Esferas de Intercambio y Prácticas Pesudoprivadas en Egipto Antiguo Durante El Imperio Nuevo

November 10, 2017 | Author: Andrea Zingarelli | Category: Slavery, Economics, Society, Evidence, State (Polity)
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Egipto antiguo. Intercambio...

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ESFERAS DE INTERCAMBIO Y PRÁCTICAS PSEUDOPRIVADAS EN EGIPTO ANTIGUO DURANTE EL IMPERIO NUEVO. Zingarelli Andrea (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata, Argentina) Resumen: El presente trabajo se propone avanzar en la definición de las distintas esferas en que operan los intercambios de bienes en el Egipto antiguo, con especial referencia al período denominado Imperio Nuevo (ca. 1539-1075). Mi tesis doctoral titulada Intercambio local en el período Ramésida ha sido el antecedente y/o punto de partida que ha dado nacimiento a este trabajo de síntesis sobre los niveles de circulación. Más de 150 fuentes de naturaleza diversa (papiros, ostraca, estelas, inscripciones y representaciones en tumbas, evidencia arqueológica proveniente de sitios en el valle del Nilo) dan sustento a la investigación. En este caso, he dedicado especial atención al estudio de actividades de intercambio que pueden reconocerse por fuera del sistema de redistribución y que pueden comprenderse como fenómenos secundarios. Para ello, se plantean las teorías antropológicas y económicas que han abordado la problemática del intercambio en el Egipto antiguo, con especial énfasis en la discusión sobre la existencia del beneficio/lucro, las motivaciones, la posible existencia de dinero y de precios y la acumulación de excedentes extra-institucionalmente. Se han identificado distintas esferas de intercambio (político-religiosa, exterior, regional, local) y niveles de circulación en los que pueden reconocerse prácticas pseudoprivadas. Entre estos últimos se destacan el intercambio local en Deir el-Medina, intercambios operados por mercaderes, transacciones ilegales y ventas de esclavos. Introducción El tema del intercambio, en particular interno, es un campo poco explorado por los estudios egiptológicos. La mayoría de las investigaciones se han abocado a la interpretación de uno o varios documentos y los resultados han sido del orden lingüistico-técnico, base ineludible para el desarrollo de la problemática. El reconocimiento acerca de la creciente importancia del intercambio interno puede encontrarse en un capítulo del libro de enfoque general Instituciones de Egipto de Valbelle y Husson (1992, p. 98) o en un capítulo del libro de Kemp El antiguo Egipto: Anatomía de una civilización. La publicación Le commerce en Égypte ancienne, cuyos editores son Grimal y Menu (1998), reúne un conjunto de ponencias sobre el tema del comercio y revela el cambio de tendencia. Siguiendo los trabajos de los autores (ALLAM, BICKEL, EYRE) observamos que los mercados, el trueque, los mercaderes shuty componen el universo del comercio interno y su desarrollo se basa en un análisis de tipo documental. Este trabajo se propone una definición y somera caracterización de las esferas en las que se dieron diversas formas de intercambio, en especial en el ámbito interno, durante el Imperio Nuevo. A partir de la evidencia textual e iconográfica se indaga el carácter de las relaciones establecidas en el marco de los intercambios, teniendo en cuenta los actores involucrados y el papel del estado en estos contextos.(1) El corpus documental incluye registros administrativos estatales y de particulares, textos literarios e inscripciones reales contemporáneas. La iconografía preservada en las tumbas de nobles y restos materiales hallados en sitios diversos permiten reconstruir prácticas de intercambio desarrolladas durante el Imperio Nuevo. La contrastación de evidencia y de datos transversales, así como también la interpretación de documentos de origen diverso permitirá reconstruir los niveles de circulación. Los resultados obtenidos darán lugar a proposiciones de índole teórico, que permitan revisar los modelos vigentes. De este modo, este trabajo intenta constituirse en un aporte a la creciente preocupación sobre el problema del intercambio interno en los estudios de egiptología. La problemática del intercambio en el Egipto antiguo: teorías antropológicas y económicas El abordaje del intercambio en un área dada y en un período circunscrito, en nuestro caso Egipto durante el Imperio Nuevo, merece además de un planteo metodológico y la recolección de la evidencia disponible, una discusión de las principales corrientes de pensamiento que subyacen a las investigaciones. En el campo teórico, se destaca la oscilación que ha existido en la apreciación de sociedades precapitalistas/antiguas: una versión primitiva de la economía moderna o la otredad absoluta.

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Este vaivén se reflejó en la polaridad economía monetaria/economía natural. Geld-Wirtschaft/ NaturalWirtschaft. (PERINBAM, 1977) En la actualidad, la oscilación está hacia el lado de la antropología y se dejan de lado “aspectos modernos” que rigen en estas sociedades. Esto, en cierta medida, justifica porque se han seguido conceptos e ideas de la corriente sustantivista en el estudio de sociedades precapitalistas en particular la egipcia. Someramente diremos que el sustantivismo enfatiza aquellos procesos instituidos por la sociedad y descarta la aplicación de la teoría económica moderna al estudio de las llamadas sociedades “primitivas”. (2) En el campo egiptológico predominan los estudios económicos que siguen los preceptos del historiador húngaro Karl Polanyi (1886-1964) quien publicó junto a otros colegas y discípulos en 1957 Trade and Market in Ancient Empires. (3) En este libro se destaca el capítulo que escribe el mismo Polanyi sobre los principios generales de integración: reciprocidad, redistribución e intercambio, buscando una correspondencia entre estos y el funcionamiento de distintas sociedades. Si el intercambio se asocia al mercado capitalista, axiomáticamente los otros dos tipos se aplican a sociedades precapitalistas. De este modo, el modelo a seguir para el Egipto antiguo fue el de una estructura de comunidades de aldea, donde predominaron las relaciones recíprocas y el de una estructura de redistribución asociada al estado y su organización. (JANSSEN, 1979; CARDOSO, 1995; BLEIBERG, 1996; MULLER-WOLLERMAN, 1983) Esta simplificación no hace honor a los estudios sobre la reciprocidad y la redistribución en este estado antiguo pero a efectos del análisis diremos que permite la definición de las relaciones económicas dominantes. El principio redistributivo comprende la adquisición de bienes y servicios por medio de centros políticos y con ello el sostenimiento de las clases no-productoras y la asignación para construcción de obra pública, etc. (CLAESSEN, 1989, p. 45-49) La reciprocidad supone el establecimiento de vínculos basados en cierta correspondencia reflejada por ejemplo en el don y contradon (JANSSEN, 1982). El principio de redistribución remite en un mismo plano a las formas de producción y a las formas de circulación, y reduce su alcance a la posibilidad de descripción de las mismas aunque no a su comprensión analítica. Tal vez, su validez reside también en ello, ya que ha partir de este principio se entiende que en las sociedades antiguas la economía aparece sometida a un proyecto político unificado y no a decisiones individuales atomizadas (GODELIER, 1989; ZINGARELLI, en prensa). Justamente el egiptólogo Kemp (1992, p. 296) plantea que los estados de la antigüedad como el egipcio combinaban una vertiente institucional, de tipo redistributivo con otra vertiente, que debía estimar y también satisfacer la demanda individual. En este sentido, reduce las fluctuaciones producidas al sistema estatal y su capacidad. La proposición de Kemp puede ser un buen punto de partida para dejar de lado el estatismo de la economía egipcia faraónica y reflexionar acerca de las transformaciones dadas. Ahora bien, “el poder de la demanda privada”, al cual Kemp atribuye el cambio, no descansaría en el poder “individual”, sino en procesos de acumulación secundaria que ya no pueden ser comprendidos de acuerdo a los enfoques antropológicos anteriormente citados. Nos encontramos entonces frente a la limitación de calificar a la economía egipcia como absoluta y exclusivamente redistributiva. En el otro extremo se sitúan aquellos enfoques que aplican categorías de la economía moderna (escasez, tasas de interés, desempleo, inversión, etc.) a la sociedad egipcia antigua. Esta corriente que en antropología se denominó formalista tuvo escaso eco en los estudios sobre la economía egipcia, a excepción de algunos autores como Warburton (1991, 1995, 1997) quien aplicó categorías keynesianas a la economía egipcia. (4) A partir de la evidencia veremos como tampoco es posible calificar a la economía egipcia como una economía de mercado. Probablemente la noción, propuesta por Polanyi, de imbricación (embedded) de las relaciones económicas en estructuras sociales, político-religiosas, a pesar de su complejidad, permita comprender la imposibilidad de separar las motivaciones o los propósitos de los sujetos en las sociedades antiguas, en particular su racionalidad económica. De todos modos, cabe reflexionar a partir de la evidencia empírica sobre el intercambio en distintas esferas y niveles, examinando las posibles formas de acumulación de excedentes extra-institucionalmente con los rasgos propios de una sociedad antigua, ya que han sido negados en la lógica sustantivista partiendo sólo de su sentido social o institucional. Esferas de intercambio Las esferas delimitadas a efectos del análisis se definen a partir de criterios espaciales y jerárquicos, sin embargo algunos de los ámbitos se incluyen y retroalimentan. Esfera político-religiosa

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Las formas de reproducción social en Egipto están íntimamente ligadas a la reproducción simbólica y en cierta medida se presentan como muestras del equilibrio y la estabilidad cósmica. Es destacable la carga simbólica de determinados intercambios especialmente en la esfera del poder dinástico. Asimismo, la monopolización del comercio exterior por parte del Estado habría permitido la importación de bienes de prestigio útiles a la reproducción simbólica. Las relaciones entre dioses-faraones/ faraones-funcionarios/ funcionarios-dioses se caracterizan por su función dialéctica en el sentido del dar y recibir e incluso han sido comprendidas dentro de los procedimientos del intercambio (transferir, regalar, trocar, ofrendar) y de acuerdo a una tipología de cosas intercambiadas (sacrificios, ofrendas, regalos, don de“vida y salud”, etc.), enfatizando sus propiedades económicas inherentes y sus implicaciones ideológico/religiosas y sociales. (FRANDSEN, 1989, p. 100) En esta esfera el intercambio no está mediado por equivalentes generales, “precios” y es donde más claramente la imbricación polanyiana se ve expresada. Esfera de intercambio exterior El comercio exterior parece haber sido monopolio real según se enfatiza a partir del modelo redistributivo vigente entre los especialistas (MORENZ, 1969, p. 24; JAMES, 1985, p. 248). Para la concepción egipcia todos los desplazamientos de bienes se dirigían hacia un único centro jerarquizado: Egipto, en comparación con el cual los otros países son cualitativamente (es decir cosmológicamente) diferentes e inferiores. (LIVERANI, 1990). En este esquema el estado se instituye como el garante de la provisión de los bienes de prestigio que requería la elite y este papel le aseguraba su propia base de poder y lo legitimaba, en tanto que su distribución se operaba a través de la burocracia. Sería ésta la aplicación del modelo redistributivo a las relaciones internacionales -es decir la extensión del sistema de tributación interno al concepto de comercio externo. Para Liverani (1990, p. 23-24) es más intensivo y apropiado en el caso de estados imperialistas, que verosímilmente extienden la influencia política y militar hacia la periferia e imponen una proporción desequilibrada de intercambios. James (1985, p. 248) sostiene que probablemente quienes operaban en el comercio con el extranjero fueran oficiales reales bajo el control del tesoro y también se destacan en este sentido, las escenas de entrega de tributo extranjero procedentes de las tumbas de altos funcionarios. (5) Ahora bien, podría pensarse, que los mercaderes o shutyw, sobre quienes volveremos más adelante, realizaban actividades comerciales fuera de Egipto. Algunos shutyw o sus padres tenían nombres foráneos de acuerdo a las cartas de El-Amarna (EA 39, 14-20: Moran, 1987, p. 208) y a los papiros judiciales referentes a los robos de tumbas de fines del Imperio Nuevo (KRI I, p. 274; CAMINOS, 1954, p. 26). Es probable entonces que los shutyw acompañaran a los navíos que partían hacia los puertos del Cercano Oriente y que inversamente Egipto recibiera expediciones que llegaban desde el exterior. Esfera regional La distinción de sub-áreas a partir de diferencias de funcionamiento del sistema a nivel regional implicaría la disposición de publicaciones de los sitios arqueológicos y la posibilidad de recrear el flujo y la distribución de bienes. Pellini (2005) logra resultados en este último sentido aplicando técnicas tradicionales de distribución espacial y nuevas metodologías de análisis a partir del Sistema de Información Geográfica (GIS). Si partimos de las fuentes escritas disponibles y la información proveniente de algunos sitios se pone de manifiesto la existencia de una circulación que opera en el nivel regional con participación más o menos directa de miembros de la burocracia. La concentración de la documentación en las áreas metropolitanas resulta congruente con una presencia estatal que se manifiesta allí con la mayor claridad. La localización de las ciudades más importantes del Imperio puede ser establecida a través de la evidencia topográfica y textual (MONTET, 1957, 1961) además de arqueológica al menos para lo que concierne al Alto Egipto y en los últimos años también al Bajo Egipto. Sin embargo, es difícil establecer la distribución de los pequeños y numerosos asentamientos que existieron en el período y, en particular, conocer su funcionamiento. (O’CONNOR, 1972, p. 691-698). Es probable que las más grandes ciudades conocidas cumplieran la función de centros administrativos de su región, como es el caso de Bubastis (la moderna Zagazig), localizada en el Delta oriental, o el Kab, en el Alto Egipto. Un tipo de ciudad diferente, ligada al desarrollo comercial fue Elefantina (Asuan) en el extremo sur, sobre el límite con Nubia.

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Desde el punto de vista de las dimensiones, es indiscutible la preeminencia de Iunu (Heliópolis) que estaba localizada en una ruta comercial. A pesar que muchos monumentos no han sobrevivido se han encontrado indicaciones de que habrían existido diversos monumentos reales. (HABACHI, 1988, p. 88-91). Gurob, ubicada al sur de la entrada del Fayum, parece haber sido ocupada por lo menos hasta el reinado de Ramsés III. Durante la dinastía XVIII, tuvo una importancia considerable como lo atestigua la cerámica egea encontrada allí. La evidencia de trabajo en metal y bienes utilizados por los artesanos indican las actividades realizadas por sus habitantes, que revelan cierta estratificación social. (UPHILL, 1988, p. 35) Por otra parte, Tell el Retabah (Rataba) en el Wadi Tumilat parece haber tenido características particulares que la diferencian de las grandes capitales. (GOEDICKE, 1987) El patrón de asentamiento, al menos en el Alto Egipto, estuvo dominado por una red de ciudades principales que explotaban recursos agrícolas y humanos y controlaban los medios de comunicación. Lógicamente en tiempos de centralización política las capitales de los nomos eran ciudades dominantes en sus regiones y en períodos de crisis la situación puede haber sido significativamente diferente. Según O’Connor mientras el número de ciudades importantes en los nomos 1-6 en el Alto Egipto permanece estable a través del Imperio, se observa un marcado incremento en aquellas regiones de los nomos 7-15 a finales de la dinastía XX (1987, fig. 2b). Sería esperable que la creciente información arqueológica permitiera en el futuro contrastar las hipótesis e interpretaciones históricas con las publicaciones de los sitios del período. Esfera local: A partir de la evidencia proveniente de las tumbas de nobles se observan actividades económicas enmarcadas en sitios destinados al intercambio respondiendo a la concepción de mercado como lugar. Es difícil establecer los principios establecidos en torno a estos lugares de mercado pero de acuerdo a los bienes que se trocan, parecen corresponder a la extensión de actividades locales de las comunidades, ciudades o “dominios” estatales o privados, sin registrarse intercambios por equivalentes generales. Este tipo de intercambio podría ser encuadrado en los modelos antropológicos previamente esbozados sin generar contradicciones con categorías de la economía moderna. Serían los llamados “mercados periféricos” por los antropólogos. A partir de representaciones en tumbas privadas del Imperio Nuevo (6) (DAVIES, 1927, lám. 30; DAVIES, FAULKNER, 1947, lám. 8; MANNICHE, 1987, lám. 7,14; WRESZINSKI, 1988, láms. 199200) se conoce la existencia de sitios, ubicados en general al lado del río, destinados al intercambio de bienes de subsistencia como panes, peces, etc. El amarradero o lugar de desembarco (mryt) adonde llegaban los barcos que transportaban distintos tipos de bienes fueron elegidos como sitios de intercambio. (CAMINOS, 1954, 103, p. 11-16; JANSSEN, 1961; CONDON, 1984) Estas escenas se encuentran en el mismo contexto que otras relativas a actividades económicas de los templos o dominios, en relación a las funciones de los propietarios de las tumbas. La información que nos llega a partir de la evidencia escrita es menos uniforme, en el sentido que los bienes intercambiados podían ser de subsistencia pero también bienes manufacturados y en menor medida metales. (Véase cuadro I, tomado de ZINGARELLI, en prensa). Los testimonios que nos brindan los diarios de los barcos de la dinastía XVIII y del período ramésida (JANSSEN, 1961,1966, 1985; CONDON, 1984, 1986; PEET, 1930b) son insuficientes para la reconstrucción de situaciones de intercambio enmarcadas en sitios destinados a tal fin. En particular, es arduo establecer el papel de las instituciones o de los funcionarios del Estado en los intercambios realizados. Todo hace suponer/conjeturar que se llevaba un control en las distintas situaciones e incluso que los bienes en el caso de los diarios de los barcos pertenecerían al templo. Evidentemente lo que tienen en común con las representaciones en las tumbas es que permiten reconocer a la ribera del Nilo como el lugar por el que transitaban las personas y circulaban los bienes. El conjunto de las transacciones registradas, tanto en las representaciones como en la documentación escrita, se han realizado a orillas del río. De todas maneras, no parece haber ocurrido en un sitio fijo, ni se menciona en las fuentes disponibles que se organizaran mercados en días determinados o en fechas estipuladas. Las partes implicadas seguramente deben haber pactado de antemano el lugar y el día de reunión, pero es probable que muchos de los acuerdos se hayan realizado de manera fortuita, sin ser entendidos como actos reglamentados.

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Aldea o

Lugar de

Bienes

Entregan

Reciben

Fuente

Época

ciudad Deir el

intercambio Ribera del Nilo

Intercambiados Alimentos/

Pan-torta

Una bolsa

TT217

Ramsés II

Medina Deir el

Ribera del Nilo

Víveres Alimentos/

Pescado

de grano Una bolsa

TT217

Ramsés II

Medina Deir el

Ribera del Nilo

Víveres Alimentos/

Panes o

de grano panes o

TT217

Ramsés II

Medina Deir el

Ribera del Nilo

Víveres Alimentos/

pasteles Pepinos

pasteles Una bolsa

TT217

Ramsés II

Medina Deir el

Ribera del Nilo

Víveres Alimentos/

------------

de grano Una bolsa

TT217

Ramsés II

Medina Tebas

Ribera del Nilo

Víveres Productos

Textiles,

de grano Una vasija

TT162

Amenofis

Tebas

Ribera del Nilo

manufacturados Productos

sandalias (¿?) Sandalias, textiles, alimentos

TT162

III Amenofis

manufacturados

y otros productos que no son

Tebas

En la calle, entre

Alimentos/

identificables. Pescado Algún

Tebas

las casas En la calle, entre

Víveres Alimentos/

Pescado

las casas Ribera del Nilo

Víveres

¿?

vegetal Pescado*

III TTA4

Dinastía

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XVIII Dinastía

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Tebas

Sicómoros

Metales por

Cobre

pan

víveres

Papiro

whm

BM 10403

mswt o ‘Renacimien

Deir el-

Ribera del Nilo

Medina Deir el-

Ribera del Nilo

Medina ¿?

Ribera del Nilo

Productos

Estela de

manufacturados

madera

Productos

Dos

manufacturados

sarcófagos

Productos

Ropa de vestir

caja

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Grano

manufacturados Deir el-

Ribera del Nilo

Medina

Ostracon

to’ Año 2 de

Michaelides

Mernepta

13 Ostracon

h Año 2 de

Michaelides

Mernepta

13 Ostracon

h ¿?

UCL

por víveres Productos

Distintos bienes:

19614 Ostr. DeM

Fines de

manufacturados y

hojas de palmera,

550 / Ostr.

la din. XIX

víveres

comida,

Nash 05 /

a

esclavas

Ostr. DeM

comienzo

0324 / Ostr. s de la XX DeM 0567

(Ramsés

Productos

Distintos bienes:

Papiro

III) Comienzo

(Iunet)

manufacturados

prendas de vestir,

Brooklyn

s de la

Hapya

y víveres,

equivalentes en mental y en

(35145 A)

dinastía

Per-Baku

shaty, deben y

jarras.

Deir el-

hin

Dendera

Ribera del Nilo

Medina

5

XIX

¿?

Ribera del Nilo

Productos manufacturados

Distintos bienes:

Papiro

Comienzo

prendas de vestir y miel.

Brooklyn

s de la

(35145 B)

dinastía XIX

y víveres ¿?

Ribera del Nilo

Productos

Distintos bienes:

Pap. Turín

Ramsés

manufacturados

prendas de vestir, etc.

cat. N° 2008

VII

y víveres CUADRO I-INTERCAMBIOS EN LA ESFERA LOCAL-

+ 2016

* Podría carecer de sentido intercambiar pescado por pescado pero también se registra en Deir el Medina un caso de intercambio, aparentemente uno de ellos más fresco (W. DeM 5192, In: Valbelle, Cairo, 1977, p. 78 (descripción), láms. 26-26 a).

Niveles de circulación Los niveles de circulación refieren en mayor medida que las esferas de intercambio, a excepción de la asociada al poder político, a una cierta cuantificación y diferenciación no sólo determinada por la escala y el ámbito espacial donde los intercambios tienen lugar. La reconstrucción de estos niveles de circulación refleja aspectos de la vida social y económica que contrastan con los mecanismos dominantes. Intercambio local en Deir el-Medina La esfera de circulación ampliamente documentada en Deir el- Medina puede definirse como un mercado en el que entran en un proceso de circulación simple, bienes excedentarios, derivados de la producción doméstica y artesana, sumados a las raciones entregadas por el estado.( Sobre las raciones véase SAFFIRIO, 1977; CERNY, 1954, 1973; JANSSEN, 1997, entre otros) Los artesanos de Deir El-Medina producían y luego vendían muebles, objetos votivos como estelas y estatuas y otros objetos que formaban parte del ajuar funerario. Esta actividad económica no se limitó al trueque de los bienes de subsistencia entregados por el estado y algunos miembros especializados de la aldea pueden haber obtenido beneficios individuales de este intercambio. De la más significativa documentación en ostraca que sostiene esta hipótesis se pueden mencionar: ostracón DeM 146 (CERNY, 1937a, p. 9, láms. 18 y 18a; ALLAM, 1973, p. 100-101, nº 72; KRI VI, p. 664; MC DOWELL, 1999, p. 80, nº 50); ostracón Turín N. 57040 ( LÓPEZ, 1978, p. 29, láms. 26 y 26a; KRI V, pp. 523524); ostracón Turín N. 57248 (LÓPEZ, 1980, p. 54, láms. 87 y 87a; LÓPEZ, 1984, lám. 200; KRI V, p. 596); ostracón Cerny 19=O. Hier. 54,4 (CERNY-GARDINER, 1957, p. 16, láms. 54 y 54a, nº 4; HELCK, 1965, p. 938; ALLAM, 1973, pp. 72-73, nº 39; KRI III, pp. 533-534; WENTE, 1990, p. 153, nº 218; MC DOWELL, 1999, p. 75, nº 46a); ostracón DeM 31 (CERNY, 1935, p. 7, láms. 8 y 8a; ALLAM, 1973, p. 80-81, nº 44; KRI III, p. 823-824); ostracón DeM 73 (CERNY, 1935, p. 20, láms. 50 y 50a;ALLAM, 1973, p. 88-89, nº 56; HELCK, 1963a, p. 499); ostracón DeM 553 (Allam, 1973, p. 127128, nº 116; KRI V, p. 658-659. En principio, podría suponerse que las herramientas y materia prima utilizada para la elaboración de estos bienes, tal como los pigmentos y la madera misma, eran propiedad del estado (“del faraón”), pero la evidencia indica que los habitantes de la comunidad podían ser propietarios de sus herramientas, algunas de ellas obtenidas a través del intercambio. A través del ostracón Nash 2 sabemos de un trabajador que incrimina a otro de haber sustraído 3 cinceles pertenecientes al faraón y el acusado desmiente haberlos robado y afirma ante la corte que los cinceles eran de su propiedad. (CERNY-GARDINER, 1957, p. 14, láms. 47 y 47a, nº 1; ALLAM, 1973, p. 217-219, nº 218; KRI IV, p. 317-320) El trabajo de los artesanos comprendía un tiempo individual libre no sujeto a la planificación del estado según se visualiza en los pedidos/encargos personales de funcionarios. Al mismo tiempo y como consecuencia de ello, estos funcionarios podían apropiarse de varios objetos manufacturados a través del intercambio para lo cual se debe admitir que contaban con la posibilidad de acumulación previa. Se observa una acumulación individual de excedentes de algunos artesanos de la aldea pero también de funcionarios estatales que de modo individual podían adquirir más de un bien en forma simultanea.

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Aún más la apropiación individual de bienes se ve reflejada en la compra de estos por equivalentes generales imposible de sostener sólo con las raciones dadas. Para Polanyi (1994, p. 196-197) esta esfera llamada subsidiaria no daría lugar a la acumulación de excedentes productivos. La adquisición y la circulación de bienes de producción artesanal fuera del control directo del estado y la fase secundaria alcanzada en este proceso acumulativo da lugar a una circulación diferenciada, que adquiere una lógica propia y que denominamos “circulación adicional o complementaria”. La mayoría de los intercambios, registrados en ostraca y algunos en papiro, se realizaban en Deir ElMedina remitiendo a patrones de cambio expresados en cantidades de metal. (Véase cuadro II) Este incremento en el número de transacciones, que sujetaron el intercambio de bienes a la alusión expresa a equivalentes generales, pone de manifiesto un proceso diferencial, aún ante la ausencia física de los metales. Contrasta además con la evidencia epigráfica previamente considerada de la esfera local donde se representó el intercambio bienes x bienes. (A excepción de la tumba de Kenamón -TT162- véase cuadro I). Tales patrones de cambio fueron representados por unidades que coincidían con determinadas cantidades de metales u otros objetos. Los más utilizados durante el Imperio Nuevo fueron el deben (dbn) (Wb. V, p. 436) y el kedet (qdt, kite en copto) (Wb. V, pp. 79-80). Se utilizó también el shat (Sat), que tiene sus orígenes en los Reinos Antiguo y Medio (VYCICHL, 1980, p. 27-29), y dos términos probablemente asociados: shenat (Snat) y shena (Sna). En el Imperio Nuevo denominarían a un objeto de metal con peso fijo conocido como sheniu (Sniw) o shaty (Saty). También algunas de las medidas de cambio empleadas tienen su raíz en fracciones ligadas a las materias primas vitales: khar (XAr) “saco” o “jarro (para grano)” (Wb. III, p. 363) y henu (hnw) o hin (hin) “jarra” para líquidos como cerveza, leche y miel, entre otros.

Unidad

Escritura

Dbn

Pesos y medidas

Equivalencias

c. 91 gramos

12 shat 1,400 granos

deben

Qdt

c. 9,1 gramos

1/10 deben

7,5 gramos de oro

1/12 deben

kedet (kite)

Saty shaty

Sniw sheniu

7

Sat shat

Cuadro II-EQUIVALENTES GENERALES EN METALSi bien los equivalentes generales se expresaban en metales, fueron hallados escasos restos de metales en los sitios arqueológicos faraónicos, a excepción de El-Amarna. (FRANKFORT; PENDLEBURRY, 1933, p. 59-61 y lám. 43). El estado se ocupó de la explotación de oro en las minas del Desierto oriental y de Nubia y mantuvo entre sus dependientes a los orfebres. La obtención de metales era costosa, especialmente por el complejo proceso que implicaba su extracción y fundición. En el caso de la plata su extracción era aún más compleja y muchas veces tenía mayor valor que el oro, aunque a partir de la expansión egipcia en Asia se habría hecho más accesible. La plata, proveniente de Anatolia debía atravesar grandes distancias hasta llegar a Egipto (LIVERANI, 1987, p. 68 y 73; LARSEN, 1987, p. 50-52). En consecuencia, no sería fácil adquirir oro y plata fuera del ámbito de la corte salvo a través de la donación real o a través del robo, aunque la mención en el papiro Valencay (GARDINER, 1951, 1941) del pago de impuestos en oro podría contradecir esta premisa general. Según Sheratt (1991, p. 360) es probable que el comercio de metales preciosos entre Egipto y Asia jugara un papel importante, desde el momento que un sistema de intercambio que implica un mosaico de producciones locales requiere un elemento de liquidez. Sin embargo, no se debe descartar la posibilidad que la mayoría de las transacciones supusieran patrones abstractos de cambio en Deir ElMedina, y que este proceso fuera consecuencia de transacciones remitidas a valores en deben que en primer término el estado comenzó a realizar.

Intercambio a través de los shutyw Una lógica más diferenciada observamos en el nivel de circulación donde aparecen los shutyw o mercaderes. Mecanismos alternativos se presentan cuando los shutyw aparecen como prestamistas, lo que nos permite inferir la existencia de formas de absorción de excedentes asentadas fundamentalmente en la circulación e inferir la apropiación individual de medios de circulación. De acuerdo a la evidencia pueden haber dependido de instituciones estatales y desde la lógica formal se acepta que el shuty depende del Estado y no existen otras posibilidades interpretativas (REINEKE, 1979, p. 13; RÖMER, 1992, p. 257; BICKEL, 1998, p. 161). Por ello en numerosos análisis se ha descartado su acción individual o como dependiente de funcionarios o casas particulares. Esta acumulación individual se vincula a los centros donde reside la elite, y a finales del período ramésida y de acuerdo a la evidencia documental parece haberse dado entre jefes de tropas, cantantes y otros funcionarios. La documentación analizada (inscripciones: Inscripción de Abidos de Ramsés II (KRI II, 1979, p. 333), Papiro Harris I (ERICHSEN, 1933; GRANDET, 1994), Papiro Berlín 10460 (ALLAM, 1973, p. 276, lám. 78), Papiro Turín 2008+2016, Papiro Bulaq XI (ya citados), y decretos reales: Seti I en Nauri (KRI I, p. 45-58) evidencia mercaderes dependientes de templos que estaban en contacto con metales preciosos como oro, plata y cobre. En la mayoría de los casos parecen haber actuado en dependencia de tales instituciones, proveyendo de bienes tales como prendas de vestir o carne. Algunos documentos como el Papiro Bulaq XI son significativos aún cuando la información que proveen sea limitada ya que se menciona el intercambio de oro en valor shat, uno de los equivalentes generales mencionados. Refuerza la filiación institucional de los shuty el hecho de poseer otros títulos y la posibilidad de acceder a las prerrogativas de la elite cuando poseían equipo funerario, estelas con sus nombres e incluso una tumba. Suponemos que Pabes, el mercader poseedor de una tumba en la necrópolis menfita era merecedor de la misma por portar el título de escriba real. (MARTIN, 1991, p. 133) Retomando la figura de los shutyw ligados a la circulación de metales, podemos señalar que a partir del Papiro Lansing (BLACKMAN; PEET, 1925, p. 284-298; CAMINOS, 1954, p. 373-428) sabemos que estos debían pagar un impuesto en oro para cumplir con las exigencias de los recaudadores de impuestos. Lo que nos permite suponer que el Estado controla el beneficio potencial de los shutyw o

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de aquellos de quienes dependían. Este impuesto a la circulación limitaba la acción de los shutyw captando el oro disponible y marcando la presencia estatal en este nivel circulatorio. El Papiro Berlín 10460 marca el punto de contacto entre estos dos últimos niveles de circulación: los shutyw y la comunidad de Deir el-Medina. Aparentemente los shutyw representan al templo y reclaman por el derecho sobre algunos esclavos ante el kenebet, que actúa como tribunal de justicia. De esta manera, se refleja el papel del shutyw como intermediario en la circulación de los excedentes de las instituciones de las que depende y el contacto comercial con trabajadores de Deir El-Medina, quienes también parecen haber dispuesto de excedentes. Además, en otro texto de este mismo papiro, se expresa la dependencia de los “agentes comerciales” del templo. (ALLAM, 1999, p. 99). Venta de esclavos El intercambio de esclavos por equivalentes generales durante el Imperio Nuevo aunque haya sido un fenómeno limitado desde un punto de vista cuantitativo, implica una transformación social y económica, generadora de nuevas relaciones. La esclavitud implicaría una forma de propiedad secundaria pero que se adosa a otras formas previamente constituidas. La esclavitud es un rasgo incidental y superficial producto en la mayoría de los casos de la acción de saqueo en el extranjero. A partir de la documentación, es difícil explicar cómo llegaban a manos privadas los cautivos sometidos en las campañas. No obstante, los textos aluden como propietarios de esclavos a personas de distintas profesiones y actividades: un pastor (P. Berlín 9784.3), al hijo de un soldado (P. Berlín 9784.22), a nemehw o “ciudadanos” (P. Cairo 65739, P. BM 10052, X, 11, XI, 4) y a una cantante (P. BM 10052, rt. IV, 10). Es decir, que durante el Imperio Nuevo “esclavos” eran comprados y vendidos entre particulares. Si bien en el P. BM 10052 se hace referencia a la adquisición de 15 esclavos, en la mayoría de los casos se menciona uno o dos esclavos como propiedad de un individuo. De acuerdo al papiro Cairo 65739 (GARDINER, 1935), los shutyw podían ofrecer esclavos y otros bienes de casa en casa y el precio de los bienes era expresado en términos de deben o kedet de plata. Asimismo, los shutyw podían tener sus propios esclavos, como es atestiguado por el papiro BM 10052, recto 8,2 8 (PEET, 1930a, p. 150) y el papiro Bankes I (PEET, 1930a, p. 132-133). La posesión de esclavos sirvió a una variedad de propósitos: usualmente la posesión de riqueza productiva fue una fuente de prestigio y honor o una fuente de poder estatal. De todos modos, los intercambios de esclavos y la participación de personas privadas en su tráfico plantean situaciones alternativas a la distribución centralizada ejercida por los organismos estatales. Es destacable el hecho que el esclavo es considerado un bien mueble en el contexto del Imperio Nuevo cuando se lo intercambia por otros bienes remitiendo a equivalentes generales (deben o kedet de plata). Transacciones ilegales La circulación ilegal puede entenderse como otro nivel de circulación que se integra a los otros niveles cuando los bienes ingresan al circuito legal. La base documental la constituyen los ricos expedientes judiciales de finales del período ramésida. (PEET, 1930a) Estos atestiguan los robos realizados en tumbas y templos de Tebas occidental y evidencian el control policíaco en el área, la creciente corrupción y las rivalidades entre los funcionarios locales. La consideración y utilización de esta evidencia se ha circunscripto a la información sobre el eje de nuestra investigación que es el intercambio, aún cuando la riqueza de tales documentos podría permitir una expansión del estudio hacia otras temáticas. Al estar datados en los reinados de Ramsés IX y Ramsés XI las prácticas que testimonian pueden pensarse como típicas de un momento de creciente corrupción policial aunque la monarquía se presenta como legítima. Hemos pensado la circulación ilegal en perspectiva porque determinados mecanismos se evidencian en otros niveles de circulación y en tiempos precedentes. La acción de los shutyw en el contexto de los papiros de robos de tumbas, asociados a templos, casas y/o individuos privados como jefes de tropas o cantantes, puede ser comprendida en el contexto más amplio del período ramésida. La citada circulación de Deir El-Medina o las referencias a la circulación donde intervienen los shutyw evidencian la creciente utilización de equivalentes generales, no siempre presentes en el momento que la transacción económica tenía lugar. Los metales que entran en circulación a partir de los robos ponen de manifiesto la presencia física de los mismos como equivalentes generales en los intercambios que tuvieron lugar a finales del período ramésida.

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La cantidad de bienes de prestigio o “riquezas” que entran en circulación a partir de los robos denotan su función simbólica, pero sobre ella está enfatizada y prima su función económica, que desencadena los robos. La información provista por los papiros judiciales permite reconocer la existencia de una sociedad donde la dinámica de los intercambios implica una flexibilidad y libertad previas que hacen posible que esto ocurra. Kemp señala que “los robos de finales del Imperio Nuevo pusieron en circulación una oleada de riquezas de la sociedad desde abajo”. La expresión “desde abajo” sintetiza la idea, pero creemos que simplifica la complejidad del proceso circulatorio que tiene lugar en este período histórico. La avidez de oro, plata y hasta de cobre y de bronce no comienza con la búsqueda de un botín para ser atesorado y concluye con su guarda en las casas. La función de los metales coloca a los bienes robados, como vimos en el nivel circulatorio de Deir El-Medina, en la situación de equivalentes generales sobre los que se basan la mayoría de las transacciones económicas de finales de la dinastía XVIII y del período ramésida.

Conclusiones Las esferas del intercambio que hemos distinguido: político-religiosa, exterior, regional, local, parecen haber estado regidas por los principios que el estado imponía y que de acuerdo a la teoría polanyiana podrían definirse a partir de la reciprocidad y la redistribución. Este tipo de intercambios, marcados por sus diferencias cualitativas y cuantitativas, respondieron a múltiples motivaciones sociales, económicas, políticas y religiosas y conllevaban la impronta de las sociedades antiguas, llamadas “primitivas”. Sin embargo, un análisis con lupa nos conduciría por lógicas distintas según se trate de principios personales (esfera político-religiosa, esfera local) o en cierta medida principios impersonales aunque institucionales (esfera exterior, regional). Lo cierto es que hasta este punto, el del análisis de las esferas de intercambio, los enfoques de la antropología sustantivista parecerían ser los adecuados. Ahora bien, sin desconocer los alcances del concepto de redistribución se han distinguido fenómenos secundarios, lo que nos habilita a plantear una visión alternativa. Esta se basa en la evidencia de prácticas de intercambio pseudoprivadas que pueden reconocerse en los niveles de circulación que se han estudiado. Podemos concluir que el estado egipcio como un estado redistributivo niega la acumulación privada pero al mismo tiempo la habilita como efecto secundario de su funcionamiento. El mercado interno de la aldea de Deir el-Medina corresponde a un ámbito local pero se caracterizó por aumento del intercambio de mercancías/bienes entre sí y por la transformación de la mercancía en patrones de valor en metal. Estas unidades de medida diferenciadas en cantidades de metal (o aceite o grano) son precedentes del “dinero” y, si bien no existía una moneda que cumpliera con una forma y función dineraria, en determinados intercambios fueron utilizados equivalentes generales tales como el deben, el shaty y el seniu. Un mercado interno se distingue entonces en la comunidad de Deir El-Medina, que fue generado por los excedentes derivados de la producción doméstica y artesana, que se sumaron a las raciones entregadas por el Estado. Si bien en algunos casos los pagos se realizaban a crédito, los intercambios suponen una acumulación individual de excedentes que permitió a ciertas personas (generalmente miembros de la burocracia) la adquisición simultánea de bienes manufacturados. La intervención de la administración centralizada no impidió la apropiación individual de bienes en el circuito circulatorio local ni evitó determinados mecanismos acumulativos. Esta dinámica implícita en los intercambios indica cierta flexibilidad y libertad previas en las relaciones económicas. Cuando actúan los shutyu o mercaderes se presentan como aquellos actores económicos que brindan alternativas diferentes al mecanismo dominante. Estas relaciones no siempre pueden ser incluidas en el circuito redistributivo Estas situaciones parecen haber sido funcionales a un sistema complejo de relaciones económicas en las que el estado monopolizaba los mecanismos de control pero éstos de ninguna manera eran unidireccionales. La documentación que conocemos remite a los centros metropolitanos donde residía la elite. No es excepcional entonces que este nivel de circulación se haya generado por la disponibilidad de excedentes en el ámbito de las operaciones de los grupos dominantes. Por otra parte, la mayoría de las veces los funcionarios estatales estaban involucrados en las actividades comerciales. La posibilidad de acumulación individual estaba claramente vinculada a la disponibilidad de un agente

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que se ocupara de estas actividades comerciales. Teniendo en cuenta que se mencionan funcionarios, instituciones o casas particulares de quienes dependían los shutyw se infiere la existencia de beneficios económicos que les llegaban por esta vía. Los metales preciosos que entran en circulación a partir de los robos remiten a la práctica de intercambios de acuerdo a equivalentes generales realizada en Deir El-Medina. La figura de los shutyu resulta entonces interesante en el contexto de los papiros de robos de tumbas ya que podían intercambiar distintos tipos de mercancías por bienes de prestigio, en particular metales que les entregaban los ladrones, y de esta manera el botín ingresaba en el circuito legal. Con respecto al trabajo esclavo no existe una forma específica en el Egipto ramésida. Los esclavos eran considerados un “bien mueble” del propietario y es en este sentido que el intercambio se liga a la esclavitud. En síntesis, los distintos niveles circulatorios identificados (intercambios locales documentados en Deir El-Medina, intercambios operados por medio de los shutyu, transacciones ilegales y compraventa de esclavos) indican una ampliación de los circuitos que permiten la introducción de bienes y excedentes en la circulación económica y remiten a los cambios verificados en el más complejo contexto socio-económico del Imperio Nuevo. Notas (1)

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Para nuestro estudio hemos utilizado los documentos completos, pero por razones de espacio y porque excede los objetivos planteados no incluiremos una descripción minuciosa de los manuscritos, ni discutiremos problemas puntuales de paleografía y crítica textual. Sería inabarcable en este espacio hacer mención de las publicaciones significativas de tinte sustantivista. Sin embargo, merecen especial atención para el tema que nos ocupa: BOHANNAN, 1955, 1959; BOHANNAN; DALTON,1965, 1969; DALTON, 1971; PEARSON, en Polanyi et al, 1976. Publicado en castellano en 1976 por Labor Universitaria. También NORTH (1977, 1981, 1984) y SILVER (1983, 1985a, 1985b), sin ser especialistas, aportaron a la defensa de la aplicación de categorías modernas a la economía egipcia antigua. Merrilles considera que estos oficiales actuaban como intermediarios (1968, p. 173 ss.). Un análisis de las escenas de “mercado” de las tumbas del Reino Antiguo e Imperio Nuevo y la bibliografía correspondiente más completa puede encontrarse en Zingarelli (en prensa). Sobre la distribución de las mismas y la densidad de población véase O’Connor, 1972, p. 688 y fig. 2 a.

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