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April 18, 2017 | Author: Roberto Aguilar | Category: N/A
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Roberto Esposito

Bíos

Biopolítica y filosofía MUTACIONES

AInorrortujeditores •

Colección Mutaciones

Bíos. Biopolitica y filosofw, Roberlo Esposito

(?) Giulio Einaudi editare, 'furin, 2004 T,radur.ción: Carla R. Molinari Marotto , . se limitaban a ame nazar.-ViúiOs factores �I empeño por desalentar esta clase de atentados el me saje a los chechenos de que su batalla está per i­ � da sm esperanzas, el despliegue de un poder soberano en evidente crisis- incidieron en la decisión del pre­ SIdente ruso. No obstante, hay algo más, algo que constituye su tácito presupuesto. El blitz en el Teatro Dubrovska no marca la retirada de la política ante la fuerza al desnudo, como también se dijo. Tampoco puede reducírselo al desvelamiento del vínculo origi­ nano entre política y mal. Es la expresión e"t;(ema que la política puede asumir cuando de.be .afrontar sin media.c.iones la cuestión de ía supervivencia de seres humanos suspendidos entrela vida y'1� muerte. Para mant . mar la decisión de PreciP!ia.rsu muerte.



d

China, febrero de

2003. La prensa occidental di­

vulga la noticia, rigurosamente mantenida en secreto por el gobierno chino, de que tan sólo en la provincia de Henan hay más de un millón y medio de seropositi­ vos, con tasas que en algunas localidades, como Don. 12

111111, :U

·an7.al1

al ochenta por ciento de la población. A

llIforoncia de otros países del Tercer Mundo, el conta­ �IJ no tiene una causa natural o sociocultural, sino li­ .m y llunnmente econ6mico-política.No seorig;n· 1 Blnciones sexuales sin protección, ni en el consumo 11II1,ihigiénico de drogas, sino en la venta masiva de TIIlb'Te, estimulada y administrada directamente por .-lll'obierno central. La sangre, extraída a campesinos (". 'sitados de dinero, se centrifuga en grandes conte­ Iludores que separan el plasma de los glóbulos rojos. Mientras el plasma es enviado a adquirentes ricos, I,,� glóbulos rojos se inyectan nuevamente a los do­ ""lltes para evitarles la anemia e impulsarlos a re­ IJ("tir cOntinuamente la operación. Pero basta con que \II\U solo de ellos esté infectado para contagiar toda la IJcu·tida de sangre sin plasma que contienen los gran­ ¡I,,� autoclaves. De este modo, poblados enteros se han llenado de seropositivos, destinados casi siempre I morir por falta de medicamentos. Es cierto que pre­ ,'iIIllmente China empezó, poco tiempo atrás, a comer­ cializar fármacos antisida de producción local a bajo n>sto. Mas no para los campesinos de Henan, ignora­ dlls por el gobierno e incluso obligados al silencio para 110 tenninar en la cárcel. Quien reveló la situación, al quedar solo tras la muerte de todos sus allegados, pre­ � rió morir en la cárcel antes que en su cabaña. Basta �()n desplazar el objetivo hacia otro fenómeno más lunplio para darse cuenta de que la selección biológi­ ea, en un país que aún se define como comunista, no I'S sólo de clase, sino también de género. Al menos des­ de que la política estatal del «hijo único», destinada a impedir el crecimiento demográfico, en conjunción con la técnica de la ecografia, lleva al aborto de gran pmte de quienes habrían llegado a ser futuras muje­ res. Esto vuelve innecesaria la tradicional usanza tumpesina de ahogar a las recién nacidas, pero inevi­ tablemente incrementa la desproporción numérica 13

entre varones y mujeres: se calcula que en no ll\:IS de veinte años será difícil que los hombres chinos en­

cuentren esposa si no es arrancándola, aún adoles­

cente, a su familia. Tal vez sea esta la razón por la

cual, en China, la relación entre los suicidios femeni­ nos y masculinos es de cinco a uno.

Ruanda, abril de 2004. Un informe de la ONU da

a conocer que diez mil niños de la misma edad son el fruto biológico de los estupros étnicos cometidos, diez años atrás, durante el genocidio que los hutu consu­

maron contra los tutsi. Como más tarde en Bosnia y en otras partes del mundo, esta práctica modifica de

manera inédita la relación entre vida y muerte cono­ cida rn las ¡';IJcrrns tradicionales e incluso en aque­ llas,

lln mnclna a'¡métricas, libradas contra los teno­ risLas. 1-:" ellas, la muerte siempre viene de la vida -11" l" ¡JO" intermedio de la vida, como en los ata­ qu(':, �ui"idas de los kamikazes-, mientras que en el lI.�l,IIpro étnico es la vida la que viene de la muerte, de

1" violencia, del tenor de mujeres a quienes se emba­ por los golpes recibidos o inmo­ vilizadas con un cuchillo sobre la gar'ganta, Es este un

J'HZ'� aún desmayadas

ejemplo de eugenesia "positiva» que no se contrapone a la otra, «negativa», practicada en China u otros si­ tios, sino que constituye su resultado contrafáctico,

Mientras los nazis, y todos sus émulos, consumaban el genocidio mediante la destrucción anticipada del

generación de vida-, Que todas las III"ures de guerra ruandesas, al dar testimonio acer­ su experiencia, hayan declar'ado que aman a su r" el (¡ijo nacido del odio, significa que la fuerza de la vida

rll'

lIllO nu t'va



'valece aún sobre la de la muerte. SIgnIfica tamI ,il'll que la más extrema práctica inmunitaria -afir­ III:lr la superioridad de la sangre propia llegando a '" 'J.l0nerla a quien no la comparte-- está destinada a

I ,r

\'"Iverse contra sí misma, produciendo exactamente lo 'lue quería evitar, Los hijos hutu de las mujeres tut­ '" o tutsi de los hombres hutu, son el resultado obJetl­ vl nente comunitario --esto es, multiétnico- de la



IlUis violenta inmunización racial, También desde es­ ll' perspectiva estamos frente a una suerte de indeci­ !lible un fenómeno de dos caras, en el que la vIda y la

i

pOlít ca se imbrican en un vínculo imposible de inter­ pruLaJ' sin un nuevo lenguaje conceptual, 2. En su centro está la noción de biopolitica. Sólo

I':.lh'ándose en ella es posible encontrar, para aconteci­

IIrientos como los expuestos, que escapan a una inter­

III'cl.ación más tradicional, un sentido global que vaya

1111\8 allá de su mera manifestación. En verdad, ellos I1 vuelven una imagen extrema, pero ciertamente. no inexacta, de una dinámica que a esta altura involucra Il

todos los grandes fenómenos políticos de nuestro

ilpmpo. De la guerra de y contra el terrorismo a las

"'Üiraciones masivas, de las políticas sanitarias a las

nacimiento, el genocidio actual se lleva a cabo me­ diante el nacimiento forzado, equivalente a la más

Ikmográficas, de las medidas de seguridad preventl­

la esencia de la vida, además de su promesa. Contra­ riamente a quienes vieron en la novedad del naci­

,'I"nal ajeno a la doble tendencia que sitúa los hechos

drástica perversión del acontecimiento que lleva en sí

miento el presupuesto, simbólico y real, par'a una ac­ ción política renovada, el estupro étnico hizo del naci­ miento el punto culminante de la conjlUlción entre po­ lítica y muerte -pero todo ello, en la trágica paradoja 14

la extensión ilimitada de las legislaciones de vll1c rgencia, no hay fenómeno de relevancia interna­

vas a

nquí mencionados en una única línea de significado: �IlQ�ción �n��� 11 r una parte, u�� I\mbito de la política, o del derecho, �� de)ª-Vl.da;po_r 1" o ra, según parece, como derivación'..'::I1..vjnculo Igualmente estrecho con la muerte� s e ta la trágica



15

u

�[lrncloja sobre la cual se había intenogado Michel Foucault en una serie de escritos que se remontan a

Llld ell'

111 i rtLS, en

la caja neg-ra de la biopolítica, ha­

riúf¡do posible también una perspectiva crítica del re­

mediados de la década de 1970: ¿po; qué, al menos hasta hoy, una política de la vida amenaza siempre con volverse acción de muerte?

rorddn interpretativo que inició el propio Foucault;

ordinaria fuerza analítica de su trabajo, que Foucault

I iÓn más adelante; pero, dentro de esa relación, con-

Creo que puede afirmarse, sin desconocer la extra­

nunca dio una respuesta definitiva a este intenogan­ te, O, por mejor decir, siempre osciló entre distintas

respuestas, tributarias a su vez de modos diferentes de formular la problemática que él mismo planteó.

Las opuestas interpretaciones de la biopolítica que

hoy se enfrentan -una radicalmente negativa y la otra incluso eufórica- no hacen sino absolutizar, am­

l'Uf ejemplo,

en lo que concierne a la compleja relación

1 instituyó entre régimen biopolítico y poder so­

11'1"

bl'r:;ulO. También analizaremos en detalle esta cues­ nn

J

centrar desde ahora la atención en un vínculo

compromete el sentido mismo de la categoría que

'10C ""S

ocupa: el que se establece entre la política de la

111 Uj.

¿La biopolítica precede a la modernidad, la sigue,

Vid . . y el conjunto de las categorías políticas moder"

coincide temporalmente con ella? ¿Tiene una di­

mnnsión histórica, epocal, u originaria? Tampoco pa­

o
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