Ese Infierno mujeres sobrevivientes ESMA

January 29, 2017 | Author: Javiera Sierralta Uva | Category: N/A
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Ese Infierno mujeres sobrevivientes ESMA...

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Foto de la p~gina anterior: Capucha, 24 de marzo 2004. Por Juan Garcia lewin.

Munú Actis., CristinaAldini" Liliana Gardella Miriam Lewin" ELisaTokar

Ese infierno

Conversaciones de cinco mujeres sobrevivientes de la ESMA

Ese infierno 1 Nilda Actis Goretta ... [et.al.]. la ed. Buenos Aires : Altamira, 2006. 320 p.; 22 x 16 cm. ISBN 987-9017-51-X l. Narrativa Histórica Argentina-Testimonios. CDDA863

Fecha de catalogación: 27/02/2006

Edición especial: 30° ANIVERSARIO DEL GOLPE MILITAR

©2006 Libros + Libros SA

A los muertos y desaparecidos, y a los hijos robados que todavía estamos buscando.

EDITORIALAlli\MIRI'--~

Nilda "Munú" Actis Goretta, Cristina Inés Aldini, Liliana Gardella, Miriam Lewin y Elisa Tokar.

www.editorialaltamii-a.com.ar [email protected]

A Cristina, Elisa, Miriam y Munú. (Liliana) A Néstor, mi compañero. A Ceci y Diego, mis queridos hijos. (Elisa)

ISBN: 987-9017-51-X

A Alejo Mallea y Pepe Villagra. A Sofia y Lucía, y en ellas a todos los hijos. (Cristina)

Diseño de tapa e interior: Iglesias Comunicación..,.

A Juan Eduardo Estévez, Norma Matsuyama y Patricia Palazuelos. A los bebés que ellas iban a tener en abril y octubre de 1977. (Miriam)

Foto de tapa: Alejandro Amdan Ilustración de tapa: Diana Astete Foto de contratapa: Juan García Lewin Foto actual de las autoras: Silvio Fabrykant

A Enrique Desimone, Norma Robert y Adriana Barcia. A los hijos de todos los que se atrevieron a intentar un mundo mejor. A Ornar, por saber estar. (Munú)

Todos los derechos reservados.

Hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en la Argentina

Printed in Argentina Talleres gráficos

1,3 La CuaDricula s.RL (54 ll) 4302 2014

Los lectores pueden escribirles a las autoras a la siguiente dirección electrónica: [email protected]

De modo que, para contar mi historia, aqui estoy. Ustedes me escuchan hablar, pero... ¿me escuchan sentir? Gertrud Kolmar,

escritora judía asesinada en Auschwitz. De "La mujer poeta"

lndice Las Autoras .......

. ...................................................................... 11

Prólogo "Y huirá la tristeza y el gemido" ...................... Introducción ..................

Topografía del. terror .................................... 1

'Un manto de memoria" .......... ...............................................

........ 13 ..................... 19

......... 21 ............. 27

·capítulo 1. Los días previos y el secuestro. El golpe. De la militancia montonera a la clandestinidad. Primeros rumores del horror. Pastillas y otros métodos para el suicidio. Como caímos. La derrota: una sensación permanente.... ............. 33 Capítulo 2. Detenidas-desaparecidas. Interrogatorios. Grilletes. Capuchas. Picanas. Vejaciones. Gritos. Traslados. Operativos. Lancheos. Dolor físico. Dolor emocional..

..... 65

Capitulo 3. Día a día en cautiverio. Vida cotidiana. Carne, mate, queso y dulce. Ropa lavada y sábanas robadas. Un mobiliario muy particular. Esparcimientos. Trabajos asignados.... .. ... 107 Capítulo 4· Torturadores. Nosotros y ellos en el espacio sin rejas. Salidas impuestas. Absurdo y demencia. Adopciones, protección y enamoramientos. La vergüenza de contarlo todo...... . ............ 155 Capítulo S· Una excursión al mundo exterior. Contactos con familiares y amigos. Los compañeros como rehenes. Estrategias de silencios y de simulaciones. Primeras esperanzas de libertad......................................................................... .. ......... 211 Capitulo 6. Bebés bajo custodia: Embarazadas junto a moribundos. Testigos de nacimientos. Descripción de la maternidad. Incógnita sobre el paradero de los chicos..... .. ............... 241

10 ~--------------------------------------------~Es~e~i~n~fi~e~rn~o Capítulo 7· liberación y después Detalles de cada salida. Exilios y otros destinos. Monseñor Grasselli: el ayudante de la Marina. Participación en los juicios posteriores .................. 249 Capítulo 8. El Holocausto judío Parangones entre la metodología militar argentina y el nazismo. Viaje a los Campos de exterminio de Polonia. Relatos de Primo Levi ............ 283 Capítulo 9· Presos políticos Charla grupal con la psicóloga Mirta Clara, ex detenida en las cárceles de la Dictadura. Similitudes y diferencias entre la ESMA y la cárcel tradicional............................................................................................. ................... 28 9 Epílogo El regreso al campo en libertad Y las puertas se abrieron ................................ . Anexo documentaL. ......................................

.297 . ....................... 305 .......................................... 310

Glosario ......................................... .

... 313

Bibliografía .................... ..

..... 317

Agradecimientos ....

....... 318

Identificación de los actores presentes en el relato Represores. Se los nombra por sus alias, tal como se los conocía en el Campo. En el Anexo se los identifica por sus nombres legales y, en muchos casos, por fotografías. Secuestrados. Cada intervención de las autoras está precedida por su nombre o sobrenombre actual. Los demás secuestrados figuran en el texto con su nombre de guerra, tal como eran conocidos por sus pares en el Campo. En el caso de algunos secuestrados que protagonizaron s1tuaoones controversia les en la experiencia del Campo, se consigna el nombre abreviado. Las conductas y responsabilidades de los detenidos-desaparecidos frente al poder concentracionario son materia de una discusión todavía incipiente y existe disparidad de criterio entre las autoras. Aún así, privilegian la necesidad de dar a conocer aquellas situaciones.

Ni ida "Munú"Actis Goretta.Nació en la provincia de Buenos Aires el18 de oc. tubre de 1945. Vivió su infancia y adolescencia en el campo y luego estudió Pintura Mural en la Facultad de Bellas Artes de La Plata. Su militancia transcurrió en los barrios más carenciados de la localidad bonaerense de Ensenada. Fue secuestrada en Buenos Aires el19 de junio de 1978 y permaneció en la ESMA hasta febrero de 1979, cuando la pasaron a uua situación de libertad diariamente vigilada: los represores conocían su vivienda y era obligada a trabajar con ellos. El16 de julio de 1979le permitieron salir del país con un pasaje de la Armada Argentina. Meses después, seguían vigilándola en el exterior. Pasó el exilio en Venezuela. Con la democracia regresó al país y terminó sus estudios. Hoy hace Arte Público Monumental. Disfruta de su profesión subida a unandamio y pintando murales colectivos en las paredes de las ciudades y pueblos . Cristina Inés Aldini. Nació en Lomas de Zamora el20 de febrero de 1954. Luego de cursar sus estudios secundarios participó en grupos cristianos y realizó trabajo · social en barrios obreros de San Fernando, donde posteriormente se desempeñó como maestra de adultos y desarrolló su militancia política. Después del golpe militar, vivió la represión y la pérdida de la gran mayoría de sus compañeros. Fue secuestrada el5 de diciembre de 1978 y permaneció en la ESMA hasta fines de mayo de 1979. Entre esa fecha y diciembre del mismo año estuvo bajo una suerte de libertad vigilada, debiendo concurrir a trabajar a unas oficinas en las que la Marina instalaría una Agencia de Prensa, proyecto que nunca se concretó. En cuanto pudo se trasladó a la provincia de Santa Fe, donde convivió con la familia de una compañera a quien había conocido en la ESMA, y completó sus estudios. A partir de 1996 integró una agrupación política y militó activamente por los Derechos Humanos. Fue concejal en Vicente López, provincia de Buenos Aires. Actualmente trabaja en un área del Ministerio de Educación de la Nación y ha creado un sitio web con información sobre temática educativa.

12 ~------~--~--------------------------------~Es~e~i~n~fi~e~rn~o Liliana Gardella. Nació en la provincia del Chacoel20 de agosto de 1954. Allí creció y completó sus estudios secundarios. Cursó la carrera de Antropología en Buenos Aires. Luego vino la militancia, con su costo de represión y exilio. La secuestran en Mar del Plata el25 de noviembre de1977. Al poco tiempo la trasladan a la ESMA, donde permanece hasta el 8 de enero de 1979: La contactan nuevamente en la casa de sus padres en marzo de 1979, y la autorizan a salir del país, cosa que hace en mayo de ese mismo año. Con el retorno de la democracia volvió al país, terminó la carrera de Antropología que la dictadura la había truncado. Fue docente universitaria y trabaja como profesional vinculada, tanto en el ámbito público como el privado, a las políticas sociales. Miriam Lewin. Nació en 1957 en Buenos Aires. Inició su actividad política en el Colegio Nacional de Buenos Aires, en tiempos del camporismo, ligada a grupos de izquierda. Poco antes de ingresar a la Facultad de Ciencias Económicas y a la Escuela de Periodismo del Instituto Grafotécnico, se vinculó con la Juventud Peronista.Tenía diecinueve años, el 17 de mayo de 1977, cuando la secuestró en La Matanza un grupo armado de la Fuerza Aérea, que la mantuvo aislada hasta entregarla a la Marina, en la ESMA, casi un año después. Estuvo desaparecida hasta enero de 1979. Luego pudo volver a vivir con su familia, pero sólo en abril de 1981 le permitieron abandonar el país. Residió en los Estados Unidos, donde militó en grupos de defensa de los Derechos Humanos hasta el regreso de la democracia. Trabajó como periodista de investigación en los programas Telenoche Investiga y Puntodoc, y las decenas de casos resonantes de corrupción que reveló tuvieron consecuencias sociales, políticas y judiciales. En la actualidad, finaliza el rodaje de un largometraje documental sobre la ESMA, trabaja en radio, donde conduce un programa de entrevistas a mujeres, y escribe su segundo libro. Elisa Tokar. Nació en Buenos Aires el 14 de noviembre de 1953. Al terminar sus estudios secundarios, comenzó a trabajar y a estudiar en la Facultad de Derecho, donde inició su militancia política, para luego continuarla en la Juventud Trabajadora Peronista. La secuestran el 21 de setiembre de 1977 y continúa durante un tiempo con trabajos forzados en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Terminó la carrera de Psicología Social y se especializa en Psicodrama. Trabaja en una organización no gubernamental dedicada a la asistencia a mujeres en situación de vulnerabilidad.

Prólogo "Y huirá la tristeza y el gemido" LEÓN ROZITCHNER

Lo que vamos a leer es el resultado de un largo tiempo suspendido, el de un pequeño puñado de mujeres marcadas para siempre por una experiencia de los límites extremos del sufrimiento, sobre fondo de decenas de miles de asesinados. "Nos costó veinte años reunirnos'; dice una de ellas para explicar ese reacomodamiento a la vida que tuvieron que sufrir para poder hablar del pasado. Todo ese largo plazo fue necesario para recordar entre si la experiencia del horror que habían vivido. La llaga abierta por la tenacidad de la memoria no les trajo sin embargo ese sosiego que, en medio del desgarro, intentan alcanzar sin conseguirlo. Las huellas del horror del genocidio permanecen, indelebles. Este libro se plantea el interrogante crucial: ¿es posible la vida en sociedad cuando tantos seres humanos, amparados en la impunidad del poder, se complacen con la tortura y el asesinato? ¿Por dónde comenzar a pensar el fundamento posible de una "patria'; para el caso la Argentina, después del genocidio? El genocidio es la matriz donde se muestra, con oscura y monstruosa evidencia, el ma:l absoluto que el poder es capaz de ejercer contra sus habi;antes. Antes pensábamos: eso, el genocidio, pasa en Europa, en Africa, pero en la Argentina no. La inmigración que llegó al país abrió una distancia con su propio pasado y negó la tradición de odio y de muerte de la que venia, aún ese que estuvo en el origen de la colonización americana. A nosotros, océano por medio, no nos podía pasar lo que allí, en otras latitudes, si pasaba. Olvidamos la existencia de una internacional del terror y de la muerte, que abarcó también a la Argentina, aún en nuestro propio pasado no lejano. Sobre ese olvido. se amasó la inocencia de las últimas generaciones de argentinos. Y de *

Isaias, 35-10.

~Ac~t~is~I~A~Id~in~i~I~G~a~rd~e~lla~IL~e~w~in~l"~o~ka~r~-------------------------~ 15

14 ~--------------------------------------------_EE~se~in~f~ie~rn~o

pronto nos sorprendió nuevamente el horror que circulaba ya desde antes por las tenebrosas entrañas de sus herederos. Hemos tenido que llegar hasta ese extremo límite para comprender los cimientos criminales sobre los que nos asentarnos. Porque todo genocidio, todo asesinato gozoso, plantea el interrogante más crucial: ¿cuáles son los abismos más oscuros de la humanidad, siempre presentes, en los cuales sumerge sus raíces nuestra propia sociedad actual? Este libro transcribe el encuentro de algunas de las sobrevivientes del Campo de exterminio de la ESMA. Está inscripto en un largo debate "frente a lo inexplicable'; la criminalidad humana, algo que permanece corno la incógnita más escandalosa, más paradójica e incomprensible para muchos que piensan y sufren esta ignominiosa realidad que caracterizó, sobre todo, al siglo XX, y que también alcanzó a la sociedad argentina: los genocidios de millones de personas realizados, en apariencia, de una manera considerada como "banal". Pensarnos, sin embargo, que bajo la apariencia de la "banalidad del mal" -según la expresión de Hannah Arendt- el crimen y el asesinato, individual y colectivo, de Estado y hasta popular, esos crúnenes aunque normalizados y burocráticos nunca pueden ser ni son algo banal. El mal que lleva a gozar de asesinar y torturar a otro ser humano nunca puede ser, creemos, algo indiferente para quien lo ejecuta. Hasta la rutina asesina en los campos de tortura y de exterminio, pensamos, debe resonar en los laberintos más oscuros de la propia subjetividad del asesino que se goza y se exalta con el sufrúniento y la muerte de un semejante. Algo de lo más propio debe morir definitivamente cuando se mata y se tortura al otro: seres agusanados por la muerte, aunque hagan todos los ademanes de la vida. Convertir el crimen en banal es la distancia que la institución prepara en el mismo asesino para anestesiar la conciencia y el sentúniento del crimen que ejecuta. ¿Es quizás esta sospecha, la de que el asesino se convierte en un espectro de sí mismo por el mal que hace, nuestra últúna esperanza para no desesperar de los mortales? Sólo queda contar con que esto existe para aprender a vencerlo por medio de la vida. Este empuje asesino no forma parte de la "esencia" universal de todos los hombres, aunque hay que terminar por aceptar que está muy extendido. No podernos creer que entre las pulsiones "naturales" más primitivas esté contenida la violencia del asesinato del otro como fundamento de la vida. Podrá el asesino formar parte de una máquina burocrática de exterminio, estar presente el crimen en su vida cotidiana corno una especialización profesional-tal corno la del verdugo antiguo- entre las múltiples que solicita el Estado moder~o, arropada bajo los mil pliegues de una superficialidad y un acostumbramiento atroz, pero el goce en la tortura y el asesinato siempre será un hecho humano que no puede ser universalizado. Es un acto al que no todos

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los hombres se someten y cuya realización llevaría a muchos a afrontar la propia muerte para no .realizarlo. Pero quienes lo sufrieron, ¿pueden pensar siquiera esto que decirnos? ¿Podríamos sostener que existe "el deseo humano de derramar sangre humana (... )una lógica inexorable, humana y ominosa del crimen", como afirma Jack Fuks? ¿O afirmar, por el contrario, que "matar es algo que va contra los normales deseos e inclinaciones de la mayoría de los hombres'; corno escribe Hannah Arendt? Creo que debernos tomar partido por la vida. Decir que el crimen se ha banalizado quiere decir que lo más hondo de cada asesino se ha destruido. Pero también se destruye la sociedad que lo tolera con indiferencia. la banalidad sólo califica a la institucionalización del crimen, su rutina, no a la metamorfosis profunda que se produce en quienes lo cometen y lo aceptan: siempre está corno fundamento alguna institución social que lo promueve. Aún el crimen más individual es colectivo. Tanto la humanizaci9n corno su contrario, la criminalidad, son un producto social. El asesino sostenido por una institución -imaginaria o real, presente o pasada- siempre es un individuo que se cree impune en la ejecución del crúnen. Está siempre protegido por un poder colectivo. Y también lo estuvo aquí, corno en Alemania, cuando lapoblación en general dio muestras de absoluta indiferencia. Para que el crimen no quede sólo brotando, implacable, de la mísera figura del asesino, es necesario trazar la línea que lo incluye en el poder que se lo exige. Esta criminalidad no hubiera podido desatarse sin el apoyo y la necesidad estratégica de otros grupos y poderes. Porque la impunidad y la fulta de riesgo son el escudo que los cobardes necesitan para ejecutarlo. En el extremo estremecedor de la picana, en la oscuridad de la capucha, en los vuelos de la muerte estaba, para animarse a ser asesinos, el sostén que les dabala impunidad de la influencia criminal de los Estados Unidos y de la Iglesia en la formación de los cuadros militares. ¿Se hubiera desatado la avidez de dolor ajeno y de sangre sin ambos imperios que los protegían?, ¿si la Iglesia no hubiera puesto su experiencia milenaria en hogueras, cepos y desollarnientos?, ¿si los militares no hubieran asesinado desde antiguo a los indios y matado a los peones que hacían huelga? No. El genocidio no hubiera sido posible sin la preparación recibida en las escuelas de Inteligencia y de Guerra de los Estados Unidos y Europa, y sin el apoyo del poder de la Iglesia y de los intereses económicos ligados al dominio nacional y del imperio. Regímenes militares que, corno es sabido, fueron una respuesta criminal a la transformación social que se temía. Se iniciaron en Brasil en 1964, en Bolivia en 1971, en Uruguay en 1972, en Chile en 1973, en el Paraguay desde 1954 y en la Argentina en 1976. No sólo tenían rasgos comu-

Ese infierno 16 ~--------------------------~~~------~~~~

~Act~is~i~A~Id~in~i~I~G~a~ro~e~lla~IL~e~w~in~i"~o~ka~r~------------------------~ 17

nes: había conexiones de fines entre ellos. El genocidio argentino es una estrategia política cr.iminal de un sistema histórico productor de muerte. Es el Cuarto Reich neoliberal triunfante que, en la presencia de los Estados Unidos, ocupa ahora el lugar del Tercer Reich nazi vencido. Nuestras sobrevivientes viven bajo este mismo insistente e implacable interrogante: ellas, obsesionadas, se siguen preguntando -y será una pregunta que las acompañará toda la vida- con la necesidad de comprender lo incomprensible: el misterioso designio de haber transitado también ellas los límites del horror y haber quedado vivas cuando muchos miles fueron muertos. ¿Cómo justificar el privilegio de haber salvado la vida cuando tantos la perdieron? Sentir la culpa de estar vivas es la más cruel de las formas para anular la vida. Es difícil sentirse una persona "elegida'' porel destino para sobrevivir, cuando quienes eligieron fueron los torturadores y los asesinos de sus propios familiares y compañeros. ¿Pensaremos, acaso, que fue la piedad de los asesinos la que las dejó con vida? No. Fue el interés por conservarlas, luego de torturarlas, como inteligencia esclavizada. La ESMA fue un Campo de exterminio de la .Armada, pero de concentración sólo para los pocos sobrevivientes que pudieron ser utilizados como "materia gris esclava" para el proyecto político del Almirante Massera. Se construyó como un micromundo que, en pequeño, sintetizaba y condensaba las mismas formas de dominio y de destrucción extendidas luego a toda la ciudadanía. Se expandió, como terror amplificado, abarcando a la sociedad anonadada, y son sus consecuencias las que aún estamos viviendo. Esto explica, en gran parte, la supervivencia de los pocos que escaparon, no a la tortura, que sufrieron, sino a la muerte.

subjetiva, su eficacia disolvente en lo más inconsciente y primario de cada ser humano. Repetimos: este asesinato del alma y la tortura de los cuerpos en la ESMA se expandió, al mismo tiempo, a todo el cuerpo social, y lo reorganizaron para la sumisión o el desconsuelo. Construyeron a los actuales sujetos aterrados de la sociedad neoliberal postgenocida, cuyas consecuencias desoladoras estamos viviendo. Mas allá de la angustia que se aviva en la lectura del libro, hay que tratar de pensar la matriz política que subyace en los Campos de exterminio. Allí se mostró al desnudo el fundamento mortal y sanguinario de los distintos poderes de la sociedad que nos oprime. Las condiciones organizadas por el terror condensan, en pequeño, las formas amenazantes que, amplificádas, aún hoy en dia determinan la vida de la gente. Las sobrevivientes de la ESMA expresan las transformaciones personales que sufrieron y que, aunque amenguadas, se extendieron a toda la sociedad: la amenaza de muerte penetró en los sujetos y produjo el aniquilamiento de las fuerzas civiles. Podemos señalar cuatro de estas agresiones, quizá las más crueles que ellas vivieron y que, expandidas, se encuentran ahora como amenaza latente en cada uno de nosotros:

"La oficialidad montonera que quedó viva no fue por casualidad, sino que había un grupo de marinos, con Massera a la cabeza, que tenían un proyecto político y ahí entra en escena 'la materia gris montonera:" "Se proponían usar las mentes montOneras para organizar su movimiento." ''Para nosotras la caída fue el principio de una. nueva etapa. Para la mayoría, en cambio, cáer en manos de esos asesinos realmente fue el principio del final."

• Complicidad de las instituciones disciplinarias (para el caso, la Iglesia Católica).

El empuje popular temido, transformado en "blanco" de guerra, constituye el fondo de esta estrategia que llevó a las mismas Fuerzas Armadas a querer apoderarse de las "armas" ideológicas del "enemigo". Querían apropiarse de una pasión social transformadora y convertirla en una "tecnología" exitosa para embaucar al pueblo. Esta astucia, pensaban, les permitiría una manipulación política: pasar de la guerra armada asesina a una política pacificada más eficaz y destructiva, siempre sobre fondo del terror y el desprecio. Las consecuencias del terror sobre las personas muestran, como técnica

• Quitarle todo se~tido a la vida.

"Yo no pensaba y me daba todo lo mismo." "Yo recuerdo que no pensaba nada, no tenía un proyecto de vida': "Me había matado a mí misma, me había autodestruido." "El único mundo era el presente sin expectativa de futuro. El hoy absoluto sin proyecto." • Predominio del poder de darnos muerte.

"Se ponían locos cuando un detenido intentaba escapar a su poder de decisión sobre la vida y la muerte." "Recuperadas para la sociedad occidental y cristiana, decía el Tigre Acosta, que pregonaba a Santo Tomás de Aquino." "Él hablaba todas las noches con Jesusito, y Jesusito le decía quién se quedaba y quién 'se iba para arriba:" • Identificación con el represor.

"Identificación muy fuerte con los represores, hasta la cadencia de la voz del Tigre, los chistes, la forma de pararse." "Ideológicamente parecían totalmente identificadas. (... )Algo les cambió internamente y se identificaron con ellos." Estas cuatro consecuencias, amenguadas pero vivas y dolientes, se expandieron disolviendo las energías de cada ciudadano. Es el fundamento del terror político presente aún en nuestra "democracia''. Para que el neoliberalismo triunfara fue necesario que la muerte hiciera "tronar el escarmiento", como la frase que aprendimos en la escuela desde niños, y nos quedáramos solos, indefensos, desolados dentro de la sociedad misma. '~

mí no me quedaba nadie, nadie. Empecé a llamar y estaban todos muertos."

Introducción

Cuando en 1998, y por la apropiación de menores, los militares comenzaron a volver a la cárcel-a más de una década del refugio que les habían dado las leyes y el indulto que los devolvieron a la calle-, sentimos la necesidad de hablar. Hace veintitrés años ya que fuimos secuestradas y llevadas a la ESMA. Allí compartimos una experiencia horrorosa que durante mucho tiempo juzgamos intransmisible. La mayor parte de nosotras pudo denunciar ante la Justicia a los s~cuestradores y torturadores, sufriendo a veces represalias. Pero salir del amparo del lenguaje estructurado, del testimonio presentado ante un juez o un organismo de Derechos Humanos, para describir la vida diaria en el Campo, no es fácil. Significa contar cómo transcurría la existencia adentro, por qué y cómo se trabajaba para sobrevivir, cómo se fmgía permanentemente frente a los marinos y a muchos prisioneros una "recuperación", un arrepentimiento. Rememorar la frustración por haber caído con vida, la pastilla de cianuro como liberación y sacrificio por los demás. La tortura y, después, la charla y la convivencia con los propios torturadores. Recordar los "traslados" masivos, seguidos de intempestivas e insólitas invitaciones de los secuestradores a cenar, las visitas familiares con custodia y sin ella, los "paseos o lancheos"- en realidad, excursiones a la pesca de nuevos secuestros y la angustia de hacerlos con ex militantes que estaban dispuestos a entregar a otros-; revivir la obligación de participar como testigo en esos secuestros y como "cobertura" en operativos en la calle. Cenar y mirar televisión ·Simulando que no se sentía nada cuando se escuchaban los gritos de la tortura en el cuarto de al lado. Temer a los ex compañeros que se habían transformado en represores y

20 ~--------------------------------------------~E~s~e~i~nf~i~er~n~o a veces oír las confesiones de algún represor que se quebraba entre lágrimas. Hacer el amor a escondidas con un compañero y alguna vez escuchar y tratar de entender a otra prisionera viviendo la contradicción de amor-odio con un represor. Resistir o desmoronarse varias veces al día. Todo eso, junto o por separado. Todo eso envasado en los mismos cuerpos, en las mismas almas. Somos cinco mujeres. Seguimos unidas veinte años después. Tuvimos necesidad de volver a hablar de estas cosas antes de que se diluyeran en nuestra memoria. De dejarlas escritas. Tuvimos que esperar dos décadas para hacerlo porque nuestros tiempos internos sólo coinciden ahora, entre sí y con el tiempo social. Sabemos que mucho de lo que contamos generará discusiones, pero, unas más y otras menos, estamos preparadas para atravesar esa prueba. El haber sobrevivido ya nos convirtió en sospechosas. El "si se lo llevaron por algo será" se transformó en "si sobrevivieron por algo será" en épocas de exilio y hasta aparece de vez en cuando ahora. Nuestra propia culpa actuó también como freno durante años. Decidimos contar el dolor en forma de charla, con un mate circulando como circula el afecto. En nuestras conversaciones hubo lágrimas, rabia, pero también muchas risas. Hay cosas que sólo pueden exorcizarse con el humor. No nos arrepentimos de estar vivas. Pensamos que lo mejor sería que todos escucharan nuestro relato, pero principalmente nos preocupan quienes están involucrados afectivamente con los desaparecidos, sobre todo sus hijos. Queremos que conozcan la dimensión humana de esta historia. Que eso les permita apartarse del maniqueísmo. Porque toda exigencia es insuficiente cuando se trata de emular el heroísmo absoluto. Y lo real es que, más allá de pequeños episodios de heroísmo o de santidad, la verdadera historia la hicieron contradictorios seres humanos.

LAS AUTORAS 1 AGOSTO 2001

Topografía del terror

Este edificio que l1nda con las Escuelas Técnicas Raggio, sobre Avda. Libertador, funcionaba formalmente el casino de Oficiales. En realidad, era la sede del "chupadero".

En la Escuela de Mecánica de la Armada funcionaron dos estructuras represivas: la conocida como Grupo de Tareas 3.3.2 (GT3.3.2) y la del Servicio de Inteligencia Naval (SIN). Las actividades represivas eran ejecutadas por grupos especiales que dependían de los mandos naturales de la Armada. Estos grupos estaban compuestos fundamentalmente por oficiales y suboficiales de la Armada, pero también participaba personal de otras fuerzas: Policía Federal, Prefectura, Servicio Penitenciario. Además de la represión propiamente dicha, el Grupo de Tareas era una organización que lucraba con los objetos y bienes de los secuestrados, y fue el soporte logístico del proyecto político del Alte. Emilio Eduardo Massera, que fue jefe de la Armada hasta el año 1978. La ESMA está ubicada en la zona Norte de la Capital Federal. Su predio se encuentra delimitado por la Avenida del Libertador al oeste, la Avda. Comodoro Martín Rivadavia y Avda. Leopoldo Lugones al este, la calle Santiago Calzada al sur y las Escuelas Técnicas Raggio al norte. Su superficie está ocupada porvarios edificios: el de la Escuela de Mecánica de la Armada propiamente dicho, el de la Escuela de Guerra Naval y, en el extremo norte, el Casino de Oficiales. Este último, una construcción de tres pisos con sótano y altillo, era el asentamiento y base operativa del GT3.3.2. La descripción de los lugares internos del centro de detención es producto de la reconstrucción de los sobrevivientes que estuvieron secuestrados en distintos períodos. Por esta razón, no siempre coinciden. Tanto la

22 ~--------------------------------------------~E~s~e~i~nf~i~er~n=o planta baja como el sótano, el tercer piso (Altillo) y el sobrealtillo, que eran los espacios utilizados por el GT3.3.2, cambiaban constantemente su disposición interna. El primero y el segundo piso fueron siempre ocupados por dormitorios de los oficiales, y allí nunca entraban detenidos. En la planta baja se encontraban las oficinas destinadas a la administración, tareas de inteligencia y planificación de las operaciones. Estos espacios eran denominados Jorges y Dorado. Algunos secuestrados eran llevados a trabajar al Dorado. En los Jorges, en general no trabajaban secuestrados; algunos fueron llevados allí ocasionalmente. Desde el Dorado se accedía al Sótano por una escalera de dos tramos. El Sótano tenía una pesada puerta de hierro. Delante de esta puerta, del lado externo, se encontraba siempre un guardia con armas largas. Era el encargado de abrir la puerta y de llevar el control de todos los movimientos de entrada y salida de personas del Sótano. Los represores no entraban allí armados. Cuando un oficial o un suboficial querían salir, debía identificarse, el guardia miraba por la mirilla y luego abría la puerta. El Sótano era el primer lugar al que eran llevados los secuestrados. Podían permanecer allí un tiempo, aunque en general eran subidos a Capucha, y se los volvía a bajar cada vez que iban a ser interrogados o torturados, a habitaciones especialmente preparadas. En el Sótano había pocas paredes fijas y constantemente se cambiaba la disposición de los espacios. Las divisiones se hacían con materiales livianos, lo que permitía un fácil montaje y desmontaje. Las piezas de tortura tenían como único mobiliario una cama de hierro a la que era atado el secuestrado, una repisa para la picana y una silla para el torturador. En uno de los cuartos funcionaba una enfermería.Allí había dos camas y dos pequeños armarios de vidrio -cerrados con candado- que contenían medicinas. En este lugar, durante un período, se atendía a los secuestrados que llegaban heridos y a las embarazadas en el momento del parto. Todo allí olía a sangre y suciedad. No había luz natural en ningún lugar del Sótano, que era iluminado con tubos fluorescentes las veinticuatro horas. La ventilación se lograba a través de ventiluces que se elevaban unos pocos centímetros del nivel de la tierra. El aire era muy enrarecido. En las piezas de tortura no había ninguna ventilación y allí los secuestrados a veces permanecían semanas enteras. Sobre el lateral derecho había un gran portón de hierro con tres escalones. Este portón daba al exterior y por allí se sacaba a los secuestrados que eran "trasladados': El Sótano fue modificado en ocasión de la visita de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, en 1979; por ejemplo: la escalera de acceso al Dorado fue tapiada y el ingreso al Sótano se hacía por el portón externo. En el Sótano convivían los secuestrados recién llegados con otros que

~A~ct~is~[~A~Id~io~i~[~G~a~rd~e~lla~[L~e~w~in~[T~o~ka~r--------------------------~ 23 trabajaban. Estos últimos lo hacían en lugares especialmente preparados: un laboratorio fotográfico, un cuarto de falsificación de documentos, una oficina de diagramación, una imprenta, un laboratorio de sonido (la Huevera). También había un comedor y dos baños. A! fondo del pasillo central había permanentemente un guardia.

Planta baja r---------------------------------------------------------------~ ~ . 1

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COCINA

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PLAYÓN

DORADO

PLAYÓN OPERATIVO

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24 ~----------------------------------------------~E~s~e~i~n~fi~e~rn~o~

Planta altillo 1 Escalera central. 2Guardia armada. 3 Puerta de acceso. 4Puerta yesca lera a Ca puchita. 5Escalón ascendente. 6 Puerta de hierro. 7 Escalón descendente. 8 Comedor(anteri6rmentecuartode embarazadas). 9 Baño. lO Motor de ascensor.11 Escalón ascendente.12 Baño.13 Habitación.13' Habitación (también cuarto de embarazadas).14 Ventanas a Avda. del Libertador.15 Ventanas al Rio de la Plata.16 Puerta de h ierro.17 Escalón descendente.18 Ventiluces.19 Camarotes. 20 Sala de uso común. 21 Biblioteca. 22 Oficina de prensa. 23 Archivo. 24 Despacho del oficial de la Armada a cargo.

:A~ct~is~j~A~Id~i~ni~I~G~a~ro~e~ll~aLI~~~w~in~IT~o~ka~r~-------------------------~ 25

Planta dorado 1 Escalera de acceso al Sótano. 2 Puerta de acceso al playón. 3 Ascensor. 4 Puesto de guardia y control. 5 Escalera de acceso al Dorado. 6 Sala. 7 Sala. 8 Central telefónica. 9 Entrada al Dorado.10 Ventanas prolongación deventiluces de Sótano.11 Guardia. Control circuito cerrado deTV.12 Office.13 Despachos de oficiales de inteligencia.140fici~as de

auxiliares de inteligencia.

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Planta sótano

1 Escalera de acceso. 2 Trastos. 3 Generador eléctrico. 4 Guardia armada.5 Puerta de hierro. 6 Escalón. 7 Oficina diagramación. 8 Viga aérea hormigón. 9 Oficina de documentación falsa.1 OVentiluces.11 Laboratorio fotográfico.12 Enfermería.13 Pe pósito de laboratorio fotográfico. 14 Escritorio de guardia. 15 Cuartos de tortura.16 Comedor para secuestrados.17Sala de audiovisuales "Huevera".18 Bañogrande.19 Baño chico. 20 Escalera a playón.21 Portón de salida "traslados". 221mprenta.

1

Tanquéi dS 'ague

1

PAI'JOL Depósito de bolin do guerra

-----------------------------------------------------------~----------------

26 ~---------------------------------------------~Es~e~i~n~fi~e~rn::;o Los secuestrados eran subidos al Altillo por una escalera ancha. A la entrada del Altillo había una gran puerta de hierro, donde, al igual que en la entrada del Sótano, había un guardia armado que registraba en un cuaderno todos los movimientos de entrada y salida de secuestrados. · El Altillo tenía dos grandes alas controladas mediante un circuito cerrado de televisión, cuyas pantallas se hallaban en la planta baja, a la entrada del Dorado. El ala de la izquierda, llamada Capucha, era utilizada para mantener a los secuestrados acostados en el suelo, encapuchados, engrillados y separados entre sí por tabiques de aglomerado de un metro de altura. Había algunos espacios cerrados llamados Camarotes, que tenían ventiluces. Estos ventilaces proveían la escasa ventilación de Capucha, que estaba reforzada por dos extractores que producían un gran ruido. La luz artificial estaba encendida todo el día. El piso era un alisado de cemento. A algunos secuestrados los mantenían aislados en estos Camarotes. También fueron usados como lugar para dormir por los secuestrados que formaban parte del denominado "Proceso de recuperación': Tenían camas cuchetas. El techo del Altillo era en declive, por lo que las vigas de hierro en algunos sectores llegaban al piso. Por las vigas circulaba una superpoblación de ratas. En el espacio central del Altillo había dos baños y tres habitaciones con ventanas que, según los distintos momentos, fueron utilizadas como comedor, cuarto para las embarazadas o dormitorios para algunos secuestrados. En el ala derecha del Altillo se construyeron oficinas donde trabajaban algunos secuestrados. Se las conocía como Pecera porque las divisiones eran en gran parte de vidrio y las personas eran vistas como en una pecera. En estas oficinas, entre otras tareas, se archivaban diarios y revistas, se escribían monografías y notas periodísticas, se hacían traducciones. En la entrada de la Pecera y en Capucha había guardia. En distintos lugares de! Altillo siempre hubo un Pañol, donde se guardaban objetos robados a los secuestrados y durante los operativos de secuestro: ropa, muebles, utensilios, electrodomésticos. Frente a la entrada al Altillo había una pequeña puerta, por la que se accedía a una escalera que conducía al sobrealtillo, llamado Capuchita.Allí había secuestrados que soportaban condiciones de vida aún peores que en Capucha. En una época permanecían allí los secuestrados por el Servicio de Inteligencia Naval.'

* Reconstrucción realizada por las autoras y completada con datos extraídos del Informe Nunca más y de testimonios de los sobrevivienteS, previa a la conversión de la ESMA en Espacio para la Memoria en marzo de 2004.

Un manto de memoria

Ten cuidado... No vayas a olvidarte de aquello que tus ojos han visto... Enséñaselo a tus hijos y a los hijos de tus hijos. DEUTERONOMIO, 4: 9

Nos costó empezar. No recordamos de quién fue la idea. Pero hablar, dejar un registro de Jo vivido en la Escuela de Mecánica de la Armada, surgió repentinamente en todas nosotras como una urgencia casi física. Somos cinco mujeres. Algunas compartimos el encierro: somos amigas desde entonces. Otras no nos conocíamos más que por el nombre, porque nuestro cautiverio no coincidió en el tiempo. Pero haber pasado por ese infierno fue contraseña suficiente. Ahora, somos hermanas. Empezamos a reunirnos para hilar nuestros recuerdos en 1998, mientras resonaban todavía los ecos del vigésimo aniversario del Golpe y los jueces encarcelaban a algunos jefes militares. Después de haber pasado por un Campo de Concentración, uno puede llevar una vida en apariencia normal. Trabaja, lleva a los chicos al colegio, viaja, hace las compras, va al cine. Hasta que, algunas veces contundente, demoledor e incendiario como un rayo, otras suave, engañoso y envolvente como la niebla, el Campo de Concentración se hace presente. Y entonces, uno se paraliza: se perciben Jos olores, se ve la oscuridad, se escucha el arrastrar de las cadenas, el ruido metálico de las puertas, los chispazos de la picana, se siente el miedo, el peso de las desapariciones. Sobre todo, las ausencias que dejan las desapariciones. Periódicamente, desde hace muchos años, a veces disparados por hechos concretos -como la citación a declarar en un juicio, la noticia sobre la recuperación de un bebé o el aniversario de una "caída"-, otras por una cara vista en la calle, una fotografía vieja, una carta amarillenta en un placard, una lectura ... los recuerdos nos acechan y nos atrapan.

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Ese infierno

Durante un tiempo estuvimos convencidas de que había sido suficiente declarar ante la Justicia. Algunas de nosotras pudimos hacerlo inmediatamente después de la liberación, en el exterior. Otras, cuando volvió la democracia al país, en el juicio a las Juntas. Para un tercer grupo, por distintas razones, el proceso fue más largo. Pero todas sabíamos que habíamos vivido otro tipo de historias, no contadas todavía. Historias de odios, de solidaridad, de afectos, de cobardías, de desafíos, de resistencias ... De muerte, pero también de vida. En la ESMA, como en todo Campo de Concentración, hubo luces y tinieblas. Podríamos morir ahora o simplemente olvidarlas. Y creímos que era ya tiempo de asegurarnos de que no se perdieran. Recordarlas es incómodo... Son historias difíciles de decir. Provocan angustia, reavivan dolores. Nos confrontan con pasiones olvidadas, con situaciones límite. Jorge Semprún, sobreviviente del Campo de exterminio nazi de Auschwitz, pudo escribir sus historias después de cuarenta años. Convocarlas antes, dice, le hubiera impedido vivir. Para nosotras -salvando las distancias-, esta experiencia colectiva de recordar, sistemáticamente, pudo darse recién después de veinte años. Recogerla en charlas grabadas, durante tres años y medio, tuvo sus dificultades. . Quisimos hacerlo de todos modos. Tenía que quedar registro en algún lugar, además de los expedientes judiciales -donde sólo están los hechos crudos, objetivos-, de lo que pasó en la ESMA, tal vez el más maquiavélico de los proyectos represivos de la última Dictadura ... Decidimos recordar en conjunto, porque creemos que sobrevivir en ese sitio fue una empresa colectiva. El aislamiento era una herramienta que los represores usaban para hacernos sucumbir, para quebrarnos: en Capucha, para los secuestrados, las reglas eran el tabique, la capucha y la prohibición de hablar con los compañeros. Resolvimos ser sólo mujeres en el grupo, porque, para nosotras, haber pasado por el Campo tuvo tintes especiales vinculados con el género: la desnudez, las vejaciones, el acoso sexual de los represores, nuestra relación con las compañeras embarazadas y sus hijos. A nuestros compañeros varones de cautiverio seguramente atravesar la ESMA les significó sensaciones diferentes. El lugar elegido para nuestros encuentros fue una habitación en la casa donde vive Miriam. El momento, podo general, la tarde de los sábados ... Nunca, casi hasta la ultima charla, tuvimos en claro qué hacer con esas grabaciones recogidas por un viejo pero noble grabador que Mun.ú llevaba y traía en una bolsita plástica en su cartera, junto con pilas y casetes. ''A lo mejor, depositarlas en una caja de seguridad", decía una. "Darlas en custodia a algún organismo de Derechos Humanos, o entregarlas alArchivo Histórico Nacional'; proponía otra. La decisión de publicarlas sur-

::;Act~is:.li::.A:::Id:.::in~i:.li.::G::::a:,:rd:::e:.::lla::l.:lL~e::_w~in.:..LIlC:.: :o;: ka:: .r_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _,. 29

gió casi al final, y fue el resultado de muchas discusiones, la superación de muchos miedos y reparos. Habíamos hablado así, entre mujeres, sin otro testigo que nosotras mismas, nuestro afecto y nuestra comprensión, la comprensión que solamente puede darle al otro quien padeció lo mismo. Develar cosas que habíamos callado durante tanto tiempo nos hacía sentir demasiado expuestas. En algún momento de nuestras vidas, todas nos enfrentamos a la desconfianza que provoca el ser sobreviviente después de haber estado en poder de un enemigo que aniquiló a la mayor parte de sus prisioneros. Y en estas charlas nosotras mismas, una y otra vez, volvemos a interrogarnos como en una leta!Úa: ¿Por qué estamos vivas? En una entrevista hecha por Miriam, un sobreviviente de la lista de Schindler se pregunta: "¿Por qué nosotros? ¿Y los otros?" Ni él ni nosotras conocemos la respuesta. En el cuarto de la terraza que elegimos para reunirnos había ventanas desde donde se veía el cielo, unas veces límpido, otras· negro de tormenta. Hubo siempre ruedas de mate y café, cigarrillos y facturas, idas y venidas. A pesar de que pusimos un límite de una hora y media de grabación por encuentro, y de que ahuyentábamos el espanto con la risa, dejábamos las reuniones con las heridas reabiertas. Y un buen día, Liliana, una de las que con mayor decisión habían empezado a venir, dijo que no lo soportaba más. Estuvo ausente casi un año, cicatrizando... Y volvió, con más fuerza que antes. La recibimos casi sin preguntas y con los brazos abiertos. Unidas por el Campo, por una relación casi sanguínea, estamos acostumbradas a acompañarnos y aceptarnos en las buenas y en las malas. Durante los años de nuestras citas para la memoria, la vida también nos sacudió .. Elisa atravesó durante la primera época de nuestras reuniones la última parte de un tratamiento de quimioterapia, que enfrentó con la misma voluntad de vivir que había mostrado en el Campo. Cristina fue elegida concejal, y su agenda se hizo más y más poblada a medida que, con sus compañeros de hoy, debió enfrentar corrupciones, pragmatismos y las dificultades de construir un proyecto colectivo (males de estos tiempos que mucho tienen que ver con esta historia). La única hija de Liliana, como tantos otros pibes de su edad, dejó el país para seguir .su vida en otro lado junto a su padre. Miriam recorrió como periodistá los Campos de Concentración nazis en Europa y trabajó sobre las historias de sobrevivientes del nazismo. Encontró en ellas puntos de contacto que la sacudieron más de lo que hubiera sospechado. Munú pudo por fin expresar en una obra plástica un homenaje a su compañero desaparecido y comenzar a llorar su dolor. Cada una atravesó experiencias únicas, irrepetibies. Tenemos distintas posiciones frente a muchas de las situaciones vividas en el Campo. Sin em-

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Ese infierno

bargo, no necesariamente eso se reflejó en un debate. En ocasiones, por el contrario, alguna se hundía en un silencio melancólico que las otras tratábamos de quebrar sin éxito. Fueron muchos los días en que ese silencio fue de todas, porque nos enmudecía el estupor que nos causaba la confesi6n de una de nosotras. Pero fueron más los momentos en que la risa inundó la mesa. El humor fue para el grupo una de las herramientas para ahuyentar la angustia, que de otra manera se habría vuelto insoportable y nos habría impedido seguir adelante. La distancia y la frialdad aparente con las que relatamos algunos hechos fueron otros de los recursos con que nos sobrepusimos a los golpes que nos asestaba el pasado ... Para que estas charlas fueran posibles, hicimos un culto del afecto y la tolerancia. No existieron presiones: cada una contó lo que se sintió en condiciones de recordat. Nuestra memoria fue un animal por momentos rebelde, corcoveante, difícil de domar. Seguramente este libro seria distinto si hubiera sido escrito varios años atrás, o dentro de una década. No siempre estuvimos solas. Adriana Marcus1 también estuvo secuestrada en la ESMA. Es ahora una médica que vive en Zapala y atiende desde su lugar de trabajo en el hospital público a la población suburbana y rural, incluidas comunidades mapuches, visitándolas en sus parajes distantes de la ciudad, adonde casi nadie llega. Dejó varias veces su trabajo para viajar a Buenos Aires en ómnibus y unirse a nuestros "tés canasta", como ella con su particular ironía los llamaba. No estuvo en todos, pero es una de nosotras. Sus historias son una parte sustancial de nuestro testimonio. El caso de Mirta Clara2 fue diferente. Estuvo presa en una cárcel legal durante ocho años, y trabaja como psicoanalista con víctimas de la represión. Por ambas razones, fue una de las primeras personas que leyeron nuestro material y estuvo en uno de nuestros encuentros. Desde que conocimos su punto de vista, su análisis agudo acerca de las similitudes y diferencias entre la cárcel y el Campo de Concentración, pensamos que su in1. Adriana Marcos nadó ell2 de octubre de 1955 en Capital Federal. Cursaba quinto año de la carrera de Medicina en la Universidad Nacional de Buenos Aires cuando la secuestraron, el26 de agosto de 1978. También realizaba la práctica hospitalaria en el Hospital Castex, de San Martín, y trabajaba cam~ enfermera en una clfnica. El24 de abril de 1979 fue puesta bajo libertad vigilada y obligada a trabaJar hasta el mes de febrero de 1980. Hoy es médica general en el hospital de Zapala, Neuquén, a cargo del área Programa Urbano y Rural. 2 Mirta Clara fue detenida el9 de octubre de 1975 y estuvo incomunicada durante un mes junto a su esposo, Néstor G1rlos Sala, en la Brigada de Investigaciones de Resistencia, Chaco. Permaneció como detenida legalizada en las cárceles de Chaco, Formosa, Ezeiza y Devoto hasta el 9 de noviembre de 1983, fecha en que recuperó su libertad. Su esposo fue fusilado en la Masacre de Margarita Belén (Cha· co) el13 de diciembre de 1976. Mirta es psicóloga e investiga sobre los recursos utilizados para sobre~ vivir ante una situación limite de sometimiento.

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Arriba: Ni Ida Actis {Munú}, foto de cédula de identidad. Situación de libertad vigilada, 12-1-79. Abajo: Nilda Actis falsificando la fi!igra_ma de la cédula de identidad de la Policía Federal

dentro de la ESMA, 18-10-78.

___

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En páginas 105 y 106 frente y dorso de! poema escrito por el Turco Cafati para Nilda Actis {Munú}, dentro de la ESMA, para el día de su cumpleaños.

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El Campo es una infinita gama, no del gris, que supone combinación del blanco y el negro, sino de distintos colores, siempre una gama en la que no aparecen tonos nítidos, puros, sino múltiples combinaciones. PILAR (ALVEIRO

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