Estudiar Sin Sufrir Ebook Hecho en Pragma®

March 27, 2024 | Author: Anonymous | Category: N/A
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0 1 3 Estudiar sin sufrir 2da edición (ampliada y revisada)

Un manual de técnicas de estudio y planificación para que diseñes tu propio método de estudio

2da edición (ampliada y revisada)

Un manual de técnicas de estudio y planificación para que diseñes tu propio método de estudio.

pragma® Estudiar sin sufrir (ebook) Segunda edición primavera 2022 versión 2.0.1 Los archivos de este ebook son para uso personal y educativo, por lo que está estrictamente prohibida su reventa. Es un producto registrado, todos los derechos pertenecen a pragma®. Para uso educativo habilitamos la reproducción parcial del mismo, citando la fuente correspondiente. Cualquier consulta que tengas, nos podés escribir a: [email protected] o bien escribirnos a nuestro whatsapp +54 11 4165 0804.

Hoja de ruta

00 02 Hola!

Página 10 Introducción Página 11 Qué implica estudiar Página 12 ¿Qué vamos a ver en este libro? Un resumen de cada capítulo

01

Planificación del estudio Página 14 1. ¿Por qué hay que planificar el estudio? Página 17 2. Estrategia a largo plazo Página 19 3. Estrategia universitaria / terciaria Página 24 4. Planificar

Hábitos a incroporar

Página 40 1. Dormir 8 horas Página 40 2. Planificar comidas Página 41 3. Ejercicios Página 41 4. Tiempo de ocio Página 42 5. Llevar materias al día Página 43 6. Empaparte de los temas de cada materia por otros medios Página 44 7. Hacé un grupo de estudio Página 45 8. Mantené ordenados tus materiales y apuntes Página 46 9. Premiate Página 48 10. Hábitos que NO

03 Claves para una buena sesión Página 50 1. Espacio Página 56 2. Antes de empezar Página 57 3. Tips para mantener la concentración

Hoja de ruta

04 Técnicas de estudio

Página 60 0. Introducción Página 62 1. Apuntes en clase Página 66 2. Lectura Página 72 3. Subrayado Página 74 4. Notas al margen Página 76 5. Esquemas Página 80 6. Resumen

05

Preparación de exámenes Página 96 1. Ansiedad Página 96 2. Programa Página 97 3. Reunir materiales Página 97 4. Estrategia Página 98 5. Planificación

Página 84 7. Autoevaluación (repaso activo)

Página 102 6. El día antes de rendir

Página 91 8. Repaso (repetición espaciada)

Página 103 7. Tips para exámenes escritos

Página 104 8. Tips para exámenes orales Página 106 9. Tips para exámenes multiple choice Página 107 10. Tips para exámenes virtuales Página 108 11. Tips para hacer trabajos prácticos Página 109 12. Qué hacer si reprobás

Página 110 Conclusión Página 111 Información adicional

00.

Hola!

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Introducción Estudiar es una práctica que va mucho más allá de tener una carrera o aprobar una materia. En general, asociamos el estudio a nuestra vida profesional, pero se trata de una habilidad que te va a servir para muchísimas situaciones durante el resto de tu vida. No solo te permite aprender nuevas técnicas y conceptos, sino que tiene el potencial de realmente transformar tu mente y tu vida por completo. Hay un verdadero antes y después de muchas cosas que hemos estudiado o aprendido. El ejercicio de estudiar nos va a permitir conocer nuestra forma de aprender. Eso es lo que tenemos que tratar de descubrir, porque cada persona necesitará armar un método que se ajuste a su singularidad, a sus necesidades y entorno. Solo así podremos empezar a realmente disfrutar del proceso de estudiar. A lo largo de este ebook vamos a ver diferentes formas de planificar tu estudio y diferentes técnicas para encararlo. Con todo esto, vas a poder armar tu propio rompecabezas. Es decir, tu propio método de estudio.

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Qué implica estudiar Frente a esa pregunta, muchas personas me contestarían: “Estudiar es leer, subrayar y memorizar” “Estudiar es practicar, practicar y practicar” Pero estudiar va mucho más allá de las técnicas que lo componen. Estudiar es una actividad bastante intensa, y para que sea efectiva (es decir, para comprender y retener la información sin un alto coste emocional), hace falta preparar el cuerpo. Para que nuestro cuerpo aprenda mejor, tenemos que intentar que esté:

• Relajado • Alimentado • Hidratado • Descansado

En el mundo en el que vivimos, lograr eso es una lucha cotidiana que precisa de organización y paciencia. Incluso, en muchos casos o momentos, también precisemos de apoyo psicológico (quién no habrá ido a terapia alguna vez). ¿Cómo podés intentar relajarte o disminuir el estrés a la hora de estudiar? Organizándote con tiempo (para todo, más allá del estudio), descansando, saliendo a divertirte, haciendo cosas que despierten tu curiosidad e interés, comiendo bien, haciendo ejercicio, escuchando música. Si para aprender mejor necesito el cuerpo relajado, necesito hacer actividades que lo relajen. No importa qué sea, importa que cumpla esa función para vos. Lograr eso a la hora de estudiar, implica tener gran parte del trabajo hecho.

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¿Qué vamos a ver en este libro? Un resumen de cada capítulo Capítulo 1: Planificación del estudio Razones por las cuales hay que planificar el estudio. Trazar una estrategia a largo plazo. Estudiar y trabajar. Elegir las materias de forma estratégica. Diseñar el año académico. Planificación del cuatrimestre, de cada mes, semana y día.

Capítulo 2: Hábitos a incorporar Descanso. Alimentación. Ejercicio. Ocio. Llevar materias al día. Premios. Hábitos que NO.

Capítulo 3: Claves para una buena sesión Diseñar nuestro espacio de estudio. Rituales para antes de comenzar la jornada. Técnicas y tips para mantener la concentración.

Capítulo 4: Técnicas de estudio ¿Cómo funciona la memoria? Tomar apuntes en clase. Lectura. Subrayado y notas al margen. Resumen. Esquemas. Técnicas de autoevaluación y repaso.

Capítulo 5: Preparación de exámenes Ansiedad frente a los exámenes. Estrategia. Planificación. Formas de preparar exámenes. Tips para los distintos tipos de exámenes.

¿Cómo podemos usar y aprovechar este ebook? La idea es que lo imprimas y lo tengas como una caja de herramientas. Cada vez que te sientas fatigado o desmotivado, volvé a este ebook a buscar ideas para hacer de tu estudio algo más llevadero y entretenido.

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01.

Planificación del estudio

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¿Por qué hay que planificar el estudio? 3 motivos principales: 1.1. Para no procrastinarlo Estudiar es una actividad intensa y difícil porque implica permanecer mucho tiempo sentado y porque requiere de mucha concentración. Ninguna de esas 2 actividades son fáciles para los seres humanos. Nuestra mente se dispersa, quiere saltar de un lado a otro y se distrae como tendencia natural. Dado ese contexto, nuestra mente siempre va a encontrar una forma de procrastinar el estudio. Nos genera resistencia. Para vencer esa resistencia, lo mejor que podemos hacer es planificar. Esto implica anticiparse y dejarnos instrucciones claras, concretas y con un límite de tiempo. No es lo mismo para nuestro cerebro decir: “Voy a hacer el trabajo práctico” que “Me voy a sentar a escribir la introducción del trabajo práctico solo por 40 minutos”. El primer escenario genera resistencia, el segundo es más amable. Y es así por 2 motivos: • Las instrucciones claras y concretas nos permiten empezar con determinación y reducir la incertidumbre. • El límite de tiempo le asegura a nuestro cerebro que pronto podremos volver a relajarnos. Esto hará que sea más sencillo EMPEZAR a estudiar. Y empezar es la parte más difícil y la más importante de cualquier proceso.

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1.2. Para transformarlo en un hábito

Lo más importante a la hora de estudiar no es ni la inteligencia ni la memoria. La clave para que estudiar sea agradable y para aprender a largo plazo, es nada más ni nada menos que la constancia. El secreto del estudio es transformarlo en un HÁBITO y aprender un poquito todos los días. El problema es que generar hábitos es un proceso lento y en el que hay que tener mucha paciencia. Pero una vez que lo adquirís, vas a notar cómo todo empieza a fluir. Nuestro objetivo principal tiene que ser, entonces, transformar al estudio en un hábito. Una de las técnicas más efectivas para incorporar hábitos es PLANIFICAR. Podría tratarse de una planificación con horarios fijos, por ejemplo: estudio de lunes a viernes de 11 a 13hs. O podría ser asociándolo a otras actividades: estudio de lunes a viernes después de desayunar. Pero tengamos presente que tenemos una tendencia a procrastinar actividades como el estudio. Por eso, es muy útil tener horarios o momentos fijos para hacerlo. Esto va a ser particularmente importante al principio, mientras generás el hábito. Más adelante vas a poder improvisar mejor y con menos riesgos.

1.3. Para transformarlo en una experiencia placentera Por supuesto que una buena planificación también va a mejorar tu rendimiento. Pero ese no es el único objetivo. El objetivo es disminuir la ansiedad y el estrés y que no sacrifiques tu bienestar por tener (o para mejorar) una carrera. En definitiva, estudiás para mejorar tu calidad de vida y no para disminuirla. Estudiar, entonces, no tiene que implicar sacrificar salidas con tus amigos, ni tiempo de descanso. Y no tiene por qué ser tedioso ni aburrido (si nos comprometemos a avanzar un poquito cada día). Pensemos: ¿qué es lo peor de estudiar? Las jornadas maratónicas, no dormir, el estrés de sentir que no llegás, el miedo al fracaso, los días en los que tenés culpa por no estar estudiando. Estudiar en sí no es lo más estresante. El problema es que concentrarnos nos resulta tedioso y por eso lo postergamos (y ahí empiezan los problemas).

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Planificar te va a permitir entrar en un círculo virtuoso en el que vas a utilizar la ley del menor esfuerzo: • Estudiar un poquito cada día supone mucho menos esfuerzo que 5 días de jornadas maratónicas y sacrificios. • Si te organizás para garantizar tu descanso y una alimentación adecuada, vas a absorber conocimientos con más facilidad y en menos tiempo. • Si planificás horarios realistas y no faltás a clase, vas a comprender más rápido los contenidos y vas a precisar de menos repasos. • Si organizás sesiones de estudio dinámicas y a tu propio ritmo, vas a concentrarte con más facilidad y vas a retener más la información. En resumen, tenemos que quedarnos con esto: Para estudiar sin sufrir, lo más conveniente es transformarlo en un hábito cotidiano. Para incorporar un hábito, lo más conveniente es planificarlo.

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2.

Estrategia a largo plazo

Antes de comprometernos con una planificación, tenemos que tomarnos un tiempo para reflexionar y diseñar nuestra ESTRATEGIA. Esta tiene que ser una etapa de autosinceramiento ya que nuestra meta es desarrollar objetivos realistas. Esta va a ser la clave para que nuestras planificaciones sean cumplibles y sostenibles. La idea es evitar caer en la frustración y en el sentimiento de fracaso cuando no podemos cumplir nuestras planificaciones. Estudiar de por sí ya requiere de bastante esfuerzo, tratemos de no sumarnos estrés con planificaciones inalcanzables o que nos harían tener un ritmo de vida sofocante e insoportable. Veamos algunas preguntas para hacernos en este momento:



2.1. ¿Para qué estudio?

Puede ser para tener una carrera profesional, para mantener tu mente activa, para obtener algún puesto laboral, por puro placer. Tratá de identificar y de dejar escrito el motivo que te lleva a vos, personalmente, a estudiar lo que sea que estés estudiando.

2.2. ¿Cuáles son mis objetivos a largo plazo? ¿Qué tan importante es el estudio en relación a mis objetivos a largo plazo? ¿Cuántos objetivos a largo plazo tengo? Si tengo otros objetivos igual de importantes, el estudio no será el centro de la estrategia. En cambio, si somos jóvenes y vivimos con nuestros padres, perfectamente podría ser nuestra gran prioridad. Tengamos en claro cuánta prioridad podemos y queremos darle.

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2.3. ¿Cuál es mi situación actual?

En este momento tenemos que pensar en TODAS las actividades que realizamos a diario. Tareas de la casa, cuidado de algún hijo o familiar, tiempo de ocio (salidas, actividades que te gusten), trabajo, algún tratamiento que estés haciendo, etc. ¿Cuántas horas por día, en general, le podés dedicar al estudio? No importa que sean solamente 40 minutos, te aseguro que con ese tiempo podés tener una sesión muy efectiva. Lo importante es ser realistas.

2.4. ¿En cuánto tiempo quiero lograrlo? ¿Tengo algún apuro? Importante: no te compares con nadie. Tu situación es única. No importa si avanzás rápido o lento. Importa que encuentres un ritmo que te permita tener una vida agradable y que te guste.



2.5. ¿Qué notas quiero sacarme?

No tenemos que juzgarnos. Puede ser que necesites notas altas para obtener una beca, o puede ser que simplemente te gusten las notas altas. También puede pasar que la nota te de lo mismo y está perfecto. Si lo que querés son notas excelentes, vas a tener que dedicarle bastante tiempo a cada materia. Por lo tanto, es probable que convenga abordar menos materias de entrada o ser consciente de que vas a tener que sacrificar otras actividades. Si lo que buscás son notas para aprobar con tranquilidad, entonces no es necesario que te presiones para estudiar muchas horas cotidianamente. Pero si nos aferramos a este plan, no tiene sentido que nos pongamos mal si no obtenemos notas de excelencia.

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3.

Estrategia universitaria/terciaria

Si estudiás en alguna institución, ya sea universitaria o terciaria, partimos con una ventaja: la propia institución nos da un plan de estudios con el cual podemos empezar a organizarnos.



3.1. ¿Estudiás y trabajás?

En este caso tenés que tener presente:

• Que los horarios encajen

La mayoría de las instituciones tienen presente que sus estudiantes son también trabajadores y la oferta horaria es mayor en la franja horaria post 18hs. Sin embargo, considerá que también podés tratar de negociar con tus empleadores. Por ejemplo, quizás una materia solamente tiene horarios a la mañana y eso lo podés conversar. Se podría solucionar saliendo otro día de la semana un poco más tarde. No tengas miedo de charlar estas cosas porque casi siempre tienen solución y no se pierde nada intentando.

• Los días de estudio que te corresponden por ley.

Si bien te corresponden, sabemos cómo funciona el mundo. De nuevo, es muy importante la comunicación y que todos sepan que estás estudiando. Cuando se acerquen las fechas de exámenes, tratá de mantenerlos al tanto. Y, en la medida de lo posible, no dudes en pedir todos los días que te correspondan por ley. Para estos casos vas a precisar que la facultad te extienda un certificado de examen. No te cuelgues con eso porque te lo van a pedir. Te copio lo que dice el sitio web del gobierno nacional con respecto a la Ley 20.744 (Ley de contratos de trabajo): “Si soy estudiante secundario o universitario, ¿tengo derecho a una licencia por exámenes? Sí, tenés derecho a que te den 2 días de corrido por examen, con un máximo de 10 días por año calendario. Tenés que acreditar ante el empleador haber rendido el examen presentando el certificado expendido por el instituto en cual curses tus estudios” Ya sabés que tenés 10 días al año para pedirte. Ahora te toca pensar, ¿cómo los vas a distribuir? ¿Vas a usar 2 días para una materia fácil o lo vas a guardar para un final difícil?

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¿Te vas a pedir 5 días en el primer cuatrimestre y los otros 5 en el segundo? Estas son cuestiones que ya podés ir planificando de acuerdo a la magnitud de cada materia que vayas a cursar.

3.2. Elegir las materias de forma estratégica Antes de empezar a planificar, vamos a decidir las materias que vamos a encarar durante el año. Lo ideal es terminar esta etapa estratégica ya sabiendo qué vas a cursar tanto en el primer cuatrimestre como en el segundo. Para hacer esto, primero tenemos que conseguir el plan de estudios y analizarlo con mucho detenimiento. Tenemos que investigar lo siguiente:

• ¿Cuántas materias son? ¿Cuántas materias me faltan? • ¿Cuáles son correlativas? • ¿Cuáles son anuales o cuatrimestrales? • ¿Tengo seminarios, prácticas o cursos? • ¿Cuáles son más teóricas o prácticas? • ¿Cuáles son más largas o más cortas en cuanto a cantidad de contenido? • ¿Cuáles son más difíciles o fáciles para vos? • ¿Cuáles tienen final obligatorio o se pueden promocionar? • ¿Cuántas materias tienen diferentes cátedras para elegir? • ¿Cuáles son online, presenciales o híbridas?

Con esa información vamos a armar nuestro propio rompecabezas teniendo en cuenta nuestra SITUACIÓN ACTUAL. Por ejemplo, si mi objetivo es armarme una rutina de estudio equilibrada para sostener durante el año, lo más conveniente sería:

• Combinar materias más difíciles con más fáciles • Combinar materias online con presenciales • Empezar por una correlativa

Otro ejemplo: este año no voy a trabajar durante el primer cuatrimestre pero en el segundo, sí. En este caso, convendría:

• Poner materias difíciles en el primero • Poner materias presenciales en el primero • Dejar las más fáciles para el segundo

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Otro ejemplo: me lesioné el pie izquierdo y quiero sostener mi estudio lo mejor que pueda.

• Elegir materias online para el primer cuatrimestre • Elegir materias más teóricas para el primer cuatrimestre • Hacer las prácticas en el segundo

Ejemplo: me siento mal anímicamente, quiero darme tiempo y avanzar de a poco

• Cursar 1 materia el primer cuatrimestre • Elegir una materia que me guste • Cursar 2 materias el segundo cuatrimestre • Que una de ellas sea difícil, la otra fácil

Ejemplo: tengo que cursar y rendir exámenes finales que adeudo

• Rendir 1 final colgado cada cuatrimestre • Elegir materias relacionadas para cursar al mismo tiempo • Cursar menos materias que de costumbre para ponerme al día • Elegir materias fáciles para no sobreexigirme

Ejemplo: me tengo que recibir ya mismo

• Rendir los finales que me faltan • Cursar las materias que me faltan • Tener paciencia y ser consciente de que voy a tener que sacrificar otras actividades



3.3. 5 claves para diseñar el año



1. Combinar

Todo es combinable: materias que te gusten, con materias que no te gusten. Teóricas con prácticas. Fáciles con difíciles. Materias online con materias presenciales para no moverte tanto. Acá no hay recetas. Quizás tu estilo es sacarte de encima todas las materias que te disgustan desde el principio y está perfecto. Tal vez preferís hacer todas las presenciales de entrada. Pero ahí también estás diseñando una combinación de materias. Lo importante es COMBINAR A TU FAVOR y siempre apuntar a hacernos las cosas más fáciles.

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2. Analizar cátedras y contenidos

Para saber combinar, tenemos que conocer las materias. Esto implica entrar a la página web de la facultad, analizar cada cátedra, entrar a foros, a grupos, lo que sea. Pero tenemos que investigar cómo está estructurada la materia y cómo es percibida por el resto de los estudiantes. En el caso de que haya distintas cátedras por materias, también hay que analizar sus diferencias. He llegado a ver cátedras totalmente distintas entre sí, al punto de que una no tenía parciales porque era pura práctica, y la otra tenía una metodología clásica. La bibliografía puede también variar por completo. Atenti con esto, porque quizás te encanta la postura de una cátedra y la de la otra no. Siempre conviene priorizar lo que te atraiga más o lo que te sea más útil.



3. Correlativas, anuales y cuatrimestrales

Parece evidente que hay que priorizar las materias que nos permiten avanzar con otras materias. Pero muchas veces no lo hacemos. En mi carrera teníamos una materia llamada Metodología de la investigación que nos permitía hacer luego distintas materias. Como era percibida como una materia pesada y aburrida, era muy común postergarla. Pero ojo, después empiezan los problemas o los cuatrimestres en los que no podés anotarte en nada. Lo mismo sucede con las anuales y cuatrimestrales. En mi caso tenía 5 anuales, de las cuales 3 eran correlativas entre sí. Imaginate que si no hacía una anual por año, no me recibía nunca más. Claramente me convenía intercalar anuales y cuatrimestrales.



4. Tiempos de traslado

A la hora de elegir la cantidad de materias, no podemos subestimar este punto. Si bien muchas veces en los traslados podemos leer, no podemos contar 100% con que vamos a poder tener una sesión de estudio en el colectivo. Si en total tenés 2 horas de traslado, eso tiene que estar presente en tu planificación y es tiempo que no le podés dedicar ni al estudio ni a otras actividades (a menos que sea charlar por teléfono, revisar mails, etc.).

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5. Presupuesto

Ya sea que estudies en una pública o en una privada, también tenemos que tener en cuenta el presupuesto porque estudiar jamás es gratis. Vas a tener que pagar pasajes, comprar cuadernos, lapiceras, apuntes. El papel es muy caro y por ende las fotocopias también. Y estamos hablando solamente de lo básico. En muchas universidades dan becas totales o parciales. Incluso, muchos centros de estudiantes tienen un cupo de becas para apuntes. No tengas vergüenza de pedirlas, ¡están para eso! Lo importante es que pienses si vas a poder afrontar los gastos que conllevan las materias en las que te anotaste. Quizás convenga achicar otro gasto o pedir ayuda, pero lo ideal sería que este inconveniente no te sorprenda el día que te quedás sin plata y no podés ya comprarte tus materiales.

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4.



Planificar

4.1. ¿Qué es planificar?

Planificar se trata de anticipar las decisiones y acciones necesarias para lograr un objetivo específico, considerando tiempos de ejecución y recursos disponibles. A la hora de estudiar, más allá de tus materiales, tu mayor y más preciado recurso es tu tiempo y tu energía. Es indispensable que empecemos a considerar que nuestra energía es FINITA; llega un momento en que se acaba y lo único que se puede hacer es descansar. Forzarnos a trabajar sin energía es totalmente CONTRAPRODUCENTE. Planificar es algo que parece complejo pero que, en verdad, es bastante simple. Si alguna vez hiciste una lista de supermercado, significa que ya planificaste alguna vez. La clave será transformar a la planificación en un hábito. Lo vamos a ver más adelante, pero te anticipo que no lleva mucho tiempo. Todo lo contrario. No solo lleva muchísimo menos tiempo del que te imaginás, sino que incluso te va ahorrar tiempo (y malestares). Lo complicado de planificar es, sencillamente, que nadie nos enseñó a hacerlo. Y eso es lo que vamos a ver en todo lo que queda de este capítulo.



4.2. ¿Qué implica planificar?



1. Ser realistas

Tener siempre presente que la planificación (ya sea objetivo o tarea) debe ser REALISTA. La planificación no tiene nada que ver con la formulación de deseos. Ejemplos de formulaciones de deseos:

• “Este año voy a estudiar más y meter todos los finales” • “Mañana hago el TP de historia” • “El fin de semana me encierro y termino con todo” • “Esta semana avanzo con Semiología”

Ya lo vamos a ver, pero debemos aprender a anotar tareas CONCRETAS. 24



2. Ser flexibles

Hay algo que tenemos que aceptar cuanto antes: SIEMPRE, pero siempre, va a haber imprevistos. Son totalmente inevitables y parte de la vida. Nuestra planificación tiene que contemplar que los imprevistos existen y por ese motivo, no debemos llenar nuestra agenda de actividades. Siempre tiene que haber algún espacio libre. Tampoco debemos sentirnos mal si no podemos cumplir 100% con nuestra planificación. Tenemos que recordar que la planificación es una GUÍA y que no hay necesidad de cumplirla a rajatabla. Por ese motivo, es muy importante aprender a diferenciar cuáles son las tareas más importantes y prioritarias que tenemos en el día. De esa manera, si surge un imprevisto, ya sabemos cuáles son aquellas tareas que podemos postergar sin problemas. La planificación no tiene que ser una fuente de estrés. Al contrario, se trata de una habilidad para ayudarte a disminuirlo. Por eso, no te culpes: la vida es muy complicada y todo puede reorganizarse.



3. Progresar de lo simple a lo complejo

Ya dijimos que la planificación es una habilidad. A la hora de adquirir destrezas, siempre progresamos de lo simple a lo complejo. Si recién empezás, es probable que arranques solamente con una lista de tareas y un calendario. También es probable que tu primer método te cueste, se te escapen cosas o lo sientas tedioso o insuficiente. Pero apenas domines tus primeras herramientas, casi que naturalmente vas a pasar a experimentar herramientas nuevas. Sin darte cuenta vas a ir complejizando tu método, seleccionando y descartando distintas herramientas. Va a llevar un tiempo. Recordemos que antes de aprender a caminar, aprendimos a sentarnos y a gatear.



4. Animarnos a experimentar

Oscar Wilde dijo una vez: “La educación es algo admirable, sin embargo, es bueno recordar, que nada que valga la pena se puede enseñar”. Con esto quiso decir que lo más importante a la hora de aprender es la EXPERIENCIA. La experiencia es INTRANSFERIBLE. En este ebook podemos contarte mil técnicas de estudio y de planificación, pero tu parte del trabajo es probarlas hasta dar con las que más te sirvan. Sos la única persona que puede armar un método que te funcione. La clave es animarse a probar técnicas nuevas y no tener miedo si fallamos o si no nos terminan de ser de utilidad. 25

Si nunca te pusiste un objetivo: no tengas miedo, hacelo. Si no lo cumplís no pasa nada, la próxima vez lo vas a hacer mejor. Lo mismo con técnicas de estudio: ¿nunca probaste autoevaluarte? Probalo, solo experimentando te vas a dar cuenta si te sirve o no. Todo aquello que no te sirva, descartalo. Pero antes dale algunas oportunidades.



5. Ir de mayor a menor

A la hora de organizarnos, siempre vamos de mayor a menor. • Esto quiere decir que primero trazamos el AÑO. • Luego, trazamos el CUATRIMESTRE. • Después, con los objetivos del cuatrimestre, planificamos el MES. • Con los objetivos del mes, identificamos las tareas necesarias para la SEMANA. • Una vez planificada la semana, nos dejaremos instrucciones claras para cada DÍA. Para hacer una lista de tareas, siempre debemos recurrir a una lista de tareas más grande para evaluar con cuál conviene empezar. Ir de mayor a menor nos hará más sencillo el ejercicio de PRIORIZAR y elegir nuestras tareas. Nos permite verlas en perspectiva con todo el resto de nuestros quehaceres y objetivos.



4.3. Planificar el cuatrimestre



1. Calendarizar las fechas académicas

Lo primero que tenemos que hacer es CALENDARIZAR todo lo que tenga fecha de antemano. Para hacer esto es fundamental que te descargues el calendario académico que te brinda tu institución, en caso de que esto exista. Tenemos que fijarnos y anotar las siguientes fechas importantes:

• Fechas de inscripción a materias • Fechas de inicio y cierre de cursada • Días de vacaciones • Semanas de fechas de exámenes • Horarios fijos de cursada • Feriados

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2. Calendarizar eventos o tareas personales

Lo volvemos a repetir: tenemos que incluir en nuestras planificaciones todos aquellos asuntos de nuestra vida personal. En nuestra vida cotidiana, nuestras tareas siempre están mezcladas. Por eso, prestemos atención a:

• Fechas de cumpleaños • Eventos importantes (fiestas, eventos, casamientos, etc.) • Otros cursos que estés haciendo • Tratamientos o chequeos médicos • Viajes • Momentos especiales de trabajo (presentaciones, lanzamientos, etc.) • Mudanzas

En resumen, cualquier actividad que te vaya a consumir tiempo. Si tenés que organizar una mudanza, es probable que durante esos días no le puedas dedicar tiempo al estudio.



3. ¿Qué herramienta usar?

Para esto vas a necesitar una herramienta de organización anual. Puede ser: • Calendario de pared Ideal para tener cerca del escritorio y para personas muy visuales. • Agenda tradicional Acá no te va a entrar una planificación minuciosa, pero es útil para el manejo de fechas importantes. • Planner anual Son los planners que se componen de muchos calendarios mensuales. Es como un calendario de pared transformado en un cuaderno. Si te gustan los calendarios de pared pero te trasladás mucho, es una buena opción. • Google Calendar Te permite marcar todas tus fechas importantes e incluso programar alarmas. Sin embargo, ojo con el celular. Ya sabemos que es una fuente de distracciones. Si te cuesta concentrarte, lo más conveniente es que pruebes herramientas en papel y que las tengas siempre con vos en tu escritorio o mochila.

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4. Horarios fijos

Una vez señaladas todas las fechas importantes (tanto académicas como personales), podemos elaborar nuestra grilla de horarios fijos. Se trata de la típica grilla que usabas en el colegio, en la que ponías a qué hora empezaba y terminaba cada materia. ¿Qué horarios fijos podemos tener y debemos anotar? Por ejemplo:

• Horarios laborales • Horarios de cursada • Terapia • Ejercicio



4.4. Planificar el mes



1. Fechas importantes

Para organizar el mes, tenemos que prestar atención y anotar las siguientes fechas importantes:

• Fechas de parciales • Fechas de exámenes finales • Fechas de entrega de trabajos prácticos • Fechas de recuperatorios • Fechas de reuniones con grupo de estudio • Eventos personales

Cuidado: estas fechas casi nunca están dadas de antemano. Lo más común es enterarse de fechas de exámenes sobre la marcha. Por eso, es indispensable que adquieras la práctica de ANOTAR y que siempre tengas a mano alguna herramienta para hacerlo de forma rápida (celular, anotador o agenda). Además del estudio, ¿qué tenés este mes? ¿Un cumpleaños, un turno con el médico, un viaje? La idea de esta etapa es que puedas visualizar cuáles son los días del mes que NO vas a poder estudiar. Esos días ya tachalos, reservalos para tus cuestiones personales. Los días que te queden libres, son los días que podés dedicar al estudio y los vamos a planificar semana a semana y día por día. Pero antes de pasar a esa etapa, vamos a trazar los objetivos del mes. 28



2. Objetivo general del mes: horas de estudio

Basándote en todas las actividades y exámenes que tenés en el mes, podés trazar un objetivo de horas de estudio. ¿Cuántas horas por día pensás que vas a poder estudiar? o bien, ¿cuántas horas semanales podés dedicarle al estudio? Podría ser: • “Este mes tengo varios parciales, así que voy a estudiar 2 horas por día de lunes a viernes. En su defecto, tengo que tratar de llegar a las 10 horas semanales” • ”Este mes es tranquilo, tengo que llevar las materias al día. Con dedicarle 1 hora por día voy a andar bien” Aclaración: no hace falta que cumplas a RAJATABLA ese objetivo. Lo importante es que a fin de mes vas a poder reflexionar:

• ¿Cumplí las horas? • ¿Por qué no las cumplí? • ¿Me alcanzaron las horas? • ¿O me sobraron?

Hacerte esas preguntas te va a permitir entender CUÁNTO tiempo (realmente) necesitás para estudiar y, con esa información, vas a poder hacer mejores planificaciones a futuro. Si el primer mes estudiaste 5 horas por semana y te resultaron insuficientes, ya sabés que el mes siguiente tenés que probar con un poco más.



3. Objetivos concretos del mes

Para armar los objetivos concretos del mes vamos a mirar las fechas importantes. Por ejemplo, este mes tengo que:

• Cursar 3 materias y llevarlas al día (¡llevarlas al día es una tarea!) • Entregar un trabajo práctico de Metodología • Rendir un examen final que adeudo • Reunión con grupo de estudio • Presenciar una conferencia

Si el panorama es ese, tus tres objetivos concretos podrían ser: 1. Estudiar todos los días un poco de cada materia para llevarlas al día. Llegar a clase con los textos leídos o con los ejercicios hechos.

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2. Preparar el trabajo práctico de metodología desde cero, límite de tiempo: 2 semanas para no extenderme 3. Preparar el examen final. Me falta estudiar la última unidad y repasar todo el contenido.



4. ¿Qué herramienta usar para organizar el mes?

• Pueden ser las mismas herramientas que usaste para la planificación cuatrimestral. Por ejemplo: agenda, calendario de pared, google calendar. • También podés imprimir calendarios mensuales y pegarlos en tu cuaderno o bien tenerlo siempre en tu mesa de estudio. Para las fechas es muy importante que sean VISIBLES. Tratá de encontrar una herramienta que te quede cómoda para tener siempre a la vista y poder ACTUALIZARLA. Recordemos que en el transcurso del mes nos vamos enterando de nuevas fechas importantes.



4.5. Planificar la semana

Este es el momento más importante de la planificación. La clave a la hora de cumplir con nuestras tareas es armar una planificación semanal realista y completa. Para este momento reservate 15 minutos ya sea el viernes a la tarde, el domingo a la tarde o el lunes a la mañana. No te saltes este paso, durante la semana no vas a dedicarte a planificar sino a ejecutar y a ajustar lo que sea necesario a medida que pasen los días. Antes de planificar, tenemos que ver CUÁNTO tiempo tenemos disponible para estudiar. Es el momento de que analices tu semana a nivel personal. ¿Es una semana “normal” o tenés algún otro compromiso extra?



1. Armar el esquema horario

¿Qué días de la semana y a qué hora vas a estudiar? ¿Cuánto tiempo le vas a dedicar al estudio en cada sesión? Por ejemplo, voy a estudiar:

• El lunes de 15 a 17 • El martes de 13 a 14 • El miércoles de 15 a 17 • El jueves de 9 a 11 • El viernes de 13 a 14 30



2. Tareas concretas de la semana

La pregunta que tenemos que hacernos para organizar la semana es: ¿qué pequeños pasos puedo dar esta semana para cumplir mis objetivos del mes? Tenemos que intentar ser muy específicos. Veamos algunos ejemplos ilustrativos para armar la lista de tareas de la semana: • Hacer el trabajo práctico de metodología • Empezar el trabajo de metodología: ordenar los materiales, elegir tema, investigar sobre el tema y escribir la introducción. • Llevar las 3 materias al día • Leer los 3 textos que me pidieron (especificar cuáles) un día antes de la clase. • Repasar para el parcial • Hacer un simulacro de examen sobre la unidad 1 y explicar oralmente las unidades 2 y 3. • Preparar el final • Inscribirme en el examen, resumir la unidad que me falta y repasar toda la primera unidad.



3. Plasmar la planificación

Ya sabés QUÉ DÍAS y EN QUÉ HORARIOS vas a estudiar y ya sabés QUÉ tenés que hacer. Ahora es el momento de distribuir las tareas en los distintos días que tenés disponibles para estudiar. Aquellos días que tengas varias horas disponibles, podés encarar las tareas más complicadas (la primera lectura de un texto, un tema nuevo). Los días que tenés solamente un ratito disponible, podés hacer un resumen o repasar un texto.



4. En resumen, a principio de la semana vas a:

1. Mirar tu calendario mensual y ver las fechas importantes de la semana 2. Decidir, según tus actividades, los horarios concretos que le vas a dedicar al estudio. 3. Hacer una lista de todas las tareas concretas de la semana. 4. Dejar listo el esquema de la semana, mientras más detallado mejor. Después lo vas a ir ajustando día a día. RECORDATORIO: reservá tiempo siempre para ocio y para las actividades que te gustan. La semana no debe ser puro estudio o trabajo. Hace falta descomprimir. No subestimes esto.

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5. Time blocking, una herramienta para organizar la semana

Básicamente, se trata de gestionar la semana a partir de dividirla en bloques. A cada tarea o actividad hay que preasignarle:

• Un día • Un horario de inicio y • Un horario de cierre

Es muy parecido a lo que usábamos en secundaria, donde poníamos las distintas materias y hasta los recreos. La diferencia es que acá podemos incluir más actividades, por ejemplo: horarios de comidas, terapia, ejercicio, salidas, etc. No hace falta armar bloques con horarios fijos para todo, por supuesto. Seleccioná las actividades que más te sirvan. Esta técnica podés llevarla a cabo tanto en papel como de forma digital. Para hacerla en papel solamente necesitás una grilla de horarios semanales para completar. Podés imprimir varias copias y las vas diseñando semana a semana. Tiene de positivo que genera menos distracciones y que te puede quedar siempre a la vista. Sin embargo, Google Calendar es una buena opción si preferís lo digital. Acá te dejo un ejemplo hecho en Google Calendar:

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4.6. Planificar el dia

Una vez que tengas tu planificación semanal, vamos a pasar a diseñar el día o la SESIÓN DE ESTUDIO. La clave para planificar el día es que SIEMPRE esté organizado de antemano. Por eso, lo más recomendable es: • Empezar cada sesión leyendo tu planificación • Terminar cada sesión haciendo o ajustando la planificación de la siguiente sesión



1. ¿Cuánto tiempo dedicarle por día?

Esto es bastante relativo. Pero tengamos en cuenta que: • Vamos a tener semanas “normales” (es decir, para llevar las materias al día) y semanas de exámenes (en las que vamos a tener que dedicar más tiempo al estudio). • Las sesiones no tienen por qué ser muy largas. Con 40/45 minutos podés tener una buena sesión. • No es recomendable tener sesiones muy extensas (conviene más hacer muchas sesiones cortas que pocas sesiones largas). Lo ideal sería no estudiar durante más de 3 horas. Por supuesto, siempre incluyendo descansos en el medio (cada 45 minutos aprox).



2. Tareas concretas

A la hora de anotar nuestras tareas, tenemos que intentar que sean lo más CONCRETAS posibles. Para eso, es conveniente que empecemos con un VERBO. Por ejemplo:

• Leer • Subrayar • Resumir • Analizar • Investigar • Repasar • Autoevaluar • Escribir • Dibujar • Comparar 33

Ejemplos aplicados:

• Leer texto _____ de Historia • Investigar fuentes para el trabajo práctido de Metodología • Repasar unidad 1 de Semiología • Autoevaluarme de forma escrita para parcial de Historia • Comparar los 3 autores de la unidad 1 de Semiología • Diagramar un esquema sobre el texto _____ • Resumir texto ____



3. ¿Qué herramientas usar para planificar el día?

Básicamente vamos a precisar una herramienta que tenga suficiente espacio para hacer las famosas checklist o listas de tareas. • Puede ser una checklist chiquita, con hojas arrancables • Puede ser un planner o agenda con una hoja por día, con bastante espacio • También puede ser un cuaderno punteado o liso, estilo bullet journal. En este caso vas haciendo una checklist tras otra y tiene como ventaja que no perdés las checklist anteriores (como en el caso de un block con hojas arrancables) • Si solamente te organizás de forma digital, podrías usar cualquier app de notas o de tareas, como por ejemplo To-do ist o Trello

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4. Diseñar el día de forma estratégica

Para diseñar sesiones de estudio eficientes, tenemos que entender muy bien cómo funciona nuestra concentración y nuestra productividad:

En ese gráfico podemos observar que: • Al principio, nuestra concentración es baja pero va aumentando a medida que nos sumergimos en el tema. • Pasado un tiempo, alcanzamos el momento óptimo de concentración y productividad. En esta etapa todo fluye y la atención es muy alta. • Después de la concentración plena, nuestra atención empieza a decaer lentamente y empezamos a sentirnos más fatigados. • Finalmente, si no cortamos a tiempo, nuestra productividad comienza a ser negativa. Comenzamos a cometer errores, a confundirnos y terminamos por fundirnos. Conociendo esto, lo mejor que podemos hacer es clasificar nuestras tareas según su complejidad para distribuirlas en los momentos más adecuados.

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5. ¿Qué hacer en cada etapa?

Etapa 1 Acá tenemos que intentar hacer algo que nos haga entrar en calor y que despierte nuestro interés. Por ejemplo: • Leer tu planificación del día y ver, según tu estado de ánimo y coyuntura, si tenés que realizar algún ajuste • Juntar tus materiales y disponerlos sobre el escritorio • Repasar lo que viste la última sesión • Leer los apuntes que tomaste en una clase • Resumir un texto que te gusta Etapa 2 Acá vamos a ubicar las tareas que te resulten más pesadas, por ejemplo: • Empezar un tema nuevo • Hacer un simulacro de examen • Leer un texto por primera vez • Hacer un esquema de un texto complejo Etapa 3 A la hora de ir cerrando, vamos a encarar actividades que no sean pesadas porque si no corrés el riesgo de quemarte. Si tenés que hacer algo en la computadora o celular, conviene también ubicarlo al final por el riesgo de las distracciones. Ejemplos: • Hacer la planificación de la siguiente sesión • Ordenar y guardar de forma prolija todos tus materiales • Hacerle una consulta a tus compañeros o profesor • Buscar palabras difíciles en el diccionario • Repasar un texto • Contestar mails

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4.7. Tips extra para planificar

1. Si vas a tener una jornada más o menos extensa (más de 1 hora), conviene ALTERNAR materias para no aburrirte y mantenerte concentrado durante más tiempo. 2. Identificá cuáles son los momentos del día en los que tenés MÁS ENERGÍA. ¿Sos de concentrarte más a la mañana? Entonces, lo mejor sería estudiar en esa franja horaria (o por lo menos dejar las tareas más complejas para esos momentos). 3. En la medida de lo posible, lo mejor es estudiar de día para aprovechar la luz natural. De todos modos, si solamente podés a la noche: no hay problema. En esos casos, es muy importante que prestes atención doble a la planificación para no pasar la noche en vela estudiando. 4. Generate rutinas. Si tus horarios te lo permiten, lo ideal sería estudiar todos los días a la misma hora. De esta forma, vas a generar un acostumbramiento difícil de quebrar. En caso de no poder siempre en el mismo horario, tratá de enlazarlo con otras actividades, por ejemplo:

• Estudio siempre 1 hr antes de la clase • Estudio después de entrenar • Estudio siempre apenas me levanto • Estudio siempre 20 minutos después de almorzar



4.8. Tips para evitar la procrastinación

• Objetivos realistas, nada de metas super ambiciosas • Tareas claras y concretas • Ponete recompensas y premios • Para las tareas que te cuestan, proponete pasos muy muy pequeños • Evitar las distracciones (celular, ambientes ruidosos) • Ponele tiempo límite a tus tareas así tu cerebro sabe que pronto se va a relajar

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4.9. Resumen general del capítulo: Cada cuatrimestre vamos a: • Calendarizar todas las fechas importantes en una herramienta anual • Armar la grilla de horarios fijos

Cada mes vamos a: • Armar el calendario del mes con fechas importantes • Mantener el calendario actualizado • Pensar el objetivo general y los objetivos concretos del mes

Cada semana vamos a: • Decidir en qué momentos específicos de la semana vamos a estudiar • Armar la lista de tareas de la semana • Armar el esquema de la semana y asignar tiempos límites a las tareas

Cada día vamos a: • Leer nuestra planificación • Evaluar nuestro estado y ver si hay que hacer ajustes • Cerrar la sesión dejando bien organizada la siguiente

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02.

Hábitos a incorporar

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1.

Dormir 8hs

Es indispensable que empecemos a considerar al descanso como una parte indisociable del estudio. Tenemos que despedirnos del estereotipo de estudiante que se pasa la noche en vela estudiando. No dormir no solamente es nocivo para tu salud, sino que incluso es contraproducente a la hora de aprender y retener información. Dormir es reparador y renueva tu energía; pero también es un momento en el que el cerebro procesa, asocia, organiza y almacena la información. ¿Alguna vez te pasó que antes de un parcial soñaste con el contenido de la materia? Si bien algunas veces soñamos con situaciones estresantes (por ejemplo, una llegada tarde al parcial), muchas veces simplemente soñamos con el contenido. En esos casos, nuestro cerebro está organizando y procesando la información. La falta de sueño genera bajo rendimiento, falta de concentración, agotamiento y disminución de la memoria. Por eso, lo más importante a la hora de estudiar es tener el cuerpo descansado. Más allá de los beneficios de dormir lo suficiente, te aseguro que también te va a AHORRAR tiempo. Un cuerpo descansado se concentra más fácilmente y absorbe conocimientos con menos esfuerzo y en menos tiempo.

2.

Planificar comidas

Una buena alimentación es el mejor combustible para estudiar. Funciona igual que el sueño: si comiste bien, vas a necesitar menos tiempo y menos esfuerzo para estudiar. Por eso, lo peor que podemos hacer es forzarnos a estudiar con hambre. Siempre, pero siempre, va a ser más conveniente que frenes a comer: aunque estés estudiando contrarreloj. Si solés tener muchos problemas en este ámbito, lo mejor sería consultar con un profesional para que te arme una planificación completa y a tu medida. La alimentación, al igual que el descanso, es FUNDAMENTAL y se merece toda tu atención. 40

Planificar tus comidas, entonces, es una decisión muy estratégica. Y para hacerlo podemos: • Tratar de comer siempre a la misma hora, para generar una rutina y no saltearnos platos. • Planificar de antemano las comidas de toda la semana • Planificar las compras, para evitar que te falte el tomate cuando te estás preparando el almuerzo. • Cocinar platos para freezar, para que solamente tengas que descongelar.

3.

Ejercicio

Si ya sos una persona deportista, sostener esta actividad tiene que continuar siendo una prioridad. Lejos de quitarte tiempo, va a ayudarte a rendir mejor. Quizás el deporte no es lo tuyo, o estás con alguna limitación física. Pero tengamos presente que no hace falta ni salir a correr ni ir al gimnasio a sacar músculos. El ejercicio puede consistir simplemente en trasladarte en bicicleta, tomarse recreos para salir a caminar o hacer sesiones de elongación. Si no te podés mover mucho, podés tratar de elongar desde tu misma silla. No importa la cantidad, no hace falta transformarse en un atleta. Importa mantener el cuerpo en movimiento dentro de lo que esté a tu alcance. Movernos libera estrés y aumenta nuestra creatividad y nuestra capacidad de atención. Por eso, dentro lo posible, tratá de dedicarle un poco de tiempo a este tipo de actividades.

4.

Tiempo de ocio

El tiempo de ocio es igual de importante que el descanso y la alimentación. Hacer las cosas que más te gustan es muy estimulante: aumenta tu energía, tu creatividad y mejora notablemente tu estado de ánimo. Todo eso es MUY necesario a la hora de estudiar. 41

Ya lo hablamos en la etapa de planificación, pero tenelo presente: incluí el tiempo de ocio a tu vida cotidiana como algo NECESARIO. No se trata de un premio. Lo importante es que estos momentos sean de CALIDAD. Para eso, es muy importante que no los encares con culpa. Tomalo como parte necesaria del estudio. Una mente liberada, relajada y estimulada SIEMPRE va a rendir mejor.

5.

Llevar materias al día

Para evitar las jornadas maratónicas hay una sola solución: llevar las materias al día. Si lográs esto, los momentos de exámenes o de trabajos prácticos te van a resultar muchísimo más fáciles. Si ya estás cursando y estás atrasado con tus lecturas, tu primer objetivo debería ser ponerte al día con esas materias.

Tips para llevar las materias al día: 1. Llegá a la clase con los textos leídos o con los ejercicios hechos En general, el profesor siempre te avisa con qué materiales van a trabajar en la siguiente clase. Siempre leé el texto o hacé los ejercicios ANTES de la clase, no después. Esto es para aprovechar mejor la clase. Si ya sabés de qué está hablando el profesor, tu comprensión va a ser mucho más alta. Además, es la instancia perfecta para que preguntes todas tus dudas. 2. Repasá antes de la clase los apuntes que tomaste la clase anterior 3. Al día siguiente de la clase, repasá los apuntes que escribiste. 4. Tratá de nunca faltar a clase Asistir a la clase es fundamental. Por eso es importantísimo que cuando decidas qué materias vas a cursar, lo hagas de forma realista. Si tu agenda está muy ajustada, ir a clase es lo primero que vas a sacrificar.

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5. Preguntá en clase A mí esto me daba muchísima verguenza y me costaba un montón. A medida que pasaron los años, me fui soltando más y animándome a hacer más preguntas. Te puedo asegurar que fue un antes y un después. Mi consejo es que, si esto te cuesta, trates de trabajar sobre esa timidez de alguna forma porque puede llegar a ser muy limitante (y no solamente en relación al estudio). En mi caso, probé con clases de teatro, por ejemplo. Las clases están para que preguntes. No sientas que eso molesta o interrumpe. Por supuesto, tampoco se trata de preguntar cualquier cosa que se nos cruce por la cabeza. A medida que la clase avanza, podés ir anotando tus preguntas para hacerlas en momentos de interrupciones o al final de la clase. 6. Si te sirve, considerá grabar las clases para poder volver a escucharla en tus traslados o “tiempos muertos” (por ejemplo, mientras lavas los platos). Antes de grabar, preguntale al profesor si esto está permitido porque muchas veces NO lo está. Pero cuidado, que tu grabación no sea una excusa para no prestar atención en clase. Grabar la clase nos debería servir como apoyo y no como sustituto. 7. Siempre tené en tu mochila algún texto o material para aprovechar “momentos muertos”. Quizás te quedás atascado en el tráfico, el médico te deja esperando, etc. En esos casos, no lo dudes y ponete a adelantar tus lecturas.

6.

Empaparte de los temas de cada materia por otros medios

Aprovechemos las redes sociales y hagamoslas jugar a nuestro favor. Es evidente que no vamos a dejar de usar nuestros celulares, y de más está decir que solemos usarlo MUCHO a lo largo del día. Por eso, te sugiero que trates de seguir cuentas relacionadas a la materia que estés estudiando. Podés seguir cuentas de instagram, youtube, twitter. También podés buscar podcasts para escuchar en tus traslados o buscar documentales o películas que hablen sobre el tema. En instagram y youtube hay muchísimas cuentas de estudiantes que relatan su día a día estudiando sus materias. Incluso hay cuentas que hacen apoyo de materias específicas. Esto es interesante porque mientras estás mirando cualquier tipo de posteo, de pronto podés encontrarte con información valiosa para tus estudios. 43

7.

Hacé un grupo de estudio

Tus compañeros son tus aliados, juntos están atravesando el mismo proceso educativo. Por eso, es muy importante que adquieras el hábito de relacionarte con algunos de tus compañeros. Pueden tener simplemente un grupo de chat en el que se cuenten las novedades, hagan consultas, se pasen apuntes etc. Pero también pueden reunirse a estudiar juntos, ya sea en persona o por videollamada. Hacer el esfuerzo de explicar un concepto o un ejercicio a otra persona es una técnica poderosísima de estudio. Si sos una persona sociable, esto no va a representar un problema para vos. Si no lo sos, no tengas vergüenza. Todos están en tu misma situación y estar conectados siempre aporta. En mi caso personal, siempre fui tímida y esto era algo que me costaba. Pero con relacionarte con 1 o 2 compañeros, ya está. No hace falta que te hagas un grupo de amigos, ni que el grupo sea grande tampoco. Por lo menos está bueno que tengas el contacto de 2 compañeros para mantenerte actualizado.

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8.

Mantené ordenados tus materiales y apuntes

Mantener nuestros materiales ordenados nos va a permitir:

• Que no se nos pase información importante • Que sea más fácil sentarnos a estudiar • Ahorrar tiempo en cada sesión de estudio

Tips: • Comprá o conseguí una abrochadora para mantener tus textos ordenados • Imprimí el programa de la materia y dejalo abrochado junto a los textos que lo componen. • Guardá los textos y apuntes de cada materia en diferentes carpetas contenedoras. • Ordená los textos según el orden del programa, en el orden que los vieron en clase o agrupalos por tema. • No tengas hojas sueltas. • Conseguí folios para agrupar materiales, por ejemplo apuntes de una materia o los programas. • Utilizá un cuaderno por materia, o bien agrupá en el mismo cuaderno aquellas materias que curses el mismo día (para evitar cargar mucho la mochila) • Guardá tus materiales siempre en el mismo lugar de tu casa. Procurá que sea un lugar donde te entre todo junto. La idea es que todo pueda quedar guardado y que tenga su propio lugar para que no nos quede siempre arriba de la mesa (es importante poder desconectar del estudio). • Si tenés hojas o apuntes muy desprolijos, podés pasarlos en limpio. • Conseguí una cartuchera donde te entre todo lo que necesitás: lapiz, lapicera, resaltadores, regla, calculadora, etc. De esa manera, cuando te sientes a estudiar, no tenés que andar buscando los materiales por diferentes sectores de tu casa.

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9.

Premiate

La motivación es un aspecto muy importante a la hora de estudiar. Para mantenerla elevada, podés implementar premios después de cumplir tus objetivos. ¿Alguna vez pensaste porque los videojuegos son tan adictivos? Básicamente, funciona así porque constantemente estás logrando objetivos, recibiendo felicitaciones, subiendo niveles, obteniendo premios, etc. Es una estrategia muy útil para mantenernos motivados. Pero ojo, nunca, pero nunca jamás te castigues. Lo único que vas a lograr es dañar tu autoestima. Si no lográs lo que te propusiste, debemos hacer una revisión de la etapa de planificación y NO castigarnos. A la hora de elegir los premios, tenemos que pensar que tienen que ser proporcionales al esfuerzo que hayamos hecho. Por ejemplo, si leíste durante una hora no vas a tener el mismo premio que si aprobaste un final. Un final aprobado puede merecer un premio grande, como un fin de semana libre o 2 días libres de estudio, por ejemplo. En cambio, haber leído durante 1 hora, merece un premio más pequeño, como por ejemplo darte un baño relajante.

¿Con qué premiarse? No es recomendable que te premies con comida porque la alimentación es demasiado importante como para que dependa de tus logros. Quizás un chocolate o algún gustito de vez en cuando, sí. Pero tus premios no deberían ser siempre comida. Comer bien es una necesidad, no un premio. Tampoco es ideal que los premios siempre estén relacionados con consumir o gastar dinero. Si aprobaste un final, por ejemplo, puede ser que te compres algo que te guste. Lo ideal es no ligarlos siempre con consumos porque se nos pueden desbaratar las finanzas.

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Ideas de premios:

• Tomar una ducha mientras escuchás música • Tomar un baño relajante con sales y espuma • Salir a dar un paseo por tu barrio • Mirar un capítulo de tu serie favorita del momento • Hacer una llamada con una persona que quieras mucho • Tomar una siesta de 15 minutos • Jugar a algo que te guste • Quedarse más tiempo en la cama • Tomarte el tiempo para cocinar algo que te gusta mucho • Escuchar música • Leer un capítulo de un libro que te guste • Jugar con tu perro o con tu gato • Salir a la calle o al balcón a tomar un poco de sol

En resumen, cuando te enfrentes a tareas complicadas o que te cuesten, acordate de estas fórmulas:

• “Cada vez que haga ___, me voy a premiar con ____”



• “Hoy voy a hacer ____ y después me voy a premiar con _____”



• “Si esta semana cumplo mis objetivos, el fin de semana voy a _____”

De esa forma, vas a conseguir elevar tu motivación antes de enfrentarte a la tarea en cuestión.

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10.

Hábitos que NO

• Hacer comentarios negativos sobre vos mismo. No seas tu peor enemigo: hacés lo que podés. Focalizate en lo que podés mejorar y trazá un plan para ir de a poquito. • Estudiar con muchos distractores: un escritorio desordenado, las paredes llenas de información visual, estudiar en lugares con mucho ruido. • Estudiar con el celular al lado. • Estudiar siempre a distintas horas. • Estudiar siempre en distintos lugares. • Estudiar en la cama. • Hacer jornadas maratónicas de estudio. • Desligarte del estudio hasta que tenés una fecha de entrega o de examen. • No dedicarte tiempo de ocio o de autocuidado (comer rico, dormir bien, hacer ejercicio, etc).

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03.

Claves para una buena sesión

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1.

Espacio

A la hora de estudiar, el contexto es MUY importante. Por eso, para tener una buena sesión de estudio, tenemos que diseñar nuestro espacio de manera estratégica. Ya que estudiar tiende a resultar tedioso, lo mejor que podemos hacer es tener un espacio que nos resulte cómodo y agradable. Un lugar que mires y que te den ganas de sentarte, que te inspire y que facilite la concentración al mismo tiempo. Veamos algunas claves para pensar nuestro espacio:



1.1. Lugar fijo

No se recomienda estudiar todos los días en lugares diferentes, sobre todo si te cuesta adquirir el hábito de estudio. Esto no quiere decir que tengas que usar el mismo lugar para siempre. De vez en cuando podés probar de mover el escritorio de lugar o darlo vuelta para que apunte hacia otro lado. También podés modificar su decoración de tanto en tanto, para sentir que estamos en un lugar nuevo. En resumen, conviene que sea un lugar más o menos fijo, pero lo podés ir modificando a lo largo del tiempo. Lo que tenemos que evitar es estar todos los días pensando: “¿dónde voy a estudiar hoy?” Si tu único lugar disponible es tu habitación, no trates de estudiar en la cama. De hecho, en lo posible, tratá de que tu escritorio ni siquiera apunte a la misma.

1.2. Lugar exclusivo En la medida de lo posible, probá tener un espacio exclusivo para el estudio. No hace falta tener una casa grande para esto. Por ejemplo: si tenés una mesa en el comedor, podés proponerte que una sección sea para estudiar y la otra para comer.

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Si solés estudiar en tu habitación, podés proponerte usar otro espacio de tu casa para actividades recreativas. Por ejemplo: estudio en mi habitación pero veo películas en el living (o viceversa). Preparar un lugar exclusivo es muy útil si hacés muchas actividades en tu casa. De esa manera, establecés una separación entre las distintas dinámicas. Si no, la vida parece un continuo en el que se mezclan descanso y obligaciones. Si tu espacio es pequeño y tenés una sola mesa para comer, trabajar y estudiar; lo más importante va a ser mantenerla ordenada. Para eso, es clave que tengas carpetas archivadoras, cajones o recipientes donde guardar los distintos materiales.

1.3. Orden y minimalismo El peor enemigo del estudio es la distracción. Por eso, tenemos que intentar que nuestra mesa de trabajo esté lo más vacía y ordenada posible. Esto no quiere decir que no puedas tener NADA a la vista. Si te gusta la decoración, podés poner algunos cuadros o alguna planta, por ejemplo. Tomarte el tiempo de decorar tu espacio de estudio va a generar que te apropies mucho más del lugar y va a aumentar tu comodidad. Si te divierte diseñar tu espacio, podés buscar en internet que hay muchísimas inspiraciones. Lo que tenemos que tratar de evitar son los elementos y objetos que sabemos que nos van a distraer. Por ejemplo: una televisión, una ventana con vista a una calle muy transitada, el celular, una pintura muy estridente y con muchos detalles, una colección de muñequitos, etc.

1.4. Iluminación Siempre la mejor iluminación será la natural. Por eso, en la medida de lo posible, conviene aprovechar ese rango horario. A menos que te concentres mejor a la noche o que solamente puedas en ese horario por otras obligaciones. Tratá de elegir el ambiente más luminoso de tu casa. En cuanto a la iluminación artificial, conviene tener una luz para el ambiente y otra para el escritorio, más focalizada. El objetivo es no generar sombras y no esforzar la vista.

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Ya sea que tu casa sea poco luminosa o que suelas estudiar de noche, va a ser clave que te tomes el tiempo de pensar la iluminación que necesita tu espacio en particular. Quizás tengas que amurar una lámpara o conseguir un velador, por ejemplo.

1.5. Temperatura La temperatura ideal es templada, entre los 18 y 24 grados. También es muy importante mantenerlo ventilado para no sofocarnos ni agobiarnos. Cualquier temperatura o condición que nos genere incomodidad, va a tender a distraernos. En verano, tratá de aprovechar al máximo las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde. El mediodía es un mal momento, a menos que tengas un buen aire acondicionado. También tené siempre a mano agua fría y fruta fresca. En invierno, además de abrigarnos bien (incluso con ropa térmica), podemos probar bolsas de agua caliente, infusiones y estufas que podamos enchufar cerca nuestro. Con el frío se nos ponen las manos frías y así no se puede estudiar.

1.6. Crear el ambiente: música y aromas No es para todo el mundo, pero la música y los aromas pueden ayudarte a generar un clima muy agradable y relajante. Con respecto a la música, conviene que no tenga letra, que sea tranquila y que esté a un volumen muy moderado. Ejemplos: música clásica, estilo lo-fi, jazz tranquilo, bandas sonoras de películas que te gusten o incluso de videojuegos. También sonidos ambiente, por ejemplo ruido de mar, de fogata, de bosque. En Youtube y Spotify hay un montón de listas de reproducción para estudiar, incluso vos podrías armar las tuyas propias. Para aromatizar podés usar velas o difusores. También podés tener bolsitas de tela con hierbas secas. Incluso podés tener una maceta con albahaca, lo que se te ocurra.

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1.7. Postura Ya dijimos que no está recomendado estudiar en la cama. Se recomienda estudiar sentado, o incluso caminando. Pero acostados tendemos a dormirnos y además no podemos hacer anotaciones o resaltados. Se recomienda: • Sentarse apoyando los pies en el suelo. • Tener las piernas en un ángulo de 90 grados y la espalda recta. • Invertir en la mejor silla que puedas. Mientras más respete la ergonomía de la columna, mejor. Si no, probá con pequeños almohadones para la zona lumbar. • Antebrazos sobre el escritorio. • Materiales a 30 cm de los ojos. • Si estás trabajando en una computadora, procurá tener el monitor a la altura de los ojos, además de todas las sugerencias anteriores.



1.8. Si vivís con más gente…

Cuando compartimos casa, lo más importante es manejar las distracciones y las interrupciones. Para hacer eso, la clave es la COMUNICACIÓN y la NEGOCIACIÓN.

• ¿Qué días hay menos gente en tu casa? • ¿A qué hora hay más tránsito en tu casa? • ¿Podés llegar a un acuerdo con tus convivientes?

En toda negociación hay que ceder. No podemos pretender que nadie haga ruido en ningún momento. Quizás podés pedirles una hora de silencio al día o aprovechar las horas en las que salen o duermen. Charlá con ellos. Contales lo que te pasa, lo que necesitás y preguntales qué necesitan ellos de vos. Vos necesitás que hagan silencio, pero quizás la otra persona necesita que vos dejes ordenadas las cosas. Seamos estratégicos y conversemos. En los casos de casas con mucha gente y ruido, puede ser muy útil invertir en unos buenos auriculares que aíslen bien el sonido del ambiente. Con unos buenos auriculares y un sonido de lluvia, por ejemplo, te vas a concentrar más fácil.

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1.9. Estudiar fuera de casa Si tu casa es ruidosa o pasás mucho tiempo fuera de tu casa, no es problema. Hay muchos lugares que podemos aprovechar. Por ejemplo:

• Un aula vacía de la facultad • Una biblioteca • Un parque • Una cafetería • Un viaje largo en colectivo • La espera en un consultorio

Para estos casos es muy importante ser organizado con los materiales para siempre transportar todo lo que necesitás: tanto tus textos y apuntes como algo para picar y tomar. Además, para los lugares ruidosos (como una cafetería), es útil tener auriculares y escuchar música pensada para nuestros momentos de estudio. Eso va a hacer que te concentres más fácil y te metas en tu mundo. Las aulas vacías y las bibliotecas son lugares perfectos para lograr máxima concentración. Si salís de trabajar a las 18 y recién cursás a las 20, podés buscar un aula vacía para leer el texto que necesitás para la clase o para practicar algún ejercicio. En casi todos los barrios hay una biblioteca, algunas son pequeñas y barriales y quizás no las conocés. Si te cuesta concentrarte en tu casa, averiguá por internet dónde tenés la biblioteca más cercana y animate a probar. Es una linda experiencia y muy efectiva.

1.10. ¿Qué tener en el escritorio? En el escritorio es importante que SOLAMENTE tengamos los materiales que necesitamos para estudiar. Es decir, antes de comenzar la sesión nuestro escritorio debería estar VACÍO. Entonces, en nuestro escritorio podemos tener: • Los materiales (textos, apuntes, ejercicios, etc.) de las materias con las que vamos a trabajar ese día. Solamente de esas materias. • Las herramientas necesarias para hacer el trabajo: lápiz, lapicera, sacapuntas, regla, compás, resaltadores, lo que necesites. • Planner y/o agenda. Para revisar y ajustar tus planificaciones pero también para anotar cualquier idea o tarea (de cualquier tipo) que se te cruce. La idea es anotarlo de forma 54

rápida para volver a concentrarte en tu estudio con tranquilidad. • Diccionario. Es muy útil para no tener que recurrir al celular y no perder el flujo de estudio en el que ingresaste. • Agua. Mantenerse siempre hidratado es fundamental. En resumen, evitemos tener la mesa abarrotada de cosas. Siempre tiene que haber algún lugar libre y disponible para que puedas apoyar tus brazos y una taza de café, por ejemplo. Esto también es importante porque una mesa muy cargada nos puede dar la sensación de que tenemos demasiado para hacer. Evitemos el celular No requiere de mucha explicación, el celular es la fuente más grande de distracciones y por lo tanto, tenerlo en nuestra mesa de estudio es muy riesgoso. Si te distraes 5 minutos con el celular, te va a llevar 15 minutos volver a concentrarte nuevamente. No se justifica, lo único que vas a lograr es estirar tu sesión de estudio o no cumplir tus objetivos. Lo más recomendable es:

• Dejarlo en otro ambiente • Dejarlo dado vuelta • Dejarlo adentro de un cajón • Ponerlo en modo avión • Usar apps de control y bloqueo de aplicaciones, por ejemplo Forest

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2.



Antes de empezar

2.1. Meditá/relajá

Muchas veces nos sentamos a estudiar después de haber trabajado o de habernos movido de un lugar a otro. A veces estamos cansados o hemos dormido mal. Sea cual sea el caso, es muy interesante empezar la jornada con unos 2 o 3 minutos de relajación o meditación. Podría ser sencillamente sentarte con las piernas cruzadas y cerrar los ojos mientras respiras profundamente. También podría ser una breve sesión de elongación del cuello y la espalda. En definitiva, cualquier actividad que te relaje y te haga bajar un cambio. Estudiar es un momento intenso, que requiere energía y tranquilidad.



2.2. Leé tu planificación

Ya te sentaste en tu escritorio con todos tus materiales, ahora es momento de leer la planificación.



2.3. Evaluá tu estado

¿Cómo te sentís hoy? ¿Estás mal por algún motivo? ¿O estás con un montón de energía y buen humor? Según cómo te sientas, evaluá tu planificación y fijate si no tenés que hacer algún ajuste. Si te está costando empezar, proponete hacer una jornada corta para probar. Por ejemplo: “Voy a estudiar solamente 40 minutos porque estoy muy cansado. Si después tengo energía, sigo”.

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2.4. Considerá armarte un ritual o rutina de inicio de jornada: Por ejemplo: • Me preparo un mate • Mientras tanto, libero la mesa • Como un refrigerio • Despliego el material del día en la mesa • Pongo música ambiente • Me siento a estudiar Cualquier rutina que te guste y te resulte agradable, si la sostenés en el tiempo, te va a generar un hábito y te va a preparar para lo que viene.

3.

Tips para mantener la concentración

• Si ves que te estás desconcentrando, intentá pasar a una actividad más dinámica. Por ejemplo, si estás leyendo un texto, probá hacer un esquema. Si tenés que leer ese texto sí o sí, proponete escribir pequeños resúmenes de cada párrafo en los márgenes para comprometerte más con la actividad. En resumen, buscá algo donde tu rol sea más activo. • Si se asoma la desconcentración, proponete un objetivo corto: “leo 3 páginas más y freno”, por ejemplo. Si después de leer esas 3 páginas, sentís que volviste a entrar en ritmo: podés seguir. Si no, claramente es momento de un recreo. • Cuando te estés desconcentrando, tenés que hacer ALGO. No te fuerces a seguir trabajando sin prestar atención: FRENÁ. No te digo que abandones, sino que frenes. Quizás es momento de descansar un poco, de tomar agua o de comer algo. • No combatas las olas de concentración. Aprendé cuál es tu ritmo y surfealas. Hay personas que se concentran durante 25 minutos seguidos, otras por 40, otras 50 minutos, etc. Experimentá hasta saber qué ritmo te conviene más a vos.

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3.1. Técnica pomodoro

Esta técnica consiste en usar un temporizador para dividir el trabajo en bloques de tiempo. Este método pretende ajustarse a las olas de concentración, garantizando el descanso necesario entre bloque y bloque. Originalmente, el método propone hacer bloques de 25 minutos y cerrarlo con 5 minutos de descanso. Transcurrido ese tiempo, ya hiciste 1 pomodoro. Después de 4 pomodoros, el período de descanso debe ser de 20 minutos antes de volver a sumergirte de lleno en otra actividad. Si te cuesta concentrarte durante mucho tiempo, no te preocupes: podés hacer bloques más cortos para empezar a entrenarte. Del mismo modo, los bloques pueden ser también más largos, aunque no se recomienda que sean de más de 60 minutos. Como dijimos más arriba, esto va a requerir que hagas tu propia experimentación. Lo importante es que te quedes con esto: dividí tu atención en bloques y garantizá tu descanso entre ellos. Si empezás a hacer esto, vas a notar cómo tu capacidad de concentración aumenta cada vez más. Para usar esta técnica podés usar el clásico reloj de cocina, un reloj de pulsera con temporizador o cualquier reloj digital con temporizador. Si vas a usar el celular, hay muchísimas apps por ejemplo Focus to-do. Pero cuidado con el celular y las distracciones. Si vas a usar esto, es preferible que lo combines con apps que te bloqueen las redes sociales durante un tiempo.

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04.

Técnicas de estudio

59

0.

Introducción



0.1. ¿Que es un método?

Un método es un conjunto de pasos y de etapas que se deben cumplir para llegar a un objetivo, en este caso: estudiar. En cambio, las técnicas son instrumentos o herramientas que utilizamos para efectuar nuestro método. Existen muchísimas técnicas de estudio: leer, resumir, hacer esquemas, explicarle a alguien, etc. Sin embargo, el método de estudio siempre será único. Es decir, cada estudiante precisará un determinado conjunto de técnicas. El mayor desafío de cualquier estudiante es descubrir qué técnicas son las que más le funcionan a la hora de aprender. Tengamos en cuenta que, en cualquier método, importa más CÓMO hacemos las cosas que durante CUÁNTO tiempo las hagamos. Leer un texto 10 veces nunca va a ser más fructífero que leerlo una sola vez pero luego transformarlo en un resumen, luego en un esquema y luego repasarlo. • Leerlo 10 veces te puede llevar 10 horas. • El otro escenario te va a llevar 3 o 4 horas en total.



0.2. ¿Cómo aprendemos?

Antes de pasar a ver todas las técnicas de estudio, vamos a hablar acerca de CÓMO APRENDEMOS LOS HUMANOS. Y para hablar de eso, vamos a ver muy brevemente cómo funciona la memoria. El objetivo es que reflexiones con nosotros para que luego puedas elegir las técnicas más convenientes para vos. Nuestra memoria es como un embudo que guarda solamente la información que considera importante y relevante para su supervivencia. Cuando nos vamos a dormir, nuestro cerebro procesa toda la información del día: almacena la que le parece importante y descarta aquella que le parece irrelevante. ¿En qué ocasiones nuestro cerebro da la orden de BORRAR la información?

• Cuando el estímulo es débil o “aburrido” • Cuando no está conectado a algo emocional o intenso 60



• Cuando no tiene importancia o relevancia para vos • Cuando son demasiados elementos • Cuando es demasiado complejo

En cambio, ¿en qué ocasiones nuestro cerebro da la orden de GUARDAR la información?

• Cuando es algo impactante • Cuando es enfático, con mucho énfasis • Cuando está conectado a algo emocional o personal • Cuando la información está organizada en paquetes o asociaciones • Cuando es simple • Cuando está conectado a conocimientos previos

¿Qué podemos extraer de esto? • Nuestra forma de estudiar no debe ser monótona. Debemos combinar distintas técnicas de estudio porque: si todas nuestras actividades se parecen, nada resalta. Por lo tanto, no nos impacta y no retenemos la información. Leer, releer y releer un texto no es lo más eficiente. • Absorber demasiada información de golpe es contraproducente. A nuestro cerebro le resulta muy complejo y lo descarta. Por eso no sirven las jornadas maratónicas y resulta mucho más efectivo repasar muchas veces pero en sesiones cortas. • A la hora de estudiar, lo mejor es ir de a poco y respetar los pasos. El saber se almacena mejor si ya tengo un contenido previo que lo sostenga. Por eso, estudiar de un día para el otro nunca jamás será efectivo.

0.3. En este capítulo vamos a ver las siguientes técnicas de estudio:

• Apuntes en clase • Lectura • Subrayado • Notas al margen • Resumen • Cuadros y esquemas • Autoevaluación • Repasos • Memorización

Si bien las pusimos en ese orden, esto no quiere decir que siempre haya que trabajar de acuerdo al mismo. Los repasos y las autoevaluaciones no son necesariamente el último eslabón del estudio. Si estamos cursando, nos vamos a encontrar utilizando distintas técnicas de forma simultánea. 61

1.

Apuntes en clase

Tomar apuntes en clase es fundamental para llevar las materias al día. Muchas personas tienen esta duda: ¿conviene escuchar la clase o tomar apuntes? La respuesta es: las dos cosas. Si solamente escuchás al profesor, es más probable que termines por distraerte en algún momento. El hecho de escribir nos hace tener un rol más activo y nos va a permitir sostener durante más tiempo la concentración. Tomar apuntes, entonces, es una habilidad que nos va a permitir realizar una ESCUCHA ACTIVA de la clase. Además, los apuntes son importantísimos a la hora de estudiar y repasar. Por ejemplo, si estás en tu casa leyendo un texto complejo y no lo estás entendiendo, los apuntes te van a servir para mejorar la comprensión. También te van a permitir hacer énfasis en aquello que más le importa al profesor. Recordemos que son ellos quienes diseñan el examen, y no los autores. Así que conocer su punto de vista y tenerlo escrito en nuestros apuntes, es la clave a la hora de prepararnos para los exámenes.

1.1. ¿Escribir a mano o en computadora/tablet? La mayor ventaja de escribir en computadora es la velocidad. Pero la velocidad no es lo más importante a la hora de estudiar. Escribir a mano requiere de mucha más atención; al ser un proceso más lento tenemos que hacer el esfuerzo de SELECCIONAR y sintetizar la información. Al tipear, tenemos la tendencia a transcribir. Cuando transcribimos, no estamos elaborando la información: la estamos copiando. Por eso, hacer el esfuerzo de escuchar, seleccionar y escribir con tus propias palabras es, en sí mismo, una forma de estudiar. Por lo tanto, tomar apuntes en clase es una instancia para aprovechar.

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1.2. Tips para tomar apuntes en clase

1. Apenas te sientes a escuchar la clase, tené listo tu cuaderno y lapicera o el elemento que vayas a usar para tomar notas. No esperes a que diga algo importante para desplegar tus materiales. 2. No hace falta anotar TODO. A la hora de tomar apuntes lo más importante es la ESCUCHA. Tu tarea es escuchar activamente y seleccionar la información más importante. Para eso, prestá atención al lenguaje corporal de tu profesor, fijate en qué hace énfasis, qué conceptos repite y qué preguntan tus compañeros. 3. No copies textualmente lo que dice el profesor. Tratá siempre de usar tus propias palabras. De esa manera, estás elaborando la información y recurriendo a otras palabras que vos ya conocías previamente. 4. Creá tus propias abreviaturas y símbolos para escribir más rápido. • Podés usar las clásicas, por ejemplo “xq” en lugar de “porque” • También podés usar una letra para condensar una palabra que uses mucho, por ejemplo usar la “E” para referirte a “Estado” o la “F” para referirte a “fotosíntesis”. • Probá pequeños dibujos. Por ejemplo, dibujar un reloj para simbolizar el tiempo. 5. Prestá atención y anotá los conceptos, las palabras clave y palabras que sean nuevas para vos. 6. Anotá cada vez que escuches que el profesor relaciona dos conceptos diferentes entre sí. 7. Si escuchás una pregunta, ya sea formulada por el profesor o por un compañero, anotala. Te va a servir para tus jornadas de estudio. 8. Si perdés el hilo de la clase, no pierdas el tiempo tratando de recordar lo que dijo. Es más importante que sigas escuchando la clase. En esos casos, podés dejar un espacio en blanco o anotar un signo de pregunta y después seguir escribiendo. Esa información la vas a poder reponer con el mismo profesor o con tus compañeros más adelante. Recordemos que lo más importante es la escucha. 9. Hacelo visual La idea es que cada apunte sea ÚNICO. Si todos nuestros apuntes son párrafos cuadrados y sin formato, vas a retener menos la información durante la clase y luego repasar va a ser extremadamente monótono y aburrido. Por eso, lo mejor es hacerlo visual. Te doy algunos ejemplos: • Jugá con mayúsculas y minúsculas. Las mayúsculas podés usarlas para títulos pero también para conceptos importantes. 63

• Usá colores. Ojo, no quiere decir que tengas 10 resaltadores en la mesa y que te distraigas decorando el apunte. Podés tener 2 colores en tu escritorio y, cuando el profesor deja de decir algo muy importante, te dedicás a resaltar una palabra. • Dejá aire en el apunte. Tratemos de evitar que la hoja sea puro texto amontonado. Lo mejor es dejar un poco de espacio, aunque termines ocupando más hojas. • Utilizá herramientas gráficas. Por ejemplo, sacá flechas, redondeá conceptos con la lapicera, poné signos de exclamación al lado de un concepto importante, hacé listas de items, pequeños mapas mentales o esquemas e incluso pequeños dibujos rápidos. 10. Busquemos un punto medio con respecto a la prolijidad. No está bueno obsesionarse durante la clase para lograr un apunte perfecto, lo importante es escuchar. Sin embargo, tampoco conviene que el apunte sea un garabato ya que luego sos vos quien lo va a tener que volver a comprender. Tomar apuntes que luego te sirvan para repasar es una habilidad que te va a llevar tiempo. Nuestro objetivo tiene que ser mejorarlos día a día. Si tu apunte quedó MUY desprolijo, siempre se puede volver a pasar en limpio. Pero ojo, pasar en limpio es un técnica de REPETICIÓN, es decir, no implica una nueva elaboración. Por eso, si tenés que pasar en limpio tus apuntes, te sugiero que trates de modificar la estructura: transformarlo en un mapa mental, un cuadro sinóptico, agregarle flechas o dibujos. En resumen, no pasemos en limpio los apuntes por deporte. Solamente si es estrictamente necesario. En caso de hacerlo, tratemos de transformarlo en un apunte diferente, agregándole nuevos elementos visuales. 11. Si vas a tomar apuntes de forma digital, tratá también de hacerlo visual. Podés usar negritas, cursivas, hacer lista de items, sacar flechas, etc. Muchos estudiantes usan la aplicación Notion para tomar apuntes. Te sugiero que investigues sobre ella si te interesa este método ya que es un poco complicado de usar, pero hay muchos tutoriales. 12. Si la clase es online y querés tomar apuntes de forma digital, podés dividir la pantalla para tener abiertas ambas funciones a la vez.

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1.3. Tomar notas con método cornell

Este método fue pensado para tomar apuntes de forma eficiente y también para que luego ese mismo apunte te sirva para repasar. El ejemplo que te mostramos acá es nuestra propia versión de este método y viene con nuestras Planillas para estudiar mejor.

Para usar este método: 1. Completá bien el encabezado. Acá tenés que poner el nombre de la materia, la fecha, el título del tema que están tratando, y el número de la hoja para que después te queden siempre ordenadas. 2. En la sección de notas vas a escribir todo lo que diga al profesor que te parezca importante. 3. En la sección de palabras claves, vas a anotar: preguntas, fórmulas, conceptos o palabras claves. Es preferible hacerlo apenas termina la clase o en “momentos muertos” de la misma clase. 4. La sección de resumen es para completarla cuando termina la clase o bien cuando estés repasando tus apuntes. Acá vas a intentar sintetizar al máximo lo que dijo el profesor, 65

con tus propias palabras. El riesgo que tiene este método es que te queden todos los apuntes desparramados y desordenados. Por eso, mucha atención a la hora de numerar las hojas y mantenerlas juntas y ordenadas. Si este método te gusta más que tu cuaderno tradicional, podrías imprimir varias copias y llevarlas a una librería para que te las anillen.

2.

Lectura

Este es el momento más importante de todo proceso de estudio. De la calidad de tu lectura va a depender gran porcentaje de tu éxito. Tenemos que evitar a toda costa:

• ”Leer por leer”

Es decir, cuando leés pero estás pensando en otra cosa. También es muy conocido como leer en piloto automático.

• Leer muchas horas seguidas

El momento de lectura es intenso y requiere de mucho esfuerzo. A medida que avances en el método, vas a ir transformando tus lecturas en versiones más pequeñas (resúmenes, por ejemplo) y cada vez se va ir haciendo más fácil.



2.1. Primer momento: Prelectura

Antes de empezar a abordar un texto tenemos que examinarlo. Esta técnica se conoce también como skimming. A nuestro cerebro le cuesta muchísimo la incertidumbre y todo aquello que sea desconocido. Por eso, previsualizar el texto nos va a permitir partir con una idea de base y absorber muchísimo mejor nuestra lectura. Cuando vimos cómo funciona la memoria, vimos también que es muy útil apoyarse en conocimientos previos a la hora de aprender. La prelectura va a ser tu conocimiento previo 66

para encarar posteriormente el texto, en toda su complejidad. Todos los textos tienen signos visuales o elementos gráficos que funcionan como pistas. A partir de ver qué decide resaltar el autor, vamos a poder vislumbrar qué es lo más importante de un texto. Entonces, ¿en qué nos vamos a fijar?

1. Información de contexto • Quién es el autor • A qué corriente de pensamientos pertenece • Cuándo se escribió el texto • Cuáles son mis conocimientos previos sobre el tema

2. Arquitectura del texto Para esto vamos a observar el índice o la tabla de contenidos. • ¿Es un libro con capítulos? • ¿Son ensayos, investigaciones, crónicas? • ¿Es solamente un capítulo? ¿o un ensayo? • ¿Todo corresponde al mismo autor o hay distintos?

3. Secciones del texto • ¿En cuántas partes se divide? • ¿Cuántas secciones tiene? • ¿Cuál es la más larga y la más corta? • ¿Tiene una introducción o una conclusión? • ¿Tiene ejercicios al final o algún anexo? • ¿Cuál parece ser la sección más relevante?

4. Escaneo de formato: Acá vamos a mirar todo aquello que esté resaltado o haga contraste en el texto: • Títulos • Subtítulos • Negritas 67

• Cursivas • Subrayados propios del texto • Recuadros • Tablas • Infografías • Fotos • Gráficos • etc.

5. Escaneo de contenido En general, la información importante suele estar:

1. Al principio y al final del texto:

Muchos textos empiezan con una introducción o un abstract que resume el objetivo del texto. Esto te va a dar la pauta de dónde vas a tener que poner tu atención y te va a dar las PALABRAS CLAVE. Lo mismo sucede en las secciones de conclusiones. A menos de que se trate de una novela, te sugiero que antes de empezar a leer, revises las conclusiones. Te va a ayudar muchísimo a prestar atención a las partes más importantes en el grueso del texto. Esta última técnica que te mencioné se suele denominar: “leer al revés”. Si nunca lo probaste, no pierdas la oportunidad. Prestá atención a los párrafos que digan: “en resumen” y “en conclusión”.

2. Al principio y al final de cada sección/apartado:

Cada sección tiene un objetivo en sí mismo, si no no existiría. Funciona igual que un libro; en general, lo más importante va a estar al principio y cierre del apartado. Tomate unos minutos para ver qué quiere decir cada uno.

3. Al principio y al final de cada párrafo:

Cuidado porque muchos párrafos vas a tener que descartarlos por completo. Otros párrafos van a ser importantes en su totalidad. Pero para saber si el párrafo va a ser importante, probá leer la primera y la última oración del mismo. Si está relacionado a las palabras clave o algo que leíste en la introducción/ conclusión, sin dudas será importante.

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2.2. Segundo momento: Lectura comprensiva Ya hiciste la prelectura: sabés a grandes rasgos a qué apunta el texto y dónde está la información más importante. Llegó el momento que requiere más capacidad de concentración: la lectura comprensiva. En esta etapa vamos a leer detenidamente cada párrafo. Si tu texto es muy largo, podés fragmentarlo de antemano para avanzar de a poco. Si notás que empezás a leer en piloto automático: frená. No tiene sentido continuar. Volvé a probar en un ratito, comé algo o intentá relajar un poco. La lectura comprensiva es muy intensa. Si se trata de una materia que no te gusta mucho, considerá ponerte premios si cumplís con las lecturas. Este es el momento en el que tenemos que COMPRENDER, no tenemos que solamente juntar datos sueltos. Para darte una idea, apenas termines de leer el texto, tendrías que poder explicar cuál es el objetivo y los argumentos del mismo. Para esto, es indispensable tener un ROL ACTIVO mientras leemos.

Tips para mantener una LECTURA ACTIVA:

1. Postura

Para mantener nuestra concentración mientras leemos, la postura es fundamental. En el capítulo sobre claves para una buena sesión ya lo explicamos, pero recordá mantener la espalda recta y los pies en el piso.



2. Ponernos objetivos claros

Por ejemplo, leer 30 minutos o leer determinada cantidad de apartados. Ya dijimos que leer es bastante intenso, y es por ese motivo que una parte de nosotros va a intentar procrastinarlo. Por eso, la clave es ponernos mini objetivos de lectura y avanzar de a bloques. Recordá tomar breves pausas luego de 40 o 50 minutos como máximo.



3. Leer con nuestros materiales al lado

Planner y/o agenda, lapicera, resaltadores, lápiz, regla y diccionario. Va a ser necesario que SUBRAYES y ANOTES (no te preocupes, lo veremos más adelante). El objetivo es que no tengamos que levantarnos para ir a buscar algo ya que corremos el riesgo de distraernos.

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4. Guiar la lectura con un lápiz o con una regla

Es decir, a medida que vayas leyendo, apoyá el lápiz al final de cada oración o párrafo. Esto va a permitir que tengas más precisión ocular. Lo mismo podés hacer con una regla. Lo interesante en este caso es que te permite ocultar el resto del contenido y concentrarte solamente en aquello que tenés que leer.



5. Jugar con las velocidades

Leer de forma comprensiva no implica necesariamente leer muy despacio. De hecho, leer muy despacio y palabra por palabra, termina siendo aburrido y nos distrae. El objetivo tiene que ser lograr un ritmo que te permita entrar en un flow (flujo) de lectura. Por supuesto que no se trata de leer rápido y sin entender, sino de que trates de ir empujando y aumentando tu ritmo de lectura de a poquito hasta encontrar un ritmo que te quede cómodo. A lo largo de la lectura de un texto, vamos a ir variando la velocidad según la necesidad: un párrafo descriptivo o ejemplificativo no va a precisar la misma cantidad de atención que la definición de un concepto. Juguemos con las velocidades. El objetivo es tratar de no fatigarse. Por eso, si hiciste una buena prelectura, vas a poder identificar más fácilmente cuáles son los párrafos que podés leer más rápido y cuáles más lento. La lectura es una habilidad y como tal, puede desarrollarse y mejorarse. Si sentís que tenés que mejorar en este ámbito, lo más recomendable es que trates de practicar la lectura con libros que sean de tu agrado (novelas, noticias, obras de teatro, etc.). De esa forma vas a ganar vocabulario y mejorar tu ritmo.



6. Hacernos preguntas a medida que leemos (comúnmente denominado Interrogación elaborativa)

Se trata de hacerle preguntas al texto, de cuestionarlo. De esa manera establecemos un diálogo con el contenido y elaboramos la información, manteniendo un rol activo y la concentración elevada. Por ejemplo:

• ¿Por qué esto es importante? • ¿Qué significa para mí? • ¿A qué me hace acordar? • ¿Lo puedo relacionar a algo de mi propia vida? • ¿Puedo ejemplificarlo? • ¿Cómo funciona? • ¿Dónde está lo esencial de este párrafo/texto? • ¿Estoy de acuerdo con lo que dice? 70



7. Prestar atención cuando aparezcan conectores

Los conectores son unidades lingüísticas que conectan ideas entre sí. Son muy útiles para identificar y comprender el razonamiento del autor. Por eso, para mantener un rol activo de lectura, cada vez que aparezca un conector podés preguntarte cuáles son las ideas que está conectando y cómo. Por ejemplo, si un párrafo comienza diciendo: • “Por otro lado”: quiere decir que hay 2 asuntos importantes o que contrastan entre sí. • “Por lo tanto”: quiere decir que está llegando a una conclusión y que el razonamiento que utilizó está dentro del texto. Hay que identificarlo. • “En primer lugar”: quiere decir que sí o sí habrá un segundo lugar, como mínimo. ¿Cuál es el segundo? • “Actualmente”: quiere decir que antes era de otra forma, ¿cómo era? • “Además”: quiere decir que está agregando información sobre algo que ya estaba hablando. ¿De qué otra cosa hablaba?



8. Si no comprendés lo que estás leyendo…

• Releé el párrafo y tratá de escribirlo con tus propias palabras. • Seguí leyendo para ver si la idea se completa más adelante. • Volvé a empezar a leer desde unos párrafos más arriba o desde el comienzo de la sección. • Hacé un esquema o mapa mental del texto • Recurrí al diccionario y buscá sinónimos. Te pueden salvar la vida. Muchas veces las palabras tienen más de un significado y solamente conocemos uno. • Prestá atención a los conectores dentro del párrafo que no comprendés • Si no lográs comprender el texto con ninguna de estas técnicas, probá dejarlo en reposo y retomarlo después de 24 hs. A veces hace falta tomar un poco de distancia. • En caso de no lograr comprender el texto de forma individual, recurrir a compañeros o profesores.

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3.

Subrayado

El objetivo de subrayar (ya sea con lapicera o resaltador) es señalar aquellas partes del texto que son importantes para luego poder: • Volver a leer el texto omitiendo las ideas poco importantes, ahorrándonos así mucho tiempo de estudio. Cuando subrayamos, nuestro objetivo es FILTRAR la información para luego poder volver a ella fácilmente. • Transformar el subrayado en otros materiales: resúmenes, esquemas, etc. Que subrayemos algo no significa que ya sepamos y recordemos el concepto. Se trata de señalar lo más importante del texto para luego poder seguir estudiando y elaborando el tema.



• Tips para subrayar

1. Antes de comenzar, preguntate qué vas a hacer con el texto posteriormente. ¿Vas a hacer un resumen o un cuadro comparativo? Saber de antemano cuál va a ser tu próximo paso, te va a permitir señalar lo que necesitás a medida que vayas leyendo. 2. Subrayá solamente lo importante. Para saber si es importante, tenés que preguntarte: si borro esta oración, ¿seguiría teniendo sentido el texto? ¿estaría cumplido el objetivo del texto? Subrayar casi todo es lo mismo que no subrayar nada. Si tu apunte está lleno de colores, va a terminar resaltando más aquello que dejaste en blanco. Intuitivamente tendemos a subrayar muchísimo más de lo que deberíamos. Si sentís ganas de subrayar un párrafo completo, preguntate: ¿si tuviera que elegir UNA SOLA palabra para describir este párrafo, cuál sería? A partir de eso, tratá de reducir al máximo lo que vayas a subrayar. 3. No subrayes oraciones que no entiendas. En todo caso, dejalas marcadas para preguntarle después a tu profesor. Recordemos que se subraya aquello que es importante, no lo que no se entiende. Si estás leyendo un texto complejo, podés probar: • Hacer una primera lectura sin subrayar (ya sea del texto entero, por secciones o por 72

párrafos) y, una vez que hayas comprendido, volver a leer y subrayar solamente lo importante. • Hacer una primera lectura subrayando con lápiz y después volver a leer y resaltar con color lo que efectivamente resultó importante. 4. Usá códigos de colores Muchos estudiantes usan distintos colores para señalar diferentes tipos de información. No es estrictamente necesario hacerlo, pero será muy útil en casos de estudiantes cuyo estilo de aprendizaje sea más visual. Ejemplos de categorías a las que podemos asignarles colores:

• Palabras claves • Ideas principales • Ideas secundarias • Definiciones • Años • Ejemplos • Autores • etc.

Si nunca probaste usar diferentes códigos, lo más recomendable es que empieces con pocos; por ejemplo un color para definiciones y otro para años. Si empezás con muchos al mismo tiempo, vas a estar más concentrado en eso durante tu lectura que en la comprensión. 5. Evitemos: • Subrayar adjetivos, artículos y pronombres. Principalmente tenemos que subrayar sustantivos y conceptos; y en menor medida verbos y adjetivos. • Subrayar oraciones completas y párrafos completos.

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4.

Notas al margen

Las notas al margen son palabras o símbolos que escribimos en los márgenes de nuestro texto para: • Mantener un rol activo mientras leemos • Comprender mejor y elaborar los conceptos con los que estamos trabajando • Recordar más nuestro contenido debido a las marcas visuales • Facilitarnos la tarea de hacer resúmenes o esquemas Hay 2 grandes tipos de anotaciones al márgen:



1. Palabras y oraciones

Esta técnica consiste en anotar palabras o pequeñas oraciones al costado del párrafo en el que estamos trabajando. El objetivo es pensar, asociar y escribir con nuestras propias palabras; lo cual es en sí mismo una forma de estudiar y de comprender el contenido. Podemos anotar: • Una palabra que resuma el párrafo • Palabras clave • Una oración parafraseando el párrafo, siempre con tus palabras • Una pregunta cuya respuesta esté en el párrafo • Una palabra que señale el objetivo del párrafo, por ejemplo: “Definición”, “Argumentación”, “Ejemplos”, etc. • Una pregunta acerca de una duda que tengas, para investigar posteriormente • Definiciones o sinónimos de palabras difíciles o que no conozcamos y que se encuentren en el texto • Algo que puedas asociar a tu vida o experiencia personal (por ejemplo, “me recuerda a tal película”, “me recuerda a tal cosa que me pasó”)

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2. Símbolos y líneas

La utilización de símbolos y líneas nos va a servir principalmente para destacar la información más importante. El uso de esta técnica da como resultado un texto muy visual y único que te va a facilitar la retención de la información. Podemos dibujar: • Líneas para apoyar el resaltado que hicimos con resaltador • Redondeado de palabras importantes • Corchetes o llaves para encerrar definiciones o información importante • Flechas para luego hacer una anotación al margen • Asteriscos para reponer información en el margen

• Signos de exclamación para señalar párrafos importantes



• Signos de interrogación para señalar párrafos o palabras que me generan dudas



• Pequeños dibujos que representen el tema del párrafo

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5.

Esquemas

Para qué sirven: Los esquemas son una forma de organizar visualmente la información que nos va a servir para:

• Pensar nuestro contenido: comprenderlo, elaborarlo y relacionarlo • Repasar posteriormente • Armar resúmenes de calidad



Tipos de esquema

1. Línea de tiempo Consiste en trazar una línea (horizontal o vertical) y ubicar los distintos acontecimientos en orden cronológico. Es muy útil cuando tenemos que recordar fechas históricas y acontecimientos. Puede ser un gran apoyo para comprender una materia. Podés incluso hacer la línea de tiempo en una cartulina y tenerla pegada en la pared de tu escritorio.

(fuente: Kristian Bsc)

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2. Mapa mental Es un diagrama en forma de araña cuyo centro es un concepto o idea de la que se desprenden diferentes conceptos. Es bastante parecido a un brainstorming o una lluvia de ideas, donde no todos los elementos están ubicados según su jerarquía. Además, este formato, al ser más libre, nos permite incluir dibujos y diferentes herramientas gráficas.

(fuente: lifeder.com)

3. Cuadro comparativo Este es el clásico cuadro de doble entrada donde podés diferenciar, por ejemplo, las ideas de distintos autores con respecto al mismo tema o bien comparar diferentes culturas, modelos económicos, etc.

(fuente: Universidad Da Vinci de Guatemala)

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4. Cuadro sinóptico También conocido como esquema de llaves. Lo más característico de un cuadro sinóptico es que organiza la información según su grado de importancia. Siempre partimos de un tema o una idea principal. Luego veremos los subtemas y por último los detalles o distintos ejemplos.

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5. Mapa conceptual Es una forma de esquematizar la información bastante más rígida que un mapa mental o un cuadro sinóptico. Se trata de organizar la información a partir de conceptos clave que nos llevan de unos a otros en un mapa. Cada uno de estos conceptos están interconectados entre sí a través de líneas que especifican el tipo de relación. Por ejemplo: “sirve para”, “son”, “se clasifican en”, etc. Este tipo de esquemas son más utilizados para graficar procedimientos o para ilustrar los funcionamientos de determinados sistemas. Sirven para representar conceptos o temas complejos en los que intervienen muchas variables. Se desarrolla en una estructura de árbol, de arriba hacia abajo, yendo de lo general a lo particular. Todos los conceptos que estén a la misma altura, gozan de la misma importancia.

(fuente: Montserrat Gómez)

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6.

Resumen



6.1. Qué es

Un resumen es un escrito en el que desarrollamos las ideas principales o la tesis central de un texto o tema.



6.2. Debe ser:

• Un texto bien redactado, con cohesión y coherencia. No se usan abreviaturas y la información se presenta de forma ordenada; es decir, de lo general a lo particular o en orden cronológico si se trata de ficción. El objetivo es que el resumen te sirva luego para repasar sin tener que volver a mirar el texto original. • Mientras más reducido mejor, aunque siempre incluyendo lo necesario para la comprensión del texto y del tema. Hay que apuntar a que represente un 20% o 30% (como máximo) de la versión original.

6.3. ¿Para qué sirve? • El proceso mismo de resumir es una forma muy poderosa de estudiar: es necesario elaborar la información, comprenderla, extraer lo importante y plasmarlo. Todas esas acciones, en sí mismas, son una forma de estudiar. • El resumen luego te va a servir para tus siguientes sesiones de estudio. Una vez que lo tengas listo, vas a proceder a leerlo, subrayarlo, hacer un esquema, utilizarlo para tus autoevaluaciones, repasarlo, etc.

6.4. Antes de empezar a resumir… 1. Lectura comprensiva Para hacer un resumen de calidad, tenemos que haber leído y subrayado el texto previamente. No podemos resumir algo que no comprendemos. El primer objetivo, antes de resumir, es estar seguros de que comprendimos el texto.

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2. Formato ¿Qué tipo de texto vas a resumir? Si es una crónica, deberás prestar atención al orden cronológico. Si es una investigación científica, deberás identificar la hipótesis y los resultados. Si es un ensayo, deberás comprender la postura del autor. Los ejemplos son ilustrativos. El objetivo es identificar qué tipo de texto vamos a trabajar, para pensar el formato que tendrá nuestro resumen.

3. Organización y boceto Identificá el tema general, las ideas principales y las secundarias. Para esto podés apoyarte en tus apuntes de la clase, en tus subrayados del texto y en las notas al margen. Con esta información, lo más recomendable es hacer primero un boceto de lo que será tu resumen. Puede ser un esquema o un diagrama en lápiz en tu cuaderno.



6.5. Tips para resumir

1. Usa tus propias palabras. El resumen no debe ser ni una copia ni una transcripción del texto original. No debemos copiar oraciones textualmente y muchísimo menos transcribir párrafos enteros. Si hacemos eso, más que un resumen estaremos haciendo un extracto del texto. Para hacerlo, te podés apoyar en un diccionario de sinónimos

2. Hacelo visual y organizado • No conviene que nuestro resumen sea un texto cuadrado, sin formato ni separaciones. • Dividí tu resumen en diferentes apartados; con títulos y subtitulos. • Organizá los apartados de acuerdo al orden que sea necesario (de lo general a lo particular, en orden cronológico, etc.) • Hacé listas, usá viñetas, negritas, cursivas, etc. • También podés agregarle elementos gráficos, como dibujos, cuadros, etc.

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3. Considerá construir cada apartado en forma de pregunta Por ejemplo “¿Cuál es la importancia de la fotosíntesis?”, “¿Cómo se produce la fotosíntesis?, etc. El beneficio de construir así nuestro resumen es que podremos transformarlo muy fácilmente en autoevaluaciones para seguir estudiando.

4. No hagas un telegrama El resumen tiene que ser un nuevo texto que se pueda comprender sin necesidad de recurrir al original. Por eso, no debemos escribir oraciones incompletas o abreviaciones. Tratá de escribir el texto para que lo pueda comprender alguien que no sabe del tema.

5. Escribí de forma sencilla y fluida La relectura de nuestro resumen debe ser amena, para eso intentemos: • Usar signos de puntuación. • Usar la voz activa (Juan come chocolate) y no la voz pasiva (el chocolate es comido por Juan). La voz activa permite una lectura más fluida. • Usar el verbo presente, en casos en los que sea posible.

6. Resumen del resumen Al final del resumen, podés construir un párrafo que resuma todo el texto. El ejercicio de reducir un texto a su mínima expresión es muy poderoso a la hora de estudiar.



6.6. Evitemos:

• Resumir párrafo por párrafo. Muchos párrafos directamente serán eliminables. La idea es extraer los conceptos principales. • Repetir la información. No tengas miedo de hacer un resumen corto: es justamente el objetivo. El texto original siempre estará ahí para que lo consultes en caso de querer ver más detalles. • Empezar los párrafos diciendo “En este texto…” o “El texto dice…”. No se trata de hacer una narración (a menos que estés resumiendo una narración, en cuyo caso tampoco vas a empezar diciendo “En este texto…”).

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• Incluir demasiados ejemplos o detalles, a menos que los hayas pensado vos. En el caso de que quieras incluir ejemplos propios, señalá en el texto que se trata de tu voz y no de la del autor.



6.7. Tipos de resumen

Resumen escrito Es el clásico resumen escrito que incluye todas las ideas principales necesarias para comprender un texto. Es el tipo de resumen que estuvimos viendo más arriba.

Resumen ilustrado También es el clásico resumen, pero en éste incluimos gráficos, dibujos, listas o algunos elementos visuales.

Resumen comentado En este tipo de resúmenes incluimos nuestra propia opinión o perspectiva sobre el tema. Para hacerlo, tenemos que plantearlo como si fuera un debate en el que presentamos: La opinión del autor + nuestra propia opinión, de forma bien separada y clara.

Ficha de lectura Es un tipo de resumen muy corto que hacemos sobre un tema o texto. En general, ocupa ¼ de hoja (o menos) y puede ir abrochado al principio de cada texto. • Puede ser un resumen del resumen, es decir, la información mínima para entender al texto. • También puede ser un resumen de aquello que el profesor nos dijo que era importante para ese texto. En definitiva, puede contener cualquier tipo de información importante acerca del texto: aquello que le importa al profesor, los capítulos más importantes, los conceptos más importantes, etc. En general, contiene: • Una cabecera en la que incluimos: nombre del autor, nombre del texto y año de publicación • Un cuerpo de texto en el que hacemos el pequeño resumen o nos dejamos información importante para abordar posteriormente nuestras lecturas. 83

7.

Autoevaluación (repaso activo)

Este proceso puede llevarse a cabo solamente cuando ya hemos estudiado el tema. Es decir, ya tenemos que haberlo leído y subrayado (como mínimo). En pocas palabras, una autoevaluación consiste en hacernos preguntas y contestarlas SIN MIRAR nuestros materiales (libro, resumen, esquema, etc.). De esa forma, logramos 2 cosas: • Verificar si entendemos y sabemos el tema • Repasar, ya que hacer el esfuerzo de recordar es una forma de elaborar y afianzar el contenido Hacer el esfuerzo de traer a tu mente la información que debés recordar (sin recurrir a los materiales), se denomina también REPASO ACTIVO (o Active recall). Los repasos pasivos son muy usuales entre los estudiantes. El ejemplo más típico es: leer, hacer un resumen y volver a leer el mismo resumen 30 veces. Eso lo único que va a lograr es confundirte; hace falta recurrir a técnicas más estimulantes para lograr recordar la información. Las autoevaluaciones son una instancia muy subestimada porque lo asociamos a un evento largo, estresante y aburrido. La buena noticia es que no tiene por qué ser así. Hay muchísimas formas de autoevaluarse (apuesto a que hay técnicas que ya usaste): sesiones largas, cortas, lúdicas, más visuales, grupales, etc. Hay algo que todas las técnicas de autoevaluación tienen en común y es lo siguiente: Todas se basan en:

1. Construir preguntas 2. Contestarlas, 3. Reflexionar (¿Cuánto sé? ¿Qué me falta saber?) 4. Reforzar lo que está flojo

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7.1. Mini autoevaluaciones para cada sesión de estudio Antes de la sesión Cuando te sientes en tu mesa de trabajo con tus materiales, podés cerrar los ojos y pensar:

• ¿Qué fue lo último que estudié sobre este tema? • ¿Qué recuerdo sobre el tema?

Para esta actividad no hace falta más de 5 minutos. Con esos pocos minutos vas a lograr repasar, memorizar y descubrir cuáles son las partes que menos recordás. Con esa información, tu sesión de estudio va a estar mucho mejor enfocada.

Durante la sesión Cada vez que sientas que absorbiste mucha información, frená. Nuestro cerebro tiene un límite, no puede procesar muchos elementos al mismo tiempo. Por eso, después de 20 minutos (o cuando sientas que leíste mucho), podés frenar, cerrar los ojos y pensar:

• ¿Qué acabo de estudiar? • ¿Recuerdo algo? • ¿Qué recuerdo? • ¿Podría explicarlo?

Si entendiste y recordás lo que leíste, seguí con tu actividad. Si entendiste pero te costó recordarlo, marcá el tema o la sección para seguir practicando posteriormente y seguí con tu planificación. Si no entendiste, examiná si conviene detenerse en el tema o marcarlo para consultarlo con un profesor. Estas mini autoevaluaciones pueden ser de un minuto nada más. Se trata de una breve recapitulación para salir del piloto automático, estimular nuestra mente y seguir. Al mismo tiempo, te vas a estar ahorrando tiempo de estudio para más adelante porque estás repasando a medida que estudiás.

Después de la sesión Se trata de una revisión veloz sobre los temas que estudiaste durante la sesión. En esta instancia, podemos: • Agarrar una hoja en blanco y hacer un esquema rápido (o una lista de ítems) que sintetice lo que viste en la sesión. • Revisar todo lo que subrayaste de un texto. 85

• Volver a leer tu resumen o trabajo práctico. • Cerrar los ojos y pensar: ¿qué aprendí hoy? ¿Qué es lo que siento que debo reforzar? En función de eso, podés ajustar la planificación de tu próxima sesión de estudio.



7.2. Sesiones de autoevaluación

A la hora de diseñar nuestras planificaciones, es muy recomendable incluir breves sesiones de autoevaluación. No hace falta que ocupen mucho tiempo y no tienen porqué dejarse para el final del cuatrimestre. Probablemente, la parte que lleva más tiempo es armar el BANCO DE PREGUNTAS. Sin preguntas, no hay autoevaluación. Por eso, desde que empieces a estudiar una materia prestá atención a: • Los textos que leas: transcribí las preguntas que encuentres y tratá de inventar preguntas sobre lo que vayas leyendo. • Las preguntas que se hagan en clase: tanto el profesor como tus compañeros.

7.3. 7 ejemplos de sesiones de autoevaluación

1. Guia de preguntas / Cuestionario

El sistema clásico que utilizamos desde la escuela. Muchas veces, nuestro profesor nos entrega una guía de preguntas o bien la encontramos en los mismos libros de texto o de ejercicios. En caso de no contar con una, habrá que construirla como dijimos más arriba. Una vez que tengamos nuestra guía de preguntas, vamos a tomarnos el tiempo necesario para desarrollar respuestas de calidad. Cuando las tengamos listas, las vamos a pasar en limpio o imprimirlas. Con nuestra guía lista, lo que podemos hacer es elegir preguntas al azar y tapar la respuesta con nuestra mano o con algún objeto. Mientras tanto, haremos el esfuerzo de tratar de recordar la respuesta correcta. • Si contestamos bien, dibujamos un tick al lado de la pregunta y pasamos a otra. • Si contestamos mal o más o menos, lo indicamos al lado de la pregunta, vemos qué podemos reforzar, y pasamos a otra pregunta. En tu siguiente sesión, empezá contestando 86

las preguntas que contestaste mal previamente. Si tenés un cuestionario muy largo, podés ponerte objetivos cortos. Por ejemplo: esta sesión de estudio voy a contestar solamente 3 preguntas.



2. Tarjetas de preguntas (flashcards)

Esta técnica consiste en armar tarjetas en las que de un lado escribimos la pregunta, y del otro la respuesta. La diferencia con la guía de preguntas es que es una forma más lúdica de encarar el proceso: podemos tomarlo como un juego. Para usar esta técnica podés simplemente recortar hojas de papel o usar los papeles de ficha o archivo que se venden en todas las librerías. Podés escribir preguntas con respuestas desarrolladas, fórmulas matemáticas o químicas, definiciones de palabras (vocabulario), lo que se te ocurra. Hay muchas formas de jugar con las flashcards, de hecho en Youtube podés encontrar muchísimas formas distintas que usan los estudiantes. Pero, a grandes rasgos, utilizarlas consiste en: • Tomarte el tiempo necesario para diseñar las tarjetas, ya sea en papel, en computadora o en el celular. Para hacerlo de forma digital podés probar Anki, un software especializado en este método. • Jugar a contestar las preguntas • Evaluar tu respuesta y, a partir de eso, pasar la tarjeta a su “caja” correspondiente. Es decir, si contestaste bien, colocás la tarjeta en una “caja” de respuestas correctas. Si contestaste mal o más o menos, la ubicás en su “caja” correspondiente. De esa manera, las tarjetas te quedan clasificadas y ya sabes cuáles son las que tenés que volver a practicar en tu siguiente sesión. Aquellas que contestes bien, repasalas recién después de una semana. Aquellas que hayas contestado mal, tendrán que ser las primeras en volver a ser revisadas, preferiblemente al día siguiente. Pusimos “caja” entre comillas porque no tiene que ser necesariamente una caja. Podés elegir el sistema que vos prefieras (folios, sobres, clips de papel, etc). El objetivo es que te queden clasificadas según cuánto recuerdes del tema para organizar tus repasos posteriormente.

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3. Método Feynman

Esta técnica es muy útil para estudiar conceptos complejos que requieran de mucha comprensión. La mejor forma de saber si aprendimos y entendimos un concepto es preguntarnos lo siguiente: ¿Puedo explicar este concepto de forma SENCILLA y con MIS PALABRAS a una persona que no sepa nada sobre este tema? Si la respuesta es no, significa que hace falta entrenamiento y el Método Feynman es justamente para eso. Se hace así: 1. Seleccioná el tema o concepto que necesitás comprender mejor. 2. Agarrá una hoja en blanco y desarrolla el concepto con tus propias palabras. No hagas trampa, en esta instancia no vale mirar los materiales. Lo importante no es que contestes bien, sino el hecho de ejercitar nuestra mente y hacer ajustes en los temas que sean necesarios. Este método lo podés hacer también de forma oral: en lugar de escribir la respuesta, la expresas verbal o mentalmente. 3. Compará tu respuesta con tus materiales: libro de texto, ejercicio, apunte, resumen, etc. El objetivo es identificar los puntos más flojos y lo que tengas que reforzar. 4. Si tu respuesta fue poco satisfactoria, volvé a hacer el paso número 2 al día siguiente. Si tu respuesta vuelve a ser poco satisfactoria, repetí el paso 2 la cantidad de veces que sea necesario. La idea es que llegues a poder explicar el concepto de la forma más BREVE y SENCILLA posible. Tu respuesta tiene que poder ser comprendida por una persona que no sepa sobre el tema, por lo tanto tenemos que tratar de evitar usar muchos tecnicismos. Este ejercicio no es para que tu profesor lo apruebe, sino para comprobar realmente cuánto entendiste.



4. Simulacro de examen

Esta técnica consiste en hacer de cuenta que estamos en un examen. Esto significa que vamos a: • Seleccionar las preguntas con las que tengas más dificultades o aquellas que sientas que van a entrar en el examen. • Anotarlas en una hoja de papel y preparar la mesa de trabajo. • Poner un temporizador con el tiempo disponible que vamos a tener en nuestro examen (es importante que averigues cuánto tiempo vas a tener).

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• Sentarnos a contestar en un lugar tranquilo y sin mirar nuestros materiales. • Revisar nuestras respuestas al día siguiente (es importante que dejes reposar la información ya que esta instancia es bastante más larga) y ponernos una calificación. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Hacer un simulacro es extremadamente útil para cualquier tipo de examen. Sin embargo, será especialmente necesario para materias con exámenes muy largos o con un límite muy estricto de tiempo. Si sentís que nunca llegás a contestar todas las preguntas de tu examen, practicar simulacros te va a cambiar la vida estudiantil por completo. Como todo en la vida, se trata de práctica. Te sugiero que hagas un simulacro de acuerdo al tipo de examen que vayas a tener. Si es multiple choice, armá un multiple choice. Si es a desarrollar, seleccioná preguntas abiertas, etc.



5. Enseñarle a alguien

Hacer el esfuerzo de enseñarle un tema a otra persona te fuerza a elaborar los conceptos, buscar asociaciones y ejemplos propios. Probablemente, después de enseñarle un tema a alguien, no tengas ni siquiera que volver a repasarlo. Así de potente es esta técnica. Para aplicar esta técnica, podés armar un grupo de estudio y enseñarle a tus compañeros. En caso de no ser posible, podés tratar de enseñarle a algún amigo o conviviente de tu casa. Creeme que siempre hay gente dispuesta a escucharte un rato para que puedas estudiar. Además, te va a ser de mucha utilidad porque esa persona no está familiarizada con los conceptos que estás trabajando. Por lo tanto, la situación te va a requerir un esfuerzo extra a la hora de explicar y vas a retener mucho más la información posteriormente.



6. Grabarte

Si no podés o no querés enseñarle a otra persona, podés sencillamente grabarte con tu celular mientras explicas el tema. Después de grabar, tomate una pausa y luego compará el audio que grabaste con tus materiales. Ahí vas a poder identificar qué conceptos manejás bien, con cuáles te trabás un poco y cuáles directamente no entendés o no sabés explicar. Tanto grabarse como enseñarle a alguien te será de mucha utilidad si estás preparando un examen oral.

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7. Practicar por dificultad

Consiste en:

• Reunir todos los ejercicios • Resolverlos • Ordenarlos por dificultad • Volver a resolverlos por orden de dificultad e ir subiendo de niveles

Cuidado: que resolvamos bien un ejercicio una vez, no quiere decir que ya no necesitemos repasarlo. En este sentido, funciona igual que una materia teórica. Hace falta practicar y practicar. Que un día te salga bien el ejercicio, no es garantía de que lo vayas a poder resolver la semana siguiente.

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8.

Repaso (repetición espaciada)

El objetivo de repasar es transferir nuestros conocimientos desde nuestra memoria a corto plazo a nuestra memoria de largo plazo. Por eso, tenemos que hablar de la famosa CURVA DEL OLVIDO. Se trata de un gráfico que ilustra la pérdida de retención de la información a lo largo del tiempo:

En el eje vertical encontramos el porcentaje de información recordada; el eje horizontal representa los días. Lo que nos muestra esta curva es que, el primer día que aprendemos algo, la retención es muy alta. Al día siguiente de haberlo estudiado, recordaremos solamente un 50%. Al cabo de 7 días de haber estudiado el tema por primera vez, recordaremos solamente el 10%. La única forma de “hackear” esa curva es haciendo repasos sostenidos en el tiempo, lo cual nos lleva a nuestro siguiente tema: la REPETICIÓN ESPACIADA.

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8.1. Repetición espaciada

Consiste en combinar bloques cortos de repasos con intervalos de descanso (cada vez más largos) en el medio. Para nuestra memoria es mucho más productivo tener 4 horas de repaso distribuidas en 4 días diferentes, que repasar durante 4 horas seguidas. Imaginatelo como usar la técnica pomodoro, solo que en este caso los descansos cada vez van siendo más y más largos: al principio el descanso es de un día, luego es de una semana, luego es de 2 semanas, 1 mes, etc. Los descansos entre repaso y repaso garantizan que la información se afiance y se almacene en nuestra memoria de largo plazo.

8.2. Cómo impacta la repetición espaciada a la curva del olvido:

A medida que vamos incorporando repasos, la curva del olvido se aplana. Es decir, cada vez vamos reteniendo mayor cantidad de información y durante más tiempo. En el último gráfico podemos ver que se hizo un repaso al día siguiente de haber estudiado. Solamente ESE repaso modificó la curva por completo y, ahora, al cabo de 7 días: recordaremos un 80% (frente al 10% que recordaremos en caso de no repasar). Este es el motivo por el cual siempre insistimos para que se hagan repasos AL DÍA SIGUIENTE de haber estudiado un tema por primera vez. Al principio, cuando estudiamos algo nuevo, perdemos la información MUY rápidamente. Para no perderla, debemos 92

repasarla en el cortísimo plazo y luego seguir repasando de forma espaciada en el tiempo. Los descansos son NECESARIOS para asimilar la información. No sirve repasar, repasar y repasar todos los días porque de esa forma la información nunca saldría de nuestra memoria de corto plazo. Si tu objetivo es aprender a largo plazo, estos descansos son fundamentales.

8.3. ¿Cada cuánto tiempo hacer los repasos? No hace falta que sigas una regla estricta. Lo más importante es incorporarlo como un HÁBITO y no dejar esta práctica para el día anterior al examen. Lo ideal es que todas nuestras sesiones de estudio incluyan un momento de repaso. Sin embargo, cuando se acercan nuestros exámenes, necesitaremos una estrategia de repaso y sesiones dedicadas exclusivamente a repasar. La planilla que ves acá abajo es parte de nuestras Planillas para estudiar mejor y te puede servir de ejemplo para que traces tu propia estrategia de repetición espaciada:



8.4. ¿Cómo repasar?

La mejor forma de repasar siempre será utilizando técnicas de REPASO ACTIVO (o autoevaluaciones). Cualquier actividad en la que tengas que elaborar la información. No conviene releer y releer o practicar muchísimas veces el mismo ejercicio. 93



8.5. Tips extra para memorizar

En pocas palabras, memorizar consta de transferir la información de nuestra memoria de corto plazo a nuestra memoria de largo plazo. No se trata de repetir y repetir como un loro. De hecho, más arriba estuvimos viendo muchas técnicas que apuntan a memorizar mejor: técnicas de autoevaluación, repetición espaciada, descansos, buena alimentación, etc. Sin embargo, veamos algunos tips extra para memorizar: • Regla de oro: NUNCA trates de memorizar algo que no entendiste o no entendés del todo bien. • Sustituí por imágenes a las palabras que tenés que memorizar. ¿A qué podés asociar la palabra, a qué te hace acordar? ¿Rima con algo que te sea familiar? Mientras más bizarra sea la imagen, mejor: más la vas a recordar. • Integrá los elementos que tenés que memorizar armando una historia, como si fuera un cuento. • Armá frases o canciones integrando las palabras que tenés que recordar. • Hacé un dibujo que represente lo que tenés que recordar. Mientras más raro o impactante sea el dibujo, más lo vas a recordar. • Si tenés que memorizar muchas palabras, armá una palabra nueva con las iniciales de cada una. • Vinculá aquello que tenés que memorizar a algún conocimiento previo que tengas. • Si tenés que recordar fórmulas complejas, asociá las letras a palabras que conozcas o cosas que te gustan. Por ejemplo, si tenés que recordar la doble cadena de nucleótidos del ADN (AT-CG) y te gusta el tango, podés asociarlo a Anibal Troilo - Carlos Gardel (AT-CG). • Agrupá la información en paquetes. Por ejemplo, si tenés que recordar un número de teléfono, es mucho más sencillo si tratamos de recordarlo así: 152 - 459 - 342. De esa forma, estaremos recordando 3 números (ciento cincuenta y dos, cuatrocientos cincuenta y nueve y trescientos cuarenta y dos). Fijate qué distinto es a intentar recordar 1 - 5 - 2 - 4 - 5 - 9 - 3 - 4 - 2. Pasamos de intentar recordar 3 números a 9 números.

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05.

Preparación de exámenes

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1.

Ansiedad

Antes que nada: sentir ansiedad frente a un examen es muy común. Pero si sentís que tenés mucha ansiedad (más allá de los exámenes), lo mejor sería recurrir a un profesional. Acá nos vamos a referir a la clásica ansiedad previa a un examen y no a un cuadro psicológico específico. Si sentís dudas con respecto a tu ansiedad, no dudes en pedir ayuda: creeme que somos muchas personas las que estamos en la misma situación. La ansiedad provocada por las fechas de exámenes, en general, están relacionadas con el miedo: miedo al resultado o a las consecuencias, a no llegar a tiempo con las lecturas, etc. En definitiva, nos genera miedo la incertidumbre y por eso vamos a intentar reducirla con planificación y un poco de reflexión. Pensemos, ¿qué sería lo peor que podría pasar si repruebo? Hay materias o exámenes más complicados que otros. Tratemos de darle el peso y la importancia que le corresponde y no sobre-estresarnos. Si hay algo que empeora la ansiedad es dormir y comer mal. No sacrifiquemos nunca nuestras necesidades más básicas. Tampoco se trata de dejar de salir a divertirnos ni de hacer actividades que nos gustan. De hecho, NECESITAMOS mantener esas actividades. Para aprender a largo plazo hace falta desconectar del estudio, dejar en reposo la información y reponer energías.

2.

Programa

El primerísimo de todos los pasos antes de preparar un examen es conseguir el programa. No podés planificar el estudio de una materia si no sabés bien qué textos la componen ni cuántos son con total seguridad. El programa te va a permitir comprender la estructura de una materia. En general, el orden de las unidades y los textos que la componen no son un capricho: tiene un sentido. Por eso, leyendo el programa podemos hacer una lectura macro del objetivo de la materia o de las unidades con las que tenemos que trabajar. Además, puede ser que se te haya traspapelado algún texto y que, por lo tanto, no lo tengas. Este es el momento para verificar que cuentes con todos los materiales y conseguir TODO lo que te falte.

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3.

Reunir materiales

Una vez que tenemos el programa, vamos a chequear que tengamos absolutamente todo lo necesario para preparar el examen: textos, cuadernillos, links, apuntes de la clase, anexos, etc. Todo. No es conveniente empezar a planificar hasta tener todos los materiales reunidos y disponibles para empezar a trabajar. Una vez tengamos todo, vamos a trazar la estrategia y luego a planificar.

4.

Estrategia



• Pensemos la situación actual:

¿En qué estado estoy con esta materia? ¿me falta leer algo? ¿o solamente tengo que repasar? Para empezar a delinear la estrategia tenemos que evaluar en qué estado estamos con cada tema o unidad que tenemos que rendir.

• También en este momento vamos a trazar la estrategia de estudio:

¿Cómo es la modalidad de examen? Tratemos de repasar según la metodología de nuestro examen por lo menos una vez. Si tu examen es escrito, es conveniente que practiques la escritura del tema. Pero esto no quita que practiques de forma oral o que trates de explicarle a alguien para fijar más el conocimiento. ¿Qué técnica me conviene para esta materia o para este tema en particular? Habrá temas que tenés que arrancar de cero. Otros que tenés que hacer un esquema o un resumen. Otros que tenés que comprender mejor, practicar, repasar, etc. Lo importante es que pienses qué técnicas de las que vimos en el capítulo anterior te conviene aplicar para cada tema. 97

5.

Planificación

Aprender a planificar exámenes con tiempo va a modificar tu vida estudiantil por completo. Esta es la clave del éxito a la hora de estudiar ya que el éxito no es solamente aprobar: la situación es exitosa si aprobaste sin maltratar tu cuerpo y tu mente en el proceso. Si lográs atravesar el examen con una buena planificación, tu cuerpo no va a sentir resistencia para volver a preparar otro examen. La buena experiencia te va a dejar una predisposición alta para la próxima vez. En cambio, si cada situación de rendir te lleva a la descompostura por el poco tiempo disponible, lo más probable es que la próxima vez te cueste sentarte a estudiar (y lo vas a hacer cuando no te quede otra, bajo presión). Y así se renueva el círculo vicioso donde siempre empezás a último momento. La primera jornada, a la hora de preparar un examen, conviene dedicarla a la planificación del mismo. Lo más recomendable es que dediques una sesión entera exclusivamente a esto.

5.1. ¿Cuánto tiempo antes tengo que empezar a estudiar? Dependerá mucho si es un parcial de mitad de cursada, si es un examen libre, si es un final colgado, etc. Por poner un ejemplo, para preparar un final colgado probablemente necesites por lo menos 1 mes de estudio. Si es un examen de mitad de cursada, quizás 2 semanas. Si es una materia muy larga o complicada puede llegar a ser bastante más. Lo importante es que pensemos específicamente cuánto tiempo vamos a necesitar para estudiar de forma equilibrada (sin jornadas maratónicas, sin quemarnos, sin sacrificar tiempo de descanso y de ocio). A la hora de planificar también tenemos que tener en cuenta que los días previos al examen son para bajar la intensidad de estudio y solamente repasar. El día previo al examen, ya lo vamos a ver, pero tenemos que reservarlo para NO estudiar.

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5.2. Escenario 1: preparar un examen con mucho tiempo de anticipación • Miramos el programa. • Vemos cuántos textos tenemos que leer y cuánto tiempo nos llevaría su lectura. Por ejemplo: tengo 10 textos y me lleva 2 horas cada uno: total 20 horas (podría llevarnos 2 semanas si estudiamos 2 horas por día de lunes a viernes). • Una vez que tenga todo leído, voy a resumir 5 textos y de los otros 5 voy a hacer esquemas. Total 10 horas (nos llevaría 1 semana, manteniendo el ritmo de 2 horas por día de lunes a viernes). • Una semana entera la voy a dejar para hacer repasos activos. • Una semana la voy a dejar para repasos intermitentes y descansar. En este caso, con 5 semanas podemos preparar una materia (estudiando solamente 2 horas al día de lunes a viernes). El ejemplo es totalmente ilustrativo. Si no tenés idea de cuánto tardás en leer un texto o en resumir, podés empezar a cronometrarlo para tener una idea aproximada.

5.3. Escenario 2: preparar un examen con poco tiempo de anticipación En este caso no nos queda otra que: • Mirar el programa. • Ver cuánto nos falta hacer (un tema nuevo va a llevar más tiempo que hacer un resumen, contemplemos estos pormenores). • Elegir a qué temas le vamos a dar más prioridad. • Y dividirlo por la cantidad de días que nos quedan. Lo negativo de este escenario es que es probable que te toque tener jornadas de estudio más largas. Esto se complica si además estás cursando y sosteniendo otras materias. Sin embargo, es algo que puede pasar y se puede planificar sin problemas. Pero seamos conscientes de que vamos a tener que sacrificar otras actividades.

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5.4. Claves INFALTABLES de planificación para un examen • Calendarizá qué días del mes vas a estudiar. ¿Durante la semana? ¿Algún día del fin de semana? ¿Qué días ya sabes que NO podés estudiar? • Decidí cuántas horas por día podés dedicarle (podés tener jornadas de 2 o 3 horas y otras de 1 hora, según el resto de tus actividades). Acordate de dejar SÍ O SÍ días de descanso. • Infaltable: planificación semanal MINUCIOSA. Armá una grilla semanal que incluya todas tus actividades (terapia, clases, ejercicio, salidas, etc.) y dejá bien marcados los momentos en los que vas a estudiar. Reservá mínimo 15 minutos para este momento de planificación semanal. • Listas diarias. Lo ideal es que tengas siempre tu día planificado con anterioridad. Para eso, lo mejor es cerrar tu sesión de estudio planificando en detalle la siguiente. La lista de tareas tiene que ser detallada y CONCRETA: “Contestar 3 preguntas sobre el tema 1”, “Subrayar resumen tema 2”, etc.



5.5. 3 formas de organizar exámenes



1. Por vueltas

En la primera vuelta vamos a estudiar TODO el contenido en orden; de forma intensa y profunda. Es el momento, por ejemplo, de leer activamente y subrayar. En la segunda vuelta, volvemos a empezar en orden pero vamos a ir más rápido. En este paso podemos hacer resúmenes y/o esquemas. La segunda vuelta lleva mucho menos tiempo que la primera. En la tercera vuelta, volvemos a empezar en orden pero vamos a dedicarle menos tiempo que en la segunda. Es momento de autoevaluaciones (simulacros, método feynman, etc.) En la cuarta, empezamos en orden y hacemos repasos más simples e intermitentes. Los ejemplos son ilustrativos. Lo importante es saber que en el sistema de vueltas vamos a empezar muy lento y cada vez vamos a ir dedicándole menos tiempo. Si tu primera vuelta te llevó 1 mes, la segunda te va a llevar probablemente 2 semanas, y así.

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Este sistema conviene usarlo si: • Tenemos mucho tiempo disponible • La materia es muy extensa y/o difícil • Querés aprender en profundidad y a largo plazo



2. Por capas

En este sistema vamos a empezar a estudiar lo más importante de cada tema para luego ir profundizando. Por ejemplo: Semana 1: estudio lo más importante, lo más preguntable y/o visto en clase de CADA tema. Semana 2: repaso los temas más importantes y aprendo nueva información. Semana 3: repaso lo visto la semana anterior y vuelvo a profundizar un poco más. Este sistema conviene usarlo si tenés poco tiempo antes del examen y querés cubrir lo más importante. La desventaja que tiene es que se te pueden pasar temas importantes o que te pregunten sobre temas que no llegaste a profundizar.



3. Arrastre

En este sistema intercalamos distintas actividades para distintos temas. Por ejemplo: Semana 1: Estudio unidad 1. Semana 2: Repaso unidad 1 y estudio unidad 2. Semana 3: Autoevaluación unidad 1, repaso unidad 2, estudio unidad 3. El método de arrastre es típico cuando estamos cursando, donde los propios profesores nos van dando distintas actividades y materiales que tenemos que ir superponiendo y repasando. Lo más conveniente es utilizar este método para los exámenes en períodos de cursada. En el caso de usar este método para preparar un examen con tiempo o para materias largas, hay que prestar MUCHA atención a la planificación; pero puede usarse igual.

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6.

El día antes de rendir

El día anterior a un examen no es para estudiar y casi te diría que tampoco es para repasar. Aquello que no aprendiste hasta ese día, no lo vas a aprender para el examen (o por lo menos no lo vas a aprender a largo plazo). La máxima prioridad que tenés que tener el día antes de rendir es mantener a raya los nervios y la ansiedad. Y esto no lo vas a lograr repasando frenéticamente o tratando de adquirir conocimientos nuevos. Lo más estratégico es llegar al examen con la cabeza fresca y descansada. Y para eso vamos a intentar: 1. Dormir 7 u 8 horas. Pasar la noche en vela estudiando es excesivamente nocivo para tu mente y cuerpo. Al margen de eso, mientras dormimos procesamos y almacenamos la información. Esto es algo que, justamente para un examen, conviene aprovechar al 100%. Recordemos siempre que dormir es una parte fundamental a la hora de estudiar. 2. Si el día anterior al examen todavía te faltó contenido para estudiar, puede ser más conveniente que directamente resignes el tema. Sería más estratégico que repases el contenido que ya estudiaste y que te dediques a descansar. 3. Tratá de sostener tu rutina cotidiana. Si hacés terapia, ejercicio, alguna actividad lúdica: ¡hacelo igual! Te va a ayudar muchísimo a bajar los nervios y cambiar el foco de atención. 4. No te saltees comidas y comé de la forma más nutritiva que puedas. Ojo con pasarse de café y mate (y más si tenés el estómago vacío). 5. No te pongas a repasar frenéticamente. A lo sumo, hacé un sobrevuelo por los temas recurriendo a esquemas o resúmenes que hayas hecho. De ninguna manera vuelvas a los textos originales, eso ya fue. Tratemos de afianzar lo que sabemos. Pero ojo, que esto no te lleve mucho tiempo. Lo ideal sería que ni siquiera repases y te dediques a relajarte. 6. Hacé actividades relajantes: un buen baño, escuchar una playlist que te guste, elongar, salir a caminar, ¡incluso salir a tomar un café con un amigo! Tratá de distraer tu atención del examen lo máximo posible. Si lográs llegar relajado, todo lo que hayas estudiado te va a brotar con mucha más naturalidad. 7. Prepará todo lo que necesitás para el examen: armá la mochila, separá el cuaderno, apuntes, hojas, lapicera, etc. Si el examen es temprano, podés hasta dejarte la ropa lista. A veces los nervios pueden ser un poco paralizantes y no queremos olvidarnos algo importante justo ese día. 102

7.

Tips para exámenes escritos

1. Tratá de preguntarle a tu profesor cómo va a ser el examen: extensión, duración, el tipo de preguntas. 2. Antes de empezar a contestar, lee absolutamente todas las consignas. Todas. Nunca jamás te saltes este paso. Antes de empezar a escribir, lo mejor es tener una idea global de lo que implica el examen. 3. Lee bien qué te está pidiendo cada pregunta. A veces la ansiedad nos hace querer contestar algo que no es lo que nos están pidiendo. ¿Te pide que describas, que compares, que resumas? Prestá atención a ese tipo de palabras (verbos) para saber la estructura que vas a necesitar desarrollar. 4. Subraya las palabras clave de la pregunta con lápiz. Si la consigna te pide que indiques una variable en un gráfico, tenés que hacer eso: indicarla. No describirla, ni compararla, etc. 5. Si al terminar de leer las preguntas se te ocurren un par de ideas para alguna, podés anotarlas en lápiz. No es recomendable que hagas un borrador ya que puede hacerte perder mucho tiempo sin que te des cuenta. Pero anotar velozmente un par de palabras, o dibujar un pequeño esquema, puede llegar a ser muy útil. 6. Empezá por la pregunta que te resulte más fácil de contestar y dejá para el final a la más difícil. Si empezás por la más difícil, te puede pasar que termines perdiendo 1 hora y no te quede tiempo suficiente para contestar las preguntas que SÍ sabés. Para estos casos, lo mejor es sacarse de encima las fáciles y dedicarle todo el tiempo restante a las difíciles, para desarrollarlas mejor y con tiempo. 7. Tratá de contestar todas las preguntas. No se trata de inventar, pero tratá de contestar todo lo que sepas, aunque dejes la pregunta por la mitad. Imaginate que si un examen es de 4 preguntas, no contestar 1 pregunta entera ya supone un 25% de la calificación. Intentá siempre anotar todo lo que sepas, no importa que no lo sepas al 100%. 8. Si realmente no sabés contestar ninguna parte de la pregunta, no la contestes. Inventar cualquier cosa puede ser tomado como una falta de respeto por tu profesor. 9. La ortografía y la redacción son fundamentales. Tratá de ser lo más claro posible, no uses abreviaturas y escribí oraciones completas. 10. Revisá todas las preguntas antes de entregar el examen. Esto es para ver, sobre todo, si tu redacción es comprensible, chequear errores de ortografía y para ver si se te ocurre algo para agregar en alguna pregunta. Acordate que siempre podés agregar un asterisco 103

y continuar con la respuesta. 11. Si notás que te estás trabando, dejá 5 o 6 renglones vacíos y pasá a la siguiente pregunta. Por supuesto que podés frenar a pensar, pero con estar trabado me refiero a mirar la hoja en blanco durante más de 5 minutos. Tratemos de evitar el bloqueo, dejá esa pregunta para el final y listo. 12. Cuidá la prolijidad lo máximo que puedas. Si tu examen es caótico, al profesor le va a molestar. Pensá que va a leer muchísimos más exámenes que el tuyo. Aunque no lo creas, si tu examen está en el límite, la prolijidad puede llegar a hacer que el profesor se incline a tu favor. Seamos estratégicos. 13. Si te cuesta esta modalidad de examen, lo mejor que podés hacer es practicar con simulacros. A muchas personas les cuesta llegar con el tiempo, a otras escribir de forma prolija. Pero todo eso se puede practicar y mejorar muchísimo haciendo simulacros de examen.

8.

Tips para exámenes orales

1. Preguntá previamente la modalidad de examen: si te dejan empezar la charla con un tema, si acaso conviene que prepares un tema (estilo exposición) o si directamente te van a hacer preguntas. En caso de no poder preguntarle a nadie, te sugiero que tengas un tema listo para poder empezar a hablar. De esa forma, empezás la charla vos y lo hacés con un tema que domines bien. Te va a hacer empezar con confianza y entrar en calor. 2. Si vas a preparar un tema, considerá que el profesor está aburrido de escuchar todo el día lo mismo. Por eso, conviene elegir un tema original (no caigas en lo más obvio) para despertar su interés. Puede ser alguna comparación entre dos temas diferentes o traer al examen algún ejemplo propio e interesante. Otra opción es elegir un tema que te haya gustado mucho: al profesor le va a gustar ver tu entusiasmo, no dudes en expresarlo. 3. Repasá de forma oral, estudiá en voz alta. Podés usar las tarjetas de autoevaluación (flashcards), pedirle a alguien que sea tu oyente o simplemente hablar solo y grabarte. Pero tratá de practicar algunas veces de forma oral. 4. No aprendas todo de memoria. Esto es peligroso porque podés llegar a trabarte y no saber por dónde seguir. El problema de estudiar de memoria es que si se cae un eslabón de la cadena, se cae la cadena completa. Por eso, intentá comprender bien los conceptos para poder definirlos en pocas palabras. 104

5. Estudiá con esquemas o mapas conceptuales. Son muy útiles para tener a mano mientras repasas oralmente. Incluso hay profesores que te permiten tenerlo con vos mientras rendís (esto es algo que podrías preguntar de antemano). 6. Pensá ejemplos propios para los temas más importantes. Esto le da la pauta al profesor de que entendiste el tema. 7. Preparate para poder relacionar distintos textos y autores entre sí. Una pregunta como esa, si no la sabés, puede llegar a desestabilzarte. Además, si sabés relacionar conceptos, el profesor también va a pensar que entendiste la materia y te va a hacer menos preguntas. 8. Si los exámenes orales te dan pánico, considerá seriamente hacer clases de teatro. Nada te quita tanto el miedo al ridículo. 9. Durante el examen: • Hablá claro y en voz alta. Pero tratá de hacer ciertas pausas y no hablar de forma atolondrada. • Llegá con seguridad, no intentes “dar lástima”. Mantené el contacto visual con todos los profesores en la mesa. Preparate como si estuvieras yendo a una entrevista de trabajo. • Dejá las manos a la vista (comunican apertura y honestidad). No te pongas a jugar con algo en las manos (transmite nerviosismo). En la medida de lo posible, tratá de sonreír (mejora la predisposición del oyente). • Si el profesor te pregunta: ¿querés empezar con algún tema?, no contestes “no” o “me da igual” o “el que quieras”. Empezá con un tema. Por eso es importante tener uno preparado, por las dudas. • Apagá el celular. Que suene una notificación no solo puede llegar a distraerte, sino que incluso puede molestarle al profesor.

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9.

Tips para exámenes multiple choice

1. Estudiá con la misma profundidad que lo harías para un examen escrito. No subestimes este tipo de exámenes, suelen ser muy tramposos. Para no caer en esas trampas, hay que comprender muy bien los conceptos y la terminología. 2. Antes del examen, preguntá si las respuestas incorrectas te restan puntos. En el caso de que así sea, no conviene contestar porque sí. En el caso de que no descuenten puntos: siempre arriesgá una opción. 3. Leé todas las preguntas antes de empezar. 4. Empezá por las que sepas con más confianza y dejá para el final a las más difíciles. 5. Probá leer la pregunta tapando la respuesta. La idea es que trates de pensar la respuesta correcta sin contaminarte con las distintas opciones (que a veces pueden llegar a confundirte). 6. Si te cuesta elegir la opción correcta, empezá descartando aquellas que sabes que están mal. 7. Revisá la gramática. Si la pregunta está en femenino plural, la respuesta correcta probablemente también. 8. Marcá las respuestas en lápiz. Cuando revises el examen, corroborá tus respuestas y ahí pasalo con lapicera. 9. Leé muy bien la pregunta para ver que no haya ninguna trampa en la redacción. Una sola palabra puede cambiar por completo la pregunta. 10. Poné muchísima atención a las palabras técnicas. Suelen hacer preguntas capciosas con esto. 11. Si ves una palabra muy informal (o incluso una falta de ortografía), desconfiá. Probablemente sea la opción incorrecta.

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10.

Tips para exámenes virtuales

1. Avisá en tu casa el día y el horario del examen para garantizar que haya tranquilidad en la casa en ese momento. 2. Dejá cargando TODO lo que necesites desde el día anterior (si es a la mañana) o desde la mañana (si es a la noche). 3. Elegí el espacio de tu casa que te resulte más cómodo y confortable, con buena iluminación. 4. Prepará el escritorio en el que vas a rendir con una hora de anticipación. Dejá todo enchufado y conectado. Dejá en la mesa todo lo que necesites: algún apunte, papel, lápiz, auriculares, agua, alguna fruta o frutos secos, etc. La idea es que después no te tengas que levantar. 5. Andá al baño antes del examen. Parece una pavada, pero no te cuelgues. 6. No tengas abierta ninguna otra pestaña que te pueda llegar a distraer. Solamente dejá abierta la plataforma en la que vayas a rendir.

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11.

Tips para hacer trabajos prácticos

1. Antes de empezar, analizá bien la consigna y dejá delimitado el tema. 2. Revisá tus materiales para inspirarte y para ver por dónde lo vas a encarar. 3. Antes de escribir, hacé un esquema/borrador de la estructura y lo que no puede faltar en tu trabajo. 4. Si te cuesta encarar trabajos prácticos, proponete que la primera sesión sea exclusivamente para organizar todos tus materiales y planificar un plan de acción realista (dejándote pasos claros a seguir). 5. Dividí el trabajo en distintos bloques para trabajarlo de a poco. Ponete objetivos cortos. 6. Tené mucho cuidado de no repetir información y de no usar expresiones coloquiales. En un parcial es posible que te lo perdonen. Pero en estos casos se supone que tenés tiempo para expresarte con los tecnicismos adecuados. 7. No lo dejes para último momento. A la hora de escribir, es muy importante dejar en reposo los textos para luego poder corregirlos. Si lo escribís de un tirón, es altamente probable que estés siendo redundante y tengas faltas de ortografía o redacción. 8. Empezá y cerrá la jornada chequeando ortografía y redacción. En el medio, tratá de fluir y de bajar a tierra todas las ideas. 9. Al final, dejá un día entero para chequear la redacción. También verificá que el formato sea el solicitado por el profesor (tipo de interlineado, fuente, márgenes, etc.). 10. Corroborá que tu trabajo práctico tenga una clara introducción, desarrollo y conclusión. 11. Podés pasarle tu trabajo a un amigo o compañero para que te diga sus opiniones.

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12.

Qué hacer si reprobás

• Antes que nada, el día que repruebes dedicate a hacer algo que te guste. No te castigues, no te pongas inmediatamente a pensar en el recuperatorio. Primero recuperate vos. La situación es estresante y te merecés un día de tregua. • Al día siguiente, ya podés empezar a reflexionar: ¿por qué reprobé? ¿Me faltó tiempo? ¿Estudié con poca profundidad? ¿Llegué mal descansado al examen? ¿Qué pasó? • Nunca faltes cuando un profesor entregue las notas de un examen. Suelen indicar los errores generales antes de los recuperatorios (si es que lo hay). • Si el examen fue escrito, revisalo muy bien cuando te lo entreguen. El profesor probablemente te marcó las respuestas que estaban incorrectas o incompletas. Prestale mucha atención a eso, no mires solamente la calificación. Si es necesario, solicitale unos minutos a tu profesor para que te explique tus errores. • Si hubo diferentes exámenes (es decir, diferentes temas), pedile a algún compañero que te preste su examen. De esa manera, vas a poder practicar para la próxima vez. • Si el examen fue oral, preguntate: ¿te traicionaron los nervios? ¿Qué fue lo que no pudiste contestar? ¿Qué pregunta te hizo tambalear? Todo eso dejalo anotado para practicarlo posteriormente. • Examiná cómo te organizaste: ¿cuántas horas le dedicaste? ¿Cuántas lecturas hiciste? ¿Armaste tus propios resúmenes? ¿Te autoevaluaste? Analizá cómo te preparaste para modificar tu estrategia. Algún cambio vas a tener que aplicar. • Reprobar no es fracasar. Buscale el lado positivo: ya sabés cómo evalúa el docente. Tenés mucha más información que la primera vez que rendiste. Aprovechalo.

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Conclusión El mayor problema que tenemos a la hora de estudiar es, sencillamente, que nadie nos enseñó a hacerlo. Desde el jardín de infantes vamos recolectando diferentes métodos y técnicas sueltas, la mayoría con escaso éxito. Nos enseñaron que estudiar es algo aburrido y poco estimulante. Que tenemos que repetir y repetir conceptos. Que tenemos que pasar la noche en vela estudiando. Que la letra con sangre entra. La buena noticia es que no tiene por qué ser así. Para que estudiar sea una práctica placentera, tenemos que tomarnos el tiempo para conocernos a nosotros mismos. ¿Cuáles son las técnicas que más me gustan? ¿Cuál es mi ritmo para trabajar? ¿En qué momentos del día tengo más energía? Los pilares que van a sostener tu estudio son: tener tus necesidades bien cubiertas (alimentación, descanso y ocio) y adquirir el hábito de planificar sesiones realistas, cortas y dinámicas. Incorporando esas prácticas, vas a notar un giro radical. La clave es el ensayo/error: probar, jugar y experimentar. Tu ritmo, tu entorno y tu forma de aprendizaje son únicos. Sos la única persona que puede descubrirlo. Tratemos de no dejarnos llevar por el ego. Lo importante es aprender a aprender. ¿Sabés por qué? Porque aprender es algo que nunca vamos a dejar de hacer en la vida.

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Información adicional Si todavía no nos conocés, nos presentamos: pragma somos 4 amigos que nos dedicamos a diseñar herramientas para organizar tanto la vida cotidiana como el estudio. Podés leer mucho más contenido en nuestro instagram o en nuestro blog. Si querés visitar nuestra página para ver todo lo que hacemos, podés hacer click acá o ingresar a www.unapragmatica.com Tenemos 2 herramientas que complementan a este ebook: Planillas para estudiar mejor: un set de planillas muy concretas para llevar a cabo un método de estudio completo. Si buscás una herramienta para seguir paso a paso todo lo descripto en este ebook, podés pasar a mirarlas haciendo click acá. Planners estudiantiles: un set de organizadores para planificar 2 cuatrimestres completos en detalle. Lo actualizamos dos veces al año (a principio de año y a mitad de año). Podés mirarlo haciendo click acá.

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