Esgrima de Palo - Liborio Vendrell

March 29, 2018 | Author: Cesar Tejeda Gomez | Category: Fencing, Knee, Motion (Physics), Shooting Sport, Left Wing Politics
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ES&MMIR EL PALO ,

POR

LIBORIO ÉNDRELL Y EDUART,

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IMPRENTA DE LA VIUDA É HIJOS DE ITURBE.

1881.

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EL f^ALO

POR

LIBORIO VENDRELL Y EDUART.

VITORIA: ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO DE LA VIUDA É HIJOS DE ITURBE.

1881.

Es propiedad del autor.

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"LIONEL CORONEL

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BRAUCIES

INGENIEROS

tl^emours. Mi qmrido Lionel: Hace muchos años te debo un recuerdo de gratitud. Cuando emborrone' la primera cuartilla de mi «Viaje Cómico» ¡tensé dedicártelo; después varié' de opinión. Se me resistía traer á la memoria tuya escenas y ncontecimientos que sin duda pretendes olvidar para siempre. Antibes, Montpellier, constituyen un poema cuyos primeros terso$ los debo á tu iniciativa: son el expléndido ayer: valor, nobleza, juventud, generosidad, hermosura, miseria; todo en adorable consorcio. No olvides, no; desobedece la sentencia que impone el tiempo: que no sienta tu corazón el frió de la edad.

Terminado mi nuevo libro me acuerdo de ti y lo pongo bajo la égida de tu nombre; defiéndele tan bien como sabes hacerlo, qus falta le hace, pues vale tan poco que casi casi me atrevo á asegwar no vale nada y laus tibi Ghristi. Cierro la carta con estas tres palabras porque acabo de decirte el evangelio. Adiós, mi queiñdo Lionel; un abrazo y el perdurable afecto de tu siempre cariñoso amigo T!!I8ORIO

Vitoria 24 de Octubre de 1880.

~VENDRELL,

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O c (!Sgrinie el palo en la provincia de Santander y niontafias de León, en el principado de Asturias y i'u algunas comarcas de Galicia. En Francia en Auvernia y en el Franco-Condado. En Portugal en la Beira alta y baja. Y esta arma natural, esta defensa no penada [)or las leyes, aparté do las gentes esclusivaniente dedicadas á su manejo, hay pocos que la conozcan. Se dú un palo, se pega con él y resulta un golpe primiti''" y por consiguiente desprovisto en absoluto del inteligen­ te razonamiento del arte; porque la cuestión capital es pegar: pegar l)ien y quedar cubierto para no recibir. De otro modo no merece la pena de molestarse. Y su juego es útil cuando está bien combinado, cuando el ({ue lo ejecuta es diestro, cuando se ofende quedando á salvo de un f/olpe del contrario. Las reglas son precisas y en esta esgrima, como en tantas otras, la posición general del cuerjfo auxilia y contribuye al «íxito que se desea alcanzar.

8 Se sal)e y es aüioiiiútico (jue de dos liradnres en iguales condiciones de fuerza, destre/.a. agilidad y valor, pierde el (ju(! primero se di!scuida, y á este objeto conviene estudiar practicando,, único medio de encontrar la incógnita de la ecuación pro()uesta: poríjue el que aprende debe prescindir siempre d(! la esfinge de las dificultades insuperables; dificul­ tades de gran magnitud cuando no se conoce el asunto, cuando se ww sal)er algo y so desconoce todo, cuando el (iiitor propio donuna á la inteligencia, cuando la (piijotesca satisfacción de la ignorancia pone de relieve las dotes del in­ dividuo. l'ues bien: antes de levantar el pendón donde grabado en letras de gran talla figure el noin possumus tx-atando de juslificaí' la imposibilidad de conseguir resultado satisfactorio, estudiemos, trabajemos con arte, seguros no hay nada ([ue resista á la firme voluntad y á la inteligencia del hombre.

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INTRODUCCIÓN. Que el carácter es hijo del temperamento no ailmittí duda. (Jue el hond)re, en la mayoría d(í los casos, y en el pi'inu'r instante se deja llevar impulsado por esa corrii'ute de sangre que agolpándose al corazón ciega y enloquece. lam[)oco: obra maquinal y frecuentemente sin darse • cuenla de sus actos acometiemío empresas de violcMita solución su|>eriores á sus fuerzas. Ya en el palenque, el saltó atrás es ¡m|>osil)le y sujeto por la dignidad sufre las consecuencias de la inleinpeíancia de su osiulía. Falto de liabilidad aparece luego envuelto en el ridículo de la ^•ergonzosa derrota. La unidad armiiuica indispensable (¡ue d(!l)c existir eiiln' el genio y las circunstancias del individuo detei'minan la acción. 1*01' i'so aprenderá á conocerse.

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MADIMO

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RIMERA

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ARTE.

1. NOCIONES PRELIMINARES. Campea al frente de lodo libro un ideal más (> menos rea­ lizable. Nosotros buscamos el resultado práctico y llenamos al lector (i al discípulo al terreno en que ha de colocarse. Dicen: un palo alfinno es más que un palo: cierto (|U(! puede romper un hueso: pero es una contingencia como otra cualquiera. Ante conformidad semejante im hay argumentación posi­ ble; pero afortunadamente la generalidad de los hombres aprecian la cuestión de diferente manera y el estoicismo y la calma imperturbable tienen su límite; prudente es pues co­ nocer el modo de servirse de él para dar y no recibir ijue es el problema, cuya solución demostramos.

Facilidad [lara niovcrse, (irme/a, tnucho aplomo, fuerza, serenidad y buen (,'olj»e de vista, son dotes indispensables que deluMi adornar al tivaditr. Sal)eni^priSsa que im haUa ouedbo sh^U de «lutado. Este Conde aventurero vivió en España nmehos 'afies/y k ^ «egroso de la emigi^cion, «ervla m tos escuadrones de famoeros polacos, icoando cowaévió i PotoBÍa- uno de esos TOOvi«BÍent@6 'que itaata sangi^e ha >dostado & sus vHiientes hijos y tantas lágrimas á sus hermosas bijas: detenido y enci^elado; abogado «n MI ^ái^anta «n jgeito 4e fibeslad, ípoeios meses idespues murió en el deatovó, i e n ^ inmensí» «stdpaBsihemnasy ú2«#¿ra &mitíí*tÍM de Milán y me entretenía recogiendo apuntes, levantando jplanoapara itttéttaf'!*'í>b«iaae muy en breve daré & la ítnpTBtíta *6aii^fitííat tas anunciando tk muette de mí ami^o querido:: iOÁtéaiatáinente biea'pu'biicaria'trJMvaawcMeii ^^«u&os p a f f i ^ ^ 4e'FraQtüa, donde era tan conocidOjc,al pro|do tiepapo que loa diarios de lú>ma inaértkban su biografía, cñyos puntos más stilientes rayan en inverosímiles por la originalidad que los reviste eon cierfed mbiv novelesco que encanta y deleita. Ste viíí« aiBglateiPa, el d««loaoraérte"en ^ifarü,4«i8 (JíiélidsísíQu» Áocideptes ocurvidos con la policía en,Saiat MalQf^u 'flatanéia íÉi'Sfadrid, todo en fin, forma xin dorado coo^jaoto ^ite sorprende el ánimo v embellece su figura, MConcluyó aquello como termina todo v solo gueda el recuerdo ^etoquefttó. ' ' ^>''•

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XIÍL PARADAS. Á la paraia, siempre que se considere necesaria, debe acudii*se oportunamente llevando la defensa al punto donde se espera el golpe y pueda contrarestar su efecto, en un solo mo\im¡ent(g(i*sin floreos, sin hacer alarde de confianza que puede t costar muy cava. k Al enemigo por/lo/i9 que aparezca, por poca destraza que "posea, aun persuadidos de su falta de habilidad y de nuestra superioridad, merece atención, reclama el interés de quien espera eonseguit tñuiífo legítimo; pero sin almiidonarse,. sin confiar demasiado, sin desjireciarle nunca. El gran Ercilla, el sublime cantor de k Araucana viene én apoyo nuestro diciendo eauno de los capítulos de su inmortal poema; ' «Jamás, debe, señor menospreciai-se el enemigo vivo, pues sabemos puede de una centella levantaráe fuego conque después nos abrasemos: y entonces es cordura ifécelarse cuando en mayor felicidad nos vemos, pues los que gozan próspera bonanza, están aún más sujetos á mudanza.» Y su opinión no es sospechosa, puesto que á la par que inspirado y elegante poeta fué soldado valeroso. Así como en el ataque se recomienda aplomo y firmeza en la posición pai'a que el golpe arranque fuerte y seguro, én la defensa es de indispensable iiecesidad conservar á toáo trance

so el apoyo de los pies en el terreno, sobre todo su plano, pues de otra suerte, la vacilación de las piemaá no tarda en trasmi­ tirse á la mano y es fácil recibir una herida tanto más grave cuanto más interesante sea la parte descubiei'ta. Queremos de­ cir, que nunca ni por nada debe el tirador separarse de las re­ gias prescritas pues en eUas encuent^ siempre la teoría aplica­ ble á los incidentes de la práctica. Guando el cuerpo está dentro de la vertical y se mueve ar­ tísticamente, el brazo trabaja libre, sin esfuerzo y las paradas se ajustan á los golpes que nos dirigen, de tal manera que en las defensas altas el movimiento de la mano en el un dos casi no sé advierte. En la defensa, corriendo el arma por la línea alcanza siem^ pre la oportunidad necesaria que requiere la parada y es difí­ cil recibir un golpe; pero si nos separamos de esta teoría san­ cionada por la práctica, el resultado no es dudoso, siendo muy posible nos impriman en el cuerpo una marca indeleble que seftale nuestra torpeza. La contusión que jH-oduce un pX|>:Gdlpede{Mi^4lHt«Kr..;.v-.

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XV Conclusiones y ws;,4e|^«n¡uufj^f • - . . 55' XJl Conclusioo . ' / . . , ;^'' •

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