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UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO VILLARREAL FACULTAD DE PSICOLOGÍA
ESTILOS PARENTALES Y AUTOESTIMA EN ADOLESCENTES DE UN COLEGIO DE INDEPENDENCIA
PROYECTO DE INVESTIGACION PARA PRESENTAR EN LA ASIGNATURA DE PSICOLOGIA DEL DESARROLLO II
Jimenez Gallegos, Keyla, Mendez Crisostomo, Ricardo Montañez Tovar, Mirtha & Primo Jara, Andrea
Lima – Perú 2014
I.
ANTECEDENTES
De León (2007) determina la relación entre los estilos de crianza y el plan de vida. La investigación es de carácter correlacional-casual con medición transeccional. Para la medición de las variables se utilizó el inventario v, de los estilos de crianza, diseñado y validado para la investigación, y un análisis de contenido que se realizó sobre la base de los resultados del plan de vida elaborado por los sujetos de la muestra, la cual estaba constituida por 100 adolescentes. Los resultados revelaron que en la muestra estudiada existe un predominio del estilo de crianza democrático de un 78%, y con relación y con relación a la variable, se pudo observar que 67% de la muestra diseño planes de vida basados en sí mismo. Se obtuvo como resultado un nivel de significancia de 0.312 y un coeficiente de contingencia de 0,216, lo cual es estadísticamente no significativo, y refleja un nivel de asociación bajo entre las variables. dichos resultados nos condujeron al rechazo de la hipótesis de investigación, es decir, los estilos de crianza no influyen de manera significativa en el plan de vida que los adolescentes entre 14 y 18 años.
García (2005) analiza la relación entre la percepción del estilo de crianza, autoconcepto y conductas autodestructivas en mujeres adolescentes. Para ello colaboraron 119 sujetos, todas mujeres estudiantes de secundaria entre 13 y 16 años de edad seleccionadas por disponibilidad y respondieron de manera grupal a los siguientes instrumentos: escala de estilos parentales en adolescentes mexicanos, escala de autodestructividad de kelley y escala de autoconcepto. Se encontró una correlación negativa no significativa entre las variables de estilo de crianza autoritario y autoconcepto. El análisis entre el estilo de crianza democrático y autoconcepto resulto negativo y no significativo. Lo obtenido entre estilo de crianza inconsciente y autoconcepto muestran una correlación negativa y no significativa entre el estilo de crianza negligente y autoconcepto. Correlación negativa significativa entre autoconcepto y conductas autodestructivas. Los resultados al correlacionar el estilo de crianza autoritario y las conductas autodestructivas fueron negativos pero no significativos. Existe una correlación negativa y no significativa entre el estilo de crianza democrático
y conductas autodestructivas y una correlación positiva no significativa entre las variables de estilo de crianza negligente y conductas autodestructivas.
Mestre (2012) analiza las relaciones entre la agresividad física, verbal de los hijos(as) y el estilo de crianza practicado por el padre y por la madre. Se ha realizado sobre una muestra de 2.788 alumnos entre 10 y 15 años, que cursan el tercer ciclo de Educación Primaria (44%) y el primer ciclo de Educación Secundaria (56%). De ellos, 1.412 son varones (50,6%) y 1.375 son mujeres (49,3%). Los resultados muestran que la agresividad de los hijos varones está más relacionada con los factores de crianza asociados a la madre, además de la inestabilidad emocional. En las hijas, ambos progenitores influyen por igual.
Navarrete (2011) determina la relación de los Estilos Parentales y de la Calidad de Vida Familiar existente en los padres de pre-adolescentes que presentan conductas disruptivas en el aula. Esto reviste importancia ya que aporta elementos objetivos para el trabajo con los padres en beneficio del logro de un ambiente escolar propicio para el aprendizaje. El estudio es de carácter qcuantitativo, descriptivo, correlacional y sus
variables fueron
medidas a través de los siguientes instrumentos: Cuestionario de Calidad de Vida Familiar, Cuestionario de Estilos de Crianza y el Cuestionario de Comportamiento Parental para Niños CRPBI. La muestra estuvo compuesta por 46 familias en las que se incluye padre, madre e hijo/a pre-adolescente de entre 11 y 13 años de edad que cursan sexto o séptimo año básico en un colegio particular subvencionado de la comuna de Chillán, ubicado dentro de la zona urbana. Para el análisis de los resultados se utilizaron medidas de tendencia central y el coeficiente de correlación de Pearson. De ellos se concluye, que el estilo de crianza predominante en los padres es el estilo de crianza con autoridad, esto tanto en la percepción de los hijos como en la de los propios padres. Por otro lado, se encontró una correlación positiva y significativa entre estilo de crianza con autoridad y calidad de vida familiar tanto en su nivel de importancia como en su nivel de satisfacción.
Vicente (2007) determina la
relación entre los
estilos de crianza, el
comportamiento prosocial y la empatía, la agresividad, la inestabilidad emocional y la ira desde un doble planteamiento: en uno de los estudios (N = 531) la evaluación de los estilos de crianza la realiza la madre y en el otro (N = 782), los adolescentes. Los resultados indican que cuando es la madre quien evalúa los estilos de crianza, éstos alcanzan menor poder predictor en el comportamiento prosocial. La evaluación positiva del hijo/a, el apoyo emocional junto con la coherencia en la aplicación de las normas es el estilo de crianza más relacionado positivamente con la empatía y con el comportamiento prosocial.
Gutiérrez, Camacho y Martínez (2007) realizaron un estudio con el objetivo de determinar la relación entre rendimiento escolar (RE), autoestima y funcionalidad familiar (FF) en adolescentes. Escuela secundaria oficial del estado de Querétaro, México. Participantes. Se incluyó a 74 adolescentes de 10-17 años de edad de ambos sexos, inscritos en escuela secundaria oficial, clínicamente sanos. Se formaron 2 grupos de 37 sujetos, de acuerdo con su alto o bajo rendimiento escolar, seleccionados de forma aleatoria. Mediciones principales. Autoestima con el instrumento de autoconcepto forma A, funcionalidad familiar con el FACES III y rendimiento escolar con la escala de evaluación escolar. Resultados. Los escolares con alto rendimiento escolar tenían autoestima alta en el 68% de los casos (p = 0,00007; odds ratio [OR] = 7,55; intervalo de confianza [IC] del 95%, 2,3924,84); funcionalidad familiar en el 54% (p = 0,011), con predominio del sexo femenino en el 73% (p = 0,018); edad de 13 años en el 60% (p = 0,062); del turno matutino en el 95%, (p = 0,000), y cursaba el segundo grado escolar el 46% (p = 0,026). Los escolares con bajo rendimiento escolar presentaron una autoestima baja en el 78% de los casos (p = 0,00007; OR = 7,55; IC del 95%, 2,39-24,84), funcionalidad familiar limítrofe en el 43% (p = 0,47), sexo masculino en el 54% (p = 0,018; OR = 3,18; IC del 95%, 1,089,48); edad de 13 años en el 38% (p = 0,062); del turno vespertino en el 76% (p = 0,00), y cursaba el primer grado escolar el 43% (p = 0,144). Al relacionar el rendimiento escolar con la dinámica familiar se encontró que la disfuncionalidad familiar era un factor de riesgo (OR = 6,67; IC del 95%,
1,42-34). Conclusiones. La autoestima baja y la disfuncionalidad familiar son factores de riesgo para un rendimiento escolar bajo.
Álvarez, Alonso y Guidorizzi (2010)realizaron un estudio con el objetivo de analizar la relación entre el nivel de autoestima y el consumo de alcohol en los adolescentes, a través de la realización de un estudio descriptivo transversal, en una facultad de enfermería en la ciudad de Querétaro, en México. En una muestra de 109 adolescentes, entre 17 y 20 años. Para la obtención de los datos fueron aplicados dos instrumentos: AUDIT y Cuestionario de autoestima de Rosemberg. La mayoría de los adolescentes participantes tuvieron la autoestima elevada (94.5%), ninguno presentó autoestima baja. El 80.7% de los adolescentes del estudio no tiene riesgo de consumo de alcohol. Se concluye que la mayoría de los adolescentes presentaron una elevada autoestima y tuvieron riesgo bajo de consumo de alcohol. Por lo que se sugiere implementar programas preventivos con respecto al consumo de alcohol y factores protectores a fin de que los adolescentes continúen con un estilo de vida saludable.
Montes, Escudero y Martínez (2012) realizaron un estudio con el Objetivo de Evaluar el nivel de autoestima de adolescentes de un colegio ruralde un corregimiento de Pereira, Colombia. El instrumento que usaron fue El instrumento de alta autoestima surgió de una revisión bibliográfica realizada por el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta y publicado por Dahlberg. Se convocó a los estudiantes a participar, 292aceptaron desarrollar la encuesta, mientras 20 se abstuvieron de hacerlo. Obteniendo así que 47,9% de los estudiantes presentaron unabaja y muy baja autoestima. Un modelo multivariado reportó que la autoestima se reducía amedida que aumentaba la edad. Llegando a la conclusión de que la comunidad académica y la familia debeninteractuar a favor de un buen nivel de autoestima en los adolescentes.
Cano (2010) en su investigación de corte transversal, método descriptivo y tipo cuantitativo titulada “Nivel de autoestima y su relación con las características de la familia, en estudiantes de secundaria. Institución
Educativa Daniel Alcides Carrión Lima 2010”, con el objetivo de determinar el nivel de autoestima de los adolescentes de 3º de secundaria y su relación con las características de la familia. La población estuvo conformada por 120 adolescentes de 3º de secundaria de la Institución educativa Daniel Alcides Carrión. La técnica que se utilizó fue la encuesta y se aplicaron dos instrumentos: el test de Autoestima de Cirilo Toro Vargas y un cuestionario sobre características de la familia. El 70.83% de los adolescentes encuestados presentan autoestima alta positiva y 66.7% viven en familias con características disfuncionales. Con respecto a la relación del nivel de autoestima y las características de la familia se aplicó la fórmula estadística Chi cuadrado que evidencia que no existe relación estadística entre las variables (P = 0,20). Por lo tanto se concluye que el nivel de autoestima no depende totalmente de las características de la familia.
Navas, Parada y Alcázar (2014) en su investigación buscaron analizar la sintomatología psicopatológica evaluada con el SCL-90-R en una muestra comunitaria de 935 adolescentes españoles y su interacción con el estilo parental percibido y la autoestima. La muestra estuvo compuesta por 489 chicos y 446 chicas de edades comprendidas entre los 12 y 18 años (M = 14.84, DT = 1.83) que cursaban estudios de Educación Secundaria y Bachillerato. Catorce centros de la Región de Murcia y Castilla-La Mancha aceptaron participar en el estudio. De éstos, fueron seleccionados al azar siete teniendo en cuenta la titularidad de los centros (pública y concertada). Los resultados indicaron la existencia de diferencias debidas a la edad en todas las variables medidas (síntomas psicopatológicos, autoestima y percepción de los estilos educativos parentales). Las mujeres presentaron menos niveles de sintomatología y mejor percepción de los estilos educativos. Los resultados de los análisis correlacionales confirmaron relaciones significativas y negativas entre auto-estima y síntomas psicopatológicos y entre algunas dimensiones positivas de los estilos educativos. Los predictores más relevantes y de mayor peso en la salud psicológica fueron: autoestima, edad, sexo, revelación y afecto del padre y control psicológico de la madre.
II.
MARCO TEORICO 2.1.Estilos Parentales Los autores Darling y Steinberg(1993), definen el estilo parental como:
«Una constelación de actitudes hacia el niño que le son comunicadas y
tomadas
conjuntamente, crean un clima
emocional en el cual las conductas de los padres son expresadas. Estas conductas incluyen tanto las dirigidas a específicos
objetivos
a través de las cuales los padres ejecutan sus
obligaciones parentales como las conductas parentales no dirigidas a objetivos concretos, tales como gestos, expresiones faciales, cambios en el tono de voz, o expresiones espontáneas de una emoción»(p.113).
Según el autor los estilos parentales son
las conductas y
emociones que los padres, transmiten a los hijos, tales como los gestos y el tono de voz ya mencionados.
Posada, Gómez y Ramírez(2008) el tipo de crianza que deberíamos tener en la actualidad, presentada por los derechos de los niños y adolescentes es la crianza humanizada. Este es un tipo de crianza que no se basa en el autoritarismo y el control coercitivo y que no es proclive al maltrato sino que se basa en la reafirmación de la voluntad y la capacidad de decisión de los niños y adolescente.
Los padres utilizan determinadas estrategias de socialización para regular la conducta de sus hijos; estas estrategias se expresan en estilos educativos parentales y su elección depende de variables personales tanto de los padres como de los hijos. (Ceballos & Rodrigo, 1998).
Para moreno y cubero(1990)
los estilos de crianza,
se
establecen tomando en cuenta dos aspectos del comportamiento de los padres centrales en la educación de los hijos definiéndolo así cada uno de ellos :
El apoyo parental: Se refiere a la aceptación, amor, aprobación y ayuda en relación a los hijos. Desde el punto de vista de éstos se lo define como el grado en que los hijos se sienten aceptados, queridos, comprendidos y tomados en cuenta por sus padres. Para que se dé un adecuado apoyo, las personas deben vivenciar relaciones interpersonales familiares armónicas.
El
control
parental: El segundo se refiere a las diversas
técnicas de disciplina por medio de las cuales los padres intentan controlar o supervisar la conducta del hijo y el cumplimiento de las normas establecidas por ellos. Incluye dar consejos, instrucciones, sugerencias, castigos, amenazas y restricciones. Esto implica la imposición de normas que hay que cumplir y el hecho de dar o no explicaciones al respecto.
Según el modelo de maccoby
y martin(1989) los estilos
parentales están divididos en cuatro:
a) Estilo democrático:El estilo democrático es también denominado autoritativo, autorizado y equilibrado. Los padres que adhieren a este modelo de crianza son más responsivos a las necesidades de los hijos proveyéndoles responsabilidades, permitiendo que ellos mismos resuelvan problemas cotidianos.(Ceballos & Rodrigo, 1998). Según Musitu(1996) el estilo democrático es el que se considera más adecuado para que los niños y jóvenes sean autocontrolados y estables psíquica y socialmente. Además, los límites en el comportamiento, definidos e impuestos en forma consistente y no arbitraria, están asociados a una alta autoestima.
b) Estilo autoritario:Son padres exigentes y poco receptivos ya que toman poco en cuenta las necesidades de sus hijos; las reglas que imponen no pueden ser cuestionadas ni negociadas y la obediencia
sin
cuestionamiento
es
sobrevalorada
por
ellos.(Ceballos & Rodrigo, 1998).Según Baumrind(1968) el estilo autoritario o represivo es rígido, en este modelo la obediencia es una virtud. Los padres con este estilo educativo favorecen la disciplina en demasía dándole mucha importancia a los castigos y poca al dialogo y la comunicación con los hijos limitando de esta manera la autonomía y la creatividad en el niño.
Este modelo es el que tiene efectos más negativos sobre la vida social de los niños ya que éstos suelen mostrar comportamientos hostiles, baja autoestima, desconfianza y conductas agresivas.(Ramírez & Ramírez, 2007).
c) Estilo permisivo: Se trata de padres poco exigentes, afectuosos y receptivos, inclinados a satisfacer las necesidades y demandas de sus hijos; establecen pocas reglas de comportamiento y los hijos no son forzados a obedecer. Son muy tolerantes e indulgentes ante el comportamiento de los hijos y casi no recurren a los castigos para disciplinarlos; por lo general, su estilo disciplinario es, en parte, también inductivo. (Ceballos & Rodrigo, 1998).
Según Baumrind (1997) el estilo permisivo o no restrictivo refleja una relación padre e hijo no directiva basada en el no control parental y la flexibilidad.Los niños de este modelo crecen sobreprotegidos con escasa disciplina y no se tienen en cuenta sus opiniones. Los padres evitan los castigos y las recompensas, no establecen normas pero tampoco orientan al hijo (Torío, Peña & Inda, 2008).
d) Estilo negligente: Maccoby& Martin (1983) es el estilo parental donde no existe ni la exigencia paterna ni la comunicación abierta y bidireccional. Por ende los padres de este modelo suelen ser indiferentes ante el comportamiento de sus hijos delegando su responsabilidad hacia otras personas, complaciendo a los niños en todo y dejándolos hacer lo que quieran para no verse involucrados
en sus acciones. Liberan al hijo del control no estableciendo normas ni castigos o recompensas ni orientándolo (Sorribes& García, 1996).
2.2.Autoestima 2.2.1. Definiciones Reasoner (1982) ha descrito como una autovaloración que el individuo tiene hacia sí mismo y que conlleva al sentimiento de auto respeto, de identidad, de pertenencia, de propósito y de competencia, que según Coopersmith (1996) y Rosenberg (1965) puede ser favorable o desfavorable. Del mismo
modo,
autovaloración
Castillo se
(2000)
desarrolla
afirma
gradualmente
que
dicha
desde
el
nacimiento, en función a la seguridad, cariño, aliento o desaliento que la persona recibe de su entorno, y que está relacionada con el sentirse amado, capaz y valorado. Mientas que Bonet (1997) considera que la autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias conductuales dirigidas hacia nosotros mismos, es decir, nuestra manera de ser y de comportarnos, los rasgos de nuestro cuerpo y de nuestro carácter que configuran las actitudes que globalmente llamamos Autoestima. A diferencia de los autores antes mencionados, Mckayl y Fanning (1999) considera a la autoestima como el sentimiento valorativo, de nuestra manera de ser, de quienes somos nosotros del conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran nuestra personalidad, además es aprender a querernos y respetarnos, es algo que se construye reconstruye
o
por dentro. No obstante Equizabal (2004)
concuerda con Reasoner, Herrera, Coopersmith y Rosenberg pues considera a la autoestima como la evaluación que tenemos de nosotros mismos y que nos dice quiénes somos. Pero agrega que dicha evaluación personal es una capacidad
que permite mirarnos interiormente para determinar las características fundamentales de nuestra personalidad.
2.2.2. Dimensiones de la Autoestima Coopersmith (1996) señala que los individuos presentan diversas formas y niveles perceptivos, así como diferencias en cuanto al patrón de acercamiento y de respuesta a los estímulos ambientales. Por ello, la autoestima presenta áreas dimensionales que caracterizan su amplitud y radio de acción. Smelser (1989) refiere que las dimensiones de la autoestima son los siguientes: a) Dimensión Afectiva: Es la capacidad de sentir, expresión de sus sentimientos, sensaciones, temores y de establecer vínculos afectivos reconocidos como valiosos entre amigos, familiares.
Lo que refuerza el afronte a
situaciones.
b) Dimensión Física: Es la valoración que hace el niño de todo lo que tiene que ver con su físico. Incluye también, en los niños, el sentirse fuerte y capaz de defenderse; y en las niñas, al sentirse armoniosa y coordinada.
c) Dimensión Social: Consiste en la evaluación que el individuo hace y habitualmente mantiene con respecto a si mismo en relación con sus interacciones sociales, considerando su capacidad, productividad, importancia y dignidad, implicando un juicio personal expresado en actitudes hacia sí mismo.
d) Dimensión Académica: Consiste en la evaluación que el individuo hace y habitualmente mantiene con respecto a si mismo en relación con su desempeño en el ámbito escolar,
considerando
su
capacidad,
productividad,
importancia y dignidad e implicando un juicio personal expresado en actitudes hacia sí mismo.
e) Dimensión Ética: Se relaciona con el hecho de sentirse una persona buena y confiable o, por el contrario, malo o poco confiable. También incluye atributos como sentirse responsable o irresponsable, trabajador o flojo. La dimensión ética depende de la forma en que el niño interioriza los valores y las normas, y de cómo se ha sentido frente a los adultos cuando las ha cuestionado o ha sido sancionado.
El autor antes mencionado afirma que el bienestar e idea de sí mismo están expuestos a cambios y alteraciones, parece ser relativamente resistente a tales cambios. Al establecerse, da un sentido de continuidad personal. Así las experiencias que parecen estar asociadas al desarrollo de actitudes positivas o negativas hacia el sí mismo son las categorías de: éxitos, valores y aspiraciones y defensas que pensamos detallar. Entiende el “Self”: como una estructura multidimensional, refleja en diversas dimensiones como son: Las dimensiones de la experiencia, los atributos, las capacidades y los diferentes énfasis dados en el proceso de abstracción. Centra su atención en las actitudes de valoración que las personas tienen hacia uno mismo, la importancia atribuida en los éxitos de cada persona se relacionan con los valores que se han interiorizado de sus padres o personas significativas.
2.2.3.
Familia y Autoestima Castillo (2000) refiere que el primer aprendizaje social de los niños tiene lugar en el hogar, sus primeras experiencias con sus familias, particularmente los vínculos con sus madres, generalmente se supone que constituyen antecedentes críticos de las relaciones sociales posteriores. Para complementar la afirmación Coopersmith (1981) manifiesta que los niños no nacen con ideas de lo que es bueno o malo. Ellos desarrollan éstas ideas, basándose en la manera en que son tratados por las personas que le son significativas. Coopersmith
continua con la idea de que la familia como grupo primario, asume determinadas normas en relación a la estructura familiar, pautas de crianzas del niño, vínculos afectivos, sistemas de comunicación; imponiendo al niño todo un estilo de vida, conjunto de valores, creencias, ideales, que de manera imperceptible dan la base para la autoevaluación.
Benites (1997) señalan que los disturbios emocionales tales como angustia, inhibición y depresión detienen temporalmente el proceso del aprendizaje escolar. Además, la estabilidad de integración familiar brinda la posibilidad de una organización psicológica sana, en la medida en que permite la expresión de diversos sentimientos: amor, alegría, cólera, odio, tristeza, culpa, etc. El individuo desde niño llega a confiar en la familia por el sólo hecho de estar presente y constituir su punto de referencia e identidad.
Los primeros intercambio de afecto entre el recién nacido y su madre y las formas tempranas de cuidados físicos. El compartir valores refuerza y mantiene la cohesión de un grupo y es muy importante en el desarrollo de la pertenencia, que es una de las variables más significativas para la valoración personal, Reasoner (1982).
2.2.4.
Etapas para Alcanzar la Autoestima Rodríguez (1988) menciona que el desarrollo de la autoestima va
pasando por ciertos pasos a los que se le conoce como “Escalera de la autoestima”; esta “escalera” menciona todos los pasos a seguir para que se forme la autoestima, así tenemos:
a) El Autoconocimiento: Es conocer las partes que componen el Yo, cuáles son sus manifestaciones, necesidades y habilidades; los papeles que vive el individuo y a través de los cuáles es; conocer por qué y cómo actúa y siente. Al conocer todos sus elementos que desde
luego no funcionan por separado sino que se entrelazan para apoyarse uno al otro; el individuo lograra tener una personalidad fuerte y unificada; si una de estas partes funciona de manera deficiente, las otras se verán afectadas y su personalidad será difícil y dividida, con sentimientos de ineficiencia y desvaloración. Este yo integral del que nos habla el mencionado autor, está conformado por el Yo físico-Yo psíquico-Yo social.
b) El Autoconcepto: Es el elemento cognitivo, se refiere a la información o conjunto de ideas que la persona tiene sobre su “si mismo” y se forma en base a las interacciones sociales, Tamayo (1982) y de las experiencias de éxito derivadas de ellos a partir de experiencias de intercambio con padres, hermanos. Por los padres el niño aprende lo que puede y no puede hacer. Cabe decir, que es la manera como la persona se percibe a sí misma, influenciada por la manera como los otros lo perciben. El autoconcepto es un antecedente lógico de la autoestima ya que sólo después que el sujeto ha construido un concepto de sí mismo, puede considerar si se siente o no satisfecho con lo que ve en él, y atribuir una valoración a la imagen observada Benites (1987).
c) Autoevaluación: Refleja la capacidad interna de evaluar los aspectos provechosos y positivos para sí mismo, físico y/o mentalmente, que influyen en su crecimiento personal, o sólo le hacen sentir bien; así como identificar las creencias proveen de un contexto de actividad placentera mutua entre Padre e hijos. Cabe resaltar que se puede considerar un precursor de la autoestima el tener sentimientos corporales agradables, como el sentir “apapachado”, acariciado, mirado, así como también afectos de agrado y un vívido interés asociado a estos mutuos intercambios amorosos. Bee (1987) refiere que la autoestima del niño se basa profundamente en sus experiencias con la familia distorsionadas, personas o situaciones negativas que bloquean su acceso al desarrollo y bienestar personal. Es importante
aprender
a
desarrollar
adecuadamente
ésta
capacidad
de
autoevaluación. Cuando se logra hacerlo es posible percibirse a sí mismo con mayor claridad. En caso contrario se magnifican las debilidades y se minimizan sus virtudes, dando como resultados sentimientos de insuficiencia y poca valía, sobre todo al compararse con las personas que le rodean (con quienes si tiene presente el equilibrio de afectos y virtudes.
d) Autoaceptación: Consiste en el reconocimiento de todas aquellas partes que conforman en sí mismo, de aquellos rasgos físicos y psíquicos, de aquellas conductas erróneas y acertadas que hemos tenido a lo largo de nuestra vida, es aceptar todo esto como un hecho. Si bien existen rasgos o condiciones físicas que no pueden modificar errores que una vez cometidos ya no se pueden remediar, pautas de conducta difíciles de extinguir, es posible que podamos vivir con ellos respetándolos como hechos de nuestro propio ser. La autoaceptación, para Ellis (1996) quiere decir que la persona se acepta a si misma plenamente y sin condiciones, tanto si se comporta inteligente, correcta o competente, y tanto si los demás le conceden como si no le conceden su aprobación, su respeto y su amor. La autoaceptación es el reconocimiento de lo que pensamos, sentimos y actuamos son expresiones del sí mismo en el momento en que se producen, pero si lo decidimos, estos pensamientos, sentimientos y acciones pueden modificarse y mejorar, cuando nos causan ansiedad, daño y dolor.
e) Autorrespeto: El aceptar cómo somos en el aquí y el ahora, es respetar la realidad, es respetarse a sí mismo. El autorrespeto es atender y satisfacer las propias necesidades y valores. Expresar y manejar en forma conveniente sentimientos y emociones, sin hacerse daño ni culparse. Buscar y valorar todo aquello que lo haga a uno sentirse orgullosos de sí mismo.
f) Autoestima: La autoestima es la síntesis de todos los pasos anteriores. Si una persona se conoce y está consciente de sus cambios, crea sus propias escalas de valores y desarrolla sus capacidades; y si se acepta y respeta, tendrá una alta autoestima. Por el contrario si una persona no se conoce, tiene un concepto pobre de sí mismo, no se acepta ni respeta, entonces tendrá baja autoestima.
2.2.5.
Tipos de Autoestima La autoestima tiene dos connotaciones diferentes que pasamos a exponer a continuación: a) Autoestima elevada: La clave para alcanzar una autoestima elevada es la disposición para asumir la responsabilidad de los sentimientos, deseos, pensamientos, aptitudes e intereses propios a aceptar los atributos personales en generales y actuar en consecuencia.
b) Baja autoestima: implica la insatisfacción, el rechazo, el desprecio de sí mismo el individuo carece de respeto por el sí mismo que observa, el autorretrato es desagradable y se desearía que se distinto. Aquí, el sujeto se define como inútil y poco apreciado por los demás y puede reaccionar con actitud defensiva de ataque a aquellas personas y situaciones que percibe como agresoras. Obviamente que esta diferenciación parte de la propia percepción y evaluación que el sujeto hace de sí mismo y de otras personas, conforme su actitud. Por medio de la autoestima, dice Bonet (1997) el ser humano se percibe a nivel sensorial, piensa sobre sí mismo y sobre su comportamiento, se evalúa y los evalúa, siente, en consecuencia, emociones relacionadas consigo mismo.
2.2.6.
Componentes de la Autoestima Equizabal
(2004)
habla
de
dos
componentes
la
autoeficiencia, que brinda la confianza en nuestra habilidad para
pensar, aprender, escoger y tomar decisiones apropiadas y el autoconcepto. Asimismo Nathaniel y Branden (1981) hablan de los dos componentes como un sentimiento de capacidad personal y un sentimiento de valía personal. Sin embargo, Alcántara (1993) distingue tres componentes: cognitivo, afectivo y conativo o conductual. Estos tres componentes están íntimamente correlacionados, de manera que una alteración en uno de ellos comporta una alteración en los otros. Un aumento en el nivel afectivo y motivacional nos abre a un conocimiento más penetrante y a una decisión más eficaz. Dichos componentes mencionados por el autor anterior son los siguientes:
a) Componente Cognitivo: Nos indica idea, opinión, creencias, percepción y procesamiento de la información. Nos referimos al autoconcepto definido como opinión que se tiene de la propia personalidad y sobre su conducta. El autoconcepto ocupa un lugar privilegiado en la génesis, crecimiento y consolidación de la autoestima.
b) Componente Afectivo: El elemento afectivo es una dimensión que conlleva la valoración de lo que en nosotros hay de positivo y de negativo, implica un sentimiento de lo favorable o desfavorable, de lo agradable o desagradable que vemos en nosotros. Es sentirse a gusto o disgusto consigo mismo; es admiración ante la propia valía. Es gozo y deleite de la grandeza y excelencia enraizada en nosotros mismos, o dolor y tristeza ante miserias y debilidades; es un juicio de valor sobre nuestras cualidades personales. Es la respuesta de nuestra sensibilidad y emotividad ante los valores y contravalores que advertimos dentro de nosotros mismos. Se puede formular “mayor carga afectiva, mayor potencia de nuestra autoestima.
c) Componente Conductual: El elemento conductual de la autoestima significa tensión, intención y decisión de actuar, de llevar a la práctica un comportamiento consecuente y coherente. Es el proceso final de toda dinámica interna. Es la autoafirmación dirigida hacia el propio Yo y en busca de la consideración y reconocimiento por parte de los demás. El esfuerzo por alcanzar una fama, honor y respeto ante los demás y de nosotros mismos. Por otro lado Eguizábal (2004) apoya lo anteriormente señalado y añade que el componente cognitivo, supone actuar sobre “lo que pienso” para modificar nuestros pensamientos negativos e irracionales y sustituirlos por pensamientos positivos y racionales; el componente afectivo, implica actuar sobre “lo que siento” sobre las emociones y sentimientos que tenemos acerca de nosotros mismos; y el componente conductual, supone actuar sobre “lo que hago”, esto es, sobre el comportamiento, para modificar nuestros actos.
2.2.7.
Características de la Autoestima Para Bonet (1997) la persona que se estima lo suficiente posee en mayor o menor grado las siguientes características: El Aprecio
genuino
de
uno
mismo
como
persona,
independientemente de lo que pueda hacer o poseer, de tal manera que se considera igual-aunque diferente- a cualquier otra persona. Aceptación tolerante y esperanzada de sus limitaciones, debilidades, errores, fracasos. Se reconoce un ser humano falible, como todos los demás y no le acongoja demasiado el hecho de fallar con mayor o menor frecuencia. Afecto, una actitud positivamente amistosa, comprensiva y cariñosa hacia sí misma, de tal suerte que la persona se sienta en paz y no en guerra con sus pensamientos y sentimientos (aunque no le agraden), con su imaginación y con su cuerpo (con todas sus arrugas y verrugas). Atención y cuidado fraternal de sus necesidades reales, tanto como físicas como psíquicas, intelectuales como espirituales.
Coopersmith
(1996)
refiere
que
existen
diversas
características de la autoestima, entre las cuales incluye que es relativamente estable en el tiempo. Esta característica incluye que la autoestima es susceptible de cariar, pero esta variación no es fácil, dado que la misma es el resultado de la experiencia, por lo cual solo otras expectativas pueden lograr cambiar la autoestima. Así mismo, explica el autor, la autoestima puede variar de acuerdo al sexo, la edad y otras condiciones que definen el rol sexual. De esta manera, un individuo puede manifestar una autoestima en relación con sus factores específicos. La segunda característica es su individualidad. Dado que la autoestima está vinculada a factores subjetivos ésta es la resultante de las experiencias individuales de cada individuo, el cual es diferente a otros en toda su magnitud y expresión. Coopersmith (1996) agrega que otra característica de la autoestima es que no es requisito indispensable que el individuo tenga conciencia de sus actitudes hacia sí mismo, pues igualmente las expresará a través de su voz, postura o gestos, y al sugerirle que aporte información sobre
sí
mismo,
tenderá
a
evaluarse
considerando
las
apreciaciones que tiene elaboradas sobre su persona.
2.2.8. Teoría de la Autoestima según Coopersmith El concepto de la autoestima utilizado Coopersmith (1996) se centra en las perspectivas de la autoestima nivel general, más que sobre cambios específicos o transitorios en la evaluación que realiza el individuo. Sin embargo, a pesar de no considerarlos en su estudio, acepta el hecho que individualmente hay cambios momentáneos, situaciones y limitados. Su investigación se centra en el estado general, dominante de autoestima referido por y para el individuo. Refiere que cuando el individuo se da cuenta que es una identidad separada, existiendo totalmente a parte de su medio ambiente se origina el establecimiento de sí mismo. Una vez que el individuo ha establecido el concepto de sí mismo, a través de las experiencias del proceso o abstracción estará listo para
determinar si está o no satisfecho con lo que ve de sí mismo. Para realizar una abstracción sobre sí mismo se debe descubrir, explotar y desarrollar sobre sí mismo, de manera que cada persona se conozca y utilice sus capacidades. Se trata de una abstracción que establecemos referida a nuestros atributos, capacidades y actividades. La abstracción se forma y elabora sobre la base de intercambios sociales, reacciones del individuo hacia sí mismo, su habilidad para resolver problemas relacionados a su desarrollo y en base a su capacidad para enfrentar situaciones de la vida diaria, cubriendo mayores atributos y experiencias tornándose al mismo tiempo más selectivo de tal manera que aspectos de estas experiencias son asumidos como referidos directamente a sí mismo.
III.
JUSTIFICACIÓN E IMPORTANCIA El presente proyecto de investigación tiene como principal finalidad la descripción de la relación entre los estilos parentales y la autoestima en adolescentes de un colegio de Independencia, es importante acotar que no se han realizado muchas investigaciones relacionando ambas variables. Es por ello que en esta investigación buscamos identificar dicha relación para que la comunidad científica y la población de psicólogos clínicos del Perú puedan tomar como referencia nuestros resultados y elaborar programas de intervención familiar sistémica, si el caso lo amerita. Con ello se trataría de asegurar que la variable dependiente no se vea afectada negativamente, favoreciendo el desarrollo y la salud mental del adolescente.
IV.
OBJETIVOS 4.1.OBJETIVO GENERAL Determinar la relación que existe entre estilos parentales y autoestima en adolescentes de un colegio de Independencia.
4.2.OBJETIVOS ESPECIFICOS
Identificar los estilos parentales en adolescente sde un colegio de Independencia.
Describir los niveles de autoestima en adolescentes de un colegio de Independencia.
Identificar los estilos parentales y autoestima en adolescentes de un colegio de Independencia según sexo.
Identificar los estilos parentales y autoestima en adolescentes de un colegio de Independencia según la edad.
Analizar los estilos parentales predominantes en los adolescentes de un colegio de Independencia.
Analizar los niveles de autoestima predominantes en los adolescentes de un colegio de Independencia.
V.
HIPOTESIS 5.1.HIPOTESIS GENERAL Determinar si existe relación entre los estilos parentales y autoestima en adolescentes de un colegio de Independencia.
5.2.HIPOTESIS ESPECIFICAS
Existe relación entre los estilos parentales y autoestima en adolescentes de un colegio de Independencia según sexo.
Existe relación entre los estilos parentales y autoestima en adolescentes de un colegio de Independencia según la edad.
Existen estilos parentales predominantes en los adolescentes de un colegio de Independencia.
Existen niveles de autoestima predominantes en los adolescentes de un colegio de Independencia.
VI.
METODOLOGIA Nuestra investigación es de diseño no experimental de tipo descriptivo correlacional, según Carrasco (2009).
Población y muestra La población de estudiantes de los grados de cuarto y quinto de un colegio de Independencia es 120 alumnos, la muestra será obtenida por muestreo no
probabilístico por conveniencia en el cual escogimos a todos los alumnos de la sección A de cuarto y quinto.
1
Cuarto grado
2
Quinto grado Total
tamaño mínimo de la muestra será:
(1.96)² 4(0,05)² 3.8416 0.01
384.16 1+ 384.16 111 384.16 4,46
384.16
86
Criterios de inclusión Adolescentes de 13 años a 17 años que pertenezcan a la institución educativa en la sección A. Criterios de exclusión Quedan excluidos los adolescentes que no pertenezcan al rango de edad que no pertenezcan al colegio y que no estén en la sección A.
Instrumentos 6.1.1. INVENTARIO
DE
AUTOESTIMA
DE
STANLEY
COOPERSMITH (SEI) VERSIÓN JÓVENES I.
DESCRIPCION GENERAL Fue elaborada por Stanley Coopersmith (1967)en Palo Alto, California, la adaptación estuvo a cargo de Isabel panizo en el año de 1989.
La aplicación puede ser individual o colectiva con una duración aproximada de 20minutos, con la finalidad de medir la autoestima en tres áreas (si mismo general, social – pares y hogares). Se puede aplicar en el ámbito clínico, laboral, educacional y en la investigación. Las instrucciones indican que se debe Marcar con una Aspa (X)debajo de V ó F,de acuerdo a los siguientes criterios: V cuando la frase SIcoincide con su forma de ser o pensar F si la frase no coincide con su forma de ser o pensar. La validación en el Peru se dio por Panizo (1989) quien llevo a cabo la validación de contenido y de constructo de inventario de autoestima. La validación de contenido la realizo mediante el criterio de jueces, y la de constructo mediante la correlación 23tems-subtest, encontrándose una correlación significativa al nivel 0.001 para todos los ítems y en todas las sub-escalas. La confiablidad fue comprobada por el método de mitades. El coeficiente de correlación obtenido fue de 0.787 según los datos de panizo, indicando una alta confiabilidad. Baremos para cada una de las escalas elaboradas con muestras españolas. (Coopersmith S., 1985).
AREAS Puntaje total
Si mismo
Social
Hogar
Niveles
0 a 24
0–2
0–1
0–1
“Nivel Bajo”
25 a 49
3–5
2–3
2–3
“Nivel
Medio
bajo” 50 a 74
6-8
4–5
4-5
“Nivel media Alto”
75 a 100
9 - 13
6
6
“Nivel alto”
1.1. Interpretación
La interpretación del puntaje total se realizara en base los cuartiles, donde los extremos miden la alta y baja autoestima, y los cuartiles centrales miden la autoestima media ya sea esta media- alta o media-baja de la autoestima. Alta Autoestima: son persona con tendencia a conseguir del éxito tanto academia como social, destacando dinamismo dentro de los grupos sociales. Son poco sensibles a crítica, siendo así, que los sentimientos ansiosos los perturban en menos medida. Autoestima
media:
son
personas
que
se
caracterizan por ser óptimas pero que en su interior sienten inseguridad de su valía personal, tendiendo a la búsqueda de aprobación social y experiencias que le conduzcan al fortalecimiento de su autovaloración. Autoestima baja: son persona con sentimientos de insatisfacción y carencia de respecto por sí mismo que observan. Sujetos convencidos de su inferioridad, teniendo miedo a provocar el enfado de los demás personas en situaciones grupales, mostrándose pasivos y sensibles a la crítica.
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