Ensayo Sobre La Dominación Masculina, P. Bourdieu
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Descripción: Ensayo elaborado sobre la Dominación Masculina de P. Bourdieu...
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Teoría Social IV Sobre La Dominación Dominación Masculina de Pierre Bourdieu.
El autor inicia el texto, señalando que tiene bases reales el hecho de que la critica feminista vea con recelo los escritos masculinos al respecto. Surge este escrito en base a las molestias que generaron teorías como la freudiana envidia del pene. Donde Freud, bajo una visión masculina del mundo, considera que la sexualidad femenina está fundamentada y movilizada por la comparación entre los órganos sexuales del niño y los de la niña, siendo ella quien lesionada por tal comparación desea también poseer poseer un pene y a su vez el poder que este representa.
Es bastante claro que el cuerpo femenino y el masculino tienen órganos sexuales que son distintos, así como distintas características. En torno a tales diferencias se construyen simbolismos acordes a la visión falocéntrica del mundo. Según el autor ha habido un “trabajo milenario” milenario” de socialización de lo biológico y biologización de lo social, cosa que ha llevado a construcciones sociales naturalizadas. El mundo social ejerce una fuerza que permea a cada sujeto, donde se imponen estas naturalizaciones en forma de percepciones, apreciaciones y acciones.
El sexo de la mujer ha sido objeto de construcciones que tienden a concebirlo como un inverso negativo del sexo del hombre, lo que es señalado en el texto como “privación de las propiedades masculinas” masculinas”. También es citado el filósofo Sartre, quien se refiere al órgano sexual de la mujer como “el agujero viscoso”, donde la vagina es una representación de un falo invertido. Estas construcciones en torno al sexo de la mujer, cargadas de oposiciones y de peyoratividad logran evidenciar lo que Bourdieu llama la universalidad del dominio masculino, donde el hombre es un ser particular que se ve a sí mismo como un ser universal, es decir portador de la forma completa de la condición humana. Logra evidenciarse una personalidad falocéntrista generalizada, que se caracteriza por enfatizar aspectos viriles y minimizar aspectos distintos dentro de esa lógica, es decir todo aquello que no sea lo masculino, entiéndanse como aspectos infantiles o femeninos.
Al haber un dominio masculino, y una visión falocéntrica del mundo, habrá también un monopolio del poder, con énfasis en la dimensión simbólica. Bourdieu resalta considerablemente el carácter simbólico de esta visión dominante. Son impuestas a las mujeres conductas censuradas, sobre todo frente a los hombres y en la vida pública.
Esta cosmovisión del mundo, impone usos legítimos de los cuerpos, excluyendo todo lo que contraríe las asignaciones categóricas de la lógica dominante. Esto lleva a lo que P. Bourdieu llama la “división del trabajo sexual y la división sexual del trabajo”. Esta división se expresa en todos los ámbitos de la vida, sólo por ejemplificar en la organización del tiempo y los espacios, o en el manejo del cuerpo y en las conductas. Esto genera las condiciones para que se dé una división de las cosas y de las actividades de un modo antagónico. La división del trabajo sexual es ejemplificada en un estudio antropológico en busca del culto a la virilidad que hace el autor sobre los bereberes de Kabilia; quienes en la reproducción restaban importancia al embarazo y al parto, pero exaltaban la fecundación, de igual modo se percibe esta división en la medida en que la sexualidad femenina es concebida para
el rol de la reproducción y del placer del hombre, sin
embargo la sexualidad del hombre puede tener fines placenteros para sí mismo.
La división sexual del trabajo se aprecia, en la delimitación de la mujer al ámbito privado, y del hombre al público, así como en la invisibilización del trabajo domestico.
Siendo el matrimonio un resultado que caracteriza esta división, un mercado donde la mujer pasa de ser un sujeto, a ser un objeto de intercambio. Este intercambio basado en intereses masculinos, en busca de reproducir un capital simbólico, de aquí surge el tabú del incesto, dado que en un matrimonio entre miembros de una misma familia no habría ningún intercambio de capital, igualmente de aquí surge la vigilancia celosa de los familiares hombres sobre las mujeres
La mujer entonces se convierte en un símbolo, pero constituido desde una visión masculina-dominante, donde al representar un bien de intercambio; son condicionadas a tratarse a sí mismas como objetos estéticos que estarán destinados a la admiración, por lo que el autor señala que “les incumbe a las mujeres volverse seductoras mediante trabajos estéticos”
Las mujeres viven en un sistema que tiende a minimizarlas, sin embargo los hombres viven bajo el mismo sistema, por ende también son prisioneros de este y de la lógica de dominio, “el deber ser ” del hombre y de la mujer ha sido impuesto, por lo que los derechos y privilegios llevan implícitos deberes y limitaciones.
“
”
Así, el dominante es también dominado, pero mediante su dominio. (Bourdieu, 1998, p. 20)
Pierre Bourdieu, desarrolla el concepto de la violencia simbólica, describiéndola como una forma de violencia que no es ejercida mediante la fuerza física, sino a través de la imposición por parte de los sujetos dominantes a los sujetos dominados de una visión del mundo, de roles sociales, y de las estructuras mentales. A modo de conclusión el autor propone una acción de carácter colectivo, que busque organizar una lucha simbólica capaz de cuestionar las imposiciones de la dominación masculina, esto de parte del sexo dominado en conjunto con el dominante. Señala que la violencia simbólica domina al mundo, y que por esto urge una revolución simbólica.
Isha R. Tapia L. Sección 52
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