Filosofía de La Biologia Elliott Sober Alianza Caps 1 y 2

January 6, 2017 | Author: Miguel Cb | Category: N/A
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Elliott Sober Filosofía de la biolo gía AlianzüFdritorial

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URANTE muchos años la física ha sido la fuenre de inspiración de la lilosoiía de ra ciencia. ELLIOTT SOBER es uno de los principales filósofos que han tomado en serio los problemas planteados por la biología, la ciencia que junto con la física ha contribuido a modificar en mayor medida la visión tradicional de la naturaleza en general y de la humana en particular. La FILOSOFÍA DE LA BIOLOGÍA se cenrra en las cuestiones filosóficas planteadas por el núcleo de la biología moderna: qué es la evolución, cuáles son sus agentes, qué evoluciona y sobre qué actúa la selección. La primera parte del libro estudia las críticas exterxas a la biología, como es el dogma creacionista, lo que sirve para plantear la cuestión general de qué hace que una cloctrina sea o no científica. La segunda parte se ocupa de las cuestiones internas más debatidas, como la selección natural, la idea de adaptación, las unidades evolutivas, el altruismo, el egoísmo y el carácter de las explicaciones evolutivas. La tercera y última parte analiza las expansiones de la teoría de la evolución hacia otros dominios, especialmente la sociobiología que trata de robar campos a otras ciencias humanas ofreciendo explicaciones biológicas de sus temas de estudio, tradicionalmente tenidos por propios de,la moral o la cultura ambas ajenas a la naturaleza animal. También en esta colecciór (AIJ 797), de Lawrence Sklar.

Alianza Editorie*ffik

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Elliott Sober

Filosofía de la biolo gía 31¿ 85 Versión española de Tomás R. Fernández

y Susana del Viso

BIBLIOTECAS Y ACERVOS DOCUMENTALES OÉL

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Alianza

Editorial

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Reservados todos los derechos. De confo¡midad con lo b,,lpT/c^l

lo que se simplifica

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(b,,/c,,_ b¡,/c¡) (pn _ p)>0. Recuérdese, de acue¡do-con el texto, que un hijo proporciona un benefi_ cio de N/m y una hija, de N/h.susritryenio 1", ,¿'.ti"", de beneficio de ra expresión anterior por éstos, obtenem.r.,

(N/mc,,,-N/hcn)

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Cuando las madres residenres invicrten por igual en hiios e hiias ( nc., : h c l,.ninguna esrraregia muran re pr.J" --.;.i* i, lr,.r,.*lr'¿. iii residentes. Y cuando las resfoe.,tes invierten i""ig;ul^rn.,una mutante lo hará

mejor que las resídentes si invier¡e las ¡esidentes han subinvetido. ¿Cómo afecta la inversión en los dos sexos ai número de hijos e hijas producidos? En el ser humano, lo, o,uaon"r-ti.rr.n,.,ru _uyoa tasa de mortaiidad, tanto prenatal como posrnataf. Ertr.ig"ifi., ,.r_i"" ;";, medío, los hi.ios cuestan *.no, lu, hi¡ur. E" .#.a.o, inu.rsión igualita_ .q.,. se producirá al nacerun .r..ro uu.or.r, q.,. .rTo 1.r., Itj necno, l,gjllt.i^o:e oe se observa. El argumento de Fisher asume que se produce un apareamien to aI azat dentro. de ia generación de la proie. pj ,up,r..ro fue explorado por primera vez por Hamilton (i967). Si hay un apareamiento esrricto he¡ma_ rn. prog.n ¡", de nietos que tiene T.:,.rtor,..r sl p¡ocluce en su progenie una proporción sexual sesgada hacia las hembrur.

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1,,, rrrisrro que la ley de la gravitación universal, de Newtol, el rrr,,,lclo de Éish.r no.está limitado en su aplicación a ningún lugar

tener ninguna tenga no posible-que es tambíén rrrllt,¡cs de aplicaciones, ,.rr ;rlrsoluto. El modelo es un enunciado del tipo >:

,|,.j:r abierra la posibilidad de que los condicionales nunca se ,,,,',1rlut. Los naiuralistas de campo tienen latarca de decir si los ',,rl)rrcstos de Fisher son aplicablés a esta o a aquella población (

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)tlcreta.

l)¿ra decidir si algo es una ley o una hipótesis histórica, debe r(.rerse claro qué píoposición sé desea clasificar. Por- ejemplo, sentido l)r(.guntar si "lá selecóión naturaL> es una ley- carece.de la selección a i,,,rr, qr" se especifique de qué proposición relativa r,,rrural'se est; hablando. Decii que la selección natural es la r('sponsable del hecho de que los seres humanos tengan el pulgar ,,lronible es enunciar una hipótesis histórica; pero decir. que la s..lccción natural llevaú a producir una pfopofción igual de sexos ,,rr las circunstancias desiritas por Fisher es formular una ley. (l,as leyes de la evolución se discutirán más a fondo en el Aparta,kr 3.4.) Aunque inferir leyes y reconstruir ia historia constituyen -obietivos científicos distintos, muchas veces son acometidos de forma (.onjunta con resultados fructíferos. Los teóricos tienen la esperan,, á. qr. sus modelos no sean vacíos' sino aplicables al mundo vivos. De igual manera, los naturalistas-que ,"al deios organismos "presente y pasado de .-rtra especie determinada a describen el rnenudo lo haien intentanáo al mismo tiempo proporcionar datos que tengan una mayor signíficación te6rica. Las disciplinas.nomotlticas e" históricas .n h tiología evolucionista tienen mucho que aprender unas de otras. Un ejemplo de un problema particularmente recalcitrante en la teoria aciual puede servir para aclarar esto. Desconocemos todavia por qué la reprod.tcción sexual.es tan prevalente como

El problema no es que los teóricos no puedan hecho "t. en los que la reproducción sexual sea ventajomodelos elaborar de modelos de este tipo' y todos ellos matemontones Hay sa. representa la verosimilitud contundirse debe No O' la hipótesis H, uluf"' át'l' observació-n de H' a la luz de o' No ha de esta cantidaa .on lu"i'"ü"üiliá'¿ Á"'ou" las expresiones >P(O/D.). Pero ahora consideremos una nueva versión de la hipótesis del diseño:

(,r'eacio¡rismo

D,:

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Las especies fueron creadas por separado por un.Dilrs t¡rtc las hiá parecidas a como s..ían si hubieran evolucionatl. a partir áe antepasados comunes por el proceso de sclcc-

ción natural. Esta hipótesis del tramposo es. una caÍta marcada' D, y E, son predictivaÁente equivalentes; cualquier cosa que la evolución por selección narural piediga acefca de la imperfección de los organismos lo predice también la hipótesís del Dios tramposo'.P^o1t3n1o, hipót"sis tienen igual ierosimilitud; P(O/E,):p(Q/D,)' La "rtu, ."""iOrj que debemos considerar es si este hecho ha de debi-

litar nuestia confianza en que la hipótesis de

verdadera.

1a evolución sea

cuando explicaba el Principio de verosimilitud en el Apartado ii, rrrbruyubu que una hipótesis con- alta verosimilitud podía ;";, d; todas" formar, bastanie implausible. Por ejemplo, la. hipóiesis de que haya duendes jugando a los bolos en el desván tiene unu ,r"rori-ilitud muy alta, en relación con el alboroto- que oímos, o.ro .ro no significa'que el alboroto nos diga que la hipótesis de ios d._,endes s.á probublemente correcta. En este caso, disponemos d. .uror", unt"é.d"nt"s para considerar la existencia de duendes como algo muy implausiÉle. Debido a esto, los ruidos del desván no nos convencen, ni deberían convencernos, de que attlbahaya duendes jugando a los bolos. realmente --_¿Poá"-o, ofr.ó"i un argumento similar en contra de la hipó'tesis del trampos o, D,? Aunque esta hipótesis tenga la misma verosimilitud qrre iu de evolución por selección natural, ¿hay. otras razones por lai cuales debamos déscartarla como implausible? D, encierra una concepción bastante inusual de cómo sería Dios si .*irti.ru. ¿Podemoi defender que es bastante .implausjble que Dios, en .iro d" existir, fuera un tramposo? Tal vez debamos ir ru" iájo, como para insistir en que Dios es por definición perfecta' mente benévolo, cognoscible y poderoso. A mi modo d" ,tt-er, esta sugérencia no resulta demasiado persuasiva. Cierto que no es corriente considerar a Dios como un tramposo, p"to ilo no es razón para pensar 9"11o lo sea' Es más, uo .ro ...o q.r" la definición de1 concepto de Dios pueda usarse puru d"1u, zinjada esra cuestión. Las distintas religiones conciben i li", áe difeíentes modos, y denota estrechez de miras el suponer

fl(r

lrilosofía de la biología

que Dios tenga que ser precisamcntc c()r))() Io cntiende una de las tradiciones religiosas. No veo, por tant(), ('()ntr1r(licción en la idea de Dios como tramposo. IJna segunda critica que podría haccrsc, rlc lrr hipótesis D, es que es imposible de poner a prueba. Lo qtrc srr¡¡iero es que el problema con Q no es que los datos la hagan inrplausible, sino que no hay modo de averiguar si es plausible. Examinaremos esta sugerencia con más detalle en el siguiente apartado. Por ahora, la cuestión es que existe una cierta simetría entre la hipótesis de la evolución y la hipótesis del tramposo. Si se afirma que la hipótesis del tramposo no es comprobable, ¿no esfaría también en el mismo caso la hipótesis de la evolución? Después de todo, ambas teorías hacen las mismas predicciones. El problema al que nos enfrentamos deriva del hecho de que el Principio de Verosimilitud es un principio comparativo. Sometemos a prueba una hipótesis al ponerla a prueba contra una o más hipótesis competidoras. Las observaciones favorecen E, sobre Do, pero no favorecen E, sobre D,.En lo tocante a la verosimilitud, ia hipótesis de la evolución y la del tramposo corren la misma suerte. Aunque la r,'erosimilitud no discrimina entre estas dos hipótesis, mi sugerencia es que no hay razón para dudar de la verdad de la teoría de la evolución. La equivalencia predictiva de E,y D, no demuestra ningún defecto especial en E,.. Tomemos alguna de las creencias perfectamente plausibles que usted tenga acerca del mundo. Pues bien, puede construirse una aiternativa tramposa para esa creencia plausible, tal que ambas sean predictivamente equivalentes.

Consideremos, por ejemplo, la creencia que usted tiene ahora mismo de que se encuentra frente a una página impresa. ¿Por qué piensa usted que eso es cierto? La prueba de que dispone para esa creencia proviene de experiencias visuales y (quizás) táctiles que está teniendo ahora mismo. Esa prueba favorece claramente la hipótesis de que hay una página impresa frente a usted, en compa-

ración con la hipótesis de que aquí hay un bate de béisbol, pongamos por caso. Es decir, P(O/Ptígina)>>P(O/BB), donde

O:

Sus experiencias sensoriales actuales.

Ptígina: Hay una página impresa frente a usted. BB: Hay un bate de béisbol frente a usted.

(lreacionismo

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Es de sentido común pensar que las experiencias c¡ttt' tlslt'tl está teniendo ahora mismo le proporcionan una razón fucrtt' lrrtt'rr pensar que Ptígina es cierta, pero muy poco fundamento para l)cl.) iar que BB lo sea. El Principio de Verosimilitud describe por qué

tiene sentido esto. Pero permítasenos ahora introducir una carfa marcada (inspirada en el demonio maligno delas Medítaciones de Descartes). Se trata de la hipótesi." del tramposo: Truco'. No ha,v ninguna página impresa frente a usted, pero un Dios tramposo está haciendo que usted tenga precisamente las mismas experiencias que tendría si hubiera una página impresa f¡ente a usted.

Aunque la verosímilitud favorece a Prígina sobre BB, no favorece a Ptígina sobre Truco. La razón es que Ptígina y Truco son predictivamente equivalentes. ¿Cómo ínterpreta usted el hccho de que Ptígina no sea más verosímil qvte Truco? Tal vez piense usted que podría reunir algunas consideraciones para explicar por qué Página es más plausible que 'lntco aun cuando ambas hipótesis sean predictivamente equivalentes. O tal vez sea usted escéptico en cuanto a la posibilidad de hacerlo- No pretendo plantear cuál de estas dos actitudes es defendible. Para mí, la cuestiírn es señalar una semejanza estructural entre las tres explicaciones de sus impresiones visuales actuales y las tres explicaciones que discutíamos antes sobre la imperfección adaptativa de los organismos. Incluso las creencias que usted considera como obuiamente verdaderas (como la de que hay una página impresa frente a usted en este momento) pueden conlrontarse con el problema de la equivalencia predictiva. Página es algo que usted puede considerar cláramente correcto, pero es difícil ver cómo discriminar entre ella y Truco. El hecho de que la hipótesis de la evolución por selección natural se enfrente al mismo problema no demuestra, por tanto, que haya algo especialmente débil o dudoso en ella. He considerado dos posibles versiones que podría adoptar la hipótesis del diseño. Ambas afirman que las especies fueron creadas separadamente por Dios; y difieren en la idea de cómo sería Dios si existiera. El Dios de Paley es un ser perfeccionista; el Dios tramposo oculta su obra. Hay. por slrpuesto' más de dos concep-

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ciones posibies de cómo podría scr cl l)ios tliscñador de organismos. Eso significa que hay muchas nl¿is vt'r'sioncs de la hipótesis del diseño que las dos que yo he consiclcrir,lo irc¡trí. La versión de Paley de la hipótesis del cliseño st' ve minada por lo que observamos en la naturaleza. No pucdc tlccirsc lo mismo con respecto a la versión tramposa de la hipótcsis clcl diseño. He

defendido que si usted cree que tiene frente a sí una página impresa y rechaza la explicación tramposa de las cxperiencias visuales que está teniendo en este momento, tampoco debería tomarse en serio la versión rramposa de la hipótesis del diseño. Sigue existiendo, no obstante, la posibilidad de que haya alguna otra versión de la hipótesis del diseño que difiera de la hipótesis de la evolución y, al mismo tiempo, constituya una explicación más verosímil de lo que observamos. Por lo que yo sé, nadie ha elaborado una versión de tales caracrerísticas de la hipótesis del diseño, pero eso no quiere decir que nadie vaya a hacerlo.

2.7.

(,reacionismo

lrilosofía de la biología

La acusación de no-contrastabilidad se elabora mtrclri¡s vt.r t.s apelando a las posiciones de Karl Popper (1959, 1963), quicn rlt,

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¿Es acientífica la hipótesis del diseño?

Al discutir la versión de Paley del argumento del diseño, he ínsistido en que puede ser sometida a comprobación como cualquier hipótesis científica, y en que, cuando eso se lieva a cabo, la hipótesis resulm deficiente. Al argumentar de este modo estoy siguiendo el camino ftazado por muchos biólogos, que han puesto especial cuidado en indicar cómo la hipótesis de la evolución por selección natural hace predicciones que difieren drásticamente de las que se derivan de la hipótesis del diseño (i.e., de la versión de la hipótesis del diseño que ellos consideran).

Al mismo tiempo, y a menudo en el mismo libro,

biólogos y

algunos filósofos han adoptado una forma de ataque basranre

diferente, al defender que el creacionismo no es una hipótesis científica porque es imposible de comprobar. Debe quedar claro que esta línea de cútica no es compatible con los argumentos de verosimilitud que yo he revisado. Si el creacionismo no puede ser probado, entonces ¿qué está uno haciendo cuando subraya la imperfección de la naturaleza? Seguramente no es posible poner a prueba una hipótesis y descubrir que resulta deficiente, cuando en realidad es inconrastable.

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fendia que la falsabilidad constituye la piedra de toque dc rrrr enunciado científico. En este apartado voy a discutir las ideas dc Popper. Mi objetivo es presentar críticas a su posición, así como alcanzar una cierta valoración más amplia de los méritos de la contrastabilidad como criterio apropiado para e7 discurso científico. Como punto preliminar, recordemos una distinción que se discutió al comienzo de este capítulo. Cuando vamos a considerar si algo es científico, debemos tener muy claro si estamos hablando d,e gente o de proposiciones. Si alguien se comporta dogmáticamente, negándose a atender a las pruebas pertinentes, esa persona está adoptando una actitud acientífica. Pero de ahí no se sigue que la proposición que la persona cree sea acientífica. Los que defienden que la Tiena es plana pueden adoptar una actitud bastante acientífica con respecto a l¿ proposición La Tíerra es p/ana, pero de ahí no se desprende que la pr"oposición sea acientífi.ca ii.r., que no pueda ser sometida a comprobación. La relevancia de este punto para la controversia en torno al creacionismo es bastante obvia. Los creacionistas distorsionan a menudo los hallazgos científicos. Sacan a relucir una y otra vez los mismos argumentos gastados, aun cuando éstos hayan sido ya refutados en repetidas ocasiones. Y lo hacen sin reconocer que esos argumentos se han rebatido sobre bases científicas. Me parece que no caben muchas dudas acetca de que la mayor parte de los creacionistas se han comportado de un modo manifiestamente acientífico. No obstante, de ello no se sigue que las teorías creacionistas sean acientíficas. Si es que lo son, debemos encontrar algún

otro argumento que así 1o demuestre. La idea básica de Popper es que las ideas científicas son falsables; éstas se juegan e/ cuello, mientras qLre las ideas acientíficas, no. Diciéndolo menos metafóricamente, las proposiciones científicas hacen predicciones que pueden comprobarse mediante observaciones. Hacen afirmaciones sobre el mundo, las cuales, al menos en principio, son capaces de entrar en conflicto con lo que observamos. Las ideas acientíficas, por el contrario, son compati-

bles con todas las posibles observaciones. No ímporta lo que observemos, siempre podemos mantener nuestra creencia en una proposición acientífica.

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Filosolla de la biología

No confundamos falsabilidad corr f ,rls.',.lrrtl real. Muchas pro-

posiciones verdaderas son falsablcs. l)t' lrt'clrr), Lrna proposíción iientífica debe correr el riesgo de la rclirtirt'itin. l)cro si realmente resulta refutada, ya no podemos conscrvarl¿t cn cl conjunto de nuestras creencias. De acuerdo con Po¡l¡lct', lltlestras creencias deben set falsables, no falsas. Popper piensa que las proposiciones que exl)rcsan convicciones religiosas acerca de Dios son infalsables. Si uno piensa que Dios creó el mundo viviente, puede aferrarse a esa creencia con independencia de lo que observe. Si uno empieza a pensar en Dios como lo hace Paley, la observación de que las adaptaciones son imperfectas puede llevade a cambiar de idea. Pero, en. lugar- de abandonar la opinión de que Dios creó el mundo, puede modificar la idea de lo que Dios quería hacer. De hecho, con independencia de lo que uno observe en la naturaleza, puede formularse una u otra versión del teísmo que sea compatible con las observaciones. El teísmo es, por consiguiente, infalsable. Popper piensa también que la teoría psicoanalítica de Freud es infalsatle. Independientemente de lo que diga el paciente, el psicoanalista puede interpretar el comportamiento de aquél de un modo que- s"u .ompátible con las ideas psicoanalíticas. Si el pacientá admite que odia a su padre, eso confirma la idea freudiana del complejo de Edipo; si lo niega, eso demuestra que está reprimiendo sus fantasías edípicas porque son demasiado amenazadotas.

Popper tiene la misma pobre opinión del marxismo. Suceda lo que suceda en las sociedades capitalistas, el marxista siempre puede interpretar los acontecimientos de tal modo que sean compatibles con lu teoría marxista. Si una sociedad capitalista se ve ácosada por la crisis fiscal, eso demuestra que el capitalismo se está derrumbando bajo el peso de sus propias contradicciones internas. Pero si la sociedad no experimenta sacudidas, debe de ser que la clase trabaladora todavia está por movilizar, o que la tasa de beneficios aún no ha caído lo suficiente' De hecho, en algún momento, Popper también pensó que la teoría de la evolución no era una teoría genuinamente científica, sino un > exactamente cinco veces y otras cinco, si efectuamos diez lanzamientos de la moneda? No. La hipótesis de que la moneda es normal es lógicamente compatible con todos los résultados posibles: es posible que salga las diez veces, que salga ..cara> nueve veces y Nos énfrentamos aquí a un rompec abezas distinto de los qu. plu.,t"ubu la explicación de la idaptación de Paley y la hipótesis del Dios tramposo. La hipótesis de-Paley tiene una

verosimilitud menor que la hipótesís de la evolución por selección natural; la hipóteiis del tramposo tiene la misma verosímilitud que la de la evolución, pues es un parásito de ésta. Pero en el caso que ahora nos ocupa no hay ninguna hipótesis naturalista qrr" pódu-os plantear pan las obse¡vaciones de interés. La expli.u.lO.t teístá es el úiico juego de la ciudad. Si > fuera cierta, explicaría los fenómenos que antes mencionábamos. Ninguna alternafiva naturalista puede presentarse como rival. Cuando introduje el Principio de Verosimilitud, hice hincapié en que, para determinar la plausibilidad de una hipótesis, -ha de inteivenii algo más que su verosimilitud. Si hubiera duendes iugando a los bolos en el desván, eso explicaría por qué se oyen iuidos. Tal vez no se nos ocurra ninguna otra explicación, pero ello no nos obliga a creer en los duendes. Una respuesta alternati' va es admitir q;, por ahora, no tenemos explicación plausible de los ruidos que oímos.

(lreacionismo

Fiiosofía de la biología

tlebate. También el creacionismo admitc tllrltltrts vt't'siottt's, c¡ttc fuertes y rlibilcs. IJilrr t|rrtlicirin rlt' pueden diferir en sus puntos "un enfoque gencrttl l)illil tlll cotrittt.lttl clt: investigacíón encierra problemas a los que trata de enfrent¿trsc ltrtt'it'tltltt ttstl ,lc utla scric de técnicas características. Las tracliciollcs tlc itlvcstigaciírn se ponen a prueb a a largo plazo comprollanclo,si progresan (Laudan, lgll;Lakatos, 1978): ¿se resuelven los problemas, o van y vienen las teorías sin aportar ganancias claras al conocimiento? Es importarse darse ..r.itu de que el creacionismo es deficiente no sólo en sus teorías actuales, sino también en sus logros históricos pasados: sus teorías actuales no tienen éxito y sus consecuciones pasadas

Los creacionistas intentan convcrtir l:r ¿rctual incompletitud del conocimiento científico en puntos a srr firvor. Paley pensaba que el hecho de la adaptación no podía ser explicarlo lror los proiesos naturales conocidos, sino que requería la hi¡r
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