Espantos de Agosto

April 11, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Espantos De Agosto Gabriel García Márquez

Llegamos a Arezzo un poco antes del mediodía, y perdimos más de dos horas buscando el castillo renacentista que el escritor venezolano Miguel Otero Silva había comprado en aquel recodo idílico de la campiña toscana !ra un domingo de principios de agosto, ardiente y bullicioso, y no era "ácil encontrar a alguien que supiera algo en las calles abarrot abar rotadas adas de tur turis istas tas Al cabo de muc muchas has ten tentat tativa ivass in# in#til tiles es vol volvim vimos os al aut autom$ om$vil vil,, abandonamos la ciudad por un sendero de cipreses sin indicaciones viales, y una vie%a  pastora de gansos nos indic$ con precisi$n d$nde estaba el castillo Antes de despedirse nos  pregunt$ si pensábamos dormir allí, y le contestamos, como lo teníamos previsto, que s$lo íbamos a almorzar &Menos mal &di%o ella& porque en esa casa ca sa espantan Mi es espos posaa y yo yo,, que no cr cree eemo moss en ap apar areci ecido doss de dell med medio io dí día, a, no noss bu burl rlam amos os de su credulidad 'ero nuestros dos hi%os, de nueve y siete años, se pusieron dichosos con la idea de conocer un "antasma de cuerpo presente Miguel Otero Silva, que además de buen escritor era un an"itri$n espl(ndido y un comedor  re"inado, nos esperaba con un almuerzo de nunca olvidar )omo se nos había hecho tarde no tuvimos tiempo de conocer el inter interior ior del castillo antes de sentarnos a la mesa, pero su aspecto desde "uera no tenía nada de pavoroso, y cualquier inquietud se disipaba con la visi$n completa de la ciudad desde la terraza "lorida donde estábamos almorzando !ra di"ícil creer que en aquella colina de casas encaramadas, donde apenas cabían noventa mil  personas, hubieran nacido tantos hombres de genio perdurable Sin embargo, Miguel Otero Silva nos di%o con su humor hu mor caribe que ninguno de tantos era el más insigne de Arezzo &!l más grande &sentenci$& "ue Ludovico Así, sin apellidos* Ludovico, el gran señor de las artes y de la guerra, que había construido aquel castillo castillo de su desgra desgracia, cia, y de quien Miguel nos habl$ durante todo el almuerzo +os habl$ de su poder inmenso, de su amor contrariado y de su muerte espantosa +os cont$ c$mo "ue que en un instante de locura del coraz$n había apuñalado a su dama en el lecho donde acababan de amarse, y luego azuz$ contra sí mismo a sus "eroces perros de guerra que lo despedazaron a dentelladas +os asegur$, muy en serio, que a partir de la media

 

noche el espectro de Ludovico deambulaba por la casa en tinieblas tratando de conseguir el sosiego en su purgatorio de amor !l castillo, en realidad, era inmenso y sombrío 'ero a pleno día, con el est$mago lleno y el coraz$n contento, el relato de Miguel no podía parecer sino una broma como tantas otras suyas suy as par paraa ent entret retener ener a sus invitados invitados Los oche ochenta nta y dos cua cuarto rtoss que rec recorr orrimo imoss sin asombro despu(s de la siesta, habían padecido toda clase de mudanzas de sus dueños sucesivos Miguel había restaurado por completo la planta ba%a y se había hecho construir  un dormitorio moderno con suelos de mármol e instalaciones para sauna y cultura "ísica, y la terraza de "lores intensas donde habíamos almorzado La segunda planta, que había sido la más usada en el curso de los siglos, era una sucesi$n de cuartos sin ning#n carácter, con muebles de di"erentes (pocas abandonados a su suerte 'ero en la #ltima se conservaba una habitaci$n intacta por donde el tiempo se había olvidado de pasar !ra el dormitorio de Ludovico ue un instante mágico Allí estaba la cama de cortinas bordadas con hilos de oro, y el sobrecama de prodigios de pasamanería todavía acartonado por la sangre seca de la amante sacri"icada !staba la chimenea con las cenizas heladas y el #ltimo leño convertido en  piedra, el armario con sus armas bien cebadas, y el retrato al $leo del caballero pensativo en un marco de oro, pintado por alguno de los maestros "lorentinos que no tuvieron la "ortuna de sobrevivir a su tiempo Sin embargo, lo que más me impresion$ "ue el olor de "resas recientes que permanecía estancado sin e-plicaci$n posible en el ámbito del dormitorio Los días del verano son largos y parsimoniosos en la .oscana, .oscana, y el horizonte h orizonte se mantiene en su sitio hasta las nueve de la noche )uando terminamos de conocer el castillo eran más de las cinco, pero Miguel insisti$ en llevarnos a ver los "rescos de 'iero dela rancesca en la /glesia de San rancisco, luego nos tomamos un ca"( bien conversado ba%o las p(rgolas de la plaza, y cuando regresamos para recoger las maletas encontramos la cena servida 0e modo que nos quedamos a cenar Mientras lo hacíamos, ba%o un cielo malva con una sola estrella, los niños prendieron unas antorchas en la cocina, y se "ueron a e-plorar las tinieblas en los pisos altos 0esde la mesa oíamos sus galopes de caball caballos os cerreros por las escaleras, escaleras, los lament lamentos os de las puertas, los gritos "elices llamando a Ludovico en los cuartos tenebrosos ue a ellos a quienes se les ocurri$ la mala idea de quedarnos a dormir Miguel Otero Silva los apoy$ encantado, y nosotros no tuvimos el valor civil de decirles que no Al contrario de lo que yo temía, dormimos muy bien, mi esposa y yo en un dormitorio de la  planta ba%a y mis hi%os en el cuarto contiguo Ambos habían había n sido modernizados y no tenían nada de tenebrosos Mientras trataba de conseguir el sueño cont( los doce toques insomnes

 

del relo% de p(ndulo de la sala, y me acord( de la advertencia pavorosa de la pastora de gansos 'ero estábamos tan cansados que nos dormi gansos dormimos mos muy pronto, en un sueño denso y continuo, y despert( despu(s de las siete con un sol espl(ndido entre las enredaderas de la ventana A mi lado, mi esposa navegaba en el mar apacible de los inocentes 12u( tontería &me di%e&, que alguien siga creyendo en "antasmas por estos tiempos1 S$lo entonces me estremeci$ el olor de "resas reci(n cortadas, y vi la chimenea con las cenizas "rías y el #ltimo leño convertido en piedra, y el retrato del caballero triste que nos miraba desde tres siglos antes en el marco de oro 'ues no estábamos en la alcoba de la planta ba%a donde nos habíamos habíam os acostado la noche anterior, anterior, sino en el dormi dormitori torio o de Ludovico, ba%o la cornisa y las cortinas polvorientas y las sábanas empapadas de sangre todavía caliente de su cama maldita

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