Ensayo Sobre La Cultura y El Sentido de La Patria

December 19, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Ensayo sobre la cultura / EL SENTIDO DE LA PATRIA Por: José Luis Herrera Arce 

Los nacionalismos son invenciones de los últimos siglos; después del 18 ó 19 se comenzaron a conformar y el romanticismo les dio todo to do su va valo lorr sen enti time men nta tal; l; sir irv vió pa para ra da darr un sen enti tido do de pertenencia que se derivaba de vivir en un lugar determinado en un tiempo determinado. Se compartió una historia; un moverse hacia alguna parte con un fin f in determinado. Tal vez los nacionalismos nacionalismos sean la continuación continuación del sentimiento sentimiento religi religioso oso de ser un pueblo elegido, donde existe un pacto general que te conecta con lo divino y te permite soportar las adversidades por existir una promesa que augura que al final de cuentas serás el vencedor. Cuan Cu ando do co cono noce cemo mos s la his histo tori ria a pa patr tria ia no nos s da damo mos s cue cuent nta a de dell ca cami mino no reco re corr rrid ido o pa para ra ll lleg egar ar a la si situ tuac ació ión n en la qu que e no nos s en enco cont ntra ramo mos s y podemos imaginar que esto es sólo un camino; estamos a la mitad, debe de haber un sentido de este camino, una dirección que imprimirle, un final tal vez desconocido ahora pero que debemos definir, o que alguien debe definir, como en tiempos anteriores se ha definido para bien o para mal. El sentido de recordar a los héroes y las fechas que han sido un hito en nuestra historia es eso; darle importancia a este camino que se ha recorr rec orrido ido y a est estas as per person sonas as que inf influy luyero eron n par para a que se rec recorr orrier iera. a. Tamb Ta mbié ién n re reco cord rdam amos os a lo los s an anti tihé héro roes es pa para ra bo borr rrar arle les s de la vi vist sta a o recordar sus nombres son signos negativos intentando evitar el depósito de nuestra confianza en alguien como ellos. La ed educa ucaci ción ón cí cívi vica ca no nos s en ense seña ña re rend ndir irle le ho hono nore res s a la ba band nder era a y a nuestros símbolos patrios. Algunos, por decepción o por no comprender lo que significa la palabra símbolo, intentan quitarle la importancia a ello dando como resultado la pérdida del valor patriótico. Dicho en otras

 

palabras, dando como resultado el sentimiento de ser una persona p ersona social que debe de velar por el bien de todos, derivando a actitud egoísta, personalista, ególatra que puede definirse con: los demás no existen sólo importo yo. Nadie se detiene un poco para intentar explicar en qué consiste un símbolo. Se piensa que se honra al símbolo por el símbolo mismo pero no es eso. Se honra al símbolo como una forma de materializar a lo que representa. El símbolo por sí mismo no vale nada, su valor lo obtiene por su relación con lo representado. La bandera no es el material con el que se hace ese objeto sino es la historia que pasa frente a nuestros ojos y que nos trae al aquí y al ahora. Honramos a todos y cada uno de los hombres que nos dieron patria y que nos la siguen dando. Lo mismo el Himno Nacional, influye en nu nues estr tro o es espír pírit itu u par para a pr prom omov over er es este te se sent ntim imie ient nto o qu que e no nos s ha hace ce sentirnos unificados a los que nos antecedieron y a los que vendrán despué des pués s de nos nosotr otros. os. Est Esto o es sen sentir tir imp import ortant ante e nue nuestr stra a his histor toria. ia. No honramos a una canción o a una tela, les estamos agradeciendo a los hombres que en un momento dado supieron defender nuestro territorio, nuestras costumbres, nuestros valores y gracias a los cuales seguimos subsistiendo y tenemos un lugar entre las otras naciones. Si valoramos nuestra independencia, independencia, entonces, entonces, por qué no agrade agradecer cer a aquéllos que no las dieron. Si valoramos nuestras costumbres, entonces por qué no agradecer a aquéllos que nos la promovieron. Si valoramos los momentos difíciles que en el pasado tuvieron que pasar algunos para defender la integridad de la patria y que murieron por ello, entonces por qué no honrar su memoria. A los jóvenes les puede sonar hueco estas cosas porque les hemos enseñado a vivir en un egocentrismo donde todo se les da y lo único que impo im port rta a so son n el ello los. s. Po Poco co sa sabe ben n de qu que e las in inst stit ituc ucio ione nes s al algu guie ien n la las s sostiene y alguien las mantiene. Hay alguien que provee hasta que el

 

hombre sea capaz de autoabastecerse. En el futuro ellos tendrán que pagar con una moneda similar. El sentir la patria es comprender ese compromiso social que tenemos con co n lo los s ot otro ros s po porq rque ue es un co comp mpro romi miso so qu que e te tene nemo mos s co con n no noso sotr tros os mismos. Nadie puede sobrevivir solo. Si únicamente se piensa en la propia sobrevivencia entonces se acaba con la sociedad. A corto y largo plazo pla zo se des destru truye ye lo con constr struid uido o se der derrum rumba ba la civ civili ilizac zación ión que nos mantiene. Desgraciadamente eso es lo que está pasando. Los egoísmos personales nos no s de dest stru ruye yen. n. La in inse segu guri rida dad d qu que e to todo do mu mund ndo o si sien ente te es es eso, o, no podemos confiar en nadie, los que no rodean ya no recorren el mismo camino, se bifurcan los intereses, nos aprovechamos los unos de los otro ot ros s , sa saca camo mos s nu nues estr tro o be bene nefi fici cio o pe pers rson onal al de la las s si situ tuac acio ione nes s y acabamos con la patria. Nos vendemos, nos corrompemos, utilizamos la fuerza para arrasar con las esperanzas de que la historia tiene algún sentido. Hoy parece que la historia deja de tener sentido y simplemente nos defendemos para subsistir. Ya no queda lugar para los sueños. Nues Nu estr tras as ca cabe beza zas s es está tán n pe perd rdid idas as.. La Las s fu fuer erza zas s qu que e no nos s pr prot oteg egen en corrompidas y son antagónicas entre ellas mismas. Basta recordar lo que pasó en el Siglo 19 antes de Juárez, las luchas constantes entre escoceses y yorkinos, una patria a la deriva en manos de un dictadorcito de comedia, Santa Ana, en la que perdimos la mitad del territorio y murieron tantos inútilmente. La patria es el recuerdo de la historia. ¿Alguien sabe a dónde vamos?

Tomado de El Siglo de Torreón.com.mex

 

ENSAYO SOBRE EL NACIONALISMO: “LA TESIS ROMÁNTICA DE NACIÓN”   Aquella fe romántica en la bondad nativa de los hombres fue hermana mayor de la otra fe en la bondad nativa de los pueblos. "EI hombre ha nacido libre, y, sin embargo, por todas partes se encuentra encadenado", dijo Rousseau. Era, por  consecuencia, ideal rousseauniano devolver al hombre su libertad e ingenuidad nati na tivas vas;; desmo desmont ntar ar hast hasta a el lími límite te posi posibl ble e toda toda la máqu máquin ina a soci social al que que para para Rousseau había operado de corruptora. Sobre la misma línea llegaba a formularse, años después, la tesis romántica de las nacionalidades. Igual que la sociedad era cadena de los libres y buenos individuos, las arquitecturas históricas eran opresión de los pueblos espontáneos y libres. Tanta prisa como libertar a los individuos corría libertar a los pueblos. Mirada de cerca, la tesis romántica iba encaminada a la descalificación; esto es, a la supresión de todo lo añadido por el esfuerzo (Derecho e Historia) a las entidades primar pri marias ias,, indivi individuo duo y pueblo. pueblo. El Derech Derecho o había había transf transform ormado ado al individuo en  persona; la Historia había transformado transformado al pueblo en polis, en régimen de Estado. El individuo es, respecto de la persona, lo que el pueblo respecto de la sociedad política. Para la tesis romántica, urgía regresar a lo primario, a lo espontáneo, tanto en un caso como en el otro.

EL INDIVIDUO Y LA PERSONA El Derecho necesita, como presupuesto de existencia, la pluralidad orgánica de los individuos. El único habitante de una isla no es titular de ningún derecho ni sujeto de ninguna jurídica obligación. Su actividad sólo estará limitada por el alcance de sus propias fuerzas. fuerzas. Cuando más, si acaso, por el sentido moral de que disponga. disponga. Pero en cuanto al derecho, no es ni si siqu quie iera ra im imag agin inab able le en si situ tuac ació ión n así. así. El Derecho envuelve siempre la facultad de exigir algo; sólo hay derecho frente a un deber correlativo; toda cuestión de derecho no es sino una cuestión de límites entre las las acti activi vida dade des s de dos dos o va vari rios os su suje jeto tos. s. Por Por eso eso el Dere Derech cho o pres presup upon one e la convivencia; esto es, un sistema de normas condicionantes de la actividad vital de los individuos. De ahí que el individuo, pura y simplemente, no sea el sujeto de las relaciones  jurídicas; el individuo no es sino el substratum físico, biológico, con que el Derecho se encuentra para montar un sistema de relaciones reguladas. La verdadera unidad  jurídica es la persona, la persona, esto es, el individuo, considerado, no en su calidad vital, sino como portador activo o pasivo de las relaciones sociales que el Derecho regula; como capaz de exigir, de ser compelido, de atacar y de transgredir.

 

LO NATIVO Y LA NACIÓN De análoga manera, el pueblo, en su forma espontánea, no es sino el substratum de la sociedad política. Desde aquí, para entenderse, conviene usar ya la palabra nación, significando con ella precisamente eso: la sociedad política capaz de hallar  en el Estado su máquina operante. Y con ello queda precisado el tema del presente trabajo: esclarecer qué es la nación: si la realidad espontánea de un pueblo, como pi piens ensan an los los naci nacion onal alis ista tas s románt romántic icos os,, o si algo algo que no se dete determ rmin ina a por los los caracteres nativos. El romanti romanticis cismo mo era afecto afecto a la natural naturalidad idad.. La vue vuelta lta a la Natura Naturalez leza a fue su co cons nsig igna na.. Con Con esto, esto, la nación vi vino no a id iden enti tifi fica carse rse como como lo nativo. Lo que determi det erminaba naba una nación nación eran los caract caracteres eres étnico étnicos, s, lingüí lingüísti sticos, cos, tipográ tipográfic ficos, os, climatológicos. En último extremo, la comunidad de usos, costumbres y tradición; pero tomada la tradición poco más que como el recuerdo de los mismos usos reiterados, no como referencia a un proceso histórico que fuera como una situación de partida hacia un punto de llegada tal vez inasequible. Los nacionalismos más peligrosos, por lo disgregadores, son los que han entendido la nación de esta manera. Como se acepte que la nación está determinada por lo espontáneo, los nacionalismos particularistas ganan una posición inexpugnable. No cabe duda de que lo espontáneo les da la razón. Así es tan fácil de sentir el patriotismo local. Así se encienden tan pronto los pueblos en el frenesí jubiloso de sus cantos, de sus fiestas, de su tierra. Hay en todo eso como una llamada sensual, que se percibe hasta en el aroma del suelo: una corriente física, primitiva y encandilante, algo parecido a la embriaguez y a la plenitud de las plantas en la época de la fecundación.

TORPE POLÍTICA  A esa condición rústica y primaria deben los nacionalismos de tipo romántico su extremada vidriosidad. Nada irrita más a los hombres y a los pueblos que el ver estorbos en el camino de sus movimientos elementales: el hambre y el celo –apetitos de análoga jerarquía a la llamada oscura de la tierra– son capaces, contrariados, de desencadenar las tragedias más graves. Por eso es torpe sobremanera oponer a los nacionalismos románticos actitudes románticas, suscitar sentimientos contra sentimientos. En el terreno afectivo, nada es tan fuerte como el nacionalismo local, precisamente por  ser el más primario y asequible a todas las sensibilidades. Y, en cambio, cualquier  tendencia a combatirlo por el camino del sentimiento envuelve el peligro de herir las fibras más profundas –por más elementales– del espíritu popular, y encrespar  reacciones violentas contra aquello mismo que pretendió hacerse querer. De esto tenemos tenemos ejemplo en España. España. Los nacionalismos nacionalismos locales, hábilmente, hábilmente, han

 

puesto en juego resortes primarios de los pueblos donde se han producido: la tierra,, la música, tierra música, la lengua, lengua, los viejos usos campesinos, campesinos, el recuerdo recuerdo familiar familiar de los mayores may ores.. .... Una actitu actitud d perfect perfectame amente nte inhábi inhábill ha querid querido o cortar cortar el exclusiv exclusivism ismo o nacionalista, hiriendo esos mismos resortes; algunos han acudido, por ejemplo, a la burla contra aquellas manifestaciones elementales; así los que han ridiculizado por  brusca la lengua catalana. No es posi posibl ble e im imagi agina narr polí políti tica ca más más tosc tosca: a: cuand cuando o se ofen ofende de uno uno de esos esos sentimientos primarios instalados en lo profundo de la espontaneidad de un pueblo, la reacción elemental en contra es inevitable, aun por parte de los menos ganados por el espíritu nacionalista. Casi se trata de un fenómeno biológico. Pero no es mucho más aguda la actitud de los que se han esforzado en despertar  directamente, frente al sentimiento patriótico localista, el mero sentimiento patriótico unitar uni tario. io. Sentimien Sentimiento to por sentim sentimient iento, o, el más simple simple puede puede en todo todo caso más. Descender Descen der con el patriotismo patriotismo unitario al terreno de lo afectivo es prestarse a llevar  las de perder, porque el tirón de la tierra, perceptible por una sensibilidad casi vegetal, es más intenso cuanto más próximo.

EL DESTINO EN LO UNIVERSAL ¿Cómo, pues, revivificar el patriotismo de las grandes unidades heterogéneas? Nada menos que revisando el concepto de "nación", para construirlo sobre otras base ba ses. s. Y aquí aquí pued puede e se serv rvir irno nos s de paut pauta a para para lo que que se dijo dijo resp respec ecto to de la dif diferen erencia cia entre entre "indivi "individuo duo"" y "person "persona". a". Así como como la persona persona es el indivi individuo duo considerado en función de sociedad, la nación es el pueblo considerado en función de universalidad. La persona no lo es en tanto rubia o morena, alta o baja, dotada de esta lengua o de la otra otra,, si sino no en cuan cuanto to port portad ador ora a de tale tales s o cual cuales es rela relaci cion ones es soci social ales es reguladas. No se es persona sino en cuanto se es otro; es decir: uno frente a los otros, posible acreedor o deudor respecto de otros, titular de posiciones que no son las de los otros. La personalidad, pues, no se determina desde dentro, por ser  agregado de células, sino desde fuera, por ser portador de relaciones. Del mismo modo, un pueblo no es nación por ninguna suerte de justificaciones físicas, colores o sabores locales, sino por  ser otro en lo universal; es decir: por tener un destino que no es el de las otras naciones. Así, no todo pueblo ni todo agregado de pueblo es una nación, sino sólo aquellos que cumplen un destino histórico diferenciado en lo universal. De aquí que sea superfluo poner en claro si en una nación se dan los requisitos de unidad de geografía, geografía, de raza o de lengua; lo importante importante es esclarecer si existe, en lo universal, la unidad de destino histórico. Los tiempos clásicos vieron esto con su claridad acostumbrada. Por eso no usaron

 

nunca las palabras "patria" y "nación" en el sentido romántico, ni clavaron las anclas del patriotismo en el oscuro amor a la tierra. Antes bien, prefirieron las expresiones expresi ones como "Imperio" "Imperio" o "servicio "servicio del rey"; es decir, las expresiones alusivas alusivas al "instrumento histórico". La palabra "España", que es por sí misma enunciado de una empresa, siempre tendrá mucho más sentido que la frase "nación española". Y en Inglaterra, que es acaso el país de patriotismo más clásico, no sólo existe el vocablo "patria", sino que muy pocos son capaces de separar la palabra king  king (rey), (rey), símbolo de la unidad operante en la Historia, de la palabra country, referen referencia cia al soporte territorial de la unidad misma.

LO ESPONTÁNEO Y LO DIFÍCIL Llegamos al final del camino. Sólo el nacionalismo de la nación entendida así pued pu ede e super superar ar el ef efect ecto o di disg sgreg regad ador or de lo los s nacio naciona nali lism smos os local locales es.. Hay que que reconocer todo lo que éstos tienen de auténticos; pero hay que suscitar frente a ell ellos os un movimi movimient ento o enérgic enérgico, o, de aspirac aspiración ión al naciona nacionalis lismo mo mision misional, al, el que concibe a la Patria como unidad histórica del destino. Claro está que esta suerte de patriotismo es más difícil de sentir; pero en su dificultad está su grandeza. Toda existencia –de de el pueblo– es una pugna entre lo espontáneohumana y lo difícil. Porindividuo lo mismooque patriotismo de la tierra trágica nativa se siente sin esfuerzo, y hasta con una sensualidad venenosa, es bella empresa humana desenlazarse de él y superarlo en el patriotismo de la misión inteligente y dura. Tal será la tarea de un nuevo nacionalismo: reemplazar el débil intento de combatir  movimientos románticos con armas románticas, por la firmeza de levantar contra desbordamien desbord amientos tos románticos románticos firmes firmes reductos reductos clásicos, clásicos, inexpugnables inexpugnables.. Emplazad Emplazad los soportes del patriotismo no en lo afectivo, sino en lo intelectual. Hacer del patriotismo no un vago sentimiento, que cualquiera veleidad marchita, sino una verdad tan inconmovible como las verdades matemáticas. No por ello se quedará quedará el patriotismo patriotismo en árido producto producto intelectual intelectual.. Las posiciones espirituales ganadas así, en lucha heroica contra lo espontáneo, son las que luego se instalan más hondamente en nuestra autenticidad. Por ejemplo, el amor a los padr pa dres es,, cuan cuando do ya hemo hemos s pasa pasado do de la edad edad en que que los los nece necesi sita tamo mos, s, es, es, probablemente, de origen artificial. conquista de una rudimentaria cultura sobre la barbarie originaria. En estado de pura animalidad, la relación paternofilial no existe desde que los hijos pueden valerse. Las costumbres de muchos pueblos primitivos autorizaban autori zaban a que los hijos matasen matasen a los padres cuanto éstos ya eran, por viejos, pura carga económica. Sin embargo, ahora, la veneración a los padres está tan clavada en nosotros que nos parece como si fuera el más espontáneo de los afectos. Tal es, entre otras, la dulce recompensa que se gana con el esfuerzo por  mejorar; si se pierden goces elementales, se encuentran, al final del camino, otros tan tan caro caros s y tan tan in inte tens nsos os que que hasta hasta invade invaden n el ámbi ámbito to de los los vi viej ejos os afec afecto tos, s, extirpados extir pados al comenzar comenzar la empresa superadora. superadora. El corazón tiene sus razones, que la razón no entiende. entiende. Pero también la inteligenci inteligencia a tiene su manera de amar, como acaso no sabe el corazón. (Revista JONS, núm. 16, abril de 1934)

 

 AUTOR: JOSE ANTONIO ANTONIO PRIMO DE RIVERA RIVERA

Carta circul Carta circulada ada clande clandest stina inamen mente te donde donde se ref reflej leja a el alto alto esp espíri íritu tu mora mo rall de un una a de la lass más más bril brilla lant ntes es figu figura rass de la inte intele lect ctua uali lida dad  d  domi do mini nica cana na fr fren ente te a la ti tira raní nía, a, y qu quee la Libr Librer ería ía Do Domi mini nica cana na se complace en reproducir para conocimiento general y como homenaje a su autor, el doctor Américo Lugo. Ciudad Trujillo, Distrito de Santo Domingo, 13 de Febrero de 1936 Generalísimo Rafael L. Trujillo. Presidente de la República. CIUDAD Honorable Presidente: En el discurso pronunciado por Ud. el 26 de Enero último al inaugurar el acueducto y el mercado de Esperanza, hace Ud. una afirmación que no puedo dejar pasar por alto, relativa al encargo que, a iniciativa de Ud. me fué propuesto por el gobierno dominicano y que, aceptado por mí, dió ocasión al contrato celebrado entre éste y yo en fecha 18 de julio de 1935, y en virtud del cual me he comprometido a escribir una nueva Historia de la Isla de Santo Domingo. Dicha afirmación es la siguiente: "Que "Q ue Ud Ud.. me ha co conf nfia iado do el en enca carg rgo o de es escr crib ibir ir,, en ca cali lida dad d de Historiador Oficial, la historia del pasado y del presente". Me veo veo en la necesidad de ocupar su eleva vad da ate atención para manife man ifesta starl rlee que no me consid considero ero histo historia riador dor ofi oficia ciall ni obl obliga igado do a escribir la historia de lo presente. No me considero historiador oficial, porque mi convenio excluye por naturaleza de toda id idea ea de subordinación y debe ser cumplido exclusivamente bajo los dictados de mi conciencia. No recibo órdenes de nadie y escribo en un rincón de mi casa. Tampoco me considero historiador del presente, porque, por el cont co ntra rari rio, o,nola ex cláu cl áusu sula prim imer era a de mi cont rato toibir co con nla el Go Gobi bier nol Do Domi mini nica cano excl cluy uye e ladepr mane ma nera ra ex expr pres esa a co elntra es escr crib ir hi hist stor oria iaerno de del

 

presente. Dicha cláusula dice así: "El doctor Américo Lugo se obliga frente al Gobierno Dominicano a escribir una obra intitulada Historia de la Isla de Santo Domingo, que constará de cuatro volúmenes en octavo, de cuatrocientas páginas, más o menos, cada volumen; la cual comprenderá el período comprendido entre los años 1492 a 1899, o sea desde el descubrimiento de la isla basta la última administración del Presidente Ulises Heureaux inclusive. A partir de esa fecha, el Dr. Lugo se ob obli liga ga a hace hacerr en su obra obra un re recu cuen ento to hist histór óric ico o de las las de demá máss administraciones". "Recuento" significa: Enurneración, inventario". En consecuencia, recuento histórico significa una enumeración de sucesos históricos; pero de ningún modo significa escribir la historia de dichos sucesos. Y un recuento es lo único a que me he obligado, a contar de 1899 o sea de la última administración del Presidente Heureaux. El título de historiador oficial carecía de sentido aplicado a un historiador dell pasa de pasado do.. No podr podría ía re refe feri rirs rsee si sino no a la pe pers rson ona a no nomb mbra rada da pa para ra escr escrib ibir ir la hi hist stor oria ia de la ad admi mini nist stra raci ción ón ac actu tual al;; y la hi hist stor oria ia de la administración actual está excluida de mi Contrato, con el Gobierno Dominican Domini cano, o, como como lo está está la de to todas das las demás demás adm admini inistr stracio aciones nes públicas posteriores al 26 de julio de 1899. Yo manifesté al enviado de Ud. que mi deseo era y había sido siempre no escribir historia sino hasta el año 1886 solamente. Se me arguyó que mi historia quedaría muy atrás para los estudiantes; y en obsequio de éstos convine en alargarla hasta 1899 y en hacer un recuento o enumeración de sucesos históricos a contar de esa fecha, pero nada más.  A Ud. no podía sorprenderle que yo me negase a traspasar en mi historia, los linderos del siglo XX. Ud. recordará que en Marzo de 1934 Ud. me ofreció una fuerte suma de dinero para que yo salvara mi casa, a cambio de que yo escribiera la Historia de la Década, lo cual era proponerme que fuese su historiador oficial; y Ud. recordará así mismo que preferí perder mi casa, como efectivamente la perdí, contestando a Ud. en carta de fecha 4 de abril de 1934 lo siguiente: "Yo podría ser, aunque humilde, historiador, pero no historiógrafo... Creo un error la resolución de escribir la historia de la última década. Lo acontecido durante ella está todavía demasiado palpitante. Los sucesos no son materia de la historia sino cuando son materia muerta. Lo presente ha menester ser depurado, y sólo el tiempo destila el licor de verdad dulce  y útil para lo porvenir. Todo cuanto se escribe sobre lo actual o lo inmediatamente inactual, está fatalmente condenado a revisión.

 

La administración del general Vásquez y la de Ud. sólo podrán ser relatadas con imparcialidad en lo futuro. El juicio que uno merece de la posteridad no depende nunca de lo que digan sus contemporáneos; depende exclusivamente de uno mismo. Aparte de estas consideraciones decisivas, yo no podría escribir ese trozo de historia por dos razones: la primera, mi falta de salud; la segunda, mi falta de recursos. Recibir dinero por escribirla en mis presentes condiciones, tendría el aire de vender mi pluma, y ésta no tiene precio". No cabe en lo posible que quién escribió a Ud. lo que precede, acepte, ahora ni nunca, el cargo de Historiador Oficial. Aunque Ud. hubiera de alcanzar y merecer todo lo que se propone y dice en su discurso, de lo cual yo me alegraría por el bien que reportaría el país, yo no sería su historiógrafo. No puedo serlo de nadie. Un historiógrafo o historiador oficial huele a palaciego y cortesano, y yo soy la antítesis de todo eso. No soy ni puedo ser sino un humilde historiador de lo pasado, y sólo como tal me he obligado con el Gobierno. Un historiador oficial es un hi hist stor orió iógr graf afo, o, y la di dife fere renc ncia ia que que ha hay y en entr tree simp simple le hi hist stor oria iado dorr e hi hist stor orió iógr graf afo o ha si sido do ma magi gist stra ralm lmen ente te expu expues esta ta po porr Vo Volt ltai aire re en su "Diccionario Filosófico", vocablo "Historiografía", en donde dice: "Este título es muy distinto del título de historiador. Se llama historiógrafo en Francia al hombre de letras que está pensionado. Es muy difícil que el historiógrafo de un príncipe no sea embustero, el de una república adu ad ula menos, pero no dice todas las ve verrdades. En China los hi hist stor orió iógr graf afos os es está tán n enca encarg rgad ados os de co cole lecc ccio ionar nar todo todoss los los títu título loss orig or igin inal ales es re refe fere rent ntes es a un una a di dina nast stía ía.. .... Cad ada a so sobe bera rano no esco escoge ge su historiógrafo. Luis XIV nombró para este cargo a Pellisson. . . " Ta Tamb mbié ién ncontrato se debe debedel a mi ex excl clus usiv iva adein inic iciat iativ iva a la cláu cláusu sula lasesé sépt ptim ima a ade del referido 18 de julio 1935, cláusula que refiere lal cesión de 5.000 ejemplares al Gobierno Dominicano. Esta no me exigió nada; pero yo no hubiera aceptado su oferta de escribir una historia sino sino a cond condic ició ión n de of ofre rece cer, r, a mi vez, vez, la ma mane nera ra de reem reembo bols lsar ar ampliamente la cantidad de dinero que costase escribirla y editarla. Es mi firme voluntad, sean cuales fueren las condiciones en que yo escriba mi Historia; poner desinteresadamente mi obra, por algún tiempo, a disposición del Estado. He aceptado escribir una nueva historia de Santo Domingo a pesar de mi po poca ca idon idonei eida dad d po pororal r la sobre razó razón n historia capi capita tall ex expr pres esad ada a cuando en 19 1932 32, , en "El mi introducción al curso colonial, digo:

 

efecto más doloroso para nosotros de la decadencia de la isla ha sido que, desde entonces, la historia de ésta quedó enterrada en los archivos coloniales; y allí está y estará hasta que la rescate de la noción que la conciencia nacional va creando de sí misma y tan poco a poco como lo re requ quie iere re el he hech cho o de que que la fo form rmac ació ión n de la co conc ncie ienc ncia ia na nacio ciona nall depe de pend ndee de dell co cono noci cimi mien ento to de la hist histor oria ia pat patri ria" a".. Cu Cuan ando do Ud Ud.. me propuso escribirla, envió a decirme que Ud. consideraba que prestaría un servicio eminente a las generaciones futuras aportando su concurso para que yo la escribiera, y yo acepté, por mi parte, el escribirla, con el único pero elevado propósito de contribuir, siquiera modestamente, a la formación de la conciencia nacional, que todavía no existe pero acepté teniendo cuidado en evitar, como se vé en las cláusulas primeras  y séptima de mi contrato, que nadie pueda erróneamente figurarse que pertenezco a la farándula que sigue a Ud. como sigue a todos los potentados de la tierra, tratando de medrar a cambio de lisonjas. Creo que, en honor a la verdad, si Ud. hubiera podido tener a mano y  compulsar el contrato que he celebrado con el Gobierno Dominicano, no se habría expresado en la forma en que lo hizo, atribuyéndome un cargo que no tengo y una obligación que no me corresponde. Creo también que aunque Ud. me haya tratado muy poco, me conoce lo  bastante, como me conoce todo el país, para saber que yo no me puedo cons co nsen enti tirr en ver verme me uncid uncido o a ni ning ngún ún carr carro o triu triunf nfal al.. La virt virtud ud y la ambición son en principio incompatibles. Los vencedores no tienen entrada franca en mi cristianizado espíritu. Los que la tienen son los pobres y los humildes. "Los humildes serán ensalzados y de los pobres es el reino de los cielos", dice el Evangelio. En cuanto a los grandes triunfadores, éstos pertenecen a la historia: ella se los entrega a la posteridad, y la posteridad ha de juzgarlos. No se puede formar Juicio histór his tórico ico contem contempor poráne áneo o sin vio violar lar la jur jurisd isdicci icción ón de ese tribu tribunal nal misterioso y supremo.  Yo no tengo "una mentalidad erudita". Sólo tengo ideas claras y  rectitud de corazón. No he estudiado nunca por la simple curiosidad de saber, sino, conforme a Aristóteles, para ser bueno y obrar bien. En este sentido creo que la lectura de la historia es una suprema lección de moral. Es injustificado el desdén hacia la historia del pasado. No hay  pasado obscuro. La obscuridad sólo está en nosotros. Es del pasado de donde viene siempre la luz con que vemos hoy con el espíritu las cosas, sencillamente no puede venir del porvenir. sería tan obscuro como porque la muerte, si no fuera porque la luzEl deporvenir lo pasado es tan

 

potent pote ntee qu quee pe perm rmit itee prev prever er ci cier erto toss acon aconte tecim cimie ient ntos os de un fu futu turo ro próximo. Y la ciencia difícil del mando es la eminencia sobre la cual la historia proyecta con más claridad la luz. Aunque la marcha de la humanidad sea progresiva, el hombre de Estado debe abismarse en la contemplación de lo pasado, porque éste es raíz, tronco y savia de los frutos del presente, sin los cuales éste se marchitaría y se secaría como rama arrancada del árbol.  Antes de elaborar sucesos históricos es indispensable estudiar los suce su ceso soss re real aliz izad ados os po porr las las ge gene nera raci cion ones es ante anteri rior ores es.. El Ello loss so son n la experiencia de la vida; ellos suministran las reglas y modelos. Y de modo singular necesita el político el conocimiento del pasado de su pueblo, porque ese pasado es la cantera de los materiales apropiados para la fábrica de una obra política verdaderamente nacional. La índole de un pueblo no puede estudiarse sólo en su generación viviente. En polí po líti tica ca ni ning ngun una a so solu luci ción ón es fáci fácil; l; ning ningún ún erro errorr es teór teóric ico. o. Las Las disposiciones legislativas de un pueblo, aunque sean científicas; son perturbadoras cuando no respondan a sus necesidades, a su situación, opiniones y creencias. Lo que se llama reconstrucción nacional debe hacerse de acuerdo con lo pasado: la reconstrucción contra el pasado es pura pu ra ideo ideolo logí gía; a; es lo mi mism smo o qu quee si pa para ra repa reparrar un ed edif ific icio io,, se prescindiese de él. Los más grandes, guiadores de sociedades y de ejércitos han medido sus pasos por la lección de la historia y acuñado sus hazañas en este acerado y finísimo troquel. Los mejores reyes y capitanes de Grecia y  Roma y del mundo se criaron y formaron en el regazo de la historia, y  aún algunos magistralmente la escribieron. La almohada de Alejandro era larabl Iliada junto con su César puso lado denes la admi ad mira bles es Co Come ment ntar ario ios; s; espada; y Na Napo pole león ón,, en su sussalrefl re flex exio ione s suya so sobr breesus la camp ca mpañ aña a de dell Ma Magn gno o Mace Macedo doni nio, o, no noss reve revela la su aten atento to y pr prof ofun undo do estudio de lo pasado. El rey Alfonso el Sabio, el hombre más culto del sigl siglo o XI XIII II,, es escr crib ibió ió la Hi Hist stor oria ia de Es Espa paña ña pa para ra en ense señar ñar al pu pueb eblo lo español sus orígenes; también escribió la del suyo el profeta Moisés, mientras lo guiaba a la tierra prometida; y Mahomet el Conquistador le leía ía y fund fundab aba a es escu cuel elas as mi mien entr tras as co comb mbat atía ía.. La ex exce cels lsit itud ud no se impr im pro ovisa visa.. Las gr gran and des ac acci cio one ness exige xigen n po pod dero eroso y cul ulttivad ivado o entendimiento, y necesitan ser puestas, antes de ser realizadas con audacia, bajo el signo de la prudencia, virtud suprema del que manda y  rige pueblos y que sólo se acendra en la lección atenta de la historia.

 

La ac actu tual al ge gene nera raci ción ón domi domini nica cana na es pr prec ecis isam amen ente te,, en mi po pobr bree concepto, la más desgraciada de cuantas han hollado con su planta el suelo de la isla sagrada de América. Débese ésto a la Ocupación Americana, que fué escuela de cobardía y  envi en vile leci cimi mien ento to,, debi debili lida dad d y co corr rrup upci ción ón,, y cu cuya ya ac acci ción ón de depr pres esiv iva a y  deletérea delet érea destru destruyó yó la energ energía ía del carácter, carácter, la seriedad de la palab palabra, ra, la  vergüenza en el obrar, dejando, a la hora de la Desocupación, un pueblo muelle, despreocupado y descreído sobre esta tierra de acción y  de fé, fé, que que fué fué almá almáci ciga ga de héro héroes es desd desdee lo loss pr prim imer eros os tiem tiempo poss de dell descubrimiento del Nuevo Mundo y que dió a éste, en el siglo XIX, un príncipe de la libertad en Francisco del Rosario Sánchez. Los poderes públic púb licos os deben deben estimu estimular lar en nuestr nuestra a juv juvent entud ud el flo florec recimi imient ento o de aquellas energías de que dieron alta prueba Meriño frente a Santana, Luperón frente a España, Emiliano Tejera frente a Báez, Luis Tejera frente a la tentativa filibustera de 1905, y, frente al desembarco de los norteamericanos en San Pedro de Macorís, Gregorio Urbano Gilbert. Es menester buscar al historiador dominicano que más se asemeje a Tucídides, para que evoque en toda su épica belleza el proceso glorioso de esta república nuestra durante la Anexión y riegue con la corriente y  declaración de los sucesos antiguos los modernos, a fin de vigorizar la debilitada cepa del presente. Mi creencia, cada vez más arraigada, de que el pueblo dominicano no constituye nación, me ha vedado en absoluto ser político militante. No he sido, dentro de los términos de mi país, ni siquiera alcalde pedáneo. En una serie de artículos publicados en 1899 y reproducidos luego en "A Punto Largo", he escrito lo siguiente: "Gobernar es Amar". "Son, a mi ver, más compulsivos para el político que para el sacerdote los deberes de humanidad, dulzura, piedad y tolerancia, porque lo más grave de la ley es como afirma San Mateo. el juicio, la misericordia y la fé. Para mí la cuestión no es dispensar el bien y el mal como las divinidades antiguas, sino hacer el bien; es no adoptar resoluciones que no estén cimentadas en la rectitud del corazón, es dar al pueblo toda su personalidad enérgica y viril, fortificando diariamente su espíritu en el rudo ejercicio de la libertad, que es el único que produce los caracteres enér en érgi gico coss qu quee fo form rman an las las na naci cion ones es y ma mant ntie iene nen n inde indepe pend ndie ient ntee al esta es tado do de to toda da domi domina naci ción ón ex extr tran anje jera ra;; es pr prop opor orci cion onar ar,, no la educación meramente intelectual que sólo sirve para aumentar las filas de los peores auxiliares del poder, sino la que extiende y   vivifica la libertad jurídica, hasta el punto defecundiza, producir la libertad

 

política, que es la verdadera libertad; es poner fuera. de todo alcance los derechos del ciudadano y reducir al mínimum necesario los de los pode po dere ress pú públ blic icos os,, es fi fina nalm lmen ente te,, cons consag agra rars rsee al bien bien pú públ blico ico co con n perfecto desinterés material e inmaterial, amar la pobreza y practicarla, desp de spre reci ciar ar el apla aplaus uso o en abso absolu luto to,, ad adop opta tarr só sólo lo los los me medi dios os que que  justifiquen la nobleza de los fines y acuñar la paz en las palabras, en las medallas, en los actos y en las almas. Suplico a Ud. dispensarme por haberle distraído de sus importantes ocupaciones, y espero que Ud. no tendrá inconveniente en reconocer, como es de estricta verdad y justicia, que no estoy encargado de escribir la historia del presente, sino la del pasado hasta el 26 de Julio de 1899,  y que lo único a que estoy obligado, respecto del presente es a hacer una enumeración de los sucesos históricos a contar de 1899, todo de conformidad a mi contrato con el Gobierno Dominicano, de fecha 18 de  julio de 1935; y que es conforme a este criterio que debo continuar escribiendo la Historia de la Isla de Santo Domingo. Soy de Ud. Honorable Presidente, con sentimientos de la consideración más distinguida.  AMERICO LUGO

Américo Lugo En vísp íspera de este 4 de abril del 2008, anive ver rsario del nacimiento de Américo Lugo, urge la puesta en relieve de este apóstol de la dignidad intelectual dominicana.  Sin reparos ante su salud y el rescate de su casa, Lugo renegó a los cargos públicos que le ofreció Trujillo en 1934, supeditados a que escribiera escribiera una historiografía historiografía acomodatici acomodaticia a al imberbe imberbe régim régimen en totali tot alitar tario. io. En su famosa famosa carta carta al preside presidente nte (1936), (1936), evocó ese hecho, recurriendo a conceptos de Voltaire: -Unhistoriógrafo

o historiador soy la antítesis de todo eso…

oficial

huele

a

palaciego

y

cortesano,

y

yo

 

-Es muy dif difíci ícill que el histor historióg iógraf rafo o de un príncipe príncipe no sea embuste embustero, ro, el de una república adula menos, pero no dice todas las verdades.

 Al fin y al cabo, esa historiografía titulada La República Dominicana la escribió Ramón Marrero Aristy, 20 años después. Como paradoja del destino, éste fue asesinado durante un ataque de ira de “Su Jefe”, en pleno Palacio Nacional.   Lugo, discíp Lugo, discípulo ulo de Hostos Hostos,, fue un extraor extraordin dinari ario o abogado abogado,, ensayis ensayista, ta, crític crítico o li lite tera rari rio, o, pion pioner ero o en la in inve vest stig igac ació ión n de fuen fuente tes s hist histór óric icas as,, ma maes estr tro o de generaciones, pensador y periodista. Pero más Pero más que que nada nada,, es un pr próc ócer er de la luch lucha a cont contra ra la ocup ocupac ació ión n mi mili lita tar  r  norteamericana de 1916, a la que dio fundamento conceptual. Su periódico Patria y su propio hogar, inclusive, estuvieron en forma muy activa al servicio de su postura nacionalista. Debido Debi do a es esos os hecho hechos s fue fue un prisi prision onero ero polí políti tico co de la Gober Goberna naci ción ón Mi Mili lita tar  r  extranjera, a cuyo tribunal no le reconoció jurisdicción para uzgarle. Afirma “el pragm pragmát átic ico” o” Peña Peña Batl Batlle le que: que: “Es in inne nega gabl ble e que que aquel aquella la infl inflex exib ible le actit actitud ud ideológica de Américo Lugo fue la sal de toda la campaña nacionalista que al fin desembocó en la restauración de la República en 1924”.  Andrés L. Mateo cuando escribe, parece iluminado por ese gran maestro. Por eso no es casual que fuera el autor de la obra “La “ La deuda de una generación con don  Américo Lugo”, Biblioteca La Trinitaria, 1996. La consolidación de la nacionalidad y el Estado Estado domini dominican cano o de fueque unasepreocup preo cupaci ación permane perm nte “estado en este estefallido”, icono icono del intelectual criollo. Antes pusiera enónboga laanente frase ya Lugo advertía que la sociedad dominicana parecía una “caricatura o parodia de un Estado verdadero”.

La juventud de Lugo transcurrió completamente bajo el régimen de los 14 años de Lilís. Fue testigo de la traición a Luperón, de la inauguración dell Fe de Ferr rroc ocar arri rill Ce Cent ntra rall Do Domi mini nica cano no,, de lo los s em empr prés ésti tito tos s es espu puri rios os Westendorp-San Domingo Improvement, del soborno a los opositores del partido rojo, de las falsas electorales, de las papeletas inorgánicas de Lilís y de los cientos de crímenes horrendos que se atribuyen a este déspota, hijo legítimo del pragmatismo afrancesado.

 

El ca caud udil illi lism smo o me mesi sián ánic ico, o, el ab abus uso o de po pode der, r, la prev prevar aric icac ació ión, n, el soborno, la corrupción, la chapucería anti institucional y el relajo de la constitución, concurrentes o no, parecen los ejes transversales de la historia dominicana.

Santana, Báez, Lilís, La Gobernación Militar Norteamericana, Trujillo y Balaguer abarcan 104 años de vida republicana, concatenados en una misma razón histórica, amamantados y justificados por la propaganda de un destino manifiesto. En víspera de este 4 de abril del 2008, aniversario del nacimiento de Lugo Lu go,, urg rge e la pu pues esta ta en relie lieve de este ste apó póst stol ol de la di dign gnid idad ad intelectual. Y como tal, la evocación de Américo Lugo es crucial en este contexto contemporáneo, cuando la nación está en el umbral de una especie de totalitarismo incruento del siglo XXI que como eslabón de un perverso hado histórico se constituye en rémora confesa de Santana, Báez, Lilís, Trujillo y Balaguer.

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