Filosofia y Formacion Docente

December 10, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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FILOSOFÍA Y FORMACIÓN DOCENTE

La formación del docente, es un elemento que prima y contribuye al desarrollo de los conocimientos y competencias de sus estudiantes entorno a la necesitan de aprendizajes para su actuación en el mundo. Alinear lo que se ha planeado p laneado con lo que o ocurre curre en el aula permite que los estudiantes tengan oportunidades significativas de aprendizaje y del pensamiento. El psicólogo Paulo Freire implica que desde la perspectiva educativa existen muchas otras cosas, ya que la forma en la que calificamos la naturaleza del pensamiento podrían  basarse en conceptos de método o una metodología, una teoría, un si sistema stema o una pedagogía, pedago gía, que, en definitiva, involucran el mismo proceso de formación tanto para el docente como  para los estudiantes; a lo anterior, se le ha denominado filosofía de Paulo Freire y,  particularmente una filosofía filosofía de la educación. En el artículo de Martínez Gómez (2015), sobre “ La Filosofía de la Educación de  Paulo Freire”, efectúa el discurso freireano, desde perspectivas antropológica, históricocultural, sociológica, filosófica, filosófica, así como pedagógica pedagó gica y política, política, lo que supone a afirmar que esta riqueza de pensamiento puede englobarse en la expresión filosofía de la educación, si se entiende por ella una concepción del mundo, de la sociedad y del ser humano; así como la muy marcada teoría del conocimiento, los modelos de aprendizaje y una práctica educativa histórico-política. De este modo, Freire ha tenido un sin número de conocimientos basados en los  postulados de la educación para el oprimido, ha sido humanista, culturalista, padre de la  pedagogía de la liberación, alfabetizador alfabetizador político, pensador radical e inspirador “de toda una corriente de pensadores críticos” (Torres, 2004, p. 4). Esto teniendo en cuenta que, desde la  pedagogía filosó filosófica fica del mismo mismo autor, la realidad de la educación como fenómeno social, debe ser conducida desde una controversia permanente, un análisis, una evaluación crítica constante y una reflexión metódica; las mismas que lleva a cabo la filosofía de la educación, autosuficiente, que discute la educación y educabilidad humanas. En este sentido, se precisa que el intento de toda filosofía es comprender, y esto tiene ver, con hacer familiar algo que en algún sentido y de alguna manera nos resulta lejano, tal

 

cual y como puede visualizare desde los procesos o prácticas educativas, en palabras de Martínez (2015): La filosofía es entonces una intromisión dentro de una soberanía incuestionable, con lo que queremos afirmar que es el intento humano de entender, justificar, dar razones, explicar y pensar, reiteradamente, los grandes enigmas de la existencia humana. Particularmente, una filosofía de la educación es el esfuerzo por alcanzar un saber totalizador y no parcial del fenómeno educativo. Problema, éste último, que fue señalado reiteradamente por Freire (1989) 1 cuando dice que “(…) en la historia de la educación se enfatiza uno de los componentes del proceso educativo por educativo  por encima encima de los otros” otros” (p. 17).  17). 

De este modo, la pedagogía se presenta como un esfuerzo sistematizado y normativo (Freire, 1989, p. 12), y la teoría de la educación como una mirada en la que prevalece una función descriptiva, puesto que: El papel de enseñar que tiene el profesor no se agota en la descripción del concepto del objeto. Esto es, enseñar no es para mí describir, no es perfilar al alumno el concepto, muchas veces alejado, demasiado ya, de la materialidad del contenido: ya que aprender no es memorizar mecánicamente el perfil del objeto, o la descripción del objeto (Freire,  p.12).

En el mismo artículo, se advierte sobre los riegos que implica el proceso educativo, destacando que se debe priorizar un elemento por encima de otros. Decía por ello que “la escuela tradicional enfatiza la figura del maestro enormemente. Enfatiza, por ejemplo, el  papel de paradigma, de modelo. Las escuelas nuevas, por otro lado, enfatizaron el papel del de l alumno, del discípulo, olvidando a veces el papel del educador” (Freire, ( Freire, 1989, p. 18)2. Sin embargo, la filosofía educativa de este autor, es una filosofía de la educación que al entender el proceso educativo globalmente, reconoce lo político de la educación, recupera la unidad dialéctica entre enseñanza y aprendizaje, y el saber de experiencia como elemento clave del proceso educativo, además de pensar en la profesión docente y reconocer que si

1

  Freire, P. (1989). Una educación para el desarrollo: la animación sociocultural. Buenos Aires: ICSAHvmanitas. 2   Ibíd., 1989.

 

 bien,  bien, se caracteriza por una fal falta ta de estima estima social, social, igualmente igualmente es una tarea apasionante, apasionante, eminentemente ética, sustantivamente política, adjetivamente pedagógica pedagó gica e intelectualmente exigente. El artículo de Villanueva, José (2006), 3  sobre “La filosofía y la formación docente.  Hacia la construcción y consolidación de una praxis educativa más conciente, crítica y  participativa”,  participativa ”, destaca la importancia que el estudio de la filosofía tiene en la formación de la conciencia y actuación crítico-reflexiva, especialmente en la formación en una sociedad de conocimiento e información de los docentes. En el mismo, se estable una relación entre lo sintético y deductivo de la educación, sobre la necesidad de conocer, de la formación integral del docente, la dimensión histórica y la resolución de problemas entorno a la existencia humano-cotidiana y humano-profesional. Todo lo anterior, guarda una relación intrínseca de lo que, en cierta medida, podría ser llamado filosofía de la educación, lo cual cua l encuentra en la Filosofía un instrumento funcional integrador del conocimiento, pues relaciona la histórica, el origen y desarroll desarro llo o crítico de todos to dos los saberes, a través de lo cual el docente alcanza desarrollar su capacidad crítica, cr ítica, objetiva y consciente, a partir de su realidad pensada. Ahora bien, resulta conveniente destacar que en la actualidad el papel de los docentesformadores no es tanto el el de “enseñar” unos determinados conocimientos que tendrán una vigencia limitada y estarán siempre accesibles para quienes lo necesiten; como el de ayudar a los estudiantes a “aprender “aprender a aprender para emprender y ser” de una manera autónoma, en esta cultura del cambio y evolución continua, promoviendo su desarrollo cognitivo y  personal. El filósofo y antropólogo Juan de Sahagún (1988) 4, afirma que, para conseguir resultados de un verdadero progreso educativo, exige de los docentes, más que a cualquier otro profesional, por su singular puesto en el mundo y en los procesos de transformación del mismo, una decidida y sólida formación, sustentada en contenidos validos e iluminada por una adecuada visión antropológica. En esta dirección, todo proceso de formación debe

3

 Villanueva, J. (2006). La filosofía y la formación docente. Hacia la construcción y consolidación de una  praxis educativa más más conciente, crítica crítica y participativa. participativa. Lauru Laurus, s, vol. 12, núm núm.. Ext, 2006, pp. 206-235 4  De Sahagún, L. (1988), “El homb hombre re ¿Quién es?”, Madrid: Atenas Atenas  

 

colocar al docente, en su búsqueda por po r poseer y trasmitir trasmitir la verdad, ante el reto de conocer y comprender las cuestiones acerca de las causas últimas, ú ltimas, las razones esenciales y la finalidad. Para esto, la capacidad de discurrir d iscurrir,, de cuestionar y de justificar sistemática sistemática y racionalmente lo que se piensa, es fundamental. 5

Para Yurén, Camarena (2005) , en su artículo  sobre “Reformas curriculares en la  formación de docentes en México”, analiza México”, analiza principalmente las reformas curriculares en este  país,

basado

especialmente

en

la formación formación

inicial de

docentes

de

primaria, primaria,

contextualizándolas en los correspondientes periodos históricos y proyectos educativos, asumiendo que no ha logrado formar agentes para una práctica educativa. Lo anterior, teniendo en cuenta que existen ciertas condiciones en las actividades educativas que hacen imposible o lleve a cabo una verdadera práctica educativa: a) que el  proyecto que anima la práctica mediante sus fines se considere perfecto, operando como entidad platónica inmutable, refractaria a la crítica; b) que el proyecto deje de alimentar la actividad y ésta se realice a la manera de un proceso mecánico; c) que se asuma que basta acumular teorías para generar buenas prácticas; y d) que quien ejerza la práctica sea instrumento para el logro de un proyecto ajeno (Yurén, p. 34). Sumado a lo anterior, se considera que para que exista una verdadera filosofía educativa, de la práctica y los procesos ligados al aprendizaje y, formación a docente, se deben cambiar esas formas de práctica cuando, además de estar animada por un proyecto que es asumido y orientado por teorías que se someten a crítica constante, es una forma de objetivación que a la vez transforma a los individuos y los hace capaces de realizar otras  prácticas.

  Yurén, C. (2005). “Reformas curriculares en la formación de docentes en México.” Edición –   Educao Realidade.  5

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