Ergonomia Basica
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ERGONOMÍA BÁSICA
M. R. JOUVENCEL
ERGONOMÍA BÁSICA
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La presente obra ha sido editada mediante ayuda de la Dirección General del Libro y Biblioteca del Ministerio de Cultura.
1.a Reimpresión, 2007 © M. Rodríguez Jouvencel, 1994 Reservados todos los derechos. «No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright»
Ediciones Díaz de Santos, S.A. Dña. Juana I de Castilla, 22 Urbanización Quinta de los Molinos 28027 Madrid (España) I.S.B.N.: 978-84-7978-131-6 Depósito legal: M. 1.011-2007 Dibujo de la cubierta: Elvira Rodríguez Velasco Fotocomposición: Fer, S.A. (Madrid) Impresión: Edigrafos, S.A. Getafe (Madrid)
Contenido
Prólogo, por Ricardo Hernández Gómez ......................................... XIII Cuestiones preliminares: La salud como debate permanente ...................................................
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Salud y conflicto...............................................................................
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Salud y trabajo ................................................................................
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La salud como un proyecto de cultura ............................................
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PARTE PRIMERA Ergonomía básica aplicable a la medicina del trabajo...................... 1. La ergonomía como saber multidisciplinario............................... 2. Investigación, intervención y gestión ergonómicas .....................
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PARTE SEGUNDA Principios ergonómicos de la concepción de los sistemas de trabajo. Exposición y desarrollo .................................................................... 0. 1. 2. 3.
Introducción ................................................................................ Objeto .......................................................................................... Campo de aplicación .................................................................. Definiciones ................................................................................. 3.1. Sistema de trabajo ............................................................... Anotaciones.......................................................................... 3.2. Tarea .............. ..................................................................... Anotaciones.......................................................................... 3.3. Medios de trabajo................................................................. Anotaciones.......................................................................... VII
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CONTENIDO
3.4. Proceso de trabajo ............................................................... Anotaciones.......................................................................... 3.5. Espacio de trabajo .............................................................. 3.6. Entorno de trabajo .......................................................... Anotaciones ......................................................................... 3.7. Carga externa ....................................................................... 3.8. Carga interna........................................................................ Anotaciones ......................................................................... 3.9. Fatiga de trabajo .................................................................. Anotaciones.......................................................................... 4. Principios directivos generales (NBN X 10-001) ........................ 4.1. Concepción del espacio de trabajo y de los medios de trabajo. 4.1.1. Concepción en función de las medidas corporales .. 4.1.2. Concepción en función de las posturas, de los esfuerzos musculares y de los movimientos corporales ... 4.1.2.1. Postura ......................................................... Anotaciones ................................................. La postura de trabajo sentado: las aportaciones de Mandal ............................................ Contribuciones de la ergonomía de diseño al tratamiento de la lumbalgia del automovilista .............................................................. 4.1.2.2. Esfuerzos musculares ................................... Anotaciones ............................................... Esfuerzo muscular dinámico ....................... Esfuerzo muscular estático........................... Esfuerzo muscular mixto ............................ 4.1.2.3. Movimientos corporales............................... Anotaciones ............................................... Conceptos elementales de mecánica............ Movimiento humano: aspectos biomecánicos ............................................................... Gestos profesionales ................................... Algunas consideraciones sobre la columna vertebral ....................................................... Fuerzas y momentos de fuerzas actuantes sobre el raquis lumbar ................................. Cálculo del riesgo de compresión L5-SI ... 4.1.3. Concepción en función de los medios de señalización y de representación, así como de los órganos de mando ....................................................................... 4.1.3.1. Medios de señalización y representación . . .
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CONTENIDO
Principios de la señalización de seguridad: . 1. Generalidades........................................... 2. Colores de seguridad y contraste ........... 3. Forma geométrica y significación de las señales de seguridad................................. 4. Combinación de formas y colores y su significado para las señales .......................... 5. Presentación de señales de seguridad . . . . 6. Señales de peligro por el empleo del amarillo/negro ............................................... 4.1.3.2. Órganos de mando ...................................... 4.2. Concepción del entorno de trabajo ..................................... 4.3. Concepción de los procesos de trabajo ................................
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PARTE TERCERA Análisis ergonómico del puesto de trabajo.......................................
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I. Identificación del puesto de trabajo ........................................... Estudio de la Tarea: La unidad operativa básica ....................... II. Métodos para el estudio de los puestos de trabajo ..................... 1. El sistema KIMMEL............................................................... 2. El método de L.E.S.T.............................................................. 3. El método de análisis y condiciones de trabajo RENAULT . 4. El método A.E.T. (ROHMERT-LANDAU)........................... 5. El método de la S.A.V.I.E.M. (VAN DEVYFER).................. 6. El análisis ergonómico elemental de BOIS ............................ 7. Cuestionario de control para el análisis de los puestos de trabajo (GRANDJEAN) ..............................................................
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Apéndice. La frecuencia cardiaca y la actividad muscular como indicadores de la carga de trabajo: contribución de las nuevas tecnologías. Epílogo.............................................................................................
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A los niños del mundo, echados a la vida inconscientemente, infancia desprotegida a la que se niega la risa, secuestrados en la ignorancia, abandonados en su vegetar en el laberinto del embrutecimiento, esclavos hoy, y mañana también, en la explotación miserable por un trabajo; ¡y son tantos todavía!
Prólogo
No es del autor de quien hay que hablar, sino del libro. Del autor ha hablado él por sí mismo innumerables veces en sus libros, en sus investigaciones, en sus publicaciones, en sus trabajos. Buscador inquieto de la verdad, infatigable creador, hombre para quien el estudio es más recompensa que sacrificio. El doctor Jouvencel es el prototipo del verdadero científico, con rasgos de creatividad, curiosidad, rebeldía y perseverancia. Pero no es de él de quien procede hablar, sino de su, por ahora, último libro. Un libro que se ocupa, cosa lógica en un gran trabajador, del TRABAJO. La palabra «trabajo» encierra, como todas las palabras, un concepto. Este concepto está relacionado, en los idiomas del tronco germánico (Werk, Verk, Verke, Work) con ideas de transacción, de comercio. En los términos griego, ergon, y latino, labor, existe un claro contenido de esfuerzo que, en los idiomas de origen latino, se transforma en firme expresión de tortura. Como la que administraba el instrumento llamado «tripalium», palabra latina de la que deriva el verbo «trabajar». Esta idea de duelo, de sufrimiento, de castigo, ha acompañado siempre al hecho laboral, y de aquí que se haya buscado antes evitar que mitigar o racionalizar el trabajo. Sin embargo, el trabajo es una misión, un condicionamiento social. Una necesidad humana. Un derecho. Derecho al trabajo y derecho al tiempo que queda libre tras el cumplimiento del mandato laboral. «Nec-otio», negocio, es la ausencia del ocio. Aún más, social, sociológico, vienen de «socius», compañero, y lo único que puede unir a todos los humanos, convirtiéndolos en compañeros, más allá de razas, naciones y credos políticos o religiosos, lo único que puede constituir un factor común, que aglutine, es el trabajo. Todos, sin excepción, nacemos para hacer una jornada, con fases de trabajo y fases de esparcimiento. En el hecho y en la acción de trabajar confluyen dos factores: el XIII
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PRÓLOGO
individuo que realiza el trabajo y el entorno en que este trabajo se cumple. Un concepto clásico, con claras reminiscencias letamendianas. La organización laboral, profesional, ha sido siempre, a lo largo de la historia de la humanidad, tan connatural a las diferentes sociedades «como la sal en el agua del mar» (Tomás y Samper). Adaptar el trabajo al trabajador y viceversa ha sido inquietud antigua. Los autores alemanes, buenos estudiosos del tema, admiten tres fases (González Blanco). La de unión pura y simple entre trabajo y trabajador. La de comunidad en acciones y en beneficios. La de división o diferenciación de las funciones económicas derivadas del trabajo. Conforme las ciencias van cobrando fisonomía, va tomando forma a su vez, el estudio de los problemas que el trabajo plantea al individuo, pero, también, a la sociedad. Quién sirve para un puesto de trabajo y, a la vez, cuál es el mejor puesto para una determinada persona. Taylor enuncia su famoso axioma: «The Right Man in the Right Place». Mira y López humaniza el concepto: «El mejor trabajo para un hombre y también el mejor hombre para un trabajo». Hay que atender la capacidad individual y, a la vez, las circunstancias que adornan la tarea. Así, surgen al estudioso laboral dos ramas de aplicación: la Orientación Profesional y la Organización Científica del Trabajo. En el fondo, la relación entre persona y trabajo se reduce a una serie de premisas que cabe ofrecer en esquema (Mira y López): 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.
Orientación Profesional. Búsqueda del trabajo idóneo para cada persona. Profesiografía. Plasmación gráfica de las acciones profesionales. Enseñanza Tecnológica. Conjunto de técnicas de aprendizaje. Adecuación del puesto de trabajo. Analizando instrumental y entorno. Higiene Profesional. En busca de prevención de accidentes y enfermedades, pero, también, de extralimitaciones. Selección Profesional. Asignando a cada uno el puesto idóneo. Medicina del Trabajo. Prevención, Diagnóstico y Tratamiento no sólo de Enfermedades, Lesiones y Discapacidades, sino, también, de situaciones. Aspectos Económicos y Sociales del Trabajo.
El conjunto de todas estas inquietudes es lo que conforma una verdadera Ciencia del Trabajo. Cada una de las premisas citadas no
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representa una aportación aislada, sino que cada una posee matices de inclusión en las demás y de las demás. Es lógico que surgiera la necesidad de regular todo ello con leyes adecuadas. Primero fue la Ergología (Sollier), Ciencia del Trabajo, también llamada, al principio, Ergasiología. El conjunto de leyes que van a pasar a regir los principios ergológicos es la Ergonomía. El «logos» y el «nomos» unidos una vez más. El autor define bien la Ergonomía al decir que está integrada por «el grupo de disciplinas que se interesan por el estudio del equilibrio entre las condiciones externas e internas ligadas al trabajo y que interaccionan en la biología humana». Porque, en efecto, la Ergonomía no es sólo una ciencia multifactorial, sino multidisciplinaria. No sólo se ocupa de las condiciones externas e internas ligadas al hecho de trabajar, sino que analiza la relación entre ambas. No se limita al estudio de una situación, sino que, además, investiga las influencias que esta situación puede ejercer sobre la entidad biológica, el ser humano, que realiza su labor en el seno de unas circunstancias que no le pueden ser ajenas. Las especialidades que ceden algún contenido de conocimiento para que, con todos los retazos, se conforme el entramado nuevo y científico de la Ergonomía, son, como no podía por menos suceder, muy variadas. Se trata, ante todo y sobre todo, de ciencias de Ingeniería y de Biología en armónica mezcla. Ciencias que, como dice el autor, componen un «sistema de sistemas», cuyo centro de preocupación es el hombre. Un sistema que comienza en la Antropología y concluye en la Cibernética. Los matices de Ingeniería son tan importantes que, en algunos idiomas, se denomina a la Ergonomía Biotecnología o Ingeniería Humana. La entrada, para encontrarla en la Británica, es Ingeniería de Factores Humanos («Human-Factors Engineering»). Factores humanos, somáticos y mentales, dice la definición, cuyo conocimiento sirve para diseñar herramientas y sistemas para uso del hombre. En cuanto al componente biológico, son considerados y adecuados, como componentes de la Ciencia Ergonómica, Anatomía, Fisiología somática, sobre todo respiratoria, cardiocirculatoria y neuromuscular, Fisiología mental y subramas de estas materias de estudio, como puede ser la Electroneurofisiología, ciencia esta última en la que el doctor Jouvencel es un experto. Gran importancia posee la Cinesiología y es, asimismo, contemplada en el libro con mayor profundidad de lo
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que suele ser habitual entre los especialistas en Ergonomía. Los conocimientos del autor en esta rama del saber sobrepasan las habituales exposiciones sobre la mecánica normal del movimiento (Biomecánica) y se extienden a la rama que estudia las manifestaciones motoras en situaciones patológicas (Patomecánica). Una ciencia, esta última, importante en Medicina Rehabilitadora, como base del conocimiento de las minusvalías motóricas, y que el Dr. Jouvencel conoce gracias a su profundo saber acerca de los problemas de Incapacidad. No se limita, además, a estudiar la función músculo-articular, sino que se remonta a los aspectos neurológicos, llegando hasta el nivel mental, con lo cual, entra de modo claro en los conceptos tan esenciales de Neurocinesiología y de Noocinesiología. Jugando con todos estos conceptos, el Dr. Jouvencel nos va introduciendo en el conocimiento de la Ergonomía, yendo, cuando conviene, de lo general a lo particular y de lo unitario y elemental a lo más complejo cuando se hace necesario. Así, se ocupa de las funciones de la mano o de la columna vertebral, de las diferentes posturas, de los diseños más adecuados, de los ritmos de trabajo, del trabajo individual y del trabajo colectivo, de los gestos, de las señalizaciones, de las disposiciones legales, de la iluminación, del ruido, de la temperatura, de la carga nerviosa, de los factores psicológico y social, de algo tan esencial como es el estrés, de la fatiga. Le preocupan, sobre todo, los aspectos humanitarios, pero no desdeña los factores económicos, a los que llega, precisamente, a través de lo humanitario. Para cumplir este complejo proyecto, el libro ha sido estructurado en tres partes, a las que precede una especie de introducción o cuestión preliminar, en la que el autor ofrece, entre otros conocimientos, su visión personal, tan original como atrevida, tan firme como interesante, del concepto de salud. Las tres partes vienen ordenadas, en esquema, de la siguiente forma: Primera parte. Está concebida como cuerpo introductorio y recoge y analiza los fundamentos de la Ergonomía como Ciencia, así como los aspectos de investigación, intervención y gestión ergonómica. Resalta, como en todo el libro, la relación entre Ergonomía y Medicina del Trabajo. Se expone la estructura pluridimensional en la que se basan las dos
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ciencias. Queda apuntado que el médico que quiera dedicarse a aspectos ergonómicos ha de ser Fisiólogo, Patólogo, Cinesiólogo y, a la vez, un poco Ingeniero, algo Sociólogo, bastante Psicólogo y, como es bien lógico, Filósofo y Humanista. Segunda parte. Recoge los principios ergonómicos que rigen la concepción de los sistemas de trabajo. La directa ligazón que une al hombre con sus medios de trabajo. Son interesantes las páginas dedicadas al moderno conflicto hombre-máquina. Si hubiera que utilizar tan sólo dos palabras para expresar el contenido en este apartado, las palabras serían armonía y racionalidad. El hombre será siempre quien plantee y oriente las incógnitas, aunque sea la máquina quien las resuelva. Conceptos básicos como los que expresan las voces inglesas «contrainte» y «astreinte», tensión y presión, fatiga, estrés, son cuidadosa y ampliamente propuestos y resueltos. La postura se analiza también con gran amplitud. Es importante el estudio que se hace de determinadas zonas de instrumentación biológica, como la columna vertebral o la mano. Sobresalen las descripciones cinesiológicas, en las que el autor profundiza, una vez más, como muy pocos podrían hacerlo. La descripción de actividades, el estudio de las cargas, los medios y principios de señalización y sus códigos, las normas de iluminación, datos sobre higiene industrial y sobre la concepción de los procesos de trabajo, completan esta amplia e importante parte. Tercera parte. Está dedicada al análisis ergonómico del puesto de trabajo. El autor coloca en la propia acción laboral su enfoque del binomio hombretrabajo y concluye un estudio que complementa y enriquece los análisis efectuados en apartados anteriores. Hay que resaltar en esta parte el método de estudio y el análisis de las condiciones de trabajo y de la capacidad requerida. Las exposiciones se matizan siempre, como en el resto del libro, por medio de una abundante bibliografía. Imbricadas a lo largo de la obra figuran unas originales «anotaciones» que constituyen reveladoras y personales aclaraciones del texto. Hay que destacar, finalmente, un apéndice dedicado a la función car-
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díaca y muscular, uno de los temas que, desde hace algún tiempo, preocupan al autor en sus estudios sobre el esfuerzo y la fatiga. Nos encontramos ante un libro importante, un libro que será útil no sólo a médicos sino, también, a ingenieros, pedagogos, técnicos, sociólogos, psicólogos y aun empresarios, obreros e instaladores. No sólo en el campo industrial, también en el agrícola, en el de servicios, incluso en el administrativo, sin olvidar los aspectos militares y, cada vez más, los espaciales. Con su obra, el autor consigue clarificar laciencia Ergonómica, permitiendo, como dijo hace años el Médico Psicólogo Emilio Mira y López, «una actuación científica compleja y persistente, destinada a conseguir que cada sujeto se dedique al tipo de trabajo profesional en el que con menor esfuerzo pueda obtener mayor rendimiento, provecho y satisfacción para sí y para la sociedad». El doctor Jouvencel ha contribuido a este ideal con su libro, en el que realiza algo tan difícil como es recopilar y seleccionar datos y matizarlos en la forja de los propios conocimientos, de la propia convicción. Hay, en estas páginas, divulgación y crítica a la vez. Hay, sobre todo, entusiasmo, que es como sentirse llenado por los dioses. Los dioses, en este caso, que rigen esa tremenda y feliz obligación llamada TRABAJO. RICARDO HERNÁNDEZ Titulado Internacional en Rehabilitación
Cuestiones preliminares
LA SALUD COMO DEBATE PERMANENTE La vida del hombre, generación tras generación, en su continuo devenir histórico, en su lento e incesante peregrinar, cambia y se transforma de modos y maneras inimaginables, imprevisibles. Esta evolución está presente en todos los órdenes de la existencia de la criatura humana, tanto en aquellos que la favorecen como en los que tratan, de alguna manera, de hacerla difícil, cuando no imposible. Colectividad e individuo siempre se han preguntado por qué enferma el hombre: y este y aquella han buscado una respuesta acudiendo a diversas interpretaciones. Sumergidas en el olvido permanecen teorías que entendieron la enfermedad unida a la conjura del maleficio divino. Importantes descubrimientos se han hecho, pero no por ello hay que pensar en un total dominio de la enfermedad. Sí, en esta milenaria batalla sólo caben esperar efímeras y pasajeras victorias. Ha sido posible, y lo seguirá siendo, controlar, y hasta aniquilar, ciertos males, pero, a unos suceden otros. Se asiste a un cambio constante, continuo. Tal acontecer se repite en los tiempos una y otra vez. Y es que en ello, aunque pudiera parecer paradójico, se encierra el germen de la vida, lo que supone lucha continua, un conflicto que reclama constantemente energía; esto es, salud. Vida y salud, también enfermedad, han de ir unidas en una transformación que va paralela al discurrir de los años, los decenios, los siglos, conforme lo hace el hombre. Es inevitable, puesto que este último no puede escapar tampoco al ineludible proceso evolutivo, en el que no hay que olvidar las nuevas formas de enfermar ligadas a la civilización y a los modernos estilos de vida y de trabajo, lo que supone un desarrollo creciente de la denominada «epidemiología fría». Disfrutar de un equilibrio saludable es el deseo que anhela, en 1
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general, todo ser humano. Otra cosa es lo que cada cuál entiende por salud y, todavía más importante, cuáles son los medios adecuados que la proporcionan, conservan e, incluso, mejoran. Si la ausencia de enfermedad, o «silencio orgánico», colmaba a muchos las aspiraciones en este terreno hasta fines del siglo XIX, a partir de entonces se ha ido imponiendo una evolución continua, aunque tampoco resulte apropiada la definicín de salud propuesta por la O.M.S. en 1946: «estado de completo bienestar físico, mental y social». Este concepto resulta forzosamente agresivo y frustrante para muchas personas cuando se detienen ante tal espejo. Es más, esta misma definición constituye en la actualidad un error de principio que arroja serios obstáculos para la puesta en marcha de una nueva estrategia, que cada vez se hace más inaplazable. La concepción de «bienestar» equivocadamente entendida, ampliamente divulgada por un organismo que goza de gran autoridad internacional, ya casi ha tomado el valor de un dogma, de verdadero «becerro de oro» de nuestros días, de poderosa fuerza cuya inercia no permite que se opere un cambio de actitud ni individual ni colectiva. Las sociedades «demasiado satisfechas» generan inevitablemente un hechizo maléfico y sofocante que, en su apatía, termina por imponer un clima que propicia la autodestrucción individual. Una «cultura» del cuerpo, sin estimar otros recursos internos, otras potencias, termina por significar una contracultura nociva y aniquiladora. SALUD Y CONFLICTO Admitiendo que el concepto de enfermedad está sujeto a evolución, otro tanto habrá que entender para cuanto afecta a la salud, así como a las formas y maneras de conservarla, retenerla y recuperarla. Todo ello exige una revisión. La sociedad de hoy, inmersa en la comodidad, ha de modificar sus planteamientos, reconsiderando la idea que pretende que la enfermedad es todo cuanto amenaza, perturba o inquieta su equivocado vivir, que huye del conflicto. Y conflicto es la lucha de nuestros miembros contra la gravedad; el contacto de los jugos gástricos, pancreáticos y biliares para digerir los alimentos; los pequeños desajustes emocionales a lo largo de la jornada; las frustraciones y los fracasos en la vida. Mas esta pugna es imprescindible: sin el movimiento los músculos se atrofian; sin una adecuada digestión y asimilación de los alimentos el organismo se
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depaupera; las vivencias amargas contribuyen a llenar el caudal de experiencia; profundizando en los problemas es como el pensamiento se entrena y se desarrolla la inteligencia. La salud viene íntimamente ligada a la vida, conjugándose aquí energía, resistencia y equilibrio; la salud es la energía que permite vivir dentro de un razonable bienestar, capaz de afrontar un comprensible malestar. Si «el dolor es el precio del ser» (TEILHARD DE CHARDIN), y la salud «un desarrollo continuo a través de la vida» (EFFIE HANCHETT), todo esto crea un estado de conflicto con cargas y fuerzas, observando un dinamismo constante, como consecuencia del principio de acción y reacción que rige en el grandioso Universo, en toda la Naturaleza, en el microcosmos individual e, igualmente, en las sociedades humanas. Descendiendo a los niveles elementales de la materia, se comprueba cómo el átomo subsiste merced a la conflictividad de sus cargas, cuya desigualdad genera una diferencia de potencial que impide su desintegración, resultando, finalmente, un estado de equilibrio en continuo movimiento, donde se ven respetadas las áreas de actuación y competencia del todo a la parte. Y esta última referencia es posible trasladarla a las distintas formas de sistema, incluyendo a los sistemas sociales. SALUD Y TRABAJO El trabajo, se ha dicho, constituye un factor de liberación para el género humano, pero, también aunque no se propague tanto, puede adquirir un carácter opresivo y violento, hasta el punto de ser capaz de aniquilar a los individuos. De la contundencia que caracteriza a las máximas y reglas jurídicas, participa la que recuerda que «Officium suum nemini danmosum esse debet» (A nadie debe serle perjudicial su propio oficio); sin embargo, a esta, como a otras, excepciones no faltan. El ser humano vive acechado por innumerables peligros que continuamente comprometen su existencia. Este contexto amenazante no es ajeno al mundo del trabajo, sino que, contrariamente, lo vive de una forma más directa y acusada que otros sectores de la sociedad. Unos, están obligados a arriesgar día a día su vida, buscando dónde ganar el sustento para poder llevar a sus hogares lo indispensable. Otros, se exponen al peligro esperando alcanzar, nada más, fama y
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riqueza. A los unos engulle la mar, los atrapa la tierra para siempre o, bien, los va matando poco a poco el aire viciado y malsano que respiran. A los otros, les desgarra las entrañas, aunque sólo algunas veces, una bestia herida, a la que dicen noble, que sólo trata de defenderse desesperadamente; luego ríos de tinta desbordan columnas de periódicos. Pero, en cualquier caso, la muerte de un ser humano es siempre dolorosa y triste, ya sea bajo el andamio, o sobre la arena. En la antigüedad, espíritus observadores estudiaron la relación entre ciertas formas de enfermar y de trabajar. Paralelamente a los avances y descubrimientos de la ciencia, las condiciones de trabajo se fueron haciendo menos duras y se otorgaron derechos a los hombres que venían obligados a cumplir el imperativo bíblico «ganarás el pan con el sudor de tu frente». Comenzaba a brotar el germen de lo que, en su día, daría lugar a la Medicina y al Derecho del trabajo. En un breve repaso histórico cabe señalar: el Código de Hammurabi, que otorgaba ciertos derechos al esclavo; el Talmud, que preveía la indemnización en el caso de accidentes de trabajo; en el antiguo Egipto los esclavos tuvieron que ser respetados en el marco de los derechos que los acogían; en Grecia, Aristóteles comenta las lesiones de los gladiadores; Platón, las deformaciones causadas por determinadas actividades, e Hipócrates describe los síntomas de la intoxicación por el plomo, tanto en su forma aguda como crónica; en Roma, Galeno analiza las lesiones traumáticas de los gladiadores; Lucrecio estudia la tos y la expectoración sanguinolenta de los mineros, profundizando en los conocimientos sobre la silicosis; también es en Roma donde se origina el primer contrato de trabajo que se conoce, referido al alquiler del esclavo. En la Edad Media crece el interés que con anterioridad habían despertado estos problemas, siendo importante el impulso prestado por los gremios y las corporaciones medievales; Paracelso, en su obra «De morbis mortales», investiga sobre el trabajo en las minas y Ulrico Ellembos da a conocer la morbilidad del antimonio. Pero, sin lugar a dudas, es el italiano Bernardino de Ramazzini quien, en 1701 escribe la obra fundamental sobre la patología del trabajo, consiguiendo sistematizar la práctica totalidad de los conocimientos habidos hasta la fecha en esta disciplina. No aparecerán verdaderos continuadores de esta meritoria labor hasta el siglo XIX. Es entonces cuando se constata que las grandes aglomeraciones de trabajadores propician la enfermedad y los accidentes. En lo que respecta al establecimiento de los derechos de los hombres que trabajan, se consi-
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guieron importantes logros a partir del siglo XVIII; continuas reivindicaciones sociales tienen su traducción en la implantación escalonada, pero definitiva y con carácter irreversible de los aludidos derechos. Desde entonces hasta nuestros días se han logrado conquistas cada vez mayores. En esta lucha por la implantación de la justicia han participado entes de muy diverso origen, alimentados, a veces, por ideologías, al menos en apariencia, opuestas, pero que, en resumen, propendían hacia un mismo fin, pues unos y otros buscaban que todos los hombres respiraren en libertad. Así, con la publicación de «El Capital», Marx pone en auge los derechos del trabajador; el mismo fin está presente en las Encíclicas de la Iglesia Católica, especialmente en «De Rerum Novarum» (1891) y «Mater et Magistra» (1961) Con el progreso de nuestra civilización, muchos peligros han sido despejados, pero, en su lugar, casi enseguida, van apareciendo otros. Modernos y nuevos sistemas de producción han dulcificado alguna tarea, aunque, en ocasiones, sólo en cierta manera. La máquina ha supuesto un importante medio de ahorrar esfuerzo y fatiga muscular. Pero, precisamente por la transformación de la producción, por la complejidad de los actuales procesos industriales, nuevos e importantes problemas han aparecido: unos, ya existentes, se han visto acrecentados, otros son de nueva aparición. Aun dejando a un lado tan lastimosa verdad, el trabajo, en no pocas ocasiones, continúa siendo agresivo para el que lo realiza, pues los riesgos que comporta se ven frecuentemente actualizados en situaciones de infortunio que se plasman en las enfermedades y accidentes directamente ligados al trabajo; hasta en ocupaciones aparentemente ofensivas. El trabajo monótono, con actitudes y movimientos repetidos innumerables veces, es capaz de provocar graves consecuencias para el individuo, y lo es más aún cuando la posibilidad de mejorar laboralmente no existe. «El esclavo no debe hacer esto y no debe hacer aquello; muy determinadas ocupaciones, sin embargo, debe repetirlas, y cuanto más monótonas sean, más se complace su amo en asignárselas. La división del trabajo no es peligrosa para la metamorfosis del hombre mientras pueda ejecutar diversas ocupaciones. Pero, no sólo no se le restringe a una sola, sino que, además, ha de lograr lo máximo en el menor tiempo posible, es decir, ha de ser productivo, se convierte en aquello que propiamente debería definirse por esclavo... El deseo de convertir a hombres en animales es el impulso más potente de la esclavitud» (CANETTI).
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La guerra, una de las formas más burdas de violencia, un aspecto más de lo estúpida que puede ser la conducta humana, impresiona y asusta, pues recuerda una visión trágica de la vida, y este sentimiento se ve acrecentado al estar preñado de incomprensión. Cierto; pero, si el balance de muertos y heridos que sigue a tanta barbarie produce espanto, muchos ambientes de trabajo son más peligrosos que un campo de batalla. Sólo los accidentes de trabajo ocasionan un muerto cada minuto en el mundo, a lo que hay que añadir las víctimas de las enfermedades profesionales y del trabajo; otros datos revelan que se produce un muerto cada tres minutos por accidente o enfermedad profesional, además, cada segundo que pasa hay cuatro trabajadores heridos (según informe difundido por la Organización Internacional del Trabajo —OIT— 1985). De nada sirve que se establezcan «plus» de peligrosidad, pues, en definitiva, lo único que hacen es disimular el auténtico problema, ahogando quejas cobardes. España arroja unas cifras que oscilan entre seis y nueve muertos al día por accidentes de trabajo, variando los datos según la fuente de origen. Hay centrales sindicales que han acusado a la Administración de «ocultismo», siendo constantes las denuncias por falta de una política en materia de salud laboral. Las inculpaciones son, con frecuencia, contradictorias, cruzándose reproches las distintas partes implicadas. Hay que admitir que el trabajo, o mejor dicho, ciertas formas de trabajo, son fuente de calamidad y desgracia. Existen datos y antecedentes más que suficientes para afirmar, sin riesgo a incurrir en error, que el trabajo, en determinados casos, acorta la vida y que «todos los trabajos comportan riesgos para la salud» (OIT). Sí, el hombre necesita trabajar para enriquecer su espíritu, desarrollar su personalidad, promocionarse e intentar ser feliz, pues, sepan especialmente los haraganes que no hay mejor dicha que la satisfacción que proporciona la laboriosidad. Pero esta actividad ha de ser desplegada de manera que, en ningún momento, sea o pueda ser perniciosa para el sujeto que la realiza. Y la realidad, triste y traumática, a menudo, es muy otra. Urge adecuar soluciones que sean fruto de actitudes reflexivas y responsables. Basta ya de números, encuestas y estadísticas que nada aportan a algo sobradamente probado. Y, en cualquier caso, siempre habrá de chocar la frialdad numérica con el calor de humanidad que desprende un cuerpo herido en su agonía.
CUESTIONES PRELIMINARES
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LA SALUD COMO UN PROYECTO DE CULTURA La salud, hoy más que nunca, ha de ser entendida dentro de un marco multidisciplinario, de tal forma que sea una cuestión que traspase los exiguos límites de la clínica, de la Medicina. Partiendo de esta idea progresista y moderna, será importante recabar, si realmente se quiere llegar a un desarrollo conceptual evolutivo y de futuro de lo que es la salud, la opinión de los filósofos, moralistas teólogos, pensadores y de los estudiosos de todas las ciencias de la humanidad, sin olvidar la importante aportación de los ciudadanos, cualquiera que sea su condición, única manera de que la salud encuentre un campo propicio dentro de ese contrato social que es la empresa humana. Los actuales sistemas de salud, fruto, en su mayoría, de actuaciones paternalistas, creadores de una filosofía de catástrofe y de terror, han expropiado la autocapacidad de los individuos, impidiendo su desarrollo —su autodesarrollo y expansión— intentando ahogar al ciudadano en un sistema gregario. Tales sistemas merecen una severa crítica, al ser nocivos y perjudiciales para la persona. Los problemas que la salud comporta no pueden ser únicamente imputados a las deficiencias sanitarias. Ni los médicos, ni los hospitales, ni cuantiosos gastos sanitarios, pueden hacer ya frente a determinadas patologías. Ahora bien, la tesis contraria constituye, de una parte, el trampolín idóneo para políticos desaprensivos carentes de escrúpulos, que embaucan a la audiencia con promesas que crean un ambiente de satisfacción momentánea en un electorado poco informado; de otra parte, los malos resultados de la gestión de los gobernantes, causantes, con toda seguridad, de «nuevas formas de enferman», serán eludidos medicalizando la vida, psiquiatrizando las conductas. Al mismo tiempo, tanto tartufo no desperdiciará la ocasión para repetir que se ve materializado el derecho a la salud —instituido bajo «una retórica constitucional de buenos y píos deseos» (GARRIDO FALLA)—, arrojando a sus súbditos a los médicos —para que los curen. Entonces, el Estado, hará oír una vez más su voz, alardeando todavía en un discurso henchido de vanidad, preñado de arrogancia: Yo, el Estado, te acojo en todo momento, dándote guía y amparo desde que vienes a la vida hasta tu muerte. En mis escuelas te enseño cómo has de pensar. Nombro a los jueces para que se acate mi ley. Corrijo a los funcionarios desviados. Silencio a los rebeldes. Incluso, cultivo tu ocio. Y, cuando es la enfermedad la que te doblega, te doy médicos y
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toda clase de píldoras. Los hospitales y los manicomios tienen abiertas sus puertas para ti. Tú, ciudadano, no tienes derecho ni razón para hacerme ningún reproche. Si no te curas, son ellos, los médicos, los que no te quieren entender. Es, en todo caso, la ignorancia de su ciencia, y no mis desaciertos, la causa de tus males. Yo, el Estado, he cumplido con mi compromiso: mi conciencia social está tranquila. La confianza en este «aparato formal de asistencia» (ALDO NERI) cobra aún mayor solvencia cuando la sociedad, en su quietud, es conformista ante la propensión que fomenta la indolencia y la despreocupación, comportamientos que se distancian cada vez más de las posiciones que exigen afrontar la salud como un proyecto de cultura, en el que han de participar todos los que componen el tejido social. Y es cultura porque la salud contribuye a formar parte del conjunto de valores que enriquecen a un pueblo y a los que con su trabajo y entrega lo hacen posible. Y ha de ser proyecto porque se trata de una tarea que nunca se ultima, que siempre requerirá nuevas metas, nuevas ambiciones, lo que, sin duda, entre las muchas acciones que hay que emprender, hará reflexionar sobre la cuestión en la que se ha querido incidir en las páginas siguientes.
PARTE PRIMERA
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INTRODUCCIÓN 1. La ergonomía como saber multidisciplinario Los cauces metodológicos por los cuales discurre actualmente la Medicina del Trabajo, y cada vez más, se remiten necesariamente a un planteamiento ergonómico. La Ergonomía como tal fue definida en el año 1961, en la revista internacional del trabajo1, como «la aplicación conjunta de algunas ciencias biológicas y ciencias de la ingeniería para asegurar entre el hombre y el trabajo una óptima adaptación mutua con el fin de incrementar el rendimiento del trabajador y contribuir a su bienestar». De forma más breve, GRANDJEAN 2 define la Ergonomía como «el estudio del comportamiento del hombre en su trabajo», tanto que ese mismo hombre se convierte en el sujeto objeto de su estudio, «de las relaciones entre el hombre en el trabajo y su entorno». La actividad del individuo proyectada en el trabajo no puede ser ajena a tales interrelaciones. La Ergonomía ha de encontrar cabida necesariamente dentro de ese amplio marco que configuran el conjunto de ciencias que se inte1 Según cita CARPENTIER, L. (Luxemburgo), en: Enciclopedia de medicina, higiene y seguridad del trabajo, pág. 582, Oficina Internacional del Trabajo (OIT), edición española publicada por el Instituto Nacional de Medicina y Seguridad en el Trabajo, Madrid, 1974. 2 GRANDJEAN, E., Precis d'ergonomie, pág. 13, Les Editions D'Organisation, París, 1983.
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resan por el equilibrio de los sistemas donde, en primer lugar, en una posición avanzada, está la Ecología; no obstante, ésta no puede quedar desconectada de otros sistemas o subsistemas, como si fueran compartimentos estancos, pues, de una u otra forma, en mayor o menor medida, inciden en la definición de un sistema de sistemas, o ecosistema, siendo el hombre, en todo ello, el centro de preocupación. Al mismo tiempo, una interpretación extensiva del término equilibrio lleva implícita una idea de respeto ante situaciones de conflicto. En conexión con lo anterior, también se puede definir la Ergonomía como el grupo de disciplinas que se interesan por el estudio del equilibrio (o estabilidad) entre las condiciones externas e internas ligadas al trabajo, y que interaccionan en la biología humana, ante las exigencias y requerimientos de los sistemas y procesos de trabajo, expandiendo su ámbito para su preservación, corrección o mejora. En gran número de ocasiones, el ser humano, movido por un mecanismo de defensa de su biología y de autoconservación, o por otras causas, está «haciendo» Ergonomía; el progreso científico, en sus distintas vertientes, contribuye de forma decidida a facilitar tal inclinación. Sin duda, uno de los aspectos más importantes de la vida humana es, o debiera ser, su dedicación al trabajo, constituyendo una manifestación de la actividad del individuo ligada a la producción y dirigida, fundamentalmente, en un principio, a cubrir sus necesidades, al mismo tiempo que coadyuva al desarrollo de la humanidad, así como a la realización del individuo como persona. De otra parte, la Ergonomía es un proceso en continuo desarrollo, tanto que la civilización y el progreso humanos son una expresión palpable de un constante hacer ergonómico, preocupación que no cesa. En atención a todo ello, como factor ergonómico se ha de entender cualquier elemento capaz de influir y condicionar el mecanismo de interacción del sistema hombremáquina-entorno (pudiéndose clasificar en orgánicos, psicológicos, sociales, físicos, ambientales). Esto mismo se ha de remitir forzosamente a los elementos básicos de la fisiología del esfuerzo aplicada al trabajo, con la finalidad de obtener la necesaria información sobre el comportamiento del hombre en sus circunstancias laborales, pues todo trabajo supone un aporte calórico y un gasto energético, un esfuerzo sobre la economía humana. Los avances de la ciencia en los distintos campos han contribuido, en buena manera, a paliar tal esfuerzo, mejorando el rendimiento del trabajador e intentando aumentar su satisfacción e integración óptima en el medio laboral. No obstante, limitar
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la Ergonomía únicamente al trabajo, ya lo advertía H ERRERAS Y BOTET 3 en 1966, «significa una restricción», ya que «la Ergonomía comprende todas las disciplinas que estudian el ahorro de energía liberada por el trabajador en el curso de toda su vida laboral». Pretendiendo una calidad de vida en el medio laboral, por trabajo bien hecho, según J. J. CASTILLO 4, se ha de entender «no sólo la eliminación de obstáculos que impidan el bien hacer sino también la promoción de sistemas que ayuden a conseguirlo. La Ergonomía tiene un importante papel en este tema. El trabajo bien hecho requiere el desarrollo de conceptos como: «La seguridad. Entendida en sentido general y que se refiere no sólo a la eliminación de riesgos objetivos de accidentes y enfermedades, sino que intenta conseguir que las personas se sientan seguras. Las condiciones físico-ambientales. Lo que rodea al puesto de trabajo no se presenta como agresivo, las personas trabajan en un entorno que se percibe como confortable. La eliminación de los trabajos penosos. La penosidad es un factor eliminado, en la realidad, del trabajo y de la concepción de nuevos puestos. Adaptación del puesto del trabajo al hombre. La concepción e implantación de los puestos de trabajo se hacen según las normas de la Ergonomía. La relación hombre-trabajo es algo armónico. El puesto está a escala humana. Desarrollo personal. Proyecto de formación continua que facilita y ayuda al hombre a conocerse mejor y a comprender lo que pasa a su alrededor.» CAMERON y CORKINDALE (1961)5, distinguen tres fases históricas en el trabajo, en atención al uso de las máquinas y de los diversos útiles en el medio laboral: 3 De HERRERAS Y BOTET, F. Segundad y previsión de accidentes en la metalurgia, pág. 3, Lección 3.a, Inspección Central de Trabajo, Madrid, 1966. 4 J. J. CASTILLO (con la colaboración de J. VILLENA), en: La ergonomía en la introducción de nuevas técnicas en la empresa, págs. 228 y 229. Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Madrid, 1989. 5 DE MONTMOLLIN, MAURICE. Les systémes hommes-machines, págs. 5 y 6. Presses universitaires de France. París, 1967.
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1. Durante mucho tiempo el hombre trata de adaptarse, más o menos, a las máquinas; los estudios, pues, se centran sobre la máquina, procurando formar y seleccionar a los operadores de acuerdo con las exigencias de la máquina. 2. A medida que la complejidad de las máquinas y su precio aumentan se va teniendo en cuenta una exigencia imperativa, como la del error humano, el cual, si se materializa en forma de un accidente, puede tener una trascendencia económica de gran importancia; esta toma de conciencia hace que los estudios se centren en el hombre, a fin de respetar y conocer sus límites. 3. Sin embargo, lo anterior se vio que no era suficiente, de ahí que las investigaciones se reconducieran también a los sistemas determinados por el hombre y la máquina, buscando su mutua adaptación y operatividad6. El progresivo desarrollo de las distintas disciplinas y tecnologías que se preocupan por el estudio y la solución de los problemas que plantea la relación hombre-máquina se ha reflejado en una evolución terminológica7, así: — Ergonómica o Ergología (V. MIASICHEV, 1923). — Ergonología (V. BEJTEREV). — Psicología ingenieril (LOMOV y VENDA; a veces, la Psicología ingenieril se define como una de las bases teóricas de la Ergonomía). Pero, cualquiera que sea el nombre utilizado, lo que se pretende es el estudio de los diferentes aspectos laborales con el propósito de optimizarlos (LOMOV y VENDA). En el análisis de CAMERON y CORKINDALE se observa una distinción clara entre el «maquinocentrismo» (enfoque de la máquina al hombre, siendo su cometido principal estudiar las características «entrada» y «salida», en valores absolutos, al margen de las condiciones concretas de la actividad del hombre», y el «antropocentrismo», en el cual «la tarea de investigar al hombre como operador se transforma en la de investigar al operador como hombre» (LOMOV y VENDA) 6
En este campo la investigación tiene que ser continua; a propósito del accidente del Airbus 320 ocurrido en Francia el 20 de enero de 1992, sin duda habrá que reflexionar sobre la comunicación entre el hombre y la máquina (en este caso pilotoordenador de vuelo). 7 B. LOMOV y V. VENDA, La interrelación hombre-máquina en los sistemas de información págs. 16 y 17, Editorial Progreso, Moscú, 1983.
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Se comprende, entonces, que la Ergonomía ha de dialogar con la Anatomía, la Fisiología y la Psicología humanas, de ahí que, en un orden clínico, se pueda dividir en tres grandes áreas8, a saber: 1. Anatomía: Antropometría (mediciones del cuerpo) y Biomecánica (génesis del esfuerzo). 2. Fisiología: Fisiología del esfuerzo (desgaste energético) y Fisiología del entorno (condiciones ambientales). 3. Psicología: Psicología de las aptitudes (raciocinio y toma de decisiones) y Psicología profesional (formación individualidad). HA
La capacidad de trabajo del individuo es clasificada por BROUT, ergonómicamente, de acuerdo con las siguientes exigencias:
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I. Físicas 1. Características naturales. 2. Salud. 3. Aptitud física (aparato cardiovascular: respiratorio, nervioso y sensorial). II. Psicológicas 1. Fatiga mental. 2. Aspecto vocacional. 3. Estrés familiar y social. III. Ambientales 1. Organización del trabajador. 2. Jornada laboral. 3. Períodos de trabajo y períodos de descanso. 8 Diseño industrial, Enciclopedia Espasa Calpe, suplemento 1971-1972, pág. 426. Obviamente, esta división en compartimentos estancos solamente tiene un carácter orientativo, pues, por ejemplo, la Biomecánica también participa en la Fisiología del esfuerzo y en la Psicología profesional, en la manera que ayuda a comprenderlas; lo mismo se puede decir de la Patomecánica. La siguiente secuencia quizás facilite la comprensión de lo antedicho: mente (nivel neurológico superior) — coordinación muscular (nivel neurológico inferior) — acción motora (dependiente de los otros dos niveles) (anotaciones sugeridas por HERNÁNDEZ GÓMEZ). 9 En Physiology in industrie, pág. 25, ed. Pergamon, Nueva York (EE.UU. de América), citado por DE LA POZA. J. M., Seguridad e Higiene Profesional, pág. 531, editorial Paraninfo, Madrid, 1990.
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2. Investigación, intervención y gestión ergonómica La investigación ergonómica, según GRANDJEAN 10, ha de perseguir los siguientes objetivos: «— Ajustar las exigencias del trabajo a las posibilidades del hombre, con el fin de reducir la carga externa. — Concebir las máquinas, los equipos y las instalaciones pensando en la mayor eficacia, precisión y seguridad. — Estudiar cuidadosamente la configuración de los puestos de tra bajo, intentando asegurar al trabajador una postura correcta. — Adaptar el entorno (iluminación, ruido, etc.) a las necesidades físicas del hombre.» La intervención ergonómica se puede hacer en distintos momentos, en distintas fases del proceso de trabajo, pudiéndose distinguir dos grandes categorías: la Ergonomía de concepción (o Ergonomía de diseño), que trata de imponer las medidas oportunas para que las condiciones de trabajo sean las más adecuadas a las características individuales, actuando con un marcado espíritu preventivo ante la actualización de ciertos riesgos o incomodidades; la Ergonomía de corrección, o Ergonomía correctora de la concepción inicial, actuando ante problemas concretos que surgen en el curso del proceso de trabajo. Entre ambos extremos cabe toda una gama de posibilidades intermedias del hacer ergonómico. También se utilizan otras denominaciones, teniendo en cuenta las características y matices que introducen en su acción. Así ROFESSART 11 apunta las siguientes: — Ergonomía del desarrollo, que trata de aumentar las capacidades y competencias de los operadores. — Ergonomía de los medios de producción, concernientes a los medios de trabajo. — Ergonomía del producto, en especial, aplicable al destino que el usuario da a los bienes de consumo. — Ergonomía de la decoración, que se preocuparía, al margen del proceso productivo, del diseño, color y decoración en general del medio de trabajo, etc. — Ergonomía defensiva y Ergonomía ofensiva. 10
GRANDJEAN, E., o.a, págs. 13 y 14. Responsable del Laboratorio de Psicología industrial (Prof. FAVERGE) de la Universidad Libre de Bruselas. 11
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Por otra parte, apunta DE LA POZA 12 , la Erogonomía se puede dividir en: geométrica en relación con la Antropometría, Ingeniería, distribución del lugar de trabajo, etc.; ambiental (ruido, vibraciones, temperatura, humedad, color, etc.) y Ergonomía temporal (jornada de trabajo, tiempo de trabajo, etc.). La gestión ergonómica requiere ineludiblemente un planteamiento que interesa a amplios sectores y disciplinas. Y, siendo, así, el COMISA13 RIADO GENERAL BELGA para la PROMOCIÓN del TRABAJO propone que tal gestión discurra siguiendo tres grandes líneas: 1. Pluridisciplinaria. 2. Participativa. 3. Global. 1. Pluridisciplinaria «Cualquier gestión ergonómica necesita la constitución de un equipo específico, comprendiendo: — Expertos, ya sean de la empresa o ajenos a la misma: jefe de servicio SHE, Médico del trabajo, Psicólogo, especialistas diversos del problema que se plantea (técnicos). — Representantes de la estructura de la empresa: a) Estructura funcional: mantenimiento, métodos, fabricación. b) Estructuras sociales: comité de SHE, consejo de empresa, representantes de los trabajadores. — Los usuarios o utilizadores futuros de las instalaciones estudia das: los trabajadores involucrados por la gestión ergonómica. (...El punto de vista de cada uno puede ser útil en determinados momentos de la investigación. El equipo ergonómico debe, pues, abrirse a los participantes originarios y a funciones muy diversas para utilizar mejor el potencial creativo que existe en la empresa.)»
12 DE LA POZA, J. M., Seguridad e Higiene Profesional, págs. 533 y 534, Editorial Paraninfo, S. A., Madrid, 1990. 13 De acuerdo con el texto correspondiente a una publicación del citado organismo del año 1986, elaborado por el grupo de trabajo «Política y Prevención», de la sección «Acción y Propaganda» del Consejo Superior de Seguridad e Higiene del Trabajo.
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2. Participativa Los trabajadores y sus representantes desempeñan un papel muy particular en la gestión ergonómica: aportan su experiencia y su conocimiento concreto del trabajo y, en esto, son también «expertos», pero también son, además, los que evaluarán finalmente el resultado último de la gestión ergonómica, y los que determinarán si los objetivos de mejora perseguidos han sido conseguidos. Este carácter participativo, según anota J. J. CASTILLO l4, se ha de entender como «una implicación voluntaria, consciente y responsable, tanto en lo que se refiere a las relaciones sociales como en la planificación de los cambios del sistema», y añade que hay que poner el acento en los siguientes aspectos: «La información. Las personas tienen toda la información necesaria para entender y realizar su trabajo. No tienen incertidumbres en la realización de su tarea. La consulta. Las opiniones de las personas son escuchadas y tenidas en cuenta de forma especial si afectan a su propio trabajo y a las condiciones en que se desarrolla. El consenso. La confrontación e intercambio de información y conocimientos en que se desarrolla. Decisiones conjuntas. Las personas participan en la determinación y resolución de problemas. Autonomía. Las personas gozan de cierta independencia en la determinación y resolución de su propio trabajo, de forma individual o en grupo. La participación se fundamenta en la formación y consenso, admite diversos niveles que van desde la eliminación de incertidumbre (información) hasta la independencia en la determinación y resolución del propio trabajo (autonomía).» 3. Global «La gestión ergonómica debe tener en cuenta el conjunto de factores del medio de trabajo que se propone modificar, pero sin que se aboque al riesgo de que para mejorar uno se descuide el otro.» A nivel internacional, existe un comité técnico de estandarización 14
J. J. CASTILLO, O.C., págs. 229 y 230.
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' En esta figura se esquematiza la situación tal como se siente, y se muestran fuerzas más que leyes científicas. El término «imperativo» debe entenderse en un sentido relativo; muy fuerte en numerosos casos, sobre todo en la esfera económica, pero los imperativos no deben considerarse como absolutos. Las técnicas y la organización, en particular, no son intangibles, pueden modificarse. 2 En el caso de un asalariado, de jure o defacto o en el caso de trabajadores por cuenta propia (en el sector rural o en el informal, artesanías, pequeñas empresas familiares) debería sustituirse este factor por otro denominado «imperativos económicos». «En el círculo que rodea inmediatamente a la situación vivida por el trabajador se reúnen de forma esquemática los principales elementos que constituyen las condiciones y el medio ambiente de trabajo o que contribuyen a ellos directamente: sus influencias confluyen y se combinan; las fechas simbolizan la existencia de esas relaciones, sin representarlas, por supuesto, de forma detallada, cada uno de los factores representados influyen en la situación vivida por el trabajador, pero, asimismo, también en los demás elementos de las condiciones y el medio ambiente de trabajo. Los elementos situados en la mitad superior de círculo están vinculados a la técnica, los aspectos económicos y la organización; los de la mitad inferior se relacionan con el hombre y su entorno. Fuera del círculo, por encima y por debajo de él, están indicados algunos de los elementos que constituyen el contexto general en el que se sitúan el trabajador y su trabajo». introducción a las condiciones y al medio ambiente de trabajo, pág. 22. O.I.T.-Ginebra, 1987 (bajo la dirección del J. M. CLERC).
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(ISO —International Organisation for Standardization—, Ginebra) que redacta normas en el campo de la Ergonomía, habiéndose creado cinco subcomités: ISO/TC—159/SC1 Principios directivos en Ergonomía. ISO/TC—159/SC2 Exigencias ergonómicas que se especifican en las normas. ISO/TC—159/SC4 Antropometría y biomecanismos. ISO/TC—159/SC4 Señales y mandos. ISO/TC—159/SC5 Ergonomía del entorno físico 15.
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Como normas procedentes de otros países se indican las que siguen: normas alemanas (Deutsches Institut für Normung), DIN 33 400; DIN 33 402; DIN 33 403; DIN 33 404; DIN 33 405, normas francesas (Asotiation française de normalisation), NF 3 90-400; NFS 31-013; normas de los Estados Unidos MIL-STD-147SB (notas tomadas de Ergonomía, o.c, Comisario Belga para la Promoción del Trabajo).
PARTE SEGUNDA
PRINCIPIOS ERGONÓMICOS DE LA CONCEPCIÓN DE LOS SISTEMAS DE TRABAJO. EXPOSICIÓN Y DESARROLLO
Por su interés se va a transcribir a continuación la norma belga NBN X-10-001 16 que ha de servir de programa para esta parte, al mismo tiempo que, junto a los conceptos y definiciones que contiene, se harán algunas anotaciones y comentarios para una mejor ilustración en este campo. La norma NBN X-10-001 se estructura de acuerdo con el siguiente esquema: 0. 1. 2. 3.
INTRODUCCIÓN. OBJETO CAMPO DE APLICACIÓN DEFINICIONES 3-1. Sistema de trabajo 3-2. Tarea 3-3. Medios de trabajo 3-4. Proceso de trabajo 3-5. Espacio de trabajo 3-6. Entorno de trabajo
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Esta norma ha sido puesta a punto por la Comisión de Ergonomía del Instituto Belga de Normalización (IBN) en colaboración con el Comisariado general de la promoción del trabajo (publicación autorizada el 30/4/1981). 19
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3-7. Carga externa 38. Carga interna 3-9. Fatiga de trabajo 4. PRINCIPIOS DIRECTIVOS GENERALES 4-1. Concepción del espacio de trabajo 4-2. Concepción del entorno de trabajo 4-3. Concepción del proceso de trabajo 0. INTRODUCCIÓN
«Los factores tecnológicos y económicos de la organización y los factores inherentes al hombre influyen en su comportamiento y en su correcto actuar en el sistema del trabajo. La concepción de los sistemas de trabajo debe satisfacer las exigencias humanas, por aplicación de los conocimientos ergonómicos y de las experiencias de la práctica.» 1. OBJETO
«La presente norma establece los principios ergonómicos que deben respetarse como reglas básicas para la concepción de sistemas de trabajo.» 2. CAMPO DE APLICACIÓN
«Los principios ergonómicos directivos, especificados en la presente norma, se aplican a la concepción de condiciones de trabajo óptimas en cuanto al bienestar, la seguridad, la salud del hombre y la eficiencia tecnológica y económica.» OBSERVACIÓN IMPORTANTE
«La aplicación de la presente norma no dispensa de adaptarse a las disposiciones del reglamento general para la protección del trabajo (RGPT)»
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3. DEFINICIONES 3.1. Sistema de trabajo: «Un sistema de trabajo está constituido por el hombre y los medios de trabajo, actuando en conjunto en el proceso de trabajo, en el espacio de trabajo y en el entorno de trabajo, según las condiciones de ejecución de la tarea que se va a realizar.» Anotaciones En general, un sistema es un conjunto de elementos independientes coordinados entre sí. Un sistema físico supone, pues, un conjunto de cuerpos independientes considerados como una entidad. Los sistemas pueden ser abiertos o cerrados; termodinámicamente, un sistema abierto es aquel que permite intercambiar materia y energía con su entorno; por el contrario, en un sistema cerrado no se puede intercambiar en él materia, pero sí energía. Por ecosistema se entiende una comunidad de organismo, sus interacciones mutuas y las del conjunto en que se desenvuelve l7 . Los seres vivos, el hombre entre ellos, están inmersos en un sistema abierto, ya que para segurar su subsistencia necesitan intercambiar materia y energía entre su organismo y el entorno en que se desarrolla, con la implícita necesidad de una adaptación constante, en la que las partes que integran ese sistema han de dialogar en sentido recíproco dentro de un «interface» de comunicación creativa, superando, con respeto mutuo, las situaciones de conflicto que se plantean. PAULOV I8 indicó que «el hombre es, naturalmente, un sistema (meramente dicho una máquina) pero,... en el horizonte de nuestra visión científica contemporánea, es único por su altísima autorregulación». Biológicamente, el sistema aboca a la función, y la misma actividad biológica necesita energía para trabajar. «La energía es difícil de definir en términos concretos de tamaño, de forma o de masa; el término energía supone más bien un estado dinámico relacionado con la condición de cambio, porque sólo se revela la presencia de energía cuando ha ocu17
Definiciones tomadas de la obra Vocabulario Científico y Técnico, Espasa-Calpe, Madrid, 1990. 18 PAULOV, Obras escogidas, pág. 394, Moscú, 1954, citado por LOMOV y VENDA, o.c.
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rrido un cambio» l9. La primera ley de la termodinámica enseña que la energía no se crea ni se destruye sólo se transforma; este principio de la conservación de la energía se aplica a todos los sistemas sin excepción (vivos y no vivos). El concepto de cambio es esencial en Ergonomía, a la vez que la salud puede ser definida como «la capacidad de adaptación óptima frente a las circunstancias y los acontecimientos del entorno» (SARGENT, 1968). Los sistemas pueden encontrarse en situaciones de equilibrio o de no equilibrio. El estudio de los sistemas en no equilibrio fue motivo de preocupación especial en la Química, en particular para YLIA PRIGOGINE (Premio Nobel de Química, 1977, por sus trabajos en los procesos de no equilibrio) bajo el marco de la escuela de Bruselas (con importantes predecesores, como DE DONDER, O NSANGER, TIMMERSAN); pero el estudio de estos sistemas trasciende más allá de la Química, propagándose a la Física, la Sociología, y, cómo no, a la Ergonomía. Mientras en los sistemas cerrados el estado de equilibrio se da de forma estacionaria, en los sistemas abiertos se pueden presentar estados estacionarios fuera del equilibrio, de tal manera que un sistema abierto se puede mantener alejado del equilibrio indefinidamente. En este contexto, una de las magnitudes más estudiadas es la entropía, o cantidad de energía desaprovechada para producir una acción, magnitud termodinámica que fue introducida por R. S. CLAUSIUS en 1865. PRIGOGINE formuló el teorema de la mínima producción de entropía, que determina la estabilidad del estado estacionario, aunque no esté en equilibrio (indicando que el aumento de entropía es mínimo). Todo ello ha llevado a la posibilidad de enunciar situaciones distintas al equilibrio o estados que el propio PRIGOGINE denomina «estructuras disipativas», aplicable a los sistemas abiertos. PRIGOGINE explica la realidad de la naturaleza aunando y combinando filosofías opuestas: el determinismo y el azar20. El concepto de entropía (carga térmica, grado de desorden de un sistema), que inicialmente arranca de la termodinámica, ha conocido su aplicación por analogía en el campo de otras ciencias, así: Matemá19
M C A R D L E , I. K A T C H y V. K A T C H , en Fisiología del ejercicio, pág. 91, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1990. 20 Ref. Enciclopedia Universal Espasa Calpe, Suplemento 1979-1980, págs. 1074 y 1075.
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ticas (concepto relacionado con los sistemas dinámicos; transformaciones entre espacios de medida o sistemas de sucesos con probabilidad, expresando la cantidad de desorden producido o desorden inherente al sistema); Física (parte de la energía que un cuerpo o sistema de cuerpos no puede transformar en trabajo); Mecánica Estadística (medida del desorden de un sistema, definición que equivale a la referida para la Termodinámica); comunicación (medida de ausencia de información acerca de la situación, o equivalente a la incertidumbre asociada con la naturaleza de la situación). En cuanto a la Ergonomía, en los sistemas hombre-máquina, la entropía ha de ser tenida en cuenta en la manera en que la estabilidad del sistema se vea amenazada, creciendo a medida que el grado de desorden introducido en el sistema sea mayor, de modo que, si el proceso es irreversible, la entropía aumentará progresivamente; el hacer ergonómico se ha de preocupar por facilitar un estado de adecuación que sea conjugable con la mínima producción de entropía. El teorema de la mínima producción de entropía conecta con la estabilidad de un estado estacionario (que no está en equilibrio, con lo que estabilidad y equilibrio tienen significados distintos, lo que tiene su reflejo en las aludidas estructuras disipativas (aplicable a los sistemas abiertos, combinando el determinismo con el azar, en la manera formulada por PRIGOGINE). Los científicos discuten actualmente sobre la idea de complejidad y de lo que significa un sistema complejo, llegando, incluso, a plantearse si es más compleja una bacteria que el hombre; en este sentido, se busca una definición a la repetida complejidad desde los distintos campos de la ciencia (Matemática, Física, etc.)- Junto a ello hay que pensar que un sistema puede ser entendido como un subsistema dentro de un suprasistema y, a su vez, cada sistema es susceptible de ser descompuesto en otros subsistemas. En el proceso de descripción de un sistema habrá que preguntarse por el «qué», el «cómo» y el «por qué», en cuanto que interesará conocer e identificar sus elementos, sus características y sus relaciones (cualitativas y cuantitativas)21. Modernamente, la Ergonomía plantea el sistema hombre-máquina, «tendente a considerar el puesto de trabajo en funcionamiento como una pareja operador-máquina o trabajador instrumento como un sistema de relaciones recíprocas, implicando un intercambio de seña21
HANCHETTE EFFIE, Salud de la comunidad, págs. 26 a 42, Editorial Limusa, México, 1991.
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les-respuestas entre los dos términos del sistema, en una adaptación recíproca e, incluso, un cierto lenguaje» 22. Ya en 1958, FITTS definió el sistema hombre-máquina como «un conjunto de elementos comprometidos en la consecución de uno o varios fines comunes ligados a una red de informaciones y cuyo rendimiento depende no sólo de las
Referencia. Carballo Rodríguez, B., en Temas de ergonomía, pág. 21, editado por Fundación Mapfre, Madrid, 1987. 22
MUCHIELLI, ROGER, L'Etude des postes de travail, pág. 101 (6.a edición). Les Editions ESF, París, 1987.
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características de sus elementos, sino, también, de sus interacciones e interrelaciones» 23. CAZAMIAN 24, en 1970, indicó que la dicotomía factor humano-factor técnico se ha revelado bastante estéril, mientras que la noción sistema hombre-máquina parece ser una construcción más sólida para interrelacionar los conocimientos técnicos y biológicos. Por su parte, ROHMERT (1972) se refirió al equilibrio «hombremáquina-ambiente»; por otro lado DE HERRERAS y BOTET 25, en 1966, se remitía al binomio hombre-acción. Siendo así, algunos principios básicos de la Cibernética (entendida como «ciencia sobre el control, la comunicación y la elaboración de información») han de servir para un mejor conocimiento de los sistemas hombre-máquina-entorno, en una perspectiva ergonómica. De este modo, tendrá interés retener algunos conceptos de la Cibernética para su traslado en lo posible al campo ergonómico. Y así REMIZOV 26 distingue los siguientes fundamentos cibernéticos: — Sistema cibernético: «conjunto ordenado de objetos (elementos de sistema) que interaccionan y están relacionados entre sí, que son capaces de comprender, almacenar y analizar la información y cambiarla». — Complejidad de un sistema: «depende de la cantidad de elementos que lo componen, de la estructura y diversidad de conexiones internas. Los sistemas compuestos pueden constar de otros más simples; un sistema de un nivel mayor es una unificación de subsistemas de nivel más bajo, es decir, la organización del sistema tiene un carácter jerárquico». — Sistemas continuos y discretos: «en los sistemas continuos las señales que circulan por el sistema y los estados de los elementos se definen por los parámetros continuos; en los discretos, por parámetros discretos; existen, también, sistemas mixtos (híbridos) en los que hay parámetros de ambos tipos. Los sistemas discretos son más universales que los continuos». 23 Según definición que apunta V A Q U ER O P U ER TA , J. L., en: Higiene y Seguridad en el Trabajo, pág. 178, editora Médica Europea, S. A., Valladolid, 1989. 24 Le diagnostic en Ergonomie ou le choix des modeles opérants en sitution réelle de travail, informe n.°26, abril, 1972, Laboratorio de Fisiología del Trabajo y de Ergonomía, París, 1972. 25 D E H ERRERAS y B OTET , O . C . 26 A. R E M I Z O V , Física médica y biológica, págs. 81 a 87, editorial MIR, Moscú, 1991.
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— Sistemas determinativos y sistemas probabilísticos: «un sistema se denomina determinativo si sus elementos interaccionan de forma determinada; el estado y estado de este sistema se pronostica con exactitud y se define por las funciones uniformes. El comportamiento de los sistemas probabilísticos se puede determinar con cierto grado de seguridad, por cuanto que los elementos del sistema se hallan bajo la influencia de un número tan grande de acciones que la interacción de sus elementos no se puede describir con exactitud; uno de los ejemplos es la respuesta del organismo a la acción de los factores físicos (la fuerza, la temperatura, electricidad, etc.); dicha respuesta tiene un carácter probabilístico». — Sistemas cerrados y abiertos: «los sistemas cerrados sólo comunican señales entre sí; los sistemas abiertos comunican señales con el medio exterior». — Receptores y efectores: «para captar las señales del medio exterior y transmitirlas al interior del sistema, cada sistema abierto tiene receptores (captadores o traductores); los animales, semejante a los sistemas cibernéticos, tienen como receptores los órganos de los sentidos (tacto, vista, oído, etc.). Las señales se transmiten al medio exterior por mecanismos ejecutivos, llamados efectores (la palabra, la mí mica, las manos, son para el hombre, como sistema cibernético, los efectores). — Elementos de información: «los sistemas cibernéticos compuestos poseen una propiedad particular, la capacidad de almacenar infor mación, que más adelante puede ser utilizada en el funcionamiento del sistema de control (llamándose a esta propiedad memoria). La información ocupa un lugar fundamental en la Cibernética; según las ideas modernas, información significa el conjunto de nociones, datos y transmisión de comunicaciones». «La transmisión, la obtención y la elaboración de información disminuye la incertidumbre del sistema». Entre los elementos de la «teoría de la información» conviene recordar: — Señales: «la transmisión de la información se realiza por cana les de comunicación en forma de señales elaboradas por órganos del sistema cibernético». — Canal de comunicación: «el medio por el cual se transmiten las señales recibe el nombre de canal de comunicación». — Isomorfismo: «se entiende por tal la conformidad de fenómenos
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físicamente diferentes, durante los cuales se conserva y no se deforma el contenido de la comunicación transmitida; la infracción del isomorfismo ocasiona distorsión de la información». — Señales informadoras y señales ejecutivas: «las señales informa doras comunican cualquier información; las señales ejecutivas son las que contienen cualquier tipo de acción. A su vez, las señales pueden ser discretas (ejemplo, transmisión de números por impulsos de corriente) y continuas (así, cambio de tensión en el circuito por variación de temperatura)». — Alfabeto y letra: «un conjunto completo de señales se denomina alfabeto, y una señal se llama letra del alfabeto». — Codificación, recodificación y decodificación: «la descripción de cualquier comunicación con ayuda de un alfabeto determinado recibe el nombre de codificación; el cambio de esta comunicación a otro alfabeto se denomina recodificación; la interpretación de comunica ciones se llama decodificación». — Control: «para que transcurra un cambio orientado hacia el objetivo de un sistema cibernético es necesario que exista un control. El control es la acción sobre un objeto para conseguir el fin asignado». La Ergonomía ha de poner en juego un mecanismo de comunicación entre las partes implicadas, lo que supone, en el análisis de la actividad del trabajo, considerar tres puntos principales27, así: — La comunicación es una forma de acción. — La comunicación demanda una intercomprensión. — La comunicación es un proceso secuencial ordenado. Un sistema es, según J. B. PROBST y J. I. MERCIER 28, «un todo dinámico que posee, en cuanto tal, propiedades y comportamientos propios. Reagrupa partes que interaccionan entre ellas, de manera que ninguna de las partes es totalmente independiente de las otras, y el comportamiento del todo está influenciado por la acción del conjunto de todas las partes. De esta forma, se puede hablar de: un sistema 27 AMALBERTI, DE MOTMOLLIN, THEUREAU, en: Modéles en analyse du travail, pág. 192 y 193 (capítulo elaborado por M I CHE LLE L ACOSTE ), P. Mardaga, editeur, Liége, 1991. 28 En: Structurer L'organisation, págs. 17 y 18, Les Editions D'organisation, París, 1991.
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técnico, si comporta nada más que elementos materiales; un sistema social, si agrupa nada más que elementos vivos (humanos, animales, vegetales); un sistema socio-técnico en el caso de que los dos aspectos precedentes se tengan en cuenta; un sistema societario, si se refiere a un conjunto de individuos, en el que se analizan los comportamientos y las relaciones»; en opinión de los mismos autores citados, «el entorno de un sistema es el medio en el que se relaciona y se desenvuelve; se compone de elementos externos con los cuales el sistema mantiene contactos». El sistema de trabajo involucra al hombre al verse reclamado por un proceso de trabajo, como sujeto activo dentro del mismo. El trabajo ha sido definido por MUCHIELLI 29 como «el conjunto de tareas y obligaciones asignadas a un individuo para alcanzar ciertos objetivos previamente definidos, implicando los medios (útiles y métodos)» y el puesto de trabajo, según BOUR y SUERIN 30, es el «conjunto hombre, máquina y materiales, en movimiento y en un lugar determinado». En tal orden, un puesto de trabajo, en un sentido restringido, muestra un sistema de trabajo, no obstante, acogiéndose a un criterio amplio y en la manera en que el citado DE HERRERAS y BOTET define la Ergonomía, el puesto de trabajo es un mero exponente del sistema de trabajo, ya que este último ha de ser entendido con implicaciones que trascienden más allá del puesto y del lugar de trabajo. A los sistemas hombre-máquina los clasifica DE MONTMOLLIN 31 en dos grandes grupos: 1. De bucle cerrado el más sencillo y rudimentario, constituyendo un modelo simple de puesto de trabajo, tal como se indica en la figura. La máquina emite para el hombre las informaciones, llamadas señales, y el hombre emite para la máquina, también, otras informaciones, llamadas respuestas En este modelo de circuito cerrado, el operador, pues, tan pronto percibe la señal la decodifica y adopta una decisión, ejecutando ciertas acciones, las cuales —ya transmitidas al objeto de dirección, y a través de los mecanismos técnicos propios del sistema— dan lugar a un cambio de estado en ese mismo objeto de dirección, __________ 29 M U C H I E L L I , R O G E R , L' Etu d e d e p o s te s de t r a va i l, pág. 10 1, L e s e ditio n s ESF —Ent er pri se Moder ne D'edi tion e n Libr airies Techniques —, P arís, 1987. 30 S U Á R EZ P I N TAD O , J. R. Servicios médicos de empresa españoles, pág. 150, publicado por el Ministerio de Trabajo Instituto Nacional de Previsión, Madrid, 1950. 31 D E M ON T MO LLIN , M., O . C . (1967), págs. 24, 25 y 26.
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apareciendo nuevas señales, frente a lo cual ha de actuar otra vez el hombre, cerrándose así el circuito 32.
2. De bucle abierto, en los cuales el operador actúa en función de las consignas que le han sido suministradas previamente (ejemplo tareas de subalterno, consignas sin tener en cuenta la acción de réplica de la máquina).
Ahora bien, reflexionando sobre el modelo anterior, hay que pensar, sin embargo, que un sistema de bucle abierto perdería toda su eficacia si el cierre del mismo no se realizase a un nivel superior. R. ARCKORR y E. EMERI 33 definen el sistema Hombre-Máquina como «intencionado al perseguir un objetivo, cambiando su conducta al variar las condiciones externas (N. WIENER y A. ROSENBLUETH), siendo la cualidad sustancial de los sistemas intencionados «su capacidad para producir resultados de un mismo tipo mediante procedimientos diferentes en un entorno estructural igual y, al propio tiempo, resultados funcionalmente distintos tanto en un entorno igual como en entornos estructuralmente diferentes». Pero el hombre, en el siste32
B. L O MOV y V. V ENDA , O . C ., pág. 20. Las notas que se contienen en este párrafo han sido tomadas de la obra de LOMOV y VENDA (O.C., págs. 20, 21 y 22). 33
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ma hombre-máquina, no es un mero eslabón, sino «un eslabón especial», que organiza el sistema, ejecuta acciones, modifica tareas, evalúa resultados, orientando el sistema en una forma prevista, es decir, que «se supedita a la obtención de un resultado útil» (P. ANJONIN) O, expresado de forma afín, en atención al «modelo de futuro requerido» (BERSHEIN). De todo ello se desprende que, en tales sistemas hombremáquina, no será suficiente con determinar las características de «entrada» y «salida» del hombre, sino que, además, habrá que recurrir a una investigación psicológica de la estructura y de los mecanismos de su actividad. De cualquier modo, el trabajo ha de determinarse por unas condiciones (condiciones de trabajo), marco en el cual se pueden describir distintos niveles de aproximación 34, como se recogen en el siguiente esquema:
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Techniques d'amélioration des conditions de travail dans l'industrie, págs. 20 y 21 (obra elaborada por una comisión de expertos, por M. BERNARD, VERNIER-PALLIEZ, bajo los consejos de ALAIN WISNER; metodología elaborada por M. BERNARD VAN DEVYVER), Editions Hommes et Tecnhiques, París, 1977.
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Para el esquema anterior, hay que especificar: Nivel del puesto de trabajo: relación hombre-máquina. Problemas ligados a la percepción y al tratamiento de las señales, a la carga mental y a la carga física. Campo clásico de la Ergonomía. Nivel del entorno físico: ambientes físicos en torno a los operadores: ruido, iluminación, ambiente térmico, irritantes tóxicos. Nivel de organización de los medios de fabricación: en particular, organización material del trabajo: «contraintes» del producto, de los tiempos, del espacio, de partición de las tareas. Nivel de la organización general de la empresa: se tratan aquí los problemas de los salarios, de la estructura jerárquica, de la repartición de las funciones, de las relaciones dirección-representantes del personal. 3.2. Tarea «La tarea que se debe efectuar está fijada por el objetivo del trabajo.» Anotaciones De acuerdo con la definición anterior, se corresponde la tarea con el objetivo de trabajo, en tanto que el sistema de trabajo pretende tal objetivo. Ahora bien, habrá que distinguir claramente entre esto último y lo que se ha de entender por actividad, puesto que si son términos que guardan un íntimo parentesco, no representan, sin embargo, categorías idénticas. Con esta orientación, DE MONTMOLLIN 35 establece que la tarea es aquello que se le presenta al trabajador como elemento de referencia, esto es, como trabajo prescrito, hablándose, en ocasiones, de «condiciones de trabajo» (aunque, lo advierte el mismo autor, esta expresión tiene, más bien, connotaciones sociales que técnicas en relación con el trabajo); por el contrario, el término actividad pretende adentrarse en otro nivel más íntimo y verdadero, al querer describir el trabajo real que hace el operario, o que llegará a desempeñar, obedeciendo esto a un proceso complementario, evolutivo, que ha de adaptarse a la tarea, pero que también ha de servir para transformarlo. 35
DE MONTMOLLIN, O.C, págs. 21, 22 y 23.
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Lo anterior se remite al «estilo individual de actividad», cuestión que K. PLATONOV y V. MERLIN 36 han investigado ante los problemas de la «compensación de las diferencias individuales en la actividad laboral», entendiendo por estilo individual de actividad «el sistema estable individual de medios psicológicos a los que el hombre recurre consciente o espontáneamente con vistas al equilibrio óptimo entre su individualidad y las condiciones materiales, exteriores, el sistema estable de procedimientos y modos de actividad», de forma que el estilo individual de actividad ha de ser entendido como «un singular mecanismo de compensación de las diferencias individuales que conciernen, en particular, a las cualidades tipológicas del sistema nervioso». En la adaptación de un individuo a un sistema de información «y extensivamente a un sistema hombre-máquina-entorno», han de tenerse en cuenta, según LOMOV y VENDA, los siguientes factores: — Cualidades naturales del individuo. — Rasgos de actividad. — Cualidad de la personalidad. Se comprende que, entrando en estas matizaciones, habrá que acercarse al puesto de trabajo, observando «in situ» las variables que lo configuran, de manera que el clínico que haya de interesarse sobre estos aspectos por ejemplo: en relación con estados de incapacidad, al margen de una sólida formación clínica general y del aprendizaje previo (técnico y práctico) especializado en Medicina del Trabajo, además de todo esto, en más de una ocasión habrá que dejar a un lado sus útiles tradicionales de diagnóstico y, mudando de indumentaria —enfundándose el «mono»— penetrar en la fábrica o en el taller, aproximarse a ese nuevo objetivo con espíritu de observación, curiosidad indagadora, inquietud científica minuciosa y detenida, formulando preguntas para recabar la necesaria información, experiencias todas ellas que tendrán como finalidad extraer deducciones que le sean útiles para fundamentar su criterio médico. Y este aprendizaje, obviamente, es bien extraño al carácter libresco de otro tipo de enseñanzas. Con indudable acierto, BERNARDINO DE RAMAZZINI, en las primeras páginas de su célebre tratado dice en tono de advertencia, y en diálogo con su obra, lo que sigue: «no olvides que ha sido concebido en oscu36
Según cita B. LOMOV y V. VENDA, O.C, págs. 322 y 323.
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ros talleres», añadiendo, «mi clínica la constituye el taller del obrero y el escoplo del artesano». Bien puede hacerse extensible tal inquietud a lo que ahora se está tratando. Para el estudio del comportamiento de las partes implicadas en la interacción hombre-máquina-entorno se han propuesto planteamientos a partir de un modelo, en tanto que este «investiga sistemas reales y procesos en los distintos dominios del conocimiento» 37, respondiendo a las particularidades 38 que resumidamente se indican: «Objeto específico: se trata de la actividad del hombre en el trabajo; no se trata de crear un modelo genérico del hombre, sino, más bien, de modelar un operador comprometido en una situación precisas de trabajo, con sus propias «contraintes» cognitivas, situacionales y organizacionales. Es aquí donde reside la paradoja de la modelización en Ergonomía: el modelo se desea como un útil de generalización, pero su naturaleza le lleva a describir situaciones particulares, tanto más cuanto más ligado permanece el modelo a la tarea y a los comportamientos del operador». — Naturaleza profundamente interpretativa: las conductas de los operadores en situaciones reales no responden más que ocasionalmente a las predicciones de los modelos elaborados en el laboratorio: las variables que deben tenerse en cuenta sobrepasan, ampliamente, el número de variables que se pueden controlar experimentalmente. — El qué del modelo: los operadores ligados a la realización de un trabajo presentan comportamientos observables, cuyo conjunto, y los conocimientos y mecanismos mentales presidiendo su elaboración y su control, constituyen lo que se llama actividad del sujeto. — El por qué del modelo: en este aspecto un modelo ha de perseguir ergonómicamente unos objetivos, poniendo el acento en cuatro funciones principales: reducir, describir, explicar y simular. — El para quién del modelo: los modelos se expresan con un lenguaje científico, lo que incluye dos aspectos: 1. Las expresiones científicas varían en función de cada época. 2. Los modelos son siempre incompletos y focales, necesitando para ser comprendidos y plenamente utilizables por los no especializa37 38
R EMIZOV , o.c., pág. 94. A M A L B E R T I , D E M O NT M O L L I N y T H E U R E U , O . C , pág. 18 a 24.
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dos en Ergonomía de ser informados en los términos del debate, pero, entonces, son escasamente comprendidos en todas sus sutilezas, lo que lleva consigo un exceso de confianza por parte de estos usuarios ocasionales. En conclusión: los modelos, en el aspecto científico, quieren explicar, y a veces reproducir, conductas humanas complejas. Controlan el reduccionismo y quieren tener en cuenta gran número de parámetros identificados como adecuados a la situación. Los modelos generados en estas circunstancias son siempre discutibles, incompletos, y su convalidación funcional es todavía un deseo más que una realidad. Como medio de investigación de los procesos que tienen lugar en un sistema —y ahora, por extensión, en un sistema ergonómico— la simulación tiene un papel primordial, y el estudio de esos fenómenos se ha de dividir en cuatro etapas, que REMIZOV 39 divide así: — Primera: aislar los objetos de simulación y formar las leyes que los unen. — Segunda: investigación de problemas que se infieren del modelo; el fin de esta etapa es la solución de un problema directo, es decir, la obtención de datos que puedan compararse con los resultados de las observaciones. — Tercera: permite poner en claro hasta qué punto el modelo hipotético presentado satisface el criterio de la práctica. — Cuarta: análisis del modelo como resultado de la acumulación de datos. (Ante una lesión previsiblemente incapacitante para el trabajo, la distinción entre tarea y actividad ha de considerarse de forma especial, indagando sobre las demandas del proceso productivo en el que se ve inmerso el afectado en su ejecución particular. Supone, tal pretensión, adentrarse en los modos individuales de trabajo, formas y maneras de llevarlo a cabo —actividad—, asimilando, incluso, ciertos vicios y posiciones que, a simple vista, pueden parecer incorrectos, pero que, en definitiva, obtienen, funcionalmente hablando, una resultante que se plasma en el desempeño de la tarea con soltura y agilidad. Y es que ese modo de trabajar, propio de cada cuál, íntimo de cada persona, adquirido a lo largo de un tiempo de aprendizaje —a veces de años— es lo que culmina en una profesionalidad, consecuencia de la integra39
REMIZOV, O.C, pág. 97.
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ción e interrelación de movimientos, gestos y actos, habilidades y destrezas, maestría y pericia, aspectos todos ellos que, influidos por la voluntad y el entendimiento, conforman una manera capaz y singular de hacer que se identifica con una operatividad eficiente y eficaz, llenando y enriqueciendo, también, en definitiva, los cometidos de la tarea asignada). Muy expresivamente recuerda DE MONTMOLLIN 40 que, «la Ergonomía es miope. No ve más que de cerca, la nariz sobre el trabajo preciso y limitado...», pues, sigue diciendo, «la Ergonomía actúa de cerca en relación a un trabajo preciso y delimitado, en el que estudia minuciosamente las características específicas. Su objetivo no es describir evoluciones globales, pero sí, en cambio, mejorar las particulares. Su interlocutor directo es el productor, el empleado, el obrero, el técnico o el ingeniero. Con él analiza cómo funciona, no los autómatas en general, sino ese autómata que está aquí, en este taller determinado». Una aproximación a las exigencias reales que el trabajo demanda es la que propone ARANGO 4 I , en los términos siguiente: a) Observación directa de los operarios o por medio de registrografías. b) Cuestionarios relativos al empleo (rellenados por los operarios, capataces, ingenieros, etc.). c) Interviús como complemento a los cuestionarios. d) Examen técnico de los medios y condiciones laborales. e) Estudio de las «incidencias críticas» (se pide al responsable que describa las situaciones reales en que se encontró al empleado, analizando las causas de su éxito o fracaso frente a aquellas). Por su parte, FLANAGAN 42 (en sus investigaciones a partir de 1941 para la selección de los pilotos del Ejército del Aire americano) puso a punto el método de incidencias críticas. Se entiende por «incidencia 40
1986.
D E M O N T M O L L I N , M, L'Ergonomie, págs. 5 y 6, Editions La Decouverte, París,
41 Según anota S U Á R E Z P I N T A D O , J. R., Servicios Médicos de Empresa Españoles, pág. 151, publicado por el Ministerio de Trabajo —Instituto Nacional de Previsión—, Madrid, 1963. 42 Haciendo referencia a M UCHIELLI , R., O . C , págs. 58, 59 y 98. El mismo Muchielli, en una descripción histórica, se remite a las experiencias del inglés G A L T O N (1885) y más tarde a las de G O R D O N (1945), para apreciar la actitud de los pilotos de línea.
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crítica» todo cuanto acontece (en bien o en mal desde el punto de vista del funcionamiento del puesto de trabajo) de significativo o de típico, permitiendo dar una idea de en qué consiste el funcionamiento del puesto de trabajo. Desde este punto de vista, un incidente crítico (como instrumento de análisis válido) tiene que reunir, al mismo tiempo, estos cuatro criterios: 1. Ser un tramo de la actividad humana profesional observable como un todo aislable, desde el punto de vista descriptivo de lo que se puede hacer. 2. La situación así definida debe permitir estudiar causas, efectos, orígenes y consecuencias, y tener valor para la comprensión desde el punto de vista de la actividad estudiada (esto es, ser significativa de esta actividad). 3. La situación no debe ser confusa ni dudosa (ha de expresar de forma clara fines e intenciones). 4. Los incidentes inventariados deben ser los de casos de comportamientos extremo, observables como eficaces o ineficaces con relación a los fines de la actividad considerada.
3.3. Medios de trabajo: «Útiles, máquinas, vehículos, instrumentos, mobiliario, instalaciones y otros elementos materiales del sistema de trabajo.» Anotaciones Los útiles y medios materiales de trabajo en general han de ser conocidos por el clínico (en particular por el especialista en Medicina del Trabajo), de ahí que sea imprescindible su acercamiento al puesto de trabajo. Tratándose de herramientas, se podrá hacer una primera distinción atendiendo a la energía que las mueve, bien por el propio trabajador (herramientas manuales) o bien por otro tipo de energía motora (combustible, electricidad, aire comprimido); una relación de las utilizadas por el operario, conociendo su nombre, estudiando su morfología, diseño, tamaño y peso, «manejabilidad» y riesgos y medios de protección inherentes a su utilización. Cuando en relación con la tarea asignada exista una herramienta principal, se harán, al respecto, las adecuadas consideraciones. La Ordenanza de Seguridad e Higiene en el Trabajo (O.M. 9 de marzo de 1971), en su capítulo VIII y IX dispone lo que sigue:
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CAPÍTULO VIII
MOTORES, TRANSMISIONES Y MÁQUINAS Artículo 83 MOTORES PRINCIPALES 1. Los motores principales y las turbinas se emplazarán en locales aislados o en recintos cerrados, prohibiéndose el acceso a los mismos del personal ajeno a su servicio, mediante carteles visibles. 2. Cuando se empleen palancas para hacer girar los volantes de los motores, tal operación se efectuará desde la periferia, a través de las ranuras de resguardo de que obligatoriamente estarán provistos. 3. Los vástagos, los émbolos, las varillas, manivelas u otros elementos móviles, que sean accesibles al trabajador por la estructura de las máquinas, se protegerán o aislarán adecuadamente mediante barandillas. 4. El arranque y parada de los motores principales, cuando estén conectados con transmisores mecánicos a otras máquinas situadas en distintos locales, se efectuará previo aviso o señal convenida, que deberá percibirse con claridad en todos los puestos de trabajo cuyas máquinas o mecanismos sean accionados por ellos. 5. Los motores principales estarán provistos de limitadores de velocidad y estos aparatos, los de parada y las válvulas de cierre de emergencia, estarán provistas de controles a distancia, para que, en caso necesario, se pueda detener el motor desde lugar seguro. Los motores, máquinas y transmisiones estarán provistos de dispositivos eficaces para asegurar su parada instantánea. 6. Cuando sea necesario circular sobre árboles de transmisión, se establecerán pasadizos elevados sobre los mismos con barandillas sólidas. 7. En las ruedas o turbinas hidráulicas, los canales de entrada y salida se resguardarán con barandillas y plintos si no estuvieran aislados por su emplazamiento.
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Artículo 84 ÁRBOLES DE TRANSMISIÓN 1. Los árboles de transmisión horizontales, situados en alturas inferiores a 2,50 metros sobre el piso o la plataforma de trabajo y los inclinados y verticales hasta la misma altura, serán protegidos con cubiertas rígidas. 2. Las transmisiones instaladas bajo el nivel del pavimento, estarán cubiertas o resguardadas por barandillas cerradas. 3. Los árboles descubiertos situados en fosos o en planos inferiores del puesto de trabajo, estarán protegidos con cubiertas permanentes.
Artículo 85 CORREAS DE TRANSMISIÓN 1. Las transmisiones por correas colocadas a menos de 2,50 metros sobre el suelo o plataforma de trabajo, estarán resguardadas en la forma indicada en el artículo anterior. La anchura de la protección excederán de 15 centímetros a cada lado de aquellas. 2. La resistencia de estas protecciones será suficiente para retener la correa en caso de rotura.
Artículo 86 MANEJO DE CORREAS 1. Se emplearán portacorreas o dispositivos análogos para que las correas desmontadas descansen sobre ellos, no permitiéndose que se apoyen sobre los árboles u órganos en rotación. 2. Queda prohibido maniobrar a mano toda clase de correas durante la marcha. Estas maniobras se harán mediante montacorreas, pértigas, cambiacorreas u otros dispositivos análogos que alejen todo peligro de accidente.
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Artículo 87 ENGRANAJES
1. Los engranajes al descubierto, con movimiento mecánico o accionados a manos, estarán protegidos con cubiertas completas, que sin necesidad de levantarlas, permitan engrasarlos. 2. Se adoptarán análogos medios de protección para las transmisiones por tornillos sinfín, cremalleras y cadenas. Artículo 88 MECANISMOS DE FRICCIÓN
1. Cuando se halle al descubierto el punto de contacto de mecanismos de accionamiento por fricción, estará totalmente resguardado. 2. Asimismo, las ruedas de radios o de disco con orificios, estarán completamente cerradas por resguardos fijos.
Artículo 89 PROTECCIONES
Para evitar los peligros que puedan causar al trabajador los elementos mecánicos agresivos de las máquinas, por acción atrapante, cortante, lacerante, punzante, prensante, abrasiva o proyectiva, se instalarán las protecciones más adecuadas al riesgo específico de cada máquina. Artículo 90 RESGUARDOS
Las partes de las máquinas en que existan agresivos mecánicos y donde no realice el trabajador acciones operativas, dispondrá de resguardos eficaces, tales como cubiertas, pantallas o barandillas que cumplirán los siguientes requisitos:
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a) b) c) d)
Eficaces por su diseño. De material resistente. Desplazable para el ajuste o reparación. Que permitan el control y engrase de los elementos de la máquina. e) Que su montaje o desplazamiento sólo pueda realizarse intencionadamente. f) Que no constituyan riesgos por sí mismos.
Artículo 91 DISPOSITIVOS DE SEGURIDAD
Para proteger al trabajador frente a la acción mecánica agresiva, se adoptarán, obligatoriamente, los dispositivos de seguridad necesarios para delimitar los campos de los movimientos operativos de aquél. Estos dispositivos reunirán los siguientes requisitos: a) Constituirán —si es posible— parte integrante de las máquinas. b) Actuarán libres de entorpecimiento. c) No interferirán —innecesariamente— el proceso productivo normal. d) No limitarán el campo visual del operario. e) El campo operatorio del trabajador quedará libre de obstáculos. f) No exigirán al trabajador posiciones ni movimientos forzados. g) El medio de retención de las proyecciones no impedirá la visibilidad del operario. h) No constituirán riesgos por sí mismos.
Artículo 92 ENTRETENIMIENTO Y LIMPIEZA
Las operaciones de entretenimiento, reparación, engrasado y limpieza se efectuarán durante la detención de los motores, transmisiones y máquinas, salvo en sus partes totalmente protegidas.
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Artículo 93 MÁQUINAS AVERIADAS
Toda máquina averiada, o cuyo funcionamiento sea irregular, será señalizada con la prohibición de su manejo a trabajadores no encargados de su reparación. Para evitar su involuntaria puesta en marcha, se bloquearán, además, los arrancadores de los motores eléctricos, o se retirarán los fusibles de la máquina averiada, y, si ello no es posible, se colocará en su mando un letrero con la prohibición de maniobrarla, que será retirado solamente por la persona que lo colocó.
CAPÍTULO IX HERRAMIENTAS PORTÁTILES
Artículo 94 HERRAMIENTAS MANUALES
1. Las herramientas de mano estarán construidas con materiales resistentes, serán las más apropiadas por sus características y tamaño a la operación que realizan y no tendrán defectos ni desgastes que dificulten su correcta utilización. 2. La unión entre sus elementos será firme para evitar cualquier rotura o proyección de los mismos. 3. Los mangos o empuñaduras serán de dimensión adecuada, no tendrán bordes agudos ni superficies resbaladizas y serán aislantes en caso necesario. 4. Las partes cortantes y punzantes se mantendrán debidamente afiladas. 5. Las cabezas metálicas deberán carecer de rebabas. 6. Durante su uso estarán libres de grasas, aceites y otras sustancias deslizantes.
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Artículo 95 COLOCACIÓN Y TRANSPORTE 1. Para evitar caídas, cortes o riesgos análogos, se colocarán en portaherramientas o estantes adecuados. 2. Se prohíbe colocar herramientas manuales en pasillos abiertos, escaleras u otros lugares elevados desde las que puedan caer sobre los trabajadores. 3. Para el transporte de herramientas cortantes o punzantes se utilizarán cajas o fundas adecuadas.
Artículo 96 INSTRUCCIONES PARA EL MANEJO Los trabajadores recibirán instrucciones precisas sobre el uso correcto de las herramientas que hayan de utilizar, a fin de prevenir accidentes, sin que en ningún caso puedan utilizarse para fines distintos a los que están destinadas.
Artículo 97 GATOS 1. Los gatos para levantar cargas se apoyarán sobre base firme, se colocarán debidamente centrados y dispondrán de mecanismos que eviten su brusco descenso. 2. Una vez elevada la carga se colocarán calzos o pivotes que no serán retirados mientras algún operario trabaje bajo la carga. 3. Se emplearán sólo para cargas permisibles, en función de su potencia, que deberá ser grabada en el gato.
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Artículo 98 HERRAMIENTAS ACCIONADAS POR FUERZA MOTRIZ
1. Las herramientas portátiles accionadas por fuerza motriz estarán suficientemente protegidas, para evitar al operario que las maneje, contactos y proyecciones peligrosas. 2. Sus elementos cortantes, punzantes o lacerantes, estarán cubiertos con aislamientos o protegidos con fundas o pantallas, que, sin entorpecer las operaciones que deban realizarse, determinen el máximo grado de seguridad para el trabajo. 3. Las herramientas accionadas electrónicamente, reunirán los requisitos y condiciones establecidas en el capítulo 5. 4. En las herramientas neumáticas, los gatillos impedirán su funcionamiento imprevisto, las válvulas cerrarán automáticamente al dejar de ser presionadas por el operario y las mangueras y sus conexiones estarán firmemente asidos a los tubos de aire a presión. Artículo 99 CONSERVACIÓN Y ENTRETENIMIENTO
1. Para la conservación y entretenimiento de las herramientas movidas mecánicamente regirán las mismas normas que establece el artículo 92. En otro orden, pero igualmente en conexión con los medios de trabajo, conviene traer a colación la Directiva 90/270 de la CEE, sobre «disposiciones mínimas de seguridad y de salud relativas al trabajo con equipos que incluyen pantallas de visualización» *. (*) Fuente: Computerworld (España), 28-mayo-1993, que a su vez se remite a la siguiente documentación: Diario Oficial de las Comunidades Europeas (directiva del Consejo de 29-mayo-1990, referente a las disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas al trabajo con equipos que incluyen pantallas de visualización; diario n.°1156, págs. 14 a 18). La directiva que se cita «no ofrece estándares ergonómicos medibles, pero no obstante se pueden encontrar valores cuantificados en estándares como la norma internacional ISO 9241 (15/julio/1992, exigencias ergonómicas para trabajos de oficina con terminales con pantallas de visualización; exigencias relativas a las pantallas de visualización)». Igualmente conviene resaltar que en la misma fuente utilizada se indica que «los miembros de la CEE, de acuerdo con las directrices de la 90/270, deberían haber legislado localmente para cumplir con la Directiva 90/270. La
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La citada directiva distingue en su desarrollo los siguientes capítulos: I. Campos magnéticos. II. Pantallas. III. Condiciones ambientales. IV. Teclados. I. Campos magnéticos «Toda radiación, excepción hecha de la parte visible del espectro electromagnético, deberá reducirse a niveles insignificantes desde el punto de vista de protección de la seguridad y de la salud de los trabajadores.» II. Pantallas «Los caracteres de la pantalla deberán estar bien definidos y configurados de forma clara, y tener una dimensión suficiente, disponiendo de un espacio adecuado entre los caracteres y los renglones. La imagen de la pantalla deberá ser estable, sin fenómenos de destellos y otras formas de inestabilidad. El usuario de terminales con pantalla deberá poder ajustar fácilmente la luminosidad y/o contraste entre los caracteres y el fondo de la pantalla, y poder también adaptarlos fácilmente a las condiciones del entorno. La pantalla deberá ser orientable e incunable a voluntad y con facilidad para adaptarse a las necesidades del usuario. Podrá utilizarse un pedestal independiente o una mesa regulable para la pantalla. La pantalla no deberá tener reflejos ni reverberaciones que puedan molestar al usuario.» III. Condiciones ambientales «a) Espacio: El puesto de trabajo deberá tener una dimensión suficiente y estar acondicionado de tal manera que haya espacio suficiente para permitir cambiar de postura y de movimientos de trabajo. fecha de entrada en vigor de esas leyes era el 1 de enero de 1993. En el caso de España, aún no existe ley alguna que se base en la 90/270. Esta directiva da unas líneas generales acerca de las responsabilidades».
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b) Iluminación: La iluminación general y la iluminación especial (lámparas de trabajo) deberán garantizar una luz suficiente y el con traste adecuado entre la pantalla y su entorno, habida cuenta del carácter del trabajo y de las necesidades visuales del usuario. El acondicionamiento del lugar de trabajo y del puesto de trabajo, así como la situación y las características técnicas de las fuentes de luz artificial, deberán coordinarse de tal manera que se eviten los deslumbramientos y los reflejos molestos en la pantalla u otra parte del equipo. c) Reflejos y deslumbramientos: Los puestos de trabajo deberán instalarse de tal forma que las fuentes de luz, como ventanas y otras aberturas, tabiques transparentes o translúcidos y los equipos o tabiques de color claro no provoquen deslumbramiento directo y produzcan un mínimo de reflejos en la pantalla. Las ventanas deberán ir equipadas con un dispositivo de cobertura adecuado y regulable para atenuar la luz del día que ilumine el puesto de trabajo. d) Ruido: El ruido producido por los equipos del (de los) puesto(s) de trabajo deberá tenerse en cuenta al diseñar el puesto de trabajo, en especial para que no perturbe la atención ni la palabra. e) Calor: Los equipos del (de los) puesto(s) de trabajo no deberán producir un calor adicional que pueda ocasionar molestias a los trabajadores. f) Emisiones: Toda radiación, excepción hecha de la parte visible del espectro electromagnético, deberá reducirse a niveles insignificantes desde el punto de vista de la protección de la seguridad y de la salud de los trabajadores. g) Humedad: Habrá que crear y mantener una humedad aceptable.» IV. Los teclados «El teclado deberá ser incunable e independiente de la pantalla para permitir que el trabajador adopte una postura cómoda que no provoque cansancio en los brazos o en las manos. Tendrá que haber espacio suficiente delante del teclado para que el usuario pueda apoyar los brazos y las manos. La superficie del teclado deberá ser mate para evitar reflejos. La disposición del teclado y las características de las teclas deberán tender a facilitar la utilización del teclado. Los símbolos de las teclas deberán resaltar suficientemente y ser legibles desde la posición normal de trabajo.»
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3.4. Proceso de trabajo: «Sucesión en el tiempo y en el espacio de la acción conjunta del hombre, de los medios de trabajo, de los materiales, de la energía y de la información en el sistema de trabajo.» Anotaciones La actitud o idoneidad para el desarrollo de un trabajo determinado, precisamente por esa «miopía» de la que habla DE MONTMOLLIN, «son conceptos ambiguos y deben ser examinados en cada caso43, examinando los factores antropométricos, biométricos, etc., pero subrayando que la capacidad de trabajo es una variable muy particular. De ahí que en el contexto ergonómico no sirvan modelos preestablecidos bajo parámetros estandarizados, siendo la singularidad del tipo y su proyección específica lo que se ha de analizar en un diálogo recíproco, esto es, en doble sentido. El trabajo «es un producto final de la organización cerebral del movimiento humano, comprendiendo una completa red de procesos neuropsicosensoriales»44, en el que el organismo acciona e interacciona poniendo en marcha «un ciclo de procesos psicoquímicos y cinéticos dentro de una relación íntima, constante y generadora»45. Tal proceso46 lo divide PIAGET en: a) Asimilación: que constituye el funcionamiento del organismo, el cual incorpora datos y los coordina. b) Acomodación: como resultado de las presiones ejercidas por el medio, justificando que la adaptación es un equilibrio entre la asimila ción y la acomodación. Esa misma adaptación no es otra cosa que una conducta ante las exigencias que dimanan del sistema de trabajo, y más en concreto, del proceso de trabajo, traduciéndose en una respuesta de la economía humana, poniendo en marcha los mecanismos psicológicos y fisiológi43 A S T R A N D , P., B R O U T H A , L., C R H I ST E N SE N , E. H., L H E MA N , G., R O D A HL , K., Enciclopedia de Medicina, Higiene y Seguridad del Trabajo, o.c., pág. 667. 44 D A F O N SE C A , V Í C T O R , Ontogénesis de la motricidad, pág. 68, G. Núñez, Editori, Madrid, 1988. 45 D A F O N SECA , O . C , pág. 61. 46 PIAGET, J., Motricité, perception e intelligence, Rev. Enface, n.°2, 1956 (según cita de DA FONSECA, O.C, pág. 61).
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cos de reacción, lo cual, a su vez, en cuanto a lo que significa, determina una serie de efectos biológicos. CAZAMIAN 47 expone, de forma muy ilustrativa, el siguiente esquema:
El comportamiento en los sistemas hombre-máquina es muy variado, siendo RABIDEAU (1964) el que48 estableció el catálogo que a continuación se reproduce:
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C A Z A M I A N , P., Leçon s d'er gono m ie ind u st ri all e, pág. 1 5, Editio n s Cu jas, Parí s,
1974. 48
D E M O NTMOLLIN , O . C . (1967), pág. 159.
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En la adaptación mutua hombre-máquina LOMOV y VENDA 49, para elevar la eficiencia del empleo, desarrollan, desde el punto de vista de la Psicología ingenieril, cinco niveles distintos y atendiendo a la exactitud requerida y conveniente en el plano económico de la correspondencia recíproca del hombre y la máquina, destacando: 1. Adaptación total, que tiene lugar con carácter general. 2. Adaptación contingente, considerando las cualidades estadísticas de los parámetros psicológicos que operan en el sistema hombremáquina. 3. Adaptación en grupo, estudiando grupos tipológicos que se diferencian sustancialmente por las características psicológicas de la vida 49
L OMOV y V ENDA , O . C , págs. 4 y 5.
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profesional y tienen como propósito elevar la eficiencia, reduciendo la complejidad y la dificultad subjetiva del trabajo de los representantes de cada grupo. 4. Adaptación individual, atendiendo a los problemas de informa ción que plantee el usuario en concreto (pero trabajando con contingencias de grupos de usuarios, por ejemplo, grupos específicos de personas que padecen astigmatismo, buscando mejorar la configuración tipográfica de las computadoras electrónicas y demás medios de representación de información). 5. Adaptación operativa individual, teniendo en cuenta el estado concreto del hombre y la puntualización del reparto de funciones entre este y los aparatos de dirección automáticos, la regulación de la intensidad de flujo de las señales que llegan al operador, etc. En resumen, para que sea operativo el trabajo, requiere asimilar una situación enmarcada en el sistema de trabajo que, a su vez, remite al sujeto activo —el hombre—, al proceso de trabajo, para que cumpla una tarea en un espacio de trabajo, influido inevitablemente por un entorno físico (ventilación, iluminación, temperatura, ruido, factores agresivos —polvos, gases, humos, vapores y demás sustancias tóxicas—, etc.), social y el propio de la organización del sistema. Un proceso, en general, supone un conjunto de fases sucesivas de un fenómeno que se da en el tiempo. A la vez, un proceso debe obedecer a un plan previamente establecido; y, también, todo proceso supone un cambio administrado por la voluntad y el entendimiento cuya finalidad es la de ocuparse de que se opere una transformación *. Las variables contenidas en el proceso de trabajo (ya indicadas) interesan tanto a factores materiales (medios de trabajo, energía) temporales y espaciales, como intelectivos (información) culminando todo ello en la actividad de la persona.
3.5. Espacio de trabajo «Es el espacio asignado a una o varias personas en el sistema de trabajo para efectuar la tarea.»
* «Proponer, decidir, ejecutar, introducir modificaciones, coordinar acciones, resolver incidentes.»
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3.6. Entorno de trabajo «Conjunto de elementos físicos, químicos, biológicos, sociales y culturales50, que rodean al hombre en su espacio de trabajo.» Anotaciones Con respecto al espacio y al entorno de trabajo, sin duda, será útil tener en cuenta y trasladar aquí las consideraciones de EDWARD T. HALL 51, sobre sus teorías acerca del hombre y del espacio que le rodea, dentro de una ciencia que él mismo acuñó con el nombre de proxémica, sin duda fascinante, tanto más si se piensa que en la simbiosis hombre-espacio se condiciona de forma muy importante la capacidad de acción de la persona en expresión de su lenguaje corporal, de sus gestos y movimientos. Con tal orientación, HALL codifica cuatro zonas distintas donde la mayor parte de los individuos actúan, así: «1. Distancia íntima, que, a su vez, puede ser: a) Cercana o de contacto íntimo (en cualquier caso inferior a 15 cm). b) Lejana, de 15 a 45 cm. 2. Distancia personal: a) Cercana, de 45 a 75 cm. b) Lejana, de 75 a 120 cm. 3. Distancia social (espacio social): a) Cercana, de 120 a 210 cm. b) Lejana, de 210 a 360 cm. 4. Distancia pública (espacio público, o «la máxima extensión de nuestros límites territoriales»): a) Cercana, de 360 a 750 cm. b) Lejana, mayor de 750 cm. 50
« H a y q u e a n ot a r , s i n e m b a r g o , q u e l o s f a c t o r e s s o c i a l e s y c u l t u r a l e s n o s o n tomados en consideración por la presente norma.» 51 Según fuente tomada de JULIUS FAST, El lenguaje del movimiento, págs. 28 a 33, Editorial Kairos, Barcelona, 1971.
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La defensa del espacio personal fue fruto de observación y análisis por R. SOMMER 52, quien se apercibió de que cuando el «espacio inviolable» (JACOBBS) se ve amenazado, o ya existe una manifiesta intrusión sobre el área que se le atribuye, genera en el individuo una serie de reacciones de tipo defensivo que se traducen en un lenguaje corporal, pudiendo ser sus primeras señales, por ejemplo «un balanceo en la silla, mover las piernas, un golpeteo», cuando no opta por ir a otra parte. Igualmente, SOMMER se remite a NANCY RUSSO en el campo de esta investigación espacial, quien describió, para estos casos, la aparición de «gestos defensivos, cambios de posición, intentos de cambiar de lugar». En definitiva, todo esto expresa un estado, cuando menos, de incomodidad, que puede generar situaciones estresantes en el trabajo, y, siendo así, el individuo intenta defender su espacio personal recurriendo a «señales, gestos y posturas», en busca de su propia ubicación. Otras veces, sin embargo, ante un «ego expuesto» (HALL) lo que se produce es una rigidez en la postura, y una falta general de movimientos 53 , actitud también de tipo defensivo ante la invasión de lo que el sujeto estima como su área personal. En todos estos casos, el actor intenta lanzar un mensaje que S OMMER expresa muy bien en esta frase: «Usted está demasiado cerca. Su presencia me molesta». (Igualmente, es muy conocida la experiencia realizada con ratas hace varios años, consistente en reducirles su espacio vital hasta situaciones extremas, despertando en estos roedores conductas agresivas de todo tipo, llegando, incluso, a la aniquilación física de sus congéneres. Esto es trasladable a las sociedades humanas, comprobándose que, en los medios urbanos, especialmente superpoblados, la violencia alcanza niveles muy elevados. Y otro tanto se puede decir de aquellos casos en los que el espacio de trabajo no reúne unas condiciones mínimas.)
3.7. «Contrainte» (o carga externa) «Conjunto de condiciones exteriores y de exigencias que en el sistema de trabajo son susceptibles de perturbar las funciones fisiológicas y/o psicológicas del hombre.»
52 Según referencia tomada de J U L I U S F A S T , El lenguaje del cuerpo, págs. 53 y 54, Editorial Kairos, S. A., Barcelona, 1971. 53 De la misma procedencia que la anterior, pág. 38.
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3.8. «Astreinte» (o carga interna) «Efecto de la contrainte sobre el hombre en función de las características y aptitudes individuales.» Anotaciones En el análisis del proceso de trabajo, es fundamental conocer la carga de trabajo, concepto de difícil concreción, por su enorme amplitud, con proyecciones en distintas vertientes y sujeto a evolución, pudiéndose, a su vez, interpretar desde distintos ángulos profesionales (Ingeniería, Medicina del Trabajo, Psicología Industrial), tanto que para SPERANTIO (1972) «la carga de trabajo es un concepto fantasma, de aspectos heterogéneos de la relación hombre-trabajo, concepto mal definido, pero utilizado en atención a su comodidad y notoriedad» 54. La carga de trabajo, en general, se remite a dos términos, uno, el de carga externa —cuanto al trabajo propiamente dicho— otro, el de carga interna —o requerimientos que el trabajo impone al sujeto que realiza la tarea—, lo que también ha sido desginado como «contrainte» y «astreinte», respectivamente, siendo lo primero la «variable independiente (puesto de trabajo, carga externa de trabajo) mientras que lo segundo es la variable dependiente (la «astreinte» resultante del trabajo)» 55. Ante una misma «contrainte», la «astreinte» ha de variar según la capacidad personal del operario (ejemplo: el levantamiento de un peso X provocará un aumento de la frecuencia cardíaca distinta en un sujeto atlético o entrenado que en otro de hábito sedentario, pudiendo ser mayor el distanciamiento si se da la concurrencia de alguna cardiopatía); de ahí que la carga resultante frente a la carga exigida opere siempre en términos relativos, atendiendo con carácter general, primero a la edad, sexo, tipología y, a continuación, al resultado que en ese marco darán las características propias de cada caso. Las denominaciones «contrainte» y «astreinte», en su origen, proceden de los autores anglosajones, siendo METZ el que, en 1967, pro--------------
54 Según r efer encias toma da s de M O N O D , H. y L I L L E , F. ( con la colaboraci ón de G O N T I E R , F. M A L U O N , J. M. y S C H A L L E R , P.), en: informe sobre L ' Evalu ation de la charge de travail, presentado en las XIII Jornadas Nacionales de Medicina del Trabajo (Tours, 2-5 octubre 1974). Publicado en: Archives des Maladies Professionnelles de Medicine du Travail et de Segurité Socia/e, tomo 37. 55 La alusión a «variable dependiente y variable independiente» ha sido tomada del trabajo de M O N O D , H., L I L L E , F. (y colaboradores), o.c, pág. 11.
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puso tales términos (remitiendo al efecto un informe a la OMS en 1969), tal que bajo una perspectiva cibernética el concepto de estrés se percibía como las entradas en el sistema, las exigencias (contrainte), mientras que strein vendría a representar la carga o coste a la salida del sistema (astreinte)56. Ante una determinada «contrainte» el sujeto, como ente individual, responde con una particular «astreinte». Y tal carácter singular, junto a las dificultades implícitas que conllevan la determinación del «astreinte», hace que se tomen muy en cuenta las consideraciones de H. MONOD, F. LILLE y colaboradores57: a) La «contrainte» del trabajo se puede describir con gran precisión; la «astreinte» sólo imperfectamente. Es posible describir los sig nos más evidentes del «astreinte», objetivos y subjetivos, fisiológicos y psicológicos, pero ciertos aspectos quedarán escondidos y no se revelarán más que a largo plazo (ejemplo: mortalidad precoz en ciertas profesiones). b) Aún bajo la hipótesis más probable, los signos de la «astreinte» no están siempre en relación proporcional con la carga interna propia mente dicha, ni con los elementos de la carga externa. Ciertos signos del «astreinte» no tienen especificidad; ninguno de ellos representa totalmente la carga interna. c) Todos los aspectos de la actividad humana, especialmente en el dominio mental o psicosensorial, no son igualmente accesibles a la observación fisiológica y psicológica; ciertos signos pueden ser registrados, pero todavía están lejos de ser analizados y menos aún interpretados. d) El término de carga de trabajo considerada como «astreinte» no prejuzga el nivel de la aceptabilidad de la misma. El organismo puede estar normalmente cargado, sobrecargado o, incluso, infracargado. La penosidad del trabajo no parece, no obstante, estar directamente liga da a la carga de trabajo. Junto a la carga física propiamente dicha (en especial ligada a la postura, esfuerzos musculares, movimientos corporales y gestos profesionales), un capítulo importante, en la configuración de la «astrein56
ELIAS, R., en Une approche médico-biologique de l´etude de la charge de travail, Cahiers de notes documentaires, n.°91, 2.° trimestre, 1978, publicación de L'Institut National de Recherche et de Securité, París. 57 O.c, págs. 10 y 11.
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te», lo ocupa también la carga nerviosa como agente de estrés en el individuo, tanto que la naturaleza de la tarea tiene una importancia capital, oscilando, a tales efectos, entre dos extremos, pues «las tareas demasiado simples, que se hacen rutinarias muy pronto, y las tareas demasiado complejas, que indican cambios, son generadoras de estrés; los dos principales agentes de estrés son, precisamente, la rutina y el cambio» (TURCOTTE) 58. En general, anota M. FRANÇOIS 59, la noción de carga de trabajo se entiende en un principio tanto para el esfuerzo físico como para el mental en relación con el acometimiento de la tarea; ahora bien, cuando la tarea se hace más específica en cuanto que implica específicas exigencias mentales, se habla de carga mental (predominio mental). La carga mental fue definida (SZEKELY 1975) como «un estado de movilización global del operador humano, que resulta del acometimiento de una tarea en la que se pone en juego el tratamiento de la información. Simboliza el coste de este tipo de trabajo por el operadon».
3.9. Fatiga de trabajo «Efectos locales o generales, no patológicos, completamente reversibles después de una recuperación adecuada, de una "astreinte"». Anotaciones En general, la fatiga se entiende como una disminución de rendimiento por parte del organismo, bien por un trabajo muscular o mental. La fatiga, aun cuando pueda tener especial incidencia en un nivel determinado, órgano o función, produce, no obstante, junto a esas manifestaciones locales, otras de tipo general. La actividad laboral genera frecuentemente fatiga que, sin embargo, en condiciones normales, tiene un carácter fisiológico, soliendo remitir con el reposo. Lo realmente preocupante es cuando esa fatiga fisiológica toma un carác58
T URCOTTE , P. R., Calidad de vida en el trabajo. Antiestrés y creatividad, págs. 57 y 58. Atiende el mismo autor, entre otros aspectos, a la autonomía relacionada con el nivel de responsabilidad, como en el caso de los controladores aéreos, «entre quienes la tasa de incidencia de enfermedades cardiovasculares es elevada». 59 M. FRANCOIS, service Ergonomie des systèmes, centre de recherche de I'INRS, en: Cahiers de Notes Documentaires n.° 137, 4.° trimestre 1989, publicado por el I.N.R.S.. Institut National de Recherche et de Sécurité. París.
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ter acumulativo, no se supera y da lugar a variantes de tipo patológico. La evolución de la fatiga fisiológica hacia la patológica es descrita por SCHIMEIDKE (1969)60 en las siguientes fases: a) En su comienzo, los primeros signos son alteraciones de tipo benigno, afectando a la zona funcional involucrada en la actividad. b) En una etapa más avanzada, las alteraciones llegan al nivel de la conciencia, apareciendo fluctuaciones de rendimiento, aun cuando el rendimiento global no disminuya. c) Viene a continuación una fase de resultado netamente regresivo (perturbación de diversas funciones, afectando a los mecanismos de regulación centrales: fatiga global). d) Si en la fase precedente la actividad no se interrumpe, se observarán trastornos más profundos del equilibrio funcional, que se traducen, en nivel de comportamiento, en modificaciones cualitativas de la estructura de la personalidad, presentando grandes similitudes con ciertos síndromes psicopatológicos. De otra parte, conviene delimitar el campo entre «estrés» y fatiga, siendo útiles los puntos de vista aportados por J. CRESPY61, que se resumen tal como siguen: «El término estrés fue tomado del vocabulario de la Ingeniería, en su terminología anglosajónica. Designa la fuerza que, aplicada a un cuerpo, induce una tensión o una deformación de ese cuerpo; se puede traducir por presión. Sin embargo, la acepción más corriente del término estrés deriva, no de la Ingeniería, sino de la Biología, en relación con los trabajos realizados en 1936 por el canadiense H. SELYE, quien describe el síndrome de adaptación general o estrés, distinguiendo tres períodos sucesivos de reacción: 1. Fase de alerta, caracterizada por una reacción adrenosimpática. 2. Fase de adaptación o de resistencia. 3. Fase de agotamiento, en la que desaparece progresivamente la adaptación conseguida.» «El agente estresante está constituido por un factor de carga externa (presión), mientras que el estrés, en sí mismo, es el resultado de la 60 61
Haciendo referencia E L I A S , R., o.c, pág. 297. J. C R E SPY , Cahiers de Notes Documentaires n.° 116, 3. e r trimestre, París, 1984.
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recepción de esa presión ejercida en un cuerpo, dando lugar a una tensión o astreinte. La precisión con que describe SELYE el fenómeno se distancia notablemente con la ambigüedad con la que hoy en día se utiliza en numerosas ocasiones el término estrés. Es por ello por lo que MURREL (1978) propone escalonar el estrés en tres partes distintas: 1. El término de presión, que sería utilizado para describir las situaciones exteriores al individuo (en otro tiempo llamadas agentes estresantes). 2. El término de tensión, que remitiría al efecto de la presión sobre el individuo (que podrá o no ser capaz de resistirla). 3. Las consecuencias resultantes de la incapacidad para resistir la presión serían descritas como tales dentro del abanico de comportamientos que van desde la insatisfacción a la degradación del estado de salud.» «Sin embargo, por este camino, MURREL introduce una nueva ambigüedad al involucrar dentro del concepto de estrés tanto la presión como la tensión. Por ello, y para simplificar las cosas, FLETCHER y PAYNE (1980) proponen que se reserve el término de tensión para la descripción del estado de estrés, eliminando el de presión. Esta óptica se acerca al planteamiento de los autores del glosario de Ergonomía de la Comunidad Europea, los cuales dan la siguiente definición de estrés: variaciones irreversibles o no en el organismo medibles por métodos fisiológicos o bioquímicos, proveniendo de factores exteriores (tales como ambientes rigurosos) o de origen psicológico o social, capaces de provocar un descenso en un buen resultado.» «Según MCGRATH (1970), el estrés se ha de entender como un desequilibrio (percibido) importante entre la necesidad y la capacidad de respuesta ante una situación, en la que la imposibilidad de respuesta a tales necesidades tiene consecuencias (percibidas) importantes. Esto provoca una movilización del organismo, engendrando progresivamente una usura y una degradación de los órganos y de las funciones que les conciernen. En tal sentido, el concepto de estrés no se identifica con la noción de fatiga, al menos en su acepción clásica, en la manera en que esta es una respuesta específica, mensurable, adaptable y, en principio, reversible, del organismo ante las cargas que le son impuestas.» Sin duda, el término fatiga es demasiado amplio, demasiado ambiguo, tanto que ha de concretarse sobre determinados aspectos. Al clí-
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nico le interesa en especial el estudio de la fatiga sobre bases fisiológicas, destacando, en especial, la fatiga muscular, que puede ser objetivada reparando en sus manifestaciones mecánicas, energéticas o electromiográficas. Con respecto a estas últimas hay que considerar la gran utilidad que prestan los modernos avances tecnológicos, y la informática, que permiten un análisis de la fatiga muscular bastante aceptable. En general, se ha observado, mediante la electromiografía global (que se vale de electrodos de superficie), que se producen cambios en la amplitud de la señal (que aumenta) y en el dominio de las frecuencias (que disminuyen) proponiéndose al efecto distintos índices, como: frecuencia media, frecuencia mediana y ZCR —o número de veces que la señal pasa por la línea cero— si bien, junto a aquellos, especial significado tiene el estudio de la densidad del espectro de potencia —DSP—, que aumenta con la fatiga, al mismo tiempo que se produce un desplazamiento de la señal hacia las bajas frecuencias traduciendo las modificaciones de lo uno y lo otro, las alteraciones internas que ocurren en el músculo (acidificación muscular, deficiencia de oxígeno, alteración de la conductibilidad de la membrana celular, etc.).
4. PRINCIPIOS DIRECTIVOS GENERALES (NBN X 10-001) 4.1. Concepción del espacio de trabajo y de los medios de trabajo 4.1.1. Concepción en función de las medidas corporales «El espacio y los medios de trabajo deben ser concebidos teniendo en cuenta el proceso de trabajo, en función de las medidas del cuerpo humano. El espacio de trabajo debe adaptarse al hombre. En particular: a) La altura del trabajo debe estar adaptada a las dimensiones corporales y a la naturaleza del trabajo que hay que realizar. El asiento, la superficie del trabajo y/o la mesa deberían concebirse como un conjunto destinado a asegurar la mejor posición del cuerpo, es decir, el tronco recto, los pies apoyados de forma apropiada, los codos al lado del cuerpo y los antebrazos aproximadamente horizontales.
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b) La forma de sentarse debe responder a las características anatómicas y fisiológicas del individuo. c) Debe estar previsto un espacio suficiente para los movimientos del cuerpo, en particular de la cabeza, de los brazos, de las manos, de las piernas y de los pies. d) Los órganos de mando deben estar situados en una zona de alcance funcional. e) Los mangos y empuñaduras deben adaptarse a la anatomía funcional de la mano.» La adecuada concepción del espacio de trabajo y de los medios de trabajo, atendiendo a esos criterios individuales que indica la norma NBN X, pretende una buena adaptación del operario al puesto de trabajo, lo cual ha de responder, según el criterio del método de análisis de condiciones de trabajo RENAULT 62 a cuatro criterios físicos: 1. Altura-alejamiento, que verifica la «comodidad postural del operador en situación de trabajo». 2. Aprovisionamiento-evacuación (piezas, materiales, etc.) que verifica «si las características dimensionales de los dispositivos de alimentación-evacuación son compatibles con las posturas normales del operador». 3. Estorbos-accesibilidad, ... «si la concepción del puesto, los obstáculos materiales, la densidad de los operadores y de las instalaciones permiten la comodidad gestual del operador en su puesto». 4. Mandos-señales,... «si la concepción de los mandos y de las señales (sonoras, visuales, etc.) sus dimensiones y emplazamientos res petan los estereotipos y permiten un trabajo normal al operador”. 4.1.2. Concepción en función de las posturas, de ¡os esfuerzos musculares y de los movimientos corporales
«El trabajo debe ser concebido de manera que evite cualquier "astreinte" innecesaria o excesiva de los músculos, de las articulaciones, de los ligamentos y de los aparatos circulatorio y respiratorio. Los esfuerzos musculares puestos en juego deben, cuando la técnica lo 62
Tal método ha sido publicado por MASSON (París, 1979), bajo el título Lesprofils des postes. Mèthode des conditions de travail (Service des conditions de travail de la Règie Nationale des usines Renault).
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permite, seguir un ritmo natural. Postura, esfuerzos musculares y movimientos deben, en la misma medida, ser armónicos entre ellos.» 4.1.2.1. Postura
Como prioridad se han de vigilar los puntos siguientes: a) «Prever por el trabajador el medio de alternar entre la posición sentada y la posición de pie; si la elección de una sola postura se impone, preferir, de manera general, la posición sentada a la posición de pie; esta última puede, sin embargo, venir justificada por el proceso de trabajo.» b) «Cuando se haya de realizar un gran esfuerzo muscular, reducir y simplificar, tanto como sea posible, la longitud de la cadena de los vectores y de los momentos de fuerza en el interior del organismo por las posturas y los puntos de apoyo apropiados.» c) «Las posturas de trabajo no deben causar ninguna fatiga como consecuencia de una tensión muscular estática prolongada, permitien do la alternancia de las posturas.» Anotaciones En general, la postura, para el elemento humano, es el modo en que se dispone una persona, afectando a todo el sistema muscular y osteoarticular. Biomecánicamente se entiende por postura «la puesta en posición de una o varias articulaciones, mantenida durante un tiempo más o menos prolongado, por medios diversos, con la posibilidad de restablecer en el tiempo la actitud fisiológica más perfecta»63. Muy íntimamente relacionado con el concepto anterior está el de actitud, que significa «posición del cuerpo guiada y controlada por la sensibilidad propioceptiva (sensibilidad postural)64. En la confomación postural, ocupa un lugar muy destacado la columna vertebral, definiendo MARQUES 65, para este caso, la postura como «la actitud del raquis dentro de los límites normales», sin pre63 S I C H E R E , R. M., G I L B E R T , M. A. (en colaboración con A D A M , M., L E S N E , N. y M EYE R , G.), en: Reeducation de l'appareil locomoteur, pág. 103, Masson & Cia, Edito res, París, 1972. 64 V AYER , P IERRE , El diálogo corporal, pág. 203, Editorial Científico-Médica, Barcelona, 1972. 65 MARQUÉS, J., El dolor lumbar, pág. 41, Editorial JIMS, Barcelona, 1989.
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sentar perturbaciones ni anomalías, ya estructurales, ya funcionales, del alineamiento vertebral, siendo suficiente desde el punto de vista fisiológico «no es dolorosa, ni fatigante y no altera el equilibrio, el ritmo ni la motilidad». Anatómicamente se pueden distinguir tres posturas básicas: — Bipedestación, o posición erguida, en la cual el sujeto se dispone con los brazos a lo largo del cuerpo. — Sedestación, o posición sentada, estando los miembros inferiores formando un ángulo más o menos recto, la columna vertebral también recta y la cabeza mirando al frente. — Decúbito, o posición en la que el sujeto se encuentra tumbado con la columna recta y las extremidades superiores a lo largo del cuerpo; esta posición, a su vez, puede tomar tres variantes: decúbito supino (o dorsal), decúbito prono (o ventral), y decúbito (lateral). Existen tres tipos de reflejos posturales que dan lugar a las correspondientes reacciones, las cuales permiten ordenar la posición. A tales reflejos ZELENY 66 los describe así: 1. Reacción de erección, esto es, cuando el cuerpo adopta una posición recta (reflejos de erección). 2. Reacción de mantenimiento, que permite al cuerpo su posición básica sobre el suelo (reflejos tónicos). 3. Reacción de estabilización, que se ocupa de volver al cuerpo a su posición de equilibrio cuando este se altera, lo que significa un notable aumento del tono muscular por la entrada de movimientos correctores. Una postura inadecuada, aun cuando en un principio el sujeto no tenga conciencia de ello, es capaz de producir importantes deterioros funcionales y, a la larga, alteraciones de tipo estructural. El Comité de Postura de la Academia de los EE.UU. de Cirugía y Ortopedia (1947)67 ha definido las normas de postura como «la alineación es66
Z ELENY , A. (Checoslovaquia), Enciclopedia de Medicina, Higiene y Seguridad en el Trabajo, vol. II, pág. 1.184, o.c, pág. 1.184. Por su parte, V AYER ( O . C , pág. 206): «el e st a d o de te n si ó n ac t i v a e i nvo l u nt a r ia d e l mú sc u lo — t ono m u sc u la r — e s lo q ue permite la posición erecta». 67 Según referencia de C AILLIET , R., en: Síndromes dolorosos incapacidad y dolor de tejidos blandos, pág. 12, Editorial El Manual Moderno, S. A. de C.V., México, 1990.
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quelética refinada con arreglo relativo de las partes del cuerpo en un estado de equilibrio que protege estructuras de soporte del cuerpo contra lesiones o deformidad progresiva». La posición de trabajo, expresión de una actitud postural, significa «el mantenimiento de las partes individuales del tronco y de las extremidades inferiores en cierta relación armoniosa de larga duración, mientras las partes activas (principalmente los brazos) efectúan movimientos de trabajo»68. «La postura correcta guarda relación con la salud física», y, «aun cuando no existe una postura idónea», tal postura correcta se caracteriza «por la mejor eficacia mecánica, la menor interferencia en la función orgánica y la máxima ausencia de fatiga»69. Junto a las formas de posición sentado y posición de pie, las exigencias del proceso de trabajo pueden configurar otras variantes (algunas de ellas muy penosas), cuya incidencia sobre el organismo vendrá dada por las distintas fases y ciclos laborales, siendo importante asimilar que, en especial por parte del operario, «la intensidad de un esfuerzo depende de la postura adoptada» (DEMPSTER) 70, de ahí la importancia de la labor educativa que hay que impartir entre los trabajadores en este terreno. Las actitudes inadecuadas, o aquellas que demandan un esfuerzo excesivo, son susceptibles de ocasionar un conflicto entre el «ambiente biomecánico externo (equipo mecánico correspondiente al lugar de trabajo) y el ambiente biomecánico interno (sistema muscular esquelético)» 71, pues si la interrelación entre los dos anteriores no se En esta definición, aclara el autor citado, «la alineación esquelética» se refiere no sólo a los componentes de la columna vertebral; también involucra a todos los componentes musculoesqueléticos del cuerpo que se articulan a la columna vertebral. 68 Z ELEN Y , A., O . C , pág. 1.184. No obstante, al margen de los requerimientos exigidos por las propias extremidades superiores en determinadas tareas, otras estructuras anatómicas se involucran muy activamente en el desarrollo de la actividad laboral, como es el caso, por ejemplo, del trabajo ante pantallas de ordenadores, con la con siguiente carga (y ventuales efectos patológicos) en la región cervical y cinturón escapular. 69 Textos entrecomillados citados por H A R OLD , M. B A R R O W , J A N I E P. B R OWN , Hombre y movimiento, pág. 182, Ediciones Doyma, Barcelona, 1992. 70 En cita de S C H ER R ER y colaboradores, Précis de physiologie du travail, Notions d'ergonomie, pág. 44, Masson, París, 1981. 71 Según expresiones y conceptos expuestos por T I C H A U E R , E. R. (Estados Unidos de América), Enciclopedia de Medicina, Higiene y Seguridad en el Trabajo, o.c, pág. 254. El mismo autor define la Biomecánica como «el estudio de las fuerzas mecánicas que actúan sobre las estructuras anatómicas durante el movimiento humano "per se" o como resultado de la interacción entre el hombre y el medio físico».
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lleva a término satisfactoriamente, superándose ese conflicto, aparecerá, cuando menos, fatiga y, en un plazo más o menos variable, lesiones a consecuencia de esos desajustes, bien precipitándose de forma brusca (accidente laboral) o bien fraguándose a lo largo de un curso evolutivo (enfermedades del trabajo, enfermedades profesionales). Los componentes musculares participan, de una parte, en las funciones posturales y de estabilización, y, de otra, tienen un papel fundamental en la mecánica del movimiento. Postura y movimiento sólo se han de coordinar de forma adecuada si se da un eficiente equilibrio muscular. Ahora bien, cuando el individuo está sujeto a alteraciones que dañan su aparato músculo-esquelético, en definitiva, que alteran ese deseable equilibrio, es oportuno recordar la «Ley de suplencias musculares o de la defensa postural», que HERNÁNDEZ GÓMEZ 72 formula diciendo que «ante una deficiencia cualquiera de los elementos del aparato locomotor, el sistema muscular opta por defender su posición postural en detrimento de la propia misión dinámica», esto es, que, ante tales situaciones, primará la postura sobre el movimiento, tendiendo, incluso, a anularlo, lo que a su vez podría explicar en algunos casos ciertos cambios degenerativos (osteofitos, soldaduras vertebrales, puentes óseos, etc.) que se pueden ver a través de Rayos X 73, actuando como elementos de apuntalamiento articular y, por tanto, fruto de una reacción defensiva del organismo. La carga física originada por la carga derivada de la estática postural se ordena en el método de análisis de condiciones de trabajo de L.E.S.T.74, teniendo en cuenta criterios cualitativos y cuantitativos. Los de tipo cualitativo responden a cinco posturas fundamentales, que pueden ser subdivididas en diferentes variantes, a saber: 1. Postura sentado a) Normal b) Inclinado c) Brazos por encima de los hombros 72 H E R N Á N D E Z G Ó ME Z , Temas de biomecánica y patomecánica, pág. 228, publicado por el I NSER SO, M adri d, 1987. 73 H E R N ÁN D E Z G Ó M E Z , O . C , pág. 228. 74 El método de L.E.S.T. se corresponde en sus siglas con los términos Laboratoire d'Economie et de Sociologie du Travail (Aix en Provence, Francia, 1975). Notas toma das de CASTILLO, J. J. y PRIETO, C, en: Condiciones de trabajo. Un enfoque renovador, págs. 299 y ss. Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
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2. Postura en pie a) Normal b) Brazos en extensión frontal c) Brazos por encima de los hombros d) Inclinado e) Muy inclinado 3. Postura arrodillado a) Normal b) Inclinado c) Brazos por encima de los hombros 4. Postura tumbado a) Brazos por encima de los hombros 5. Postura agachado a) Normal b) Brazos por encima de los hombros Los criterios cuantitativos vienen dados por tres variables: 1. Duración de cada postura (minutos, segundos). 2. Frecuencia de la postura por hora. 3. Duración total de la postura por hora. Por su parte, el método de análisis de condiciones de trabajo RE75 distingue, para el estudio de la carga física, los siguientes criterios de carga postura! estática: NAULT
1. Postura principal, corresponde a la postura más mantenida o la más repetida en el ciclo de trabajo, excluyendo la manutención. 2. Postura más desfavorable, es la más penosa que se observa en el ciclo de trabajo, excluida la manutención. Para el trabajo dinámico, el método anterior, establece: 1. Esfuerzo de trabajo, o esfuerzos ejercidos para la transforma ción del producto (levantar, tirar, empujar, agarrar...). 2. Postura de trabajo, o postura durante la cual se ejercen los esfuerzos necesarios para la transformación del producto. Finalmente, para la carga de manutención los criterios que hay que tener en cuenta son: 75
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1. Esfuerzo de manutención, o esfuerzos ejercidos para la alimentación y evacuación de las piezas desde el lugar de almacenamiento al plan de trabajo. 2. Postura de manutención, o postura en la que se efectúan la toma y el depósito de las piezas en el curso de la manutención. A título ilustrativo, también se cree conveniente señalar que la postura significa un medio de comunicación y relación. SCHEFFLEN 76 clasifica todas las posturas en tres grandes grupos, estudiando la aptitud adoptada cuando se reúnen las personas entre sí, a saber: 1. Inclusión no inclusión, que representa la manera en que los miembros de un grupo incluyen o no a las personas; en caso de no inclusión los brazos y las piernas se disponen, inconscientemente, para proteger la intrusión del espacio personal. 2. Orientación frente a frente o paralela, tanto que la disposición frente a frente es usual en relaciones bilaterales, así, entre otras, en las que se transmite información (relación profesor-alumno, médicopaciente, etc.); la disposición paralela se remite a actividades que pueden realizar las personas independientemente. 3. Congruencia-incongruencia, refiriéndose a la capacidad, ante determinadas actitudes posturales, unas personas se imitan unas a otras; en caso de congruencia plena las posiciones de los cuerpos de unos serán copia de las de los otros. La postura de trabajo sentado. Las aportaciones de MANDAL. El trabajo realizado en la posición de sentado, en principio, parece ser mucho más cómodo que el que se lleva a cabo en otras posturas, y, en términos generales, requiere un ligero o modelado consumo energético. Irónicamente, incluso, se ha dicho que los trabajadores sentados siempre ganan más que los que trabajan de pie. Ahora bien, no hay que olvidar el principio de que «todo trabajo supone esfuerzo», y, además, entre las desventajas de un trabajo sedentario mal concebido se pueden enumerar77 las siguientes: 76 Referencia J U L I U S F A S T , El lenguaje corporal págs. 123 a 125, Editorial Kairos, S. A., Barcelona, 1971. 77 Según fuente de la Federación Internacional de Trabajadores de Industrias Metalúrgicas (FITIM), 54 bis, Route des Acacies, CH-1227, Suiza. Por otra parte, añádase que «trabajar sentado predispone a las fracturas de cadera», pues «en un estudio realizado en Inglaterra se demuestra que la frecuencia de fracturas de cadera a partir de los
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«— Disminuye la circulación sanguínea de las piernas, lo que puede causar una hinchazón de las piernas y de los pies en el transcurso de la jornada de trabajo. — Estrés estático en los músculos de la espalda, lo que hace que la espalda duela y se canse. — Estrés estático y/o unilateral de un lado de los músculos del cuello y hombros, lo que puede, incluso, extenderse hasta las ma nos». Los siguientes esquemas, procedentes también de la misma fuente que se acaba de citar (F.I.T.I.M.), sin duda, contribuyen a mejorar la comprensión de lo dicho.
cincuenta años llega a ser el triple para las personas que han efectuado trabajos completamente sedentarios que para aquellos que llevan una vida laboral físicamente muy activa, por ejemplo: enfermeras, obreros o vendedores» (publicado en CONSULTA, n.°494, 5-11/1990). De igual manera, en atención a un estudio realizado en conductores de camión «se ha constatado una frecuencia elevada de hernias discales y que el riesgo era cuatro veces más elevado que en la población testigo. La frecuencia de espondiloartropatías funcionales de las cervicales y lumbares era particularmente elevada, en especial hacia la cincuentena (71,4 y 35,7 %). De esto resulta que las afecciones del raquis lumbar entrañan, en casos muy numerosos, una incapacidad para el trabajo permanente en los conductores de camión antes de la edad de jubilación» (según análisis llevado a cabo por la Clínica del Lavoro de Milán, publicado en Medicina del Lavoro, marzo-abril de 1991, vol. 82, n.°2, págs. 122 a 130, PIAZZI A BOLLINO G., ref. CIS 92-337).
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En la revista Human Factors (abril, 1991), S. L. SAUTER, L. M. SCHLEIFER y S. J. KNUTSON, publican un interesante trabajo sobre la incomodidad músculo-esquelética sentida por centenares de usuarios de terminales de recogida de datos en dos administraciones de los EE. UU. «Se procedió, en 40 sujetos, a la evaluación de la postura de trabajo y de la concepción del puesto de trabajo. Análisis por regresión múltiple han permitido establecer la existencia de una manifiesta relación entre los factores ergonómicos y la incomodidad. La incomodidad de los miembros inferiores era tanto más marcada cuanto más blandos eran los asientos, lo que hace pensar en que la agresión postural es un factor de incomodidad sobre el terminal. La incomodidad de
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Pictograma utilizado para la tasación del «disconfort» músculo-esquelético. (Ref. SAUTER, S. L, SCHELIFER, L. M. y KNUTSON, S. L).
Porcentajes de «disconfort» entre operadores en distintas partes del cuerpo. (Ref. SAUTER, SCHELIFER y KNUTSON).
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Resultados de análisis de la frecuencia del «disconfort» músculo-esquelético en distintas partes del cuerpo (valores indicativos del factor de carga). Ref. SAUTER, SCHELIFER y KNUTSON.
los brazos aumentaba con la altura del teclado por encima del nivel del codo. Se ha observado un elevado grado de incomodidad a nivel de la columna cervical y de la cintura escapular, de ahí que sea necesario prestar mayor atención a la prevención de los síndromes dolorosos cervicobraquiales en los operarios de terminales» (Ref. CIS 91-1729). Las ilustraciones son muy significativas. Lo cierto es que los inconvenientes y eventuales patologías propias del trabajo de la posición de sentado se pueden corregir o, al menos, paliar, adoptando medidas higiénico-ergonómicas oportunas, algunas de ellas como las que se acaban de indicar y otras, también, recordadas en la norma NBN X 10-001. Sin duda, el diseño de la mesa de trabajo, en especial en lo que se refiere a su altura, debe ser, en lo posible, regulable, es muy importante, siendo deseable que esté dotada de un mecanismo que le permita optar por el plano inclinado, entre otras medidas, y siempre en función de las condiciones del proceso de trabajo; igualmente, el asiento
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tiene una importancia capital. Y especial énfasis se quiere dar a este último medio de trabajo, quizá, a juicio de alguno, de forma algo extensa, pero, dada la importancia del problema, se merece estas y más líneas. En conexión con lo anterior, se va a hacer referencia al modelo de silla propuesto por el Dr. A. C. MANDAL (Cirujano, Instituto Finsen Copenhage, Dinamarca), en parte fruto de sus experiencias como paciente (su larga práctica en la Cirugía le provocó lumbalgias de repetición durante años), cosa que le llevó a idear un asiento inclinado hacia adelante, después de haber realizado unos estudios e investigaciones sobre sus efectos anatómicos y fisiológicos sobre el raquis, siendo hoy en día mundialmente conocido como el inventor de «el asiento equilibrado». Tanto es así que la mayoría de los fabricantes de sillas de oficina de los países escandinavos, Alemania y Estados Unidos diseñan y construyen tal tipo de asiento; es más, la silla ha tenido tanto éxito que se ha impuesto en Dinamarca en algunos medios escolares (lugar y momento idóneo para prevenir futuras malformaciones vertebrales). A partir de la idea de MANDAL , con posterioridad, nuevos tipos de silla han sido realizados, pues han obtenido en algunos países muy buena acogida entre los trabajadores que permanecen sentados varias horas (empleadas de oficina, secretarias, cajeras, etc.). Igualmente, en el Liceo Polivalente Jean Mermoz (Montpellier, Francia), se puso a punto una experiencia piloto para prevenir las lumbalgias en el medio escolar, basándose en el proyecto de la silla HEPHAISTOS, que parte inicialmente de la concepción de MANDAL 78. Las peculiaridades del asiento propugnado por MANDAL, así como sus implicaciones biomecánicas y beneficios ergonómicos se van a exponer a continuación, a partir de las referencias tomadas de un texto del que es autor el citado 79. 78 El Instituto Pragmat de París publicó en 1987 una obra de M A N D A L sobre este tema, bajo el título L'Homme Assis, de donde se van a extraer algunas anotaciones. Por su parte, también la revista francesa Travail & Securité, de abril de 1988, recoge un coloquio sobre las sillas de trabajo (págs. 213 a 217), en el que participó un equipo pluridisciplinario de Toulouse, en donde se hace referencia al estudio de M AND AL . De otra parte, F AHRNI , estimando los efectos perniciosos que acarrea la sedestación en silla, ha llegado al extremo de la supresión de las sillas en un centro escolar canadiense, considerando el suelo como medio más fisiológico para sentarse. 79 Véase Le quotidien du medecin, n.°4431, 19-dic-1989 y Prevenir (Les risques du metier) n.° 123, primer trimestre 1990.
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En términos de Anatomía funcional comparada, recuerda MANDAL, reparando, en particular, en la disposición de la región lumbar en el mono y el perro, la curvatura cóncava lumbar es esencial para la estática vertebral, para mantener la posición erecta (tanto más si se piensa que los primeros años de vida la espalda es recta), para poder caminar sobre las extremidades inferiores, pues es, precisamente, la lordosis lumbar la que permite la extensión completa de la articulación de la cadera y de las rodillas. Contrariamente a lo que en un principio se pudiera pensar, al menos en apariencia, la flexión de la cadera no se pliega en ángulo recto sobre el fémur, sino que, tal flexión es sólo de unos 60°, mientras que los otros que faltan para completar el ángulo recto se consiguen a expensas de sacrificar la lordosis lumbar, desplazando el raquis hacia adelante unos 30°. A tal efecto, es bien demostrativa la ilustración de SCHOBERTH. Además de las experiencias de este autor, MANDAL cita también las de B. AKERBLON (1948) y KEEGAN, explicando que, incluso en sujetos de buen estado de salud, «un aplanamiento de la curvatura lumbar, de aproximadamente 30 °, supone la carga máxima que la espalda puede tolerar para cualquier tipo de duración (KEEGAN); «cuando la espalda se inclina hacia delante en esta posición, los bordes anteriores de las vértebras son comprimidos el uno hacia el otro con una fuerza considerable (50-150 kg); estas mismas fuerzas separan los bordes posteriores de las vértebras. Los ligamentos que mantienen las vértebras juntas y el tejido conjuntivo que rodea los discos intervertebrales son desgarrados y estropeados al cabo de los años, y el núcleo del disco intervertebral puede desplazarse, causando una hernia discal80. 80 En relación con las afirmaciones anteriores, CAILLET, al referirse a la lumbalgia estática, cita, de un lado, la teoría de WILLIAMS, que considera que la lordosis exagerada es una causa principal de lumbalgia; sin embargo, frente a ello, el mismo CAILLET se remite a MCKENZIE, fisioterapeuta de Nueva Zelanda, ha negado tal concepto y ha postulado que el hombre pasa mucho tiempo en flexión hacia delante, lo que motiva el estiramiento de los ligamentos posteriores, fascias y tejidos musculares, determinando tensión mecánica e irritación, de forma que en estas condiciones los discos intervertebrales se desplazan hacia la parte posterior y el núcleo se va hacia atrás, irritando el ligamento vertebral común posterior a la dura madre de las raíces posteriores. A ello, añade CAILLET, que no se han comprobado ambas teorías para el tratamiento de la lumbalgia, pero la experiencia clínica relacionada con cuál postura ha prevalecido al comienzo de la lumbalgia y cuáles ejercicios son beneficiosos (cifótico-lordótico), aclararán cuál es la deseable. Y concluye con que ambas teorías son válidas. RENE CAILLET, o.c, 1990, págs. 81 y 82. En cualquier caso, es fácil que aparezca dolor crónico en la
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Con este esquema, SCHOBERTH explica la rotación de la pelvis cuando pasa de la posición de pie a la de sentado, observando que la flexión de la articulación de la cadera es aproximadamente de 60 °. (Según referencia de MANDAL, O.C, pág. 27.)
La posición convencional de sentado supone un desequilibrio que provoca inestabilidad vertebral81, en cuyo componente el disco vertebral tiene una enorme importancia como estructura lesional, con las consecuencias que la progresión de tal nosología arrastra. Valiéndose de otra ilustración de KEEGAN, MANDAL explica que, teóricamente, «la posición de sentado ideal es la que determina una flexión de la articulación de la cadera de 45 °, puesto que en esta parte de la espalda ante posturas inadecuadas, en especial con relación a los raquiomas [y las consecuencias que de su compromiso se derivan, L4-L5 y L5-S1, dada la gran importancia biomecánica de tales niveles.] 81 WHITE, A. y PANJABI, M., Clinical biomechanics of the spine, J.B., Philadelphia, (1978), introducen el concepto de estabilidad clínica, definiéndola como «la capacidad de la columna bajo cargas fisiológicas para mantener las relaciones entre las vértebras sin que se produzca daño o ulterior irritación de la médula espinal o de las raíces nerviosas, y sin que se desarrolle deformidad incapacitante o dolor debido a cambios estructurales» (en cita tomada de FUSTER OBREGON, S. y ROCA BURNIOL, J., en: Revisión del concepto de inestabilidad y clasificación de las fracturas de la columna toracolumbar, publicado por Mapfre Medicina, 1991, vol. 2, n.°2).
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KEEGAN muestra en esta figura la tensión a que se ve sometido el disco intervertebral (1. desplazamiento del fibrocartílago del generado con protusión del disco a nivel del espacio L5-S1, comprimiendo al ligamento vertebral, que es causa del dolor lumbar 2.).
posición los músculos anteriores y posteriores del cuerpo están en equilibrio». Pasando a la práctica, continúa el autor, «existe una similitud evidente entre la posición de sentado normal de KEEGAN y la posición de un jinete en su caballo; (la articulación de la cadera forma un ángulo de unos 50-60° y la curvatura lumbar se mantiene)». «Es interesante constatar cómo los conductores de los tractores destruyen su espalda a causa de las violentas vibraciones que reciben en un asiento inclinado hacia atrás. Sin embargo, las vibraciones en el jinete no son peligrosas, al contrario, porque la columna vertebral está en equilibrio». Igualmente, sigue diciendo, en varias ocasiones, y más de un lector lo habrá observado, es frecuente ver cómo los niños inclinan la silla sobre las patas delanteras (lo que muchas veces es motivo para regañarlos), y es que ese niño, instintivamente está pretendiendo la posición fisiológica para sentarse, la más adecuada biomecánicamente, la más conveniente para el equilibrio del raquis; en el mismo orden, los antiguos coches de caballos del siglo XIX, en muchos de ellos, el asiento del conductor estaba dotado de un sistema que permitía inclinarlo hacia delante, tanto que «cuando el cochero conducía a
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gran velocidad conservaba un perfecto equilibrio, sin riesgo de caerse en los virajes (pues no hay que olvidar que no podía servirse de las manos, que estaban ocupadas en el manejo de las riendas)». Después de estas consideraciones, algunas de ellas anecdóticas, pero que, indudablemente, contribuyen a una mejor asimilación del problema, MANDAL diseña un tipo de silla con el asiento en plano inclinado hacia delante (siendo este aspecto lo fundamental, pues, en definitiva, es lo que permite que el tronco, con respecto a las extremidades inferiores, en concreto los fémures, forme un ángulo de 120°). Evidentemente, para cada tipo de trabajo se debe estudiar un tipo de asiento, teniendo bien presente que existen notables diferencias entre la posición de trabajo y la posición de reposo; de ahí la conveniencia de disponer de la posibilidad de regular el asiento para una u otra postura. En la actualidad, varias casas comerciales de todo el mundo ofrecen este tipo de producto y, entre ellas, existen modelos que care-
llustración de KEEGAN en la que muestra que teóricamente la posición de sentado ideal es aquella en que la flexión de las articulaciones de la cadera es alrededor de 45 ° (C), ya que, en esta posición, los músculos anteriores y posteriores del cuerpo están en equilibrio. En la práctica, existe una similitud entre esta posición de sentado «normal» de KEEGAN y la posición de un jinete en su caballo. (Ref. según MANDAL, O.C, pág. 30.)
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En las posiciones a) y b) la presión intradiscal lumbar es, respectivamente, de 180 kp (posición anterior al sentarse) y 130 kp (posición posterior), mientras que adotando la actitud de c) se produce una notable descarga de la presión intradiscal lumbar (pues se ve reducida a 70 kp), según referencia de J. KRÄMER (Patología de disco intervertebral, págs. 276 y 277, Ediciones Doyma, Barcelona, 1989).
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cen de respaldo, sustituyéndolo por un apoyo para las rodillas, concepción avanzada, muy lograda ergonómicamente, y que, frente al asiento convencional, reduce el número de ángulos del cuerpo de 4 a 2 82. Las ventajas de este tipo de modelo de asiento, en opinión propia, se pueden resumir así: 1. Determina una buena higiene postural, con un buen alinea miento de la curvatura del raquis, incluida la región cervical. 2. Obliga al usuario a realizar un ligero y continuo balanceo, que actúa positivamente logrando una tonificación activa de los músculos espinales, impidiendo su atrofia y, consiguientemente, coadyuvando a evitar el derrumbe de la arquitectura vertebral (con relativa frecuencia se observa una notable atrofia de los músculos de la espalda en oficinistas, mecanógrafas, etc.). 3. Descarga la presión de la cámara gástrica sobre el diafragma correspondiente (presión que muchas veces lleva asociadas molestias y alteraciones en el área costal). 4. Mejora la circulación de las extremidades inferiores, tanto arte rial como de retorno. 5. Finalmente, lo anterior posibilita que el trabajador desempeñe su tarea con mayor satisfacción y rendimiento. (A pesar de lo dicho, algunos han puesto en tela de juicio el apoyo de las rodillas, pues si bien se admite que la postura adoptada es beneficiosa para la región lumbar, conlleva incomodidades y presiones en las rodillas, argumentándose, también, que limita la capacidad de movimientos del usuario. En cualquier caso, tales críticas constituyen un mal menor, dado que el compromiso del raquis por la adopción de posturas inadecuadas genera, sin duda, unos perjuicios y daños a la salud incomparables; por otra parte, la sensación de aprisionamiento que acusan algunas personas en este tipo de «sillas reclinatorio», en la 82 Aunque, en experiencia personal, los que desconocen este tipo de asiento experimentan un rechazo o, al menos, una resistencia a su utilización, sobre todo en los primeros momentos. Tan pronto como se les invita a sentarse en la silla, la mayoría exclama, y no sin asombro, —¡ah!, pues es cómoda, a continuación muchos de ellos preguntan: —pero, usted cree que esto para todo el día va a funcionar? En estos casos, conviene explicar, en líneas generales, y para una mejor comprensión, unos fundamentos clínicos elementales, incluso acudiendo a diapositivas u otros sistemas gráficos; en general, el individuo reacciona de forma positiva, pues, en definitiva, esa primera resistencia no es más que un problema de cultura.
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mayor parte de los casos desaparece cuando la persona logra habituarse al uso de tal tipo de asiento. A ello hay que añadir la importancia que tiene la calidad del diseño, variando mucho la confortabilidad, en especial para un uso prolongado —como es el caso de la actividad laboral—, de unas casas comerciales a otras.) Claro que aconsejar un tipo de asiento dependerá siempre de un estudio individual, indagando la alineación del cuerpo, según la posición de la pelvis y el estado de preparación de los músculos paravertebrales y del abdomen. El ángulo de inclinación del asiento, hacia adelante, en unos 10° a 12°, se puede observar en algunos taburetes de piano, y ya del siglo pasado. En relación a tal ángulo (e insistiendo en su carácter fundamental, dada la cuestión tratada), conviene traer a colación un excelente trabajo de A. BUSTAMENTE (Desidia de la sedestación, JANO, 11/93, pág. 61 y ss.), destacando lo que sigue: «La mayoría de las sillas actuales nos hacen adoptar posturas nada convenientes y actúan como agresores, lentos y pacientes, de nuestra salud, a causa de nuestra desidia como sociedad; los fabricantes continúan produciendo artefactos patógenos y el público sigue comprándolos con indolente alegría. La silla actual parece, pues, un artefacto enemigo. La relación de la silla con nuestro dolor de espalda se debe a que ese artefacto nos pone en una postura en la que se pierde el sinusoide de nuestro soporte vertebrado»; además, el autor se remonta a la civilización del antiguo Egipto, constatando que en las estatuas de los primeros faraones (2450 a.C), el modelo de sedestación dispone de una inclinación de unos 14° (nada patógeno), mientras que entre 1500-1250 a.C. la inclinación media de los asientos es menor de 5o (alrededores de la época del «doméstico» AKENATON), llegando incluso a interpretar que el parámetro de la inclinación del asiento «quizá represente la variación de la desidia en la postura del rey-dios, el lento cambio en la decadencia del «super-ego» de la cultura egipcia antigua». Finalmente, y extrapolándose en el tiempo, A. BUSTAMENTE, analiza la imagen del astronauta, ingrávido, flotando en el espacio, como modelo de sedestación conveniente (y no patógena), que supone un estado de gran relajación (donde se evitan tensiones inútiles) y que guarda íntima relación con la postura del faraón, incluso superada, pues todavía favorece más la lordosis lumbar. Todo esto nos debe llevar a la reflexión, intentando combatir la falta de higiene en la postura, hoy día tan generalizada (con efectos negativos tanto para la salud como para la economía), al mismo tiempo que sorprende la poca atención que se le presta al
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problema por parte de distintos grupos profesionales y responsables de la gestión de la salud, que parece que todavía no se han detenido en un análisis serio de la cuestión.
Ilustraciones procedentes de dos casas comerciales estableciendo comparación con la actitud postural exigida en una silla convencional frente al asiento que fabrican.
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Este esquema muestra la elongación de los músculos dorsales. Si la silla está inclinada, la extensión de los músculos se reduce a la mitad y, si, además, la mesa se inclina 10 °, esta extensión desaparece totalmente. La presión ejercida sobre el asiento (b) ha sido medida con la ayuda de 3 manguitos de presión arterial (colocados en la parte anterior, centro y posterior del asiento), comprobándose con la silla inclinada que la presión está mejor repartida. (Experiencia e ilustración de MANDAL, O.C, pág. 54.)
Contribuciones de la ergonomía de diseño en el tratamiento de la lumbalgia del automovilista Siguiendo con el trabajo que se ha de desempeñar en sedestación, especial importancia, por su incidencia, tiene la lumbalgia de los automovilistas, a la vez que los remedios clínicos la mayor parte de las
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veces son de escasa o de ninguna eficacia, lo que es particularmente cierto cuando el problema se ha generado a partir de una errónea concepción de asiento. Y siendo así, el tratamiento ha de ser mecánico, ante todo, buscando incidir sobre el elemento causal primario, con independencia de que se puedan adoptar otras medidas, ya en el orden de la medicina convencional, y, obviamente, bajo la terapia rehabilitadora. En esta línea, de gran interés son las contribuciones de la Ergonomía de diseño (y paralelamente correctiva) en el tratamiento de dicha lumbalgia, fundamentada en un análisis biomecánico y patomecánico. Tal preocupación ha sido recogida por «Le Journal du Médecin» (Bruselas 16/12/1988) (*), que entre otras cosas, dice: «la lumbalgia ligada a la conducción de automóviles está especialmente extendida. Si, según ciertas estadísticas, este mal alcanza cerca del 25 % de los conductores de camiones, y al 5 % de los conductores de turismos, ello representaría aproximadamente un número de 250.000 conductores lumbálgicos». «Las soluciones propuestas recurriendo a asientos que conserven la lordosis lumbar, con el fin de reducir la presión sobre los discos intervertebrales se ha revelado engañoso. En efecto, la experiencia muestra que, por este procedimiento, la raquialgia puede estar atenuada y su aparición retardada, pero no desaparece.» La armadura del asiento clásico y estándar de los vehículos actuales es solidario con el chasis del automóvil, de ahí que los impactos que recibe el mismo vehículo (por las irregularidades de la carretera, baches y relieves) incidirán directamente sobre su espalda, comprimiendo y distendiendo los espacios intervertebrales, y, por un efecto acumulativo, dañando las estructuras comprometidas, con el tiempo, de una forma irreversible, explicando también, tanto a corto como a largo plazo, el dolor lumbar del conductor. Es evidente que el efecto perverso de los impactos provocados sobre la espalda a causa de la irregularidad del piso de la carretera se hace notar, como se ha apuntado en el párrafo anterior, por el efecto de la energía potencial acumulada. A tal efecto interesa el conocer el (*) Le Journal du Médecin (n.°402, viernes, 16-12-1988); D. A. JOHNSON, J. C. SAMIN y M. NÉVE, en: A new desing of vehicle seat intended to alleviate lower back pain (Journal of Biochemical Engineering, Aug. 1989, vol. 111, pág. 261); DOVA, S. A. (Bruxelles-Bélgica).
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«trabajo» desarrollado, absorbido por la columna lumbar, partiendo de la fórmula Trabajo (T) = Fuerza (f) x Espacio (e), y si F = masa (m) x aceleración (a), sustituyendo resulta: T = m x a x e (siendo e, en este caso, el desplazamiento experimentado por la columna lumbar). «Este cálculo, es, sin duda, complejo, pues, para hacerlo de forma exacta habría que comprobar otros factores como el coeficiente de fricción del respaldo, su elasticidad, la inclinación del asiento, etc., así como las características físicas del viajero». «A pesar de estas dificultades, se puede hacer un cálculo aproximado de la forma siguiente: cuando se produce un impacto hacia arriba o hacia abajo, el asiento del pasajero es desplazado, respectivamente, hacia abajo o hacia arriba con relación por encima del tronco. Para hacer una evaluación numérica, se puede partir de los siguientes valores: peso del asiento 20 kg; frecuencia de los choques = 3 por segundo; amplitud de los choques = l c m = 0,01m; aceleración de los choques = 0,1 g (siendo g la aceleración terrestre). De esta forma, y a partir de la fórmula indicada (T = m x a x e), cada choque representa un trabajo de: 20 x 0,1 x 0,01 =0,02 kilográmetro-metro El trabajo total efectuado en un minuto (= 60 segundos) a nivel lumbar, en unión del cócix y del raquis dorsal, equivale pues a: 0,02 x 60 x 3 = 3,6 kilográmetros-metro = 35 julios Y 35 julios supone el trabajo efectuado por un peso de un kilo en caída libre desde una altura de 3,6 metros (para el caso, este trabajo está constituido por la suma de 180 pequeños impactos singulares). Cada uno de estos impactos tomados aisladamente probablemente no es nocivo, pero es su acumulación, durante varias horas de conducción en la carretera, lo que evidentemente produce estragos importantes e irreversibles en el raquis.» A partir de estas y otras constataciones, M. NEVÉ emprende un nuevo análisis del problema: estudiando la interacción entre el asiento y el cuerpo del pasajero, aprecia que los asientos estándar están constituidos para absorber las oscilaciones de carga vertical, mientras que el respaldo absorbe, por el contrario, las presiones más o menos horizontales, mejorando así el confort estático de la columna. Si el pasajero se hunde en su asiento, su espalda queda bloqueada por la fricción contra el respaldo, tanto que, aun mejorando la suspensión de los vehícu-
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los, los fenómenos de compresión y distensión de los espacios intervertebrales, provocados por la irregularidad del firme de la carretera, sólo pueden ser atenuados. Siendo así, M. NEVÉ se plantea la construcción de un respaldo móvil, con respecto al asiento, eliminando los inconvenientes de las butacas de serie, pretendiendo evitar los esfuerzos de extensión y de compresión sobre las vertebras lumbares. Y para confirmar la eficacia del nuevo sistema, se llevó a cabo un estudio biomecánico realizado por D. JOHNSON y J. C. SAMIN, de la facultad de Ciencias aplicadas de la UCL (Universidad Católica de Louvain), en colaboración con la empresa S. A. DO VA, llevando a cabo un test para comparar la tensión de la columna vertebral de un pasajero en un asiento clásico frente a otro con respaldo móvil. Disponiendo dos acelerómetros en la espalda del pasajero, a la altura de los omoplatos y del cóccix, se obtuvieron resultados en trayectos a 60 km/h, sobre una carretera normal, y trayectos a 30 km/h sobre una carretera pavimentada. La comparación de las señales emitidas por los acelerómetros en las dos fases de cada medida han permitido deducir el efecto claramente positivo del respaldo móvil. Aplicando un análisis de frecuencia a los resultados, sucede que a baja frecuencia (20 Hz) las tensiones con el respaldo móvil (oscilante) y el respaldo bloqueado son próximas; por el contrario, entre 20 y 130 Hz la diferencia es muy notable; en carretera ordinaria las tensiones son tres veces menores y sobre una carretera mala, las tensiones llegan a ser diez veces menores con el respaldo oscilante. En conclusión, estas experiencias biomecánicas confirman que los asientos de automóvil con respaldo fijo (bloqueado) inducen a tensiones importantes en la región lumbar del raquis y que las tensiones pueden ser considerablemente reducidas adoptando un aisento en el cual el respaldo pueda oscilar libremente en el sentido vertical. 4.1.2.2. Esfuerzos musculares «Prioritariamente se ha de vigilar: a) Que el esfuerzo requerido esté adaptado a las capacidades físicas del trabajador. b) Que los esfuerzos que se ejecuten provengan de los grupos musculares apropiados. Si los esfuerzos que se demandan son excesivos, prever en el sistema de trabajo fuentes auxiliares de energía.
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c) Evitar el mantenimiento de la tensión estática prolongada en el mismo músculo.» Anotaciones Como se ha indicado, todo trabajo determina esfuerzo, e involucra, en mayor o menor medida, la participación muscular, con las exigencias que en cada caso se requieran. El esfuerzo muscular se puede clasificar en dos grandes grupos, junto a un tercero que resulta de la combinación de las situaciones propias de aquellos, así: 1. Esfuerzo muscular dinámico, alternando rítmicamente la con tracción y la extensión, la tensión y el relajamiento83; «el músculo se contrae desplazando sus puntos de inserción —tanto en el trabajo dinámico activo como en el de resistencia, según que la fuerza externa que haya que vencer sea inferior o superior, respectivamente—»84; supone, a su vez, «una contracción de grandes masas musculares, lo que repercute en el organismo con un importante aumento de la frecuencia cardíaca, mientras que la tensión arterial media se afecta poco» 85; «el aumento de la temperatura —y en ausencia de «contrainte» térmica— junto con el de la frecuencia cardíaca corre paralela, en proporción directa, con el consumo de oxígeno, reflejo, precisamente, de la energía gastada»86. 2. Esfuerzo muscular estático, contrariamente al anterior, supone un estado prolongado de contracción de los músculos, que se aplican habitualmente para el mantenimiento de una postura87; este tipo de contracción determina un trabajo «sin que el músculo se desplace de sus puntos de inserción esquelética, obstaculizando su irrigación sanguínea, no habiendo consumo local de oxígeno —contracción anaeróbica—, lo que provoca, a su vez, que los catabolitos no sean elimina dos de la sangre y su acumulo determine fatiga estática y dolor»88; se 83
G R A N D JE AN , O . C , pág. 21. C AZAMIAN , P., Leçons d'ergonomie industrialle, une approche globale, págs. 26, 27 y 28, editiones Cujas, París, 1974. 85 A LCOCEZ D I AZ -B ARREI RO , L., G ONZÁLEZ C AA MA ÑO , A., El electrocardiograma, pág. 84, Editorial Interamericana, S. A., México, 1980. 86 M AI RI AUX , PH., Ergonomie (según notas tomadas de las lecciones impartidas en el Departamento de Medicina e Higiene del Trabajo de la Universidad Católica de Louvain —Bélgica—, 1986). 87 G RANDJEAN , O . C , pág. 21. 88 C AZAMIAN , O . C , págs. 26, 27 y 28. 84
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Esquema de los esfuerzos musculares. A: cantidad de sangre necesaria, B: gasto sanguíneo real. (Según GRANDJEAN, O.C, pág. 22.)
produce un aumento considerable de la tensión arterial media, mientras que la frecuencia cardíaca se afecta menos que en el caso anterior; «el consumo de oxígeno, estando en función de la masa muscular de trabajo, no es un buen indicador de la "astreinte", pues es independiente de esa masa muscular; a nivel del músculo, solamente la electromiografía permite objetivar los fenómenos de fatiga muscular» 89. 3. Esfuerzo muscular mixto, de donde resulta un trabajo en el que se combinan las dos situaciones mencionadas en los apartados anteriores; el efecto sobre los parámetros, tensión arterial media y frecuencia cardíaca, es el de que ambos resultan considerablemente elevados. 4.1.2.3. Movimientos corporales «Las prioridades son las siguientes: a) Buscar un buen equilibrio entre los movimientos del cuerpo. Es preferible el movimiento a una inmovilidad prolongada. 89
MAIRIAUX, O.C.
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b) Ajustar recíprocamente las amplitudes, los esfuerzos, velocidades y ritmos en la ejecución de los movimientos. c) Evitar los movimientos que exijan una gran precisión no poniendo en juego un esfuerzo muscular importante; d) Con el fin de facilitar la ejecución y la sucesión de los movimientos, prever, si es preciso, dispositivos guía.»
Gráfico comparativo de los efectos agudos de los ejercicios estáticos y dinámicos sobre los parámetros indicados. (LONGHUTRS, J. C. y MICHELL, J. H., Does endurance training benefit the cardiovascular system, J. Cardiovasc. Med., 8: 227.236) (*):
(*) Según referencia citada por ELIOT, D. L. y GOLBERG, L., Fisiología y fisiopatología en el ejercicio físico, pág. 26, Nueva Editorial Interamericana, S. A. de C. V. México, 1985.
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Anotaciones Conceptos elementales de mecánica Movimiento es el cambio de posiciones de un cuerpo, su noción se adquiere al apreciar un objeto cualquiera que va ocupando situaciones diferentes con relación a otros objetos, al mismo tiempo, de esa mera observación se puede, también, intuir su velocidad, según que tal desplazamiento sea más o menos rápido. Todo cuerpo que se mueve se llama cuerpo móvil. El movimiento puede ser uniforme o variado, según que la velocidad del cuerpo permanezca o no constante; a su vez, cualquiera de ellos puede ser rectilíneo (trayectoria rectilínea) o de rotación (cuando el cuerpo gira en torno a su eje). El cuerpo humano ha sido comparado a un complejo sistema de palancas óseas, unidas por charnelas articulares —bisagras—, unas y otras de muy diferentes tipos. Y todo ello movido por la contracción muscular, obedeciendo a las leyes de la física90. La aplicación de las leyes mecánicas al aparato locomotor permite establecer entre los elementos anatómicos y mecánicos las comparaciones que se indican en el siguiente cuadro ":
Enseguida se comprende, pues, que, para el estudio de las funciones de la estructura osteoarticular, el conocimiento de los principios 90 L APIERRE , La reeducación física, Tomo I, pág. 37, editorial Científico-Médica, S. A., Barcelona, 1971. (Libro muy recomendable, en especial, dentro del tema que se trata, el capítulo de Mecánica animal —análisis segmentario de los movimientos del cuerpo humano—). 91 Fucci, S. y B ENIGNI , M, Biomecánica del aparato locomotor, aplicada al acondicionamiento muscular, pág. 1, Ediciones DOYMA , S. A., Barcelona, 1988.
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Gráfico que ¡lustra sobre las posibilidades de aplicación de las leyes de la mecánica al aparato locomotor. (Tomado de Fucci, S. y BENIGNI, M., O.C, pág. 1.)
que rigen la mecánica, que se define como «aquella rama de la física que estudia el movimiento de los cuerpos y las fuerzas que pueden producirlos, ya sea con carácter general, ya con relación a las máquinas en particular aportará una valiosa información». Se puede dividir en tres grandes ramas: la Cinemática (estudio del movimiento en sí mismo, en sus aspectos geométricos, al margen de la naturaleza material de los cuerpos que se mueven); la Estática (estudio de las fuerzas aisladamente, sin tener en cuenta el movimiento y, principalmente, las circunstancias del equilibrio); la Dinámica (o estudio del movimiento propiamente dicho)92. Como definiciones básicas se exponen las que siguen: Fuerza es toda causa capaz de provocar movimiento o modificarlo. La persona, cuando intenta desplazarse o realizar un movimiento, registra una experiencia que se cataloga como un esfuerzo, y, en general, los músculos de los animales en sus acciones no son más que 92 Según notas tomadas de A. GANOT, Tratado de física, pág. 15 y ss.; Editorial Bailly-Bailliere, Madrid, 1920.
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expresión de la aplicación de fuerzas, indispensables para aquellas, tanto que ningún cuerpo puede modificar por sí mismo ni su estado de reposo ni su estado de movimiento (principio de la inercia). El sistema locomotor está sometido a un conjunto de fuerzas muy diversas que involucran, en especial, a los huesos y articulaciones, músculos, tendones y ligamentos. La fuerza resulta del producto de la masa por la aceleración (F = m . a), ecuación en la que participan dos factores. «La fuerza de un músculo representa su potencia máxima disponible; no puede acrecentarse más que por el desarrollo de sus fibras de alto umbral y, por lo tanto, por la intensidad y repetición del movimiento»; por otra parte, el número de haces que componen un músculo es proporcional a la potencia de ese músculo (ley del espesor o segunda ley de Borelli y Weber Fick»)93. Se llama momento de fuerza a la medida de acción de rotación de una fuerza sobre un cuerpo. El momento del vector resultante respecto a un punto es igual a la suma de los momentos de los vectores componentes respecto a ese mismo punto (teorema de VARIGNON): en cambio, momento de inercia es la medida de la oposición —resistencia— de un cuerpo al ponerse en movimiento de rotación. El momento de fuerza (MF), con respecto a un punto O, resulta del producto del vector de posición (r) por la fuerza desarrollada (F) por el seno del ángulo formado por ambos componentes. MF = r F seny(l) sen y = d/r, y, en este caso, d/r = cos x, de modo que:
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Textos entrecomillados tomados de LAPIERRE, O.C, págs. 37 y 38.
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MF = r F cos x (2) pero r cos x = d, lo que sustituido en la fórmula (2) da lugar a lo siguiente: MF = Fd Cuando las fuerzas aplicadas sobre un cuerpo intentan provocar un efecto —fuerzas aceleratrices— otras intentan contrarrestarlo, oponiéndose al mismo —fuerzas retardatrices—. Unas y otras, a su vez, pueden obrar de forma instantánea —fuerzas instantáneas— o bien, en tanto que el movimiento se está produciendo —fuerzas continuas— (hay que aclarar que no se trata de dos tipos de fuerzas distintas, sino de dos modos de acción distintos). A partir de la ecuación señalada, F = m . a, según predomine el componente m o a se habla de fuerza pura (vencer una resistencia) o fuerza velocidad (donde lo importante es el desplazamiento, mientras que la resistencia suele permanecer invariable)94. Actuando dos fuerzas sobre un mismo punto y neutralizado su efecto, el estado de reposo o de movimiento del cuerpo afectado no sufre alteraciones, lo que determina un equilibrio estático. La medición estática de las fuerzas puede realizarse con instrumentos especiales al uso, llamados dinamómetros, que, entre otros campos, conocen su aplicación en la clínica (ejemplos: dinamómetro de resorte, de agarre, de levantamiento; junto a ello, la tecnología computarizada ofrece en la actualidad varias posibilidades), técnicas que permiten determinar la fuerza muscular absoluta, que algunos autores estiman que en las mujeres es de un 70-72 % de los sujetos varones95. Puede suceder, también, que, actuando varias fuerzas sobre un cuerpo, al no producirse el equilibrio, una de ellas tienda a predominar sobre las demás, a lo que se llama resultante (esto es, la que surge de los otros componentes de fuerzas). Pero la unidad morfológica funcional, que es la estructura orgánica, en toda su arquitectura, obliga a que clínicamente y, también, biomecánicamente, se estudie como un conjunto indivisible, 94
Fucci, S. y B E G N IN I , M., O . C , pág. 66 y ss. W I L L I A M D. M C A R D L E , K R A N K I. K A I C H y V Í C T O R L. K A T C H ., en: Fisiología del ejercicio (Energía, nutrición y rendimiento humano), pág. 401 y 402. Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1990. 95
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tanto que, recuerda HERNÁNDEZ CORVO % «toda fuerza o carga aplicada sobre un cuerpo hay que analizarla bajo los aspectos de incidencia, asimilación, distribución y traslación». Quiere decir esto, también, que, ante la existencia de una anomalía «in situ» (extensivamente, lesión), sus consecuencias han de ser estudiadas siguiendo ese orden secuencial, tal que: «la fuerza o carga incide y es analizada positiva o negativamente —asimilada o rechazada—; la asimilada es distribuida en función de la magnitud del incidente, provocando la descomposición asimilativa; la distribuida, descompuesta, es trasladada a otros sectores del organismo, promoviendo nuevas distribuciones, descompensaciones y traslaciones que concluyen con la asimilación de una parte de la carga y la traslación del resto». Lo anterior permite entender la interrelación e interactuación que supone el sistema articular y músculo-esquelético, tanto que, ante patologías presentes en un determinado nivel, será preciso, igualmente, buscar otros focos nosológicos, de sufrimiento, y así, por ejemplo, ante una lesión en una rodilla, se ha de examinar no sólo esta y su simétrica, sino, también, su incidencia en las caderas y en el raquis dorsolumbar. Una lesión lumbar, a veces, produce manifestaciones en partes aparentemente tan alejadas como puede ser el segmento cervical, siendo a este nivel el único foco de referencia del paciente. Presión es la fuerza aplicada por unidad de superficie (y responde a la fórmula, P = F/s); se comprende que, a medida que aumenta la superficie, la presión disminuye ante una misma fuerza. En el organismo se producen presiones considerables, aun a partir de esfuerzos que puedan parecer pequeños, como sucede en los discos intervertebrales, variando, a su vez, en atención a la longitud de los brazos, de palanca; de ahí la importancia que tiene en el levantamiento de cargas adoptar la posición higiénica adecuada, así como otro tanto hay que decir para la posición de sentado. Trabajo es el resultado de aplicar una fuerza sobre un punto que se mueve en el espacio (T = F • e); si el punto se desplaza en la misma dirección y sentido que la fuerza se dice que se trata de una fuerza motora (y que su trabajo es positivo); si la fuerza se aplica en la misma dirección, pero en sentido contrario al desplazamiento del punto, la fuerza se llama resistente (y su trabajo es negativo: T = - F • e). 96
HERNÁNDEZ CORVO, R., Morfología funcional deportiva, pág. 85, Editorial Paidotrivo, S. A., Barcelona.
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Cuando el traslado rectilíneo del punto no está en la misma dirección de la fuerza, el trabajo es el producto de la fuerza por el camino recorrido y por el conseno del ángulo que forman las dos direcciones (T = F . e cos X; el trabajo es positivo o negativo según ese ángulo sea agudo u obtuso, respectivamente). A la vista de la fórmula, «si no hay desplazamiento, el trabajo se reduce a cero. Sin embargo, cada persona conoce el cansancio de los músculos del brazo y del hombro si mantiene inmóvil el brazo extendido con una pesa. De un modo completamente análogo se cansan los músculos de la espalda y de la región lumbar, si sobre la espalda del hombre sentado se coloca una carga. En ambos casos la carga es inmóvil y no se produce trabajo. No obstante, el cansancio testimonia que los músculos realizan un trabajo. Semejante trabajo lleva el nombre de trabajo estático de los músculos. Pero, en realidad, no existe estática (inmovilidad) en la forma como lo entiende la mecánica. Lo que, de hecho, tiene lugar son muy pequeñas y frecuentes contracciones y relajaciones imperceptibles para el ojo humano, realizándose, en este caso, el trabajo en contra de las fuerzas de la gravedad. Así pues, el trabajo estático del hombre representa en la realidad el trabajo dinámico corriente»91. («La eficacia mecánica del trabajo —ME—, expresada porcentualmente, es el cociente entre el trabajo externo realizado —W—, expresado en unidades de energía, y la producción adicional de energía, tal que: ME x
W . 100
E-e
en donde —E— representa la producción bruta de energía y —e— es el índice metabólico en reposo expresado en unidades de energía»)98. Potencia es el trabajo realizado en la unidad de tiempo (P = T/t; sustituyendo, resulta: P = F . e/t; de donde, al ser la relación e/t igual a la velocidad, P = F . v. Ahora bien, puesta así la fórmula, hay que distinguir entre velocidad y rapidez; «la velocidad estima la relación espacio-tiempo, por tanto, consiste en la capacidad de un individuo 97
A. R E M I Z O V , O . C , pág. 125. R ODAHL , K., en: Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo, vol. III, pág. 2.448, edición española de 1989, o.c. 98
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para desplazarse de un lugar a otro en el menor tiempo posible; de ahí que (fisiológicamente) interese la motricidad en general; por el contrario, la rapidez va ligada a la motricidad en particular (segmentaria o sectorial)» 99. La potencia de trabajo de un individuo va ligada a su capacidad de resistencia, dependiendo, en especial, a su vez, de su capacidad de adaptación cardiorrespiratoria y metabólica para hacer frente a las demandas energéticas en cada caso, de una parte, y, de otra, del grado de integridad de las estructuras puestas en juego (articulares, musculoesqueléticas, etc.). Palanca: se define como tal una barra rígida (recta-curva) que se mueve sobre un punto fijo que sirve de apoyo, junto a otros dos puntos en donde se aplican, de un lado, la fuerza llamada potencia y, de otro, la resistencia. Su finalidad es incrementar la fuerza o el movimiento. Clásicamente se ordenan en tres géneros: Palanca de primer género: el punto de apoyo se sitúa entre la fuerza y la resistencia. Ejemplo: «la acción de tríceps braquial sobre el cubito, cuando el brazo está por encima de la cabeza».
Palanca de segundo género: la resistencia se encuentra entre el punto de apoyo y la fuerza. Ej.: «la acción de los flexores plantares intentando vencer la gravedad —posición sobre la punta de los pies—, sirviendo la articulación metatarso-falángica de punto de apoyo».
Palanca de tercer género: la fuerza se encuentra entre el punto de apoyo y la resistencia. Ej.: «la acción del bíceps braquial sobre el antebrazo» 10°.
99
100
Fucci y BENIGNI,
O.C.
Ejemplos tomados de la obra Biomecanique du mouvement humain, págs. 53 y 54, o.c.
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Anatómicamente, REMIZOV I01 distingue entre «palancas de fuerza —en las que la ganancia de fuerza es a costa de una pérdida de desplazamiento— y palancas de velocidad —perdiendo fuerza se gana velocidad de desplazamiento—. Buen ejemplo de palanca de velocidad es el maxilar inferior: la fuerza antagonista, o sea, la resistencia de los alimentos aplastados, actúa sobre los dientes; la fuerza efectiva se realiza por el músculo masetero. El brazo de fuerza efectiva es mucho más corto que las fuerzas antagonistas, por cuya razón, el músculo masetero es corto y fuerte. Cuando el hombre ha de cascar algo duro utiliza las muelas, en cuyo caso disminuye el brazo de la fuerza de resistencia». Movimiento humano: aspectos biomecánicos El movimiento, en general, se definió como el cambio continuo de posiciones de un cuerpo bajo el influjo de una fuerza. El movimiento humano determina un cambio de postura, y supone un cambio de posición en el espacio y en el tiempo; se diferencia de la postura en que esta viene dada por el mantenimiento de una posición durante un tiempo más o menos prolongado. Este mismo movimiento animal responde a muy variadas posibilidades, con gran diversidad y riqueza de matices, obedeciendo a un complejo organizativo que reside en el cerebro y en el sistema nervioso, con innumerables interconexiones e interdependencias, de modo que el movimiento mecánico en los seres vivos adopta ciertas particularidades que responden a su constitución biológica y, en el hombre, «la actividad motora se realiza en forma de acciones motoras organizadas mediante movimientos interrelacionados (sistemas de movimientos)» 102. Si la estática supone el reposo de un cuerpo, en el movimiento sucede lo contrario; ahora bien, también ocurre que, en determinados casos, aunque, grosso modo, el movimiento sea imperceptible, existe una dinámica constante bajo la acción e interacción funcional de diversas estructuras, como es el caso de la postura bípeda, la cual resulta «no de un equilibrio en el sentido físico del término, sino de un desequilibrio permanente, constantemente compensado» 101
REMIZOV, O.C, págs. 123 y 124. DONSKOI, D. y ZATSIORSKI, C, Biomecánica de los ejercicios físicos, pág. 13. Editorial RADUGA, Moscú, 1988. 102
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(LAPIERRE) l03, con la participación de un conjunto de excitaciones reflexógenas, a través de un complejo neurológico inconsciente, entre las que destacan «las laberínticas, las propioceptivas, las estereoceptivas y las visuales» 104. También en los seres vivos el movimiento mecánico se pone de manifiesto por: 1. Desplazamiento de todo el biosistema con respecto a su entorno (medio, apoyo, cuerpos físicos). 2. La deformación del biosistema en sí mismo, o sea, el desplaza miento de algunas partes respecto a otras» 105, lo que explica la redistribución de pesos y cargas antes aludida. Y, al respecto, conviene tener en cuenta la Ley de Steindler, pues «la resistencia del tejido óseo a las fuerzas de presión es menor en situaciones dinámicas, ya que la magnitud de fuerza se ve incrementada por un nuevo factor, proporcional a la masa del cuerpo y al cuadrado de la velocidad con que se efectúa ese movimiento» 106. Al movimiento humano muchas veces se alude con el nombre de «destrezas motoras» que, a su vez, pueden ser groseras y sutiles. Las primeras suponen una intervención de grandes músculos del organismo, relacionadas con actividades de tipo postural y de transporte. Las destrezas motoras sutiles son de índole manipuladora e implican movimientos menos activos, pero con una mayor precisión y cualidad sensitiva. Sin embargo, la mayoría de destrezas sutiles tienen lugar en el marco genérico de las destrezas groseras de postura y transporte. Al mismo tiempo, éstas incluyen ciertos componentes motores sutiles. Por consiguiente, las destrezas motoras forman un espectro continuo donde los dos extremos son los movimientos groseros y sutiles, respectivamente» l07. La acción motriz gobernada por el sistema nervioso provoca la excitación y la contracción de las fibras musculares, las cuales, a su vez, tienen un soporte orgánico esencial en el aparato constituido por 103
LAPIERRE, O.C, pág. 184. DA FONSECA, V., Ontogénesis y motricidad, pág. 113. G. Núñez, Editor, S. A., Madrid, 1988. 105 D O N S K O I , D. y Z A T S I O R S K I , V., o.c, pág. 12. 106 En cita de HERNÁDEZ GÓMEZ, O.C, pág. 14. 107 B A R R O W H A R O L D , M . y B R O W N J A N I E , P . H o m b r e y m o v i m i e n t o , p ág s . 4 9 y 5 0 , ediciones DOYMA, Barcelona, 1992. 104
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los huesos y las articulaciones. Es esencial que en el conjunto músculo-esquelético se consiga la adecuada flexibilidad y coordinación para que el sistema cumpla y alcance el cometido para el que fue creado, tanto en una actitud estática como en su proyección para el desarrollo de funciones dinámicas, dentro de un esquema de actuación de fuerzas. De lo anterior conviene recordar estos conceptos: flexibilidad, o «capacidad de un músculo para alcanzar la longitud óptima, de manera que permita expresar por completo sus posibilidades de fuerza; viene ligada a la movilidad articular, o capacidad de un segmento óseo para efectuar el máximo desplazamiento permitido por la articulación que lo incluye» l08; coordinación, o «la capacidad para realizar un acto más o menos complejo que resulta de un conjunto de movimientos singulares, controlados en intensidad, sucesión y dirección» 109; esquema según WILLIAMS, LISSNER y Le VEAU 110, se define como «la representación de las particularidades oportunas de un cuerpo con el localizar las fuerzas que actúan sobre él». En la persona humana, un esquema de actitud conecta con «la representación más o menos consciente de la posición de diversos elementos de su cuerpo que permiten el equilibrio postural» '". Desde el punto de vista cinesiológico (cinesiología, o ciencia encargada de estudiar el movimiento), en la coordinación músculoarticular HERNÁNDEZ GÓMEZ "2, distingue, de una parte, el efecto traslativo y, de otra, el componente rotativo; y dice: «en general, todos los actos de la actividad motora están integradas por la combinación de ambos —suma del efecto traslativo con el rotativo—, lo que explica que se puedan alcanzar esquemas de gran complejidad, que, a su vez,
108
Fucci, S. y BENIGNI, M., O.C, págs. 66 y 70. Déla misma procedencia que la anterior. En fisiología, coordinación quiere decir cooperación armoniosa de diversos músculos para la realización de un movi miento; junto al concepto de coordinación no hay que olvidar el de ritmo, u orden y proporción que guardan en el tiempo la sucesión de movimientos. 110 Biomecanique du mouvement humain, pág. 240, Decarie Editeur, Quebec (Ca nadá), 1986. 111 VAYER, PIERRE, El diálogo corporal, pág. 203, Editorial Científico-Médica, Barcelona, 1972, siendo el esquema corporal, según el mismo VAYER, «la organización de las sensaciones relativas al propio cuerpo en conexión con los datos del mundo exterior (utilización de la imagen del cuerpo)». 112 O.c, págs. 21 y 22. 109
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permiten una gran riqueza y perfeccionamiento de movimientos por parte del aparato locomotor». La coordinación resulta de tres cualidades neuromusculares, que los citados Fucci y BENIGNI concretan así: 1. Sensibilidad profunda o facultad para conocer la posición de los segmentos corporales con respecto al espacio circundante. 2. Temporización de la ejecución o capacidad para producir un estímulo nervioso y, por tanto, su —intervención— con la justa intensidad y exacta sucesión temporal. 3. Inteligencia motora, o capacidad para entender la cinemática del movimiento para realizarlo de forma exacta, y en el tiempo más corto. La multitud de movimientos que la acción muscular puede proyectar sobre los componentes articulares hace necesario considerar los conceptos de par biocinéticos y de cadena cinética que, en su origen (pares y cadenas), han sido extraídos de la física mecánica para ahora ser adaptados a la biología humana. Un par biocinético, es «la unión móvil (cinemática) de dos miembros óseos, en la que las posibilidades de los movimientos están determinadas por la estructura de esa unión y por la influencia de dirección de los músculos» "3. Las características del par biocinético son las que confieren a la articulación sus posibilidades de movimiento, o grados de «libertad de movimiento», que se han de referir a cada uno de los tres planos del espacio (sagital, transverso y frontal), de tal modo que cada uno de esos planos representa un grado cinético (o un grado de libertad de movimiento). En el gráfico adjunto se representan los ejes y movimientos en los tres planos referidos que, en síntesis, se describen así: 1. En el plano Sagital se dan los movimientos de flexión y esténsión (sobre el eje transversal). 2. En el plano Frontal se dan los movimientos de separación y aproximación (sobre el eje sagital); 3. En el plano Transversal se dan los movimientos de rotación externa-interna (sobre el eje frontal).
113
DONSKOI, D. y ZATSIORSKI, O.C, pág. 51.
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No todas las articulaciones gozan de la misma riqueza de movimientos en cuanto a grados cinéticos, esto es, e insistiendo en ello, no todas pueden desplazarse en los tres planos del espacio, pues ante la
Ejes de movimientos: sagital, frontal, transversal. Proyecciones articulares corporales. (Tomada de HERNÁNDEZ CORVO, ROBERTO , Morfología funcional deportiva, o.c., pág. 63.)
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Representación de ejes y movimientos en los tres planos. Eje Sagital: permite el desplazamiento de una estructura sobre el plano frontal. Sus fases de movimiento son: abducción = separación; aducción = aproximación; flexión lateroderecha y lateroizquierda. Eje Transversal: permite el desplazamiento sobre el plano sagital. Sus fases de movimiento son: flexión = movimiento que disminuye el valor angular en una relación articular; extensión = movimiento que aumenta el valor angular de una relación articular hasta su total apertura y que tenga una limitante ósea. Eje Vertical: permite el desplazamiento sobre el plano transversal. Fases de movimiento: rotación, interna y externa, (texto y gráfico según HERNÁNDEZ CORVO, ROBER. Morfología Funcional deportiva, o.c, págs. 62 y 64).
articulación escapulohumeral (que sí puede proyectarse en los tres planos) está el tobillo (que sólo lo hace en el plano sagital —flexiónextensión—, y, por lo tanto, sólo tiene un grado cinético. En la siguiente tabla, según notas tomadas de HERNÁNDEZ GÓMEZ, se indican los grados cinéticos de que disponen las principales articulaciones
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* Recalca el autor la necesidad de que «la movilidad raquídea ha de ser considerada en su conjunto y no como una suma de movilidades». * «La capacidad móvil es muy escasa para este último», aunque, «por escasa que sea la amplitud articular en el plano correspondiente, se admite la existencia del grado cinético».
La unión de los pares cinéticos entre sí da lugar a la Cadena cinética o a «la combinación de articulaciones dispuestas sucesivamente constituyendo una unidad motora compleja» (STEINDLER) "4; se pueden clasificar en tres tipos: a) Cadena cinética abierta: cuando la resistencia que encuentra en su posición distal puede ser vencida (con lo cual se realiza un movimiento). 114
Notas y definiciones tomadas de HERNÁNDEZ GÓMEZ, O.C, págs. 19 y 20, edita INSERSO, Madrid, 1987.
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b) Cadena cinética cerrada: aquella que encuentra una resistencia periférica que no se puede vencer (por lo cual no se llega a producir movimiento). c) Cadena cinética abierta invertida: cuando la resistencia que se pretende vencer, al no ser superada, desplaza al accionante hacia aquella (ejemplo: sujeto suspendido de una barra colgante del techo, que, teóricamente, trataría de descenderla). Gestos profesionales En general, los movimientos determinan gestos y la concatenación de estos, a su vez, se puede concretar en actos. Las actividades ligadas al trabajo, en especial aquellas de tipo manual, involucran gran cantidad de movimientos, susceptibles de ser descompuestos, al menos en una descripción teórica, en unidades más elementales. Si tal tratamiento singular se sigue correspondiendo con una conducta encauzada a la consecución de un fin dentro del contexto operativo del proceso de trabajo, se estará ante un gesto profesional. Al gesto se le ha de exigir «eficacia y economía» "\ esto es, eficiencia. El gesto constituye un vehículo del lenguaje corporal, siendo aquel un mecanismo de comunicación frente a terceros ajeno a la palabra. Ahora bien, junto a las señales dinámicas (dentro de las cuales se catalogarían los gestos) tampoco hay que olvidar las de tipo estático, como son la complexión, el aspecto físico y, en concreto, los distintos tipos constitucionales (pígnico, asténico, atlético), pues también canalizan un mensaje en forma de lenguaje corporal. Los gestos, siguiendo a NATHALI PACOUT 116, pueden ser innatos o adquiridos. Los adquiridos se pueden dar por mimetismo o aprendizaje. En cualquier caso constituyen un mecanismo de comunicación, pudiendo dar a entender confianza, agresividad, aceptación, interés, preocupación, concentración, reflexión, etc., con sus respectivas vertientes negativas. Pueden interesar a la postura en general, a las extremidades (superiores e inferiores), a la cabeza y a la cara, produciéndose con o sin medios accesorios; en otro orden, añade PACOUT, se puede distinguir entre gestos simbólicos, gestos calculados, gestos de autoprotección, con o sin referencias profesionales. En torno al gesto se abren 115
GENDRIER, MICHEL, L'ergomotrice, pág. 17, Press Universitaires de Grenoble, Francia, 1988. 116 PACOUT, N., Le langage des gestes. Marabut, Alleur (Belgique), 1991.
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enormes posibilidades de estudio, siendo FRANÇOIS SULCER quien ha propuesto el término de «Gestología», o ciencia del estudio y análisis del gesto, proponiendo dos métodos de investigación: a) Observación abierta (o de carácter general). b) Observación cerrada, buscando índices específicos, pretendiendo confirmar o negar hipótesis de partida. Aplicando al caso la clasificación de KLEINPAUL 117, sobre los signos del lenguaje corporal, se pueden distingur tres tipos de categorías en relación con los gestos: 1. «Comunicación sin intención de comunicar y sin cambio de ideas.» 2. «Comunicación con intención de comunicar y sin cambio de ideas.» 3. «Comunicación con intención de comunicar y con cambio de ideas.» De cualquier modo, «la observación de los gestos —y los juegos mímicos— permite deducir discordancias y contradicciones, expresiones de conflictos internos» "8. Particular interés tienen los gestos que interesan a las extremidades superiores, con inclusión de ambas manos, en donde, pretendiendo eficacia, «la actividad motriz ha de estar armoniosamente distribuida con la existencia de una coordinación para obtener un resultado preciso, que hace del gesto profesional un movimiento dirigido» "9, en dicha actividad, junto a la importancia que, evidentemente, hay que conceder a músculos, huesos y articulaciones (además de a la perfecta integridad de las estructuras nerviosas que gobiernan la motricidad y sensibilidad) no hay que olvidar el papel de los envoltorios tisulares (fascias) de las partes comprometidas 12°, puesto que, para su adaptación ante el requerimiento del gesto, han de tener un alto grado de fluidez y flexibilidad. 117 Según referencia de LE BOULCH, JEAN en, Vers une Sciencie du mouvemant humain, pág. 86, Les editions E.S.F., París, 1987. 118 O.c, anteriormente, pág. 81. 119 SCHERRER y cols., o.c, pág. 78120 Con respecto a esta cuestión, es interesante la obra Economie du geste, fascias et mouvement, de PATRICK GERMAIN, París, 1989.
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En su integridad anatómico-funcional, la mano, resumidamente , deben reunir tres propiedades esenciales: habilidad, fuerza y sensibilidad, sin olvidar tampoco el valor estético que la mano tiene (a evaluar en determinados casos). Estáticamente es importante observar la llamada posición de función de la mano, que ha de partir de la disposición del antebrazo en un estado intermedio entre la pronación y la supinación y, ahí, que disponga de una flexión dorsal de 20° sobre la muñeca y una desviación cubital de 10°, estando el pulgar en semioposición y ligera flexión, posición ideal para la inmovilización de la extremidad, ya que con ella se consigue una máxima relajación de músculos y ligamentos. La mano, entendida como útil manual, puede funcionar como cuatro herramientas fundamentales: pinza, aro, gancho y puño (como percutor). En un análisis pormenorizado, los movimientos pueden ser desglosados en micromovimientos. Fue esto, precisamente, lo que se le ocurrió a GILBRETH (1868-1924) 122, quien valiéndose de la incipiente cinematografía, filmó los movimientos propios de diferentes tareas y actividades laborales, y registrando sus observaciones por medio de un ciclógrafo y cronociclógrafo, llegó a la conclusión de que cualquier operación, por compleja que fuese, resultaba de la combinación repetida de 17 micromovimientos básicos, o microelementos cinéticos, que denominó como therbligs, ideando, también, para su contabilización, el wink o microelemento cronológico (equivalente a un dosmilavo de minuto), lo que, a su vez, puede ser llevado a un gráfico, anagrama de GILBRETH (O gráficos gilbrethianos), que no son otra cosa que la representación escrita. De esta forma, el autor citado estableció un código consistente en recoger «actos elementales» atribuyendo a cada uno de ellos un signo convencional; para GILBRETH toda «acción» («o movil21
121
Las anotaciones que siguen han sido tomadas de la obra de DEFILIPPIS NOVOA, E.C., y SAGASTUME, J. M., en: Tratado de traumatología médico-legal, págs. 246 a 249, Editorial Abaco de Rodolfo Depalma, Buenos Aires (Argentina), 1987. Los mismos autores recuerdan que para el examen clínico de la mano es útil seguir la siguiente metodología: 1. Test de MOSBERG (que estudia la integridad de la mano). 2. Prueba de NEY (inervación motora). 3. Maniobra de BUNNEL (estado articular tendinoso). 122 La descripción que sigue se corresponde con anotaciones tomadas de la Enciclopedia Universal Espasa-Calpe, suplemento 1957-1958, págs. 1119 y 1120.
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miento complejo») responde a una sucesión de «elementos de acción» cuyo número no es infinito, sino que se reduce a 17 123.
Representación simbólica de los therbligs de Gilbreth (Referencia.
Enciclopedia Espasa-Calpe, o.c, suplemento 1957-1958, pág. 1.118). 123
MUCCHIELLI ROGER, L'étude des postes de travail, págs. 47 y 48, 6.a edición. Editions E.S.F., París, 1987.
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De sumo interés, cuando sean de aplicación, son los resultados de las investigaciones realizadas por ARCADIO, MOULAY y CHAUVINC 124, correspondientes a un estudio cinético global del sistema articular en cuanto a los movimientos y límites angulares requeridos para el desempeño eficaz de diferentes «gestos de la vida cotidiana», lo que culminó con la publicación en 1973 de una obra del más alto provecho en este campo. Los referidos autores analizaron 35 de esos gestos, que en el índice de su obra aparecen agrupados en la forma siguiente: A) Levantarse: 1. Salir de la cama. 2. Ponerse las zapatillas. B) Asearse en general: 3. Lavarse las manos. 4. Lavarse los dientes. 5. Lavarse la cara. 6. Lavarse los pies. 7. Afeitarse. 8. Peinarse. 9. Cortarse las uñas de los pies. C) Vestirse: 10. Ponerse los calcetines. 11. Ponerse el calzoncillo. 12. Ponerse la camisa. 13. Ponerse los gemelos en las mangas de la camisa. 14. Ponerse la corbata. 15. Ponerse el pantalón. 16. Ponerse el cinturón. 17. Ponerse el jersey. 18. Ponerse el sujetador.
124
ARCADIO, F., MOULAY, A., y CHAUVINC, P., Gestes de la vie quotidienne, Masson, París, 1973. Los valores de referencia de tales gestos han sido tratados informáticamente para uso personal —M. R. JOUVENCEL, LOGICPYME, 1992— permitiendo la interrelación rápida de las distintas tablas, manejando, según convenga, diferentes ficheros.
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D) Comer: 19. Servirse del cuchillo y del tenedor. 20. Servirse de una cuchara. 21. Beber. 22. Cortar el pan. E) Conducir un automóvil: 23. Poner la llave de contacto, manejo de los mandos del tablero de a bordo. 24. Manejo del volante. 25. Utilización del cambio de velocidades. 26. Pedales del acelerador, embrague y freno.
LAVARSE LAS MANOS Límites articulares del movimiento (según ARCADIO, MOULAY y CHAUYINC)
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F) Gestos diversos: 27. Levantarse de una silla. 28. Escribir. 29. Subir por los peldaños de una escalera. 30. Abrir y cerrar una ventana. 31. Limpiar y ponerse las gafas. 32. Sacar el reloj de la muñeca, darle cuerda y ponerlo en hora. 33. Sonarse. 34. Abrir una puerta. 35. Telefonear. ESCRIBIR Límites articulares del movimiento (según ARCADIO, MOULAY y CHAUYINC)
N. T. —Significado de las abreviaturas: Abd.: abducción; Add.: aducción; Ante.: antepulsión; Ret.: retropulsión; R.E.: rotación externa; R.I.: rotación interna; Pro.: Pronación; Sup.: supinación; F. Palmar: flexión palmar; F.D.: flexión dorsal; I.C.: inclinación cubital; I.R.: inclinación radial; Flex. Ext.: flexo-extensión.
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MANEJO DEL VOLANTE DEL AUTOMÓVIL Límites articulares del movimiento (según ARCADIO, MOULAY y CHAUYINC)
Por su parte, HAROLD M. BARROW y J. P. BROWN I25 distinguen entre «destrezas en general (posturas, movimientos para la realización de procesos vitales) y destrezas especializadas, constituidas a partir de patrones básicos, cuya interacción da lugar a patrones más complejos, dispuestos por una cronología secuencial desencadenada por un dispositivo temporizador que es inherente al sistema nervioso. GARDNER considera que la gama total de habilidades humanas está constituida por un número limitado de patrones —quizá no más de 200—, aunque su integración puede dar lugar a un conjunto casi infinito de combinaciones. Volviendo a GILBRETH, fue este el primero en enunciar, en 1923, los Principios de la economía de los movimientos, que estableció en un número de 20, posteriormente aumentados o disminuidos por otros 125
O.c, pág. 51.
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investigadores, entre los que destacan BARNES, quien publicó en 1953 un estudio sobre los movimientos y tiempos de trabajo. En atención a tal economía se indican las siguientes reglas fundamentales 126: 1. Siempre que sea posible, los movimientos de ambas manos deben ser simultáneos y simétricos, con lo que se asegura un equilibrio corporal que evita la tensión muscular provocada por los movimientos asimétricos. 2. Al estudiar un nuevo método de trabajo, se debe establecer el mayor número posible de movimientos reflejos y automáticos, me diante la disposición adecuada de las herramientas, utillajes y materia les que se van a manipular, con lo que la mente no se fatiga tanto. La colocación adecuada de los elementos de trabajo debe permitir, asimismo, la sucesión rítmica de los movimientos. 3. Todas las herramientas, materiales y demás elementos auxilia res para realizar el trabajo deberán colocarse dentro del área normal de trabajo, entendiéndose por tal la que un operario pueda abarcar sin extender excesivamente los brazos, realizando un esfuerzo normal. 4. Deberá eximirse a las manos de todo trabajo que puedan ejecutar ventajosamente los pies u otras partes del cuerpo, tales como poner en marcha o detener una máquina mediante pedales. Se emplearán tornillos de banco u otros elementos de sujección con el fin de dejar las manos libres para trabajos más provechosos. 5. Si el puesto de trabajo lo permite, es preferible que el operario trabaje sentado, combinando la altura del lugar de trabajo o mesa de trabajo y del asiento, para que se pueda realizar alternativamente la tarea sentado o de pie, previendo, además, cuando esta lo requiera, los necesarios apoyos para los brazos y los pies. 6. La acción de la gravedad deberá ser aprovechada al máximo, utilizando en lo posible los dispositivos necesarios para que los mate riales y otros elementos auxiliares, así como las piezas terminadas, se desplacen por gravedad, tanto para la alimentación como para la evacuación de elementos del puesto de trabajo. 7. Todos los materiales y herramientas deberán tener un sitio de almacenaje bien definido, y se deberá evitar al operario todo desplaza miento de su puesto de trabajo, colocando en este los elementos precisos antes de que se inicie la jornada de trabajo. 126
Tomados de la Enciclopedia Espasa-Calpe, suplemento 1957-1958, págs. 1.120 y 1.121.
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8. Se preferirán los movimientos suaves y continuos de las manos, evitando los cambios bruscos de dirección, que siempre implican una excesiva fijación de la atención, la que, a la larga, provoca fatiga y, eludiendo las detenciones bruscas de las manos que, al ponerse nuevamente en movimiento, consumen un suplemento innecesario de energía. A estos principios, ya entonces, se añadían otros referentes al logro de un mínimo confort en el ambiente de trabajo (temperatura, estado higrométrico, iluminación, ventilación, etc.) así como aquellos pensados en el diseño de las herramientas, útiles y medios de trabajo en general, buscando facilidad en su manejo y cuanto pudiera contribuir a ahorrar esfuerzos innecesarios y fatiga excesiva, camino que estaba incidiendo de lleno en los aspectos sustantivos, en líneas generales, de un auténtico hacer ergonómico. Y si la economía del gesto preocupó a GILBRETH a principios de siglo, otros investigadores prosiguieron en la misma línea. Ciertamente «GILBRETH creyó que lo principal de la Ciencia del Trabajo, especialmente en el aspecto industrial, era enseñar los movimientos óptimos, para cada oficio, desde el principio del aprendizaje, valiéndose de su visión en la pantalla, primero, y en la comprobación de los defectos del aprendiz, al contemplar su propio record cinematográfico, después. No hay duda que en este aspecto motor de los trabajos profesionales es de singular y casi máxima importancia, pero surgía la duda de que si puede ser enfocado sólo desde el punto de vista mecánico. Y correspondió a CHARLES MYERS el mérito de evidenciar que esa duda se hallaba plenamente justificada: en un trabajo documentado demostró que no existe prácticamente esa "única mejor manera" —universal— de realizar un trabajo, sino que cada persona, de acuerdo con sus peculiaridades, o "modo de ser", requiere adoptar un "modo de hacer" que es única, mejor y propia manera de obrar» *. (Tal apreciación se ha de conectar con los conceptos ya aludidos de tarea y actividad. En 1969 habla FAVERGE de la ergonomía gestual, como punto de partida de la investigación ergonómica, investigando las actitudes y gestos ligados al trabajo en un esfuerzo por disminuir los esfuerzos y la fatiga, con el fin, en definitiva, de facilitar la integración del operario al ritmo impuesto por el proceso de trabajo. * Referencia tomada de MIRA y LÓPEZ, EMILIO, en: Manual de orientación profesional, pág. 101. Editorial Kapelutsz, Buenos Aires (Argentina, 1947). Véase también La incapacidad para el Trabajo, pág. 126, M. R. Jouvencel, J. M. Bosch editor, S. A., Barcelona, 1993.
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Algunas consideraciones sobre la columna vertebral Dentro de la patología que va ligada a los esfuerzos musculares, especial mención merece la que afecta al raquis, pues si el trabajo exige muchas veces posturas y requerimientos que sobrepasan los niveles recomendables, también es cierto que ello toma particular repercusión para el eje vertebral, provocando, en muchos casos, alteraciones irreparables (como las que dañan a sus estructuras más nobles, por ejemplo, el disco intervertebral). No obstante, tales lesiones representan una cantidad insignificante, menos del 1 %, si se comparan con aquellas otras que alcanzan a la región lumbar cuando se derivan del trabajo de industria, ya que la mayor parte de ellas dañan a los músculos y ligamentos, dejando secuelas y cicatrices que, en definitiva, van a restringir la capacidad funcional del paciente, debilitándolo, con lo que la estabilidad articular del conjunto vertebral se compromete cada vez más 127. Por otro lado, la prevención en este campo no es fácil, sobre todo si únicamente se realizan controles clínicos corrientes, pues ante lesiones ya estructuradas, el estudio radiológico es el medio usual para observar estas alteraciones; a tal efecto, advierte la O.M.S. que: «sólo tienen valor en fases muy avanzadas» l28, a la vez que no existe paralelismo entre la clínica y la imagen radiológica, siendo el dolor 129 el factor más orientativo, aunque topa con la dificultad que objetivamente no es cuantificable (cosa que pericialmente plantea serios problemas). Sin embargo, hoy en día las modernas técnicas de diagnóstico, T.A.C., y, más aún, la resonancia magnética (de mayor resolutividad, en general, que la anterior, en tanto que acumula menor porcentaje de falsos negativos) permiten un mejor conocimiento de las lesiones del raquis, en especial las que involucran al disco intervertebral. De igual modo, gran utilidad presta en muchos casos la información eléctrica muscular, recurriendo a técnica de electromiografía no invasiva (con electrodos de superficie), lo que unido a los progresos que brinda en la actualidad la electrónica y la informática, operando 127 S T E L L M A N , J. M . , D A U N , S . M . , E l t r ab a j o e s p e l i g ro s o p a r a l a s a l u d , p á g . 8 2 , Siglo XXI, editores, S. A. de C. V., México, 1986. 128 O.M.S., Detención precoz de enfermedades profesionales, pág. 264, Ginebra, 1987. 129 CAILLET, considera que el dolor es crónico cuando ha habido una persistencia del dolor agudo e insuficiente respuesta terapéutica (o.c, pág. 41).
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con un «software» adecuado, permite todo ello obtener datos de gran interés. Para este tipo de problemas, en cualquier caso, una buena educación postural es la mejor prevención, enseñando al trabajador a canalizar adecuadamente sus capacidades, advirtiéndole de los riesgos y peligros de actitudes incontroladas e inadecuadas, ya no sólo en actividades que requieren esfuerzo, sino, también, en aquellas otras llamadas sedentarias. Junto a ello, no hay que olvidar las pérdidas laborales traducidas en cifras económicas a causa de la patología vertebral, que son enormes, tanto en incapacidades transitorias como en aquellas otras que derivan hacia situaciones permanentes. Y, cierto, también, que la metamorfosis del ser humano, en su lenta evolución darwiniana, en su transformación filogenética, tiene sus costes: «su posición bípeda le resulta excesivamente cara» (MARQUES) I3°, lo que supone, también, que «la columna vertebral proteste cuando el hombre moderno abusa de ella» (PASTRANA). En la línea de la prevención, con el fin de evitar la sobrecarga vertebral y sus nefastas consecuencias, se han organizado las «back school» l31 (escuela de la espalda), cuya finalidad es trasmitir información, organizando clases en forma teórica y práctica, para lograr un mayor conocimiento y comprensión de los problemas, pretendiendo que los asistentes tomen conciencia de la posición de su columna en todo momento, intentando así reducir la demanda de recursos médicos, sociales y económicos causados por este mal. Existen diversas escuelas, las cuales difieren en la organización de las clases, aunque coinciden todas ellas en la materia que transmiten. Por regla general, se imparten cuatro clases de aproximadamente 1 hora de duración, con periodicidad semanal, y una quinta clase recordatoria a los 6 meses. Los grupos son reducidos (ocho o diez personas como máximo) y están repartidos de forma homogénea, según la ocupación laboral. (En la primera clase se hace una exposición sencilla, dirigida a profanos, explicando los fundamentos de la anatomía, la fisiología y la fisiopatología de la columna vertebral; en la segunda clase se revisan las posturas y actitudes que habitualmente toman los pacientes, y se les expli130
O.c. (prólogo). Notas tomadas de Monografías Médicas JANO, vol. 4, n.° 3 marzo, 1990. Según C. OLLE SOLÉ, M. T. VÁZQUEZ VENTURA, M. L., CATASUS CLAVE y R. ROTLLANT SOLA. 131
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Posturas y actitudes revisadas en el «back school». (Ref. Monografías Médicas JANO, Vol. 4, n.°3, marzo 1990).
can las posturas que deben evitar, indicándoles cómo deben protegerse en el manejo de pesos y en la realización de movimientos incidiendo, también, en la teoría de la presión intradiscal; en la tercera exposición se hacen indicaciones prácticas acerca de la presión intradiscal, enseñando a los asistentes las posturas correctas que deben adoptar en su vida diaria; en la cuarta clase se revisarán las actividades y posturas de su trabajo y ocio, tratando de reeducarles en todo aquello que pueda serles pernicioso. Al cabo de 6 meses se hará un test con el fin de evaluar los beneficios obtenidos, así como un recordatorio de lo enseñado.) En su constitución, el raquis lo integran 24 elementos óseos, al lado de otras estructuras, de forma superpuesta 132, de forma tal que existen 132 HERNÁNDEZ GÓMEZ (O.C, pág. 219) describe que la columna vertebral muy bien se puede entender como complejo de unidades elementales, con una serie de apoyos sucesivos que se corresponden con un entramado de vigas horizontales dispuestas sobre apoyos laterales; «cada viga es una vértebra», «los apoyos, uno a cada lado, son las articulaciones apofisarias»; se refiere a continuación al caso de la escoliosis, en que falla un apoyo lateral, lo que daría lugar a que se le compare, utilizando la terminología arquitectónica, con una «viga en voladizo» (que obliga a la «viga vertebral» a mantenerse sobre el apoyo restante).
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7 vértebras cervicales (que corresponden al cuello), 12 dorsales (que sostienen las costillas) y 5 vértebras lumbares; además, en esta descripción, de arriba a abajo, hay que añadir 5 vértebras sacras (soldadas entre sí) que se incluyen en los huesos ilíacos (formando la parte posterior de la cintura pélvica) y, finalmente, el cóccix (constituido, como promedio, por 4 piezas, pudiendo oscilar entre 3 y 5).
Nomenclatura clásica para la descripción del raquis óseo. (Ref. Defilipppies Novoa, E. y Sagastume, M. J., Tratado de traumatología médica legal, pág. 352. Editorial D Abaco de Rofolfo Depalma. Buenos Aires, 1987).
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Entre las vértebras, salvo en el conjunto sacro y coccígeo (cuyas piezas vienen soldadas entre sí), se intercalan discos elásticos, lo que permite la flexibilidad del raquis. Frente a la nomenclatura clásica con la que se conoce a la división de la columna vertebral (esto es, atendiendo a los segmentos cervical, dorsal y lumbar, con la región sacro coccígea), considerando que la biomecánica del raquis exige que su interpretación discurra por los cauces de la funcionalidad basada en la relación del ser humano con el medio que le rodea, algunos autores han propuesto que, persiguiendo tal fin, el raquis se organice por sectores, respondiendo a criterios de índole operativo; así HERNÁNDEZ CORVO l33 describe las siguientes partes: 1. Sector óculo-vestibulocefalógiro: hueso occipital, vértebras atlas y axis; 2. Sector cervical: tercera cervical actual hasta la segunda torácica actual. Se incluyen la primera y la segunda costillas y el manubrio esternal. 3. Sector primo: tercera vértebra torácica actual hasta la octava torácica actual. Se incluyen las unidades funcionales de la dinámica ventilatoria *. 4. Resorte bípedo: novena vértebra torácica actual hasta el cóccix. Se incluyen el resto de los arcos costales. Se conforma el ángulo bípedo lumbo-sacro. De ahí, en atención al que se acaba de denominar resorte bípedo, la importancia que se debe conceder, en la movilidad dorso-lumbar, al tercio inferior de la tradicionalmente conocida como región dorsal, puesto que, en una interpretación funcional, forma un todo con el raquis lumbo-sacro. A tal efecto, hay que recordar, también, que el balance funcional de la movilidad dorsolumbar ha de hacerse de forma unitaria y en este sentido DECOUX y RAZEMON 134 hacen las siguientes estimaciones:
133 HERNÁNDEZ CORVO, R. Morfología funcional deportiva, págs. 106 y 107, Edito rial Paidotrivo, Barcelona, 1989. * Al efecto conviene recordar que «la respiración es un acto articular más que muscular” (TISIE). 134 En: Manual de traumatología clínica, págs. 132 y 133. Toray-Masson, Barcelona, 1965.
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Flexión dorsolumbar, participan 1/3 del raquis dorsal y 2/3 R. lumbar. Lateralización dorsolumbar, participan 1/2 del raquis dorsal y 1/2 R. lumbar. Rotaciones dorsolumbar, participan 2/3 del raquis dorsal y 1/3 R. lumbar. Es obvio que la movilidad dorsolumbar contemplada en los apartados que se acaban de reflejar sólo tiene un valor meramente exposi-
Criterios de organización de la columna en sectores funcionales. (Según HERNÁNDEZ CORVO, R.).
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tivo, pues, en la práctica, tales desplazamientos parciales constituyen un todo unitario, formando cadenas cinéticas sucesivas que, en el sujeto, en su precisión funcional, no pueden ser separadas como elementos aislados, sino que forman un todo en el que las partes accionan e interaccionan entre sí. Dentro del aludido resorte bípedo, determinadas vértebras o niveles vertebrales, por su especial ubicación en el edificio raquídeo y por la misión que deben cumplir, merecen una singular consideración, como son la duodécima vértebra dorsal, la tercera lumbar y la charnela lumbosacra. En conexión con ello K APANDJI l35 anota lo que sigue: «La duodécima vértebra dorsal (DI2) constituye el punto de inflexión entre la cifosis y la lordosis lumbar. Se trata de una vértebra charnela cuyo cuerpo vertebral es relativamente importante en relación al arco posterior, por detrás del cual los músculos de los canales pasan formando un puente, sin tomar inserciones notables en él. DELMAS la parangona con una verdadera rótula vertebral.» «El papel de la tercera vértebra lumbar (L3) apenas está comenzando a comprenderse. Esta vértebra posee, de hecho, un arco posterior más desarrollado, que sirve de relevo muscular entre los haces lumbares del dorsal ancho procedentes del hueso ilíaco, que se insertan en las apófisis transversas de L3, por una parte, y por otra remonta hacia el raquis dorsal los haces del espinoso dorsal, cuya inserción más baja se sitúa exactamente en la espinosa de L3. Así, los músculos con inserción sacroilíaca impulsan fuertemente a la tercera lumbar hacia atrás para que sirva de punto de apoyo a los músculos dorsales; por lo tanto, desempeña un papel esencial en la estática vertebral, tanto más puesto que está situada en el vértice de la lordosis lumbar y que sus caras son paralelas y horizontales entre sí.» «La quinta vértebra lumbar (L5), con su carácter cuneiforme, ha de realizar la transición entre el sacro —más o menos horizontal— y el raquis vertical. La charnela lumbosacra representa un punto débil en el edificio raquídeo; en razón a la inclinación de la cara superior de la primera sacra, el cuerpo de la quinta lumbar tiende a escurrirse hacia abajo y hacia adelante»; a esto hay que añadir que «el disco 135 KAPANDJI, I. A. Cuadernos de fisiología articular, págs. 88 y 96, Masson, S. A., Barcelona, 1983.
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lumbosacro soporta, en condiciones normales 2/3 del peso del tronco». Y, respecto al reparto de la flexión, en el raquis lumbar, CAI136 LLET señala que L5-S1 participa en el 60-75% (L4-L5 20-25%, mientras que los niveles comprendidos entre L1-L2, L2-L3 y L3-L4 lo hacen entre el 5 y el 10 %). Curvaturas vertebrales: observando el raquis en su conjunto, en primer término, se puede apreciar que en el alineamiento de las vértebras se dibujan, en condiciones normales, varias curvaturas y, en concreto, en los siguientes niveles: 1. 2. 3. 4.
Curvatura cervical (punto de inflexión sexta y séptima cervical). Curvatura dorsal (quinta y sexta dorsal). Curvatura lumbar (tercera y cuarta lumbar). Curvatura sacra.
Se llama índice de curvatura (I) del raquis, a la relación entre su altura (H) y su longitud (L) tal que: I = H/L, de modo que cuanto más acentuadas son las curvaturas, H disminuye en esa proporción y menor es el índice l37 (L se mide en el cóccix hasta el atlas por la parte anterior de los cuerpos vertebrales). DELMAS, atendiendo al índice de curvatura, clasificó los tipos de columna en tres grandes grupos: 1. Con índice menor de 95 (o columnas con curvaturas muy acentuadas, con sacro muy móvil, siendo los puntos de máxima inflexión L2 ó L3, D5 ó D6 y C5 ó C6). 2. índice mayor de 95 y menor de 96 (con valor medio 95,5), con puntos de máxima curvatura L3 ó L4, DIO y C6 ó C7. 3. Columnas con curvaturas borradas, índice mayor de 96, con sacro poco móvil, siendo los puntos de máxima curvatura L4, DIO y C6 ó C7 l38. La finalidad de las curvaturas vertebrales es comunicar al raquis una mayor resistencia y elasticidad; su eficacia es tal que su disposición hace de la columna 17 veces más resistente que si careciese de las mismas IM, lo que se comprende en atención a la siguiente fórmula: R = n2 + 1 (siendo n el número de curvas). 136 137 138 139
CAILLET, R., Les lombalgies, pág. 33, Masson, París, 1982. Notas tomadas de LAPIERRE, O.C, págs. 148 y 149. Notas tomadas de LAPIERRE, O.C., págs. 148 y 149. HERNÁNDEZ GÓMEZ, R., Biomecánica y patomecánica, o.c, pág. 214. El autor
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Reparto de la flexión en el raquis lumbar (Obsérvese cómo en la flexión completa se invierte la curvatura lumbar). (Según CAILLET, o.c., pág. 33).
El raquioma: la unidad básica y más elemental del raquis está representada por el segmento móvil de JUNGHANS, descrito en 1931 por este autor, y que se define como «el comprendido entre dos vértebras adyacentes y sus partes blandas»; está, pues, constituido por «el disco intervertebral, con las plataformas vertebrales limitantes, las articulaciones vertebrales posteriores y los ligamentos vertebrales común anterior, posterior, interarticulares, interespinoso y supraespinoso»; entiende que esto hay que aplicarlo no sólo a las curvas normales, sino también a las patológicas, concretamente las establecidas en el plano frontal como la escoliosis, pues, dice, «nada impide pensar que la combinación de curvas que se establecen habitualmente en diversos tipos de escoliosis contribuyen a defender al raquis en su conjunto, incrementando su resistencia».
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Máximos de curvatura en los diferentes tipos de columna.
Determinación del índice de curvatura i = A/L 100 (según LAPIERRE, A. o.c, pág. 147).
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Segmento móvil de Junghans. En un corte lateral y en un recorrido de anterior a posterior se observa: ligamento longitudinal anterior y anillo fibroso, ligamento longitudinal posterior, el canal vertebral, la articulación posterior, ligamento amarillo, el ligamento interespinoso y el ligamento epiespinoso. (Tomado de PASTRANA y cols.).
«el disco intervertebral autoriza seis grados de libertad de movimiento, sin que se haya confirmado la hipótesis de STEINDLER de que el núcleo pulposo cambia de localización, moviéndose hacia atrás en la flexión y hacia adelante en la extensión» l40. A esta unidad, también, 140 Textos entrecomillados tomados de LLANOS ALCÁZAR, F. L., en: Introducción de la biomecánica del aparato locomotor, pág. 449, Editorial de la Universidad Complutense, Madrid, 1988.
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algunos autores la denomina raquioma, que, en definitiva, está determinada por «todo lo que existe o separa una vértebra de otra, y constituyendo estructuras no rígidas susceptibles de movimiento» 141. Dentro del anterior, especial importancia tiene el disco intervertebral, tanto en los requerimientos de naturaleza estática como de tipo dinámico, siendo una estructura fibrocartilaginosa que se interpone entre los cuerpos vertebrales; el trabajo a que se ven sometidos estos discos es constante e intenso, actuando como elemento de amortiguación y trasmitiendo la presión que reciben en todas las direcciones (según el principio físico de PASCAL); las fuerzas de compresión sobre los discos aumentan a medida que el raquis se recorre en sentido cefálico-caudal. Desempeña funciones de un verdadero cojinete hidráulico, siendo aplicable las leyes generales de la estática de fluidos l42; en el centro del disco se ubica el núcleo pulposo, de naturaleza gelatinosa. La capacidad de movilidad del raquis, entre otros aspectos, está en proporción al número de unidades funcionales elementales (raquiomas) disponibles efectivamente, pues actúan como rótulas que permiten los movimientos entre los cuerpos superpuestos. En concreto «la amplitud de esos movimientos depende especialmente de la relación entre la altura (a) y la superficie (S) del disco intervertebral, lo que se llama índice del disco intervertebral (I = S/a); cuanto menor es I, mayor es la amplitud de movimientos permitida» l43. Apunta HERNÁNDEZ GÓMEZ 144 que «los discos intervertebrales, debido a su elasticidad, actúan como muelles, devolviendo el cuerpo vertebral a su posición anterior —de forma similar a lo que tiene lugar en el mango de los transmisores telegráficos—. Por tratarse de cuerpos elásticos, la velocidad de movimiento de cada cuerpo —según ley elemental de física— es inversamente proporcional a la suma de las masas en colisión—. El núcleo pulposo, protruyendo sobre el resto del disco, es el que normalmente recibe el impacto, permitiendo, con su masa mucho menor, incrementar la velocidad de movimientos raquí141
1989. 142
PASTRANA y cols., Dolor de espalda y rehabilitación, vol. II, pág. 23, Madrid,
Las propiedades mecánicas del disco dependen directamente de su grado de hidratación (como el disco es una estructura «viviente», la hidratación disminuye en el curso de los años, estimándose que, el niño posee un 90 % de agua, mientras que, a los 65 años, no sobrepasa el 65 %. MARTÍNEZ, C, Le rachis, pág. 6, Masson, París, 1982. 143 L A P I E R R E , o.c., pág. 153. 144 H E R N Á N D E Z G Ó M E Z , o.c, pág. 218.
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deos». Todo esto tiene gran importancia, ya que permite comprender las causas de un menor rendimiento vertebral a medida que el sujeto tiene más años, pues, sigue diciendo HERNÁNDEZ GÓMEZ, «cuando el impacto se hace sobre todo el disco, como sucede en individuos de edad, la masa receptora de cada golpe se hace equivalente a la masa del cuerpo vertebral, la suma de ambas se convierte en una cantidad apreciable y los movimientos pierden velocidad. Fuerzas y momentos de fuerzas actuantes sobre el raquis lumbar La manipulación de pesos y cargas, en general, tiene una especial incidencia en el segmento lumbar y, en particular, en el tránsito lumbosacro, muchas veces con grave riesgo para la integridad de las estructuras puestas en juego y, más aún, cuando se sobrepasan determinados límites de peso o, sin llegar a esos extremos, en cuanto a la carga en sí misma, no se adopta la aptitud de trabajo higiénicamente adecuada. Las fuerzas de compresión sobre los discos lumbares varían en relación directa con el peso levantado y la distancia de la carga con respecto al eje perpendicular al cuerpo, esto es, según el grado de inclinación a que se obliga al raquis en el curso del alzamiento de una carga. A nivel del disco, y tal como describen THOMAS y VISCHER 145, «cuando el sujeto se inclina hacia adelante, en un primer momento, la parte posterior del disco se abre; a continuación, en una segunda fase, en el curso de la elevación de la carga, el disco se comprime y se propulsa hacia atrás el núcleo pulposo a través de una fisura del anillo fibroso, pudiendo comprimir e irritar al ligamento vertebral posterior y a la raíz nerviosa; el dolor brusco hace que el sujeto se enderece rápidamente con lo que, por esta acción del tronco, se cierra la fisura del anillo fibroso y se produce la hernia de disco», siendo este el mecanismo, de forma esquemática y en síntesis, de la génesis de esta patología en una aparición aguda. Junto a los esfuerzos violentos y aislados, son también muy importantes aquellos otros que se producen por insultos reiterados, aun cuando no sean intensos y aparatosos como en el ejemplo anterior, 145
THOMAS, L. y VISCHER, M. D., en: Dolor en reumatología, págs. 72 y 73. Crass Ediciones, Barcelona, 1986.
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pues, en cualquier caso, terminan, antes o después, deteriorando de forma seria las zonas anatómicas comprometidas. El efecto de las cargas sobre el raquis genera fuerzas —traslación— y momentos de fuerza —rotación—, variables para cada caso, pudiendo aproximarse a su cálculo manejando las leyes físicas que gobiernan esta materia. TICHAUER l46 ha comparado los elementos estructurales de que se vale el organismo con los componentes de una grúa y, suponiendo, en un esquema muy simple, que el raquis se prolonga con las extremidades superiores como un brazo de palanca, se comprende que, cuanto mayor sea el coseno del ángulo formado por las estructuras anatómicas referidas con respecto a la horizontal (recordando que coseno de 90° = 0 y que coseno de 0° = 1), o cuanto mayor sea la distancia entre la carga con respecto al eje del cuerpo, más crecerá el momento de fuerza (Mf) correspondiente.
146
TICHAUER, E. R., O.C, pág. 254.
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Los elementos estructurales de que se vale el organismo humano han sido comparados con los componentes de una grúa: pueden aplicarse las mismas técnicas matemáticas para predecir el comportamiento de ambos. A. B. C. D. E. F.
Húmero. Asiento de la articulación de la cadera. Columna vertebral. Articulación del hombro. Brazo. Carga
G. H. I. J. K. L.
Músculos-Glúteo (g. maximus). Músculos-Espalda (sacro-espinales). Articulación lumbosacra. Proceso espinoso de las vértebras. Músculo trapecio. Distancia desde el centro de la masa del conjunto cominado cuerpo-carga a las articulaciones de la columna lumbar.
(Según TICHAUER, E. R., en: Enciclopedia de Medicina, Higiene y Seguridad en el Trabajo, o.c, pág. 254, Vol. I. O.I.T., 1971-1972).
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El concepto de momento aplicado a la derivación de los equivalentes de elevación biomecánicos. Todas las cargas representadas en la figura producen aproximadamente iguales momentos de flexión sobre la articulación sacrolumbar. Para aplicar la fórmula reseñada, hay que considerar: 0,2 m = distancia aproximada desde las articulaciones de la columna lumbar a la parte delantera del abdomen (lo que supone un valor constante para cada individuo). L = longitud de un lado de un cubo de densidad uniforme levantado durante la tarea normal que se realiza. W = peso del cubo manipulado. Me = equivalente biomecánico de elevación (*). (Gráfico y texto según TICHAUER). (*) La fórmula antes indicada, MF = F . d, es la que se aplica en este caso (ahora, F hay que sustituirlo por W —peso del cubo—; d = 0,2 + 1/2 de L, dado que el centro de gravedad del cubo se considera a nivel del punto medio L). La transformación de kgf.m a N.m se hace multiplicando por 9,8; (3 . 9,8 = 29,4).
No obstante, el cálculo del momento de fuerza con respecto a un disco o eje vertebral determinado resultará mucho más complejo si se tienen en consideración todas las variables que entran en juego, dado que la realidad biomecánica de la persona también es compleja, y de ahí que la cuestión no pueda quedar reducida a una sola ecuación, pues, cierto es que tal momento de fuerza (Mf) resultará de la integración de otros, tanto que para ser conocido se ha de involucrar no sólo al raquis, sino, también, al conjunto de cadenas cinéticas compuestas por las extremidades superiores, atendiendo a sus ángulos y pesos respectivos, así como, también, se habrán de considerar las estructuras anatómicas situadas por encima del eje correspondiente, esto es, el peso de la cabeza y del tronco.
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Trabajando sobre el esquema adjunto, el momento de fuerza respecto al nivel L4-L5, con una serie de operaciones, resulta de la suma de las siguientes ecuaciones 147: Mf = X • cosH + Y (d • cos H + e-senQ) + Z (d • cosH + f • senQ + g • senW) + F (d • cosH + f • senQ + h • senW) (Ecuación 1) Los factores indicados significan: «F = Peso de la carga levantada. Z = Peso de los antebrazos. Y = Peso de los brazos. X = Peso de la cabeza y de la parte del tronco situado por encima de L5. c = Distancia (m) entre L5 y el centro de gravedad (cg) de la masa cabeza-tronco. d = Distancia (m) entre L5 y la articulación del hombro. e = Distancia entre el hombro y el cg del brazo. f = Distancia entre el hombro y el codo. g = Distancia entre el codo y el cg del antebrazo. h = Distancia entre el codo y el eje de prehensión. H = Ángulo de inclinación del tronco (en relación a la horizontal). Q = Ángulo de inclinación del brazo (en relación a la vertical). W = Ángulo de inclinación del antebrazo (en relación a la vertical)».
147 Anotaciones tomadas de MAIRIAUX, Ph. (con ocasión de las lecciones impartidas sobre ERGONOMÍA en el Departamento de Medicina e Higiene del Trabajo, Facultad de Medicina, Universidad Católica de Louvaine-Bélgica, 1986). Por su parte, el Boletín bibliográfico de la prevención (publicado por el Instituto Nacional de Medicina y Seguridad en el Trabajo —muy buena publicación, por su utilidad—) en el n.° 1 de 1990, y bajo la referencia CIS-90-340, alude a un compendio de cuatro artículos que tratan de los problemas del trabajo físico y, entre ellos, uno que se refiere a la evaluación de la carga física ejercida sobre la columna (Arbeitsmedizinische Praxis, Berlín —República Democrática Alemana—, 1988), que se remite, también, a las ecuaciones y cálculos indicados.
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Indica también MAIRIAUX que los diferentes factores de la ecuación anterior pueden ser aproximados a partir de las siguientes fórmulas o por las de DRURY y cols. (1983): X = 0,499 • P (Peso del sujeto) Y = 0,056 • P Z = 0,444 • P d = 0,188 • T (talla —m—) ó 0,234 • T c= 0 , 1 4 6 •T ó 0 , 1 0 1 . T e = 0,223 • Distancia funcional de alcance (m) ó 0,0827 • T f = 0,463 • Distancia funcional de alcance ó 0,1896 • T g = 0,275 • Distancia funcional de alcance ó 0,082 • T h = 0,537 • Distancia funcional de alcance ó 0,1907 • T. Repárese en que, «si la carga es levantada siguiendo la vertical del hombro», la ecuación (1) queda reducida a: MFt = X • c • cosH + d • cosH (Y + Z +F) (pues el sen 0o = 0) En resumen, cuanto mayor sea la inclinación del cuerpo hacia adelante y mayor también el peso soportado entre las extremidades superiores, la presión intradiscal intervertebral crecerá. Por eso, la importancia que en el levantamiento de cargas adquiere la adopción de una postura higiénica, junto, evidentemente, a la limitación, en lo posible, del peso de las cargas que hay que mover y desplazar. Por ejemplo, ante una carga Pl que haya de ser alzada con las manos, se pone en acción «un gran brazo de palanca cuyo punto de apoyo está situado a nivel del núcleo pulposo de L5-S1; para equilibrar esta fuerza, los músculos espinales (SI) operan sobre un brazo de palanca siete u ocho veces superior al peso Pl. Se pueden reducir estas fuerzas en función del ángulo de inclinación del tronco hacia delante. En cualquier caso, la fuerza ejercida sobre el disco lumbosacro será igual a la suma de Pl y SI» l48. De esta forma, la acción de los músculos espinales trata de compensar las acciones oponentes, que vienen determinadas por el valor de la carga, el grado de inclinación de la espalda (condicionado, a su vez, por la distancia de la carga con respecto a la línea vertical del 148
Según KAPANDJI, I. A., Cuadernos de fisiología articular, vol. III, pág. 112. Masson, Barcelona, 1981.
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El peso de la parte superior del tronco junto al de la cabeza se aplican a nivel del centro de gravedad parcial (P) situado por delante de la vértebra D12, este peso recae en la extremidad de un gran brazo de palanca (P1) cuyo punto de apoyo está en L5-S1; a su vez, P1 es equilibrado por la fuerza S1. La fuerza ejercida a nivel de L5-S1 es igual a la suma de P1 + S1. (Según KAPANDJI).
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cuerpo, tal que la longitud del brazo de palanca en que se constituye el raquis, multiplicado por el conseno del ángulo formado por el anterior sobre la horizontal, equivale a la distancia, como se ha expresado en páginas anteriores). Pero, es que, además, no es lo mismo que la presión sobre el disco recaiga de forma homogénea sobre todo él —incidencia vertical, lo que supone que el tronco cuida una posición erecta— que de forma tangencial —esto es, raquis obligado en posición de flexión—, pues, en este último caso, la fuerza de tensión que se comunica al anillo fibroso que rodea al disco aumenta de forma considerable, pudiendo precipitar su ruptura. Tanto es así que el reparto de la presión intradiscal es esencial a efectos preventivos. Lo anterior implica, también, que no es lo mismo elevar un peso con las rodillas flexionadas y la espalda derecha, que desplazar desde el suelo ese mismo peso con las extremidades inferiores extendidas y la espalda doblada. Las variaciones de presión discal experimentan cuantitativa y cualitativamente enormes diferencias. KAPANDJI l49 lo ilustra con el ejemplo que ahora se cita: «se calcula que para levantar una carga de 10 kg, con las rodillas dobladas y el tronco vertical, la fuerza SI de los músculos espinales es de 141 kg; una carga de 10 kg, levantada con las rodillas extendidas y el cuerpo inclinado hacia delante, requiere una fuerza SI de 256 kg. Si esta misma carga se lleva con los brazos extendidos hacia adelante, la fuerza SI necesaria es de 363 kg. En ese momento, según los autores, la carga que soporta el núcleo sería de 282 a 726 kg, e, incluso, 1200 kg, lo que es notablemente superior a las cargas de ruptura de los discos vertebrales (880 kg antes de los 40 años, 450 kg en los sujetos de edad avanzada» 15°. No obstante, también hay que considerar que la presión de los discos intervertebrales por la entrada en competencia de las funciones respiratorias, inducidas por la presión que se genera en el abdomen ante esfuerzos importantes, se verá aliviada, tanto que, según el mis149 150
KAPANDJI, O.C, pág. 112. Considérese que la fuerza aplicada sobre el disco intervertebral se distribuye
(según Nachenson y Elfström) en un 75 % sobre el núcleo y un 25 % sobre el anillo fibroso; más cuando la presión intradiscal es superior a 30 kg f/cm2, esto determina un esfuerzo de tensión en la parte posterior del anillo fibroso que se aproxima a 100 kg f/cm 2 , lo que lo sitúa en su límite de ruptura. (Nachenson, A. and Elfstróm, G.: Intravital dynamic pressure measurements in lumbar discs. Sacnd. J. Rehabilitación Medicine, Supplement 1. Almqvist and Wiksell. Estocolmo (Suecia), 1970).
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Esfuerzo en kilogramos-fuerza sobre el quinto disco lumbar de una persona de altura media, impuesto por la erección de la espalda inclinada, según el ángulo de inclinación del tronco y el peso de la carga
151 Ref. GRANDJEAN, E. Precis d'ergonomie, pág. 117. Les Edition D'organisation. París, 1985.
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mo KAPANDJI 152 , sobre el disco D12-L1 decrece en un 50 % y sobre el nivel L5-S1 se estima que se reduce en un 30 %, así como también se considera que disminuye en un 55 % la tensión sobre los músculos espinales, aunque tales mecanismos sólo se han de tener en cuenta ante esfuerzos breves e intensos (pues como razona el autor citado, una apnea absoluta no puede mantenerse mucho tiempo, por las perturbaciones que causaría). Esto merece ser tenido en cuenta, en determinados casos de valoración clínica de la incapacidad permanente para el trabajo, pues, ante la existencia de lesiones de tipo vertebral, junto con otras que pudieran darse, la apreciación de ese conjunto nosológico, en conexión con los requerimientos que el trabajo impone (ecuación lesión-tarea), no se hará en forma de mera concurrencia, sino con carácter acumulativo de las lesiones. La Directiva de fecha 29.5.1990, del Consejo de las Comunidades Europeas (Diario Oficial de las Comunidades de 21.6.90), concerniente a las prescripciones mínimas de seguridad y salud relativa al manejo de cargas suponiendo riesgo, especialmente dorso-lumbar para los trabajadores, tienen en cuenta los siguientes elementos de referencia: a) Con carácter general: 1. Características de la carga La manipulación de una carga puede entrañar riesgos, especialmente dorso-lumbares, en los casos en que: — La carga es demasiado pesada o demasiado grande. — Es incómoda o difícil de coger. — Está en equilibrio inestable o su contenido tiene el riesgo de desplazarse. — Está colocada de manera que tiene que ser sostenida o manipulada a distancia del tronco o con una flexión o una torsión del mismo. — Es susceptible, en atención a su aspecto exterior y/o consistencia, de producir lesiones para los trabajadores. 152
KAPANDJI, I. A., o.c, pág. 112, al referirse al «Tronco como estructura hinchable». De todos modos, el cálculo exacto de la acción mecánica intrabdominal es difícil de concretar, entre otras cosas porque habría que determinar el brazo de palanca particular para cada situación; algunos autores han estimado que es capaz de soportar de 1/6 a 1/3 de la fuerza extensora (según cita MAIRIAUX, O.C).
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Límites de transporte de carga (legislación comparada)*
* Los datos referentes a Francia, Gran Bretaña y Alemania han sido tomados de MAIRIAUX, Ph, o.c. El Diario Oficial de las Comunidades Europeas (4-5-88), en el marco de los actos jurídicos preparatorios recoge una propuesta directiva referente a las disposiciones mínimas de salud y seguridad en cuanto al transporte de cargas pesadas que impliquen riesgos de lesión lumbar, elaborada por una comisión al efecto (11-3-88). El mismo diario oficial, con fecha 21-6-90 publica la directiva concerniente a las prescripciones mínimas de seguridad y de salud en relación con el manejo de cargas suponiendo riesgo especialmente a nivel dorso-lumbar. ** Véase también convenio de 7 de junio de 1967, ratificado por instrumento de 6 de marzo de 1969 (Jefatura del Estado, BOE 15/10/70), peso máximo de carga transportada por un trabajador.
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2. Esfuerzo físico requerido Un esfuerzo físico puede determinar riesgo, especialmente dorsolumbar, en los casos siguientes: — Es demasiado importante. — No puede ser realizado más que por movimientos de torsión del tronco. — Conlleva un movimiento brusco de la carga. — Se lleva a cabo cuando el cuerpo está en posición inestable. 3. Características de medio de trabajo Las características del medio de trabajo pueden acrecentar el riesgo, especialmente dorso-lumbar, en los casos siguientes: — El espacio libre, especialmente vertical, es insuficiente para el ejercicio de la actividad encomendada. — El suelo es desigual, fuente de tropezones, o bien deslizante por el calzado que lleva el trabajador. — El emplazamiento o el medio de trabajo no permite al trabajador el mantenimiento manual de las cargas a una altura segura o en una adecuada postura. — El suelo o el plano de trabajo presenta desniveles que implican que la manipulación de la carga se haga a distintas alturas. — El suelo o el punto de apoyo es inestable. — La temperatura, la humedad o la circulación del aire son inadecuadas. 4. Exigencias de la actividad La actividad puede presentar riesgo, especialmente dorso-lumbar, cuando comporta una o varias de las siguientes exigencias: — Esfuerzos físicos que solicitan al raquis, especialmente muy frecuentes o muy prolongados. — Un período de reposo fisiológico o de recuperación insuficientes. — Distancias demasiado grandes de elevación, de descenso o de transporte. — Una carencia impuesta por un proceso no susceptible de ser modulado por el trabajador.
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b) Factores individuales de riesgo Los trabajadores pueden correr riesgo en los casos siguientes: — Ineptitud física para ejecutar la tarea en cuestión *. — Inadecuación de las ropas, calzados u otros efectos personales, llevados por el trabajador. — Insuficiencia o inapropiación de conocimientos o de la formación. Cálculo del riesgo de comprensión a nivel del disco L5-S1: Método del NIOSH Siendo la charnela lumbosacra «un punto débil del edificio raquídeo» (KAPANDJI) y, atendiendo a los altos requerimientos a que se ve sometida, es lógico que haya sido motivo de especial interés. Partiendo de estudios biomecánicos y psicofísicos, el NIOSH (National Institute for Ocupational Safety and Heald) ** propuso en 1981 una metodología simple y eficaz que trata de determinar las «contraintes» de trabajo derivadas de la manipulación y manejo de cargas, y sus consecuencias sobre la «astreinte», analizando los niveles de carga que se han de considerar inaceptables o que, sin llegar a tal extremo, conllevan, sin embargo, un riesgo evidente para ciertos individuos (estados de alerta). El método es de un alto grado de operatividad, tanto por su alcance preventivo general como por su carácter práctico, pudiendo ser aplicado por el médico del trabajo cuando estudie una determinada tarea, aplicando las medidas de tipo correctivo que en cada caso se merezcan. * Como se habrá podido observar, la Directiva aludida se refiere específicamente al riesgo dorso-lumbar; hay que recalcarlo, pues no es infrecuente que en los procedimientos en materia de incapacidad que se siguen ante la Seguridad Social, a la columna dorsal se le relega a un segundo plano, incluso, incurriendo en la práctica viciosa de no examinarla. Si, por un lado, se tiene en cuenta que la consideración funcional del raquis que alude al resorte bípedo vertebral (que comienza por debajo de la octava dorsal), y por otro, también se considera que los movimientos de torsión del tronco (en los que participan 2/3 de la región dorsal y 1 /3 de la región lumbar) vienen estimados en la Directiva como un elemento de riesgo, se entenderá que la columna dorsal tiene un papel biomecánico muy importante que, en ningún caso, se puede desconocer. ** Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (USA).
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El contenido del método se indica a continuación, a partir de las anotaciones expuestas por MAIRIAUX I53: «Objetivos: determinar dos niveles de carga: 1. C.M.P. = carga máxima admisible 2. C.A. = carga de alerta El levantamiento de cargas superiores al límite establecido por la C.M.P. debe ser considerado como inaceptable, ya que el riesgo es tal que sólo un número reducido de individuos se pueden considerar capacitados para ejecutar una tarea en estas condiciones sin incurrir en un estado de peligro. Estas situaciones requieren obligatoriamente una modificación ergonómica de la tarea. El límite propuesto responde a cuatro criterios: a) La incidencia de las lesiones vertebrales y de accidente aumentan significativamente en la población laboral cuando el trabajo ejecutado sobrepasa el nivel de C.M.P. b) Las condiciones de trabajo que comportan las cargas superiores a la C.M.P. implican fuerzas de compresión a nivel de L5-S1 mayores a los 650 kg, las cuales no son tolerables c) El gasto energético, trabajando por encima de la C.M.P., sobrepasaría los 300 W. d) Únicamente el 25 % de los trabajadores masculinos, y menos del 1 % de los femeninos, tienen fuerza muscular suficiente para efectuar tareas superiores a la de la C.M.P. Respecto a la Carga de alerta se ha de entender que, sin llegar a constituir una demanda de esfuerzo de riesgo para los trabajadores en 153
MAIRIAUX, Ph., o.c; bibliografía a que se remite el autor en relación con las cargas máximas admisibles: «NIOSH: Work Practices Guide for Manual Lifting (1981), Technical Report 81-122, NIOSH, Cincinnati, OH 45226. CEE: Niveaux limites de forcé dans les travaux manuels (1980). Secrétariat de l'Action Communautaire Ergonomique, Bátiment Jean Monnet, av. Alcide de Gasperi, Luxembourg. SNCOK, S. H., the desimg of manual handling take, Ergonomics, 21:963-985, 1978. Adresse d'auteur: Liberty Mutual Insurance Company, 71 Frank Road, Hopkinton, Massachusetts 01748, USA». Por otra parte, el Boletín Bibliográfico de la Prevención, en el n.°5 de 1989, y bajo la referencia CIS 89-1731, se remite a la revista alemana Refa Nachrichten, 1988, vol. 41, n.°3, en un trabajo de MARTIN, K., KRIEGER, R., y WINDISCH, G., bajo el título Handhaben von Lasten-Zwei Methoden zur Ermittlung von Grenzlasten, en donde pueden verse las ecuaciones establecidas por el NIOSH y por BURAND para la determinación del peso máximo aceptable de mercancías para elevar manualmente.
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una estimación global, significa, sin embargo, un nivel que se ha de tener en cuenta. En especial, en los límites comprendidos entre la C.A. y la C.M.P. se han de extremar las precauciones, pues si pueden ser tolerados por ciertos individuos, son, de otra parte, peligrosos en aquellos constitucionalmente débiles, o que, sin serlo, les falta entrenamiento para afrontar ciertas exigencias de esfuerzo laboral; para estos, las demandas de actividad que se sitúen entre la C.A. y la C.M.P. han de ser tomadas como un peligro evidente. En cualquier caso, las tareas incluidas en estas situaciones requieren la consideración de medidas ergonómicas para el aligeramiento de la «contrainte», completadas por una eventual selección de trabajadores y programas de formación. El umbral de la C.A. responde a cuatro criterios: a) La incidencia de las lesiones vertebrales y de accidente se acrecienta moderadamente en las situaciones comprendidas entre la C.A. y la C.M.P.;
La figura muestra tres zonas definidas por las curvas correspondientes a la C.M.P. y a la C.A., considerando el alzamiento de una carga situada a 15cm del suelo que debe ser levantada a la altura de la muñeca (75 cm) menos de una vez cada cinco minutos, en función de la distancia horizontal entre la carga y el punto medio situado entre los dos tobillos.
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b) La C. A. induce una fuerza de compresión sobre el disco L5-S1 del orden de 350 kg, que puede ser tolerada por la mayoría de los trabajadores jóvenes y de buena salud; c) El gasto energético no sobrepasaría los 240 W cuando la tarea es superior a la C.A. d) Más de un 75 % de las mujeres, y el 99 % de los hombres, están muscularmente capacitados para levantar cargas correspondientes a la C.A. Las situaciones de trabajo situadas por debajo del umbral de alerta se consideran como aceptables. CAMPO DE APLICACIÓN
a:
Los límites propuestos por el NIOSH serán aplicables únicamente — Un movimiento de levantamiento progresivo, sin ser «a golpes». — A los levantamientos de cargas con las dos manos, simétricas en el plano sagital y sin movimiento de torsión en el curso del alza miento. — Con una distancia moderada entre el punto de agarre y la carga y el raquis: 75 cm como máximo. — Con una postura no limitada por el entorno. — Una interacción satisfactoria entre la carga y el individuo: presencia de empuñaduras, calzado adaptado y suelo no deslizante. — Condiciones ambientales favorables.
El NIOSH, se subraya de otra parte, no tiene en cuenta los «factores de seguridad» (generalmente dispuestos por los ingenieros). PROCEDIMIENTO DE CÁLCULO
1. Datos preliminares H = Distancia horizontal (cm) entre la posición de las manos en el momento de iniciación del levantamiento y el punto medio de la línea que une los dos tobillos.
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V = Distancia vertical (cm) entre las manos y el suelo, al iniciarse el levantamiento. D = Distancia vertical (cm) que ha de franquear la carga entre el punto de levantamiento y el punto de llegada. F = Frecuencia media de levantamiento por minuto. Duración = Tiempo durante el cual el levantamiento de la carga es efectuado con la frecuencia observada. Únicamente se definen dos categorías: el levantamiento ocasional, cuando la duración no sobrepasa una hora continua; levantamiento continuo, cuando la duración corresponde prácticamente al tiempo de la jornada de trabajo. fD = Factor correctivo para el trayecto vertical de la carga. Responde a esta expresión: fD = 0,7 + 2¡L D El valor mínimo que hay que darle a D es de 25 (aun cuando D, en realidad, correspondiese a una distancia de 0). De esta forma fD oscila entre 1 (si D = 0 ó D = 25) y 0,74 (si D = 200 cm). fF = Factor correctivo para la frecuencia/minuto de levantamiento. F
f F = l - ____ F max. Correspondiéndose F max. con los valores que aparecen en la tabla siguiente:
2. Ecuaciones de cálculo C.M.P. (kg) = 3 • C.A. (kg) C.A. = Pi • fH • fV • fD • fF
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en donde las variables significan: Pi = Peso «idóneo» para levantar = 40 kg. fH = Factor correctivo de la posición horizontal de la carga = 15/H; el valor de fH varía de 1 (para H = 15 cm) a 0,20 (para H = 75 cm). fV = Factor correctivo para la posición vertical de carga; el valor de fV varía de 1 (para V = 75 cm —altura de la muñeca—) a 0,7 (para V = 0 —carga a nivel del suelo— o para V = 150 cm —carga al nivel de los hombros—). Se determina conforme a la siguiente fórmula: fV = 1 - [0,004 • (V - 75)] Teniendo en cuenta lo dicho hasta el momento, la ecuación de cálculo de la carga de alerta queda así: C.A. = 40 • 15/H • [1 - 0,004 (V - 75)] • (0,7 + 7,5/D) •(1 _ F / fm a x ) y con respecto a la C.M.P., basta recordar que: C.M.P. = 3 • C.A.».
4.1.3. Concepción en función de los medios de señalización y de representación así como de los órganos de mando 4.1.3.1. Medios de señalización y representación «Los medios de señalización y representación deben ser escogidos, concebidos y dispuestos de manera que sean compatibles con las características de la percepción humana. En particular: a) La naturaleza y el número de las señales y soportes de información deben ser compatibles con las características de la información que hay que transmitir.
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b) Para asegurar una buena identificación de las informaciones cuando los soportes de información son numerosos, deben estar dispuestos en el espacio de forma que proporcionen una orientación se gura, clara y rápida. La disposición puede estar en función bien del proceso técnico, bien de la importancia y frecuencia de la utilización de ciertas informaciones. Se puede hacer por grupos según las funciones en los procesos, el tipo de medidas, etc. c) La naturaleza y la forma de las señales y de los soportes de información deben asegurar una percepción no equívoca. Esto es aplicable muy especialmente a los signos de peligro. Se debe, por ejemplo, tener en cuenta la intensidad, la forma, las dimensiones y la relación entre el signo óptico y el acústico; d) Las variaciones de información deben ser compatibles en dirección y en amplitud con los cambios o movimientos que impongan. e) En caso de actividades prolongadas en las que predomina la información y la vigilancia, los efectos de sobrecarga o subcarga deben ser evitados por medio de una concepción y una disposición particular de las señales y de los soportes de información.» LOMOV y VENDA * recuerdan que, «según los principios fundamentales de la percepción visual, el contorno del signo tiene un papel esencial, clasificando los signos según el grado de su complejidad en: simples, medios y complejos. La complejidad del signo puede evaluarse de acuerdo con el número de elementos que lo integran. Si el signo se compone sólo de contorno, puede considerarse simple; si, además del contorno, incluye un elemento adicional (detalle interior o exterior, letra, cifra), de complejidad media; y si incluye varios elementos adicionales, complejo. Los signos simples poseen ventajas en cuanto a la diferenciación, pues se distinguen con rapidez y exactitud, pero, en lo que concierne a la identificación, los mejores son los de complejidad media». Los medios de señalización pretenden la prevención en el trabajo, con el fin de que se vean actualizados distintos riesgos laborales. La Directiva del Consejo de las Comunidades Europeas de 25 de julio de 1977 (Diario Oficial de las Comunidades Europeas de 7 de septiembre de 1977) contiene una serie de definiciones en materia de seguridad que conviene recordar: * LOMOV y VENDA, O.C, pág. 140 y 141.
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Clasificación de los signos según su grado de complejidad: a. Simples; b. Medios; c. Complejos (Ref.: LOMOV y VENDA).
1. Señalización de seguridad: informa sobre un objeto o una situación determinada, procurando una indicación relativa a la seguridad, por medio de un color o de una señal de seguridad. 2. Color de seguridad: es aquel que atribuye una significación de terminada referida a la seguridad. 3. Color de contraste: color que, formando un contraste con el color de seguridad, proporciona indicaciones suplementarias.
Dependencia de la exactitud y el tiempo de descodificación de la relación entre la cantidad de elementos del signo y el número de índices del objeto presentado
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4. Señal de seguridad: señal que, por la combinación de una for ma geométrica, de un color y de un símbolo, proporciona una indica ción determinada referida a la seguridad. 5. Señal de prohibición: señal de seguridad que prohibe un comportamiento susceptible de provocar un peligro. 6. Señal de advertencia: señal de seguridad que advierte de un peligro. 7. Señal de obligación: señal de seguridad que impide un comportamiento determinado. 8. Señal de salvamento: señal de seguridad que indica la salida, la salida de socorro, el camino hacia un puesto de socorro, o el emplaza miento de un dispositivo de salvamento. 9. Señal de indicación: señal de seguridad que proporciona otras indicaciones de seguridad además de las mencionadas en los puntos 5 y 8. 10.5. Señal adicional: señal de seguridad que no es utilizada más que conjuntamente con una señal de seguridad mencionada bajo los puntos 5 y 8 y que proporciona informaciones complementarias. 11. Símbolo: imagen que describe una situación determinada y que es utilizada en uno de los signos de seguridad mencionados en los puntos 5 y 8. Principios de la señalización de seguridad 1. Generalidades 1.1. La señalización de seguridad tiene como fin llamar la aten ción de la forma rápida e inteligible sobre objetos y situaciones susceptibles de provocar peligros determinados. 1.2. La señalización de seguridad no dispensa en ningún momento de las medidas de protección requeridas. 1.3. La señalización de seguridad no debe ser utilizada más que para dar indicaciones sobre seguridad. 1.4. La eficacia de la señalización de seguridad depende, en particular, de una información completa y siempre renovable para todas aquellas personas susceptibles de sacar provecho de ello. 2. Colores de seguridad y de contraste 2.1. Significación de los colores de seguridad
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No es considerado como un color de seguridad nada más que cuando es utilizado en unión con un símbolo o un texto, sobre una señal de obligación o de indicación, dando una consigna de prevención técnica.
2.2. Colores de contraste y colores de los símbolos
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3. Forma geométrica y significación de las señales de seguridad
4. Combinación de formas y colores y su significación para las señales:
5. Presentación de señales de seguridad 5.1. Señales de prohibición Fondo blanco; símbolo o texto en negro. El color de seguridad rojo debe ser empleado en el reborde y en la banda transversal y recubrir, al menos, un treinta y cinco por ciento de la superficie de la señal.
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5.2. Señales de advertencia, de obligación, de salvamento y de indicación El fondo corresponde al color de seguridad; el símbolo o el texto al color de contraste. El triángulo amarillo debe estar bordeado en negro. El color de seguridad debe recubrir, al menos, el cincuenta por ciento de la superficie de la señal. 5.3. Señales adicionales Fondo blanco; texto en negro o fondo en el color de seguridad y texto en color de contraste. 5.4. Símbolos La presentación debe ser tan simple como sea posible y los detalles inútiles para la comprensión de la señal deben quedar marginados. 6. Señales de peligro por el empleo del amarillo/negro Señalización para indicar lugares peligrosos, representando un riesgo de choque o de caída, un falso paso de las personas o un riesgo de precipitación de materiales. Los colores de seguridad deben estar en una proporción de, al menos, el cincuenta por ciento. Por otra parte, en la actualidad, hay que tener en cuenta, en materia de señalización de seguridad y de salud en el trabajo, la Directiva propuesta por el Consejo de las Comunidades Europeas, con fecha 21 de diciembre de 1990, publicada en el Diario Oficial de las Comunidades Europeas de 28 de febrero de 1991. 4.1.3.2. Órganos de mando
«Los órganos de mando deben ser concebidos, escogidos y dispuestos de manera que sean compatibles con las características (en particular del movimiento) de la parte del cuerpo encargada de accionarlos. Se deben tener en cuenta las exigencias propias de habilidad, precisión, rapidez y fuerza. En particular: a) El tipo, la forma, la disposición de los órganos de mando deben corresponderse con las características de la tarea, teniendo en cuenta las características del operador humano, así como los automatismos motores asimilados o innatos.
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b) El curso y la resistencia de los mandos deben escogerse en función de la maniobra que haya que efectuarse y de las características biomecánicas y antropométricas. c) El movimiento del mando, su efecto sobre la máquina y sobre el medio de trabajo, deben ser compatibles. d) La función de los mandos debe ser fácilmente identificable, con el fin de evitar cualquier confusión. e) Cuando los órganos de mando son numerosos, su disposición debe asegurar el cumplimiento de la operación, de forma unívoca, rápida y sin peligros. Esta disposición se puede hacer, como para las señales, agrupándolas según las funciones de los procesos y las sequencias de utilización. f) Los órganos de mando, cuyo manejo inadecuado puede entrañar consecuencias graves, deben estar protegidos contra toda maniobra no intencionada.»
4.2. Concepción del entorno de trabajo «El entorno de trabajo debe ser concebido y mantenido de manera que las condiciones físicas, químicas y biológicas no tengan una influencia nociva sobre el hombre, al mismo tiempo que preserven su salud y su capacidad de trabajo. Conviene tener en cuenta, sobre todo, los fenómenos objetivamente cuantificables, así como las apreciaciones de las personas implicadas. En función de los sistemas de trabajo, es necesario vigilar, en particular, los puntos siguientes: a) Las dimensiones del local de trabajo (espacio en general, espacio de trabajo, espacio de evolución) deben ser adecuadas. b) La renovación del aire debe estar ajustada en función de ciertos factores, como: — Número de personas en el local. — Intensidad del trabajo físico efectuado. — Dimensiones del local (teniendo en cuenta los medios de trabajo). — Salidas para la polución ambiental. — Instalaciones que consuman oxígeno. — Condiciones térmicas.
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c) El ambiente térmico del puesto de trabajo debe ser aceptable, de acuerdo con las condiciones climáticas locales, teniendo en cuenta, en particular: — Temperatura, humedad y velocidad del aire. — Irradiación térmica. — Intensidad del trabajo físico efectuado. — Características del vestuario y de los equipos especiales de trabajo. d) La iluminación debe, de acuerdo con la actividad considerada, asegurar una percepción visual óptima. En especial, se deben tener en cuenta los factores siguientes: — Luminación, color, distribución de la luz. — Ausencia de deslumbramientos y reflejos molestos. — Contrastes de iluminación y de los colores. — Edad de los operadores. e) Para la elección de los colores de los locales y de los medios de trabajo, se deben tener en cuenta sus efectos sobre el reparto de luz, sobre la estructura y la calidad del espacio visual y sobre la percepción de los colores de seguridad. f) El ambiente sonoro del trabajo debe ser tal que se eviten los efectos nocivos o incómodos del ruido, comprendiendo las fuentes exteriores. Habrá, también, en particular, que tomar en consideración los siguientes factores: — Nivel sonoro. — Espectro de frecuencias. — Repartición en el tiempo. — Percepción de las señales acústicas. — Intelegibilidad de la palabra. g) Las vibraciones y los choques mecánicos trasmitidos al hombre no deben alcanzar niveles que entrañen daños corporales, reacciones fisiopatológicas o perturbaciones sensomotrices. h) La exposición de los trabajadores a las materias peligrosas y a las irradiaciones dañinas debe ser evitada. i) En caso de trabajos en el exterior, se han de proporcionar las medidas adecuadas para la protección contra los efectos de la intemperie (calor, frío, viento, lluvia, nieve, hielo, etc.).»
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Por su parte, MAGELLI 154, refiriéndose al ambiente de trabajo, distingue cinco grupos de factores (que asimila como factores de riesgo), a saber: 1. Microclima de trabajo: iluminación, temperatura, humedad, ventilación, presión atmosférica. 2. Contaminantes del ambiente: a) C. físicos: ruido y vibraciones, radiaciones ionizantes y no ionizantes, etc. b) C. químicos: tóxicos industriales (polvos, líquidos, gases, humos o vapores) c) C. biológicos: seres vivos patógenos (parásitos, hongos, bacterias, virus). 3. Factores de sobrecarga muscular (estática y dinámica), siendo su origen más frecuente el que deriva de posturas inadecuadas, destacando que la carga muscular estática es más nociva que la dinámica (pues produce una contractura de los músculos determinando dolor y fatiga, de ahí que ciertas formas de sentarse, ya descritas, reducen la carga estática, al tiempo que favorecen actitudes dinámicas). 4. Factores de sobrecarga mental y psíquica, entendiendo como carga mental «todos aquellos requerimientos y exigencias del puesto de trabajo que determinan el aspecto cognitivo de la tarea, atención, minuciosidad, etc., en cambio, la carga psíquica está ligada a las con notaciones psicosensoriales del trabajo dependiendo de factores afectivos y de comunicación (así, grado de iniciativa, reconocimiento social de la tarea, responsabilidades, cooperación, etc.). 5. Factores tecnológicos y de seguridad (muy determinantes en la génesis de accidentes de trabajo), tales como: orden y limpieza de los locales, disposición de la maquinaria, techos, paredes, pisos deslizantes, protección eléctrica y contraincendios, protección contra la caída de objetos. En atención a los anteriores factores, la Ordenanza de Seguridad e Higiene, dispone: 154 MAGELLI, L., /. Facttori di rischio in ambiente de lavoro, Aggiornamienti in medicina del lavoro, Boloña, 1987, según cita de M. EPELMAN, D. FONTANA y J.C. NEFFA, en: Efectos de las nuevas tecnologías sobre la salud de los trabajadores, págs. 70, 71 y 72, Humanitas-Credal, Buenos Aires (Argentina), 1990.
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Artículo 25 ILUMINACIÓN.—DISPOSICIONES GENERALES 1. Todos los lugares de trabajo o de tránsito, tendrán iluminación natural, artificial o mixta, apropiada a las operaciones que se eje cuten. 2. Siempre que sea posible se empleará la iluminación natural. 3. Se intensificará la iluminación de máquinas peligrosas, lugares de tránsito con riesgo de caídas, escaleras y salidas de urgencia. 4. Se deberá graduar la luz en los lugares de acceso a zonas de distinta intensidad luminosa. Artículo 26 ILUMINACIÓN NATURAL 1. Cuando exista iluminación natural se evitarán, en lo posible, las sombras que dificulten las operaciones que deban ejecutarse. 2. Se procurará que la intensidad luminosa en cada zona de trabajo sea uniforme, evitando los reflejos y deslumbramiento al trabajador. 3. Se realizará una limpieza periódica y la renovación, en caso necesario, de las superficies iluminantes para asegurar su constante transparencia. 4. El área de las superficies iluminantes representará, como mínimo, un sexto de la superficie del suelo del local. Artículo 27 ILUMINACIÓN ARTIFICIAL 1. En las zonas de trabajo que carezcan de iluminación natural, esta sea insuficiente o se proyecten sombras que dificulten las opera ciones laborales, se empleará la iluminación artificial. 2. Cuando la índole del trabajo exija una iluminación intensa en un lugar determinado, se combinará la iluminación general con otra local complementaria, adaptada a la labor que se ejecute, y dispuesta de tal modo que evite deslumbramientos.
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3. La relación entre los valores mínimo y máximo de iluminación, medida en lux, nunca será inferior a 0,8 para asegurar la uniformidad de iluminación de los locales. 4. Se evitarán contrastes fuertes de luz y sombras para poder apreciar los objetos en sus tres dimensiones. 5. Para evitar deslumbramientos: a) No se emplearán lámparas desnudas a menos de 5 metros del suelo, exceptuando de este requisito a aquellas que, siendo parte del proceso de fabricación, se les haya incorporado de modo eficaz protección antideslumbrante. b) El ángulo formado por el rayo luminoso procedente de una lámpara descubierta, con la horizontal del ojo del trabajador, no será inferior a 30 grados. c) Se utilizarán para el alumbrado localizado reflectores opacos, que oculten completamente al ojo del trabajador la lámpara, cuyo brillo no deberá ocasionar, tampoco, deslumbramientos por reflexión. d) Los reflejos o imágenes de las fuentes luminosas en las superficies brillantes serán evitados pintando las máquinas con colores ma tes. 6. Se prohibe el empleo de fuentes de luz que produzcan oscilaciones en la emisión del flujo luminoso. 7. Cuando se emplee iluminación fluorescente el montaje será do ble; se hará el reparto de lámpara sobre las tres fases del sector; la superficie iluminada será homogénea, y no se alimentará con corriente que no tenga, al menos, cincuenta períodos por segundo. 8. La iluminación artificial deberá ofrecer garantías de seguridad, no viciar la atmósfera del local, ni presentar ningún peligro de incendio o explosión. 9. En los locales con riesgo de explosión por el género de sus actividades, sustancias almacenadas o ambientes peligrosos, la iluminación será antideflagrante.
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Artículo 28 INTENSIDAD DE LA ILUMINACIÓN ARTIFICIAL 1. Las intensidades mínimas de iluminación artificial según los distintos trabajos e industrias, serán las siguientes: a) En patios, galerías y demás lugares de paso: 20 lux. b) Operaciones en las que la distinción de detalles no sea esencial, tales como manipulación de mercancías a granel, materiales gruesos y pulverización de productos: 50 lux. c) Cuando sea necesaria una pequeña distinción de detalles, como en la fabricación de productos semiacabados de hierro y acero, montajes simples, molienda de granos, cardado de algodón, salas de máquinas y calderas, ascensores, departamentos de empaquetados y embalaje, almacenes y depósitos, vestuarios y cuartos de aseo: 10.50 lux. d) Si es esencial una distinción moderada de detalles como en los montajes medios, en trabajos sencillos en bancos de taller, trabajos en máquinas, costura de tejidos claros o de productos de cuero, industrias de conserva y carpintería mecánicas: 200 lux. e) Siempre que sea esencial la distinción media de detalles, como trabajos medios en banco de taller o en máquinas, acabado de cuero, tejidos en colores claros y trabajos de oficina en general: 300 lux. f) En trabajos en que sea indispensable una fina distinción de detalles, bajo condiciones de constante contraste durante largos períodos de tiempo, tales como montajes delicados, trabajos finos en banco de taller o máquina, pulimento y biselado del vidrio, ebanistería, tejido en colores oscuros, máquinas de oficina y dibujo artístico o lineal: 300 a 1.000 lux. g) Actividades que exijan una distinción extremadamente fina o bajo condiciones de contraste extremadamente difícil, tales como montajes extrafinos, pruebas con instrumentos de precisión, talleres de joyería y relojería, costura en tejidos de colores oscuros, grabado, litografía y otros trabajos finos de imprenta: 1.000 lux. Artículo 29 ILUMINACIÓN DE EMERGENCIA En todos los centros de trabajo se dispondrá de medios de iluminación de emergencia adecuados a las dimensiones de los locales y nú-
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mero de trabajadores ocupados simultáneamente, capaz de mantener, al menos durante una hora, una intensidad de 5 lux y su fuente de energía será independientemente del sistema normal de iluminación. Artículo 30 VENTILACIÓN, TEMPERATURA Y HUMEDAD 1. En los locales de trabajo y sus anexos se mantendrá, por medios naturales o artificiales, condiciones atmosféricas adecuadas, evitando el aire viciado, exceso de calor y frío, humedad o sequía y los olores desagradables. 2. Las emanaciones en polvo, fibras, humos, gases, vapores o neblinas, desprendidos en locales de trabajo, serán extraídos, en lo posible, en su lugar de origen, evitando su difusión por la atmósfera. 3. En ningún caso el anhídrido carbónico o ambiental podrá sobrepasar la proporción de 50/10.000 y el monóxido de carbono la de 1/10.000. Se prohibe emplear braseros, salamandras o sistemas de calor por fuego libre, salvo a la intemperie, y siempre que no impliquen riesgos de incendio o explosión. 4. En los locales de trabajo cerrados, el suministro de aire fresco y limpio por hora y trabajador será, al menos, de 30 a 50 metros cúbicos, salvo que se efectúe una renovación total de aire varias veces por hora, no inferior a seis veces para trabajos sedentarios ni a diez veces para trabajos que exijan esfuerzo físico superior al normal. 5. La circulación de aire en locales cerrados se acondicionará de modo que los trabajadores no estén expuestos a corrientes molestas y que la velocidad del aire no exceda de 15 metros por minuto con temperatura normal ni de 45 metros por minuto en ambientes muy calurosos. 6. En los centros de trabajo expuestos a altas y bajas temperaturas, serán evitadas las variaciones bruscas por el medio más eficaz. Cuando la temperatura sea extremadamente distinta entre los lugares de trabajo, deberán existir locales de paso para que los operarios se adapten gradualmente a unas y otras. 7. Se fijan como límites normales de temperatura y humedad en
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locales y para los distintos trabajos, siempre que el procedimiento de fabricación lo permita, los siguientes: Para trabajos sedentarios ......................................... de 17 a 22 °C. Para trabajos ordinarios ........................................ de 1 5 a 18 °C. Para trabajos que exijan acusado esfuerzo muscular .............................................................. de 12 a 15 °C. La humedad relativa de la atmósfera oscilará del 40 al 60 por ciento, salvo en instalaciones en las que haya peligro por generarse electricidad estática, que deberá estar por encima del 50 por ciento. 8. Las instalaciones generadoras de calor o frío se situarán con la debida separación de los locales de trabajo para evitar en ellos peligros de incendio o explosión, el desprendimiento de gases nocivos, irradia ciones directas de calor o frío y las corrientes de aire perjudiciales al trabajador. 9. Todos los trabajadores estarán debidamente protegidos contra las irradiaciones directas y excesivas de calor. 10.5. En los trabajos que hayan de realizarse en locales cerrados con extremado frío o calor, se limitará la permanencia de los operarios, estableciendo, en cada caso, los turnos adecuados. Artículo 31 RUIDOS, VIBRACIONES Y TREPIDACIONES 1. Los ruidos y vibraciones se evitarán o reducirán en lo posible en su foco de origen, tratando de aminorar su propagación en los locales de trabajo. 2. El anclaje de máquinas y aparatos que produzcan ruidos, vibra ciones o trepidaciones, se realizará con las técnicas más eficaces, a fin de lograr su óptimo equilibrio estático y dinámico, tales como banca das cuyo peso sea superior de 1,5 a 2,5 veces al de la máquina que soportan, por aislamiento de la estructura general o por otros recursos técnicos. 3. Las máquinas que produzcan ruidos o vibraciones molestas se aislarán adecuadamente y en el recinto de aquellas sólo trabajará el personal necesario para su mantenimiento durante el tiempo indispensable.
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4. Se prohibe instalar máquinas o aparatos ruidosos adosados a paredes o columnas de las que distarán, como mínimo: 0,70 metros de los tabiques medianeros y un metro de las paredes exteriores o columnas. 5. Se extremará el cuidado y mantenimiento de las máquinas y aparatos que produzcan vibraciones molestas o peligrosas a los trabajadores y, muy especialmente, los órganos móviles y los dispositivos de transmisión de movimiento. 6. Los conductos con circulación forzada de líquidos o gases, especialmente cuando estén conectados directamente con máquinas que tengan órganos en movimiento, estarán provistos de dispositivos que impidan la transmisión de las vibraciones que generan aquellas. 7. Estos conductos se aislarán con materiales absorbentes en sus anclajes y en las partes de su recorrido que atraviesen muros o tabiques. 8. El control de ruidos agresivos en los centros de trabajo no se limitará al aislamiento del foco que los produce, sino que, también, deberán adoptarse las prevenciones técnicas necesarias para evitar que los fenómenos de reflexión y resonancia alcance niveles peligrosos para la salud de los trabajadores. 9. A partir de los 80 decibelios, y siempre que no se logre la disminución del nivel sonoro por otros procedimientos, se emplearán obligatoriamente dispositivos de protección personal, tales como tapones, cascos, etc., y, a partir de los 110 decibelios, se extremará tal protección para evitar totalmente las sensaciones dolorosas o graves. 10.5. Las máquinas-herramientas que originen trepidaciones, tales como martillos neumáticos, apisonadoras, remachadoras, compactadoras o vibradoras o similares deberán estar provistas de horquillas u otros dispositivos amortiguadores y al trabajador que las utilice se le proveerá de equipo de protección personal antivibratorio (cinturón, guantes, almohadillas, botas). 11. Las máquinas operadoras automóviles, como tractores, excavadoras o análogas que produzcan trepidaciones y vibraciones estarán provistas de asientos con amortiguadores y sus conductores serán provistos de equipo de protección personal adecuado, como fajas, guantes, etc.
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Cuestionario de higiene industrial Pretendiendo facilitar a los médicos de empresa, y médicos en general la recogida de datos imprescindibles para el estudio higiénico de las industrias, M. HUERTA I55 propone un formulario básico, en los términos siguientes: 1. EMPLAZAMIENTO DE LA FÁBRICA ¿En la ciudad o en el campo? ¿Está aislada o rodeada por edificios más altos? ¿Hay aguas estancadas próximas? ¿Los terrenos cercanos están contaminados? ¿Existen fábricas en la proximidad que envíen al exterior polvos, gases o vapores tóxicos? ¿Es fábrica antigua o moderna? ¿Dispone de espacios verdes en su interior? ¿Algunas de sus actividades han sido clasificadas por el Gobierno como molestas, insalubres, nocivas o peligrosas para la vecindad? ¿Es industria con riesgo de incendio o explosión? ¿Abona por esta causa una sobreprima a la compañía aseguradora o esta le exige equipo especial contra incendios? ¿Tiene buenas comunicaciones con los núcleos de residencia del personal empleado? ¿Están bien conservadas las carreteras y pistas de acceso a la fábrica? ¿Se producen embotellamientos a la entrada o salida del trabajo? 2. DISPOSICIÓN DE TALLERES ¿Cómo es la distribución de talleres? ¿Horizontal? ¿Vertical? ¿Se trabaja en locales semiabiertos o cobertizos? ¿A la intemperie? ¿Se protege en estos casos a los obreros contra el sol, el frío y las corrientes de aire? 3. MUROS ¿Aislan contra el frío o el calor? 155 M. HUERTA HUERTA, Tratado de Higiene y Seguridad en el Trabajo, Tomo III, págs. 14 a 19, editado por el Ministerio de Trabajo, Madrid, 1971.
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4. PAREDES ¿Están en buen estado de conservación? ¿Húmedas? ¿Sucias? ¿Aislan contra el frío, el calor y los ruidos? 5. PAVIMENTO ¿Es liso, continuo y homogéneo? ¿Resbaladizo? ¿Está al mismo nivel? ¿Hay escalones o rampas de pendientes suaves? ¿Tiene trampas y aberturas? ¿Están tapadas o cercadas? Si hay humedad en el suelo, ¿se dispone de enrejados de madera? El pavimento próximo a hornos y hogares, ¿es de material incombustible? 6. PASILLOS Los pasillos de primero y segundo orden, ¿tienen la anchura reglamentaria? ¿Es suficiente la separación entre máquinas? ¿Alrededor de hornos y calderas se deja un espacio libre de 1,50 metros? 7. PUERTAS Y ESCALERAS ¿Hay puertas en número suficiente? Si la industria es peligrosa, ¿la anchura de las puertas guarda las proporciones reglamentarias? ¿Se dispone de escaleras de seguridad? ¿Hay escaleras sin barandilla? ¿Con peldaños estrechos y de material resbaladizo? 8. SUPERFICIE, UBICACIÓN, TECHOS, ETC. Superficie de la sala. Superficie neta. Metros cuadrados por persona. Altura de la sala. Cubicación. Cubicación por persona. Ventanas: clase y tipo. Proporción entre la superficie de las ventanas y el área del piso del local. Techos: metálicos, de uralita, recubiertos de material aislante.
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9. ORDEN Y LIMPIEZA DE LOS LOCALES DE TRABAJO ¿Cómo se hace la limpieza? ¿En seco? ¿En húmedo? ¿Por aspiración? ¿Cuándo se hace? ¿En horas de trabajo? ¿Antes de empezar la jornada? ¿Después? ¿Quién la realiza? ¿Hombres? ¿Mujeres? ¿Se contrata con casas especializadas? ¿Hay escupideras? ¿Hay papeleras? ¿Se renuevan periódicamente? ¿Se realiza desinfección de la nave? ¿Cada cuánto tiempo? ¿En qué forma? ¿Desodorización? ¿Desinsectación? ¿Desratización? ¿Están limpias las ventanas, las claraboyas, los focos de luz? El suelo, ¿está encharcado de aceites o grasas? ¿Los materiales están apilados de forma ordenada? ¿Los bancos de trabajo se conservan ordenados? ¿Las herramientas se encuentran en su lugar asignado? ¿Los recipientes que no se usan están cerrados? 10. SERVICIOS HIGIÉNICOS a) Retretes ¿El número de los retretes es reglamentario? ¿Las cabinas tienen las dimensiones mínimas? ¿Están separados los de distintos sexos? ¿Tienen agua corriente y descarga automática? ¿El suelo y paredes de los mismos son continuos, lisos e impermeables? ¿Están en buenas condiciones de limpieza, desinfección y desodorización? ¿Comunican con los locales de trabajo, comedores, cocinas o dormitorios? b) Duchas, lavabos y agua potable Si la empresa es insalubre o sucia, ¿el número de duchas y lavabos es de uno por cada diez trabajadores? ¿Tienen agua caliente? ¿Se facilita a los obreros jabón, cepillo, esponjas y toallas? ¿Hay agua de bebida? ¿Hay personal encargado de la vigilancia y limpieza de los servicios higiénicos?
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¿Disponen los obreros de agua de bebida en las naves de trabajo? c) Vestuario ¿Tienen percha o armario? ¿Bancos o sillas? ¿Hay doble cabina de vestuario para obreros de trabajos tóxicos? 11. TEMPERATURA ¿Cuál es la temperatura media de la sala? ¿En termómetro seco? ¿En termómetro húmedo? ¿Qué diferencia de temperatura hay con el exterior? ¿Y entre distintas zonas de la sala? ¿Hay corrientes de aire? 12. CALEFACCIÓN Local: ¿Por estufas? ¿Por chimeneas? ¿Por gas? ¿Eléctrica? ¿Por rayos infrarrojos? Central: ¿Por aire caliente? ¿Por agua a baja presión? ¿Por vapor de agua a baja presión? ¿El sistema de calefacción ofrece peligro de incendio o desprendimiento de gases nocivos? ¿Causa molestias al obrero por la acción directa del calor radiante? ¿Es conveniente la distribución de superficies calefactoras? 13. VENTILACIÓN Natural: ¿Intermitente? ¿Continua? ¿Vertical? ¿Horizontal? Artificial: ¿Por hogar? ¿Por ventiladores centrífugos? ¿Por ventiladores helicoidales? ¿Por depresión o por hiperpresión? ¿«Per ascensum» o «per descensum»? ¿General o localizada? ¿Campanas de aspiración? ¿Cámaras envolventes? ¿Cabinas? ¿Campanas invertidas? ¿Tipos de canalizaciones? ¿Velocidad de aspiración? ¿Renovación del aire por hora? ¿Aire acondicionado?
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14. ILUMINACIÓN Natural: ¿Vertical o lateral? Por ventanas, claraboyas, lucernarios o dientes de sierra. Ventanas: altura, orientación, estado de limpieza, proporción de su superficie con la del piso del local. ¿Hay deslumbramientos por penetración de luz solar? Artificial: directa o indirecta. General o localizada. ¿Por lámparas de incandescencia? ¿Por vapores de mercurio? ¿Por vapores de sodio? ¿Por tubos fluorescentes? ¿Producen estos oscilaciones? ¿Se limpian periódicamente las lámparas? ¿Se renuevan cuando su uso les hizo perder intensidad? ¿Las intensidades medias de iluminación son las reglamentarias? (Orden ministerial de 26 de agosto de 1940) *. El número de focos, su distribución e intensidad, ¿están en relación con la altura, la superficie del local y el trabajo que se realiza? ¿La iluminación es uniforme? ¿Hay fuertes contrastes de luz y de sombras? ¿Se producen deslumbramientos directos o por reflexión? Los lugares que ofrecen más peligros, ¿están mejor iluminados? ¿Hay alumbrado de seguridad? Las lámparas eléctricas portátiles, ¿cumplen las prescripciones reglamentarias de seguridad? (mango aislante, cable resistente, dispositivo protector de la lámpara, voltaje inferior a 27 v.) 15. COLOR Y SEÑALIZACIÓN ¿Cuál es el color ambiente de la nave? ¿Predominan los colores cálidos o los fríos? ¿Hay colores excitantes o depresivos? ¿Están señalizados los pasillos? ¿Se pintan con distinto color los resaltes, las curvas o los cambios de nivel? ¿Se colorean las partes móviles de las máquinas? ¿Se utiliza especial coloración para señalizar los equipos de auxilio o contra incendios? Las tuberías y conducciones, ¿están pintadas con colores que permitan distinguir el fluido que por ellas circula? * En la actualidad remitirse a la Ordenanza de Seguridad e Higiene, normas accesorias y complementarias.
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16. HUMOS ¿Hay operaciones industriales que produzcan humos? ¿Se eliminan bien o, en ocasiones, penetran en los lugares de trabajo? El tiraje de las chimeneas, ¿es perfecto? ¿Se regula el acceso de aire u oxígeno a los hogares? ¿Se emplea algún dispositivo de aspiración forzada? ¿Las chimeneas de descarga son suficientemente altas? En los humos densos, ¿la aspiración es «per descensum»? 17. NIEBLAS Y ROCÍOS ¿Se producen con frecuencia? ¿Se procuran evitar, reduciendo la superficie de evaporación de los líquidos? ¿Se sospecha la existencia de nieblas tóxicas? 18. GASES Y VAPORES ¿Hay operaciones industriales susceptibles de producir gases? ¿De qué naturaleza? ¿Inertes, irritantes o tóxicos generales? ¿Se sospecha la existencia de desprendimientos o fugas de cloro, oxicloruro de carbono, vapores nitrosos o anhídridos sulfurosos? ¿De hidrógeno arseniado, de hidrógeno sulfurado o ácido cianhídrico? ¿Existe riesgo de intoxicación agua o crónica por óxido de carbono? ¿Hay hogares con instalaciones provisionales de tiraje insuficiente? ¿Se apagan las brasas incandescentes con chorro de agua? ¿Se utilizan braseros y forjas portátiles? ¿El encendido de los motores con gasógeno se hace al aire libre o después de poner en marcha una potente ventilación? ¿Se manejan disolventes industriales? ¿De qué clase? ¿Benzol? ¿Sulfuro de carbono? ¿Tetracloretano? ¿Tricloroetileno? ¿Esencias de petróleo? En el empleo del benzol, ¿se toman las prescripciones reglamentarias? ¿Se dispone de analizador de gases y vapores? ¿Se analizan periódicamente las concentraciones de gases y vapores para determinar si están por debajo de las máximas permitidas por la ley? ¿Qué clase de protección térmica se emplea contra gases y vapores?
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¿Se fabrican en circuito cerrado? ¿Se captan los gases en el lugar de su emisión? ¿Hay ventilación «per descensum» para gases pesados? ¿Se dispone de depósitos permanentes de sustancias neutralizantes? ¿Las tuberías de conducción son vigiladas periódicamente a fin de descubrir posibles fugas? ¿Cuál es el procedimiento utilizado para la eliminación definitiva de gases y vapores? ¿La combustión? ¿La solubilización en agua? ¿La licuefacción por enfriamiento? ¿La absorción por carbón? En los trabajos de inspección, limpieza o reparación de pozos, alcantarillados, cubas de fermentación u otros recintos con atmósfera tóxica, ¿se realiza ventilación enérgica o neutralización química antes de la entrada de los trabajadores? ¿Van estos provistos de equipos adecuados? ¿Cuál es la protección individual empleada contra gases y vapores? ¿Máscaras filtrantes? ¿Máscaras aislantes? 19. POLVOS ¿Hay procesos pulvígenos en la fábrica? ¿De qué clase? ¿Molturación? ¿Pulido? ¿Tallado de piedras? ¿Acción de muelas abrasivas? ¿Sierras? ¿Batanes o cardas? ¿De qué naturaleza son los polvos originados? ¿De sílice? ¿De amianto? ¿De talco? ¿De carbón? ¿De hierro? ¿De algodón?, etc. ¿Qué tipo de protección técnica se emplea contra el polvo? ¿Trabajo en dispositivo cerrado? Humectación? ¿Aspiración en el lugar de su formación? ¿Bajo campana? ¿Por manguera flexible? ¿«Per ascensum»? ¿«Per descensum»? ¿Qué filtros se utilizan para eliminar el polvo? ¿Cámaras de decantación? ¿Filtros de tela? ¿Ciclones? ¿Filtros de agua? ¿Precipitador eléctrico? ¿Por qué medios se realiza la protección personal? ¿Por aparatos aislantes? ¿Por aparatos filtrantes? 20. RUIDOS ¿Es industria ruidosa? ¿Son ruidos de gran intensidad? ¿Se trata de sonidos muy agudos? ¿Hay resonancia y reflección de las ondas sonoras? ¿Se producen simultáneamente vibraciones? ¿Se han hecho estudios del riesgo sonoro? ¿Disponen de decibelí-
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metro? ¿Qué medidas técnicas se han tomado contra los ruidos? ¿Aislamientos de máquinas ruidosas? ¿Aislamientos del local? ¿Disponen los obreros expuestos de aparatos antífonos? ¿De qué clase?
4.3. Concepción de los procesos de trabajo «Los procesos de trabajo deben ser concebidos de manera que se vea preservada la salud y la seguridad de los trabajadores, contribuyendo a su bienestar y a favorecer el acometimiento de su tarea, evitando, en particular, requerimientos muy intensos y muy débiles. Esto se produce cuando se ponen en juego los procesos fisiológicos y/o psicológicos que traspasan los límites superior e inferior del margen de funcionamiento satisfactorio, por ejemplo: — Un requerimiento físico o sensorial muy intenso determina fatiga. — A la inversa, un requerimiento muy débil o un trabajo monótono se traduce en un descenso del nivel de vigilancia. Los requerimientos físicos y psicológicos dependen no sólo de los factores considerados en 4.1 y 4.2 *, sino, también, de la autonomía, del contenido y de la repetitividad de las operaciones concernientes a un mismo trabajador en el proceso de trabajo. La calidad del proceso de trabajo es susceptible de ser mejorada prestando atención tanto a la capacidad profesional de los interesados como a las medidas compatibles con la organización racional de ese proceso, como: a) La ejecución por un mismo trabajador de varias tareas sucesivas pertenecientes a una misma función (ejemplo, varias tareas de montaje) en lugar de que sean efectuadas por trabajadores distintos (ampliación —ensanchamiento— de las tareas); b) La ejecución por un mismo trabajador de tareas que correspondan a funciones diferentes en lugar de que sean efectuadas por trabajadores distintos, por ejemplos, tareas de montaje seguidas de control inmediato de la calidad del trabajo por el autor del montaje y reparación de los defectos eventuales (enriquecimiento de las tareas); * Espacio de trabajo, medios de trabajo y concepción del entorno de trabajo (según lo ya anotado).
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c) El cambio de actividad, como, por ejemplo, la rotación voluntaria de los trabajadores por los diferentes puestos de la cadena de montaje o dentro de un equipo autónomo; d) Las pausas organizadas o no. La puesta en práctica de estas medidas debe tener en cuenta, en particular: e) Las variaciones de la vigilancia y de la capacidad de trabajo según las horas del día y de la noche. f) Las diferentes capacidades de trabajo según los individuos y la edad. g) La necesidad del completo desarrollo personal.»
PARTE TERCERA
ANÁLISIS ERGONÓMICO DEL PUESTO DE TRABAJO
I. IDENTIFICACIÓN DEL PUESTO DE TRABAJO: LA UNIDAD OPERATIVA BÁSICA: EL ERGON En la relación hombre-trabajo, siguiendo el enfoque ergonómico que se ha venido proponiendo, una cuestión básica es identificar el puesto de trabajo, lo que obliga a remitirse al sistema de trabajo l56 distinguiendo entre: 1. El aspecto técnico (o extrahumano), teniendo en cuenta cuantos factores incidan en este terreno: el local de trabajo, las condiciones ambientales (iluminación, ventilación, temperatura, humedad, polvos, humos, nieblas, gases y otros agresivos industriales, así como los mecanismos de aspiración, evacuación, etc.), herramientas, máquinas y aparatos manejados (considerando sus riesgos y medios de protección), productos utilizados o transformados, etc. En definitiva, se ha de indagar en el entorno, el espacio y los medios de trabajo, pues todos ellos condicionan la ejecución laboral. 2. El aspecto humano (obviamente, en conjunción con lo anterior), en la manera en que el proceso de trabajo y en la forma ya definida impone una carga externa («contrainte») en atención, a su vez, al gasto energético que requiere ese trabajo, a la carga física (po156
Véase Norma NBN X 10-001, reparando en los conceptos expuestos. No se olvide, no obstante, de que el médico se ha de circunscribir en su estudio a la perspectiva biológica (tanto en las exigencias del trabajo y sus repercusiones como en sus interacciones), sin invadir campos que no le correspondan. Adviértase también que el binomio factor humano-factor técnico es una construcción juzgada por algunos autores como poco expresiva, sustituyéndola por otras denominaciones; en cualquier caso, lo importante es considerar los distintos elementos que han de interrelacionar en el sistema de trabajo. (Ver págs. anteriores). 167
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drá singularizarse de forma especial, según el caso, en el aparato locomotor, cardiovascular, respiratorio, nervioso, etc.) y a la carga mental). Respecto a las características psicofisiotécnicas generales del trabajo, y sus peculiaridades específicas, de gran interés son las acepciones apuntadas por MIRA y LÓPEZ *, en la forma y manera que a continuación se definen: «Trabajo psíquico, psicofísico o físico: significan que el trabajo es, respectivamente, predominantemente mental (e intelectual), equilibradamente mental y psicomotor, o predominantemente corporal (muscular). Trabajo automatizable o variable: significa que sus operaciones —en su mayoría— no cambian en el tiempo y, por lo tanto, pueden llegar a realizarse de un modo automático (extraconsciente) o, por el contrario, que por hallarse sujetas a modificaciones frecuentes, exigen constantemente una «creatividad» (improvisada o meditativa) de carácter consciente. Trabajo percepcional, percepto-reaccional o reaccional: significa que es de un orden principalmente observacional, contemplativo y combinativo implícito, o que es equilibradamente observacional, asociativo y reactivo, o que es predominantemente explícito y, por tanto, su complejidad radica casi íntegramente en una diversidad de combinaciones de movimientos (cual ocurre, por ejemplo, en la danza y en no pocas actividades deportivas). Trabajo verbal, espacial o abstracto: significa que se realiza a base del "lenguaje" hablado (y su órgano explícito es la lengua), a base de la manipulación y cambios de posición de los "cuerpos" (y su órgano explícito son las manos); o a base de ponderación y combinación de * MIRA y LÓPEZ, en: Manual de orientación profesional, págs. 114 y 115, Editorial Kapelutsz, S.A., sexta edición, Buenos Aires, 1965. Con respecto a las fichas profesiográficas que transcriben, proceden del Centro de Psicotecnia y Orientación Profesional de Barcelona, que fue dirigido por MIRA, cuya transcripción (ordenada alfabéticamente) es parcial, remitiéndose al autor a la siguiente bibliografía: GREENLEAF, WALTER: Eighty new books on occupations, U.S., Offices of Educ, 1940, y Guidance bookshelf on occupations, id., id., 1941. MIRA, E., Anales del Instituto de Orientación Profesional de Cataluña, n.° 1 a 16, Barcelona. Occupational Index, New York University, Occupational tilles (Dictionary of). United States Departement of. Labor, 1939-45. Training and reference manual for job analysis, War Manpower Commission, U.S. Gov. Printing Office, 1944.
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esencias significativas o "conceptos" (y su órgano implícito es la corteza cerebral)». En las páginas siguientes se reproducen algunas de fichas profesiográficas elaboradas en su día en el Instituto Psicotécnico de Barcelona, que han de tomarse como pauta orientativa (teniendo en cuenta, en cualquier caso, que se corresponden con referencias tomadas hace más de 50 años, y que en cada caso se estimarán las variaciones que haya que introducir). FICHAS PROFESIOGRAFICAS Abogacía.—Trabajo predominantemente psíquico, abstractoverbal, variable, que requiere especialmente: una devoción inmanente por la verdad y la justicia, con recta y serena evaluación de la responsabilidad moral; capacidad de intuición y comprensión de motivaciones psíquicas; excelente memoria de fechas, nombres y textos; buena capacidad de expresión verbal; buena empatía y sociabilidad. Aptitudes psíquicas requeridas: elevado rendimiento de las funciones de comprensión y abstracción significativa de los actos sociales; claro juicio ético-discriminativo; alto nivel expresivo verbal; intensa capacidad evocativa de datos verbales; temperamento sintónico, con buena capacidad de inhibición emocional. Aptitudes físicas: fonación excelente. Actor.—El trabajo de actor —teatral, cinematográfico, radial o privado— es singularmente atractivo para los jóvenes con tendencias exhibicionistas y disposición histeriforme (plástico-expresiva, imaginativa y fictiva o mitómana) de su personalidad. Los sueldos fabulosos y la popularidad de que gozan quienes, a veces con gran rapidez, alcanzan el «estrellato», llevan a millares de púberes y adolescentes hacia esa ruta, en la que generalmente no llegan a ser estrellas, pero se estrellan, perdiendo tiempo e ilusiones. De ahí la conveniencia de precisar bien las condiciones de aptitud de este tipo de labor. Dada la enorme variedad de tipos caracteriológicos representables en la ficción escénica, puede decirse que ni la edad ni la apariencia estética son factores decisivos en el éxito o fracaso de un actor. Pero, en cambio, sí lo es, siempre, su capacidad de transmutación empática,
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o sea, de adaptarse a la caracterología del personaje que intenta hacer vivir en la escena —y que nunca habrá de hallarse demasiado alejado de su propio modo de ser (de ahí que cada actor se especialice en representar un determinado tipo de personaje, en el que, más que completar, libera o exagera sus auténticos rasgos personales). Fundamentalmente, se requiere poseer una extraordinaria capacidad captativa e imitativa de los aspectos expresivos de la personalidad (gestos, ademanes, inflexiones de tono vocal, mímica facial, etc); excelente memoria verbal; rendimiento atentivo (mental) sostenido (ya que, una vez en escena, no puede haber pausa en el trabajo, y una distracción momentánea puede hacer fracasar la obra en conjunto); nivel, cuando menos, normal de inteligencia abstracta y verbal. Aptitudes físicas: buena agilidad y fluencia motriz, y excelente fonación. Puede parecer extraño que, tratándose de un trabajo artístico, no se hable de la «sensibilidad artística», de la «emoción estética», etc. Ello se debe a que no corresponden a una aptitud mensurable aisladamente. Administración.—Trabajo predominantemente psíquico, de tipo mixto, parcialmente automatizable y equilibradamente perceptorreaccional. Su especial requerimiento es un elevado rendimiento de la función organizadora, clasificadora, ponderal y distributiva de fondos económicos, para obtener de ellos el máximo rendimiento, al aplicarlos a una determinada finalidad productiva. Aptitudes psíquicas requeridas: buena habilidad aritmética, capacidad de ordenación y sistematización de conjuntos objetivos heterogéneos; regularidad o perseverancia en el rendimiento mental; tendencia crítico-observadora (principalmente visual); buena memoria evocativa de datos numéricos; resistencia a la sugestión; pulcritud y honestidad no ligadas a rigidez anímica. Aptitudes físicas: normal agudeza visual y auditiva, y precisión de micromovimientos digitales. Aduanas.—El trabajo básico del empleado de aduanas es el de inspección de todo género de mercaderías, su clasificación y valoración, para aplicarles la tarifa correspondiente. Teniendo en cuenta la posibi-
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lidad de fraude por parte de los consignatarios o propietarios, tal labor se complica con un elemento de investigación detectivesca. De aquí que las cualidades esenciales de este tipo de trabajo, desde el punto de vista psíquico, sean: excelente capacidad de observación visual y táctil, capacidad discriminativa de gestos y detalles (de forma y conducta), buena imaginación visual y apreciación de formas deformadas. Afilador.—Trabajo predominantemente físico, determinado, espacial, perceptorreaccional. Requiere: perfecta ortoforia y agudeza visual. Gran seguridad de microcinesias de la mano derecha y buena fuerza de la muñeca en dicha mano. Temperamento anemocional. Normal coordinación oculomanual. Resistencia al deslumbramiento y dominio de movimientos reflejos. Agricultura.—El trabajo agrícola propiamente dicho —cultivo del campo— es de tipo psicofísico, determinado (y, por lo tanto, en gran parte automatizable) y predominantemente reaccional. Requiere: un predominio de imaginación espacial, con buena memoria de formas y colores, y un cierto grado de habilidad mecánica. También es útil la memoria olfativa y géusica. Aptitudes físicas: buen sistema circulatorio y respiratorio, buena fuerza muscular y excelente homeostasis. Agronomía.—Requiere, fundamentalmente, las aptitudes de los trabajos de ingeniería, o sea: buena inteligencia espacial y abstracta, habilidad técnicoconstructiva, imaginación visual, excelente evaluación de distancias, discreta habilidad para el dibujo lineal y el cálculo geodésico. Temperamento levemente esquizóidico (para resistir el aislamiento urbano). Aptitudes físicas: buena agudeza sensorial general, fortaleza cardiovascular y muscular. Armero.—Trabajo psicofísico, determinado, perceptorreaccional, espacial. Requiere: perfecta ortoforia y capacidad de «calibración» visual. Buena memoria de formas y, en especial, de ángulos; excelente apre-
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dación de relieves. Gran precisión de microcinesias (inhibición de movimientos reflejos) y buena coordinación oculomanual. Constancia de rendimiento atentivo. Buen control emocional. Arqueología.—Trabajo variable, psíquico, espacial, perceptorreaccional. Requiere: excelente capacidad de observación discriminativa visual (morfocromática) y táctil; buena imaginación visual; gran precisión de micromovimientos; buena orientación y memoria visomotriz; paciencia y buena capacidad de adaptación (homeostasis). Arquitectura.—Trabajo esencialmente psíquico, variable, perceptorreaccional, plástico-constructivo. Requiere: una difícil síntesis de aptitudes científico-estético-prácticas. Por una parte, el arquitecto ha de poseer buena inteligencia abstracta, para el dominio de la parte matemática de su trabajo; pero, por otra, requiere buena inteligencia espacial o mecánica, con excelente imaginación visual y apreciación de formas, para las resolución de problemas prácticos de distribución y circulación de ambientes. Ha de tener buen gusto y habilidad para el dibujo, pintura y escultura; ha de saber penetrar en las necesidades a las que ha de responder su plano constructivo (para adaptarlo a ellas, y no viceversa). Ha de tener, finalmente, una cierta capacidad dialéctica para conseguir que los propietarios u organismos técnicos a quienes sirve no le obliguen a realizar adefesios, ya que toda su obra es, luego, muy difícilmente modificable. Aptitudes psíquicas correspondientes: excelente percepción e imaginación estereométrica (visoespacial); buena inteligencia abstracta y espacial; buena apreciación estético-plástica (decorativa); habilidad para el dibujo; capacidad organizadora y jerarquizante de datos heterogéneos (equilibrio entre los procesos de síntesis y análisis mental). Normal capacidad de lenguaje. Aptitudes físicas: buen sentido de la orientación y el equilibrio; buena predisposición de movimientos micromanuales; buena ortoforia. Aserrador.—Trabajo predominantemente físico, determinado, espacial, perceptorreaccional.
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Requiere: gran fuerza braquial, bilateral; perfecta simetría de movimientos y gran capacidad de automatización de los mismos; normal evaluación del tiempo y de microvelocidades, así como fina discriminación de esfuerzos musculares; normal precisión de movimientos, bajo control visual; ortoforia normal y buena capacidad discriminativa de pequeños relieves y cambios de tono cromático. Rendimiento atentivo perseverante, en caso de trabajar con aserradora mecánica. Astronomía.—Trabajo esencialmente psíquico, determinado, percepcional, abstracto, espacial. La base es la observación discriminativa visual y el cálculo matemático. La ausencia de contacto vital con el material manipulado (naturaleza muerta o simples símbolos), califica especialmente para este tipo de labor a las personas de temperamento esquizotímico, amantes de la soledad y propensas a la introversión. Aptitudes psíquicas generales: excelente capacidad discriminativa visual, de formas y tonos cromáticos; excelente inteligencia abstracta; buena inteligencia e imaginación espacial; buena percepción del relieve y memoria de «manchas» e intensidades lumínicas (por contraste en claroscuro). Temperamento con tendencia al orden, casi meticuloso. Carácter más bien hermético. Aptitudes físicas: excelente agudeza visual y ortoforia. Aviación.—Campo de trabajo amplísimo, en el que cabe distinguir muy variadas especialidades, requiriendo todas ellas la conjunción de aptitudes fisiológicas y psíquicas bien concretas. En la imposibilidad de acotar todas las labores, daremos las fichas de las más típicas: a) Piloto de.—El piloto de aviación —aviador por esencia— requiere aptitudes algo diversas, según se trate de pilotar un aparato monoplaza, liviano y rápido, o un pesado aparato de transporte (el llamado «camión aéreo»); también se necesitan aptitudes diferentes para el vuelo a baja altura y el estratosférico, para el vuelo diurno y el nocturno, etc.; pero en esta ficha se enuncian solamente las que son comunes a todos ellos. Trabajo psicofísico variable, perceptorreaccional, de tipo espacialabstracto. Requiere: buena inteligencia espacial; excelente percepción visual,
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auditiva y kinestética; buena imaginación visual; excelente apreciación de relieves y distancias; excelente sentido de equilibrio y de la orientación; excelente apreciación de alturas y velocidades; perfecto control emocional. Aptitudes físicas: excelente sistema circulatorio y respiratorio, buena homeostasis, fuerza muscular normal, gran resistencia a la fatiga y al sueño. b) Radiotelegrafista de.—Trabajo predominantemente psíquico, verboespacial, determinado, perceptorreaccional. Requiere: atención aprehensión visuauditiva sostenida, en su doble nivel, espontáneo (awareness=vigilancia) y voluntario. Gran rapidez, precisión discriminativa de señales ópticoacústicas; rapidez y precisión de computación; normal inteligencia espacial y abstracta; precisión de ritmos manuales. Aptitudes físicas: buena homeostasis; buena equilibración; resistencia a la fatiga y al sueño. c) Observador de.—Casi siempre es, también, copiloto (de suerte que ha de tener un mínimo de capacidad de vuelo); pero, además, debe poseer una capacidad específica: rápida y segura captación de microdetalles en conjuntos ópticos heterogénicos y móviles (lo que en términos técnicos se denomina «agilidad configurativa» y «plasticidad estructural optokinética»). Ello requiere, además de perfecta ortoforia y amplio campo visual, una aprehensión profunda y sostenida del panorama óptico, en cualquiera de sus sectores. d) Mecánico de.—Trabajo psicofísico espacial,, variable, percepto rreaccional. Requiere: buena inteligencia espacial; normal inteligencia abstracta; excelente imaginación espacial; rapidez y precisión de movimientos en todos los segmentos braquiales. Buena aprehensión discriminativa visual, auditiva, térmica y táctil. Aptitudes físicas: ortoforia, buena equilibración, excelente fuerza de antebrazo y muñeca. e) Camarero de.—Trabajo psicofísico, verboespacial, determinado, perceptorreaccional. Requiere: buena capacidad de comprensión y retención de encargos
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(memoria auditiva verbal); rapidez y precisión de movimientos braquiales; excelente equilibración; temperamento sintónico; carácter sociable. Banca.—En este calificativo se agrupan bastantes categorías de trabajo, que no sólo difieren por su nivel o jerarquía intelectual, sino por su «estructura». En la imposibilidad de reproducir las fichas de todas, exponemos seis de las más típicas: a) Gerencia.—Trabajo abstractoverbal, variable; perceptorreaccional. Requiere: esencialmente, alto nivel intelectual, rápida intuición y evaluación de valores económicos; capacidad de organización y rápido juicio crítico; amplitud del campo de trabajo mental; temperamento sereno y carácter enérgico. Personalidad de tipo sintónico-plástico, más no efusivo (es decir, capaz de atraer, sin dar). Excelente memoria de números y caras; buena expresividad verbal. b) Tesorería.— Tipo de trabajo cifrovisual, determinado y predominantemente perceptivo. Requiere: habilidad para la computación; excelente memoria de cifras; rápida discriminación de escasas diferencias de formas visuales (con buena memoria de formas); buena sensibilidad táctil; elevada y rápida aprehensión del detalle; constancia y regularidad del rendimiento mental; orden y escrupulosidad caracterológica. c) Correspondencia.—Tipo de trabajo cifrovisual, determinado y predominantemente perceptivo. Requiere: buena inteligencia y memoria verbales; buena memoria de fechas; rapidez y precisión de pequeños movimientos digitales (para la grafía manual o mecánica). d) Pagaduría.—Trabajo psíquico, concreto, social, mixto y varia ble, perceptorreaccional. Requiere: especiales condiciones de amplitud, rapidez y precisión perceptiva visual, excelente discriminación de formas gráficas (visuales); fina discriminación de relieve y grosor, peso y formas táctiles; excelente memoria de cifras y rapidez de computación; precisión y agilidad de micromovimientos digitales; fijeza y constancia del rendimiento mental; serenidad.
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Contaduría.—Trabajo psíquico, crítico, ordenado pero variable, sedentario y aislado. Requiere: excelente habilidad aritmética (computativa) y constante rendimiento mental, en microespacios visuales. f) Escritorio.—Trabajo psicofísico, determinado, perceptorreaccional. Requiere: rendimiento visopráxico en microespacios; excelente percepción y memoria visual de nombres y cifras. Barnizador.—Trabajo físico, determinado, reaccional. Requiere: principalmente buena capacidad pulmonar; fuerza braquial y singularmente antebraquial derecha; temperamento automatizable; buena apreciación visokinética de lisura y brillantez de tonos cromáticos; discreta precisión de movimientos oscilatorios braquiales, resistencia a la fatiga muscular. Bibliotecario.—Trabajo predominantemente psíquico, abstractoverboespacial, determinado, perceptorreaccional. Requiere: buen nivel intelectual, con amplia capacidad de clasificación y ordenación de contenidos conceptuales. Temperamento con buen equilibrio y simetría de tendencias. Carácter perseverante, ordenado, plástico y activo. Excelente memoria de nombres propios y títulos. Buena precisión de movimientos. Buena capacidad discriminativa táctil. Bombero.—Trabajo psicofísico, variable, perceptorreaccional, espacial. Requiere: excelente resistencia física y homeostasis. Excelente control emocional. Buena capacidad discriminativa, visual, de tonos y grados de brillantez. Buena imaginación espacial. Buena equilibración y coordinación oculomanual. Gran capacidad pulmonar. Movimientos de gran amplitud, precisión y energía. Normal estimativa de alturas y distancias. Buzo.—Trabajo predominantemente físico, variable, perceptorreaccional, de tipo puramente espacial.
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Requiere: excelente homeostasis; gran fuerza muscular y perfecto aparato pulmonar y cardiovascular. Además: buena sensibilidad propioceptiva; temperamento anemocional; precisión de coordinación oculomanual; perfecta ortoforia; buena discriminación de tonos y relieves cromáticos; buena nictopsis; normal apreciación de formas y distancias; buena memoria optokinética. Calderero.—Trabajo físico espacial, determinado, perceptorreaccional. Requiere: normal aprehensión de formas y volúmenes; buena memoria motriz; normal coordinación oculomanual; precisión y fuerza de movimientos braquiales derechos; resistencia al ruido intenso y prolongado. Calígrafo.—El trabajo de calígrafo o pendolista —cada vez menos valorado— es una labor psicofísica, determinada, perceptorreaccional. Requiere: solamente condiciones normales de ortoforia, excelente precisión y pulcritud de los pequeños movimientos de la muñeca (la llamada «seguridad de pulso»), con buena frecuencia motriz; ausencia de emotividad o buen control de la misma (para lo que es conveniente poseer un temperamento esquizotímico). Camarero.—Trabajo psicofísico, verboesopacial, determinado, perceptorreaccional. Requiere: salud normal, buena presencia, normal visión, audición y ortoforia; excelente memoria inmediata auditiva (de órdenes) y topológica (de lugares); buena capacidad de discriminación de caras; rapidez y precisión de movimientos, con inhibición de movimientos reflejos; buena sensibilidad propioceptiva. Cantante.—Trabajo predominantemente psicofísico, determinado, perceptorreaccional, que requiere diversas aptitudes, según se trate de puro «bel canto» o de canto asociado a representación teatral (en cuyo caso interviene definidamente la posesión de una buena pantomima). Aptitudes físicas: excelente fonación, con dicción clara y capacidad pulmonar francamente superior al promedio.
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Aptitudes psíquicas: personalidad con suficiente aporte de rasgos cicloides, sociable, extravertida; dotada de excelente memoria y sensibilidad diferencial de tonos musicales, con buena percepción de ritmos y breves intervalos temporales; normal control emocional. Cantero.— Trabajo físico espacial, determinado, reaccional. Requiere: buena salud y fortaleza circulatoria, respiratoria y músculo braquial; ausencia de astigmatismo, buena flexibilidad verbal. Cantinero.—Trabajo predominantemente espacial, psicofísico reaccional. Requiere: buena función circulatoria (permanencia en pie); buena sensibilidad térmica y bárica; buena coordinación oculomanual; precisión de movimientos; normal aprehensión auditiva (memoria inmediata) de encargos; buena memoria cromática; normal sensibilidad gustativa y olfativa; rapidez de computación elemental. Carnicero.—Trabajo que incluye diversas variantes (matarife, expendedor, etc.) pero que, en líneas generales, puede clasificarse así: trabajo espacial, psicofísico, predominantemente determinado perceptorreaccional. Requiere: buen control emocional; normal agresividad; buena apreciación de equivalencias estereobáricas (de volumen y peso); normal ortoforia y cromatopsia; buena fuerza muscular (prensora y percutora) y digital derecha; normal memoria de formas; gran precisión de la coordinación optokinética (oculomanual) en movimientos lineales (elementales); discreta imaginación espacial. Carpintero.—Trabajo psicofísico, espacial, variable, perceptorreaccional. Requiere: buena constitución física, con fuerza antebraquial y braquial bilateral; normal sensibilidad propioceptiva; ortoforia y buena discriminación de lisura y brillantez; normal apreciación de formas, tamaños y curvaturas; buena imaginación espacial e inteligencia espacial; normal precisión y seguridad de movimientos braquiales derechos.
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Carrocero.—Trabajo cuyas condiciones difieren, según se trate de trabajar con materiales rígidos o plásticos, frágiles o resistentes. En líneas generales, puede afirmarse, no obstante, que es: trabajo espacial, psicofísico, determinado, perceptorreaccional. Requiere: buena aprehensión, memoria e imaginación de formas y volúmenes; buena apreciación (visual y táctil) de lisura, brillantez y pulidez de superficies; normal precisión de pequeños movimientos manuales; fuerza braquial normal, y antebraquial superior al promedio; ortoforia normal. Cartero (ver Correos).—El cartero repartidor de cartas ha de poseer las aptitudes correspondientes a un trabajo psicofísico determinado, perceptorreaccional, espacioverbal. Requiere: principalmente buena fortaleza y salud corporal (en especial de los aparatos locomotor, circulatorio y respiratorio); buena memoria de nombres y direcciones; normal sentido de orientación espacial; buena capacidad discriminativa de letras; honestidad y sentido del deber. Cerrajero.—Trabajo psicofísico espacial, determinado, perceptorreaccional. Requiere: buena evaluación de microdistancias (visual y kinética); normal imaginación y memoria espacial de formas geométricas; gran precisión de pequeños movimientos manuales; ortoforia y buena discriminación de ruidos, relieves y diferencias de presión; buena fuerza de muñeca. Desde el punto de vista ético exige gran honradez y discrección, por lo que deben elegir para él personas de robusto Super-Yo. Cestero.—Trabajo físico, determinado, reaccional. Requiere: solamente una discreta agilidad y precisión de los movimientos digitales y una buena capacidad de automatización de series cinésicas, tridimensionales, de ambas extremidades braquiales (de donde resultan más aptos los ambidextros). Cirujano.—Trabajo predominantemente psíquico, espacial, variable, perceptorreaccional.
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Requiere: excelente control emocional, normal agresividad; buena capacidad de autonomización de aprehensiones y reacciones (atención difusa; motricidad disociable); excelente capacidad de observación visual, auditiva y táctil; buena memoria de formas y puntos de referencia; buena imaginación e inteligencia espacial; ortoforia; gran precisión de movimientos antebraquiales y digitales; excelente coordinación optokinética; buena memoria motriz; fuerza antebraquial y digital normal o superior al promedio. Cobrador.—Trabajo determinado, perceptorreaccional, psicofísico, espacioverbal. a) De vehículo de transporte. Requiere: robustez normal; excelente equilibración y aparato cardiovascular; buena memoria visual, especialmente de lugares y caras; normal sociabilidad; rapidez de movimientos; rapidez computativa; buena capacidad discriminativa de monedas y billetes (observación de detalles visuales y memoria de los mismos); normal sensibilidad táctil. b) Comercial o bancario. Requiere: robustez normal; buen control emocional; valor personal; buena sociabilidad; buena apreciación de tiempo; buena memoria visual de caras, cifras, lugares y detalles objetivos; buena capacidad de computación; personalidad ordenada y con perseverante rendimiento atentivo visual. c) De taquillas de espectáculos. Requiere, gran rapidez perceptorreaccional y computativa; precisión de microcinesias; buena memoria visual de caras y detalles objetivos; rendimiento atentivo perseverante. Cocinero (de hotel).—Trabajo variable, psicofísico, perceptorreaccional, espacial. Requiere: excelente sensibilidad gustativa y olfativa, con buena memoria de ambos sentidos; buena capacidad discriminativa térmica y cromática; buena percepción de tiempos; buena capacidad de cálculo y transmutación de pesos y volúmenes; buena precisión de macrocine-
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sias (cuando menos, derechas); normal sociabilidad; buena energía y rapidez motriz. Cochero.—Trabajo psicofísico, determinado, perceptorreaccional. Requiere: buena memoria espacial, normal apreciación de tiempos, velocidades y distancias; normal inhibición de sincinesias; normal control emocional; ortoforia; intensa fuerza flexora braquial; normal audición; nictopsis y campo visual normales; resistencia al deslumbramiento y al sueño. Cordelero.—Trabajo físico espacial, determinado, reaccional. Requiere: buena ortoforia y capacidad de discriminación táctil; fuerza digital y agilidad manual (unilateral). Correos.—Trabajo predominantemente psíquico, determinado, espacio verbal, perceptorreaccional. Requiere: principalmente excelente «memoria geográfica», o sea, memoria asociativa de nombres y lugares (toponímica); preferentemente denotable en tipos «eidéticos». Además: buena aptitud distributiva, con normal apreciación de diferencias microponderales; agilidad digital; ortoforia, excelente capacidad visual discriminativa de letras. Chapista.—(ver Planchista). Chófer.—Trabajo psicofísico espacial, variable, perceptorreaccional, pero con un amplio fondo automatizable. Requiere: normal inteligencia espacial; buena imaginación y apreciación de amplitudes (distancias longitudinales y transversales), tiempos y velocidades; control emocional; precisión y rapidez de pequeños movimientos braquiales y podálicos; buena inhibición de sincinesias; rendimiento mental constante; buena nictopsis y cromatopsis; amplio campo visual; capacidad discernitiva y localizadora de ruidos; resistencia al deslumbramiento y al sueño. Delineante.—Trabajo predominantemente psíquico, variable, perceptorreaccional y espacial.
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Requiere: perfecta ortoforia, buena memoria e imaginación visuales; buena precisión de microcinesias; personalidad pulcra y paciente, un tanto coartada; buena rapidez computativa. Dentista.—(ver Odontólogo). Dentista (mecánico).—Trabajo psicofísico, espacial, determinado, perceptorreaccional. Requiere: gran precisión de microcinesias manuales: buena percepción e imaginación de relieves y oquedades; buena memoria de formas visuales irregulares; tipo de personalidad coartada, con lenta saturación (fatiga) de procesos de configuracionales en microespacios (persistencia de la denominada atención visual en un pequeño campo neuropsíquico). Dependiente vendedor.—Las aptitudes para este trabajo varían notablemente, según sea el producto a vender (medias, libros, pianos, etc.). No obstante, fundamentalmente se trata de un trabajo predominantemente psíquico, verbal, variable, perceptorreaccional. Requiere: aspecto físico agradable; finura expresiva y de modales; buena inteligencia verbal y clara fonación; aptitud dialéctica; buena memoria asociativa objetonumérica. Dibujante (proyectista).—Trabajo igual en aptitudes a Delineante y, además, requiere: buena inteligencia abstracta y espacial. Dibujante (de revistas, propaganda y modas).—Trabajo variable, predominantemente psíquico, abstractoespacial y concretoespacial, perceptorreaccional. Requiere: buen gusto artístico (captación del valor estético); capacidad empática para captar «ideas» y expresarlas mediante el simbolismo gráfico. Además: buena memoria, imaginación e inteligencia espacial; precisión de microcinesias. Dietista (Técnico en regímenes alimentarios).—Trabajo predominantemente psíquico determinado, perceptorreaccional, espacioverbal.
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Requiere: buena sensibilidad gustativa y olfativa; normal inteligencia general; normal habilidad motriz y capacidad de cálculo aritmético; personalidad con buenos hábitos de orden y limpieza. Diplomático.—Trabajo predominantemente psíquico, variable, abstracto, verbal y social. Requiere: apariencia física agradable; buena resistencia al sueño; buena inteligencia y memoria verbal; excelente capacidad de observación de detalles psicológicos; temperamento con excelente control emocional; gran capacidad de adaptación y cierta habilidad histriónicofictiva. Droguero.—Trabajo variable, psicofísico, espacioverbal, perceptorreaccional. Requiere: buena capacidad de expresión verbal; buena sociabilidad; buena memoria de localización espacial; rapidez computativa; normal precisión de movimientos; normal audición y ortoforia. Ebanista.—Trabajo equilibradamente psicofísico espacial, variable (en el caso del artífice mueblista), perceptorreaccional, de todas dimensiones. Requiere: además de normal salud corporal y condiciones sensoriales visuales, una especial apreciación de formas y relieves; buena sensibilidad muscular y articular; buena imaginación espacial; buena capacidad de integración de movimientos manuales; normal habilidad para el dibujo y cálculo de computación. Economista.—Trabajo psíquico, abstractosocial, perceptivo, variable. Requiere: buena inteligencia abstracta y social; buena aptitud para el cálculo; buena capacidad de observación y objetiva interpretación de hechos y datos complejos (en los que se imbrican elementos de forma y de valor). Editor.—Trabajo predominantemente psíquico, variable, perceptorreaccional, mixto (abstratoverboespacial).
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Requiere: capacidad de organización (comando) y de captación de gustos y preferencias sociales; temperamento sintónico; carácter con alto grado de tenacidad y perseverancia. Electricista.—Trabajo psicofísico, variable, perceptorreaccional, espacial. Pueden diferenciarse en él las siguientes modalidades: a) Instalador de líneas.—Trabajo predominantemente reaccional. Requiere: excelente equilibración; buena perseveración en el rendimiento atentivo; buena evaluación de distancias lineales; buena memoria topográfica; buena ortoforia; excelente coordinación oculomanual; precisión y firmeza de movimientos antebraquiales. b) Montador.—Trabajo perceptoreaccional, determinado. Requiere: buena ortoforia (ausencia de defectos visuales); buena fuerza de antebrazo, muñeca y dedos; buen control emocional; seguridad y precisión de movimientos, aún sin control visual; excelente «calibración» visual (percepción de diferencias mínimas de tamaño y forma); buena memoria e imaginación de esquemas lineales; buena capacidad de automatización motriz. c) Repartidor mecánico. Requiere: excelente capacidad de discriminación y observación, planificación lógica de la exploración descubridora de averías; excelente imaginación y memoria espacial (principalmente de las relacciones topográficas); buena inteligencia espacial; buena capacidad de coordinación oculomanual; precisión y fuerza de movimientos antebraquiales, de muñeca y digitales; normal capacidad de computación; normal apreciación de relieves y microdistancias; buena ortoforia y sentido de posiciones (sensibilidad osteoarticular y muscular). Empapelador.—Trabajo predominantemente físico, determinado, perceptorreaccional, espacial, de grandes dimensiones. Requiere: buena apreciación visual de tamaños, y de formas geométricas; normal equilibración; buena amplitud, seguridad y resistencia de macrocinesias braquiales; buena apreciación de la verticalidad; normal sensibilidad táctil; normal desarrollo muscular y buena circulación sanguínea.
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Encerador.—Trabajo predominantemente físico, espacial, de grandes dimensiones, determinado, reaccional. Requiere: robustez cardiovasculorrespiratoria; buen desarrollo muscular de extremidades y, singularmente de músculos extensores (tríceps y cuadríceps); buena percepción visual de grados de brillantez. Enfermero(a).—Trabajo psicofísico, variable, perceptorreaccional, verbosocial y espacial. Requiere, desde el punto de vista físico, salud normal y buena robustez somática, con ausencia de defectos sensoriales; resistencia al sueño y a la fatiga. Requiere, desde el punto de vista psíquico, buena apariencia y suavidad de movimientos y gestos (modales); excelente sociabilidad y discreción; normal inteligencia abstracta y buena inteligencia verbal; excelente memoria de cantidades y datos clínicos; normal apreciación del tiempo; excelente dominio emocional; buena nictopsis; rapidez y precisión de macro y microcinesias de lado derecho. Escribiente.—El empleado de escritorio realiza un trabajo de tipo psicofísico generalmente determinado, verboespacial y secundariamente abstracto, de pequeñas y medianas dimensiones, perceptorreaccional. Requiere: específicamente, buena memoria de nombres, cifras y fechas; tendencia al orden y capacidad de clasificación de conjuntos heterogéneos de datos verbales; normal precisión y habilidad gráfica. Escritor.—Trabajo predominantemnte psíquico, variable, perceptoasociativo, verboabstracto. Requiere: fundamentalmente, brillante inteligencia e imaginación verboabstracta y abstratoverbales; temperamento emotivo; sensibilidad estética; intuición social. Escultor.—Trabajo espacial, predominantemente reaccional, variable, psicofísico. Requiere: principalmente buen criterio estético y percepción de la belleza plástica; buena apreciación de formas y relieves (volúmenes y
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contrastes); buena memoria e imaginación espaciales; capacidad de observación de perfiles o contornos y aptitud comparativa de configuraciones visuales «en movimiento»; fuerza braquial y antebraquial, con gran precisión de microcinesias en el plano sagital; excelente coordinación oculomanual; buena aptitud para el dibujo; excelente sentido estereognóstico. Esmaltador.—Trabajo psicofísco, determinado, perceptorreaccional, espacial. Requiere: normal ortoforia; buena capacidad discriminativa de grados de saturación y de brillantez cromática; gran precisión de microcinesias; buena sensibilidad estética y normal aptitud para el dibujo. Estadígrafo (Así se llama al técnico en estadística).—Trabajo predominantemente psíquico, variable, abstracto y espacial, perceptorreaccional. Requiere: buena capacidad de cálculo matemático y de computación; buena inteligencia abstracta y espacial; excelente memoria numérica; rendimiento mental perseverante; cierta capacidad de observación y comprensión intuitiva de relacciones significativas entre datos y complejos fácticos, al parecer, heterogéneos. Estucador.—Trabajo predominantemente físico, espacial, de grandes dimensiones, determinado, reaccional. Requiere: robustez cardiovasculorrespiratoria; buen desarrollo muscular braquial; buena percepción diferencial de relieves; buena discriminación de tonos y grados de brillantez cromática; buena sensibilidad kinestésica, principalmente del brazo derecho. Farmacéutico.—Trabajo predominantemente psíquico, espacioverbal y abstracto (secundariamente), que es equilibradamente variable y perceptorreaccional. Requiere: buenas condiciones sensoriales de visión, olfato, gusto y sensibilidad discriminativa táctil; excelente memoria de cifras (ponderables); habilidad normal para la computación aritmética; temperamento anemocional; carácter disciplinado con buenos hábitos de orden y limpieza.
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Físico.—Trabajo predominantemente psíquico, variable, perceptorreaccional, abstracto espacial. Requiere: buena capacidad de observación; normal ortoforia y precisión de movimientos; aptitud matemática. Fisiólogo.—Trabajo predominantemente psíquico, variable, abstractoespacial y secundariamente verbal, perceptorreaccional (de medianas y pequeñas dimensiones). Requiere: fundamentalmente interés por la investigación de los fenómenos naturales; normales condiciones sensoriales; excelente capacidad de observación; buen equilibrio lógico-intuitivo; discreta habilidad manual. Florista.—Trabajo predominantemente psicofísico (si comprende la floricultura profesional), variable, de medianas dimensiones, perceptorreaccional, espacial. Requiere: buenas capacidades de observación y de precisión (en relación con datos climatológicos); normal capacidad de integración de movimientos manuales; normal ortoforia (agudeza visual, campo visual y cromatopsia), con habilidad para discriminar matices diferenciales cromáticos en conjuntos extensos. Fumista (el que hace o arregla cocinas, chimeneas o estufas).—Trabajo equilibradamente psicofísico, espacial, determinado, perceptorreaccional, de medianas y grandes dimensiones. Requiere: buena robustez física, compatible con hipoacusia y principalmente incompatible con trastornos respiratorios y de la sensibilidad propioceptiva; exige normal imaginación de planos espaciales y satisfactoria coordinación de movimientos manuales, así como discreta habilidad para la comprensión de esquemas y para la computación. Gráfico.—Trabajo psicofísico, espacial, de pequeñas y medianas dimensional, perceptorreaccional. Requiere: preferentemente un tipo de personalidad levemente introvertida, con intensa afición por valores culturales (el tipógrafo es el
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soldado del ejército cultural) y excelentes condiciones de visión y sensibilidad táctil. Además varían las aptitudes específicas, según las especialidades: a) Cajista componedor a mano.—Precisa excelente memoria visual de microespacios; rapidez de reconocimiento visual de configuraciones simbólicas (tipos); precisión y seguridad de micromovimientos; rapidez reaccional; buena medida visual de distancias lineales. b) Minervista.—Regularidad y ritmo en los movimientos; buena visión de conjuntos gráficos y cromáticos; buena imaginación espacial; buena inhibición de movimientos involuntarios. c) Linotipista.—(Ver ficha especial). Granjero.—Trabajo equilibradamente psicofísico (si no se es peón), variable, perceptorreaccional, espacioverbal, de todas las dimensiones. Requiere: rendimiento perseverante; buena homeostasis (resistencia a condiciones climáticas variables y adversas); buenos hábitos de limpieza y de orden práxico; una percepción de diferencias en conjuntos visuales vivientes; capacidad de organización; personalidad con vocación para la vida natural. Herrero.—Trabajo predominantemente físico, o psicofísico (según los casos), mixto (parte automatizable y parte variable), espacial, de medianas y grandes dimensiones. Requiere: buen control emocional; gran robustez cardiorrespiratoria y muscular; precisión y seguridad de movimientos braquiales (de gran palanca), principalmente en lado derecho; resistencia a las altas temperaturas; normal percepción e imaginación visuales; compatible con hipoacusia y trastornos del lenguaje y de la relación social; buena apreciación de relieves y de grados de saturación cromática en la zona del rojo-anaranjado. Histopatólogo.—Trabajo predominantemente psíquico, determinado, espacioabstracto, perceptorreaccional, de pequeñas dimensiones. Requiere: extraordinarias condiciones de paciencia, meticulosidad y precisión de pequeños movimientos; excelente capacidad de observación visual y diferenciación de matices en conjuntos, a veces móviles,
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de formas derrítales; buena inteligencia general; personalidad de tipo preferentemente introvertido o introversible; excelente memoria visual de formas, principalmente en su fase de reconocimiento. Informador.—Trabajo predominantemente psíquico, variable, perceptorreaccional, verbal. Requiere: personalidad plástica, con buena distribución extensiva de los campos de trabajo psíquico (atención plana, ágil y de rápida concentración y movilización); excelente memoria de conservación y evocación de datos (pricipalmente nombres, fechas y relaciones topográficas); buena inteligencia general; buen desarrollo de la sociabilidad, buenas condiciones éticas. Ingeniero (Industrial).—Trabajo predominantemente psíquico, espacialabstracto, de todas dimensiones, predominantemente percepcional, variable. Requiere: alto nivel de inteligencia abstracta y espacial; excelente imaginación visual; habilidad para el dibujo lineal y cálculo; tipo de personalidad preferentemente pragmático, con sociabilidad media (anfotero desde el punto de vista afectivo); excelente memoria de datos físicos y capacidad de jerarquización y organización integradora de los mismos procesos fabriles. Ingeniero (de Minas).—Trabajo predominantemente psíquico, espacialabstracto, de grandes dimensiones, equilibradamente perceptorreaccional, variable. Requiere: alto nivel de inteligencia espacial y abstracta; excelente imaginación visual; habilidad para dibujo y cálculo; buen sentido de orientación; buena equilibración; buena estimación del tiempo; resistencia a diferencias de presión atmosférica y a gases irritantes; buena capacidad de discriminación de tonos cromáticos, en intensidades lumínicas débiles; excelente memoria de lugares; normal apreciación del relieve. Ingeniero (Naval).—Trabajo predominantemente psíquico, espacialabstracto, de grandes y medianas dimensiones, predominantemente perceptivo y variable.
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Requiere: elevado nivel de inteligencia espacial y abstracta; buena aptitud para el cálculo matemático; excelente memoria e imaginación espacial; aptitud para el dibujo y cálculo matemático; capacidad de organización plástica. Instalador.—Trabajo predominantemente psíquico (cuando es de dirección), variable, perceptorreaccional, mixto (espacioabstractoverbal). Requiere: aptitudes técnicas variables, según el género del material instalado, pero que, cualquiera sea éste, demanda, además de ellas, buena y rápida capacidad de observación y adaptación de objetos a marcos situacionales, capacidad distributiva, de organización y comando; buen sentido estético y social; capacidad normal de comprensión de planos, mensuración y computación; sentido de observación del conjunto y del detalle visual, bien equilibrado. Intérprete.—Trabajo psicofísico o predominantemente psíquico (según los casos), predominantemente verbalabstracto, perceptorreaccional, variable. Requiere: fisiológicamente, buena audición y fonación. Psíquicamente, rápida comprensión de sentidos de contextos verbales, y facilidad de transmutación en otra escala de signos verbales, sin alteración esencial de su significado; buena memoria verbal; buena imaginación e inteligencia verbal; normal capacidad de abstracción; severidad en el control ético y buena sociabilidad; pantomimia discreta. Interventor (Fiscal).—Trabajo predominantemente psíquico, percepcional, mixto, variable. Requiere: excelente capacidad de observación; resistencia a las causas de distracción y sugestión; serenidad y firmeza de actuación, sin rigidez excesiva; sentido inmanente de justicia. Jockey (de carreras).—Trabajo psicofísico, determinado, predominantemente reaccional y espacial. Requiere: excelente percepción de distancias, tiempo y velocidades; excelente equilibración; buen control emocional; rapidez de reacción
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psicomotriz y normal sensibilidad kinestésica de antebrazos; visión normal; buen sentido de orientación (en caso de encegeramiento por el polvo). Joyero (Artífice).—Trabajo psicofísico, espacial, de pequeñas dimensiones, determinado, perceptorreaccional. Requiere: excelente ortoforia (ausencia de defectos visuales o completa corrección de ellos); perfecta coordinación oculomanual; gran precisión de microcinesias digitales y manuales; buena apreciación de relieves y tonos de brillantez; temperamento anemocional; buen gusto artístico en la combinación de elementos geométricos. Juez (de Paz).—Trabajo predominantemente psíquico, abstractoverbal, variable, percepcional. Requiere: capacidad de observación, ordenación y comprensión de «secuencias» psicosociales y psicoindividuales (por tal calificativo se designa a la serie de interrelacciones dinámicas que se establecen entre el individuo y el grupo); buena memoria de datos verbales (artículos legales); capacidad de juicio lógico y ético superiores al promedio; resistencia a los agentes sugestivos y coactivos (firmeza de carácter y honestidad). Juez deportivo (Arbitro).—Es singularmente importante, en este trabajo, la posesión de las condiciones exigibles al profesor de educación física y, además, las propias del juez. Trabajo psicofísico o predominantemente psíquico (según los casos), variable, espacioabstractoverbal (por lo tanto: mixto), perceptorreaccional. Requiere: además de las" condiciones físicas propias del caso, las siguientes aptitudes: amplio campo visual, con rapidez de desplazamiento del foco atentivo y excelente visión «marginal»; rapidez de evaluación de tiempos y distancias y de enjuiciamientos de situaciones especiales, en relación con normas lúdicas; gran control emocional y singular ecuanimidad (resistencia a las acciones catatímicas). Jurisconsulto (Legislador).—Trabajo predominantemente psíquico abstractoverbal variable, percepcional.
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Requiere: gran capacidad de información y retención de datos, ponderación y evaluación jerárquica de acuerdo a criterios normativos genéricos; buena inteligencia verbal para expresar con claridad y precisión el pensamiento legislador; integridad ética a toda prueba; vocación jurídica auténtica, con prescindencia de todo afán exhibicionista. Librero (Comerciante).—Trabajo psicofísico o predominantemente psíquico (según los casos), determinado, verboabstracto, perceptorreaccional. Requiere: gran dispersión y claridad de información y afanes culturales (vocación global por la «sabiduría»); capacidad de organización comercial (en su doble aspecto, técnico y social). Linotipista.—Trabajo psicofísico, determinado, espacioverbal, perceptorreaccional. Requiere: normal ortoforia; capacidad de concentración y persistencia atentiva visual; facilidad de automatización de reflejos posturales antebraquiales y digitales; rapidez y precisión de movimientos disociados; excelente memoria inmediata visoverbal; buena capacidad de reconocimiento de símbolos gráficos deformados. Maestro (Escuela primaria).—Trabajo predominantemente psíquico, mixto (verboespacial y abstracto), variable, perceptorreaccional. Requiere: en primer lugar, gran vocación con actitud amorosa hacia la infancia, la formación ideal del ser humano y las técnicas científicas de educación. Ello es imposible sin una previa actitud humanista y un grado elevado de sociabilidad. Además, es imprescindible una personalidad plástica (esto es, adaptable a la diversidad de caracteres), serena (con perfecto control emocional) y tenaz (dotada del trío: paciencia, calma y perseverancia). Tales condiciones privan sobre las propiamente intelectuales, que son: normal o superior nivel mental en los tres aspectos del funcionalismo intelectual; buena apariencia física; buena memoria de datos; buena fonación y pantomima; aptitud normal para el dibujo y habilidad motriz discreta o buena. Es contraindicación evidente la posesión de un tipo de personalidad neurótica o psicopática, incluso si está dotado de buenas condiciones intelectuales y de buena intención para su misión.
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Maquinista (de máquinas fijas).—Trabajo predominantemente psíquico, espacial, de medianas o grandes dimensiones, variable, perceptorreaccional. Requiere: buena salud y robustez física (cardiovascular, respiratoria y muscular, principalmente); visión normal; buena agudeza y discriminación auditiva; buena apreciación de diferencias en conjuntos morfodinámicos; excelente memoria, imaginación y buena inteligencia espacial; precisión y energía de movimientos braquiales y antebraquiales; normal habilidad aritmética; normal apreciación del tiempo y del ritmo. Maquinista (de barco). Requiere: además de las aptitudes indicadas en la ficha precedente: buena homeostasis; buena equilibración y dominio de reacciones vagotónicas (contra el marco); capacidad de dispersión atentiva y auditiva; resistencia al sueño. Maquinista (de tren). Requiere: si es conductor, adema de las condiciones del maquinista estático: excelente apreciación diferencial de relieves y señales espaciales, con iluminación solar y artificial; buena niftosis y resistencia al deslumbramiento; excelente apreciación de velocidades e intervalos temporales; buena homeostasis; buena resistencia al sueño; capacidad de dispersión atentiva visuauditiva, excelente control emocinal; resistencia a las causas de distracción y fatiga atentiva. Marino (mercante, Oficial).—Trabajo predominantemente psíquico, variable, espacioabstractoverbal (mixto), perceptorreaccional. Requiere: vocación espontánea e intensa por la vida en el mar; deseo de exploración y de aventura; de lucha y captura de lo desconocido (tendencia temperamental a huir del hogar y del estatismo automatizador de la vida); buen control emocional; buena agresividad, con tendencia al mando, pero sublimada y asociada a una actitud afectuosa no concretada, exenta de tendencia homosexual manifiesta; nivel mental normal, con plasticidad suficiente para la resolución de problemas que afectan muy diversos conjuntos de datos; excelente capacidad de orientación espacial; rapidez y seguridad de la fase conativa del
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ciclo de trabajo mental; buena habilidad para el cálculo; voz clara y potente; buena visión, especialmente cromática y marginal nocturna; aptitud normal para el dibujo. Marino (Oficial de Armada). Requiere: análogas condiciones al anterior, pero en mayor grado, pues representa una selección dentro de él, y una mayor jerarquía. Singularmente, resalta la necesidad de una inteligencia general superior al promedio; mayor autodominio de tendencias impulsivas; perfecto control emocional; acendrado sentimiento de patriotismo y disciplina; gran fortaleza corporal y muscular. Marmolista (Tallador y escultor).—Trabajo psicofísico, espacial, de todas dimensiones, determinado, perceptorreaccional. Requiere: excelente aparato respiratorio; ausencia de alergias (aspirativas de polvo); normal visión con buena apreciación de diferencias de relieve y curvadura; excelente apreciación de volúmenes e imaginación espacial; excelente coordinación oculomanual, especialmente para el puntaje y martillado; precisión y fuerza de movimientos prensores y pulsores, especialmente del brazo derecho; habilidad normal para el dibujo y comprensión estereoscópica; buena sensibilidad barestésica y kinestésica. Masajista.—Trabajo psicofísico, determinado, espacial, de pequeñas y medianas dimensiones, reaccional. Requiere: gran sensibilidad táctil, barestésica, kinestésica y articular de ambas extremidades braquiales; buena agilidad disociativa de movimientos manuales; normal nivel mental; normal fuerza muscular de ambos brazos y mayor fuerza de muñeca. Matarife.—Trabajo predominantemente físico, espacial, determinado, reaccional. Requiere: buena memoria topográfica y rápida fijación de líneas demarcatorias de regiones anatómicas; gran fuerza, seguridad y rapidez de ejecución de movimientos braquiales irregulares; agresividad temperamental; buen dominio de movimientos microrreflejos; buena
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apreciación ponderal; preferible que tenga olfacción disminuida; hábitos de limpieza y ordenación en el espacio profesional. Mecánico (Ajustador).—Trabajo psicofísico, espacial, de pequeñas y pequeñas dimensiones, variable, perceptorreaccional. Requiere: ortoforia normal; buena sensibilidad articular y kinestésica; buena memoria visual y motriz de formas, relieves y volúmenes (calibres); buena percepción de formas, tamaños y distancias; buena imaginación visual e inteligencia espacial; normal barestesia y termoestesia; buena fuerza de prensión normal y de rotación antebraquial. Mecánico (Tornero).—Trabajo psicofísico, espacial, de pequeñas dimensiones, determinado, perceptorreaccional. Requiere: excelente percepción de calibres y relieves, grados de pulido y brillantez de superficies lisas y laminadas; gran precisión de coordinación bimanual y disociación kinética en los planos horizontal y sagital; persistencia de atención visual en microcampos; buena inhibición de movimientos reflejos; normal memoria, imaginación e inteligencia espacial; normal apreciación de volúmenes; buena fuerza antebraquial; ausencia o corrección de pequeños defectos visuales y de hiperhidrosis manual. Mecánico (Dentista).—Trabajo psicofísico, espacial, de pequeñas dimensiones, determinado, perceptorreaccional. Requiere: normal agudeza visual; buena concepción de volúmenes y encajes irregulares en el espacio (imaginación visual específica); excelente sensibilidad táctil y kinestésica; normal precisión de movimientos digitales; buena coordinación bimanual para microcinesias; normal inteligencia espacial; paciencia y pulcritud kinéticas. Mecánico (Fundidor).—Trabajo psicofísico, espacial, de medianas y grandes dimensiones, determinado, perceptorreaccional. Requiere: excelente salud corporal y buena homeostasis; buena y amplia visión, con excelente resistencia al deslumbramiento; buena habilidad psicomotriz, general, con fuerza y precisión de los movimientos braquiales combinados; excelente sensibilidad articular y
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muscular del brazo y el codo; buen control emocional; normal equilibrio neurovegetativo; normal percepción, imaginación, memoria e inteligencia espaciales. Mecánico (Óptico).—Trabajo psicofísico, espacial, de medianas y pequeñas dimensiones, determinado, perceptorreaccional. Requiere: visión con agudeza normal y excelente percepción de pequeñas irregularidades de curvatura y superficie en elementos cristalinos; buena apreciación de tamaños y distancias curvas; normal apreciación de relieves; gran control de las microcinesias antebraquiales, buena sensibilidad táctil y barestésica; temperamento anemocional o con excelente control de los movimientos reflejos; normal percepción e inteligencia espacial. Médico (en general).—Trabajo predominantemente psíquico, variable, equilibradamente espacioabstracto y verbal, percepcional o perceptorreaccional, según los casos. Sus diversas especialidades requieren grupos de aptitudes bien diferenciados, pero es común y fundamental a todas ellas exigir, previamente, las siguientes condiciones básicas: vocación natural hacia la Biología —en cuanto a curiosidad— y hacia la ayuda al desvalido y la creación de sana alegría —en cuanto al afán—. Buen nivel intelectual, con equilibrio de las fases de captación y orientación de datos (clínicos) y de evaluación y síntesis comprensiva de los mismos; eso presupone: buena capacidad de observación de conjuntos y detalles, buena ordenación logicointerpretativa (inductiva, deductiva y eductiva) de los diversos elementos definidores de la situación morbosa. Además: excelente control emocional —no a base de insensibilización, sino de dominio—; suavidad y firmeza de actuación; capacidad de empatía (penetración en los centro personales sufrientes y visión, desde ellos, del morboso existir). Secundariamente, entran ahora las aptitudes específicas que definenen los diversos quehaceres especializados, a saber: Médico Analisiólogo (Analista). Requiere: temperamento anemocional; carácter con hábitos de orden y limpieza en el manejo de las cosas (objetos de todo tipo); buena
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habilidad motriz; visión bien distribuida (marginal y focal); excelente memoria cromática; buena apreciación ponderal y temporal. Médico Cirujano.—(Ver Cirujano). Médico Clínico (domiciliario). Requiere: además de las anteriores condiciones: buena capacidad de expresión verbal, pantomimia efectiva y noble; buen aspecto; fortaleza física (integridad cardiovascular y respiratoria); rapidez de comprensión y orientación (adaptación) social; sentido práctico (actitud pragmática). Médico Higienista (Salud pública). Requiere: aptitud para el cálculo estadístico; buena capacidad de organización; buen sentido de orientación y evaluación topográfica; normal capacidad de expresión y persuasión verbal. Médico Obstreta. Requiere: buena apariencia física (capaz de inspirar confianza a las pacientes); buena inteligencia espacial; excelente memoria de posiciones; excelente sensibilidad táctil discriminativa; buena rapidez, fuerza y precisión de quinesias antebraquiales y manuales. Médico Oftalmólogo. Requiere: gran precisión y fineza de microcinesias; excelente apreciación visual y táctil de relieves; visión normal (con o sin lentes correctores); excelente control de microrreflejos (seguridad de pulso). Médico Psiquiatra. Requiere: gran control emocional; capacidad de observación, directa e indirecta, de estados psíquicos; temperamento plástico, de gran capacidad empática y buena pantomimia; dotes dialécticas; intereses amplios tanto en la zona de las ciencias naturales como en la zona de las ciencias espirituales. No son importantes las condiciones sensoriales ni motrices.
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Médico Radiólogo. Requiere: excelente apreciación visual de diferencias de claroscuro; buena memoria visual de contornos y relaciones espaciales irregulares; buena inteligencia espacial; buena nictopsis; normal habilidad para el cálculo aritmético y el dibujo; buena memoria visual de imágenes por contraste. Mensajero.—Trabajo psicofísico, espacioverbal, variable, perceptorreaccional. Requiere: buena memoria de comprensión y evocación verbal; buena capacidad de orientación topográfica; rapidez y perseverancia en la ejecución de los desplazamientos; discreción y reserva social (preferentemente, tipo introvertido) Metalúrgico (Planchista).—Trabajo psicofísico, espacial, de medianas y grandes dimensiones, determinado, principamente reaccional. Requiere: normal agudeza visual; normal salud y fuerza corporal; buen sistema circulatorio; normal percepción cromática diferencial de tonos grises y amarillo-anaranjados; buena intensidad y precisión de movimientos de puntaje (coordinación oculomanual); buena integración de movimientos bimanuales; normal sensibilidad táctil de mano derecha o izquierda. Meteorólogo.—Trabajo predominantemente psíquico, espacioabstracto, determinado, percepcional. Requiere: buena agudeza y capacidad discriminativa sensorial, visual, auditiva; buena capacidad para el cálculo fisicomatemático; precisión de microcinesias braquiales; temperamento más bien introvertido y anemocional Mineralogista.—Trabajo predominantemente psíquico, espacioabstracto, determinado perceptorreaccional Requiere: normal agudeza y capacidad discriminativa visual; buena memoria cromática; buena sensibilidad gustativa, buena discriminación táctil, precisión y fineza de microcinesias digitales; normal memoria de formas elementales; temperamento introvertido y, preferentemente, anemocional.
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Minero.—Trabajo predominantemente físico, determinado, reaccional, espacial, de medianas dimensiones. Requiere: excelente fortaleza cardiovascular; buena nictopsis; buen sentido de orientación topográfica; precisión oculomanual en movimientos de perforación y picado; gran fuerza muscular global.
Modelista.—Trabajo psicofísico, espacial, de medianas y pequeñas dimensiones, variable, perceptorreaccional. Requiere: excelente imaginación estereognóstica; visión normal; buena inteligencia espacial; buena habilidad para el dibujo lineal; normal habilidad aritmética; buena sensibilidad táctil y bárica; buena sensibilidad kinestésica y articular antebraquial; capacidad de orientación ciega de movimientos para calibración táctil. Modista.—Trabajo psicofísico, espacioverbal, determinado, perceptorreaccional. Requiere: buen sentido estereognóstico y especial apreciación de volúmenes irregulares; buena imaginación visoespacial; capacidad creadora de formas estéticas por combinación y compensación de líneas y colores sobre la superficie corporal. (El modista verdadero no diseña, sino adapta modelos, y, en este aspecto, es un verdadero artista, más que un mero vestidor). Montador.—Trabajo psicofísico, determinado, espacial, de dimensiones variables, según cual sea la especialidad (joyas) máquinas de escribir, etc.), perceptorreaccional. Requiere: normal inteligencia, buena imaginación y excelente capacidad de percepción y discriminación visotáctil espacial; normal compresión de planos y desarrollos geométricos; normal precisión e intensidad de movimientos antebraquiales y manuales; temperamento con tendencia a la pulcritud y al orden.
Mueblista.—(Ver Ebanista).
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Músico. a) Ejecutante. 1. De instrumentos de viento.—Trabajo psicofísico, perceptorreaccional, determinado. Requiere: desde el punto de vista físico, excelente sistema cardiorrespiratorio, con capacidad pulmonar superior al promedio; buena discriminación auditiva. Desde el punto de vista psíquico, buena percepción de intervalos y ritmos temporales; buena memoria auditiva; buena agilidad de movimientos digitales disociados; buena rapidez de lectura de símbolos musicales; personalidad con tendencia al cultivo de valores estéticos. 2. De instrumentos de cuerda.—Trabajo psicofísico, perceptorreaccional, determinado, espacial, de medianas y pequeñas dimensiones. Requiere: desde el punto de vista físico, buen fisiologismo del sistema postural, con calcemia normal y ausencia de alteraciones vertebrales, fuerza muscular de antebrazo, muñeca y dedos normal o superior al promedio; sensibilidad auditiva normal. Desde el punto de vista psíquico, buena percepción de intervalos y ritmos temporales; buena memoria auditiva; buena agilidad de movimientos digitales disociados; buena rapidez de lectura de símbolos musicales; personalidad con tendencia al cultivo de valores estéticos. b) Compositor.—Trabajo predominantemente psíquico, variable, perceptivocreador. Requiere: buen desarrollo de inteligencia abstracta; gran imaginación auditiva; excelente capacidad de integración de sonidos; buena sensibilidad estética. c) Director de orquesta.—Trabajo predominantemente psíquico, perceptorreaccional, variable. Requiere: desde el punto de vista físico, salud normal. Desde el punto de vista psíquico, excelente discriminación diferencial de tonos y timbres auditivos; gran memoria auditiva; excelente percepción de intervalos y ritmos temporales; gran rapidez de lectura simultánea de pautas simbólicas musicales; gran sensibilidad estética, principalmente focalizada en la valoración de efectos melódicos.
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Osbervador de aviación.—(Ver Aviador). Odontólogo (Dentista).—Trabajo psicofísico o predominantemente psíquico, según se trate de dentista (médico) profesional o de «mecánico dentista». El primero requiere nociones generales de fisiopatología bucal y humana, condiciones de trato personal y conocimientos psicobiológicos, además de las habilidades manuales que son propias, en grado mayor, del segundo. Ambas, no obstante, son labores espaciales perceptorreaccionales, de pequeñas y medianas dimensiones. Requieren: buena visión y memoria de formas y volúmenes irregulares; gran seguridad y fuerza de microcinesias; resistencia a la fatiga muscular braquial y, a la vez, precisión y rapidez, suavidad y fluidez de los movimientos en todos los planos espaciales, con ambas manos; asimismo exigen una normal estimativa visual (de microformas, tamaños, durezas e interrelacciones espaciales); buen control emocional. Oficial de Aduana.—(Ver Aduanas). Óptico.—Trabajo equilibradamente psicofísico, espacial, de pequeñas dimensiones, no automatizable más que parcialmente perceptorreaccional. Requiere: desde el punto de vista fisiológico, excelentes condiciones de visión, aún cuando sean logradas mediante corrección con cristales; buena ortoforia y percepción de refrigencia; perfecto control de pequeños movimientos; buena kinestesia antebraquial y digital; buena estereognosia. Desde el punto de vista psicológico: temperamento anemocional, con tendencia al hermetismo (introversión); afán de precisión y exactitud; normal inteligencia espacial y buena visualización de medidas en parámetros curvos. Ortopedista (Operario).—Trabajo equilibradamente psicofísico predominantemente espacial, de medianas y pequeñas dimensiones, que requiere fundamentalmente las aptitudes propias de la mecánica de precisión.
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Ortopedista (Ortopédico).—Trabajo predominantemente variable, psicofípsico, espacioabstracto, perceptorreaccional. Requiere: además de las aptitudes medias del operario (para asegurar el control de las piezas), una capacidad de empatía, es decir, de comprensión de las necesidades funcionales y de las peculiaridades psicológicas de la persona que va a usar el aparato ortopédico; asimismo, precisa de eficacia personal para lograr de ella la colaboración en el aprendizaje de su uso y, al propio tiempo, espíritu de observación para notar los defectos de las prótesis y corregirlos adecuadamente. Pagador.—Trabajo psicofísico, determinado, espacioabstracto, perceptorreaccional, de pequeñas y medias dimensiones. Requiere: desde el punto de vista fisiológico, buenas condiciones visuales. Desde el punto de vista psíquico, buen control emocional, rapidez perceptiva visual; buena discriminación de formas y detalles de relieve y color; buena memoria visual; fineza de tacto digital; rapidez y exactitud computativa; tendencia al orden y a la mesura. Panadero.—Trabajo predominantemente físico, parcialmente automatizable, espacial, de medianas y grandes dimensiones, perceptorreaccional. Requiere: desde el punto de vista somático, excelente homeostasis (resistencia a los cambios bruscos de temperatura, al calor, especialmente); buen aparato cardiovascular y robustez braquiopectoral. Desde el punto de vista psíquico, buena discriminación de grados de brillantez y tonalidad cromática en la zona rojo-amarillo; buena percepción subconsciente del tiempo; buena memoria de localización espacial; buen ritmo y coordinación visomotriz; buena apreciación de pastosidad; precisión de movimientos, en relación con diferencias de distancia y relieve. Pastelero.—Trabajo psicofísico, parcialmente automatizable (mixto), espacial, de medianas dimensiones, perceptorreaccional. Requiere: desde el punto de vista somático buena sensibilidad gustativa y normal sensibilidad olfativa, visual y táctil; ausencia de infecciones y dermatosis.
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Desde el punto de vista psíquico, buena apreciación de pesos y volúmenes; normal capacidad de computación; imaginación visual de formas; buen gusto estético; buena memoria cromática; buena precisión en los movimientos de presión manual. Pintor (Artista).—Trabajo predominantemente psíquico espacial, de todas dimensiones, variable, perceptorreaccional. Requiere: desde el punto de vista fisiológico, perfecta visión cromática. Desde el punto de vista psíquico, tipo de personalidad integrada, con tendencia al eidetismo; buena sensibilidad estética; perfecta capacidad de percepción y combinación de configuraciones visuales (de forma, tono y color); buena correlación optokinética; buena percepción de relieves (perspectiva); buena habilidad para el dibujo. Pintor (Obrero).—Trabajo predominantemente físico o psicofísico, espacial, parcialmente automatizable, de todas dimensiones, perceptorreaccional. Requiere: constitución robusta, con ausencia de alergia respiratoria; normal visión; fuerza y precisión de movimientos braquiales del lado dominante; normal percepción de formas visuales; buen control de microcinesias (pintura de límites). Planchadora.—Trabajo psicofísico o predominantemente físico, parcialemente automatizable, espacial, de pequeñas y medianas dimenisones, perceptorrreaccional. Requiere: salud normal, con buena homeostasis circulatoria y térmica: buena fuerza muscular braquial y antebraquial del lado derecho; buena ortoforia; buena discriminación de relieves; buena percepción diferencial de grados térmicos; buena sensibilidad kinestésica de antebrazo; buena precisión de movimientos lineales. Planchista (Chapista).—Trabajo predominantemente físico, determinado, espacial, de medianas y grandes dimensiones, perceptorreaccional. Requiere: normal robustez física; buena fuerza antebraquial; normal agudeza visual; buena percepción diferencial de relieves y evaluación de áreas; normal precisión de coordinación oculomanual.
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Plomero (Fontanero).—Trabajo psicofísico, parcialmente automatizable, de medianas y grandes dimensiones, espacial, perceptorreaccional. Requiere: normal salud corporal; buena percepción visual de formas, tamaños y distancias; normal imaginación visual de espacios; normal sensibilidad háptica; buena precisión de movimientos manuales (no es necesaria rapidez ni disociación).
Policía (Agente de).—Trabajo predominantemente psíquico, equilibradamente verbal y espacial, de todas dimensiones, variable, perceptorreaccional. Requiere: desde el punto de vista físico, salud normal y buena fuerza muscular (preferible la constitución mesomorfa, somatotónica); excelentes agudezas sensoriales. Desde el punto de vista psíquico: gran capacidad de adaptación («camouflage» psíquico); gran control y dominio emocional; atención plástica, preferentemente «plana» pero capaz de concentrarse en detalles, resistencia a la fatiga y a las causas de distracción; inteligencia equilibradamente logicointuitiva; reflexivacreadora (improvisadora en casos de emergencia) y crítica; excelente memoria de identificación (de personas, lugares y objetos); capacidad de reconocimientos de conjuntos configuracionales pesquisados en complejos heterogéneos de estímulos. Químico (Industrial; investigador).—Trabajo predominantemente psíquico, abstractoespacial, variable, perceptorreaccional. Requiere: buena sensibilidad visual, auditiva, gustativa, olfativa y táctil (térmica y bárica); atención capaz de concentración y simultánea vigilancia marginal («plasticidad»); excelente memoria visual de formas y tonos cromáticos; buena evaluación de intervalos temporales; precisión de microcinesias; ausencia de alergia y buen control emocional; buena inteligencia espacial y abstracta; regularidad en el ritmo del trabajo; resistencia a las causas de distracción, capacidad de improvisación en situaciones de emergencia; curiosidad por el conocimiento de la estructura (substancia) de la realidad fenoménica=visión pragmática del mundo.
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Químico (Preparador).—Iguales condiciones que el anterior, excepto las referentes a la capacidad de investigación (curiosidad y capacidad creadora y crítica). Radioperador.—Trabajo predominantemente reaccional, de mediabal, determinado, predominantemente reaccional, de medianas y pequeñas dimensiones. Requiere: desde el punto de vista físico, perfecta sensibilidad auditiva; buen sentido de orientación y equilibrio. Desde el punto de vista psíquico, normal memoria, imaginación e inteligencia espaciales; excelente percepción diferencial de intervalos temporales mínimos y de señales lumínicas y acústicas; rapidez de asociación sensoverbal; precisión de microcinesias; temperamento anemocional; predominio de la «vigilancia» (alertness) sobre la «concentración» atentiva. Relojero.—Trabajo psicofísico, espacial, parcialmente (determinado) automatizable, perceptorreaccional, de mínimas dimensiones. Requiere: desde el punto de vista físico, perfecta ortoforia y ausencia de temblor. Desde el punto de vista psíquico, gran fineza descriminadora de relieves; perfecta coordinación oculomanual; buena memoria e imaginación espacial de formas y relaciones geometricofísicas; gran precisión de microcinesias; temperamento anemocional; con tendencia a la introversión y predominio de la objetividad física. Remachador.—Trabajo predominantemente físico, espacial, de medianas y pequeñas dimensiones, determinado, predominantemente reaccional. Requiere: desde el punto de vista físico, robustez y salud corporal; fuerza muscular braquial; buena agudeza visual y ortoforia. Desde el punto de vista psíquico, buena precisión de la coordinación oculomanual; tendencia a la automatización kinética, buena inhibición de ruidos intensos. Reportero.—Trabajo predominantemente psíquico, variable, verboespacial, perceptorreaccional.
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Requiere: desde el punto de vista físico, amplia energía y salud corporal, con buena agudeza sensorial en todos los campos de estimulación. Desde el punto de vista psicológico, capacidad de observación y aprehensión visuauditiva; sinceridad y precisión de testimonio; buena inteligencia verbal; buena adaptabilidad (sociabilidad) interpersonal. Sastre.—Trabajo psicofísico, espacial, de medianas y grandes dimensiones, parcialmente automatizable, perceptorreaccional. Requiere: desde el punto de vista físico, salud normal. Desde el punto de vista psíquico, buena aprehensión de diferencias de volúmenes irregulares; buena imaginación visual; equilibrio ópticovisual; buena precisión de movimientos, principalmente curvilíneos; buena memoria de formas. Serrador.—(Ver Aserrador). Soldador.—Trabajo psicofísico, parcialmente automatizable, de medias y grandes dimensiones, espacial, perceptorreaccional. Requiere: temperamento anemocional; buena salud y fuerza, especialmente de muñeca derecha; buena percepción visual de formas, con resistencia al deslumbramiento; buena sensibilidad háptica; excelente seguridad y precisión de mocrocinesias manuales, con satisfactoria capacidad de disociación; rapidez reaccional y perfecto dominio de movimientos involuntarios. Taquígrafo.—Trabajo predominantemente psíquico, variable, perceptorreaccional, de pequeñas dimensiones, verbalabstracto. Requiere: perfecta audición y discriminación de contenidos verbales; buena memoria de fijación y evocación auditiva; buena autocrítica con honestidad y precisión de testimonio; gran rapidez y precisión de microcinesias manuales derechas, con regularidad de ejecución de símbolos; buena capacidad inductiva; amplitud de intereses culturales; atención auditiva persistente e intensa.
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En otros términos, como factores de carga de trabajo H. MONOD, F. LILLE y cols. l57, proponen: A) CARGA EXTERNA 1. Carga primaria: el puesto de trabajo a) La tarea (física y mental). b) El ambiente de trabajo (temperatura, humedad, ruidos, tóxicos, otros factores). c) El trabajador en la empresa (aspectos fisiológicos, psicológicos y sociológicos). 2. Cargas secundarias: a) Transportes. b) Recuperación después del trabajo. c) Las cargas del hogar (en especial las mujeres, puesto que son las más ligadas al trabajo doméstico). d) Trabajo suplementario («extra»). e) Actividades diversas (de diversión y entretenimiento o de ocio en general). f) Necesidades de información (en especial en conexión con el trabajo). g) Del hombre como persona (alojamiento, vida familiar, vacaciones). B) CARGA RELATIVA DE TRABAJO 158 1. Constitución a) b) c) d)
Edad. Sexo. Morfología. Raza.
2. Desarrollo a) Entrenamiento. b) Aprendizaje. 157 158
O.c, págs. 11 y ss. Con ello, los autores se remiten a la «astreinte».
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c) Medio sociocultural. d) Estado de nutrición. 3. Limitaciones a) b) c) d)
Envejecimiento normal. Envejecimiento patológico. Patología del trabajo. Patología general.
En la perspectiva médico-biológica propiamente dicha, R. ELIAS propone como indicadores de la carga de trabajo los siguientes:
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1. Indicadores fisiológicos a) Estudio de la frecuencia cardíaca en el trabajo. b) Electroencefalograma; investigación de potenciales evocados (variaciones visuales y auditivas). c) Resistencia eléctrica de la piel (como índice de regulación vegetativa). d) Información bioeléctrica de la piel (como índice de regulación vegetativa). e) Otros indicadores *. 2. Test psicofisiológicos a) Umbral de frecuencia de fusión subjetiva (F.C.F.), que se interpreta como índice de fatiga mental. b) Registro periódico, durante el trabajo, de los tiempos de reación sensomotor a estímulos sonoros y ópticos de intensidad varia ble. 3. Investigación de síntomas subjetivos de fatiga ** Con respecto a la carga mental (específicamente entendida en la forma indicada y definida por SZEKELY), M. FRANCOLS 160 se remite al 159 R. ELIAS, O.C, págs. 198 y ss. * Aun sin referirse a ellos el autor, también se pueden citar: estudio del ECG (Holter), el consumo de O2, y valores gasométricos en general, la presión arterial, la temperatura rectal; estudios de posturas y movimientos, análisis telemétricos con distintas finalidades, etc. ** Así, el cuestionario estandarizado por la Industrial Fatigue Research Committee of the Japanese Association of Industrial Health (1967). 160 O.c, Cahiers de Notes Documentaires n.° 137, 4.° trimestre, 1989.
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concepto de coste mental, en cuanto «astreinte», entendiéndolo como el resultado de la movilización de las funciones mentales por parte del operador, que estaría en función de los siguientes factores: — Exigencias de la tarea (duración, cantidad de información que se ha de tratar, etc.)— Condiciones de realización de la tarea (ruido, calor, tiempo). — Características del operador (edad, sexo, motivación, nivel de aprendizaje, etc.).
Clasificación de los trabajos físicos de acuerdo con la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal —tomada en el recto—, según CHRISTENSEN. Cita y texto tomado de SCHERRE y cols., en: Precis de physiologie du travail. Notions d'ergonomie, pág. 182, Masson, París, 1981.
GASTO ENERGÉTICO EN LOS DIFERENTES TIPOS DE OCUPACIONES (Los valores, expresados en calorías, representan la media anual de los consumos diarios). Según LEHMANN*
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* LEHAMN, G., STIER, F.: Mensgh und Gerát. Hanbuch dergesamten Arbeitsmedizin, Band 1, 718-788. Urban und Schwazenberg. Berlín, 1961. (Cita y texto recogido de GRANDJEAN E., o.c, pág. 85).
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Estudio de la tarea Lo anterior conduce a un análisis de la tarea, que FERRARI FORCA161 definió como «el estudio y descripción detallados de las exigencias físicas y operaciones involucradas en cada actividad profesional, estableciendo las actitudes que debe asumir y los movimientos que debe realizar el operario, la fuerza aproximada que requiere, la velocidad y precisión de movimientos y, eventualmente, la agudeza de determinados sentidos». Es esta una preocupación fundamental para el Médico del trabajo. La tarea (entendida como trabajo prescrito) ha de ser particularizada, como se ha dicho, según lo que, en cada caso, constituye la actividad (trabajo real) cosa que muchas veces conllevará enormes dificultades, tanto más cuanto más diversificada o variada, en cuanto a requerimientos, sea la ocupación laboral. A pesar de estas limitaciones, siempre será útil contar con una representación esquemática de la manera en que tiene que desenvolverse tal o cual ocupación, al menos como punto de partida. Ahora bien, sin duda hay que advertir que circunscribirse a un esquema podrá ser objeto de reproche por parte de los estudiosos de la Ergonomía, pues, evidentemente, choca con el carácter de globalidad (ya apuntada), por donde ha de discurrir cualquier tipo de gestión en este campo; de ahí que el siguiente planteamiento se tenga que ver con cautela y muchas reservas. Teniendo en cuenta lo anterior, se propone analizar, al menos, lo que a partir de ahora se va a denominar unidad operativa básica (U.O.B.) en su singularidad o pluralidad, en la manera en que conforma, a grandes rasgos, el trabajo habitual del sujeto objeto de estudio. En general, una unidad representa un conjunto que pretende abarcar una totalidad significativa, en este caso proyectada sobre la actividad laboral. Por U.O.B. se entiende el conjunto de movimientos, gestos, actos y sus requerimientos psicorgánicos, los cuales, entrelazados y coordinados entre sí, en las distintas fases y ciclos laborales, en conexión y condicionados por el entorno, el espacio y los medios de trabajo, forman una secuencia que, bien por sí misma (U.O.B. simple o singular) o bien en unión con otras (U.O.B. plural o compleja, ya por la integración de varias simples o semejantes, ya por la adición de varias DA
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FERRARI FORCADA y DE CASTELET, F., Fisiatría, págs. 451 y 452, Delta Editorial, Montevideo (Uruguay), 1973.
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diferentes entre sí) sirve para definir esquemáticamente la tarea, reconducida como actividad. Los requerimientos psicorgánicos que incidan para la ejecución en la U.O.B. se plasmarán como demandas organofuncionales, en definitiva, como función, habiendo de distinguir, al efecto, entre lo esencial o primario y lo secundario, relativo e indiferente. La U.O.B., buscando un análisis más global, podrá verse afectada por un valor exponente (entendiendo por tal el número de veces que la U.O.B. se tome como factor) o, según los casos, se le podrá aplicar un elemento multiplicador, cosa que sin duda será útil, entre otras cosas, para tener una idea de la repetitividad de la tarea y de la eventual fatiga que pueda entrañar. En íntima conexión con lo anterior, se pretende ahora proponer un nuevo componente de referencia, denominado ERGON, O unidad de adecuación, definiéndolo como un elemento significativo que orienta sobre el nivel de adecuación que existe en el proceso de trabajo representado por la U.O.B.; tal nivel de adecuación cobra el grado de aceptabilidad óptima cuando al proceso de trabajo se le puede atribuir un valor de 102 ERGON (100% de adecuación). Pretendiendo ofrecer una escala de severidad, con carácter únicamente orientativo, se indican a continuación los cinco tramos siguientes:
Junto a la significación global que se le ha querido dar al valor referido (ERGON) también se puede emplear para estimar aspectos singulares de la tarea, así, por ejemplo, para evaluar una determinada adecuación muscular, con lo que se pretende dar un valor orientativo, aplicable, por ejemplo, en los casos de apreciación clínica de la incapacidad para el trabajo.
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El acercamiento a la U.O.B. puede hacerse con un carácter general, buscando un análisis global de la tarea, o bien con fines más selectivos, como en aquellos casos en los que se plantea el impacto que en la ecuación lesión-tarea van a tener ciertas perturbaciones funcionales en cuanto al comportamiento y a la respuesta a exigencias específicas de que se trate, en alusión directa a la capacidad de trabajo y potencial de reserva, analizando estados de fatiga y umbrales de inadaptación, así como contribuyendo, en su caso, a dar un juicio clínico sobre la inaptitud o incapacidad para el trabajo. Habrá que precisar que, cuando se trate de evaluar una eventual incapacidad para el trabajo, el análisis de la tarea tiene que ser selectivo, pues, si bien un
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conocimiento general es necesario, interesa, no obstante, puntualizar y concretar aquellos aspctos en los que se involucra el sistema órganofunción que ha sido afectado, directa o indirectamente, por la lesión sufrida por el sujeto *. II. MÉTODOS PARA EL ESTUDIO DE LOS PUESTOS DE TRABAJO El conocimiento de la carga que lleva implícita una actividad laboral requiere, teniendo en cuenta lo que se ha ido diciendo, un estudio ergonómico del puesto de trabajo, lo que permitirá, según el procedimiento empleado, configurar un perfil global o un perfil analítico del mismo; en el primer caso (perfil global) la calificación obtenida tan sólo arrojará un conocimiento general y no minucioso del puesto, de ahí el carácter relativo de su valor; por el contrario, cuando se recurre a métodos analíticos, la operatividad es mucho mayor, concentrando mucha más fiabilidad y rigor cuanto más profusa sea la descomposición factorial de esa globalidad, aunque, en cualquier caso, no se debe olvidar que «el análisis del trabajo es ante todo un método de conocimiento sobre el funcionamiento REAL de las situaciones de trabajo, el análisis del trabajo no es, pues, reductible a un método de análisis de las relaciones hombre-tarea, incluso si tiene por objetivo estudiar la interacción entre el trabajo que se realiza y las características de los que lo realizan» **. Consultando bibliografía específica se pueden encontrar varios procedimientos de análisis en este terreno. En cualquier caso, no existe, hasta la fecha, ningún método de análisis plenamente satisfactorio, advirtiendo, ya desde ahora, que su proposición puede ser fuente de posiciones encontradas; junto a ello están inspirados y contemplados, para su aplicación, en especial para las formas de trabajo organizado (trabajo en grandes áreas industriales, trabajo en cadena, trabajo repetitivo, trabajo con puesto fijo), encontrando, en cambio, grandes dificultades para acoplarlos a los métodos de trabajo tradicionales en los cuales, ya por el carácter individualizado y singular de la tarea, ya por * En este orden, véase La incapacidad para el trabajo, págs. 99 y ss., M. R. Jouvencel. J. M. Bosch editor, S. A., Barcelona, 1993. ** AMALBERTI, DE MONTMOLLIN y THEUREAU, Modeles en analyse du travail, págs. 312 y 313, Pierre Mardaga, Editeur, Liége, 1991.
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las condiciones físico-ambientales, las estimaciones que se pudieran hacer con el recurso a tales métodos distan mucho de la realidad. Entre tales métodos se pueden citar, a título meramente indicativo, los siguientes: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.
El sistema de KIMMEL. El método de L.E.S.T. El método de análisis y condiciones de trabajo RENAULT. El método A.E.T. (ROHMERT-LANDAU). El método de la S.A.V.I.E.M. (V AN DEVYFER). El análisis ergonómico elemental de Bois. Cuestionario de control para el análisis de los puestos de trabajo (GRANDJEAN).
1. El sistema de KIMMEL, en la actualidad tiene más bien un valor histórico, pero, en cualquier caso, aunque sea de forma ilustrativa, se va a describir l62 brevemente. Tal sistema maneja un total de 16 factores a los que se da una puntuación: 1. Educación. 2. Experiencia. 3. Aprendizaje necesario. 4. Esfuerzo mental que requiere el puesto. 5. Esfuerzo físico, dividiéndolo en diversos grados y puntuándolos convenientemente. 6. Condiciones generales de trabajo, entre las que se distinguen: temperaturas anormales, humedad excesiva, deslumbramiento, suciedad, ruido, nocturnidad, etc., valorándolas según su condición. 7. Riesgo, graduándolo entre muy elevado y bajo. 8. Responsabilidad sobre los equipos industriales con los que cuenta el puesto, graduándola con arreglo al valor intrínseco de aquellos. 9. Responsabilidad sobre el material, graduándola según el importe o el valor de la pieza o pedido que se perdería si se realizara un trabajo defectuoso. 10. Responsabilidad de mando, valorándola con arreglo al número de hombres que dependen del puesto de trabajo. 162
1124.
Referencia Enciclopedia Universal Espasa-Calpe, suplemento 1957-1958, pág.
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11. Complejidad de la función que se realiza. 12. Efecto o repercusión que esta función tiene sobre las inmediatas. 13. Necesidad de atención a las instrucciones, teniendo en cuenta si basta con que sean verbales o si deben interpretarse planos, fichas de trabajo, etc. 14. Necesidad de conocer las operaciones de los puestos de trabajo contiguos. 15. Habilidad manual. 16. Necesidad de actuar en coordinación con otros puestos. 2. El método de L.E.S. T. (Laboratoire d'Economie et de Sociologie du Travail -Aix en Pro vence, Francia, 1975)l63, también propuesto para determinar el perfil de las condiciones de trabajo de un puesto mediante el manejo de 16 factores de carga, agrupando 70 parámetros, teniendo en cuenta: 1. Ambiente físico (térmico, iluminación, ruido y vibraciones). 2. Carga física (carga estática y dinámica). 3. Carga mental (presión de tiempos, atención, complejidad, rapidez). 4. Aspectos psicosociales (iniciativa, posición social, comunicación con otros trabajadores, relaciones con el mando). 5. Tiempo de trabajo. 3. El método de análisis de condiciones de trabajo R ENAULT (MACTR). Elaborado por los servicios de condiciones de trabajo de la REGIE NATIONALE DES USINES RENAULT, ofrece un desarrollo bastante pormenorizado l64. El método R ENAULT tiene en cuenta ocho factores (de A a H), 163 CASTILLO, J. J. y PRIETO, C, en: Condiciones de trabajo, un enfoque renovador (Centro de Investigaciones Sociológicas) ofrecen el método de L.E.S.T., aunque introduciendo algunas modificaciones, y añadiendo notas procedentes de otros autores. 164 Tal método ha sido publicado por M ASSON (París, 1979), bajo el título Les profils des postes. Méthode des conditions de travail (Service des conditions de travail de la Régie Nationale des usines Renault). Los textos que a continuación se reproducen han sido tomados de la 2.a edición. Dado que las anotaciones que se transcriben son tan sólo con carácter parcial e indicativo, y dado, también, el interés de la obra, se recomienda la consulta del original a aquellos que deseen profundizar en esta materia.
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referidos a veintitrés criterios y cuatro criterios más, considerando la concepción global del puesto de trabajo, tal como se puede ver en el cuadro adjunto.
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Los 27 criterios referidos se evalúan, a su vez, en una escala de severidad de 1 a 5, atendiendo a los niveles de «contrainte» que suponen cada uno de ellos:
Los factores aludidos (de A a H) se podrán representar en un diagrama, atendiendo a los 27 criterios referidos para su consideración (y siguiendo el sistema de cálculo propuesto por el MACTR), encuadrándolos en uno de los cinco niveles de «contrainte», según les corresponda, de modo que todo ello servirá para expresar gráficamente el perfil global y analítico del puesto de trabajo en cuestión.
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Los factores y criterios contemplados en el MACTR se corresponden con los siguientes conceptos: Concepción del puesto de trabajo Bajo este título se ha de evaluar la buena adaptación del operario al puesto de trabajo, lo que se hará teniendo en cuenta cuatro criterios físicos: 1. Altura-alejamiento, que verifica la «comodidad de la postura del operador en situación de trabajo». 2. Aprovisionamiento-evacuación (piezas, materiales, etc.), que verifica «si las características dimensionales de los dispositivos de alimentación-evacuación son compatibles con las posturas normales del operador». 3. Estorbos-accesibilidad, ... «si la concepción del puesto, los obstáculos materiales, la densidad de los operadores y de las instalaciones permiten la comodidad gestual del operador en su puesto». 4. Mandos-señales, ... «si la concepción de los mandos y de las señales (sonoras, visuales, etc.), sus dimensiones y emplazamientos respetan los estereotipos y permiten un trabajo normal al operador». Seguridad Este factor evalúa «el grado de gravedad y la probabilidad de riesgo en función de la naturaleza del trabajo y de los materiales utilizados», lo que se hará operando bajo el criterio correspondiente: 5. Seguridad, verificando los distintos riesgos que se puedan presentar (caída de personas, de objetos, incendios, explosiones, intoxicaciones, etc.). Factores ergonómicos Ambiente físico, o conjunto de elementos físicos característicos del entorno de un sector o de un puesto de trabajo. Su evaluación precisa estudiar los siguientes criterios: 6. Ambiente térmico, teniendo en cuenta la temperatura del aire en los puestos y del trabajo dinámico, así como la temperatura exterior.
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7. Ambiente sonoro, que estima «las perturbaciones creadas por el ruido en el operador, en función de la intensidad, la frecuencia y la duración de la exposición». 8. Iluminación artificial, ... «iluminación general e iluminación en particular del puesto de trabajo, si existe, (...), teniendo en cuenta la naturaleza del trabajo». 9. Vibraciones, «analizadas en función de sus frecuencias, sus amplitudes (o aceleraciones), su duración a la exposición». 10. Higiene atmosférica, «polución del aire que rodea a los pues tos, teniendo en cuenta los polvos, los humos, las nieblas y los gases». 11. Aspecto del puesto, «teniendo en cuenta los elementos siguientes: limpieza, estética, espacio, colores, vetusted, iluminación natural». Carga física A partir de su concepto se ha de concebir dentro de tres series de criterios, tal que la carga física es el resultado de las tres cargas parciales así establecidas. Criterios de carga postural estática 12. Postura principal, corresponde a la postura más mantenida o a la más repetida en el ciclo de trabajo, excluyendo la manutención. 13. Postura más desfavorable, es la más penosa que se observa en el ciclo de trabajo, excluida la manutención. Criterios de carga de trabajo dinámico: 14. Esfuerzo de trabajo, o esfuerzos ejercidos para la transformación del producto (levantar, tirar, empujar, agarrar, ...). 15. Postura de trabajo, o postura durante la cual se ejercen los esfuerzos necesarios para la transformación del producto. Criterios de carga de manutención: 16. Esfuerzo de manutención o esfuerzos ejercidos para la alimen-
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tación y evacuación de las piezas desde el lugar de almacenamiento al plan de trabajo. 17. Postura de manutención, o postura en la cual se efectúa la toma y el depósito de las piezas en el curso de la manutención. Carga nerviosa Atiende al conjunto de requerimientos experimentados por el sistema nervioso en el transcurso de la tarea. (La sobrecarga del sistema nervioso puede crear perturbaciones y fatiga en el operador.) Se determinará a partir de dos criterios: 18. Operaciones mentales, o carga nerviosa que tales operaciones provocan (atendiendo, a su vez, a la diversidad de alternativas, la re percusión de su meditación, su densidad e incidencia en el tiempo del ciclo de trabajo). 19. Nivel de atención, determinando una carga en atención a las elecciones binarias simples, sin la intervención del raciocinio (caracterizadas por: duración de la atención, precisión del trabajo, incidencia en el tiempo del ciclo). Factores psicológicos y sociológicos Autonomía Este factor supone la facultad que tiene un operador, o un grupo de operadores, para variar en el tiempo el ritmo instantáneo y dejar a su gusto su puesto de trabajo sin perturbar la producción (ni hacia arriba, ni hacia abajo). Esta autonomía se evalúa a partir de dos criterios: 20. Autonomía individual, limitada, con frecuencia, por la interdependencia de los operadores, la dependencia de una materia fija, la situación de los elementos de reserva y la densidad de los operadores en una misma zona de trabajo. 21. Autonomía del grupo Relaciones Dependen de las posibilidades de comunicación interindividual durante el tiempo de trabajo, tendiendo a favorecer los contactos, a
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reducir el aislamiento del operador en su puesto o a permitir la realización del trabajo en grupo. Se evalúan a partir de dos criterios: 22. Relaciones independientes del trabajo, o relaciones interindividuales posibles durante el trabajo, pero sin relación directa con el mismo. 23. Relaciones dependientes del trabajo, o relaciones operadoresoperadores, operadores-marco de acción, operadores-obreros de mantenimiento, etc., de carácter jerárquico o funcional, individual o de grupo, necesarias para la correcta realización de una tarea.
Repetitividad 24. Repetitividad-monotonía del ciclo, teniendo en cuenta que una actividad clínica, corta y duradera, supone una gran repetición de secuencias gestuales siempre idénticas, lo que revierte en un automatismo del operador en la ejecución de los gestos, engendrando fatiga y un sentimiento de monotonía en el trabajo. Se evalúa teniendo en cuenta un solo criterio: la duración del tiempo del ciclo.
Contenido del trabajo Este factor indica en qué medida la tarea de un operador tiene en cuenta los tres criterios que sirven para evaluarlo, a saber: 25. Contenido potencial, es decir, nivel de aptitudes necesarias para ocupar el puesto de manera satisfactoria. 26. Responsabilidad, o grado de implicación personal del operador con respecto a las personas, el producto o los equipos (dotaciones en general), necesaria o posible por el trabajo. 27. Interés por el trabajo, que lo definen los elementos de motivación y de satisfacción ligados a la tarea. 4. El método A.E.T. «R OHMERT -L ANDAU » Este procedimiento analiza las actividades laborales bajo la perspectiva «hombre-máquina-ambiente» en sus interrelaciones múltiples,
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buscando informaciones destinadas a conseguir el más correcto equilibrio entre esos elementos. Fue publicado en Alemania por los autores citados l65. 165
Las notas que a continuación se ofrecen han sido tomadas de la edición italiana, publicada bajo el título Método per l'analisi ergonomica del posti di laboro, a cargo de A. GRIECO, G. AZZARCLI, L. CHIECHI, G. FELTRIN, A. LAMA, Editorial Franco Angelli, 1987, Milano-Italia). Las siglas A.E.T. se corresponden con los términos «Arbeitswissenschaftliches Erhebungsverfahrem zur Taetigkeitsanalyse».
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Contenido del método A.E. T. Se estructura en tres grandes apartados que, a su vez, se subdividen en distintos aspectos. A) SISTEMA DE TRABAJO 1. Objetos del trabajo. 2. Medios productivos. 3. Ambiente de trabajo. B) ANÁLISIS DE LAS COMPETENCIAS 1. 2. 3. 4.
Competencia sobre objetos de trabajo materiales. Competencia sobre objetos de trabajo abstractos. Competencia referida a personas. Número y frecuencia de operaciones repetitivas.
C) ANÁLISIS DE LA CAPACIDAD REQUERIDA 1. Información. 2. Decisión. 3. Acción/ejecución. En la aplicación del método A.E.T. se manejan cinco códigos y 216 voces, que sirven para responder a las preguntas de los distintos apartados de que se compone el método. Códigos de clasificación Sirven para dar una puntuación aplicando la correspondiente escala. Se establecen en un número de cinco, a saber: 1. Código de alternativa (A) Indica si un elemento específico del trabajo se encuentra o no presente, respondiendo a la pregunta con un si (1) o un NO (0). 2. Código de duración(D) Describe cuánto tiempo un elemento de trabajo está presente en el arco del turno laboral, tomando como referencia una jornada de ocho horas, utilizando la siguiente escala (deliberadamente no homogénea): Código D (0) No se aplica (o sólo esporádicamente). (1) Hasta un décimo de la jornada laboral (< 1 hora).
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Hasta un tercio de la jornada laboral (< 3 horas). Hasta dos tercios de la jornada laboral (
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