Escalante, Evodio, Elevación y Caída Del Estridentismo

March 31, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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  levación y caída del estridentismo Evodío Escalante

Ediciones Sin Nombre onaculta

I EL ESTRIDENTISM ESTRIDENTISMO O NTE EL CRÍTIC

LOS ESPEJISMOS

Acaso el mayor espejismo de la crítica sea el de convertir a su objeto en un espejismo. Transformado en fantasma risible en un espantajo que purga la pe na de su expulsión sin resignarse del todo al castigo antes bien regresando al umbral cada vez que puede y tratando de entrar a la mansión de la que fue expulsado así sea por los resquicios aprovechando que alguna venventana ha quedado entreabierta entreabierta el objeto excluido excluido regresará en una suerte de eterno retomo que permite entrever mutilaciones y tristes enmascaramientos. a crítica que en otros casos congrega colecci ona r eúne antologa exalta prolonga integra a la tradición y salva salva en fin para la posteridad una serie de textos en el caso de la vanguardia estridentista ha trabajado casi siempre con base en negaciones. a unanimidad de la crítica mexicana para denostar al objeto objeto estridentista estridentista esto es para excluirlo de la escena literaria y para negarle incluso su pertenenc ia al al movimiento de de vanguardia es sin duda el resultado discursivo discursivo todavía perdurable perdurable de una tradición filológica conser vadora y hasta reaccionaria y por lo mismo alérgica a la noció n de cambio y de un

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EVODIO ESCALANTE

ELEVACIÓN

CAÍDA DEL ESTRIDEN ESTRIDENTISMO TISMO

añejo conflicto que enfrentó a los miembros de una misma generación y que los enfrascó en una lucha por la hegemonía cultural desde los tempranos años veinte.

otro grupo, el de Contemporáneos, todavía sin ese nom bre pero encabezado ya, puede presumirse, por Jaime Torress Bodet, aunque en esos momentos se encuentra Torre

Nacidos todos alrededor del año de mil novecien tos, y ubicables por 1 tanto en laaxial misma camada ge neracional, el encono entre estridentistas y Contempo ráneos data de la época en que ambos grupos luchan por imponerse, cada cual a su modo, en el escenario ar tístico (y no sólo literario) del país. Se trata, me parece, del conflicto de dos movimientos de vanguardia, más o menos coetáneos en su surgimiento, pero que esgrimen distinta§ distin ta§ cconcepc oncepciones iones estéticas estéticas.. Uno de ellos, estentóreo ytúidoso como su nombre 10 indica, y de cierto modo afiliado a la retórica sociali zante de la época, el estridentismo, irrumpe con mani fiestos y declaraciones altisonantes en diciembre de 1921, cuando amanece tapizado el centro de la ciudad de México con el primer manifiesto ( Comprimido es tridentista ) de Manuel Maples Arce. Aunque la publi cación de este manifiesto es el gesto solitario de un es

bajo influencia de las del ideasmagisterio de Vasconcelos y Henrí quezlaUreña así como estilístico del PQe:ta del búho , Enrique González Martínez, se con vertirá un poco después en otro decisivo decisivo motor de la re novación estética en el país. Muy ajenos a la inspiración izquierdista de los estridentistas, y de cierto modo me nos politizados que ellos, si se 1 puede decir deci r así así,, los Contemporáneos no redactaron una serie de manifiestos pero en cambio emprendieron la elaboración de diversas revistas La Falange, Ulises, Contemporáneos, Examen) en las que fueron articulando sus posiciones litera rias, y todavía más, concibieron el proyecto colectivo de una Antología de la poe sía mexicana moderna 1928) que habría de convertirse en la piedra de toque que per mitirá distinguir entre 10 viejo y 10 nuevo, entre las figu ras representativas de la tradición y los emisarios de la emergente renovación estética. Esta antología, como su

aporta así su grito rebeldía contra la critor, que retórica entonces dominante delde modernismo, se con vierte en el detonante en torno al cual muy pronto habrí an de agruparse escritores como Arqueles Vela, Germán List Arzubide y Salvador Gallard Gallardo, o, así como músicos y artistas plásticos entre los que habría que mencionar al compositor Silvestre Revueltas y a personalidades co mo las de Jean Charlot, Ramón Alva de la Canal, Ger

giere hizoserlo las veces po queSheridan, nunca quiso .l de manifiesto de un gru De estos años tormentosos y decisivos proviene el encono inconciliable que divide a estridentistas y Con temporáneos. La existencia de este conflicto histórico,

mán Cueto, Leopoldo Méndez Ménde z y Fermín Revueltas. El 10

Véase Guillermo Guillermo Sheri Sheridan, dan, Presentación , en Jorge Cue Cuesta, sta, Antolo1985 (Lecturas Me xicanas, 99), p. 10. 1

gía de la poesía mexicana moderna, México, FCE-SEP,

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me parece, no tiene nada de peculiar. Podría sugerirse que enfrentamientos de este tipo son hasta cierto punto algo inevitable en la vida de las generaciones, como acaso podría mostrarlo la célebre oposición en Argen tina entre el grupo Boedo y el de la l a calle Florida, o sea, entre el grupo de Roberto Arlt y el de Borges y Victo ria Ocampo. Lo asombroso es que la polémica de esos años, enrarecida, deformada, e incluso magnificada, persista hasta nuestros días, no como un recuerdo o una reliquia del pasado, sino como algo actual y ac tuante, dando la impresión que el combate dirimido por ambos grupos no sólo no ha concluido en absoluto, sino que se prolonga en los discursos de los críticos a la manera de una guerra continuada, como si se tratara de una insidiosa revolución perm nente en contra del estridentismo que nunca acaba de librar su última bata lla. En esta extraña guerra del tiempo, los Contemporá neos, o sus presuntos continuadores, parecen haberse convertido en la fuerza hegemónica. La única, de he cho, que libra los combates, y que impone su dominio

ránea, permitirá documentar, no sólo la actualidad de esta guerra, sino hasta qué punto estos discursos de la crítica no hacen sino reciclar, esto es reiterar r eiterar y amplifi car car,, a veces de manera desmesurada, líneas argumenta les que ya fueron establecidas por los protagonistas del debate en los tempranos años veinte. Revisaré, pues, algunos discursos más o menos recientes en torno al estridentismo, y luego me remontaré a los textos origi narios de los años veinte, con el fin interrogar interr ogar la proba ble razón de esta inusitada continuidad discursiva, que tiene que ver, por cierto, esto no podría soslayarse, con la capacidad de los Contemporáneos para generar una

2 prácticamente todos de loslos campos de batalla. Una rápida en revisión discursos de cuatro emi nentes representantes de la crítica mexicana contempo2 Las excepciones, de manera notable, provienen de críticos que por su nacionalidad u otra circunstan circunstancia, cia, permanecen de algún modo exteriores al conflicto originario entre estridentistas y Contemporáneos. Hay que des tacar, entre ellos, a Luis Mario Schneider, oé Jitrik, Jorge Ruffinelli y Klaus Meyer-Minnemann. Meyer-Minnemann. Debo agregar a esta lista un breve pero signif significa ica tivo comentario de Octavio Paz.

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tradición, y para impon ergeneraciones imponer su dominio, se lo puede decir así, sobre sucesivas generacione s desiliteratos, que se reconocen en su legado y que lo pr olongan hasta nuestros días. Estamos delante de una victoria histórica impresionante, pues los estridentistas, estridentistas, autolimitados \ por la ctu lid d de su estallamient estallamiento, o, y ppor or lo tanto in capaces de fundar una tradición, se quedaron flotando en un enrarecido limbo de la cultura, perdiéndose en unafantasma nada virtual la que flotan como una reliquia, un o unsobre a simple curiosidad cuya existencia pretéritaa (pero también, como si se dijera, y con ma pretérit yor énfasis, preterida preteri da ) no tiene repercusiones repercusion es en la escena contemporánea. El primero en aparecer en esta junta de notables es Antonio Alatorre. Aunque él mismo se declara espe cialista en la poesía española del Renacimiento y de los Siglos de Oro, y aunque es cierto que se ha dedicado 3

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CAÍDA DEL ESTRIDENTIS ESTRIDENTISMO MO

en los años recientes a estudiar la obra y la figura de sor Juana Inés de la Cruz, Antonio Alatorre incursiona con alguna frecuencia en asuntos de teoría y de crítica literaria. Citar sus palabras es invocar una de las voces más reconocidas de la academia. Alatorre ha dicho que una rebelión rebeli ón en el terreno de las letras, para que de ver dad lo sea, debe ser fruto de una necesidad íntima de expresión persona personal.l. Lo ccito ito:: Esta necesidad profunda es lo que suele faltar en los llamados 'estridentistas'. El movimiento estridentista estridentista hacía profesión deantitr dean titra a dicionalismo a toda costa, antitradicionalismo por en cima de todo. Era, pues, una actitud exclusivamente

ahí. ahí. Se sienten muy orondos con co n sus metaforitas, y le dan una sonora bofetada (por eso son estridentistas, estridentistas, i e.: hacedores de ruido) a la tradición, pero no ponen nada sobre los pedestales vacíos. Esto significa, bien visto, que han dejado intocada a la tradición, cuya fun ción consiste justamente en la tarea de levantar pedes tales y mantenerlos de pie, para mayor enjundia de la tierra. Que no cunda el pánico: los pedestales permane cen.. Rozagante y confiada de sí, la tradición colocará cen sin mucho trabajo en las columnas vacías a escritores que sí tengan qué ver con la creación auténtica, y no como los estridentistas que han caído en la manía del

destructora, negativa, nada que tuviera quedever la creación auténtica. auténti ca.sin Con llamar ombligo la con no

negativismo en estadodepuro. Los comentarios Carlos Monsiváis radicalizan esta crítica. Si alguien ha sepultado sepulta do -quiero decir: en el terreno de la crítica- al estridentismo durante el último medio siglo, sin duda los dardos de Monsiváis no han sido los menos efectivos. El estridentismo era la parodia a pesar suyo suyo de la vanguardia vanguardi a Discípulos incoherentes de Marinetti y Tzara, sus poemas, ruido sos, disparatados, cursis, libraron sus combates en los terrenos del simple arreglo tipográfico y nunca supera ron el nivel de entretenimiento infantil . Continúa la descalificación: Cump Cumplían lían una misión heroica: repre sentar la sedicente avant-garde en una sociedad que advertía con desconfianza aun a la academia; renovar un lenguaje que les era ajeno y destruir una forma que todavía no era suya . Hay más: .la 'opinión 'opin ión pública' no se dejó conmover. Una burguesía aún no consolida-

che' a la luna y 'orquesta dejazz a las estrellas, los es tridentistas se sentían ya muy orondos. Daban una so nora bofetada a la tradición, y no iban más allá; no ponían poní an nada sobre los pedestales vacíos vacíos .3 El estridentismo es pues, si le hacemos caso a Alato rre, una rebelión aparente, que no surge de una necesi dad íntima de expresió expresión n personal, y que por 10 tanto nada tiene qué hacer en los terrenos de la cultura. cultura. Po Porr eso está perdido. En su lucha contra la tradición, pues to que su actitud es exclusivamente destructora, nega tiva, erizada de caos y de puro negativismo, los estri dentistas se condenan al inframundo, sin poder salir de 3 Antonio Alatorre, Ensayos sobre crítica literaria, México, Conaculta, 1993 (Lecturas Mexicanas. Tercera serie, 80), p. 35.

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