FERRER, H. - El tango, su historia y evolución.pdf

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EL TANGO ¡,, 1

Sti Historia y Evolt1ción

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Se Lern1inó de imprin1ir en ARTES GHÁFICAS DocE S.R.L., Humbcr\o 19 2071, 1\.vcllaneda, en Noviembre de 1960

no&\ e Io li'Eil mm El 'l'ango 1

cu

hiotoria y evoluc ió n , Buonoo .Aires, Editor:i.al

A. Peñn Lillo, 1960 Indico 1 Pág. 6

El arte pop1üar on ln formación de la cul ttu·a nacional

8

Dos ad.vorioncias pri3vias

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El papfJl de la inmigración on la génesis rlel arte

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TanlJ'O

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Cons:i.dfJraoionoo goneralco ;;obro el osiwiio do lu histo-

11 Ubicauli.Ó11 del ar·�e popular en el Cll!.ld.ro de la pr odllc ción

y

teatro popular! raz on e s de su arra igo

ria a.el tango 27 Una primera aproximación

29 Primeros apuntar,¡ para LUJ tieslinde ill'to,'.;J'.'al do las gllnrdias 31 Elomentoo definitorios do la Guardia Vieja 33 Elomontcw urís, mientras una pareja, mozo de gran familia ar­ gentina él, "deminondaine" ella, bailan un tango; HEHa seguía guiada por e! brazo fuerte, e! compás exótico y lánguido. Ritmos de una i·aza extrañamente pausada y t'o!untariosa. Después dijo, abandonando hacia atrás su. nuca consistente: EL tango, eres tú". Y lo más nota­ ble del caso es que Ja "raza extrañamente pausada y \'oiuntariosa" no era otra que las gentes que en Ja Boca s' en Palermo habían mezclado en uno de Jos más inve­ rosímiles grupos humanos, inmigrantes italianos, j apo1",ses y ese retazo de gaucho desplazado y mal aclima­ tado que se refugió en la silueta díscola, corajuda y !l'iste del compadrito. Pío X dio al "tango" --con todas las premuras del caso- oportunas credenciales de decencia cuando Ja indecendia debía concederse a quienes, después de ig­ r; Jrarlo por su procedencia Jo habían adoptado a ma­ r> e ta de moda, dado su circunstancial destino. Algún avisado detractor que no quiso participar en el juego, se permitió denunciar la incontrovertible reali­ dqd: "'E! Tango es en B.uenos Aires una danza priva­ ti?>a de las casas de mala fama y de !os bodegones de peor especie. No se baila nunca en tos salones de buen tono ni entre personas distinguidas. Para los oídos argen­ t·inos !a música del tango despierta ideas realmente ' "sag1·adab!es. No veo diferencia alguna entre e! tango que se baila en las academias elegantes de París y e! le gravitación

de sus maneras . .Ja cantor de orquesta, o vocalista, surgió por impe­ rio de esa gravitación y los mejores nombres que han ihstrado esta modalidad --Rodríguez Lesende, Ray, Be­ r61i, Fiorentino, Marino, Rivera- y aún al amparo de sus propias m odalida des, han tenido todos, caracteres de .r ,tilo que los asocian a "El mago". Las intérpretes femeninas engarzan -sin excepción­ sL rición se registra, también, poco después de 1920: R Jsita Quiroga, Azucena Maizani, Libertad Lamarque y

1\.1 ercedes Simone.

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Pa11el del estmlio musical y de la evolución técnica en la transformación del tango

otro de . Jos factofos que obraron capitalmente en la

t•: rnsíormaci6n, y cuya

gravitación en el proceso hist6r\ 'º del tango determina- en buena parte- el deslinde ] ¡ s de Guardias, tiene que ver en partes iguales, por qt¡c

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se interrelacionan y se influyen mutuamente, con la técnica y la estética instrumental. T�nto el músico necesitó capacitarse técnicamente para que le fuera factible demostrar una manera propia de sentir su música, co1no el desarrollo natural, la aspira� ción espontlmea de perfeccionamiento, la libre compe­ tencia profesional y la enseñanza metodizada aceitaron y echaron n andar los resortes expresionales. Al piG de la edición papel de uno de sus tangos, "Lo que está bien está bien" , Roberto Firpo, una de las figu­ ras de mayor relieve de la época, consigna una adver­ tencia que rev ela el interé s de todos los músicos de entonces por difundir las nuevas formas musicales y promover su estudio: ."Riiego -dice Firpo en ese párra­ fo-- estudiar paulatina1nente y con paciencia este nuevo acorn..paña1niento, pues él faciHta con creces la ejecu­

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ción de c1ta!q1iic1· otro tango" . 1El {jalcmán" A1·tnro Bernsteín, dominaba completa­ mente el bandoneón. Aunque desde el pun\o de vista 1 de la expresión fuera un típico instrumer1 tista de la Guardia Vieja, conocía como na