Ensayo Cuarta Revolucion Industrial
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Descripción: contabilidad inflacionaria...
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Estudiante: Rafael Arturo Gordillo Profesor: Dixon Cardoza LA 4Ta REVOLUCION INDUSTRIAL Hablar de industria es volver a los principios básicos de una economía real, que ofrece soluciones tangibles a los problemas a los que se enfrenta la sociedad cada día. Es aferrarnos a una tabla de salvación, que se ha mostrado muy fiable en medio de la tormenta económica que vivimos. Es sinónimo de innovación para conseguir hacer más por menos. En definitiva, hablar de calidad de vida, riqueza y desarrollo económico. Los datos son evidentes y refrendan, una vez más, la necesidad de apostar por la industria. Si nos fijamos en los países que mejor han sobrevivido a esta crisis, nos daremos cuenta de que todos ellos tienen un importante sector secundario. De los 10 países más competitivos del mundo, en cinco de ellos el peso del Precio Interno Bruto (PIB) industrial supera el 20%. A nivel mundial, la industria representa el 16% del PIB, el 70% del comercio global y origina más de las tres cuartas partes de la investigación y desarrollo en el ámbito privado. Por ello, no es de extrañar que los países con planes de crecimiento más ambiciosos estén experimentando un “Renacimiento de la industria”. El objetivo de todos ellos es conseguir una cuota industrial ligeramente por encima del 20% del PIB. De hecho, la importancia creciente de la industria puede atribuirse a diversas características estabilizadoras y sostenibles. Constituye el punto de partida de una extensa cadena de valor que abarca desde la investigación y el desarrollo hasta servicios basados en tecnología. Este sector se considera una garantía para el crecimiento (cada dólar estadounidense en valor añadido bruto en la industria genera 1,4 dólares en valor añadido bruto en otros sectores de la economía), el empleo (por cada nuevo puesto de trabajo en la industria, se crea una media de dos empleos en otros sectores), la competitividad (los países más industrializados tienen una mayor cuota de mercado en exportaciones) y, por tanto, un factor de estabilidad para la sociedad. En el presente ensayo determina que la cuarta revolución industrial, anunciada en 1992, por Drucker (postcapitalismo) hace una década que ya está aquí, esta revolución científica que incluye desarrollos en campos previamente 1
inconexos como la inteligencia artificial y la máquina-learning, la robótica, la nanotecnología, la impresión 3-D, y la genética y la biotecnología, provocará la interrupción generalizada no sólo para los modelos de negocio, sino también a los mercados de trabajo más los próximos cinco años, con enormes cambios predichos en el conjunto de habilidades necesarias para prosperar en el nuevo panorama. A la cuarta revolución industrial la llaman también Industria 4.0. Y también “la industria inteligente”: fábricas inteligentes, robots humanoides, vehículos sin conductor, medicina genética y cirugía robótica, que va a sustituir a mucha mano de obra. Sobre todo mano de obra de bajo nivel de capacitación y también de algunos tipos de capacitación. Si la industria va a ser “smart” (=”inteligente”) los humanos no lo podrán ser menos si quieren mantenerse a la altura, y dominar las máquinas. Porque la tecnología no debe reemplazar al hombre. Lo afirma Jim Breyer que fue uno de los inversores en Facebook, diciendo que es ciencia ficción que la máquina vaya a sustituir al hombre, y de lo que se trata es de una inteligencia con asistencia humana. Que las computadoras inteligentes ayudarán a la toma de decisiones por los humanos. La tecnología, en lugar de sustituir al hombre, le informará y mejorará sus decisiones. El profesor Klaus Schwab dice que “la evidencia de un cambio dramático está en todas partes en nuestro entorno y está ocurriendo a una velocidad exponencial.” Opina que estamos al inicio de una revolución que está cambiando de forma profunda nuestra forma de vida, el trabajo y nuestras relaciones mutuas. Según Klaus Schwab esta revolución es fundamentalmente diferente y se caracteriza por una serie de tecnologías que fusionan los mundos de la física, de la tecnología digital y de la biología, y que impacta en todas las disciplinas, economías e industrias (otro paso adelante de la ciencia y la tecnología inter- y multidisciplinares). A esto Schwab añade que también se caracteriza por nuevas ideas desafiantes sobre lo que significa ser un ser humano. La revolución industrial requiere también la innovación social. Y además una “innovación medioambiental”. Otro informe de la WEF “The New Plastics Economy – Rethinking the Future of Plastics” dice que la mayoría del plástico se usa solo una vez. Que el 95% del valor de los embalajes
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plásticos, que vale 80.000-120.000 millones de dólares al año, está perdido para la economía. El informe predice que de seguir así, en 2050 el peso de los plásticos en los océanos será mayor que el de los peces. El informe presenta asimismo una visión de una economía global en la que los plásticos nunca se conviertan en basura, y un borrador para el cambio sistémico y la colaboración que serán necesarios para realizar esta visión. Viendo venir esta revolución, habrá quien saca la alarma como cuando llega un tornado. Si tenemos ya un desempleo duro de soportar, ¿qué pasará cuando las máquinas no van a necesitar ser manejadas por los seres humanos? (estos temores ya existieron en el pasado también, por ejemplo cuando aparecieron las cadenas de montaje en serie de las fábricas de automóviles y en otras industrias, cuando nació la informática y los ordenadores...). También a Schwab le preocupa seriamente. Piensa que las organizaciones pueden ser incapaces de adaptarse. Que puedan fallar en el uso y la regulación de las nuevas tecnologías para captar sus beneficios. Que el cambio de poder puede crear nuevas preocupaciones de seguridad. Que puede aumentar la desigualdad. Que puede fragmentar las sociedades. Estos cambios requerirán otra clase de mano de obra… Cada vez más capacitada. Una capacitación humana inteligente para saber manejar una tecnología inteligente. El WEF acaba de editar un informe: "The Future of Jobs”, según el WEF la primera investigación en su género, que representa a 13 millones de empleados en nueve sectores industriales y 15 economías en el mundo. En Europa incluye a Alemania, el Reino Unido, Francia e Italia. No incluye a España… (Eurostat da alguna pista de dónde estamos en aptitudes digitales en Europa. Por ejemplo, en los países nórdicos el 91-97% de las familias tiene acceso a internet, en España e Italia el 71-81%. Las personas con aptitudes digitales más que las básicas constituyen el 56% en Luxemburgo, 49% en Noruega, 48% en Dinamarca, 42% Finlandia, el 30% en España, y el 19% en Italia.) En el informe del WEF leemos: “La 4ª Revolución Industrial está interactuando con otros factores socioeconómicos y demográficos para crear una tempestad perfecta de un cambio de modelo de las empresas en todas las industrias, que 3
resultará en grandes desarreglos en los mercados de trabajo. Emergerán nuevas categorías de empleos que desplazarán parcialmente o totalmente a otros. Los conjuntos de aptitudes cambiarán en la mayoría de las industrias tanto en puestos de trabajo antiguos como nuevos, y transformarán la manera de cómo y donde trabaja la gente. Algunos expertos ya se atreven a hablar de una cuarta revolución industrial debido a la magnitud de estos avances. Ya hay tecnología que puede conseguir ahorros de tiempos cercanos al 40% y del 30% en costes. Así, por ejemplo, la impresión en 3D está llamada a revolucionar el mercado industrial. Su uso ya es una realidad en la fabricación de piezas para audífonos o partes de aviones militares. Esta revolución tendrá consecuencias reales en nuestras vidas. En primer lugar, afectará no solo a cómo se hacen las cosas, sino también dónde. Los grandes ahorros de costes de estas tecnologías no harán necesario llevar las fábricas a países lejanos, sino que obligarán a localizarlas cerca de los clientes para responder mejor y más rápido a sus necesidades. Según un estudio de Boston Consulting Group en áreas como el transporte, ordenadores y maquinaria industrial, entre el 10% y 30% de lo que Estados Unidos importa de China podría hacerlo en su país, lo que supondría un aumento de sus ingresos entre 20.000 y 55.000 millones de dólares al año. Ahora es cuando se debe saber qué parte de la fase productiva se quiere liderizar y si apostar por la tecnología para industria o dejar pasar el momento. En Siemens, aspiramos a marcar el camino y desde 2007 hemos invertido 4.000 millones de euros en compañías especializadas en este campo. Así, ya cuentan con 17.500 ingenieros de software, de los cuales 7.500 trabajan en el sector industria. Por último, no debemos olvidarnos del activo más importante con el que contamos y sin el que ninguno de estos cambios sería posible: las personas. A pesar de la apuesta por la tecnología, seguiremos necesitando profesionales bien cualificados para que planifiquen, controlen y desarrollen todos los procesos. Por ello, insisto en que debemos destinar una parte importante de la inversión a formación, para que nuestros equipos estén preparados para afrontar las necesidades de un mercado que cambia cada día.
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