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February 25, 2019 | Author: Dennis Heredia | Category: Scientific Method, Ciencia, Truth, Theory, Dialectic
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 A L E X A N D E R M O R E N O

E L T E S I S TA D E P O S T G R A D O , SUS ALIADOS Y SUS VERDUGOS

Edición Digitalizada www. Alexandermoreno.com Barquisimeto, Venezuela.  Años 2012-2013

 Alexander Moreno c  Alexander «El Tesista de Postgrado, sus Aliados y sus Verdugos» Verdugos» Depósito legal: ISBN 980-303-204-6 Edición digitalizada / www.alexandermoreno.com Barquisimeto, Venezuela. 3era. edición corregida y mejorada.  Años 2012-2 2012-2013. 013. (La 1ra. Edición fue en 1996).

Diseño y Diagramación: Arq. Renán Moreno / [email protected]

ALEXANDER

MORENO

Venezolano, 1947. Doctor en ciencias y licenciado en educación; Universidad Central de Venezuela, Caracas. Profesor Titular de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Venezuela) en la cual ha dictado numerosas cátedras de pre y postgrado; entre éstas, Filosofía de la Ciencia, Filosofía de la Educación y Ética y Profesión Docente. Ha escrito varias obras (libros y ensayos), algunas de las site  (así cuales están incluidas en la web site  como también, datos amplios de su vida académica).

IN D IC E G EN ER AL

INTRODUCCIÓN 1) 2) 3) 4) 5) 6) 7)

8) 9)

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12) 13) 14)

CAMBIAN LOS ACONTECIMIENTOS SOCIALES Y TAMBIÉN LAS TRADICIONES.................................................... 07 LOS POSTGRADOS UNIVERSITARIOS COMO SUCESO DE MASAS: UN NUEVO FACTOR SOCIAL  ...................... 08 LOS POSTGRADOS Y LA NECESIDAD DE LA CRÍTICA  .................. 10 ¡CUIDADO CON LAS MAESTRÍAS CON TESIS EMPAQUETADAS! .......................................................................11 LOS CURSOS NERVIOSOS: UNA CARRERA CONTRA EL TIEMPO .. -«DEJEN QUIETO» AL PRETESISTA ........................ 15 LA LIBERTAD DE CREACIÓN ES SAGRADA PARA EL TESISTA ................................................................................18 EL PROBLEMA DE LA ESCOGENCIA DEL OBJETO,  A INICIOS DE LA TESIS... TESIS... .............. .......................... ..................... ..................... ........................ .............. .. 19 -LA CORAZONADA NO ES SUFICIENTE... -EL PROBLEMA DE LA «RELEVANCIA»... -¡ARRANQUE! SI SE EQUIVOCA ES PORQUE VA BIEN... LA INVESTIGACIÓN ES UN TRABAJO ARBITRARIO MÁS QUE RIGUROSO ........................................................................23 LAS TESIS Y LOS MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN. -EL HIPOTÉTICO-DEDUCTIVO NO ES SACROSANTO ... -EL MARCO TEÓRICO EN LA INVESTIGACIÓN  HIPOTÉTICO-DEDUCTIVA, NO ES ACCESORIO ........................... 27 NO TODA TESIS POSTGRADUAL ES INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA .. ¡PUEDE SER OTRA SU ÍNDOLE! LA CATEGORÍA «PRODUCCIÓN INTELECTUAL» Y SUS SUBCATEGORÍAS ............................................................ 31 EL RITO DE DE LA TAL «DEFENSA». «DEFENSA». -¿SIRVE PARA ALGO LA MAL LLAMADA «DEFENSA»? ................. 35 ¿QUÉ DEBE CONTENER LA TESIS Y QUÉ DEBE CONTEMPLAR EL PROCESO TERMINAL DE EVALUACIÓN? ................................ 39 -LOS CRITERIOS DE EVALUACIÓN. TIPS EN CALIENTE Y DE DIVERSAS ÍNDOLES, PARA EL DEBATE CREATIVO ................................................................42 -NOS EXIGIERON LINEALMENTE «UN RESUMEN» DE LA TESIS DOCTORAL .......................................................................42 -LA RECUSACIÓN AL JURADO .................................................... 43

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-«QUE ENTRE DOCTORES TE VEAS» TITULABA EL  ARTICULISTA  ARTICULISTA VENEZOLANO VENEZOLANO JOSÉ JOSÉ RODRÍGUEZ, RODRÍGUEZ, UN UN PICANTE  Y BIEN ESCRITO MATERIAL... .................................................... -EL TESISTA COMO REHEN... ...................................................... -SALAS DE VISITAS EN VEZ DE AULAS... .................................. -EN VEZ DE TESIS DE POSTGRADO, HACEN CURIOSAMENTE  REFERENCIA A «TRABAJOS DE GRADO»... .............................. -OTRAS CATEGORÍAS A MENUDO MAL MANEJADAS SON  «M TODO» TODO» Y «METOD «METODOLO OLOG G A».. A».... ............................................. -«YA CONCLUÍ LA PARTE ACADÉMICA DEL POSTGRADO». EXPRESIONES COMO ÉSTAS... .................................................. -LAS CITAS CITAS TEXT TEXTUALE UALES S TRA TRA DAS A COLAC COLACII N EN  EN  LA TESIS DEBEN GUARDAR UN ALTO SENTIDO DE LAS PROPORCIONES... .......................................................... -LOS MAGNOS VALORES MORALES DE HONESTIDAD... ........ -LAS TESIS Y LAS ACCIONES DELICTIVAS DE  DISTINTOS TIPOS... TIPOS... ...................................................................... -LAS NORMATIVAS INSTITUCIONALES DE PRESENTACIÓN  (GRÁFICA O FORMAL) DE TESIS, NO POCAS VECES CONSTITUYEN UN VERDADERO DOLOR DE CABEZA... ......... -LA ASQUEROSA PRÁCTICA DE FORJAR  FRAUDULENTAMENTE TESIS... .................................................. -EL ACCESO ACCESO AL P BLICO, DE LAS TESIS ARCHIVADAS ARCHIVADAS EN LAS BIBLIOTECAS... ............................................................... -SI EXISTE UN SERVICIO NOBLE QUE LA INFORMÁTICA PUEDE EN EFECTO OFRECER AL POSTGRADO... ................... -LOS PRETESISTAS DEBEN PARTICIPAR ADECUADAMENTE  EN LA DISCUSIÓN... ...................................................................... -LOS INTRUMENTOS DE EVALUACIÓN DE TESIS (Y DE PROYECTOS)... ................................................................... -LA «GRACIOSA» COSTUMBRILLA DE INCLUIR EN LA TESIS UNA CARTA-PLANILLA DE APROBACIÓN... ............................... -UN PROYECTO PROYECTO DE TESIS NO ES UNA UNA TESIS TESIS EN PEQUE O... -NO SIEMPRE LOS LIBROS NUEVOS SON LOS MEJORES, NI LOS VIEJOS SON LOS PEORES... ....................... -EDUCACIÓN AVANZADA, DE ACUERDO A JULIA AÑORGA....... -APENDICE UNO: SOBRE LAS FASES DE LOS MÉTODOS HIPOT HIPOT TICO-D TICO-DED EDUC UCTIV TIVO O Y DIAL CTICOCTICO-CO CONC NCRE RETO TO.. ........... - APENDICE  APENDICE DOS: ACERCA DOS: ACERCA DE LA LEY SOBRE DERECHO DE AUTOR (SEPARATA). .....................

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INTRODUCCIÓN Este libro «El Tesista de Postgrado, sus Aliados y sus Verdugos», del escritor venezolano Alexander Moreno, ha venido levantando una verdadera polvorera en cada uno de los escenarios en donde se ha expuesto vivamente, y en cada mente de quienes han tenido la oportunidad de leerlo, analizarlo y criticarlo (tesistas, profesores, gerentes de postgrado, etc.). La venezolana Universidad Pedagógica Libertador y la boliviana Universidad Mayor de San  Andrés ya han agotado sus ediciones respectivas. Ahora, esta edición digitalizada de comienzos de siglo, pretende repotenciar la aludida polvorera a punta de poner a la consideración del lector, una versión que, por una parte, corrige las insuficiencias de las primeras, y por otra, incorpora para el debate, una serie de nuevas categorías. El concepto jurídico y pedagógico de producción intelectual, por ejemplo, es trabajado en esta versión, con un sentido de agudeza y de amplitud, que da pautas, sin duda, a que se abandonen viejas nociones en materia de investigación y gestión de conocimiento. Probablemente sea ahora, a través de esta edición digitalizada, cuando en verdad se haga efectiva la recogida del guante del reto que arroja en 1993 el legislador venezolano (con la Ley sobre el Derecho de Autor) y a partir de entonces, el pedagogo Víctor Morles (a través de sus escritos y conferencias) en cuanto a este tema tan profundamente compenetrado al hacer del sujeto que hace vida universitaria, especialmente el tesista de postgrado, y tan inexplicablemente soslayado por quienes ejercen funciones de gerencia en el medio académico en referencia.

Seguro estamos que con esta versión digital, Alexander  Moreno volverá a subvertir nociones, prácticas y tradiciones. Los Editores.

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1.

CAMBIAN LOS ACONTECIMIENTOS SOCIALES  Y TAMBIÉN LAS TRADICIONES. TRADICIONES.

Cuando en la vida social se instala un nuevo factor de desarrollo de características mutacionales y masivas, pues se produce en el contexto de ésa una serie de expectativas, acomodos, reacomodos y hasta desajustes, que interesadamente afectan la tradición y además impone la necesidad de esfuerzos de los más diversos cuños para las consecuenciales asunciones de lo nuevo. Recordamos, por ejemplo, los comentarios que la gente del vecindario, a principios de los `50, hacía con emoción en oportunidad de los anuncios de la prensa escrita y la radio con relación a la instalación en el país (Venezuela), de la televisión. Decían con vehemencia y hasta con nostalgia, nuestros inquietos vecinos: «Con esos aparatos en la casa, pues de ahora en adelante se acabarán los cines». Llegó la televisión y se masificó. Primero los «blanco y negro», luego los «a color»; después los equipos de grabación y reproducción de uso doméstico. Hoy en día en algunos países, ante una televisión repleta de tanta violencia, pornografía, sesgo ideológico-político (empresarial) y desconsideración ante niños y adolescentes, ya hasta existen corporaciones de televidentes las cuales desarrollan prácticas de velación, crítica y denuncia acerca del asunto. A todas estas, los cines no desaparecieron (ni tampoco, por suerte, la costumbre de ser morada de enamorados). En épocas en las cuales el narcotráfico y los terrorismos de uno u otro signo no ocupaban el espacio tan alarmante y peligroso de los días de hoy, pues resultaban una verdadera rareza las requisas violentas en las aduanas, agencias postales, etc. Actualmente, habida cuenta esas aberraciones del desarrollo (o normalidades del contra-desarrollo) tales prácticas que a tantas personas ajenas a ese medio les molesta grandemente cuando van a un aeropuerto o envían un flete, resultan algo así como cotidianas e inevitables.

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Sí. Es la verdad. El copiado fotostático, el telefax, el correo electrónico e internet han preparado la lápida al papel carbón y a las cartas por correo convencional. La informática en general deja atrás un buen número de procedimientos de comunicación hasta no hace tanto muy usuales. Pero junto a ello, también han surgido usos aberrados de disímiles sellos; a saber, plagios, caminos camuflageados para el delito, etc. Dado todo esto, ya las estructuras  jurídicas de no pocas naciones del mundo, y en general, las lí-neas globales de política en tal sentido, se ven obligadas a tomarle el pulso a estos factores sociales de características mutacionales y masivas, y así buscar (o construir) sitios de actuación en el marco de esa compleja y desigual dimensión semiótica.

Las leyes de derecho de autor en muchas naciones, por ejemplo, hasta hace poco no contemplaban elementos unidos a ese mundo de la informática; en los días actuales esas leyes se renuevan y marchan velozmente en el carro del nuevo milenio.

2.

LOS POSTGRADOS UNIVERSITARIOS UNIVERSITARIOS COMO SUCESO DE MASAS: UN NUEVO FACTOR SOCIAL.

En los años ´60 estudiábamos la carrera educación en la Universidad Central de Venezuela en Caracas. Era la época universita-ria de la exacerbación de los sueños libertarios. La «revolución de mayo» (como se denominaba a las revueltas estudiantiles de mayo de 1968 en París) le daba su mano fraternal a las acciones condenatorias a las viejas estructuras universitarias. Los estudiantes cordobeses (Argentina) así lo entendieron y así lo expresaron con vehemencia en 1917, tejiendo así una red de ideales que servía de sublime relieve a las más altas de las utopías... En tal tiempo y en tales circunstancias muy poco se hablaba de postgrado. Un tanto más atrás, la década de los ´50, la universidad confería el título de doctor a instancias instancias de la finalización de los los estu

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dios de pregrado. Doctor en Ciencias Políticas, Doctor en Ciencias Odontológicas, eran los títulos que recibían los hoy abogados y los hoy odontólogos. Así, otros también. No nos cabe duda que la costumbre de llamar «doctores» a estos profesionales con el título de final de pregrado, a secas, tiene que ver con este antecedente (compartido por lo demás por muchos países) 1. Es la verdad. Hablar de postgrado en ese contexto, en los singularísimos años ´60, era poco usual. Ya en los años ´70, las universidades de mi país, comienzan a echar a andar más o menos notablemente la idea de maestría. En efecto, se fundan en no pocas instituciones universitarias programas de maestría, con considerable clientela. De manera más o menos silenciosa, curiosamente, los estudios de doctorado van buscando acomodos a los niveles más altos del sistema instruccional, y es a principios de los ´80 cuando se hace algo ostensible su estabilización y desarrollo. desar rollo.

El segmento de las especializaciones en el postgrado ha traza-do un desarrollo diferencial. En el campo de la medicina, por ejemplo, las especializaciones vienen adquiriendo una significación enor-me. En realidad, al médico más le interesa por lo general un curso de especialización que una maestría o un doctorado. Hay universidades que por fortuna entienden bien tal situación; es más, asumen esos cursos como apoyatura académica suficiente para el desarrollo de instancias superiores, como la maestría en medicina por ejemplo. De una manera por aquí y de otra por allá, los estudios de postgrado en el mundo registran una irrupción, un salto mutacional de desarrollo. Ya deja de ser una dimensión instruccional reservada para una «nobleza» intelectual. No obstante que en determinadas formaciones sociales, el postgrado sigue encarnando esa vocación elitesca (de clase, de poder económico), la tendencia es que se establezca como una instancia instruccional masiva.

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 Ver Cap. 14 (tercer tip).

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3.

LOS POSTGRADOS Y LA NECESIDAD DE LA CRÍTICA.

Siendo hoy el postgrado un nuevo factor social de desarrollo, con características mutacionales y masivas, se hace estrictamente necesario entonces trabajar en la construcción de un cuerpo de estimaciones acerca del ser y del deber-ser de ese factor, de manera tal que la tradición que por presión del acontecer se está formando en torno al asunto, halle en ese cuerpo de apreciaciones, una referencia importante para la teoría y para la práctica.

Parece mentira. Poco se ha hecho en cuanto a esto. Los ecologistas siempre se quejan -no sin razón- que la humanidad, aún en nuestros días, vive sin entender el enorme problema de la cuota de responsabilidad suya en el deterioro de las condiciones naturales indispensables para la vida y en consecuencia el os-curo porvenir de ésta en el planeta. Que la tradición existente en torno a ese problema resulta raquítica ante lo amenazante de la realidad planteada... Es posible que con respecto al problema que nos ocupa, el postgrado, la situación no sea demasiado distinta. Hasta la fecha, no existe suficiente teoría crítica ante el hecho que el postgrado -llámese perfeccionamiento, especialización, maestría, o doctorado- sea hoy por hoy una circunstancia la cual tiende una red de vida a enormes masas de estudiantes y de profesionales. Ni las costumbres, ni las «verdades naturales», ni los axiomas expresados en las subestructuras jurídicas del asunto (leyes, resoluciones, normativas, etc.), sembrados por la  praxis a  praxis a través de los años en el contexto de las universidades, satisfacen las demandas de teoría crítica respectivas, a la luz de nuestros días. Son usuales

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las ocasiones en las cuales se entronizan en los diferentes intersticios del postgrado, una suerte de  pool   macabro de acciones propias del Marqués de Sade, o de cualquier personaje de Kafka o de Maquiavelo...  A lo largo de nuestra larga carrera académica hemos visto un sinnúmero de aberraciones de todo cuño en el contexto de los postgrados universitarios. Con altísima atención hemos oído y leído bastantes testimonios al respecto no sólo a instancias de nuestro país, sino a instancias de otros países. Los surrealismos en este medio escolar parecen ser generalizados, transfronterizos... Es que vale la pena teorizar en plan constructivo, a través de la fértil herramienta de la crítica. La función tan importante que cumple el postgrado en la instrucción, cual es básicamente la actualización teórico-práctica del profesional universitario, hace digno, como el que más, este trabajo crítico, revolucionario y humanocéntrico.

 Ahora bien. ¿Cuáles son los problemas fundamentales que hacen necesario ese trabajo teórico-crítico? ¿Cuáles son los nudos propios del postgrado que demandan en mayor medida, ese esfuerzo de sentarlo en el banquillo y tocar fondo, así, en el tratamiento valorativo de sus gracias y de sus desgracias?

4.

¡CUIDADO CON LAS MAESTRÍAS CON TESIS EMPAQUETADAS!

Hace un par de años se presentan a nuestro despacho en la 2 Universidad Pedagógica Libertador, UPEL , el profesor Araujo y un grupo de compañeros que hacían con él, a la sazón, un curso de maestría en educación, el cual se dictaba bajo la coordinación de la también venezolana Universidad de Carabobo. Araujo había sido nuestro alumno en la la UPEL, a nivel nivel de pregrado, a principios de los los `70. Recordamos su excelente actuación como estudiante en la 2

 Institución instalada a lo ancho y largo de Venezuela; sus raíces datan de los años `30 del siglo XX. Caracas, Barquisimeto y otras ciudades conforman sus sedes. (www.upel.com)

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asignatura métodos de investigación educacional. A sus compañeros no conocíamos mucho; mas, poco nos costó advertir que eran unas personas dignas de toda consideración y aprecio. Un equipo alegre, inquieto y de mucho apetito de aprendizaje. Muy crítico, además. Hacía cuatro meses que ellos habían concluido el ciclo presencial del curso y se encontraban, al decir de ellos, «dispuestos a arrancar con las tesis». Estaban verdaderamente preocupados; es más, hasta ansiosos.

No tenían entonces sus trabajos «definidos». En el fondo, lo que ellos demandaban de nosotros, era que les ayudáramos en el trance angustioso de elegir, dentro de lo que llamamos el legítimo desorden, sus problemas respectivos sobre los cuales tenían que montar sus tesis de maestría. Lo que ellos solicitaban de nosotros era que les diéramos una especie de acicate, de estímulo técnico, en la tarea de elegir convenientemente los temas para el trabajo tesístico, y trascender así el engorroso momento de encontrarse ante un océano de problemas indistintamente interesantes. Entendimos desde el principio que nuestra labor pedagógica debía comenzar, por una parte, por propender a que en ellos se produjera un equilibrio (jamás una tranquilidad) en cuanto a la angustia, y por otra parte muy unida a la primera, por propender a que cayeran de una vez en la cuenta que estaban cursando en un instituto que por fortuna los había «dejado solos» después de la etapa presencial de la maestría. Esto último constituyó una verdadera paradoja. Sí. Es verdad. Una verdadera paradoja.  Araujo y sus amigos a migos hasta el justo momento de nuestras nues tras jornadas de discusión en nuestro despacho, estimaban que constituía una desgracia el hecho que la universidad no les había asignado inmediatamente después de culminar el ciclo presencial, los respectivos tutores, horarios de asesorías, líneas de investigación, etc. Les contamos de manera descarnada mil y una anécdotas acerca de lo que venía ocurriendo con los cursantes de la maestría análoga que se dictaba en la UPEL, en esa misma ciudad de 12

Barquisimeto. En este curso de postgrado se estilaba, muy al contrario de la suerte que ahora nos ocupa, que la propia universidad les asignaba regularmente a los cursantes, los tutores, horarios estrictos de asesorías, etc., etc. 3 De tantos casos que a ellos les trajimos a colación en circunstancias de nuestras amenas tertulias académicas, recordamos el de Beatriz, una cursante de la especialidad investigación educacional con unos ojos tan grandes como su inteligencia y perspicacia. Pequeña de estatura y profunda en su simpatía y humor. El caso de Beatriz radica en que después de transitar con alto rendimiento por toda la etapa presencial de la maestría y conocer hasta en sus pesadillas el método hipotético-deductivo («único camino» para llegar a la verdad educacional, de acuerdo, según parece, al bien miope modo de ver de los planificadores de tal curso), pues decide ya en los inicios de sus esfuerzos en pro de forjar su tesis, que en vez de utilizar linealmente ese conocido método investigativo, va a dirigir su acción indagatoria por contextos temáticos distintos; algo así como «un bosquejo histórico del teatro universitario venezolano en los últimos veinte años». Como bien se puede advertir, las hipótesis, las mediciones de la variable dependiente y de la variable independiente, los estadísticos de cuantificación de los niveles de relación entre las precitadas variables, y los mil y un aspectos restantes de tan «aséptico» método de investigación, pues, sencillamente, para el caso del trabajo de la profesora Beatriz no constituían elementos típicos del correspondiente aspecto disciplinario. Nos contaba ella que el tutor que la universidad le adjudicó -quien a la sazón, por cierto, se aprestaba a recibir su merecida  jubilación-, en una ocasión leyendo leyendo y releyendo releyendo ante la mismísima presencia de ella el pertinente proyecto, y evadiendo la explosión de un irresoluto bostezo, le preguntó de buena voluntad:

«Hija, ¿dónde están las hipótesis; las variables de éstas; los estadísticos de medición de cada una de esas variables y de los niveles de vinculación causal o concomitante de dichas variables para los efectos de pulsar si la hipótesis es afirmativa o es un disparate?». 3

 Es más, en el cuerpo mismo del plan de estudios, están dos unidades curriculares regulares (Tutoría I y Tutoría II) en cuyos contextos se llevan a cabo individual y diferencialmente las asesorías para la s tesis.

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 Araujo y sus cuatro compañeros compañeros de estudio, oyeron con inusitada atención e interés la relatoría que hacíamos en relación al caso de la vivaz Beatriz. Poco a poco el piso de la creencia de que estaban ellos siendo víctimas de una desgracia académica, fue quebrándose... Volviendo a Beatriz. Ella nos dice: «Cuando mi tutor me preguntó eso, sentí desazón, desconsuelo...». Imaginamos que la pobre

Beatricita se sentiría como el poeta romántico y quijotesco que por fin, en una noche azul, halla su Dulcinea, y cuando le requiere su primera palabra, ésta le pregunta acerca de la marca de su tarjeta de crédito, o del lugar del urinario más cercano. En honor a los hechos, la profesora Beatriz sorteó las dificultades y en la mejor de las lides se salió con las suyas. Claro; buscó con ahínco un tutor harto compenetrado al medio universitario del teatro, burló con alteza algunos escollos de factura reaccionaria y así se abrieron las alamedas. El equipo de la maestría de la Universidad de Carabobo que nos solicitó asesoría inicial, ante la avalancha de estímulos, no vaciló entonces en comprender que eso de estar inmerso en un curso de postgrado tipo paquete turístico, no es cuestión de envidiar. Que mil veces es mejor que la universidad, una vez que el cursante concluya el ciclo presencial y esté solvente para la asunción efectiva del diseño de la tesis de postgrado, lo libere de presiones disciplinarias para entonces echar a andar la pertinente labor indagatoria, toda vez que, entre mil razones, esta labor investigativa debe hacerse con las manos holgadas, con alegría, con libertad.

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5.

LOS CURSOS NERVIOSOS: UNA CARRERA CONTRA EL TIEMPO...

Recientemente estuvimos conversando con Carmela Urbaneja, cursante de una maestría en una universidad privada. Nos contaba Carmela que lo que ocurría allí era verdaderamente grotesco, una suerte de «carrera contra el tiempo». La universidad fija tutor inmediatamente después de terminar la etapa presencial; y, si las cosas resultaban bien, pues el out put  del   del asunto puede salir, con toga, birrete, talco y aliño, ¡al año u ocho meses del inicio! Una versión similar nos dio en plena década ´70, la bella Malen Brandini Fascenda. Las autoridades de la institución universitaria en la cual a la sazón trabajaba la enviaron a cursar una maestría en un vecino país. A los ocho meses de arribar al vecino país, pues Malen ostentaba flamantemente el título de magister , para cuya adquisición tuvo que sufrir una suerte de «creditorrea» y presentar una automática tesis de postgrado.

Prácticas como la que llevó a la siempre recordada Malen, a obtener un título nervioso a través de una «maestría con tesis empaquetada» realizada en un país latinoamericano, han sido también desarrolladas por otras universidades análogas, por vía de convenios con instituciones de tal «primer mundo». -«DEJEN QUIETO» AL PRETESISTA...

No hay mejor suerte para el tesista que lo dejen tranquilo después de terminar el ciclo presencial, para entonces asumir el desafío de la tesis con horizonte extendido, con «cabeza fresca». Resulta bien conocido que normalmente los tesistas son sometidos a presión por parte de los regímenes corporativos en cuyo contexto hacen vida profesional; ello en términos de que los títulos académicos que a través del tiempo (y de sus esfuerzos) van

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adquiriendo, se inscriban en ascensos y otros tipos de prosecución. Todo esto ha propendido a que tanto los tesistas como algunas universidades asuman como valor supremo, el tiempo. Es decir, «hay que obtener el título ¡lo antes posible!». Hemos visto, así, a cursantes mostrando comportamientos obsesivos en este sentido. También hemos observado cómo ciertas universidades, signadas por el fin de lucro, condenan a los cursantes de postgrado a una suerte de «carreras contra-reloj» colocándose de esta manera, a espaldas de la templanza que debe privar en los medios del conocimiento de la alta escuela.

El asunto ha llegado a extremos. No pocos tesistas han tenido que abandonar las bibliotecas y sitios de navegación electrónica, y abrazar, como pacientes, los consultorios psiquiátricos. Ha habido universidades que han llegado al extremo de establecer «tiempos de vigencia a futuro» de las asignaturas, pareciéndose así a las empresas fabricantes de baterías eléctricas portátiles. «Oiga, licenciada González; a usted no se le va a dar solvencia académica para cursar  Bioquímica II, toda vez que ya hace ¡dos años! que cursó Bioquímica I». Como se sabe, las pilas poseen su tiempo de duración. Imaginamos que las autoridades universitarias que promueven tal estado de cosas, pensarán que el estudiante postgradual quedará congelado, paralizado, inerte, al minuto siguiente de lograr la aprobación de la materia. Luego de ese último día, de acuerdo al aciago criterio en referencia, el cursante se transfigura en un ente obsoleto, incapaz de proseguir. Bien sabemos que los conocimientos cambian dialécticamente; que unos niegan a otros, conformando así un proceso de rupturas y continuidades. Pero también sabemos que, por un lado, las más significativas de estas rupturas y continuidades no se dan todos los días de manera rutinaria, y por otro lado, la vigencia académica de las asignaturas postgraduales deben guardar estabilidad en el tiempo, de una manera templada, moderada. De la tradición filosófico-

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científica de interpretar la masa y la velocidad como entidades constantes (física clásica de Newton), a la tradición filosófico-científica de interpretar los precitados objetos en tanto entidades relativas (física moderna de Einstein), ha pasado un buen tiempo; quizá en mayor cuantía del que viene pasando -ciertamente- desde cuando se estabilizó esta física einsteiniana (mediados del siglo XX), hasta los días de hoy, cuando se aborda a punta del bisturí revolucionario de la nueva teoría del tal caos, una suerte de relatividad de la relatividad. Será sin duda éste, un período más breve; sin embargo, para lo que a los procesos curriculum  se refiere, el asunto no es de cambiantes propios del curriculum  cambiar las cosas a la ligera, como quien transfigura una vitrina de mercado para hacer nerviosamente más apetitosa para el público potencialmente cliente, la mercancía exhibida del día.

La templanza, la conciencia de las proporciones, debe guiar en todo momento al postgrado. El factor tiempo, como hemos dicho, debe ocupar un sitio importante en la velación por la precitada templanza. Si usted es tesista o se apresta a serlo, pues tome en verdad mucha atención a los criterios aquí expuestos; le conviene. Si usted es tutor, también. No quisiéramos estar en el pellejo de esos colegas que laboran en universidades practicantes de regímenes de postgrado como los que hemos condenado, y que desarrollan roles de tutores. No quisiéramos. El tutor debe ser atento, muy atento, del tutorando y del trabajo tesístico. Y cuando decimos muy atento, nos referimos no sólo a lo estrictamente académico, sino a otros rubros (jamás desconectados), como por ejemplo, el valorativo (moral). El rol de tutor es delicado. No seríamos tutor de cualquiera. No es que exagere el asunto... No es que se le dé a tal rol un carácter paternal, sobre protector, enfermo; no. Es que el rol del tutor encarna un comportamiento académico y sobre todo humano. La suerte del tesista está muy unida a la suerte del tutor. Es algo así como una avioneta de dos puestos; si se precipita a tierra o mar, lo más probable es que uno y

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otro salgan estropeados del asunto. Un tutor de una tesis aplazada, en buena o mala lid, es un tutor afectado. Un tutor de una tesis laureada es un tutor asimismo laureado.

6.

LA LIBERTAD DE CREACIÓN SAGRADA PARA EL TESISTA. T ESISTA.

ES

Pero lo que en mayor medida importa en toda esta problemática de los postgrados empaquetados y sus contrarios, es, sin duda alguna, aquello que tiene que ver con la libertad de creación. La libertad del cursante de postgrado, de escoger el tema (el objeto de investigación o de producción intelectual) y por lo tanto sus vías procedimentales para abordarlo y dominarlo, es, en el sentido humanocéntrico de la expresión, algo sagrado. Confesamos que no hay cosa que nos genere más suspicacia (y desagrado) que las sugerencias que ciertos cursos de maestría (y hasta de doctorados) hacen en cuanto a temas, a objetos de investigación o de producción intelectual, en plan de tesis. Tales insinuaciones las realizan impúdicamente a través de anuncios de prensa, a través de propagandas institucionales, a través de charlas, en fin. Todo eso, bajo el eufemismo de las preavisadas «líneas de investigación» o cosas por el estilo.  Amigo lector; si usted es aspirante a cursar maestría, gu arde mucho cuidado con esos tales cursos que anuncian sus «líneas de investigación». Mucho cuidado. Detrás de esa usanza puede subyacer el aciago criterio que legitima el procedimiento por parte de las autoridades, de entrometerse en el tema que logra en el cursante la pertinente motivación para el tratamiento investigativo, reflexivo, crítico. Cuidado. Mucho cuidado. Claro. El área de conocimiento propio del curso postgradual que se ofrece y se caracteriza, establece por antonomasia fronteras fronteras

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temáticas e institucionales. En una maestría de matemática, por ejemplo, la temática a desarrollar ha de ser la matemática. Pero dentro de la temática de la matemática, el tesista ha de tener toda la libertad del mundo para escoger un problema pertinente, verosímil y bien relevante, del cual se enamore. Es que el objeto lleva consigo su método. En términos de investigación científica, por ejemplo, jamás una cuestión va por un lado y la otra por el suyo; jamás. Objeto y método van unidos, imbricados. ¡Figuren ustedes lo que ocurre cuando alguna autoridad de postgrado impone al tesista, por vía de caminos lubricados o de eufemismos, determinado tema de investigación o de otro tenor de creatividad!. Si todo problema-objeto encarna, lleva consigo, su método, pues toda «sugerencia» de la calaña aludida, encarna, lleva consigo, asimismo, una intrusión. Más que eso, una acción esterilizante, una práctica desmotivadora, una suerte de «mosca en la sopa». Si hay algo por lo cual el cursante de postgrado debe luchar sin reserva, ¡y desde el principio de la jornada académica de rigor!, es la libertad de escoger bajo todo riesgo, el objeto propio de su esfuerzo en plan de tesis. Y la lucha -es necesario reiterarloha de ser desde el principio. 7.

EL PROBLEMA PROBLEM A DE LA ESCOGENCIA ESCOGENCI A DEL OBJETO, A INICIOS DE LA TESIS...

«Mire doctor, mi problema como tesista es que no tengo problema para investigar». Exactamente así nos decía un pretesista, cuando finalizaba el ciclo presencial de la maestría en ciencia educacional que realizaba hace un par de años. Pero más o menos lo mismo nos han dicho innumerables cursantes desde hace bastante tiempo. Unos al comienzo de ese ciclo; otros, en pleno ciclo. 19

 A quien nos plantea esa angustia, esa incertidumbre, solemos decirle que eso es lo deseable; solemos felicitarlo. Nuestros pretesistas, cuando oyen esto, se extrañan sobremanera; se desconciertan. Usualmente reaccionan de manera parecida a la de  Araujo y sus compañeros en el caso que al principio referimos. Es que esperan de nuestra parte, un discurso diferente.

Realmente no podemos hacer otra cosa que felicitarlos. «Nadie investiga aquello que conoce, pues lo conoce...», decía con extraordinaria agudeza Platón, tres siglos antes de nuestra era. (Diálogo Sócrates-Menón). Y es cierto. ¿Quién va a investigar aquello que conoce? ¿Quién va a estudiar aquello que domina? Nadie. Se indaga, se estudia, aquello que se ignora, o por lo menos aquello que se ignora más o menos. Siendo pues el asunto así, resulta lógico que cuando el pretesista aborde el pertinente trabajo tesístico, se sienta en claroscuro.

-LA CORAZONADA NO ES SUFICIENTE... La selección del objeto a tratar en plan de tesis, es, sin duda, un asunto cuya solvencia resulta una necesidad de primer orden. Pero hay que estar claro que la cuestión es compleja. El pretesista tiene que seleccionar el problema a través de una práctica teórica que vaya más allá de la simple corazonada. Entendemos que todo investigador o productor intelectual debe cosechar el pálpito, la intuición, el «sexto sentido». Es verdad. Pero la escogencia de la temática tiene que ver, en esencia, con una actividad más tangible, más asida al piso. Esa actividad real ha de estar unida a la búsqueda de pistas tanto en el plano documental como en el plano del cuerpo mismo del objeto. ¡Hay que meterse en la línea de fuego!, solemos decirle a nuestros estudiantes, cuando transitamos con ellos estas prácticas académicas. Es que para aprender a nadar, hay que zumbarse al agua. ¿No es cierto?

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Esa actividad pegada al suelo, de la que hablamos, está compenetrada también al compromiso vocacional del pretesista.  Allí, lo ideológico, lo afectivo, lo aptitudinal, juegan papeles significativos. En muchísimas tribunas académicas a lo largo de nuestra añeja carrera docente en los campos de la filosofía y de las ciencias sociales, hemos venido predicando sin ambages que lo ideal es que el investigador -si el caso es de indagar científicamente una cosa de la realidad- se enamore del objeto que está trabajando; se vincule afectivamente al valor supremo de descubrirlo, de limpiarlo de las mil máscaras que posee. Todo ello, claro está, sin voluntarismos, es decir, sin que la disposición de indagar al problema-objeto, lleve consigo consciente o preconscientemente fuerzas o pulsiones estigmáticas que signen de acuerdo a aspiraciones del investigador, la ruta y los resultados del estudio. En este orden de ideas, amigo pretesista: ¡Enamórese del tema escogido! Hicimos el doctorado en la Universidad Central de Venezuela, en la especialidad de ciencias sociales. De tantas características decimonónicas que observamos -y padecimos- en ése, podemos hoy por hoy decir y reconocer que siempre sentimos libertad en el recién aludido aspecto. La defensa de ese legítimo ideal libertario que a través de muchísimas conferencias y posiciones académicas en circunstancias de jurado, hicieron por ejemplo los profesores Esteban Emilio Mosonyi y Roberto Hernández Montoya, constituye, a nuestra manera de valorar, elementos dignos de traer a colación en reflexiones de este tipo.

-EL PROBLEMA DE LA «RELEVANCIA»... Otro elemento más allá de la corazonada, que el pretesista tiene que preponderar en plan de no equivocar el camino, es el comúnmente denominado «problema de la relevancia». Ciertamente. El tema que va a seleccionar ha de ser relevante, ha de ser trascendente. 21

No puede ser, por ejemplo, un tema investigativo como uno al cual se refería un colega, haciendo alusión a la proposición que recientemente formulara un cursante de maestría. El «problema» que invitaba al cursante a «investigar» estaba referido a la situación de quedarse sin sillas en el comedor escolar, por parte de diez alumnos, de cada lote de cincuenta que hacía uso de los servicios de esa unidad, en un plantel equis de una ciudad equis, hace poco tiempo atrás. Por supuesto, el colega preguntó al cándido alumno de postgrado que si con diez sillas adicionales se solucionaba tan «enigmático» problema, a lo cual respondió afirmativamente. Claro; el profesor ante semejante y por fortuna no usual situación, orientó pedagógicamente al cursante y además tomó de tal experiencia, el beneficio que a pesar de todo generó, de encarnar algo así como «el ejemplo a no seguir». Aquí hemos tomado de él, ese buen recurso didáctico para fines consiguientes. El tema a tratar en plan de tesis, ha de ser, reiteramos, relevante, trascendente. Por eso, el pretesista tiene que estimar con alta responsabilidad y sentido de compromiso social los elementos que conforman la temática sujeta a estudio, al tiempo en el cual se asegure que el asunto no haya sido tratado previamente por otros autores, lo cual condenaría, sin duda, al esfuerzo en cuestión, a la indeseable condición de tautológico, «trasnochado», en fin. Amigo pretesista: Lea, indague; haga uso de la intuición, revise literatura, asista a eventos pertinentes al tenor de sus intereses indagatorios y creativos; observe. Busque un tema relevante y capaz de ofrecerle placer, identificación con sus propensiones vocacionales. No busque, como dicen los detectives, «el cadáver río arriba». ¡ARRANQUE! SI SE EQUIVOCA ES PORQUE VA BIEN... -¡ARRANQUE!

Si en la búsqueda de un justo problema-objeto a investigar, usted, amigo pretesista, se equivoca, pues va bien. Errar es de valientes. Tenga presente que, como bien planteó Bacon en pleno siglo XVI, se está más cerca del acierto, a partir del error que de la confusión. La mejor forma de hundirse en la oscuridad de la confusión es bostezar ente los desafíos; la mejor forma de acertar 22

es meterse en la «línea de fuego». Métase en la línea de fuego. Tenga en cuenta que en la búsqueda de la verdad, el error es, aparte de inevitable, ¡harto necesario! Recordamos que cuando estudiábamos la carrera educación en la universidad, allá en los años ‘60, la profesora de métodos de

investigación educacional, se exasperaba enormemente cuando errabamos como alumnos en este asunto de la selección del problema

(y en general, en todo el proceso de planificar y ejecutar la investigación). También recordamos, debemos reconocerlo, que hicimos algo de eso en nuestra cátedra universitaria, a principios del ejercicio profesional. Lamentablemente reprodujimos ese infeliz esquema didáctico. Equivocarse, reiteramos, es de valientes. Recuerden a Platón. Recuerden a Bacon. Hoy en día, cuando un alumno se equivoca en el proceso de investigación, pues valoramos tal momento como el justo para ayudarlo a que advierta lo cerca que está del acierto. Claro, nadie va a estudiar la materia métodos de investigación para aprender a errar; pero de lo que sí no hay duda es que todo aquel que investiga, tiene que errar y acertar, tiene que caerse y levantarse. El encuentro con la verdad, el descubrimiento, es el fruto de un trabajo tortuoso. Fascinante, es cierto; pero asimismo tortuoso.

8.

LA INVESTIGACIÓN ES UN ARBITRARIO MAS QUE RIGUROSO.

TRABAJO

Es que, a diferencia de lo que dicen casi siempre los manuales «clásicos» de las referidas asignaturas universitarias, la investigación encarna una labor accidental, arbitraria, llena de pistas ciertas y de pistas inciertas. No es la investigación científica, entonces, un proceso «inequívoco, organizado, riguroso»; no. En esencia, es un proceso en el cual siempre están presentes, la equivocación, el desorden y la 23

arbitrariedad. Están presentes esos elementos, compartiendo movimientos dialécticos con sus contrarios. Marx, en pleno siglo XIX, tenía claro eso. Karel Kosík, en su obra Dialéctica de lo Concreto 4, recogiendo los planteamientos geniales de Marx, expone: En cuanto la ciencia inicia su propia exposición, estamos ya ante el resultado de una investigación y de una asimilación crítico-científica de la materia. El comienzo de la exposición, o sea, el desarrollo científico (exégesis) de la problemática, no es conocido todavía al comienzo de la investigación. El inicio de la exposición y el inicio de la investigación son cosas distintas. El comienzo de la investigación es casual y arbitrario, en tanto que el de la exposición es rigurosa.

Entonces, la elaboración de la tesis, estando ésta inscrita en lo investigativo, es una labor de carácter esencialmente arbitrario, accidental. Lo que sí debe ser un trabajo riguroso es la tesis, sobre todo la tesis doctoral. El discurso, en el medio científico, es lo que debe tener carácter riguroso, mas no la investigación. La investigación es una actividad no-rigurosa. Se desarrolla en plan de rigurosidad, sí, pero en esencia es no-rigurosa. El discurso, que es el fruto de la investigación, sí debe ser riguroso. El discurso es la expresión sígnica de la resolución (provisional) de la accidentalidad propia del trabajo indagatorio 5. Eso parece no tenerlo claro buena parte de los tutores. Usualmente los tutores se comportan con el tutorando, con el tesista, como si éste fuera un experto. «Nadie sube sin caer» es un adagio útil para tutores y tutorandos. «Cuando uno arranca un trabajo, ya está más allá de la mitad», suelen decir sabiamente nuestros amigos de Corea del Norte. Pero hay que tener en claro que desde el inicio hasta el final, está planteado el pugilato entre errar y acertar. La investigación, pues, es un proceso arbitrario; y la exposición, el discurso, es una significación de carácter provisionalmente riguroso. 4

Grijalbo. México, 67. p.5 En nuestro libro (Moreno, Alexander. Discurso y Método Dialéctico en la Ciencia Social ), profundizamos este t ema. Disponible digitalmente en www.alexandermoreno.com www.alexandermoreno.com

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9.

LAS TESIS Y LOS MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN.

Tanto el trabajo investigativo propio de la tesis -si es que de investigación se trata el asunto- como el objeto y método correspondientes, siempre van juntos; constituyen una unidad trinitaria. Jamás transitan por vías distintas, en el proceso respectivo. Eso hay que tenerlo perfectamente claro. Objeto y método, en la investigación, es una unidad indisoluble. Es una equivocación del tamaño del Salto Ángel 6, creer que el método es, en el contexto del trabajo de investigación científica, un elemento tangencial, periférico, barroco, suntuario. «¿Por dónde comienzo, por el método o por el tema?». «¿Qué debo escoger primero?». Preguntas como ésas, se nos ha formulado no pocas veces. Sin ambages solemos responder: ¡Comience por el objeto!; el método es cuestión del desafío que el objeto impone. Cuando un ente universitario de postgrado da al pretesista una «línea de investigación» -como si todo postgrado tuviera por naturaleza que conducir a tesis de carácter investigativo, y como si fueran los gerentes de esos cursos los que deben elegir el tema de trabajo propio del tesista-, ¡imaginen ustedes qué se está haciendo! En buena parte, el referido ente administrativo está estigmatizando al tesista, no en tonterías; no en asuntos marginales. No. Lo está estigmatizando nada menos que en la médula espinal  de la investigación. El pretesista se halla, así, en un tubo cuyas paredes y «boca de desagüe» se le muestran mudos, siendo en verdad archiparlanchinos. El tema, objeto de investigación, impone el correspondiente método. El investigador tiene que hacer uso de su hiperestesia, de su agudeza, para hacerle frente al reto de hallar el método aquel que coadyuve efectivamente a tocar los corales de profundidad cognitiva del objeto en cuestión. El investigador, el tesista, tiene que encontrar el método que le ayude más, en su labor de descubrir los nudos ocultos y fundamentales en virtud de los cuales se mueve el objeto que estudia. He allí un desafío que el tesista debe asumir. 6

 Altísima y extensa catarata ubicada en la región de Guayana. Venezuela. 979 m. de altura.

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-EL HIPOTETICO-DEDUCTIVO NO ES SACROSANTO... Da la impresión que cuando se habla de método científico en el ámbito de postgrado, específicamente en la labor de construcción de la tesis, por antonomasia se hace referencia al método hipotéticodeductivo. Quizá en el segmento de las maestrías esto es más así.

Con esto hay que tener cuidado.  Algunas veces -la mayoría, tal vez- en esta práctica subyace una postura ideológica. Hay que tener, reiteramos, un gran cuidado.

 Amarrar la idea que se tiene acerca a cerca del método científico en general, con la que se tiene sobre el método hipotético-deductivo (que es un método científico en particular) constituye sin duda no sólo una deficiencia conceptual en materia epistemológica, sino la recepción de un contrabando ideológico capaz de colocar en la cabeza del investigador, una maraña de mamparas y de antifaces sin orificios para mirar. La historia del conocimiento ha venido identificando varios métodos científicos y varios métodos indagatorios. Claro, también han surgido métodos acientíficos. Son científicos aquellos que han generado ciencias; aquellos que han estado compenetrados con ideación de ciencias. Verbi gratia el abstracto-deductivo (y la ciencia matemática), el hipotético-deductivo ( y la ciencia natural), el dialéctico-concreto (y la ciencia economía-política-del-capitalismo). Quizá debamos meter también dentro de este segmento, el método de sistemas, el cual hoy por hoy suelta sus potros de energía, dadas, por un lado, la asunción que hace, de los legados dejados por los métodos científicos consagrados en referencia, en materia de objetividad (las cosas reales) y de racionalidad (las lógicas), y por otro lado, la marcada vocación que acusa este método sistémico, de hacer cada día más significativa la posibilidad de lograr uno de los ideales históricos de la 7 ciencia cual es la predicción .

Los métodos indagatorios, por su parte son también vías de búsqueda de lo real-objetivo (naturaleza y sociedad) y de lo abstracto-simbólico (pensamiento y lenguaje), los cuales, sin lograr  7

 Ver: Bertalanffy, Bertalanffy, Ludwig v on. Teoría General de Sistema . FCE. México, 1980.

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identidad epistemológica (provisionalmente) plena, hacen connivencia interna con los métodos científicos consagrados, y se abren paso tratando nuevos objetos. Dentro de éstos, probablemente estén los que en psicología connotan el psiquismo como una entidad abstracta, y no como una entidad socio-histórica, socio-biográfica e ideosígnica al mismo tiempo, como en efecto es. Así como también estén los de la antropología, la etnología y la etnografía; ello, dado que sus radios de acción se hallan invadidos por los métodos maduros. Hay además métodos indagatorios noveles los cuales se abren paso en el mundo de la academia a punta de la asunción de objetos nuevos, no tradicionales. Allí están, por ejemplo, los «de investigación-acción-participativa», los «cualitativos», los «heterotópicos», los «holísticos», los «alternativos», en fin.

Entonces, hay métodos científicos (provisionalmente) consagrados y hay métodos indagatorios que pujan por lograr la suficiente madurez epistemológica como para estabilizarse transhistóricamente como científicos. Unido a lo dicho, decimos que referir el método científico, así en singular, responde a la intención ideológica de vincular el asunto de manera lineal y excluyente con el hipotético-deductivo, habida cuenta que en esa línea (de marras) de ver el problema de la ciencia se hace relativamente fácil preponderar lo meramente factual acerca del modo de existencia del objeto, a despecho de lo global de ello, presentando entonces la cuestión, a tenor de insuficiencias legitimadas de manera fatal. En nombre de un himno a lo factual, a lo fenoménico, a lo inmediatista, se desprecia, así, la propiedad heurística, alumbrante, fértil, de la teoría de la totalidad. De acuerdo a esta manera de ver el problema de la ciencia, se ve a la teoría de lo global con profunda desconfianza. Sus seguidores, positivistas y neopositivistas, «miran» en lo teórico-total una suerte de amenaza filosófica e ideológica. Lo que ellos no advierten es que en ese culto a lo factual, habita una posición filosófica e ideológica conforme a la cual se coloca en lo inmediato del objeto, en lo superficial del objeto, todos los huevos en una cesta, dejando a un lado, como si fuera un

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estorbo de carácter tangencial, nada menos que la teoría de los factores globales que determinan el concreto de lo que se investiga.

Refiriéndose al objeto objeto social, con alta agudeza, Theodor  Adorno nos plantea que:  No hay experimento capaz de probar todo -que preforma los fenómenos tangibles- jamás resultará aprehensible simplemente mediante métodos particulares de experimento. Sin embargo, la dependencia a la estructura global, por parte del hecho social sometido a la observación, tiene sin duda una validez mucho más real 8

que la de tales o cuales datos verificados aisladamente .

En medio de este concierto de ideas, pudiéramos preguntarnos si es que en la investigación científica, en el campo de la naturaleza, pasa algo distinto. No. Definitivamente, no. Lo global-natural ejerce una determinación compleja, dialéctica, al fenómeno natural específico. De ahí que para investigar los fenómenos de la naturaleza, en plan científico, resulta estrictamente necesario partir de un punto conceptual acerca de lo total-natural el cual ilumine el camino maravilloso de la indagación. Ese punto conceptual de lo global guía el trabajo de la indagación. Tiene de científico y tiene de filosófico. Hasta de ideológico. Cambian, se transforman en la medida en que el acontecer investigativo va viendo nuevas luces.

La realidad objetiva es harto insincera. No siempre se presenta ante nuestros ojos, tal como en esencia es. En ocasiones se presenta como no es. La esencia y la apariencia de los problemas de la sociedad y de los fenómenos de la naturaleza, no siempre andan unidos -como bien lo expresan los clásicos del materialismo histórico-. Si en la investigación científica preponderamos, entonces, lo factual, pues corremos significativamente el riesgo de sólo conocer lo aparente; mas no lo profundo (oculto). Corremos el riesgo riesgo de 8

 Sobre la Lógica de las Ciencias Sociales. Grijalbo. México, 78. p.60.

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quedarnos en la epidermis de la cosa, y ¡lo peor!, resignarnos a que esa instancia es adonde podemos ineluctablemente llegar habida cuenta el imperio de lo inmediato. Pero también hay que decir que si preponderamos lo teórico a costa de minusvalorar lo factual, pues también corremos el riesgo de incurrir en otra aberración, de signo opuesto. Esta aberración es el teoricismo. Inmediatismo y teoricismo son desviaciones teórico-metodológicas de cuño contrario pero de análogas vocaciones desvirtuantes. Así como el factualismo se queda en el hecho y ve la cosa con miopía, el teoricismo se queda en 9 la estratosfera de lo abstracto y no aterriza en el objeto . Por todas esas razones es que vivimos en nuestras pláticas académica, alertando acerca de la tendenciosa tradición de vincular linealmente las tesis de postgrado con el método hipotético-deductivo.

Si el problema que usted escogió para elaborar su tesis de maestría o de doctorado, impone, dada la singularidad, el desarrollo del método hipotético-deductivo, pues, no lo dude; póngalo en la práctica. Eso sí. Guarde alto cuidado con la tramposa tradición de hermanar fatalmente esa vía indagatoria con la ya aludida perversión perver sión del factualismo. Alto cuidado. -EL MARCO TEÓRICO EN LA INVESTIGACIÓN HIPOTETICODEDUCTIVA, NO ES ACCESORIO...

El viento de la verdad y la razón no se devuelve en la precisa verificación cuántica de la hipótesis. Si a través del adecuado estadístico para medir el grado de relación de las variables propias de la hipótesis, usted logra aprobar o rechazar esta suposición para el trabajo investigativo, pues no se quede en esa interesante superficialidad. Profundice; siga. Para ello, debe buscar luces acerca del contexto global en cuya interioridad hace vida el fenómeno o el problema que investiga. Si el marco teórico que construyó en el proyecto, trata legítimamente tal contexto global, entonces, puede ser una magnífica referencia para establecer la deseada relación 9

 Ver: Moreno, Alexander. Ciencia, Filosofía e Ideología, Precisiones y Fronteras. Disponible digitalmente en www.alexandermoreno.com.

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compleja entre la información factoperceptible ya obtenida por vía de la comprobación o del rechazo de la hipótesis, y la información de lo total. Es que el marco teórico no es otra cosa que eso. El marco teórico fundamentalmente es información acerca del cuadro general en cuyo seno hace vida el fenómeno o el problema que se investiga. El marco teórico no es un vulgar encadenamiento de citas o referencias bibliográficas; no. Es una pieza mucho más calificada y útil que lo aludido. Hemos visto proyectos de investigación contentivos de unos dizque marcos teóricos que parecen un encadenamiento de longanizas. Parecen esas pequeñas butifarras que en cadena suelen colgar en las tabernas de ambiente taurino. Eso, sin duda, es un disparate. Muchísimas veces nos han preguntado periodistas especializados acerca de qué es lo que en primera instancia vemos al hojear un proyecto de tesis inscrito en la senda de lo investigativo. No dudamos en responder: La hipótesis y el marco teórico. Sí. Revisamos los pares de variables propios de cada hipótesis; los términos en los cuales están redactadas éstas; las tácticas de medición propuestas. Y el marco teórico. Si vemos una voluntad calificada de plantear el asunto de las determinaciones globales, por vía de reflexión filosófico-científica, pues declaramos que hay buenos vientos. En cuanto a tesis ya concluidas (investigaciones hipotético-deductivas ya realizadas y presentadas a título de informes formales), decimos lo mismo. Dirigimos la atención básicamente a la unidad hipótesis/marco teórico. No podemos dejar a un lado otro aspecto referente al marco teórico el cual forma parte de una tradición decadente pero aún vigente en no pocos medios universitarios universit arios de postgrado. Existe la creencia de que el investigador debe hacer gala, en el marco teórico, de un «amplio y plural eclecticismo». eclecticis mo». Cuando llega a nosotros, un proyecto

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de tesis o una tesis concluida, y observamos un marco teórico de esa factura enseguida imaginamos el vuelo gastronómico del pájaro mosca o colibrí; ello no por lo bello del movimiento del harto ligero pajarito, sino por lo cambiante de «platos» por parte de éste. El colibrí pica una flor por momentitos, luego hace otro tanto con otra, y otra, y otra, sin detenerse en alguna en particular. Hay marcos teóricos que sin pudor y sin solicitud de permiso, pasan de la comedia a la tragedia.

Sostenemos que el marco teórico debe tener un carácter militante; que no ecléctico. La militancia filosófico-científica (y hasta ideológica) hecha signo en el marco teórico le imprime coherencia, unidad, al trabajo de medición propio de lo hipotético-deductivo.  Amigo investigador: Seleccione racionalmente el objeto y sensibilícese usted mismo al tiempo en que haga todo lo posible para sensibilizar al objeto, de tal manera que sea éste el que dé la pauta metodológica de investigación. No parta de un método sacrosanto y todopoderoso que a punta de sangre, sudor y lágrimas le vendieron en la universidad, con sello oficial. Así sólo se «descubre el agua tibia». El investigador tiene que arriesgarse; tiene que, como dijimos, meterse en la línea de fuego.

10.

NO TODA TESIS POSTGRADUAL ES INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA... ¡PUEDE SER OTRA SU ÍNDOLE! LA CATEGORÍA «PRODUCCIÓN INTELECTUAL» Y SUS SUBCATEGORÍAS.

Por todo lo recién apuntado aquí, aflora con claridad el criterio de que para el tesista que investiga científicamente -o en plan científico-, todos los métodos científicos consagrados y todos aquellos métodos que hacen vida en el medio propio del hacer científico a manera de connivencia, vale decir los indagatorios, resultan, sin duda alguna, dignos de consideración. Estos métodos indagatorios son provisionalmente acientíficos; sus  praxis  se debaten en plan científico. Mientras no generen ciencia (reconocida y estabilizada por los medios científico y académico), no son métodos científicos. Pero como quiera

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que no toda tesis ha de ser de carácter científico (utilizando métodos científicos) o de caráter filocientífico (utilizando métodos indagatorios; vale decir, acientíficos), sino que pueden existir tesis postgraduales que transiten por terrenos contrarios (unos más que otros) a la objetividad y la racionalidad de la ciencia, es que entonces deducimos que en estos tiempos de comienzos de siglo, el mundo universitario del postgrado, y concretamente su segmento relativo a las tesis, debe ver el espectro respectivo con mucha amplitud. Son muchas las

índoles de la producción intelectual; en tanto ello, son muchas las índoles de las tesis postgraduales (temas, métodos, racionalidades, estilos, etc.). El ámbito de la producción intelectual en literatura y otras manifestaciones del arte, poco, muy poco tiene que ver con la objetividad y lógica científicas; sin embargo, su competencia con el postgrado (y las tesis propias de éste) es asaz grande. (Claro, no pocas creaciones estéticas involucran ciencia y tecnología, pero lo bello en tanto fin supremo del esfuerzo en cuestión, es el factor que da la pauta en la construcción y en la expresión final). El tesista, vistas así las cosas, puede hacer su trabajo en temas que demanden esfuerzos teóricoprácticos de índoles distintas a la investigación científica (con los métodos científicos consagrados) y a la indagación filocientífica (con los métodos indagatorios que pujan por lograr el status científico).

Puede hacer su trabajo incluso en géneros anticientíficos. ¿Qué más anticientífico que la religión? ¿Y quién dice que no es posible que en un doctorado en teología se haga una tesis de carácter religioso (o de «opio de pueblo», como diría agudamente el Maestro de Tréveris)? La religión, como se sabe, constituye uno de los prototipos más claros del pensamiento anticientífico (lo que hace que los métodos involucrados en la producción de ésta, sean igualmente anticientíficos); sin embargo, puede este opio disociador de disociador  de pensamiento, ser marco de cursos postgraduales que apunten a la realización de tesis.

Para que el medio académico de las tesis de los estudios

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avanzados pueda nadar como pez en el agua tiene que caer en cuenta, de una vez por todas, que lo científico-investigativo no agota la inmensa dimensión de creación e ingenio que le es propia. Este medio universitario tiene que abrazar, además, todo aquello perteneciente a la producción intelectual; intelectual; vale decir,  decir,   la creación teórico-especulativa (filosofía de lo real, filosofía de lo pensado y filosofía de lo simbólico que tiene de lo primero y de lo segundo-), la creación tecnológica (inventos, diseños, adaptaciones, planes y proyectos 10 ),  ),  la creación 11 estética (literatura, artes, deportes, etc. ). Víctor Morles 12,, en la ponencia que presentó ante la III Junta Consultiva sobre el Postgrado en Iberoamérica (evento en el cual, por cierto, presentamos públicamente la primera edición del presente libro), se propuso, con alta dosis de acierto, tratar la categoría pedagógica y jurídica producción intelectual. intelectual. Esta ponencia de Morles -también la nuestra- está publicada en folleto cuyo título corresponde al precitado nombre del evento (Ministerio de Educación Superior. La Habana; Cuba, 1996).  Advierte tres tres subcategorías: subcategorías: La producción científica

(investigaciones, teorías y ciencia consolidada), la producción técnica y  la producción estética . La Ley sobre el Derecho de  Autor (República  Autor  (República Bolivariana de Venezuela, 1993) establece en el artículo 1 que están protegidos « los derechos de los autores sobre todas las obras del ingenio de carácter creador, ya sean de índole literaria, científica o artística...» (subrayado nuestro). No nos cabe duda que tanto la promulgación de la referida Ley (la cual supera, por cierto, a la que la antecede, de 1962), como la exposición del agudo trabajo de Víctor Morles de traer a colación la categoría producción intelectual al medio académico de los estudios avanzados, constituyen dos poderosas pulsiones para que en definitiva se dé en nuestro país, Venezuela, y en otros, una ruptura dialéctica con la tradición miope y reaccionaria de ver las tesis postgraduales sólo a la luz de la producción científico-investigativa (sobre-estimando casi siempre el método hipotético-deductivo), volteando la cara, silbando y hasta bostezando ante el gigante y harto prolífero universo de la producción intelectual. 10

Corresponden (estos componentes de la subcategoría creación tecnológica ) a la visión que Víctor Morles viene denominando producción técnica . 11 Corresponden (estos componentes de la subcategoría subcategoría creación estética) a la 12 visión que Víctor Morles viene desde hace tiempo, denominando producción estética . Venezolano, 1939. Profesor de la Universidad Central de Venezuela. Experto en postgrado.

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La subcategoría creación teórico-especulativa  (que no la vemos ni en la Ley ni en la teoría de Morles) es verdaderamente ineludible. Inscrita en ésta ha de estar tanto el hacer filosófico de cara a la realidad (naturaleza y sociedad), como el hacer filosófico de cara al pensamiento (conciencia), como también el hacer filosófico de cara al lenguaje (realidad, conciencia y signo). Claro, no estamos hablando de la filosofía como una rara disciplina teórica que se ocupa de todo y de nada a la vez, y que es trabajo exclusivo de anacoretas con barbas largas y miradas de loco, casi siempre vinculados a conciliábulos excéntricos y a las escuelas universitarias de humanidades; no. Mil veces no. Estamos hablando de filosofía entendida ésta como una disciplina teórica de carácter profunda y abiertamente crítica tanto de lo real, como de lo pensado, como de lo simbólico, bien a pequeña escala, bien a mediana escala, bien a grande escala; todo ello, sin bridas, libremente; fraguado y expuesto, eso sí, en medios corporativos que la sociedad en cuyo contexto se da tal actividad reflexiva, reconoce como calificados. La filosofía, así, toma del mundo desparramado, praxístico e impúdico con el poder, propio de la ideología, y toma del mundo restringido de la ciencia, los temas útiles para su hacer teórico-especulativo. Esta subcategoría propia de la categoría producción intelectual no la podemos meter dentro de la creación científica  (toda vez que un asunto es la filosofía y otro es la ciencia, aunque en ocasiones aquélla se ocupe de ésta); tampoco dentro de la creación tecnológica; tampoco dentro de la creación estética. Es que la filosofía (entiéndase, teoría crítica) no tiene un fin necesariamente estético, tampoco tiene carácter científico ni tecnológico. Puede que a la filosofía le interese, o no, la verdad; asimismo la fé, la contemplación, la política, etc.,etc.  Amigo tesista, tenga amplitud de criterio criterio en esta materia de las índoles de su hacer. Si la universidad en la cual usted realiza sus estudios postgraduales, todavía está montada en la vieja cacharra de lo puramente hipotético-deductivo o en una rueda loca de no saber el sitio donde está parada, pues dése al conflicto y enarbole la bandera humano-céntrica de la verdad, la invención, la reflexión

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filosófica... ¡La justicia!.

12. EL RITO DE LA TAL «DEFENSA». Hace tiempo oímos a un político, en un programa televisivo de opinión política, narrar una anécdota a manera de dejar clara la idea de cómo suelen ocurrir en la vida social, los abusos de autoridad. Con picante y administrada ironía refería el caso de la orden que un vigilante de tránsito equis le da a un común conductor de automóvil, de detener la marcha y hacer al lado derecho de la avenida el vehículo, sin que existiera en el contexto situacional pertinente la menor manifestación de infracción. Ciudadano, muéstreme su licencia de conducir. Tómela usted, señor vigilante. Muéstreme también los documentos de propiedad del vehículo. Tómela usted, señor vigilante. Su cédula de identidad. Tómela señor vigilante. El certificado médico para conducir. Tómelo, señor vigilante. Muéstreme el «triángulo de seguridad». Claro, señor vigilante. Contaba el entrevistado por la televisión que luego el cumplido conductor le solicita al vigilante, de muy buena manera, que aclare la razón por la cual le había dado esa orden de detener la marcha y requería tantos elementos, sin que hubiera de antemano infracción alguna de su parte. Muy a secas -sigue narrando el referido político-, el funcionario le manifiesta que se trataba de un procedimiento «de prevención». El asunto no queda ahí. De seguida, el vigilante (también sorprendido por el no muy común sentido de cumplimiento del ciudadano en cuestión) pasa a preguntarle con rapidez: ¿Tiene allí en la cartera, un billete de veinte mil? Bueno... Sí tengo uno o dos, creo. ¡Aja!, con que pretendiendo sobornar a un funcionario de tránsito!; ¡queda usted detenido!

Para ese abusivo funcionario al que refiere el entrevistado en su anécdota, no había razón distinta en tal «procedimiento de tránsito» a la de su lineal, violenta e irracional decisión de arrestar al pobre ciudadano. Pues bien. Creemos que muchísimo de esa aberración, está preñada la tradición del postgrado en lo que a la tal «defensa de latesis», se refiere. ¡Muchísimo!

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Eso es así no sólo en muchos países. Del dizque primer mundo; del dizque segundo; del dizque tercero; en fin. Hemos presenciado en disímiles lugares, jornadas de lo que llaman «defensa de tesis», y llegamos a esa amarga conclusión. De ahí que hay que tener cuidado en esto. Alto cuidado. Hasta en carne propia hemos transitado por tan espinoso camino. Recordamos que cuando esperabamos de la universidad en la cual hacíamos un alto estudio, la lista de nombres del jurado, sentimos satisfacción dado que incluía tanto cuatro catedráticos de nuestra admiración y respeto en lo académico y en lo humano, como uno al cual si bien no descalificamos a priori  desde  desde el segundo de los ángulos recién aludidos, le asignaba no obstante una valoración académica no muy elevada, a tenor fundamentalmente de la lectura que desde hacía ya años veníamos haciendo de sus escritos filosóficos desabridos e intrascendentes.

Sentimos satisfacción por el equipo que constituía el jurado, decíamos, por, entre otras razones, la heterogeneidad del mismo. Bueno. Ese ciudadano (el mal recordado «Vásquez»), no hizo en el rito de eso que llaman «defensa», cosa distinta de todo aquello que encarna el funcionario abusador del cual hicimos arriba referencia en la anécdota; a saber: Apriorismo, sordera, irrespeto, linealidad. ¡Es que eso que usted está diciendo aquí, no lo escribió en su tesis! Así recordamos que más o menos, solía decirnos ese antimaestro denotando su visión de que esa instancia de sustentación oral del planteamiento tesístico (la mal llamada «defensa») no tiene sentido ni valor que no sea payasear, toda vez que nada, absolutamente nada, podría ésta sustentar, redimensionar e incluso hasta cambiar. Viendo a este «filósofo», recordaba a los viejos

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pancraciastas «rudos» de la lucha libre de las arenas de los ‘50 y ‘60.

-¿SIRVE PARA ALGO LA MAL LLAMADA L LAMADA «DEFENSA»? Nos negamos a denominar «defensa» a la instancia académica de postgrado en la cual el tesista sustenta oralmente ente el jurado, el planteamiento propio de su trabajo creativo. Llamar a eso «defensa» es como connotar el asunto, de previa agresión. Y eso es ajeno a la academia. Para la academia, es necesaria la confrontación, la discusión, la contradicción en plan de creación. No la agresión. Hay quienes se aferran al término en cuestión, amparándose en el argumento de que si bien se trata de una tesis, pues debe existir entonces una antítesis con la cual pueda darse una discusión creativa.  Así, ante la tesis del presentante, presentante, habría una antítesis por parte del  jurado; todo por lo cual el primero tendría tendría que ejercer defensa (y el segundo, sin eufemismos, ejercer ataque). Hay subsistemas de postgrado que hasta incorporan al rito en referencia, la figura de unos tales «oponentes»: Suerte de equipos que ex profeso refuerzan el papel usual del jurado, de desestabilizar el planteamiento que por escrito y a viva voz hace el tesista. No coments... Bueno, en torno a lo dicho hay que admitir que en la presentación escrita de la tesis y en la sustentación oral de ésta, se traza una dialéctica. Una dialéctica que por ende transita por procesos contradictorios. Ahora bien, esa contradicción (esa dinámica de tesis y antítesis) tiene que estar signada por la intención pedagógica de coadyuvar a que el tesista crezca, se desarrolle, y tiene también que estar signada por la intención pedagógica de coadyuvar a que el conocimiento crezca, se desarrolle. Ese ideal paritario tiene que lograrse sin estigmas de agresión y defensa. Tiene que lograrse, sí, a través de procedimientos académicos en virtud de los cuales el tesista exponga oralmente su tesis (ya previamente consignada por vía escrita) a tenor de una circunstancia formal en la cual el jurado de rigor desarrolle su función valorativa en términos constructivos

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(en vez de negadores), en términos dialécticos (en vez de terminales), en términos pedagógicos (en vez de militares). En vez de defensa, la instancia en cuestión debe denominarse: Sustentación Oral de la Tesis (SOT). Lo que aciagamente se connota como defensa, constituye una dimensión académica la cual debe ser revisada, revalorizada y mejorada. Todo ello, en nombre de la academia; en nombre del conocimiento. La SOT ha de ser, vistas las cosas con nuevos ojos, una palestra para el discurso; jamás un cadalso para el sacrificio o una bufonada de nuevo tipo. Es oportuno que la universidad eche en el sesto de la basura, el término «defensa». Es que el asunto no es de defensa, sino de sustentación oral a lo planteado por escrito en la tesis. Sustentación que, dada su ubicación en la lógica del rito de estar siempre a posteriori de la presentación de la tesis (y consecuencial procesamiento por parte del jurado), ha de ser, ciertamente, de manera dialéctica, pero que en ningún momento debe apoyarse en la agresión y defensa. La discusión propia de la SOT debe realizarse sobre las motivaciones de la profundización, la discusión. Esa dialéctica debe practicarse en términos de consideración humana; de respeto multilateral. Si un jurado, en base al procesamiento de la versión escrita de la tesis, se arma de criterios para hacer caso omiso a todo cuanto el tesista pueda esgrimir oralmente en circunstancias de la SOT, y en consecuencia, ratifica su aprobación o su reprobación, pues, sencillamente está desconociendo la razón de ser de esa instancia en la cual se expone a viva voz el fundamento del planteamiento tesístico. Si eso de nada sirve, viendo así las cosas, entonces lo que procede es que no convoquen a persona alguna para tal payasada; que lean la tesis y sobre eso, es o, que aprueben, o reprueben. Nada más. Si la figura de la mal llamada defensa, existe reglamentariamente, pues entonces hay que asignarle en teoría y en

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práctica, el sentido esencial que debe encarnar: La sustentación del planteamiento tesístico en plan de hacerlo más claro; de incluso, mejorarlo. Viendo así tan importante asunto, la SOT debe desarrollarse en circunstancias que faciliten el efectivo cumplimiento de las concepciones pedagógicas que la fundamentan ontológica y teleológicamente. Si vemos a la SOT con nuevos ojos, pues las circunstancias en las cuales ésa ha de ser desarrollada en la práctica, deben necesariamente ser propicias para que su ser y su deber-ser se concreten en efecto.

13. ¿QUÉ DEBE CONTENER LA TESIS Y QUÉ DEBE CONTEMPLAR EL PROCESO TERMINAL DE EVALUACIÓN? ¿Qué elementos debe contener la tesis de postgrado?; ¿acaso solamente el discurso teórico (científico, tecnológico, artístico, teórico-especulativo)?; ¿o acaso también la relatoría del trabajo investigativo o de construcción? Eso hay que definirlo. Inexplicablemente, la inmensa mayoría de los reglamentos de la competencia específica de postgrado acusan en relación a esto, una muy peligrosa indefinición. Peligrosa, entre mil razones, porque abre las puertas para que jurados sádicos se sientan con las manos libres para desahogar la violencia y la agresión las cuales se hospedan en la hiel de sus pensamientos y acciones. Eso, reiteramos, hay que definirlo. Los reglamentos y las normas de las universidades deben ser muy claros en esta materia. Conocemos universidades de alto prestigio y de larga historia, las cuales en este sentido muestran un atraso deplorable. Usted, amigo tesista: Tenga cuidado con este asunto. Exíjale a la universidad donde cursa, que desde el principio sea clara en las reglas de juego. Hay que aplicar «medicina preventiva». Mire que

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hay por ahí muchos «Vásquez» sueltos impunemente. Mire que esos personajes no muestran la camisa de fuerza que llevan debajo de la toga... Amigo tesista. No hacemos inducción a conductas paranoides; no. Somos harto claros en exhortarles a que sean prevenidos. La presentación sólo del discurso (si es que de investigación científica se trata) o sólo de la obra del ingenio creador  acabada  acabada (si es que de creaciones tecnológica, estética o teórico-especulativa se trata) resulta una opción bastante verosímil en la tesis. Así, la tesis encarna sólo los diamantes que quedaron relucientes arriba, en el colador. Cada vez que en nuestra vida académica presentamos trabajos de ascenso y tesis de postgrado, enfocamos así el asunto. Otra opción constituye la presentación en la tesis, tanto de la relatoría del proceso arbitrario de la investigación (refiriéndonos al primer caso) y de la construcción (refiriéndonos al segundo caso), como de la resolución (provisional) de ese proceso (vale decir, respectivamente, el discurso o el producto).

En todo caso, reiteramos, el asunto ha de estar definido. Definido no por antonomasia, sino expresamente en los reglamentos. Para el cumplimiento de una SOT en buena lid, se hace menester, así, que la universidad cuente con los recursos tecnológicos mínimos para que sea grabada y transcrita, de manera tal que pueda hacer par con la versión escrita o genéricamente genéricamente plástica de la tesis, en plan, todo ello, de la evaluación por parte del jurado. Esto debe ser así, en cada uno de los recién referidos casos; a saber:

-

Que la tesis presentada contenga sólo el discurso o el producto acabado. Que la tesis presentada contenga la relatoría de la investigación o de la construcción, y además el discurso o el producto acabado. (Es decir, las dos cosas).

La SOT es la asunción por parte del presentante, del recurso de la expresión verbo-vivencial, ante el jurado, de los términos

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conceptuales en los cuales se ha fundamentado para la construcción de su tesis de postgrado. Viendo así la cuestión, tanto es importante evaluar la palabra escrita de la tesis (o la expresión genéricamente plástica de la tesis), como la palabra hecha sonido y acto, expresada vivamente en la SOT (para cuya consideración se hace necesario que sea grabada y transcrita). La evaluación del proceso polifactorial de la finalización del postgrado, debe ser asumida, pues de manera integral. Debe ser asumida limpiamente, a tenor de cada una de las instancias que conforman su corporeidad.

Una SOT transparente y creativa puede dar lugar a que la versión escrita o hecha genéricamente plástica de la tesis ya presentada ante el jurado, sea mejorada. Siendo así las cosas, entonces ¡la tesis debe ser mejorada y presentada (por escrito) de óptima manera para la pertinente evaluación definitiva! Eso es lo universitario, eso es lo académico. Que quede claro que no expulsamos del contexto de la problemática en cuestión, la posibilidad de que una tesis resulte reprobada. Una tesis puede ser aprobada o reprobada. Ahora bien, si en circunstancias de la SOT, la obra es juzgada como insuficiente, pues el jurado debe ayudar al tesista adecuadamente y con sentido de proporciones de suerte que presente oportunamente una nueva versión. En esta ocasión, habida cuenta el cuadro de posibilidades constructivas, ya no se hace estrictamente perentoria, la reposición de la SOT. El jurado estimará la calidad de las adiciones, expresada en el texto escrito mismo, y en consecuencia determinará si la tesis aprueba o reprueba. Claro, todo esto involucra no sólo un cambio de actitud en todos los actores vivenciales de la SOT. Además se hace menester que

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se dé un cambio en las normativas. Para ello hay que seguir luchando con fe en el futuro.

-LOS CRITERIOS DE EVALUACIÓN. Los criterios de evaluación propios del trabajo del jurado constituyen otro aspecto de importancia fundamental. Hay que decir que tales criterios tienen que estar lo suficientemente (¡y dialécticamente!) asociados al caracter de la temática trabajada (y, claro está, del método inherido en ese esfuerzo). Si se piensa que el trabajo tesístico está motivado por ideales de originalidad, resulta entonces procedente el criterio de que los términos valorativos del jurado no tienen que estar sincrónica y linealmente prefigurados, aun siendo real la existencia de tradiciones históricas en materia del ser y deber-ser de métodos investigativos y creativos, y de calificación de resultados en lo que es el espectro de la producción intelectual. El asunto de los criterios valorativos de las tesis postgraduales es, pues, muy delicado tanto en lo relacionado a la teoría involucrad  praxis  de construcción del trabajo pertinente, como en lo en la  praxis  relacionado a la dignidad humana del tesista.

14.

TIPS EN CALIENTE Y DE DIVERSAS ÍNDOLES, PARA EL DEBATE CREATIVO.

NOS EXIGIERON LINEALMENTE «UN RESUMEN» DE LA TESIS DOCTORAL... Sí. En los angustiosos momentos finales del Curso de Doctorado que realizamos en la Universidad Central de Venezuela nos exigieron que adjuntaramos a la tesis, el «resumen» de ésta. Sentimos molestia por ello. Es más. Establecíanse hasta el número de líneas máximo el cual tenía que llevar tal resumen. Transitando por la hiel del desagrado, pues presentamos un material, encabezado por el siguiente párrafo:

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Uno de los tantísimos requisitos de tipo administrativo, formal y adicional que se nos exige en circunstancias de presentar la tesis, es la elaboración y entrega de «un resumen» o de «una síntesis de las conclusiones» (parte 3 del Cap. IV del Prospecto de Estudios de Postgrado). Somos del criterio de que lo que se presenta en sí es una síntesis, un resumen de los resultados de proceso investigativo agotado en momentos previos a tal presentación formal. La tesis, así, es una síntesis; que no una relatoría de la investigación (lo que sí haría verosímil resumirla). Bueno. He aquí lo que a nuestro juicio sería una «resíntesis», toda vez que la tesis nuestra es ya una síntesis de las conclusiones.

LA RECUSACIÓN AL JURADO... Este es un derecho que tiene el tesista. En verdad, hay una exigua tradición de hacer uso de este recurso. Es necesario valorar este precioso recurso y asumir en la práctica, de manera legítima y racional, los beneficios que encarna. Si ordinariamente un profesor puede sin estridencias institucionales, no aceptar el rol de jurado en determinadas circunstancias, pues también, sin características de excepción, un tesista puede recusar a cierto profesor colocado en el rol de jurado suyo. «QUE ENTRE DOCTORES TE VEAS» TITULABA EL  ARTICULÍSTA VENEZOLANO JOSÉ RODRIGUEZ, UN PICANTE Y BIEN ESCRITO MATERIAL... de prensa publicado en el diario «El Impulso» (Barquisimeto; Venezuela, 12-07-87). Comienza el autor, caracterizando «a aquellas personas que habiendo obtenido un título universitario como culminación del pregrado, se autoendilgan el calificativo o título de doctor». Este universo, señala Rodríguez, «está conformado, casi exclusivamente por abogados y médicos, también por farmacéuticos, odontólogos y médicos veterinarios, aunque en menor grado por menos numerosos». Aclara el articulista que en no todo medio social se estila tal «narcisismo». Agrega que los estudios de pregrado conducen en términos inmediatos, a la

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obtención de títulos de tercer nivel; vale decir: licenciaturas; y no a maestrías o a doctorados (cuarto y quinto nivel), a los cuales se llega por vía de estudios de postgrado. Exhorta Rodríguez a esa «élite», de esta manera: «A sincerarse pues, y a despojarse de esas actitudes que hacen presentes a aquel personaje mitológico que cayó en el fondo de la fuente que le servía de espejo». EL TESISTA COMO REHEN... Hemos oído de viva voz y sentimiento, más de un testimonio en los cuales los tesistas han tenido que padecer, en circunstancias formales de sustentación oral de su tesis (las mal llamadas «defensas»), los viscerales y desvirtuantes efectos de enemistades personales y/ o académicas entre miembros del jurado suyos. Situaciones como ésas, crean las bases para que se enferme la figura de la SOT. Aberraciones de este tipo parecen ser no tan excepcionales en el mundo del postgrado... SALAS DE VISITAS EN VEZ DE AULAS... (para el trabajo pedagógico de postgrado) fue lo que por fortuna vimos en una institución norcoreana en la cual realizamos unos altos estudios de filosofía. Las características físicas de esos ambientes educacionales sugieren la valoración del diálogo creador, de la confrontación de altura de las ideas, de la atención interhumana; alejando así la posibilidad de que la terca tradición escolar signada por hábitos opuestos a los referidos, moleste a través de sus solicitudes espúrias de permiso e instrucción. EN VEZ DE TESIS DE POSTGRADO, HACEN  CURIOSAMENTE REFERENCIA A «TRABAJOS DE GRADO»..., algunos reglamentos universitarios, connotando una calificación deprimidadel trabajo creativo de final de maestría. Pero extrañamente, cuando hacen mención al estudiante que construye, presenta y tesista. El fundamenta oralmente el aludido trabajo, le denominan tesista. trabajo de grado es el que se hace al final de la carrera y le proporciona al estudiante el status de graduado, y puede ser denominado: Tesis de grado. Las tesis de postgrado, en cambio, son la de maestría y la

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doctoral (por lo menos las más usadas). Así pues que hay que ordenar toda esa terminología de suerte de imprimir mayor coherencia conceptual y sígnica a los reglamentos y normativas. OTRAS CATEGORÍAS A MENUDO MAL MANEJADAS SON «METODO» Y «METODOLOGIA»... (y por lo tanto, mal denominadas en los reglamentos, normas y circunstancias cotidianas del mundo del postgrado universitario). En este medio, ha de tenerse claro que método científico es el modo (la vía, la manera) conforme al cual se procede en la investigación para elaborar conocimientos que expliquen el concreto de la realidad que se trata, a tenor de determinaciones totales. También ha de tenerse claro que metodología no es un conjunto de métodos, sino teoría del método (filosofía del método; crítica del método). Vemos comúnmente cómo se cometen barbarismos con esta categoría no sólo en las precitadas instancias de reglamentos y normativas, sino en los planes de estudio. Es necesario agregar que metódica  es la praxis del método, y metodaje es el conjunto de métodos. «YA CONCLUÍ LA PARTE ACADÉMICA DEL POSTGRADO». EXPRESIONES COMO ÉSTAS... solemos oír a menudo, como si el carácter académico tuviera presente sólo en la rutina presencial (en la asistencia escolarizada) que el cursante de postgrado cumple en la Universidad. Es preferible hablar del ciclo presencial.

LAS CITAS TEXTUALES TRAÍDAS A COLACIÓN EN LA TESIS DEBEN GUARDAR UN ALTO SENTIDO DE LAS PROPORCIONES... Hay coyunturas, en el fragor del discurso, en las cuales se hace harto necesario la utilización de la cita textual. Para ello se debe ser muy cuidadoso. Ser moderado en la extensión; ofrecer adecuadamente las referencias de la fuente; utilizar, cuando sea menester, las comillas (o desarrollar técnicas de presentación de forma distinta y de análoga factura); etc., suelen coadyuvar el buen trabajo tesístico. LOS MAGNOS VALORES MORALES DE HONESTIDAD... deben regir todos los factores vinculados a la  praxis   praxis  teórica de construir una tesis de postgrado. El amor al ser humano, el amor al

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conocimiento y el amor a la fe de ver a aquél, emancipado con la ayuda de éste, constituyen una buena razón para crear en buena lid.

LA TESIS Y LAS ACCIONES DELICTIVAS DE DISTINTOS TIPOS... las cuales eventualmente se dan en el medio propio o ligado al postgrado universitario y que pone su pestífero acento en aquéllas, han de verse con extremo cuidado y alto sentido moral y, dado ello, justiciero. Normalmente las leyes de derecho de autor establecen sanciones de tipo penal a los plagios y otras prácticas aberradas, y guardan entre unas y otras, marcados puntos de analogía en esta materia. En algunas resulta observable un absolutismo digno de revisión, sobre todo en aspectos relacionados a las tomas parciales de textos ajenos. Son ésas tan extremistas que se establecen riesgos, por ejemplo, en la noble práctica de construir una tesis, y citar textualmente aun refiriendo las fuentes y guardando un buen sentido de las proporciones. Por todo ello es que todo tesista debe estar al tanto en cuanto al asunto de los derechos de autor... Toda ley debe colaborar a que las acciones nobles y honestas de relación social se desarrollen limpiamente; que no obstaculizarlas. LAS NORMATIVAS INSTITUCIONALES DE PRESENTACIÓN  (GRÁFICA O FORMAL) DE TESIS, TESIS, NO POCAS VECES CONSTITUYEN UN VERDADERO DOLOR DE CABEZA... para tesistas y también para tutores, examinadores, docentes y demás personal dirigente de postgrado. Está bien que una universidad determinada sugiera unas específicas normas de presentación y que vele por el cumplimiento de éstas; pero si por alguna razón el tesista decide asumir un modelo diferente para presentar  su trabajo, pues entonces su práctica debe ser respetada (y la por  la debida aplicación del modelo diferente escogido velación debe hacerse sobre la base de la racionalidad propia de este modelo diferente escogido). Hemos visto a profesores, tutores, examinadores, etc., comportándose en situaciones unidas a este problema, de manera tan lineal e impermeable, que degeneran entonces en arbitrarios.

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LA ASQUEROSA PRÁCTICA DE FORJAR FRAUDULENTAMENTE TESIS... debe ser penalizada a tenor de la Ley sobre el Derecho de Autor. Es posible que haya entes inmorales, antiuniversitarios y enemigos del conocimiento que se presten a tan deplorable perversión. La universidad debe desarrollar una aséptica vigilancia por que tal práctica esté alejada asaz de su noble hacer. EL ACCESO AL PÚBLICO, DE LAS TESIS ARCHIVADAS ARCHIVADAS EN LAS BIBLIOTECAS... y hemerotecas hemerotecas universitarias, así como las políticas de publicación de éstas, constituyen elementos para fraguar y desarrollar políticas institucionales de altura. Es necesario tener bien claro que se debe impedir que la tesis «mueran al nacer». Una universidad consciente de su compromiso histórico debe hacer el reservorio de las tesis producidas en su seno (y de otras instituciones), una riqueza puesta a la disposición de la comunidad. Las llamadas «autopistas de información» (internet) deben facilitar todo este movimiento. SI EXISTE UN SERVICIO NOBLE QUE LA INFORMÁTICA PUEDE EN EFECTO OFRECER AL POSTGRADO... sobre todo en lo que se refiere a la velación instituciona por la autenticidad y pulcritud de la tesis, no hay duda que ése es la disponibilidad de un registro transuniversitario de tesis, en el cual se presenten adecuadamente datos externos e internos de éstas; todo ello, a niveles nacionales, continentales, etc. Ello, con toda seguridad, ayudará bastante en la lucha contra los plagios y otros delitos... LOS PRETESISTAS DEBEN PARTICIPAR ADECUADAMENTE  EN LA DISCUSIÓN... que sobre sus proyectos de tesis, realiza el  jurado. Y cuando decimos «adecuadamente» queremos resaltar la la idea de que se debe hallar la manera conforme a la cual el jurado vincule al pretesista a la discusión del proyecto, en los términos  justos y templados en los cuales, por un lado, l ado, éste esté al tanto de lo que acontece en la circunstancia, y por otro, que los evaluadores puedan hacer su labor sin presiones.

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LOS INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN DE TESIS (Y DE  PROYECTOS)... deben encarnar disciplinas racionales y metodológicas cónsonas con las características de los respectivos trabajos que se presentan para el juicio. Es inconcebible, por ejemplo, que se pretenda evaluar una tesis (o un proyecto) de historia, a punta de un instrumento construido para calificar investigaciones experimentales. LA «GRACIOSA» COSTUMBRILLA DE INCLUIR EN LA TESIS UNA CARTA-PLANILLA DE APROBACIÓN... redactada por  el propio tesista pero a título del jurado, resulta impropia, indelicada y hasta faltante de respeto. Amigo tesista, jamás haga eso. Tenga en cuenta que el asunto es tarea del jurado y tal documento no tiene por qué estar encuadernado a la tesis. Curiosamente hay universidades que estilan eso por tradición. Hay que hacer algo, y pronto, para deponer ese procedimiento. El documento de aprobación o de reprobación de una tesis no tiene razón alguna de estar encartado en el cuerpo de la propia tesis. Tal documento pertenece al ámbito enteramente administrativo y su morada ha de ser el archivo u otro reservorio adecuado. UN PROYECTO DE TESIS NO ES UNA TESIS EN  PEQUEÑO... de ahí que resulta un exabrupto requerir a instancias de u n proyecto, el contenido propio de la tesis en sí. El proyecto de tesis ha de ser un cuerpo de declaraciones acerca de, por un lado, los retos asumidos en términos de descubrimiento y creación de ingenio (dado el tema específico escogido), y por el otro lado, los escollos visualizados a partir del momento mismo (siempre inicial) en el cual se construye tal papel para la acción. Quede claro, pues, que así como un niño es siempre un niño y jamás un adulto en pequeño, el proyecto de tesis nunca ha de ser la tesis en miniatura. El proyecto es un marco de intenciones; la tesis es la exposición de los resultados del proceso creativo del ingenio. NO SIEMPRE LOS LIBROS NUEVOS SON LOS MEJORES, NI LOS VIEJOS SON LOS PEORES... Hay que tener cuidado, por 

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lo tanto, con esa manía que no pocos evaluadores tienen de torturar a los tesistas en plan de que «actualicen la bibliografía» como si el trabajo académico fuese algo así como el hit parade  parade  propio del mundillo de la farándula. En ocasión de nuestra tesis doctoral planteé: «Se hace imprescindible desbrozar caminos usados (los cuales por usados no siempre resultan estériles) y caminos nuevos (los cuales por nuevos no siempre resultan fértiles) e ir pujando a 13 punta de tal fragor, un cuerpo de ideas que toque fondo...» . EDUCACION AVANZADA, DE ACUERDO A JULIA  AÑORGA14... es una categoría pedagógica que va más allá o más acá del postgrado. Ha de ser, así, una instancia instruccional de carácter alternativo la cual advierte con agudeza e hiperestesia los disímiles momentos y coyunturas en los cuales se esclerosan a mecurriculum  de las etapas nudo los factores que integran el curriculum  tradicionales del sistema educativo, ofreciendo al fragor de ello, vías lubrica-das de actualización, sobre todo profesional, conforme a las cuales se hace posible redimensionar los proyectos personales de vida por parte de los agentes participantes, a la luz de los avances científico, tecnológico y ético en tanto humanístico. La República de Cuba fue el escenario nacional de la puesta en práctica de la concepción pedagógica en referencia. Desde los cursos más aparentemente- sencillos, como los de las técnicas y artes de hacer un buen congrí (suculento plato nacionalista), hasta los más complejos como los de valoración al materialismo dialéctico o los de  diseño de modelos computacionales de punta son susceptibles a presentar en algún momento de sus ciclos de vida, endurecimientos y hasta rezagos; de ahí que también sean susceptibles a ser asistidos teórica y prácticamente por la instancia revolucionaria de la educación avanzada.

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Moreno, Alexander. Alexander. Discurso y Método Dialéctico en la Ciencia Social. Disponible digitalmente en www.alexandermoreno.com www.alexandermoreno.com 14 Pedagoga cubana (1947). Doctora en Ciencias Pedagógicas. Profesora del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona (La Habana).

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APÉNDICES

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APENDICE UNO SOBRE LAS FASES DE LOS MÉTODOS HIPOTÉTICODEDUCTIVO Y DIALÉCTICO-CONCRETO

-EL MÉTODO HIPOTÉTICO-DEDUCTIVO: La fase de observación de abordaje, como se puede advertir, contempla una acción de vincularse primaria y elementalmente con el objeto en plan de obtener de éste, una noción somera de su cualidad y de su cantidad para los efectos de satisfacer la necesidad de intentar, por un lado, delimitar el asunto, y por otro lado, ordenar las pulsiones investigativas del sujeto que indaga. Es una instancia metódica en cuyo contexto se dan paradojas e incertidumbres las cuales tienen que ver con el célebre planteamiento de Platón de que nadie puede investigar aquello de lo cual nada sabe, ni aquello de lo cual todo sabe, toda vez que no indagaría lo que sabe, ya que lo sabe. Ni indagaría lo que no sabe ya que ni siquiera sabría lo que debe investigar. La fase de la hipótesis se asume a la luz de la armadura teórico-práctica proporcionada por la anterior fase. Esta instancia metódica consiste en plantear en términos especulativos, apriorísticos, una relación de causalidad -o en su defecto, de concomitancia- entre el fenómeno o el problema que se toma por objeto, y otro factor.  Además de la intuición, la información teórica acerca del objeto, resulta harto importante en esta fase del método hipotético-deductivo. La hipótesis es una veta que guía el proceso vivo de indagación. Tiene, entre mil aspectos, “que precisar qué tipos de hechos están previst os 51

para que justamente el experimento, en su función verificativa, convalide o no semejante” supuesto (Núñez Tenorio, p. 120).

La experimentación es la fase del método en el cual se precisan en la práctica los términos en los cuales la hipótesis formulada revela o no, la realidad. Es, por lo tanto, una observación; una ob-servación más compleja que la correspondiente a la primera fase. A través del experimento (modo de existencia típico de esta instancia metódica, además, apoyo esencial del correspondiente criterio de verificación -sobre todo en el campo de la ciencia natural ), se provoca el fenómeno o el problema que se estudia; se controla su desarrollo. Se provoca, asimismo, el otro factor previsto en la hipótesis y  se coloca en posición de que se dé en algún término una relación con aquél de suerte de, habiendo tomado las previsiones técnicas del caso, advertir cognitivamente en esa práctica ensayística, los resultados. La probabilidad es la última fase del método. Como quiera que este proceso hipotético-deductivo no ataca el fenomenaje natural o la problemática social, en totalidad, sino en sectores, en muestras, pues entonces los resultados que de dicho proceso han de obtenerse deben ser interpretados en términos de prospección probabilística. Como bien lo señala Núñez Tenorio, “Lo que se demuestra es la

pro-babilidad máxima de que sea así como lo señala la hipótesis, puesto que ha sido comprobado plenamente en el experimento de esa muestra”.

-EL MÉTODO DIALÉCTICO-CONCRETO: El factor determinante del discurso científico-social, vale decir el objeto-social, ejerce su práctica en la investigación científicosocial; y ésta encuentra su disciplina en el método mé todo científico-social. Todo ello, es de insistir, está alumbrado por el objeto-social. El método dialéctico-concreto (para cuya construcción tanto tuvo que ver Marx) ver  Marx) halla en la ciencia social, su hábitat. El método dialécticoconcreto comporta varias fases. 52

La primera es la hecho-nocional. La fase hecho-nocional representa el momento inicial conforme al cual se obtiene información del concreto-real-social; por lo tanto, comprende tanto la información facto-perceptible que ofrece el método hipotéticodeductivo, como la información caótica (sub-criticada, en tal instancia del proceso indagatorio) que en términos generales e históricos se tiene acerca del asunto que se investiga. Son dos in-formaciones que se vinculan defectuosamente, pero cuyo abordaje en plan de profundización es necesario. La información que viene por vía hipotético-deductiva, la facto-perceptible, orienta la información general e histórica que se tiene ( y la cual viene preñada de riesgos de disímiles cuños). También esta información global (y hasta tal momento subcriticada) orienta no obstante la facto-perceptible. Se hace  necesario tomar ese par de informaciones como filones para los efectos de profundizar el proceso investigativo-social. Trascender la dimensión balbuciente de la dialéctica, encarnada en la fase hechonocional, y así, apuntar hacia una instancia nueva en la cual la práctica teórica trace un movimiento dialéctico más libre de manos. He ahí la segunda fase; la fase espiral. La fase espiral del método dialéctico-concreto es el momento más representativo de la crítica. Trasciende dialécticamente la anterior fase. Redimensiona la información facto-perceptible a punta de la calificación que al fragor de la crítica logra la teoría general; y redimensiona asimismo la teoría general a punta de la calificación que al fragor de la crítica logra la información facto-perceptible. Complejamente, la teoría científica del modo de producción capitalista (la economía política del capitalismo) constituye una referencia asaz valiosa para el trabajo propio de esta fase. No para que se realice un trabajo meramente deductivista, sino para que arroje luces por vía de lo total, a lo concreto. Téngase en cuenta que tal teoría prueba su cientificidad en la práctica histórica (toda formación social capitalista específica reproduce en su movimiento objetivo y en términos concretos, los términos conceptuales de la economía-política-del-capitalismo); que traza una racionalidad, la dialéctica, la cual trasciende la analítica; y que, además marca un modelo de causalidad, el estructural, el cual trasciende el lineal. Si, siguiendo a Marx, el hombre es en esencia las relaciones sociales históricamente determinadas, pues tal teoría (tratante del modo de producción capitalista) represen-ta una referencia fértil para el tratamiento de lo real-social en plan cien-tífico... Una referencia fértil para el trabajo creativo el cual tiene como motivación teórica fundamental, volver a lo concreto pero con la riqueza de lo total.... Reproducir por vía del pensamiento pensamiento el concreto real... 53

La tercera fase es el concreto de pensamiento. Lo concreto es concreto, como dice Marx. Se parte del concreto social, en tanto realidad específica, y al final se arriba por vía del conocimiento a éste nuevamente. Para ello resulta necesario elevarse abstractamente al cuadro social general en cuya corporeidad hace vida el concreto social que se quiere reproducir verazmente en el pensamiento, para así, lograr en efecto reproducirlo y hacerlo plástico en el discurso científico-

social.

APENDICE DOS ACERCA DE LA LEY SOBRE EL DERECHO DE AUTOR (SEPARATA) NOTA PREVIA: Hemos advertido una situación harto paradójica en el medio universitario de los estudios postgraduales, no sólo de nuestro país (que es el contexto en donde mayoritariamente hacemos vida académica), sino en muchos otros. Se trata de la exigua formación que presentan los entes que participan en el hacer de esos altos estudios, en materia de las índoles propias de lo que constituye la producción intelectual o  las obras del ingenio de carácter creador . Cuando se habla de tesis postgraduales, casi que por  antonomasia se alude a la investigación científica, dejando de advertir la riqueza y pertinencia que preñan a las categorías  jurídica, gnoseológica y pedagógica que nos convocan a la presente reflexión (y que hallan su plataforma normativa en la Ley sobre Derecho de Autor  -República Bolivariana de Venezuela. Octubre de 1993- y en leyes de caracteres análogos, de otras naciones no sólo de nuestra América sino del resto del mundo). Guiados por fines fundamentalmente pedagógicos, presentamos a título Apéndice Dos, Dos, una selección -si se quiere, pequeña- de artículos de de Apéndice la Ley en referencia. No se trata de presentar ante ustedes, amigos lectores, el texto íntegro de la Ley; no. Se trata más bien de exponer aquí algunos artículos (y fragmentos) que hemos escogido para la ilustración pedagógica; que no para la apoyatura normativa completa y formal. 54

Dado ello, hemos hecho subrayados y omisiones textuales en partes que, a juicio nuestro, sugerían tal acción didáctica.

Por lo tanto, ésta no es «una publicación de una colección legislativa venezolana o de tratados públicos celebrados por la República o de sentencias judiciales nacionales». Es una selección de artículos en plan de discusión académica. Si usted, amigo lector, necesita hacerse de la Ley en referencia para fines legales o de profundización cognitiva, le recomendamos que obtenga una versión completa de la cosa, permisada bien por el hoy denominado Ministerio del Interior y Justicia, bien por el Ministerio de Relaciones Exteriores, bien por un Tribunal en competencia.

LOS ARTÍCULOS ESCOGIDOS ARTICULO 1º Las disposiciones de esta Ley protegen los derechos de los autores sobre todas las obras del ingenio de carácter creador, ya sean de índole literaria, científica o artística, cualesquiera sea su género, forma de expresión, mérito o destino. Los derechos reconocidos en esta Ley son independientes de la propiedad del objeto material en el cual esté incorporada la obra y no están sometidos al cumplimiento de ninguna formalidad. (...). ARTICULO 2º Se consideran comprendidas entre las obras del ingenio a que se refiere el artículo anterior, especialmente las siguientes: los libros, folletos y otros escritos literarios, artísticos y cien-tíficos, incluidos los programas de computación, así como su documentación técnica y manuales de uso; las conferencias, alocuciones, sermones y otras obras de la misma naturaleza; las obras dramáticas o dramático-musicales, las obras coreográficas y pantomímicas cuyo movimiento escénico se haya fijado por escrito o en otra forma; las composiciones musicales con o sin palabras; las obras cinematográficas y demás obras audiovisuales expresadas por cualquier procedimiento; las obras de dibujo, pintura, arquitectura, 55

grabado o litografía; las obras de arte aplicado, que no sean meros modelos y dibujos industriales; las ilustraciones y cartas geográficas; los planos, obras plásticas y croquis relativos a la geografía, ala topografía, a la arquitectura o a las ciencias; y, en fin, toda producción literaria, científica o artística susceptible de ser divulgada o publicada por cualquier medio o procedimiento.

ARTICULO 3º Son obras del ingenio distintas de la obra original, las traducciones, adaptaciones, transformaciones o arreglos de otras obras, así como también las antologías o compilaciones de obras diversas y las bases de datos, que por la selección o disposición de las materias constituyan creaciones personales. ARTICULO 5º El autor de una obra del ingenio tiene por el solo hecho de su creación un derecho sobre la obra que comprende, a su vez, los derechos de orden moral y patrimonial determinados en esta Ley. Los derechos de orden moral son inalienables, inembargables, irrenunciables e imprescriptibles. El derecho de autor sobre las traducciones y demás obras indicadas en el artículo 3º puede existir aún cuando las obras originales no estén ya protegidas por esta Ley o se trate de los textos a que se refiere el artículo 4º; pero no entraña ningún derecho exclusivo sobre dichas obras ya originales o textos.

ARTICULO 6º Se considera creada la obra, independientemente de su divulgación o publicación, por el solo hecho de la realización del pensamiento del autor, aunque la obra sea inconclusa. La obra se estima divulgada cuando se ha hecho accesible al público por cual-quier medio o procedimiento. Se entiende por obra publicada la que ha sido reproducida en forma material y puesta a disposición del público en un número de ejemplares suficientes para que se tome cono-cimiento de ella. ARTICULO 7º Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 104, se presume, salvo prueba en contrario, que es autor de la obra la persona cuyo nombre aparece indicado como tal en la obra de la mane-ra acostumbrada o, en su caso, la persona que es

anunciada como autor en la comunicación de la misma.  A los efectos de disposición anterior se equipara a la indicación del nombre, el empleo de un seudónimo de cualquier signo que no deje lugar a dudas sobre la identidad de la persona que se presenta como autor de la obra.

ARTICULO 18.- Corresponde exclusivamente al autor la facultad de resolver sobre la divulgación total o parcial de la obra y, en su caso, acerca del modo de hacer dicha divulgación, de manera que nadie puede dar a conocer sin el consentimiento de su autor el con-tenido esencial o la descripción de la obra, antes de que aquél lo haya hecho o la misma se haya divulgado. La constitución del usufructo sobre el derecho de autor, por acto entre vivos o por testamento, implica la autorización al usufructuario para divulgar la obra. No obstante, si no existe una disposición testamentaria específica acerca de la obra y ésta queda comprendida en una cuota usufructuaria, se requiere el consentimiento de los derechohabientes del autor para divulgarla.

ARTICULO 19º.- En caso de que una determinada obra sea publicada o divulgada por persona distinta a su autor, éste tiene el derecho de ser reconocido como tal, determinando que la obra lleve las indicaciones correspondientes. ARTICULO 20º.- El autor tiene, incluso frente al adquiriente del objeto material de la obra, el derecho de prohibir toda modificación de la misma que pueda poner en peligro su decoro o reputación. El autor de obras de arquitectura no puede oponerse a las modificaciones que se hicieran necesarias durante la construcción o con posterioridad a ella. Pero si la obra reviste un carácter artístico, el autor  tendrá preferencia para el estudio y realización de las mismas. En cualquier caso, si las modificaciones de la obra arquitectónica se realizaren sin el consentimiento del autor, éste podrá repudiar la paternidad de la obra modificada y quedará vedado al propietario invocar para el futuro el nombre del autor del proyecto original.

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ARTICULO 21º.- El autor tiene el derecho exclusivo de hacer o autorizar las traducciones, así como las adaptaciones, arreglos y otras transformaciones de su obra. ARTICULO 23.-  El autor goza también del derecho exclusivo de explotar su obra en la forma que le plazca y de sacar de ella beneficio. En los casos de expropiación expropiación de ese derecho por causa de utilidad pública o de interés general, se aplicarán las normas especiales que rigen esta materia. El derecho de explotación no es embargable mientras la obra se encuentre inédita, pero los créditos del autor contra sus cesionarios o contra quien viole su derecho, pueden ser gravados o embarga-dos. En los casos de embargo, el Juez podrá limitar sus efectos para que el autor reciba a título alimentario, una determinada cantidad o un porcentaje de la suma objeto de la medida.

ARTICULO 24.- No puede emplearse sin el consentimiento del autor el título de una obra, siempre que sea original e individualice efectivamente a ésta, para identificar otra del mismo género cuando existe peligro de confusión entre ambas. ARTICULO 25.- El derecho de autor dura toda la vida de éste y se extingue a los sesenta años contados a partir del primero de enero del año siguiente al de su muerte, incluso respecto a las obras no divulgadas durante su vida. ARTICULO 39.- El derecho de explotación de una obra del ingenio, indicado en el artículo 23 de esta Ley, comprende el derecho de comunicación pública y el derecho de reproducción. ARTICULO 40.- Se entiende por comunicación pública todo acto por el cual una pluralidad de personas puede tener acceso a la obra, y particularmente mediante: 1. Las representaciones escénicas, recitaciones, disertaciones y

ejecuciones públicas de las obras dramáticas, dramáticomusicales, literarias y musicales mediante cualquier forma o procedimiento. 2. La proyección o exhibición pública de cinematográficas y demás obras audiovisuales.

las

obras

3. La emisión de cualesquiera obras por radiodifusión o por cualquier medio que sirva para la difusión inalámbrica de signos, so-nidos o imágenes. 4. La transmisión de cualesquiera obras obras al público público por hilo, hilo, cable, fibra óptica u otro procedimiento análogo.

5. La retransmisión, por cualquiera cualquiera de los medios citados en los apartes anteriores y por entidad emisora distinta de la de origen, de la obra radiodifundida o televisada. 6. La captación, en lugar accesible al público público mediante cualquier instrumento idóneo, de la obra difundida por radio o televisión. 7. La presentación y exposición públicas. 8. El acceso público a bases de datos de computador computador por medio de telecomunicación, cuando éstas incorporen o constituyan obras protegidas. 9. En fin, la difusión, por cualquier procedimiento que sea, conocido o por conocerse, de los signos, las palabras, los sonidos o las imágenes. ARTICULO 41.-La reproducción consiste en la fijación material de la obra por cualquier forma o procedimiento que permita hacerla conocer al público u obtener copias de toda o parte de ella, y especial-mente por imprenta, dibujo grabado, fotografía, modelado o cual-quier procedimiento de las artes gráficas, plásticas, registro mecánico, electrónico, fonográfico o audiovisual, inclusive el cinematográfico

El derecho de reproducción comprende también la distribución, que consiste en la puesta a disposición del público del original o

copias de la obra mediante su venta u otra forma de transmisión de la pro-piedad, alquiler u otra modalidad de uso a título oneroso. Sin embargo, cuando la comercialización autorizada de los ejemplares se realice mediante venta, el titular del derecho de explotación conserva los de comunicación pública y reproducción, así como el autorizar o no el arrendamiento de dichos ejemplares.

ARTICULO 43.- Son comunicaciones lícitas: 1. Las verificadas en el el ámbito doméstico doméstico siempre que no exista exista un interés lucrativo. 2. Las realizadas con fines de utilidad utilidad general en el curso de actos oficiales y ceremonias religiosas, siempre que el público pueda asistir a ellas gratuitamente y ninguno de los participantes en la comunicación perciba una remuneración específica por su intervención en el acto. 3. Las efectuadas efectua das con fines exclusivamente científicos y didácticos, en establecimientos de enseñanza, siempre que no haya fines lucrativos.

ARTICULO 44.- Son reproducciones lícitas: 1. La reproducción de una copia de la obra impresa, sonora o audiovisual, salvo en el programa de computación que se regirá conforme al numeral 5 de este artículo, siempre que sea realizada para la utilización personal y exclusiva del usuario, efectuada por el interesado con sus propios medios. 2. Las reproducciones fotomecánicas para el exclusivo uso personal como la fotocopia y el microfilme, siempre que se limiten a pequeñas partes de una obra protegida o a obras agotadas, y sin perjuicio de la remuneración equitativa que deban abonar las empresas, instituciones y demás organizaciones que presten ese servicio al público, a los titulares del respectivo derecho de re-producción. Se equipara a la reproducción ilícita, toda utilización de las piezas reproducidas para un uso distinto del personal que se haga en concurrencia con el derecho exclusivo del autor de explotar su obra.

3. La reproducción por medios reprográficos, para para la enseñanza

o la realización de exámenes en instituciones educativas, siempre que no haya fines de lucro y en la medida justificada por el objetivo perseguido, de artículos, breves extractos de obras u obras breves lícitamente publicadas, a condición de que tal utilización se haga conforme a los usos honrados. 4. La reproducción individual de una obra por bibliotecas o archivos que no tengan fines de lucro, cuando el ejemplar se encuentre en su colección permanente, para preservar dicho ejemplar y sustituirlo en caso de necesidad o para sustituir en la colección permanente de otra biblioteca o archivo, un ejemplar que se haya extraviado, destruido o inutilizado, siempre que no resulte posible adquirir tal ejemplar en plazo y condiciones razonables. 5. La reproducción de una sola sola copia del programa de computación, exclusivamente con fines de resguardo o seguridad.

6. La introducción del programa de computación en la memoria interna del equipo, a los solos efectos de su utilización por el usuario lícito, y sin perjuicios de su participación al titular del derecho cuan-do así se haya pactado en el contrato de enajenación del soporte material o en la licencia de uso. 7. La reproducción de una obra para actuaciones judiciales o administrativas, en medida justificada por el fin que se persiga.

8. La copia de obras de arte efectuada a los solos fines de un un estudio. 9. La reproducción de una obra de arte expuesta permanentemente en las calles, plazas u otros lugares públicos, por medio de un arte diverso del empleado para la elaboración del original. Respecto de los edificios, dicha facultad se limita a la fachada exterior.

ARTICULO 59.-Se presume, salvo pacto expreso en contrario, que los autores de las obras creadas bajo relación de trabajo o por encargo, han cedido al patrono o al comitente, según los casos, en forma ilimitada y por toda su duración, el derecho exclusivo de explotación definido en el artículo 23 y contenido en el Título II de esta Ley. La entrega de la obra al patrono o a quien encarga la creación,

según corresponda, implica la autorización para que éstos puedan divulgarla, así como para ejercer los derechos a que se refieren los artículos 21 y 24 de esta Ley y la de defender los derechos morales, en cuanto sea necesario para la explotación de la obra. La cesión a que se refiere este artículo, no se efectúa implícitamente respecto de las conferencias o lecciones dictadas por los profesores en Universidades, liceos y demás instituciones docentes.

ARTICULO 90.-La protección prevista para los derechos conexos al derecho de autor, no afectará en modo alguno la protección del derecho de autor sobre las obras científicas, artísticas o literarias. En consecuencia, ninguna de las disposiciones comprendidas en este Título podrá interpretarse en menoscabo de esa protección, y en caso de conflicto se estará siempre a lo que más favorezca al autor. ARTICULO 119.- Siempre que el hecho no constituya un delito más grave previsto en el Código Penal u otras leyes, será castigado con prisión de seis (6) a dieciocho (18) meses, todo aquel que con intención y sin tener derecho a ello, emplee el título de una obra, con infracción del artículo 24; o comunique, en violación del artículo 40 de esta Ley, en forma original o elaborada, íntegra o parcialmente, obras del ingenio, ediciones de obras ajenas o de textos, o fotografías o productos obtenidos por un procedimiento similar a la fotografía o imágenes impresas en cintas cinematográficas, equiparadas a la fotografía; o distribuya en violación del primero o segundo apartes del artículo 41, ejemplares de obras del ingenio protegidas por esta Ley, inclusive de ejemplares de fonogramas; o retransmita, con in-fracción del artículo 101, una emisión de radiodifusión sin el consentimiento del titular del respectivo derecho.

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