Ficha Literatura 4to COSTUMBRISMO

October 2, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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CUARTO AÑO

Las calles de Lima Nadie puede dudar que las calles desde la más remota antigüedad han sido hechas para el desahogo, para la comodidad y para la distracción y entretenimiento de los vecinos de las poblaciones. Esta es una verdad que está fuera de toda discusión o controversia. Quizá nadie haya escrito una palabra sobre ella, y no obstante, puede decirse con toda seguridad, que es una cosa pasada ya en autoridad de cosa juzgada. Sin las calles, ¡Dios mío! ¿Qué espectáculo, qué diversiones podrían verse jamás? ¿Qué reuniones, qué concurrencias públicas, qué paseos, ni qué procesiones? Todo el mundo viviría aislado, triste, melancólico, abandonado a sí mismo en medio de una soledad insípida, fastidiosa, abominable. Los hombres... ¡Oh! Los hombres se morirían sin remedio en cuatro días; porque, acostumbrados como están a una locomoción continuada, y a esa actividad de que tanto necesitan, por su propia naturaleza se irían consumiendo lentamente, en fuerza del disgusto que trae consigo una vida tranquila y sedentaria. El bello sexo, reducido a ocultar sus gracias y sus primores entre las paredes estrechas de un recinto, perdería todo su influjo, toda esa fuerza mágica con que sabe encadenar los corazones... No existiría la sociedad; no habría encantos, no habría atractivos de ninguna especie para los individuos; y una disociación completa e inevitable sería tal vez el resultado... ¡Ah! ¡Qué cuadro tan triste, tan desconsolador, tan aflictivo! Apartemos la vista de él, y demos gracias a Dios de que tenemos calles en Lima, para pasearnos y para gozar de ellas; y no como quiera, sino que son unas calles que convidan a pasear al hombre más recoleto; porque son tantas las comodidades y las conveniencias que presentan a los transeúntes, que me temo que los afanes y desvelos que la policía se toma a este respecto han de venir a causarle una pulmonía, de aquellas que suelen dar al traste con la vida, y aun con los trastes del que la padece. ¡Qué

llenando de humo y ceniza la otra media; de modo que para pasar por allí es menester tomar la vereda opuesta, y contener el resuello por algunos minutos. Al torcer por la calle de la izquierda, un pobre anciano, cuya vista no era de las más perspicaces, se ha sacado un ojo con la caña de un toldo que tiene puesto allí una frutera para que no se le asoleen las naranjas, y que se sale más de dos varas hacia fuera; y al huir el cuerpo hacia atrás, en fuerza del dolor, puso por desgracia un pie sobre algunas cáscaras de plátano, que sin duda un maldito muchacho debió dejar allí regadas por el suelo después de comerse la fruta, y fue rodando inevitablemente hasta dar con las narices sobre las de un perro gigantesco que yacía dormido allí cerca, y quien, en cambio de este inesperado cumplimiento, le devolvió un par de mordiscones que casi, casi lo dejan desnarigado. Mire usted, señor lector, a aquella madamisela que va por el extremo de la derecha, ¿no parece que fuera bailando un traspié? Pero no crea usted, sino que ese es efecto del delicioso enlozado de nuestras calles, que convida a bailar. ¿En dónde podría encontrarse un piso más cómodo, más agradable? ¡Ah! Esos malditos franceses que se han apoderado, sin saber cómo, de toda la calle de Mercaderes, y nos han descompuesto las veredas, sin más motivo que por ese espíritu de novedad y de reforma, ¡que es el móvil de todas las acciones!... ¡Qué gente! Y luego admita usted franceses aquí... ¡Hola! Por aquel balcón verde de celosías a la antigua, acaban de botar a lo menos cuatro azumbres de una agua de varios colores, grasienta y mefítica, que ha bañado de pies a cabeza a un mozalbete que pasaba a la sazón, y que va  jurando y maldiciendo como un carretero. ¡Válgame Dios! ¡Y qué hermosa laguna tenemos en aquella calle de más allá! ¿Quién pasa por ahí? Nadie: es menester, cuando menos, rodear dos o tres cuadras; cosa que, por cierto, cuesta muy poco, y mucho más

lisonjera perspectiva deja ver en porlos todas partes! ¡Cuánto gusto, cuántase satisfacción semblantes de los que van y vienen! Por allá va un pisaverde almibarado perfumando la atmósfera con sus esencias, y un negro enorme, con una batea de manteca en la cabeza, acaba de disputarle la acera y mancharle el sombrero de castor de Waterproof. Más adelante una señorita que iba distraída, con la vista fija en su amante que pasaba al mismo tiempo por el frente y en dirección contraria, recibió un encontrón casual de la mula de un repartidor de pan que caminaba a toda prisa, y que dándole con los capachos de lleno sobre las posaderas, que según lo visto le costaban su dinero, se las derribó en el suelo sin ceremonia. De este otro lado se advierte, a la puerta de una tienda oscura, una gran paila de

al queasegure tenga algunos ¿YLima habrá esto quién que las callos. calles de nocon sontodo cómodas y agradables; y que no son un manantial perenne de placeres, de satisfacciones y de contento para los que las transitan?

chicharrones puesta sobre tres ladrillos a guisa de fogón, y ocupando con su volumen media calle, y

Literatura

MANUEL ASCENSIO SEGURA, Artículos de costumbres.  ________________ ______________________  ____________________________________ __ Locomoción. Acción de moverse de un lugar a otro. Disociación. Separación de dos cosas. Recoleto. Persona que vive con gran recogimiento. Pisaverde. Joven muy presumido. Capachos. Alforjas, canastas. Resuello. Respiración, aliento. Celosía. Enrejado que se pone en las ventanas para ver desde dentro sin ser visto desde fuera. Mefítico(a). Fétido, maloliente.

 

CUARTO AÑO

Las calles de Lima Nadie puede dudar que las calles desde la más remota antigüedad han sido hechas para el desahogo, para la comodidad y para la distracción y entretenimiento de los vecinos de las poblaciones. Esta es una verdad que está fuera de toda discusión o controversia. Quizá nadie haya escrito una palabra sobre ella, y no obstante, puede decirse con toda seguridad, que es una cosa pasada ya en autoridad de cosa juzgada. Sin las calles, ¡Dios mío! ¿Qué espectáculo, qué diversiones podrían verse jamás? ¿Qué reuniones, qué concurrencias públicas, qué paseos, ni qué procesiones? Todo el mundo viviría aislado, triste, melancólico, abandonado a sí mismo en medio de una soledad insípida, fastidiosa, abominable. Los hombres... ¡Oh! Los hombres se morirían sin remedio en cuatro días; porque, acostumbrados como están a una locomoción continuada, y a esa actividad de que tanto necesitan, por su propia naturaleza se irían consumiendo lentamente, en fuerza del disgusto que trae consigo una vida tranquila y sedentaria. El bello sexo, reducido a ocultar sus gracias y sus primores entre las paredes estrechas de un recinto, perdería todo su influjo, toda esa fuerza mágica con que sabe encadenar los corazones... No existiría la sociedad; no habría encantos, no habría atractivos de ninguna especie para los individuos; y una disociación completa e inevitable sería tal vez el resultado... ¡Ah! ¡Qué cuadro tan triste, tan desconsolador, tan aflictivo! Apartemos la vista de él, y demos gracias a Dios de que tenemos calles en Lima, para pasearnos y para gozar de ellas; y no como quiera, sino que son unas calles que convidan a pasear al hombre más recoleto; porque son tantas las comodidades y las conveniencias que presentan a los transeúntes, que me temo que los afanes y desvelos que la policía se toma a este respecto han de venir a causarle una pulmonía, de aquellas que suelen dar al traste con la vida, y aun con los trastes del que la padece. ¡Qué

llenando de humo y ceniza la otra media; de modo que para pasar por allí es menester tomar la vereda opuesta, y contener el resuello por algunos minutos. Al torcer por la calle de la izquierda, un pobre anciano, cuya vista no era de las más perspicaces, se ha sacado un ojo con la caña de un toldo que tiene puesto allí una frutera para que no se le asoleen las naranjas, y que se sale más de dos varas hacia fuera; y al huir el cuerpo hacia atrás, en fuerza del dolor, puso por desgracia un pie sobre algunas cáscaras de plátano, que sin duda un maldito muchacho debió dejar allí regadas por el suelo después de comerse la fruta, y fue rodando inevitablemente hasta dar con las narices sobre las de un perro gigantesco que yacía dormido allí cerca, y quien, en cambio de este inesperado cumplimiento, le devolvió un par de mordiscones que casi, casi lo dejan desnarigado. Mire usted, señor lector, a aquella madamisela que va por el extremo de la derecha, ¿no parece que fuera bailando un traspié? Pero no crea usted, sino que ese es efecto del delicioso enlozado de nuestras calles, que convida a bailar. ¿En dónde podría encontrarse un piso más cómodo, más agradable? ¡Ah! Esos malditos franceses que se han apoderado, sin saber cómo, de toda la calle de Mercaderes, y nos han descompuesto las veredas, sin más motivo que por ese espíritu de novedad y de reforma, ¡que es el móvil de todas las acciones!... ¡Qué gente! Y luego admita usted franceses aquí... ¡Hola! Por aquel balcón verde de celosías a la antigua, acaban de botar a lo menos cuatro azumbres de una agua de varios colores, grasienta y mefítica, que ha bañado de pies a cabeza a un mozalbete que pasaba a la sazón, y que va  jurando y maldiciendo como un carretero. ¡Válgame Dios! ¡Y qué hermosa laguna tenemos en aquella calle de más allá! ¿Quién pasa por ahí? Nadie: es menester, cuando menos, rodear dos o tres cuadras; cosa que, por cierto, cuesta muy poco, y mucho más

lisonjera perspectiva deja ver en porlos todas partes! ¡Cuánto gusto, cuántase satisfacción semblantes de los que van y vienen! Por allá va un pisaverde almibarado perfumando la atmósfera con sus esencias, y un negro enorme, con una batea de manteca en la cabeza, acaba de disputarle la acera y mancharle el sombrero de castor de Waterproof. Más adelante una señorita que iba distraída, con la vista fija en su amante que pasaba al mismo tiempo por el frente y en dirección contraria, recibió un encontrón casual de la mula de un repartidor de pan que caminaba a toda prisa, y que dándole con los capachos de lleno sobre las posaderas, que según lo visto le costaban su dinero, se las derribó en el suelo sin ceremonia. De este otro lado se advierte, a la puerta de una tienda oscura, una gran paila de

al queasegure tenga algunos ¿YLima habrá esto quién que las callos. calles de nocon sontodo cómodas y agradables; y que no son un manantial perenne de placeres, de satisfacciones y de contento para los que las transitan?

chicharrones puesta sobre tres ladrillos a guisa de fogón, y ocupando con su volumen media calle, y

Literatura

MANUEL ASCENSIO SEGURA, Artículos de costumbres.  ________________ ______________________  _______________________________ _______ Locomoción. Acción de moverse de un lugar a otro. Disociación. Separación de dos cosas. Recoleto. Persona que vive con gran recogimiento. Pisaverde. Joven muy presumido. Capachos. Alforjas, canastas. Resuello. Respiración, aliento. Celosía. Enrejado que se pone en las ventanas para ver desde dentro sin ser visto desde fuera. Mefítico(a). Fétido, maloliente.

 

CUARTO AÑO

Paisajes peruanos Después de Concepción, la frondosidad va disminuyendo hasta Jauja. Se estrecha luego el valle, en risueñas cañadas con aldeas de cabañas pajizas, puentes colgantes y campanarios cuadrados de adobe. Enseguida aparecen las punas rasas y pastoriles, salpicadas por los rebaños de llamas; las gigantes peñolerías, a modo de acantilados; el circo de los nevados adustos, que engastan mesetas de lagunas e ichuales; los contrafuertes ciclópeos, las descarnadas vértebras, la desolación granítica, el caos de rocas, el paisaje dantesco del Ferrocarril Central, tan conocido por todos, y tan poco y sentido. al fin, en la remota hondura, término del largo viaje, llegamos a los apreciado campos limeños, que Yduermen bajo su manto de brumas tibias como bajo un muelle de algodón. Ha concluido mi peregrinación por las provincias verdaderamente características de nuestra sierra. Antes de que las vías férreas y el comercio moderno realicen la obra necesaria y salvadora de vulgarizarlas y desfigurarlas, he contemplado en su aislamiento y su enternecedora miseria las comarcas que fueron el solar del Perú incaico, la entraña del Perú español, el campo principal y el corazón de la historia patria hasta la mitad de la centuria XIX, y que algún día han de volver a serlo. ¿Qué impresiones dominantes me dejan? La de su importancia pasada, la de su decadencia presente, y la del perpetuo contraste entre sus diversas zonas, no menores que las que hay entre toda la misma sierra y las otras dos grandes regiones del país. La extraordinaria diferencia de alturas hace en los Andes del Perú, que un reducido espacio, de una o dos  jornadas, presente superpuestos los más contrarios climas, como singularísimo muestrario de geografía. Abajo, en los cañones angostos de las más profundas quebradas, están los valles o yungas, tórridos y bochornosos rincones sin horizonte y sin vientos, encajonados entre cerros disformes y elevadísimos. Junto a los pedregales del río torrentoso, crecen los platanares de hojas rasgadas, los montes de caña brava y huarangos, los nogales redondos, los pacaes verdinegros, los paltos claros y las espinosas tunas. En estas tercianientas riberas, plagadas de mosquitos, alternan los plantíos de ají, maíz y caña dulce; en huertas pequeñas se agrupan los chirimoyos, los naranjos, los limos y los tupidos papayos; y a veces, sobre las pircas o las tapias del camino, resalta, exótico y triunfal, el laurel rosa. En los valles, algo más altos y espaciosos, la caña dulce prevalece casi tanto como en la costa, y sus cuarteles van desalojando los potreros de alfalfa y los maizales. Abundan los magueyes silvestres y desaprovechados; se alzan los grandes palis, y en derredor de los pueblos y caseríos, fructifican los granados, los ciruelos, las higueras y los membrillares.

JOSÉ DE LA RIVA AGüERO (1885-1944)

Literatura

 

CUARTO AÑO

Apellidos y Nombres: __________________________________ __________________________________ Fecha: ___________________  ___________________________  ____________ ________________________________ ________________________________ _________________ __ Reconocer la información explícita

a)  frondosidad: ______________________

1. ¿Qué opina el autor sobre la sierra al haber finalizado su recorrido?

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 _________________________________  ____________________________ _____ b)  puna: ___________________________

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Realizar inferencias a partir de lo leído

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2. ¿Qué se puede inferir sobre el autor a partir de su relato? Escoge la alternativa correcta a)  Es de la sierra del Perú. b)  Ha viajado por la sierra del Perú. c)  Ha vivido en la selva peruana. d)  Conoce la costa del Perú. e)  No es del Perú.

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Valorar los recursos empleados por el autor 3. ¿Por qué el autor describe cómo es la sierra peruana?

d)  platanar: _________________________  _________________________________  ____________________________ _____  _________________________________  ____________________________ _____

Valorar los textos literarios como parte de la cultura y tradición en la lengua española 6. ¿Crees que el texto de Riva Agüero es un documento importante para el Perú? ¿Por qué?

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Identificar la veracidad o falsedad de afirmaciones que se encuentran en el texto 4. Escribe (V) si es verdadero o (F) si es falso. a)  El autor del texto manifiesta las impresiones que tiene luego de visitar la sierra. ( ) b)  El fragmento presenta recursos expresivos: adjetivos, comparaciones y metáforas. ( ) c)  En el relato, predomina la descripción. ( ) d)  Riva Agüero expresa que el circo es un medio de diversión en la sierra. ( ) e)  El autor describe la opulencia de las comarcas del Perú incaico. ( )

Reconocer la riqueza léxica del español 5. Escribe a qué se refiere el autor cuando menciona en el texto las siguientes palabras:  

Literatura

8. Raúl Porras Barrenechea afirma que en su

obra “Paisajes peruanos” se transparenta la

compenetración de Riva Agüero con el Perú profundo de la geografía y de la historia. ¿De qué manera se observa este rasgo? Explica.  _______________________________________  _______________________________ ________  _______________________________________  ________________________________ _______  _______________________________________  ________________________________ _______  _______________________________________  ________________________________ _______  _______________________________________  ________________________________ _______  _______________________________________  ________________________________ _______

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