ENCICLOPEDIA
March 1, 2017 | Author: tertuliabeni | Category: N/A
Short Description
Download ENCICLOPEDIA...
Description
ENCICLOPEDIA DE ZOOLOGIA
A Abeja Desde la más remota antigüedad, las abejas han suscitado la atención del hombre por la utilidad de los productos que de ellas se obtienen y por la extrema complejidad de sus sociedades. Las abejas son insectos pertenecientes al orden de los himenópteros y a la superfamilia de losantropoideos. Comprenden cerca de veinte mil especies, entre las cuales predominan las solitarias sobre las que forman comunidades. Abejas sociales Entre las diferentes especies de abejas de hábitos sociales, destaca, por sus características fisiológicas y por su importancia económica, la abeja de la miel (Apis mellifera), incluida en la familia de los ápidos. Anatomía de la abeja de la miel. El cuerpo de la abeja melífera presenta la distribución morfológica en cabeza, tórax y abdomen que caracteriza al grupo de los insectos. En la cabeza se encuentran las antenas, órganos táctiles y olfativos formados por una serie de segmentos llamados artejos. Cerca de las antenas están los dos ojos compuestos, constituidos por varios miles de facetas, cada una de las cuales consta de una córnea, un cristalino y un rabdoma, membrana sensible a la luz. Cada faceta percibe los objetos situados directamente en la prolongación de su eje óptico y todas ellas componen una imagen en mosaico. Las abejas son sensibles, además, a la luz polarizada (que vibra sólo en determinados ángulos) y a la ultravioleta, lo que les resulta de fundamental utilidad para orientarse y para apreciar en las flores detalles que pasan inadvertidos al ojo humano. El aparato bucal tiene una lengua o trompa con la que recogen el néctar. En el tórax se insertan los dos pares de alas y los tres pares de patas. El abdomen, que en las obreras acaba en un aguijón, contiene los cuatro pares de glándulas que generan la cera, sustancia blanda con la que las abejas fabrican las colmenas. Castas sociales. En las colonias se distinguen tres tipos de individuos: la reina, hembra de voluminoso abdomen que conserva su capacidad de reproducción y de la que depende el crecimiento de la colonia; las obreras, hembras que no ponen huevos y que realizan todas las tareas de la colmena; y los zánganos, o machos, mucho mayores que las obreras, que sólo habitan en la comunidad durante la primavera y los inicios del verano y cuya única función es la fecundación de la reina. Estructura de la colmena. Las abejas construyen sus habitáculos, o colmenas, en las oquedades del terreno y en los troncos de los árboles; cuando son destinadas a la explotación de sus productos, se sitúan en los recipientes destinados al efecto por los apicultores. Las colmenas pueden albergar cincuenta mil individuos, o más, y se componen de una serie de panales hechos de cera con múltiples celdillas hexagonales. En los panales periféricos se almacena la miel, mientras que los centrales contienen las crías en las diferentes etapas de desarrollo, y las pupas, fases de evolución postembrionaria a partir de las cuales surgen los individuos adultos. Algunas celdillas contienen también el polen recogido por las obreras. Desarrollo de las abejas. La reina solamente se aparea una vez, cuando sale de la colmena y realiza el vuelo nupcial, momento en el que se une con un zángano. Los espermatozoides de
éste son almacenados en una especie de saco situado en su abdomen y son emitidos a medida que se desarrolla la puesta de huevos. La reina introduce su cabeza en una celdilla y cuando comprueba que está vacía deposita un huevo en ella, y así va procediendo con las demás celdas de la colmena. A los tres días se produce la eclosión de un gusano blanco que es alimentado por las obreras. A los seis días comienza la metamorfosis al estado de pupa, que se prolonga durante doce días y da lugar al adulto. Este proceso es válido para las obreras. Las reinas requieren unos días menos, y los zánganos un ciclo algo más prolongado. Las abejas reinas se crían en celdas más anchas de lo habitual. El hecho de que un espécimen se convierta en reina depende de que su alimentación conste de tres ingredientes fundamentales: jalea real, miel y polen. Si el huevo recibe espermatozoides, y es por tanto fecundado, da lugar a una obrera; si no lo es, de él sale un zángano. La vida en la colmena. Durante el invierno, la actividad de la colmena se reduce de modo considerable. Se suspende la recolección, la reina deja de poner huevos y las abejas se alimentan con el polen y la miel almacenados durante la estación cálida. Al llegar la primavera se restablece de nuevo la actividad: la reina inicia la puesta, que puede alcanzar un ritmo de 1.500 huevos al día, las obreras recolectoras emprenden sus vuelos de prospección y la vida en la colmena reanuda su curso. Durante el período de floración, llegan nuevas provisiones de polen y de néctar, y conforme van naciendo las crías se procede a alimentarlas y cuidarlas. La organización de la colmena se rige mediante un mecanismo estrictamente regulado cuyo conocimiento ha sido objeto de interés científico. Actividades de las obreras. La vida de las obreras comprende una serie de etapas bien definidas a lo largo de las cuales desarrollan diferentes funciones. En una primera fase se dedican sobre todo a alimentar a las crías y a limpiar las celdas. Posteriormente, construyen panales, almacenan polen, defienden la colmena y regulan la temperatura de ésta batiendo las alas o introduciendo agua en los panales. La última fase corresponde a la recolección de polen y néctar (abejas pecoreadoras). En sus desplazamientos de recolección, las obreras se guían por el sol y vuelan de flor en flor mientras liban el néctar y recogen el polen en unos cestillos laterales localizados en el último par de patas. Cuando descubren una fuente importante de alimento, las exploradoras vuelven a la colmena y anuncian a las demás su hallazgo mediante vuelos circulares, si la distancia es corta, o giros en forma de ocho, si se encuentra lejos. En este último caso, la dirección se indica señalando el ángulo que el lugar ocupa con respecto al sol. Con el néctar, fermentado en los estómagos de las abejas, se elabora la miel, que en parte se almacena y en parte pasa de los estómagos de unas obreras a otras (estómagos sociales). Enjambres y formación de colonias. Las colonias deben propagarse, para lo cual, todas las primaveras son criadas varias reinas, de las que sólo una llega a reinar quedando las demás condenadas a morir. Un poco antes de salir la nueva reina, una parte de la población se une a la antigua y abandona la colmena para posarse sobre una rama o lugar elevado constituyendo una masa compacta, el enjambre, que permanece en esa localización hasta que se encuentra otro lugar para formar una nueva colonia. La reina sale de la colmena, es fecundada por los zánganos y regresa para proseguir la vida de la colonia. Abejas solitarias Entre las abejas carentes de hábitos sociales, cabe citar la abeja cortadora de hojas, del género Megachile, que forma sus nidos con trozos de hoja que enrolla en forma de tubo; las abejas cavadoras de los
géneros Halictus y Colletes, y la abeja carpintera, del género Xylocopa, que cava nidos en troncos y tallos secos.
Águila Entre todas las aves rapaces las águilas destacan por su tamaño, belleza, fuerza y majestuosidad, cualidades que les han granjeado la admiración (y también la saña) del hombre en todas las épocas. A lo largo de la historia, la imagen del águila ha presidido emblemas, enseñas guerreras, escudos y blasones, y se ha constituido en símbolo de fortaleza y dignidad. Con el nombre de águila se designan diferentes especies de rapaces pertenecientes al orden de las falconiformes y agrupadas en su mayoría dentro de la familia de las accipítridas. Todas ellas se caracterizan por ser aves carnívoras, de gran tamaño, con un pico curvo relativamente corto pero robusto, y provistas de fuertes patas acabadas en garras ganchudas y aceradas con las que capturan sus presas. Los ojos son laterales y, por encima de ellos, sobresalen unos arcos superficiales o rebordes óseos que dan a estos animales su característico aspecto fiero y amenazador. Las hembras suelen presentar dimensiones superiores a las de los machos. La mayor parte de las especies cazan al acecho o localizando a sus víctimas desde el aire en sus vuelos de planeo, ya que están dotadas de una excelente visión. El tipo de alimentación es variable: algunas águilas, como la culebrera o la pescadora, tienen una dieta muy especializada. Otras, por el contrario, capturan toda clase de reptiles, así como diferentes aves y mamíferos, e incluso se alimentan de carroña. El número de huevos de la puesta varía en las diferentes especies, aunque suele oscilar entre uno y tres; por su parte, el período de incubación se prolonga durante seis o siete semanas. Cada continente tiene sus especies típicas; no obstante, existen algunas águilas cosmopolitas cuya área de distribución se extiende por todo el mundo. La importancia ecológica de estas rapaces es fundamental, ya que ejercen un estricto control sobre las poblaciones de roedores, conejos y otros mamíferos de pequeño y mediano tamaño. En consecuencia, la disminución de las poblaciones de águilas altera gravemente el equilibrio del hábitat. El águila real (Aquila chrysaëtos) se extiende por Eurasia, Norteamérica y norte de África. Las hembras sobrepasan los 6,5 kg, mientras que los machos no superan los 4,5 kg. Se alimenta de aves, reptiles y mamíferos. Vive el águila imperial (Aquila heliaca) en la península ibérica, donde se halla amenazada de extinción, así como en los Balcanes y Asia central. Es de plumaje pardo oscuro y caza aves, conejos y pequeños reptiles. El águila culebrera (Circaetus gallicus) habita en Europa meridional y oriental y en Asia central. El dorso y la cabeza son de color pardo y el vientre blanco. Como indica su nombre, se alimenta básicamente de reptiles y, sobre todo, de serpientes. En Norteamérica destaca el águila calva (Haliaetus leucocephalus), de cabeza blanca en contraste con el color pardo del resto del cuerpo, que aparece simbolizada en el escudo de los Estados Unidos.
El águila pescadora (Pandion haliaetus) es una especie cosmopolita que pertenece a la familia de los pandiónidos y captura principalmente peces en lagos, ríos y costas; su método de caza consiste en mantenerse en el aire en un punto fijo batiendo sus alas y lanzarse con las patas hacia delante sobre su presa. Tiene la cabeza y el vientre de color blanco. Entre las águilas africanas destacan el águila coronada (Stephanoaetus coronatus), la más fuerte de las rapaces de África, que se alimenta de monos; el águila marcial (Polemaetus bellicosus), cuyas hembras sobrepasan los 6 kg de peso y que capturan aves y pequeños mamíferos; y el águila rapaz (Aquila rapax), omnívora. El águila audaz (Aquila audax) vive en Australia y se alimenta de carroña, además de capturar reptiles y aves. En las Filipinas habita el águila monera (Pithecophaga jefferyi), que caza monos y pequeños mamíferos. También de distribución asiática son las distintas especies del género Spilornis, que se alimentan de serpientes y otros reptiles.
Anguila Uno de los peces cuya biología y ciclo vital han resultado más enigmáticos para los hombres de ciencia hasta fechas relativamente recientes ha sido sin duda la anguila, apreciada desde la antigüedad por la delicadeza y suavidad de su carne. Con el nombre de anguila se conocen diferentes especies de peces pertenecientes a la clase de los osteictios, o peces de esqueleto óseo, integrados en la familia de los anguílidos. Se hallan distribuidos por diversas áreas litorales de los océanos Pacífico, Índico y Atlántico, desde las cuales remontan los cursos fluviales. La anguila común europea (Anguilla anguilla) es un pez alargado, cuyo aspecto recuerda al de una culebra; su piel es de color oscuro en el dorso y plateado en la zona ventral. Las hembras pueden alcanzar 1,5 m de longitud y los machos llegan a dimensiones ligeramente inferiores. El ciclo biológico de este animal estuvo rodeado de incógnitas durante mucho tiempo. A finales del siglo XIX se descubrió el estado larvario de la anguila, la llamada larva leptocéfala, transparente, aplanada y ovalada, que hasta entonces se había considerado como una especie diferenciada. Sin embargo, el origen de la anguila continuó siendo un misterio hasta la década de 1920 cuando, tras muchos años de investigación, el científico danés Johannes Schmidt halló que la puesta de las anguilas del Atlántico se realiza en el mar de los Sargazos, hacia febrero, a una profundidad estimada en unos 400 m.Allí nacen las pequeñas larvas, que se transforman en leptocéfalos y llegan arrastradas por las corrientes hasta las costas americanas y europeas, donde se convierten en angulas y penetran en los ríos dando lugar a los individuos adultos. Procesos similares se desarrollan en las especies índicas y pacíficas. Las anguilas viven en los cursos fluviales durante un período comprendido entre diez y veinte años y, posteriormente, retornan al mar para desovar. La anguila es muy apreciada por el sabor de su carne en Europa y Japón.
Antilope Se designan con el nombre de antílope diferentes especies de mamíferos artiodáctilos (con extremidades terminadas en dedos pares), rumiantes, de la familia de los bóvidos, muchos de los cuales poseen una figura grácil y esbelta que los asemeja entre sí. Todos ellos poseen cuernos, que en algunos son de gran tamaño y presentan peculiares formas. Comprenden casi un centenar de especies y se hallan distribuidos por Asia y África. En la estepa siberiana rusa vive el curioso antílope saiga, caracterizado por su prominente hocico, con el que filtra el polvo de la estepa. También se conocen como antílopes los antilocápridos norteamericanos, representados por la especie Antilocapra americana : el pronghorn o berrendo, extendido desde Canadá hasta el noroeste de México. Caracteres morfológicos Los antílopes difieren en cuanto a su corpulencia, comportamiento, hábitat que ocupan, forma de los cuernos y dibujo y color de la capa. Los mayores, los elands africanos, pueden alcanzar un peso de 900 kg y una altura a la cruz de 1,9 m, mientras que otros, como el dik-dik, también africano, apenas superan los 5 kg. Algunos, como el hipotrago equino de África, se asemejan por su forma a los équidos (caballos y cebras). El aspecto de los cuernos es variable: los hay con forma de lira, como los del impala; rectos, similares a sables, como los del oryx de la provincia de El Cabo; curvados hacia atrás y de hasta 1,60 m de longitud, como los del hipotrago negro; en espiral, como los del eland o el kudú, y diminutos, como los del duiker, el oribí y el dik-dik. En algunas especies, los cuernos sólo aparecen en los machos, mientras que en otras se desarrollan en ambos sexos. Los berrendo americanos tienen la cornamenta similar a la de las cabras, pero alcanzan el tamaño de un ciervo mediano. El color y dibujo de la capa oscila desde el pardo o amarillo rojizo hasta el castaño oscuro. Algunos, como el kudú, se adornan con rayas verticales de color blanco que les recorren el lomo. El pelaje de los berrendos es color castaño rojizo, pero blanco en el vientre y la grupa y también en las bandas pectorales. Hábitat y distribución Un gran número de antílopes habitan en la estepa arbustiva africana, como el impala, el gerenuk, el kudú, el eland o los hipotragos; otros, como el antílope saltarrocas, pueblan pequeños roquedales. Algunos, como el ñu, son típicos de la sabana y realizan grandes desplazamientos en busca de agua y pastos en las épocas de sequía. También los hay adaptados a zonas desérticas, como el addax del Sahara y el oryx de Arabia. En su mayoría se alimentan de los grandes pastos de la sabana, y algunos, como el gerenuk, de largo cuello, son ramoneadores, es decir, se alimentan de ramas y hojas de árboles. Muchas especies son gregarias y forman grandes manadas de individuos de ambos sexos. Los grupos de impalas, encabezados por un macho dominante, llegan a alcanzar los cien individuos. Existen también rebaños exclusivos de machos, que viven aislados. Los berrendos viven solos o en pequeños grupos en el verano, pero forman grandes rebaños en invierno.
Numerosas especies están perfectamente adaptadas a la carrera y al salto: son famosos por su velocidad y agilidad los impalas y los oryx. Otros son especialistas del camuflaje, como los gerenuk y los kudúes. Sus enemigos son los grandes predadores, como los leones y los leopardos, y los licaones, que cazan en grupo y persiguen implacablemente a sus presas, relevándose en la carrera, hasta que les dan alcance. En la época prenupcial, muchas especies presentan un comportamiento ritual consistente en posturas de exhibición, en el roce de las patas traseras de la hembra por parte del macho, en movimientos de aseo, etc. En un gran número de especies, entre las que se cuentan el gerenuk, el kudú, el hipotrago, el eland y el oribí, las camadas son de una sola cría. El período de gestación varía entre los siete y los nueve meses. Los antílopes se extienden principalmente por la sabana africana, donde hay una gran variedad de especies, tanto en la sabana propiamente dicha como en la arbustiva. También habitan en zonas de Asia, como Arabia e Irak (oryx) y la India (nilgó). En la estepa siberiana rusa, como se ha apuntado, vive el saiga. Entre las principales especies cabe mencionar este antílope saiga (Saiga tatarica), el gerenuk (Litocranius wallerii) africano, el impala (Aepyceros melampus) del África oriental, y el oryx, que agrupa varias especies. Destacan también el hipotrago equino (Hippotragus equinus), el alcelafo, del género Alcelaphus, el damalisco, del género Damaliscus, el ñu, del género Connochaetes, que vive en las sabanas africanas y el kudú(Tragelaphus strepsiceros).
Araña La leyenda que atribuye a las arañas una gran peligrosidad y una dolorosa mordedura no tiene en la mayoría de los casos fundamento real. No obstante, en ciertas especies el veneno es lo suficientemente activo como para que haya sido necesaria la elaboración de sueros antiaraneicos, específicos en su mayoría de arañas latinoamericanas. Anatomía y estructura del cuerpo Las arañas son invertebrados artrópodos, es decir, provistos de apéndices articulados, y pertenecen a la clase de los arácnidos y al orden de los araneidos. Estrechamente relacionados con ellas se encuentran los escorpiones y las garrapatas. El número aproximado de especies de arañas se sitúa en torno a las veinte mil y su tamaño varía entre un milímetro y cerca de nueve centímetros de longitud, dimensión que presentan algunas arañas tropicales americanas. Las arañas exhiben una estructura corporal característica con una neta diferenciación entre la parte integrada por cabeza y tórax, unidos en una sola pieza denominada cefalotórax o prosoma, y el abdomen u opistosoma; ambos fragmentos se hallan separados por una estrecha cintura. Como el resto de los arácnidos, poseen ocho patas articuladas en una serie de segmentos o artejos que favorecen la movilidad. Disponen además de otros apéndices: los quelíceros o uñas venenosas, cercanos a la boca, que inoculan el veneno contenido en unas glándulas anexas, con el cual matan a sus víctimas, y los pedipalpos, que son órganos táctiles.Carecen, además, de antenas. Presentan una serie de ojos simples u ocelos situados en diferentes lugares de la cabeza, lo que les permite tener una amplia visión de lo que les rodea. El tegumento que recubre todo su
cuerpo está formado por quitina y en él aparecen pilosidades que, en el caso de ciertas tarántulas, pueden llegar a ser abundantes. Al final del abdomen y en posición ventral se aprecian orificios denominados hileras. Tales aberturas, que se hallan conectadas a unas glándulas especiales, expelen al exterior una sustancia filiforme que al contacto con el aire solidifica: se trata de la seda con la que las arañas fabrican sus telas. La respiración se lleva a cabo mediante unos conductos laminares, las filotráqueas. El sistema circulatorio está constituido por una cavidad situada en la región dorsal a modo de corazón, que recibe la hemolinfa (líquido similar a la sangre) y la impulsa a través de una arteria anterior a la cabeza, y por una arteria posterior y otras laterales a las vísceras. Las arañas no poseen piezas masticadoras y han de tomar su alimento en estado líquido. Para ello, junto con el veneno, inoculan a sus presas una serie de enzimas que descomponen el cuerpo de éstas y licuan sus tejidos.De este modo, transcurrido cierto tiempo, pueden ser absorbidos por la araña, que sólo tiene que succionarlos. El sistema nervioso es sencillo. La cabeza está ocupada por un pequeño encéfalo del que parten los cordones nerviosos, los cuales rodean el tubo digestivo formando un anillo y se dirigen a la parte ventral del cuerpo. Por cuanto se refiere a la fisiología de la reproducción, la fecundación es interna: el macho deposita sus espermatozoides en un saco hecho de seda, el espermatóforo, en el que introduce sus pedipalpos, trasladando su contenido a la abertura genital de la hembra. Ecología y comportamiento Las arañas son animales cazadores y se alimentan de insectos y pequeños invertebrados, si bien ciertas especies de gran tamaño pueden capturar pequeñas aves, reptiles y peces. Muchas construyen telas con los hilos que segregan por las hileras, telas que tienden a modo de redes y en las que quedan adheridos los insectos. Otras, tales como las tarántulas, horadan el suelo y esperan a que se acerquen a ellos sus presas en el interior de los orificios. En muchas especies es notable el comportamiento ritual previo a la fecundación, que da lugar a auténticas ceremonias nupciales. Con frecuencia, la hembra devora al macho tras el apareamiento. Principales especies Entre las arañas más conocidas, se hallan la araña de jardín (Epeira diademata) y la doméstica (Tegenaria domestica), cuyo hábitat suele situarse en jardines y casas de las zonas templadas. Otra curiosa especie es la araña acuática, del género Argyroneta, la cual vive en los ríos y construye entre las plantas del fondo una campana con el aire que, en sus subidas a la superficie, retiene en los pelos que la recubren. La araña pescadora (Dolomedes triton) vive en Norteamérica y captura peces. Las del género Argyope habitan en regiones tropicales y construyen una bella tela de color blanco, con un hermoso dibujo en zigzag. Las arañas de mayor tamaño son las migales americanas, del género Mygale, de casi nueve centímetros de longitud. También cabe mencionar las tarántulas, del género Lycosa.
Ardilla Vivaces e inquietos, los simpáticos roedores llamados ardillas, considerados como auténticos volatineros de los bosques boreales, presentan una gran capacidad de adaptación: algunas ardillas han llegado a adecuarse a la vida en los desiertos, y otras han adquirido incluso la capacidad de planear. Las ardillas son mamíferos pertenecientes al orden de los roedores y a la familia de los esciúridos. Comprenden unas 250 especies, distribuidas por todo el mundo, con excepción de Oceanía. En función de sus hábitos y su biología se pueden clasificar en tres categorías: ardillas de bosque, ardillas terrestres y ardillas voladoras. Dentro del primer grupo, cabe mencionar la ardilla común o europea (Sciurus vulgaris) que es de color rojizo, posee una larga cola y presenta los bordes superiores de las orejas cubiertos de pelos erectos y rígidos, similares a los de un pincel. Su área de distribución comprende Europa y el norte de Asia. Habita en bosques de coníferas y también en zonas de arbolado de hoja caduca, alimentándose de bellotas, nueces y semillas diversas, que almacena en troncos de árboles o en el suelo, y de brotes e insectos. Es un animal de hábitos diurnos que construye sus nidos en los árboles, por cuyas ramas trepa con gran agilidad.Al llegar la época fría decrece su actividad, aunque no llega a hibernar. El período de gestación es de casi siete semanas y en cada parto suele dar a luz tres crías. La ardilla gris o americana (Sciurus carolinensis), también de bosque, es de mayor tamaño que la anterior, y originaria de Norteamérica. Su color es grisáceo y sus hábitos son muy similares a los de la especie europea. Las ardillas han colonizado también el desierto americano, donde viven en madrigueras subterráneas de hasta un metro de profundidad. Entre las especies terrestres, destaca la ardilla del Mojave (Citellus mohavensis), que pasa gran parte del año aletargada. Las ardillas voladoras viven en Eurasia y África ecuatorial; presentan una membrana que se extiende entre las extremidades anteriores y posteriores y que les permite realizar planeos de hasta cuarenta metros de distancia. Dentro de este grupo cabe mencionar la ardilla voladora (Pteromys volans) y la ardilla voladora gigante (Petaurista petaurista), europeas, y la ardilla voladora gris (Anomalurus fraseri), africana.
Asno Caracterizado por lo reducido de su porte en comparación con el resto de los animales a él afines, el asno es un équido doméstico que desempeña un papel fundamental como medio de carga y de tiro en regiones áridas y pobres de América, Asia y el litoral mediterráneo. El asno (Equus asinus) es un cuadrúpedo perisodáctilo, es decir, que presenta extremidades terminadas en un único dedo protegido por una pezuña. Pertenece a la familia de los équidos, de la que también forman parte el caballo y la cebra. Se conoce asimismo con los nombres de burro, rucio y borrico; a los animales jóvenes se les denomina pollinos.
Su talla es pequeña y varía según las razas: la africana no sobrepasa los 1,30 m de altura, mientras que la europea alcanza 1,50 m y en ocasiones incluso la sobrepasa. Poseen estos animales largas orejas, mayores en los asnos europeos, y el color del pelo es gris, blanco o pardo con una línea negra que les recorre el dorso. El vientre, la cara interna de los muslos, el hocico y, con frecuencia, el círculo que rodea los ojos, son claros. El asno, domesticado hace siglos y destinado a trabajos de carga y tiro, es propio de los países mediterráneos, así como de algunas regiones asiáticas tales como Arabia, Persia o la India.No se adapta a los climas fríos, en los que su rendimiento decrece de modo notable. Al ser transportado desde Europa, el asno halló un adecuado hábitat en tierras americanas, donde se extendió con rapidez. Es un animal sobrio y fuerte, resistente al calor y a la fatiga. Es muy frugal en cuanto a su nutrición y puede alimentarse sólo con hierbas y cardos. Tiene el oído muy desarrollado, es astuto y manso, y a veces muestra gran terquedad; emite un peculiar sonido, el rebuzno. En ocasiones se realizan cruces de asnos y yeguas: el híbrido resultante es el mulo (o mula), que por lo general suele ser estéril. El origen del asno doméstico parece estar en el asno salvaje de las estepas africanas o en los asnos salvajes asiáticos. Las hembras entran en celo a finales de la primavera o principios del verano. El período de gestación es de 290 días, transcurridos los cuales la burra da a luz un pollino al que amamanta por espacio de cinco o seis meses. Además de la especie doméstica, es necesario citar el asno salvaje africano (Equus asinus), que comprende dos subespecies: la somalí (Equus asinus somaliensis) y la de Nubia (Equus asinus nubicus).Las dos variedades viven confinadas en reducidos territorios entre Somalia y Etiopía en el primer caso, y en Sudán en el segundo. Son destacables asimismo los asnos salvajes asiáticos, entre los que cabe mencionar el hemión y el onagro. El hemión (Equus hemionus kiang), denominado también kiango o giggetai, es una peculiar especie de asno que vive en Asia central. Es de color canela y se reúne en rebaños integrados por un número que oscila entre tres y veinte individuos, guiados por un macho adulto. El onagro (Equus hemionus onager) o hemión persa es de color gris y vive en Siria, Arabia, India e Irán
Avestruz Entre los numerosos rebaños de herbívoros que pastan en las sabanas africanas no resulta infrecuente descubrir los largos y estilizados cuellos de los avestruces, que otean el horizonte para prevenirse de un eventual ataque de los predadores. El avestruz (Struthio camelus) es un ave perteneciente a la familia de las estruciónidas, que a lo largo de su evolución ha perdido la capacidad de volar y se ha adaptado a la carrera. Los avestruces pueden alcanzar una altura superior a los 2,5 m y llegan a pesar 155 kg. El plumaje de los machos es negro, ribeteado de blanco en los bordes de las alas y la cola, mientras que en las hembras, de menor tamaño, las plumas tienen color pardo.
Característicos de estos grandes animales son su largo cuello blanco y desprovisto de plumas, y sus potentes patas, igualmente desnudas y acabadas en dos dedos, uno de los cuales es grueso y está protegido por una uña. Estos miembros convierten al avestruz en un corredor, que puede llegar a velocidades próximas a los 65 km/h. Ello, unido al notable desarrollo del órgano de la vista, constituye uno de los factores evolutivos que mayor importancia tiene para lograr la supervivencia en el duro medio de las sabanas africanas. El área de distribución del avestruz comprende gran parte del continente africano desde el límite meridional del Sahara hasta las regiones próximas a Sudáfrica. Son los avestruces animales omnívoros y su dieta, muy variada, está integrada predominantemente por hierbas, frutos, semillas, invertebrados e insectos, reptiles e incluso pequeños mamíferos. También ingieren piedras que ayudan a triturar los tejidos coriáceos de algunos de los vegetales con los que se nutren. Forman grupos integrados por varios machos y hembras. Al llegar la época del celo, los machos delimitan sus territorios, a los que acuden las hembras para efectuar la cópula. Los huevos, de gran tamaño, pueden pesar hasta 1,5 kg y su incubación, en la que se alternan los dos miembros de la pareja, dura de seis a siete semanas. El avestruz, además de constituir una fuente de alimento para los diversos pueblos aborígenes de África, sufrió virulentas campañas cinegéticas (de caza) ya que sus plumas eran muy apreciadas como elemento decorativo de la indumentaria, especialmente durante las primeras décadas del siglo XX. Modernamente se han llegado a organizar explotaciones en granjas dotadas de los medios adecuados para obtener el máximo aprovechamiento de esta gran especie, la mayor entre las aves vivientes. Muy afín a esta especie africana, aunque sistemáticamente encuadrada en otro grupo, es el ñandú o avestruz americano (Rhea americana). Se trata de un ave corredora de distribución geográfica iberoamericana y de menor tamaño que su homólogo africano (alcanza una altura máxima de 1,5 m). El principal rasgo morfológico que diferencia ambas especies es el tercer dedo que presenta el ñandú en las extremidades inferiores. Entre las variedades de ñandú destacan la que los naturales del altiplano boliviano llaman suri, pequeña y esquiva, y la que habita en las llanuras argentinas de la Patagonia, que se conoce como petizo o choique. Otra especie relacionada con los avestruces es el emú (Dromiceius novae hollandiae), de plumaje gris oscuro y ámbito exclusivamente australiano.
Avispa Bajo la denominación de avispa se agrupa un gran número de especies de insectos emparentados con las abejas y cuyos hábitos, tanto en el terreno de la alimentación como en el social, se hallan sujetos a notables variaciones. Las avispas, insectos pertenecientes al orden de los himenópteros, poseen dos pares de alas: el anterior es considerablemente mayor que el situado en la parte posterior del tórax. El color del cuerpo, que suele presentar franjas transversales, varía desde los tonos amarillos y anaranjados hasta los rojizos y negros. Muchas especies presentan la denominada cintura,
constituida por un adelgazamiento que se sitúa entre el tórax y el abdomen. Según sus características morfológicas y su comportamiento puede establecerse una agrupación en cuatro categorías: avispas portadoras de sierra, avispas de las agallas, avispas verdaderas y avispas cazadoras de arañas. Se caracterizan las primeras por carecer de cintura. Su nombre proviene de la forma del ovopositor (órgano terminal del abdomen de las hembras con el que ponen los huevos), que tiene una serie de minúsculos dientes con los que practica incisiones en hojas y tallos para después depositar en ellos los huevos. En este grupo destaca particularmente la avispa de la madera o sírice gigante (Uroceros gigas). Las avispas de las agallas tienen cintura y se denominan así porque inducen la proliferación de los tejidos de determinadas plantas hasta formar una estructura a menudo esférica, llamada agalla, en cuyo interior se desarrolla la larva. Dentro de este conjunto cabe citar la avispa de las agallas del roble (Andricus kollari). Entre las que se consideran las avispas verdaderas, algunas especies son solitarias y otras sociales. La mayoría construyen sus avisperos, formados por una especie de pasta de papel, en las ramas de los árboles o en las oquedades de los muros. A este grupo pertenece la avispa común (Vespula vulgaris). Por último, las avispas cazadoras de arañas son solitarias y capturan todo tipo de arácnidos a los que paralizan a fin de que sirvan de alimento para sus larvas.
B Bagre Especialmente abundantes en los ríos tropicales americanos, los bagres son apreciados por el sabor de su carne, que en algunas especies es de color amarillento y tiene muy pocas espinas. Con el nombre de bagre se conoce una serie de peces osteictios, es decir, de esqueleto óseo, a los que también se asigna la denominación de siluros. Pertenecen a dos familias diferentes, la de los bágridos y la de los silúridos, encuadradas ambas en el orden siluriformes. Se caracterizan por presentar varias prolongaciones córneas a modo de bigotes en los alrededores de la boca. Estas barbillas bucales les sirven como órganos táctiles y con ellas exploran el medio circundante y localizan posibles fuentes de alimento. Los bagres tienen el cuerpo alargado, ligeramente aplastado en el dorso y en la zona ventral, y se caracterizan por su voluminosa cabeza que, dotada de filamentos bucales, recuerda el aspecto de un felino; de ahí su denominación en inglés, catfish, pez gato. Muestran una piel desnuda, sin escamas, con múltiples glándulas lubrificadoras que disminuyen el rozamiento con el agua cuando el animal se desplaza. Una de las aletas dorsales carece de radios espinosos y es adiposa, es decir, está formada por una acumulación de grasa. Los bagres son peces en su mayoría de agua dulce y pueblan ríos y lagos de diferentes zonas tropicales y cálidas, principalmente de Sudamérica y de África, si bien se dan especies autóctonas en todo el mundo. Su dieta es en esencia carnívora y son eurihalinos; en consecuencia, pueden vivir en
el fondo de los cursos fluviales, en las desembocaduras y en los lagos y regiones pantanosas de agua salada. Entre las diversas especies se registra una gran variabilidad de tamaño. Cabe mencionar como más destacados los diversos componentes del género Ictalurus, que agrupa a los denominados bagres tontos, y, por su peculiaridad, la especie africana conocida como bagre eléctrico (Malapterurus electricus), que puede producir descargas de hasta 450 voltios.
Ballena Admiradas y perseguidas durante siglos, las ballenas han experimentado una grave baja en su población desde que en el siglo XIX se comenzaron a emplear los cañones de arpones para su captura. El nombre de la ballena define a diversos cetáceos, mamíferos adaptados a la vida acuática, que pueblan los mares abiertos de todo el mundo y que destacan por sus grandes dimensiones. Algunas especies superan los veinte metros de longitud y el rorcual o ballena azul, el mayor de los animales vivientes, sobrepasa los treinta. Morfología y fisiología El cuerpo de las ballenas es fusiforme (con forma de huso), alargado, y termina en una gran aleta caudal, aplanada en sentido horizontal y no en un plano vertical como ocurre en los peces. A lo largo de su evolución las extremidades anteriores de estos seres se han reducido y modificado para adaptarse a la natación, mientras que las posteriores han desaparecido. En determinadas especies aparece una aleta dorsal de pequeño tamaño. A diferencia de los cachalotes, las ballenas carecen de dientes, y disponen en su lugar de una serie de estructuras con forma de varillas denominadas barbas o "ballenas". Tales órganos, rígidos y resistentes, fueron utilizados en otro tiempo en corsetería, antes de que aparecieran materiales como el plástico y el acero. Son las ballenas los órganos que determinan la diferenciación sistemática entre los subórdenes mistacocetos -cetáceos portadores de barbas- y odontocetos -cetáceos con dientes-. En la parte posterior de la cabeza se ubican un par de orificios nasales que reciben el nombre de espiráculos, a través de los cuales se expulsa el aire procedente de los pulmones. Este aire sale a presión en forma de vapor, lo que provoca la aparición de un potente chorro que en las especies de mayor tamaño alcanza los seis metros de altura. Al contrario de lo que sucede en el hombre, en el cual el aire se almacena principalmente en los pulmones, en las ballenas lo hace sobre todo en los músculos y en la sangre. Esta pauta fisiológica capacita a dichos cetáceos para mantener prolongados tiempos de inmersión -que pueden ser de hasta noventa minutos-, sin necesidad de salir a la superficie a respirar. Antes de sumergirse, el animal vacía los pulmones de aire y de esta forma evita el taponamiento de los vasos sanguíneos originado por las burbujas de gas liberadas en la sangre al ascender hacia la superficie y, en consecuencia, al disminuir la presión. Este fenómeno es el mismo que provoca en los submarinistas que ascienden con rapidez el llamado mal de las profundidades; para anular sus consecuencias, como se ha visto, la naturaleza ha dotado a los cetáceos de un mecanismo de defensa. La piel de las ballenas carece de pelo y bajo ella se extiende una gruesa capa de tejido graso que sirve para aislar térmicamente al animal. A diferencia del
sentido del olfato, muy defectuoso, el oído de estos mamíferos está muy desarrollado y les sirve para captar los sonidos emitidos por otros congéneres a gran distancia. El mecanismo constituye la base de un asombroso lenguaje, que todavía no ha sido suficientemente estudiado por los científicos. Las ballenas se alimentan sobre todo de plancton que, junto con el agua, entra en grandes cantidades en la cavidad bucal cuando abren la boca. Al cerrarla, el agua es expulsada debido a la presión que ejerce la lengua al apretarse contra el paladar. El alimento es entonces retenido en las múltiples barbas, que actúan a modo de tamiz. En primavera, cuando el alimento abunda en los mares próximos a los polos, las ballenas acuden en masa a estas regiones para nutrirse. En el otoño, los casquetes polares se hielan y el plancton desaparece: las ballenas emigran entonces hacia aguas tropicales para reproducirse. Algunas especies, como el jubarte, ejecutan ceremonias de cortejo durante la época de reproducción. El período de gestación es de once o doce meses. Las crías, denominadas genéricamente ballenatos, nacen en aguas templadas ya que carecen de la capa de protección grasa que presentan los individuos adultos, por lo que no podrían soportar las temperaturas próximas a la de congelación de las aguas septentrionales en las que muchas especies habitan. El problema que supone el amamantamiento de las crías en el medio marino queda solventado por un singular mecanismo fisiológico integrado por un órgano muscular a modo de válvula, que rodea el pezón materno. La leche, que es expulsada a presión a fin de evitar pérdidas, presenta por otra parte una notable riqueza nutritiva. Clasificación La diferenciación de los diversos tipos de ballena ha sido objeto de controversia entre los especialistas en sistemática zoológica. En general, suelen distinguirse tres familias: la de los balénidos, que incluye la ballena de Groenlandia y la ballena negra; la de los balenoptéridos, donde se encuentran los rorcuales; y la de los estrictiidos, de la que forma parte la ballena gris. La ballena de Groenlandia (Balaena mysticetus) llega a medir veinte metros de longitud, ocho de los cuales corresponden a la cabeza. Es de color negro, con zonas claras en la parte inferior de la cabeza y otras regiones del cuerpo. La ballena negra (Eubalaena glacialis) puede medir hasta 18 m. Su piel aparece llena de manchas blanquecinas debido a los numerosos organismos parásitos que se asientan en ella. Los rorcuales son un grupo de ballenas que se caracterizan por la forma aplanada del cráneo y las numerosas listas que surcan la zona ventral. El rorcual o ballena azul (Balaenoptera musculus) supera los treinta metros y llega a pesar 130 toneladas; es el animal de mayor tamaño de los que han existido a lo largo de toda la historia de la Tierra. El rorcual común (Balaenoptera physalus) sobrepasa los veinte metros y las setenta toneladas, tiene el dorso azul oscuro y el vientre claro y es la ballena de natación más rápida (alcanza una velocidad de desplazamiento del orden de los 55 km/h). El jubarte o yubarta (Megaptera novaeangliae) mide unos diez metros y se caracteriza por las grandes dimensiones de sus aletas anteriores. Por último, la ballena gris (Eschrichtius robustus) llega a los quince metros y presenta como rasgo peculiar unas grandes barbas laminares.
Caza de ballenas Entre los primeros balleneros se hallaron los vascos y otros pueblos europeos, que durante siglos cazaron a los grandes cetáceos mediante arpones lanzados a mano desde un bote de remos. En el siglo XIX se inventó el cañón lanzador de arpones, lo cual, unido el incremento de las flotas balleneras y a la construcción de gigantescos buques factoría, determinó un notable aumento de las capturas hasta el punto de que algunas especies han llegado a encontrarse en grave peligro de extinción. A este respecto se han celebrado convenciones internacionales en las que se han establecido normas para limitar y controlar la caza de las ballenas, como la moratoria en vigor desde 1986 y el establecimiento en 1994 de un refugio ballenero en el océano Antártico, medidas ambas que tropezaron con la oposición de países balleneros como Noruega y Japón.
Bufalo A lo largo de la evolución, algunos herbívoros se han especializado en la carrera y huyen de los predadores gracias a su velocidad. Otros, sin embargo, son corpulentos y están dotados de poderosas defensas, con las que arremeten contra los carnívoros. Uno de los animales de este grupo caracterizado por tal comportamiento es el búfalo. Los búfalos son mamíferos artiodáctilos (sus extremidades acaban en un número par de dedos) pertenecientes a la familia de los bóvidos. Desde el punto de vista de la sistemática zoológica, se diferencian tres especies: el búfalo africano, el asiático y el pigmeo. El búfalo africano o cafre (Syncerus caffer) es un animal fornido que llega a pesar una tonelada y que suele medir 1,5 m de alzada a la cruz. Está dotado de prominentes cuernos curvados hacia arriba, casi juntos en su base y situados en sentido perpendicular a la espina dorsal. Un abundante pelo de color pardo oscuro cubre su cuerpo, si bien una de las variedades de esta especie, el denominado búfalo de selva, presenta un pelaje de tono rojizo. Viven en manadas separadas: hembras y jóvenes por un lado y machos adultos por otro. Algunos machos, viejos y corpulentos, no pueden seguir a la manada en sus desplazamientos y se separan de ella para vivir aislados. A fin de protegerse de las picaduras de los parásitos, acostumbran a darse baños de lodo en charcas y lagunas. Tienen una cría por camada y el período de gestación es de once meses. No son animales agresivos, aunque hacen frente con determinación a sus enemigos. También denominado búfalo acuático o carabao (Bubalus bubalis), el búfalo asiático vive en las regiones del tercio meridional de Asia como animal doméstico y sólo unas pocas manadas se mantienen en estado salvaje en la India e Indonesia. Presentan dos cuernos curvados hacia atrás y su peso oscila entre los 500 y los 1.000 kg. El búfalo pigmeo o anoa (Anoa depressicornis) es de menor talla, tiene cuernos rectos y su color es pardo. Su área de distribución queda circunscrita a las islas Célebes. Incorrectamente, se suele denominar búfalo también al bisonte americano.
Búho Escogidos por los alquimistas medievales como símbolos de la sabiduría, debido a la configuración de su cara, que les da ciertamente un aspecto meditabundo e inteligente, los búhos, junto con las lechuzas, son los señores del aire durante la noche. Los búhos son rapaces nocturnas, aves predadoras que cazan otros animales, sobre todo roedores, y pertenecen a la familia de las estrígidas. Presentan una cabeza de gran tamaño, cara achatada y ojos dispuestos frontalmente, lo que determina la parcial superposición de los ángulos de visión de los dos ojos (visión binocular). Ello les permite apreciar con gran detalle las distancias a la hora de cazar. El pico es ganchudo y las garras fuertes y aceradas. A ambos lados de la cabeza sobresalen unos penachos de plumas denominados "orejas", que dan a la mayoría de los búhos su aspecto característico. Se diferencian varias especies entre las que destacan el búho real, el búho nival, el búho de Virginia y el llamado búho de las vizcacheras. El búho real (Bubo bubo) es el de mayor tamaño de todos ellos: mide unos 70 cm de altura y pesa 2,5 kg. Tiene plumaje pardo, con abundantes manchas oscuras en forma de bandas. Su área de distribución comprende gran parte de Europa y Asia, así como parte del norte de África. Habita en roquedales próximos a bosques y laderas de montaña. Duerme en oquedades de troncos o rocas, caza al atardecer o al amanecer y captura todo tipo de roedores y aves de pequeño tamaño. Al ser descubierto durante el día por algún predador realiza una característica maniobra de intimidación, que consiste en entreabrir las alas y ahuecar el plumaje, lo que hace que parezca mucho mayor de lo que es. Pone de dos a cinco huevos, que tardan casi un mes en incubarse. Presenta el búho nival (Niyctea scandiaca) plumaje blanco, con algunas manchas oscuras, y mide 65 cm. Vive en la región ártica, donde se alimenta, sobre todo, de lemings. Pone de tres a nueve huevos y su período de incubación es también de un mes. El búho de Virginia (Bubo virginianus) se distribuye por la mayor parte de América; en Chile se le llama tucúquere, y en la Argentina, ñacurutú. El búho de las vizcacheras o pequén (Speotyto cunicularia) tiene largas patas y habita en América del sur y central. Las especies de ámbito americano se caracterizan por su reducido tamaño, que rara vez supera los 40 cm.
Buitre En numerosas regiones de clima templado o cálido es un espectáculo frecuente el majestuoso vuelo en amplios círculos de los buitres, rapaces que vigilan el suelo en busca de cadáveres de animales recién muertos. Los buitres son aves de gran envergadura, caracterizadas por poseer en general largos cuellos, desprovistos de plumas o cubiertos por un corto plumón que les permite introducir la cabeza en el cuerpo de los animales muertos, a los que devoran. Sus picos, curvados y fuertes, son capaces de arrancar incluso tiras de la coriácea piel de los grandes herbívoros. Se remontan en el cielo aprovechando las corrientes de aire caliente ascendente y desde las alturas divisan la carroña gracias a su desarrollado sentido de la vista. En la familia de los catártidos se incluyen los buitres de ámbito americano: el gallinazo común, el rey de los zopilotes, el zopilote y el
cóndor. A la de los accipítridos, buitres del Viejo Mundo, pertenecen el buitre común, el negro, el alimoche, el buitre de cabeza blanca y el buitre de Ruppell. Entre los buitres americanos, los más comunes son el gallinazo o buitre pavo (Cathartes aura), distribuido por toda América, de cuerpo negro y cara roja; el rey de los zopilotes (Sarcorhamphus papa), blanco y de cara rojiza, cuya área de distribución comprende desde México hasta la Argentina; y el zopilote (Coragyps atratus), llamado urubú en la Argentina y zamuro en Venezuela, negro, que se encuentra extendido por todo el continente. También se registra una notable diversificación entre las especies del Viejo Mundo. El buitre común o leonado (Gyps fulvus) alcanza una longitud próxima a los 80 cm; es de color pardo oscuro y su cuello está recubierto, al igual que la cabeza, de plumón blanco. Se distribuye por Europa meridional, norte de África y Asia. Suele vivir en entrantes de paredes rocosas y barrancos, donde acude a descansar y a dormir. La puesta es de un solo huevo, cuya incubación dura unos 55 días. El buitre negro (Aegypius monachus) ocupa un área geográfica similar a la del anterior; es de color oscuro y, como el buitre común, se alimenta de carroña. El alimoche (Neophron pecnopterus) tiene el plumaje blanco y la cara amarilla; además de cadáveres, se alimenta con pequeños invertebrados y huevos, cuya cáscara parte golpeándolos con piedras que toma en su pico. En el continente africano destacan el buitre de cabeza blanca (Trigonoceps occipitalis) y el buitre de Ruppell (Gyps ruppellii).
C Caballo Desde su domesticación, el caballo ha formado parte por derecho propio de los aconteceres de la aventura humana a lo largo de los siglos y ha estado presente en algunos de los momentos decisivos de la historia de la humanidad, fueran éstos batallas, colonizaciones o la exploración de nuevas tierras. Con su ayuda se han establecido rutas comerciales, trabajado tierras movido vehículos, y se ha multiplicado también la eficacia de los ejércitos. El caballo (Equus caballus) es un mamífero perisodáctilo (con extremidades acabadas en un número impar de dedos) de la familia de los équidos. Características morfológicas El tamaño de los caballos varía en las diferentes razas, desde los 1,8 ó 1,9 m de altura de los grandes caballos de tiro, que llegan a alcanzar un peso superior a los 800 kg, hasta los pequeños ponis, muchos de los cuales no sobrepasan el metro de alzada a la cruz. La cabeza es alargada, con grandes ojos situados a los lados y orejas móviles y puntiagudas. Presentan una silueta elegante y airosa y las patas terminan en un solo dedo protegido por una pezuña o casco, que constituye un elemento fisiológico de adaptación a la carrera. El pelo es corto, excepto en la cola y en la frente y el cuello, donde forma largos mechones que dan lugar a la crin. Su color es variable y, según muestren un colorido u otro, reciben diferentes denominaciones tales como alazán (rojizo), sabino (alazán con manchas blancas), bayo (castaño claro), pinto o pío (blanco con señales oscuras, o viceversa), etc.
La dentadura del macho posee cuarenta piezas, mientras que en la de la hembra sólo hay 36, ya que carece de caninos o colmillos: sus características revelan el régimen herbívoro de este cuadrúpedo. Entre los incisivos (dientes delanteros, cortantes) y los molares (dientes anchos y planos usados para triturar el alimento) hay un espacio llamado barra o diastema. La alimentación consiste principalmente en cebada, paja, avena y cierta cantidad de pasto fresco al llegar la primavera. Las diferentes partes del cuerpo del caballo reciben denominaciones características, algunas de las cuales son específicas de los équidos. El caballo es un animal inteligente y valeroso, que no duda en hacer frente incluso a carnívoros de gran talla cuando se ve atacado. Para ello se defiende dando coces con las extremidades traseras o mordiscos con su potente dentadura. En estado salvaje, los caballos se agrupan en manadas constituidas por varias hembras e individuos jóvenes dirigidos por un macho adulto. Pueden vivir hasta treinta años. Los machos que se utilizan como reproductores reciben el nombre de sementales, las hembras se denominan yeguas y los ejemplares de corta edad, según su sexo, potrancas y potros. Los caballos emiten un sonido característico, el relincho, mediante el cual comunican su estado de ánimo. El período de gestación es de unos once meses y suele nacer un solo individuo por camada, el cual comienza a mamar al cabo de unas dos horas. Caballos y asnos pueden cruzarse entre sí: el cruce de yegua y asno da lugar al mulo, y el de caballo y burra al llamado burdégano. Evolución El caballo tuvo su origen en Norteamérica durante el período eoceno de la era terciaria, y los primeros representantes parece ser que fueron los miembros del género Eohippus, de tamaño similar al de un perro y con cuatro dedos en las patas anteriores. Estos équidos evolucionaron a lo largo de milenios y se difundieron por Asia, ya que en tiempos geológicos Siberia y Alaska estuvieron unidos, y llegaron a Europa. Tras extinguirse en el Viejo Mundo, nuevos contingentes, esta vez semejantes a los caballos actuales, llegaron de nuevo a Eurasia procedentes de América y reconquistaron las posiciones perdidas, mientras desaparecían definitivamente en el Nuevo Mundo. El caballo doméstico está estrechamente emparentado con el llamado caballo de Przewalski (Equus caballus przewalskii) o caballo salvaje de Mongolia, que aún sobrevive en el desierto de Gobi, y con el tarpán (Equss caballus gmelini), del sur de Rusia y extinguido en el siglo XVIII. Utilidad Se calcula que la domesticación del caballo se produjo hacia el cuarto milenio antes de la era cristiana en el Cáucaso, desde donde la cría y doma de este cuadrúpedo se expandió hacia el cercano oriente. En Asiria y Persia se utilizó para tirar de los carros de guerra y para constituir fuerzas de caballería. Esta doble utilidad, como animal de tiro y de silla, además de otras muchas, prosiguió con el correr del tiempo. Tanto en la edad media como en la moderna, todos los ejércitos del mundo contaron al caballo entre sus medios bélicos más eficaces y con su concurso se llevó a cabo la exploración y colonización de los territorios descubiertos en la
época. De los ejemplares llevados a América por los españoles y los portugueses derivan los caballos criollos. La técnica de domar y adiestrar a los caballos, aprovechando sus tendencias e instintos para ponerlos al servicio del hombre y permitir que éste los monte y dirija, constituye el arte ecuestre o equitación. Su desarrollo ha sido posible gracias a la paciencia de domadores y criadores y a la creación de los elementos materiales adecuados, guarniciones y arreos, sin los cuales no podría controlarse el animal ni aplicar su fuerza muscular a la realización de trabajo útil o a la ejecución de los bellos movimientos hípicos. Algunos de estos elementos, como la silla de montar, sirven para asegurar al jinete a la montura. De la silla, que se sujeta al cuerpo del caballo mediante la cincha, cuelgan unas correas de cuero, los aciones. En éstos se colocan los estribos, en los que se apoyan los pies del caballista. Para gobernar al animal se utilizan las bridas, conjunto de correajes y piezas de metal que se disponen en la cabeza y constan, entre otros, del freno, el cual, por medio de una barra o bocado colocada en la boca del equino (concretamente en la diastema) permite detenerlo, y las riendas, que hacen que el caballo gire en uno u otro sentido al tirar de ellas. Otro elemento importante utilizado para imprimir velocidad al animal son las espuelas, piezas metálicas terminadas con una rueda o estrella y ajustadas a los talones del jinete, con las que se acicatea el animal. Para evitar el degaste de los cascos, se colocan piezas de metal, denominadas herraduras, en su parte inferior. Razas Entre los principales caballos de tiro, empleados para arrastrar carretas u otros vehículos, se encuentran los percherones, fuertes y pesados, los bretones y los boloñeses. Los caballos de monta son más esbeltos: tienen merecida fama los de raza árabe, el purasangre inglés, el trotón francés y el andaluz. Característicos por su pequeña talla son los ponis, fuertes y resistentes.
Cabra Las cabras son uno de los animales domésticos más resistentes que existen y es notable su capacidad para vivir en ambientes desfavorables y allí donde los pastos son exiguos. Sin embargo, su gran capacidad de reproducción hace que las poblaciones excesivamente numerosas puedan poner en peligro la vegetación de determinadas áreas de cultivo o de explotación forestal. La cabra doméstica (Capra hircus) es un mamífero artiodáctilo (con extremidades acabadas en dedos pares), rumiante y perteneciente a la familia de los bóvidos. Tanto el macho como la hembra están dotados de cuernos huecos, rugosos y curvados hacia atrás, más desarrollados en el primero. En el vértice externo de la mandíbula inferior presenta un mechón de pelo de forma característica, semejante a una pequeña barba. En el resto del cuerpo, el pelaje es corto y áspero y su color varía en las diferentes razas. Se distinguen así variedades de pelo negro, pardo, grisáceo, moteado, blanco, etc. El macho adulto se llama cabrón o macho cabrío, mientras que las crías reciben distintas denominaciones tales como cabrito o chivo.
Es la cabra un animal de notable resistencia que tiene su origen en el Viejo Mundo. Fue utilizada por el hombre desde la más remota antigüedad para obtener carne, leche, lana y cuero. Algunas razas, como la de Cachemira y la de Angora, son muy apreciadas por la calidad de su pelo, mientras que otras, como las de Saanen y Toggenbourg, originarias de Suiza, y la granadina española, proporcionan leche de elevado poder nutritivo. Se reproducen las cabras a lo largo de todo el año y tanto el macho como la hembra presentan órganos sexuales funcionales a los pocos meses de nacer. El período de gestación se prolonga durante unos 150 días. Entre las especies salvajes destacan: la cabra montesa o íbice (Capra ibex), de distribución centroeuropea y con grandes cuernos, que pueden alcanzar en el macho los 90 cm de longitud, y la cabra pirenaica (Capra pyrenaica), que se halla distribuida por diferentes zonas montañosas de la península ibérica.
Calamar La peculiar fisiología del calamar constituye una de las características distintivas de este molusco, apreciado como alimento en muchas partes del planeta. Los calamares son moluscos cefalópodos, es decir, con la cabeza rodeada de tentáculos, y pertenecen el género Loligo. Su color es rosado, con abundantes manchas parduscas, y cuando el animal se irrita su coloración cambia debido a la acción de las células pigmentarias de la piel. El cuerpo, alargado, presenta forma de saco y diez apéndices o tentáculos, dos de los cuales, que son más largos que el resto, tienen un extremo aplanado con varias filas de ventosas. Los demás brazos poseen una doble fila de ventosas. Los calamares comunes alcanzan un tamaño medio de 25 cm, mientras que las especies gigantes pueden llegar a los veinte metros, como se ha comprobado en ejemplares abandonados por la marea en las playas. Los ojos de estos moluscos son, en cierto sentido, los más perfectos del mundo de los invertebrados y se asemejan por su estructura en cámara a los de los animales superiores. En los calamares, la concha se halla reducida a una especie de varilla, transparente, que se denomina "pluma", situada en la región dorsal del cuerpo. Disponen también de la llamada bolsa de la tinta, órgano que produce un líquido negro proyectado al exterior por medio de un sifón cuando quieren escapar de sus enemigos. La boca está dotada de fuertes mandíbulas, que forman un órgano córneo similar a un pico. Abundan los calamares en la plataforma continental, sobre fondos fangosos, y ponen huevos unidos a largos cordones o cintas gelatinosas. Depredados por numerosos peces, así como por los cachalotes, de los que constituyen la base de su dieta, son objeto además de una intensa captura por las flotas pesqueras de las áreas en las que habitan. Destacan las especies Loligo vulgaris, extendida por el Atlántico y el Mediterráneo; Loligo opalescens, del litoral pacífico de México y los Estados Unidos; Loligo pealeii o calamar de Peal, del golfo de México ; y el
calamar gigante, del género Architenthis, que vive a grandes profundidades, con un área de distribución dispersa. Afín a estos animales es la sepia (Sepia officinalis), especie de cefalópodo que agrupa distintas variedades, de cuerpo más ovalado y corto que el del calamar y que se caracteriza por la rigidez y porosidad de la concha interna. También es codiciada como captura de pesca, ya que se destina a la alimentación y se puede preparar, como el calamar, de diferentes formas. De aspecto parecido al de las sepias, aunque relacionados por su estructura ósea con los calamares, están los llamados chopos o calamarcitos de España, Cuba y América del Sur, pertenecientes al género Rossia.
Camaleón Las múltiples características anatómicas y funcionales que los camaleones han adquirido en el transcurso de su evolución han convertido a estos animales en organismos especializados que presentan sorprendentes caracteres fisiológicos. Los camaleones son reptiles del grupo de los saurios y comprenden unas ochenta especies incluidas en la familia de los camaleónidos, la mayoría de las cuales vive en África. Algunas son originarias de la India y otras se distribuyen también en ciertas áreas de Europa meridional. El cuerpo está aplanado lateralmente y la piel muestra abundantes apéndices córneos en forma de cuerno o de cresta, muy acusados en algunas especies. La más significativa característica de estos animales es el cambio de coloración de su piel, que, habitualmente verdosa o pardusca, varía en función de factores ambientales y hormonales. Los cambios de coloración se relacionan con una serie de alteraciones de las células pigmentarias de la piel que hacen que la distribución de la sustancia colorante contenida en las mismas se modifique. Las extremidades terminan en dedos oponibles, es decir, enfrentados entre sí, de manera que constituyen un órgano prensil con el que se agarran a las ramas; para asirse a éstas también utilizan una cola larga y de gran movilidad. Otra característica notable de los camaleones son sus ojos, que se pueden mover independientemente uno de otro. Como consecuencia de ello, su visión es muy precisa y les permite capturar insectos, que constituyen la base de su alimentación, incluso cuando éstos se hallan en vuelo. Para cazar sus presas se valen de la lengua, larga y pegajosa, que proyectan a gran velocidad como si fuera impulsada por un resorte. La mayor parte de las especies son arborícolas y de hábitos diurnos. En cuanto a su reproducción, son animales ovíparos y, por consiguiente, se reproducen por huevos que liberan cuando el embrión no se ha desarrollado. Entre las especies más difundidas destacan el camaleón común (Chamaeleo chamaeleon), que se extiende por África, Asia y el sur de Europa; el camaleón gigante de Madagascar (Chamaeleo oustaleti), de aproximadamente 75 cm de longitud; y el camaleón índico (Chamaeleo zeylanicus). El chipojo pardo o camaleón blanco de Cuba (Chamaeleolis chamaeleontides) no es un camaleón verdadero, sino un iguánido, pese al parecido.
Camello Si el caballo ha representado un elemento insustituible en la colonización y conquista de amplias regiones de la zona templada del planeta, el camello es el vehículo que ha hecho posible la penetración y la vida del hombre en el Sahara y en los grandes desiertos de Asia. Los camellos son mamíferos artiodáctilos (con extremidades acabadas en dedos pares) de la familia de los camélidos. Aunque durante la ordenación sistemática de las especies animales se consideraron rumiantes, modernamente se han separado de este grupo por presentar el estómago dividido en tres cavidades y no en cuatro, como aquéllos. Estudios evolutivos han demostrado que los camélidos tuvieron su origen hace unos 45 millones de años en el continente americano, donde aún subsisten algunos miembros del grupo, como las llamas, las alpacas y las vicuñas. Se diferencian dos especies: el camello bactriano (Camelus bactrianus), de dos jorobas, que vive aún en estado salvaje en el desierto del Gobi, en Asia central, y el dromedario (Camelus dromedarius), de una joroba, más esbelto y alto que el anterior, que vive exclusivamente como animal doméstico. Su área de distribución comprende el cercano oriente y el norte de África. Tanto la vista como el olfato de los camellos están muy desarrollados. Uno de sus principales rasgos definitorios es su perfecta adaptación a condiciones ambientales de extrema aridez, características de los desiertos, donde sobreviven gracias a una serie de peculiaridades anatómicas y fisiológicas. Los orificios nasales presentan músculos de oclusión que impiden la penetración de arena. Igual papel desempeñan las largas pestañas que protegen los ojos. Son muy resistentes al calor y a la fatiga, así como a la falta de agua, y pueden ayunar durante más de dos semanas. No sudan hasta que la temperatura corporal alcanza los 40 °C, lo cual permite al camello ahorrar una gran cantidad de agua. La piel no tiene la capa de grasa que poseen otros mamíferos, por lo que pierden calor a través de ésta con facilidad. En la joroba almacena grasa, la cual constituye una reserva de alimento; un procedimiento metabólico les permite también obtener por oxidación celular esta grasa. El período de gestación es de casi un año para el dromedario y de trece meses en el camello de dos jorobas. Además de ser un valioso animal de carga, este mamífero proporciona carne, leche y cuero. El tejido conocido como pelo de camello se obtiene del recubrimiento piloso del camello bactriano y se utiliza en la fabricación de prendas de abrigo, debido a sus notables propiedades como aislante térmico.
Canario Una de las aves cantoras más conocidas y comunes es el canario, pájaro que une a la belleza de su canto y de su plumaje su fácil adaptación a la vida de jaula, lo que ha fomentado su cría en un gran número de países. El canario (Serinus canaria), pájaro de unos doce centímetros de longitud de la cabeza al extremo de la cola, pertenece a la familia de los fringílidos o carduélidos, de la que también
forman parte el pinzón y el jilguero. Es originario de las islas Canarias, Madeira y Azores. En estado silvestre presenta una coloración parda con tonos brillantes, mientras que los ejemplares de cría son amarillos, con el dorso grisáceo; las hembras tienen un color más apagado y gris. Por medio de selección se han obtenido razas de tonos escarlatas e incluso otras con moño, patas emplumadas y otros detalles anatómicos muy diferentes de los ejemplares silvestres. El conjunto de cruces entre variedades y el mantenimiento de cada especie constituye la modalidad de cría denominada canaricultura. Apreciado por la variedad y musicalidad de su canto, el canario tiene además gran facilidad para imitar los trinos de otras aves. En cautividad, se alimenta con cañamones, alpiste y verduras frescas. También se colocan en las jaulas huesos de pescado y jibión (que es una formación ósea que presenta la jibia, un molusco de la familia de los miópsidos, parecido al calamar), utilizados como fuente de calcio para que el animal afile el pico. Son muy sensibles a las corrientes de aire y al frío, por lo que las jaulas en las que se mantienen han de estar situadas en lugares resguardados. En su ambiente natural, los canarios anidan en pinos, laureles, plataneras, etc., donde construyen nidos hechos de materia vegetal y tapizados a veces con plumón y líquenes. En estado natural se alimentan de semillas y frutas y también capturan insectos. Ponen cuatro o cinco huevos y el período de incubación es de quince días.
Cangrejo En su mayoría acuáticos y ligados al medio marino, muchos cangrejos han conseguido, no obstante, adaptarse a los más variados hábitats: algunos viven en tierra, otros frecuentan el curso de los ríos y los hay incluso que llegan a trepar a los altos cocoteros en determinadas regiones tropicales. Los cangrejos son invertebrados artrópodos (dotados de patas articuladas) del grupo de los crustáceos. Poseen diez patas, las dos primeras robustas y terminadas en pinzas; esa peculiar configuración de las extremidades da lugar a que los desplazamientos se produzcan en sentido lateral. Alrededor de la boca disponen de un gran número de apéndices, a los que compete la manipulación y masticación del alimento; se denominan maxilas, mandíbulas y maxilípedos. En la cabeza se insertan también dos antenas y un par de ojos pedunculados, es decir, unidos al cuerpo mediante una pieza alargada. Está protegido el cuerpo por un caparazón impregnado en sales de calcio, que se muda cada cierto tiempo para permitir el crecimiento del animal y que forma diferentes regiones: un escudo anterior llamado cefalotórax (comprende el tórax y la cabeza); una serie de segmentos que constituyen el abdomen; y una cola o telson. El corazón se sitúa en posición dorsal y de él parte una red de vasos dirigida a todos los puntos del cuerpo. En la parte ventral se ubican diferentes ganglios y cordones nerviosos, unidos a un par de estructuras ganglionares de la cabeza. El cangrejo de mar (Carcinus maena), utilizado como alimento por el hombre, se extiende por los océanos Atlántico, Índico y el oeste del Pacífico y, a diferencia de los cangrejos de río, del género Potamobius, presenta un abdomen reducido replegado bajo el tórax. El cangrejo
ermitaño, del género Pagurus, carece de caparazón en la región abdominal y busca refugio en conchas vacías de caracoles marinos. Otras especies se protegen con esponjas o algas, con lo que establecen una relación de simbiosis, asociación de dos especies con beneficio mutuo. En el Índico y el Pacífico occidental vive el cangrejo de los cocoteros (Birgus latro), que se encarama a lo alto de éstos en busca de sus frutos.
Caracol Un amplio número de animales invertebrados, tanto terrestres como acuáticos, pertenecientes al grupo de los moluscos, protegen su cuerpo con conchas arrolladas en espiral. Algunas de éstas, de singulares formas y coloraciones, llegaron a ser valoradas por algunos pueblos antiguos que las utilizaron como moneda en las transacciones comerciales. La denominación de caracol se asigna a diferentes moluscos caracterizados por presentar una concha globosa enrollada en forma de espiral en la que pueden introducir su cuerpo. Caracteres generales Los caracoles pertenecen a la clase de los gasterópodos (caracterizados por la presencia de concha y pie ventral bien desarrollado), que tienen el cuerpo dividido en tres regiones características: la cabeza, dotada de prolongaciones carnosas o tentáculos, en el extremo de dos de los cuales llevan los ojos; el pie, musculoso, que le sirve al animal para moverse y en cuya base hay gran número de glándulas mucosas que facilitan el deslizamiento; y la masa visceral, donde están contenidos los órganos vitales y que se sitúa encima del pie. Como protección de las vísceras disponen de una concha o caparazón de naturaleza calcárea en cuyo interior se guarecen retrayendo la cabeza y el pie cuando los amenaza algún peligro. Dentro de la concha se disponen los órganos y sistemas básicos que, en virtud del arrollamiento espiral producido en el curso del crecimiento, experimentan un desplazamiento de torsión, de manera que la masa visceral gira sobre sí misma y los órganos que en un principio estaban a la derecha pasan a la izquierda, y viceversa. Los caracoles terrestres respiran mediante órganos que hacen las veces de "pulmones", y están constituidos por una cavidad irrigada con abundantes vasos sanguíneos y situada a la entrada de la concha, directamente encima de la cabeza. Las especies acuáticas toman el oxígeno del agua por medio de branquias ramificadas llamadas ctenidios. El sistema circulatorio se compone de una serie de arterias y venas que comunican con un corazón dorsal. El líquido sanguíneo baña libremente las vísceras en algunas partes del cuerpo. Los caracoles terrestres y los componentes de algunas especies marinas son herbívoros y poseen un aparato triturador del alimento denominado rádula. Este orgánulo consiste en una barra de materia córnea provista de dientecillos, con lo cual raen hierba o algas. Entre los que viven en el océano, algunos son carnívoros y otros segregan sustancias venenosas. El sistema nervioso se compone de un conjunto de ganglios y cordones que se distribuyen por todo el cuerpo e inervan los diferentes órganos. Una gran proporción de las especies son hermafroditas. En consecuencia, cada especimen produce espermatozoides y óvulos. No obstante, y para evitar el empobrecimiento genético derivado de una autofecundación, siempre se aparean dos individuos distintos.
Caracoles terrestres y de agua dulce Los caracoles terrestres frecuentan lugares húmedos, con abundante vegetación, por lo que es fácil encontrarlos en prados, huertas y hábitat semejantes. Sin embargo, también existen especies adaptadas a climas secos e incluso desérticos. Entre los que presentan una más extensa área de distribución se hallan el caracol común (Helix aspersa), que se consume como alimento en algunos países; el caracol de campo (Helix nemoralis), y los pertenecientes a los géneros Glandina y Zonites, mexicanos. De las especies de agua dulce destacan los géneros Limnaea y Planorbis, este último con la concha aplanada. Caracoles marinos Algunas especies marinas han experimentado una reducción en el número de espiras o vueltas de la concha, de forma que ésta se presenta como una valva debajo de la cual se protege el animal. Éste es el caso de las lapas, de los géneros Patella y Acmaea, que se fijan con el pie a las rocas costeras y permanecen adheridas fuertemente a ellas cuando la marea baja. Muy abundantes en el litoral atlántico son también los bígaros, del género Littorina, comestibles, mientras que en las costas norteamericanas del Pacífico sobresalen los abalones u orejas de mar, del género Haliotis. De los múrives o cañadillas, del género Murex, se extraía en la antigüedad la púrpura. Algunas especies tropicales, como las porcelanas, del género Cypraea, o los conos, del género Conus, exhiben conchas de gran belleza, muy apreciadas por los coleccionistas. Otras tienen aspecto de torrecillas, como las del género Turritella, o prolongaciones similares a espinas o labios de caprichosas formas, como ocurre en los géneros Lambis y Strombus.
Carpa De origen asiático, la carpa, pez cuya cría se ha realizado desde la antigüedad en China y Japón con la obtención de variedades y razas de gran belleza, se halla distribuida en la actualidad por numerosos cursos fluviales en gran parte del mundo. La carpa (Cyprinus carpio) es un pez osteictio (de esqueleto óseo) que pertenece a la familia de los ciprínidos. Su longitud media es de 35 cm, pero algunos ejemplares alcanzan dimensiones del orden de un metro y un peso superior a los 20. Su boca es pequeña y está rodeada de prolongaciones cortas a modo de barbas. Posee grandes escamas, una aleta dorsal ancha y una cola de forma ahorquillada. Su color es pardo o verdoso, con abundantes reflejos dorados. Suelen habitar las carpas en el curso bajo de los ríos, en lugares donde apenas hay corrientes y en los que crece abundante vegetación. Se alimentan de invertebrados y de restos vegetales. Aunque su área de distribución comprende todo el mundo, el intento de desarrollar especies de cría en los ríos y lagos americanos ha fracasado, debido a que la calidad de su carne en este ámbito empeora y adquiere un sabor fangoso. Por otra parte, las carpas causan graves
alteraciones ecológicas, ya que destruyen la vegetación de los fondos fluviales e impiden el crecimiento de las crías de otros peces.
Cebra En la sabana africana, junto a los antílopes, las gacelas y los poderosos búfalos, destaca el llamativo dibujo rayado de las cebras, que ha hecho de este animal una de las especies más distintivas de la fauna de África. Las cebras son mamíferos perisodáctilos (sus extremidades acaban en un número impar de dedos) pertenecientes a la familia de los équidos, en la que también se incluye el caballo. De hecho, las afinidades entre estos dos animales son notables. La principal diferencia entre ambos estriba en el diseño rayado sobre fondo blanco de la capa de la cebra, así como en la cabeza más pequeña de ésta. Se diferencian varias especies, que se distinguen por la distribución y las dimensiones de las rayas. Estos animales se encuentran principalmente en África oriental. Las cebras son animales gregarios, que viven agrupados en manadas compuestas por un macho adulto, varias hembras y algunas crías. Se alimentan de hierba y sobre todo de gramíneas altas que cortan por la parte superior con sus potentes dientes. El resto del tallo es aprovechado por otros herbívoros, como los ñus. Ello explica la fácil coexistencia de grandes rebaños de especies distintas en la sabana africana, ya que cada una se halla adaptada a un tipo específico de alimento o a una forma determinada de aprovechar el pasto. El período de gestación varía en las distintas especies de cebras y oscila entre 330 y 390 días; suelen tener una cría por camada. Las especies más difundidas son la cebra común o de Burchell (Equus quagga), con rayas horizontales en la mitad posterior del cuerpo; la cebra de Grevy (Equus grevyi), de mayor tamaño y rayas más finas y numerosas; y la cebra de montaña (Equus zebra), con rayas horizontales en los cuartos traseros.
Cerdo Uno de los animales domésticos que mayor utilidad tiene para el hombre es, sin duda, el cerdo, tanto por la variedad de productos de él obtenidos -casi todo su cuerpo es aprovechable de una u otra forma- como por el elevado rendimiento que presenta, dada su notable capacidad para transformar el alimento que ingiere en carne y grasa. El cerdo (Sus scrofa variedad domestica) es un mamífero artiodáctilo (tiene un número par de dedos en sus extremidades) de la familia de los suidos, a la que también pertenece el jabalí, del que algunos investigadores consideran que deriva. El peso y la talla de este animal varían según las razas; así algunas, como la de Yorkshire, presentan una gran envergadura y pueden alcanzar hasta 500 kg de peso. La cabeza es voluminosa y termina en un hocico cilíndrico, rematado por un disco carnoso que se denomina jeta. El cuerpo es obeso y se halla cubierto por una piel gruesa, desnuda o provista de grupos de cerdas rígidas. Las patas, cortas en relación con el volumen corporal, acaban en cuatro dedos con pezuñas. La cola es de pequeño tamaño y delgada. Domesticado desde el neolítico, el cerdo es un eficaz transformador de alimento, por lo que su cría se ha extendido por todo el mundo y ha dado lugar a una gran diversificación de razas.
Modernamente, los principales países productores de ganado porcino incluyen China, donde se explota desde hace más de cinco mil años, Brasil, los Estados Unidos, la Federación Rusa, la República Federal de Alemania, México y Polonia. Se le asignan diferentes denominaciones locales, tales como marrano, puerco, gorrino, cochino, guarro y chancho. Los machos reproductores son los verracos, en tanto que las crías que todavía maman reciben el nombre de lechones. Alcanzan la madurez sexual a los nueve meses y el período de gestación se prolonga durante unos 115 días. La cerda pare ocho o nueve crías por camada, si bien esta cifra puede ser superior y llegar a la veintena en muchos casos. Razas y aprovechamiento Entre las razas que mejor rendimiento ofrecen destacan las de ámbito asiático, de aspecto rollizo, que al cruzarse con variedades inglesas han dado lugar a las variedades de Yorkshire y Berkshire. También aportan satisfactorios resultados en su cría las razas de tipo celta (Bretaña, Galicia, Alemania), de tronco alargado y de hocico chato, y las de tipo ibérico, como la extremeña de color negro, y la andaluza, de piel rojiza. Numerosos son los productos obtenidos del cerdo, en su mayor parte derivados de diversos procesos de curado, que constituyen la base de la industria de los embutidos. Entre éstos destacan: el jamón, correspondiente a la pierna curada del animal; el chorizo, la morcilla, las longanizas, las salchichas, etc., confeccionadas con sangre y carne y con las tripas; y el salchichón, la sobrasada o la mortadela, hechos de carne picada. Diversas partes del animal se consumen en estado fresco, como es el caso del lomo, el solomillo, los costillares, las orejas, las manos o el cuello. Por último, también se utilizan el tocino, o capa grasa situada debajo de la piel, que puede consumirse fresco o salado, y distintas zonas del tejido adiposo (graso) para elaborar manteca. De hecho, en otro tiempo el valor del cerdo se evaluaba ante todo por su capacidad de producir manteca y hasta los primeros años del siglo XX los cerdos más valorados eran los mejores productores de grasa. La difusión de las grasas vegetales modificó los hábitos alimenticios y determinó la preferencia por el animal de tronco más alargado y con menor tendencia a la gordura. Explotación porcina El cerdo puede criarse en estabulación, en recintos adecuados denominados pocilgas o cochiqueras, o en régimen de pastoreo, en lo que se conoce como montanera. También existen sistemas mixtos de explotación, que combinan las características de los dos anteriores. En la cría de montanera, las manadas o piaras de cerdos son conducidas a las dehesas, lugares de pasto donde alternan las extensiones de hierba y las manchas más o menos grandes de árboles como encinas o robles. Los cerdos empiezan a cebarse cuando finaliza la época de crecimiento y se los alimenta con productos fácilmente digeribles, consistentes sobre todo en bellotas, verduras, maíz, harina de pescado, tortas de soja y restos diversos. Los machos que no se destinan a la reproducción se castran, con lo que se pretende estimular en ellos la producción de grasa y al mismo tiempo se favorece el engorde .
La cochiquera debe reunir una serie de condiciones que favorezcan el período de ceba y eviten, en la medida de lo posible, el gasto superfluo de energía, que redundaría en una pérdida de peso. Deben evitarse tanto el frío como el calor excesivos, y el interior del local ha de contar con una adecuada ventilación.
Chacal Un adagio somalí afirma que si el leopardo tiene la inteligencia de siete hombres, el chacal posee la astucia de siete mujeres. Es, sin duda, grande la sagacidad de este cánido que, por su habilidad para escapar de todo tipo de trampas, su sigilo y sus hábitos nocturnos, se ha convertido en objeto de un gran número de fantásticas leyendas en Asia y en África. El chacal, mamífero del que se conocen tres especies, pertenece, como el lobo, a la familia de los cánidos, si bien su tamaño es menor que el de aquél. Posee largas y aguzadas orejas, hocico afilado y patas finas. El color de su cuerpo es pardo o rojizo y, en el chacal de dorso negro, el lomo está poblado por mechones de pelos negros acabados en puntas blancas. Es un animal nocturno y predador, que caza pequeños mamíferos y aves aunque también se alimenta de carroña. Por lo general, es solitario y, cuando caza, lo hace en parejas. A veces se ven grandes grupos reunidos en torno a la carroña, si bien estos agrupamientos son puramente circunstanciales. Comprende el área de distribución geográfica del chacal las regiones septentrionales, orientales y meridionales de África y el sur y oeste de Asia, en zonas de estepa o parajes abiertos. En determinadas regiones de Norteamérica se da también el nombre de chacales a los coyotes, aunque éstos constituyen otra especie, bien diferenciada de sus parientes del Viejo Mundo. El chacal común o dorado (Canis aureus) es el que ocupa mayor extensión geográfica y el único que vive en Europa, en la región balcánica. Se trata de un buen corredor y nadador, se caracteriza por sus cautelosos movimientos y rehúye al hombre. El período de gestación es de unos 60 días, y el número medio de crías por camada es de media docena. El chacal de dorso negro (Canis mesomelas) es exclusivamente africano y tiene una amplia dieta en la que no faltan tampoco las frutas o los huevos. También africano es el chacal de flancos rayados (Canis adustsus), así llamado por la estrecha franja blanca que recorre sus costados.
Chimpancé El chimpancé es, sin duda, de la amplia variedad de simios que pueblan nuestro planeta, el que más se asemeja al hombre, tanto por su aspecto y anatomía como por su inteligencia y su capacidad para manipular objetos a modo de instrumentos, como han demostrado las repetidas observaciones a que ha sido sometido este animal en cautividad y en su medio natural. El chimpancé (Pan troglodytes) es un mamífero del grupo de los primates incluido en la familia de los póngidos. Caracteres morfológicos
Menor que la del gorila, la talla del chimpancé oscila por lo general entre 1 y 1,7 m de altura y llega a pesar 70 kg (cabe citar a este respecto la excepción del chimpancé pigmeo, de dimensiones inferiores). Algunos ejemplares criados en zoológicos han rebasado este peso y han alcanzado los 90 kg. Entre los chimpancés se registra, no obstante, una gran variación individual en cuanto a tamaño, aspecto, rasgos faciales y temperamento. Todo el cuerpo, excepto la cara, las palmas de las manos y las plantas de los pies, está cubierto de pelo oscuro. Los labios son delgados y móviles y las orejas grandes; los brazos tienen una longitud mayor que las piernas y los pulgares de las cuatro extremidades son oponibles, lo que constituye un significativo rasgo de su grado evolutivo. El área de distribución de los chimpancés comprende zonas de selva y sabana en determinadas regiones de África central y las regiones litorales del golfo de Guinea y Gambia. Se diferencian cuatro subespecies, entre las que destacan el chimpancé común (Pan troglodytes troglodytes) y el chimpancé pigmeo (Pan troglodytes paniscus). Hábitat y costumbres de los chimpancés Son los chimpancés animales sociales, que forman grupos de hasta cuarenta individuos, dirigidos por un macho adulto e integrados por diferentes machos subordinados, hembras, jóvenes y crías. La composición de estos grupos no es rígida y se producen continuos intercambios entre comunidades. La cohesión del grupo se mantiene mediante un rico repertorio de sonidos guturales, gestos faciales y posturas. El gran desarrollo de los músculos de la cara permite al chimpancé expresar mímicamente numerosos estados de ánimo, lo que constituye un apartado importante del atractivo que estos animales tienen para el hombre. Estos primates pasan mucho tiempo en los árboles, alimentándose de frutas y también de hojas y tallos jóvenes. También deambulan por tierra firme y recorren las orillas de los ríos buscando insectos, que cazan en ocasiones valiéndose de ramitas y palos, así como raíces y todo cuanto se ponga al alcance de su innata curiosidad. Ocasionalmente, dan muerte a pequeños monos, que devoran con rapidez. Su desplazamiento en tierra suele producirse sobre cuatro patas, con los dedos de las manos flexionados para transportar ramas, tallos, etc. De costumbres diurnas, pasan la noche en las copas de los árboles más altos, para ponerse a salvo del leopardo, que en la jungla es su peor enemigo. Para ello construyen plataformas hechas de ramas, donde se cobijan y que sólo utilizan una noche. El período de gestación dura alrededor de ocho meses y medio, al cabo de los cuales la hembra pare una cría, o excepcionalmente dos, de unos dos kilos de peso. El chimpancé recién nacido permanece agarrado al pelo de la madre durante los cuatro o seis primeros meses y después empieza a caminar por sus propios medios. Estos singulares animales soportan bien la cautividad, si se les acostumbra a ella desde pequeños. Este hecho y las semejanzas morfológicas que presentan con el hombre han determinado que sean capturados en abundancia para surtir de ejemplares a zoológicos y circos y también a laboratorios y centros de estudio, que investigan su conducta y utilizan a estos animales como sujetos de experimentación.
Ciervo Al final del verano, en la espesura de las forestas de las regiones templadas, puede escucharse, profundo e imponente, el sonido emitido por los ciervos machos en celo, que se reúnen para disputarse la posesión de las hembras, en un comportamiento ritualizado que ha encarnado a estos animales como símbolos de la vida salvaje en los bosques. Los ciervos son mamíferos artiodáctilos (con un número par de dedos) pertenecientes a la familia de los cérvidos y que agrupan diferentes especies distribuidas en su mayor parte por América, Europa y regiones aisladas de Asia. El ciervo común (Cervus elaphus) alcanza una longitud máxima de 2,5 m y una altura de 1,5 m. Los machos, de mayor envergadura que las hembras, llegan a pesar 250 kg. El color de su pelaje varía según las diversas estaciones, adquiriendo un tono grisáceo en el invierno y pardusco o rojizo en el verano. Los cuernos crecen sólo en los machos y se renuevan cada año: en los adultos caen hacia el mes de febrero y vuelven a crecer más tarde, desarrollando nuevas ramificaciones llamadas candiles. La materia de la que está constituida la cornamenta es similar al hueso, y para su formación es necesaria la secreción de la hormona sexual masculina o testosterona. Es un animal herbívoro y de hábitos gregarios: las hembras y las crías se agrupan en manadas que viven separadas de los machos. La época del celo acontece al finalizar el verano: es entonces cuando tiene lugar la brama o berrea, en la cual la placidez de los bosques se ve perturbada por los resonantes bramidos que desafían a los rivales a competir por las hembras. El período de gestación es de 270 días, transcurridos los cuales nace una cría por camada. Sólo ocasionalmente el parto es doble. El área de distribución comprende gran parte de Europa y algunas zonas de Asia. Cérvidos americanos y asiáticos Mayor tamaño que el ciervo común presenta el ciervo de Canadá o uapití (Certus canadensis), de ámbito norteamericano. También en América del norte habita el ciervo de Virginia o cariacú (Odocoileus virginianus), de talla mediana y astas relativamente cortas; suele frecuentar los bosques despejados y se alimenta de hierba y de hojas de conífera. Propios de Sudamérica son el ciervo de los pantanos (Odocoileus dichotomus), de tamaño medio y color rojizo, típico de la cuenca del Amazonas, donde se alimenta de plantas acuáticas y de hierba; y el ciervo de las pampas (Odocoileus bezoarticus), relativamente pequeño, y cuya distribución comprende las llanuras de la Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil. En el sur de China se encuentran el ciervo acuático chino (Hydropotes inermis), de escasa envergadura, sin cuernos, y caracterizado por el gran desarrollo que alcanzan los colmillos de la mandíbula superior; y el ciervo ladrador o muntiak (Muntiacus muntjak), provisto de colmillos robustos, de astas pequeñas y de tamaño similar al anterior. Otros cérvidos asiáticos son: el sika o ciervo japonés (Cervus nippon), que vive en el sur de China y Japón, principalmente; y el ciervo sambar (Cervus unicolor), mayor que el europeo, propio de las sabanas arboladas del Asia tropical.
Cigarra Cuando en un día de verano el sol alcanza su máxima altura y envía implacable sus rayos a la tierra, muchos animales cesan en su actividad y buscan refugio en la sombra. Entonces puede oírse en lo alto de los árboles el sonido peculiar y chirriante con que las cigarras parecen llenar el bosque y que prolongan durante horas, lo que las ha hecho participar en la mitología y la literatura de diferentes culturas. Las cigarras son insectos pertenecientes al grupo de los hemípteros, en el que también se incluyen las chinches. Poseen cortas antenas y fuertes alas membranosas surcadas por gruesas nerviaciones, y algunos especímenes pueden alcanzar dimensiones del orden de los diez centímetros. Su área de distribución comprende las regiones de clima templado y tropical. Su alimento lo constituyen los jugos vegetales que sorben con sus picos, aparatos bucales con forma de estiletes. Los machos poseen bajo el abdomen órganos capaces de producir un sonido estridente y monótono que se escucha a gran distancia y con el que llaman a las hembras. Éstas ponen sus huevos en hendiduras de troncos y ramas. Las crías carecen de alas y alcanzan el suelo, donde excavan hasta llegar a las raíces de las plantas que les sirven de alimento. Al cabo de un tiempo, variable según las especies, vuelven a la superficie, trepan a un árbol y completan su desarrollo. En la sistemática zoológica se diferencian hasta 1.500 especies, entre las que destacan por ser las más abundantes la cigarra común europea (Cicada orni) y la Magicicada.
Cigüeña Heraldos de la primavera y moradoras de las altas torres y de los campanarios en los que anidan, las cigüeñas son consideradas como portadoras de paz y de fortuna en diversas regiones. Las cigüeñas, aves de gran tamaño que pertenecen a la familia de las cicónidas, poseen largas patas y un pico fuerte y de notable longitud. Diversas especies se hallan muy difundidas por las regiones templadas y cálidas de África y Eurasia. En América habitan algunas especies autóctonas en el área comprendida entre Florida y la Argentina. La cigüeña común o blanca (Ciconia ciconia) puede alcanzar el metro de altura y llega a pesar 4,5 kg. Presenta el pico y las patas de color rojo vivo y el plumaje blanco, rematado por una orla negra en los extremos de las alas. Se alimenta de reptiles y anfibios y, en menor medida, de insectos y gusanos. Cría en Europa y algunas zonas de Asia y, al llegar el invierno, emigra a África (caso de las poblaciones europeas) o al subcontinente indio (como ocurre con las asiáticas). La cigüeña negra (Ciconia nigra) presenta menor envergadura que la anterior y muestra un plumaje de color negro, excepto en la zona del vientre, en la que es blanquecina.
Cisne El porte majestuoso y elegante del cisne lo ha convertido en protagonista de un sinfín de leyendas, historias fantásticas y relatos mitológicos, y ha inspirado a músicos, pintores y poetas en todas las épocas. Así, Horacio describió el carro de Venus tirado por cisnes, y Eurípides, al hablar de Elena, la hizo nacer del amor de Leda con Júpiter, tomando éste la forma de la mítica ave. Los cisnes son aves de la familia de las anátidas y están estrechamente relacionados con los gansos y los patos. Se caracterizan por la considerable longitud de su cuello y por la gran envergadura de sus alas. Son excelentes voladores y algunas especies realizan largos recorridos migratorios. El cisne vulgar (Cygnus olor) mide 1,5 m de longitud y exhibe un plumaje blanco. El pico es anaranjado, y presenta una protuberancia negra en su base. Se alimenta de plantas acuáticas, larvas, insectos, moluscos y otros organismos, que busca entre el fango. La incubación de los huevos, cuyo número oscila entre tres y siete en cada puesta, dura unas cinco semanas. En estado salvaje, su área de distribución comprende numerosas regiones de Europa y de Asia. El cisne negro (Cygnus atratus) vive en Australia y presenta plumaje de color negro y un pico rojizo; su tamaño suele ser menor que el del cisne vulgar. Especie propia de Norteamérica, el cisne trompetero (Cygnus buccinator) mide 1,6 m y emite un sonido similar al de una trompa de caza, rasgo que le da nombre. El cisne de cuello negro (Cygnus melanocoriphus), típico de la América austral. Por último, el cisne cantor europeo (Cygnus cygnus) es blanco, tiene las patas negras y el pico amarillo con una mancha oscura en el extremo. Habita en las zonas frías y templadas de Eurasia.
Cocodrilo Verdaderas reliquias vivientes de imponente aspecto y dotados de formidables mandíbulas y poderosos dientes, los cocodrilos son uno de los grupos de vertebrados terrestres más antiguos en el orden evolutivo. Existían ya en el período triásico, hace unos 200 millones de años, y sus antepasados convivieron con los dinosaurios, con los que estos reptiles están emparentados. Con el nombre de cocodrilo se designa, por un lado, a todos los reptiles pertenecientes al grupo de los crocodilianos y, por otro, más específicamente, a los representantes de la familia de los crocodílidos o cocodrilos verdaderos, que excluye a los gaviales, los caimanes y los aligátores. Características generales Como los restantes reptiles, estos animales son de sangre fría, o, con mejor propiedad, poiquilotermos. En consecuencia, su temperatura corporal se adapta a la del ambiente y fluctúa con la de éste. Los cocodrilos presentan gran longitud, ya que muchos de ellos sobrepasan los cuatro metros y algunos se acercan a los siete, y su cuerpo está cubierto de sólidas placas y escamas de naturaleza córnea, que no dependen del esqueleto ni se relacionan
con él. Un gran número de especies tiene una serie de crestas a lo largo del dorso que se continúan en la cola; ésta es robusta y potente y la utilizan para impulsarse cuando nadan. Las mandíbulas son recias y se prolongan en forma de hocico; su configuración varía en las distintas familias: en el gavial son largas y estrechas, mientras que en el aligátor son anchas y redondeadas. Están armadas con unas largas filas de dientes cónicos, todos ellos de dimensiones similares e implantados en alvéolos. Cuando se desgastan son sustituidos por los denominados dientes de reemplazo, que crecen debajo de ellos. La cavidad bucal está separada de las fosas nasales por un paladar óseo. Cuando el reptil se sumerge, los orificios de las fosas se cierran por la acción de una válvula muscular que impide que el agua penetre en su interior. Análogamente, los oídos se obturan mediante otras válvulas cuando el cocodrilo bucea. Estos singulares animales disponen de cuerdas vocales, lo que los capacita para emitir sonidos; de hecho, ciertas especies producen diferentes ruidos cuando llega la época de reproducción. Los dedos son aplanados, como adaptación a la vida acuática, están provistos de fuertes garras y nacen en el extremo de las gruesas y macizas extremidades: en las anteriores hay cinco y en las posteriores, cuatro. En tierra, las poderosas patas levantan el cuerpo del animal y le permiten alcanzar una velocidad proporcionalmente elevada. Los cocodrilos poseen determinadas características anatómicas que hacen de ellos reptiles muy evolucionados, contra lo que pudiera parecer por su aspecto externo. Tienen un tabique, constituido en parte por tejido muscular, que separa los órganos contenidos en la región torácica, como los pulmones o la víscera cardiaca, de la abdominal. El corazón muestra cuatro cavidades, como sucede también en las aves y mamíferos, lo que impide que se mezclen la sangre arterial y la venosa. La reproducción se desarrolla según el modelo ovíparo, es decir, por huevos, que son enterrados en hoyos excavados en la arena. Las hembras vigilan a su prole y la cuidan en sus primeras etapas de desarrollo. La distribución geográfica de los cocodrilos es muy amplia: los aligatóridos se extienden por las regiones septentrionales, centrales y meridionales de América y por ciertas zonas aisladas de China; los gaviálidos habitan en las selvas de la India y Birmania; y los cocodrilos se distribuyen con profusión en América, Asia y África. Crocodílidos En los miembros de la familia de los crocodílidos, el cuarto diente de la mandíbula inferior encaja en una cavidad existente en el lugar correspondiente de la mandíbula superior y puede verse cuando la boca se cierra. El cocodrilo del Nilo (Crocodylus niloticus) mide hasta cinco metros de largo y llega a pesar una tonelada; la cola supone casi la mitad de la longitud del cuerpo y se halla aplanada en sentido lateral. La piel, coriácea, es de color verde oscuro en el dorso y amarillenta en la región ventral. Es un vigoroso nadador que habita en el Nilo y en multitud de ríos y lagos africanos, donde captura peces, mamíferos y aves. Pone de veinte a cincuenta huevos. El cocodrilo marino o poroso (Crocodylus porosus), voraz depredador de todo tipo de animales, puede llegar a alcanzar los siete metros o más de longitud. Habita en las zonas
costeras y en los cursos inferiores de los ríos del sur de Asia, en el norte de Australia y en áreas aisladas de Oceanía. El cocodrilo de las marismas (Crocodylus palustris) alcanza los cuatro metros y vive en ríos y ciénagas de Sri Lanka y la India. En América se encuentran el cocodrilo amarillo (Crocodylus acutus), que se encuentra desde Florida hasta Perú y las Antillas; el cocodrilo cubano (Crocodylus rhombifer), del litoral meridional de la isla, conocido vulgarmente como caimán; el cocodrilo pardo o lagarto negro (Crocodylus moreletii), típico de algunas zonas costeras de México y de América Central; y el cocodrilo del Orinoco (Cocodrylus intermedius), que llega a alcanzar 7. 5 metros y es el mayor.
Codorniz Entre las piezas más codiciadas por gran número de cazadores de Europa y Norteamérica se hallan las codornices, aves muy estimadas por el delicado y suave sabor de su carne. Las codornices son aves de pequeño tamaño y aspecto rollizo que pertenecen a la familia de las faisánidas, incluida dentro del grupo de las galliformes y de la que también forman parte la perdiz y el faisán. La codorniz común (Coturnix coturnix) presenta una longitud media de 18 cm y su dorso es de color pardo, con una serie de rayas oscuras y franjas claras y negras en los costados. El macho exhibe manchas negras en el cuello, de intensidad variable, rasgo que lo diferencia de la hembra. Su área de distribución comprende gran parte de Europa, Asia y África y su hábitat se sitúa en praderas, sembrados y pastizales, donde efectúa la puesta y la cría. Construye el nido en depresiones del terreno, en las que pone de siete a doce huevos, que tardan en incubarse 21 días. Son aves migradoras que, al llegar el invierno, se dirigen al sur en busca de climas cálidos. El colín de Virginia (Colinus virginianus) es una codorniz americana de mayor envergadura que la común, ya que mide 25 cm, y su color es castaño, con rayas pálidas y oscuras en el cuello. La garganta es blanca y el pecho y el abdomen, moteados. Anida también en el suelo y se encuentra en las regiones del este de los Estados Unidos, en México y en Cuba. La codorniz o colín de California (Lophortyx californica) alcanza una longitud media de 26 cm y tiene un plumaje verdoso o grisáceo, con un copete de plumas en la cabeza. Originaria del litoral oeste de los Estados Unidos, ha sido introducida en Nueva Zelanda, Hawaii y Chile.
Colibrí Con un plumaje salpicado de vivos colores y habituados a revolotear entre las flores, de cuyo néctar se alimentan, los colibríes comprenden entre sus distintas especies a las aves más pequeñas del mundo, algunas de las cuales presentan dimensiones del orden de unos pocos centímetros. Los colibríes son aves de la familia de los troquílidos, emparentada con la de los vencejos e integrada por unas 320 especies, todas ellas exclusivas del continente americano, donde se distribuyen desde Canadá a la Tierra del Fuego. Se denominan también picaflores, por alimentarse del néctar floral, o pájaros mosca, por su pequeño tamaño y por la velocidad con la que baten sus alas. En algunos países se los conoce asimismo como zumbadores o zunzunes,
como consecuencia del característico ruido que hacen al volar, semejante al zumbido de los insectos. Viven tanto en tierras bajas como en las alturas de la cordillera andina y su pauta de alimentación resulta en extremo especializada, pues se nutren con el néctar de las flores y también capturando los insectos que revolotean en su entorno. Para ello disponen de finos y largos picos y de una lengua protráctil, es decir, que puede proyectarse a cierta longitud fuera de la boca, y de forma tubular, que recuerda a la de los pájaros carpinteros. Las patas son pequeñas y débiles e indican el carácter eminentemente volador de esta ave. En efecto, los colibríes son consumados volátiles y la articulación del hombro, muy móvil, permite al ala rotar y variar su ángulo en el aire, con lo que pueden volar hacia atrás, adelante, o quedarse suspendidos mientras liban la flor. Las alas se desplazan a una enorme velocidad, con una frecuencia del orden de las cincuenta batidas por segundo. Dada la gran movilidad de estas aves, su metabolismo es muy intenso, por lo que necesitan comer continuamente. En este aspecto, resultan adecuados los jugos azucarados de las flores, de elevado poder energético. El plumaje presenta un brillante colorido, con múltiples irisaciones y reflejos metálicos entre los que alternan manchas rojas, esmeraldas, azules, púrpura, etc. En la mayoría de las especies existe un dimorfismo sexual notable, es decir, que las apariencias del macho y de la hembra se encuentran muy diferenciadas. Entre las múltiples especies de colibríes destaca la más pequeña de las aves vivientes, el colibrí abeja Calypte helenae o Mellisuga helenae, que habita en Cuba y su tamaño es apenas de 5 centímetros. La longitud y la peculiar forma de la cola son los principales rasgos diferenciadores de especies como el Thaumastura cora, o el colibrí de cola de raqueta (Loddigesia mirabilis), que presenta dos prolongaciones curvadas rematadas en plumas ovaladas y de color malva. El de mayores dimensiones es el colibrí gigante (Patagona gigas), que sobrepasa los veinte centímetros y que vive en el Perú, Chile y la Argentina. También resulta singular el picaflor o colibrí espada (Ensifera ensifera), que tiene un largo pico de unos diez centímetros, casi igual a la longitud del cuerpo. Vive en Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú.
Conejo La extracción del conejo de su área de distribución natural constituye un ejemplo clásico de la grave alteración que el hombre puede ocasionar al introducir en un determinado hábitat una especie ajena al mismo. Llevado a Australia en el siglo XIX, este mamífero se multiplicó hasta límites insospechados al hallarse libre de sus predadores naturales, y pronto se convirtió en una incontenible plaga para los campos de cultivo australianos. Todos los esfuerzos por atajar semejante azote resultaron vanos, por lo que se decidió inocular en estos animales la mixomatosis, enfermedad descubierta en los conejos brasileños, a los cuales apenas afectaba, pero que resultó ser letal en un 99 % de los casos y con caracteres epidémicos en el conejo europeo, en el que causó una gran mortandad no sólo en Australia, sino también en Europa a partir de la década de 1950. El conejo europeo o común (Oryctolagus cuniculus) es un mamífero de la familia de los lepóridos, a la que también pertenece la liebre. Difiere de ésta por su menor tamaño, así como por la longitud más reducida de las orejas y de las patas traseras. Los conejos presentan una
cola corta y patas posteriores más largas que las anteriores; suelen ser de color grisáceo, con tonos pardos en las extremidades y cuello. Originario de la zona mediterránea, el conejo ha sido difundido a otras muchas regiones del globo, donde ha prosperado gracias a su enorme capacidad de adaptación y a su elevado índice de reproducción, ya que pueden tener de tres a seis partos al año, con un número de crías que oscila entre cuatro y doce. El período de gestación dura algo menos de seis semanas: la cría, a la que se denomina gazapo, nace ciega y carente de pelaje. Estos animales, gregarios y herbívoros, viven en grandes grupos a modo de colonias, constituidas por varias familias, las cuales están integradas por un macho y varias hembras. Forman complejos sistemas de galerías subterráneas, que habitan generación tras generación. Cuando detectan algún motivo de peligro, golpean el suelo con las patas posteriores en señal de aviso, en una especie de tamborileo característico. Habitan por lo general zonas de monte bajo, áreas de matorral y terrenos llanos. Durante el cortejo, los machos adoptan una serie de posturas y actitudes características, tales como el marcaje de sus territorios frotando ramitas y otros objetos con unas glándulas que poseen en las mandíbulas, o la fricción del hocico de la hembra. Los conejos se utilizan como animal doméstico en muchos países, donde se aprovechan por su carne y por su piel; su cría constituye el objeto de la cunicultura. Se han diferenciado numerosas razas que suelen clasificarse según su tamaño: cabe mencionar los llamados conejos gigantes, de hasta nueve kilos, que se crían en España y en Bélgica. Similares a los europeos son los conejos americanos, del género Sylvilagus, que comprenden trece especies, entre las que destacan los denominados conejos de cola de algodón. En otros ambientes habitan los caprolagos del Himalaya, del género Caprolagus; y los conejos pigmeos de Oregón y California, del género Brachylagus.
Coral Entre los más activos constructores del mundo viviente ocupan un lugar destacado los corales, pequeños organismos que viven en su mayor parte en colonias y que, con las masas de sus esqueletos calcáreos, constituyen estructuras de colosales dimensiones, tales como la gran barrera australiana. Esta gran masa coralina se extiende al nordeste de dicho continente y forma una imponente muralla natural de cerca de dos mil kilómetros de longitud. Los corales son animales invertebrados pertenecientes al phyllum (cada una de las grandes categorías sistemáticas en que se divide un reino) de los celentéreos o cnidarios y, dentro de ellos, al grupo de los hidrozoos y, en mayor medida, al de los antozoos. El término antozoo significa animal con aspecto de flor y hace referencia a los brillantes colores que suelen exhibir y a la corona de tentáculos de que están provistos. Básicamente, un antozoo es un animal de forma cilíndrica que vive fijado a un sustrato, en la mayor parte de los casos rocoso, gracias a un disco adhesivo basal que presenta la capacidad de pegarse a un cuerpo sólido. En el extremo opuesto se halla el único orificio que poseen estos invertebrados, la abertura de la boca, rodeada de un conjunto de tentáculos con cápsulas urticantes (así denominadas por contener un líquido irritante y tóxico que produce al
contacto con la piel una sensación de quemazón similar a la ocasionada por las ortigas). Con estos tentáculos capturan sus víctimas, que suelen ser pequeños moluscos, crustáceos y otros organismos. Estos animales fijan el calcio presente en el agua del mar y originan esqueletos calcáreos, también denominados corales, que, al unirse con los procedentes de los restantes miembros de la colonia, cuyo número se cuenta por millares, dan lugar a grandes masas ramificadas. Estas acumulaciones pueden presentar forma de hongo, de pluma, de abanico o incluso adoptar el aspecto de pliegues cerebrales (corales cerebriformes). El color de estos seres es muy variable y predominan los tonos blancos, rosados y rojos. A medida que van muriendo, las masas calcáreas originan formaciones de apariencia rocosa que constituyen los denominados arrecifes coralinos. Éstos pueden tener forma circular, como sucede en los atolones, que se disponen como una franja anular en torno a una laguna central; o lineal, similares a barreras y situados a cierta distancia de la costa. Los corales se desarrollan en aguas cálidas y abundan en determinadas áreas del Caribe, en el Índico y, especialmente, en el Pacífico, desde Hawaii a Nueva Guinea y Australia. La dureza del esqueleto de determinados corales permite su pulido y hace posible su utilización en joyería.
Coyote Protagonista de leyendas de los indios, cantado después por las baladas que recordaban con nostalgia los tiempos de la conquista del oeste norteamericano, pocos animales hay tan representativos de las praderas y desiertos de aquellos territorios como el coyote, que despertó la curiosidad de los primeros colonos, llegados del otro lado del país, cuando noche tras noche escuchaban su singular y triste aullido. El coyote (Canis latrans) es, como el lobo y el chacal, un mamífero perteneciente a la familia de los cánidos, de menor tamaño que el primero y más robusto y pesado que el segundo. Su aspecto es semejante al de un perro, especie con la que puede cruzarse con facilidad, aunque presenta un hocico estrecho y prominente y una cola más ancha. Su color suele ser grisáceo, con matices pardos y rojizos en el dorso y blanquecinos en el vientre. Animal astuto e inteligente y con gran capacidad de adaptación, el coyote ha sido una de las pocas especies de cánidos salvajes cuya área de distribución ha aumentado con la presión humana. Así, modernamente ocupa una vasta zona que va desde Alaska hasta Costa Rica y desde California a los Apalaches, llegando a frecuentar incluso los suburbios de las grandes ciudades. Una de las causas de esta expansión radica en el alejamiento del lobo de sus antiguos hábitats y en su retroceso hacia el norte y hacia las regiones montañosas, lo que ha permitido al coyote ocupar ecosistemas antes dominados por aquél. Este cánido habita preferentemente en los grandes espacios abiertos, donde llega a desarrollar velocidades superiores a los 60 km/h, dado que es un excelente corredor. Es un animal de costumbres cazadoras. Puede ser carroñero y captura principalmente conejos y liebres, así como roedores. También asalta granjas y devora animales domésticos. Tiene un instinto social
acusado y vive en parejas o en pequeñas manadas. Suele cazar en las horas crepusculares y nocturnas, si bien en las áreas en las que no es perseguido lo hace también a plena luz del día. La época de celo tiene lugar durante el invierno. El período de gestación del coyote dura unas nueve semanas y el número de crías por parto es muy elevado, de cinco a diez y, ocasionalmente, incluso catorce.
Cucaracha Uno de los insectos que mayor difusión han alcanzado y que con más frecuencia se encuentran en las viviendas en la mayor parte del mundo es, sin duda, la cucaracha, la cual se ha adaptado perfectamente a vivir en vecindad con el hombre y puede llegar a ocasionar grandes pérdidas en los productos alimenticios, no tanto por lo que en sí devora como por originar la contaminación de un gran número de artículos comestibles. Las cucarachas son insectos pertenecientes al orden de los dictiópteros, en el que también se incluyen las mantis religiosas y los insectos palo, y a la familia de los blátidos. Comprenden más de 3.500 especies, principalmente tropicales y subtropicales, si bien algunas mantienen una distribución cosmopolita y se han habituado a vivir en las casas. Son insectos de escaso grado de evolución, que apenas han experimentado modificaciones desde hace unos 320 millones de años, según revelan los fósiles datados con tal antigüedad. Los machos suelen tener dos pares de alas, aunque hacen escaso uso de ellas, ya que prefieren desplazarse corriendo por el suelo. En las hembras, las alas están muy reducidas o no existen. Poseen antenas alargadas, mandíbulas masticadoras y ojos compuestos. Las patas son largas y delgadas y permiten al animal desplazarse a gran velocidad, lo cual, unido a que tienen el cuerpo aplanado y pueden esconderse en rendijas, ranuras, etc. , hace de ellos insectos muy difíciles de capturar. Son omnívoros, es decir, comen alimentos de todo tipo, incluidas materia animal y vegetal, papel, productos de desecho e incluso cadáveres de sus congéneres. Se mantienen activos durante la noche. Las hembras ponen sus huevos en orgánulos similares a vainas, denominadas ootecas, cada una de las cuales puede contener hasta cincuenta huevos. En el momento de nacer, las larvas presentan forma de pequeños gusanos, aunque en poco tiempo adoptan el aspecto típico de los adultos. A lo largo de su vida experimentan una serie de mudas, en las que el animal crece hasta alcanzar el tamaño definitivo. Entre las especies más destacadas están: la cucaracha negra u oriental (Blatta orientalis), que puede superar los tres centímetros de longitud; la cucaracha alemana o roja (Blatella germanica), que no llega a 1,5 cm; y la cucaracha americana (Periplaneta americana), con un tamaño medio de 5 cm de longitud.
Cuervo Ruidosos y vocingleros, asociados en otro tiempo con augurios y hechicerías debido al color negro brillante de su plumaje, los cuervos son aves que han alcanzado un elevado grado evolutivo. Sociables y de notable inteligencia, pueden aprender a repetir sonidos producidos por otros animales si se capturan jóvenes y se adiestran convenientemente.
El cuervo común (Corvus corone) es un ave perteneciente al grupo de los pájaros y a la familia de los córvidos, en la que se incluyen también la graja, la urraca y el cascanueces, entre otros. Alcanza una talla media de 70 cm de longitud. Presenta un plumaje de color negro intenso, un pico fuerte y robusto y una cola en forma de cuña. Comprende diversas razas distribuidas por gran parte de Europa, el oeste de Asia; norte y oriente de África y Norteamérica. Son aves gregarias que a menudo constituyen bandadas o parejas y que pasan la noche reunidas en grupos numerosos en las copas de los grandes árboles, en roquedos o en edificios abandonados. Su dieta es muy variada y capturan todo tipo de pequeños animales, tales como gusanos, moluscos, insectos, reptiles y roedores, así como avecillas y huevos; consumen también carroña y despojos, disputándoselas en ocasiones a los buitres. Al llegar la época de celo, los machos entablan peleas entre sí por la posesión de las hembras. Ponen de cuatro a ocho huevos, de color azulado, que tardan en incubarse 18 días. Entre las especies de distribución geográfica localizada destacan el llamado cuervo vulturino o cuervo de pico robusto (Corvultur crassirostris), de plumaje negro con reflejos azulados, que habita en las montañas de África oriental. En Norteamérica vive otra especie, el Corvus brachyrhyncus.
E Elefante Como las ballenas, consideradas los gigantes del mar, los elefantes ostentan la primacía en cuanto a tamaño entre los animales terrestres. Respetados por los grandes predadores y perseguidos durante mucho tiempo por el hombre a causa de sus defensas de marfil, estos voluminosos herbívoros muestran sorprendentes rasgos de sociabilidad e inteligencia, así como una notable agilidad a pesar de su gran envergadura. Los elefantes, mamíferos proboscídeos de la familia de los elefántidos, son animales corpulentos que pueden superar los 3,5 m de altura y alcanzar hasta ocho toneladas de peso. Caracteres morfológicos El más significativo rasgo diferenciador de la anatomía de los elefantes es la larga probóscide o trompa, de la que proviene el nombre del grupo sistemático en el que se encuentran. Están dotados de cabeza y orejas voluminosas, largos incisivos curvados hacia dentro y erróneamente denominados "colmillos", y gruesas patas similares a columnas y terminadas en uñas, sin dedos aparentes. La piel está casi desnuda, es fuerte y rugosa y presenta un color grisáceo o pardo, la cola es estrecha y termina con un mechón de pelo. La trompa es un órgano musculoso formado por una modificación de las regiones nasal y labial y sirve a la vez de órgano sensorial, pues en ella están localizados los sentidos del tacto (que es muy fino), del olfato y del gusto, y como quinta extremidad de múltiples usos. En efecto, el animal utiliza este apéndice para asir objetos, mantener el contacto con otros miembros de su grupo, arrancar ramas, succionar agua, tantear el terreno y defenderse de posibles enemigos. Esta probóscide se compone de un elevado número de músculos y
desarrolla una considerable fuerza, que capacita al elefante para cargar pesados troncos, tarea a la que se destina en varios países asiáticos. El elefante es un animal herbívoro, que se alimenta de hojas, frutos, corteza, hierba, etc. Para compensar el desgaste que supone triturar cada día hasta 30 kg de materia vegetal, dispone de varios molares de repuesto que brotan a medida que se gastan los anteriores. Otro problema derivado de su corpulencia es el que conlleva la regulación de su temperatura. Para disipar el calor generado por su organismo, este mamífero cuenta con dos enormes orejas de poco grosor y profusamente irrigadas por vasos sanguíneos, lo que favorece la pérdida de calor a través de las mismas. También actúan como grandes abanicos al moverse hacia delante y hacia atrás, lo que contribuye a aumentar la eficacia refrigeradora del sistema. No obstante su tamaño y peso, los elefantes son animales ágiles, que pueden alcanzar velocidades del orden de los 40 km/h cuando huyen a la carrera o realizan una carga de intimidación para ahuyentar a un posible enemigo. También suben laderas empinadas y nadan con gran soltura. La sociabilidad es una de las más significativas características del comportamiento de los elefantes, que viven en grupos guiados por una hembra adulta y constituidos por crías y jóvenes de diferentes edades, hembras maduras y machos que aún no han llegado a la etapa adulta. Cuando estos últimos alcanzan su madurez, se separan del rebaño y vagan en solitario, en parejas o en grupos pequeños. Manifiestan un desarrollado sentido de la cooperación y ayudan a los miembros del rebaño que estén enfermos o heridos, al tiempo que los defienden de los predadores. Los elefantes se agrupan en dos especies: el elefante africano (Loxodonta africana), que es el de mayor envergadura y el que presenta orejas y defensas más grandes y del que se conocen dos variedades, una de selva y otra de sabana; y el elefante asiático (Elephas maximus), propio de la India y otras regiones del sudeste asiático. El período de gestación es de 22 meses para el elefante africano y de 21 para el asiático; tanto uno como otro suelen tener una cría por camada.
Erizo Algunos animales se defienden de sus enemigos mediante placas que cubren sus cuerpos, mientras otros recurren a la huida, al ataque frontal o al camuflaje. A lo largo de su evolución, el erizo ha encontrado la solución perfecta al problema: sus agudas espinas son, a la vez, un medio defensivo y una excelente arma ofensiva. El erizo común (Erinaceus europaeus) es un mamífero insectívoro de la familia de los erinaceidos, de aspecto rechoncho, hocico estrecho y puntiagudo y cuello muy corto; mide unos 25 cm de largo y se caracteriza porque tanto la cabeza como la región dorsal del cuerpo se hallan cubiertas por espinas de color negro o pardo, de cerca de dos centímetros de longitud. El vientre presenta una capa de grueso pelo blanquecino o amarillento. Su área de distribución comprende gran parte de Europa y Asia y llega hasta el Mediterráneo.
Cuando se ve atacado, da rigidez a sus púas y se enrolla hasta formar una bola, de modo que las espinas del dorso protegen todo el perímetro del animal. También adopta esta postura cuando hiberna, al llegar la época fría, período en el que cae en un profundo sopor y reduce su metabolismo en espera de que llegue de nuevo la estación cálida. Es de vida nocturna y se alimenta de insectos, gusanos y caracoles, que busca entre la hojarasca. El período de gestación dura entre cuatro y seis semanas y en cada camada nacen por término medio unas siete crías.
Escorpión Los escorpiones se hallan entre los animales invertebrados más antiguos que existen, como lo demuestra el hallazgo de restos fósiles de sus antepasados, encontrados en terrenos procedentes del período carbonífero, en la era primaria. Los escorpiones, también denominados alacranes, son invertebrados artrópodos (sus apéndices están articulados) y pertenecen al grupo de los arácnidos. Comprenden cerca de 800 especies, algunas de las cuales miden hasta 17 cm de largo, y que se distribuyen por la mayor parte de las regiones cálidas del globo. Su cuerpo está dividido en un prosoma o cefalotórax, región anterior donde se halla la cabeza; un opistosoma o región posterior abdominal con distintos segmentos, formada a su vez por un mesosoma o preabdomen, más ancho que el resto, y un metasoma o postabdomen, estrecho; y un telson o cola provisto de un aguijón conectado a una glándula venenosa. En la cabeza, los escorpiones poseen un par de uñas o quelíceros con los que capturan sus presas, así como dos largos pedipalpos en forma de pinzas; tienen cuatro pares de patas. En el dorso y en los laterales del cefalotórax presentan varios ojos simples. En la región ventral del abdomen se abre un par de orificios genitales y se disponen dos estructuras filamentosas o peines, de carácter sensorial. Son vivíparos (las crías nacen ya formadas del interior de la madre) y de hábitos nocturnos; capturan insectos y pequeños vertebrados. Entre las especies más difundidas cabe citar el Centruroides infamatus, común en México, de potente veneno; el Buthus occitanus, del área mediterránea; y el Bothriurus bonariensis, de Brasil y la Argentina.
Esponja Fijas e inmóviles, de aspecto inerte y con formas afines a las de las rocas, las esponjas son organismos acuáticos, perforados por múltiples poros y atravesados en muchos casos por infinidad de canales que llevan hasta ellas el agua cargada de las partículas en suspensión que les sirven de alimento. Las esponjas son los animales pluricelulares evolutivamente menos desarrollados y se incluyen en el phyllum (división que reúne grandes grupos de animales diferenciados entre sí por características fundamentales) de los poríferos. Carecen de órganos y constan de dos capas de células, separadas por una sustancia gelatinosa denominada mesoglea, que se disponen a modo de cavidad interior o espongiocele. Habitan en todos los mares, si bien son más
comunes en los de aguas cálidas; también se diferencian algunas especies de agua dulce. Se encuentran desde las zonas costeras hasta profundidades de más de 8.000 m. Sus cuerpos aparecen perforados por un gran número de poros de pequeño tamaño -los llamados poros inhalantes-, a través de los cuales penetra el agua hasta el espongiocele, y por un gran orificio u ósculo, que permite su eliminación una vez filtrada. Una serie de células provistas de flagelos (filamentos microscópicos que baten el agua) y de una especie de collar gelatinoso, que reciben el nombre de coanocitos, capturan las partículas alimenticias del medio. En las esponjas más evolucionadas, la estructura corporal se complica mucho y los coanocitos pueden agruparse en cámaras, como ocurre en las de tipo Sycon, o constituir conjuntos de pequeñas cavidades separadas por canales que comunican con el exterior y con el espongiocele, formación propia de las esponjas de tipo Leucon. Las esponjas desarrollan formaciones esqueléticas en forma de espinas o espículas, que pueden ser calcáreas (compuestas de carbonato cálcico), silíceas o de espongina (proteína que elaboran en sus tejidos). Se reproducen sexualmente por unión de un óvulo y un espermatozoide, o por gemación (una parte del cuerpo de la esponja madre, similar a una protuberancia, se desprende y da lugar a un nuevo individuo). La forma de las esponjas y su coloración son muy variadas. Algunas, como la denominada copa de Neptuno, alcanzan más de un metro de longitud, mientras que otras son apenas diminutas láminas que crecen en pequeñas hendiduras o sobre el caparazón de ciertos animales. De notable belleza es la regadera de Filipinas, del género Euplectella, perteneciente al grupo de las hexactinélidas. Las esponjas de baño usadas habitualmente pertenecen al género Spongia, del grupo de las desmosponjas, y se utilizan por su gran poder de absorción, una vez eliminado su soporte esquelético por tratamiento con diferentes productos. El tercer gran grupo está constituido por las esponjas calcáreas.
F Faisan Originarios de Asia, los faisanes se cuentan entre las aves de plumaje más bello y espectacular. Los machos de las diferentes especies se adornan con largas colas de tonos rojizos, azules, verdes o dorados, con frecuencia salpicados de manchas plateadas y franjas oscuras, que les confieren una vistosidad comparable a la de los pavos reales. Los faisanes son aves del grupo de las galliformes y de la familia de las fasiánidas, que comprende unas cincuenta especies. Presentan cuello estilizado, cabeza pequeña y un pronunciado dimorfismo sexual, es decir, que entre hembras y machos se registran acusadas diferencias en cuanto a colorido y forma del plumaje, el cual asume un vistoso colorido y una notable belleza en estos últimos. El centro originario de distribución de los faisanes se ubicó en la península indochina, aunque en la actualidad ciertas especies, como el faisán común, cuya carne es muy apreciada, se han naturalizado en otros muchos países. El faisán común (Phasianus colchicus), introducido en occidente en tiempos remotos, ofrece diferencias sexuales muy acusadas: la hembra es más pequeña y su color, pardo con
abundantes motas oscuras, es poco vistoso, mientras que el macho ostenta una hermosa gama de tonos que van desde el rojo y el verde metálico de la cara y el cuello, respectivamente, a los matices cobrizos del cuerpo. Anida en el suelo y se alimenta de semillas, brotes e insectos. Cría en grupos y el período de incubación oscila entre 25 y 27 días. Otras especies destacadas son el faisán dorado (Chrysolophus pictus) de China, el faisán real (Lophophorus impeyanus) del Himalaya y el faisán de Swinhoe (Gemnaeus swinhoe), de Taiwán
Flamenco Uno de los espectáculos más impresionantes que el mundo de las aves puede deparar es el que tiene lugar cuando una gran bandada de flamencos, integrada por centenares de individuos, levanta el vuelo y llena el espacio de un vistoso batir de alas rosadas desde alguno de los grandes lagos o lagunas que constituyen su hábitat. Existen varias especies de flamencos encuadradas en la familia de las fenicoptéridas, y todas ellas se caracterizan por poseer largas y estrechas patas, auténticos zancos con los que marchan sobre el agua, cuellos finos y prolongados que el animal puede curvar y picos robustos provistos de una serie de laminillas que les permiten filtrar el alimento de los fondos fangosos de las lagunas donde viven. Las especies de mayores dimensiones alcanzan una altura de 1,5 m y el color del plumaje suele ser rosado, más o menos intenso, o blanquecino. Los flamencos son aves gregarias que se reúnen por millares en lagunas y zonas acuáticas de aguas someras de muy poca profundidad, donde encuentran su alimento, consistente en pequeños crustáceos y moluscos y algas microscópicas. Viven y crían en colonias e instalan sus nidos en montículos elevados de barro seco con una depresión central en la que se deposita la puesta, por lo general uno o dos huevos alargados y blancos. El período de incubación es de unos treinta días y los pollos recién nacidos abandonan de inmediato el nido. Los padres alimentan a sus crías durante los primeros días de vida mediante una secreción procedente de las mucosas del estómago y el buche. El área de distribución del flamenco rosado (Phoenicopterus ruber) comprende tanto el Viejo como el Nuevo Mundo: Europa meridional, África y Asia, Sudamérica y las regiones caribeñas son algunas de las zonas en las que proliferan. El flamenco andino (Phoenicoparrus andinus) y el flamenco enano (Phoeniconaias minor) son dos especies de pequeño tamaño, autóctonas, respectivamente, de Sudamérica y África.
G Gallina Uno de los más significativos ejemplos de domesticación logrado en el mundo de las aves lo constituye la gallina, cuyo aprovechamiento por parte del hombre se remonta a épocas arcaicas, como lo demuestran los testimonios de su cría en la India y la China antiguas. Las modernas prácticas avícolas han hecho de estas aves un elemento económico y productor de primer orden. La gallina doméstica (Gallus gallus) es un ave perteneciente a la familia de las fasiánidas, en la que también se incluye el faisán. Deriva del gallo bankiva asiático, que vive en estado salvaje en amplias zonas del sur de Asia, desde las selvas de la India hasta las de Indochina, donde desarrolla su existencia en el suelo de la jungla. Son las gallinas aves pesadas adaptadas a la marcha sobre el terreno, con alas que apenas pueden sostener el peso del cuerpo. El macho, o gallo, es más esbelto que la hembra y de plumaje más llamativo, con colores que oscilan entre el rojizo, el ocre y el negro; las plumas posteriores forman una cola o penacho de reflejos metálicos, en forma de hoz. La cabeza está coronada por una cresta de color rojo y por debajo del pico, corto y robusto, cuelgan unas prolongaciones también rojas a modo de barbas. Los dedos están provistos de uñas fuertes y romas; por encima del dedo posterior se prolonga una uña afilada, el espolón. Las hembras son de color apagado, blanquecinas, parduscas o grisáceas y su cresta es fina y pálida; emiten un sonido peculiar denominado cacareo. Los machos son agresivos y, cuando dos gallos se encuentran, suelen entablar entre ellos peleas en las que utilizan el pico y los espolones como armas, razón por la cual es preferible mantener un solo gallo por gallinero. Estos animales son ovíparos. El período de incubación del huevo dura 21 días y durante el mismo a la gallina ocupada en esta tarea se la denomina clueca. Las gallinas se explotan para obtener de ellas huevos, carne y plumas. Los avances registrados en investigación avícola en las últimas décadas han permitido obtener excelentes razas ponedoras, como las de Leghorn, británica, y Menorca, española, de las que se llegan a conseguir medias mínimas de 200 huevos por año y gallina, ritmo que sólo puede mantenerse como máximo dos años. Otras razas destacadas son las de Rhode Island, estadounidense, y Sussex, británica. Múltiples son los factores que intervienen en la cría de estas aves y que hacen posible una producción óptima, como son el control de la temperatura y la humedad, una iluminación adecuada, instalaciones diseñadas para conseguir la mayor efectividad posible, alimentación a base de piensos compuestos y estricto control zoosanitario para evitar enfermedades como la pullorosis, la peste aviar o la presencia de parásitos (tenia, sarna, piojos, etc. ). Los pollos alcanzan un peso comercial (de un kilo y medio aproximadamente) a las siete u ocho semanas de nacer y su valor depende de características como el color de la carne, su textura y blandura y el sabor, cualidades estrechamente relacionadas con la alimentación.
Ganso La domesticación del ganso, ave que fue muy apreciada por griegos y romanos, data de antiguo. A lo largo de la edad media, su cría y aprovechamiento se extendió por Europa, principalmente en los países del centro y del norte del continente, donde ha sido un animal de cría tradicional en granjas y propiedades rústicas y ha pasado a formar parte del folclor y de las leyendas populares. El ganso doméstico (Anser anser), denominado también oca o ánsar, es un ave de la familia de las anátidas, a la que también pertenecen los patos y los cisnes. De tamaño intermedio entre éstos, los gansos son menos dados al hábitat acuático. Ambos sexos son de similar color, por lo general ceniciento, y el macho suele presentar mayor envergadura que la hembra. El pico es prominente y la mandíbula superior muestra su borde aserrado. El cuello es largo y las patas, cortas y fuertes, se hallan bien adaptadas a la marcha en tierra. Emite graznidos estridentes, cuando detecta algún ruido. La dieta de los gansos es omnívora y de ella entran a formar parte todo tipo de granos, raíces, tubérculos, forraje, etc. Estas aves se utilizan por su carne, por su plumón y para la obtención del foiegras; este último es el hígado hipertrofiado del animal conseguido tras someterlo a un engorde masivo. Entre las razas más apreciadas cabe destacar la de Toulouse, cuyo hígado puede llegar a pesar si el régimen alimenticio es adecuado, hasta tres kilos. El período de incubación de los gansos es de 27 a 30 días y las crías son muy sensibles al frío y a la humedad. Las poblaciones de gansos silvestres, de las que proceden los domésticos, se reúnen en grandes grupos al llegar la época fría en el hemisferio septentrional y emigran hacia el sur en bandadas con característica forma de "v".
Garrapata Fijadas a la piel de los mamíferos o aves de los que succionan sangre, las garrapatas a menudo pasan inadvertidas entre el pelaje y las plumas de los mismos. Bosques, corrales y también prados y campos, en especial los que son muy transitados por el ganado, son los lugares donde estos invertebrados aguardan el paso de sus víctimas, a las que pueden transmitir diferentes enfermedades. Las garrapatas son invertebrados arácnidos, emparentados con las arañas y escorpiones, pertenecientes al orden de los ácaros. De pequeñas dimensiones, presentan forma redondeada y globosa; son parásitos de diferentes vertebrados homotermos (de temperatura corporal independiente de la del medio) a cuya piel se adhieren mediante órganos fijadores especiales. Una vez afianzados, succionan sangre y la acumulan en su conducto digestivo, aumentando su volumen corporal. La sangre absorbida se almacena en unos ciegos intestinales (cavidades sin salida) y una sustancia específica elaborada por el ácaro impide su coagulación. Pueden vivir en estado adulto varios años sin volver a alimentarse. Los individuos jóvenes se desprenden del huésped cada vez que mudan. Las garrapatas más comunes se incluyen en la familia de los ixódidos, y a ella pertenecen la garrapata europea (Ixodes ricinus); las del género Boophilus, americanas, algunas de cuyas especies transmiten la enfermedad conocida como la fiebre de Texas; y la Dermacentor
andersoni, vehículo de los microorganismos productores de la llamada fiebre de las Montañas Rocallosas. Las garrapatas de la familia de los argásidos parasitan aves y murciélagos
Garza Hermosas y elegantes aves, de aspecto esbelto y delicadas líneas, las garzas han sido motivo de inspiración de poemas y composiciones pictóricas y su silueta ha constituido uno de los más habituales motivos ornamentales en las obras de los artistas orientales. La belleza y calidad de sus plumas, muy apreciadas en la moda femenina en otro tiempo, puso en peligro a algunas especies de garza, que vieron disminuir de modo alarmante el número de sus individuos, peligro que, por fortuna, se desvaneció progresivamente. Las garzas, aves de la familia de las ardeidas, emparentadas con las cigüeñas, comprenden unas sesenta especies distribuidas por los cinco continentes, si bien son más comunes en las zonas tropicales. Algunas, como la garza gigante, pueden alcanzar 1,5 m de altura. Se caracterizan por poseer un largo y fino cuello que pueden curvar, delgadas y altas patas sobre las que andan por los aguazales y zonas de marismas y lagunas que frecuentan, y un prominente y aguzado pico a modo de arpón con el que capturan los peces, moluscos, anfibios, gusanos e insectos que constituyen la base de su alimentación. Por lo general, las garzas son diurnas, aunque hay también algunas especies que son activas de noche. Suelen anidar en colonias integradas por gran número de especímenes, donde a menudo emiten sonidos roncos, y cuando vuelan, lo hacen de una forma pesada y con un aleteo lento, con el cuello recogido, actitudes características que permiten distinguirlas con facilidad de otras aves acuáticas. El período de incubación se prolonga durante unos 25 días. Entre las especies más frecuentes se diferencian la garza gigante (Ardea goliath), de África y Madagascar; la garza azul (Ardea herodias), norteamericana; la garza real (Ardea cinerea) y la imperial (Ardea purpurea), de Eurasia y África; y la garza mora (Ardea cocoi), sudamericana.
Gato No existe mejor testimonio de la admiración y reverencia que los egipcios sintieron por el gato que los hallazgos de cuerpos cuidadosamente momificados de este felino en numerosas excavaciones arqueológicas efectuadas en el país de los faraones. Su aspecto enigmático y su carácter independiente y esquivo, amigo de la soledad y del sigilo, hicieron, como contrapartida, que la superstición medieval viera en él un emisario de hechizos y maleficios, un agente de brujas y de poderes malignos, hasta el punto de que un gran número de gatos fueron quemados junto a sus propietarios, cuando a éstos se les acusó de realizar prácticas demoniacas. Con el nombre de gato se conocen, además de la especie doméstica, otras muchas que viven en estado salvaje en cuatro continentes, todas ellas mamíferos carnívoros pertenecientes a la familia de los félidos y caracterizadas por ser animales de talla pequeña o mediana, de aspecto característico y hábiles predadores. El gato doméstico
El gato doméstico (Felis catus) es un felino de pequeña talla, de cabeza redondeada, orejas cortas, larga cola y patas terminadas en cinco dedos en las extremidades anteriores y cuatro en las posteriores, provistos de uñas curvas, afiladas y retráctiles (el animal las esconde en unos repliegues especiales cuando no caza). El hocico presenta una serie de finos pelos o bigotes, de función táctil y muy sensibles. Los ojos tienen pupila contráctil, que se dilata o contrae según la menor o mayor intensidad de la luz que reciben y dotan al gato de una excelente capacidad visual; el ángulo de visión es superior a los 180° y también distingue algunos colores. Posee además un buen olfato y un agudo oído. Todo ello, unido al potente sistema muscular de que está dotado, hace del gato un animal ágil, fuerte y rápido capaz de realizar movimientos flexibles y elegantes. Los gatos disponen de un variado repertorio de sonidos, tales como maullidos, bufidos, gruñidos, ronroneos, etc., con los que expresan sus estados de ánimo, expresión a la que también ayudan ciertos movimientos del cuerpo: así, cuando bajan las orejas y mueven la cola señalan su irritación y enfado. Como sucede con los demás felinos, el gato es un animal territorial; los machos marcan su territorio sirviéndose de la orina, de intenso y penetrante olor. Una característica destacable de estos félidos es su fino sentido del equilibrio, que los hace caer siempre sobre las patas, aunque desde el lugar de caída al suelo haya cierta altura y el animal caiga inicialmente de espalda. En estado silvestre, los gatos se alimentan de las presas que cazan valiéndose de sus extraordinarios reflejos y astucia; sus víctimas suelen ser roedores, si bien también pueden integrar su dieta reptiles y pequeños pájaros. Entran en celo dos veces al año y el período de gestación dura aproximadamente unos 65 días. Los gatitos nacen con los ojos cerrados. Se cree que el gato doméstico desciende de especies salvajes del norte de África. Modernamente, como consecuencia de la cohabitación con el ser humano, el gato se ha difundido por todo el mundo y existen de él numerosas razas, que se diferencian esencialmente por el tipo de pelo (corto o largo), el color del mismo y otros detalles. Destacan entre las razas europeas el gato de Malta (azulado) junto a otras más comunes, cuyo color oscila desde el blanco al negro pasando por el atigrado, y el gato de la isla de Man, desprovisto de cola. De las razas asiáticas cabe citar los gatos persas, de pelo largo y cola plumosa, cuyo color varía del rojizo y crema al azul y al ceniciento; los de Angora, también de pelo largo, más esbeltos que los persas y de hermoso y sedoso pelaje blanco; y los siameses, de pelo corto, línea estilizada y cabeza triangular, de color blanquecino o crema y con la cara, orejas, extremos de las patas y cola teñidos de color castaño oscuro. Gatos salvajes Numerosas son las especies de gatos salvajes distribuidas por todo el mundo, entre ellos: el gato montés (Felis sylvestris), europeo, de color pardo grisáceo; el gato africano (Felis Iybica), del norte de África, probable antecesor del gato doméstico; el gato del general Margarita (Felis margarita), de África septentrional y Asia occidental, de color pardo o rojizo y rayas negras; el gato de la pampa (Felis geoffroyi), sudamericano; el gato jaspeado (Felis marmorata), asiático, de pelaje pardo grisáceo con manchas oscuras; y el gato pescador (Felis viverrina), de largo pelo, propio de las junglas del sudeste asiático.
Gavilan En otro tiempo abundante en la mayor parte de Europa, el gavilán ha sido una de las principales víctimas del uso indiscriminado y abusivo de pesticidas y otros agentes químicos, los cuales, al acumularse en los tejidos grasos de estas hermosas aves, han ocasionado la esterilidad de numerosos individuos y han originado el declive de sus poblaciones en amplias zonas del continente europeo. El gavilán común (Accipiter nisus) es un ave rapaz del grupo de las falconiformes y de la familia de las accipítridas, en la que se incluyen también, entre otras especies, los ratoneros y el azor. Semejante a este último, si bien de menor tamaño, el gavilán presenta en estado adulto la parte ventral de su cuerpo cubierta de abundantes listas oscuras, pardas en el macho y grisáceas en la hembra, que contrastan sobre el fondo más claro de la pechuga y el vientre. El macho, más pequeño que la hembra, tiene un plumaje gris azulado en el dorso, mientras que aquélla muestra un tono castaño. Constituyen el hábitat de los gavilanes bosques y campos, donde se alimentan de pequeños mamíferos y aves, que detectan en vuelo bajo entre los matorrales y capturan lanzándose sobre ellos en un ataque oblicuo. Anidan en coníferas y, a veces, también en arbustos altos. El período de incubación del gavilán dura unos 35 días; ponen de tres a seis huevos. Se distribuyen por Europa y el norte de Asia. El gavilán griego (Accipiter brevipes) es muy parecido al anterior y se extiende también por Eurasia; es particularmente abundante en el cercano oriente y en los Balcanes. Otra especie destacada es el gavilán de Cooper (Accipiter cooperi), de ámbito norteamericano.
Golondrina Con la llegada del buen tiempo, los cielos de los campos de gran parte de Europa, Asia y Norteamérica se pueblan de millares de pequeños pájaros de silueta estilizada y finas alas, las golondrinas, que realizan a lo largo del día una sorprendente exhibición de acrobacia aérea al dar caza a cualquier insecto que se encuentre en el aire. Con el nombre de "golondrina" se conoce un gran número de especies de pájaros de la familia de los hirundínidos, la más conocida de los cuales es, sin duda, la golondrina común (Hirundo rustica). Esta ave se encuentra durante la estación cálida en la mayor parte de Europa, Asia y Norteamérica, donde cría. La golondrina común es un pájaro de color negro azulado en el dorso y cabeza y blaquecino en el vientre, con manchas rojas en la frente y el cuello. Suele alcanzar los veinte centímetros de longitud total. En vuelo, son características sus alas largas y puntiagudas y su cola ahorquillada, detalle que distingue esta ave del vencejo, muy similar en otros aspectos. Son las golondrinas hábiles voladoras que realizan complicadas y veloces evoluciones en el aire al perseguir a los insectos que constituyen su alimento. Aves migradoras, pasan el invierno en las cálidas regiones del centro y sur de África, así como en la India y sudeste asiático, y en el caso de las poblaciones americanas, en México, Centroamérica y Sudamérica. Anidan en aleros, cornisas, huecos de los árboles, etc., en nidos redondeados que construyen con barro. Ponen de cuatro
a cinco huevos, que tardan en incubarse unos quince días. La denominación de golondrinas de mar se aplica a algunas aves marinas semejantes a gaviotas, con las que están emparentadas, como los charranes y los fumareles.
Gorila
El mayor de los monos antropoides, el gorila, es también uno de los seres vivos evolutivamente más cercanos del hombre, tanto por numerosos detalles de su estructura corporal y de su morfología como por determinados rasgos de su comportamiento. Musculosos y fuertes, sociales y mucho más pacíficos de lo que algunos relatos de imaginación han hecho creer durante años, los gorilas se adaptan muy mal a la vida en cautividad y los individuos adultos languidecen a menudo en los zoológicos y parecen reflejar en su rostro una profunda tristeza. El gorila (Gorilla gorilla) es un mamífero primate de la familia de los póngidos que comprende tres subespecies: el llamado gorila de las tierras bajas occidentales (Gorilla gorilla gorilla), que se distribuye por las selvas tropicales del Camerún y el río Congo; el gorila de las tierras bajas orientales (Gorilla gorilla graveri), de las forestas tropicales del este del Congo; y el gorila de montaña (Gorilla gorilla beringei), que habita en zonas altas del Congo y Uganda. La altura que pueden alcanzar estos animales cuando se yerguen es de 1,8 m y su peso sobrepasa los 200 kg en los machos, que son mayores que las hembras. Su pelo es oscuro y cubre todo el cuerpo, a excepción de la cara y el pecho, que presentan color negro. Las orejas son pequeñas y el hocico ancho y achatado; por encima de los ojos se desarrolla un reborde óseo denominado cresta supraorbitaria. Una formación similar se observa en la cabeza, la llamada cresta sagital. Es el gorila un animal de gran desarrollo muscular y de aspecto imponente y poderoso. Los pies y las manos son grandes y fuertes y los brazos muestran mayor envergadura que las piernas. Las dimensiones de sus potentes colmillos, en unión de lo anterior, han hecho que se atribuya a este primate un carácter feroz y agresivo, que dista mucho de tener. En efecto, en su estado natural, los gorilas son más bien pacíficos y únicamente recurren a actitudes de amenaza, que forman parte de una serie de movimientos rituales de intimidación, cuando se sienten en peligro. Algunos de estos gestos característicos incluyen manotazos en el pecho, marcha erguida arrancando hierbajos o palmetazos en el suelo. Los gorilas son sociales y viven en grupos cuyo número de componentes oscila entre veinte y cincuenta individuos, dirigidos por un macho dominante. De ancestros arborícolas, los gorilas suelen pasar la mayor parte del tiempo en el suelo, donde vagabundean de un lugar a otro en busca de los vegetales, sobre todo frutos y brotes, de los que se alimentan. Las hembras y las crías duermen por la noche en los árboles. El período de gestación es de unos nueve meses y resulta, por lo general, en una única cría, que nace débil y con tamaño muy reducido en comparación con otros primates. Modernamente, las poblaciones de gorilas se hallan amenazadas por la progresiva destrucción del hábitat silvícola y la invasión de la agricultura, así como por la caza y captura de estos
grandes monos, llevadas a cabo con profusión para dotar a zoológicos y laboratorios de investigación.
Gorrión Ningún pájaro se ha adaptado a vivir en hábitats humanos en la medida en que lo ha hecho el gorrión, hasta el punto de que su presencia es común en la mayor parte de las ciudades y poblaciones del hemisferio norte y también en muchas del sur, donde frecuenta parques, calles y plazas y anida en las proximidades de las viviendas del hombre. El gorrión común (Passer domesticus) es un pájaro de la familia de los ploceidos cuya longitud total no supera los quince centímetros. Su color es poco llamativo y existe dimorfismo sexual en cuanto al mismo (varía en machos y hembras): el macho presenta la parte superior de la cabeza grisácea, la garganta negra y la nuca de color castaño, mientras que la hembra carece del matiz oscuro de la garganta y su cabeza es de tonalidad parda. Originario de la zona eurasiática, modernamente se halla difundido por amplias regiones del sur de África, Australia, Norteamérica y Sudamérica, en torno a las áreas urbanas. Se alimentan los gorriones de granos y semillas, así como de insectos, desperdicios y otros muchos productos; llegan incluso a perforar con el pico los finos tapones de papel de aluminio de las botellas de leche y a beber parte de su contenido, lo que demuestra la gran capacidad de adaptación de este animal y sus notables aptitudes para el aprendizaje. Suelen realizar dos o tres puestas anuales, hacia marzo o abril, a mitad del verano y por septiembre, y en cada una ponen cinco o seis huevos, o a veces más. El período de incubación es de unos doce días. Otras especies son el gorrión moruno (Passer hispaniolensis), del sur de Europa; el gorrión molinero (Passer montanus), de hábitos más rurales que el común; y el gorrión alpino (Montifringilla nivalis), especie que prolifera en las altas regiones de montaña.
Grillo Insectos conocidos y populares, hasta el punto de que en ciertas zonas de la Europa meridional y el cercano oriente un gran número de ellos se mantienen en cautividad en pequeñas jaulas construidas al efecto, los grillos ponen su nota musical en los campos y praderas en el verano y, al llegar la noche, su canto se convierte en concierto que llena el aire de un sonido de difícil localización cuyo volumen modifica el animal cuando es perturbado. Los insectos conocidos como grillos incluyen unas 2.400 especies pertenecientes al grupo de los ortópteros, en el que están también incluidos los saltamontes, y a la familia de los gríllidos. Son animales de color oscuro o pardo, dotados de largas antenas y con el tercer par de patas, adaptadas al salto, de mayor longitud que los otros. El canto es producido por los machos exclusivamente y es el resultado de la frotación del dentado del ala anterior derecha con uno de los bordes del ala posterior del mismo lado. El movimiento determina un sonido repetitivo y de cierta musicalidad, con el que atraen a las hembras. Su dieta es muy amplia, aunque predomina en ella la materia vegetal. Se distribuyen por regiones templadas y cálidas de diferentes partes del mundo. Entre las especies más
difundidas cabe mencionar el grillo común (Gryllus campestris), de cuerpo y patas negros; el grillo doméstico (Acheta domestica o Gryllus domesticus), menor que el anterior y de color pardo, que se encuentra en el interior de viviendas y almacenes; y el grillo de bosque (Nemobius sylvestris), de tamaño proporcionalmente pequeño. En otro contexto, el nombre de grillo cebollero se aplica al insecto, también conocido como grillo topo o alacrán cebollero, Gryllotalpa gryllotalpa, de hasta cinco centímetros de longitud, cuyo primer par de patas está adaptado a la excavación y vive en terrenos húmedos.
Grulla Las marismas, marjales y zonas lacustres de las distintas partes del mundo son el lugar de cita de un gran número de aves, como las grullas, que encuentran en estos hábitats todos los recursos necesarios para su superviviencia. Millones de individuos pueden reunirse en determinadas épocas del año en torno a grandes lagos y lagunas y en ocasiones es posible presenciar curiosas danzas y asombrosos cortejos al llegar la época reproductora. Las grullas comprenden catorce especies de aves zancudas, de cuello y patas largos y estilizados, que se agrupan en la familia de los gruidos. Se distribuyen por todo el mundo, a excepción de Sudamérica. La grulla común (Grus grus) alcanza una longitud superior al metro y un peso cercano a los siete kilogramos. Es de color grisáceo, con bandas blancas a lo largo del cuello, alternadas con tonos oscuros; la parte superior de la cabeza es rojiza. Es una especie eurasiática que cría en gran parte de la Europa septentrional, Rusia y las llanuras asiáticas, y emigra en invierno hacia el sur, hasta alcanzar la península ibérica, el norte de África y diversas regiones del sur de Asia. Se alimenta de plantas acuáticas, insectos, reptiles, anfibios, gusanos, etc , que captura con su fuerte pico en las aguas someras (de escasa profundidad) por las que deambula. Al llegar la estación reproductora, machos y hembras ejecutan vistosas danzas nupciales. Ponen dos huevos, cuyo período de incubación es de unas cuatro semanas. Otras especies destacadas son la grulla americana o cantora (Grus americana), que alcanza 1,5 m de altura; la grulla damisela (Anthropoides virgo), eurasiática; la grulla sarú (Grus antigone), de la India; y la grulla coronada (Balearica pavonina), africana.
Guacamayo Caracterizados por su gran tamaño, fuerte y curvado pico, y vistoso colorido de su plumaje, en el que se alternan el rojo intenso con los tonos amarillos, los azules metálicos, los púrpuras y los verdes esmeralda, los guacamayos se cuentan entre las aves más bellas de las selvas iberoamericanas. Los guacamayos son aves emparentadas con loros y cotorras y pertenecen a la familia de las psitácidas. Poseen picos robustos y curvos que utilizan para abrir las semillas y frutos de que se alimentan, operación en la que a menudo se ayudan de sus lenguas carnosas, con las que extraen la pulpa de aquéllos. El plumaje muestra llamativos y bellos colores, combinados en las más diferentes gamas. Las plumas posteriores forman largas colas que suelen superar la longitud del cuerpo. El aspecto es similar en uno y otro sexo.
Comprenden 18 especies distribuidas por la América tropical, donde habitan en las selvas. El período de incubación medio es de unos 34 idas. Entre los representantes más destacados cabe citar el guacamayo rojo o aracanga (Ara macao), cuya área de distribución se extiende desde México a Brasil; mide cerca de un metro de longitud, y presenta un plumaje escarlata que cubre la práctica totalidad de su cuerpo a excepción de determinadas zonas de las alas y la cara. También merece destacarse el guacamayo jacinto o arauna (Anodorhynchus hyacinthinus), de la cuenca amazónica, de un hermoso color azulado en alas, cola, parte superior de la cabeza y dorso, y tono amarillento en el pecho y zonas ventrales.
Gusano En el suelo que sirve de asiento a los bosques y prados, donde realizan una notable función de aireación y fertilización; en los fondos marinos cercanos a las costas; enterrados en los lechos fangosos de charcas y lagunas; o parásitos de músculos e intestinos y responsables de graves alteraciones en el organismo de los animales que infectan, tienen su hábitat los gusanos. Se trata de un gran grupo de pequeños invertebrados caracterizados por su diversificación sistemática. Aspectos generales Se da el nombre de gusanos a gran número de animales invertebrados encuadrados en diferentes grupos zoológicos y que a menudo tienen escasa relación filogenética entre sí. Son organismos de cuerpo blando y de forma alargada, desprovistos de apéndices y patas por lo general y que se desplazan de un lugar a otro reptando; carecen de esqueleto, tanto interno como externo, si bien en ciertos casos algunos presentan cutículas más o menos resistentes. La introducción de este término se debe a Carlos de Linneo, el célebre naturalista sueco, autor del sistema de clasificación de animales y plantas que, con leves modificaciones, aún se utiliza modernamente. Durante mucho tiempo, el vocablo "gusano" se aplicó a todo tipo de animales de dudosa sistemática, en lo que supuso un auténtico cajón de sastre para la zoología, hasta que a lo largo del siglo XIX se estructuraron una serie de grupos más o menos definidos con categoría de phyllum o tipo, como fueron los anélidos o lombrices terrestres, los platelmintos que engloban a las tenias o cestodos y los gusanos planos o trematodos y los asquelmintos, nematelmintos o gusanos cilíndricos sin verdadera cavidad interna. Otros muchos invertebrados se emparentaron en mayor o menor grado con cada uno de estos tres tipos principales, algunos de ellos en apariencia tan primitivos como los mesozoos, animales pluricelulares que consisten en una masa de células con una organización casi inexistente. Por otra parte, el lenguaje corriente también da el apelativo de "gusano" a muchas larvas de insectos, animales mucho más evolucionados que no tienen relación alguna con los auténticos gusanos. Así, se habla del gusano de seda (un lepidóptero, que en estado adulto se presenta como mariposa); del gusano de la harina (estado larvario de un coleóptero o escarabajo); o de los gusanos de la carne (a menudo larvas de moscas, insectos dípteros). Platelmintos y grupos afines
El phyllum de los platelmintos está formado por invertebrados alargados y de cuerpo plano, con aspecto de cintas. No poseen verdadera cavidad corporal interna o celoma y tanto sus sistemas sensorial y nervioso como el excretor son muy rudimentarios. Muchos carecen de aparatos digestivo, circulatorio y respiratorio, debido a su adaptación a la vida parásita en el interior de otros animales. El sistema nervioso se compone de varios ganglios o agrupaciones de células nerviosas conectados entre sí por cordones, de manera que tiene un aspecto de escalera de cuerda. Son hermafroditas (cada individuo tiene los dos sexos) y pueden vivir libres en el mar o agua dulce, como las planarias o turbelarios, algunos de los cuales exhiben un brillante colorido, en particular las formas tropicales, o como parásitos internos de moluscos, rumiantes, herbívoros y también del hombre. Entre los parásitos destacan la duela del hígado (Fasciola hepatica), que posee varias fases larvarias, alguna de las cuales se hospeda en caracoles y otra en rumiantes; la tenia de la vaca (Taenia saginata); la tenia del cerdo o solitaria (Taenia solium), que infecta al cerdo y, a través de él, al hombre si éste ingiere carne de aquél contaminada y mal cocida; y la tenia del perro (Taenia echinococcus), agente del quiste hidatídico, que no reviste peligro para el ser humano siempre que el control sanitario sea riguroso y se administre periódicamente a los canes un preparado vermífugo que permita la eliminación de los parásitos. Semejantes en ciertos aspectos a los platelmintos son otros grupos, como el de los gusanos nemertinos, también aplanados y de vida marina, que en algunos casos pueden llegar a medir hasta treinta metros de longitud y tienen el aspecto de cintas delgadas, y aún otros de menor entidad como el de los echiuros o el de los acantocéfalos. Asquelmintos y grupos afines Los gusanos conocidos durante mucho tiempo como nematelmintos, que hoy se designan genéricamente como asquelmintos, son cilíndricos o con forma de saco y carecen asimismo de celoma. Algunos, como los rotíferos, son microscópicos y viven en agua dulce; se caracterizan por poseer una pequeña corona de pestañas vibrátiles alrededor de la boca y una cutícula externa bajo la cual se hallan una serie de músculos. Microscópicos también son los quinorrincos y gastrotricos, extraños animales con forma de saco que disponen de cierto número de prolongaciones a modo de espinas en la superficie del cuerpo. Los nemátodos forman el grupo principal de los asquelmintos: abundan en el suelo, a cuya fertilización contribuyen, o son parásitos, como ocurre con la lombriz intestinal (Ascaris lumbricoides), la lombriz de los niños (Enterobius vermicularis) y la triquina (Trichinella spiralis). En esta última, la larva forma quistes (estructuras de resistencia) en los músculos del cerdo, y el hombre puede infectarse con ellos si el control sanitario de dicha carne es deficiente y no se detecta el peligro. El proceso patológico que el gusano desencadena es la triquinosis. Similares son en cuanto a estructura los priapúlidos y los acantocéfalos, que numerosos autores consideran como grupos independientes, de forma apepinada y dotados de prolongaciones anteriores semejantes a pequeñas trompas. Anélidos.
El phyllum de los anélidos agrupa a los gusanos más evolucionados, que poseen una verdadera cavidad interna o celoma. Su cuerpo está dividido en segmentos o metámeros y en cada uno de ellos hay algunas estructuras orgánicas que se repiten, como son los conductos excretores, denominados nefridios, y los ganglios nerviosos. La superficie externa está cubierta por una cutícula mucosa. El aparato digestivo recorre el cuerpo de un extremo a otro y atraviesa los distintos metámeros para desembocar en un ano. El aparato circulatorio es cerrado y tiene dos vasos principales uno dorsal y otro ventral, bien desarrollados unidos por distintos vasos laterales. El sistema nervioso discurre por debajo del tubo digestivo y su estructura es escaleriforme, con un par de ganglios por segmento unidos entre sí y con los ganglios siguientes y anteriores por cordones a través de los cuales se transmiten los impulsos. La respiración se verifica por branquias en los anélidos acuáticos y por la piel (cutánea) en los terrestres. Los poliquetos o gusanos marinos suelen formar estructuras tubulares con barro y partículas de arena que amalgaman con mucus y que les sirven de protección y guarida. Los oligoquetos incluyen, entre otros, a las lombrices de tierra; algunas de ellas, como las del género australiano Megascolides, llegan a medir hasta tres metros de longitud. Los hirudíneos, que son el tercer gran grupo de los oligoquetos, comprenden las sanguijuelas, parásitos externos de vertebrados a cuya piel se fijan mediante ventosas y de cuya sangre se alimentan. Destacan la sanguijuela común (Hirudo medicinalis), empleada en otro tiempo para practicar sangrías a los enfermos, en la creencia de que las hemorragias producidas liberaban al cuerpo de humores nocivos.
Hiena Temidas y despreciadas, denigradas y perseguidas, numerosas son las leyendas que atestiguan el desagrado que las hienas producen en el hombre bien sea por su desgarbado aspecto, por el olor nauseabundo que despiden o por los siniestros aullidos, parecidos a carcajadas, con que acompañan sus correrías. Todo ello no ha impedido, sin embargo, que en algunos pueblos africanos se capturen esporádicamente cachorros de este carnívoro y se utilicen mas tarde como animales domésticos. Las hienas son mamíferos carnívoros de la familia de los hiénidos, caracterizados por poseer una voluminosa cabeza, robustas y potentes mandíbulas y un lomo en declive que determina que los cuartos traseros sean más bajos y el animal camine con un aire grotesco e irregular. Comprenden tres especies, dos de las cuales se distribuyen por gran parte de África y la tercera también por el sur de Asia. La hiena manchada (Crocuta crocuta) mide más de 1,6 m de longitud y llega a pesar cerca de ochenta kilogramos. Su pelaje es de color amarillento o gris, con numerosas manchas circulares negras, excepto en la parte superior del lomo, en que forma una crin; en el resto del cuerpo el pelo es corto. Posee unas poderosas mandíbulas y muelas carniceras, las más potentes de todos los mamíferos, con las cuales parte con facilidad los huesos más robustos de los animales de que se alimenta y extrae de ellos el tuétano. Al contrario de lo que se creyó durante mucho tiempo, estos carnívoros son fundamentalmente cazadores y sólo en ocasiones comen carroña. Son solitarios y nocturnos y se distribuyen por las regiones de sabana de gran
parte del continente africano. El período de gestación es de 110 días y paren una o dos crías por camada. La hiena rayada (Hyaena hyaena) es de menor tamaño que la anterior y debe su nombre a las rayas oscuras que cruzan en sentido transversal su pelaje. Se extiende por el África septentrional hasta Kenia y Somalia y por las regiones meridionales de Asia. Por su parte, la hiena parda (Hyaena brunnea) habita en determinadas zonas litorales del sur de África.
Hipopótamo Los primeros exploradores europeos que se internaron en el continente africano no dejaron de contemplar con asombro las manadas de hipopótamos, animales de gran corpulencia y aspecto macizo, de cortas patas y enorme boca, que a menudo asomaban sus cabezas de forma intempestiva en la superficie de los lagos y cursos fluviales El hipopótamo (Hippopotamus amphibius) es un mamífero artiodáctilo (con un número par de dedos) de la familia de los hipopotámidos, caracterizado por poseer un cuerpo voluminoso y de contorno cilíndrico, patas gruesas y cortas, y una gran cabeza con ojos y orificios nasales prominentes. Supera los cuatro metros de longitud y alcanza las tres toneladas de peso. El cuerpo carece de pelo y presenta un color grisáceo. En la boca, que el animal puede abrir de forma desmesurada, destacan los potentes incisivos y caninos. Su área geográfica de distribución abarca gran parte del continente africano, en las regiones situadas al sur del Sahara. Frecuenta lagos, ríos y grandes charcas, en las que encuentra su alimento consistente básicamente en vegetación acuática. Vive en grandes rebaños y es un animal territorial hasta el punto de que la invasión de la parcela de un macho adulto por otro puede originar espectaculares desafíos en los que los dos contendientes abren sus bocas y se amenazan mutuamente, aunque rara vez se llega al combate. El período de gestación es de unos 230 días y resulta una sola cría en cada alumbramiento. El hipopótamo enano o malí (Choeropsis liberiensis) apenas llega a los 240 kg de peso y no sobrepasa 1,7 m de longitud. Su comportamiento es muy poco conocido, dado lo reservado y tímido de su carácter, y vive en las selvas de Liberia, Sierra Leona, Ghana y el sur de Nigeria.
Hormiga Desde la más remota antigüedad, las hormigas han atraído la curiosidad de los hombres debido a sus sorprendentes hábitos sociales: fabulistas, poetas, moralistas y filósofos se han referido a ellas y las han utilizado como elemento de comparación con las sociedades humanas. Orden, regularidad, laboriosidad y previsión son algunas de las cualidades que las fábulas han atribuido tradicionalmente a estos singulares insectos dotados de un maravilloso instinto social. Las hormigas son insectos del grupo de los himenópteros, al que también pertenecen las abejas y las avispas, y de la familia de los formícidos. Agrupan varios miles de especies distribuidas por todo el mundo, en los más diversos hábitats y climas, con excepción de las cimas de las altas montañas y de las zonas polares. Desiertos, selvas, llanuras, prados e incluso viviendas humanas son algunos de los lugares en los que proliferan.
Morfología, hábitat y costumbres Todas las hormigas son sociales, si bien el tamaño de las colonias oscila dentro de amplios márgenes según la especie de que se trate. El tamaño difiere asimismo y varía entre un milímetro y cuatro centímetros. En cada colonia se distinguen tres tipos de individuos: los machos, las hembras o reinas y las obreras (individuos asexuados). Los dos primeros tienen alas, que pierden tras el vuelo nupcial que realizan para fundar una nueva colonia, mientras que las obreras carecen de ellas (son ápteras). Las hormigas son insectos valientes y vigorosos, dotados de potentes mandíbulas con las que capturan su alimento, defienden el hormiguero, atacan a sus enemigos y cargan y transportan diversos materiales que utilizan para su nutrición. Expulsan además el llamado ácido fórmico, con fines defensivos. El color es en ciertas especies rojizo o negro y en otras pardo o amarillento. En la cabeza nacen dos antenas, largas y muy móviles, que les sirven de órganos olfatorios y también como elemento fundamental de comunicación pues con ellos se palpan entre sí los individuos de una colonia y "se reconocen". Esto ocurre gracias a que, mediante las antenas, captan unas sustancias, las feromonas, que segregan continuamente y que constituyen factores de identificación. La cabeza está separada del tórax por un estrecho puente a modo de cuello, y a su vez el tórax se une al abdomen por un delgado pedículo. Poseen, como la mayor parte de los insectos, tres pares de patas torácicas. En determinadas épocas del año, los hormigueros de una localidad dada producen al mismo tiempo hembras y machos alados, que se colocan en la entrada de la colonia y emprenden el llamado vuelo nupcial, finalizado el cual se aparean. Los machos mueren y las hembras, futuras reinas, fundan una nueva colonia, para lo cual excavan en el suelo y se despojan de sus alas. En seguida realizan la primera puesta, de la que saldrán una serie de larvas que se transformaran en obreras. Estas serán las encargadas de alimentar a la reina, de retirar los huevos, de cuidar a las larvas, mantener el hormiguero en buen estado y llevar las provisiones de alimento al mismo. El hormiguero se compone de un conjunto de túneles y cámaras subterráneas (en ocasiones también en los troncos de árboles secos), donde se depositan las provisiones, los huevos, las larvas recién nacidas o las pupas (estado por el que acceden a la situación de insecto adulto). Diferenciación de especies Entre las especies más características de Europa están la Formica rufa y la Messor barbarus, que presentan diversas tonalidades rojizas y negras según las distintas partes del cuerpo. Hay hormigas que viven en árboles, como las del género Azteca, de algunas regiones tropicales de América, y otras, como las del género Crematogaster, que se cobijan en las acacias africanas y construyen sus nidos cerca de las espinas de éstas. Muy notables son las hormigas americanas cortadoras de hojas u hormigas parasol, del género Atta, algunas de cuyas especies se conocen en Sudamérica con los nombres de sauba e isaú. Pasan gran parte de su tiempo cortando hojas en la selva, que después transportan hasta sus
hormigueros subterráneos para depositar los fragmentos en cámaras especiales. Las hojas cortadas son reducidas a una especie de pulpa que más tarde sirve de sustrato a un hongo del que se alimentan las hormigas. Entre las especies más singulares se hallan las llamadas hormigas legionarias o cazadoras, algunos de cuyos representantes más característicos viven en las regiones tropicales de América y de África. Son hormigas errabundas que sólo construyen nidos temporales, a menudo debajo de troncos. Recorren la selva en busca de toda clase de víctimas, insectos, arácnidos, reptiles e incluso mamíferos medianos, a los que cubren con sus cuerpos y devoran con rapidez. Las hormigas odre americanas, del género Myrmecocystus, alimentan con sustancias azucaradas procedentes del néctar de las flores a algunas obreras, que dilatan sus estómagos almacenando en ellos dichas sustancias, de las cuales se nutren después todos los miembros de la colonia. Otras especies extraen de los pulgones líquidos cargados de azúcar, que éstos exudan, lo que efectúan con tan solo chupar el cuerpo de los mismos.
I Iguana El extraño y arcaico aspecto de las iguanas, que recuerda, aunque a escala reducida, el de los saurios gigantes extinguidos de la faz de la Tierra hace millones de años, ha hecho de estos reptiles sujetos de la curiosidad científica. Lejos de lo que su singular apariencia pudiera hacer suponer, las iguanas son animales inofensivos y en su mayor parte se alimentan de insectos o de materia vegetal. Las iguanas son reptiles de la familia de las iguánidas, caracterizadas por presentar una cabeza grande y alargada, dotada de crestas que suelen prolongarse por la región dorsal, lo que contribuye a dar a estos animales su peculiar aspecto. El tamaño varía en gran medida según las especies y puede superar el metro y medio de longitud, incluida la cola, como en la iguana común. La carne de la iguana es comestible y de delicado sabor. Se consume en varias de las regiones en las que vive. Su área de distribución comprende diversas zonas de América, diferenciadas según las especies. La iguana común (Iguana iguana) rebasa los 1,6 m de longitud, de los que la mayor parte corresponden a la cola. Es de color verde vivo en el dorso y costados, y amarillento en la región ventral. Habita en árboles en las selvas, desde México hasta Brasil, donde se alimenta de insectos y de vegetales. Otras especies singulares son la iguana de las Antillas (Iguana delicatissima) y la iguana del desierto (Dipsosaurus dorsalis), de ámbito mexicano y estadounidense. Con hábitat encuadrado en las islas Galápagos, cabe mencionar a la iguana marina (Amblyrrhynchus cristatus), que se nutre de algas, posee también una larga cola que supone más de la mitad de la longitud del cuerpo y tiene vigorosas patas con las que nada, y a la
iguana gigante (Conolophus subcristatus), una de las que mayor tamaño alcanza en lo relativo a la longitud corporal, que es de cerca de sesenta centímetros.
J Jirafa Entre los numerosos rebaños de herbívoros que pastan en la sabana africana se recorta la silueta inconfundible e imponente de la jirafa. Desde la atalaya de su elevado cuello, este mamífero vigila de forma incansable para detectar la presencia de posibles depredadores. La jirafa (Giraffa camelopardalis) es un mamífero artiodáctilo (con un número par de dedos) de la familia de los jiráfidos que alcanza una altura superior a los seis metros y un peso que rebasa a menudo los 1.200 kg. Al contrario de lo que pudiera parecer, el prolongado y erecto cuello de este animal tiene el mismo número de vértebras que el de la mayor parte de los mamíferos, siete en total, y la única diferencia es la longitud desmesurada de las mismas. Las patas son también largas y finas, y el tronco corto y con el lomo en declive. El pelaje es de color crema con numerosas manchas rojizas, cuya forma y disposición varía según las distintas subespecies. En lo alto de la cabeza suelen aparecer dos cuernos cubiertos de piel, acompañados de un tercero situado en mitad de la frente; en algunas hay además otro par de cuernecillos ubicados en la nuca. Se distribuye la jirafa por diversas regiones de la sabana africana y las poblaciones más numerosas en la actualidad se hallan en el este de África. Animales herbívoros y comedores de ramas, se alimentan sobre todo de hojas y tallos de acacia. De su principal predador, el león, se defiende mediante potentes coces. Al llegar la época del celo, los machos entablan curiosas luchas en las que utilizan sus largos cuellos a modo de arietes. El período de gestación es de unos quince meses y suele resultar en una cría por alumbramiento.
Lagarto Reptiles ampliamente difundidos en todo el mundo, incluso en regiones próximas al círculo polar ártico, los lagartos presentan una gran diversidad de tamaños y de formas, desde las especies más comunes, propias de las zonas templadas, hasta las autóctonas de los desiertos australianos, adornadas de crestas, espinas y gorgueras y pintadas de llamativos colores, que constituyen un sorprendente muestrario faunístico y una fuente inagotable de conocimientos para los fisiólogos y los estudiosos del comportamiento animal. Con el nombre de lagarto se conoce gran número de reptiles pertenecientes al grupo de los saurios e incluidos en diferentes familias. Por lo común, muestran un aspecto general similar con cuerpos alargados y cubiertos de escamas, extremidades cortas (si bien algunos, como los anfisbénidos, carecen de ellas) y largas y finas colas. A pesar del aspecto extraño, y hasta terrorífico en algunos casos, en su mayor parte se alimentan de vegetales o insectos, por lo que resultan inofensivos. Sólo los helodermos, que comprenden dos especies, entre ellas el monstruo de Gila (Heloderma suspectum), propio de zonas desérticas del sudoeste de los Estados Unidos, son venenosos. También los varanos o dragones de Indonesia, como el dragón de Komodo (Varanus komodoensis), debido a su tamaño, próximo a los 3,5 m de largo y a su potente y robusta cola, que utiliza como un látigo,
pueden resultar peligrosos. Como todos los reptiles, los lagartos son animales poiquilotermos, es decir, que su temperatura corporal varía con la del medio. Son además ovíparos: se reproducen por medio de huevos. Entre las especies más curiosas se hallan el dragón volador de Sumatra (Draco volans), que posee unos repliegues en la piel que utiliza para efectuar cortos planeos; el lagarto de las palmeras (Uromastix acanthinurus), cuya cola está cubierta de espinas; el moloc (Moloch horridus), de los desiertos australianos, que tiene el cuerpo cubierto de espinas; y el basilisco americano (Basiliscus americanus), del sur de México y Centroamérica, que presenta un extraño aspecto debido al lóbulo cartilaginoso que posee en la parte posterior de la cabeza y a las crestas que recorren el dorso y la cola. Abundantes en muchas regiones de clima templado son el lagarto verde (Lacerta viridis) y el ocelado (Lacerta lepida).
Langosta El delicado sabor de su carne, ha hecho de las langostas de mar uno de los mariscos más apreciados, motivo por el cual se pesca intensamente en muchas partes del mundo. Las langostas de mar son invertebrados artrópodos (dotados de apéndices articulados) del grupo de los crustáceos, provistos de largas y finas antenas y de cinco pares de patas. El término langosta designa en algunos países tanto al bogavante, cuyo primer par de patas está transformado en grandes pinzas, y que pertenece al género Homarus, como a las langostas espinosas, o langostas propiamente dichas, del género Palinurus. Las langostas espinosas se incluyen dentro de la familia de los palinúridos y se distribuyen principalmente por mares tropicales, aunque algunas especies también se hallan en zonas templadas. Como todos los crustáceos, poseen un caparazón de quitina impregnado de sales cálcicas que les sirve de protección. Su dieta es muy variada e incluye todo tipo de pequeños invertebrados. Suelen encontrarse en fondos arenosos o rocosos y en arrecifes coralinos. Destacan la langosta europea (Palinurus elephas), pescada con profusión; la langosta espinosa de California (Palinurus interruptus); y la langosta antillana (Palinurus argus). Los bogavantes pertenecen a la familia de los homáridos, son también omnívoros (se alimentan de toda clase de pequeños organismos) y viven a profundidades que varían entre los nueve y los noventa metros. Cabe citar la llamada langosta americana (Homarus americanus) y el bogavante europeo (Homarus gammarus), ambos muy apreciados.
Lechuza Desde la antigüedad, las lechuzas han suscitado en los hombres las más fantásticas leyendas, las especulaciones más sombrías. Debido a su extraño aspecto, al lúgubre sonido que emiten y a sus hábitos nocturnos y solitarios, muchos pueblos han visto en ellas un emisario de brujas y un agente de los poderes maléficos y su imagen se ha asociado a menudo a conjuros y conciliábulos, a embrujos y a aquelarres. La lechuza común (Tyto alba) es un ave rapaz de la familia de las titónidas, caracterizada por su cara discoidal, de forma acorazonada y más o menos plana, con ojos ubicados en una situación frontal y un pico corto y curvo proyectado hacia abajo. La disposición de los órganos oculares
dota a estos animales de una excelente visión estereoscópica (campo visual cubierto por ambos ojos), muy útil para un ave cazadora como la lechuza que necesita apreciar con exactitud las distancias al objeto de poder capturar con la máxima precisión sus presas. El plumaje de la lechuza común es pardo en las alas y el dorso y blanquecino en el pecho, el vientre y las patas. Se diferencian también algunos especímenes de pecho oscuro. Las alas son grandes y las patas, altas y fuertes, están dotadas de poderosas garras y dedos desprovistos de plumas. Es la lechuza un ave de costumbres nocturnas que caza con preferencia roedores, así como otras aves y anfibios. Durante el día se guarece en edificios derruidos, campanarios, cavidades en las rocas o en los árboles, etc. Su área de distribución comprende todo tipo de climas y vegetaciones Pone de tres a siete huevos. La lechuza campestre (Asio flammeus) se encuentra en casi toda Europa y presenta un plumaje pardo, también en la región ventral del cuerpo, con abundantes manchas oscuras a modo de barras o listas. La lechuza de Tengmalm (Aegolius funereus) es más pequeña, de un tamaño un poco mayor que el mochuelo común, y presenta un color castaño en el dorso; se halla distribuida por gran parte del hemisferio boreal y se alimenta, además de roedores y de avecillas, de insectos que encuentra en los bosques en los que habita.
León Símbolo de nobleza y de poderío, el león ha encarnado a lo largo de la historia de diferentes culturas ideales de realeza y de fuerza, hasta el punto de que muchos monarcas han adoptado el nombre o la figura de este animal como título, símbolo o enseña. Este felino llegó a habitar en tiempos remotos en el sur de Europa y diversas regiones de Asia y, todavía en el siglo XIX, se encontraba en el norte de África. Modernamente ha desaparecido de estos lugares y sólo sobrevive en la sabana africana y, protegido por la ley, en la reserva de Gir, en el estado de Guiarat en la India. El león (Leo leo), que algunos autores incluyen en los géneros Felis o Panthera, es un mamífero carnívoro perteneciente a la familia de los félidos. Los machos adultos llegan a pesar más de 200 kg y se acercan a los tres metros de longitud. La hembra es menor y carece de la espesa melena rojiza que adorna la cabeza del macho y que se continúa por la parte delantera del tronco y la zona trasera de las patas anteriores y, en algunos casos, también por el vientre. El color del pelaje varía según las regiones y es, por lo general, pardo claro, aunque no son raros los ejemplares de tonalidades grisáceas. La musculatura es poderosa y convierte a este animal en un depredador vigoroso y de enorme fuerza. Las patas, anchas y gruesas, acaban en aceradas garras que, unidas a los colmillos, largos y aguzados, componen un equipo de elevada eficacia y mortífero efecto. Rasgo característico lo constituye el mechón de pelo que remata la cola, fina y larga. Aunque suele denominarse al león "rey de la selva", esta expresión es errónea, dado que el gran gato es un animal de espacios abiertos y encuentra su medio ideal en la sabana africana, donde impera como señor absoluto. Los leones viven formando grupos de diez o más individuos, compuestos por lo general por un par de machos adultos, varias hembras y un número variable de ejemplares jóvenes. Pasan gran parte del día descansando, tumbados en la
hierba o bajo la sombra de las acacias en las horas de más calor, y salen a cazar de noche, tarea de la que se ocupan preferentemente las hembras. La misión de los grandes machos consiste sobre todo en proteger al grupo del ataque de otras hordas de leones, que, sin la protección de aquéllos, invadirían el territorio de la manada. Con frecuencia se asocian para cazar y, una vez abatida la presa, es el macho el primero en comer y no vacila en apartar con gran brusquedad a los cachorros o a los individuos jóvenes del grupo si osan disputarle la comida. No tienen los leones época de reproducción definida y se aparean a lo largo de todo el año. La gestación dura entre 100 y 113 días y suelen nacer tres crías por camada; éstas presentan durante los primeros meses de su vida una serie de manchas en el cuerpo que, más tarde, desaparecen.
Leopardo Se cuenta, sin duda, el leopardo entre los animales que alcanzan mayores cotas de perfección estética. El suave color de su capa dorada salpicada de manchas oscuras, la esbeltez y armonía de sus formas y el tono claro, de transparencias de cristal, de su mirada contribuyen a ello y han sido al mismo tiempo la causa de la implacable persecución a que se ha visto sometido este hermoso carnívoro. El leopardo (Leo pardus), también asignado por algunos autores al género Panthera, es un mamífero carnívoro de la familia de los félidos, que supera los dos metros de longitud, incluida la cola, y llega a pesar noventa kilos. Es de constitución fuerte, más corpulento que el guepardo, de cuello ancho, patas cortas y larga cola. Su pelaje es amarillento y está cubierto de manchas negras, que en los flancos, dorso y otras partes del cuerpo forman rosetas, menores que las del jaguar y sin los puntos centrales que caracterizan a las del gran felino americano. Algunos individuos son completamente oscuros y constituyen las denominadas panteras negras (especímenes melánicos, es decir, con mayor dotación del pigmento negro de la piel, la melanina). El área de distribución del leopardo comprende los dos tercios meridionales del continente africano y numerosas regiones de Asia, desde Turquía hasta Manchuria, si bien en muchas áreas su número ha decrecido de manera considerable a causa de la intensa caza que ha sufrido por el hombre. Es un animal solitario, de hábitos principalmente nocturnos, que habita en los más variados medios ecológicos, desde la selva tropical hasta las sabanas, estepas y montañas. Es un hábil trepador y con frecuencia sube las presas que ha capturado a los árboles, donde las deposita en ramas o en horquillas a cierta altura para devorarlas más tarde. Se alimenta de una amplia gama de animales, desde peces, anfibios, roedores o incluso cangrejos, hasta gacelas y antílopes; es un consumado cazador de monos, capaz de abatir a un gorila y de atacar a los peligrosos mandriles. No existe entre los leopardos una época definida de cría. El período de gestación se prolonga durante tres meses y en cada camada nacen, por lo general, de dos a tres cachorros.
Liebre Con frecuencia protagonistas de fábulas y de cuentos en la literatura infantil, las liebres son muy populares como animales de caza, al igual que los conejos, a los cuales se asemejan. A diferencia de estos últimos, las liebres presentan largas patas posteriores y las orejas aparecen rematadas en un extremo por manchas oscuras. Además, las crías nacen con los ojos abiertos y no cerrados como sucede en el caso del conejo. Las liebres son mamíferos pertenecientes al orden de los lagomorfos y a la familia de los lepóridos. Aunque su aspecto recuerda al de los roedores, se diferencian de ellos por poseer dos pares de incisivos (dientes frontales utilizados para roer) en la mandíbula superior y no uno como tienen los verdaderos roedores. Además, el escroto, o bolsa que contiene los testículos, se halla delante del pene en los lagomorfos y detrás en los roedores. La liebre común (Lepus europaeus), propia de Europa y África, es de color pardo grisáceo en el dorso y blanquecino en el vientre; tiene largas orejas y patas posteriores y llega a pesar tres kilogramos y medio. Suele vivir en campos abiertos, páramos y también en bosques y se alimenta de hierba, raíces, granos, cortezas y todo tipo de órganos vegetales. Es de costumbre solitaria y no construye madrigueras sino que reposa en simples depresiones del suelo, de las que irrumpe como empujada por un resorte, dando saltos. Al llegar la época de celo, los machos corretean, se persiguen y luchan entre sí. La gestación dura siete semanas y cada camada consta de cuatro o más crías. Otras especies destacadas son la liebre americana (Lepus americanus) y la liebre jack u orejuda (Lepus californicus), ambas de área de distribución norteamericana, y la liebre variable (Lepus timidus), propia de las tundras eurasiáticas.
Lobo Pocos animales han suscitado en el hombre una diversidad tan grande de sentimientos como el lobo, desde la admiración y la reverencia de muchos pueblos primitivos hasta el temor y el odio más arraigados. Perseguido tenazmente, exterminado de amplias zonas que un día fueron sus dominios, este hermoso carnívoro sobrevive aún en muchas regiones del hemisferio norte, donde ha revelado ser un excelente elemento de control para las poblaciones de los grandes herbívoros. El lobo (Canis lupus) es un mamífero carnívoro de la familia de los cánidos que tiene el tamaño y el aspecto de un perro grande. Llega a alcanzar una longitud cercana a los dos metros, cola incluida, y un peso de hasta sesenta kilos. A pesar de que la persecución a la que ha sido sometido por parte del hombre ha hecho que desaparezca de muchos lugares, aún mantiene su presencia en gran parte del hemisferio norte, incluidas Norteamérica, la Unión Soviética (en las partes europea y asiática) y los Balcanes. En Europa occidental sobreviven algunas poblaciones en el norte de Escandinavia así como en la península ibérica, donde la especie está protegida. El color del pelo varía entre el gris pajizo o pardo y el negro, aunque también se han descrito ejemplares blancos. El hocico es prominente, las orejas triangulares y los ojos oblicuos. Es un animal inteligente, sociable, que a menudo forma manadas en las que rige un comportamiento
jerárquico, con machos y hembras dominantes, los cuales exhiben una serie de pautas de comportamiento que regulan la agresión, la amenaza y el apaciguamiento. Los lobos se adaptan a una gran variedad de hábitats, desde el bosque y la montaña a la tundra ártica, y se alimentan de una notable diversidad de presas, tanto pequeños mamíferos, roedores, conejos y liebres, como grandes herbívoros, que constituyen sus víctimas preferidas y entre los que se hallan ciervos, alces y otros ungulados. También atacan con cierta frecuencia a otros carnívoros, así como a las aves, reptiles y anfibios y, ocasionalmente, ingieren bayas y productos vegetales. El período de gestación es de unos sesenta o sesenta y tres días y en cada parto nacen de cinco a nueve crías. En zonas aisladas del sudoeste de los Estados Unidos habita el llamado lobo rojo (Canis rufus), especie de menor tamaño y con una reducida población.
Lombriz Gusanos cilíndricos y anillados que se encuentran en abundancia en los suelos de labor de las regiones templadas y cálidas de todo el mundo, las lombrices de tierra contribuyen mediante su actividad a airear y enriquecer con las materias de desecho que expulsan los terrenos en los que viven. Las lombrices de tierra son animales invertebrados del grupo de los anélidos y de la familia de los lumbrícidos; la especie más representativa es la Lumbricus terrestris. Se caracterizan por poseer un cuerpo alargado y dividido en una serie de segmentos o metámeras, en cada uno de los cuales se repiten determinadas estructuras, como son el par de ganglios nerviosos y los dos pequeños órganos excretores denominados nefridios. Estos animales tienen un aparato circulatorio cerrado, constituido por un conjunto de vasos por los que fluye una sangre oscura con pigmentos respiratorios para captar el oxígeno. El sistema digestivo, diferenciado en varias estructuras que desempeñan una función específica, como son la faringe, el esófago, el estómago y el intestino, atraviesa el cuerpo del gusano de un extremo a otro. Las lombrices de tierra son hermafroditas, es decir, que en ellas un mismo individuo posee los dos sexos, si bien no se da la autofecundación sino que para reproducirse se aparean dos individuos.
Loro La habilidad para imitar el sonido de la voz humana, unida al atractivo colorido de su plumaje y a la facilidad que muestran para vivir en compañía humana, hacen de los loros una de las aves más populares y conocidas en todo el mundo, a lo que también contribuye su amplia distribución. Con el nombre de loros se designan numerosas especies de aves pertenecientes a la familia de las psitácidas, que incluye también otros representantes de mayor tamaño como son los papagayos, los guacamayos y las cacatúas. Se distribuyen por las regiones tropicales,
principalmente de Asia, Australia y Sudamérica, y presentan un plumaje adornado con llamativos colores, entre los que predominan el verde, el amarillo, y el rojo. Poseen un cráneo voluminoso y un pico ganchudo, que sobresale de la mandíbula inferior, más corta. La configuración y disposición del pico les sirve a estos animales no sólo para partir las semillas de que se alimentan sino también para agarrarse a las ramas de los árboles y trepar por ellos, habilidad que reproducen cuando viven en cautividad aferrándose a los barrotes, perchas y columpios de las jaulas. Las alas y las patas son cortas y la cola larga. Dos dedos se hallan dirigidos hacia delante y otros dos hacia atrás, lo que aumenta su capacidad trepadora. Se alimentan los loros de granos y de frutas. Son sociables y bulliciosos, y establecen sus nidos en cavidades de árboles, barrancos, etc. Entre las especies más notables cabe citar el loro verde o amazona del Brasil (Amazona aestiva); el loro cano (Pionus senilis), también sudamericano; el lorito arco iris (Trichoglossus haematodus), australiano; y el lorito alejandrino grande (Psittacula eupatria), del sudeste de Asia.
Luciérnaga En las noches de estío, en muchas zonas rurales de las regiones templadas y también en los trópicos, no resulta raro percibir entre la hierba, salpicando los arbustos y los recodos del camino, débiles puntos de una luz verdosa que a intervalos languidece hasta llegar a apagarse: dicha luz es debida a unos pequeños insectos, las luciérnagas, que entre algunos pueblos aborígenes de América son utilizadas como medio de iluminación y para adornar el peinado y el atuendo de las mujeres. Las luciérnagas son insectos coleópteros, es decir escarabajos, perteneciente en su mayor parte a la familia de los lampíridos, y en los diferentes países en que existen reciben distintos nombres. Así, en Colombia se conocen como candelillas, en Paraguay se las llama isondús, y en otras muchas zonas de Sudamérica se designan con el término de cocuyos. A menudo se las denomina también gusanos de luz. La luciérnaga común (Lampyris noctiluca) vive en el centro y sur de Europa y presenta un notable dimorfismo sexual, ya que el macho está provisto de alas y su aspecto corresponde al de un escarabajo, mientras que la hembra es áptera (carente de alas), con forma alargada que recuerda a la de una larva. Tanto uno como otra emiten luz, de color azul verdoso, pero ésta es más intensa en las hembras, que con ella atraen a los machos. La luz se produce por un proceso de bioluminiscencia y resulta de la oxidación de una sustancia llamada luciferina, la cual se halla en los órganos fotógenos situados en los últimos segmentos del abdomen. Además de los lampíridos, emiten también luz algunos escarabajos de la familia de los elatéridos.
M Manatí También denominados vacas marinas, los manatíes fueron observados ya por Colón en su primer viaje a América, quien les dio el nombre de sirenas, en alusión a los legendarios personajes mencionados por Homero en la Odisea. Tal denominación persistiría en la moderna nomenclatura sistemática con el nombre del orden al que pertenece la especie. El manatí (Trichechus manatus) es un mamífero del grupo de los sirenios y de la familia de los triquéquidos que se encuentra a lo largo de las costas y en los cursos fluviales de muchas zonas del Caribe y el golfo de México. Presenta un color grisáceo y llega a alcanzar los tres metros y medio de longitud. Los ojos son pequeños y el labio superior está muy desarrollado y se encuentra hendido en su parte media. Las extremidades delanteras son toscas y cortas, y el animal carece de extremidades posteriores. El cuerpo termina en una cola plana y ancha muy útil para nadar. Los manatíes pasan toda su vida en el agua y se alimentan de plantas acuáticas. Viven bien en solitario o reunidos en grupos reducidos compuestos por un macho, una hembra y varios individuos jóvenes. Cuando no los acecha ningún peligro, suelen salir cada cinco o diez minutos a la superficie para respirar, pero, si se sienten amenazados, pueden permanecer sumergidos hasta media hora. En cada alumbramiento paren una cría. Junto con el manatí del Caribe se distinguen dentro del mismo género el manatí del Amazonas (Trichechus inunguis) y el manatí africano (Trichechus senegalensis), este último propio de los ríos de la zona tropical del África occidental. Semejante al manatí es el dugón o dugongo (Dugong dugong), que vive en el mar Rojo y en áreas aisladas de los océanos Índico y Pacífico.
Mariposa Gráciles y delicadas, variadas en su colorido, forma y diseño, las alas de las mariposas hacen de muchos de estos insectos uno de los espectáculos más bellos que es dado contemplar en el mundo animal. Este atractivo aspecto esconde, sin embargo, el hecho de que el rápido crecimiento de sus larvas, conocidas como orugas, convierte a un gran número de mariposas en auténticas plagas de las huertas y de los campos, responsables de la pérdida anual de ingentes cantidades de hortalizas y vegetales necesarios para la alimentación humana. Las mariposas son insectos pertenecientes al grupo de los lepidópteros, término derivado del griego pepis, lepides, escama, y pteros, ala, ya que, en efecto, la superficie de éstas se encuentra cubierta de pequeñas escamas semejantes a un fino polvo. Las escamas son también responsables en gran parte de los hermosos colores y tonalidades que exhiben las mariposas, producidos por un juego de refracciones y reflexiones al incidir los rayos de luz sobre aquéllas.
Los adultos poseen un aparato bucal libador, constituido por una fina probóscide arrollada en espiral, denominada espiritrompa, con la que absorben el néctar y el polen de las flores que constituyen su alimento. La cabeza suele ser pequeña y está provista de un par de grandes ojos compuestos y de dos antenas de tamaño y forma variados, con función táctil y olfativa. En algunas especies, éstas últimas se hallan ramificadas y con ellas los machos pueden detectar la presencia de las hembras a varios kilómetros de distancia. El tórax, región media del cuerpo, es el lugar de inserción de las patas y las alas. Las nerviaciones de éstas, formadas por venas de quitina (sustancia de la que se compone la cutícula), favorecen su sustentación y son un excelente caracterizador sistemático, pues su disposición, recorrido, etc., varían con las diferentes familias. Las larvas u orugas presentan un aspecto completamente diferente al de los adultos. Su apariencia es la de gusanos, con una cabeza patente dotada de un aparato bucal masticador y el cuerpo dividido en una serie de segmentos. Llevan tres pares de patas torácicas y varios pares de pequeños apéndices carnosos. Poseen glándulas productoras de seda, con la cual construyen un capullo en cuyo interior experimentan la fase de pupa. Entre las mariposas diurnas destacan la familia de las danaidas, con especies como la monarca (Danaus plexippus); las papiliónidas, con la macaón (Papilio machaon), la apolo (Parnassius apollo), etc.; las ninfálidas, con los géneros Vanessa y Heliconius; las satíridas, con el género Calisto; y las piéridas, con la mariposa de la col (Pieris rapae). Familias destacadas dentro de las mariposas nocturnas son: la de las limántridas, con la monja (Lymantria monacha); la de las satúrnidas, con el pequeño pavón nocturno (Saturnia pavonia), y la de las bombícidas, con la mariposa de la seda (Bombyx mori).
Monos Estrechamente emparentados en el aspecto biológico con el hombre, los monos han despertado en éste la curiosidad y el interés desde antiguo. Venerados como deidades por algunas civilizaciones del pasado, como la egipcia, en la que se adoraba a los babuinos sagrados, su comportamiento, vivacidad, organización social y rasgos anatómicos, que evocan en muchos aspectos a los humanos, han suscitado las más fantásticas leyendas y han interesado a gran número de científicos. Con el nombre de monos o simios se conocen a una serie de mamíferos agrupados en el orden de los primates y pertenecientes a diversas familias. Se caracterizan por poseer extremidades acabadas en cinco dedos, uno de los cuales, el pulgar, suele ser oponible a los demás, lo que les da ese aspecto de cuadrumanos (dotados de cuatro manos) que es un rasgo anatómico exclusivo de estos animales. Se pueden dividir en dos grandes grupos: el de los monos del Nuevo Mundo o platirrinos, cuyo tabique nasal es ancho y que presentan las aberturas nasales dirigidas hacia los lados; y los monos del Viejo Mundo o catarrinos, de tabique estrecho y aberturas hacia abajo. Además, los primeros no tienen callosidades isquiáticas (protuberancias carnosas en el extremo final del cuerpo) y en muchos la cola es prensil (con ella se agarran a las ramas), mientras que en los catarrinos la cola nunca presenta esas características y en un gran número de especies
aparecen callosidades, así como abazones, repliegues de la cavidad bucal que aumentan la capacidad de ésta para almacenar alimentos. Los platirrinos comprenden la familia de los calitrícidos, que incluye a los titís, más parecidos por su aspecto y algunos rasgos externos a las ardillas que a los monos; y los cébidos, que comprenden un gran número de especies amazónicas. Los titís poseen cola no prensil y el pulgar de las manos no es oponible, lo que los diferencia del resto de los simios. Se encuentran distribuidos por zonas de selva en Sudamérica y América central. Dentro del grupo de los cébidos, los más característicos son: el mono capuchino (Cebus capucinus), cuya cola tampoco es prensil, habitual en muchas regiones de Centroamérica y áreas septentrionales de Sudamérica; el mono lanudo (Lagothrix lagotricha), así denominado por su pelaje corto que tiene aspecto de lana, amazónico; los monos ardilla, del género Saimiri, distribuidos por la mayor parte de Sudamérica; el mono aullador, del género Alouatta, que emite potentes bramidos mediante un órgano fonador que posee en la garganta; los monos araña, del género Ateles, que reciben tal nombre por la longitud y delgadez de sus brazos y cola, esta última prensil; los sakis, de los géneros Chiropotes y Pithecia, muchos de ellos amazónicos; y el singular uacarí de cara roja (Cacajao rubicundus). Los catarrinos, por su parte, comprenden monos cuya área de distribución se extiende por Asia y África. En Europa sólo aparece la mona de Gibraltar (Macaca sylvanus), confinada en el área del peñón homónimo y muy posiblemente introducida por el hombre, y que ocupa también ciertas áreas del norte de África. Dentro de este grupo, están la familia de los cercopitécidos, la de los hilobátidos y la de los póngidos. Los cercopitécidos se distribuyen tanto por el continente africano como por el asiático y entre sus representantes más característicos pueden mencionarse: los cercopitecos, del género Cercopithecus, nombre que significa literalmente "monos colas" por la longitud de éstas, y que viven en las selvas de África; los papiones, del género Papio, adaptados a la vida de la sabana africana, con un hocico alargado que da a su cabeza un aspecto de perro, razón por la cual se los denomina cinocéfalos; el mandril (Mandrillus sphinx), también de largo hocico, típicos de la selva africana; las guerezas o colobos, del género Colobus, de hermoso pelaje y grandes acróbatas, que habitan en diferentes zonas boscosas de África; los macacos, del género Macaca, que viven en su mayor parte en Asia y que cuentan con especies tan conocidas como el macaco rhesus (Macaca mulatta), muy empleado en la investigación biológica, y en especial, en los estudios sobre los grupos sanguíneos, y el macaco japonés (Macaca fuscata), el simio que ha alcanzado la distribución más septentrional; los langures, del género Presbytis, que habitan en el sudeste asiático, y presentan aspecto estilizado y largas manos con un corto pulgar; y el násico o mono narigudo (Nasalis larvatus), caracterizado por la presencia de un órgano nasal semejante a una corta trompa péndula y blanda, también asiático. Los hilobátidos agrupan a los gibones, del género Hylobates, y a los siamangs, del género Symphalangus, especies asiáticas y arborícolas que se trasladan por el dosel arbóreo de la selva mediante el apoyo de sus largos y potentes brazos, método de desplazamiento conocido como braquiación. Por último, la familia de los póngidos incluye monos antropomorfos (de aspecto parecido al humano), con gran desarrollo encefálico y notable capacidad de aprendizaje, con una especie
asiática, el orangután (Pongo pygmaeus), confinado a las selvas de Borneo y Sumatra, y dos africanas, el gorila (Gorilla gorilla) y el chimpancé (Pan troglodytes).
Moscas Una de las especies animales que mayor difusión ha alcanzado es la mosca doméstica, habitante de las viviendas humanas y de todos aquellos medios que el hombre ha colonizado, a excepción de las tierras polares y circumpolares. Las moscas son insectos dípteros que comprenden un gran número de especies pertenecientes a diversas familias, todas ellas caracterizadas por poseer un único par de alas. A lo largo de la evolución, el segundo par se ha transformado en dos pequeños órganos a modo de macillos, los llamados balancines o halterios, que desempeñan la función de equilibradores del vuelo. Éste es prácticamente el único carácter común que las moscas presentan, pues en los demás existen múltiples variaciones, tanto en lo que se refiere al aparato bucal, que en algunas es chupador y en otras picador, como en la forma y el tamaño del cuerpo, que va desde las gruesas moscardas de la carne a la pequeña mosca del vinagre. Aunque otros muchos insectos, entre ellos los tricópteros y los plecópteros, son también conocidos, respectivamente, como "moscas de agua" y "moscas de las piedras", la posesión de dos pares de alas y la ausencia de balancines los diferencia claramente de los verdaderos dípteros. El cuerpo de las moscas se divide en las tres regiones típicas de los insectos: la cabeza, dotada de dos voluminosos ojos compuestos, unas cortas antenas y varios ojos simples; el tórax, donde se hallan las alas, los halterios y las patas, estas últimas terminadas en extremos con capacidad de adherirse a distintas superficies por un mecanismo similar al de las ventosas; y el abdomen. Las metamorfosis que estos insectos presentan en el curso de su ciclo biológico son complejas, con una fase de pupa en la que el animal experimenta diversas transformaciones anatómicas y fisiológicas que lo convierten en un individuo adulto. Las larvas carecen de patas y tienen aspecto de gusanos. La familia más característica es la de los múscidos, de la que forma parte la mosca común (Musca domestica), que frecuenta hábitats humanos y vuela de un sitio a otro posándose sobre las más diversas materias y alimentándose de todo tipo de sustancias orgánicas, por lo que es transmisora de numerosos gérmenes. Otras especies de amplia distribución incluidas en esta familia son: la mosca doméstica menor (Fannia canicularis) y la mosca tsé-tsé (Glossina palpalis), transmisora de la enfermedad del sueño. Los moscardones pertenecen a la familia de los califóridos y entre ellos se diferencian especies que se alimentan de materias orgánicas en descomposición y otras adaptadas a la vida parásita y chupadoras de sangre. Cabe mencionar entre otros la moscarda de la carne (Sarcophaga carnaria), la moscarda azul (Calliphora vomitoria) y la moscarda verde (Lucilia caesar). Otra especie importante, si bien de otra familia distinta, la de los drosofílidos, es la mosca del vinagre (Drosophila melanogaster), muy utilizada en las investigaciones de genética.
Mosquitos Molestos visitantes de las casas en las zonas templadas y auténticas plagas en regiones tropicales y pantanosas, los mosquitos son responsables de la transmisión de importantes enfermedades, algunas de las cuales sólo pudieron combatirse con eficacia cuando, tras descubrirse cuál era el vector inoculador de las mismas, se adoptaron medidas para reducir la puesta e impedir el desarrollo de los estados larvarios de estos insectos. Los mosquitos son, como las moscas, insectos del grupo de los dípteros, así denominados por poseer un solo par de alas, y pertenecientes a la familia de los culícidos. Su aspecto es estilizado, con un tórax y un abdomen estrechos y largas y finas patas. Las antenas suelen ser plumosas en los machos y el aparato bucal está dotado de piezas perforadoras. Únicamente las hembras pican y se alimentan de la sangre de diversos mamíferos; los machos absorben jugos vegetales. Al picar y horadar la piel, las hembras transmiten en su saliva distintos parásitos y organismos infectantes, responsables de enfermedades como el paludismo y la elefantiasis, hecho que ha llevado al hombre a combatir por los más diversos medios a las poblaciones de mosquitos. La puesta se realiza en el agua, en charcas, estanques o zonas pantanosas. Los huevos flotan en la superficie y de ellos salen larvas con forma de gusano que respiran mediante órganos especiales alargados y tubulares. Más tarde atraviesan una fase de pupa que los convierte en imagos o seres adultos. Destacan los géneros Culex y Aedes, entre los que se incluyen algunas de las especies más comunes de mosquitos; y el Anopheles, agente transmisor del paludismo.
Mula Una de las bestias de carga más útiles que existen, aún muy abundante en numerosas zonas rurales de Europa y América, es, sin duda, la mula, la cual une a sus características de resistencia y fortaleza una fama de terquedad que se ha convertido en proverbial. La mula es un mamífero de la familia de los équidos resultante de la unión de burro y yegua; se trata, por tanto, de un híbrido y en él se aúnan la fuerza del caballo y la resistencia y adaptabilidad del asno. Es superior al primero en lo que respecta al transporte de carga, especialmente en climas cálidos y en caminos difíciles y zonas montañosas, y sobrepasa al segundo en fuerza, como corresponde a su mayor alzada y corpulencia. Las mulas se empleaban como animales de carga hace ya tres mil años en el Asia menor y han prestado y prestan aún excelentes servicios en las tareas agrícolas. Son infecundas debido a que los cromosomas heredados de cada uno de los ascendientes presentan, como es evidente, características distintas y se producen interferencias en la producción y maduración normal de las células sexuales que hacen inviable la descendencia. El cruce de caballo y burra da lugar a un híbrido denominado burdégano, cuya alzada corresponde a la de la madre y que es poco aprovechable. Respecto a sus rasgos anatómicos, la mula se asemeja al caballo, además de por su alzada, por las líneas generales del cuerpo y la forma del cuello; se parece al asno por sus largas orejas, su crin erizada y la cola sin cerdas. El
color del pelaje suele ser pardo, más o menos oscuro, y el sonido que emite el animal es más parecido al rebuzno del burro que al relincho del caballo. Con la mecanización de las faenas agrícolas, la cabaña mular decreció de forma considerable en muchos países. No obstante, aún es notable en naciones como los Estados Unidos y España, donde se crían razas de gran calidad; y en otros como Francia, Portugal, Italia, Argentina, Brasil o México. Se utiliza además de modo regular en otras muchas zonas del mundo, entre ellas el norte de África y el lejano oriente.
Murcielago De hábitos nocturnos, dotados de una amplia capa que les permite volar bajo la fría luz de las estrellas y capaces de oír los más inapreciables estímulos acústicos: semejante descripción no alude a ningún ser sobrenatural, aunque como tal haya sido considerado en muchos lugares. Se trata simplemente del murciélago, singular mamífero de gran interés para la investigación zoológica. Los murciélagos son mamíferos voladores del grupo de los quirópteros, por lo general de reducidas dimensiones y caracterizados por poseer una fina membrana, denominada patagio, que se extiende entre las extremidades y el tronco del animal y los capacita para desplazarse en el medio aéreo. Para sustentar dicha membrana y permitir que se despliegue en toda su longitud, las falanges de los dedos de las extremidades anteriores han experimentado un alargamiento a lo largo de la evolución y ofrecen el aspecto de finas varillas. El pelaje es pardo o grisáceo, según la especie, y la dentición es de tipo insectívoro, si bien hay murciélagos frugívoros y otros, como ocurre en algunos distribuidos por Sudamérica, que presentan una dieta ictiófaga (se alimentan de pescado) e incluso que se nutren de néctar. Son en su mayoría de hábitos crepusculares o nocturnos y cazan a sus diminutas presas en la oscuridad mediante el sistema denominado ecolocación. Tal técnica especializada consiste en la emisión de sonidos de elevada frecuencia (ultrasonidos), inaudibles para el hombre, que al rebotar en un insecto que vuela y ser captados por unos órganos laminares de los pabellones auditivos los informan de la situación de la presa. De ahí el vuelo aparentemente errabundo y caótico que estos animales muestran. El dedo pulgar es corto y sobresale del patagio y acaba en una uña con la que el murciélago trepa o se cuelga cabeza abajo cuando se halla en reposo. Al llegar la estación fría, las especies que viven en zonas septentrionales permanecen en hibernación, y se guarecen en lugares apartados y oscuros, como cuevas, edificios abandonados, oquedades de árboles, etc. El área de distribución de los murciélagos comprende regiones de climas cálidos y templados, tanto en el hemisferio norte como en el sur. Entre las especies más conocidas están el murciélago común (Pipistrellus pipistrellus), abundante en Eurasia; los de ámbito norteamericano oriental (Pipistrellus subflavus) y occidental (Pipistrellus hesperus), y los de ámbito sudamericano, como el murciélago coludo o guanero (Tadarida brasilensis).
O Orangután Hasta el siglo XVII no se dispuso de datos ciertos acerca de los orangutanes, simios cuyo nombre deriva de un término malayo que significa "hombre de los bosques" y los cuales suscitaron desde los más remotos tiempos múltiples leyendas entre las poblaciones indígenas de Borneo y Sumatra. El orangután (Pongo pygmaeus) es un mamífero perteneciente al grupo de los primates y a la familia de los póngidos. Presenta un pelaje de color rojizo constituido por largos pelos agrupados en mechones y especialmente abundantes en los flancos, brazos y regiones dorsales del cuerpo. Los machos alcanzan hasta dos metros de altura, mientras que las hembras apenas llegan a 1,1 m. Las extremidades anteriores están muy desarrolladas y rebasan con mucho el tamaño de las posteriores. La cabeza es grande y la cara, lampiña y amplia, presenta una serie de bolsas y protuberancias adiposas. La distribución del pelaje y el aspecto desgarbado de estos simios disimulan en gran parte la gran musculatura de que están dotados, sobre todo en lo que concierne a la espalda y a los brazos, que están provistos de robustos músculos. Habitan en la espesura de las selvas que aún se extienden por amplias zonas de Borneo y Sumatra; su número es escaso y su supervivencia se halla gravemente comprometida. Son arborícolas y viven solitarios o en grupos reducidos que se desplazan por el dosel arbóreo alimentándose de toda clase de brotes, frutos y hojas, así como de insectos, pájaros y huevos. En cautividad, se muestran melancólicos y sombríos, lejos del carácter vivaz y alegre de otros antropoides como el chimpancé.
Oso Numerosas leyendas y tradiciones de los indios norteamericanos nos reflejan a un tiempo el terror y la admiración que los grandes osos, los mayores carnívoros terrestres, producen en el hombre. Ágiles, dotados de una extraordinaria fuerza, astutos y adaptables a diferentes hábitats, estos imponentes mamíferos han alcanzado una amplia distribución en el hemisferio boreal. Los osos son mamíferos carnívoros de la familia de los úrsidos y desde el punto de vista anatómico y morfológico presentan todos ellos grandes afinidades entre sí. Son animales corpulentos y macizos, de voluminosa cabeza y gruesas patas. Presentan orejas cortas y redondeadas, hocico prominente, cola rudimentaria y extremidades terminadas en poderosas garras no retráctiles. El color del pelaje varía según las especies y oscila entre el blanquecino del oso polar y el negro del baribal pasando por una amplia gama de tonalidades pardas y grises. Poseen los osos un olfato muy desarrollado, mucho más agudo que la vista y el oído. La dentición muestra sus hábitos omnívoros: la mayoría de las especies comen tanto alimentos vegetales, ya sean frutos o brotes, como animales, desde insectos y otros invertebrados a
peces y, ocasionalmente, grandes mamíferos. También gustan de frecuentar colmenas en busca de miel. Marchan a cuatro patas apoyando toda la planta en el suelo (plantígrados). Son de costumbres solitarias. Las especies que habitan zonas situadas en regiones norteñas hibernan, período en el cual no toman alimento y experimentan una reducción considerable de sus funciones vitales a la espera de que llegue la época cálida. No existen en África, así como tampoco en Australia y la Antártida. El oso pardo (Ursus arctos) se extiende por Eurasia y Norteamérica y, a pesar de su nombre, también se encuentran ejemplares de pelaje oscuro, casi negro. Su hábitat preferido lo constituyen las zonas montañosas y boscosas. Tiene un período de gestación que oscila entre los siete y los ocho meses, al final de los cuales nacen dos crías. En Norteamérica destacan dos subespecies: el grizzly (Ursus arctos horribilis), conocido y temido por su fiereza, y el oso de las islas Kodiak, frente a las costas meridionales de Alaska (Ursus arctos beringianus), muy corpulento. Desde Alaska y Canadá hasta el norte de México se distribuye el baribal u oso negro americano (Euarctos americanus). En las regiones árticas vive el oso blanco o polar (Thalarctos maritimus), que tiene las plantas revestidas de pelos, lo que le permite desplazarse por el hielo sin resbalar. La única especie sudamericana es el oso de anteojos (Tremarctos ornatus), que vive en los Andes y que recibe su nombre de los círculos blancos que rodean sus ojos. En el sur de Asia se encuentran el oso bezudo (Melursus ursinus), propio de la India y Sri Lanka; y el oso malayo (Helarctos malayanus), especie típica de Indochina y algunas de las grandes islas, como Borneo y Sumatra; y el oso tibetano (Selenarctos thibetanus), de Asia oriental y meridional, de color negro y con una gran franja en forma de V en el pecho. Con el nombre de oso se designa también a otros mamíferos de grupos diferentes, como el oso hormiguero (Myrmecophaga tridactyla), de la familia de los mirmecofágidos, insectívoro, especie americana dotada de un prominente hocico y una larga y estrecha lengua que introduce en los hormigueros para capturar las hormigas de las que se alimenta; y el oso marino (Callorhinus ursinus), mamífero pinnípedo emparentado con las focas.
Ostra Las ostras, moluscos considerados como exquisito manjar por su delicado sabor, fueron cultivadas ya por los antiguos romanos y algunas de las prácticas utilizadas a la sazón aparecen recogidas en los escritos del naturalista Plinio el Viejo. Modernamente, su cría está muy extendida en diferentes regiones del mundo. Las ostras son moluscos bivalvos de la familia de los ostreidos incluidas en su mayoría en el género Ostrea, que comprende varias decenas de especies, entre ellas la ostra común (Ostrea edulis), que puede alcanzar los diez centímetros de diámetro. Esta última presenta la valva superior aplanada y la inferior convexa y rugosa; con ésta se adhiere a distintos sustratos, en las zonas litorales o en las desembocaduras de ríos, ya que a pesar de ser una especie marina, soporta grandes cambios de salinidad.
La ostra común se alimenta de pequeños organismos planctónicos, que filtra a través de sus branquias laminares. Es un animal hermafrodita, es decir, un mismo individuo tiene órganos sexuales femeninos y masculinos. Una vez fecundados, los huevos se incuban en la cámara branquial del progenitor hasta que surgen las pequeñas larvas. Éstas se desplazan al principio mediante la sacudida de una serie de pestañas o cilios hasta que encuentran un sustrato adecuado donde se fijan. Otras especies importantes son: la ostra de Virginia (Crassostrea virginica), la de los manglares (Crassostrea rizophorae), la de California (Ostrea lurida) y la mexicana (Ostrea mexicana). Con el nombre de ostras perlíferas o madreperlas se conocen diversas especies de la familia de los avicúlidos, entre ellas las incluidas en el género Meleagrina, también llamado Margaritifera, que recubre de nácar las partículas extrañas que penetran en el manto, capa tegumentaria cercana a la concha, o en el interior del cuerpo.
P Pájaro Carpintero Aunque la relación de todas las aves con el mundo vegetal es siempre estrecha, pocas dependen de los árboles en tan gran medida como los pájaros carpinteros: ellos les proporcionan un sólido refugio, un lugar donde anidar y la fuente de su alimento. Conocidos también como picamaderos y pitos, los pájaros carpinteros comprenden más de doscientas especies integradas en la familia de los pícidos. Muestran una gran especialización, debido al tipo de vida que llevan, la cual transcurre en su mayor parte en los árboles. Poseen picos duros y robustos que utilizan a modo de cincel para abrir agujeros en el tronco, con el fin de buscar larvas e insectos de los que se alimentan. Esta operación produce un peculiar sonido de repiqueteo en la madera que se escucha a gran distancia en el bosque y permite detectar su presencia. Para proteger el cráneo de las bruscas vibraciones originadas al horadar el leño, presentan en la cabeza y en el cuello capas de tejido muscular capaces de amortiguar los golpes. La lengua es tubular y larga, y las patas, grandes y con dos dedos hacia delante y otros dos hacia atrás; los dedos están provistos de potentes uñas, lo que permite al pájaro trepar por el tronco. El plumaje suele ser verdoso o pardo y los machos exhiben manchas rojas en la cabeza. Anidan estos pájaros en agujeros de los árboles y su área de distribución comprende todo el mundo, excepto Madagascar y Oceanía. Entre las especies más comunes cabe citar el carpintero pico de marfil o carpintero real (Campephilus principalis), que habita aún en áreas del sur de los Estados Unidos y Cuba; el chehe o chehe carpintero (Melanerpes aurifrons), que se encuentra desde Estados Unidos a Panamá; el pitio o carpintero overo (Colaptes piticus), de Chile y Argentina; el pico picapinos (Dendrocopus major), que vive en Europa y Asia; el pico verde (Picus viridis), también eurasiático; y el carpintero imperial de México (Campephilus imperialis).
Pajaro Aves por lo general de pequeño tamaño, muchas de ellas de hermoso canto y vistoso plumaje, los pájaros presentan un área de distribución que comprende todo el planeta, a excepción del continente antártico. Robustos como el cuervo o la urraca, de líneas delicadas como la golondrina o depredadores como el alcaudón: una amplia gama de comportamientos, costumbres y características biológicas y una fuente inagotable de conocimiento se ofrece al naturalista que estudia el mundo de los paseriformes. Los pájaros constituyen el grupo de aves más numeroso en especies que existe, el de los paseriformes, que comprende formas por lo común de tamaño pequeño, a menudo de brillante colorido y en ocasiones con una elevada capacidad para el canto, resultado del particular desarrollo que el órgano fonador o siringe alcanza en estos animales. El plumaje muestra una amplia gama de colores y diseños, desde los tonos sombríos de los cuervos o grajillas hasta las impresionantes colas del ave lira o las brillantes tonalidades de los gallitos de roca, las oropéndolas o los cardenales. Caracteres morfológicos y hábitos Las patas terminan en cuatro dedos, finos y dotados de una gran capacidad de agarre a las ramas, tres de ellos dirigidos hacia delante y el cuarto extendido hacia atrás. El pico es uno de los caracteres anatómicos más variables, debido a la adaptación de las distintas familias a diversos tipos de dietas: los de los insectívoros suelen ser finos mientras que los de los granívoros son robustos y aptos para partir en muchos casos la dura cáscara de piñones, avellanas y otros frutos secos y extraer las semillas que contienen. También hay pájaros de alimentación frugívora e incluso carnívora, como el alcaudón, que empala a sus víctimas, insectos, gusanos u otros pájaros, en las espinas de las acacias u otras plantas dotadas de órganos punzantes. Habitan los pájaros prácticamente en todos los ecosistemas terrestres, desde las altas montañas a las llanuras y páramos y los más rigurosos desiertos, tanto en las regiones templadas como en los fríos bosques boreales y las exuberantes selvas tropicales. Algunas especies viven próximas a la costa y otras han hecho del agua dulce su lugar de provisión de alimento, como ocurre con el mirlo acuático. Muchos pájaros son migradores y se desplazan cuando llega la época fría desde las zonas norteñas a las meridionales, caso de las golondrinas, los petirrojos, los zorzales y otros. Anidan tanto en el suelo, caso de la alondra, la totovía o la calandria, como en los árboles, rocas, oquedades o incluso cornisas y aleros de los edificios. Las crías nacen ciegas y sin plumas, con una boca grande que abren para pedir comida y en el interior de la cual hay una serie de puntos de brillante colorido que sirven de estímulo y de referencia a los padres cuando éstos los alimentan. Principales grupos sistemáticos Entre las familias más destacadas cabe destacar a los hirundínidos, que incluyen a golondrinas y aviones, hábiles voladores que cruzan los cielos a gran velocidad cazando insectos y
construyen nidos de broza y pajitas bajo los aleros de las casas; los córvidos, omnívoros y en muchos casos gregarios, donde se encuadran los cuervos, las urracas, las grajillas y los arrendajos; los páridos, herrerillos y carboneros, que habitan zonas boscosas y presentan una amplia distribución; los muscicápidos, que comprenden mirlos, petirrojos, ruiseñores y reyezuelos, la mayoría de los cuales se distribuyen por el Viejo Mundo; los fringílidos, como el pinzón y el jilguero; los lánidos o alcaudones; y los ploceidos, con especies como el gorrión común, habitual en la mayor parte de las ciudades y grandes poblaciones, y los republicanos o tejedores, propios del continente africano, que suelen hacer sus nidos, complicadas construcciones en forma de cestillo, en las ramas de las acacias. Otros muchos grupos ofrecen gran interés tanto por sus llamativos plumajes como por lo peculiar de su comportamiento. Los cotíngidos, que incluyen al llamado pájaro paraguas, sudamericano, están provistos en determinados casos de crestas plumosas que se prolongan por delante del pico, así como de apéndices que cuelgan a modo de barbas y que confieren un aspecto singular a estos pájaros. La familia de los menúridos agrupa a las aves lira, así denominadas porque el macho presenta una larga y hermosa cola que tiene la forma de dicho instrumento musical. Los tilonorrínquidos, australianos, conocidos vulgarmente como pergoleros, construyen estructuras a base de ramitas hojas, etc., que adornan con pequeñas piedras, florecillas y otros objetos y que sirven para atraer a las hembras. Muy comunes en Eurasia son los miembros de la familia de los aláudidos, alondras, cogujadas y calandrias, de vuelo ondulante y que anidan en el suelo. Los cínclidos, mirlos acuáticos, se extienden tanto por el Viejo como por el Nuevo Mundo y se localizan sobre todo en arroyos de montaña. Otras familias, como la de los motacílidos o lavanderas, la de los bombicílidos o ampelis y la de los estúrnidos o estorninos, tienen asimismo una amplia distribución.
Paloma Probablemente las primeras aves en ser domesticadas por el hombre -de ellas han perdurado reproducciones mesopotámicas del año 4.500 a.C.-, las palomas han inspirado a los hombres sentimientos de bondad y de ternura, hasta el punto de convertirse en encarnación simbólica de la paz. Las palomas son aves de la familia de los colúmbidos, que agrupa a unas 250 especies y entre las cuales se halla la paloma doméstica. Suelen tener cabeza pequeña, cuerpo rechoncho y macizo, pico corto y plumaje denso. Existen grandes variaciones en el tamaño y, así, las gouras o palomas coronadas de Nueva Guinea presentan la envergadura de un pavo mientras que otras especies apenas son mayores que un pájaro. La paloma doméstica (Columba livia), la más común y de área mas dispersa, presenta un plumaje gris azulado, con dos franjas alares oscuras muy patentes. Habita en zonas costeras, junto a los acantilados, o en regiones del interior de los continentes y anida en rocas, oquedades, grietas, etc., tanto en América como en Europa, el occidente de Asia y el norte de África. Las formas domésticas abundan en torno a los parques y las plazas de muchas ciudades del mundo. Las palomas ponen dos huevos y los incuban por 18 o 19 días. La cría, llamada pichón, nace con el cuerpo cubierto de un plumón fino y la madre la alimenta con una secreción especial, de
naturaleza grasa y semejante a la leche, que fluye del buche. Existe un gran número de razas de la paloma doméstica, que es objeto de cría (en la actividad que recibe el nombre de columbicultura) desde hace siglos; entre las más conocidas están la buchona, la colipavo, la mensajera inglesa y la holandesa. Otras especies destacadas son: la paloma torcaz (Columba palumbus), mayor que la paloma doméstica, con manchas blancas en los bordes de las alas y en el cuello; la tórtola (Streptopelia turtur), pequeña y de grácil silueta; y las palomas coronadas de Nueva Guinea del género Goura. Especial mención merece la paloma migratoria (Ectopistes migratorius) propia de los Estados Unidos y que se extinguió a raíz de la caza a la que fue sometida durante el siglo XIX.
Papagayo Entre los más hábiles imitadores de la voz humana, hasta el punto de que se citan ejemplares capaces de reproducir largas frases con asombrosa precisión, se encuentran los papagayos, parientes de loros y cotorras y habitantes de las regiones tropicales de África y de América. Los papagayos, también llamados ara o arara, son aves de la familia de las psitácidas y se caracterizan por poseer una cabeza grande, un cuello grueso y un pico fuerte, curvo y ganchudo, con la parte superior móvil en relación con los huesos craneales. Las patas son cortas y terminan en cuatro dedos, dos dirigidos hacia delante y los otros dos hacia atrás, disposición que los ornitólogos denominan cigodáctila. Esta configuración de las extremidades posteriores les permite trepar por las ramas y agarrarse a ellas con facilidad. Tienen los papagayos una sorprendente capacidad para imitar la voz humana. Su lengua es carnosa y les sirve para extraer las semillas de las que se alimentan. Viven en ambientes selváticos y carecen de habilidad en el vuelo. El papagayo gris (Psittacus erithacus) mide unos treinta centímetros de longitud y tiene el plumaje de color gris, con tonalidades escarlatas en la cola, lo que le da un aspecto inconfundible. Se distribuye por África tropical y ecuatorial. Anida en troncos huecos situados en lo más frondoso de la vegetación y, en cautividad, se muestra vivaz y manso. Destacan asimismo los papagayos americanos del género Amazona, con el papagayo del Amazonas o papagayo verde ( Amazona aestiva), de frente azul, corona amarilla o azul, rostro amarillo y dorso rojo y que habita en una amplia región que se extiende desde Brasil hasta la Argentina; y con el papagayo campero (Amazona ochrocephala), de manchas amarillas en cabeza y cuello, alas rojas y cola amarilla, autóctono de México, Ecuador y Brasil.
Pavo Llevado a Europa desde América por los españoles, el pavo despertó pronto la curiosidad y el interés en el Viejo Continente debido al excelente sabor de su carne y a su singular aspecto. En la actualidad, su cría se halla extendida por diferentes países, si bien es en los Estados Unidos donde se alcanzan las mayores producciones por el consumo que del mismo se hace al ser un plato típico en múltiples festividades de esa nación.
El pavo, (Meleagris gallopavo) es un ave de la familia de las fasiánidas, de cuerpo robusto y fuerte y de gran tamaño, ya que los machos sobrepasan el metro de longitud. El color del plumaje varía según las subespecies, aunque suele presentar una tonalidad bronceada con reflejos verdeazulados; las alas muestran franjas blanquecinas, parduscas y negras. Característica es la cabeza, desprovista de plumas y de color rojizo, al igual que el cuello; uno y otra están además cubiertos de formaciones verrugosas, una de las cuales cuelga casi hasta la base del pico. En otro tiempo, el pavo silvestre se extendía por las zonas meridionales de los Estados Unidos y gran parte de México (donde se le conoce como guajolote); ahí formaba bandadas de centenares de individuos que habitaban bosques poco densos y los cuales recorrían alimentándose de frutos, insectos y otros invertebrados. La colonización europea señaló su declive y en la actualidad sólo subsisten pequeños grupos aislados. En estado doméstico se encuentra en la mayor parte de los países de América y Europa, donde su carne goza de gran estimación y tiene un amplio mercado. Se han obtenido un gran número de razas, entre las que destacan el pavo bronceado de América, el negro de Sologne, el rojo Borbón o el blanco de Holanda. La puesta consta de unos quince huevos, incubados por espacio de 27 días.
Pavo Real Pocos espectáculos del mundo animal alcanzan la belleza y elegancia que exhiben los pavos reales machos durante el cortejo de las hembras, cuando un abanico de plumas verdosas de brillantes reflejos salpicadas de círculos azulados se despliega en un singular alarde de colorido y armonía. Originarios de la India y Sri Lanka, estos animales fueron introducidos en épocas remotas en Europa y simbolizaron a la diosa Juno entre los romanos. El pavo real (Pavus cristatus) es un ave de la familia de las fasiánidas que alcanza unas notables dimensiones, ya que los machos pueden medir más de un metro de longitud, excluida la cola, la cual es más larga que el cuerpo. La cabeza, el cuello y la parte superior del pecho son azules, con reflejos verdosos; las alas presentan un color blanco con una serie de franjas oscuras y las zonas verticales son negras; los tonos de la hembra son más apagados. La cola de los machos se compone de plumas estilizadas y muy largas, verdes, con las barbas unidas en su extremo de manera que forman un conjunto de discos u ocelos en cuyo interior resalta una mancha azulada. Al llegar la época del celo, dicha cola se abre y se yergue constituyendo un enorme abanico que los machos exhiben dando vueltas alrededor de las hembras en un movimiento giratorio característico. El hábitat de los pavos reales son los bosques situados en las regiones montañosas de la India, donde en otro tiempo formaban bandadas muy numerosas que recorrían la foresta alimentándose de semillas, brotes e insectos, principalmente. Pasan la noche resguardados en las ramas de los árboles. La puesta se compone de unos diez huevos, que tardan treinta días en incubarse.
Peces Los primeros vertebrados que aparecieron en el curso de la evolución y que tuvieron su origen, como los restantes grandes grupos de animales, en el agua fueron los peces. Desde los temibles escualos o las singulares rayas a las comunes carpas, percas o ciprinos, pasando por los curiosos peces pulmonados, una notable diversidad de especies integran esta clase, de gran importancia no solo científica o ecológica sino también económica. Los peces son animales vertebrados, adaptados a la vida acuática, de temperatura corporal variable según las oscilaciones térmicas del entorno, con el cuerpo cubierto de escamas y dotados de una serie de apéndices natatorios, las aletas, con las que se desplazan en el agua. Caracteres generales Se conocen unas treinta mil especies de peces, la mayor parte de las cuales viven en el mar y un número relativamente reducido en agua dulce. El cuerpo suele tener forma fusiforme, es decir, de huso, pues es la más eficaz desde el punto de vista hidrodinámico al presentar mínima resistencia al desplazamiento en el medio acuático. No obstante, existe una gran variedad de formas según los distintos grupos, que van desde las alargadas y con aspecto de serpiente de las anguilas o morenas y las aplanadas, como es el caso de los rodaballos o rayas, a las completamente atípicas de los hipocampos o caballitos de mar. Las aletas son expansiones membranosas sostenidas por un soporte de varillas dérmicas y algunas de ellas están relacionadas con el esqueleto. Pueden ser: pares, bien situadas detrás de la cabeza, como las pectorales, bien ubicadas en la región ventral, más o menos adelantadas según la especie, como las pélvicas; e impares, como la caudal o cola, la anal y la dorsal. La caudal impulsa al pez, la anal y la dorsal se utilizan como elementos estabilizadores y las pares constituyen una suerte de timones que encauzan la dirección del animal. El cuerpo está cubierto por un tegumento que posee numerosas mucosas, lo que le confiere su cualidad resbaladiza típica y facilita la locomoción en el agua al disminuir la resistencia. Algunos, como las escorpenas y las rayas, presentan también glándulas venenosas a las que van unidas espinas. La dermis produce unas formaciones características denominadas escamas, constituidas por materiales duros que protegen el tegumento; entre estas, las placoides de los peces de esqueleto cartilaginoso se componen de una capa ósea y dentina, mientras que las de la mayoría de los peces más comunes están constituidas por una doble capa, fibrosa y ósea, y se conocen como ctenoides. El esqueleto lo integran principalmente los huesos del cráneo y la columna vertebral. En el caso de los condrictios (tiburones, rayas, etc.) carece de osificación y es cartilaginoso; los osteictios (la gran mayoría de las especies) presentan esqueleto óseo, originado por el depósito de sales de fósforo y de calcio además de sustancias proteicas. La mayor parte de la masa muscular la componen los llamados músculos somáticos, sobre todo los que constituyen el tronco, tanto en su zona dorsal (músculos epiaxiales) como ventral (hipoaxiales), separadas ambas regiones por un tabique longitudinal de tejido conjuntivo, el denominado septo horizontal. Otros elementos musculares se disponen en la cabeza (músculos oculares e hipobranquiales), en las aletas o en torno a las vísceras.
Los dientes de los peces suelen ser crónicos y cuando unos se desgastan surgen otros nuevos en unas sucesión indefinida; se dice por ello que los peces son polifiodontes, es decir, que presenta numerosas denticiones. Algunas especies, como el caballito de mar, carecen de piezas dentarias en la etapa adulta, mientras que otras, como los tiburones, presentan varias filas de dientes, muy aguzados y robustos, lo que convierte a muchos escualos en temibles depredadores. El aparato digestivo, que se inicia en la cavidad bucal, se continúa por la faringe, el esófago (muy corto), el estómago (en la mayor parte de los peces se confunde con el esófago) y el intestino. Muchas especies disponen de una serie de prolongaciones unidas al tramo intestinal anterior, los llamados ciegos pilóricos, que a veces se agrupan en masas densas por medio de tejido conjuntivo y que aumentan la capacidad almacenadora del tubo digestivo. Poseen asimismo un hígado y un páncreas bien desarrollados. En los tiburones y otros peces cartilaginosos atraviesa el intestino un repliegue que forma numerosas vueltas similares a las de una escalera de caracol: es la válvula espiral, que incrementa considerablemente la superficie de absorción de las paredes intestinales. La respiración se realiza por medio de branquias, estructuras localizadas en la parte posterior de la cabeza y formadas por un conjunto de laminillas con abundante riego sanguíneo en las que tiene lugar el intercambio gaseoso con el medio y la absorción de oxígeno disuelto en el agua. Ésta entra por la boca, atraviesa la faringe, llega a las branquias y sale por una serie de orificios branquiales o por una gran apertura posterior junto al operáculo. Los diponoos o peces pulmonados presentan también una cavidad a modo de saco que comunica con el esófago y que desempeña la función del pulmón. Este órgano se considera homólogo a la vejiga natatoria de los restantes peces, órgano regulador del flujo y la presión de los líquidos del organismo. El sistema circulatorio es sencillo, con un único circuito que conduce la sangre hasta las branquias, donde la misma se oxigena, y que recorre a continuación las restantes vísceras y tejidos del cuerpo. Componen dicho sistema: el corazón, formado por dos cámaras, una aurícula y un ventrículo; el sistema arterial, integrado básicamente por una aorta ventral, otra dorsal y un conjunto de vasos secundarios; y el sistema venoso, que drena el organismo y hacer retornar la sangre a las branquias. Por su parte el sistema nervioso consta, como ocurre con los restantes vertebrados, de dos unidades principales: el encéfalo, contenido en el cráneo y la médula espinal, de la que derivan los nervios que se extienden por todo el cuerpo. El olfato está muy desarrollado, como indica la presencia de dos prominentes lóbulos olfatorios encefálicos. Los ojos perciben con gran precisión cualquier movimiento que se produzca en el entorno, pero su captación de las formas de los objetos es más bien deficiente. Como órgano sensorial específico, los peces poseen la llamada línea lateral, que recorre longitudinalmente el cuerpo en sus dos flancos en forma de franja y comunica con el medio por una serie de orificios o fosetas. En éstas hay una serie de células especializadas que captan los cambios de presión del agua. Los sexos se hallan separados, no hay especies hermafroditas y la fecundación suele ser externa. En muchas especies, la puesta es muy numerosa y el número de huevos alcanza en algunos casos cifras elevadas, de hasta varios millones de unidades. Tan alta fecundidad sirve para compensar la gran mortalidad sufrida por estos animales en sus primeros estadios de desarrollo. La mayor parte de las especies abandonan la puesta a su suerte, pero algunas protegen los huevos, bien resguardándolos en lugares cobijados, depresiones de arena,
cavidades, etc., bien incubándolos en su cuerpo, como sucede en el caballito de mar (el que realiza la incubación en este caso es el macho). En las tilapias y otras especies, las crías, apenas salidas del huevo, se refugian en la boca del padre cuando se sienten amenazadas. Biología de los peces La mayor parte de los peces son marinos y viven bien en pleno océano, en algunos casos relativamente cerca de la superficie y en otros a gran profundidad, bien en las zonas cercanas a la costa o en las oscuras regiones abisales. Su alimentación es muy variada; hay especies que se nutren de algas y otros vegetales, muchas consumen invertebrados y pequeños animales y también los hay que son temibles depredadores, como los escualos entre los condrictios y las barracudas, lucios y otros entre los osteictios. De las especies que pueblan los ríos y otras masas de agua dulce, son muy conocidos los barbos, carpas, percas y truchas. Algunos, como los salmones, acuden a los ríos a desovar y una vez que los huevos eclosionan y los individuos alcanzan el estado juvenil, éstos regresan al mar para volver cuando lleguen a la madurez y cerrar así el ciclo de la especie. En otros casos, como sucede en las anguilas, la migración se produce a la inversa: estos peces nacen en el mar, pasan su vida en los ríos y retornan a su lugar de origen en el océano para efectuar la puesta. En estos recorridos, de millares de kilómetros en ocasiones, se guían por un cúmulo de estímulos sensoriales, entre los que destacan los olfativos, gustativos y térmicos. Curioso es el caso de los peces pulmonados, que viven en medios dulceacuícolas en el interior de los continentes en los que periódicamente se producen sequías y desecaciones, por lo que se han adaptado a tan duras condiciones desarrollando cavidades a modo de pulmones con las que respiran el oxígeno del aire y pueden así sobrevivir. Algunos de estos, como el Protopterus, de África, experimentan un letargo en la estación cálida, letargo que pasan enterrados en el fango, en una oqueadad que han formado con barro y fango y que tiene un orificio que comunica por el exterior y por el cual llega hasta ellos el aire que necesitan. Adaptaciones asimismo muy complejas son las que han surgido los peces abisales, que habitan en las profundidades de los océanos y están dotados en muchos casos de extraños apéndices y de órganos bioluminiscentes. Los peces planos, como el lenguado o el rodaballo, habitan semienterrados en zonas arenosas próximas al litoral y presentan como consecuencia de su peculiar modo de vida los dos ojos juntos, en un mismo lado del cuerpo, el derecho o el izquierdo según las especies. Entre los peces, hay algunos que exhiben un comportamiento territorial, como ocurre con el espinoso, y otros en los que tiene lugar una ceremonia a modo de cortejo en el transcurso de la cual los machos atraen la atención de la hembras mediante la ejecución de una serie de movimientos estereotipados con el fin de inducir el acoplamiento. Ordenación sistemática Los peces, como ya se ha dicho, se subdividen en dos grandes grupos: el de los condrictios, cuyo esqueleto es de naturaleza cartilaginosa; y el de los osteictios, de soporte esquelético osificado. Entre los primeros se incluyen los selacios o elasmobranquios, integrados entre otros por los escualos o tiburones, el pez torpedo, el pez martillo y las rayas, y que se caracterizan por presentar válvula espiral en el intestino y un número de branquias que oscila
entre cinco y siete pares. También se diferencian los halocéfalos con cuatro pares de branquias y sin espirales. Los osteictios, a su vez, incluyen a tres grandes grupos: el de los dipnoos o peces pulmonados, con tres únicos géneros, el Protopterus, africano, el Lepidosiren, sudamericano, y el Neoceratodus, australiano; el de los crosopterigios, de aletas lobuladas, como el famoso celacanto (Latimeria chalumnae), verdadero fósil viviente descubierto en 1938, cuando se pensaba que el grupo al que pertenecía se había extinguido en el período cretácico; y el de los actinopterigios, de aletas con radios en el que se incluyen la mayoría de las especies actuales. Numerosos son los órdenes que abarcan los teleósteos, y entre los más importantes se hallan los clupeiformes, los cipriniformes, los anguiliformes, los signatiformes, los gadiformes, los esociformes, los perciformes, los pleuronectiformes y los tetraodontiformes. Los clupeiformes son un grupo primitivo y muy interesante en el aspecto económico, ya que cuenta con especies como la sardina (Sardina pilchardus), el arenque (Clupea harengus), la anchoa (Engraulis encrasicholus), todos ellos marinos, y el salmón (Salmo salar) y la trucha (Salmo trutta), el primero que reparte su ciclo vital entre el mar y los ríos y el segundo, propio del medio fluvial. A los cipriniformes pertenecen la carpa (Cirpinus carpio), el barbo (Barbus barbus) o el pez rojo de acuario (Carassius auratus). Los anguiliformes se caracterizan por su aspecto alargado y sepentiforme y destacan la anguila común (Anguilla anguilla) y las morenas, del genero Murena; algunas de estas últimas superan los tres metros de longitud. Los signatiformes son los hipocampos, también conocidos como caballitos de mar, de los cuales el más popular es la especie Hippocampus guttulatus. Además de la curiosa forma de estos animales, insólita para un pez, destaca en ellos la existencia de una serie de placas óseas que recubren el cuerpo; mantienen una posición vertical mientras nadan y la cola es prensil. Los gadiformes incluyen, entre otros, a la pescada merluza (Merluccius merluccius) y el bacalao (Gadus morhua), de gran importancia económica. Los esociformes son el grupo al que pertenece el lucio (Esox lucius), pez de agua dulce e insaciable devorador de otras especies menores. Los perciformes forman un orden particularmente numeroso entre cuyas especies se cuentan el besugo (Pagellus centrodontus), la perca (Perca fluviatilis), la caballa (Scomber scombrus), la dorada (Sparus aurata) y el atún (Thunnus thynnus). Los pleuronectiformes o peces planos incluyen especies como el rodaballo (Scophthalmus maximus) y el lenguado (Solea solea), que viven semiocultos en los fondos arenosos y en los cuales uno de los ojos ha emigrado, en el curso de la evolución, al flanco contrario. Por último, en el orden de los tetraodontiformes se halla el pez luna (Mola mola), que sufre en sus estados larvarios un proceso metamórfico por el cual el cuerpo se acorta y ensancha y la cola se atrofia hasta adquirir la forma típica del adulto. Otras muchas especies revisten interés por lo notable de su comportamiento o por su aspecto peculiar. Así sucede, por ejemplo, con el pez erizo o pez globo (Diodon hystrix), que se infla cuando se halla alarmado y se convierte literalmente en un globo erizado de espinas; con las rémoras (Echeneis remora), que poseen una ventosa cefálica con la que se pegan al cuerpo de
otros peces y son así transportados de un lugar a otro; con el curioso pez arquero, del género Toxotus, que lanza, como si de proyectiles se tratara, gotas de agua sobre los insectos que se posan en ramas cercanas a la superficie de los cursos fluviales donde habita; o con los peces cofre, de los géneros Acanthostracion y Ostracion, así denominados por tener el cuerpo cubierto por un caparazón de placas óseas que les confiere un aspecto de cajas.
Pelícano Emparentados con los alcatraces, las fragatas y los cormoranes, los pelícanos son aves de gran envergadura en cuya anatomía destaca la característica bolsa dilatable que cuelga de su mandíbula y en la que pueden introducir varios kilos de peces. Los pelícanos viven en constante vinculación con el medio acuático, bien de agua dulce, como ríos o lagos, bien de zonas litorales. Pertenecen a la familia de los pelicánidos y al género Pelecanus. Son de constitución fuerte y tienen gran tamaño; algunos alcanzan 1,8 m de longitud y un peso de unos trece kilos. Presentan un largo pico y cuello y alas de notables dimensiones; las patas son cortas y robustas, y entre las dos ramas de la mandíbula y la porción alta del cuello existe una especie de bolsa que utilizan a modo de red para capturar los peces de los que se nutren. El pelícano blanco o común, con dos especies, Pelecanus erythrorhynchos en Norteamérica y Pelecanus onocrotalus en el Viejo Mundo, presenta un plumaje blanco, con franjas alares negras, patas de color sonrosado y pico y bolsa amarillentos. Es un ave gregaria que vive en colonias en las proximidades de ríos y lagos o al borde de la costa. Se alimenta de peces y de otros vertebrados acuáticos, principalmente anfibios. Anida en el suelo y pone de dos a cinco huevos que eclosionan al cabo de unos treinta días de incubación. Otras especies destacadas son el pelícano africano (Pelecanus rufescens), grisáceo; y el pelícano pardo (Pelecanus occidentalis), similar al pelícano común, que presenta cabeza y cuellos blancos y cuerpo pardo y que se encuentra desde los Estados Unidos al Ecuador.
Perdiz Entre las aves más codiciadas para la práctica de la caza en Europa se hallan las perdices, algunas de cuyas especies, como la perdiz común, destacan por el excelente sabor de su carne. Las perdices son aves pequeñas pertenecientes a la familia de las fasiánidas, que incluyen también a la codorniz y al faisán. Se distribuyen en su mayor parte por diferentes zonas del sur de Europa, y algunas también por el norte de África y el cercano oriente. Son de cabeza ovalada y reducida y de cuerpo redondeado; tienen alas cortas y anchas y cola breve. La perdiz pardilla o gris (Perdix perdix) presenta un plumaje gris en las alas y en el dorso con reflejos pardos y dos bandas laterales con franjas blancas pardas y rojas. La cabeza es blanca con listas oscuras a la altura de los ojos. Originaria de Europa, se asentó también en Norteamérica en el siglo XIX. Destaca también la perdiz común o roja, (Alectoris rufa), así llamada por el color que corresponde a las patas y al pico; su plumaje es semejante al de la perdiz gris. Suele vivir en
zonas de monte bajo, pedregales y lugares arenosos. Anida en el suelo y pone huevos moteados de manchas rojizas, cuyo período de incubación se prolonga durante 23 días. Al correr, se yergue y echa la cabeza hacia adelante. Rara vez levanta el vuelo y, cuando lo hace, éste es de escasa duración. Además de la perdiz gris y roja, otras especies notables son la perdiz chukar (Alectoris chukar), de plumaje gris; la perdiz moruna (Alectoris barbara), que posee en el cuello una franja a modo de collar de color pardo rojizo; y las diferentes especies afroasiáticas del género Francolinus
Perro Compañero del hombre desde hace milenios, el perro es el animal doméstico por excelencia y ha prestado y continúa prestando un sinfín de valiosos servicios a la humanidad. Bestia de tiro entre los esquimales, auxiliar de cazadores, pastores y policías, y guardián de viviendas y propiedades, son algunas de las múltiples funciones que ha desempeñado este cánido, sin duda el animal con el que el ser humano ha alcanzado el mayor éxito en su esfuerzo domesticador. El perro (Canis familiaris) es un mamífero carnívoro de la familia de los cánidos, a la que también pertenecen el lobo, el chacal y el coyote, entre otras especies. Su aspecto y dimensiones corporales varían ampliamente según las distintas razas y van desde los corpulentos y fornidos mastines, que miden hasta noventa centímetros de alzada, a los diminutos chihuahueños, de aspecto frágil y delicado y con apenas tres kilos de peso. Igualmente difieren en el color, densidad y longitud del pelo, en una gama que abarca desde el negro al blanco níveo pasando por los tonos grises, pardos, rojizos, amarillentos, cremas o canelas, con pelaje liso o rizado, en algunos corto y ralo y en otros largo y tupido. Características, origen y cría Los perros poseen cinco dedos en las extremidades anteriores y cuatro en las posteriores, provistos de uñas no retráctiles. La dentición del adulto consta de 42 piezas, con características muelas carniceras, anchas y grandes, dotadas de dos cúspides. A diferencia de otros mamíferos, carecen de glándulas sudoríparas o éstas son muy escasas, por lo que regulan su temperatura principalmente mediante el jadeo, a través de la mucosa dental y la lengua. Su olfato es muy agudo, al igual que su oído; pueden percibir sonidos que por su frecuencia pasan inadvertidos al hombre. Algunos autores proponen un origen único para los perros, a partir del lobo o el chacal, mientras que otros postulan una descendencia múltiple. Las dos especies mencionadas presentan, de hecho, numerosos caracteres afines a los del perro. Sin embargo, así como se ha comprobado que la hibridación entre canes y lobos es posible, no ha ocurrido lo mismo con respecto al chacal. En épocas históricas existían ya diversas razas caninas en las distintas partes del mundo, a excepción de algunas islas, así como entre las civilizaciones y pueblos más alejados, tales como Egipto, Asiria o la cultura incaica, por citar sólo algunos Los cachorros nacen con los ojos cerrados por una formación membranosa, tras un período de gestación de nueve semanas. Cada camada suele ser de cuatro o cinco crías, pero el número según la raza puede ser mayor. El macho es apto para las tareas reproductivas ya en el primer año de vida, si
bien no es aconsejable que el apareamiento se produzca hasta el segundo año. La hembra, por su parte, debe empezar a aparearse a los dos años y medio. El celo se presenta unas dos veces al año y, en tales ocasiones, los animales se muestran inquietos y poco dóciles. Los perros son afectivos e inteligentes y tienen una sorprendente capacidad para asociar determinadas órdenes con situaciones o palabras precisas, lo que constituye la base de su aprendizaje y posibilidad de adiestramiento. Numerosas son las enfermedades que pueden contraer los perros, debidas a microorganismos en unos casos y a la infección de parásitos en otros. Entre las más graves están: la rabia, el moquillo, la tuberculosis, las ascaridiosis o la pulmonía. Para prevenir algunas de ellas se recurre a la administración de vacunas o de vermífugos (agentes que expulsan a los gusanos parásitos). Razas caninas, ejemplos. El perro puede vivir hasta doce o catorce años, y en ocasiones más. Existe un gran número de razas caninas, entre las que hay notables variaciones no sólo morfológicas sino también de comportamiento, hábitos, temperamento, etc. Pueden clasificarse en tres grandes grupos: perros de guarda, de caza y de compañía. Los perros de guarda agrupan a aquellas razas en las cuales se han desarrollado de modo preferente cualidades de defensa y guardería, bien sea de las propiedades o del ganado. Destacan: los mastines, entre ellos el mastín de los Pirineos y el mastín español; los pastores belgas, el de Beauce y el de Brie; los collies; el pastor alemán; el dogo alemán o gran danés; el doberman, resultado de los cruces entre ejemplares de diversas razas realizados por Louis Dobermann en el siglo XIX; los San Bernardo, los terranovas y los samoyedos. Entre los perros de caza, existen tres grupos principales: los terriers, utilizados para cazar roedores y diversas alimañas, a las que persiguen hasta sus guaridas; los perros de rastro (o rastreo), que siguen a la caza a la carrera; y los perros de muestra, que señalan mediante determinados gestos o posturas el lugar donde se encuentra la presa. En cuanto a los terriers, sobresalen los fox terrier. Notables perros de rastro son los grifones y los galgos (afgano, ruso, español, inglés, etc. ). Perros de muestra muy populares son los bracos, pointers, perdigueros, retrievers, setters y spaniels. Por último, de los numerosos perros de compañía, cabe citar a los caniches, dálmatas, chowchows, chihuahueños y pequineses.
Piraña Numerosos son los relatos y leyendas que han hecho de las pirañas, peces de las cuencas fluviales de la región septentrional de Sudamérica, paradigmas de la voracidad y la agresividad. Sin embargo, aun siendo cierta la formidable capacidad depredadora de estos animales, multiplicada por su carácter gregario, observaciones objetivas de su comportamiento muestran cuánto hay de exageración en la imagen feroz que de las pirañas se tiene comúnmente.
Las pirañas, también denominadas pirayas, son peces osteictios (con esqueleto óseo) del orden de los cipriniformes y de la familia de los carácidos. Comprenden varias especies, de las cuales la más conocida se denomina Serrasalmus nattereri, de la que se han hallado especímenes de sesenta centímetros de longitud. Presentan el cuerpo aplanado lateralmente y adornado con vistosos colores, entre los que no faltan los tonos azulados, verdosos y rojizos. La boca, dotada de fuertes mandíbulas, está provista de dientes muy afilados y de tamaño relativamente grande para la envergadura del animal, lo que los convierte en eficaces depredadores. Por lo general, las pirañas se alimentan de otros peces, aunque también consumen con frecuencia reptiles, anfibios, mamíferos y todo tipo de cadáveres que flotan en los ríos y lagos donde habitan, restos que son particularmente frecuentes después de lluvias torrenciales e inundaciones. Por esta razón, desempeñan un papel ecológico notable, pues limpian los cursos fluviales y las masas lacustres de posibles focos de infección. Acuden a devorar sus presas en grupos de centenares de individuos y parecen atraídas sobre todo por la sangre. Se distribuyen principalmente por las cuencas del Orinoco y el Amazonas.
Puerco Espín Muchos animales han desarrollado en el curso de la evolución diferentes tipos de estructuras defensivas en forma de púas, de las que se valen para desalentar a posibles predadores. Éste es el caso del puerco espín, mamífero de amplia distribución y de aspecto inconfundible. El puerco espín (Hystrix cristata) es un roedor de la familia de los histrícidos, que llega a medir unos setenta centímetros de longitud y alcanza un peso superior a los veinte kilos. Es de color pardo negruzco, cabeza grande, cuerpo rechoncho y hocico romo. Se caracteriza porque en la región dorsal del tronco presenta numerosas espinas de más de treinta centímetros de largo, las cuales constituyen púas defensivas de gran eficacia para proteger al animal del asalto de los predadores. Dichas espinas tienen una serie de manchas negras y blanquecinas que dan al roedor un aspecto peculiar. Las patas son relativamente cortas y fuertes y terminan en garras con las que estos animales excavan agujeros en el suelo a modo de guarida. En la cabeza y el cuello, muestran una crin de pelos largos y ásperos, erizados. La vista y el oído no están muy agudizados, a diferencia de lo que ocurre con el olfato, que es fino y alerta al animal de cualquier peligro. Se extiende el puerco espín por diversas zonas de la Europa meridional, África y gran parte de Asia. Este roedor es de hábitos nocturnos y su dieta la forman principalmente frutos y raíces. Se encuentra solitario o por parejas, en lugares más o menos abiertos donde crecen matorrales. El período de gestación es de unos dos meses y surgen de una a cuatro crías por camada. Destaca también el puerco espín de Norteamérica (Erethizon dorsatum), de la familia de los eretizóntidos, cuya área geográfica va desde el Canadá hasta el norte de México
Pulga Uno de los insectos parásitos más difundidos y que mayores problemas sanitarios causa, tanto por lo irritante de su picadura como por su capacidad para transmitir diferentes enfermedades, es la pulga, frecuente huésped de los animales domésticos. Las pulgas son insectos de pequeño tamaño y carentes de alas, pertenecientes al grupo de los sifonápteros. Se conocen unas 1.600 especies, parásitos externos de aves y mamíferos. Tienen el cuerpo comprimido lateralmente, lo cual hace más fácil su desplazamiento entre el pelaje o las plumas del animal parasitado. El tercer par de patas suele ser mayor que los otros y está dotado de vigorosos músculos que impulsan al insecto y permiten que dé saltos considerables para su tamaño. El aparato bucal es picador-chupador, adaptado para perforar la piel de vertebrados homotermos (aves y mamíferos) y para succionar de ellos la sangre de la cual se nutren. Son holometábolos, es decir, que experimentan en el curso de sus ciclos vitales metamorfosis complejas, con fase de pupa, característica ésta típica de los grupos de insectos más desarrollados. Dichos ciclos sólo se conocen con cierto detalle en pocos casos y parece que presentan cuatro fases principales. Las larvas carecen de apéndices locomotores y son alargadas. Las pulgas se hallan extendidas por todo el mundo, en los más variados climas, y tienen gran importancia desde el punto de vista sanitario por transmitir diversas enfermedades, entre ellas la peste. Ciertas pulgas sólo viven sobre una determinada especie hospedadora, pero otras muestran una mayor capacidad adaptativa. Entre las más difundidas están: la pulga común (Plex irritans), que infesta a una gran variedad de mamíferos, como el cerdo, el perro y el hombre y que también se encuentra en los pollos; la pulga del gato (Ctenocephalides felis), presente no sólo en este felino sino asimismo en el perro, el zorro y a veces el hombre; la pulga de la rata (Xenopsilla cheopis), transmisora de la peste bubónica; y la pulga del perro (Ctenocephalides canis). Con el nombre de pulga se conocen también otros invertebrados artrópodos, pertenecientes al grupo de los crustáceos, como la llamada pulga de agua (Daphnia pulex), de hábitats dulceacuícolas, o la pulga del mar (Talitrus saltador), frecuente en muchas playas.
Pulpo Entre los animales marinos que desde antiguo han llamado poderosamente la atención del hombre y han ejercido una particular fascinación sobre la gente se encuentra el pulpo, protagonista de mitos, leyendas y relatos de aventuras y sólo desde mediados del siglo XX objeto de investigaciones científicas rigurosas que han demostrado su alto grado de evolución y su notable inteligencia. Los pulpos son animales invertebrados del grupo de los moluscos cefalópodos y del orden de los octópodos. Se agrupan en el género Octopus y se encuentran ampliamente distribuidos en los océanos, tanto en los fondos marinos, por los que pueden reptar y desplazarse con gran rapidez, como en zonas cercanas al litoral. Su cuerpo está formado por una prominente cabeza, con una notable masa cefálica que confiere a estos animales una elevada capacidad de aprendizaje y de asociación, y una serie de
brazos o tentáculos que, en número de ocho, se disponen alrededor de aquélla. Dichos tentáculos constituyen excelentes órganos prensores, tanto por su fuerza muscular como por las ventosas que poseen y que le sirven para atrapar a sus presas, en su mayor parte crustáceos, cangrejos o langostas, y con frecuencia también peces. Además son apéndices locomotores muy eficaces y con ellos el molusco repta, se agarra en los salientes y hendiduras de las rocas y se impulsa al nadar. La eficacia natatoria de los tentáculos está incrementada por la membrana que se extiende entre ellos. Carecen los pulpos de concha interna. Disponen, como los calamares, de una bolsa de tinta productora de un líquido oscuro que proyectan al medio para ocultarse de sus enemigos y poder huir así más fácilmente de ellos. La piel tiene numerosas células pigmentarias o cromatóforos, que producen variaciones en la coloración y sirven de elemento de camuflaje. Los ojos alcanzan un gran desarrollo. Entre las especies más conocidas está el pulpo común (Octopus vulgaria), que constituye un alimento muy apreciado en los países mediterráneos y en muchas zonas de Latinoamérica.
Rana Los primeros vertebrados que se adaptaron a la vida en el medio terrestre, si bien fuertemente ligados aún al entorno acuático, fueron los anfibios. Dentro de este grupo de animales, cuya existencia transcurre en parte en el agua y en parte en tierra firme, se encuentran las ranas, sin duda los anfibios más conocidos. Con el término genérico de rana se designan numerosas especies de vertebrados anfibios pertenecientes, al igual que los sapos, al orden de los anuros. Este subgrupo, a diferencia de los urodelos (salamandras y tritones, entre otros), carece de cola en estado adulto, pues dicho apéndice, presente en los estadios larvales (renacuajos), se reduce progresivamente en el curso de la metamorfosis hasta desaparecer. En general, las ranas difieren de los sapos por su aspecto más grácil y estilizado y por la mayor longitud que presentan sus extremidades posteriores en relación con el cuerpo. La piel de las ranas suele ser asimismo más lisa y con menos glándulas verrugosas que la de los sapos. Por lo demás, uno y otro término carecen de validez sistemática y sólo suponen una aproximación descriptiva. El color de la piel varía según las especies y con frecuencia es verdoso o pardusco. Los ojos son prominentes y la abertura bucal grande. Las patas posteriores son largas y están adaptadas al salto; los dedos están unidos por una membrana interdigital que aumenta la superficie de la extremidad e incrementa la eficacia de la natación. Las fases larvales presentan una respiración branquial, mientras que los adultos están dotados de sacos pulmonares que los capacitan para absorber el oxígeno del aire. Una parte importante del intercambio gaseoso de estos animales con su medio se realiza a través de la piel, que se mantiene húmeda gracias a la presencia de abundantes glándulas mucosas. Las ranas se hallan muy ligadas a los hábitats acuáticos y frecuentan las charcas, estanques y ríos de todo el mundo. En los lugares en los que el invierno es frío, sufren un letargo, período en el que experimentan un decrecimiento de sus funciones vitales en espera de que las
condiciones ambientales vuelvan a ser favorables. Característicos de estos anfibios son los sonidos que los machos emiten al llegar la época reproductora y con los cuales atraen a las hembras; tales sonidos (el croar de las ranas) son producidos por los sacos vocales situados en las comisuras de la boca o bajo la garganta, según la especie. Las hembras ponen una gran cantidad de huevos, reunidos en largas vainas revestidas de mucílago, que flotan en charcas y marjales. Entre las especies más conocidas están: la rana gigante (Rana goliath), propia de las zonas selváticas del África occidental, que llega a medir treinta centímetros de longitud (medida del cuerpo en la que no se incluyen las patas posteriores); la rana verde comestible (Rana esculenta), difundida por gran parte de Europa; la rana toro (Rana catesbiana), de color pardo oliváceo, originaria de los Estados Unidos; la rana verde común (Rana ridibunda), que se encuentra tanto en las regiones del centro y sur de Europa como en el norte de África y el Asia occidental; la rana ladradora (Eleutherodacylus latrans), de tonos grisáceos, que debe su nombre a los sonidos, similares a los ladridos de un can, que en épocas lluviosas emiten los machos, y que vive al norte de México y sudeste de los Estados Unidos; la rana voladora (Rhacophorus leucomystax), del sudeste de Asia; y la popular ranita de san Antón (Hyla arborea), de costumbres arborícolas, propia de Eurasia y ciertas áreas del norte de África.
Rata Entre los animales que mejor se han adaptado a vivir en el hábitat creado por el hombre y que prosperan con mayor éxito en el entorno constituido por las grandes aglomeraciones urbanas, son las ratas las que han alcanzado una distribución más amplia y han sabido aprovechar más eficazmente las condiciones que las ciudades proporcionan. Con el nombre de rata se conocen diversas especies de mamíferos roedores pertenecientes a distintas familias, principalmente a la de los múridos. En este grupo se incluyen la rata gris y la rata negra, animales que se han difundido por todo el mundo y que se han adaptado a vivir en el entorno humano. La rata negra (Rattus rattus) mide unos veinte centímetros de cabeza y cuerpo, y otro tanto de cola. Procede del Asia central y llegó a Europa en la edad media; a partir de ese momento, su área de distribución fue ampliándose de forma continua hasta abarcar los cinco continentes. Debe su nombre al color del pelaje, negruzco en el dorso y grisáceo o blanquecino en la región ventral, aunque también existen subespecies de tonalidad pardusca. La cola es larga, formada por escamas y, por tanto, desnuda; asimismo, las orejas y las zonas inferiores de los pies son lampiñas. La rata negra es de costumbres básicamente nocturnas, omnívora y muy adaptable. Vive tanto en áreas urbanas como en zonas rurales; posee una notable capacidad para trepar a los árboles. El período de gestación es de unas tres semanas. Estos roedores pueden llegar a tener hasta cinco camadas al año, con un número de crías por camada que oscila entre cinco y diez. Alcanzan la madurez sexual a los tres meses. Al parecer, la rata negra está siendo desplazada por la gris en muchos lugares. La rata gris (Rattus norvegicus) es de color pardo grisáceo en el dorso y blanquecino en el vientre. De cuerpo más robusto y cola más corta que la rata negra, es más agresiva y destructora que ésta. Se alimenta tanto de materia vegetal como animal y causa graves
destrozos en los almacenes y despensas, tanto por lo que consume como por lo que contamina. El oído y el olfato están, como en su pariente la rata negra, muy desarrollados, a diferencia de lo que ocurre con la vista. Animal competitivo y agresivo con sus congéneres, la rata gris muestra una gran astucia y capacidad para adaptarse a todo tipo de condiciones y resistir toda clase de procedimientos de exterminio por parte del hombre. Esto, unido a su elevada tasa reproductora y a su precocidad sexual, convierte al roedor en una peligrosa plaga, difícil, si no imposible, de erradicar en las circunstancias actuales. El período de gestación es de unos 24 días: tienen estos animales hasta siete camadas al año, en cada una de las cuales pueden parir hasta un decena o más de crías, que son defendidas con ferocidad por la madre. Además de estas dos especies, cabe citar: la rata almizclada (Ondatra zibetica), de la familia de los cricétidos, originaria de Norteamérica y que habita en zonas lacustres y a la orilla de los ríos; la rata de agua (Arbicola amphibius), de la misma familia que la anterior, propia de la Europa occidental, donde vive en madrigueras construidas en zonas fluviales; la rata de los bambúes (Rhizomys sumatrensis), roedor de la familia de los rizómidos que se encuentra en las regiones tropicales de Asia; y la rata canguro americana (Dipodomys deserti), perteneciente a la familia de los heterómidos.
Ratón Roedores de pequeño tamaño, ágiles y vivarachos, astutos y adaptables, los ratones han alcanzado una amplia difusión y un notable éxito evolutivo y constituyen una de las presas más comunes y abundantes en numerosos ecosistemas. Una legión de mamíferos, aves y reptiles cazadores consumen cada año millones de estos animalillos controlando su población e impidiendo que su excesiva proliferación ponga en peligro el equilibrio ecológico del entorno en que viven. Los ratones son mamíferos roedores pertenecientes a diversas familias, principalmente a la de los múridos. En esta última se incluyen el ratón de campo y el ratón doméstico, dos de las especies más conocidas y comunes en zonas rurales y urbanas, respectivamente. El ratón de campo (Apodemus sylvaticus) presenta un pelaje pardusco en el dorso y blanquecino en el vientre y una larga cola escamosa. Se distribuye por zonas boscosas, prados y campos de gran parte de Eurasia y el norte de África, donde consume todo tipo de alimento vegetal, desde semillas a raíces y frutos, así como diversos invertebrados, sobre todo insectos. Es de costumbres nocturnas. El ratón doméstico (Mus musculus) es de color grisáceo, con variedades parduscas y albinas. Originario al parecer de Asia central, se ha extendido por todo el mundo, adaptado a la vecindad con el hombre. Aunque su dieta es básicamente granívora, consume todo tipo de alimentos, incluida la carne. Posee un olfato y un oído muy desarrollados y es capaz de captar los ultrasonidos; su vista, sin embargo, es deficiente. La gestación se prolonga durante unos veinte días y nacen unas seis crías por camada. Otras especies destacadas son: el ratón espiguero (Micromys minutus), eurasiático, y el ratón de abazones (Thanomys bottae), del centro y norte de América.
Rinoceronte Pesado y macizo, dotado de prominencias córneas nasales que le dan un aspecto inconfundible, el rinoceronte tiene una vieja fama de animal irascible y violento, en gran parte exagerada. Una antigua y falsa creencia, desprovista totalmente de base científica, que preconiza las virtudes afrodisiacas del cuerno de este mamífero, fue responsable en buena medida de la caza inexorable a la que se sometió a este corpulento herbívoro y que lo ha hecho desaparecer de muchas regiones del mundo donde antes abundaba.
Los rinocerontes son mamíferos herbívoros perisodáctilos (de número impar de dedos) pertenecientes a la familia de los rinoceróntidos, caracterizados por su aspecto macizo y corpulento, su piel gruesa y dura, casi desprovista de pelo -a excepción del rinoceronte de Sumatra-, y la posesión de uno o dos cuernos, según las especies. Éstos se hallan formados por un conjunto de fibras queratinizadas y unidas entre sí por una matriz cementante: el rinoceronte negro, el blanco y el de Sumatra presentan dos de estas formaciones, mientras que el rinoceronte indio y el de Java sólo tienen una. En el rinoceronte blanco se alcanzan pesos de hasta cuatro toneladas y una longitud corporal cercana a los cuatro metros y medio. La vista de estos animales es deficiente, lo que contribuye a explicar en parte el carácter receloso y desconfiado de los rinocerontes, prontos a responder con una de sus formidables cargas cuando se sienten amenazados. El oído y el olfato, por el contrario, son muy agudos. Los períodos de gestación son largos, de unos 19 meses en el rinoceronte blanco y 16 meses en el negro; en cada camada paren una cría. En África viven dos especies: el rinoceronte blanco (Ceratotherium simum), el que alcanza mayor corpulencia, que se distribuye por algunos parques de África del Sur y una reducida región situada entre el Zaire y Uganda; y el rinoceronte negro (Diceros bicornis), que ocupa un área más extensa, principalmente en el África oriental. La primera de estas especies está adaptada a pastar las hierbas del suelo de la sabana y presenta una cabeza grande y alargada con la que llega sin dificultad hasta el pasto. El rinoceronte negro, sin embargo, es de cráneo más pequeño y tiene el labio superior muy desarrollado y prolongado en forma de apéndice, lo que le permite arrancar las ramas y hojas de los arbustos de los que se nutre. En el continente asiático sobreviven tres especies, alguna de ellas al borde de la extinción: el rinoceronte indio (Rhinoceros Unicornis), caracterizado por las cuatro grandes placas dérmicas que cubren su tegumento y le dan una apariencia acorazada, distribuido por ciertas zonas, no muy amplias, del sur de Asia; el rinoceronte de Sumatra (Didermocerus sumatrensis), el más pequeño de todos, peludo, que se halla no sólo en la isla de la que toma su nombre sino también en otras regiones del sudeste asiático; y el rinoceronte de Java (Rhinocerus sondaicus), también con el cuerpo cubierto de placas, limitado al extremo occidental de Java. La mayoría de los ejemplares de esta última especie están ubicados en la célebre reserva de Udjung Kuon; a fines del siglo XX se calculaba en apenas medio centenar el número de estos animales existentes.
Ruiseñor Ave de plumaje poco vistoso, el ruiseñor es, no obstante, un pájaro muy popular por su bello y sonoro canto, alabado por los poetas y reproducido por eminentes músicos en algunas de sus más célebres composiciones. El ruiseñor común (Luscinia megarhynchos) es un ave del grupo de los paseriformes y de la familia de los muscicápidos, de apenas unos 16 cm de longitud, plumaje pardusco y cola de color castaño; el pecho y las partes inferiores del cuerpo son más claras.
Se distribuye por las regiones centrales y meridionales de Europa, en zonas boscosas, setos, etc., donde destaca el melodioso canto del macho, que puede escucharse tanto de día como de noche, aunque con más frecuencia lo emita en los momentos cercanos al crepúsculo. Hace su nido en el suelo, resguardado entre zarzas y matas. Otras especies sobresalientes son: el ruiseñor ruso (Luscinia luscinia), de tonos más grises que el anterior y con el pecho moteado, que se encuentra en determinadas áreas de la Europa oriental y el norte de Asia; el ruiseñor azul (Sialis sialis), norteamericano; y el ruiseñor bastardo (Cettia cetti). También cabe citar al denominado ruiseñor del Japón (Leiothrix lutea), conocido asimismo como pájaro del sol, el cual no es, sin embargo, un verdadero ruiseñor, pues pertenece a la familia de los timálidos. Su tamaño es semejante al de las especies europeas y muestra también un canto armonioso y agradable. Vive en el lejano oriente y en diversos puntos de la cadena montañosa del Himalaya. El llamado ruiseñor de Cuba (Myadestes elisabeth) es un zorzal.
S Salamandra El aspecto y costumbres de las salamandras han hecho de estos anfibios objeto de múltiples leyendas y mitos. Asociadas a brujas y hechiceros, de ellas se dijo en la antigüedad que eran inmunes al fuego, pues su cuerpo frío y húmedo podía apagar las llamas al rozarlas, y también que eran sumamente venenosas. La salamandra común (Salamandra salamandra) es un vertebrado anfibio del grupo de los urodelos (provistos de cola) y de la familia de los salamándridos. Puede llegar a sobrepasar los veinte centímetros de longitud, incluida la cola, pero por lo general es de tamaño inferior. Presenta patas cortas y coloración variable, bien de tonalidad oscura con manchas amarillas a modo de lunares, bien con abundantes franjas anaranjadas o amarillentas alternadas con líneas negras. La cabeza es ancha, los ojos saltones y el tronco grueso. En la piel, las salamandras poseen abundantes glándulas de secreción tóxica, medio de protección contra depredadores, en los que provoca irritaciones. Vive la salamandra en hábitats húmedos, es de costumbres nocturnas y muestra gran actividad después de las lluvias. Se alimenta de gusanos, sobre todo lombrices, así como de diversos
artrópodos y babosas. Los huevos se desarrollan y hacen eclosión en el interior del cuerpo de la madre (ovoviviparismo). Las larvas poseen branquias externas, como adaptación a la vida acuática, y los adultos están dotados de órganos pulmonares. Se encuentran las salamandras en diversas zonas de Europa, el sur de Asia y el norte de África. Especies interesantes son: la salamandra alpina (Salamandra atra), que habita en los Alpes y otra áreas montañosas en el sur de Europa; y la salamandra de anteojos o italiana (Salamandra terdigitata).
Salmón Uno de los fenómenos migratorios más espectaculares que tiene lugar en el reino animal es el retorno de los salmones a los ríos donde nacieron para efectuar la puesta, viaje en el que realizan largos recorridos y afrontan todo tipo de obstáculos mientras remontan los cursos fluviales superando rápidos, corrientes y desniveles. El esfuerzo que dicho desplazamiento exige es tal que la mayor parte de estos peces muere una vez producidos el desove y la fecundación de los huevos. Los salmones son peces osteictios (de esqueleto óseo) de la familia de los salmónidos, a la que también pertenece la trucha. Comprenden varias especies, caracterizadas todas ellas por presentar, al igual que las truchas, una pequeña aleta en la región dorsal, cercana a la cola, semejante a un reducido muñón, de naturaleza adiposa y aspecto redondeado. Nacen los salmones en los ríos y cuando alcanzan el estado juvenil emigran hacia el mar, donde maduran, crecen y cambian la coloración de su piel. Tras desarrollar su plena capacidad reproductora, inician el camino de retorno a los lugares de su nacimiento, a menudo a miles de kilómetros de distancia. En su migración, una vez cerca de las costas, se guían por el olfato, órgano que al parecer les permite detectar la peculiar composición del agua de los cursos fluviales que fueron su cuna. Al llegar a sus desembocaduras dejan de alimentarse y comienzan la subida del río hasta su nacimiento o curso alto, pues es allí donde encuentran las condiciones de oxigenación y pureza del agua que requieren para subsistir. Finalizado su viaje, la hembra excava un pequeño surco en el lecho de grava y deposita los huevos que posteriormente serán fecundados por el macho. El salmón común o atlántico (Salmo salar) se pesca por la calidad de su carne, muy estimada y de un color rosado característico. La tonalidad de su tegumento varía con la edad del animal: es pardusca en los jóvenes, que se conocen como esguines o pintos, y azulada en el dorso con manchas pardas en el adulto. En la época reproductora, el macho exhibe unas manchas rojizas en la cabeza y los flancos. Otras especies destacadas son: el salmón rojo (Oncorhynchus nerka), el salmón real (Oncorhynchus tschawytscha) y el salmón plateado (Oncorhynchus kisutch), todos ellos del Pacífico.
Sapo Anfibios de aspecto pesado y rechoncho y con la piel cubierta de verrugas, los sapos deben a estas características de su apariencia gran parte de los mitos y leyendas que, durante siglos, los han vinculado a pócimas, hechizos y prácticas mágicas de todo tipo y que los han convertido en compañeros de brujas y magos en los cuentos de hadas. Los sapos son vertebrados anfibios pertenecientes, como las ranas, al orden de los anuros, o batracios carentes de cola en estado adulto. Se agrupan en diferentes familias, distribuidas por la mayor parte del mundo, y están muy ligados al medio acuático. Su aspecto es más rechoncho que el de las ranas y la piel, húmeda y viscosa como la de aquéllas, posee numerosas glándulas de apariencia verrugosa, algunas venenosas si entran en contacto con heridas. Entre las familias más destacadas, se encuentra la de los bufónidos, que incluye al sapo común (Bufo bufo), extendido por Eurasia y ciertas regiones del norte de África, con glándulas dorsales venenosas, potentes sacos vocales en los machos y una longitud próxima a los 20 cm en las hembras; al llamado sapo corredor (Bufo calamita), de color verdoso y distribuido por Europa; y al sapo verde (Bufo viridis), común en las zonas septentrionales de África y en Eurasia. A la familia de los rinofrínidos pertenece el sapo cavador mexicano (Rhinophrynus dorsalis), de México y Guatemala, así denominado por su habilidad para excavar la tierra y los termiteros en busca de alimento, operación en la que se sirve de un tubérculo córneo que posee en el pulgar. Otras familias interesantes son: la de los pelobátidos, o sapos de espuelas, con el género Pelobates; y la de los discoglósidos, con el sapo partero (Alytes obstetricans).
Serpientes Desde antiguo, la imagen de la serpiente se ha asociado a mitos, fábulas y leyendas y ha aparecido de una forma u otra representada en la mayor parte de las religiones. Símbolo de regeneración, inmortalidad, fertilidad, eternidad, astucia y, para los cristianos, encarnación de la tentación y del pecado: he aquí algunos de los papeles que los ofidios han desempeñado en diversas épocas y culturas y que reflejan tan solo la fascinación que estos reptiles han ejercido a lo largo de la historia sobre los hombres. Caracteres anatómicos y fisiológicos Las serpientes son vertebrados poiquilotermos (su temperatura corporal varía con la del ambiente) pertenecientes a la clase de los reptiles y, dentro de ésta, al grupo de los escamosos (que incluye asimismo a los saurios, con los que están estrechamente emparentados) y al suborden de los ofidios. Su característica fundamental, que los diferencia a simple vista de la inmensa mayoría de los otros reptiles (hay también algunos lagartos ápodos), es su carencia de apéndices locomotores; en ciertas boas se observan restos vestigiales de cintura pelviana, lo que revela su descendencia a partir de antepasados provistos de patas, que se habrían perdido en el curso de la evolución. El tegumento presenta multitud de escamas córneas imbricadas que forman una capa protectora que se muda periódicamente. Tales escamas constituyen en determinados casos estructuras especiales, como ocurre con la cola de las serpientes de
cascabel, conjunto de escamas viejas adheridas unas a otras y que producen, al agitarse, un sonido característico al que deben su nombre estas serpientes y que tiene una función de señal avisadora. Algunas especies cuentan con glándulas anales y cloacales, estas últimas de significado defensivo, que segregan un líquido maloliente de consistencia lechosa. Sin embargo, las glándulas características de estos animales son las productoras de venenos, situadas en la cavidad bucal y consecuencia de la adaptación a un tipo de vida predador y altamente especializado. Las glándulas venenosas de los ofidios son de diversas clases: áglifas, como las de las culebras, las cuales no están asociadas a dientes inoculadores, lo que hace de ellas órganos muy poco efectivos (el veneno elaborado por las mismas es además de escasa potencia); opistoglifas, que cuentan con dientes provistos de un canalículo externo por donde se canaliza el veneno, si bien dichas piezas dentarias se sitúan muy atrás en la cavidad bucal, por lo que el tóxico sólo puede inocularse cuando la presa ha sido bien introducida en la garganta; proteroglifas, caso de las cobras, con dos dientes asociados a las glándulas, dotados de canal interno y ubicados en la parte anterior del maxilar; y solenoglifas, típicas de las víboras y serpientes de cascabel, con un diente anterior grande, articulado con el maxilar por una especie de charnela, lo que hace del aparato venenoso de estos ofidios un instrumento muy eficiente y peligroso. El sistema esquelético se ha simplificado en muchos aspectos como consecuencia del modo de vida y de locomoción de estos reptiles. No poseen esternón, por lo que las costillas tienen sus terminaciones libres, conectadas a elementos musculares que, a su vez, se unen a las escamas del vientre y desempeñan así un papel importante en la locomoción. El número de vértebras es muy elevado y en algunas especies alcanza cifras cercanas a las 400. El cráneo carece de fosas temporales (espacios que en otros reptiles aparecen en la región lateroposterior de la caja craneana) y la articulación de la mandíbula se efectúa mediante los huesos escamoso y cuadrado, lo que permite una gran capacidad de abertura bucal y la consiguiente dilatabilidad de la boca, que se abre para tragar enteras presas de gran tamaño. La respiración es pulmonar; muchas especies carecen de pulmón izquierdo y otras lo tienen casi atrofiado. En lo que respecta a los órganos sensoriales, los ojos tienen párpados fusionados y transparentes, sin auténticas glándulas lagrimales. En lugar de éstas, existen las llamadas glándulas de Herder, que segregan una sustancia oleosa. Las serpientes de cascabel disponen de las denominadas fosetas faciales, órganos mediante los que perciben el calor desprendido por sus presas, hecho que les permite localizarlas y rastrearlas. También poseen los órganos de Jacobson, de naturaleza olfativo-gustativa. En cuanto al oído, destaca la ausencia de tímpano y de oído medio. Las serpientes son animales ovíparos: se reproducen por medio de huevos. En algunos casos, como sucede con las víboras, la eclosión de los mismos se verifica en el interior del cuerpo de la madre, fenómeno conocido como ovoviviparismo. Existen en los machos órganos copuladores que introducen directamente el líquido espermático en las cavidades sexuales de las hembras: se denominan hemipenes. Entre las costumbres de cría, cabe destacar la que tienen las pitones de incubar los huevos.
Todo en los ofidios se ha adaptado al tipo de vida depredador que estos reptiles llevan (hecho, por otra parte, general a este grupo de vertebrados). En este sentido, se puede hablar de dos estrategias básicas: por un lado, la de las pitones, boas, anacondas y grandes serpientes que se sirven de la constricción de sus víctimas valiéndose de su gran masa muscular, hasta que las asfixian; por otro, el de las serpientes que basan su eficacia cazadora en la acción de sus venenos, de efectos neurotóxicos o hemotóxicos y que pueden llegar a ser tan potentes como los de las cobras, mambas, crótalos o mocasines. Las serpientes se encuentran en los más variados ecosistemas, tanto en las zonas templadas (praderas, bosques, zonas montañosas, ríos, etc.) como en las tropicales o desérticas, e incluso en el medio marino. Las únicas áreas que no han podido colonizar, debido a su carácter de animales poiquilotermos, son las regiones polares y circumpolares y las de gran altitud. Distribución geográfica Todos los continentes cuentan con numerosos representantes del grupo de los ofidios, principalmente de las familias de los colúbridos (culebras y otras) y de los vipéridos (víboras) y, en las zonas tropicales y cálidas, también de los elápidos (cobras y mambas) y de los boídos (boas, pitones y grandes serpientes constrictoras). En América del norte destaca la familia de los crotálidos, constituida fundamentalmente por los crótalos o serpientes de cascabel y las serpientes mocasín. Entre las especies principales se encuentran: la serpiente cascabel de pradera (Crotalus viridis), propia de lugares rocosos y áridos y caracterizada, como los restantes crótalos, por el órgano caudal que poseen, formado por diversas escamas agrupadas y capaz de producir un sonido peculiar que alerta a posibles enemigos de su presencia; la serpiente de cascabel cornuda (Crotalus cerastes), así llamada por las prolongaciones córneas que presenta en las escamas supraorbitales, que vive en regiones desérticas, donde se desplaza mediante movimientos laterales; la serpiente de cascabel de bandas (Crotalus horridus), que muestra en su piel una serie de manchas transversales oscuras sobre fondo pardo a las que debe su nombre y es típica de bosques; el crótalo diamante oriental (Crotalus adamanteus); la serpiente mocasín (Agkistrodon contortrix), con bandas transversales pardas y la superficie del dorso rojiza; y la serpiente real (Lampropeltis getulus), de hábitos crepusculares o nocturnos, que se alimenta de otros ofidios. Esta última pertenece a la familia de los colúbridos y las restantes, a la de los crotálidos. En América del sur destacan los grandes boídos de las zonas selváticas, como la anaconda (Eunectes murinus), que puede llegar a alcanzar los nueve metros de longitud, y la boa constrictora (Boa constrictor). Otras especies notables son: la jararacá o crótalo urucú (Bothrops jararaca), que luce un llamativo dibujo en forma de manchas irregulares de borde claro sobre fondo grisáceo o pardusco; y la surucucú de Brasil (Lachesis mutus), en cuyo tegumento se distribuyen zonas triangulares oscuras alternadas con espacios amarillentos, diseño que confiere a esta serpiente una singular belleza. La jararacá es de la familia de los crotálidos y la surucucú, de la de los vipéridos. El continente africano presenta una variada fauna de ofidios, algunos de los cuales se cuentan entre los más peligrosos del mundo por el elevado poder tóxico de su veneno. Tal es el caso de las mortíferas mambas, de la familia de los elápidos, como la mamba verde (Dendroaspis viridis), arborícola, o la mamba negra (Dendroaspis polylepis); y de varios miembros de la
familia de los vipéridos, como la víbora de Gabón (Bitis gabonica), propia de ecosistemas de sabana, y la víbora cornuda (Cerastes cerastes), distribuida por África septentrional y el cercano oriente. Destacan también otros elápidos como la cobra escupidora (Naja nigricollis), así llamada por su capacidad para lanzar el veneno a sus presas a cierta distancia; colúbridos como la serpiente comedora de huevos (Dasypeltis scaber), que habita en zonas boscosas del sur de África; y boídos como la pitón común (Python sebae), de más de seis metros de longitud, o la pitón real (Python regius). En Asia, junto a la cobra común (Naja naja), de la familia de los elápidos, son muy conocidas la pitón india (Python molurus) y la pitón reticulada (Python reticulata) de unos ocho metros de longitud. Cabe citar además la llamada serpiente de los manglares o ularburong (Boiga dendrophila), de la familia de los colúbridos y típica de Indonesia; y la curiosa serpiente voladora o del paraíso (Chrysopelea paradisi), de la misma familia que la anterior, que habita en el sudeste asiático, capaz de ensanchar sus costillas y aplanar así su cuerpo para efectuar planeos entre un árbol y otro. Los ofidios europeos pertenecen en su mayor parte a las familias de los vipéridos y de los colúbridos. En la primera se incluyen: la víbora común (Vipera latastei); la víbora lebetina (Vipera lebetina), que puede alcanzar metro y medio de longitud y que también se halla en Asia occidental; y el áspid (Vipera aspis), propia de regiones secas y cálidas. Al grupo de los colúbridos se adscriben: la culebra de Montpellier (Malpolon mospessulanus); la culebra de agua (Natrix maura), y la culebra de escalera (Elaphe scalaris). Algunas de éstas también se encuentran en el norte de África. Entre las principales serpientes australianas, figuran la pitón variegada (Python variegatus), de la familia de los boídos, y la llamada serpiente tigre (Notechis scutatus), representante de los elápidos, el más venenoso de los ofidios de Australia. Por su parte, las serpientes marinas se incluyen en la familia de los hidrófidos y se han adaptado al medio oceánico en parte gracias a la elevada capacidad que poseen para excretar una orina muy concentrada en sales. Estos ofidios son los más venenosos del mundo, con un poder tóxico de hasta diez veces más activo que el de especies terrestres equiparables. Destacan: la serpiente marina verdeamarilla (Pelamis platurus), la especie filipina Laticauda semifasciata, utilizada como alimento y por su piel en dicho archipiélago, y el género Hydrophis. Es característica de los hidrófidos la compresión de parte del tronco y de la cola, lo que los convierte en veloces nadadores.
T Tarántula Antiguamente se creía que la picadura de la tarántula producía una enfermedad denominada tarantismo, en la que la víctima empezaba por llorar y brincar antes de entregarse a una danza frenética. Sin embargo está demostrado que tal araña no es peligrosa para los seres humanos. La denominación de tarántula se aplica a cualquier araña de la familia de los terafósidos integrada en el grupo de los arácnidos. Inicialmente se designó así en Europa a la araña lobo
(Lycosa tarentula, familia licósidos) que abundaba en la ciudad italiana de Tarento. Su cuerpo mide unos 2,5 cm de largo. Como otras arañas, no teje una tela, sino que persigue a sus presas para cazarlas. Se encuentran miembros de la familia de los terafósidos en el sudoeste de los Estados Unidos, en México y en la América tropical. Muchas de ellas hacen madrigueras en el suelo. Se alimentan de insectos principalmente y, en ocasiones, de sapos, ranas y ratones, principalmente de noche. Las tarántulas del sudoeste de los Estados Unidos, del género Aphonopelma, pueden llegar a medir 5 cm de cuerpo y hasta 12,5 cm en las patas. Son de color oscuro y movimientos lentos, con el cuerpo y las patas peludas. Los terafósidos son inofensivos para los seres humanos, aunque su picadura puede ser dolorosa. La tarántula más común en Norteamérica es Eurypelma californicum, cuyo hábitat comprende California, Texas, Arizona y el norte de México. El cuerpo de las tarántulas sudamericanas mide 7,5 cm; tejen telas muy grandes y se alimentan de pájaros pequeños.
Termita Aunque sólo un 10% de las especies de termitas conocidas tienen hábitos destructivos muy perjudiciales, se suelen considerar todas ellas como una plaga. Las termitas son insectos sociales del orden de los isópteros, denominados también hormigas blancas aunque no tengan relación con las hormigas, que son himenópteros. La mayoría de las 1.000 especies de termitas catalogadas se encuentran en zonas tropicales, pero también existen representantes en las zonas templadas, y se han extendido a zonas extrañas a su hábitat natural, transportadas dentro de objetos de madera. Probablemente las termitas han evolucionado a partir de un tipo de cucaracha. Son animales muy antiguos y se han encontrado termitas fósiles de hace 130 millones de años, del período cretácico. Viven en colonias con un sistema de castas bien definido: reproductoras, obreras y soldados, de los dos sexos. Solamente las reproductoras tienen órganos sexuales totalmente desarrollados, y suele haber una pareja por colonia, un rey y una reina. Los soldados y las obreras son estériles, siendo estas últimas las más numerosas. Unos y otras son ciegos. Se alimentan de celulosa y otros materiales vegetales. Para digerirlos poseen una flora intestinal especial. Las obreras son las únicas que se pueden alimentar por sí mismas y alimentan al resto de la colonia. Las termitas construyen nidos dentro de la madera o debajo del suelo, cerrados para mantener la humedad elevada y con poros de ventilación y galerías internas hechas de madera y sustancias fecales que parecen de cartón. Los nidos pueden tener forma de cono o de cuña y su superficie exterior es de tierra endurecida. Otras termitas hacen sus nidos en los árboles, pero siempre están conectados con el suelo por galerías ocultas. Algunos invertebrados, pájaros, serpientes y lagartos comparten los nidos con ellas.
El rey y la reina, que tienen alas, preparan un nido o cámara nupcial en el que se encierran para aparearse. La reina puede poner hasta 36.000 huevos diarios, y durante cincuenta años. La pareja reproductora puede llegar a vivir de sesenta a setenta años, y las obreras y los soldados de dos a cinco. La pareja reproductora pierde las alas después del apareamiento. Las termitas experimentan varias metamorfosis, con una serie de mudas de la ninfa. En las primeras fases de una colonia todas las ninfas se convierten en obreras y soldados y, cuando se han desarrollado bien, aparecen las termitas aladas.
Tiburón Rápido y certero en sus ataques, el tiburón es el más temido de cuantos animales pueblan los ámbitos acuáticos. Pez selacio de piel cartilaginosa, perteneciente a la clase de los condrictios, el tiburón surgió en el período devónico, hace unos 320 millones de años. Su morfología se ha modificado muy poco con la evolución, aunque se han perfeccionado sus mecanismos de natación y alimentación. Son característicos de todas las especies, fósiles y actuales, sus dientes afilados. Existen entre 200 y 250 especies, agrupadas en uno o varios órdenes (según los distintos autores). Ciertas especies grandes son peligrosas para el hombre, y algunas de las pequeñas se pescan comercialmente. La coloración de la piel varía del gris al pardo o al azulado. Los tiburones presentan frecuentemente manchas, rayas o protuberancias, y sus nombres suelen hacer referencia al color. Se han hallado especímenes de tiburón ballena de hasta quince metros de longitud y varias toneladas de peso; estos tiburones son inofensivos y viven del plancton marino. Las demás especies marinas se alimentan de otros tiburones más pequeños, de calamares, de pulpos, de peces, de moluscos e incluso de desperdicios. El tiburón blanco, de doce metros, es muy voraz y ataca a las ballenas, tortugas, peces grandes y en ocasiones al hombre. La especie más rara es el pez martillo, denominado así por la forma de su cabeza. El tiburón macho posee un órgano copulatorio especial, derivado de las aletas pélvicas, mediante el cual introduce el esperma en la hembra. En la mayoría de las especies, las crías se desarrollan en huevos en el interior de la madre. Los tiburones recorren grandes distancias (se han detectado recorridos de 1.600 km en 129 días), y parece que sus movimientos están relacionados con actividades reproductivas o alimentarias, o con cambios estacionales. Algunos penetran en las aguas de los grandes ríos (Zambeze, Tigris, Éufrates, Ganges) y de ríos pequeños de Australia, Asia, Sudamérica, Centroamérica y el sur de Norteamérica. Se conocen especies de agua dulce en los lagos de Nicaragua e Yzabal (Guatemala). Los tiburones de río son especialmente voraces y fieros. Los tiburones resisten durante períodos largos de tiempo sin comer y en cautividad pueden rehusar el alimento. Para descubrir a sus presas se sirven de su sentido olfativo, de su agudeza visual (adaptada a distancias próximas y alejadas y que les permite distinguir objetos móviles por los reflejos de la luz, más que por el color), y de unos órganos receptores en la superficie de su cuerpo que responden a las ondas sonoras producidas por el movimiento. Esta orientación acústica funciona a gran distancia.
La especie más temible es el tiburón blanco, que suele verse en las costas atlántica y pacífica de los Estados Unidos. En Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica y otros lugares expuestos al peligro de los tiburones, las playas están vigiladas y provistas de sistemas de alarma. Además del tiburón blanco son peligrosos el tigre, el azul y el martillo. Cuanto mayor es su tamaño, más potente es su ataque, pero también hay que cuidarse de los pequeños. En las regiones tropicales atacan durante todo el año, pero en las templadas lo hacen principalmente en verano.
Tigre El tigre (Leo tigris) es un mamífero carnicero de la familia de los félidos. No debe confundirse con el jaguar, también llamado tigre americano. Se cree que tuvo su origen en el norte de Eurasia y que después se trasladó al sur. Su hábitat se extiende por una zona que abarca el este de Rusia, parte de China, la India y el sudeste asiático. Existen siete u ocho razas de tigres, aunque se cree que los de Bali y el Caspio han desaparecido; las subespecies de Java, Sumatra, Siberia y la India se encuentran en peligro de extinción. Adaptado a las regiones selváticas y a las llanuras herbáceas, el tigre no soporta el calor extremado y prefiere la proximidad del agua. Nada bien y le gusta bañarse. Si se encuentra en peligro, puede trepar a los árboles. Caza por la noche, y entre sus presas figuran ciervos, jabalíes, monos, ganado doméstico y animales pequeños. Puede retraer las garras, por lo que sus pisadas no producen ruido y le es fácil sorprender a sus víctimas, de las que sólo forman parte las personas cuando está muy hambriento o es ya anciano. Su piel es de color pardo amarillento, blanquecina en la región ventral y surcada en la cabeza, el cuerpo y las extremidades por numerosas rayas transversales de tonalidad oscura, que forman anillos en la cola. Las rayas son muy visibles en los animales jóvenes y se van difuminando con la edad. El pelo es corto, grueso y brillante, más largo, espeso y suave en las especies septentrionales. Los machos son mayores que las hembras. Miden de 1,75 a 2,15 metros desde el extremo de la cabeza a la base de la cola, que suele tener una longitud aproximada de un metro. La altura en la cruz oscila entre 1 y 1,15 metros. Es un animal solitario. Sólo se reproduce una vez cada dos o tres años y las camadas son de dos a cinco cachorros. En cautividad su reproducción es mucho menos frecuente que la del león, y sus crías sobreviven con dificultad. Cuando se captura joven es relativamente fácil de amaestrar. El período de gestación dura 113 días como promedio. Los cachorros son rayados, y permanecen con la madre hasta su segundo año, en que son casi adultos y pueden cazar solos. La hembra no vuelve a criar hasta que los cachorros son independientes. La vida media del tigre es de unos once años. En condiciones especiales, como es el confinamiento en un zoológico, puede aparearse con el león. Al híbrido resultante se le llama tigrón cuando el padre es el tigre, y ligresa cuando el padre es el león.
Tortuga La expresión "tortuga de Esquilo" como una referencia a la inevitabilidad del destino, se refiere a una leyenda según la cual este trágico griego consultó a un oráculo que le advirtió del peligro de que se le derrumbara encima una vivienda. Como precaución, Esquilo frecuentó los lugares al aire libre y una tortuga, desprendida de las garras de un águila que la había capturado, cayó sobre su cabeza y le produjo la muerte. Tal es una de las representaciones míticas de la tortuga, animal que por otra parte entronca en la cultura popular con la simbología de la tenacidad, la determinación y la longevidad. La tortuga es un reptil quelonio caracterizado por el caparazón de dura consistencia que protege sus partes vulnerables. Se originó en el período triásico en su fase primitiva por lo que es uno de los más antiguos representantes del mundo animal. La mayoría de las aproximadamente 250 especies existentes en la actualidad son total o parcialmente acuáticas. Se alimentan de plantas blandas y pequeños animales y se hallan extendidas por todo el planeta, si bien se desarrollan en mayor número de individuos y especies en el continente africano y, en particular, en la isla de Madagascar. Se distinguen dos subórdenes principales de tortugas: Pleurodira (pleurodiros), que curvan el cuello lateralmente para introducir la cabeza en el caparazón; y Cryptodira (criptodiros), con cuello y cabeza retráctiles al sumergirse dentro de la concha. Las tortugas utilizan la dureza de su caparazón como protección al ser atacadas por depredadores, situación en la que introducen completamente su cabeza y sus patas en el mismo. Entre las especies terrestres destacan la tortuga común europea (Testudo graeca) y las tortugas gigantes de las islas Galápagos (Testudo nigrita). Las matanzas indiscriminadas, las alteraciones en su hábitat natural y la introducción de otros animales que, como los cerdos y las ratas, devoran a las crías de tortuga y compiten con los individuos adultos en las escalas de alimentación, originaron una progresiva disminución del número de especímenes de tortuga gigante hasta su práctica extinción en algunas de las islas en que se desarrollaron durante milenios. Con sus alrededor de 150 kg y un caparazón de más de un metro de diámetro curvo, estas tortugas, denominadas corrientemente galápagos, constituyen la especie de mayor tamaño de este tipo de animales.
Z Zorro Animal sigiloso, adaptable a las más diversas circunstancias y capaz de sobrevivir como especie a pesar de la encarnizada lucha que contra él ha mantenido el hombre durante décadas, la zorra ha simbolizado desde antiguo la astucia en los cuentos populares, hasta el punto de haberse convertido en figura habitual del mundo de las fábulas. La zorra común (Vulpes vulpes) es un mamífero carnívoro de la familia de los cánidos, emparentado con el lobo, el chacal y el perro. Los machos (zorros) alcanzan unos setenta centímetros de longitud y unos treinta de altura a la cruz, así como un peso medio de unos siete kilos. Presenta el animal un hocico agudo, orejas triangulares y erguidas, patas cortas y
una espesa y larga cola. El pelaje es de color pardorrojizo por las zonas dorsales y blanquecino en el vientre, cuello y punta de la cola. En muchas regiones se la conoce como zorra roja. Se halla distribuida la zorra por casi toda Europa, norte de África, áreas del sur de Asia y parte de Norteamérica. Se adapta a una gran diversidad de hábitats, desde el bosque a las tierras bajas e incluso los suburbios de algunas grandes ciudades. Es omnívora y come desde aves de corral y roedores, sobre todo ratones y ratas, o conejos, hasta bayas, huevos y carroña. Caza preferentemente de noche, pero también es activa durante gran parte del día. El período de gestación dura unos cincuenta días, y en cada camada suelen nacer unos cuatro cachorros. Otros mamíferos reciben también la denominación de «zorra» o «zorro», aparte de la zorra común, como son: la zorra ártica (Alopex lagopus), propia de las zonas circumpolares del hemisferio boreal, tanto en Eurasia como en Norteamérica; la zorra plateada (Vulpes fulva), buscada por su piel; el zorro del desierto o fenec (Fennecus cerda), del norte de África; el zorro de monte o cangrejero (Cerdocyon thous), de pelaje negruzco y amarillento, que habita en diferentes regiones de Sudamérica; el zorro gris (Urocyon cinereoargenteus), también conocido como chacalillo, de color grisáceo, con una franja dorsal negra, que se extiende por Norteamérica, América central y norte de Sudamérica; y el zorro de Bengala (Vulpes bengalensis), de la India.
View more...
Comments