener un arranque de ira pasajero, en una situación determinada, no tiene nada que ver con lo que generamos si nos dejamos llevar repetidamente de la ira. Cuando pensamos una y otra vez con resentimiento en una persona que, creemos, es la causa de nuestras desdichas, no hacemos sino generar una especie de ondas electromagnéticas que origina una FP de odio. Lo normal es que esa FP, dirigida hacia la persona en cuestión, se una a un egrégor de odio. Su recorrido será el habitual, esto es: La FP de odio llega a su destinatario; si hay alguna emoción en el receptor que ha abierto en su cascarón áurico una grita, una fisura, y resuena con la FP que recibe, entonces ésta atravesará sus auras y podrá alojarse, incluso, en el cuerpo físico, causándole un tipo de problema u otro según el mensaje contenido en la FP. Todos hemos oído hablar de la guerra bacteriológica. Pues bien, la guerra generada por las FP dañinas es mucho más eficaz y mucho más insidiosa que la que pueda ocasionar cualquier otra arma destructiva. Hace muchos años que el Gobierno Mundial, que conoce perfectamente los engranajes de ese mecanismo, lo ha puesto al servicio de una manipulación que veremos después con más detalle. Volvamos al destinatario de la FP y veamos como actúa en uno de los planos de su ser. El receptor del mensaje podría acatarrarse, o hacerse un esguince, o sentirse un poco deprimido, o empezar a padecer de alguna dolencia importante que puede evolucionar con mayor o menor rapidez… Mientras tanto, el emisor, seguramente sin mala voluntad, no sabe que se ha convertido en una especie de brujo maléfico, algo así como un hechicero. No obstante, existe una ley cósmica según la cual sólo son alcanzados por FP de vibraciones bajas, densas, los seres que navegan sobre una ola energética en resonancia con la que les ha sido enviada. En el ejemplo de Simón, sus FP de ira, que no se dirigían a nadie en particular, buscaron sin embargo, una grieta para poder introducirse en los que estaban a su alrededor. El hombre que aguardaba en la sala de espera, no tenía en ese momento nada en común con la cólera, por lo que no le afectaron las cabezas de hidra de color rojo oscuro que buscaban hendiduras por las que introducirse (véase el capítulo 6). Queda claro, pues, que si no tenemos relación alguna con la energía que se nos envía, es imposible que nos alcance. Sea lo que sea lo que emita el otro, no es el origen de nuestro problema. Es sólo el que, a menudo inconscientemente, señala un rasgón en nuestra vestidura áurica y pone el dedo en una llaga que nos negamos a mirar.

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Entonces comienza otro viaje, el viaje de retorno de la FP, todo ello a la velocidad de la luz.

Tanto si ha podido penetrar en las auras del destinatario como si no, la FP tiene una cualidad innegable: la fidelidad. Así que, una vez realizado el trabajo vuelve hacia su creador con una energía renovada y acrecentada por las FP que ha ido atrayendo a lo largo del camino. Entonces se sitúa dócilmente alrededor de las auras de su emisor, barriéndolo todo a su paso y sin importarle los daños que pueda causar, para introducirse de nuevo por la brecha que le ha permitido salir. Así pues, cuando emitimos ese tipo de FP, las recibimos luego acrecentadas y con fuerzas renovadas debido a las FP que han ido atrayendo durante su recorrido de ida y vuelta. Y después, nos sorprendemos con la mayor ingenuidad, de las complicaciones y problemas que encontramos en el camino de la vida, sin darnos cuenta de que somos nosotros los que estamos en el origen de todo ello. Aunque esto forma parte de la llamada magia operativa, no tiene nada que ver con la magia negra que utilizan las entidades del bajo astral, muy imaginativas a la hora de molestar y causar diversos males. Sin embargo, tampoco en este aspecto hay nada que temer. Es cierto que algunas entidades que no tienen cuerpo material, quieren experimentar en la materia, es cierto que algunos seres tienen autoridad sobre ellas y las utilizan, y también es cierto que no tienen sentido alguno de lo que nosotros llamamos, en general, moralidad. Todo eso es cierto. Pero debo decir que, en la práctica de mi profesión, he visto a muchas personas con auto-hechizo que con un hechizo propiamente dicho. Hay mucha gente que se cree hechizada y busca a alguien que la libre de un supuesto maleficio al que culpan de todos sus problemas. ¿No es más fácil atribuir al otro la responsabilidad de nuestras desdichas, que entrar en nosotros mismos y asumir lo que nos resulta doloroso pero sin duda es muy saludable? La mayoría de los que se consideran hechizados han sido ellos mismos los que han creado, a su alrededor, un aura oscura y se envenenan con sus propias FP, reforzándolas a cada paso. Si así es como vamos por la vida, no debe sorprendernos luego, caer en manos de los que quieren el poder, aunque no la fuerza. Aún resuenan en mí las palabras de mi maestro camboyano: -

“La fuerza es el poder desprovisto del ego…” (El que viene)

¡Cuántos terapeutas inquietan a sus pacientes hablándoles de egrégores dañinos relacionados con la magia y los hechizos! Cuando sus víctimas se creen liberadas, es tal su alegría que están dispuestas a cualquier cosa… hasta el día en que, al no haber cambiado su actitud ante la vida, las dificultades y los problemas reaparecen en el camino. Esa especie de auto-envenenamiento puede atraer entidades-enfermedad, por supuesto, como cualquier otra FP, sin que se trate por ello de una verdadera posesión. 80

No digo que no exista el fenómeno de la posesión, pero es mucho menos frecuente de lo que se nos quiere hacer creer. Cuando nos ocurre algo de eso, es siempre, sin excepción, porque una parte de nosotros ha dicho “Sí”. Hay muchas maneras de decir sí. Tal vez porque creemos solucionar así una historia que consideramos pasada, o quizá porque existe en nosotros una brecha que sintoniza con la energía que nos contamina. De hecho, poco importa. En la mayoría de los casos que he visto mi misma y en otros muchos de los que he tenido conocimiento, la posesión se debe a que una parte de nosotros, que dejamos deshabitada, es ocupada, circunstancialmente, por entidades que no saben adónde ir, entidades ya fallecidas que andan por ahí, perdidas o entidades que aún no se han encarnado. La posesión puede ocurrir en personas que se encuentran en estado de huida permanente porque rechazan su encarnación y lo que la vida les ofrece, en personas que huyen a través de cualquier tipo de droga; en definitiva, en personas que reniegan de la vida. Como quiera que sea, el exorcismo es algo muy especial que requiere una energía etérica superior a la normal, el doble por lo menos, y son pocas las personas en condiciones de realizarlo. Cuando hablo de exorcismo, me refiero sobre todo, a los casos de personas que han sido parasitadas por entidades maléficas atraídas mediante prácticas de magia. Un encuentro Luis de C. es un hombre que lleva con elegancia sus sesenta y cinco años, cuando nosotros lo conocemos. En su calidad de profesor, ha viajado mucho y tiene, de sus viajes, recuerdos imborrables. Es exactamente el tipo de persona que atrae hacia sí diversos fenómenos de los llamados paranormales. Un día, mientras tomamos el té en su casa servido en un precioso samovar, recuerdo de unos de sus viajes, nos cuenta la historia siguiente – que, por cierto, ha relatado en un libro, La rive invisible -. Una noche se encontraba solo en un edificio anejo a la escuela, a las afueras de París, cuando recibió la visita de un ser un tanto insólito. He aquí lo que cuenta: -

Estaba durmiendo profundamente cuando un ruido extraño, procedente de la pared de la cabecera de la cama, me despertó. Era como una respiración profunda y, al mismo tiempo, una especie de gruñido de animal que emitía un monstruo mientras se abría paso a través de la pared. Pasaron varios segundos hasta que me di cuenta de que no soñaba, de que estaba absolutamente despierto. Quise levantarme a toda prisa para encender la luz y hacer frente al intruso, quienquiera que fuese. Pero no me dio tiempo, porque una fuerza invisible me sujetó manteniéndome el hombro izquierdo y la cabeza clavados a la cama. No me llegaba la camisa al cuerpo. Estaba paralizado, literalmente, y muerto de miedo. Las extremidades me temblaban como hojas secas movidas por el viento. Comprendí que se trataba de una entidad maléfica contra la que no podía luchar. Entonces invoqué a Cristo, porque pensé que sólo Él podía librarme de aquel demonio.

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Seguía atenazado…, hasta que caí en la cuenta de que la única arma disponible, en aquellas circunstancias era la del Amor. De modo que me dirigí a mi agresor invisible en estos términos: ¡Eres un ser bueno! Te agradezco que me hayas dado la posibilidad de demostrar mi fe y mi confianza en Dios. Gracias a ti, he invocado a Dios sin dudar en lo más mínimo de su compasión y de su fuerza. ¡Gracias! A ti te debo el haber vivido la fe a lo largo de mi vida. eres un ser bueno, rezaré por ti. Inmediatamente aflojó la presión y recuperé la movilidad de mis miembros. Entonces vi una forma negra, vaporosa alrededor de la cama, y oí una voz que pronunciaba con cierta dificultad las palabras siguientes: “Me voy”. Era una voz horrible, como la de un hombre viejo tratando de hablar con la boca llena. En ese momento oí ruido de pasos detrás de la puerta. El ángel negro se marchó arrastrando consigo a sus iguales. Encendí la luz, me levanté y comprobé que la puesta estaba entreabierta. Sin embargo, yo nunca he olvidado cerrar la puerta, como es fácil suponer viviendo solo en una casa aislada.

Los esenios actuaban también así. No luchaban contra una entidad-enfermedad, sino que difundían la luz, sencillamente, para que la sombra volviera a ser lo que siempre había sido en esencia: divina. ¿No podríamos emplear nosotros el mismo principio para todo lo que consideramos sombra y que sólo está ahí para mostrarnos el camino hacia la luz? Aunque… ¿acaso hay sobra y luz? ¿No serán diversos aspectos de una misma energía, nada más 21. Formas-Pensamiento de luz Comenzar a aceptar la propia insignificancia Ya es dar un paso grande, muy grande… Viaje à Shamballa Hasta ahora me he referido sobre todo a las FP que entorpecen nuestro camino, a las que nos agotan y nos llevan a enfermar física o psíquicamente. Pero dirá usted, y con razón, ¿por qué no hablar de las FP luminosas que nos rodean? ¡Pues porque no se estancan en el aura! Cualquier FP generada por una energía de baja vibración – es decir, producida por emociones como la ira, la tristeza, la duda…, en una palabra, producidas por el ego – tiene peso, densidad y forma. Cuanto más pesada sea, cuanto más próxima esté a la materia física, tanto más visible y palpable será. Su densidad la conforma de tal modo que, después de haber rasgado el tejido áurico, se estanca en torno a la persona. Así pues, cuando se forma una FP de miedo o de cólera, permanece en torno a nosotros como una maleta que vamos llenando mes tras mes sin sacar los viejos vestidos que ya contiene. Hasta el día en que no le cabe nada más porque está 82

demasiado llena y ya no tenemos fuerzas físicas para seguir llevándola… Entonces, cuando uno no puede más, llega “la gota que colma el vaso” y, debido a la poca atención que hemos prestado al equipaje que transportamos, aparece la enfermedad en el cuerpo físico. Es difícil salir del torbellino al que nos arrastra vida actual. Sin embargo, no podemos ignorar que estamos enfermos, que la Tierra está enferma y que el gran marasmo actual nace de nuestra pasividad interior. A través de las FP que no dejamos de crear y de mantener, estamos colaborando activamente con lo que yo llamo el Gobierno mundial. Ante los manejos de se gobierno que aprovecha los más bajos instintos del ser humano, es muy fácil dejarse llevar por la desesperación o la impotencia. Pero lamentarse nunca ha servido de nada y nada tiene que ver con el amor verdadero. En más de una ocasión, he oído afirmaciones como ésta: “Me siento tan impotente ante el mal trato que sufre el planeta que prefiero no saber. A mi edad, quiero vivir tranquilo. De todas formas siempre ha existido. Muchas veces me he sentido culpable, y eso no ha hecho cambiar nada. Así que, ¡déjeme en paz con todo eso!” Lo que me dijo esta persona es muy parecido a lo que piensan muchos. Mientras el mal no nos afecte directamente, mientras nada haga cambiar la confortable comodidad de nuestras vidas occidentales, no haremos sino lamentarnos, compadecernos. Podemos firmar una petición, enviar correos electrónicos, participar en una manifestación o dar unos céntimos. ¿Pero ha cesado la guerra en nuestro interior? ¿Son nuestros pensamientos más claros y luminosos? ¿O seguimos manteniendo, como de costumbre, los viejos rencores y los antiguos mecanismos de protección o de huida? ¿La hemos cambiado en función de esa nueva mirada? ¿Hemos decidido dejar de colaborar con la sombra que hay en nosotros? ¿Distinguimos entre los que van por la línea recta y los que van a un lado? ¿Vamos a seguir juzgando y castigando a los demás, a seguir juzgándonos y castigándonos a nosotros mismos? Sin un firme propósito absolutamente vana!

de

transmutación

interior,

¡cualquier

acción

será

Al llegar a este punto de la lectura, me gustaría obsequiarle con las siguientes palabras de uno de los maestros de Shambala: -

“La raza humana, en general, cree encontrarse ante un laberinto, sin darse cuenta de que éste no es más que una imagen ilusoria, una proyección de sus pensamientos. Ahora ya no podéis seguir al margen. Desde el centro de uno mismo hasta el Ser, sólo hay un paso, paso que el ego impide dar. El alma, que ha vivido lo que tenía que vivir, tiene el rostro del ego. Ahora debéis, al fin, purificarla y disolverla en el espíritu del que procede… Vuestros conocimientos os servirán de muy poco… ¿Acaso una enciclopedia puede hojearse a sí misma?... Tomar la pluma, clavar un clavo, preparar la comida… son gestos cotidianos de los hombres. Considerarlos insignificantes es una prueba de vuestro extravío. Si, en cambio, los convertís en plegaria, permaneceréis en el centro de vosotros mismos… La 83

materia es vuestro trampolín… Amad, amad sin medida, amad como el Amor mismo”. Una FP integradora, de alegría, de amor puro, es decir, una FP luminosa es extraordinariamente sutil. A lo largo de mis viajes, tanto en el plano físico como en los planos sutiles, me he encontrado con frecuencia ante grandes seres rodeados de un aura portadora de una increíble energía de vida. Esa clase de aura no sólo es emitida por el chakra del corazón, sino también por todos los átomos de vida del ser que ama; y emite tal radiación que a menudo ilumina una amplia zona y rodea a los presentes con una energía tan delicada y amorosa, un alimento tan sin igual, que todos se siente imantados por él. En el ejemplo siguiente veremos el recorrido de un pensamiento puro – es decir, que no ha sido contaminado por juicio alguno – que brota repetidamente y con fuerza, en alguien que podría ser cualquiera de nosotros. Steve La medida del amor es amar sin medida. San Agustín Steve es un joven inglés que ha venido a estudiar a Francia, a París, concretamente. Desde hace unos meses está muy enamorado de una joven que, por desgracia para él, se ha ido a estudiar a una universidad del sur. Sólo puede ir a verla algún que otro fin de semana, su economía no da para más. Aunque, en realidad, eso no importa demasiado porque siempre puede recurrir al autostop. Cuando no está cerca de Maggie, sueña con ella. Y a menudo, durante la clase, deja vagar la mirada hacia un universo que, aun siendo terrestre, está mucho más lejos de lo que a él le gustaría. Su pasión es tan intensa que con frecuencia le envía a Maggie, mensajes telepáticos de amor. Ella, por su parte, siente nacer en sí un amor grande e intenso. Por la noche, cuando se encuentra solo en su habitación de estudiante, pone una música que les gusta a los dos; ella escucha la misma música, y así se sienten cerca el uno del otro. Mientras tanto, en otros planos, unas FP levantan el vuelo, portadoras de amor y de gozo, mensajeras de futuros encuentros. Cuando Steve piensa en Maggie con tanta intensidad que siente su cuerpo invadido completo por ella, no es simple deseo. No espera nada a cambio, y sabe que, aunque Maggie no le quisiera, él seguiría amándola. Al menos eso es lo que cree sincera y profundamente en esos momentos. Las FP que salen de él durante ese periodo, son tan luminosas que atraviesan sus cuerpos y sus auras protectoras sin estropearlas en lo más mínimo. Al contrario, a su paso refuerzan e iluminan las auras del joven hasta tal punto que incluso las personas que no le conocen, adivinan el amor que hay en él y notan que es feliz y que nada puede dañarle. Y así es como las auras de Steve se expanden en esa época con tal fuerza e intensidad que se convierten en su mejor protección contra cualquier cosa que pudiera ocurrirle. Curiosamente, se siente en plena forma a pesar de que estudia hasta altas horas de la madrugada para recuperar las horas que pasa con Maggie durante los fines de semana. Ya no tiene enfriamientos ni trastorno alguno y, mientras el mundo cambia a su alrededor, él, en los estudios, rinde al máximo. 84

Para el joven campesino ingles que consideraba París como una ciudad sucia, sobre todo su barrio – sucio, ruidoso y lejos de la facultad – ahora todo parece diferente. París se ha convertido en una ciudad de múltiples posibilidades. La gente del barrio le sonríe y, de pronto, a todos los encuentra amables, incluso parece que apenas hay ya ruido. El camión que recoge la basura y el que hace el servicio de limpieza, que marcan el ritmo matinal, siguen siendo los mismos; pero, de un tiempo a esta parte, a Steve casi le gusta oírlos porque forman parte de la vida de su barrio. En realidad, le gusta todo, los quiere a todos, a todos les sonríe y difunde a su alrededor el deseo de amar. En efecto, las FP luminosas también son contagiosas. Si en el caso de Simón las FP alargaban la cabeza al acecho de una rendija por las que penetrar, las FP de Steve barren la sombra a su paso, difunden una energía de gozo y envuelven con su caricia a todos los que entran en su campo de acción. Si pudiéramos ver en el plano sutil la danza que tiene lugar alrededor del joven cuando se pasea por la calle, veríamos unas cintas luminosas que acarician a todos los que pasan cerca de él. Una señora mayor se cruza con él por la acera. Lleva luto porque acaba de perder a su único hijo en un accidente de tráfico. Envuelta de negro, tanto en lo físico como en lo sutil, camina con paso inseguro con la mirada clavada en el suelo, sin ver a nadie, absorta en sus pensamientos. Cree que tal vez no le ha hecho saber a su hijo lo mucho que lo amaba, y que el muchacho ha tenido mala suerte. Últimamente no iba mucho a verla… Le hubiera gustado verlo al menos una vez más. Ahora está muy sola… Esos tristes pensamientos giran a su alrededor reduciendo la capa protectora de sus auras cuando, de pronto, una llama alargada de amor la envuelve con sus colores dorado, rosa y azul. La larga cinta se detiene un instante, como ante una pared; pero, rápida como un rayo, gira ágilmente, da unas cuantas vueltas y se abre camino a través de las oscuras FP recién formadas que rodean a la anciana. Al cabo de un momento, ésta se detiene y parece buscar algo en el bolso, negro también. ¿Y si entrara en aquel salón de té que tanto le gusta? La idea que se le acaba de ocurrir le resulta muy agradable; se relaja un poco. Sentada cómodamente ante una taza de té, saca del bolso, apoyado en las rodillas, unas fotos. Fotos de un tiempo feliz que quedó atrás, pero ya no le hacen sentir nostalgia. Desde el fondo de su ser asciende, ligero y sutil, un cántico de acción de gracias. De agradecimiento por todo lo hermoso y bueno que ha ocurrido en su vida. Por todo el amor que ha recibido y que ha dado… Ante un brownie de chocolate y una taza de té de jazmín que le reanima el corazón, se consuela pensando: “¡Es tan hermoso haber podido vivir todo esto!” Steve y la anciana no se conocen, y lo más probable es que no se encuentren nunca. Sin embargo, ese instante de amor y de gozo, ha establecido entre ellos un vínculo tan sólido y luminoso que perdurará más allá del tiempo y del espacio. Mientras tanto, la energía radiante de las FP se aleja y va a alimentar el egrégor del Amor. Y cuando, a miles de kilómetros, Tchang quiera casarse con la amada de su 85

corazón contraviniendo las normas de la familia, es de ese egrégor del que sacará fuerzas. Tchang pertenece a una importante familia asiática, rica y muy conocida en su ciudad, que no tolera una boda desigual. Hay que casarse con alguien de la misma raza y del mismo nivel socioeconómico. Así lo quiere la tradición; por mucha revolución cultural que haya habido, las cosas siguen siendo así… Tchang ayuda a su padre en la empresa familiar; es un hombre dulce y está muy enamorado. Lo que ocurre es que la amada de su corazón es una joven europea que no tiene títulos ni riqueza. Ése es el problema que le preocupa desde hace meses. Pero hoy está dispuesto a todo; se siente con fuerza y valor para enfrentarse a la familia. Sabe que su padre, en un arranque de ira, le amenazará con desheredarlo, y que su madre le dirá que no quiere verlo nunca más. Pero ahora nada de eso puede detenerlo. Está seguro de su amor por la joven europea y también del amor que ella le profesa. Lo demás… ¡qué importa! Trabajará en la fábrica como un obrero más si es preciso; pero irá hasta el fondo, no de su deseo sino de su amor. Lo único que sabe es que todo es posible y así, de forma inconsciente está extrayendo la energía que necesita del egrégor del Amor, que le dará fuerzas para llevar a cabo sus proyectos. Al contrario de lo que ocurra con las FP oscuras, las FP luminosas no se estancan en el aura. Son tan volátiles, tan ligeras y activas que rodean a su creador de un aura de gozo inmenso. Su poca densidad y consistencia física no las convierte en FP frágiles e indefensas, como pudiera parecer sino que, por el contrario, las hace invulnerables a cualquier intento de manipulación. En eso reside su fuerza. No pueden ser fagocitadas por la oscuridad. En la práctica, es como si conectáramos la radio. Cuando sintonizamos exactamente con la frecuencia de una emisora, oímos la emisión con toda nitidez; en cambio, si hay interferencia entre diversas frecuencias, sólo captamos ruido, es imposible saber qué se emite. Las FP funcionan de la misma manera. Cada una tiene una densidad y una frecuencia característica, de modo que sólo sintonizan con las energías que vibran con una frecuencia análoga. Una FP luminosa, no puede ser manipulada, pero sí puede actuar sobre otras FP de menor frecuencia – de vibración más lenta, como las que emitía la anciana de luto – facilitando la transmutación. Sé que las palabras que utilizo le parecerán inadecuadas a cualquier científico. Pero lo importante es no quedarse en la forma, sino captar el fondo, es decir, entrar en la esencia de lo que trato de explicar. Al principio de las experiencias que Daniel Meurois y yo teníamos fuera del cuerpo, dimos una conferencia – fue una de las primeras – en una pequeña sala cerca de la universidad de Lille. En el auditorio había estudiantes y profesores. El viaje astral era algo de lo que nadie hablaba en público en aquella época, en 1791. A media charla, un hombre se levantó y dijo lo siguiente:

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-

Están diciendo que hacen esa experiencia los dos a la vez, lo que me hace suponer que son ustedes unos estafadores. Yo investigo en ese campo y, hasta ahora, nadie ha podido hacer un viaje astral en compañía de otra persona. Como profesor que soy, no puedo creerles.

Otra persona se levantó y salió diciendo, en voz suficientemente alta como para que lo oyéramos, que éramos peligrosos. ¡Menos mal que estábamos sentados! Lo que aquel hombre ponía en duda, no era que saliéramos del cuerpo, que hubiera sido lo más lógico, sino que lo hiciéramos los dos a la vez…, ése era el argumento en contra… Yo estaba asustada y bastante nerviosa por tener que hablar en público, y hubiera dado cualquier cosa por no estar allí en aquel momento. Aquella persona estaba tan segura de sus afirmaciones que no se planteaba siquiera si valdría la pena analizar más de cerca lo que decíamos. Inexperta como era, no supe qué responder. Ahora suelo dar respuestas adecuadas a objeciones o preguntas imprevistas, pero entonces no se me ocurrió nada. Aunque exteriormente no se notaba, me sentía como un pez fuera del agua. No me apetecía mucho hablar de mis experiencias en público porque sabía que, en aquella época, me haría acreedora de calificativos desagradables. Y, en efecto, me vi tratada de estafadora y mentirosa. Fue un duro golpe para mi orgullo…, hasta que me convencí a mí misma, que no tenía nada que demostrar. A partir de entonces decidí actuar como periodista, simplemente, dando testimonio de mis vivencias, pero sin esperar que todo el mundo me creyera, con lo que adquirí más serenidad. Las FP de luz, por ligeras y sutiles que sean, tiene una forma concreta y actúan de manera específica. Si observamos el aura de una persona que ora o medita con un objetivo determinado, veremos a su alrededor una hermosa luz y unas formas geométricas que se elevan en dirección a su destino. En otras palabras, y para concretar: si pensamos en una persona que necesita nuestra ayuda, en un hijo que va a hacer un examen o en una amiga que está enferma, emitimos una FP portadora de nuestra energía de amor. Al llegar a su destino, barrerá, según su fuerza y precisión, las FP generadas por el miedo o la tristeza del receptor. Si las FP son puras y las enviamos como un verdadero acto de amor – sin considerarnos salvadores y sin tratar de obtener nada en beneficio propio -, si además son concretas y repetitivas, es muy probable que disuelva las FP oscuras que arrastra su destinatario. Y, de ese modo, el hijo volverá a tener la confianza en sí mismo que tenía en un principio y la amiga enferma soportará con mayor serenidad sus dificultades. Pero no hay que esperar que lo que tenga que hacer una persona lo haga la FP de luz y amor en su lugar. Nadie hará por nosotros el camino que nos corresponde a nosotros hacer. El papel de las FP consiste en conducirnos de nuevo hacia nuestra esencia y reavivar el recuerdo del gran Sol que nunca ha dejado de estar en nuestro interior. 87

No tenemos que esperar nada de lo que hay en el exterior porque todo está en nosotros. El amor no puede ser repartido, no lo será nunca porque está ahí, en todas partes, a nuestro alrededor… Pero lo hemos olvidado, nada más. Es responsabilidad nuestra levantar el velo que nos cubre los ojos, esos ojos que creemos ven muy lejos pero que, en realidad, aún no han dado el primer paso. No hace mucho, leí una reseña sobre los derviches girantes, en la que se decía, en pocas palabras, que algunas órdenes sufíes habían alcanzado la maestría en la danza espiral. Mediante la repetición de ese movimiento sagrado, alcanzan los niveles más altos de la conciencia. Los derviches pueden viajar al centro de la espiral y extraer de ella la fuerza mágica que quieran. En ese estado, el derviche penetra en el gran silencio y entra en comunicación con el Creador. Mediante las vueltas y revueltas, el derviche atrae ciertas energías… (Versión Española con el título: La Rueda medicinal: las cartas del círculo indio de sanación a través de los animales, ed. RBA LIBROS S.A. 1997) Esto me hizo recordar que, en una ocasión, presencié una danza en la que unos derviches giraban incansablemente. No sé si se trataban de los mismos a los que hace referencia el texto anterior. Recuerdo que, al principio, había energías y masas oscuras estancadas en el éter, pero, a medida que los derviches giraban y giraban, iban siendo barridas y, por último, disueltas, hasta que no hubo más que luz en torno a los danzantes. No sé si aquellas masas oscuras aparecerían después, otra vez, o si la alquimia del momento las transformó definitivamente. Lo cierto es que la esfera de luz que rodeaba a cada uno de los danzantes, se iba haciendo más amplia hasta que, de pronto, se agruparon todas y, cual ramillete de luz, brotó del centro del grupo, una sola energía que los unificó a todos en un solo ser. 22. Las Formas-Pensamiento y el planeta Tierra: guerras, catástrofes naturales… El que teme a la oscuridad no hace sino reforzarla e implantarla en el fondo de su alma. Viaje a Shamballa Las mutaciones que han experimentado la Tierra a lo largo de los siglos, han sido de tal envergadura que no podemos cerrar los ojos ante el hecho de que la energía que la rodea en la actualidad se debe, en gran medida, a la aportación que hacemos diariamente los seres humanos. Las FP que emitimos con intensidad y frecuencia, son factores importantes que influyen en nuestro progreso o en nuestro retroceso. Las FP de baja frecuencia, alimentan las llamadas fuerzas de la sombra y constituyen el motor de todas las manipulaciones.

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Hace algún tiempo, cuando el cuerpo de mi alma acababa apenas de abandonar su envoltura de carne, oí la voz de mi guía: -

Déjate guiar. Vive el momento que estás viviendo sin pretender ninguna otra cosa y observa con atención…

Mi cuerpo se expande y se contrae, móvil y maleable a voluntad, pero, a voluntad… ¿de quién? La pregunta se desvanece en seguida porque surge ante mi vista un espectáculo sorprendente. Allá lejos, a centenares de kilómetros, veo girar una esfera de un azul, tan fácilmente reconocible, que no puedo por menos que exclamar: ¡La Tierra! -

En efecto, es el planeta azul… Obsérvalo con atención y dime lo que ves.

Unas formas de color amarillo lechoso, amarillo pálido, se desplazan de acá para allá, sin itinerario concreto según parece. Generan una especie de velo opaco, oscuro, que se posa en determinados lugares del planeta, a pesar de lo cual, en otros puntos emergen zonas azules y claras que iluminan durante unos momentos lo que podría considerarse como el aura de la Tierra. -

“Eso es exactamente”, dice la voz al fondo de mí. El Planeta Tierra, como todo ser vivo, tiene chakras, nadis, aura y cuerpos sutiles. Y, lo mismo que un ser humano, puede enfermar. Pero su enfermedad está estrechamente ligada a la Humanidad que porta en sí.

La voz, que había irrumpido de repente en mí, se detiene de pronto y me deja sola frente a mi contemplación. Es así como debo llamar a ese instante sagrado pues, en verdad, no hago sino contemplar. El espectáculo que aparece ante mis ojos es fascinante. Durante unos momentos olvido el globo terráqueo polvoriento con el que me enseñaron geografía en la escuela. Estoy ahí, en algún lugar fuera del tiempo, en un espacio infinito, en comunión con un cuerpo gigante, el cuerpo de la Tierra. Un amor intenso, que fluye a raudales en torno a mí, me envuelve entonces por completo. Es como una ola que me inunda y barre a su paso todo lo que podría obstaculizar mi unión con la Tierra. Soy la Tierra. Pierdo mi identidad provisional; pero en esos momentos, no sólo no me contraigo ni me anonado sino que, por el contrario, adquiero una dimensión de eternidad, la dimensión del Todo. A través del cuerpo de la Tierra, amo con un amor impersonal inmenso, un amor tan grande que todos los océanos juntos no bastarían para contenerlo. Mi corazón late a su ritmo, vivo en ella y por ella. Y, como ella, soy puro don, don de la energía que pasa a través de mí sin pertenecerme. Alrededor de mí, de ella, se mueven unas masas informes, amarillas y grises, a menudo portadoras de ira, violencia y miedo; han sido creadas por nuestra incompetencia y por nuestros titubeos de niños demasiado mimados.

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Mi guía del momento ha captado mi último pensamiento, teñido de amargura, y de nuevo deja oír su voz, cálida y tranquilizadora: -

Sé lo que eres. No juzgues… Ahora estás en relación con el aura mental del planeta Tierra, contaminada por los egrégores oscuros que genera la Humanidad, que deben su existencia, únicamente, a las FP que ésta les envía y están asfixiando a sus propios creadores. En la actualidad, la Tierra está enferma debido a los pensamientos de los hombres.

Recuerdo entonces lo que sé respecto a los problemas que generan las FP. Las FP obstaculizan la circulación a lo largo de los nadis del cuerpo mental. Debido a su peso y densidad, los seres humanos evolucionamos con lentitud, porque obstaculizan nuestro caminar, tanto como lo haría un pesado equipaje. Pero no sólo ejercen una acción individual, sino que obstaculizan también la evolución de la Tierra y de la Humanidad en general, y hacen lento su caminar. Los egrégores así formados, retrasan de modo considerable el desarrollo del cuerpo y de la conciencia. Si consideramos la Tierra como un ser vivo, comprenderemos en seguida que esté contaminada psíquicamente, puesto que los egrégores generados por las FP cristalizan en los grandes ejes de circulación de su cuerpo mental. Si nuestras FP repercuten en el cuerpo físico, es fácil imaginar hasta qué punto los egrégores contaminados tendrán incidencia en el cuerpo de la Tierra. Los nadis de la Tierra toman vida en los puntos de encuentro de las fuerzas tectónicas y las ondas cósmicas. Es una red que recorre el planeta actuando como un verdadero sistema nervioso. Cuando se cruzan varios nadis, forman lo que se conoce como chakra. En la actualidad, en el cuerpo sutil de la Tierra pueden señalarse siete chakras principales, igual que en el ser humano. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en éste, los chakras de la Tierra fluctúan, porque se ven influenciados por las FP de los hombres. La buena circulación del prana cósmico a lo largo de los nadis y de sus centros vitales, dependerá de lo que ellos emitan. Hay un hecho notable, a varios niveles, y es que los chakras de la Tierra no son estáticos, sino que se desplazan según su propia evolución y las necesidades que de ellos se derivan. Sólo hay un centro que permanece inmutable, el de Shambala, que es como el chakra de la coronilla y, al mismo tiempo, el corazón supremo de la Humanidad. El espíritu no puede difundir su esencia sin pasar por el corazón; es un pasaje indispensable que reúne lo vertical y lo horizontal, simbolizado por la cruz, signo de la Realización Final, a pesar de que la interpretación más corriente deja un ligero sabor amargo de crucifixión y sacrificio. Así pues, desde un punto de vista totalmente pragmático, resulta evidente que cuando hay terremotos, erupciones volcánicas o maremotos, el cuerpo de la Tierra es zarandeado y sufre como sufriría un cuerpo físico al padecer fiebre alta o tener una erupción cutánea. Simplifico a propósito esta explicación porque no hacen falta grandes discursos. Ha pasado el tiempo del hermetismo. Debemos ser sencillos, porque el dicho de la antigua sabiduría según el cual “lo que está bien concebido se expresa con claridad”, también se aplica en nuestra época. 90

La Tierra reacciona de la misma manera en el plano psíquico de su ser. Por eso surgen guerras y conflictos en determinados puntos del globo: son lugares en los que los grandes ejes, o nadis, están muy contaminados por la energía de los seres humanos, lo que obstaculiza la circulación de la energía; entonces, al acumularse impurezas en esos puntos, atraen más egrégores portadores de violencia y de miedo. A nosotros nos ocurre lo mismo: si somos contaminados por FP que se encuentran estancadas en alguno de nuestros nadis, desarrollaremos algún problema de orden físico o psíquico, con lo que tendremos la penosa sensación de estar atascados en un universo en el que buscamos la luz en vano. Todos estamos interconectados, es el gran milagro de la Vida. A través de nuestros pensamientos, contaminamos el cuerpo sutil del planeta, mucho más de lo que contaminamos físicamente. Entretanto, hay otras energías en la Tierra que contribuyen a limpiar esa contaminación mental y psíquica. El pueblo de las ratas, que ya hemos mencionado en capítulos precedentes, sirve de basurero y de filtro a las FP parásitas que nos abruman. En la actualidad, en cambio, la entidad que preside su evolución se expresa en estos términos: -

Ocurre algo en vuestro mundo que empieza a resultar incontrolable, y es la profusión de pensamientos perversos y crueles… Vuestras hermanas, las ratas, siguen desempeñando el papel de basurero de la psique humana, pero ya no dan abasto. ¿Sabéis lo que significa eso a corto plazo? Una implosión en vuestro mundo…

Dejemos de creernos el centro del universo y los reyes del mundo. Aceptemos con sencillez la verdadera humildad, no la que nos hace doblar el espinazo, sino la que nos lleva a ser nosotros mismos. Permitámonos al fin, salir de nuestro aislamiento. Ya sé que mis palabras serán poco creíbles para algunas personas. Pero lo cierto es que la Tierra es el único planeta de nuestro sistema solar que no tiene contacto, de modo natural y consciente, con los demás planetas. Dejemos de lado los dogmas y los sistemas sociales y culturales que hasta ahora nos han separado de las otras Humanidades y alcancemos por fin la Vida. La Tierra no es más que un punto entre otros muchos mundos habitados; no podemos seguir actuando como si estuviéramos solos en el universo, sea éste conocido o desconocido. No hace mucho, vi una película que tenía el mérito de mostrar los perjuicios del aislamiento. En el planeta Tierra, después de un gran cataclismo, sobrevivían grupúsculos de seres humanos entre los que no existía comunicación alguna. Cada grupo o pueblo reconstituido, se creía solo y cada habitante trataba de sobrevivir, simplemente, atenazado por el miedo. Un grupo de nómadas que había elegido un jefe (un antiguo vendedor de fotocopiadoras ansioso de poder) sembraba el terror hasta que, por una de esas casualidades de la vida, un hombre que llegó de otro pueblo, hizo de empleado de correos. Cartero a su pesar, se ofreció para llevar mensajes de un pueblo a otro. 91

Los mensajes reavivaron la comunicación entre las diversas comunidades, les transmitieron esperanza y les aportaron una fuerza y una alegría perdidas mucho tiempo atrás. Gracias a unos cuantos adolescentes entusiastas, se organizó la orden de los carteros, y las cartas fueron el fermento de una revolución. Los habitantes de los pueblos se unieron para hacer frente a los nómadas-saqueadores y al fin salieron de una muerte lenta y programada. Todos se sentían incluidos en el gran plan de supervivencia y, a nivel individual, podían romper las prisiones de miedo y las cadenas de sus limitaciones. Si le hablo de esta película es para que dejemos de pensar en conceptos como nación, continente, o incluso planeta, porque corremos el riesgo de implosionar. ¡Pertenecemos a todas las Humanidades! En la actualidad hay, en nuestro planeta, varios focos infecciosos de guerras larvadas, o declaradas, o a punto de serlo, y el aislamiento está a la orden del día. Se boicotea tal país, se aísla política o económicamente a tal otro, se le quita el poder a un estado, o se nombran dictadores que imponen el terror aquí o allá. Pero, ¿quiénes son esos se, tan impersonales que es difícil ponerles rostro humano? ¿Es el diablo en persona? ¿Es un gobierno oculto? ¿Es Dios, que ha abandonado a los hombres? ¿O tal vez, cosa del azar? ¿Quién nos manipula así? CUERPOS ENERGÉTICOS Y FORMAS-PENSAMIENTO Silueta con los principales circuitos y cuerpos energéticos No contaminados por una Forma-Pensamiento

Formas-Pensamiento en cuyo interior se observan personajes que tienen cierta relación con el problema actual de salud. 92

Serie de Formas-Pensamiento asociadas a la ira que produce una patología en el hígado

Forma-Pensamiento que, tras un aborto, contiene la imagen De un feto y afecta a un seno y a los órganos genitales.

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Aura dinamizada por Formas-Pensamiento de Amor 23. Formas-Pensamiento y manipulaciones

En la propia psique humana se encuentran las semillas de la manipulación ¡Somos absolutamente responsables de lo que ocurre en el planeta! Sé, hasta qué punto mis palabras pueden generar culpabilidad, pero no hay que confundir culpabilidad con responsabilidad. La culpabilidad es fruto del orgullo, que nos hace creer que podemos interferir en la vida del otro y hacerlo cambiar sin su consentimiento. Nunca, ni en mi trabajo como terapeuta ni en mis viajes astrales, he encontrado a nadie que, con su actitud o sus acciones, haya podido cambiar el itinerario de otra persona, a no ser que ésta hubiera accedido ya en el fondo de sí. La culpabilidad que sentimos con tanta frecuencia, no sirve más que para destruirnos, y no ayuda, en absoluto, a las personas respecto a las que nos sentimos culpables. La responsabilidad pertenece a un registro diferente; a ella me refiero cuando hablo de la manipulación de la que, a menudo, nos creemos víctimas impotentes. Cuando emitimos FP de baja vibración, de ésas que son casi tangibles, inmediatamente se transforman en instrumentos de manipulación. La ciencia actual, no oficial, que trabaja para el gobierno mundial, sabe desde hace mucho tiempo, cómo manipular todas esas FP que le regalamos sin cesar con la mayor ingenuidad.

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En la actualidad, debido al apetito de poder que todos tenemos y que manifestamos de manera más o menos evidente, estamos convirtiendo el mundo en un polvorín. ¿Queremos realmente salir de ese juego del yo? ¿Accedemos a no poner nuestro yo por delante, ni el miedo a carecer que de ello se deriva? Ésa es la gran pregunta. Mientras sigamos con pretextos movidos por el miedo a perder, no podremos salir de la telaraña creada por las FP que nos rodean, ni de los egrégores que éstas mantienen, los cuales, a su vez, nos alimentan. El mayor manipulador no está fuera de nosotros, sino en nuestro interior: somos nosotros mismos. Nosotros y nuestra ansia de poder, y nuestro temor a perder. Tratamos de conquistar aquí y allá algo que nunca nos ha sido arrebatado. Luchamos contra nosotros mismos sin saber que la sangre que derramamos a nuestro alrededor, es más la nuestra que la de los demás. Nos herimos sin cesar, nos autolesionamos y nos golpeamos la cabeza contra nuestros propios muros, llorando y maldiciendo al Creador. “¡Generamos la mentira sin cesar! Antes de mentir a otro, siempre se miente uno a sí mismo.”. La gran ley cósmica es amoral e idéntica para todos, está más allá de la moral; afecta por igual a ricos y pobres, a buenos y a malos, a jóvenes y a viejos. Simplemente, ES. Así pues, gemimos tras los barrotes de una prisión que hemos construido nosotros, piedra a piedra, pero que podemos disolver en cualquier momento porque está hecha de viento… Los seres del gobierno mundial existen, única y exclusivamente, porque nosotros queremos. No hacen sino utilizar lo que les entregamos y, sobre todo, lo que hay de más bajo en nosotros. Cada vez que, por medio de la publicidad, se nos hace desear un objeto más caro, más lujoso, más…, más…, más…, dejamos que se active el segundo plexo – o chakra -, el que dice sin cesar que quiere más para parecer más y tener apariencia de poder. Me parece estar oyendo algunas voces que dicen: “Ya hemos oído otras veces ese tipo de discurso. ¡No es eso lo que necesitamos en la actualidad! Acabemos con las prohibiciones de darse gusto, con las restricciones de todo tipo y el ascetismo religioso que han llevado al mundo adónde se encuentra ahora. Queremos otras propuestas…” La vida, la alegría, el amor… nada tienen que ver con el poder. Amar lo hermoso, amarse a sí mismo y regalarse, de vez en cuando, lo que a uno le gusta, es una señal de respeto por lo que uno es, y no tengo nada contra eso. Donde se encuentras la FP destructoras y manipulables es en la energía que se emite por el deseo de tener más y mejor que los demás. 95

La energía que emite el que se rodea de cosas hermosas porque ama la hermosura, es muy diferente de la que emite el que se rodea de cosas hermosas por amor a su pequeño yo. No se trata aquí de moral, sino de física sutil, nada más. Lo de querer siempre más parece que no tiene importancia. Sin embargo, la energía que creamos en cada uno de esos pensamientos, alimenta otra energía mucho más intensa y perniciosa, la del egrégor del Poder, el cual descargará su fuerza en los dictadores en potencia, o en los que ya lo son en la práctica. A través de las FP que creamos sin cesar y de las acciones que realizamos en consecuencia, tendemos la mano continuamente a los que llamamos nuestros manipuladores, y reforzamos su actuación. Recuerdo la época en la que todo el mundo estaba horrorizado por la manear de proceder de Sadam Hussein. Todavía me parece estar oyendo los duros comentarios que se hacían respecto a su persona y las oraciones que tenían por objeto sofocar sus acciones. Pues bien, sin duda le sorprenderá saber lo que veía yo entonces: las FP de ira y de odio que se enviaban al tirano, alzaban el vuelo y se iban a engrosar el egrégor del que el dictador extraía toda la energía de odio que necesitaba para llevar a cabo sus acciones. Y de esa manera, mucha gente, inconsciente pero de buena voluntad, alimentaba sin querer al dictador contra el que trataba de luchar. El odio atrae el odio. No se puede interrumpir un proceso de odio luchando contra lo que sea o contra quienquiera que sea. Como habrá visto el lector en los múltiples ejemplos que he dado en los capítulos precedentes, sólo la luz puede iluminar la sombra hasta el punto de disolverla. Por el principio mismo del funcionamiento de un egrégor, es inútil esperar un resultado concreto y, sobre todo, permanente, si no emitimos suficiente luz como para transmutar la oscuridad. ¡Cuánta energía derrochada, contraria a lo que deseamos, o malgastada luchando contra…! Pero no hay que luchar contra los hombres, sino iluminar la oscuridad de la que ellos, con tanta frecuencia, son el instrumento. Según el Tao-Te-King: “Todo el mundo sabe que el débil vence al fuerte y que lo blando vence a lo duro, pero nadie lo lleva a la práctica”. El gobierno mundial es un estado por encima de los estados. (Ver: Les Dossier sur le Gouvernement Mundial. De A. Givaudan, editions S.O.I.S. (France)), El objetivo de los que están a la cabeza es tomar el poder del planeta y tener a su disposición un ganado de esclavos, movido por una ideología única y fácil de manipular. Así, la Tierra sería una colonia que podrían utilizar unos seres del espacio cuya energía es muy parecida a la de los seres de este planeta, pero cuya tecnología es muy superior a la que tenemos nosotros en la actualidad. Los habitantes de la Tierra saben, perfectamente, lo que encubre la palabra colonizar, porque hemos tenido épocas de esclavitud en las que los pueblos dominados no valían mucho más que un rebaño sometido a los caprichos de su señor. Y seguimos debilitando la 96

economía de algunos países, aniquilando minorías molestas y propiciando guerras inútiles. ¿Por qué iba, pues, a sorprendernos que otros quieran hacer lo que nosotros hemos estado haciendo durante tanto tiempo? No obstante, los que se supone que dirigen ese gobierno en la Tierra, son lo suficientemente ingenuos como para creer que ellos se convertirán en dueños incuestionables del planeta, sin sospechar que otros, cuya identidad desconocen, ha previsto enviarlos por unos derroteros que ni siquiera imaginan. Los seres que forman parte del gobierno mundial, generan en nosotros, los impulsos que hacen nacer las FP que, a su vez, los sitúan a ellos en esa posición. Los medios para conseguirlo son numerosos. Son ellos los que programan la música de ritmo binario que inunda las emisoras de radio, una música que desorganiza la estructura de nuestros cuerpos sutiles y los hace más frágiles y sensibles a la agresividad creciente. Controlan la droga, que debilita a la juventud y la hace manipulable a voluntad. Tienen el monopolio de la información, que dirigen a través de la economía que la sustenta. De esa forma, propagan, a través de las ondas, todo lo que, por un lado, despierta en nosotros la sensación de impotencia y, por otro, lo que alimenta el gusto por lo sensacional, por la mediocridad y por la desesperanza. Están por todas partes, pero su fragilidad es tan grande como la fuerza que despliegan. Sólo tienen el poder que nosotros les regalamos cada día. Para administrar el mundo se apoyan en nuestras debilidades, en nuestros temores, en nuestro letargo, desaliento e indiferencia. ¡Cuán grande sería nuestra sorpresa si supiéramos quién se esconde tras esas máscaras que nos asustan! No son más que globos de goma prestos a deshincharse si lo quisiéramos de verdad. Tienen dinero y poder, deciden cuándo ha de haber un conflicto, o una epidemia, o un nuevo aporte tecnológico…Pueden manipular el clima. Pero somos nosotros los que les otorgamos ese poder. -

Son “la materialización”… del subconsciente de la Humanidad terrestre, la concretización de la tremenda sed de poder, de la avidez del género humano, nos dice nuestro guía de luz en El que viene.

No queremos el gobierno mundial pero, sin embargo, nos negamos a ver su evidente manifestación. Somos sus padres nutricios, nosotros, los pequeños gobernadores tiránicos de nuestro estado; nosotros que vociferamos y exigimos, que gritamos y nos sentimos engañados y mortalmente ofendidos cuando no obtenemos lo que deseamos. He tenido el duro privilegio de asistir, en los planos sutiles de la Tierra, a luchas y combates tiránicos entre las fuerzas de la sombra y las de la luz, en ciertos lugares en los que éstas se densifican. Unos seres del espacio, que han venido a conquistar y someter al planeta, se encuentra alrededor de la Tierra, pero su voluntad de poder se quiebra frente al escudo de luz que todavía se extiende en gran parte de su contorno. ¿Hasta cuándo durará esa protección? No lo sé… A veces oigo a algunos profetas que auguran un futuro sombrío; a otros, uno luminoso. Yo, por mi parte, prefiero atenerme a lo que siempre me han enseñado los guías, según los cuales el 97

futuro es una página en blanco en la que el planeta y sus habitantes escriben su historia. Un futuro portador de un Eterno Presente, que sólo espera ser descubierto. ¿Qué hemos de temer de los demás, si no es lo que nuestras almas hayan accedido a establecer? ¡Los escenarios construidos por nuestras almas enfermas, han durado ya bastante! ¿Y si respiráramos un aire diferente? ¿Y si accediéramos a soltar lo que creemos nos pertenece? ¿Y si dejáramos de hipnotizarnos y de creer que el mundo es nuestro? Los grandes conflictos nacen por el temor de perder la personalidad, los bienes, el poder… ¿Y si decidiéramos pasar a otra cosa? Cada vez que, en algún lugar del planeta, un alma reza, ayuda, actúa a favor y no en contra, y ama, un puntito azul atraviesa el aura gris que rodea la Tierra y la limpia un poco. Para eso, no es necesario aprender nada, ni hacer esfuerzo alguno. Basta dejar emerger lo que siempre ha existido en nuestro interior: el ser luminoso que somos en esencia. Formas-Pensamiento y microorganismos En el libro Alliance describo una experiencia sorprendente que consiste en injertar en un microorganismo unas FP densas, pesadas y destructoras. Encontré ese episodio en un panel de la memoria del tiempo, que ha vuelto a la superficie porque en la actualidad, después de doce mil años terrestres, esos microorganismos siguen presentes y activos: en las garrapatas y en ciertos virus. Cuando veo una FP de color oscuro sobre un cuerpo físico, observo que está unida a los chakras y a algún órgano mediante unos hilos sutiles que, en determinado plano, son tan visibles como los rayos X o las partículas subatómicas. Es fácil comprender que, con ayuda de una tecnología mucho más avanzada de la que nos quieren hacer creer que existe, es posible cortar y volver a unir las FP con determinados microorganismos previstos al efecto. Hay que ser muy ingenuo para creer que la ciencia actual es incapaz de hacerlo. En ciertos laboratorios de Alaska, unos investigadores que no pertenecen a ningún gobierno conocido, trabajan y experimentan, en medio del mayor secreto, una tecnología digna de la época atlante. Las longitudes de onda, las ondas de forma, los impulsos y las manifestaciones del pensamiento a distancia, no constituyen para ellos ningún secreto. Esos investigadores son capaces hoy en día, de incorporar seres del éter, a unas máquinas que, como en la época atlante, se convierten en robots semihumanos. El reino de la tecnología y de la fuerza ya se ha instalado en el planeta y tira de los hilos de las almas influenciables e inseguras. Sin embargo, esos manipuladores han olvidado una cosa, y es que nada puede resistir al Amor. ¡Un corazón que ama, es mucho más fuerte, que la más sofisticada de las tecnologías! Mientras nosotros estamos en las nubes soñando con el último artilugio electrónico, otros seres se afanan y trabajan por lo que les parece esencial: el ansia de poder.

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Saben como activar los egrégores del temor y se regocijan cuando, apoyándose en nuestro miedo a lo desconocido, nos hacen creer que sólo existe la materia. ¡Es tan fácil manipular a seres ignorantes! Que el pueblo de los hombres dilapide su energía contradiciéndose, luchando, juzgando, negándose a sí mismo y permaneciendo en el oscurantismo, y así pase todo su tiempo, es lo que más le conviene a un gobierno que conoce la existencia de los mundos sutiles y el poder del dos, de la separación. Cuando una parte de la población del planeta pretenda negar todo lo que puede abrir nuevos horizontes y adquirir una libertad de conciencia más vasta, ahí está, sin duda, la huella del gobierno mundial. “Divide y vencerás” es su divisa; y nosotros, con la mayor ingenuidad, aceptamos unas reglas de juego que imponen ellos, únicamente ellos. Ejercicio práctico para generar un punto azul Hoy decido comenzar el día haciendo meditación. Respiro profundamente tres veces y permanezco unos minutos con calma y serenidad, sin expectativa alguna, sin ningún deseo, sin pretender siquiera tener una sensación u otra. Decido ofrecerme, sin más, ofrecer mi jornada en agradecimiento a la Vida. La orientación que voy a dar a todos y cada uno de mis actos, de mis pensamientos, no será de crítica o expectativa, sino de agradecimiento a los demás, al Ser, a la Vida. Suceda lo que suceda, lo acepto, no por obligación o pasividad, sino por decisión propia. Soy dueño y señor de todo lo que me ocurra, porque soy yo quien lo atrae hacia mí. No me rebelo ni contra mí ni contra quienquiera que sea. Soy. Procuraré que al menos, tres de mis actos o de mis pensamientos de hoy, contribuyan a que haya un poco más de luz en el planeta, realizándolos de modo plenamente consciente y sabiendo lo que emito en ese sentido.

24. El punto de vista médico del doctor Antoine Achram Hace mucho tiempo que, como médico, trato de curar a personas que padecen enfermedades crónicas, o cáncer, y debo decir que la poca eficacia del arsenal químico disponible, me ha decepcionado mucho. Cansado de ver siempre en la consulta a personas con el mismo tipo de patología, decidí investigar en otros campos. Lo que pretendía entonces era curar a mis pacientes de modo definitivo, es decir, dejar de mantenerlos en su status de seres necesitados de asistencia y dependiendo de productos químicos. Reconozco que mi ambición era grande, pero desde luego no imaginaba, ni de lejos, lo que iba a descubrir. Creía que mi papel consistía en aportar a los enfermos mi saber y mis conocimientos, sin suponer que ellos pudieran tener algo que ver en su 99

curación. En aquel entonces, la enfermedad se consideraba como algo de origen exterior, y el adjetivo “psicosomático” se aplicaba sólo a alguna que otra afección física, como la úlcera de estómago o el eccema. Me hacía muchas preguntas. Leí algunos libros en los que se hablaba de curaciones espontáneas y de la influencia del pensamiento en nuestro bienestar o malestar. Y, precisamente entonces, descubrí la lectura del aura. Con el tiempo, al tratar a los pacientes, intentaba averiguar qué problemática personal, familiar o social podría estar relacionada con el trastorno físico por el que me consultaban. No tardé en darme cuenta, por ejemplo, de que las lumbalgias tenían como denominador común, la inseguridad material o afectiva. Las consultas por lumbalgia constituyen una parte importante de las que se hacen en medicina general. Como pude comprobar, la visión que la mayoría de esos enfermos tenía de la vida y del porvenir era poco alentadora. Observé que otras afecciones estaban también precedidas por determinados acontecimientos que, al parecer, las habían originado. Me di cuenta, con sorpresa, de las mismas causas producían los mismos efectos. Así que no podía detenerme ahí. Mi búsqueda me llevó entonces hacia obras escritas por diversos colegas, como el doctor Simonton, con el que pude hablar posteriormente, y con el doctor Hamer. Por otro lado, algunas personas que no eran médicos de profesión, me abrían un horizonte mucho más amplio. Un día, después de varias semanas de paciencia y de practicar ejercicios para la lectura del aura, creí ver una forma redondeada, un tanto indefinida, alrededor de una persona. El impacto que recibí y el asombro, fueron tales, que a partir de aquel momento mi vida de médico cambió por completo. Poco a poco, iba viendo con mayor claridad, tanto esas formas como los hilos sutiles que las unían a los órganos, y empecé a aceptar el hecho de que los desórdenes físicos que entorpecen nuestro caminar, tienen su origen en el pensamiento. Yo no soy vidente ni médium especializado en energías sutiles; pero lo poco que veía, confirmaba lo que me decía la intuición y había leído en los libros, así que tuve que rendirme a la evidencia. La enfermedad no podía proceder más que de eso que llevamos con nosotros por todas partes: la Forma-Pensamiento. Con el correr de los años he podido profundizar en ese campo tan especial y he intentado comprender – o, al menos, observar como espectador – qué es lo que ocurre, sin olvidar en ningún momento mi objetivo inicial: contribuir al bienestar de los seres humanos, cualesquiera que sean su historia y su patología. Fisiología de una Forma-Pensamiento Cuando se examinan de cerca las publicaciones que tratan de la relación entre pensamientos/emociones y enfermedades, se puede observar que, en los artículos escritos por psicólogos, abundan las descripciones, pero rara vez mencionan el mecanismo fisiológico que podría explicar dicha relación. 100

El cuerpo médico, en cambio, ha tardado mucho tiempo en reconocer el papel que juegan el estrés y las emociones, debido a la creencia, casi dogmática, de que la enfermedad sólo existe en el plano material; por lo tanto, sólo puede estar causada por un elemento extraño o exterior a la persona y, en consecuencia, sólo puede curarse mediante una intervención física. Por esta razón, espontáneas de en numerosas diagnóstico” y, palabra.

la medicina no consigue explicar, ni comprender, las curaciones pacientes con enfermedades incurables, algo que se ha constatado ocasiones. Entonces se habla entre nosotros de “error de a veces, hasta de “milagro”, con todo lo que subyace tras esa

El elemento que le falta a esa medicina – que sólo considera los físico – para dar el gran paso hacia la medicina holística – la que tiene en cuenta todos los planos del Ser – es admitir que las FP están en el origen de nuestras enfermedades. No todos los fumadores tienen cáncer de pulmón, ni todos los irradiados de Tchernobyl han tenido cáncer de tiroides ¿Tenían los fumadores que han padecido cáncer, alguna FP inicial, relacionada con el pulmón, o con la tiroides los enfermos de Tchernobyl? Para comprender la enfermedad, debemos tener en cuenta lo que impide a la mayoría de las personas contraerla. Me refiero a las defensas naturales. Hasta no hace mucho, los “médicos del cuerpo” considerábamos que los pensamientos y las emociones no tenían nada que ver con las reacciones químicas hormonales e inmunológicas que tenían lugar en el cuerpo físico. Por otra parte, creíamos que el sistema inmunitario no tenía relación alguna con los demás sistemas del organismo. Pero, en la actualidad, muchos trabajos e investigación muestran un panorama completamente diferente. Algunas investigaciones sobre la “química del cerebro” han permitido descubrir que éste fabrica gran cantidad de hormonas y de proteínas en respuesta a diversas emociones y pensamientos, las cuales tienen una repercusión concreta sobre más de un centenar de zonas del cuerpo. ¿Cómo actúa una Forma-Pensamiento en la enfermedad? Todos los acontecimientos que vivimos, desde la concepción hasta la muerte, son detectados por nuestros cinco sentidos, que remiten la información recabada hacia el cerebro límbico (CL), verdadero punto neurálgico o central de mando del cerebro. Si la información es nueva, desconocida, será dirigida hacia el neocórtex para ser analizada por los dos hemisferios, izquierdo y derecho. Allí será comparada con otros acontecimientos conocidos para determinar si se trata de un elemento favorable o desfavorable, agradable o desagradable. 101

El resultado del análisis se transmite a la memoria emocional, situada en el cerebro límbico, que pondrá en marcha una acción de supervivencia – mediante la huida u otro tipo de respuesta – en el caso de que la información sea desfavorable. La acción que desencadena el cerebro límbico está coordinada por el hipotálamo. El hipotálamo es la vía principal por la que el sistema límbico actúa en el cuerpo. Está formado por dos partes: -

Una de ellas, la que más reacciona ante los estímulos emocionales, interviene en el control del sistema inmunitario, y La otra, regula la actividad de la hipófisis, la cual a su vez, regula todo el sistema endocrino.

Tras cada una de las experiencias emocionales que hemos vivido desde nuestra concepción, hemos memorizado una conclusión que queda grabada en el CL y que, a veces, nos hace reaccionar de forma inadecuada y hace que nos comportemos de un modo inadaptado a la situación que vivimos en ese momento. A menudo, pongo el ejemplo del bebé que, durante la primera noche de su vida, lo separan de su mamá para que ésta descanse o para vigilar cualquier otro problema de salud que requiere una atención especial. Para el bebé se trata de una separación traumática, que influenciará el resto de su vida, tanto de niño como de adulto. La conclusión a la que llega el cerebro podría ser ésta: “Separación = sufrimiento”. Cuando a los tres meses los padres lleven al niño a la guardería porque la madre ha de reincorporarse al trabajo, despertará la memoria emocional dolorosa almacenada en el CL, y desencadenará, a nivel del hipotálamo, la supresión inmunitaria, que hará descender, más aún, la poca inmunidad fisiológica que se tiene a esa edad. El bebé empezará a tener rinofaringitis, otitis y/o bronquitis cada vez que lo lleven de nuevo a la guardería. Llorará cada vez que alguien trate de apartarlo de los brazos de su padre o de su madre. La escuela será para él una experiencia dolorosa. Y, al llegar a la edad adulta, es posible que tenga una gran dependencia afectiva. Así pues, cuando tenemos reacciones inadecuadas a las situaciones que vivimos es porque, inconscientemente, reactivamos emociones incomprendidas que tenemos almacenadas en nuestra memoria emocional. Cada vez que las reactivamos, alimentamos las FP no sanadas que arrastramos por dondequiera que vamos. ¿Qué es lo que impide que aparezca la enfermedad? Está demostrado que, en un momento u otro de la vida, todos producimos células cancerosas. Sin embargo, la mayoría de la gente no tiene cáncer porque, afortunadamente, el sistema inmunitario se encarga de destruir todas las células anormales o extrañas. Algunas veces, en cambio, la inmunidad se reduce o está debilitada, y entonces aparece la enfermedad. ¿Qué es lo que actúa sobre nuestra inmunidad disminuyéndola o fortaleciéndola? Pues las FP y las emociones que éstas desencadenan. 102

Para que originen enfermedades graves, como el cáncer, las FP deben: 

 

Estar bien estructuradas, es decir, ser sólidas, con una firme creencia en su realidad. Una creencia fuerte podría ser, por ejemplo, ésta: “No merezco que nadie se ocupe de mí”. O bien: “Estoy abocado al fracaso en todo lo que hago”. Ser repetitivas. Por ejemplo, en cada separación, la conclusión del CL, recuerda que “Separación = sufrimiento”. Ir acompañada de una profunda desesperación, de una fuerte sensación de desánimo.

Como hemos visto anteriormente, el cerebro límbico pone en marcha una respuesta de supervivencia, que puede ser la huida o una reacción de otro tipo. Sin embargo, si vivimos una situación estresante, penosa y repetitiva y no cambiamos nuestro modo de actuar por guardar las apariencias – por ejemplo, realizando un trabajo que no nos gusta -, nos sentimos incapaces de resolver el problema y, en definitiva, bajamos los brazos, nos rendimos. La consecuencia de ese modo de actuar, en contradicción con lo que pensamos y sentimos, será un descenso de la resistencia inmunitaria y la creación de un terreno favorable a la aparición de anomalías celulares portadoras de cáncer (véase el esquema y las explicaciones al final del capítulo). Ésa es la razón por la que los disminuidos psíquicos y los enfermos mentales jamás padecen cáncer, porque no tienen FP bien estructuradas y resuelve su sufrimiento escapando de él mediante otro modo de pensar. Afortunadamente, es un sistema reversible que puede conducir a la sanación completa. -

Si uno está convencido de que el proceso de la enfermedad puede involucionar en todo momento, y de que nosotros tenemos ese poder. Si se ayuda al paciente a creer firmemente en el poder de sus pensamientos positivos, que sustituirán a las FP nocivas. Si se consigue que aumente sus defensas naturales al cambiar la percepción que tiene de sí mismo y de sus problemas, lo que hará transmutar la enfermedad en salud.

Esos sentimientos – que, al augurar proyectos para el porvenir, son fuente de esperanza – quedan registrados en el sistema límbico y enviados después al hipotálamo, el cual da orden a la inmunidad para que se movilice contra las células anormales, las glándulas, por su parte, restablecerán el equilibrio hormonal, y todo ello detendrá la producción de células anormales. Estas últimas, ya presentes, serán destruidas naturalmente, bien por las defensa del cuerpo, bien mediante algún tratamiento. -

Aprender a consagrar tiempo para sí mismo, hacer las cosas que a uno le gustan y dejar de hacer lo que no le gusta. Aceptar a los demás como son, sin juzgar ni criticar. Expresar los propios sentimientos, los sufrimientos y las emociones. 103

-

Personar. Hacer ejercicio físico, sin forzarse, e ir aumentándolo progresivamente. Tomar las riendas de la propia vida y dejar de pensar que somos víctimas de los demás, en general, o de alguien en particular. He aquí un amplio programa que puede ocupar toda una vida.

He querido escribir este capítulo, aunque ya sé que es un poco técnico, porque creo en la perfección del ser humano. El cerebro es un transmisor capaz de llevar a un plano puramente físico, los pensamientos que le enviamos. Si los pensamientos y las FP van en contra de la Vida, se plasmarán en el cuerpo en forma de enfermedad y nos llevarán a la muerte. En cambio, si están alimentados de Vida, pueden llevarnos a la juventud y a la vida sin límites.

1. ACONTECIMIENTO INFORMACIÓN

104 7. EMOCIONES SUPRESIÓN Si INMUNITARIA NEGATIVAS repetidas

ENFERMEDAD

7. Disfunciones SISTEMA y anomalías ÓRGANOS ENDOCRINO CELULARES

3. NEOCÓRTEX

2. CEREBRO LÍMBICO

4. CONCLUSIÓN

5. ACCIÓN Y MEMORIZACIÓN

6. HIPOTÁLAMO

SISTEMA NEUROVEGETATIVO

El camino del ACONTECIMIENTO a la ENFERMEDAD 105

Cada ACONTECIMIENTO (1) que vivimos es una INFORMACIÓN captada por el CEREBRO LÍMBICO (2) (CL), llamado también “cerebro reaccional”. Asegura la transición entre el NEOCÓRTEX (3) y el HIPOTÁLAMO (6). LA INFORMACIÓN es :  

o bien dirigida hacia el NEOCÓRTEX para ser analizada allí, o bien puesta en resonancia con una FP ya memorizada.

De ello resulta una CONCLUSIÓN (4) que lleva al CL a decidir una ACCIÓN (5) y a preparar el cuerpo para ésta. Si la conclusión es MEMORIZADA (5) como “agradable”, será pues renovada. En cambio, si la conclusión es “desagradable”, habrá que evitarla; y se reaccionará igual cada vez que se presente una situación análoga. Por ejemplo, un bebé al que, después de haber sido alimentado durante cierto tiempo con la leche materna, se le dan biberones de leche de vaca al llevarlo a la guardería, memorizará: “Biberón = separación de mamá”. La leche de vaca le sentará mal, incluso puede que no la tolere en absoluto y llegue a tenerle alergia. La memorización de esta conclusión – que desencadenará siempre emociones tan dolorosas como en el acontecimiento que la provocó inicialmente, aún cuando sean inadecuadas – es un componente importante de la FP. EL HIPOTÁLAMO (6) es el ejecutor de la acción decidida o memorizada por los sistemas endocrino y neurovegetativo, que actúan como intermediarios. En el caso de emociones negativas repetidas, la supresión inmunitaria que resulta de ello, tendrá como consecuencia, afecciones menores o enfermedades más graves (7). Conclusión A lo largo de la vida, con frecuencia establecemos separación entre nosotros y los demás, entre la Tierra y nosotros. Y, sin saberlo ni quererlo, colaboramos estrechamente con todo lo que se deriva del principio de separación. Hoy mismo, a partir de este momento, podemos decir sí a la Vida para soltar las cadenas que nos aprisionan hacer más ligero nuestro caminar, a la vez que purificamos el planeta que se nos entrega en cuerpo y alma como regalo cotidiano. Ahora ya sabemos hasta qué punto las FP contribuyen a que nos pase lo que nos pasa… Así que, dejémonos de víctimas y vencedores. Al igual que lavamos el cuerpo físico, vamos ahora a lavarnos de las FP que tenemos estancadas en el aura. En este primer tomo he propuesto algunos ejercicios sencillos y prácticos que cualquiera puede realizar sin dificultad. Más adelante propondré otros. Pero el objetivo no es el ejercicio en sí; y, de hecho, podríamos no hacer nada en apariencia aun lavándonos de las FP. Lo que importa es el detonante que hará llevar las ideas a la práctica. Algunas personas, me han dicho a veces, que llevaban varios años haciendo ejercicios para 106

practicar el perdón y la compasión. Sin embargo, seguían presa de la ira y el rencor. Conscientes de ello, se preguntaban como actuar…, y ahí es precisamente donde el actuar alcanza su límite. Todo puede ocurrir en un instante, o prolongarse a lo largo de los años o incluso de varias vidas. Porque no depende de la buena voluntad del que se ejercita en esta o aquella práctica, sino del desprendimiento que surge de pronto en él y hace desaparecer el temor de “lo que podría pasar si…” o el juicio de “lo que ha ocurrido es porque…”. La expresión “vivir el momento presente” no es una figura de estilo ni un pensamiento filosófico, sino una realidad palpable y concreta que asusta a la mente, siempre activa, gran impulsora de todas nuestras resistencias. De la capacidad que tengamos para vivir el momento presente depende, en gran parte, nuestra sanación. No es un don, sino un regalo que nos hacemos a nosotros mismos, simplemente. ¿Nos amamos lo suficiente como para hacernos ese obsequio? Es la única pregunta que ahora, en este momento, antes de cerrar el libro, podemos plantearnos todos nosotros, sin excepción. Antes de concluir esta obra, querríamos proponerle una meditación en agradecimiento a la Vida y a la Tierra, pues gracias a ambas podemos experimentar la materia densa. Orar y meditar no es solo pedir, es también agradecer. Que el agradecimiento se dirija a nuestro ser superior, o a nuestra conciencia, o a la Tierra, o a la Vida no tiene importancia, porque las diferentes energías no son sino diversas facetas de lo que somos verdaderamente: chispas de Vida y de Gozo que se han encarnado para expandirse y reunirse de nuevo en un ramillete de Luz. Nada está separado de Nada. Nadie es “perdedor” o “ganador” de la Vida. Eso no tiene sentido, porque la Vida es UNA. Somos el TODO, donde lo “bueno” o lo “malo”, lo “justo” o lo “injusto” no tiene más existencia que la que nosotros le demos. De nosotros depende dar los colores que nos gustan a la Vida que queremos ver florecer a nuestro alrededor. Las únicas nubes que hay en vuestra vida son las que accedéis a condensar por encima de vuestra cabeza. Wesak

Meditación para la Tierra

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Esta meditación nos fue transmitida por los seres de Shambala. Si se practica con regularidad, es como un bálsamo sanador, muy eficaz para curar las heridas de nuestro planeta. -

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Hermanos, volvemos a poner el planeta Tierra en manos de la Humanidad. Comprended lo que esto significa. La Raza de los Hombres llama a los que se ignoran a sí mismos a caminar con ella… A través de Mi voz, la Tierra de Shambala os recuerda ahora una antigua forma de actuar utilizada en otros tiempos por los pueblos del sol. No es una técnica, sino un medio de abrir la nueva era del Don. Nosotros la llamamos la “transmisión del diente de león…”. Viajará de nuevo de un pecho a otro. Hela aquí: Cuando el hombre y la mujer tengan el alma abierta a la Metamorfosis de su género, se sentarán en el suelo, con los pies descalzos. Escucharán su silencio y sentirán girar en torno a ellos la luz de Shangai-la. Entonces proyectarán sobre la pantalla de su conciencia la esfera algodonosa de un “diente de león” a punto de emigrar. Verán sus mil semillas con toda perfección y depositarán, en cada uno de ellas a todas las cualidades de las que está sedienta la Tierra. Así irradiarán la semilla de la armonía, de la tolerancia, del amor incondicional, de la paz y la de todos los tesoros que un corazón puede contener y engendrar. Cuando la esfera algodonosa esté así cargada de sus mensajes, el hombre y la mujer, con un mismo soplo interior, esparcirán las joyas estrelladas. Las verán diseminarse a través de los cielos de las cien regiones de la Tierra y verter en ellas su esencia. No ignoréis, en adelante, lo que puede llevar a cabo semejante trabajo del pensamiento. El requerimiento del Amor se desplaza más veloz de lo que Yo podría decir. En los mundos sutiles reviste un cuerpo tangible, para verterse después, como una lluvia, en la materia de los hombres.

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