Esperando A Los Marcianos Debate Laclau Zizek Podemos

December 17, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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“Esperando a los marcianos”. El debate entre Žižek y Laclau Por Santiago Castro-Gómez ¿Es posible transformar las instituciones políticas existentes en una dirección emancipatoria? ¿Debe la izquierda entrar en el juego político de la democracia sin perder con ello su fuerza de oposición al sistema capitalista? Estas son preguntas que se encuentran en la base del debate sostenido hace unos años por dos de los más importantes filósof os os políticos contemporáneos: el esloveno Slavoj Žižek y el argentino Ernesto Laclau.

En un comienzo, durante los primeros años de la década de los noventa, Laclau y Žižek compartían una misma orientación política. Ambos creían en la posibilidad de una democracia socialista que retomaba, pero transformado, el proyecto pro yecto emancipatorio del marxismo. En su primer libro, El libro, El sublime objeto de la ideología (1989), Žižek tradujo a categorías lacanianas muchas de las ideas expresadas por Laclau en su obra Hegemonía obra Hegemonía y estrategia socialista, socialista, escrita junto con Chantal Mouffe en 1981. 1981 . En el prólogo del libro el

argentino decía de Žižek con entusiasmo: “Su especial combinación de hegelianismo y de teoría lacaniana representa en la actualidad uno de los proyectos teóricos más innovadores

y prometedores en el panorama intelectual europeo”. europe o”. Y refiriéndose en particular al libro decía: “Para aquellos interesados en la elaboración de una perspectiva teórica que trate de abordar los problemas de la construcción de un proyecto democrático y socialista en una época posmarxista, la lectura de este libro es esencial”.   Pero poco a poco el esloveno se fue haciendo cada vez más escéptico frente a la posibilidad de transformar la democracia desde adentro y comenzó a radicalizarse. A contrapelo de Laclau, quien – como como Maquiavelo –  entiende la política como el “arte de lo posible”, Žižek afirma que esto equivale a claudicar frente a las fuerzas del orden establecido. El objetivo de la política no es “administrar las cosas” en el marco de lo po sible, sino cambiar el

 parámetro mismo de lo que se considera posible. Un “acto político” no ocurre dentro del horizonte de lo que es posible, po sible, sino que redefine los contornos de esa posibilidad. Es decir que la política se limita a resolver manera una serie p problemas roblemas  parciales, comonoquiere Laclau con su de teoría de laimperfecta hegemonía, sino quedesubvierte el campo mismo desde el cual algo es pensado como un problema. Aceptar las reglas de juego de la democracia no es entonces una opción para la izquierda, pues ello descarta un elemento fundamental para el cambio revolucionario: la violencia. Tanto Laclau como otros “izquierdistas posmodernos” –nos dice Žižek–  descartan  descartan por principio la violencia, suspenden su potencial desestabilizador e impiden la emergencia de esta “dimensión

traumática” y fundamental de lo político. Por eso, el modelo hegemónico de Laclau opera en realidad como un mecanismo de despolitización; supone la negación democrática del momento político propiamente dicho. No es raro entonces que Laclau haya descartado el

 programa de “tomar el poder” del Estado por medios violentos y controlar las fuerzas  productivas bajo la ilusión de poder domesticarlas desde la democracia. En pocas palabras, Žižek reprocha a Laclau el haber abandonado la  “lucha anticapitalista” y de ser incapaz de ver que el único medio para p ara alcanzar la transformación social no es otro qu quee la revolución.

 

¿Cómo responde Laclau a todas estas críticas? En opinión del argentino, la nueva orientación política de Žižek es comp letamente abstracta y sin referentes empíricos. Cuando afirma, por ejemplo, que en la cadena de luchas emancipatorias (feminista, gay,

ecológica, étnica, etc.) la “lucha de clases” sobredetermina todas las demás, ¿dónde ve el esloveno que es políticamente operativa esta centralidad? c entralidad? Desde luego, siempre habrá levantamientos sociales ligados directamente a lo económico: demandas demand as por mejores salarios, por una redistribución más equitativa del ingreso, protestas por la falta de empleo, etc. Pero, ¿puede ser visto esto como una expresión inequívoca de la “lucha de clases”? ¿Hay una clase social que empíricamente esté liderando en alguna parte del mundo estas

luchas y estableciendo su “hegemonía” sobre todos los demás sectores subalternos? La respuesta es “no”. Esto es simplemente un delirio del esloveno. Su tesis de que el  Lumpenproletariat de las grandes urbes puede mostrar una alternativa alte rnativa viable para la

izquierda no es otra cosa que una “marcianización de la política”. En realidad, afirma el argentino, Žižek no está presentando un argumento histórico, sino un argumento trascendental, es decir que no se apoya ap oya en procesos políticos “realmente existentes”, sino que acude a viejas discusiones de los años setenta sobre la “determinación en última instancia” de lo económico sobre lo político. Toma la economía como si fuera un a priori destinado a ser el elemento sobredeterminante de todas to das las luchas políticas, lo que le

conduce a “defender un último reducto del naturalismo”. Además de todo esto, Žižek parece “sustancializar” el capitalismo, convirtiéndolo en un mecanismo autodefinido. Es decir que el capitalismo no n o es algo que se define de fine por su

funcionamiento histórico, sino por una “lógica” intemporal que atraviesa todas sus determinaciones históricas. Hay aquí, nos dice Laclau, una peligrosa deshistorización del

capitalismo, una negativa a verlo como “formación social” y una tendencia a analizarlo no desde sus prácticas concretas, sino desde su “mera forma”. Para el argentino, el capitalismo no tiene una “lógica unitaria”, sino distintas funciones que coexisten y son “activadas” conforme sean las articulaciones históricas que se den entre los diferentes d iferentes elementos que la

componen. No existe por tanto “el” capitalismo entendido como un todo homogéneo. Laclau identifica en Žižek una tendencia a fetichizar el capitalismo, a investirlo con poderes divinos (es omnisciente, omnipresente, omnipotente…), situándolo en una nebulosa inalcanzable. En estas condiciones, la “lucha anticapitalista” de la que habla el esloveno no es másestá quepensando un ataqueen ficticio contra molinos Uno seYpregunta, afirma Laclau, Žižek una invasión de seresde deviento. otro planeta. agrega que no existe unasi lucha anti-capitalista per anti-capitalista per se, se, sino efectos anticapitalistas que derivan de la articulación de

una pluralidad de luchas. En suma, al convertir al capitalismo en el “problema fundamental” de la especie humana, el esloveno pierde contacto con la realidad política. Uno de los puntos centrales del debate tiene que ver con el tema del populismo. Žižek se muestra extremadamente desconfiado frente a la propuesta de Laclau, porque le parece que genera peligrosos vínculos entre el fascismo y el populismo. p opulismo. También el fascismo opera con una lógica similar a la que señala Laclau en su libro La libro La razón populista: populista: lleva la lógica

antagónica hasta su extremo y divide la sociedad en dos campos irreconciliables (“ellos” contra “nosotros”). Reifica el antagonismo en una entidad positiva (en el caso del fascismo nazi el “enemigo” eran los judíos), cuya aniquilación restablecería el equilibrio y la justicia. ¿Acaso, pregunta en Žižek, no hay una mistificación hecho querer concentrar todos los antagonismos un solo “enemigo común”? Sienseeldice, pordeejemplo, que los problemas

 

de una sociedad son causados por un pequeño sector de la población (la “élite”, la “casta”,

los “políticos”, los “ricos”, etc.), ¿terminarían dichos problemas una vez que ese “mal sector” sea eliminado? Además de la homogeneización del poder, ya señalada antes, la “operación populista” corre el riesgo de moralizar la política, que es justamente lo que la  pone tan cerca de los populismos de derecha que hoy vemos en Europa. También aquí, los

“responsables” de la desgracia nacional son construidos con struidos a partir de un significante vacío: los inmigrantes, los terroristas, los musulmanes, etc. Una vez desaparecidos esos “malos sujetos”, el orden y la justicia serían restablecidos por completo. Y como era de esperar, Žižek también critica al populismo de Laclau por su incapacidad de hacer frente al  capitalismo. Pues para Laclau, la causa de d e la desigualdad social no es el sistema capitalista

como tal, sino la “oligarquía” tradicional que ha establecido una hegemonía política en contra de los intereses populares. No es que haya una falencia estructural een n el sistema, sino que el problema es un elemento de la estructura que opera de modo disfuncional. A través de este desplazamiento sintomático, Laclau estaría silenciando el problema de la lucha de clases y sancionando al capitalismo como horizonte ho rizonte trascendental de la política.

Laclau responde a estas críticas devolviendo favores. Si S i para Žižek el populismo del argentino le acerca peligrosamente a posiciones de derechas, éste no duda en vincular la  propuesta del esloveno con el Linksfaschismus el Linksfaschismus,, recordando su tesis de que la única

alternativa posible al capitalismo no es otra que la “violencia divina”, la opción de “optar  por lo imposible”, la “suspensión política de la ley”. Frente a este ultraizquierdismo idealista, próximo al fascismo de derechas más recalcitrante, Laclau dice dic e que el problema

de Žižek es su rechazo a la dinámica de la articulación y la formación de cadenas de equivalencia, es decir su renuncia por principio a la política. La filosofía de Žižek albergaría de este modo una tendencia tendenci a protofascista que proviene de su renuncia al riesgo de la política y que alberga una nostalgia por los viejos tiempos de la Yugoslavia de Tito. Si

alguien preguntara entonces dónde podemos ubicar la filosofía política de Žižek, Laclau no dudaría en responder: “Esperando a los marcianos”. ma rcianos”.  Por Santiago Castro-Gómez|noviembre 10th, 2016| 2016|5-portada-articulo-5, 5-portada-articulo-5, Más que palabras, palabras,  Qué hacemos| comentarios   hacemos|Sin comentarios

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