Entrevistas Con Michael Yapko

July 30, 2018 | Author: Jean Paul Castro | Category: Hypnosis, Psychology & Cognitive Science, State (Polity), Emergence, Metaphysics Of Mind
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Hipnoterapia Ericksoniana: Nivel Básico Ps. Mario Pacheco León

© Reg. Prop. Int. N° 97.980

ENTREVIST EVISTAS CO CON MIC MICHAEL HAEL YAPKO YAPKO [ Tr  Tranc ewor ewo rk. Sec ond Edition, Edition, New York:Brunner/M York:Brunner/M a zel, 199 1990] 0]

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Hipnoterapia Ericksoniana: Nivel Básico Ps. Mario Pacheco León

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André M. Weitzenhoffer

And ré M . Weitzenhoffer, Ph.D., es uno de los investiga do res y clínicos más conocidos en el estudio y la prác tic a d e la hipnosis. C on una sólida experienc ia en “c iencia d ura”, Física , Ingeniería y Fisiología, y un insaciable apetito por comprender a la hipnosis, Weitzenhoffer recogió e integró una amplia gama de literatura de hipnosis en el que eventualmente se convirtió e n su primer libro, un c lásico de nominado Hypnotism: An Objective Study in Suggestibility. Después de haberlo terminad o, Weitzenhoffer fue contac tado por Ernest (J ac k) Hilgard, e iniciaron un trabajo en colaboración para establecer un laboratorio de investigación en hipnosis en la Universidad de Standford, lo cual consiguieron exitosamente. El esfuerzo principal de ambos fue desarrollar una escala para medir la disposición a responder hipnótica, y el resultado fue la Stanford Profile Scales of Hypnotic Suscep tibility, Forms I and II. Esas escalas continúan siendo la espina dorsal en el área de la investigación del ca mpo d e la hipnosis. El laboratorio de Stanford fue cerrado hace más de una década, y Hilgard y Weitzenhoffer han tomado sendas separadas. Weitzenhoffer disfruta su “jubilación” trabajando casi tan duro como antes. Está viajando y enseñando continuamente; cuando no está trab ajand o en algún otro lugar, disfruta su hoga r en la montaña en C olorad o.

Sobre el comienzo de su interés en la hipnosis: “Creo que inicialmente fue una demostración en un campamento de verano, hecha por un consejero del campamento, eso me intrigó. El hizo pruebas po sturales1. Era un mesmerista, de modo que usaba pa ses. Coloc ó a las persona s en una espec ie de sueño hipnótico , lo cua l tenía un toque misterioso. Posteriormente, fue a un show y vi a un mago q ue c reo que no hipnotizaba a nadie, pero todos estaban c onvenc idos que hipnotizab a a las pe rsona s. Comencé a buscar en la enciclopedia para conocer más. Tenía una mente muy inquisitiva para mis años infantiles, y eso a veces también me metía en problemas. Así es como surgió mi interés por la hipnosis.”

Sobre el comienzo del Laboratorio de Hipnosis de Stanford: “J ac k Hilga rd se me ac ercó cua ndo yo estaba hac iendo el último sexto mes de mi disertac ión. Me d ijo q ue había leído mi libro y estaba muy impresionado por el hecho que parecía haber allí una buena base

(M.P.L.) Quizá se refiera aquí a determinadas pruebas hipnóticas clásicas para determinar la suceptibilidad hipnótica, tales como el Péndulo de Chevreul (sostener un péndulo entre el pulgar y el índice, y se le sugiere que a medida que se relaje el péndulo se moverá hac ia tal o cual lugar) o el Enganc he de M ano d e C oué (estando el sujeto sentado, se le solicita que junte las manos y entrelace los dedos, y se le sugiere que mientras más desees separarlas, más se juntarán). 1

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científica para el hipnotismo. Me preguntó si me gustaría unírmele en Stanford e iniciar un laboratorio. “Antes de iniciarlos, ambos pasamos un año en el

Center for Advanced Study in

Behavioral Sciences, ubicado en pa lo Alto. J ac k y yo usamos mucho d e ese tiempo trabajando en los detalles del laboratorio, qué pensábamos hacer, para ver si podíamos traba jar juntos. “Creo que en esa época revisamos alrededor de 10 años de investigaciones... Pero la primera cosa en que estuvimos de acuerdo fue que era necesario contar con alguna clase de bue n instrumento para medir la suge stionabilida d, pa ra med ir la profundida d.”

Sobre el frac aso para remover las sugestiones: “La c reenc ia... era que si una pe rsona no respondía a la sugestión, la sugestión no tend ría efec to sobre e lla. Po r ejemplo, si le digo a una persona, ‘No puede elevar su mano desde su falda porque está colocándose muy pesada, está colocándose más y más pesada, y usted realmente no puede levantarla’, y alguien levanta su mana, usted se dice, ‘bien, la sugestión ha fracasado, no necesitamos molestarnos hac iendo a lgo más al respecto.’ “Pero, lo que descubrí , por accidente, fue q ue sin embargo ha bía un efec to; si usted no removía la sugestión ya fuera pidiéndole a la persona que lo simulara o diciéndole, ‘Ahora, su mano está normal nuevamente, no se siente pe sad a, etc.’, lo que suce día e ra que aun p odía hab er un efec to allí. “En un c aso que suce dió c on una sujeto mujer es que de algún modo la sugestión tomó efecto en la noche, y cuando su hijita despertó en la mañana, ella descubrió que no podía elevar su mano hac ia el co bertor de la c ama. “Eso fue muy traumático para mi, me hizo advertirlo y pensar, ‘Hey, ¿qué ocurrió? ¿Qué suced e?’ Entonc es regresé a los da tos y me di c uenta q ue ella hab ía roto toda s las sugestiones [durante la prueb a], pe ro aque llas no habían sido retirada s [posteriormente].”

Sobre el uso de las escalas en los contextos clínicos: “No veo que las escalas sean particularmente útiles en la práctica clínica, a menos que usted quiera ser riguroso. Porque, por un lado, un buen clínico, un buen hipnotista, es aquel que tiene rápidamente una buena sensación de lo que el paciente puede hacer, sólo al mirar cómo éste responde, ya sea que lo haga como Erickson o lo haga en una forma más tradicional. Obtiene alguna retroalimentación que le dirá si el sujeto/paciente es capaz de desarrollar respuestas específicas bajo hipnosis. Por oro lado, las escalas son una intrusión en la situación clínica. Poseen un elemento que parece no tener relación con la terapia. Desde luego, usted puede decirle al paciente que ‘Para ayuda rlo, tengo q ue usar una hora p robánd olo c on este instrumento.’ C reo un test co mo el bamboleo físico realmente no enc aja en el marco d el trab ajo c línico. Para mi, parec e c omo una tontería de vaudeville o club nocturno. No me siento cómodo haciendo una prueba

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como el bamboleo postural con los pacientes. No veo razón para hacerlo. Lo hice al comienzo, pero descubrí que no tenía p ara q ue hacerlo. “Nadie más que yo lo descubrirá en el curso del trabajo con el paciente. Si el paciente puede desarrollar amnesia, lo descubriré cuando ocurra. Comienzo dando sugestiones para ella bajo el estado hipnótico. Después, al hacerle preguntas tendré alguna idea de cuánta amnesia está presente. Por eso es que digo que no veo como algo deseable el uso de las escalas en ese ambiente [clínico].”

Sobre la definición de sugestionabilidad y sugestiones: “Para mi, sugestionabilidad es la capa c idad pa ra produc ir respuestas a la sugestión. Está bien, eso es muy amplio, también espec ific o que la respuesta deb e a l menos ser involuntaria. “Si no está el aspecto involuntario, usted no tiene una sugestión. Por definición, la sugestionabilidad es la capacidad para responder a la sugestión, es decir, producir una respuesta no voluntaria. “Mi definición de sugestión es que debe haber algo no voluntario para que pueda establecer que está ocurriendo o ser satisfecha por su carácter involuntario. La idea básica en la

sugestión

es

que

debe

ser

reflejada

moderada,

directa

y

claramente

por

el

comportamiento, ya sea en el nivel de la e xperiencia o en el nivel del co mportamiento rea l.”

Sobre la idea de los estados de trances comunes de cada día: Para mi es importante distinguir qué es la hipnosis -definir lo qué es y definir lo que no es- aunque no funcione necesariamente con el paciente. Si estoy en una situación de terapia, no creo que sea particularmente esenc ial preocupa rse en qué punto está en un estado de tranc e hipnótico el pa ciente. La cosa importante es mantener en mente que el paciente puede entrar en trance hipnótico, estado hipnótico, o como usted quiera llamarle, y que bajo esas condiciones puede ser más afec tado por lo que usted dice . Usted tienen que ser muy cuidadoso respec to a lo que dice, y eventualmente puede querer estar seguro que ciertas cosas que usted ha dicho no tendrán efecto subsecuentemente sobre él. Pienso que quiero estar seguro que la persona saldrá del tranc e antes que a ba ndone su oficina. “No me gusta la idea del estado de trance común de cada día porque no creo que haya sido demostrado claramente que hay estados de trance comunes de cada día. Si los hay, creo que la pregunta ob via e s: ¿Son un estado hipnótico o no ? “Tengo deseos de decir a las personas que entren en estado de percatarse alterados. Hay muchas clases de estados alterados de percatarse, y creo que de todos esos estados alterados que existen, hay una cierta clase de esos estados que probablemente podemos denominar estados de trance. Sin embargo, no creo que todos los estados alterados de consciencia

debiera

ser

denominados ‘trance’. Ciertos trances son hipnosis.

Otros

probablemente no. Asimismo, creo que la hipnosis pued e ser proba blemente identificad a con una clase (realmente una subclase) de estados de trance y que mientras uno puede decir

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probablemente que la hipnosis es un trance, uno no puede decir que todos los trances son hipnosis.”

Sobre las habilidades de un buen hipnotista: “Lo que yo haga depende mucho de lo que oc urrirá e ntre yo y mi sujeto. Y si estoy en una situac ión clínica , creo que hay que tener mucha s habilidades para ser exitoso. Una forma por la cual sé que hay que tener muchas habilidades es porque a veces puedo sentirme c ansad o p or el tiempo que ocupo, do s o tres horas trabajando con alguien. Estaré muy concentrado en él, pensando respecto a qué sucederá, observand o, mirand o, rec ibiendo retroa limentac ión y entregánd ola, rea cc ionando a e lla, etc . “Las personas realmente hábiles -buenos hipnotistas- son muy hábiles. Tienen más habilidades que sólo dar una sugestión. Tienen habilidades en las relaciones interpersonales, habilidad para empatizar, para establecer rapport. Es difícil especificar esas habilidades, pero algunas de las que ellos poseen son observar lo que la persona está haciendo, mantenerlo en mente, integrarlo en lo que está sucediendo, etc. Milton Erickson era maravilloso en esas cosas y por eso que era tan bueno. Tenía a lgunas habilidade s reales.” (Fuente: Comunica ción personal, 1988) (Ya pko, 1990, pp. 34-36)

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William Kroger

William Krog er, M.D., es uno d e los distinguidos hombres funda do res de la hipnosis clínica . Nacido en 1906, Kroger se fascinó con la hipnosis a temprana edad, y su interés perduró a través de su larga y distinguida carrera. Kroger no solamente escribió el libro que fue considerado durante mucho tiempo como EL libro sobre hipnosis, C linical and Experimental Hypno sis in Medic ine, Dentistry and Psycho logy (1977), sino que fue a utor y co-a utor de muchos otros trabajos impo rtantes. Las cintas de video de Kroeger de procedimientos quirúrgicos hechos bajo hipnosis son el hito que impulsó al joven y cuestionable campo de la hipnosis, hacia su actual nivel de aceptación e interés. Todos aquellos que practican la hipnosis profesionalmente le deben mucho a William Kroeger, cuyos esfuerzos pioneros pavimentaron el camino para el desarrollo del ca mpo e n sus propo rc iones ac tuales.

Sobre el origen de su interés en la hipnosis: “Mi interés en la hipnosis comenzó en 1919. MI padre tenía una tienda de pieles en Evanston, Illinois. Para estimular los negocios, llevó a un hipnotista profesional para que hipnotizara a una mujer, como sensacionalismo publicitario para crear interés en la Ma in Street Businessment’s Association. Esto lo p uedo ver como si fuera ayer. El nombre de la muchacha era Florina, y vestía de un púrpura vaporoso y velos. Y el, con ojos penetrantes, se a cercó a ella y d ijo, ‘ Florina, ¡duerma!’ El mantuvo si mirad a en los ojos de ella, y ella cayó ha cia atrás y la coloc aron en un ata úd q ue depo sitaron sobre el piso. Yo e ra un pequeño diablillo curioso, y fui y pagué un níquel para ver a esa bella durmiente sobre el piso. Ella estuvo en e sa bó veda durante d os días, y pensé, ‘¡J esús, esto es fantástico!’ Al tercer día, la despertaron, ‘Florina, ¡despierte!’ Ella a brió sus ojos, pestañeo, se puso de pie -igual a lo que usted ve en los teatros hoy. De modo que alcanzaba a los chicos en el vecindario y mirándo los a los ojos les de c ía ‘¡Duérmete!’ Y para mi asombro, la mitad de ellos lo hac ían. Hac ía las co sas usuales, como pincha rlos en sus brazos, y me dije, ‘J esús. Pod ría ser un do ctor algún día. Esto sería una muy buena anestesia.’ No me di cuenta que la hipnosis era algo más que una herramienta tea tral ha sta q ue fui a la Northwestern University. En la Universidad c onocí  al difunto Dr. J . Mo rga n, cuyo libro puede serle familiar a usted en psicología a normal. Tuvimos algunas conferenc ias sob re hipnosis, y dije, ‘Mi Dios, ¡esta es una herramienta c ientífica !’”

Sobre los primeros prejuicios contra la hipnosis: “Yo era el único doctor que estaba usando hipnosis en el área de Chicago. Se reían de mí, fui ridiculizado, vilipendiado, y abusado, y hecho caminar siete pasos detrás de todos, como si yo fuera un leproso. Fui perseguido por la

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Sociedad Médica del Estado de Illinois debido a una exhibición. Ellos estaban solamente en contra de la hipnosis, [incluso] en c ontra de la palabra hipno sis... “Las dificultad es por las cuales pa sé... ¡Ust ed no sabe cuán difícil fue realmente! [La primera película mostrando una cirugía a la tiroides, usando solamente anestesia hipnótica]... fue un momento histórico. Por primera vez en el mundo, ¡fuimos echados! [El director médico] estaba sentado en su escritorio, recibiendo una descripción de cómo había transcurrido la cirugía, esperand o q ue hubiera fallado [puesto que la hipnosis estaba involucrada ]. “Los individuos que nunca habían vivido cosas como esas no podían comprenderla. Vea, la hipnosis hoy tiene alguna respetabilidad, pero esos días, dijeron, ‘Camine siete pasos detrás de mi, ¡usted es un leproso!’ No que rían a soc iarse c onmigo; decían, ‘Es un hipnotista’ ”

Sobre el trance y la hipnosis: “Muchas personas se refieren de ella como ‘trance’ 2. Para mi, ese término es como arañar un pizarrón. Es el término más ridículo para ella. [La hipnosis] es un estado de percatarse aumentado. Si usted está más consciente, no importa que escuche que ir al fondo es mejor. Si irse al fondo es mejor, usted tendrá una buena respuesta, ya sea lanzand o una p elota d e golf o teniendo un erección. Co mo dijo Bernheim, ‘No hay hipnosis, solamente sugestión.’ A sí es como yo la c onc ibo. La c onc ibo en términos de c onc eptos de la ciencia neurológica , como un

método de transmitir un mensaje con un mínimo ruido

ambiental.. Si el ruido d e la seña l de rad io es reducido , el mensaje es rec ibido con c laridad . “Ningún otro sistema viviente puede hacer [lo que hacen los humanos]. Las ideas tienen representaciones y nombres. Usted no puede decirle a un perro, ‘Anda al baño’. No co mprende el co ncepto ‘ba ño.’ Pero un humano sí -y eso ha ce únicos a los humanos, porque pueden manipular la comunicación simbólica. La corteza es singularmente diferente en un humano más que en cualquier otro sistema viviente. Y esa corteza es la que usted saca del camino (en términos de su sentido crítico) para permitirle a usted inducir un sentimiento o una creenc ia. Entonce s, ¿q ué es la hipnosis? Es la inducción de convicc ión. Tod os esos tipos hablan que la ‘hipnosis es esto o lo otro’ -es una cosa muy simple que [ha sido hecha] compleja, enormemente c ompleja.”

Sobre inducciones y creencias: “Ahora, una técnica de inducción es un estudio interesante sobre control de retroalimentación. Si yo dijera, ‘Está mirándome los ojos, sus ojos están volviéndose pesados.’ No se pondrán pesados debido a lo que yo esté diciendo. Se pondrán pesados debido al hecho que está mirando hacia el cielo. Pero el sujeto le atribuye a usted una omnipotencia mágica, y dice, ‘¡Mi Dios, mis ojos están colocándose pesados! ¡Este tipo tiene poder!’ Si él acepta las sugestiones A, B, C y D, entonces aceptará X, Y y Z. Todo el tiempo usted dice, ‘Usted es un buen sujeto hipnótico, y sí, por eso es por qué sucede.’ Y todo (MPL) .Aquí no queda claro si Kroeger se está refiriendo al término “trance” como “un estado alterado de consciencia, algo parecido al sueño, durante el cual el movimiento voluntario está perdido, como en la hipnosis” o “una creencia espiritual, una condición en la cual un medium pasa al control de fuerzas externas, como los espíritus” (Webster’s New World Dic tionary, 1991) o “ensimismamiento” (Appleton Ne w C uyás, 1966). 2

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el tiempo, no tiene relación con lo que el operador está diciendo, tiene que ver con la reestructuración de las creencias de él.”

Sobre la cibernética y la hipnosis: “Continuaré enfatizando los principios cibernéticos de los sistemas de retroalimentación relativos a las teorías de la hipnosis, así como también a algunos de

los

aspectos

neuropsicofisiológcos

importantes

a

través

de

analogías

con

los

computadoras. El cerebro funciona como un computador. No estoy diciendo que el cerebro es un c omputador -solamente estoy diciendo que pienso q ue p ode mos comprender mejor las cualidade s química s y los mecanismos neurofisiológicos en términos de los principios cibernéticos de mecanismos de retroalimentación. Esto lo describo más acabadamente en mi libro C linica l and Expe rimental Hypno sis in Med icine, Dentistry and Psycha tric [1977].

Sobre Milton H. Erickson: “Erickson contribuyó mucho, pero su aporte tendrá que ser colocado en la perspectiva apropiada. Mucho del significado de su trabajo quizá ha sido llevado un poco lejos. Erickson podría salir de su tumba y preguntar, ‘¿Eso es mío?’ Pienso que merece todas las muestras de respeto, pero c reo que ha sido mal interpretad o. Erickson fue un hombre modesto; nunca buscó exagerarse a si mismo. Atribuyo el éxito de sus técnicas a su profundo conocimiento de la naturaleza humana, una psicología ecléctica sólida respecto a la naturaleza de la vida c otidiana . Podía a coger a un pac iente en su co razón; ese era su sec reto, el pac iente po día sentir la empatía. No era mucho lo que é l hac ía, pero se c uida ba en sab er qué sentía el pa ciente. Y d espués pod ía estructurar ap ropiada mente la terap ia. (Fuente. Comunicac ión personal, 1987) (Ya pko, 1990, pp. 75-77)

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Paul Watzlawick 

Para aquellos terapeutas que tienen conocimiento del punto de vista sistémico de la psic oterap ia, el nombre de Pa ul Watzlawick, Ph.D., es ya muy familiar. Watzlawick y sus coleg as de l Mental Research Institute (MRI) en Palo Alto, California, han sido el centro de la revolución del pensamiento respecto a las relaciones y la psicoterapia por cerca de tres décadas. Los numerosos libros de los cuales Watzlawick es autor y coautor con sus colegas, están considerados entre las más elaboradas y lúcidas descripciones de la naturaleza de la hipnosis y la terap ia estratég ica, incluido el bien conoc ido Cambio (1974), El lenguaje del c ambio (1978), ¿Es real la realidad? (1976), Pragmá tica de la c omunicac ión humana (1967) y La situac ión es de sesperada , pe ro no e s seria (1983).

Sobre la unión al MRI y perspectivas de cambio: “El grupo de Bateson e ra sobresalientemente interesante y decidí ir a Palo Alto por seis meses, quizá un año, y ver lo que ellos estaban hac iendo... ¡Esto oc urrió hac e 27 años! C uando fui allí, el grupo de Bateson ya hab ía brinda do su contribución más importante -la teoría del doble vínculo... Haley había escrito algunos de sus libros revoluc ionarios. J ac kson estaba hac iendo un tipo d e psicoterapia q ue me dejó sin habla, porque era tan elega nte y orientada en ‘el aquí y ahora’; él trab ajab a con una historia mínima. En ese entonce s yo no había co noc ido a Erickson, pero J ay Haley y J ohn Weakland habían estado muchas vec es en Phoenix, lo habían e ntrevistado , habían traba jado con él, lo habían observado, y habían traído la idea que si usted puede hacer que las personas se comporten en forma distinta, entonces ellas pueden encontrar distintas formas para hacer frente a sus problemas, sin lleg ar nec esariamente a un insight. “Me introduje en el pensamiento ‘c ibernético’. Tuvo sentido de inmediato para mi. No es necesario decir que hubo un difícil período de adaptación, abandonando el punto de vista  jungiano c on su énfasis en lo intrap síquico , y el c onvencimiento de la perspec tiva jungiana o freudiana que es terriblemente superficial no entrar en las causas de los comportamientos. Pero fue menos difícil de lo que hubiera imaginado. Surgió mi interés. Bateson tenía una forma maravillosa para ha cer que las persona s vieran en su nueva forma, sistémica interac cional... y después ver a J ac kson trab ajando y hac iendo que funcionara el ca mbio, ver a J ac kson hac iendo terapia en los primeros 10 minutos de la p rimera entrevista, eso rea lmente era asombroso.”

Sobre la “verdad” y los resultados: “Diría que asumir que los problemas humanos surgen en las relaciones más que intrapsíquicamente, me parece un enfoque más útil, efectivo. Esto no significa que sea la ‘verdad’, en un sentido metafísico. La meta de la ciencia puede ser

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solamente el desarrollo de métodos útiles para propósitos dados. SI funciona, entonces está correcta. Ahora, al momento que digo esto, de inmediato algunos me acusarán de un torpe utilitarismo, que es inmoral concentrarse solamente en los resultados, etc.; por la mismas razones ac usaron a Erickson d e ser un manipulad or que enga ñab a a las personas. Por cierto, si usted toma una postura moral, nunca deb iera dec ir algo en lo que no cree, no podría usar un reenc uad re, puesto que estaría d iciendo a lgo en lo que no “c ree en rea lida d”. “Toda medicina puede ser dañina. Esto no es nuevo. Especialmente es bien conocido en el campo médico que lo que puede ayudar a una persona puede dañar a otra. Por otro lado, todos aquellos que buscan ayuda señalan indirectamente, ‘Cámbieme... haga algo conmigo pa ra sac arme de mi aprieto.’ “Por lo tanto, cua lquier ac to de ayuda es -si así usted lo de sea - manipulación. ¿ Qué más? Si saco a tirones a un hombre del agua, saltando después de él y salvándolo, lo he manipulado. No hay problema, pues aquellos que parangonan la moralidad dirán, ‘Oh no, esto es diferente, y en este caso es totalmente correcto.’ Si usted usa un reencuadre, ¿por qué estoy equivocado en ese momento? Tenga en mente los potenciales absolutamente destructivos de la denominada ‘verdad.’ Lo que esas personas exigen generalmente de nosotros es que nunca digamos algo en lo que no creemos realmente. Esto es hipocresía, porque está basado en la presunción que todo lo que surja de la profundidad de mi ser es ‘la verdad’ . ¡Qué insensatez! “Si pretendo ser un terapeuta, y por consiguiente alguien que ayuda, entonces los parámetros de mis esfuerzos o el propósito de mi actividad es ayudar. Ayudar presupone ciertas acc iones que son útiles. Para mi, esta e s la ética d e mi profesión, no d aña r.”

Sobre la observación del sistema: “Prefiero ver al denominado sistema [familiar] operando en mi oficina. Después puedo continuar viendo a una sola persona, pero esa persona -en base a mi comprensión de cómo func iona e l sistema- es la que me pa rec e q ue e s mi mejor entrad a en el sistema. Es aquel que más probablemente está deseoso de transmitir algo. En el caso de un delincuente, un adolescente rebelde, por ejemplo, sé que no llegaré muy lejos al estar sentado con él aquí. Quiero ver cómo se comporta, quiero ver cómo los padres reaccionan a su c ompo rtamiento, pero muy a menudo, d espués de una sesión, pienso, a hora tengo c ierta idea de cómo func iona el sistema y se mete e n problemas.”

Sobre las tareas terapéuticas de Milton Erickson: “Creo que cuando Erickson indagaba por algún comportamiento peligroso, o daba prescripciones que parecían ser potencialmente peligrosas, en base a su enorme intuición, experiencia clínica y con la humanidad de su ac erca miento, tenía razones para creer que con e sa persona en p articular pod ía arriesgarse. En nuestro caso, sin ser Erickson, c reemos que la na turaleza de nuestras intervenc iones pa rec en extrañas solamente al observador externo. Lo que tomamos en consideración antes de hacer una intervenc ión es la solución intentad a. Esta es la piedra ang ular de nuestro enfoque.

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Intentamos descubrir que tan lejos han llegado las personas para tratar con su dificultad. Y sabemos que no estarían sentados en nuestra oficina si esa forma particular para solucionar el problema hubiese sido exitosa. Cuando usted averigua respecto a lo que están haciendo, encuentra q ue hay muchas cosas que ayudan a la mantención del problema.”

Sobre las críticas a Erickson: “Está obligad o a ser critic ad o p or las personas que, b asándose p or ejemplo, en un modelo psicodinámico, dirán que es cosmético, superficial, removedor de síntomas. ¿Qué ocurre cuando no se toca el conflicto subyacente? Dirán que está equivocado, porque ‘desde nuestro punto de vista, eso no debiera hacerse.’ Pero a eso es  justamente a lo q ue me estoy oponiendo -a la idea que ‘he enc ontrad o la verdad y po r lo tanto todos aq uellos que no la ven co mo yo están equivoc ad os.’” (Fuente: Comunicac ión personal, 1987) (Ya pko, 1990, pp . 111-114)

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Ernest R. Hilgard

Ernest R. “J ac k” Hilgard, Ph.D., retirad o como Profesor Emérito d e la Universidad de Stanford, luego de una larga y distinguida carrera. Fue presidente de la Asociación Psicológica Americana y miembro de la A cad emia Nac ional de C iencias. J unto a A ndré Weitzenhoffer, Ph.D., establecieron un laboratorio de hipnosis en Stanford, en el cual realizaron incontables estudios sob re hipnosis. Crearon las Stanford Hypnotic Suceptibility Scales, y configuraron la naturaleza d e la investigac ión en hipnosis en esos años. Hilga rd (Hilgard, 1977)3 es el responsable de la Teoría de la neo-disociación de la hipnosis, incluido su concepto del “observador oculto”. Hilgard ha hecho de la hipnosis un fenómeno respetable y digno de confianza pa ra su estudio y prác tic a.

Sobre su interés en la hipnosis: “Yo estaba en Yale como profesor instructor en la época que C lark Hull esc ribió su libro sob re la hipnosis y la sugestiona bilida d, d e mod o q ue tuve alguna familiarida d co n ella co mo un tópico respetable pa ra un experimentad or. Pero, en esa épo ca yo estab a interesad o e n llevar mi ca rrera ha cia otras direc c iones. No p artic ipé realmente en su trabajo, aunque creo que marcó un diferencia saber que sería una cosa respetable para hac er. De modo q ue comenc é más tarde en mi carrera, después que estaba bien establec ido en la psicología general y pa rticularmente e n la p sicología del aprendizaje. Tuve la sensac ión que mucha s áreas de la psicología tenían relac ión con aspe ctos superficiales de la vida mental. Pensé que sería interesante entrar en algo que tuviera más psicología. Sentí que en algún sentido , la hipnosis rea lmente tenía psicología en e lla. ¡Cómo sacar a la psicología de ella, ese es nuestro problema!”

Sobre el uso de las Escalas Stanford en terapia: “C reo que si usted asume un punto d e vista sociológico o político, una escala es muy útil, y es más útil de lo que les gustaría admitir a los clínicos. C uando usted está intentand o [trab ajar] con una c osa severa, como un d olor severo, no es cuestión que usted tenga mucho éxito con un sujeto muy hipnotizable como es medido por la escala, no como una medida obtenida por métodos externos. No es que persona sin una escala no pueda llegar a e lla usand o d iversas clases de pruebas pa ra la analgesia y esa clase de cosas. Desde mi punto de vista, ese es el mismo tipo de item que usted tiene en la escala de todos modos. Pero si usted quiere usar otra técnica o recuperar memorias [por ejemplo], es bueno saber que usted obtiene regresión de edad genuina cuando los [pa cientes] reviven su infanc ia.” Hilgard, E. Divided C onc iousness: Multiple C ontrols in Human Thought and Action. New York: J ohn Wiley and Sons, 1977. 3

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Sobre la definición de “trance”: “Nunca uso la palabra ‘trance’, en ese sentido soy menos tradicional. Pero esas cosas son un asunto de graduación. Mi propia posición, la cual he descrito en los términos de lo neo-disociación, es que usted tiene disociación en diversos grados... “[Entonces] cuando las personas usan la palabra ‘trance’, ellos realmente usarían un conjunto masivo de disociaciones, de modo que usted siente que la personalidad cambia o que toda la orientación de realida d está c ambiada en algo.”

Sobre la necesidad de la investigación en hipnosis: “Es el mismo problema , en otro sentido, c on el psicoanálisis. Realmente no quieren hacer ninguna investigación. Creen que el psicoanálisis es en si mismo un método de investigación. Usted estudió al individuo y en un sentido lo qué es el tratamiento ericksoniano -es un método de investigación que intenta construir un plan para el individuo, y si funciona - [¡bien!] Pero esa no e s la forma e n que construye la c ienc ia. Si teng o algún mensaje, no es que sea cientificista, no tiene que tener análisis de varianza o convertirse en un esclavo de las estadísticas [pero a l menos] tener una varieda d d e estadísticos: Hay media docena de personas que tienen el mismo síntoma; han sido tratados en 3 formas diferentes. ¿Por qué se escogieron formas distintas? ¿Fue arbitrario? ¿Por qué con algunos se co menzó e n una forma y luego se c ambió a otra? C oloque a lgunos pequeños diseñosen eso.”

Sobre la importancia de la hipnosis en su carrera: “Diría que realmente encontré el período de la hipnosis como el más satisfac torio e n mi ca rrera. Tengo el sentimiento q ue c asi todo el tiempo, incluso cuando administraba una simple escala de hipnosis, aprendía algo. No era algo que pudiera verbalizar fácilmente, pero aprendí respecto a diferentes clases de respuestas a la amnesia, a la regresión de ed ad , o a las voc es alucinada s, etc.” (Fuente: Comunicac ión personal, 1988) (Ya pko, 1990, pp . 201-203)

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Stephen G. Gilligan

Stephen G. Gilligan, Ph.D., se doctoró en psicología en la Universidad de Stanford. Estudió con M ilton H. Erickson, M.D., durante c uatro a ños. G illiga n es el autor de un libro sob re psico terapia ericksoniana, Therape utic Tranc es (1987). Sus otras publicaciones incluyen artículos y capítulos sobre aprendizaje, memoria, emoción e hipnoterapia. G illiga n ha estado enseñand o psicoterapia ericksoniana desde 1975. Muchos consideran que está entre los más creativos y perspicaces practicantes de los acercamientos ericksonianos.

Sobre la definición de “trance”: “Es una secuencia interaccional (generalmente entre dos o más personas, pero a veces puede ser internalizado) que implica alguna secuencia interaccional que absorba experiencialmente, que produzca un estado alterado de consciencia,

donde

aparezcan

respuestas

‘automáticas’.

Es

decir,

donde

haya

comportamientos, pe nsamientos, imáge nes o emoc iones que ocurran fuera d el co ntrol volitivo normal o consciente d e la persona ... Esta es una c onc eptualizac ión ampliamente difundida y si fuera un experimentador, como lo fui en la universidad, la encontraría totalmente inaceptable. C reo q ue de sde un punto de vista de yo como un investiga dor, es una terrible definición de trance. Desde un punto de vista clínico, sin embargo, es útil porque le permite a usted comenzar a apreciar cómo son usadas las inducciones hipnóticas en situaciones no formales, tal como Hitler hablaba al pueblo alemán y conseguía su atención, o una comunicación familiar a un niño, en una forma q ue oc asiona la emergenc ia de un síntoma.”

Sobre los trances naturalísticos y la terapia: “Pienso que cuand o tene mos una visión estrec ha de la hipnosis -como en los términos de estructuras ‘profundo, profundo, profundo’ o en los términos de las escalas de hipnotizabilidad estandarizadas- ahí comienza a mal encaminarse la atención del terapeuta sobre ciertos conjuntos de encantamientos como ‘relájese’ o ‘p rofundo, profundo’ o ‘su mano se levantará’ , en lugar de a preciar que ya están oc urriendo procesos inconscientes en la persona, y que la tarea del terapeuta es extraerlos... Hago esta distinción porque mientras más sea el trance el resultado de la extracción de pautas naturalístic as que ya e xisten en la p ersona, es más probab le que oc urra cambio terap éutico.”

Sobre los trances no terapéuticos: “Pienso que usted tiene que apreciar que la hipnosis es una poderosa forma para influenciar a las personas en la relación interpersonal. Lo que hace la última d iferencia, es la integridad de quienes la prac tic an, no cuán buena sea la técnica. En un artículo reciente, identifiqué siete diferencias básicas en los contextos de trance: 1) si una

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persona está valorándose o no; en un trance terapéutico, la persona tiene un sentido de su valor; en un trance no terapéutico, no; 2) si hay verdad o no en la situación; 3) cómo está organizado el cuerpo -si está en una posición cómoda, una posición equilibrada, o en una posición muy erecta; 4) si hay o no lo que denomino ‘variabilidad del contenido’, o si la persona sólo e stá a trap ad a repetidamente e n la misma c osa anterior; 5) si la persona pued e ser sacada de una perspectiva rígida o no; en un trance sintomático, o un trance no terapéutico, las personas tienden a mantener la misma perspectiva. En un trance terapéutico, son capaces de cambiar la perspectiva; 6) si las personas son sensibles o no en una forma implícita o explícita al co ntexto que los rod ea -si ellos están, como dec imos en C alifornia, conectados a algo más que a si mismo; 7) y finalmente, creo que hay un estilo de relación diferente en e l tranc e terapé utico. Es cooperativo, en luga r de c ompe titivo.”

Sobre la terapia cooperativa: “...Mi interés creciente es asegurarme que hay integridad en la relación y que hay una co-creación, una cooperación entre el terapeuta y el cliente, en términos del desarrollo del proceso terapéutico. “[Denomino a esto] el principio de cooperación, porque creo que una de las ideas del trabajo de Erickson que han sido interpretadas incorrectamente, es que el terapeuta tiene él solo la responsabilidad de producir un cambio en el cliente. Después de hacer mucho entrenamiento y supervisión... pienso que la gran trampa en que veo caer a los aspirantes a integrar los acercamientos ericksonianos, es que sienten que tienen que hacer algo al cliente. Sienten q ue tienen que c oloc arlos en tranc e o q ue tienen que cambiarlos. Es muy difícil para ellos apreciar esta noción de principio de cooperación, en el cual hay una contribución equitativa entre el terapeuta y el cliente, en los niveles consciente e inconsciente. Creo que cuando las personas olvidan eso, entonces es posible que queden atrapados. Mientras más suce da esto, creo que serán con todo derec ho c ritica do s po r sus c olegas.

Sobre Milton Erickson: “La primera impresión q ue me formé de Erickson, fue en ba se a la lec tura de libros. Yo tenía la imagen de alguien que era increíblemente ingenioso, increíblemente inteligente, muy absorbente, y que realmente sabía como conseguir la atención de las personas. Era una imagen en la cual había involucrada mucha manipulación -siempre pensando en cómo manipular a las otras personas. Cuando me encontré con él en persona la primera vez, la diferencia principal entre la imagen que yo tenía de él y la experiencia de estar con él, fue que lo experimenté como mucho más cuidadoso que como lo mostraban los libros. Lo experimenté como muy gentil, aunque pude sentir su capacidad para influenciar. Fue muy claro en relación a él que tenía una profunda integridad respecto a cómo usar su influencia. Creo que era un terapeuta fantástico, y pienso que configuró una completa nueva epistemología pa ra hac er terapia, y c ontinuará teniendo una influencia muy poderosa. (Fuente: Comunicac ión personal, 1988) (Ya pko, 1990, pp . 244-246)

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 Jay Haley

 J ay Haley, M.A., es una de las figuras con más influencia e n el ca mpo d e la psicoterap ia, y es reconocido como tal por todos aquellos que incluso alguna vez le han dado un vistazo a su traba jo c on hipnosis, teo ría de sistemas y terapia familiar. Es Direc tor de l Instituto HaleyMadanes de Washington, D.C., un centro líder en entrenamiento para aquellos interesados en el enfoque estratégico e interpersonal a la terapia familiar. Haley ha sido autor de siete libros, coautor de dos y ha editado cinco más. Fue el primero en recibir la Lifetime Achievement Award de la Fundación Milton H. Erickson. Su análisis y presentación, casi de primera mano, del trab ajo de Erickson, lo hizo disponible a la p rofesión d e la salud mental, por lo c ual todos somos sus deudo res. Su sec o ingenio y su hab ilidad pa ra sentir y artic ular las ironías de l negoc io de la terap ia no tienen paralelo.

Sobre los comienzos en ver familias: “Nos dimos cuenta que lo que Bateson hipotetizó que sucedía en la infancia del esquizofrénico estaba ocurriendo en el presente -si usted mira la forma en que se comunican. Entonces hicimos un tremendo cambio desde la etiología y experienc ias de la infanc ia c omo c ausales, a la situac ión soc ial ac tual como causal. Hubo una familia c uyo supuesto hijo ‘ psicótico’ envió a su madre e n el Día de la Mad re una tarjeta q ue decía ‘Siempre has sido como una madre para mi.’ La madre la trajo a la sesión y dijo ‘Hay algo erróneo en esto.’ Pero era ese nivel de c omunicac ión el que nos interesab a. C omencé a ver familias en forma regular por un largo tiempo , y después tod os nosotros comenzamos a ver familias.”

Sobre la hipnosis y las doble coacciones: “Encontramos la primera doble coacción en la hipnosis. Bateson tenía esta idea de la doble c oacción, pero no podíamos encontrar ninguna.  Y rec uerdo cuando me di cuenta que un hipnotista era ab iertamente una persona que se co mportaba espontáneamente –esa era la d oble c oac ción, un clásico co nflicto p aradojal.”

Sobre el tratamiento de la esquizofrenia: “La terapia más exitosa para la esquizofrenia es aquella que supone que ellos son normales y que deben regresar al trabajo o la escuela. Si usted asume que están discapacitados por algo psicológico, y por consiguiente necesitan medicamentos, usted los pierde en la terapia, porque la familia no los empuja, los doctores no los empujan. Ellos piensan que hay algo realmente equivocado en ellos. Todo el mundo se organiza alrededor de la p ersona discap ac itad a, ¡y la terap ia frac asa!”

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Sobre el encuentro con Erickson: “Todos temían a Erickson, porque nunca sabían que estaba haciendo él para influenciarlos. Era tan ágil de mente que se fastidiaba haciendo una sola cosa, siempre estaba haciendo dos o tres cosas a la vez. Mientras usted le estaba contando de un ca so, él estaba intentando conseguir que usted colocara una ma no sobre la mesa, o la camb iara de posic ión, o c ruzar sus piernas en otra fo rma.”

Sobre los tipos de hipnosis: Tiendo a pensar en tres hipnosis diferentes: 1) la hipnosis personal, donde usted p asa po r una experienc ia yoga o med itac ión, o c ualquier otra; 2) hipnosis de investigación, donde usted está intentando encontrar los límites de la influencia de la hipnosis en va riadas formas -en términos de sorde ra, ce guera al c olor, etc.; y 3) existe la hipno sis clínica , donde usted está intentando ca mbiar a a lguien -y no c reo que ha ya a lgo que hac er con las otras dos hipnosis.

Sobre la enseñanza de la hipnosis: “Para enseñar hipnosis clínicamente, usted tiene que mostrar a alguien cómo trabajar con el paciente y después mirarlo trabajar con un paciente, mientras lo guía. A sí es como de biera enseña rse a fines del siglo -supervisión en vivo. Es muy diferente cambiar a alguien; la motivación de la persona es diferente, las respuestas son diferentes, las respuestas son diferentes. Puedo recordar cuando comencé a practicar y tenía algunas buenas formas formales de inducción de trance. Tuve un cliente que vino a ser hipnotizad o y se sentó en la silla y entró en tranc e c uand o le dije ‘Hola’. ¡Entonc es lo de spe rté y lo sometí al ritual ‘a propiad o’! Después me d i cuenta q ue la escenificac ión determinab a c ómo se compo rtarían y que realmente no era necesario hipnotizarlos. Pero usted no se daría c uenta de eso si estuviera e nseña ndo hipnosis en una clase.”

Sobre Erickson: “Los contemporáneos de Erickson pensaban de él como el mejor entre los iguales. Había numerosos terapeutas que pensaban que eran tan buenos como él. La generac ión de terap eutas jóvenes piensan e n él co mo ‘El G urú’, un mago o a lgo por el estilo.  Yo pe rtenezco a la generac ión vieja que sólo piensan de él co mo un hombre que c onoc ía su nego cio como terap euta. Lo trab ajó, lo prac ticó, lo experimentó, e innovó c on proc edimientos destacables.” (Fuente: Comunicac ión personal, 1988) (Ya pko, 1990, pp . 411-412)

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