Enciende Una Luz - Los Duerksen

March 28, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
Share Embed Donate


Short Description

Download Enciende Una Luz - Los Duerksen...

Description

 

Eileen E. Lantry, Monroe Duerksen y Patricia Mae de Duerksen

UNIVERSIDAD PERUANA UNIÓN FONDO

EDITORIAL

 

Título del original: “To Light a Candle”  Autores: Eileen E. Lantry, Monroe Duerksen y Patricia Mae de Duerksen

CONTENIDO

Consejo editorial:

Maximina Contreras Castro Dónald Jaimes Zubieta Nidia Montalvo Cárdenas María Vallejos Atalaya José Alomía Lozano

Dedicatoria .............................................................................. ..............................................................................5 5

Ediciones Universidad Peruana Unión, Fondo Editorial

Director editor: Dónald Jaimes Zubieta Editora asociada: Nidia Montalvo Cárdenas Coordinación Editorial: Dónald Jaimes Zubieta y Lisseth Heidinger Zevallos Traducción: Lisseth Heidinger Zevallos Diseño y diagramación:  Josué Bautista Huancahuari

Agradecimiento........................................................................ ........................................................................7 7 Prefacio................................................................................. .................................................................................11 11 La luz oscurecida por la niebla .................................... ................................................. ............. 19

Primera Edición, diciembre de 2014

Chispas para encender una vela ............................................... ............................................... 29 Sin luz en la oscuridad ............................................................ ............................................................45 45

Copyright© Lisseth Heidinger Zevallos 10027 Lemona Ave. Mission Hills, CA. 91345, USA

El centellear de una luz............................................................57

Corrección de pruebas: Edgar Larriega Vilca

Tiraje: 1000 Queda hecho el depósito que previene la ley. Prohibida la reproducción total o parcial de este libro, en cualquier forma que sea, idéntica o modificada, escrita o a máquina, impresa o virtual, etc., no autorizada por los editores, violando derechos reservados. Cualquier utilización debe ser solicitada y aprobada por el autor de este libro. Lantry, Eileen E.; Duerksen, Monroe y Patricia Enciende una Luz:  Cada luz podría ser vista como solo una pequeña vela, pero miles de

velas juntas pueden producir una gran luz. / Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen/ Coordinado y editado por Lisseth Heidinger Zevallos 1.a ed. - Lima, Perú, 2014. 328 p. 17 x 24 cm   1. Voluntariado Misionero

Luz en la oscuridad ............. .................................................... .................................................... ............. 65 Sonrisas encienden la vela ....................................................... .......................................................81 81 Cosas grandes y maravillosas ...... ............................................. ............................................. ...... 95 Velas relucientes ................................................................... ...................................................................109 109 Tinieblas.............................................................................. ..............................................................................123 123 Lleva tu luz en la oscuridad .................................................... ....................................................137 137 Retrasos, ladrones y Dios ..................................... ...................................................... .................147 147

Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2015-01281

Sostén tu vela para que otros la vean .....................................165

JOB 18205-14 unión®

Una vela encendida se apaga...................................... ................................................. ........... 181

Impreso en el Perú Printed in Peru

Dios enciende muchas velas .................................................. ..................................................197 197 La luz del rostro de Dios........................................................ Dios........................................................ 211 Cuando la luz de una vela brilla sobre ti ..................................225 3

 

Deja que tu luz brille ............................................................. ............................................................. 239 Dios hace lo imposible .................................. ..........................................................249 ........................249 Una luz en la oscuridad .................... .........................................................265 .....................................265 Esfuerzos por apagar la luz de Dios ................................... ........................................ ..... 279 Una vela encendida, una vía de escape ...................................293 La luz del mundo ......... ................................................ ......................................................... ..................307 307 Epílogo: Entrevista a Monroe Dale Duerksen, esposo de Patricia  .......319

Dedicatoria

Palabras de la traductora ........................ .......................................................326 ...............................326

Este libro está dedicado a Dios, por ser un padre amante que siempre busca a sus hijos en donde quiera que estén, y a todas las personas misioneras que dejan las comodidades de sus hogares para ir a lugares lejanos deseando llevar la luz del amor de Dios. Quizá no vean los resultados de su obra aquí en la tierra, pero en el hogar celestial gozosos abrazarán a los que fueron a rescatar. 4

5

 

Agradecimiento

Q

uiero agradecer primero a Dios, porque tuvo el plan hermoso de elegir a esta pareja de misioneros a quienes envió a ese lugar tan alejado de la selva a mostrarnos del amor de Dios, quien fue el único que sostuvo a mi familia en los momentos difíciles que nos tocó vivir. Dios también puso en el corazón de ellos escribir escrib ir este libro que ahora nos permite conocer y entender la forma maravillosa en que Él trabaja. Gracias esposos Duerksen porque a través de ustedes nosotros pudimos conocer a Dios. No me puedo pue do imaginar qué hubiera sido de nosotros si ustedes no hubieran llegado a nuestro lugar. Ustedes pusieron en nosotros no solo el amor a mor a Dios 6

7

 

sino también el amor a la educación adventista, allí aprendimos valores que nunca serán borrados. Gracias también porque se dieron el tiempo de ayudarme en la traducción del libro. Gracias a la familia Gates por haber establecido la Iglesia en Puerto Inca, fue un refugio para nuestra familia mientras vivimos allí. Gracias a todas las personas que de una u otra manera aportaron al funcionamiento de Maranatha. Dios los usó y los guió en todo momento. Gracias a mis padres porque nos dieron ejemplo de fe, porque prefirieron dejar de tener comodidades para que nosotros pudiéramos obtener una educación adventista, ellos nos enseñaron a confiar en Dios a pesar de las adversidades. Gracias a mi esposo, quien me ayudó constantemente en la traducción de este libro y a mis hermanos que estaban siempre dispuestos a ayudarme en cualquier información que necesitaba. Estaré siempre agradecida a Edgar Larriega, “Larry”, quien a pesar de sus responsabilidades como corrector a tiempo completo, se dio el tiempo extra para trabajar en la edición de este libro; así también a Josué Bautista, quien me ayudó en el diseño y la diagramación del libro en español. Gracias a todos mis amigos y familiares, cercanos y lejanos que me acompañaron con sus oraciones, sobre todo en el proceso de traducción. Finalmente, gracias a la Universidad Peruana Unión, en la persona de la Dra. Maximina Contreras, rectora, por haber acogido el manuscrito como proyecto de publicación del Fondo Editorial. Al Dr. Dónald Jaimes Zubieta por dirigir y coordinar conmigo los procesos de edición de “Enciende una Luz”.

Lisseth Heidinger Zevallos

8

 

 

Prefacio

L

os buenos libros, en esencia, son aquellos capaces de instilar afecto e identificación  plenas  plen as a los lectore lectores. s. Son libros que evide evidencian ncian la condición de la vida misma: sus luchas, sus esperanzas, sus victorias. Son los libros testimoniales. Enciende una luz, es uno de ellos; inscrito en la literatura cristiana, es un documento valioso para la historia del cristianismo adventista durante las últimas décadas del siglo XX, cuando la oleada del terrorismo afectaba notablemente la selva central de nuestro  país. La fe y la ardua labor son los ingred ingrediente ientess inse inseparab parables les a lo largo de sus páginas. El estilo elegido por los autores es un 10

11

 

camino simple, directo, sencillo, llano y transparente. Las historias son contadas como si se estuviera en el hogar, o en el aula o en los corrillos espontáneos del pueblo. En ese sentido, es una obra natural, muy inspiradora. La Universidad Peruana Unión, solidarizada con la vida y la obra de los Duerksen, misioneros voluntarios adventistas, y de las personas que trabajaron y colaboraron con ellos, ha acogido los manuscritos de esta obra para su correspondiente publicación como muestra del deber cultural y moral que le compete. Nuestro agradecimiento a los autores Eileen Lantry, Monroe Duerksen y Patricia Mae de Duerksen  por haber escrito, a modo testimonial, esta obra que es un legado histórico y evidente de lo que Dios puede hacer cuando el hombre se pone en sus manos. Nuestro propósito es inspirar y contribuir en el fortalecimiento de las vocaciones misioneras y del servicio voluntario en las actuales generaciones. Nuestra gratitud a la familia Heidinger Zevallos (especialmente a Edward, promotor y a Lisseth, traductora) por haber confiado la edición y el cuidado integral en el Fondo Editorial de nuestra universidad. Este libro narra la historia de una pareja adventista común que llevó a cabo un experimento extraordinario en la selva peruana, a través del servicio voluntario en la obra médico-misionera, a la que denominaron Maranatha, el “Gran Experimento”. Esta hermosa y sacrificada obra tuvo un profund profundo o efecto en sus vidas, así como en la vida de otros que estuvieron en contacto con ellos durante el experimento. Poca gente, fuera de sus familiares y círculo de amigos, alguna vez han escuchado de Monroe Dale Duerksen y de la muchacha con la cual él se casó, Patricia Mae Nicholson. Ellos crecieron en familias adventistas comunes y fueron a iglesias adventistas comunes; asistieron a escuelas adventistas comunes, y  fueron bautizados a edad temprana junto con amigos de la escuela. Mientras ellos crecían aprendieron a amar a Dios, y sus vidas demostraban que ellos nacían constantemente en la fe cristiana. 12

Y ahora que ellos miran atrás a lo largo de sus vidas, ninguno de ellos puede señalar un punto determinado en el tiempo y decir, “ahí es cuando encontré a Dios”, o “ahí es cuando fui convertido”.  Aparentemente esta fue una experiencia de crecimiento en gracia que se dio en forma gradual para ellos. Los días universitarios fueron muy importantes en la experiencia de ambos, porque fue en el Pacific Union College en Angwin, California, en donde Monroe conoció por primera vez a Patti. No  fue una experiencia de amor a primera vista, pero tampoco sentían indiferencia el uno al otro. En vez de eso, hubo un crecimiento estable en aprecio y afecto. Ellos se casaron el 28 de noviembre de 1954. Su matrimonio fue feliz desde el primer momento, y pronto, Monroe se estableció dentro de la carrera de profesor de una escuela adventista común. Pronto, ellos tuvieron su familia también, y llegaron a tener cuatro niños, algo que no era fuera de lo común en ese tiempo, tres mujeres y un varón a quienes ellos les pusieron los nombres de Becky, Betsy, Jimmy, y Bonnie. Monroe sintió que Dios lo había guiado dentro del trabajo de docencia y pensaba que los estudiantes en su clase eran su campo misionero. Él estuvo muy cómodo con esta creencia hasta que un día, en un congreso de profesores de la escuela, él escuchó al director de Educación de la Iglesia adventista hacer un pedido vehemente para que los maestros hicieran grandes esfuerzos en desarrollar un interés en el servicio misionero en el extranjero entre sus estudiantes. Él sentía mientras pensaba, que ese llamado había sido dirigido directamente a él, y este pensamiento estuvo latiendo fuertemente en su cabeza: “Yo no puedo inspirar a mis estudiantes ese camino si no estoy dispuesto a ir a tierra extranjera yo mismo”. Monroe salió de ese congreso tratando de sacudirse de la convicción de que Dios estuvo llamándolo a él para ser un misionero en el extranjero, y por un par de semanas ni siquiera le dijo nada acerca de esto a su esposa. Pero cuando sintió que iba a estallar si no 13

 

compartía su carga con alguien, finalmente le confió a Patti acerca de esta confusión que estaba en su mente. Y entonces él se preparó  para el arrebato que esperaba que vendría, pero para su sorpresa, ella respondió con calma, pero con convicción: “Bien, si tú sientes que ese es el camino que debes seguir, es mejor que lo hagas”. Como resultado, ellos enviaron una solicitud a la Conferencia General por una asignación de trabajo misionero en el extranjero. Un par de años después, el 4 de abril de 1962, ellos volaron del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles para empezar una nueva y muy diferente vida en el corazón de Sudamérica. Fueron muchos los cambios, incluyendo un nuevo idioma para aprender a hablar, algunas comidas diferentes para aprender a comer, diferentes maneras de hacer las cosas, e incluso un nombre diferente.  Al presidente presidente de la M Misión isión no le gustó eell nombr nombree de ““Monro Monroe”, e”, en vez de ese, él decidió usar el segundo nombre, “Dale” (se pronuncia Del), y desde ese momento el nombre permaneció así. Por esa razón, en las historias que aparecen en este libro, el esposo de Patti es mencionado siempre como Dale en lugar de su primer nombre, lo cual podría podría ser confuso para alguien que tal vez lo haya conocido antes. Los Duerksen dedicaron siete años de servicio en Bolivia, luego regresaron a los Estados Unidos para educar a sus hijos y también  para realizar realizar su suss pro propios pios es estudios tudios ssuperio uperiores. res. Pa Patti tti había vi visto sto la gra gran n necesidad de servicio médico en el país del tercer mundo, de manera que ella sintió un vivo deseo de llegar a ser una enfermera con el  fin de poder ayudar a los enfermos de una forma más efectiva. Ella se matriculó en una Escuela de Enfermería, y después se graduó y llegó a ser una enfermera registrada. Luego Dale decidió que ellos  probablemente  probabl emente podría podrían n ser un mejor equipo mision misionero ero si él tuviera una  profesión  profes ión de par paramédico amédico para iirr jun junto to co con n la enferme enfermería ría de su es esposa. posa. Por lo tanto él tomó un curso de Tecnología Médica que duró un año, y luego ellos trabajaron juntos en posiciones dentro de hospitales por unos años para pulir sus nuevas habilidades aprendidas. 14

de la Conferencia General había alcanzado su punto máximo poco tiempo después de su regreso de Bolivia y estuvo en un descenso  permanente desde entonces.  Ahora, ellos luchaban con el problema de cómo podrían llevar las buenas nuevas acerca de Jesús a aquellos que vivían vivía n en oscuridad espiritual si la Iglesia no podía enviarlos. La solución a considerar se veía bastante obvia, y muy aterradora: Solamente habría que ir por el camino por donde los primeros discípulos de Jesús fueron, sin el financiamiento bancario de alguna organización, simplemente, creyendo que Dios proveería para sus necesidades. Pero, ¿podría eso funcionar en esta edad moderna? ¿Sería esto realmente caminar ca minar  por fe o tal vez solo sería presunción? Ellos sintieron que debían encontrar respuestas, porque simples discusiones o argumentos no serían adecuados. Deberían descubrir por su propia experiencia si las promesas fantásticas de la Biblia y los escritos de Elena de White eran simplemente lindos clichés que no deberían ser tomados seriamente, o si verdaderamente eran la palabra de Dios. De este modo tuvo su inicio queprincipal los Duerksen Experimento”, y ese, aquello es el tema de estellamaron libro. el “Gran 15

 

Cuando ellos empezaron este experimento, no tuvieron idea de cuánto esto demoraría, y pasaron casi siete años hasta que ellos pudieron ver algunos indicadores de que el tiempo de moverse a alguna otra  parte del mund mundo o había había llega llegado. do. Y d duran urante te eesos sos años años,, ellos ellos mantu mantuvier vieron on la práctica de escribir un reporte de noticias a sus amigos en casa. Siempre suficientes cosas que ellos Una querían compartir llenando cerca de había 10 páginas escritas a máquina. colección completa de esas cartas, en total 38, sirvieron como la fuente básica de información  para este libr libro, o, aunq aunque ue no fue la únic únicaa fuent fuente. e. En un libr libro o de este tamaño, es imposible incluir todas las experiencias que ellos contaron en sus cartas, pero los escritores hicieron el esfuerzo para presentar una selección balanceada y realista de lo bueno y lo malo, lo feliz y lo triste, los eventos esperanzadores así como de los desesperanzadores. Los Duerksen sostienen que este “Gran Experimento” fue la época más plena y satisfactoria en sus vidas, y la que más ha edificado su fe. A pesar de las muchas dificultades que ellos afrontaron a lo largo de este caminar, el trabajo providencial de Dios siempre  proveyó un camino en medio de las dificultades. El deseo de los autores y del Fondo Editorial de la Universidad Peruana Unión, es que la publicación de estas experiencias pueda animar a otros en el caminar cotidiano de la vida, poniendo a prueba las promesas de Dios y, en este proceso, hacer brillar sus luces delante de los hombres. Cada luz podría ser vista como solo una pequeña vela,  pero miles miles de velas juntas pueden producir una gran luz. Por eso, no solo es pertinente decir y escribir, sino también leer “Enciende una Luz”, hermoso libro testimonial.

Dónald Jaimes Zubieta

Profesor Principal y Director del Fondo Editorial Universidad Peruana Unión

16

Sus dos hijas mayores celebraron su matrimonio juntas, Becky se casó con David Gates, y Betsy con Ted Burgdorffs; luego, Becky y David decidieron servir a Dios como misioneros; y cuando los otros dos hijos llegaron a tener la edad universitaria, los esposos Duerksen sintieron que ya había llegado el momento de regresar al campo misionero. Ellos querían hacer su parte para cumplir con la gran comisión de Cristo, llevar el evangelio a todo el mundo; entonces nuevamente, ellos enviaron una solicitud para realizar servicio voluntario. Esta vez, ellos pidieron ser asignados a un  proyecto pionero pionero para abrir un nuevo campo de trabajo, o al menos a un lugar donde el trabajo había sido abierto recientemente. Ellos se consternaron cuando fueron informados de que la Iglesia ya no enviaba misioneros americanos para esa clase de proyectos. Se enteraron también de que el número de misioneros en la nómina

La luz oscurecida por la niebla    

 luz  oscurecida  oscurecida por la Niebla 

La

P

arado en la orilla del río, mirando fíjamente el correr rápido del agua turbia del río Pachitea, Dale murmuró, “¿Dios, ahora qué debo hacer?”. Vino hasta este lejano lugar por decisión propia, tratando de evitar hacer planes por él mismo, y todo estaba funcionando maravillosamente bien –hasta ahora. Ahora se sentía nervioso de cont continuar, inuar, aunque sabía que ya no podría regresar. Parecía que fuera ayer, el inicio de la década de los 80s cuando se encontraba cómodamente trabajando en un hospital  junto con su esposa Patti. Era el trabajo más gratificante que había 19

18

 

Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

20

La luz oscurecida por la niebla

tenido desde que finalizó su curso de Tecno Tecnología logía Médica. Un hospital nuevo y con un laboratorio que estaba instalado justo en la manera que él quería, un buen salario, y buenas condiciones de trabajo, ¿Qué más podría pedir? Además le gustaba vivir allí en Columbia [Louisiana]. Parecía que todo el mundo se conocía en un pequeño pueblo como ese, pues toda la gente era muy amistosa. Pero aun así, un día él le dijo a su esposa: “Patti, muy dentro de mí, siento que no fuimos preparados para hacer esto”. “Sí, yo siento lo mismo” -respondió Patti. “Me gusta la gente con la que trabajo, y disfruto siendo la asistente de la directora de enfermeras. Yo sé que ayudo a mucha gente en mi trabajo, pero también sé que si este nuevo hospital no hubiera sido construido, la gente podría fácilmente dirigirse hacia otra cercana ciudad para buscar atención médica. Pareciera que este hospital es más una conveniencia que una necesidad. Yo no puedo olvidar que durante mi entrenamiento como enfermera le dije a todo el mundo que yo quería aprender todo lo que necesitaría saber para llegar a ser una enfermera misionera”. Dale recordó cómo en el día de d e la graduación de su esposa los maestros dijeron tres veces al público que uno de los integrantes de la clase estaría yendo al extranjero para ser una enfermera voluntaria. Fue realmente sorprendente ver que los instructores de una institución secular podrían estar tan impresionados por el deseo de una estudiante de ser misionera. Fue cuando regresaron de Bolivia, en donde habían trabajado como

el día en que la directora le dijo que ellos no se arrepintieron de haber tomado esa decisión, pues ella nunca les había defraudado. Pero ahora, cuando parecía que ya estaban preparados para ir al campo misionero, realmente ellos no sabían cómo iban a hacer para cumplir con su sueño; la Iglesia había dejado de enviar misioneros para el tipo de proyecto pionero que ellos anhelaban. Ellos habían pedido la guía de Dios cuando les ofrecieron estos puestos de trabajo en Columbia, y realmente se vio que la providencia divina abrió las puertas para que ellos pudieran ir allí, sin pedirla y sin esperarla. Pero aún había algo que no encajaba del todo bien. Nunca podrían siquiera empezar a llevar el evangelio a todo el mundo si se establecían allí en su patria.

misioneros, Patti decidió estudiar la como carreramisionera, de Enfermería, una segundaque oportunidad que ella tendría podríaasí, dar en un mejor servicio a las personas; y Dale, viendo también que podría ayudar a su esposa en el área médica, decidió estudiar Tecnología Médica. Fue muy claro y evidente que las manos de Dios estaban trabajando durante dur ante el entrenamiento de Patti como enfermera. De hecho, los profesores de la Escuela de Enfermería en donde estudió no debieron haberla aceptado porque ella no cumplía con varios de los requerimientos para el ingreso. Pero ella tenía la seguridad de que fue el Espíritu Santo quien estuvo trabajando en el corazón de esas personas, convenciéndolas para darle la oportunidad de tomar el curso a pesar de todo. Y Patti nunca olvidó

que él había nacido en casa, ¡pero no tenía idea que nadie se haya molestado registrar tan importante evento! Al ver lo que sucedía, Patti secretamente, se sintió aliviada porque descubrió que ese obstáculo podría retrasar todo, y así su último bebé podría nacer en los Estados Unidos. Pero valientemente, Dale trató de hacer todo para cumplir con el calendario. Pensó que tomaría mucho tiempo procesar una solicitud de un certificado de nacimiento no registrado, entonces investigó la posibilidad de obtener un pasaporte basándose en otros documentos que podrían probar su ciudadanía, pues él había escuchado que algunas veces otras personas habían hecho eso, pero no funcionó en su caso.

Ellos muchas veces no entendían la forma for ma en que Dios los guiaba, como cuando recibieron su primer llamado para Bolivia el año de 1962. Patti estaba embarazada de su cuarto bebé, entonces ellos dijeron a los líderes que sería mejor esperar a que el bebé naciera y luego ir mejor preparados al campo misionero, pero no fue así, pues los líderes insistieron en que el llamado era urgente y tenían que ir lo más pronto posible. Entonces los Duerksen trataron de cumplir, pero cuando Dale fue a las oficinas de registros públicos para adquirir una copia de su certificado de nacimiento y así poder solicitar su pasaporte, el personal de dicha oficina le informó que no tenían registro de su nacimiento. Esa fue una revelación muy muy chocante para Dale. Su hermana hermana le dijo

21

 

Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Todos sus esfuerzos fueron en vano. Fue solo una semana antes de que Todos supuestamente tenían que ir al campo misionero cuando Dale abandonó la idea de encontrar una forma rápida de obtener un pasaporte, entonces, finalmente presentó una solicitud por un certificado de nacimiento no registrado, y le dijeron a Dios que si él quería que ellos viajaran en la fecha establecida, él tendría que asumir y hacer el trabajo que fuera necesario, porque ellos ya no sabían qué más hacer. Fue sorprendente ver que su certificado de nacimiento llegara por un envío de correo especial pocos días después y entonces su pasaporte fue procesado rápidamente; y todos estuvieron viajando en el avión que salía de Los Ángeles justo en el tiempo establecido. ¡Fantástico!. Ellos llegaron a Perú en donde tuvieron que estar por tres meses en Lima estudiando español antes de ir a Bolivia, allí se dieron cuenta que no había ninguna señal de urgencia. Entonces, ¿Por qué tuvieron que apresurarlos a llegar de todas maneras? Esa era la gran pregunta sin respuesta. Tiempo después llegó el día del nacimiento, justo cuando finalizaban sus estudios del idioma. Por supuesto aun estaban muy lejos de hablar español con fluidez, pero Patti tuvo que buscar un doctor para que le ayudara con el alumbramiento del bebé, sin embargo no pudo hacerse entender, fue algo muy difícil para Patti. Luego, Dale tuvo que obtener el certificado de nacimiento de la pequeña Bonnie Ruth, y por supuesto ahí decía que ella había nacido en Perú. Entonces él entendió que como su nueva bebé no había sido incluida en el pasaporte de Patti así como estuvieron los otros niños, ella tendría que tener su propio pasaporte peruano para poder salir del país e ir a Bolivia con ellos. Eso no le gustó del todo. Él quería que su pequeña niña fuera americana y no peruana. Claro que después descubrieron que ella podía obtener la ciudadanía americana también, así que finalmente todo llegó a estar bien. Pero ellos se seguían preguntando, ¿Por qué Dios permitió que las cosas se dieran de esa manera? Si los l os hermanos hubieran tenido un poco más de paciencia para dejarlos postergar su partida, por lo menos cuatro meses, Bonnie podría haber estado en el pasaporte de Patti al

La luz oscurecida por la niebla

igual que los otros niños desde el mismo inicio, y todo hubiera sido más simple. Pero ellos tenían en mente que la Biblia dice que Dios trabaja por el bien de aquellos quienes son llamados conforme a su propósito 1 Si seguían buscando el propósito de Dios podrían finalmente ver mucho más claro de lo que veían en ese momento. Allí en Bolivia estaba funcionando un trabajo médico impresionant impresionante, e, y justamente la hermana White se refirió al trabajo médico misionero como la ‘cuña de apertura’ para el trabajo evangelístico. 2  Patti amaba ir al Hospital de Chulumani y acompañar al Dr. Schwisow cuando visitaba a sus pacientes. Cuando pasaban toda una semana con los Marker en la lancha médica navegando el río Mamoré, eso fue muy emocionante también. La camioneta que ellos llamaban “la clínica rodante”, que viajaba alrededor del Altiplano trayendo cuidado médico para los campesinos enfermos fue también impresionante. Además estaba allí el nuevo hospital en Guayaramerín en la frontera con Brasil—por lo menos esto fue algo nuevo para ellos—. El gobierno boliviano había entregado este hospital a los adventistas para operarlo con un contrato de 30 años.  La Misión Boliviana se enteró que Dale había realizado estudios en Administración de Negocios, entonces, después de haber trabajado por tres años y medio como secretario de Educación, le dieron el puesto de secretario-tesorero y un día, mientras él estaba en su oficina, vino a visitarlo Dionisio, y muy emocionado le comenzó a contar acerca de su viaje a Cobija. Dale sabía que esa era la ciudad principal del área norte de la selva conocida como Pando, pero él nunca había estado ahí puesto que no existía ningún trabajo realizándose allí que tenía que supervisar. Lleno de emoción Dionisio le dijo que había ido allí para realizar la recolección anual. Primeramente él buscó al alcalde y le contó acerca de todo el trabajo médico que ellos estaban haciendo 1 2

 Ver Romanos 8:28  Encontrado en el Boletín de la Conferencia General, 1903, números 4, p. 7.

22

23

 

Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

en Bolivia, finalizando con el informe del contrato que el Gobierno les había dado para operar el hospital de Guayaramerín. El alcalde sonrió y dijo, “Bien, nosotros tenemos un edificio para un hospital que está vacío en las afueras de nuestra ciudad porque no tenemos a nadie que pueda abastecerlo. ¿Por qué no preguntas a los de tu Iglesia para que vengan y asuman el control de nuestro hospital también?” Cuando Dale escuchó eso, solo sonrió y le dijo a Dionisio que ellos realmente estaban con las manos llenas de trabajo médico, y no había forma de que pudieran asumir alguna otra obligación. Pero después pasaron muchas cosas dolorosas que marcaron a Dale, pues parecía que Dios estaba tratando de decirles algo a través de los eventos que pasaron en sucesos rápidos. Poco después de su conversación con Dionisio, algunos agitadores en Guayaramerín instigaron a la población en contra de los adventistas, y después, la gente presionó al Gobierno para que anularan el contrato y pudieran tener de nuevo el control completo del hospital. Entonces el hermano Marker tuvo que regresar a su patria y no pudieron encontrar a nadie quien pudiera tomar su puesto en la lancha médica, de manera que tuvo que ser vendida. Después, el hermano Steger junto con su familia regresaron a casa en Argentina, y nadie había quedado para operar “la clínica rodante”, de manera que la camioneta también tuvo que ser vendida. Y para colmo, había una revolución en el país, y al nuevo Gobierno no le gustó el contrato que el había firmado conellos los adventistas para el manejo delGobierno hospital saliente de Chulumani, entonces simplemente anularon ese documento, y se hicieron cargo del hospital que los adventistas habían estado dirigiendo por 30 años. Parecía que Dios estaba tratando de decirles: Si tú piensas que no puedes entrar en una nueva área para empezar una nueva obra porque tus manos están llenas, yo voy a vaciar tus manos para que entonces no tengas ninguna excusa. excusa. Después de dos años años,, no quedó en Bolivia ningún trabajo adventista médico-misionero— ¡y Dale sentía que todo esto fue por su culpa! Su esposa trataba de hacerle ver que él estaba diciendo la verdad cuando mencionó que sus manos estaban llenas. 24

La luz oscurecida por la niebla

No había espacio en el presupuesto para nada más, y todos saben que se necesita mucho dinero para empezar un nuevo hospital. El tiempo pasó, y ellos regresaron a su patria para darles educación a sus hijos y para prepararse ellos mismos también. Poco después de que Dale y Patti terminaran cada uno su carrera en el área médica, ellos seguían viendo que el dinero era un limitante para llevar a cabo su deseo de ser misioneros, pero para Dale parecía ser que había algo que no encajaba del todo bien. Él había escuchado a predicadores citar las Sagradas Escrituras en donde Dios está diciendo que todos los millares de ganados que están en las montañas le pertenecen a Él, 3 y de igual manera Él afirma que toda la plata y el oro es suyo también, 4  entonces ¿cómo puede ser que el trabajo de Dios en la tierra pueda estar paralizado por la falta de fondos? Aun todavía parece que el financiamiento es el problema más grande. Pero por mucho tiempo ellos estaban allí queriendo hacer lo que pudieran para acelerar la venida de Jesús llevando el evangelio a todo el mundo, 5 querían participar en un nuevo proyecto pionero en algún lugar, pero la Iglesia no los enviaría porque no había presupuesto disponible para un proyecto como ese. Patti entonces le dijo un día a Dale: “Estoy segura que Jesús quiere regresar mucho más rápido de lo que nosotros queremos que Él venga, y Él debe saber mucho mejor que nosotros cómo hacer que su trabajo sea realizado. He estado leyendo en El Deseado de todas las gentes acerca del momento en que Jesús envió a sus discípulos a un viaje misionero, y los envió sin un salario y ningún otro soporte financiero, sin embargo cuando ellos regresaron, Jesús les preguntó si algo les había faltado, y ellos admitieron que nada les había faltado. Entonces Elena de White hace algunas promesas fantásticas, aplicando los l os principios del método de Cristo para nuestros días. Tal vez debemos tratar de salir a realizar nuestro sueño de la misma manera como Jesús envió a sus discípulos”.  Ver Salmos 50:10  Ver Hageo 2:8 5 Ver 2 Pedro 3:12 y Mateo 24:14 3 4

25

 

Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

La luz oscurecida por la niebla

Para Dale eso sonaba algo temeroso, se preguntaba si esas promesas fantásticas, no solo en los escritos de Elena de White sino también en la Biblia, eran dignas de confianza. Entonces con firmeza él respondió a su esposa: “Estoy empezando a pensar que la única manera de saber a ciencia cierta si esas promesas son verdaderas será pasándolas por la prueba de fuego, para así descubrir, por experiencia propia, si realmente las cosas son como se dicen allí”. A Patti le gustó la idea y propuso que debían realizar un estudio para recolectar las instrucciones y promesas que querían probar, y entonces después deberían ir a ponerlo en práctica. Ellos debían ser cuidadosos de no presumir que Dios iría a hacer cosas que él nunca prometió que las haría, pues en ese caso sería presunción. Además, ellos también debían evitar tratar de hacer las cosas que Dios quiere hacer por ellos, lo cual probablemente no podrían hacerlas adecuadamente por ellos mismos, pues eso podría ser un ejercicio inútil. Ellos debían hacer de esto el punto principal de su devoción personal, y cuando encontrasen algo que veían que se ajustaba adecuadamente, lo copiarían entonces a una tarjeta, y después, cuando creían que habían estudiado el tema el tiempo suficiente, podrían juntar todas sus tarjetas y compartir entre ellos lo que habían encontrado. Invitaron a este estudio a su hija Betsy junto a su esposo Ted quienes vivían con ellos, uniéndose gustosamente al estudio propuesto.

26

27

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen    

Chispas para encender una vela

Chispas para encender una vela     

ed y Betsy animosamente se unieron al estudio propuesto. Todo tenía que ser un trabajo individual, algunas veces simplemente leyendo un libro devocional y tomando notas, otras veces tratando de localizar instrucciones específicas usando una concordancia o el índice de las escrituras de Elena G. White. Pasó cerca de un año cuando ellos decidieron juntarse para reunir las notas que habían escrito en sus tarjetas y discutir acerca de lo que habían encontrado.

T

Uno de ellos dijo: “Yo pienso que un buen punto para comenzar podrían ser los comentarios en El Deseado de todas las 28

29

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

 gentes , acerca de las instrucciones instruccione s finales que Cristo dio a sus discípulos antes que Él regresara al cielo. Escuchen lo que esta tarjeta tiene que decir:  Así dio Cristo su mandato a sus discípulos. Proveyó ampliamente para la prosecución de la obra y tomó sobre sí la responsabilidad de su éxito. Mientras ellos obedeciesen su palabra y trabajasen en relación con él, no podrían fracasar. Id a todas las naciones, les ordenó. Id hasta las partes más lejanas del globo habitable, pero sabed que mi presencia estará allí. Trabajad con fe y confianza, porque nunca llegará el momento en que yo os abandone. El mandato que dio el Salvador a los discípulos incluía a todos los creyentes en Cristo hasta el fin del tiempo”. 1

Después, alguien más dijo: “Yo creo que esto no nos excluye a nosotros. Debemos estar incluidos en todos los creyentes”. Otro comentó: “Si Cristo toma la responsabilidad por el éxito de su trabajo, entonces puedo decir que esto aliviará bastante la presión. Pero, la declaración que ‘no podrían fracasar’ suena tan buena para ser verdad. Me parece que entonces nadie es capaz de fallar”. Con más grado de reflexión, alguien trajo esta observación: “Bien, esto debe depender de qué definición de éxito o fracaso estamos utilizando. Podríamos hacer grandes planes y pensar que estamos yendo muy bien, mientras que Dios puede tener una opinión completamente diferente. Aquí hay una cita que indica que algunas veces nosotros los humanos podríamos pensar que hemos tenido éxito cuando en realidad realida d Dios no considera esto como un verdadero éxito en absoluto: Solo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: “Seguidme”. Es necesario acercarse a la gente por medio del esfuerzo personal. Si se dedicara

Chispas para encender una vela

menos tiempo a sermonear y más al servicio personal, se conseguirían mayores resultados. Hay que aliviar a los pobres, atender a los enfermos, consolar a los afligidos y dolientes, instruir a los ignorantes y aconsejar a los inexpertos. Hemos de llorar con los que lloran y regocijarnos con los que se regocijan. Acompañada del poder de persuasión, del poder de la oración, del poder del amor de Dios, esta obra no será ni puede ser infructuosa”. 2 La conversación continuó con esta opinión: “Si este es el único método que verdaderamente tendrá éxito, creo que malgastaremos nuestro tiempo y nuestros esfuerzos tratando con algún otro plan a seguir seguir.. Está realmente claro que si queremos llevar a cabo estas instrucciones en nuestro ministerio personal, entonces debemos dejar nuestro hogar e ir a buscar a la gente a quienes supuestamente queremos alcanzar. Parece que no es lo suficientemente bueno con solo enviar un mensaje por correo, radio o televisión”. Otro agregó: “Probablemente algo que está estrechamente relacionado con el método de Cristo es su propósito, la razón por lo que Él hace lo que hace. Algunas veces pienso que la Gran Comisión es solo una tarea difícil que ha sido asignada al pueblo de Dios, pero tengo una tarjeta que aclara que Jesús quiere que la preparación de su regreso se complete mucho más de lo que nosotros anhelamos su regreso: ‘Cristo está tratando de reproducirse a sí mismo en el corazón de los hombres; y esto lo hace mediante los que creen en él. El objeto de la vida cristiana es llevar fruto, la reproducción del carácter de Cristo en el creyente, para que ese mismo carácter pueda reproducirse en otros.… Cristo espera con un deseo anhelante la manifestaciónn de sí mismo en su Iglesia. Cuando el carácter de Cristo manifestació sea perfectamente reproducido en su pueblo, entonces vendrá él para reclamarlos como suyos’”. 3  2

1

 El Deseado de todas las gentes, p. 761

3

 El Ministerio de Curación, p. 102  Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 47

30

31

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

“Cristo está tratando de manifestarse en la vida de las personas” alguien exclamó. “Eso significa que el trabajo misionero debe ser su trabajo prioritario, y nosotros debemos solamente estar dispuestos a cooperar con lo que Él quiere hacer. Aquí encontré una cita que enfatiza de quién es realmente el traba jo, y señala que Él ya ha hecho planes de cómo quiere que se hagan las cosas. ‘Los que trabajan para Cristo deben obedecer implícitamente sus instrucciones. La obra es de Dios, y si queremos beneficiar a otros debemos seguir sus planes. No puede hacerse del yo un centro; el yo no puede recibir honra. Si hacemos planes según nuestras propias ideas, el Señor nos abandonará a nuestros propios errores. Pero cuando, después de seguir sus indicaciones, somos puestos en estrecheces, nos librará’”. 4  “Parece que estamos en el camino correcto tratando de descubrir descub rir cuáles son los planes de Dios, pero me pregunto ¿Dónde vamos a encontrar a todos, y qué si hemos pasado por alto algo?”. “Escuchen esta cita que expresa la misma idea acerca de los planes que Dios quiere que nosotros sigamos, pero es mencionado en una forma diferente. ‘No tenemos sabiduría para planear nuestra vida. No nos incumbe amoldar lo futuro en nuestra existencia… Cristo, en su vida terrenal, no se trazó planes personales. Aceptó los planes de Dios para él, y día tras día el Padre se los revelaba. Así deberíamos nosotros también depender de Dios, para que nuestras vidas fueran sencillamente el desenvolvimiento de su voluntad. A medida que le encomendemo encomendemoss nuestros caminos, él dirigirá nuestros pasos. Son muchos los que, al idear planes para un brillante porvenir, fracasan completamente. Dejad que Dios haga planes para vosotros. Como niños, confiad en la dirección de Aquel que “guarda los pies de sus santos”. (1 Samuel 2:9.) Dios no guía jamás a sus hijos de otro modo que el que ellos mismos escogerían, si pudieran ver el fin

Chispas para encender una vela

desde el principio y discernir la gloria del designio que cumplen como colaboradores con Dios’”. 5 “Aquí hay una tarjeta que aclara mejor de cómo debemos recibir los planes de Dios en el día a día. ‘Conságrate a Dios todas las mañanas; haz de esto tu primer trabajo. Sea tu oración: “Tómame ¡oh Señor! como enteramente tuyo. Pongo Pong o todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo y sea toda mi obra hecha en ti”. Este es un asunto diario. Cada mañana conságrate a Dios por ese día. Somete todos tus planes a él, para ponerlos en práctica o abandonarlos según te lo indicare su providencia. Sea puesta así tu vida en las manos de Dios y será cada vez más semejante a la de Cristo’”. 6 “Bien, eso suena lógico. Antes de empezar tu día de trabajo tra bajo tienes que hablar con el Jefe acerca de lo que Él quiere que tú hagas ese día. Y obviamente esa tiene que ser tu visita personal con Dios. No puedes hacerlo por alguien más, y nadie más puede hacer esto por ti. Debe ser por eso que Él dijo, ‘Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público’”. 7 “Veamos qué tenemos en el área de las finanzas. Pareciera que la falta de dinero es la excusa más común para no llevar a cabo lo que a nosotros nos gustaría hacer. No me gusta recaudar fondos, pero si mi trabajo tiene que depender del dinero que tengo a la mano, me temo que no llegaré muy lejos”. “Miren esta tarjeta”, alguien respondió. “Esto es fantástico. ‘Los medios de los cuales disponemos no parecerán tal vez suficientes para la obra; pero si queremos avanzar con fe, creyendo en el poder de Dios que basta para todo, se nos presentarán abundantes recursos. Si  El Ministerio de Curación, p. 380  El Camino a Cristo, p. 70 7  Mateo 6:6 5 6

4

32

 El Deseado de todas las gentes, p. 336

33

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

la obra es de Dios, él mismo proveerá los medios para realizarla. Él recompensará al que confíe sencilla y honradamente en él. Lo poco que se emplea sabia y económicamente en el servicio del Señor del cielo, se multiplicará al ser impartido’”.  8  “¡Wau! ¡Qué promesa! Pero ¿se dieron cuenta que tenemos que empezar con lo que tenemos, aunque esto sea algo pequeño? Después nuestro Dios hará que aumente mientras nosotros lo empezamos a usar. Esto encaja perfectamente con las palabras de Jesús cuando dijo, ‘Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir’.9  Entonces si nos aferramos a lo que tenemos y no damos nada, ¿qué obtendremos en la misma medida? Cero. Nada. Nada de nada”. “¿Piensas tú que esto significa que un misionero debe responder al llamado de Dios yendo sin tener ningún salario, y después puede confiar en que Dios de alguna manera proveerá todo lo que él necesite? ¿No podría eso ser una presunción peligrosa?”. “No me parece que al leer las palabras de Jesús en la Biblia y ‘presumir’ que lo que Él quiso decir es exactamente lo que Él dijo, podría ser etiquetado como ‘peligrosa presunción’. Recuerda que en el Sermón del Monte, Jesús dijo a su audiencia que no se afanen por lo que habéis de comer o beber o vestir, porque su Padre celestial sabe lo que ellos necesitan. Ellos solo deben dar prioridad en buscar el reino de Dios, y todo lo demás que necesiten lo recibirán”. 10  “Sí, y yo pienso que podemos también aprender de la forma como Jesús envió a sus discípulos en su primer viaje misionero. Él no les pagó ningún salario e incluso les dijo que no llevaran ropa extra

Chispas para encender una vela

o dinero con ellos, 11  y después, cuando regresaron, Él les preguntó cómo les había ido, y ellos le dieron la increíble respuesta que no les había faltado nada de lo que habían necesitado”.12  “¿Pero qué acerca de Pablo? Él trabajó para mantenerse a sí mismo en su trabajo misionero. Tal vez nosotros deberíamos ser misioneros fabricantes de carpas también”. “Bien, está bien claro que Pablo fue un misionero muy efectivo, y Dios lo usó de una forma grandiosa. Pero me pregunto ¿Cuál fue la razón de tanto éxito? ¿Fue porque él se mantenía construyendo carpas, o podría haber sido a pesar de ese hecho? Sabes, no encontramos ninguna instrucción que debemos copiar el ejemplo de Pablo, pero sí somos instruidos para seguir el ejemplo de Jesús. Probablemente Él fue muy hábil en los negocios como lo fue Pablo, pues Él era conocido como el hijo del carpintero, 13  pero después que recibió su llamado para el ministerio público en su bautismo en el río Jordán, nunca más regresó a trabajar a su carpintería para poder mantenerse a sí mismo y a su ministerio de servir a los demás”. “No mucho tiempo atrás, estuve leyendo en el Conflicto de los Siglos  la sección que habla acerca del mensaje final de Dios, de ir por todo el mundo; ahí dice que la advertencia será dada por ‘miles de voces’.14  Esta profecía nunca podrá ser cumplida con misioneros asalariados, porque nunca va a haber suficiente dinero en el presupuesto de la Iglesia para enviar toda esa cantidad de gente hacia nuevas áreas. Y dudo que esto tampoco pueda llevarse a cabo con trabajadores que se mantienen a sí mismos, porque no pienso que hay miles de personas que están en tierras lejanas haciendo el trabajo misionero que son capaces de mantenerse por sí mismos. Pero si Dios  Mateo 10:1-16, Marcos Marcos 6:7-13 y Lucas 9:1-6  Ver Lucas 22:35

11 8

 El Deseado de todas las gentes, p. 339

12

9

 Lucas 6:38  Mateo 6:25-34

13

10

 Ver Mateo 13:55  Ver El Conflicto de los Siglos, p. 597

14

34

35

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

quiere tomar la responsabilidad completa para el mantenimiento de sus trabajadores, entonces quienquiera, prácticamente todo el mundo, miles de personas, podrían responder al llamado. Me gusta esta tarjeta que sugiere que el trabajo final de Dios no estará limitado a personas dotadas de habilidades especiales. ‘En colaboración con Cristo, los obreros más humildes pueden pulsar cuerdas cuyas vibraciones se percibirán hasta en los confines de la tierra y harán oír sus melodías por los siglos de la eternidad’”. 15 “Todo esto suena hermoso en teoría, pero cuando realmente quiero aplicar esto en mi vida, renunciar a un buen trabajo y vender todo para ir a un lugar extraño…suena bastante aterrador para mí. ¿Qué si hemos entendido mal lo que hemos estado estudiando? ¿Qué si las cosas no funcionan en la manera que estamos pensando?”. “Bien, si esto no funciona, creo que solo regresaríamos a casa antes que nos muramos de hambre después que se termine el dinero, y entonces tendríamos que empezar todo de nuevo, de cero, como cuando estábamos recién casados. Y en ese caso, nosotros sabremos por experiencia propia que todas esas instrucciones detalladas y promesas fantásticas son solo encantadores clichés que no deberían ser tomados seriamente”. “Es fácil decir, ‘solo ten fe’, pero no creo que todo el mundo pueda fabricar fe con solo decidir tenerla. Pablo escribió acerca de la ‘medida de la fe’ que fue d ada a los lectores de su carta, 16 y pienso que cualquier fe que la persona tenga, lo que sea, mucho o poco, tiene que ser dada por Dios. Podemos pedir fe y ponernos en una posición en la cual Dios va a demostrar lo que Él puede hacer por nosotros, y cuando veamos con nuestros propios ojos que Dios es digno de confianza, nuestra fe crecerá naturalmente. Memoricé una frase que pienso es un excelente consejo para calmar nuestros temores. ‘No

Chispas para encender una vela

tenemos nada que temer en relación con el futuro, a menos que olvidemos la forma cómo el Señor nos ha conducido y su enseñanza en nuestra historia pasada’”.17  “Está bien, si supuestamente Dios está a cargo de las finanzas, entonces nosotros no debemos entrometernos en su negocio pidiendo a todo el mundo que nos dé dinero, ¿verdad? Eso va bien conmigo. Cada vez que piense que necesite dinero solo voy a hablar con Dios acerca de eso”. “Pienso que estás en lo correcto acerca de eso, pero aunque no encontremos ninguna instrucción que debemos realizar campañas de recaudación de fondos, aquí hay una cita larga que señala que tendremos la responsabilidad de hacer conocer a otros lo que nos está pasando. “Nuestra confesión de su fidelidad es el factor escogido por el Cielo para revelar a Cristo al mundo. Debemos reconocer su gracia como fue dada a conocer por los santos de antaño; pero lo que será más eficaz es el testimonio de nuestra propia experiencia. Somos testigos de Dios mientras revelamos en nosotros mismos la obra de un poder divino”.18 “Entonces, ¿a dónde debemos ir? Esa es la gran pregunta que debe ser resuelta ahora. Si nosotros elegimos el lugar, de seguro que vamos a hacer una mala elección. Como Dios sabe mucho más que nosotros, me parece que Él debe ser el que elija el mejor lugar y que de alguna manera nos muestre a dónde ir. Aquí tengo una tarjeta con dos citas cortas que tienen que ver con este problema. ‘Tan ciertamente como hay un lugar preparado para nosotros en las mansiones celestiales, hay un lugar designado e n la tierra donde hemos de trabajar para Dios’19. ‘Si el Señor desea que llevemos un mensaje a Nínive, no le agradará que vayamos a Jope o Caper naum. Razones  Testimonios para la Iglesia T. 9, p. 9  El Ministerio de Curación, p. 67 19  Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 262 17

 El Ministerio de Curación, p. 116 16  Romanos 12:3 15

36

18

37

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

tiene para enviarnos al punto hacia donde han sido encaminados nuestros pies’”. 20 “Creo que es suficiente claro que Dios también quiere elegir el lugar donde Él desea que trabajemos. traba jemos. De hecho, parece que Dios quiere hacer las partes más difíciles. Creo que lo único que Él quiere que hagamos es ir a donde Él nos indique y escuchar sus instrucciones día a día. Aquí hay una tarjeta con una gran promesa que creo que hace un buen resumen de todo lo que hemos estudiado. ‘Cuando la voluntad del hombre coopera con la voluntad de Dios, llega a ser omnipotente. Cualquier cosa que debe hacerse por orden suya, puede llevarse a cabo con su fuerza. Todos sus mandatos son habilitaciones’”. 21 * * * La conversación envolvió muchas más tarjetas de lo que el espacio aquí nos permitiría revisar, pero estas fueron las citas que tuvieron más impacto en el pensamiento de los Duerksen (Patty y Dale) y en los Burgdorff (Ted y Betsy). Todos decidieron entrar en un convenio con Dios. Ellos no buscarían un lugar luga r para ir, pero tendrían sus ojos atentos para ver si la providencia abriría el camino para ir al lugar que cumpliría los requerimientos encontrados en el estudio que realizaron. Si es así, venderían todos sus bienes, excepto algunas cosas que podrían llevar con ellos que probablemente serían útiles en su nuevo trabajo, luego irían sin hacer preguntas, dependiendo de lo que Dios les mostraría y lo que tendrían que hacer al llegar allá, permaneciendo en ese lugar hasta que vean evidencias claras que deberían partir. Ellos escribieron a los miembros de su familia contándoles acerca del acuerdo que hicieron con Dios, y luego decidieron observar y esperar. Después de algunas semanas se enteraron de un nuevo proyecto que involucraba una escuela y una clínica en Belice. No sabían nada acerca  El Ministerio de Curación, p. 375  Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 268

20 21

Chispas para encender una vela

de ese país, pero parecía que iba a ser un trabajo de apertura en una nueva área, entonces ellos escribieron a la institución de sostén propio que estaba dirigiendo el proyecto para expresarles expresar les su interés en esto. La respuesta que recibieron recibier on indicaba que ellos no podrían ser considerados como solicitantes para ayudar en este nuevo proyecto hasta que hayan pasado por lo menos un año en la institución patrocinadora para aprender cómo funciona el trabajo de automantenimiento. Como el estudio que realizaron no mostraba ninguna instrucción de este tipo, concluyeron que esta no era la elección de Dios para ellos. Pasaron unas semanas más, y luego llegó lleg ó una carta de Perú escrita por Richard Gates, el padre de David. Richard era el piloto de la Base Adventista Aérea que funcionaba en la selva peruana. En el territorio que él servía había una estación misionera que se llamaba Nevati que tenía el edificio de una clínica que no estaba en funcionamiento desde que los últimos misioneros americanos habían sido reemplazados por peruanos quienes no tenían entrenamiento en el área de las ciencias de la salud. Él pensó que tal vez los Duerksen podrían estar interesados en abrir de nuevo esa clínica. Les pareció muy interesante esta proposición, pero ellos sabían que Nevati había sido la primera estación misionera adventista establecida entre los campas indígenas, y estuvo en funcionamiento por lo menos un cuarto de siglo. Este no podría ser un trabajo de apertura, entonces lo excluyeron del plan de Dios para sus vidas. Entonces, unas semanas después, llegó una carta del mismo David. Él había ido al río Pachitea en una parte aislada de la selva buscando oro. Él no encontró mucho del precioso metal en el río, pero pudo observar que había un buen número de personas viviendo allí. Y los adventistas no estaban realizando ningún trabajo misionero entre ellos. En ese lugar no había carreteras, el río y los botes reemplazaban a una autopista llena de carros. Allí, a orillas del río, él encontró un terreno estaba la venta,elentonces pensó queeneste un buenque lugar para aempezar trabajo misionero estapodría área ser no

38

39

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

alcanzada de la selva. Este lugar parecía ser el que encajaba con el tipo de lugar que sus estudios habían indicado que Dios probablemente elegiría para ellos, entonces, inmediatamente decidieron que irían, aun cuando nunca, ni siquiera habían escuchado acerca del río Pachitea antes de que la carta llegara a sus manos. Betsy estaba esperando a su primer bebé para setiembre, entonces decidieron planear la fecha de partida para mediados de octubre. Ellos aún se mostraban renuentes para tomar el riesgo, pero tan pronto cuando anunciaron que renunciarían y dejarían el hospital para ir a Perú, ese sentimiento fue reemplazado por un sentimiento gozoso de libertad para hacer cualquier cosa que Dios les pidiera que ellos hicieran. Ahora ellos estarían ocupados con los preparativos. David tenía una avioneta en Perú y él pensó que esto les sería útil en su trabajo, y Ted quiso comprar y manejar esa avioneta, entonces tuvo que tomar clases de vuelo. Y por supuesto, también había muebles que tenían que ser vendidos o regalados. Un día, un empleado del hospital perdió todo en un incendio, y los otros empleados decidieron hacer una recolección para ayudar a esta desafortunada familia. Por un momento Dale y Patti lucharon con qué decisión tomar, pues ellos estaban tratando de juntar todo el dinero que pudieran para su aventura misionera en el extranjero, pero rápidamente se dieron cuenta que sería inconsistente que ellos fueran a ayudar a gente necesitada en la selva, ignorando las necesidades de alguien cercano, es así que sacaron del bolsillo $100 y lo dieron a la recolección. Cerca de dos semanas después, una de las enfermeras entregó a Patti un sobre diciéndole que quería ayudarles ayudar les con su proyecto misionero. ¡Dentro del sobre había un billete de $100! Patti pensó cuán cierto era el versículo bíblico que dice: “Echa tu pan sobre las

Chispas para encender una vela

aguas; porque después de muchos días lo hallarás”. 22 También estaba el Dr. Causey. Él era un hombre de Dios, un fiel bautista, un diácono, un pilar en su iglesia. Un día, él conversó con Patti en el hospital, y le dijo: “Patti, hay una cosa que quiero que sepas. Primeramente que soy un cristiano, y segundo, soy un bautista—y si ustedes amigos necesitan alguna ayuda cuando estén allá realizando su trabajo misionero en la selva, solo déjenme saber y estaré dispuesto a donar mil dólares”. Patti y Dale sabían que ellos nunca harían eso, pues resolvieron que no pedirían dinero a ninguna persona, pero fue una tremenda motivación para ellos al ver cómo Dios estaba trabajando realmente en el corazón de la gente que los rodeaba. (Y cerca de la Navidad, cuando ellos ya estaban en Perú, recibieron la noticia de que sin haber necesitado pedirlo, el buen doctor de todas maneras había depositado los mil dólares en su cuenta bancaria). Una de las últimas cosas que ellos necesitaban vender era su carro. Era un Ford Fairlane azul que Dale había comprado en el lote de carros usados en la agencia local de Ford. Solo habían tenido el carro por un año y medio, entonces decidieron fijarle un precio y fue $600 dólares menos de lo que él había pagado por el carro, pensando que sería una depreciación razonable. Entonces tuvo una brillante idea. “Hagamos una pequeña prueba con este carro”, él le sugirió a Patti. “Si Dios estuvo detrás de esta oferta en Perú, entonces Él debe querer que este carro se venda rápido para que podamos partir sin demora. Voy a contratar el clasificado más barato que haya, entonces veremos si Dios está dispuesto a enviarnos un comprador interesado”. El siguiente día, Dale fue a las oficinas del periódico local. El anuncio más barato que ellos ofrecían eran 20 palabras que aparecerían aparecer ían por cuatro días sin letra negrita y sin ningún recuadro, o alguna otra estrategia especial para atraer la atención. Él escribió algunas  Eclesiastés 11:1

22

40

41

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

informaciones básicas con un número telefónico, pagó el costo del anuncio, y se fue a casa para esperar los resultados. El primer día hubo una llamada telefónica, pero el hombre no estuvo lo suficientemente interesado para siquiera venir y echar una mirada al carro. El segundo día hubo un par de llamadas, pero igual, nadie vino. El tercer día otra llamada, pero igual no había interés suficiente para que vengan a ver el carro. Para esto, Dale estaba murmurando entre dientes que él debió haberse esforzado más por dar a conocer el carro de una forma más amplia. Y el último día no hubo ninguna llamada telefónica, pero esa mañana escucharon tocar la puerta.

Chispas para encender una vela

Cuando Dale regresó a casa y mostró a Patti el cheque, todo lo que él pudo decir fue, “¡wau! Qué fantástico vendedor de carros es el Señor, además de las otras cosas maravillosas que él hace”. El último gran obstáculo estaba ahora fuera de camino, y por lo tanto, el 13 de octubre de 1981, Patti, Dale, y su hija Bonnie,  junto con Ted, Betsy, y la nue nueva va bebé Heidi abordaron abord aron un avión en el Aeropuerto Internacional de Miami que los llevaría a la selva peruana para iniciar lo que a ellos les gusta llamar “El Gran Experimento”.

Dale abrió la puerta, y allí estaba parado un hombre que miraba hacia el garaje. “¿Ese es el carro que está vendiendo?” pregun preguntó. tó. “Sí, ese es” contestó Dale con avidez. El hombre siguió diciendo: “Bueno, parece estar muy bien. ¿Puedes ir al banco conmigo para fir mar los papeles? Entonces Dale dijo sin querer, “¿No quiere hacerle una prueba de manejo primero?”. El hombre miró sorprendido, “¿Por qué? ¿Hay algo malo en el carro?”. “Bueno, no, no realmente. Utiliza un u n poco de aceite y el mecánico me dijo que necesita nuevos anillos, pero todavía funciona bien”. “Está bien. Coja sus documentos y vaya al banco conmigo y yo te traeré de regreso”. Cuando llegaron, el gerente del banco estaba esperándolos. Los condujo hacia su oficina, y cuando se hubieron sentado, él preguntó por el título de propiedad del carro. Dale se lo dio, y el gerente le mostró a Dale en dónde firmar. Luego, el gerente le entregó un cheque certificado el precio total delestaba automóvil, ¡y el comprador ni siquiera había visto por en qué condiciones el carro! 42

43

Sin luz en la oscuridad

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

 en la  luz  en  oscuridad  

   

Sin 

llí estaba ahora Dale, frente al río Pachitea, tras él estaba la pequeña metrópoli en la selva que llevaba el exótico nombre de Puerto Inca, conformada por solo tres calles. Usamos el nombre de “calles” por la falta de una mejor palabra. Allí no había nada más que caminos. Como en Puerto Inca no había carreteras, entonces, tampoco había vehículos en la ciudad. La calle principal estaba compuesta por cerca de cinco cuadras a lo largo l argo de la ribera del río Pachitea, pues el río servía como la autopista de comercio allí en la selva.

A

44

45

 

Sin luz en la oscuridad

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Encima del primer nivel estaba la estación de policías, ubicado estratégicamente en el mismo centro del pueblo. A una distancia corta, bajando la calle, estaba ubicado el “chorro” de donde brotaba agua clara y fresca, y por esta razón la gente se estableció en esta parte de la ciudad desde un inicio. El chorro había sido construido con un muro de contención de hormigón y el piso era de cemento para prevenir erosiones. Varios tubos llevaban el agua a través de la pared. Un tubo estaba ubicado convenientemente en una parte baja para que la gente del pueblo fácilmente pudieran llenar sus baldes y ollas con agua para beber. Otra pipa estaba puesta a la altura de la cintura, la cual vertía el agua directamente a un envase grande en donde a las mujeres les gustaba lavar sus ropas. Y un tubo ubicado en la parte alta ofrecía una excelente ducha, donde uno podría refrescarse en un día caliente, con la ropa puesta por supuesto, por modestia, pues siempre había algunos espectadores alrededor. La tercera calle estaba en el nivel superior, donde el terreno era bastante plano. La iglesia católica y la clínica médica municipal estaban ubicadas en uno de los extremos de esta calle. Esta clínica tenía la reputación de tener personal y equipos médicos deficientes. En esta calle también había un banco y el edificio de la municipalidad. La calle terminaba en una pista de aterrizaje de grass que tenía el largo suficiente para que el avión de carga de dos motores, que ocasionalmente venía a Puerto Inca, pudiera aterrizar. Lo más común era ver el flujo de avionetas que ofrecían “taxi aéreo”, llevando y trayendo pasajeros casi todos los días. Fue en esta calle que Richard Richard compró un lote para con construir struir el templo adventista. La congregación todavía no existía, pero Richard, que era un ministro ordenado así como también un piloto, se imaginaba con los ojos de la fe a un grupo de creyentes establecidos aquí para ser como la luz de una vela en esa pequeña comunidad. Dale estaba muy agradecido con Richard, quien fue quien lo trajo a Puerto Inca esa mañana en el Cessna 185 de la Misión Adventista. Él había traído algunos materiales para la construcción que serviría como

el lugar para celebrar reuniones evangelísticas, y que luego llegaría a ser la Iglesia Adventista, entonces invitó a Dale para que venga a dar un paseo gratis. Richard siempre fue muy atento y servicial. Dale todavía recordaba vívidamente su llegada a Perú a medianoche solo un par de meses atrás. Ellos estaban haciendo escala en Iquitos, una ciudad tropical que ellos nunca habían visitado antes, pero allí, en la terminal, a medianoche, ellos reconocieron el rostro sonriente de Richard, y sus miedos se convirtieron en gozo. Él había organizado convenientemente todo para hacer unos negocios allí, al mismo tiempo que estuvo planeada la llegada de ellos, y él también amablemente había hecho arreglos para el uso de algunas habitaciones que estaban desocupadas en el Hospital Ana Stahl, donde ellos pudieron dormir el resto de la noche. Un par de días después, pudieron encontrar un vuelo de conexión a Pucallpa, una ciudad grande que está ubicada al final de la carretera que cruza las montañas de los Andes y que viene a la selva desde Lima, la ciudad capital de Perú, una ruta de más o menos 800 kilómetros. A orillas de un lago, cerca de Pucallpa estaba la Base Aérea Adventista en donde Richard y su esposa Meraldine vivían, entonces Richard les informó que una de las casas de los trabajadores estaba desocupada temporalmente, la cual podrían alquilar por algunos meses por una pequeña tarifa equivalente a US$22 por mes, mientras ellos trataban de ubicarse en la granja que tenían en el río Pachitea. Ellos no habían realizado ningún plan y casi ninguna preparación para su llegada, pero aparentemente Dios estaba trabajando, proveyendo para sus necesidades. Ellos estaban ansiosos por ver por primera vez su nueva granja, es así que unos días después de su llegada, Richard les ayudó a organizar un vuelo a Puerto Inca, y él y su hijo David fueron con ellos para presentarles a Hemerson Panduro, el dueño anterior de la propiedad. Hemerson demostró ser una persona amistosa y agradable, y él mismo llevó a todos río abajo en su bote grande de

46

47

 

Sin luz en la oscuridad

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

madera hecho a mano. Cuando él bajó l a velocidad del motor y paró en la orilla del río, todo el mundo se preguntaba dónde estaba la granja, pues todo lo que podían ver no era más que un gran monte. Después que treparon el despeñadero, ellos pudieron ver que alguna vez hubo un espacio limpio por algún tiempo, pero la selva estaba tratando de regresar de nuevo, y todo estaba cubierto con una espesa capa de yerba de ku dzú. A un lado había una plantación de plátanos batallando por sobrevivir, y al otro lado se podía observar unos postes cubiertos con yerba que fue todo lo que quedaba de un par de construcciones que estaban pudriéndose. Obviamente se necesitaría de mucho trabajo para hacer de este lugar habitable, pero ellos no se desanimaron. Con ojos llenos de optimismo, podían ver, más allá de la mala yerba, las posibilidades que existían en este lugar, el cual Dios había elegido para ellos. De regreso a la base aérea, Patti se unió a Meraldine en la pequeña clínica diaria que ella dirigía para sus vecinos. Esto dio a Patti la oportunidad de estar familiarizada con los tipos de problemas médicos que ella mayormente encontraría en esta parte del mundo, además, empezó a conocer las medicinas que estaban disponibles en las farmacias locales. Ted y Dale realizaron algunos viajes a Puerto Inca para empezar a trabajar en la granja. Su nuevo amigo Hemerson era ahora su hombre de contacto, y él continuó siendo de gran ayuda. Él tenía una pequeña casa en el pueblo, y les permitió usarla como un lugar para guardar sus equipos y provisiones y en donde ellos podrían pasar una noche si era necesario. También También tenía un bote extra qque ue les permitió usar, y esto fue una gran bendición para ellos. Uno de sus primeros proyectos sería limpiar un espacio para un pequeño huerto, y allí sembraron las sem semillas illas que trajeron con ellos ellos.. El trabajo avanzaba bastante lento, por lo tanto, un día, Hemerson les dijo: “Debí haber cultivado este terreno antes de que ustedes llegaran.

He decidido contratar algunos cunchis para cultivar 10 hectáreas en la parte frontal del río”. “¿Qué es un cunchi?” Dale quiso saber. Hemerson sonrió. “Realmente, ese es el nombre de un tipo de bagre que vive aquí en este río, pero la gente local lo usa como un apodo para los indios quechuas que vinieron de las alturas a un poblado que ellos llaman Cira que está a más o menos dos horas de aquí yendo río abajo. Todos ellos pertenecen a un grupo religioso llamado Israelitas del Nuevo Pacto. Por alguna razón, ellos creen que no deben cortar su cabello, entonces los hombres envuelven su cabello en su cabeza y lo cubren con un gorro. Pero los hombres de la serranía no pueden hacer crecer una barba poblada, y todo lo que tienen en sus barbillas son algunos pelos ralos que hacen recordar a la gente los bigotes del bagre. Es por eso que los llamamos ‘cunchis’, pero ellos son trabajadores bien honestos, y no te robarán”. Estos fueron los pensamientos que cruzaron en la mente de Dale esa mañana mientras estaba parado en la orilla del río Pachitea. Esta vez, él estuvo solo, pues Ted estaba ocupado tratando de obtener su autorización para usar su avioneta en Perú. El pensamiento de navegar solo, río abajo, era bastante aterrador, pero los israelitas estarían trabajando allí a su llegada. Además, esa mañana, él había leído en el momento de su devoción personal esta promesa reconfortante: “No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán”.1 La situación se ponía más complicada por el hecho de que esta vez, el bote extra de Hemerson no estaba disponible para el uso de Dale, pero uno de los principios en el pacto que hicieron con Dios era que siempre iban a hacer lo que podrían con lo que ellos tenían a la mano. En el almacén estaba el bote inflable de Dale con un motor fuera 1

48

 Isaías 43:1-2

49

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

de borda de 5 caballos de fuerza. Él nunca deseaba volver a usarlo de nuevo, pues el piso del bote tenía un agujero que hacía entrar agua a la embarcación, y esto dañaba todas las cosas, pero, como el tubo largo que formaba los lados del bote eran los l os que más ayudaban a que el bote flotara y eran bastante herméticos, entonces habría poco peligro de hundirse. Lo mejor sería ir por el bote, entonces, antes que él cambiase de parecer, corrió hacia el almacén para agarrar el bote y los materiales que necesitaría. Le tomó una hora para poder inflar el bote con la boca, y muy pronto, algunos niñitos se reunieron alrededor para mirar este espectáculo tan extraño. Después, él planeó cuidadosamente cómo acomodar su carga. La carpa y las herramientas irían primero, porque no se dañarían por el agua en el fondo del bote. Su comida iría dentro de dos barriles que servirían de protección. Ropas de cama, toallas, ropas, y cosas perecibles irían encima de las cosas que puso primero. Y por último, la carretilla fue puesta boca abajo encima de todo lo demás. Mientras él estuvo acomodando su carga, se alarmó al ver cuán rápido el agua estaba entrando a la embarcación, pero no quiso desanimarse. “Solamente voy a botar el agua varias veces”, se decía a sí mismo. Amarró su salvavidas alrededor de su cintura, y luego, con los pies descalzos, empujó el bote fuera de la orilla hasta que lo sintió flotando libremente. Se subió a bordo, y procedió a arrancar el motor. Después de más o menos la cuarta jalada de la cuerda del arrancador, el motor empezó a funcionar, funcionar, y él se dirigió hacia el medio del río. Justo cuando estuvo acomodándose para tener un paseo relajante navegando río abajo, de repente, el motor se apagó. Trató de encenderlo jalando el arrancador unas cuantas veces más pero fue inútil. Volvió a revisar el tanque de gasolina, y estaba completamente lleno. Trató de reajustar la válvula del carburador, pero nada de lo que hacía, convencía al motor que funcionara de nuevo. “Está bien”, se dijo a sí mismo, “Esta corriente me está llevando lo suficientemente rápido en la dirección que quiero ir”. “Veamos, cuando llegue allá, necesitaré un remo para acercarme

Sin luz en la oscuridad

a la orilla. Me pregunto ¿Qué podría usar como un remo?”. Cuando él empezó a mirar alrededor, descubrió entre sus herramientas a su pala. Sí, eso podría servir como un buen remo. Dale todavía no conocía muy bien el río, es por eso que tuvo que estar atento para llegar a su granja. Después de más o menos una hora de estar flotando libremente, finalmente él reconoció el lugar que veía enfrente, entonces, agarró su pala y empezó a remar. Unas cuantas remadas en el lado derecho solo hacían girar el bote hacia la izquierda. Así nunca lo haría, entonces trató alternando una remada en cada lado. Eso hizo parar de seguir dando vueltas, pero avanzaba en forma muy lenta y pesada que no se veían progresos perceptibles, así que se puso de pie en el bote y así pudo alternar los lados más rápidamente. Ahora estuvo mucho mejor, y entonces se concentró en su remada por unos minutos. Pero cuando levantó su mirada, se sobresaltó al descubrir que estaba avanzando más rápidamente hacia el río abajo que avanzar hacia la orilla. Empezó a remar desesperadamente mientras gritaba, “¡Oh Dios, ayúdame a llegar a la orilla!”. Pero ningún ángel fue enviado para empujarlo hacia la orilla del río, y rápidamente el bote pasó la granja. Lleno de desesperación, cayó de rodillas. ¿En dónde terminaría él ahora? Tal vez río abajo en el Amazonas, en algún lugar en medio de Brasil. Pero luego, después de haber navegado un buen rato, él se fijó en un árbol que estaba caído, el cual tenía sus ramas en el agua, pero sus raíces todavía estaban pegadas a la orilla. Sus esperanzas revivieron. Si podría alcanzar ese árbol, tal vez él podría jalar el bote hacia la orilla. Entonces, se puso de pie y empezó a remar frenéticamente una vez más. Cuando él pudo ver que se estaba dirigiendo directamente hacia el árbol, soltó la pala, y se sentó para agarrar la primera rama que llegaría. Él pudo agarrarla, pero para su desgracia, la fuerza de la corriente era tan fuerte que todo lo que él podía hacer era mantenerse en el mismo lugar. Se agotó muy rápido a este ritmo, entonces, desesperadamente, agarró una pequeña cadena que estuvo atada al motor y rápidamente lo envolvió alrededor de la rama.

50

51

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Ahora podía descansar un poquito, pero la cadena cruzaba una de sus piernas y lo había arrinconado hacia abajo y difícilmente podía moverse. La cadena también empezó a presionar mucho a un lado del bote y el agua empezó a entrar, y pronto se formó un pequeño lago en el fondo del bote. El barril que contenía su comida empezó a flotar, luego se volteó y toda la comida se mojó con el agua del río. Su pequeña maleta empezó a flotar también, pero no fue un buen nadador, pues rápidamente se hundió en el fondo del bote. Las cosas estaban yendo de mal en peor, es así que él soltó la cadena y empezó a prepararse para agarrarse mejor de la siguiente rama. Definitivamente las cosas mejoraron, pero nuevamente, todo lo que podía hacer era mantener al bote en ese lugar, no podía avanzar hacia la orilla. ¿Cómo podría salir de este lío? Entonces, en ese momento, escuchó un sonido agradable, el sonido de un bote que surcaba rápidamente el río. El sonido del motor disminuyó, y era notorio que los ocupantes del deslizador de metal estaban tratando de descubrir qué podría ser esa cosa extraña de color azul y amarillo brillante que estaba atascada en ese árbol caído. Dale empezó a gritar lo más fuerte que pudo, “¡Socorro! ¡Socorro!” y se emocionó mucho al ver que el bote cambiaba de dirección y se dirigía hacia él. Era obvio que el bote no vendría hasta las ramas del árbol para agarrarlo, por lo tanto, él tendría que soltarse y flotar solo en el agua. Pero al hacer esto, otra rama golpeó la carretilla y lo empezó a empujar afuera del bote. Desesperadamente, él trató de salvar su valiosa carretilla, pero en vez de eso, él perdió el equilibrio y junto con la carretilla cayó al agua. Rápidamente volvió a la superficie de nuevo, y su bote inflable estaba justo a su lado, entonces extendió su mano izquierda y agarró la soga que circulaba el bote. Se sentía mal por la pérdida de su carretilla. La necesitaría mucho, pero como había estado al revés, él se preguntaba si tal vez la carretilla habría atrapado algo de aire, entonces no se hundiría muy rápido. El río estaba muy turbio y eso le impedía a Dale ver alguna 52

Sin luz en la oscuridad

cosa debajo de la superficie del agua, pero él movió su mano alrededor del agua sucia. Entonces su mano chocó con algo duro y redondeado r edondeado y él lo agarró rápidamente, seguro de que eso sería uno de los agarradores de la carretilla. Para el deslizador acercando a su lado, y un hombre se entonces, inclinó hacia el borde deselaestaba embarcación diciéndole: “Deme su mano, y yo le jalaré hacia arriba”. “No”, respondió Dale mientras levantaba su mano derecha por encima de la superficie del agua sujetando el mango de la carretilla: “Primero, agarre mi carretilla”. El hombre lo miró con rostro sorprendido como si quisiera decir, gringo tonto, estás por ahogarte, y todavía estás colgado de tu carretilla. Pero, realmente él no dijo nada mientras subía la carretilla dentro del bote, y luego jaló a Dale a bordo. Dale trató de e xplicarles a dónde necesitaba ir, y ellos mostraron tener buena voluntad por tratar de ayudarlo a llegar a su destino. Y justo en ese momento se escuchó el sonido de otro deslizador, y entonces se detuvo junto a ellos. Después de intercambiar algunas palabras, ellos pasaron la carretilla al otro bote, y este siguió avanzando, dejando a Dale con la tristeza de que nunca más vería a su preciada carretilla de nuevo. Sus benefactores trataron de remolcar su bote río arriba, pero rápidamente se notó que el bote inflable producía mucha resistencia y esto nunca funcionaría. “Solo llévenme a la orilla, yo ya encontraré alguna manera de regresar a mi granja”, sugirió Dale. Entonces ellos dirigieron su bote a la orilla más cercana y lo dejaron allí. Una mujer estaba allí, sentada en su canoa lavando su ropa. Muy desalentado, Dale empezó a botar el agua del bote con un balde mientras elevaba una oración en silencio: Dios, gracias por salvarme del árbol que estaba caído, pero no sé qué hacer ahora. Ya no doy más. Tú tienes que empezar todo de nuevo. Por un momento, él habló con la mujer acerca 53

 

Sin luz en la oscuridad

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

del aprieto en el que estuvo, y después, sin hacer ningún comentario, ella se levantó y se fue. Un poco después, ella retor retornó nó diciendo: “Mi esposo le llevará a su chacra”. Su esposo apareció unos minutos después, él era un hombre alto con aspecto europeo. Se presentó como Andrés Rufner, y después se pusieron a trabajar pasando todas las cosas del bote de Dale a su bote. Ellos sacaron el aire del bote inflable, lo doblaron, y también lo empaquetaron. Cuando ellos llegaron a la granja, Dale estuvo contentísimo al ver a su carretilla ahí en la orilla del río. Rápidamente, ellos descargaron todo, luego Dale quiso pagar a su nuevo amigo por su ayuda. “No, ¡nunca!” objetó el señor Rufner. “Los vecinos se ayudan unos a otros aquí”. “Estoy muy agradecido con usted”, respondió Dale. “Mi esposa es enfermera, y cuando ella esté aquí, estaremos dispuestos a ayudarlos si alguna vez ustedes se enferman”. Dale estuvo ansioso por saber cómo estaban yendo sus plantas, entonces corrió hacia su huerto. El panorama que vieron sus ojos era muy desalentador. Los frijoles solo eran columnas de palitos, pues estaban completamente sin hojas. La mitad de los zapallos estaban muertos, y el resto se veían enfermos. Los pequeños repollos que luchaban por sobrevivir parecían como si una pistola en miniatura había disparado en las hojas, y le había llenado de muchos huecos. Solo las plantas de los tomates y dos pepinos todavía se miraban bien. Pero no había tiempo para lamentos, pues el cielo se estaba oscureciendo, amenazando con llover. Mientras él corrió cerca a un árbol de papaya que crecía solitaria, se dio cuenta que estaba llena de fruta fru ta madurándose y agradeció porque por lo menos tendría esa fuente de buena comida. Dale se apuró en armar la carpa, pero antes de que pudiera terminar, una típica ráfaga de viento con unas pocas gotas gruesas de lluvia anunciaban la llegada de la tormenta. De repente él escuchó un sonido estrepitoso y se volteó para ver qué había pasado. Lo que vio

casi lo dejó en estado de shock. La única papaya hermosa que había ahí, se había caído. La parte de arriba se había roto y las frutas verdes se dispersaron sobre el piso. Muy cansado, él se arrastró dentro de la carpa que estaba húmeda para escaparse de la lluvia. Tenía mucha hambre, pero su comida se había mojado con el agua del río. Necesitaba sacarse la ropa mojada, pero todo lo que estaba dentro de su maleta estaba empapado, y no había nada seco para ponerse. Él no se moriría congelado ahí en el trópico, pero sí, sabía que esa iba a ser una noche miserable y fría. Se acurrucó en su cama y pensó en silencio, sin nadie en particular: “Dios no está bendiciendo este experimento. Todo está yendo mal. Yo me voy de aquí. He terminado con todo esto. ¡TODO! Yo me regreso a los Estados Unidos, a la vida cómoda que teníamos allí, y me voy a olvidar acerca de este asunto del trabajo misionero en el extranjero”. Afortunadamente no pudo llevar a cabo esa decisión, en ese momento, y durante esa noche de miseria, él simpatizó con las palabras de Job, “¡Quién me volviese como en los meses pasados, como en los días en que Dios me guardaba, cuando hacía resplandecer sobre mi cabeza su lámpara, a cuya luz yo caminaba en la oscuridad!”.2 Esa noche, no había una vela encendida en la cabeza de Dale, pero otra mañana seguramente vendría para disipar la oscuridad. Cuando las cosas no pueden llegar a ser más oscuras, ellas siempre llegarán a brillar más.

2

 Job 29:2-3

54

55

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

El centellear de una luz

   

  centellear  centellear   de una luz   

El

l nuevo día amaneció con un cielo claro, y nunca se había sentido tan bien el calor de los rayos penetrantes del sol tropical. Dale improvisó un cordel entre los árboles y allí colgó todas sus ropas y toallas mojadas. Él tenía algunas calaminas (láminas de metal corrugado) para techos en la mano, y los ubicó directamente hacia los rayos del sol. Esparció la comida mojada sobre el metal caliente y allí se secó, entonces así pudo salvar la mayor parte de su alimento. Cuando revisó sus cosas para ver qué se había perdido en la experiencia del día anterior, solo dos cosas estaban faltando: su pequeño encendedor y su peine. La gente que estaba cultivando

E

56

 

57

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

la chacra le compartió algunos fósforos hasta que los de él pudieran secarse, y nadie se quejó de que él no se hubiera peinado. Hambriento, se dirigió nuevamente al pequeño huerto. Un zapallo precioso estaba creciendo en una de las plantas que quedaban. Satisfecho, él agradeció a Dios por esto y agregó: “Recuerda tu promesa en Malaquías, que si somos fieles en los diezmos y ofrendas, tú reprenderás al devorador.1  Este lugar está lleno de insectos que les gusta devorar huertos, ¿podrías por favor cuidar de este pequeño zapallo?”. Necesitaba Necesitab a crecer un poco más, y cada día él monitoreaba su progreso hasta que un día se dijo a sí mismo: “Mañana voy a cortarlo y comerlo”. A la mañana siguiente, cuando él fue a cortar el zapallo, se sorprendió al encontrar la planta con hojas caídas. ¡Se había muerto durante la noche! De todas maneras, él recogió el único zapallo y lo cocinó, y cuán delicioso estaba. Después, él regresó a desenterrar la planta, y encontró un pequeño gusano blanco que había comido el tallo justo por debajo de la superficie. Dale estuvo perplejo. Él había devuelto sus diezmos fielmente por años, y la promesa en Malaquías se veía tan clara, y él había reclamado esa promesa, sin embargo ese pequeño devorador se había mantenido devorando. ¿Por qué? Esto lo incomodó por muchos meses hasta que un día finalmente él pudo aclarar que esa promesa no era para él. Estuvo dirigida a los ladrones. Ladrones de la peor clase, la clase que se atrevía a robar al mismo Dios.2  Dale no era un ladrón. Habían otras promesas para él, como la que dice, “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. 3  Aun cuando después algunos cerdos devoraron lo que él había plantado, nunca estuvo hambriento. Dios siempre proveyó lo que él realmente necesitaba, así como él dijo que lo haría en su promesa. 1

 Ver Malaquías 3:11

2 3

 Ver Malaquías 3:8  Filipenses 4:19

El centellear de una luz

Pero el día que descubrió que la planta de zapallo había sido destruida por un gusano, él todavía no entendía que la promesa para “reprender al devorador” no estaba dirigida a él. Había venido a este lugar para descubrir por él mismo si se podía confiar en que Dios cumpliría sus promesas, y había esperado que esta sería una experiencia de crecimiento continuo en la fe, pero ahora parecía que había una promesa que Dios no había cumplido y él se sentía muy devastado por eso. Se acordó de Jonás cuando estuvo en Nínive, y empatizó con el profeta cuando parecía ser que Dios no estaba cumpliendo su palabra. Esa noche, Dale derramó su corazón a Dios, suplicando por alguna señal, alguna indicación de que el Todopoderoso todavía estaba dirigiendo esta aventura. A la mañana siguiente, Leoncio vino a visitarlo. Él era uno de los israelitas,aun hombre muy agradable, era el líderpara del cultivar grupo de trabajadores quienes Hemerson había contratado la chacra. Él quiso contar a Dale acerca de un sueño que había tenido esa noche. “En mi sueño”, él dijo, “vi tu casa, y ya estaba completamente construida; era una hermosa casa, y en la orilla del río había un letrero de color celeste, muy atractivo y tenía un pequeño techo para protegerlo de la lluvia. No recuerdo qué decía el letrero, pero todo era perfecto, limpio y lindo”. Cuando Dale escuchó esas palabras, su piel se puso como de gallina. Estuvo impresionado que Dios le había dado una pequeña visión de las cosas que vendrían a este hombre quechua indígena, una visión que Dale estaba en peligro de perder. Él entonces concluyó que esta sería la señal que él había pedido, y su ánimo revivió nuevamente.   Este reavivamiento vino justo a tiempo, pues cerca del mediodía Leoncio vino de nuevo para anunciar que se estaban yendo. Ellos habían completado solo la mitad del trabajo asignado, pero habían decidido que el trabajo era muy fuerte por la pequeña cantidad de pago que estaban recibiendo, es por eso que estaban renunciando. Recogieron sus pertenencias y se dirigieron a la orilla del río, en donde

58

59

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

hicieron señales con un trapo a un bote que pasaba y en donde todos se fueron, dejando a Dale solo. Sin embargo, él todavía estaba sintiendo la euforia que había sido generada por el sueño de Leoncio, y este no podría ser un golpe devastador después de todo.

postes viejos para su construcción. Entonces Hemerson le aconsejó sabiamente que no hiciera eso. Los nativos hacen sus postes de ciertos árboles que tienen una madera densa y que se ponen muy duras a medida que se van secando, y es imposible clavar algo ahí. Por eso es que es muy resistente a podrirse. Es mejor usar nuevos postes para la

Daledeltenía radio enladonde algunas noticias día, una peropequeña accidentalmente había escuchaba dejado encendida, y las baterías se desgastaron, y ahora ni siquiera podía tener ese pequeño contacto con el resto del mundo. Bueno, nada podía ganar suspirando en esta soledad. Es así, q ue se fue al huerto par a ver cómo estaba yendo el único pepino que estaba creciendo allí. Se veía muy bien, y estuvo por cogerlo cuando entonces retir ó su mano, diciendo: “No, mejor lo voy a guardar para Navidad. Mañana es Navidad, y debo tener algo especial para la cena navideña”. Entonces, el siguiente día, después de su banquete de arroz y plátanos y “pan de árbol”, él concluyó con el crujiente y delicioso pepino como postre; y hasta ahora, él sostiene que ese fue el postre más delicioso que él haya comido.

nueva construcción, entonces se podría clavar cuando la madera aún está fresca.

Algunos botes pasaban por el río, pero en general fue un día muy tranquilo. Fue la única vez en su vida que estaba pasando una Navidad sin ningún ser humano con quien hablar habl ar en todo el día. Estuvo ocupado trabajando en los alrededores, y el día no fue muy diferente de los otros días, con excepción del postre de pepino. Los israelitas informaron a Hemerson que querían recibir su pago por su trabajo, pero antes de pagar algo, él vino para ver cuánto habían avanzado. Dale aprovechó esta oportunidad para par a hablar con Hemerson acerca de la idea de construir su propia casa. Tenían que empezar con algo lo más pronto posible, entonces él pensó que lo más rápido y práctico sería construir algo con el estilo nativo. Hemerson estuvo de acuerdo con eso. Habían algunos restos de algunas construcciones viejas en el lugar, y Dale se dio cuenta que los postes principales de esa casa todavía se veían bien, entonces él pensó que podría salvar esos 60

 

El centellear de una luz

“Tengo un amigo que sabe dónde encontrar buenos postes para construcción”, dijo Hemerson. “Si usted desea, lo puedo contratar para que él haga hag a algunos, y el costo va a se serr razonable. Yo voy a enviar la madera hasta aquí. ¿Cuántos vas a necesitar?” Dale sonrió. “¡Oh, eso sería grandioso! Veamos, estoy pensando en una casa de tres cuartos, cerca de 3 metros y medio de ancho por 9 metros de largo. Con eso podríamos hacer tres cuartos que sean de 3 por 3 y medio. Podría haber un cuarto para Patti y para mí a un lado, y al otro lado un cuarto para Ted y Betsy, y en el medio podríamos hacer una cocina que podríamos usar todos  juntos.  junt os. Podr Podríamos íamos empez empezar ar algo pequ eño y después desp ués podr íamos construir casas más grandes si necesitamos más espacio. Vamos a necesitar cuatro postes para las esquinas de la casa y dos postes para sostener las paredes entre los cuartos, entonces serían otros cuatro postes. Ordenemos ocho postes”. “Me parece bien”, respondió Hemerson. “Yo me encargaré de eso enseguida”. Y después de eso, se despidió. Unos días después, a la distancia, Dale escuchó un sonido de motor diferente. Emocionado él exclamó fuertemente: “Eso no es un bote, debe ser un avión, y está viniendo bajo y despacio. Estoy seguro que es Ted”. Corrió al terreno que estaba abierto justo en el momento que pudo ver la avioneta Cessna roja y blanca. ¡Qué hermosa vista para sus ojos anhelantes! Sintió una emoción similar a lo que él imaginaba será su experiencia algún día cuando vea la 61

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

nube trayendo de regreso a Jesús para llevar a sus hijos a casa. Ted inclinó las alas de la avioneta como saludándolo y después voló hacia Puerto Inca, pero el día finalizó sin la llegada de Ted a la granja, entonces Dale se sintió desilusionado.

El centellear de una luz

será lo mejor que escuche mientras esté aquí. Creo que ahora puedo permanecer solo por otra semana o dos. Es mejor que me quede y siga preparando para que las mujeres puedan mudarse aquí. Estaré esperándote la próxima semana, Ted”.

  Sin embargo, a la siguiente mañana, un bote paró y Ted desembarcó antes de que el bote continuara continuar a yendo río abajo. Él explicó, “Ayer no pude encontrar ningún bote que me pudiera traer, entonces tuve que pasar la noche en el pueblo. No puedo quedarme esta vez, solo vine a ver como te está yendo. Ese bote va a regresar a Puerto Inca por la tarde, y ellos prometieron parar y recogerme. Tú puedes ir conmigo si así lo deseas. He planeado venir la próxima semana para quedarme y trabajar un poco”. Luego Ted mostró a Dale las cosas buenas que él había traído para hacerle la vida más placentera si decidía quedarse un poco más. Había más comida y materiales para leer, y lo más emocionante era el equipo de comunicación por radio. La base aérea estaba dentro del sistema comercial de radio con la oficina de la misión local y con las oficinas de la Unión Incaica en Lima, así como con algunas otras estaciones de misiones aisladas. Con un receptor prestado, una batería de carro para encenderlo, y una antena dipolo cortada al tamaño correcto, sería posible unirse al sistema, entonces, inmediatamente se pusieron a trabajar, colgando la antena entre dos árboles. La base aérea acostumbraba dejar encendida la radio todo el día. Cuando todo estuvo instalado y encendido, Ted hizo una llamada. Él sabía que tal vez no habría nadie en la oficina, pero alguien trabajando en el hangar podría escuchar la radio, entonces él hizo varias llamadas a intervalos cortos. Unos minutos después, se emocionaron al escuchar una voz clara de regreso. Estaba funcionando perfectamente.   “Muchas gracias”, exclamó Dale. “Con el solo hecho de verte y hablar con alguien en inglés significa mucho para mí. Y ahora podré hablar con Patti cada mañana por la radio. Hablar con ella 62

63

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Luz en la oscuridad

 en la Luz  en  oscuridad  

   

omo los Duerksen y los Burgdorff habían tomado muy seria y literalmente el consejo de seguir el ejemplo de Jesús quien “no hizo planes para sí mismo”,1  ellos llegaron a Perú sin realizar ninguna investigación acerca del tiempo favorable para mudarse a esa área de la selva. Como resultado, ellos llegaron en la fecha que la mayoría de personas creería que era la peor época del año, el inicio de la época de lluvias. Ahora, Ted y Dale trataban de ingeniarse cómo terminar su trabajo con las lluvias que caían cada día. El único

C

1

64

 

 El Ministerio de Curación, p. 380.

65

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

refugio disponible, aparte de la carpa, era una simple estructura que los israelitas habían construido para dormir. No era nada más que un techo de hojas de palma que tenía la forma for ma de A, era de más o menos 2 metros de altura, 2 metros de ancho y 3 metros de largo. Mirando cómo la lluvia transformaba la tierra en lodo, Dale puso sus pensamientos en palabras. “Ted, necesitamos refugiarnos más de esta lluvia. ¿Por qué no utilizamos algunos postes que están allí a llí tirados y tratamos de hacer una pequeña casa como de tres metros cuadrados y medio? Podríamos tratar de hacer el techo con las hojas de las palmeras así como lo hacen los nativos. Hemerson dijo que esos postes eran muy fuertes para ser clavados, pero tenemos un taladro en la caja de herramientas, pienso que si hacemos un pequeño agujero con eso, entonces será más fácil clavar un clavo hacia adentro”. “¡Buena idea! ¿En dónde lo quieres?” “Bien, allí, creo que al lado del huerto sería el mejor lugar, pero deja un espacio de más o menos un metro para que podamos caminar por los lados del huerto. Y para que también se vea que tenemos un espacio muy bien organizado, vamos a alinearlo con los postes que Hemerson ha traído para la casa que vamos a construir. Olvidándose de la lluvia, rápidamente Ted agarró una excavadora y empezó a cavar huecos. Cuando tuvo listo los cuatro postes esquineros en sus lugares, Dale también ignoró la lluvia y se unió a él. “Todavía no cortemos las hojas de las palmas para el techo. Como la casa aún está bastante lejos de estar lista para poder ponerse el techo, usemos algunas calaminas como techo temporal de esta construcción”.

Luz en la oscuridad

mantenerlos en su lugar. Usualmente, las lluvias casi siempre vienen con vientos, y ellos seguirían mojándose mojándose si no pondrían paredes. Por lo general, las lluvias siempre venían en una dirección, entonces decidieron tratar de hacer solo dos paredes para proteger mejor esos lados. Cuando Cuand o las calaminas son puestas en forma vertical pueden formar una pared temporal y una tabla delgada clavada entre los postes esquineros serviría como lugar en donde se podrían apoyar esas calaminas. Otra madera delgada clavada del otro lado de la lámina de metal podría mantenerlas en su lugar y evitar ser expulsadas si el viento cambiara de dirección. Finalmente, su construcción improvisada estaba finalizada, todo en un día. “¿Sabes?, parece que habrá mucha agua cayendo del techo”, observó Dale, “Y podría ser un problema si cae muy cerca de la casa, ¿no crees? Me pregunto si habrá alguna manera de desviar el agua hacialootra parte”. Ted reflexionó en el problema por un momento, luego su rostro se iluminó y dijo: “Tengo una idea”. Dale miró con interés mientras Ted iba a agarrar la motosierra. Él se dirigió a un árbol de palmera que tenía cerca de ocho pulgadas de diámetro, pues había descubierto que este tipo de palmeras tenían una corteza dura pero un corazón suave, entonces derribó el árbol. Luego, cortó la parte superior del árbol y le quedó un tronco como de tres metros y medio de largo. Entonces, él partió el tronco por la mitad con la motosierra, y excavó el corazón blando con un azadón. En poco tiempo, él obtuvo dos buenos canales de lluvia.

Ellos hicieron un marco inclinado que estuvo sostenido por los postes esquineros, y sobre este marco, ellos colocaron las calaminas sin ser clavadas, para que después pudieran removerlas fácilmente cuando llegara el tiempo de poner el techo permanente a la casa. Después,

Los dos hombres, retrocedieron un poco para admirar su trabajo. “Ahora tenemos un lugar en donde podremos preparar nuestra comida cuando llueva,” dijo Ted. “Voy a bautizar a esta nueva construcción con el nombre de, ‘la choza-cocina’. Ahora que ya tenemos más refugio, traigamos a las muchachas. Yo sé que ellas están ansiosas

colocaron algunos tablones de madera sobre las láminas de metal para

por querer venir”.

66

67

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

“Anda a traerlas tú”, respondió Dale, “Yo voy a quedarme aquí para tener listos los últimos detalles para su llegada”. Mientras Ted voló a Pucallpa, Dale se mudó de la carpa para proveer ese lugar a Bonnie y su amiga Brenda Lang, quien era una estudiante estaba enseñando los hijos menores de ella los Gates en lamisionera base aérea.que Ahora ellos e staban dea vacaciones, estaban entonces podría salir por unos cuantos días. d ías. También limpió el techo en forma de A, al cual ahora ellos llamaban “La choza-israelita” para proporcionar un lugar para Ted, y Dale puso su propia cama en la nueva chozacocina. Cuando pensó que ya era el tiempo de la llegada de ellos, él se puso a cocinar una olla de sopa. Justo antes que se oscureciera, escuchó la llegada del bote de Hemerson trayendo al grupo de americanos. Casi volando, él bajó a la orilla del río para saludarlos. “¡La sopa está lista!” les gritó. “Vengan y cenen en el restaurante más elegante del Pachitea”. Y la forma como ellos terminaron la sopa, se pudo confirmar que él estuvo en lo cierto. Las jovencitas anunciaron que ellas habían venido para lavar la ropa y cocinar, y los hombres estaban muy felices de renunciar a esas tareas que les quitaba mucho de su tiempo. Fue asombroso ver cómo ellas se ingeniaban para preparar platillos deliciosos con los pocos ingredientes que estaban disponibles allí. Se reían juntas mientras bromeaban que serían famosas si escribieran un libro de cocina acerca de las maneras de utilizar los plátanos y las semillas del pan de árbol. Cuando la lluvia convirtió el piso sucio de la choza-cocina en lodo, las muchachas decidieron que tenían que hacer algo al respecto. Había una gran plantación de caña cerca del río, entonces, agarrando sus machetes, se fueron a cortar algunas para luego colocarlas juntas en el piso de la choza-cocina. Las cañas redondas eran apenas un piso ideal, pero era mucho mejor que caminar en el lodo. Dale también ayudó en la situación, cavando una zanja para permitir que el agua corriera hacia el río. 68

 

Luz en la oscuridad

“Necesitamos una mesa y sillas”, declaró Bonnie. La mente lista de Ted se puso a trabajar cuando escuchó eso. Encontró el tronco de un árbol que tenía sus raíces por encima de la tierra, eentonces ntonces dirigió la hoja de su motosierra en forma paralela al piso, mientras cuidadosamente cortaba la raíz a lo largo. Eso proveyó un pedestal aceptable para la mesa. Después encontró un tronco que podía ser usado como madera, y lo cortó con la motosierra haciendo cinco tablas cerca de un pulgar de grosor. Hizo un buen trabajo igualando el grosor entre ellas. Las clavó entre ellas, y luego las pegó a la raíz del árbol que había cortado. Ahora era el turno de Dale. Él cortó un pedazo de tronco en dos. Luego cortó la rama de un árbol en piezas de 14 pulgadas de largo, y cuando cu ando él pegó esas piezas como patas a los lados redondos de los troncos que habían sido cortados, obtuvo dos bancos, entonces ahora todo el mundo podría sentarse. Un día, la familia Panduro vino a visitarlos para evaluar los progresos que estaban teniendo. Mientras miraba alrededor, Hemerson observó: “no estás teniendo mucho progreso en tu casa, Dale”. “Lo sé” afirmó Dale. “El siguiente paso que tenemos que hacer es techar la casa. Pero no tengo nada de madera para las vigas”. “No permitas que esto te detenga”, lo animó Hemerson. “Solo déjame saber qué necesitas. Puedo aserrarlo en mi aserradero esta semana, y te lo traeré el viernes. Yo te proveeré de cualquier tipo de madera que necesites para que continúes construyendo, y no te preocupes, tú puedes pagarme después cuando tengas el dinero”. Dale fue conmovido por su preocupación hacia ellos. Fiel a su palabra, él apareció el viernes con la carga de madera que había prometido, y fue un día emocionante cuando la primera viga estuvo en su lugar. Ya había llegado el tiempo de dejar la casa que estaban alquilando en la base aérea, y también era el tiempo para que Brenda regresara a continuar enseñando a los niños. Las reuniones evangelísticas que estaban siendo llevadas a cabo en el nuevo edificio en Puerto Inca habían 69

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

llegado a su final, y Richard estuvo planeando conducir un bautismo allí el sábado, es así que hizo planes para llevar a cabo varias actividades en un viaje. Él volaría a Puerto Inca con Patti, Betsy y la bebé Heidi, luego el sábado podría realizar el bautismo, y el domingo, retornaría a la base aérea con Brenda. Pero él quería ver cómo estaban progresando las cosas abajo en la granja, entonces se contactó con Hemerson para saber si estaría dispuesto a ir con su bote el sábado de mañana para recoger a todos los que quisieran asistir al bautismo. Gustoso, él aceptó hacerlo, entonces Richard hizo planes para reunirse con el grupo en la granja el viernes de noche. Sería bastante agotador, pero también sería algo muy agradable. Era casi la puesta del sol del viernes cuando el grupo llegó, entonces todos se reunieron en la choza-cocina para tener un pequeño culto Después, todos se disfrutar sentarondealrededor de la para mesa recibir nueva el quesábado. Ted había fabricado para la cena preparada por las jovencitas. “Cuán maravilloso es que finalmente estemos todos juntos en este lugar en donde esperamos que muy pronto establezcamos el trabajo que Dios ha planeado para nosotros”, habló con regocijo Patti. “También es maravilloso saber que no tenemos que preocuparnos por la lluvia, ahora que tenemos un buen techo encima de nuestras cabezas”, manifestó Dale con seguridad; pero en ese momento, todo el mundo se estaba dando cuenta que unas nubes oscuras se movían rápidamente desde el norte. “Tal vez debemos poner algunos tablones más pesados sobre el techo”, él continuó hablando, “porque algunos días atrás el viento tuvo bastante fuerza que pudo levantar una de las calaminas que están puestas en el techo”. Las palabras estaban apenas terminando de salir de su boca cuando una fuerte ráfaga de viento anunciaba la llegada de la tormenta. Parecía que alguna fuerza siniestra invisible no podía soportar ver el regocijo de esa noche, pues las calaminas del techo

Luz en la oscuridad

se elevaron varios centímetros en el aire, y luego se cayeron encima y alrededor de ellos. Solo tomó unos pocos momentos para que la choza-cocina que pocos minutos atrás se había visto tan atractiva, se convirtiera en una área desastrosa. Todo el mundo se apuró para empezar a arreglar el desastre –todos, menos Dale. Él se quedó sentado, tratando de comer su cena como si estuviera en un momento de estupor. En ese momento, él estaba sumido en lo más profundo de la desesperación y el d esagrado, viendo como todos sus sueños parecían estrellarse en su cabeza. Luego, Patti empezó a reírse. Nadie había quedado herido, y todos se veían muy graciosos y esa risa eliminó el sentimiento de desesperación de Dale tan rápidamente como había llegado. Richard agarró la nueva escalera que Dale había hecho. Rápidamente, él se subió empezar a ponerpero el techo de regreso su lugar de que todos para terminaran mojados, el apuro fue en avano, puesantes las láminas del techo se salieron de su lugar l ugar y se desplomaron de nuevo en el e l piso. Dale sugirió que debieran iniciar de nuevo el trabajo pero un poco más sistemático. Él agarró la destartalada escalera vieja en donde las termitas estaban banqueteándose, y con cuidado se trepó para agarrar las calaminas al otro lado de la choza. Las muchachas agarraron algunos palos y desde abajo ayudaron a acomodar las láminas en su lugar, y en pocos minutos el techo estuvo restaurado como nuevo. Mientras Dale estaba descendiendo la escalera, de repente, se escuchó un fuerte sonido pues la escalera se estaba derrumbando, estrellándolo a él en el piso, pero felizmente, no salió herido. Entonces todos se volvieron a sentar alrededor de la mesa para disfrutar de d e la comida, seguros y secos mientras la lluvia caía. Como lo había prometido, el sábado de mañana llegó Hemerson con su bote, y todos se subieron a bordo para ir a Puerto Inca para el bautismo. Varias personas habían pedido ser bautizadas al terminar las reuniones evangelísticas, pero ahora cuando Richard fue a buscarlos, él se quedó consternado al descubrir que todos habían salido de la ciudad,

70

71

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

 —todos, excepto un muchacho llamado Marcos; pero eso es todo lo lo que se necesita para un bautismo, entonces todos caminaron hacia una pequeña quebrada que tenía un pequeño lago del tamaño suficiente para poder realizar el bautismo, y allí, todos fueron testigos mientras el joven Marcos salía de las aguas para empezar su nuevo caminar con

a sus visitantes en tierra seca, y con esta mejora en las instalaciones, el segundo mes Dios le envió 16 pacientes. El siguiente mes se duplicó esa cantidad, y por lo tanto su trabajo empezó a crecer sostenidamente sin ningún esfuerzo de su parte para anunciar su presencia y buscar pacientes.

Cristo como su Señor y Salvador, el primer fruto del esfuerzo realizado en Puerto Inca.

Había llegado una llamada por radio anunciando que la cocina y el refrigerador que Patti había ordenado un poco antes de dejar Pucallpa estaban siendo enviados en un bote de carga que se dirigía a Puerto Inca. Con mucha alegría, las damas empezaron a planear el lugar en donde podrían ubicar los nuevos equipos y los hombres trataban de ver la forma de cómo transportarlos desde el bote hasta la choza-cocina. Sería bastante difícil por no decir imposible cargarlos por el camino angosto y accidentado que había sido hecho en el barranco para llegar al río. Ellos decidieron que una rampa inclinada sería la mejor manera para movilizar los artefactos, entonces se pusieron a trabajar haciendo la rampa con el pico y la pala. Ya en la tarde, el bote llegó, y de alguna manera el capitán del bote sabía en dónde dejar el envío. Algunos miembros de la tripulación ayudaron a cargar los equipos por la rampa, y cuán her mosos se veían cuando estuvieron finalmente en sus lugares de honor en la choza-cocina. Los dos funcionaban con kerosene, el cual podría ser comprado a un costo bajo en Puerto Inca. La cocina tenía un hor no, entonces ahora

Los avances en la casa continuaban siendo dolorosamente lentos pues la lluvia seguía interrumpiendo el trabajo. Ted, Betsy, y la bebé estaban apretujados dentro de la choza israelita, y Dale, Patti y Bonnie estaban de igual forma en la pequeña carpa. Mientras Patti reflexionaba sobre esta situación en la que estaban, ella pensó: Finalmente aquí estoy en el lugar que yo creo que Dios nos ha llamado, pero pareciera que todo lo que hago es cocinar, lavar la ropa, y escuchar cómo la lluvia cae. Yo quiero ayudar a la ggente ente de los alrededores que esté necesitada, pero yo no sé dónde está y quiénes son. No tengo idea de cómo empezar. Dios, si realmente este es el lugar en donde tú quieres que yo esté para hacer tu trabajo, tú tendrás que mostrarme qué hacer. Entonces un día pasó esto. Una persona extraña apareció enfrente de la puerta de la carpa, y después de un saludo cordial, la mujer dijo: “Entiendo que usted tiene remedios”. Patti no tuvo idea en dónde ella había escuchado algo así. Patti tenía su “maletín de doctor”, en donde ella tenía algunos instrumentos básicos como un estetoscopio, y un tensiómetro, así como una pequeña variedad de medicinas básicas. Entonces precisamente allí en el lodo, al frente de la carpa, ella examinó a la mujer lo mejor que pudo. Obviamente, la mujer no tenía una enfermedad seria, pero Patti le dio algunas medicinas para su malestar, y la mujer debió haber salido de allí muy feliz y probablemente habrá contado a sus amigos acerca de su experiencia, pues algunos días después, otra persona vino buscando tratamiento, y para fin de mes Patti ya había visto cuatro pacientes. Para esta fecha, el techo ya estaba listo en la nueva casa, lo que hacía posible atender 72

 

Luz en la oscuridad

ellos podrían hornear panes. El propósito principal del refrigerador era para guardar medicinas que necesitaban refrigeración, pero tenía suficiente espacio extra y también servirían para algunas necesidades generales de la cocina. Ahora, la vida sería mucho más fácil para los encargados de preparar la comida. Finalmente el techo de la casa quedó terminado, entonces ahora, ellos podrían trabajar en el piso sin ser interrumpidos por la lluvia, permitiendo que el trabajo avanzara mucho más rápido. Como estaban siguiendo el método de los nativos, ellos hicieron el piso cerca de 80 centímetros por encima del suelo para permitir una buena circulación 73

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Luz en la oscuridad

de aire en este clima húmedo. El piso estaba sostenido por cortos pilares que habían sido cortados de los árboles que eran resistentes a pudrirse y a las termitas. Con la ayuda de todos, ellos se concentraron en terminar el piso solamente del primer cuarto, y antes de que se termine el día, esa parte del piso estaba finalizado. Aunque todavía no había paredes, Ted, Betsy y la bebé Heidi rápidamente se mudaron de la choza israelita con su piso de tierra húmeda a su cuarto nuevo y lujoso con piso de madera. El siguiente día, ellos terminaron el cuarto del medio y allí establecieron la cocina, y entonces la choza-cocina se convirtió en la choza-almacén. El tercer día, ellos terminaron el último cuarto, y Patti y Dale se mudaron a su nueva habitación. Esta se veía como una mansión comparada con su carpa. Ahora, ellos necesitarían hacer algo para su privacidad. Ted había comprado anticipadamente una cantidad de calaminas para el techo de la casa que él estaba pensando construir para su familia, entonces, ellos “prestaron” algunas de estas para hacer paredes temporales de la misma manera que ellos habían hecho con la chozacocina. Luego, ellos construyeron una vereda como de un metro de ancho a lo largo de un lado de la casa. Y para evitar que la bebé se cayera de la vereda, construyeron una pared baja con piezas de caña de 80 centímetros y lo sujetaron en la parte de arriba con una madera. Para la sorpresa de ellos, como la caña estaba expuesta al sol, esta se tornó roja, luego violeta, y finalmente en un marrón hermoso, y los colores hicieron ver a la casa más atractiva. Cuando Hemerson vino a ver el producto terminado, exclamó “¡Tu casa se parece a un chalet suizo! Como podemos cortar la caña que queremos en forma gratuita, pienso que le daré a mi casa esta apariencia también”.

La casita en medio de la selva

  Ellos hablaron con Hemerson acerca del problema que tenían para transportarse. Su bote inflable se había deteriorado demasiado y ya no era utilizable, y el pequeño motor fuera de borda se había roto y no podía ser reparado. Frecuentemente ellos llamaban a algún bote que pasaba por ahí agitando la mano, y si había suficiente espacio en el bote, ellos paraban y los embarcaban, pero no siempre se podía depender de esto. Ellos realmente necesitaban su propio bote, pero a lo largo del Pachitea no había tiendas que vendieran botes. En vez de eso, había ciertos hombres que eran artesanos hábiles en el arte de convertir el tronco de los árboles en unos botes útiles. Y los árboles de la selva proveían una gran variedad de materiales con qué trabajar, desde la madera más suave conocida como topa hasta varios tipos de maderas durísimas. Aunque cada bote hecho a mano era una creación original, todos seguían un diseño básico que había sido comprobado ser muy práctico. Eran largos y angostos, usualmente de 7 – 8 metros de

74

75

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

largo y de ½ metro a 1 metro de ancho, entonces fácilmente podrían deslizarse sobre el agua con mínima resistencia. El artesano empezaría derribando un árbol que tenga la madera muy pesada para que no pueda flotar en el agua. Con una motosierra, él cortaría el tronco del largo del tamaño del bote que quisiera hacer. Luego, utilizando una azuela, él labraría en este tronco la plantilla o casco y luego haría piezas en forma de costillas curveadas para clavarlas en esta plantilla. Luego, este aserraría tablas de una madera liviana para hacer los lados del bote, sobreponiendo dos o tres niveles de tablas. Para hacer que el bote sea a prueba de agua, él introduciría bramante u otro tipo de fibra dentro de las rendijas entre las uniones hechas con las tablas, luego procedería a echar brea derretida dentro de todas estas rendijas para sellarlas. Se lo pintaría para darle el toque final, y el resultado sería un bote muy atractivo. Hemerson les dijo, “Yo contraté a un hombre para que me haga un bote nuevo, y él me dijo que van a salir dos plantillas del tronco de madera que había cortado, entonces yo le dije que sí, que haga los dos botes ya que él estaba allí. Usualmente los botes se ven venden den en Puerto Inca a $500, pero si estás interesado en tener uno, yo te lo dejo a $400”. “¡Oh, sí, sí!” respondió Dale entusiasmado. “Lo queremos. Por favor resérvalo para nosotros”. Y como los días de espera se tornaron en semanas, ellos difícilmente podían esperar el día en que finalmente tendrían su bote nuevo. * * * La mayoría de la gente enferma que venía a ver a Patti padecían de parásitos intestinales, lo cual era fácil de tratar; y las respuestas al tratamiento eran frecuentemente espectaculares y muy impresionantes. Pero un día, una madre vino a la casa cargando a su pequeña bebé que tenía una apariencia muy diferente. Su cabello se veía descolorido, su piel amarillenta, y su cara, brazos, y piernas estaban hinchados. Desde la cabeza a los pies su piel estaba escamosa 76

 

Luz en la oscuridad

y seca y con algunas llagas abiertas. Aunque tenía 14 meses, ella no podía caminar, ni gatear, y recién había empezado a sentarse. Actuaba y se parecía más o menos como a una niña de 5 meses de edad, y lloraba continuamente. Mientras Patti escuchaba el sonido de su corazón y pulmones con su estetoscopio, tomando más tiempo de lo usual, en su mente ella estaba hablando con Dios. Señor, en estos momentos me siento totalmente incapaz. No tengo idea de qué hacer. Por favor, dame sabiduría.  Pensando que parte del problema podría ser la malnutrición, malnutr ición, ella empezó el tratamiento con las vitaminas de Complejo-B. Les dijo a los padres: “Su pequeña Yelka necesita ayuda constante. Ustedes deben regresar en dos semanas para hacerle más evaluaciones y tratamientos”. Por diez días ella oró, y cuánto deseaba haber podido tener listo su nuevo bote. Si solamente ella podría ir a ver a Yelka. Frustrada, todo lo que podía hacer era esperar y orar. Entonces, un viernes, justo antes de ponerse el sol, el padre de Yelka subía por el camino hacia la casa. Yelka se veía peor. Después de revisarla cuidadosamente, Patti se disculpó para ir a consultar a sus libros. ¿Podría ser esto pelagra? No, los síntomas no se parecen. Mientras ella hojeaba las páginas del libro, suspiró una oración: “Ayúdame Padre, por favor llévame a la solución”. De repente ella se encontró con una palabra extraña, “kuashiorcor”. Conociendo que esta era una enfermedad por causa de una deficiencia de proteína, ella revisó los síntomas. “Cara redonda, hinchada, poco o ningún crecimiento físico, llagas en el cuerpo, pérdida de piel, manos y pies hinchados, pérdida del color en el pelo y en la piel”. “¡Eso es! ¡Oh, gracias mi Dio Dios, s, gracias! Ahora, ayúdame a convencer a los padres”. Regresando a la otra habitación, ella les preguntó, “¿Qué es lo que qu e Y Yelka elka come?”. 77

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

“Algunas veces ella amamanta, pero la mayoría de las veces ella toma caldo de plátano verde hervido”. “¿Eso es todo?” “Sí, a ella no le gusta nada, no puede comer huevos porque le produce alergia. Ella escupe todo menos el caldo”. Patti recomendó una dieta alta en proteínas para la bebé, pero la madre negó con la cabeza y se retiraron prometiendo regresar el domingo. Toda esa noche Patti estuvo orando. Ella sabía que podía obtener el suplemento de proteína en Pucallpa, pero ¿Podrá la mamá aprender a mezclarlo y ponerlo en un biberón? ¡Pobre gente querida! Sin educación, pero tan preciosa. Esa noche mientras la familia se reunía para el culto, Patti preguntó, “¿Cómo podemos presentar el plan de Salvación de Dios de una forma simple para que esta gente querida lo pueda comprender?”. “Madre, Dios me dio la respuesta en mi estudio de la Biblia en esta mañana”. Bonnie sonrió y dijo: “Y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía”.2

2

 Isaías 58:10

78

Sonrisas encienden la vela

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Sonrisas encienden la ve  vela  la  

   

l día que el bote finalmente llegó, todo el mundo estaba por explotar de la emoción. Difícilmente podían esperar a ver de qué color el fabricante había pintado el bote. Era de color celeste cielo, con franjas azules. “¡Me encanta!” exclamó Betsy. “Es como si fuera un color ‘celestial’”.

E

“Tal vez también deberíamos pintar todas nuestras casas de ese mismo color”, sugirió Ted. “Entonces cuando la gente vea nuestro bote celeste, ellos lo podrán asociar con el lugar en donde todo es cielo azul”. “Buena idea”, reconoció Dale. “Creo que también debemos 80

 

81

Sonrisas encienden la vela

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

de ponerle un nombre a nuestro lugar, y luego podríamos pintar ese nombre en el bote, pues si alguna vez se pierde, todo el mundo sabrá a dónde pertenece”. “Yo propongo llamar a nuestro lugar ‘Maranatha’. Eso nos dará una buena oportunidad para decirle a la gente que el nombre significa Cristo viene pronto”. Esa fue la opinión de Patti, pero todo el mundo estuvo de acuerdo con ella, y pronto toda la gente de río abajo y río arriba ya sabían en dónde estaba Maranatha, y también sabían que ahí era un buen lugar para ir cuando había problemas de salud. Un bote sin un motor no serviría de mucho, entonces, una vez más, Hemerson vino al rescate. “Yo “Yo tengo un peke-peke viejo que ya no uso y que ustedes pueden tenerlo. Esto les podrá ayudar a movilizarse hasta que puedan conseguir algo mejor”. Lo que la gente llama “pekepeke”   era un motor de uso local que hhabía abía sido inventado para poder poder empujar el bote sobre el agua, y le pusieron ese nombre por el sonido que hacía. Funcionaba bastante bien, y ellos estaban felices de tener su propio peke-peke, aunque el motor estaba bastante desgastado. 1

Recuerdos de Yelka, la bebé con Kuashiorcor, abrumaban constantemente la mente de Patti. ¿Por qué la madre no regresó el domingo como lo había prometido? Probablemente como ellos no tenían bote propio, tendrían que esperar a que alguien los pudiera traer. Patti no podía ir a su casa porque no sabía en dónde vivían ellos, entonces todo lo que ella podía hacer era esperar impacientemente. Cuando la madre finalmente apareció, Patti estuvo muy contenta de verla de nuevo, 1 El motor utilizado en el peke-peke era usualmente un Briggs & Stratton de 9 caballos de fuerza. En el eje del motor ellos conectarían un tubo de acero de 2 pulgadas que medía cerca de tres metros de largo, y dentro del tubo, ellos conducirían algunos tapones de madera con un hueco de una pulgada que serviría como rodaje para un eje de 1 pulgada. Un extremo de este eje sería conectado al eje de transmisión del motor, y una hélice estaría conectada al otro extremo. En la parte opuesta del motor, una varilla de acero que fue cortado de una barra de construcción sería conectada para funcionar como timón. En el momento en que todo el aparato estaría en equilibrio sería conectado a la parte trasera del bote a un pivote que permitiría voltear todo el

pero mientras examinaba a Yelka, ella se desalentó al ver que no había ninguna mejoría en la condición de su salud. Ella se volvió a la madre y le habló lo más enfáticamente que pudo. “Tú debes obligar a tu niñita a comer lo que es bueno para ella, no importa si le gusta o no. Si ella no se alimenta bien ¡ella se va a MORIR!”. Finalmente se pudo ver un atisbo de comprensión en los ojos de la madre. “Aquí hay algo de avena y leche en polvo que quiero darte”, dijo Patti. “Debes asegurarte que Yelka coma algo de esto cada día”. Cuidadosamente, ella instruyó a la madre a cómo prepararlo, y luego insistió en que la madre le repitiera las instrucciones nuevamente para estar segura que ella había entendido bien. Finalmente, se pudo ver que la madre había comprendido la seriedad de la situación. Ella regresó dos veces más para las revisiones de Yelka, y era notorio que finalmente había un cambio en la dieta de la niña. La evidencia de una mejoría era espectacular. La segunda vez, la pequeña niña se veía casi normal. Con gozo, Patti notó que ya había color en su rostro. Ella se emocionó con la sonrisa de la bebé. Ahora la niñita podía sentarse por sí sola, y también estaba empezando a gatear. Patti se sintió grandemente recompensada por sus esfuerzos de salvar la vida de esta niña. * * * Ahora, la gente que vivía en este lugar llamado Maranatha tuvo que enfrentar el problema de las visas. Ellos habían ingresado a Perú con visas de turistas que les permitía permanecer en el país por 90 días. Ellos se habían esperanzado que inmigración les concedería el estatus de residencia permanente, pero se desanimaron cuando vieron que esos esfuerzos fracasaron. Las regulaciones peruanas permitían una renovación de sus visas de turista por 90 días, y después de esto, les proporcionaban una extensión final de 30 días. Ahora, ellos estaban en el último mes y se veían obligados a salir del país.

motor así alterar la dirección que dentro se quisiera dirigiryelyabote. motor, y levantarpara el timón para dejar caer la en hélice del agua, está.Luego, arrancar el motor,

82

83

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Sonrisas encienden la vela

“En perspectiva, esto no se ve del todo mal”, anunció un día Dale. “He averiguado que no tenemos que regresar de nuevo a nuestro país. Los oficiales peruanos no se preocupan a dónde nosotros vamos. Para ellos, lo más importante es que dejemos el país. Se ve un poco tonto, pero el hecho es que si nos registramos y cruzamos la frontera para ir

En este lugar aislado, cuánto anhelaban los misioneros ver a sus familiares. Y fue un día feliz, cuando se enteraron de que los padres de Ted junto con otros familiares vendrían a visitarlos. Los visitantes llegaron la primera semana de junio, el cual era un buen tiempo, pues  junio era la época seca del año. Parecía época de Navidad cuando los

a otro país, tenemos derecho de poder ingresar inmediatamente como nuevos turistas”.

visitantes desempacaron todas las cosas ricas que habían traído con ellos. Mientras ellos abrieron una caja grande que contenía una lavadora a rodillo marca Maytag con un pequeño motor a gasolina para hacerla funcionar,, Patti no pudo contener sus lágrimas. Ahora no habría más de funcionar esos días dolorosos que consumían su tiempo lavando ropa a mano bajo el sol caliente en la orilla del río. Ya no más Betsy sería amenazada de tener insolación mientras trabajaba duro bajo el sol abrasador lavando los pañales de Heidi. “Oh, gracias, muchas gracias”, dijeron ellas desde el fondo de su corazón.

Ellos no querían dejar Maranatha sin atención durante su ausencia, pues siempre había ladrones rondando por allí listos para tomar ventaja de alguna oportunidad, entonces decidieron ir en dos grupos y en dos fechas diferentes. Primero Ted, Betsy y Heidi fueron a Ecuador. Cuando les llegó su turno, tur no, Patti, Dale y Bonnie decidieron ir a Bolivia para visitar a unos viejos amigos que vivían allí. Y Brenda decidió unirse a ellos para conocer un poco más de Sudamérica antes de su retorno a los Estados Unidos. Un viaje como este podría costar fácilmente cerca de mil dólares por persona, pero ellos no podían obtener esa cantidad de dinero, entonces oraron a Dios para que les ayudara a encontrar la forma más eficiente de viajar con bajo costo. Ellos decidieron hacer un fondo común de sus recursos juntamente con Brenda, y Dale registraría todos los gastos, y cuando regresaran dividirían los costos en cuatro partes iguales. Después de su regreso, cuando Dale hizo los cálculos, se sorprendieron que solo habían gastado $201 por persona. Ciertamente, Dios respondió sus oraciones. Bonnie quería ir a la universidad para el otoño, pero el financiamiento era imposible. La imagen se cambió cuando el padre de Brenda, quien era el administrador de un asilo de ancianos, le ofreció a Bonnie un trabajo para el verano con la invitación de permanecer en su casa, entonces ella podría guardar todo su dinero para sus clases. Agradecida, ella aceptó la invitación y regresó a los Estados Unidos con Brenda. * * * 84

 

Patti, usando la lavadora que recibieron de regalo.

85

Sonrisas encienden la vela

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Aunque supuestamente era la época é poca “seca” del año, de todos modos, un día ellos recibieron dos pulgadas de lluvia, y posiblemente la lluvia debió deb ió haber sido más fuerte en algún lugar río r ío arriba, pues el nivel del río empezó a elevarse en forma rápida. Siempre que el río se elevaba de esa forma, producía una corriente inversa a lo largo de su orilla, pero ellos todavía no sabían de ese hecho. Cuando Dale fue al río para revisar su nuevo bote, se alarmó cuando vio que esta corriente inversa había empujado al bote hacia un árbol caído, y la punta del bote se había encajado debajo del tronco del árbol. Mientras el agua continuaba subiendo, el árbol evitaba que la punta del bote siguiera flotando. Entonces, la parte trasera del bote se estaba elevando por encima del agua; mientras adelante, el agua estaba empezando a cubrir los lados del bote. Dale se subió rápidamente rápida mente al tronco del árbol caído, y con sus pies trató desesperadamente de empujar al bote de regreso, pero no pudo moverlo.

allí parados, entonces cuidadosamente, Dale caminó sobre el tronco resbaloso del árbol una vez más. Cuando llegó al lugar en el cual había visto al bote por última vez, él se arrodilló y se agachó hacia el agua sucia. “Patti”, llamó. “El bote todavía está aquí. Lo puedo tocar”. Tocó un poco más por los alrededores y continuó continuó diciendo, “Oh, oh. El bote está volteado, y eso no está bien, pues el motor pudo haberse caído. Pero puedo tocar la cadena que estaba amarrada a la nariz del bote. Lo voy a amarrar al tronco del árbol, entonces el bote no podrá irse, y así nosotros también podremos encontrar algo en dónde amarrar el cable del cabrestante”.

¿Qué podría hacer? ¡El cabrestante! Sí, tal vez él lo podría regresar con su cabrestante manual. Mientras rápidamente se dirigía a la casa, él empezó a pensar cómo podría improvisar algo suficientemente sólido en donde podría amarrar el cabrestante. Rápidamente agarró el cabrestante, un martillo y algunos clavos, una lampa y dos postes cortos, y luego regresó a la orilla del río. ¡Pero ay de mí! En esos diez minutos su hermoso bote nuevo había desaparecido. Tristemente, él regresó por el camino a su casa para darle la noticia a Patti.

boteárbol, estabala regresándose con subió facilidad. yadel él pudo bote del plantilla del bote a la Cuando superficie agua.sacar Si el elmotor todavía permanecía en su lugar con el bote al revés sería un milagro. Ellos  jalaron el bote a la orilla, y con muchos quejidos y esfuerzos, pudieron voltear al bote a su lugar.

Ella quiso verlo por sí misma, entonces, juntos se apuraron para llegar a la orilla del río mientras Dale le explicaba: “Yo amarré el bote a una estaca aquí en la orilla, y la soga está allí todavía. Tal vez si los dos  jalamos la soga podríamos jalar el bote que está sumergido debajo del árbol”. Entonces, juntos empezaron a jalar con todas sus fuerzas, pero de repente, ellos sintieron que algo se había roto, y luego se percataron que se habían quedado con nada más que el pedazo de la soga en sus manos. ¿Oh, Dios, qué vamos a hacer ahora?, fue el pensamiento que en esos momentos voló hacia los cielos. Nada se haría con quedarse

Dale regresó a la orilla y empezó a preparar una base sólida para el cabrestante. Cuando todo estuvo listo, le pidió a Patti que moviera la manizuela mientras él nuevamente tratara de empujar al bote, y ahora el

“Justo como lo había temido”, se quejó Dale. “El motor se cayó. Probablemente ahora está debajo de tres metros de agua sucia. Me pregunto si alguna vez lo veré de nuevo”. El río bajó su caudal rápidamente como había subido, y para el tercer día ya había regresado al nivel en el que había estado antes de la lluvia. Dale entonces agarró un palo largo, y mientras un vecino que había venido a visitarlo lo estaba mirando, él empezó a hincar con el palo en diferentes lugares. De repente, el palo golpeó algo grande y duro que estaba cerca de un metro de profundidad dentro el agua. “¡Ese debe ser mi peke-peke!”, él exclamó con emoción. “Y “Yoo iré a agarrarlo”, se ofreció el vecino. Rápidamente, él se quitó los zapatos y los pantalones y se metió al agua, y con sus brazos fornidos for nidos él pudo sacar al peke-peke perdido.

86

87

 

Sonrisas encienden la vela

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

El vecino cargó el motor a la orilla, y Dale se puso a trabajar inmediatamente desmantelándolo todo. No iba a permitir que las partes del metal se oxidaran. Rigurosamente, lavó y secó las piezas, y luego, después de haber aceitado las partes, los puso de regreso a sus lugares. Puso aceite limpio en el cigüeñal, y llenó el tanque con combustible, entonces ya estuvo listo para ser probado. Él jaló la soga del arrancador, y después de la cuarta jalada, finalmente el motor encendió y empezó a funcionar. ¡Sorprendentemente, parecía que el motor ronroneaba más suavemente que antes de tener su baño en el río! Esa noche, con corazones rebosantes de gratitud, Patti y Dale agradecieron a su Padre celestial por haber vigilado al motor sumergido en el agua así como Él también cuida de los gorriones cuando se caen. Un día, unas semanas después, un hombre subió corriendo de la orilla del río y apareció en la cocina en donde Patti estaba realizando unos documentos clínicos. “Venga por favor, mire a mi nieta que está muy enferma”, gritó. Patti siguió al hombre de regreso al bote. Lo que ella vio hizo que llamara por ayuda inmediata a su doctor celestial. En su mente, ella hizo una petición divina: Oh, Dios, tú me prometiste, “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos”.2 Por favor, dame sabiduría.  Delante de ella, acostada allí all í en el bote, estaba una pequeña de cinco años de edad a quien ellos llamaban Freni. Ella estaba botando espuma por la boca, sus dientes se estremecían entre sí, y se golpeaba la cabeza contra el piso, y parecía que ella no estaba consciente de lo que pasaba a su alrededor. “Por favor, tráiganla arriba a la casa en donde yo podré examinarla mejor”, pidió Patti. El padre la cargó, y rápidamente todos subieron por el camino. Él la acostó sobre el piso, y allí Patti empezó a examinar a la niña. Ella estaba extremadamente pálida, y no controlaba el estómago, ni la vejiga, y tampoco reaccionaba a la luz, dolor, o presión. 2

88

 

 Salmos 32:8

Queriendo sondear la situación, Patti finalmente les pidió a los padres que le dijeran lo que había pasado con la niña. “Freni tenía muchos parásitos en el estómago, y el abuelo insistió que le diéramos ojé para que pudiera eliminar esos parásitos. Así lo hicimos, y realmente eso la ayudó a limpiar su estómago, pues iba al baño muchísimas veces para eliminar esos parásitos redondos horrorosos”. Patti ya había escuchado acerca del de l ojé. Venía de un tipo de árbol, y tenía la apariencia como de un latex lechoso que salía del caucho del árbol. Los naturistas afirmaban que era un veneno potente que podía matar cualquier tipo de parásitos intestinales. Desafortunadamente era también severo con los pacientes así como con los parásitos. La dosis usual para un adulto era una cucharada. “¿Cuánto de ojé le dieron a Freni?” Patti quiso saber. “Bueno, nosotros queríamos estar seguros de eliminar todos esos parásitos, entonces le dimos nueve cucharadas”. “¿Nueve?” Patti exclamó. “¿Cuándo le dieron eso a ella?” “Eso fue 19 días atrás”. “¿Qué pasó cuando le dieron esa gran dosis de ojé?” “Ella empezó a convulsionar, y no podía comer, y ya no más podía caminar ni hablar”. Luego, con ojos desesperados, la madre suplicó, “doctora, ¿Puede usted hacer algo por ella?”. Patti puso sus brazos alrededor de la mujer y le pidió que se sentara mientras ella trataba de explicarle. “El ojé es un veneno muy fuerte. Ha estado funcionando dentro del cuerpo de Freni por 19 días, destruyendo su cerebro. A menos que el Dios de los cielos haga un milagro, tu pequeña niña nunca más será normal”. Parecía que el esposo todavía no entendía la situación. “Póngale una vacuna, y ella se pondrá mejor”, insistió él. “¡Haga algo!” 89

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Patti sintió una gran compasión por ellos. La familia no podía creer que algo que podría producir buenos resultados con una pequeña dosis, también podría causar un daño severo e irreparable con una dosis grande. Como la niña parecía un esqueleto, Patti mezcló un paquete de avena con leche en polvo, esperanzándose en que si ellos pudieran hacer que la niña lo tragara, esto podría alimentarla un poco. Y antes que se fueran, Patti acercó a la familia alrededor de ella, mientras oraba por ellos. Con lágrimas rodando por sus mejillas ella observó la triste procesión que cargaba a la pequeña niña inconsciente y casi sin vida de regreso al bote. Después de algunos meses de no haber mejoría en la salud de la niña, Freni murió. * * * Una noche, la familia que vivía al otro lado del río estaba teniendo una fiesta salvaje, y el ruido de la juerga que la brisa de la noche llevaba a través del agua impedía que pudieran dormir. Cerca de las 3:30 de la mañana Patti decidió abandonar sus deseos de dormir y empezar su visita matinal con Jesús un poco más temprano de lo acostumbrado. De repente, un vecino apareció en la entrada de la casa y anunció que había traído a un hombre enfermo. Patti se levantó y agarró una linterna, y  justo en el momento preciso que ella salía por la puerta para ir a la orilla del río, vio al paciente que estaba arrastrándose sobre el camino que subía a la casa. Era muy oscuro para poder ver cuál era su problema, entonces ella lo trajo a la cocina, y allí con la luz de la lámpara ella pudo ver que él estaba cubierto con sangre. “¿Qué pasó?” preguntó Patti. El paciente estaba tan ebrio que no podía dar información lúcida, pero el vecino pudo informarla. “Él se puso a pelear con otro hombre por una mujer, y el otro se volvió tan loco que quiso cortarle el cuello”. Patti limpió la sangre que estaba en el cuello del paciente para examinar la herida, y ella descubrió que él tenía un corte profundo de

Sonrisas encienden la vela

más o menos 10 centímetros de largo que estuvo a punto de cortarle la vena yugular. Esta herida tendría que ser cosida. Patti se sintió muy agradecida que solo unas semanas atrás había si sido do impresionada para preparar un set de sutura en caso de emergencia. emerg encia. To Todo do lo que tenía para trabajar era una aguja común e hilo para costura, pero eso era mejor que nada. “Dale, ¿Podrías encender la cocina por favor? Pon la olla a presión sobre el fuego con unos tres centímetros de agua para que yo pueda esterilizar mi set de sutura”. Ella le pidió al paciente que se acostara sobre el suelo del piso, y cuidadosamente, ella limpió la herida y toda el área alrededor de la herida con fisoex. Cuando todo estuvo listo, ella trató desesperadamente de recordar cómo los doctores hacían esto durante los diez d iez años que ella había trabajado en las salas de emergencias de los hospitales, pero su mente parecía estar en blanco. Era fácil ver a un doctor hábil suturando un corte, pero era una diferente historia cuando tendría que hacerlo ella misma. Dale enfocó la linterna hacia la herida y Betsy se paró al lado para ofrecer alguna sugerencia mientras Patti iniciaba esta nueva experiencia. Ella no tenía anestesia para ponerle a este pobre hombre, pero él estaba tan sedado por el alcohol que había bebido en la fiesta, que en ningún momento se quejó o se movió cuando ella traspasaba su piel con la aguja. La primera puntada fue un desastre, entonces ella lo sacó y trató tra tó de nuevo. La segunda fue un poco mejor, y continuó mejorando con la práctica hasta que finalmente cuando llegó a la puntada número 16, ella ya se sentía como una profesional. Luego, ella aconsejó al hombre que q ue fuera al hospital del pueblo para ser revisado, y aparentemente él lo hizo. Ella nunca más lo volvió a ver, pero había escuchado que él tuvo una buena recuperación. Una mañana, mientras desayunaban, Patti compartió sus pensamientos con Dale. “Cariño, yo creo que Dios me envía pacientes que Él sabe que yo no tengo conocimientos de cómo tratarlos. De esa manera, Él puede mostrarme cuán dependiente yo soy en su cuidado

90

91

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

diario, minuto a minuto. Yo Yo declaro, Dios es el mejor Médico para quien yo he trabajado en toda mi vida”. * * * Patti empezó a decir a sus pacientes que ellos podrían venir en cualquier momento y en cualquier día por una emergencia médica, pero cuando se tratara de alguna revisión regular no podrían venir en los sábados, porque ese era el día especial para adorar a Dios y descansar de nuestras labores comunes. Un sábado por la mañana, cuando ellos estaban sentados en la vereda de la casa debatiendo acerca de la lección de la Escuela Sabática y preguntándose cómo ellos podrían compartir las buenas nuevas de la Biblia con la gente del río, ellos levantaron la mirada y vieron que Josefa estaba viniendo por el camino con sus cuatro niños. Ella vivía al otro lado del río en donde se había realizado la fiesta salvaje. Patti no abrió su boca para expresarse, pero por dentro, ella estaba pensando, ¿Por qué ella no esperó hasta mañana? Ninguno de sus niños parece estar enfermo. ¡Esta no es una emergencia! Pero a medida que Josefa se acercaba, Patti trataba de poner la sonrisa más dulce mientras decía: “¿Qué puedo hacer por ti en esta mañana Josefa?”.

Sonrisas encienden la vela

Betsy y Patti juntaron sus ideas mientras rápidamente trataban de pensar en algo que pudiesen hacer en ese momento. Cantaron algunos coritos y mostraron a los niños unas láminas con imágenes mientras ellas les contaban historias de la Biblia. Josefa no tenía una Biblia, entonces ellos le dieron una que tenían a la mano. “Regresa de nuevo el próximo sábado, y estaremos más preparados para ustedes”, prometió Betsy. Josefa sí regresó, y también trajo consigo una vecina con sus hijos. Esta vez, ellos tenían un programa bien organizado, y a todo el mundo le gustó. Pasaron la voz lo que estaba pasando en Maranatha los sábados por la mañana, y el siguiente sábado alrededor de 20 personas asistieron. Los adultos participaron en las actividades junto j unto con los niños, y todos disfrutaron del programa. Y dentro de poco, había una regular asistencia de alrededor de 30 personas cada sábado que se reunían bajo la sombra de un gran árbol. Patti y Dale y Betsy, y Ted, no sabían cómo empezar, pero Dios sí  —y Él lo hizo por ellos.

“Bueno,…” ella empezó a vacilar tratando de encontrar las palabras correctas para hablar, “Yo solo me preguntaba, si les parecería bien que si nos pudiéramos unirexactamente a ustedes enlosuque culto esta mañana”. ¿Qué estaban diciendo? ¡Eso fue ellos estaban deseando! “Sí, por supuesto, seremos muy felices de tenerlos con nosotros”. Y ahora, mientras Patti se percataba que los niños estaban muy limpios l impios y vestían sus mejores ropas, se sentía avergonzada de sí misma por haber pensado que ellos habían ignorado su petición de evitar venir los sábados para recibir atención médica. Ella estaba preparada para emergencias médicas, pero ahora, le dolía descubrir que no habían hecho ninguna preparación para los niños que desearan asistirá a la Escuela Sabática. 92

93

Cosas grandes y maravillosas

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen    

  grandes  y maravillosas

Cosas   

A

penas estaba amaneciendo cuando Patti oyó el sonido de un motor que bajaba la velocidad y paraba en el puerto de su granja. “Parece que hoy vamos a empezar temprano”, murmuró Patti. En segundos, un hombre apareció en la puerta anunciando, “Quiero comprar algún antiveneno para mi amigo Anselmo. Anoche le mordió una serpiente y está muy mal”. El corazón de Patti se entristeció. “Lo siento, pero no tenemos ningún antiveneno”, ella confesó. “¿En dónde está Anselmo?” 94

95

 

Cosas grandes y maravillosas

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

“Él está en su casa en el pueblo de San Antonio. Él tiene mucho dolor. Tenemos Tenemos que hacer algo por él. ¿Puede usted venir? Puedo llevarla ll evarla en mi bote si usted desea ir”. “Sí, yo iré contigo para ver qué puedo hacer por él. Dame unos cuantos minutos para alistarme”. Ella trataba de mostrarse segura, pero por dentro se sentía incapaz. En toda su experiencia de enfermera, ella nunca había visto un caso de mordedura de serpiente, y realmente no tenía idea de lo que se debía hacer sin tener un antiveneno. “Dios, ayúdame”, rogó en su corazón. Dale estaba parado en un lugar cercano. “Patti, ¿recuerdas el libro que estábamos mirando el sábado?”, comentó. “Ahí habla algo acerca de la mordedura de serpientes”.

la tráquea intestinal, entonces una gran cantidad de carbón debía ser ingerido para absorber el veneno y desactivarlo mientras era expulsado. Inmediatamente, ella le dio 10 tabletas de carbón para que las tomara con agua, y después de un rato, mezcló una porción de carbón en polvo con agua para que también lo bebiera. Pidió a la familia que buscaran más carbón y lo molieran con unas piedras, pues ella iría a necesitar bastante para poner cataplasmas sobre el área afectada, y tendrían que ser cambiados cada 15 minutos.

“¡Sí, es cierto!” dijo ella casi gritando. “Gracias por recordármelo, cariño”. Entonces ella corrió al cuarto de al lado para buscar el libro. Era un libro acerca de simples remedios caseros, y había sido escrito por los doctores Calvin y Agatha Thrash del Instituto de Yuchi Pines. Ella no tenía idea de quién les había enviado este libro, pero en ese momento ella sentía que había sido una bendición. Rápidamente, ella encontró la sección que explicaba el uso del carbón, y refrescó su memoria repasando el tópico de cómo usarlo para neutralizar neutra lizar venenos. Mientras ella estaba leyendo, Dale ubicó su molino, y lo usó para moler

Después de una hora y media, ella se dio cuenta que Anselmo ya no se estaba retorciendo más, ni tampoco estaba dándose vueltas. De hecho, se estaba durmiendo plácidamente. Ella estaba sorprendida de cuán rápida y dramáticamente el carbón beneficiaba al paciente. Ella lo cuidó cerca de dos horas, y luego dio instrucciones a su esposa para que siguiera aplicándole cataplasmas de carbón hasta que la hinchazón disminuyera. Antes de abandonar la casa, ella llamó a los niños para que se le acercaran —eran 15 en total— y todos se arrodillaron alrededor de la cama, mientras Patti oraba por la recuperación del papá. Y sí, se

algunos trozos de carbón allí. Ellaentonces tambiénella tenía algunas tabletas de carbón activadoque en tenían su gabinete, puso esas tabletas y el carbón en polvo dentro de su maleta de doctor, y luego se dirigió rápidamente a la orilla del río en donde el bote la estaba esperando.

recuperó. Cuando elladelolavio algunas semanaspor después, no mostraba tener ningún síntoma terrible experiencia la cual cua l ya él había pasado.

Durante el corto viaje, río abajo, ella oró por sabiduría, y cuando hubieron llegado al pequeño pueblo, se sentía en paz. Ella fue introducida a una pequeña y oscura habitación en donde encontró a Anselmo acostado en la cama retorciéndose de dolor. Él había sido mordido por la serpiente en el tobillo, y su pierna estaba tan hinchada hasta 96

 

más arriba de la rodilla que parecía que se iba a reventar. Había sangre saliendo de sus encías y mucosas, y él estaba escupiendo cantidades copiosas de sangre de un color rojo brillante. Eso la alarmó, pues ella no sabía que el veneno de la serpiente cascabel era hemotóxica. Había leído en el libro que el cuerpo trataría de expulsar el veneno a través de

* * * Una noche, mientras cenaban todos juntos, Patti contó a los demás acerca de los pacientes que ella había tratado ese día. “Realmente necesito tener las cosas mejor organizadas”, dijo ella. “Cuando un paciente viene de regreso, yo tiendo a olvidar lo que había hecho previamente, entonces decidí que debo empezar a mantener un registro; una hoja separada para cada paciente me 97

Cosas grandes y maravillosas

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

recordará su historia, y además, sabré qué es lo que hice por él previamente”. “Esa me parece ser una buena idea”, comentó Betsy. “Hasta ahora, nunca he cobrado nada a nadie”, continuó Patti. “Pero nuestro trabajo crece, yo me pregunto ¿Cuánto tiempo más podemos seguir por este camino? ¿Qué piensan ustedes? ¿Debo cobrar por mis servicios, o debo continuar no cobrando nada? Si fuera así sería mucho más fácil”. Ted opinó: “La Biblia dice que el obrero es digno de su salario, 1  entonces, no debes sentirte mal de recibir algo de pago por el servicio que tú estás brindando”. “Tal vez no, pero el hecho es de que yo no fui contratada para hacer este trabajo. Yo vine aquí por mi propia decisión, porque yo quise descubrir por mi propia experiencia si Dios podría suplir todas nuestras necesidades mientras nosotros intentamos hacer su trabajo en el camino. Me pareciera que yo estaría anulando por lo menos una parte de nuestro experimento si yo empiezo a cobrar por mis servicios. Además, es mucho más agradable ayudar a la gente sin tener que cobrarles, especialmente cuando ellos son tan pobres como lo son la mayoría en este lugar”. Dale entonces expresó su opinión. “¿Sabes?, la Biblia también dice, ‘de gracia recibisteis, dad de gracia’. 2  Tal vez deberíamos dar nuestros servicios sin tener que cobrar, pero cuando tenemos que usar algo que no hemos recibido en forma gratuita, como las medicinas que compramos compra mos en Pucallpa, tal vez deberíamos de ponerle un precio para cubrir ese costo”. “Eso me parece razonable”, respondió Patti. “Pero yo no voy a negar medicinas a ningún paciente si ellos no pueden pagarme. Solo 1 2

 Lucas 10:7  Mateo 10:8

les voy a decir que voy a escribir sus nombres en los registros, y ellos pueden pagarme después. Además, yo no voy a cobrar a nadie que tenga una deuda que pagar. V Voy oy a dejar eso enteramente para que Dios sea nuestro agente recolector”. Entonces ellos llegaron a un consenso que eso formaría parte de su sistema operativo. Establecer prioridades fue un problema frecuente. Por supuesto, cuidar de los enfermos fue la prioridad principal, pero no podían avanzar si no tenían medicinas y víveres, entonces Dale tuvo que planear hacer viajes a la ciudad de Pucallpa por lo menos una vez al mes para comprar los víveres y recoger el correo; y cada viaje duraba cerca de una semana. Ellos deseaban tener un edificio para la clínica pues así no tendrían que cuidar de los pacientes en la casa, pero siempre parecía que habían cosas más necesarias que debían ser realizadas. Entonces nunca fueron más allá que cavar una zanja para la base de esa construcción. Primero, ellos tendrían que finalizar su pequeña casa reemplazando las paredes temporales con unas permanentes. Cuando averiguaron el precio de la madera en el aserradero local, se sorprendieron al descubrir que la madera necesaria para cubrir las paredes costaría el doble de lo que costaban las calaminas que ellos habían “prestado” para hacer las paredes temporales, entonces, ellos decidieron enmarcar las paredes con listones de 2x4 y cubrir permanentemente esos marcos con las calaminas más baratas del mercado. Entonces Ted se puso a trabajar en la construcción de una casa más grande en donde pudieran estar más cómodos. Él hizo los planos para una casa muy simple que podría ser llamado una casa híbrida o una combinación de un diseño local y americano. Él siguió la sabiduría local haciendo pilares que se elevaban unos 80 centímetros del piso y en donde se apoyaría la casa. Esto facilitaba revisar constantemente a las termitas, pues estos insectos destructivos siempre tenían acceso a la humedad en el suelo. El plano de la casa era una casa típica americana pero diferente a las de la zona. Era cuadrada, y un lado consistía de dos cuartos, cada uno con su propio closet. Adentro había un pequeño

98

99

 

Cosas grandes y maravillosas

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

baño, y el área restante servía como cocina, comedor y sala sin ninguna partición entre ellas. Ted trabajó rápido sabiendo que necesitarían un cuarto más por la visita de sus padres. Tan pronto como el techo estuvo terminado y la casa estaba cerrada, ellos se mudaron allí, aunque solamente estaba el marco para las reparticiones interiores. Ellos clavaron algunas calaminas para proveer privacidad a sus visitantes. Patti y Dale permanecieron en la primera casa, pero movieron la cocina a la nueva casa, y la cocina antigua serviría ahora exclusivamente como un cuarto de examen, y la habitación desocupada por Ted y Betsy sería la sala de espera de los pacientes. Ese era un gran avance en las instalaciones de su “clínica”.

nueva carretera que muy pronto sería abierta al público podría traer una buena cantidad de nuevos colonos, y esto mayormente produciría conflictos sobre los derechos de las propiedades, es por eso que ellos estaban visitando todas las casas a lo largo del río para verificar quiénes eran los ocupantes actuales y qué propiedades ellos tenían para así evitar que nuevos ocupantes se mudaran allí. La mayoría de la gente se había limitado a cultivar un pedazo de terreno y reclamarlo como suyo sin tener ningún documento para probar que ese terreno era de su propiedad. Entonces, el Gobierno estaba ahora a hora planeando emitir títulos oficiales para los terrenos de toda esa gente. Cuando los dos agentes del Gobierno Gobier no vieron a todos los extranjeros allí en Maranatha, parecía que su actitud hacia ellos el los se había tornado un poco hostil. “¿Ustedes no son peruanos, verdad?” uno de los hombres quiso saber. “Ustedes no pueden tener esta propiedad. Las leyes peruanas no permiten que extranjeros sean dueños de propiedades en nuestro país”. Este anuncio llegó como una bomba a sus oídos. Ellos habían estado aquí por casi un año, mucha gente ya estaba viniendo a ellos por ayuda, y ellos finalmente tenían un lugar cómodo para vivir. ¿Iría ahora a terminar todo en una forma inesperada y abrupta? Hasta ahora el “Gran Experimento” había demostrado admirablemente que Dios era capaz y estaba dispuesto a proveer para todas sus necesidades. ¿Podría Dios encargarse de esta última crisis?

La casa c onstruida por Ted

* * * Un día, una pareja de visitantes llegó imprevistamente. Ellos eran del nuevo proyecto de desarrollo del Gobierno que estaba construyendo la nueva carretera en esa parte de la selva. Ellos anticiparon que la 100

 

Entonces Patti recordó. Sí, ¡ella tenía una hija peruana! Corrió al lugar en donde guardaba todos sus documentos, y por los nervios estuvo por pasar por encima del fólder que tenía los documentos importantes, y allí buscó frenéticamente el certificado de nacimiento y el viejo pasaporte de su hija. Cuando ella encontró los documentos, marchó triunfante de regreso hacia el oficial del Gobierno. “Aquí tiene”, ella ell a dijo mientras le alcanzaba los documentos de gran valor. “Mi hija es peruana de nacimiento. Ella será la dueña de esta propiedad”. 101

Cosas grandes y maravillosas

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

El hombre examinó cuidadosamente los documentos. Él murmuraba: “Nació en Miraflores, y sí, ella es mayor de edad”. Luego él levantó la mirada y declaró: “Creo que está en lo cierto. Traiga una copia de este certificado de nacimiento a mi oficina, y nosotros pondremos el nombre de su hija en el certificado del título de la propiedad”. Finalmente, Patti entendió por qué había sido tan urgente para ella ir a Perú antes de que naciera su be bebé. bé. Dios había estado realizando todas las preparaciones para esta crisis con 20 años de anticipación. Sin embargo, nunca hubo escasez de crisis, y ellos se sentían muy vulnerables a las cosas que los amenazaban, ya sean animadas o inanimadas, visibles o invisibles. Después de la experiencia en la que el bote se había volteado cuando el río había elevado su caudal tirando el motor al agua, Dale decidió que sería mejor sacar el motor del bote después de cada uso. El único problema era que el viejo peke-peke era demasiado pesado e incómodo para tratar de subir el barranco y llevarlo a la casa. La mejor solución sería, dejarlo en un lugar más arriba del barranco, justo antes del camino. Si vendría otra lluvia fuerte y el río empezara a subir de nuevo, entonces él haría el esfuerzo de subirlo a un lugar más seguro. Lo cubrió con una carpa vieja y lo dejó allí. Ted era un fotógrafo profesional, y los líderes de la Misión del Oriente Peruano le pidieron que les hiciera algunas filmaciones, entonces él y Betsy fueron a Pucallpa por unos días para llevar a cabo ese trabajo. Fue muy agotador para Patti tener que hacer todo por sí sola, tratando de preparar la comida mientras también atendía a toda la gente que venía durante el día. En la noche ella cayó exhausta en la cama. El día siguiente, ella y Dale tenían que llevar algo pesado al bote. Entonces, muy temprano, antes que algún visitante llegara, trabajaron  juntos arrastrando su carga hacia el río. De repente Patti gritó con desconcierto, “Nuestro bote— ¡se ha ido!” En completo silencio, Dale dio un vistazo hacia arriba y hacia abajo de la orilla vacía.  Estoy seguro que amarré bien el bote. ¿Cómo fue

posible que se haya soltado? se preguntó a sí mismo. La estaca en donde había sido amarrado el bote estaba allí, entonces él empezó a caminar por los alrededores para revisar. No se veía nada —excepto las huellas de unos pies descalzos en el barro. Él levantó la mirada, y señalando dijo, “Mira, Patti, la carpa, está en el piso. No hay nada debajo. ¡El motor tampoco está!” Ahora la verdad empezó a aclararse. No había forma de que el agua del río hubiera podido llevarse el motor pesado dejando solo la carpa en su lugar. No, sin duda, el motor había sido cargado por manos humanas a su bote. La plena realización de lo que había pasado empezó a doler lenta y dolorosamente en sus mentes. Después de que ellos habían tratado por casi un año ayudar a toda la gente necesitada que vivía en las orillas del río, alguien de ellos había venido bajo baj o la oscuridad para robar su bote justo en el momento en el que Ted se había ido y los Duerksen estarían más vulnerables. ¿Cómo podrían esos ladrones ser tan desagradecidos para hacer algo tan terrible? En todo el día, ni una sola persona apareció, tampoco el día siguiente. El silencio era misterioso. Cuando llegó el sábado, en vez de sentir el gozo habitual que ese día traía, ellos estaban cubiertos por una cortina de melancolía, pero mientras ellos hablaban con su Padre celestial, recordaron las formas en las que Dios había provisto para ellos en el pasado. La melancolía se fue, y su confianza y valor nuevamente revivieron. El lunes por la mañana, un bote paró en el puerto, ahora, ellos estaban ansiosos por recibir visitas. Dos jóvenes desembarcaron del bote, y mientras venían por el camino, Patti y Dale reconocieron que era una pareja de amigos que ellos habían conocido por primera vez solo unas semanas atrás. Mientras los visitantes estaban en casa, la conversación se trató del bote robado. Uno de los amigos dijo: “Estamos yendo río abajo a un lugar en donde hay una isla grande de arena, y hemos escuchado que es un buen lugar para lavar oro, y

102

103

 

Cosas grandes y maravillosas

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

vamos a probar suerte. Estaremos atentos para ver si encontramos tu bote. Nos acordamos del hermoso bote azul, y lo reconoceremos si lo llegamos a ver”. Después de agradecerles por su preocupación, Patti y Dale los despidieron agitando las manos, y juntos regresaron a sus labores. Cerca de tres horas después, Patti escuchó que un bote surcaba el río. Cuando dirigió su mirada hacia el río, ella vio a los muchachos regresando en su bote y remolcando un elegante bote azul. Ella estuvo tan emocionada que inmediatamente dejó lo que estaba haciendo y corrió hacia el río, literalmente saltando de gozo. Dale estaba en la plantación de plátanos con su motosierra, y cuando escuchó que un bote estaba bajando la velocidad y paraba en su puerto, se dirigió hacia la orilla para echar un vistazo. Cuando él vio que un bote estaba remolcando a otro, rápidamente, escondió la motosierra en unos arbustos y corrió todo el camino de regreso a casa. ¡Oh, qué gran gozo ellos tuvieron ese día! Los muchachos dieron el reporte a los oyentes ansiosos. “Al parecer los ladrones estaban probablemente más interesados en su motor, pues el bote sería fácilmente reconocible por la mayoría de la gente que vive a lo largo del río. Ellos seguramente querían el bote como un medio para poder escaparse esa noche y abandonarlo después. Estuvimos cerca de una pequeña quebrada, y creímos que ese era un buen lugar para que los ladrones pudieran parar y desembarcar el motor en forma escondida. Entramos a la quebrada, y efectivamente, ahí estaba su bote. Miramos alrededor en algunos de los arbustos para ver si ellos habían escondido su motor en algún lugar cercano, pero, sentimos mucho decirlo, no pudimos encontrar nada más”. “Bueno, gracias a Dios que por lo menos tenemos de regreso a nuestro bote nuevo”, exclamó Patti con convicción. “Estamos muy agradecidos con ustedes muchachos por encontrar el bote por nosotros. Yo pienso que Dios los ha guiado hacia esa quebrada. La mitad del día ya se ha ido, entonces ¿por qué no se quedan a almorzar con nosotros? 104

 

De hecho, ¿por qué mejor no se quedan durante la noche? Entonces mañana podrían empezar muy temprano”. A ellos les gustó la idea, y así lo hicieron. Mientras Ted estuvo en Pucallpa decidió poner su avioneta en venta. Todavía tenía inscripción americana. americana. En un inicio él pudo obtener un permiso temporal para volar en Perú, pero cuando el permiso hubo expirado, el avión tuvo que permanecer en tierra. Como extranjero en el país, con nada más que una visa de turista, parecía ser imposible que él pudiera obtener un registro peruano para su avioneta. Había sido muy útil durante los primeros meses, mientras se estaban mudando de la base aérea al río Pachitea, pero desde que la mudanza había finalizado, ya no más se necesitaría la avioneta. Afortunadamente, encontró un comprador,, y pudo hacer la venta. comprador Ahora, un bote sin un motor no sería de mucho uso, entonces ellos tomaron la decisión de comprar un motor nuevo. Dale hizo un contacto radial con la base aérea para hablar con Ted. “Por favor Ted ¿podrías averiguar qué motores fuera de borda están disponibles a la venta? No creo que podamos darnos el lujo de tener un motor grande de 40 caballos de fuerza como el que tiene Hemerson, y además creo que no podría cargar un motor así desde la orilla del río hasta el almacén. Tú sabes que ya estoy viviendo medio siglo, y no estoy lo suficientemente fuerte como lo era viejo antes.peke-peke, Pero yo creo que podemos algoencontrar más poderoso que nuestro entonces mira quétener puedes y me haces saber”. Un par de días después Ted regresó la llamada. “Encontré un motor fuera de borda Suzuki de 16 caballos de fuerza por 750 US dólares. ¿Qué te parece eso?” “Me parece perfecto”, respondió Dale entusiasmado. Podemos pagar ese precio, y tendrá casi el doble de poder que el Viejo motor pekepeke. ¡Anda y cómpralo, antes de que alguien más lo agarre primero!” 105

Cosas grandes y maravillosas

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Entonces Ted hizo la compra, y cuando regresó a Puerto Inca él trajo consigo el nuevo motor motor.. Era un motor muy eficiente, y satisfizo sus necesidades perfectamente. Con el motor fuera de borda era mucho más fácil dirigir el bote en la dirección que uno deseaba, y aun las mujeres descubrieron que ellas podrían conducir el bote también.

sabemos cómo encontraremos a alguien que los pueda reemplazar reemplazar.. Nos sentimos muy vulnerables cuando estamos solos, es por eso que sugiero que en nuestra oración de esta noche clamemos por esta promesa, y pidámosle a Dios que en su grande y poderosa sabiduría nos muestre qué es lo que él quiere hacer por nosotros ahora”.

Mientras ellos se reunieron para el culto de la noche, todos estaban muy felices. Hablaron acerca de la forma maravillosa de cómo el bote había regresado a ellos y cuán bendecidos eran ahora de tener un nuevo motor. Pero entonces hubo un anuncio que apagó sus espíritus—por lo menos para Patti y Dale. Ted empezó diciendo: “Hemos estado pensando acerca de nuestro futuro. Algún día tendremos que regresar a casa en Estados Unidos, y yo tendré que encontrar una forma de sostener a mi familia, la cual esperamos seguirá creciendo. Estuvimos hablando acerca de cuánto tiempo más permaneceremos aquí”. Luego Betsy habló. “Mientras estábamos en Pucallpa recibimos una carta de los padres de Ted. Ellos han aceptado un llamado para ir como misioneros a la Universidad Adventista en Kenya. Hemos decidido que debemos regresar ya mismo, para así poder ver a sus padres una vez más antes de que se vayan a África”. “Hijos, los vamos a extrañar terriblemente”, dijo Patti, mientras trataba valientemente de controlar sus lágrimas que amenazaban con salir. “Pero ustedes tienen que llevar a cabo las cosas que tienen que hacerse ya. Estaremos orando por ustedes, así como sé que ustedes también orarán por nosotros”. Dale agregó: “Ustedes dos han sido una tremenda ayuda para nosotros este primer año. No me imagino cómo hubiéramos hecho todo esto sin ustedes. Para la meditación de nuestro culto de hoy leamos en Jeremías 33:3 ‘Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces’. En este momento nos sentimos incapaces de poder seguir haciendo el trabajo en este lugar, además, no 106

107

Velas relucientes

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen    

Velas

 relucientes

espués de que Ted y Betsy se hubieron marchado, Dale y Patti se mudaron a la casa nueva. Ahora la casa pequeña de tres cuartos que había servido como su primer hogar, podría ser usado completamente para el uso médico. Algunas veces un hombre podía abandonar a algún paciente diciendo que regresaba ya mismo, cuando realmente no se aparecía hasta el día siguiente, o tal vez una paciente en labores de parto llegaría por la tarde pero no podría dar a luz hasta la noche. Situaciones como estas generalmente producían un poco de problemas por la escasez de habitaciones disponibles, pero ahora finalmente había

D

108

 

109

Velas relucientes

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

un lugar para que el paciente pudiera quedars quedarsee allí si por alguna razón necesitabaa permanecer hasta el día siguiente necesitab siguiente.. Mientras Patti estaba agradecida por tener disponible un cuarto extra, Dale estaba temeroso de que ahora que nadie estaba durmiendo en esa casa, alguien pudiera entrar a hurtadillas en alguna noche y robar sus implementos médicos. Sin duda había ladrones que vendrían durante el día mezclándose con los pacientes para así poder mirar cosas que a ellos les gustaría tomar en la oscuridad de la noche cuando nadie estuviese en la clínica. Él se sentía tan solo y vulnerable con la ausencia de Ted. Un día muy ocupado, él se percató que otro bote estaba llegando a su puerto, pero el hombre que estaba en el timón permaneció sentado en su lugar en vez de amarrar su bote a la estaca y desembarcar. Un hombre con dos niños adolescentes, una señorita y un muchacho, rápidamente saltaron fuera del bote cargando paquetes llenos de algo. Luego, volvieron de regreso al bote para agarrar unas canastas que estaban tapadas. Cuando ya hubieron sacado todas sus cosas, el bote arrancó de nuevo y desapareció en el río. Mmmmm, pensó Dale, algo extraño está pasando aquí. Otra vez alguien enfermo fue abandonado.   Él se acercó un poco para mirar mejor mientras ellos subían de la rivera del río con todo su equipaje. Él escuchó el sonido de pollitos que salía de una de las canastas. ¡Eso estaba más extraño ahora!  Luego, él se fijó cuando el hombre tomó el brazo de la niña y juntos empezaron a caminar hacia la clínica. Ella se veía como un esqueleto andante y obviamente estaba muy enferma. Solo podía caminar unos cuantos pasos y luego tenían que parar para descansar. Cuando llegó su turno de ser atendida por Patti, ella empezó a hacerle preguntas mientras empezaba a escribir en un nuevo archivo. Él era Esteban, 40 años de edad, con sus hijos, Julio, 16, y Mary, 13. Habían venido de Victoria, un pueblo que estaba ubicado a un día de viaje

“¿En dónde está tu esposa?” Patti quiso saber. “Ella murió dando a luz cuando Mary sólo tenía cinco años de edad. El bebé vivió solo dos años, a ños, y luego murió”. Esteban no dijo nada más, pero la desesperación en sus ojos parecía decir, a menos que usted haga algo por mi pequeña Mary, yo también la perderé a ella. Mientras Patti continuó haciendo la historia, ella se enteró de que Mary había empezado a perder el apetito y a perder peso un par de meses atrás. Ella había desarrollado una tos muy fuerte, y tenía sudores nocturnos. Mientras Patti examinaba a la niña, ella se percató que tenía fiebre, y en reposo, su respiración permanecía en 60 por minuto. Ella escuchó sus pulmones, y el lóbulo izquierdo sonaba terriblemente. Todos los síntomas parecían gritar: “¡Tuberculosis!” Patti le explicó a Esteban que ella no tenía ninguna medicina para tratar la TBC, pero que el Gobierno sí tenía un servicio público de salud que le proveería de medicinas gratis. Él tendría que qu e llevar a Mary al hospital que estaba en Puerto Inca para el tratamiento. “¿Por qué no paraste allí cuando venías hacia aquí? ella preguntó. “Eso hice”, él replicó, “pero el doctor se fue de viaje, entonces nadie pudo ayudarme allí. Alguien me dijo para ir a Maranatha, es por eso que un señor que venía por este lugar me trajo en su bote. Yo traje todo lo que poseo, no tenemos nada por qué regresar a Victoria. ¿Podrían permitirnos permanecer aquí con ustedes?” Patti le explicó con cariño y firmeza que allí en Maranatha no había facilidades para cuidar de alguien más por un periodo de tiempo prolongado, y ellos no podrían permitir que gente extraña se mude allí a su voluntad y se establezcan en su propiedad. Ella concluyó diciendo: “Ustedes tendrán que permanecer con sus familiares o amigos”.

río arriba de Puerto Inca.

“Yo no tengo familiares ni amigos por aquí”, dijo él tristemente.

110

111

 

Velas relucientes

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

“Yo vine de la costa para ir a vivir a Victoria cerca de dos años atrás, y no conozco a nadie por los alrededores. No sé a dónde ir”. Patti empezó a sentir compasión por el hombre. “Esteban, ve a hablar con mi esposo y mira qué es lo que él tiene que decir”, y diciendo eso, ella regresó a cuidar a otro paciente. Esteban encontró a Dale y empezó a alegar con él. “Por favor, déjame limpiar un área del monte que no esté cerca de tu camino, en donde yo pueda tener un huerto, y una casita y un lugar para mis pollitos”. “¡No!” contestó firmemente Dale. “No podemos hacer eso. Si lo hacemos, muy pronto seremos invadidos por ocupantes que desean establecerse aquí. ¡No!, tú tienes que ir a permanecer con uno de tus amigos en algún lugar”. “Pero no tengo amigos cerca de aquí, yo no sé a dónde ir”. “Bien, entonces, ve a la casa de algunos de nuestros vecinos y mira si ellos te dejan permanecer en su lugar hasta que tu hija se mejore. Solo sigue el camino que va a través de la plantación de plátano. No están muy lejos”. Entonces, obedientemente, Esteban bajó por el camino, y pronto desapareció a la vista. Después de una hora y media, él reapareció. “Ellos no me permiten permanecer en su lugar”, dijo él con tristeza.

relativamente lujosa de 2 habitaciones. Mientras él caminaba, entabló una conversación con Dios —no en forma audible—, solo en su mente, pero las palabras fueron tan impactantes como si hubieran sido audibles. Dale empezó a refunfuñar: Dios, ¿por qué permites que gente como ellos lleguen sin avisar cuando tú sabes que no tenemos instalaciones que ofrecer a los que se quedan a pasar la noche? Luego Dios respondió:  pero Dale, tú has estado pidiéndome que te envíe a alguien para reemplazar a Ted para que te pueda ayudar. Ahí esta él. ¿Por qué no lo aceptas? No, Dios, tú no entiendes. Nosotros queremos a alguien con quien podamos hablar en nuestro idioma materno; además, necesito a alguien que realmente me pueda ayudar con el trabajo. Este hombre parece estar más bien frágil y anémico, y la mitad de sus dientes se han caído. Y probablemente él tampoco va a entender la forma en que nosotros hacemos las cosas. Oh, sí, también debemos tener a alguien alguie n que comparta nuestras creencias religiosas, y no sabemos si este compañero siquiera tenga alguna religión. Y lo más importante de todo, nosotros no sabemos nada acerca de su carácter. Él puede robar todas nuestras cosas valiosas. No, Dios, no este extraño. Entonces, en ese momento, Dale sintió que estaba parado delante del gran trono blanco, y él escuchó estas tremendas palabras: fui forastero, foraster o,

Ya era muy tarde, y Dale sabía que su conciencia no le permitiría abandonar a Esteban con sus hijos afuera en la noche. “Ven conmigo”, dijo él haciendo una señal, “y veamos si puedo arreglar un lugar en donde ustedes puedan dormir esta noche. Pero no olvides que es SOLO por esta noche. Mañana, absolutamente tienes que encontrar algún otro lugar en donde quedarte”. Juntos armaron un cobertizo, y encima pusieron una lona; entonces así la pequeña familia podría tener alguna protección por algún momento.

y no me recogisteis; apartaos de mí, malditos.1 Cuando llegó a la casa, encontró allí a Patti, y conversó con ella acerca de lo que había estado pasando en su mente. Esas palabras los acongojaron toda la noche. Si alguna vez había allí un extraño en necesidad, ese era Esteban. Por la mañana, la decisión estaba hecha. Ellos no podrían rechazar a su Dios que se había mostrado en forma de un extraño. Esteban debía quedarse.

Después que ellos estuvieron ubicados en su “hotel” improvisado, Dale empezó a recorrer penosamente el camino que llevaba a su casa

1

 Mateo 25:41-43

112

113

 

Velas relucientes

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Dale salió a ver cómo había pasado la noche la pequeña familia. Ni bien Esteban vio a Dale, él nuevamente nuevame nte empezó a rogarle: “Oh, por favor, permítanos quedarnos con ustedes”. Dale le sonrió: “Sí, Esteban, hemos decidido que ustedes pueden quedarse”. Esteban quedó perplejo por el cambio de actitud tan repentina. Después de la forma en cómo Dale le hubo hablado la noche anterior, seguramente no había estado escuchando correctamente ahora, ahora , entonces, él empezó a rogar de nuevo: “Por favor, solo deme una pequeña esquina en donde yo pueda…” Pero Dale lo interrumpió: “Esteban, tú ya no tienes que pedir más, porque anoche hemos decidido que ustedes pueden quedarse. Aquí en Maranatha nadie recibe ningún salario. Solo trabajamos juntos y compartimos lo que tenemos. Si estás dispuesto a hacer eso, ustedes pueden ser parte de nosotros. Ahora vamos a escoger un buen lugar para construir tu casa, y yo te ayudaré a construirla”. Las casas nativas son muy simples, usualmente son un lugar que usan para dormir y guardar sus ropas. Sería de un solo cuarto, entonces ellos encontraron un lugar en un nivel adecuado, e inmediatamente se pusieron a trabajar limpiando toda la maleza. La misma selva proveía los materiales para una estructura simple, y al final del día, Esteban tuvo una casita nueva con un techo de hoja de palmera; y él estuvo muy feliz. Mientras tanto, Patti se puso de rodillas y recordó a su Padre celestial: “Dios, tú nos has prometido que proveerás todo para nuestras necesidades, y nunca nos has fallado. Tú nos has enviado a esta gente extraña, entonces ahora tú tendrás que enviarnos comida suficiente para alimentar a otra familia. Gracias por no dejarnos caer”. Sorprendentemente, los vecinos inmediatamente empezaron a aparecer con abundante cantidad de papayas, piñas, paltas y muchas otras cosas comestibles, por lo menos el doble de lo que ellos estaban

Velas relucientes

acostumbrados a traerles. Eso fue fantástico. De igual forma, las gallinas de los Duerksen, que usualmente ponían dos o tres huevos por día, pusieron cinco huevos en un día como nunca lo habían hecho, entonces Patti dio a Esteban tres huevos para para su familia y los Duerksen comieron los otros dos. Patti empezó a tratar a Mary con vitaminas y suplemento de hierro, y después de unos días, Dale la llevó a Puerto Inca para ver al doctor. El hospital en Puerto Inca no tenía laboratorios ni equipos de rayos X, por lo tanto el doctor no podía comprobar si Mary tenía TBC, pero estuvo de acuerdo en que Patti había realizado el diagnóstico más probable, entonces, él proveyó medicamentos suficientes para que Patti tratara a Mary por un mes. Después de eso, él examinaría nuevamente a Mary y proveería más medicinas si fuera necesario. Con buena medicina y mucha comida nutritiva, la salud de Mary mejoró rápidamente. Ella desarrolló un apetito voraz, y durante el primer mes, ella ganó cerca de 5 kilos. Esta pequeña muchacha, quien difícilmente difícil mente caminaba cuando había llegado, rápidamente se convirtió en una jovencita muy activa y curiosa. Patti había empezado a ser su mamá sustituta, y a todo lugar a donde Patti iba, de seguro que Mary la estaba siguiendo. Ella estaba fascinada con la máquina de lavar ropa, y aunque un día su dedo se había quedado atrapado en el rodillo de la máquina, eso no la pudo intimidar. Esa experiencia dolorosa solo le enseñó a ser más cuidadosa, y nunca perdió su amor por esta forma maravillosa de lavar la ropa. Después de poco tiempo, Patti estuvo dispuesta a dar la responsabilidad completa de lavar la ropa a Mary, y eso le alivió mucho el trabajo. La cosa que más le gustaba a Mary en la clínica era una colección de pinturas artísticas acerca de historias bíblicas que estaban colgadas en la pared. Ella podía realizar una multitud de preguntas acerca de cada cuadro hasta que Patti tendría que levantar las manos y decir: “Mary, tú tienes muchas preguntas. Yo tengo pacientes que cuidar y no tengo tiempo para decirte toda la historia en este momento. Cuando todos los

114

115

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

pacientes se hayan ido, entonces me sentaré contigo y te diré la historia completa”. Y Mary nunca se olvidaría. Cuando el último paciente se hubo ido, ella dijo: “Espera un minuto, iré por mi hermano”, y pronto ella regresaría, no solo con Julio, sino también jalando a su papá. Luego, los tres se sentarían en el piso mientras escuchaban absortos cuando Patti les contaba una de las hermosas historias de la Biblia que muchos de nosotros hemos aprendido desde la infancia. Ellos también asistían a la Escuela Sabática semanal que se realizaba debajo del gran árbol que q ue estaba en el patio. Ellos parecían como esponjas que absorbían con avidez todo lo que escuchaban acerca de Jesús y otros personajes de la Biblia. A ellos también les gustaba cantar, y pronto también aprendieron los coritos. La canción favorita de Esteban era una que dice así: “He decidido seguir a Cristo, no vuelvo atrás, no vuelvo atrás”. Mientras él cantaba ese canto vigorosamente, era obvio que las palabras venían de su corazón. Un sábado, después del servicio, Dale y Patti estaban comentando de su afección creciente hacia esta pequeña familia. Patti comentó: “Cuando vi a Mary por primera vez, ella estaba tan enferma que me preguntaba si alguna vez podría recuperarse. Pero mírala ahora, tan llena de vida y con muchas ganas de aprender. Nunca me imaginé la gran ayuda que esta pequeña niña sería para mí”. “Sí, y Esteban, él tiene un corazón de oro”, observó Dale. “Él siempre está dispuesto a hacer todo lo l o que le pido. Y Yoo no sé cómo hubiéramos hecho estando solos sin su ayuda. ¡Y pensar que lo habíamos tratado de rechazar! Verdaderamente, cuando yo lo vi la primera vez, lo prejuzgué. Desde el día que él vino he recordado frecuentemente el versículo que yo aprendí cuando era un niño ‘Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón’”.2  2

Velas relucientes

La siguiente semana, después de la Escuela Sabática, Esteban les pidió: “Por favor, ¿no podríamos reunirnos con más frecuencia para estudiar la Biblia?” “Sí, sí, hagamos eso. ¿Podemos? ¿Podemos?” los niños declararon. “Bueno, sí, yo pienso que podemos hacer eso”, respondió Patti. “Les voy a decir lo que vamos a hacer hacer.. Yo tengo un conjunto de lecciones bíblicas. En total son 21. Tal vez ustedes podrían realizar una lección cada semana. Al final de cada lección hay algunas preguntas para responder, entonces ustedes pueden estudiar juntos la lección y escribir sus respuestas. Hagamos el plan de reunirnos todos juntos en la mitad de la semana, los miércoles de noche, para revisar sus respuestas y hablar acerca de la l a lección”. Ellos estaban emocionados con el plan, pero pronto vino una desilusión. La ley peruana requería que todos los hombres jóvenes debían realizar entrenamiento militar, y Julio tuvo que ser introducido dentro del servicio militar antes de que él pudiera avanzar en sus estudios de la Biblia; pero los otros dos continuaron emocionados con los estudios, frecuentemente completando hasta tres o cuatro lecciones en una semana; y cuando ellos estudiaron acerca del bautismo, sin ninguna duda ellos indicaron su deseo de sellar de esa manera su dedicación a Dios. Los Duerksen notificaron a las oficinas de la misión que ellos tenían una pareja de interesados listos para el bautismo, y se pusieron a esperar deseosos de escuchar el momento en que el pastor podría venir. Meses y meses pasaron sin ninguna respuesta. Después de cinco meses que Esteban hizo su decisión, llegó la buena noticia. El pastor Richard Gates estaba viniendo para realizar un bautismo, él tenía algunos candidatos en Puerto Inca, pero él decidió organizar que esta vez todo el mundo fuera a Maranatha para el bautismo. Rápidamente, se corrió la voz de que iba a haber un bautismo, y ese sábado cerca del doble de la cantidad usual de personas aparecieron para el programa de la Escuela Sabática. Debajo del gran árbol, Dale acomodó

 1 Samuel 16:7

116

117

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Velas relucientes

algunas bancas improvisadas y estiró algunas sábanas en el piso para que la gente pudiera sentarse sobre ellas. La esposa de Richard, Meraldine, estaba con su esposo esta vez, y ella realizó el programa para los niños y parecía interesar a los adultos tanto como a los más pequeños. Luego el Pr. Gates dio un estudio corto de la Biblia antes de guiar a todo el mundo hacia la orilla del río para el bautismo. La primera persona que entró al agua para ser bautizada fue Esteban seguido de Mary. En la Escuela Sabática, ellos frecuentemente cantaban “Mi pequeñita luz, la dejaré brillar”, y mientras ellos salían del agua, su ejemplo estuvo brillando como una vela encendida para todos los testigos que ese día estaban allí a orillas del río Pachitea. Mientras Patti y Dale estaban parados en la orilla del río mirando el fruto de su labor, sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad. * * * Un día, Patti recordó a Dale: “¿No te has olvidado del sueño de Leoncio, verdad? Tú me dijiste que en ese sueño él había visto un letrero aquí en la orilla del río. Estuve pensando acerca de eso cuando hoy en mi devoción matinal estuve leyendo el Sermón del Monte. Jesús dijo a sus oyentes que ellos eran la luz del mundo. Luego, para ilustrar su idea, Él dijo que la gente no enciende una luz y la pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y así dará luz a todo el mundo que esté allí.3 Me parece que si tendríamos un letrero atractivo aquí en la orilla del río sería como el símbolo de una vela para la gente que pasa en sus botes por el río. ¿Por qué no intentas hacernos un letrero?”

obtener tablas de una pulgada de grosor. Tenía también un cepillo de carpintero para pulir las tablas, y aunque no se igualaban perfectamente en grosor, desde la distancia nadie podría notar la diferencia. Tenía suficientes tablas como para hacer un letrero de cerca de un metro y medio de ancho y dos metros de largo, y luego puso un poste a cada lado del letrero para sostenerlo. Como el letrero en el sueño había sido azul, él decidió usar los mismos colores que fueron utilizados en el bote y la clínica. El fondo del letrero era celeste con bordes blancos. Él pintó el nombre de “MARANATHA” con letras grandes de color azul marino. La letra inicial “M” estaba sobrepuesta sobre un mundo, y por encima de las demás letras estaban tres figuras con formas de siluetas que representaban a ángeles volando tocando sus trompetas. Debajo del nombre había una leyenda corta escrita en letras blancas que decía: “Esta institución se dedica al desarrollo completo del hombre”. Y en la parte inferior del letrero estuvo la declaración “CRISTO VIENE. ¡PREPÁRATE!”, y en medio de esas dos oraciones estaba un triángulo con escrituras en sus tres lados que decían “Físico, Mental, Moral”, representando los tres aspectos esenciales del desarrollo completo del hombre.

“Sí, recuerdo perfectamente perfe ctamente bien cuán impresionado fui por ese sueño”, replicó Dale. “Todavía pienso acerca de eso algunas veces. Tal vez ya es el tiempo de que yo haga algo para que ese sueño llegue a ser una realidad”. Él no tenía materiales buenos con qué trabajar, pero haría lo que podría con lo que tenía. No tenía madera de triplay, pero había muchos árboles alrededor, y tenía su motosierra, entonces él cortó un tronco para 3

 Mateo 5:14-15

El letrero de Maranatha

118

119

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Velas relucientes

Todo el mundo en Maranatha estaba satisfecho con el nuevo letrero, pero unos días después parecía ser que había una fuerza invisible siniestra a la que no le gustaba el letrero. El río empezó a elevar su caudal, y pronto se convirtió en un torrente furioso. Dale tuvo que vigilar el bote constantemente, moviendo continuamente la estaca en donde

y ahora la clínica parecía que estaba asentada en una pequeña isla con agua en derredor.

estaba arriba,que mientras tanto el agua subíapara rápidamente. Duranteamarrado la noche,más él tuvo salir cada cierto tiempo revisar el bote, y en una de esas veces él descubrió que el agua se había elevado tan rápido, y la estaca había sido cubierta cu bierta completamente por el agua. Su linterna solo alumbraba un remolino r emolino de agua turbia. Con un sentimiento de desesperación, él gritó: “Oh Dios, si no muevo esa estaca podremos perder nuestro bote. Y en esta inundación lo necesitamos más que nunca. Dios, no permitas que se suelte. Yo sé que es peligroso, pero tengo que entrar al río para agarrar la estaca. Por favor Señor, vela sobre mí, y protégeme”.

“Tú solo tienes una imaginación activa”, replicó Dale. Pero justo cuando empezaba la conversación, se pudo notar que se estaba realizando real izando un cambio sutil. Definitivamente, un lado estaba elevándose elevá ndose lentamente un poco más arriba que el otro lado. “Creo que estás en lo cierto”, él admitió finalmente. “La tierra en los huecos de los postes se estará convirtiendo en barro suave, y resbaloso, y el letrero está tratando de flotar”.

Dale se quitó su pijama, y tiró su linterna al lado de su ropa. Entonces, desnudo, saltó dentro del río helado helad o que llegaba hasta su pecho. El choque lo dejó sin aliento, y en solo unos momentos, él estaba temblando de frío. Empezó a mover sus pies hacia afuera, en donde él pensaba que estaría la estaca, y pronto la pudo localizar. Tomó aire, sumergió su cabeza dentro del agua, agarró la estaca y con un fuerte tirón la desenterró. “Gracias Dios”, él respiró con dientes temblorosos mientras se salía del río embravecido hacia un terreno seco y más elevado. El día siguiente, el río se desbordó y no parecía haber alguna señal de que dejaría de aumentar. Inexorablemente, el agua siguió avanzando hacia el camino que se dirigía a la clínica. Pronto alcanzó los postes que sostenían el nuevo letrero. El agua subía más y más arriba de los postes, hasta que alcanzó la parte inferior del letrero mismo. Ahora ellos controlaban el nivel del agua contando cuántas tablas todavía estaban visibles en el letrero. Cuando solo se podía ver la tabla superior, el espacio que había entre la casa y el edificio de la clínica estaba inundado de agua cuya profundidad llegaba hasta las rodillas. Eso era realmente temeroso,

“Mira”, dijo Patti, “Me parece que el letrero se está inclinando, ¿no te parece?”

Sus palabras se hicieron realidad cuando el letrero se volteó horizontalmente y lentamente empezó a flotar mientras ellos miraban sin poder hacer nada. Un joven visitante que estaba observando cómo se realizaba este pequeño drama no estuvo dispuesto a permanecer allí parado sin hacer nada, entonces él saltó al agua y empezó a nadar hacia el letrero que estaba flotando. Actuando rápido, Dale corrió al almacén para agarrar una soga. Él arrojó un extremo de la soga al nadador, quien amarró la soga al letrero, y luego, Dale empezó a jalar al letrero y al nadador de regreso a tierra. Finalmente, después de ver que sus esfuerzos por destruir el nuevo letrero se vieron frustrados, el río embravecido se rindió. Después de que el agua hubo bajado a su nivel, ellos calcularon que el río había subido cerca de dos metros por encima de la parte superior de la orilla del río. Con corazones rebozando de gratitud, ellos agradecieron a su Padre celestial por haberlos protegido de alguna pérdida durante la inundación.

120

121

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Tinieblas

 

Tnieblas

 

N

uevamente había llegado el día en que Dale tenía que ir a Pucallpa Pucall pa para comprar más provisiones, pues las medicinas de Patti se estaban terminando. La nueva carretera que había sido construida dentro de la selva estaba ahora abierta para el público, y él había escuchado de sus vecinos que ahora mucha gente estaban usando esos vehículos de servicio para poder llegar a la ciudad en vez de ir en vuelos. Por supuesto que no era tan rápido y confortable como ir volando en un taxi aéreo, pero era una forma de viajar mucho más económica. Es así que ahora la mayoría de la gente estaba empezando a usar el transporte terrestre. 122

123

 

Tinieblas

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Dale pensó que probablemente había llegado el tiempo en que él tendría que tratar de realizar su viaje por la nueva carretera. No le gustaba la idea de tener que dejar a Patti, pero en esta oportunidad las cosas no eran tan malas, pues Bonnie había regresado. Después de haber estudiado solo un semestre en la Universidad, ella había decidido

necesitaba. Cuando hubo terminado, tenía listo cuatro cajas llenas, un saco grande y además su maleta. Estaba un poco preocupado de como él iba a transportar toda esa cantidad de carga por sí solo. Dale dejó todos sus paquetes en el cuarto del hotel mientras se iba a la estación de buses para averiguar cómo podría regresar a Puerto Inca por tierra. Él

que la carrera elegidoregresar no se ajustaba del todo bien sus aptitudes, es asíque quehabía ella decidió a casa para ayudar un apoco mientras decidía qué era lo que ella realmente quería ser y hacer en la vida. Dale tenía terror de ir a la ciudad por sí solo, pero no llevaría a Esteban y dejaría a las mujeres solas sin ningún varón alrededor para que las ayudara. Esteban tendría que quedarse en Maranatha, y no había nadie más que podía acompañar a Dale.

descubrió nueva carretera directamentecon de la Puerto Inca a Pucallpa,que en lavez de eso, llegabanoavenía una intersección carretera que venía de Lima a un lugar llamado simplemente “Kilómetro 86”. En ese lugar no había una ciudad, solo había una estación de policías y un restaurante. La compañía de buses solo vendía pasajes para las l as ciudades importantes que estaban en el camino que iba a Lima. Una persona podría viajar a un punto intermedio haciendo arreglos personales con el conductor.. Como aún no había disponible ningún tipo de transportación conductor pública en la nueva carretera, iba a ser necesario que él pudiera encontrar a alguien que lo quisiera llevar l levar del Kilómetro 86 hacia el interior. El bus estuvo planeado para salir de Pucallpa a las 9:00 a. m.

Él había escuchado que el dueño de la ganadería al otro lado del río estaría enviando su remolcador arrastrando una balsa de madera a uno de los aserraderos en Pucallpa, y amablemente él ofreció a Dale un viaje gratis en su embarcación. Este viaje río r ío abajo tomaría cerca de 30 horas, pero al regresar en contra de la corriente, esto tomaría tres días. Entonces Dale decidió ir en el bote en solo una dirección. Él probaría la nueva carretera cuando regresara. Dale hizo planes para abordar el remolcador en el aserradero de los Panduro, el cual estaba localizado en el lugar en donde el río Súngaro desemboca al río Pachitea. Este sería un lugar conveniente para dejar su bote, pues lo estaría esperando para cuando regresara r egresara de su viaje. Patti, Bonnie, Mary y Esteban se quedarían solos sin el bote por algunos días. Hubo algunas demoras inesperadas a lo largo del camino río abajo, y cuando finalmente el remolcador llegó a la ciudad, ya eran horas avanzadas de la tarde. Él tuvo que esperar hasta el día siguiente para realizar sus compras, entonces se dirigió a un hotel en donde se hospedaría por dos noches. El día siguiente, tuvo que ir a varias farmacias para encontrar las medicinas que Patti había pedido, y luego fue a otras tiendas para comprar comida y otros implementos que

La siguiente mañana, Dale llamó un taxi y cargó todos sus paquetes hacia la estación de buses. Como él no había comprado un boleto no pudo hacer pasar su equipaje por los controles, entonces él los apiló apoyados en la pared para poder vigilarlos de cerca y protegerlos de los ladrones. Cuando él pudo ver al conductor que estaba acomodando paquetes en el compartimiento de equipajes, él movió sus bolsas a un lugar más cercano al bus. Él sabía que habría puntos de revisiones de los policías a lo largo del camino en donde él tendría que mostrar su pasaporte, entonces abrió su maleta y sacó su pequeña bolsa negra con cierre, en donde él guardaba las cartas de correo y sus documentos importantes. Luego fue a hablar con el conductor mientras echaba un ojo a sus maletas. “Señor”, dijo Dale, “me gustaría ir al Kilómetro 86”. “Está bien”, respondió el conductor. conductor. “Haremos ingresar primero a todos los pasajeros que tienen sus boletos, y después de eso usted podrá abordar y pagará su tarifa cuando ingrese al bus”.

124

125

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Tinieblas

“¿Debo traerle mis paquetes ahora?” “No, estoy poniendo todos los paquetes que están registrados en este lado. Lleve los suyos al otro lado del bus”. Dale se sintió muy nervioso por no poder mirar sus paquetes ni siquiera unos momentos, pero él elevó una oración por ayuda mientras arrastraba una bolsa en cada mano y se dirigía al otro lado del bus para colocarlas al lado del conductor quien había abierto el otro compartimiento. Luego, Luego, rápidamente él regresó por su otro equipaje y se sintió aliviado al ver que nadie había tocado sus cuatro cajas restantes. Él cargó un par de cajas, y las llevó al conductor lo más rápido que pudo. Regresó apurado, y nuevamente se sintió aliviado de que las dos cajas estaban todavía allí. Ahora podía respirar más fácilmente. Él dejó los paquetes con el conductor, y luego, se fue de regreso para reunirse con los demás pasajeros que estaban esperando abordar el bus. Después de que el último pasajero hubo abordado, Dale se ubicó a la entrada del bus mientras buscaba debajo de sus brazos su bolsa negra… ¡pero no estaba allí! ¿En dónde dejé mi bolsa negra? se preguntaba a sí mismo con incredulidad. Se dio la vuelta y buscó frenéticamente alrededor de donde habían estado sus paquetes, pero no había nada allí. Corrió alrededor hacia el otro lado del bus y miró sobre el pavimento y hacia arriba y debajo de la calle, pero ninguna bolsa negra estaba a la vista. Él regresó nuevamente a la estación, y una rápida vista alrededor no reveló nada. Preguntó a la empleada que estaba detrás del mostrador de boletos si ella había visto una bolsa negra. Ella no la había visto. Su estómago parecía salirse mientras la enormidad de la situación parecía golpearle como con un mazazo. Su pasaporte estaba perdido. Su tarjeta de turista estaba perdida. Su licencia internacional estaba perdida. Las cartas de casa que Patti y Bonnie estaban esperando ansiosamente ansiosamente para leer estaban perdidas. ¡TODO ESTABA PERDIDO! Dale sabía que el robo debía ser reportado a la estación de policías inmediatamente, entonces así él obtendría algunos documentos

temporales para viajar, pero el bus estaba listo para salir con su equipaje eq uipaje en cualquier minuto. Se sintió atrapado mientras abordaba el bus y pagaba su tarifa. El bus estaba lleno de gente, pero pudo encontrar un lugar vacante al lado de la ventana a la mitad del bus, entonces él se hundió en el asiento mientras el bus empezaba a moverse.  ¿Qué voy a hacer cuando el policía me pida mi documento de identidad? se  preocupó. Ellos Ellos SIEMPRE eligen extranjeros altos y blancos. No tuvo que preocuparse por mucho tiempo, pues había un punto de control justo en la frontera de la ciudad. El bus se detuvo, y un policía policía subió a bordo. Dale no tuvo el coraje de mirarlo, se puso a observar por la ventana a nada en particular. El oficial caminó hacia atrás por el pasillo y nuevamente regresó sin decir nada a nadie. El conductor cerró la puerta, y el bus empezó a moverse nuevamente. Ahora Dale podía respirar con más facilidad, pero no por mucho tiempo. Unos cuantos kilómetros más adelante, yendo por la carretera, el bus se detuvo en otro punto de control, y nuevamente un policía subió a bordo. Desde la parte delantera, él empezó a revisar a un lado del bus aparentemente eligiendo algunos pasajeros al azar para que le mostraran sus documentos de identidad. Él preguntó al hombre que estaba sentado justo al frente del pasillo de Dale en una forma muy extensiva. Luego continuó su camino hacia la parte de atrás del bus y desde atrás empezó a revisar el otro lado. Dale trató de agacharse y aparecer inadvertido, pero no había mucho espacio para agacharse en su pequeño asiento. Desesperadamente, él trataba de pensar en algo razonable y convincente para decir cuando llegara su turno, pero su mente parecía estar en blanco. Ahora, el policía estaba justo a su lado—y siguió caminando de frente como si no se hubiera dado cuenta de la cabeza rubia que sobresalía en el mar de cabellos negros peruanos. Muchos kilómetros más abajo en la carretera, había un tercer punto de control, y allí se volvió a repetir lo mismo. Realmente, esto era algo increíble—o dicho de una mejor manera, era algo “providencial”.

126

127

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Tinieblas

Pero los pensamientos de su tremenda pérdida todavía continuaban dentro de él como nubes pesadas, coincidiendo con el estado de las nubes que estaban afuera, las cuales empezaron a ponerse más y más oscuras hasta que cayeron en una lluvia torrencial. Dale cerró cerr ó la ventana, pero el bus destartalado no era a prueba de agua. Pronto, un pequeño

personas estaban paradas alrededor de la tranca esperando por algún vehículo que podría tener espacio para que los llevara. Dale evaluó la situación. Parece que la policía está revisando a todo el mundo que quiere ir por la carretera nueva. Tal vez me puedo pasar a escondidas por la parte de atrás de la garita de control y regresar a

riachuelo empezó correr a través del¡Drip! techoDrop! hacia su asiento, cayendo directamente sobreasu cabeza. ¡Drop!

la carretera estéde más lejos, en donde los policías no puedan verme. Perocuando pensando otra manera, si ellos se dan cuenta que estoy escondiéndome, de seguro ellos desconfiarán, entonces ahí sí que estaré en un gran problema. No, mejor actuaré como si yo perteneciera aquí y que no tengo nada que ocultar.  Entonces recogiendo su maleta, tuvo que obligarse a sí mismo a caminar directamente hacia la garita de control.

No había lugar a donde él pudiera ir para huir de esta cámara de tortura de agua. Él tuvo que permanecer en su lugar y soportar. Cada gota parecía resonar dentro de su cabeza: Tú estás solo. Nadie se  preocupa por ti. ¡Drop! ¡Drop! ¡Drop! ¡Solo! ¡Abandonado! ¡Solo! Su corazón parecía hacer un eco del llanto patético de David: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”1  Ahora, él podía en entender tender un poquito mejor el sentimiento de abandono que debió haber sentido Jesús mientras estuvo colgado en la cruz en medio de dos ladrones. Después de haber llovido tan fuerte, haciendo que el conductor difícilmente pudiera mirar la ruta, la lluvia empezó a disminuir. Dale no esperaba encontrar algún refugio en el Kilómetro 86, y la lluvia podría destrozar sus cajas de cartón que estaban llenas de medicinas, entonces, como de costumbre, desesperadamente empezó a orar para que el clima se aclarara. acl arara. Realmente no creía que eso podría pasar pasar,, pues ¿cómo podrías tener una fe infalible cuando acabas de pasar por una experiencia que quebrantó tu fe? Pero pronto, la lluvia cesó de caer, y las pesadas nubes empezaron a diseminarse. Cuando empezó a aparecer un espacio pequeño de cielo azul, la esperanza empezó a renacer. Y cuando el bus paró en la intersección cerca del mediodía, el sol estaba brillando en toda su gloria. Allí en el Km 86 había una tranca de control a través de la nueva carretera, y al lado de la tranca, había una garita de policía. Algunas

1

 Salmos 22:1

Justo en ese momento, un policía venía de la garita de control y se dirigía hacia Dale. “Oh, oh, ahora ya estoy hecho”, él pensó. Pero el policía solo le sonrió y dijo: “Buen día”, y pasó caminando justo a su lado. Con una gran sensación de alivio, él apiló todos sus paquetes cerca a la garita de control, y se ubicó para esperar. Nada pasó por cerca de cuatro horas. Luego apareció un camión, pero no iba en la dirección de la gente q ue estaba esperando, ahí quería ir. El conductor paró más adelante en la carretera principal, y mientras salía de su camión, gritó: “Ya vengo, en un ratito, así que tengan listas sus cosas para partir”. Todo el mundo alegremente empezó a correr por los alrededores agarrando todas sus cosas, pero dentro de diez minutos, ellos empezaron a actuar como si se hubieran olvidado por completo del camión. Cuando una camioneta llena de pasajeros paró por la garita de control para ingresar a la carretera nueva, todo el mundo empezó a alborotarse y luchaban entre sí por abordar. Y de alguna forma, todos pudieron arreglar la manera de ubicarse en algún lugar de la camioneta que estaba sobrecargada. Todo el mundo, excepto Dale. No había forma de que él pudiese entrar allí con toda su carga, entonces él se quedó solo, esperando por el regreso del camión.

128

129

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Tinieblas

Se puso el sol, y ya era de noche. Finalmente el camión llegó cerca de dos horas, después de lo que el conductor había dicho “ya vengo en un ratito”. Dale empujó su maleta y su equipaje hacia arriba sobre la cama del camión, y luego se trepó él. Para su desgracia, descubrió que ahí había cerca de una pulgada de agua sobre la cama del camión. No había otro lugar en dónde poner sus cosas, entonces puso primero su maleta y una caja que creía podrían ser menos dañadas por el agua, mientras que el resto de las cosas fueron apiladas en llaa parte superior. Mientras el camión rebotaba a lo largo de la carretera empolvada, era difícil poder mantener todo el equipaje en su lugar. Después de viajar por lo menos una hora, el camión empezó a dirigirse sobre un campamento de construcción de carreteras. El conductor se salió de la cabina y anunció: “Voy a pasar la noche aquí. Iremos a Súngaro en la mañana. ¿Qué vas a hacer tú?”. Dale tragó saliva. Él no había esperado esto. “Bueno…yo no sé. Creo que voy a tener que per manecer aquí en el camión con todo mi equipaje”. “¡No, usted no puede hacer eso! Puede llover durante la noche. Aquí, páseme sus cosas, y voy a ver si los muchachos que duermen en esa pequeña casa pueden guardarle sus cosas adentro, durante la noche”. El conductor tocó la puerta, y se abrió rápidamente. Una mirada hacia adentro reveló que el pequeño cuarto contenía más hombres de lo que podía soportar, pero de buena gana, ellos aceptaron apilar el equipaje en una esquina. Afuera, Dale se percató que había una banca debajo del alero de la casa que probablemente podría proveerle alguna protección de una posible lluvia durante la noche. “¿Cree usted que yo podré dormir en esta banca?” sugirió Dale. “No, no me gusta la idea”, respondió el conductor. “Le voy a dejar

de la cabina, fue al asiento de atrás, y jaló una espuma de una pulgada que estiró a lo largo de los asientos. “Usted podrá dormir ahí por esta noche”, comentó antes de desaparecer en la oscuridad. Realmente esa era una cama cómoda, y se sentía tan bien de que finalmente podría relajarse después de un largo día lleno de estrés. Ahora, él podría visitar a su Padre en los cielos sin ninguna distracción o interrupción. “Padre”, dijo él suavemente. “Esta mañana, me sentí tan indefenso y absolutamente abandonado, pero ahora, yo puedo ver que tú has estado mirándome en todo momento. Tú debiste haber estado trabajando cuando evitaste que el policía me cuestionara. Gracias, Dios. Y la lluvia fue tan molestosa, pero gracias por convertir la lluvia en un día brillante cuando salí del bus. Y en especial, muchas gracias por ayudarme a encontrar un pasaje con este conductor quien ha sido muy considerado y ayudador. No tengo idea de lo que está delante de mí, mañana, pero por favor, provee todo lo que voy a necesitar. Te amo, Padre, y tengo muchos deseos de sentir tu presencia conmigo en cada paso del camino. Amén”. Temprano en la mañana, un grupo de trabajadores se subió a bordo Temprano del camión, y Dale hizo lo mismo, y nuevamente ellos estuvieron en la vía. Cerca de una hora después, el camión paró al final de una línea de varios vehículos, y todos los trabajadores saltaron fuera del camión. El conductor explicó a Dale: “Hay una quebrada allí delante de nosotros, pero el puente que cruzaba esa quebrada fue llevado por el agua la semana pasada; es por eso que no podemos manejar más allá, pero usted puede cruzar la quebrada caminando. Más alla hay un camino fácil de recorrer que le llevará al río Súngaro”. ¿Él dijo camino fácil? Seguro, para alguien caminando con las manos vacías. Pero la historia es diferente para alguien que tiene que transportar carga. Y para hacer las cosas peores, el agarrador del maletín de Dale se rompió, y ahora, la única manera de poder cargarlo sería poniendo los dos brazos alrededor de la maleta. Mientras él estaba

dormir en la cabina del camión. Venga”, le dijo. Este abrió la puerta 130

131

 

Tinieblas

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

allí parado tratando de decidir qué era lo que tenía que hacer, el líder del grupo de trabajadores pasó por allí. Se fijó fi jó en la pila de cajas por un momento, antes de declarar: “Hombre, este es un lugar peligroso para ti. Hay muchos ladrones en los alrededores”. El primer impulso que Dale pudo tener sería replicar amargamente: amarg amente: “¿Así, podría decirme algo nuevo, Señor?” Pero él sabía que podría sonar muy sarcástico, por otro lado el hombre solo estaba tratando de proveer una advertencia útil, es así que mantuvo su boca cerrada y no dijo nada. Agarró su maleta, la cargó por cerca de tres metros, luego la puso en el suelo y regresó por una caja. Movió todo el equipaje de uno en uno, y en cinco minutos él había movido toda la pila tres metros más adelante por la carretera. Luego repitió el proceso para mover todo un poquito más allá, nunca yendo tan lejos de su carga carg a valiosa. Dale pensó que a este ritmo, podría llegar al río Súngaro alrededor del mediodía. Entonces, cuando llegó a ver la quebrada, q uebrada, se sintió desanimado por lo que vio. Ahí, delante de él, había un profundo barranco, probablemente era de 15 metros de profundidad. Muchas pisadas habían formado un camino lodoso que se dirigía hacia abajo, en donde el tronco de un árbol que había sido tirado a través de la quebrada servía como un puente peatonal. Algunos listones de 2x4 habían sido clavados a lo largo del tronco para crear un pasamano, y unas gradas habían sido hechas en el despeñadero del otro lado. No había lugar a lo largo lar go del despeñadero en donde el equipaje podría ser apilado, es así que cada pieza tenía que ser cargada sin parar todo el camino que bajaba a la quebrada y que subía al otro lado, dejando el resto del equipaje sin supervisión y vulnerable a posibles ladrones por cerca de cinco minutos en cada viaje. Señor, ayúdame, Dale rogó. Recuerda que esas medicinas son para tu trabajo. Por favor manda tus ángeles para que guarden lo que yo no puedo hacer. Allí habían algunos espectadores que estaban mirando a los tractores que estaban trabajando en un rodeo y en un puente de troncos tr oncos que pasaría a través de la quebrada. Dale no confiaba en ellos, entonces

él esperó un buen rato hasta que qu e todos se movieran. Luego, él empezó a mover sus cosas lo más rápido que pudo, bajando el camino resbaloso, cruzando la quebrada, y subiendo las gradas empinadas al otro lado. En una ocasión, mientras cargaba su maletín con las dos manos y caminaba a través del tronco, chocó contra el pasamano que casi le hizo perder el equilibrio. Por unmanera momento pensó que iríapreciso, a caer dentro de larecobrar quebrada, pero de alguna y en el tiempo él pudo su estabilidad. Dale se preguntaba si fue un ángel el que lo había estabilizado en ese momento. Las palabras del salmista pasaron como un rayo en su mente “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra”.2 Finalmente, Dale tuvo todo su equipaje al otro lado de la quebrada sin haber perdido nada, y con mucho agradecimiento se dejó caer al suelo casi exhausto al lado de su equipaje. Justo en ese momento un camión arribó al lugar en donde Dale estaba y paró para descargar algunos tanques de aceticolina y oxígeno. El conductor se dio cuenta que Dale estaba sentado allí. “Pon tus cosas en el camión”, dijo este. “Y “Yoo te las llevaré al rrío”. ío”. Eso sonaba como música en los oídos de Dale. Cuando llegaron al río Súngaro, Dale vio un bote en la orilla del río que estaba embarcando pasajeros y carga. Él corrió hacia el bote y preguntó si lo podían llevar al aserradero de los Panduro. Pronto, ya estaban navegando, y al llegar al aserradero, el camión se estacionó al lado del bote Maranatha que todavía estaba allí amarrado, en donde Dale lo había dejado varios días atrás. Rápidamente, con la ayuda del conductor pasó su carga de un bote al otro; y en media hora más tarde, él estuvo de nuevo en casa. Su regreso a casa tuvo un sabor agridulce. Dale contó su historia de dolor y como conclusión dijo: “Me pareció injusto que Dios haya

2

 Salmos 91:11, 12

132

133

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Tinieblas

permitido que robaran mi pasaporte. No pude ver cómo todas las cosas podrían obrar para bien en lo que pasó.3 Luego pensé en el librito que tenía en la bolsa negra. Era El Camino a Cristo. Tal vez Dios quería que ese ladrón obtuviera el libro. Por lo menos podemos creer y orar que él lo leerá”.

“No, ya he escuchado suficiente por un día. No quiero escuchar nada más. Pero creo que tarde o temprano lo descubriré, así que acabemos con esto de una buena vez. Anda. Dime”. “Esteban quiere mudarse a Puerto Inca”.

Luego Patti contó su historia. “Anoche”, dijo ella, “Esteban escuchó un sonido en la dirección de la clínica, entonces él se levantó para investigar, pero no encontró nada malo. Pero en la mañana, cuando él fue a moler maíz para alimentar a los pollitos, él no pudo encontrar el molino en su lugar, entonces vino a preguntarme si yo había hecho algo con el molino. Yo no había hecho nada con el molino, pero fui con él para buscarlo. Buscamos por arriba y por abajo pero no lo encontramos en ningún lugar. Luego él descubrió dos pares de huellas en la parte de atrás de la clínica, que bajaban del gallinero al río. Como tú sabes, es muy empinado allí, y nadie en su sano juicio eligiría subir aquí por ese lugar a menos que esa persona tenga intenciones diabólicas”. “¡Esos ladrones escurridizos! ¡Son unos sinvergüenzas!” Dale explotó. “Después de todo lo que tratamos de hacer por la gente, difícilmente puedo creer que alguien sea tan malagradecido como para venir durante la noche y robarse nuestro pequeño molino. Podría apostar que ellos estaban planeando introducirse en la clínica y llevarse todo lo que pudieran de allí también, pero afortunadamente Esteban los escuchó y pudo interrumpirles su pequeño plan. Estoy tan agradecido de tener a Esteban. Fue un gran alivio para mí saber que él estaba aquí para echar un ojo a las cosas”. Patti se quedó mirando con ojos sombríos antes de continuar, “¿Estás listo para seguir escuchando más noticias malas?”

3

 Romanos 8:28

134

135

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Lleva tu luz en la oscuridad

 en  luz  en

   

Lleva tu   la

 oscuridad  

unque Dale se sentía angustiado por la idea de perder el servicio fiel de Esteban, él no podía criticar al hombre por querer irse por sí solo nuevamente. Después de todo, nadie sabía cuánto tiempo más continuaría funcionando Maranatha,, y cuando ese final llegue, todo el mundo tendría que Maranatha irse a algún otro lugar. Dale fue a su casa para hablar acerca de esta situación con él.

A

“Esteban ¿has encontrado un lugar para vivir en Puerto Inca?” “Sí, he encontrado un lote en el pueblo con una pequeña casa que está a la venta. La casa no está en una buena condición, pero la 136

137

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Lleva tu luz en la oscuridad

puedo arreglar. Me gustaría también aumentar otro cuarto para que Mary pueda tener su propia habitación. ¿Podría ella permanecer aquí mientras tenga la casa lista?” “Estaremos muy gustosos de que Mary se quede. Ella es muy servicial, y siempre será bien recibida aquí. ¿Cuánto es lo que va a costar tu casa y el lote? “Cerca de cien dólares”, respondió él con un poco de preocupación en su voz. “¿Tienes suficiente dinero para pagar esa cantidad?” “No, todavía no. Pero pienso que el dueño me dejará pagar a plazos. Pienso trabajar vendiendo ropas a la gente que vive a lo largo del río, y cuando gane algo de dinero ya podré terminar de pagar la casa”. “Esteban, esa me parece ser una propuesta bastante inestable. Tú vas a ganar apenas lo suficiente para traer comida a la mesa. Nosotros no queremos que dejes Maranatha con las manos vacías. Vamos a ayudarte a comprar la casa. Y también yo puedo ayudarte a construir el cuarto extra”. “¡Oh, muchas gracias! Usted es tan bueno”, dijo él mientras sonreía de oreja a oreja. “Pero primero yo voy a necesitar de tu ayuda un poco más de tiempo”, continuó Dale. “Yo “Yo tengo que ir a la embajada americana en Lima para obtener un pasaporte nuevo, pues un ladrón me robó el que tenía. No quiero que las mujeres se queden solas aquí, entonces ¿Estarías dispuesto a permanecer aquí mientras yo me vaya?” “¡Oh, sí!” él aceptó de buen agrado. “Yo estaré gustoso de hacer eso”. Luego, Dale fue a Pucallpa en donde tuvo que realizar una gran cantidad de trámites burocráticos y tuvo algunas demoras antes de estar listo para poder ir a Lima. Su reporte a la policía tenía que ser presentado en un papel “oficial”. Era un papel rayado que tenía que

tener un sello especial o estampilla que era impreso en la oficina de la imprenta del Gobierno. Dale compró una hoja de este papel legal y escribió a máquina su reporte de cómo, cuándo, y en dónde había sido robado su pasaporte. Lo llevó a la estación de policía y lo entregó al oficial en la recepción, quien lo leyó atentamente. Este trajo un gran libro encuadernado con páginas en blanco. Por alguna razón desconocida (probablemente solo por costumbre) toda esa información tenía que ser escrita a mano en ese libro. El oficial tenía toda la información delante de él escrita a máquina pulcramente, que pudo haberla copiado, pero no, en vez de eso, él preguntó a Dale por cada punto de la información infor mación que él había escrito allí. Cuando él hubo terminado, Dale tuvo que firmar fir mar con su nombre y sellar con sus huellas dactilares. Luego, el oficial de policía se sentó en una máquina de escribir para preparar una copia certificada del reporte para que Dale pudiera llevarlo consigo y presentarlo en los lugares de controles policiales a lo largo del camino, y en las oficinas de migración en Lima. Pero justo en ese momento hubo una falla eléctrica, y las luces se apagaron. Entonces el oficial dijo: “Regrese mañana. La oficina se abre a las 8:00 a. m.”. Dale pensó que sería lo suficientemente temprano para poder completar la copia del certificado antes de que el bus de la l a mañana pudiera partir partir,, o sea a las 10:00, entonces él fue a la estación de buses y compró su boleto. El día siguiente, por la mañana, Dale regresó a la estación de policía un poco después de que fuera abierto para poder terminar con su negocio allí. El oficial de turno escribió a máquina la copia, pero él no pudo encontrar al jefe quien supuestamente tendría que firmar esa copia, y nadie parecía saber a dónde se había ido, ni cuándo regresaría. Dale volvió a escuchar la frase familiar: “Regrese mañana”. Él se mostró angustiado mientras respondía: “¡Pero mi bus está por partir en una hora!” Cuando los policías escucharon eso, tuvieron compasión de él y decidieron que tal vez alguien más podría firmarlo después de todo, y sí, alguien más lo hizo, y lo estamparon con el sello oficial un poco más abajo de la línea, así que nadie notaría la diferencia.

138

139

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Lleva tu luz en la oscuridad

Ya en Lima, Dale fue a la Embajada Americana para investigar cómo podría reemplazar su pasaporte, y descubrió que su experiencia no había sido la única. Un aviso en la pared mostraba la cantidad de turistas que habían perdido sus pasaportes en Perú durante los seis meses previos, y el promedio fue de por lo menos 20 al mes. Dale llenó una aplicación,

Dios también estaba trabajando por ellos de una manera que no pudieron reconocer inmediatamente. Realmente, se había iniciado de manera previa cerca de cuatro meses atrás cuando un hombre joven vino a Maranatha quejándose de ronquera y malestar general. Patti preparó un registro para él, este le dijo que su nombre era Leider. Ella no podía

se tomóa.lam.foto, pagó lalisto cuota delser pasaporte, la siguiente 10:00 ya estuvo para recogido.yLuego, Dale mañana, se dirigióaalas la Oficina de Inmigración Peruana para obtener un duplicado de su visa que había sido perdida, y afortunadamente se pudo realizar mucho más fácil de lo que él había esperado que fuera.

descubrir qué era lo que estaba malsalud. en este hombre años y quien siempre había tenido buena Él tenía una soltero cicatrizde en23 su pierna como resultado de un caso de leishmaniasis, entonces ella pensó que esto podría ser una reaparición que se había migrado a su garganta. Tuvo que poner un ojo en esa posibilidad, e hizo una nota en su registro. Ella trató los síntomas y le dijo que regresara si se ponía peor.

Antes de regresar a casa se dirigió a las oficinas de la Unión Incaica en donde él conoció a Dwight Taylor, el director de OFASA (conocido ahora como ADRA Perú). Dwight le preguntó si su esposa quisiera usar algunos suministros médicos allí en Maranatha. Usualmente, las cosas donadas eran tabletas, pastillas para el dolor de cabeza y curitas, pero esta vez, era diferente. Dwight le dio una caja completa de PVM, una vitamina-proteínamineral en polvo para tratar la malnutrición. También había lactosa ringer y otros fluídos intravenosos así como mucha medicina para tratar los problemas de salud más comunes en la selva. La enfermera Patti estará emocionada al recibir todo esto. ¡Y todo era gratis! Dwight quería darle muchas más cosas hasta que Dale tuvo que exclamar: “¡Ya es suficiente! Todo es maravilloso, ¡pero no puedo cargar más cajas!” Mientras Dale pensaba acerca de su ganancia inesperada, la explicación empezó a aparecer dentro de él. Él no hubiera recibido nada de esto si no hubiera venido a Lima justo en ese tiempo, y no hubiera venido si su pasaporte no hubiera sido robado. Una vez más él pudo ver cuán cierto era que “Todas las cosas les ayudan a bien, a los que aman a Dios; esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.1 * * *

1

Y ahora, durante la ausencia de Dale, él regresó, y obviamente el  joven estaba peor qque ue ant antes. es. Enton Entonces, ces, m mient ientras ras ella mira miraba ba la de demacra macrada da figura subiendo penosamente el camino, luchando por respirar, su primer pensamiento fue, ¡Oh no, otro caso de TBC! Ella buscó su historia clínica y nuevamente la revisó. Él tenía menos de 43 kilos, había perdido 14 kilos. Tenía una tos mala. Pulso 150. Respiración 70. Y estaba teniendo sudores nocturnos. Sí, la figura estaba clara ahora. Él parecía tener una manifestación completa de tuberculosis, y tendría que ir a Puerto Inca a la unidad de salud pública para obtener la l a medicina que necesitaba. Leider rogó: “¿Puedo regresar y permanecer aquí en Maranatha después de obtener mis medicinas?” “No, Leider, actualmente no tenemos facilidades para cuidar a los pacientes que quieren quedarse aquí”, respondió Patti casi automáticamente. automáticamente. Pero luego, ella miró en lo profundo de sus ojos anhelantes, y le recordaron a Esteban y Mary. Ella había estado orando para que Dios les mandara a alguien para reemplazar a Esteban que ahora se estaba mudando al pueblo, y de repente, ella tuvo una gran emoción al darse cuenta de que Dios quería que este hombre se quedara. Entonces su actitud se suavizó, y le dijo: “Bueno, yo voy a tener que hablar con mi esposo acerca de esto, pero tú puedes permanecer hasta que él regrese de Lima”.

 Romanos 8:28

140

141

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Lleva tu luz en la oscuridad

Cuando Dale regresó y conoció a Leider, se emocionó. Él también sentía que esta era la respuesta de Dios a sus oraciones. Qué importaba que Leider fuera débil físicamente y no pueda hacer muchas cosas. Ellos habían venido a este lugar para ayudar a los necesitados, y ciertamente, esta era otra alma en necesidad. Además, después de ser testigos de la rápida recuperación de Mary, ellos tenían confianza que su recuperación también iría a ser espectacular con buen tratamiento y buena alimentación. Leider era muy tímido, y el primer sábado no se aventuró a salir de su cuarto para la Escuela Sabática. Pero en las siguientes semanas, él se empezó a sentir más cómodo con las cosas que pasaban en Maranatha, y desde allí, empezó a asistir a todas las actividades religiosas. Él también necesitaba tener algunas responsabilidades para que así pudiera sentir que ahora era parte del grupo, entonces, Dale lo puso a cargo de alimentar a los pollos, un trabajo que requería muy poco esfuerzo físico pero tenía que ser hecho cada día. Leider se recuperó rápidamente, y antes de mucho tiempo, ya podía ayudar con trabajos más pesados también. * * * Patti ya sabía muy bien qué hacer con pacientes que tenían tuberculosis. Los casos más difíciles para ella era cuando había vómito y diarrea, síntomas que eran muy comunes. Eso podía debilitar a la persona rápidamente, sobre todo era muy peligroso en niños pequeños como lo fue con el pequeño bebé Walker.. Él había sido traído con una deshidratación muy mala. Él se moriría Walker muy pronto a menos que recibiera algún fluido para reemplazar todo lo que estaba perdiendo. Patti trataba desesperadamente de realizar una inyección intravenosa, pero era en vano. Sus venas habían desaparecido. “¡Oh Señor, ayúdame!”, rogó. “¿Que más puedo hacer?” Entonces, de repente una idea apareció en su mente, o mejor dicho, una mano divina puso eso en su mente. Ella sabía que los intestinos eran órganos absorbentes del cuerpo. Me pregunto si tal vez…Entonces, ella sacó la aguja que estaba al final del tubo intravenoso que tenía en la mano, y luego, con desesperación insertó ese tubo rápida y suavemente por el recto para que ingrese al intestino del

pequeño varón. Ella nunca había escuchado que se haga una cosa como esa, pero valía la pena tratar. Ella abrió la gotera del suero, y mientras ese precioso fluido salvador de vidas goteaba constantemente dentro del tubo y lentamente avanzaba hacia el intestino, este permaneció allí. Y funcionó. En unas pocas horas, Walker se fue a casa completamente recuperado. Patti nunca pretendió nada más que ser una enfermera, trabajando para Dios que era su médico director. Pero mientras su trabajo crecía, la gente agradecida, comenzó a dirigirse hacia ella como Doctora. * * * Un día, un deslizador llegó zumbando a su puerto. Un hombre joven subió corriendo por el camino. Él era uno de los paramédicos locales que el Gobierno había entrenado para dar primeros auxilios y medicinas sencillas para la gente que vivía en esas áreas aisladas. “¿Está la doctora aquí?” preguntó, y continuó hablando en un tono urgente, “¡tenemos un hombre que se está muriendo!” Ese anuncio fue como si el jalado del gatillo de una pistola hubiera enviado a Dale volando hacia el camino que bajaba al bote. Él ayudó a cargar la arrugada forma de un hombre joven hacia arriba, por el camino que llevaba a la clínica. Lo acostaron en el piso del cuarto de espera, y Patti se acercó a él para revisarlo. Después de escuchar su corazón y pulmones, comentó: “Él no parece que se estuviera muriendo. Hay algo extraño aquí—podría ser psicológico”. Ella no podía encontrar la causa de esos síntomas tan raros, pero definitivamente había algo extraño en este caso. El hombre no quería—o no podía—hablar. podía—hablar. Estaba apretando los dientes muy juntos y una secreción espumosa salía por su boca, y sus compañeros lo limpiaban constantemente. Patti puso su mano debajo de la cabeza de él y le pidió que se relajar relajara, a,  ¿Quéé está pas pasando ando pero él no quería cooperar. Su cuerpo permanecía rígido. ¿Qu

142

143

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Lleva tu luz en la oscuridad

aquí?   ella ella se preguntó. Entonces, en ese momento, ella se fijó en un vendaje sucio que estaba envuelto en el pie descalzo del hombre. Rápidamente, ella lo sacó exponiendo así un corte de machete muy feo que medía cerca de diez centímetros. La herida había sido cosida, pero no había sido limpiada correctamente, pues era obvio que ahora estaba muy infectada.

ella tenía era cinco botellitas de 1500 unidades cada una. Ella habló con él en el tono más amable que pudo, de que había pocas esperanzas para él, a menos que Dios interviniera con un milagro, por lo que ella ell a le sugirió que estuviera consciente de estar bien con Dios. “Ahora es el tiempo del favor de Dios, ahora es el día de salvación”, fue el mensaje de la Biblia para él. 2 

Patti se dirigió al paramédico: “¿Usted cosió esta herida?” le preguntó, y él asintió con la cabeza. “¿Usted le aplicó la vacuna del tétano?”

Luego, ella se arrodilló al lado de él y oró por él. Cuando ella terminó de orar, él se hizo la señal de la cruz. Varios minutos después, dijo: “Ahora estoy tranquilo”. Patti le sonrió, pues pensaba que el tranquilizante que le había aplicado estaba haciendo sus efectos, y por eso estaba descansando y sintiéndose un poco mejor. Pero el enfermo se dio cuenta que quizás ella no le había entendido muy bien, entonces apuntando hacia el cielo continuó diciendo: “No, ya estoy en paz con Dios”.

“No, no tuve ninguna”, respondió él. ¡T ¡Tétano! étano! ¿Podrá ser? No, parece ser imposible. Eso es una cosa horrible que solo se estudiaba en épocas atrás cuando se entrenaban a las enfermeras; pero yo nunca he visto un caso actual,  pensó Patti. Corrió al cuarto de al lado para consultar sus libros y la descripción de tétano que ella leyó dio un cuadro perfecto del pobre muchacho acostado en el piso. La espalda rígida y arqueada. La boca apretujada y espumosa. Reflejos hiperactivos de los tendones.

Ella todavía no había revisado sus reflejos, es así que regresó a donde estaba acostado, y le levantó la pierna. Ella golpeó al tendón, justo por debajo de la rótula de la rodilla y él casi la patea en la cara. Sí, sus reflejos estaban hiperactivos en verdad, y no hubo duda que ahora ellos tenían un caso con una manifestación completa de tétano en sus manos. Las convulsiones que siguieron eran terribles. Cuando él tenía un ataque, no podía hablar. De hecho, no podía respirar. Sus manos se apretujaban entre sí mientras sus ojos parecían rogar: ¡Por favor, ayúdeme! El paramédico presionaba en la parte baja de su pecho para permitir que un poco de aire entrara y saliera de sus pulmones. Después que pasaba una convulsion, él nuevamente podía hablar, y entonces él preguntó: “¿Doctora, me voy a morir?” Patti sabía que el pronóstico era muy pobre. Su libro referencial sugería inyectar una dosis masiva de 40 000 a 60 000 unidades de antitoxina tetánica como único remedio que podría ayudar un poco—y todo lo que

Pucallpa, era el lugar más cercano en donde los pacientes podrían obtener una dosis masiva de antitoxina, entonces Patti aconsejó a los familiares que traten de encontrar una avioneta para transportarlo a la ciudad. El deslizador los llevó a Puerto Inca para hacer los arreglos, luego ellos regresaron con la noticia de que la avioneta llegaría en una hora. Ellos pusieron al paciente sobre una camilla y lo cargaron hacia el bote. Bonnie fue con ellos a lo largo del viaje para cuidarlo. En el camino, tuvo severas convulsiones, y ella pensó que iría a morir. Pero, finalmente volvió a respirar. Ellos tuvieron que esperar por un corto tiempo en el aeropuerto antes de que la avioneta llegara para llevarlo a la ciudad. Unos días después, llegó la noticia de que el pobre hombre había muerto en el vuelo de media hora a Pucallpa. Esa noticia puso triste a los Duerksen, pues sabían que esa muerte pudo haberse evitado fácilmente, si él hubiera venido a la clínica de Maranatha inmediatamente después que se hubo cortado el pie, y no después de una semana. Sin embargo, al mismo tiempo, ellos se sentían también consolados, porque él no había esperado demasiado tiempo para entregar su vida a Dios.

2

 2 Corintios 6:2

144

145

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Retrasos, ladrones, y Dios

Retrasos, ladrones y Dios 

   

L

os Duerksen estaban aliviados por haber resuelto el problema del pasaporte perdido, pero ellos todavía tenían que vivir con la incertidumbre de su condición en esta tierra extranjera. El Gobierno no quería que ellos fueran residentes permanentes. Y la necesidad de dejar el país cuando sus visas expiraran, para solo regresar de nuevo como turistas, era confuso, costoso, así como peligroso y angustioso. Ellos nunca podían dejar de tener un temor persistente de que algún día los declararían “personas no gratas” y les negarían la entrada a Perú. Pero al mismo tiempo les parecía también que esta era la única forma

146

147

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

en que ellos podrían continuar su obra. Así que, con mente positiva, pusieron a un lado todas las inconveniencias y dificultades. Como un ejemplo típico de cómo estos viajes generalmente eran, vamos a contar detalladamente uno que tuvo lugar cerca de dos años y medio después. Ellos llevaron su bote a Puerto Inca en donde lo dejaron a cargo de uno de sus amigos en el pueblo, para que así pudieran tener una forma de volver a casa en su regreso. Luego, el los se embarcaron a otro bote que proveía transporte entre el pueblo y el lugar de construcción del puente suspendido que llevaría a l a nueva carretera a través del río Súngaro.

Retrasos, ladrones, y Dios

demora. Después de esperar por una media hora, el primer carro pasó rugiendo. En la puerta del carro tenía pintado el número 730. Dale empezó a quejarse, ¿Esto significa que hay 729 más? Diez minutos después otro carro pasó corriendo. Este era el número 803. Era peor todavía. Luego, escuchó a alguien decir que había 60 carros en la carrera. Eso era una gran Más tarde, escuchó alguien que 26 carros habían salidomejora. de la ciudad de Tingo María.decir ¡Lasacosas se ponían mejor cada minuto! Después que una media docena de carros había pasado, alguien dijo que aún pasarían 17 más.

“¿Qué malo pasa? ¿Por qué no nos dejan pasar? ¿Ha habido un accidente?”.

Entonces Dale empezó a contar. Cuando él contó hasta 18, se pudo dar cuenta que la persona que había hablado con aire de autoridad realmente no sabía nada de lo que estaba hablando. Mientras el sol se ponía, los policías pudieron darse cuenta que los conductores de los camiones que estaban esperando estaban empezando a ponerse inquietos, entonces después de que un corredor más hubo pasado zumbando, ellos finalmente abrieron la puerta, y la línea larga de vehículos que estaban esperando, empezaron su propia carrera a Pucallpa. Desafortunadamente, la camioneta en la cual Dale y Patti estaban embarcados estaba casi al final de la línea, es así que tuvieron que viajar en una nube espesa de polvo, la mayor parte del camino a la ciudad.

El policía les respondía, “¿No han escuchado? Este es el día

La siguiente mañana, mientras Dale tenía que realizar algunos

de la Gran Carrera entre Lima y Pucallpa. Los corredores deben tener la carretera limpia, es por eso que no podemos permitir que ningún vehículo esté en la carretera principal hasta que la carrera haya terminado.

otros negocios en la ciudad, Patti fue a la estación de buses para comprar sus boletos para ir a Lima. Allí encontró buenas y malas noticias. La buena noticia era que este era el último día de un descuento promocional del 30% del precio regular. La mala noticia era que todos los asientos habían sido reservados para ese último día. Pero por alguna razón, la empleada parecía tener un especial interés en ubicarlos en el bus, y le dijo a Patti que esperara un minuto. Mientras ella esperaba, en silencio, Patti hablaba con su “guía de turismo celestial” de cuán maravilloso sería que ellos no tuvieran que esperar todo un día para obtener un asiento en un bus para Lima.

Para estas fechas, ya había empresarios que proveían transporte en pequeñas camionetas para la gente que quería ir a Pucallpa. Entonces Dale y Patti encontraron uno que estaba buscando pasajeros, y se subieron a bordo. Ellos esperaron que el viaje para llegar a Pucallpa durara tres horas, pero cuando llegaron a la intersección con la carretera principal en el Kilómetro 86, la gar ita estuvo cerrada, y la policía se negaba a abrirla. Los pasajeros empezaron a bombardear al policía más cercano con preguntas.

“¡No puedo creer esto!” Dale murmuró a Patti. “La ÚNICA carretera entre dos grandes ciudades, ¡y ell os la cierran por una tonta carrera! ¡Increíble!”. Pero todos los peruanos parecían estar emocionados de ver a los corredores pasar, y no mostraron tener ninguna preocupación por la 148

149

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Retrasos, ladrones, y Dios

Después de una corta espera, la empleada le indicó a Patti para que se acercara a ella. “Tengo dos asientos disponibles”, dijo ella, “pero no están juntos. Los dos son asientos al lado del corredor y no están tan alejados”. “Eso está bien”, Patti respondió sin tener ninguna duda. “Yo los compraré”. Un par de horas después, el bus llegó, y esta misma empleada revisaba la lista de pasajeros mientras ellos abordaban el bus. Cuando ella vio a Patti, le dijo: “Voy a preguntar a la persona que estará sentada al lado suyo si no tendría problemas de intercambiar su sitio con el de su esposo para que así puedan sentarse juntos”. Esa fue u na gran atención de parte de ella, pero la posibilidad de que el pasajero abandonase el sitio que había elegido al lado de la ventana a cambio de un sitio al lado del corredor parecía ser algo muy remoto. Cuando el hombre apareció, la empleada le hizo el pedido así como lo había prometido. Él miró de buena manera a Patti antes de mencionar: “¡Yo conozco a esa mujer! Yo fui a su clínica una vez, y ella me trató muy bien. Sí, por ella yo estaré gustoso de intercambiar los sitios con su esposo”. Es así que Dale y Patti, a pesar de haber obtenido los boletos en último minuto, pudieron viajar juntos en asientos preferenciales justo dos líneas atrás del primer asiento del bus. Toda la noche el bus avanzó y avanzó por la carretera que pasaba a través de las montañas curveadas, lo cual hacía que casi no se pudiera dormir, y el aire helado de los Andes solo hacía peores las cosas. Un poco después de que el sol saliera, el bus cruzó la última montaña y empezó un descenso rápido hacia el nivel de la planicie costera. Cerca del mediodía ellos llegaron a la terminal del bus en la gran metrópoli de Lima en donde reside un tercio de la gente de Perú.

Esta vez, ellos querían ir hacia el sur, y esperaron que todavía hubiera espacio en el bus que en esa tarde se dirigiera a Tacna, una ciudad cercana a la frontera con Chile. Si viajaban por la noche, ellos podrían evitar tener el gasto del hotel. Pero la estación de buses extrañamente estaba muy quieta ese día, y pronto entendieron por qué. Era el primero de mayo, el día del trabajador en Perú, un importante día de feriado para los peruanos. Aunque algunos buses estaban arribando de ciudades distantes, ninguno estaba partiendo en ese feriado. No había forma de evitar un día de demora, entonces, ellos compraron boletos para el bus que iría a Tacna el miércoles. Ahora, ¿en dónde pasarían ellos la noche? Ellos no podrían gastar en un hotel de 4 estrellas, entonces tendrían que buscar algo más barato. Ellos que una vez habían en era unapopular guía de turismo acerca derecordaban un lugar llamado Hotel Europa,l eído el cual entre los mochileros pues era muy barato, pero no habían traído la dirección con ellos pues no planearon pasar una noche en Lima. Sin embargo, ellos recordaron que el libro decía que no estaba tan lejos del Palacio de Gobierno, y sí sabían en dónde estaba este. “No tenemos que hacer nada en toda esta tarde, entonces vayamos caminando a buscar el hotel”, sugirió Dale. Después de haber estado sentados por 24 horas en un bus, algo de ejercicio podría ser bueno para ellos. Es así que empezaron a caminar hacia el palacio. “Mira, allí está un vendedor ambulante”, observó Patti. “Él debe estar muy familiarizado con esta parte del centro. Pregúntale por la dirección”. Eso parecía ser razonable, entonces Dale se acercó al hombre y le expresó su pedido. “Sí”, el hombre respondió, “el Hotel Europa está en la calle Rímac. No sé la dirección exacta, pero no está lejos de aquí. Pueden ubicarlo fácilmente”, y les indicó por dónde ir. Pero cuando

150

151

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

llegaron al l ugar, no encontraron nada, y ninguno de los peatones con los cuales ellos hablaban había alguna vez escuchado de un lugar como ese. Finalmente, un hombre les dio un buen consejo. “Entren a la recepción del primer hotel que encuentren, y pídanle al empleado que les deje mirar su libro de teléfonos. El hotel que ustedes están buscando debe de tener un número de teléfono, entonces ustedes podrán encontrar no solo el teléfono sino también la dirección de la calle”. Ellos agradecieron al hombre y siguieron su sugerencia, y funcionó. ¡Ellos descubrieron que estaban en la calle equivocada! Ellos necesitaban ir a la calle Ancash 376, una dirección que no estaba tan alejada, y les fue fácil poder e ncontrarla. Mientras ellos entraban a la sala de recepción del Hotel Europa, observaron varias mochilas que habían sido dejadas para ser protegidas detrás del mostrador. Había algo extraño en esas mochilas. Cada una estaba envuelta con sacos de yute. Cuando ellos preguntaron por qué motivo esas mochilas estaban así, se enteraron que las mochilas estaban forradas con una malla de alambre, y los sacos de yute sostenían el alambre en su lugar. Lo hacían así para evitar a los ladrones listos, que con mucha destreza, abrían una mochila con una hoja de afeitar, puesto que la persona que cargaba el paquete era totalmente inconsciente inconsciente de lo que estaba pasando. Horas más tarde, el dueño de la mochila se sorprendería al descubrir que muchas cosas le estaban faltando. Dale pidió un cuarto con dos camas. El costo era el equivalente a US$3.50 por noche. Pronto descubrieron por qué costaba tan barato. No había ninguna atención a la habitación. Había sábanas, y una frazada delgada en cada cama angosta, y no había toallas. Solo había un baño común que compartían varones y mujeres; no había agua caliente, ¡y no había seguro en las puertas de las duchas! Tampoco había aire acondicionado, pero eso era bastante tolerable

Retrasos, ladrones, y Dios

pues la brisa del océano Pacífico, que estaba cercano, mantenía a la ciudad un poco fría. Por lo menos, los colchones delgados no eran abultados, y el lugar parecía ser relativamente limpio. Definitivamente, era mejor que tratar de dor mir en un bus. Temprano en la mañana del miércoles, ellos regresaron a la estación de buses. El bus salía a las 2:00 p. m., así que tenían mucho tiempo en sus manos. “¡Cómo tenemos esta demora!”, comentó Dale, “no vamos a poder regresar a Pucallpa antes del sábado. Pienso que debo ir a la oficina de la Unión Incaica para ver si puedo arreglar que podamos usar una de las habitaciones de huéspedes el fin de semana”. “Eso me parece una gran idea”, coincidió Patti. “No tengo deseos de permanecer en el Hotel Europa d e nuevo. Al lado de la habitación de huéspedes se conecta una pequeña cocina que podríamos usar, entonces podría preparar la comida allí. Tendremos mejor alimento, y costará menos”. “Me siento un poco nervioso al tener que dejarte aquí para cuidar nuestro equipaje. Este lugar tiene una mala reputación por robos, y probablemente tú serías un objetivo fácil para ellos”. “No te preocupes por mí. Te prometo que voy a estar alerta. Y no te olvides que hemos pedido la protección de Dios al empezar esta mañana. Recuerda la promesa, ‘Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos’. 1  Yo haré mi parte sentándome en una de esas sillas que están ahí cerca de las ventanas. No creo que un ladrón vaya a acercarse sigilosamente por detrás mío allí”. Dale la ayudó a ubicar el equipaje justo al lado de su silla en el lado opuesto a la salida de la estación para que si alguien agarraba

1

 Salmos 91:11

152

153

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Retrasos, ladrones, y Dios

una de sus maletas, tendría que pasar justo al frente de ella para salir del lugar. No había permanecido sentada mucho tiempo en ese lugar, cuando ella escuchó la voz de alguien que llamaba por la ventana, “¡Señorita, señorita!”. Ella se preguntaba a sí misma si alguien allá afuera estaba llamándola, así que se dio la vuelta para ver quién era. Un hombre que estaba afuera inmediatamente empezó a hacerle la conversación, pero sus palabras eran tan confusas que ella no podía entender qué es lo que le estaba queriendo decir. Esto se veía algo sospechoso, así que ella se volteó de regreso. En ese corto intervalo, un hombre que llevaba lentes oscuros había aparecido, y ahora estaba parado justo al lado de su equipaje. Rápidamente ella alargó su brazo, y lo puso sobre sus maletas. El hombre que estaba afuera continuaba llamando insistentemente, pero ella no dejó de desviar la mirada al extraño con lentes oscuros, y unos momentos después,

saber a dónde estaba yendo Patti, que si estaba viajando con la otra mujer, etcétera.

indiferentemente, él se movió y se mezcló con la multitud. Un poco después una mujer joven llegó cargando su maleta. Ella tenía una mirada de preocupación en su rostro mientras se paraba por donde estaba Patti, y le preguntó a dónde estaba yendo. Cuando Patti le contó a dónde iba, ella respondió: “¡Tacn “¡Tacna! a! Yo también estoy yendo a Tacna, pero no he comprado mi pasaje todavía”. Patti ofreció cuidar su maleta mientras ella compraba su pasaje. Muy agradecida, ella puso su maleta al lado del equipaje de Patti, y luego se ubicó en la línea que estaba al frente d el mostrador que vendía los boletos.

La nueva amiga se dejó caer en el asiento con un suspiro de alivio mientras exclamaba: “¡Casi nos roban!”. Luego ella continuó diciendo: “¿No viste a esos cuatro “rateros” 2 que estaban justo detrás tuyo, verdad?”. Ahora era el turno de Patti para alarmarse, pero al mismo tiempo se sintió agradecida que en esa guarida de ladrones estaban presentes ángeles celestiales para protegerla.

Un poco después, la muchacha regresó con su boleto en mano. Patti se sintió cansada de estar sentada, así que se levantó, y se dio la vuelta para mirar el asiento vacío mientras mantenía la vista en el equipaje que estaba justo al lado del asiento. Unos minutos después, su nueva compañera de asiento se levantó, y se acercó para estar al lado del equipaje también. No había pasado mucho tiempo cuando una mujer con lentes oscuros se dejó caer en la silla, e inclinándose hacia Patti irradiando una amistad exagerada le preguntó: “¿Qué 154

hora es?”. Patti le dio la información sin mirarla. Luego, ella quiso

Las respuestas de Patti fueron cortantes y no fomentaron una conversación, entonces, después de unos minutos de hacer esfuerzos fútiles para distraer la atención de Patti, la “senorita de l entes oscuros” se rindió, y se fue a probar sus habilidades conversacionales con la nueva amiga de Patti que estaba cuidando su maleta. Para iniciar la conversación ella empezó con la pregunta: “¿Qué hora es?”. Patti pensó: Esta chica debe tener una memoria muy corta. ¡Le dije qué hora era no más de cinco minutos atrás!  Sin quitar la vista de su maleta, la compañera de Patti respondió “Once en punto” (solo era una respuesta inventada). Era obvio que esta muchacha también era sospechosa por ser tan conversadora, entonces la “senorita de lentes oscuros” se movió rápidamente para buscar una mejor víctima.

Después de unos cuantos minutos, su compañera de asiento exclamó entusiasmada: “¡Allí están ahora!” mientras señalaba afuera de la ventana. Patti se dio la vuelta y pudo ver a la “senorita de lentes oscuros” caminando rápidamente sobre la acera acompañada de sus cuatro amigos quienes estaban muy bien vestidos, y todos tenían puestos lentes oscuros —¡Y uno estaba cargando una maleta!— Ellos se metieron a un carro que los estaba esperando, y se alejaron a toda velocidad. Cuán agradecida estaba Patti que esa no era su maleta, pero  La palabra “ratero” era una expresión local y se refería a los ladrones que inundaban la ciudad. Se creía que en algún l ugar secreto de la ciudad, ellos tenían una escuela en donde entrenaban a la gente a cómo robar sin ser atrapados.

2

155

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

al mismo tiempo, sintió compasión por la pobre persona que haría el descubrimiento descorazonador que su maleta había desaparecido. El bus estaba atrasado cuando empezó a embarcar a los pasajeros, y finalmente salió de la estación cerca de una hora después de lo programado. Sin embargo, no había ido muy lejos, cuando de repente el conductor doblaba en otra calle, y pronto, ellos se encontraban en un garaje para buses malogrados. Un mecánico vino y metió su cabeza en el compartimiento del motor. Después de media hora de esperar impacientemente, el conductor subió a bordo y anunció: “Tenemos un problema con los frenos de aire que no pueden ser reparados hoy día. Agarren todas sus pertenencias, y vayan al bus que está justo delante de nosotros”. El bus “nuevo” era un Greyhound en re tiro de los Estados Unidos, y parecía que estaba casi listo para ser enviado a la chatarrería, pero pudo mantener todas sus partes unidas a lo largo d el camino a Tacna, y llegó cerca del mediodía del jueves. Ellos se apuraron para llegar a la calle en donde había carros qu e esperaban pasajeros para llevarlos a la frontera chilena. Comúnmente, el conductor esperaba hasta que el carro se llenara, y luego él cobraba a cada persona un equivalente a US$5.00. Dale y Patti no querían esperar hasta que el carro se llenara, entonces le preguntaron al conductor cuánto les cobraría si los llevaba solo a ellos. Él les ofreció una tarifa de US$18, y ellos dijeron: “Vámonos”. En la frontera, ellos entraron a la oficina peruana de inmigración en donde un oficial estampó sus pasaportes para demostrar que ellos estaban saliendo del país. Luego, manejaron cerca de un kilómetro más adelante por el camino que los llevaba a la oficina chilena de inmigración. Allí, ellos completaron un formulario solicitando una visa de turista. El agente de inmigración estampó sus pasaportes, y ellos tenían la libertad de visitar el país por 60 días. Pero ellos no estaban de vacaciones, y querían regresar a su casa en Perú lo

Retrasos, ladrones, y Dios

más pronto posible, es así que caminaron alrededor d el edificio hacia el otro lado de donde estaba la puerta de entrada e ingresaron al mismo edificio una vez más. Dale se sintió avergonzado mientras le entregaba el pasaporte al mismo hombre que les había dado las visas no más de diez minutos atrás, pero el agente actuó como si esto fuera algo común mientras los registraba que salían del país. De regreso en la inmigración peruana, ellos completaron el formulario usual y lo entregaron al empleado, quien los llevó a su jefe que estaba sentado en su oficina. El hombre examinó sus pasaportes cuidadosamente. Era obvio que repetidas veces ellos habían dejado Perú para regresar inmediatamente. Y empezaron a preguntarse:  ¿Será que nos n os hará pa pasar sar un mal ra rato?  to?  El  El hombre levantó la mirada y preguntó, “¿Cuánto tiempo han estado en Peru?” ¡Oh, oh, ahora se ponen difíciles las cosas! Brevemente, Patti le contó acerca del trabajo médico que ella estaba haciendo en la selva por cerca de dos años y medio, y él se mostró muy interesado en lo que ella estaba haciendo. Dale estaba orando silenciosamente para que él pudiera ser favorablemente impresionado, pues la cantidad de tiempo que les concederían en sus visas estaba en sus manos. El jefe de la oficina estampó los pasaportes, garabateó sus iniciales, y los devolvió a los Duerksen. Ellos estaban supercontentos al ver que esta vez se les había dado el máximo de 90 días. A la 1:30 de la tar de ellos estaban de regreso a la ciudad, y sus esperanzas aumentaron al pensar que podrían alcanzar algú n bus que saliera temprano en la tarde, para regresar a Lima. Dale fue a cada estación de bus que había en la ciudad, pero se d esanimó al descubrir que todos estaban programados para salir a las 7:30 de esa noche—  todos, excepto una línea de buses que ellos nunca habían tratado. El horario establecido decía que el bus saldría a las 7:00. Bueno, vale la  pena que prob probemos emos una línea de bbuses uses diferent diferentee pa para ra da darles rles una

156

157

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Retrasos, ladrones, y Dios

oportunidad, y para avanzar media hora en el proceso, él razonó, entonces compró dos boletos de pasaje, y se fue a buscar a Patti. Ellos tenían bastante tiempo para ir al mercado y comprar algo de comida para su viaje de regreso, luego se sentaron a esperar.

Las siete en punto de la noche llegó, y pasó sin haber señales del bus. Antes de las ocho, todos los otros buses abandonaron la ciudad, y ellos junto con los otros pasajeros, siguieron esperando por la primera señal de su bus. Era cerca de las 9:00 de la noche, cuando el bus finalmente se detuvo en el estacionamiento para dejar a sus pasajeros. La gente que esperaba empezó a formar línea para abordar cuando el bus quedara vacío, pero el conductor los ahuyentó. “Primero tengo que poner gasolina,” él les informó, “y luego, yo regresaré para recogerlos”. Obviamente, esta compañía de transportes estaba corta de equipamiento, tanto así que el mismo vehículo tenía que hacer una media vuelta y regresar sin haber tenido algún servicio de mantenimiento. Cerca de tres horas después, ellos finalmente dejaron la ciudad. Toda la noche, y todo el siguiente día, el viejo y destartalado autobús batallaba por continuar avanzando en la carretera mientras se veía cómo todos los vehículos que iban por la carretera lo sobrepasaban. Cuando el sol se puso en ese viernes dando anuncio a otro sábado, ellos todavía estaban cerca de 400 kilómetros lejos de su destino. Patti y Dale inclinaron sus cabezas, y juntos le pidieron a Dios que los ayudara a mantener santo ese día especial a pesar de las circunstancias desfavorables en las que ellos se encontraban ahora. Era un poco más de medianoche cuando el viejo bus cansado finalmente arribó a la terminal en Lima. Sería muy peligroso aventurarse a salir a las calles oscuras a esas horas, es así que ellos decidieron pasar el resto de la noche en la sala de espera. Muchos de los otros pasajeros tuvieron la misma idea, así que ellos no estuvieron solos. Una pared del cuarto era una placa de vidrio desde el piso

hasta el techo, pero estaba cubierta completamente por unas cortinas pesadas. Allí, al frente de las cortinas, había una fila de sillas, y Patti y Dale decidieron sentarse ahí. Cerca de ellos estaba sentada una mujer indígena que estaba profundamente dormida con un bebé en sus brazos. En el piso había una canasta que probablemente contenía sus pertenencias personales. Dale pensó: Qué descuidada esta mujer, tener que dejar su canasta sin protección. Luego, él vio que una mano llegaba a la canasta. Oh, no me di cuenta que ella tenía otro hijo en el piso. Él debe tener hambre y quiere comer algo. Dale se levantó para poder mirar más de cerca y se quedó sorprendido por lo que vio. No había ningún niño debajo de la silla. Esa mano pertenecía a un brazo que venía de afuera a través de las cortinas. Dale saltó haciase adelante y agarró lay élmuñeca brazo investigador. El brazo apartó rápidamente, escuchódel el sonido de vidrio rompiéndose y descubrió que en la ventana había un agujero puntiagudo. Él miró hacia la calle y vio corriendo la figura de un hombre joven que estaba agarrándose su brazo derecho con su mano izquierda. Se habrá cortado él mismo cuando sacó su brazo de regreso a través de ese hueco puntiagudo en el vidrio. Dale sintió una cálida sensación de satisfacción, sabiendo que finalmente había puesto sus manos en uno de esos ladrones despreciables, aunque solo sea por un momento. Pero ese sentimiento le duró poco, pues pronto, él empezó a sentir una preocupación real por ese muchacho que posiblemente estaría desangrándose. ¿En dónde podría encontrar a tención médica a esa hora de la noche? En la mañana, los Duerksen tomaron un taxi que los llevó hacia el suburbio llamado Miraflores en donde encontraron al hombre encargado de los cuartos de visitas quien les entregó la llave de su cuarto. Rápidamente, ellos se asicalaron y luego se fueron a la iglesia. Y pasaron la mayor parte de la tarde recuperando el sueño

158

159

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

perdido, y después de la puesta del sol, Dale se fue al centro para comprar los boletos de pasaje para su regreso a Pucallpa. Él se dirigió a la línea de buses que tenía mejor reputación, pero se sintió desanimado cuando el agente que vendía los boletos le informó que todos los boletos del bus del domingo habían sido vendidos. Dale no quería esperar hasta el otro día, así que decidió probar una nueva compañía de buses de la cual él había escuchado. Como tenían buses relativamente nuevos, podrían ser confiables. Y más, allí todavía habían asientos disponibles disponibles para el bus del domingo que estaba programado salir a las 6:00 p. m., entonces, él compró dos boletos a Pucallpa. Cuando el bus abandonó la estación, solo estaba lleno hasta la mitad, entonces el conductor trató de incrementar sus ingresos recogiendo pasajeros locales a lo largo del camino. Él paraba por cualquier persona que le hacía señales con un pañuelo en el camino, y los dejaba en cualquier lugar que ell os le pedían parar, parar, tal es así que hubieron muchas paradas por las primeras horas de viaje. Luego, el bus subió hacia los altos Andes, yendo alrededor de curvas cerradas. Subía, subía, más arriba, más arriba, hasta cerca de la medianoche cuando ellos pasaron la parte más alta que estaba un poco más arriba de los 4800 metros sobre el nivel del mar. El aire era enrarecido, y muchos de los pasajeros sufrían por la fal ta de oxígeno. Patti tenía un fuerte dolor de cabeza, y muchas personas estaban vomitando. De repente, una mujer chilló: “¡Ayúdenme! ¡Mi hijo se está muriendo!”. El conductor parecía ignorar su preocupación, así que otros pasajeros empezaron a gritar: “¡Conductor “¡Conductor,, pare!, ¡Pare el bus!”. Cuando el ruido se puso tan fuerte, el conductor frenó bruscamente, se estacionó a un lado de la carretera, y encendió las luces interiores. El instinto de sala de emergencias de Patti reaccionó, y en un segundo ella ya había salido de su asiento y estaba al lado de la asustada madre. El niño que estaba acostado sobre su regazo, de probablemente tres años, se estaba poniendo azul y había parado d e respirar. Era evidente

Retrasos, ladrones, y Dios

que el niño había estado vomitando y probablemente se había atorado con su vómito. Patti quiso agarrar al niño, pero la angustiada madre se aferró a él. “¡Déjeme verlo!” Patti ordenó. “Soy enfermera”. Cuando la madre escuchó la palabra “enfermera”, ella lo soltó. Patti volteó al niño boca abajo y le empezó a dar varias palmadas firmemente en la espalda para tratar de remover la obstrucción, luego, metió su dedo dentro de la boca del niño para despejar las vías respiratorias. Enseguida, volteó al niño sobre su espalda de nuevo y empezó a darle resucitación de boca a boca. En pocos minutos, el niño estaba respirando de nuevo. El conductor, ni siquiera se había movido de su asiento para venir a ver lo que estaba sucediendo. Después de un minuto o dos nuevamente empezó a manejar y apagó las luces interiores. Afortunadamente Patti tenía su linterna con ella, y estuvo observando al niño cada cierto tiempo por cerca de media hora. Cuando el bus empezó a descender a una altitud más baja, el niño ya no volvió a presentar más problemas. Cerca de las 9:00 a. m., el bus paró en una pequeña ciudad rodeada de montañas llamada Tingo María. Como todos empezaron a salir del bus, Dale y Patti decidieron salir también y estirar un poco sus piernas. caminaron,deentraron pequeña espera de la Cuando estación.ellos La vendedora boletos aleslahizo señassala conde la cabeza para que se acercaran acercar an a ella. “Tenemos un pequeño problema”, dijo ella. “El motor del bus ha sido reparado recienteme recientemente, nte, y ahora necesita algunos reajustes, es así que el bus no podrá llegar a Pucallpa hoy día. Los ubicaremos en otra línea de buses que tiene un bus que se estará dirigiendo a Pucallpa a las 3:00 de la tarde”. No puedo creer ese cuento,  Dale se dijo a sí mismo.  Apuesto a que usted solo se inventó esa historia porque todos los demás

160

161

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Retrasos, ladrones, y Dios

 pasajeros se van v an a quedar aquí, y no te cconviene onviene que ttu u bus vaya el resto del camino con solo dos pasajeros. Pero cuando él abrió su boca para hablar, él no la acusó por ser una mentirosa. En vez de eso, le respondió de la forma más cortés que pudo: “Si esperamos por ese bus de la tarde, llegaremos a Pucallpa cuando haya anochecido, y eso será un problema para nosotros. Si usted solo nos devuelve el resto de lo que costó nuestros pasajes, nosotros encontraremos alguna otra manera de llegar a nuestro destino”. Y con la misma cortesía, ella abrió su caja y les alcanzó la cantidad de dinero que sería la tarifa normal para el resto de su viaje.

“Francamente Patti, he estado sorprendido de tu aguante. No sabía que tú tenías eso dentro de tí”. “Yo no lo tenía dentro de mí”, respondió ella. “Vino de una fuente externa acerca de la cual el salmista dice. ‘Dios es nuestro amparo y FORTALEZA, FORTALEZA, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones’”.3

Ellos caminaron unas cuantas cuadras hacia el centro de la ciudad, en donde pensaron que podrían tener más facilidad de encontrar algún carro que los pudiera llevar a su destino. No pasó mucho tiempo hasta que apareció un pequeño bus verde que tenía un letrero en la ventana que decía “San Alejandro”. Ellos sabían que ese pequeño pueblo estaba u bicado en la dirección que querían ir, es así que Dale movió sus manos para llamar al conductor, y el bus paró para recogerlos. En San Alejandro ellos ingresaron a un restaurante y entablaron una conversación con un hombre que estaba yendo por el camino de ellos, ofreciéndose llevarlos hasta el kilómetro 86, allí pudieron obtener fácilmente un pasaje a Pucallpa, y llegando mucho antes del anochecer. Allí pasaron la noche con sus amigos que vivían en la base aérea adventista. La siguiente mañana, compraron un boleto en una de las camionetas que transportaban pasajeros al río Súngaro, y desde allí, un bote los llevaría por el río a Puerto Inca en donde su propio bote los estaba esperando. Era grandioso estar en casa nuevamente. “Realmente no me gusta la idea de tener que pasar de nuevo por esta experiencia en solo unos cuantos meses”, comentó Patti, mientras se sentaba con cansancio en su silla familiar. “Ahora mismo me siento demasiado débil para empezar a realizar un viaje como ese”. 3

 Salmos 46:1

162

163

Sostén tu vela para que otros la vean

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

 tu vela para Sostén  tu

   

que otros la

 vean   ve an 

El Gran Experimento” estaba yendo del todo bien. Dios estaba cumpliendo fielmente susdice: promesas hechas a los Duerksen, incluyendo la que “La obra es de Dios, y Él proporciona los recursos y mandará quienes ayuden”.1  Aunque ellos tenían que vivir muy modestamente, siempre había suficiente dinero para suplir sus necesidades básicas, y cuando necesitaban de ayudantes, Dios constantemente demostró su habilidad de también enviarles eso. Primero fue Esteban y luego Leider. Ahora el trabajo médico estaba creciendo



1

 El Deseado de todas las gentes, p. 338

164

165

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Sostén tu vela para que otros la vean

hasta el punto de casi agotar a Patti, entonces, ella oró al Señor para recordarle la promesa de que él enviaría ayudantes, y luego, esperó pacientemente para ver lo que pasaría.

humanos amablemente les enseñaron cosas que necesitaban saber, y ellos creían que sus caminos se habían cruzado solamente por la divina providencia. Hemerson Panduro fue uno de esos maestros.

Ella no tuvo que esperar mucho tiempo, pues antes de que realizase su pedido, su Dios había estado preparando el terreno para suplir esta necesidad. Después de todo, Él le había dicho a Isaías mucho tiempo atrás: “Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído”.2 

Dale necesitaba madera, pero comprarla era tan costoso que él no podría pagarla aunque realmente la quisiera. Había árboles ahí en su propiedad que podrían ser usados como madera, pero no había forma de transportar los troncos a un aserradero. Dale empezó a pensar: me  pregunto si yo podría hacer un pequeño aserradero para mi uso  personal. Él ignoraba cómo hacer algo así, pero la próxima vez que vio a Hemerson, él le contó su idea.

Mike y Kathy Mahoney eran una pareja de recién casados. Algo muy importante para el trabajo en Maranatha era que Mike había sido recientemente bautizado en la Iglesia adventista, y Kathy era una enfermera recién graduada. Alguien en la Iglesia que estaba cultivando una amistad con esta pareja joven estaba recibiendo el boletín de noticias “Señales aVitales de Maranatha”, los Duerksenllamado estaban enviando sus amigos en los Estadosboletín Unidos,que y Mike y Kathy vieron algunas de esas cartas. Aunque las cartas no trataban específicamente de reclutar personal, los Mahoney decidieron que les gustaría pasar un año ayudando a Patti y Dale allá en e n la selva. Su Iglesia les ayudó a obtener dinero para comprar los boletos de avión para volar a Perú, y realmente fue un día feliz para Patti cuando se enteró que una enfermera estaba viajando para ayudarla a empezar el cuarto año de servicio allí en la selva. Otra promesa que los Duerksen estaban poniendo a prueba en “El Gran Experimento” era una que dice así: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos”. 3  Ellos nunca habían recibido una visión en donde seres celestiales les hayan dado instrucciones, ni nunca escucharon una voz audible desde el cielo que les dijera lo que debían hacer, pero frecuentemente, otros seres 2

 Isaías 65:24

3

 Salmos 32:8

Desde un inicio, Hemerson le motivó a construir su propio aserradero. “Seguro, tú mismo puedes hacer un pequeño aserradero, y puedes utilizar un motor de peke peke para hacerlo funcionar. Podrás obtener lo aque necesyitar necesitar enque Pucallpa. sierra circular ytodo llévalo unavas ferraetería, ferretería, diles te haganCómprate un mandriluna en donde vas a fijar esa sierra, y ellos te van a decir en dónde podrás encontrar los cojinetes correctos. En ese lugar también te podrán hacer las poleas. La tienda en donde vas a comprar la sierra circular probablemente tenga material de cinta plana de cuatro pulgadas de ancho que podrás comprar por metros. Cuatro metros serán suficientes para lo que vas a necesitar.. Cuando tengas todo tu material listo, vas a hacer una mesa de necesitar madera en donde podrás instalarlo. Haz una guía ajustable para ponerlo a un lado de la sierra para que así tú elijas el ancho del corte que vas a realizar. Luego, estarás listo para aserrar madera”. Dale estaba muy contento con esa lección gratuita de cómo construir un aserradero. La siguiente vez que él fue a la ciudad, compró una sierra circular de 24 pulgadas de diámetro y la suficiente cantidad de cinta. Encontró una ferretería en donde ordenó el mandril y dos poleas de 4 pulgadas de diámetro. Cuando todo estuvo listo, con ánimo llevó todo lo que había comprado a Puerto Inca para mostrarlo a Hemerson.

166

167

 

Sostén tu vela para que otros la vean

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Su amigo negó con la cabeza. “Lo siento Dale, pero olvidé decirte que no puedes usar el mismo tamaño de polea que usas en la sierra como el que usas en el motor, pues si haces eso las dos darán la vuelta a la misma velocidad, y eso sería demasiada velocidad para la sierra grande. Tú necesitas tener una polea en la sierra que sea tres veces más grande que la que tienes en el motor para que así pueda reducirse la velocidad de la sierra adecuadamente mientras que el motor sigue a su velocidad normal. Pero no te desanimes. Y Yoo tengo una polea de madera de 12 pulgadas de diámetro que yo hice y que no estoy usando en estos momentos, te la dejo usar para que puedas empezar hasta que puedas obtener una mejor”. Luego, Hemerson miró la hoja de la sierra. “Mmm, esto sirve para un corte transversal”, dijo él. “Lo que tú necesitas es una sierra con un tipo de dientes diferente que sirvan para cortar a lo largo del tronco y así hacer tablas. Probablemente no haya ninguna de ese tipo en Pucallpa. Pero no te preocupes. Yo puedo modificar esta para que pueda funcionar bien. Primero que nada, yo voy a romper uno que otro diente en la sierra, porque si no se va a sobrecalentar rápidamente con tantos dientes. Luego voy a reajustar los dientes que quedan. Estos dientes están afilados en dos ángulos, haciéndolos semejante a cuchillos, para que hagan un corte transversal. Pero tú vas a necesitar dientes que estén afilados en un ángulo recto sirviendo como pequeños cinceles que harán un surco en el tronco de madera que estás aserrando. Yo haré esa modificación también”. Entonces, Dale se fue a casa y construyó una mesa sólida que midiese dos metros y medio de largo y un metro de ancho. Cuando la hoja de la sierra estuvo lista, Herbert, el hijo mayor de Hemerson la trajo a Maranatha con planes de quedarse toda la noche y así tener tiempo suficiente para ayudar a que Dale tenga todo instalado y funcionando. Con una motosierra, ellos derrumbaron un árbol que era alto y derecho, luego lo cortaron en troncos de dos metros y medio para que puedan ser fácilmente cargados. Después, Herbert le demostró cómo empujar

un tronco a través de la sierra sin tener que cortarse los dedos. Era muy emocionante ver cómo eran uniformemente cortadas las tablas que salían del tronco, y Dale sintió que estaba rebosando de gratitud por tener amigos como los Panduro. No mucho tiempo después de que el aserradero había empezado a funcionar, el vecino Fernando Vela vino a visitarlos. Después de una corta charla preliminar, él anunció la razón de su visita. “He obtenido cerca de 70 troncos de madera en mi propiedad, y necesito tablas para reparar mi casa. ¿Puedo contratarte para que me asierres esos troncos?” El primer pensamiento de Dale fue: Yo hice este aserradero para mi uso personal, no para el negocio de aserrar madera para otra  gente. Pero entonces, un versículo de memoria apareció en su mente. “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”.4 Él había visto que la casa de Fernando parecía más una pocilga que una vivienda humana. No se podía negar que su joven esposa y su pequeño bebé necesitaban un mejor lugar l ugar para vivir. Pero también sabía que Fernando vivía en la pobreza extrema y que él no iba a poder pagar el precio que valdría aserrar sus troncos, así que Dale reflexionó por un largo rato antes de dar su respuesta. “Fernando, yo realmente no sé lo que tengo que qu e cobrar, entonces entonces,, por qué no solo hacemos un trato. Tú necesitas madera y yo también necesito madera. Tú provees los troncos, y yo proveo el equipo y el combustible. Tú obtendrás la mitad de la madera, y yo tomaré la otra mitad. De esa manera tú no tendrás que gastar ningún dinero. Ah, y tú también puedes quedarte con las cantoneras. ¿Te parece razonable?” “Me parece perfecto”, dijo él con una sonrisa en su rostro. Era más fácil mover el equipo antes que los troncos, así que Dale instaló el aserradero justo al lado de la pila de troncos. Cuando cerca

4

 Gálatas 6:2

168

169

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Sostén tu vela para que otros la vean

de la mitad de los troncos estaban aserrados, Dale paró para retirar con una pala el aserrín acumulado y para descansar un poquito. De repente, Fernando hizo una pregunta que sorprendió a Dale: “¿Cómo puedo ser bautizado? Yo nunca he sido bautizado, pero me gustaría serlo”. Dale respondió: “Si tú amas a Jesús tanto que estás dispuesto a realizar cualquier cosa que él te pida hacer, entonces puedes ser bautizado para demostrar a todo el mundo que tú lo has escogido a él como tu maestro y salvador. Si tú quieres saber qué es lo que pide Jesús que hagan sus seguidores, puedes venir a nuestra casa para estudiar la Biblia con nosotros. Trae a tu esposa también”. Ellos establecieron un horario semanal, y la joven pareja empezó a asistir fielmente. Fernando tenía educación secundaria y demostraba tener una mente muy hábil. Su esposa no había obtenido educación formal y por lo tanto no sabía leer, pero ella escuchaba y aprendía rápidamente. Ellos completaron las series de lecciones y asistieron fielmente a los servicios de la Iglesia los sábados, pero de repente, antes que se hubiere organizado un servicio bautismal, ellos se mudaron sin decir a nadie a dónde se estaban yendo. Los Duerksen los perdieron de vista completamente y nunca supieron si el deseo de Fernando de ser bautizado alguna vez se hizo realidad. * * * Patti también estaba recibiendo entrenamiento por medio de impresiones que recibía cuando ella le pedía a Dios sabiduría en su contacto diario con la gente. gente. Pronto ella empezó a sentir una una necesidad de poder estar cerca de la gente para que así pudiera atender sus necesidades de una forma más efectiva. Cuando empezó a mantener registros de sus pacientes, ella ubicó una pequeña mesa en donde podría escribir toda la información útil que obtenía de sus pacientes. Un día, mientras ella estaba observando a su paciente que estaba al otro lado

de la mesa, ella tuvo la fuerte sensación que la mesa estaba siendo una barrera entre ella y su paciente. Después de esto, ella empujó la mesa hacia la pared, y mientras hablaban, ella y el paciente se sentaron lado a lado en la mesa. Así ella aprendió la regla número uno: para poder estar psicológicamente cerca a alguien, tú también debes estarlo físicamente. Cierto día de mucha ocupación, cuando había mucha gente enferma esperando verla, Patti llamó a un hombre que venía con su pequeño niño. Con solo una rápida mirada al niño, ella inmediatamente reconoció que él tenía conjuntivitis, una enfermedad muy común y fácil de tratar. En seguida, ella corrió hacia su repisa de m medicinas, edicinas, agarró un frasco de gotas para los ojos, y le entregó al padre mientras le decía: “Su niño tiene conjuntivitis, esto lo va a curar”. “¿Ni siquiera va a revisar a mi niño?” exclamó el padre con ceño fruncido en su rostro. “Oh, sí, por supuesto”, respondió ella. Entonces cogió su estetoscopio y escuchó su corazón. Perfecto. “Ahora, toma una respiración profunda”, dijo ella mientras escuchaba sus pulmones. No hubo nada malo ahí. “Abre tu boca, y di Ah”. La garganta se veía bien. Ella miró dentro de sus oídos. Tampoco había problemas allí. Finalmente, ella suavemente jaló un parpado hacia abajo. “Su hijo tiene conjuntivitis”, declaró ella solemnemente mientras se ponía de pie. Esta vez, el padre sonrió mientras ella le entregaba las gotas para los ojos y le indicó como usarlas. Es así que Patti adoptó la regla número dos: siempre toca a tus pacientes, aunque tú ya sepas qué es lo que pasa con ellos. No pasó mucho tiempo para que ella aprendiera la regla número tres: Está bien reconocer que tú no descubriste qué es lo que está causando el problema, pero nunca digas a los pacientes que no hay nada malo con su salud, y siempre haz algo por ellos. Después de todo, ellos no hubieran tenido que pasar por todas las penurias para poder venir a verte si no hubieran estado convencidos de tener algún problema. Esto

170

171

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Sostén tu vela para que otros la vean

fue muy bien ilustrado por medio de una mujer que vino de Puerto Inca con su hija de 11 años para ver a Patti.

lloraba con ellos, y por lo tanto, su corazón estaba ligado al de ellos, resultando ser una clientela extremadamente fiel.

“Ese doctor en el pueblo dice que no hay nada malo con mi niña”, ella afirmó con indignación, “pero ella todavía tiene fiebre. ¿Quién ha escuchado alguna vez que la fiebre se va por sí sola?”.

Un día una mujer vino a la clínica con sus cuatro niños. Patti examinó cuidadosamente cuidadosamen te a cada niño y les prescribió tratamientos, mayormente para eliminar a esos molestosos parásitos intestinales. Luego llegó el

Patti examinó a la niña. Ella no encontró nada malo que explicara el bajo grado de fiebre, pero ella sabía que tenía que hacer algo. Ella también sabía que la gente allí tenía confianza en las inyecciones, es así que sacó una jeringa hipodérmica y una aguja; y los ojos de la madre se iluminaron cuando las vio. Como la malnutrición es algo común a lo largo del río, ella le dio a la niña una vacuna de vitaminas de complejo B. Luego ella contó tres hermosas cápsulas doradas que contenían aceite de hígado de bacalao.

turno de la mamá. Ella apuró a sus hhijos ijos para que salieran del cuarto, y cerró la puerta detrás de ellos. Luego, ella miró hacia afuera por la ventana para estar segura de que nadie estaba mirando. Después, cerró la cortina para poder tener privacidad. Por un momento, ella escuchó atentamente para ver si descubría a alguien que estaba afuera tratando de escuchar a escondidas lo que ella iba a decir. Cuando estuvo finalmente convencida de que ellas tendrían completa privacidad, ella se inclinó y susurró en los oídos de Patti: “doctora, tengo un dolor en la espalda”.

“Que solo tome una cada día”, ins instruyó truyó Patti. La madre sonrió mientras parecía estar pensando: ¡Maravilloso, si solo se tiene que tomar una cápsula cada día, esta debe ser una medicina muy potente! Como prácticamente todo el mundo en esa zona tenía parásitos intestinales, Patti le empezó a dar a la niña una medicina para eliminar esos parásitos, y también le dio una medicina para bajar la fiebre. Mientras ellas salían de la habitación, se escuchó a la mamá exclamar: “¡Qué buena doctora tenemos aquí en e n Maranatha!”. La regla número cuatro es bastante parecida a las otras: No actúes como si supieras todo, mas bien, escucha atentamente todo lo que tus pacientes te quieren decir, pues así obtendrás mucha información valiosa y útil; y por sobre todas las cosas, nunca ridiculices o te burles bu rles de algo que ellos dicen, ni los trates como salvajes ignorantes. Siguiendo esta regla, con mucha frecuencia Patti descubría que una persona traía a la clínica algún tipo de angustia, algo mucho más severo que el mismo dolor físico. Ella se compadecía de ellos, y algunas veces, literalmente,

Patti tuvo que morderse la lengua para no reírse a carcajadas, y aunque fue algo muy difícil, ella logró mantener la calma. Con solo una sonrisa en su rostro, ella dio a la mujer algunas pastillas para el dolor y la envió de regreso a su casa. Como una buena comunicación es importante, Patti decidió que su regla número cinco sería: Aprende a hablar como la gente de los alrededores lo hacen. Ella escuchaba atentamente la forma en que ellos se expresaban, y luego, trataba de usar los mismos tipos de expresiones en sus palabras. Un día, cuando ella estaba en una farmacia en la ciudad de Lima comprando algunas medicinas para llevarlas a Maranatha, el empleado que estaba esperándola le hizo este comentario: “Usted debe ser de la selva”. Sorprendida, Patti respondió: “¿Por qué? Sí, soy de allí, pero ¿Cómo lo sabía?”. “Oh, lo digo por la forma en que usted habla. La gente de la selva habla un poquito diferente de nosotros aquí en la costa”.

172

173

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Sostén tu vela para que otros la vean

Y un día mientras Dale estaba en Puerto Inca comprando algo de pintura en la única tienda que vendía ese producto, el comerciante chino le dijo: “¿Usted sabe por qué la gente prefiere ir a Maranatha en vez de ir al hospital del Gobierno que tenemos aquí en el pueblo?”. Sin esperar la respuesta, él continuó: “Es porque la doctora habla nuestro lenguaje”. El hecho es que el español era hablado en los dos lugares, y sin duda, los proveedores de salud que venían del área de la costa para trabajar en el hospital del pueblo hablaban con más fluidez el español que Patti, pero aparentemente ella había aprendido a hablar en una manera muy semejante a como lo hacían la gente local, y ellos apreciaban este hecho. Una caja inesperada que Patti recibió un día, la llevó a adoptar la regla número seis: Mantén una mente abierta para estar dispuesta a aceptar cualquier cosa que Dios te envía para usar. Dentro de la caja, ella encontró un juego de herramientas dentales. Ella no las había pedido, y tampoco sabía quién se las había enviado, es así que ella llegó a la conclusión, que Dios había sido el que las había enviado para algún propósito. Ella no tenía idea de cómo usarlas, pero sabía que en los alrededores había mucha gente que sufría por el dolor de dientes podridos. Si ella aprendiese a sacar esos dientes molestosos, podría aliviar mucho sufrimiento. Es así que ella aceptó el reto de aprender a hacerlo. En algún lugar ella encontró un libro con instrucciones detalladas de cómo anestesiar un nervio con novocaína y cómo extraer un diente. Ella estudió el libro diligentemente, y también practicó inyectándose novocaína dentro de su propia encía hasta que se sintió segura de que ahora podría hacerlo en alguien más. Ella empezó a aplicar lo que había aprendido, y funcionó, y en poco tiempo ya había un flujo constante de gente que venía a ella buscando alivio para el insoportable dolor de dientes.

Patti, sacando el diente a una niña.

Los estudios de Patti acerca de la forma de cómo Jesús trataba a la gente, la convencieron de que la regla número siete debería ser: Muestra respeto por las prácticas tradicionales que no sean perjudiciales, y participa en costumbres que no sean contrarias a tus creencias religiosas. Ella puso en práctica esta regla en uno de sus contactos con la familia Rivera. Los Rivera tenían siete hijos, y por varios meses, ellos estaban asistiendo regularmente a la Escuela Sabática en Maranatha. Los Duerksen estaban altamente impresionados por esta familia bien ordenada y cortés. Especialmente, a ellos les agradaba la hija mayor que tenía 14 años de edad, Haydé. Y se hechó mucho de menos a la familia cuando se mudó a Puerto Inca para que los niños mayores pudieran asistir a la escuela. Un día Esteban vino a Maranatha. “Haydé tiene un furúnculo en su ojo”, dijo él, “y su mamá me pidió recoger alguna medicina para ella”. Esto incomodó a Patti. ¿Por qué ellos hacen esto? pensó ella. No

174

175

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

puedo tratarla efectivamente a la distancia. Necesito examinarla para definir cuál es el problema. Pero de to todos dos modos ella envió algunas penicilinas con Esteban esperando que esto ayudase a la niña. Después de algunos días, Dale tuvo que hacer un viaje corto a Pucallpa, y fue así que Leider lo llevó a Puerto Inca. Antes de que Leider regresara a Maranatha, él se dirigió a la casa de los Rivera para averiguar cómo le estaba yendo a Haydé. Ella no estaba bien. Obviamente, el furúnculo se estaba poniendo peor. “En unos minutos voy a regresar a Maranatha. Si ustedes desean yo puedo llevar a Haydé a la doctora”, sugirió él. “Y puedo traerla de regreso mañana cuando venga a recoger al Sr. Duerksen”. La Sra. Rivera no quiso hacer eso. Tal vez ella no se sentía cómoda con la idea de mandar a su hija adolescente río abajo sola con este muchacho. En vez de eso, ella llevó a Haydé a una enfermera local quien le dio a la muchacha una inyección, y luego le aseguró a la Sra. Rivera: “Esto no es nada serio, no se preocupe. Muy pronto ella estará mejor”. Pero Haydé no se mejoró, y para el jueves de noche ella no pudo hablar más. Finalmente los padres se alarmaron, y el viernes por la mañana ellos pusieron a la niña en su canoa y remaron río abajo ab ajo hacia Maranatha. Como ella ya no podía caminar, Dale les ayudó a cargarla hacia la clínica. Cuando Patti vio a la muchacha, ella ell a exclamó con asombro: “¡Oh, no! ¿Por furúnculo qué esperaron tantoeltiempo para venir tenía un gran feo entre ojo derecho y el aquí?”. puente Haydé de la nariz. Estaba directamente ubicado sobre el seno nasal, y Patti sabía que esto podría ser una vía que cause infección al cerebro. Cuando examinó a la muchacha, se confirmaron sus sospechas: ¡Meningitis! Inmediatamente ella le dio a Haydé una fuerte dosis de un potente antibiótico y puso cataplasmas de carbón sobre el ferúnculo para tratar de neutralizar o sacar algo de toxinas. La fiebre alcanzó alrededor de 41 grados centígrados. Aunque la niña no podía comunicarse, al inicio ella

Sostén tu vela para que otros la vean

pudo responder ligeramente a algunas órdenes, pero en poco tiempo, ella se puso completamente inconsciente. Después de un tiempo ella empezó a realizar movimientos erráticos tratando de agarrar algo con la mano izquierda, pero solo con la mano izquierda. Patti interpretó esto como una mala señal, pues parecía indicar que el hemisferio derecho del cerebro, el cual controla el lado izquierdo del cuerpo, estaba siendo afectado. En uno de esos movimientos bruscos de su mano, ella quitó el cataplasma de su rostro. El furúnculo se abrió, y cuán sorprendente fue ver la gran cantidad de pus que salía de la herida. Muchas oraciones fervientes ascendían hacia el cielo rogando por la restauración de esta linda muchacha. Hacia la noche, la temperatura descendió casi a lo normal, y sus movimientos se calmaron. Patti dijo a los padres que ella pensaba que la crisis ya había pasado, y todo el mundo se animó al escuchar eso. Pero luego, cerca cer ca a la puesta del sol, ella ell a detectó fluido que se acumulaba acumula ba en el pulmón de la muchacha, y eso le dio un mal presentimiento. Haydé empezó a tener dificultades para respirar, entonces Patti introdujo una vía respiratoria, y eso ayudó un poco. Fue sorprendente ver cómo las noticias se regaban rápidamente a lo largo del río. Varios vecinos preocupados se reunieron afuera de la clínica para saber lo que estaba pasando, y cuando ya se hizo de noche, Dale sacó el proyector y una tira de películas al patio y condujo un estudio de la Biblia sobre el césped para empezar el sábado. Era una noche hermosa, y todo parecía estar quieto y en paz. Pero la tranquilidad fue interrumpida abruptamente cuando Patti exclamó: “¡Ella no está respirando!” Dale entró corriendo a la clínica para ver si podía ayudar. Rápidamente Patti acostó a la niña sobre su espalda y trató de succionar su garganta, gar ganta, pero no pudo sacar mucho. Ella revisó su pulso. Todavía estaba fuerte. Corrió hacia la otra habitación y regresó rápidamente con su maleta de emergencia. Dale la ayudó mientras ella trataba desesperadamente de ingresar algo de aire dentro de los pulmones de la muchacha, pero no parecían tener éxito. Finalmente, se

176

177

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Sostén tu vela para que otros la vean

sintieron satisfechos al ver la caja torácica moverse ligeramente pero cuando el aire era exhalado traía consigo un chorro de líquido teñido con sangre que salía por su nariz y boca. Patti puso su estetoscopio en el pecho de la muchacha una vez más. “Su corazón está latiendo todavía, pero se está poniendo más lento”, dijo ella tristemente, y en ese momento ellos entendieron que habían perdido la batalla. Haydé se estaba ahogando con los fluidos de su propio cuerpo que se habían acumulado en sus pulmones, y no había nada más que ellos pudieran hacer ahora. Los padres, quienes estaban sentados en un lugar cercano, habían estado ajenos a lo que pasó. pasó. Con corazones adolorido adoloridos, s, Patti y Dale se dirigieron a ellos para darles la mala noticia. noticia. Entonces empezó el llanto, pero era controlado, no como aquellos que no tienen esperanza. Los padres despertaron a sus pequeños hijos quienes estaban durmiendo

servicio religioso en Maranatha. A pesar de que Patti se sentía muy cansada después del día tan ocupado de trabajo, trabaj o, ella decidió permanecer con ellos en la vigilia toda la noche. Ella expresó palabras de consuelo, y así mismo expresó su propio dolor, y en algunos momentos lloró junto ju nto con ellos. Ella usó esta oportunidad para hablarles de la esperanza de la resurrección, de la salvación que solo viene a través de la fe en Jesús, y del lugar que Él está preparando para aquellos aq uellos que lo aman. Todo el mundo escuchaba respetuosamente, y parecía que todos estaban grandemente impresionados por el hecho de que estos extranjeros mostraban tanta preocupación por ellos. Patti trató de seguir el método de Jesús para alcanzar a la gente, un método que incluía llorar con los que lloran, 5 y estaba contenta de haberlo hecho.

para decirles que su hermana mayor acababa de morir. Dale no pudo entender por qué ellos hicieron hicieron eso. ¿No hubiera sido mejor dejar a los niños dormir tranquilamente, y recién en la mañana avisarles lo que había pasado en la noche? El Sr. Rivera se acercó a Patti para hacerle un pedido. “¿Podrían ustedes permitirnos realizar el velorio esta noche aquí en Maranatha? Si llevamos el cuerpo para velarlo arriba en Puerto Inca, allí van a haber muchos borrachos, jugadores, groseros y carcajadas, y nosotros no queremos eso”. Patti sabía que el “velorio” era la costumbre de estar despiertos toda la primera noche para vigilar el cuerpo muerto de la persona. “Sí, claro que les permitimos realizar el velorio aquí”, ella le aseguró. “Les voy a dar algunas velas para que puedan usarlas”. La Sra. Rivera le dio una sonrisa de agradecimiento mientras ella se daba la vuelta para buscar las velas. Cerca de la medianoche, por lo menos 50 personas se habían 178

reunido para el velorio. Algunos de ellos nunca habían asistido a ningún

5

 El Ministerio de Curación, p. 102

179

Una vela encendida se apaga

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

 encendida  vela  encendida  vela  se ap  apagaga  a 

   

Una

n buen perro guardián solucionarí solucionaríaa el problema de los ladrones que venían medio de la noche para meterse robar. Eso era lo queenellos robar. pensaban. De hecho, durantey su primer año en Maranatha, Ted encontró a alguien que estaba regalando un par de cachorros, y él tomó a los dos. Él los llamó Borkney y Brutus. Pero la imagen de criaturas salvajes espantando a los intrusos malvados rápidamente se hizo añicos.

U

A Borkney le gustaba viajar viajar,, y cuando los pacientes entraban a sus botes para regresar a sus casas, Borkney estaba dispuesto a subirse al bote con ellos. Dos veces Dale tuvo que buscar al cachorro 180

181

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Una vela encendida se apaga

extraviado y traerlo nuevamente de regreso a casa. Después de eso, él se rindió y dejó que el perro se fuera a donde él quisiera. Brutus, por otro lado, era muy hogareño y nunca trató de escaparse. Cuando llegó a su crecimientoo total tenía el tamaño como de un Cocker Spaniel, es así que crecimient su tamaño nunca intimidó a nadie. Además, él amaba a todo el mundo, y cuando un ladrón venía en la oscuridad de la noche, sin duda Brutus lo saludaría meneándole la cola. Realmente era un perro que no cumplía su misión, pero de todos modos los Duerksen lo querían mucho y le dejaron ser parte de la familia en Maranatha. Un día, una pareja interesante vino a Maranatha por solo una visita. El hombre había pasado algún tiempo estudiando en los Estados Unidos, y mientras estaba allí se enamoró de una muchacha americana y se había casado con ella. Ahora, él tenía una pequeña ganadería unos pocos kilómetros río arriba de Puerto Inca. Cuando escucharon que allí en Maranatha habían algunos americanos, la joven y solitaria esposa decidió que quería conocer a esa gente de su tierra natal, y esa fue la razón de su visita. Sin embargo, esta nueva amistad no duró mucho tiempo, porque después de algunos meses, ellos les anunciaron que habían decidido vender su ganadería y regresar a vivir a los Estados Unidos. “Nos preguntamos”, dijo la esposa, “si a ustedes amigos, les gustaría tener a nuestra perra. Ella es una Doberman, y solo tiene un año de edad. Su nombre es Sophia Loren, y es una buena perra guardiana. A nuestros vecinos les gustaría tenerla, pero no nos gusta la forma en que ellos tratan a sus animales. Sabemos que podemos confiar en que ustedes la van a cuidar bien. ¿Les gustaría cuidarla?” Los ojos de Patti se iluminaron. “¡Estaremos encantados de tenerla! Eso es justo lo que necesitamo necesitamos, s, un buen perro guardián”, ella exclamó. Es así que Sophie vino a vivir a Maranatha. Una noche, Dale la escuchó ladrando frenéticamente, frenéticamente, así que se levantó para averiguar qué 182

lomo erizados, obviamente muy asustada por un pequeño árbol que se había caído, y que ahora una parte de las raíces estaban levantadas en el aire. Teniendo Teniendo a Dale a su lado dándole valor, muy cautelosamente, ella se acercó a esta extraña “criatura”, y después de olerlo y descubrir que no era nada peligroso después de todo, dejó de ladrar. “Parece que tú también vas a ser un cachorro sin valor”, Dale rezongó a la perra. Afortunad amente, eso se convirtió en un juicio inválido, pues Sophie Afortunadamente, rápidamente demostró demostró sus habilidades de ser una guardiana valiosa. Ella podía ser salvaje cuando era necesario, pero generalmente no lo era. Un día, un hombre venía subiendo el camino, haciendo un ruido que a ella no le gustaba. Por eso, ella corrió hacia él, plantó sus patas delanteras en el pecho del hombre, mordió su camisa y le arrancó un botón. Luego, se dio la vuelta y se regresó a la casa. El pobre hombre casi se muere del susto después de este encuentro aterrador con la perra, pero felizmente no resultó herido. Con el tiempo, Sophie llegó a acostumbrarse a la gente que venía a la clínica y ya no más se molestaba por la llegada y la salida de ellos. Eso fue hasta que un día, un pequeño hombre, ya mayor de edad, subía cojeando el camino y agarrado de sus muletas. Eso se veía muy diferente de lo que había visto antes. Ella debió haber pensado que él intentaría dañarla con esas muletas, entonces lo atacó ferozmente. Dale, corrió hacia abajo del camino gritando, “¡Sophie, para! ¡Para! ¡Ven aquí!” Él la agarró de su collar y la sacó de encima del pobre hombre. Ella lo había mordido muy gravemente, y Patti estaba extremadamente avergonzada. Ella se disculpó efusivamente, y afortunada e increiblemente él tenía un buen humor después de este incidente tan doloroso. Patti le prometió que en el futuro la perra estaría atada en todo momento que hubiese pacientes en los alrededores, y que eso no volvería a pasar. Los rumores se esparcieron rápidamente de que ahí en Maranatha había una perra feroz, y que ella podría saltar sobre uno y morder directamente en el cuello. Patti no trató de negar el rumor. En vez de

era lo que pasaba. Él la encontró bajo la luz de la luna con los pelos del

183

 

Una vela encendida se apaga

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

eso, ella le decía a la gente que Sophie estaría atada durante el día, pero durante la noche siempre estaría rondando libremente. Como se había esperado, todas las evidencias de ladrones viniendo bajo el amparo de la oscuridad pararon después de que se corrió la voz acerca de Sophie.

de toda maldad’.1 Pero tú debes de confesar todo lo que has hecho. No podremos volver a tener confianza en ti en el futuro, si tú tratas de escondernos algo ahora. Dime, ¿hay algo más que estás escondiendo que necesitas confesar ahora?”

Pero todavía los Duerksen estaban siendo afectados por algunas

“No, señor Duerksen, yo ya le dije todo. No estoy escondiendo

cosas que continuaban desapareciendo. ¿Esas cosas se habrían perdido como resultado de descuido, olvido—o habrían sido robadas? Era difícil de determinar eso. Por ejemplo, ellos tenían dos martillos, pero un día, solo uno fue encontrado. Y cuando Patti revisaba su caja de dinero cada día, ella empezó a darse cuenta que allí había menos dinero de lo que sabía que debía haber. Un día, Dale estaba haciendo una cerca de alambre de púas cuando tuvo que abandonar el lugar porque alguien lo llamaba. Él no pudo regresar al lugar para terminar el trabajo hasta el día siguiente, entonces él descubrió que el rollo del alambre restante que él había estado usando, se había desaparecido. Esto parecía ser un trabajo de alguien de adentro, pues Sophie hubiera hecho un lío si algún extraño se hubiera aventurado a fisgonear en ese lado de la propiedad. ¿Podría ser entonces que su ayudante fiel Leider tenga “dedos pegajosos”? Cuánto deseaban ellos que no fuera el caso, pero sabían que tenían que mantener sus mentes abiertas a esa posibilidad.

nada más”. “¡Oh, Leider! ¡Leider! Esto me pone tan triste, porque yo sé que me estás mintiendo. A propósito yo no te dije todo lo que sé, porque yo no quiero que tú confieses solo aquellas cosas que tú crees que ya no puedes esconderlas nunca más. No queremos que seas como Acán, quien había rechazado confesar que él había tomado algo que no le pertenecía, hasta que su pecado fue descubierto, entonces allí ya era demasiado tarde.2 Por favor, no lo pospongas por mucho tiempo. Te voy a dar una semana para que pienses en todo lo que has hecho que tú sabes estuvo deshonesto y para que hagas las cosas bien. Ora a Dios por esto, nosotros también estaremos orando para que el Santo Espíritu te dé valor para hacerlo”.

Ellos empezaron a mantener un ojo vigilante sobre Leider, y en poco tiempo, Dale tenía la evidencia de que realmente era él el que estaba involucrado actividades deshonestas deshonestas. “Leider, contigo”, dijo Dale,enentonces él confrontó al .joven con necesito algunas hablar de las evidencias que él había obtenido. Cuando Leider vio la evidencia que no podía negar, él confesó que lo había hecho y le dijo que estaba arrepentido. “Leider, Dios puede perdonarte, así como nosotros también, cuando tú confiesas que has hecho algo malo y muestras una gran voluntad de querer cambiar tus caminos. La Biblia nos dice: ‘Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos

Día tras día transcurrió sin ninguna respuesta. Después de siete días, nuevamente Dale lo confrontó, pero él todavía negaba admitir algún otro delito. Con el corazón adolorido, Dale dijo: “Recoge todas tus pertenencias y llévalas abajo al bote. Tú no puedes permanecer más con nosotros, nosotros, y esta tarde te voy a llevar a Puerto Inca. Aunque nosotros sabemos que tú has robado algo de dinero, de todos modos te voy a dar algo más para ayudarte a que hagas un nuevo comienzo en tu vida, porque no queremos que vivas en la miseria cuando dejes Maranatha”. Fue una despedida muy triste llena de lágrimas, pero los Duerksen sabían que esto tenía que hacerse. Pero así como parecía ser que una vela estaba apagándose, ellos recobraron ánimo al ver que otras se iluminaban. Por ejemplo, ahí estaba 1 2

 1 Juan 1:9  Josué capítulo 7

184

185

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

la querida familia Heidinger, Teresa y Juan, con sus cuatro niños y la

Una vela encendida se apaga

se llevaban a cabo bajo la sombra que producían las ramas extendidas

abuelita. Ellos eran descendientes de inmigrantes alemanes. Teresa Teresa tenía una enfermedad prolongada que era muy debilitante, pero ninguno de los médicos locales podía descubrir qué era lo que ella tenía. Finalmente ella pudo ir a la ciudad para buscar ayuda médica, y allí, fue diagnosticada de padecer tuberculosis en el riñón. Cuando ella regresó con el diagnóstico en sus manos, Patti entonces supo cómo ayudarla, tal es así que Teresa llegó a ser una visitante asidua de la clínica.

de un gran árbol en el patio trasero de la clínica eran adecuadas, sobre todo cuando la mañana era hermosa y seca; pero cuando llovía, ellos tenían que apretujarse dentro de la pequeña sala de espera en la clínica, y parecía que todos estaban en una lata de sardinas. Entonces era tiempo de construir una iglesia. Si planeaban construir una estructura hermosa con tal vez un campanario y otros adornos de una iglesia típica, tomaría muchos años planearla y recolectar dinero suficiente para realizar ese plan. Ellos necesitaban algo rápido, aunque solo haya nada más que un techo sobre sus cabezas. “Sí, eso es”, dijo Dale. “Hagamos un techo. Haremos lo que podamos con lo que tenemos. Todo lo que necesitamos para un techo está justo aquí en la selva”.

Patti tomó ventaja de estas oportunidades para poder hablarle a Teresa acerca de las cosas espirituales. Ella la invitó a traer a sus niños a la Escuela Sabática, y así a sí lo hizo. Su interés creció rápidamente, y no pasó mucho tiempo antes de que ella decidiera que quería ser bautizada. Su esposo Juan era un buen tipo, y su compañía agradaba a todo el mundo. Él no tuvo objeciones por la decisión de su esposa para ser bautizada,

Ellos discutieron la idea en la Escuela Sabática, y todo el mundo estaba interesado en el tema. “Necesitaremos algo de ayuda”, indicó

pero se veía que él no mostraba tener interés en la religión. Fue muy triste ver, que en el día del bautismo de Teresa, Teresa, Juan ni siquiera se apareció para presenciar este evento tan importante en la vida de su esposa.

Dale. “Nosotros no tenemos experiencia haciendo techos de hojas de las palmeras, es por eso que necesitamos de alguien que sepa mostrarnos la forma de hacerlo. ¿Algún voluntario?”

Otra persona que empezó a asistir a la Escuela Sabática era Rosa, la hermana de Josefa, y ella también venía con sus niños. Ellos vivían en la granja que colindaba con Maranatha, y por eso era fácil para ellos venir caminando cada sábado por la mañana. Ellos asistían fielmente, pero, como ya era costumbre, su esposo Santiago tampoco venía con la familia. Sin embargo, después de varios meses, su curiosidad debió haber prevalecido, pues un sábado, él apareció junto con su esposa y sus hijos para ver por sí mismo qué era lo que estaba pasando allí. Los Duerksen ya lo conocían, y cordialmente le dieron la bienvenida al servicio. Después, ellos lo invitaron a que regrese de nuevo, y así fue, el sábado siguiente, él regresó. De hecho, ¡Él nunca se perdió ningún otro sábado! Era algo muy emocionante ver eso.

Gustosamente y muy entusiasmado, Santiago ofreció sus servicios, y sin ninguna espera, empezaron a trabajar. Ellos limpiaron un área de 3 metros y medio de ancho por 7 metros de largo y, después de aplanar el piso que estaba desnivelado, ellos lo cubrieron con aserrín para que sirviera como su piso. Cada semana ellos tendrían que regar sobre el piso algo de aserrín fresco para darle una apariencia fresca al piso sucio. Santiago les ayudó a encontrar buenos árboles para hacer los postes de soporte para la estructura. Dale cortó la madera en su pequeño aserradero para hacer las vigas para el techo. Santiago les dijo que necesitarían cordones para amarrar las hojas a las vigas, pero su concepto de “cordón” era muy diferente al que tenía Dale. Él demostró su habilidad y conocim conocimiento iento eligiendo un cierto tipo de árbol y quitándole a lo largo la corteza. La capa interna de la corteza demostraba ser flexible y resistente, y él cortó esa capa interna en tiras de cerca de un cuarto de

Con un creciente número de miembros, ellos necesitaban un mejor lugar para reunirse en el momento del culto. Las reuniones que

pulgada de grosor, y a esas tiras él las llamaba “cordón”.

186

187

 

Una vela encendida se apaga

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Después de tener la cantidad suficiente de cordones que él consideraba que serían suficientes para el trabajo, puso a todo el mundo a trabajar cortando las hojas de las palmeras para el techo. Asimismo, les enseñó cómo doblar las hojas hacia un lado para cubrir un lado del techo, y doblando el lado opuesto para el otro lado del techo. Con destreza, él mismo tejió las hojas de las palmas entre sí para formar el cobertor de la cumbrera. Luego, él se trepó sobre las vigas, y mientras los otros que estaban en el suelo le alcanzaban las hojas de las palmas, él las amarraba en su lugar lugar.. El trabajo progresó rápidamente, y antes de que la semana se haya terminado, el techo estuvo completado. Era un techo muy hermético que no permitía atravesar ninguna gota de lluvia, y no les costó ningún centavo, excepto algunos clavos y la pequeña cantidad de gasolina que hizo funcionar el aserradero. A todo el mundo le gustó la nueva “iglesia”, inclusive a los perros. Como los perros eran una distracción y realmente no eran bienvenidos a la iglesia, la semana siguiente, los hombres se pusieron a trabajar cortando la abundante caña que había en el área en trozos de un metro de largo, con los cuales ellos crearon una pared baja cercando la estructura, y Dale hizo una puerta con algunas maderas que tenía. Ahora se podía mantener a los perros afuera mientras todos los demás podían ingresar. Dale hizo un pequeño y sencillo púlpito, así que empezó a predicar un pequeño sermón cada sábado. Cuando Hemerson vino a ver lo que ellos estaban haciendo, él declaró “Me gusta esta pequeña iglesia que ustedes han hecho, pero no me gusta la extraña variedad de bancas rudimentarias que ustedes tienen. Yo quiero poner mi parte en esto también, les voy a hacer un juego de seis bancas resistentes”. Él cumplió su palabra, y todas estas cosas contribuyeron al sentimiento sentimiento de que este era un pequeño lugar especial en la selva reservado para adorar a Dios.

Los amigos en el pueblo dijeron que les gustaría venir algún día a ver la nueva iglesita, es así que Patti y Dale los invitaron a venir el primer sábado después de la Navidad. Ellos organizaron un servicio especial que terminaría con una comida de camaradería; en ese día, cerca de 30 personas de Puerto Inca aceptaron la invitación. invitación. Patti planeó un programa de Escuela Sabática que estuvo centrado en los niños, pues usualmente se hacía poco para ellos. Ella también quería que verdaderamente esta sea una sesión de entrenamiento para los adultos para que regresen a la Iglesia de Puerto Inca Inca con ideas de lo que ellos podrían hacer para sus propios niños. El pastor distrital que los estaba visitando predicó el sermón en el segundo servicio, y Dale se sintió refrescado en esta oportunidad al poder escuchar un sermón en vez de hacerlo él mismo. Después de una simple comida de arroz y frijoles con una ensalada fresca de vegetales, todo el mundo asistió a la reunión de la tarde. En esta reunión se usaron las figuras del franelógrafo, y a todos les gustó ver las imágenes que pasaban delante de sus ojos. El tema era la Navidad. Empezaron con las imágenes del pesebre, seguido con las escenas de los ángeles anunciando a los pastores que Jesús había nacido, y luego aparecieron los hombres magos que venían a ver al rey recién nacido. Mientras Dale ubicaba las figuras del franelógrafo en cada escena, el pastor leía con voz fuerte los pasajes corresp correspondientes ondientes en la Biblia. En medio medio de cada historia, cantaban un villancico navideño. Finalizaron Finalizaron mirando hacia el futuro con las escenas de Jesús regresando de nuevo y de la nueva tierra que Él está preparando para sus hijos. Terminaron con el amado himno “Más Allá del Sol,” y mientras ellos cantaban este himno, realmente hicieron temblar las vigas. Fue una experiencia muy emocionan emocionante. te. Nadie quería retirarse, pero como era muy peligroso navegar el río durante la noche, ellos partieron de mala gana para asegurarse de llegar a sus casas antes de que llegara la noche. * * *

188

189

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Como ya no era necesario usar la sala de espera de la clínica para

Una vela encendida se apaga

pero como ellos estaban acostumbrados a dormir en espacios pequeños, pequeños,

los servicios de la Iglesia cuando el clima se ponía malo, Patti decidió que era tiempo de hacer algún remodelamiento. Entonces, ella llamó a su esposo multifacético: “Dale, ¿podrías por favor venir a ver algo? Realmente necesito un lugar en donde pueda poner a alguna paciente que esté en labores de parto, o a un paciente en estado crítico que necesite estar bajo observación toda la noche. Veamos si podemos encontrar alguna forma de hacer un par de habitaciones para pacientes. Creo que podemos hacerlo, aunque vayamos a tener que dejar menos espacio en la sala de espera. Algunas visitas pueden esperar afuera si fuese necesario. Nuestra pequeña tienda está acaparando más del espacio necesario. Puedes hacer algunas repisas justo aquí por la ventana en donde podemos poner las cosas de la bodega. Entonces, cuando un visitante quiera comprar algo, puede venir hacia la ventana y yo le puedo vender a través de esta. Pienso que sería más conveniente de lo que tenemos ahora. ¿Crees que puedes hacerlo?”

realmente no se hicieron problemas. Después de que esos cuartos para pacientes habían sido inaugurados, por lo menos uno estaba ocupado la mayor parte del tiempo.

Dale examinó el diseño, se rascó un poco la cabeza y realizó algunas mediciones. Luego, él asintió lentamente con la cabeza mientras decía: “Puedo hacerte dos cuartos que medirán 1 metro y medio por 3 metros si puedes movilizarte dentro de algo tan pequeño”. “¡Oh, eres maravilloso!” exclamó Patti mientras arrojaba sus brazos alrededor de Dale y le daba un gran abrazo y un beso. “Yo sabía que podrías hacerlo”. Entonces Dale se puso a trabajar con un serrucho, un martillo, una escuadra, algunas tablas y algunos clavos, y en corto tiempo ¡la pequeña clínica diurna se convirtió en un hospital de dos camas! Pero duró poco tiempo vacía, pues apenas se habían terminado de poner las particiones en su lugar, una persona enferma necesitando cuidado durante la noche llegó a Maranatha. Por supuesto, un gran número de familiares tuvo que quedarse también, ¡en realidad eran 13! Para Patti fue un misterio entender cómo hicieron todos ellos para encontrar espacio al acostarse,

Patti, atendiendo a un paciente.

 

* * *

Un día, un bote se detuvo en su puerto trayendo a una mujer embarazada a quien Patti había estado monitoreando. Ella se sorprendió de ver a esta mujer, pues la fecha de su alumbramiento todavía era en dos meses. Su esposo le dijo que ella había empezado a sangrar y estaba teniendo dolores, es por eso que la trajo. Parecía que realmente ella estaba en trabajo de parto; entonces Patti la examinó y descubrió que ella ya había dilatado 4 centímetros centímetros.. La situación no se veía del todo bien, y como siempre, ella envió un SOS por ayuda a su gran Doctor Doctor.. Ella le dijo a los familiares: “Parece que este bebé está viniendo aunque esté o no esté listo—por supuesto un

190

191

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Una vela encendida se apaga

bebé de siete meses no estaría listo aún. Un infante prematuro necesita un cuidado especial, y con las pocas facilidades que tenemos aquí, no podemos proveer ese tipo de cuidado. Pero les prometo que voy a hacer todo lo que pueda con lo que tengo para tratar de salvar la vida del bebé”. Los familiares asintieron asintieron con la cabeza, y le dijeron que ellos entendían.

disponible, ni en Maranatha, ni en Puerto Inca. Ellos solo tenían que hacer lo mejor que podían con lo que tenían, entonces Patti y Kathy hicieron turnos a lo largo de toda la noche cargando a la bebé con una botella de goma que contenía agua caliente para mantenerla tibia, y ella continuó respirando sin ninguna asistencia.

El trabajo de parto par to continuó toda la tarde, y temprano en la noche ella dio a luz. Lo que salió parecía ser tan extraño en la semioscuridad del crepúsculo pues Patti pensó pensó que ella había ayudado a dar a luz a un monstruo. Ella le dio la vuelta, y se asombró al ver que era la placenta. Todo había salido a la vez. De repente, ella se dio cuenta que el bebé todavía estaba dentro de la bolsa de agua que no se había reventado. Rápidamente ella pinchó la bolsa y sacó a la bebé, la cual era tan pequeñita que Patti podía sostenerla en una mano, y una mirada rápida reveló que esa pequeña niña parecía no tener ningún defecto físico. Patti succionó la boca y garganta, pero la pequeña criatura no podía respirar, así que empezó a darle resucitación boca a boca. Ella trabajó por cinco minutos sin obtener ninguna respuesta. Debo detenerme, ella pensó. No, mejor voy a seguir un rato más . Cinco minutos más pasaron, y todavía la bebé no respondía. Era obvio que no había esperanzas, sin embargo ella no se atrevía a dejar de intentar, todavía no. Realmente Patti no se percató de cuánto tiempo había pasado, pues estaba tan absorta en conseguir que la bebé respirara; pero Kathy estaba allí ayudando y controlando el tiempo, y ella afirmó

Ya por la mañana, la mamá estuvo muy feliz de que su bebé estuviera viva, pues ella pensó que había nacido muerta. De hecho, ella estaba sorprendida de que su bebé tendría la cabeza, ¡pues ella tenía la extraña idea de que a los siete meses un bebé todavía no tenía desarrollada la cabeza! Con la luz del sol en la mañana, Patti hizo un completo examen a la recién nacida, y ella estaba sorprendida de lo que vio. No había retracciones, no huellas, no ensanchamiento de las fosas nasales, y ningún síntoma de estrés que usualmente se ven en pacientes prematuros.

que Patti trabajó con la bebé por 20 minutos antes de que la bebé diera su primer suspiro débil. Con esta alentadora señal de vida, Patti la sumergió en una tina de agua fría. No hubo respuesta. De nuevo. Todavía no había respuesta. Una tercera sumergida finalmente produjo otro suspiro. Luego ella le aplicó respiración boca a boca unas veces más, y finalmente la pequeña bebe empezó a respirar por sí misma—y Patti elevó una oración de acción de gracias. Pero la batalla no se había terminado todavía. La bebé necesitaba una incubadora para mantenerla caliente, pero no había ninguna

Ella cogió un gotero de ojo y lo dio a la mamá. “Trate de succionar succionar algo de calostro de su seno”, sugirió Patti, “y llénelo en este gotero. Luego déle a la bebé algunas gotas de esa leche, y mire si ella puede tragarlo. Espero que sí se pueda. Voy a regresar un poco más tarde para ver cómo le está yendo con su bebé”. Diciendo esto, ella se fue a realizar otras responsabili responsabilidades. dades. Ella regresó cerca de dos horas después, y encontró a la mamá cargando a su bebé en su pecho, y para su sorpresa, ¡ella se dio cuenta que la bebé estaba lactando! ¡Le era difícil creer lo que sus ojos estaban viendo! Con excepción del pequeño tamaño de la bebé, uno podría creer que era una bebé que había nacido al tiempo completo. Ella continuó yendo del todo bien y después de un par de días, Patti envió a casa a la madre y a la bebé. Unos días después, el doctor de la clínica de Puerto Inca paró para ofrecerles una corta visita, y Patti le contó acerca de la bebé prematura. “¡Uahu, realmente tuviste suerte!” exclamó él.

192

193

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

“No”, respondió Patti, “no fue suerte. Yo estoy segura que solo fue

Una vela encendida se apaga

sonriéndoles. No fue por la ventana por donde la vieron, pues la casa

un milagro de Dios». * * * Un día, una figura bastante desaliñada llegó donde estaba Patti y anunció: “Liboria, mi suegra, tiene un fuerte dolor de diente, y ella quiere que vaya a sacarle el diente. Ella vive en la desembocadura de la quebrada Sungarillo”. Patti se resistió al impulso de contestar con las palabras irritables que explotaban dentro de su mente. Entonces ¿por qué no la trajiste hasta la clínica en donde tengo todos los instrumentos que voy a necesitar? Tenemos las manos llenas cuidando a los pacientes que vinieron hasta aquí sin tener necesidad de que vayamos a sus casas. Pero no dijo eso, pues la suave voz del Espíritu Santo le recordó que ella debía hacer eso por Liboria; además, ella conocía la triste historia de esta pobre mujer. Cerca de dos o tres años atrás, su espos esposoo se enojó tanto con ella, y en su furia él la empujó desde la terraza alta de la casa. La mujer cayó sobre su espalda y se rompió el cuello cuando se golpeó contra el suelo. Eso asustó al hombre, y se fue, dejándola parcialmente paralizada. Desde aquella vez, nunca más lo volvió a ver. Patti no podía olvidar las palabras de Jesús: “En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”. 3 Entonces ella abrió su boca y dijo: “Si usted nos lleva al lugar en donde ella está, Kathy y yo iremos. Solo espéranos por unos minutos mientras yo colecto las cosas que voy a necesitar”. Ellos pudieron entrar con el bote hasta la parte navegable de la quebrada, luego, amarraron el bote a la orilla y subieron por un largo camino resbaloso a través de la vegetación de la selva. Cuando llegaron a un área que estaba clara, vieron a Liboria sentada en su casa

no tenía ninguna ventana. Tampoco paredes. Solo tenía cuatro postes que sostenían el techo de hojas y un piso que estaba cerca de un metro por encima del suelo. Ellos subieron hacia el piso elevado, y Patti dio una rápida mirada alrededor para ver los muebles de la casa. No le tomó mucho tiempo tiempo guardarlos todos en la mente. Liboria estaba sentada en su cama que se apoyaba sobre uno de los postes esquineros, su cama consistía en nada más que una sola frazada. Y ese era el único mueble. La cocina estaba mejor equipada. Había dos ollas, una grande y una pequeña. Eso era todo. No había nada más. Patti preparó la anestesia y le inyectó en la encía. Cuando el área ya estuvo anestesiada, ella extrajo el diente adolorido. Liboria estaba tan contenta, tan feliz por la visita. Por un buen rato Patti le leyó algo de la Biblia, y antes de partir, ellas oraron con ella. Mientras caminaba hacia afuera, ella no tuvo que voltear a ver para poder acordarse lo que estaba dejando. Era fácil de recordar. Solo cuatro postes, un techo de hojas y un piso, una frazada y dos ollas bastantes desgastadas. Eso era todo. NO HABÍA NADA MÁS. “¡Oh, Dios! Perdónanos por ser tan malos, tan duros de corazón, tan mezquinos. Tenemos tanto. Vivimos en una mansión de cuatro cuartos con un techo de calamina y paredes y ventanas con mallas. Tenemos una cama de espuma gruesa. Tenemos una mesa y sillas, dos cocinas a kerosene y un refrigerador. En nuestra cocina hay una variedad de ollas y sartenes relucientes, y los estantes están llenos de diferentes tipos de platos de plástico. Tenemos todo lo que necesitamos—y sin embargo estamos preocupados de que alguien tome ventaja de nosotros. Oh, Señor, ayúdanos a comprender que es mejor permitir que ocasionalmente algunas personas nos usen y nos hagan trampa antes de hacer que nuestras normas y prácticas sean tan rígidas que algunas pobres almas como Liboria carezcan de la ayuda que desesperadamente desesperadamen te necesitan”.

3

194

 Mateo 25:40

195

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Dios enciende muchas velas

Dios enciende

   

muchas

 velas

uevamente llegó el tiempo de renovar las visas. Algo no agradable de hacer. Ir en bus a Lima era un viaje largo, cansador y polvoriento, y además ellos nunca sabían qué tipo de recepción recibirían en el Departamento de Inmigración. Parecía que las reglas cambiaban constantemente, y lo mismo se podía decir de los oficiales. Si ellos estaban de buen humor, les permitirían extender la visa hasta el máximo de 90 días. Pero si esa mañana se habían levantado por el lado incorrecto de la cama, era casi probable que les dieran solamente 60 días. Y si pasaba que ellos estaban enojados con los Estados Unidos de América, era posible que

N

196

197

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

solo les dieran 15 días para acabar con todos los asuntos que estaban

Dios enciende muchas velas

traerlos”. El corazón de Dale se paralizó al ver cuán cierto era eso,

haciendo y abandonar el país. “Patti, tengo una buena idea para mejorar nuestra relación con los oficiales de Inmigración”, expresó Dale. “Como Lander, el hermano de Hemerson es ahora el alcalde de Puerto Inca, y le agradamos, le voy a pedir si como autoridad local nos podría escribir una carta explicando el trabajo que estamos haciendo para beneficiar a la gente aquí en el río Pachitea. Te aseguro que una carta como esa realmente impresionará a los oficiales en Lima, y será más fácil para nosotros obtener una extensión prolongada para nuestras visas”. Entonces Dale se fue al pueblo para visitar a Lander y habló con él acerca de esta idea. El alcalde era un tipo muy agradable, e inmediatamente se puso a redactar una carta elogiando la labor de los Duerksen. Él no fue el único que firmó la carta, Dale obtuvo también la firma del jefe de policías, y de otro par de dignatarios, además, ellos estamparon la carta con sus sellos oficiales. La carta quedó realmente re almente impresionante. Era permitido que un hombre pudiera obtener la renovación de la visa de su esposa sin tener necesidad de la presencia de ella, entonces ellos planearon para que Dale y Mike fueran a realizar el trámite, mientras Patti y Kathy permanecían en Maranatha. Patti ayudó a Dale a empacar su maleta para el viaje. “¿Quieres llevar contigo los boletos aéreos también?” ella le preguntó.

¿Qué podrían hacer ahora? Si regresaban a casa para obtener los boletos, se demorarían tanto que las visas expirarían antes de poder renovarlas, y después, por lo menos tendrían que pagar una multa, y además, podrían tener mayores problemas. Tal vez obteniendo los números de identificación de los boletos, de alguna manera, ellos podrían convencer a los oficiales de que ellos sí tenían sus pasajes de regreso a los Estados Unidos. Valía la pena intentarlo, así que en el horario establecido para entrar en la red con la radio, ellos fueron a la habitación en donde estaba la radio en la oficina de la Unión Incaica para contactarse con Maranatha. “Patti, lo único que tengo es tu boleto de avión, así que por favor dame el número de mi boleto y también los números de los boletos de los Mahoney”. “Pero envié contigo todos los boletos”, ella afirmó. “Bueno, espera un minuto. Déjame revisar”, entonces ella confirmó que sí, ahí estaba el boleto. Era realmente un misterio la forma en que este se le había quedado, pero tuvo que pasar de alguna manera.

Muy pronto, los dos hombres iniciaron su viaje, y al a l día siguiente, mientras se estaban acercando a la ciudad capital, Dale decidió revisar sus documentos. Él tenía los dos pasaportes, pero se quedó atónito al descubrir que solo tenía el boleto de avión de Patti, pero faltaba su propio boleto. Dale se dirigió a Mike y le preguntó. “¿Has traído tus

 Ahora que yyaa tenía te nía los nú números meros de los bboletos oletos , Dal Dalee planeó pl aneó su estrategia. Voy a escribir a máquina el pedido para la re novación de visas poniendo también el número del boleto así como siempre lo hice en el pasado. Parecerá que lo he llenado antes de salir de casa. Solo vamos a falsificar las firmas de nuestras esposas, y nadie se va a dar cuenta de la diferencia. Le voy a entregar el formulario del pedido al oficial poniendo la carta del alcalde encima, y él la leerá y se impresionará grandemente. Luego, cuando él me pida los boletos de avión, le voy a decir, lo siento pero me olvidé traerlos esta vez. Ya estamos en Perú por cerca de tres años, y hemos renovado

boletos de avión?” “No,” fue la respuesta. “Tú no me dijiste que debería

nuestras visas varias veces. Por supuesto que siempre tenemos boletos

“Sí, ponlos también. Usualmente, los de inmigración quieren verificar que nosotros tengamos una forma de dejar el país antes de que ellos expidan una extensión en nuestras visas”.

198

por supuesto que Mike no tenía idea de qué documentos él tendría que necesitar para renovar su visa, en verdad, no era su culpa.

199

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Dios enciende muchas velas

para salir del país, pero ahora no tenemos tiempo para regresar a obtenerlos. Luego, con un corazón rebozando de bondad, él me va a decir que por el buen trabajo que estamos haciendo en la selva, solo por esta vez él permitirá hacerlo, pero ¡que no vuelva a pasar de nuevo!  Parecía ser un escenario perfecto—pero realmente no funcionó de esa manera.

El empleado se encogió de hombros y respondió: “Usted tendrá que ir al centro de Lima para eso. Ellos atienden al público hasta la 1:00 p. m. Y si usted se apura podrá alcanzar hoy”.

Dale escuchó que ahora había una sucursal de Inmigración en Miraflores la cual no estaba lejos lej os de las oficinas de la Unión. Sería mucho más simple ir ahí en vez de ir al centro de Lima, así que, fue allí a donde él se dirigió. Le entregó los documentos al empleado que estaba en la ventanilla. El empleado estaba completamente desinteresado en la carta. “No hay ninguna forma de que usted pueda obtener la renovación de sus visas sin presentar sus boletos de vuelo”, insistió.

 juntos salieron corriendo para taxi. En las de Inmigración, audazmente él obtener se dirigióuna la oficina deloficinas director,centrales aunque por dentro no se sentía tan valiente. La secretaria le preguntó qué era lo que él deseaba, entonces él le dio una breve explicación de su problema. “Usted ha venido al lugar equivocado”, equ ivocado”, dijo ella. “Usted necesita hablar con el coronel Gonzáles. Él es el que está encargado para este tipo de problemas. Él está sentado justo allí”, señalando el escritorio ubicado en el medio de la gran oficina.

“¿Podría usted permitirme explicarle nuestra situación al capitán que tiene que firmar las visas?” Dale solicitó educadamente.

Dale decidió intentar de nuevo con la maravillosa carta del alcalde, esperando y orando que esta tenga una mejor recepción esta vez. Él le entregó los documentos al coronel con la carta encima. Gonzales leyó toda la carta y luego explotó: “¡Pero, esto es ilegal! ¡Ustedes solo son turistas, no pueden dirigir un negocio como este! ¡Esto es algo ilegal!” Dale miró hacia afuera, deseando poder encontrar un hueco en algún lugar para poder escaparse. Él no sabía qué decir. Solo se quedó allí, tontamente, sin decir nada. ¿Por qué, oh por qué he tratado de ayudar a Dios haciendo esta carta? Podríamos estar mucho mejor si hubiéramos dejado las cosas en las manos de Dios. Ahora vamos a ser deportados—peorr aún, en vez de eso, tal vez nos metan en la cárcel . deportados—peo

El capitán se acercó a la ventanilla, Dale le dio una breve explicación del problema y le pidió que leyera la carta del alcalde. Este le dio d io un rápido vistazo a la carta y luego miró a Dale con sus ojos oscuros penetrantes mientras declaraba, “No hace la diferencia de quién qu ién es usted. Desde los más bajos, hasta los más altos, TODO EL MUNDO tiene que presentar un boleto de regreso antes de obtener una renovación de visa”. Se dio la vuelta y nuevamente se dirigió a su escritorio, ¡y eso fue todo! Esa era la ley, y no había vueltas que darle. Dale se sintió devastado mientras comenzaba a retirarse, pero, de repente, otro pensamiento lo detuvo. Todo el mundo tiene un jefe j efe en algún lugar. Tal vez él podría encontrar a alguien un poco más comprensivo en un puesto más elevado en la cadena de mando. Regresándose al empleado, Dale le dijo: “Pienso que voy a ir a hablar con el mismo director de Inmigración y voy a ver si él puede hacer una excepción por esta vez. Me imagino que su oficina no está abierta en las l as tardes, así que tendré que ir mañana”.

Dale dio un vistazo a su reloj. Recién había pasado las 11:00 a. m.. Sí, todavía había un poco de tiempo, así que llamó a Mike para que viniera, y

El coronel Gonzáles parecía estar sacando chispas mientras revolvía los papeles, circulaba algunas cosas con su lapicero y miraba sus pasaportes. “Vaya a la ventanilla 18”, le ordenó a Dale mientras le entregaba todos los documentos a un ayudante. Dale caminó hacia la ventanilla en un completo aturdimiento. ¿Qué le esperaría en la ventanilla 18? Tuvo que esperar un poco en la línea, y cuando llegó su turno, él le dio a la empleada los nombres

200

201

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

de los pasaportes. Rápidamente ella los encontró y anunció: “Serán

Dios enciende muchas velas

Estamos planeando enviar un pastor para el bautismo el sábado 25 de

20 dólares por cada visa, ochenta dólares en total”. Él ya sabía que los pagos que se referían a actividades internacionales eran cobrados en dólares americanos en vez de la moneda local, así que él había estado preparado para pagar. Contó cuatro billetes de 20 dólares y los entregó a la empleada, y ella le devolvió los pasaportes. Mientras caminaba confundido por el pasillo, él abrió los pasaportes para ver lo que había adentro. ¡Sí, ahí estaban las visas prolongadas! dándoles el permiso de permanecer per manecer por 90 días más en el país. Algo que había sido completamente imposible solo una hora atrás en la sucursal; ahora, en la oficina central, central, se había convertido en una posibilidad. Nadie en la oficina central había siquiera mencionado los boletos de avión. ¡Increíble! “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”. 1  Además, el hom hombre bre que ocupaba el puesto elevado en el departamento, pese a haberlo acusado de realizar una actividad ilegal, aun así, le dio la extensión de las visas, algo difícil de creer — ¡y muy impresionante también! A su regreso a casa, Dale tuvo que realizar algunos asuntos en la oficina de la Misión en Pucallpa. Él se dirigió allí y encontró al presidente, y después que se hubieron saludado, él le declaró su asunto. “Tenemos algunas personas jóvenes que han estado asistiendo por varios meses a nuestros servicios en Maranatha, y hemos realizado diferentes series de estudios con ellos, y ahora ellos quieren bautizarse y quieren ser parte de nuestra Iglesia. ¿Podría usted organizar un servicio bautismal para nosotros?” “Justo estábamos discutiendo los planes para un bautismo que se va a llevar cabo en tu área”, ár ea”, respondió el presidente. “Hemos escuchado que hay varios candidatos que ya están listos para el bautismo en Puerto Inca. Espera un minuto. Déjame revisar la agenda…Sí, aquí está.

mayo. ¿Está bien esa fecha para ustedes amigos?” “Sí pastor, está bien esa fecha. Pero la última vez, nosotros fuimos al pueblo para el bautismo. ¿No cree u sted que ahora debe ser nuestro turno? No pienso que la gente del pueblo tenga problemas para venir a Maranatha”. “Eso me parece completamente justo. Pienso que estaremos dispuestos a realizarlo de esa manera”. Así quedaron los planes establecidos. Cuando Dale anunció la fecha del bautismo en la Escuela Sabática, Santiago y Rosa dijeron que a ellos les gustaría ser bautizados también, y cuando Josefa escuchó que su hermana iba a ser bautizada, ella dijo que también le gustaría unirse a ellos en el bautismo. Un día, mientras Dale y Mike estaban explorando el perímetro de la propiedad, ellos descubrieron que una gran quebrada cruzaba una esquina. En un punto, la quebrada formaba una gran piscina de agua clara. “Mira, este podría ser un lugar perfecto para nadar”, sugirió Mike. “Probablemente sí, pero estaba pensando qué gran lugar sería este para un bautismo”, fue el comentario de Dale. “Estamos rodeados por estos árboles majestuosos que proveen sombra, y en este lugar todo está quieto y pacífico. Los botes que pasan por el río no nos distraerían más. Hagamos un camino desde aquí hasta la casa, estoy seguro que con un buen camino no va a tomarnos más de quince minutos llegar a este lugar”. Así que ellos se pusieron a trabajar en la realización del camino, y en poco tiempo estuvo terminado. Cuando el día del bautismo ba utismo llegó, todos los miembros de la Iglesia del pueblo vinieron a Maranatha en un bote grande que se habían prestado. Muchos amigos también se habían aparecido para la ocasión. Nadie se preocupó en contar cuántos estaban presentes, pero debieron

1

202

 Zacarías 4:6

203

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

haber sido más de cien personas, y esto llenó sus instalaciones hasta el límite. No había forma de que todos pudieran entrar e ntrar a la nueva iglesita, es así que tuvieron que realizar otra reunión al aire libre. Pero no tuvieron ningún problema de hacerlo pues era un día soleado y muy agradable. El pastor visitante realizó una examinación preparatoria a los candidatos una aisladas de sus de preguntas que ver con el matrimonio.bautismales, Allí en las yáreas la selva,tuvo es bastante común para una pareja decidir vivir juntos sin tomarse la molestia de realizar un matrimonio que sea reconocido como legal por el Gobierno. Santiago y Rosa pasaron el examen con luz verde, verde , pero no Josefa. Su esposo no veía la necesidad de legalizar su matrimonio, y por lo tanto el pastor rechazó bautizarla, y ella estaba bastante triste, así como también sus amigos. * * * No muchos días después del bautismo, llegó el día en que Mike y Kathy tuvieron que regresar a su tierra natal. “Realmente los vamos a extrañar”, Patti le comentó a Dale. “Dios ha sido tan bueno en enviarnos ayudantes cuando los hemos necesitado, justo como lo había prometido. Me pregunto a quién nos enviará ahora”. “He estado pensando lo mismo”, respondió Dale. “Dios aún no nos ha fallado, y estoy seguro que no lo hará ahora. Estoy empezando a pensar que tal vez Dios ha elegido a Santiago para ser esa persona. Parece que hay algo especial en él, pues asiste fielmente a la iglesia, y realmente fue de gran ayuda cuando construimos nuestra pequeña iglesia”. “Sabes Dale, eso estaba pasando por mi mente también. Pero no sé si ellos estarán dispuestos a venir a vivir con nosotros. Creo que no hay nada de malo en preguntarles, pero primero oremos para que Dios nos muestre las cosas claras, y así sepamos qué hacer”. Pero el siguiente sábado, Santiago y Rosa no aparecieron en la iglesia. Después de la hora de Culto Divino, Patti llevó a un lado a Josefa y le preguntó: “¿En dónde está tu hermana hoy?”

Dios enciende muchas velas

“Oh, ella y Santiago se fueron río abajo para buscar un nuevo lugar en dónde vivir”, ella respondió. El corazón de Patti se paralizó mientras escuchaba esa noticia. “¿No les gusta vivir aquí?” “Bien, ese no es el problema. Usted sabe que ellos están viviendo en la propiedad de mis padres. Ellos no son cristianos, y es muy difícil convivir con mi padre cuando él se e mborracha. Santiago quiere salir de esa situación, es por eso que está buscando un lugar propio”. El siguiente sábado, la familia asistió a la iglesia nuevamente. Después del servicio, Dale se acercó a Santiago para hablar con él. “Amigos, los extrañamos la semana pasada y nos da tanto gusto volver a verles de nuevo. Josefa nos dijo que tú estás buscando un lugar para vivir.. ¿Has encontrado algo que te haya gustado?” vivir “No, no hemos encontrado nada apropiado”, él respondió desalentado. “Yo “Yo no sé qué es lo que vamos a hacer ahora”. Dale sintió ganas de gritar ¡Me da tanto gusto escuchar eso!  Pero en vez de eso, trató de mostrarse comprensivo mientras decía: “Siento mucho que no hayas tenido un viaje exitoso Santiago. Sin embargo, yo he estado queriendo hablar contigo de algo. Ahora, nosotros estamos solos aquí, y necesitamos ayudantes con urgencia. ur gencia. Nos gustaría invitarte a ti y a tu esposa a unirse a nosotros. Aquí no pagamos ningún salario. Sólo compartimos lo que tenemos. Nosotros proveemos toda la comida y cuidado médico y cualquier otra cosa que nuestros trabajadores necesiten; también les damos una pequeña remuneración mensual cuando hay dinero disponible, así ellos también pueden tener algo de dinero para gastar. ¿Estarías interesado en ser parte de nuestra familia aquí en Maranatha?” “Bueno, yo hablaré acerca de esto con Rosa, y vamos a orar por esto, después les haremos saber nuestra decisión”.

204

205

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Pasaron varios días orando y esperando por una respuesta positiva,

Dios enciende muchas velas

lo menos demostró que sí puede ser factible. Él va a permanecer esta

y luego Santiago vino a verlos. “Yo quiero agradecerle por su amable invitación”, dijo él. “Después de haberlo hablado, hemos decidido aceptar su oferta. ¿En qué lugar desea que pongamos nuestra casa?” Dale sonrió al escuchar esa noticia. “Estamos felices de que ustedes hayan decidido venir a vivir con nosotros. Puedes poner tu casa en el lugar que tú quieras. Si tú deseas, lo puedes poner justo al lado de nuestras construcciones, o si prefieres tener más privacidad, puedes ir a la parte trasera de nuestra propiedad. Puedo ir contigo para elegir el lugar ahora mismo”. Y así lo hicieron. Santiago prefirió permanecer cerca del río, es así que él eligió poner su casa justo al lado de la casita que Leider había construido para vivir. Luego, Santiago empezó a hacer la demostración de una versión selvática de una casa rodante. Dale fue con Santiago a su casa para ayudarlo a mudarse. No había clavos en su casa, pues todo había estado amarrado. Él ya había arrancado las hojas del techo y las había quemado. Habían bastantes palmeras alrededor que proveerían hojas frescas para un nuevo techo. Él desarmó el resto de la casa, y  juntos cargaron los postes al nuevo lugar de construcción en donde construyeron nuevamente la casa. Previamente, la casa solo tenía el piso de tierra, pero ahora, Dale les proveyó tablas que había cortado en su aserradero, y con eso, él hizo un piso liso de madera. Se veía lindo, y todo el mundo estaba contento ccon on la nueva casa. * * * Una noche, Patti le dijo a Dale: “Hoy tuve un paciente que vino de la nueva carretera. ¡El pobre hombre tenía cinco furúnculos en su brazo! Él trató de encontrar un camino a través de la selva, pues no tenía dinero para contratar algún bote que lo pudiera traer si se iba a Puerto Inca. Hay algunos senderos allí en la selva, pero no están bien marcados y orientados. Obviamente, ninguno de esos senderos vienen directamente aquí. Él se tomó todo un día para encontrar nuestro lugar, pero, por

noche, y mañana va a hacer la misma caminata. Y Yoo pienso que de debemos bemos hacer un camino hasta la carretera y marcarla con letreros, y sin duda esto nos traerá a mucha más gente que sufre y que necesita ayuda de nosotros”. “Estoy de acuerdo contigo”, dijo Dale: “De hecho, un camino a través de la selva podría ser una bendición en diferentes maneras. Juzgando por lo que he visto desde el aire mientras hemos venido en el avión, estoy seguro que no hay más de 5 kilómetros hasta la carretera. El camino que hicimos hasta la piscina para el bautismo se dirige en dirección a la carretera, así que eso es un buen inicio. Cuando tenga tiempo libre trabajaré avanzando ese camino en medio de la selva, y algún día, llegaremos a la carretera”. Es así que Dale y Santiago empezaron a trabajar los medios días en el nuevo camino. Algunas veces algunos vecinos también venían a ayudarles, pues ellos también tenían interés en tener un buen camino hasta la carretera. Dale decidió hacer el camino cerca de un metro y medio de ancho, pues él pensaba que algún día él podría obtener una moto que proveería una mejoría en el transporte. La Base Aérea Adventista tenía cambios de pilotos, y el nuevo piloto era un joven soltero llamado Vern Anderson. Como era costumbre hablar con alguien en la base por radio diariamente, le hicieron saber a este piloto del progreso que ellos estaban teniendo con el nuevo camino a través de la selva, y eso le interesó mucho. Una mañana él anunció, “He comprado una nueva motocicleta, y después de que ustedes terminen el nuevo camino, voy a tratar de manejar hasta tu lugar. De hecho, he estado pensando que me gustaría pasar el fin de semana del 4 de  julio con ustedes. Falta cerca de un mes para eso. ¿Crees tú que estará finalizado para esa fecha?” “Aún no sabemos cuánto más tenemos que avanzar, Vern. Nosotros solo seguimos el compás sabiendo que si avanzamos en la

206

207

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

dirección correcta finalmente tendremos que chocar con la carretera. Nos gustaría tanto que pudieras venir, y haremos lo mejor para que esto pueda pasar”.

Dios enciende muchas velas

perfectamente. Al siguiente día, él regresó a casa sin tener ningún problema, y los amigos que él dejaba atrás sintieron que un nuevo amanecer había llegado a Maranatha.

Ahora, con una meta definida en sus mentes, los hombres se estimularon más y pasaron más tiempo realizando el proyecto. Algunos días, ellos día completo la realización del camino, yicimos, el 4 de  julio, Dalededicaron llamó por porelradio a la Baseen Aérea para anunciar: “¡Lo hhicimos, Vern! Nuestro camino está completamente abierto. Ahora podemos fácilmente caminar hacia la carretera en una hora, y si nos esforzamos un poco más, lo podemos hacer en 45 minutos. Todavía hay algunos baches que necesitamos arreglar y, en un lugar, el camino pasa por una parte casi seca de un arroyo en donde hay un despeñadero pero, con un poquito de ayuda, estoy seguro que puedes hacerlo. Nosotros iremos hasta la carretera para encontrarte, así podremos ayudarte a pasar por los lugares feos. ¡Esto va a ser emocionante!” Le llevó a Vern cerca de tres horas manejar desde Pucallpa, y los hombres lo estaban esperando en la carretera para mostrarle en dónde empezaba el camino. Mientras él empezó a avanzar por el camino, ellos estaban bastante cerca en la parte de atrás, pero pronto, él los dejó en medio del polvo. Su moto era tan ágil que no necesitaba ninguna ayuda. Sin embargo, dejó de funcionar faltando cerca de un kilómetro para llegar a la casa. Parecía que había perdido compresión, y no pudo funcionar de nuevo, es así que ellos tuvieron que empujarla el resto del camino. ¡Esta no era la llegada espectacular que ellos habían esperado! Pero de todas maneras, fue algo emocionante ver cuando la brillante Honda roja cruzaba el último puente y hacía su ingreso a Maranatha. El sábado de noche Dale encendió el generador para proveer luz eléctrica, y Vern sacó el motor de la moto. Él no encontró nada malo, pero sospechó que un pedacito de carbón había hecho que la válvula no se haya cerrado apropiadamente. Él limpió completamente todo y la armó de nuevo, el motor se encendió fácilmente y funcionó 208

209

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

   

La luz del rostro de Dios

 del rostro  luz  del de Dios 

La

E

sta había sido otra semana ocupada, y el sábado, después del culto, Patti dijo: “Dale, he estado rodeada de gente toda la semana, escuchando sus problemas día tras día. Solo siento deseos de salir un rato en donde no haya gente. Vayamos a caminar esta tarde”. “Está bien. ¿A dónde quieres ir?” “Vamos a caminar por el nuevo camino”. Después de comer un almuerzo sencillo, ellos caminaron agarrados de la mano hasta que llegaron a la piscina de la quebrada. 210

211

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Este lugar tranquilo y hermoso era tan placentero placenter o que ellos solo se sentaron en la orilla y se relajaron totalmente mientras escuchaban el cantar de los pajaritos en la copa de los árboles. Ellos trataban de ubicar a uno que emitía un agudo sonido que parecía como si un marinero estuviese silbando a una muchacha linda, pero todo el tiempo estuvo escondido. lugar recuerda acomentó uno de los campamentos quehermosos, nos gustaba ir en “Este la costa deme California”, Dale. “Los árboles el pequeño riachuelo, los pajaritos. Me pregunto si podríamos hacer en este lugar un campamento. Aquí hay una buena cantidad de agua limpia”. “¿Por qué te gustaría hacer un campamento aquí en nuestra propiedad?” preguntó Patti. “Bueno, estaba pensando en nuestros miembros de Iglesia. Tengo recuerdos hermosos cuando fuimos al campamento en Redwood, y qué bendición fue esa experiencia para nosotros, pero nunca he escuchado de algún campamento que se haya realizado aquí aq uí en Sudamérica. Pienso que nuestros miembros aquí también se merecen algo tan inspirador como eso”. “Es mejor que seas cuidadoso, pues no vas a poder abarcar tantas cosas a la vez. A mí me parece que esa sería una gran responsabilidad”. “Sí, no podemos hacer un campamento a gran escala, escal a, tal vez nunca, yo no sé. Pero por lo menos podemos probar hacer algo pequeño, como

La luz del rostro de Dios

parado”, exclamó Dale, “y justo allí, al frente de nosotros, en esa ladera, sería un lugar perfecto para un anfiteatro. ¡Esto es algo maravilloso!” “Bueno”, sugirió Patti, “yo pienso que debes hablarle a Pedro acerca de esto y ver qué es lo que él piensa acerca de tus ideas”. Pedro era un joven ministro practicante a quien recientemente la misión había enviado para supervisar este distrito. La siguiente vez que Dale vio a Pedro le contó acerca de su deseo, y Pedro quedó totalmente atrapado con la idea. “En estos momentos, los niños de la escuela están de vacaciones de medio año, entonces ¿Por qué no lo hacemos este fin de semana?”, propuso Pedro lleno de entusiasmo. “Espera un minuto, Pedro. No tan rápido. Hay muchas cosas que tenemos que preparar. Vamos a necesitar por lo menos un mes de tiempo. Tenemos que limpiar un espacio para acampar, y necesitamos pensar en cómo la gente va a preparar sus alimentos y en dónde van va n a dormir todos. ¿Crees tú que podamos prestarnos algunas carpas de algún lugar?” Pedro respondió: “He escuchado que la Misión tiene algunas carpas. La siguiente vez que vaya a Pucallpa voy a ver si puedo pedirlas prestadas. ¿Por qué no planeamos un bautismo también? Tengo algunos candidatos que ya están listos en Puerto Inca. Haremos un gran evento que ellos siempre recordarán”. “¡Fantástico! Yo tengo una última sugerencia. Celebremos la Santa

un fin de semana de retiro espiritual para la gente que esté interesada en Puerto Inca. Hagamos una pequeña exploración y veamos si podemos encontrar un lugar cercano en donde podamos hacer nuestras reuniones”.

Cena el viernes de noche para así iniciar nuestro retiro espiritual. Yo creo que ninguno de nuestros miembros de los alrededores alguna vez haya tenido el privilegio de participar en algún servicio de comunión”.

Es así que ellos siguieron el curso del riachuelo para estar seguros de no perderse en la selva. Pronto, el riachuelo se aproximó a una ladera, luego cambió su curso, alejándose de la ladera, dio una curva alrededor y nuevamente regresó a la ladera. El pequeño espacio que había dentro de esa curva era plano y claro de árboles. Mientras Dale estaba parado allí, sus ojos se iluminaron. “Este es el lugar en donde el predicador podría estar

Ellos establecieron la fecha, y todo el mundo estuvo ocupado. Santiago se puso a trabajar con su machete limpiando el espacio en donde irían a ubicar las carpas, y Dale usó su motosierra para cortar unos tablones de dos pulgadas y así hacer bancas rústicas para el anfiteatro. Patti encontró uvas frescas en el mercado, compró dos kilos, y Rosa le ayudó a extraer el jugo que sería usado en el servicio de comunión. Y Pedro prestó

212

213

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

tres carpas, una para los hombres y niños, otra para las mujeres y niñas,

La luz del rostro de Dios

Toda la mañana había llovido fuertemente, y esa tarde, todo estaba

y la tercera serviría para guardar los suministros y la comida. Él también hizo el pedido para que la Misión enviara a un ministro para conducir el bautismo y para que participe en las otras actividades. El comité ejecutivo de la Misión se reunió para considerar considera r el pedido, pero ellos no pudieron encontrar un ministro ordenado que estuviera disponible para ese fin de semana. ¿Deberían ellos recomendar que se cancele el retiro espiritual y el bautismo? Esa no sería la decisión más sabia, pues cuando las personas aceptan a Jesús como su salvador, mueren al pecado según Romanos 6:1-4, y por lo tanto los “muertos” deberían ser sepultados en las aguas bautismales lo más antes posible. Finalmente el presidente habló: “Las reglas de nuestra iglesia nos permiten en ciertas circunstancias autorizar a un anciano ordenado de la iglesia local para realizar un bautismo si un ministro regular no está disponible. Como el grupo de los miembros de la Iglesia en Puerto Inca todavía no es una compañía organizada de creyentes, y el hermano Pedro todavía no es un anciano ordenado de ese grupo, es por eso que no podemos pedirle a él que dirija el bautismo. Pero he estado pensando en el hermano Duerksen. Él fue un misionero en Bolivia por varios años antes de venir aquí, y yo sé que en el pasado él ha servido como anciano ordenado en su Iglesia. Tal vez deberíamos pedirle a él que realice el bautismo esta vez”. Los otros miembros del comité rápidamente estuvieron de acuerdo con esa idea, y lo llevaron a votación. Vern, el piloto, decidió que él también necesitaba recibir la dosis de un retiro espiritual, y Don, un estudiante misionero que estaba trabajando con él, decidió que también asistiría. Ellos fueron los primeros en llegar ese viernes. Un poco más tarde, un bote que venía del pueblo llegó a Maranatha con Pedro y otros 15 acampantes, además de las tres carpas. Esta era totalmente una nueva experiencia para ellos, es por eso que nadie tenía la más remota idea de d e qué hacer, solo se quedaron allí parados parad os sin saber qué hacer. Al darse cuenta de la situación, Vern y Don cargaron las carpas sobre sus hombros y llevaron al grupo por el camino hacia el lugar del campamento en donde ellos les ayudaron a armar las carpas.

empapado. Además ellos no se habían preparado para el campamento. Aparentemente, ellos no habían pensado en lo que necesitarían para sobrevivir un par de días. El desánimo rápidamente empezó a sobresalir, tratando de arruinar el retiro espiritual; pero Pedro habló palabras de ánimo, y Patti les prestó calderas, fósforos, un par de lámparas a kerosene y un machete, les dio plátanos y les vendió algunos alimentos de primera necesidad, y lentamente, el buen humor empezó a mejorar. El servicio inaugural del viernes de noche fue llevado a cabo en la nueva iglesita. Había aserrín fresco sobre el piso de tierra, y las paredes habían sido decoradas con flores silvestres. Dale había hecho seis sostenedores de madera para vela y los pegó a los postes que sostenían la pequeña construcción; y la suave luz que emitían las velas en ese lugar rústico, produjo una sensación calurosa y acogedora. Ellos cantaron un himno para dar la bienvenida al Sábado, y Pedro Pedr o dio una corta predicación acerca de la última cena del Señor Jesús. Luego, ellos se separaron para la ceremonia del lavado de pies; los hombres fueron al cuarto de espera de la clínica mientras las damas se quedaron en la iglesia. Ahora, ellos estaban listos para la comunión. Por supuesto, ellos no tenían utensilios profesionalmente elaborados en recipientes de plata brillante, pero tampoco los tenía Jesús la primera vez. Lo único que ellos tenían eran dos platos de plástico que habían sacado de la cocina para poner el pan sin levadura, y los vasos más pequeños que pudieron encontrar en Pucallpa eran era n dos veces más grande que los vasos que se usan comúnmente en la comunión. Pero ellos se contentaron con lo que qu e tenían disponible. Dale partió el pan y lo entregó a Pedro para que sirviera a la gente. Luego, ellos intercambiaron roles para servir el vino. Solo tenían 20 vasos, y cerca de dos docenas de personas estuvieron participando, entonces, después de servir a los 20 primeros, ellos lavaron algunos vasos en una fuente de agua fría y rápidamente los volvieron a llenar para servir al resto. Una práctica así podría ser vista con horror en una cultura más sofisticada, pero allí en la selva nadie parecía considerar esto como si

214

215

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

fuera algo inusual. Realmente fue un servicio agradable e impresionante; y recordar que Jesús había muerto para que nosotros pudiéramos vivir, parecía ser un inicio perfecto para el retiro espiritual. El sábado de mañana, cuando Dale pudo ver a Josefa, él le hizo señales para que se acercara ace rcara a hablar con él él.. “Tenemos a seis personas del pueblo que van a ser bautizadas aquí hoy día”, él empezó. “¿Te gustaría ser bautizada también?” “¡Oh, sí! sí me gustaría”, dijo ella con emoción, “pero la vez pasada, el pastor no me quiso bautizar porque Ramón y yo no estamos casados legalmente”. “Sí, lo sé Josefa. Pero yo también sé que tú tienes cinco hijos, y que has sido fiel a tu esposo todos estos años, y él no tiene alguna otra mujer. En mi país lo llamaríamos a eso un matrimonio de común acuerdo, y esto sería reconocido por nuestro Gobierno como un matrimonio legal. Por lo tanto, como tú podrías ser bautizada si estuvieras en mi país, yo no veo ninguna razón de no poder bautizarte aquí en tu país. ¡Así que yo lo voy a hacer! Ahora, anda y agarra tu toalla y ropa seca para que te puedas cambiar, y reúnete con los otros cuando anunciemos el bautismo”. Con un rostro radiante, ella salió corriendo para hacer esas preparaciones. Para el servicio del sábado, ellos se dirigieron al anfiteatro. Muchos de los vecinos que no habían venido la noche anterior llegaron en la mañana. Se contaron 64 presentes en la Escuela Sabática. Dale había hecho 12 bancas de dos metros de largo cada una, así que ese día tuvieron un ambiente bastante lleno. Después del repaso de la lección, Pedro predicó un corto sermón, y luego, todos se dirigieron a la piscina cercana. Dale se metió hasta cuando el agua le llegaba a la altura de su cintura. La alabanza empezó, y la primera persona en descender al agua para el primer bautismo de Dale fue la querida y fiel Josefa, la primera persona que había asistido a su Escuela Sabática más de tres años atrás y que había sido un estímulo para ellos desde entonces. Dale sintió como que su corazón iba a explotar del gozo. Difícilmente pudo controlar sus

La luz del rostro de Dios

emociones al pronunciar las palabras solemnes: “Ahora te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén”. ¡Qué momento tan emocionante fue ese! Fueron siete personas bautizadas en ese día, un número perfecto para un día perfecto. Muchas de las personas se dieron cuenta de que Patti y Dale eran vegetarianos, y expresaron su interés cómo una persona obtener una dieta adecuada sin el uso deenlaaprender carne. Entonces, el sábado depodría tarde, Dale habló acerca de los principios generales de la nutrición, explicando la necesidad del cuerpo por agua, carbohidratos, grasas, proteínas, vitaminas, y minerales. Luego, el domingo de mañana, Patti continuó hablando del mismo tópico, explicando la selección de comida sin carne que la gente podía encontrar allí en la selva proveyendo todos los nutrientes que una persona necesita para vivir. Ella también habló acerca del sistema de los órganos del cuerpo, explicando los problemas que se pueden desarrollar en cada uno de estos si el cuerpo no era perfectamente alimentado. Usó el panel de franelógrafo como ayuda visual en su exposición, y la audiencia mostró tener total interés en todo lo que ella decía. Con esto, el retiro espiritual de fin de semana llegó a su fin, y todo el mundo se despidió, esperando que muy pronto hubiera otro igual. * * * Si la gente estaba aprendiendo a tener un mejor cuidado de su salud, eso no era muy evidente para Patti mientras ella atendía a los pacientes día a día, pues la cantidad de pacientes crecía constantemente. Hubo un incremento notorio de pacientes gracias al nuevo camino inaugurado que pasaba a través de la selva hasta la carretera, y para ese tiempo, ellos ya habían estado en Maranatha por cinco años, y la cantidad mensual de pacientes era superior a 500. No era difícil atender a todos cuando ella tenía la ayuda de otra enfermera, pero cuando estaba sola—y este era el caso en la mayoría de veces—parecía como que la carga tan pesada iba a aplastarla. Muchas veces, en la noche después de mirar a 50 o más pacientes durante el día, ella caía sobre la cama totalmente exhausta. En momentos como ese,

216

217

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

ella estaba tan agradecida que por lo menos tenía a Rosa quien la ayudaba cocinando y lavando las ropas de los pacientes hospitalizados.

La luz del rostro de Dios

ella buscó sus libros de medicina para mirar qué era lo que decían acerca

cocinando y lavando las ropas de los pacientes hospitalizados. No pasó mucho tiempo para que Patti se acostumbrara a reconocer las enfermedades comunes de la selva, y así, ella se volvió una experta diagnosticando y tratando esos males. Pero algunas veces sus primeras impresiones acerca de una enfermedad eran erróneas. Eso pasó cuando una madre le trajo a su bebé Margarita. Con solo una mirada Patti pudo darse cuenta que la niña se había quemado gravemente, pues la mayor parte del cuerpo pequeño de la niña estaba cubierto de grandes ampollas, y las partes en donde esas ampollas se habían reventado, la carne estaba viva y sangrando. Obviamente, esto era algo doloroso, y la pequeña niña lloraba desconsoladamente. “¿Cómo es que Margarita se quemó tanto?” Patti preguntó. “Ella no se ha quemado, doctora”, fue la respuesta. “¿Estás segura? A mí me parece que esto fue una fuerte quemadura”. “No doctora, le estoy diciendo la verdad”, ella insistió. “Margarita no se quemó. Nada inusual pasó, pero unos días atrás, ella empezó a tener esas ampollas sin ninguna razón aparente”. Patti examinó más profundamente a la niña y concluyó que esa debía ser la verdad. Cualquier cosa que estaba provocando esas ampollas era algo realmente extraño. ¿Qué podría ser eso? Ella se sintió perpleja ante la situación—sin embargo había algo en esas ampollas que vagamente le parecían algo familiar. Ella trató de hacer memoria, pero nnoo podía recordar nada. Señor, ayúdame a recordar en dónde he visto ampollas como estas antes. Y de repente el recuerdo apareció. Años atrás, cuando ella estaba en entrenamiento en un gran hospital en Lousiana, una paciente cubierta de ampollas, parecido a lo que veía ahora, había sido ingresada al hospital—¡y ella murió! Ahora Patti recordaba que ella había sido diagnosticada como pénfigo, entonces

de esta enfermedad. Es bastante rara en la mayor parte del mundo, pero es endémica en una parte del sur de Brasil y en donde es llamado Fuego Salvaje. Como Brasil es frontera con Perú, y el área en donde la enfermedad se proliferó no estaba muy lejos si se miraba en línea recta, Patti concluyó que ella tenía un caso de Fuego Salvaje en sus manos. Los libros no ofrecían muchas esperanzas. Ellos recomendaban tratamiento con corticosteroides en altas dosis, entonces ella empezó a tratar a Margarita de acuerdo a lo recomendado. Ella también le administró antibióticos para prevenir infecciones secundarias y le dio líquidos con electrolitos para contraatacar la deshidratación causada por las ampollas reventadas. Y por supuesto, también le dio a la niña adolorida medicación para el dolor, para que por lo menos ella pudiera descansar, aunque ninguna mejora se pudo ver en los primeros dos días. La madre afligida comentó: “Si mi pequeña niña no se mejora, espero que ella pueda morir rápidamente para que así no siga sufriendo por mucho tiempo”. “Sí, yo sé que para usted debe ser muy fuerte verla con mucho dolor, pero no abandone las esperanzas. Nuestro Dios es poderoso y misericordioso, y estoy orando por Margarita. Yo siento que ella va a ser curada”. Después de varios días no se desarrollaron nuevas ampollas, ampolla s, y parecía que la enfermedad había sido controlada, entonces Patti empezó a bajar la dosis del corticosteroide, pues es una medicina peligrosa. Sin embargo, inmediatamente empezaron a aparecer nuevas ampollas, entonces tuvo que reanudar la alta dosis. Margarita continuó mejorando lentamente, pero antes de que Patti sintiera que ella realmente estaba fuera de peligro, los padres insistieron en llevarla a la casa. Unas semanas después, el padre paró en Maranatha una vez más, y les contó que su pequeña niña ya no tenía más ampollas, y todo el mundo se emocionó al escuchar eso. * * *

218

219

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

La luz del rostro de Dios

Otra mañana, justo después del desayuno, Patti y Dale escucharon el sonido familiar de un motor fuera de borda que bajaba la velocidad mientras se acercaba a su puerto. El motor dejó de funcionar y, un momento después, ellos vieron a un hombre subir corriendo por el camino hacia la clínica. Rápidamente hizo sonar la campana y miró hacia los alrededores ansiosamente. Cuando vio que Patti venía, se fue corriendo.

de examinación y la acostó sobre su espalda. Ella metió su dedo en la boca de la niña tratando de alcanzar lo más que podía hasta la garganta, pero no pudo encontrar ningún objeto extraño. El rostro de Milka se puso color ceniza, las pupilas de los ojos estaban dilatadas, y su boca estaba espumeando. Tristemente, Patti negó con la cabeza mientras murmuraba suavemente: “Ella se ha ido”.

¡Qué conducta tan extraña era esa! ¿Estaba haciendo alguna broma? Pero cuando él hubo llegado a la orilla del río, llamó a alguien que estaba en el bote, “¡ven! ¡la doctora está aquí!” y cuando Patti llegó a la clínica, la mamá venía subiendo por el camino cargando a su niña de cinco años en los brazos.

“Pero doctora, ¿Por qué usted no agarra uno de sus instrumentos y saca ese grano de café?” suplicó el padre.

Era la pequeña Milka, a quien Patti había visto crecer desde su primera visita cuando ella solo tenía un año de edad. eda d. Ese día, su respiración era bastante dificultosa, y se estaba poniendo azul. Mientras Patti abría la puerta de la clínica, los padres le contaron la historia de lo que había sucedido. Milka había estado chupando un grano fresco de café, el cual tiene una cubierta jugosa y dulce. De alguna manera, ella había inhalado el grano, y se había quedado atorado en su tráquea. “Nosotros tenemos confianza en usted, doctora”, concluyó el hombre. “Sabemos que usted puede hacer algo”. Patti no estaba tan segura acerca de eso, era algo serio. “Yo no puedo hacer nada sin la ayuda de Dios”, lo corrigió. Ella quería que él mirara a Dios como su principal recurso de ayuda en vez de mirarla a ella. El grano de café tenía que salir. Eso era obvio. Entonces puso a la pequeña niña en la mesa de examen e hizo que la parte superior del torso colgara sobre el borde de la mesa, mientras ella le daba golpes en la espalda tratando de desalojar el grano. Realmente el grano se desalojó, pero sólo se movió a una nueva posición en donde obstruía completamente las vías respiratorias, ¡entonces, toda la respiración se detuvo! Ahora Patti empezó a golpear desesperadamente la espalda de la niña, pero todo fue en vano. Finalmente ella jaló a Milka sobre la cama

“Para eso se requiere un instrumento muy especializado que yo no tengo”, ella explicó. Luego ubicó su estetoscopio en el pecho de la niña, y pudo escuchar que su corazón todavía latía fuertement fuertemente. e. “Oh ¿en dónde está mi maleta de médico?” se preguntó. Ella recordaba que recientemente lo había puesto en un “mejor” lugar, pero ahora, no se acordaba cuál era ese lugar. “Bueno, si trato de introducir el aire dentro de los pulmones de Milka lo único que lograría sería empujar también el grano de café más y más hacia el fondo de las vías respiratorias, de donde sería más difícil sacarlo. Pero ella no podía quedarse allí sin hacer nada mientras esperaba que el corazón de la niña se detuviera. “¡Oh, Dios, ayúdame!” ella gritó, y luego se inclinó y empezó a darle resucitación boca a boca. Ella podía sentir que la caja toráxica se levantaba debajo de su mano, entonces se dio cuenta que de alguna manera el aire estaba pasando todavía. Después de tratar algunas veces más, la niña dio un pequeño suspiro. Esto motivó a Patti a renovar sus esfuerzos. Después de tratar varias veces más, Milka empezó a respirar por ella sola una vez más. “Sabíamos que podía hacerlo, doctora”, el padre habló hab ló con regocijo. Pero Patti movió negativamente la cabeza. “Estamos de regreso a la situación que comenzamos. Milka todavía está en un grave peligro como cuando llegaron. Solo por la gracia de Dios ella está respirando de nuevo, y solo un milagro podrá remover ese grano sin necesidad de hacer una cirugía”. Ella continuó explicándoles que un grano en el pulmón podría,

220

221

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

y probablemente lo haría, producir terribles consecuencias, y ella no escatimó palabras para explicarles claramente la dolorosa situación.

La luz del rostro de Dios

Tan pronto como hubieron terminado de almorzar, Patti regresó a la clínica. Mientras ella entraba a la habitación de pacientes, preguntó:

Patti puso a Milka en una de las habitaciones de pacientes para así poder tenerla en observación. Milka todavía respiraba con dificultad, y sus pulmones sonaban terriblemente, como si se estuvieran llenando con fluido. Patti fue a revisar sus libros médicos para ver qué sugerencias podría encontrar allí, pero la única solución que estos ofrecían era remover el objeto extraño por medio de cirugía, y esto estaba fuera de posibilidades en esta situación. La familia era demasiado pobre para poder llevarla en avioneta a la ciudad, y la niña no podría soportar el trauma del viaje pesado por tierra. Patti decidió darle suero intravenoso, y lo hacía más por el impacto psicológico de hacer algo, que por alguna otra razón. Mientras ella insertaba la aguja, la niña no hizo ningún movimiento, pues aparentemente continuaba inconsciente. Ella empezó a dejar caer las gotas del líquido, pero pronto se dio cuenta que se estaba infiltrando, entonces sacó la aguja y trató de ponerla de nuevo. Esta vez Milka trató de jalarle la mano, pues finalmente estaba empezando a recobrar la conciencia. Ahora que el suero estaba ingresando perfectamente, Patti decidió que sería una buena idea dar a la niña un antibiótico para tratar de prevenir alguna infección en sus pulmones, es así que se dirigió a su gabinete de medicinas para coger algunas ampicilinas. Mientras ella abría la puerta, se percató que allí había una muestra de una medicación que un farmacéutico le había dado alguna vez. Ella nunca había usado nada de eso, de hecho, nunca había escuchado acerca de ese producto antes. Se llamaba Doxacillin Balsámico. Era un antibiótico con un bronco-dilatador, y de repente ella sintió que debía usar esto en vez de la ampicilina, y así lo hizo. Después de ver que la niña estaba bajo control y de que solo sería cuestión de esperar, Patti se fue a su casa para almorzar y, mientras ellos inclinaban sus cabezas para agradecer a Dios por la comida, Dale también ofreció un ferviente pedido por la vida de Milka.

“¿Cómo le está yendo a Milka?” La madre miró hacia ella con una sonrisa en su rostro mientras le explicaba: “Milka dijo que tenía sed, entonces yo le di un vaso con agua. Mientras empezaba a tomar, ella se atoró. Empezó a toser, ¡y de un momento a otro, el grano de café salió!” y ella tenía agarrado el grano para mostrárselo a Patti cuando la viera. Patti miró el grano y dijo: “Quiero mostrar esto a mi esposo”. Cuando ella encontró a Dale, levantó el pequeño grano de café, y con lágrimas en sus ojos, exclamó: “¡Mira!”. Eso fue todo lo que dijo. En ese momento, los dos se dieron cuenta cuán rápida y dramáticamente su oración del mediodía había sido respondida. Con la obstrucción ausente, la congestión en el pulmón de Milka se aclaró rápidamente, rápida mente, y en la mañana siguiente, ella se fue a casa completamente recuperada. Dale finalizó su boletín informativo escribiendo esto: “La clínica de Maranatha está funcionando cerca de 5 años, y estamos entrando a una etapa muy crítica de nuestro desarrollo. Nuestro prestigio está creciendo, nuestra influencia se está esparciendo continuamente. La gente nos está diciendo que somos los mejores, y estamos en grave peligro de creerles, pensando que NUESTRA sabiduría y NUESTRAS habilidades son responsables por las cosas maravillosas que se están desarrollando aquí en el río Pachitea. Es por eso que les pedimos por favor que oren por nosotros, para que Dios nos ayude a mantener nuestros ojos fijos en la principal fuente de nuestras habilidades, entendimiento y recursos. A ÉL sea la gloria”. Estas palabras sacadas de un Salmo parecía ajustarse a la situación de ellos: “Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, ni su brazo los libró; sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque te complaciste en ellos”.1 1

 Salmos 44:3

222

223

Cuando la luz de una vela brilla sobre ti

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen    

 luz z  de una  lu

Cuando la

 ti   ti 

vela brilla sobre

T

eresa Heidinger y sus cuatro encantadores niños eran siempre unos gratos asistentes a la Escuela

Sabática. anunciaron que no vendrían más,Pero puesunsesábado, estaban ellos mudando a Puerto Inca. Juan había comprado una casa para ellos en el pueblo para que así los niños pudieran ir caminando a la escuela. Patti compartió su desagrado con Dale. “Voy a extrañar bastante a esos niños. Estoy segura que ellos van a asistir a la Escuela Sabática allí en Puerto Inca, pero me pregunto cuál será el efecto que la escuela pública tendrá en sus vidas espirituales“. 224

225

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

“Me imagino que no será peor que la escuela local l ocal aquí en San Antonio, tal vez sea un poco mejor”, respondió Dale. “He escuchado que el año

Cuando la luz de una vela brilla sobre ti

del doctor. La nota solo informaba a Patti de que él tampoco tenía una máquina de rayos X, ni yeso. Una vez más, los Duerksen tenían que

pasado, el profesor de esta escuela vino a enseñar borracho cerca de la mitad de veces, y en otras, ni siquiera se apareció en las clases. Puedo entender por qué los Heidinger han querido irse a otro lado a educar a sus niños”. “Desearía tener nuestra propia escuela aquí”, suspiró Patti. “Sí, tengo el mismo deseo”, agregó Dale, “pero no hay forma de que tú o yo pudiéramos empezar a dirigir una escuela. He hablado con el Señor acerca de esto, y si Él quiere que haya una escuela aquí, Él va a tener que enviarnos un profesor y además nos ayudará a obtener cualquier otra cosa que se necesite para empezar una escuela. Por el momento, nosotros tenemos las manos llenas atendiendo las necesidades de la gente enferma que viene a nuestras puertas”. comentario “manos llenas” cierto, especialmen te cuando un díaElfue traído a la de clínica Miqueas, unera niño de 10especialmente años. Miqueas era un niño israelita a quien le gustaba treparse a los árboles, pero un día, él se subió muy alto y tuvo una mala caída. Pasaron tres días antes de que sus padres le trajeran a la clínica. Tal vez les tomó bastante tiempo encontrar a alguien que tuviera un bote y la voluntad de traerlos a Maranatha. La apariencia torcida de su pierna derecha era para Patti una clara evidencia de que Miqueas tenía una fractura en la parte superior, pero la pierna estaba tan hinchada que ella no podía determinar si solo se había roto el fémur o si también la cadera estaba afectada. Patti solo negó con la cabeza mientras decía: “Esto necesita rayos X, y no podemos hacer eso aquí. Y la pierna necesita ser inmovilizada en un molde de yeso para que así pueda sanarse apropiadam apropiadamente, ente, pero no tengo ningún tipo de yeso para hacer el molde. Ustedes tienen que llevarlo a la clínica de Puerto Inca”. Así que ellos llevaron de regreso a Miqueas al bote y se dirigieron río arriba. Por la tarde, ellos regresaron con Miqueas y con una nota

enfrentar la necesidad de hacer lo que podían con las cosas que tenían a la mano. Como era su costumbre, ellos empezaban cada mañana pidiéndole a Dios sabiduría para poder manejar los problemas inesperados que pudieran aparecer durante el día, y estaban acostumbrándose al hábito de esperar que su Padre celestial hiciera eso. Patti llamó a Dale para consultarle algo: “Como no podemos hacer un molde de yeso, vamos a tratar de improvisar alguna otra forma de mantener inmóvil su pierna derecha mientras se cura. ¿Tienes alguna idea de cómo podemos hacer eso?” Él frunció su ceño mientras ponía a trabajar su mente buscando alguna idea, pero después de un minuto o dos de intensa concentración, lentamente él admitió: “Mi mente está en blanco. No tengo ninguna idea práctica de algo que pudiera reemplazar un yeso”. “Estoy empezando a tener una idea”, respondió Patti. Luego ella hizo una pausa momentánea mientras trataba de imaginarse de cómo podría funcionar su idea. “¿Crees tú que puedas hacer algo como una caja angosta en donde se pueda ubicar la pierna del niño? Por supuesto tiene que estar abierto en los dos extremos, y la parte de encima también tendría que estar abierta, es decir, la caja solo tendría tres lados. Tal vez debería llamarla un canal en vez de una caja. ¿Crees tú que puedas hacerme algo alg o como eso?” “Seguro, eso será algo fácil de hacer. Tal vez lo deba construir usando la madera para hacer balsas, pues es suave y muy liviana. Solo dame las dimensiones que tú quieres, y voy a tratar de trabajar en eso ahora mismo”. Había una gran cantidad de árboles de balsa ahí en la selva, así que obtener la madera no fue problema, y no pasó mucho tiempo antes de que Dale tuviera el aparato construido. Ellos pusieron un poco de relleno en la caja y luego, con mucho cuidado ubicaron la pierna de Miqueas dentro de eso. Después de enderezar la pierna completamente, Patti la

226

227

 

Cuando la luz de una vela brilla sobre ti

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

sujetó con cinta adhesiva, ¡y se veía muy bien! Todo el mundo se sentía emocionado por la situación. Sin embargo, hubo un pequeño problema. Tú no puedes mantener quieto a un pequeño niño. Miqueas empezó a moverse, y pronto, su pierna se salió de la posición, y nuevamente se torció. “Necesitamoss un aparato que “Necesitamo

mantenga su pierna estirada

continuamente”, declaró Patti en medio de la frustración. continuamente”, Bonnie había regresado temporalmente a casa otra vez, así que ella y Patti escudriñaron una foto de un aparato de tracción que estaba en uno de sus libros médicos ubicados en su escasa biblioteca. Pronto, sus mentes estaban llenas de ideas, así que se pusieron a trabajar con martillo y clavos, con carretes vacíos y alambres para crear unas poleas improvisadas, y pusieron una piedra amarrada al final de una cuerda resistente para crear una tracción constante. Parecía como un artefacto de mezcolanza, pero funcionó, y realmente hizo un excelente trabajo manteniendo la pierna del niño estirada. Realmente eso era lo más importante, important e, y mientras la hinchazón disminuí disminuía, a, Patti llegó a convencerse de que solo el fémur y no la cadera se había fracturado.

llevaron a Miqueas a casa. Ella nunca volvió a ver al niño, pero varias semanas después ella escuchó que él estaba caminando de nuevo, y aparentemente estaba normal. Tal vez, el hueso quebrado se soldaba más rápido en un niño en crecimiento de lo que ella pensaba. * * *

Una tarde, María, quien era una de las asistentes regulares a los programas de la Escuela Sabática, subió corriendo a la clínica. Ella iba cargando a su bebé José de cuatro meses, quien estaba gritando y sacudiéndose en una forma alarmante. Eso dio temor a Patti pues ella nunca antes había visto un caso así. “¿Qué es lo que sucedió con José?”, preguntó a María. “Él estaba durmiendo en su hamaca cuando de pronto empezó a gritar como si algo lo hubiera mordido. Me acerqué a él y saqué la sábana de la hamaca, y me di cuenta que algo se había caído. Mi hija me dijo que el insecto estaba ahora sobre mí, así que levanté mi falda para ver lo que era, y luego me picó también a mí. ¡Era un escorpión!” “¿Hace cuánto tiempo pasó esto?”

Muy pronto, Miqueas se cansó de estar acostado todo el tiempo en la cama, y un día, ellos le descubrieron que estaba mirando por la ventana, y por supuesto que esto estropeó su aparato de tracción, y una vez más tuvieron que ubicarlo en la cama y volver a hacer todo de nuevo. Ellos lo regañaron por haberse salido de su cama, pero él era un niñito

“Creo que fue cerca del mediodía. Me llevó cerca de tres horas encontrar una canoa que me pudieran prestar, luego remé hasta aquí lo más rápido que pude. Espero que no sea demasiado tarde para poder ayudar a mi bebé”.

tan agradable que hacía que ellos no pudieran enojarse con él. Cerca de dos semanas después de la llegada de Miqueas, los familiares vinieron y anunciaron que le llevarían a casa. Patti no estuvo de acuerdo, les dijo que todavía no lo podían llevar, pues su pierna necesitaba estar inmovilizada por seis semanas más, para que así se sanara completamente. Sus palabras cayeron en oídos sordos. Como Miqueas estaba sintiéndose bien y se veía bien, los padres no veían ninguna razón por la que él tendría que permanecer allí por más tiempo. Finalmente, llorando de frustración, Patti salió de la habitación, y ellos

Patti corrió a su casa para tomar una medicina del refrigerador. Era un producto brasileño llamado Suero Específico, el cual era un antiveneno de uso general que debía ser tomado por vía oral, y era realmente realmente efectivo en contra de una amplia gama de mordeduras venenosas. Patti no sabía si esto funcionaría en una picadura de escorpión, pero valía la pena intentar. Además, ella necesitaba algo que pudiese controlar esas sacudidas anormales y el aparente cólico intestinal. Ella también estaba temerosa de que el bebé pudiera desarrollar problemas respiratorios, así como no tenía idea de qué más se podría usar. Señor, Señor, ¿qué puedo hacer? ella suplicó.

228

229

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

De repente, ella tuvo la impresión de usar una medicina que se daba comúnmente a niños que tenían fuerte diarrea. Contenía

Cuando la luz de una vela brilla sobre ti

Pero Lucía solo se reía, ella y su esposo parecían no comprender la gravedad de la situación, entonces Patti sacó un libro médico que tenía, el

Atropina y Phenobarbital. Sería una locura, pensó ella, pero la idea no se iba de su mente, así que ella le dio a José una dosis de esta medicina. Después de casi una hora y media, el pequeño amiguito se quedó dormido. Todavía tenía algunos movimientos involuntarios, pero el llanto había desaparecido. En un par de ho horas, ras, las sa sacudida cudidass se habían eliminado completamente, y él ya no tenía más problemas. Mientras María bajaba hacia la canoa cargando a su precioso bebé, los pensamientos de Patti volaron hacia el cielo. Gracias, Señor. * * * Isaías y Lucía eran una pareja excepcional. Ellos tenían dos niños encantadores, una niña y un varón, y dándose cuenta que no podían cuidar más niños de los que ya tenían, Lucía vino a la clínica buscando anticonceptivos. Pero cuando los meses se convirtieron en años, ella se descuidó en tomar las píldoras regularmente, y un día ella se dio cuenta que estaba embarazada nuevamente— ¡y su niña más pequeña ya tenía siete años de edad! Para hacer las cosas bien, Lucía empezó a venir a la clínica regularmente para recibir cuidado prenatal. Mientras se acercaba al final de su embarazo, en una de sus visitas a la clínica, Patti se dio cuenta que uno de sus tobillos parecía estar hinchado, y prestó atención a esto. Lucía solo se rió y dijo: “Oh, mis pies siempre se hinchan cuando estoy embarazada”. El siguiente mes, cuando ella regresó a su cita, su cara estaba notoriamente hinchada también, y sus piernas estaban tan hinchadas que le era muy difícil caminar. Patti estaba realmente preocupada por estos síntomas, y cuando ella tomó la presión sanguínea de Lucía, se alarmó. Estaba en 210/120. “¡Esto es serio!” Patti, le dijo fuertemente. “¡Inmediatamente debes ir a un hospital en Pucallpa!”

cual estaba escrito en español, y así ella pudo mostrarles lo que el libro decía acerca de tener toxemia en el embarazo. Describía los síntomas de Lucía perfectamente, y cuando Isaías leyó esa información, dijo: “Esta condición puede ser fatal”. Finalmente, él se dio cuenta de la realidad y empezó a llorar. Ellos estuvieron de acuerdo en ir a la ciudad, pero primero tendrían que vender una vaca para obtener obte ner dinero para el viaje y para los gastos del hospital. Cerca de diez días después, ellos regresaron de nuevo. Esta vez, Lucía tenía que ser guiada para poder subir el camino, pues había perdido casi toda la visión. Su presión sanguínea se había elevado a 240/120. “¿Por qué no han ido a Pucallpa todavía?”, quiso saber Patti. “Todavía no tenemos dinero”, respondió Isaías. “El hombre que usualmente vacas se ha ido de viaje, y no he podido alguien más compra que pueda comprar mi vaca. No podemos hacer encontrar nada más”.a “Nosotros les prestaremos el dinero”, dijo Patti. “Ustedes pueden pagarnos cuando regresen y puedan vender su vaca. ¡Pero váyanse! ¡Ahora mismo! ¡No esperen más! ¡No hay tiempo que perder!” Luego Patti oró por seguridad y sanidad, y los despidió. Cuando ellos llegaron a Pucallpa, ya Lucía estaba completamente ciega. Fueron a uno de los hospitales privados que había en la ciudad en donde había disponible un mejor cuidado médico que en los hospitales del Gobierno. No fue sorpresa que hayan perdido al bebé. Casi pierden a la mamá también, pero gracias a Dios, después de esta amarga experiencia, su vista regresó, y ella tuvo una lenta pero completa recuperación. Y sí, Isaías pudo vender su vaca y pudo pagar su deuda. * * * Un día, Juan Heidinger, quien era buen amigo de Isaías, paró en Maranatha. Él también tenía una cuenta que pagar en la clínica. “¿Podría

230

231

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

pagar mi cuenta con arroz?”, le preguntó a Dale. “Tengo una buena cosecha este año, y en este momento, tengo más arroz que dinero”. “Seguro, el arroz siempre se usa”, respondió Dale. “Eso estará bien para nosotros”. “Bien, tengo un saco de arroz sin pilar en mi bote. Voy a subirlo a tu casa”. Después de depositar el saco de arroz, y mientras se retiraba, Juan preguntó: “¿Están planeando ir al bautismo que va a haber este fin de semana en Puerto Inca?” “No, no pienso que iremos esta vez. Usualmente Patti está bastante cansada al final de d e la semana y no siente deseos de ir a ningún lugar”. Luego Dale continuó: “A propósito, ¿Hay alguien conocido que se va a bautizar?” “Sí”, respondió Juan rápidamente. “Yo”. Esto hizo que Dale abriera su boca de sorpresa. Luego Juan agregó: “También lo hará mi madre Lidvina”. Dale dejó notar su emoción: “¡Qué bueno! En ese caso, ¡puedes estar seguro que estaremos allí! Estoy tan feliz de escuchar eso Juan. ¡No nos vamos a perder eso por nada del mundo!” Ahora, Dale y Patti tenían que encontrar la forma de qué hacer con su programa de Escuela Sabática. A ellos les gustaría llevar a todo el mundo al pueblo, pero su bote no podría cargar esa cantidad de pasajeros. Entonces Dale tuvo una brillante idea . Sabino Yupanqui podría ser la solución. Ellos habían deseado de alguna forma interesarlo en las cosas religiosas. Esta podría ser su oportunidad, entonces, Dale tomó su bote y se fue río abajo a la ganadería de Yupanqui. “Sabino”, dijo él, “probablemente hayas escuchado que Juan Heidinger se va a bautizar este sábado en Puerto Inca. Nosotros vamos a

Cuando la luz de una vela brilla sobre ti

asistir a ese bautismo, y muchos de nuestros vecinos desean ir también, pero no tenemos suficiente espacio para todos. ¿Estarías dispuesto a ir con tu bote para recoger a los demás vecinos que quieren ir?” Deliberadamente, Dale mencionó el nombre de Juan, porque él sabía que Sabino y Juan eran familiares distantes y también eran grandes amigos. Tal como Dale lo había esperado, Sabino aceptó rápidamente el pedido. El sábado de mañana, mientras todos estaban subiendo al bote, Sabino llegaba con su embarcación. Ellos estaban felices al ver que había recogido a Amelia Rofner, la vecina cuyo esposo había ayudado a Dale a llegar a su granja aquella vez cuando tuvo el percance con el bote inflable. Él era un católico firme y le estaba haciendo problemas a su esposa por asistir a la Escuela Sabática. Pero, maravilla de maravillas, ahí en el bote,  justo al lado de Amelia estaba su esposo esposo,, ¡el m mismo ismo A Andrés ndrés Rofner! Dale cruzó el río para recoger a la fiel Josefa y a sus niños, y para su sorpresa y gozo, su esposo Ramón decidió acompañarlos también ese día. ¡Dos sorpresas maravillosas en un solo día! Era una hermosa mañana ese sábado, y mientras todos ingresaban a la iglesia, muchos miembros los saludaron amablemente. Cuando todo el grupo de Maranatha estuvo adentro, el lugar se llenó completamente, y algunas personas tuvieron que estar paradas en el pasillo. Y una figura conocida estaba sobresaliendo en la Escuela Sabática. ¡Era el mismo alcalde de Puerto Inca! Los servicios en esa mañana se llevaron a cabo sin ningún problema y fueron verdaderamente inspiradores. Luego, todo el mundo empezó a caminar como por 20 minutos a través de la selva a un hermoso riachuelo en donde Juan y Lidvina, junto con otras 15 personas, fueron enterradas simbólicamente en esas aguas claras y cristalinas. Oh, qué gozo fue ver otra familia unida en la dedicación a Jesús como su Señor y Salvador. Se les recordó a todos ellos las palabras de Jesús: “Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no

232

233

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor”.1

Cuando la luz de una vela brilla sobre ti

Era asombroso ver cómo la cantidad de personas que no eran peruanas encontraban de alguna manera a los Duerksen en este lugar

En la tarde, cuando Patti tuvo una oportunidad de hablar con Juan, ella le preguntó: “¿Qué es lo que te guió a tomar la decisión de ser bautizado y unirte a la Iglesia adventista?” “Fue la enfermedad de mi esposa, cuando ella estuvo enferma por un año con tuberculosis”, dijo él. “Yo pude ver que Dios estaba haciendo su parte restaurando la salud de mi esposa, pero yo no estuve haciendo mi parte, así que decidí que tenía que cambiar eso”. Después de una breve pausa, él añadió pensativamen pensativamente: te: “También fue por algo más. Fue su vida. He visto cómo en todo momento usted trata a sus pacientes amorosamente, amorosame nte, y decidí que yo quería ese tipo de vida también”.   Las palabras del apóstol Pablo vinieron a la mente de Patti: “Nuestras en nuestrosque corazones, y leídas porcartas todossois los vosotros, hombres; escritas siendo manifiesto sois cartaconocidas de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón”.2

La familia de Isaías López y de Juan Heidinger 

 Lucas 11:36 2  2 Corintios 3:2,3 1

aislado de la selva al lado del río Pachitea. Es por eso que Dale finalmente tuvo que construir una casa pequeña con dos habitaciones del mismo tamaño a las cuales él llamaba sus cuartos de hotel para así proveer un lugar para dormir a sus visitantes. Una pareja muy interesante eran los Birkel, que venían de Francia. Maurice Birkel era un profesor de español en la Universidad de Bordeaux, y su esposa Colette era una enfermera que trabajaba en la sala neurológica de un gran hospital en la misma ciudad francesa. Maurice decidió usar sus vacaciones para estar más relacionado con la cultura hispana en Sudamérica, y su esposa decidió acompañarlo. Cuando ellos oyeron acerca de Maranatha, desearon visitar el lugar y ver por ellos mismos lo que estaba pasando allí. Ellos no podían hablar nada de inglés, y los Duerksen no sabían nada de francés, así que toda su comunicación se llevó a cabo en su segundo idioma, español. Ellos se impresionaron grandemente por lo que vieron. De hecho, disfrutaron tanto de su corta estancia en el lugar que Mauricie dijo que ellos estaban pensando en regresar de nuevo en sus vacaciones del siguiente áño. Mientras los Birkel les estaban visitando, un caso difícil llegó a la clínica. Era José, un hombre de negocios del área, a quien trajeron en una camilla pues no podía caminar. Él había ido al puente del río Sungaro para esperar a un hombre que le traería una gran cantidad de dinero. La noticia de que se iba a llevar a cabo ese intercambio de dinero se debió haber filtrado, pues un grupo de cinco hombres, quienes aparentemente pensaron que José había acabado de recibir el dinero, saltaron sobre él, obviamente para robarlo. Aunque él no tenía mucho dinero consigo, José trató de pelear con ellos y, en la pelea, él recibió una puñalada puñalad a en la espalda. Alguien llevó a José al doctor en Puerto Inca. El doctor limpió la herida realizada por el puñal, y la l a cosió. Luego le dejó ir diciéndole que

234

235

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

volvería a caminar de nuevo el siguiente día. Pero al día siguiente él seguía sin caminar, entonces sus amigos lo pusieron en una camilla y lo llevaron a Maranatha. Mientras Patti lo examinaba, ella pudo darse cuenta que había sido golpeado severamente. Tenía nudos en la cabeza, su ojo izquierdo tenía una hemorragia, y su visión estaba borrosa. Su brazo derecho y mano derecha estaban temblando, su abdomen estaba bien rígido, y también tenía alta temperatura. Varios hombres y un policía habían acompañado a José a Maranatha, y Patti les dijo: “Me temo que la condición de este hombre sea demasiada seria para mis capacidades. Él necesita el cuidado de un buen doctor, doctor, sería mejor que ustedes le llevaran a Pucallpa”. “No”, respondieron ellos, “no queremos hacer eso. Confiamos en usted, y nosotros queremos que usted cuide de él”. Ella no discutió por mucho tiempo con ellos, pues veía que el pobre José tenía muchísimo dolor. El doctor en Puerto Inca solo le había dado un par de aspirinas antes de enviarlo a casa, y él había estado en agonía durante toda la noche por la herida producida por el puñal. La herida tenía dos pulgadas de largo, y estaba peligrosamente cerca de la columna espinal. Fue sorprendente ver que el puñal no había hincado el pulmón. Patti ubicó a José en uno de los cuartos de pacientes. Empezó a aplicarle una inyección intravenosa, y le dio medicina para el dolor, antibióticos, y una droga antiinflamatoria. Ella lo mantuvo bajo constante observación, y pronto ella empezó a darse cuenta que probablemente él estaba teniendo un edema cerebral. Ella necesitaba algo mejor para disminuir la hinchazón que tenía en el cerebro, pero no tenía ningún otro remedio. Recordando que Colette había trabajado en una sala neurológica, Patti sabía que ella estaba bien entrenada y tenía mucha experiencia con casos como este, así que ella le pidió a Colette para que viniera pues quería qu ería consultarle algo. Colette estuvo de acuerdo con Patti al creer que José estaba padeciendo de un edema cerebral. “Necesitas darle Decadrón”,

Cuando la luz de una vela brilla sobre ti

sugirió Colette. “De hecho, tengo varias ampollas de Decadrón que traje conmigo de Francia. Yo no sé por qué las metí en mi maleta, pero están ahí, y siéntete libre de usarlas para tu paciente”. Ella se dirigió a su habitación para coger la medicina; hubo suficiente cantidad para la necesidad de José, además sobraron varias ampollas para un uso futuro. La persona correcta en el lugar correcto en el tiempo correcto con la medicina correcta, parecía ser más que una simple coincidencia. Patti y Dale estuvieron convencidos que el Espíritu Santo debió haber impresionado a Colette para poner Decadrón en su maleta, pues ese no es el tipo de medicina que alguien usaría comúnmente en un viaje de vacaciones a Perú. José tuvo una lenta pero constante recuperación, y tuvo que quedarse allí por una semana. Durante esos días, él leyó extensivame extensivamente nte los libros El Camino a Cristo y El Gran Conflicto. El sábado, él logró caminar con un poco de ayuda y pudo asistir al culto de víspera, y estaba realmente impresionado impresionado por los cantos, la historia de la Biblia, y la oración por la sanidad de los pacientes. Cuando él se fue, todavía tenía algunos impedimentos, impedimen tos, pero Patti estuvo satisfecha al ver que pudo caminar por sí solo hacia el bote. Ella continuó orando para que su sanidad no sólo sea física, sino también espiritual. Antes de que los Birkel regresaran a casa, Colette habló con Patti acerca de algo que estaba en su mente. “Hemos disfrutado muchísimo nuestra estadía aquí. De hecho, me encantaría quedarme aquí por mucho más de este año, yo tendré derecho tomar unaaño sabático en mitiempo. trabajoAlenfinal el Hospital de Bordeaux. ¿Estaríasdedispuesta permitirme regresar el siguiente año para quedarme y trabajar contigo todo el año?” El rostro de Patti se iluminó con una gran sonrisa. “Por supuesto Colette, estaré emocionada de que tú vengas a ayudarnos. He estado orando para que Dios nos enviara otra enfermera, y esta debe ser la respuesta a mis oraciones”. Ellos partieron teniendo grandes esperanzas para el futuro.

236

237

Deja que tu luz brille

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

   

 que tu Deja  que

 brille 

luz

C

uando los Duerksen llegaron por primera vez a la selva para empezar “El Gran Experimento”, una de las cosas principales que ellos querían probar era la habilidad y la voluntad de Dios de proporcionar los medios para llevar a cabo su obra a su modo. Ellos no estaban completamente libres de la idea falsa de que si uno tiene suficiente dinero, puede llevar a cabo todo lo que se quiere, pues ellos tendían a creer que la palabra “medios” era un sinónimo de la palabra “dinero”. El dinero en efectivo que tuvieron en mano cuando ellos llegaron a la selva había sido suficiente para suplir sus necesidades por pocos meses, entonces, ellos asumieron que si Dios reabastecía sus fondos sería una evidencia 238

239

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

de que Él estaba a cargo, y que Él quería que se quedaran. Y eso fue lo que pasó. Año tras año ellos siempre tenían dinero suficiente para comprar las cosas que realmente necesitaban. Por otra parte, ellos creían que el mandamiento que indicaba ir a todo el mundo en la Gran Comisión, ordenada por Jesús, consistía en que sus seguidores no debían establecerse por siempre en un lugar, pues obviamente tú no podrías “ir” si te estableces en el lugar en donde siempre estás. Ellos esperaron que Dios, bajo su providencia, providencia, les mostrara el tiempo tiempo en el que ellos tendrían que trasladarse, y pensaron que probablemente esto podría pasar cuando los recursos de sus fondos se estuvieran terminando. Mientras su trabajo crecía, los gastos también aumentaban, y no veían un ingreso correspondiente en las donaciones. Cuando ellos estaban finalizando su quinto año, Dale retiró todo el dinero que había en la l a cuenta bancaria para convertir los dólares en moneda local y así poder comprar más víveres. Esta era la primera vez en su experiencia que ellos no tenían más reservas en el banco. ¿Es esta una señal de que Dios quiere que cerremos nuestro trabajo ahora? se preguntó Dale. Un poco después de que él hubo regresado a Maranatha con los víveres y el poco dinero que quedaba, ellos recibieron un extraño mensaje radial. El presidente de la Unión Incaica estaba pidiéndoles que fueran a verlo a Lima lo más pronto posible. El mensaje decía que era algo urgente. ¿Qué podría ser tan urgente? ellos se preguntaron. Tal vez el Gobierno negaría concederles más visas.eTal esta sería unadelseñal de que ahora ellos deberían cerrar su trabajo ir avez algún otro lugar mundo. Todo tipo de pensamientos y preguntas pasaron por sus mentes. El siguiente día, ellos fueron a Pucallpa. Aunque su dinero se estaba terminando, ellos decidieron, en vista que había una gran urgencia, que sería mejor que esta vez volaran a Lima en vez de tomar el bus que les haría demorar su llegada. Afortunadamente, ellos pudieron obtener reservaciones para el vuelo del siguiente día. Desafortunadamente, el avión estaba bastante retrasado, y cuando llegaron a Lima ya había oscurecido. A la hora que

Deja que tu luz brille

ellos llegaron a Lima, todas las oficinas ya se habían cerrado, entonces ellos tuvieron que conseguir una habitación en un hotel para pasar la noche. Temprano Temp rano en la mañana, ellos se dirigieron a las oficinas de la Unión Incaica, y llegaron justo a tiempo cuando iba a empezar el culto matutino. La gente sonreía, pero nadie les dijo nada hasta cuando el culto hubo terminado. Luego, el presidente se acercó y les dio la mano. “Quiero hablar con ustedes”, dijo él. Sí, por supuesto, contestaron ellos. Precisamente Precisamente por eso es que hemos venido. No nos ponga en suspenso. Educadamente, él los dirigió hacia el interior de su oficina, jaló unas sillas y los invitó a sentarse, luego él se sentó detrás de su gran escritorio; un momento después, el secretario y el tesorero ingresaron a la oficina y se sentaron uno a cada lado del presidente presidente.. Parecía ser que esto iba a ser una ocasión muy solemne, y ellos actuaron como si Dale y Patti fueran algún tipo de VIPs. Después de una breve pero dramática pausa, el presidente empezó a hablar. “Hemos estado observándolos”, dijo él, “y estamos bastante impresionados por el trabajo que ustedes están haciendo allá en la selva. Pero nos parece que ustedes son como unas ovejas sin pastor pastor.. Los hemos visto pasar por Lima en sus viajes para salir del país para obtener las renovaciones de sus visas, y nos hemos sentido tristes al verlos hacer esto tan frecuentemente. En nuestra última reunión de la comisión ejecutiva, nosotros hemos discutido la situación de ustedes, y hemos decidido que ahora es el tiempo su de residencia que la Unión Incaica dé el paso y haga ayudarles a obtener oficial establecida aquí en Perú. algo para En ese momento, los rostros de Dale y Patti debieron haber estado radiantes, ¡Pues cuán buenas nuevas eran esas! Pero lo que siguió, fue aún más sorprendente. “Como el trabajo que ustedes están haciendo es similar al trabajo de OFASA [La organización de servicio y asistencia social de la Iglesia que después se convirtió en ADRA Perú], hemos decidido asignarlos a ustedes dos como trabajadores voluntarios de OFASA. Nuestro acuerdo de trabajo con el gobierno peruano nos permite traer la cantidad

240

241

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

de trabajadores extranjeros que necesitemos. El Gobierno concede a la mayoría de trabajadores permisos residenciales al cual llamamos la tarjeta

Deja que tu luz brille

periódico, él encontró un informe de un ataque terrorista en una estación de policías cerca a Huánuco. Este lugar está ubicado en la carretera central

azul. Sin embargo para algunos de nuestros líderes superiores les obtenemos una tarjeta especial de color verde que los ubica en un estado diplomático. Somos bien cuidadosos a quién debemos elegir para obtener este privilegio, pero para ustedes que son nuestros representantes allá en la selva, hemos decidido pedir las tarjetas verdes. Lo único que tienen que hacer es dejar sus pasaportes, y nosotros nos encargaremos de todo el arreglo”.

que conecta Lima con Pucallpa, y en sus viajes él había pasado por esa estación de policía muchas veces. Ahora los terroristas se estaban moviendo demasiado cerca como para estar cómodos.

Dale y Patti estaban sorprendidos por la confianza que este hombre les mostraba a una pareja de trabajadores independientes sobre quienes ellos no tenían control directo. Entonces ellos determinaron ser bastante cuidadosos para no defraudar esa confianza. Pero los administradores no habían terminado aún. Ahora habló el tesorero. “Cuando ustedes bajen por las escaleras, vayan a la oficina del asistente del tesorero y denle a él el

Cuando Patti y Dale regresaron a Maranatha, ellos volvieron volvier on a escuchar más noticias inquietantes acerca del profesor de la escuela al otro lado del río. Él continuaba bebiendo, y también traía bebidas alcohólicas a la escuela para compartir con sus estudiantes, y se burlaba de los muchachos que no querían tomar. Con frecuencia, él no aparecía para dictar clases, algunas veces se quedaba toda una semana sin aparecer. Generalmente se quedaba en casa cuando llovía, y la lluvia era bastante común ahí en la selva. Los líderes de la comunidad finalmente se cansaron de él y lo despidieron. Por varias varia s semanas, ellos buscaron un profesor nuevo, pero no tuvieron éxito, así que finalmente

reporte de todos cuántolosgastaron en este viaje. Yo le he autorizado para que les reembolse gastos que hayan tenido”.

se rindieronque y volvieron tomar al de profesor Aparentemente, ellos decidieron era mejoratener algo escuelaantiguo. a no tener nada.

¡Uahu! Sus copas estaban rebosando. Ellos sintieron como que Dios les había hablado a través de esos hombres, y el mensaje era: Todavía no empiecen a empacar para dejar Perú, y no se preocupen acerca del dinero. Yo estoy a cargo de sus finanzas, y aún tengo algo más de trabajo que quiero que ustedes hagan allí.

“Lo siento mucho por los niños tan dulces que viven en los alrededores”, Patti reveló a Dale un día. “Es desagradable ver a lo que están expuestos en esa escuela. Y muchos niños viven tan lejos que no pueden asistir a la escuela todos los días, como como el niño de María. Él ya cumplió 12 años, y nunca ha ido a la escuela. Disfruto teniéndolo en la Escuela Sabática, pero el pobre niño no puede leer y ni siquiera sabe cómo contar hasta diez. No es que no sea inteligente, solo que no ha tenido una oportunidad para aprender,, y mi corazón se enternece con niños como él”. aprender

Como siempre, Dale encontró un periódico para leer. leer. Allá en la selva le era difícil enterarse de lo que estaba pasando alrededor del mundo, es por eso que cada vez que venía a la gran ciudad, él buscaba la oportunidad de leer un buen periódico. Parecía que siempre encontraba por lo menos una historia acerca de los ataques que hacían las guerrillas de Sendero Luminoso en algún lugar que él no conocía para nada. Eso le hacía ver como si esto se llevara a cabo en un lugar muy lejano, y eso no le preocupaba mucho. Luego, él escuchó que una bomba había explotado en el tren turístico que iba a Machu Picchu matando a varias personas. Esta noticia lo sacudió un poco, pues ese era un territorio conocido. Y ahora, mientras leía el

“Sí, cariño, yo también siento un pesar por los niños que viven aquí en el río Pachitea. ¿Recuerdas que el año pasado escuchamos que una vez, cuando el río estaba corriendo rápido y salvajemente, algunos de los alumnos de la escuela estaban remando en su canoa hacia la escuela, y su pequeña embarcación se volcó tirándolos al río? Una pequeña niña se hubiera ahogado si uno de los niños más grandes quien sabía nadar bien no la hubiera jalado hacia la orilla”.

242

243

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

“Eso debió ser algo terrible”, continuó Patti. “Y los remolinos que se forman cuando el río eleva su caudal pueden ser peligrosos, lo mismo como para un bote con motor. Realmente necesitamos tener una escuela con internado aquí, para que así los niños no tengan que viajar por el río cada día”. “Estás en lo cierto”, agregó Dale, “y últimamente he estado pensando muchas veces en ese problema. Parece imposible hacer algo sin tener ningún profesor a la vista y nada de dinero en el banco. Me pregunto a mí mismo, ¿Qué haría Jesús en este caso? Y luego pienso acerca de lo que él hizo cuando había 5000 personas que necesitaban comer. Todo lo que él tenía a la disposición en ese día era cinco panes y dos peces pequeños, entonces, él empezó con lo que tenía y alimentó a todo el grupo de gente. ¡Fantástico! Supongo que debo hacer lo mismo, empezar con lo que tenemos y ver lo que Dios hará después”. Patti habló dando ánimo. “¡Hombre, tú puedes hacerlo! Con la ayuda de Dios yo estoy segura que lo podrás hacer”. “Veo que tú tienes la razón. ¡Voy a hacerlo! Y como ya no tengo que viajar más para renovar las visas, supongo que puedo intentar enseñar si es necesario. Probablemente no lo voy a hacer peor que ese profesor al otro lado del río. Tú puedes empezar a avisar a algunos de tus pacientes que estamos considerando empezar una escuela aquí, y veamos qué tipo de respuestas encontramos. Voy Voy a dibujar algunos planos para una construcción, y puedo derribar algunos árbolesEsto y aserrarlos obtener madera mientras no se termine el combustible. será algopara emocionante”. La noticia de que los Duerksen estaban haciendo planes de abrir una escuela se regó rápidamente, y muchas personas empezaron a hacer consultas. Obviamente hubo un gran interés en esta idea, y eso fue algo alentador. Un día, el nuevo pastor distrital, un hombre joven llamado Alcedo Zubieta, vino a visitarlos. Él había reemplazado a Pedro, y en aquella

Deja que tu luz brille

ocasión era su primer año en el trabajo ministerial. Él tenía un rostro triste ese día, y después de conversar acerca de varias cosas por un buen rato, él le contó a Dale la razón de su melancolía. “La Misión me avisó que no me va a contratar para el otro año. El presidente dice que obviamente yo no estoy hecho para ser un ministro, porque no he logrado obtener la cantidad de bautismos que ellos habían establecido para mí. Al final de este año, yo estaré sin trabajo”. “Oh, cuánto me duele escuchar eso”, Dale simpatizó con él. “Yo pienso que usted es un buen pastor”. Él no sabía que más decir, sólo se quedó allí, pensando por un momento. Dale sabía que Alcedo había sido un buen profesor antes de ingresar al ministerio. Ahora él iba a perder su trabajo justo en el momento en que se necesitaba un profesor en Maranatha. ¿Estaría él dispuesto a regresar a la enseñanza? ¿Sería esta la respuesta de Dios a la oración de Dale por un maestro? “Alcedo, quiero hacerle una oferta. Usted es un profesor experimentado, y nosotros necesitamos de alguien como usted para dirigir la escuela que queremos empezar aquí. Nosotros no pagamos sueldos, pues todos trabajamos juntos como voluntarios, y la institución suple todas nuestras necesidades. ¿Estaría interesado en unirse a nosotros?” La expresión que tenía en su rostro no cambió. “Voy a hablar acerca de su propuesta con mi esposa Rosita”, dijo él, “y vamos a orar por eso, y después le voy a hacer saber qué es lo que decidimos”. Cerca de una semana después, Alcedo regresó, y con mucho entusiasmo Dale le preguntó, “¿Ha tomado alguna decisión?” “Bueno, yo hablé con Rosita acerca de su oferta, pero ella quiere continuar su educación, y en este lugar no podría hacerlo. Es por eso que decidimos regresar a Pucallpa en donde ella podrá continuar sus estudios. Pero de todos modos, muchísimas gracias por considerarnos”.

244

245

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Dale y Patti se chasquearon al escuchar eso, pero ellos sabían que si verdaderamente esa era la voluntad de Dios, ellos confiaban en que él les

Deja que tu luz brille

cálculos. Luego continuó: “Voy a necesitar diferentes tamaños de vigas para los pisos, listones, y vigas para el techo. Creo que sería mejor que yo

iba a proveer cualquier cosa que se necesite, incluso un profesor. Un día, Juan Heidinger llegó para preguntar acerca de la escuela que se iba a empezar allí. Él no estaba muy satisfecho con la escuela pública que había en el pueblo. Dale le explicó sus planes de tener una escuela con internado para que así los l os niños no tengan que viajar todos los días. A Juan le gustó la idea. Él le mostró a Juan los dibujos que había hecho para un edificio. Para utilizar al máximo el espacio cerrado, usando una mínima cantidad de materiales, él había planeado una construcción cuadrada de 11 metros en cada lado y, para aumentar el área que sería cubierta por las calaminas que tendrían un costo alto, planeó hacer una estructura de dos pisos. En el primer piso podrían haber dos departamentos pequeños para los profesores, y encima de los departamentos podrían estar los dormitorios para los estudiantes. Después de examinar el dibujo, Juan levantó la vista y preguntó: “¿Ya tienes los materiales que vas a necesitar para hacer esta construcción?” Por un momento Dale se sintió avergonzado de admitir que ni siquiera tenía suficiente dinero para comprar todos los clavos que podría necesitar necesitar,, sin contar con el techo y la madera, pero entonces rápidamente decidió ser franco y abierto al respecto. “No Juan, todavía no tengo nada, y no estoy seguro de cómo voy a obtener todo lo que necesito, pues mi dinero se está terminando. Pero tengo la convicción de que Dios quiere que tengamos una escuela cristiana aquí, y estoy seguro que Él nos va a ayudar a obtener todo lo que vayamos a necesitar”. “¿Qué tipo de madera necesitas?” fue la siguiente pregunta de Juan. “Yo tengo un pequeño aserradero parecido al que tú tienes, así podría ayudarte con algo de madera”. “¡Eso sería fabuloso!” respondió Dale. “Déjame hacer algunos cálculos de cuánta madera necesitaremos”. Cogió un lápiz y papel y realizó algunos

los prepare en mi aserradero. Pero también vamos a necesitar una gran cantidad de tablas de una pulgada de grosor para los pisos y las paredes. Yo calculo que solo para los pisos vamos a necesitar 2200 pies de tablas”. Cuando Juan escuchó eso, sin siquiera dudarlo un instante, declaró: “Yo “Yo voy a proveer toda la madera para los pisos, puedes contar conmigo”. “¡Oh, muchas gracias, Juan! Ahora tenemos un gran comienzo. ¡Alabado sea el Señor!” Una o dos semanas después, Alcedo vino a visitarlos nuevamente, pero esta vez, él trajo consigo a su esposa. Cuando Rosita estuvo a solas con Patti, de repente ella preguntó: “¿Todavía nos necesitan?” Algo sorprendida por este cambio repentino, Patti respondió: “Claro que sí. No tenemos a nadie más, y estaremos muy felices de que ustedes vengan aquí. ¿Qué te hizo cambiar tus planes?” “Bueno, empecé a pensar en nuestra pequeña niña. Ella todavía es una bebé, y nosotros no queremos que ella crezca en la ciudad, es por eso que decidimos que sería mejor aceptar la invitación de ustedes para quedarnos aquí. Terminaremos nuestras obligaciones con la Misión en diciembre, y tomaremos nuestras vacaciones en enero, y después de eso, nosotros vendremos para empezar a trabajar en la escuela. Dale estaba tan emocionado como Patti al escuchar las buenas nuevas. Estaba empezando a parecer que Dios los estaba dirigiendo en una gran aventura. Y estuvieron seguros de esto cuando después de que Dale fuera a Pucallpa para comprar más víveres y recoger el correo, allí, junto con otras cartas, Dale encontró una carta del banco con el estado de cuenta de diciembre mostrando el depósito del mes que llegaba a un total de más de $5,000. Esta era la mayor cantidad que habían recibido en un mes desde que habían venido a Perú. Ahora no había nada que los detuviera para avanzar hacia adelante con la nueva escuela.

246

247

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Dios hace lo imposible

Dios hace

   

lo

 

 imposible 

l nuevo año estaba comenzando con los planes para la nueva escuela y había una gran expectativ expectativaa por llevar a cabo esta nueva aventura. En Perú, el año escolar empieza en los primeros días de abril, cuando en la selva terminaba la época de las lluvias. Pero ellos no podían esperar hasta esa fecha para empezar a construir. Para poder tener una escuela ese año, ellos tendrían que ponerse a trabajar inmediatamente, llueva o no llueva.

E

La mayoría de materiales, sin contar con la madera, tendrían que venir de Pucallpa. Un lugar en dónde guardar esos materiales 248

249

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

hasta que pudieran ser utilizados era el principal problema que ahora Dale enfrentaba. Adicionalmente a la construcción que planeaban

Dios hace lo imposible

tipo de comida o artículos. Y como último recurso para el padre que no tuviera dinero, ni oro, y ni comida que pudiese dar, en lugar del pago

hacer, la cual serviría como casa para los profesores y estudiantes, ellos también necesitarían una construcción para el salón de clases, entonces decidió empezar primero con esa construcción. Su estrategia fue ubicar los 12 postes de soporte, y luego construir el techo con calaminas. Las paredes podrían esperar, pero el techo era lo más urgente. Así ellos tendrían un lugar en dónde guardar los materiales de construcción para protegerlos de la lluvia mientras trabajaban en la otra vivienda. Como lo había prometido, al final de sus vacaciones, Alcedo apareció listo para trabajar. La primera cosa que ellos necesitaban hacer era comparar las ideas que tenían para la escuela y establecer las metas que querían lograr, para así trabajar juntos y en armonía. Ellos estaban de acuerdo que todos querían proveer una educación cristiana que estaría disponible para los pobres así como también para los que tenían más dinero, pero ellos no querían que esto fuera completamente gratis, porque lo que no cuesta nada, es poco apreciado. Entonces, ellos concluyeron que un pago mínimo y justo sería esperar que los padres proveyeran suficiente comida para alimentar a los niños y a los profesores. Establecer un pago mensual en términos de moneda peruana era un problema, pues el país estaba en medio de dificultades económicas produciendo una inflación desenfrenada con una tasa anual de casi el cien por ciento. Ellos necesitaban algo que tuviera un valor más estable, entonces decidieron establecer una cuota de dos gramos de oro. Aún había algo de oro en la arena del río, y la mayoría de la gente sabía cómo lavar el oro. Aquellos que preferían pagar con efectivo, podrían hacerlo pagando la suma que el banco local pagaría por esa cantidad de oro en el día que se haya hecho el pago, y así se cuidaría de las fluctuaciones constantes en los precios producidos por la inflación. Aquellos que no tenían dinero ni oro podrían pagar con un saco de arroz. Otra opción sería llegar a un arreglo personal para pagar la mensualidad con otro

establecido, esa persona podría pagar con cinco días de trabajo cada mes para ayudarles a cultivar los alimentos para los alumnos. Era obvio que los pagos no serían suficientes para cubrir todos los costos en pro de hacer funcionar una escuela, pero ellos solo confiarían en que el Señor proveería el resto. Ellos invitaron a una reunión pública a la gente que estaba interesada para que pudieran escuchar una explicación de los planes que tenían para la escuela. La reunión se llevó a cabo a mediados de febrero, y cerca de 40 personas asistieron. Ellos estaban contentos al ver esa cantidad de personas, pues habían decidido que el primer año tendrían que poner un límite en las inscripciones de no más de 40 estudiantes. estudiantes. El lugar de la reunión fue debajo del techo, lugar que se convertiría en el salón de clases, entonces todo el mundo pudo ver que ellos estaban hablando en serio acerca de empezar una escuela. El intenso interés mostrado durante la reunión fue bastante alentador. Sin embargo, al final de la reunión, cuando Dale preguntó por voluntarios para ayudar con el trabajo de la construcción, solo cinco manos se levantaron, y eso fue algo desalentador. Alcedo empezó a llenar las solicitudes, pero increíblemente algunos padres sostuvieron que no podían enviar a sus hijos a esta escuela. Los pocos que se unieron empezaron a trabajar con buena voluntad, pero había un progreso muy lento porque se tomaban mucho tiempo aserrando los troncos y transportando materiales. Cuando el mes de abril llegó, el mes en que las clases debían empezar, el salón de clases todavía no tenía paredes, ni pisos, ni escritorios, ni sillas, ni pizarras. La otra construcción que supuestamente proveería las habitaciones en donde vivirían los profesores y los estudiantes no tenía nada más que el piso de madera ubicado a casi un metro por encima del nivel de la tierra. En ese momento parecía ridículo siquiera pensar que ese año ellos podrían tener una escuela.

250

251

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Entonces, Alcedo dio algunos sabios consejos a los Duerksen. “Antes de que las otras escuelas de los alrededores abran las puertas empezando su nuevo año escolar, sería mejor que nosotros demos a los padres una fecha definitiva de cuándo empezarán las clases aquí en Maranatha. De otro modo, los padres que han inscrito a sus hijos van a desconfiar de nosotros y van a inscribir a sus hijos en otras escuelas. No podemos esperar más tiempo si queremos tener una escuela este año”. “Sin ninguna duda estás en lo cierto acerca de eso”, respondió Dale, “entonces hagámoslo y establezcamos una fecha. ¿Qué te parece el primer lunes del mes de mayo? Será un poco tarde, pero tendremos un mes más de preparación. Y entonces sí tendremos que empezar, no importa lo que pase. Tendremos que improvisar y hacer todo lo que podamos con lo que tenemos a mano”. Todo el mundo estuvo de acuerdo con esto, y esta fecha definitiva produjo un frenesí de actividades. “Debemos incluir el primer año del nivel secundario además de nuestra escuela primaria”, recomendó Alcedo. No hay colegios secundarios en los alrededores, alrededor es, y pienso que aquí en el río Pachitea hay algunos jóvenes que no tienen más que educación primaria a quienes les gustaría continuar sus estudios. Tal vez deberíamos aumentar cada año un grado al colegio secundario hasta que eventualmente esta escuela llegue a tener una educación secundaria completa”. “No hay nada de malo en tener grandes sueños”, fue la respuesta de Dale a esta idea. “Tú eres el director, y si piensas que lo podemos hacer, yo te apoyo. Hagámoslo”. Dale sabía que en Perú las escuelas primarias solo tenían seis grados, así que el primer año del colegio secundario sería el equivalente al séptimo grado de escuela primaria en los Estados Unidos. Inmediatamente, Alcedo se puso a trabajar en los horarios. Él estableció para sí mismo el trabajo más grande. grand e. Él podría enseñar todos

Dios hace lo imposible

los grados primarios teniendo un estudiante estu diante como ayudante. Y como si esto no fuera suficiente, él también enseñaría algunos de los cursos del nivel secundario. Su esposa Rosita le podría ayudar enseñando algunas clases a pesar del hecho que ella tenía una pequeña bebé para cuidar. Dale fue asignado para enseñar inglés, matemáticas y artes manuales. Cuando se hubo expandido la noticia de que la Escuela Maranatha Mar anatha estaría ofreciendo el primer año del nivel secundario, produjo una afluencia adicional de solicitudes y pronto alcanzaron a tener la cantidad establecida de 40 inscritos. Unos pocos días después, un  joven de 18 1 8 años de edad e dad vino ca caminando minando por el sendero qu quee pasaba a través de la selva desde la nueva carretera hasta Maranatha, una distancia de 5 kilómetros y anunció que quería inscribirse en el primer año de secundaria. Se decepcionó mucho cuando se enteró que ya no había más espacio para él. “Por favor, déjenme quedarme”, él rogó. “Solo pónganme en alguna esquina. A mí no me importa en dónde me ubiquen. Solo permítanme asistir a su escuela. Yo necesito tener más educación. Por favor favor,, acéptenme como alumno”. Aunque Patti estaba tan ocupada en la clínica que no podía ayudar con la enseñanza de ningún curso, sin embargo ella sí ayudó en la planificación y en la evaluación de los solicitantes. “¿Cómo podemos rechazar a alguien que está tan ansioso por aprender?” dijo ella. “Probablemente “Probable mente no todo el mundo que se inscribió vaya a asistir”, fue la observación de Rosita”, tal vez debamos aceptar a algunos más de la cantidad establecida”. Dale expresó su opinión también. “Pienso que esa es una gran idea. Doy mi voto por eso si nuestro director está de acuerdo”. Es así como este muchacho llegó a ser el número 41 en la lista de solicitudes aceptadas. En lugares como la selva, en donde la mayoría de la gente es bastante pobre, se hacía poco uso de los libros de textos. En vez de eso, los estudiantes usaban cuadernos en blanco. Como la tiza era

252

253

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

barata, el profesor escribiría en la pizarra las cosas que los estudiantes necesitarían aprender, aprende r, entonces los alumnos copiarían esa información en sus cuadernos para que pudieran estudiarla luego. La pizarra sería

Dios hace lo imposible

estudiantes. Como las camas todavía no estaban listas, tuvieron que poner las colchonetas sobre el piso.

en sus cuadernos para que pudieran estudiarla luego. La pizarra sería algo indispensable, indispensable, así que Dale se puso a trabajar para hacer una. Él eligió una media docena de sus tablas más derechas de seis pulgadas, y cuidadosamente las cepilló y las lijó para darles un terminado suave. Luego las juntó para así formar una pizarra de un metro de ancho y dos metros de largo. Él pintó su creación con dos capas de pintura negra sin brillo. Aunque las rendijas entre cada tabla permanecían visibles, la pizarra sirvió para su propósito de una manera satisfactoria. La siguiente vez que Dale fue a la ciudad para obtener más materiales, se dirigió a una tienda de colchones para averiguar qué tipo de colchones había a la disposición. La mayoría de los colchones consistían en nada más que una esponja delgada forrada con tela. El colchón más barato era de una plaza, con un grosor de una pulgada. Realmente no tenía casi nada de relleno, pero esto podría servir para los estudiantes. Probablemente muchos de ellos ni siquiera tenían algo así en sus casas. Él compró 40 de esos colchones e hizo los arreglos para llevar todo el equipaje a Maranatha. Para el final del mes, el marco para las paredes del primer piso estaba terminado, pero aún no tenían las tablas para el revestimiento todavía. El tiempo se estaba agotando, así que ellos tenían que usar un poco de su creatividad para encontrar la manera de cerrar las habitaciones y así proveer privacidad. Ellos encontraron la solución al problema utilizando láminas de plástico. Mercaderes locales cargaban consigo rollos grandes de plástico azul que medían un metro de ancho, a un precio bastante bajo, así que Dale compró 50 metros de ese material para usarlo como una pared temporal. El plástico fue instalado rápidamente y sirvió para su propósito perfectamente. Tan pronto como el primer apartamento estuvo cerrado, Alcedo y Rosita se mudaron a su nueva casa. Como aún no había otro profesor, el otro apartamento serviría como el lugar en donde dormirían las

Dale, trabajando en la choza-almacén.

El mayor problema que se tenía que solucionar ahora era la habitación para los varones. Aunque habían pedido a Dios sabiduría al empezar cada día, ninguna inspiración llegó por varios días. Entonces, un día, mientras Dale estaba caminando por el salón de clases, levantó la mirada hacia el techo, y de repente una idea apareció en su mente. Hay un buen espacio que puede ser usado allí arriba en el altillo y está bien protegido de la lluvia. Tal vez podamos ubicar a los varones allí arriba. Rápidamente, tomó una escalera y subió para poder mirar más de cerca. Sí, era factible poner algunas tablas que servirían de piso y así el espacio podría ser utilizado. Dale bajó las escaleras para coger algunas tablas, y cuando fueron puestas en su lugar, él las probó para ver cuán bien podría movilizarse a través del área. Aunque él no podía permanecer de pie, pues el techo era bastante bajo para él, sí podía gatear fácilmente y moverse a través de la habitación con solo agacharse un poquito. Los colchones podrían ponerse a ambos lados del pasillo, y habría una cantidad adecuada de espacio para la cantidad de varones que esperaban tener inscritos. Ahora tenían la solución al

254

255

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

problema. Este espacio en el altillo serviría como dormitorio provisional para los varones. Aún había un gran obstáculo obstácul o en el camino: el servicio alimenticio. ¿Quién tendría la capacidad y la buena voluntad de cocinar para todos los niños? No podían pensar quién sería la persona correcta. Lo único que podían hacer era recordar al Señor acerca de su promesa, “La obra es de Dios, y él proporcionará los recursos y mandará a quienes ayuden, discípulos fieles y fervientes, cuyas manos estén también llenas de alimento para la muchedumbre hambrienta” 1 Justo a tiempo, Lidvina, la madre de Juan Heidinger, tuvo la voluntad de ofrecer sus servicios. Tres niños Heidinger, Maritza, Daisy y Edward asistirían a la nueva escuela, es por eso que la abuelita decidió que le gustaría estar cerca para cuidarlos. Ella ubicó su cama en el dormitorio de las mujeres, y por lo tanto, prácticamente, ella llegó a ser la preceptora de las muchachas así como también la cocinera de la escuela. Todavía no tenían las instalaciones para la cocina, así que Santiago se encargó de ese trabajo, haciendo una choza temporal para la cocina. Él construyó un cobertizo con hojas de palmeras, y debajo de ese techo, en el piso, hizo un montículo de barro, y en la parte superior hizo un espacio para la fogata. Los lados del espacio que serviría para la fogata sostenían una rejilla de metal, y esto llegó a ser su cocina a leña improvisada. Las instalaciones eran bastante primitivas, y sus ayudantes estaban dispuestos a hacer todo lo mejorpero con Alcedo lo que tenían a mano. El domingo en la mañana, el 3 de mayo, los estudiantes empezaron a llegar. Como lo habían anticipado, no todos los que habían solicitado ser admitidos habían aparecido para la registración. Empezaron las clases el lunes por la mañana con 24 estudiantes del nivel primario y 12 en el primer año del nivel secundario. Todavía no

1

Dios hace lo imposible

había escritorios ni sillas disponibles, es así que tomaron las bancas de la pequeña iglesia en donde los estudiantes pudieron sentarse mientras recibían sus clases. Dale recordó que una vez había visto una idea brillante en una revista para constructores. Era una banca que tenía un respaldar ajustable. Al mover dos d os pernos esta se ponía en una posición horizontal, y el respaldar se convertía en una mesa angosta. Dale pensó que este sería un mueble ideal de doble uso para la escuela: un escritorio con sillas adjuntas que servirían para las clases, o una banca con respaldar para reuniones generales. Confiando en su memoria, él empezó a dibujar los planos para su escritorio, y luego trató de fabricar uno. Funcionó perfectamente. Luego llevó el producto terminado y los planos a su clase de artes manuales. Él empezó otro más mientras los alumnos observaban cómo él lo hacía, y luego les asignó a cada uno la tarea de hacer un escritorio mientras él supervisaba sus trabajos. Pronto, todos los estudiantes habían finalizado los escritorios hechos a mano, y así todos pudieron escribir de una forma más fácil. Definitivamente, esta escuela era una escuela misionera, y el servicio de adoración era una parte importante en las actividades educativas. Aunque la mayoría de estudiantes no eran adventistas, ellos escuchaban con entusiasmo las enseñanzas religiosas, ¡y cuánto les gustaba cantar! Sus gozosas alabanzas competían con el canto de los pajaritos en cada amanecer. Patti comentó: “Ya no necesito un despertador nunca más, pues siempre escucho a los niños cantar cuando es el momento de despertarse”. Con cierto pesar, el comité de admisión había aceptado a una niña bastante pequeña, ella venía de una casa que no parecía tener ningún principio religioso. Su padre mantenía dos casas, una en Puerto Inca y una en Pucallpa, teniendo una esposa en cada una. De alguna forma, en sus ancestros debió haber habido algo de británico pues su apellido era Jones, algo que definitivamente definitiva mente no era un nombre hispano.

 El Deseado de todas las gentes, p. 338

256

257

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

El señor Jones era un hombre de negocios bastante exitoso quien poseía un remolcador que llevaba balsas de madera a los aserraderos en Pucallpa. Él también era dueño de una tienda en Puerto Inca y

Dios hace lo imposible

tiene por qué ser privada de asistir a una iglesia. Ella siempre será bienvenida de participar en nuestras actividades religiosas aquí en Maranatha”. La madre parecía estar consolada por esta invitación, y

de la ganadería que estaba justo al frente de Maranatha. Un viernes de tarde él vino para llevar a su hija a pasar el fin de semana en casa, pero ella se negó a ir con él. Ella quería quedarse en la escuela para poder asistir a la Escuela Sabática la siguiente mañana. Y un día, cuando su profesor le dio la tarea de escribir una composición, esta pequeña niña eligió escribir acerca del cerdo. Su composición decía: “Nosotros los adventistas no comemos cerdo, porque es un animal inmundo”. Obviamente ella ya estaba empezando a identificarse como una adventista. También Tambi én estaba Emily, quien venía de un ambiente completamente diferente. Sus padres asistían regularmente a la iglesia los domingos, y Emily enseñaba a una clase en la escuela dominica dominical.l. Cuando ella ingresó a la Escuela Maranatha, su pastor no se sintió a gusto con esa idea. Pero ella sí estaba feliz, y especialmen especialmente te disfrutaba de los nuevos cantos. Un domingo, ella decidió enseñar uno de esos coritos en la clase de su escuela dominical. dominical. Aunque el canto solo hablaba de la grandeza y el poder de Dios y no mencionaba ninguna doctrina adventista exclusiva, el pastor debió haberse sentido amenazado por el hecho de que ella había estado enseñando algo que había aprendido en Maranatha. Él la acusó por tratar de regar las “enseñanzas del Sábado” que estaba aprendiendo en la escuela, y fue sacada de todas sus responsabilidades en su Iglesia, prácticamente fue expulsada. Pobre Emily, se sentía desolada por la forma en que se habían dado los eventos y derramó muchas lágrimas. Su madre estaba bastante preocupada también. también. Cuando ella trajo a su hija de regreso a la escuela, después del fin de semana, ella contó su historia de dolor esperando encontrar que algún oído pudiera escucharla. Patti se compadeció: “Lamento tanto escuchar eso, y sé que no fue justo, pero Emily no

Emily continuó teniendo una parte activa en los servicios de adoración en la escuela. Mientras tanto, el flujo de pacientes que llegaba a la clínica continuaba sin cesar. De hecho, el mismo mes en que la escuela escu ela empezó a funcionar, todos los registros previos quedaron desechos cuando Patti atendió a 695 pacientes en ese mes. Este “éxito” casi la debastó, pues sentía que estaba en peligro de agotarse. Era algo frustrante para ella, pues sucedía muchas veces que cuando apenas estaba empezando a hacer alguna tarea doméstica, de repente sonaba la campana en la clínica, y ella tenía que dejar lo que estaba haciendo para ir a atender otra persona enferma. La noticia de que muy pronto Colette regresaría de Francia para ayudarla, le dio fuerzas para mantener bajo control toda la carga de trabajo. Dale también sentía la presión. Había un límite en la cantidad de cajas de medicinas que él podía manejar en cada viaje, y por la demanda creciente de medicinas, tenía que ir a Pucallpa cada dos o tres semanas para reabastecerse. Esto limitaba severamente la cantidad de tiempo que podría invertir trabajando en la construcción de la escuela, y eso era bastante frustrante. Luego, un día, Santiago anunció: “He encontrado un terreno disponible que está ubicado un poco más arriba de la quebrada Sungarillo. Nadie lo ha poseído, y probablemente debe ser por el difícil acceso a la propiedad. La orilla del río es bastante escarpada y alta en ese lugar, pero he encontrado un espacio en donde creo se puede hacer un puerto accesible. Quiero cultivar un pedazo de tierra y plantar algo, y cuando tenga suficientes cosas creciendo para alimentar a mi familia, moveré a todos allí”.

258

259

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

“Oh, siento tanto escuchar que nos vas a dejar”, fue la respuesta un tanto decepcionada de Dale. “Tú has sido una gran ayuda para nosotros durante tiempos difíciles. Pero también sé cuánto has querido tener un lugar propio, es por eso que no te puedo culpar de tomar ventaja de esta oportunidad”. Santiago respondió: “Probablemente no podremos mudarnos a ese lugar hasta el próximo año, y mientras tanto yo puedo continuar ayudándoles aquí medio tiempo”. “Agradezco tu voluntad de seguir ayudándonos, estoy seguro que vamos a necesitar toda la ayuda que podemos obtener. Me imagino que no podrás mover tu casa a este nuevo lugar ¿verdad?” “No, me imagino que no. Voy a tener que encontrar nuevos materiales allí en la propiedad para hacer una nueva casa para mi familia”. “Bueno, nosotros podemos hacer un buen uso de tu casa aquí en Maranatha. Este sería un excelente lugar para el dormitorio de los varones en el próximo año. Es por eso que te voy a comprar la casa. ¿Cuánto crees que vale la casa?” Después de discutir brevemente acerca del tema, ellos establecieron un precio equivalente a US$500. Cerca de este tiempo algo más estaba llevándose a cabo trayendo elementos de tristeza mezclados con felicidad. Vern, el piloto, había llegado al final de su designado periodo de servicio, y estaba planeando regresar permanentemente a su patria. Por un par de años Dale y Patti habían hablado con él por radio diariamente y disfrutaban de sus visitas en gran manera. Ellos aprendieron a quererlo querer lo como un miembro de su familia, e iban a extrañar su carácter bastante tranquilo así como las atenciones constantes que él siempre tuvo hacia ellos. Él mostró su gran consideración por el bienestar del nuevo piloto postergando su partida hasta una semana después de la llegada de su reemplazo. Así él podría dar al nuevo piloto algunas orientaciones en el trabajo.

Dios hace lo imposible

Pero Dios estaba preparando una sorpresa especial para los Duerksen. La hija menor, Bonnie, había esperado un tiempo para decidir acerca de lo que quería hacer con su vida. Cuando ella decidió que quería llegar a ser una enfermera, aceptó la invitación de su tía Lolita para vivir en su casa en Loma Linda, California, mientras ella estaba recibiendo su entrenamiento. Bonnie se inscribió en el curso que duraba un año para obtener el título de enfermera con licencia profesional (LVN, siglas en inglés). Cuando llegó el día de la graduación de Bonnie, Dale envió a Patti de regreso a los Estados Unidos para asistir a la ceremonia, mientras él se quedaba para cuidar de las cosas en Maranatha. Cuando llegó a Loma Linda, ella descubrió que un muchacho llamado Bill Norton también estaba haciendo planes para asistir a la graduación de Bonnie. Bill era hijo de misioneros. Su padre había sido un piloto que volaba como misionero de autosostén en el sur de México, y allí fue donde Bill creció. Desde una pequeña edad él soñaba soñab a con ser un piloto. Cuando su padre perdió la vida trágicamente en un accidente que tuvo con su avioneta allí en México, Bill decidió que él iba a mantener el legado de su padre en la misión de la aviación. Cuando Bill obtuvo su licencia de piloto, él decidió que también quería llegar a ser un calificado mecánico de avionetas, para que así esté seguro que las avionetas que él usaría estén mecánicamente seguras para volar. Él se inscribió en un curso mecánico de aviación en una escuela en Kentucky, y como cosa del destino, al mismo tiempo, David Gates estaba tomando el mismo curso. David y Becky lo invitaron a vivir con ellos para reducir los gastos del departamento. Un día, Bill le dijo a Becky: “Me gustaría encontrar una buena mujer como tú para ser mi esposa”. Becky le sonrió dulcemente y le dijo: “Bueno, Bill, yo tengo una hermana que no está casada, y tampoco tiene un enamorado todavía”.

260

261

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Ella le dio la dirección de Bonnie, y muy pronto, las cartas iban y venían, y el romance empezó. En el momento que Patti conoció a Bill ella tuvo la sensación, “este es el hombre para mi hija”. En la

Dios hace lo imposible

University (Universidad de Andrews). Este curso fue para ellos algo muy inspirador y de gran ayuda, pero un día, cuando el grupo estaba discutiendo acerca de cómo tratar con el choque cultural al entrar a un

graduación, Patti le realizó la invitación: “Bill, yo pienso que tienes que venir a Puerto Inca para visitarnos. Estoy segura de que también a mi esposo le gustaría conocerte”.

ambiente nuevo y extraño, Bonnie solo comentó: “Para mí esto va a ser como regresar a casa”.

“¡Oh, le aseguro que iré!” dijo él con convicción. Este muchacho sabía muy bien a dónde estaba yendo y qué era lo que iba a hacer. No había nada indeciso en él. Bonnie regresó a Maranatha con su madre, y unas semanas después Bill llegó a cumplir su visita prometida. Cuando ambos estuvieron allí solos, Bill le propuso matrimonio a Bonnie, y ella dijo que sí. Luego, él tuvo que pedir permiso al padre para casarse con su hija. Aunque por un momento Dale quiso hacerle pasar un mal rato, realmente él estaba muy contento por la elección que tuvo su hija de alguien con quién compartir su vida, y rápidamente les dio su permiso y bendición. La fecha para la boda fue establecida para junio, y Patti y Dale hicieron planes de dejar Maranatha por unas semanas para asistir a tan importante evento. Su hijo James y su novia Debbie decidieron casarse en el mismo mes, y fue posible asistir a las dos bodas en un solo viaje a los Estados Unidos. No mucho tiempo después de su matrimonio, Bill y Bonnie mandaron una solicitud a la Conferencia General para realizar servicio misionero en el extranjero, y entonces, cuando los Duerksen escucharon el nombre del nuevo piloto que llegaría a Pucallpa para reemplazar a Vern, el dolor se convirtió en gozo, pues era Bill Norton —y por supuesto— él estaba viniendo con su esposa Bonnie, la dueña legal de la propiedad de Maranatha. Antes de salir de los Estados Unidos, ellos habían sido obligados a asistir a un curso de entrenamiento de una semana dirigido por Mission Institute (Instituto Misión) de Andrews 262

263

Una luz en la oscuridad

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen    

 en  luz  en

Una  Una  la   la

 

 oscuridad  uando había pasado la mitad del año escolar, dos sobrinos adultos de Dale, Gary y Ed decidieron hacer un viaje a Perú para ver por ellos mismos lo que estaba pasando en Maranatha. Por el trabajo, Gary había realizado muchos viajes en la compañía Eastern Airlines, y había acumulado muchas millas de vuelo pudiendo así obtener tres boletos de bonificación de avión a Perú. Gary dio el tercer boleto a su papá (el hermano de Dale), y la llegada de los tres hombres para realizar una visita de dos semanas llegó a ser una verdadera bendición.

C

264

265

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Cuando ellos vieron la condición deplorable de los dormitorios inconclusos, anunciaron que ellos querían trabajar en esa construcción. Eso sonó como música en los oídos de Dale, así que inmediatamente

Una luz en la oscuridad

Esto significaba que tenía que hacer los armazones para el techo de 12 metros de largo. Él estableció un patrón en el suelo, y luego procedió a cortar todas las piezas que necesitaría para hacer diez armazones.

él los puso a trabajar. Para ese tiempo, él ya tenía preparada suficiente madera para cubrir las paredes del primer piso, entonces ellos empezaron sacando la pared temporal de plástico y clavando en su lugar paredes permanentes. Ellos trabajaron rápidamen rápidamente, te, y al finalizar el primer día, las paredes estaban casi terminadas. Ahora la estructura estaba empezando a parecerse a una verdadera residencia. Juan cumplió su promesa de proveer todas las tablas para los pisos, entonces Dale pensó que el siguiente trabajo que debían hacer sería colocar el piso para el segundo nivel, pero Gary tuvo una idea diferente. “Será bastante incómodo tener que subir frecuentemente por las escaleras portátiles para poder poner el piso”, dijo él. “Primero déjame hacer una escalera permanente para el edificio, entonces después será mucho más fácil para nosotros subir y bajar mientras ponemos el piso”. Esa idea tenía sentido, entonces Gary se puso a trabajar en eso. Con la conveniencia de la escalera nueva, ellos pudieron poner el piso rápidamente y, muy pronto, ese trabajo también quedó terminado. Fue motivador ver que por fin las cosas estaban tomando forma rápidamente después de muchos meses de retrasos y progresos lentos. A los familiares todavía les quedaba algo de tiempo, y ellos quisieron realizar el marco de las paredes del segundo piso. Desafortunada Desafortunadamente, mente, Dale no tenía suficiente cantidad de listones para completar ese trabajo, pero por lo menos pudieron empezar con el material que tenían a la mano. En el momento que ellos tuvieron que irse, ellos llegaron a enmarcar cerca de las dos terceras partes de las paredes del segundo piso, y unas semanas después, ese trabajo también fue completado. Finalmente ahora podrían poner el techo a la construcción. Para proveer adecuada protección a todo el primer piso, Dale decidió que debería hacer los aleros sobresaliendo 1 metro a los lados del edificio.

El día siguiente rápidamente los armó hasta que finalmente obtuvo 10 armazones que estaban apoyándose al lado de la construcción, listos para ser subidos a la parte superior del segundo piso. Dale miró con satisfacción los armazones que había hecho, pero luego, él miró hacia el lugar en donde supuestamente debían ir esas construcciones, y se dijo a sí mismo,  ¿De qué manera vamos a levantar esos monstruos de 12 metros hacia arriba? Yo no pensé en ese pequeño problema. Necesito alquilar una grúa, pero no hay nada como eso disponible aquí en medio de la selva. Será mejor que hable acerca de esto con el “Doctor celestial” de Patti, pues seguramente Él también tendrá un buen jefe de construcción. Muy temprano, en la siguiente mañana, en su tiempo a solas con Dios buscando una guía para ese día, Dale revisó un consejo en la Biblia: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”.1  Con esta seguridad en su mente, él se arrodilló y le pidió a su representante divino que le diera la sabiduría que necesitaba para finalizar la construcción. Mientras él caminaba al lado de la construcción buscando algunas ideas en su mente, se recordó de su viejo cabrestante manual. Tal vez él podría armar algún tipo de aparato usando el cabrestante para así poder levantar esos armazones. Se dirigió al almacén para buscar el viejo cabrestante, y al agarrarlo para darle una mirada, Dale pudo darse cuenta que estaba completamente inservible. Este tenía dos ruedas dentadas, una grande y una pequeña, pero los dientes en la rueda grande se habían desgastado totalmente que ya no podía funcionar más.

1

 Santiago 1:5

266

267

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Una luz en la oscuridad

Parecía ser que este cabrestante viejo estaba listo para ser chatarra, pero Dale había aprendido que en el trabajo de Dios, frecuentemente, uno debe hacer lo que pueda con lo que tiene, aunque lo que se tenga no parezca estar del todo bien. Él pudo notar que el cabrestante podía ser desarmado, así que sacó el engranaje grande y lo llevó hacia su equipo de soldadura a gas. Cuidadosame Cuidadosamente, nte, Dale soldó un pedazo del

donde los troncos estarían cerca de un metro y medio aparte sería la base. Cada cincuenta centímetros él clavaba una tabla a través de los dos troncos y, cuando lo hubo terminado, esta parecía ser una gran escalera. Después de cavar dos huecos en un lugar cercano al edificio en donde ubicaría las patas de este aparato, él utilizó a los muchachos de la escuela para que le ayudaran a levantarlo a una posición vertical,

metal que estaba desgastado en cada diente. Luego tomó una lima y trató de formar cada diente a como fue su forma original. Esto fue un trabajo muy largo y tedioso, pero finalmente, pudo restaurarlo hasta el punto en que los dos engranajes se podían mover conjuntamente y, una vez más, él pudo tener un cabrestante con el cual trabajar.

algunos de los niños empujaban desde el suelo, mientras que otros estaban en el segundo piso, jalando con sogas. Luego elevaron un tercer tronco y lo apoyaron sobre los dos primeros como creando un tipo de trípode, y luego Dale se subió a la parte superior de la torre para asegurarla y amarrar la polea que ya tenía el cable insertado.

Un problema fue solucionado, pero ahora el nuevo problema era cómo usar el cabrestante. No había nada en la parte superior de la construcción a donde podría sujetar el aparato. La única posibilidad parecía ser que debían diseñar un plan que permitiría adjuntar el cabrestante a una plataforma fuerte que estaría cercana al nivel del suelo. Mientras Dale pensaba acerca de esto, él llegó a la conclusión que sería factible si podría sujetar una polea a algo fuerte cerca de dos metros por encima de la construcción. Entonces el cable del cabrestante podría subir a la polea y regresar al otro lado en donde estaba el armazón que tenía que ser levantado. En su almacén, él tenía una polea que podría ser utilizada, y ahora, todo lo que necesitaría sería una torre alta en donde podría sujetar la polea.

Ahora había llegado el momento de hacer la prueba. Dale envió a dos de sus ayudantes al segundo piso, instruyéndoles que debían ubicarse en el marco de la pared para que se encarguen de jalar los armazones sobre la construcción —claro— si ellas llegarían arriba realmente. Fue un momento emocionante cuando él amarró el cable al primer armazón y empezó a maniobrar el cabrestante. Se necesitaba de una gran fuerza para mover la manija, pero el armazón se empezó a mover hacia la parte superior del edificio en una forma lenta pero estable, y en pocos minutos ya estaba arriba listo para ser clavado en su lugar. ¡Qué alegría!

Allí en la selva crecía abundantemente un cierto tipo de árbol. Este tenía un tronco hueco, y la parte leñosa del árbol era bastante similar a la madera balsa. Los troncos de ese árbol eran livianos y fáciles de ser cortados pero eran bastante resistentes. Entonces Dale pensó que esa madera sería perfecta para construir su torre temporal. Él eligió dos árboles, cada uno medía cerca de 6 pulgadas de diámetro, luego los derribó y los cortó en troncos de nueve metros de largo y luego los colocó sobre el piso en forma de V. El punto en donde los troncos se unirían sería la parte superior de la torre, y en el otro extremo, en

rápidamente después de alzar solo un armazón. “Si continúa desgastándose, esto no podrá levantar nueve más”, él murmuró. “Tenemos que encontrar alguna forma de reducir la presión en el equipo”. Tuvieron que abandonar el trabajo del día, para dejar que el problema descanse hasta la siguiente mañana, y mientras tanto, Dale oraba, pensaba y deseaba encontrar alguna inspiración.

Pero entonces, él se percató de algo que no produjo gozo. El engranaje del cabrestante reparado recientemente, se había desgastado

Cuando llegó el momento de empezar a trabajar en la siguiente mañana, la inspiración apareció. Mientras Dale miraba a cuatro

268

269

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

hombres cargando uno de los armazones hacia la posición en donde sería amarrado al cable, cabl e, la idea apareció en su mente: “ Esos hombres no tienen ningún problema cargando ese armazón. El único problema

Una luz en la oscuridad

último armazón estuvo en la parte superior, la algarabía se desbordó y todo el mundo gritó de gozo. El viejo cabrestante estaba completamente complet amente desgastado, pero nadie se preocupó de eso ahora. Su trabajo había

es que ellos no pueden levantarlo siete metros de alto. Si ellos  pudieran elevar el armazón poco a poco, entonces, la única cosa que el cabrestante tendría que hacer sería mantener el armazón en su lugar mientras los hombres se ubican ubica n para elevarlo un poco más, entonces habría mucho menos presión en el equipo”.

Dale les explicó a sus ayudantes lo que quería hacer, entonces, ellos probaron la nueva estrategia. Entonces, él gritó: “¡Uno, dos, tres, LEVANTEN!” Ellos juntos pudieron elevar el armazón cerca de un metro de altura mientras él manipulaba frenéticamente el movimiento del cable. Luego él gritó: “¡Está bien, suéltenlo!” suéltenl o!” entonces el cabrestante sostuvo la viga en el aire a pocos metros por encima del suelo. Los hombres tomaron nuevas posiciones, y luego repitieron repit ieron el proceso para mover el armazón un poquito más arriba. Después, ellos amarraron algunas sogas al armazón, y dos de los hombres se fueron al segundo piso para jalar desde arriba, mientras los otros agarraron unos postes para empujar desde abajo. El plan funcionaba perfectamente, y en cinco minutos el segundo armazón estuvo arriba en su lugar. Todo estaba yendo bien hasta que un par de dientes del engranaje más grande se rindieron cuando la viga número nueve estaba en su camino hacia arriba, pero de alguna manera, ellos maniobraron para hacerla llegar hasta su lugar.  ¿Será esto un obstáculo para poder  finalizar con uno más? se preguntó Dale. Él elevó una oración silenciosa: “Señor, necesitamos este techo en gran manera. Por  favor ayúdame a que este ca cabrestante brestante funci funcione one una vez más” más”.. Entonces, ellos empezaron a levantar el último armazón, y cuando el cabrestante empezaba a deslizarse en los dientes desgastados del engranaje, de alguna manera, él se las arreglaba para maniobrar y pasar el espacio en donde estaban los dientes desgastados. Cuando el

concluido, y ahora podría descansar en paz en la chatarrería. Los hombres que estaban ayudando tuvieron que regresar a sus casas, y las clases en la escuela tuvieron que continuar. Todavía había mucho trabajo que ser realizado en el techo, pero parecía que ahora todo quedaría paralizado. Pero justo entonces, Santiago llegó con buenas nuevas. “Ya he terminado con el trabajo en mi chacra nueva”, dijo él. “Ahora voy a poder ayudarle a tiempo completo por algunos días. ¿Qué es lo que desea que haga?” “Oh, gracias Santiago. Sí, necesitamos ayuda para poder terminar ese techo. Terminemos de hacer primero los marcos, y luego tú te puedes encargar de clavar las calaminas en su lugar, mientras yo te las alcanzo”. Santiago era un trabajador impresionante que no creía en las 8 horas laborales. Él trabajaba desde el amanecer hasta el anochecer, y en pocos días, el techo estuvo terminado. Después de poner el último clavo dentro de la calamina, él se arrastró arrast ró hacia la grúa improvisada que había elevado los armazones, y descendió por la torre al piso. Y como ya no se la necesitaría más, Dale tomó su motosierra y rápidamente cortó los palos en pedazos, listos para ser usados como leña. El techo fue terminado justo a tiempo, pues en la siguiente noche hubo una gran lluvia. El nuevo techo no tuvo ni una gotera, y esa fue una gran razón para regocijarse. * * * Otra razón para regocijarse fue el regreso de Colette, la enfermera francesa. Cuando Patti estaba sola, tratando de atender a 50 pacientes  —y algunas veces muchos más— en un día, ella se sentía frustrada pues no podía pasar más de diez a quince minutos con cada uno. Ella

270

271

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Una luz en la oscuridad

quería enseñar a sus pacientes principios de una vida sana, hablar con ellos acerca de sus problemas personales y orar con ellos. Realmente, esta sería la manera de poder estar cerca al corazón de sus pacientes y ganar su confianza, y entonces así ella podría invitarles a seguir a Jesús, pero con tantos pacientes, realmente no había nada de tiempo para poder hacer eso. Pero ahora, ella y Colette podrían dividirse

Esa noche, Margarita empezó el trabajo de parto, y la dilatación se dio en forma normal. Luego, Patti pudo sentir la cabeza del bebé en el canal de parto y se sintió aliviada al saber que el bebé no venía sentado. Pero su alivio le duró poco, pues de un momento a otro, todo el progreso se quedó paralizado. Parecía que el bebé se había quedado atorado. Ella trabajó con Margarita toda la noche sin obtener

el trabajo. Por supuesto, los pacientes que retornaban querían ver a Patti de nuevo, pero Colette podría atender a los pacientes nuevos, y generalmente ese plan funcionó bastante bien.

ningún progreso, y por la mañana fue evidente notar que el espacio de la pelvis era bastante pequeño como para que el bebé pudiera pasar a través de ella. Ahora, después de haber atendido a muchos partos en todos estos años, el peor temor de Patti se hizo realidad; ella estaba teniendo una paciente que necesitaba una cesárea, y el esposo de la mujer no estaba allí en ese momento para llevarla a algún hospital que estaba localizado a muchos kilómetros de distancia. Entonces, como siempre, Patti llamó a su Médico Celestial para que le mostrara qué hacer. Él le había dado sabiduría a Dale para saber cómo solucionar el problema en la construcción, y ella creía que ahora Él también le daría sabiduría a ella para tratar con esta crisis.

Llevando un paciente a la clínica Maranatha.

Margarita era una paciente nueva. Ella era una mujer joven de tamaño pequeño, y a término de su primer embarazo. Como Colette no tenía experiencia en obstetricia, Patti decidió encargarse de esta paciente. Cuando ella revisó a la muchacha, le fue difícil encontrar los latidos del corazón del bebé. Finalmente lo encontró por encima del ombligo. Eso usualmente significaba que el bebé venía sentado, y Patti tenía miedo de ese tipo de partos.

La mente de Patti regresó cuatro años atrás. Ella recordó uno de sus viajes a los Estados Unidos en donde conoció a un doctor que era un especialista en ginecología. Ella había hablado con él acerca del trabajo de parto, y él le dijo a ella: “Tú necesitas aprender cómo hacer una sinfisiotomía. En lugares con limitadas instalaciones como en tu situación, este procedimiento frecuentemente puede servirte como un sustituto de la cesárea. Yo tengo un libro que describe todo el procedimiento, y te lo voy a enviar”. Él escribió la dirección de Patti, pero el libro nunca llegó. ¿Por qué?, Oh, ¿Por qué él nunca me envió ese libro? Patti se preguntó. Entonces Patti llamó a Dale para que viniera. “Por favor, alista el bote”, dijo ella. “Vamos a tener que llevar esta mujer a Puerto Inca. No puedo hacer nada más por ella aquí, y su condición se está poniendo preocupante. He escuchado que ahora hay tres doctores en el pueblo. Ellos no tienen una buena reputación, pero tal vez uno de ellos pueda

272

273

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Una luz en la oscuridad

hacer algo por Margarita. Cuánto desearía que el doctor Cristofer todavía estuviera allí”.

de Margarita. “Pero no estoy autorizado a usar las instalaciones aquí nunca más”, él objetó.

La Iglesia católica había traído de Alemania al Dr. Cristofer para

“Aquí no hay nadie más que pueda ayudarla”, Patti señaló. “¡Si

que se hiciera cargo del hospital del Estado en el pueblo. Él había visitado Maranatha varias veces, y los Duerksen habían desarrollado una buena relación de trabajo con él. Entonces, después de un año, el Gobierno envió tres doctores que venían de la Costa a Puerto Inca. Arrogantemente, ellos anunciaron que ahora ellos se encargarían del hospital, y le ordenaron al Dr. Cristofer que saliera, entonces él se mudó a un pueblo cercano. Dale y Patti pusieron a Margarita en una camilla y la cargaron hacia el bote. Cuando llegaron a Puerto Inca y estuvieron amarrando el bote, alguien que caminaba por ahí al ver a la mujer en la camilla, comentó: “No está ninguno de los doctores aquí, todos se fueron por el feriado”. Patti se quedó aturdida. ¿Cómo podrían ellos ser tan irresponsables irresponsabl es de irse todos al mismo tiempo, sin dejar a nadie en el hospital por alguna emergencia? Dale sugirió, “¿Por qué no vas al hospital de todas maneras para estar seguros si es verdad que no hay nadie allí? Tu sabes que frecuentemente la gente nos dice cosas que no son ciertas”. No había nada más para hacer en ese momento, así que ella se fue corriendo hacia el hospital. Allí ella encontró a una enfermera que confirmó la increíble noticia. Los tres doctores se habían ido. Mientras Patti se daba vuelta para retirarse completamente impotente y desesperada, la enfermera comentó: “Oh, ayer he visto al Dr. Cristofer en el pueblo”, entonces, de repente, la esperanza renació. “¿Podría por favor ir a ver si puede encontrarlo?” Patti le rogó. “Dígale que la enfermera de Maranatha tiene un problema serio, que ella necesita hablar con él ahora mismo”. La enfermera enfermer a se dirigió a buscar al Dr. Cristofer, y al poco rato, ella regresó con él. Rápidamente, Patti le dio un resumen de la condición

ella no recibe alguna ayuda muy pronto, se va a morir!” El Dr. Cristofer reflexionó por un momento y luego respondió: “Usted tiene razón. Tráigala, y veré qué puedo hacer”. Ellos trajeron a la mujer al hospital, y él la examinó. Él estaba de acuerdo que la mujer estaba en una condición crítica, pero él tampoco estaba seguro de qué debía hacer con ella. Una cirugía parecía ser la única solución, pero él no era un cirujano. Aunque él había realizado algunas cirugías menores, nunca había intentado realizar una cesárea. “¿Alguna vez usted ha escuchado acerca de una sinfisiotomía?” Patti preguntó. Él pensó por un momento. “Sí, escuché acerca de eso”, él respondió. “De hecho, tengo un libro que describe el procedimiento, pero nunca lo he revisado pues el libro está escrito en inglés el cual no entiendo muy bien. Creo saber en dónde está ese libro, espere un momento mientras voy a buscarlo”. Rápidamente, él regresó con el libro en su mano. “Estoy dispuesto a tratar de hacerlo si usted me ayuda”, dijo él mientras le alcanzaba el libro a Patti. “Usted lea lo que dice, luego dígame en español lo que supuestamente tengo que hacer, y yo lo voy a hacer”. Entonces, ellos empezaron a preparar todo lo que necesitarían. Un enfermero estaba presente, y el doctor le pidió que empezara a ponerle una vía intravenosa a Margarita. El hospital estaba casi desprovisto de instrumentos médicos, pero afortunadamente, Patti había traído algunos instrumentos con ella. El único bisturí que pudieron encontrar fue uno bastante pequeño, pequ eño, pero ellos tendrían que hacerlo con lo que tenían. Las instrucciones en el libro estaban escritas claramente, prácticamente tenía la forma

274

275

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Una luz en la oscuridad

de una receta, primero haz esto, luego haz aquello, etc. En realidad, la parte frontal de la pelvis no es un hueso sólido. Los dos lados de la pelvis están unidos por un cartílago, el cual es llamado sínfisis púbico. Cuando esta conexión es cortada, la pelvis puede separarse, casi como cuando se abre una bisagra, y esto permite que el canal del parto se expanda. Entonces, cuando el doctor hizo el corte, ¡la bebé salió

ellos tuvieron que pasar. Se pudo notar que cuando todo el mundo trabajaba unido para superar obstáculos y construir una institución de la nada, de alguna forma todos pudieron cerrar el año en forma unida. Por supuesto que tuvieron algunos problemas disciplinarios, pero no fueron tan serios, y aunque algunos estudiantes descontentos se retiraron, en el momento que llegaron al final del año, todos sentían

rápidamente! La pobre bebé había sufrido un gran trauma. Su pequeña cabeza estaba completamente deformada, además tenía un gran hematoma. Ella no respiraba, pero todavía tenía un fuerte latido del corazón, entonces Patti empezó a darle respiración boca a boca. ¡Fue un momento tan emocionante cuando la bebé dejó salir un pequeño llanto y empezó a respirar por sí misma!

que realmente eran una gran familia. Clausuraron el año escolar con un pequeño programa, algo así como una ceremonia de graduación, solo que esta vez no tuvieron una clase que se graduara. Todos los padres estuvieron presentes. La reunión empezó entonando las letras del Himno Nacional. Luego, uno de los estudiantes realizó un lindo homenaje a los profesores. Después, el director narró los eventos más importantes del año escolar, y Dale discutió los planes para el siguiente año. Se entregaron las libretas de notas, y con esto, el primer año de la Escuela Maranatha pasó a la historia.

Ahora la crisis había terminado, y ellos pudieron relajarse, bueno, eso es lo que pensaron. ¡Justo en ese momento, Margarita entró en crisis! Rápidamente, Patti evaluó su presión sanguínea y descubrió que había descendido peligrosamente. Luego, ella revisó el suero y se dio cuenta que no estaba funcionando. Solo había un tubo de plástico colgando de la botella de suero. Ella no se había percatado que el enfermero había fallado en sus esfuerzos para hacerlo funcionar. Rápidamente, Patti remedió la situación empezando a aplicar el suero ella misma y elevando los pies de Margarita, y en pocos minutos su presión sanguínea se normalizó. Ahora sí la crisis había terminado, y hubo tiempo para agradecer a Dios por sus bondades, por la forma maravillosa en la que todo había funcionado para que al final se pudieran salvar las vidas tanto de la mamá como de la bebé. * * * El año escolar había llegado a su fin a mediados de diciembre. Había sido un buen año a pesar de todas las dificultades por las que 276

277

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

   

Esfuerzos por apagar la luz de Dios

apagar Esfuerzos por  

la luz de

Dios

P

or esa época se estaban llevando a cabo las elecciones generales en Perú, y la inflación llegó a ser el mayor tema a tratar en la campaña política. Los socialistas prometían poner un pare a los precios elevados. Y sus argumentos debieron haber sido efectivos pues por primera vez en la historia el partido izquierdista APRA llegó al poder. Inmediatamente, ellos pusieron en práctica sus promesas, y volvieron a poner los precios bajos, imponiendo lo que se llamaba los controles de los precios. Desafortunadamente, ellos pasaron por alto un factor económico importante. Un comerciante no vendería algo si no iría a obtener ganancias razonables y, por otro lado, un fabricante tendría 278

279

 

Esfuerzos por apagar la luz de Dios

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

que parar de producir un producto si no ha podido cubrir sus gastos. El resultado inevitable fue escasez y racionamiento. ¿Qué de bueno tenían los precios bajos si tú no podías encontrar lo que necesitabas? Patti estaba preocupada al ver que cada vez habían menos medicinas en los estantes de las farmacias, y se sintió desesperada cuando descubrió que ya no había disponible más antivenenos para las mordeduras de serpientes. “¿Qué puedo hacer con mis casos de mordeduras de víboras?” preguntó ella llena de desesperación a un farmacéutico. “He escuchado de un exitoso experimento utilizando gluconato de calcio para sustituir al antiveneno”, él respondió. “No tengo idea de por qué podría eso funcionar, pero el reporte insiste en que SÍ funciona”. No mucho después que ella recibió ese consejo, Patti tuvo otro caso de mordedura de serpiente. Ella aplicó su tratamiento usual en base a carbón, y luego, en lugar del antiveneno, cautelosamente, ella le dio al paciente una pequeña dosis de gluconato de calcio. El paciente se recuperó tan bien como siempre sin tener ninguna complicación. “¿Merecía el gluconato de calcio recibir el crédito? o ¿se hubiera recuperado el paciente con solo usar el tratamiento de carbón? o ¿hubiera Dios sanado al paciente sin necesidad de ningún tratamiento? Patti no conocía las respuestas a todas estas preguntas, pero sí sabía que las mordeduras de las serpientes de la zona serían letales sin ningún tratamiento. Algo que también estaba bastante escaso era el kerosene. Ellos pudieron reemplazar las velas para la iluminación y empezaron a utilizar la cocina a leña para preparar sus alimentos, pero no había algo que reemplazara el combustible para el refrigerador que conservaba las medicinas perecibles. Jones era el único comerciante en Puerto Inca que tenía el per miso de traer y vender combustible, y cuando su bote se hubo roto, el combustible solo duraba una semana o dos en la tienda antes de terminarse. Los Duerksen escucharon que había kerosene a la venta en una estación de combustible en el pequeño pueblo que se estaba desarrollando en la nueva carretera, al

lado del puente Súngaro, es así q ue cuando el kerosene ya se estaba termi nando, Dale y Alcedo decidieron caminar los once kilómetros kilómetros hacia el puente para ver si podían encontrar algo más del valioso combustible. Cuando llegaron a la estación de combustible, se desilusionaron al encontrar que estaba cerrada, luego conocieron a un hombre quien les dijo que el dueño se había ido a Pucallpa para obtener más combustible. Así que tuvieron que regresar a Maranatha con las manos vacías. Sus oraciones de ese fin de semana incluían una petición para que Dios les ayudara a obtener más kerosene. El domingo por la mañana Dale vertió la última gota de kerosene dentro del tanque del refrigerador y él sabía que esto no iba a durar más que dos o tres días. El lunes, los hombres decidieron ir a Puerto Súngaro una vez más. Esta vez, llevaron consigo la carretilla y un barril de 15 galones, pues si encontraban combustible traerían una gran cantidad de kerosene. Ahora sí la estación de combustible estaba abierta, pero el dueño había traído menos de una carga completa de combustible por la mala condición de la carretera, entonces él limitó la compra de kerosene a un máximo de cinco galones por persona. Se desilusionaron al escuchar esto, pero cuando el hombre supo que ellos venían de Maranatha, él dijo: “Para la clínica, les voy a permitir duplicar esa cantidad”. Por lo tanto, ellos regresaron a casa con diez galones de kerosene en el barril y con alabanzas en sus labios. A pesar del periodo de escasez en el que estaban viviendo, las construcciones en la escuela continuaron durante el espacio de vacaciones. Dale estuvo ocupado haciendo camarotes para los dormitorios para que así los estudiantes no tengan que seguir durmiendo en el piso, y cuando Alcedo se fue de vacaciones, él buscó un profesor que les podría ayudar ese año, pues iban a aumentar un grado más al colegio secundario. Él encontró a dos hombres jóvenes quienes se mostraron bastante interesados en enseñar en Maranatha, pero luego se desaparecieron y nunca más volvieron a escuchar de ellos. * * *

280

281

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Dale y Patti se sentían muy felices de que su yerno Bill Norton era ahora el piloto de la Base Aérea Adventista. Cuando él y Bonnie venían a visitarlos, usualmente ellos hablaban de cuán conveniente sería tener

Esfuerzos por apagar la luz de Dios

Caminaron un poco hacia el interior hasta que llegaron a un barranco un poco profundo. Bill comentó: “Voy “Voy a medir con mis pasos la distancia que hay desde aquí hasta donde empieza el barranco que

una pista de aterrizaje para la avioneta justo ahí en su propiedad. Bill y Dale caminaron alrededor de la propiedad buscando una ubicación ideal que pudiese tener un buen nivel del suelo y de fácil acceso, pero finalmente llegaron a la conclusión que allí en Maranatha no había una buena ubicación para tener una pista de aterrizaje. Pero no estaban dispuestos a rendirse con la idea de tener un lugar más cercano que Puerto Inca en donde la avioneta pudiese aterrizar aterrizar.. Dale dio una idea. “Nos hemos percatado que en los últimos meses Jones ha estado aclarando su propiedad al otro lado del río para proveer más pasturas a su ganado. Hemos visto el humo espeso mientras quemaban los árboles que habían cortado. ¿Por qué no vamos allí para ver cómo está el terreno?” Entonces, los dos hombres se subieron al bote para cruzar el río, y en pocos minutos ya estaban amarrando el bote al otro lado. Al frente de ellos se elevaba un barranco bastante escarpado que medía cerca de treinta metros. Ellos batallaron para llegar a la parte superior del barranco, y finalmente arriba ellos encontraron una plataforma plana. Bill estaba impresionado por lo que vio. “Con una pista de aterrizaje aquí se tendría un buen acercamiento por sobre el río”, dijo él, “y también podríamos tener un buen acercamiento desde la otra dirección si solo se derribaran un par de árboles más que están en el camino. Me gusta cómo se ve este lugar. ¿Crees tú que puedas obtener permiso para usar este lugar?” “Seguro que sí. Yo pienso que Jones nos dejará hacer una pista de aterrizaje aquí, especialmente porque su hija asiste a nuestra escuela. Después de todo, la pista de aterrizaje será de pasto, así que esto no va a reducir su pastizal después de todo. De hecho, ¡sus vacas podrían mantener la pista cultivada comiendo el pasto! Le voy a preguntar la próxima vez que lo vea”.

da al río para ver el largo de la pista de aterrizaje que ustedes podrían hacer aquí sin necesidad de mover mucha tierra”. Él contó sus pasos y descubrió que la distancia medía más o menos 450 metros. “Nos gusta la idea de tener 500 metros”, él continuó, “pero podemos hacerlo con 450. Allí hay unos troncos que no se han quemado completamente que tendrán que ser movidos, y tal vez tres o cuatro montículos tendrán que ser nivelados, entonces ustedes así podrán tener una buena pista de aterrizaje aquí”. Antes de abandonar el área, ellos marcaron la zona en donde Bill quería que estuviera la pista de aterrizaje, y unos pocos días después Dale pidió permiso al señor Jones de quien recibió la autorización de proceder con el proyecto. * * * Un día, Patti se cayó, y quedó adolorida del hombro izquierdo. Aunque era bastante doloroso, ella no le dio mucha importancia, y unos pocos días después, ella se dio cuenta que definitivamente se estaba mejorando. Sin embargo, un día ella se fue con Dale a un viaje corto en el bote y, mientras regresaban a su puerto, ella se puso de pie para rápidamente saltar fuera del bote a la orilla y luego poder amarrarlo a una estaca. Pero de repente la punta del bote chocó con la orilla y paró de un golpe, tirando a la pobre Patti al suelo. Ella se cayó sobre su ya herido hombro izquierdo, y esta vez, el dolor fue terrible. Ella pensó que se mejoraría con el tiempo, pero en vez de eso, se puso peor. Sus movimientos llegaron a ser bastante limitados, y era bastante difícil cuando tenía que atender a los pacientes. Ella estaba muy agradecida que Colette estuviera allí para ayudarla. Patti fue a ver un doctor en la ciudad, pero él no pudo hacer nada por ella. Esto hizo decidir a Dale que debía llevar a Patti a los

282

283

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Estados Unidos para que pudiera ver a un médico especialista, pues estaban temerosos de que su hombro pudiera quedarse paralizado completamente si no recibía un buen tratamiento médico. En este viaje, ellos también querían asistir a la graduación de su hijo, así que planearon viajar en abril, justo antes de que el nuevo año escolar empezara. Cerca de un mes antes de la fecha establecida en que la escuela empezaría, una pareja que estaba trabajando en las alturas de Perú había escuchado acerca del trabajo en Maranatha, y ellos decidieron que les gustaría unirse al trabajo en la selva. El hombre, cuya nacionalidad era mexicana, era un profesor calificado; y su esposa, quien era peruana, había estudiado enfermería. Esto parecía ser una combinación ideal para el trabajo en Maranatha. Ellos prometieron venir en el momento en que empezaría la escuela, y los Duerksen estuvieron felices de escuchar estas buenas nuevas antes de irse de vacaciones. La visita al especialista en California fue fructífera. Este prescribió algunos ejercicios para corregir el problema de Patti. “Será mejor que usted tenga consigo una caja de Kleenex para secar sus lágrimas”, advirtió el médico a Patti, “pues esto va a ser una prueba dura y prolongada, pero le puedo asegurar de que si usted es fiel haciendo los ejercicios, va a recuperar el completo movimiento”. Al final, esa promesa llegó a cumplirse. Ellos regresaron a Perú cerca a la fecha del alumbramiento del primer bebé de Bonnie. Por supuesto la “abuelita Patti” quería estar con su hija en el día del parto, así que Dale iría solo a Maranatha. Él hizo planes de ingresar por el sendero que estaba entre la carretera y Maranatha, así que envió un mensaje por radio a Alcedo para hacerle saber el día de su llegada, y Dale esperaba que alguien lo esperara en la entrada del sendero para que le ayudasen a cargar su equipaje. La condición en la carretera resultó ser la peor que él había visto antes. En algunos lugares habían unos huecos tan profundos de barro que todo el barro que estaba apilado a los dos lados del camino era de la

Esfuerzos por apagar la luz de Dios

misma altura de la camioneta. Con frecuencia los pasajeros tenían que bajarse del carro para empujar. Llegaron a un lugar en donde había un hoyo de lodo que medía cerca de 100 metros de largo l argo y parecía imposible que pasarían a través de eso. Afortunadamente en ese momento pasó por ahí un tractor que los pudo jalar, y así pudieron pasar el atolladero. Avanzaban lentamente, y ya se estaba poniendo el sol cuando llegaron aallí, su pero destino. Él pensó en todo ese tiempo nadie estaría cuando pudoque divisar la entrada del camino, él vioesperándolo que alguien estaba parado allí. Luego, vio a otro…y a otro…y a otro. ¡Toda la escuela había venido a recibirlo! Él se sintió profundamente conmovido por la cálida bienvenida que ellos le dieron. Los estudiantes habían preparado antorchas para que así pudiesen encontrar el sendero a través de la oscuridad de la selva. Ese día había llovido, y el camino era un lodazal resbaloso. Dale se resbaló y se cayó infinidad de veces. Cuando finalmente llegaron a casa, él estaba muy cansado, muy hambriento, y muy sucio. La cena estaba esperándoles, y rápidamente esto solucionó el problema del hambre. Una buena ducha resolvería muy pronto los otros problemas también. Era tan lindo estar en casa de nuevo. Entonces, luego vino a buscarlo Colette, y le dijo en voz baja: “Queremos tener una reunión con usted mañana en la noche, pero sin que estén presentes el nuevo profesor y su esposa”. De repente, Dale empezó a sentirse mal por dentro. Durante su ausencia algo malo debió haber pasado aquí, ¡algo terriblemente malo! Algo que no podría ser solucionado con una comida caliente o con una buena ducha. Al día siguiente, Dale empezó a realizar preguntas y a escuchar respuestas. Rápidamente se pudo notar que desde el mismo comienzo hubieron fricciones entre los recién llegados con los voluntarios antiguos. Habían acusaciones de ida y de vuelta. Mientras él escuchaba a cada lado en forma privada, las quejas qu ejas y acusaciones de ambos lados parecían ser razonables. Desesperadamente él trató de suavizar las cosas. ¡Cuánto deseaba que Patti estuviera ahí! Ella tenía más habilidades que él en las relaciones interpersonales. Fue así que Dale convocó a una reunión

284

285

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

general en donde todos estuvieran presentes, y les rogó r ogó que trataran de olvidar el pasado e hicieran un nuevo comienzo. De mala gana, ellos aceptaron hacer el intento, pero parecía que qu e todavía había tensiones en

Esfuerzos por apagar la luz de Dios

acerca de algo terrible que había sucedido. “¿De qué están hablando ustedes?” ella quiso q uiso saber. “¿Todavía no ha escuchado usted?” fue la respuesta. Entonces la

el medio ambiente. Dale sintió que estaba sentado sobre un barril de pólvora listo para explotar, así que fue a su Biblia para tratar de encontrar sabiduría y solución a este tipo de problemas personales. En su mente se dibujó la experiencia de dos misioneros exitosos, Pablo y Bernabé. Cuando ellos se estaban preparando para su segundo viaje, se encontraron con un problema. El escritor de la historia decía, “Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro.” 1 El autor no trató de echar la culpa a ninguno de los dos. En vez de eso, los dos misioneros grandiosos fueron descritos teniendo temperamentos completamente diferentes, y parecía ser que los conflictos habían aparecido como resultado de un choque de personalidades irreconciliables. La única solución para los dos hombres había sido irse cada uno por su propio camino, y lo que al inicio pareció ser un desastre, llegó a ser una bendición al final, pues un equipo misionero se convirtió en dos equipos exitosos. Pasaron dos semanas en Maranatha, y entonces, el barril de pólvora explotó. El nuevo profesor junto con su esposa empacaron sus pertenencias, y se fueron. Dale se sintió muy triste al verlos partir, pero probablemente no hubiera habido otra solución a esta tensión indeseada. Patti regresó a ayudar a juntar las piezas. La carga educativa fue redistribuida. Dale se encargó de varias clases, Alcedo y Rosita aumentaron su pesada carga, y también Patti se encargó de una clase, y de esa manera, ellos se las arreglaron para hacer que la escuela siguiera funcionando. * * * Pasaron varias semanas, y entonces un día mientras estaban en la clínica, Patti escuchó a un grupo de pacientes alborotados hablando 1

historia se desarrolló. La mañana anterior, una camioneta cargada de pasajeros se dirigía de Pucallpa a Puerto Súngaro. Cuando llegaron llegar on a una curva en la carretera, un lugar lug ar no tan lejano de la estación de policías que había en el kilómetro 86, ellos vieron a un grupo de hombres cargando armas de fuego moviendo sus manos como señalando para que la camioneta se detuviera. El conductor frenó de un golpe, y entonces el líder del grupo se acercó y educadamente le pidió usar su vehículo por unos momentos. El conductor no dio señales de querer que rer discutir mientras sus ojos se fijaban en el arma de fuego que el hombre tenía, así que rápidamente se salió de la cabina dejando el motor encendido. Uno de los otros hombres se dirigió a la parte trasera para pedirles que por favor salieran de la camioneta. “Solo esperen aquí en la carretera, nosotros vamos a regresar en poco tiempo para devolverles el vehículo”, dijo él cortésmente. Con los ojos bien abiertos, los pasajeros asustados rápidamente saltaron hacia afuera de la camioneta, y los hombres armados tomaron sus lugares. La banda de guerrilleros salieron a toda velocidad, y en poco tiempo llegaron a la garita de control policial. Como era costumbre, un policía salió de la cabina de control para revisar lo que había dentro de la camioneta. Entonces en ese momento, los terroristas abrieron fuego. Ellos asesinaron a algunos policías, y el resto huyó. Luego quemaron la cabina de control y los cuarteles de los policías también. Después, todos saltaron dentro de la camioneta y calmadamente manejaron de regreso en donde el conductor y los pasajeros estaban esperando. El líder agradeció al conductor por el uso de la camioneta, y se disculpó con los pasajeros por alguna inconveniencia que ellos hubieran causado, y luego, estos guerrilleros se perdieron en medio de la selva sin dejar huellas de quiénes eran, de dónde venían, y a dónde habían ido.

 Hechos 15:39

286

287

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Esfuerzos por apagar la luz de Dios

Mientras Patti escuchaba la historia, su corazón empezó a latir un poco más rápido. Los terroristas estaban empezando a invadir su territorio familiar, y eso sí que era algo aterrador. Los vecinos empezaron a mostrar señales de miedo también, y pronto algunos de los padres sacaron a sus hijos de la escuela. Patti también notó una caída en el número de pacientes que venían a la clínica. Las últimas actividades

“Bueno, he estado pensando en un plan para hacer que los estudiantes nos ayuden. Yo no creo que ninguno de ellos haya podido alguna vez subirse a una avioneta, es por eso que quiero hacer un trato con ellos. Cualquiera que invierta por lo menos 20 horas de trabajo en la pista de aterrizaje recibirá un paseo gratis gr atis por 5 minutos en la avioneta cuando se pueda aterrizar aquí”.

terroristas era el tema principal de conversación, y la gente empezaba a sentir temor.

Dale presentó su plan en la siguiente reunión que tuvieron tu vieron con los estudiantes, y todos mostraron tener una respuesta entusiasta. Todo el mundo quería tener ese paseo gratis en avión, así que él empezó a organizar equipos diarios de trabajo para cruzar el río y trabajar no más de un par de horas, para que así todavía pudieran tener tiempo para sus estudios. Usualmente, los domingos completaban un día de trabajo. Primero tuvieron que hacer un buen camino para poder llegar a la parte superior del barranco, después quitaron la maleza y el kudzú, nivelaron los baches, luego, excavaron algunas estacas que habían allí y movieron troncos y, finalmente, rellenaron los huecos, y nivelaron la tierra.

En esta situación inquietante, la realización de una pista de aterrizaje ater rizaje tomó un nuevo sentido de importancia y urgencia. Un día, Dale discutió esta idea con Alcedo. “Últimamente no hemos tenido ningún avance en la pista de aterrizaje”, él declaró. “Yo pienso que esta debe ser una gran gra n prioridad. Estoy preocupado acerca de la mala condición de la carretera, y también estoy preocupado de lo que van a hacer los terroristas la próxima vez. Tal vez vayan a bloquear la carretera, o tal vez puedan realizar emboscadas para evitar que los suministros lleguen a su destino por tierra. Es por eso que he pensado que debemos tener un plan alterno para obtener los suministros que vamos a necesitar”. “Entonces, ¿Cuál es su idea?” Alcedo quiso qu iso saber. “Usted sabe que es mucho más caro viajar por aire que por tierra”. “Sí, eso sería cierto si estuviéramos hablando acerca del transporte de una sola persona, pero la historia podría ser diferente si estuviéramos hablando acerca de la carga solamente. Bill me dijo que el uso de la avioneta de la misión costaba US$70 por una hora de vuelo, sin importar si estuviera vacía o llena. Él me dijo la cantidad total de peso que la avioneta podía cargar, y cuando descubrí el costo que pagaríamos por kilo si transportáramos una carga completa, me quedé sorprendido al descubrir que no costaría más de lo que costaría traer la misma cantidad por tierra”. Alcedo agregó: “Además sería mucho más fácil y rápido. Pero ¿qué ideas tiene usted para poder finalizar la pista de aterrizaje?”

Cerca de dos meses después de que el gran deseo de finalizar la pista de aterrizaje apareciera, Bill y Bonnie vinieron a pasar algunos días con ellos. Bill estaba satisfecho con el progreso que se había hecho, y dio algunas indicaciones de las cosas más importantes que debían hacerse primero para que así pudiera ser usada lo más pronto posible. Él mencionó que cerca de 300 metros estarían listos para ser usados, y si fuera necesario, él podría aterrizar y despegar con una carga bastante liviana. Esas fueron noticias bastante alentadoras, y los estudiantes se estimularon con esfuerzos renovados para finalizar la pista de d e aterrizaje. Cuando Bill regresó a Puerto Inca para volar de regreso a Pucallpa, fue a hablar con los policías y con los oficiales locales del pueblo. Él les explicó exactamente lo que se estaba haciendo en la ganadería de los Jones para que así ellos no piensen que allí se estaría realizando alguna operación clandestina.

288

289

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Unas pocas semanas después, durante los acostumbrados contactos diarios por radio, Bill hizo un anuncio emocionante: “Voy a volar por tu área hoy. Voy a tener una carga bastante liviana, voy a sobrevolar sobre la nueva pista de aterrizaje, y si la veo buena, voy a dar varios círculos

Esfuerzos por apagar la luz de Dios

 justo sobre ella ell a con las alas inclinadas, y continuó mirando la avioneta mientras desaparecía de su vista al otro lado del río. Ahora, ella solo podía imaginarse la emoción de los estudiantes y profesores mientras rodeaban a la avioneta.

rodeaban a la avioneta. alrededor y voy a aterrizar”. Cuando los niños de la escuela escucharon eso, ya no pudieron mantener sus mentes en los estudios. ¡Esto era algo tan emocionante! Por primera vez, una avioneta real iría a venir a su pista de aterrizaje, en la cual ellos trabajaron diligentemente con pico, pala y carretilla. Todo el mundo quería ir a ser testigo de este evento histórico. Pero alguien tendría que quedarse. No sería una buena idea dejar todo abandonado por una hora o dos, así que graciosamente Patti se ofreció de voluntaria: “Y “Yoo me voy a quedar aquí para vigilar las cosas, mientras todos ustedes se van allí a mirar cuando aterrice la avioneta. Estoy segura que esto va a ser algo que nunca van a olvidar”. Dale puso el motor fuera de borda en el bote, y llenos de entusiasmo, los estudiantes y profesores se subieron a bordo. Patti se sentó en la orilla mientras miraba el bote que cruzaba el río. Mientras Dale amarraba el bote, los niños subieron rápidamente hacia la pista de aterrizaje. Ellos no tuvieron que esperar por mucho tiempo. Muy pronto ellos escucharon a la distancia, el sonido del motor, y cuando la avioneta apareció a la vista, todos gritaban de la emoción. Bill voló sobre la pista de aterrizaje para hacer una evaluación del terreno, y luego se elevó un poco más mientras terminaba de cruzar la pista. La avioneta hizo una media vuelta, y esto indicaba que el piloto había decidido aterrizar. Todo el mundo miraba atentamente mientras el pájaro de metal se ubicaba para aterrizar. El aterrizaje fue hermoso, a pesar de que el camino estaba un poco tosco pues la tierra todavía no se había nivelado completamente.

Entonces, Patti escuchó, toco toco toco toco, era el sonido de un helicóptero a la distancia. Ella miró en la dirección de donde venía el sonido y en el horizonte ella pudo distinguir dos helicópteros que parecían dirigirse a Puerto Inca. “Deben estar buscando terroristas”, ella murmuró. Unos pocos minutos después, ella se percató que el sonido se estaba escuchando más fuerte, así que miró de nuevo. Sí, definitivamente, ellos estaban bastante cerca ahora, y entonces empezó a inquietarse. Muy pronto, se pudo notar que esos helicópteros se estaban dirigiendo directamente hacia la nueva pista de aterrizaje, y el miedo empezó a apoderarse de su corazón. Cuando ellos estuvieron directamente al otro lado del río, empezaron a hacer círculos, descendiendo lentamente después de cada vuelta, y la sensación de pánico en Patti empezó a elevarse un poco más con cada movimiento espiral del helicóptero. Ella se sintió tan sola, tan abandonada y desamparada. Cuando los helicópteros estuvieron tan bajo que desaparecieron de su vista, Patti estaba totalmente aterrorizada. “Oh, Señor, mi Dios y mi Ayudador”, ella gritó en su desesperación, “por favor no permitas que nada malo les pase a todos los que están allí. ¿Es esta la manera en que nuestro “Gran Experimento” va a finalizar? ¿Vamos a terminar todos en prisión? Por favor Padre, envía ángeles para protegernos. Ayúdame a ser fuerte y valiente, no importa lo que pase. Hágase tu voluntad”.

Todo ese tiempo Patti estaba sentada a la orilla del río al frente en Maranatha tratando de ver todo lo que podía. Ella no podía ver la pista de aterrizaje, pero sí pudo ver hacia arriba cuando la avioneta voló 290

291

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Una vela encendida, una vía de escape

 vela   ve la 

   

 encendida,  encendida, Una una vía de

 escacape   es pe 

M

ientras los helicópteros volaban por encima de la pista de aterrizaje, los ocupantes pudieron ver mejor lo que estaba pasando en tierra. Sin duda, ellos se percataron del número de identificación en las alas de la avioneta, y probablemente comunicaron esta información por radio a las oficinas centrales para revisar la identificación de esa avioneta. Parecía que ellos iban a aterrizar, pero cuando ellos bajaron a una altura de aproximadamente ocho metros por encima de la tierra, debieron haber concluido que ninguna de esas personas parecían ser personajes sospechosos, así que se fueron volando en baja altitud hacia Puerto Inca. 292

293

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

La pobre Patti, angustiada en la orilla al otro lado del río en Maranatha no pudo ver cuando los helicópteros se iban, pues estos se habían ido volando a un nivel bastante bajo. Pero entonces, ella pudo ver algunas figuras bajando por el camino que los llevaba al bote. Ella

Una vela encendida, una vía de escape

“¿Cuántas latas quería?” preguntó el hombre. “Bueno, esperaba encontrar una caja completa hoy, pero si no puedo comprar tanto, estaría feliz con cualquier cantidad que podría

empezó a contar, contar, y cuando se dio cuent cuentaa que todos estaban todaví todavíaa allí, ella se sintió completamente aliviada. Durante todo este tiempo ella había estado tan tensa que ahora lágrimas de gratitud empezaban a rodar por sus mejillas. * * * La escasez continuaba siendo un serio problema. Era bastante difícil encontrar leche enlatada para suplir las necesidades de la escuela. Dale se entristeció mucho cuando escuchó que alguien había denunciado a su proveedor favorito en Puerto Inca por vender leche a un precio más alto de lo establecido. Las autoridades locales entraron a su tienda y decomisaron toda la leche que tenía y le impusieron una multa para así enseñarle una gran lección. Cerca de una semana después, Dale fue al pueblo para comprar algunas provisiones para la cocina. Él no sabía lo que iría a encontrar cuando se dirigía a esta misma tienda. Delante de él, al frente del mostrador, estaba una mujer queriendo comprar una lata de leche. “Lo siento mucho”, dijo el propietario, “pero no tengo nada de leche. Usted tiene que ir a la municipalidad para obtener la leche que busca”. El corazón de Dale se paralizó al escuchar esto. Él sabía que la municipalidad estaba racionando la leche, solo les daban una lata por persona. La dama salió de la tienda, y el propietario se dirigió hacia él con una sonrisa. “¿Qué puedo hacer por usted hoy día?” “Quería comprar algunas latas de leche”, Dale respondió con una nota triste en su voz, “pero escuché lo que le acaba de decir a la dama que estaba delante mío, entonces creo que tampoco voy a encontrar nada aquí”.

conseguir”. En ese momento no había nadie más en la tienda, así que sin decir ni una palabra más, el dueño se dio vuelta y caminó hacia el cuarto de adentro. Un minuto minuto después él reapareció cargando una caja completa de leche enlatada para Dale. ¡Vale la pena tener amigos! No por nada el Buen Libro dice, “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano”.1  El mayor problema que preocupaba a Patti era la escasez de medicinas. Esto debió haber sido una gran crisis a lo largo de toda la nación, pues el Gobierno finalmente removió el control de los precios en todas las medicinas. De una noche a otra los precios en las medicinas se elevaron cerca del 400%, pero esos precios elevados volvieron a traer rápidamente las medicinas que habían desaparecido de los estantes. Era bastante chocante, pero era mejor que haya medicinas caras a no tener nada. Agosto llegó, y era el tiempo en que Colette tenía que regresar a su casa en Francia, y una vez más, Patti tuvo que llevar la carga completa de la clínica por sí sola. Aunque la cantidad de pacientes estaba disminuyendo porque los terroristas estaban ingresando al área, y mucha gente atemorizada empezaba a mudarse, era mucho para ella tener que enseñar en la escuela mientras tenía toda la responsabilidad de cuidar a los pacientes. El director con su esposa estaban también sobrecargados, pero todos los esfuerzos por aumentar el personal de la escuela no habían servido de nada. Dale también sentía la misma presión mientras luchaba por continuar realizando sus clases, y a la vez solucionar problemas de mantenimiento, y tener que viajar a la ciudad 1

 Proverbios 18:24

294

295

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Una vela encendida, una vía de escape

para comprar más víveres. Todos estaban tratando de trabajar más allá de sus capacidades, y esto empezaba a mostrar un deterioro en la calidad del trabajo que se estaba realizando. Algo tenía que cambiar.

“Pensemos positivamente y tengamos un nuevo comienzo. Yo pienso que con un poco de remodelación podemos convertir el edificio principal de esta escuela vacía en un gran edificio para una clínica”.

Ellos oraron fervientemente para que Dios les mostrara claramente lo que tenían que hacer. Entonces, unas semanas después, todos se reunieron una noche para tomar una decisión acerca del futuro de la

“He estado pensando en lo mismo”, fue la l a respuesta entusiasta de Patti. “Por siete años he estado soñando con tener más habitaciones para poder cuidar de mis pacientes. Aquí en este edificio, podríamos tener una gran sala de espera y un par de cuartos de examinación. Hay espacio para una oficina, un almacén, y un cuarto dental. Arriba, en el dormitorio de las niñas podríamos tener una sala de hospital con 10 camas. ¡Con sólo pensar en esto, me emociono!”

escuela. Ellos recordaron cómo Dios había bendecido sus esfuerzos durante el primer año a pesar de los obstáculos bastante abrumadores. Ellos también notaron cómo la figura se había cambiado completamente en ese segundo año. De igual manera, el número de estudiantes había disminuido cerca de la mitad de los que se habían inscrito al inicio del año. Ellos no podían seguir de esta manera, así que decidieron hacer el anuncio doloroso de que su escuela no continuaría funcionando el siguiente año. Los rumores empezaron a volar que los terroristas estaban amenazando descaradamente en atacar Puerto Inca, inclusive daban una fecha del día en que harían el ataque. El día vino y pasó sin pasar nada inusual, pero, si los rumores habían sido divulgados deliberadamente para preocupar a la gente, ciertamente, ellos tuvieron éxito. Supuestamente el año escolar debería finalizar justo antes de Navidad, pero al ver cómo estaba la situación política, Alcedo decidió terminar las cosas un mes antes, y nadie objetó. No hubo ninguna celebración el último día de actividades escolares, ni ningún tipo de ceremonia. Parecía ser que una vela quemada estaba haciendo su último parpadeo. Era evidente que a los últimos estudiantes que aún permanecieron, realmente les gustaba la escuela, pues muchas lágrimas se derramaron mientras ellos decían adiós a su querida escuela, sabiendo que no podrían regresar de nuevo. Fue una conclusión bastante triste de algo que había empezado como un sueño encantador. * * * “No ganamos nada con suspirar por la muerte de nuestra escuela”, declaró Dale.

“Entonces nos tendríamos que mudar de este edificio”, observó Rosita. “Tal vez nos podamos mudar a la clínica antigua cuando esté vacante. Allí tendremos más habitaciones, y me gusta, pues allí hay una bonita vista del río”. “Eso suena como una gran idea”, dijo Dale. “Mientras llevemos a cabo el cambio, ustedes pueden mudarse temporalmente a uno de nuestros cuartos del ‘motel’.” Estar envueltos en un nuevo proyecto fue un gran incentivo para su moral caída, y todos empezaron a sentirse sent irse mejor. Cuando Bonnie escuchó acerca del plan, ella se ofreció a venir a ayudar en la mudanza, y su suegra, quien había venido a Perú para visitarlos, también quería ayudar. Con tantas manos ayudando, la mudanza se pudo llevar a cabo en un día. Nuevamente, al comenzar el mes de diciembre, ellos tenían poca cantidad de kerosene, y en ningún lugar Dale podía encontrar a la venta este combustible. Él escuchó que Jones había enviado su remolcador a Pucallpa para traer más combustible, así que todo lo que ellos podían hacer sería esperar a que la embarcación regresara antes de que se les termine el kerosene. Una tarde, tarde , ellos escucharon el sonido característico del poderoso motor diesel del remolcador y, mientras la embarcación pasaba, Dale pudo ver que estaba cargado de muchos barriles. “ Les va

296

297

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

a llevar bastante tiempo descargar todos esos barriles, así que voy a esperar hasta mañana para ir al pueblo”, se dijo a sí mismo.

Ahora ellos estaban en medio de la época de lluvias, y no fue

Una vela encendida, una vía de escape

bote nos trajo mayormente gasolina, y solo tres barriles de kerosene, y ya está por terminarse. ter minarse. Ha hecho bien con venir ahora, porque mañana no hubiera podido conseguir nada. Le voy a dar todo lo que me queda”.

nada inusual que a la mañana siguiente amaneciera oscuro y triste. No quiero ir al pueblo en medio de la lluvia”, le dijo a Patti. “La orilla se pone resbalosa como el hielo cuando llueve. Tal vez se aclare por la tarde, y entonces podré ir”. Efectivamente, para el mediodía la lluvia cesó de caer, así que, después del almuerzo, Dale botó el agua del bote y puso el motor fuera de borda. Luego, se dio cuenta que tenía que hacerle algunas reparaciones menores al motor, y cuando todo estuvo listo para partir, ya era cerca de las 3:00 de la tarde. Él regresó a casa y declaró: “Se está poniendo muy tarde, y pienso que debo esperar hasta mañana temprano para ir al pueblo”. “Pienso que esa es una buena idea”, respondió Patti. “Tú sabes que algunas de las tiendas cierran al mediodía, así que usualmente la mañana es un buen tiempo para ir a comprar provisiones”. Ya estaba decidido, pero mientras Dale caminaba de regreso al bote para sacar el motor y llevarlo de regreso a la l a seguridad del almacén, él no podía deshacerse de una persistente impresión de que debía ir ese mismo día. No había pensado en eso, pues había visto con sus propios ojos que habían bastantes barriles en el remolcador. Él miró su reloj nuevamente, y se dio cuenta que no había tiempo para vacilar en una decisión final. Si quería regresar antes de la noche, tendría que salir inmediatamente. Normalmente, Dale no es una persona impulsiva, pero en esa tarde, de un momento, él saltó dentro del bote, encendió el motor,, y se dirigió río ar motor arriba. riba. Cuando Dale hubo llegado a Puerto Inca, directamente se dirigió al lugar que vendía el combustible, y le pidió al vendedor diez galones de kerosene. “No puedo darle esa cantidad”, dijo el hombre. “Ayer el

Él vació todo lo que quedaba en el barril dentro del envase de Dale, y mientras él llegaba a casa con cinco valiosos galones de kerosene, agradecía fervientemente a su Padre Celestial por esa fuerte impresión que tuvo de no esperar hasta el otro día. Pero esta es solo la mitad de la historia del porqué había sido tan urgente ir al pueblo cuando lo hizo. Temprano a la siguiente mañana, un gran grupo de hombres  —y algunas mujeres también— valientemente entraron a Puerto Inca cargando correas pesadas que colgaban sobre sus hombros, eran pesadas porque estaban cargadas de cartuchos para los rifles automáticos de alto poder que ellos cargaban en sus manos. ¡LOS TERRORISTAS HABÍAN LLEGADO! Un testigo dijo que habían sido 20, otro estuvo seguroexáctamente que eran 40,cuántos y sin duda, de estaban las personas atemorizadas contó eran.ninguna Sus caras pintadas para que sea difícil reconocerlos. Seguramente algunos de los terroristas debieron haber visitado el pueblo anteriormente como espías, pues ellos sabían exáctamente a dónde ir para así cumplir con sus propósitos. Ellos fueron a buscar a los oficiales del Gobierno, pero el alcalde había tomado las amenazas tan seriamente, que convenientemente estaba fuera del pueblo. El juez también se escapó, y todos los policías huyeron, así que los terroristas no encontraron ninguna resistencia armada. Una de sus primeras actividades fue decomisar todas las radios transmisoras que habían en el pueblo y las tiraron al río, para que así nadie pudiera llamar por ayuda. Luego, se dirigieron a la estación de policías. Ellos escucharon a alguien en un cuarto de atrás, así que le gritaron para que saliera con las manos arriba. Ellos no se percataron de que él no era un policía, y no podía salir pues estaba encerrado en e n la cárcel, acusado de robar r obar un motor a Andrés Rofner Rofner.. Ellos dispararon una

298

299

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Una vela encendida, una vía de escape

ráfaga de balas dentro del cuarto, lo cual alcanzó la pierna del hombre prisionero, dañando algunos de los vasos sanguíneos principales. Él gritó por ayuda, pero todo el mundo tenía miedo de salir de sus casas para ir en su ayuda. Finalmente, uno de los terroristas ingresó a la celda y llevó al hombre ensangrentado al hospital del pueblo. No había ningún doctor allí, así que el pobre ladrón murió desangrado.

Pero allí en Maranatha todavía todo estaba pacífico. Dale y Patti trataron de continuar como de costumbre, pues sus amigos les habían dicho que los terroristas nunca atacan sin primero dar una advertencia. Además, lo único que querían los terroristas era derrocar al Gobierno y no estaban preocupados por los extranjeros. Aun así, los Duerksen no podían evitar sentirse nerviosos acerca de las cosas que estaban pasando

Los terroristas se dirigieron al edificio de la municipalidad y dispararon a la cerradura de la puerta. Luego invitaron a la gente del pueblo a que ellos mismos vinieran a recoger leche enlatada, arroz, y otros productos básicos que estaban almacenados allí. Muchos lo hicieron. Ellos también ingresaron al Banco Minero en donde encontraron picos y palas que el banco vendía a los mineros. “¡Vengan y sírvanse ustedes mismos!” gritaron, y de nuevo, muchos lo hicieron. Así, estos bandoleros b andoleros hicieron que la gente se convirtiera virtualmente en compañeros de ellos en el crimen.

alrededor de ellos. Como estaban bajo tanto estrés, ellos decidieron adoptar ad optar un plan, iban a salir por unos días cada mes para recuperarse. Patti hizo un letrero anunciando que la clínica estaría cerrada por una semana empezando el miércoles 25 de enero. Ella puso el letrero al lado de la puerta de la clínica para que así todos pudieran verlo, y la noticia pudiera llegar a los alrededores. Luego ella habló con Bill para que hiciera planes de volar para recogerlos en ese día si el clima lo permitía.

Para el final, ellos fueron a la tienda del chino y le exigieron que les diera pintura roja, su color favorito, pues ellos eran comunistas. Él no tenía nada de rojo, así que en vez de eso les ofreció pintura negra, y ellos aceptaron esto mejor que nada. Ellos pintaron sus consignas en los edificios públicos del pueblo, así como también en la tienda del chino. ¡Qué expresión de gratitud para el hombre que les había dado pintura gratis! Tal vez ellos querían castigarle un poquito por ser el vendedor que tenía los precios más altos en el pueblo. Cuando su “trabajo” estuvo terminado, ellos partieron en tres grupos. Un grupo cruzó el río, y se apoderaron de un camión que los llevó por la carretera. Otro grupo se fue caminando por el sendero de donde habían venido, y el tercer grupo obligó a un hombre para que los llevara por río a Pucallpa. Cuando ellos llegaron al puerto bullicioso de la ciudad, con toda tranquilidad, ellos salieron del bote y se mezclaron entre la multitud que caminaba por allí. all í. El siguiente día, dos helicópteros volaron a Puerto Inca trayendo un nuevo contingente de policías.

El domingo, 22 de enero, empezó sombrío y lluvioso. Ningún paciente vino en toda la mañana. Usualmente ellos el los no se atrevían a salir cuando estaba lloviendo, a menos que sea una emergencia. Al mediodía cesó la lluvia, y poco después apareció en la clínica un hombre que Patti no conocía. Ella sacó una hoja de registro para escribir la información de este nuevo paciente. Él dijo que venía de la l a quebrada Galicia. Inmediatamente eso levantó una bandera roja en la mente de Patti. Si él hubiera venido realmente de tan lejos, él debió haber caminado en la lluvia. Pero esto no era una emergencia médica, y no había razón de por qué él había hecho eso. Había algo que no cuadraba. “Recientemente me he mudado a esta área”, dijo él, “y quiero obtener información acerca de su escuela, pues quiero inscribir a mis niños para el siguiente año”. Todo el mundo aquí sabe que no vamos a tener una escuela el siguiente año, ella pensó. Y ¿por qué alguien vendría en la lluvia

300

301

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

a preguntar acerca de la escuela cuando aún faltan varios meses  para el inicio del año escolar?  Pero  Pero ella trató de decirle, en una forma agradable, que lo lamentaba, porque no estaban planeando hacer funcionar la escuela el siguiente año.

Una vela encendida, una vía de escape

Después de pensar en esto por cerca de diez minutos, Dale decidió que sería mejor dejar su trabajo por un momento para que él mismo vaya a dar una mirada a esos hombres. Pero cuando él llegó al río, ellos ya se habían ido. Alcedo le dijo: “Realmente ellos no tenían ninguna intención

Él no tenía ningún problema médico, pero sí tenía muchas preguntas. ¿Por qué cerraron la escuela? ¿Cuánto cobraban por las medicinas? ¿Tenían ¿Tenían ellos un camino hacia el río? ¿Habían otros caminos entre el río y la carretera? Era algo extraño de que él haya tenido tanto interés en caminos. Y finalizó, preguntando: “¿Le molestaría si voy a pescar en su puerto?” entonces Patti se preguntó, Si él quisiera pescados, ¿por qué no se había ido a pescar en la quebrada Galicia antes de salir de su casa?  Ella trató de esconder sus sospechas mientras respondía: “Hoy no es un buen día para pescar, pues el río está muy elevado y sucio. Nadie pesca cuando el río está así. Pero iré a preguntar a mi esposo si le parece bien a él”. Ella sólo quería tener una excusa para ir a hablar con Dale acerca de este personaje sospechoso. Patti salió por la puerta de la clínica, y se sorprendió al ver que otro extraño estaba parado justo afuera como si estuviera haciendo guardia. Este otro le estaba dando la espalda, así que ella no pudo ver su rostro. Cuando llegó al lugar en donde se podía ver el sendero que pasaba a través de la selva hacia la carretera, ella pudo ver a otro extraño que estaba haciendo guardia al borde de la selva. Cada uno de estos hombres cargaba una mochila, algo bastante raro allí, en el río Pachitea. Patti corrió hacia el almacén en donde Dale estaba trabajando, y con una mirada de preocupación en su rostro, le dijo acerca de esos hombres extraños. “Me gustaría terminar con el trabajo que estoy haciendo, ¿por qué no vas a pedirle a Alcedo que hable con ellos? Entonces, ella hizo eso.

de pescar. Se fueron por el camino de la plantación de plátanos hacia los Corpancho”. Todos estaban seguros que esos hombres solo estaban espiando, y esto los inquietó bastante. En el contacto radial que se hacía regularmente con la base aérea, ese lunes por la mañana Patti le contó a Bonnie acerca de esos tres extraños que parecían ser espías. Bonnie se alarmó: “Se está poniendo muy peligroso para ustedes allí, necesitan venir a Pucallpa enseguida”, insistió. Patti trató de ser valiente mientras respondía: “No debemos precipitarnos acerca de esto. Realmente no hemos planeado nada en concreto todavía. Ni Nadie nos ha apuntado con una nos han amenazado. siquiera hemos escuchado el pistola, sonido ydetampoco un disparo, solo estamos especulando que esos tres hombres fueron espías. Dios nos trajo a este lugar, y vamos a creer que él cuidará de nosotros y nos va a decir cuándo será el tiempo que tengamos que partir”. Bonnie pronunció: “Pienso que el hecho de que la escuela se haya desvanecido, del ataque en Puerto Inca y ahora de esos espías viniendo al lugar en donde ustedes viven son las formas en que Dios les está diciendo, ¡Es tiempo de salir! Si ustedes ignoran el mensaje y dicen que no importa lo que pase, ¿Creen que Dios los va a proteger?, ¡Eso es presunción, no fe!” “Bien, cariño, voy a admitir que estamos nerviosos. De hecho, siendo honesta, tengo que admitir que estamos un poco asustados. Pero recuerda que de todas maneras estamos planeando ir a Pucallpa este miércoles para descansar y recuperarnos un poco. Solo faltan dos días. Entonces ¿por qué no pensamos en qué hacer hasta ese día? Hablaré contigo nuevamente mañana. Adiós por ahora”.

302

303

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Una vela encendida, una vía de escape

Esa noche, ellos escucharon en la radio que los terroristas habían anunciado que ellos estaban ingresando a la fase tres de su estrategia. Desde ahora en adelante, ellos no iban a dar advertencias antes de sus ataques, e iban a empezar a matar a todos los extranjeros que estaban ayudando al Gobierno. Patti y Dale no pudieron dormir bien esa noche. Ellos sabían que la mayoría de peruanos esperaban

Ahora, ellos tenían que apurarse para decirle a Alcedo y Rosita acerca de los cambios repentinos en sus planes, y la razón por lo que hacían esto. Ellos parecían estar bastante preocupados cuando escucharon que los terroristas habían anunciado su plan de empezar la fase tres. “Aquí están las llaves de nuestra casa”, dijo Dale. “Queremos que ustedes vayan allá para que hablemos por radio

que el Gobierno les proveyera un seguro público deestaba salud. ayudando ¿Estarían pensando los terroristas que la Clínica de Maranatha al Gobierno?

cada mañana a las 7:00. Alista vamos el bote apara que nos llevenmaletas. al otro lado del río mientras nosotros recoger nuestras Tenemos que apurarnos para estar en la pista de aterrizaje antes de que llegue Bill”.

El martes amaneció brillando y con un cielo claro. En el contacto radial matutino, Dale le preguntó a Bill: “¿Cuáles son tus planes de vuelo para hoy día?” “Estoy programado para volar a Tarapoto esta tarde. ¿Por qué lo preguntas?” “Bueno, estamos un poco preocupados. ¿Crees tú que después que regreses de Tarapoto haya tiempo para que vengas a recogernos en vez de esperar hasta mañana?” “Sí, puede ser factible si se mantiene el buen tiempo todo el día. Ahora mismo hay un hermoso clima para volar. Podría ir a traerlos esta mañana si ustedes lo quieren así. ¿Podrían alistarse en una hora y media?”

Ellos llegaron justo a tiempo. Usualmente, Bill aparecía a la vista en una altitud elevada, y luego circulaba alrededor un par de veces para dar un vistazo a la pista de aterrizaje antes de ubicarse para el aterrizaje. Pero eso no sucedió esta vez. Cuando la avioneta apareció a la vista, estaba en una altitud bastante baja, pasando por sobre los árboles que estaban al otro lado del río, y las aletas del ala estaban inclinadas. Bill vio a Patti y a Dale parados tranquilamente al lado de la pista de aterrizaje, como señal de que todo estaba seguro para el aterrizaje, así que él hizo aterrizar la avioneta hasta el final de la pista, y rápidamente frenó para parar. Entonces, ellos se apuraron para cargar sus cosas a la avioneta y se subieron a bordo, y en 15 minutos, la avioneta estaba en el aire de nuevo.

“Seguro que sí. De hecho, nuestras maletas ya están empacadas. Estaremos esperándote”.

Sus mentes estaban en una total confusión, pues en ese momento,

“Róger, deja tu radio encendida, te voy a dar una llamada cuando despegue para que así puedas calcular el tiempo de mi llegada. Ah, y una cosa más. Para cuando llegue al lugar quiero que estés parado al lado de la pista de aterrizaje sin mover las manos, como una señal de que todo está bien. Si no te veo, o si estás moviendo la mano, voy a asumir que algo anda mal y no voy a aterrizar”.

el futuro parecía ser incierto. Mientras ellos miraban hacia abajo, al lugar en donde había sido su casa por siete años, sus ojos se llenaron de lágrimas. Ellos se preguntaban, ¿Volveremos a ver algún día a nuestra querida Maranatha? Pero cuando aterrizaron en la tranquilidad familiar de la base aérea en el hermoso Lago Yarinac Yarinacocha, ocha, ellos sintieron que los nudos que tenían en sus estómagos se estaban empezando a relajar. Era tan reconfortante estar de nuevo con sus seres queridos.

“Róger” 304

305

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

   

La luz del mundo

 

 del  luz  del

La

 mundo 

L

a siguiente mañana Patti se había levantado un poco más temprano que Dale, así que ella hizo la llamada a Maranatha a las 7 en punto. Alcedo estaba allí, a tiempo. “Buenos días”, ella lo saludó, “¿Cómo están yendo las cosas en Maranatha?” “No tan bien”, reportó él. “¿Recuerda los tres hombres sospechosos que vinieron el otro día? Bien, ayer, un poco después de que ustedes se hayan ido, ¡nuevamente regresaron!”. De repente, Dale y Patti empezaron a sentir que nuevamente se formaban nudos en sus estómagos. Ellos pensaron: Esos hombres 306

307

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

La luz del mundo

debieron haber leído el letrero en la clínica que decía a todo el mundo que estaríamos partiendo el miércoles, así que probablemente ellos  pensarían que si regresaban el martes, nos po podrían drían enc encontrar ontrar tod todavía avía allí, pero nuestros planes se adelantaron.

Necesitaban organizar sus pensamientos, establecer sus prioridades y tener las opciones claras en sus mentes. Lo más importante sería sacar primero a las personas que estaban en mayor riesgo en esa posición peligrosa, y los primeros en salir serían Rosa y su hijita.

Alcedo continuó: “Ellos hablaron conmigo por un buen rato, y luego, nuevamente se marcharon en dirección a nuestros vecinos los

“Bill, ¿podrías hacer otro viaje por nosotros esta mañana?”, preguntó Dale.

Corpancho. Después, los Corpancho vinieron a verme y me dijeron que esos hombres habían dicho que la gente en Maranatha era muy mala, que se estaban enriqueciendo de la gente pobre, cobrándoles precios exorbitantes por las medicinas, y muchas otras mentiras. Ellos dijeron que iban a regresar a fin de mes para eliminar a los extranjeros y hacer explotar Maranatha, y si la pareja peruana que estaba allí no se había ido, también sería asesinada”.

“Sí, puedo hacerlo, ya que se está manteniendo un buen clima”, respondió.

Alcedo admitió que ellos estaban asustados y querían salir de allí, y le pidió instrucciones sobre lo que debían d ebían hacer. Patti había enfrentado muchas emergencias médicas, y siempre había estado bien organizada y controlada, pues había sido bien entrenada a cómo manejar ese tipo de crisis. Sin embargo, ahora, ella estaba enfrentando un tipo de crisis completamente diferente en la cual no había sido entrenada, y parecía que se estaba rompiendo en pedazos. Ella temblaba mientras gritaba en el micrófono algunas sugerencias desorganizadas. Estaba tan angustiada que por un momento parecía que se había olvidado que ella no tenía que llevar toda la carga por sí sola. Dale se ubicó detrás de ella y jaló el micro de su mano. “Alcedo, escucha”, dijo, “en este momento necesitamos un poco de tiempo para discutir estos últimos eventos y poder hacer algunos planes. Así que no hagan nada todavía. Vamos a volver a llamarles a las ocho”. Ahora se veía claramente que se tenía que llevar a cabo una completa evacuación, y solo tenían una hora y media para planificar.

Ya se había decidido: Dale tendría qu quee volar de regreso a Maranatha para organizar la evacuación, y Bill traería de regreso a Pucallpa a Rosita y a la bebé. Si la situación se volvía crítica allá, los hombres desaparecerían rápidamente dentro de la selva para valerse por sí mismos, pues no habrían mujeres ni niños de quienes preocuparse. A las 8:00 de la mañana nuevamente ellos hablaron con Alcedo, y le dijeron el plan. Era necesario tomar ventaja del vuelo para enviar algo de carga también, así que, además de sus cosas personales, él tendría que guardar todos los instrumentos médicos que había en la clínica y tal vez algunas de las medicinas también. Así se arreglaron las cosas, y cerca de las 9:30, la avioneta, aterrizó para recogerlos, y Rosita con su niña ya estaban allí, listas para partir. Algunos de los vecinos habían venido a ayudar, pero parecía que todo el mundo caminaba alrededor aturdidamente sin saber qué hacer. Inmediatamente Inmediatamente Dale, quien regresó en la avioneta a Maranatha, empezó a dar órdenes poniendo a la l a gente a traba trabajar, jar, y rápidamente se pudo sentir una mejoría en el estado de ánimo cuando se llevó a cabo un un liderazgo positivo y fuerte. Él envió a Alcedo al pueblo para que busque un bote de carga que pudiera llevar sus cosas a Pucallpa. En su camino de regreso, él tendría que parar en la casa de Santiago para pedirle que venga. Pues ellos querían dejar bajo su supervisión todo lo que no podían llevarse.

308

309

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Cerca del mediodía Alcedo regresó del d el pueblo junto con Santiago y su esposa. Mientras estaba en el pueblo, Alcedo se había enterado que los agricultores en Perú estaban llamando a una huelga general para presionar al Gobierno. Ellos estaban bloqueando las carreteras, y no

La luz del mundo

Cuando todo lo que Dale quería qu ería llevar estuvo recogido, él hizo una última llamada por radio a Bill. “Estamos casi listos para otro vuelo, pero no te apures. Almuerza primero. Lo que ha quedado no es e s tan pesado, solo es bulto, así que tal vez podamos apretujar todo eso en la avioneta.

podían pasar los camiones. Él encontró a un botero dispuesto a llevar su carga río abajo hacia Pucallpa, pero este debió haber pensado que los americanos “ricos” estaban desesperados, pues estableció un precio exorbitante por sus servicios. “¡Nosotros no estamos desesperados, y no vamos a pagar una inmensa cantidad como esa!” Dale declaró enfáticamente. “Olvídate del bote. Nosotros hemos venido aquí pensando desde el mismo inicio que algún día íbamos a abandonar todo. Sin embargo, no hemos llegado a ese extremo, pues podemos llevar algunas cosas por aire, y lo demás lo voy a dar a nuestros más fieles colaboradores”. La querida miembrolademáquina la Escuela Sabática, obtuvo Josefa, uno de lalosprimera premiosy más más fiel codiciados: de coser Singer a pedal de Patti. Santiago obtuvo el premio mayor: el bote, los motores, el aserradero y la mayoría de herramientas, como aprecio por todos los años de servicio y por su liderazgo en la pequeña compañía de creyentes adventistas. La avioneta regresó cerca de las 3:00 de la tarde para recoger otra carga, y esta vez se llevó mayormente medicinas. Si se dejarían esas medicinas, probablemente nadie sabría cómo usarlas correctamente, y sería una pérdida total. Eso representaba una inversión de varios miles de dólares, y Patti quería donarlas al Hospital Ana Stahl de Iquitos. A la siguiente mañana, el tiempo estaba perfecto para poder volar. Era impresionante tener una gran cantidad de buen tiempo en medio de la época de lluvias. Bill hizo un vuelo a tempranas horas del día, y esta vez, el cuñado de Alcedo vino con él para darle una mano. Él quería ayudar a Alcedo a llevar por el río a Pucallpa el refrigerador y la cocina, así que estos dos hombres no irían en la avioneta.

Eso espero. Esta será mi última transmisión por radio, porque ahora voy a empacar la radio. Cambio y fuera”. Dale realizó una última caminata alrededor del lugar con Santiago para darle algunas instrucciones finales. Su plan era ofrecer la propiedad con todas las instalaciones y los muebles y algunos equipos a la Misión Adventista local que tenía sus oficinas en Pucallpa. Tal vez podría ser usada como base para el pastor distrital. La oferta sería válida hasta el primero de abril. Si nadie venía a tomar posesión antes de esa fecha, entonces todo sería retomado por Santiago. Ahora, todo el mundo que estuvo allí all í cruzó el río para encontrarse con la avioneta. Perodelcuando llegandodelal barranco otro lado, escucharon el sonido motor. ellos Dale estaban subió el camino lo más rápido que pudo, pero llegó demasiado tarde. Como Bill no había visto a nadie parado al lado de la pista de aterrizaje, él concluyó que podría ser una señal de que algo andaba mal, así que, sin tocar tierra, él volvió a acelerar el motor, y se alejó un poco para ubicarse y volver a hacer un nuevo intento para aterrizar. Esta vez, Dale estaba allí parado sin mover las manos, entonces ahora, sí aterrizó. Había una gran cantidad de equipaje apilado al borde de la pista de aterrizaje, así que Bill empezó a pesarlo. Cuando hubo terminado, anunció que afortunadamente todo estaba dentro de los límites de peso. Él llenó la cápsula del vientre de la avioneta, y apiló las demás cosas dentro de la pequeña cabina, y de alguna manera arregló para que todo pudiera entrar e ntrar.. Ahora había llegado el momento que todo el mundo había temido, el momento de decir adiós. Dale tomó a Santiago entre sus brazos, y por cerca de cinco minutos, solo se abrazaron dejando salir

310

311

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

sus lágrimas libremente. Ellos habían aprendido a amarse mutuamente como hermanos, y sabían que tal vez nunca más se volverían a ver en sus vidas. Finalmente, Dale se subió a su sitio, y Bill tomó su lugar en los controles. La avioneta se deslizó hasta el final de la pista de aterrizaje en donde dio media vuelta. Se hizo una revisión final, el motor empezó a sonar, los frenos fueron liberados, y la avioneta empezó a moverse para llevar a cabo la última partida de Maranatha. Más y más rápido, el Cessna avanzaba por la pista de aterrizaje. Cerca de la mitad de camino, la avioneta chocó con un bache elevándose al aire para solo volver a tocar el suelo de nuevo. Avanzaron un poco más, y nuevamente las llantas dejaron el suelo y nuevamente tocó tierra. Dale estaba empezando a sentirse nervioso cuando en la tercera vez las llantas dejaron la tierra solo para volver a tocarla de nuevo. ¡No quedaba mucha pista delante de ellos ahora! Él dirigió su mirada a Bill, y el rostro de este solo mostraba total confianza. Obviamente, este piloto conocía perfectamente bien lo que un Cessna 185 era capaz de hacer. Él se había dado cuenta que la avioneta había llegado a su mayor velocidad de vuelo, pero la pista de aterrizaje tenía una ligera inclinación hacia arriba, y el suelo se elevaba casi tan rápido como la avioneta escalaba. Cerca de 5 metros antes del final, la pista de aterrizaje se niveló, y la avioneta finalmente se mantuvo en el aire. Ahora había una caída empinada en el suelo que terminaba en el río muy por debajo de ellos, y, adelante pudieron tener un espacio de un kilómetro en donde poder agarrar velocidad y ganar altitud. La avioneta realizó un círculo amplio y, mientras cruzaba por arriba de la pista de aterrizaje, inclinó sus alas como un saludo final a las pequeñas figuras abandonadas que todavía estaban agrupadas al lado de la pista de aterrizaje. En media hora, ellos aterrizaron en la base aérea. En el horizonte ellos vieron unas pesadas nubes negras avanzando hacia ellos, y dentro de una hora, la lluvia comenzó a caer a torrentes, pero la evacuación de Maranatha se había completado justo a tiempo.

La luz del mundo

La situación en la ciudad de Pucallpa no parecía estar mucho mejor de lo que habían dejado en Puerto Inca. Las consignas y las iniciales de los guerrilleros estaban pintadas en las paredes de toda la ciudad. Diariamente se escuchaban reportes de atrocidades. Durante algunas noches se podían escuchar explosiones y disparos. Unos muchachos fueron capturados en el aeropuerto con una bomba casera. La gente estaba asustada, y soldados ar mados estaban patrullando constantemente las calles. El presidente de la Misión local llamó a una reunión en su oficina para discutir la crisis actual, y él pidió que todos los extranjeros que estaban dentro de su jurisdicción pudieran venir a la reunión. Antes de nada, él le pidió a Dale que le diera un informe de lo que había pasado en Puerto Inca y Maranatha. Después de eso, ellos e llos discutieron la disposición de la propiedad. Dale también expresó su preocupación por el futuro de Alcedo. Él no quería que ría que ese joven que le había ayudado tan fielmente quedara abandonado. Como Dale todavía tenía algo de dinero en reserva, él hizo una proposición a los funcionarios de la Misión. Si ellos estaban dispuestos a tratar de reorganizar el distrito de Puerto Inca y ofrecer un empleo a Alcedo, él podría darles un cheque de US$5,000 para ayudarles con el financiamiento. Ellos aceptaron esta propuesta, así que él escribió el cheque y se lo entregó al tesorero. El presidente sintió la necesidad de obtener un consejo externo, así que cogió el teléfono y llamó al presidente de la Unión Incaica. Después de que este hombre hubo escuchado los informes de los últimos acontecimientos, él dio su veredicto: “Saque a todos los extranjeros de su territorio lo más pronto posible”. Esto significaría tener que cerrar el programa de aviación de la Misión, pues en ese tiempo no había pilotos peruanos adventistas disponibles. disponibles. Esto sería algo muy triste, sin embargo, todo el mundo se sintió aliviado de que un administrador de alto rango finalmente había hecho una decisión final concerniente a esta situación crítica. Esto también significaba que Bill y Bonnie tendrían que regresar a los Estados Unidos junto con Dale y Patti, los padres de Bonnie.

312

313

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Dale y Patti estaban un poco preocupados por Alcedo quien aún no había llegado a Pucallpa, y ellos oraban por su seguridad mientras la crisis continuaba en todo su furor. El 1 de febrero, un noticiero reportó que finalmente, el Gobierno había declarado a Pucallpa en

La luz del mundo

Con el tiempo en sus manos, antes de que ellos pudieran dejar Perú, Dale y Patti empezaron a recordar sus aventuras durante “El Gran Experimento” que ahora había llegado a su final. “Cuando pienso en lo que hicimos en Maranatha”, comentó

estado de emergencia. Y, finalmente, en ese mismo día, Alcedo l legó a Pucallpa. Él vino a la base aérea para contar la historia de sus aventuras. Él encontró un bote que se dirigía a Pucallpa con una carga de ganado, y el dueño aceptó llevar la refrigeradora y la cocina por un precio razonable. Pero cuando llegaron a Tournavista, cerca de cinco horas río abajo escucharon que más adelante, el río estaba bloqueado. El dueño del bote dejó a Alcedo con su carga y regresó río arriba para encontrar pastura para su ganado. Pobre Alcedo, se quedó varado, pues la carretera de Tournavista a Pucallpa también estaba bloqueada. El siguiente día, él encontró un pequeño bote que qu e estaba queriendo tratar de pasar por el bloqueo. Le dijeron que él también podría ir, pero tendría que dejar su carga atrás. Cuando ellos llegaron al siguiente pueblo, varios botes vinieron hacia ellos y los interceptaron, negándoles el pase. Ellos esperaron varias horas preguntándose cómo podrían pasar, cuando de repente, un buque de guerra del Gobierno apareció y los escoltó a través del bloqueo. Después de haber pasado ese pueblo, ellos continuaron por sí solos, pero en el siguiente pueblo volvieron a encontrar otro bloqueo. De nuevo, ellos tuvieron que esperar hasta que el buque de guerra llegara y los escoltara a través de ese bloqueo también. Ese fue el último úl timo bloqueo, y Alcedo estaba tan agradecido de estar con su esposa y su pequeña niña una vez más. Y Dale estaba tan agradecido que él no hubiese tratado de sacar sus cosas de Maranatha por río.

Dale, “parece ser que hubieron muchos altos y bajos. Muchas cosas que hicimos, funcionaron tan bien, mientras algunas otras cosas que intentamos hacer, fracasaron miserablemente”. “Sí, sé perfectamente lo que quieres decir”, respondió Patti. “Me he sentido tan bien cuando tuve un caso médico difícil, y Dios respondió a mis oraciones para salvar la vida del paciente. Pero por otro lado, cuando tuve un caso como el de la muchacha Haydé, y Dios no restauró su salud, me sentí como si hubiera tenido un fracaso personal. Pero justo esta mañana he leído algo en El Deseado de todas las gentes que fue un gran estímulo para mí. Espera un minuto. Voy a traer mi libro para leértelo”. Ella corrió a su habitación y regresó rápidamente con el libro en sus manos. “Escucha lo que dice aquí, ‘Como Redentor del mundo, Cristo arrostraba constantemente lo que parecía ser el fracaso. Él, el mensajero de misericordia en nuestro mundo, parecía realizar solo una pequeña parte de la obra elevadora y salvadora que anhelaba hacer’. Eso me pareció increíble. ¡Parecía que hacía muy poco comparado con lo que él deseaba hacer! Me puedo identificar con eso. Un poco más abajo dice, ‘Sabía que la vida de los discípulos que confiasen en él sería como la suya, una serie de victorias sin interrupción, no vistas como tales aquí, pero reconocidas así en el gran más allá’. 1 ¡Uahu! Victorias sin interrupción. ¿Podremos algún día ver las experiencias que tuvimos con nuestra escuela como una serie de victorias sin interrupción?” “¿No te parece que eso es fantástico?” observó Dale. “Parece ser que esto va de la mano con la clásica cita que revisamos frecuentemente mientras trabajábamos para la gente en el río Pachitea acerca del

* * * 1

 El Deseado de todas las gentes, pp. 633, 634

314

315

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

La luz del mundo

método de Cristo de alcanzar a la gente. Después de describir en detalle el método de Cristo, finaliza diciendo, ‘Esta obra no será ni puede ser infructuosa’”.2  “Esa fue una de las promesas que encontramos durante nuestro estudio en la preparación para ‘El Gran Experimento’, Patti le recordó a Dale. “Nosotros hemos querido descubrir por nuestra propia experiencia si realmente eso era cierto, y ha pasado la prueba con luz verde. Cuando hemos tratado fielmente de seguir el método de Cristo de alcanzar a la gente, nuestro trabajo sí dio fruto”. “Lo que más quería poner a prueba”, dijo Dale, “era la promesa de que Dios iría a proveer todo lo necesario para llevar a cabo su trabajo.3  Mi entrenamiento y mi experiencia como tesorero me ha enseñado que siempre se debe tener un presupuesto, o de lo contrario estarás condenado al fracaso. Pienso que eso es cierto cuando estamos haciendo y siguiendo nuestros propios planes, pero tengo que admitir que no he estado siguiendo completamente el simple método de Cristo cuando fue necesario un presupuesto. Nadie puede negar que Jesús no tuvo un presupuesto, además, él no pagó ningún salario cuando envió a sus discípulos como misioneros.4 Es tan fácil pensar que su método financiero  —o tal vez deberíamos denominarlo la falt faltaa de método—po método—podría dría ffuncionar uncionar solo en sociedades muy primitivas, no en nuestro mundo sofisticado de ahora, en donde parece ser que todo el mundo piensa que la aseguranza es una necesidad. Estoy tan agradecido a Dios de habernos dado la

creer que nosotros teníamos una cantidad de dudas cuando vinimos aquí. Para empezar, tú no tienes que tener fe, sino solo la determinación de ponerte en una posición en donde tú puedas probar las promesas de Dios. Y cualquier persona puede hacer esto. Y cuando tú veas a Dios haciendo lo que él había prometido hacer, y esto se repite vez tras vez, entonces el resultado inevitable será el crecimiento de tu fe. Puedo testificar que estos años que pasamos acá en la selva han sido una experiencia tremenda para para mí en el aumento de mi fe. Ahora yo sé lo que puedo esperar de mi Dios”. “Yo “Yo puedo decir lo mismo” afirmó Dale. “Yo vine hasta aquí pensando realmente que en tres o cuatro meses, nuestras reservas de dinero se acabarían, y yo tendría que regresar a casa para empezar nuevamente a buscar un trabajo. Después de algunos años de no hacer esfuerzos por recaudar fondos, y al ver que siempre teníamos lo que necesitábamos, yo finalmente pude convencerme de que Dios estaba llevando a cabo su obra del todo bien sin tener mi asistencia ‘experta’. Supongo que es por eso que llegué a creer que la forma en que Dios nos diría que debíamos salir de allí sería cuando nos quedaríamos sin dinero. Ahora es evidente que tampoco se dio de esa forma. Estamos yéndonos con una gran evidencia de que ha llegado el tiempo de mudarnos, y hay más dinero en nuestra cuenta de banco de lo que teníamos cuando vinimos a este país”. “Comprobar que el deseo de Dios de hacer todos los planes para nuestras vidas y revelarnos esos planes día a día, para mí fue la parte 6

5

valentía de probar sus promesas de suplir nuestras necesidades”.   Patti observó: “Cuando hemos ido de visita a casa, he hablado con gente que me decía que ellos nunca podrían tener suficiente fe para hacer lo que nosotros estábamos haciendo. Parecía que ellos no podían  Ministerio de Curación, p. 102  El Deseado de todas las gentes, pp. 337, 338 4 Mateo 10 y Lucas 10 5  Filipenses 4:19 2 3

más de ‘El Gran Experimento’”, opinión “Aunimpresionante me parece increíble de cómo vinimos aquífue sinlatener idea de de Patti. cómo siquiera empezar, sin embargo, la gente solo empezó a venir buscando ayuda médica y espiritual. Y cada vez que nos encontrábamos con un problema que parecía no tener solución, le pedíamos a Dios sabiduría, y aparecían en nuestras mentes grandiosas ideas que funcionaron perfectamente. Eso fue algo fantástico”. 6

 El Ministerio de Curación p. 380

316

317

 

 Eileen E. Lantry, Monroe y Patricia Duerksen

Dale agregó: “De la misma forma fantástica, Dios cumplió sus promesas enviando ayudantes.7  Nosotros no buscamos a Esteban, ni a Leider ni a Santiago ni a Colette ni a Alcedo ni a muchos otros que vinieron por un corto tiempo, pero Dios los envió cuando más los

Epílogo:

Entrevista a Monroe Dale Duerksen, esposo de Patricia

View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF