Etnografia

November 30, 2017 | Author: Chatty Castillejos | Category: Ethnography, Science, Society, Marxism, Theory
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Descripción: etnografia practica...

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Ultimos tftulos publicados: 61. R. Koselleck - Futuro pasado 62. A. Gehlen - Antropologia {iloso{ica 63. R. Rorty - Objetividad, relativismo y verdad 64. R. Rorty - Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporaneos 65. D. Gilmore - Hacerse hombre 66. c.. Geertz - Conocimiento local 67. A. Schutz - La construccion signi{icativa del mundo social 68. G. E. Lenski - Poder y privilegio 69. M. Hammersley y P. Atkinson - Etnografia. Metodos de investigaci6n 70. C. Solis - Ra7,ones e intereses

7 L H. T. Engelhardt - Los fundamentos de la bioetica

72. E. Rabossi y otros - Filosofia de la mente y ciencia cognitiva 73. J.Derrida Dar (el) ttempo 1. La moneda falsa 74. R. Nozick - La naturaleza de la racionalidad 75. B. Morris -Introduccion al estudio antropo16gico de la religion 76. D. Dennett La conciencia explicada. Una teoria interdisciplinar 77. J. L. Nancy - La experiencia de la libertad 78. C. Geertz - Tras los hechos 79. R. R. Aramavo, J. Murguerza y A. Valdecantos El individuo y la h'istoria 80. M. Auge - E(sentido de los olros 81. C. Taylor - Argumentos {ilosoficos 82. T. Luckmann - Teoria de la acciOI1 social 83. H. Jonas - Tecnica, medicina yetica 84. K. J. Gergen - Realidades y relaciones 85. J. S. Searle - La construccion de ia realid.ad social 86. M. Cruz (comp.) - Tiempo de subjetividad 87. C. Taylor - Fuentes del yo 88. T. Nagel - Igualdad y parcialidad 89. U. Beck La sociedad del riesga 90. O. Nudler (comp.) - La racionalidad: su poder y sus li'mites 91. K. R. Popper - El mito del marco comun 92. M. Leenhardt - Do kama 93. M. Godelier El enigma del don 94. T. Eagleton Ideologia 95. M. Platts - Realidades morales 96. C. Solls - Alta tension: {iloso{ia, sociologia e historia de la ciencia 97. J. Bestard - Parentesco y modemidad 98. J. Habermas - La il1clusi6n delotro 99. J. Goody Representaciones y contradicciones 100. M. Foucault - Entre {ilosof{a y literatura. Dbms esenciales. vol. 1 101. :v1. Foucault Estrategias de poder. Obra.s esenciales, vol. 2 102. M. Foucault - cstetica, etica y henneneutica. Obras esenciales, vol. 3 103. K. R. Popper - El mundo de Parmenides 104. R. Rorty Verdad y progreso 105. C. Geertz - Negara 106. H. Blumenberg - La legibilidad del mundo 107. 1. Derrida - Dar la muerte 108. P.Feyerabend La conquista de la abundancia . 109. 13. Moore - Pureza moral y persecucion en la his/aria 110. H. Arendt - La vida del espiritu

! 11. A. MacIntyre - Anima1es racionales y depcndientes

112. A. Kuper - Cultura 113. J. Rawls - Lecciones sobre la his/aria de la (ilosof{a moral 114. T. S. Kuhn - El camino desde 1a «estructura» 115. W. V O. Quine·· Desde un puniO de vista logico 116. H. Blumenberg - Traba;o sobre d 1'1ilo 117. J. E lstcr - Alquimias de la rn.::nte 118. I. F. Shaw La evalrlaci6n c:ualiUltiva 119. M. Nusshaum - Ln terapH1 del deseo

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Martyn Hammersley Paul Atkinson

Etnografia ,. Metodos de investigaci6n

2a edici6n revisada y ampliada

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BarcelOna. Buenos Aires, Mexico

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Titulo original: Ethnography. Principles in practice Publicado en ingles por Routledge, Londres y Nueva York Traduccion de Mikel Aramburu Otazu Cubierta de Mario Eskenazi

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizaci6n escrita de los titulares del «Copyright», bajo las .\lanciones establecidas en las leyes, la reproducci6n total 0 parcial de esta obra por cualquier metodo-o procedimiento, comprendidos la reprografia y el tratamiento illformaticQ, y la distribuci6n de ejemplares de ella mediante alquiler 0 prestamo publicos.

© 1983 by Martyn Hammersley y Paul Atkinson © 1994 de todas las ediciones en castellano, Ediciones Paidos Iberica, S.A., Mari.ano Cubi, 92 -' 08021 Barcelona y Editorial Paid6s, SAICF, Defensa, 599 - Buenos Aires http://www.paidos.com ISBN: 84-493"(){)12~6

Deposito legal: 8-29.933/2003

Impresoen Novagrlifik, S.L.,

Vivaldi. 5 - 08110 Montcada i Reixac (Barcelona)

Impreso en Espana - Printed in Spain

Los griegos mas antiguos (aquellos cuyos escritos se han perdido) adoptaron [ ... J la postura [ ... J intermedia entre la presunci6n de pronun­ ciarse sobre todas las cosas y la desesperaci6n de no comprender niI}.guna de ellas; y, pese a que se lamentaban frecuente y amargamente de la difi­ cultad de indagar y de la oscuridad intdnseca de las cosas, y cual caballos que mordisquean impacientes su bocado no persistian en su pesquisa'y se centraban en la naturaleza, creyendo (al parecer) que a la autentica cues­ ti6n -a saber, si el conocimiento es 0 no posible- no hay que abordarla con rezonamientos sino con tentativas. Por 10 demas, confiando plena­ mente en la fuerza de su entendimiento, no aplicaban regIa alguna sino que 10 elevaban todo al pensamiento riguroso, el trabajo constante yel ejercicio de la mente. (Francis Bacon, 1620)

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SUMARIO

Agradecimientos " . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..... · a 1la segunda e d"IClon , ......................... .

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1. l Q ue lao ............................ . 2. El diseiio de l~ investigaci6n: problemas, casos y muestras

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3. El acceso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . '. . . . . . . . .. 4. Relaciones de campo ............................. . 5. Los relatos nativos: escuchar y preguntar ............ . 6. Documentos ........ , ........................... . 7. Registrar y organizar la informacion ............... . 8. El proceso de analisis ......... . ................. . 9. La escritura etnografica .......................... . 10. Etica .......................................... .

Bibliografia ..........................< . . . . . . . . . . . . .. 309

fndice de autores .................................... , 335

Jndice anaHtico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 341



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AGRADECIMIENTOS

Agradecemos a los siguientes colegas la gran ayuda·que nos han prestado a la hora de clarificar nuestras ideas a 10 largo del periodo que va de la primera a la segunda ediCi6n de este libro: Sara Dela­ mont, Anne Murcott y otros miembros de la School of Social and Administrative Studies de la Universidad de Wales College of Car­ diff; Andy Hargreaves, Phil Strong, Peter Woods, John Scarth, Pe­ ter Foster y Roger Gomm. Tambien estamos agradecidos a Meryl Baker, Stella RiChes, Myrtle Robins, Lilian Walsh, Aileen Lodge y June Evison por transcribir a maquina algunos fragmentos del ma­ nuscrito.

PREFACIO A LA SEGUNDA EDICI6N

No hemos alterado la estructura basica de este.libro aLpreparar la segunda edicion del mismo. Sin embargo,si hemos realizado cambios sustanciales, hemos clarificado y desarrolladoeLdebate donde parecia necesario y 10 hemos actualizado en aquellos puntos en los que posteriores investigaciones 10 hacian imprescindible. El capitulo 1 practicamente ha sido reescrito por completo, debido a las dos razones expuestas arriba. Una considerable cantidad de material nuevo ha sido introducida tambien en el capitulo 7, todo aquello relacionado con el uso de ordenadores en 10 relativo al ma­ nejo de la informacion, y tambien en el capitulo 9, respecto a la es­ critura etnografica. Finalmente, hemos afiadido un capitulo ,sobre la etica de la etnografia, un tema al que no se Ie prest6 suficiente atencion en la primera edicion. El asunto central dellibro sigue siendo la importancia: de una aproximacion reflexiva al trabajo etnografico. Como explicabamos en el prefacio a la primera edici6n, intentamos trazar un camino en- . tre el tratado abstracto y metodol6gico y un practico «libro de co­ cina». Para nosotros, la metodologia y el metodo, igual que la teoria social y la investigacion empirica, estan interrelacionados. Nada se puede tratar con eficiencia si se hace de manera aislada. El primer capitulo se centra en detallar que es 10 que entenderrlos nosotros por aproxinlacion reflexiva, y en situar dicha reflexi6n en relaci6n con otras ideas metodologicas que han tenido influencia en el cam­ po de la etnograffa, desde el naturalisnloal postestructuralismo. Los siguientes capitulos tratan, de un modo mas concreto, aspectos del proceso de investigacion, defendiendo e ilustrando el punta de vista reflexivo. Hemos intentado que esta segunda edici6n fuera mas accesible que la primera, a pesar de que los temas que aquf se tratan no siempre son faciles de abordar. S610 nuestros lectores po­ dnin juzgar si hemos tenido exito en este proposito.

Capitulo 1

lQVE ES LA ETNOGRAFiA? .

En las ultimas decadas, la etnografia se haconvertido en una manera popular de aproximarse a la investigaci6n social,al igual que otro tipo de trabajos cualitativos. Esto es asi debido en parte a la desilusi6n provocada por losmetodos cuantitativos que, durante mucho tiempo,dominaron casi por completo las cienciassociales, aplicandolos ala mayona de las investigaciones sociales. Dehecho, en la actuaHdad la p} en Iugar de «artificiales>}, corno experimentos 0 entrevistas formales, debe­ rian ser la principal fuentede datos. Ademas, el desarrollo de la in­ vestigacion debe tener en cuenta el respeto a la naturaleza dellu­ gar. El principal objetivo deberia ser describir que sucede en el . lugar, como la gente involucrada entiende sus propias acciones y las de los otros, yel contexto en el que la accion sucede. . Un elemento clave parael naturalismo es la insistenciaen que el investigador adopte una actitud de «respeto» 0 «aprecio» hacia el mundo social: Como dice Matza, el naturalism.o es la perspectiva que permanece fid ala naturaleza del fenonleno que se esta estu­ diando (1964, pag. 5). Esto se contrapone a la concepci6n positi­ vista del metodo cientifico como una reconstrucci6n de la expe­ riencia de las ciencias naturales: , La realidad existe en el mundo empitico Yl!0 en los metodos usados para estudiar esemundo; esta debe ser descubierta en el analisis de ese mundo. Los metodos son meros instrumentos disefiados para identifi­ car y analizar el caracter inmutable del mundo empfrico y, como tales, su valor existe s610 en la medida en que son apropiados para la realiza­ ci6n de esta tarea. En este sentido fundamental, los procedimientos cmpleados en cada fase de la acci6n cientffica investigadora deberian ser valorados en terminos de su grado de respeto a la naturaleza del

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ES LA ETNOGRAFiA?

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mundo empirico queestudian, S1 10 que ellos presentan como el verda­ dero significado del mundo empirico 10 es realmente. (Blumer, 1969,pags. 27-28)

De acuerdo con esta perspectiva, un primer requisito de la inves­ tigacion social es ser fiel a los fenomenos que se estan estudiando, y no a algun cuerpo particular de principios metodologicos, aunque este se encuentre solidamente fundamentadotambieri en que piensan aquellos a los que les concierne. Algunosautores re­ comiendan que se negocie la investigacionexplfcitamente,expo,­ niendo con detalle las propuestas de la mismay los metodosque se­ ran empleados, aclarandolo todo desde el comienzo q. cuantosesten implicados. Sin embargo, frecuentemente estono es posibleni si.;. quiera deseable. Dada laforma en que los problemas deinvestiga.,. cion cambian en elcurso del trabajo de campo, al inicio de este las demandas que uno piensaque probablemente va a tener que hacer a los actores en el campo, asf como sus implicaciones y consecuen­ cias polfticas, seran poco mas que meras especulaciones. Tambien existe el peligro de que lainformacion proporcionada a las personas estudiadas influya en su comportamiento hasta el punto de que los resultados de la investigacion queden por ello invalidados. En el ca­ so de Festinger y otros (1956), que informaron al grupo religioso apocalfptico que estaban estudiando no solo el hecho de que esta­ ban realizando una investigacion, sino tambiell las hipotesisque manejaban, la validez de su investigacion se podrIa cuestionar.. Otro argunlento a favor de que no se informe totalmente sobre las int~nciones de la pesquisa a los porteros desde el comienzo de la misma, es el de que, a menos que uno puedaestablecer una rela­ cion de confianza relativamente rapida con alguno de·ellos, estos pueden rechazar 0 negar el acceso de una forma mucho mas radi­ cal de la que emplearian mas adelante durante el trabajo de campo. El estudio de "Volf sobre los motoristas, en cl que emple6 tres afios tratando con enos antes de aclarar que estaba realizando una in­ vestigaci6n, es un extremado pero instructivo ejemplo (Wolf, 1991). Una vez que la gente considera queel investigador es una persona en la que se puede confiar y es discreta en el manejo dela informa­ cion referente allugar y que, en sus publicaciones, respetara sus prornesas de anonimato, el acceso que antel'iorrnente habrfa sido denegado de rafz ahora podni ser garantizado. AI respecto, muchas veces es recoolendable no requerir desde el principio el acceso a to­

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da la informaci6n sino que es mejor pedirlo poco a poco, dejando la negociaci6n sobre puntosde acceso mas delicados para cuando las relaciones de campo esten mas establecidas; aunque tal vez sea necesario reiterar que los supuestos acerca de 10 que es 0 no deli­ cado no siempre son fiables. En cualquiercaso,aunque decir «toda laverdad» en lasnego­ ciaciones al inicio de la investigaci6n, como en muchas otras situa­ ciones sociales, tal vez no sea siempre una estrategia adecuada y ni siquiera viable, se debe evitaren la medida de 10 posible el engafio, no s6lo por razones eticas, sino tambien porque mas adelante, du­ rante el trabajo de campo, la omisi6n dedeterminada informaci6n podria volverse en contra de uno mismo. Efectivamente, algunas veces suele ser necesario avisar a los porteros 0 padrinos de las po­ sibles consecuencias que puede tener la investigaci6n para evitar de este modo algunos problemas subsiguientes, tal como Geer des­ taca a partir de su investigaci6n en universidades norteamericanas: Enlas universidades mas prestigiosas, el investigador puede ver obs­ taculizadas sus negociaciones porque los administradores no pueden imaginar que en elIas sea descubierta alguna informaci6n nociva. En es­ te caso es conveniente que el investigador explique el tipo de cosas que muchas veces suelel1 salir a la luz; homosexualidad, por ejemplo, 0 mala ensefianza. A veces se puede involucrar al administrador en una especie de complicidad cientifica. Tratandole como a un academico tolerante y de amplias miras, uno gradualmente Ie convencera de que aunque el es­ tudio pueda ser amenazador, el y su universidad son 10 suficientemente importantes como para que se realice la investigaci6n. Puede parecer in­ necesario preparar a los administradores para 10 peor, pero.esto allana el terreno para el shock que posiblemente tendnin cuando vean las conclu­ siones del estudio. Los administradores pueden intentar impedir la pu­ blicaci6n 0 sentir'quela universidad ha side perjudicada y que semejan­ te investigaci6n no hubiera tenido que autorizarse. Sin embargo, el administrador que se ha comprometido generosamente en la negocia­ ci6n inicial suele estar orgulloso de los resultados. (Geer, 1970, pag. 83)

La negociaci6n del acceso es una cuesti6n de equilibrio. Las ga­ nancias obtenidas y las concesiones otorgadas en las negociaciones, as! como las consideraciones eticas y estrategicas, deben juzgarse a la luz de los propositos de la investigaci6n y las circunstancias que la rodean.

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portel 1>. Un ejemplo extremo esel relato de Bettelheim(1970) sobre la vida en los campos de concentracion alemanes. La «participacion total» es, por 10 tanto, aconsejable en ciertas circunstancias. Algunos autores han sugerido que este serfa el ideal ' al cuallos investigadoresdeberfan aspirar. Jules-Rosette (1978a), por ejemplo, ha defendido la necesidad de tina «inmersion total» en la cultura nativa. Esto no quiere decir simplemente «hacerse pasar» por un miembro, sino «convertirse» real mente en un miembro. En el caso de Jules-Rosette, este seconvirti6 a la Iglesia apost6lica de John Maranke, unmovimiento africano nativo. Jules-Rosette rei­ vindica en efecto este procedimiento, 10 que ella llama «etnograna reflexiva»,y que'no tiene nada que ver con la formulacion que no­ sotros hicinlos de este concepto. La «participacion total» puede parecer muy atractiva. Dicha identificacion e inmersi6n en ellugar puede dar la impresi6n de ofrecer seguridad: se puede viajar de incognito, obtener un conoci­ Iniento «desde dentro» y evitar el problema de las negociaciones de acceso. Algo de cierto hay en ello y, de hecho, en algunos lugares la participacion completa puede ser la unica estrategia mediante la cual ohtener los datos requeridos. Sin embargo. «pasar» como Iniembro durante un periodo establecido. habitualnlente tiene unefecto i.m­ portante en las capacidades dramaturgicas del trabajador de cam­

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REI.ACIONES DE CAMPO

po. EI encubrimiento del etnografo podrfa «saltar por los ,aires» y las consecuencias sedan desastrosas para la finalizaci6n del pro­ yecto de trabajo de campo, y quiza tambien para el investigador a nivel personal. Afrontar una situacion especialmente embarazosa seria el menor de los problemas que podrfan esperarse: 1

Athena apareci6 de nuevo, y con nerviosismo me dijo que algunas personasquenan hablar conmigo. [. .. J y me llev6 a una habitaci6n en la que cinco miembros del consejo estaban reunidos: los reverendos Ar­ mat y Wi£, y los maestros Firth, Huf y Lare.Esta ultima era la presiden­ ta del consejo. En primer lugar, mientras me adentraba en la habitaci6n estaba encantada de tener final mente la oportunidadde hablar de dertas cuestiones ,elevadas, pero en seguida la elaborada tramaque se ha­ bia desarrollado a mis espaldas s,e convirti6 en algo dolorosamente obvio. En cuanto me sentefrente a Huf, Lare me mir6 mamente. «c.Cuales son tus motivos?», inquiri6. , , Entonces me di cuenta de la hostilidad quehabia en la habitaci6n, y esa repentina conciencia, tan inesperada, me dej6 sin habla. «Evolucionar», conteste de manera poco convincente. «lEstais al corriente de las cintas?» «Bien, lque pasa con eHas?», pregunt6 eHa. «Asfpuedo recordar cosas», dije. «lYlaspreguntas? lPor que has estado preguntandole a todo el mun;. do acerca de su pasado? lEn que puede ayudar eso a tu crecimiento?» Intente explicarselo. «Pero esque yo siempre preguntoa la gente acercade si misma cuandolos conozco. lQue hay de malo en eso?» Sin embargo, a Lare no Ie satisfizo mi explicaci6n. «No tecreemos», me respondi6. , Entonces Firth afiadi6: «Tenemos mucha gente inteligente en el grupo... Hemos leido tu diario... ». En esemomento no supe que decir. Aparentemente, ahorame con­ sideraban una especie de enemiga encubierta 0 de periodista sensacio­ nalista dispuesta a molestarlos 0 a exponer a Ia Iglesia, y esgrimian es­ tas pruebas para probarmelo. [ ... J Mas tarde, Armatexplic6 que tenian temores respecto a mi persona o acerca de cualquier otro que llamara la atenci6n sobre eUos debido al dima negativo hacia los cultos entre los «humanos». Asi que temian que Ia atenci6nprestada desde el exterior plldiera llevaries a la destruc­ d6n antes de que estuvieran preparados para Ia llegada de la aniquila­ cion. Sin embargo, en la tensi6n de un juicio sumarisimo, no hubo ma­ nera de poderles adarar mis intenciones para recol1ciliarlos con mi creencia expresa en el aprendizaje de la magia. AI recordar que Firth habfa lefdo ml diana, me di cuenta de que ya no tenia nada que decii. j

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,(As! que ahora, marchate»), espet6 Lare. «Coge tu pentagrama y vete.» Allibrarme de mis cadenas les explique que habia llegado alIi en un coche con otras personas y que ahora no tenia manera de regresar. «Ese es tu problema), dijo ella. «Simplemente esperamos que te ha­

yas ido cuando regresemos.) Y, de manera amenazadora, aiiadi6: «De­

berias estar contenta de que no hayamos hecho nada mas». (Scott, 1983, pags. 132-133)

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Afortunadamente, Scott habia recogido ya una cantidad sustan­ cial de datos antes de que su identidad como investigadora fuera descubierta y el grupo en el que se habia visto incluida decidiera tomar una represalia violenta. Aqui, incluso sise hubiera tenido exito, la estrategia de una «participacion completa» normalmente se~habria mostrado limita­ da. El tipo y las caracteristicas de la informacion que se recopila frecuentemente senin bastante Ihnitados en lapnictica. Por defini­

ci6n, el participante se vera obligado a implicarse en las practicas socialesexistentes y las expectativas que sobre el recaeran senin mucho mas rigidas que las que recaerfan en un investigador que haee su tarea abiertamente. La actividad investigadora estara, ade­ mas, rodeada pOl' estasrutinas y realidades preexistentes. En esta situaci6n sera muy dincH que el trabajador·de campo pueda opti­ mizar las posibilidades de recoger informaci6n. Determinadas If­ neas de investigaci6n que parezcan potencialmente provechosas pueden resultarinviables en lapractica, pues los «totalmente par­ ticipantes» tienen que actuar de acuerdo con las expectativas que los miembros depositan en sus papeles. Gregor (1977) senala los llmites de la participaci6n totaL Du­ rantelos primeros dias de Sil trabajo de campo en un aldea dein­ dios en Brasil, Gregor y su mujer intentaron -en aras de unas «buenas relaciones publicas»- vivir como sifueran indios: Desgraciadamente, no estabamos aprendiendo mucho. Todos los dlas volvla de las largas caminatas a traves de la selva, llegaba cansado,

incapaz de pensar en nada, muerto de hambre y neno de picaduras de insectos. Mi trabajo noestaba funcionando bien, pOl'que cazar y pescar sonasuntos demasiado serios para ellos como para molestarles con preguntas irrelevantes sobre el hermano de su madre. Mientras tanto, a mi mujer Ie estaba yendo un poco mejor con las mujeres. (Gregor. 1977. pag. 28)

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RELACIONES DE CAMPO

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Despucs, Gregor y su mujer dejaron de «fingin> que se estaban «volviendo» indios brasileftos, y reiniciaron la actividad de investi­ gacion sistematica. En contraste conel «totahnente participante», el «totalmente observador» no tiene ningun contacto con 10 que esta observando. As!, Corsaro (1981) completo su observacion participante con los ninos de la guarderia para observarlos a travcs de un espejo sin azo;. gue.La observacion encubierta, el que observa el comportamiento de la gente dela calledesde una ventana (Lofland,,> 1973), tambicn entra dentro de estacategoria,'y quiza tambicn investigaci()nes co­ mo la de Karp (1980) sobre los «escenarios publicos dondehayin7' teracci6n sexual» en Times Square. Parad6jicamente, la observaci6n total comparte muchas. de las ventajas e inconvenientes de la participacion total. A su favoresta que las dos minimizan el problema del rechazo: en ningup.odelos casos el· etn6grafo interactua como investigador con la genteque esta estudiando. POl' otro lado, podrianhaber serios limites para 10 que puede 0 no ser observado, y las entrevistas a los participantes normalmente resultan imposibles. En teoda, si solo se adopta uno de los dos roles sera muy dificil trabajar de una manera rigurosa, aunque ambas pueden ser estrategias pnicticas para adoptar en de­ terminados momentos del trabajo de campo y, en ciertas situacio­ nes, su adopcion puede ser inevitable. La mayoria de las investigacJones de campo se hacen emplean­ do unos roles que se encuentran en un punto intermedio entre es­ tos dos polos. La cuestion de si la distinci6n entre los participantes como observadores y observadores como participantestiene alg(In valor 0 noes dificil de responder. Examinando la distincion reali­ zada en la tipologia de Junker (1960) sobresale un problemaserio: se mezclan diferentes dimensiones que no tienen necesariarnente que estar relacionadas. Una de ellas, mencionadaenelcapftulo an­ terior, es la cuesti6n del secreto y el engano. Otra es si eletn6grafo asunle un rol preexistente en el calnpo 0 negocia uno nuevo; aun­ que no pueden hacerse distinciones apresuradas y rfgidas y, cierta­ mente, deberiamos tener cuidado en no tratar los roles que ya es- . tan establecidos en el campo como SI tuviesen unas caracteristicas rigidas y estaticas (Turner, 1962). En las iTIvestigaciones secretas, por supuesto, el etnografo tiene pocas posibilidades al margen de seguir un rol ya existente, aunque tal vez sea posible ampliarlo y modificarlo hasta el punto que con­ venga a 1a investigaci6n (Dalton, 1959). Algunas \leces, en la inves­ tigaci6n abierta tampoco hay otra opci6n que no sea representar

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ETNOGRAFfA

un rol establecido, tal como Freilich (1970a y b) descubri6 ensu eS­ tudio de los metahlrgicos mohawk en Nueva York. Despues de ha­ ber hecho amista.d con uno de los mohawk, intent6 volver al rol de antrop610go: Prontoqued6 claro que cualquier simbolo antropo16gico era tabu. [. .. ] No podia usarlapices, libretas 0 cuestionarios. No podia siquiera ser semiantrop61ogo. Por ejemplo, intentaba decir: «Eso es realmente interesante;·deja que 10 es~riba para que no se me olvide».·De repente, mis compafieros mostraban una actitud hostil y las pocas palabras que conseguia garabatear me costaban su antipatia durante los dias si­

guientes.

'(Freilich, 1970a y b, pag. 193)

Currer (1992)explica una experienciaparecida en la negocia­ ci6n del acceso alas informantes pathan: 8e me otorg6 un penniso para hacer una visita; las visitas se trazaban en terminos sociales: miagenda y mi prop6sito de dominio publico nun­

ea fuerOll relatados. Cuando 10 hiee, las mujeres involueradas se sintieron

muy ofendidas y nuestra relaci6nse euestion6. Las mujeres, no menos

que los hombres, ya sabian de mis prop6sitos de investigaci6n. 8610 en

dos easos la relaci6n eombin6 de manera estreeha 10 personal y 10 profe­ sional. En esos casos, yo podia tomar notas y guiar el intercambio.

Currer concluye diciendo:«Tuve queescoger entre insistir en mis reglas y que me fuera negado cualquier acceso real 0 [visitar] segun los terminos de las·mujeres» (Currer, 1992, pags. 17-18). Generalmente, en la investigaci6n abierta el etn6grafo Hene la opci6n de decidir si va a asumir 0 no uno de los roles ya existentes en el campo. Asi, por ejemplo,en la investigaci6n sobre los cole­ gios, a veces los etn6grafos tienenque adoptar e1 papel de profesor (vease, por ejempIo, Aggleton, 1987; Mac an Ghaill, 1991), pero otras veces no (Brown, 1987; Waiker, 1988; Stanley, 1989; Riddell, 1992). Quiza no resulte sorprendente, pero elIos raravez adoptan el papel de aluInnos dela escuela (vease Llewellyn, 1980), aunque en los .es­ tudios sobre la educaci6n superior los etn6grafos sf se incorporan al rol de estudiantes (Moffat, 1989; Tobias, 1990). Las decisiones sobre el rol que hay que adoptar en el campo de­ pendenin de los prop6sitos de la investigaci6n y del tipo de lugar en el que esta se lleve a cabo. En cualquier caso, las previsiones que se hagan sobre las probables consectlencias de adoptar diferentes

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