Fasold. Sociolingüística . Diglosia

August 29, 2017 | Author: MartínF. | Category: Dialect, Multilingualism, Arabic, Linguistics, German Language
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Descripción: Socio lingüística...

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2. LA DIGLOSIA 3

En el capítulo I hemos señalado, al estudiar el plurilingüismo como una ventaja en la comunicación, que en las sociedades plurilingües normalmente se asignan diferentes tareas a las diferentes lenguas. Esta relación entre forma lingüística y función social S€ ha estudiado mucho desde la perspectiva de un fenómeno conocido como diglosia. El primero en utilizar este término en inglés fue Charles Ferguson en 1959 (para acuñar el término, Ferguson se inspiró en la palabra francesa diglossie, ya usada antes por el lingüista francés Marcáis). Actualmente el artículo de Ferguson es la referencia clásica sobre la diglosia. Fishman (1967) introdujo una modificación importante del concepto. Para hacernos una idea de lo que es la diglosia, vamos a revisar detalladamente lo que estos dos investigadores han dicho sobre el tema. o

2.1. LA DESCRIPCIÓN DE DIGLOSIA DE FERGUSON A Ferguson le llamó la atención el hecho de que los hablantes a menudo utilizan una variedad lingüística en una determinada circunstancia y otra variedad en otras circunstancias. También se dio cuenta de que había un caso especial «en el que dos variedades de una lengua coexisten en toda la comunidad y donde cada una de ellas cumple una función determinada» (Ferguson, 71

1972:232) . Este caso especial, al que dio el nombre de diglosia, según la definición de Ferguson, no debe confundirse con el uso alternativo de una lengua estándar y un dialecto regional, ni tampoco con el caso en el que «dos lenguas [...] diferentes se usan [...] paralelamente en la misma comunidad lingüística, cada una con un papel claramente definido» (Ferguson, 1972:233). A su debido tiempo, explicaremos la importancia de estas distinciones; por ahora, bastará con saber que al final trataremos de decidir si las dos situaciones que excluye Ferguson son o no realmente situaciones de diglosia. Tomando como ejemplos cuatro comunidades lingüísticas y sus lenguas (el árabe, el griego moderno, el alemán suizo y el criollo haitiano), Ferguson explica el término diglosia a partir de nueve puntos: la función, el prestigio, la tradición literaria, la adquisición, la estandarización, la estabilidad, la gramática, el léxico y la fonología. l

2.1.1. La función La función es el rasgo más importante de la diglosia. En el concepto de Ferguson existen dos variedades o dialectos moderadamente diferentes de la misma lengua, de las cuales una se llama variedad Alta (o simplemente A) y la otra variedad Baja (o B). En árabe, A es el árabe clásico, la lengua del Corán, y B son las diferentes formas coloquiales de la lengua que varían de un país árabe a otro. En griego, A se conoce como katharévusa («purista») y B se llama dhimotiki o demótico. El griego demótico es la lengua hablada y el katarévusa es una especie de griego depurado con rasgos lingüísticos del griego clásico. En la Suiza de habla alemana, A es el alemán normativo y B son los diferentes dialectos germanosuizos. En Haití A es el francés, mientras que B es el criollo haitiano de base francesa. La distribución funcional de A y B quiere decir que hay situaciones en las que sólo A es apropiada y otras situaciones en las que sólo se puede usar B, dándose muy pocos casos en los que puedan coincidir parcialmente. Las funciones en las que

se usa A son sin duda formales y cuidadas, y B se usa en las informales, familiares y relajadas. En la tabla 2.1 aparece la lista que hace Ferguson de las situaciones típicas en las que se diferencian las dos variedades. Tabla 2.1. Situaciones típicas y

elecciónde A o B en la digiosia J

Situación

A

Sermón en la iglesia o mezquita Órdenes a sirvientes, camareros, trabajadores, oficinistas Carta personal Discurso en el Parlamento, discurso político Clase en la Universidad Conversación con familiares, amigos, colegas Noticias por la radio Comedias radiofónicas Editorial de un periódico, redacción de noticias, pie de foto Pie de una caricatura política Poesía Literatura folklórica

X

Fuente:

Ferguson

B X

X X X X X X X X X X

(1972:236)

Es una metedura de pata social importante usar una variedad inadecuada en una situación inapropiada. Si un profesor de universidad diera una clase en B, se pensaría que está haciendo el ridículo, o tal vez que es un político extremista. A un hablante que use A en una conversación informal se le tomaría el pelo, o se le excluiría como a alguien insoportablemente pretencioso. En cuanto a la poesía y la literatura folklórica, es normal encontrar alguna poesía en B, pero en la mayoría de las comunidades sólo se considera «verdadera» poesía la poesía escrita en A . Oficialmente, A es la lengua de la educación formal, pero en la escuela también se usa bastante, por necesidad, B . Esto se debe 2

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La diglosia en Grecia, como veremos m á s adelante y como predijo Ferguson, parece estar llegando a su fin si tomamos el sentido clásico del término «diglosia». La lengua literaria del griego ha experimentado una interesante inversión de la situación normal. Los casos griego y suizo son, en cierto sentido, excepciones a esta norma. 2

El artículo de Ferguson titulado «Diglosia» se publicó primero en la revista Word en 1959. En este capítulo citamos por la reimpresión en Giglioli (1972). 1

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2.1.6. La estabilidad La diglosia es normalmente un fenómeno extremadamente estable y existen muchos casos de diglosia que han durado siglos. De hecho, dependiendo de la extensión con la que definamos el término, se puede defender que la diglosia es necesaria para que en una comunidad lingüística se mantenga más de una variedad lingüística. La tensión que se da entre A y B en la diglosia se relaja en parte con el desarrollo de formas mixtas de lengua que comparten rasgos de ambas variedades, A y B. Los préstamos de A a B son normales; es menos normal el uso de palabras de B en A, pero también se da. 2.1.7. La gramática Aunque según Ferguson, para poder hablar de diglosia, A y B deben ser formas de la misma lengua, existen notables diferencias entre las gramáticas de A y de B. En alemán estándar, por ejemplo, hay cuatro casos nominales y dos tiempos simples de indicativo. En el alemán suizo, en cambio, sólo hay tres casos nominales y un solo tiempo simple. En francés los nombres concuerdan en género y número, mientras que en el criollo haitiano no tienen ni género ni número. En cuanto a la sintaxis, en A se admiten oraciones complejas con muchas construcciones subordinadas, pero en las raras ocasiones en que se tratan de construir en B suenan afectadas y artificiales. En resumen, basándonos en una noción intuitiva de la «simplicidad» en gramática, diríamos que la gramática de B es más simple que la gramática de A . 4

2.1.8. El léxico A y B comparten la mayor parte del vocabulario. Como podemos esperar, las palabras cultas y los términos técnicos sólo existen en A. Sin embargo, hay palabras en B para designar objetos

Lo mismo se puede decir si usamos la definición más técnica de simplicidad que da Ferguson (1972:241-2).

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domésticos tales como aperos de labranza y utensilios de cocina que no tienen equivalente en A. Pero el rasgo más sorprendente de la diglosia, en cuanto al léxico se refiere, es la existencia de pares de palabras, uno en A y otro en B, para conceptos muy usados corrientemente. Un ejemplo que da Ferguson en griego es el par de palabras que designan «vino», A: {nos, B: krasí. El menú de un restaurante dirá {nos, pero el cliente pedirá krasí al camarero (Fero-uson 1972:242-3). Ferguson sugiere que el caso más semejante en el inglés americano son los pares de palabras como children, relativamente formal, frente a kids, más coloquial,, para referirse a «niños». La comparación, sin embargo, no es perfecta; es totalmente aceptable usar tanto children como kids en la conversación cotidiana y las dos palabras se pueden escribir. En las comunidades dicrlósicas, normalmente sólojse escribe la forma en A y sólo se espera escuchar en la conversación diaria la forma en B (Ferguson, 1972:243). *

2.1.9. La fonología La relación entre la fonología de A y de B va desde una gran similitud, como en el caso del griego, hasta una notable diferencia, como en el caso del alemán suizo. Sin embargo, Ferguson, pensando en términos de la teoría fonémica de la fonología que predominaba en 1959, dice que es válida la generalización de que «los sistemas fonéticos de A y B constituyen una sola estructura fonológica cuyo sistema básico es la fonología de B, y los rasgos divergentes de la fonología de A son o un subsistema o un parasistema» (Ferguson, 1972:244). Un estudio del griego hecho por Kazazis (1968) sugiere que, en términos de la fonología generativa, la fonología de A está, por regla general, más próxima a las formas subyacentes comunes a toda la lengua (es decir, se han aplicado menos reglas en la derivación fonológica de las formas de A), y que la fonología de B está más lejos de las formas subyacentes (se han aplicado relativamente más reglas en las derivaciones de B). Esta interpretación sería coherente con la idea original de Ferguson, ya que las derivaciones fonológicas de ambos dialectos parten de la misma estructura fonológica subyacente. Una forma puede también tener algunos contrastes subyacentes y unos modos de combinar los sonidos que la otra lengua no tiene, 77

a que la competencia plena en A está a menudo restringida a una pequeña élite, mientras que todo el mundo en la comunidad habla B. Los profesores, por tanto, tienen que perder tiempo explicando en B el material que se presenta en conferencias y libros de texto en A.

2.1.2. El prestigio Normalmente los hablantes de una comunidad diglósica piensan que A es una lengua superior, más elegante y más lógica. Se piensa que B es inferior, incluso hasta llegar al punto de negar su existencia. Ferguson (1972:237) señala que muchos árabes y haitianos cultos se empeñan en que nunca usan B, cuando es bastante evidente que siempre lo usan en la conversación diaria. Esta insistencia no es una mentira deliberada, sino más bien una especie de autoengaño. Incluso la gente que no entiende bien A se empeña en que se use en contextos sociales como discursos políticos o recitales poéticos. El gran respeto que se tiene por A, y su pertinencia en las funciones elevadas, es para los hablantes más importante que su inteligibilidad a la hora de decidir qué variedad utilizar en estas situaciones.

2.1.4. La adquisición Un aspecto muy importante de la diglosia son los diferentes modelos de adquisición del lenguaje asociados a las variedades Alta y Baja. B se usa para hablar a los niños y éstos lo usan entre ellos, así que B se aprende de un modo normal, inconsciente. A es siempre una lengua «añadida» que se aprende normalmente en la escuela mediante una enseñanza formal, después de haber adquirido de una manera sólida B. Este modelo de adquisición tiene normalmente dos efectos. El primero es que puede que los niños que abandonan la escuela en los primeros cursos, un fenómeno nada raro en muchas partes del mundo, nunca aprendan A. El segundo es que, aquellos, que sí que aprenden A, casi nunca llegan a dominarla tanto como dominan B. Esto se debe a que B se usa regularmente en la comunicación diaria, mientras que A se aprende a base de memorizar regias gramaticales, como se aprenden las lenguas extranjeras en la escuela. La mayoría de las personas de cierta educación de comunidades con diglosia pueden recitar las reglas de la gramática de A, pero no las reglas de B. Por otro lado, ellos mismos inconscientemente aplican las reglas de B en el habla normal con casi total perfección, mientras qué' la habilidad gramatical al usar A es limitada. En muchas comunidades con diglosia, si se les pregunta a los hablantes, éstos dirán que B no tiene gramática y que hablar en B es el resultado de no usar las reglas de la gramática de A.

2.1.3. La tradición literaria 2.1.5. La normalización En tres de las cuatro lenguas que Ferguson pone como ejemplos existe una importante literatura en A que la comunidad admira mucho (como veremos, el caso del griego es una excepción a este respecto). La literatura contemporánea que se escribe en A se siente como una continuación de esa gran tradición. La tradición literaria de las variedades dialectales altas se remonta, por lo menos en los cuatro ejemplos que se citan, a orígenes muy lejanos para la sociedad contemporánea en dos sentidos posibles: el tronco de la literatura tiene sus raíces, o bien en un pasado remoto (como en el caso de los países árabes y, en cierto sentido, del griego) o bien las tiene en otra comunidad de habla (en Francia y Alemania, respectivamente, en el caso de Haití y de la Suiza germanohablante). 74

No es nada raro, pues, que sea A la lengua normalizada o estandarizada por los medios normales de codificación formal. Los diccionarios, las gramáticas, los manuales de pronunciación y los libros de reglas para el uso correcto de la lengua están escritos para A. El alfabeto y las reglas ortográficas de A están fijadas y no varían mucho. Sin embargo, es muy raro que exista algún estudio de B (esto es algo normal si se piensa que B no existe, o que sólo es una corrupción de A). Los estudios que existen suelen estar dirigidos por" investigadores de otras comunidades lingüísticas y escritos en otras lenguas. Es difícil escribir en B porque no se han establecido reglas ortográficas, pero de todas formas, en la mayoría de los casos nadie quiere escribir en B. 75

pero no tanto como para que se pueda decir que existen dos estructuras diferentes. 2.1.10. La definición completa de Ferguson Una vez analizadas las nueve características de la diglosia, Ferguson da una definición completa de la diglosia, citada a menudo (Ferguson, 1972:245): La DIGLOSIA es una situación lingüística relativamente estable en la que, además de los dialectos básicos de la lengua (que pueden incluir un dialecto estándar o dialectos estándares regionales), existe una variedad superpuesta, muy divergente y altamente codificada (a menudo más compleja gramaticalmente) que es el medio de expresión de una extensa y respetada parte principal de la literatura escrita, bien de un período anterior o de otra comunidad de habla, y que se aprende en gran parte mediante la enseñanza formal y se usa en la mayoría de las situaciones formales orales y escritas, pero que ningún sector de la comunidad usa en la conversación cotidiana. Además de los puntos que aparecen en la definición y que ya hemos tratado, hay que resaltar que A y B deben ser variedades de la misma lengua (es decir, no pueden ser muy diferentes; no pueden ser lenguas distintas). Sin embargo, Ferguson dice que comparada con B, A es «muy divergente» (es decir, que A y B no pueden ser muy parecidas lingüísticamente, no pueden ser sólo diferentes registros o estilos). Observemos que el par que forma la diglosia existe «además de los dialectos básicos de la lengua» y que «ningún sector de la comunidad» usa A en la conversación. Este último punto parece ser fundamental para distinguir la diglosia de la coexistencia de un dialecto estándar y dialectos regionales. Más adelante tendremos ocasión de volver sobre estas cuestiones.

la ampliación de la comunicación por toda la extensión de un país. Una mayor familiaridad de los hablantes con A y un aumento del uso de la lengua escrita suele hacer que se confundan las distinciones lingüísticas entre A y B. Un tercer factor es el desarrollo del nacionalismo, acompañado del deseo de tener una lengua na. ional como símbolo; fenómeno éste con el que nos familiarizamos en el capítulo I . En este caso, habrá muchas discusiones acaloradas entre los defensores de A y los defensores de B sobre cuál es más apropiada para ser la lengua nacional, pero normalmente la forma de la lengua que triunfe lo hará por razones que nada tienen que ver con los debates ni tampoco con la legislación sobre la cuestión lingüística. La mejor apuesta, con diferencia, es que será la lengua B, la empleada normalmente en la comunicación por la comunidad lingüística, la base de la lengua nacional estándar, aunque también existe la posibilidad de una mezcla considerable con A. El tercer resultado posible es que A se convierta en la lengua estándar final, pero Ferguson cree, y probablemente está en lo cierto, que eso sólo puede ocurrir si se dan dos condiciones. A sólo puede llegar a ser la lengua nacional (1) si A ya es la lengua estándar de alguna otra comunidad y (2) si la comunidad diglósica se fusiona con esa otra comunidad. Si Ferguson está en lo cierto, no hay ninguna posibilidad de que el árabe clásico se convierta en la lengua nacional real de ningún país árabe (aunque se le pueda llamar lengua «oficial» o «nacional») o que el katarévusa sea alguna vez la lengua nacional funcional de Grecia. El alemán o el francés estándar podrían llegar a ser las lenguas nacionales de la Suiza germanohablante y de Haití, respectivamente, sólo si esos países se uniesen a Alemania y a Francia. No es necesario decir que las posibilidades de que esto suceda son, en ambos casos, muy remotas. o

2.2. LA DESCRIPCIÓN DE DIGLOSIA DE FISHMAN 2.1.11. Consecuencias de la diglosia

En 1967, joshua Fishman publicó un artículo en el que revisó y amplió el concepto de diglosia . Fishman piensa que se debe distinguir cuidadosamente la diglosia del bilingüismo. En su opinión, 5

Uno de los tres resultados de la diglosia que cita Ferguson (1972:248) es, por supuesto, que puede simplemente permanecer estable durante mucho tiempo. Sin embargo, en ciertas condiciones puede haber tensiones que lleven a su desaparición. Ferguson cita como dos de estas tensiones el aumento de la alfabetización y 78

Las citas del artículo de Fishman no las tomaré de la fuente original, sino de una versión ligeramente revisada de 1972 (Fishman, 1972d). 5

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el bilingüismo es un tema de psicólogos y psicolingüistas, y hace referencia a la capacidad de un individuo de usar más de una variedad lingüística. La diglosia, en cambio, es un tema que estudian los sociólogos y los sociolingüistas, se refiere a la distribución de más de una variedad lingüística en una sociedad para diferentes tareas comunicativas. Fishman modifica la primera propuesta de Ferguson en dos sentidos muy importantes. En primer lugar, Fishman pone menos énfasis en la importancia de que sólo haya dos variedades lingüísticas. Su propuesta permite la presencia de «varios códigos separados», aunque se dice que la separación está «la mayoría de las veces basada, por una parte, en una lengua A(lta) [...] y por otra, en una lengua B(aja)» (Fishman, 1972d:92; la cursiva es mía) . En segundo lugar, mientras que Ferguson restringe el término «diglosia» a los casos que están en un término medio de la relación entre las variedades (es decir, hay más diferencias de las que hay entre estilos y menos de las que hay entre diferentes lenguas), a Fishman no le importa tanto esa restricción. Apoya la opinión, que atribuye a John Gumperz, de que «la diglosia no sólo existe en sociedades plurilingües con varias "lenguas" oficialmente reconocidas y tampoco sólo en sociedades que utilizan la variedad vernácula y la variedad clásica de una lengua, sino también en sociedades en las que se usan diferentes dialectos, registros o variedades lingüísticas de cualquier tipo con diferentes funciones» (Fishman, 1972d:92; la cursiva es del original). Según entiende Fishman el término «diglosia», éste puede referirse a cualquier grado de diferencia lingüística, desde las más sutiles diferencias estilísticas de una sola lengua hasta el uso de dos lenguas sin ningún tipo de relación, incluyendo, por supuesto, las variedades permitidas en la definición de Ferguson. La prueba de la existencia de diglosia en una comunidad es que las diferencias lingüísticas deben tener asignadas unas finciones diferentes. Fishman, además, piensa que el grado de bilingüismo individual que haya en la sociedad es un criterio tipológico importante. Su esquema, que reproducimos en la tabla 2.2, 6

Aunque está claro que Fishman se da cuenta de que se pueden usar m á s de dos variedades lingüísticas para diferentes funciones en una sociedad, no está tan claro que piense que se deba calificar como «diglosia» tales casos; de hecho, probablemente no piense así. Lo que está menos claro es hasta qué punto cree Fishman que es especial el caso de dos variedades sólo.

ilustra la interacción entre diglosia y bilingüismo. El término bilinaüismo en la tabla 2.2 debe entenderse en un sentido algo especial, significando algo así como que «toda la sociedad domina tanto A como B». Diglosia se refiere a la distribución funcional de A y B. Tabla 2.2. La relación entre el bilingüismo

y la diglosia Hosia

+

Bilingüismo

r

-

1 Diglosia y bilingüismo

2 Bilingüismo sin diglosia

3 Diglosia sin bilingüismo

4 N i diglosia ni bilingüismo

<

Fuente: Fishman ( 1972d:75).

IP

Para que se pueda decir de una sociedad que es una comunidad lingüística con [bilingüismo y diglosia,\casi toda la población debería saber hablar A y B, y las dos variedades deberían estar distribuidas dé la manera típica de la diglosia. Fishman cita como ejemplo de nación que se aproxima a esta situación un país con el que ya estamos familiarizados, Paraguay. Obviamente, el guaraní funciona como lengua Baja y el español como lengua Alta. La referencia de Fishman a Paraguay demuestra lo distintas que pueden llegar a ser lingüísticamente, según Fishman, dos lenguas, y aun así estar en una relación diglósica. El español es una lengua indoeuropea y el guaraní una lengua indígena americana; entre ambas lenguas existen grandes diferencias estructurales . Si tomamos cada uno de los cantones suizos de habla alemana como comunidades de habla subnacionales, nos encontramos con más ejemplos de comunidades de habla bilingües-diglósicas. Gracias a un sistema educativo muy eficiente, casi todos los ciudadanos gerniaiiosuizos de edad escolar o mayores alternan entre el alemán suizo y el alemán estándar, distribuyendo su uso de una forma típica de la diglosia. 7

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Como vimos en el capítulo I , sería una exageración suponer que casi todo el mundo en Paraguay habla las dos lenguas, el español y el guaraní. o

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Para que haya una situación de jdiglosia sin bilingüismo se necesitan dos grupos diferentes dentro de una sola entidad política, religiosa y/o económica. Uno de ellos es el grupo dirigente, que sólo habla la lengua Alta. El otro, normalmente un grupo mucho más grande, no tiene poder en la sociedad y habla exclusivamente la lengua Baja. Estas situaciones no eran muy raras, por ejemplo, en Europa antes de la Primera Guerra Mundial, pero hoy son un poco difíciles de encontrar. Un ejemplo podría ser el período de la historia de la Rusia zarista durante el que estaba de moda, entre los nobles, hablar sólo francés, mientras que las masas rusas hablaban sólo ruso. Las colonias asiáticas y africanas de países europeos también podrían servir como ejemplo, aunque, por supuesto, en estos casos podía haber varias lenguas Bajas, no sólo una. Las comunidades con diglosia sin bilingüismo no son comunidades Lingüísticas, puesto que los dos grupos no se comunican, salvo mínimamente a través de intérpretes o usando una lengua pidgin. Bilingüismo sin diglosia es la denominación que da Fishman para comunidades donde, habiendo un gran número de personas bilingües, éstas no restringen una lengua a un tipo de circunstancias y la otra a otro tipo. Cualquiera de las dos lenguas puede servir para cualquier finalidad. Tales tipos de comunidades existen cuando está habiendo cambios importantes en las relaciones de diglosia y son extremadamente inestables o transitorias (Fishman, 1972d: 105). El bilingüismo sin diglosia es, en realidad, la consecuencia de que la diglosia «tenga filtraciones». Que la diglosia tenga filtraciones significa que una variedad se filtre y pase a emplearse en las funciones reservadas en un principio a la otra variedad. La consecuencia del bilingüismo sin diglosia, en lo que se refiere a las propias variedades lingüísticas afectadas, será, o una variedad nueva, mezcla de las antiguas variedades A y B (sobre todo si A y B se parecen estructuralmente), o la sustitución de una variedad por la otra (lo más probable si las estructuras de A y B son diferentes). Un ejemplo de bilingüismo sin diglosia en el que B está cediendo frente a A lo tenemos en la zona germanohabiante de Bélgica, según informa Verdoot (1972:382-5). En esa comunidad, el desplazamiento del alemán al francés se ve precedido por un bilingüismo extendido en el que las dos lenguas pueden usarse para casi cualquier propósito. 1

Lógicamente, el último modelo posible es' ni bilingüismo ni diglosia Como Fishman está dispuesto a admitir en su concepto de A

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diglosia incluso las diferencias lingüísticas de estilo, resulta extremadamente difícil proponer ejemplos para este cuadrante de la tabla 2.2. Para que se dé tal situación, se necesitaría una comunidad lingüística muy pequeña, aislada y socialmente igualitaria. Debería haber sólo una variedad lingüística y ninguna diferencia entre las funciones que exigen diferencias estilísticas en el habla, o por lo menos aquellas diferencias estilísticas que tendrían como resultado estilos Alto y Bajo. La doble negación de la cuadrante de la tabla 2.2 es, según Fishman, «autodestructiva» (Fishman, 1972d: 106). De los cuatro posibles tipos de comunidades, sólo dos son ejemplos de diglosia (diglosia con y sin bilingüismo), y son ésas las dos únicas comunidades lingüísticamente estables. Será muy útil que ahora veamos más de cerca las diferencias exactas entre estos dos tipos. Los dos se caracterizan por la diglosia y se diferencian según tengan o no «bilingüismo». De una se dice que es una sociedad «con bilingüismo» y de la otra «sin bilingüismo». Es decir, parece que el bilingüismo en A y B tiene que ser casi general o prácticamente inexistente. Sin embargo, como señala Ferguson, el ejemplo típico de comunidad con diglosia es una que tenga un bilingüismo parcial. Dado que todo el mundo habla B y que sólo aprenden A los que tienen una considerable educación, el bilingüismo en A y B se limita a aquellos que reciben la cantidad y clase de educación adecuadas. Los bilingües constituyen más o menos una élite que comprende desde una parte muy pequeña o minoritaria de la sociedad —no más del 12% en Haití (Stewart, 1963:151) o del 15% en Tanzania en lo que se refiere a la diglosia inglés-suahelí (Abdulaziz Mkilifi, 1978:137), y cerca del 40% de la población en Paraguay (Roña, 1966:285)—, hasta casi toda la población, como en los cantones suizos (Weinreich, 1968:89; Fishman, 1972d:95). (Aunque, por supuesto, ¡la palabra «élite» no tiene mucho sentido en el caso suizo!). Es posible que en el pasado la "élite" no haya sido bilingüe, sino monoiingüe en A; este patrón, sin embargo, prácticamente ha desaparecido y, en cualquier caso, no es característico de ninguna comunidad lingüística. Tras examinar los cuatro cuadrantes de la tabla 2.2, vemos que lo verdaderamente característico de la diglosia es la existencia de diglosia con una gama de posibilidades extensa y variada de bilingüismo (cf. Johnson, 1975). 83

2.3. COMPARACIÓN DE LOS CONCEPTOS DE DIGLOSIA DE FISHMAN Y FERGUSON Los estudios de ambos autores sobre la diglosia han hecho que surjan varios problemas importantes sobre la definición y el concepto del fenómeno. Recordemos que Ferguson quería distinguir la diglosia de la relación que hay entre las lenguas estándar y los dialectos regionales y también de la distribución aparentemente diglósica existente entre lenguas con una relación remota o nula entre sí. Fishman no dice nada sobre los dialectos regionales, pero está claro que su concepto de diglosia sí que incluye la diglosia entre lenguas distintas. Fishman menciona la posibilidad de que más de dos variedades lingüísticas tengan asignadas funciones específicas en una sociedad, aunque no trata tales casos como ejemplos de diglosia. El concepto de diglosia de Ferguson se limita a la coexistencia de dos variedades de una lengua., El punto sobre el que ambos investigadores están más de acuerdo es sobre la distribución funcional de las variedades en la sociedad; los dos parten de la base de que las variedades A se usan en situaciones formales y las variedades B se reservan para usos menos formales, más personales. Esto nos lleva a plantearnos cuatro cuestiones a las que les tenemos que seguir más la pista. La primera es la cuestión de la convivencia entre un estándar y sus dialectos: ¿se trata o no de un caso de diglosia? La segunda es la cuestión de la binaridad del sistema de la diglosia: ¿se debe restringir el término de diglosia a la distribución de sólo dos y no más variedades lingüísticas? En tercer lugar tenemos la cuestión de la relación entre las variedades: ¿se debe entender que la diglosia sólo se aplica a los casos en que las variedades lingüísticas difieren entre sí en un grado intermedio, como defiende Ferguson, o puede aplicarse sin que importe el grado de diversidad entre las variedades? La cuarta, y última, es la cuestión de la función de las variedades: ¿cuál es la naturaleza exacta de las funciones sociales asociadas a las variedades A y B?

2.3.1. La cuestión de la convivencia entre un estándar y sus dialectos Como el propio Ferguson señala (1972:232), los hablantes de dialectos regionales a menudo usan su dialecto local y la lengua 84

estándar de una manera análoga a la de una distribución diglósica. El dialecto local se usa en casa y con amigos locales, mientras que el estándar se selecciona para comunicarse con hablantes de otros dialectos o para funciones oficiales. Ferguson llega incluso a sugerir que «algunos casos de esa relación pueden estar muv cerca de la diglosia, o incluso se pueden ver mejor como situaciones de diglosia» (Ferguson, 1972:245). Sin embargo, lo más importante para Ferguson es que ningún sector de la sociedad usa A en la conversación ordinaria. Este parece ser el caso, desde [ ao, de los ejemplos de cfíglosia que hemos visto. En el caso de la convivencia entre un estándar y sus dialectos, «el estándar a menudo se parece a la variedad de una determinada región o de un grupo social (como el persa de Teherán y el bengalí de Calcuta) que los miembros de ese grupo usan más o menos naturalmente en la conversación ordinaria y los otros grupos usan como una yariedad superpuesta» (Ferguson, 1972:245). En otras palabras, mientras podamos encontrar en una comunidad lingüística un grupo que emplee la supuesta lengua A en la conversación normal, incluso aunque haya otros grupos que no la usen, no se tratará de un caso de diglosia, sino más bien de la convivencia de un estándar con dialectos. Este criterio, no obstante, depende en gran medida del significado del término «comunidad lingüística». Seguramente hay personas que usan la variedad A de Haití (el francés) en la conversación normal, pero viven en Francia, no en Haití. Igualmente, la variedad A germanosuiza se usa en la comunicación diaria, pero en Alemania, no ~en Suiza. Ferguson no define el término «comunidad lingüística», , pero su razonamiento implica que su noción tácita de comuniidad lingüística abarca, más o menos, a «todas aquellas personas que viven dentro de las fronteras de un mismo país y que hablan /la misma lengua». El término «comunidad lingüística» ha sido muy debatido en la sociolingüística (por ejemplo, Labov, 1966:125; Hymes, 1974:51; Bailey, 1973:65; Gumperz, 1962:31; Miíroy, 1980; Saviile-Troike, 1982) y resulta difícil llegar a un acuerdo exacto sobre lo que significa. No obstante, no hay ninguna razón para pensar que las fronteras políticas sean algo decisivo en esa definición. ue

y

No voy a tratar de definir «comunidad lingüística» en general, sino que propongo definir comunidad diglósica como una unidad social que comparte las mismas variedades Alta y 8S

Baja . Cada comunidad lingüística no sólo debe compartir la misma variedad A, sino también la variedad B. Esto significa que la Suiza germanohablante no forma, en relación con la diglosia, una única comunidad lingüística, sino que hay una comunidad lingüística por cada dialecto identificable de alemán suizo. Por «identificare» se entiende que la gente que lo usa es consciente de su existencia y no que sea identificable según criterios técnicos lingüísticos. Por lo general, muchas comunidades definidas como diglósicas comparten A, pero se diferencian por las variedades B . La ilustración 2.1 presenta esa situación. Se refiere a las comunidades suizas germanohablantes, pero también a los dialectos regionales que comparten la lengua estándar de un solo país. Por tanto, cada dialecto regional define una comunidad diglósica diferente, y en cada una de ellas nadie usa el estándar en la conversación normal. Si hay un grupo en el mismo país que use el estándar, o algo que se le parezca, para todas las funciones sociales, entonces ese grupo no es una de esas comunidades diglósicas. Se trata, más bien, de una comunidad diferente (no necesariamente una comunidad diglósica, por lo menos no en el mismo sentido), ya que no comparte una variedad B con ninguna de las demás. Si se acepta esta definición de comunidad lingüística diglósica, entonces no se puede mantener la distinción entre diglosia y la mayoría de los ejemplos de convivencia de una variedad estándar y sus dialectos. 8

9

Alca

2 3.2. La cuestión de la binaridad del sistema de la diglosia •Es útil distinguir el caso de la diferenciación funcional de dos lenguas del caso en el que operan más de dos lenguas? Para contestar a esta pregunta tendremos que ver varios ejemplos de diferenciación entre varias lenguas. En la bibliografía existen tres tipos interesantísimos de «poliglosia» de múltiples lenguas: (1) diglosia con doble superposición de lenguas (en Tanzania) (Abdulaziz Mkiüfi, 1978); (2) diglosia de esquema doble (Khalapur, la India) (Gumperz, 1964); y (3) poliglosia lineal (Singapur y Malasia) (Platt, 1977). 2.3.2.1. Diglosia con doble superposición

de lenguas

Abdulaziz Mkilifi (1978) describe la situación de Tanzania como triglosia, pero piensa que lo que hay en realidad es «una situación de entrecruzamiento de dos situaciones de diglosia en desarrollo, una de las cuales afecta al suahelí y algunas lenguas vernáculas, y la otra al suahejj y al inglés (Abdulaziz Mkilifi, 1978:134). Este entrecruzamiento de situaciones diglósicas es lo que llamamos diglosia con doble superposición de lenguas. Tanzania se constituyó a partir de la antigua colonia inglesa de Tanganica, más tarde federada con Zanzíbar. Como se podría esperar de una antigua colonia, se trata, según los términos del capítulo I , de una federación impuesta a numerosos grupos socioculturales con una lengua colonial añadida. Además, hay una lengua franca extendida, el suahelí, que actualmente se está convirtiendo en la lengua nacional. En este momento, el suahelí está involucrado en dos sistemas diglósicos: por una parte funciona en un sistema como lengua A con las diferentes lenguas vernáculas de Tanzania como lenguas B, y por otra funciona en otro sistema como lengua B con el inglés como lengua A. La situación se puede ver en la ilustración 2.2. o

Baja 1

Baja 2

Baja 3

Baja 4

Ilust. 2.1. Comunidades lingüísticas que comparten la misma variedad A pero tienen diferentes variedades B. Los cuadrados representan comunidades diglósicas diferentes

En Gumperz (1962:32) se encuentra una noción parecida de la relación entre comunidad lingüística y las variedades lingüísticas que se usan en esta comunidad. Es m i intención que el término « u n i d a d social» se interprete de una forma lo suficientemente amplia como para abarcar los ejemplos de «diglosia sin bilingüismo» de Fishman. El caso contrario, en el que los hablantes tienen la misma variedad B, pero diferentes variedades A, también distinguiría, según m i definición, diferentes comunidades lingüísticas. N o está claro si existen ejemplos de ese tipo. Alian Bell

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me ha sugerido que un buen lugar donde buscar un ejemplo así sería a lo largo de una frontera entre dos países donde un solo grupo sociocultural viva a ambos lados de la misma. En ese caso, B sería la misma lengua de grupo pequeño para los dos, mientras que A sería una lengua nacional distinta para los miembros del grupo según en q u é lado de la frontera viva.

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Inglés Suahelí Vernácula Ilust. 2.2. Diglosia con doble superposición de lenguas en Tanzania

Abdulaziz Mkilifi explica con fascinante detalle en qué consiste todo esto. Para ello se basa en datos tomados de 15 personas bilingües en suahelí e inglés, de los que todos excepto dos también hablaban una lengua vernácula. Pese al pequeño número de personas entrevistadas, la visión que nos ofrece su investigación no parece ser, de ningún modo, algo atípico o excepcional. Salvo dos personas cuya lengua materna era el suahelí, todos los demás aprendieron primero las lenguas vernáculas en casa antes de empezar la escuela, aunque la mayoría también aprendió un poco de suahelí. Como ya sabemos, éste es el modelo típico de adquisición de las variedades B. Aquellos que además de aprender su lengua vernácula tuvieron contacto con el suahelí, dijeron que hasta que no llegaron a la escuela no se dieron cuenta de que estaban hablando (o mezclando) dos lenguas diferentes. Esto se debe en parte a que las lenguas vernáculas que aprendían y el suahelí son lenguas bantúes y tienen estructuras lingüísticas y un vocabulario básico parecidos. Esto nos recuerda la fluidez que hemos visto en el norte de la India y la estrecha relación lingüística que existe entre las lenguas del Chaco en Paraguay. En la escuela primaria el medio de enseñanza era el suahelí, bien desde un principio o después de utilizar la lengua vernácula en los dos primeros cursos. Esta introducción de un nueva variedad lingüística en la escuela es propia de la adquisición de una variedad Alta. Como las escuelas de primaria estaban situadas en la zona en la que se hablaban las lenguas vernáculas, éstas se podían usar en todas las conversaciones con miembros de la familia y con personas de la región. El suahelí, en cambio, era una lengua que se utilizaba sólo en la escuela. De esta forma se estableció la diglosia entre la lengua vernácula y el suahelí. Las cosas cambian al llegar a la escuela de secundaria. Cuando los informantes de Abdulaziz Mkilifi fueron a la escuela de secundaria, sólo había unas pocas en todo el país, por lo que los 88

estudiantes debían abandonar sus regiones para ir a la escuela. Al no poder ya usar las lenguas vernáculas en las conversaciones con los amigos, puesto que la mayoría hablaban diferentes lenguas locales, el suahelí se empezó a usar para esas típicas funciones «Bajas» . Al mismo tiempo, el inglés se enseñaba como una asignatura, era el medio de enseñanza y los jóvenes lo aprendían con entusiasmo. Se hacía especial hincapié en el inglés para tener éxito y se insistía, bajo amenaza de castigo, en que era la única lengua que se podía usar en el recinto escolar, algo parecido a la insistencia en que se use el español en las escuelas de Paraguay. De esa manera el inglés asumió las funciones típicas de una variedad Alta, mientras que el suahelí se reservó para las funciones propias de la variedad Baja. Si vemos la nación en conjunto, las lenguas vernáculas se usan sólo en situaciones muy locales. Los hablantes cultos sólo usan la lengua vernácula con las pocas personas del país que no hablan suahelí, aunque es normal «mezclar el suahelí y la lengua vernácula cuando se habla con una persona que habla la misma lengua vernácula para expresar sentimientos de solidaridad localista. El suahelí es «la lengua de cultura y comunicación a nivel nacional» (Abdulaziz Mkilifi, 1978:136). Como tal, es la lengua Alta en relación con las lenguas vernáculas y la Baja en relación con el inglés. El inglés se usa en los asuntos oficiales del gobierno, en la interacción comercial y legal y en la educación superior. Es también el medio para acceder a la información tecnológica y a la bibliografía del resto del mundo. En cuanto a la escritura, la mayoría de los informantes dijeron que leían y escribían sobre todo en inglés, aunque algunos leían y escribían también en suahelí. Raras veces se escribe en las lenguas vernáculas y las cartas dirigidas a hablantes de lenguas vernáculas se escriben en suahelí si el receptor no habla inglés. Todo esto apoya la impresión de que el suahelí tiene un status dual en relación con la diglosia . 1 0

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Este es tan buen momento como cualquier otro para señalar que, pese al término «Baja», las funciones para las que sirven las variedades Bajas son bastante más importantes para el individuo como persona que las funciones para las que sirven las variedades Altas. En el capítulo 10° nos ocuparemos de nuevo de Tanzania, esta vez como ejemplo de planificación lingüística. 1 0

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