Enfermedades de Los Peces

April 25, 2017 | Author: Alberth Sejas | Category: N/A
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Enfermedade s de los Peces © Roberto Petracini

Saprolegnia, Achyla (y otros hongos) Ver más abajo Ictiosporidiosis | Branquimicosis

Cuando se inicia una enfermedad producida por hongos se manifiestan en los peces del mismo modo que cualquier otra enfermedad: con un cambio de actitud. Es decir que se produce una modificación en el comportamiento. Poco después, y aunque poco visibles en un primer momento, aparecen modificaciones localizadas. Esto significa que en el lugar del cuerpo donde se han localizado los hongos, aparecen signos que con el transcurrir del tiempo se hacen muy evidentes. Solamente para ilustrar a quienes no tienen ninguna experiencia en materia de fungosis, podemos decir que un hongo inicia el proceso como si fuera una microscópica semilla. Se incrusta en el cuerpo y comienza a desarrollar raíces que penetran la piel de los peces. En una etapa más avanzada crece hacia el exterior del cuerpo, pero sus raíces se encuentran profundamente extendidas en el interior. Si el proceso no es detenido, esas supuestas raíces atacan más tejidos y los órganos internos, destruyéndolos. En esta etapa tan avanzada no es posible salvar la vida del pez, ya que la muerte sobreviene por destrucción necrótica. Los hongos son integrantes del Reino Fungi. Los hongos acuáticos en particular han sido clasificados a veces como integrantes del Reino Vegetal y otras veces como integrantes del Reino Animal. Posteriormente se aceptó la propuesta de Whitaker y se le adjudicó un Reino propio (ver Biología 1). Sea como fuere, la diferencia fundamental entre un hongo y otros animales o vegetales, reside en la forma de nutrirse. Al no poseer clorofila no pueden producir su propio alimento (mediante la fotosíntesis) utilizando materia inorgánica (sales minerales, CO2). Los animales, a diferencia de los vegetales, consumen alimento previamente elaborado, sea en forma de vegetales o de otros animales. Los hongos, al no ser productores ni consumidores de alimento elaborado, se nutren degradando y absorbiendo materia orgánica sin vida (o sea que son saprofitos). Al fin y al cabo esa es la función para la que están destinados dentro del equilibrio establecido por las leyes de la naturaleza. Su potencial para degradar materia orgánica muerta les permite descomponer sustancias complejas, tales como la celulosa, la queratina, la quitina y la lignina, que son indigeribles para otras formas superiores de vida. Es decir que sin la existencia de los hongos, nuestro planeta, con el transcurso de los siglos, sería inhabitable por las formas

de vida actuales. Los hongos acuáticos son organismos saprófitos facultativos por naturaleza y si en algún momento se convierten en parásitos patógenos, por lo general lo hacen alimentándose de tejidos previamente destruidos o dañados por otras causas (lastimaduras, algún ataque de parásitos o bacterias, agresión de la mucosa de los peces por agua o temperatura inadecuada, etc.) En la literatura especializada se comenta muy a menudo que en acuarios con abundancia de desechos orgánicos (o sea materia orgánica muerta) la excesiva cantidad de hongos existentes para degradar dichos desechos, puede transformarlos en organismos patógenos. Los biólogos tienden a desestimar este argumento y parecen tener razón. Lo que en realidad parece ocurrir es que junto a los abundantes hongos existe una importante colonia de bacterias, y si sumamos a esto otros elementos, tales como exceso de amoníaco, de nitritos y la consecuente merma en el oxígeno, nos encontramos con un ambiente agresivo que reduce la defensa de los peces y deteriora su mucosa protectora. De ahí a un ataque bacteriano no hay más que un paso. Sobre el ataque bacteriano sobrevendrá, inevitablemente, la acción micótica.

del título) y Achyla (foto de A los efectos prácticos interesa síntomas y la terapéutica le son ellos. Para comprender cómo se produce hongos que afecte a uno o a más último caso tenemos una debemos comprender su proceso tanto antes de emprenderla con formas en que se manifiestan, biología en general.

Si bien existen más de 35 especies de hongos acuáticos, cuando nos referimos a enfermedades solemos hacer mención a uno o dos Géneros como causantes de enfermedades. En realidad para el acuarista no es muy importante saber cómo se denomina científicamente el organismo que está atacando a sus peces. Más bien le interesa cómo resolver el problema. Así que, para no agregar más nombres a los ya bastante complicados en uso, diremos que los más comunes son Saprolegnia (foto de la izquierda y abajo). saber que los comunes a todos un ataque por de un pez (en este epizootia), biológico. Por lo las distintas analizaremos su Quien no haya leído antes sobre el tema, verá que no es tan aburrido como parece. Los hongos son omnipresentes en el medio ambiente. Su finalidad de limpieza fue expuesta más arriba y también se explicó que al aumentar la cantidad de materia orgánica en descomposición aumenta la población fúngica como una respuesta natural (¡afortunadamente!) Poseen un cuerpo fructífero compuesto por cientos de filamentos (ramificados o no) que surgen del mismo

lugar. Esos filamentos se llaman hifas y contienen todas las estructuras reproductivas, las cuales pueden ser sexuales o asexuadas. Cuando un hongo ataca los tejidos de un pez automáticamente genera estructuras reproductivas nuevas como una respuesta al nuevo ambiente. Esas estructuras reproductivas nuevas que son asexuadas y se desarrollan en las terminaciones de las hifas se denominan esporangios. Germinan muy rápido y comienzan a liberar esporas muy móviles que dispersan el hongo y generan nuevas infecciones. Si nosotros comparamos las esporas con “semillas”, podríamos decir que el hongo original ha “sembrado” por todo el acuario cientos y cientos de semillas que comenzarán a germinar en tejidos orgánicos muertos o dañados. La cantidad de esporas producidas dependerá del Género y/o especie de hongo que se trate. Cuando se infiltra en el cuerpo de un pez (por lo general por causa de una lastimadura, un debilitamiento o destrucción de la mucosa, etc.) se inicia el proceso de crecimiento al que ya comparamos con una semilla. Introducida la espora en el epitelio comienza a desarrollar micelios estructuras vegetativas de los hongos comparables a raíces. A medida que penetran en los tejidos que utilizan para nutrirse los van necrotizando. Hasta aquí el proceso es poco visible ya que el lugar afectado sólo muestra una ligera opacidad, que de no mediar una atenta observación puede pasar desapercibida. Sin embargo el pez afectado habrá modificado su comportamiento y eso nos llevará a observar detenidamente el cuerpo. Entre 24 y 48 horas después comenzará el crecimiento del hongo hacia el exterior, momento en que las hifas se hacen visibles al ojo como pequeñas manchitas blancas o blanquecinas. Transcurrido más tiempo comenzarán a adquirir la forma de copos algodonosos (en el caso de Saprolegnia) o largos filamentos como delgadas hebras de lana (cuando se trata de Achyla). Para ese entonces los micelios habrán necrotizado una vasta extensión de los tejidos y, según la localización del hongo, pueden haber necrotizado también algún órgano vital, haciendo imposible la recuperación del pez. Saprolegnia es también responsable del recubrimiento algodonoso que suele cubrir los huevos infértiles, que, de no tomarse medidas, pasarán a atacar también los huevos sanos. Esta es una de las razones por las que se recomienda en algunos casos esterilizar el agua, desinfectar a los reproductores y los elementos introducidos en los acuarios de desove. En otros casos la recomendación incluye incorporar algún funguicida poco después de finalizado el desove.

Tratamiento de la fungosis. Saprolegia y Achyla. Existen en el comercio una buena cantidad de medicamentos preparados para combatir fungosis. Pero si el acuarista desea experimentar su propia medicación, damos seguidamente algunas soluciones prácticas.

En la primera fase del desarrollo del hongo 1. Topicaciones locales con una solución de dicromato de potasio al 1% (un gramo en 100 ml. de agua hervida y entibiada). Se aplica a temperatura del agua del

acuario. 2. Topicaciones con una solución de permanganato de potasio al 10% (10 gramos en 100 ml. de agua hervida y entibiada). Se aplica igual que el anterior. 3. Medicar el agua del acuario con Azul de Metileno purísimo a razón de 1 gramo cada 100 litros de agua, acompañando este tratamiento con balneaciones (baños) de 15 minutos en una solución de 15 gramos de sal gruesa por litro de agua.

En la segunda fase (al hacerse visibles las hifas) 1. Medicar en acuario enfermería con 1 gramo de tripaflavina cada 100 litros de agua, oscureciendo el acuario (la tripaflavina produce fotofobia). Por otro lado, toda manipulación de tripaflavina debe realizarse con cuidado puesto que al menos uno de sus componentes es cancerígeno. 2. Si existe una epizootia (que afecta a muchos o todos los peces), deberán retirarse del acuario los ornamentos, elementos decorativos, mangueritas, rocas y proceder a medicar con un funguicida comercial o 1 mg. de verde de malaquita por cada 10 litros de agua, durante tres días. Los elementos retirados se desinfectan con una solución de cloro (lavandina o lejía doméstica) a razón de un pocillo de café cada 5 litros de agua. Las plantas se desinfectarán con permanganato o dicromato de potasio (como se indica más arriba) dejándolas algunas horas en remojo, luego de lo cual se enjuagan en agua corriente y se las deja en un recipiente bien iluminado hasta el momento de introducirlas nuevamente en el acuario. Se las puede dejar con un desinfectante suave o bajo goteo fuerte de agua corriente de red (que contiene cloro). 3. Toda vez que sea posible, además de la medicación en el acuario, se deberá pincelar la zona afectada con alguno de los productos ya indicados, o con una solución de bactericida comercial o Pervinox solución (Povidona-Iodo) diluidos 1 en 1. Luego introducir el o los peces en el acuario medicado. 4. Para tratamiento de huevos contaminados se puede recurrir a una solución de Yoduro de Potasio a razón de 0,5 gramos cada 10 litros de agua (1 gramo cada 20 litros). El Colargol® es también indicado para este fin utilizado 1 gramo por cada 100 litros de agua en baños de 6 a 12 horas, luego de lo cual se lo puede suprimir fácilmente con un filtro de carbón activado. 5. En todos los casos deberá tratarse el acuario con algún antibiótico, ya que como dijimos antes, las fungosis suelen producirse por ataques bacterianos previos. Esta es una de las razones por las que algunos acuaristas recomiendan tratar con Tetraciclina (Terramicina) los acuarios con peces atacados por hongos. Se utilizarán 500 mg. cada 50 litros de agua, repitiendo a diario, previo cambio parcial del agua, durante tres a cinco días. Los antibióticos no eliminan los hongos, salvo aquellos simbióticos con algunas bacterias. Por lo tanto se debe medicar funguicida y bactericida al mismo tiempo. En nuestra Tabla de Terapéutica (Ver Tabla C) se indican otros tratamientos.

Consideramos importante que bajes estas tablas, las imprimas y las tengas como material de consulta permanente: te serán de utilidad muchas veces.

Branquiomicosis. Las enfermedades micóticas de las branquias son producidas generalmente por Branchiomyces sanguinis y ocasionalmente por Branchiomyces demigrans pertenecientes, como Saprolegnia y Achyla a la Clase Ficomicetes. Los efectos de un ataque fúngico a las branquias suelen ser devastadores y afortunadamente son poco comunes en acuarios. Las branquias son el instrumento que permite tomar oxígeno del agua, pero también desprender el CO2 de la sangre, en el mismo acto de respirar (Ver Branquias). Deterioradas las branquias se produce el doble efecto de intoxicación por CO2 y necrotización de sus órganos vitales por falta de oxígeno para la función oxido-reductora. Estadísticas más o menos actuales han demostrado que en 24 horas mueren el 95% de los peces afectados por Branchiomyces sp. En 48 horas la mortalidad llega al 100%. Como la visualización del hongo por medio de sus hifas comienza 24 horas después de iniciada la necrotización de las branquias, a esta altura es poco y nada lo que podemos hacer. Por lo tanto es importante que observemos los síntomas previos (o sea la modificación del comportamiento) y diagnostiquemos acertadamente. Estos síntomas le son comunes a otras afecciones de branquias menos fulminantes (boqueo agitado en la superficie, respiración acelerada, etc.) La mayoría de los funguicidas comerciales tienen también una cierta acción antiparasitaria, por lo que si en lugar de fungosis de branquias nos encontramos ante una afección parasitaria, podremos demorar su desarrollo con la misma medicación. Para efectuar un diagnóstico correcto no tenemos otro recurso que la observación visual de las branquias auxiliados con una lupa. Para ello habrá que levantar el opérculo con un objeto adecuado, sin filos ni rebabas, y observar las branquias con la lupa o un cuentahílos y auxiliados por una luz en ángulo de 45º. Según los peces esto podrá llevarnos dos o tres intentos antes de tener éxito. Hay peces que se pueden observar colocándolos en un plato o bandeja con un poco de agua y otros que deberán ser anestesiados para una observación correcta. Dependerá del tamaño y estado general del pez. En caso de ser necesario el uso de anestésicos, se puede utilizar alguno de los recomendados en nuestra Tabla C (últimas líneas), colocando los peces en un recipiente adecuado y agregando el anestésico en la dosis indicada en cada caso. Una vez reducida la actividad metabólica podrá ser manipulado para la observación, teniendo la precaución de hacerlo con las manos mojadas y tratando de mantener el cuerpo fuera del agua no más que 20-30 segundos. Luego de ese tiempo deberá ser sumergido nuevamente para evitar la deshidratación de la mucosa. Los peces se recuperarán rápidamente una vez introducidos en agua sin anestésicos. Si se trata de un ataque por hongos veremos los filamentos branquiales destruidos, mostrándose como si estuvieran disueltos. Si se trata de parásitos, afortunadamente serán fáciles de distinguir de inmediato porque se adhieren a las branquias y son bien visibles (Ver Parásitos). La medicación será la indicada para fungosis y cuanto antes se aplique mayores posibilidades de curación existirán. Inmediatamente después de detectar la presencia de este hongo, el o los peces afectados deben ser trasladados a un acuario enfermería. También de inmediato se desinfectará el acuario y los peces supuestamente sanos,

utilizando 1 gramo de permanganato de potasio cada 100 litros de agua en peces tropicales o el doble de ésta dosis en peces de agua fría. Esta desinfección durará 90 minutos luego de lo cual se retiran los peces del acuario, se duplica la dosis de permanganato y tras 30 minutos se renueva totalmente el agua. Habrá que estar muy alerta ante la posible aparición de los síntomas descriptos en peces supuestamente sanos, ante lo cual se debe repetir todo el procedimiento.

Ictiosporidiosis. Ichthyophonus hoferi es un hongo interno descubierto por Hofer en 1893. Se lo denominó hoferi en homenaje a quien lo descubrió. Posteriormente recibió la denominación de Ichthyosporidium hoferi (ichthyo=pex + osporidium=oospora). Exteriormente se manifiesta por un adelgazamiento, cambio de color, etc., síntomas que pueden confundirnos en el diagnóstico por ser comunes a otras afecciones. La confirmación sólo será posible mediante disección y estudio de los órganos internos. Como los peces enfermos liberan esporas con sus excrementos, es posible que el acuario se contamine rápidamente si no tomamos la precaución de aislar al pez enfermo ante el menor síntoma. De no resultar Ichthyosporidium el aislamiento no será dañino, pero de permanecer en el acuario comunitario un pez enfermo las consecuencias pueden ser imprevisibles. Esta enfermedad no reconoce cura, al menos con los medicamentos comunes para peces. En cambio es posible evitar la diseminación mediante el uso de funguicidas para controlar la proliferación de esporas en el acuario antes de que ataquen a nuevos peces.

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