Ensayo La Noche de Los Lapices

August 11, 2020 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Gustavo Guerrero

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Electiva profesional II La noche de los Lapices

Muerte y represión «En toda guerra hay personas que sobreviven, otras que quedan incapacitadas, otras que mueren y otras que desaparecen. Argentina está finalizando esta guerra y, consiguientemente, debe estar preparada para afrontar sus consecuencias. La desaparición de algunas personas es una consecuencia no deseada de esta guerra.» Entrevista de periodistas japoneses al dictador argentino Rafael Videla (1977)[

En septiembre 16 de 1976 tuvo lugar uno de los sucesos más cruentos en la historia de las dictaduras, la conocida Noche de los Lápices. Diez jóvenes que no pasaban de los 18 años fueron arrancados de sus hogares para ser sometidos a brutales torturas. Este rapto lo efectuó el Estado con el ánimo de acabar con posibles focos juveniles de la subversión en Argentina. Casi todos estos jóvenes desaparecieron. Este suceso inspiró la creación del film La Noche de los Lapices de Héctor Oliveira estrenado en 1986. Para la elaboración del guión se contó con el apoyo de Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes de aquel fatídico hecho. Una pregunta surge después de ver la película y documentarse sobre el hecho, ¿cuál fue la razón para esta acción represiva por parte del Estado en contra de unos jóvenes estudiantes de secundario? Para poder dar una respuesta más clara a esta pregunta hay que ir un poco más atrás en la historia de este país suramericano. Inicios del fuego En 1973 regresa Juan Domingo Perón a Argentina después de pasar varios años en el exilio en España. La vuelta del anciano líder a la presidencia se hace en medio del jolgorio de sus simpatizantes, una gran parte de la población del país. Con la elección de un títere peronista de nombre Héctor Cámpora en la presidencia, Perón se hace de nuevo con el poder en el más alto cargo. Perón ya había sido presidente en dos períodos (1946-1952) y (1952-1958),

este último período no logró cumplirlo debido al golpe militar de 1955 que lo obligó al exilio. En su nuevo mandato, uno de sus principales colaboradores de nombre José López Rega apodado como el Brujo o Daniel se encarga de la conformación de la Alianza Anticomunista Argentina (AAA), una organización ultraderechista de irregular accionar que se caracterizaba por escuadrones de la muerte encargados de efectuar diversos golpes en contra de sus opositores de la izquierda o grupos marxistas. Y llegó la oscura noche El nuevo mandato de Perón sólo duró un año, pues el anciano líder murió al año siguiente. Al morir Perón, su viuda y vicepresidenta María Estela Martínez de Perón más conocida como Isabelita quedó con el cargo de presidenta. Bajo su mandato, el país entró en una crisis por la inoperancia de la nueva presidenta que le ocasionó la pérdida del poder ganado. El irregular accionar de la AAA seguía, y con ello, la muerte de muchos opositores del Establecimiento, siguiendo información del libro Nunca Jamás de CONADEP se presentaron denuncias por cifras cercanas a 600 desaparecidos durante el período de existencia de la AAA. En 1976, un golpe militar derroca a Isabelita y da paso a un nuevo gobierno, al de la junta militar. Fue después de este acto golpista que se ganó un lugar en la historia la ya mencionada Noche de los Lápices. Desde la década de los 40, el país siempre había estado en una constante agitación a causa de las divergencias entre las diversas corrientes ideológicas peronistas y también las antiperonistas. Desde antes del gobierno de Isabelita ya se vivía un clima de agitación política en las esferas estudiantiles argentinas, no en vano, ya en 1973, una encuesta del diario La Opinión demostraba que el 30,3% de 252 estudiantes ya demostraban algún tipo de actividad política. Este mismo estudio también especificaba que para estos jóvenes, las figuras a seguir eran con la excepción de Perón, personajes de izquierda como el mítico guerrillero Che Guevara. Con este trasfondo social y político era que vivían los jóvenes protagonistas del suceso de La Noche de los Lápices. La película se encarga de reflejar un poco la situación social del país en estos años para estos jóvenes estudiantes. Eran jóvenes con inclinaciones políticas que no de pronto aún no consolidaban su ideología en un proyecto político de renombre, pero que comenzaban a

visualizarse como posibles opositores del régimen militar que derrocó a Isabelita. Siempre ha sido parte del discurso popular decir que una sola voz no hace mayor cosa, pero que muchas voces unidas si fuerzan a hacer cambios significativos en estructuras fuertes como pueden ser los gobiernos. Estos jóvenes se hacían visibles por la sola exigencia de sus derechos, el poder adquirir el Boleto Estudiantil, un subsidio para que los estudiantes más pobres tuvieran buenas condiciones para el acceso a la educación. La película inicia con una sesión de jóvenes estudiantes de secundario que debaten sobre la necesidad del boleto, luego del debate deciden marchar para hacer sentir su derecho a éste, pero son violentamente reprimidos por la policía. Después de esta marcha es que se evidencian los jóvenes como posibles opositores en contra del régimen. En estos tiempos se respira un aire socialista y revolucionario que envuelve y les da voz a unos muchachos que forman parte de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y que apenas están en el proceso de conformación de su identidad. Ellos comienzan a ser objeto de seguimiento por parte de extraños individuos que advierten al espectador sobre hacia dónde va la historia. Luego de la silenciosa persecución, los jóvenes son secuestrados violentamente en sus casas para ser luego torturados y desaparecidos. En la historia narrada en esta película se evidencia que la actitud reaccionaria del Estado con estos jóvenes es aceptada por instituciones sociales como la Iglesia. En el caso del film, se muestra como un sacerdote intenta confesar a los jóvenes “culpables” y los presiona para que revelen su supuesto rostro delictivo. La policía también se escuda en decir que no es su misión castigar jóvenes estudiantes sólo personas de índole subversiva. Esta actitud viene de las más altas autoridades como el mismo dictador Rafael Videla quien decía que el conflicto argentino tiene víctimas como todos y que son normales los efectos colaterales del mismo como las desapariciones. La violencia sociopolítica es claramente visible en un suceso como el de La noche de los Lápices, las instituciones sociales se muestran como aparatos de represión estatal y hacen uso de su poder para hostigar y castigar al más mínimo opositor. La junta militar presidida por Videla consideraba que estos jóvenes estaban alienados por tantos de años de ideología revolucionaria y que la solución inmediata para este problema era cortar de tajo cualquier posible foco de subversión en la educación secundaria.

Era conocido para amplios sectores del gobierno que estos jóvenes no volverían a sus casas y la película así lo evidencia con la búsqueda desesperada de la madre de Claudia Falcone, una de las muchachas desaparecidas. La señora de nombre Nelva no escuchaba nada sobre su hija por parte ni de la policía ni de la iglesia, nadie decía algo sobre su secuestro y nadie dijo nada sobre su posterior desaparición. Claudia era una de las más visibles dentro de este grupo de jóvenes secuestrados debido a su marcada adhesión a las labores sociales y al liderazgo que ejercía para alzar voces de protesta en contra de lo que los estudiantes de secundario consideraban injusto. La Noche de los Lápices como suceso es el reflejo del accionar ilegal e irregular de fuerzas legales y amparadas por el Estado. En tiempos de ideologías subversivas el Estado encontró una excusa para defenderse como ocurrió con el caso de estos diez muchachos. En la película se muestra claramente que durante los interrogatorios nunca se les preguntó a los jóvenes por la protesta que iniciaron por la reclamación del Boleto Estudiantil. Los interrogatorios y torturas se hacían con base a sospechas de que estos jóvenes eran subversivos o portadores de ideologías revolucionarias. Se señala que hay una imprecisión histórica en la película, y el caso concreto es que durante la historia que se narra hay una alusión al hecho de la toma del poder por la junta militar y por ende del derrocamiento de Isabelita. Los militares se tomaron el poder en el mes de marzo de 1976 y La Noche de los Lápices ocurrió en el mes de septiembre del mismo año. En la película parece que estos dos sucesos ocurrieran casi al mismo tiempo y esto se evidencia en el caso de una conversación entre el padre de Claudia Falcone y un amigo suyo que le comenta que Isabelita no va más. La película cuenta con el plus de la colaboración de Pablo Díaz, un sobreviviente del hecho. Es una película que se centra más en el drama personal de los jóvenes que son víctimas de la acción represiva por parte del Estado que en el contexto que desencadena los hechos. El drama psicológico de los jóvenes se evidencia en la necesidad de unirse aún en las más bajas condiciones de sobrevivencia, en el oscuro y húmedo calabozo con múltiples heridas, el querer unirse entre todos para cantar una canción de Sui Generis y el apoyo mutuo ante la tortura. Se conoce el trasfondo social del país por el discurso y rol social de los jóvenes estudiantes de secundario y de sus verdugos. La Noche de los Lápices de

Héctor Oliveira (1986) es una muestra de cuán atroz fue la acción represiva por parte del Estado argentino en contra de los jóvenes estudiantes de Secundario y al final del film esto se ilustra aún más con las cifras oficiales de adolescentes desaparecidos durante la dictadura que asciende a más de 200.

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