Ensayo de the True Cost

September 18, 2017 | Author: IvanArturoLopez | Category: Market (Economics), Capitalism, Globalization, Profit (Economics), Fashion & Beauty
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Plantel Reforma

Hipermodernismo o dialéctica de las prendas: Globalización ante el capitalismo y el Capitalismo ante el Consumismo. (Ensayo sobre el documental The True Cost)

Ciencias de la Comunicación (CCOM)

López Lerma Iván Arturo

505 V

Introducción Modas, prendas, remate, consumismo. La punta del Iceberg solamente nos muestra un rostro con gestos de satisfacción y bienestar que ocultan el cuerpo mismo del Iceberg: macerado, explotado, hematúrico, distrófico, proporcionalmente desproporcional, injusto, que la misma sociedad ignora o el simple hecho que el flujo de irreflexiones fractura el canal donde la información de los efectos perjudiciales del capitalismo no fluye para el habitante ordinario de un país desarrollado y uno subdesarrollado, en pocas palabras, perdura la voluntad y supremacía de las grandes empresas. ¿Alguna vez el ser humano promedio se ha preguntado de dónde viene la ropa que usa? Tal vez la respuesta solamente sea la India o China, o Camboya, pero, en verdad ¿de dónde viene? ¿de qué manos? ¿en qué condiciones se trabaja en una industria textil y cómo estos trabajadores viven o son pagados? De hecho, el ser humano (que en este caso llamaremos “ser consumista”) ignora o nunca se ha puesto a reflexionar sobre todo esto, únicamente contemplan la punta del Iceberg que ofrecen los medios masivos de comunicación: el bienestar y con que se tenga una prenda nueva que usar cada día, con eso es suficiente. Durante el presente trabajo se desarrollará la temática del materialismo y cómo este influye dentro de la globalización y cómo la globalización influye en la cultura del vestir en los años recientes, donde se afecta, inevitablemente, a los países con mano de obra marginada y en condiciones deficientes, controlados por el imperio de lo efímero, del hiperindividualismo (incapacidad de reacción social ante los problemas de todo tipo que están en el origen y etiología de la crisis que embarga al mundo occidental) y de una sociedad consumista, la muerte del hombre, el capital. La industria de la moda ha sido el pilar de los ingresos de Estados Unidos y sus periferias, como tiene sus beneficios, también conlleva prejuicios. Dentro de la industria de la moda, hay algo llamado fast fashion que se ha convertido en un fenómeno que explica el comportamiento general de las grandes empresas en un mundo occidental, una decadencia social escondida tras la idea de progreso. El objetivo de este trabajo es profundizar sobre estos fenómenos que afectan al mundo y tener una perspectiva crítica ante la sociedad contemporánea dentro de la cultura del vestir.

Desarrollo Lipovetsky en su libro Tiempos hipermodernos pone fin a lo que se ha estado llamando Posmodernismo y contempla una nueva corriente: La Hipermodernidad. Explica: “… Incluso las clases y las culturas de clase se difuminan en beneficio del principio de la indivualidad autónoma. El Estado retrocede, la religión y la familia se privatizan, la sociedad de mercado se impone: ya sólo quedan en la palestra el culto a la competencia económica y democrática, la ambición de la técnica (…) Lo que hay en circulación es una segunda modernidad, desreglamentada y globalizada, sin oposición, totalmente moderna, que se basa en (…) el mercado, la eficacia técnica y el individuo” En el documental The True Cost se habla sobre una competencia económica, una competencia de mercados dentro de las industrias de modelaje donde todo proviene de una individualidad, es decir, la ambición de las empresas mismas, los monopolios, donde para competir utilizan técnicas de sobreproducción e hipertelias mercantiles, no existe la empatía, ni el derecho laboral dentro de la competencia económica, sino una desigualdad que es producida por el individuo consumista, el prefijo hiper, la exagerada y desmesurada fabricación de materiales que las grandes empresas dan a la sociedad para que esta tenga un estado de bienestar paradójico. Pancismo del que tiene poder. En 2013, en la capital de Bangladés se derrumbó el edifico Rana Plaza, el cual albergaba algunas fábricas textiles, en las que se producía la ropa que terminaría en las tiendas de Estados Unidos, Inglaterra, Francia y demás países. Días antes se había advertido de la aparición de varias grietas en los muros que comprometían la estabilidad del edificio, pero no se hizo caso de tales advertencias y los empleados de aquellas fábricas fueron obligados a seguir trabajando en esas condiciones. El derrumbe tuvo como consecuencias más de 1000 personas muertas, y más de 2500 heridas. El documental muestra una realidad preocupante: los míseros salarios de las mujeres que trabajan en las fábricas textiles en el mundo oriental, las largas jornadas de trabajo que estas deben de experimentar para sobrevivir y las represiones que existen dentro de su labor. Los precios de una camisa X que utiliza un ciudadano X. Súmese las deficientes condiciones de trabajo que ofrecen estos países como fue el caso de Rana Plaza, además de mujeres que llevan a sus hijos al trabajo puesto que no tienen con quien dejarles arriesgando su bienestar. Y a esto súmele los contaminantes que expelan los residuos que deja la ropa tras su fabricación. La producción de nuestra ropa no debería provocar tanto sufrimiento, y las personas que la producen no deberían estar tan indefensas.

Existe y se ve muy claro un contraste que genera la globalización y el capitalismo: Por un lado hay más oportunidades de trabajo para las periferias pero esto no es benéfico ya que existe una desigualdad de oferta y demanda dentro de su comercio con el país desarrollado, esto es producto de la competencia de mercado. Pongamos un ejemplo, India, este país vende su prenda a las grandes industrias de modelaje a 5 dólares puesto que es lo que le cuesta para producirla pero tal industria le dice que no puede aceptar ese precio puesto que su competencia vende esa prenda a 5 dólares en el mercado, la industria que demanda debe de venderla a 4 dólares por lo cual debe de tener un dólar como mínimo de ganancia, esto genera que India tenga que vender su prenda a 3 dólares para que en el mercado de venda a 4 dólares. Tal interés financiero genera una pérdida en el mercado textil de esa industria y muchas más industrias que están en la misma situación, lo cual no es benéfico para nada, sino desigual e injusto. Todos estos problemas son creados por el fenómeno de “fast fashion” o “moda rápida”. Adquirir, utilizar y desechar son tres fases por las que atraviesa un producto cuando pasa por las manos de un consumidor, quien frecuentemente olvida que las etapas previas del ciclo de vida de un producto tienen un impacto ambiental y social que muchas veces es mayor al aprovechamiento del mismo, la ropa y los accesorios no son la excepción. El concepto de “fast fashion” o moda rápida se refiere a un fenómeno de producción y consumo masivo que se incrementa a la misma velocidad a la que las tendencias van sufriendo modificaciones. En este modelo de consumo se adquieren colecciones de ropa que imitan las tendencias actuales a bajo costo, por lo que las marcas que ofrecen este tipo de beneficios no solo cambian sus artículos con frecuencia, sino que se ven obligadas a fabricar sus productos en países en vías de desarrollo pagando a los trabajadores salarios muy bajos e incluso sacrificando las condiciones de seguridad en las que realizan sus actividades. Al mismo tiempo se trata de un modelo de consumo en el que el tiempo de vida de cada prenda es realmente corto. Esto es la cultura de vestir hoy en día. Lipovetsky expone: “En el centro de la reorganización del régimen del tiempo social está el paso del capitalismo productivo a una economía de consumo y comunicación de masas (…) lo efímero, la renovación y la seducción permanente (…) la caducidad

acelerada de los productos en oferta y de los modelos, así como de los multiformes mecanismos de la seducción: novedad, hiper-elección, self-service, hiperbienestar, humor, diversión, atención, erotismo, viajes, tiempo libre” Con esto se fundamenta la realidad que sufren la sociedad ante la globalización y el capitalismo. Es importante mencionar, lo baladí que el “ser consumidor” se demuestra ante esta situación: Es una ignorancia total, un desconocimiento de lo que pasó esa prenda antes de ser adquirida por el consumidor, la mano de obra, los residuos que las industrias desechan al producirse tal prenda, etcétera, etcétera. Se impone el principio-moda “todo lo nuevo es bello” y la estética, es decir, lo bello, que es igual a ignorancia y felicidad. La punta del Iceberg viste ropa de última tendencia y modelos que utilizan otros atavíos de último momento mientras sonríen al vacío. Ahora está la pregunta: “¿Y qué se hace con los miles de toneladas de ropa que se dejan de utilizar?” Como somos una sociedad hiperconsumista y nos moldean a ello puesto que el “ser consumista” lo moldea el consumismo (medios masivos de comunicación, tiendas, publicidad, etc.) se aplican las tres fases de todo “ser consumista” adquirir, utilizar y desechar. Tales toneladas de ropa son mandadas a los países o mejor dicho, periferias que están en extrema pobreza como Haití y son reutilizadas por ellos. Tal situación tiene un impacto social y cultural tremendo ya que da a entender que Haití es el puerto de toda “basura norteamericana” ¿Globalización? Quizá pero de una manera más cruda. Tirupur es un distrito de la India, en el estado de Tamil Nadu, al que se conoce con el nombre de Cinturón del Algodón, ya que allí hay plantaciones y fábricas de tratamiento de dicho tejido. Las lamentables condiciones laborales e higiénicas de los trabajadores y la falta de control de los vertidos químicos nocivos para el medio ambiente y para la salud humana permiten a las grandes marcas de ropa occidentales (Zara, H&M, C&A, Walmart, Primark, Polo Ralph Lauren, Diesel, Tommy Hilfiger, FILA, etc.) vender ropa a un precio muy bajo. Es un gran costo para un bajo costo. Pero tampoco los países occidentales, destino de la mercancía, están a salvo de los efectos perjudiciales de estos químicos, aunque a ellos les llegue el producto ya elaborado y empaquetado. Se han descubrir casos de alergias con hinchazón y picor de la piel por tenerla en contacto con algunas prendas de vestir. El origen de este problema alérgico es un compuesto llamado N,Ndimetilformamida (o dimetilformida), un compuesto orgánico que se conoce por el nombre abreviado de DMF.

El DMF se ha relacionado con ciertos casos de cáncer y se cree que pueda causar defectos congénitos. En algunos sectores de la industria (occidental, se entiende) se prohíbe a mujeres trabajar con DMF. Algunos fabricantes de DMF han incluido la sustancia en la ficha de datos de seguridad como peligroso para la salud. A pesar de todo esto, la EPA (Environmental Protection Agency, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos) no lo considera peligroso y permite su uso. En Europa, no se puede usar en las fábricas (no hay problema, lo hacen en India y China), pero, aunque se detecten prendas con esta sustancia, se dejan pasar. Se vuelve a lo antes dicho, donde Lipovetsky afirma: “Se consolidan sociedades reorganizadas por la lógica e incluso por la temporalidad de la moda, vale decir por el presente, que sustituye la acción colectiva por la felicidad privada (…) de la novedad perpetua. Nace toda una cultura hedonista y psicologista que incita a la satisfacción inmediata de las necesidades, estimula la urgencia de los placeres, halaga la expansión de uno mismo, pone en un pedestal el paraíso del bienestar, la comodidad y el ocio” Los tiempos hipermodernos dan de qué hablar y se amoldan a la realidad, a las tragedias producidas por la industria textil, las dinámicas de las mismas instituciones, de controlar y vigilar, el poder, esclavitud encubierta por el sistema económico: Capitalismo. Estamos esclavizados, de velada forma, por el sistema económico que beneficia y regula el bienestar del “ser consumidor” La humanidad siguió sin entender y esto no le conviene a ninguna forma de poder, que tras pasar por Imperios sigue habiendo imperios, uno, imperialismo cultural, imperialismo económico, hiperimperialismo. Lo sucedido en Camboya el año pasado se amolda al hiperimperialismo. Tras desigualdades laborales que sufrían algunos trabajadores textiles, hubo paro laboral y se manifestaron exigiendo mejores salarios y mejores horas de trabajo. A la empresa y al gobierno no les gustó y reprehendieron contra cientos de camboyanos con armas de fuego –Controlar y vigilar- Que haya paro laboral no le conviene para nada al poder pero al centro no le importa lo que suceda para que se produzca una prenda, sólo se busca el hedonismo del que vende y el que compra. Aquí existe una interdependencia entre países, entra la globalización, entra el centro y la periferia, la ley del más y del menos. Una solución para todo este problema sería una renovación del sistema económico o la sustitución del mismo ya que al tener más de 40 años funcionando

y no ser criticado o cambiado este se endurece y acarrea problemas, por supuesto, como todo tiene sus desventajas pero no estaría de más probar un nuevo sistema. Otra solución que ya se está implementando para no contaminar al producir tales prendas es su elaboración orgánica, plantando algodón orgánico y no contaminante. Es menester reutilizar y que desde la célula de las sociedades se inculque al “no consumismo”. Que las instituciones sean reguladas en su producción y su ideología provocadora al hedonismo. ¿Utopías? Quizá.

Conclusión Soluciones inalcanzables en un futuro incierto. Estamos reprimidos para una solución factible y eficiente, a las grandes empresas y monopolios no les conviene que haya mejores salarios para estos trabajadores, ni mejores condiciones de

vida, sólo buscan su propio beneficio controlando a la sociedad con sus publicidades de satisfacción y bienestar, vendando la vista del “ser” para que solamente sea el Iceberg frente a la “nada”. Con qué seguro paso el mulo en el abismo (Lezama diría) Esto es la globalización, esto es el capitalismo, esto se inculca frente a los medios de comunicación: Consumir y distorsionar la realidad. La realidad no es en sí la realidad, sino el conjunto de imágenes que te hacen ver. La realidad está impuesta y el hombre se la impone con la influencia del producto comunicativo. Nos damos cuenta que hay algo más al fondo del Iceberg, hay una cruda realidad que vomita y muestra su carne entumida. El mundo está entumido y hay partes más entumidas que otras y al entumirse entra el hiperindividualismo por el ojo del mulo. Principalmente el cambio está en nosotros, esta generación, hay que despertarnos y es de urgencia para ponerse a pensar sobre lo que sucede en este mundo, analizar a la sociedad del tiempo y no dejarse entumir sino zangolotear la parte entumida o esperar a que se desentuma. The True Cost es sólo la parte que está bajo de la superficie del Iceberg, aún el Iceberg es profundo y atemorizante. “Lento es el mulo. Su misión no siente. /Su destino frente a la piedra, piedra que sangra /creando la abierta risa en las granadas. /Su piel rajada, pequeñísimo triunfo ya en lo oscuro, /pequeñísimo fango de alas ciegas. /La ceguera, el vidrio y el agua de tus ojos /tienen la fuerza de un tendón oculto, /y así los inmutables ojos recorriendo /lo oscuro progresivo y fugitivo. /El espacio de agua comprendido /entre sus ojos y el abierto túnel, /fija su centro que le faja /como la carga de plomo necesaria / que viene a caer como el sonido /del mulo cayendo en el abismo.” (José Lezama Lima, Rapsodia del mulo)

Bibliografía: http://es.scribd.com/doc/81824580/Lipovetsky-Los-Tiempos-Hipermodernos#scribd http://www.ecologistasenaccion.org/article11731.html

http://www.expoknews.com/que-es-la-moda-rapida/ https://mapleforth.wordpress.com/2015/09/10/the-true-cost-modificar-la-relacioncon-nuestra-ropa/

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