En Busca de La China Moderna - Jonathan D Spence

April 30, 2017 | Author: Rrent | Category: N/A
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EN BUSCA DE Jonathan D. Spence

LA CHINA MODERNA Historia

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IONAntAN O.SPlNCt IWció al 1936 a1 SUrTq'

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EN BUSCA DE LA CHINA MODERNA

]ONATHAN D. SPENCE EN BUSCA DE LA CHINA MODERNA Traducción de ]ordi Beltrán Ferrer

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Título original: The Seardifor Motkm China

1.' edición en 'Ilrsquets Editores España: enero de 2011 1.' edición en Tusquets Editores México: febrero de 2011

© 1999, 1990, by jonathan D. Spence

© de la traducción: jordi Beltrán Ferrer; 2011 Diseño de la colección: Liuís Clotet y Ramón Úbeda Diseño de la cubierta: Estudio Úbeda Reservados todos los derechos de esta edición para © Tiisquets Editores México, S.A. de c.v. Campeche 280 lnt. 301-302 - Hipódromo Condesa - 06100 México, O.E Te!. 5574-6379 Fax 5584-1335 www.tusquetseditores.corn ISBN: 978-607421-2464 Fotocomposición: Pacmer, S.A. - Alcolea 106-108, l." - 08014 Barcelona Impresión: Litográfica Ingramex, S.A. de C.v. - Centeno 162-1 - México, D.F. Impreso en México

Queda rigurosamente prohibida cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación total o parcial de esta obra sin el permiso escrito de los titulares de los derechos de explotación.

índice

Índice de mapas ,................ Índice de cuadros Agradecimientos de la primera edición Agradecimientos de la segunda edición. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Prefacio a la primera edición Prefacio a la segunda edición El uso del pinyin ...... ...................

9 11 19 21 23 27

31

Primera parte: Conquista y consolidación 1. Los últimos Ming 2. La conquista manchú 3. La consolidación de Kangxi 4. La autoridad de Yongzheng 5. La sociedad china y el reinado de Qianlong . . . . . . . . . . . . .. 6. China y el mundo del siglo xvm . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..

41 63 101 130 156 180

Segunda parte: Fragmentación y reforma 7. El primer choque con Occidente 8. La crisis interna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 9. La restauración mediante la reforma 10. Nuevas tensiones a finales del periodo Qjng . .. . . . . . . .. .. 11. El final de la dinastía

225 251 281 308 353

Tercera parte: Visualización del Estado y la sociedad 12. La nueva república 13 Se hace camino» 14. La alianza fracturada 15. El Guomindang en el poder 16. La supervivencia comunista

385 407 435 469 522

Cuarta parte: Guerra y revolución 17. La segunda guerra mundial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 18. La caída del Estado del Guomindang 19. El nacimiento de la República Popular ' 20. Planificación de la nueva sociedad ' 21. Fortalecimiento de la revolución 22. La Revolución Cultural. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

571 617 667 696 731 757

Quinta parte: Reingreso en el mundo 23. Reapertura de las puertas 24. Redefinición de la revolución. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 25. Niveles de poder. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 26. Comprobación de los límites . . . . . . . . . ..

791 818 851 896

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Apéndices Notas _. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Lecturas complementarias. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Glosario Nota sobre la caligrafía Índice onomástico y toponímico Créditos de las ilustraciones

[Iotografias] 871-880; 947-954]

969 993 1021 1055 1057 1073

[79-90; 201-214; 325-336, 505-518, 649-662;

Índice de mapas

China a finales del periodo Ming China contemporánea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Amenazas extranjeras a finales del periodo Ming Bases rebeldes a finales del periodo Ming Crecimiento del poder manchú, 1610-1644 . . . . .. . . . . . . . . . . . Huida de los rebeldes anti-Ming, 1644-1647 Derrota de los príncipes Ming, 1644-1661 Los Tres Feudatarios, 1673-1681 China marítima en el siglo xvn El Tratado de Nerchinsk, 1689 ........ . . . . .. Las campañas de los dzúngaros, 1696 y 1720 Macrorregiones de China a mediados del periodo Qjng . . . . . .. El Tratado de Kiajta, 1727 Campañas de Yongzheng en el oeste, 1726-1735 Campañas de Qianlong en el oeste Campañas de los Qing en Vietnam, 1788-1789 . . . . . . . . . . . . .. Rebeliones a finales del periodo de Qianlong . . . . . . . . . . . . . .. La guerra del Opio, 1839-1842 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Los puertos abiertos por tratados, 1842 . . . . . . . . . .. La región de Altishahr, 1835. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La rebelión de los Taiping, 1850-1864 Los puertos abiertos por tratados, 1854-1860 La rebelión de los Nian, 1851-1868 Revueltas musulmanas, 1855-1873 Asuntos fronterizos, 1870-1895 .... La rebelión de los bóxers, 1898-1901 Los ferrocarriles de China, 1880-1905 La caída de los Qjng, 1911 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. La Expedición al Norte, 1926 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. La Expedición al Norte, 1928 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El incídente de Mukden, septiembre de 1931

14 16 57 60 65 72 75 104 109 121 123 134 145 148 159 174 177 240 246 249 260 269 272 277 315 342 360 373 454 473 503

La base de japón en el nordeste, 1932-1933 Sóviets del Partido Comunista Chino, 1927-1934 La Larga Marcha, octubre de 1934-junio de 1935 La Larga Marcha, junio de 1935-octubre de 1935 La guerra con Japón: expansión japonesa La guerra en el norte de China, 1937 La guerra en China central, 1937-1938 China dividida, 1938 La guerra en el sur de China, 1938-1942 . . . . . . . . . . . . . . . . . .. El incidente del Nuevo 4.° Ejército, 1941 Ofensiva Ichigo de los japoneses, 1944 Zonas bajo control comunista, agosto de 1945 La guerra civil en Manchuria, 1945-1947 ' La guerra civil en el norte de China, 1948 La guerra civil en el sur de China, 1949 Regiones militares de la República Popular China, 1949 . . . . . .. La guerra de Corea, junio-octubre, 1950 La guerra de Corea, nov. de 1950-;ulio de 1953 Choques fronterizos, 1959

520 536 551 555 573 574 578 581 587 596 609 614 622 644 665 678 683 683 747

Índice de cuadros

Cifras demográficas: Hebei, Shandong y toda China Edad de las parturientas: Daoyi, 1792 Ventas británicas de opio a China Inversiones extranjeras en China, 1902 y 1914 Gastos, ingresos y déficits del Gobierno nacional, 1929-1937 . .. Inversiones extranjeras en China por países, 1902-1936 Inversiones extranjeras en manufacturas en China por países Población china en Estados Unidos, 1890-1940 Producción industrial de China propiamente dicha y Manchuria, 1926-1936 Desempleo en China, 1935 Gastos domésticos, Shanghai, 1936-1937 . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Conflictos laborales (huelgas), 1935 . . . . . . . . . .. Muestras de ingresos y gastos de los agricultores en el poblado de Michang, provincia de Hebei, 1937 . . . . .. Relaciones agrarias tradicionales en Xunwu Gastos militares y de la deuda del Gobierno de Nankín, 1928-1937 Potencial humano, ejércitos nacionalistas chinos, 1937-1945 Bajas chinas en combate, 1937·1941 Composición social y afiliación al partido en las asambleas representativas de Yan'an, 1941 La moneda de China, 1937·1942 La disposición de las fuerzas del ejército japonés, diciembre de 1941 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. La población rural de China central: muestra de clases de familias del PCCh por porcentaje de población, 1941-1945 Depreciación delftbi, septiembre de 1945-febrero de 1947 Índices de precios al por mayor y del coste de la vida en Shanghai, 1947-1948

136 138 196 394 478 494 495 498

524 525 526 527 532 539

544 589 592 593 598 603 613 637 638

Índices de precios al por mayor y del toste de la vida en Shanghai, 1948-1949 Variaciones de los efectivos militares del Guomindang y el PCCh, 1945-1948 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Reconocimiento diplomático de la República Popular China, 1949-1950 Resultados del movimiento de los Cinco Antis en Shanghai, 1952 El Primer Plan Quinquenal, 1953-1957 Distribución de los gastos presupuestarios del Gobierno, 1950-1957 Distribución del capital fijo invertido por el Estado, 1952-1957. Consumo anual per cápita, Shanghai, 1929-1930 y 1956 Cuota de familias campesinas en tipos diferentes de unidades de propiedad, 1950-1959 Presupuesto militar de China, 1950-1960 . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Afiliación al Partido Comunista de China, 1966-1976 Comercio chino y compras chinas de plantas industriales enteras. Contratos de plantas industriales enteras, por industrias. . . . . .. Campos de estudio de los estudiantes chinos previstos en Estados Unidos, 1978-1979 Base económica de Taiwan, 1953 y 1962 . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Tasas de crecimiento: Taiwan, RPCh y Japón, 1952-1972 Comparación del poder adquisitivo en Shanghai y Taipei, mediados del decenio de 1970 Distribución del presupuesto familiar mensual en Shanghai y Taipei a mediados del decenio de 1970 ..... Composición por edades de los dos sexos en la población de China, 1982 . . . . . . . . . . .. . . . .. . . . . .. Porcentaje de chinos que nunca se casaron, por grupos de edades, 1982 Cambios de la extensión de tierra cultivada en China, 1949-1978 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Proporción entre la población urbana y rural en China, 1949-1983 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..

642 646 680 695 699

701 702 704 707 717 799 806 808

821 837 838 840 842 853 857 859 860

Para mis alumnos

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tencia abundaban. Por ejemplo, uno de los hermanos de Yongzheng en los que menos confiaba llevaba tiempo sirviendo en las campañas del Tíbet cuando el emperador subió al trono. Uno de los amigos más íntimos de Yongzheng, mientras servía en calidad de general al mando de Sichuan y Gansu, había estado involucrado en los complots de los hermanos del emperador y había recibido la orden de suicidarse en 1727. y el nuevo general que mandaba en la región, Yue Zhongqi, aunque el emperador le había dado las muestras de afecto y aprecio que acabamos de citar, descendía de Yue Fei, famoso entre todos los chinos como gran patriota que, en el siglo XII, fue asesinado en la cárcel por los gobernantes de la dinastía Song, que era también la suya, a pesar del valor con que había luchado contra los invasores jürchen. Evitar algunas o

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todas estas amenazas potenciales por parte de sus propios militares obligaría a Yongzheng a andarse con cuidado. La campaña contra los dzúngaros planeada durante mucho tiempo fue mal. En 1732 el general Yue Zhongqi, desde su cuartel general avanzado en Barkul, pudo atacar al enemigo en Urumchi, pero no pudo proteger a sus propias fuerzas en Hami de los contraataques del enemigo. El general que compartía el mando con Yue Zhongqi actuó temerariamente y cayó en una emboscada con su ejército de diez mil soldados cerca de Jobdo; aunque el general consiguió escapar, perdió cuatro quintas partes de sus hombres y la mayoría de sus oficiales. Yongzheng condenó a ambos generales a muerte por estos fallos y por cargos de corrupción relacionados con ellos, aunque más adelante conmutó las penas de muerte. Debido a estos fallos, se necesitarían treinta años más para solucionar los problemas en la frontera de esta región. Yongzheng también empleó algunos de sus nuevos canales de comunicación para coordinar la guerra en el sudoeste de China contra los pueblos indígenas miao. Colonizadores chinos iban penetrando en las provincias de Yunnan y Guizhou desde el sometimiento de los Tres Peudatarios, obligaban a los habitantes de los valles a retirarse a las montañas y trastornaron la sociedad local al abrir minas de plata y cobre. En 1726 Yongzheng nombró a Oertai gobernador general de toda la región. Administrador con experiencia, miembro de una familia de guerreros de la bandera azul y buen conocedor tanto de la lengua china como de la manchú, Oertai permanecía en comunicación constante con el emperador por medio de sus memoriales de palacio. En ellos daba cuenta de sus esfuerzos por acabar con el poder de los cabecillas miao de la región, confiscar las tierras de sus tribus y obligarles a reinscribirse y ser administrados como parte del sistema chino de prefecturas. Los ejércitos de los Qjng cercaban y mataban a los que se resistían; los que se sometían perdían igualmente los derechos sobre sus tierras, pero a menudo eran rehabilitados como administradores con sus estipendios. En 1728 el emperador tomó una medida sumamente excepcional y nombró también a Oertai gobernador general de Guangxi con el fin de acelerar el sometimiento de las tribus de la región. Los largos comentarios de Yongzheng en los memoriales de palacio insistían en animar a Oertai a seguir adelante, debatían problemas espinosos y analizaban la actuación de otros funcionarios destinados allí. En 1732 Oertai, después de lograr en gran medida pacificar el sudoeste, fue llamado a Pekín para servir simultáneamente en la Oficina de Finanzas Militares. Sustituyó al príncipe Yinxiang y a Jiang Tingxi, puesto que ambos ha147

bían muerto mientras Oertai se encontraba en el sudoeste. Él y Zhang Tingyu se convirtieron así en los asesores de mayor confianza de Yongzheng en la capital. El examen de estas innovaciones en la supervisión de las finanzas, el sistema de comunicaciones y los asuntos militares nos permite ver la evolución del imperio de los Qjng respecto a la unidad y la autocracia. En el periodo de casi un siglo a partir de la conquista llevada a cabo por los Qjng, el poder de los grandes regentes o nobles manchúes para gobernar el país -e incluso sus propias banderas- había disminuido. Los hermanos del emperador aún podían representar un peligro para éste, pero era posible manipularlos o someterlos. La burocracia regular se consideraba útil en muchos sentidos, pero un obstáculo en otros, especialmente cuando se requería rapidez y confidencialidad. Pese a ello, Yongzheng no siguió el mismo camino que tantos autócratas y no se limitó a formar una oficina nueva e importante, colocar en ella a sus propios hombres e insistir en que monopolizara la toma de grandes decisiones. En vez de ello, creó una oficina de apariencia comente con un título anodino y dispuso que los que trabajaran en ella tuvieran otros empleos al mismo tiempo; de esta manera, sus salarios y sus categorías

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oficiales se derivarían de otras funciones burocráticas más convencionales. Yongzheng era un táctico notable con inclinación a las estructuras extraoficiales y secretas, en las cuales tenía fe. Para él, el dominio de esas estructuras era la esencia del poder.

Autoridad moral El emperador Yongzheng se interesaba por otras cosas además de los asuntos administrativos. Se preocupaba mucho por los valores morales y culturales, y sus convicciones morales influían en muchas de sus decisiones importantes. Al parecer, era un hombre que estaba convencido de su propia rectitud y sus declaraciones indican que existía un vínculo entre su concepto fundamental del poder y su idea de la superioridad del emperador. Podemos verlo en su forma de tratar una amplia serie de asuntos: la Iglesia católica, el caso Lu Liuliang, la ampliación del Edicto Sagrado de su padre, la edición de la gran enciclopedia Gujin tushu jicaeng, el interés por el budismo. los problemas de los obreros industriales y de la adicción al opio, y la emancipación de la llamada "gente humilde". En un nivel interpretaba el papel de monarca confuciano; en otro, seguía mostrando la impaciencia autocrática de sus antecesores, los conquistadores manchúes. Con los misioneros católicos, Yongzheng fue aún más duro de 10 que había sido su padre en los últimos años de su vida. No sólo la polémica sobre los ritos seguía dividiendo a la comunidad católica de China, sino que como mínimo dos jesuitas. creyendo tal vez que había una probabilidad de convertir al emperador. habían cruzado correspondencia con uno de los hermanos de los que menos se fiaba Yongzheng, en la cual utilizaban el alfabeto latino como si fuera un código cifrado. Al descubrirlo, su ira se extendió a ciertos letrados que conocían a los misioneros y alcanzó, también, a la totalidad de la Iglesia católica. Exceptuando los pocos misioneros que servían en la corte de Pekín, se ordenó a todos los demás, que vivían en diversas provincias, que se reunieran en Cantón o Macao; varias iglesias provinciales fueron convertidas en escuelas o en hosterías. Como Yongzheng se había declarado públicamente contrario a las camarillas y los partidos políticos, y criticaba con frecuencia el concepto de "facciones". denunció coléricamente la influencia de la Iglesia como facción. Pese a ello, se abstuvo de prohibirla de forma definitiva y adoptó una elevada actitud moral: «Los bárbaros lejanos vienen aquí atraídos por nuestra cultura". señaló 149

en 1726. «Debemos mostrarles generosidad y virtud>" Aunque, de hecho, sólo se ejecutó a uno durante este periodo, Jos misioneros como grupo tenían que comportarse de forma extraordinariamente circunspecta. Su influencia menguó tanto que los únicos cometidos importantes que siguieron desempeñando en la corte fueron como directores de la oficina de astronomía y pintores en los estudios imperiales. El caso Lu Liuliang provocó en el emperador una reacción de parecida complejidad, una mezcla de venganza y compasión. Lu Liuliang era un letrado, médico y monje furibundamente antimanchú, que había muerto en 1683 después de estipular en su testamento que no le enterraran vestido a la usanza de los manchúes. Algunos de sus escritos, que contenían comentarios despectivos sobre los manchúes y otros bárbaros, circulaban por China central y fueron leídos por, entre otros, un joven e impresionable maestro de escuela llamado Zeng jing. Impulsado por el ardor antimanchú tras leer los escritos de Lu Liuliang, y dando crédito a los rumores que decían que Yongzheng era un usurpador, en 1728 Zeng Jing intentó persuadir al general Yue Zhongqi, que estaba en Sichuan preparándose para la campaña contra los dzúngaros, de que se rebelara contra el emperador Yongzheng. Yue Zhongqi respondió fingiendo que simpatizaba con él hasta que hubo desentrañado los detalles del complot y entonces informó a Yongzheng de lo que había averiguado. Yongzheng investigó el asunto y montó en cólera al descubrir los escritos de Lu Liuliang y la amplia difusión que habían tenido los rumores que le acusaban de usurpador. Su respuesta fue triple: ordenó exhumar y descuartizar el cadáver de Lu Liuliang y esclavizar o desterrar a todos los miembros de su familia que todavía vivieran; escribió una enojada y detallada refutación en la que trataba de probar que era en verdad el sucesor que su padre había elegido, refutación que todos los poseedores de un título obtenido en el examen de Estado tenían la obligación de leer; e hizo el gesto dramático de perdonar a Zeng Jing, con sólo una reprimenda, alegando que era joven y crédulo. Yongzheng proyectó deliberadamente esta imagen, que vinculaba la benevolencia confuciana y la severidad paterna de otras maneras, y amplió el Edicto Sagrado de su padre. Kangx:i se había dado por satisfecho con hacer un breve resumen de dieciséis puntos morales para ayudar a sus súbditos a llevar vidas obedientes y pacíficas. Pero Yongzheng amplió extensamente cada una de las máximas de su padre y preparó discursos que los letrados locales debían pronunciar dos veces al mes hasta en los poblados. En sus ampliaciones, Yongzheng hacía especial hincapié en la necesidad de comunidades locales integradas 150

que pagasen sus impuestos puntualmente, que evitaran los odios de sangre y que se protegieran de los forajidos; en el papel del ahorro y la laboriosidad en una economía agrícola; en la evitación de pleitos, y en el fomento de un sistema de educación que enseñase conducta moral y ortodoxia, al tiempo que renunciaba a las «doctrinas falsas". Todos los que deseaban presentarse a los exámenes de condado tenían que conocer las máximas ampliadas y los comentarios del emperador. También se hicieron versiones simplificadas, preparadas por algunos de los funcionarios de Yongzheng, a fin de que los discursos pudieran pronunciarlos incluso personas de educación limitada y dirigirse a pueblos minoritarios que hablaban sus propias lenguas, distintas del han. Fue un intento serio y concienzudo de adoctrinamiento a escala nacional que Yongzheng creía que iba a mejorar los pensamientos y la conducta de la gente, e intensificar su lealtad al Estado. Estas pautas de adoctrinamiento moral pasarían a ser un tema recurrente en la futura historia de China, tanto después de las grandes rebeliones de mediados del siglo XIX como bajo los sucesivos gobiernos de los nacionalistas y los comunistas chinos. El comportamiento de Yongzheng en lo que se refiere a la publicación de la Gujin tushu jicheng reveló una faceta aparentemente mezquina de la naturaleza del emperador, pero la seriedad con que llevó a cabo el proyecto es un indicador importante de la interrelación de los valores políticos y culturales durante la época Qjng. La Gujin tushu jicheng [Colección completa de ilustraciones y escritos desde los tiempos más antiguos hasta los actuales] era una enciclopedia enorme, fruto de decenios de erudición del letrado Chen Menglei. Con la ayuda de decenas de letrados, del tercer hijo del emperador Kangxi, que se convirtió en su mecenas, y, finalmente, del patronazgo del propio Kangxi, Chen Menglei quiso reunir la totalidad de los mejores escritos sobre fenómenos naturales, geografía, historia, literatura y gobernación. El resultado, sin duda uno de los libros más extensos de la historia del mundo, llenaba 800.000 páginas y contenía más de cien millones de caracteres chinos. Los tipos de cobre para imprimir esta obra inmensa ya estaban preparados cuando murió Kangxi. Yongzheng estaba decidido a asegurarse de que el mérito de la gran empresa no se atribuyera a este hermano en particular, al que odiaba, y se valió del hecho de que Chen Menglei había servido en otro tiempo con uno de los Tres Feudatarios para declararlo traidor y desterrarlo a Manchuria. Yongzheng borró seguidamente todas las huellas del trabajo de Chen Menglei en la preparación de la obra y toda mención de la participación de su hermano mayor en el proyecto. Después de 151

un lapso de cuatro años, que supuestamente se usó para «corregir» la enciclopedia, ésta se publicó como obra del propio Kangxi; uno de los grandes secretarios interiores en quienes más confiaba Yongzheng constaba como redactor jefe de la «revisión». En el campo del budismo pueden verse de nuevo las polaridades en el comportamiento de Yongzheng, que desempeñaba el papel doble de creyente fervoroso y autócrata. La escuela del budismo que más atraía a Yongzheng era la denominada Chan, que había empezado a florecer en China un milenio antes. Los devotos de la escuela Chan seguían un austero programa de meditación e introspección a fin de llegar a comprender con el tiempo que el mundo llamado «práctico» en el que habitaban era en realidad un mundo ilusorio. También creían que la naturaleza de Buda era inmanente a todos los seres y que todos los individuos podían obtener iluminación por medio de la fe y la concentración. Fiel a estas creencias, Yongzheng se reunía regularrnente en su palacio de Pekín con un grupo de estudio Chao formado por catorce personas, a saber: los cinco hermanos suyos en los que todavía confiaba, una selección de altos funcionarios, un monje taoísta y cinco monjes budistas. También autorizó que una imprenta budista publicase sutras, es decir, pasajes de las escrituras budistas. Sin embargo, cuando Yongzheng discrepó de las interpretaciones doctrinales que habían hecho dos monjes budistas a finales de la época Ming y que aún observaban muchos creyentes de la escuela Chan en sus propios tiempos, ordenó quemar los polémicos libros de los dos monjes y obligó a sus seguidores a renunciar a ellos y a sus obras. Podemos ver cómo los valores sociales de Yongzheng afloran a la superficie en el campo de las relaciones laborales también. El territorio alrededor de Suzhou, al sur del Yangzi, era famoso en el siglo XVIII como centro del comercio de la seda y el algodón. Entre la numerosa fuerza laboral de la zona había unos hombres que eran legendarios por su gran fuerza flsica y que utilizaban rodillos enormes, de unos cuatrocientos cincuenta o más kilos, para prensar y acabar los tejidos. Estos «calandradores», como los llamaban, se mataban trabajando a cambio de salarios míseros: se necesitaba casi un día entero para calandrar un corte de tejido de unos veinte metros de longitud, y cada trabajador percibía once monedas de cobre, esto es, poco más de una centésima parte de un tael de plata, por este trabajo. Esta suma apenas daba para subsistir en una época en que el precio base de un picul de cereales (aproximadamente cincuenta kilos) era de alrededor de un tael en el mercado libre. Durante el reinado de Kangxi estos calandradores se declararon en huelga varias veces para exigir no sólo mejoras salariales, sino también

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el derecho a construir un hospital, un orfanato y un local para reunirse. Los huelguistas no consiguieron nada y sus líderes fueron apaleados, pero se alzaron en señal de protesta una vez más en 1723 y de nuevo en 1729. Como había más de ocho mil de estos trabajadores duros y comprometidos en los alrededores de Suzhou, Yongzheng se tomó el asunto en serio, pero los posibles vínculos de los calandradores con rebeldes y agitadores de fuera le preocupaban mucho más que sus pobres condiciones económicas. El emperador alabó al gobernador que detuvo e interrogó a veintidós de los trabajadores. Gracias a memoriales de palacio que se conservan y llevan entre líneas las largas inscripciones del emperador, podemos ver la gran minuciosidad con que Yongzheng llevó a cabo la investigación, que dio como resultado la inquietante noticia de que algunos de los trabajadores estaban relacionados con expertos en artes marciales, adivinos, médicos, propietarios de burdeles de hombres y de mujeres e incluso algunos presuntos aliados de un pretendiente al trono Ming que había huido a Filipinas. Sólo después de que se aclararan todos estos elementos en 1730 y se castigase a los conspiradores escribió el emperador a su informante, utilizando tinta de color bermellón, una anotación que deda: «Bien, ahora puedes mandar un memorial público». Dicho de otro modo, hasta ese momento no se permitiría a los ministerios de Pekín y a los grandes secretarios conocer todos los detalles sobre los que el emperador y unos cuantos funcionarios favorecidos habían estado cavilando durante siete años. En el campo de la adicción al opio, el emperador pisaba terreno nuevo e inexplorado. Si bien había constancia de cierto uso del opio por sus propiedades medicinales y narcóticas desde el siglo XI, la adicción a esta droga no se propagó por la China continental hasta después de que la costumbre de fumar tabaco se hiciera popular durante el siglo XVII y las técnicas de fumar opio fueran introducidas por soldados que volvían de Taiwan, adonde habían sido enviados a sofocar la rebelión de Zhu Yigui en 1721. Yongzheng supo de la magnitud del problema en los comienzos de su reinado y decidió prohibir que se fumara opio, pero, como no había ningún precedente claro en el código de leyes chino, fue necesario recurrir a varias cláusulas por analogía. Así, los traficantes de opio serían condenados, al igual que los vendedores de artículos de contrabando, a llevar un pesado cepo de madera llamado «canga» durante un mes, transcurrido el cual serían desterrados a una guarnición militar en la frontera. Los que atrajesen a personas inocentes a sus fumaderos serían condenados, al igual que los predicadores de religiones heterodoxas, al estrangulamiento (a reserva de 153

atenuación de la pena tras e! correspondiente recurso). A los que fumaran o cultivaran opio se les administrarían cien latigazos conforme a las penas que se imponían a los infractores de las órdenes imperiales. Pero en 1729 Yongzheng recibió un largo memorial que le hizo pensar más detenidamente en e! problema de! opio. El memorial se refería a un vendedor de opio llamado Chen, que, de acuerdo con las leyes, había sido condenado a la confiscación de todos sus bienes, a llevar la canga y a ser desterrado. Pero e! vendedor de opio hizo protestas de inocencia y alegó que sólo había vendido opio medicinal por razones relacionadas con la salud y no para fumarlo. Al examinar las pruebas, Yongzheng reconoció que era en verdad una distinción válida y que los funcionarios debían cerciorarse siempre de los móviles en los casos que se estuvieran investigando. Era muy posible que el aludido Chen, tendero de Pujian que había cambiado sus «pasteles de naranjas secas» con un mercader de Guangdong por unos dieciocho kilos de opio, fuese un comerciante o farmacéutico legítimo en vez de un maleante. Tal como comentó sensatamente el emperador: «Si el opio es de contrabando, entonces Chen no debería ser perdonado graciosamente. Si no es de contrabando, entonces épor qué 10 habéis almacenado en la tesorería provincial? Es e! capital que con gran esfuerzo ha ganado el pueblo común. ¿Cómo podéis resolver un error cometiendo otro error y privarle así de su medio de vida?»." He aquí un ejemplo concreto de una situación en la cual el gobernante absoluto del mayor imperio del mundo aún podía vigilar de cerca problemas sociales, tratar de imponer cierto grado de equidad económica y presentarse como supremo árbitro cultural. Tal vez el gesto más dramático que en este sentido hizo Yongzheng fue la decisión de emancipar a la «gente humilde» de China. Esta designación se aplicaba a varios grupos a los que se consideraba marginados de la sociedad y se les prohibía servir al Gobierno en cualquier capacidad o presentarse a los exámenes de Estado: la «gente del canto» de Shaanxi y Shanxi, que cantaba e interpretaba música en las bodas y los entierros; la llamada «gente perdida» de Zhejiang; los sirvientes hereditarios de Anhui y los mendigos hereditarios de jiangsu; los barqueros, los recolectores de ostras y los pescadores de perlas de ciertas tribus que trabajaban en los peligrosos mares de la costa de! sudeste; los humildes «habitantes de chozas» que recolectaban cáñamo e índigo en la frontera entre Zhejiang y Pujian; y otros que trabajaban como esclavos domésticos. Quizá Yongzheng se sintió impulsado a cambiar la baja condición de estos grupos más por su deseo de instaurar un código unificado de moral pública que por un sentimiento de compasión sincera,

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pero el hecho de que entre 1723 y 1731 promulgara una serie de edictos para liberar a estas personas demuestra la constancia y la tenacidad con que quiso poner fin a este tipo de discriminación. A corto plazo los edictos surtieron menos efecto del que esperaba el emperador. Muchos miembros de la «gente humilde» siguieron dedicándose a sus humildes ocupaciones por voluntad propia, a la vez que muchos otros estaban acostumbrados a su estatus de degradación y sencillamente lo aceptaban, aunque las leyes hubieran cambiado. Al público en general no le entusiasmaba la idea de aceptar a estos marginadas como iguales, a pesar de los edictos de Yongzheng. Pero a largo plazo éstos produjeron el efecto deseado y poco a poco muchos de los grupos despreciados pudieron ocupar un lugar más estable en la sociedad Qing. Aquí, como en otros momentos de su reinado, Yongzheng tuvo oportunidad de aprender que la naturaleza humana podía ser obstinada y que las expresiones públicas de preocupación moralista no cambiaban forzosamente las pautas endógenas de comportamiento; pero no podemos saber si se tomó la lección en serio. Su creencia en sus propios poderes de persuasión siguió intacta y Yongzheng continuó exhortando a sus funcionarios y a sus súbditos hasta el día de su muerte. Su moralismo práctico es una señal de cuán profundamente los gobernantes manchúes del Estado Qjng habían interiorizado las virtudes confucianas tradicionales.

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La sociedad china y el reinado de Qianlong

«Como el sol al mediodía»

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El reinado de Qjanlong duró de 1736 a 1799 y fue el más largo de la historia de China. Cuando sumamos este periodo al reinado de Kangxi, cuya duración fue casi igual, y añadimos el de Yongzheng, vemos que tres emperadores gobernaron China durante todo el espacio de tiempo comprendido entre 1661 y 1799. Al comparar los acontecimientos acaecidos en estos reinados con lo que ocurrió en América del Norte durante un periodo parecido, desde la fundación de Nueva York como colonia inglesa hasta la muerte de George Washington, o en Gran Bretaña desde la Restauración de Carlos 11 hasta la Revolución Industrial, podemos ver por qué China ha presentado a los observadores extranjeros una imagen tan extraordinaria de estabilidad y continuidad. El emperador Qjanlong comenzó su largo reinado con espíritu de vigoroso optimismo. Cuarto hijo de Yongzheng, Qianlong subió al trono pacíficamente a los veinticinco años de edad, sin haber conocido luchas entre facciones como las que habían atormentado la juventud de su padre. Yongzheng había tenido la previsión de consignar por escrito y en secreto el nombre del sucesor que había elegido y de guardar el documento bajo llave en un cofre para que no pudiera haber disputas. Qjanlong había recibido una preparación esmerada para desempeñar el papel de emperador y no albergaba ninguna duda sobre sus capacidades ni sobre la grandeza de la dinastía que él presidía. Pero añadió una dimensión nueva al Gobierno Qing porque se consideraba no sólo emperador de China, sino también gobernante de un imperio asiático multicultural. Sumó así a las dimensiones políticas del Gobierno nuevos elementos religiosos, lingüísticos y raciales, que hicieron necesario un replanteamiento de la herencia manchú y de la naturaleza del poder. El logro más importante de Qjanlong fue la conquista y la integración de enormes extensiones de territorio en el oeste -la región que 156

más adelante se llamaría Xinjiang, los «Nuevos Territorios»- en el Esrado chino. Dobló con ello la extensión territorial de China, acabó definitivamente con los problemas que causaban los dzúngaros y fijó una frontera firme con Rusia en el oeste, que se añadiría a las fronteras del norte que habían establecido los tratados de Nerchinsk y Kiajta. Llevar a cabo esta inmensa tarea requirió mucho tiempo y mucho dinero y estuve vinculado (como en tiempos de Kangxi y Yongzheng) al progreso de las campañas en el oeste de Sichuan y el nordeste del Tíbet. Buscando un líder para las campañas del oeste, Qjanlong depositó mucha fe en un miembro manchú de las banderas que hasta entonces era desconocido. Se llamaba Zhaohui y había ascendido en el escalafón burocrático del Gran Secretariado durante el decenio de 1730 hasta convertirse en intendente de los ejércitos de los Qjng en Sichuan, antes de ser enviado al frente dzúngaro con el mismo título. Allí se ofreció voluntariamente para el servicio activo. Después de una serie de aventuras extraordinarias entre 1756 y 1759, que incluyeron la defección de sus aliados clave, el asesinato de sus emisarios por musulmanes en Turkestán, privaciones que obligaron a sus tropas al canibalismo y marchas forzadas de centenares de kilómetros por terreno dificil, Zhaohui consiguió tomar las ciudades de Kashgar y Yarkand en 1759. Las tropas de los Qing asesinaron a las últimas fuerzas dzúngaras con gran crueldad. A partir de entonces los nuevos territorios fueron administrados por un gobernador militar que tenía su base en Ili, y un segundo gobernador cuya base estaba en Urumchi, y se fortaleció la lealtad de las tribus de Mongolia a los Qjng. Cuando e! general Zhaohui regresó a Pekín, Qjanlong salió de la ciudad para darle personalmente la bienvenida, honor casi sin precedentes. De! mismo modo que personal manchú de la Lifan Yuan se había encargado de todas las negociaciones diplomáticas con los dzúngaros y los mongoles, también ahora la administración de los nuevos territorios del oeste siguió en manos de los manchúes y unos cuantos chinos experimentados de las banderas. No se abrió la región a la colonización y población por parte de chinos, sino que se mantuvo como zona fronteriza estratégica. La ocuparon guarniciones muy numerosas de banderas manchúes y chinas, entre 15.000 y 20.000 soldados y cien mil personas dependientes de ellos, lo cual costaba a los Qing como mínimo tres millones de taels al año. Los habitantes, que en gran parte eran musulmanes, tenían sus propios líderes religiosos y seguían sus propias y estrictas prácticas alimentarias; los manchúes también les eximieron de la obligación de afeitarse la cabeza y dejarse la coleta. Los jefes civiles de los musulmanes, conocidos como -begs», estaban ligados 157

al Estado Qing por sus salarios y títulos. Se llevó a cabo una expansión de! comercio de mercancías como el cobre, las piedras preciosas, el sao litre, la lana para mantones, y también esclavos, si bien la corte manchú siguió ejerciendo el monopolio virtual de las minas de jade y oro, los minerales más valorados de la región. Como prueba adicional de su nueva expansión en Asia, Qianlong tomó una mujer de una rica familia musulmana de Xinjiang para que fuese una de sus concubinas. Esta mujer tenía permiso para seguir al pie de la letra las prácticas religiosas y alimentarias musulmanas y acompañó al emperador en varias de sus prolongadas visitas al norte y al centro de China. Murió en e! decenio de 1780 y la enterraron en una tumba especial, con pasajes de! Corán en árabe grabados en su sarcófago de piedra.' Las inmensas campañas de Qjanlong no se habían dirigido desde la pequeña y secreta Oficina de Finanzas Militares, como en e! reinado de Yongzheng. Aunque la oficina a través de la cual se coordinaron las campañas llevaba e! mismo nombre en chino que la de Yongzheng, su alcance y su personal se habían ampliado muchísimo, al igual que su poder y su visibilidad en e! conjunto del Gobierno. Por este motivo, a partir de! reinado de Qjanlong e! nombre de la oficina se tradujo al inglés por el de «Crand Council» [Gran Consejo [. porque ahora su poder trascendía el de los seis ministerios e incluso el del Gran Secretariado. Entre los primeros miembros del Gran Consejo de Qjanlong estaban Oertai y Zhang Tingyu, los dos consejeros de confianza de su padre, Yongzheng. Oertai y Zhang Tingyu dieron continuidad al Gobierno y poco a poco se unió a ellos un grupo reducido de ministros escogidos cuidadosamente, y el total continuó siendo de seis o siete miembros durante la mayor parte del reinado de Qjanlong. Los integrantes del Gran Consejo contaban con el respaldo de una secretaría integrada por unas doscientas cincuenta personas, las cuales servían por tumos y veinticuatro horas al día para que las oficinas clave nunca estuvieran desatendidas. El Gran Consejo se convirtió en el centro donde se archivaban los importantes memoriales de palacio que altos funcionarios llevaban por toda China. Dado que estos memoriales se copiaban, eran evaluados por un círculo más amplio de consejeros y con frecuencia se pasaban a los ministerios para que los comentasen, empezaron a perder sus funciones simbólicas y reales como instrumentos especiales que vinculaban al funcionario y al gobernante. Como si reconociera esto, los comentarios que Qjanlong escribía con tinta de color bermellón en los memoriales solían ser formularios -«Tomo nota», «Leído», «Mandadlo al ministerio pertinente», etcétera- y apenas transmitían la sensación de

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afecto e intimidad ni, de hecho, de enojo o preocupación que habían caracterizado los comentarios de su padre y su abuelo. Esto no quiere decir que Qjanlong no fuera un gobernante concienzudo, porque lo era. Se reunía regularmente en audiencia con funcionarios superiores, leía los documentos que le presentaban, hacía muchos viajes tanto a las ciudades del delta del Yangzi como a Manchuria, coordinaba las campañas militares y promulgaba numerosos edictos sobre importantes cuestiones de política. Se trataba más bien de dejar gran parte de la tarea de tomar decisiones a los miembros del Gran Consejo y permitir que se evaporase la sensación de dinámico liderazgo central que caracterizara los reinados de Kangxi y Yongzheng. Esta pérdida de impulso puede verse en su manera de abordar la reforma de la recaudación rural de impuestos que tanto preocupara a Yongzheng. Aunque Qianlong había ordenado que todos los que quisieran presentarse a los exámenes de nivel superior para obtener un jinshi en 1742 escribiesen ensayos sobre el sistema provincial de rentas, y había pedido lo mismo a sus altos funcionarios, poco a poco, casi de manera fortuita, los elementos clave de esa estrategia fiscal cayeron en desuso. Las provincias ricas con un superávit de rentas locales reci159

bieron la orden de entregarlo a las provincias pobres. El resultado fue que las provincias ricas perdieron la oportunidad de tomar importantes iniciativas locales que podrían haber fortalecido su gobierno, al tiempo que las provincias pobres perdieron todos los incentivos para expandir su sistema de recaudación o reformar su base económica. Con mayor frecuencia cada vez, los magistrados locales se quedaban con los superávits en lugar de enviarlos al comisario provincial de finanzas. De forma paulatina volvieron los antiguos abusos de los pagos adicionales y los cobros y recargos ilegales. El Ministerio de Hacienda instituyó lentamente un sistema que obligaba a someter cada partida de los gastos locales a la aprobación de miembros de su personal en Pekín antes de que pudiera gastarse el dinero. Esto provocó una avalancha de papeleo y un sistema absurdo en el cual asuntos triviales tardaban años en resolverse y asuntos importantes nunca se resolvían. Un documento del Ministerio de Hacienda de este periodo y procedente de la capital de la provincia de Hebei muestra que los funcionarios provinciales tenían que ocuparse de cosas tales como el pago de 48 taels a los vigilantes de un puente, 105 taels en concepto de salarios de marineros y 12 taels correspondientes a las pensiones de dos viudas. Qjanlong adoptó una actitud parecida a la de su padre ante los asuntos culturales. Hacía alarde en público de su piedad filial, especialmente en el trato ritualizado que dispensaba a su propia madre, la emperatriz viuda. La mimaba y halagaba en grado extraordinario, la llevaba consigo en sus suntuosos viajes a la región del delta del Yangzi e incluso construyó una réplica de calles del sur en el palacio del norte cuando la mujer ya no pudo seguir viajando. Para hacer profesión de lealtad a su padre insultado, anuló el edicto de clemencia de Yongzheng y ordenó que el infortunado Zeng Jing -el torpe popularizador de las ideas de Lu Liuliang en 1728- fuese despedazado en la plaza del mercado de Pekín. Dispuso que se celebraran exámenes complementarios para los letrados de categoría sobresaliente que no hubieran aprobado los exámenes de Estado regulares, dio gran importancia a los sistemas de conferencias locales que difundían los valores confucianos y el Edicto Sagrado, honró a los ancianos con fiestas especiales y alabó a las esposas y viudas virtuosas. En algunos campos tomó iniciativas nuevas. Aumentó enormemente la colección imperial de cuadros y caligrafla, para lo cual trajo a la corte muchas de las mejores obras del milenio anterior. (Algunos entendidos posteriores lo han criticado por escribir poemas rebuscados sobre muchos grandes cuadros con su caligrafia pulcra pero mediocre, lo cual echaba a perder la sutileza de las composiciones originales.) Pa160

troeinó a varios pintores jesuitas en la corte, especialmente al talentoso italiano Giuseppe Castiglione, cuyos retratos de la realeza y grandes escenas de cacerías y procesiones eran una mezcla sin par de composición china y perspectiva y coloración occidentales. Qjanlong empleó a arquitectos y decoradores jesuitas para que trabajasen en un suntuoso palacio de verano de estilo europeo, el Yuan Ming Yuan, que se erigió en un parque a orillas de un lago en las afueras de Pekín. Ordenó compilar varias obras notables -genealogías, historias, descripciones de ritualcs~ que preservarían fielmente y consagrarían la herencia manchú. y para recalcar el poder de los Qjng como protectores de la religión, hizo construir una réplica del gran templo lamaísta tibetano, el Potala, en los jardines de su extenso palacio de verano en Rehe (lehol). Con el fin de conservar la grandeza de la cultura china, Qjanlong también ordenó que se hiciera una gran compilación de las obras literarias e históricas más famosas del pasado. llamada los "Cuatro Tesoros» en virtud de sus cuatro componentes principales -clásicos, historias, filosofla y obras literarias diversas-, no era sólo una selección de pasajes sobre temas dererminados, como la Gujin tushu jicheng (la enciclopedia publicada bajo el gobierno del abuelo y del padre de Qjanlong); era más bien una antología completa, con doctas introducciones, en la cual las obras seleccionadas se copiaron en su totalidad. Se necesitaron diez años para hacer esta compilación, que cuando quedó terminada comprendía 3450 obras completas y comentarios sobre otras 6750 y llenaba 36.000 volúmenes manuscritos. Es uno de los grandes logros de la bibliografla china. La compilación de los Cuatro Tesoros también fue una especie de inquisición literaria, ya que se registraron bibliotecas privadas y se castigó rigurosamente a los poseedores de obras consideradas ofensivas para los manchúes. Estas obras fueron destruidas junto con volúmenes de geografía o viajes que contenían información que se juzgó perjudicial para la defensa de China. Tan minuciosa fue esta campaña que más de dos mil obras que sabemos que tenían previsto destruír los asesores culturales de Qianlong nunca se han recuperado. Algunos de los encargados de dirigir el proyecto de los Cuatro Tesoros también tuvieron la oportunidad de apoyar a las escuelas filosóficas a las que eran adeptos, para lo cual omitieron las obras de rivales destacados o se valieron de sus comentarios para subrayar sus propias opiniones filosóficas. En muchas de las manifestaciones y actos de Qjanlong cabe detectar un trasfondo inquietante, aunque tenue. Es el de un hombre que ha recibido demasiados elogios y ha pensado demasiado poco, de alguien que ha actuado de cara a la galería en la vida pública, que ha

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confundido la pompa con la sustancia, que ha buscado confirmación y apoyo hasta para los actos corrientes y que no está realmente pre-

parado para tomar decisiones dificiles o impopulares. En medio de las numerosas glorias de Qjanlong empezaban a aparecer señales de decadencia e incluso desmoronamiento. Uno de los Cinco Clásicos, el Libro de los cambios, había previsto esto, como sabría cualquier chino culto. El quincuagésimo quinto hexagrama del Libro de los cambios es feng. que significa «abundancia» o «plenitud», y su descripción principal dice: La AIIVNDANCIA tiene éxito. El rey consigue abundancia. No estéis tristes. Sed como el sol al mediodía.'

Pero el comentario antiguo de este pasaje añade: Cuando el sol se encuentra en el mediodía, empieza a ponerse; cuando la luna está llena empieza a menguar. La plenitud y la vaciedad del cielo y de la tierra menguan y crecen en el transcurso del tiempo. [Cuánto más cierto es esto en los hombres, o en los espíritus y los dioses!

El confucianismo del siglo XVIII Si se le hubiera preguntado, seguramente Qjanlong hubiese insistido en que presidía un sistema confuciano de gobierno con medios confucianos y hubiera podido justificar esta afirmación de muchas rnaneras: el emperador y sus funcionarios veían las obras de Confucio como depositarias fundamentales de la sabiduría ética; los clásicos confiicianos formaban el plan de estudio básico de las escuelas y ocupaban un lugar central en el sistema de exámenes de Estado; los valores confucianos de lealtad y piedad filial unían a funcionarios y gobernantes, y a hijos y padres, del mismo modo que, en el campo, las conferencias sobre temas confucianos a cargo de letrados y funcionarios iban dirigidos a unificar al pueblo en la obediencia al Estado. Sin embargo, el «confiicianismo» cambiaba constantemente debido a la adopción o la eliminación de aditamentos. En el siglo XVIll la doctrina empezó a evolucionar en nuevas direcciones, de forma paralela a los cambios que experimentaban la sociedad y la economía. 162

Durante la segunda mitad del siglo XVII los letrados habían estado absortos en la búsqueda de la causa de la caída de la dinastía Ming y muchos de ellos encontraron una explicación satisfactoria en el individualismo extremo y en la creencia en el conocimiento moral innato que tan populares habían sido en las postrimerías del periodo Ming. Altos letrados-funcionarios bajo los primeros emperadores Qjng, Shunzhi y Kang:xi -además de los propios emperadores-, trataron de contrarrestar lo que a su juicio eran las tendencias decadentes de los Ming y para ello reafirmaron los valores esenciales del confucianismo de la dinastía Song (960-1279). Hicieron hincapié en la época Song porque fue entonces cuando el filósofo Zhu Xi (fallecido en 1200) había dado relevancia a la opinión de que existían en verdad principios subyacentes (b) que explicaban los actos del cielo y guiaban la conducta humana. Zhu Xi y sus discípulos posteriores creían que comprender estos principios ayudaría a los hombres a vivir racionalmente y en armonía con el cielo, y justificaría los intentos de los hombres morales de encontrar sentido en una trayectoria pública. Así pues, había una orientación al Estado en el confucianismo de los Song, aunque la ampliación de estas creencias exigía niveles múltiples de especulación cosmológica a los pensadores que investigaban los propósitos del cielo. Además, la conciencia de que tal vez ni siquiera los hombres de mayor moralidad podrían entender nunca los dictados del cielo y, por tanto, inevitablemente no cumplirían con sus obligaciones para con el Estado y la comunidad, produjo niveles complejos de ansiedad y culpa entre los pensadores confucianos. Del mismo modo que los letrados que ocupaban puestos estatales bajo los primeros Qjng habían rechazado elementos del pensamiento de los Ming y encontrado seguridad en los textos y las interpretaciones de la dinastía Song del siglo XII, también los pensadores del periodo Qjng rechazaron las normas de los Song y buscaron certezas en otras partes. En tiempos de Qjanlong muchos letrados ya habían empezado a encontrar una nueva seguridad no tanto en algunos textos en particular como en una metodología. Esta metodología, a la que llamaban Jurozheng, se ha traducido útilmente por "practicar la búsqueda de pruebas», porque llevaba aparejada la verificación meticulosa de datos basándose en rigurosos criterios de precisión. Los letrados del kaozheng intentaban liberarse por completo de la especulación y fundamentar sus estudios en «hechos concretos». Dedicaban sus energías a estudios de lingüística, matemáticas, astronomía y geografia, convencidos de que tales estudios llevarían a una certeza mayor sobre las que habían sido las verdaderas palabras e interpretaciones de los sabios antiguos de 163

China y, a partir de ahí. a una mejor comprensión de cómo vivir en el presente.' Los precursores más importantes del movimiento kanzheng, los que inspiraban mayor respeto reverencial a sus seguidores, eran hombres que habían vivido durante el reinado de Kangxi. Uno de los héroes del kafJzheng era Gu Yanwu, el leal partidario de los Ming que había tratado de defender su territorio natal contra las fuerzas manchúes. Como señalábamos en otro capítulo, Gu Yanwu acabó haciendo tácitamente las paces con la nueva dinastía Qjng y pasó la última parte de su vida viajando por el norte de China para estudiar aspectos de la tecnología local además de localizar estelas antiguas, de las cuales sacaba cuidadosamente calcos que ayudarían a los letrados en sus investigaciones filológicas. Gu Yanwu también llevaba un registro sumamente detallado de su labor en unos cuadernos que, a diferencia de los «diarios» moralistas o metafísicos de los confucianos especulativos, estaban repletos de notas precisas sobre textos, fuentes raras, observaciones geográficas y artefactos antiguos. (Merece la pena señalar la posibilidad de que ciertos elementos de las ciencias occidentales que trajeron a China los misioneros jesuitas del siglo XVII, especialmente en los campos de las matemáticas y la astronomía, afectaran a las metodologías de investigación de los letrados del kaozheng y dieran a éstos la confianza de que existía un reino de «certeza» que estaba por encima de las escuelas filosóficas individuales.) Yan Ruoju, amigo de Gu Yanwu, aplicó técnicas parecidas a la tarea de cotejar la cronología y las estructuras lingüísticas de parte de los documentos históricos contenidos en el clásico confuciano. Sus conclusiones, si bien circularon sólo en forma de manuscritos hasta el decenio de 1740, surtieron un efecto devastador en muchos intelectuales de la época. Van Ruoju probó, con datos cuidadosamente reunidos, que vanas secciones de esta importante obra (en la que se habían basado las preguntas del examen de Estado durante muchas generaciones) eran una falsificación posterior y, por tanto, no merecían la veneración de los letrados. En el decenio de 1740 los exámenes en su conjunto ya eran objeto de ataques que los tachaban de ejercicios estériles que no seleccionaban a los mejores letrados para desempeñar los cargos, y la obra de Van Ruoju acentuó la sensación de que el confircianismo estatal era débil. Las tensiones sociales también mermaron la confianza en el sistema, porque a mediados del siglo XVIII el Estado no había aumentado los cupos de aspirantes a examinarse de forma proporcional al aumento de la población china. Las presiones consiguientes sobre los estudiantes y las di164

ttcultades de encontrar empleo aunque se aprobaran los exámenes causaban frustración y desilusión a muchos miembros de la elite culta. Los letrados del siglo XVIII utilizaron las percepciones y metodologías del kaozheng para iniciar un estudio profundo del pasado confuciano. Muchos de ellos dedicaron gran parte de su tiempo a leer textos y comentarios de la dinastía Han (206 a.C.-22D d.C.), dado que tales textos estaban mucho más cerca de la época de Confucio que los textos de la época Song que todavía usaban las escuelas estatales y, por ende, .~e creía que se acercaban más a los sentimientos verdaderos del propio sabio. Los partidarios de los textos de la época Han se subdividieron posteriormente en grupos, según depositaran más fe en los primeros o últimos trabajos intelectuales de la dinastía Han. No eran meros debates abstrusos, sino estudios del pasado que empezaban a abordar los clásicos como historia y a tratar la historia misma con escepticismo agudo y penetrante. La labor de los letrados del kaozheng también tuvo consecuencias importantes para la política del siglo XVUI, puesto que "la acumulación de datos que cual hormigas recababan los letrados» -como calificó sus estudios uno de ellos- aportó conocimientos de hidráulica, astronomía y cartografla, así como textos antiguos sobre el arte de gobernar que permitieron a los letrados evaluar la realidad Qjng con mayor perspicacia. El movimiento kaozheng era ya tan influyente a mediados del reinado de Qjanlong que contaba con el apoyo de una infraestructura entrelazada de comerciantes y editores de libros, impresores, propietarios de bibliotecas y maestros profesionales de las numerosas habilidades que se necesitaban para esta clase de investigación avanzada. A menudo las líneas que separaban los letrados del mundo comercial se hadan borrosas, ya que muchos mercaderes se convirtieron en patrocinadores del saber kaozheng y acumularon bibliotecas enormes que ponían a disposición de los letrados. Otros letrados del kaozheng descendían directamente de familias de mercaderes, 10 cual reflejaba el crecimiento de nuevos centros urbanos en Chína y la difuminación de categorías ocupacionales que antes estaban claramente definidas. En el colosal proyecto de compilación de los Cuatro Tesoros que acometió el emperador Qjanlong, los letrados del kaozheng dominaron el proceso editorial y utilizaron sus nuevos conocimientos para denigrar las teorías del confucianismo especulativo del periodo Song (aunque esas teorías continuaron siendo «ortodoxas» en el conjunto de los exámenes) y potenciar la reputación de los escritores que trabajaban en una línea kaozheng. A cambio, Qjanlong estaba tan agradecido por la cantidad de material raro que estos letrados le proporcionaban que or165

denó a los funcionarios que escribieran tres colecciones manuscritas extras de las obras más raras incluidas en el compendio los Cuatro Tesoros. Estas colecciones se depositarían en bibliotecas de los tres centros principales del saber kaozheng -Yangzhou, Zhenjiang y Hangzhou- para que pudieran consultarlas los letrados locales. Había algo sumamente intelectualizado e incluso endógeno en toda esta labor. Por de pronto, era extraordinariamente dificil y, en consecuencia, permitía a los letrados del kaozheng reformular la visión de su propia elite en peligro a causa del número creciente de aspirantes a un título que no tenían empleo en el siglo XVIII. (La dificil situación de esa elite y la corruptibilidad y la pomposidad de muchos letrados pagados de sí mismos aparecían captadas de forma conmovedora y divertida en una novela titulada Historia no oficialdel bosque de letrados [Rsdin waishi), escrita entre 1740 y 1750 Y publicada por primera vez en 1768.) Al mismo tiempo, en las postrimerías del reinado de Qianlong, hasta los devotos de la tradición kaozheng ya empezaban a comprobar que sus técnicas tenían limitaciones. Uno de los letrados más brillantes, Dai Zhen, si bien supuestamente continuó siendo fiel al kaozbeng, también comenzó a escribir en términos puramente filosóficos y volvió a una era de especulación sobre los objetivos, las motivaciones y las pasiones de los seres humanos y el significado de la acción moral. Es significativo que sus amigos más íntimos se negaran a reconocer la importancia de esta labor, aunque el examen de estos dilemas era fundamental en la visión que Dai Zhen tenía de sí mismo. Un aspecto de la fascinación que ejercía la cultura en el siglo XVIII era el interés renovado por la educación de las mujeres, tanto entre los letrados como en los debates de las propias mujeres. Estos debates no estaban libres de polémicas. Algunos hombres que dirigían escuelas para mujeres jóvenes fueron acusados de actuar sólo a impulsos de la lascivia y recibieron duras críticas de los puritanos de su tiempo. Los criticas más severos señalaron que los escritos de las mujeres se habían visto desviados -por los valores estructurales de la sociedad en general- de los cauces más amplios para el debate de cuestiones morales, filosóficas e historiográficas, donde en otro tiempo habían gozado de respeto. En vez de ello, las mujeres respondieron a su confinamiento en los aposentos interiores creando una literatura introvertida, en especial una literatura concentrada en ciertos aspectos del amor romántico y las frustraciones que lo acompañaban. En opinión de estos críticos, los últimos tiempos de los Ming no habían sido un periodo valioso para la conciencia femenina. Lo que se necesitaba ahora era ampliar las mentes de las mujeres para que pudiesen convertirse en analistas exhausti-

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vas del mundo intelectual. Las numerosas antologías de poesía femenina que se estaban publicando tenían un contenido demasiado circunscrito para ser verdaderamente admirables, según tales críticos." El confucianisrno no era sólo cuestión de filosofía. La pintura y la caligrafia siempre habían sido complementos esenciales del sistema de valores confucianos, y también en este caso se produjeron en el siglo xvm cambios importantes en el estilo y la materia. Manuales de ensenanza tales como el Jardín de semillas de mostaza de 1701 habían puesto las técnicas tradicionales de la pintura china en manos de casi todas las personas moderadamente cultas. De un libro de esta clase se podía aprender rápidamente a pintar de manera pasable una rama de ciruelo, una choza con techo de paja o una cordillera lejana, lo cual permitía a cualquier persona culta pintar un cuadro aceptable. La respuesta de los pintores literarios consistió en empezar a cultivar una mayor sensación de excentricidad e infringir deliberadamente las normas de la composición y el color para mostrar una "profesionalidad» que en realidad estaba muy planeada. Esa excentricidad había sido un rasgo de la pintura de los leales a los Ming en el siglo XVII, cuando se usaba para expresar una postura política; en el siglo XVIII, ya reflejaba mayor conciencia de clase. También tuvieron lugar cambios importantes en la caligrafía. Los descubrimientos de los letrados del kaoebeng y las reimpresiones de escritos arcaicos, así como la circulación de calcos esmerados de grabados en piedra, permitieron que el culto al pasado lejano dominase el presente. En algunos casos extremos, los pintores plasmaban la caligrafía en sus cuadros como si se hubiera grabado con cincel y conseguían evocar y ser eruditos al mismo tiempo. Así pues, a finales del reinado de Qjanlong, a medida que aumentaba la alfabetización en el mundo chino, que era en gran parte pacífico y cultivado, los hombres más cultos, tal vez no por casualidad, desarrollaban nuevos modelos de expresión cultivada que quedaban fuera del alcance de casi todos los demás.

Sueño del pabellón rojo El Sueño delpabellón rojo, la más grande de las novelas chinas, se escribió hacia la mitad del reinado del emperador Qjanlong. El autor, Cao Xueqin, descendía de un chino de las banderas y esclavo que había gozado de riqueza e influencia como favorito del emperador Kangx:i. Más adelante el emperador Yongzheng castigó por falta de honradez e

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incompetencia a la familia Cao, que durante años había vivido a lo grande en Nankín y ahora vio confiscada la mayor parte de sus propiedades. Así pues, Cao Xueqin estaba totalmente familiarizado con las tensiones entre chinos y manchúes que persistieron durante toda la d.inastía Qjng. Murió en 1763 tras haber probado el néctar de vivir rodeado de lujos y la hiel de la gente bien venida a menos. El Sueño delpabellón rojo -conocida a menudo por su otro título, La historia de la piedra- presenta una descripción meticulosa de los jia, una rica y extensa familia que ocupa una serie de mansiones vinculadas en una gran ciudad cuyo nombre no se indica, y que parece tener algunos elementos de Nankín y algunos de Pekín. Resulta claro que muchos aspectos del relato ficticio de la familia jia proceden de la historia del reinado de Kangx.i: los Jia son conscientes de la cultura y el proceder de los manchúes, cumplen misiones financieras confidenciales que les encomienda el emperador y tienen una relación favorecida con la corte, donde una de las hijas de la familia es consorte secundaria. Sin embargo, la novela no se da por satisfecha con ofrecer un retrato realista de la vida en tiempos de los Qjng. Sus dos títulos indican elementos diferentes y complejos en la estructura de la obra: el «sueño» que se atribuye al «pabellón rojo» constituye una predicción complicada y misteriosa del destino de las principales mujeres protagonistas, que están emparentadas o vinculadas de algún modo con los jia; la «piedra» cuya «historia» se ha de contar es un artefacto milagroso al que los dioses han dotado de vida mágica propia y que vive su existencia en esta tierra por medio de la meditación religiosa de un sacerdote budista y otro taoísta. Puede decirse, simplificando, que el Sueño delpabdlón rojo es una historia de amor. El destino del héroe de la novela, jia Baoyu (lia del precioso jade), está estrechamente entrelazado con las vidas de dos mujeres jóvenes, Lin Daiyu y Xue Baochai, cada una de las cuales lleva en su nombre elementos del de Jia Baoyu. Los tres se crían en las mansiones de la familia Jia con muchos otros compañeros jóvenes, pero sus relaciones idílicas terminan mal cuando los padres de Jia Baoyu, que ama profundamente a Lin Daiyu, engañan a su hijo para que se case con Xue Baochai, que es más rica y más fuerte. Este engaño lleva a la muerte de Lin Daiyu; al final de la novela, jia Baoyu -aunque acaba de aprobar el nivel más alto de los exámenes de Estado- abandona a su joven esposa y los extensos terrenos de su ruinosa finca en busca de la vida pura de un peregrino religioso. Cao Xueqin escribió la novela con un propósito serio> además del simple deseo de entretener. Más allá de su argumento, el Sueño delP4168

bellón rojo es una narración sobre la búsqueda de la identidad y de la comprensión del propósito del ser humano en la tierra. La novela también explora los diferentes niveles de realidad e ilusión que se hallan entrelazados dentro de lo que llamamos éxito y fracaso. Como dice Cae Xueqin en la introducción del libro, «Desde el Vacío (que es la Verdad) llegamos a la contemplación de la Forma (que es la Ilusión); de la Forma se engendra la Pasión; comunicando la Pasión entramos de nuevo en la Forma; y de la Forma despertamos al Vacío (que es la Verdad)».' 0, como se dice de otra manera en la misma introducción, «La Verdad se convierte en ficción cuando la ficción es verdadera». Si bien esto nos induce a pensar que Cao Xueqin intentaba repudiar el «realismo>', la textura y la estructura de la novela -cuya extensión es de 120 capítulos y contiene centenares de personajes muy bien dibujados además de los protagonistas principales- son tan ricas que, no obstante, ésta puede verse como una especie de resumen de los numerosos elementos de la vida de la elite a mediados del periodo Qjng, incluidas la estructura de la familia, la política, la economía, la religión, la estética y la sexualidad. Incluso teniendo en cuenta todas las libertades de la imaginación del escritor creativo, así como las connotaciones alegóricas que aparecen en todo el libro, el examen de cada una de estas seis categorías aún puede decirnos mucho sobre la grandeza de la sociedad Qjng a mediados del siglo XVIl¡ y sobre su trasfondo. En el campo de la estructura familiar, Cao Xueqin señala el poder inmenso que tiene el padre sobre los hijos, especialmente en cuestiones relativas a su crecimiento moral y su educación. Es el padre Jia quien elige maestro para la escuela de linaje local, quien interroga a Jia Baoyu sobre sus progresos en el estudio de los clásicos confucianos y quien le castiga si comete alguna negligencia o inmoralidad. Tan terrible es el enojo del padre que basta mencionarlo para infundir pavor al hijo. La madre, en este contexto, carece de poder; pero la matriarca de la familia, la abuela de Jia Baoyu, se nos muestra como poseedora de mucha fuerza económica e intelectual, capaz de moderar el comportamiento de la familia basándose en el respeto que se le debe por su avanzada edad y su antigüedad generacionaL De modo parecido, las jerarquías generacionales dan a Jia Baoyu prestigio sobre sus hermanos o primos menores, al tiempo que le obligan a respetar a sus mayores. En términos políticos, los Jia son poderosos no sólo porque un miembro de la familia es consorte del emperador ni porque desempeñan altos cargos en la burocracia y cumplen misiones que les encomienda el emperador, sino porque su verdadero poder es local, por cuanto pueden utilizar su prestigio para doblegar el sistema judicial a 169

su favor. Todo magistrado rural sabe muy bien que no debe procesar a uno de los Jia o a sus amigos si quiere conservar su puesto. La familia, por tanto, se ve sometida a una especie de influencia corruptora que hace creer a sus miembros jóvenes que pueden infringir impunemente la ley, hasta e! extremo de echar tierra sobre homicidios en los que han estado involucrados miembros de la familia. Este poder político es en potencia un poder que se perpetúa, porque la red de magníficos amigos y las pautas de éxito en los exámenes impulsarán a los jóvenes de! linaje a posiciones de influencia, y las jóvenes de la familia contraerán matrimonio con hombres poderosos. En e! plano económico, los Jia disponen de recursos que la mayoría de las familias chinas ni siquiera podría imaginar. Su casa está llena de lingotes de plata, rollos de seda, cuadros y rollos de escritura. Sus jardines y sus edificios son espaciosos y sus cofres se llenan constantemente con las rentas que administradores leales traen de las propiedades urbanas y de las granjas lejanas que poseen como propietarios absentistas. Se permiten hacer negocios provechosos de gran complejidad y obtienen ingresos extraordinarios cumpliendo los encargos del emperadar y adquiriendo artículos exóticos de mercaderes que comercian con países occidentales. Tienen también docenas de sirvientes obligados por contrato y hombres y mujeres que hacen todas las tareas en e! recinto familiar y forman e! séquito de los Jia siempre que salen de la ciudad. En cuestiones de religión, la familia Jia es tan ecléctica como la sociedad de la época Qjng. El culto meticuloso a sus antepasados, siguiendo la tradición confuciana, es fundamental para el prestigio y la satisfacción de la familia. Los entierros, al igual que las bodas, son ocasiones para el despliegue de mucha pompa y ritual. Los Jia también recurren, si es necesario, a sacerdotes de las religiones taoísta y budista; celebran las ceremonias que prescriben estas religiones e incluso mantienen un grupo de jóvenes novicias budistas en los alrededores de su residencia. Los Jia practican ritos tanto budistas como taoístas en tiempos de temor o enfermedad y a veces piden a los sacerdotes que hagan exorcismos para librar las casas de la familia de espíritus dañinos e influencias malignas. Durante buena parte de la novela, el propio Jia Baoyu se encuentra inmovilizado por la magia negra de un enemigo, de la que ni siquiera su precioso jade puede protegerle. Un anciano de la familia se ha retirado a un templo para seguir su propia pauta de iluminación religiosa. (Más adelante muere por haber bebido demasiados elixires de inmortalidad taoístas.) Desde el punto de vista de la estética, la vida en las mansiones de los jia es un placer y recuerda la variedad y la elegancia que caracteri170

zaban la vida de la elite en los últimos tiempos de la dinastía Ming. Gracias a su elevado nivel cultural, los hombres y las mujeres jóvenes pueden entregarse a una serie sin fin de juegos de poesía y de intercambio de chistes y acertijos eruditos. La vestimenta, la decoración, los jardines y los avías de los personajes principales son exquisitos: la preparación del té, el consumo de vino y la cena son una mezcla triunfal de buen gusto y artificio. La música y el teatro forman también parte integrante de la vida de los Jia: la familia tiene su propia compañía de actores y actrices que, siempre que se les solicita, interpretan escenas de obras que ahora son clásicas como El pabellón de laspeonías, de Tang Xianzu, el dramaturgo de la época Ming. Finalmente, en el campo de la sexualidad, pocas limitaciones pesan sobre el comportamiento de los miembros de la familia Jia. Los niños y los adolescentes pueden vivir juntos en un mundo juvenil donde las chanzas son en esencia inocentes aunque estén llenas de indirectas sexuales, pero sus mayores son seres lujuriosos y los niños van camino de ser como ellos. Tanto los hombres como las mujeres se valen de sus poderes en la jerarquía familiar para obtener sus placeres sexuales. Los celos acompañan al adulterio, las aventuras amorosas dan pie a asesinatos. Los sirvientes y los esclavos se convierten en objetos sexuales y no pueden protegerse salvo recurriendo a la huida o al suicidio. Los cuadros eróticos provocan grandes pasiones, como en el caso de la iniciación de Jia Baoyu en la vida sexual. Jia Baoyu se duerme después de contemplar un cuadro sensual y tiene un sueño erótico complejo pero gráfico. El despertar va seguido de una reconstrucción del sueño, pero esta vez de manera literal con su criada favorita. Las novicias o los actores jóvenes también se encuentran atrapados en las pautas de seducción y engaño, e incluso en el aula, donde supuestamente se interiorizan los preceptos confucianos, florecen las relaciones homosexuales entre los letrados jóvenes. Cao Xueqin no había terminado su novela cuando murió en 1763, y durante varios decenios la obra circuló en forma de diversas ediciones manuscritas entre sus familiares y amigos. Hasta 1792 no se publicó una versión «completa», después de que otros llenaran las lagunas, y fue un éxito inmediato. Cabe suponer que los numerosos lectores de la novela serían hombres y mujeres de clase alta, letrados sin demasiado trabajo y también personas de cierta cultura que vivían y trabajaban como mercaderes y comerciantes en las florecientes ciudades de mediados del periodo Qjng, que fue en gran parte pacífico. Si bien en el Sueño delpabellón rojo hay abundantes ecos de las grandes obras de teatro y novelas de las postrimerías de la época Ming, así 171

como de anteriores tradiciones poéticas chinas, y si bien no sabemos a ciencia cierta qué secciones de los cuarenta últimos capítulos fueron obra personal del autor, la novela continúa siendo un triunfo deslumbrante y original cuya sutileza y magnitud son un anticipo de muchas de las grandes obras de la tradición occidental del siglo XIX. El propio Cao Xueqin se burlaba de su hazaña literaria y se sirvió de un parlamento que pone en boca de la abuela de la familia ]ia para especular sobre por qué la mayoría de los cuentos y las obras de teatro tradicionales de China escritos antes que su novela eran tan repetitivos y poco convincentes: «Siempre hay una razón para ello», prosiguió la anciana. «En algunos casos es porque el escritor envidia a personas que son mucho más adineradas que él, se siente decepcionado porque ha intentado inútilmente ganarse el patrocinio de esas personas y las muestra a propósito bajo esa luz desfavorable para vengarse de ellas. En otros casos los escritores han sido corrompidos por la lectura de esta clase de obras antes de empezar a escribir las suyas y, aunque ignoran por completo cómo es realmente la vida de las familias aristocráticas y cultas, presentan sus heroínas de esta manera sencillamente porque es 10 que hacen todos los demás y piensan que así complacerán a sus lectores. Os pregunto ahora, dejando a un lado las familias muy grandes sobre las que dicen escribir, incluso en las familias adineradas medias como la nuestra, écuándo oís hablar de semejantes enredos? ¡Es asombroso que no se les desencajen las mandíbulas por contar mentiras tan atrocesb-"

Puede que Cao Xueqin se sintiera decepcionado durante su vida, pero es improbable que envidiara a quienes estaban en el poder y es seguro que no fue corrompido por las obras de ficción del pasado. Su triunfo fue suyo y de nadie más. La única ironía real, quizás, es que su gran novela añade esplendor al reinado de Qjanlong, aunque la mirada penetrante del propio Cao Xueqin podía ver que muchas cosas estaban mal debajo de toda aquella grandeza.

Los últimos años de Qianlong Como si fuera un eco de la advertencia que hace el hexagrama feng, en los últimos años del emperador Qianlong estallaron una serie de crisis. No siguieron ninguna pauta determinada; sucedió más bien que una 172

serie de errores de juicio por parte del Gobierno coincidieron con niveles hasta entonces insospechados de malestar en el país, y el resultado fue una tensa situación general. Las torpes campañas militares en las fronteras, las rebeliones locales, la corrupción burocrática y el favoritismo imperial fueron las causas de las crisis, que tuvieron lugar en un contexto de desazón intelectual ante los valores culturales tradicionales, falta de medidas estatales para hacer frente a apremiantes necesidades financieras y administrativas y un crecimiento demográfico incesante que sometía el campo a presiones sin precedentes. Qjanlong se enorgullecía en público de su sagacidad como coordinador de campañas militares, y la conquista de Xinjiang en el decenio de 1750 -aunque fue en gran medida cuestión de suerte- había sido realmente un gran logro. Pero la campaña contra Binnania en el decenio de 1760 se gestionó mal, en marcado contraste con la eficiencia con que Wu Sangui había perseguido al último príncipe Ming en la misma región un siglo antes. Y la breve guerra que hizo China contra Vietnam en 1788 y 1789 permite ver muy claramente las deficiencias de la política de los Qing. En 1788 el gobernante de la dinastía Le en Vietnam huyó con su familia de los usurpadores que se habían apoderado de Hanoi. Tras refugiarse en la provincia de Guangxi, suplicó la protección de los Qjng. Qianlong respondió rápidamente ordenando un ataque desde tres flancos contra Vietnam, en el que un ejército al mando del general Sun Shiyi marcharía hacia el sur desde Guangxi, un segundo ejército se dirigiría hacia el sudeste desde Yunnan, y un tercer ejército sería transportado por mar desde Guangdong. Los ejércitos chinos del general Sun Shiyi entraron en Hanoi en diciembre de 1788 y declararon la victoria total y la restauración de la dinastía Le. Qjanlong ascendió enseguida al general Sun Shiyi al rango de duque. Pero al cabo de sólo un mes, mientras Sun Shiyi y sus tropas estaban celebrando en Hanoi el año nuevo chino, los rebeldes contraatacaron, mataron a más de cuatro mil soldados chinos y obligaron a SUD Shiyi a emprender una ignominiosa huida a Guangxi. Qjanlong comentó pragmáticamente que los Le estaban destinados a caer y reconoció la sucesión del vencedor como gobernante legítimo de Vietnam. En cierta manera, esto demostró que China aún tenía prestigio para conferir títulos a los gobernantes de los países limítrofes; al mismo tiempo, sin embargo, el liderazgo militar chino se vio puesto en entredicho. (Este revés señaló el final de los intentos chinos de intervención militar directa en Vietnam hasta la invasión de 1979, que también fracasó.) Que algunos generales manchúes aún poseían asombrosas habili173

dades militares lo demostraron las victorias de los Qjng sobre los gurjas de Nepal, que atacaron el Tíbet en 1790 y 1791. Tropas de los Qjng bajo el mando de generales manchúes llegaron al Tíbet en 1792, derrotaron a los gurias en una serie de batallas y les obligaron a retirarse a Nepal por los pasos del Himalaya. Las tropas de los Qjng mostraron notables habilidades logísticas y combativas en uno de los terrenos más dificiles del mundo. Al firmarse el consiguiente tratado de paz, Nepal accedió a enviar tributos a China cada cinco años y así hizo hasta el año 1908, pero la campaña les había resultado carísima a los Qjng y gran parte del dinero gastado en ella nunca se justificó satisfactoriamente. El encargado de redactar las cuentas fue el mismo general Sun Shiyi que había dirigido torpemente la campaña de Vietnam. A pesar de ello, Qianlong lo había enviado a Lhasa, lo cual demostró más la fuerza de voluntad del emperador que su perspicacia para juzgar el carácter ajeno. Estas campañas de largo alcance contra estados extranjeros se llevaron a cabo en un inquietante contexto de rebeliones internas, que empezaron en diferentes partes del imperio chino a finales del siglo XVIII. Algunos de estos levantamientos fueron más imaginarios que reales y reflejaron la naturaleza suspicaz del emperador en lugar de una amenaza auténtica para el trono. Así ocurrió en el caso de la alarma motivada por la brujería en 1768, en la cual el emperador se convenció de que un grupo de conspiradores estaban cortando las coletas de víctimas desprevenidas para elaborar con ellas pociones mágicas capaces de arrebatarle el alma a un hombre y hacer aparecer por arte de magia ejércitos enteros integrados por espíritus. Sólo después de docenas de

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detenciones y muchos interrogatorios bajo tortura -a causa de los cuales murieron muchos vagabundos inocentes- el emperador sacó la conclusión de que se había llamado a engaño y no existía ningún complot verdadero contra él. Otros casos, sin embargo, fueron más graves y enteramente basados en la realidad. Uno de estos levantamientos a gran escala tuvo lugar no lejos de Pekín, en la provincia de Shandong cerca de la ciudad de Linqing, punto clave del eje de transporte de grano de norte a sur, a lo largo del Gran Canal. Era una zona próxima a la periferia de la macrorregión del nordeste, donde desde hacía tiempo se registraba un gran aumento de la población y donde los campesinos desafectos se mezclaban fácilmente con los descontentos gabarreros y los culis que se encargaban del funcionamiento del Gran Canal. En 1774 rebeldes chinos bajo el liderazgo de un experto en artes marciales y curaciones a base de hierbas llamado Wang Lun se alzaron contra los Qjng invocando el apoyo de la diosa «Madre Eterna Venerable». La revuelta mostró así sus vínculos con una tradición de budismo popular clandestino o sectario, el Loto Blanco, que veneraba a la misma deidad femenina y se basaba en una visión milenaria de catástrofes en la tierra, cuyas raíces ideológicas se remontaban a por lo menos cinco siglos antes. Wang Lun reclutó a sus seguidores entre gente que se dedicaba a gran variedad de ocupaciones: muchos eran campesinos, otros, peones rurales, pero había también actrices itinerantes, carreteros, pescaderos, distribuidores de queso de soja, monjes, minoristas de aceite vegetal y un prestamista. No podemos decir que Wang Lun tuviera un programa político en firme: aunque le apoyaron algunos campesinos, nunca habló de abolir las rentas, ni de ayudar a los pobres ni de dividir la tierra a partes iguales. Sus seguidores no se rebelaron respondiendo a algún programa político concreto de mejoras sociales y económicas, sino empujados por sentimientos generales de antagonismo a las fuerzas dominantes de la sociedad, reforzados por formas sencillas de euforia espiritual. Las enseñanzas de Wang Lun convencieron a los rebeldes de que podrían resistir todo los ataques de los Qjng. Tal como les dijo: «Si llamo al Cielo, el Cielo me ayudará; si llamo a la Tierra, la Tierra me dará fuerzas mágicas. Sus cañones no dispararán. ¿Q!1é hombres se atreverán a detenermel»," En los primeros combates parecieron confirmarse las predicciones de Wang Lun: tomó varias poblaciones pequeñas e incluso partes de la ciudad de Linqing, y muchos de los soldados manchúes y chinos que se enviaron contra él huyeron o desertaron. Pero el Estado reunió fuerzas muy numerosas, entre las que había tropas de las banderas y ejércitos locales de soldados chinos, las llamadas tropas del 175

«estandarte verde». Wang Lun y sus variopintos «soldados», armados principalmente con lanzas o cuchillos, no pudieron aguantar los ataques coordinados de estas tropas de los Qing. A pesar de luchar valerosamente en las calles, a menudo casa por casa, los rebeldes fueron acorralados y aniquilados con sus familias. Un rebelde capturado que había huido del incendio del cuartel general de su jefe hizo una vívida descripción del apocalipsis final de Wang Lun ante las autoridades. Según su testimonio, Wang Lun encontró la muerte ataviado con una túnica larga de color púrpura y dos brazaletes de plata, con la daga y la espada de dos filos a su lado. Estaba sentado con las piernas cruzadas en un rincón de la estancia, inmóvil, con la ropa y la barba en llamas. El levantamiento de Wang Lun fue más importante como síntoma de un profundo descontento subyacente que por sus efectos inmediatos, y debería considerarse junto con otras rebeliones que estallaron en otras partes de China, frecuentemente sin que se declararan con precisión los agravios que las habían causado ni sus objetivos. En el decenio de 1780, miembros de un grupo llamado la Sociedad del Cielo y de la Tierra, que tenía sus propios rituales religiosos y vinculaciones sociales por medio de juramentos de lealtad, se rebeló en Taiwan, se apoderó de varias ciudades y proclamó una nueva dinastía. Al parecer, el levantamiento fue tanto una lucha por el dominio de la economía taiwanesa entre grupos distintos de emigrantes procedentes de la provincia de Fujian como un ataque contra el Estado Qjng, pero la reacción del Gobierno fue rápida. La rebelión fue sofocada y sus líderes ejecutados en 1788. También en el decenio de 1780, en la provincia de Gansu, hubo dos grandes revueltas de las comunidades musulmanas, provocadas por los adeptos a una «nueva secta» fundamentalista que se oponía a los funcionarios musulmanes locales nombrados por los Qjng. Ambos levantamientos fueron reprimidos después de combates enconados, como lo fue también una serie de revueltas de las tribus miao en el sudoeste de China. Pero las luchas resultaron costosas para los Qjng, que, a pesar de sus victorias, no eliminaron las causas subyacentes del malestar religioso, económico y étnico. En 1799, al terminar el reinado de Qjanlong, rebeldes que afirmaban pertenecer al mismo Loto Blanco que había animado a los seguidores de Wang Lun se sublevaron en China central y lucharon activamente contra las tropas de los Qjng en muchas partes de Sichuan, Hubei, Shaanxi y Henan. dueden vincularse estos estallidos de rebelión con políticas concretas de los manchúes que les indispusieron con el pueblo? No hay pruebas claras de ello, pero es seguro que a finales del siglo XVIII muchas ins176

REBELIONES A FINALES DEL " PERIODODE Q..lANWNG .e

tituciones del Gobierno de los Qjng empezaron a fallar: los graneros de emergencia a menudo estaban vados, el loess bloqueaba partes del Gran Canal, las tropas regulares de las banderas se comportaban de forma incompetente o brutal, se abandonaron los esfuerzos para detener los proyectos de recuperación de tierras -proyectos que eran un peligro para el medio ambiente-, la burocracia estaba plagada de facciones y la corrupción se hallaba muy arraigada. También es posible que la resistencia de los Qjng a crear nuevos gobiernos de condado en zonas recién colonizadas o densamente pobladas agobiara a los burócratas. Por otra parte, la presión intensa en busca de puestos de trabajo hacía que los que finalmente obtenían un cargo quisieran una compensación rápida de la espera y la angustia, lo cual les impulsaba a presionar a los campesinos de sus jurisdicciones para que pagasen rápidamente sus impuestos y cargas complementarias. Los insurgentes del Loto Blanco del decenio de 1790, por ejemplo, afirmaron categóricamente que dos funcionarios han obligado al pueblo a rebelarse»." También es verdad que en la dirección de las campañas en las fronteras y en la represión de rebeliones locales, los funcionarios de los Qjng se entregaron a un nivel de corrupción insólitamente elevado. Esto fue posible gracias a la colu-

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sión entre figuras importantes de las fuerzas armadas y el Gobierno ci-

vil, que con frecuencia ocultaban la situación real a Qianlong. Y el emperador, tras permitir que el sistema de memoriales de palacio secretos de su padre, Yongzheng, se volviera impersonal y rutinario, carecía ahora de fuentes confidenciales fiables que le informasen del mal proceder de sus funcionarios. No cabe ninguna duda de que esta pauta de corrupción empeoró después de que en 1n5 un joven oficial manchú de la guardia llamado Heshen se afianzara como favorito de la corte del anciano emperador, si bien él no era el responsable de todo lo que iba mal. Heshen contaba a la sazón 25 años de edad y el emperador, 65, y al año siguiente el favorito recibió una serie extraordinaria de ascensos. Qjanlong le nombró teniente general segundo de la bandera azul sin adornos manchú y ministro de la casa imperial, viceministro de Hacienda y miembro del Gran Consejo. En la historia de los Qjng no hubo más casos de concesión de tantos nombramientos importantes a un joven. Qjanlong siguió colmando de honores a Heshen: ministro de Hacienda (y, durante un tiempo, ministro de la Oficina Civil), miembro del Gran Secretariado, director del proyecto de compilación de los Cuatro Tesoros, comandante de las tropas de Pekín, supervisor de derechos de tránsito en las puertas de Pekín, y barón. El hijo de Heshen se casó con la décima hija del emperador Qianlong en 1790. No es extraño que corrieran rumores sobre las relaciones del emperador con su favorito. Según las habladurías populares se trataba de una relación homosexual e incluso hubo quien dio a entender que Heshen era la reencarnación de una de las concubinas del emperador Yongzheng, de la cual Qianlong había estado encaprichado en su juventud. Un diplomático coreano de visita en China, tal vez influenciado por tales rumores, calificó a Heshen, que tenía entonces 30 años, de «elegante en su porte, guapo y acicalado de una manera que sugería falta de virtud». En 1793 Lord Macartney, que visitaba China como embajador del rey Jorge III, dijo de Heshen que era «un hombre guapo y encantador, de entre 40 y 45 años, vivo y desenvueltox? No hay, en realidad, pruebas claras en un sentido o en otro sobre tal relación. Ciertamente Qjanlong confió de manera implícita en Heshen durante el resto de su vida. Es posible que al principio Qjanlong quisiera que Heshen fuese «los oídos y los ojos» del emperador que Kangxi y Yongzheng habían encontrado en los esclavos y los funcionarios que utilizaban el sistema de memoriales de palacio que se había creado poco antes. Así, en 1780 el emperador encomendó a Heshen una misión confidencial que consistía en trasladarse a la provincia de 178

Yunnan e investigar las acusaciones de corrupción contra su gobernador general, y en 1781 le envió a sofocar los levantamientos musulmanes de Cansu. Pero Heshen, que estaba enfermo con frecuencia, permaneció principalmente en Pekín en calidad de ministro principal y confidente de Qjanlong. Los médicos de Heshen dictaminaron que sus «síntomas se debían a un vapor o espíritu maligno que se había infiltrado en su carne, o que ésta había generado, y se movía de un lugar a otro», y que no podían hacer nada por él. Heshen recurrió entonces audazmente a la medicina occidental y llamó al médico escocés de Lord Macartney, Hugh Cillan, para consultarle. Gillan diagnosticó reumatismo agudo y una hernia grave, dolencias que habían atormentado a Heshen desde la infancia, y recomendó a éste que usara un braguerc." En varios comentarios sobre Heshen, tanto Macartney como Gillan indicaron que era un hombre enérgico e inteligente, aunque evasivo. Además, diversas fuentes chinas también muestran que Heshen poseía una viva inteligencia, curiosidad penetrante, tacto y un elevado nivel cultural. Pero es cierto que se valió de sus cargos para amasar prodigiosas sumas de dinero para él mismo y SllS compinches. Tenía pretensiones casi imperiales, utilizaba la coacción para obtener favores y exigía honorarios por todos los servicios. Se embolsó millones por medio de informes falsos sobre las necesidades de pertrechos y servicios de las numerosas campañas que se llevaron a cabo durante los últimos años de Qianlong, en especial de las incursiones prolongadas, salvajes y mal ejecutadas contra los rebeldes del Loto Blanco. Heshen agravó así los problemas de la época y contribuyó a aumentar la desmoralización de la burocracia y el pueblo. El dominio de Heshen fue aún más fuerte después de que Qjanlong «abdicara» en 1796. La «abdicación» fue un gesto «filial» con el que el emperador quiso demostrar que no se consideraba digno de permanecer en el trono más de los sesenta y un años que había durado el reinado de su famoso abuelo, Kangxi. Pero Qjanlong no permitió que su hijo ejerciera el poder y durante este periodo crepuscular, aunque el nombre de Qjanlong no se usó en los títulos dinásticos, era su voluntad la que se manifestaba a través del poder oficial continuado por Heshen. Cuando Qjanlong finalmente murió en 1799, el poder de Heshen se vino abajo. El hijo de Qjanlong le acusó de corrupción y le obligó a suicidarse. Fue un final triste pero digno de uno de los siglos más intensos de la larga historia de China, un final que realzó la curiosa mezcla de fuerza y debilidad que había en el centro de la dinastía Qjng y que ahora empezaba a ser visible. 179

6 China y el mundo del siglo

XVIII

El control de los extranjeros

~ El Estado Qjng no tenía Ministerio de Asuntos Exteriores. En ~ su lugar, las relaciones con los pueblos no chinos estaban a cargo de varias oficinas y organismos que, de diferentes maneras, señalaban implícita o explícitamente la inferioridad cultural y la marginalidad geográfica de los extranjeros, al tiempo que defendían al Estado contra ellos. En el norte y el noroeste, las relaciones con los mongoles, los dzúngatos y los rusos eran competencia principalmente de la Lifan Yuan u Oficina de Asuntos Fronterizos, fundada por Hong Taiji en 1638. Con un personal integrado exclusivamente por manchúes y mongoles, la tarea de la Lifan Yuan consistía en velar por la tranquilidad en la peligrosa media luna del noroeste de China, de donde habían llegado tantos de sus conquistadores en el pasado. A tal efecto, la oficina forjó un complejo sistema de acuerdos que regulaban las visitas de las caravanas de comerciantes de Asia Central a China. Era común que el emperador casara hijas suyas con príncipes mongoles influyentes, con el objeto de formar una red protectora de alianzas personales, reforzada por guarniciones de los Qjng en puntos estratégicos de la región. A los musulmanes, algunos de los cuales tenían sus orígenes en Asia Central y otros eran chinos, se les vigilaba atentamente, peto en general se les autorizaba a practicar su religión en paz; y, después de que bajo Yongzheng se estableciera una presencia militar de los Qjng en Lhasa, las tribus que debían lealtad religiosa a la jerarquía budista lamaísta del Tíbet dejaron de ser una amenaza grave. Por tanto, la variedad de tareas que coordinaban los funcionarios de la Lifan Yuan dio a los burócratas mucha habilidad y experiencia en la gestión de problemas de «política exterior», e hizo que la Gran Muralla pasara a ser en gran parte superflua como elemento de defensa de la frontera del noroeste. La supervisión de los contactos de los misioneros europeos con China estaba a cargo principalmente de la casa imperial, que era una ins180

titución burocrática autónoma con sede en Pekín. Este organismo se ocupaba de muchos de los asuntos del emperador, entre ellos la acumulación de oro y plata en lingotes y reservas de alimentos, el mantenimiento de las fincas y los palacios imperiales, las manufacturas de sedas y porcelanas preciosas y el cobro de los ingresos extraordinarios que se obtenían de, por ejemplo, el monopolio de la sal y los derechos de tránsito con que se gravaban el comercio interior y el exterior. Frecuentemente eran los esclavos de la casa imperial -a menudo hombres de riqueza y poder considerables- quienes trataban directamente con los misioneros y escoltaban a las embajadas pontificias. Su papel general en las relaciones con las misiones subrayaba la opinión predominante de que esta dimensión de los asuntos exteriores era un aspecto del prestigio de la corte en vez de formar parte de la política nacional. Los jesuitas, en especial, vieron su cometido mucho más limitado por este sistema y trataban de recalcar su independencia en las cartas que escribían a sus colegas europeos. Algunos jesuitas, junto con otros misioneros católicos y sacerdotes chinos, trabajaban secretamente dentro de China, protegidos por sus conversos. Todos ellos se arriesgaban a recibir un se" rio castigo si los pillaban las autoridades. La interacción con pueblos no chinos en Corea y en la media luna de las fronteras costeras y terrestres del sur de China, en países como Birmania, Tailandia, Vietnam y las islas Ryu Kyu, la supervisaban funcionarios del Ministerio de Ritos. Estos países compartían muchos de los valores fundamentales de la cultura china, el calendario chino, alguna forma de escritura adaptada de modelos chinos, tipos parecidos de alimentos e indumentaria, la práctica del confucianismo y el budismo, y las líneas generales de la organización burocrática china. Cargando sus relaciones internacionales con el peso de las costumbres y los símbolos que prescribía este ministerio, China intentaba controlar estos Estados sin incurrir en gastos militares excesivos. De los emisarios de estos países se esperaba el reconocimiento oficial del prestigio cultural y político de China mediante el empleo de un lenguaje que reflejara sumisión en los documentos diplomáticos y el cumplimiento del ritual de postrarse (kowtow) ante el emperador chino en las audiencias que éste concedía. A cambio de ello, se permitía a estos países llevar a cabo un volumen controlado de comercio con China, principalmente por medio de delegaciones especiales, llamadas «misiones tributarias» por los chinos, que dichos países estaban autorizados a mandar a Pekín conforme a un programa anual fijo. Después de ofrecer al emperador los regalos rituales, tanto el personal diplomático como los mercaderes que acompañaban a estas embajadas a Pekín recibían permiso para comer181

ciar, aunque todos ellos debían vivir en hosterías que regentaba el Ministerio de Ritos y tenían que irse de China con sus artículos al finalizar cada visita estipulada. Dentro de este sistema había considerable flexibilidad. Las misiones más frecuentes eran las que procedían de Corea, que llegaban cada año; los visitantes coreanos se mezclaban libremente con los letrados y funcionarios de los Qjng, y nos legaron vívidas crónicas de la vida social y cultural de Pekín y de las actitudes políticas de los intelectuales confucianos. Las embajadas de Japón, en cambio, habían cesado por completo en las postrimerías del periodo Ming, y la continuada negativa japonesa a reconocer la superioridad ritual de China, unida a la decisión del Gobierno 'Iokugawa de restringir totalmente la residencia y el comercio extranjeros a Nagasaki, dio como resultado que las relaciones oficiales de los Qing con Japón fueran mínimas. La dimensión militar de las relaciones «tributarias» se hizo visible cuando en 1788 los chinos invocaron su derecho y su obligación de acudir en ayuda de los gobernantes Le de Vietnam. Como hemos visto, los chinos se apresuraron a retirar su apoyo a los Le cuando los rebeldes aceptaron la tradicional posición tributaria de deferencia al Estado Qing. En las islas Ryu Kyu se produjo un caso curioso de lealtades divididas. Los isleños se hallaban en realidad bajo el dominio de los señores de Satsuma, en el sur de Japón, pero en las ocasiones rituales seguían prcfesándose leales súbditos tributarios de los Qjng. Las crónicas del siglo XVIII cuentan que los barcos japoneses se retiraban discretamente para no ser vistos cuando misiones diplomáticas chinas visitaban las islas, pero volvían prontamente en cuanto se iban los chinos. A pesar de que el propio Qianlong pretendía ejercer el señorío universal en Asia, estas tres pautas generales de control de los extranjeros -en el noroeste, con los misioneros y en el sur- compartían algunas premisas fundamentales chinas de gran importancia. En su raíz estaba la creencia de que China era el reino «central» y que los demás países eran, por definición, periféricos, apartados del centro cultural del universo. Los chinos, por tanto, mostraban poco interés por la información precisa o el estudio detallado de los países extranjeros. Incluso durante los periodos culminantes del kaozheng o «búsqueda de pruebas» en el siglo XVIII, el interés de los letrados por la geografIa y la lingüística se concentraba en gran parte en territorio chino. Las descripciones chinas de países extranjeros siguieron conteniendo una mezcla exótica de cuentos místicos y fantasía en la cual los extranjeros se equiparaban con frecuencia a mamíferos y aves, y se describían empleando un lenguaje condescendiente o deliberadamente despreciativo. Se consideraba que los chinos

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que optaban por irse de China para comerciar o viajar en ultramar habían abandonado su país; y si bien el comercio chino con el Sudeste Asiático llegó a ser muy extenso, el Estado Qjng no mostraba ningún interés por defender los derechos de los chinos allí ni en ninguna otra parte del mundo. (Una excepción era el caso de Taiwan, pero la isla había sido incorporada oficialmente como parte de la provincia de Fujian.) Los Qjng eran fundamentalmente indiferentes a las ganancias que el Gobierno podía obtener del comercio exterior, aunque estaban dispuestos a quedarse con cierta parte por medio de la casa imperial. Desconfiaban de los comerciantes y -corno en el decenio de 1660- estaban dispuestos a tomar medidas severas contra la población de sus costas con el fin de alcanzar objetivos militares o diplomáticos. Se reservaban el derecho absoluto de regular a los extranjeros que comerciaban con ellos, no sólo en lo que se refería al lugar y la frecuencia, sino también hasta en los detalles más pequeños relativos al personal y los artículos que formaban parte de dicho comercio. Estas creencias y prácticas de los Qing forzosamente tenían que chocar con las de las potencias occidentales, en especial después de que Gran Bretaña, Francia y Holanda, cuya expansión era reciente, empezaran a crear grandes imperios ultramarinos a expensas de los anteriores socios dominantes, España y Portugal. Este proceso de oposición cultural puede observarse gracias a la aparición gradual en China de un cuarto tipo de estructura para el «control de extranjeros», llamado comúnmente el «sistema de Cantón». En los comienzos de la época Qjng, embajadas holandesas y portuguesas trataron de establecer amplios privilegios comerciales con China, pero tuvieron que darse por satisfechas con el estatus de «naciones tributarias», inscritas en el Ministerio de Ritos y autorizadas a enviar misiones comerciales sólo a intervalos estipulados. Barcos británicos aparecieron esporádicamente ante la costa oriental de China a partir de 1635; y bajo los Qjng, quizá porque los británicos tuvieron la sensatez de no buscar relaciones oficiales, se per~ mitió a los mercaderes de esta nacionalidad comerciar con los chinos en Zhoushan (Chusan), Xiamen (Amoy) y Cantón. Todas las potencias occidentales se beneficiaron cuando los Qjng pusieron fin a la política de restricción del comercio en la costa en el decenio de 1680 y, en general, cuando abandonaron la idea de que eran «tributarias». En un intento de controlar el comercio exterior e incrementar sus beneficios por medio de la regulación de los precios, en 1729 los mercaderes chinos de Cantón formaron su propio gremio monopolista, llamado Cohong (de gonghang o «compañías mercantiles combinadas»). En 1754 estos mercaderes del «Hong>' recibieron de los Qing la orden de responder 183

del buen comportamiento de las tripulaciones extranjeras y del pago de los derechos de tránsito. La Compañía de las Indias Orientales británica, fundada en 1600 y poseedora del monopolio del comercio con las Indias Orientales concedido por el Gobierno británico, había sido una empresa pequeña que ahora estaba subiendo rápidamente a una posición de importancia mundial al atraer nuevas y considerables inversiones y empezar a conquistar territorios en el mismo subcontinente indio. Durante el reinado de Qianlong sus directivos comenzaron a impacientarse debido a las restricciones que imponían los Qjng, y lo mismo le ocurrió al propio Gobierno de Londres. En 1741 los británicos descubrieron la importancia de tener una base en el Lejano Oriente (los portugueses ya tenían Macao; los españoles, Manila; y los holandeses, Batavia) cuando un comodoro de su marina de guerra, George Anson, cuya misión era atacar a los barcos españoles en Oriente, arribó al puerto de Cantón después de que su buque insignia sufriera graves desperfectos en una tempestad. Al parecer, Anson creía que los chinos, siguiendo las leyes internacionales del mar que a la sazón imperaban en Occidente, le tratarían hospitalariamente como neutral y no hostil. Pero la burocracia cantonesa puso docenas de obstáculos administrativos, se negó a entrevistarse con él o acusar recibo de sus mensajes durante semanas y semanas, le cobró precios que él consideró escandalosos por los pertrechos de pésima calidad que le suministró y le negó el permiso para hacer muchas de las reparaciones que él quería llevar a cabo. La crónica que publicó Anson de los supuestos malos tratos de que había sido objeto tuvo mucha difusión y se tradujo a varias lenguas europeas, lo cual pro~ vacó una oleada de sentimientos contrarios a los chinos en Gran Bretaña y otras partes de Occidente. La Compañía de las Indias Orientales intentó aumentar las oportunidades de comerciar y negociar con China y en 1759 envió a James Flint, comerciante de la compañía que había aprendido chino, a presentar a la corte Qing quejas por las restricciones al comercio en Cantón y por la corrupción desenfrenada que allí reinaba. A fuerza de tenacidad y algunos sobornos, Flint, que viajó primero a Ningbo y luego a Tianjin en un pequeño barco de 70 toneladas, el Suecas, logró que sus quejas llegasen a Pekín. Según parece, al principio el emperador mostró flexibilidad y accedió a enviar una comisión investigadora al sur. Pero después de que el Success se perdiera en el mar con toda la tripulación excepto Flint (que había viajado al sur independientemente) durante el viaje de retorno a Cantón, el emperador cambió de idea. Flint fue detenido y pasó tres años en la cárcel por infringir las regula184

riones de los Qing que prohibían navegar a los puertos del norte, por presentar peticiones indebidamente y por haber aprendido chino. La respuesta de los Qjng al aumento del número de comerciantes extranjeros que empezaban a ejercer presión sobre sus puertas a finales del siglo XVIll consistió en reforzar todas las reglas anteriores al tiempo que decían desear que se hiciera justicia a todos los extranjeros. La totalidad del comercio europeo quedó restringida, a partir de 1760, a un único puerto, Cantón, y se prohibió a los extranjeros residir allí salvo durante la temporada de comercio, que todos los años iba de octubre a marzo. Ahora los europeos tenían que tratar exclusivamente con los mercaderes chinos del Hong, que estaban autorizados para ello -normalmente había unos diez-, a pesar de que muchos recurrían a las malas artes y a pesar de que también eran muchos los que quebraban por ir más allá de lo que sus propios recursos les permitían. Los occidentales podían presentar sus quejas o peticiones sólo a estos mercaderes del Hong, que se encargaban de hacer llegar los escritos al Hoppo, el funcionario de comercio nombrado por la corte. (Al igual que Cohong, Hoppo se derivaba de la pronunciación occidental de una palabra china, en este caso la que designaba al personal del Gobierno Qing.) El Hoppo, si le parecía bien, podía comunicarse entonces con el gobernador provincial o con Pekín; o podía negarse en redondo a enviar los documentos por una miríada de razones de procedimiento o impropiedad. Era un procedimiento complejo y exasperante, muy alejado de la clase de igualdad diplomática y comercial entre naciones que las potencias occidentales empezaban a dar por sentado. Las tensiones en ambas partes aumentaron después del decenio de 1770 cuando comerciantes británicos en particular, preocupados por los déficits comerciales que todos los años les obligaban a ofrecer lingotes de plata por valor de centenares de miles de libras a cambio de sedas, porcelanas y tés chinos, comenzaron a enviar a los puertos del sur de China opio cultivado en India para cambiarlo allí por manufacturas y productos alimenticios chinos. Lo que estaba en juego se incrementaba todos los años debido al aumento de la pasión por el té tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos: en 1800 la Compañía de las Indias Orientales ya compraba más de diez millones de kilos de té chino con un coste de 3,6 millones de libras. (A partir de 1784, los mercaderes de los recién independizados Estados Unidos ya podían comerciar donde quisieran y empezaron a enviar sus barcos directamente al lucrativo mercado de té de China; pero estaban sometidos a las mismas restricciones que los europeos.) Fue cerca del final del reinado de Qianlong cuando la Compañía

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de las Indias Orientales, actuando de acuerdo con el Gobierno del rey Jorge 111, decidió tratar de rectificar la situación y llevarla en una dirección que creía que estaba en consonancia con la nueva dignidad de Gran Bretaña como potencia mundial. Se escogió como emisario a Lord George Macartney, aristócrata norirlandés que tenía buenos contactos políticos y había adquirido experiencia diplomática en la corte de Catalina la Grande de Rusia. Macartney también contaba con experiencia práctica porque había sido gobernador de la isla caribeña de Granada y administrador de la región de Madrás, en el este de India. La embajada británica viajó en un barco de guerra de 66 cañones, con dos barcos de apoyo, cada uno de ellos cargado de regalos caros elegidos para mostrar los mejores aspectos de la tecnología manufacturera británica. Macartney iba acompañado de un séquito de casi cien personas, entre las que había científicos, artistas, guardias, ayudas de cámara y profesores de lengua china del colegio católico de Nápoles. Tras zarpar de Londres en septiembre de 1792, los barcos de Macartney hicieron una breve escala en Cantón en junio de 1793, y se les permitió proseguir viaje directamente a Tianjin y desembarcar allí, ya que afirmaron que su propósito era saludar a Qjanlong con motivo de su octogésimo cumpleaños. Una vez en tierra, la embajada fue escoltada hasta Pekín con mucha pompa, pero con el estatus oficial de «emisafios tributarios». Macartney consiguió persistir en su negativa a postrarse ante el emperador en el ritual kowtow y, en vez de ello, accedió a hincar una rodilla y hacer una serie de reverencias. Esta concesión satisfizo a los Qjng y en septiembre de 1793 Macartney fue recibido cortésmente por Heshen y por el emperador en Rehe (lehol), el palacio de verano en el norte. En sus audiencias Macartney pidió para los británicos derechos de residencia diplomática en Pekín, el fin del restrictivo sistema comercial de Cantón, la apertura de nuevos puertos al comercio internacional y la fijación de aranceles justos y equitativos. Sin abandonar la cortesía un solo instante, ni el emperador Qing ni sus ministros cedieron ante ninguna de las peticiones británicas. En vez de ello, Qjanlong mandó un edicto a Jorge 111 en el que explicaba que China no incrementaría su comercio exterior porque no necesitaba nada de otros países. Qjanlong escribió: «Nunca hemos valorado los artículos ingeniosos, ni tenemos la menor necesidad de las manufacturas de vuestro país. Así pues, oh rey, en lo que se refiere a vuestra petición de enviar a alguien que permanezca en la capital, al tiempo que no estaría en armonía con las regulaciones del Celeste Imperio, también estamos convencidos de que no representa ninguna ventaja para vuestro país».' 186

Macartney no tenía ningún argumento de peso que emplear. Lo único que pudo hacer fue salir de China por la ruta terrestre designada hasta Cantón y tomar por el camino tantas notas como le fue posible, al tiempo que plasmaba en su diario la impresión personal de que este país de aspecto imponente tenía graves debilidades internas que amenazaban con destruirlo. Sacó su metáfora principal, apropiadamente, del mar que había atravesado a costa de tanto tiempo y tantas incomodidades. «El Imperio de China», escribió en su diario, "es un barco de guerra viejo, loco y de primera clase que una afortunada sucesión de oficiales capaces y vigilantes ha conseguido mantener a flote durante los pasados ciento cincuenta años, y para intimidar a sus vecinos meramente por su tamaño y su apariencia.» Pero con hombres inferiores al timón, agregó Macartney, China navegaría lentamente a la deriva hasta "hacerse pedazos en la costa». La oposición de China a los objetivos británicos era a la larga inútil, escribió Macartney, porque era "en vano tratar de detener el progreso del conocimiento humano», como hacían los Qing. "La mente humana es de una naturaleza que se eleva y, una vez conquistados los primeros escalones de la ascensión, lucha sin cesar contra todas las dificultades para alcanzar los más altos>" En total la Compañía de las Indias Orientales había gastado una pequeña fortuna en la operación sin ganar nada a cambio. No fue un comienzo prometedor de la época de las relaciones diplomáticas cara a cara, aunque a Macartney le fue muy bien. Había insistido en una asignación anual de quince mil libras antes de acometer la empresa, que le había reportado unos beneficios de más de veinte mil libras. Al menos China no había sido un obstáculo para su propio avance personal.

Los extranjeros y las leyes chinas Una de las adquisiciones más interesantes de Lord Macartney en China fue una copia del código de leyes de la dinastía Qing. Cuando el código llegó a Inglaterra y fue traducido por un erudito que había aprendido chino como miembro del séquito de Macartney, resultó claro lo que había parecido probable a generaciones de comerciantes británicos, a saber: que los chinos y los europeos tenían conceptos muy diferentes de lo que representaba "la ley» y, en consecuencia, recurrir a las leyes podía exacerbar las tensiones internacionales en vez de atenuarlas. Aunque se basaban en una gran variedad de experiencias previas y 187

precedentes, las leyes chinas eran codificadas e interpretadas por el Estado. No existía una judicatura independiente ni en las provincias ni en Pekín: eran los magistrados de los condados quienes representaban localmente a la justicia. Una serie de revisiones por parte del prefecto y el intendente judicial de la provincia podía llevar un caso al Ministerio de Castigos de Pekín. Las apelaciones de los demandantes también eran posibles, pero sólo dentro de una jerarquía rigurosa que culminaba en un «tribunal» de altos funcionarios. Las sentencias de muerte tenían que revisarlas los superiores del magistrado y, técnicamente, el emperador en persona dictaba el veredicto definitivo sobre todos los crímenes que se castigaban con la pena capital. Pero eso no era siempre posible en la práctica y con frecuencia resultaba arbitrario. En las insurrecciones locales se acostumbraba a ejecutar a los rebeldes inmediatamente para disuadir a sus seguidores y evitar la posibilidad de que otros disidentes los sacaran de la cárcel. En los casos en Jos que estaban involucrados extranjeros las ejecuciones sumarias también eran comunes. Los magistrados de condado cumplían en esencia funciones de inspectores de policía, jueces y jurados. Acumulaban las pruebas, luego las evaluaban y finalmente dictaban sentencia. Los castigos para crímenes concretos se prescribían en el código de leyes, que los magistrados tenían la obligación de seguir. Aunque a menudo estos funcionarios confiaban en algún miembro de su personal administrativo que era supuestamente «experto" en leyes, no existía una abogada independiente ni, por ende, abogados. Si alguien trataba de intervenir desde fuera en una causa criminal se le castigaba por su injerencia. Los sospechosos eran tratados en la cárcel siempre con gran dureza y con frecuencia eran apaleados o torturados con prensas de madera si se negaban a confesar. La confesión siempre precedía al «juicio», cuyo resultado era, por tanto, previsible, a menos que pudiera presentarse alguna prueba nueva y sorprendente que exonerase al acusado. Dado que las palizas con un grueso palo de madera que a veces se utilizaba para arrancar confesiones podían matar o dejar inválido para siempre al sospechoso, no es extraño que muchos chinos tuvieran miedo a la estructura de la ley, aunque es cierto que recurrían a los tribunales de primera instancia en los casos de discrepancias graves sobre bienes raíces, herencias y otras cuestiones económicas. En la mayoría de las demás disputas los chinos recurrían a mediadores que eran miembros respetables de la comunidad local o líderes de influyentes organizaciones de linaje. Es muy posible que los que se veían amenazados con un pleito en tales casos pagaran para echar tierra 188

sobre el asunto; y los miembros subalternos del personal oficial del magistrado -los llamados «corredores yamens-- acostumbraban complernentar sus míseros ingresos aceptando sobornos para que no se hablase del asunto. Los acusados de crímenes tales como robo, violación u homicidio también trataban de comprar su libertad con regalos al personal del magistrado o incluso al propio magistrado. La horrible y posiblemente fatal experiencia de pasar una temporada en la cárcel (descripción que, por supuesto, era igualmente aplicable a las sucias y atestadas cárceles de la Europa de entonces) podía aliviarse mediante pagos regulares a los carceleros y el reparto de alimentos entre los demás reclusos. El sistema penal de los Qing también mantenía los valores sociales jerárquicos que se propagaban por medio de las enseñanzas confucianas del Estado. Los crímenes contra el emperador y su familia eran los más graves, y los crímenes contra burócratas o propiedades estatales también se castigaban severamente: con la pena capital o prolongados periodos de destierro. Dentro de la estructura familiar el padre que cometía un crimen contra un hijo recibía un castigo mucho más leve que el hijo que cometía el mismo crimen contra el padre, y lo mismo ocurría en el caso de los hombres que hadan daño a sus esposas, o los parientes mayores que se los hacían a los jóvenes. En un caso en el que un hombre mató a su hijo enterrándolo vivo, el Ministerio de Castigos revisó detenidamente los hechos y sacó la conclusión de que el gobernador había actuado incorrectamente al condenar al padre a ser apaleado. Los padres que mataban a un hijo debían ser apaleados sólo si habían actuado «irrazonablemente», según arguyó el ministerio. En este caso el hijo había dirigido palabras ofensivas contra su padre, acto que merecía la última pena: «Así pues, aunque la muerte fue intencionada, fue la muerte de un hijo que había cometido un crimen punible con la pena de muerte al ultrajar a su padre».' El padre fue absuelto. De no haber intervenido el Ministerio de Castigos, el padre hubiera podido librarse igualmente del castigo. Después del juicio y la sentencia, muchos castigos podían conmutarse por dinero en efectivo, según la gravedad del delito: medio tael de plata por veinte golpes con la caña de bambú, tres taels por sesenta golpes, diez taels por un año y medio de destierro, 720 taels por el destierro perpetuo y 1200 taels por el estrangulamiento o la decapitación. Si bien estas conmutaciones se basaban en escalas móviles de acuerdo con el rango oficial de un individuo O su supuesta capacidad de pago, el sistema beneficiaba claramente a los ricos, para quienes tales sumas eran relativamente insignificantes. Para un campesino pobre o un obrero urbano podían representar 189

los ingresos de varias semanas o incluso años. Asimismo, los letrados que habían aprobado los exámenes confucianos de nivel bajo estaban exentos de castigos corporales y, por ende, se libraban de las temibles palizas que con frecuencia arrancaban las confesiones de los aterrorizados plebeyos. La estructura judicial de los Qjng estaba reforzada por un sistema comunitario de responsabilidad mutua llamado baojia. Un bao era un grupo de mil familias que se dividían en diez jía, cada una de las cuales comprendía cien familias. Todas las familias chinas debían estar inscritas en los grupos jia y bao, y ser supervisadas por un «jefe» elegido entre sus propios miembros de acuerdo con un sistema de rotación. Estos jefes debían comprobar la veracidad de los formularios de inscripción de cada familia, en los que se indicaba el número de miembros por sexo, edad, grado de parentesco y ocupación, y encargarse del mantenimiento del orden público en su localidad. Los jefes también supervisaban proyectos comunitarios como, por ejemplo, la reparación de diques, la vigilancia de los cultivos O las operaciones militares. En los casos de crímenes graves o de sospechas de rebelión, estos hombres recababan ayuda de la oficina del magistrado. Asimismo, los jefes debían velar por el pronto pago de los impuestos por parte de los miembros de su baojia. Su trabajo era difícil, frustrante y a veces peligroso; en muchas comunidades, el sistema languideció porque nadie quería servir en calidad de jefe. Pero la mayor importancia para los extranjeros residía en el concepto general que representaba la baojia, a saber: que todos los miembros de una comunidad eran responsables del buen orden de la misma y que los vecinos o los amigos de las partes culpables podían ser considerados igualmente culpables de los actos ilegales y castigados por ello. Aunque el sistema penal era duro, el nivel de orden público en China probablemente podía compararse con el que en aquel tiempo prevaleda en Europa o en Estados Unidos. Pero en el sistema no había realmente espacio para dispensar un trato especial a los extranjeros. En todas las cuestiones ordinarias, los extranjeros se hallaban bajo la jurisdicción de la Litan Yuan, el Ministerio de Ritos, los Hoppos o la casa imperial. Si infringían las leyes, los chinos daban por sentado, al menos inicialmente, que los tribunales chinos se ocuparían de ellos de la manera habitual. Varios casos en los cuales las tripulaciones de barcos extranjeros mataron de manera fortuita a algún chino indican que las autoridades locales de los Qing al principio aceptaron pagos en efectivo en concepto de indemnización. En el reinado de Kangxi, las autoridades exi190

gieron 5000 taels después de que la tripulación de un barco británico matara a un chino cerca del puerto de Cantón en 1689. Cuando la con" traoff~rta de 2000 taels que presentaron los británicos fue rechazada, el barco abandonó sus planes de comerciar y se hizo a la mar. A finales del reinado, en 1722, los chinos aceptaron 2000 taels del capitán del King George después de que el ayudante de su artillero matase sin querer a un muchacho chino cuando estaba cazando. En 1754, cuando un francés mató a un marinero inglés en Cantón, los funcionarios chinos dejaron claro que estaban decididos a intervenir en los casos que ocurrieran dentro de su jurisdicción incluso cuando ningún chino estuviera involucrado en ellos. Ordenaron el cese total del comercio con Francia hasta que los oficiales franceses entregaran al asesino. Irónicamente, éste fue puesto en libertad poco después porque el emperador Qianlong, para celebrar el vigésimo año de su reinado y las victorias de los Qing en las guerras con los dzúngaros, había decretado una amnistía para todos los criminales declarados culpables. De peor agüero para los occidentales fueron varias causas judiciales que se vieron en los últimos años del reinado de Qjanlong, tras consolidarse el monopolio del Cohong. En 1773 las autoridades portuguesas de Macao juzgaron a un inglés que presuntamente había matado a un chino; le declararon inocente y lo pusieron en libertad. Pero los funcionarios chinos insistieron en que tenían derecho a intervenir en los casos de homicidio en los que la víctima fuera china, volvieron a juzgar al inglés y lo hicieron ejecutar. Siete años más tarde las autoridades chinas consiguieron reafirmar su derecho a intervenir cuando un ex" tranjero matase a otro extranjero en suelo chino: un francés que había dado muerte a un marinero portugués en una pelea fue obligado a salir de su refugio en casa del cónsul de Francia y ejecutado en público mediante estrangulamiento. Los dos casos que más repercusión tuvieron en el pensamiento occidental y que obligaron a replantearse en serio el modo de tratar con los Qjng en el nivel diplomático internacional fueron aquellos en los que se vieron envueltos dos buques mercantes, el Lady Hughes y el Emily. El primero de los dos ocurrió en 1784, nueve años antes de que la embajada de Lord Macartney llegase a China. El Lady Hughes, uno de los llamados «country ships», barcos que eran propiedad de intereses comerciales particulares pero comerciaban entre India y China con licencia de la Compañía de las Indias Orientales británica, disparó una salva cerca de Cantón y mató sin querer a dos espectadores chinos. Cuando el capitán del Lady Hughes declaró que no sabía qué artillero había disparado el cañonazo fatal, los chinos, consecuentes con sus 191

ideas sobre la responsabilidad mutua, detuvieron al administrador del barco. También amenazaron con cancelar totalmente el comercio con Occidente. En un intento de intimidar a los chinos, las tripulaciones de la mayoría de los barcos extranjeros que en aquel entonces comerciaban en Cantón -británicos, franceses, daneses, holandeses y el primer barco estadounidense en surcar aguas chinas, el Bmpress of China, registrado en Nueva York- empuñaron las armas y se apostaron alrededor de sus almacenes en tierra. Pero los chinos se mantuvieron firmes. Ante la ruptura total del comercio y la posible ejecución del administrador, el Lady Hughes entregó al artillero que probablemente era responsable de lo ocurrido. Fue estrangulado en enero de 1785. El caso del barco mercante estadounidense Emi{y, que ocurrió en 1821, fue el primero en el que intereses estadounidenses ocuparon un lugar central. Un tripulante del Emi{y (que, irónicamente, se llamaba Terranova) dejó caer involuntariamente un cántaro de barro sobre la cabeza de una china que vendía fruta en una barca arrimada al barco; la mujer cayó al agua y se ahogó. Cuando los chinos exigieron que les entregasen a 'Ierranova, los estadounidenses al principio se negaron rotundamente e insistieron en que el juicio se celebrara en el barco. Pero después de que los Qjng ordenaran el cese total del comercio con los estadounidenses en la región de Cantón, el capitán del Emily titubeó, quizá porque la bodega del barco estaba llena de opio ilegal y temía que se lo confiscaran. Terranova fue entregado a las autoridades chinas. En el juicio, al que se prohibió que asistieran occidentales, fue declarado culpable y ejecutado al día siguiente. Esta sentencia y la rapidez de la ejecución infringieron los procedimientos de los Qjng en los casos de homicidio involuntario. De forma acumulativa, estos juicios, choques y ejecuciones convencieron a las naciones occidentales de que había que obligar a los chinos a renunciar a la jurisdicción en los casos que afectasen a súbditos extranjeros. Sin embargo, era precisamente ahí donde los chinos pretendían mantenerse firmes. La incomprensión contribuyó a exacerbar la disputa, porque la complejidad de la posición jurídica de los Qjng no podía calibrarse del todo con una rápida lectura de sus estatutos; exigía un estudio detenido que pocos occidentales estaban a la sazón preparados para llevar a cabo. Además, la posición jurídica de los extranjeros en China había evolucionado con el tiempo. Bajo la dinastía Ming, por ejemplo, la ley había declarado que «todos los extranjeros que cometan delitos serán condenados de conformidad con el Código Penal chino». si tales delitos tenían lugar en suelo chino. En 1646, después de una enmienda de los Qjng, la misma ley decía que «todos los

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extranjeros que vengan a someterse al Gobierno del imperio serán, cuando cometan delitos, sentenciados de conformidad con el Código Penal chino», lo cual llevaba implícita la obediencia plena de todos los extranjeros que quisieran comerciar con China. En el reinado del emperador Yongzheng, otro cambio puso a los extranjeros que estuvieran en las zonas del país supervisadas por la Lifan Yuan -dzüngaros, mongoles, rusos- bajo el control jurídico de dicha oficina y dejaba a todos los demás extranjeros sometidos al código penal chino basándose en que, ya que «se han adherido al imperio, cuando cometan delitos deben ser castigados igual que los súbditos chinos corrientes»." Finalmente, el Ministerio de Castigos intentó racionalizar los casos en los que estaban involucrados extranjeros, al tiempo que se comprometía a ser justo bajo la ley, y con tal fin añadió en 1743 que en tales casos los procedimientos «relativos a la detención y la obtención de una confesión» no necesitaban «ajustarse a la pauta que se seguía en el interior»." Los funcionarios chinos creían que hacer estos cambios era ceder ante «los deseos de los bárbaros» y ciertamente puede que así fuera en los decenios de 1740 y 1750. Sin embargo, en el decenio de 1820 los occidentales se dieron cuenta de que la ley tal como se había enmendado les privaba de la revisión por un tribunal de apelación y de los atenuantes y conmutaciones a los que, al amparo del código normal, tenían derecho los chinos corrientes que eran procesados. No fueron sólo los extranjeros quienes empezaron a quejarse de que la ley china era deficiente. Desde un punto de vista diametralmente opuesto, a las clases altas y a los plebeyos de China les exasperaba ver la debilidad de los funcionarios de los Qjng ante las exigencias de ciertas dispensas y trato especial que hadan los extranjeros. Cuando en 1807 dos chinos murieron en una reyerta con marineros del barco británico Neptxne, los funcionarios chinos y el taipán británico (supervisor del comercio) hicieron un trato para presentar un chivo expiatorio. Acto seguido le acusaron de homicidio involuntario y le permitieron redimir su pena por 12,42 taels, de acuerdo con la tabla de conmutaciones del código Qjng. Una campaña al parecer concertada llenó Pekín de carteles que acusaban a los Qjng de venderse a los «diablos extranjeros». No se sabe quiénes la iniciaron, pero el tema de la campaña sería fundamental en la aparición paulatina de una fuerza nueva en la historia de China: el nacionalismo antiextranjero.

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El opio Cuando el capitán del Emily entregó al marinero 'Ierranova a la justicia china para salvaguardar el cargamento de opio que transportaba el barco, se comportó de un modo muy común en su tiempo. Durante el siglo anterior, la creciente demanda europea y estadounidense de té, porcelana, sedas y artículos decorativos chinos no había corrido parejas con un aumento de la demanda china de exportaciones occidentales de artículos de algodón y de lana, pieles, relojes y otras curiosidades mecánicas, estaño y plomo. El resultado fue un grave problema de la balanza de pagos de Occidente. Los occidentales tenían que pagar los artículos chinos principalmente con plata, y esta afluencia ininterrumpida de plata a China -una de las causas de la prosperidad general durante el reinado de Qianlong- alarmó al Gobierno británico. En el decenio de 1760, por ejemplo, la plata que llegó a la China de los Qjng superó los tres millones de taeIs; en el de 1770, el total aumentó hasta situarse en siete millones y medio, y en el de 1780, 16 millones de taels. A finales del siglo XVIII, sin embargo, los británicos ya habían pensado en otro producto para intercambiarlo por artículos chinos: el opio. Aunque el comercio estaba sujeto a grandes fluctuaciones, las cifras de ventas de opio a China muestran la tendencia general con deprimente claridad. Cada caja contenía entre 59 y 70 kilos de opio, según la zona de origen, de tal modo que en el decenio de 1820 ya entraba en China opio suficiente para satisfacer los hábitos de alrededor de un millón de adictos. Añadiendo a este suministro cierta cantidad de opio que se cultivaba en el país (aunque todavía muy pequeña), podemos empezar a hacernos una idea de la magnitud del problema que el opio representaba en China. Para seguir vendiendo ininterrumpidamente opio en China, eran necesarios varios factores: el narcótico tenía que estar disponible en cantidades grandes; tenía que haber un medio avanzado de consumirlo; el número de personas deseosas de fumarlo tenía que ser suficiente para que el comercio resultara viable, y los intentos de prohibición que hacía el Gobierno tenían que ser ineficaces. Fue la conjunción de todos estos elementos lo que sumió a China en este ciclo especialmente angustioso de su historia moderna. La conquista británica de extensas zonas de India fue lo primero que impulsó la producción organizada y la venta de opio. Instigados por los directivos de la Compañía de las Indias Orientales y favorecidos por el brillante generalato de Robert Clive y las habilidades administrativas del gobernador general Warren Hastings, entre 1750 y 1800

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los británicos habían logrado dominar gran parte de! norte de India, desde Bombay, en e! oeste, hasta Calcuta, en e! este, y contaban con bases complementarias en Madrás (donde Lord Macartney había servido en calidad de gobernador en otro tiempo), en el sur. Ansiosos de encontrar un cultivo comercia! que proporcionara ingresos a! exportado, los británicos descubrieron que la adormidera crecía especialmente bien en ciertas partes de India. Además, abundaba la mano de obra para recoger la savia de las incisiones practicadas en la planta y convertirla (hirviéndola) en la pasta espesa, que era la mejor para fumar. La Compañía de las Indias Orientales estableció un monopolio para la compra de opio indio y luego vendió licencias para comerciar con opio a mercaderes occidentales seleccionados, llamados «country traders», ya que prefería este medio indirecto de obtener beneficios a participar directamente en el envío del narcótico. Después de vender su opio en China, los «country traders» depositaban la plata que recibían por la venta en las oficinas de los agentes de la compañía en Cantón a cambio de cartas de crédito; la compañía, a su vez, usaba la plata para comprar té, porcelana y otros artículos chinos con el fin de venderlos en Gran Bretaña. De esta forma nació un comercio triangular que iba de Gran Bretaña a India, de India a China y de China a Gran Bretaña, en cada una de cuyas etapas podían obtenerse grandes beneficios. El consumo de opio era tal vez el aspecto más simple del proceso. La historia ofrece ejemplos de muchas maneras de consumir derivados del opio, desde macerado en pociones o fumarlo mezclado con otras hierbas, hasta las tabletas de morfina concentrada de finales del siglo XIX y las inyecciones de heroína en la actualidad. Puede que la manera favorita de fumar opio de los chinos -calentar un minúsculo glóbulo de pasta de opio refinado sobre una llama y fumarlo luego con una pipa de tubo largo- al principio fuese popular porque fumar tabaco se había puesto muy de moda a comienzos del periodo Qjng. Las plantas de tabaco procedentes de América Latina se habían introducido en la provincia de Pujian y de allí habían pasado rápidamente a Shandong ya otras partes de China. En rollos del reinado de Kangxi pueden verse docenas de chinos fumando tabaco en pipa mientras. pasean por las calles de las ciudades y las marcas de variedades populares se exhiben delante de las tiendas. Es probable que la costumbre de fumar opio mezclado con tabaco llegara a China en el decenio de 1720 con las tropas que volvían de Taiwan tras sofocar la rebelión de Zhu Yigui en 1721. A mediados del reinado de Qianlong cualquier persona que supiese leer ya tenía a su disposición descripciones detalladas de la droga y de

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Año

Número de cajas

1729 1750

200 600 (eprox.) 1.000 4.054 4.570 4.968 5.106 7.082 13.131 23.570

m3 1790 1800 1810 1816 1823 1828 1832

Ventas británicas de opio a China.'

cómo prepararla para consumirla. Pequeñas salas públicas donde por unas monedas proporcionaban una pipa de opio que e! cliente fumaba recostado cómodamente pusieron la droga al alcance de los habitantes de las ciudades y de los pobres. ¿Por qué los chinos de mediados y finales de! periodo Qjng empezaron a fumar tanto opio? Como ningún escrito chino de la época habla de ello, sólo podemos hacer conjeturas; pero sabemos que e! consumo de derivados del opio surte el efecto de ralentizar y difuminar e! mundo que rodea al consumidor, hacer que el tiempo se alargue y se desvanezca, trasladar realidades complejas o dolorosas a una distancia aparentemente infinita. Documentos chinos de entonces inducen a pensar que el opio atrajo inicialmente a grupos atormentados por el aburrimiento o el estrés. Los eunucos atrapados en la red ritualizada del protocolo de la corte fumaban opio, y 10 mismo hacían algunos de los funcionarios manchúes de la corte, que con frecuencia tenían sinecuras o empleos prácticamente sin sentido en la burocracia palaciega. Las mujeres de familias ricas, privadas de la oportunidad de educarse yencerradas en sus casas, fumaban opio. También lo fumaban los secretarios de las oficinas agobiadas por el trabajo de los magistrados, al igual que los mercaderes que se aprestaban a hacer algún negocio y los estudiantes que se preparaban para los exámenes de Estado, e incluso los que se presentaban a ellos. Los soldados que se dirigían a luchar contra grupos de rebeldes rurales también fumaban opio. Más avanzado el siglo XIX, la costumbre se propagó, especialmente entre las clases que disponían de tiempo libre y buscaban un medio de esparcimiento social. También los culis empezaron a tomar opio, ya

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fuera fumándolo o lamiendo bolitas de droga, para vencer la monotonía y el dolor de tirar de grandes cargas día tras día. (Patronos astutos pero despiadados, cuando vieron que los culis podían transportar cargas más pesadas si estaban bajo la influencia del opio, incluso se lo proporcionaban a sus trabajadores.) A finales del siglo XIX, ya eran muchos los campesinos que también se habían convertido en adictos, sobre todo los que habían empezado a plantar adormideras como cultivo comercial para complementar sus escasísimos ingresos. El Gobierno Qjng no estaba seguro de cómo hacer frente al problema. Como ya hemos visto, Yongzheng, el primer emperador en pronunciarse sobre el narcótico, era consciente de que existía una necesidad legítima de opio como droga medicinal -podía ser particularmente valioso para atajar los efectos de la diarrea o la disentería-, pero también de que sus usos no medicinales parecían ser perjudiciales. Encontró una solución intermedia y precaria en virtud de la cual se castigaba rigurosamente a quienes «pasaran» la droga a consumidores potenciales y a quienes regentaran fumaderos, al tiempo que el opio para fmes «medicinales» seguía vendiéndose sin disimulo. Durante el siglo XVIII la mayoría de las compras de opio al por mayor estaba en manos de los mercaderes del Cohong. Pero el comercio pasó a ser más indirecto después de que en 1801 un edicto prohibiera tanto importar opio como producirlo en China, y en especial después de que en 1813 nuevos edictos prohibiesen terminantemente fumarlo. Los fumadores de opio chinos podían ser castigados con cien golpes de caña de bambú y condenados a llevar en público la canga durante un mes o más. Los mercaderes del Cohong ya no se atrevían a traficar con opio, pero los comerciantes extranjeros comprobaron que si anclaban en puntos seleccionados frente a la costa de China, había muchos aventureros chinos dispuestos a salir a su encuentro para comprarles sus existencias de opio. Grandes pontones fortificados y anclados cerca de la isla de Lintin, en la bahía situada más abajo de Cantón, también formaban un buen punto de distribución de la droga. A bordo de veloces barcas de vela o remo y poco calado los comerciantes chinos podían eludir todos los intentos de interceptarlos que hacían las escasas fuerzas navales que el Gobierno tenía en la provincia. Luego distribuían el opio utilizando la red de vías comerciales locales, por carretera, por río y por los senderos. Cuando el Gobierno intentó hacer cumplir la prohibición castigando severamente a los traficantes e interrogando con rigor a los fumadores sobre sus fuentes de abastecimiento, los involucrados en el negocio del opio se volvieron más circunspectos y procuraron borrar su 197

rastro por medio de numerosos intermediarios. Un ejemplo sucinto de ello es la transcripción del testimonio que un eunuco de la corte, al ser detenido en 1831, prestó ante funcionarios de la casa imperial: Al principio comprábamos cantidades pequeñas del opio que fumábamos directamente al musulmán Zhu Da. Luego me enteré de que cuando los barcos entraban en Tianjin las bolitas de opio sallan más baratas, de modo que pedí a Kekesibuku un préstamo de cien sartas de monedas locales y también vendí mi carro de mulas. Llevé a mi sirviente Qin Baoquan conmigo a Tianjin y conseguí que Qin, el viejo amigo de Yang Huiyuan, hiciera de agente mío. Yang compró 160 onzas de opio a Zhang por 240 sartas de monedas. Di a Yang una comisión de 3,8 sartas de monedas?

Si las autoridades hubieran investigado este caso con diligencia, tal vez hubiesen llegado más allá de los dos intermediarios, hasta encontrar al traficante local, Zhang. Pero probablemente el mismo Zhang era sólo un pequeño traficante y su detención habría tenido lugar mucho después de que los distribuidores más importantes y los barcos extranjeros que los abastecían siguieran su camino.

Imágenes occidentales de China Hasta mediados del siglo XVIII China gozó en general de la atención favorable de Occidente. Esto fue debido en gran medida a la amplia difusión que alcanzaron los libros y la correspondencia que publicaron autores católicos, especialmente jesuitas, que veían en la enorme población del país una cosecha potencial de almas para la fe cristiana. Si bien eran conscientes de algunos de los problemas de China, la mayoría de los observadores católicos siguió el ejemplo del misionero jesuita Matteo Ricci, que vivió en China de 1583 a 1610 y admiraba la laboriosidad de su población, la experiencia de su burocracia, la riqueza fi· losófica de sus tradiciones culturales y la fuerza de sus gobernantes. Los jesuitas franceses, que dominaban las misiones en China a finales del reinado de Kangxi, presentaron una imagen todavía más laudatoria del Estado Qjng en sus comienzos, una imagen cuyo propósito deliberado era atraer al «Rey Sol», Luis XIV, y persuadirlo para que respaldara a los misioneros con dinero y personaL En el centro de estas descripciones elogiosas se hallaba la idea de que el contenido ético de los clásicos confucianos demostraba que los chinos eran una nación 198

profundamente moral y en otro tiempo habían practicado una forma de monoteísmo que no era muy diferente de la que cabía encontrar en la tradición judeocristiana. Con un poco de esfuerzo, por tanto, sería posible hacerles volver a los valores verdaderos que otrora habían abrazado, sin necesidad de recurrir a la fuerza para convertirlos. Aunque los jesuitas perdieron rápidamente influencia en China durante los últimos años del reinado de Kangxi -al tiempo que su prestigio en Europa declinaba durante el siglo XVIII~, hasta que la orden fue suprimida por completo en 1773, sus libros sobre el Gobierno y la sociedad chinos continuaron siendo, con mucho, los más detallados que existían. Su lectura hizo que el filósofo alemán Gottfried Wilhelm van Leibniz se interesara hondamente por la estructura de los hexagramas del Libro de los cambios. Hasta el filósofo anticlerical Voltaire se sintió intrigado por lo que leyó sobre los chinos. Como estaba resuelto a atacar el poder de la Iglesia católica en la Francia del siglo XVIII, Voltaire utilizó con inteligencia la información sobre China que proporcionaban los católicos para refutar las pretensiones más extremas de éstos. Arguyó que si los chinos tenían tanta moralidad y eran inteligentes, éticos y bien gobernados, y si esto era en gran parte atribuible a la influencia de Confucio, de ello se deducía que, dado que Confucio no era cristiano, resultaba obviamente posible que un país marchara de forma admirable sin la presencia del poder clerical. En una serie de obras influyentes que escribió entre 1740 y 1760, Voltaire expuso sus ideas relativas a China. En una novela presentó sus opiniones sobre el paralelismo de los valores morales en diferentes sociedades, europeas y asiáticas. En una obra de teatro sugirió que la fuerza moral innata de los chinos había logrado apaciguar hasta a los conquistadores mongoles capitaneados por Genghis Jan. y en un insólito gesto historiográfico, Voltaire empez6 su estudio de la historia del mundo -Bssai surles maxrs el I'esprit des nations (Ensayo sobre las costumbres y el espfntu de las naciones)- con una extensa sección dedicada a China. Lo hizo para subrayar los valores de las distintas civilizaciones y llamar la atención sobre la arrogancia europea: «La gran incomprensión ante los ritos chinos nació de que juzgáramos sus costumbres a la luz de las nuestras: porque nosotros llevamos los prejuicios que surgen de nuestra naturaleza pugnaz hasta los confines del mundo»." Como no pudo encontrar en Europa un «filósofo-rey» que fuera ejemplo de sus puntos de vista sobre la religión y el Gobierno, Voltaire creyó que el emperador Qjanlong llenaría el vacío y escribió poemas en honor del lejano gobernante. Las alabanzas que dedicó Voltaire a las instituciones chinas apare199

cieron en un contexto cultural que simpatizaba intensamente con China. Durante el mismo periodo breve de mediados del siglo XVIII, Europa se vio embargada por una fascinación por China que suele describirse empleando la palabra francesa dnnoiserie, un entusiasmo atraído más por la decoración y los dibujos chinos que por la filosofía y la forma de gobierno. En grabados y descripciones de casas y jardines chinos, y en sedas bordadas, esterillas y porcelanas de vivos colores de la misma procedencia, los europeos hallaron una forma de sustituir la precisión geométrica de su arquitectura neoclásica y la pesadez del barroco. El rococó francés fue una parte de este clima, que tendía a preferir los colores suaves y claros, la asimetría, un desorden calculado, una sensualidad propia de los sueños. Sus manifestaciones populares podían encontrarse en toda Europa, desde los dibujos «chinos>' en los nuevos papeles pintados y muebles que adornaban los hogares de la clase media hasta las pagodas en los parques públicos, las sillas de mano que se usaban para transportar personas por las calles y las celosías que rodeaban los jardines ornamentales. No obstante, este culto a China, ya fuera intelectual o estético, se desvaneció pronto a causa de crónicas airadas y sarcásticas como la de George Anson. A Voltaire, su propio entusiasmo le hizo blanco de sarcasmos o burlas cuando la imagen que tenía de China empezó a parecer poco convincente a otros grandes pensadores de la Ilustración francesa. A jean-jacques Rousseau y al barón de Montesquieu les preocupaba que los chinos no parecieran gozar de libertad verdadera, que sus leyes se basaran en el miedo en lugar de en la razón y la posibilidad de que su complicado sistema de educación corrompiese la moral china en vez de mejorarla. Otros escritores declararon que China no parecía progresar, que en realidad no tenía ningún concepto de progreso; de ahí a pensar que, de hecho, los chinos estaban retrocediendo había sólo un paso. El historiador francés Nicolas Boulanger escribió en 1763 las siguientes palabras sombrías, que el radical inglés John Wilkes tradujo del francés al año siguiente: Todos los restos de las antiguas instituciones que China posee ahora forzosamente se perderán; desaparecerán en las revoluciones futuras; como lo que ya ha perdido de ellas se desvaneció en las anteriores; y finalmente, como no adquiere nada nuevo, siempre saldrá perdiendo."

Algunos destacados pensadores europeos reflexionaron sobre estos argumentos relativos a China y a los chinos y se esforzaron por evaluar las perspectivas del país. Uno de ellos fue el filósofo escocés Adam

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L Machangpersigue alenemigo, detalle de un rollo de mano de Oiuseppe Castiglione. Castiglione (1688-1766), pintor jesuita de talento en la corte de Qjanlong, presenta aquí a un general de los Qing famoso por sus victorias frente a los uigures en Xinjiang.

2. El mayor logro de Qjanlong fue la conquista e integración de extensos territorios en el oeste llamados actualmente Xinjiang. En este grabado vemos fuerzas de los Qjng acampadas durante su campaña para tomar Kashgar y Yarkand en 1759.

3. El Yuan Ming Yuan, el palacio de verano proyectado para Qjanlong por los jesuitas en Chilla y situado justo en las afueras de Pekín. Este grabado muestra la Sala de lo. Mares Pacíficos.

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4. Ciuseppe Ca~t¡~lío n~ (Lang Shilllng), En mi uma lÍn ts!J tI poder di reinar pmi/iülml lfu . de-

talle del emperador Q¡.m long (1736).

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S. Dibujo satírico que representa" Lord Macartney y al emperador Qianlong realizado cuando la misión partió de Inglaterra en 1792 (arriba); visión más reflexiva del encuentro, de una edición de 1806 del diario de Macartney (abajo).

6. Visión de dnnoisair de China datada en el siglo xvrn; la figura central se inspira libremente en el emperador Kangxi.

7. Las factorías de Cantón. Los mercaderes occidentales crearon su propio pequeño mundo en una zona restringida al sudoeste de Cantón, donde los chinos les concedieron la residen cia. Toda la zona de factorías que aparece aquí fue saqueada por los chinos durante la guerra en 1841 y arrasada al año siguiente.

8. La decadencia de unfumador de opio, hacia 1860. De una serie de doc e acuarelas chinas. Arriba; «Primer paso hacia el vicio de fumar opio acompañado de mujeres, música y canto»; abajo; -Mientras su madre [la del fumador de opio) le golpea con una caña ant e la alegría de su padre, su esposa corta la pipa para fumar opio con gran horror de su hijo»

9. La Campaña del Norte de los Taiping en 1853-1855. En el otoño de 1853 el ejército Taiping alcanzó la periferia de Tianjin, a unos ciento doce kilómetros de la capital de los Qjng, Pekín. Allí fueron frenados y obligados a retroc eder poco a poco por fuerzas de los Qing, como se ve en este cuadro de un artista local.

10. Victoria de los Qing sobre los Taiping. En 1854 las fuerzas de los Qing sofocaron finalmente el levantamiento de los Taiping de Hong Xiuquan. Este cuadro, que honra a Zeng Guofan y sus ejércitos, muestra la victoria de los Qjng en el lago de Dongting en Hunan, julio de 1854.

11. Zcng Guofan, organizador

del ejército de Xiang y arquitecto de la supresión de los Taiping.

12. El general Charles «Chinesco

Cordón, oficia! de artillería británico que mandó el Ejército Siempre Victorioso contra los Taiping.

13. Int erior de los fortines de Dagu , agosto de 1860 (fotografía de FeJix Beato). Los Qing siguieron oponiendo resistencia a las incursiones europeas incluso después de la firma del Tratado de Tianjin (1858) y repelieron a las fuerzas británicas en los estratégicos fortines de Dagu en 1859, pero sucumbieron ante los ataques anglofranceses al año siguiente. Ésta es la primera afato-noticia» tomada en China.

14. Ruinas del Yuan Ming Yuan (fotografla de Thomas Childe, hacia 1875). El 18 de octubre de 1860 Lord Elgin ordenó a sus tropas que destruyeran el palacio de verano proyectado pan Qjanlong por arquitectos jesuitas. Aquel mismo día los Qjng capitularon ante nuevas exigencias británicas.

15. El primer gran ímpulso a la inmigración de chinos hacia Estados Unidos fue la Fiebre del Oro de California en 1848-1849. En el decenio de 1860 miles de chinos trabajaron en las últimas etapas del gran auge de construcción de ferrocarriles que extendió las líneas desde California hasta Utah.

16. ReD Xiong (1820-1857), Autorretrato.

Smith, que escribió sobre China en La riqueza de las naciones, publicaba por primera vez en 1776. En sus análisis de las capacidades productivas de diferentes países, Smith comprobó que China era útil a efectos de comparación, en especial con las naciones de Europa y las sociedades en vías de desarrollo en América del Norte. Tras examinar el crecimiento de la población como índice de desarrollo, concluyó que en Europa, donde los países doblaban su número de habitantes cada quinientos años, e! crecimiento era ininterrumpido aunque no espectacular. En América de! Norte, cuya población se doblaba cada veinte o veinticinco años, había empleo instantáneo para la totalidad de la nueva fuerza laboral; e! Nuevo Mundo, era, por consiguiente, «mucho más próspero, y avanzaba con una rapidez mucho mayor hacia la adquisición de más riquezas»." Sin embargo, China, «durante mucho tiempo uno de los países más ricos, esto es, uno de los más fértiles, mejor cultivados, más laboriosos y más populosos del mundo», había alcanzado aquella fase del ciclo de crecimiento en la que había «adquirido el complemento pleno de riquezas que la naturaleza de sus leyes e instituciones permite adquirir». En tal situación, el aumento continuo de la población tuvo graves repercusiones económicas: "Si en semejante país los salarios de la mano de obra habían sido alguna vez más que suficientes para mantener al trabajador y permitirle tener una familia, la competencia de los trabajadores y e! interés de los amos pronto les reduciría a este nivel más bajo que es concorde con el común de los mortales". El resultado fue que «la pobreza de las clases bajas en China sobrepasa ampliamente la de las naciones más míseras de Europa» y el infanticidio se convirtió en parte integrante de las costumbres sociales. Como dijo ácidamente Smith: "El matrimonio en China no lo fomenta el provecho que traen los hijos, sino la libertad de sacrificarlos». China estaba exacerbando estos problemas, según Smith, con su negativa a considerar la posibilidad de cambiar. China se mantenía distanciada del crecimiento de la economía mundial y con ello estaba decidiendo su propio destino: "Un país que descuida o desprecia el comercio exterior, y que permite la entrada de barcos de naciones extranjeras sólo en uno o dos de sus puertos, no puede hacer la misma cantidad de negocios que podría hacer con leyes e instituciones distintas»." En un famoso ciclo de conferencias que el filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel dio a principios del decenio de 1820, los diversos análisis críticos de Boulanger, Rousseau, Montesquieu y Smith fueron sintetizados de tal modo que las "Civilizaciones Orientales» -entre ellas, China principalmente- pasaron a verse como una etapa pri-

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mitiva y ya superada de la historia. La visión de la «Sociedad Asiática", sintetizada por Hegel, iba a tener una influencia profunda en el joven Karl Marx y otros pensadores del siglo XIX. La historia, en opinión de Hegel, era la evolución de lo que él llamaba las ideas y prácticas de la libertad en todo el mundo. La libertad era la expresión de la autorrealización del «Espíritu del Mundo", y ese espíritu estaba alcanzando su manifestación más plena en los estados cristianos de Europa y América del Norte. Optimista sobre su propio tiempo, Hegel formuló una teoría que quitaba importancia al pasado de China. Describió China como un país dominado por sus emperadores o déspotas, típico de las «naciones orientales» que veían a un solo hombre como libre. En Occidente los griegos y los romanos habían llegado a considerar que algunos hombres eran libres; y, siglos más tarde, la generación de Hegel había llegado a pensar que todos los seres humanos eran libres. Sin una comprensión de la marcha del Espíritu en el mundo, hasta la «libertad» del emperador de China era un «capricho», expresado o bien por medio de la «ferocidad -Ia brutal temeridad de la pasión- o por una levedad y mansedumbre de los deseos que eran en sí mismos sólo un accidente de la naturaleza»." Hegel escribió que parte del destino de China dependía de factores geográficos: «La gran extensión de Asia Oriental se encuentra separada de la evolución general de la historia». En un pasaje expresado con mucha fuerza, Hegel explicó que China había carecido de la gran audacia que mostraron los europeos cuando exploraron los mares y, en vez de ello, había permanecido atada a los ritmos de la agricultura de sus grandes llanuras. El suelo presentaba sólo «una multitud infinita de dependencias», mientras que el mar llevaba a la gente «más allá de estos círculos limitados del pensamiento y la acción ... Esta extensión del mar más allá de las limitaciones de la tierra se halla ausente en los espléndidos edificios políticos de los estados asiáticos, aunque éstos se encuentren a orillas del mar, como China. Para ellos el mar es sólo el límite, el borde donde termina la tierra; no tienen ninguna relación positiva con él»." Si bien esta afirmación habría sobrecogido a los ricos mercaderes oceánicos de Pujian si la hubiesen escuchado, Hegel tenía en esencia razón al decir que el propio Estado Qing no estaba interesado en la exploración marítima. En una serie de conclusiones sombrías, Hegel relegó de forma permanente a los chinos a su espacio fuera de la evolución del Espíritu del Mundo. Si bien China tenía abundancia de historiadores, éstos estudiaban su país dentro de sus propias y limitadas ideas preconcebidas, sin darse cuenta de que China se hallaba «fuera de la Historia del Mun-

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do, como la mera presuposición de elementos cuya combinación hay que esperar para que constituyan su progreso vital». Aunque los emperadores chinos dirijan palabras de «majestad y bondad y ternura paternales al pueblo», los chinos «albergan la peor opinión de sí mismos y creen que los hombres nacen sólo para tirar del carruaje del Poder Imperial». En un pasaje que iba más allá de todo lo que opinara Lord Macartney sobre el destino de la dinastía Qing, Hegel se lamentó por los chinos: «La carga que los aprieta contra el suelo les parece su destino inevitable: y no les parece en absoluto terrible venderse como esclavos y comer el amargo pan de la esclavitud». No obstante, China quizá no estaba atrapada para siempre en un aislamiento metafísico y geográfico. En uno de sus apartes más ambiguos, Hegel agregó que «en su caso, una relación con el resto de la Historia podría existir sólo si otros los buscasen e investigaran su carácter»." Hegel dejó la incógnita de quién debía buscarlos o cómo, pero las potencias occidentales, con sus barcos, sus misiones diplomáticas y su opio empezaban rápidamente a proporcionar una respuesta.

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Segunda parte Fragmentación y reforma

Los letrados chinos de formación confuciana eran conscientes de las presiones morales y económicas que sufría su sociedad a comienzos del siglo XIX. Inspirándose en la tradición intelectual en la que se habían criado, propusieron reformas administrativas y educativas, llamaron la atención sobre el rápido crecimiento de la población y pidieron más equidad en el reparto de la riqueza. Algunos también señalaron las injusticias sociales que separaban a los hombres y a las mujeres, y suplicaron más sensibilidad hacia el estatus de la mujer en la vida cotidiana. El aumento de la adicción al opio planteaba un dilema social especialmente complejo. Letrados, funcionarios y el propio emperador dudaban entre legalizar la droga o prohibirla por completo. Al mismo tiempo, las masivas inversiones británicas en la fabricación y la distribución de la droga, así como el papel crítico que los ingresos obtenidos del opio desempeñaban en la estrategia de la balanza de pagos intemacional de Gran Bretaña, hacían del comercio del opio un componente esencial de la política exterior de esta nación. Los Qing creyeron que el problema era de carácter interno y decidieron prohibir la droga. Los británicos respondieron con la fuerza de las armas. Tras derrotar a los Qjng, en 1842 impusieron un tratado que alteró fundamentalmente la estructura de las relaciones de la dinastía con las potencias extranjeras y puso fin al largo ciclo histórico durante el cual los gobernantes de China habían controlado eficazmente a todos los extranjeros que residían en territorio chino. Esta nueva presencia extranjera en China coincidió con nuevas oleadas de desórdenes internos, y sin duda contribuyó a ellas. Los levantamientos contra los Qing se habían producido cada vez más a menudo en las postrimerías del siglo XVIII. El aumento de las dislocaciones sociales del siglo XIX provocó una agitación cada vez mayor, hasta que a mediados de siglo estallaron cuatro rebeliones a gran escala, y al menos dos de ellas -la de los Taiping y la de los Nian- tenían capacidad 221

para derribar la dinastía. Los Taiping se basaban en principios fundamentalistas de signo cristiano e igualitario que afectaban el corazón de los valores confucianos e imperiales; los Nian introdujeron nuevas pautas de guerra móvil de guerrillas que amenazaron el prestigio de las instituciones militares básicas del Estado. Las otras dos rebeliones, ambas capitaneadas por musulmanes, estallaron en el sudoeste y el noroeste de los confines de China y pusieron en peligro el dominio de los Qjng sobre los pueblos no chinos en las regiones más inaccesibles. La dinastía Qjng sobrevivió gracias únicamente a una serie extraordinaria de campañas militares dirigidas por letrados de formación confuciana, que mantuvieron su lealtad a los valores tradicionales chinos por encima de todo lo demás y estaban decididos a perpetuar los sistemas sociales, educativos y familiares dominantes. Lo irónico fue que sus grandes victorias empujaron a los estadistas confucianos a emular y adoptar ciertos elementos de la tecnología militar extranjera y del derecho internacional que con el tiempo menoscabaron la santidad de los mismos valores que se esforzaban por preservar. Pero al principio estas consecuencias no podían preverse y los Qjng, en nombre del fortalecimiento, no sólo crearon fábricas y arsenales nuevos para la producción de armas y barcos, sino que también fundaron escuelas de enseñanza de lenguas extranjeras, contrataron a extranjeros para que cobrasen los derechos de aduana sobre una base equitativa, trataron de contratar una pequeña flota de barcos y marineros extranjeros, y fundaron el equivalente a un Ministerio de Asuntos Exteriores, la primera institución de este tipo que hubo en China. Sin embargo, las relaciones entre los chinos y los extranjeros continuaron siendo tensas. Las arremetidas contra los misioneros en China corrieron parejas con atentados contra los chinos en Estados Unidos y finalmente la afluencia de inmigrantes chinos se vería muy reducida por una serie de restricciones unilaterales que impusieron los estadounidenses. En ambos casos, la incomprensión de la cultura y los objetivos de la otra parte era muy grande, a pesar de que los esfuerzos de algunas personas pusieron de manifiesto las posibilidades que la ternura, la compasión y la adaptación imaginativa tenían entre las razas. A finales del siglo XIX, pese a las presiones extranjeras y la agitación interna, dio la impresión de que los Qjng podrían construir una síntesis nueva y viable. Pero los numerosos logros de la aplicación de la tecnología extranjera a las necesidades militares e industriales de China se vieron anulados por las derrotas que sufrieron los chinos en dos guerras breves pero encarnizadas -una con los franceses y otra con los japoneses- en las que gran parte de la marina «moderna» de la que

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tanto se jactaba China fue a parar al fondo del mar. Cuando en 1898 un arrebato de celo reformador fracasó debido a la oposición de los conservadores, se dieron las condiciones para los levantamientos de los bóxers en 1900, en los cuales un hondo sentimiento antioccidental provocó ataques generalizados contra los misioneros extranjeros y sus conversos. Los bóxers fueron reprimidos por la fuerza extranjera, pero tras ellos llegaron las primeras señales de un creciente nacionalismo chino antimanchú, que se expresó por medio de artículos de prensa, panfletos, boicots económicos y una ráfaga de actividades insurreccionales cuyo propósito era debilitar el poder del Estado Qjng desde dentro. El último intento de los Qing para reunir las fuerzas de la dinastía fue una mezcla potencialmente eficaz de reforma política, militar y económica: se hicieron experimentos de gobierno constitucional basándose en modelos occidentales, esfuerzos por rearmar y reorganizar el ejército, también siguiendo criterios occidentales, y un intento de reforzar el control de la economía por medio de una red ferroviaria apartar. Sin embargo, en lugar de aportar estabilidad, estas combinaciones provocaron enfrentamientos y nuevas causas de incomprensión. Las asambleas constitucionales que se instauraron en todas las provincias proporcionaron un motivo para las críticas contra los Qjng y para la aparición de intereses locales. La visión de un ejército fuerte y modernizado bajo la dirección especializada de manchúes no podía, como mínimo, dejar de resultar amenazadora para los nacionalistas chinos que soñaban con independizarse de los Qjng. Y los intentos gubernamentales de centralizar los ferrocarriles y utilizar empréstitos extranjeros para ello enfurecieron por igual a los inversores y a los patriotas de las provincias. Cuando los líderes radicales y sus seguidores avivaron hábilmente estas llamas de disensión, los Qjng se encontraron con sus cimientos gravemente socavados. Impotentes ante el motín militar que estalló a finales de 1911, los manchúes no tuvieron más remedio que abdicar de su poder a principios de 1912 y proclamar el final de la dinastía Qjng. Ello dejó un vacío crucial en el centro del Estado chino sin que hubiera líderes especialmente dotados de talento que pudieran llenarlo, sino sólo varios agrupamientos con ideologías y pretensiones rivales. El legado del derrumbamiento de la dinastía no fue una república nueva y segura de sí misma, sino un periodo de guerra civil y desorden intelectual que, trágicamente para el pueblo chino, fue todavía peor que el periodo que había seguido a la caída de los Ming 268 años antes. Sin embargo, en medio de la confusión, los sueños de una China fuerte que ofrecían

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los pensadores que se ocupaban del arte de gobernar, los partidarios del fortalecimiento, los reformadores constitucionales y los revolucionarios nunca se eclipsaron del todo. El aspecto más edificante del último siglo de dominio de los Qing fue que no se permitió que muriese la idea de la grandeza de China.

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7 El primer choque con Occidente

La respuesta de los letrados de China Antes incluso de la muerte del emperador Qjanlong en 1799, los letrados confucianos empezaban a ser conscientes de la gravedad de los problemas que se le planteaban a la dinastía, tanto en el interior como en el exterior. Desde dentro de la tradición kaozheng de búsqueda de pruebas empezaron a aparecer nuevas tendencias. Varios letrados chinos comenzaron a rogar a sus colegas que prestaran más atención a las necesidades y los problemas administrativos del momento; otros empezaron a especular audazmente sobre el futuro de China y a preguntarse si en la propia tradición confuciana no habría elementos que fomentaran el cambio; y otros pensaban que la escuela del kaozheng se estaba volviendo estéril y formalista, y trabajaron para crear un nuevo foco político para sus escritos. No obstante, para los letrados seguía siendo peligroso criticar siquiera veladamente a los gobernantes Qjng. Un letrado que tuvo la oportunidad de comprobarlo fue Hong Liangji. Amigo de muchos letrados del kaozheng, miembro del personal que compiló los Cuatro Tesoros y tenaz concurrente a unos exámenes que no lograba superar, el de más alto nivel, el jinshi, cuatro veces antes de aprobarlo finalmente en 1790, a la edad de cuarenta y cuatro años, Hong Liangji fue inspector de enseñanza en la provincia de Guizhou durante tres años, lo cual le permitió añadir un conocimiento íntimo del lejano sudoeste al análisis de las facciones políticas de la capital que estaba llevando a cabo. En una serie de ensayos que escribió en el decenio de 1790, habló de varios de los problemas a los que se enfrentaba China. Uno de ellos era el crecimiento desenfrenado de la población y las dificultades que causaría cuando superara la capacidad productiva del país. También se ocupó del aumento del lujo en las ciudades, la propagación de la corrupción en el Gobierno local y los problemas que acompañaban a los intentos de reprimir a los rebeldes del Loto Blanco entre otros. Estos

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ensayos no fueron censurados, pero cuando, en 1799, Hong Liangji se atrevió a criticar las políticas del recién fallecido emperador Qjanlong y su favorito, Heshen, fue condenado inmediatamente a muerte por «indecoro extremo». Sólo gracias a la intervención personal del nuevo ernperador,]iaqing (gobernó de 1799 a 1820),* se le conmutó la pena de muerte por la de destierro en Ili, inhóspito asentamiento en e! lejano noroeste de China. Como si fuera consciente de que Hong Liangji había percibido de verdad las dificultades que tenía China, el emperador jiaqing, que había estado investigando la red de corrupción que rodeaba a Heshen y su camarilla, le concedió el perdón total en 1800 y Hong Liangji reanudó su vida de letrado y escritor en Anhui; murió en 1809, pero muchos otros continuaron el tipo de labor investigadora y a la vez práctica que le había dado renombre. Uno de los más conocidos era He Changling, que compiló una inmensa colección de documentos sobre el arte de gobernar de los Qjng. No se trataba sólo de una obra teórica, sino que incluía los mejores memoriales de administradores anteriores y contemporáneos de los Qjng y abarcaba numerosos campos como, por ejemplo, la evaluación del personal, los salarios, el bandidaje, los impuestos, el sistema baojia de seguridad mutua, los estipendios para los militares de las banderas, los graneros y las medidas de socorro en casos de hambruna, los monopolios de la sal, la moneda, las religiones populares y e! control de las inundaciones. El modelo de este compendio del arte de gobernar era una colección que en los últimos tiempos de los Ming había producido emuladores de los activistas de la Sociedad de Donglin. Cuando la edición completa de la obra de He Changling apareció en 1827, muchos de sus coetáneos leyeron sus descripciones con un sentido real de apremio acerca de una dinastía que se tambaleaba. El propio He Changling no era sólo un exponente del pensamiento sobre el arte de gobernar, sino también un administrador experimentado y perspicaz. Es irónico que justo en el mismo momento en que Hegel hablaba del rechazo de! mar por parte de China, He Changling estuviera intentando trazar un complejo plan para evitar el decadente sistema del Gran Canal y transportar por mar los cargamentos de cereales del Gobierno desde el centro y el sur de China hasta el norte. En 1826, siguiendo sus consejos, se enviaron con buenos resultados unos ciento veinte millones de kilos de arroz empleando para ello una .. )iaqing empezó oficialmente su reinado cuando su padre abdicó en 1796; pero, como hemos visto, Qjanlong no renunció al poder hasta su muerte en 1799. (N. fÚlA.)

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flota de más de mil quinientos juncos, Pero el plan de He Changling no tardó en ser cancelado, principalmente a causa de los intereses creados de quienes trabajaban en el sistema del Gran Canal. De haberse permitido que continuase, tal vez el resultado del plan hubiera sido un crecimiento considerable del comercio marítimo de China. Otros letrados buscaban una justificación teórica del cambio, Uno de ellos era Gong Zizhen, nacido en 1792 e hijo de un rico letrado-funcionario de la hermosa ciudad de Hangzhou, en la provincia de Zhejiang. Al principio Gong Zizhen fue en muchos aspectos un letrado típico de su tiempo; tuvo que ver con la preparación y la formación intelectual necesarias para la investigación basada en datos y se sintió atraído por los primeros comentarios y textos que estudiaron los proponentes de la escuela de «Saber Han». Pero los sentimientos de crítica que despertaban en él la sociedad y el Gobierno chinos le condujeron en particular hacia una serie de documentos, los comentarios de Gongyang sobre el clásico confuciano Anales de ptimauerav otoño. Estos comentarios eran distintos de la mayoría de los textos históricos chinos, que parecían implicar una visión cíclica de la historia y, por tanto, descartaban todo concepto lineal del «progreso» en China, como habían señalado los críticos europeos, En vez de ello, los comentarios de Gongyang postulaban una teoría genuina del devenir histórico por medio de una secuencia de tres edades: una edad del caos, una edad de la paz ascendente y un periodo final de paz universal. Gong Zizhen era un hombre quisquilloso y de emociones complejas, que en algunos aspectos se hacía eco de las pautas de comportamiento de los primeros «excéntricos» Qjng: no prestaba atención a la indumentaria ni al porte, su caligrafía era caótica, alternaba con todas las clases sociales, jugaba temerariamente e insultaba a sus mayores, Sin embargo, el alcance de sus comentarios sociales fue aún más amplio de lo que había sido el de Hong Liangji. Gong Zizhen no sólo atacó la corrupción de los funcionarios, los rituales de la corte, como el kowtow, y los clichés del sistema de exámenes de Estado, sino que también subrayó la sensación de que China se encontraba en aquel momento en la más baja de las tres épocas -la edad del caos- con sus críticas del sistema judicial, el reparto desigual de la riqueza, la costumbre de vendar los pies de las mujeres, el hábito de fumar opio y el comercio con extranjeros, Sobre la redistribución de la riqueza Gong Zizhen fue elocuente, Escribió que en algún periodo antiguo y olvidado los gobernantes y los súbditos habían sido como los invitados a un banquete al cual todos han contribuido y del que todos participan por igual. Pero en las 227

dinastías Shang y Zhou (unos tres mil años atrás), «era como si la gente estuviese sentada alrededor de una escudilla de sopa; los gobernantes llenaban un plato con su parte, los ministros usaban una cuchara grande y la gente corriente, una pequeña». Siguiendo la metáfora, Gong Zizhen señaló la aparición en China de una sociedad en la que los de las cucharas grandes y los de las cucharas pequeñas empezaban a atacarse unos a otros, mientras el gobernante trataba de apropiarse de toda la marmita. Como era lógico, la marmita «a menudo se agotaba o volcaba». Ahora había llegado el momento de repartir equitativamente la sopa una vez más. [Porque] cuando los ricos compiten entre ellos en esplendor y ostentación mientras los pobres se estrujan hasta matarse; cuando los pobres no gozan ni de un momento de reposo mientras los ricos viven cómodamente; cuando los pobres pierden más y más mientras los ricos no paran de acumular tesoros; cuando en algunos despiertan deseos cada vez más exorbitantes y en otros, un odio cada vez más abrasador; cuando algunos se vuelven más y más arrogantes y autoritarios en su conducta y otros, cada vez más desdichados y dignos de lástima hasta que poco a poco surgen las costumbres más perversas y curiosas, que manan como de un centenar de manantiales y es imposible evitarlo; todo esto acabará cuajando en un vapor ominoso que llenará con sus tinieblas el espacio entre el cielo y la tierra.'

Si letrados como Gong Zizhen podían pasar del interés por la investigación documentada a una forma franca de crítica social mediante el estudio de los textos nuevos, otros seguían un camino más directo. Una de las más grandes novelas satíricas de China, Flores en elespejo, se escribió durante los años críticos que van de 1810 a 1820. Su autor, Li Ruzhen, era un letrado confuciano de Pekín que había recibido una educación tradicional y cuya primera pasión intelectual fue la fonética. Pero las crisis de su tiempo le impulsaron a reexaminar no sólo el mundo de la filosofla y sus relaciones con la política, sino también la cuestión especialmente delicada de la relación entre los sexos. En las secciones centrales de su novela presentó un mundo en el cual todos los papeles convencionales de los sexos se invertian por completo. En un capítulo titulado «País de mujeres» es el hombre quien debe degustar la vida de humillación, dolor y subyugación cuando le perforan las orejas con agujas, quien debe soportar dolores atroces cuando le vendan los pies y pasa horas maquillándose para complacer a sus dueñas y señoras. Aunque otros escritores chinos ya habían acariciado ideas parecidas, nadie las había puesto en práctica con tanto vigor como Li Ruzhen, y sin 228

duda pocos hombres de su época pudieron leer sobre las tribulaciones del mercader Lin sin sentir como mínimo un estremecimiento de simpatia por sus contemporáneas atormentadas por el dolor: A su debido tiempo, sus pies perdieron gran parte de su forma original. Sangre y carne fueron exprimidas hasta transformarse en una pulpa y luego poco quedó de sus pies salvo huesos secos y piel, reducidos, de hecho, a un tamaño delicado. A causa de la unción cotidiana, su pelo se volvió lustroso y suave y su cuerpo, tras repetidas abluciones con agua perfumada, empezó a resultar muy atractivo en verdad. Le depilaron las cejas para darles forma de luna nueva. Con lápiz de labios del color de la sangre y el rostro empolvado, y el peinado y las orejas adornados con jade y perlas, el mercader Lin asumió, por fin, una apariencia que no carecía de atractivo."

La sensación de dislocación social de Li Ruzhen debía de ser común entre los letrados que vivieron durante el reinado de jiaqing y a quienes les resultaba dificil aprobar los exámenes de Estado o encontrar un puesto de trabajo. A pesar del gran aumento del número de hombres cultos que había en la China de principios del siglo XIX, el Gobierno seguía negándose a incrementar los cupos de exámenes o ampliar la burocracia. Si estos letrados no tenían ingresos privados, ningún interés por la reforma, ninguna gracia para la sátira y no mucho talento artístico, su vida era un tanto triste. Uno de tales hombres, Shen Fu, en unas breves y conmovedoras memorias que escribió alrededor de 1807, a la edad de cuarenta y tantos años, hace una descripción inolvidable de lo que significaba ser un chino sin perspectivas en aquel entonces. Nacido en Suzhou, en pleno reinado de Qianlong, Shen Fu había ido sin rumbo de una ocupación a otra como letrado, mercader y secretario, siempre con dedicación parcial. Sus memorias, tituladas apropiadamente Seis narraciones al filo de una vida errante, nos lo muestran vagando por China en busca de protectores, completamente subordinado a su dictatorial padre o a los caprichos de sus diversos patronos a corto plazo. No es que la vida de Shen Fu fuera totalmente sombría; veía un poco de mundo en sus viajes de negocios e incluso iba a lugares situados tan al sur como Cantón. Tenía una esposa que le amaba, su compañera durante veintitrés años, hasta que murió, con la que compartía gozos estéticos, sensuales y culinarios. Era una buena poetisa, imaginativa y dulce, y hada todo 10 posible para estirar sus escasos e irregulares ingresos. El retrato que hace Shen Fu de su vida en común demuestra 229

que un matrimonio unido y afectuoso era en verdad posible a pesar de las rigurosas convenciones acerca de la superioridad del marido sobre la esposa -y las justificaciones jurídicas y filosóficas de dicha superioridad- que habían pasado a ser parte de la tradición confuciana. Con el tiempo, sin embargo, la pareja quedó agotada a causa de su pobreza y de los fracasos de Shen Fu, aunque éste nunca comprendió por qué el destino no les permitió ser más felices. «¿Por qué hay pesares y penalidades en la vida?», preguntó. «Normalmente la culpa es de uno mismo, pero éste no era mi caso. Me gustaba la amistad, me enorgullecía de cumplir mi palabra y era de natural franco y sencillo.s" Pero, al parecer, la sociedad en la que vivía ya no premiaba esas virtudes discretas y tradicionales.

La respuesta política de China Aparte de algunas maniobras británicas cuyo propósito era asegurarse de que Macao no cayese en manos de los franceses, China se libró de presiones extranjeras durante el reinado de jiaqing. Pero el motivo no fue, como debieron de creer muchos manchúes y chinos, suponiendo que pensaran en el problema, que el rey Jorge III se sintiera intimidado después de recibir el edicto complacido del emperador Qjanlong en 1793. En realidad, la explicación eran las guerras napoleónicas en Europa, que dejaron a los británicos y los franceses pocos recursos para seguir una política de expansión en el este de Asia en un momento en que China no tenía otros enemigos poderosos. Cuando se produjo una situación semejante cien años después, durante la primera guerra mundial (1914-1918) Japón pudo aprovechar la ausencia de occidentales para cumplir sus propias ambiciones territoriales en China; pero a principios del siglo XIX los gobernantes Tokugawa de Japón aún seguían una política de aislamiento y no tenían ningún interés en ejercer presiones sobre los chinos. Sin embargo, antes de que transcurriera un año de la derrota de Napoleón en Waterloo en 1815, la Compañía de las Indias Orientales británica envió otra embajada a China al frente de la cual estaba Wi· lliam Pitt, Lord Amherst. La misión de Amherst, que, al igual que la de Lord Macartney, iba en busca de la ampliación de los privilegios para comerciar, la apertura de más puertos y representaciones diplomáticas en China, fue recibida con mucha grosería por los Qjng. Amherst, agotado por el largo viaje y por la insistencia de los chinos en que CUID230

pliera con el ritual del kowtow, se vio azuzado para que asistiese a una audiencia imperial antes de que pudiera tomarse un día de descanso en Pekín. Al solicitar más tiempo para prepararse, primero fue amenazado y luego expulsado de forma humillante de China. Si bien los británicos utilizaron este episodio para demostrar que los Qjng no estaban dispuestos a tratar racionalmente con los extranjeros, en realidad las complejidades políticas de las relaciones con Occidente iban resultando poco a poco obvias a los funcionarios de los Qjng. Una indicación de ello fue la creciente importancia que empezaron a adquirir Cantón y los funcionarios que gobernaban la región de Guangxi-Guangdong. Las sumas de dinero que circulaban en el sudeste por el comercio del opio y la acumulación de sedas y té para exportar intensificaron a su vez la corrupción entre los funcionarios y provocaron un aumento de los ingresos que percibía el Estado de los derechos de tránsito y de los impuestos que pagaban los comerciantes extranjeros legítimos. Los mercaderes del Cohong tenían que hacer «donativos» inmensos a la corte y a los funcionarios locales con el fin de conservar el favor imperial. Su franja de seguridad fue siempre frágil y muchos de ellos incurrieron en deudas enormes comprando a crédito a empresas occidentales, o se declararon en bancarrota, y su lugar lo ocuparon -con frecuencia a regañadientes- otros nombrados para ello. Es probable que el sistema Cohong durase tanto como duró gracias a la creación de un sistema de garantías mutuas llamado fondo Consoo, en el cual cada uno de los grandes mercaderes del Hong ingresaba el diez por ciento de sus beneficios comerciales para usar el dinero como protección en tiempos difíciles. El fondo, que al principio era un secreto que sólo conocían los mercaderes, recibió el apoyo público de los Qjng después de 1780 con un 3 por ciento de recargo sobre las importaciones extranjeras. En 1810, los pagos hechos al Gobierno Qjng con cargo al fondo Consoo ya alcanzaban un nivel de alrededor de un millón de taels al año. A medida que Cantón fue convirtiéndose en un importante centro financiero la ciudad atrajo a letrados y empezaron a proliferar las academias. Ruan Yuan, el influyente gobernador general de la región de 1817 a 1826, fundó la Xuehai Tang, nombre que significaba literalmente «el Salón del Mar del Saber». La academia pasó a ser un famoso centro de erudición que produjo, entre otras obras, una historia de la región cantonesa. Ruan Yuan había publicado antes un estudio de los importantes matemáticos de la dinastía Qjng, entre los cuales incluyó a treinta y siete misioneros europeos que habían vivido en China y escribieron tratados durante su estancia; la circulación de esta obra despertó cier231

to interés por los logros científicos de Occidente. Ruan Yuan también adoptó una postura radical contra e! comercio de! opio. En 1821 hizo una demostración de fuerza y detuvo a varios traficantes de opio en Macao, al tiempo que trataba de acabar con la costumbre de fumar la droga en Cantón. La adopción de una línea dura o blanda ante e! problema de la adicción al opio se convirtió en una cuestión fundamental en las relaciones exteriores y la economía interna de China. Además, la polémica comenzó a influir en la formación de facciones y alianzas en el seno de la burocracia metropolitana y provincial. Parece ser que e! sucesor de jiaqing, e! emperador Daoguang, que reinó de 1821 a 1850, era un hombre bienintencionado pero ineficiente que ansiaba apuntalar e! prestigio imperial que se había visto debilitado a raíz del episodio de Heshen durante el reinado de Qjanlong y que jiaqing no había conseguido restaurar. Las prohibiciones rigurosas que Jiaqing había impuesto al tráfica de opio en 1800 y 1813 no habían sido eficaces y Daoguang buscaba ahora una opción que diese mejores resultados. En 1825 Daoguang ya sabía por los informes de los censores que se empleaba tanta plata china para pagar el opio occidental que la economía nacional resultaba perjudicada. Aunque este fenómeno todavía se hallaba restringido principalmente a las regiones costeras del sudeste de China, sus efectos se hacían sentir en puntos del interior muy alejados del litoral. La escasez de plata hizo subir su precio en relación con el cobre; como los campesinos utilizaban monedas de cobre en sus transacciones cotidianas pero aún tenían que pagar con plata sus impuestos estatales, un aumento del valor de la plata significaba que, de hecho, los campesinos pagaban impuestos cada vez más elevados y que sin duda alguna esto fomentaría la agitación entre ellos. La situación empeoró cuando en 1834 el parlamento británico puso fin al monopolio de la Compañía de las Indias Orientales en e! comercio con Asia. La medida abrió el comercio con China a todos los que quisieran participar en él, con un previsible aumento de las ventas de opio y del número de comerciantes de otras partes de Europa y de Estados Unidos. La crisis que ello representó para China fue exacerbada por una escasez mundial de plata que obligó a los extranjeros a usar monedas con menor frecuencia cuando compraban artículos chinos." En el decenio de 1820 alrededor de dos millones de taels de plata salían de China todos los años; a principios del decenio de 1830 la cifra anual era de nueve millones de taels. Una sarta de mil monedas de cobre había equivalido aproximadamente a un tael de plata durante el reinado de Qianlong; en la provincia de Shandong se necesitaban 1500 monedas

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de cobre por tae! durante e! reinado de Jiaqing, y 2700 durante el de Daoguang. En 1834 la llegada a Cantón de Lord Napier, el primer superintendente de comercio en China del Gobierno británico tras finalizar el monopolio de la Compañía de las Indias Orientales, provocó nuevos enfrentamientos. Napier se negó a mantener relaciones por medio de los mercaderes del Cohong porque su deseo era tratar directamente con el gobernador general de la región. Después de que los Qjng le hicieran saber que «a los grandes ministros del Celeste Imperio no les está permitido tener relaciones privadas por carta con bárbaros de fuera»,' Napier subió con su flota por la Bogue hasta Cantón; sólo su muerte a causa de la malaria impidió que se produjeran graves choques armados. Las importaciones de opio, mientras tanto, continuaron aumentando y sobrepasaron las 30.000 cajas en 1835 y las 40.000 en 1838. En 1836 el emperador Daoguang pidió a sus altos funcionarios que le aconsejaran sobre la cuestión del opio. Hubo división de opiniones. Los que abogaban por la legalización del comercio del opio señalaron que esta medida pondría fin a la corrupción y al chantaje entre los funcionarios y proporcionaría ingresos continuos por medio de los aranceles. También permitiría que el opio producido en la misma China -que se consideraba de mejor calidad que el de India y más barato de comercializar- desplazara paulatinamente al de los extranjeros. Muchos funcionarios, no obstante, opinaban que este punto de vista era pernicioso. Arguyeron que los extranjeros eran crueles y codiciosos y que los chinos no necesitaban opio, ni nacional ni de importación. A su modo de ver, lejos de abandonar las prohibiciones que decretara el emperador jiaqing, debían seguirse cada vez con más rigor. En 1838, después de evaluar los datos de que disponía, el emperador Daoguang tomó su decisión. Debía ponerse fin al comercio de! opio. Para hacer cumplir su decreto, eligió a un letrado-funcionario de Pujian llamado Lin Zexu, de cuarenta y cuatro años, y le ordenó que se trasladara a Cantón en calidad de comisario imperial, nombrado especialmente para acabar con e! comercio del opio. Sobre el papel fue una elección excelente. Lin Zexu había sacado un títulojinshi en 1811 y había servido en la Academia Hanlin -el prestigioso centro gubernamental de estudios confucianos en Pekín-, así como en numerosos puestos en las provincias de Yunnan, Jiangsu, Shaanxi y Shandong. Durante su etapa de gobernador general de Hubei y Hunan, había emprendido campañas vigorosas contra los fumadores de opio. Uno de sus confidentes era el letrado Gong Zizhen, que no tenía pelos en la lengua y en una carta a Lin Zexu había escrito que, a su modo de ver, había que 233

estrangular a los fumadores de opio y decapitar a los traficantes y los productores. Cuando llegó a Cantón a principios de marzo de 1839, Lin no instaló su base en la Academia Xuehai, convertida por los sucesores de Ruan Yuan en centro de debate de las ventajas de legalizar el opio, sino en una academia rival cuyos miembros estaban a favor de la represión severa del comercio de la droga. Para acabar con el opio, el "Comisario Lin» (como le llamarían los ingleses) trató de movilizar la totalidad de las fuerzas y valores tradicionales del Estado confueiano. En sus proclamas públicas hizo hincapié en los peligros que el consumo de opio representaba para la salud y ordenó a todos los fumadores que entregaran el opio y las pipas a sus hombres en el plazo de dos meses. Los funcionarios encargados de la educación recibieron la orden de verificar dos veces si había fumadores de opio entre los poseedores de títulos; se castigaría a los que lo fuesen y se organizaría a los demás en equipos de responsabilidad mutua formados por cinco hombres -corno unidades de baojia en miniatura-, los cuales se comprometerían a garantizar que ningún miembro del grupo fumara. En una adaptación ingeniosa del sistema tradicional de exámenes, Lin Zexu convocó a más de seiscientos estudiantes locales a una asamblea especial. En ella, además de hacerles las habituales preguntas sobre los clásicos confucianos, se les pidió que nombrasen -anónirnamente si así lo preferían- a los principales distribuidores de opio y sugiriesen medios de poner coto a sus actividades. Se formaron grupos parecidos entre el personal militar y naval. Lin también movilizó a las clases altas confueianas de la ciudad, que formaron una versión ampliada del sistema baoiia para detectar a los adictos en la comunidad. A mediados de mayo de 1839, ya habían sido detenidos más de mil seiscientos chinos y se habían confiscado más de quince mil kilos de opio y 43.000 pipas; en los dos meses siguientes las fuerzas de Lin Zexu se incautaron de aproximadamente otros siete mil kilos de droga y de otras 27.500 pipas. En el caso de los extranjeros, Lin Zexu recurrió a una combinación similar de razones, persuasión moral y coacción, y sabemos por numerosas afirmaciones suyas que no deseaba que sus medidas llevaran a un conflicto armado. Actuó primero contra los mercaderes chinos del Cohong, a los que interrogó personalmente en marzo. Los reprendió por jurar en falso que ciertos prominentes mercaderes británicos -tales como William Jardine y James Innes- no comerciaban con opio cuando todo el mundo sabía que no era cierto. Ordenó a los mercaderes que transmitieran a los extranjeros la orden de entregar los miles de cajas de opio almacenadas en los pontones andados en la isla de Lintin y en otras par234

tes, y que firmaran documentos en los que se comprometieran a no seguir comerciando con opio. También se ordenó a los extranjeros residentes en Cantón que declarasen por escrito el número de armas que poseían. Lin Zexu no deseaba actuar temerariamente contra los barcos extranjeros con las débiles fuerzas navales de que disponía, pero pensó que podía ejercer suficiente presión sobre la comunidad extranjera de la ciudad para obligarla a ceder. No ofreció ninguna compensación por el opio que debían entregar. Lin Zexu también intentó razonar con los extranjeros y les instó a no apartarse de su comercio legitimo con té, seda y ruibarbo (creía que esto último era esencial para la salud de los extranjeros) y a desistir de causar daño al pueblo chino. El gobernador general de GuangxiGuangdong, que cooperaba estrechamente con él, ya había comunicado con optimismo a los occidentales que «todos los fumadores han dejado el hábito y los traficantes se han dispersado. Ya no hay demanda de la droga y en lo sucesivo no podrán obtener beneficios traficando con ella». En una carta redactada cuidadosamente que envió a la reina Victoria, Lin Zexu trató de apelar al sentido moral de responsabilidad de la soberana. «Nos han dicho que también en vuestra honorable nación», escribió, «al pueblo no le está permitido fumar la droga y que los infractores se exponen a un castigo seguro... Con el objeto de eliminar totalmente la fuente del mal, éno sería mejor prohibir su venta y elaboración en lugar de meramente prohibir su consumos-' En realidad, el opio no estaba prohibido en Gran Bretaña y lo tomaban -con frecuencia en forma de láudano- varias figuras muy conocidas, entre ellas Samuel Taylor Coleridge. Muchos ingleses pensaban que el opio era menos nocivo que el alcohol y la exhortación moral de Lin Zexu cayó en saco roto. Aunque los aterrorizados mercaderes del Hong les suplicaron que cediesen, los comerciantes extranjeros primero explicaron que el opio no era suyo y sólo lo tenían en consignación y, por tanto, no estaban autorizados a entregarlo, y luego se brindaron a entregar mil cajas, a modo de gesto simbólico. Lin Zexu, furioso, ordenó detener a Lancelot Dent, uno de los principales comerciantes de opio británicos. Cuando la comunidad extranjera se negó a entregar a Dent para que fuese juzgado, el 24 de marzo de 1839, Lin Zexu ordenó al Hoppo que dispusiera el cese total del comercio extranjero. Todos los trabajadores y sirvientes chinos recibieron la orden de dejar de trabajar para extranjeros, y los 350 súbditos de otras naciones que había en Cantón, incluido el funcionario británico de mayor categoría, el superintendente Elliot, se encontraron bloqueados en sus factorías. Aunque los extranjeros dis-

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ponían de alimentos yagua, además de recibir a escondidas algunos otros artículos y mensajes, fue una experiencia terrible para ellos, que además se vio agravada por el estruendo de los gongs y los cuernos que las tropas chinas hacían sonar durante toda la noche. Al cabo de seis semanas, después de que los extranjeros accedieran a entregar más de veinte mil cajas de opio y el Comisario Lin se hiciera cargo de ellas, se levantó el bloqueo y se dejó salir a todos los extranjeros, salvo a dieciséis. Lin Zexu había supervisado atentamente el traspaso del opio extranjero a manos chinas, e incluso vivió en una embarcación durante abril y mayo para estar cerca de la operación e impedir trampas y robos. Ahora se encontraba ante el formidable reto de destruir cerca de un millón y medio de kilos de opio sin refinar. La solución por la que optó fue cavar tres enormes zanjas, de dos metros y pico de ancho por unos cuarenta y seis de largo. A continuación, quinientos peones, supervisados por sesenta funcionarios, desmenuzaron las grandes bolas de opio sin refinar y las mezclaron con agua, sal y cal hasta que el opio se disolvió. Luego, ante una gran multitud de chinos y extranjeros, se vertió la turbia mezcla en un arroyo cercano que la llevó hasta el mar. En una plegaria especial al espíritu del mar Meridional, «tú que quitas toda mancha y limpias toda impureza», Lin Zexu meditó sobre el hecho de que «se ha permitido que la ponzoña penetrase solapadamente sin encontrar oposición hasta que finalmente el humo de los bárbaros llenara el mercado». Pidió perdón al espíritu por llenar sus dominios de esta mezcla nociva y, según escribió en su diario, le aconsejó que «dijera a las criaturas del agua que se marchasen durante un tiempo, para evitar contaminarse». En cuanto a los extranjeros que habían vivido el bloqueo y ahora eran espectadores de estos solemnes actos, Lin Zexu escribió en un memorial al emperador Daoguang que «no osan mostrar la menor señal de falta de respeto y, de hecho, yo diría por sus actitudes que tienen la decencia de sentirse sinceramente avergonzados»,"

La respuesta militar de Gran Bretaña El Comisario Lin Zexu y el emperador Daoguang eran hombres serios y muy trabajadores, que habían interiorizado plenamente las estructuras confucianas de jerarquía y controL Al parecer, creían que los cantoneses y los comerciantes extranjeros de la ciudad eran gente de 236

naturaleza sencilla e infantil, que respondería a un liderazgo firme y a principios morales expresados en términos simples y claros. La realidad, por desgracia, era más compleja, como sabían muchos de sus contemporáneos. Incluso antes de que el opio fuese a parar al mar, un funcionario chino se había atrevido a señalar que Lin Zexu no había solucionado realmente el problema de la droga, sino sólo una de sus manifestaciones inmediatas. Y un británico que comerciaba con opio, al reflexionar sobre su experiencia durante el bloqueo, comentó secamente a un amigo que el bloqueo «es incluso una suerte porque ahora tenemos más motivos para exigir reparaciones»." Los factores que culminarían en una guerra entre China y Gran Bretaña iban en aumento. Algunas de las causas generales ya las hemos señalado: las dislocaciones sociales que comenzaron a aflorar a la superficie en el mundo de los Qjng, la propagación de la adicción, el crecimiento de una mentalidad hostil a los extranjeros, la negativa de éstos a aceptar las normas jurídicas chinas, los cambios en las estructuras del comercio internacional y el fin de la admiración que China despertaba en los intelectuales de Occidente. Otros elementos estaban ligados de forma más precisa al trasfondo de las negociaciones de Lin Zexu y tenían ramificaciones que éste no comprendía. Una de ellas era que los debates habidos en la corte de los Qjng entre 1836 y 1838 habían convencido a los comerciantes extranjeros de que el consumo de opio estaba a punto de legalizarse en China. En vista de ello, habían acumulado grandes cantidades de opio y hacían más pedidos a los cultivadores indios. Cuando las severas prohibiciones de 1838 comenzaron a surtir efecto, el mercado disminuyó y los traficantes se encontraron con un peligroso exceso de existencias. Un segundo factor fue que el nuevo superintendente británico del comercio extranjero en China era un delegado de la corona británica en vez de un empleado de la Compañía de las Indias Orientales. Si los chinos contrariaban al superintendente, insultarían a la nación británica en lugar de a una empresa comercial, distinción que los chinos no acababan de apreciar. El superintendente, a su vez, carecía de poderes jurídicos daros sobre los comerciantes británicos y no ejercía ningún control sobre los ciudadanos de otras naciones europeas o de Estados Unidos. Sin embargo, podía pedir directamente la ayuda de las fuerzas armadas y la marina británicas si se encontraba en graves apuros. El tercer elemento en el bando británico fue una combinación crucial de los dos anteriores: la superabundancia de droga no vendida había empujado a los traficantes británicos a entregar sus existencias a 237

Charles Elliot, sucesor de Napier en el puesto de superintendente del comercio extranjero, y Elliot, a su vez, las había entregado a Lin Zexu. Así pues, lejos de sentirse debidamente «avergonzados» mientras su opio fluía hacia el mar, los mercaderes podían prever que ejercerían presión sobre el Gobierno británico para asegurarse de que se les pagara una compensación económica. Los acontecimientos que se desarrollaban en China se seguían en Inglaterra tan de cerca como lo permitían el tiempo y la distancia. A comienzos del verano de 1839, Elliot había enviado mensajes a Londres en petición de ayuda y el ministro de Asuntos Exteriores, Lord Palmerston, que al principio no simpatizaba con los mercaderes británicos que no querían acatar las leyes chinas, se inclinaba ahora a su favor. Tal como escribió Palmerston en una carta dirigida al «Ministro del Emperador de China», se había enterado «con extrema sorpresa» de que funcionarios chinos habían «cometido ultrajes violentos contra residentes británicos en Cantón, los cuales vivían pacíficamente en esa ciudad, confiando en la buena fe del Gobierno chino». Si bien la reina no justificaba la venta de opio, «no puede permitir que sus súbditos residentes en el extranjero sean tratados con violencia y expuestos a insultos e injusticias»." Cuando llegaron a Inglaterra noticias del bloqueo y de las confiscaciones de opio, los intereses en el comercio de China y las cámaras de comercio en las grandes zonas manufactureras iniciaron una campaña intensiva de presiones sobre el parlamento para que tomase medidas de represalia. El rico comerciante de opio William jardine incluso volvió a Inglaterra desde China para añadir su voz al coro y asegurarse de que las objeciones morales al tráfico de opio que ponían varias sociedades misioneras protestantes no adquiriesen demasiada influencia. Los mercaderes con intereses en China habían recaudado 20.000 dólares para los gastos de la campaña de Jardine, y le prometieron más si hacía falta, «ya que la magnitud del asunto puede soportar bien cualquier cantidad de gastos que puedan considerarse necesarios o deseables». También le dijeron que «consiguiese, pagando un alto precio, los servicios de algún periódico importante para que abogase por la causa». El parlamento, sin embargo, no declaró la guerra a China. Se limitó a autorizar el envío de una flota y la movilización de más tropas en India con el fin de obtener «satisfacción y reparación» y, en caso de necesidad, «retener los barcos de los chinos y sus cargamentos»." Las fuerzas totales, bajo el mando de un primo de Charles Elliot, el almirante George Blliot, consistían en 16 buques de guerra que llevaban 540 cañones, cuatro vapores armados de reciente construcción, 28 buques de 238

transporte y 4000 soldados, junto con 3000 toneladas de carbón para los vapores y unos siete mil litros de ron para los hombres. Lin Zexu, mientras tanto, continuaba limpiando la provincia de Cuangdong. Las detenciones e investigaciones de adictos y traficantes seguían a ritmo acelerado y el opio se vendía ahora a precios desorbitados que alcanzaban hasta 3000 dólares la caja en vez de los habitúales quinientos dólares. Cuando los mercaderes británicos se negaron a firmar documentos en los que se comprometían a no traficar con opio bajo pena de aplicárseles las leyes chinas, Lin Zexu los expulsó de Macao como antes habían sido expulsados de Cantón. Como respuesta a esta orden de expulsión, Charles Elliot inauguró una fase nueva de la historia de Asia Oriental al instalarse con su grupo en la isla rocosa y casi desierta de Hong Kong. El comercio en Cantón en modo alguno quedó paralizado, ya que los estadounidenses en especial se alegraron muchísimo de aprovechar la nueva oportunidad de hacer de intermediarios de los británicos. El vicecónsul estadounidense, Warren Delano, dejó que sus compatriotas firmasen documentos en los que prometían no infringir las regulaciones chinas. Como explicó un mercader estadounidense, «nosotros los yanquis no teníamos ninguna reina que garantizara nuestras pérdidas»; y aunque los chinos clausurasen otros puertos de acceso, él continuaría «retirándose poco a poco, pero comprando y vendiendo mientras encontrara partes con las que comerciar»." Pero mientras el comercio seguía, Lin Zexu fortificaba las vías navegables que llevaban a Cantón, compraba nuevos cañones para los fortines y cadenas inmensas para bloquear el canal, y comenzaba a adiestrar a sus fuerzas. Los británicos que se habían retirado a Hong Kong eran acosados por los chinos de la isla, que envenenaron muchos pozos y se negaron a vender alimentos a los extranjeros. En septiembre y octubre de 1839 se registraron choques entre juncos de guerra británicos y chinos en el puerto de Hong Kong y en la Bogue en las afueras de Cantón, con bajas en ambos bandos. Varios barcos chinos fueron hundidos y las posibilidades de celebrar nuevas negociaciones se evaporaron. En un gesto sorprendente en los funcionarios de los Qing, que solían recelar tanto de las manifestaciones populares, Lin Zexu hasta alentó la movilización de «valientes» locales contra los británicos, cuya impopularidad incluso había aumentado después de que un grupo de marineros borrachos mataran a un chino de un poblado de Kowloon, enfrente de la isla de Hong Kong, y Elliot se negara a entregar al acusado a los tribunales chinos. «Reuníos para deliberar», decía una proclama; «Comprad armas y pertrechos; reunid a vuestros vecinos más valerosos y aprestaos así para defenderos»."

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M.. Amarillo

LA GUERRA DEL OPIO, 1839-1842

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Fllerz.. navale. británj~ ..

La flota británica en pleno bajo el mando de George Elliot llegó frente a Cantón en junio de 1840. Lin Zexu se llevó un gran disgusto cuando los británicos no trataron de tomar por asalto sus nuevas defensas y, en vez de ello, se contentaron con dejar cuatro buques bloqueando la entrada del puerto y poner proa al norte con el grueso de sus fuerzas. En julio los británicos bloquearon Ningbc con dos buques y se apo~ deraron de la principal población de la isla de Zhoushan (Chusan), frente a la costa de Zhejiang, desde la cual podían impedir el tráfico maritimo a la región del delta del Yangzi. La flota dejó una guarnición en Zhoushan, con un misionero intérprete que reemplazó al magistrado de los Qjng, que se había suicidado, y siguió navegando sin encontrar oposición hacia la desembocadura del Bai He (río Blanco), cerca de los fortines de Dagu, que vigilaban los accesos a la ciudad de Tianjin. Aquí, en agosto y septiembre de 1840, se iniciaron negociaciones en serio con Qjshan, el gobernador general de la región, dignatario manchú y miembro del Gran Secretariado que gozaba de la confianza del emperador Daoguang. Qjshan persuadió a los británicos para que abandonasen el norte de China y volvieran a Cantón con el fin de terminar las negociaciones, por lo cual recibió muchas alabanzas del empera240

dar, que le nombró gobernador general de Guangxi y Guangdong. Lin Zexu, que había sido nombrado para el mismo cargo meses antes, fue destituido ahora por seguir una política inapropiada y desterrado a Ili. En enero de 1841 Qjshan llegó a un acuerdo con los británicos en virtud del cual cedió Hong Kong, accedió a pagar seis millones de dólares" en concepto de indemnizaciones, permitió a los británicos contactos oficiales directos con el Estado Qjng y prometió reanudar el comercio de Cantón con ellos en el plazo de diez días. Al enterarse de ello, Daoguang se enfureció tanto que ordenó destituir y ejecutar a Qjshan, sentencia que luego fue conmutada por la de destierro. Lord Palmerston se puso igualmente furioso con Charles Elliot por no arrancar mejores condiciones a los chinos. En una virulenta carta privada con fecha de abril de 1841, destituyó a Elliot, se negó a ratificar el acuerdo y regañó al ex superintendente de comercio extranjero: «Habéis desobedecido y descuidado vuestras instrucciones; os habéis abstenido deliberadamente de emplear, como hubierais podido emplear, la fuerza que se puso a vuestra disposición; y sin ninguna necesidad suficiente habéis aceptado condiciones que están muy lejos de las que se os ordenó que obtuvierais». Palmerston se indignó especialmente porque Elliot había renunciado a Zhoushan, no había insistido en que se pagaran compensaciones por el opio destruido y meramente había obtenido derechos limitados sobre Hong Kong, «una isla inhóspita sin apenas una casa en ella». Se nombró un nuevo plenipotenciario, Sir Henry Pottinger, para que tratase con China. En sus últimas instrucciones a Pottinger, Palmerston insistió en que el nuevo acuerdo debía ser con el emperador mismo. «El Gobierno de Su Majestad no puede permitir que en una transacción entre Gran Bretaña y China, la práctica irrazonable de los chinos sustituya la práctica razonable de todo el resto de la humanidad.e" Pottinger llegó a China con estas nuevas instrucciones en agosto de 1841 y se encontró con una situación todavía más inestable. Se habían producido nuevos combates en el campo alrededor de Cantón, gran parte de ellos a cargo de bandas exaltadas de milicianos chinos bajo el mando de líderes de las clases altas-locales, y se había registrado muertos y heridos entre las tropas británicas. Los británicos habían respondido destruyendo los fortines de la Bogue, hundiendo juncos chinos, arrasando parte de los muelles y ocupando secciones de Cantón. Aun.. La circulación del dólar de plata mexicano era ahora tan grande que se aceptaba como moneda de plata estándar en China. Los chinos mismos utilizaban lingotes de plata en vez de monedas. (N. del A.)

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que las fuerzas de ocupación se retiraron más adelante después de que los funcionarios de la ciudad les pagasen seis millones de dólares, no se sabía a ciencia cierta si esa suma era un «rescate» para evitar el saqueo de la ciudad, una respuesta a la suma que se nombraba en el anterior acuerdo de Elliot con Qjshan o una compensación por el opio destruido dos años antes. A finales de agosto de 1841 Pottinger se dirigió al norte con la flota británica, tomó Xiamen (Amoy) y Ningbo y reconquistó Zhoushan. Tras la llegada de refuerzos de India a [males de la primavera de 1842, lanzó una campaña para obligar a los Qjng a capitular que consistió en cortar las principales vías de comunicación por el río y el canal. Los británicos tomaron Shanghai en junio y Zhenjiang en julio, pese a que los manchúes combatieron con salvaje desesperación. Docenas de oficiales de los Qjng se suicidaron con sus familias al ver que la derrota era segura. El tráfico por el Gran Canal y por el curso bajo del Yangzi quedó bloqueado. Pottinger hizo caso omiso de las peticiones del enemigo, que quería parlamentar, y siguió avanzando hacia la gran ciudad de Nankín, la antigua capital de la dinastía Ming, y ocupó posiciones de ataque ante las murallas el 5 de agosto. Los Qjng se apresuraron a pedir la paz y el 29 de agosto los comisarios manchúes y el gobernador general de Liangjiang" firmaron el Tratado de Nankín, debidamente traducido al chino. Daoguang aceptó el tratado en septiembre y la reina Victoria 10 ratificó a finales de diciembre. Antes de ocuparnos de las estipulaciones precisas de este tratado y de sus apéndices, merece la pena recalcar de nuevo que en términos militares la guerra del Opio de 1839-1842 constituyó un importante momento histórico. No sólo fue el revés más decisivo que nunca habían sufrido los manchúes, sino que también se vieron en ella innovaciones en la tecnología y las tácticas militares occidentales. La aparición del buque de vapor como fuerza considerable en las batallas navales fue tal vez la más importante de ellas, como indica el cuaderno de campaña del buque británico Nemesis. Era éste un buque de hierro de ruedas sin forro de cobre que utilizaba velas cuando soplaban vientos favorables y seis calderas alimentadas con leña o carbón para alcanzar entre siete y ocho nudos incluso con mar gruesa. Con un calado de alrededor de sólo metro y medio, podía surcar aguas costeras poco profundas prácticamente con cualquier tipo de viento y marea, En las campañas de la Bogue de Cantón, el Nemesís navegó por los bajíos disparando metralla, .". El nombre de la unidad administrativa que comprendía las tres provincias de Jiangsu, Anhu¡ y Jiangxi, (N. tkl A,)

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bombas de gran calibre y cohetes explosivos. Asimismo, fue capaz de agarrar y remolcar juncos por medio de garfios, transportar tropas y remolcar los buques de vela en los días sin viento. En la campaña de Shanghai remolcó buques de guerra dotados de cañones pesados hasta una distancia que les permitía bombardear la ciudad y sirvió de transporte capaz de desembarcar tropas directamente en los muelles. Mucho antes de que terminase la guerra, se enviaron a aguas chinas nuevos buques de vapor de características parecidas; los británicos habían descubierto que, si podían acumular suficientes reservas de combustible, disponían de un complemento formidable de su poderlo. Los Qing, sin embargo, no eran meramente blancos pasivos de la tecnología y la potencia de fuego occidentales. Cuando todavía se hallaba en Cantón, el Comisario Lin había pedido a un grupo especial de letrados que le proporcionara toda la información posible sobre las naciones occidentales, extraída principalmente de publicaciones extranjeras en Cantón y Singapur. También había pedido a un misionero estadounidense que le tradujese algunos pasajes breves de derecho internacional. Además, en sus campañas de 1842, los británicos encontraron numerosas muestras de la rapidez con que los funcionarios de los Qing trataban de responder a la nueva tecnología de Occidente. En Xiamen, por ejemplo, hallaron una réplica casi terminada de un buque de guerra británico de dos cubiertas y treinta cañones; estaba casi listo para hacerse a la mar, a la vez que la construcción de otros buques parecidos estaba muy avanzada. En Wusong descubrieron cinco buques de ruedas nuevos y armados con cañones de bronce recién fundidos. En Shanghai se apoderaron de dieciséis magníficos cañones navales del dieciocho, perfectos hasta el último detalle, incluidas las miras de los cañones y las cazoletas para los pedernales. Todos estaban montados sobre recios armazones de madera con ejes de hierro." Saltaba a la vista que por lo menos algunos chinos habían encontrado un estímulo además de una ofensa en el reto de los bárbaros.

El nuevo sistema de tratados El Tratado de Nankín se finnó el 29 de agosto de 1842, a bordo del buque de Su Majestad Comtoallis, que estaba amarrado en el rlo Yangzi, y se ratificó en Hong Kong diez meses más tarde después de recibir la aprobación protocolaria de la reina Victoria y el emperador Daoguang. Fue el tratado más importante de la historia moderna de 243

China. Contenía doce artículos principales que en conjunto tenían ramificaciones significativas para los conceptos chinos del comercio y la sociedad: Artículo 1. Estipulaba la paz y la amistad entre Gran Bretaña y China y «protección y seguridad plenas para sus personas y propiedades en los dominios de la otra parte». Artículo 2. Determinaba la apertura de cinco ciudades chinas -Cantón, Fuzhou, Xiamen, Ningbo y Shanghai- a la residencia de súbditos británicos y sus familias «con el propósito de llevar a cabo sus actividades mercantiles, sin molestias ni limitaciones». También permitía la apertura de consulados en cada una de las ciudades mencionadas. Artículo 3. «La isla de Hong Kong será poseída a perpetuidad» por Victoria y sus sucesores, y la gobernarán «como juzguen conveniente». Artículo 4. Pago de seis millones de dólares por parte de los Qjng, «valor del opio que se entregó en Cantón». Artículo 5. Abolición del sistema monopolista Cohong de Cantón y permiso en los cinco puertos citados arriba para que mercaderes británicos «lleven a cabo sus transacciones mercantiles con quienes quieran». Los Qing debían pagar tres millones de dólares en concepto de liquidación de las deudas pendientes del Cohong. Articulo 6. Pago a los británicos de otros 12 millones de dólares «por los gastos ocasionados» por la reciente guerra, menos las sumas ya recibidas «en concepto de rescates por ciudades y poblaciones de China» desde elIde agosto de 1841. Artículo 7. Los 21 millones de dólares estipulados en los artículos 4 al 6 debían pagarse en cuatro plazos antes de finales de 1845, con un interés anual del 5 por ciento sobre los pagos atrasados. Artículo 8. Liberación inmediata de todos los prisioneros que fuesen súbditos británicos, ya fueran indios o europeos. Artículo 9. Una amnistía incondicional para todos los súbditos chinos que hubieran residido, tratado o servido con los británicos. Artículo 10. En los cinco puertos abiertos por los tratados que se indican en el artículo 2, todos los mercaderes deberían pagar «un arancel aduanero de exportación e importación justo y regular». Una vez pagados estos impuestos, sólo deberían pagarse derechos de tránsito, justos y estipulados, sobre mercancías transportadas al interior de China. Artículo 11. En lugar de términos tales como «petición» o «suplicar» que los extranjeros habían estado obligados a utilizar anteriormente, deberían emplearse términos que no fuesen despectivos y subordinados tales como «comunicación», «afirmación» y «declaración" en la futura correspondencia oficial entre Gran Bretaña y China. 244

Artículo 12. Al recibir el primer pago en concepto de indemnización, las fuerzas británicas abandonarían Nankín y el Gran Canal y "dejarían de obstaculizar e impedir el comercio de China». Las tropas continuarían en Zhoushan hasta que se hubiera pagado todo el dinero y la «apertura [de] los puertos a mercaderes británicos fuera total»." Aparte de la estipulación del pago de seis millones en concepto de compensación por el opio destruido en 1839, en ningún otro lugar del tratado se mencionaba el narcótico, y tampoco se hablaba de él en el tratado arancelario complementario de 1843, que fijó las tarifas correspondientes al comercio del té, la seda, el algodón, los artículos de lana, el marfil, los metales y las bebidas alcohólicas. La cuestión del opio también se soslayaba en los complicados procedimientos que se acordaron para la supervisión y la protección del comercio extranjero en los cinco puertos. En conversaciones privadas con el principal negociador manchú, Qjying, Pottinger mencionó la esperanza británica de que los Qing legalizasen el comercio del opio basado en el trueque, para detener la salida de plata del país. Cuando Qjying respondió que no se atrevía a plantear la cuestión, Pottinger dijo que también él tenía órdenes de no insistir en ella. Las cláusulas del Tratado de Nankín y sus apéndices se estudiaron detenidamente en otras potencias. En 1843 el presidente John Tyler, en nombre de Estados Unidos y sus considerables intereses en el comercio chino, envió a Caleb Cushing -congresista del estado costero de Massachusetts, donde vivían algunos de los más ricos mercaderes estadounidenses que comerciaban con el país asiático- a China en calidad de ministro plenipotenciario. Al llegar a Macao en febrero de 1844, Cushing inició enseguida negociaciones con Qjying, que había ascendido a gobernador general de Guangxi y Guangdong. A pesar de las tensiones que causó la muerte de un chino que había intentado agredir a un grupo de estadounidenses (el problema jurisdiccional que ello provocó trajo a la memoria recuerdos ingratos del Emily y del marinero Terranova), Qjying y Cushing pronto firmaron un tratado entre los dos países, el llamado Tratado de Wanghia por haberse cerrado en el poblado homónimo cerca de Macao. El tratado con los estadounidenses se parecía al que los chinos habían firmado con los británicos, pero era mucho más largo y contenía varias añadiduras significativas. El Articulo 17, por ejemplo, tenía gran importancia potencial para los misioneros protestantes estadounidenses que ansiaban llevar a cabo su labor en China, ya que daba a los estadounidenses de los cinco puertos el derecho a adquirir solares para construir «hospitales, iglesias y cementerios», El Artículo 18 puso fin al 245

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sempiterno empeño de los gobernantes chinos de impedir que los extranjeros aprendieran la lengua china; permitía a los ciudadanos estadounidenses «emplear a letrados y otras personas de cualquier parte de China... para enseñar alguna de las lenguas del imperio». La cuestión jurisdiccional quedó resuelta en el Artículo 21, según el cual los estadounidenses que cometieran algún delito en China podían ser juzgados y castigados sólo por los cónsules u otros funcionarios estadounidenses debidamente facultados para ello «de acuerdo con las leyes de Estados Unidos». Rechazando las evasivas británicas, el Artículo 33 disponía que de los estadounidenses «que trafiquen con opio u otros artículos de contrabando se encargarían» los chinos y no tendrían derecho a la protección del Gobierno de Estados Unidos. Finalmente, el Artículo 34 establecía que en cuestiones de «comercio y navegación» el tratado sería revisado al cabo de doce años." En octubre de 1844 los franceses firmaron su propio tratado con los chinos, que seguía muy de cerca el modelo estadounidense. Las principales añadiduras consistían en estipular que si en tiempos de conflicto no estaba presente ningún cónsul francés, los ciudadanos franceses podían recurrir al cónsul de cualquier potencia amiga; y en volver a

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hacer hincapié, con aún más fuerza que Caleb Cushing, en el principio de extraterritorialidad, es decir, el derecho a ser juzgados de acuerdo con sus propias leyes en las causas criminales incoadas en suelo chino. Cediendo a las presiones francesas, Qjying obtuvo un decreto del emperador que concedía tolerancia plena a los católicos y anulaba los edictos de Yongzheng contra los misioneros; en una proclama complementaria de 1845, Qjying hizo extensivos los mismos derechos a los protestantes. Así pues, en el plazo de seis años desde que Lin Zexu fuera nombrado comisario imperial, los Qjng, en lugar de defender su integridad contra los extranjeros, habían perdido el control de elementos vitales de la política comercial, social y exterior de China. Muchas otras naciones siguieron el ejemplo de Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia. Los británicos no necesitaban preocuparse por estas otras negociaciones porque las nuevas concesiones que ofrecieran los chinos serían también para ellos. En un artículo ingenioso -el número 8- de su propio tratado complementario de 1843, habían estipulado una cláusula sobre el estatus de «nación más favorecida»: «Si de aquí en adelante, por la causa que fuere, el Emperador tuviese a bien conceder nuevos privilegios o inmunidades a alguno de los súbditos o ciudadanos de tales países extranjeros, los mismos privilegios o inmunidades se harán extensivos a los súbditos británicos, que gozarán de ellos». Los Qjng se habían mostrado de acuerdo con esta cláusula creyendo que limitaría las presiones extranjeras. Pero en realidad les impidió formar alianzas con potencias extranjeras o provocar enfrentamientos entre ellas, lo cual representaba un grave obstáculo para las iniciativas de China en política exterior. Lo sorprendente, sin embargo, fue que los resultados comerciales a corto plazo de la guerra del Opio fueron decepcionantes para los mercaderes británicos y la mayoría de los de otros países. Si bien los cinco puertos abiertos por los tratados se habían elegido cuidadosamente, el comercio en Fuzhou y Ningbo crecía tan despacio que se habló de intentar cambiar estas dos ciudades por otras que ofrecieran mejores perspectivas. En 1859 ya eran sólo diecinueve los extranjeros adultos que vivían en Ningbo; en Fuzhou el total era de diez, de los cuales siete eran misioneros. Las perspectivas no eran mucho más halagüeñas en Xiamen, donde el comercio se había dirigido tradicionalmente desde Taiwan y Filipinas y era dificil de integrar con las necesidades europeas y estadounidenses. Sólo el transporte de mano de obra trajo un poco de prosperidad cuando barcos británicos empezaron a llevar culis a Cuba para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar. 247

Cantón había ofrecido la promesa de beneficios enormes una vez que se aboliera el monopolio del Cohong y se abriese el comercio a todos, pero la antipatía de los cantoneses hacia los británicos y otros extranjeros era tan fuerte que los occidentales tenían dificultades para establecer su residencia y comerciar o abrir consulados en la ciudad. Durante el decenio de 1840 y los comienzos de! siguiente los disturbios fueron constantes y hubo un ciclo de ataques encarnizados contra los británicos por parte de milicias rurales y turbas urbanas, a los que los británicos respondieron con represalias y atrocidades recíprocas. La corte de los Qjng condonó la violencia antibritánica porque no podía permitirse ofender más la sensibilidad de los cantoneses. De los cinco nuevos puertos abiertos por los tratados, sólo Shanghai llegó a ser una ciudad próspera cuando extensas zonas «de concesión» pantanosas y en gran parte deshabitadas en el campo se pusieron a disposición de los británicos, los franceses y otros extranjeros. En 1850, una vez drenada la tierra y reforzadas las márgenes de los ríos, ya residían allí más de cien mercaderes, apoyados por personal consular, cinco médicos y 17 misioneros, muchos de ellos casados. Mientras que en 1844 habían entrado en e! puerto 44 barcos extranjeros, en 1849 la cifra fue de 133, y en 1855, de 437. El comercio de la seda creció prodigiosamente y alcanzó un valor de más de veinte millones de dólares a mediados del decenio de 1850. El opio, que seguía siendo ilegal, llegaba a la ciudad a razón de veinte mil cajas al año como mínimo. La actitud de los Qjng ante la nueva estructura de puertos y tratados era ambigua. La opinión de Qjying, compartida por muchos miembros de la corte, era que la principal motivación de los occidentales era la codicia comercial y que probablemente sería posible poner freno a la mayor parte de sus otras exigencias si sus negocios prosperaban. Es probable que la confianza en que así fuera, además de la creencia de que incluso concesiones tales como la extraterritorialidad eran insignificantes, se inspirara en el único precedente cercano de que disponían tanto Qiying como e! emperador, a saber: la forma en que los Qjng habían dirigido la política exterior en Asia Central durante el decenio de 1830. En 1835, por ejemplo, los Qjng habían otorgado al agresivo janato de Kokand el derecho a tener un residente político en Kashgar y residentes comerciales en Yarkand y otras ciudades comerciales clave. Este residente político tenía poderes tanto consulares como judiciales sobre otros extranjeros en la región de Altishahr, así como el de cobrar derechos de aduana sobre las mercancías que otros extranjeros importasen a la zona. Además, los Qjng se mostraron de acuerdo con que los musulmanes pagasen sólo la mitad de lo que pagaban los no mu248

sulmanes en concepto de aranceles (el 2,5 por ciento en vez del 5 por ciento) y con que los artículos que se exportasen a Kokand desde Altishahr estuvieran libres de impuestos. Al parecer, los Qing pensaban que estas concesiones, lejos de ser una renuncia a la soberanía, eran en realidad una manera barata y sencilla de resolver las incesantes y belicosas exigencias de nuevos privilegios comerciales que hacían los janes de Kokand. Varios de los altos funcionarios de los Qjng que tomaron parte en estas negociaciones -o que eran héroes de las guerras que las precedieron- fueron destinados a la costa del sudeste a finales del decenio de 1830 o comienzos del de 1840, lo cual hace pensar que los Qjng buscaban realmente continuidades en la formulación de la política que debía seguirse entre las fronteras del oeste lejano y el sudeste de China." Como hubiera podido hacer en el caso de potentados díscolos en Asia Central, Qiying siguió cultivando el trato con Sir Henry Pottinger mucho después de la firma del Tratado de Nankín y sus apéndices: concedió el estatuto de adopción honoraria al hijo de Pottinger, intercambió con él recuerdos (incluidos retratos de sus respectivas esposas), introducía con sus propias manos bombones de azúcar en la boca del

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atónito plenipotenciario y creó una palabra nueva -yin-di-mi-te en chino- para insistir en que Pottinger era su amigo «íntimo». Pero dijo confidencialmente al emperador Daoguang que ésta era su forma personal de «someter y apaciguar» a los británicos. No iba a «luchar contra ellos por nombres sin sentido»; en lugar de ello, «pasaría por encima de estas cuestiones de poca importancia y alcanzaría nuestro gran propósito»." Lo malo de este análisis residía en que para Gran Bretaña y otras potencias extranjeras, las estipulaciones del tratado que tanto les había costado obtener distaban mucho de ser «nombres sin sentido». Eran la esencia misma de la vida internacional y comerciaL El hecho de que ni Qjying ni el emperador pudieran aceptar esto, no es extraño si se ve con la perspectiva del tiempo transcurrido desde entonces. Porque para los manchúes el «gran propósito» era ahora nada menos que la supervivencia de la dinastía Qjng misma. Para los que tenían el poder en China, debido a las crecientes presiones del descontento interior, todos los problemas de la política exterior les parecían en verdad periféricos.

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8 La crisis interna

Dislocación social en el norte y en el sur Las derrotas catastróficas que los británicos infligieron a los chinos durante la primera mitad del siglo XIX fueron en parte causa y en parte consecuencia del aumento de la inestabilidad interna de China. Muchos de los elementos de esa inestabilidad ya los hemos analizado: el crecimiento demográfico que ejercía nuevas presiones sobre la tierra, la salida de plata, las dificultades de la elite educada para encontrar cargos oficiales, el incremento de la adicción al opio, la disminución de las capacidades de los ejércitos regulares de banderas, la desmoralización de la burocracia causada por Heshen y su facción, el sufrimiento a gran escala que acompañó a la propagación y luego a la represión de la revuelta del Loto Blanco. Otros abusos, que ya eran visibles a finales del siglo XVIII, se agravaron a comienzos del siglo XIX. Las enormes burocracias que supuestamente administraban las obras de los diques del río Amarillo y el Gran Canal perdieron eficacia al llenar sus filas de sinecuras y utilizar para sus propios fines particulares el dinero que el Gobierno les asignaba. La consiguiente acumulación de loess en zonas del Gran Canal y la falta de medidas para regular los niveles de agua de los ríos Amarillo y Huai en los puntos por donde se cruzaban con el Gran Canal debilitaron muchísimo el sistema gubernamental de transporte de arroz desde el sur. Esa perturbación, a su vez, causó problemas con los trabajadores que se ganaban la vida tirando de las barcazas del Gobierno en el Gran Canal; muchos de ellos se unieron y formaron sus propias asociaciones secretas, tanto para proteger sus empleos como para tiranizar a las comunidades agrícolas entre las que vivían. El masivo sistema gubernamental de distribución de sal también se volvió ineficaz. Las ventas de sal eran, en teoría, un monopolio del Gobierno, en el cual los Qing supervisaban la producción de la sal, que se obtenía por medio de la evaporación en la costa o en pozos de agua 251

salada y minas del interior; y luego vendían el producto a un pequeño grupo de mercaderes autorizados, cada uno de los cuales transportaba la sal para venderla en ciertas zonas designadas. A principios del siglo XIX, las ineficiencias y la corrupción de este complejo sistema ya habían provocado un aumento fenomenal del contrabando de sal que amenazaba con destruirlo. Estos problemas económicos y organizativos espolearon el crecimiento de facciones rivales en el seno de la burocracia posterior a Heshen, debido a que grupos con intereses creados competían por los beneficios y trataban de ganar seguidores. Muchos altos funcionarios comenzaron a formar sus propias subredes burocráticas de clientes y ayudantes, cuyos salarios se pagaban explotando más sus propias fuentes públicas de ingresos. Durante estos mismos años de principios del siglo XIX se registró también un gran incremento de las milicias paramilitares u oficiales capitaneadas por letrados o terratenientes locales que querían proteger sus comunidades de los grupos de merodeadores, ya fueran rebeldes del Loto Blanco, trabajadores en paro y desesperados, o de los piratas de la costa o la ribera. En otras partes, líderes locales formaron sociedades secretas para difundir doctrinas religiosas esotéricas y defenderse cuando el Estado no podía hacerlo. Puede decirse que en gran parte de China los intereses privados estaban invadiendo esferas que antes correspondían al Gobierno y el sistema imperial parecía incapaz de reafirmar sus antiguos poderes. El emperador jiaqing, que gobernó China de 1799 a 1820, se apoyaba en la retórica más que en medidas específicas para limpiar su imperio. Sus llamamientos a la frugalidad por parte de la burocracia eran conmovedores, pero poco hacían para recortar los costes. Y, si bien se llevó a cabo una purga eficaz de compinches de Heshen, otros cortesanos formaron sus propias facciones. Tanto jiaqing como su hijo Daoguang (reinó de 1821 a 1850) favorecían a ministros de categoría superior que presentaban una visión purista de las virtudes confucianas fundamentales, aunque no tuvieran nada importante que decir sobre los numerosos problemas, internos y externos, que aquejaban a la dinastía. A finales del reinado de Daoguang empezaron una serie de levantamientos populares que durarían veintitrés años y estarían a punto de provocar la caída de la dinastía Qjng. Pero del mismo modo que estos levantamientos deben verse en el contexto de las crisis de la política exterior de China, también deben verse como la etapa culminante de una pauta de protesta que empezó con el Loto Blanco y continuó con crisis menos dramáticas pero, pese a ello, significativas, tanto en el norte como en el sur del país. Uno de

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tales levantamientos, a comienzos del siglo XIX, en el norte, fue el que encabezó Lin Qjng en 1818. Lin Qjng nació en 1770 y los primeros años de su vida vienen a ser un ejemplo del desarraigo endémico que experimentaba una porción de la sociedad que vivía casi rozando la línea de la pobreza urbana. Hijo de un administrativo de Pekín, Lin Qjng, que había aprendido a leer y escribir, entró como aprendiz en un comercio de hierbas medicinales, pero trabajó en este oficio sólo durante un breve periodo antes de ser despedido y convertirse en vigilante nocturno. Al morir su padre, Lin Qjng consiguió que le nombrasen para ocupar su puesto. Inmediatamente malversó fondos destinados a la reparación del Gran Canal que se guardaban en su nueva oficina y usó el dinero para abrir un comercio de té. Tras perder en el juego los beneficios que había obtenido de su comercio, se trasladó al norte, a Manchuria, donde trabajó en la construcción durante un tiempo. Su carácter inquieto le empujó a cruzar China hasta el sur e instalarse en Suzhou, donde al principio fue ayudante de un funcionario encargado de los cereales y luego miembro del personal administrativo subalterno de un magistrado. Volvió al norte y se ganó la vida como culi tirando de embarcaciones cargadas de cereales en el Gran Canal. De vuelta a su casa cerca de Pekín, se dedicó a la venta de pájaros cantores. Lin Qjng, que ahora conocía un poco el mundo, se afilió a una secta religiosa cuyas creencias procedían del budismo milenario y aprendió varios lemas místicos. «Todos los días al amanecer presentamos nuestros respetos al sol y recitamos las palabras sagradas», dijo a uno de sus primeros seguidores, camarero de una posada local. «De esta manera podemos librarnos de los peligros del fuego, las inundaciones y la guerra, y en el caso de llegar tiempos de calamidades y desórdenes, entonces podemos aprovechar la oportunidad para planear y organizar la Gran Empresa>' Lin Qing logró inspirar confianza a centenares de habitantes de los poblados y -10 que es más sorprendente- a varios chinos de las banderas y esclavos que estaban sumidos en la pobreza, así como a eunucos que servían en el palacio de Pekín. «Era muy convincente», dijo más tarde su sobrino a unos funcionarios de los Qjng. «Decía que hacer aportaciones era lo mismo que sembrar semillas para bendiciones futuras y que en el futuro tales donativos se multiplicarían por diez. Así que la gente le creía y le daba dinero. Nunca le vi devolverlo.v' Algunas de las promesas eran asombrosas: cien monedas de cobre que recibió Lin Qjng dieron por resultado la promesa de cien mou de tierra en el futuro, cuando la secta triunfara (100 mou, alrededor de siete hectáreas, representaban un patrimonio munífico para cualquier campesino pobre del norte de China).

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Cada vez más pomposo a medida que iba aliándose con otros cabecillas poderosos, Lin Qjng empezó a llamarse a sí mismo el «Futuro Buda» o «Maitreya», enviado por la «Madre Eterna» a preparar a sus seguidores para sobrevivir a las catástrofes de la próxima !talpa, el nuevo gran ciclo de la historia humana. Las rimas que recitaban sus seguidores parecían sugerir que existía un elemento antimanchú cuya fuerza iba en aumento: «esperamos sólo que la región del norte sea devuelta a un emperador han. / Entonces todo 10 que es volverá a estar bajo un solo linaje»." En 1813 Lin Qjng ya había trazado planes para marchar sobre Pekín y matar al emperador jiaqing. En este momento, el complot empezó a ir mal: los funcionarios recibieron el aviso de un suspicaz nativo de Shandong, que tenía un título inferior, de que se estaba tramando algo y de dos padres preocupados por la relación de sus hijos con la secta ilegal. Hubo algunas detenciones de miembros de la secta, interrogatorios bajo tortura y choques esporádicos pero encarnizados durante el verano; a finales de 1813 un puñado de discípulos de Lin Qjng lanzó el ataque que estaba planeado contra el palacio, pero fue un fracaso desastroso. Presa de un extraño fatalismo, Lin Qjng se quedó en su poblado natal durante su «levantamiento» y fue allí donde funcionarios de policía locales lo detuvieron. El emperador ]iaqing sentía tanta curiosidad por este desconocido que había pretendido matarle que le llamó a su presencia para someterlo a un interrogatorio en privado. Lin Qjng se negó a dar más explicaciones y fue condenado a muerte y cortado en tajadas. Su cabeza se expuso en Henan como advertencia a seguidores suyos que continuaban resistiendo allí. La vida y la rebelión de Lin Qing están bien documentadas porque tuvieron su escenario cerca de Pekín y el blanco fue el emperador en persona. Pero la facilidad con que Lin Qing encontró numerosos seguidores y obtuvo dinero, los agravios generalizados y las amplias reivindicaciones religiosas eran típicos de muchos otros grupos parecidos que se formaron en el norte de China durante los decenios siguientes. Estos grupos constituían una especie de potencial latente de rebelión, pero era un potencial que a menudo no se apartaba de una senda pacífica y semilegal, a menos que lo atizara algún líder especialmente eficaz o algún desastre natural de proporciones poco corrientes. En el sur de China también bullía el descontento, pero su conformación era distinta. Allí, la fuerza dominante eran las triadas, llamadas también Sociedad del Cielo y de la Tierra, que abarcaban grupos que tenían sus propios juramentos de sangre, rituales religiosos y hermandades. Las triadas nacieron en Taiwan y Pujian en las postrimerías del si-

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glo XVlII -aunque afirmarían tener orígenes mucho más antiguos cuando creció su poder- y luego cobraron fuerza en Guangdong y Guangxi. Al parecer, muchos miembros de las primeras triadas eran marineros de juncos de altura o de la miríada de embarcaciones fluviales de la red de canales y ríos navegables del sur; otros eran habitantes pobres de las ciudades. Con frecuencia se dedicaban a actividades delictivas -extorsión, robos y secuestros- sin dejar en ningún momento de protegerse por medio de los miembros de la sociedad que trabajaban en las yamens (oficinas) de los propios magistrados. En el decenio de 1830 las logias de las tríadas ya atraían también a numerosos campesinos, quizá porque en el sur de China, donde linajes poderosos frecuentemente controlaban poblados enteros, las triadas ofrecían una forma diferente de protegerse y un centro organizativo a los que vivían al borde de la indigencia. Las mujeres engrosaban a menudo las filas de las triadas, al igual que las del Loto Blanco, porque la pertenencia a ellas les daba un prestigio y una función en la sociedad que, de no ser por ello, en gran parte se les negaba. Según algunas crónicas, las mujeres que entraban a formar parte de logias de las tríadas antes que sus maridos podían exigir prioridad sobre éstos en casa. Otras eran miembros sin que sus esposos 10 supieran. Las triadas también afirmaban que la expulsión de los Qjng y la restauración de los Ming formaban parte de su causa. Es probable que su actitud antimanchú se viera alimentada por la incapacidad de los Qjng de controlar a los extranjeros de Cantón, así como por las repetidas ocupaciones de esa ciudad por parte de tropas extranjeras. Estas presiones, a su vez, hacían que a la corte le resultara dificil movilizarse para tomar medidas drásticas contra los rebeldes en potencia que había entre su propia gente. y, dado que los grupos rebeldes más peligrosos tendían a juntarse en regiones fronterizas escabrosas y difíciles de dominar tales como la que existía entre Guangxi y Guangdong, los funcionarios locales no podían coordinar fácilmente la lucha contra ellos. Las logias de las tríadas y sus afiliados y contactos en la burocracia local aumentaron su poder mediante la participación en las organizaciones de milicias locales. Lin Zexu había impulsado la formación de tales grupos para defender Cantón de los británicos, lo mismo que habían hecho las clases altas en los últimos años de los Ming para proteger sus bases de los campesinos rebeldes o de los manchúes. Los grupos de milicianos de Cantón se convirtieron en mezclas complicadas de jefes de clase alta, delincuentes locales, honrados voluntarios campesinos, miembros de otras organizaciones que cultivaban las artes marciales y grupos de hombres que se dedicaban a oficios comunes. En mayo de 1841

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una de estas mezclas de fuerzas ya se había enfrentado a una patrulla británica en las afueras de Cantón, en el poblado de Sanyuanli. Provistos de lanzas y azadas -algunos incluso de armas de fuego-, habían obligado a los británicos a retirarse y habían matado a un soldado británico y herido a otros quince. Los chinos hicieron de este encuentro un símbolo de la posibilidad de una resistencia unida contra las presiones extranjeras. Para el Estado Qjng, como antes para el Ming, estos grupos eran un arma de doble filo. Algunos miembros de las clases altas crearon grupos de milicianos regulares y bien organizados que podían mantener eficazmente el orden en el campo o patrullar por las ciudades; otros grupos vieron cómo los milicianos se esfumaban, tal vez con sus armas y cierta instrucción rudimentaria, para volver a las partidas de bandidos de las que habían salido o poner sus nuevas habilidades a disposición de sus camaradas de las tríadas. Los grupos de irregulares crecieron paulatinamente después de que el Tratado de Nankín de 1842 empezara a surtir efecto e incrementase en gran medida el comercio de Shanghai y alejara recursos de la intransigente región de Cantón. Barqueros, culis sin trabajo, artesanos sumidos en la pobreza y campesinos indigentes se unieron a los grupos de desafectos que buscaban algún tipo de asidero en tiempos desconcertantes. El emperador Daoguang procuró tener todo esto en cuenta al responder a los ataques xenófobos contra los británicos en la región cantonesa, que alcanzaron su apogeo en 1848: «Lo único que importa es apaciguar las emociones del pueblo. Si las lealtades del pueblo no se pierden, entonces podemos encargarnos de los bandidos extranjeros»." El problema estaba en que apaciguar la violencia popular era un juego peligroso para los Qjng.

Los Taiping En el inmenso cataclismo denominado la «rebelión de los Taiping», que asoló gran parte de China entre 1850 y 1864, vemos muchos elementos parecidos a los que acabamos de mencionar: el desasosiego y la autoidentificación religiosa de un hombre como Lin Qjng, la discordia social subyacente en el sudeste, la fuerza y la variedad crecientes de organizaciones secretas entre los pobres, y la dislocación que causaron los británicos y el comercio del opio. Pero, al mismo tiempo, fueron la historia personal y el estado de ánimo de un solo hombre los 256

factores que dieron al movimiento su forma específica. Este hombre era Hong Xiuquan, uno de los que durante este periodo tantas dificultades tuvieron cuando trataron de abrirse paso hasta el peldaño más bajo de la buena sociedad de los Qjng. Hong Xiuquan nació en 1814 y era el cuarto de los cinco hijos de una familia rural muy trabajadora de Guangdong. Sus padres pertenecían a la minoría hakka (los llamados «pueblos huéspedes» que habían emigrado al sur desde China central) y se sacrificaron para dar a Hong Xiuquan una educación decente que le permitiera encontrar un lugar en la elite local. Pero, aunque aprobó los primeros exámenes que capacitaban para optar al título de licenciado shmgyuan, a comienzos del decenio de 1830 fracasó en sus dos primeros intentos de obtener dicho título, que le hubiera dado derecho a llevar las vestiduras de letrado, estar exento de castigos físicos y percibir un pequeño estipendio del Estado. Para cualquier joven chino con ambiciones semejante fracaso resultaba humillante, pero, al parecer, para Hong Xiuquan 10 fue de manera especial. Su único consuelo fue la oportunidad de viajar y estudiar en Cantón. En 1836 Hong Xiuquan se disponía a entrar una vez más en la sala donde se celebraban los exámenes, en. busca del elusivo título, cuando un evangelizador protestante chino le puso en las manos una colección de pasajes bíblicos traducidos al chino con el título de «Palabras Buenas para Exhortar a la Época». Un momento así y la circulación de opúsculos de esta clase fueron posibles debido a un gran número de nuevas circunstancias históricas que distinguirían la rebelión de Hong Xiuquan de todas las que la habían precedido. Desde comienzos del siglo XIX misioneros protestantes occidentales, principalmente británicos y estadounidenses, venían trabajando en la traducción de toda la Biblia al chino y habían imprimido numerosos ejemplares para distribuirlos en sus viajes por la costa y el interior. Estos misioneros y sus conversos chinos también intentaban condensar el mensaje de las Escrituras en opúsculos sencillos como «Palabras Buenas...» con el fin de que llegaran a más lectores todavía. Hong Xiuquan no estudió los opúsculos ni los tiró. Parece ser que, en lugar de ello, les echó una rápida ojeada y luego los guardó en su domicilio. Al principio no vio ninguna relación entre los opúsculos y un extraño sueño delirante que tuvo después de fracasar por tercera vez en los exámenes en 1837. En dicha visión Hong Xiuquan conversó con un hombre barbudo de cabellos de oro que le dio una espada y con un hombre más joven que le enseñó a matar a los malos espíritus y a quien Hong Xiuquan llamaba «Hermano Mayor». Después de tener la visión, Hong Xiuquan trabajó durante seis años como maestro de es-

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cuela en un poblado e hizo un intento más de aprobar los exámenes. Pero tras suspender los del shmgyuan por cuarta vez, abrió los opúsculos cristianos y los leyó de cabo a rabo. De repente pensó que los dos hombres de la visión tenían que ser e! Dios y el Jesús de los opúsculos y que, por tanto, él, Hong Xiuquan, también tenía que ser Hijo de Dios, el hermano menor de Jesucristo. Al igual que Lin Qjng en e! norte de China treinta años antes, Hong Xiuquan lograba persuadir a la gente de sus poderes espirituales gracias a su carisma y a una fuerte convicción religiosa. Pero, a diferencia de Lin Qjng, Hong Xiuquan no actuaba secretamente por medio de una red de células sectarias locales. En vez de ello, empezó a predicar en público su mensaje, a bautizar a conversos y a destruir capillas confucianas y ancestrales. Aunque estas actividades despertaron las iras de la población local y Hong Xiuquan tuvo que huir de su poblado y refugiarse temporalmente en Guangxi, no surtieron el mismo efecto en las autoridades locales y Hong Xiuquan continuó enseñando. En 1847 regresó a Cantón y estudió la Biblia con un baptista del sur de Estados Unidos que se llamaba Isaacher Roberts. A fmales del mismo año, Hong Xiuquan se fue de Cantón y se unió a un amigo íntimo, uno de sus primeros conversos, que había formado la Asociación de los Adoradores de Dios en la escabrosa zona de! este de la provincia de Guangxi llamada la Montaña de los Cardos. En esta región aislada -que distaba mucho de ser cabeza de partido- el movimiento de Hong Xiuquan se extendió y ganó conversos entre los hakka y las tribus de las montañas. En 1849 ya contaba alrededar de diez mil seguidores. Quizá bajo la influencia de miembros de las tríadas que se unieron a él, la ideología de Hong Xiuquan abarcaría tanto la creación de una nueva comunidad cristiana como la destrucción de los manchúes, contra cuya maldad y falsedad clamaba Hong Xiuquan empleando términos conmovedores y enérgicos. Cuando recordamos la suerte póstuma que corrió Lu Liuliang después de atacar a la dinastía gobernante con palabras mucho más suaves, podemos apreciar el coraje y la temeridad de Hong Xiuquan. Mas para éste la dinastía gobernante representaba un reto especial: veía a los manchúes como demonios que luchaban contra el Dios verdadero, un Dios cuya pureza y presencia habían existido en China hasta que las fuerzas de la creencia confuciana habían apartado a los chinos del verdadero buen camino. La pasión retórica de Hong Xiuquan atraía a seguidores devotos. Entre sus asesores más allegados había un carbonero huérfano y analfabeto de la zona de la Montaña de los Cardos que resultó ser un táctico militar de gran brillantez intuitiva, y un chico de diecinueve años que 258

pertenecía a un acaudalado linaje local de terratenientes y persuadió a la mayoría de sus miembros a correr la misma suerte que Hong Xiuquan y a aportar a su tesorería una suma que se calcula en cien mil taels. Otro grupo importante de conversos lo integraban los mineros locales, cuyas habilidades con los explosivos y la perforación de túneles, adquiridas en las montañas del este de Guangxi, serían útiles más adelante para demoler murallas de ciudades. Con los mineros llegaron muchos otros poseedores de diversas formas de pericia: prestamistas (que llevaban la tesorería), pasantes de abogado (que crearon estructuras burocráticas), ex soldados de las fuerzas de los Qjng o las milicias locales, además de por lo menos dos jefas de bandidos que eran muy conocidas y varias bandas de piratas de río. En 1850 los reclutas y conversos de Hong Xiuquan ya eran más de veinte mil. El movimiento contaba ahora con la organización suficiente para instruir a las tropas, fabricar armas y elaborar organigramas militares; podía hacer cumplir órdenes rigurosas contra la corrupción, la sensualidad y el hábito de fumar opio, celebrar ceremonias de culto cristiano, juntar todo el dinero y todos los objetos valiosos en una tesorería central, convencer a sus hombres para que se cortasen la coleta y llevaran el pelo largo y suelto y segregar a las mujeres -madres, esposas, hijas- en un campamento aparte bajo el mando de mujeres oficiales. Todas estas medidas hicieron que los Adoradores de Dios llamaran finalmente la atención suficiente para que los distinguiesen de las docenas de otros grupos de bandidos que merodeaban por diferentes partes de China. En diciembre de 1850 las fuerzas enviadas por el Gobierno para que expulsasen a Hong Xiuquan de la zona de la Montaña de los Cardos sufrieron una derrota aplastante y su comandante manchú resultó muerto. El 11 de enero de 1851 Hong Xiuquan reunió a sus Adoradores de Dios y se proclamó Rey del Cielo del Taiping Tianguo o «Reino del Cielo de la Gran paz» (comúnmente se denominaba «Iaiping»). Obligados a abandonar su base por ejércitos gubernamentales superiores en número, los Taiping hicieron campaña en la frontera de Guangxi y Guangdong hasta el otoño de 1851, momento en que se dirigieron al norte y se apoderaron de la ciudad de Yongan junto con grandes cantidades de dinero en metálico y alimentos, amén de reclutar hombres, con lo que su número aumentó hasta sesenta mil o más. Los Taiping, que ahora guiaban sus destinos de acuerdo con un calendario solar cristiano recién creado con una semana de siete días (si bien un error inicial de cálculo hizo que el «domingo» de los Taiping cayera en realidad en el sábado cristiano), avanzaron otra vez en la pri-

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"tlL los británicos tomaron Cantón en diciembre de 1857 y desterraron al gobernador general de la región, que siempre se había mostrado hostil, a Calcuta. Navegando con rumbo nor-

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te en lo que fue casi una repetición de la campaña de 1840, tomaron los estratégicos fortines de Dagu en mayo de 1858 y amenazaron con apoderarse de Tianjin. En junio, después de que el camino a Pekín quedara abierto a las fuerzas británicas, los Qing capitularon y accedieron a firmar un nuevo tratado. La cláusula de nación más favorecida disponía que las otras grandes potencias extranjeras compartieran todas las ventajas que obtuvieron los británicos. Este Tratado de Tianjin de 1858 impuso condiciones extraordinariamente rigurosas a China. En 10 sucesivo habría un embajador británico en Pekín, con su familia y su personal, alojado en una residencia apropiada. La predicación pública del cristianismo estaría protegida. Se permitiría viajar a cualquier parte del interior de China a todos los poseedores de pasaportes válidos, así como a lugares situados en un radio de unos cincuenta kilómetros de los puertos que los tratados habían declarado francos a las personas sin pasaporte. Una vez que se hubieran sofocado las rebeliones que a la sazón sacudían China, se permitiría comerciar río Yangzi arriba hasta Hankou y se abrirían cuatro nuevos puertos (Hankou, jiujiang, Nankfn y Zhenjiang). Se abrirían inmediatamente otros seis puertos: uno en Manchuria, uno en Shandong, dos en 'Iaiwan, uno en Guangdong y uno en la isla de Hainan, en el lejano sur. El Tratado de Tianjin también estipulaba que todos los nuevos impuestos de tránsito interior sobre las importaciones del extranjero se suprimieran previo pago de una comisión fija del 2,5 por ciento. Se emplearían pesos y medidas estándares en todos los puertos y aduanas. Las comunicaciones oficiales se harían en inglés. El carácter correspondiente a bárbaro (yi) dejaría de usarse para referirse a los británicos en los documentos chinos. Y los barcos británicos que persiguieran a piratas serían libres de entrar en cualquier puerto chino. Una cláusula complementaria que acompañaba a los diversos acuerdos comerciales decía explícitamente: «En lo sucesivo se pagarán por el opio treinta taels por picul [aproximadamente 60 kilos] en concepto de derecho de importación. El importador lo venderá sólo en el puerto. Será transportado al interior sólo por chinos, y sólo como propiedad china; el comerciante extranjero no estará autorizado a acompañarlo». Esta condición se impuso a pesar de que el código penal chino prohibía la venta y el consumo de opio. Prácticamente la única concesión de los británicos fue retirarse de Tianjin y devolver a los Qing los fortines de Dagu. Es evidente que los británicos contaban con que los gobernantes de China cejaran en la lucha en ese momento, pero no fue así y los Qjng tampoco mostraban intención alguna de cumplir la cláusula del 268

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tratado que permitía que embajadores extranjeros vivieran en Pekín. En junio de 1859, con el fin de hacer cumplir las condiciones del nuevo tratado, los británicos atacaron una vez más los fortines de Dagu, que habían sido reforzados por tropas de los Qjng. Los combates fueron encarnizados y los británicos tuvieron que retirarse, aunque el comodoro de la marina de guerra estadounidense Josiah Tattnall, a pesar de la neutralidad declarada de su país, acudió en ayuda del almirante británico Hope, que había resultado herido, con el resonante grito de «La sangre tire»." Repelidos desde los fortines de Dagu, los británicos enviaron un grupo de negociadores a Pekín por una ruta diferente en 1860, pero los Qing los detuvieron y ejecutaron a algunos. Decidido ahora a dar a los Qjng una lección que no pudieran pasar por alto, Lord EIgin, el principal negociador británico del tratado, ordenó a sus tropas que marcharan sobre Pekín. El 18 de octubre de 1860, siguiendo las órdenes de Elgin, los británicos incendiaron el Yuan Ming Yuan, el exquisito palacio de verano construido para Qjanlong en las afueras de Pekín de acuerdo con los planos de arquitectos jesuitas. Los británicos, sin embargo, respetaron los palacios de la Ciudad Prohibida dentro de Pekín, porque calcularon que la destrucción de aquellos edificios ve-

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nerados sería una deshonra tan profunda que la dinastía Qjng caería inevitablemente. El emperador ya había huido de la ciudad para refugiarse en Manchuria y había nombrado a su hermano menor, el príncipe Gong, para que se encargara de negociar. Pero no quedaba nada que negociar y el mismo día del incendio del palacio de verano el príncipe Gong ratificó las condiciones del Tratado de Tianjin de 1858. En la «Convención de Pekín» complementaria, se decía que el emperador expresaba su «hondo pesar» por el acoso de que habían sido objeto los representantes de la reina británica. También prometía otros ocho millones de taels en concepto de indemnización, permitía que los emigrantes chinos viajasen en barcos británicos, abría el puerto de la propia Tianjin y cedía parte de la península de Kowloon a Hong Kong. Así fue como se concretó el «sistema de tratados».

La rebelión de los Nian El estallido de la rebelión de los Nian suele fecharse en 1851, el mismo año de la solemne proclarnación del Reino del Cielo de los Taipingo Pero los orígenes de los Nian se remontan al decenio de 1790 entre grupos de bandidos que operaban al norte del río Huai, especialmente en la zona fronteriza que comprendía el sudoeste de Shandong, el noroeste de jiangsu, Henan centrooriental y el norte de Anhui. Es probable que el nombre de Nian se refiriera sencillamente a la movilidad de estas bandas rebeldes, aunque la ambigüedad del término en chino es tal que también puede referirse a los disfraces marciales que usaban a veces o a las antorchas de papel retorcido a cuya luz desvalijaban casas por la noche. A diferencia de los Taiping, los Nian no tenían una filiación religiosa bien definida, ideología política, objetivos estratégicos ni mando unificado. A pesar de ello, durante la primera mitad del siglo XIX su número y su fuerza crecieron sin parar. Algunos Nian tenían conexiones con grupos del Loto Blanco, seguidores de los Ocho Trigramas o las triadas, a la vez que otros estaban relacionados con los contrabandistas que ganaban dinero burlando el monopolio del Gobierno sobre la venta de sal. Pero la mayoría eran campesinos o ex campesinos pobres que luchaban por sobrevivir en un entorno inhóspito de suelo agotado, inviernos muy crudos y sistemas fluviales inestables que sufrían terribles inundaciones. Asimismo, debido al predominio del in270

fanticidio de niñas en la zona, había un gran desequilibrio en la proporción entre los sexos. Hasta el veinte por ciento de los hombres no podía encontrar esposa y fundar una familia y, por tanto, constituían un grupo desarraigado e imprevisible que era capaz de entrar en acción y dedicarse al pillaje en cualquier momento. Las comunidades estables trataban de garantizar cierta seguridad formando pequeñas milicias protectoras, construyendo muros alrededor de los poblados y fundando asociaciones para la vigilancia de los cultivos, pero, a pesar de ello, los Nian llevaban a cabo incursiones para apoderarse de las cosechas de los poblados cercanos, asaltaban los vehículos que transportaban la sal del Gobierno, secuestraban a terratenientes ricos para pedir rescate e incluso atacaban cárceles locales donde estaba encerrado alguno de los suyos. Después de 1851, cuando unas graves inundaciones en el norte de jiangsu causaron nuevas privaciones la afiliación a los grupos Nian aumentó de forma espectacular, y los Qjng tomaron oficialmente nota de ellos como rebeldes. En 1855, dos años después de que los Taiping se apoderasen de Nankin, el río Amarillo culminó una larga serie de inundaciones desbordando sus principales diques de contención al este de Kaifeng y abriendo un nuevo canal que desembocaba en el golfo al norte de la península de Shandong; las calamidades resultantes de ello proporcionaron todavía más reclutas a las bandas Nian. Al mismo tiempo, la organización de los Nian se hizo más rígida: en 1852 los cabecillas de dieciocho grupos Nian habían proclamado jefe a Zhang Luoxing, un terrateniente del norte de Anhui que había apoyado a ladrones de ovejas y dirigido el sistema de chantaje de los contrabandistas de sal. En 1856 Zhang Lucxing fue elegido «Señor de la Alianza», con el título honorífico de «Gran Príncipe Han del Mandato del Cielo». Las fuerzas de los Nian se organizaron en cinco banderas principales, con los nombres de colores diferentes, cada una de las cuales agrupaba a rebeldes de apellidos comunes de las comunidades vecinas. Puede que las fuerzas veteranas de los Nian contaran sólo con entre treinta mil y cincuenta mil hombres, pero su efecto era desproporcionado en relación con su número. Muchos de ellos eran soldados de caballería, muchos tenían armas de fuego, y podían cortar a voluntad las líneas de comunicación entre la capital de los Qjng, Pekín, y las fuerzas del Gobierno que sitiaban Nankin. Por medio de la creación de comunidades rodeadas de muros macizos o fosos profundos, a menudo armadas con cañones, en la zona situada al norte del río Huai, establecieron docenas de bases seguras a las que sus tropas podían retirarse después de sus incursiones en el campo. Otros pobla-

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dos y poblaciones con mercado también se fortificaron para evitar que entrasen los rebeldes, por lo que gran parte de la zona quedó entrecruzada por comunidades defensivas. A veces se firmaban «tratados de paz» entre los poblados defensivos y las vecinas fortalezas de los Nian en los que ambas partes acordaban no atacarse mutuamente. En otros casos se pagaban estipendios en dinero ti opio como «dinero a cambio de protección». La magnitud de la miseria rural en la región no puede evaluarse de manera precisa, pero debía de ser grande. Zhang Luoxing explicó en una proclama que las vidas de sus habitantes empeorarían si huían de los Nian. «Adondequiera que vayan nuestras tropas, agarráis vuestros tesoros y escapáis corriendo, presas de terror. Los rufianes se aprovechan entonces de la situación para saquear a su antojo. Las casas que abandonáis son incendiadas y nada queda en pie cuando volvéis. Aunque lo hacéis para protegeros, en realidad no causa más que desastres.a" Si bien numerosas proclamas de los cabecillas prohibían el pillaje y las violaciones, el efecto que surtieron en las tropas fue escaso. Entre ellas era práctica común escarbar en busca de verduras y raíces en las granjas abandonadas, cazar animales silvestres, secuestrar a miembros de fa272

milias ricas y apoderarse de los convoyes que transportaban mercancías. A veces, cuando volvían a sus casas, los Nian vendían por poco dinero los alimentos que habían robado en otras partes y de esta manera aumentaban su popularidad entre sus vecinos. Aunque Zhang Luoxing murió en combate, pronto surgieron otros líderes capaces que ocuparon su lugar. Idearon una estrategia de guerra de guerrillas que dio muy buenos resultados y que consistía en retirarse sin detenerse hasta que las tropas de los Qjng se cansaban y el terreno las obligaba a dividirse en unidades cada vez más pequeñas. Entonces los Nian se reagrupaban y atacaban a estas unidades dispersas con fuerzas abrumadoras de infantería armada con lanzas largas, y caballería armada con sables. Los Nian seguían con frecuencia una feroz política de tierra quemada y atraían a las fuerzas de los Qjng a zonas donde habían arrancado todos los cultivos, quemado las casas y las embarcaciones y llenado los pozos de piedras. La respuesta de la corte de los Qing fue nombrar a Zeng Guofan, que había sido aclamado como gran vencedor tras la calda de Nankín, comandante supremo de asuntos militares para la represión de los Nian. Pero Zeng Guofan no logró acabar con los Nian a pesar de un plan muy estudiado que llevaba aparejada la formación de cuatro bases militares provinciales, una en cada una de las provincias de jiangsu, Anhui, Henan y Shandong, todas a orillas de un gran río o canal que ayudara a transportar pertrechos. También formaba parte del plan cavar canales y trincheras con el fin de reducir la movilidad de la caballería de los Nian y un intento sistemático de recuperar para los Qjng la lealtad de los poblados valiéndose para ello de medidas conciliatorias y la selección de nuevos caciques. La estrategia fracasó debido en parte a que los gobernadores de las cuatro provincias no pudieron cooperar plenamente y en parte porque Zeng Guofan había licenciado a muchos de los mejores soldados del ejército de Xiang después de la caída de Nankin. Por consiguiente, dependía de tropas del ejército de su protegido Li Hongzhang, que había sido nombrado gobernador general de Liangjiang (es decir, las provincias de jiangsu, jiangxi y Anhui). Si bien Li Hongzhang pudo proporcionar a Zeng Guofan unos ingresos continuos para las tropas, que se reclutaban en la provincia de Anhui y formaron el «ejército de Huai» -llamado así por el río que atraviesa el norte de la provincia-, las tropas no eran totalmente leales a Zeng Guofan. En vista de ello, la corte intercambió los cargos de los dos hombres y dio a Li Hongzhang el mando de la campaña a la vez que nombraba a Zeng Guofan gobernador general de

Liangjiang. 273

Estos cambios pusieron de relieve la complejidad del nuevo mundo político que estaba naciendo en China a medida que se delegaba más poder en los comandantes regionales. Li Hongzhang debía su carrera política a Zeng Guofan, que le había dado un puesto en su propia burocracia semiprivada cuando Li Hongzhang aún era joven. Los dos hombres no sólo tenían trayectorias complicadas y entrelazadas, sino que también dirigían sus propios sistemas militares. Con todo, al principio Li Hongzhang tuvo tantas dificultades para reprimir a los Nian como antes tuviera Zeng Guofan. Las fuerzas de los Nian siempre parecían escapársele, atravesaban las barreras defensivas, llegaban incluso a puntos situados tan al noroeste como la provincia de Shaanxi, donde entraron en las ciudades de Xi'an y Yan'an. «Nuestras tropas tenían que correr tras ellos», dijo Li Hongzhang, «mientras ellos se movían tan libremente como el mercurio>" Pero una lenta e inexorable guerra de desgaste provocó la caída de las fuerzas de los Nian, que ahora estaban divididas, antes de 1868. Los ejércitos de Li Hongzhang estaban bien pagados para ser chinos y en general eran leales a él y a sus comandantes personales. Utilizaban los fusiles y la artillería que habían comprado a los extranjeros y empezaron a usar sistemáticamente cañoneras en las vías navegables del norte. Los buques blindados extranjeros -dos de los cuales llevaban nombres muy apropiados, el Conjitcius y el Plato- patrullaban por las aguas costeras de Shandong para impedir que los Nian se escaparan y amenazasen el comercio extranjero, que ahora florecía al amparo del Tratado de Tianjin y la Convención de Pekín. En agosto de 1868, después de intensos combates que culminaron con la victoria final de los Qjng en Shandong y el acorralamiento y la ejecución de los Nian supervivientes, la corte ofreció sacrificios de agradecimiento al cielo en el templo de sus antepasados y en el templo del dios de la guerra. Li Hongzhang fue ennoblecido y recibió el título honorífico de Gran Guardián del Heredero Forzoso. Al igual que Zeng Guofan, que tras la reconquista de Nankín había sido premiado con el nombramiento honorífico más alto que podía concederse, Li Hongzhang había consolidado su carrera a costa de los rebeldes derrotados. Zeng Guofan murió en 1872 y, por ende, no tuvo mucho tiempo para disfrutar de su fama y su prestigio, pero la vida de Li Hongzhang fue muy larga. Durante los treinta y tres años siguientes fue uno de los funcionarios más poderosos de China.

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Revueltas musulmanas Existían asentamientos musulmanes en China desde la dinastía Tang (618-907 d.C.), tanto en las terminales de las rutas comerciales de Asia Central, en Gansu y Shaanxi, como en ciertas poblaciones costeras del sudeste, en Fujian y Guangdong, que eran frecuentadas por comerciantes árabes. A finales del periodo Ming, ya eran tantos los musulmanes que habían emparentado con familias chinas por medio del matrimonio que existían grandes comunidades permanentes de musulmanes chinos (llamados «hui») que añadían un nuevo nivel de complejidad a la administración local. El número de musulmanes chinos que vivían en China a principios de! siglo XVII llamó la atención del jesuita Matteo Ricci. Estos musulmanes se habían sublevado varias veces durante el reinado de Qjanlong; y las yihads (guerras santas) declaradas por los janes de Kokand, al oeste del 'Iurkestán chino, habían dado pie a una agitación constante en Kashgar y Yarkand, las partes más remotas bajo e! dominio de los Qjng, en los comienzos del siglo XIX. En las zonas agrícolas más pobladas del norte de China devastadas por la rebelión de los Nian también existían importantes comunidades musulmanas integradas por un millón o más de fieles: habfa mezquitas prósperas en Henan y Anhui y los musulmanes tenían sus propias secciones en el contrabando de sal. Leyes discriminatorias protegían a los chinos que se veían envueltos en actos de violencia con musulmanes y los disturbios y riñas por motivos religiosos eran comunes. Pero las mayores concentraciones de musulmanes, aparte de Gansu y Shaanxi, se encontraban en el sudoeste de China, especialmente en la provincia de Yunnan. Los asentamientos musulmanes que allí había databan de los tiempos de la conquista de China por los mongoles en el siglo XIII, y los roces con otros colonizadores chinos que penetraban en la región habían sido endémicos. Fue en Yunnan donde en 1855, mientras los Taiping reforzaban su dominio en Nankín y los Nian empezaban a organizar su gran alianza, estalló la tercera de las grandes rebeliones contra los Qing. Las causas fueron las onerosas contribuciones territoriales y gravámenes extraordinarios que por orden de Pekín debían pagar los musulmanes de Yunnan, cuyos apuros se vieron exacerbados por las disputas relacionadas con las minas de oro y plata que daban a la provincia gran parte de su escasa riqueza. Los chinos, después de agotar sus propias minas, intentaron expulsar a los musulmanes de las suyas. La violencia y los disturbios desembocaron en un ataque a gran escala de los chinos contra los musulmanes, que se defendieron y tomaron la importante ciudad de Dali, en el oeste de la pro275

vincia, y pusieron sitio a Kunming, la capital. Los musulmanes rebeldes tuvieron Kunming en su poder sólo durante un breve periodo en 1863, antes de que los Qing reconquistasen la ciudad. En Dali, sin embargo, el rebelde musulmán Du Wenxiu, que tomó el nombre de Sultán Solimán, creó un Estado nuevo llamado Pingnan guo. «Reino del Sur Pacificado", su versión del Reino del Cielo de los Taiping. Los funcionarios de los Qjng en la zona eran ineptos y las campañas resultaban difíciles debido al terreno, en especial después de que las luchas con las tribus miao, las sectas religiosas y los musulmanes se propagaran a la zona montañosa de la frontera donde se dan la mano las provincias de Yunnan, Sichuan y Guizhou. Pero los Qjng lograron cambiar el curso de la guerra dividiendo a las fuerzas musulmanas y recompensando a los renegados, creando grupos de defensa locales y confiando en un puñado de generales chinos de talento. En 1873 Dali cayó tras encarnizados combates y Du Wenxiu fue capturado y ejecutado tras un intento fallido de suicidio. Como consecuencia de las dificultades del terreno y las enormes distancias, a los musulmanes de Yunnan les costó coordinar su lucha con otra rebelión musulmana que había estallado muy al norte, en Shaanxi y Ganso. Esta rebelión, que comenzó en 1862, estuvo fomentada por generales de los Taiping, que trataban de desviar a los Qjng del sitio de Nankín, y por tropas de los Nian, que marcharon a la región a mediados del decenio de 1860 para ver si era posible forjar alguna alianza contra los Qjng. En varias zonas de Gansu y del sur de la provincia de Shaanxi había nutridas poblaciones musulmanas, muchos de cuyos miembros eran seguidores de las «Nuevas Enseñanzas» derivadas del sufismo, la escuela mística de Asia Central. Los Qing habían intentado prohibir estas Nuevas Enseñanzas a raíz de una serie de levantamientos musulmanes entre 1781 y 1783, pero sólo habían conseguido aumentar la animosidad de la población. No obstante, parece que la revuelta musulmana de 1862 en el noroeste fue el resultado de tensiones locales entre chinos y musulmanes y no de una causa determinada de carácter religioso o contraria a los Qing. Esta situación inestable de disturbios y acoso se vio intensificada por la incursión de los Taiping en la zona. Siguiendo la pauta que ya era tradicional en el este y el norte de China, los habitantes dellugar respondieron a la amenaza formando milicias para defender sus hogares, por lo que era natural que se formaran milicias musulmanas en algunas partes y chinas en otras. Dado que la mayoría de las tropas de las banderas había sido enviada a luchar contra los Taiping y los Nian, y dado que gran parte de las tropas del estandarte verde que había en 276

las guarniciones locales eran musulmanas, la autoridad de los Qjng en ella era débil, lo cual creaba una situación propicia a las complicaciones. La revuelta empezó con un incidente nimio: una pelea entre un grupo de musulmanes y un mercader chino a causa del precio de unos postes de bambú. Las palabras dieron paso a los golpes y las multitudes chinas, dirigidas por miembros de las clases altas, atacaron e incendiaron poblados musulmanes a lo largo del río Wei y asesinaron a familias musulmanas inocentes. Los musulmanes, a su vez, formaron bandas armadas, tomaron represalias contra los chinos (y contra sus propios correligionarios que se negaron a empuñar las armas) y a finales de junio pusieron sitio a dos de las ciudades más prósperas del sur de Shaanxi: Tongzhou y Xi'an. Al principio las fuerzas de los Qjng destacadas en la zona sufrieron a causa de la incompetencia de sus jefes, pero incluso después de que se nombraran generales más eficientes, las tropas siguieron teniendo la moral baja y sufriendo a causa de las enfermedades y el constante retraso en el pago de sus salarios. Hubo muchas deserciones. Aunque las tropas de los Qjng lograron conservar Xi'an y Tongzhou en su poder, perdieron el control de gran parte del campo circundante. Y cuan-

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do, a finales de 1862, empezaron a alcanzar algunas victorias, los musulmanes sencillamente se retiraron hacia el oeste y penetraron en Gansu, donde formaron nuevas bandas armadas que exhortaban a la gente diciendo que los Qjng se proponían exterminar a todos los musulmanes de China. Las escasas guarniciones de las banderas, que tenían sus bases principales en Ningx:ia y Lanzhou, no pudieron pacificar a los rebeldes y parecía que la única esperanza de los Qing era fomentar la disensión en las filas musulmanas. Como un alto funcionario manchú dijo a la corte con palabras que parecían justificar el miedo de los musulmanes al exterminio total: «Entre los musulmanes hay ciertamente gente mala, pero sin duda hay también mucha gente pacífica y observante de la ley. Si decidimos aniquilarlos a todos, empujaremos a los buenos a unirse a los rebeldes y nos crearemos la tarea terrible e interminable de matar a los musulmanes». Agregó que el problema general era complejo, dado que en Gansu «con unas pocas excepciones, viven musulmanes en todas las ciudades; [y] en las filas del ejército, hay proporcionalmente más musulmanes que chinos». Siguió a ello una turbia serie de negociaciones, batallas campales, engaños, falsas rendiciones y represalias en 1863 y 1864, a la vez que el único consejo que la corte de los Qjng ofreció a sus funcionarios fue «hablad en voz baja con ellos y estad preparados para cualquier incidente»." En 1866 ya se habían agotado las existencias de pólvora, el arroz era demasiado caro para comprarlo e incluso los precios del trigo eran muy superiores a lo habitual. No había leña para hacer fuego y los caballos morían por falta de forraje. Los soldados vivían de una «sopa» de harina diluida y muchos civiles pasaban hambre o se suicidaban. Presa de desesperación, la corte de los Qjng recurrió a un letrado que se había revelado como uno de los más eficaces líderes en la lucha contra los Taiping, Zuo Zongtang. Al igual que Zeng Guofan, Zuo Zongtang nació y se crió en la provincia de Hunan. En 1830, cuando tenía dieciocho años, su padre murió y Zuo Zongtang pasó algún tiempo estudiando con el poderoso funcionario y letrado versado en el arte de gobernar He Changling; pero, aunque era un estudiante serio, Zuo Zongtang suspendió los exámenes para alcanzar el nivel superior jinshi tres veces en el decenio de 1830 y decidió que nunca volvería a presentarse. En su lugar, trabajó de preceptor, estudió geografia y la historia de las regiones occidentales de China, se preparó para ser un próspero agricultor experimental y se especializó en la producción de té y seda. Durante la rebelión de los Taiping demostró ser un jefe militar de talento y luchó primero en su Hunan natal -donde reclutó, adies278

tró y pertrechó su propio ejército voluntario de cinco mil hombres emulando el ejército Xiang de Zeng Guofan- y posteriormente en Anhui, Zhejiang y Pujian. Además de ser un buen general, Zuo Zongtang resultó ser un experto en la rehabilitación de las zonas reconquistadas, donde fomentó la agricultura, el almacenamiento de cereales, la educación, el cultivo de algodón y la construcción de barcos. En septiembre de 1866, fue nombrado gobernador general de Shaanxi y Gansu y recibió órdenes de sofocar el levantamiento musulmán existente. Llegó a Shaanxi en el verano de 1867, pero la corte le ordenó que participara en la lucha contra los Nian, en la que se distinguió. Finalmente se instaló en Xi'an, la capital de Shaanxi, en noviembre de 1868 para planear su campaña. Zuo Zongtang abordó con mentalidad práctica y paciente la tarea de derrotar a los musulmanes del noroeste, que había desconcertado a sus predecesores. Aprovechó sus propios estudios de las regiones occidentales de China y también se benefició de las conversaciones que había sostenido mucho antes con el Comisario Lin Zexu después de que éste volviera de Ili, adonde había sido desterrado tras la guerra del Opio. Pero, aparte de sus experiencias como comandante del ejército y agricultor práctico, lo que más benefició a Zuo Zongtang fueron sus largas deliberaciones y su intercambio de cartas con un letrado local que había servido en calidad de secretario de Lin Zexu y había vivido mucho tiempo en Shaanxi. Este hombre dijo a Zuo Zcngtang: «Debes tomarte todo el tiempo que necesites. Avanza solamente cuando tengas provisiones en abundancia y soldados bien preparados. Puedes planear una campaña de tres años... Cuando estés preparado para atacar, golpea con fuerza al más vil de los cabecillas musulmanes. Trátalo con firmeza, sin misericordia. Cuando los otros estén aterrorizados por el castigo que reciba, entonces podrás aceptar su rendición»." A juzgar por lo que hizo Zuo Zongtang a continuación, sabemos que decidió que Ma Hualong era el «más vil de los cabecillas musulmanes", el primero al que había que derrotar. Ma Hualong había establecido una base poderosa en la región de jinjibao, al sur de Ningxia, protegida por una red de zanjas y más de quinientos fortines. Era venerado como uno de los principales exponentes de las Nuevas Enseñanzas y muchos de sus seguidores veían en él una encamación del Espíritu Santo, cuyo poder era igual al del mismísimo profeta Mahoma. Por consiguiente, los musulmanes lucharon con devota tenacidad. Incluso después de que Zuo Zongtang reuniera y pertrechara tropas suficientes, el sitio de ]injibao duró dieciséis meses y Zuo Zongtang perdió al mejor de sus comandantes. Ma Hualong no se rindió hasta marzo

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de 1871, cuando los defensores musulmanes se habían visto reducidos a comer hierbas, luego pellejos y finalmente los cadáveres de sus camaradas. Él y su familia fueron ejecutados cortándolos en tajadas; más de ochenta de sus «funcionarios» también fueron asesinados y miles de mercaderes, mujeres y niños musulmanes fueron transportados a otras ciudades o desterrados en el norte de Manchuria. Asimismo, se prohibió terminantemente a los musulmanes afincarse en jinjibao. A partir de entonces la campaña avanzó inexorablemente hacia su conclusión. Zuo Zongtang contaba ahora con el dinero que a instancias suyas la corte había desviado de otras provincias, con empréstitos cuantiosos que obtuvo de comerciantes extranjeros o del servicio de aduanas y con las raciones para los soldados y el forraje para los caballos que suministraban las granjas militares que había insistido en fundar. Marchó con sus fuerzas al oeste por la concurrida ruta de las caravanas comerciales hasta Lanzhou, donde estableció un arsenal y plantó más cultivos para alimentar a sus ejércitos. Negándose todavía a obedecer la orden de darse prisa que había recibido de la corte, Zuo Zongtang se preparó con calma meticulosa para el asalto final contra la ciudad de Suzhou, en la provincia noroccidental de Gansu. Tomó la ciudad en noviembre de 1873 y asesinó a la mayoria de sus defensores además de incendiar zonas extensas dentro de las murallas. Aunque algunos de los rebeldes musulmanes huyeron aún más al oeste, hasta Hami, y se necesitarían otros dos años para vencerles, las provincias de China propiamente dicha quedaron ahora pacificadas. Por primera vez desde 1850, volvía a ser posible considerar que China estaba unificada bajo el Gobierno de los Qing, con la ambigua excepción de los puertos abiertos por los tratados.

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9 La restauración mediante la reforma

La reforma confuciana Lo verdaderamente sorprendente, después de esta larga serie de problemas, fue que la dinastía Qing no se derrumbara enseguida, sino que lograra mantenerse hasta 1912. A modo de explicación parcial, los estadistas Qing calificaban este hecho de «restauración» (zhon¡j xing), palabra venerable que frecuentemente se aplicaba a otras dinastías que habían conseguido capear oleadas de crisis y restaurar la moral y el orden político del imperio. La idea de restauración tenia un tono nostálgico y a la vez agridulce: las restauraciones del pasado, aunque importantes, habían sido pasajeras, ya que cada una de las dinastías «restauradas» había acabado por desaparecer. A diferencia de las anteriores, además, la restauración Qjng tuvo lugar sin un liderazgo imperial fuerte. El emperador Tongzhi, nombre con que se designa este periodo de restauración, tenía sólo cinco años al subir al trono en 1861 y murió en 1875 sin haber tenido la oportunidad de ejercer su poder personal. Su «reinado» lo presidieron su madre, Cixi, en calidad de regente, y su tío el príncipe Gong (que se había visto obligado a negociar con los occidentales en 1860 cuando el resto de la corte huyó de Pekín), uno o dos miembros influyentes del Gran Consejo, pero, sobre todo, un grupo excepcional de funcionarios provinciales que habían destacado en la lucha contra los Taiping, los Nian y los rebeldes musulmanes. Zeng Guofan, Li Hongzhang y Zuo Zongtang fueron probablemente los más conocidos entre ellos, pero había muchos otros cuya habilidad era comparable. Actuando a veces de forma concertada y a veces independientemente, estos funcionarios consiguieron dotar de propósitos y objetivos a la dinastía Qjng, reforzar la economía y crear instituciones nuevas e importantes. Fue un logro notable en el contexto de lo que había parecido un estado a punto de desintegrarse. Los funcionarios de los Qing, como hemos visto, habían examinado todas las variedades de movilización militar con el fin de aplastar 281

a los regímenes rebeldes: habían utilizado los ejércitos de la octava bandera y el estandarte verde, milicias dirigidas por las clases altas 10· cales y ejércitos regionales semiprivados como el de Xiang y el de Huai; también habían creado bases militares-agrícolas, así como perímetros defensivos formados por vías navegables y fortines, y habían hecho uso selectivo de mercenarios occidentales, tanto de oficiales como de soldados, pero todo ello fue un mero preámbulo de lo que se consideraba la gran tarea central: los estadistas de la Restauración Tongzhi aspiraban nada menos que a la reinstauración de los valores básicos de! Gobierno confuciano. El representante más importante de esta mentalidad restauradora era el letrado-general de Hunan, Zeng Guofan. Nacido en 1811 en e! seno de una familia de medios modestos perteneciente a la pequeña nobleza, Zeng Guofan estudió tenazmente el canon clásico chino y logró sacar el título jinshi en 1838. Ingresó en la Academia Hanlin de Pekín y pronto se hizo famoso como experto en problemas de ritual y etiqueta. Zeng llevaba una vida sencilla con un salario pequeño y a menudo tenia que pedir dinero prestado a los nativos de Hunan más ricos para pagar los gastos de su propia casa y costear la educación de sus hermanos menores. Sus finanzas no mejoraron hasta que fue nombrado supervisor de los exámenes provinciales en Sichuan: recibía «regalos» de tantas familias impacientes que pudo saldar todas sus deudas. La doctrina confuciana que abrazó Zeng Guofan era una doctrina austera pero ecléctica que pretendía conciliar tres maneras de abordar la verdad de Confucio. Una insistía en la primacía de los principios morales y los valores éticos personales adquiridos por medio de la educación; otra propugnaba los métodos de estudio y rigor textuales que habían llegado a dominar e! pensamiento kaozhcng en el reinado de Qjanlong, y la tercera se basaba en el aprendizaje «práctico» de pensadores que se ocupaban del arte de gobernar, como He Changling, y buscaba un fundamento sólido para reconstruir sobre él una estructura administrativa firme y honrada. La síntesis que hizo Zeng Guofan fue fruto de años de estudio y reflexión en la época sombría que siguió a la derrota de China en la guerra del Opio. Durante estos años se entregó a prolongados periodos de meditación y llevó un diario meticuloso en el que escribía notas sobre sus lecturas junto con reflexiones sobre su propio comportamiento y actitudes. El pasaje siguiente muestra la franqueza de las autoevaluaciones confucianas de Zeng Guofan:

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Me levanté demasiado tarde y me sentí inquieto durante todo el día. Leí el Libro de los cambios, pero no pude concentrarme. Luego decidí sentarme en silencio. Pero al cabo de poco rato, me dormí. ¿Cómo es posible que me haya vuelto tan perezoso? Por la tarde vinieron unos amigos a enseñarme algunas de sus obras literarias. Las alabé mucho, pero en el fondo de mi corazón no me parecieron bien escritas. He hecho esto muchas veces últimamente. Debo de estar enfermo. ¿Cómo puede la gente seguir valorando mis palabras si los elogio todos los días? No sólo he engañado a mis amigos, sino que también me he engañado a mí mismo. Debo librarme de este mal hábito. Por la noche leí el Libro tk los cambios. Escribí dos poemas antes de irme a la cama.' Las exigencias incesantes de la guerra de los Taiping destruyeron la pauta de reflexión moral y estudio a la que a Zeng Guofan le hubiera gustado dedicar su vida y le obligaron a replantearse sus valores. Estaba convencido de que detrás de las crisis de mediados del periodo Qjng había algún tipo de derrumbamiento espiritual y pensaba que la restauración debía consistir en reconstruir escuelas e instituir de nuevo un estricto plan de estudios confucianos. Deseaba alentar a los estudiantes capacitados a presentarse a los exámenes tradicionales en vez de comprar títulos honoríficos y distinciones al Gobierno Qjng, que llevaba tiempo vendiéndolos a miles en un intento de recaudar más ingresos para satisfacer los costes militares. Zeng Guofan compiló y publicó listas de los que habían muerto virtuosamente al oponerse a los rebeldes, con el fin de que su ejemplo permaneciese vivo para las generaciones futuras. Al igual que otros líderes provinciales de entonces, también intentó restaurar el orden en los trabajos agrícolas. Su plan consistía en devolver las tierras a los terratenientes que habían sido expulsados y reevaluar las contribuciones territoriales, al tiempo que trataba de impedir la explotación de los arrendatarios a largo plazo. Otro de sus objetivos era reasentar a los millones de refugiados cuyas vidas habían sido destrozadas por los ejércitos que durante años habían pasado una y otra vez por las regiones donde vivían. Tan grande había sido la devastación en el este y el centro de China que, durante sucesivos decenios, las que habían sido las zonas más densamente pobladas y prósperas de China atrajeron a numerosos emigrantes de las provincias occidentales y septentrionales. Estas políticas contaban con el apoyo general del Gobierno central de Pekín, pero como los ingresos eran escasos y muchos problemas reclamaban atención, Zeng Guofan y sus colegas de las provincias tenían las manos libres. Aun así, había una coherencia obvia en sus progra-

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mas, ya que muchos de estos funcionarios habían progresado gracias a Zeng Cuofan. Había contratado originariamente a algunos de ellos para que le ayudasen a dirigir el Ejército de Xiang y a otros para que colaborasen con él en la administración de las finanzas locales o en la reconstrucción de sistemas judiciales y servicios de socorro para paliar las hambrunas. Zeng Cuofan había ideado un cuidadoso sistema de entrevistas y clasificaciones para elegir a estos colaboradores: fiel a sus principios, procuraba medir su honradez, su eficiencia y su capacidad intelectual antes de contratarlos; rechazaba siempre a los adictos al opio, los jactanciosos, los de mirada furtiva o los groseros en el habla y los modales. En el decenio de 1870 ya eran decenas los ex colaboradores de Zeng Cuofan a los que el Gobierno central había ascendido a cargos de gran importancia. Un tributo de la lealtad de Zeng Guofan a los Qjng fue el hecho de que no tratase de sacar partido de esta situación para crear su propia base de poder o hacerse con el poder en nombre propio. A pesar de la importancia que Zeng Guofan concedía a los valores tradicionales de la erudición y la moral, no era un conservador obcecado. Por ejemplo, no sólo fomentó la utilización del Ejército Siempre Victorioso, cuyos oficiales eran occidentales, sino que también se percató pronto del valor de usar de forma selectiva la tecnología occidental. La primera persona que presentó a Zeng Guofan argumentos convincentes para seguir esa política fue el letrado Feng Guifen. Los dos hombres tenían muchas cosas en común, ya que Feng Guifen también había sacado un título jinshi (promoción de 1840) y había servido en la Academia Hanlin. La experiencia bélica de Feng Guifen había aumentado cuando a mediados del decenio de 1850 había mandado un cuerpo de voluntarios en la defensa de Suzhou, su ciudad natal, contra los Taiping; en 1860 se había mudado a Shanghai, donde le impresionó la potencia de fuego que poseían los occidentales. En una serie de ensayos que escribió en 1860, y que presentó a Zeng Guofan al año siguiente, Feng Guifen adujo que China debía aprender a "fortalecerse» (ziqiang) mediante la inclusión de lenguas extranjeras, matemáticas y ciencias en el plan de estudios: a los estudiantes chinos que descollaran en estas asignaturas se les debía dar el título de los exámenes provinciales. China era cien veces mayor que Francia y doscientas veces mayor que Inglaterra, escribió Feng Guifen, así que ,,¿ por qué ellas son pequeñas pero fuertes? ¿Por qué nosotros somos grandes pero débiles?». La respuesta residía en que las habilidades de los extranjeros eran superiores en cuatro campos principales: la utilización de todos sus recursos humanos, la explotación al máximo de su suelo, el manteni-

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miento de lazos estrechos entre gobernantes y súbditos y la consecución de da necesaria concordancia entre la palabra y el hecho». Con el fin de empezar a edificar la fuerza de China, coligió Feng Guifen, «10 que entonces tenemos que aprender de los bárbaros es una sola cosa, buques sólidos y armas de fuego eñceces».' Esto podía hacerse creando astilleros y arsenales en puertos seleccionados y contratando asesores extranjeros que enseñasen a los artesanos chinos a fabricar estas cosas en China. Dado que Feng Guifen opinaba que «la inteligencia y la sabiduría de los chinos son forzosamente superiores a las de los diversos bárbaros», la conclusión era clara: primero China aprendería de los extranjeros, luego los igualaría y finalmente los superaría. Un año después, en una anotación en su diario fechada en junio de 1862, Zeng Guofan dejó constancia de que había dicho a sus colaboradores: «Si deseamos encontrar un método de fortalecimiento, deberíamos empezar por considerar que la reforma del servicio del Gobierno y la consecución de hombres capaces son tareas urgentes, y luego considerar que aprender a hacer bombas explosivas y barcos de vapor y otros instrumentos es el trabajo más importante»." Al cabo de unos meses, Zeng Guofan ordenó al personal de su campamento militar en Anqing que hiciera experimentos con la construcción de un pequeño barco de vapor. Los resultados fueron decepcionantes, pero Zeng Guofan no se dio por vencido. En vez de ello, dio un salto mental notable para una persona de sus orígenes y ordenó a Yung Wing, * de treinta y cinco años, que viajara a Estados Unidos y comprase la maquinaria que se necesitaba para crear un pequeño arsenal en China. La elección de Yung Wing fue inteligente, porque este hombre, hijo de una familia pobre que vivía cerca de Macao y educado en escuelas misionales allí y en Hong Kong, había viajado por primera vez a Estados Unidos en 1847. Después de tres años de escuela preparatoria en Massachusetts, Yung Wing había trabajado para costearse los estudios en Vale y se había licenciado en 1854, convirtiéndose así en el primer chino en obtener un título de una universidad estadounidense. Fiel a sus métodos de probada eficacia para evaluar el carácter, Zeng Guofan había iniciado su primera entrevista con Yung Wing sencillamente mirándole con fijeza durante minutos y minutos, sin decir una sola palabra, con una leve sonrisa en el rostro. Pero una vez que hubo sacado la conclusión de que podía confiar en Yi.mg Wing, Zeng Guofan se olvidó de toda reserva y le dio 68.000 taels en efectivo provenientes de las tesorerías de Cantón y Shanghai para que comprase las * Ésta es la latinización cantonesa que el propio Yung utilizó en vida. (N. tÚ! A)

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herramientas básicas que se necesitaban para montar un taller de maquinaria en China. Después de viajar a Europa y hacer cálculos e indagaciones preliminares -durante el viaje vio las obras de construcción del canal de Suez y se dio cuenta de cuánto aceleraría los viajes a China-, Yung Wing se trasladó a Estados Unidos, adonde llegó en la primavera de 1864. Como el país estaba en plena guerra de Secesión, resultó dificil encontrar una compañía estadounidense que estuviera dispuesta a servir el pedido de los chinos, pero finalmente la Putnam Machine Company de Fitchburg, Massachusetts, accedió a ello. Tras dejar a un ingeniero estadounidense al que había conocido en China a cargo de la supervisión de los detalles técnicos, Yung Wing asistió a la décima reunión de su promoción y, como ciudadano estadounidense naturalizado, ofreció voluntariamente sus servicios a la Unión en la guerra. Su ofrecimiento fue rechazado cortésmente. Entonces se encargó de gestionar el envío de la maquinaria de Nueva York directamente a Shanghai, aunque él regresó a China pasando por San Francisco, Hawai y Yokohama. El viaje de Yung Wing alrededor del mundo por asuntos oficiales señaló una etapa nueva para un empleado de los Qjng. Zeng Guofan, al que habían encargado que sofocase la rebelión de los Nian después de derrotar a los Taiping, hizo una visita de inspección para ver las nuevas máquinas herramientas, que se habían combinado con otros equipamientos comprados por sus antiguos colaboradores y se habían instalado en un arsenal nuevo cerca de Shanghai. Según Yung Wing, Zeng «se quedó de pie contemplando el movimiento automático [de la máquina) sin disimular su deleite, porque era la primera vez que veía maquinaria y cómo fimcionaba»." Las máquinas se usaron primero para hacer fusiles y cañones; pero en 1868, con la ayuda de técnicos occidentales y concesiones especiales de los derechos de aduana extranjeros, un casco y una caldera construidos en China se combinaron con éxito con un motor de vapor restaurado y construido en el extranjero y se procedió a la botadura del Tianqi [El auspicioso]. Zuo Zongtang construyó un segundo arsenal y astillero en Fuzhou, en la provincia de Fujian, poco antes de ser trasladado al norte para que sofocase la rebelión de los musulmanes. Tanto en el arsenal de Shanghai como en el de Fuzhou se fundaron escuelas para el estudio de la mecánica y la navegación bajo la dirección de asesores extranjeros y se pusieron en marcha ambiciosos proyectos de traducción de obras téc-

rucas. Un inglés que visitó los arsenales no pudo ocultar, pese a cierta nota de sarcasmo, la sorpresa que le produjo ver la buena marcha de estas

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empresas y su aplicabilidad a las necesidades de China, tanto en la paz como en la guerra: «Ya se han botado con éxito en los muelles varios transportes armados con cañones y varias cañoneras y otros estarán pronto terminados. Los primeros se han empleado para llevar los cereales imperiales al norte y, aunque su tripulación y sus oficiales son nativos, es de notar que hasta la fecha ninguno de ellos ha sufrido percance alguno»." Parecía que era en verdad posible combinar el programa metódico de fortalecimiento con los valores interiores del confiicianismo para reactivar el Estado y la economía de los Qjng.

Definición de la política exterior Los acontecimientos del decenio de 1850 habían obligado a los dirigentes de China a reconocer la existencia de un mundo más vasto y poco a poco crearon varios instrumentos para que les ayudaran a interactuar con él. El primero de ellos había sido la Inspección de Aduanas, administrada por extranjeros y fundada en 1854 ante la amenaza de un ataque de los Taiping a Shanghai, cuya función era cobrar los aranceles equitativamente y generar nuevos ingresos para los Qing por medio de los derechos de importación con que se gravaban los artículos extranjeros. La ocupación de Pekín por los aliados en 1860 y la huida de la corte a Manchuria hicieron necesaria una segunda institución que proporcionara un medio más reglamentario de negociar con los extranjeros. La solución que encontraron los Qing, después de un prolongado debate, consistió en crear un nuevo organismo especial en 1861: la Oficina Principal para la Administración de los Asuntos Exteriores, conocida habitualmente por su abreviatura china, Zongli Yamen. Fue la primera innovación institucional importante que hicieron los Qing en la burocracia central de Pekín desde que el emperador Yongzheng creara el núcleo del Gran Consejo en 1729. La supervisión del Zongli Yamen estaba a cargo de una junta de control integrada por cinco altos funcionarios (al principio todos ellos manchúes), entre los cuales el tío del emperador, el príncipe Gong, era el jefe de facto. Contaban con la ayuda de veinticuatro secretarios, dieciséis de ellos procedentes de los diversos ministerios que había en Pekín y ocho, del Gran Consejo. En sus debates para formar el nuevo organismo los funcionarios de los Qjng reiteraron que debía ser sólo una institución provisional que se mantendría hasta que se hubieran superado las crisis exteriores e interiores del momento. El príncipe Gong tam-

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bién había asegurado al emperador que se encargaría de que las dependencias del nuevo organismo fuesen modestas, como una residencia para los emisarios de los estados tributarios. De modo que, si bien los extranjeros harían sus negocios allí, el recién creado Zongli Yamen llevaría, como dijo el príncipe, "el sentido oculto de que no puede tener una categoría igual a la de otras oficinas tradicionales del Gobierno, preservando así la distinción entre China y los países extranjeros»." De acuerdo con esta decisión, finalmente se eligió un edificio ruinoso, pequeño y viejo, una antigua oficina del Departamento de Monedas de Hierro situada en la parte oriental de la ciudad imperial. Tras añadírsele una imponente entrada principal para dar a los extranjeros la seguridad de que el Zongli Yamen cumpliría en efecto funciones importantes, el edificio se inauguró el 11 de noviembre de 1861. El príncipe Gong, el más importante reformador manchú del periodo de la Restauración Tongzhi, tenía sólo veintiocho años. Enemigo encarnizado de los extranjeros en su juventud, había pasado gradualmente a una postura de recelo paciente que acabaría en franco respeto por Occidente. Le impresionó de forma especial que las tropas occidentales hubiesen abandonado Pekín después de saquear el Palacio de Verano y obligarle a finnar la Convención de Pekín. "Esto demuestra», opinó, «que no codician nuestro territorio y nuestro pueblo. Por ende, todavía podemos domarlos y controlarlos por medio de la fidelidad y la justicia mientras nosotros mismos nos esforzamos en pos de la recuperación>" Como tío del emperador niño reinante Tongzhi y asesor de confianza de la emperatriz viuda Cixi, dio considerable prestigio al Zongli Yamen. Sin embargo, es probable que el grueso del trabajo intelectuallo hiciera su talentoso segundo jefe, Wenxiang. Nacido en 1818, hijo de un modesto escribiente de la bandera manchú roja sin adornos, Wenxiang había aprobado sus exámenes dejinshi en 1845 y participado en la defensa de Pekín contra el previsto ataque de los Taiping en 1853 y también contra el desastroso ataque británico de 1860. Su prestigio también era grande, a pesar de sus humildes comienzos, dado que servía simultáneamente en calidad de miembro del Gran Consejo y como ministro de la Guerra. Dos de los primeros ejemplos de la Iabor del príncipe Gong y de Wenxiang en el Zongli Yamen muestran aspectos diferentes de los nuevos métodos de política exterior de los Qjng y cuánto habían cambiado las cosas desde la época del lAdy Hughes y el Emi[y: uno, la contratación de la flotilla Lay-Osbom, que fue todo un desastre; el otro, la adjudicación de derechos a Prusia, que fue un triunfo considerable. La flotilla Lay-Osbom tuvo sus orígenes en 1862, cuando una se288

rie de victorias de los Taiping en la costa de Zhejiang hizo temer a la corte de los Qjng la posible pérdida del dominio del mar en beneficio de los rebeldes. Por consiguiente, se ordenó al Zongli Yamen que comprase una flota en Inglaterra y contratara los oficiales y los marineros necesarios para tripularla. El Zongli Yamen escogió como intermediario suyo al jefe de la Inspección de Aduanas, Horatio Nelson Lay, y puso a su disposición la suma de 1.295.000 taels. Con este dinero Lay gestionó la compra de siete vapores y un barco almacén, que estarían bajo el mando de un capitán de la Royal Navy, Sherard Osbom. El Ministerio de Asuntos Exteriores británico se mostró dispuesto a permitir que sus marineros sirvieran en la flota sólo si lo hadan bajo una bandera extranjera específica. Dado que los Qjng, al igual que todas las anteriores dinastías de China, no tenían ninguna bandera nacional, el príncipe Gong informó a los británicos de que los Qjng crearían una: una bandera amarilla, de forma triangular, con un dragón en el centro. El capitán Os boro llegó a Shanghai con su flota en septiembre de 1863, pero se encontró enseguida con un problema complejo. El príncipe Gong le ordenó que sirviese en calidad de subcomandante en jefe de la flota, bajo la dirección de un almirante chino. En las operaciones tácticas Osborn obedecería las órdenes de los comandantes de campo de los Qjng -que a la sazón eran Zeng Cuofan y Li Hongzhang-, si bien Osbom tendría bajo su mando a todos los extranjeros de la flota. El problema era que, según el acuerdo inicial con Lay, que se había firmado en Inglaterra y se daba por sentado que coincidía con las intenciones de los Qjng, Osborn «debía tener el control completo sobre todos los barcos construidos en Europa». Asimismo, recibiría sus órdenes sólo del emperador, transmitidas por medio de Lay, y se comprometió a «no obedecer, ninguna orden que recibiera por otros canales»."

El resultado fue un punto muerto, ya que ninguna de las partes estaba dispuesta a ceder. Osborn era un hombre de elevados principios que pensaba que se le había prometido firmemente el mando. Lay era un hombre de un engreimiento y una arrogancia inmensos (uno de sus comentarios más famosos fue que «la idea de que un caballero actúe bajo un bárbaro asiático es absurda»)." Y el Zongli Yamen no podía permitirse aparecer débil ante los extranjeros. Después de varias semanas de negociaciones infructuosas, el Zongli Yamen reconoció que la situación no tenía remedio, pagó al capitán Osbom y sus marineros y les ordenó que volvieran a casa. Tanto los estadounidenses como los Qing temían que los barcos cayeran en malas manos, ya fueran de la confederación del sur o de los Taiping. Así pues, los británicos se compro-

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metieron a venderlos a sus propias compañías mercantiles. Lay recibió una suma generosa en concepto de liquidación y fue despedido de la Inspección de Aduanas. El segundo experimento del Zongli Yamen en el campo de la soberanía internacional tuvo más éxito. Desde su publicación en 1836, el libro de Henry Wheaton Elements ofInternational Law se había convertido en un texto clásico de la diplomacia occidental. En 1862 el Zongli Yamen había estudiado una traducción de la parte del libro que se ocupa de las legaciones extranjeras. Un año más tarde le ofrecieron un borrador de toda la obra, traducida al chino por WA.P. Martin, misionero de Indiana con muchos años de servicio en Ningbo y Shanghai. Después del debate correspondiente, el Zongli Yamen aceptó la traducción, si bien el príncipe Gong ordenó que se revisara su estilo para darle una forma literaria más elegante. El príncipe Gong, hablando de la traducción con la corte, comentó que había dicho a los occidentales «que China tenía sus instituciones y sistemas propios y no se tomaba la libertad de consultar libros extranjeros». El príncipe dijo que adoptaba esta postura "para anticiparse a su exigencia de que actuásemos de acuerdo con dicho libro»." Pero cuando un conflicto en el otro extremo del mundo -la guerra entre Prusia y Dinamarca en 1864- se extendió a aguas territoriales chinas y un buque de guerra prusiano capturó tres barcos mercantes daneses en el fondeadero de Dagu, el príncipe Gong y sus colegas hicieron buen uso de Wheaton. Combinando su recién adquirido conocimiento de las definiciones reconocidas de las aguas territoriales de una nación (eextensión de océano dentro de la jurisdicción de una nación») con un examen de los tratados que China tenía con Prusia en aquel momento, obligaron al ministro prusiano no sólo a dejar en libertad los tres barcos daneses, sino también a pagar a China una compensación de 1500 dólares. El príncipe señaló ahora que, si bien «dicho libro sobre leyes y regulaciones extranjeras no concuerda básicamente con los sistemas chinos, pese a ello contiene esporádicamente cosas útiles».'! El príncipe destinó quinientos taels a la publicación del libro de Wheaton y distribuyó trescientos ejemplares entre los funcionarios provinciales. Q!1izá temiendo una reacción violenta de los conservadores, siguió negándose a escribir un prefacio y firmarlo con su nombre. En 1862 Wenxiang y el príncipe Gong también obtuvieron el permiso de la corte para abrir una escuela de intérpretes en Pekín. Los alumnos serían pocos, tendrían a lo sumo catorce años de edad, se escogerían entre los miembros de cada una de las ocho banderas y se les pagaría un estipendio para que aprendiesen inglés y francés. (El ruso

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venía enseñándose desde hada muchos años en otra escuela de Pekín.) La decisión de elegir los alumnos entre las ocho banderas reflejó los intentos que se estaban haciendo para asegurar a los manchúes más conservadores que los antiguos vencedores de los Ming continuarían guiando los dictados en materia de política exterior. Pero en realidad el sistema se extendió rápidamente y no se limitó a los manchúes. Se abrieron nuevas escuelas de idiomas patrocinadas por el Gobierno en Shanghai, Cantón y Fuzhou, y en 1867 el príncipe Gong y Wenxiang empezaron una campaña cuyo objetivo era transformar la escuela de intérpretes de Pekín en una escuela universitaria con todas las de la ley. Propusieron que se añadieran al plan de estudios asignaturas tales como matemáticas, química, geología, mecánica y derecho internacional. y que se contrataran instructores extranjeros. A pesar de las enérgicas protestas de los aItos funcionarios conservadores, en el sentido de que los chinos no tenían ninguna necesidad de «maestros bárbaros» que les enseñaran «artes de poca monta», y a pesar de que doscientos años antes incluso el gran emperador Kangxi había «usado sus métodos [pero] en realidad los detestaba», los reformadores salieron victoriosos. La escuela universitaria, con su nuevo plan de estudios, se inauguró en febrero de 1867 bajo la dirección de uno de los pioneros de la geografia y la historia en China, Xu Jiyu. La elección de Xu Jiyu fue acertada y demostró una vez más que una nueva forma de pensar estaba ganando terreno en China. Xu Jiyu sabía algo sobre Occidente por 10 que le habían contado misioneros estadounidenses en la provincia de Fujian durante el decenio de 1840, y había sido uno de los primeros en ser nombrado miembro del personal del Zongli Yamen. Había escrito con entusiasmo sobre Occidente, en especial sobre Estados Unidos, con su curioso Gobierno sin rey: «Los órganos públicos se confian a la opinión pública. Nunca ha habido un sistema de esta clase en los tiempos antiguos ni en los modernos. Esto es realmente una maravilla». Xu Jiyu también había elogiado a George Washington como «un hombre extraordinario» que superaba incluso a los héroes culturales de la propia China en valor y astucia estratégica: «De todos los occidentales famosos de los tiempos antiguos y modernos», añadió retóricamente, «épuede colocarse a Washington en alguna posición que no sea la prirnera?»." Huelga decir que su nombramiento encantó a los estadounidenses de China, puesto que parecía un augurio excelente para las futuras relaciones diplomáticas. El ministro de Estados Unidos para China, Anson Burlingame, dio a Xu Jiyu una copia del famoso retrato de Washington que pintó Gilbert Stuart, y las alabanzas que Xu jiyu dedicó a Washington se graba291

ron en un bloque de granito de la provincia de Fujian y se colocaron en el nivel de noventa metros y pico del Monumento a Washington. Cuando Xu Jiyu se retiró por motivos de salud en 1869, le sucedió W.A.P. Martin, el estudioso y misionero que había traducido el libro de 'Wheaton sobre derecho internacional en 1863 y que había reunido un grupo capacitado de científicos y matemáticos chinos para que le ayudase a traducir otras obras occidentales. Debido a que proporcionaba fondos muy necesarios, la creación al mismo timpa de las Aduanas Marítimas Imperiales de los Qing fue esencial para estos proyectos. Bajo la dirección del eficiente Robert Hart, que nació en Irlanda del Norte y había servido en los consulados británicos de Ningbo y Cantón antes de servir a los Qjng, las Aduanas Marítimas Imperiales se edificaron sobre los cimientos de la pequeña Inspección extranjera de 1854; en el decenio de 1860 se convirtió en una burocracia integrada por personal internacional con delegaciones en todos los puertos abiertos por los tratados. Hart pudo poner enormes sumas de dinero a disposición del Gobierno de Pekín, parte de las cuales se destinaba a la escuela universitaria y a otros proyectos de modernización. Igualmente importante fue que su personal elaboró estadísticas exactas sobre las pautas del comercio y las condiciones locales en toda China. Después de tantos años de guerra e incomprensión, los últimos años del decenio de 1860 parecían llenos de promesas de cooperación entre China y las potencias extranjeras. El tratado firmado en Tianjin en 1858 debía revisarse en 1868 y los funcionarios del Zongli Yamen (con el concurso de la corte) actuaron con prudencia y habilidad en sus negociaciones con los británicos, cuyo representante era su perspicuo e inteligente ministro Rutherford Alcock. Tanto éste como Hart presentaron al Zongli Yamen informes detallados sobre los cambios que, a su juicio, debía emprender China en la administración, la educación y la planificación presupuestaria. Los ministros de la comunidad diplomática extranjera se mudaron tranquilamente a alojamientos espaciosos en Pekín, y la cuestión de las audiencias y el kowtow quedó resuelto por el sencillo hecho de que Tongzhi, debido a su corta edad, no concedía audiencias. (Hasta 1873 no se resolvió el problema, sin crisis alguna, al permitir los Qjng que los extranjeros siguiesen sus propias costumbres cuando rindieran homenaje al emperador.) Un grupo de altos oficiales de los Qjng viajó a Europa con Hart para observar sus sistemas de Gobierno y los Qjng nombraron a Anson Burlingame, el ex ministro estadounidense en China, para que los representase en las negociaciones del tratado en Estados Unidos y Europa.

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Sin embargo, seguían pendientes de resolución numerosas cuestiones difíciles relativas a los derechos de los misioneros y los comerciantes, la construcción de ferrocarriles y telégrafos, el control de las ventas de opio, el estatus exacto de los tribunales extranjeros en suelo chino y la navegación interior. Después de la inauguración del canal de Suez en 1869, China se encontró de pronto mucho más cerca de Europa y codicias y antagonismos de antaño que parecían dormidos surgieron una vez más. Tanto Alcock como Wenxiang, el veterano funcionario del Zongli Yamen, se sintieron indignados y decepcionados cuando en 1870 la Cámara de los Comunes británica rechazó por mayoría de votos sus delicadas fórmulas conciliatorias para la revisión del tratado. Hart quedó consternado y Alcock sufrió una depresión. Alcock visitó a Wenxiang para quejarse de las constantes acusaciones de los mercaderes británicos de ser demasiado acomodaticio con los chinos. Con los planes del propio Zongli Yamen también en ruinas, Wenxiang respondió; «Sí, sin duda; veo lo que vuestros periódicos dicen a veces. También a mí me acusan de ser un renegado y llevar sólo ropa china»."

La presencia misionera Durante todo el decenio de 1860, mientras los funcionarios del Zongli Yamen se esforzaban por comprender su nuevo mundo y adaptarse a él, los actos de violencia de los chinos contra los misioneros occidentales constituyeron un cruel acompañamiento. En Sichuan y Guizhou y Guangdong, en la rica ciudad mercantil de Yangzhou, a orillas del Gran Canal, y en las áridas montañas de Shaanxi, los misioneros y sus conversos eran acosados, golpeados y a veces asesinados, al tiempo que sus propiedades eran amenazadas o destruidas. Finalmente, en el verano de 1870 en Tianjin, la misma ciudad que había dado nombre a los tratados de 1858 y donde muchos diplomáticos extranjeros se habían establecido durante las prolongadas negociaciones sobre su residencia en Pekín, la violencia alcanzó proporciones horrorosas. Durante meses habían corrido por la ciudad rumores de que los cristianos mutilaban y torturaban a niños y practicaban toda suerte de aberraciones sexuales. Los católicos, cuya nueva y enorme iglesia de Tianjin se había construido -a pesar de las protestas públicas- donde antes había un parque imperial y un templo, fueron objeto de los peores ataques. El cónsul francés, Henri Fontanier, que se consideraba a sí mismo principal protector de los católicos, protestó varias veces

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ante los funcionarios de la ciudad: pero éstos hicieron poco por calmar la agitación y nutridas multitudes de chinos continuaron amenazando a los extranjeros. Frustrado y furioso, Fontanier, con dos pistolas al cinto y acompañado por un ayudante que llevaba una espada desenvainada, irrumpió en el yamen del magistrado chino. Las anodinas evasivas de éste indignaron a Pontanier; que sacó una de las pistolas y disparó; la bala no alcanzó al magistrado y mató a un hombre que se hallaba presente. Se produjo entonces un estallido de rabia entre la multitud de chinos hostiles que ya se había reunido delante de la oficina. Fontanier y su ayudante fueron asesinados junto con varios comerciantes franceses y sus esposas. La iglesia fue incendiada. Una chusma penetró en el convento de las Hermanas de la Caridad y agredió a las diez hermanas, las desnudó y les dio muerte. Al finalizar el día habían muerto dieciséis franceses, entre hombres y mujeres, además de tres rusos a los que la multitud había tomado por franceses. La exigencia de venganza de los franceses no se hizo esperar y los Qing se vieron obligados a responder a ella. Participaron en las investigaciones el príncipe Gong y funcionarios del Zongli Yamen, junto con Zeng Guofan, que estaba enfermo pero que como gobernador general de la región de Hebei tenía jurisdicción titular sobre Tianiin, y Li Hongzhang, que le sucedería. Tras ser interrogados bajo tortura, dieciséis chinos fueron declarados culpables y ejecutados. La concordancia exacta del número de «criminales» con el de franceses muertos era demasiado exacta e hizo pensar en el «ojo por 0;0» en lugar de en una búsqueda concienzuda de pruebas de culpabilidad. Los chinos también accedieron a pagar 250.000 taels en concepto de reparaciones y una parte de este dinero se emplearía para reconstruir la iglesia y otra sería para las familias de los civiles muertos. El prefecto y el magistrado de la región de Tianjin fueron condenados a destierro perpetuo a orillas del río Amur y los Qing estuvieron de acuerdo con enviar una misión a Francia para pedir disculpas. Todo el mundo pensó que los franceses habrían impuesto condiciones más duras si el estallido de la guerra francoprusiana, aquel mismo verano de 1870, no hubiera distraído su atención de los acontecimientos en Asia. La «matanza» de Tianjin, como pronto la llamaron los extranjeros, fue sólo el ejemplo más sangriento de una serie de choques que continuó durante todo el siglo, Estos estallidos de violencia revelaron las hondas fisuras que había entre los intentos de conversión que hacían los cristianos y el sentido de la propia valía y autoridad que tenían las clases altas confucianas chinas. Con frecuencia eran chinos sumamente cultos quienes escribían los carteles y panfletos insidiosos y provo-

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cadores contra los misioneros y quienes muchas veces reunían a las multitudes antes de los incidentes. Detrás de las exageraciones chinas de los excesos de los cristianos había una compleja red de verdades que hacían que sus exhortaciones fueran eficaces: era verdad que los misioneros cristianos predicaban una doctrina nueva que estaba reñida con el confiicianismo, que pretendían penetrar cada vez más en el interior de China, que protegían a los conversos chinos que pleiteaban con chinos que no eran cristianos, que crearon su propio sistema de educación y que a menudo hacían trampas en las transacciones inmobiliarias y adaptaban domicilios particulares para utilizarlos como iglesias. Asimismo, en su afán de salvar almas, los misioneros frecuentemente aceptaban, o incluso buscaban, bebés abandonados por sus padres porque padecían alguna enfermedad incurable con el fin de poder bautizarlos antes de que murieran. Cuando chinos hostiles desenterraban los diminutos cadáveres invariablemente se producían reacciones con una enorme carga emocional. Sin embargo, la historia del movimiento misionero cristiano en China no fue sólo una historia de explotación, incomprensión y hostilidad. Los misioneros representaban una amplia variedad de nacionalidades y denominaciones. Aparte de los jesuitas, otros sacerdotes católicos y miembros de las órdenes mendicantes, había un número desconcertante de agrupaciones protestantes, que en 1865 ya eran más de treinta. Aparte de la Sociedad Misionera de Londres de 1795 y la Junta Norteamericana de Comisarios para Misiones en el Extranjero, fundada en 1810, había organizaciones baptistas, baptistas del sur, presbiterianas, metodistas, episcopalianas y wesleyanas. Estos grupos tenían sus orígenes en Inglaterra, Estados Unidos, Suecia, Francia, los estados alemanes, Suiza y Holanda. En conjunto, la labor de los católicos y los protestantes surtió efectos hondos y sutiles en la sociedad china, especialmente en el campo de la educación y también por sus intentos de elevar la condición de las mujeres chinas. En el campo de la educación el efecto del movimiento misionero se produjo por medio de la difusión de textos cristianos, la publicación de obras generales de historia o ciencias, la fundación de escuelas y la introducción de técnicas nuevas en la medicina. Los textos cristianos se difundieron rápidamente en ciertas partes de China; hemos visto cómo Hong Xiuquan, el futuro líder de los Taiping, encontró inspiración en los opúsculos que se repartían en Cantón y sus alrededores. Ya en el decenio de 1820 se hicieron traducciones preliminares de la Biblia al chino. En 1865 ya habían alcanzado gran circulación revisiones meticulosas realizadas bajo la supervisión de grupos de misioneros, junto con 295

una versión completa del Nuevo Testamento en manchú. Se prepararon ediciones especiales latinizadas de la Biblia para usarlas en las zonas dialectales de Ningbo, Amoy y Fuzhou, y entre los hakka del sudeste. La introducción de imprentas de tipo occidental (pero con tipos móviles chinos) fue de gran ayuda en la tarea de difusión que llevaron a cabo tanto los católicos como los protestantes. Las obras sobre los sistemas de Gobierno y la historia de Occidente empezaron a circular en gran número a finales del decenio de 1830, a menudo por medio de diarios que imprimían grupos de misioneros de Cantón o Shanghai. Estas obras situaban sistemáticamente a China en un contexto mundial y permitían a los letrados chinos ver la historia de su país de una manera nueva. De tales obras, que se conocieron gracias al misionero estadounidense David Abeel, en Amoy, a mediados del decenio de 1840, el futuro director de la escuela universitaria de Pekín, XU Jiyu, recibió su primera idea de la amplitud de la historia de Occidente. La introducción de traducciones de textos científicos y técnicos recibió un impulso adicional de las escuelas de formación que se crearon junto con los nuevos arsenales inaugurados durante la primera fase del movimiento que propugnaba el fortalecimiento en 1865. Zeng Guofan en persona escribió un prefacio aprobatorio para los Elementos de geometría de Euclides, que tradujeron conjuntamente el matemático chino Li Shanlan y el misionero británico Alexander Wylie. Zeng Guofan señaló que esta obra completaba la traducción pionera de los seis primeros libros de Euclides que el jesuita Matteo Ricci había hecho más de doscientos cincuenta años antes. La traducción terminada, según es· cribió Zeng Guofan, representaba un complemento muy importante de las obras de matemáticas chinas que ya existían: aunque el saber matemático tradicional chino era imprescindible, no podía negarse que el estudiante que «se ceñía ciegamente» a él «después de dedicar toda una vida a las matemáticas prácticas conoce en verdad sus reglas, pero no sabe nada de la razón de las mismas, por lo que algunos piensan que las matemáticas son un estudio imposible». Euclides, tal como lo presentaban Ricci, Li y Wylie, no trazaba métodos, sino principios, «presentados bajo los temas de punto, línea, superficie y sólido». Una como prensión clara de estos elementos, según dijo Zeng Guofan, «permitirá al estudiante resolver los múltiples problemas de números»." Durante el decenio de 1860, Wylie y varios colaboradores también escribieron, o tradujeron al chino, tratados de mecánica, álgebra, cálculo diferencial, astronomía, y tablas logarítmicas. Igualmente importante y productiva fue la larga colaboración entre el misionero inglés John Pryer

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y e! letrado matemático chino Xu Shou. Trabajando pacientemente jun-

tos durante decenios, lograron compilar y publicar una traducción sistemática y lógica de todo e! vocabulario de la química al chino; respaldaron esta labor con guías de estudio y un diario, e hicieron posible el crecimiento rápido de muchos campos de la química industrial aplicada. A finales de! decenio de 1870, otros eruditos occidentales ya habían preparado textos chinos sobre electricidad, la máquina de vapor, fotografía, los tomos, agrimensura trigonométrica y navegación. El número de escuelas misionales en China aumentó sin cesar durante todo e! siglo XIX y se extendió costa arriba y hacia el interior cada vez que se abría un nuevo puerto en virtud de algún tratado. Dirigidas con frecuencia por un solo misionero o un grupo reducidísimo de maestros, estas escuelas no sólo preparaban a los chinos jóvenes para empleos que requerían hablar inglés en dichos puertos, sino que también estaban pensadas para encaminar a los niños chinos hacia la comprensión de los principios cristianos y, si era posible, a convertirlos y prepararlos para que más adelante trabajasen al Iado de los misioneros occidentales. Aunque los maestros chinos tradicionales las miraban con suspicacia, la gran importancia de estas escuelas residía en que ofrecían alguna forma de educación básica a los chinos pobres, tanto niños como niñas, que, de no ser por ellas, no hubieran recibido ninguna. El sistema beneficiaba a ambas partes. Fue trabajando estrechamente con colaboradores chinos cultos como el misionero y erudito escocés James Legge pudo terminar la primera traducción completa de los Cuatro Libros y Cinco Clásicos chinos a un inglés fluido y preciso, con lo que contribuyó de forma inconmensurable al crecimiento de los estudios de sinología en el extranjero. Como las escuelas de las misiones eran algo nuevo e infundían temor, con frecuencia los misioneros maestros tenían que atraer a los estudiantes ofreciéndoles alimentos y vivienda gratuitos, asistencia médica e incluso prendas de vestir y dinero. Así ocurrió en la escuela misional de Ningbo, uno de los primeros puertos abiertos por los tratados, que admitió a treinta niños en 1844 y logró que una primera promoción de ocho se graduara en 1850. De estos ocho, uno se quedó en la escuela para hacer de maestro, otro pasó a cursar estudios de medicina y cuatro fueron contratados para trabajar en la imprenta presbiteriana. La escuela de Qjlu, en la provincia de Shandong, empezó a funcionar con sólo ocho alumnos en 1864 y los tres primeros se graduaron en 1877. Habían estudiado clásicos chinos y ética cristiana, junto con inglés, matemáticas, música y geografla, y los tres graduados se dedicaron a la enseñanza o se convirtieron en ayudantes de los misio297

neros. Yung Wing, que más adelante ayudaría a Zeng Guofan a comprar maquinaria extranjera, había recibido clases particulares de la esposa de un misionero desde los siete años, en una escuela primaria mixta de Macao. Luego, a los trece años, se matriculó en una escuela misional, también de Macao, para estudiar inglés, chino, geografía y aritmética con otros cinco alumnos. En 1847 Yung Wing ya había recibido la preparación suficiente para viajar a Estados Unidos, con fondos que le proporcionaron mercaderes occidentales de la ciudad y pasaje gratuito en uno de los clíperes que cubrían la ruta del té. Al igual que otros chinos jóvenes de su tiempo, Yung Wing había quedado impresionado por lo que había visto de la medicina occidental y al principio albergó la esperanza de llegar a ser médico. Los misioneros occidentales se percataron pronto del efecto que los conocimientos médicos surtían en los chinos y fueron los «misioneros médicos» quienes se apuntaron los primeros grandes éxitos en el capítulo de conversiones al cristianismo. No era que China estuviese atrasada en el campo de la medicina -existía una larga tradición de diagnosis por medio del estudio del pulso y de tratamientos con extractos de plantas, derivados animales y acupuntura-, pero a comienzos del siglo XIX, Occidente tenía conocimientos de anatomía mucho mayores y su cirugía estaba más avanzada. Aunque siempre se producían algunas muertes, que podían provocar hostilidad o pleitos, los médicos occidentales obtuvieron resultados especialmente buenos en la extirpación de tumores y la curación de enfermedades de los ojos tales como las cataratas. En el decenio de 1860, tanto médicos misioneros como médicos ajenos a las misiones ya estaban construyendo hospitales con el dinero que recibían de filántropos occidentales o que recaudaban mediante suscripciones entre los chinos. Al principio, estos edificios se concentraron necesariamente en los puertos abiertos por los tratados y en centros complementarios como, por ejemplo, asilos para ciegos, leprosos y locos. Otros misioneros introdujeron nuevos tipos de semillas entre los agricultores chinos, además de nuevas variedades de fruta y plantas; algunos también aplicaron sus energías a proyectos de repoblación forestal e intentaron detener la grave erosión que había causado estragos en las laderas y las había transformado en tierras yermas. Por medio de sus textos, sus imprentas, sus escuelas y sus hospitales, los misioneros afectaron el pensamiento y la práctica chinos. Es imposible calcular la magnitud de esa influencia, pero no cabe duda de que los misioneros ofrecieron a los chinos opciones que antes no conocían, una manera nueva de contemplar el mundo. Lo mismo sucedía en el mundo, más amplio, de las estructuras familiares y el papel de

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las mujeres. Entre los primeros misioneros hubo varias mujeres y las esposas de docenas de misioneros también desempeñaban un papel activo en su comunidad. Yung Wing recordaba que su primera maestra, una mujer blanca a la que conoció en 1835, tenían «rasgos prominentes que eran fuertes y firmes; sus ojos eran de color azul claro y brillantes, un poco hundidos. Tenía los labios delgados, sostenidos por un mentón cuadrado ... Sus rasgos, vistos en conjunto, indicaban mucha determinación y fuerza de voluntad. Cuando avanzó para darme la bienvenida con su vestido blanco largo y suelto (la entrevista tuvo lugar en verano), rematado por dos grandes mangas en forma de globo, que en aquel tiempo estaban de moda y le daban una apariencia exagerada, recuerdo de la forma más vívida que me sentí tan intrigado como atónito. De hecho, me puse a temblar de pies a cabeza a causa del miedo y de sus imponentes proporciones, pues nunca en la vida había visto una moda tan peculiar y extraña. Me aferré a mi padre, atemorizado»." No obstante, el miedo podía superarse. Miles de chinos aprendieron a estudiar y trabajar con los occidentales, a ser tratados por ellos e incluso a trabar amistad con ellos. Las mujeres occidentales representaban opciones de trabajo y ocupaciones de índole pública que habían parecido imposibles a las mujeres chinas. Con el paso de los años, las familias de misioneros fueron penetrando más y más en el interior y creando sus propias versiones de los mundos y valores domésticos de Occidente. Compartían estos valores con las mujeres chinas y les enseñaban ideas nuevas sobre higiene, cocina y crianza de los hijos. Se quejaban de la costumbre de vendar los pies, lamentaban la adicción al opio, ofrecían religión y educación como fuentes de consuelo y cambio. Algunas de las más atrevidas ofrecían una nueva perspectiva ante las jerarquías sociales y la subordinación sexual. Robert Hart, más adelante venerado inspector general de las Aduanas Marítimas Imperiales, cuando era joven y estuvo en Ningbo y Cantón en el decenio de 1850, había mantenido una querida china que le dio tres hijos. Era «una costumbre común que los ingleses solteros que residían en China mantuvieran una muchacha china», escribió más tarde en una declaración judicial confidencial, «e hice lo que hacían otros»." Cuando llegó el momento de casarse con una dama británica de buena familia, Hart despidió a la china, le pagó 3000 dólares y envió a los hijos de la pareja a Inglaterra para que no le avergonzaran con su presencia. Sin embargo, este doble rasero no siempre prevalecía en las relaciones personales entre occidentales y chinos. Yung Wing se casó con una estadounidense de Hartford que le dio dos hijos que se ma-

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tricularían en la Universidad de Ya1e. Y en sus memorias Yung Wing recordó vívidamente cómo su primera y formidable maestra occidental también había ayudado a tres niñas chinas ciegas a leer en Braille, además de hacer todo lo posible para salvarlas de la triste vida que probablemente hubieran tenido. Al finalizar el siglo, las opciones para algunas mujeres chinas ya eran más amplias de lo que hubiese podido prever Yung Wing o Robert Hart. En 1892, dos jóvenes chinas graduadas en escuelas misionales, cuyos nombres occidentalizados eran Ida Kahn y Mary Stone, fueron a Estados Unidos y obtuvieron sendos títulos de médico en la Universidad de Michigan. En 1896 ya habían vuelto a China y habían abierto sus propias consultas. El éxito de estas mujeres y la fe que lo inspiró fueron un notable tributo al poder de una vertiente del sueño de los misioneros.

Los chinos de ultramar Decenas de millones de chinos murieron o perdieron sus hogares en las oleadas de rebeliones internas, y en las hambrunas y dislocaciones sociales que las acompañaron, de mediados del siglo XIX. A pesar de ello, la tierra siguió sometida a presiones implacables. Es probable que la población de China ya se cifrase en 430 millones en 1850 y, aunque debió de descender de forma acusada en el decenio de 1860, empezó a aumentar una vez más en el de 1870. Una respuesta a la escasez de tierra cultivable fue la migración interna, pero los chinos no tenían ninguna opción tan clara como las migraciones al oeste, a las Grandes Llanuras y la costa del Pacífico, que caracterizaron el mismo periodo de la historia de Estados Unidos. Los chinos que se trasladaron al oeste o al noroeste fueron a parar a las elevadas y áridas mesetas del Tíbet o a los vastos desiertos de Xinjiang, que finalmente fue incorporada como provincia de los Qjng en 1884, pero continuó siendo territorio inhóspito. Los que se fueron al sudoeste encontraron tribus hostiles en las montañas o las pobladas fronteras de reinos ya establecidos en Vietnam y Birmania. Millones decidieron mudarse al nordeste, primero a las regiones agrícolas y pobladas de Liaodong -donde mucho antes se había preparado la invasión manchú- y luego, desafiando todas las prohibiciones del Estado Qjng, volvieron a dirigirse al norte y se adentraron en las montañas boscosas y el frío intenso de lo que ahora son las provincias de jilin y Heilongjiang. Otros se atrevieron a arrostrar la corta travesía por mar y pasaron a engrosar 300

el número de inmigrantes que había en Taiwan, que en el decenio de 1850 ya estaba totalmente abierta a la colonización y la agricultura chinas, y en 1885 fue declarada provincia de pleno derecho. Y algunos optaron por abandonar el campo y probar suerte en las ciudades en expansión -tales como Hankou o Tianjin-, donde las nuevas industrias y la necesidad de trabajadores del transporte ofrecían posibilidades de encontrar empleo, si bien con salarios lamentablemente bajos. La otra respuesta principal a la crisis demográfica consistía en abandonar por completo el mundo chino conocido y probar suerte en otra parte. Los que tomaron esta decisión procedían en su mayor parte del sudeste de China y desembarcaban en Cantón o Macao. Algunos eran agricultores indigentes, otros huían de algún régimen rebelde, y otros eran hombres ambiciosos, hijos de familias numerosas que veían pocas oportunidades de progresar en la sociedad de los Qjng. La mayoría eran hombres que con frecuencia se casaban justo antes de partir de China y soñaban con volver algún día a sus poblados natales, cargados de riqueza, para comprar más tierra y mejorar la situación de sus familias. Al principio tendían a concentrar sus esperanzas sobre todo en tres regiones: el Sudeste Asiático e Indonesia, el Caribe y los países del norte de América Latina y la costa occidental de Estados Unidos. La emigración al Sudeste Asiático era la más barata y la más fácil, y muchos chinos formaron rápidamente comunidades dedicadas al cultivo del arroz o a la pesca, así como a la venta al por menor y al comercio. Aunque los niveles superiores de la vida económica estuvieran dominados por los británicos, los franceses o los holandeses (según la región elegida), los emigrantes chinos hallaban espacio en abundancia donde ejercer sus habilidades para los negocios, Extendieron con éxito sus actividades a las minas de estaño y a las plantaciones de caucho, así como a los transportes marítimos. En Indonesia, bajo el dominio holandés, los chinos sirvieron provechosamente en calidad de recaudadores de impuestos con contrato y de administradores del monopolio del opio controlado por los holandeses. Como muchos de estos nuevos colonizadores procedían de Fujian o de la región del delta de Cantón, los lazos comunitarios y los grupos dialectales continuaron siendo importantes y los chinos de regiones parecidas tendían a agruparse y ayudarse mutuamente. Las tríadas y otras sociedades secretas también florecieron y se dedicaron a practicar el chantaje, encauzar las ventas de opio, proporcionar pasajes baratos a crédito y dirigir redes de prostitución; en 1890 aún había pocas mujeres chinas casadas en las comunidades del Sudeste Asiático. A pesar de ver con preocupación la magnitud de la emigración, los Qing abrieron 301

un consulado en Singapur en 1873 para poder vigilar más de cerca al medio millón o más de chinos que se habían instalado en la zona. También trataron de conservar la lealtad de los emigrantes más ricos vendiéndoles títulos honoríficos en la jerarquía Qjng. América Latina también atrajo a gran número de colonizadores chinos, especialmente después de 1840, cuando varios países de la región experimentaron un rápido crecimiento económico. Junto a la creciente oposición al uso de mano de obra esclava y la posibilidad de obtener pasajes baratos en barcos de vapor, este desarrollo rápido atrajo a los chinos con la promesa de puestos de trabajo. Cerca de cien mil, por ejemplo, llegaron a Pero antes de 1875, con frecuencia seducidos por promotores y folletos que les prometían abundantes riquezas. En vez de amasar grandes fortunas, la mayoría de estos chinos trabajaba en el tendido de líneas férreas, en las plantaciones de algodón y en los yacimientos de guano, donde las condiciones eran especialmente horribles. Los chinos trabajaban bajo un calor espantoso para recoger hasta cuatro o cinco toneladas de excrementos de ave en una sola jornada, lo cual solía provocar infecciones, enfermedades pulmonares y muertes prematuras. Otros trabajaban de sirvientes, cigarreros y molineros. Muchos chinos habían firmado contratos de trabajo sin comprender todas sus consecuencias y si huían de las zonas que se especificaban en su contrato y eran capturados, les obligaban a trabajar encadenados. Los suicidios eran frecuentes. En Cuba, donde en el decenio de 1860 ya había decenas de miles de chinos trabajando en las plantaciones de caña de azúcar, las condiciones eran igualmente malas. A menudo los chinos eran tratados más como esclavos que como mano de obra libre, sus horarios de trabajo eran inhumanos, se les sancionaba descontándoles dinero de la paga y eran castigados de forma parecida si huían de sus lugares de trabajo o discutían con sus patronos. Las condiciones no eran mejores en las plantaciones de caña de azúcar y piña de Hawai, donde también se habían establecido miles de chinos. En 1873 el Zongli Yamen inició una nueva fase de activismo en política exterior y autorizó la formación de comisiones de investigación para que informasen sobre las condiciones de vida y de trabajo de los chinos tanto en Perú como en Cuba. (Yung Wing, que acababa de concluir con éxito la compra de ametralladoras Gatling por valor de cien mil dólares para el arsenal de Tianjin, era uno de los delegados de la comisión enviada a Perú.) Los informes de las dos comisiones aportaron datos alarmantes sobre los abusos que se daban no sólo en las condiciones de trabajo, sino también en la contratación de trabajadores chinos en sus lugares de origen. Resultaba obvio que miles de ellos ha302

bían sido engañados para que firmasen o estafados después de firmar. Muchos habían sido literalmente secuestrados por los agentes de los propietarios de las plantaciones y habían permanecido incomunicados en pontones en Macao o Cantón antes de ser enviados a sus puertos de destino. Las condiciones del viaje eran tan malas -a menudo menos de treinta y ocho centímetros cuadrados de espacio por «pasajero-sque en cada viaje morían docenas de ellos y los «motines" de chinos eran frecuentes. A partir de 1876, principalmente como respuesta a estos informes, cesaron los peores abusos en la contratación y los procedimientos de envío se regularon con mayor cuidado. El primer gran estímulo de la emigración china a Estados Unidos fue la fiebre del oro de 1848-1849 en California; de hecho, el primer nombre que dieron los chinos a San Francisco fue el de Jinshan, que significa «montaña de oro". Pero pocos chinos llegaron a tiempo de hacer descubrimientos lucrativos y la mayoría de ellos, después de trabajar en minas que buscadores menos tenaces ya habían abandonado, acabó dedicándose a otros trabajos. Los chinos prosperaron como hortelanos, tenderos y lavanderos, y se instalaron en la costa desde Los Angeles hasta Seattle. Miles de ellos trabajaron en las etapas finales del gran auge de construcción de ferrocarriles que extendió las líneas de California a Utah en el decenio de 1860. La emigración gradual de chinos a través de Estados Unidos, hasta la costa oriental, coincidió posteriormente con las últimas fases del avance estadounidense hacia el oeste; viajeros que usaban la ruta de Oregón consignaron en sus diarios la sorpresa que se habían llevado al ver por primera vez chinos comiendo con palillos. En Portland ya había una numerosa población china en 1880, al tiempo que surgieron otros asentamientos en las montañas del territorio de Wyoming y a orillas del río Snake en Idaho. Después de la guerra de Secesión, propietarios de las plantaciones del Sur atrajeron a muchos chinos a Mississippi, Alabama y Tennessee y trataron de inducirles a trabajar en los campos que los esclavos negros habían abandonado tras su emancipación. A finales del decenio de 1880 había chinos trabajando en fábricas de zapatos de Chicago, en fábricas de cuchillería en Pensilvania y en lavanderías de vapor en Nueva Jersey, y existía un grupo considerable de mercaderes chinos en Bastan. El proceso de asentamiento de los chinos en Estados Unidos no fue fácil. Desde el principio los chinos tropezaron con una hostilidad compleja y profunda. Parte del problema residía en el deseo declarado de muchos chinos de sencillamente trabajar durante unos años en Estados Unidos y regresar luego a su país, como los que habfan emigrado al Sudeste Asiático o a Perú. A causa de ello, se les consideraba «transeún-

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tes» en lugar de emigrantes de verdad. Otra parte del problema era la laboriosidad de los chinos, que despertaba envidia porque gracias a ella obtenían beneficios donde otros habían fracasado. Era común entre los trabajadores blancos la creencia de que los chinos siempre estaban dispuestos a trabajar por salarios más bajos que los que cobraban otros emigrantes y, por ende, provocaban el descenso de las escalas salariales en general. Aunque había poca verdad en esta creencia, a veces los patronos utilizaban chinos para romper huelgas. Con escasos o nulos conocimientos de inglés, a menudo los chinos no sabían nada de las luchas sociales y económicas en las que les habían metido. Los chinos -o «mongoles», como muchos blancos empezaron a llamarlos- también provocaban aversión o miedo entre los occidentales debido a la relativa rareza de sus costumbres sociales. Las coletas impuestas por los Qjng que muchos llevaban todavía resultaban estrafalarias en Estados Unidos. A los estadounidenses les llamaba la atención que en las comunidades chinas hubiera muchos más hombres que mujeres -en 1880 más de cien mil varones chinos vivían en el oeste de Estados Unidos, mientras que las mujeres eran sólo 3000- y, sin tratar de comprender las razones, condenaban a los chinos por antinaturales. El hablar cantarín de los chinos, la propensión de algunos de ellos a fumar opio, la afición desmesurada a la bebida y al juego que mostraban otros, su disposición a comer cosas que parecían raras o poco apetitosas, etcétera, contribuyeron a crear un clima de opinión lleno de rumores en el cual se daba prominencia a la perversidad y la depravación de los chinos. Dos hechos desafortunados dieron cierta apariencia de validez a las acusaciones más descabelladas. En primer lugar, al igual que el resto de los emigrantes chinos, los que llegaban a Estados Unidos formaban grupos según su dialecto y su lugar de origen. La mayoría de ellos procedía de la zona comprendida en un radio de unos ciento sesenta kilómetros de Cantón, y cuando desembarcaban en San Francisco la mayor parte de ellos eran incorporados a subgrupos controlados por las «Seis Compañías». Estas compañías tenían lazos con sociedades secretas chinas y, al igual que ellas, cumplían funciones coincidentes como sistemas de protección y explotadores económicos. Grupos chinos rivales se veían envueltos en numerosas «guerras de tongs», es decir, luchas entre bandas enemistadas que daban al conjunto de los chinos fama de delincuentes. En segundo lugar, el hacinamiento en «Chinatowns» o barrios chinos en Estados Unidos -ya fuera en San Francisco, Los Ángeles, Portland o, más adelante, Nueva York-, agravado por la escasez de viviendas y la soledad de miles de varones solteros, creaba una situa304

ción social explosiva, frustraciones sexuales y la prevalencia de enfermedades. La ironía estaba en que las leyes discriminatorias contra los chinos relativas a la vivienda, la escolarización, los permisos de trabajo y los establecimientos de comida tendían aún más a obligarles a vivir en sus propios barrios y permanecer en ellos. El remedio no era fácil. En muchos estados no se permitía a los chinos testificar contra blancos ante los tribunales y se les prohibía tener empleos en los servicios públicos. La mayoría tenía que hacer grandes esfuerzos por conseguir siquiera oportunidades para obtener una educación básica. Antes de que transcurriesen muchos años desde los primeros asentamientos de 1849, las tensiones subyacentes estallaron en franca violencia, avivada deliberadamente por la retórica racista de los trabajadores blancos y los políticos que los apoyaban. Los peores incidentes tuvieron lugar en California y Wyoming. En octubre de 1871, después de que dos policías resultaran muertos cuando trataron de intervenir en una batalla entre tongs," una multitud enfurecida recorrió el Chinatown de Los Ángeles y saqueó comercios, incendió casas y propinó palizas a todos los chinos que encontró a su paso. La multitud mató en total a diecinueve chinos, entre hombres, mujeres y niños, e hirió a centenares antes de que las autoridades la frenasen. (Se dio la macabra coincidencia de que el número de víctimas mortales chinas en Los Ángeles fue exactamente igual que el de los franceses y los rusos que murieron en la matanza de Tianjin en 1870.) Catorce años más tarde en Rack Springs, territorio de Wyoming, grupos de mineros blancos pobres empezaron matando a un minero chino a golpes de pala, luego incendiaron los campamentos de trabajadores temporeros chinos y mataron como mínimo a veintiocho. Hubo docenas de incidentes menos graves durante el mismo periodo; partes integrantes, aunque lamentables, de la «apertura del oeste». Los Qjng, que no estaban acostumbrados a reconocer los derechos de los chinos que viajaban a ultramar, tardaron en reaccionar, aunque funcionarios del Zongli Yamen eran conscientes de los problemas que existían. En 1867 habían obtenido los servicios del ex ministro estadounidense Anson Burlingame como embajador extraordinario. Al año siguiente Burlingame, utilizando un lenguaje que se hacía eco de las promesas más optimistas de los filósofos franceses de un siglo antes, defendió apasionadamente la causa de los chinos en una gira por Estados Unidos y Europa. «El actual Gobierno ilustrado de China ha avanzado con paso seguro por la senda del progreso'>, decía Burlingame a * Sociedad secreta formada especialmente por chinos en Estados Unidos. (N. del 7:)

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sus oyentes. «Ahora dice: "Enviadnos vuestro trigo, vuestra madera, vuestro carbón, vuestra plata, vuestras mercancías de todas partes..., tomaremos tantas cosas de éstas como podamos. A cambio de ellas os daremos nuestro té, nuestra seda, la mano de obra libre que con tanta abundancia hemos enviado al mundo"» Su poder de persuasión hizo que Estados Unidos firmase en 1868 un tratado que garantizaba la continuación de los derechos de inmigración de los chinos. Pero Burlingame también embrolló las cosas al prometer que el Estado Qing estaba maduro para convertirse al cristianismo: transcurriría poco tiempo, exclamaba, antes de que China invitase a los misioneros occidentales «a plantar la cruz luminosa en todas las colinas y en todos los valles, pues es receptiva a los argumentos razonablese.F Siguiendo la iniciativa de Burlingame, los Qjng enviaron representantes diplomáticos a Francia e Inglaterra en 1871, y en 1878 ya tenían un embajador plenipotenciario en Estados Unidos. Pero las presiones políticas contra los chinos se extendieron de California a Washington D.C. En una serie de batallas electorales muy reñidas entre demócratas y republicanos se manifestó una creciente preocupación por la necesidad de limitar la inmigración de chinos antes de que se convirtiese en una avalancha. En 1879 el presidente Rutherford B. Hayes fue fiel al espíritu del tratado de 1868 y vetó un proyecto de ley que limitaba el número de inmigrantes chinos a quince por barco. En 1880, sin embargo, se persuadió a los Q!ng a firmar un nuevo tratado que autorizaba a Estados Unidos a «regular, limitar o suspender>, la afluencia de trabajadores chinos si el Gobierno estadounidense consideraba tal restricción «razonable». En 1882 el presidente Chester A. Arthur aprobó que se suspendiera la inmigración de «trabajadores» especializados o no especializados chinos durante diez años, obligó a todos los chinos que a la sazón se encontraban en Estados Unidos a obtener certificados de empadronamiento especiales y les prohibió obtener la ciudadanía estadounidense. En 1884 aceptó nuevas leyes que ampliaban el término trabajadores para dar cabida en él a «buhoneros, charlatanes y pescadores» y aplicó las restricciones a todos Jos de "raza china», fueran o no súbditos de los Qing. Así terminó el sueño de hacer de Estados Unidos un refugio para todos los pobres y oprimidos del mundo sin tener en cuenta su raza, religión o procedencia. La desaparición de ese sueño se vio confirmada por sucesivos presidentes. Grover Cleveland declaró en 1888 que los chinos constituían «un elemento desconocedor de nuestra constitución y nuestras leyes, de imposible asimilación a nuestro pueblo y peligroso para nuestra paz y nuestro bienestar», y sancionó nuevas leyes que

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prohibían la reentrada de trabajadores chinos que hubiesen regresado a su país para hacer visitas temporales." Cuando Benjamin Harrison aceptó el nombramiento de candidato republicano a la presidencia aquel mismo año, habló de su «deber de defender nuestra civilización excluyendo a todas las razas extrañas cuya asimilación última a nuestro pueblo no es posible ni deseable». Una vez elegido, Harrison escogió como secretario de Estado a un hombre comprometido con la opinión de que, lejos de contribuir al desarrollo de la economía estadounidense, los chinos habían traído consigo «las semillas de la enfermedad moral y física, de la indigencia y de la muerte»." Los estadounidenses optaban ahora por juzgar la inferioridad de los chinos de una forma tan dura y exhaustiva como hicieran los estadistas Qing en relación con el resto del mundo en los tiempos de gloria de la dinastía.

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10 Nuevas tensiones a finales del periodo Qing

Fortalecimiento y la guerra con Japón

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Los estadistas confiicianos, cuya habilidad, integridad y tenacidad contribuyeron a sofocar las rebeliones de mediados del siglo XIX, demostraron en qué medida los chinos eran capaces de responder imaginativarnente a las nuevas exigencias. Bajo la bandera general de restaurar el orden en el imperio Qjng, habían sabido crear estructuras nuevas para tratar con los extranjeros y cobrar derechos de aduana, construir barcos y armas modernos, y empezar a enseñar derecho internacional y los rudimentos de la ciencia moderna. El ..fortalecimiento» no

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había resultado una consigna hueca, sino un camino aparentemente viable para alcanzar un futuro más seguro. Los chinos y los manchúes de mentalidad progresista parecían capaces de trabajar juntos con el fin de preservar los aspectos más apreciados de sus culturas tradicionales, adaptando selectivamente elementos del saber y la tecnología occidentales a las necesidades de China. Era cierto que seguía habiendo problemas complejos de militarización rural, nueva autonomía local en los impuestos, abusos de los terratenientes y corrupción burocrática, así como potencias extranjeras belicosas con sus injerencias militares, diplomáticas y misionales. Pero parecía que, con un enérgico liderazgo imperial y un Gran Consejo resuelto, la dinastía Qjng podría recuperar parte de su antigua fuerza. Por desgracia para la supervivencia de la dinastía, el liderazgo enérgico brillaba por su ausencia. Tongzhi, en cuyo nombre se había emprendido la restauración del Gobierno central y provincial, murió repentinamente a la edad de dieciocho años en enero de 1875, poco después de asumir el poder en persona. La defunción se atribuyó oficialmente a la viruela, pero corrían muchos rumores de que el emperador había muerto agotado a causa de su vida desordenada y sus excesos en los barrios de Pekín dedicados a los placeres. Su joven esposa estaba embarazada al morir él, pero parece ser que la excluyeron de las reuniones 30S

cruciales que convocó la madre de Tongzhi, la emperatriz viuda Cixi, para decidir la sucesión imperial. Cixi podfa preservar su propio poder sólo si continuaba desempeñando su papel de regente, y en consecuencia, nombró emperador a su sobrino de tres años, Guangxu, con lo cual se aseguró varios años más de actividad como poder en la sombra. El éxito de esta estratagema quedó garantizado cuando la esposa de Tongzhi murió aquella primavera, antes de que naciera su hijo. * La elección de Guangxu, sin embargo, violó una ley fundamental de la sucesión Qjng: Guangxu pertenecía a la misma generación que Tongzhi y no a una generación posterior, y, por tanto, no podía practicar apropiadamente las ceremonias ancestrales como hijo en memoria de Tongzhi. Cixi acalló toda oposición declarada prometiendo que cuando naciera un hijo varón de Guangxu, el niño sería adoptado como heredero de Tongzhi y, por consiguiente, podría practicar los ritos necesarios. Un recto funcionario confuciano se suicidó ante la tumba de Tongzhi para protestar por la decisión de Cixi, pero ningún otro letrado expresó su descontento de fonna tan dramática. En general, los altos cargos de la burocracia guardaron silencio, aparentemente resignados a otro periodo prolongado de Gobierno indirecto por parte de una regente poderosa. Cixi era una mujer compleja y capaz, y también dura e implacable cuando lo consideraba necesario. Fue la única mujer que alcanzó un elevado nivel de poder político en China durante el periodo Qjng y, por tanto, los hombres que pensaban que no debería haber estado en el poder le echaron la culpa de muchos de los males de la dinastía. Nacida en 1835 -su padre descendía de un distinguido linaje manchú, pero ocupaba sólo un puesto oficial de poca importancia en la burocracia-, Cixi fue nombrada una de las consortes del emperador Xianfeng en 1851 y se convirtió en su favorita cuando en 1856 le dio un hijo. Xianfeng hablaba de cuestiones políticas con ella y le permitía leer los memoriales que llegaban a palacio. Cixi lo acompañó a Rehe cuando Xianfeng huyó del avance de los aliados en 1860 y se hizo nombrar corregente de China en un golpe de palacio cuando murió Xianfeng en 1861. A partir de entonces el poder político de Cixi provino de su condición de corregente de su hijo Tongzhi desde 1861 hasta 1873, y de corregente de su sobrino Guangxu desde 1875 hasta 1889. Fue también la autoridad política última mientras Guangx:u languideció recluido en palacio -por orden de Cixi- de 1898 a 1908. Muy culta y pinto* Es casi seguro que la viuda embarazada de Tongzhi me empujada al suicidio por Cixi, pero las pruebas siguen siendo discutidas. (N. del A)

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ra aceptable, Cixi se mantenía bien informada de todos los asuntos de estado escuchando los informes de sus ministros, sentada detrás de un biombo (en aras del decoro). Conservadora en política y derrochadora con el dinero, aprobó muchas de las medidas de restauración que formaban parte de! programa de fortalecimiento; al mismo tiempo, intentó celosamente guardar las prerrogativas del linaje imperial manchú que gobernaba China, Como la política exterior iba a ocupar siempre un lugar preponderante cuando se tomaran decisiones, fue una lástima que Cixi hubiera tenido discrepancias graves con el príncipe Gong después de que éste ordenara ejecutar a uno de los eunucos favoritos de la emperatriz viuda, al que habían declarado culpable de abusar escandalosamente de su poder. El crecimiento del poder de los eunucos, con la consiguiente corrupción, había caracterizado tradicionalmente el declive de la competencia dinástica, y los primeros gobernantes Qing habían jurado que nunca repetirían el error que habían cometido los últimos Ming al permitir que los eunucos dominasen la corte. Puede que el príncipe Gong tratara de impedir que volviera a crearse una situación parecida, pero la emperatriz Cixi se tomó la ejecución del eunuco como una ofensa personal y a partir de entonces consiguió evitar que e! príncipe Gong ocupase puestos de poder. La fuerza de los Qing también se vio debilitada por la muerte del pederoso estadista provincial Zeng Guofan en 1892, la de! hábil Wenxiang en 1876 y por la continua obsesión de Zuo Zongteng por la pacificación de los musulmanes en e! lejano noroeste de China. Los miembros del Gran Consejo de Pekín, aunque eran hombres honorables con carreras distinguidas en su haber, tendían a ser conservadores y caredan de la habilidad o la iniciativa necesaria para gobernar el nuevo rumbo que llevaba China. Si bien los programas de fortalecimiento continuaron durante los últimos decenios del siglo XIX, un número desproporcionado de ellos lo inició un solo hombre, ti Hongzhang, que gozaba de la confianza de Cixi. Una vez sofocadas las rebeliones de los Taiping y los Nian y celebradas las negociaciones que siguieron a la matanza de Tianjin, Li Hongzhang fue destinado al norte de China para que cumpliese la función doble de gobernador general de la región de Hebei y comisario de comercio para los puertos del norte. Más que cualquier otra persona, dejó su huella en los últimos años del siglo en China. Las actividades políticas de Li Hongzhang tenían lugar en tres grandes campos: el empresarial, el educativo y el diplomático. Como empresario, edificó sobre los cimientos que se habían echado durante la primera fase del movimiento que abogaba por el fortalecimiento. Pro310

curó diversificar las empresas de China en campos que surtieran efectos de largo alcance en el desarrollo general del país. Estas iniciativas harían que el Gobierno Qjng y los capitalistas mercantiles cooperasen bajo una fórmula llamada «supervisión gubernamental y administración mercantil». Uno de sus proyectos, fundado en 1872, fue la Compañía China de Barcos de Vapor, cuyo objeto era poner fin a la dominación de la navegación de cabotaje china por parte de las potencias extranjeras. La compañía, uno de cuyos principales accionistas era el propio Li Hongzhang, obtenía gran parte de sus ingresos de los contratos de transbordo de los cereales que el Gobierno de China central enviaba como tributo a la región de Pekín. Después de 1877 se llevó a cabo una expansión enorme de las minas de carbón de Kaiping, cerca de Tianjin, por orden de Li Hongzhang, con el fin de dar a China más control sobre sus propios recursos minerales y proporcionar combustible para la flota de vapores de China, que también se hallaba en expansión. Asimismo, Li Hongzhang fundó una gran fábrica de tejidos de algodón en Shanghai en 1878 para frenar la creciente importación de textiles. En el decenio de 1880 Li Hongzhang procedió a crear arsenales en Tianjin para fabricar balas y bombas de artillería para los fusiles y cañones Remington y Krupp que empezó a comprar en el extranjero. Pronto comenzaron a fabricarse los fusiles Remington con componentes adquiridos en Estados Unidos. También instituyó un sistema nacional de telégrafos conectando los cables internacionales -que antes terminaban en Shanghai- primero con Tianjin y después con Pekín; luego se extendieron ramales a muchas ciudades grandes del interior. Asimismo, Li Hongzhang dirigió la construcción de nuevas instalaciones portuarias en la ciudad de Lüshun, en el sur de Manchuria, y una línea férrea de once kilómetros y pico para transportar carbón desde las minas de Kaiping hasta un canal cercano, desde donde podría enviarse a Tianjin para que lo usase la nueva flota. Al principio los vagones eran tirados por mulas, pero en 1881 uno de los ayudantes de Li Hongzhang utilizó chatarra occidental para construir la primera locomotora de vapor de China, que se utilizó con buenos resultados en la línea. Li Hongzhang también llevó adelante intentos anteriores de reforma de la educación. Empezó por apoyar la propuesta de enviar estudiantes chinos a Estados Unidos, que había formulado por primera vez Yung Wing con el respaldo de Zeng Guofan. La corte dio su consentimiento y en 1872 el primer grupo de chicos de entre doce y catorce años -muchos de los cuales eran hijos de empleados de los nuevos arsenales y astilleros de Fuzhou, Tianjin y Shanghai- partió con destino a Hartford, Connecticut. Los estudiantes se alojaron con familias esta311

dounidenses y se sumergieron en una ajetreada ronda de aprendizaje del inglés, educación general y estudios chinos. En 1875 ya eran 120 en total. Pero a los estudiantes chinos les resultaba dificil mantener en la escuela y el entorno social de la ciudad estadounidense los valores culturales tradicionales en los que insistían los funcionarios de los Qing. Los chicos empezaron a vestirse a la usanza occidental, abandonaron sus túnicas y varios de ellos se cortaron la coleta empujados por las presiones locales o las burlas. Muchos se sintieron atraídos por el cristianismo. El matrimonio del propio Yung Wing con una de las profesoras de Hartford fue un ejemplo más de la fuerte atracción que ejercía Occidente sobre estos estudiantes. Pero el golpe definitivo que recibió el proyecto de Li Hongzhang fue el descubrimiento tardío de que el Gobierno estadounidense no permitiría que un grupo selecto de estudiantes, una vez terminada su educación en el instituto, se matriculara en la Academia Naval de Annapolis ni en la militar de West Point, como había esperado Li Hongzhang. Así que en 1881 él accedió a la decisión de funcionarios conservadores de dar por concluido el proyecto y ordenar a los estudiantes que volviesen a China. Regresaron por mar desde San Francisco en agosto de 1881. Su triunfo fmal en suelo estadounidense fue la derrota que infligieron al equipo de béisbol de Oakland, que estaba seguro de que el partido sería pan comido pero fue vencido por la excepcional actuación del lanzador chino. A su regreso, muchos de los estudiantes fueron fundamentales en las fuerzas armadas, la ingeniería y los negocios; pero en lo sucesivo Li Hongzhang envió a sus estudiantes más prometedores a Francia, Alemania o Gran Bretaña, cuyos gobiernos no ponían objeciones a que recibieran formación militar y naval técnicamente avanzada. También fundó una academia naval y otra militar en la propia Tianjin. El mundo de la diplomacia internacional fue todavía más inhóspito a los Qjng. En este terreno Li Hongzhang trabajó -a veces solo, a veces conjuntamente con Robert Hart y a veces con el Zongli Yamenpara tratar de hacer frente a gran número de problemas difíciles. En el decenio de 1870, entre estos problemas se contaban las negociaciones con los japoneses sobre el estatus internacional de las islas Ryu Kyu y de Corea. En ninguno de estos casos pudieron presentar los Qjng una reclamación convincente de derechos especiales para China, porque el viejo sistema de «relaciones tributarias», concebido muchos siglos antes para demostrar la superioridad cultural de China sobre estos territorios cercanos, se encontraba ahora gravemente debilitado. La corte Qjng, a decir verdad, no se hallaba en absoluto preparada para responder a la expansión extraordinaria del poderío japonés en este periodo. Has312

ta 1854, el comodoro estadounidense Matthew C. Perry no había obligado a los japoneses a poner fin a su aislamiento y reconocer las realidades de las relaciones internacionales y el comercio exterior. Sin embargo, las reformas económicas e institucionales de la restauración Meiji iniciada en 1868 habían sido tan radicales que Japón podía aplicar ahora su superior fuerza militar contra China. En 1879 los japoneses se anexionaron las Ryu Kyu Ymuy posiblemente Corea hubiese corrido una suerte parecida en el decenio de 1880 si Li Hongzhang no hubiera persuadido al rey de Corea para firmar tratados con Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania (que desde 1871 era un estado unificado). En 1876 Li Hongzhang también había mantenido negociaciones complejas con los británicos después de que uno de los cónsules de Gran Bretaña, Augustus Margary, fuera asesinado por miembros de una tribu de Yunnan cuando acompañaba a un equipo de topógrafos británicos que estudiaban la posibilidad de construir carreteras o ferrocarriles desde Birmania hasta el interior de Yunnan. En la convención resultante, Li Hongzhang, que representaba a los Qjng, reconoció en esencia la debilidad de la dinastía accediendo a pagar una indemnización de 700.000 taels, mandar una misión de disculpa a la reina Victoria y abrir otros cuatro puertos. Más beneficiosas para los intereses de China fueron las negociaciones con Rusia que a finales de! decenio de 1870 mantuvieron e! Zongli Yamen y el hijo de Zeng Cuofan, que ahora era ministro de los Qjng ante Gran Bretaña. En virtud del Tratado de San Petersburgo de 1881, los rusos accedieron a abrogar un anterior tratado desigual y a devolver a los Qjng las partes de Ili que habían estado bajo la ocupación rusa desde que estallaran las rebeliones musulmanas. Aunque Rusia siguió teniendo en su poder enormes extensiones de territorio que había pertenecido a los Qing al norte de los ríos Amur y Ussuri, el Tratado de San Petersburgo garantizó a China el control de sus fronteras en el lejano oeste, soberanía que se vio confirmada cuando los Qjng declararon Xinjiang provincia en 1884. El éxito de las negociaciones con Rusia generó una falsa confianza en la corte y entre los letrados-funcionarios de los Qjng. Cuando los franceses expandieron su imperio colonial ocupando Hanoi y Haiphong en 1880 -a pesar de que los chinos reivindicaron derechos especiales en la zona-, y empezaron a presionar a China para que hiciese nuevas concesiones en Annam (actual Vietnam), Li Hongzhang recomendó prudencia. Pero sus ruegos fueron desoídos a causa de las apasionadas instancias de chinos y manchúes belicosos, los cuales insistieron en que los Qjng adoptasen una actitud firme en esta cuestión de principio. Mientras Li Hongzhang trataba de negociar con Francia en 1884 para evitar 313

que estallasen hostilidades, los partidarios de tomar medidas enérgicas continuaron luchando con los franceses en Annam y la vecina Tonkín. El almirante que mandaba la flota francesa en la región respondió a estas hostilidades intermitentes penetrando con su contingente en el puerto de Fuzhou y andando cerca de la flota china. Li Hongzhang había recomendado que se negociara un acuerdo con Jos franceses, por humillante que pudiera parecer, porque sabía cuán frágil era la nueva marina china. Cuando las negociaciones fracasaron en agosto de 1884 y la flota francesa en Fuzhou abrió fuego, la catástrofe demostró que Li Hongzhang tenía razón y las disparidades entre una potencia industrial desarrollada y la China de los Qjng fueron, una vez más, claras a ojos de todo el mundo. El buque insignia chino fue hundido por torpedos en el primer minuto de la batalla; antes de siete minutos la mayoría de los buques chinos resultaron alcanzados; antes de una hora todos los buques chinos se habían ido a pique o estaban en llamas y el arsenal y los muelles habían sido destruidos. Los franceses contaron cinco muertos; los chinos, 521 muertos y 51 desaparecidos. Si bien los Qjng ganaron posteriormente algunas batallas no decisivas en tierra en el sudoeste, el dominio francés de Indochina quedó asegurado. Un año más tarde los británicos emularon la agresividad francesa y declararon Birmania protectorado. Li Hongzhang hubiera podido enviar las fuerzas de la marina de los Qjng en el norte a reforzar las fuerzas meridionales en Fuzhou; en lugar de ello optó por conservarlas y reforzarlas, así como usarlas para afianzar su propia base de poder burocrático y administrativo. Aparte de dar testimonio del poder y el prestigio de Li Hongzhang, la tarea más importante de esta flota era mantener abiertas las rutas marítimas que llevaban a Corea. Los Qing habían creado un nuevo cargo importante, el de «residente» chino en Seúl, al que encomendaron la dificil tarea de mantener las buenas relaciones con la corte coreana y asegurarse de que la «independencia>, de Corea no significara el debilitamiento del estatus privilegiado de China en el país. Los Qing deseaban estar seguros de que Japón no ganaría una posición permanente en Corea. Durante el decenio de 1890 las tensiones fueron en aumento cuando se hicieron evidentes los designios de los japoneses en relación con la península. En 1894, cuando el estallido de una rebelión interior amenazó al rey de Corea, tanto China como Japón aprovecharon la oportunidad para enviar tropas con la misión de proteger a la familia real. Los japoneses, que pudieron trasladar más tropas con mayor rapidez que los chinos, tomaron el palacio imperial coreano el21 de julio y nombraron un «regente» leal a sus intereses. 314

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Aquel mismo día los Qjng enviaron unos mil doscientos soldados de refuerzo a Corea en un transporte británico. Un crucero japonés interceptó el transporte y, como éste se negó a rendirse, lo hundió a cañonazos; sobrevivieron menos de doscientos hombres. Al finalizar el mes, las tropas de tierra japonesas habían derrotado a los chinos en una serie de batallas alrededor de Seúl y Pycngyang; en octubre los japoneses cruzaron el río Yalu y entraron en territorio de los Qjng. El mes siguiente otro ejército japonés se apoderó del puerto de Lüshun, que estaba muy fortificado, y mató a muchos de los chinos que se encontraban en la ciudad. Las fuerzas de tierra japonesas estaban ahora listas para penetrar en China propiamente dicha a través de Shanhaiguan, como hiciera Dorgon dos siglos y medio antes. La marina del norte de China, a pesar de los esfuerzos de Li Hongzhang por conservarla, iba a correr una suerte parecida a la del sur, con consecuencias todavía más perjudiciales para los objetivos de fortalecimiento de China. Esta flota del norte, que se componía de dos acorazados, diez cruceros y dos torpederas, ya había sufrido daños graves en una batalla con los japoneses ante la desembocadura del Yalu en septiembre y se había retirado al puerto de Weihaiwei, que estaba muy de-

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fendido y se encontraba en el lado norte de la península de Shandong. Allí el almirante chino retiró su flota detrás de una cortina protectora de minas de contacto y no volvió a participar en los combates. Pero en una maniobra brillante llevada a cabo en enero de 1895, una fuerza japonesa de veinte mil soldados y diez mil trabajadores de campaña atravesó el promontorio de Shandong y tomó los fortines que defendían Weihaiwei desde el lado que miraba hacia tierra. Volviendo los cañones contra la flota china y penetrando simultáneamente en los campos de minas con torpederas, los japoneses destruyeron uno de los acorazados y cuatro cruceros. Los dos almirantes chinos y los comandantes de los fortines, también chinos, se suicidaron. Desesperada, la corte recurrió al desacreditado príncipe Gong para que ayudase en las negociaciones, exactamente como había hecho treinta y cinco años antes cuando el palacio de verano había sido incendiado durante las desastrosas negociaciones del Tratado de Tianjin. El príncipe dijo con tristeza a un diplomático occidental que le habían encargado el trabajo de «recomponer la taza que los actuales ministros han roto tirándola al suelo».' Como ayudante del príncipe Gong, los Qjng eligieron al más visible de los citados ministros, Li Hongzhang, y fue a éste al que mandaron a Japón en persona para que negociase con los vencedores. Las condiciones del resultante Tratado de Shimonoseki, que pasó a ser definitivo en abril de 1895, fueron desastrosas para China. Hubieran sido aún peores si un asesino japonés no hubiese disparado contra Li Hongzhang: lo hirió en la cara, debajo del ojo izquierdo, y avergonzó al Gobierno japonés ante el mundo. China tuvo que reconocer «la independencia y la autonomía plenas y totales de Corea», lo cual, dadas las circunstancias, en realidad hizo de Corea un protectorado japonés. Los Qjng también prometieron pagar a Japón doscientos millones de taels en concepto de indemnizaciones de guerra, abrir otros cuatro puertos -incluido Chongqing, en la cuenca alta del Yangzi, en la provincia de Sichuan- y ceder «a perpetuidad» a Japón toda Taiwan, las Pescadores y la región de Liaodong en el sur de Manchuria. También se autorizaría a los japoneses a construir fábricas y otras empresas industriales en las zonas de los puertos abiertos por los tratados. Las protestas rusas, alemanas y francesas obligaron a los japoneses a renunciar a Liaodong a cambio de una indemnización extra de 30 millones de taels, pero todas las otras estipulaciones del tratado fueron confirmadas. Muchos de los letrados jóvenes y más inteligentes de China, que estaban reunidos en Pekín para los exámenes jinshi trienales, desafiaron las iras de la corte y denunciaron apasionadamente el Tratado de Shi316

monoseki al tiempo que pedían un crecimiento económico y reforma trágicas pérdidas de China. Pero la da. Fue una sombría conclusión de fortalecimiento.

programa nuevo y más atrevido de del Gobierno para compensar las corte de los Qing parecía paralizalas grandes esperanzas de la era de

El movimiento reformista de 1898 Durante el último decenio del siglo XIX China se hallaba en una posición curiosa, ambigua. Coexistían en ella elementos de lo antiguo y 10 moderno. En muchos niveles el ritmo del cambio parecía arrollador e irreversible. Barcos de vapor surcaban el Yangzi, se habían construido malecones nuevos en la zona portuaria de Shanghai, las academias militares instruían a oficiales jóvenes en las tácticas occidentales, de las imprentas salían libros de texto para la enseñanza de las ciencias y los memoriales llegaban por telégrafo de las provincias al Gran Consejo. Victoriosas en una serie de guerras, las potencias occidentales habían impuesto su presencia a China y ahora empezaban a hacer grandes inversiones en el país, especialmente en las minas, las comunicaciones modernas y la industria pesada. Los efectos del imperialismo extranjero fueron profundos e intensificaron las tensiones que ya había generada el programa de fortalecimiento. No obstante, este cambio aparente se vio limitado en gran parte a las ciudades portuarias abiertas por los tratados y, dentro de ellas, a las concesiones occidentales. La penetración en el campo chino, incluso la de las empresas extranjeras- más agresivas, fue lenta y en casi todos los casos los occidentales dependieron de sus mercaderes intermediarios chinos -los llamados compradores- para que abriesen mercados para sus productos utilizando las rutas tradicionales de comercio y distribución. Para la mayoría de los chinos jóvenes de familias acomodadas, las pautas de educación continuaron siendo las mismas: aprendían de memoria los clásicos confucianos y trabajaban para obtener sus títulos de shengyuan locales antes de pasar a los juren provinciales y los exámenes jinshi nacionales. En la ciudad y en el campo las muchachas tenían pocas posibilidades de acceder a la educación reglamentaria, seguían vendándoles los pies y los padres concertaban sus matrimonios. En los campos, la siembra y la recolección se hacían a mano y los productos se llevaban trabajosamente al mercado. Los extranjeros, suponiendo que se viera alguno, se percibían como algo exótico o como una amenaza. 317

Los diplomáticos chinos enviados al extranjero adquirían escaso prestigio de sus nombramientos y a su vuelta frecuentemente eran humillados y obligados a jubilarse pronto. Allí donde se producía una verdadera interpenetración de la tradición y el cambio, solía ser un fenómeno a largo plazo, casi invisible. Los agricultores chinos que respondían a las nuevas demandas interiores de productos de salida fácil, tales como el tabaco o el algodón, podían obtener beneficios mucho mayores que antes, pero también eran más vulnerables a las oscilaciones del mercado local. Los que cultivaban té o producían seda respondían, de hecho, a las demandas del mercado mundial y los efectos de las fluctuaciones de los precios mundiales eran rachas súbitas e inexplicables de prosperidad y penuria. La avanzada tecnología de las máquinas que se usaban en Japón y Estados Unidos para fabricar tejidos de seda exigían mayor lisura del hilo, lo cual significaba que las familias campesinas, que durante generaciones habían tejido a mano el hilo de seda de los capullos, se encontraron con que el mercado para sus productos era cada vez menor. La tecnología de la imprenta y el aumento de nuevos lectores urbanos hicieron que aumentase también el número de revistas y periódicos. Estas publicaciones empezaron a presentar a sus lectores comentarios políticos y anuncios pagados de productos para la salud y de belleza, y crearon así una nueva conciencia de las opciones que se ofrecían al individuo. La creciente sensación de que China era sólo un país entre otros comenzó a fomentar la opinión de que, por tanto, era también una nación entre naciones y de que ninguna nación podía sobrevivir sin la participación de los ciudadanos, tanto hombres como mujeres. Los primeros periódicos que se imprimieron con regularidad en China empezaron a defender estos puntos de vista, que encontraron buena acogida entre letrados que se sentían avergonzados y desanimados por la guerra con Japón y las condiciones del Tratado de Shimonoseki. En los años que siguieron a la guerra sinojaponesa, se generalizó una formulación que daba seguridad filosófica a quienes se preocupaban por el valor del «fortalecimiento»; «el saber chino debía continuar siendo la esencia, pero debía usarse el saber occidental para el desarrollo práctico». Abreviado generalmente como el concepto ti-yong (derivado de las palabras chinas que significan «esencia» y ,(USO práctico»), era una postura culturalmente tranquilizadora en unos momentos de cambio ambiguo, a menudo doloroso. Afirmaba que había realmente una estructura fundamental de valores morales y filosóficos chinos que daban continuidad y sentido a la civilización. Si conservaba esa creencia, entonces China podría permitirse adoptar rápida y eficazmente toda 318

suerte de prácticas occidentales y contratar asesores de la misma procedencia. Ésta era la formulación favorita del letrado-funcionario confuciano Zhang Zhidong, otrora una voz enérgica entre los conservadores chinos belicosos. Zhang Zhidong coronó su distinguida trayectoria de funcionario sirviendo durante casi dieciocho años consecutivos como gobernador general de las provincias de Hunan y Hubei. Después de Li Hongzhang, fue tal vez el más eficiente de los reformadores provinciales. Zhang Zhidong presionó vigorosamente y con buenos resultados a favor de la construcción de un ferrocarril desde Hankou hasta Pekín -financiado con empréstitos extranjeros- y creó el primer gran complejo chino del carbón, el hierro y el acero en las minas de HanYe-Ping, en el este de Hubei. No obstante, siguió congraciándose con la emperatriz viuda Cixi y sus consejeros con sus declaraciones moderadas sobre la necesidad de una reforma gradual y sus resonantes manifestaciones sobre los valores esenciales del sistema ético confuciano tradicional. Haciéndose eco de la postura ti-yong general de Zhang Zhidong, muchos de los miembros más inteligentes y triunfadores de la joven generación de letrados confucianos de China colaboraron juntos y llenos de indignación justificada tras enterarse de las condiciones del Tratado de Shimonoseki. Presentaron al trono un largo memorial en el que instaban a seguir oponiendo resistencia a los japoneses y pedían numerosas reformas económicas, industriales y administrativas. Estos hombres se hallaban reunidos en Pekín para los exámenes jinsbi en la primavera de 1895 y dos letrados muy inteligentes y valerosos, Kang Youwei y Liang Qjchao, los coordinaron. Kang Youwei, de treinta y siete años de edad y oriundo de la región.de Cantón, era un brillante estudioso de los clásicos, pero también criticado por su forma excéntrica de abordar el confucianismo. En escritos anteriores había echado mano de su gran cultura clásica para tratar de demostrar que Confucio no se había opuesto al cambio social y que el confucianismo no negaba las ideas básicas del desarrollo y el progreso humanos. Kang Youwei estaba influido por las ideas del confucianismo que habían popularizado por primera vez letrados chinos que estudiaron los comentarios Gongyang a principios del siglo XIX. Liang Qjchao, el segundo letrado, contaba veintidós años de edad y había sido alumno de Kang Youwei. Ya participaba activamente en las academias provinciales y las recién creadas sociedades nacionales que abogaban por un programa acelerado de reforma radical para China. A pesar de su radicalismo, Liang Qjchao, al igual que Kang Youwei, también quería sacar el título jinsbi, que se319

guía siendo el camino más prestigioso para llegar a formar parte de la elite. Influido también por el budismo y de talante muy emocional, Kang Youwei se consideraba a sí mismo un sabio nuevo capaz de salvar al pueblo chino. Sus visitas a Hong Kong y Shanghai, donde examinó ejemplos del desarrollo técnico y urbano occidental, y sus lecturas de física, electricidad y óptica le convencieron de las posibilidades de una verdadera síntesis ti-yong. Liang Qjchao compartía su confianza y su entusiasmo, y los dos se alegraron mucho cuando el propio emperador Guangxu leyó el largo memorial a favor de la reforma después de que altos cargos de la burocracia, empujados por la preocupación, 10 mandaran de una oficina a otra. Guangxu, que ahora contaba veinticuatro años, justo empezaba a salir de la sombra de su tía Cixi, que vivía medio retirada en el reconstruido palacio de verano. El emperador sentía gran interés por la reforma, y las palabras de Kang Youwei, Liang Qichao y los otros aspirantes lo conmovieron. El memorial a favor de la reforma de los aspirantes aljinshi en 1895 planteaba muchos asuntos que preocupaban a los letrados chinos más perspicaces. Decía que China necesitaba un ejército modernizado y dotado de armas de fuego occidentales del último modelo, cañones incluidos. Para dar a la nación una base industrial, la corte debía recurrir a las habilidades técnicas de los chinos del Sudeste Asiático. Debía subir los impuestos, crear un sistema bancario estatal, construir una red de ferrocarriles y una flota mercante e instaurar un sistema postal moderno. China debía mejorar la calidad de su agricultura por medio de escuelas de formación y fundar centros de fomento de la innovación industrial, así como impulsar el tipo de ingenio creativo que hacía que en Estados Unidos se solicitaran más de trece mil patentes de inventos al año. Debían formularse programas de reasentamiento en las zonas rurales pobres y atrasadas con el fin de atraer nuevamente a los miles de chinos productivos que emigraban de ellas todos los años. En otro tiempo habían sido rebeldes como Hong Ren'gan, el líder de los Taiping, los que propugnaban públicamente cambios tan trascendentales, pero ahora los jóvenes confucianos más inteligentes de China investigaban las mismas ideas. Estos aspirantes a reformadores habían recurrido a los cauces tradicionales y aceptados para formular sus exigencias de cambio, pero los efectos fueron insignificantes. El joven emperador Guangxu, aunque parecía interesado, no tenía ningún poder político manifiesto y altos cargos conservadores de la burocracia se aseguraron de que las propuestas fueran archivadas. Pero en el decenio de 1890 los que exigían 320

cambios no podían limitarse a estos cauces relativamente ortodoxos y respetuosos. Otros reformadores, tales como Sun Yat-sen," siguieron un camino diferente. Sun Yat-sen, que pertenecía a una familia rural pobre de la zona de Cantón, no tenía ninguna de las ventajas de educación y estatus que poseía la familia Kang. En lugar de ello, al igual que miles de chinos pobres del sudeste, algunos miembros de la familia Sun habían emigrado en el siglo XIX. Dos habían muerto durante la fiebre del oro en California; otros se habían establecido en Hawai. Sun Yat-sen se reunió allí con un hermano mayor a comienzos del decenio de 1880 y se educó en las escuelas misionales, donde recibió sus primeras ideas sobre la democracia y el sistema republicano de Gobierno, así como sobre el cristianismo, antes de trasladarse a Hong Kong para estudiar medicina. Híbrido cultural con grandes ambiciones y hondamente alarmado ante el destino inminente de China, Sun Yat-sen ofreció sus servicios al gobernador general Li Hongzhang en 1894 como asesor en la defensa y el desarrollo de China. Preocupado por las crisis de Corea y otras partes, Li Hongzhang no le hizo caso. Sun Yat-sen se sintió decepcionado y frustrado. Los británicos no consideraban que su formación fuera lo bastante buena como para permitirle ejercer la medicina en sus dominios y tampoco los chinos parecían admirar suficientemente las habilidades que acababa de adquirir. La respuesta de Sun Yat-sen fue formar una sociedad secreta en Hawai en 1894, a la que puso el nombre de Sociedad para el Renacimiento de China, que se comprometió a derrocar a los manchúes, nombrar a un nuevo gobernante e incluso a un Gobierno republicano. Con el dinero que le facilitaron su hermano y algunos amigos, se trasladó a Hong Kong y, en 1895, intentó aliarse con sociedades secretas que operaban cerca de Cantón para organizar un levantamiento militar que se propagase y derribara la dinastía. Mal organizado, con deficientes medidas de seguridad y escasez de armas y fondos, el plan fue descubierto por las autoridades, que ejecutaron a los cabecillas locales. Sun Yat-sen huyó de Hong Kong a Japón, y luego a San Francisco y Londres. Se instaló en la capital británica y empezó a leer mucha teoría económica y política occidental. Sus estudios se vieron interrumpidos en 1896 cuando el personal de la legación de los Qjng en Londres hizo un intento torpe (pero que estuvo a punto de salir bien) de secuestrarle y enviarle de vuelta a China para ser juzgado y ejecutado. Sun Yat-sen se convirtió en una figura famosa cuando la prensa occidental se hizo ,. Ésta es la latinización que se usó siempre para escribir la forma canronesa del nombre de SUD Yat-sen, (N. delA.)

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eco de esta historia dramática. Sun Yat-sen regresó a Oriente, estableció una serie de bases en el Sudeste Asiático y Japón y continuó trabajando, por medio de sociedades secretas y con la ayuda de sus propios hermanos juramentados, para dar un golpe militar contra los Qjng. Sun Yat-sen encontró apoyo entre chinos inquietos y aventureros cuya lealtad a los Qjng era escasa y habían conocido algunas de las oportunidades y riesgos de la vida en ultramar. Uno de ellos era «Charlíe» Soong, cuyos hijos desempeñarían papeles importantes en la política china del siglo xx. Charlie Soong se crió en una familia de pescadores y comerciantes de la isla de Hainan, en el sur de China. Tras abandonar Hainan para vivir con unos parientes en Java, se trasladó a Bastan en 1878, donde estuvo de aprendiz al servicio de una familia de mercaderes chinos. Aburrido de la vida que llevaba allí, Charlie Soong huyó, se enroló como tripulante en un cúter de la aduana estadounidense y finalmente el capitán del barco 10 envió a unos amigos generosos de Carolina del Norte que le mandaron a la universidad y le prepararon para una vida de misionero cristiano. Regresó a China en 1886 y trabajó brevemente como predicador, pero en circunstancias que le parecían humillantes y mal pagado. En 1892 encontró un blanco para sus energías empresariales y amasó una fortuna considerable imprimiendo Biblias para que los misioneros occidentales las difundieran. Antes de que transcurriera mucho tiempo, diversificó sus actividades y se dedicó a la producción industrial de fideos con maquinaria occidental avanzada y se mudó a una cómoda casa de estilo extranjera en las afueras de Shanghai. En este momento también empezó a pasar dinero a la organización ilegal de Sun Yat-sen por medio de sociedades secretas con las que ambos estaban relacionados. A finales del decenio de 1890, los chinos, que empezaban a conocer mejor a los extranjeros, ya podían escoger entre diversos modelos en potencia, que iban de los reformadores Meiji de Japón a George Washington, Napoleón Bonaparte y Pedro el Grande. Proliferaban los periódicos y las historias didácticas en chino que ensalzaban a varios pensadores occidentales del pasado y reflejaban, a modo de voz de advertencia para China, los ejemplos de países tales como Polonia, Turquía e India, que habían sido, respectivamente, divididos, arruinados económicamente y sojuzgados políticamente. Al mismo tiempo, las potencias occidentales volvieron a exigir derechos especiales económicos y de residencia en China -llamadas a menudo "la rebatiña por concesiones»> que hicieron peligrar todavía más a los Qing. En este contexto, el emperador Guangxu, que sin duda tenía una visión más amplia que sus predecesores de las opciones que afrontaba China e incluso ha322

bía estado estudiando inglés, decidió reafirmar su propia independencia como gobernante y actuar en defensa del país. Entre junio y septiembre de 1898 promulgó una serie extraordinaria de edictos que dio a este periodo el nombre de la «Reforma de Jos Cien Días». Si bien la mayoría de los edictos tenía que ver con propuestas que ya habían hecho los reformadores de la campaña de fortalecimiento y los disidentes de 1895, nunca antes había existido un conjunto tan coherente de ideas a favor de la reforma presentadas por iniciativa del emperador y respaldadas por su prestigio. Guangxu pidió que se efectuaran cambios en cuatro campos principales de la vida y el Gobierno del país. Para reformar el sistema de exámenes, ordenó la abolición del formato sumamente estilizado que se llamaba el «ensayo de ocho etapas», que había estructurado los exámenes durante siglos. También propuso que la belleza de la caligrafia y el conocimiento de la poesía dejaran de ser criterios decisivos para clasificar a los aspirantes a un título; ordenó que, en vez de ello, se hicieran más preguntas relativas a problemas prácticos de Gobierno. También en el campo de la educación ordenó elevar la categoría de la escuela universitaria de Pekín y que se añadiera a ella una facultad de medicina, que las antiguas academias (junto con santuarios reales en desuso) se convirtieran en escuelas modernas que ofreciesen educación tanto china como occidental, y que se abrieran institutos de formación profesional para estudios de minería, industria y ferrocarriles. En el campo más amplio del desarrollo económico, el emperador ordenó que los funcionarios locales coordinasen las reformas en el comercio, la industria y la agricultura, y que se incrementara la producción de té y seda para la exportación. Se crearon nuevas oficinas en Pekín para que supervisaran este crecimiento económico, además de las minas y los ferrocarriles, y se encargó al Ministerio de Hacienda un presupuesto anual para todo el país. Guangxu también abordó el fortalecimiento de las fuerzas armadas. Gran parte del dinero que había necesitado la marina se había empleado en la reconstrucción del palacio de verano de la emperatriz viuda, incluida la construcción de un «barco» de mármol para que aquélla se deleitase contemplando el lago. Debía formarse ahora una flota de treinta y cuatro buques de guerra modernos, que se comprarían o se construirían en China. La instrucción del ejército debía estandarizarse siguiendo pautas occidentales. La preparación y la disciplina de las milicias locales debían mejorarse. Guangxu prometió incluso llevar a la emperatriz viuda a pasar revista a los nuevos ejércitos en Tianjin. Finalmente, trató de reforzar la burocracia racionalizándola y simplificando sus procedi323

mientas. Quería abolir las sinecuras más obvias y trasladar a algunos de los funcionarios desplazados a puestos en las nuevas oficinas de planificación económica. Para la puesta en práctica de este programa reformista, se hicieron varios cambios importantes de personal. Li Hongzhang había perdido progresivamente influencia desde los desastres de la guerra con Japón y fue despedido del Zongli Yamen. El tutor del propio Guangxu también fue expulsado por su prudencia en relación con la escala de la reforma. Varios pensadores favorables a la reforma, entre ellos Kang Youwei, fueron nombrados secretarios del Gran Consejo o del Zongli Yamen para que pudiesen asistir a debates importantes y hacer llegar memoriales al emperador por medio de sus superiores. El emperador concedió una audiencia a Kang Youwei, que le presentó dos obras de análisis histórico: una sobre la suerte de Polonia; la otra, sobre los triunfos de las reformas de la Restauración Meiji en Japón. Pero muchos altos funcionarios eran contrarios al programa reformista de Guangxu y opinaban que era perjudicial para el bien a largo plazo de China y que destruiría los auténticos valores interiores de los chinos. Al parecer, Guangxu pensó equivocadamente que su tía Cixi apoyaría su visión de una nueva China y le ayudaría a vencer la oposición. En realidad, Cixi veía con inquietud algunos de los cambios propuestos que amenazaban con debilitar la casa reinante Qjng y le preocupaba el hecho de que la facción que apoyaba a Guangxu parecía peligrosamente subordinada a las presiones e influencias tanto de los británicos como de los franceses. Si bien los datos son contradictorios, parece que varios reformadores temían que hubiese un golpe contra el emperador y, en consecuencia, hablaron con algunos generales destacados en un intento de ganarse su apoyo. Esto provocó una reacción violenta cuando las noticias sobre estas maquinaciones llegaron a oídos de la emperatriz viuda, que, el 19 de septiembre de 1898, regresó súbitamente a la Ciudad Prohibida. Dos días más tarde promulgó un edicto que afirmaba que el emperador le había pedido que volviera a hacerse cargo del poder. Cixi encerró a Guangxu en el palacio y detuvo a seis de sus asesores supuestamente radicales, contra los que formularon vagas acusaciones de conspiración. Antes de que pudiesen siquiera ser juzgados, se llevó a efecto la orden de Cixi de ejecutarlos, con gran consternación del partido reformista y de muchos de los extranjeros que estaban en China. Kang Youwei se había ausentado de Pekín para cumplir una misión justo antes de que se produjera el golpe, pero su hermano menor estuvo entre las víctimas. Pusieron precio a su cabeza y Kang Youwei fue trasladado en un barco británico a un lugar seguro en Hong Kong; des324

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L Ren Bonian, 1840-1895, Retrato de un hombre m la. miseria. Reo Bonian, que sirvió en el Ejército del Reino del Cielo de los Taiping de Hong Xíuquan, presenta la dificil situación de un amigo, hwnilcle funcionario mal pagado del Gobierno.

2. Una de las calles principales de Pekín, 1907.

3. Patio interior de la casa de un mandarín, Pekín, hacia 18711872 (fotografia de John Thomson).

4. Mujer con los pies vendados. La tradición de vendar los pies hasta alcanzar puntas de poco más de siete centímetros causaba dolores intensos a las mujeres y hacía que andar les resultara dificil, pero era una ayuda para encontrar marido. Cuando las mujeres se quitaban las vendas durante las reformas de los Qjng experimentaban tanto dolor como al ponérselas por primera vez.

5. La emperatriz viuda Cixi con su séquito.

6. Li Hong7.hang.

7. El prlncipe Gong.

8. La historia del movimiento misionero cristiano en China no es sólo de explotación, malentendidos y hostilidad. Las escuelas y las publicaciones de las misiones ofrecieron oportunidades nuevas a los chinos. Mary Stone, licenciada china en una misión que obtuvo su título de medicina por la Universidad de Michigan, opera en el hospital de una misión (arriba); la doctora Stone con un grupo de misioneros metodistas (abajo).

9. Zou Rong, autor de El ejirúto reootsoonano (1903).

10. Qju jin, radical vehemente y partidaria de la Alianza Revolucionaria de Sun Yatsen en sus primeros tiempos.

11.Sun Yar-sen (segundo por la izquierda)con amigos estudiantes radicales en Hong Kong, 1887.

12. Rebelión de los Bóxers, Puerta de Pekín En agosto de 1900 una columna expedicionaria extranjera de unos veinte mil soldados sofocó la Rebelión de los Bóxers y levantó el sitio de los recintos extranjeros en Pekín. Una de las principales puertas de entrada en Pekín, desnuida parcialmente en los combates (arriba); tropas estadounidenses cerca de las tumbas de los emperadores Ming (abajo).

13. Kang 'rouwei (izquierda) y Liang Qichao (derecha). Letrados prominentes que coordinaron las actividades reformistas de los aspirantes al jinshi en Pekín, primavera de 1895.

14. Lu Xun en japón, a la edad de veinte años (1904), después de cortarse la coleta.

15. Las tropas del Eiérciro Permanente del Norte eran adiestradas en el manejo de pertrechos occidentales y en tácticas de la misma procedencia bajo el mando de Yuan Shikai, 1903.

16. Tropas revolucionarias, Hankou, 1911.

17. «Charlie- Soong, uno de los primeros seguidores de Sun Yat-sen. Las tres hijas de Soong se casaron con Sun Yar-sen, Chiang Kai-shek y el ministro de Harienda del Guomindang, H.H. Kong.

18. Yuan Shikai tomó posesión de su cargo de presidente de la república el 13 de febrero de 1912, después de que Sun Yat-sen renunciara a sus derechos al título.

19. Sun Yat-sen (centro), 1912.

20. En Nankín, soldados del Ejército Revolucionario cortan las coletas, símbolo del viejo orden manchú.

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21. jóvenes chinos aprenden secretariado e idiomas occid ental es tros del Gobierno, Nankin.

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de allí se trasladó primero a Japón y luego a Canadá. Liang Qjchao también huyó de China y empezó su vida de exiliado. Los sueños de Liang Qjchao y Kang Youwei de un programa reformista coherente que el emperador ceordinarta en nombre de una nueva China habían terminado en desastre.

Tres caras del nacionalismo Durante 1898 Y 1899, como parte de su oleada general de expansión imperialista, las potencias extranjeras intensificaron sus presiones yabusos en China. Los alemanes usaron el pretexto de un ataque a sus misioneros para ocupar la ciudad portuaria de Qjngdao, en Shandong, y reclamar derechos sobre las minas y los ferrocarriles en e! campo cercano. Los británicos se apoderaron de! puerto de Weihaiwei, en e! norte de la península de Shandong (donde estaba anclada la flota de los Qjng cuando los japoneses la habían hundido tres años antes), y obligaron a los Qjng a concederles en arrendamiento durante noventa y nueve años una gran extensión de fértiles tierras de labranza en la península de Kowloon, al norte de Hong Kong, que a partir de entonces los británicos llamaron "Los Nuevos Territorios». Los rusos incrementaron su presencia en Manchuria y ocuparon Lüshun, donde construyeron fortificaciones inmensas. Los franceses reclamaron derechos especiales en la frontera de TonIdn con las provincias de Yunnan, Cuangxi y Guangdong, y en la isla de Hainan. Los japoneses, que ya eran dueños de Taiwan, continuaron ejerciendo presiones sobre Corea e intensificaron su penetración económica en la China centraL Puede que los intentos de Estados Unidos de declarar una política de "puertas abiertas» para China, en virtud de la cual todos los países acordarían no negar a los otros el acceso a sus esferas de influencia, surtiera algún efecto moral y retrasase la división de China, pero no había sanciones que obligasen a cumplir dicha política. Algunos chinos empezaron a temer -con bastante razón- que su país estuviera a punto de ser "cortado en rodajas como un melón». En este clima de hostilidad y miedo nació en China una fuerza vigorosa. Las numerosas formas bajo las que apareció pueden englobarse en el término general de nacionalismo, que para los chinos comprendía una conciencia nueva y apremiante de su relación con las fuerzas extranjeras y con los manchúes. Incluía también el sentido del pueblo chino como unidad, que debía movilizarse para su propia supervivencia. Podemos ver el crecimiento de este fenómeno en tres ejemplos: 337

la rebelión de los bóxers en 1900, la publicación de El Ejército Revolucionario, de Zou Rong, en 1903, y el boicot a los estadounidenses de

1905. Los «Bóxers Unidos en la Justicia», como se llamaban a sí mismos, aparecieron por primera vez como fuerza en el noroeste de Shandong durante 1898. Su nombre y los ritos marciales que practicaban tenían su origen en varias sociedades secretas y unidades de autodefensa que se habían propagado por el sur de Shandong durante los años anteriores, principalmente para responder a las provocaciones de los misioneros occidentales y sus conversos chinos. Algunos bóxers creían ser invulnerables a las espadas y las balas y tenían un panteón ecléctico de espíritus y protectores sacados de la religión y las novelas populares y las obras de teatro callejero. Aunque carecían de una dirección unificada, los bóxers reclutaban sus efectivos entre agricultores locales y otros trabajadores desesperados a causa de las inundaciones desastrosas y las posteriores sequías en Shandong; empezaron a pedir que se pusiera fin a los privilegios especiales de los chinos convertidos al cristianismo y a atacar tanto a éstos como a los misioneros cristianos. A comienzos de 1899 ya habían destruido o robado muchas propiedades de cristianos chinos y asesinado a varios de ellos en la zona fronteriza de Shandong-Hebei. Los sucesos sembraron gran alarma entre los extranjeros, que exigieron que los Qjng reprimieran a los bóxers y sus seguidores. Los bóxers respondieron con una consigna popular, «Reavivad a los Qjng, destruid al extranjero», que pronto se convirtió en rimas alegres y ramplonas, algunas de las cuales, escritas en carteles, se colgaban en las paredes cerca de los altares de los bóxers o en las esquinas: Sus hombres son todos inmorales: Sus mujeres verdaderamente viles. Para el Diablo es el sexo madre-hijo Lo que sirve para reproducirse. Ninguna lluvia viene del Cielo, La tierra está seca y reseca.

y todo porque las iglesias Han embotellado el firmamento. Cuando por fin todos los Diablos Extranjeros Sean expulsados hasta el último hombre, Los Grandes Qing, unidos, juntos, Traerán la paz a esta tierra nuestra."

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En la primavera de 1900, el año que, según las predicciones de sus líderes, sería el amanecer de una nueva era religiosa, los bóxers ya habían experimentado un crecimiento espectacular. Quizás el setenta por ciento de ellos eran campesinos pobres, varones y jóvenes. El resto procedía de una amplia mezcla de trabajadores itinerantes y artesanos, como en tantos levantamientos anteriores contra los Qjng. En las filas de Jos bóxers había vendedores ambulantes y hombres que tiraban de rickshaws, porteadores de sillas de mano, barqueros de los canales, guarnicioneros, afiladores y barberos; algunos eran soldados expulsados y contrabandistas de sal. Había también grupos de mujeres, el más importante de los cuales era el llamado Faroles Rojos Relucientes, niñas y mujeres por lo general de entre doce y dieciocho años cuyos poderes femeninos se invocaban para combatir la «contaminación» de las mujeres cristianas chinas, de las que se creía que debilitaban a los hombres bóxers. La más conocida entre estas mujeres era -Lotus» Huang, hija de un barquero pobre y ex prostituta que, según se creía, era poseedora de poderes espirituales únicos. Otras mujeres formaban grupos denominados «Faroles Sartenes» y alimentaban a las tropas bóxers con el contenido de ollas que supuestamente volvían a llenarse por arte de magia después de cada comida. Todavía sin ninguna dirección coordinada, grupos de bóxers empezaron a llegar a Pekín y Tianiin a principios de junio. Vagaban por las calles vestidos con uniformes abigarrados de color rojo, negro, o luciendo turbantes amarillos y polainas rojas, y amuletos blancos en las muñecas; acosaban -y a veces mataban- a chinos convertidos al cristianismo e incluso a los que poseían objetos extranjeros: lámparas, relojes o cerillas. Los bóxers también dieron muerte a cuatro ingenieros franceses y belgas y a dos misioneros ingleses, destruyeron las vías del ferrocarril, incendiaron las estaciones y cortaron los hilos telegráficos. Los poderosos funcionarios provinciales titubeaban, al igual que la corte Qing, y a veces protegían a los extranjeros respondiendo con su fuerza a la fuerza de los bóxers, y otras veces parecían condonar o incluso aprobar las muestras de «lealtad» antiextranjera de los bóxers. El 17 de junio los occidentales arrebataron los fortines de Dagu a las fuerzas de los Qing con el fin de cubrir un desembarco de tropas en el caso de que estallara una guerra a gran escala. Dos días después llegaron a Pekín noticias de la batalla de los fortines de Dagu, el ministro alemán fue muerto a tiros en la calle cuando se dirigía al Zongli Yamen para una entrevista y fuerzas bóxers pusieron sitio al barrio de las legaciones extranjeras. El 21 de junio la emperatriz viuda, que ahora alaba339

ba a los bóxers como milicia leal, hizo pública una «declaración de guerra» contra las potencias extranjeras que, entre otras cosas, decía: Los extranjeros han sido agresivos para con nosotros, han violado nuestra integridad territorial, han pisoteado a nuestro pueblo... Oprimen a nuestro pueblo y blasfeman contra nuestros dioses. El pueblo llano sufre mucho a manos [de los extranjeros], y todo el mundo quiere vengarse. Por esta razón los bravos seguidores de los bóxers han estado quemando iglesias y matando cristianos. J

Ahora que la emperatriz viuda y altos funcionarios manchúes estaban claramente a su favor, los bóxers lanzaron una serie de ataques contra los recintos de las misiones y los extranjeros. Los ataques fueron especialmente feroces en Hebei, Henan y en Shanxi, donde tuvo lugar la peor atrocidad. El gobernador manchú, Yuxian, llamó a los misioneros y sus familias a la capital provincial, Taiyuan, y prometió protegerles de los bóxers. Pero cuando llegaron ordenó que los mataran a todos, cuarenta y cuatro hombres, mujeres y niños. En Pekín el cuerpo diplomático extranjero y sus familias se retiraron a una zona defensiva que se componía principalmente de los recintos británico, ruso, alemán, japonés y estadounidense, y estaba defendida por barricadas improvisadas a toda prisa con muebles, sacos terreros, maderas y colchones. Si los bóxers hubieran estado mejor organizados o si más tropas del ejército regular de los Qing hubiesen participado en el ataque, sin duda todos los occidentales habrían muerto. Pero el ataque no se lanzó de forma coordinada, los ejércitos modernizados se mantuvieron al margen y los poderosos gobernadores generales de la China central buscaron evasivas y se negaron a enviar a sus tropas recién adiestradas. EI4 de agosto de 1900 salió de Tianjin una columna de fuerzas expedicionarias extranjeras formada por unos veinte mil soldados, principalmente japoneses, rusos, británicos, estadounidenses y franceses, bajo una compleja estructura de mando conjunto. La resistencia de los bóxers se desmoronó rápidamente, comandantes clave de los Qjng se suicidaron y las tropas occidentales entraron en Pekín desde el este y levantaron el asedio de los bóxers el 14 de agosto. La emperatriz viuda y su sobrino Guangxu huyeron al oeste y establecieron una capital provisional en la ciudad de Xi'an, en el valle del río Wei. Después de una campaña prolongada y a menudo encarnizada, a cargo principalmente de una fuerza expedicionaria recién llegada e integrada por tropas alemanas, y de negociaciones complejas con la corte fugitiva y Li Hong340

zhang (una vez más, mediador indispensable), en septiembre de 1901 se firmó un tratado oficial de paz, el llamado Protocolo de los Bóxers. Los Qing accedieron en este protocolo a erigir monumentos en memoria de los más de doscientos occidentales muertos, prohibir todos los exámenes durante cinco años en las ciudades donde habían tenido lugar las atrocidades contra los extranjeros, prohibir por completo las importaciones de armas a China durante dos años, permitir la presencia permanente de vigilantes extranjeros y el emplazamiento de armas defensivas para proteger el barrio de las legaciones, convertir el Zongli Yamen en un Ministerio de Asuntos Exteriores con todo el prestigio debido y ejecutar a los principales partidarios de los bóxers, incluido Yuxian, el gobernador de Shanxi. También accedieron a pagar una indemnización de 450 millones de taels (alrededor de sesenta y siete millones de libras, lo que equivalía a 33 millones de dólares de acuerdo con los tipos de cambio de entonces) por los daños causados a vidas y propiedades extranjeras, suma asombrosa en unos tiempos en que los ingresos anuales de los Qjng se calculaban en unos doscientos millones de taels en total. Los pagos debían efectuarse en oro, siguiendo una escala ascendente, con un cuatro por ciento de intereses, hasta que la deuda quedara amortizada el31 de diciembre de 1940. Incluidos todos los intereses, los pagos que debían hacerse durante el periodo de treinta y nueve años ascenderían a casi mil millones de taels en total (exactamente 982.238.150). En enero de 1902 la emperatriz viuda y su sobrino Guangx:u regresaron en tren de Xi'an a Pekín, donde Li Hongzhang acababa de morir por causas naturales a los setenta y ocho años de edad. Cixi volvió a establecer su residencia en la Ciudad Prohibida, que durante más de un año había sido e! cuartel general de la fuerza expedicionaria extranjera. A finales de! mismo mes, en un gesto de reconciliación aparentemente sincero, recibió personalmente en su palacio a los máximos representantes del cuerpo diplomático extranjero; e! 1 de febrero, en otro gesto sin precedentes, ofreció una recepción a sus esposas. Pero al emperador Guangx:u aún no se le permitió desempeñar un pape! político manifiesto. Tanto Sun Yat-sen como Kang Youwei, los dos reformadores exiliados, intentaron sacar partido de la confusión que había causado la rebelión de los bóxers y lanzaron sus propios ataques contra los Qjng durante 1900. El de Kang Youwei tuvo lugar en Hubei y Anhui en agosto y e! de Sun Yat-sen, en Huizhou, al este de Cantón, en octubre. El objetivo de Kang Youwei era colocar a Guangx:u nuevamente en el poder como monarca constitucional, mientras que Sun Yat-sen quería fundar una república china. Ninguno de los dos planes estaba bien finan341

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lA REBElió N DE W S BÓXEllS, 1898·190 J

ciado ni bien coordinado y las tropas de los Qjng sofocaron ambos sin dificultad. Las formas de protesta volvieron a quedar en manos de Jos manipuladores de la palabra escrita. El más perspicuo de ellos resultó ser un estudiante de dieciocho años llamado Zou Rong, cuya obra ofrece un segundo ejemplo de los nuevos tipos de nacionalismo. Zou Rong era uno más del número cada vez mayor de jóvenes chinos que, en el año posterior a la guerra sinojaponesa, habían ido a estudiar a Japón; impresionados por el poderío japonés, estos estudiantes querían observarlo en origen. La aparente incapacidad de los Qjng de reaccionar creativamente en su momento de crisis consternó a Zou Rong. Como hicieran en su día ciertos líderes de sociedades secretas y de los 'Iaiping, echó la culpa a los manchúes en particular, pero, a diferencia de los rebeldes anteriores, fue más allá de las consignas y redactó una crítica larga y detallada de la debilidad manchú. Irónicamente, pudo hacerlo porque, desde su vuelta de Japón , vivía en la zona de concesiones extranjeras de Shanghai, donde, al amparo de complejos acuerdos jurisdiccionales sobre «extraterritorialidad», los residentes se hallaban sometidos a los llamados tribunales «mixtos», en los cuales dominaban usos jurídicos occidentales. 342

Los residentes podían escribir y difundir sus escritos con una libertad que les estaba vedada a quienes vivían en poblaciones ordinarias supervisadas por los magistrados y la policía de los Qing. Zou Rong reunió sus ideas antimanchúes en un libro corto titulado El Ejército Revolucionario (1903). Empleando un lenguaje resonante, instó a sus compatriotas chinos a rechazar el yugo manchú y hacerse dueños de su propio destino. Declaró que los chinos se habían convertido en una raza de esclavos y que hombres como Zeng Guofan, exterminador de los Taiping, lejos de ser héroes eran los lacayos de los manchúes y los carniceros de su propia gente. Los chinos deberían aprender de los ejemplos europeos que es posible derrocar la tiranía nacional y liberar su país de la dominación extranjera si el pueblo es consciente de su unidad y lucha codo con codo. Tal como escribió Zou Rong: No me duele repetir una y otra vez que internamente somos esclavos de los manchúes y padecemos su tiranía, externamente nos están hostigando las Potencias y nos vemos doblemente esclavizados. LJ. razón por la cual nuestra sagrada raza han, descendiente del Emperador Amarillo, deberla apoyar la independencia revolucionaria surge precisamente de la cuestión de SI nuestra raza se hundirá y será exterminada."

y pidió enfáticamente a sus compatriotas han que recuperasen su destino: Poseéis Gobierno, dirigidlo vosotros mismos; tenéis leyes, guardadlas vosotros mismos; tenéis industrias, administradlas vosotros mismos; poseéis fuerzas armadas, dadles órdenes vosotros mismos; poseéis tierras, velad por ellas vosotros mismos; tenéis recursos inagotables, explotadlos vosotros mismos. Estáis capacitados en todos los sentidos para la independencia revolucionaria. 5

Estos estimulantes llamamientos, hechos en medio de otras exigencias de reformas tales como asambleas elegidas, igualdad de derechos para las mujeres y garantías de libertad de prensa y de reunión, constituían una mezcla apasionante. El opúsculo tuvo mucha difusión y Sun Yat-sen en particular 10 aprovechó como medio de rebasar al mucho más cauto Kang Youwei, y distribuyó miles de ejemplares entre sus propios partidarios en San Francisco y Singapur. Los funcionarios de los Qjng ejercieron fuertes presiones sobre las autoridades occidentales de Shanghai para que entregasen a Zou Rong y a los escritores y periodistas que habían colaborado con él para publicar la obra y hacerla circu343

lar. Los occidentales se negaron y en 1904 Zou Rong fue acusado de distribuir escritos incendiarios y juzgado en e! Tribunal Mixto de Shanghai. La sentencia fue de dos años, mientras que un tribunal de los Qjng se hubiera apresurado a condenarlo a muerte. Debido a una cruel ironía, Zou Rong, que se había librado de un fin humillante y doloroso a manos de los Qing, enfermó en prisión y murió a comienzos de 1905. Aunque sólo contaba diecinueve años, había logrado dejar una huella extraordinaria en su tiempo. Durante e! proceso de Zou Rong había ido en aumento otra oleada de protestas contra los abusos de los extranjeros. Desde la aprobación en Estados Unidos de las leyes de exclusión de los chinos en 1882, y su ratificación forzosa por medio de un tratado, los estadounidenses habían cometido muchos actos hostiles contra los inmigrantes chinos. Funcionarios de inmigración del Departamento del Tesoro de Estados Unidos irrumpían en los domicilios de los chinos en ciudades estadounidenses con e! pretexto de verificar sus papeles; el acoso y las deportaciones eran comunes; y los chinos que llegaban a puertos estadounidenses -incluidos visitantes de estatus elevado tales como las delegaciones que fueron invitadas a la Exposición de San Luis en 1904eran maltratados e insultados. Los motivos de queja aumentaron cuando las medidas de exclusión estadounidenses se hicieron extensivas a los chinos que residían en Hawai y Filipinas. En 1905 ya había empezado a surgir en China un nuevo tipo de respuesta que suponía una tercera forma de expresar los sentimientos nacionalistas. A instancias del ministro chino en Washington, el recién creado Ministerio de Asuntos Exteriores de los Qjng se indignó tanto al saber de los malos tratos de que eran objeto los chinos que se negó a renovar el tratado de inmigración con Estados Unidos. Para reforzar la posición de China, mercaderes de Cantón, Shanghai, Xiamen, Tianjin y otras partes declararon el boicot total a las mercancías estadounidenses en junio de 19D5. Ya se habían declarado boicots parecidos antes, entre los que destacaba el de los mercaderes de Hankou en el decenio de 1880, pero ninguno tan generalizado y cargado de ideología. A pesar de las protestas del Gobierno estadounidense y de la intervención de algunos funcionarios locales de los Qjng, especialmente en los puertos del norte de China, el boicot fue eficaz en muchas ciudades, en particular en Cantón y Shanghai. La corte de los Qjng acabó cediendo ante las presiones estadounidenses y dio a conocer una proclamación contra el boicot; pero como los ejemplares de la proclamación se colocaron al revés en muchas ciudades, los boicoteadores pensaron con razón que la actitud de la corte era ambivalente. Con el apoyo de fondos de

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las comunidades chinas de California y Oregón, así como del fervor patriótico de los estudiantes chinos -muchos de los cuales acababan de regresar después de estudiar en japón-, los mercaderes chinos se negaron a comerciar con artículos estadounidenses tales como cigarrillos, algodón, queroseno y harina. Hasta finales de septiembre no se resquebrajó su solidaridad y empezó una lenta vuelta del comercio a la normalidad. Aunque no fue tan dramático a primera vista como la violencia de los bóxers o la retórica vehemente de Zou Rong, este intento de responder a la humillación nacional utilizando medidas económicas concertadas señaló un nuevo tipo de movimiento popular en la historia de China.

Fuerzas emergentes El aumento de la fuerza y la complejidad del nacionalismo chino no fue más que uno de los aspectos de una nueva búsqueda de identidad que trascendía todas las clases sociales en las postrimerías del periodo Qjng. Presiones económicas, políticas, educativas y sociales empezaron ahora a afectar a prácticamente toda la población de China, excepto, quizás, a la gente que estaba atada a pautas tradicionales de vida rural muy lejos de las ciudades. Incluso estos agricultores pobres, sin embargo, comprendieron que los impuestos tenían que subir para pagar las nuevas reformas y se juntaron para protestar en muchas partes del país, pero fueron reprimidos sin contemplaciones por las tropas de los Qing y los agentes de los recién fundados cuerpos de policía. Entre los que en otro tiempo no hubiesen sido escuchados pero ahora, en los últimos años de la dinastía, hacían oír sus VOces con mayor efecto estaban los estudiantes en ultramar, las mujeres, los mercaderes y los trabajadores urbanos. Después de que la misión oficial integrada por estudiantes volviera de Hartford, Connecticut, en el decenio de 1880, una nueva oleada de estudiantes chinos partió con destino a Europa, donde Gran Bretaña y Francia eran lugares de destino que gozaban de especial preferencia. Un pionero de este movimiento fue Yan Fu, que se había educado en la escuela de los astilleros de Fuzhou en el decenio de 1860 y en 1877 había sido enviado a Inglaterra, donde se matriculó en las escuelas navales de Portsmouth y Greenwich. En ellas estudió la tecnología naval británica, que seguía siendo la mejor del mundo a pesar de la fuerte competencia de los alemanes. También dedicó mucho tiempo a examinar los 345

usos jurídicos occidentales y empezó a leer mucha teoría política occidental. Estas lecturas despertaron en él interés por los llamados «darwinistas sociales», los que pretendían aplicar al destino de las unidades sociales las teorías de Charles Darwin sobre la evolución de las especies. Para los chinos estas teorías, que hablaban de la «supervivencia de los más aptos» y de la necesidad de adaptación creativa para evitar la extinción de la especie, parecían tener una triste relación con la situación dificil en que se encontraba su país. Las traducciones de estas obras al chino que hizo Yan Fu tuvieron mucha circulación. Después de volver a China en 1879, Yan Fu también trabajó como administrador en la Academia Naval de Beiyang de Li Hongzhang y se convirtió en superintendente en 1890. Además de cumplir sus otras obligaciones, que eran muchas, se embarcó en una serie de traducciones de obras influyentes tales como Evolution and Etbics, de Thomas Huxley, Sobre la libertad, de John Stuart Mill, El espíritu de las Ieyes. de Montesquieu, y La riqxeza de las naciones, de Adam Smith. Aunque con frecuencia se sentía deprimido y fracasado en su carrera profesional en la academia de Beiyang -la depresión extrema le llevó a la adicción al opio-, Yan Fu logró introducir una serie electrizante de ideas en los estudiantes chinos. Cuando la corte de los Qjng ordenó la abolición del t.radicional sistema de exámenes confuciano en 1905, se abrieron de par en par las puertas para hacer una afortunada carrera intelectual o académica y surgieron opciones nuevas para la juventud china. Un joven llamado Zhou Shuren, que llegaría a ser el más famoso autor de narraciones cortas de China con el seudónimo de «Lu Xun», se vio atrapado por estas corrientes nuevas. Tras formarse en escuelas confucianas locales de Zhejiang, Lu Xun leyó en su adolescencia las obras de Yan Fu sobre darwinismo social y luego se unió al gran éxodo de estudiantes chinos a Japón, que se había convertido en un imán para los jóvenes chinos. Mucho más cerca y barato que Estados Unidos o Europa, con una escritura en común y una forma de vestir y una dieta no tan distintas, Japón ofrecía un modelo atractivo después de derrotar a los chinos en 1894, y este atractivo se hizo aún mayor tras la derrota aplastante que infligió a las fuerzas rusas en Lüshun en 1904. El medio que habían empleado los japoneses para injertar una estructura constitucional en el sistema imperial vigente despertó hondo interés entre los jóvenes chinos de mentalidad reformista. Fue también en la prensa japonesa donde los chinos descubrieron un vocabulario nuevo que los japoneses habían creado poco antes para expresar grandes conceptos importados de Occidente, tales como «derechos humanos», «constituciones», «democracia», «representación» y «parlamento». Dado que los ja346

poneses usaban caracteres chinos en su propio sistema de escritura, estas palabras de nuevo cuño podían trasladarse a China con aparente facilidad, si bien en realidad era frecuente que los caracteres chinos que se empleaban para estos neologismos tuvieran en China un sentido propio que chocaba con los significados nuevos que se les quería dar. Las facultades de derecho y de medicina de Japón, sus academias militares, Jos departamentos de ciencias políticas y económicas, etcétera, parecían ofrecer a los chinos nueva esperanza en unos momentos en que daba la impresión de que la «esencia» china tradicional era más frágil cada año ante el abrumador poderío práctico de Occidente. Fue mientras estudiaba medicina en Japón en 1905 cuando Lu Xun sufrió una fuerte impresión al ver una diapositiva para linterna mágica en la que japoneses triunfantes ejecutaban a un supuesto traidor chino en medio de un nutrido y apático corro de espectadores chinos. Decidió entonces renunciar a la medicina y concentrarse en la literatura, la cual, según creía, podía a su vez dar una sacudida a los chinos para que tomasen conciencia de su lamentable situación. Lu Xun pensaba que mientras la vida cultural y espiritual de China siguiera inmersa en el caos, poco sentido tenía preocuparse por la salud de los cuerpos chinos. Empezó un programa de traducción al chino de obras importantes de realismo social procedentes de Europa y Rusia para que los estudiantes chinos comprendieran los grandes asuntos que habían dominado otras partes del mundo durante el medio siglo anterior. Las autoridades chinas sólo podían supervisar de forma poco rigurosa a los miles de estudiantes chinos que estaban en Japón. aunque muchos de ellos se mantenían gracias a becas del Gobierno y teóricamente se les podía mandar de vuelta a casa por mal comportamiento. En sus filas excitables y enérgicas encontró Sun Yat-sen a jóvenes deseosos de afiliarse a sus organizaciones contrarias a los Qjng, y en 1905 su organización revolucionaria se unió a varios grupos radicales para formar la «Alianza Revolucionaria» (Tongmeng hui). La nueva asociación trataba de infiltrar a algunos de sus miembros en China cuando terminaban sus estudios, con el fin de que preparasen una insurrección militar. La ideología de la Alianza era una mezcla de las ideas revolucionarias de Sun Yat-sen -que eran fruto de su periodo de estudios europeos y de las lecturas subsiguientes- y teorías socialistas sobre la igualación de la contribución territorial y la necesidad de controlar el desarrollo capitalista. El osado llamamiento de Sun Yat-sen a favor del activismo revolucionario era cada vez más convincente que el llamamiento, más prudente, de Kang Youwei a favor de la monarquía constitucional y la protección del emperador Guangxu.

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Entre los chinos que estudiaban en Japón había muchas mujeres jóvenes y esto causó un cambio drástico en la vida social y política china. Si bien algunos «revolucionarios» chinos todavía se llevaban a sus concubinas de pies vendados a Japón, muchas jóvenes independientes, animadas por sus propios padres o hermanos, se quitaban las vendas de los pies y luchaban para obtener una educación suficiente o incluso avanzada. Encontraban apoyo moral y social en hermandades de mujeres que prometían alojamiento y ayuda económica si se quedaban solteras, en grupos de hombres que se comprometían a casarse con jóvenes de «pies grandes», que seguían considerándose poco elegantes, y en escuelas que alentaban activamente su deseos de educarse. Estas mujeres tenían ahora modelos nuevos en famosas figuras occidentales como Juana de Arco, Madame Roland, Plorence Nightingale y Catharine Beecher, cuyas biografias se traducían, publicaban y volvían a publicarse en revistas. Existían también imágenes nuevas y austeras tales como la joven radical rusa Sophia Perofskaya, que asesinó al zar Alejandro II y que, si bien fue detenida y ejecutada, pasó a ser un modelo de intransigencia y valor femeninos frente al mal Gobierno autocrático. Aunque las cifras seguían siendo pequeñas -en 1909 sólo alrededor de trece mil muchachas estaban matriculadas en escuelas en toda China y unos cuantos centenares más en el extranjero-, para estos miles de jóvenes chinas éste fue un periodo de adquisición ininterrumpida de habilidades literarias y de reflexión prudente sobre la debilidad de China y las restricciones de la vida en familia. Pero un ejemplo vívido de la puesta en práctica literal de los objetivos más revolucionarios de las mujeres lo ofreció Qju Jin, una joven de la misma parte de Zhejiang que el escritor Lu Xun. Cuando era joven sus padres concertaron el matrimonio de Qju Jin con un hombre que no le gustaba y era hijo de un mercader. Qju Jin dio dos hijos a su esposo antes de abandonar súbitamente a su familia e irse sola a Japón en 1904. Allí se mantuvo con la venta de sus joyas y con la ayuda de amigos y empezó a estudiar múltiples materias occidentales y a hablar en público sobre la necesidad de la reforma. Atraída hacia la órbita de la Alianza Revolucionaria de Sun Yat-sen, a Qju Jin le gustaba ir vestida de hombre de vez en cuando y experimentar con explosivos. Tras volver a China en 1906, se convirtió en maestra radical de una escuela pequeña de Zhejiang, mantuvo sus contactos con miembros de la Alianza Revolucionaria y se reunía con miembros de sociedades secretas locales. Solía hacer instrucción militar y montaba a caballo a horcajadas, lo cual inevitablemente la hizo objeto de críticas por parte de sus vecinos más conservadores, pero 10348

gró conservar su puesto de maestra. Fue en su escuela donde, en julio de 1907, junto con un amigo revolucionario de Anhui, trató de instigar un levantamiento contra los Qjng. Tropas locales la capturaron sin dificultad y fue ejecutada tras un breve juicio. Tal vez hubo quien dijo que la vida de Qiu jin había sido corta, infeliz y fútil; pero el ejemplo que dejó fue de valor e iniciativa ante hondas frustraciones nacionales, y otras mujeres chinas continuarían la lucha por las libertades políticas. El mundo comercial de los mercaderes chinos también se veía agitado por los cambios en este periodo. Hemos señalado que los estadistas que promovían el «fortalecimiento» habían tratado de ampliar la base económica de China mediante la creación de «compañías supervisadas por el Gobierno y administradas por mercaderes» y que algunas de éstas habían tenido éxito en campos tales como el transporte marítimo y la minería. Pero los problemas causados por la coincidencia parcial de jurisdicciones y la falta de capital frenaron estos esfuerzos y en el decenio de 1890 el Gobierno estaba más interesado por las llamadas «compañías administradas conjuntamente por funcionarios y mercaderes». La creación de muchas de ellas la fomentaron funcionarios de Shanghai o el gobernador general Zhang Zhidong en HunanHubei, y entre ellas había varias fábricas nuevas de hilados y tejidos, con un capital como mínimo de 500.000 taels. El capital lo reunieron funcionarios ricos que actuaron de consuno con la pequeña nobleza y los mercaderes locales, aunque en algunos casos estos últimos fueron en esencia obligados a «contribuir» por funcionarios provinciales. Sólo había un paso de este nivel de actividad a que algunos funcionarios provinciales actuasen como empresarios independientes o algunos ricos locales creasen sus industrias propias sin apoyo de! Estado. El yema de Zeng Guofan, Nie, era un alto funcionario que invirtió en las nuevas fábricas de algodón de Shanghai; a su vez, los dos hijos de Nie, que hablaban inglés y no tenían ningún cargo oficial, se convirtieron en importantes creadores de capital que dieron a la familia beneficios de más de cien mil taels en 1904. Dado que la corte Qjng, la burocracia metropolitana de Pekín, los funcionarios provinciales y los mercaderes tenían sus propios intereses y apoyos, resultó imposible crear e! tipo de política económica coordinada que tan buenos resultados había dado en Japón durante la Restauración Meiji. Aun así, algunos cortesanos importantes intentaron hacer algo en ese sentido. El príncipe Chun, por ejemplo, hermano del emperador Guangxu, conoció a muchos mercaderes chinos de ultramar en el viaje diplomático que hizo para pedir disculpas a los gobier349

nos occidentales por las matanzas que hubo durante la rebelión de los bóxers. Regresó a China convertido en partidario resuelto de la decidida intervención del Estado en la economía. En parte a instancias suyas, en 1903 los Qjng fundaron un Ministerio de Asuntos Comerciales (Shangbu) cuya categoría era parecida a la de los seis ministerios de antaño y el nuevo Ministerio de Asuntos Exteriores. El Ministerio de Asuntos Comerciales tenía cuatro oficinas principales: una se ocupaba del comercio (patentes y monopolios incluidos); otra, de la agricultura y la silvicultura; la tercera, de la industria, y la última, de las «auditorías» (que abarcaban campos tales como la banca, las ferias comerciales, pesos y medidas, y pleitos comerciales). Al mismo tiempo, el Estado instaba a formar cámaras de comercio con la esperanza de que facilitaran el control central sobre los mercaderes. Al parecer, los Qjng no se dieron cuenta de que las cámaras de comercio también podían dar a los comerciantes una sensación de iniciativa y autonomía locales. La Cámara de Comercio de Shanghai, integrada por miembros de los gremios urbanos tradicionales, de las instituciones bancarias locales y del empresariado recién enriquecido, se organizó en 1903, si bien continuaron dominándola figuras financieras de la ciudad de Ningbo, en la provincia de Zhejiang. La cámara de Cantón tardó más en crecer debido a la poca disposición local a permitir la supervisión central, pero en 1905 ya era una fuerza económica. Ambas cámaras desempeñaron un papel importante en la dirección del boicot a los estadounidenses a finales de 1905. Cuando aumentó su riqueza, los mercaderes chinos del Sudeste Asiático (y, en menor medida, de Canadá y Estados Unidos), empezaron a invertir también en ciertas empresas chinas o a poner capital a disposición de otros para que lo invirtiesen. Estas nuevas formas de comercio y desarrollo industrial se convirtieron, al igual que el imperialismo extranjero, en causas de dislocación en las vidas de los trabajadores urbanos. Documentos dispersos permiten ver las respuestas de estos trabajadores. En los comienzos del periodo Qjng se habían registrado ejemplos de interrupción de las actividades en los mercados urbanos y huelgas entre trabajadores tales como los horneros de las fábricas de porcelana de jiangxi y los hombres que tiraban de las barcazas que transportaban cereales en el Gran Canal. Pero una carta que en 1897 escribió en Shanghai un vendedor estadounidense de veintiocho años de la Winchester Repeating Arms Company muestra el aumento de las tensiones urbanas en medio de nuevas realidades sociales, así como la rapidez con que los extranjeros podían verse envueltos en ellas. 350

El autor de la carta describe un conflicto que surgió a finales de marzo de 1897, cuando el Consejo Municipal de Shanghai decidió subir el impuesto que cobraba a los culis que manejaban carretillas y que de cuatrocientas monedas de cobre al mes pasarían a pagar seiscientas (un salto de 25 a 37,5 centavos según los tipos de cambio de entonces). En señal de protesta, los culis se organizaron y el 1 de abril ya habían desaparecido de las calles todas las carretillas. Días después, cuando un culi solitario trató de pasar de la concesión francesa a la concesión inglesa con una carretilla llena de desperdicios, una multitud de trabajadores le propinó una paliza y le destruyó la carretilla. Un policía que acudió en ayuda del culi agredido también fue apaleado. Unos occidentales vieron desde su club que el policía estaba en apuros y se acercaron para socorrerle, a la vez que policías montados trataban de ayudar a los occidentales, pero que tuvieron que desmontar porque sus ponis tenían miedo de la multitud. Los culis se enfrentaron a las espadas desenvainadas de los policías con palos y ladrillos que arrancaron de paredes cercanas. Cuatro toques de sirena de una cañonera británica atrajeron a «voluntarios» occidentales al lugar del altercado en veinte minutos y los culis fueron dispersados; tres de ellos murieron y dos policías resultaron heridos. Antes de que transcurrieran treinta minutos llegaron marinos de cuatro buques extranjeros y ocuparon puentes y espacios públicos clave. La paz volvió a las calles y el Consejo Municipal decidió aplazar el aumento del impuesto hasta julio.' Hankou también se hallaba experimentando un desarrollo industrial espectacular bajo Zhang Zhidong y en el decenio de 1890 ya eran más de diez millos trabajadores empleados en plantas industriales modernas. También aquí el aumento del número de extranjeros que residían en la ciudad y la apertura de más concesiones extranjeras intensificaron las tensiones sociales. Las condiciones de trabajo eran pésimas, los salarios bajos y los alojamientos atroces debido a la llegada de inmigrantes del campo a la ciudad, que ya estaba superpoblada, en busca de empleo a largo plazo o con dedicación parcial. Los trabajadores del cobre se declararon en huelga en 1905, los empleados de la fábrica de la moneda siguieron su ejemplo en 1907 y miles de vendedores callejeros, buhoneros y dueños de tenderetes, junto con los dependientes de las pañerías, hicieron 10 propio en 1908. En otras ciudades grandes de China se estaban construyendo -a menudo con capital extranjero- fábricas de tejidos de algodón, cemento, cigarrillos, hierro, papel, etcétera, todas las cuales mostraban indicios de explotación y descontento. La mayoría de la gente aún no percibía signos de mayor alcance en estas protestas laborales, pero la noticia del intento revolucionario 351

de 1905 en Rusia surtió un fuerte efecto en Asia Oriental. Radicales japoneses allegados a Sun Yat-sen establecieron un nuevo tipo de paralelo ruso-chino y pusieron a Sun Yat-sen en contacto con revolucionarios rusos. Como explicó de forma gráfica y sencilla un japonés, China y Rusia eran las dos autocracias más grandes del mundo y la represión a la que recurrían era un obstáculo para la libertad en todas partes. La solución era clara: «Para que la civilización avanzase era necesario derribar estas autocracias»."

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El final de la dinastía

La constitución de los Qjng

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Entre 1860 y 1905 la corte Qing y funcionarios provinciales chinos habían intentado adaptar numerosas técnicas e ideas occidentales a las necesidades confirmadas de China: artillería, barcos, el telégrafo, nuevas escuelas, fábricas, cámaras de comercio y el derecho internacionaL Si bien el centro de atención cambiaba constantemente, la meta era siempre aprender ciertas prácticas de Occidente que harían a China más fuerte y más capaz de protegerse de las presiones y las exigencias de aquellos mismos extranjeros. Era, por tanto, lógico, después del desastre de la rebelión de los bóxers, que los Qjng intentaran adoptar elementos de las estructuras constitucionales que parecían estar en el fondo del poderío occidental. En el decenio de 1850, letrados-funcionarios como Xu Jiyu habían alabado de forma especial la flexibilidad y la transparencia del sistema congresual y presidencial estadounidense; y al principio fue a Estados Unidos adonde los Qing mandaron a sus estudiantes para que se formasen. Otros letrados se sentían atraídos por la ideología de la Revolución francesa y admiraban la expansión espectacular del poderío francés en el siglo XIX. Pero como difícilmente podía gustarle la idea de una república que entrañaría su propia desaparición, la corte de los Qjng también empezó a examinar seriamente varios ejemplos de monarquía constitucional que podían fortalecer el país y a la vez apuntalar su propia dinastía. Gran Bretaña, que seguía siendo la máxima potencia industrial y militar del mundo, era un ejemplo obvio; otro era Alemania, que ascendía rápidamente hacia la prominencia mundial; y un tercer ejemplo -y el más impresionante- era Japón, que en menos de veinte años desde la instauración de una estructura imperial y parlamentaria conjunta había transformado su economía, su industria, su ejército, su marina y todo su sistema de tenencia de la tierra. La prueba más asombrosa de la fuerza que estos cambios dieron a Japón era

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la victoria en la guerra de 1894 contra China y en la de 1904-1905 contra Rusia. El primer gesto tangible hacia la reforma constitucional lo hizo la emperatriz viuda Cixi cuando en 1905 ordenó que se formara un pequeño grupo de estudio integrado por cinco príncipes y funcionarios -tres manchúes y dos chinos- que viajarían a Japón, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Rusia e Italia para estudiar sus formas de Gobierno. Cuando se dieron cuenta de que la misión podía fortalecer al Estado Qing hasta tal punto que sería imposible derribarlo, ciertos nacionalistas radicales se sintieron consternados y algunos recurrieron al terrorismo para intentar detener esta nueva medida de los Qjng a favor de! cambio. Un joven estudiante revolucionario intentó volar e! tren que llevaba a la misión constitucional al salir de la estación de Pekín en septiembre. La explosión se produjo a destiempo y e! aspirante a asesino resultó muerto, pero consiguió herir a dos de los comisarios y causar un retraso de cuatro meses hasta que fue posible nombrar sustitutos. La nueva misión viajó a Estados Unidos tras hacer escala en Japón, y llegó a Washington D.C en enero de 1906, antes de proseguir su viaje a Europa, donde permaneció hasta la primavera. A su regreso a China, recomendó a la emperatriz viuda que se llevase a cabo algún tipo de reforma constitucional y sugirió Japón como modelo más eficaz, ya que allí se había mantenido a la familia imperial reinante en el poder. En noviembre de 1906 la emperatriz viuda promulgó un edicto que prometía preparar una constitución y reformar la estructura administrativa de China remodelando los ministerios existentes y creando otros nuevos, recortando los poderes de los gobernadores generales y convocando una asamblea nacional. Habían pasado sólo ocho años desde que al emperador Guangxu y sus seguidores les impidieran poner en práctica reformas mucho más moderadas, pero la crisis era ahora tan clara que la decisión de la emperatriz viuda encontró mucha aceptación entre los funcionarios, tanto manchúes como chinos. Antes incluso de que el Gobierno central tomara estas decisiones, algunos funcionarios chinos ya habían empezado a reevaluar la naturaleza del Gobierno local de los Qjng y su accesibilidad al pueblo. Ya en 1902 el gobernador de la provincia de Shanxi, Zhao Erxun, formulaba propuestas que convertirían el sistema de seguridad mutua, llamado haojia, en una red de Gobierno local que abarcaría poblaciones pequeñas o grupos de poblados bajo jefes locales seleccionados cuidadosamente. Se crearían así unidades administrativas mucho más pequeñas que los condados (xian) que existían y se hallaban bajo el control de 354

magistrados, y se permitiría una mayor participación popular en la administración local y en la planificación económica. Otras reformas que se propusieron eran fundar escuelas para mujeres, crear un sistema de policía urbana y, en particular, redirigir fondos de las organizaciones de comunidades locales -tales como templos o linajes- a las necesidades de la reforma del Gobierno local y la educación. Zhao Erxun opinaba que un nuevo nivel de estructura local era esencial, ya que los magistrados se veían abrumados por los trámites burocráticos y la «mayoría de los funcionarios de Shanxi estaban acostumbrados a no tomar ninguna iniciativa. En los distritos pobres y lejanos estos hombres se encuentran muy a gusto con gente despreciable de su propia calaña». 1 La recién formada Oficina de Asuntos Gubernamentales dio a conocer oficialmente estos intentos de reforma y en 1905 la corte alentó, también oficialmente, la creación de oficinas administrativas subcondales. Los problemas que se hicieron manifiestos en estos intentos reformistas son indicios de la fragilidad de las instituciones protodemocráticas y de la dificultad de instaurarlas en un contexto que no estaba preparado para ellas. Los miembros de la elite china educada en el confucianismo, ya fueran titulares de algún cargo, terratenientes o comerciantes (yen algunos casos en la misma familia había representantes de las tres cosas), gozaban de preponderancia natural en el campo y las ciudades. Su poder había sido estabilizado mucho antes por varias instituciones del Estado chino, entre ellas las jerarquías burocráticas, el cargo de magistrado de condado, los exámenes de Estado, la baojia y el sistema de tributación rural. Pero los cambios constitucionales no disminuirían inevitablemente el poder de esta elite; de hecho, podían perpetuarlo o incrementarlo si la elite era capaz de adaptarse de forma inteligente al cambio y dominar los nuevos órganos de Gobierno. Un ejemplo que hace al caso es la «ley de evitación», que prohibía a los funcionarios de los Qing servir en su provincia natal con el fin de que no pudieran utilizar su cargo en beneficio de sus intereses económicos allí. Pero si, como había propuesto el gobernador de Shanxi, para desempeñar un cargo se nombraba a nativos del lugar, éstos podrían consolidar su poder y abusar de él en sus propias comunidades. Otro ejemplo de la ambigüedad de la reforma fue la abolición en 1905 del sistema de exámenes de Estado. En cierto sentido, podría considerarse que esta medida ofrecía mayores oportunidades a las personas de talento de todas las clases sociales y grupos ocupacionales, pero en realidad eran en gran parte los hijos (y de vez en cuando las hijas) de los grupos tradicionales de la elite los que tenían el dinero y la ambición necesarios para matricularse en las nuevas escuelas, ya fuese en China

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o en ultramar; así pues, el cambio constitucional que exigía una educación bastante avanzada como criterio para ejercer el derecho al voto o desempeñar un cargo también podía fortalecer a determinadas familias acaudaladas locales. En Tianjin, que en las postrimerías del periodo Qjng había pasado a ser un centro cosmopolita para el comercio exterior y cuartel general de las modernas unidades militares y navales de China, el gobernador reformista Yuan Shikai propuso un camino distinto para alcanzar el cambio. A diferencia de los reformadores de Shanxi, su plan consistía en abolir por completo los sistemas de baojia y crear un cuerpo de policía cuyos efectivos, preparación y remuneración se basarían en modelos occidentales con el objeto de reforzar el control local. Yuan Shikai y sus colaboradores interpretaron los decretos de los Qjng relativos al Gobierno local bajo la influencia de modelos japoneses también y actuaron rápidamente para organizar una «oficina de autogobiemo» que estudiase las posibilidades de representación limitada en la administración local. Un propósito de la oficina era reforzar la creciente clientela urbana, en vez de incrementar el poder de la pequeña nobleza rural, que ya estaba afianzado. Uno de los asesores del propio Yuan Shikai reconoció que «eruditos occidentales han dicho que en el pasado la corriente civilizadora iba de Oriente a Occidente. Ahora va de Occidente a Oriente. Podemos ver que dentro de unos cuantos años ciertamente no habrá más países autocráticos».' La solución del asesor consistía en elegir asambleas subcondales. Aunque representaba un cambio muy rápido para Yuan Shikai, en 1906 ya había fundado escuelas de autogobierno, cuya misión era educar a los habitantes de las ciudades del norte de China para los cambios que depararía el futuro, y en 1907 autorizó que se celebraran elecciones para un consejo en Tianjin. En otras partes de China, con distintos grados de rapidez y rigor, el país avanzaba poco a poco hacia el cambio constitucional. A finales de 1908 la corte anunció que se instauraría un sistema de Gobierno constitucional en toda regla durante los siguientes nueve meses, el mismo tiempo que habían tardado los japoneses después de la Restauración Meiji de 1868. Aunque el emperador Qjng conservaría un poder casi total sobre la nueva estructura parlamentaria, el presupuesto, las fuerzas armadas, la política exterior y el sistema judicial, ahora se aceptaba la necesidad de un sistema eficaz de Gobierno elegido en los niveles central, provincial y local. La muerte de la emperatriz viuda Cixi en noviembre de 1908, al día siguiente de la del infortunado emperador Guangxu -que seguía encerrado en palacio después del fracaso de su intento reformista un decenio antes-, no desvió la dirección general

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de la reforma. En todo caso, acrecentó la sensación de apremio, ya que los regentes manchúes del nuevo emperador Puyi -que era un recién nacido cuando subió al trono, igual que sus dos predecesores- formaron un gabinete consultivo repleto de manchúes y neciamente no se percataron de que esta medida exacerbaría las suspicacias de los chinos en el sentido de que todo el sistema de reforma constitucional sería manipulado para proteger a la dinastía gobernante. Las asambleas provinciales, que se reunieron por primera vez en octubre de 1909, eran instituciones asombrosamente nuevas y su efecto en la vida política del país fue variable. Aunque seguían siendo instituciones de la elite, vedadas a las mujeres, con criterios rigurosos sobre la edad, la riqueza y la educación, reunían en foros públicos a hombres que se preocupaban no sólo por sus propias familias y los intereses locales, sino también por el destino de su país. La participación en las elecciones era elevada para tratarse de instituciones tan nuevas. El Estado chino siempre había mirado con malos ojos las reuniones públicas, especialmente las de carácter político, como demostró el trato que los últimos Ming habían dispensado al partido Donglin o a los intentos de Kangxi y Yongzheng de centrar el pensamiento político en tomo al moralista y jerárquico Edicto Sagrado. Ahora las reuniones de este tipo contaban con respaldo oficial. Asimismo, las asambleas se impregnaron inmediatamente de nuevos puntos de vista expresados en revistas y periódicos políticos, y fueron reforzadas por la amplitud de la experiencia de los miembros que se habían formado en academias militares o universidades en ultramar, o empresarios de las nuevas industrias. A comienzos de 1910 estos asambleístas provinciales ya habían ejercido tantas presiones sobre la corte Qing que ésta accedió a acelerar el programa de reforma y a convocar la asamblea nacional provisional en Pekín en octubre de aquel año. El amplio abanico de capacidades que se encontraban en estas asambleas provinciales se hace visible en los hombres que se convirtieron en sus dirigentes. En Guangdong, centro de los contactos y el comercio con extranjeros durante tanto tiempo en los siglos XVIII y XIX, la asamblea que se reunía en la capital provincial, Cantón, la presidía un ex funcionario poseedor de un título jinshi que había participado en la agitación nacionalista contra los portugueses de Macao y era miembro destacado de la Asociación de Guangdong para el Estudio del Autogobierno. En Changsha, capital de Hunan y escenario desde hacía mucho tiempo de disturbios antiextranjeros, el líder era un excelente estudioso de los clásicos que había recibido el título jinsbi en 1904 y había sido destinado a la Academia Hanlin de Literatura. Pero como direc357

tor de escuelas de los Qjng en Hunan, se había vuelto antiextranjero, antidinástico y defensor activo de los intereses económicos de los hunaneses. En Zhejiang, ahora próspero centro de agricultura y comercio exterior, con una miríada de vínculos con la creciente metrópoli de Shanghai, apareció una pauta más. La figura principal de la asamblea provincial de Zhejiang poseía también un título jinshi y se había afiliado a una academia radical de Hangzhou. En ella conoció a furibundos agitadores contra los Qjng y a muchos estudiantes radicales que luego se fueron a Japón. En Pujian, varios de los asambleístas más prominentes eran hombres que se habían convertido al cristianismo protestante y frecuentemente tenían fuertes lazos familiares o comerciales con los chinos del Sudeste Asiático. Era en la Iglesia donde habían adquirido la experiencia de hablar en público y donde habían tenido la oportunidad de conocer nuevas formas sociales y organizativas." Era imposible saber con exactitud cómo iban a actuar estos hombres y las asambleas que dominaban, pero una cosa debería haber resultado clara para los Qjng: la corte había garantizado en realidad que todo lo que hiciese en el futuro para fortalecer su posición sería objeto de un examen riguroso y sostenido por parte precisamente de los estratos sociales que en el pasado habían dado a la dinastía sus partidarios más leales.

Nuevos ferrocarriles, nuevo ejército De las nuevas tecnologías a las que se enfrentaban los Qjng, los ferrocarriles resultaron ser las más conflictivas. Muchos chinos pensaban que los ferrocarriles rompían la armonía de la naturaleza y el hombre: hendían la tierra, perturbaban sus ritmos normales y desplazaban sus fuerzas beneficiosas; dejaban sin empleo a los trabajadores de las carreteras y los canales y alteraban las costumbres arraigadas de los mercados. Aunque algunos letrados chinos de mediados del siglo XIX señalaron que los ferrocarriles habían sido una de las causas principales del desarrollo industrial de Occidente, el primer tramo ferroviario corto que se construyó en China, cerca de Shanghai, fue adquirido y arrancado por el gobernador en 1877. En 1880 Li Hongzhang tuvo que recurrir a subterfugios para lograr que se tendiera un corto tramo ferroviario con el fin de transportar carbón de las minas de Kaiping, en Tangshan, a un canal cercano. Este tramo se extendió hasta Tianjin y varias poblaciones adyacentes en 1888, 358

y en 1894 se construyó un ramal que se adentraba en el sur de Manchuria por el paso de Shanhaiguan, por el que los invasores manchúes habían penetrado en China doscientos cincuenta años antes. A pesar de que muchas potencias extranjeras habían expresado su disposición a prestar dinero a los Qjng para que pudiesen construir una red de ferrocarriles, durante unos cuantos años apenas se trabajó en ello y a finales de 1896 China tenía sólo alrededor de quinientos noventa kilómetros de vías férreas. En contraste, Estados Unidos tenía más de doscientos noventa mil kilómetros; Gran Bretaña, cerca de treinta y cuatro mil kilómetros; Francia, más de cuarenta mil kilómetros; y Japón, unos tres mil setecientos kilómetros. Las presiones de las potencias extranjeras habían ido en aumento desde la derrota de China a manos de Japón en 1894, pero alcanzaron niveles nuevos en los cinco años que siguieron a la rebelión de los bóxers. China, que ahora tenía que pagar la inmensa indemnización de 450 millones de taels además de sus otras deudas, empezó a encontrar atractivos los empréstitos que le ofrecían para el desarrollo de los ferrocarriles, aunque procediesen de extranjeros. El proyecto ferroviario más ambicioso de China, la línea de Pekín a Wuhan,* no había conseguido atraer suficiente capital activo de los accionistas chinos, a pesar de su integración en el recién fundado Banco Imperial de China. Las potencias extranjeras, a su vez, manifestaban claramente su intención de seguir adelante de todos modos y construir ferrocarriles en sus zonas de influencia, aunque los Qjng protestaran. Alemania comenzó a construir líneas en Shandong; los británicos trazaron planes para hacer lo mismo en el valle del río Yangzi; los franceses proyectaron una línea desde Hanoi hasta Kunming, en el sur; los rusos, que en virtud de un tratado ya habían construido un ferrocarril que cruzaba en línea recta la provincia de Heilongjiang hasta su puerto principal, Vladivostok, añadieron un ramal hasta Lüshun; y los japoneses, como parte de su ataque militar contra Rusia en la guerra de 1904-1905, tendieron líneas hacia el norte, desde Corea hasta Mukden. Después de su victoria, los japoneses se hicieron con el control de las líneas principales de la región y las consolidaron con el nombre de Compañía Ferroviaria del Sur de Manchuria. Los resultados de la actividad extranjera pueden verse claramente en el número de kilómetros de vías terminadas en China durante este periodo: 450 entre 1896 y 1899, y más de cinco mil entre 1900 y 1905. En este clima expansionista, China parecía un buen blanco para los .. Wuhan es un nombre genérico que se refiere a Wuchang, Hankou y Hanyang, las tres ciudades vinculadas del curso medio del Yangzi. (N. delA.)

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inversores en ferrocarriles; y por medio de nuevos conglomerados bancarios tales como la British and Chinese Corporation (socio clave en el que estaba Matheson, la antigua compañía de jardine que comerciaba con opio) se ofrecieron inmensas sumas de dinero para la creación básica de un sistema exhaustivo cuyos elementos iban cobrando forma poco a poco. La línea clave norte-sur, terminada en 1905, comunicaba Pekín con Wuhan y se proyectaba un segundo tramo que iría de Wuhan a Cantón. Existían planes para la construcción de una segunda línea de Wuhan a Nankín y Shanghai, en el este, y otro a Chengdu, en la provincia de Sichuan, en el oeste. La línea que entraba en Kunming y era patrocinada por los franceses tendría un ramal de Indochina a Nanning, en la provincia de Guangxi. Con todo, desde hacía un tiempo crecía en China un fuerte sentimiento nacionalista, algunos de cuyos elementos hemos visto en las polémicas de Zou Rong, en los boicots a lo extranjero, así como en las actividades contra los misioneros. Como parte de esta nueva corriente, en muchas zonas de China la gente empezó a presionar a favor de la 360

formación de un «movimiento pro recuperación de derechos». El objetivo era recaudar dinero, por medio de bonos locales, que permitiera a los chinos rescatar los derechos ferroviarios que se habían puesto a disposición de los extranjeros y recuperar así el control total de su propio sistema de transporte. La confianza que impregnaba el movimiento participaba de otras ventajas económicas y tecnológicas. Una era el crecimiento en China de nuevas industrias pesadas cuya dirección estaba a cargo de empresarios chinos; otra, la existencia de abundante capital de inversión entre los chinos del Sudeste Asiático, y otra, el éxito de una nueva generación de ingenieros chinos, formados en Occidente, cuando afrontaban incluso los problemas más diflciles de la construcción de ferrocarriles en terrenos escabrosos. Entre 1904 y 1907, en casi todas las provincias de China, se constituyeron localmente diecinueve de estos grupos a favor de la recuperación de los derechos ferroviarios. En 1910 el Gobierno Qjng ya había sacado la conclusión de que el desarrollo económico y la estabilidad política de China requerían una red nacional de ferrocarriles centralizada y eficiente. En consecuencia, la corte decidió comprar los derechos de los inversores chinos sobre las líneas de ferrocarril y nacionalizar luego todo el sistema bajo su control. Esta decisión se basó en parte en el hecho de que los ferrocarriles que controlaba el nuevo Ministerio de Correos y Comunicaciones (fundado en 1906) obtenían pingües beneficios que se cifraban entre ocho y nueve millones de taels al año. A la sazón los desembolsos presupuestados de los Qjng ascendían a 296 millones de taels anuales frente a unos ingresos de 263 millones, por lo que esta nueva fuente de fondos fue una buena noticia. Los inexpertos regentes rnanchúes del emperador niño Puyi tenían escasa idea de hasta qué punto esto se había convertido en un asunto temperamental para los chinos, y sus asesores incluso les dijeron que sólo era necesario compensar a los inversores chinos por una parte de sus inversiones. El edicto final sobre la nacionalización de los ferrocarriles, promulgado en mayo de 1911, exponía con firmeza las razones de la decisión: El Gobierno debe tener en todas las direcciones hasta las fronteras del Imperio grandes líneas troncales con el fin de gobernar eficazmente y mantener la autoridad centralizada. Hasta ahora los métodos han sido mal concebidos y no ha habido ningún plan fijo... ¿Cómo podemos prever las consecuencias de semejantes errores? Proclamamos ahora claramente a todo el Imperio que las líneas troncales de los ferrocarriles deben pertenecer al Cobiemo.'

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Sólo diez días después los Qjng, que acababan de recibir en préstamo diez millones de libras (alrededor de cincuenta millones de dólares) de un consorcio bancario británico-estadounidense, firmaron con e! mismo consorcio un nuevo convenio de préstamo por otros seis millones de libras con el objeto de reanudar los trabajos en las líneas Wuhan-Cantón y Wuhan-Chengdu. Este paso indignó a los numerosos chinos que creían que cada provincia debía tener derecho a controlar el desarrollo de sus propios ferrocarriles y que no debía permitirse que potencias extranjeras desempeñaran un papel dominante en e! proceso. A las pocas semanas de la decisión de mayo de 1911, se organizaron contra los Qjng concentraciones y protestas tan coléricas como las que otrora tuvieran por blanco a los extranjeros. La ira popular no disminuyó durante todo e! verano, especialmente en Sichuan, donde dirigentes de la asamblea provincial y prominentes accionistas juraron que no pagarían más impuestos al Gobierno y lucharían para conservar sus derechos. En la agitación de 191O Y 1911 relativa a Los ferrocarriles, los oficiales y los soldados del recién reformado ejército chino interpretaron un pape! destacado. Muchos de ellos eran hondamente nacionalistas y pensaban que los Qjng estaban vendiendo los recursos de la nación a los extranjeros. En una concentración, un oficial del ejército se cortó un dedo en señal de protesta por la actuación del Gobierno. En otra, un soldado raso escribió con sangre una carta en la que instaba a la compañía ferroviaria de los Qjng a restaurar el control local. En la propia Sichuan, cuando un general de los Qjng ordenó que los soldados que fueran miembros de la antigubernamental Liga de los Ferrocarriles diesen un paso al frente, para poder identificarlos y expulsarlos de las filas, todos los soldados lo dieron para expresar su solidaridad, y el general tuvo que revocar la orden. Los oficiales y los soldados de estos ejércitos representaban un elemento nuevo cuyos antecedentes se remontaban al decenio de 1850, cuando generales confucianos como Zeng Guofan habían formado ejércitos de campesinos reclutados localmente, bien preparados y leales desde el punto de vista ideológico. Zeng Guofan había incrementado la eficiencia militar y la rectitud moral de sus tropas ofreciéndoles salarios decentes e inculcándoles un código de conducta pensado para poner fin al concepto que el pueblo tenía de los soldados de los Qjng: azote de las zonas rurales en las que combatían. No cabe duda de que en los ejércitos de Beiyang (norte de China) que crearon Li Hongzhang y otros, con sus escuelas de formación de oficiales, colegios de estado mayor, instructores extranjeros y armas de último modelo, estaba la gé-

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nesis de un moderno ejército chino que sustituiría al sistema de las ocho banderas de los manchúes. A partir de 1901 la corte de los Qjng hizo un intento coordinado de reorganizar las fuerzas armadas y crear lo que se denominó el «Nuevo Ejército». Así que, como habían hecho con el sistema ferroviario, los gobernantes Qing trataron de estandarizar y controlar el Nuevo Ejército de acuerdo con sus propios criterios. Por consiguiente, las diversas unidades provinciales del Nuevo Ejército se concentraron en 36 divisiones bajo la supervisión directa de la Comisión para la Reorganización de! Ejército, cuya sede se hallaba en Pekín. Cada división tendría 12.500 hombres, lo cual daría al Gobierno un Nuevo Ejército de 450.000 hombres dirigido desde el centro. En 1906 los Qing también reorganizaron e! Ministerio de la Guerra y lo pusieron bajo la dirección de un oficial manchú de alta graduación asistido por dos lugartenientes manchúes. En 1907 se creó un puesto nuevo -el de interventor del ejército- y una vez más el titular fue un manchú. Aquel mismo año los dos gobernadores generales provinciales más poderosos, Yuan Shikai y Zhang Zhidong, ambos chinos, fueron trasladados a Pekín para que formasen parte del Gran Consejo, ascenso técnico que los apartó de sus propias tropas. Era claro que la dinastía deseaba demostrar que la autoridad última residía en los manchúes de Pekín y no en los chinos de las provincias. La reorganización de las fuerzas armadas que llevaron a cabo los Qing fue eficaz en muchos niveles. Salió de ella un sistema nuevo que emplazó divisiones del Nuevo Ejército en lugares estratégicos de toda China, entre ellos ciudades donde había también guarniciones de las ocho banderas, que estaban organizadas de forma tradicional, aunque poco a poco iban retirándolas. Las tropas de los Qing obtuvieron algunas victorias espectaculares en 1910 y 1911, la mayor de ellas en una serie de campañas en el Tíbet, donde la influencia de los Qjng estaba disminuyendo debido a la creciente independencia de los príncipes regionales y a las maniobras de los británicos en el norte de India. Las fuerzas de los Qjng enviadas al Tíbet resolvieron los problemas de logística y transporte propios del terreno escabroso y conquistaron algunas partes del este del Tíbet, con las que se formó una nueva provincia china llamada Xikang. Las tropas de los Qing también ocuparon Lhasa, derribaron a varios príncipes recalcitrantes, guarnecieron diversas poblaciones y obligaron al Dalai Lama a huir a India. Soldados de los Qing incluso avanzaron hasta las fronteras de Nepal, Bután y Sikkim para advertir a los británicos de que aflojasen sus presiones. Algunos líderes rnanchúes debieron de pensar que se estaban reavivando las llamas de las victorias del emperador Qianlong en el siglo XVIII. 363

Pero las fuerzas armadas de los Qjng tenían aún muchos problemas pendientes de resolver. La estructura de mando del ejército todavía estaba fragmentada, especialmente en el norte de China, donde Yuan Shikai aún tenía seguidores leales entre las tropas del ejército de Beiyang. La única respuesta de los manchúes al prestigio de Yuan Shikai fue destituirle de su puesto en 1910 valiéndose de una excusa falsa de enfermedad que enfureció a Yuan Shikai y sembró desafección entre sus fieles oficiales de alta graduación. Entre los oficiales del Nuevo Ejército había muchos hombres que se habían embarcado en la carrera de militar después de la abolición de los exámenes tradicionales en 1905, dado que el ejército parecía ofrecer un camino nuevo, rápido y seguro para ascender en la sociedad. Ambiciosos e inquietos, estos hombres participaron activamente en las agitaciones de las asambleas provinciales, a la vez que en las filas del Nuevo Ejército se infiltraron miembros de las sociedades revolucionarias contrarias a los Qjng que habían jurado lealtad al exiliado Sun Yat-sen. Cuando los soldados y los oficiales del Nuevo Ejército empezaron la instrucción, y adaptaron los uniformes de color caqui y el armamento moderno de los ejércitos europeos y japonés a los que pretendían emular, aumentó su percepción del carácter absurdo de ciertas costumbres que hasta entonces se habían tenido por naturales. Por ejemplo, la costumbre china de saludar a otro caballero haciendo una leve reverencia vanas veces con las manos apretadas contra el pecho comenzó a verse desbancada en el ejército por un seco saludo militar. De mayor importancia simbólica fue que la larga coleta de pelo trenzado que el regente manchú Dorgon había obligado a los chinos a adoptar en 1645, como señal de lealtad y sumisión, resultaba ridícula en los combates con armas modernas. Los soldados que al principio habían metido la coleta debajo de la gorra pronto empezaron a cortársela. En el caso de los rebeldes Taiping del decenio de 1850, cortarse la coleta había sido prueba suficiente de rebelión contra el Estado. Ahora, en 1910, la corte manchú tomó nota de ello, pero sacó la conclusión de que no había ninguna medida disciplinaria que pudiera tomarse apropiadamente y que la única opción que tenía era conformarse a regañadientes.

Nacionalistas y socialistas En los años comprendidos entre 1905 y 1911, a medida que los Qing avanzaban lentamente hacia la reforma constitucional y trataban de for364

talecer su control sobre el Nuevo Ejército y los ferrocarriles, la disidencia continuó creciendo en China. Habiendo empezado a saborear la excitación de las nuevas oportunidades, asambleístas, estudiantes en ultramar, mujeres, mercaderes, trabajadores urbanos y soldados del Nuevo Ejército insistieron en que tanto las autoridades locales como el Gobierno central respondiesen con mayor energía a sus llamamientos a favor de la reforma. El Gobierno no satisfizo estas exigencias y ello le hizo objeto de críticas todavía más severas en las cuales aparecieron por primera vez conceptos nuevos de China como nación y de! socialismo que podía transformarla. La posición de los manchúes era dificilísima. Debido a la paulatina reducción de las guarniciones de las banderas o el traslado de sus hombres a ocupaciones civiles cuando el Nuevo Ejército aún no estaba del todo bajo control central o no contaba con sus efectivos completos, los Qjng no ejercían un claro dominio militar sobre el país. Cada iniciativa nueva -escuelas, proyectos de obras públicas, representaciones diplomáticas en ultramar- hacía que los gastos se dispararan. A finales de 1910, el Ministerio de la Guerra calculó en su primer presupuesto detallado que la expansión del ejército requeriría desembolsar 109 millones de taels al año siguiente (esta suma enorme no incluía los gastos de la marina), de los cuales 54 millones de taels se destinarían a las unidades del Nuevo Ejército. En 1911 sólo los gastos del ejército representaron casi el treinta y cinco por ciento del presupuesto nacional previsto, que ascendía a 338 millones de taels. Este total ya superaba en cuarenta millones de taels el déficit presupuestario de 1910. La asamblea nacional consultiva, reunida en Pekín, respondió reduciendo en unos treinta millones de taels el presupuesto del ejército. Aun así, el déficit presupuestario resultante era inmenso y resultó necesario aumentar los impuestos agrícolas, crear numerosos impuestos nuevos sobre e! té, el vino, la sal y el tabaco, subir los impuestos de tránsito y aduanas y cobrar impuestos especiales en todas las transacciones inmobiliarias y registros de la propiedad. Algunos aspectos de estos impuestos enojaron a casi todo el mundo e incluso cuando el Gobierno de los Qjng estaba en el bando de los buenos -como, por ejemplo, cuando decidió acabar con la costumbre de fumar opio-, tuvo problemas. Los que se opusieron al intento ya no fueron los británicos, sino los campesinos chinos que cultivaban adormideras y que, como era natural, vieron con malos ojos la destrucción de sus campos. A estas alturas, las ventas de opio por parte de los británicos se habían visto muy perjudicadas por la producción china, que a comienzos del siglo XIX había estado limitada prin-

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cipalmente a Yunnan y Guizhou, pero ahora era una vasta empresa en Sichuan, Shaanxi y las provincias costeras de Zhejiang y Fujian. La campaña contra el opio de los Qjng les enemistó con gente de muchos estratos sociales, incluidos los distribuidores, los transportistas, los encargados y los empleados de fumaderos y los millones de adictos, muchos de los cuales pertenecían a las clases más acaudaladas. Por si fuera poco, los elementos se confabularon contra los Qjng. Lluvias torrenciales en los valles del Yangzi y e! Huai en 1910 y 1911 provocaron inundaciones catastróficas que destruyeron millones de hectáreas de cultivos, hicieron subir los precios del grano, causaron centenares de miles de muertos y obligaron a millones de personas a refugiarse en las grandes ciudades. No obstante, el poder de! Estado todavía era fuerte en China -excepto en los puertos francos y en las zonas de las concesiones- y seguía siendo dificil que floreciese una oposición política coordinada. Así, en los años posteriores a 1905, como antes, gran parte de las críticas políticas más eficaces procedía de chinos que vivían en ultramar, ya fuese voluntariamente o por haber sido desterrados. Entre los que formulaban críticas significativas contra los Qjng y las respaldaban con sus propios programas políticos originales se encontraban los monárquicos constitucionales que seguían el liderazgo de Kang Youwei, los nacionalistas influidos por Liang Quichao, varios grupos de anarquistas y marxistas, y los elementos unidos en la Alianza Revolucionaria que dirigía Sun Yat-sen. De todos estos críticos, Kang Youwei era e! que gozaba de más prestigio entre los chinos cultos del país y de ultramar, ya que era un distinguido estudioso de los clásicos por derecho propio, había obtenido el título jimbi (1895) y habla sido asesor personal del emperador Guangxu cuando las reformas de 1898. Hasta 1911 continuó instando a los Qjng a reformar su Gobierno y modernizar el país para poder emular a los japoneses y dar a China la fuerza suficiente para resistir nuevas agresiones extranjeras. Formó varias organizaciones para exponer sus puntos de vista, las más importantes de las cuales eran la Sociedad para Proteger al Emperador y la Sociedad para el Gobierno Constitucional. Pero al intensificarse los sentimientos antimanchúes, la postura de Kang Youwei empezó a parecer excéntrica incluso a sus partidarios, al tiempo que sus diversos financiadores comenzaban a preguntarse adónde había ido a parar todo su dinero. Kang Youwei era derrochador en su vida personal e inepto en las finanzas. Viajaba mucho y a lo grande con una joven compañera, durante un tiempo vivió en París (donde vio la ciudad desde un globo) y compró una isla frente a la cos-

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ta de Suecia para usarla como lugar de refugio en verano. Sus inversiones eran erráticas; puso gran parte de sus fondos en empresas poco seguras en México y los perdió durante la revolución. Finalmente, sus escritos políticos, redactados en elegante chino clásico, empezaron a parecer desfasados en el mundo del siglo xx. En los más visionarios de ellos especulaba sobre las posibilidades de un gobierno mundial unificado que acabaría con todos los antagonismos nacionalistas, así como sobre la creación de un estado de bienestar exhaustivo que protegería y cuidaría a los seres humanos desde el nacimiento hasta la muerte. «Es como si fuéramos todos parte de una fuerza eléctrica», escribió Kang Youwei, «que interrelaciona todas las cosas o participa de la esencia pura que abarca todas las cosas.s' En los mítines políticos proponía que se pusiera fin a la discriminación de los géneros y para ello hacía que todos los participantes vistieran prendas «unisex», y también sugería que el vigente sistema de matrimonios concertados se sustituyera por contratos de matrimonio anuales que cada una de las partes podía optar por no renovar; tales contratos podían ser entre dos hombres o dos mujeres también. Pero la mayor parte de estos escritos visionarios no se publicó y pocos contemporáneos de Kang Youwei llegaron a conocer la totalidad de su pensamiento. Uno de los discípulos más leales de Kang Youwei era un conciudadano cantonés que se había presentado a los mismos exámenes jinshi en 1895 y se llamaba Liang Qjchao. Éste sentía menos apego emocional que Kang hacia el emperador Guangxu o la casa gobernante, e investigaba una variedad mayor de opciones políticas. Durante un tiempo incluso le atrajeron ideas extremas que prescribían «la medicina de la libertad» para curar la «corrupción y la degeneración» de China. A pesar de ello, rechazaba la violencia de la Revolución francesa y comentó que «los sacrificios de 1793 en Francia no fueron recompensados hasta 1870, y las recompensas no estuvieron a la altura de las expectativas. Si ahora pretendemos comprar la libertad pagándola con sufrimientos infinitos, puede que no la consigamos después de setenta años y, aunque la consigamos, équé le habrá sucedido a nuestro país ancestral?»," Otra preocupación de Liang Qjchao era que el pueblo chino no estaba preparado para asumir responsabilidades democráticas. Su pesimismo se vio reforzado por lo que pudo ver de la vida en las «Chinatowns» estadounidenses: el comportamiento de los chinos en ellas le pareció descoordinado o cobarde, y las condiciones sociales, profundamente insatisfactorias. Por tanto, Liang Qichao utilizó sus grandes facultades didácticas en los mítines públicos, así como su vigoroso estilo de escritor en numerosos periódicos (algunos de ellos dirigidos por él mismo) para

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pedir una nación china más fuerte que atrajera a todo su pueblo, incluidas las muieres, y creara una ciudadanía informada bajo la tutela inicial de tenaces líderes natos. Escribió que, para alcanzar este ideal, el de una comunidad de ciudadanos activa y unificada, China necesitaba a alguien dotado de disciplina férrea que redujese sus debilidades, como el líder espartano Licurgo o el inglés Oliver Cromwell, y de momento debía olvidarse de los jean-jacques Rousseau o los George Washington del mundo. Pero no podía condonar la ejecución del rey de Inglaterra por orden de Cromwell y siguió ensalzando las virtudes de la monarquía constitucional si estaba en armonía con el progreso y el desarrollo económico. Veía el movimiento de reunificación italiano del siglo XIX como posible modelo para China: en Italia héroes militares, constitucionalistas y diplomáticos hábiles habían juntado sus fuerzas para expulsar a los ocupantes extranjeros y reafirmar una identidad nacional nueva. Las ideas políticas que Liang Qichao expresaba en sus novelas, obras de teatro y ensayos le granjearon muchos seguidores entre los chinos de ultramar y circularon profusamente dentro de la misma China, donde propagaron una sensación de desilusión por la capacidad de los manchúes de conducir la nación a la reforma y la revitalización. Mucho más radicales, aunque menos influyentes y con frecuencia formulados de modo menos elegante, eran los sentimientos de un número considerable de chinos a los que atrajeron varios de los postulados del socialismo y el anarquismo europeos. El avance y la aplicación radical del pensamiento marxista habían sido vigorosos en Europa durante el siglo XIX, y continuaron después de la muerte de Karl Marx en 1883. En 1889 un amplio espectro de partidos y sindicatos socialistas, muchos de ellos formados bajo la fuerte influencia de las teorías marxistas, se federó en la Segunda Internacional, que tenía su sede en Bruselas. Aunque esta organización apoyaba el concepto de democracia parlamentaria, también se comprometió a aprovechar las posibilidades de la agitación social internacional causada por las guerras y a utilizar todas las oportunidades para promover la causa de la revolución socialista. Los miembros de la Segunda Internacional aceptaron las premisas principales de Marx sobre la inevitabilidad de la revolución social. El primer análisis de Marx en una publicación china apareció en 1899. Marx, según el resumen que hada el análisis, había dicho que los pobres «continuarían haciendo muchas huelgas para coaccionar a los ricos» y creía que «el poder de los ricos se extenderá a través de las fronteras de los estados hasta la totalidad de los cinco continentes-," También decía, erróneamente, que Marx era inglés. El intento revolucionario de 1905 en Rusia causó sensación entre los chinos que veían a los zares como 368

autócratas análogos a los emperadores Qing 'y reavivó el interés por las teorías marxistas, que parecían brindar la ocasión de dar a China una sacudida que la hiciese entrar en el mundo moderno. Varios chinos empezaron a estudiar una obra japonesa de 1899, Socialismo moderno, que se había traducido al chino y afirmaba que Marx «usó profunda erudición y estudios detallados para descubrir una base económica» y que «el socialismo es de fácil comprensión para la gente obrera y recibe el apoyo clamoroso de la mayoría»." En 1906 apareció una traducción resumida y parcial al chino del Manifiesto comunista de Marx, con un toque bastante más poético y menos violento que en la versión inglesa o alemana. La famosa conclusión de! Manifiesta, «Los proletarios no tienen nada que perder salvo sus cadenas. Tienen un mundo que ganar. TRABAJADORES DE TODO EL MUNDO, ¡UNÍOS!», decía en la versión china: «Entonces e! mundo será para la gente corriente y los sones de felicidad alcanzarán los manantiales más hondos. ¡Ah! ¡Venid! Gentes de todas las tierras, écómo es posible que no desperréis?-." Si bien no hubo un partido socialista chino organizado hasta 1911, ya en 1907 e! estudioso chino de los clásicos Jiang Kanghu, que sabía leer japonés, inglés, francés y alemán, empezó el estudio científico del socialismo.Jiang Kanghu había servido en calidad de asesor educacional de Yuan Shikai y era un feminista apasionado. En 1909 asistió al Congreso de la Segunda Internacional en Bruselas. A otros chinos les atraía el anarquismo, en concreto las teorías de Bakunin y Kropotkin, que criticaban toda la estructura contemporánea de ideas sobre e! Estado y hacían hincapié en el papel del individuo, el poder de la transformación cultural y la importancia de la participación popular en todos los procesos revolucionarios. Un grupo de chinos que vivían en París fundó en 1906 la Sociedad de! Mundo Nuevo, de filiación anarquista, y publicó la revista Nueva Era. La mayoría de estos chinos estaba también relacionada con la Alianza Revolucionaria de Sun Yat-sen, pero tenían la suerte de contar con su propia fuente de financiación, dado que uno de ellos era propietario de una fábrica de queso de soja y un salón de té. Las metas de estos anarquistas eran amplias y visionarias: abolir la autoridad política y las fuerzas armadas; abolir todas las leyes; abolir las distinciones de clase, y abolir la propiedad privada y el capital. Abogaban por diversas maneras de avanzar hacia la revolución: propaganda escrita, asociaciones de masas, huelgas, boicots, levantamientos en masa y asesinatos cuando se cometían por un compromiso moral. Otro grupo anarquista chino que floreció en Tokio al mismo tiempo se centraba más en la dificil situación de las mujeres en la sociedad tradicio-

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nal y su postura era agraria, antimodernista. Su héroe era Tolstói, se tomaba en serio el papel del campesinado en la revolución y sus debates giraban en torno a asuntos tales como la vida comunitaria en el campo y las posibilidades de combinar la agricultura con la industria en una economía rural. Finalmente estaba el propio Sun Yat-sen, que desde 1905 era el jefe titular del amplio espectro de grupos «revolucionarios» y contrarios a los Qing que formaban la Alianza Revolucionaria. Algunos de sus adeptos se sentían atraídos por el terrorismo y predicaban el recurso al asesinato; la mayoría se hallaba totalmente comprometida con la idea de una revolución republicana. Se oponían de forma implacable a los manchúes y, como «nacionalistas», querían que China se liberase de lo que consideraban la dominación económica por parte de Occidente y Japón. Algunos eran también socialistas convencidos que querían apartar a China de lo que, a su modo de ver, era su pasado «feudal» y llevarla a un nivel nuevo y avanzado de desarrollo que evitara los males del sistema capitalista. Muchos miembros de la alianza de Sun Yat-sen eran mujeres que tenían diversos programas para fortalecer el papel de sus congéneres en un nuevo Estado chino. Sun Yat-sen también tenía vínculos fuertes con sociedades secretas del sur de China. Él mismo había sido iniciado en la delegación hawaiana de la sociedad de las triadas en 1904 y había dependido del apoyo que éstas prestaban a los chinos que habían emigrado a Estados Unidos y Canadá. Sun Yat-sen también persistía en derribar a los Qing por la fuerza de las armas. Entre 1906 y 1908 la Alianza Revolucionaria dirigió o instigó por 10 menos siete levantamientos contra el Gobierno: tres de ellos tuvieron lugar en la provincia de Guangdong, donde Sun Yat-sen tenía sus contactos más fuertes; los otros acaecieron en Hunan, Yunnan, Anhui y Guangxi. Aunque todos fueron sofocados por los Qjng, Sun Yat-sen continuó siendo una figura carismática para los chinos de ultramar y ganó para su causa muchos antiguos seguidores de Kang Youwei, además de atraer un flujo ininterrumpido de donaciones a su tesorería. Gran parte de este dinero la donaron directamente chinos ante los que Sun Yat-sen había pronunciado discursos en Estados Unidos (adonde viajaba con pasaporte falso y se hacía pasar por hawaiano), Canadá y Singapur, donde contaba con el fuerte respaldo de varios acaudalados empresarios chinos. También vendía bonos a los que apoyaban su futuro régimen y les prometía un rendimiento equivalente a diez veces su inversión si le ayudaban a alcanzar el poder. (Aunque es posible que Sun Yat-sen no lo supiera, Lin Qjng había recurrido a una estrategia parecida en su rebelión un siglo antes.) 370

A pesar de la vaguedad de sus planes y sus numerosos fallos, Sun Yat-sen siguió adelante gracias a su energía, sus dotes de persuasión y su virulenta hostilidad hacia los Qing. En el verano de 1911 el número de miembros activos de la Alianza Revolucionaria ya había pasado de unos cuatrocientos en 1905 a casi diez mil Muchos de ellos eran estudiantes que Sun Yat-sen o sus colaboradores habían reclutado en Japón y que luego habían vuelto a sus provincias natales para continuar la agitación secreta contra el Estado. Algunos habían ascendido a la categoría de miembros de las nuevas asambleas provinciales y otros eran soldados u oficiales de las unidades del Nuevo Ejército, donde buscaban activamente más apoyo valiéndose de la retórica revolucionaria y ofreciendo incentivos materiales. La mezcla de ira, frustración, sueños y dinero en efectivo era explosiva.

La caída de los Qing La serie concreta de acontecimientos que llevaron a la caída de la dinastía Qjng, que contaba dos siglos y medio de existencia, empezó con la explosión accidental de una bomba en Hankou, una de las tres ciudades vinculadas que componían la zona de Wuhan, el 9 de octubre de 1911. Muy posiblemente la explosión no hubiera pasado de ser un incidente aislado y olvidado de no haber sido por la agitación general en tomo al constitucionalismo, los ferrocarriles, los ejércitos, el poder manchú y las intrusiones extranjeras. Desde como mínimo 1904 grupos de jóvenes radicales chinos -muchos de ellos estudiantes que habían vivido en Japón y unos cuantos de ellos afiliados a la Alianza Revolucionaria- habían formado células revolucionarias en Hankou y la vecina ciudad de Wuchang. Estas dos ciudades, junto con Hanyang, la tercera ciudad vinculada, con su gran número de obreros industriales y barqueros del río Yangzi, escuelas modernas, unidades de! Nuevo Ejército y personal del Gobierno de los Qjng, hadan del complejo de Wuhan una zona interesante para los experimentos políticos y sociales. El objetivo a largo plazo de los revolucionarios era derrocar al Estado manchú, «para vengar la desgracia nacional» (como decían ellos), «y reinstaurar a los chinos»." Su estrategia a corto plazo era infiltrarse en las filas de las unidades del Nuevo Ejército y coordinar en ellas las actividades políticas con miembros de las diversas sociedades secretas que tenían delegaciones fuertes en la región. La infiltración en estos grupos por parte de los revolucionarios y e! re-

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clutamiento de nuevos miembros para sus propias filas se llevaban a cabo al amparo de una complicada red de supuestas sociedades literarias y hennandades que permitían celebrar encuentros a pequeña escala y abordar a posibles adeptos. Cuando las autoridades locales investigaban determinada sociedad, los revolucionarios la disolvían y más adelante se reagrupaban en otra parte bajo otro nombre. En el otoño de 1911 estas sociedades de la zona de Wuhan ya habían atraído a entre cinco mil y seis mil soldados del Nuevo Ejército de Hubei, alrededor de una tercera parte de los efectivos totales. La explosión del 9 de octubre se produjo cuando un grupo de estos revolucionarios estaba fabricando bombas en la casa donde se reunían, en la zona de la concesión rusa en Hankou. Al igual que anteriores agitadores en Shanghai, habían aprendido que las instituciones del imperialismo extranjero podían protegerles en cierta medida de la policía de los Qing, pero en esta ocasión la magnitud de la explosión hizo que las autoridades rusas investigaran lo sucedido. Mientras los heridos más graves entre los conspiradores eran llevados a toda prisa al hospital por sus camaradas, los investigadores de los Qjng, que habían sido avisados por los rusos, entraron a la fuerza en el cuartel general y encontraron a otros tres revolucionarios, a los que ejecutaron inmediatamente. También se hicieron con los registros de soldados y otras personas afiliadas a las sociedades revolucionarias. Los revolucionarios comprendieron que a menos que pudieran empezar un levantamiento rápidamente, su organización sería desmantelada y muchos miembros perderían la vida. Los primeros soldados que entraron en acción pertenecían al Octavo Batallón de Ingenieros de Wuchang, que se amotinó en la madrugada del 10 de octubre y se apoderó del polvorín. Unidades de transporte y artillería apostadas en las afueras de la ciudad se unieron a ellos. Estas tropas lanzaron un ataque victorioso contra los principales fortines de Wuchang y, al finalizar el día, tropas de otros tres regimientos del Nuevo Ejército habían llegado para apoyarlas. Después de tratar en vano de reunir tropas leales para defender las oficinas del gobernador general, tanto éste (un manchú) como el comandante de división (un chino) abandonaron la ciudad. El 11 de octubre, miembros de las sociedades revolucionarias se alzaron en la tercera de las ciudades que constituían la zona de Wuhan, Hanyang, situada enfrente de Wuchang en la otra orilla del río Yangzi, y, junto con tropas del Primer Batallón, tomaron el arsenal y la fundición de hierro de Hanyang. Las tropas de Hankou se amotinaron el 12 de octubre. Era ya imperativo que alguna figura pública prestigiosa asumiera la jefatura titular de las tropas amotinadas de Wuhan y guiase el mo372

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vimiento revolucionario. Dado que Sun Yat-sen se hallaba en el extranjero y no había ningún líder de la Alianza Revolucionaria en la zona, ni otros líderes de las sociedades revolucionarias a los que se considerase preparados para desempeñar el papel, las tropas rebeldes se dirigieron al presidente de la asamblea provincial, que declinó prudentemente el ofrecimiento. Entonces nombraron gobernador militar al comandante de una de las brigadas del Nuevo Ejército en Hubei, Li Yuanhong. Aunque éste no tenía nada de revolucionario (al principio tuvieron que obligarle a punta de pistola a aceptar el nombramiento), su designación pareció acertada porque era popular entre los soldados, había sido activista durante la agitación relativa a los ferrocarriles, caía muy bien a los líderes de la asamblea provincial (que accedieron a servir en su «administración») y hablaba inglés, lo cual tranquilizó a la numerosa comunidad extranjera de Wuhan. La corte de los Qjng respondió enérgicamente a la crisis y ordenó al ministro de la Guerra que coordinase un contraataque en Wuhan con dos divisiones del ejército de Beiyang. Al mismo tiempo los manchúes se tragaron su orgullo y pidieron a Yuan Shikai que volviese del «retiro» al que le habían enviado en 1910. Creían que Yuan Shikai, con su lar373

go historial de mando del ejército de Beiyang y sus fuertes vínculos personales con muchos de sus oficiales de alta graduación, lograría que dicho ejército respaldara a los Qing mientras se estabilizaba la crisis en el sur. Pero Yuan Shikai era demasiado astuto para aceptar el nombramiento de comandante militar antes de tener una idea más clara de cómo podía evolucionar la situación. Los acontecimientos se sucedían ahora con demasiada rapidez para que pudiera controlarlos un individuo o un partido político. El 22 de octubre de 1911 el Nuevo Ejército se amotinó tanto en la provincia de Shaanxi como en la de Hunan: en la capital de la primera, Xi'an, hubo una gran matanza de manchúes, y en Changsha los rebeldes dieron muerte a los comandantes que eran leales a los Qjng. En ambos casos los miembros más destacados de las asambleas provinciales manifestaron su apoyo a la revolución. Durante la última semana de octubre tres provincias más se alzaron contra los manchúes. En Taiyuan, provincia de Shanxi, el gobernador y su familia fueron asesinados, y la asamblea se unió a las unidades amotinadas del Nuevo Ejército; en la provincia de jiangxi una compleja alianza de mercaderes, estudiantes y maestros se unió a los asambleístas y a los oficiales del ejército para afirmar su independencia de los Qjng, y en la provincia de Yunnan, situada al sudoeste, los instructores de la escuela de oficiales se rebelaron y participaron con unidades del Nuevo Ejército en un ataque contra tropas leales a los Qjng. La importancia militar de los ferrocarriles, origen de tantos debates a finales del siglo XIX, resultó ahora evidente a ambos bandos. Mientras los Qjng utilizaban el ferrocarril de Pekín a Wuhan para enviar rápidamente tropas al sur con el fin de sofocar los motines de Wuhan, unidades rebeldes salían de Shanxi y bajaban por el ramal de Taiyuan para cortar la misma ruta y, por ende, cortar también las lineas de abastecimiento del ejército de los Qjng. A finales de octubre, en el norte, un general desobedeció la orden de los Qjng de llevar sus tropas al sur en ferrocarril y, en vez de ello, junto con otros comandantes, envió un telegrama con doce exigencias a la corte de los Qjng. Las exigencias cruciales eran que se creara un parlamento en el plazo de un año, se promulgara una constitución por medio del mismo parlamento, se eligiera un primer ministro que el emperador ratificaría, se negara al emperador todos los derechos de ejecución sumaria de delincuentes, se declarara una amnistía general para todos los delincuentes políticos, se prohibiera que los miembros del clan imperial manchú sirviesen en calidad de ministros del gabinete y se ordenara al parlamento revisar todos los tratados internacionales antes de que el emperador los aprobase.

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La corte de los Qjng satisfizo la mayoría de estas exigencias en menos de una semana. El 11 de noviembre, tres días después de que la asamblea nacional provisional de Pekín eligiera primer ministro de China a Yuan Shikai, un edicto de la corte le nombró para el mismo cargo y le ordenó formar gabinete. Yuan Shikai cumplió la orden y puso principalmente a partidarios suyos en los puestos clave. Resultaba claro que estos acontecimientos llevaban a China hacia una monarquía constitucional bajo dirección manchú -el tipo de monarquía por el que durante tanto tiempo habían abogado Kang Youwei y sus seguidores- en lugar de hacia la forma republicana de Gobierno que ocupaba un lugar central en las exigencias de Sun Yat-sen y la Alianza Revolucionaria. Pero los partidarios de Sun Yat-sen, aunque numerosos, no poseían fuerza militar unificada en China y Sun Yat-sen, por su parte, se encontraba recaudando fondos en Estados Unidos durante los hechos de finales de 1911; leyó la noticia del levantamiento de Wuchang en un periódico de Denver cuando iba camino de Kansas City. Sun Yat-sen pensó que su máxima prioridad era conseguir que los europeos prometieran ser neutrales durante el conflicto que se avecinaba y, en consecuencia, viajó a Londres y París para entrevistarse con los gobiernos británico y francés antes de regresar a China. Obtuvo un importante éxito político porque persuadió a los británicos de que no concedieran más préstamos cuantiosos al Gobierno de los Qjng. Durante todo noviembre, Yuan Shikai hizo diflciles malabarismos y utilizó su influencia sobre el ejército de Beiyang para presionar a los manchúes y a los revolucionarios por igual. Las fuerzas de los Qing consiguieron, tras duros combates, reconquistar tanto Hankou como Hanyang (aunque no Wuchang, al sur del Yangzi), pero esto no sirvió de mucho consuelo a la corte en unos momentos en que una provincia tras otra declaraba su adhesión a la causa revolucionaria. Resultó que la Alianza Revolucionaria de Sun Yat-sen tenía un sorprendente grado de apoyo entre las masas y sus líderes lo aprovecharon hábilmente. Ampliando su organización y centrando sus objetivos, la alianza interpretó un papel crítico en tres provincias que se pasaron a la revolución: jiangsu (que se declaró independiente de los Qjng el3 de noviembre), Sichuan (el 22 de noviembre) y Shandong (el 12 de diciembre). En otros lugares la alianza siguió formando parte de una coalición más amplia de movimientos contra los Qjng, que continuaba atrayendo principalmente a mandos del Nuevo Ejército, líderes de las asambleas provinciales y, en algunos casos, a destacados mercaderes locales. La posición de la corte de los Qjng se vio debilitada de forma inconmensurable cuando tropas manchúes y leales fueron derrotadas en 375

Nankín a comienzos de diciembre después de varias semanas de lucha encarnizada. Nankín había sido la capital de China en e! siglo XIV y desde entonces siempre había tenido una importancia simbólica de la que carecían otras ciudades. Su caída recordó ahora a los chinos los fracasos que las fuerzas del príncipe Fu habían sufrido allí en 1645 y la gran victoria de los Taiping en 1853. Nankín proporcionó así una base verdaderamente nacional para que la Alianza Revolucionaria consolidase su posición. La madre de! emperador niño Puyi, que contaba cinco años de edad, se puso al frente de las negociaciones y obligó al regente manchú a dimitir al tiempo que autorizaba a YUan Shikai a gobernar como primer ministro mientras e! emperador presidía las audiencias y los actos oficiales. Pero muchos vieron en ello un retomo a los tiempos de la emperatriz viuda Cixi y la solución no cayó demasiado bien. Sun Yat-sen regresó a Shanghai por mar desde Francia el día de Navidad de 1911. Cuatro días más tarde los delegados de dieciséis asambleas provinciales, reunidos en Nankín, mostraron su respeto alliderazgo de Sun Yat-sen y a la influencia de la Alianza Revolucionaria eligiendo «presidente provisional» de la república china a Sun Yat-sen. Éste tomó posesión del cargo en Nankín el I de enero de 1912 y así comenzó la nueva república, que en lo sucesivo seguiría el calendario solar occidental, con sus semanas de siete días, en vez del tradicional calendario lunar chino, con sus periodos de diez días. Aquel mismo día de Año Nuevo, Sun Yat-sen envió a Yuan Shikai un telegrama en e! que reconada cuán débil era realmente su propia base de poderío militar. Sun Yat-sen afirmaba en el telegrama que si bien de momento había aceptado la presidencia, «en realidad le está esperando a usted y con el tiempo mi ofrecimiento se hará claro a ojos del mundo. Espero que pronto decida aceptarlo»." China tenía ahora tanto un presidente republicano chino como un emperador manchú y era necesario encontrar alguna solución que permitiera salir del atolladero. Más avanzado el mes de enero de 1912, la tensión entre los conservadores manchúes y los políticos chinos ambiciosos fue subrayada por una serie de intentos de asesinato que estuvieron a punto de costarles la vida a Yuan Shikai y a varios prominentes príncipes y generales manchúes. A finales de mes una bomba mató al último y más fuerte exponente de la línea dura de los manchúes, el segundo jefe del estado mayor, que se había esforzado por hacer del Cuerpo de Guardia Imperial una máquina militar de elite manchú. El golpe definitivo lo recibieron los Qjng cuando a finales de enero de 1912 cuarenta y cuatro comandantes de alta graduación del ejér376

cito de Beiyang mandaron un telegrama al gabinete de Pekín en el que instaban a formar una república en China. Mientras los príncipes manchúes más intransigentes se retiraban a Manchuria, donde intentaron coordinar un movimiento de resistencia, la madre del emperador y sus asesores más allegados negociaban frenéticamente con Yuan Shikai y los demás jefes del ejército de Beiyang en busca de un acuerdo que les garantizase la vida y cierta seguridad económica. Cuando tanto Yuan Shikai como el senado del Gobierno provisional de Nankín accedieron a garantizar al emperador niño y su familia el derecho a seguir residiendo en la Ciudad Prohibida de Pekín, y la propiedad de sus grandes tesoros imperiales, así como un estipendio de cuatro millones de dólares al año y la protección de todos los templos ancestrales de los manchúes, la corte anunció la abdicación del emperador Puyi el 12 de febrero de 1912. Negándose a reconocer las pretensiones de Sun Yatsen, un breve edicto confirió a Yuan Shikai plenos poderes «para organizar un Gobierno republicano provisional>" y establecer la unidad nacional con la Alianza Revolucionaria y las otras fuerzas antiimperialistas en el centro y el sur de China. De esta manera, con unas cuantas palabras sencillas, terminaron los más de dos milenios de historia imperial de China. Y casi sin ninguna experiencia en el arte y las instituciones del autogobierno, el pueblo chino se encontró ante la opción de planear su propio futuro en un mundo vigilante y peligroso.

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Tercera parte Visualización del Estado y la sociedad

Una causa latente de problemas durante la dinastía Qjng había sido

el equilibrio entre el poder central y el poder local. La esperanza de los polfticos más progresistas de China, mientras luchaban para instaurar una república viable que sustituyera al desacreditado sistema imperial, era crear una nueva síntesis gubernamental que transformase China en un Estado-nación moderno. Un parlamento con sede en Pekín y compuesto por delegados de las provincias haría de vínculo entre el centro y la periferia. Un conjunto de casi cuarenta millones de votantes garantizaría la amplia representación de regiones e intereses diversos. Una estructura de Gobierno local revitalizada conciliaría los intereses provinciales y atraería nuevos ingresos al centro que permitirían emprender reformas urgentes y reducir el poder de los extranjeros. El sueño se vino abajo a los pocos meses de celebrarse las primeras elecciones nacionales de China en 1912. El líder del partido político mayoritario murió asesinado y su organización fue luego declarada ilegal por el presidente provisional, Yuan Shikai. Aunque Yuan Shikai tenia planes ambiciosos para revitalizar China, carecía del poderio militar y las habilidades organizativas que se necesitaban para mantener unido el centro. El poder político, por consiguiente, pasó a las elites provinciales -tanto rurales como urbanas- o a los centenares de jefes militares que empezaban a ser hombres influyentes y poderosos que dominaban las localidades de China. Las debilidades políticas de China fueron puestas de relieve por acontecimientos internacionales: las exigencias de Japón eran cada vez más duras, y ni siquiera la atrevida iniciativa china de mandar más de cien mil peones a trabajar con las potencias aliadas en la Europa occidental durante la primera guerra mundial 10gró que dichas potencias respaldaran las reivindicaciones territoriales de China. El resultado fue un periodo de inseguridad política y de autoexamen intelectual sin precedentes. Muchos chinos cultos estaban convencidos de que su país se hallaba a punto de ser destruido y comenzaron a es381

tudiar toda clase de teorías políticas y organizativas, a examinar la naturaleza de su propio tejido social, a debatir los valores de formas nuevas de educación y lenguaje, y a examinar las posibilidades de progreso que parecían estar en el centro de la ciencia occidental. Conocido generalmente por el nombre de Movimiento del 4 de Mayo, tal efusión concentrada de exuberancia intelectual y dudas no se había visto en China desde hacía más de dos mil años, aunque podían verse elementos de la misma búsqueda en el periodo de transición de los Ming a los Qing y en los debates sobre el futuro de China a finales de la época Qjng. Entre las muchas opciones que estudiaron los pensadores del 4 de Mayo, las doctrinas del socialismo marxista, conducidas hábilmente en esta dirección por agentes internacionales que la Unión Soviética envió a China, atrajeron a algunas de las inteligencias más brillantes del país. En 1920 ya se había formado el núcleo de un Partido Comunista Chino y los primeros mítines generales del partido se celebraron en 1921. Aunque el partido Guomindang (o Nacionalista) de Sun Yat-sen gozaba de un prestigio mucho más amplio y tenía muchos más seguidores, los comunistas supieron expresar de forma convincente las aspiraciones de China en la lucha contra los señores de la guerra, los terratenientes y el imperialismo extranjero, y cuando se abordó la difícil situación de la creciente clase obrera industrial de China. La unión de organizadores comunistas y activistas del Guomindang permitió coordinar varias huelgas impresionantes y efectivas, aunque los huelguistas mismos pagaron a veces su audacia con la vida. La alianza entre los comunistas y los nacionalistas nació de una desesperación y una esperanza compartidas. La desesperación era debida a la fragmentación de China, agravada por regímenes militaristas enfrentados y por los privilegios especiales de los extranjeros. La esperanza residía en aprovechar el espíritu, las habilidades y las facultades intelectuales del pueblo chino con el fin de crear la fuerza necesaria para llevar a cabo una unificación duradera. A pesar de sus diferencias relativas a los objetivos a largo plazo y de los choques de caracteres dispares, comunistas y nacionalistas estaban al menos de acuerdo en la necesidad de intentar la reunificación del país mediante una mezcla de fuerza militar y reforma social. Trabajaron juntos en la ciudad de Cantón, en el sur, y lograron preparar una nueva elite militar y formar asociaciones rurales que engrosaran con campesinos las filas de las organizaciones de trabajadores industriales. Las victorias militares de 1926, que llevaron a los ejércitos recién combinados hasta el río Yangzi, fueron asombrosas. Pero la rapidez de la victoria sobre las fuerzas de los señores de la guerra no hizo más que realzar las hondas discrepancias en materia de política so-

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cial, y 1927 fue un año desastroso para los comunistas, que trataron de dominar por medio de maniobras a sus aliados nacionalistas y cambiar la dirección del nuevo Estado; sólo consiguieron que su movimiento resultase prácticamente aplastado en el intento. Mientras los comunistas, tras su expulsión de las ciudades, intentaban reagruparse en zonas rurales aisladas, los nacionalistas trataban de consolidar su dominio sobre todo el país. A finales de 1928 ya habían logrado que China, desde Manchuria hasta Guangdong, estuviese bajo una bandera única. Mediante malabarismos desesperados con las insuficientes finanzas, Chiang Kai-shek se concentró en remodelar los órganos administrativos del Estado y en fomentar la creación de una infraestructura de transportes, servicios urbanos y los consiguientes servicios educativos. Durante este mismo periodo, hubo grandes cambios en la cultura urbana de China, que adaptó numerosos elementos de Occidente, al tiempo que muchos lugares -especialmente Shanghai- adquirían un aire moderno. Varias potencias extranjeras tuvieron especial importancia en la política china de esta época. Estados Unidos ofreció dinero y personal técnico junto con sus misioneros. Alemania aportó expertos militares y propuso transacciones inmensas con armamentos alemanes y minerales raros chinos. Pero Japón continuó mostrándose intransigente, amplió su dominio sobre Manchuria mediante la creación de un régimen títere y llevó sus fuerzas al sur de la Gran Muralla hasta que los chinos accedieron a declarar el nordeste del país zona desmilitarizada. Los sueños de una nación pujante se desvanecieron e intelectuales descontentos se opusieron a la política de apaciguamiento de los japoneses seguida por el Guomindang, y los comunistas empezaron a crear gobiernos rurales grandes y aparentemente viables basándose en su propia mezcla radical de reforma agraria y ejércitos guerrilleros. Durante un periodo breve a mediados del decenio de 1930, Japón fue el acicate de la renovación nacional de China, además de ser su peor enemigo. Los comunistas chinos, obligados a abandonar la mayor y mejor de sus bases, el sóviet de jiangxi, por los ataques repetidos y continuos de Chiang Kai-shek, se retiraron al árido norte en la Larga Marcha. Pero una vez allí, pudieron apelar con buenos resultados a una población cansada de tantas guerras intestinas entre chinos. Cuando Chiang Kai-shek fue secuestrado por tropas amotinadas, se presentó la oportunidad de declarar una vez más un frente unido, de volver a forjar una nación única que se resistiera al invasor. A pesar de los terribles sufrimientos de muchos chinos durante los largos años de fragmentación y reforma, el concepto de nación seguía vivo. 383

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La nueva república

Experimento de democracia Cuando abdicó el último emperador manchú en febrero de 1912,

el Estado de China presentaba muchos paralelismos con el que existía cuando el último emperador Ming se ahorcó en abril de 1644. Las finanzas nacionales eran caóticas, con una tesorería agotada en Pekin y poco dinero para las provincias. Grupos de letrados y burócratas habían expresado muchos motivos de descontento con el régimen fenecido y ahora era necesario ocuparse de esta situación. Las tropas del ejército que ocupaban Pekín eran numerosas, pero diflciles de controlar, de dudosa lealtad y propensas a amotinarse o desertar si su paga se retrasaba demasiado. Desastres naturales habían devastado el campo, arruinado las cosechas y provocado hambrunas, además de producir masas de refugiados justo cuando a los gobiernos locales les resultaba dificil socorrerlos debido a las escaseces económicas. Muchos partidarios de la casa gobernante derrotada seguían siendo leales a ella y podían ser el centro de futuros problemas. La presión extranjera era intensa y la posibilidad de una invasión, inminente. En las macrorregiones del centro, el oeste y el sur de China existía un riesgo muy grande de que apareciesen regímenes separatistas independientes, 10 cual debilitaría aún más la autoridad central. También había, por supuesto, numerosas diferencias entre los dos periodos transicionales, cuatro de las cuales fueron probablemente las más significativas. En primer lugar, en 1912 había como mínimo siete potencias extranjeras predadoras con intereses especiales en China, no una sola, y China ya estaba muy endeudada con ellas. En segundo lugar, en 1912 toda la infraestructura económica del país estaba experimentando una impresionante transformación que era fruto de los nuevos medios de comunicación, transporte y desarrollo industrial. En tercer lugar, la importancia del confucianismo como sistema filosófico principal con respuestas para todos los problemas del país había sido 385

puesta en entredicho. Y, en cuarto lugar, aunque en 1912 muchos chinos todavía estaban a favor de una autoridad central fuerte, la mayoría de los ciudadanos cultos había rechazado totalmente la institución imperial junto con la solución intermedia que hubiera sido una monarquía constitucional. Las fuerzas más influyentes del país querían imponer algún tipo de Gobierno republicano. En este periodo de tensión agudizada, la violencia era impredecible y común. Dos hombres que se convertirían en líderes preeminentes de China en el segundo cuarto de siglo, y cuyos enfrentamientos darían forma a la Revolución china, tuvieron su primer encuentro con los conflictos violentos y la actividad política en aquella época. Mao Zedong, nacido en 1893 en una familia de agricultores de la provincia de Hunan, sirvió en fuerzas voluntarias de estudiantes locales de la zona de Changsha. Fue testigo directo del rápido derrumbamiento de los ejércitos de los Qing, se cortó la coleta y vivió la macabra experiencia de ver los cadáveres de dos de los jefes más destacados de la Alianza Revolucionaria, que habían sido asesinados y yacían en la calle. No los habían matado tropas de los Qjng, sino partidarios republicanos del presidente de la asamblea provincial, Tan Yankai, que quería un camino más moderado para China. Mao sirvió brevemente como soldado raso en el ejército republicano de Hunan y allí tuvo ocasión de leer panfletos del pensador socialista Jiang Kanghu, que fundó el primer Partido Socialista Chino en noviembre de 1911. Pero la postura política del propio Mao aún era prudente: más adelante dijo a un entrevistador que había albergado la esperanza de que se instaurara un Gobierno presidido por Sun Yat-sen, con Kang Youwei de primer ministro y Liang Qjchao como ministro de Asuntos Exteriores. Cuando terminaron las luchas, Mao se embarcó en un curso de estudio -dirigido por él mismo- de escritos sobre política y economía con el fin de prepararse para desempeñar un papel directo en la reforma de la sociedad china. El segundo hombre, Chiang Kai-shek, * había nacido en 1887 en una familia de mercaderes de sal cerca de uno de los puertos que los tratados habían abierto a los extranjeros, Ningbo, en la provincia de Zhejiang. Siguiendo el camino de muchos jóvenes chinos ambiciosos y poseedores de ciertos medios económicos, había ido a Japón para estudiar en una academia militar, donde permaneció de 1908 a 1910. Chiang Kai-shek se afilió a la Alianza Revolucionaria y ello le permitió llegar a * Ésta era la latinización común de su nombre. Sacada del dialecto local, la utilizaron durante toda su vida prácticamente todos los escritores occidentales. Por este motivo la empleamos aquí en lugar de la forma pinyin de Jiang jieshi. (N. diI A) 386

ser colaborador estrecho del líder de Zhejiang Chen Qimei; cuando éste se convirtió en gobernador militar de Shanghai en noviembre de 1911, Chiang Kai-shek fue ascendido a comandante de uno de sus regimientos. Sirvió valerosamente en los ataques contra Hangzhou y participó en los intentos de ganar la ciudad para la causa revolucionaria. Según varias crónicas, el bautismo de violencia personal de Chiang fue instigar o ejecutar el asesinato de un miembro disidente de la Alianza Revolucionaria que se oponía tanto a Sun Yat-sen como al mentor de Chiang Kai-shek, Chen Qjmei. El restablecimiento del orden en China requería que Yuan Shikai enlazara su base en Pekín y el apoyo del ejército de Beiyangcon la Alianza Revolucionaria y las fuerzas de Nankín. También dependía de la integración de las unidades del Nuevo Ejército y las asambleas provinciales en un sistema de Gobierno nacional unido por una constitución legítima. Los primeros pasos hacia estos objetivos fueron titubeantes. Como sus tropas no podían con las de Yuan Shikai, Sun Yat-sen, aclamado presidente provisional por sus partidarios ell de enero de 1912, renunció a sus derechos al título al cabo de poco más de un mes, el 13 de febrero, al día siguiente de la abdicación de los manchúes; Yuan Shikai asumió el cargo en lugar de Sun Yat-sen. Líderes de la Alianza Revolucionaria y sus seguidores habían estipulado que Yuan Shikai gobernase desde Nankín, 10 cual le obligaría a abandonar su base militar en el norte y sería un importante paso simbólico hacia la formación de un régimen civil viable. Pero Yuan Shikai optó por quedarse en Pekín tras afirmar que la inestabilidad de la situación militar exigía su presencia allí. Una serie de motines y brotes de violencia en Pekín, Tianjin y Baoding durante marzo de 1912 pareció confirmar su punto de vista, si bien algunos cínicos comentaron que, para empezar, era probablemente Yuan Shikai quien los había instigado para demostrar que era indispensable. Sun Yat-sen, por su parte, demostró la sinceridad de su interés por revitalizar China al viajar a Pekín, invitado por Yuan Shikai, y trazar un proyecto ambicioso (y visionario) para la transformación del sistema ferroviario de China. La tarea que había que emprender ahora consistía en elaborar una constitución con sentido al amparo de la cual pudieran celebrarse en toda China elecciones para el nuevo parlamento bicameral. El primer paso en esa dirección había sido la convocatoria de la Asamblea Nacional en Pekín en octubre de 1910. Se trataba de una institución unicameral cuyos miembros eran elegidos por las asambleas provinciales o seleccionados por el regente manchú. La Asamblea Nacional secundó enseguida a las asambleas provinciales para pedir que se convocara un

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parlamento plenario antes de 1917, la fecha que en un principio había previsto la emperatriz viuda Cixi. En noviembre de 1910 la corte manchú accedió a que se convocara un parlamento totalmente elegido en 1913. Aunque era una creación de la corte de los Qjng, la Asamblea Nacional pasó rápidamente a ocupar una posición importante para el futuro de la forma de Gobierno constitucional en China. El30 de octubre de 1911, mientras luchaban por sobrevivir, los manchúes autorizaron a la Asamblea Nacional para que redactase una constitución y la asamblea elaboró la primera versión el 3 de noviembre. Cinco días más tarde la asamblea eligió a Yuan Shikai para el cargo de primer jefe de Gobierno de China, con 10 que confirió cierta legitimidad democrática a su dominio. No obstante, coincidiendo en parte con estos acontecimientos en Pekín, se celebraron reuniones, promovidas por la Alianza Revolucionaria, de varios grupos de delegados de las provincias, primero en Shanghai, luego en Hankou y finalmente en Nankín. Estos delegados -tres por cada provincia- se reunieron oficialmente como el Consejo Nacional en Nankin e128 de enero de 1912. Su papel fue esencial para el sano crecimiento de la democracia china, ya que Sun Yat-sen había estipulado que el Consejo Nacional ratificase la elección de Yuan Shikai como presidente provisional. Yuan Shikai respondió puntillosamente mandando al consejo un mensaje protocolario en el que afirmaba que «una república es el mejor sistema político" y «no deberíamos permitir jamás la restauración del sistema monárquico en China».' A instancias de Sun Yat-sen, el Consejo de Nankín eligió por unanimidad a Yuan Shikai para el cargo de presidente provisional el 14 de febrero. La ascensión de Yuan Shikai a la cima de la estructura republicana se había producido con una rapidez vertiginosa. Nacido en 1859 en un linaje que había dado varios funcionarios notables, Yuan Shikai no se presentó a los exámenes de Estado; en lugar de ello, compró un título oficial menor en 1880, como era costumbre que hiciesen muchos jóvenes a finales del periodo Qjng. A partir de entonces sirvió durante más de un decenio en diversos puestos militares y comerciales en Corea y pudo ver muchas muestras de los objetivos expansionistas de Japón en aquel país. Después de la guerra sinojaponesa de 1894-1895, los Qjng encargaron a Yuan Shikai que instruyese a los oficiales del nuevo Primer Cuerpo de Ejército modernizado de China, lo que le proporcionó un núcleo importante de protegidos militares. Es casi seguro que ayudó a la emperatriz viuda a derrocar al emperador Guangxu y a quienes fomentaron la Reforma de los Cien Días, pero también logró reprimir a los bóxers en Shandong. Después de 1913, siendo gobernador general 388

de la región de Hebei, hizo del ejército de Beiyang el mejor de China (cinco de sus siete comandantes de división y todos los demás oficiales de alta graduación eran protegidos suyos) y mostró un interés verdadero por las reformas que fortalecieron su región, incluida la potenciación del autogobierno, la educación y un cuerpo de policía. Los logros de Yuan Shikai en las postrimerías de la vida política de los Qjng brindaron la esperanza de que como líder de la república supiera responder a los problemas que afrontaba China. En su carta de dimisión del cargo de presidente provisional, Sun Yat-sen escribió que «la constitución del Gobierno provisional debe prepararla el Consejo y el nuevo presidente debe acatarla» (ibíd.). De acuerdo con estos procedimientos concebidos para asegurar la formación de un Gobierno republicano legítimo, el consejo promulgó una versión nueva de la constitución provisional el 11 de marzo de 1912. El nuevo texto garantizaba a todos los chinos y pueblos minoritarios igualdad y protección de las personas y las propiedades al amparo de la ley, así como libertad de culto y de reunión, y estipulaba que debía convocarse un parlamento plenario en el plazo de diez meses. Llegado el momento, se disolvería el consejo y Yuan Shikai dimitiría para que pudieran celebrarse nuevas elecciones presidenciales. El mismo consejo, que ahora contaba con cinco representantes por cada provincia, votó el 5 de abril a favor de trasladar el Gobierno provisional a Pekín, lo cual haría de China una república unida por primera vez tanto de palabra como de obra. La vieja Asamblea Nacional de los Qjng había quedado anulada. A tenor de las reglas de esta constitución provisional, los chinos empezaron a prepararse para sus primeras elecciones nacionales. El parlamento constaría de dos cámaras: el senado, que comprendería 274 diputados con mandatos de seis años, escogidos por las asambleas provinciales, con diez diputados por cada provincia y el resto representando a los chinos de ultramar; y la cámara de representantes, integrada por 596 diputados con mandatos de tres años y elegidos de forma más o menos proporcional según el número de habitantes a razón de un diputado por cada ochocientas mil personas. Tras la caída de la dinastía Qjng, Sun Yat-sen ordenó que la Alianza Revolucionaria se transformara en un partido político democrático y centralizado que concurriese a las elecciones de diciembre de 1912. La organización de lo que ahora se denominaba el .. Partido Nacional del Pueblo» (Guomindang*) se encomendó a Song Jiaoren, uno de los lu.. Hasta fechas recientes se ha usado la forma latinizada Kuomintang y su abreviatura KMT. (N. delA.)

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gartenientes más capacitados de Sun Yat-sen durante los años en el exilio. SongJiaoren, que contaba sólo treinta años de edad en 1912, demostró ser un organizador político hábil por naturaleza, aunque su arrogante seguridad en sí mismo molestaba a muchos. Lo que más le interesaba era asegurarse de que se limitaran los poderes del presidente y se protegieran apropiadamente los del parlamento, con sus representantes elegidos. Resultaba claro a ojos de la mayoría de los observadores a mediados de 1912 que Yuan Shikai dominaba por completo el gabinete que él mismo había nombrado y que deseaba imponer un poder presidencial desmesurado. Song jiaoren viajó a muchas partes de China en 1912 y expuso sus argumentos con vehemencia empleando términos que a menudo parecían criticar directamente las ambiciones de Yuan Shikai. A medida que se acercaban las elecciones de diciembre, SongJiaoren y otros miembros del Guomindang llevaban ventaja a sus tres rivales principales: un grupo de organizaciones afiliadas de forma flexible y llamadas Partido Progresista (con Liang Qjchao al frente), Partido Republicano (de tono marcadamente nacionalista) y Partido de la Unificación. Aparte de estos tres, había más de trescientos grupos o partidos políticos pequeños que se disputaban uno o más escaños en los comicios. Si bien las elecciones nacionales atraían más atención, los acontecimientos políticos en el campo revestían igual importancia. En el debate general sobre el autogobierne durante los últimos años de los Qing se habían expresado preocupaciones en el sentido de que los consejos reformistas servirían sólo para afianzar la posición de la pequeña nobleza conservadora, que ahora sumaría poder administrativo oficial a la influencia que ya se le confería localmente debido a su educación y sus propiedades agrarias. Este temor se vio confinnado en los meses que siguieron a la abdicación manchú cuando se saldaron cuentas pendientes y poderosos titulares locales se adueñaron de una serie de puestos nuevos cuya misión era llevar la autoridad del Gobierno central mucho más al interior de la China rural de lo que habían podido llevarla los magistrados de los Qjng. Si no se le ponía freno, esta tendencia podía mermar las esperanzas de instaurar una democracia viable en China. Pero en medio de la excitación que causaban las elecciones nacionales, este problema parecía periférico y ni el Guomindang ni sus rivales se ocuparon directamente de él, aunque el programa electoral de aquél incluía comentarios sobre la necesidad de crear estructuras de autogobierno local. Nuevas normas electorales promulgadas en 1912 dieron el voto a los varones de más de veintiún años de edad que tuvieran propiedades

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valoradas en quinientos dólares o pagasen impuestos de como mínimo dos dólares, además de poseer un certificado de estudios elementales. Aproximadamente cuarenta millones de hombres -alrededor del diez por ciento de la población- satisfacían estos requisitos. Los analfabetos, los fumadores de opio, los insolventes y los perturbados mentales no estaban autorizados a votar. Las mujeres tampoco habían conquistado el derecho al voto, a pesar del aumento de la seguridad en sí mismas a finales del periodo Qjng, el apoyo de varios intelectuales prominentes, la participación de muchas de ellas como militantes y benefactoras de la Alianza Revolucionaria y las experiencias de algunas como soldados de los ejércitos revolucionarios o enfermeras en primera línea. En 1912 la sufragista pequinesa Tang Junying llevó a varias mujeres al Consejo Nacional en Nankín, donde presionaron mucho para que se incluyese en la nueva constitución una declaración sobre la igualdad entre hombres y mujeres y sobre el derecho de las mujeres a votar. Cuando fueron rechazadas, las mujeres entraron en la cámara de sesiones a la fuerza, gritando y rompiendo los cristales de las ventanas; fueron expulsadas sin ceremonias y sin que se les concediera ni una sola de sus peticiones. Los resultados de las primeras elecciones nacionales de China se dieron a conocer en enero de 1913 y significaron una clara victoria para el Guomindang. En la cámara de representantes el partido ganó 269 de los 596 escaños, y el resto quedó dividido entre los otros tres partidos principales. (En estas primeras elecciones, muchos políticos mantuvieron su lealtad a varios partidos, por lo que la suma total de escaños que obtuvieron los cuatro partidos superó ampliamente la cifra de 596.) En el senado, de los 274 elegidos, 123 eran miembros del Cuomindang. De acuerdo con la constitución provisional, el Guomindang desempeñaría ahora un papel dominante en la elección del primer ministro y del gabinete, y podría presionar para que se eligiese al presidente en un marco parlamentario totalmente supervisado. En la primavera de 1913 los recién elegidos representantes empezaron a viajar en tren, por carretera, por río y por mar al parlamento de Pekín. El 20 de marzo, el jefe del partido victorioso, Song jiaoren, fue con sus amigos a la estación de ferrocarril de Shanghai. Mientras se encontraba en el andén esperando el momento de subir al tren, un hombre se le acercó y le disparó dos veces a quemarropa. Song jiaoren fue llevado enseguida al hospital, pero murió dos días después, dos semanas antes de cumplir treinta y un años. Muchos creían que le hubieran nombrado primer ministro. También eran muchos los que creían que Yuan Shikai estaba detrás del asesinato, ya que los indicios conducían 391

hasta el secretario del gabinete y el primer ministro provisional. Pero los principales conspiradores también fueron asesinados o desaparecieron misteriosamente y Yuan Shikai nunca fue acusado de forma oficial. Una vez que estuvieron reunidos en el parlamento, los demás delegados del Guomindang ejercieron presión para controlar a Yuan Shikai, para que se redactase una constitución permanente y para que se celebraran elecciones presidenciales en toda regla. Los miembros del Guomindang, en particular, criticaron con dureza a Yuan Shikai por su forma de llevar las finanzas de la nación: en vez de abordar directamente los problemas relacionados con la recaudación de impuestos, había solicitado otro empréstito enorme -llamado «empréstito pata la reorganizacióne- de más de veinticinco millones de libras (aproximadamente cien millones de dólares) de un consorcio de bancos extranjeros. Yuan Shikai se tomó estas agrias protestas como ataques a su persona y decidió contraatacar. A comienzos de mayo de 1913 destituyó a los principales gobernadores militares que estaban a favor del Guomindango En los combates encarnizados que se libraron en el verano, las fuerzas de Yuan Shikai derrotaron a las tropas leales al Guomindang y en septiembre el general reaccionario Zhang Xun, cuyos soldados aún llevaban las coletas manchúes, tomó Nankín en nombre de Yuan Shikai. En octubre, Yuan Shikai obligó a los diputados a elegirle presidente para un mandato de cinco años. (Sin embargo fueron necesarias tres votaciones antes de que obtuviera la mayoría.) Finalmente, tras calificar al Guomindang de organización sediciosa, ordenó la disolución del partido y la expulsión de los diputados que aún tenía en el parlamento. A finales de noviembre, Sun Yat-sen salió de China con destino a Japón, obligado una vez más a exiliarse de su propio país y con sus sueños republicanos rotos.

El régimen de Yuan Shikai Las potencias extranjeras observaban los acontecimientos de China con gran atención. Habían comprendido que no tenía sentido continuar esforzándose por mantener viva la dinastía Qjng con el fin de conservar los derechos que les habían conferido los tratados desde 1842. El resultado fue que siguieron una política de neutralidad estricta en 1911 y 1912, al tiempo que tenían a sus tropas y buques en estado de alerta para proteger a los súbditos extranjeros en China y vigilar un pasillo de Pekín al mar para impedir que se repitieran brotes de violencia contra

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los extranjeros, como la rebelión de los bóxers. La mayor prioridad de las potencias extranjeras era proteger sus inversiones en China, que habían alcanzado un total de casi setecientos ochenta y ocho millones de dólares en 1902 y en 1914 ya se cifraban en 1610 millones de dólares. Así pues, era probable que Jos extranjeros aceptasen a cualquier Gobierno que creara un clima económico favorable. Aunque las inversiones extranjeras se concentraban principalmente en Shanghai y el sur de Manchuria, abarcaban un amplio espectro de empresas. Los intereses de Gran Bretaña en China, valorados aproximadamente en seiscientos ocho millones de dólares, incluían el ferrocarril de Hong Kong a Cantón, transportes marítimos, compañías de servicios públicos (gas, electricidad, teléfono), tranvías, minas de carbón, fábricas de tejidos de algodón, refinerías de azúcar, sederías, una cordelería, fábricas de cemento y bienes raíces. Los 220 millones de dólares (385 millones de yenes) invertidos por Japón abarcaban una gama parecida. Los intereses estadounidenses eran mucho más pequeños, pero, a pesar de ello, se calculaban en alrededor de cuarenta y nueve millones de dólares en 1914. El grueso de esta cifra correspondía a propiedades de las misiones (que incluían hospitales y escuelas) ya bienes raíces en Shanghai, si bien cuando en 1915 se inauguró la primera cámara de comercio estadounidense en Shanghai, treinta y dos empresas estadounidenses se afiliaron a ella inmediatamente.' Japón y las potencias europeas vieron al principio con escepticismo el nuevo régimen de Yuan Shikai y dieron largas al reconocimiento diplomático de la república. En Estados Unidos, en cambio, la opinión era más favorable tanto a Yuan Shikai como a la república. Muchos de los misioneros estadounidenses en China habían simpatizado con el movimiento republicano y numerosos chinos de mentalidad más reformista se habían educado en escuelas misionales. Sun Yat-sen era cristiano; y Yuan Shikai, aunque no lo era, aprovechó de forma inteligente los sentimientos pro cristianos y pidió a los protestantes estadounidenses que orasen por China en sus iglesias cuando se convocó el nuevo parlamento chino en abril de 1913. La noticia salió en los titulares de periódicos estadounidenses y llamó favorablemente la atención del presidente Woodrow Wilson y de su gabinete. Wilson comentó que no recordaba cuándo se había sentido «tan conmovido y animado», y su secretario de Estado, William Jennings Bryan, dijo de la petición de Yuan Shikai que era «el documento oficial más notable que se ha dado a conocer desde hace una generación». El Christian Heraid comparó el acto de Yuan Shikai con los de Constantino y Carlomagno «cuando pusieron naciones paganas bajo el yugo de Cristo».' 393

1914

1902

Gran Bretaña Japón

Rusia Estados Unidos Francia Alemania Otros Total

Millones

Porcentaje

Millones

de dólares

del total

de dólares

260,3 1,0 246,5 19,7 91,1 164,3 5,0 787,9

33,0 0,1 31,3 2,5 11,6 20,9 0,6 100,0

607,5 219,6

269,3 49,3 171,4 263,6

29,6 1.610,3

Porcentaje del total

37,7 13,6 16,7 3,1 10,7 16,4

1,8 100,0

Inversiones extranjeras en China, 1902 y 1914.4

En mayo de 1914 el ministro estadounidense en Pekín visitó al presidente Yuan Shikai e hizo extensivo el reconocimiento diplomático pleno a su Gobierno. El ministro británico en Pekín consideró que 10 que habían hecho los estadounidenses era «vergonzoso» porque Yuan Shikai aún no había dado garantías oficiales sobre la preservación de los derechos y las inversiones de los extranjeros. Gran Bretaña, además, ansiaba asegurar la autonomía del Tíbet; Yuan Shikai -siguiendo el precedente de los últimos Qjng- afirmaba que era una dependencia. La intransigencia británica en esta cuestión molestaba a los chinos; pero el 7 de octubre de 1913 Yuan Shikai reconoció la autonomía tibetana, si bien ni el gabinete ni el parlamento ratificaron su decisión. El mismo día Gran Bretaña reconoció diplomáticamente la república china. Japón hizo lo propio después de que China accediera a nuevos acuerdos ferroviarios a gran escala y Rusia siguió su eíemplo después de que China reconociese la autonomía de Mongolia Exterior. Q!1e Yuan Shikai consiguiera que las potencias extranjeras reconociesen su régimen no significaba que su Gobierno estuviese asegurado. La ordenación constitucional de China se hallaba sumida en el caos. Como preludio de la purga de diputados del Guomindang en el parlamento, a finales de 1913 Yuan Shikai había ordenado a su policía que registrara los domicilios de todos los representantes y senadores sospechosos de estar afiliados al Guomindang. Se identificaron 438 militantes con carnet del partido y se les prohibió en lo sucesivo entrar en el parlamento. Como el parlamento carecía ahora de quórum, a finales de 394

noviembre los presidentes de ambas cámaras anunciaron su suspensión indefinida; en enero de 1914 se procedió a disolverlas oficialmente y en febrero se dieron órdenes parecidas para la disolución de las asambleas provinciales y de las organizaciones de Gobierno local. Para dar a su régimen apariencia de legalidad, Yuan Shikai convocó a un grupo de 66 hombres de su gabinete y de varios puestos provinciales, y el I de mayo de 1914 estos hombres presentaron un «pacto constitucional» que debía reemplazar la constitución provisional. El pacto daba a Yuan Shikai como presidente un poder prácticamente ilimitado sobre la guerra, las finanzas, la política exterior y los derechos de los ciudadanos. El presidente explicó su actuación a uno de sus asesores más allegados y comentó: «El parlamento era una institución inviable. iÜchocientos hombres! Doscientos eran buenos, doscientos eran pasivos, cuatrocientos eran inútiles. topé habían hecho? Ni siquiera se habían puesto de acuerdo sobre el procedimiento».' Fue un comentario apropiadamente sardónico sobre la destrucción de las esperanzas democráticas de China. Privado de cualquier base sólida de apoyo económico, el Gobierno de Yuan Shikai vivía en gran parte de préstamos. En 1913 ya eran sólo dos millones de yuanes o menos los que se obtenían de los impuestos agrarios en las provincias, y el Gobierno tenía un déficit de 13 millones de yuanes todos los meses. Los ingresos de los aranceles que se aplicaban al comercio extranjero también se encontraban mayoritariamente fuera del alcance de Yuan Shikai, ya que, como respuesta a la agitación causada por la revolución, las Aduanas Marítimas Imperiales (dirigidas ahora por el sucesor de Robert Hart, que había muerto en 1911) depositaban sus ingresos en bancos extranjeros con el fin de poder usarlos para liquidar los intereses de las deudas exteriores de China, que iban acumulándose rápidamente. Hasta los impuestos sobre la sal estaban ahora bajo supervisión extranjera y se usaban para saldar deudas o se manipulaban para ejercer presión política sobre Yuan Shikai.

A pesar de la escasez de fondos, Yuan Shikai tenía ambiciones, tanto para su país como para él mismo. Paradójicamente, mientras subvertía la constitución quería edificar sobre los intentos de reforma que habían hecho los últimos Qjng y crear instituciones que dieran a China un sistema de Gobierno fuerte y estable. Para preparar algunas de sus reformas, se apoyó en un equipo de asesores extranjeros competentes, entre los que había un experto en política exterior australiano, un especialista en ferrocarriles japonés, un agregado militar francés y un jurista belga; sin embargo, la mayoría de estos asesores, según re395

conocieron ellos mismos, cobraban sueldos excesivos y eran poco utilizados. Yuan Shikai continuó trabajando para dotar a China de una judicatura independiente, no porque sintiera algún amor abstracto por la justicia, sino porque un sistema firme e imparcial de tribunales sería el mejor instrumento para poner fin a la odiada extraterritorialidad. El nuevo Tribunal Supremo de China -creado en 1906 por la dinastía Qjng- avanzó decididamente en campos tales como el derecho mercantil y los derechos de las mujeres casadas. Todas las provincias menos tres tenían tribunales superiores, como los tenían también muchas prefecturas, aunque Yuan Shikai no fomentó los tribunales de condado porque prefería que el poder judicial en ese nivel residiera en la administración local en lugar de en jueces especiales. Para reformar el sistema penal de China, Yuan Shikai autorizó un programa activo de construcción de prisiones, mejora de las condiciones sanitarias en las prisiones, provisión de oportunidades de trabajo para los presos e intentos de reforma moral de los delincuentes. En e! campo de la educación, impulsó la expansión a escala nacional de la escolarización primaria para los varones, que sería obligatoria y gratuita, y apoyó los experimentos con manuales alfabetizados y el reciclaje de maestros. No obstante, insistió en que, junto con las habilidades nuevas que necesitaban los ciudadanos chinos, el plan de estudios primarios incluyera e! estudio de Confucio. Para desarrollar la economía, Yuan Shikai ordenó que se intentara aumentar el rendimiento de los cultivos por medio de! regadío y el control de las inundaciones, la creación de nuevas razas de ganado, el fomento de la forestación y la rapidez en la distribución de mercancías por medio de empréstitos con intereses bajos y la reducción de las tarifas de carga ferroviarias. También se inició un estudio nacional de los recursos geológicos de China bajo la dirección de un científico nativo formado en Gran Bretaña. Se centralizó la moneda nacional, se controló la acuñación y se retiraron en las provincias millones de billetes de banco depreciados. Yuan Shikai también se esforzó mucho por seguir reprimiendo el consumo y la producción de opio, como se había empezado a hacer en los últimos tiempos de los Qjng. Tan eficaz fue su plan -se evaluó a todos los magistrados de condado basándose en su éxito en la supresión del opio- que los traficantes se replegaron a las concesiones extranjeras, donde estaban protegidos por la ley. Fue al principio una ventaja para Yuan Shikai, mientras edificaba su dictadura, que la primera guerra mundial estallase en Europa en agosto de 1914 e hiciese que Francia, Gran Bretaña, Alemania y Rusia estuvie-

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ran demasiado ocupadas para buscar más ganancias en China. Asimismo, debido a la necesidad desesperada de tropas en el frente occidental, estas potencias ordenaron a todos sus ciudadanos sanos que se encontraban en China que volvieran a sus respectivos países. Esto dio a una nueva generación de empresarios y administradores chinos una excelente oportunidad para hacerse cargo de las funciones clave en los negocios y la administración, amasar sus fortunas privadas y adquirir una inestimable experiencia en las finanzas. Pero, por desgracia para Yuan Shikai, los japoneses estaban más que preparados para tomar el relevo. Japón, que desde 1902 era aliado de Gran Bretaña, había declarado la guerra a Alemania en agosto de 1914 y procedido inmediatamente a atacar las zonas de concesión alemanas en la provincia de Shandong. En enero de 1915 los japoneses asestaron a China un golpe todavía más duro al presentar las Veintiuna Exigencias al Gobierno de Yuan Shikai. Los japoneses exigían derechos económicos mucho más amplios para sus súbditos en Manchuria y Mongolia Interior; la administración conjunta sinojaponesa del enorme complejo del hierro y el carbón de Han-Ye-Ping, en la China central; la no enajenación de ningún puerto o isla de China a otras potencias extranjeras; el envío de polidas y asesores económicos japoneses al norte de China; y nuevos y amplios derechos mercantiles en la provincia de Puiian. Los chinos expresaron su hostilidad a estas exigencias en una serie de concentraciones antijaponesas en toda la nación y en un boicot a los productos japoneses que fue mucho más generalizado y eficaz que el boicot a los estadounidenses de 1905. Con todo, Yuan Shikai se sintió obligado a ceder, aunque modificó levemente algunas de las condiciones de los japoneses. Yuan Shikai se volvió más intransigente cuando menguaron su prestigio y su popularidad. Sus críticos eran acosados y silenciados en virtud de las medidas de censura impuestas en 1914 a todos los periódicos y publicaciones; las penas para quienes publicasen material "perjudicial para la paz pública» eran severas.' En busca de más apoyo a su autoridad, Yuan Shikai ya había empezado a instituir de nuevo elementos del confucianismo como religión del Estado. En su calidad de presidente, asumía el papel de participante principal en los ritos importantes que se celebraban en el Templo del Cielo de los Qjng, al que acudía en un automóvil blindado. Al tiempo que evocaba deliberadamente las prácticas religiosas del Estado Qing, Yuan Shikai adoptó los signos externos propios de un emperador; a finales de 1915, de hecho, avanzó con paso firme en esa dirección e hizo correr rumores de que el pueblo quería que resucitase la institución. En agosto la presión oficial para que se le nombrase emperador ya había adquirido dimensiones nacio-

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nales y en noviembre una «Asamblea Representativa» convocada especialmente votó -supuestamente con la asombrosa unanimidad que significaban 1993 votos favorables y ninguno en contra- a favor de suplicar a Yuan Shikai que se convirtiese en emperador. El 12 de diciembre de 1915 el presidente accedió a ello y el 1 de enero de 1916 inauguró su nuevo régimen. Encargó a las antiguas alfarerías imperiales una vajilla de porcelana de 40.000 piezas que costaba de 1,4 millones de yuanes. También encargó un gran sello de jade y dos túnicas imperiales de 400.000 yuanes cada una. Yuan Shikai y sus asesores (uno de ellos, el estadounidense Frank Goodnow, profesor de la Universidad de Columbia y ex presidente de la Asociación Norteamericana de Ciencias Políticas) creían que China anhelaba un símbolo de autoridad central que trascendiese la presidencia y que, por tanto, la restauración de la dignidad imperial sería bienvenida. Pero estaban equivocados. Muchos de los aliados políticos más allegados a Yuan Shikai le abandonaron, y la solidaridad de su camarilla de Beiyang, formada por antiguos militares que habían sido protegidos suyos, quedó hecha añicos. En toda China hubo protestas en masa acompañadas de otras medidas en las provincias. El jefe militar de Yunnan declaró la independencia de la provincia en diciembre de 1915; Guizhou hizo lo mismo en enero de 1916 y Guangxi, en marzo. Las potencias extranjeras se mostraron distantes o francamente hostiles a Yuan Shikai y no le prestaron el apoyo que esperaba. En marzo de 1916 Yuan Shikai respondió a las protestas anunciando que aboliría la monarquía, pero su prestigio ya estaba por los suelos y una provincia tras otra siguieron declarándose independientes de Pekín. Yuan Shikai murió de uremia -agravada por la ira y la humillación, según pensaron muchos- el 6 de junio de 1916, a la edad de cincuenta y seis años. Su sucesor en la ahora deslustrada presidencia fue Li Yuanhong, el aliado reacio de los revolucionarios de Wuhan en octubre de 1911, que desde 1913 era el ineficaz e igualmente reacio vicepresidente. Li Yuanhong tenía una base de poder mucho más débil que la de Yuan Shikai y no contaba con el respaldo de ningún ejército de Beiyang, sino que detrás de él sólo había un mar de provincias desafectas o independientes y una tesorería que se hallaba al borde de la bancarrota. Las medidas más importantes que tomó Li Yuanhong fueron convocar de nuevo a los miembros del parlamento (cuyas sesiones se habían suspendido más de dos años antes) para que China pudiera tener una vez más un Gobierno representativo, y reafirmar la constitución provisional de 1912 como fuerza aglutinante de la nación. Pero ambas medidas resultaron polémicas: dado que el mandato de los representantes elegidos en di-

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ciembre de 1912 era sólo para tres años, no estaba claro que fueran ahora legalmente diputados; y dado que la constitución provisional de 1912 había sido reemplazada por la de Yuan Shikai en 1914, no era seguro que todavía tuviese prioridad. Li Yuanhong llevaba poco más de un año en el cargo cuando se produjo un nuevo golpe militar relacionado con un intento más de restaurar la dignidad imperial. Esta vez el instigador fue el general Zhang Xun, que había sido partidario fanático de los Qjng desde que sirviera como escolta militar de la emperatriz viuda Cixi cuando la rebelión de los bóxers. Zhang Xun había luchado lealmente por los manchúes en Nankín en 1911 y había seguido siendo leal a ellos durante toda la presidencia de Yuan Shikai, e incluso había ordenado a sus soldados que conservasen la coleta. Era Zhang Xun quien había arrebatado Nankín a las tropas del Guomindang en 1913, y, a pesar del salvajismo de su ejército en el saqueo de la ciudad tras su toma, Yuan Shikai le había nombrado mariscal de campo e inspector general de las provincias del Yangzi. Actuando supuestamente como mediador entre el presidente Li Yuanhong y otros generales enfrentados, Zhang Xu entró con su ejército en Pekín a mediados de junio de 1917 y proclamó la restauración del emperador Puyi, que había abdicado y ahora era un niño de once años. Mientras los desconcertados habitantes de Pekín buscaban viejas banderas imperiales para colgarlas en sus fachadas y los diplomáticos extranjeros trataban de decidir cómo hacer frente a la nueva situación, un grupo reducido de ex funcionarios y letrados de los Qjng -entre ellos Kang Youwei, el fiel seguidor del difunto emperador Guangxu- se apresuraron a trasladarse a la Ciudad Prohibida luciendo sus vestiduras oficiales para servir al nuevo emperador. Pero la restauración no cuajó. Otros generales de la región de Pekín marcharon sobre el palacio y dos aviadores -en lo que bien puede que fuera el primer bombardeo aéreo de la historia de China- arrojaron sobre la Ciudad Prohibida una bomba que mató a tres hombres. A mediados de julio las tropas de los generales rivales tomaron Pekín por asalto y derrotaron a Zhang Xu, que encontró asilo en la legación holandesa y nunca volvió a participar activamente en política. El emperador Puyi fue depuesto una vez más y el único castigo que se le impuso fue la obligación, por orden del presidente, de recibir una educación moderna bajo preceptores occidentales. (Continuó viviendo a lo grande en la Ciudad Prohibida hasta que en 1924 otro señor de la guerra le expulsó del palacio y tuvo que buscar refugio en la zona de concesión japonesa. En lo sucesivo la Ciudad Prohibida fue un museo público dedicado a la cultura y la historia.) 399

Con el fracaso de la insurrección del general Zhang Xu por obra de un grupo de generales rivales, se desvaneció toda pretensión del Gobierno central de tener verdadera fuerza. A partir de ahora tanto la presidencia como el parlamento serían juguetes de los militaristas; y, aunque hombres capaces e inteligentes siguieron estando dispuestos a servir en el Gobierno, ascendían y caían por orden de estas fuerzas externas. La democracia había desaparecido y había empezado la era de los "señores de la guerra».

Militaristas en China y chinos en Francia Los hombres conocidos como «señores de la guerra», que ahora dominaban gran parte de China, eran de orígenes muy diversos y mantenían su poder de diferentes maneras. Muchos de ellos habían empezado como soldados rasos en el ejército de Beiyang y en otro tiempo habían sido protegidos de Yuan Shikai; muchos otros habían servido en los ejércitos provinciales y habían ascendido a gobernador militar ti oficial de alta graduación a finales de 1911 o comienzos de 1912. Varios eran sencillamente bandidos locales que habían aprovechado la oportunidad de consolidar un poder también local, Algunos ejercían su dominio sobre provincias enteras y financiaban sus ejércitos con los impuestos locales que recaudaban sus propias burocracias; otros controlaban únicamente un puñado de poblaciones y obtenían su dinero de los «impuestos de tránsito» que recaudaban a punta de pistola o por medio de confiscaciones. Algunos señores de la guerra eran hondamente leales al concepto de una república legítima y seguían albergando la esperanza de reintegrarse algún día en un Estado constitucional válido; ctros creían que Sun Yat-sen y el Guomindang representaban el Gobierno legítimo de China. Por voluntad propia o por necesidad, varios colaboraban estrechamente con los extranjeros, ya fueran los británicos de Shanghai, los japoneses de Manchuria o los franceses del sudoeste. Algunos controlaban tramos extensos del ferrocarril y obtenían sus ingresos de los servicios de pasajeros y mercancías, así como del comercio de las ciudades situadas junto a las líneas. Algunos reanudaron el cultivo de opio en sus dominios y se beneficiaban del comercio de la droga, que había registrado una gran expansión. El consumo de opio empezó una vez más a adquirir la dimensión que tenía antes de las campañas de supresión de finales del periodo Qjng y de los comienzos de la presidencia de Yuan Shikai. 400

Los señores de la guerra también presentaban grandes diferencias de carácter. Muchos, como el que durante un tiempo dominó Shandong, eran capaces de dar muestras de una crueldad feroz y errática o de una sensualidad extrema, pero muchos otros eran hombres cultos que trataban de inculcar en sus tropas su propio concepto de moralidad. Este concepto podía ser una especie de versión modificada de! confucianismo, e! cristianismo y e! socialismo, o la curiosa amalgama que inventó e! señor de la guerra de Shanxi, Yan Xishan, que se inspiró en una gran variedad de héroes de Europa y Estados Unidos en su búsqueda de la imagen ideal. Como afirmó con orgullo Yan Xishan, había construido una ideología prácticamente perfecta para gobernar la provincia de Shanxi, una ideología en la que se combinaban los mejores rasgos de! «militarismo, e! nacionalismo, el anarquismo, la democracia, e! capitalismo, el comunismo, e! individualismo, el imperialismo, e! universalismo, el patemalismo y e! utopismo»." Con independencia de si los señores de la guerra eran crueles o generosos, inteligentes o tontos, la fragmentación de China que ahora empezaba iba a hacer que los nuevos intentos de unificar e! país resultaran aún más difíciles que antes para los herederos de! liderazgo de los Qjng. A pesar de todo, cierta coherencia aparente acompañaba al Gobierno de China, pues los señores de la guerra de! norte del país nunca destruyeron por completo lo que quedaba de la presidencia y del cargo de primer ministro. En vez de ello, pusieron a sus propios partidarios en estos puestos para que el prestigio que conservaban estos cargos recayese en ellos mismos. Un hombre que asumió la dirección en estas circunstancias fue Duan Qirui, que se convirtió en primer ministro de China en 1916. Nacido en 1865, el año después de que la rebelión de los Taiping fuera sofocada, en 1881 Duan Qjrui estuvo entre los primeros cadetes que se matricularon en la nueva Academia Militar de Beiyang. Fue el número uno de su promoción y, tras graduarse, llamó la atención de Li Hongzhang y fue enviado a Alemania para que cursara estudios avanzados de ciencia militar. A partir de entonces su carrera reflejó las nuevas oportunidades y dislocaciones de China. Su siguiente protector, Yuan Shikai, le nombró jefe del batallón de artillería del Nuevo Ejército. Duan Qjrui sirvió con Yuan Shikai en Shandong durante la rebelión de los bóxers y se le confió e! mando de una división del ejército de Beiyang en 1904. Su nombramiento para e! puesto de director de la escuela de estado mayor para oficiales en 1906 le brindó una oportunidad excelente de formar su propia camarilla de oficiales jóvenes y leales, del mismo modo que él había servido como miembro del grupo leal de

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protegidos de Yuan Shikai. Mandó el Segundo Cuerpo de Ejército en Hubei durante la revolución de 1911 y fue nombrado gobernador militar de Hunan y Hubei, lo cual fue una nueva recompensa por su lealtad a Yuan Shikai. En 1912 entró a formar parte del gabinete de Yuan Shikai en calidad de ministro de la Guerra y fue primer ministro en funciones durante la purga de diputados del Guomindang del parlamento en 1913. Al morir Yuan Shikai en 1916, Duan Qjrui -que se había opuesto al intento de restauración imperial de Yuan Shikai- pasó a ser primer ministro y contó con el respaldo crucial de otros comandantes de alta graduación de la antigua camarilla del ejército de Beiyang. Mientras Duan consolidaba su compleja base de poder civil y militar en China, la primera guerra mundial empezó a alcanzar su etapa más crítica en la Europa occidental. Aunque no existía ningún precedente histórico de China en el desempeño de un papel activo en acontecimientos mundiales lejos de sus costas, le tocó a Duan Qjrui inaugurar una nueva era de participación en ultramar. Las posibilidades de unirse a Francia y Gran Bretaña en su lucha contra Alemania intrigaron a Duan Qjrui y sus asesores, que pensaron que si los alemanes eran derrotados, China podría reivindicar las zonas de concesión alrededor de Qingdao, en la provincia de Shandong, que tenían importancia estratégica. Duan Qjrui también recibió presiones de dos potencias para que hiciese una declaración antialemana. Una de ellas era Estados Unidos, que a comienzos de 1917 se estaba preparando para entrar en la guerra para responder a los ataques de los submarinos alemanes contra barcos neutrales en el Atlántico; la otra era Japón, que había abandonado los intentos de alentar regímenes separatistas en Manchuria, Mongolia y el sur de China y había decidido tratar de sobornar al régimen de Duan Qjrui para que reconociese la posición de los japoneses en el norte de China a expensas de Alemania. La fuerza militar de China era nimia en comparación con la de los beligerantes europeos o Estados Unidos, que habían entrado en la guerra al lado de Gran Bretaña y Francia en abril de 1917, pero China tenía un recurso crucial del que carecían los aliados, a saber: potencial humano. La matanza en los campos de batalla de Europa había sido terrible: sólo en la batalla del Somme en 1916 los británicos y los franceses habían perdido más de seiscientos mil hombres, y al año siguiente los británicos perdieron doscientos cincuenta mil más en la batalla de Ypres. Los aliados, que necesitaban constantemente más hombres para el frente, se dieron cuenta de que si podían utilizar peones chinos en los muelles y en proyectos de construcción en la Europa occidental, más europeos quedarían libres para combatir. 402

Con este razonamiento cruel pero exacto, los británicos y los franceses ya habían empezado a negociar con los chinos en el verano de 1916. El resultado pudo verse mucho antes de que China declarase la guerra con la creación de un centro de selección de peones chinos en la provincia de Shandong, cerca de la base naval británica de Weihaiwei, al que más adelante se añadió otro en el puerto de Qingdao. El sistema de selección, al que los británicos llamaban sarcásticamente su «fábrica de salchichas»," funcionaba con rapidez y sin problemas. Había decenas de miles de voluntarios chinos, empujados por la pobreza de la región y las incertidumbres políticas del país y atraídos por la generosidad de los salarios que ofrecían los británicos. Todos los voluntarios recibían unos honorarios de embarque de veinte dólares chinos y luego diez dólares al mes que se pagarían a sus familias en China; también se les proveía de ropa y se les daba de comer. Los chinos eran sometidos a reconocimientos médicos y se comprobaba específicamente que no padecieran tracoma (enfermedad viral contagiosa de los párpados, especialmente común en Shandong), tuberculosis o enfermedades venéreas. Si eran aceptados -y alrededor de cien mil hombres superaron la revisión- se les proporcionaban placas de identificación con números consecutivos, que se sujetaban con roblones de metal a cintas alrededor de las muñecas. Luego eran rociados de pies a cabeza con desinfectante y se les pedía que se cortasen la coleta, que muchos seguían llevando a pesar de la revolución de 1911. El primer barco que transportaba peones chinos contratados por el Gobierno francés fue hundido en 1916 por submarinos alemanes en el Mediterráneo, después de atravesar el océano Índico y pasar por el canal de Suez; 543 chinos perdieron la vida. En 10 sucesivo los chinos atravesaban el Pacífico hasta Canadá y, tras cruzar este país en tren, embarcaban en flotas escoltadas por patrullas antisubmarinos para, finalmente, atravesar el Atlántico. Si bien el empleo de chinos había levantado protestas entre muchos franceses y británicos, en especial entre los afiliados a los sindicatos, los chinos pronto empezaron a trabajar, la mayoría de ellos en el norte de Francia. Se les encomendaban tareas tales como descargar pertrechos militares en los muelles, construir cuarteles y hospitales, cavar trincheras y manipular municiones en los patios de maniobras de los ferrocarriles. Trabajaban diez horas al día, siete días a la semana, con un poco de tiempo libre para celebrar sus fiestas tradicionales. Los peones chinos siguieron siendo no beligerantes incluso después de que China declarase la guerra, ya que al régimen de Duan Q!rui le era totalmente imposible financiar un ejército en Europa. La presencia de tantos chinos en Francia -54.000 a finales de 1917; 403

96.000 a finales de 1918- conllevaba tantos peligros como oportunidades. Los aviones y la artillería de los alemanes bombardearon algunos campamentos y a veces los chinos vengaban la muerte de sus camaradas matando a prisioneros de guerra alemanes. Algunos chinos saltaron por los aires a causa de minas o bombas de artillería que no habían hecho explosión cuando limpiaban los campos de batalla o cavaban trincheras. Muchos enfermaron por culpa de una dieta a la que no estaban acostumbrados, así como de la humedad y el frío intensos, y en ocasiones se amotinaban contra sus patronos franceses y británicos o saqueaban los restaurantes en busca de comida. Muestras de un manual de conversación que preparó el ejército británico para que su personal lo utilizase en los campamentos permiten entrever los niveles de irritación o discriminación que experimentaba el cuerpo de peones chinos: «Quiero que ocho hombres vayan allí rápidamente». ,,¿Por qué no coméis estos alimentos?» «Esta tienda no está muy limpia por dentro,« «Mañana tenéis que bañaros.» «Esta letrina está reservada para los europeos y no está a disposición de los chinos>" La respuesta más significativa a las lamentables condiciones fue la de los representantes de la YMCA,* que vieron aquí una gran oportunidad de ayudar. Prestaron atención especial a las actividades recreativas y a los problemas de educación pública entre los chinos, y crearon vocabularios y técnicas de enseñanza especiales para difundir la alfabetización entre los trabajadores. Gracias a la ayuda de estos chinos educados, cada mes salía de Francia la asombrosa cifra de cincuenta mil cartas con destino a China, donde se leían y releían en voz alta a los habitantes de los poblados. Breves, sencillas en su vocabulario y censuradas por los aliados para que no revelasen secretos militares, estas cartas son, a pesar de todo, signos importantes de que las posibilidades de aprender a leer y escribir iban en aumento entre los trabajadores chinos. Una carta que se conserva dice lo siguiente: Para la inspección de mi hermano mayor. He recorrido muchas decenas de miles de li** desde que te vi. Las cosas me van bien y no tienes que preocuparte por mí. Gano tres francos al día, pero como la vida está cara, todavía no puedo mandar mucho a casa. En cuanto a mi pelea contigo, aquel día en Yaowan, antes de irme, iolvídala! Me porté indignamente. Por favor, cuida a nuestros padres y cuando regrese dentro de tres O cinco * Abreviatura de Youg Men's Christian Association, asociación deportiva y cultural destinada a los jóvenes. (N. del T) ~~ Una li es la tercera parte de una milla. (N. dd A.)

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años, traeré dinero suficiente para ayudar a mantenerlos durante el resto de sus días." La aportación china a la guerra no se libró de pagar su precio. Además de los 543 que perdieron la vida en el mar, casi dos mil trabajadores chinos murieron en Francia y en Flandes, y fueron enterrados en varios cementerios especiales. En ellos, las largas líneas de lápidas, con los caracteres de sus nombres chinos y los números de orden que les habían dado sus patronos occidentales pulcramente grabados en cada una de ellas, siguen siendo un testimonio mudo de la primera participación de China en un conflicto mundial de gran magnitud. Más complejo fue el legado de decenas de miles de trabajadores cuando volvieron a China, alfabetizados y conociendo e! mundo, a menudo con una suma decente de dinero que sus familias tenían guardado en lugar seguro. Estarían en condiciones de interpretar un tipo nuevo de papel activo en la política china, como observaron algunos socialistas chinos. Después de que el armisticio del 11 de noviembre de 1918 pusiera fin a la guerra con la derrota de Alemania, la expectación era grande en China. Hubo desfiles triunfales en Pekín y una multitud desbordante de entusiasmo demolió e! monumento que los Qing se habían visto obligados a erigir para honrar la memoria de los alemanes asesinados por los bóxers. Una vez más, encabezaban e! Gobierno de Pekín un presidente y un primer ministro pertenecientes a la facción de Beiyang; Duan Qjrui había dimitido en octubre de 1918, pero no sin utilizar antes los enormes empréstitos japoneses para incrementar su propio poderío militar y seguir forjando una red de pactos secretos con los japoneses. Al frente de la delegación china, integrada por 62 miembros, en las negociaciones de un tratado para la posguerra en Versalles, estaban cinco diplomáticos capaces a los que en ningún momento se había informado plenamente de lo que debían esperar. Fueron recibidos en Versalles por la terrible declaración de! principal delegado japonés de que a comienzos de 1917, a cambio de la ayuda naval japonesa contra los alemanes, Gran Bretaña, Francia e Italia habían firmado un tratado secreto que garantizaba el «apoyo [a] las reivindicaciones japonesas en relación con la enajenación de los derechos de Alemania en Shandong» después de la guerra." Por si fuera poco, los japoneses también anunciaron que habían llegado a acuerdos secretos con Duan Qjrui en septiembre de 1918, cuando aún era primer ministro. Estos acuerdos otorgaban a los japoneses el derecho a destacar policía y establecer guarniciones militares en Jinan y Qjngdao, y garantizaban a Japón, en pago parcial de sus empréstitos

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a China, la totalidad de los ingresos de dos nuevos ferrocarriles que los japoneses pensaban construir en Shandong. Al parecer, era verdad que los delegados chinos desconocían estos humillantes acuerdos secretos. El presidente Woodrow Wilson, que antes había simpatizado con el deseo de China de recuperar sus derechos en Shandong, ahora opinó que los japoneses habían reclamado firmemente los suyos basándose en el derecho internacional. El 30 de abril de 1919 acordó con el británico David Lloyd George y el francés Georges Clemenceau transferir a Japón todos los derechos de Alemania sobre Shandong. Cuando la naturaleza de esta nueva traición resultó clara, hubo un cruce de telegramas urgentes entre París y Pekín, y el público chino dio muestras de un interés desacostumbrado. Los delegados chinos en Versalles fueron objeto de un bombardeo de peticiones y protestas de grupos políticos y comerciales, de comunidades chinas de ultramar y de chinos que estudiaban en universidades del extranjero. El Lde mayo llegó a Pekín la noticia de que los delegados chinos reconocían que su caso estaba perdido como consecuencia de los acuerdos previos. La noricia originó protestas en masa en Pekín el 4 de mayo, a las que siguieron manifestaciones en ciudades de toda China. Mientras el Gobierno titubeaba, la presión sobre los delegados en Versalles para que no firmasen el tratado era constante. Con típica indecisión, el presidente chino mandó por fin un telegrama en el que ordenaba que no se firmase el tratado, pero lo hizo demasiado tarde para que llegase a Versalles antes de la fecha límite, el 28 de junio. Sin embargo, estudiantes y manifestantes chinos habían rodeado el hotel parisino donde se hospedaba la delegación de su país y habían impedido por la fuerza que los delegados asistieran a las ceremonias de firma. Finalmente, el Tratado de Versalles no contó con la aceptación de China. En lo sucesivo una nueva generación de activistas chinos formularía preguntas incisivas sobre la naturaleza de los valores morales de Oc· cidente, asqueada tanto por el derramamiento de sangre que las naciones occidentales habían demostrado que eran capaces de provocar como por su duplicidad. Y la fecha del 1 de mayo de 1919, el día en que los ciudadanos y los estudiantes de Pekín protestaron públicamente en las calles contra el Tratado de Versalles, daría su nombre a un movimiento nuevo en China, un movimiento en el cual la yuxtaposición de nacionalismo y autoanálisis cultural llevó al pueblo chino, una vez más, en una dirección nueva.

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13 "Se hace carnmo»

La voz de advertencia del darwinismo social La fragmentación de la autoridad bajo Yuan Shikai, el fracaso de la joven república y la traición de Versalles sirvieron para intensificar el temor, que había permanecido latente entre los chinos desde las postrimerías del periodo Qjng, de que China estuviera a punto de ser desmembrada, de que dejara de existir como nación y de que sus cuatro mil años de historia documentada tuvieran un final violento. Al mismo tiempo, la creciente popularidad del darwinismo social occidental había proporcionado los instrumentos analíticos necesarios para investigar la dificil situación de China; y aunque las teorías habían brindado poco consuelo a los pensadores chinos, estas ideas ayudaron a introducir cierto sentido de método en un debate lleno de desesperanza. Las teorías evolucionistas de Charles Darwin, cuya obra El origen de las especies se publicó por primera vez en Inglaterra en 1859, explicaban que los procesos adaptivos de la selección natural determinaban qué especies prosperarían y cuáles estaban condenadas a la extinción. Basándose en las numerosfsimas observaciones que había llevado a cabo mientras navegaba en el Beagle rumbo a las islas de Cabo Verde, Chile, las islas Galápagos, Nueva Zelanda y Australia, Darwin sacó la conclusión de que los organismos que eran más aptos para sobrevivir en la lucha constante por los recursos limitados que hacían posible la existencia eran los que sobrevivían y que con ello desbancaban poco a poco a los menos aptos. Por medio de las leyes de la herencia, además, el grado de adaptación que alcanzaba una especie se mantendría o mejorana. El sociólogo británico Herbert Spencer hizo su propia adaptación creativa de estas teorías. En Principios de sociología, publicado en 1873, Spencer aplicó teorías darwinianas al desarrollo de las sociedades humanas y arguyó que la «supervivencia de los más aptos», expresión que acuñó en 1864, gobernaba la evolución social así como la biológica. 407

Declaró que las sociedades humanas evolucionaban de lo homogéneo a 10 heterogéneo y de ahí a una etapa de individuación en aumento. Además, las sociedades se dividían entre sociedades militares que obtenían cooperación por la fuerza y sociedades industriales en las cuales el voluntarismo y la espontaneidad nacían del reconocimiento de la conciencia individual. Las teorías de Spencer fueron luego analizadas de nuevo e impugnadas por el científico Thomas Huxley y compendiadas en su libro Evolución y ética. Van Fu, fruto del sistema de escuelas navales de China durante el periodo de fortalecimiento y luego estudiante en Inglaterra, leyó el libro de Huxley durante la guerra sinojaponesa y lo tradujo al chino en 1896 -con comentarios e interpretaciones propios- con el título Sobre la evolución. En parte porque Van Fu optó por darle un énfasis nacionalista que no era evidente en el original, la obra causó una sensación inmensa entre los letrados chinos de finales del periodo Qjng y comienzos de la república. El mensaje de Van Fu decía que los escritos sociológicos de Spencer no eran sólo analíticos y descriptivos, sino también preceptivos y ofrecían medios de transformar y fortalecer la sociedad. Van Fu resumió a Darwin del modo siguiente: Los pueblos y las cosas vivas luchan por la supervivencia. Al principio, las especies luchan con especies; luego, al progresar gradualmente [la gente]' hay una lucha entre un grupo social y otro. Los débiles se convierten invariablemente en la presa de los fuertes, los tontos se convierten invariablemente en subordinados de los listos.'

Spencer; proseguía Van Fu, «se basó en la teoría de la evolución para explicar los orígenes de las relaciones humanas y de la civilización». Otros pensadores de los últimos tiempos de los Qjng captaron pronto la importancia de estas ideas. Cuando abogaba por las reformas de 1898, Liang Qjchao comentó con esperanza que las teorías evolucionistas permitían «la posibilidad de ejercer influencia y efectuar cambios que pueden hacer que las especies mejoren de manera constante». Liang Qjchao señaló que la herencia y la educación actuaban en el «pensamiento, la inteligencia, el físico y los hábitos» de los seres humanos, y que los chinos podían fortalecer su raza para que tomase parte en la lucha por la supervivencia: «Todos los países que desean tener soldados fuertes se aseguran de que todas sus mujeres hagan calistenia, porque creen que sólo así tendrán hijos de cuerpo robusto y músculos fuertes».' Inevitablemente, el darwinismo social hizo que los chinos reflexionaran sobre problemas relativos a la raza y la fuerza racial, y muchos de 408

ellos combinaron las nuevas teorías llegadas de Occidente con los escritos de nacionalistas antimanchúes del siglo XVII como Wang Fuzhi. Los escritores se preguntaron si existía una esencia china inherente y, en tal caso, cuándo había nacido. Si todos los chinos descendían del Emperador Amarillo, éhabia surgido ese noble progenitor de pueblos que habían emigrado de otra parte a lo que ahora era China? ¿Era su historia pasada, por tanto, una historia de adaptación creativa que sólo recientemente se había ralentizado a causa de los manchúes, tal vez, o por la fuerza salvaje de las potencias extranjeras? Era muy posible que China estuviese condenada a la extinción a menos que la nación adquiriese nuevas fuerzas; había un poco de esperanza en la creencia de que con fuerza de voluntad y conciencia esa tarea podía hacerse. «Una nación con espíritu sobrevivirá», escribió un letrado chino justo antes del levantamiento de Wuhan; «una nación sin él perecerá. Pero édónde reside el "espíritu nacional"? En los estudios nacionales».' La revolución de 1911 despertó brevemente la esperanza de que la cruel competición que propugnaba el darwinismo social hubiera quedado desacreditada. Muy poco antes de que su reorganizado Guomindang ganara las elecciones de 1912, Sun Yat-sen escribió: Antes del siglo xx, las naciones de Europa inventaron una nueva teoría sobre la lucha por la existencia que durante un tiempo influyó en todo. Cada nación dio por sentado que «la supervivencia de los más aptos» y «los débiles son el alimento de los fuertes» eran las leyes vitales sobre las cuales había que fundar un Estado. Llegaron incluso al extremo de decir que «la fuerza es el único derecho, la razón no existe». Esta clase de teoría tuvo su utilidad en los comienzos de la evolución de la civilización europea. Pero, vista desde la atalaya del presente, parece una forma bárbara del saber."

Pero en 1913 Sun ya escribía con tristeza sobre un mundo dominado por las luchas por la supervivencia de las que no podía librarse ningún Gobierno o empresa industrial. También Van Fu perdió su entusiasmo por las teorías que tanto habfa contribuido a popularizar en China y escribió que los fracasos de la república china y el derramamiento de sangre de la primera guerra mundial en Europa demostraron que «trescientos años de progreso evolutivo han quedado en nada excepto cuatro palabras: egoísmo, matanza, desvergüenza y corrupción».' Semejante pesimismo bien pudo ser la causa de la negativa a continuar luchando por el cambio social, como realmente sucedió entre los darwinistas sociales de Estados Unidos. Esta posibilidad dio más apremio a los pensadores radicales de China. Como Chen Duxiu, futuro

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cofundador del Partido Comunista de China, escribió a un amigo poco después de la muerte de Yuan Shikai: «la mayor parte de nuestro pueblo está aletargada y no sabe que no sólo nuestra moral, nuestra política y nuestra tecnología, sino incluso artículos comunes de uso cotidiano no son aptos para la lucha y van a ser eliminados en el proceso de selección natural». ti Si sucedía eso, China moriría. Elementos de estas corrientes de pensamiento se juntaron en la mente de otro futuro líder del Partido Comunista de China, Mao Zedong. En 1917, cuando publicó su primer ensayo, Mao contaba veinticuatro años de edad. Se había rebelado contra su padre y rechazado tanto la vida rural en la granja familiar, en la provincia de Hunan, como el matrimonio que sus padres le habían concertado con la hija de una familia vecina. En lugar de ello, tras servir brevemente en el ejército contra los Qing en 1911, se había entregado a una vida de estudio en Changsha, irregular y ecléctica. Después de leer sin ayuda las traducciones que hiciera Yan Fu de Mili, Montesquieu, Rousseau y Spencer, así como a numerosos filósofos políticos chinos, Mao fue aceptado por la célebre Primera Escuela Normal de Changsha, donde cursó principalmente estudios de ética. Esto aumentó su conocimiento de las obras de Spencer y Rousseau, y le introdujo a Kant, además de enseñarle que tales pensadores podían compararse útilmente con figuras del pasado de la propia China. Al principio Mao abordó los problemas de la debilidad de China de modo poco imaginativo. Si China era débil, era porque los chinos eran débiles. Si Jos chinos eran débiles, era porque su cultura se concentraba en desarrollar la mente y descuidaba el fortalecimiento del cuerpo. Mao ponía su propio físico a punto nadando y haciendo ejercicio; en su ensayo «Estudio de Educación Física», publicado en la revista Nuevajuventud en abril de 1917, instaba a sus compatriotas a hacer lo mismo. «La educación flsica no sólo armoniza las emociones, sino que también fortalece la voluntad», escribió. El problema era que los chinos tradicionalmente detestaban los ejercicios violentos y gustaban de «las prendas largas y sueltas, el andar pausado, la mirada grave, serena». Todo eso tenía que cambiar: «El ejercicio debería ser salvaje y rudo. Ser capaz de saltar a caballo y disparar al mismo tiempo; ir de batalla en batalla; sacudir las montañas con tus gritos, y los colores del cielo con tus rugidos de ira»: eso era lo que los chinos debían esforzarse por alcanzar," En otro ensayo, escrito dos años más tarde para una revista provincial de Hunan y titulado «A la Gloria del Pueblo Han», Mao instaba a toda la raza china a actuar colectivamente y empleaba para ello 410

algunas de las florituras retóricas que habían hecho que las diatribas antimanchúes de Zou Rong en El Ejército Revolucionario fueran tan eficaces quince años antes. Mao escribió que si los chinos podían unirse de verdad, si podían formar una «unión de las masas populares», entonces podrían unirse a la gran oleada de cambio en el mundo. La oleada «era cada vez más impetuosa» y «el que se adapte a ella sobrevivirá, el que se resista a ella perecerá». Si el pueblo chino podía adaptarse a ella, concluía Meo, «no deberíamos temer a los muertos. No deberíamos temer a los burócratas. No deberíamos temer a los militaristas. No deberíamos temer a los capiralisras-.' Como las de muchos jóvenes chinos de entonces, las ideas principales de Mao eran darwinistas e idealistas, con algunos toques anarquistas, pero aún no las habían afectado hondamente las influencias del socialismo marxista. En aquella misma época Mao escribió que admiraba al anarquista Kropotkin más que a Marx porque los valores clave de la sociedad eran «la ayuda mutua» y las uniones voluntarias." En una serie de nueve artículos que escribió para un periódico local de Changsha en noviembre de 1919 se notó que su pensamiento sobre la necesidad de la lucha colectiva se combinaba ahora con el tipo de reflexiones sobre las mujeres y sus derechos que propugnaran Liang Qjchao, Qju Jin y otros en los últimos tiempos de los Qjng. Habían argüido que la energía de las mujeres chinas debía aprovecharse para fortalecer el Estado, lo cual permitiría a China afrontar el mundo con toda su población de cuatrocientos millones de personas, en lugar de con los recursos políticos de sólo doscientos millones de varones. Los artículos periodísticos de Mao «Sobre el suicidio de la señorita Zhao» trataban de un suceso que había acontecido en Changsha aquel mismo mes. Una joven de la familia Zhao había sido prometida sin su consentimiento a un joven de la familia Wu. Estos matrimonios concertados eran la norma en China, pero lo insólito en el caso de la señorita Zhao residió en que se opuso tan violentamente a la boda que se cortó el cuello en el palanquín que la conducía al domicilio de su futuro esposo, donde iban a celebrarse las ceremonias nupciales. Su muerte fue seguida de una fuerte pelea entre las familias Wu y Zhao, pues cada una de ellas quería que la otra cargara con la responsabilidad de enterrar el cadáver. Mao escribió con tanta pasión como agudeza que esta tragedia hubiera podido evitarse si alguna de las tres condiciones siguientes hubiese sido diferente: si la familia de la señorita Zhao hubiera sido más comprensiva, si la familia Wu no hubiese insistido en la letra de su contrato matrimonial y si la sociedad de Changsha (y, de manera implíci411

ta, de toda China) hubiera sido más valiente y abierta. La muerte de la señorita Zhao fue importante, escribió Mao. «Sucedió debido al vergonzoso sistema de matrimonios concertados, debido a la tenebrosidad del sistema social, la negación de la voluntad individual y la falta de libertad para elegir la propia pareja.» Pese a ello, Mao no podía condonar el acto suicida, ni siquiera en semejante estado de desesperación. Si los chinos se negaban a hacer frente a la realidad, no conseguirían nada. Las personas se suicidan porque la sociedad las ha privado de toda esperanza, concluyó Mao; pero incluso en una situación de desesperanza total, «deberíamos luchar contra la sociedad con el fin de recuperar la esperanza que hemos perdido ... Deberíamos morir luchando»." «Deberíamos morir luchando.» Eran palabras fuertes, pero la verdadera dificultad estribaba en decidir quién era el enemigo principal. éEra sólo una sociedad local apática? ¿Eran los señores locales de la guerra que dominaban Hunan? ¿Eran los políticos corruptos de Pekín? ¿Eran las cañoneras de las voraces potencias extranjeras, o las empresas extranjeras que penetraban más y más en China? ¿o era tal vez algo aún más complejo: toda la estructura de creencias chinas y el sistema económico que la acompañaba? Para la juventud de la generación de Mao, los problemas eran desconcertantes, pero de algún modo tenían que concebir un programa para resolver estas dificultades si querían evitar que China sucumbiera a la desesperanza.

Primeras señales de marxismo Antes de la revolución bolchevique de 1917 en Rusia, los chinos no habían mostrado mucho interés por el marxismo. Casi ninguna de las obras de Marx se había traducido al chino, exceptuando partes del Manifiesto comunista. Hasta las ideas socialistas de Sun Yat-sen procedían de una tradición diferente, la de Henry George, que había influido en los socialistas británicos abogando por la expropiación estatal de toda la plusvalía que devengaban los terratenientes bajo la forma de rentas más elevadas, que, al modo de ver de George, era el producto no ganado del progreso general de la sociedad. Al principio, el marxismo no parecía un instrumento analítico útil para China: Marx se había interesado poco por la propia China, aparte de algunos escritos sobre los Taiping y su visión de la transición de las sociedades humanas del comunalismo primitivo al feudalismo y el capitalismo, pasando por una era de esclavitud, no parecía encajar en la experiencia histórica de China. 412

y como China no podía pretender que era una sociedad capitalista aunque fuese en embrión, la teoría de Marx de que el derrocamiento del capitalismo era un requisito previo para una nueva era de socialismo parecía hacer que esa transición fuese indefinidamente remota. Así pues, a pesar de que la prensa china informó de las victorias del sóviet obrero de Petrogrado que capitaneaba Trotski, del derrocamiento del Gobierno liberal de Kerenski y de la formación del Gobierno soviético revolucionario de Lenin, al principio las noticias no atrajeron mucha atención. Pero poco a poco los chinos se dieron cuenta de que los acontecimientos de Rusia iban más allá de lo ocurrido en Francia en 1789, y para muchos observadores resultó emocionante ver cómo, después de todo, la vieja autocracia rusa, con sus instituciones arraigadas, había contenido las semillas de la Unión Soviética. Un periódico del Guomindang en Shanghai tomó la iniciativa y alabó a los bolcheviques en enero de 1918, y poco después Sun Yat-sen, que había regresado a China tras la muerte de Yuan Shikai, envió un mensaje personal de felicitación a Lenin. Cuando se hizo patente la importancia de la lucha de los bolcheviques contra las fuerzas de los conservadores, los llamados «rusos blancos», y las potencias aliadas reaccionaban con una hostilidad más declarada después de que Lenin firmara la paz con Alemania, muchos chinos reflexionaron sobre la importancia de todo ello y trataron de aprender las lecciones para aplicarlas a su propia sociedad. A la vanguardia de este intento se encontraba el bibliotecario principal de la Universidad de Pekín, Li Dazhao. Nacido en 1889 en una familia campesina de la provincia de Hebei, Li Dazhac había vendido sus escasas propiedades para poder ir a una escuela moderna y de 1913 a 1916 estudió economía política en Japón, donde adquirió fama de excelente escritor y editor. Gracias a ello, en febrero de 1918 fue nombrado bibliotecario de la universidad que había pasado a ser la más prestigiosa de China. El saludo inicial de Li Dazhao a la Revolución rusa se publicó en junio de 1918 sobre un trasfondo político caótico cuyos responsables eran los señores de la guerra, cuando habían pasado sólo unos meses desde la restauración del emperador Puyi por parte de Zhang Xun y cuando la declaración de guerra a Alemania era todavía un asunto candente en Pekín. Li Dazhao vio en la Unión Soviética la promesa de una nueva civilización, una tercera civilización que nacería para mediar entre Oriente y Occidente. Debido a su situación geográfica, Rusia había recibido inevitablemente influencias tanto orientales como occidentales; pero ahora, escribió Li Dazhao, eufórico, «basta con que alcemos 413

la cabeza para dar la bienvenida a la aurora de la nueva civilización del mundo, y volvamos nuestros oídos para acoger con alegría la nueva Rusia que se funda en la libertad y el humanismo, y adaptamos a la nueva corriente mundial». Li Dazhao creía que Rusia se hallaba cerca de una gran oleada de desarrollo. Gran Bretaña y Francia habían alcanzado alturas espléndidas y ahora se estaban hundiendo; Alemania se encontraba en la cúspide y también empezaría a declinar pronto, pero Rusia, «justamente debido a su relativa lentitud en la evolución de la civilización», tenía «energía de sobra para el desarrollo».'! ¿Acaso no podía China dar también un salto semejante? Antes de que transcurrieran seis meses, Li Dazhao creó un grupo extraoficial de estudio en su oficina de la biblioteca de la universidad, en la cual se reunían alrededor de una docena de estudiantes y miembros de la facultad para hablar de los acontecimientos políticos. A finales de 1918 este grupo ya había adquirido una identidad semioficial bajo el nombre de Sociedad de Estudios Marxistas y Li dirigía sus debates, en los cuales se analizaba El capital, de Marx. Cuando creció el interés, Chen Duxiu, que era el decano de la Universidad de Pekín" además de director de la revista más influyente que a la sazón se publicaba en China, NuevaJuventud, decidió sacar un número especial dedicado al marxismo cuyo editor general sería Li Dazhao. Programado al principio para publicarse ell de mayo de 1919, retrasos en la impresión impidieron que el número especial llegara al público antes del otoño. La mayoría de los artículos eran análisis doctos de conceptos marxistas específicos y varios de ellos criticaban la metodología de Marx. Pero el ensayo de Li, «Mis opiniones marxistas», ofrecía el análisis más juicioso del concepto de lucha de clases y el problema de la explotación capitalista que hasta entonces se había publicado en China; y a causa de la popularidad de la revista, el mensaje se difundió de inmediato entre los lectores influyentes de todo el país. La simpatía por la joven Unión Soviética alcanzó un nuevo nivel cuando el subcomisario para asuntos exteriores ruso, L.M. Karajan, anunció en julio de 1919 que el nuevo Gobierno rechazaba la anterior política del imperialismo zarista. En lo sucesivo la Unión Soviética renunciaría a sus derechos especiales en Manchuria, cancelaría todos los tratados secretos que habían finnado los zares con China, Japón y las potencias europeas, renunciaría también a las indemnizaciones que se le debían por la rebelión de los bóxers y no volvería a reivindicar el Ferrocarril de China Oriental, sino que devolvería las líneas a los chinos * En marzo de 1919 fue obligado a dimitir por oponentes conservadores. (N. delA)

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sin exigir ninguna compensación. Esto contrastaba tanto con el comportamiento de las potencias occidentales y Japón que la Unión Soviética dio la impresión de ser la amiga más sincera de China. Aunque los soviéticos cambiaron más adelante de idea y negaron haberse brindado a devolver los ferrocarriles sin compensación (afirmaron que esta cláusula se había insertado por error en una traducción francesa del mensaje de Karajan), la admiración por su gesto anterior no se vio muy afectada. Los chinos recordaban las generosas palabras de Karajan: el objetivo era «liberar al pueblo del yugo de la fuerza militar del dinero extranjero que está aplastando al pueblo de Oriente y principalmente al pueblo de Chinc-." En 1919 el grupo de estudios de Li Dazhao ya había atraído a un amplio círculo de estudiantes. Algunos eran miembros urbanos y ricos del estudiantado de elite de la Universidad de Pekín, pero otros eran de procedencias diversas. Un miembro asiduo era Q!l Qjubai, joven estudiante de la provincia de jiangsu, budista devoto y excelente estudioso de los clásicos. Qp Qjubai había tomado conciencia de las injusticias del mundo cuando su madre se suicidó, empujada a la locura por un marido inútil y adicto al opio, y por la indiferencia de su clan. Demasiado pobre para ir a la Universidad de Pekín, Qu Qjubai se matriculó en el instituto de lengua rusa del Ministerio de Asuntos Exteriores, que no sólo era gratuito, sino que incluso le ofreció un pequeño estipendio. Otro miembro era Zhang Guotao, hijo de un terrateniente hakka, de la frontera entre Jiangxi y Hunan. En su adolescencia Zhang Guotao había pasado armas de contrabando para las organizaciones revolucionarias de Sun Yat-sen y más adelante se convirtió en activista contra Yuan Shikai. A pesar del entusiasmo que estos jóvenes y otros estudiantes mostraron al principio por el bolchevismo y el marxismo, seguía siendo necesario refonnular algunas de sus premisas para que fuese aplicable a las condiciones sociales que existían en China. El problema más enojoso era el papel central que Marx atribuía al proletariado urbano y al Partido Comunista como vanguardia de la clase obrera, pues el sector industrial de China era muy pequeño. Pero el hecho de que Rusia tampoco se hubiera ajustado del todo al modelo marxista resultaba alentador; y, por medio de ciertos malabarismos intelectuales, Li Dazhao formuló una interpretación que puso a China firmemente en un marco marxista de diálogo como «nación proletaria». China, observó, estaba a merced de fuerzas imperialistas extranjeras que habían explotado a todo el pueblo chino más o menos como los capitalistas explotaban a sus trabajadores: siendo propietarios de los medios de producción y

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quedándose con la plusvalía de los trabajadores. Por tanto, Li Dazhao, refiriéndose a China, sacó la conclusión de que «todo el país se ha transformado gradualmente en parte del proletariado mundiab-.'" Mientras reconsideraba la teoría marxista, Li Dazhao instaba a sus alumnos a salir al campo e investigar las condiciones de vida allí, porque Li Dazhao también creía en algunas de las ideas fundamentalmente populistas que anidaban en el corazón de la Revolución rusa en sus primeras fases. Acercándose a los campesinos, decía Li Dazhao, los estudiantes emularían a sus predecesores rusos que habían utilizado su sangre y su sudor para «difundir los principios del humanismo y el socialismo». Pero esto tenía una importancia aún mayor para China que para Rusia, dijo Li Dazhao, dando un atrevido salto intelectual: Nuestra China es una nación rural y la mayor parte de la clase trabajadora la integran campesinos. Si no son liberados, entonces toda nuestra nación no será liberada; sus sufrimientos son los sufrimientos de toda nuestra nación; su ignorancia es la ignorancia de toda nuestra nación; las ventajas y los defectos de susvidas son las ventajas y los defectos de toda nuestra política. Salid y meioradles y hacedles saber [que deberían] exigir la liberación, hablar francamente de sus sufrimientos, sacarse de encima su ignorancia y ser personas que planeen ellas mismas sus propias vidas." Li Dazhao también escribió de forma convincente sobre la necesidad de que los intelectuales se dignificaran por medio del trabajo y escaparan de las influencias corruptoras de la vida en la ciudad trabajando al lado de los agricultores en los campos. Sugirió que la presencia de jóvenes cultos en los poblados podría reparar gradualmente las ruinas del sistema constitucional, porque estos estudiantes urbanos podrían explicar a los campesinos la importancia del voto y las opciones que ofrecía el Gobierno local, y podrían comprobar que los intereses financieros absentistas dominaban y explotaban el medio local. A comienzos de 1920 estudiantes de la Universidad de Pekín que habían creado un «Cuerpo de la Palabra para la Educación de las Masas» viajaban a los poblados de los alrededores e intentaban poner en práctica las ideas de Li Dazhao. La operación no fue meramente académica. En 1920 y 1921 gran parte de la provincia de Hebei, junto con las adyacentes de Shandong, Henan y Shanxi, así como Shaanxi, al oeste, se vieron atrapadas en un devastador ciclo de hambruna resultante de las graves sequías de 1919. En los poblados agrícolas, donde la densidad media de población por kilómetro cuadrado era de 475 personas, la combinación de cultivos

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agostados y una insuficiente ayuda gubernamental fue desastrosa. Hubo como mínimo 500.000 muertos y, de los 48,8 millones de personas que se calculaba que vivían en estas cinco provincias, más de 19,8 millones fueron declaradas indigentes. La gente arrancaba puertas y vigas de madera de las casas y las vendía o hacia hogueras para calentarse; las carreteras y los ferrocarriles estaban repletos de refugiados y muchos de ellos perdían una pierna o un brazo o se mataban al tratar de subir a la fiierza en los trenes abarrotados; decenas de miles de menores eran vendidos como sirvientes o, en el caso de las niñas, como prostitutas y esposas secundarias. En un poblado, sesenta de los cien hogares no tenían nada que llevarse a la boca y los habitantes se vieron obligados a comer paja y hojas. Las epidemias -el tifus era la más temida y más frecuentediezmaban a los que ya estaban demasiado débiles para defenderse. Los estudiantes que respondieron a la llamada de Li Dazhao tuvieron la oportunidad de ver la desesperación y la pobreza endémicas de su propia sociedad y de las cuales habían estado protegidos hasta entonces. y algunos de ellos, cuando reflexionaron sobre semejante miseria y su contexto de corrupción e incompetencia gubernamentales, empezaron a preguntarse sobre las opciones que existían, tanto para ellos personalmente como para el conjunto de su país.

Las facetas del 4 de Mayo Tanto el creciente debate en torno a las ideas del darwinismo social como el aumento del interés por la ideología comunista fueron síntomas de una conmoción cultural que iba afectando a toda China. A menudo se da a esta conmoción e! nombre de Movimiento de! 4 de Mayo, ya que tuvo una relación importante e intrincada con los sucesos que ocurrieron en Pekín el4 de mayo de 1919 y los efectos que tuvieron en todo el país. La denominación «Movimiento del 4 de Mayo» es, por tanto, a la vez restrictiva y amplia, según se aplique a las manifestaciones que tuvieron lugar en la citada fecha o a los complejos fenómenos emocionales, culturales y políticos que la siguieron. Representantes de los estudiantes de trece universidades se reunieron en Pekín la mañana del 4 de mayo de 1919 y redactaron cinco resoluciones: una protestaba por el acuerdo sobre Shandong alcanzado en la Conferencia de Versalles; la segunda pretendía despertar a «las masas de todo e! país» para que se dieran cuenta de la difícil situación en que se hallaba China; la tercera proponía la celebración de un mitin de masas 417

de los habitantes de Pekín; la cuarta instaba a formar un sindicato de estudiantes en Pekín; y la quinta pedía que aquella tarde tuviera lugar una manifestación de protesta por las condiciones de! Tratado de Versalles. La quinta resolución se cumplió enseguida. Desafiando una orden de la policía que prohibía la manifestación, unos tres mil estudiantes se congregaron ante e! complejo de palacios de la Ciudad Prohibida en la plaza de Tiananmen -que a la sazón era un pequeño parque cercado por un muro en lugar de! gigantesco espacio abierto que sería más adelante- y emprendieron la marcha hacia e! barrio de las legaciones extranjeras. Al frente de la procesión ondeaban dos banderas fúnebres en las que aparecían escritos los nombres de los más odiados miembros pro japoneses del Gobierno. Sin dejar de andar, los estudiantes iban repartiendo hojas impresas entre los ciudadanos que contemplaban la manifestación. Las hojas estaban escritas en lenguaje sencillo, fácil de comprender, y explicaban que la pérdida de los derechos sobre Shandong en beneficio de los japoneses significaba el fin de la integridad territorial de China, a la vez que pedían a los chinos de todas las ocupaciones y clases sociales que se unieran a la protesta. Cuando vigilantes extranjeros y policías chinos les impidieron entrar en el barrio de las legaciones, los estudiantes se desviaron hacia el domicilio de! ministro de Comunicaciones, que se había encargado de negociar grandes empréstitos con Japón. Aunque el ministro se hallaba ausente, algunos estudiantes entraron en su casa y la incendiaron mientras otros abordaban a otro político destacado y le propinaban una paliza que le hizo perder e! conocimiento. Hubo varios choques violentos con la policía, pero la única víctima mortal fue un estudiante que resultó gravemente herido y murió en e! hospital tres días más tarde. La manifestación ya casi se había dispersado cuando, al caer la noche, llegaron refuerzos de la policía que detuvieron a treinta y dos estudiantes que aún se encontraban en las calles. Durante los días siguientes los estudiantes de Pekín y algunos de sus profesores pusieron en práctica las demás resoluciones que se habían aprobado el 4 de Mayo. Actuaron con prontitud y fundaron un sindicato que reunía a alumnos de las escuelas medias y superiores de Pekín ya estudiantes universitarios. Un aspecto importante de este nuevo sindicato fue que daba cabida a las mujeres y apoyaba oficialmente el principio de coeducación como sustituto de las escuelas y universidades sólo para niñas y mujeres, respectivamente. (Las primeras estudiantes fueron admitidas en la Universidad de Pekín en 1920.) La idea de crear sindicatos estudiantiles de base amplia se extendió rápidamente de Pekín a Shanghai, Tianjin, Wuhan y otras ciudades. En junio de 1919 delegados 418

de los sindicatos de estudiantes de más de treinta localidades de toda China formaron un Sindicato de Estudiantes de la República de China. Los estudiantes rebeldes también lograron que su mensaje llegara a un amplio círculo de chinos y con ello reafirmaron una vez más el prestigio de la elite de letrados que había sido una parte tan fundamental de la educación orientada al confucianismo bajo la dinastía Qjng, aunque ahora vestía a la usanza moderna. El rosario de huelgas de estudiantes y detenciones en masa provocó una oleada de simpatía nacional por la causa de los estudiantes. Éstos recibieron apoyo de los mercaderes y hombres de negocios agrupados en cámaras de comercio en las ciudades principales, de industriales, tenderos y obreros industriales. Aunque en aquel tiempo no existía ninguna organización sindical obrera central y es dificil encontrar cifras exactas, hasta sesenta mil trabajadores de 43 empresas montaron algún tipo de paro laboral o huelga de solidaridad sólo en Shanghai. Hubo movilizaciones en fábricas de tejidos, imprentas, metalúrgicas, empresas de servicios públicos, navieras, fábricas de papel, industrias petroleras y fábricas de tabaco. Gran parte de esta actividad radical la estimularon numerosos clubes y grupos de estudio socialistas que se habían extendido por todo el país en 1919. La aparición de gran número de publicaciones y periódicos que llegaban a todo el país estuvo relacionada con las crecientes protestas por la posición internacional de China. Escritos a menudo en estilo sencillo y accesible para las personas poco cultas, publicaban artículos sobre gran variedad de problemas sociales y culturales, y eran una señal del nacimiento en China de una fuerza nueva que pasaba por encima de los límites entre las clases, las regiones y las ocupaciones, y unía a millones de personas en la búsqueda de coherencia y sentido en un mundo que parecía estar fragmentándose. Si bien muchas de estas publicaciones del «4 de Mayo» no perduraron, sus nombres todavía traen a la mente la agitación de la época: El Amanecer, China Joven, Nueva Sociedad, El Re-

bato del Pueblo, La Nueva Mujer, Gente Senal/a, Hacia Arriba, Lucha. 15 El poeta romántico Gua Moruo, que había vuelto recientemente de Japón, pareció expresar todo el entusiasmo explosivo de la juventud china con los versos que escribió en 1919: Soy la luz de la luna, Soy la luz del sol, Soy la luz de todos los planetas. Soy la luz del rayo X Soy la enugía del universo entero.

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El autor escribió las palabras «rayo X» y «energía» en inglés con el fin de dar el obligado toque de exotismo al mensaje extravagantemente personal. 16 Era como si los lejanos acontecimientos de Versalles y los indicios cada vez mayores de la debilidad de los corruptos políticos locales se fundieran en la mente de las personas y las impulsaran a buscar una manera de devolver sentido a la cultura china. ¿Qué significaba ahora ser chino? ¿Adónde se dirigía el país? ¿Qué valores debía adoptar una persona para que le ayudasen en la búsqueda? En su sentido amplio, el Movimiento del 4 de Mayo fue un intento de redefinir la cultura china como parte válida del mundo moderno. En el intento, como es lógico, los reformadores siguieron diferentes vías de pensamiento y de conducta. Algunos pensadores del 4 de Mayo se concentraron en lanzar ataques contra «viejas costumbres» reaccionarias o inoperantes tales como el confucianismo, la familia patriarcal, los matrimonios concertados o la educación tradicional. Otros se concentraron en la reforma de la escritura china y utilizaron pautas del habla vulgar contemporánea en obras literarias y de este modo pusieron fin al elitismo inevitable que acompañaba al dominio del chino clásico, que era sumamente dificil. Algunos mostraban un hondo interés por el arte y la cultura tradicionales de Occidente, mientras que otros se decantaban por elementos vanguardistas de dicha cultura como, por ejemplo, la pintura surrealista y cubista, la poesía simbolista, el diseño gráfico, el teatro realista, las nuevas modas en el vestir y la decoración de interiores. Y otros aspiraban a volver a infundir en las artes tradicionales chinas un nuevo espíritu de nacionalismo mediante el empleo de una selección de técnicas pictóricas occidentales. Algunos escritores abogaban por planteamientos que resolvieran problemas y crearon técnicas basadas en disciplinas tales como la sociología, la economía, la historia y la filosofía con el objeto de analizar los problemas de China y sugerir maneras de abordarlos. Otros adoptaron un método de parecido pragmatismo, pero opinaban que la respuesta estribaba en adquirir una conciencia intelectual de los logros de la ciencia, la ingeniería y la medicina occidentales. Los pragmáticos chocaron con los que tenían una visión más ideológica del mundo que se inspiraba en las críticas socialista, marxista y feminista de la sociedad y pretendían cambiar el mundo rápidamente por medio del activismo radical. Algunos se sintieron atraídos por las teorías psicoanalíticas de Sigmund Freud, que en aquel tiempo estaban a punto de alcanzar su formulación definitiva, y buscaron en el vocabulario chino maneras de expresar ideas tales como «complejo de Edipo», «envidia del pene» e «his-

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reria». y otros aspiraban a una liberación completa del espíritu humano, la realización de todo el potencial humano mediante una especie de salto prometeico de fe romántica que haría desaparecer todas las barreras que se alzaban ante el amor y el progreso. La mayoría de estos reformadores compartía un terreno patriótico capital. Deseaban una China rejuvenecida y unificada que poseyera los medios necesarios para hacer frente a los tres grandes problemas: los señores de la guerra, un sistema de terratenientes explotadores que ahora solía calificarse de «feudal» y el imperialismo extranjero. El respeto de los reformadores por la capacidad tecnológica occidental se mezclaba (de forma parecida a como ocurriera sesenta años antes en el pensamiento de los letrados-funcionarios de la Restauración Tongzhi) con un anhelo de retener cierta esencia de la cultura china. Aunque el Movimiento del 4 de Mayo fue en este sentido amplio un fenómeno que afectaba a todo el país, el pensamiento formativo que había detrás de él tuvo su origen, en grado sorprendente, en los profesores y los estudiantes de la Universidad de Pekín. En los primeros años de la república china, la Universidad de Pekín se convirtió enseguida en el principal centro de aprendizaje, estudio y enseñanza de China. Esta ascensión era atribuible en parte al valeroso liderazgo del letrado y traductor Van Fu, que había servido en calidad de primer rector de la institución modernizada en 1912. Cuando la universidad tuvo que hacer frente a rigurosos recortes del presupuesto aquel año, Yan Fu había persuadido a los ministerios pertinentes a que mantuvieran un nivel elevado de financiación: «En el mundo de hoy, todo país civilizado tiene muchas universidades cuyo número oscila entre varias decenas y muchos centenares. Si no podemos preservar siquiera una de ellas, especialmente una que ya existe, es en verdad una desgracia»." El éxito de Yan Fu puede medirse examinando las vidas de tres hombres que destacaron de forma especial como líderes y pensadores del Movimiento del 4 de Mayo: el sucesor de Van Fu como rector de la universidad, Cai Yuanpei; el decano de la universidad, Chen Duxiu; y el profesor de filosofla Hu Shi. Si bien la turbulencia y el entusiasmo del movimiento no pueden condensarse en una sola persona, los orígenes y las actividades de estos tres hombres nos brindan una indicación útil de una China en estado de cambio, muestran las grandes variaciones que existían en las percepciones de las prioridades de China y demuestran que Occidente podía inspirar a la vez desconfianza y reverencia, según los elementos que se tuvieran en cuenta. Cai Yuanpei, el mayor de los tres, era el más distinguido: había obtenido el título clásico jinshi en 1890, cuando contaba sólo veintidós 421

años, y había sido miembro de la Academia Hanlin. En los últimos años de los Qjng había servido en calidad de funcionario de educación en su Zhejiang natal, y luego como maestro y patrocinador de escuelas radicales y sociedades contrarias a los Qjng. Se afilió a la Alianza Revolucionaria, pero se encontraba estudiando filosofía en Alemania cuando empezaron los levantamientos de Wuhan. Tras regresar a China en 1912, sirvió brevemente como ministro de Educación bajo Sun Yat-sen, y luego bajo Yuan Shikai, antes de volver a Alemania, donde escribió un estudio sobre Kant, y a Francia, donde colaboró en la creación de un programa de trabajo y estudio para estudiantes chinos. Nombrado rector de la Universidad de Pekín en 1917, Cai Yuanpei adoptó una actitud valerosa ante los jefes militares y civiles que dominaban el Gobierno de Pekín. Defendió la libertad de palabra de sus profesores y estudiantes y afirmó que todos buscaban «educación para una visión del mundo» y que la función de un rector universitario era ser «liberal y abarcar la tolerancia de puntos de vista diversos»." Cuatro días después de la manifestación del 4 de mayo, Cai Yuanpei dimitió en señal de protesta por la detención de sus estudiantes. Fue nombrado otra vez a finales de 1919, y continuó como rector de la universidad hasta 1922 y guió a sus estudiantes y profesores durante años turbulentos al tiempo que se mostraba siempre defensor acérrimo de los derechos humanos y la libertad de investigación intelectual. Chen Duxiu era de naturaleza distinta: voluble y emocional, defensor intuitivo más que intelectual de los débiles. Nacido en una familia de funcionarios ricos de Anhui en 1879, Chen Duxiu estudió inicialmente para ser erudito de los clásicos, pero suspendió los exámenes juren provinciales en 1897; más adelante escribió unas memorias cáusticas y divertidas en las que hablaba de las inmundas condiciones flsicas, la falta de honradez y la incompetencia que, a su modo de ver, dominaban el sistema tradicional de exámenes. Pasó dos largos periodos de estudió en Japón, donde participó en la fundación de sociedades políticas de signo radical; sin embargo, se negó a afiliarse a la Alianza Revolucionaria de Sun Yat-sen, a la que consideraba mezquinamente racista. Destacó en la oposición a las ambiciones imperiales de Yuan Shikai, fundó la revista Nueuajuoentud en 1915 e ingresó en el profesorado de la Universidad de Pekín como decano en 1917, invitado por Cai Yuanpei. Como director de Nueva Juventud, que pasó rápidamente a ser la publicación intelectual más influyente de China, propugnó la investigación teórica audaz, un ataque vehemente contra el pasado y una forma sumamente moralista de abordar la política mediante la limpieza del carácter individual. 422

En el ataque total que desde las páginas de Nueva Juventud lanzó contra los vestigios confucianos, Chen Yuanpei defendió que el defecto fundamental del confucianismc era. oponerse a la independencia de los individuos, que estaba en el centro de la vida «moderna». Para construir un estado nuevo en China, dijo Chen Yuanpei a finales de 1916, «la tarea básica es importar los cimientos de la sociedad occidental, esto es, la nueva creencia en la igualdad y los derechos humanos. Debemos ser absolutamente conscientes de la incompatibilidad entre el confucianismo y la nueva creencia, la nueva sociedad y e! nuevo estado»." En otros escritos, Chen Yuanpei instó a abandonar la lengua china clásica por la forma popular y defendió dos conceptos a los que llamó "Señora Democracia» y «Señora Ciencia» como oponentes clave del tradicionalismo confuciano. Chen Yuanpei se contagió rápidamente de los entusiasmos de las manifestaciones estudiantiles del 4 de Mayo y las autoridades de Pekín le encarcelaron durante tres meses bajo la acusación de repartir propaganda incendiaria. Los panfletos que hada circular cuando fue detenido exigían la dimisión de todos los ministros pro japoneses y que se garantizaran los derechos de libertad de expresión y de reunión. Al salir de la cárcel, Chen Yuanpei se trasladó de Pekín a Shanghai y mostró un interés cada vez mayor por e! marxismo y unos grandes deseos de un cambio social rápido. En 1920 sería uno de los primeros miembros de! recién fundado Partido Comunista de China. Hu Shi, e! más joven del grupo, había sido amigo íntimo y colaborador de Chen Duxiu. Pero, aunque también él instaba a China a abrazar los dos conceptos, "Ciencia y Democracia», con e! tiempo llegó a opinar que Chen Yuanpei era un extremista que disfrutaba con toda clase de «ismos» sin pensárselo bien. Hu Shi, que también procedía de una familia de funcionarios de Anhui, estudió en escuelas occidentalizadas de Shanghai y viajó a Estados Unidos en 1910, a la edad de diecinueve años, gracias a una de las becas que los estadounidenses habían instituido con el dinero de las indemnizaciones por la rebelión de los bóxers para que jóvenes chinos inteligentes pudieran estudiar en escuelas de Estados Unidos. Hu Shi se licenció en filosofía por la Universidad de Cornell (fue elegido miembro de la Phi Beta Kappa") y luego se matriculó en la Universidad de Columbia para estudiar filosofía con John Dewey, entre otros. Empezó una tesis sobre el desarrollo del método lógico en la China antigua, pero no la había terminado aún cuando regresó a su país en 1917 y Cai Yuanpei le nombró profesor de filosofía. * La asociación más antigua de estudiantes universitarios de Estados Unidos. (N. del T.)

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De vuelta en China, Hu Shi se hizo partidario decidido del movimiento favorable a que se escribiera utilizando las cadencias del habla corriente. Asimismo, se convirtió en estudioso consumado de la historia de la literatura e investigó las novelas del pasado como fuente de claridad narrativa y flexibilidad del lenguaje. A principios del decenio de 1920 esta labor culminó con su estudio pionero de la novela del siglo XVIII el Sueño delpabellón rojo, de Cao Xueqin. Hu Shi demostró, entre otras cosas, cómo el rico tejido social de la novela se derivaba en parte de la familia del autor, que había servido fielmente al emperador Kangxi durante muchos años y había vivido rodeada de gran esplendor en Nankín antes de caer en desgracia y sumirse en la pobreza por obra del hijo de Kangxi, Yongzheng. En los planos intelectual y emocional, Hu Shi anduvo siempre por un camino dificil. Se aferró a su creencia en las ventajas de la metodología occidental y rechazó el fatalismo budista como había rechazado el cristianismo tras abrazarlo brevemente en 1911. En lo emocional, Hu Shi también se sintió atado, pues experimentaba la sensación de pertenecer a una generación transicional que tenía obligaciones tanto con el pasado como con el futuro y estaba condenada a sacrificarse por ambos. La audacia en algunas cuestiones culturales e históricas coexistía con el recelo ante las soluciones rápidas. Siguió al filósofo pragmático john Dewey en la búsqueda de un «proceso eterno de perfeccionamiento» en vez de la perfección. En el verano de 1919 escribió un célebre ataque contra Chen Duxiu y otros intelectuales radicales con el título de «Estudiad más problemas, hablad menos de "ismos?». Tal como dijo: No estudiamos el nivel de vida del culi que tira de un rickshaw, sino que, en vez de ello, peroramos sobre el socialismo; no estudiamos cómo se puede emancipar a las mujeres o corregir el sistema familiar, sino que, en vez de ello, hablamos con entusiasmo de compartir la esposa y del amor libre; no examinamos cómo podría desarticularse la camarilla del Anfu* o cómo podría resolverse la cuestión del norte y el sur, sino que, en vez de ello, deliramos sobre el anarquismo. Y es más, estamos encantados con nosotros mismos, nos felicitamos, porque estamos hablando de «soluciones» fundamentales. Hablando en plata, esto son quimeras." Hu Shi siguió en la Universidad de Pekín después de las manifestaciones del 4 de Mayo. En lo que se refiere a la política, se volvió más .. Grupo corrupto de militaristas y políticos que desempeñó un papel prominente en la política de Pekín en esta época. (N. del A.) 424

conservador a comienzos del decenio de 1920, sin embargo, trató de encontrar una vía democrática entre las facciones rivales. Pero, al igual que a otros intelectuales del 4 de Mayo, todavía le costaba resolver las tensiones inherentes a sus visiones de una nueva China. Por un lado, Hu Shi permaneció con la esposa que había adquirido mediante un matrimonio concertado, aunque no parece que sintiese mucho afecto por ella y confesó que de vez en cuando encontraba alivio visitando a prostitutas; por otro lado, presionaba para que se liberase a otros de las restricciones del matrimonio e hizo de intérprete de la famosa feminista estadounidense y difusora de técnicas anticonceptivas Margaret Sanger cuando ésta visitó China para dar una serie de conferencias en 1922. La visita de Sanger puso de relieve los nuevos problemas que afectaban constantemente a China. Pero Sanger fue sólo una entre las numerosas personalidades extranjeras cuyas visitas a China en este periodo ejercieron una influencia enorme en los pensadores del 4 de Mayo. El filósofo británico Bertrand Russell viajó por toda China en 1920 y 1921 y llegó incluso a ciudades como Changsha, situada en lo más hondo de la provincia de Hunan. Las brillantes exposiciones de lógica matemática que hacía Russell cautivaban a sus oyentes, a la vez que sus ideas sobre la importancia del pacifismo también encontraban un público bien dispuesto. John Dewey vivió en Pekín durante 1919 y 1920, impartió varios cursos, viajó mucho, pronunció muchas conferencias y más adelante escribió una crónica influyente de la vida intelectual en China durante el Movimiento 4 de Mayo. Cuando se dirigía a Japón, Albert Einstein fue invitado a visitar China a finales de 1922, muy poco después de terminar su primera obra sobre la Teoría de la Relatividad General. Un poco más tarde, en 1923, Rabindranath Tagore, el poeta indio galardonado con el Premio Nobel, dio un ciclo de conferencias por China para presentar sus opiniones sobre estética, la no violencia y la construcción de comunidades rurales basadas en principios de autosuficiencia y trabajo cooperativo. La fuerza de estas personalidades e ideas permitió al Movimiento del 4 de Mayo efectuar cambios de conciencia que a su vez crearon nuevas posibilidades para la vida y la acción en China. Otra influencia poderosa en este sentido fue la obra del dramaturgo noruego Henrik Ibsen, cuyas piezas teatrales se escenificaban con mucha frecuencia y eran muy admiradas en China en aquel tiempo. En 1918 un número especial de NuevaJuventud dedicado a Ibsen dio a conocer a una generación de jóvenes chinos la crítica fundamental de la hipocresía burguesa que hacía el dramaturgo, así como su enérgica defensa de la emancipación de las mujeres. Una traducción completa de la obra de Ibsen Casa de mu425

ñecas se publicó en el número de 1918 y la figura central de la obra, Nora, que al final decide dejar a su marido y salir al mundo en busca de su propio destino, se convirtió en un símbolo cultural y personal para las jóvenes chinas. Sus madres se habían quitado las vendas de los pies y habían empezado a luchar por una educación básica; ellas irían a universidades de otras provincias y vivirían con quien ellas mismas eligiesen. Y muchas de ellas así 10 hicieron y trataron de vivir una visión de libertad romántica como maestras, escritoras, periodistas, artistas y activistas políticas. La compañera de Bertrand Russell, Dora Black, quedó atónita cuando las alumnas de la Escuela Normal para Niñas de Pekín le hicieron «toda clase de preguntas sobre el matrimonio, el amor libre, la anticoncepción, etcétera»." Lu Xun, que observaba lo que llamó «el fenómeno Nora» con simpatía pero también con cierta preocupación, abordó el asunto en una conferencia que pronunció ante un grupo de alumnas de una escuela universitaria sobre el tema «¿Qy.é sucede después de que Nora se marche de casa?». Advirtió a sus oyentes que no olvidasen las realidades de la sociedad en la que aún vivían. Las mujeres podían romper algunas de las cadenas del matrimonio y el hogar; pero hasta que alcanzasen cierto nivel de independencia económica e igualdad, su sensación de libertad sería falsa. Los hombres, por su parte, no cederían fácilmente el control de la economía, señaló Lu Xun. «He dado por sentado que Nora es una mujer normal y corriente», añadió sagazmente. «Si es una persona excepcional que prefiere ir corriendo a sacrificarse, entonces la cuestión es distinta.v" Lu Xun era sin lugar a dudas el más brillante de los escritores surgidos del Movimiento del 4 de Mayo y sus palabras tenían garantizado un público atento. Después de tantos años de esfuerzos aparentemente fallidos -como estudiante de medicina y traductor en Japón, como humilde burócrata y estudioso de la antigüedad en Zhejiang, su provincia natal, y en Pekín- encontró toda su capacidad de expresión en 1917, cuando tenía treinta y cinco años de edad. La mayoría de sus mejores relatos se publicó entre aquel mismo año y 1921, incluida su que presentaba la revolución famosa «La verdadera historia de Ah de 1911 como un acontecimiento confuso que no dio resultados definitivos, un acontecimiento controlado por charlatanes que había causado la muerte de los ignorantes y los crédulos. Lu Xun consideraba que su tarea era dirigir el rayo inquisitivo de su mirada crítica hacia el atraso cultural y la cobardía moral de los chinos. Era severo en sus críticas y a menudo pesimista en su tono, aun cuando sus relatos están llenos de compasión. Había comprendido cuál era su misión como es-

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15 El Guomindang en el poder

El Gobierno del Guomindang Estas medidas rigurosas y en apariencia eficaces con las que se quería mermar el poder de las bases del Partido Comunista no significaban, por supuesto, que el Guomindang hubiera resuelto la totalidad de sus propios problemas. La unificación nacional continuaba siendo un objetivo escurridizo y Chiang Kai-shek, en su calidad de comandante de las fuerzas expedicionarias del norte, andaba desesperadamente corto de dinero. Los banqueros e industriales chinos de Shanghai hubieran quedado atónitos de haber sabido que Stalin opinaba que Chiang Kai-shek había revelado quién era en realidad al aliarse con las fuerzas de la burguesía nacional. Porque en los meses que siguieron al golpe del 17 de abril, Chiang Kai-shek instauró un reinado del terror cuyas víctimas fueron los shanghaineses más ricos. Al principio creía que era la única forma de recaudar los millones de dólares que necesitaba cada mes para pagar a sus tropas y mantener el ímpetu de la Expedición al Norte. Chiang Kai-shek presionó al presidente de la Cámara de Comercio de Shanghai para que le proporcionase el grueso de un empréstito de diez millones de dólares y confiscó sus propiedades cuando el presidente se negó a ello, lo cual le obligó a exiliarse. Como resultado de coacciones, los hombres de negocios compraron bonos a corto plazo del Estado por valor de treinta millones de yuanes, y a cada una de las principales sociedades anónimas se le asignó un cupo de 500.000 yuanes o más. Se acusaba a los hijos de industriales de ser «contrarrevolucionarios» o «comunistas», se les detenía y sólo recuperaban la libertad si sus padres hacían «donativos» al Guomindang: 670.000 yuanes en el caso del propietario de una fábrica de tejidos de algodón; 200.000, en el de un acaudalado comerciante en índigo. En junio de 1927, respondiendo con enojo a nuevas presiones japonesas en Shandong, Chiang Kai-shek patrocinó una Liga para la Ruptura de las Relaciones Económicas con Japón y empezó a detener y mul-

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tar a los mercaderes que violaran su intento de boicot. Se impusieron multas de hasta 150.000 yuanes en los casos de un miembro de la industria pañera y de un comerciante en azúcar. Agentes de la Banda Verde, que se movían a su antojo por la ciudad china y las zonas de concesiones extranjeras, ayudados por miles de mendigos que actuaban como vigilantes secretos, hacían que estas detenciones y extorsiones fueran posibles. Los jefes de la Banda Verde también organizaron una alianza obrera, dirigida por su propio personal, que sustituyó a los sindicatos obreros dominados por los comunistas. Y por medio de la recién creada Oficina del Guomindang para la Supresión del Opio, en realidad los chantajistas y el Guomindang se repartían los beneficios de la venta de la droga y de las «cuotas de inscripción» que pagaban los adictos conocidos. Al mismo tiempo, el Guomindang como partido político fomentaba activamente la formación de asociaciones de mercaderes de ideología nacionalista -a menudo opuestas a la cámara de comercio-, que mostraban especial vehemencia en el boicot antijaponés y se oponían con fuerza a los intentos de los extranjeros de cobrar los impuestos inmobiliarios de quienes tenían empresas en las zonas de concesión extranjeras. La entrada de dinero seguía siendo insuficiente y fue inevitable que la Expedición al Norte se resintiera de los efectos de la escisión entre Wuhan y el régimen de Chiang Kai-shek en Nankín. En julio, las tropas de Chiang Kai-sbek sufrieron una grave derrota a manos de fuerzas de los señores de la guerra en la batalla por el estratégico empalme ferroviario de Xuzhou, y esto, unido a la persistente hostilidad personal de los líderes de Wuhan y tal vez su propio agotamiento físico, empujó a Chiang Kai-shek a dimitir de sus cargos en agosto. Resulta irónico, en vista del boicot a las mercancías japonesas en el que había insistido tan vigorosamente, que Chiang Kai-shek viajase a Japón, aunque el propósito del viaje fue matrimonial en lugar de político. Porque la viuda de Charlie Soong vivía en Japón y, tras prolongadas conversaciones, Chiang Kai-shek obtuvo finalmente su permiso para casarse con la menor de sus hijas, Soong Meiling, licenciada por el Wellesley College en 1917, activista de la YWCA * y miembro del comité sobre el trabajo de menores del Consejo Municipal de Shanghai. Dado que las dos hermanas mayores de Meiling eran, respectivamente, la viuda de Sun Yat-sen y la esposa del financiero H.H. Kong, Chiang Kai-shek contaba ahora con nuevas e importantes influencias. La boda de Chiang Kai-shek y Soong Meiling se celebró en Shan* Young Women's Christian Association. Rama femenina de la YMCA (N. del 7:)

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ghai en diciembre de 1927 y fue un acontecimiento que condensó muchas de las corrientes opuestas que existían en el seno de la sociedad china. Un aspecto tradicional del evento consistió en que Chiang Kai-shek todavía estaba casado con su primera esposa; el mayor de sus hijos, por extraña casualidad, se encontraba a la sazón estudiando en Moscú. Aunque la familia Soong era cristiana, parece ser que aprobó aquel matrimonio bígamo porque Chiang Kai-shek prometió «estudiar cristianismo». En Shanghai se celebraron dos ceremonias. Una cristiana, en el domicilio de los Soong, oficiada por David Yui, especialista en educación que había obtenido un título de la Universidad de Harvard en 1910 y luego había sido secretario del vicepresidente Li Yuanhong antes de convertirse en el eficacísimo secretario general de la YMCA en China. La ceremonia china tuvo por marco el gran salón de baile del Majestic Hotel y fue presidida por Cai Yuanpei, el erudito radical contrario a los Qjng y ex rector de la Universidad de Pekín, que ahora desempeñaba el cargo de ministro de Educación del Guomindang. Durante la breve estancia de Chiang Kai-shek en Japón, los otros dirigentes del Guomindang habían descubierto que no podían recaudar dinero sin él. A Sun Fa, que había pasado del régimen de Wuhan a Nankín para ejercer de ministro de Hacienda del Guomindang de nuevo unido, le resultó imposible persuadir al mundo de las finanzas de hacer nuevos empréstitos cuantiosos y tuvo que conformarse con sumas pequeñas concedidas a regañadientes. La Cámara de Comercio de Shanghai volvió a independizarse, los bonos no se pagaban por completo, los ingresos obtenidos del opio cayeron en picado y un plan cuyo objetivo era hacer que se enviaran rentas desde las zonas de las concesiones extranjeras fracasó. Las tropas acuarteladas en Shanghai llevaban tiempo sin cobrar, por lo que se negaron a marchar al norte para seguir luchando contra las fuerzas de Zhang Zuolin. En enero de 1928 Chiang Kai-shek fue nombrado una vez más comandante en jefe y también miembro del Comité Permanente del Comité Ejecutivo Central del Guomindang, integrado por nueve hombres. Chiang Kai-shek pidió a su nuevo cuñado, T.Y. Soong, que administrara las finanzas del Gobierno. Mediante una mezcla de métodos coactivos y visión para las finanzas, T.Y. Soong logró, sin un presupuesto oficial del Gobierno, obtener 10 que Chiang Kai-shek necesitaba para reactivar la Expedición al Norte, que se hallaba estancada: 1,6 millones de yuanes cada cinco días. Chiang Kai-shek empezó acto seguido a trabajar para reactivar una alianza con los dos señores de la guerra más poderosos de entre los que simpatizaban con sus metas de reunificación: uno era Feng Yuxiang, el 471

ex general que tenía el respaldo de los soviéticos, había interpretado un papel muy fundamental en las negociaciones de 1927 y tenía ahora una base firme en Henan, donde había derrotado a Wu Peifu; el otro era el independiente Yan Xishan, que gobernaba la provincia de Shanxi. Los principales generales de Guangxi, que habían apoyado la Expedición al Norte desde los primeros momentos y habían desempeñado un papel decisivo en la toma y la purga de Shanghai, se hallaban ahora haciendo campaña en Hunan y no estaban dispuestos a desviar sus fuerzas hacia el norte. A finales de marzo de 1928 se iniciaron fuertes combates, con la base del señor de la guerra manchuriano Zhang Zuolin como objetivo principal de Chiang Kai-shek. Las tropas de éste entraron en Jinan, en la provincia de Shandong, el 30 de abril de 1928, y pareció que la victoria final no estaba lejos. Pero en este momento la reanudada Expedición al Norte sufrió un grave revés. En Jinan residían 2000 civiles japoneses y, recordando que tropas del Guomindang habían atacado sus concesiones en Hankou y Nankín, el Gobierno de Tokio decidió enviar 5000 soldados del ejército regular a Shandong para proteger a sus súbditos hasta que terminase la campaña. Quinientos de estos soldados ya habían ocupado posiciones al entrar los nacionalistas en la ciudad. Cuando Chiang Kai-shek se trasladó en persona a Jinan y pidió a los japoneses que se retirasen, pareció, en principio, que así lo harían. Pero el 5 de mayo se produjo una escaramuza que devino en un choque devastador en el cual ambos bandos cometieron terribles atrocidades, entre ellas castrar y cegar a prisioneros indefensos. Los japoneses pidieron refuerzos y el 11 de mayo las tropas chinas tuvieron que abandonar la ciudad. Tras apelar a la Sociedad de Naciones, Chiang Kai-shek optó por eludir nuevos conflictos y ordenó a sus tropas que cruzaran el río Amarillo al oeste de la ciudad y se reagruparan en la orilla norte. Pero el enfrentamiento dejó una amarga sensación de hostilidad entre chinos y Japoneses. Los planes que trazaran Chiang Kai-shek y Feng Yuxiang preveían un ataque conjunto e inmediato contra Tianjin para cortar la línea de ferrocarril que ofrecía una vía de escape hasta el paso de Shanhaiguan a las tropas manchurianas de Zhang Zuolin, que se encontraban en Pekín. Pero en Tianjin había cinco concesiones extranjeras de la mayor importancia con las correspondientes inversiones y los extranjeros no querían problemas allí. Por consiguiente, los japoneses tomaron la iniciativa y aseguraron a Zhang Zuolin que si abandonaba Pekín y se retiraba pacíficamente a Manchuria, impedirían que los ejércitos del Guomindang en el sur fueran más allá de la Gran Muralla o cruzaran el paso 472

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de Shanhaiguan. Después de buscar desesperadamente otras opciones, Zhang Zuolin cedió y el 2 de julio se fue de Pekín con su estado mayor en un vagón de lujo. El 4 de junio por la mañana, cerca de Mukden, estalló una bomba que destruyó el tren y mató a Zhang Zuolin. El asesinato lo cometieron oficiales e ingenieros japoneses de la guarnición del sur de Manchuria que discrepaban de la política, más moderada, del Gobierno de Tokio. Su intención era provocar una crisis general que llevara a una movilización total y a una ampliación de la base de poder japonesa en el nordeste de China. En vez de ello, el general Yan Xishan de Shanxi ocupó Pekín, tal como tenia planeado el Guomindang, mientras uno de sus subordinados ocupaba pacíficamente Tianjin. El Guomindang presionó luego para llegar a un acuerdo con Zhang Xueliang, que sucedió a su padre en el Gobierno de Manchuria. Al mismo tiempo que cedía a las exigencias japonesas de mantener la «autonomía» de Manchuria, Zhang Xueliang también aceptó un puesto en el Consejo de Estado del nuevo Gobierno nacional que se proclamó oficialmente en Nankín ellO de octubre. A finales de 1928 juró lealtad al Gobierno nacional e izó la bandera nacionalista. El sueño de,Sun Yat-sen parecía haberse hecho reali-

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dad después de todo, y la bandera del Guomindang, con su sol blanco sobre fondo azul y rojo, ondeaba de Cantón a Mukden. La tarea del Guomindang consistía ahora en crear una estructura política y económica que consolidase este logro. Dado que Sun Yat-sen ya había marcado directrices para el periodo de «tutelaje» que seguiría a la consolidación militar de la nación, había poca necesidad de que Chiang Kai-shek se preocupase por los signos externos de la democracia. El título del propio Chiang Kai-shek, que se le había conferido en octubre de 1928, era el de presidente del Consejo de Estado, el organismo gobernante integrado por 16 hombres que constituía el nivel más alto del Gobierno. Cinco de los miembros del consejo estaban al frente de los cinco yuanes* (oficinas) principales que se repartían las tareas de Gobierno: los yuanes Ejecutivo, Legislativo, de Control, Judicial y de Exámenes, respectivamente. Representaban la «constitución de cinco puntos» que proclamase Sun Yat-sen, aunque instaurarlos de forma tan apresurada, sin un verdadero respaldo de apoyo electivo o popular, era contrario a algunas de las ideas más profundas de Sun Yat-sen sobre el valor del sistema. El Yuan Ejecutivo era el más importante de los cinco. Sus funciones incluían la dirección de los ministerios centrales, la planificación económica, la supervisión general de las fuerzas armadas, las relaciones con las provincias y el nombramiento de funcionarios del Gobierno local. Con Tan Yankai, que lo presidió hasta su muerte en 1930, tuvo verdadero prestigio. Tan Yankai había ascendido sin parar desde los tiempos en que se hallaba al frente de la asamblea provincial de Hunan en las postrimerías del periodo Qjng, y era un administrador excelente. Pero tal como a la sazón estaba constituido el Gobierno, Tan Yankai aún debía seguir las instrucciones del Consejo de Estado. El Yuan Legislativo también cumplía una importante función como mecanismo legitimador; la misión principal de sus aproximadamente ocho miembros era debatir y votar las leyes nuevas. También se sometían a su votación las medidas que tomaba el Yuan Ejecutivo, en especiallas relacionadas con los presupuestos y la política exterior. Bajo su primer presidente, Hu Hanmin, también tuvo cierto prestigio, pero sus tareas mal definidas y la asistencia irregular de sus miembros redujeron progresivamente su poder. Las obligaciones de los otros tres yuanes, de forma muy parecida a las del antiguo Ministerio de Castigos y otras oficinas relacionadas en tiempos de los Qjng, así como a la bu* El carácter correspondiente a yuan (oficina) es muy distinto del de yuan (dólar), pero los dos se traducen del mismo modo, lo cual causa confusión. (N. delA.)

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rocracia de los exámenes, consistían en supervisar la selección y el comportamiento de los miembros del funcionariado, y la actuación del sistema judicial. La base de poder del propio Chiang Kai-shek continuó estando en Nankín, que fue proclamada oficialmente capital de China en sustitución de Pekín." Éste había sido el objetivo de Sun Yat-sen en 1912, con el fin de reducir el poder de Yuan Shikai y los generales del norte. En Nankín Chiang Kai-shek instauró el Instituto Político Central del Guomindang y escuelas de preparación de cuadros cuyos miembros le serían leales en todo, al igual que muchos de los cadetes de Whampoa. Confió la formación ideológica de los estudiantes a los dos hermanos Chen, sobrinos del mismo Chen Qjrnei que en 1911 había ayudado a Chiang Kai-shek en los comienzos de su carrera en Shanghai. (Chen Qjmei había sido asesinado en 1916, al parecer por orden de Yuan Shikai, a cuyas ambiciones imperiales se había opuesto.) La base de la formación era un nacionalismo anticomunista y antiimperialista en el que se inyectó una fuerte dosis de cierta reinterpretación del confucianismo que se concentraba en las virtudes del orden, la armonía, la disciplina y la jerarquía. Como uno de los hermanos Chen tenía a su cargo el Yuan de Control y el otro estaba al frente de la llamada División de Investigación (esto es, el contraespionaje anticomunista) del Guomindang, su poder era enorme. En todos estos aspectos de su Gobierno, Chiang Kai-shek invocaba constantemente su íntima relación personal y política con Sun Yat-sen. La construcción en Nankín del mausoleo del líder fallecido le brindó una oportunidad perfecta de recalcar estos vínculos. Desde la muerte de Sun Yat-sen su cadáver, curiosamente adornado con los signos externos de la modernidad, había reposado en un templo en las Colinas del Oeste, en las afueras de Pekín. El cuerpo estaba vestido con un traje a la usanza occidental, en un gramófono instalado junto al féretro se ponían discos con los discursos patrióticos del difunto y también había proyecciones de películas con momentos dramáticos de su vida. Pero tan pronto como llegó a Nankín en la primavera de 1927, Chiang Kaishek dispuso que se adquiriera toda la ladera de una montaña en las afueras de la ciudad para transformarla en la última morada de Sun Yatsen y que se abriera una amplia avenida que atravesaría la congestionada ciudad y comunicaría el Yangzi con el cementerio. En 1928 Chiang '" El nombre de Pekín se cambió por el de Peiping (Beiping), que significa «paz del norte» en contraposición a «capital del norte". Por ser más conocido, utilizo «Pekín» en el libro. (N. del A.)



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Kai-shek visitó personalmente el féretro provisional de Sun Yat-sen cerca de Pekín y lloró sin disimulo en una dramática demostración de dolor inconsolable. En 1929, una vez terminado el suntuoso mausoleo de acuerdo con especificaciones verdaderamente imperiales, Chiang Kaishek envió un tren especial a recoger el cadáver de Sun Yat-sen -engalanado ahora con vestiduras propias de un literato confuciano de la era imperial- para traerlo a la capital revolucionaria. Y en la ceremonia fúnebre celebrada en Nankín en junio de 1929 Chiang Kai-shek desempeñó el papel principal y se aseguró de que sus rivales políticos más importantes fueran excluidos de ese momento simbólico, de fuerte carga política, en la historia de China.' A pesar de estas manifestaciones deslumbrantes y extravagantes de homenaje al fundador del Guomindang, los ingresos regulares del Gobierno del Guomindang seguían siendo para Chiang Kai-shek un problema tan grave como lo habían sido para Yuan Shikai. Chiang Kaishek había financiado las últimas etapas de la Expedición al Norte en parte mediante la explotación implacable de los industriales chinos de Shanghai, pero esto no podía ser la base de una política permanente. IV. Soong trabajó con ahínco para convencer a otros de que China debía crear un organismo financiero central; pidió que se formara un comité presupuestario poderoso e independiente que asignara fondos a los diferentes departamentos del Gobierno. Pero como las decisiones definitivas sobre presupuestos aún debía ratificarlas el Consejo de Estado, forzosamente seguirían surgiendo problemas de jurisdicción e influencia especial. TV Soong calculó al principio que los ingresos anuales totales después de pagar deudas serían de trescientos millones de yuanes. Dado que los gastos militares se habían disparado hasta alcanzar los 360 millones de yuanes al año, sería esencial desmovilizar y reorganizar las fuerzas armadas. También sería necesario poner en orden los ingresos nacionales y provinciales, tarea que resultaría más complicada porque a partir de 1928 sólo cuatro provincias -jiangsu, Zhejiang, Anhui y jiangxi- podían considerarse bajo el control total del Gobierno. T.V. Soong también fue el primer gobernador del nuevo Banco Central de China, que se constituyó a finales de 1928, con un capital de veinte millones de yuanes. Las primeras tareas del Banco Central fueron llevar a cabo la reforma monetaria y retirar billetes falsos emitidos por los gobiernos de Wuhan, Cantón y la propia Nankín. Los nacionalistas negociaron enérgicamente con las potencias extranjeras y obtuvieron la plena autonomía arancelaria en 1928 a cambio de abolir los impuestos de tránsito internos y una serie de impuestos complementarios especiales que se 476

habían creado desde el Gobierno de Sun Yat-sen en Cantón. El resultado fue que los ingresos de aduanas aumentaron espectacularmente y de alrededor de ciento veinte millones de yuanes anuales pasaron a 244 millones de yuanes en 1929 y a 385 millones de yuanes en 1931, lo cual superó con creces las expectativas de T.Y. Soong. A pesar de estos intentos de reforma, el Gobierno del Guomindang continuó sufriendo un déficit presupuestario, como indica el cuadro de la página siguiente. Debido a problemas de recaudación, no existió un impuesto sobre la renta hasta 1936. (El Gobierno de Pekín sólo había obtenido 10.311 yuanes cuando intentó crear tal impuesto en 1921.) Tampoco existía una contribución territorial nacional, dado que los ingresos obtenidos de la tierra iban a parar a autoridades provinciales que el Guomindang no controlaba. Y como era imposible gravar con impuestos a las compañías extranjeras más allá de cierto nivel, el grueso de los impuestos industriales recaía sobre los empresarios chinos. El resultado fue paradójico, ya que algunas compañías chinas que antes poseían capacidad de recuperación como, por ejemplo, la empresa tabaquera Nanyang de la familia jian, que había competido con éxito con la poderosa British-American Tobacco Corporation durante todo el decenio de 1920, se vieron empujadas prácticamente a la quiebra por el aumento constante y vertiginoso de los impuestos. Otra complicación era la excesiva dependencia del Gobierno del Guomindang de los ingresos que generaba Shanghai, ciudad sin ley pero con mucha vida financiera y cultural, cuya población ya se cifraba en cerca de tres millones de personas. Shanghai estaba dividida en zonas, dos de las cuales, la internacional y la de la concesión francesa -sucesoras de los antiguos enclaves creados por los tratados sobre puertos y protegidas al amparo de leyes extranjeras por el sistema de extraterritorialidad-, albergaban a la mayoría de los extranjeros y sus negocios, así como a centenares de miles de chinos. Una tercera zona era la ciudad china principal, que se había convertido en una metrópoli inmensa, descontrolada y muy industrializada; y la cuarta zona era la llamada acertadamente «Badlands»," al oeste de la ciudad china y los enclaves occidentales, donde los sindicatos del crimen y una capa superpuesta y mezclada de cuerpos de policía y grupos paramilitares de protección se disputaban el control. Shanghai era en verdad un híbrido donde las nuevas industrias en expansión y el puerto internacional, en el que había mucho movimiento, daban ímpetu al auge del comercio del opio, la adicción al mismo, .. «Tierras malas.» (N. del r)

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Año finalizado el 30 de junio

1929

1930 1931 1932 1933 1934 1935 1936 1937

Gastos con exclusión de los saldos al finalizar el período, en millones de yuanes

434 585 775 749

699 836 941 1.073 1.167

Ingresos con exclusión de préstamos y de los saldos al empezar el período, en millones de yuanes

Déficit cubierto por préstamos Importe, en millones de yuanes

Porcentaje de los gastos

334 484

100 101

558

217 130

23,0 17,3 28,0 17,4 12,3 17,6 20,8 23,8 25,4

619 614 689 745 817

870

"

147 196 256 297

Gastos, ingresos y déficits del Gobierno nacional, 1929-1937.2

la prostitución y la delincuencia organizada. Los franceses se habían adaptado a la sórdida política de Shanghai nombrando a uno de los principales delincuentes chinos jefe de la policía secreta de su zona de concesión: su trabajo consistía en impedir la entrada a todos los maleantes excepto a los que estaban relacionados con el grupo criminal más poderoso de la ciudad: la Banda Verde. Hubo conexiones secretas entre estos hombres y Sun Yat-sen y sus seguidores, aunque todavía no están claras. Chiang Kai-shek, por ejemplo, que había vivido en la periferia del hampa de Shanghai durante los años en que no había estado con Sun Yat-sen en Japón, tenía relaciones con miembros de la Banda Verde y estaba fichado por la polida británica. Chiang Kai-shek era íntimo de Du Yuesheng, que había ascendido por medio de los tinglados de contrabando de opio hasta convertirse en uno de los más importantes dirigentes sindicales de las concesiones internacionales. Y después de 1928 Chiang Kai-shek mantuvo contactos estrechos con la Banda Verde -algunos de cuyos miembros empezaron a hacerse pasar cada vez más por hombres de negocios y filántropos corrientes, sin cambiar su verdadera naturaleza- y ganó inmensas cantidades de dinero para sus propios partidarios monopolizando la distribución del opio mediante la concesión de licencias, para lo cual se utilizaban las denominadas eufemísticamente «oficinas de supresión del opio». Con el fin de al478

canzar una estructura política estable, también era imperativo que el Gobierno del Guomindang restaurase el control administrativo eficaz del campo. Esta tarea había sido imposible para los últimos gobernantes Qing y para Yuan Shikai, y a la larga también lo sería para el Guomindango Lo que trataron de instituir fue la Ley de Organización de los Condados que mantenía el sistema antiguo de unidades de condado (xian), regidas por magistrados, y establecía dentro de cada condado un grupo de distritos de entre diez y cincuenta municipios. En cada municipio había grupos de poblados (cun) o vecindarios urbanos (li), y en la base de la pirámide, un sistema de responsabilidad familiar parecido a la antigua baojia de los Qjng. Se suponía que con el tiempo las agrupaciones comunitarias elegirían jefes y consejos; en la práctica, estos funcionarios los nombraban desde arriba los magistrados de los condados. Paralelas a las oficinas de los magistrados existían oficinas especializadas cuyo control estaba en manos de los gobiernos provinciales, de tal manera que el magistrado sólo podía ejercer un control limitado incluso sobre sus recursos inmediatos. Este sistema administrativo dejó sin resolver problemas fundamentales en el campo y en muchas regiones rurales la vida había cambiado poco desde el periodo Qjng. Los administradores locales eran a menudo tiránicos o corruptos y simpatizaban más con los terratenientes que con los campesinos, que frecuentemente vivían en medio de una horrible pobreza. Los funcionarios locales insistían en la recaudación de impuestos y el pago de rentas incluso en épocas de catástrofes narurales, y recurrían a la policía o al ejército para que hiciesen cumplir sus exigencias. La siembra y la recolección seguían haciéndose a mano, los productos se llevaban al mercado a hombros, la mortalidad infantil era alta y la esperanza de vida, baja. Todavía se obligaba a muchas niñas a vendarse los pies, perduraba la práctica tradicional de los matrimonios concertados, las costumbres de los poblados se perpetuaban, la educación era mínima o inexistente. La depresión mundial de finales del decenio de 1920 significó un desastre para muchos campesinos que se habían concentrado excesivamente en ciertos cultivos de fácil salida y centenares de miles -tal vez mil1ones- murieron cuando los mercados de productos tales como la seda, el algodón, la soja y el tabaco cayeron súbitamente en picado. Así pues, la necesidad de una iniciativa política decidida se hizo aún mayor. La reforma rural requería un plan para la diversificación de los cultivos, con divisiones equitativas de las propiedades agrarias, precios razonables por los productos, alguna forma de estructura crediticia local, educación universal y cierto grado de Gobierno representativo. 479

La dirección del Guomindang era consciente de estas necesidades y las abordó esporádicamente. Pero la escasez de dinero era constante y las presiones extranjeras y las disensiones internas distraían la atención del Gobierno. Como consecuencia de ello, las fuerzas comunistas -aunque derrotadas en las ciudades- aún lograron encontrar mucho apoyo en el campo, donde formaron varios gobiernos revolucionarios o «sóviets». Chiang Kai-shek gastó sumas enormes de dinero, así como gran parte de su energía política, en intentos de eliminar estos grupos, pero no lo consiguió del todo. Ni siquiera en las zonas que supuestamente controlaba llegó a gozar de un dominio indiscutido y en diversas ocasiones sus partidarios se separaron de él para formar sus propios regí. menes temporales: los generales de Guangxi en 1929, los generales Feng Yuxiang y Yan Xishan en 1930, Hu Hanmin en 1931, una coalición de fuerzas militares y civiles en la provincia de Fujian en 1933. Quizá fue lógico, pues, que los principales intentos de reforma agraria moderada los llevaran a cabo hombres entregados a un ideal tales como James Yen y Liang Shuming. James Yen tuvo su primera oportunidad de ejercer de reformador y maestro cuando trabajaba para la YMCA entre los peones chinos que servían en Francia durante la primera guerra mundial. Tras regresar a China en 1921, continuó trabajando en la alfabetización de las masas y concentró sus esfuerzos en el condado de Ding, en Hebei. Amplió allí su labor y fundó un «poblado modelo» donde se enseñaba higiene y tecnología agrícola a la gente, además de a leer. En 1929, con la ayuda de donativos procedentes del extranjero, James Yen ya había creado para más de sesenta poblados y poblaciones con mercado un programa de reconstrucción dividido en cuatro partes, a saber: educación, salud pública, crecimiento económico mediante la industria ligera y la agricultura, y autogobierno. Liang Shuming, renombrado erudito confuciano cuyo padre se había suicidado en 1918 empujado por la desesperación ante la dificil situación de China, fue luego profesor de filosofla en la Universidad de Pekín durante el periodo del 4 de Mayo. Después de hacer experimentos de reconstrucción rural en el sur, Liang Shuming se convirtió en director del Instituto de Investigación Rural de Shandong e intentó transformar los condados de Zouping y Heze en comunidades modelo. Con el fin de obviar la necesidad de la lucha de clases y atraer a toda la comunidad a una empresa de autogobierno, se concentró en la ayuda económica mutua y en proyectos educativos en los que participasen tanto la elite como el pueblo. El éxito mismo de estas iniciativas privadas demostré lo que hubiera 480

podido llevarse a cabo. Pero se hicieron pocos experimentos de esta clase en la China del Guomindang, lo cual refleja no sólo que 10 que predominaba era el laissezfaire; sino también algo más profundo: la falta de voluntad de afrontar directamente los. problemas del país.

Cultura e ideología En muchos niveles, a finales del decenio de 1920 y durante el de 1930 cuando dominaba el Cuomindang, la vida en China experimentó sin duda un cambio inmenso. Se avanzó en el campo de la asistencia médica, se construyeron nuevos hospitales, las escuelas y las universidades tenían ahora campos de deportes y laboratorios. El aumento del número de carreteras macadamizadas que podían soportar el peso de los camiones y los automóviles brindó nuevas oportunidades de relación social y comercial. Nuevas centrales trajeron la electricidad a la China urbana; el transpone en vapores aumentó en los ríos y en la costa y abarató el comercio interregional; trenes más rápidos utilizaban tendidos nuevos y el transporte aéreo pasó a ser posible en ciertas rutas nacionales. Los cines se transformaron en parte de la vida urbana; radios y fonógrafos hicieron su aparición en los domicilios de los ricos y los hombres empezaron a lucir temas, bombines o gorras, a la vez que las mujeres jóvenes llevaban faldas cortas y zapatos de tacones altos. La pu~ blicidad elegante, sutil y sexualmente sugestiva era ahora común en las nuevas revistas dedicadas al ocio popular. Los complejos de ocio y tiendas se hicieron más lujosos y los cantantes populares y las estrellas de cine se convirtieron en celebridades. La fascinación por las vidas privadas de los famosos tenía que ver con la disponibilidad de información sobre temas sexuales gracias al aumento impresionante de las ventas y la franqueza de los manuales de biología y prácticas sexuales. Fumar cigarrillos adquirió la dimensión de moda nacional. Para los chinos ricos, la vida podía ser en verdad muy buena, y para un occidental que viviera en China durante este periodo éstos fueron verdaderamente «años de vacas gordas».' Y, a pesar de ello, existía una sensación gene· ral de malestar entre muchos chinos de clase media, que en buena lógica deberían haber sido los aliados más leales del Guomindang. Después de que la excitación febril del Movimiento del 4 de Mayo se disipara en medio de las conmociones de finales del decenio de 1920, la mayoría de los miembros de la generación de iconoclastas de dicho movimiento había asumido uno de cinco posibles papeles: el de Ifde-

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res del PCCh; el de portavoces de la visión del Guomindang de un orden anticomunista; el de defensores de una tradición liberal moderada; el de adalides de una metodología académica rigurosa; o el de exponentes de una forma de vida no convencional y hedonista. Quien adoptaba una de estas cinco posturas podía vivir del prestigio que le conferían su formación clásica, su participación, por remota que fuese, en el drama de los movimientos reformistas de finales del periodo Qjng, y su profundo conocimiento de una o más culturas extranjeras. Los que eran adolescentes o niños en tiempos del Movimiento del 4 de Mayo se encontraban ante la misma serie de opciones como objetivos por los que luchar, pero el camino para llegar a ellas parecía ahora menos claro. Esta gente experimentaba una sensación de dislocación más honda que la de sus mayores, porque las batallas más fáciles ya se habían ganado; équé diantres iban a hacer con el confuso legado que al parecer les habían dejado? Era mucho lo que estaba en juego y las cuestiones eran muy serias, como puede verse en el caso de dos jóvenes que buscaban la verdad: la escritora Ding Ling y su esposo Hu Yepio. Ding Ling, nacida en una familia noble de Hunan en 1904, se había educado en las escuelas modernas de Changsha; a ella y a su madre las habían cautivado los sueños de una China nueva que estaban en el centro del Movimiento del 4 de Mayo. Habían sido amigas íntimas de muchos de los estudiantes que se fueron a Francia en 1919, entre ellos varios de los que se afiliaron al Partido Comunista allí. En 1922 Ding Ling se despidió de su madre y sus amigos en Hunan y se trasladó primero a Nankín y Shanghai y luego a Pekín. Allí llevó una vida emancipada con Hu Yepin, que aspiraba a ser poeta, entre un numeroso grupo de escritores y artistas, aparentemente el vivo modelo de una Nora que se había ido de casa y triunfado. A finales de 1927 Ding Ling publicó su primera historia corta digna de consideración. Relataba las tribulaciones de Meng Ke, joven campesina ingenua pero atractiva que se mueve con pies de plomo en el mundo de los esnobs ricos, los estetas excesivamente occidentalizados y los radicales dogmáticos en Shanghai. Finalmente -más por casualidad que como fruto de una decisión razonada- alcanza el éxito como estrella de cine, pero el triunfo la ha deshumanizado y convertido en un objeto destinado a dar placer al mundo masculino. En un relato todavía mejor titulado «El Diario de Miss Sophie» y publicado el año siguiente, Ding Ling presentaba, a través de los ojos de la ficticia Miss Sophie, una visión amarga de la soledad y la frustración. El desasosiego de Sophie es tan hondo que hace que se sienta flsicamente mal; su 482

mal genio empuja a su amiga más leal a esquivarla; planea sus relaciones eróticas con el propósito de que la humillen. En las últimas y notables líneas de este cuento sugerente y desalentador, Sophie reflexiona sobre lo que le deparará el futuro: Me he deshonrado. El hombre es el más feroz de sus propios enemigos. Dios mío, écómo empezaré a vengarme y a recuperar todo lo que he perdido? la vida ha sido un juguete para mí. De todas formas, ya he desperdiciado buena parte de ella, así que no tiene demasiada importancia que esta nueva experiencia me haya hecho caer en un nuevo abismo. No quiero quedarme en Pekín y no quiero ir a las Colinas del Oeste. Vaya tomar el tren para el sur, donde nadie me conoce, y a malgastar lo que me queda de vida. Mi corazón sale renacido del dolor. Y ahora me miro a mí misma con lástima y río. Vive y muere a tu manera, sin llamar la atención. [Oh, cómo te compa~ dezco, Sophiel"

Mientras la fama de Ding Ling iba en aumento, Hu Yepin escribía poesía y relatos cortos también, y Ding Ling le ayudaba lealmente a publicarlos con sus ganancias. Ambos respondieron al caos del país desplazándose a la izquierda políticamente. Hu Yepin fue el primero de los dos en afiliarse al Partido Comunista, en 1931, y escribió una novela emotiva y exagerada sobre el incidente del 13 de mayo de 1925, que, de hecho, no había presenciado porque a la sazón ya vivía en Pekín. A finales de 1930, Hu Yepin decidió ir al sóviet de jiangxi para trabajar en asuntos culturales y campañas de alfabetización entre los campesinos. En enero de 1931, justo después de que Ding Ling diera a luz al hijo de la pareja, Hu Yepin fue detenido por la policía británica durante un encuentro secreto del PCCh en la zona de concesión británica en Shanghai y entregado al Guomindang. Hay pruebas de que él y sus amigos fueron vendidos a la policía por una facción rival en el PCCh. Tras una breve investigación fue fusilado, junto con veintidós camaradas, el 7 de febrero de 1931, en el cuartel general de la guarnición del Guomindang cerca de Shanghai. La respuesta de Ding Ling fue volver a su hogar de Hunan y dejar al recién nacido al cuidado de su madre, antes de regresar a Shanghai y afiliarse también al PCCh. Puede que los jóvenes ingresaran en el PCCh porque querían trabajar por la causa de la justicia social, pero una vez convertidos en miembros, no encontraban ni pizca de libertad cultural. Al contrario, desde 1930 el mundo de la creatividad izquierdista en China lo dominaban los criterios soviéticos sobre estética política transmitidos por 483

medio de la Liga de Escritores Izquierdistas. Los líderes chinos de la liga seguían meticulosamente la línea cultural que marcaba Stalin en la Unión Soviética y que daba sus propias definiciones didácticas de cómo debía verse el mundo y dónde residían las prioridades políticas. La premisa estalinista básica decía que, para ser «correcta», toda descripción de la realidad social debía iluminar con exactitud las relaciones de clase de los protagonistas y no permitir ninguna ambigüedad sobre la dirección y el propósito de la revolución socialista. La propia Ding Ling, después de afiliarse al PCCh, escribió sus nuevas obras de acuerdo con las reglas de la liga, aunque en la mayoría de los casos los relatos sobre obreros y campesinos que escribieron ella y sus amigos eran artificiosos y poco convincentes. Lu Xun, que de todos los principales escritores del 4 de Mayo era el más venerado por los jóvenes, ingresó también en la liga en 1930, pero la encontró sofocante, lo mismo que sus reglas. La idea soviética de un poema perfecto, escribió con sarcasmo Lu Xun, era ¡Oh, sirena de vapor! ¡Oh, Lenin!'

y los miembros chinos de la liga, comentó, seguían servilmente las directrices rusas al tiempo que se entregaban a amargas y vengativas murmuraciones entre ellos. Si bien era cortejado constantemente por el PCCh, Lu Xun se negaba a ingresar en sus filas. En vez de ello, hasta que murió de tuberculosis en 1936, procuró animar a los escritores jóyenes a aferrarse a un sentido de los temas principales de la cultura china, a mantener una conciencia social aguda yana perder nunca el sentido del ridículo. Otra fuente de desilusión, mientras Chiang Kai-shek y el Cuomindang empezaban a consolidar su poder en el decenio de 1930, era el desorden que caracterizaba muchas universidades chinas, Al desvanecerse la exultación del 4 de Mayo, muchos jóvenes se dieron cuenta de que, a pesar de la brillantez auténtica de algunos académicos, un porcentaje significativo del profesorado era políticamente cobarde, intelectualmente inepto, y venal. Estos maestros afirmaban tener un hondo conocimiento de técnicas extranjeras que en realidad no poseían, e incluso alardeaban de titulas avanzados obtenidos en el extranjero que a veces eran falsos. A los estudiantes les costaba admirar a semejantes maestros mediocres y mal pagados. La vertiente más sórdida y más tonta de este entorno intelectual la captaría vfvidamente más adelante el escritor Qjan Zhongshu en su novela Fortaleza sitiada. Qjan Zhongshu 484

se había formado en escuelas de este tipo antes de trasladarse a Europa para estudiar literatura comparada en Oxford y París. Su sombría descripción hace buena pareja con la visión igualmente sardónica del mundo de los literatos confucianos en declive que presenta Wu Jingzi en su novela Historia no oficial del bosque de letrados, escrita durante el reinado del emperador Qjanlong casi doscientos años antes. Con todo, muchos jóvenes chinos cultos -quizé la mayoría- no se desanimaron ni perdieron la esperanza. Cautivados por las posibilidades intelectuales de la nueva era, ansiaban utilizar su erudición y sus habilidades. Un ejemplo entre muchos otros fue el hijo de propio Liang Qjchao, que aprendió a montar en moto por las estrechas calles de Pekín y estudió las estructuras arquitectónicas de los antiguos templos y palacios de China. Con su esposa, la estudiosa-poetisa e historiadora del arte Lin Huiyin, viajó a lugares remotos de toda China para localizar, fotografiar, dibujar -y, si era posible, preservar- los ejemplares más selectos del patrimonio artístico chino. Sin embargo, incluso los inconformistas como el hijo de Liang Qjchao y su esposa actuaban en un universo coercitivo. Los políticos del Guomíndang, valiéndose del Ministerio de Educación, además de recurrir a las presiones y la intimidación, querían que el sistema de educación fuese más riguroso y crearon una compleja red de asignaturas y exámenes obligatorios con el fin de tener a los estudiantes demasiado ocupados para poder fomentar el descontento social. En algunas universidades los estudiantes y profesores radicales vivían bajo una especie de reinado del terror, con redadas antes del amanecer y registros y detenciones repentinos. Si bien no disponemos de cifras oficiales, en la primavera y el verano de 1932, después de las protestas contra el ataque japonés a Shanghai, 22 estudiantes resultaron muertos en Pekín, 113 fueron expulsados de varias universidades y 471 fueron detenidos. Durante 1934, calculó un profesor universitario, fueron detenidos otros trescientos maestros y estudiantes y otros 230 corrieron la misma suerte entre finales de dicho año y marzo de 1935. Los organismos del Gobierno también ejercían una censura rigurosa en periódicos, revistas y libros, así como en medios más novedosos, como las películas. Algunos directores de cine respondieron expresando sus polémicas políticas en términos alegóricos y el público se alegraba mucho cuando algún censor torpe no detectaba el mensaje oculto y autorizaba el estreno de la película. Resultaba obvio para Chiang Kai-shek y sus asesores más allegados que si el Guomindang quería convencer a los estudiantes, los intelectuales, y en especial a los obreros urbanos, de que se estaba esforzando 485

por cumplir su misión, reunificar la nación y reconstruir la economía, sería necesario encontrar algún medio más eficaz que la represión intelectual, los ataques repetidos contra los comunistas y el apaciguamiento de los japoneses. A comienzos de 1934 Chiang Kai-shek ya había empezado a formular una nueva ideología unificadora, para lo cual se inspiró en parte en las doctrinas de Sun Yat-sen, en parte en las estrategias sociales reformistas de los misioneros extranjeros y en parte en sus propios conceptos de los principios fundamentales del confucianismo tradicional, sobre todo en lo que se referia a la formación de un carácter humano leal y moral. Chiang Kai-shek dio a este conjunto de creencias el nombre de movimiento Nueva Vida y resulta claro que esperaba grandes cosas de él. Declaró que el movimiento crearía una «nueva conciencia nacional y una nueva psicología de masas» que, mediante la fuerza reavivada de las virtudes de la «etiqueta, la justicia, la integridad y la escrupulosidad», conducirían a la «regeneración social de China». Chiang Kai-shek evocaba en esta doctrina las teorías del darwinismo social y escribió que «sólo los que se readaptan a las circunstancias nuevas, día tras día, pueden vivir de forma apropiada. Cuando la vida de un pueblo está pasando por este proceso de readaptación, tiene que poner remedio a sus propios defectos y librarse de los elementos que dejen de ser útiles. Entonces la llamamos nueva vida».{; Chiang Kai-shek puso en marcha el movimiento en 1934 en Nanchang, donde se encontraba trabajando en lo que resultó ser la última campaña para acabar con el sóviet de jiangxi. Desde Nanchang las organizaciones del Guomindang llevaron el movimiento Nueva Vida a otras provincias, a grupos juveniles y luego al público en general. Para difundir la palabra se utilizaron numerosos medios de comunicación de masas, entre ellos conferencias, fotografias, panfletos, obras de teatro y películas. Chiang Kai-shek esperaba que, después de absorber las lecciones del movimiento, el país estaría preparado para resolver las «cuatro grandes necesidades» de la población, que identificó como el vestido, los alimentos, la vivienda y el transporte. La nueva ideología de Chiang Kai-shek reflejaba esta percepción de la crisis nacional, junto con elementos del fascismo. Dejó claro que su objetivo, por medio del movimiento Nueva Vida, era «militarizar por completo la vida del pueblo de toda la nación. Es hacerle nutrir el valor y la vigilancia, la capacidad de soportar el sufrimiento, y especialmente el hábito y el instinto de comportarse de modo unificado. Es hacer que esté dispuesto al sacrificio por la nación en todo momento»." Chiang Kai-shek esperaba que al empezar con campañas colectivas contra actos antisociales o indisciplinados, tales como escupir, orinar o 486

fumar en público, tener relaciones sexuales promiscuas y vestir de forma provocativa, sería posible unir gradualmente al país para que afrontara problemas sociales y económicos más graves. Pero, a pesar de la publicidad a gran escala a través del sistema escolar y de grupos como, por ejemplo, los Boy Scouts y la YMCA, el movimiento nunca avanzó más allá de su concentración en estos pecadillos sociales relativamente leves. Con todo, fue mucho 10 que logró hacer en el capítulo del acoso individual y en el de la intromisión en las vidas privadas. A las mujeres en especial se les hizo sentir las iras de los que veían con malos ojos los cambios experimentados por el comportamiento femenino desde la caída de la dinastía Qing, y con frecuencia eran objeto de acoso e incluso agresiones si vestían de forma poco recatada o coqueteaban. Un portavoz del Guomindang, por ejemplo, exhortó a las estudiantes jóvenes de Jiangsu a comportarse con «decoro social» porque en Occidente «una mujer soltera, a menos que vaya acompañada por una mujer casada, no puede participar en ninguna reunión pública. Los hombres y las mujeres sólo pueden reunirse en la sala de estar y no pueden ir juntos al dormitorio»." Se encarecía a las mujeres chinas a cultivar las «cuatro virtudes», esto es, «castidad, porte, habla y trabajo» y se les decía que no se dejaran embaucar y no siguieran ciegamente las ideas feministas. «El movimiento de la mujer en la sociedad de hoy no es un verdadero movimiento de la mujer», explicó el mismo conferenciante en Jiangsu. «Es un movimiento que consiste en imitar a los hombres.» Dejó bien claro que las tareas fundamentales de las mujeres chinas eran «llevar la casa", es decir, hacer las tareas domésticas, coser, cocinar, colocar los muebles y proyectar el hogar y el jardín," Normas más detalladas que se promulgaron en jiangxi daban las dimensiones exactas para que el dobladillo de la falda llegara más abajo de las rodillas (10 centímetros), para que la abertura lateral del vestido tradicional chino subiera más arriba de la rodilla (7 centímetros) y para que una blusa azul que se llevara con pantalones llegase más abajo de la línea de las nalgas (7 centímetros). A pesar de que su propósito original era serio, en vez de reavivar la nación, el movimiento Nueva Vida desapareció poco a poco en un torrente de trivialidades. También a comienzos del decenio de 1930 se formó una organización mucho más dura, encabezada por cadetes de las primeras promociones de Whampoa, con el propósito de fortalecer a los líderes políticos y militares de China para las largas luchas que les esperaban. Los miembros del nuevo grupo, que se comprometían a llevar una vida de rigor ascético, renunciaban al juego, a ir de putas o a comer y beber en

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exceso, llevaban camisas de algodón burdo de color azul, Jo que les granjeó el mote de "Camisas Azules». Cada vez más numerosos, y con su propia estructura organizativa, los Camisas Azules eran alentados por Chiang Kai-shek, aunque su labor y sus intereses trascendían con frecuencia las divisiones burocráticas o militares que ya existían. Una de las mayores habilidades políticas de Chiang Kai-shek, de hecho, fue esta capacidad de fomentar grupos potencialmente antagónicos cuya existencia reforzaba su propia condición de hombre indispensable situado en medio. Un teórico de los Camisas Azules habló con franqueza de su necesidad de ser como un cuchillo, un instrumento que podía matar en combate o utilizarse inofensivamente para cortar hortalizas. Una vez forjado apropiadamente el cuchillo, cabía ocuparse de su aplicación exacta; antes de ello, ninguna de las dos tareas era posible. El mismo teórico encontró modelos que China podía emular en tres sociedades: la Unión Soviética de Stalin, la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini. En los tres casos sin excepción, afirmó, la finalidad de las consignas de socialismo nacional o estatal se parecía a la de los Tres Principios del Pueblo de Sun Yat-sen. Veía la democracia como una farsa que sólo podía causar perjuicios a un país como China, con su pobreza y sus masas analfabetas. «Si pusiéramos en práctica una política democrática inmediatamente», señaló, «sería como darle un par de zapatos de tacón alto a una joven campesina que llevara los pies vendados y luego pedirle que saliera a bailar,»10 En 1934 otros escritores chinos ya alababan sin disimulo el fascismo, en particular el de Benito Mussolini. La admiración por la reunificación nacionalista de Italia bajo Giuseppe Mazzini y Ciuseppe Garibaldi había sido al principio foco de atención de algunos de los escritos de Liang Qjchao a finales del periodo Qjng, y la admiración por Italia se había reavivado cuando el régimen de Mussolini empezó a mejorar las fuerzas aéreas chinas a comienzos del decenio de 1930 con aviones, pilotos instructores e incluso la construcción de fábricas. En 1934 un escritor expresó la opinión de que era el contexto de la subida del dictador al poder lo que parecía presentar los mayores paralelismos con China y Chiang Kai-shek: «Dos años después de la Guerra europea, Italia, exactamente igual que nuestro país en la actualidad, se veía afligida por el desorden interno y la agresión extranjera. Pero apareció MussoIini y tras años de liderazgo y preparación, lucha y trabajo arduo, y esforzándose por encontrar un buen sistema de Gobierno, Italia se salvó al final de la muerte inminente a la que se enfrentaba». é'Ienía China un líder así?, preguntaba retóricamente el escritor. Sí, sin duda: «Nues488

tro propio líder revolucionario, extraordinario, sumamente meritorio y trabajador, el generalísimo Chiang»." Con una acérrima lealtad al culto de Chiang Kai-shek como líder, con una base sólida en las maquinarias administrativa, militar y del partido, y con sus miembros desempeñando papeles especiales en la campaña anticomunista, el núcleo de los Camisas Azules se transformó en un disciplinado aparato militar y de policía secreta que podía utilizarse para investigar toda suerte de fuerzas nacionales y extranjeras a las que se creyera subversivas. El Camisa Azul Dai Li, natural de Zhejiang y licenciado por Whampoa, se convirtió en jefe de la Sección de Servicios Especiales de Chiang Kai-shek, que llevaba el eufemístico nombre de Oficina de Investigación y Estadística. Tras dirigir al principio unos ciento cuarenta y cinco agentes, en 1935 ya contaba con 1700. Se creía que Dai Li había ordenado vanos asesinatos políticos entre los que se oponían a Chiang Kai-shek, incluidos el del presidente de la Liga China para la Protección de los Derechos Civiles (en 1933) y el del director del periódico principal de Shanghai (en 1934). Pero aunque hombres así pudieran hacer asesinar a los disidentes, someter a profesores y estudiantes valiéndose del miedo, infiltrarse en los sindicatos obreros y obtener información secreta de zonas rurales potencialmente díscolas, no podían arrancar las raíces básicas del descontento. Los fracasos de los intentos del Guomindang de adoctrinamiento ideológico pueden evaluarse en las múltiples observaciones que el novelista Mao Dun reunió en 1936. Basándose en una idea que ano tes había experimentado el escritor ruso Maxim Corki, Mao Dun y sus colaboradores enviaron anuncios y comunicados a todo el país en los que pedían a la gente que les escribiese para contar lo que les había sucedido en determinado día escogido al azar: el 21 de mayo de 1936. Las tres mil respuestas que recibieron, de casi todas las provincias de China y de todos los grupos sociales y ocupacionales, constituyeron una crítica formidable de las nuevas políticas y la nueva ideología de Chiang Kai-shek Los encuestados se burlaban de la propaganda de las campañas de Nueva Vida por su insinceridad y criticaban acerbamente el caos que causaban en la vida rural las requisas obligatorias de tierras y el reclutamiento forzoso de mano de obra. Atacaban a quienes colaboraban con los japoneses o presentaban argumentos especiosos para evitar conflictos. Un hombre escribió que «las autoridades militares y políticas chinas se apartan del norte de China y, especialmente, de Hebei oriental como si se tratara de excrementos humanos». Otro, en una de las respuestas más inteligentes y más tristes que recibió Mao Dun, jugaba con la diferencia de acentos que hada que los chinos del

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norte interpretasen mal los sentimientos de sus compatriotas del sur. En una calle, comentó, colgaba un rótulo con este mensaje edificante: Todo prospera, el Cielo protege. La gente es heroica. El lugar es famoso. Pero si se leía con acento cantonés, y luego se reinterpretaba de acuerdo con el sonido de este acento, la consigna resultaba más deprimente: Todo se desintegra, el Cielo estalla. La gente se ha extinguido. El lugar está pelado." El autor mostraba claramente que opinaba que los chinos debían creer la segunda versión de la consigna, no la primera.

China y Estados Unidos Dadas las realidades del equilibrio del poder mundial, el Cuomindang tenía que concentrar gran parte de su atención en la escena diplomática internacional. Antes de ocuparnos de Japón, que representaba la amenaza más grave, veamos el caso de Estados Unidos, que también interpretaba un papel considerable en el pensamiento del Guomindang. En el decenio caótico que siguió al final de la primera guerra mundial, se produjeron cambios importantes en la política exterior de Estados Unidos en relación con China. La marcha de los acontecimientos en las negociaciones de! Tratado de Versalles había confirmado de forma e!ocuente que ahora era Japón, y no China, el país que desempeñaba el papel dominante en la escena internacional en Asia. Se da la circunstancia irónica de que en las negociaciones el presidente Wilson se había mostrado ansioso por aplacar los sentimientos japoneses tanto como fuera posible debido a sus esperanzas de edificar una sociedad mundial de naciones que garantizase la paz duradera. Pero en 1919 y de nuevo en 1920, e! Congreso estadounidense se negó a votar a favor del ingreso de Estados Unidos en la Sociedad de Naciones, lo cual condenó el sueño de Wilson al fracaso. Conocedores del poderío japonés, y preocupados por la costosa carrera de armamentos navales que a la sazón tenía lugar, los estadounidenses decidieron buscar nuevos tratados internacionales que prote490

gieran su propia posición en Asia Oriental y el Pacífico, recortasen algunas de las ganancias recientes de Japón y pusieran fin a la alianza exclusivista britanicojaponesa en Asia. Gran Bretaña, igualmente preocupada por la protección de su imperio en el mundo con los recursos mermados que le quedaban tras la primera guerra mundial, dijo que participaría gustosamente en conversaciones con tal fin. Lo mismo hicieron los japoneses, que ansiaban mayor reconocimiento oficial de su estatus internacional de gran potencia y eran muy conscientes de que destinaban el 49 por ciento de su presupuesto a Jos gastos militares. Los representantes de estos tres países, junto con Francia y otros cinco Estados, se reunieron en Washington en noviembre de 1921 y continuaron sus encuentros hasta febrero de 1922. El objetivo estadounidense de poner fin a la alianza exclusivista de Gran Bretaña y Japón se alcanzó cuando un acuerdo entre cuatro potencias que preveía la celebración de «consultas» entre Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña y Francia en tiempos de crisis reemplazó el tratado de asistencia militar britanicojaponés; las cuatro potencias sin excepción acordaron también la «no fortificación» de las islas del Pacífico. Un posterior tratado (en el cual China, Italia, Portugal, Bélgica y Holanda se unieron a los cuatro estados citados), el Tratado de las Nueve Potencias, condenó las esferas de influencia en China y aclamó con entusiasmo la idea de mantener la «soberanía, la independencia y la integridad territorial y administrativa de China». En un tercer acuerdo se fijó el tamaño relativo de las arrnadas de los tres signatarios principales basándose en una proporción de 5-5-3, medida en términos de tonelaje de acorazados. Estados Unidos y Gran Bretaña tendrían cinco unidades cada uno por cada tres de Japón. Aunque a primera vista este acuerdo parecía relegar a Japón a la categoría de potencia de segunda fila, en realidad, debido a que una parte muy grande de las flotas de las otras dos potencias tenía que concentrarse en el Atlántico (y, en el caso de Gran Bretaña, en el Mediterráneo y en el océano Índico), y debido a que las dos potencias atlánticas acordaron no construir grandes bases armadas en las islas del Pacífico, era probable que el tratado asegurase la superioridad naval de Japón en el este de Asia. Gran Bretaña quedó satisfecha porque el tratado no afectaba a sus bases en Singapur, Australia ni Nueva Zelanda y, además, los barcos que ya tenía gozaban de superioridad artillera. Los estadounidenses se quedaron con la impresión de haber traído un nuevo orden y una posibilidad de paz a las relaciones internacionales en Asia. Japón dio muestras de una flexibilidad sorprendente en la conferencia. Con la condición de que no se perturbara su posición especial en el 491

sur de Manchuria, Japón accedió a retirarse de las provincias marítimas de Rusia y Sajalín, donde tropas japonesas llevaban tiempo enfrentándose a los soviéticos. Con respecto a China, Japón estuvo de acuerdo en anular las Veintiuna Exigencias de 1915, devolver a los chinos la gestión del ferrocarril Qjngdao-jinan y restituir al Gobierno chino el «territorio arrendado» de jiaozhou, arrebatado a Alemania en 1914. Desde mediados hasta finales del decenio de 1920, la política de Estados Unidos en relación con China continuó siendo moderada. Los estadounidenses observaron con prevención los avances que la Comintern hizo al principio y hubo aprobación general cuando Chiang Kaishek actuó decisivamente para aplastar el creciente poder de los comunistas. En el verano de 1928, IV. Soong se reunió en Pekín con el ministro estadounidense en China y los dos hombres firmaron un tratado por el cual Estados Unidos acordaba permitir que China fijase sus propios aranceles sobre los artículos de importación. Los aranceles completamente revisados, que se dieron a conocer aquel mismo año, elevaron las tarifas a niveles de entre el 8,5 y el 27 por ciento, lo cual proporcionó al Gobierno del Guomíndang ingresos que necesitaba desesperadamente. En opinión de Washington, la firrna de este tratado constituyó el reconocimiento de facto y de iure del Gobierno nacionalista; la ratificación del tratado por parte del senado en febrero de 1929 dio carácter oficial a dicho reconocimiento. Poco después hubo conversaciones para poner fin a la extraterritorialidad de los estadounidenses que residían en China. En general, los estadounidenses se alegraron de que Chiang Kai-shek se casara con Soong Meiling, licenciada por el Wellesley College de Massachusetrs.Jo cual incrementaba sus fuertes vínculos de familia con Estados Unidos. Con los dos hermanos menores de Soong Meiling de vuelta en China y trabajando aliado de Soong, sus dos hermanas objeto constante de la atención pública, los miembros de la familia Soong constituían un eficaz grupo de presión a favor del apoyo estadounidense. La imagen popular de esta familia en Estados Unidos se vio nuevamente reforzada cuando en octubre de 1930 Chiang Kai-shek recibió el bautizo como cristiano en Shanghai. Chiang Kai-shek y su joven esposa renovaron sus votos matrimoniales y prometieron llevar una vida dedicada a los principios del cristianismo. Las inversiones estadounidenses en China reflejaron esta satisfacción general y siguieron creciendo de forma ininterrumpida, si bien todavía iban a la zaga, tanto en su ritmo como en su escala, de las británicas y las japonesas. Esta disparidad parece mucho más gráfica si se

r.v

492

y

consideran sólo las inversiones extranjeras en empresas industriales, en contraposición al comercio, la banca, las empresas de servicios públicos y los bienes raíces. La rentabilidad de las inversiones estadounidenses salía beneficiada de la comparación con la británica y la japonesa. La intervención estadounidense en China también representó en gran parte una expansión del impulso misionero cristiano de tiempos anteriores, que a finales del decenio de 1920 y comienzos del de 1930 se centró en la educación, la asistencia médica y la formación de médicos y en programas sociales de base amplia tales como la YMCA y la YWCA. Muchas de las escuelas cristianas fueron fundadas por sociedades misioneras estadounidenses que procuraban que el número de alumnos no sobrepasara ciertos límites y que los planes de estudios se concentraran en el conocimiento y los principios cristianos. El crecimiento del nacionalismo chino hizo inevitable que estas instituciones se vieran sometidas a una presión explosiva que provocó disturbios estudiantiles, violencia y expulsiones. Sin embargo, la Universidad de Yanjing (Yenching) en Pekín, amalgama de lo que antes habían sido cuatro escuelas universitarias fundadas y patrocinadas por metodistas, congregacionalistas y presbiterianos, era famosa por sus enseñanzas de periodismo y sociología. Generaciones de estudiantes chinos aprendieron en ella a analizar y beneficiar a su propia sociedad, ya fuese mediante el comercio, la administración o la participación en proyectos de reconstrucción rural. La secular Universidad de Nankai en Tianjin, fundada por un activista chino del movimiento de fortalecimiento de finales del periodo Qing que luego estudió en la Escuela de Maestros de la Universidad de Columbia, se transformó en un centro de estudios económicos y sociales gracias a los donativos de ciudadanos particulares de Estados Unidos y de la Fundación Rockefeller. La Escuela Universitaria Qjnghua -creada en Pekín con el fin de preparar a jóvenes chinos para estudiar en Estados Unidos, donde se concedían becas a cargo de los casi doce millones de dólares de las indemnizaciones por la rebelión de los bóxersformó a 1268 estudiantes entre 1909 y 1929. Convertida por el Guomindang en la Universidad «Nacional» Qjnghua después de la Expedición al Norte, añadió una excelente Escuela de Ingeniería a las de Letras, Ciencias y Derecho, que ya eran prestigiosas.' Los avances de la medicina en China también fueron considerables, debido en gran medida a la filantropfa particular, en especial a la Fundación RockefeIler, que en 1915 se comprometió en firme a patrocinar una escuela de medicina en China. El Peking Union Medical ColIege de Pekín, fruto de esta decisión, pasó a ser el gran centro de la investi-

493

gación y la enseñanza de medicina del país. Aunque la metodología era occidental -v evitaba la tradicional concentración de los chinos en el diagnóstico por palpación y las curas mediante tratamientos con hierbas o la acupuntura- y las clases se impartían en inglés, los problemas que se abordaban eran enfermedades que sólo se daban en China o eran extraordinariamente comunes allí. Los procedimientos pedagógicos en el hospital de la institución, que estaba dotado de todo lo necesario, eran meticulosos, pausados y caros: hicieron falta 123 extranjeros y 23 chinos, entre profesores y personal administrativo, para formar a 64 estudiantes chinos entre 1924 y 1930. Pero con una nueva donación de 12 millones de dólares de la fundación en 1928, la escuela vio asegurado su estatus de líder en China. El único rival serio era la escuela universitaria de medicina que los japoneses habían fundado en Manchuria y estaba reservada a los estudiantes japoneses. La Escuela Universitaria de Medicina de Xiangya en Changsha, Hunan, experimentó un crecimiento diferente, aunque también empezó con un donativo considerable, en este caso del financiero estadounidense Edward Harkness. El personal de una escuela de formación de médicos de la Universidad de Yale en Changsha hizo un fondo común con el gobernador de Hunan y la pequeña nobleza china del lugar para construir un hospital clínico y dotarlo de personal. Los chinos siempre figuraron de forma prominente entre el profesorado y en 1925 asumieron el control de la administración. El equipo conjunto sinoestadouni-

País Gran Bretaña

japón Rusia Estados Unidos Francia Alemania Bélgica Países Bajos Italia Escandinavia

Otro,



1902

1914

1931

1936

260,3 (33,0)* 1,0 (0,1) 246,5 (31,3) 19,7 (2,5) 91,1 (11,6) 164,3 (20,9) 4,4 (0,6) 0,0 0,0 0,0 0,6 (0,0) 787,9 (100,0)

607,5 (37,7) 219,6 (13,6) 269,3 (16,7) 49,3 (3,1) 171,4 (10,7) 263,6 (16,4) 22,9 (1,4) 0,0 0,0 0,0 6,7 (0,4) 1.610,3 (100,0)

1.189,2 (36,7) 1.136,9 (35,1) 273,2 (8,4) 196,8 (6,1) 192,4 (5,9) 87,0 (2,7) 89,0 (2,7) 28,7 (0,9) 46,4 (1,4) 2,9 (0,1) 0,0 3.242,5 (l00,0)

1.220,8 (35,0) 1.394,0 (40,0) 0,0 298,8 (8,6) 234,1 (6,7) 148,5 (4,3) 58,4 (1,7) 0,0 72,3 (2,1) 0,0 56,3 (1,6) 3.483,2 (100,0)

En millones de dólares; porcentaje entre paréntesis. Inversiones extranjeras en China por paises, 1902-1936. JJ

494

Manufactura

Textiles Metales, maquinaria, bienes de equipo Productos químicos Madera, carpintería Imprenta, encuadernación Alimentos, bebidas, tabaco Otros Total

,

Gran Estados Bretaña Unidos

Alemania

Francia

Japón

Total

182,1 (54,7)* 29,1 (8,8)

64,6* 20,8

1,2 3,6

3,9 0,1

0,0 0,5

112,4 4,1

63,0 4,0 0,3

1,7 0,5 0,3

2,0 0,0 0,1

1,0 0,0 0,0

6,8 0,9 0,8

74,S (22,4) 5,4 (1,6) 1,5 (0,5)

23,3

1,1

0,9

0,5

5,8

31,6 (9,5)

3,7 179,7 (54,1)

1,1 9,5 (2,9)

0,1 7,1 (2,1)

0,0 2,0 (0,6)

3,3 134,1 (40,3)

8) (2,5) 332,4 (100,0)

En millones de dólares; porcentaje entre paréntesis. Inversiones extranjeras en manufacturas en China por países."

dense logró resultados importantes en la investigación de la viruela y el cólera, el exterminio de las ratas para combatir la alarmante propagación de la peste neumónica y los remedios para la adicción al opio. Las autoridades de Changsha hicieron su parte y garantizaron un suministro de electricidad suficiente para que los nuevos aparatos de rayos X pudieran funcionar en todo momento. Entre 1921 y 1926, con un personal docente mucho más reducido que en el hospital de Pekín, Xiangya formó a 43 médicos chinos. Un breve momento de gloria para Xiangya llegó cuando en 1926 dos de sus médicos (cabe imaginarlos trabajando de forma más bien aprensiva juntos) extrajeron un doloroso diente retenido a Chiang Kai-shek, que estaba reunido con sus generales en Changsha para planificar las últimas etapas de las campañas de Wuhan y jiangxi. También se crearon en aquella época varias escuelas universitarias de medicina excelentes para mujeres, la mayoría de ellas administradas por escuelas universitarias cristianas. Y el hospital de Xiangya creó un importante programa de formación de enfermeras en asociación con la Universidad de Yanjing. La influencia estadounidense se extendió también a través de la amistad de los Chiang con varios misioneros en China. Aunque los cerca de cinco mil sacerdotes y monjas católicos que había en China en el decenio de 1920 eran en su gran mayoría europeos o chinos, más de la mitad de los 6636 misioneros protestantes que residían en China 495

eran estadounidenses y estaban agrupados principalmente en misiones pequeñas dispersas por todo el país. Una vez que Chiang Kai-shek hubo empezado su intento decidido de destruir el sóviet de jiangxi, la influencia de los misioneros aumentó, porque Chiang Kai-shek y su esposa instalaron su residencia de verano en las colinas frescas y oreadas de Kuling (cerca de Jiujiang), que desde hacía mucho tiempo eran el lugar de veraneo preferido de la comunidad extranjera. La casa que alquilaron los Chiang pertenecía a la Misión Metodista de Nanchang, y Madame Chiang en particular se hizo muy amiga de su casero, WiIliam johnson, metodista de Illinois que se encontraba en China desde 1910 y se interesaba especialmente por la reconstrucción rural. Si bien su asesor extranjero más allegado era un australiano, W.H. Donald (que antes había sido asesor especial de Yuan Shikai), Chiang Kaishek sostenía largas conversaciones con muchos de los misioneros estadounidenses. Más adelante recurriría con mayor frecuencia a algunos de ellos, sobre todo al misionero congregacionalista George Shepherd, neozelandés nacionalizado estadounidense de quien se decía que era «el único estadounidense de confianza» en el «círculo más íntimo» de Chiang Kai-shek. Otro elemento que contribuyó a las relaciones armoniosas fue que se pusiera sordina a los problemas de la emigración china a Estados Unidos. En las postrimerías del periodo Qing las leyes de exclusión estadounidenses y los boicots chinos de 1905 habían agriado las relaciones entre los dos países. Pero a finales del decenio de 1920, a pesar de nuevas leyes estadounidenses que prohibían a las esposas chinas de ciudadanos estadounidenses entrar en Estados Unidos y excluían a los hijos chinos de las parejas que no residían en Estados Unidos aunque tuvieran la ciudadanía, se había establecido una especie de statu qua. La población china en Estados Unidos, que había descendido mucho con las leyes de exclusión, empezó a aumentar de nuevo lentamente en el decenio de 1920 y el desequilibrio entre los sexos empezó gradualmente a corregirse cuando una nueva generación nació en Estados Unidos. Aunque seguían regentando principalmente restaurantes y lavanderías, algunos chinos se dedicaban ahora a los negocios, al comercio minorista y a la fabricación y, además, salieron de las antiguas Chinatowns, o barrios chinos, de la costa occidental para instalarse en otras partes del país. También terrninó el predominio de los que procedían de los alrededores de Cantón, y en 1929 se formó una nueva hermandad cuyo fin era ayudar a los procedentes de jiangsu, Zhejiang y jiangxi. En el año 1931 tuvo lugar la última de las violentas guerras tong entre grupos rivales de barrios y dialectos chinos. Estas guerras habían contribuido

496

a perpetuar la imagen negativa de los chinos en Estados Unidos durante mucho tiempo. Fue en este mismo periodo cuando los ciudadanos de Estados Unidos empezaron a hacerse una idea de las condiciones de vida en la China rural. La información más influyente en este sentido fue la que proporcionó la novelista Pearl S. Buck, cuyo libro La buena tierra se publicó por primera vez en 1931. Esta historia de una familia campesina china que se ve atrapada en luchas incesantes con el campo -combatiendo la hambruna, soportando los grupos de propaganda comunista en Nankín y volviendo a la tierra, donde prospera una vez más- se basaba en la observación atenta. Buck, cuyos padres eran misioneros presbiterianos en Zhenjiang, a orillas del río Yangzi, creció en China. Fue a una escuela de enseñanza secundaria en Shanghai y, aunque en 1910 abandonó China para cursar estudios universitarios en Estados Unidos, regresó en 1914 y más adelante se casó con John Lossing Buck, perito agrónomo que llevaba a cabo estudios exhaustivos de las condiciones económicas y sociales de los campesinos chinos. Los Buck vivieron durante años en el norte de Anhui y posteriormente se mudaron a Nankín, donde permanecieron hasta que los estallidos de violencia antiextranjera de marro de 1927 les obligaron a huir a Shanghai. La experiencia, las tensiones, el entusiasmo y el anhelo de escribir que sentía Buck se juntaron, y a comienzos de 1928 la empujaron a escribir toda La buena tierra en tres meses. Se vendieron un millón y medio de ejemplares, la novela obtuvo el Premio Pulitzer y se tradujo a treinta idiomas. En 1933 se convirtió en una obra de teatro que se representó en Broadway y cuatro años más tarde en una película que se calcula que vieron 23 millones de espectadores en Estados Unidos. Era evidente que los estadounidenses querían saber cosas sobre China si podían ofrecérselas de modo ameno, pero no pedían necesariamente una visión exótica o atractiva del país asiático. Quizás, en el momento en que Estados Unidos empezaba a hacer frente a la Gran Depresión con toda su complejidad, era un consuelo saber que en China las cosas eran aún peores.

China y Japón La política japonesa para con China después de empezar la primera guerra mundial experimentó varias fluctuaciones. Durante 1914 y 1915 Japón había mostrado una intransigencia total apoderándose de las concesiones alemanas en Shandong y haciendo públicas las Veintiuna Exi497

1890 1900 1910 1920 1930 1940

Total de chinos en Estados Unidos

Número de mujeres

106.488 89.863 71.531 61.639 74.945 77.504

3.868 4.522 4.675 7.748 15.152 20.115

Población china en Estados Unidos, 1890-1940.\5

gencias. En la conferencia celebrada en Washington en 1921-1922 Japón se mostró más conciliador y retiró las exigencias más duras, además de devolver a China las antiguas posesiones y ferrocarriles alemanes. Pero en 1927-1928 la misma línea dura volvió a aflorar, en parte como respuesta a la creencia de que la alianza entre el Guomindang y los comunistas daría entrada a una nueva era de sentimientos antiextranjeros que podían dañar la privilegiada posición comercial de Japón en la China central y su dominante presencia militar en el sur de Manchuria. El choque violento con tropas del Ejército Revolucionario Nacional que se produjo en Jinan en mayo de 1928 y el asesinato del mariscal Zhang Zuolin en junio del mismo año fueron pruebas sobradas del nuevo clima. La tensión entre el ejército japonés y los diversos gobiernos de China reflejó los problemas cada vez mayores que aquejaban al propio Japón. La enorme promesa de desarrollo rápido de finales del siglo XIX y comienzos del XX empezó a flaquear y a desvanecerse. Si bien la concesión de plenos derechos de sufragio a todos los varones japoneses en 1925 y la subida al trono del joven e intelectual Hiro-Hito en 1926 parecieron augurar la continuación de la vitalidad, en realidad el Gobierno imperial-constitucíonal de Japón había entrado en un periodo de declive. Muchos japoneses creían que las grandes empresas industriales respaldadas por el Gobierno se habían vuelto demasiado poderosas y corruptas, además de mermar la integridad de los políticos elegidos y de la burocracia. Tanto el ejército de tierra como la marina, bien pertrechados y bien preparados, se sintieron decepcionados a causa de los tratados internacionales y de una política exterior que parecían negarles un papel significativo. Existía en el país un temor generalizado a la subversión, y aunque el Partido Comunista Japonés había resultado totalmente inútil, a finales del decenio de 1920 se aprobaron nuevas y duras «leyes para la pre498

servación de la paz» que conferían poderes especiales a la policía en su persecución de agitadores internos. Una población cuyo tamaño se había doblado desde las reformas del periodo Meiji hasta alcanzar los 65 millones en 1928 empezó a hacer frente al desempleo urbano y la depresión agrícola. Ambos problemas se agravaron cuando la caída de la Bolsa en Estados Unidos prefiguró el derrumbamiento del enorme mercado estadounidense de sedas japonesas, que dejó sin trabajo a miles de obreros y privó a los agricultores de su fuente principal de ingresos complementarios. En 1929-1930 los precios de la seda descendieron a una cuarta parte de sus niveles anteriores y las exportaciones de Japón a Estados Unidos disminuyeron en un cuarenta por ciento. Las exportaciones japonesas de perlas, alimentos en conserva y porcelana a Estados Unidos resultaron afectadas adversamente por el Arancel Smoot-Hawley de 1930, que subió los derechos de importación en una media del 23 por ciento. En el mismo periodo, las exportaciones japonesas a China disminuyeron en un cincuenta por ciento. Muchos intelectuales y políticos japoneses mostraban ante China una actitud complicada en la que la admiración por los logros culturales del pasado iba acompañada de un desprecio condescendiente ante sus apuros actuales. Uno de los más famosos estudiosos y publicistas japoneses de China, Naito Konan, era un claro ejemplo de estos puntos de vista. El primer día de la guerra sinojaponesa de 1894, cuando era un joven de veintinueve años, Naito había escrito sobre la nueva «misión» de Japón, que consistía en «llevar la civilización y las costumbres japonesas a los cuatro puntos cardinales». Siendo China la mayor de todas las naciones asiáticas, era natural que «se convirtiese en el blanco principal de la misión de Japón». Para Naito Konan esta misión era especial porque Japón, siguiendo un proceso inevitable de difusión y cambio, había pasado a ser el poseedor y el cultivador de una madurez cultural que en otro tiempo había tenido China. Después de la dominación de la cultura china por jiangsu-Zhejiang, bajo los últimos Ming y los primeros Qjng se había registrado un periodo de florecimiento para Guangdong -las tres provincias, señaló Naito Konan, habían estado habitadas al principio por bárbaros extranjeros- hasta que en el decenio de 1920 «el centro cultural de Oriente [había] pasado a Japón». A veces el lenguaje que empleaba Naito Konan reflejaba un crudo desdén: «Ya no necesitamos preguntar cuándo se desmoronará China», escribió durante el Movimiento del 4 de Mayo en 1919. «Ya ha muerto, sólo colea su cadáver,» Pero más a menudo procuraba explicar los sueños de Japón para China utilizando metáforas largas del progreso y el cambio: 499

Suponed que, con la intención de crear un arrozal muy extenso, empezáis a cavar canales de riego. Un día tropezáis con una roca grande que hay que romper con el martillo o incluso volar con dinamita. ¿Qyé diríais si alguien hiciera caso omiso de vuestro objetivo final y os criticara por destruir la tierra?"

Lo que esto significaba para China en términos económicos concordaba bien con lo que la Compañía de Ferrocarriles de Manchuria Meridional, otros industriales japoneses y el ejército japonés ya estaban pensando o realizando: «China debe en primer lugar reorganizarse de manera que se convierta en un país productor de materias primas necesarias para la indusrria-." De la conjunción de opiniones semejantes salió la idea de una Esfera de Coprosperidad de la Gran Asia Oriental, en la cual China y Japón, bajo el liderazgo vigoroso y marcial de los japoneses, reclamarían el lugar que legítimamente les correspondía en el mundo, aunque hubiese que recurrir a la guerra para persuadir a China de que esta opción era correcta. Los militares japoneses que habían albergado la esperanza de que el asesinato de Zhang Zuolin en 1928 provocara una guerra a mayor escala en el norte de China se llevaron una decepción. El Gobierno de Tokio adoptó una actitud vigilante y no ordenó la movilización general. En vez de ello, el hijo de Zhang Zuolin, Zhang Xueliang, sucedió a su padre en el mando de sus tropas. Nacido en 1898, Zhang Xueliang había sido un oficial mediocre en los ejércitos manchurianos de su padre, un adicto al opio, y un criticón al que despreciaban muchos de los principales comandantes de su padre. Cabe suponer que al principio no parecería una gran amenaza para los japoneses, que le llamaban desdeñosamente el «Joven Mariscal». Pero dio muestras de una resolución sorprendente cuando en el verano y el otoño de 1928 unió nominalmente las tres provincias del nordeste que habían constituido los dominios de su padre -Heilongjiang, jilin (Kirin) y Liaoning- al resto de China bajo el régimen del Guomindang en Nankín. A modo de incentivo complementario, Nankín ofreció a Zhang Xueliang la posibilidad de incorporar la provincia de Rehe (lehol) a un Consejo Político del Nordeste a cuyo frente estaría él. Pese a que los japoneses advirtieron que se oponían a la reunificación de Manchuria con el resto de China, Zhang Xueliang persistió y juró lealtad al Gobierno de Nankín en diciembre de 1928. A partir de entonces Zhang Xueliang manifestó una independencia alarmante. Los japoneses habían esperado influir en él o incluso domi-

500

narlo por medio de dos confidentes íntimos de su padre que habían sido importantes líderes militares y civiles en el nordeste. Zhang XueIiang se enteró de este plan, invitó a los dos hombres a cenar en enero de 1929 e hizo que los matasen a tiros durante la cena; se excusó ante sus invitados diciéndoles que tenían que ponerle su inyección diaria de morfina y los asesinatos se cometieron durante su ausencia. A finales de aquella primavera, en 10 que fue un eco del asalto a la embajada soviética en Pekín ordenada por su padre en 1927, Zhang Xueliang ordenó asaltar el consulado de la Unión Soviética en Harbin e intentó apoderarse de todo el Ferrocarril de China Oriental, que controlaban los soviéticos, al tiempo que expulsaba a todos los ciudadanos soviéticos de sus puestos en la compañía. Tuvo que dar marcha atrás cuando Stalin ordenó una fuerte respuesta militar. Pero en el otoño de 1930, cuando una coalición de militares y civiles en el norte intentó expulsar a Chiang Kai-shek del poder -los enemigos de Chiang Kai-shek eran el temible trío que formaban Feng Yuxiang, Yan Xishan y Wang Jingwei-, Zhang Xueliang ordenó a sus propias tropas que se dirigiesen al sur cruzando el paso de Shanhaiguan y ocuparan el norte de la provincia de Hebei. Esta maniobra le permitió dominar los tramos septentrionales de los ferrocarriles de Pekín-Wuhan y Tianjin-Pukou y embolsarse los ricos ingresos aduaneros de Tianjin. Obsesionado por romper la coalición hostil, Chiang Kai-shek aceptó la base ampliada de Zhang Xueliang y confirmó el mando de éste sobre el Ejército de Defensa de la Frontera del Nordeste, cuyos efectivos se cifraban ahora en unos cuatrocientos mil soldados. Los dos hombres siguieron presionando a los japoneses y se negaron a negociar nuevos acuerdos ferroviarios, trabajaron activamente por la recuperación de los derechos que poseían los japoneses, exigieron que se pusiera fin a la extraterritorialidad y reanudaron la construcción de un puerto nuevo en el sur de Manchuria con el fin de socavar la prosperidad de Lüshun, que estaba bajo el control de los japoneses. El Guomindang también declaró un boicot económico exhaustivo contra las importaciones japonesas a raíz de graves brotes antichinos en Corea. Ante la intensificación de la violencia interna contra políticos e industriales, así como del declive de la economía, miembros del Ministerio de la Guerra y del Ministerio de Asuntos Exteriores de Tokio empezaron a tomar medidas para frenar la actuación de su ejército en Manchuria. A principios de septiembre de 1931 el Gobierno japonés envió un general de categoría superior a Lüshun con órdenes de que el oficial japonés con mando en Manchuria usara «prudencia y paciencia» cuando tratase los problemas de allí. Una vez transmitidas oficial501

mente estas órdenes, al ejército de Manchuria le hubiera resultado imposible actuar a su antojo. Avisados del propósito de la visita del general por un telegrama secreto que envió un oficial subalterno del estado mayor en Tokio, militares japoneses destinados en Mukden decidieron actuar antes de recibir las órdenes restrictivas. La noche del 18 de septiembre de 1931 hicieron estallar explosivos en un tramo de la línea ferroviaria en las afueras de Mukden, que escogieron porque estaba cerca del mayor cuartel de las tropas chinas en la región. En medio del ruido y la confusión, se produjeron escaramuzas entre los japoneses y los chinos. El oficial de más alta graduación del estado mayor japonés en la región de Mukden ordenó lanzar un ataque a gran escala contra el cuartel chino, así como tomar la propia ciudad amurallada de Mukden. El cónsul japonés intentó protestar, pero calló cuando uno de los oficiales desenvainó su espada. Mientras la mayoría del gabinete de Tokio instaba a actuar con moderación y los chinos y los estadounidenses solicitaban a la Sociedad de Naciones que pidiera el cese de las hostilidades, en Tokio el jefe del estado mayor envió mensajes ambiguos a sus fuerzas destacadas en Manchuria. El comandante de las fuerzas japonesas en Corea ordenó por su cuenta que sus tropas cruzaran la frontera con el sur de Manchuria y el ejército de Mukden siguió las directrices vigentes para la defensa propia y la represión del bandolerismo con el fin de ampliar el alcance de sus actos. Chiang Kai-shek, que hacía frente a una crisis entre sus partidarios por haber ordenado poco antes la detención de Hu Hanmin, no podía permitirse otro conflicto grave y ordenó a Zhang Xueliang que no arriesgara sus tropas entablando batallas campales y que las retirase al sur de la Gran Muralla. Al terminar el año, Manchuria se hallaba bajo el dominio total de los japoneses. Los interrogantes sobre quién podría gobernar este potencial «país» nuevo se resolvieron rápidamente. Desde 1925 el ex emperador Puyi vivía en la concesión japonesa de Tianjin. En julio de 1931 su hermano visitó Japón y se entrevistó con varios políticos; sólo doce días después del incidente de Mukden, representantes del Estado Mayor General del ejército destacado en Manchuria llegaron a Tianjin para conferenciar con Puyi. Las conversaciones sobre el futuro de Manchuria continuaron en octubre y los japoneses aseguraron a Puyi, que contaba veinticinco años de edad, que se habían limitado a actuar contra Zhang Xueliang y sus tropas, y que deseaban ayudar a los habitantes de Manchuria a crear un estado independiente, aunque no precisaron si sería una monarquía o una república. En noviembre, Puyi, al parecer convencido por estos argumentos y tal vez impulsado por sueños sobre la restauración de la

502

herencia manchú de su familia, permitió que le sacaran a escondidas de Tianjin en una lancha motora japonesa que le llevó hasta cerca de Tanggu, donde embarcó en un carguero también japonés que le llevaría a Lüshun. En marzo de 1932, después de que prolongadas negociaciones con representantes del ejército japonés no lograran que éstos accedieran a que fuese el «emperador» de un reavivado «Gran Estado Qjng», Puyi aceptó el título de «jefe ejecutivo» del estado de Manchukuo, nombre que significaba «país de los manchúes». Un grupo de ex próceres manchúes y funcionarios conservadores chinos de la corte de los Qjng llegó para unirse a él cuando instauró su nuevo régimen. Aunque tardó en actuar, la Sociedad de Naciones no dejó que estos acontecimientos quedasen sin respuesta y en noviembre de 1931 ordenó que una comisión encabezada por el estadista británico Lord Lytton examinara la situación. Estados Unidos, si bien no deseaba arriesgarse en una intervención armada, trató de influir en otras potencias extranjeras para que adoptasen una actitud de firmeza. El secretario de Estado del presidente Herbert Hoover, Henry Stimson, anunció en enero de 1932 que los estadounidenses «no pensaban reconocer situación, tratado o acuerdo alguno» en Manchukuo que fuese contrario a las le503

yes fundamentales del comportamiento internacional pacífico. Pero los británicos no quisieron sancionar oficialmente esta iniciativa a favor de una doctrina de «no reconocimiento», como se dio en llamarla, porque, según alegaron, «debido al actual estado de agitación y confusión de China» era imposible predecir lo que podía suceder," China podía estar sumida en «la agitación y la confusión», pero el incidente de Mukden despertó niveles más hondos de sentimientos antiiaponeses y antiextranjeros entre los chinos. Los boicots en Shanghai llegaron a revestir tanta gravedad que el 28 de enero de 1932 el Consejo Municipal declaró el estado de emergencia y desplegó tropas para que defendieran las diversas concesiones extranjeras que componían la concesión internacional, ya que no quería que le pillaran desprevenido como había ocurrido en abril de 1927. Aquella misma noche infantes de marina japoneses que habían desembarcado para asegurar su perímetro intercambiaron disparos con el Ejército de la 19: Ruta de! Guomindang en e! distrito de Chapei, habitado por chinos pobres. Tras calificar este choque de «insulto» al imperio japonés, el oficial que mandaba las fuerzas navales japonesas ordenó bombardear Chapei el 29 de enero. Después de los bombardeos -que indignaron a la opinión mundial debido al elevado número de civiles inocentes que resultaron muertoslos japoneses lanzaron un ataque a gran escala contra los chinos que defendían Shanghai. Los japoneses desplegaron tres divisiones completas, pero los chinos se defendieron con valor y tenacidad notables. Su bravura bajo el fuego y la defensa decidida de Heilongjiang por otro ejército chino en el lejano norte hicieron que los extranjeros volviesen a respetar la capacidad combativa de China. Y como la agresión japonesa tenía lugar en un contexto de creciente desorden en el propio Japón -el ministro de Hacienda japonés fue muerto a tiros durante las elecciones de febrero, el presidente de la compañía Mitsui fue asesinado en el centro de Tokio aquel mismo mes y otro primer ministro fue abatido a tiros en su residencia oficial en mayo-, las pretensiones japonesas de traer el orden a una China que se estaba desintegrando resultaron especiosas. Los japoneses concertaron un armisticio en Shanghai en mayo de 1932 y obligaron a los chinos a aceptar el trazado de una zona neutral alrededor de la ciudad. Chiang Kai-shek trasladó el Ejército de la 19.a Ruta, que había luchado valerosamente en Shanghai, a Fujian porque no se fiaba de la lealtad del comandante del ejército. Al cabo de un tiempo, los japoneses volvieron a adoptar una actitud agresiva: en agosto el Gobierno de Tokio anunció su «reconocimiento» diplomático 504

t . Una dama anciana y su acompaña nte, Ciudad Prohibida, Pekín, 19 18 (foroguf1J tk Sidf\C')' O. Gam ble). Una mujer de edad co n 1050 pies vend ados contempla la l;d t bu.ciÓn del

Di,) del Armisticio, 13 de no viembre de 1918.

2. Trabajadores chinos estiban cargas de artillería durante la primera guerra mundial en Francia.

3. Bebés en la inclusa, Pekín, 1919 (forografla de Sidney D. Camble). Gamble (1890-1968), sociólogo, activista de la YMCA y fotógrafo, infonnó de que 130 bebés habían sido abandonados en la inclusa en los años 1917 y 1918. De d ios, 111 eran niñas.

4. Chinos esperanzados se reúnen en Pekín para celebrar el armisticio que puso fin a la primera guerra mundial y exigir el reconocimiento de lo, derechos territoriales de China, noviembre de 1918 (fotografías de Sidney D. Gamble).

5. Li Dazhao.

7. Caí Yuanpeí.

6. Chen Duxiu.

8. Hu Shi.

9. Mao Zedong, hacia 1919.

10. Zhou Enlai (centro) con otros estudiantes en Francia, febrero de 1921.

1L Cartel que presenta la suerte del patriotismo chino a manos de los señores de la guerra y los imperialistas extranjeros a raíz del Incidente del 30 de Mayo (1925).

12. Estudiantes de Shanghai protestan por la muerte a tiros de manifestantes el 30 de mayo de 1925 en la Concesión Internacional.

13. Wu Peinfu, cuyo baluarte -Wuhan- cayó en poder de las fuerzas del Guomindang durante la Expedición al Norte.

14. Feng Yaxiang, el pod eroso serior de la guerra del norte que se unió al Guomindang, 1928.

15. Cantón, 11-13 de diciembre de 1927. Cadáveres de obreros y comunistas, ejecutados tras la fracasada insurrección de Cantón, yacen en las calles.

16. Chiang Kai-shek en Whampoa, 1924.

17. Líderes de la Banda Verde, que controlaba el tráfico de narcóticos y otras empresas criminal es en Shanghai a finales del decenio de 1920. Miembros de la banda cooperaban con Chiang Kai-shek en la supresión de izquierdistas en la ciudad.

18_ Li Lisan exhort a a una concentración de masas en Hankou, 1927.

19. Puyi, el último emperador manchú de China, fue nombrado emperador de Manchukuo por los japoneses en 1934. Puyi (izquierda) aparece aquí con el embajador japonés en Manchukuo, el verdadero poder en la región.

20. Fuerzas japonesas entran en Hangzhou, decenio de 1930.

21. Residentes chinos de Shanghai huyen a la Concesión Internacional y la Conc esión Francesa, temerosos de un ataque japonés, 1935.

22. La Matanza de Nankin, diciembre de 1937. Estos prisioneros chinos están a punto de ser enterrados vivos.

23. La dura marcha de las fuerzas comunistas supervivientes a través de las montañas de las Grandes Nieves hacia el norte de Sichuan, mayo-junio de 1935.

24. Líderes comunistas en Yan'an, 1937: de izquierda a derecha, Zhou Bnlai, Mao Zedong y Bo Gu.

del Manchukuo de Iuyi y expresó su «ferviente esperanza de que no esté lejos el día en que Japón, Manchukuo y China, como tres potencias independientes estrechamente unidas por un lazo de afinidades culturales y raciales, actuarán en buena armonía en el mantenimiento y el fomento de la paz y la prosperidad en el Lejano Oriente»." En enero de 1933, después de que Japón se enterase de que el informe de la comisión Lytton, aunque su tono era conciliador, no iba a consentir el abandono de la soberanía china en Manchuria, las tropas japonesas recibieron la orden de penetrar en Rehe (jehol) con el pretexto de que «los asuntos de la provincia de Rehe son indiscutiblemente un problema interno de Manchukuo»." En abril los japoneses ya habían conquistado toda la provincia y consolidado su dominio ocupando el paso estratégico situado en el extremo costero de la Gran Muralla en Shanhaiguan. Durante febrero de 1933, mientras continuaban los combates encarnizados en Rehe, el pleno de la Sociedad de Naciones celebró finalmente su debate sobre el informe Lytton. El jefe de la delegación japonesa arguyó con vehemencia que la Sociedad de Naciones debía comprender el deseo japonés «de ayudar a China dentro de nuestras posibilidades. Ésta es la obligación que debemos asumír-." Añadió una advertencia en el sentido de que la no comprensión de la lógica de la posición japonesa podía conducir a una fatídica alianza de una «China Roja» con la Unión Soviética. Sin dejarse convencer, todos los países de la Sociedad de Naciones menos uno -Siam se abstuvo- sancionaron el informe Lytton y rechazaron así el concepto de Manchukuo como estado independiente. Cuando se dio a conocer el resultado de la votación los japoneses abandonaron la Sociedad de Naciones y nunca más volvieron. Las últimas etapas del drama de la instauración de una base japonesa en el nordeste de China tuvieron lugar en mayo de 1933. Como era de prever, cuando comprobó que no podía consolidar sus fuerzas a lo largo del lado norte de la Gran Muralla a menos que limpiara el lado sur de tropas chinas, el ejército japonés en Manchuria entró aquel mes en la provincia de Hebei. Luego atacó a las tropas chinas que había allí valiéndose para ello de una mezcla de fuerza, astucia y guerra psicológica. En una serie de combates clásicos obligó a los ejércitos chinos a retroceder hasta el río Bai. Además, utilizando un organismo especial cuya base estaba en Tianjin, los japoneses sobornaron a generales y antiguos señores de la guerra locales para que desertasen o formaran organizaciones de Gobierno rivales. Fomentaron la resistencia por parte de jefes de sociedades secretas y fuerzas paramilitares locales. Tras instalar una emisora de radio que empleaba frecuencias militares chinas, 519

LA BASEDEJAPÓN EN I!LNORDllSTE.l'32-1~U

dieron órdenes falsas a los comandantes de campaña chinos y provocaron la confusión en el plan de batalla del enemigo. Asimismo, sus aviones de guerra sobrevolaban Pekín a baja altura y sembraban el terror y una sensación de impotencia entre los habitantes. Vencidos, desmoralizados y divididos, los ejércitos chinos pidieron la paz a finales de mayo de 1933. En la ciudad costera de Tanggu, bajo los cañones de una escuadra de acorazados y destructores japoneses, los negociadores chinos firmaron una tregua humillante. La Tregua de Tanggu estipulaba que el nordeste de la provincia de Hebei, a partir de una línea situada justo al nordeste del río Bai, se declararía zona desmilitarizada, por la que solamente patrullarían efectivos de la policía china que no debían «constituir unidades armadas hostiles a los sentimientos japoneses». A cambio de ello, con la excepción de las tropas que velarían por la seguridad de los accesos a Pekín, tal como se estipulara mucho tiempo antes en el Protocolo de los Bóxers, las demás fuerzas japonesas se replegarían hasta la Gran Muralla y sus aviones de reconocimiento seguirían teniendo derecho a sobrevolar la región para asegurarse de que no hubiera movimientos de tropas chinas que violasen la tregua. 520

A las pocas semanas de firmarse la Tregua de Tanggu, Puyi y sus asesores, el ejército y los ministros de Tokio volvieron a hablar de la forma de Gobierno para Manchukuo. El comandante del ejército japonés en Manchuria dijo a Puyi que había acuerdo general sobre la restauración de la dignidad imperial. La reacción de Puyi fue pedir que le enviasen desde Pekín las vestiduras con el dragón imperial del último emperador adulto de la dinastía Qjng, Guangxu. En una serie de ceremonias especiales celebradas en marzo de 1934, Puyi se puso las vestiduras con el dragón que había tomado en préstamo para anunciar su subida al Altar del Cielo en las afueras del este de Changchun, su nueva capital. Luego se cambió de ropa y se puso un uniforme militar para la entronización. Como título de su nuevo reinado eligió el término Kangde, que significaba «periodo de paz virtuosa». La primera sílaba tenía por finalidad evocar el poder y el prestigio del emperador Kangxi, que había unificado el Estado Qjng doscientos cincuenta años antes y consolidado las fronteras de Manchuria contra los rusos. Pocos de los cortesanos manchúes y chinos que se agrupaban con los militares japoneses alrededor del ineficaz Puyi podían creer realmente que los grandes tiempos de los primeros Qing estaban a punto de repetirse.

521

16 La supervivencia comunista

Los pobres de China

I!l ~

Debido a los múltiples cambios y distracciones que tuvo que afrontar, al Guomindang le resultaba imposible ocuparse de todo lo que preocupaba al pueblo chino. Las estadísticas que el Gobierno de Nankín recopiló en 1936 indicaban que la población sobrepasaba ligeramente los 479 millones, distribuidos entre unos ochenta y seis millones de familias. Podemos hacernos una idea de cómo era la vida cotidiana en aquella época ya que debido al rápido crecimiento de las ciencias sociales en China, la proliferación de institutos de investigación, la elaboración de informes y la compilación de estadísticas, se disponía de más datos que nunca sobre la población general de China, tanto la urbana como la rural. Puede decirse con cierta seguridad que las condiciones en el país eran satisfactorias para Jos millones de personas que se beneficiaban del continuo crecimiento de la industria en las grandes ciudades -a pesar de la pérdida de Manchuria cuando cayó en poder de los japoneses- o del aumento del nivel de producción de alimentos gracias a nuevas técnicas agrícolas y nuevas variedades de semillas, así como de la expansión incesante del transporte por carretera y ferrocarril, y de las redes de distribución. Al mismo tiempo, millones de chinos -tal vez decenas de millones- vivían en medio de una pobreza terrible y humillante y estaban demasiado preocupados por la lucha cotidiana por sobrevivir como para mirar mucho más allá del momento presente o reflexionar sobre el panorama nacional. Los trabajadores con empleos «de elite» en industrias tales como la construcción naval, talleres de maquinaria de los ferrocarriles, centrales eléctricas, fábricas de tejidos de seda, de termos y de cobre en planchas podían cobrar hasta cien yuanes al mes, incluso más. Pero los salarios mensuales en la mayoría de las otras industrias eran mucho más bajos y descendían hasta veinte yuanes o menos en las plantas de fabricación de cal, tintes, luces de neón, cemento, ácido, almidón, alcohol,

522

desperdicios de algodón, pilas y fósforos. Los salarios de las mujeres y de la mano de obra infantil, tanto masculina como femenina, eran más bajos todavía y descendían hasta los 30 centavos al día (para la mano de obra infantil en las hilaturas de algodón) y 24 centavos (para las trabajadoras de la industria fosforera). A esta clase de obreros, aun trabajando seis días a la semana si había trabajo, les resultaría dificil ganar más de siete u ocho yuanes al mes (entre dos y tres dólares)." A pesar de la intensa agitación obrera del decenio de 1920, los horarios de los trabajadores chinos seguían siendo largos y su promedio era de 9,5 horas diarias en Shanghai (la cifra más baja registrada entre todas las ciudades), 10 horas diarias en Pekín y Wuhan y 11, 12 e incluso 13 horas diarias en algunos centros industriales de las provincias. Y muchas otras condiciones de trabajo hacían que unas vidas que ya eran tristes lo fuesen todavía más: frecuentemente los trabajadores tenían que vivir en dormitorios de la compañía, conformarse con que les pagaran con vales que sólo podían canjearse por alimentos y otros artículos de primera necesidad en el economato de la compañía, o -en el caso de las obreras- conceder favores sexuales para conservar su puesto de trabajo. Sin embargo, no siempre había trabajo. Como indica el cuadro de la página 525, incluso un estudio incompleto de los trabajadores chinos, con exclusión de muchas provincias y grandes ciudades, dio un total de más de cinco millones de parados en las zonas industriales en 1935. En el mismo año, a pesar de la dura política que el Gobierno seguía en estos casos, hubo un total de 275 conflictos laborales, de los cuales 135 desembocaron en huelgas a gran escala. Éstas estuvieron repartidas entre 53 lugares diferentes y abarcaron las causas y las industrias que se indican en el cuadro de la página 527 Según las cifras de que disponemos, en cada una de las huelgas participó un promedio de 2600 trabajadores y el promedio de duración fue de casi ocho días. La organización sindical era débil, lo cual es comprensible, dado que en 1934 Chiang Kai-shek -con la excusa de poner fin a la explotación de los trabajadores- había prohibido a los sindicatos de cinco provincias (Henan, Hubei, Anhui, jiangxi y Fujian) además de Shanghai, cobrar cuotas de afiliación y los sindicatos que sobrevivieron a esta medida con frecuencia eran controlados por extorsionistas. Durante el mismo año, 1506 trabajadores murieron en accidentes laborales y 4123 resultaron heridos. * Cuando, en 1935, el movimiento del 9 de Diciembre formuló sus exigencias de acción nacional unida contra Japón, el Indice de cambio del yuan chino al dólar estadounidense acababa de ser oficialmente «estabilizado- y era de 3,33 yuanes por un dólar. (N. del A.)

523

Producto"!

China propiamente dicha

Manchuria

1926

1931

1936

1926

1931

1936

Carbón Mineral de hierro Hierro en lingotes Acero Antimonio Cobre

35,8 0,8 3,1 1,2 2,8

24,8 2,2 6,6

35,9 4,9 13,8 13,8

7,8 0,3 17,5 3,3 83,2 5,8 5,2

82,8 3,6 3,9 2,8 2,2 0,1 8,8 0,3 21,6 4,0 88,1 51,8 8,8

19,0 2,1 2,9

Om Mercurio Estaño Tungsteno Hilo de algodón Tejidos de algodón Cemento Petróleo crudo Energía eléctrica Total Índice

48,6 3,1 2,5 0,6 2,0 0,1 4,8 0,1 14,8 2,7 98,7 34,4 7,0



t

t 16,4 183,2 100,0

t 26,8 246,2 134,4

t 62,1 340,9 186,1

t t t

t t t

t t

3,4

4,9

6,3

t t t

t t t

t t t

2,1 0,6 1,4 0,1 10,6 42,2 100,0

3,3 4,7 2,2 5,4 19,5 73,6 174,4

4,7 8,4 7,7 15,4 48,6 159,5 378,0

En millones de yuanes de 1933.

t Menos de 0,1 millones de yuanes_ Producción industrial de China propiamente dicha y Manchuria, 1926-1936.

Shanghai continuó siendo la ciudad con más obreros industriales y, de resultas de ello, la zona que los investigadores examinaban más concienzudamente. Un estudio de 390 familias que el comité de la vivienda hizo en 1936-1937 reveló cómo gastaban su dinero las familias de Shanghai, clasificadas de acuerdo con su promedio de ingresos y grado de habilidad laboraL Como porcentaje de los ingresos totales. Los gastos superfluos de los trabajadores especializados de Shanghai no eran inferiores a los de las familias obreras estadounidenses en el decenio de 1930. Este excedente, que era de unos diez yuanes al mes, se destinaba en su mayor parte al esparcimiento, ofrendas religiosas, transporte público, libros y publicaciones, necesidades médicas, vino y tabaco, y bodas y entierros. En el caso de los trabajadores semiespecializados, el «sobrante» después de atender a sus gastos mensuales básicos era de 3,55 yuanes, poco más de un dólar, lo cual dejaba poco margen para el esparcimiento después de satisfacer las necesidades básicas. Los gastos básicos en artículos de primera necesidad superaron el pro524

Lugar

Número"

Hebei Shandong Henan Jiangsu Zhejiang

49.750 48.996 58.010 411.991

278.813 5.545 460.300 233.391 114.756 534.960 1.578.482 1.960 161.476 610.701 500.935 5.050.066

Anhui Jiangxi Hubei Hunan Sichuan Guangdong Guangxi Nanlcin Shanghai Pekín Total ~

Cifras parciales solamente.

Desempleo en China, 1935}

medio de ingresos mensuales de los trabajadores no especializados en un 11,65 por ciento y para poner el resto había que recurrir a préstamos o a trabajos a tiempo parcial, si los había, por parte de otros miembros de la familia. De estas 390 familias de Shanghai, ninguna ocupaba más de una habitación. El estudio hada una descripción minuciosa de una casa de vecinos cuyo espacio total era de unos sesenta y siete metros cuadrados. A pesar de su soso lenguaje oficial, el informe ofrece una imagen gráfica de lo que para muchos pobres significaba vivir en la ciudad: Han cubierto el patio. Con un tabique han dividido en dos la habitación principal de la planta baja y han hecho un pasillo con un trastero a un lado. En la parte de delante, de unos nueve metros cuadrados, viven el arrendador y su familia, cinco personas en total. Acostumbra a pagar el alquiler de toda la casa al dueño, y realquila el resto. En la parte de atrás, de unos ocho metros cuadrados, viven tres personas. Han dividido la cocina y tres personas más viven en una habitación de unos tres por tres metros. Arriba, han dividido en dos la habitación grande de delante. La parte de delante es la mejor de la casa porque tiene luz y aire y va de un

525

Grado de especialización de los trabajadores

Alimentación Alquiler Ropa Excedente Total % % % %

Especializados (salario medio = 45,82 yuanes/mes) Semiespecializados (salario medio = 29,55 yuanes/mes) No especializados (salario medio = 21,24 yuanes/mes)

'0

53,49

13,50

9,87

23,14

100,00

64,53

15,85

8,10

11,52

100,00

83,26

18,42

9,97

111,65

Gastos domésticos, Shanghai, 1936-1937.)

lado a otro de la casa; la ocupan dos personas. La parte de atrás, más pequeña debido al pasillo, es el hogar de tres personas. La habitación que está sobre la cocina tiene sus ventajas porque queda aislada; también la ocupan dos personas. Esta casa tenía al principio dos pisos, pero han hecho dos buhardillas en la pendiente del tejado. El de la parte delantera tiene una altura de sólo un metro y medio aproximadamente en la parte de delante, unos dos metros y cuarenta centímetros en el ápice del tejado y cerca de dos metros y medio de fondo; alberga a dos personas. La habitación de atrás, de unos nueve metros cuadrados, está justo debajo de la pendiente del tejado; tiene sólo unos noventa centímetros de altura en la parte posterior y la ocupa una sola persona. Han cerrado lo que era el espacio para tender la colada y otras dos personas viven en él, en unos ocho metros cuadrados." El mismo informe añadía que éstas no eran en modo alguno las peores condiciones que se habían encontrado. Para examinarlas, podían visitarse las 5094 chozas de paja, bambú y cañas que había en la ciudad yen las que vivían 25.345 personas -en su mayoría obreros industrialesque pagaban entre 40 centavos y 3,00 yuanes al mes por «habitación». Como en las ciudades, también empezaban a hacerse estudios serios en el campo. Una nueva generación de sociólogos chinos bien preparados, como Fei Xiaotong, llevaron a cabo estudios sobre el terreno en las zonas rurales, a menudo con considerable riesgo personal: en su primer viaje de investigación -a la provincia de Guangxi- Fei Xiaotong cayó en una trampa para tigres y su esposa se ahogó cuando trataba de buscar ayuda. Pero Fei Xiaotong se salvó y realizó una serie de estudios que analizaban las situaciones diflciles de la China rural en cuanto a la desintegración de un armonioso equilibrio económico entre los pobres y el Estado. Pei Xiaotong creía que tal equilibrio había existido

526

Ramo

Causas Salarios

Agricu1tu(a Minería Industria Carpintería Muebles Metales Máquinas

Vehículos Ladrillo>, vidrio Viviendas, carreteras Gas, agua, electricidad Productos químicos

Textiles Ropa de vestir Cuero, caucho Alimentos, bebidas Papel, imprenta Relojes

Otros Transporte Comercio, finanzas Generales Bienes raíces

3

Jornadas Despidos

3 (2)

4 (2)

2 (1) 2 (1)

3

1 2 (1) 2 (1) 3

1 (1) 2 (2)

5(3) 40 (24) 7 (6) 3 8 (3) 2 (2) 1 (1) S (1) 19 (6)

1 (1)

1 (1) 5(4)

5(2)

Trato

Otro,

Total

(3)

1 (1) 3

1 (1) 13 (7)

2 1

14 (10)

1 2 (1) 2 (1)

2 3 13 (8) 1

1 4

1 (3)

7 (2) 1 (1)

2 (2) 9 (4)

1 1 S (1)

5

4 (2)

2 (1) 33 (21) 4 (2) 1

Banca Empleados de hotel Funcionarios Profesionales

Total

S (1) 1 (1) 2 (1) 117 (55)

2 (1)

12 (9)

SO(23)

1 (1)

4 (1) 2 (1)

15 (10)

80 (38)

S (1) l (1) 2 3 (1) 5(4) 2 (1) 3 3 16 (S)

74 (47) 8 (6) 4 20 (8) 3 (3) 2 (1) lO (4) 66 (32) 14 (6) 1 1 11 (3) 4 (3) 2 (1) 275 (135)

Conflictos laborales (huelgas), 1935. 5

antes de que el imperialismo extranjero y el crecimiento de un mercado mundial ejercieran nuevos tipos de presión económica sobre las zonas rurales y destruyeran industrias suplementarias como, por ejemplo, la artesanía que permitían a las familias campesinas mantenerse por encima del nivel de la pobreza. (Hemos visto, con todo, que en tiempos de los primeros emperadores Qing, Shunzhi y Kangxi, ya era evidente que existían tensiones sociales entre diferentes clases de campesinos y entre éstos y los terratenientes.) El estudioso británico R.H. Tawney exa-

527

minó la agricultura china a comienzos del decenio de 1930 y sacó la conclusión de que la acosaban dos crisis entrelazadas: una ecológica que se caracterizaba por el agotamiento y la erosión del suelo, la deforestación, las inundaciones y las presiones que la inmensa población ejercía sobre los escasos recursos disponibles; y otra socioeconómica cuyas causas eran los sistemas explotadores de tenencia de la tierra, los abusos de los prestamistas, las comunicaciones deficientes y una tecnología agrícola primitiva. Otro observador influyente fue el misionero estadounidense John Lossing Buck, que había aprendido por su cuenta gran parte de lo que sabía de economía agrícola. (Hasta que se divorciaron en 1933, Buck estuvo casado con la novelista Pearl S. Bucle) Tras ser nombrado profesor de la Universidad de Nankín, Buck realizó una extensa serie de estudios basados en datos que recogían sus alumnos cuando volvían a casa para pasar las vacaciones. Más adelante formó un numeroso grupo de ayudantes profesionales y en 1937 publicó los frutos de estas investigaciones sobre la «utilización de la tierra en China». En un volumen de texto y dos de cuadros y estadísticas, Buck presentó gran abundancia de datos sobre 168 lugares de 22 provincias y casi diecisiete mil granjas. Las cifras de Buck proporcionaban un laberinto de detalles no sólo sobre la tierra, los cultivos y el ganado, sino también sobre los aperos de labranza, el mobiliario de las granjas, incluso la ropa que llevaban los familiares de los agricultores. Si bien encontró muchas familias prósperas, otras vivían al borde de la indigencia, con poca tierra y pocos alimentos o aperos, y sin más ropa propia que la que llevaban puesta. La obra de Buck se convirtió en una auténtica mina para otros investigadores, aunque algunas de sus conclusiones eran dificiles de interpretar y provocaron muchas polémicas. La pasión por el conocimiento empírico adquirió grandes proporciones y empequeñeció la labor pionera que llevó a cabo el PCCh. Un estudioso chino del Instituto de Investigación Económica de Nankai en Tianjin -que había empezado gracias a las subvenciones de la Fundación Rockefellery había producido algunos de los mejores estudios de la economía china del decenio de 1930- señaló en 1935 que en los últimos quince años habían aparecido no menos de 102 monografias y 251 publicaciones sobre los problemas agrarios de China. El 87 por ciento de dichas publicaciones se había fundado después de 1933. De forma acumulativa, estos estudios mostraban la asombrosa diversificación de la China rural y 10 difícil que era sacar conclusiones u ofrecer soluciones aplicables a todas las zonas. En ciertas regiones, poderosas organizaciones de linaje dominaban comunidades enteras y creaban

528

pautas complejas de apoyo mutuo; en otras, la sociedad rural estaba fragmentada entre arrendatarios pobres a los que explotaban fácilmente los terratenientes absentistas. Éstos contaban con el respaldo de los poderes policiales del Guomindang y, después de 1934, del aparato de control de la haojia, sistema de seguridad mutua, que fue reinstaurado por Chiang Kai-shek. Y en otras zonas, especialmente en el norte, el «campesino» más próspero era el agricultor-gerente, que poseía una granja de entre 12 y 16 hectáreas y la trabajaba en parte él mismo y en parte con la ayuda de peones contratados. Muchos de estos estudios describían condiciones e incluso tensiones sociales que llamaban la atención por su parecido con las que existían durante el periodo Ming, lo cual induce a pensar que Los nuevos niveles de crecimiento económico de China aún no habían alcanzado a millones de personas. Los datos recopilados sobre las zonas rurales mostraban señales sorprendentes de terrible pobreza entre muchos agricultores en casi todas las zonas del país. Millones de hombres vivían en el nivel de subsistencia y trabajaban como carreteros y transportistas durante la temporada baja, o como peones agrícolas en las pocas semanas de gran actividad dedicadas a la siembra y la recolección. Durante estas semanas se unían a docenas de otros agricultores a las 4 de la madrugada o antes y formaban grupos ansiosos que esperaban con sus aperos alguna oportunidad de trabajar aquel día. Pocos de estos hombres podían permitirse el lujo de casarse y la mayoría moría anónimamente tras una vida breve y desdichada. Algunos de ellos «escapaban» a las fábricas o se convertían en caballos humanos que tiraban de ricksbaws de dos ruedas por las populosas calles de las ciudades. Estos hombres de las richsbasos eran explotados constantemente por extorsionadores y todos los días, al terminar la agotadora jornada, regresaban a lúgubres casas de pisos, donde dormían en fila, apretujados, en los espacios que otros acababan de desocupar para volver a las calles. La vida de uno de estos hombres la describe de forma impresionante Lao She en su gran novela Ricksbaw, publicada en 1937. Decenas de millones más (los «campesinos pobres» de los análisis de Mao Zedong y otros comunistas) poseían granjas que eran demasiado pequeñas para ser del todo viables económicamente. Estos campesinos forzosamente «sobreempleaban» el trabajo familiar en sus granjas, a la vez que, para obtener ingresos extras, alquilaban a otros su propio trabajo en los momentos de mayor actividad del año agrícola, precisamente cuando más necesarios eran en su propia tierra. Aun así, muchos tenían que vender a sus hijos o verlos morir lentamente de inanición. Dado el excedente de mano de obra empobrecida que tenían 529

a su disposición, pocos agricultores ricos estaban dispuestos a afrontar los gastos que suponía la mecanización de las faenas agrícolas, ni siquiera cuando disponían de la maquinaria y el combustible necesarios para ello. Y tampoco invertían mucho en animales de tiro, dado que el jornal de un trabajador contratado y el coste del forraje de un día para un solo asno eran iguales. Al hombre podían despedirle cuando no hada falta, pero al asno tenían que alimentarlo y cobijado durante todo el año, incluso cuando no lo utilizaban. También las mujeres pobres huían a veces de las granjas para trabajar en las industrias de las grandes ciudades. Aunque también ellas experimentaban terribles condiciones de trabajo, así como los efectos de la discriminación regional y sexual, puede que su vida en la ciudad fuese mejor de 10 que hubiera sido en el campo, donde estaban atadas a un mundo de matrimonios concertados, duras faenas agrícolas y crianza de los hijos, además del trabajo artesanal o el cultivo de capullos de seda que llenaba todos sus momentos libres. Porque aunque en las ciudades estuvieran mal pagadas y sometidas a ritmos de trabajo explotadores, demostraban una asombrosa capacidad de unirse para apoyarse mutuamente, compartir recursos con el fin de que su vida resultara un poco más llevadera y reforzarse unas a otras para mantener los peores aspectos del mundo masculino a raya. Para los pobres, una dieta monótona era una parte inalterable de la existencia. Lo importante de los alimentos era obtenerlos, no su variedad. Un peón agrícola de un poblado de Hebei, al nordeste de Tianjiu, recordó su dieta del modo siguiente: En primavera, gachas para desayunar, mijo hervido «seco» para almorzar y gachas con verdura para cenar; en verano, mijo hervido «aguado» para desayunar, mijo hervido «seco» y sopa de fideos de soja para almorzar y mijo hervido «seco» para cenar,"

Para un agricultor de Shandong, los boniatos y no el mijo eran lo que salpicaba con regularidad el mundo social en el que habitaba: Entre los pobres, se comen boniatos en todas las comidas de todos los días durante todo el año. Desde la temporada de la recolección hasta la primavera del año siguiente, comen boniatos frescos; cuando éstos no se encuentran, comen las rajadas secas que han guardado. Las hierven o las trituran hasta convertirlas en harina que mezclan con otras clases de harina para hacer pan o fideos. Complementos de los boniatos son, primero, una especie de gachas que se hacen con harina de cebada y cacahue-

530

tes en polvo; segundo, una especie de revoltillo hecho con nabos troceados y jugo de soja; y, tercero, una o dos clases de escabeches. De vez en cuando se sirve algún tipo de pan,"

Una consecuencia inesperada del avance del poderío japonés en el norte de China fue que investigadores japoneses elaboraron estudios muy depurados cuyos datos -que al principio se recogieron con fines político-militares- siguen teniendo un valor inmenso hoy día. Los primeros grupos de investigadores, integrados por personal del servicio de inteligencia militar, la división de investigación del Ferrocarril del Sur de Manchuria y estudiantes japoneses que trabajaban en China, se formaron en 1935 y empezaron a trabajar en 25 poblados del norte de China durante el año siguiente. A comienzos de 1937 otro grupo de investigadores japoneses (esta vez sin participación del servicio de inteligencia militar) seleccionó cuatro poblados para estudiarlos más a fondo, uno de los cuales era Michang, en Hebei. Las cifras que recogen estos estudios raramente pueden cotejarse durante un periodo muy largo en una misma localidad. Es, por tanto, diflcil saber si la situación económica de los agricultores pobres y los peones contratados era peor que un decenio antes, más o menos igual o tal vez un poco mejor. Igualmente difícil es comparar su situación con la de los agricultores de mediados del periodo Qjng o los de finales del periodo Ming. Los analistas que sostienen que los campesinos chinos eran cada vez más pobres y, por ende, que alguna clase de crisis revolucionaria era previsible, tienden a apoyarse en uno de dos tipos principales de explicación. Uno sostiene que las actitudes insensibles de los terratenientes se sumaron a las presiones que el imperialismo extranjero ejercía sobre China y el resultado fue el empeoramiento de la explotación de los campesinos. Estos dos factores obligaban a los campesinos que tenían su propia tierra a convertirse en arrendatarios o a contratarse como peones, y suman por los efectos de las fluctuaciones del mercado mundial. La segunda explicación dice que el crecimiento demográfico, la tecnología primitiva y el agotamiento del suelo -y no los males de la estructura de clases- eran los causantes del continuo aumento de la pobreza en el campo. Ninguno de los dos ofrece pruebas del todo convincentes, 10 cual ha dado pie a la aparición de una tercera corriente de opinión que afirma que con la comercialización de la agricultura y los cambios en las pautas de distribución y transporte producidos por el uso de camiones, trenes y vapores, la situación de muchos agricultores en 1920 era mejor que en 1900. Lo que sí parece claro es que a comienzos del decenio de 1930 los 531

Agricultor Campesino Campesino Campesino gerente medio neo pobre Tamaño de la granja en mou (116 de un acre) Trabajadores agrícolas varones y adultos en la familia Tierra de otros tornada en arriendo (en mou) Ingresos agrícolas brutos en yuanes Ingresos agrícolas netos (los brutos menos el coste de fertilizantes, alquiler, salarios, impuestos, etcétera) Compras de fertilizante (en yuanes) Fertilizante como porcentaje de los ingresos brutos Alquiler de la tierra pagado a otros (en yuanes) Alquiler pagado como porcentaje de los ingresos brutos Salarios en efectivo y costes de manutención pagados a otros Salarios y rnanutención pagados a otros como porcentaje de los ingresos brutos Pago de impuestos (en yuanes) Impuesto como porcentaje de los ingresos brutos

133

60

34

13

2

3

2

2

O

8

7

7

2192

1.117

514

234

1.200

514

247

56

152

161

114

53

6,9

14,4

22,2

22,6

O

14

35

38

0,0

550

25,1

113 5,2

1,3

259

6,8

16,2

80

66

23,2 41

15,6 22

28,2 6

3,7

4,3

2,6

Muestras de ingresos y gastosde los agricultores en el poblado de Michang, provincia de Hebei, 1937.~

campesinos chinos ya suman una nueva oleada de crisis que hundió a muchos de ellos por debajo del nivel de subsistencia. Las inundaciones devastadoras del río Yangzi en 1931 dejaron a su paso, según se calcula, catorce millones de refugiados y cubrieron una extensión equivalente a la del estado de Nueva York. La toma de Manchuria por los japoneses 532

rompió las pautas habituales de centenares de miles de trabajadores emigrantes y el ataque japonés a Shanghai causó nuevas dislocaciones en esa zona densamente poblada. Los cambios que se produjeron en la economía mundial a causa de la depresión redujeron drásticamente las exportaciones chinas de productos agrícolas de salida fácil y arruinaron a los artesanos locales. Las campañas militares y los intentos de reconstrucción institucional e industrial del Guomindang condujeron a una subida de los impuestos. A falta de datos fidedignos, lo único que se puede hacer es reconocer que los sufrimientos no tenían fin y que cuando se extinguían familias empobrecidas surgían otras que ocupaban su tierra y luchaban por la supervivencia. Tampoco puede decirse con precisión si estas familias campesinas pobres -más que sus equivalentes urbanos- conocían o se interesaban por las políticas comunistas o los amenazadores nubarrones de la guerra. Pero fue en este contexto de pobreza y frustración generalizadas donde los comunistas -aparentemente exterminados en 1927- fueron capaces de reagruparse y replantearse sus estrategias revolucionarias.

Mao Zedong y los sóviets rurales Debido al fracaso de los Levantamientos de la Recolección de Otoño y al abandono del intento de apoderarse de Changsha, Mao Zedong fue censurado por el Comité Central del PCCh. En noviembre de 1927 fue desposeído de su puesto en dicho comité e incluso de su condición de miembro del comité provincial de Hunan. Pero es probable que Mao ni siquiera se enterase de estos castigos hasta transcurridos vanos meses, ya que había reunido los tropas supervivientes de los Levantamientos de la Recolección de Otoño -tal vez mil soldados en total- para marchar hacia el sur de Hunan y subir luego a las aisladas montañas de ]inggang, en la frontera entre Hunan y]iangxi, adonde llegó en octubre de 1927. Al igual que durante el periodo Qjng, en el decenio de 1920 el lugar más seguro para los fugitivos estaba en las regiones fronterizas donde se juntaban diferentes zonas administrativas, lo cual impedía a las fuerzas del Estado lanzar contraataques coordinados. En este caso el «Estado» era todavía una entidad fragmentada y los enemigos de Mao eran una mezcla de tropas de los señores de la guerra unidas por varios tipos de alianza a las fuerzas del Guomindang, así como el Guomindang mismo. La actuación del propio Mao durante este periodo la dictaban con 533

frecuencia consideraciones prácticas en lugar de teóricas. Justo antes de los Levantamientos de la Recolección de Otoño había dicho al Comité Central del PCCh que era favorable a la formación inmediata de sóviets campesinos fuertes, que tales sóviets debían estar unidos en la solidaridad revolucionaria mediante la confiscación y la redistribución totales de la tierra y que deseaba renunciar a toda pretensión de seguir siendo leal a la bandera del Guomindang. El Comité Central rechazó airadamente estos puntos de vista entonces, pero a finales de 1927, a raíz de los cambios en la política declarada de Stalin, el Comité Central aprobó los tres puntos de vista de Mao y añadió que el partido también debía apoyar una serie ininterrumpida de levantamientos en el campo. El propósito de tales levantamientos no sería instaurar bases estables, sino mantener la elevada conciencia revolucionaria de las masas e inculcar por completo esa misma conciencia en las fuerzas armadas que los protagonizarían. Cuando el Comité Central tomó estas decisiones, sin embargo, las experiencias prácticas de Mao en Jinggang ya le habían hecho abandonar esencialmente todas ellas. Si bien es cierto que formó células del PCCh en cinco poblados situados en la circunferencia de 250 kilómetros que tenía bajo su dominio, ordenó matar a algunos terratenientes e intentó organizar sóviets, tropezó con la resistencia sostenida de los campesinos ricos y de las organizaciones de linaje que ejercían el control sobre sus vecinos pobres. Ante esta oposición, no trató de redistribuir toda la tierra en relación con la capacidad de trabajo de cada persona. En vez de ello, Mao afianzó su fuerza haciendo causa común con dos de los crueles cabecillas de bandidos que operaban en la zona y eran miembros de sociedades secretas afiliadas a las tríadas. Con los seiscientos hombres de los dos cabecillas sumados a sus propias tropas, Mao se encontraba ahora al frente de una fuerza reclutada entre los miembros desposeídos y «sin clase» de la sociedad. Mao había escrito con su viveza acostumbrada sobre esta gente un año antes: Se les puede dividir en soldados, bandidos, ladrones, mendigos y prostitutas. Estas cinco categorías de personas tienen nombres diferentes y gozan de un estatus un tanto diferente en la sociedad. Pero todas son seres humanos y todas tienen cinco sentidos y cuatro extremidades y son, por tanto, una. Cada una tiene una funna diferente de ganarse la vida: el soldado lucha, el bandido saquea, el ladrón roba, el mendigo pide y la prostituta seduce. Pero en la medida en que todos deben ganarse el sustento y cocer arroz para comer, son una. Llevan la existencia más precaria entre todos los seres humanos." 534

No obstante, había añadido Mao, «estas personas son capaces de luchar muy valerosamente y, si se las dirige de forma apropiada, pueden llegar a ser una fuerza revolucionaria». Aunque las tropas de Jinggang fueron reforzadas en gran medida con la llegada de fugitivos comunistas procedentes de los combates en el sur de China en 1927, sufrían ataques constantes por parte de las fuerzas del Guomindang y a menudo tenían que mandar efectivos irreemplazables para auxiliar al PCCh en sus batallas en otras partes. Esto era conforme con la política que aprobara el VI congreso del PCCh, que había tenido que celebrarse en Moscú en el verano de 1928 debido a que la situación en China era muy peligrosa. El congreso, siguiendo las instrucciones de Stalin, había declarado que, si bien en aquel momento no existía una creciente oleada revolucionaria, las insurrecciones armadas aún eran necesarias y debían formarse más sóviets bajo el liderazgo del proletariado. Estas órdenes no tenían en esencia ningún sentido, toda vez que los sindicalistas que todavía eran leales a los comunistas no llegaban a 32.000 en todo el país y sólo el diez por ciento de los afiliados al PCCh eran proletarios, según Zhou Enlai. En 1929 la cifra había descendido al tres por ciento. A finales de 1928 los continuos ataques del Guomindang obligaron a Mao a abandonar las montañas de Jinggang. Después de avanzar sin detenerse hacia el este, primero a través de la provincia de jiangxi y luego penetrando en el oeste de Pujian, los fugitivos de Jinggang se instalaron finalmente en una nueva región fronteriza, la zona montañosa situada entre las provincias de jiangxi y Pujian. Hicieron de la población de Ruijin su nueva base y el centro de un régimen nuevo, el sóviet de jiangxi, que duraría hasta 1934. No debería imaginarse que Mao, con astucia sobrenatural, se había apoderado de los dos lugares de China donde era posible formar rápidamente sóviets de campesinos, y tampoco, por otra parte, que toda la China rural hervía de odio contra los terratenientes. Es verdad que durante el decenio de 1920 y comienzos del de 1930 hubo miles de incidentes en los cuales los campesinos -ya fuera en grupos pequeños o grandes-, empujados por la ira o la desesperación, cometieron actos de violencia contra las autoridades locales. Pero estos ataques fueron dirigidos principalmente contra los representantes del Estado: los funcionarios civiles y militares que los agobiaban con impuestos elevados y sobretasas inesperadas, les obligaban a trabajar sin una compensación adecuada, expropiaban sus tierras para proyectos de obras públicas o les forzaban a plantar o arrancar sus adormideras, siguiendo los caprichos 535

StCHUAN

del comercio local y nacional de la droga. Hubo relativamente muchos menos casos de actos violentos contra terratenientes, aunque los hubo. Como las rentas de la mayoría de los terratenientes residentes dependían hasta cierto punto de la prosperidad y la satisfacción de los arrendatarios, la furia de los campesinos solía apuntar a los administradores o los agentes de los terratenientes absentistas cuando trataban de arrancar rentas elevadas en periodos de desastre natural. La habilidad de los organizadores comunistas como Mao residía en transformar un descontento que en gran parte era fiscal en lucha de clases, con el fin de avanzar eficazmente hacia el cambio revolucionario bajo la dirección del PCCh. Las políticas de Mao se volvieron ahora más complejas. La estancia en las montañas de ]inggang le había enseñado que una política agraria extremadamente radical alejaba a los campesinos ricos, que eran la verdadera fuerza en la sociedad rural, y dejaba al PCCh con sólo el apoyo de los campesinos más pobres y menos instruidos o de los peones sin tierra empobrecidos. Así pues, parece (los detalles no están del todo claros) que, en Ruijin, Mao siguió al principio una política que evitaba cuidadosamente provocar el antagonismo de las familias rurales

536

ricas. Pero esa política era dificil y en una carta de abril de 1929 a Li Lisan -e! ex estudiante en Francia que tanta actividad desplegara en Shanghai en 1927 era ahora secretario general-, Mao intentó tranquilizar al partido y convencerlo de su ortodoxia al tiempo que expresaba de manera enérgica y clara su fe en los campesinos: Sería un error abandonar la lucha en las ciudades, pero en nuestra opinión también sería un error que alguno de los miembros de nuestro partido temiese el crecimiento de la fuerza de los campesinos pensando que podria sobrepasar la de los obreros y perjudicar la revolución. Porque en la revolución en la China semicolonial, la lucha de los campesinos forzosamente fracasará siempre si no cuenta con el liderazgo de los obreros, pero la revolución nunca resulta perjudicada si la lucha de los campesinos sobrepasa las fuerzas de los obreros. JO

A finales de la primavera de 1930 Mao Zedong aumentó en gran medida su conocimiento de las condiciones rurales en Jiangxi por medio de! estudio meticuloso de un condado en particular, Xunwu. En e! informe que redactó luego podemos ver hasta qué punto había avanzado en su capacidad de análisis desde e! apasionado informe que escribiera en Hunan sobre el campesinado en febrero de 1927 o su ambigua carta a Li Lisan en 1929. Ahora, en el Xunwu de 1930, investigó los detalles de la vida cotidiana y las gradaciones precisas de la estratificación de! trabajo y la propiedad en el campo. Las generalizaciones amplias sobre «el proletariado» y «la expropiación') dieron paso al examen pormenorizado de la variedad de negocios que existían en las pequeñas poblaciones de provincias y de los ingresos que se obtenían de ellos. El estudio de Mao abarcó las ventas de sal, aceite de cocina y soja, los carniceros y los vinicultores, los vendedores de hierbas, cigarrillos, paraguas y fuegos artificiales, los fabricantes de muebles y queso de soja, los propietarios de casas de huéspedes y los herreros) Jos relojeros y las prostitutas. Observó los ritmos de los mercados locales, las fuerzas relativas de diferentes organizaciones de linaje, la distribución y la riqueza de los templos budistas y taoístas y de multitud de otros santuarios y asociaciones religiosas, así como el número de proselitistas cristianos activos (había trece: diez protestantes y tres católicos). Mao también intentó medir los niveles de explotación para poder analizar con mayor exactitud las tensiones entre las clases. Calculó el número de prostitutas de la ciudad de Xunwu y descubrió que había unas treinta en una población total de 2684 personas. Buscó a campesinos pobres que se habían visto obligados a vender a sus hijos para pagar sus 537

deudas y averiguó cuánto les habían pagado por ellos y qué edades tenían al venderlos. El precio de los niños era de entre cien y doscientos yuanes y sus edades oscilaban entre tres y catorce años. (Mao no encontró ningún caso de venta de niñas. Esto se debía probablemente a que en Xunwu la máxima prioridad correspondía al trabajo duro y no a las faenas domésticas o los servicios sexuales.) Mao observó que cuando se vendía a un niño para pagar a un prestamista, la noticia atraía a otros prestamistas. «Cuando oyen decir que un deudor ha vendido a un hijo, los prestamistas se apresuran a presentarse en casa del deudor y le obligan a devolver su préstamo. El prestamista grita cruelmente al deudor: "Has vendido a tu hijo. ¿Por qué no me devuelves mi dinero?".»l1 Mao también examinó las prácticas locales de propiedad y tenencia de la tierra y mostró los resultados en un cuadro detallado con categorías basadas sagazmente en los ingresos de las rentas y los medios de subsistencia en lugar de sencillamente en la extensión de las propiedades individuales (véase la página siguiente). En tiempos pasados los templos, las organizaciones de linaje y otros grupos poseían el cuarenta por ciento de la tierra de Xunwu; los terratenientes, el treinta por ciento; y los campesinos, el treinta por ciento restante. Mao demostró un sentido agudo de los criterios que deberían usarse para redistribuir la tierra. Si bien señaló que en una situación revolucionaria la mayor parte de la tierra se redistribuía simplemente sobre una base per cápita, era consciente de los argumentos favorables a distribuir parte de ella basándose en la capacidad de trabajo. También reconoció las necesidades especiales de las mujeres, que con frecuencia aportaban a la tierra más que los hombres (y soportaban vidas más duras), los problemas que planteaban los ex monjes y otras categorías de personas necesitadas y las dificultades de decidir cómo había que dividir casas, estanques y zonas montañosas o arboladas. También en el campo de la planificación militar había adquirido Mao más experiencia... y astucia. Su principal maestro era Zhu De, mercenario de Sichuan y ex adicto al opio que se había enmendado y se había ido a estudiar en Alemania a comienzos del decenio de 1920 antes de regresar a China y mandar un regimiento de formación de oficiales del Guomindang. Zhu De había guardado el secreto sobre su filiación comunista hasta los levantamientos del ejército en Nanchang en agosto de 1927, en los que había sido derrotado y obligado a huir, hasta que acabó uniéndose a Mao en las montañas de Jinggang. El «Ejército Rojo», tal como 10 habían estructurado los dos, se convirtió ahora en una fuerza guerrillera de rápidos movimientos que se enfrentaba con mucho valor a los ataques del Cuomindang. Aunque a comienzos de 1929 sólo 538

Estatus

Porcentaje en cada grupo

Grandes terratenientes Reciben más de 500 danés" en concepto de alquiler Terratenientes medios Reciben 200-499 danes en concepto de alquiler Pequeños terratenientes Reciben menos de 200 danes en concepto de alquiler De los cuales 1% son familias arruinadas y 2%, familias de nuevos ricos Campesinos ricos Tienen excedente de cereales y capital para préstamos Campesinos medios Tienen suficiente para comer pero no reciben préstamos Campesinos pobres Cereales insuficientes y reciben préstamos Trabajadores manuales Artesanos, barqueros, porteadores Holgazanes Sin propiedades Trabajadores contratados Permanentes y jornaleros

0,045 0,400

3,000 4,000

18,255 70,000

3,000 1,000

0,300

Un dan equivalía aproximadamente a 60 kilos de arroz u otros cereales.

Relaciones agrarias tradicionales en Xunwu."

quedaban unos dos mil soldados del Ejército Rojo, Mao y Zhu De se opusieron rotundamente a la orden de Li Lisan de fragmentar más sus fuerzas y dispersarlas por el campo en unidades muy pequeñas cuya misión sería fomentar levantamientos locales. Tal como escribieron orgullosamente a Li Lisan: Las tácticas que hemos aprendido de la lucha de los tres últimos años son en verdad diferentes de cualquier otra, antigua o moderna, china o extranjera. Con nuestras tácticas se puede incitar a las masas a luchar a una escala cada vez mayor, y ningún enemigo, por poderoso que sea, puede con nosotros. Las nuestras son tácticas de guerrilla. Consisten principalmente en los siguientes puntos: Dividir nuestras fuerzas para incitar a las masas, concentrar nuestras fuerzas para hacer frente al enemigo.

539

El enemigo avanza, nosotros nos retiramos; el enemigo acampa, nosotros hostigamos; el enemigo se cansa, nosotros atacamos; el enemigo se retira, nosotros perseguimos. Para ampliar bases, seguid la política de avanzar en oleadas; cuando os persiga un enemigo poderoso, seguid la política de dar vueltas. Incitar al mayor número de miembros de las masas en el tiempo más breve posible empleando los mejores métodos posibles."

El éxito mismo de la consolidación y luego la expansión del Ejército Rojo en Ruíjin condujo paradójicamente a que el Comité Central concibiese la idea optimista de que sus tropas eran ahora lo bastante fuertes como para luchar fuera de la zona del sóviet en una guerra de posiciones de tipo convencional. Así que en 1930, no mucho tiempo después de que la investigación de Xunwu quedase terminada, Mao y Zhu De recibieron órdenes directas, que no podían desobedecer, de atacar Nanchang. Estas órdenes formaban parte de un plan ambicioso de Li Lisan cuyo objetivo era llevar la lucha comunista de nuevo a una cresta revolucionaria e incluía ataques simultáneos a Wuhan y Changsha. Las tres operaciones fracasaron, si bien las fuerzas comunistas tuvieron Changsha en su poder durante diez días antes de que volviera a caer en manos del Guomindang. Cuando Mao y Zhu De, derrotados en Nanchang; recibieron la orden de ayudar a las tropas comunistas de Changsha a recobrar la ciudad, obedecieron a regañadientes; pero, ante el posible aniquilamiento de las fuerzas que habían preparado con esmero, se retiraron sin permiso de la batalla y regresaron a Ruijin. Además de concentrarse en aspectos del cambio económico y militar durante su estancia en jiangxi, Mao también prestó atención a la reforma social en campos tales como los derechos de la mujer. Desde sus francos escritos sobre el suicidio de la señorita Zhao en 1919, Mao siempre había dado muestras de que era consciente de las presiones económicas y familiares que impedían cualquier apariencia de igualdad entre los sexos en China. Había reiterado estos sentimientos hacia el final de su informe de 1927 sobre el movimiento campesino en Hunan y había escrito que, si bien los hombres sufrían bajo tres formas de autoridad -política, del clan y religiosa-, las mujeres tenían que soportar una cuarta: la autoridad masculina. Mao opinaba que la autoridad de los hombres era más débil entre los campesinos pobres que en otros segmentos de la sociedad, «porque, debido a la necesidad económica, sus mujeres tienen que hacer más trabajo manual que las mujeres de las clases ricas y, por tanto, tienen más voz y mayor poder de decisión en los asuntos de la familia». Estas mujeres «también gozan de considera540

ble libertad sexual». Mao celebró la formación, en algunas partes de Hunan, de «asociaciones de mujeres rurales» que daban a las mujeres la oportunidad de «levantar la cabeza». Por consiguiente, no fue ninguna sorpresa que una de las cosas importantes que Mao hizo en el sóviet de jiangxi fuese promulgar una nueva ley que prohibía los matrimonios concertados, estimulaba la elección libre de cónyuge y ponía fin a «toda compra y venta en los contratos matrimoniales». También se simplificó el divorcio -que se concedería a petición de uno de los cónyuges-, aunque la parte que hablaba de la manutención continua era ambigua: «Sobre cuestiones relativas al divorcio, es necesario proteger los intereses de las mujeres y asignar a los hombres la mayor parte de las obligaciones y responsabilidades que entraña el divorcio»." Se hacía una excepción a la sencilla regla del divorcio en los casos en que el marido de la mujer que solicitase el divorcio estuviera ausente debido a sus obligaciones militares. Un estudio que funcionarios comunistas hicieron en dos condados del sóviet de jiangxi reveló que en un periodo de tres meses y medio, se registraron 4274 divorcios, el ochenta por ciento de ellos a petición de uno solo de los cónyuges, y que en el mismo periodo se registraron 3783 matrimonios. En nueve casos la pareja se casó y se divorció el mismo día. Puede que los sentimientos personales de Mao influyeran en esta legislación, ya que él mismo se había separado de la esposa a la que cortejara y conquistara en el periodo del 4 de Mayo, junto con los dos hijos de la pareja, y ahora vivía sin disimulo con una segunda esposa, He Zizhen, que se había unido a él en las montañas de jinggang y le había seguido hasta jiangxi. Pero Mac tenía también un compromiso con los hombres de su ejército, muchos de ellos pobres de solemnidad, que esperaban que el Gobierno comunista les ayudara a encontrar las esposas que jamás hubieran podido permitirse bajo el sistema de matrimonios concertados. El resultado fue que en el sóviet de Jiangxi las mujeres solían ser objeto de coacción para que se "casaran» -o posiblemente tuvieran relaciones sexuales con varios hombres- contra su voluntad. Los cuadros del partido también abusaban de sus poderes. Se decía que muchas viudas se habían visto sometidas a presiones para que volvieran a casarse a los pocos días de la muerte de sus esposos. Pero Mao se mantuvo firme en que la edad mínima de un hombre al casarse continuara siendo de veinte años y la de una mujer, de dieciocho. Asimismo, el hecho de que se enviaran «cuadrillas de lavanderas» a ciertas unidades y que dichas brigadas se usasen para reclutar induce a pensar que las autoridades comunistas toleraban bastante una prostitución de carácter no muy clandestino. 541

En 1930 los ataques del Guomindang y sus aliados a los comunistas de las ciudades eran cada vez más salvajes y más eficaces. Los intentos comunistas de rehacerse enviando escuadrones de asesinos para que eliminasen a antiguos camaradas que se habían pasado al Guomindang fallaron. Los servicios secretos del Guomindang, cuya astucia y experiencia iban en aumento, consiguieron infiltrarse en muchas de las redes urbanas de los comunistas. (Después de 1932 el Guomindang dirigió sus propios escuadrones del terror contra quienes colaborasen secretamente con los japoneses.) Las organizaciones obreras se hallaban sumidas en el caos, con agentes del Guomindang infiltrados en ellas, y sus intentos de protesta organizada eran desbaratados a menudo por el acoso o la violencia de miembros de las sociedades secretas a sueldo de los industriales. También los intentos de insurrección urbana a gran escala que ordenó Li Lisan fracasaron en todos los casos. Los nuevos líderes que envió Moscú para que pusieran remedio a la situación no pudieron hacer nada. Eran jóvenes, inexpertos y doctrinalmente dogmáticos y en China les llamaban sardónicamente «bolcheviques de vuelta". En 1931 una serie de detenciones y traiciones impulsó a un número creciente de mandos comunistas a abandonar Shanghai totalmente y unirse a Mao en Ruijin. Los líderes más importantes de los «bolcheviques de vuelta» hicieron lo mismo en 1933 y eclipsaron temporalmente a Mao, al que acusaron de ser demasiado «derechista» en su política de conciliación con los campesinos ricos. Al decir de algunas fuentes, Mao estuvo literalmente en situación de arresto domiciliario durante 1934 por su política errónea. (La principal revista de la Comintern ya había publicado su nota necrológica en marzo de 1930, lo cual hace pensar que por lo menos algunos dirigentes del partido deseaban que muriese.) Aunque se le ha prestado la mayor atención debido al papel que en él desempeñó Mao, el sóviet de Jiangxi no era a la sazón la única base rural de los comunistas. Habia como mínimo una docena de regiones de China donde alguna organización rural del PCCh hada frente al Gobierno del Guomindang o a fuerzas militares e intentaba llevar a cabo diversas reformas agrarias o sociales. Habia otros dos sóviets que al menos en parte estaban en jiangxi: uno al nordeste de Ruijin, donde se dan la mano tres provincias, Zhejiang, Pujian y jiangxi; y uno al noroeste, donde convergen las fronteras de Hunan, Hubei y jiangxi. El jefe de uno de los mayores de estos sóviets era Zhang Guotao, que, al igual que Mao, había pertenecido al grupo de estudio marxista de Li Dazhao y había sido miembro fundador del PCCh en el congreso de 1921. El sóviet de Zhang Guotao estaba situado donde se encuen542

tran las fronteras de Henan, Anhui y Hubei, y floreció hasta que los feroces ataques del Guomindang obligaron a las tropas supervivientes a retirarse al norte de Sichuan. Un general comunista se aferró a otra base soviética en el borde más occidental de la frontera entre Hunan y Hubei; y en e! único sóviet que había en e! lejano norte, situado en la población de Baoan, en Shaanxi, Gao Gang dominaba una región pobre y montañosa que se extendía desde Shaanxi hasta Gansu, según los buenos o malos resultados de sus operaciones militares. Gao Gang se había formado en una academia militar de Xi'an bajo Deng Xiaoping después de que éste regresara de Francia. Tras abandonar Xi'an, Deng Xiaoping había trabajado en otro sóviet, éste en e! sudoeste de Guangxi, en un lugar equidistante de las fronteras con Yunnan y Vietnam. En una entrevista que concedió más adelante Deng Xiaoping dijo que los chinos del lugar cooperaban con los vietnamitas en su rebelión «obrera y campesina» contra los franceses. Los chinos ofrecían refugio a los vietnamitas y los franceses se desquitaban bombardeando desde el aire la región del sóviet de Guangxi. A finales de 1930, probablemente por orden de Li Lisan, Deng Xiaoping llevó gran parte de sus tropas al nordeste para ayudar en los ataques previstos contra Changsha, Wuhan y Nanchang. Tras sufrir numerosas bajas por el camino, llegó después de que los ataques a las ciudades fueran repelidos y las tropas que le quedaban fueron incorporadas a los ejércitos de! sóviet de Mao y Zhu De en jiangxi. Ante la superioridad militar del Guomindang, tanto en fuerzas convencionales como en armas modernas, el PCCh había intentado con éxito una nueva estrategia de supervivencia que consistía en renunciar temporalmente a sus bases urbanas y a depender del proletariado y reconsolidarse en lo más profundo del campo. Viviendo entre campesinos pobres, de cuyo apoyo dependían ahora, los líderes de! PCCh tuvieron que modificar sus planteamientos. Chiang Kai-shek también tuvo que replantearse sus estrategias y prioridades. Su Guomindang había conquistado las ciudades y derrotado a los militaristas más fuertes del norte, o se había aliado con ellos. Pero ganarse al campo exigiría un esfuerzo enorme y concertado en los terrenos militar, político y económico. Con este fin, Chiang Kai-shek recurrió a una nueva fuente de ayuda y pericia, los alemanes, y contrató a varios de sus especialistas militares para que le ayudasen en la planificación logística y militar a largo plazo. Pero hasta 1932 no le permitió su creciente poder político impulsar su relación con los alemanes. En dicho año se hizo nombrar jefe del Estado Mayor General así como presidente del Consejo Militar Nacional, bajo cuyo mando se hallaban el ejército, la marina y 543

Año fiscal

1928-29 1929-30 1930-31 1931-32 1932-33 1933-34 1934-35 1935-36 1936-37



Gastos militares

Servicio de la deuda

Total de gastos militares y de la deuda

Importe"

% de los gastos totales

Importe

Oro de los gastos totales

Importe

%de los gastos totales

210 245 312 304 321

50,8 45,5 4],6 44,5 49,7 48,5 34,4 21,6 32,5

158 200 290 270 210 244 356 275

38,3

368 445 602 574 531 617 724 495 561

89,1 82,7 84,1 84,0 82,3 80,3 67,6 48,5 56,6

373

368 220 322

239

27,2 40,5 39,5 32,6 31,8 33,2 26,9 24,1

Los importes equivalena millones de dólareschinos. Gastos militares y de la deuda del Gobierno de Nankín, 2928-1937.1>

las fuerzas aéreas. Además, en un intento de acelerar la destrucción de los comunistas en sus sóviets rurales -dos grandes campañas militares, en 1931 y 1932, no habían logrado desalojarlos y habían terminado en derrotas aplastantes a manos de las fuerzas del sóviet de Jiangxi-, Chiang Kai-shek instauró, al amparo del Consejo Militar, un Cuartel General para la Supresión del Bandidaje, cuyo comandante en jefe también era él. Dado que los poderes del comandante en jefe abarcaban por completo el control civil, militar y del partido en todas las regiones donde actuaban los comunistas, los cinco yuanes del Gobierno nacional no podían en esencia poner ninguna traba a sus medidas. Tampoco podían impedir la consiguiente concentración de fondos en las fuerzas armadas. Como indica el cuadro de gastos públicos de arriba, cuando los costes militares directos se sumaban a los intereses acumulados de la deuda -deuda que con frecuencia se contraía para atender las necesidades militares también-, lo que le quedaba al resto del «Gobierno» para sus gastos nunca fue superior al veinte por ciento del total hasta 1934-1935. y estas cifras generalmente no incluyen las asignaciones provinciales para la defensa y la seguridad militares. La tercera campaña de «supresión del bandidaje", que Chiang Kaishek dirigió desde su base de Nanchang entre julio y octubre de 1932, fue más fructífera e invadió uno de los sóviets del centro de China amén

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de penetrar profundamente en el sóviet de jiangxi mismo. Siguiendo los consejos de los alemanes, Chiang Kai-shek y su estado mayor empezaron a prestar más atención a las dimensiones psicológicas de la lucha por medio de un programa que denominaron «3:7», lo cual significaba que tres partes del esfuerzo anticomunista serían militares y siete partes, políticas. Bajo el epígrafe «político» comenzaron a fomentar la honradez y la eficiencia de los magistrados locales, a modificar las rentas mediante comités de mediación y a crear cooperativas locales para adelantar créditos, proporcionar alimentos, semillas y aperos, así como para comercializar los productos locales. Las fuerzas de Chiang Kai-shek también procuraban inculcar valores morales y patrióticos en el campesinado local. Al mismo tiempo, el Guomindang hizo nuevas exigencias al pueblo bajo la forma de trabajo forzoso y sobretasas elevadas cuando -de nuevo siguiendo las sugerencias estratégicas de los alemanes- puso en marcha un programa ambicioso de construcción de campos de aviación y una red circundante de carreteras en las zonas de guerra. También se propuso edificar una línea de sólidos blocaos de piedra o ladrillo alrededor de toda la zona del sóviet de ]iangxi. Estas construcciones ayudaron a consolidar un bloqueo económico a la vez que hacían de puntos defensivos, almacenes de aprovisionamiento, hospitales de campaña y bases para operaciones avanzadas. Estas tácticas no sólo reflejaban los consejos basados en la experiencia que los alemanes habían adquirido en la primera guerra mundial, sino que, además, emulaban en parte la represión de los rebeldes Nian por parte de Zeng Guofan setenta años antes. Para apoyar las campañas de supresión cuarta y quinta en 1933 y 1934, se construyeron unos dos mil cuatrocientos kilómetros de carreteras nuevas y 14.000 blocaos. Aunque varios oficiales alemanes tomaron parte en estas campañas en calidad de asesores, Chiang Kai-shek sentía la necesidad de contar con un asesor de categoría superior en el que pudiera confiar realmente, un hombre de credenciales impecables que ofreciera una perspectiva general inteligente de toda la estructura militar china. El hombre al que finalmente eligió fue el general Hans von Seeckt, distinguido comandante de la primera guerra mundial que se había encargado, entre 1920 y 1926, de transformar el ejército alemán, el Reichswehr, que había sido reorganizado obligatoriamente en una fuerza muy disciplinada, animosa y bien pertrechada. Seeek:t llegó al cuartel general de Chiang Kai-shek en las montañas de Kuling, cerca de Nanchang, en mayo de 1933 y sostuvo conversaciones intensas con él durante varios días. Si bien rechazó la propues545

ta de Chiang Kai-shek de que fuese el asesor superior permanente de una misión alemana ampliada, accedió a escribir para Chiang Kai-shek un estudio detallado de las necesidades militares de China. Seeckt hizo hincapié en que el ejército del Guomindang debía ser excelente desde el punto de vista cualitativo y mandado por oficiales profesionales y totalmente entregados, con el objeto de que pudiese ser el «fundamento del poder dominante». Seeckt escribió que Chiang Kai-shek tenía un exceso de soldados; para un ejército como el que Seeckt recomendaba eran suficientes diez divisiones. En primer lugar, debía crearse una brigada de elite que se encargara de la instrucción y a la vez pudiera servir de fuerza de choque ella misma. Para ello y para la correspondiente reforma logística, Chiang Kai-shek «debía asegurarse de que la influencia de los asesores alemanes realmente prevalezca»." Los asesores crearían asimismo una industria de armamentos estandarizados mediante contratistas que ellos mismos seleccionarían. Seeckt también mencionó la idea de intercambiar materias primas chinas por las municiones y otros artículos alemanes que China necesitaría. El primer paso en esta dirección se dio cuando en enero de 1934 el Ministerio Militar y de Hacienda alemán aprobó la constitución de una sociedad privada única que se encargaría de las relaciones militares e industriales con China. Seeckt hizo una segunda visita a China en el verano de 1934 y fue agasajado espléndidamente como invitado de Chiang Kai-shek con un estipendio mensual de dos mil dólares -«Aquí me ven como un Confucio militar», escribió el alemán a su hermana-" y en agosto de 1934 se firmó un tratado «rigurosamente secreto». Empezando con un crédito de cien millones de marcos alemanes, China obtendría un complejo siderúrgico, maquinaria para tratar menas y arsenales modernos procedentes de Alemania. Seeckt había señalado que de las armas que en aquel entonces se fabricaban en China «entre un setenta y cinco y un noventa por ciento no podían utilizarse» en un ejército moderno como el que tenía pensado. Los alemanes recibirían a cambio «menas de gran calidad». No se especificaba en el acuerdo cuáles eran estas menas, pero se trataba principalmente de antimonio y tungsteno, ambos esenciales en la guerra moderna. El antimonio se necesitaba para endurecer las aleaciones de plomo que se utilizaban en la fabricación de municiones, especialmente para bombas de metralla y fulminantes de cartucho; el tungsteno (extraído de la volframita) tenía la temperatura de fusión más alta de todos los metales conocidos y se empleaba para cortar acero y fabricar plancha de blindaje, proyectiles capaces de perforarla, aviones, filamentos luminosos y componentes telefónicos. Alemania no producía ninguno de estos mi546

nerales; China, en el norte y el sur de Hunan, producía el sesenta por ciento del antimonio del mundo (de una pureza excepcionalmente elevada) y, en Hunan y jiangxi, la mitad del tungsteno del mundo. Fuera o no Seeckt un «Confucio militar», las presiones que se estaban ejerciendo sobre el sóviet de jiangxi ya eran insoportables. Y cuando la colaboración entre el Guomindang y los alemanes pasó a un nivel superior de intercambios ministeriales, los comunistas tomaron en secreto su propia decisión de abandonar por completo su base en jiangxi.

La Larga Marcha A mediados de 1934 la política de Chiang Kai-shek de combinar un bloqueo económico de la región del sóviet de )iangxi con un cerco militar basado en la coordinación de sistemas de carreteras y blocaos había puesto a las fuerzas comunistas en una situación dificilísima. En agosto de aquel año los cuatro hombres que dominaban la planificación militar del sóviet de jiangxi -el comandante en jefe del Ejército Rojo, Zhu De, el miembro más destacado del grupo de los «bolcheviques de vuelta», Bo Gu, Zhou Enlai y el agente de la Comintem Otto Braun- acordaron por unanimidad que la mayoría de los comunistas debía abandonar el sóviet, aunque no lograron ponerse de acuerdo sobre el momento de la retirada, cuántos debían quedarse en la retaguardia y cuál sería el destino final de los que se fueran. Mao Zedong, que había sido degradado en los consejos del partido a causa de discrepancias sobre la política agraria, no formaba parte entonces del círculo reducido que tomaba las decisiones. Debido a que la única esperanza de romper el bloqueo del Cuomindang dependía del elemento sorpresa, los planes se trazaron con gran secreto, por lo que a la mayoría de los comandantes locales de las fuerzas comunistas sólo se le dio una vaga idea de lo que se esperaría de ellos. Además, no había ninguna posibilidad de coordinar los planes definitivos con la Unión Soviética o la dirección de la Comintern porque la policía del Guomindang se había incautado en Shanghai de los aparatos de radiodifusión que antes usaba el PCCh para comunicarse con Moscú. Los planes de evacuación se vieron espoleados por informes que decían que Chiang Kai-shek planeaba lanzar una nueva ofensiva a finales del otoño y por la noticia de que un comandante del Guomindang en el norte de la provincia de Guangdong tal vez estaría dispuesto a negociar secretamente con los comunistas.

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Las fuerzas comunistas averiguaron que el ángulo del sudoeste del bloqueo militar del Guomindang -entre las ciudades de Ganzhou y Huichang, en jiangxi- era el más débil, si bien incluso allí había cuatro líneas defensivas de norte a sur que habría que atravesar y que se extendían a 10 largo de unos doscientos cuarenta kilómetros. Pero las tropas locales de Guangxi y Guangdong que defendían esta línea no eran tan tenaces como las unidades de elite de Chiang Kai-shek; asimismo, si los comunistas escapaban atravesando esta zona del sudoeste, llevarían mucha ventaja a las tropas del Guomindang que luchaban en el norte del sóviet de jiangxi. Por consiguiente, en septiembre las tropas comunistas se aprestaron a romper el cerco por el sudoeste. Había que preparar y asignar alimentos, municiones, indumentaria y material médico, empaquetar o destruir documentos y archivos del PCCh y decidir quién se iría y quién se quedaría. La estrategia de la retirada la coordinó Zhou Enlai. Las tropas veteranas de los Cuerpos de Ejército I y III encabezarían la evacuación. Estas tropas estaban bajo el mando de dos de los mejores generales comunistas, dos hombres que se habían ganado sus ascensos en la Expedición al Norte y en los primeros años del sóviet de jiangxi: al frente del I Cuerpo estaba Lin Biao, ex cadete de Whampoa que contaba ahora veintisiete años de edad, y el III Cuerpo lo mandaba Peng Dehuai, de treinta y siete años. El cuerpo de Lin Biao lo integraban unos quince mil combatientes y el de Peng Dehuai, trece mil, pero no era posible armarlos de forma apropiada debido al bloqueo del Guomindang. Cada cuerpo disponía de sólo nueve mil fusiles (cada fusil con menos de cien cartuchos), dos cañones de campaña, treinta morteros ligeros que disparaban proyectiles de fabricación casera y trescientas ametralladoras. Había un máximo de quinientas o seiscientas balas por ametralladora, 10 cual permitía unos diez minutos de fuego graneado por arma en los combates intensos. La mayoría de los soldados también llevaban una o dos granadas de mano. Detrás de estos dos cuerpos de ejército iba el grueso del personal del sóviet de Jiangxi La «columna de mando» con miembros del Comité Central, personal de los servicios de inteligencia, cadetes y una pequeña unidad antiaérea, iba seguida de la «columna de apoyo», con más personal del partido y el Gobierno, unidades encargadas de los hospitales de campaña, las existencias de plata en lingotes que el PCCh había acumulado cuidadosamente, algunas máquinas para fabricar armas y municiones sencillas, junto con máquinas de imprenta y panfletos políticos. Con los centenares de porteadores que acaban de reclutar, estas dos columnas se movían lenta y pesadamente, y comprendían unos ca-

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torce mil hombres, de los cuales sólo cuatro mil podían considerarse combatientes. Otros tres cuerpos de ejército, más pequeños y no tan bien pertrechados, defendían los flancos y la retaguardia de las columnas y elevaban el total a unos ochenta mil hombres, cada uno de los cuales llevaba raciones de arroz y sal para unas dos semanas. Había también unas treinta y cinco mujeres en estas dos columnas, entre ellas la joven segunda esposa de Mao Zedong, He Zizhen, que estaba embarazada, y la cuarta esposa de Zhu De, una joven campesina. (De las tres esposas anteriores de Zhu De, una había muerto tras dar a luz, a otra la habían matado los terratenientes y la tercera había sido ejecutada por el Guomindang. La primera esposa de Mao, Yang Kaihui, también había sido capturada y ejecutada por el Guomindang en 1930.) Pero a la mayoría de las mujeres y sus hijos -incluso los hijos de soldados del Ejército Rojo nacidos después de promulgarse las nuevas leyes sobre el matrimonio, que eran más libres- hubo que dejarlos en Jiangxi, lo cual causó grandes sacrificios y sufrimientos personales cuando el Guomindang reconquistó la zona. También se quedó un contingente integrado por unos veintiocho mil soldados comunistas, entre los que había veinte mil heridos que no estaban en condiciones de hacer las inevitables marchas forzadas. Su misión era combatir como unidades guerrilleras para conservar zonas dispersas del antiguo sóviet de Jiangxi y formar una red clandestina para un posible retomo de las principales fuerzas comunistas en una fecha futura. En este grupo se encontraban el hermano menor de Mao Zedong, Mao Zetan, así como Qu Qiubai, el líder del partido expulsado tras la segunda ronda de luchas en 1927, que padecía tuberculosis y estaba demasiado enfermo para viajar. Mao Zetan murió más adelante en combate contra fuerzas del Guomindang y Q!1 Qjubai fue hecho prisionero y ejecutado después de escribir una extraña y conmovedora ..última voluntad» en la que expresaba a grandes rasgos su desilusión con el marxismo dogmático y recalcaba su anhelo de un mundo más amable y más romántico. La ruptura del cerco de jiangxi por los comunistas empezó al amparo de la oscuridad el 16 de octubre de 1934. Fue el comienzo de la «Larga Marcha», una de las principales sagas heroicas de la historia del comunismo chino. Provocada por una serie de derrotas tácticas, la marcha terminó como victoria estratégica cuando lo que quedaba de las fuerzas comunistas llegó a la provincia de Shaanxi el 20 de octubre de 1935, tras recorrer casi nueve mil setecientos kilómetros de territorio peligroso en 370 días. Las fases iniciales de la marcha salieron casi como estaba planeado.

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Los dos principales cuerpos de ejército atravesaron el perímetro del sudoeste de los anillos defensivos del Guomindang, cruzaron sin novedad el río Tao y, seguidas a poca distancia, por las columnas de mando y apoyo, llegaron al segundo anillo, a lo largo de la frontera entre jiangxi y Hunan, justo al norte de la provincia de Guangdong. El 111 Cuerpo de Peng Dehuai rompió rápidamente la segunda línea defensiva, aunque el 1 Cuerpo de Lin Biao sufrió numerosas bajas en las montañas del sur. Perseguidos de cerca por ejércitos tanto regionales como del Cuomindang, las fuerzas de la Larga Marcha adoptaron una táctica que consistía en marchar durante cuatro horas, descansar durante otras cuatro y así sucesivamente, y atravesaron la tercera linea defensiva junto al ferrocarril de Wuhan a Cantón. Entorpecidas por sus voluminosos convoyes de bagaje y por la deserción de muchos de los porteadores, provistas de mapas deficientes y trabadas por el problema de carreteras atroces o inexistentes en las regiones fronterizas entre Guangxi y Hunan, las fuerzas de la Larga Marcha estuvieron a punto de verse atrapadas cuando cruzaron la última línea defensiva, a lo largo del río Xiang, a mediados de diciembre. Aunque el Guomindang y sus aliados habían hecho imposible que el principal ejército de Jiangxi enlazara con otras fuerzas comunistas en Hunan, no pudieron impedir que los comunistas penetrasen en Guizhou por el punto donde esa provincia linda con Hunan y Guangxi. Durante las semanas siguientes las tropas de la Larga Marcha se apoderaron de diversas poblaciones con mercado en Guizhou y en ellas se reaprovisionaron y reorganizaron sus columnas tras abandonar gran parte del material pesado, incluidos los cañones que ya no podían usar por falta de municiones. La oposición se estaba fragmentando y, después de que las defensas del caudaloso río Wu en Guizhou fueran vencidas por los cuerpos de ejército I y 111, que el 7 de enero de 1935 cruzaron audazmente el río en balsas de bambú, las avanzadillas comunistas entraron en la próspera ciudad de Zunyi antes de que los mercaderes ricos o los funcionarios del Guomindang pudieran escapar. Los comunistas se apoderaron de grandes cantidades de alimentos y prendas de vestir, de los que estaban muy necesitados, aunque se llevaron una decepción al comprobar que los depósitos de municiones de la población no estaban muy llenos. Mientras las tropas descansaban en Zunyi, los dirigentes del partido tomaron medidas para convertir la ciudad en centro de cambios radicales. Evocaron parte del entusiasmo de sus campañas anteriores celebrando mítines de masas, debatiendo la reforma agraria, repartiendo artículos confiscados entre los pobres y formando comités revolucio550

narios. Fue también en 2unyi donde tuvo lugar un tenso e importante encuentro de los líderes comunistas de máximo nivel. A esta Conferencia de Zunyi, celebrada los días 15-18 de enero de 1935, asistieron dieciocho de los principales dirigentes comunistas: seis miembros del Politburó, cuatro miembros suplentes, siete jefes de alta graduación del ejército y el representante de la Comintem Otto Braun. En cuatro días de prolongados debates, se analizaron las razones de la derrota del partido en la región de Jiangxi y se estudiaron las opciones políticas que se les ofrecían. Las «resoluciones» que se dieron a conocer al término de la conferencia criticaban a la dirección del sóviet de Jiangxi por haber seguido una política de "pura defensa» en lugar de una guerra "más móvil» y por haber librado, a comienzos de 1934, «una lucha desesperada y sin objetivo contra el enemigo en el sóviet» que desgastó la fuerza de los comunistas hasta tal punto que «la retirada del sóviet se convirtió en una huida despavorida y una especie de operación de mudanza de casa»." Dado que representaban en gran parte los puntos de vista de Mao Zedong, estas resoluciones fueron un paso importante en la ascensión de éste a un puesto que le permitiría controlar el Partido Comunista. Mao fue nombrado miembro de pleno derecho del Comité Per551

manente del Polithuró y ayudante principal de Zhou Enlai para la planificación militar. El «bolchevique de vuelta» Bo Gu perdió su puesto de «persona con responsabilidad global del centro del partido», como se le había denominado, y, junto con Otto Braun, perdió también el control de la toma de decisiones militares. Durante el periodo que siguió a la Conferencia de Zunyi, Mao actuó lentamente para hacerse con el liderazgo militar que ostentaba Zhou Enlai. Fue para las fuerzas comunistas un periodo peligroso durante el cual cruzaron a la ventura el norte de la provincia de Guizhou, el norte de Yunnan y el sur de Sichuan, donde hicieron frente a la terca oposición de los señores de la guerra que todavía dominaban la mayor parte de las provincias citadas, así como a la de las tropas regulares del Guomindango Durante cierto tiempo Chiang Kai-shek, que se trasladó en avión a Guiyang, coordinó personalmente los contraataques y utilizó de forma inteligente la presencia comunista en el sudoeste para edificar su propia fuerza política allí a expensas de los señores de la guerra. Las tropas de la Larga Marcha evitaron la suerte que mucho tiempo antes habían corrido tanto el príncipe de Gui como Wu Sangui en aquellas lejanas regiones montañosas gracias a un audaz avance hacia el norte en el que penetraron en la provincia de Sichuan y en Xikang (el antiguo Tíbet oriental) a comienzos de mayo. Después de emplear ocho días en trasladar sus fuerzas a la otra orilla del río Jinsha en embarcaciones pequeñas, los comunistas se dirigieron al norte por terreno agreste y montañoso. En el puente de Luding, que se elevaba mucho por encima del río Dadu, las fuerzas comunistas protagonizaron uno de los episodios más osados de la Larga Marcha. La única manera de cruzar el ancho río de corrientes rápidas, era un puente colgante de cadenas con suelo de tablas. El enemigo había quitado la mayor parte de las tablas y tenía el puente claramente a tiro. Pero veinte soldados comunistas -armados con granadas- avanzaron a rastras unos noventa metros por las cadenas, palmo a palmo, tomaron por asalto la posición situada en el otro extremo y vencieron a los defensores. La maniobra permitió al resto de las fuerzas comunistas cruzar el río sin sufrir bajas antes de finales de mayo de 1935. Vino a continuación una dura travesía de las montañas de las Grandes Nieves durante la cual Mao, enfermo de malaria recidivante, tuvo que ser llevado a veces en camilla, Lin Biac sumó varios desmayos a causa del aire enrarecido y muchos soldados fueron víctimas de congelación y más adelante hubo que amputarles un pie o una pierna. Hostigadas por tropas tibetanas, bombardeadas esporádicamente por la aviación del Guomindang y subiendo por un terreno que alcanzaba más de 552

cuatro mil ochocientos metros de altura en algunos lugares, las tropas de la Larga Marcha llegaron por fin a la población de Mougong, en el norte de Sichuan, el 12 de junio de 1935. De los que habían iniciado la marcha quedaba la mitad, alrededor de cuarenta mil. En el norte de Sichuan los participantes en la Larga Marcha se unieron a las fuerzas de Zhang Guotaa, que había abandonado su sóviet en el este de la provincia para llevar a sus cincuenta mil soldados a una base nueva. La unión de estas fuerzas comunistas debería haber sido exitosa, porque Zhang Guotao y Mao se conocían desde hacía mucho tiempo, de cuando estudiaban en la Universidad de Pekín, y ambos habían asistido a los mítines fundacionales del PCCh en 1921 antes de proceder a edificar sus propias zonas de Gobierno. Pero tras semanas de debates sobre la estrategia que debían seguir, los dos líderes no consiguieron llegar a un acuerdo, ya que Mao insistía en la necesidad de seguir avanzando hacia el norte y el este, hasta llegar a Shaanxi o Ningxia, mientras que Zhang Guotao deseaba crear un sóviet aislado y defendible en la región fronteriza de Sichuan y Xikang. Mao también expresó su intención de formar un «Gobierno unido de defensa nacional-" cuando llegara a su nueva base para que todos los chinos pudieran hacer causa común contra la agresión japonesa. De hecho, esta postura coincidía con las decisiones recientes de la Comintern en Moscú, aunque no se sabe a ciencia cierta si Mao se había enterado de ellas o si sencillamente había tomado la misma decisión por cuenta propia. Zhang Cuotao quería que el PCCh fuese independiente de la Comintern y este plan no era de su agrado. Si bien es obvio que Mao salió de estos debates convertido en el líder político y militar del peCh, no pudo vencer la resistencia de Zhang Guotao. En virtud de una fórmula conciliatoria, tal vez propiciada por el comandante en jefe, Zhu De, los dos ejércitos se fusionaron a la vez que volvían a dividirse. Mao recibió el mando de la reorganizada «columna oriental», integrada por los supervivientes de los cuerpos de ejército I y III de Lin Biao y Peng Dehuai junto con dos cuerpos de las tropas de Zhang Guotao; éste se hizo cargo de los antiguos cuerpos V y IX de Mao para añadirlos a sus propias fuerzas, junto con los servicios de Zhu De. Las fuerzas comunistas volvieron a dividirse ahora. Zhang Cuoteo se dirigió al sudoeste para permitir descansar a sus tropas y preparar pertrechos y ropa de abrigo para el invierno, a la vez que durante todo agosto y comienzos de septiembre la agotada columna de Mao atravesaba penosamente los inhóspitos pantanos de la región fronteriza de Qjnghai-Cansu. Lluvias y granizadas torrenciales, cenagales que parecían arenas movedizas, la falta de alimentos y la imposibilidad de dor553

mir en el suelo encharcado, salvo de pie, causaron miles de muertes por enfermedad y agotamiento entre los soldados. De día avanzaban a tientas, guiándose por las delgadas sogas de hierba que las patrullas de reconocimiento dejaban en el suelo. Al salir de los pantanos, las fuerzas de Mao tropezaron de nuevo con la oposición de tropas de Gansu y Shaanxi cuando la columna pasó por una región situada más abajo del meandro occidental del río Amarillo y atravesó los montes Liupan. Por fin, el 20 de octubre, en Wuqizhen, en el norte de Shaanxi, cerca de la frontera con Ningxia, las tropas de Mao se encontraron con los guerrilleros comunistas del norte de Shaanxi. Entre ocho mil y nueve mil de los ochenta mil soldados que habían partido de Jiangxi continuaban con Mao. Durante el año siguiente los supervivientes de la «columna occidental» de Zhang Guotao y Zhu De (estas unidades habían salido muy malparadas de los combates encarnizados en el oeste de China) fueron llegando poco a poco, desordenadamente, a la misma región. Mao resumió la experiencia en diciembre de 1935 y escribió: «La Larga Marcha ha sido la primera de su clase en los anales de la Historia. Es un manifiesto, una fuerza propagandística, una máquina sembradora... Ha proclamado ante el mundo que el Ejército Rojo es un ejército de héroes, mientras que los imperialistas y sus esbirros, Chiang Kai-shek y los de su ralea, son impotentes»." Magníficas palabras en verdad, pero no podían ocultar que el Partido Comunista había perdido ahora prácticamente toda su estructura de bases en el sur y el este, urbanas y rurales. Quince años de esfuerzos revolucionarios parecían no haber servido para nada y reconstruir el edificio derruido resultaría tremendamente dificil.

Crisis en Xi'an Uno de los escritores más populares en China durante el decenio de 1930 fue Lao She, un manchú que había vivido y trabajado en Inglaterra durante seis años antes de regresar a China en 1930. Admirador de Charles Dickens, D.H. Lawrence y joseph Conrad, las obras de estos tres autores influyeron en él cuando escribió sus propias novelas, que eran satíricas pero hondamente enraizadas en la realidad, socialmente agudas y resignadamente conscientes de las disonancias entre Oriente y Occidente. Mientras ejercía de maestro en la ciudad de Jinan, en Shandong, en 1931, se sintió fascinado por las reminiscencias locales de lo que había sucedido en dicha ciudad durante las últimas 554

fases de la Expedición al Norte en mayo de 1928, cuando los salvajes choques entre los japoneses y los chinos habían obligado a Chiang Kaishek a alterar su línea de marcha. Así pues, Lao She escribió una novela sobre el Incidente de Jinan y la envió a la conocida Commercial Press de Shanghai. Pero una amarga ironía quiso que la única copia del manuscrito resultara destruida cuando los japoneses bombardearon el edificio de la editorial durante su ataque a Shanghai en enero de 1932. En vez de intentar reconstruir la obra perdida, Lao She escribió una nueva novela, Diario de la ciudad de los gatos, que se publicó por entregas a finales de 1932 y en 1933. Aunque Lao She no la consideró un éxito artistica, ninguna obra del decenio de 1930 logró señalar tan bien -ni con tanta amargura- las locuras y las miserias de la guerra civil que a la sazón asolaba China, en la cual la lucha entre los comunistas y el Cuomindang parecía absorber toda la energía de la nación mientras los japoneses incrementaban su fuerza para descargar nuevos golpes contra la soberanía china. Diario de la ciudaddelos gatos es una sátira transparente que presenta la historia de un viajero del espacio que llega a Marte y se encuentra 555

con que en ese momento el país de los gatos (China) es invadido por una nación despiadada de gente pequeña (los japoneses). El narrador habla con detalle de las agudas divisiones sociales y políticas que separan a las facciones de gatos y les impiden concentrarse en formar un frente unificado contra el agresor. El narrador reflexiona con pesar sobre lo que esto debe de significar para los gatos, a muchos de los cuales admira y respeta, incluso ama. «La guerra sigue a toda revolución», escribe el narrador de Lao She en un pasaje aplicable tanto al Guomindang como al PCCh, «pero son los vencedores los que quedan desamparados. Como lo único que saben hacer es destruir cosas, carecen de la imaginación y el entusiasmo necesarios para construirlas de nuevo. y el único resultado de la revolución es incrementar el número de soldados armados y el número de funcionarios corruptos que explotan a la gente sencilla. En esta clase de situación la gente sencilla pasa hambre tanto si trabaja como si no.» Era preciso reflexionar sobre la relación entre el individuo y la nación cuando se acercaba una de esas crisis porque «la "muerte de un estado" no es la catarsis de una tragedia; tampoco es una metáfora poética de la rectitud; es una realidad fría y desagradable; es la lógica acerada de la historia..Y Al final de la escalofriante novela de Lao She los gatos supervivientes se despedazan unos a otros mientras los soldados enemigos contemplan la escena. Los estudiantes chinos patriotas respondieron a la dura visión que presentaba Lao She. Habían tratado de organizar manifestaciones antijaponesas durante el decenio de 1930 y el PCCh había logrado fortalecer su popularidad en China «declarando la guerra» a Japón desde el sóviet de Jiangxi en 1932. Cuando llegaron a Shaanxi al final de la Larga Marcha, los comunistas reiteraron la necesidad de un «frente unido» contra Japón. Mao Zedong atacó a «los partidarios de las puertas cerradas» -como llamó a los miembros del PCCh que condenaban a toda la burguesía china por «total y eternamente contrarrevolucionaria». y edificó sobre el argumento que había presentado en Sichuan durante la Larga Marcha. Pidió una actitud flexible que uniese a todos los que se oponían a la agresión japonesa, ya fueran las clases urbanas acaudaladas, los intelectuales, los campesinos ricos, los miembros del Gobierno, los sindicatos obreros controlados por el Guomindang o los señores de la guerra. Cuando dijo esto se hizo eco una vez más de la postura de la Comintem en su esfuerzo por encontrar aliados para hacer frente al auge de las potencias fascistas en Europa. Una figura poderosa que estaba de acuerdo con esta postura era Zhang Xueliang, el Joven Mariscal de Manchuria, cuyo padre había muerto cuando los japoneses volaron el tren en el que viajaba en 1928 556

y cuyo propio ejército había sido expulsado de Manchuria en 1931. Después de curarse de su adicción a la morfina con la ayuda de médicos occidentales en Shanghai y de viajar sin prisas por Europa, donde causó honda impresión en él la eficiencia militar que vio tanto en Italia como en Alemania, Zhang Xueliang regresó a China a comienzos de 1934 y ofreció sus servicios como militar a Chiang Kai-shek. Éste le encomendó la tarea de destruir el sóviet comunista de la región fronteriza de Hubei-Henan-Anhui y Zhang Xueliang la cumplió con éxito. Pero Zhang Xueliang vio con consternación que, en el mismo momento en que él usaba sus tropas para matar a los comunistas, los japoneses lanzaban una nueva serie de amenazas militares. Los planes japoneses consistían ahora en instaurar un régimen independiente en Mongolia Interior y ampliar las zonas desmilitarizadas que había creado la Tregua de Tanggu en 1933 para que incluyesen toda la provincia de Hebei. En noviembre de 1935 Hebei oriental, dominada por un general chino respaldado por los japoneses, pasó a estar bajo el llamado Consejo Anticomunista de Autogobierno de Hebei Oriental, que dio a los japoneses el control decisivo de la región. A pesar de los esfuerzos del Guomindang por acallar las voces de descontento, el 9 de diciembre de 1935 miles de estudiantes se concentraron en Pekín para protestar contra el poder japonés. Con la esperanza de intimidarlos e impedir nuevas protestas, la policía de Pekín cerró las puertas de la ciudad, lanzó chorros de agua contra los manifestantes bajo un frío intensísimo y apaleó o detuvo a los que pudo alcanzar. Pero «los del 9 de Diciembre», como enseguida los llamaron, habían tocado una fibra sensible de la nación: al cabo de poco más de una semana, más de treinta mil personas participaron en una segunda manifestación mientras varios miles más protestaban en Nankín, la capital nacionalista, y en Wuhan, Shanghai, Hangzhou y Cantón. Los organizadores comunistas que intervinieron en muchas de estas manifestaciones y en la coordinación de las actividades subsiguientes intentaron ampliar la base del movimiento del 9 de Diciembre y recabaron el apoyo de las mujeres, los campesinos e incluso -apelando al patriotismode la propia policía. El Joven Mariscal, Zhang Xueliang, que mientras tanto había sido enviado a Xi'an para que coordinase los ataques al sóviet de Shaanxi, estuvo entre los que hicieron gestiones para que la policía pusiera en libertad a los manifestantes detenidos. Era obvio que le habían conmovido los llamamientos comunistas a favor de la acción unida contra los japoneses, pese a que seguía cumpliendo las órdenes de Chiang Kai-shek sobre la «supresión del bandidaje». Cuando fuerzas comunis-

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tas derrotaron a algunas de sus mejores tropas y causaron numerosas bajas entre ellas, el Joven Mariscal confió a un amigo que había empezado a preguntarse si no habría llegado el momento de «utilizar medios "pacíficos" para resolver el problema comunista». En enero de 1936 los comunistas apelaron directamente a los soldados de 2hang Xueliang -la mayoría de los cuales se habían exiliado de su Manchuria natal- para que secundasen el «Gobierno democrático de los obreros y el Ejército Rojo» con el fin de «luchar juntos contra los iapooeses»." En febrero Zhang Xueliang ya se había entrevistado como mínimo una vez con negociadores comunistas, y, en una medida propagandística que obtuvo un éxito brillante, los comunistas de Shaanxi liberaron a todos los soldados del ejército manchuriano a los que habían hecho prisioneros e inducido a adoptar actitudes favorables al frente unido contra los japoneses. En la primavera de 1936 agentes comunistas, con e! conocimiento y la aprobación tácita de Zhang Xueliang, ya habían organizado un grupo influyente de sus jóvenes colaboradores y oficiales del ejército, la Sociedad de Camaradas para la Resistencia contra Japón. Ya finales de abril o principios de mayo, 2hang Xue1iang viajó a la base comunista de las montañas del norte de Shaanxi, donde sostuvo prolongadas conversaciones con 2hou Enlai sobre la posibilidad de llevar a cabo acciones concertadas contra Japón. Zhou Enlai había vivido en Mukden cuando era niño y se estaba revelando como un hábil diplomático; cautivó a Zhang Xueliang, que quedó convencido de la sinceridad de los sentimientos antijaponeses de! PCCh. El movimiento antijaponés adquirió nuevo ímpetu en el verano de 1936, cuando los generales más destacados de Guangdong y Guangxi, en el sudeste, anteriormente aliados de Chiang Kai-shek, marcharon con sus tropas a Hunan y jiangxi, y exigieron que se les permitiera luchar contra los japoneses en e! norte. Aquel mismo verano Zhang Xueliang mandó emisarios a negociar en secreto con el poderoso señor de la guerra Van Xishan, que dominaba la vecina provincia de Shanxi desde 1917 y había sido hasta la fecha fiel aliado anticomunista de Chiang Kai-shek. Sintiéndose presionado por los japoneses en sus fronteras y muy preocupado por el destino de China, Van Xishan respondió, con cautela, que no estaba convencido de que la importancia que a la sazón se daba a las campañas contra los comunistas fuese correcta. Aunque era consciente de que estos sentimientos iban en aumento, Chiang Kai-shek se mantuvo firme en su deseo de eliminar a los comunistas de Shaanxi antes de hacer algo contra Japón. Aprovechó una visita a Xi'an a finales de octubre de 1936 y la celebración de su quin-

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cuagésimo cumpleaños en aquellas mismas fechas" -a la que asistieron muchos generales de categoría superior, incluidos Yan Xishan y Zhang Xueliang- para arremeter contra quienes no estaban de acuerdo con él en que «los comunistas son nuestros mayores traidores». Pero esta retórica habitual ya no convencía a sus oyentes y Chiang Kai-shek regresó a Nankín sin haber resuelto nada. A finales de octubre y en noviembre de 1936, tropas de los ejércitos títeres de los japoneses en Manchukuo y varias unidades mongolas emprendieron una invasión a gran escala de la provincia septentrional de Suiyuan, apoyadas por aviones y tanques japoneses. Las tropas chinas entusiasmaron al país con su resistencia heroica. En otras partes, los obreros chinos de fábricas de propiedad japonesa se declararon en huelga y los líderes del autodenominado Movimiento de Salvación Nacional organizaron campañas enérgicas en Shanghai. En el plano internacional, la firma del Pacto Anti-Comintem entre Japón y Alemania a finales de noviembre hizo temer a algunos que Chiang Kai-shek, fiel a su tradición de apoyarse mucho en el asesoramiento militar de los alemanes, se volviera ahora más pro japonés. El desembarco de infantes de marina japoneses en la ciudad de Qingdao, en otro tiempo arrendada a los alemanes -donde ayudaron a imponer un cierre patronal contra obreros en huelga, ocuparon edificios públicos y detuvieron a agitadores antijaponeses-, exacerbó aún más la situación. A comienzos de diciembre, Chiang Kai-shekvolvió en avión a Xi'an, a pesar de que amigos íntimos y otras personas le advirtieron de que era peligroso. Tras su llegada celebró una serie de entrevistas privadas con los generales del ejército del Joven Mariscal, Zhang Xueliang, para comprobar su lealtad y actuó decisivamente para acabar con los comunistas de una vez para siempre. Chiang Kai-shek ordenó trasladar a la región de Xi'an tropas en las que pudiera confiar, así como bombarderos de las fuerzas aéreas chinas, e instó a que «la tarea de ocho años de supresión del bandidaje... se hiciera en dos semanas, en el plazo de un mes a lo sumo». Insistió en ello cuando miles de estudiantes de Xi'an se concentraron en la ciudad el 9 de diciembre de 1936 para celebrar el primer aniversario de los 9 de Diciembre de 1935. Trataron de dirigirse al cuartel general de Chiang Kai-shek, pero la policía los hizo retroceder, disparó contra ellos e hirió a dos estudiantes. Decididos ahora a obligar a Chiang Kai-shek a adoptar una postura antijaponesa, Zhang * Chiang Kai-shek nació en octubre de 1887, por 10 que, según el modo de contar occidental, los chinos estaban festejando el principio de su quincuagésimo año. (N ""A)

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Xueliang y sus oficiales de más categoría celebraron una última, tensa y prolongada reunión el 11 de diciembre y, al amanecer del día 12, unidades del ejército de Zhang Xueliang tomaron por asalto el cuartel general de Chiang Kai-shek en las colinas de las afueras. Mataron a la mayoría de los miembros de la guardia personal de Chiang Kai-shek y finalmente capturaron al trémulo y herido generalísimo, que se había escapado vestido con ropa de dormir y, tras saltar un muro de la parte posterior de su recinto, se había escondido en una cueva en la ladera, donde le apresaron los hombres de Zhang Xueliang. Más avanzada la mañana del 12 de diciembre, Zhang Xueliang y sus partidarios en Xi'an mandaron por telégrafo una circular a todos los líderes de los gobiernos central y provinciales de China, a la prensa y a varias organizaciones de masas. La circular contenía ocho exigencias clave dirigidas a Chiang Kai-shek: reorganizar el Gobierno de Nankín para convertirlo en una institución ampliamente representativa que «salvara a la nación»; poner fin a la guerra civil; liberar a los manifestantes patrióticos detenidos en Shanghai; poner en libertad a presos políticos en otras partes; fomentar los movimientos patrióticos; garantizar las libertades políticas de reunión; cumplir la voluntad de Sun Yat-sen, y convocar enseguida una Conferencia de Salvación Nacional. Al mismo tiempo, Zhang Xue1iang intentó consolidar su posición militar, pero no logró tomar las estratégicas ciudades de Tongguan (a orillas de la confluencia de los ríos Amarillo y Wei) y Luoyang, que protegían los accesos a Xi'an. Sf pudo, sin embargo, tomar Lanzhou, la capital de Gansu, situada al noroeste. Durante las dos semanas siguientes tuvieron lugar algunas de las negociaciones más complejas y delicadas de la historia moderna de China. El Gobierno de Nankfn, ante la alternativa de lanzar masivas represalias militares o entablar negociaciones conciliatorias para rescatar a Chiang Kai-shek, finalmente optó por ambas cosas. Así pues, movilizó el ejército y las fuerzas aéreas en Luoyang para un asalto a gran escala contra Xi'an al tiempo que enviaba al asesor australiano de Chiang Kai-shek, W.H. Donald (que había sido asesor personal de Zhang Xueliang) a Xi'an. Allí se reunieron con él Madame Chiang Kai-shek, su hermano TV Soong y el líder de los Camisas Azules Dai Li. La mayoría de los señores de la guerra aliados con Chiang Kai-shek se mantuvieron neutrales y esperaron ansiosamente ver qué rumbo tomaban los acontecimientos; pero un grupo de 275 jóvenes generales del ejército, todos ellos graduados por la Academia Militar de Whampoa, que afirmaban hablar en nombre de otros setenta mil graduados y alumnos, envió un dramático telegrama a Zhang Xueliang. En él aseguraban que 560

si a su líder le pasaba algo, «nosotros, los ex alumnos, juramos que te trataremos con toda la fuerza que llevamos dentro y que jamás viviremos bajo el mismo cielo y el mismo sol que tú y quienquiera que esté relacionado contigo»." En la base comunista de Shaanxi la noticia del secuestro de Chiang Kai-shek causó mucho revuelo y confusión. Al igual que en el Gobierno de Nankín, las opiniones estaban divididas. Algunos veían en ello una oportunidad excelente para matar a Chiang Kai-shek: otros, una ocasión para unir al país detrás de una política de frente unido y resistencia antijaponesa, y al mismo tiempo, reforzar la posición general del peCho Mientras discutían y esperaban la reacción de Moscú -como habían dicho a Zhang Xueliang que tendrían que hacer-, Mao, Zhou Enlai y otros líderes comunistas recibieron un telegrama extenso que se cree que redactó Stalin en persona. El telegrama explicaba que Stalin apoyaba un frente unido, pero no creía que Zhang Xueliang tuviera el poder y el talento necesarios para encabezado. A pesar de todo lo que había sucedido a lo largo de 1927 y después, concluía Stalin, Chiang Kai-shek seguía siendo el único hombre que tenía prestigio para cumplir semejante misión. Stalin también instaba al PCCh a tratar de conseguir la puesta en libertad de Chiang Kai-shek. Y en un comentario sorprendente, que demostró una vez más que la tortuosidad de la mente de Stalin se imponía a su control detallado de los hechos, sugería la posibilidad de que todo el incidente de Xi'an hubiese sido fruto de maquinaciones japonesas cuyo objetivo era que China se sumiera aún más en una guerra civil que aumentaría su fragmentación. El 16 de diciembre, Zhou Enlai llegó a Xi'an en calidad de principal negociador comunista en un avión que le había enviado el Joven Mariscal. En varias conversaciones privadas con Zhang Xueliang, Zhou Enlai abogó por la formación de un Gobierno nacional de frente unido bajo el liderazgo de Chiang Kai-shek, con preferencia a un Gobierno basado en los ejércitos del propio Zhang Xueliang en el noroeste. El 19 de diciembre, el PCCh hizo una declaración pública en la que sugería Tongguan como punto de demarcación entre las fuerzas del Guomindang y las de Zhang Xueliang, pedía que se celebrase una conferencia nacional a la que asistiría una delegación del PCCh, que se hiciera un análisis detallado de la «disposición» de Chiang Kai-shek, al tiempo que proponía Nankín como marco. óptimo para la conferencia. Las negociaciones continuaron hasta el día de Navidad de 1936, momento en que Chiang Kai-shek, que desde su secuestro siempre se había negado categóricamente a hacer declaraciones por escrito, ofreció a Zhang Xueliang y los otros líderes de Xi'an un «acuerdo verbal» en 561

el sentido de que estudiaría la situación. Después de más debates, los otros generales aliados de Zhang Xueliang acordaron finalmente permitir que Chiang Kai-shek partiera de Xi'an en avión aquella misma tarde. Para probar la sinceridad de sus motivos y eliminar cualquier insinuación de que se había «amotinado'>' y también para asegurarse de que Chiang Kai-shek cumpliera su palabra, Zhang Xueliang se brindó voluntariamente a acompañarle en el viaje y el grupo salió de Xi'an alrededor de las 2 de la tarde, Tras hacer varias escalas para repostar carburante, el avión llegó a Nankín al mediodía del 26 de diciembre y Chiang Kai-shek fue recibido con entusiasmo por cuatrocientas mil personas. Era evidente que el secuestro y su firmeza personal habían reavivado la popularidad de Chiang Kai-shek como líder nacional. En algunos niveles, sin embargo, los acontecimientos subsiguientes fueron decepcionantes. Zhang Xueliang fue sometido a un consejo de guerra por insubordinación, juzgado en Nankín y condenado a diez años de cárcel, que pronto le fueron conmutados por arresto domiciliario. Después de más intentonas golpistas, los ejércitos de Xi'an hostiles a Chiang Kai-shek fueron trasladados a otras regiones y su lugar lo ocuparon tropas cuya lealtad a Chiang Kai-shek no dejaba lugar a dudas. El PCCh hizo un gesto dramático y se brindó a poner sus fuerzas militares bajo las órdenes del Guomindang si se proclamaba la formación de un frente nacional sin fisuras contra los japoneses; pero, tras celebrar largas sesiones en febrero de 1937, el pleno del Guomindang contestó reiterando la necesidad de la vigilancia anticomunista y se negó a comprometerse sin reservas con el frente unido. A pesar de ello, las cosas habían cambiado. La situación se había calmado en la zona de Shaanxi, donde los comunistas procedieron a consolidar sus fuerzas en las cuevas de las montañas que rodeaban la ciudad de Yan'an. El conjunto del país -y Madame Chiang Kai-shek, el Joven Mariscal, WH. Donald y T,V. Soong eran testigos- sabía que Chiang Kai-shek había dado implícitamente su palabra de que cambiaría la dirección de su política. De repente se había presentado la posibilidad de que los peores temores de Lo She no se vieran confirmados y de que los gatos tal vez acordaran unirse para plantar cara a su atacante en lugar de matarse a arañazos unos a otros.

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Cuarta parte Guerra y revolución

Con el estallido de una guerra a gran escala con Japón en el verano de 1937 desaparecieron todas las probabilidades que pudiera tener Chiang Kai-shek de crear un Estado-nación fuerte y centralizado. Antes de que transcurriera un año, los japoneses ya habían invadido el este de China y privado al Guomindang de todos los centros industriales importantes del país, así como de las tierras de labranza más fértiles, además de cortar prácticamente todos los lazos de China con el resto del mundo. La nueva base de guerra de Chiang Kai-shek en Chongqing, unos mil seiscientos kilómetros Yangzi arriba, pasó a ser el centro simbólico de la resistencia nacional contra los japoneses, pero era un mal lugar para lanzar contraataques. De modo parecido, las fuerzas comunistas estaban aisladas en su base de Yan'an, en la provincia de Shaanxi, que carecía incluso de los recursos agrícolas de la región de Chongqing y era por ello una de las partes más pobres de China, sin ninguna capacidad industrial. No era seguro que los comunistas pudiesen sobrevivir allí y, desde luego, parecía un lugar poco prometedor para extender la revolución desde él. Durante los primeros años de la guerra, el sueño de unidad nacional se mantuvo vivo gracias a la alianza nominal de las fuerzas nacionalistas y comunistas en un frente unido. Mientras los japoneses administraban el este del país por medio de una estructura de regímenes títeres conectados entre sí y encabezados por colaboracionistas chinos, los gobiernos de Chongqing y Yan'an trataban de encontrar puntos de coincidencia útiles. Los comunistas pusieron sordina a sus medidas de reforma agraria y moderaron su retórica, al tiempo que el Guomindang intentaba acometer reformas económicas y administrativas que fortalecieran a China a largo plazo. Pero a principios de 1941 los dos partidos ya volvían a estar en desacuerdo, hubo choques armados entre ellos y empezaron a tomar posiciones y desplegar sus fuerzas de una manera que parecía tener más en cuenta la posibilidad de una futura guerra civil que las exigencias de la lucha antijaponesa del presente. 565

La entrada de Estados Unidos en la guerra a raíz del bombardeo de Pearl Harbor en diciembre de 1941 cambió la ecuación. China se vio tratada ahora -al menos sobre el papel- como una «gran potencia» por parte de los aliados occidentales y recibió asesoramiento militar, empréstitos enormes y todos los pertrechos y el carburante para aviones que podían transportarse sobrevolando las montañas que la separaban de India, que se había convertido en la última línea de abastecimiento del este del país. Esta ayuda llegaba a Chongqing, por ser el Cuomindang el Gobierno legalmente reconocido de China. Los comunistas de Yan'an tenían que arreglárselas con las toscas armas que podían fabricar y el material del que conseguían apoderarse en sus incursiones contra los japoneses. Haciendo de la necesidad virtud, afinaron sus habilidades para la guerra de guerrillas y crearon un laberinto de bases detrás de las líneas japonesas, para lo cual recurrieron a las técnicas de movilización de masas que habían cultivado en el sóviet de Jiangxi. Volvieron a seguir una pauta más radical de confiscación y redistribución de tierras para reforzar su apoyo popular en el campo. El final de la guerra en 1945 encontró al Guomindang desmoralizado por los largos años de lucha y a su Gobierno debilitado por conflictos personales y por la grave inflación que afectaba a las zonas que se hallaban bajo su control. El partido actuó de fauna rápida pero inepta para restablecer su dominio en las partes del país que habían estado en poder de los japoneses, pero carecía de personal preparado para llenar los puestos vacantes y de dinero para reconstruir una sociedad que la guerra había destruido. Los comunistas, que tampoco tenían recursos, se apresuraron a arrebatar a los derrotados japoneses tantas zonas como pudieron y a asegurarse una firme base de apoyo entre los habitantes del norte de China. Los comunistas tenían la atención puesta especialmente en Manchuria como lugar prometedor para concentrar en él sus fuerzas militares y lanzar luego un ataque definitivo contra Chiang Kai-shek. El tiempo demostraría que su estrategia era acertada. En 1948 las fuerzas de Chiang Kai-shek en Manchuria ya habían sido derrotadas y su base de poder personal en China propiamente dicha se había visto totalmente erosionada por la inflación, que ya era catastrófica, y por la deserción de la mayoría de los intelectuales, estudiantes, clases profesionales y obreros urbanos. Durante 1949 las fuerzas que le quedaban sencillamente se desintegraron y a finales del mismo año, mientras Chiang Kai-shek se retiraba a Taiwan con sus últimos partidarios, Mao Zedong proclamó en Pekín la fundación de la nueva República Popular China. Restaurar el orden en China no era una cuestión meramente mili-

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taro Exigía reestructurar por completo la burocracia y el sistema de Gobierno, integrar el PCCh en ese sistema, frenar la inflación, imponer la reforma agraria básica y eliminar la oposición en el país. Estas tareas se vieron complicadas de forma inmensa por la guerra de Corea, a la cual China contribuyó masivamente entre 1950 y 1953 y en la cual sufrió numerosísimas bajas. Pero la guerra de Corea surtió un efecto positivo porque puso de relieve la necesidad de reorganizar y modernizar las fuerzas armadas. También se utilizó en la política interna para justificar que se investigara, acosara y expulsara a extranjeros y para poner en marcha una campaña de masas contra los propios chinos con el objeto de descubrir a los que pudieran simpatizar secretamente con el Guomindang o con potencias extranjeras, o hubieran estado afiliados a aquél. Otras campañas de masas, que se llevaron a cabo a gran escala y con mucha violencia e intimidación, fueron dirigidas contra las ineficiencias y la corrupción en el seno de la burocracia, contra las sectas religiosas y otras sociedades secretas o las organizaciones que extorsionaban a los trabajadores, y contra la burguesía urbana con sus abusos y prejuicios arraigados. Una vez terminada la guerra y concluidas las campañas, los líderes chinos trabajaron para completar la primera etapa de su estrategia de crecimiento económico. Formularon un plan quinquenal exhaustivo que se basaba conscientemente en las experiencias de la Unión Soviética. El crecimiento industrial que proyectaba el plan fue posible gracias principalmente a que la agricultura proporcionó un superávit. Con el objeto de intensificar la producción agrícola e impedir la reaparición de antiguas pautas sociales en el campo, el Gobierno lanzó una segunda oleada de reformas agrarias más radicales. El programa anterior de redistribución parcial de la tierra, que había dejado intacto el concepto de la propiedad privada, fue sustituido por una concentración total de toda la tierra agrícola en grandes cooperativas de entre doscientas y trescientas familias cada una. Casi todos los campesinos de China ya estaban integrados en estas cooperativas al finalizar 1956 y la visión de Mao de una China verdaderamente socialistaparecía haber dado un gran paso adelante. Coincidiendo en parte con estos grandes cambios relativos a la tierra, se produjeron otros en la política exterior y la organización de las fuerzas armadas. En ambos campos China adoptó a mediados del decenio de 1950 una postura sumamente pragmática y profesional, y dio la franca impresión de que trataba de poner límites a su visión revolucionaria. Los estudiantes e intelectuales chinos también se sintieron atraídos por Mao Zedong, que por medio de halagos los persuadió de dar expresión

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a los agravios que aún les quedaran contra el Estado y el partido. Durante varias semanas emocionantes de mediados de 1957 los dos grupos se despacharon a gusto y el partido recibió una sacudida. Como era de esperar, en vez de responder creativamente a las acusaciones, e! partido contraatacó, los críticos fueron tachados de derechistas y centenares de miles fueron castigados. Mao y los demás dirigentes del PCCh se encontraban ahora en una encrucijada. El país estaba controlado y la economía crecía sin interrupción, pero en el campo no había tenido lugar el crecimiento acelerado que se esperaba. Mao vio claramente que la forma de impulsar un gran avance económico consistía en liberar todas las fuerzas de la voluntad humana en lugar de basarse en el cauto pragmatismo de los encargados de la planificación central. En una campaña furiosa y estimulante se procedió a fusionar las nuevas cooperativas para formar comunas inmensas y se lanzó el Gran Salto Adelante, cuyo objetivo era reactivar la vida humana y la economía por igual, poniendo fin a todas las antiguas distinciones de género, edad, habilidad y ocupación. Era un sueño fantástico que se tradujo en catástrofe para millones de personas cuando la hambruna siguió a la euforia. El partido se vio sacudido hasta los cimientos y a principios de! decenio de 1960 intentó reorganizarse, reafirmar el control central y llevar la economía por un camino más previsible. Tuvo que hacerlo con los propios recursos de China, dado que la polémica con la Unión Soviética, violenta a finales del decenio de 1950, había dado como resultado la ruptura absoluta en 1960 y e! regreso a Rusia de todos los asesores y técnicos soviéticos que trabajaban en China. Un vez más, como en el periodo del Primer Plan Quinquenal, las meticulosas orquestaciones de la planificación exhaustiva a cargo del Estado pasaron a primer plano y la industria pesada de China, especialmente, volvió a una senda de crecimiento rápido y convencionaL Pero la naturaleza aparentemente rutinaria y burocrática de estos planes, unida a los ataques del partido a una generación más vieja de cuadros revolucionarios -muchos de ellos rurales- impulsó a Mao a intentar un cambio más violento y radical dentro de China. Con la ayuda del Ejército Popular de Liberación y del ministro de Defensa, Lin Biao, que se erigió en e! promotor más destacado del genio político de Mao, empezó a desafiar a la burocracia enquistada de su propio partido. Tras empezar por la esfera de la cultura, en 1966 ya había pasado a las esferas política, social, educativa y económica. Invocando la energía de los jóvenes Guardias Rojos contra sus mayores, Mao y sus seguidores más allegados pusieron en marcha la Gran Revolución Cultural Proletaria, movimiento inmenso

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y tortuoso que durante años sembró el terror y el desorden en China.

La burocracia del partido se vio atacada como en ningún momento anterior y los burócratas que se libraron de ser expulsados fueron reagrupados en «comités revolucionarios» que supuestamente inculcaban el nuevo espíritu de radicalismo en todas las fábricas, comunas, escuelas y unidades de trabajo. La turbulencia dio nuevo poder al Ejército Popular de Liberación (EPL), que se encontró ante la necesidad de interpretar una desconcertante variedad de papeles nuevos. Al mismo tiempo, sin embargo, Mao empezó a desconfiar de las ambiciones personales de Lin Biao y éste comenzó a temer por su propio futuro. En la más extraña de las vueltas que dio una historia enrevesada, Lin Biao supuestamente intentó asesinar a Mao. El resultado fue la muerte de Lin Biao; pero cuando la noticia de estas maquinaciones corrió por toda China, fue la credibilidad de Mao la que resultó perjudicada. ¿~é debían creer ahora los chinos? ¿~é quedaba de su revolución? ¿Adónde tenían que dirigirse? Tal vez poner fin a sus largos años de aislamiento y abrirse a las habilidades y las tecnologías de Japón y Occidente era la única forma de inyectar nueva energía en su economía. Pero representaría poner en entredicho muchas de las premisas fundamentales del propio maoísmo. La elección era muy dificil.

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17 La segunda guerra mundial

La pérdida de la China orienral Durante la primavera de 1937 hubo un periodo de calma, un respiro engañoso antes del cataclismo. Mientras el Guomindang y el PCCh se disputaban la iniciativa propagandística abogando por el frente unido, los japoneses observaban con recelo. Las discusiones y tensiones en el seno del gabinete y del ejército japoneses provocaron un cambio de Gobierno a principios de 1937; el nuevo primer ministro era el general Hayashi Senjuro -que había sido un eficaz y enérgico ministro de la Guerra-, que, no obstante, afirmó en Tokio, cuando pronunció

su primer discurso: «No tengo ninguna fe en una política exterior agresiva». El recién nombrado ministro de Asuntos Exteriores de Hayashi Senjuro declaró en público que para «evitar una crisis en cualquier momento» con China, lo único que tenía que hacer Japón era «andar en lío nea recta por la senda abierta».' Lo irónico es que, durante este periodo de tranquilidad, el ejército chino dio muestras crecientes de seguridad en sí mismo e impaciencia. En mayo de 1937 el embajador estadounidense en Nankín veía con preocupación que los sentimientos antijaponeses se habían convertido finalmente en «una parte de la conciencia racial china», y su consejero en Pekín comentó que en Hebei podía producirse una explosión a causa de los ejércitos chinos y su «creencia cada vez mayor en su propia capacidad».' Una serie de acontecimientos importantes y nimios acontecieron entonces de una manera tal que -de modo acumulativo- resultó fatídica. El Gobierno de Hayashi Senjuro no consiguió que el parlamento japonés aprobara sus medidas económicas y lo sustituyó un Gobierno encabezado por el influyente pero indeciso príncipe Konoe. El general que mandaba las fuerzas japonesas en el norte de China sufrió un ataque al corazón y tuvo que reemplazarle un subordinado con menos experiencia. Y tropas chinas en los alrededores del «Puente de Marco Polo» (Lugouqiao) decidieron reforzar algunas defensas en las márge571

nes del río Yongding. Este puente -unos dieciséis kilómetros al oeste de Pekín- había sido famoso en otro tiempo por su belleza; el emperador Qjanlong escribió un poema sobre el hermoso espectáculo que ofrecía la luna poniente contemplada desde el puente bajo las primeras luces del alba. Más adelante se había construido a su lado un puente ferroviario de gran importancia estratégica que comunicaba las líneas del sur con el empalme de la población de Wanping. Un ejército que dominara Wanping podía controlar el acceso en tren a Tianjin, Kalgan y Taiyuan, y por esta razón las tropas japonesas en el norte de China solían hacer maniobras en la zona, pues el Protocolo de los Bóxers, firmado en 1901, les daba derecho a ello. El 7 de julio de 1937 los japoneses decidieron utilizar el puente como base para unas maniobras nocturnas a cargo de una compañía de uno de los batallones que guarnecían Pekín. También se autorizó a los soldados a disparar cartuchos de fogueo al aire en un simulacro de combate. A las 10:30 de la noche los chinos dispararon varios cañonazos contra la zona de reunión de las tropas japonesas sin causar ninguna baja. Pero cuando los japoneses pasaron lista y se encontraron con que uno de sus soldados había desaparecido, su comandante pensó que los chinos le habían hecho prisionero y ordenó atacar Wanping. Este ataque, que los chinos repelieron, puede considerarse la primera batalla de la segunda guerra mundial. Al día siguiente, cerca del empalme ferroviario de Wanping, tropas chinas lanzaron un ataque contra la posición japonesa, pero fueron repelidas. Durante los días siguientes, aunque habían cesado los tiroteos, hubo una serie de negociaciones a menudo no coordinadas, declaraciones y contradeclaraciones. Sus protagonistas fueron los jefes militares locales de ambos bandos, las autoridades chinas y japonesas de Pekín, los comandantes regionales chinos y japoneses y los gobiernos de Nankín y Tokio. Los ánimos empezaron a caldearse. El Ministerio de la Guerra japonés pidió la movilización de cinco divisiones en Japón para hacer frente a las contingencias que pudieran surgir en el norte y el centro de China, al tiempo que Chiang Kai-shek ordenaba que cuatro divisiones se trasladaran a los alrededores de Baoding, en el sur de Hebei. El príncipe Konoe, en una rueda de prensa, insistió en que el incidente fue «exclusivamente resultado de una acción militar antijaponesa por parte de China» y en que «las autoridades chinas deben pedirnos perdón por las acciones ilegales antiiaponesas». Chiang Kai-shek, desde su residencia de verano en Kuling, anunció que los anteriores acuerdos con los japoneses debían seguir considerándose el statu qua: «Si permitimos que se pierda siquiera un palmo más de nuestro territorio»,

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dijo, "seremos culpables de un crimen imperdonable contra nuestra raza».'

El 27 de julio, justo cuando los jefes militares locales parecían estar preparando la retirada, estallaron nuevos combates, esta vez feroces, alrededor del Puente de Marco Polo. Tropas japonesas tomaron el puente y se atrincheraron en la orilla izquierda del río Yongding. A final de mes ya habían consolidado su dominio en toda la región de Tianjin-Pekin. Cuando recibió la noticia de la actitud desafiante de China, el príncipe Konoe pidió "una solución fundamental de las relaciones sinojaponesas». Chiang Kai-shek respondió: «La única opción que tenemos ahora es conducir a las masas de la nación, bajo un solo plan nacional, a luchar hasta el fin»." 573

En una importante y arriesgada jugada militar y estratégica, Chiang Kai-shek decidió desviar a los japoneses de su campaña en el norte de China lanzando un ataque contra sus fuerzas en la zona de Shanghai. Era allí donde Chiang Kai-shek tenía el grueso de las mejores divisiones adiestradas por los alemanes, prestas a entrar en acción desde que los comunistas habían sido obligados a abandonar el sóviet de Jiangxi y a emprender la Larga Marcha. En Shanghai las fuerzas chinas superaban en número a las japonesas en una proporción de más de diez a uno, y Chiang Kai-shek había tenido la precaución de construir -también con asesoramiento alemán- una línea protectora de blocaos de hormigón en la zona de Wuxi junto al ferrocarril de Nankín, por si era necesario emprender la retirada. El 14 de agosto Chiang Kai-shek ordenó a sus fuerzas aéreas que bombardeasen los buques de guerra japoneses anclados ante los muelles de Shanghai. Si esperaba vengar de manera triunfal la humillante derrota que la marina japonesa había infligido a las fuerzas de los Qjng en Weihaiwei en 1895, debió de llevarse una triste decepción. La aviación nacionalista no sólo había perdido el elemento sorpresa cuando los japoneses interceptaron y descifraron un telegrama secreto, sino que, 574

además, los aviones chinos erraron el blanco y las bombas, en lugar de alcanzar a la flota enemiga, cayeron sobre la ciudad de Shanghai y mataron a centenares de civiles. A pesar de este trágico fracaso, el almirante que mandaba las fuerzas japonesas anunció que «la marina imperial, habiendo soportado lo insoportable, se ve ahora forzada a tomar todas las medidas posibles y eficaces». El príncipe Konoe declaró que Japón se veía ahora «obligado a actuar con resolución para hacer entrar en razón al Gobierno de Nankín».' Con la «guerra» todavía sin declarar, el Gobierno japonés envió quince nuevas divisiones al norte y el centro de China. Chiang Kai-shek ordenó a sus tropas que vencieran a los japoneses en Shanghai a toda costa, pero los primeros intentos de romper el perímetro defensivo japonés fracasaron. A finales de agosto y durante la totalidad de septiembre y octubre, los chinos, que ahora estaban a la defensiva, combatieron con un heroísmo extraordinario, pese al cañoneo constante de la artillería pesada de la marina japonesa, los bombardeos de los aviones japoneses procedentes de portaaviones y de bases en tierra (entre ellos algunos que procedían de Taiwan, que había sido ocupada por los japoneses) y los repetidos ataques de cuerpos blindados de la infantería de marina y el ejército. Las bajas que sufrieron los chinos, respondiendo a la llamada de Chiang Kai-shek a la resistencia total, fueron asombrosas. Los chinos perdieron 250.000 soldados, entre muertos y heridos -casi el sesenta por ciento de las mejores fuerzas de Chiang Kai-shek-, a la vez que los japoneses sufrieron cuarenta milo más bajas. Los japoneses rompieron finalmente las líneas chinas efectuando un audaz desembarco anfibio en la bahía de Hangzhou, al sur de Shanghai, y amenazando la retaguardia china. El 11 de noviembre los chinos empezaron a retirarse hacia el oeste, pero de manera tan desordenada que no pudieron retener los emplazamientos defensivos que habían preparado cuidadosamente en Wuxi. En vez de ello, se replegaron a la capital, Nankín. En el transcurso de los siglos, Nank.ín había tenido que soportar ataques armados y las prolongadas campañas propagandísticas que los acompañaron: los manchúes en 1645, los rebeldes Taiping en 1853, los ejércitos regionales de los Qjng en 1864, las fuerzas republicanas en 1912. Ahora, en 1937,Chiang Kai-shek prometió que Nankín nunca caería, pero confió su defensa a un político del Guomíndang y ex señor de la guerra, Tang Shengzhi, que gozaba de su confianza principalmente por haber mandado sus tropas en Hunan durante el verano de 1926 en apoyo de los planes de la Expedición al Norte. Tang Shengzhi se distinguía por la fe inquebrantable que tenía depositada en su consejero

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espiritual budista, a quien en otro tiempo había utilizado para adoctrinar a sus tropas en la lealtad y para que le aconsejase cuando tenía que tomar alguna decisión relacionada con su carrera. Este budista aconsejó a Tang Shengzhi que aceptase la tarea de dirigir la defensa de la ciudad y Tang Shengzhi así lo hizo cuando la huida de Shanghai ya estaba en su apogeo. Mientras los japoneses bombardeaban la ciudad con octavillas que prometían dispensar un trato decente a todos los civiles que permanecían en ella, los escépticos soldados chinos -fugitivos de los combates en Shanghai- perpetraron numerosos asesinatos y robos entre los habitantes de Nankín para hacerse con ropa de paisano que les facilitara la huida. El 12 de diciembre el propio Tang Shengzhi abandonó la ciudad; como había jurado públicamente defenderla mientras le quedase un soplo de vida, no trazó ningún plan para la evacuación ordenada de las tropas que la guarnecían y su partida empeoró la confusión militar. Empezó entonces en Nankín un periodo de terror y destrucción que por fuerza se cuenta entre los peores de la historia de la guerra moderna. Durante casi siete semanas los soldados japoneses, que entraron en la ciudad el 13 de diciembre, desataron sobre las tropas derrotadas y la indefensa población civil una tempestad de violencia y crueldad casi sin paralelo. Según extranjeros que residían en Nankín, los japoneses violaron a veinte mil mujeres, muchas de las cuales murieron tras repetidas agresiones; mataron a treinta mil soldados fugitivos y asesinaron a doce mil civiles. Otros cálculos contemporáneos efectuados por chinos eran hasta diez veces más elevados y resulta dificil determinar las cifras exactas. El pillaje, la destrucción sin sentido y los incendios provocados dejaron gran parte de la ciudad convertida en ruinas, y po· dían verse montones de cadáveres en incontables lugares. No hay ninguna explicación lógica de este terrible suceso y tal vez no sea posible encontrarla. En lugar de la victoria fácil que esperaban, los soldados japoneses habían luchado encamizadamente durante meses y sus bajas habían sido infinitamente superiores a las previstas. Se sentían aburridos, furiosos, decepcionados, cansados. Las mujeres chinas estaban indefensas, sus hombres no podían hacer nada o se hallaban ausentes. La guerra, que aún no había sido declarada, no tenía ningún objetivo o propósito claro. Quizá todos los chinos, fuera cual fuese su sexo o edad, pa· recían destinados a ser víctimas. Mientras la violencia asolaba Nankín, los ejércitos nacionalistas supervivientes se retiraron al este subiendo por el río Yangzi, con la intención de consolidarse en Wuhan, escenario de los primeros aldabonazas del nacimiento de la república y más adelante centro de las mayores 576

esperanzas de los comunistas. La lucha continuó en la China central durante la primera mitad de 1938. La serie de victorias japonesas sólo se interrumpía de vez en cuando, como en la población de Taierzhuang, en el sur de Shandong, cerca del importante empalme ferroviario de Xuzhou. En abril, Li Zongren, uno de los mejores generales de Chiang Kai-shek, libró aquí una gran batalla en la que tendió una emboscada al ejército japonés cuyo resultado fue la muerte de unos treinta mil de sus soldados, con lo cual demostró al mundo que bajo un liderazgo inspirado y con buen armamento los chinos sabían defenderse. Pero no pudo sostener la victoria y tuvo que retirarse. Xuzhou cayó en poder de los japoneses en mayo. Mientras los japoneses seguían avanzando hacia el oeste, en dirección a la antigua capital de Kaifeng, desde la que podrían controlar el ferrocarril de vital importancia que llevaba a Wuhan, en el sur, Chiang Kai-shek ordenó a sus ingenieros que volasen los diques del río Amarillo. La consiguiente inundación gigantesca tuvo a los japoneses paralizados durante tres meses, destruyó más de cuatro mil poblados del norte de China y mató a un número desconocido de campesinos. La destrucción de los diques cambió el curso del río Amarillo, que desde el decenio de 1850 había desaguado en el mar Amarillo al norte de la península de Shandong. Ahora las aguas volvían a seguir el curso meridional y cruzaban el norte de jiangsu antes de llegar al océano. A finales del verano de 1938, sin embargo, los japoneses ya habían reunido los aviones, tanques y artillería necesarios para el asalto final a la zona de Wuhan. Los combates se libraron en docenas de lugares al norte y al este de la ciudad durante casi cinco meses. Los japoneses trajeron refuerzos por ferrocarril desde el norte y en convoyes de embarcaciones blindadas por el Yangzi, que limpiaron sistemáticamente de posiciones defensivas de los nacionalistas. Una vez que contaron con los barcos que necesitaban para barrer el lago Boyang, que los nacionalistas habían minado, también estuvieron en condiciones de atacar Wuhan desde el sur. Las tres ciudades que formaban Wuhan tal vez hubieran caído antes de no haber sido por la heroica actuación de los pilotos rusos enviados a China por Stalin, cuyo renovado interés por la supervivencia de la China nacionalista tenía su origen en la alianza de Alemania y Japón contra la Comintem. La base principal de los aviadores rusos se encontraba en Lanzhou, en la provincia de Gansu, donde recibían los pertrechos que camiones y camellos traían por la antigua Ruta de la Seda; en una serie de intensas batallas aéreas -y recurriendo en ocasiones a artimañas astutas- infligieron graves daños a la aviación japonesa. 577

LA GUERRA EN CHINA CENTRAL, 1937-1938 M' LL"

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Pero a finales de octubre de 1938 gran parte de Wuhan ya se hallaba en ruinas. Chiang Kai-shek, que había preparado otra base para la guerra, esta vez mucho más allá de las gargantas del Yangzi en Chongqing (Chungking), en la provincia de Sichuan, salió de la ciudad en avión en busca de un lugar seguro allí, al tiempo que las tropas que podían empezaban a retirarse. Los japoneses se apoderaron de la devastada zona el 25 de octubre de 1938, tras sufrir (según cálculos chinos) doscientas mil bajas y perder más de cien aviones. Sólo cuatro días antes, unidades de infantería de marina y navales japonesas habían desembarcado en Cantón y la habían tomado. Chiang Kai-shek había perdido ahora el control de facto de toda la parte del este de China que se extendía desde los pasos de Shanhaiguan hasta los ricos puertos del sur semitropical, junto con todas las prósperas ciudades comerciales e industriales situadas entre los dos puntos. La zona abarcaba las tierras de labranza más fértiles de China, así como el antiguo núcleo cultural del país.

China, dividida En 1938 la gran extensión de territorio que en otro tiempo había sido un imperio unificado bajo los Qjng se hallaba fragmentado en diez grandes unidades: Manchukuo, la Federación de Mongolia Interior, el nordeste de China al sur de la gran Muralla, el China centrooriental y Taiwan -todas controladas en mayor o menor medida por ]apón- , así como el régimen del Guomindang en Chongqing y la base comunista 578

en Shaanxi. Además, gran parte de la provincia de Shanxi, especialmente alrededor de Taiyuan, seguía en poder del señor de la guerra Yan Xishan. Cantón, ocupada por los japoneses, constituía otra zona independiente de autoridad, al igual que la gran extensión de Xinjiang, en el lejano oeste. Aquí la población, que era predominantemente musulmana, se encontraba bajo el control de un gobernador militar autónomo que recabó nerviosamente ayuda y patronazgo primero de la Rusia soviética y luego del Guomindang. También el Tíbet había reafirmado su independencia. Aunque China se había acostumbrado desde 1911 a la fragmentación política y a la guerra civil, esta reconsolidación parcial en unidades grandes, muchas de ellas tanto o más extensas que países enteros, pareció resucitar la amenaza que las presiones del imperialismo extranjero habían representado a finales del siglo XIX, es decir, que China quedase dividida de manera permanente. La consolidación de tal grupo de estados nuevos haría que China volviese a la situación que había existido antes de las conquistas de los Qin en 221 a.c., durante el periodo llamado de los «Estados en Lucha», cuando diez regímenes importantes dominaban el país; o podía traer consigo una recurrencia de las pautas cambiantes de autoridad y alianzas que caracterizaron la historia de China entre los siglos 1II y VI d.C., y de nuevo entre el x y el XIlI. La caída de \Vuhan a finales de 1938 señaló el final del primer asalto concertado de Japón contra China, porque el anterior plan del Ministerio de la Guerra japonés, que quería limitar el número de soldados japoneses en China a un máximo de doscientos cincuenta mil, no había sido factible y existía ahora el grave peligro de ir más allá de lo que permitían las tropas y pertrechos disponibles. El objetivo de las operaciones japonesas en China era hacerse con una base extensa de recursos naturales que alimentaran el aumento del desarrollo industrial -con fines tanto civiles como militares- y la expansión del «nuevo orden» en Asia bajo el liderazgo cultural de Japón, tal como los japoneses venían sonando desde hada cuarenta años. Los japoneses no tenían ninguna intención de comprometer lo mejor de su ejército en una prolongada ocupación de toda China; en lugar de ello, el plan consistía en crear una red entrelazada de regímenes títeres, por el estilo de Manchukuo, que dieran a Japón trato preferente en el plano económico, fueran acérrimamente anticomunistas y proporcionaran las tropas que guarnecerían y vigilarían sus propios territorios en nombre de Japón. Los planificadores japoneses también albergaban la esperanza de que fragmentando aún más la economía china, y especialmente debilitando el fabi, moneda de papel que los nacionalistas habían creado en las

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reformas de 1935 y era relativamente estable, Japón socavaría lo poco que quedaba de la estabilidad financiera de China. Sin una base financiera decente, el régimen de Chongqing sin duda capitularía. El primer estado títere de Japón, Manchukuo, formado entre 1932 y 1934, experimentó una rápida expansión industrial y militar. La formación de un segundo estado títere en Mongolia Interior, impulsada por los ejércitos de Manchukuo en conjunción con tropas mongolas y los japoneses, se había visto frenada al principio por la resistencia tenaz de los chinos. Pero después de la crisis de Xi'an en 1936 y el ataque a Shanghai en 1937, la estrategia japonesa consistía en apaciguar las fuerzas del creciente nacionalismo mongol. Esto era algo que Chiang Kaishek siempre se había negado a hacer porque temía que la región se separara totalmente de China. Los japoneses, más audaces, formaron un Gobierno Autónomo Federado bajo el liderazgo de un príncipe mongol, al que ayudaba un «asesor supremo» japonés. A este Gobierno nuevo se le encargó que controlase dos provincias, Suiyuan y Chahar, así como el norte de la provincia de Shanxi alrededor de Datong, que antes se hallaban bajo el dominio del señor de la guerra Yan Xishan. Con su capital en Kalgan, el nuevo régimen estaba comunicado, en el plano económico, por el ferrocarril de KalganDatong-Baotou, y su finalidad era explotar los recursos de hierro y carbón de la región, además de potenciar la producción de energía eléctrica. Los japoneses fomentaron ciertos aspectos del nacionalismo mongol empleando ardides como, por ejemplo, fechar los documentos en la era del guerrero gobernante Genghis Jan. Pero la incorporación de los habitantes del norte de Shanxi al Gobierno Autónomo Federado significó que la población mongola, que ya era poco numerosa, se vio abrumada por chinos han. De los 5,25 millones de personas que formaban la población total, más de cinco millones -lo que equivale al 95 por ciento- eran chinos; los mongoles eran 154.000 y el resto eran uigures de la región de Xinjiang, coreanos o japoneses. A mediados de diciembre de 1937, mientras tenía lugar la llamada Violación de Nankín, el ejército japonés en el norte de China procedió a consolidar los diversos «consejos» y «gobiernos autónomos» que existían al sur de la Gran Muralla y a formar con ellos un tercer régimen títere, el llamado Gobierno Provisional de la República de China. Para que ejerciese de presidente del Comité Ejecutivo del nuevo Gobierno, los japoneses escogieron a un antiguo poseedor del título juren, diplomático y banquero bajo la dinastía Qjng, Wang Kemin, que había sido asesor financiero del Joven Mariscal, Zhang Xueliang. Este Cabierno títere, que tenía su sede en Pekín, colaboró estrechamente con 580

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la recién constituida Compañía de Desarrollo del Norte de China en la creación sistemática de numerosas industrias que antes habían sido administradas por empresas japonesas tales como Mitsui, Mitsubishi, eléctrica Taido y vidrio Asahi. Con una capitalización de 350 millones de yenes, la nueva compañía formó a su vez subsidiarias como, por ejemplo, las compañías de Transportes, Teléfonos y Telégrafos del norte de China, y se hizo cargo de las minas de mena de hierro y de carbón, las siderúrgicas y las instalaciones portuarias de la zona. Tras la caída de Nankín, los japoneses procedieron también a instalar un cuarto régimen títere, esta vez para la China central. Resultó diflcil encontrar líderes chinos de peso que estuvieran dispuestos a encabezar el nuevo régimen, especialmente porque ello significaba colaborar con los odiados oficiales japoneses que, según se creía, habían dado a sus tropas carta blanca durante las atrocidades de Nankín. Pero finalmente otro poseedor del título juren de los Qing, Liang Hongzhi, que de niño había vivido en Nagasakiy había servido en el gabinete del primer ministro pro japonés Duan Qirui, aceptó el cargo de presidente de la oficina ejecutiva del nuevo «Gobierno reformado» con sede en Nankín. Al igual que el Gobierno de Pekín, este régimen comprendía tres 581

oficinas (yuanes) principales y un grupo de ministerios subordinados. Siempre escaso de dinero, gran parte de sus ingresos dependía de una alianza con los gánsteres que dirigían los negocios sucios de Shanghai y que aún eran poderosos. El Gobierno de Nankín no hizo ningún esfuerzo serio por retirar de la circulación elfabi del Guomindang, aunque con la ayuda de los japoneses sí presionó constantemente al servicio de aduanas extranjero para que renunciase a su parte de los ingresos cobrados. El inspector general de aduanas, que era británico, se mantuvo firme durante un tiempo y nunca entregó el registro de derechos cobrados; pero, y con gran decepción del Gobierno nacionalista de Chongqing, los funcionarios de aduanas depositaron los derechos recién cobrados en bancos japoneses. Siguiendo de nuevo precedentes del norte, los japoneses fundaron la Compañía de Desarrollo de la China Central para que supervisase empresas subsidiarias que eran útiles para el desarrollo industrial de Japón. Con un capital de cien millones de yenes (menos de una tercera parte del valor de su equivalente en el norte), el principal cometido de esta compañía era restaurar las líneas ferroviarias destruidas por los intensos combates en Shanghai y el valle del Yangzi. Gran parte del tendido y muchos puentes habían sido demolidos, y sólo el siete por ciento del material rodante seguía funcionando. Asimismo, la compañía se encargaba de la energía eléctrica, el sistema de abastecimiento de agua, los autobuses y la navegación fluvial. Como hicieron en Tianjin, los japoneses presionaron a las comunidades extranjeras de la concesión internacional de Shanghai para que permitiesen la entrada de sus tropas en ella, después de que colaboracionistas e industriales chinos fueran asesinados y personal militar y operarios de fábrica japoneses sufriesen ataques. La integración de la vida económica y política de Taiwan, el quinto de estos nuevos regímenes, con Japón tuvo lugar mucho antes que la de los otros cuatro porque Taiwan había sido una colonia japonesa desde el Tratado de Shimonoseki firmado en 1895. Ahora Taiwan suministraba a Japón grandes cantidades de productos industriales, desde pulpa de madera y productos químicos hasta cobre y alimentos. Su red de aeródromos, que ya era impresionante, estaba en expansión, al igual que las instalaciones portuarias de Keelung y Kaohsiung, así como toda la red de ferrocarriles. Los niños chinos de Taiwan eran sometidos a un concienzudo adoctrinamiento en las costumbres y los valores de la vida japonesa y alentados a aprender japonés en lugar de su propia lengua. Si bien los taiwaneses vieron desbaratados sus intentos de formar una asamblea política con su propia representación e incluso les im582

pidieron tener sus propios periódicos independientes, la economía de Taiwan prosperaba en la alianza de dependencia con Japón. Los chinos que ahora vivían bajo el régimen de Pekín o el de Nankín tal vez la veían como señal de la suerte que les aguardaba, si es que algo sabían de Taiwan. Los que querían preservar sus libertades tenían que elegir, por arriesgado que fuese, entre uno de los otros dos regímenes que habían establecido bases temporales: el Guomindang en Chongqing, Sichuan, y los comunistas en Yan'an, Shaanxi. Los llamamientos a la resistencia nacional unida que salían de los dos centros eran poderosos y convincentes desde el punto de vista emocional. Centenares de miles de chinos optaron por hacer el largo y peligroso viaje a nuevos hogares en Sichuan o Shaanxi. Los obreros transportaban la maquinaria y las piezas de recambio de fábricas clave al otro extremo de China. Clases enteras de estudiantes universitarios de Pekín y Tianjin cruzaban penosamente el país, con sus libros y pertenencias personales, para instalarse en la nueva Universidad Consolidada (Lianda) de Kunming, en Yunnan, que de momento parecía un lugar seguro fuera del alcance de las armas japonesas. Estas grandes migraciones de obreros e intelectuales por territorio desconocido constituían en ciertos aspectos una nueva versión de la Larga Marcha. Chinos de las ciudades, intelectuales liberales y los jóvenes tuvieron ocasión de conocer las pautas de miseria en que transcurría la vida rural o las comunidades ajenas a los han que habitaban en las montañas y cuya existencia -y no hablemos de sus costumbres, modales y aspecto- desconocían hasta entonces. Pero la mayoría de los habitantes del norte y el este de China no huyó; carecían de la fuerza, los recursos y la voluntad necesarios para ello. No veían grandes ventajas en Jos programas y las prácticas políticas del Guomindang o los comunistas y preferían afrontar un futuro incierto con los japoneses. Esto ocurría entre los trabajadores industriales de las fábricas y también entre los campesinos tanto del norte como del sur de China. Si dejaban sus puestos de trabajo o su tierra y se iban a otra parte, no tenían ninguna garantía de encontrar trabajo, a menos que fueran llamados a filas. Los intelectuales, a su vez, habían visto demasiados ejemplos del afán de venganza del Guomindang y los comunistas, por más que de momento quedase disimulado por el barniz retórico del frente unido. El hermano de Lu Xun" es un caso que sirve de ejemplo. Distinguido crítico literario, traductor y ensayista, de joven había estudiado en * Zhou Zuoren. Lu Xun era un seudónimo; su propio apellido original era Zhou Shuren. (N. delA.)

583

Japón junto con Lu Xun, se había casado con una mujer del país y admiraba profundamente la literatura japonesa, tanto la tradicional como la moderna. Probablemente debía la vida al hecho de que durante los feroces ataques que el señor de la guerra Zhang Zuolin lanzó contra los radicales en 1927, el agregado militar japonés en Pekín le protegió. Debió de parecerle natural permanecer en Pekín después de 1927 y fue decano de la Facultad de Literatura de la Universidad de Pekín y luego director de la Oficina de Educación del Gobierno Provisional. También fueron muchos los estudiantes e intelectuales que se quedaron en Shanghai después de 1937 y continuaron fundando sociedades literarias, publicando y enseñando. La gran concesión internacional de Shanghai proporcionaba un refugio para muchos chinos, algunos de los cuales escribieron contra los colaboracionistas o contra los japoneses, aunque el Consejo Municipal lo desaprobaba, ya que se veía sometido a presiones continuas de los japoneses para que acallase tales críticas. Pero tanto en Pekín como en Shanghai, los japoneses, a pesar de recurrir a muchos incentivos, fracasaron en gran parte en sus intentos de persuadir a escritores, cineastas o dramaturgos chinos para que produjeran obras a favor del Eje. Las que llegaron a aparecer eran artificiosas y falaces, y sus autores fueron desaprobados incluso por otros que habían optado igualmente por quedarse en las zonas ocupadas. Eran un «híbrido de araña y ciempiés», como dijo un crítico de Shanghai," Para los chinos de todas las creencias políticas y circunstancias económicas la duda realmente importante seguía siendo: écuál de los regímenes que se están instaurando ahora tendría la capacidad necesaria para consolidar sus fuerzas y convertirse en un centro viable para una verdadera reunificación nacional?

Chongqing y Yan'an, 1938-1941 Mientras los japoneses consolidaban su dominio sobre el norte y el este de China valiéndose de varios regímenes títeres, tanto los comunistas de Yan'an como los nacionalistas de Chongqing hacían frente a problemas parecidos: proteger sus dominios de nuevos ataques japoneses, establecer alguna forma de estructura de Gobierno viable y fortalecer la lealtad de los habitantes de las zonas que gobernaban. Coincidiendo en parte con estas necesidades apremiantes, ambos bandos tenían un objetivo a plazo más largo: encontrar más apoyo, empleando para ello fuerzas guerrilleras u otros medios, en las zonas que do-

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minaban los japoneses, para, más adelante, poder añadir estos territorios a sus principales centros de control. De los dos, fue probablemente el Guomindang de Chongqing quien tuvo mayores dificultades para llevar a cabo esta tarea porque había perdido más que los comunistas. Tenía ante sí un formidable problema de aislamiento, ya que no contaba con una base de apoyo previa en Chongqing, que en la mayoría de los aspectos seguía siendo una ciudad tradicional con poca experiencia en la industria o la administración moderna. Si los ferrocarriles pueden tomarse como índice de crecimiento e integración de la economía, entonces la distancia entre Chongqing y cualquier línea de ferrocarril importante en 1937 muestra lo aislado que se encontraba ahora el Guomindang de las pautas de desarrollo que este medio de transporte había hecho posibles (véase el mapa de la página 573). Desde que fuerzas del Guomindang entraran en Sichuan en 1935, cuando perseguían a los fugitivos de la Larga Marcha, el Gobierno nacionalista había querido acabar con el poder de los señores de la guerra locales y poner en práctica una serie de reformas que fortaleciesen la integración de Sichuan en el tejido nacional. Se formó un Gobierno provincial civil con poderes centralizados para la recaudación de impuestos y se trasladaron nuevos magistrados a las provincias para que supervisasen la administración local. Se hizo un intento de reducir los ejércitos locales en dos quintas partes y enviar a los oficiales declarados cesantes a una nueva escuela de formación profesional en la ciudad de Chengdu. Inspectores especiales designados por Chiang Kai-shek recibieron órdenes de dar caza a los comunistas que quedaban en la zona. Los bonos provinciales se liquidaron con un empréstito de oro por valor de setenta millones de yuanes, conseguido con los ingresos obtenidos de la sal de la provincia como garantía, y se proporcionaron 30 millones de yuanes de los nuevos billetes de fabi a una sucursal del Banco Central de China en Chongqing para que cancelase los diversos billetes locales que todavía circulaban. Los nacionalistas simplificaron los impuestos, pusieron en marcha un programa de construcción de carreteras y una campaña intensiva de supresión del opio cuyo objetivo era acabar con todo el cultivo de adormideras en la provincia antes de 1939. Habida cuenta de que sólo en Chongqing había 1300 o más fumaderos de opio, las reformas no se hicieron antes de tiempo. Sin embargo, estas reformas se vieron frenadas no sólo por la resistencia de los militaristas locales, sino también por una serie de sequías catastróficas que asolaron la provincia en 1936 y causaron la pérdida de la mayor parte de los cultivos que debían alimentar a la población en el 585

invierno. Mujeres y niños esquivaban las patrullas de la policía para comerse la corteza de los árboles ornamentales de Chongqing. A comienzos de 1937 la policía enterró con sus propias manos a más de cuatro mil víctimas de la hambruna, hasta que se construyeron crematorios especiales para acelerar el proceso. La escasez de alimentos provocó disturbios en muchas ciudades de Sichuan y un aumento previsible del bandidaje. Cuando Chiang Kai-shek llegó finalmente a Chongqing el 8 de diciembre de 1938, tras volar desde Wuhan vía Guilin, la ciudad debía de parecer frágil como base de operaciones. Una de las mayores prioridades de Chiang Kai-shek era lograr que la vecina provincia de Yunnan se alinease firmemente con su base en Sichuan. Yunnan había sido gobernada desde 1927 como una satrapía prácticamente independiente bajo el señor de la guerra Long Yun, de la tribu de los 1010. A pesar de su adicción al opio, Long Yun había tratado de incrementar la fuerza económica de Yunnan potenciando la minería y la industria. Kunming, capital de una provincia cuya extensión era dos tercios de la de Francia, tenia antes de la guerra una población de sólo 147.000 personas, lo cual hizo más dramático el efecto de la llegada de 60.000 refugiados en 1937 y 1938. Chiang Kai-shek confirmó a Long Yun como gobernador de Yunnan y los dos colaboraron en precaria alianza durante toda la guerra. Long Yun se negó a poner en práctica las duras leyes de censura del Guomindang y el resultado fue que Kunming se convirtió en un importantísimo centro intelectual y sede, durante la contienda, de la Universidad Consolidada para eruditos y estudiantes que huían del norte de China. Como futura terminal de una carretera que se estaba construyendo en las montañas para enlazar con Lashio, en Birmania, Kunming adquirió aún más importancia cuando los japoneses cerraron el Yangzi a los barcos de otras nacionalidades y ejercieron presiones que obligaron a los franceses a dejar de transportar pertrechos militares por la línea de ferrocarril que iba de Hanoi al norte. La Carretera de Birmania era ahora el único enlace del sur de China para abastecerse de los pertrechos militares y la gasolina que Chiang Kai-shek necesitaba para seguir resistiendo. Con una longitud de alrededor de mil ciento cincuenta kilómetros (unos novecientos sesenta y cinco en China y unos ciento ochenta y cinco en Birmania), la construcción de esta carretera, que se emprendió en el momento de estallar la guerra en el este de China, llamó la atención del mundo. El estereotipo popular en Occidente de los chinos como gente de mucha paciencia y muy trabajadora aumentó debido a las crónicas escritas y las fotografías que mostraban a centenares de miles de chinos -hom586

bres, mujeres y niños- trabajando con las manos en montañas y desfiladeros, acarreando cestos llenos de piedras y tierra, volando los peñascos más pesados con tubos de bambú rellenos de pólvora. Miles de ellos murieron a causa de accidentes y de la malaria y seguramente también fueron muchos los que murieron de desnutrición, porque se trataba principalmente de personas que eran obligadas a trabajar, a las que se pagaba, si ése era el caso, sólo con alimentos. La Carretera de Birmania, inaugurada oficialmente el 2 de diciembre de 1938, siguió adoleciendo de una serie de problemas: deslizamientos de tierras, tramos de sentido único, puentes que sólo podían soportar cargas ligeras, superficie de barro peligrosamente resbaladiza cuando llovía y falta de centros de comunicación por telégrafo o puestos de aprovisionamiento de gasolina. Pero cuando los primeros pertrechos procedentes de Rangún llegaron a Kunrning en diciembre de 1938, fue un gran triunfo. Con Sichuan como base central y Yunnan como vía de comunicación con el mundo exterior, los nacionalistas podían ejercer cierto grado de control sobre las restantes provincias que constituían el límite entre su territorio y el de los ejércitos japoneses. Estos territorios barrera eran Guangxi, excepto la zona entre Nankín y la costa, de la que se apoderaron los japoneses; Guangdong, excepto el delta del río de las Perlas alrededor de Cantón; la mayor parte de Hunan; el sur de Jiangxi; grandes extensiones del oeste de Hubei y Henan, y el sur de Shaanxi. La mayor parte de las provincias de Zhejiang y Fujian también se habían librado de la ocupación japonesa, pero estaban tan lejos que el Guomindang no podía ejercer mucho control en ellas. El único gran avan587

ce japonés hacia el interior de los territorios del Guomindang en 1939 y 1940 tuvo lugar siguiendo el río Yangzi hasta el centro de distribución de Yichang, en Hubei. La toma de la ciudad por parte de los japoneses causó problemas graves en los envíos de cereales desde Hunan y Hubei río arriba hasta Chongqing, lo cual creó dificultades aún mayores en la ciudad. El Gobierno que instauraron los nacionalistas en Chongqing era dirigido por un Consejo Supremo de Defensa Nacional presidido por Chiang Kai-shek. La verdadera base de poder, sin embargo, residía en la Comisión de Asuntos Militares, que también presidía Chiang Kaishek, lo cual hacía de él comandante en jefe del ejército y las fuerzas aéreas (así como de la casi inexistente marina), y le confería poder estatutario para ..dirigir al pueblo de toda la nación»." En 1938 Chiang Kai-shek también había recibido del congreso del Guomindang el título de ..director general» del partido, que en otro tiempo ostentara Sun Yat-sen." Y en 1943, después de la muerte del político modesto que desde 1932 había sido presidente de la república china, Chiang Kai-shek había asumido ese título también. Pero esta inmensa concentración aparente de poder y el enorme tamaño que sobre el papel tenían los ejércitos nacionalistas no podían ocultar que en realidad Chiang Kai-shek no era más que el coordinador que presidía una federación poco rígida de fuerzas. Con el fin de ayudarle a formular la política que había que seguir, proporcionar cierto espacio para la participación popular en la dirección del Gobierno y dar cuerpo a los principios del frente unido, se creó una institución de tipo parlamentario integrada por doscientos miembros, el Consejo Político del Pueblo. De los doscientos escaños, al Guomindang le correspondían sólo 80, 70 eran para los independientes y los restantes 50 eran para los comunistas y otros partidos políticos pequeños. Pero esta organización poco podía hacer para aunar la política central a la vez que la burocracia, debido a su fragmentación, no podía coordinar de forma apropiada la administración de los funcionarios locales en toda China cuya misión era recaudar los impuestos rurales y hacer de enlaces entre las autoridades civiles y los comandantes de las guarniciones militares. Los ingresos disminuyeron drásticamente y los gastos militares se dispararon y empezaron a empujar a Chongqing hacia una espiral inflacionaria. Al mismo tiempo, el elevadísimo número de bajas militares mermó la moral del régimen. * El título de Chiang Kai-shek llevaba una ligera diferencia de nomenclatura, zongcai en lugar de zangli. (N. dd A.)

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20,----------------------, 16 Reservas, inútiles, otras pérdidas, etcétera ""----1 Hombres sanos reclutados por las fuerzas armadas

_____ -

4

_ ---

~mero

_) ............. de hombres en el ejército, la manna y las fuerzas aéreas

-- ----';a~s---........................................ --- __ -~-~- ----~~l:h:a~ / 1937

1938

1939

1940

1941

1942

1943

1944

Año Potencial humano, ejércitos nacionalistas chinos,' 1937-1945.

Paralelamente a los intentos de consolidación que hizo el Guomindang en el sur y el centro tuvieron lugar los que hicieron los comunistas en su base de Yan'an, en el norte. En virtud de los acuerdos entre Chongqing y Yan'an de finales de 1937, después del ataque japonés a Shanghai, el Ejército Rojo se constituyó ahora en el Ejército de la 8: Ruta bajo el mando nominal de los nacionalistas. En septiembre del mismo año los dos bandos se comprometieron a «cooperar» en cuatro campos de importancia crítica, cada uno de los cuales representaba concesiones por parte del PCCh: trabajar para hacer realidad los Tres Principios del Pueblo de Sun Yat-sen: nacionalismo, socialismo y democracia; abandonar la rebelión armada, formar sóviets y confiscar las propiedades de los terratenientes; abolir la estructura gubernamental autónoma que a la sazón tenía el sóviet de Shaanxi, y reiterar que los aproximadamente treinta mil soldados del antiguo Ejército Rojo estarían bajo el mando del Guomindang. Chiang Kai-shek dijo acertadamente que era «un triunfo del sentimiento nacional sobre todas las demás consideraciones»," aunque también en este caso el PCCh siguió las órdenes que la Comintem dio a los partidos comunistas de todo el mundo. En agosto de 1939 el asombroso anuncio de que la Unión Soviética había firmado un pacto de no agresión con la Alemania de Hitler

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no alteró esta política básica de frente unido. Mao Zedong recibió e! pacto entre Hitler y Stalin como un paso positivo que frustraría los planes de la «burguesía reaccionaria internacional» francesa y británica y asestaría «un golpe a los capitulantes chinos». \O Y esta nueva red de acuerdos internacionales, a pesar del anterior pacto de no agresión entre e! Guomindang y los soviéticos, tampoco significaba que los alemanes restaurarían los grandes acuerdos industriales y militares que habían proyectado para China en un momento anterior de! decenio de 1930. Los alemanes estaban ahora demasiado comprometidos a apoyar a los japoneses en su política general en e! este de Asia. En vez de organizar nuevos sóviets en las zonas que controlaba, el PCCh, con la conformidad del Guomindang, anunció la formación de dos gobiernos en regiones fronterizas. A uno se le dio el nombre de Shaan/Gan/Ning, por las primeras sílabas de la agrupación de las provincias septentrionales de Shaanxi, Gansu y Ningxia, y al segundo, e! de ]in/Cha/]i, que se refería (de manera menos obvia, ya que en este caso eran formas arcaicas de los nombres de las provincias) a la región fronteriza de Shanxi, Chahar y Hebei. El poderío japonés era mucho mayor en la segunda región fronteriza que en la primera; pero, dado que ni los japoneses, ni e! Gobierno provisional de! norte de China, ni la Federación de Mongolia Interior dominaban totalmente el territorio, los comunistas disponían de abundante espacio para las maniobras políticas, los sabotajes e incluso el reclutamiento de tropas para e! Ejército de la s.a Ruta. Además, los supervivientes de las fuerzas comunistas que en tiempos de la Larga Marcha se habían quedado en la China central para hacer guerra de guerrillas se reorganizaron y formaron el Nuevo 4.° Ejército. Desde 1935 estos guerrilleros habían llevado una vida aislada, peligrosa e independiente, a menudo se refugiaban en montañas y bosques, vivían de su ingenio y creaban sus propios lazos con los pobres de! campo y la gente que había opuesto resistencia primero al Guomindang y luego a los japoneses. Después de un paréntesis de tres años, organizaron una fuerza de doce mil combatientes que estaba sometida nominalmente a la dirección general del Guomindang pero en realidad se hallaba bajo e! mando de oficiales comunistas veteranos. Durante estos primeros años en Yan'an el PCCh ajustó su organización -como el Guomindang había intentado hacer- en tres campos principales: e! partido mismo, e! Gobierno y e! ejército. El número de afiliados al partido aumentó de manera espectacular en este periodo -de alrededor de cuarenta mil en 1937 a unos ochocientos mil en 1940-, en parte debido a una campaña sostenida de reclutamiento y búsqueda de personas de talento, pero también como resultado de la popularidad 590

de la política de frente unido que preconizaba el partido. Ante la prohibición temporal de seguir expropiando tierras, el PCCh puso en marcha un programa de reducción sistemática de las rentas y un sistema de impuestos sobre las tierras sin explotar que hacía que a muchos terratenientes que antes eran ricos les resultara antieconómico conservar grandes propiedades, al tiempo que permitía a muchos campesinos pobres incrementar las suyas hasta que alcanzaran una extensión que fuese rentable. De este modo era posible contar con la lealtad de los poblados al PCCh y a la causa antijaponesa sin que ello provocara disensiones. En cuanto a su propia posición de liderazgo, Mao Zedong superó dos retos graves, uno de Zhang Guotao, su rival durante la Larga Marcha, y otro de Wang Ming, el más influyente de los ex miembros del grupo dominado por la Comintem que desde su retorno de la Unión Soviética en 1939 era conocido por el nombre de los «bolcheviques de vuelta». A partir de entonces, Mao y sus ayudantes confidenciales trabajaron de forma ininterrumpida y eficaz para denigrar los logros de los dos ex rivales citados, con el fin de dar a entender que entre los líderes comunistas Mao era el único que había previsto correctamente el rumbo que tomaría la revolución en China. Estas conclusiones quedaron consagradas como la nueva ortodoxia historiográfica entre los comunistas. El partido aumentó su poder por medio de delegaciones regionales en toda la zona de Shaan/Gan/Ning y las otras zonas fronterizas, así como mediante grupos divididos de acuerdo con sus funciones, tales como propaganda, educación, movimientos populares, asuntos de la mujer, prensa, y organizaciones juveniles. La Universidad Resistid a Japón (Kangda) en Yan'an fue un importante centro de formación de cuadros y perfeccionamiento de los puntos de vista del partido. A pesar de la pobreza de la región, la moral era alta y a Yan'an les parecía un nuevo faro de esperanza. El Gobierno de Yan'an consistía en la administración central con sus ministerios subordinados y una red de asambleas representativas que idealmente, y en muchos casos realmente, descendían hasta el nivel de condado. Los acuerdos sobre el frente unido se cumplieron por medio de la puesta en práctica del «sistema de tres tercios»: por regla general, los miembros del PCCh no ocuparían más de un tercio de los puestos en los organismos gubernamentales; esto dejaría, como dijo Mao, un tercio para los «progresistas de izquierdas ajenos al partido y un tercio para los sectores intermedios que no son de izquierdas ni de derechas», Los escritos de Mao muestran que creía que este sistema garantizaría el dominio del PCCh, ya que si se elegían comunistas de gran calibre para un tercio de los puestos, «esto será suficiente para asegurar el lideraz-

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Año 1937 1938 1939 1940 1941

Estimaciones japonesas

823.296 (de julio 1937 a noviembre 1938) 395.166 847.000 708.000

Estimaciones chinas 367.362 julio-diciembre 735.017 346.543 299.483

Bajas chinas en combate, 1937-194L 11

go del partido sin una representación mayor»." El cuadro de abajo indica la composición social y de partido de varias asambleas representativas en el nivel de condado. Las fuerzas armadas comunistas consistían no sólo en los ejércitos de las rutas 8: y 4.a -el veterano de la Larga Marcha Zhu De era su comandante en jefe y Peng Dehuai, el segundo de éste-, sino también en gran número de fuerzas armadas locales con plena dedicación y bases permanentes en sus propias zonas. Estos regulares locales eran respaldados por milicias integradas por hombres y mujeres de entre 16 y 45 años de edad que trabajaban en las granjas o en las poblaciones y que, pese a estar mal armados, eran inestimables para recoger información y dar apoyo logístico y refugio a las fuerzas regulares. El PCCh prestó mucha atención a asegurarse de que en todos los niveles sus fuerzas militares no explotaran a las comunidades agrícolas, pagasen los alimentos y pertrechos que necesitaran y no molestasen a las mujeres. El PCCh también se esforzó por obtener el apoyo de las sociedades secretas militarizadas que tenían mucha fuerza en el norte de China, tales como la Sociedad de los Hermanos Mayores y las Lanzas Rojas, y conquistarlas para la causa antijaponesa. El resultado fue una base popular cada vez más amplia para el PCCh. La participación en el frente unido obligó inevitablemente a muchos radicales a romper por completo con sus anteriores metas y aspiraciones ideológicas: la reducción de las rentas y la redistribución limitada de tierras tuvieron que sustituir a la expropiación de las propiedades de los terratenientes ricos que se había llevado a cabo en jiangxi y los otros sóviets. Los enfoques gradualistas de la educación y el adoctrinamiento sustituyeron a las huelgas basadas en el enfrentamiento y se elaboró un plan prudente de créditos rurales y potenciación de industrias locales con el objeto de no suscitar el antagonismo de los agricultores ricos y los habitantes de las poblaciones de las regiones fronteri-

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Categoría Terrateniente Campesino rico Campesino medio Campesino pobre Arrendatario Campesino contratado Trabajador Mercader Pequeña nobleza Total PCCh Guomindang Sin partido Total"

Suide Qingyaug Heshui QlJú Xinzheng Xinning Zhidan

23

12

7

47

159

89

56

J2

578

323 460

166

1301

1.334

181 719

22

36

4

22

236

22 27

63

971 196 41

1.636

20 185 165 13

127 2.446

400 161 2.075 2.636

732

969

2

14

2

30

45

ll5

101 541

393 19 1 2

6

219

l.001

257

5B

361 638

744 1.001

386 124 2 188 314

10 584 151 2 487 640

89

14 3 20 815 386 439 825

• Los totales de los partidos no siempre se corresponden con los totales de las categorias debido al número de casos no registrados o registradosIncorrectamente. Composición socialy afiliación al partido en las asambleas representativas de Yan'an, 1941. 13

zas. Esta política no gustaba a muchos comunistas, como puede verse en los pasajes de un manual de instrucción escrito en forma de preguntas y respuestas que los líderes del PCCh proporcionaron a sus cuadros locales. He aquí una muestra: P: Pienso que el frente unido y la colaboración Guomindang-PCCh son un cambio de postura demasiado grande. Sería mejor matar a los caciques de los poblados y dividir la tierra. Si actuáramos rápidamente, sería fácil llevar a cabo la revolución, éno es así? R: Esto es incorrecto, porque actuar de esta manera hoy sin duda provocaría una guerra civil. Si luchamos unos contra otros, no podremos luchar contra Japón. Entonces Japón nos destruiría. Si la nación pereciese y cayera en manos de los japoneses, sería muy dificil instaurar el comunismo. La instauración del comunismo requiere la independencia nacional."

Mientras imponían moderación a las fuerzas revolucionarias sociales en sus zonas fronterizas, en 1940 los comunistas lanzaron una serie de ataques contra puntos fuertes, carreteras y ferrocarriles japoneses en el norte de China. Llamada la Ofensiva de los Cien Regimientos -de he593

cho, en diferentes momentos participaron en ella hasta 104 regimientos de soldados afiliados al PCCh-, los ataques fueron coordinados por el general Peng Dehuai. Hay discrepancias sobre cómo se planearon (algunos sostienen que no se informó a Mao Zedong por adelantado) y cuál era su propósito: si se pretendía hacer daño a las fuerzas regulares japonesas, endurecer la resistencia nacional en conjunto o desviar la atención del Guomindang de la gran expansión del Nuevo 4.° Ejército comunista que en aquellos momentos tenía lugar en la China central. A pesar del valor de los atacantes, no se alcanzó ninguno de estos objetivos. Si bien los japoneses sufrieron muchas bajas, sus tropas regulares, reforzadas por tropas de los regímenes títeres, lanzaron tremendos contraataques, a menudo de una crueldad inmensa, en los cuales destruyeron poblados enteros, hasta el último ser humano, animal de granja y edificio. De resultas de la devastación, el número de habitantes de las zonas que se hallaban más o menos bajo el control del PCCh descendió de 44 millones a 25 millones, y el Ejército de la B. a Ruta perdió cien mil hombres entre muertos, heridos o desertores. Tampoco podía decirse que el conjunto de la resistencia nacional se endureciera. En marzo de 1940 WangJingwei, el ex lugarteniente de Sun Yat-sen y más adelante segundo de Chiang Kai-shek, aportó finalmente su prestigio al régimen títere de la China central -con gran alegría de los japoneses- cuando aceptó el puesto de funcionario superior del mismo. El régimen de WangJingwei recibió el reconocimiento diplomático oficial de los japoneses al tiempo que éstos reforzaban su dominio sobre las economías de la China central. A pesar de que los agentes secretos del Guomindang bajo el mando de Dai Li hicieron intentos continuados de asesinar a destacados colaboracionistas chinos, el régimen de Wang Jingwei sobrevivió y millones de chinos de la región de ShanghaiNankín lo aceptaron como legítimo. Los acontecimientos del norte de China tampoco impidieron que los generales del Guomindang en el centro del país prestasen atención al Nuevo 4.° Ejército. Sabían muy bien que dicho ejército daba al PCCh una presencia estratégica de vital importancia en el delta del Yangzi, que era la zona productora de alimentos más rica de China y el centro de gran parte de su industria pesada, que ahora controlaban los japoneses. La zona era un laberinto en el que se entrecruzaban las jurisdicciones de unidades regulares del Cuomindang, milicias locales, bandas de rezagados y desertores de las unidades regulares y miembros de la Banda Verde y otras organizaciones de criminales. Algunas de estas fuerzas, cuyo coordinador era el líder de los Camisas Azules Dai Li, se mostraron especialmente contrariados cuando los comunistas penetraron 594

en sus zonas de operaciones junto al ferrocarril de Nankín-Shanghai. Arrepentidos del acuerdo sobre el frente unido que permitió que algunas unidades comunistas se reagruparan al sur del Yangzi, los generales del Guomindang en la zona habían intentado hacer que dichas unidades cumplieran las órdenes de dirigirse al norte. Los comunistas se resistían a obedecer y en una serie de escaramuzas y una batalla campal, las tropas nacionalistas que trataban de hacerles cumplir las citadas órdenes sufrieron una grave derrota. A comienzos de diciembre de 1940 Chiang Kai-shek dio un ultimátum: todas las tropas del Ejército de la 8: Ruta que estuvieran al sur del Yangzi debían pasar a la orilla norte antes del 31 de diciembre; durante el mismo periodo las tropas del Nueva 4.° Ejército debían ponerse en marcha hacia el norte y pasar a la orilla norte del rfo antes del 31 de enero de 1941. El mando del Nuevo 4.° Ejército retrasó el momento de cumplir estas órdenes -posiblemente no tenía intención de hacerlo- y regateó con los nacionalistas sobre la ruta que debía seguir, el salvoconducto y los pertrechos y las reservas de oro que tenía en su poder. Consciente de que varios ejércitos del Guomindang se estaban preparando para atacarlo, el Nuevo 4.° Ejército convocó concentraciones públicas para ex" plicar sus intenciones leales, aunque algunas unidades llegaron a desviarse hacia el sur. En seis días de lucha, desde el 7 hasta el 13 de enero de 1941, este flanco sur del Nuevo 4. Ejército cayó en una emboscada que las fuerzas nacionalistas le tendieron en las montañas y alrededor de tres mil soldados comunistas resultaron muertos. Muchos más fue" ron capturados y fusilados o enviados a campos de prisioneros. La pérdida de hombres fue un duro golpe para el PCCh, pero el incidente tuvo mucho valor propagandístico para los comunistas. Les brindó la oportunidad de presentar la emboscada como un complot a sangre fría de Chiang Kai-shek, cuyos argumentos en el sentido de que la «in" subordinación» del PCCh tenía que ser castigada no convencieron a los extranjeros ni a loschinos. El PCCh también pudo reagrupar el Nuevo 4.° Ejército en seis zonas distintas justo al norte del Yangzi, y pronto restableció una gran base de guerrilleros al sur del Yangzi, al oeste del lago Tai, en la misma zona donde estaban antes. El «Incidente del Nuevo 4.° Ejército», como pronto lo llamaron, no acabó con el frente unido, pero ciertamente puso de relieve sus tensiones internas. A partir de comienzos de 1941 la alianza de los comunistas y el Guomindang contra los japoneses continuó, pero todavía más a regañadientes que hasta entonces. U

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Chongqing y Yan'an en la guerra que se extendía El estallido de la segunda guerra mundial en Europa en el verano de 1939 afianzó la posición de los japoneses en China. Como en la primera guerra mundial de 1914-1918, Francia, Gran Bretaña y Alemania estaban ahora preocupadas por sus propios frentes y tenían poco tiempo y energía que dedicar a Asia Oriental. En la primera guerra, Japón había ganado territorio y concesiones a costa de Alemania, al tiempo que había respetado cautelosamente los intereses británicos y franceses en la región; en la segunda, se hizo evidente que los japoneses quizá podrían poner fin al poder de los británicos y los franceses en Asia Oriental. La fuerza del «imperialismo europeo", que en otro tiempo había afectado de forma tan crucial a la historia de China, de pronto empezó a disminuir. Hemos visto que los japoneses pudieron ejercerpresiones sobre el servicio de aduanas extranjero y las otrora sacrosantas zonas de concesión extranjeras en Tianjin y Shanghai; que cerraron el Yangzi a los barcos extranjeros, 10 cual causó grandes pérdidas económicas a las empresas mercantiles británicas; y que obligaron a Francia a cerrar sus líneas ferrovia-

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rías en Vietnam a los envíos de ayuda militar a los chinos de Kunming y Chongqing. Ahora, en julio de 1940, mientras Gran Bretaña intentaba recuperarse de la crisis de la retirada de Dunkerque y hacer acopio de fuerzas para la Batalla de Inglaterra en e! aire, el primer ministro, Winston Churchill, anunció en la Cámara de los Comunes que había cedido ante la exigencia japonesa de que se cerrara la Carretera de Birmania a todos los pertrechos militares, camiones y gasolina durante tres meses. Cuando terminó este periodo la guerra contra Alemania iba mejor y Churchill ordenó que se reabriese la carretera, pero Chiang Kai-shek siguió enfadado y señaló que el cierre de la carretera en un momento tan dificil había «destruido para siempre el prestigio británico en China»." Un asesor financiero estadounidense comentó que en ese momento «la situación en China es crítica en lo que respecta a la moral, ya que por ahora China parece casi sola y la actuación estadounidense no debe retrasarse más allá del punto en que la moral del país se venga abajo»." Pero los estadounidenses estaban preocupados ante la expansión del poderío de Japón -el ejército japonés había entrado en la Indochina francesa en 1940- y entre 1938 y 1941 poco hizo salvo comprar plata china y conceder a los nacionalistas empréstitos de entre 25 y 50 millones de dólares. El dinero podía utilizarse para compras no militares o para la estabilización de precios, y a modo de garantía se ofrecieron las exportaciones de estaño y tungsteno. A pesar de ello, la moneda china empezó a caer en picado, como se indica en el cuadro de la página siguiente. Uno de los problemas más graves del régimen de Chongqing era su carencia casi total de poderío aéreo. Un ex piloto de las Fuerzas Aéreas del Ejército de Estados Unidos, Claire Lee Chennault, se encontraba en China desde 1937 como asesor de Chiang Kai-shek y, después de la caída de Wuhan, intentó persuadir a los chinos de que hicieran pedidos importantes de aviones modernos a fábricas estadounidenses. Los chinos hubieran podido pagarlos en parte con los créditos que se estaban constituyendo mediante la venta de grandes cantidades de plata al Departamento de! Tesoro de Estados Unidos; en 1937-1938 los chinos vendieron 312 millones de onzas por 138 millones de dólares. Pero en e! seno del Gobierno chino continuaron las discusiones sobre contratistas, precios y fechas de entrega y no se hizo ninguna compra. Preocupados por los acontecimientos de Europa, los rusos redujeron la ayuda a las fuerzas aéreas de Chiang Kai-shek y retiraron sus pilotos «voluntarios». Los últimos asesores alemanes habían regresado a su país en 1938 y los asesores aéreos italianos también se habían ido. Las primeras fábricas de aviones construidas con ayuda y asesoramiento italianos no tardaron en ser bombardeadas o destruidas por la aviación japo-

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1937 1938 1939 1940 1941 1942

Gastos del Gobierno nacionalista (en miles de millones de ruanes)

Ingresos del Gobierno nacionalista (en miles de millones de ruanes)

Emisiones de billetes de banco en circulación (en miles de millones de yuanes)

1,16 2,18 2,80 5,5 10,93 26,03

0,87 1,31 0,58 1,58

2,06

1,18

2,74 4,77

1,76 3,23

8,40 15,81 35,10

19,80 66,20

2,02 6,25

índices de precios al consumo en diciembre, tomando enero de 1937 como 1,00

7,24

Valor aproximado de ruanes en centavos norteamencanos

0,30-0,29 0,29-0,15 0,16-1J,06 0,08-1J,04 0,05-1J,03 0,03-1J,02

La moneda de China, 1937-1942,17

nesa. El resultado fue que Chongqing quedó casi indefensa y a partir de mayo de 1939 los japoneses bombardearon sistemáticamente la capital de Chiang Kai-shek durante la guerra. Las pérdidas fueron al principio muy elevadas y sólo pudieron frenarse cuando las autoridades de Chongqing terminaron de construir una red de refugios subterráneos en las rocas que había debajo de la ciudad y crearon un sistema de alerta avanzada consistente en que partisanos provistos de radios y apostados detrás de las líneas japonesas alertaban del despegue de bombarderos. Cuando Chiang Kai-shek finalmente envió a Chennault a Washington, en 1940, para que solicitase ayuda, a los chinos les quedaban únicamente 37 aviones de caza y 31 viejos bombarderos rusos que carecían de instrumental para volar de noche. Los japoneses tenían 968 aviones en China -muchos de ellos eran los nuevos, rápidos y eficaces Zerosy otros 120 en Indochina. A Estados Unidos le sobraban pocos aviones para vender debido a la inmensa demanda de Gran Bretaña. Pero después de muchas presiones de T.Y. Soong, que viajó a Washington en calidad de enviado personal de Chiang Kai-shek, y Hu Shi, intelectual que había destacado en el Movimiento del 4 de Mayo y ahora era embajador de China en Estados Unidos, la administración de Pranklin D. Roosevelt accedió a enviar cien cazas P40 a China. Al mismo tiempo, se autorizó extraoficialmente -para no violar los acuerdos de neutralidad con japón- a Chennault para reclutar a un gran número de pilotos de las Fuerzas Aéreas del Ejército de Estados Unidos y llevarlos 598

a China como «voluntarios», tanto para combatir como para preparar a una nueva generación de pilotos chinos. Sus hazañas en combate les granjearon fama y e! apodo de Tigres Voladores, infligieron graves daños a los japoneses a finales de 1941 y comienzos de 1942 y percibían una prima de quinientos dólares por cada avión que derribaban. En ciertos aspectos sus hazañas fueron eco de las del Ejército Siempre Victorioso de hacía más de ochenta años. Los comunistas de Van'an se vieron privados incluso de este pequeño apoyo moral, dado que los Tigres Voladores operaban solamente dentro de la órbita de Chongqing. El Incidente del Nuevo 4.° Ejército, que había afectado con tanta fuerza a las tropas comunistas al sur del Yangzi, fue seguido de la intensificación de los ataques japoneses en e! norte después de la Ofensiva de los Cien Regimientos. El general Peng Dehuai intentó combatir a los japoneses con las técnicas habituales de la guerra moderna, pero sus fuerzas no pudieron hacer nada frente a la superioridad de efectivos humanos y pertrechos de los japoneses. Las probabilidades de recibir ayuda de la Unión Soviética disminuyeron con la firma del pacto de neutralidad soviético-japonés a comienzos de 1941 y la promesa de Moscú de reconocer la «integridad territorial» de Manchukuo. El PCCh respondió a este nuevo golpe con palabras valientes: «Debemos devolver toda la tierra perdida de China. Debemos abrirnos paso luchando hasta el río Yalu y expulsar a los imperialistas japoneses de China»." Pero los comunistas no estaban en condiciones de actuar en consecuencia. La invasión alemana de la Unión Soviética en junio de 1941 puso fin a todas las probabilidades de recibir recursos sobrantes de la Unión Soviética hasta que terminara la guerra en Europa. El aislamiento de Yan'an aumentó debido a la decisión de Chiang Kai-shek, a raíz de! Incidente del Nuevo 4.° Ejército, de imponer un bloqueo económico al Gobierno de la región fronteriza de Shaanxi, interrumpir los envíos de sal a la región y poner fin a las subvenciones que se habían pagado al Ejército de la 8." Ruta en virtud de los acuerdos sobre e! frente unido. De resultas de ello, Yan'an padeció grandes penurias acompañadas de un inflación aguda. No es de extrañar que los comunistas, que necesitaban desesperadamente pertrechos militares, instituyesen un sistema de recompensas que alentaba a la población civil local a buscar armas en todos los campos de batalla después de que cesaran los combates. Los campesinos locales recibían 50 yuanes por cada ametralladora que entregaban a los comunistas, entre diez y veinte yuanes por cada fusil y cinco yuanes por una pistola, Pero, como señalaba un manual para cuadros, no era «absolutamente necesario» tener armas

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modernas: «Armas de fuego anticuadas, lanzas, cuchillos, hachas, azadas y piedras, todo sirve para matar soldados enemigos»." Los intentos comunistas de organizar la oposición de las comunidades rurales al invasor recibieron una respuesta despiadada de los japoneses de acuerdo con el programa que llevaba el nombre abreviado de «los tres todos», que se refería a las órdenes que debía cumplir el ejército japonés en ciertas zonas: «Matad todo, quemad todo, destruid todo». Cuando los campesinos, que deseaban a toda costa evitar que los descubriesen, construían laberintos de túneles subterráneos debajo de sus poblados, las tropas japonesas los rodeaban y llenaban los túneles de gases asfixiantes. Un caso documentado afirma que murieron ochocientos chinos. Otro detalla la ejecución de 1280 habitantes y la quema de todas las casas en un poblado del este de Hebei. Un tercer caso describe una «campaña de limpieza» en el norte de China, entre agosto y octubre de 1941, que mató a 4500 lugareños y quemó 150.000 hogares. y 17.000 chinos de la zona fueron llevados a Manchukuo para que trabajasen como peones. El propósito de semejante violencia era disuadir a todos los chinos de cualquier tipo de colaboración con los guerrilleros comunistas. En muchos casos, surtió el efecto apetecido, pero en otros, incontables, fomentó un resentimiento hondo e implacable contra los japoneses que el PCCh supo aprovechar hábilmente. El bombardeo japonés de Pearl Harbar el 7 de diciembre de 1941 fue recibido con alivio en Chongqing, porque anunció por fin la participación a gran escala de Estados Unidos en la guerra con Japón. Desde el incidente de Mukden en 1931, Japón había ido avanzando poco a poco hacia un enfrentamiento con los estadounidenses Y> después del estallido de la guerra total con China en 1937, Japón veía la flota del Pacífico estadounidense como una grave amenaza para sus objetivos bélicos. Porque si la flota estadounidense seguía en condiciones de navegar a voluntad, Japón no podría bloquear toda la costa china ni consolidar su dominio en Vietnam y Birmania. Pero el ataque japonés a Pearl Harbor garantizó que los chinos recibirían nuevo apoyo porque su guerra se veía ahora como parte de la de los propios estadounidenses. La ayuda a China llegó en fonna de pertrechos al amparo del programa de Préstamo YArriendo, >1- que al principio fueron pocos pero subieron hasta un total de mil millones de dólares al terminar la guerra, y cré* El programa de "Préstamo y Arriendo», tal como lo aprobó el Congreso de Estados Unidos en 1941, puso pertrechos militares a disposición de las potencias aliadas y estipuló que no era necesario pagarlos si se usaban en la causa común contra el enemigo. (N. del A.)

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ditos en efectivo, que acabarían alcanzando quinientos millones de dólares en total. Este dinero se concedió a pesar de que en Estados Unidos nadie sabía exactamente cómo debía usarse y Chiang Kai-shek se negó rotundamente a dar garantías o aceptar condiciones. El presidente Roosevelt nombró a un militar de alta graduación, el general ]oseph Stilwell, para que hiciese de enlace con Chiang Kai-shek, en calidad de comandante en jefe de las fuerzas estadounidenses en el «teatro de China-Birmania-India», y se encargara de la supervisión general de! material de Préstamo y Arriendo. Las escuadrillas irregulares de Chennault, los Tigres Voladores, se reorganizaron y pasaron a formar parte de la 14." Fuerza Aérea, y el propio Chennault fue ascendido a general. Otro factor que también contribuyó a levantar la moral de los chinos fue que las tropas nacionalistas frenaron un gran ataque japonés a Changsha, en Hunan, lo cual recalcó de nuevo y oportunamente que China era un aliado formidable. A pesar de que los británicos eran reacios a ello, e! presidente Roosevelt aceptó a China como una de las Grandes Potencias en e! esfuerzo bélico aliado; las otras eran la Unión Soviética y Gran Bretaña. Era cierto que e! ejército chino estaba desempeñando un papel de crucial importancia en e! esfuerzo bélico aliado, y que tenía en su territorio a unas dos quintas partes de todas las fuerzas de que disponían los japoneses. La importancia potencial de la resistencia de China se hizo aún más obvia con el derrumbamiento súbito y casi total de las fuerzas británicas en Asia Oriental. No fue ninguna sorpresa que Hong Kong cayese tan pronto, pues era prácticamente indefendible. Pero Singapur pasaba por ser un bastión inexpugnable que los japoneses nunca se atreverían a atacar. Su caída el 15 de febrero de 1942, después de un solo día de lucha, y la rendición de los 130.000 soldados que guarnecían la plaza dañaron de forma permanente la reputación, ya debilitada, de Gran Bretaña entre los chinos. «Ahora que los británicos han sido derrotados por los japoneses», dijo Zhou Enlai en abril de 1942, en una conversación con oficiales estadounidenses, los chinos «desprecian la posición británica>" Desde el punto de vista chino, peor aún que el fracaso de los británicos en Singapur fue que no pudieran retener Birmania en su poder y defender la ruta de abastecimiento que habían vuelto a abrir a finales de 1940. Los británicos no quisieron coordinar su estrategia con los movimientos de tropas chinas ni con el general StilwelJ y sucumbieron a la capacidad de maniobra y combate de las fuerzas japonesas. A finales de abril de 1942, tras una batalla de cinco horas con tropas chinas desmoralizadas que supuestamente estaban coordinando su campaña con los 601

británicos, los japoneses se apoderaron de Lashio, una población birmana clave, y una vez más cortaron la Carretera de Birmania como fuente de material de guerra para Chongqing (véase el mapa de la página 587). La campaña de Binnania costó a Chiang Kai-shek muchos de los soldados adiestrados por los alemanes y la mayor parte del material pesado de los ejércitos 5.° y 6.°, que habían sido un elemento importante de su base de poder y constituían alrededor de un tercio de sus reservas estratégicas. A partir de ahora Chongqing estaría casi tan aislada como Yan'an, sin otra conexión con el exterior que la peligrosa ruta aérea que pasaba por encima del Himalaya hasta India, la llamada el «Hump».' Se inició ahora en Chongqing un debate en torno a la política militar en el que Chennault y Stilwell discutieron sobre las ventajas y desventajas del poderío aéreo frente al poderío militar convencional para contener a los japoneses y acabar derrotándolos. Chennault expuso de forma convincente argumentos favorables al poderío aéreo y explicó a Chiang Kai-shek que esta estrategia era relativamente barata y ofrecía la posibilidad de abastecerle de piezas de recambio, gasolina y municiones con aviones que despegarían de India y sobrevolarían «el Hump». Stilwell replicó que las fuerzas aéreas debían ser defendidas en tierra y que los ejércitos nacionalistas tenían exceso de oficiales, y que sus pertrechos y adiestramiento eran insuficientes. Sería mucho mejor crear un ejército chino de elite, más pequeño, y adiestrar parte de sus tropas en campamentos de India y otras en el oeste de China, y luego trabajar con paciencia para reabrir la ruta terrestre que atravesaba el norte de Birmania hasta Ledo, con el fin de que Chongqing pudiera recibir otra vez pertrechos a gran escala. Los argumentos de Chennault se impusieron: tenía a la vez más tacto y más paciencia que -Vinegar joe» Stilwell'" y sus aviadores se habían apuntado victorias impresionantes. Stilwell, a pesar de su buen conocimiento de la lengua china y su hondo afecto por los soldados rasos chinos que había conocido, sentía poco más que desdén por Chiang Kai-shek (en sus despachos usaba el nombre en clave de «Peanute'"?' para referirse a él) y despreciaba a la mayoría de los oficiales que mandaban las fuerzas nacionalistas por su poca disposición a luchar y su falta de honradez. Así pues, mientras Stilwell hacía algunos progresos en la creación de programas de adiestramiento para los ejércitos de Chiang * Nombre de una cordillera del Himalaya, que literalmente significa «joroba» en inglés. (N. del T)

*""

*""" 602

Joseph Stilwell, alias '1oe el Avinagrado». (N. del T) «Cacahuete». (N. del T)

China

Pacífico

Manchuria

Japón

Taiwan

y Corea

y Sudeste

Asiático

División del ejército (50) Bngada mixta o equivalente (58) División de la flota aérea del ejército (151)

21'

10**

13

4

20'

3

24

11

16

70

56

9

2

• Más un ejército de grupo de caballería y una división del ejército en Shanghai bajo el mando directo del Cuartel General Imperial. " Más una columna especial. De estas diez divisiones dos fueron enviadas desde el teatro chino. La disposición de las fuerzas del ejército japonés, diciembre de 1941.,1

Kai-shek, la mayor parte de los recursos de China se destinó a la construcción de una línea de aeródromos a lo largo de la frontera oriental del territorio que controlaba el régimen de Chongqing, entre Hengyang en el sur de la provincia de Hunan y Liuzhou en Guangxi. Para pagar a los ingentes ejércitos que seguían nominalmente bajo su mando, así como los gastos de la ampliación de las fuerzas aéreas, Chiang Kai-shek impuso un sistema tributario más riguroso en las zonas que controlaba. Dado que la inflación mermaba el valor de la moneda china (véase el cuadro de la página 598), este impuesto se fijó en el equivalente en cereales del tipo impositivo de antes de la guerra y luego se cobraba en especie a los agricultores, ya fuese en arroz o trigo, a veces judías, maíz, mijo o incluso algodón. Por encima de estos impuestos existía una serie de «préstamos forzosos» de cereales alimenticios en las provincias para satisfacer las necesidades del ejército y el Gobierno. A los que proporcionaban estos alimentos adicionales supuestamente se les pagaría el precio justo de mercado. Inevitablemente, sin embargo, había demoras y abusos, y era frecuente que los pagos se efectuaran a tipos bajos o con moneda devaluada. Además, los agricultores tenían que sufragar los costes del transporte de todos estos cereales a los puntos de recogida de los nacionalistas. En sus gobiernos de las regiones fronterizas alrededor de Yan'an, los comunistas también hacían frente a problemas graves relacionados con la obtención de ingresos, el control social y la moral. Su :espues603

ta, durante 1942 y 1943, consistió en intensificar su intervención en el campo movilizando a toda la población. Existen, asimismo, indicios claros de que mitigaron su principal crisis económica alentando a los campesinos a reanudar la producción de opio, que luego los comunistas enviaban a las zonas controladas tanto por los japoneses como por el Guomindang. (En sus informes financieros, no obstante, el comercio de opio se disimulaba con eufemismos tales como «productos especiales» o «[abón-c) También se permitía a los campesinos emplear los ingresos que obtenían del opio para satisfacer algunas de las nuevas exigencias tributarias." Aunque los impuestos debían cobrarse incluso a los campesinos pobres, y aplicando tipos elevados, las reducciones forzosas de arriendos ayudaban a todos los campesinos, salvo a los más pobres, que no podían arrendar nada. Los comunistas prestaban ahora menos atención a las formalidades del frente unido o al sistema de los tres tercios en el Gobierno local. Los cuadros iban directamente a las zonas rurales con el fin de fomentar la creación de cooperativas de productores para la compra de cereales y la concesión de créditos. Trataban de estimular la producción persuadiendo a los campesinos de mancomunar la mano de obra, los aperos y los animales de tiro en grupos de ayuda mutua y organizando grandes campañas que instaban a emular a los «héroes del trabajo». Campañas parecidas se ponían en marcha, cuando era posible, en zonas del este y el centro de China donde los comunistas tenían centros de apoyo bastante fuertes. También aquí los comunistas volvían a hacer hincapié en la lucha social y criticaban, humillaban y castigaban en público a los terratenientes abusivos, los acreedores severos y los funcionarios locales corruptos. También se encargaron de que los intelectuales, en particular los de Yan'an, conocieran las condiciones básicas de la vida en el campo por medio de campañas específicas que los enviaban «a los poblados» para que aprendiesen de los campesinos. A partir de sus primeros escritos, Mao Zedong había expresado desdén por las elites tradicionalistas de China, especialmente por su ignorancia de la pobreza rural y por su falta de espíritu práctico. Al igual que Chongqing, Yan'an se había convertido en hogar de millares de refugiados y en una campaña intensiva de 1942 -la «Campaña de Rectificación- recordaron severamente a los habitantes de las regiones fronterizas bajo control comunista los imperativos de la revolución socialista. Los blancos de la campaña eran criticados en foros de masas, obligados a autocriticarse y trasladados de puestos de poder a empleos inferiores o serviles. Algunos eran maltratados físicamente o empujados al suicidio. Entre las víctimas hubo seguidores del principal rival de Mao por el liderazgo del partido, Wang 604

Ming, que desde su regreso de la Unión Soviética trataba de fortalecer su propia base de poder. La Campaña de Rectificación ayudó a Mao a preservar su dominio como líder del partido y aseguró la independencia de la ideología del PCCh respecto del control soviético. Entre los intelectuales que fueron rebajados de categoría y enviados a trabajar en el campo se hallaba la escritora Ding Ling, cuyo relato «El Diario de Miss Sophie» tan bien había captado la anomia de la juventud de China en 1928 y se había afiliado al PCCh después de la ejecución de su esposo en 1931. Ding Ling había permanecido bajo arresto domiciliario en Nankín por orden del Guomindang, pero consiguió escapar y llegó a Yan'an en 1936. Sin embargo, una vez en Yan'an, empezó a escribir relatos que criticaban a los cuadros del PCCh por su insensibilidad para con las trabajadoras y por imponer una perspectiva ideológica que destruía la iniciativa y la opinión del individuo. También sostuvo que los líderes del partido usaban las consignas de resistencia nacional y solidaridad para debilitar los derechos que las muieres habían conquistado poco antes. Al castigar de modo ejemplar a estas personas mediante la Campaña de Rectificación, Mao reafirmaba con fuerza el papel del PCCh en la tarea de definir los límites de la expresión y la indagación intelectuales. Para reforzar este papel, se ordenó a los miembros del partido y los intelectuales que leyeran y debatieran varios ensayos de Mao, Stalin y otros. En sus propios y más detallados discursos de mayo de 1942, Mao habló del propósito social del arte y la literatura. Los que estaban en Yan'an debían comprender su deber para con las masas; debían buscar los «ricos depósitos de literatura y arte [que] existen realmente en la vida popular misma». Estos «depósitos» tenían que ser la «fuente única e inagotable de formas literarias y artísticas tratadas». Anteriores tradiciones artísticas chinas, dijo Mao, y las tradiciones extranjeras que los intelectuales del 4 de Mayo, e incluso Lu Xun, habían propugnado debían mantenerse firmemente subordinadas; no era necesario rechazarlas por completo, pero debían usarse «con discernimiento... como modelos de los que podemos aprender lo que debe aceptarse o lo que debe rechazarse». La misión de los intelectuales debía consistir en sumergirse en la guerra y absorberla con toda su aterradora complejidad: Los escritores y artistas chinos revolucionarios, del tipo de los que esperamos grandes cosas, deben ir entre las masas; deben ir entre las masas de obreros, campesinos y soldados, y meterse en plena batalla durante mucho tiempo venidero."

60S

El hambre y la opresión estaban en todas partes, dijo Mao, y «nadie se disgusta por ello". El artista de verdad era el que podía cambiar esa actitud, que podía «despertar y estimular a las masas populares, animarlas a avanzar hacia la unidad y la lucha, y a tomar parte en la transformación de su propio entorno". Incluso en medio de la agitación cotidiana de la guerra contra los japoneses, decía Mao, los intelectuales de China debían tener claras las necesidades de cambio a largo plazo para el pueblo chino.

El final de la guerra En 1943 Y 1944 las mayores presiones que soportaban las fuerzas armadas japonesas, cuyas increíbles victorias las habían llevado hasta las islas Gilbert en el Pacífico y muy cerca de la frontera de India en el Sudeste Asiático, las ejercían fuerzas estadounidenses en lugar de chinas. La mayor aportación de China seguía consistiendo en tener atadas a numerosas tropas regulares japonesas, porque Japón nunca logró alcanzar su objetivo declarado de utilizar tropas de los regímenes títeres para vigilar y proteger sus zonas de influencia. Después de su espectacular victoria naval en la batalla de Midway (junio de 1942), los estadounidenses se hallaban embarcados ahora en la lenta y sangrienta lucha por volver al otro extremo del Pacífico, de isla en isla. Pero cuando los jefes del Estado Mayor Conjunto estadounidense empezaron a trazar planes para el bombardeo estratégico de Japón, la posibilidad de desplegar los nuevos y poderosos bombarderos B-29 en los aeródromos avanzados de Chennault se hizo realidad y sirvió al menos pata que los principales planificadores estadounidenses, rusos y británicos tuvieran en cuenta a China. En 1943 varios acontecimientos demostraron cuán decisivamente los triunfos militares de Japón -y la negativa china a rendirse- habían alterado las pautas seculares de explotación de China por parte de los occidentales. Un indicador importante del cambio fue que, tras prolongados debates, en enero de 1943 los aliados acordaron abolir el odiado sistema de extraterritorialidad. Después de soportar un siglo entero esta humillación, los chinos serían ahora libres de juzgar a todos los extranjeros (excepto los que gozaran de inmunidad diplomática) de acuerdo con las leyes propias de China." En agosto de 1943, en una maniobra * Desde junio de 1943 hasta el final de la guerra, sin embargo, el personal militar estadounidense destacado en China volvió a estar bajo la ley estadounidense. (N. del A)

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que orquestaron los japoneses, se permitió al régimen colaboracionista de Wang Jingwei en Nankín hacerse cargo tanto de la antigua concesión internacional como de la concesión francesa en Shanghai y adrninistrarlos directamente como territorio chino. Y en diciembre de 1943 Chiang Kai-shek se reunió con Roosevelt y Churchill en la Conferencia de El Cairo, donde estipularon la devolución de Manchukuo y Taiwan a los nacionalistas chinos después de la contienda. Otro indicador de la disminución del estatus de Occidente fue la serie de medidas deliberadas que tomaron los japoneses en el transcurso de la guerra. Después de Pearl Harbor, los japoneses habían permitido que los extranjeros continuaran estudiando y haciendo negocios -aunque con restricciones- en Pekín y, con más limitaciones, en Shanghai. Pero a finales de marzo de 1943, los extranjeros que residían en Pekín (exceptuando los alemanes y otros aliados de los japoneses) fueron reunidos y conducidos a la estación del ferrocarril en largas filas desordenadas y con su equipaje, sus palos de golf y sus abrigos de pieles. Una multitud de chinos congregada ex profeso por los japoneses contempló la escena en silencio. «Dimos exactamente el espectáculo ridículo que esperaban los japoneses», recordó un estadounidense." Desde Pekín los extranjeros fueron trasladados al campo de internamiento que se había designado para ellos en Weixian, en Shandong centroseptentrional. Allí, en las ruinas del recinto de una antigua misión, sin los privilegios y los sirvientes a los que estaban acostumbrados, mil adultos y quinientos niños occidentales tuvieron que forjar una comunidad de supervivencia con raciones poco generosas de alimentos, casi sin material médico y sin más servicios sociales, de educación y de recreo que los que ellos mismos pudieron organizar. Los estadounidenses y los europeos de Shanghai fueron internados en condiciones parecidas en otros campos de la China central, pero a los de origen judío les dispensaron un trato diferente. A mediados de mayo, la gran mayoría de los dieciséis mil judíos de Shanghai -fugitivos de la persecución en Europa- fue trasladada a un gueto de «Hongkew», el sector pobre de la ciudad," Obligados a vender a toda prisa y a precios lamentablemente bajos los hogares y los negocios que con tanto esfuerzo habían creado, los judíos fueron organizados en baojia de seguridad mutua para su propia vigilancia y protección. Dentro del gueto dependían totalmente de los caprichos de un oficial de los guardias japoneses que se daba a sí mismo el sardónico título de «Rey de .. La orden relativa al gueto excluyó a los judíos askenazíes, en su mayoría procedentes de Rusia, que se habían establecido en China antes de 1937. (N del A)

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los Judíos» y estaba facultado para dar pases a todos los judíos que desearan salir del gueto, ya fuera por asuntos de negocio, para asistir a algún entierro o por otras circunstancias excepcionales." Muchos judíos se vieron reducidos a hacer de «culis» para los chinos del lugar o a comer en los comedores de organizaciones de beneficencia locales y casi todos sufrían desnutrición. Algunos recurrieron a pedir limosna y otros a la prostitución en lo que fue un triste colofón de sus anteriores vidas de sufrimientos. Pero los japoneses nunca accedieron a las propuestas nazis de que los judíos de Shanghai sufrieran el mismo programa terrible de exterminio que se había aplicado a sus congéneres europeos. Estas humillaciones que padecieron los occidentales en China ocurrieron durante un momento de calma en las luchas más intensas que hubo en el teatro chino, pero la tregua militar terminó súbitamente en 1944. Mientras Stilwell y los británicos -con sus tropas chinas bien adiestradas- habían estado combatiendo a los japoneses en el norte de Birrnania y habían empezado a construir una nueva carretera desde Ledo que acabaría comunicando de nuevo con la antigua Carretera de Birmania, la opinión de Chennault de que la guerra aérea era de vital importancia se había puesto en práctica de forma espectacular y decenas de miles de peones chinos habían estado ampliando y mejorando gradualmente la red de aeródromos de China al este de Chongqing. A comienzos de junio, de 1944, bombarderos B-29 que tenían sus bases en estos nuevos aeródromos chinos lanzaron su primer ataque importante -que en parte fue una operación de adiestramiento- a instalaciones ferroviarias en Bangkok, Tailandia. El 15 de junio alcanzaron la isla de Kyushu, en el sur de Japón, y arrojaron 221 toneladas de bombas sobre la planta siderúrgica de Yawata. Siguieron más ataques a objetivos industriales en Kyushu, así como a las plantas siderúrgicas de Anshan, en Manchukuo, una refinería de petróleo en Sumatra y varios aeródromos de Taiwan. Tal como había advertido Stilwell, los japoneses contraatacaron, y con fuerzas masivas. En el verano de 1944, en una operación con el nombre en clave de Ichigo (que significa "Número Uno») tropas japonesas penetraron en la provincia de Henan con el fin de consolidar su dominio sobre el ferrocarril de Pe1cln-Wuhan, luego se dirigieron hacia el sur por el río Xiang hasta Changsha. Esta ciudad, que tan valerosamente había resistido en 1941, esta vez cayó pronto ante los japoneses. La única resistencia eficaz la opusieron los chinos alrededor de la ciudad y el aeródromo de Hengyang, pero también cayeron en agosto. El ejército japonés siguió avanzando hacia el interior de Guangxi y se apoderó de 608

las bases aéreas de Guilin y Liuzhou en noviembre. Dos columnas se desviaron entonces hacia el oeste y amenazaron Guiyang e incluso la propia Chongqing. Los japoneses interrumpieron entonces la campaña, satisfechos, al parecer, con haber destruido los aeródromos chinos que habían servido de bases para los bombardeos de su patria. En el mismo momento en que se producía esta victoria, sin embargo, se observaron nuevas señales de que la guerra empezaba a ir mal para Japón. A finales de noviembre de 1944, bombarderos B-29 lanzaron un ataque intensivo contra Tokio, no desde China oriental, como Chennault había esperado durante tanto tiempo, sino desde bases en las islas Marianas, que acababan de ser reconquistadas por los estadounidenses. Las victorias japonesas en las campañas de la operación Ichigo causaron graves daños a las fuerzas militares que le quedaban a Chiang Kai-shek y le arrebataron el control de más zonas extensas de China. Sin embargo, tan importante o más fue el hecho de que las victorias japonesas contribuyeron a mermar aún más la moral de los chinos y la cOO fianza de los estadounidenses en los líderes de China. Hada mucho tiempo que Chongqing era centro de chismorreos y rumores malintencionados, de marcados contrastes entre ricos y pobres, de especulación R

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financiera y manipulación de precios, de estraperlo y rumores de traición. Un poeta chino, utilizando una variante del verso libre de estilo occidental, reflejó de manera sorprendente estas contradicciones en un poema de 1944 en el que recurrió a anuncios de películas, titulares de los periódicos y comunicados de prensa oficiales del Guomindang en Chongqing. El poema se tituló «Música de Primera Plana»: Tenso, Tenso, Tenso Alcista, Alcista, Alcista Cuatro mil millones de dólares caen en el mercado del oro Cambio, Ningún cambio, No habléis de asuntos nacionales Cada melodía espléndida, elegante e inspiradora Cada escena llena de música y danza exquisitas Cantad en honor de los compañeros de escuela que se alistan en el ejército Danzad a beneficio de los refugiados Una cola de decenas de kilómetros que pasa la noche bajo el frío viento Arte sin par sobre cremoso hielo artificial, color primaveral en el palacio de la luna Cada palabra es sangre y dolor, hace llorar de emoción a los espectadores Llevaban en brazos y sostenían a sus viejos y sus niños, nos sentimos hondamente conmovidos Gran película de producción nacional, una tragedia con vestuario a la última moda El argumento conmovedoramente triste, tierno, tenso Se aconseja a las señoras, viejas y jóvenes, que traigan más pañuelos ..,2ó

En ese mismo momento llegó la noticia de que campesinos chinos de las zonas que antes estaban en poder del Guomindang habían estado matando, robando y desarmando a las tropas chinas que se retiraban ante los ataques de la operación Ichigo, impulsados por la rabia acumulada que era fruto de la crueldad con que, un año antes, las mismas tropas se habían encargado de la recaudación de los tributos en especie incluso en medio de una hambruna terrible. Periodistas estadounidenses que salieron de Chongqing para inspeccionar las zonas de Hunan afectadas por la hambruna vieron cosas que les dejaron destrozados. «Los rostros llenos de lágrimas, sucios y desamparados bajo el frío nos avergonzaban», escribió Theodore White. Los niños chinos son hermosos cuando su salud es buena; su cabello reluce entonces con el brillo del fino aceite natural y sus ojos almendrados

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centellean. Pero estos espantapájaros consumidos tenían cortes llenos de pus donde deberían estar los ojos; el cabello seco y quebradizo a causa de la desnutrición; los vientres hinchados por el hambre; la piel agrietada por las inclemencias del tiempo. Sus voces habían quedado reducidas a un débil gemido que sólo pedía comida." Estos periodistas, furiosos y asqueados cuando los censores del Guomindang suprimían de sus despachos la información sobre estas miserias, acabaron culpando al régimen de Chongqing de las dimensiones humanas y militares de la catástrofe. Otros estadounidenses, incluido el general Stilwell, sentían igual horror ante las campañas de reclutamiento forzoso que llevaban a cabo los ejércitos del Guomindang y al ver cómo hombres harapientos y descalzos eran conducidos al frente atados unos a otros, ya debilitados hasta el borde de la muerte por el beriberi o la desnutrición. De vez en cuando Chiang Kai-shek ordenaba ejecutar a algún oficial de reclutamiento escogido al azar, pero estas medidas no contribuyeron a poner fin a los abusos. Se calculó que de 1,67 millones de chinos llamados al servicio activo en 1943, el 44 por ciento desertó o murió cuando iba camino de incorporarse a sus unidades. Los reclutas que murieron antes de entrar en combate entre 1937 y 1945 fueron 1,4 millones, aproximadamente uno de cada diez de todos los hombres llamados a filas. En vista de esta lamentable situación, no es extraño que los oficiales estadounidenses empezaran a esperar ayuda de Yan'an, la zona base fronteriza de los comunistas. Tanto el presidente Rooseve1t como los jefes del Estado Mayor Conjunto estudiaron la posibilidad de armar a los comunistas para incrementar su eficacia en la lucha contra los japoneses. El Departamento de la Guerra se planteó proporcionar material del programa Préstamo y Arriendo a fuerzas en las que había comunistas, aunque no a unidades comunistas en particular. Y, a pesar de la irritación de Chiang Kai-shek, un pequeño «grupo de observadores» estadounidenses, bajo el mando del coronel David Barrett, fue enviado a Yan'an en julio de 1944. Su misión oficial se limitaba a obtener información secreta sobre los movimientos de los japoneses, reunir datos meteorológicos y ayudar a los pilotos derribados a atravesar las líneas japonesas para volver a sus unidades. Aunque tenían órdenes de no «hablar de política», era inevitable que los estadounidenses llegaran a conocer bien a las fuerzas comunistas y a tener en gran estima su capacidad de lucha. La presencia de este grupo estadounidense en Yan'an fue resultado principalmente de las recomendaciones del vicepresidente Henry Walla611

ce, que visitó Chongqing en junio de 1944. Ulteriores intentos de acero camiento a los comunistas se hicieron por recomendación de Patrick Hurley, enviado especial del presidente Roosevelt, tras visitar Yan'an en noviembre. Entre estas dos misiones, el propio Roosevelt, basándose en el contraste entre la segunda campaña de Birmania -en la cual Stilwell y las tropas chinas readiestradas empezaban a destacar-, y los desastres de la operación Ichigo, empezó a insistir en que se nombrara a Stilwell comandante en jefe de todas las tropas chinas, incluidas las que se encontraban en la propia China. Esto era intolerable a ojos de Chiang Kai-shek y sus principales asesores chinos y, tras fuertes presiones y recriminaciones por ambas partes, se ordenó a StilwelJ que volviera a Estados Unidos en octubre de 1944 y el general Albert Wedemeyer ocupó su lugar. Durante los tres meses siguientes Chiang Kai-shek también logró desviar todos los nuevos planes estadounidenses destinados a intensificar el apoyo al régimen de Yan'an. Este cambio decepcionó pero no sorprendió al PCCh. Llevaba mucho tiempo luchando solo. Así que, aunque por motivos propagandísticos los comunistas siguieron pidiendo un Gobierno de coalición que uniera a todos los chinos y, en su base de Yan'an, presentaban un rostro sonriente a los visitantes y periodistas occidentales, cuyo número iba en aumento, también trabajaban de forma sistemática y decidida para obtener más apoyo entre los campesinos. Los comunistas volvieron a seguir una política declaradamente radical, si bien mostraban cierta flexibilidad en la definición de las relaciones entre las clases en las zonas bajo su dominio. Los terratenientes empezaron a ser blanco de fuertes ataques y una vez más los campesinos fueron clasificados de manera precisa a tenor de la extensión de sus propiedades. Según las definiciones de Yan'an, los «campesinos ricos» eran los que obtenían más de la mitad de sus ingresos del empleo de mano de obra contratada, pero se reconocía que también podían ser explotados como arrendatarios al mismo tiempo. Por tanto, los niveles generales de vida y la cantidad de ganado y aperos que se poseían volvieran a estar en el punto de mira de los análisis y la política social de los comunistas. Los «campesinos medios» y los «campesinos pobres» se definían atendiendo a la subsistencia, así como a la propiedad de la tierra: en teoría, un «campesino pobre» era el que no podía alcanzar el nivel de subsistencia prescindiendo de si era propietario de la tierra o la arrendaba y por ello tenía que vender parte de su trabajo; un «campesino medio» podía sustentarse a sí mismo y a su familia contratando el trabajo de otros o alquilando el suyo de vez en cuando. Pero équién tenía más probabilidades, a juicio de la gente del lugar, de llevar una vida 612

Zona

Xinxin Erlian Zhangtang

Xinsi Baishui

Terrateniente Campesino Campesino Campesino Trabajador Otros rico medio contratado pobre

7,6 7,1 2,3 9,0 5,1

4,8 3,5 7,0 10,0 9,0

31,0 47,1 34,5 30,0

13,2

40,0 34,0 50,5 51,0 72,2

16,6 2,2 3,6 0,0

6,1 2,1

La población rural de China central: muestra de clases de familias del PCCh por porcentaje de población, 1941-1945.z8

razonablemente feliz? Si, según la comunidad, era el campesino pobre, a pesar de su pobreza, y no el campesino medio, entonces podían invertirse las categorías. Un ejemplo de esta nueva flexibilidad fue el caso de una campesina viuda con un hijo de cinco años. La viuda, que poseía 1,5 hectáreas de tierra, tres casas con techo. de paja y un cerdo, era a primera vista una terrateniente. Sin embargo, acabó clasificada como «campesina media'} debido a la comprensión que inspiraba su dificil situación como madre. En todo el norte de China, en zonas esparcidas por doquier en el territorio que nominalmente controlaban los japoneses o en las bases de poder de los regímenes títeres, y a veces en zonas donde aún había bolsas de resistencia del Guomindang, los comunistas continuaron este complejo proceso de clasificación y reclasificación, de análisis de las condiciones sociales en el campo y fomento de la ruptura de antiquísimas pautas de deferencia por medio de la movilización de las masas y la crítica en público. Al parecer, los periodistas extranjeros, los observadores militares estadounidenses e incluso los agentes del Guomindang prácticamente no sabían nada de ello. En muchas comunidades, eran ahora los cuadros comunistas quienes implantaban una versión de la baojia, el sistema tradicional de seguridad mutua. Este sistema se componía de grupos de «garantía mutua» integrados por cinco personas, cada uno de los cuales lo habían formado voluntariamente personas que estaban dispuestas a prometer que ninguno de los otros miembros del grupo había delinquido. Este sistema, que no estaba exactamente vinculado al análisis de clase, en realidad excluía de la estructura comunitaria a quienes el PCCh identificaba ahora como «socialmente poco fiables» y daba a la mayoría una gran sensación de solidaridad. Entre los elementos «socialmente poco fia613

bles» se encontraban quienes robaban cultivos, ejercían la prostitución, tenían vínculos con bandidos o contrabandistas de opio, frecuentaban zonas ocupadas por los japoneses, eran miembros destacados de sociedades secretas o habían servido alguna vez en las fuerzas de los regímenes títeres. Pero también se aplicaban categorías más imprecisas que demostraban en qué medida los investigadores del PCCh interrogaban rigurosamente a los habitantes de los pueblos sobre sus vecinos. Porque las mismas inspecciones del PCCh también prevenían contra quienes tenían un «pasado misterioso», cometían adulterio, tenían mal genio, no asistían a los mítines políticos, fumaban opio o estaban casados con mujeres ligeras de cascos." Los nuevos comunistas tenían que ser gente disciplinada, capaz de elevarse por encima de los placeres en busca de un nuevo orden político. Satisfecho con el crecimiento del poder del PCCh en el norte de China -el número de afiliados era ahora de 1,2 millones y había más de novecientos mil soldados en el Ejército de la 8." Ruta y el Nuevo 4.° Ejército-, Mao Zedong convocó el VII Congreso Nacional del Partido Comunista Chino en Yan'an en abril de 1945. (No se había celebrado ningún congreso desde que el sexto se reuniera en Moscú en 1928.)

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Ya nadie desafiaba ahora el liderazgo de Mao y varios de sus antiguos rivales se autocriticaron públicamente. Tanto antes como después del congreso, Mao se culpó a sí mismo en público por permitir el uso excesivo de la violencia y el terror contra comunistas leales en la frenética persecución de espías y traidores que para muchos había formado parte de su experiencia en Yan'an. Incluso se inclinó ante sus colegas en señal de arrepentimiento." Pero el «pensamiento» de Mao fue reconocido como la guía principal para el PCCh en el texto de la nueva constitución del partido, y se asentaron firmemente los cimientos de lo que más adelante se convertiría en el «culto» de Mao Zedong. En el informe «Sobre un Gobierno de Coalición» Mao dirigió algunos gestos de cortesía al Guomindang, pero afirmó que el Gobierno creado por el PCCh en las zonas fronterizas era la forma correcta y había puesto en práctica cada uno de los Tres Principios de Sun Yat-sen. Dado que los comunistas controlaban ahora «zonas liberadas» con una población total de 95 millones de personas, Mao tenía razones para felicitarse. La constitución centralizó con fuerza el poder del partido y Mao asumió el recién creado cargo de presidente del Comité Central. Había otros detalles sobresalientes: se dio mucha representación a las zonas rurales y las referencias a la Unión Soviética y la revolución comunista mundial se eliminaron de la constitución. El PCCh parecía hacer hincapié en su independencia. El VII Congreso del Partido Comunista Chino se había organizado deliberadamente para que coincidiese con el VI Congreso del Guomindang, que se celebró al mismo tiempo en Chongqing y no consiguió reforzar la posición de Chiang Kai-shek. En vez de ello, el Guomindang fue objeto de fuertes criticas por parte de sus propias juventudes y de camarillas rivales que existían dentro de la organización del partido. Abundaron los rumores de corrupción y desmoralización y hasta se dudaba de que Chiang Kai-shek pudiese seguir contando con la lealtad de sus partidarios más destacados. En efecto, la influencia del Guomindang parecía ir de capa caída no sólo en China, sino también en el extranjero. Winston Churchill, que nunca había tenido mucha fe en China, escribió que seguir considerándola uno de los Cuatro Grandes era una «pura farsa» y señaló los «grotescos» fracasos militares de los chinos en las batallas de la operación Ichigo. Reunidos en Yalta en febrero de 1945, Roosevelt, Stalin y Churchill no hicieron ningún intento de comunicar a Chiang Kai-shek las decisiones trascendentales que tomaron: que la Unión Soviética entraría en guerra en Asia antes de que transcurrieran tres meses de la rendición de Alemania; que Rusia recuperada todo el territorio que le había

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arrebatado Japón, incluidos Sajalín y las islas Kuriles; que Rusia podría volver a «arrendar» la gran base naval de Lüshun y participar de los beneficios de la ciudad «internacionalizada» de Dalian (Lüda) y que una vez más disfrutaría de un interés preponderante en los antiguos ferrocarriles chino-rusos de Manchuria. Las tres últimas cláusulas fueron un duro golpe para las aspiraciones de China en la posguerra. La guerra iba alargándose y la única compensación que recibió China fue la disponibilidad de grandes cantidades de pertrechos de Préstamo y Arriendo, así como el cuidado que pusieron el general Wede· meyer y su Estado Mayor en mejorar la eficiencia combativa de treinta y nueve divisiones seleccionadas especialmente entre los ejércitos de Chiang Kai-shek, sin volver a inquietar a éste hablando de armar o adiestrar a los comunistas. A pesar de los intensos bombardeos de la aviación estadounidense contra Japón, y de las victorias terrestres de las tropas aliadas en Birmania, que permitieron la reapertura de la Carretera de Birmania, la serie ininterrumpida de victorias en las islas del Pacífico costó numerosfsimas bajas a los estadounidenses. Sin saber nada de los acuerdos de Yalta ni del programa de la bomba atómica -que estaba envuelto en el secreto-, Wedemeyer pensaba, al igual que los chinos, que aún se tardarían años en ganar la guerra. Con la aprobación de Chiang Kai-shek trazó planes a largo plazo para avanzar lentamente por la costa oriental de China y tomar Cantón a finales de 1945 o comienzos de 1946. Seguidamente sus tropas marcharían en dirección norte hacia Shanghai, lo cual debió de recordar a Chiang Kai-shek su estrategia en la Expedición al Norte diecinueve años antes. A principios de agosto de 1945, a modo de preliminar alentador, las fuerzas chinas reconquistaron Guilin y empezaron a avanzar hacia la isla de Hainan, en el sur. La rendición de Alemania en mayo de 1945 animó a los chinos, pero no cambió su programa. Pero el 8 de agosto, según lo estipulado en los acuerdos de Yalta, las fuerzas rusas penetraron en masa en Manchukuo para atacar a los japoneses. Hacía sólo dos días que Estados Unidos había lanzado una bomba atómica sobre Hiroshima y el día 9 lanzaría una segunda sobre Nagasaki. Cinco días después los japoneses se rindieron. De forma extraordinariamente súbita, sin que nadie en China se hubiera preparado como era debido para ello, toda la estructura de la política de poder en Asia había cambiado.

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La caída del Estado del Guomindang

La rendición japonesa y la misión Marshall En un largo telegrama dirigido a los jefes del Estado Mayor Conjunto para informarles de la situación en la zona de guerra de Chongqing, el I de agosto de 1945 el general Wedemeyer señaló que «si la paz llega de pronto, es razonable esperar confusión y desorden generalizados. Los chinos no tienen planes de rehabilitación, prevención de epidemias, restauración de los servicios públicos, instauración de una economía equilibrada y reasentamiento de millones de refugiados». En respuesta a otras preguntas sobre cuál debía ser exactamente su papel en el caso de que los japoneses se rindieran, Wedemeyer recibió de Washington instrucciones confusas y coincidentes en parte en el sentido de que debía ayudar a los nacionalistas tanto como pudiera sin intervenir en su nombre en una guerra civil y que debía «asistir al Gobierno Central en el rápido traslado de sus fuerzas a zonas clave de China»,! Wedemeyer y Chiang Kai-shek habían acordado que cuando dispusieran de fuerzas estadounidenses tras la rendición de los japoneses deberían actuar con rapidez y ocupar cinco puertos clave siguiendo este orden: Shanghai, Pusan (en Corea), Dagu, Cantón y Qjngdao. En las primeras semanas posteriores a la rendición de Japón, Estados Unidos ocupó estos puertos y otros y envió nutridos contingentes de infantería de marina a Pekín y Tianjin. Pero las fuerzas estadounidenses, cumpliendo órdenes de los jefes del Estado Mayor Conjunto, se concentraron en la tarea de transportar por vía aérea el mayor número posible de soldados de Chiang Kai-shek de la región de Chongqing al norte y el este de China, para que las fuerzas nacionalistas pudieran aceptar personalmente la rendición de los japoneses. En los dos meses que siguieron a la declaración de rendición por parte del emperador Hiro-Hito, aviones de transporte Dakota de la la: Fuerza Aérea de Estados Unidos llevaron más de ciento diez mil de los mejores soldados adiestrados por los estadounidenses que tenía Chiang Kai-shek a ciudades clave. Se or617

denó a los comandantes japoneses que no se rindieran a los comunis-

tas, por lo que en muchos casos continuaron los choques con fuerzas comunistas hasta la llegada de funcionarios del Guomindang. Los comunistas, por su parte, recibieron de su comandante en jefe, Zhu De, órdenes de obligar a los oficiales japoneses a rendirse directamente a ellos dondequiera que fuese posible, tras 10 cual los comunistas se encargarían de mantener el orden público. La rendición fue una operación a escala gigantesca que tardó meses en quedar terminada. Había cerca de 1,25 millones de soldados japoneses en China propiamente dicha, y otros 900.000 en Manchuria, sin contar las tropas de los regímenes títeres, armadas total o parcialmente, y más de 1,75 millones de civiles japoneses en el país. Los nacionalistas chinos, a pesar de las pérdidas enormes que habían sufrido, tenían aún 2,7 millones de soldados divididos en 290 divisiones. El Ejército de la 8." Ruta y el Nuevo 4.° Ejército comunistas contaban cerca de un millón de soldados. En algunos lugares la rendición fue protocolaria y digna, por ejemplo en Nankín, donde el comandante en jefe japonés del teatro de China entregó sus poderes en el lugar que Chiang Kai-shek en persona había designado especialmente para la ceremonia: el auditorio de la Academia Militar Central de los cadetes de Whampoa. En muchas otras ciudades, con todo, hubo choques y violencia. Y en Shanxi el tenaz señor de la guerra Yan Xishan utilizó tropas japonesas para repeler a los comunistas y preservar su poder en 'Iaiyuan. En Manchuria, en cambio, después de detener y deponer al emperador Puyi de Manchukuo y aceptar la rendición japonesa, las tropas de la Unión Soviética permitieron que depósitos enormes de armas y municiones cayeran en manos de los comunistas chinos. Estas tropas chinas habían avanzado a marchas forzadas para penetrar en la zona antes de que Chiang Kai-shek pudiese mandar sus tropas a ella en número suficiente para cortarles el paso. La falta de planes de avance coordinados que tanto había preocupado a Wedemeyer en agosto tuvo consecuencias graves para el Guomindango A medida que iba reconquistando una tras otra las ciudades que estaban en poder de los japoneses y parecía tener una vez más a su alcance el objetivo de reconstruir una China unida, la negligencia, la ineficiencia y a menudo la corrupción mermaron progresivamente su base de apoyo popular. Muchos chinos se indignaron cuando se permitió que tropas y políticos de los regímenes títeres que habían colaborado sin disimulo con los japoneses durante la guerra continuasen en sus puestos simplemente para impedir que los comunistas aumentaran su territorio. Cuando finalmente se promulgaron disposiciones contra los colabora618

cionistas, a finales de septiembre, resultó que estaban llenas de lagunas y prometían lenidad para con los que hubiesen llevado a cabo algún acto de patriotismo durante su mandato. Y el efecto de estas órdenes se vio anulado todavía más con el ascenso a altas graduaciones militares en los ejércitos nacionalistas de numerosos oficiales que habían servido en Manchukuo, la Federación de Mongolia Interior o el régimen títere de la zona de Pekín. No obstante, cuando convenía a sus propósitos el Guominclang también acusaba de colaboracionismo y castigaba a gente que no había huido de las zonas ocupadas por los japoneses. Varios escándalos acompañaron el bloqueo de activos que los japoneses o sus colaboradores habían confiscado durante la ocupación y ahora supuestamente debían devolverse a sus propietarios legítimos. Se encomendó a varios organismos coincidentes en parte y supervisados con poco rigor la tarea de hacer inventario de locales y material comerciales, así como la de evaluar las reclamaciones. Fábricas y almacenes que debían cerrar sólo unos días mientras se cumplían los requisitos para e! traspaso permanecieron cerrados varias semanas en muchos casos, lo cual dejó sin trabajo a miles de personas y arruinó empresas. Al mismo tiempo, los robos en propiedades cerradas tenían lugar en todas partes y escuadrones de hombres con brazaletes que les identificaban como representantes de alguno de los organismos de! Gobierno podían entrar en los establecimientos a su antojo, requisar vehículos y cometer otros abusos. Dado que entre los que robaban propiedades públicas había militares de alta graduación e incluso el jefe del cuerpo de la policía Chapei en Shanghai, las probabilidades de rectificar e! estado de cosas eran pocas. En un incidente representativo de muchos otros, ni uno solo de los 3438 vehículos de motor que los funcionarios de Hunan tomaron a los japoneses se libró del robo de piezas que luego se vendían ilegalmente a comerciantes locales. El Guomindang también llevó mal e! dificil problema de estabilizar las monedas de China. Era esencial que se reforzara e! tipo de cambio del Jabi, la moneda que los nacionalistas habían utilizado en Chongqing durante toda la guerra, con los diversos tipos de papel moneda emitidos por diferentes gobiernos títeres. El Guomindang no actuó de manera decisiva y pronta y con ello permitió que se crease una situación caótica en la cual los tipos de cambio variaban de forma desorbitada entre ciudades; por ejemplo, e! tipo de cambio de cierta moneda de un régimen títere era de 40 el yuan en Wuhan, 150 el yuan en Shanghai y 200 e! yuan en Nankín. Los tipos de cambio entre el fabi Y e! dólar también presentaban grandes variaciones y durante un tiempo fueron de 700 e! dólar en Tianjin, a la vez que oscilaban entre 1500 y 2500 yua619

nes en Shanghai. Naturalmente, para los especuladores era rentable ir y venir entre las dos ciudades, comprar dólares en Tianjin y venderlos en Shanghai. Los precios de los alimentos también empezaron a subir de manera incontrolable sin que ninguna autoridad central pudiera mantenerlos en un nivel razonable. En este contexto desalentador, Estados Unidos siguió presionando a favor de alguna clase de acercamiento entre el Guomindang y los comunistas con la esperanza de evitar una guerra civil en China y garantizar como mínimo cierto grado de democracia. En agosto de 1945, el embajador Hurley acompañó personalmente a Mao Zedong de Yan'an a Chongqing, donde negociaría con Chiang Kai-shek. Las conversaciones continuaron hasta el 10 de octubre, justamente durante el periodo en el que los dos bandos se disputaban el dominio del este y el norte de China; el resultado fue la publicación de una serie de principios que parecían un indicio esperanzador de colaboración futura. Mao y Chiang Kai-shek anunciaron que estaban de acuerdo en la necesidad de democracia política, de una fuerza militar unificada y de la igualdad jurídica para todos los partidos políticos. Debía convocarse sin demora una Asamblea Nacional o un Congreso del Pueblo que representara el final del periodo de tutela política que Sun Yat-sen había dicho que precedería a la transición a la democracia. El Gobierno debía garantizar «la libertad personal, religiosa, de expresión, de publicación y de reunión», y abolir los «organismos de servicios especiales», tras lo cual la misión de hacer cumplir la ley correspondería a cuerpos policiales y tribunales debidamente constituidos. También hubo acuerdo sobre el principio de elecciones para los gobiernos locales, aunque no lo hubo sobre su alcance ni sobre la fecha de celebración. Resultó más dificil llegar a un acuerdo satisfactorio sobre las milicias locales y los gobiernos de las zonas fronterizas que controlaban los comunistas. Éstos, que ya habían tomado Kalgan, el principal empalme ferroviario del norte lejano, se limitaron a declarar que retirarían sus tropas del sur de China. Chiang Kai-shek, en cambio, estaba decidido a reafirmar su dominio en todo el país y en noviembre lanzó un feroz ataque contra los comunistas y envió gran número de sus mejores soldados al norte, los cuales penetraron en Manchuria por el paso de Shanhaiguan. Aún no había consolidado su dominio en el sur y el afán de aparentar unidad le hizo sacrificar la formación de una base de poder más genuina. Cuando la lucha se hizo más encarnizada, Zhou Enlai, que se había quedado en Chongqing en calidad de mediador, regresó en avión a Yan'an. Yel embajador Hurley dimitió inesperadamente a finales de noviembre. 620

En la áspera carta de dimisión que envió al presidente Harry Truman, Hurley afirmó que los ideales democráticos que los estadounidenses tenían para China se veían amenazados simultáneamente por dos fuerzas, el comunismo y el imperialismo. Además, formuló una grave acusación contra los diplomáticos estadounidenses en China en el sentido de que simpatizaban con Yan'an y a causa de ello habían debilitado los intentos estadounidenses de impedir el derrumbamiento del régimen nacionalista y habían aconsejado al PCCh que no pusiera su ejército bajo el mando de los nacionalistas. Convencido, al parecer, de que la mediación todavía era posible, el presidente Truman envió al general George Marshall, el muy respetado ex jefe del Estado Mayor, a China en diciembre. El mandato de Estados Unidos para continuar interviniendo en China ya no era claro ahora que la guerra contra los japoneses había terminado y las últimas de las treinta y nueve divisiones de Chiang Kai-shek habían recibido el adiestramiento y los materiales que prometieran los estadounidenses en los años finales de la contienda. Tampoco podía Estados Unidos afirmar honradamente que el papel que desempeñaba era neutral, tras ayudar a Chiang Kai-shek a reconquistar tantas ciudades, conceder nuevos créditos a su Gobierno y ofrecer material militar a precios de ocasión. A pesar de ello, Marshall logré que ambos bandos accedieran a decretar un alto el fuego a partir del 10 de enero de 1946 y persuadió a Chiang Kai-shek para trabajar en pos de la convocatoria de la asamblea de la que había hablado con Mao Zedong en el otoño. En consecuencia, treinta y ocho delegados se reunieron en Nankín para una «conferencia consultiva política» el 11 de enero. Entre ellos había ocho del Guomindang, siete del PCCh, cinco del recién formado Partido de la Juventud (que se estaba perfilando como grupo poderoso que clamaba por la reconstrucción pacífica de China) y dos de la Liga Democrática, que hablaba en nombre de muchos intelectuales liberales de China. Los otros pertenecían a varias asociaciones políticas más pequeñas o no estaban afiliados a ninguna. En diez días de debates de los que la prensa informó ampliamente y que dieron pie a un aumento de la esperanza en el futuro, pareció que los delegados llegaban a un acuerdo sobre todos los puntos más importantes relativos al Gobierno constitucional, la unificación del mando militar y una asamblea nacional. A finales de febrero una subcomisión nombrada por la conferencia anunció planes detallados para la reducción de tropas por ambos bandos. Por desgracia, estas buenas intenciones no dieron ningún resultado; de hecho, tal vez siempre habían sido poco realistas. Siguieron produciéndose choques militares entre comunistas y nacionalistas en muchas

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,• , LA GUERRA CIVIL IN MANClfURIA. 1945·1947

partes de China y el Comité Ejecutivo Central del Guomindang hizo cambios de crucial importancia en los acuerdos de la conferencia. El comité limitó el derecho de veto de los comunistas y de la Liga Democrática en el futuro Consejo de Estado, reafirmó los poderes presidenciales de Chiang Kai-shek en vez del auténtico sistema de gabinete que estipulaba la nueva constitución y dio marcha atrás en lo referente a la concesión de más autonomía a las provincias. Cuando los comunistas y la Liga Democrática se negaron a seguir cooperando a menos que se anularan estos cambios, el Guomindang continuó adelante sin estos grupos y a finales de 1946 convocó una asamblea nacional y redactó una constitución, ambas cosas sin genuina participación democrática. La situación recordaba la manipulación de la constitución y las asambleas de Yuan Shikai en 1914 y 1915. El objeto de la reconstrucción democrática se había visto socavado y se reanudó el acoso e incluso los asesinatos de izquierdistas y liberales escogidos al azar. La víctima más conocida fue Wen Yiduo, uno de los mejores poetas de China y crítico persistente del Guomindang, que fue abatido a tiros en Kunming en el verano de 1946. Sin embargo, una vez más, en junio de 1946, George Marshalllogró que los dos ban622

dos declararan un alto el fuego, en esta ocasión en Manchuria, y presionó a favor de la reapertura de las líneas de ferrocarril que habían resultado dañadas por la guerra y eran de la mayor importancia para la buena salud de la economía de China. (El PCCh había cortado algunas de las líneas que seguían intactas después de la guerra, ya que los nacionalistas las utilizaban para transportar las tropas que luchaban contra los comunistas.) Mientras el alto el fuego seguía teóricamente en vigor, las tropas nacionalistas se estaban concentrando para lanzar un segundo ataque a Manchuria, que empezó en julio. Los comunistas, mientras tanto, se negaron a abandonar sus bases en el norte de China, reorganizaron sus fuerzas con el nombre de Ejército Popular de Liberación y, en el caso de la reforma agraria, dejaron de hacer hincapié en la reducción de rentas y la redistribución para dar preferencia a la confiscación pura y simple y al castigo violento de los enemigos de clase. Una excepción en la pauta de no cooperación entre los nacionalistas y los comunistas fue el esfuerzo mutuo por reencauzar el río Amarillo hacia su lecho norte, del cual había sido desviado con dinamita por los ingenieros de Chiang Kai-shek en 1938. Los trabajos se hicieron bajo la dirección de funcionarios de la Administración para la Rehabilitación y Socorro de las Naciones Unidas, que terminaron la inmensa tarea en 1947. Pero durante el mismo periodo arreciaron los ataques verbales de los izquierdistas chinos contra Estados Unidos por ayudar al Guomindang e inmiscuirse en la política china al tiempo que se producía una creciente oleada de manifestaciones y disturbios. Varios militares estadounidenses fueron secuestrados por fuerzas comunistas y en julio de 1946 un convoy integrado por nueve vehículos de aprovisionamiento y su escolta de cuarenta infantes de marina sufrieron una emboscada en el poblado de Anping cuando se dirigían de Tianjin a Pekín. La naturaleza de este choque fue un indicio de los nuevos niveles de hostilidad antiestadounidenses y en ciertos aspectos fue un eco de los ataques de los bóxers contra los occidentales que hacían un viaje parecido casi cincuenta años antes. El convoy de la infantería de marina tuvo que aminorar la marcha debido a las rocas colocadas en la carretera y luego la encontró bloqueada por carros de agricultor. Antes de que pudiera emprender la retirada, una lluvia de balas destruyó los vehículos que cerraban la columna y atrapó a todos los demás. Las tropas comunistas, escondidas entre los cultivos que había al borde de la carretera, continuaron disparando durante gran parte del día. Tres infantes de marina estadounidenses perdieron la vida, otro murió más tarde a causa de las heridas y otros doce resultaron heridos. Un primer reconocimiento aéreo mostró que los comunistas habían sufrido quin623

ce o más bajas mortales y muchos más heridos, Pero cuando finalmente llegaron fuerzas de socorro y los estadounidenses avanzaron hasta alcanzar las posiciones comunistas, los soldados chinos se habían esfumado, con sus heridos e incluso con sus muertos. Los habitantes de los poblados cercanos, cuando fueron interrogados, afirmaron no haber oído ni visto nada. Los incidentes de esta clase auguraban que la posición de los estadounidenses iba a hacerse insostenible, especialmente en vista de que el Gobierno de Estados Unidos no tenía ningún deseo de verse aún más envuelto en otra guerra en Asia. El presidente Truman había estipulado que su enviado a China, Marshall, debía ser libre de decirle a Chiang Kai-shek que no era realista considerar que "una China desunida y dividida por luchas intestinas fuese lugar apropiado para la ayuda estadounidense»...2 esto es, dicha ayuda cesaría a menos que Chiang Kai-shek cumpliera con ciertos criterios formales para la reforma política. Adoptando un tono más severo en una carta a Chiang Kai-shek fechada ellO de agosto de 1946, el presidente Truman manifestó que «la fe de los estadounidenses en las aspiraciones pacíficas y democráticas del pueblo chino no ha sido destruida por acontecimientos recientes, pero ha sufrido una conmoción». Si Chiang Kai-shek no se mostraba más flexible, añadió el presidente, «me veré en la necesidad de redefinir y explicar la posición de Estados Unidos ante el pueblo estadounidense». Unas semanas más tarde Chiang Kai-shek contestó secamente que «el deseo de paz debe ser mutuo», y señaló varias violaciones del alto el fuego por parte de los comunistas.' Hubo un cruce de mensajes esporádicos, todos bastante corteses e instando a la otra parte a ser razonable, entre Zhou Enlai, Chiang Kaishek, Marshall y Truman, durante el resto de 1946. El 10 de octubre, Chiang Kai-shek aprovechó el trigésimo quinto aniversario del comienzo de la revolución de 1911 en Wuhan para pronunciar un discurso importante. Empleando palabras duras, pidió al PCCh que «abandonara su complot para conseguir la dominación y la desintegración de las regiones del país por medio de la fuerza militar». El PCCh respondió que la recién convocada Asamblea Nacional era una farsa que ..dividiría la nación»." Un nuevo incidente contribuyó a agravar las tensiones hasta llegar al límite. La víspera de la Navidad de 1946 una estudiante de la Universidad de Pekín fue violada por un militar estadounidense mientras un compañero de éste la sujetaba. Aunque lo ocurrido fue vergonzoso de por sí, una campaña izquierdista orquestada con esmero lo convirtió rápidamente en un importante incidente político e imperialista: según esta interpretación, la joven representaba China y el acto del es624

tadounidense equivalía a una invasión imperialista. Los intentos del Guomindang de presentar el caso como una desgracia personal fueron acallados a gritos por grandes manifestaciones de estudiantes y las multitudes que en 1945 habían recibido con vítores a los estadounidenses como libertadores se transformaron ahora en turbas que los abucheaban.' Si alguna vez había sido posible que Estados Unidos ayudara verdaderamente a aliviar las tensiones en China, era evidente que aquel momento había pasado y que ahora habría que dejar que los chinos dirimieran sus problemas ellos mismos. En una triste declaración de despedida que hizo a principios de enero de 1947, Marshall reconoció el fracaso de su misión. A finales del mismo mes un escueto comunicado de prensa de diez líneas del Departamento de Estado anunció la disolución de los últimos grupos de enlace estadounidenses que intentaban mediar entre los comunistas y el Guomindang.

La reforma agraria y la base de Manchuria En el año que siguió a la rendición japonesa los comunistas intensificaron su programa de reforma agraria en las zonas donde eran fuertes. En una conferencia celebrada en Shanghai bajo el patrocinio de la Asociación Agrícola China, y a la que asistieron más de cuatro mil personas interesadas en la reforma agraria, un representante de los comunistas habló con tranquilidad y confianza del programa del PCCh. Los comunistas habían dejado atrás la prudente política de reducción de rentas que siguiera el frente unido, señaló, y trabajaban para abolir el arriendo y devolver la tierra a los campesinos que la cultivaban. La tierra «redistribuida", afirmó, era principalmente tierra que había pertenecido a los manchúes durante la dinastía Qjng o a «traidores» durante la guerra o era tierra cuyos propietarios no la habían inscrito en el registro para evitar impuestos o la habían arrebatado injustamente a los campesinos porque éstos no habían podido pagar los plazos correspondientes a los préstamos. El portavoz del Guomindang en la conferencia negó la necesidad de cambios drásticos y replicó que las condiciones en el campo eran armoniosas y que los programas de educación rural y mejora de la tecnología agrícola satisfarían las necesidades del momento. El PCCh se había mostrado particularmente activo en el norte de jiangsu, en algunas zonas de Hebei, y en Shandong, así como en su base original de Shaanxi. El éxito de los comunistas con la reforma agraria

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en estas zonas es notable teniendo en cuenta la incidencia mucho más baja del arriendo en estas provincias en comparación con la mayoría de las otras. La tasa de arriendo era sólo del 12 por ciento tanto en Hebei como en Shandong, por ejemplo, pero hasta el 56 por ciento de los campesinos eran arrendatarios en partes del sudoeste. El mensaje comunista fue especialmente eficaz en el norte debido en parte a que la devastación que causaron las campañas de «los tres todos» de los japoneses se sumó al desbordamiento del río Amarillo y otros desastres naturales; asimismo, el duro clima del invierno en la región exacerbó la pobreza, lo cual aumentó a su vez los sufrimientos de la sociedad. Pero los éxitos comunistas en estas zonas también tuvieron razones históricas. El antiguo orden social, unido en otro tiempo por asociaciones de linaje y religiosas, y por líderes locales cuya prosperidad estaba vinculada al bienestar de la comunidad, había sufrido una erosión ininterrumpida. La reorganización de la administración local primero por el Cuomindang y luego por los japoneses había debilitado institucionalmente las comunidades rurales, cuya vida social y económica era ahora frágil a la vez que sus destinos estaban a menudo en manos de nuevos tipos de hombres influyentes a los que los habitantes de los poblados llamaban simplemente «matones locales». El PCCh entró fácilmente en estas comunidades fragmentadas. Se dio cuenta de que sus mejores aliados eran los campesinos pobres y los peones agrícolas sin tierra -cuya difícil situación habían analizado me"ticulosamente por primera vez los japoneses y otros investigadores en 'el decenio de 1930-, y entre 1946 y 1947 puso en marcha un programa agrario cuyos objetivos, como habían prometido sus portavoces, eran la eliminación del arriendo y la equiparación tanto de la tierra como de la propiedad en los poblados. La violencia fue parte integrante de este proceso, dado que se ajustaron cuentas pendientes con matones de los poblados y enemigos personales, además de con terratenientes. Aunque las cifras varían muchísima, una fuente da un total de 19.307 «casos de lucha» en las zonas dominadas por el PCCh en Shandong sólo en 1945, y puede que muchos de ellos culminaran con la muerte de los terratenientes. Las crónicas de la reforma en los poblados muestran cómo se podía instigar a toda una comunidad, por medio de mítines de masas, a atacar a sus miembros ricos, matar a los más odiados y luego redistribuir todas las propiedades confiscadas; a menudo los pobres consumían en grandes celebraciones los alimentos confiscados en vez de actuar sensatamente y guardarlos para la siguiente racha de penuria. El jefe de la recién formada Asociación de Campesinos de un poblado de Shanxi describió 626

el interrogatorio, en enero de 1946, de un terrateniente del lugar, Sheng Jinghe, contra el que se habían presentado a los cuadros locales del PCCh más de cien acusaciones de tratar brutalmente a los habitantes del poblado y a los arrendatarios: Cuando empezó la lucha final Jinghe se encontró no sólo ante aquellas cien acusaciones, sino muchas más. Ancianas que nunca habían hablado en públíco se levantaron para acusarle. Hasta la esposa de Li Mao -una mujer tan humilde que apenas se atrevía a mirar a nadie a la cara- agitó un puño ante su nariz y exclamó: "Una vez fui a recoger trigo en tu tierra. Pero tú me maldijiste y me echaste de ella. ¿Por qué me maldijiste y me pegaste? ¿y por qué te apoderaste del trigo que había recogido?». En total se presentaron más de ciento ochenta opiniones. Jinghe no tenía respuesta para ninguna de ellas. Permaneció de pie con la cabeza inclinada. Le preguntamos si las acusaciones eran falsas o verdaderas. Dijo que todas eran verdaderas. Cuando el comité de nuestra Asociación se reunió para calcular lo que debía, la cifra fue de cuatrocientos sacos de grano molido y no de mijo basto. Aquella noche toda la gente fue al patio de Jinghe para ayudar a tomar posesión de su propiedad. Hada mucho frío, así que encendimos hogueras y las llamas se alzaron hacia las estrellas. Era muy hermoso. Insatisfechos con la cantidad de cereales que encontraron, los habitantes del poblado golpearon repetidamente a Jinghe y calentaron un hierro en la hoguera para torturarle con él. Presa de terror, acabó confesando dónde tenía enterrado su dinero. El jefe de la Asociación de Campesinos concluyó su relato con estas palabras: En total sacamos 500 yuanes de Jinghe aquella noche. Para entonces e! sol ya había empezado a salir por el este. Todos estábamos cansados y teníamos hambre, especialmente los milicianos que habían convocado a la gente al mitin, vigilado la casa de jinghe y participado activamente en pegarle y en cavar en busca de! dinero. Así que decidimos comer todo lo que Jinghe había preparado para celebrar el Año Nuevo... una fuente entera de empanadillas de cerdo y pimiento y otras exquisiteces. Hasta tenía langostinos. Todos dedan: «Antes nunca pasábamos un Año Nuevo feliz porque siempre pedía su renta y sus intereses entonces y nos dejaba las casas limpias. Esta vez comeremos lo que nos apetezca», y todos comimos hasta hartamos y ni siquiera notamos el frío.'

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Los programas de reforma agraria en el centro y el nordeste de China se vieron sometidos, sin embargo, a un correctivo especialmente severo. Cabía esperar que los terratenientes a los que se había despojado de sus propiedades y perdonado la vida -o los parientes de los que habían sido asesinados- volvieran en gran número, cuando fuese posible, para recuperar lo que sus familias habían perdido. La amenaza de estos retornos se cernía siempre sobre los miembros del PCCh mientras trabajaban en las comunidades locales. En el verano de 1946, por ejemplo, el Guomindang reunió ciento cincuenta mil soldados, muchos de los cuales contaban ahora con excelentes armas, pertrechos y vehículos estadounidenses o japoneses, con el fin de invadir los 29 condados que se hallaban en poder de los comunistas en la provincia de Jiangsu. Las fuerzas del Gobierno los reconquistaron todos sin excepción. En la zona fronteriza de Hebei, Shandong y Henan, donde los comunistas controlaban 64 condados en 1946, el Guomindang reconquistó 49. A los habitantes que habían tomado partido por los comunistas se les aplicó lo que de manera eufemística se denominó «programas voluntarios de rendición y arrepentimiento». Eran encarcelados a menos que pudieran pagar un rescate y muchos fueron ejecutados. En estos periodos de poder restaurado, terratenientes acompañados por guardias armados iban de casa en casa exigiendo el pago de las rentas atrasadas. En algunos casos las fuerzas gubernamentales, cuando volvían a un poblado, fusilaban a un miembro de cada una de las familias que habían participado en la reforma agraria; en otros enterraban vivos a los ex líderes campesinos y sus parientes. Los campesinos fueron víctimas de venganzas parecidas cuando en 1947 las tropas del Guomindang -en una victoria simbólica que fue muy importante para Chiang Kai-shek- reconquistaron la región de Yan'an, que durante tanto tiempo había sido la base de la resistencia del PCCh. Aunque la violencia intensificó el odio entre las clases, también sembró el resentimiento entre los campesinos que a partir de entonces se mostraron profundamente hostiles a las fuerzas comunistas que los habían abandonado a su suerte. Debido al peligro de un contraataque en el centro y el norte de China, Manchuria cobró más importancia para las esperanzas futuras del PCCh. A pesar de los estragos de la guerra, Manchuria era rica en recursos, con una población de más de cuarenta y cinco millones de persanas, grandes ciudades industriales y enormes reservas de alimentos. Boscosa y montañosa en gran parte, la topografla local también brindaba protección a los ejércitos guerrilleros. Manchuria tenía una larga historia de agitación social que se remontaba a las huelgas que en el le-

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jano 1906 habían organizado los trabajadores chinos, a menudo en conjunción con los numerosos rusos que trabajaban en Harbin o en los ferrocarriles. En los primeros años de la ocupación japonesa, una vigorosa organización del PCCh había llevado a cabo la reforma agraria en zonas más aisladas que las otras y sus guerrillas habían atacado instalaciones japonesas. Los registros de detenciones de comunistas por parte de las autoridades japonesas de Manchuria muestran que era un movimiento joven, dado que el 29 por ciento de sus miembros tenía entre 21 y 25 años, y el 29,5 por ciento, entre 26 y 30 años. Los afiliados al PCCh en Manchuria también representaban una gran variedad de ocupaciones y categorías sociales: agricultores, obreros industriales, ferroviarios, mercaderes, maestros, estudiantes, soldados y policías. Durante la guerra con China, los japoneses, valiéndose de las autoridades de Manchukuo, habían adquirido mucha práctica en detener a comunistas en la región. Gran parte de su éxito fue fruto de una política despiadada que consistió en agrupar a más de cinco millones de campesinos de zonas aisladas en unas diez mil «aldeas colectivas», donde vivían bajo supervisión policiaL Sus hogares fueron entonces destruidos para que e! enemigo no pudiera refugiarse en ellos. Los iaponeses habían intensificado el terror utilizando presos comunistas -o supuestamente comunistas- en experimentos con seres humanos vivos en campos secretos de Manchukuo. Se infectaba a los presos con cepas malignas de gérmenes de enfermedades epidémicas, se les sometía a la vivisección o se usaban en «estudios» del efecto que e! calor y el frío extremos producían en sujetos vivos. Los restos dispersos de los grupos comunistas de la región volvieron a surgir en 1945, después de la derrota de Japón y el avance de soldados rusos hacia el interior de Manchuria. Estas fuerzas guerrilleras pudieron reagruparse con la llegada, a finales de 1945, de casi cien mil soldados de! Ejército de la 8: Ruta que acompañaron a Lin Biao, bien por tierra desde Yan'an y atravesando la provincia de Suiyuan, bien por mar en juncos procedentes de la costa norte de Shandong. Mientras tanto, las antiguas guerrillas habían hecho una campaña activa de rec1utamiento en el campo que les había permitido formar un Ejército Popular de Autodefensa integrado por alrededor de ciento cincuenta mil hombres. Muchos de estos soldados eran coreanos que habían huido de la ocupación japonesa de su país y se habían quedado en Manchuria después de que en 1945 Corea fuese dividida en dos mitades separadas por e! paralelo 38 y el norte quedase en e! bando soviético y e! sur, en e! estadounidense. Había también unos veinticinco mil soldados de! Joven Mariscal que habían combatido en varias regiones de! 629

norte de China. Los mandaba el hermano menor del Joven Mariscal, al que habían sido leales durante toda la guerra. Tan pronto como llegaron a esa zona en el otoño de 1945, las fuerzas de Lin Biao -en las que había muchos nativos de Manchuria- se mostraron decididas a tomar las ciudades clave y retenerlas en su poder. Esto iba más allá de la estrategia puramente rural que habían tenido que adoptar a causa de la pobreza de la región de Yan'an y de su incapacidad de conservar en su poder otras grandes ciudades de China ante los ataques sostenidos del Guomindang o de los japoneses. A su llegada se encontraron con que la Unión Soviética tenía en su poder las principales ciudades industriales, los ferrocarriles y las minas desde que los ocupara en agosto de 1945. Las fuerzas soviéticas permitieron que grandes cantidades de armas y pertrechos japoneses cayeran en manos de los comunistas y, además, obstaculizaron los esfuerzos de Chiang Kai-shek por llevar rápidamente tropas a la zona, Durante su estancia en Manchuria los soviéticos se apoderaron de abundantes existencias de alimentos y maquinaria para su propio uso y en concepto de reparaciones por las tremendas pérdidas que habían sufrido en la guerra contra Alemania. Según un equipo de investigación estadounidense, fueron especialmente minuciosos en la confiscación de generadores, transformadores, motores eléctricos, laboratorios y hospitales, así como las máquinas herramientas más modernas y mejores. También se llevaron oro por valor de tres millones de dólares y emitieron numerosos billetes de banco a corto plazo. A modo de gesto final, se llevaron las centrales generadoras y las bombas de varias de las mayores minas de Manchuria, con lo cual provocaron graves daños en los pozos a causa de inundaciones. Pero, según se calcula, las inversiones japonesas en Manchuria se cifraban, en el verano de 1945, en 11.000 millones de yenes, y cuando las tropas soviéticas se retiraron en 1946 el Guomindang se apoderó de gran parte de ello, incluidas la enorme siderurgia de Anshan, las fábricas de algodón de Liaoyang, las minas de carbón de Fushun y muchas centrales hidroeléctricas. Como en Shanghai y otras partes, los funcionarios del Guomindang que llegaron para hacerse cargo de las plantas industriales actuaron de manera implacable y antieconómica. La explotación en beneficio propio era común, como lo era también el alquiler de propiedades públicas para lucrarse personalmente. Chiang Kai-shek exacerbó estos problemas poniendo a funcionarios que no eran manchurianos en prácticamente todos los puestos clave de las tres provincias, Heilongjiang, Jilin y Liaoning, que subdividió en nueve distritos administrativos de nueva designación con el fin de debili630

tar las lealtades locales. En muchos de estos distritos los nuevos funcionarios abusaban de sus poderes y se contentaban con quedarse cómodamente sentados en sus bases regionales mientras los comunistas recorrían casi a su antojo los condados rurales. Estos funcionarios del Guomindang no estaban seguros de las lealtades de otros grupos y por ello tendían a aliarse con ex colaboracionistas y terratenientes de la región. Además, la economía de Manchuria era precaria a causa de la decisión de Chiang Kai-shek de emitir aUí una moneda distinta con el fin de evitar la rápida inflación que afectaba alfahi. Pero la subida vertiginosa de los gastos militares del Guomindang y el pago de los salarios de los centenares de individuos que gozaban de sinecuras acabaron satisfaciéndose sólo por medio de la emisión mensual de billetes por valor de miles de millones de yuanes. Las susceptibilidades locales se irritaron aún más cuando Chiang Kai-shek decidió desterrar al Joven Mariscal, Zhang Xueliang, a Taiwan, que era un lugar más seguro, en vez de poner fin a sus diez años de arresto domiciliario, como habían esperado muchos de sus antiguos soldados Un corresponsal de prensa comentó desde Mukden a finales de 1946: «En cuanto al pueblo, tiene la sensación, por un lado, de que todo lo que hay bajo el cielo pertenece a la gente del sur y, por otro lado, que la vida no es hoy tan buena como en tiempos de Manchukuo»," Los comunistas, que seguían siendo demasiado débiles para defender las ciudades del sur de Manchuria de los ataques de las fuerzas del Guomindang, que eran superiores en número y estaban bien armadas, establecieron su principal base urbana en Harbin, justo al norte del río Sungari. Esta ciudad industrial y comercial, de unos ochocientos mil habitantes, pasó a ser el centro neurálgico de los revolucionarios. El personal que debía dirigir la expansión de la revolución fue adiestrado por cuadros veteranos en institutos especiales de la ciudad y todos los medios de comunicación modernos -periódicos, películas, revistas, radiase encargaron de difundir el mensaje del comunismo entre los ciudadanos. Para facilitar la tarea de gobernar una población urbana tan inmensa, los líderes del PCCh dividieron la ciudad en seis distritos, que a su vez fueron subdivididos en S8 gobiernos de calle, cada uno con una población de alrededor de catorce mil personas. Con el fin de hacer frente a los problemas que causaba la numerosa población flotante de la ciudad -peones, buhoneros, porteadores, conductores de droshky-* se llevaron a cabo campañas de inscripción, redadas de bandidos y elementos destructivos (la policía secreta rusa ya había devuelto a la Unión -*

Carruaje de dos o cuatro ruedas utilizado principalmente en Rusia. (N. del T)

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Soviética numerosos rusos blancos fugitivos) y diecisiete mil ciudadanos fueron organizados en «grupos de vigilantes nocturnos para la autodefensa». Cuando se vio que estas organizaciones tampoco podían controlar la delincuencia, se encargó a todos los callejones y callejas que formaran sus propias patrullas; como en el caso de la baojia, el antiguo sistema de seguridad mutua, toda persona que fuera testigo de un delito y no diera parte del mismo sería tratada como si lo hubiera perpetrado ella. Los viajes eran controlados por medio de un sistema de pasaportes supervisados rigurosamente. En una emergencia que puso a prueba al gobierno municipal, los líderes del PCCh en Harbin tuvieron que vérselas con un brote de peste bubónica en la ciudad. La enfermedad fue propagada por ratas infestadas de pulgas que investigadores militares japoneses habían criado para sus experimentos de guerra bacteriológica. Cuando terminó la guerra en agosto de 1945, los japoneses habían soltado las ratas en lugar de sacrificarlas; después de un periodo de incubación en 1946, la peste causó más de treinta mil víctimas mortales en 1947. La cifra no fue mucho mayor porque los comunistas, con la ayuda de expertos en sanidad llegados de la Unión Soviética, tomaron medidas eficaces de cuarentena e inoculación y todo el tráfico ferroviario y por carretera fue controlado estrictamente para impedir que las personas infectadas llevasen la peste a otras partes." El partido también ejerció sus poderes municipales movilizando a los trabajadores urbanos para que ayudasen al Ejército Popular de Liberación a transportar mercancías, conducir carros y hacer de camilleros en el frente de batalla. La economía urbana era controlada rigurosamente con impuestos progresivos sobre las ventas, que eran bajos para los cereales, el combustible y el aceite de cocina, pero ascendían al cuarenta por ciento en el caso del tabaco y al setenta por ciento en el de los artículos de lujo y los cosméticos. También las empresas comerciales debían pagar impuestos y todos los habitantes de Harbin fueron objeto de un aluvión de campañas que pedían «aportaciones voluntarias» al esfuerzo de guerra comunista. Valiéndose de mítines, carteles, pancartas, periódicos e intimidaciones, el partido recaudó como mínimo 200 millones de yuanes en Harbin en 1947, Los comunistas estaban aprendiendo toda la serie de técnicas y habilidades que necesitarían para gobernar las principales ciudades de China si salían de Manchuria y se unían a las fuerzas guerrilleras que ya se habían dispersado por el campo del norte de China. De manera parecida, en los decenios de 1620 y 1630 Nurhaci y Hong Taiji habían aprendido en Manchuria las habilidades administrativas y políticas necesarias para controlar la inmensa sociedad de China en el sur, 632

Desde su base central manchuriana en Harbin, el PCCh envió grupos de cuadros al campo para que atrajesen a los campesinos a su causa con la promesa de una reforma agraria radical. Los comunistas pedían la confiscación de toda la tierra perteneciente a los japoneses y los colaboracionistas, lo cual significaba una cantidad prodigiosa si tenemos en cuenta la naturaleza y la totalidad de la ocupación japonesa. Había tantos latifundios en la zona que los doce mil cuadros a los que Lin Biao encomendó la tarea raramente se ocupaban de los terratenientes que poseían menos de treinta hectáreas, extensión que hubiese parecido enorme en China al sur de la Gran Muralla. La propiedad de la tierra en Manchuria presentaba varios aspectos especiales que eran propios de una «sociedad fronteriza» y exigían un esfuerzo aún mayor a los encargados de la reforma agraria. Uno de tales aspectos era el denominado «sistema de personas dependientes», que abarcaba a los trabajadores agrícolas que no eran ni arrendatarios ni jornaleros, sino personas que vivían con la familia del terrateniente, comían con ella y trabajaban la tierra a cambio de un porcentaje de la cosecha. Otro era el «sistema de asignación», en virtud del cual un trabajador podía recibir del terrateniente tierra, aperos y una casa propios sin tener que pagar renta alguna, a cambio de trabajar cierto número de días al año para ese mismo terrateniente sin más compensación. Mientras la reforma urbana y agraria seguía su curso en las zonas que dominaban los comunistas, Lin Biao continuó potenciando el Ejército Popular de Liberación como fuerza armada convencional en lugar de guerrillera. La tarea no era fácil. A consecuencia de los ataques del Guomindang en 1945 y 1946, los comunistas tuvieron que cruzar el río Sungari y replegarse hacia el norte, mientras los nacionalistas abrían un amplio pasillo a lo largo de la costa al norte de Shanhaiguan que atravesaba Jinzhou hasta llegar a Mukden y Changchun (véase el mapa de la página 622). Lin Biao, no obstante, permaneció en Harbin y dejó asombrados a los generales nacionalistas cuando en noviembre de 1946 cruzó el Sungari, que estaba helado, y atacó a los ejércitos enemigos en sus cuarteles de invierno. Sin dar tiempo a las tropas nacionalistas para recuperarse, Lin Biao lanzó una serie de ataques en la otra orilla del río a comienzos de 1947 que culminaron con el ataque de cuatrocientos mil soldados contra el empalme ferroviario de Siping en mayo. Obligado a retirarse con numerosas bajas por una concentración de fuerzas nacionalistas respaldadas por la aviación, Lin Biao logró reagrupar sus efectivos y aislar las ciudades clave de los nacionalistas destruyendo las comunicaciones ferroviarias entre ellas. La moral de las tropas de guarnición empezó a resquebrajarse y se vio claramente el gran error 633

de cálculo que había cometido Chiang Kai-shek al enviar tropas a Manchuria antes de consolidar su poder en China propiamente dicha. Las tropas nacionalistas abandonaron cantidades enormes de armas y pertrechos, incluidos depósitos enteros y trenes de abastecimiento, que cayeron en poder de los comunistas. Los nacionalistas también se pusieron a la defensiva y se atrincheraron detrás de emplazamientos fijos en lugar de perseguir a las fuerzas de Lin Biao. El cónsul general estadounidense en Mukden envió por cable un resumen excelente de la situación al Departamento de Estado a finales de mayo de 1947. De forma condensada, el mensaje juntaba los numerosos hilos del trance en que se encontraba el Guomindang: Hay señales claras de que la apatía, el resentimiento y el derrotismo cunden rápidamente en las filas nacionalistas y causan rendiciones y deserciones. Factores principales que contribuyen a esto son el constante aumento de la superioridad numérica. de los comunistas (resultante del mayor uso de reclutas nativos, de la ayuda clandestina y de unidades coreanas), el desaliento de los soldados nacionalistas ante las perspectivas de recibir refuerzos, mejor solidaridad y espíritu combativo de los comunistas, pérdidas y agotamiento de los nacionalistas, su creciente indignación ante la disparidad entre el enriquecimiento de los oficiales y la paga baja y las condiciones de vida de los soldados, y su falta de interés en luchar lejos de casa entre gente «extraña» y hostil (mientras que los comunistas, por ser en gran parte nativos, están en condiciones de luchar por Sil suelo naral)." Los observadores como él estaban cada vez más convencidos de que el intento de Chiang Kai-shek de conservar Manchuria en su poder estaba condenado al fracaso.

La inútil lucha contra la inflación A primera vista, el aspecto más apremiante de la crisis que afrontaba el Guomindang era la pérdida continua de territorio en el norte en beneficio de los comunistas y la consiguiente erosión de la moral de los ejércitos nacionalistas. Pero igual importancia tenia el crecimiento de la inflación en China, que desbarató todos los intentos de Chiang Kaishek y sus asesores de volver a instituir un control central viable. Las causas de la crisis económica a la que hizo frente el Gobierno chino en el otoño de 1945 eran muchas, como hemos visto: el desor634

den y las componendas que acompañaron la devolución de empresas japonesas y de gobiernos títeres a sus anteriores propietarios; el desempleo a gran escala agravado por la reducción de las industrias de defensa y la desmovilización de gran número de soldados; las complejidades de la cancelación de la moneda de los gobiernos títeres; la especulación basada en las variaciones regionales del valor de la moneda; y el pro~ blema añadido que supuso la nueva moneda que Chiang Kai-shek introdujo en Manchuria. La respuesta habitual del Guomindang a la escasez de dinero consistía en emitir más papel moneda, lo cual no hacía más que contribuir a la espiral inflacionaria. El cuadro de la página 637, que toma septiembre de 1945 como punto de partida, indica que los precios al por mayor en Shanghai se habían multiplicado por cinco en febrero de 1946, por once en mayo y por treinta en febrero de 1947. Todas las personas con ingresos fijos resultaron afectadas de manera desastrosa por esta rapidísima subida de los precios. Los obreros industriales protestaron con especial vigor. A pesar de que el Guomindang supervisaba todas las actividades de los sindicatos obreros durante la segunda guerra mundial, y a pesar de que al frente de la Asociación Obrera de China patrocinada por el Guomindang se hallaba un miembro de la Banda Verde y protegido de Du Yuesheng, extorsionador de Shanghai y aliado del Guomindang, poco después de terminar la guerra empezaron a registrarse huelgas que eran secundadas por miles de obreros. En 1946 hubo 1716 huelgas y otros conflictos laborales en Shanghai, todos los cuales contravinieron las leyes del Guomindang que exigían el arbitraje de juntas de mediadores oficiales antes de interrumpir el trabajo. Los comunistas habían conseguido infiltrarse en muchos sindicatos y, aunque esto, como es natural, se mantuvo en secreto entonces, el PCCh reveló más adelante la pauta de influencia que había logrado crear durante el último año de la contienda e inmediatamente después de ella. Los comunistas se infiltraron en la Fábrica Textil Nacional Número 12 de Shanghai, en la Agencia de Cobros Aduanales de Shanghai, en la Fábrica de Máquinas Dalong, en la Compañía Francesa de Tranvías, Electricidad y Agua, en la Fábrica de Algodón Número 9, en la Compañía de Electricidad de Shanghai y en varios de los grandes almacenes de la ciudad. Pautas parecidas surgieron en otras ciudades donde existían concentraciones industriales, tales como Tianjin, Wuhan y Cantón. La primera huelga importante de esta oleada de la posguerra tuvo lugar en la Compañía de Electricidad de Shanghai. Empezó a finales de enero de 1946 después de que la compañía despidiese a varios representantes de los obreros. Cuando sus compañeros protestaron, les 635

cerraron las puertas de la planta, pero consiguieron impedir que otros entrasen en ella para mantenerla en funcionamiento. El corte de la electricidad obligó a llevar a cabo las negociaciones a la luz de las velas. Cuarenta sindicatos de la ciudad participaron en una primera manifestación de protesta a comienzos de febrero, a la que siguió una demostración de solidaridad en la que tomaron parte representantes de setenta empresas y negocios. La compañía acabó por ceder. La respuesta del Gobierno a este incidente y a otros fue más moderada de lo que cabía esperar en vista de su actuación en casos anteriores y supuso un intento claro de comprar a los obreros. A pesar de la grave inflación, el Gobierno garantizó a los obreros industriales tasas de salarios ajustadas a las escalas salariales de 1936, multiplicadas por el índice del coste de la vida en aquel momento. Al mismo tiempo, el Guomindang trató de fortalecer su dominio sobre el movimiento obrero disolviendo ciertos sindicatos y volviendo a formarlos como unidades más fragmentadas, que serían más fáciles de supervisar y manipular. El paro siguió aumentando a finales de 1946 y alcanzó alrededor del ocho por ciento de la población en Shanghai, el veinte por ciento en Cantón y el treinta por ciento en la capital, Nankín. El ajuste de los salarios de los obreros al índice de precios en ascenso vertiginoso no logró apaciguarlos y disgustó a los patronos, que opinaban que la mano de obra era demasiado cara y, por ende, China estaba perdiendo ventaja competitiva frente a otros países industriales. En febrero de 1947 el Gobierno desplegó otra táctica: la imposición de topes de precios y salarios. Los salarios se congelarían basándose en el índice del coste de la vida en enero de 1947 y en todas las grandes ciudades se fijaron controles de precios para el arroz y la harina, el hilo y el tejido de algodón, el combustible, la sal, el azúcar y el aceite de cocina. Un sistema meticuloso -al menos sobre el papel- estipulaba las cantidades exactas de cada uno de estos artículos básicos que podría obtener cada obrero, junto con un complemento de briquetas de carbón para cocinar y calentarse. Los controles produjeron cierto efecto positivo durante marzo de 1947, gracias a la vigorosa supervisión de la policía; pero las ineficiencias en la distribución, la proliferación del acaparamiento y el descenso de la producción de ciertos artículos (que fue la respuesta de los productores a lo que consideraban precios artificialmente bajos) no tardaron en provocar el retorno de la espiral inflacionana. En abril de 1947 los precios del arroz ya eran casi el doble del nivel de febrero y los correspondientes a los aceites de cocina, dos veces y media más altos. En mayo, ante las crecientes protestas y la evidencia del fracaso, se abandonaron los mecanismos de congelación. 636

índice de precios al por mayor en Shanghai 1945 Septiembre Octubre Noviembre Diciembre

100 110

288 257

1946 Enero Febrero Marzo

Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre

269 509 742 748 1.103 1.070 1.180

1.242 1.475

1.554 1.541 1.656

1947 Enero Febrero

1.990 3.090

Depreciación delfabJ; septiembre de 1945-febrero de 194710 (septiembre de 1945 = 100).

En el verano de 19~7, cuando la campaña de Chiang Kai-shek en Manchuria empezaba a fallar de manera desastrosa y el general Wedemeyer regresó a China, a petición del presidente Truman, para evaluar la política y la economía del país, el Guomindang reconoció de nuevo la crisis económica. Esta vez, en julio, intentó trabajar a través del Banco Central de China para ofrecer un programa de distribución controlada de alimentos y combustible a precios rebajados artificialmente. Los beneficiarios de este plan serían los empleados del Gobierno, los maestros y los alumnos de las escuelas, los trabajadores de las fábricas y las personas pertenecientes a ciertos campos de la cultura. Este plan ambicioso, limitado principalmente a ciudades importantes, no detuvo la inflación; pero sí hizo que el índice del coste de la vida en Shanghai se situara por debajo del Índice de precios al por mayor, lo cual indica un éxito parcial del intento de ayudar a la gente a sobrevivir. Las asignaciones de materias primas a las fábricas, junto con carbón y petróleo importado, se racionaron entre las empresas privadas y las de

637

Año 1947 Junio Julio Agosto

Septiembre Octubre Noviembre Diciembre

índice de precios al por mayor

112 130 141 179 282 319 389

índice del coste de la vida

107 122 IJI

146 208 226 290

1948 Enero Febrero Marzo Abril

Mayo

544 780 1.260 1.460 2.100

Junio

7.650

Julio

11.100

405 642 923 1.100 1.432

3.022 5.863

Índices de precios al por mayor y del coste de la vida en Shanghai, 1947-194811 (mayo de 1947 "" 100).

servicios públicos, también en este caso con cierto efecto. Pero la subida general de los precios continuó a un ritmo alarmante hasta finales de 1947 y se prolongó en 1948. En la primavera de 1948 el Gobierno empezó a expedir cartillas de racionamiento de alimentos básicos a los ciudadanos de las grandes poblaciones, pero tampoco esta medida logró frenar el aumento de los precios, aunque granjeó al Gobierno un poco de popularidad durante un periodo breve. Las cifras indexadas ya eran suficientemente dramáticas, pero lo que la inflación significaba para el uso real de dinero en efectivo empezaba a ser catastrófico. Aunque se usaran billetes de valores altísimos y los tenderos se apresurasen a cambiar los carteles con los precios varias veces al día, las esperanzas de hacer frente a las transacciones ordinarias en efectivo eran escasas. Un saco grande de arroz (con un peso equivalente a 77 kilos) se vendía a 6,7 millones de yuanes a principios de junio de 1948 y 63 millones de yuanes en agosto En el mismo periodo, el precio de un saco de 22 kilos de harina oscilaba entre 1,95 millones de yuanes y 21,8 millones de yuanes, y el de un bidón de 16 litros de aceite de cocina subió de 18,5 millones de yuanes a 190 millones de yuanes. (En el verano de 1937 los precios de las mismas cantida638

des de estos tres artículos habían sido de 12, 42 Y 22 yuanes, respectivamente.) En julio de 1948, Chiang Kai-shek se reunió con T.V. Soong y sus otros asesores principales para hablar de un plan audaz cuyo objetivo era poner freno al caótico declive de las finanzas. Se tomó la decisión de cambiar la moneda, es decir, sustituir el yuan fabi por un yuan oro, con una tasa de conversión de tres millones de yuanes jiJ.bi por un yuan nuevo. Varios asesores del Cubrnindang advirtieron que la nueva moneda probablemente no podría mantenerse firme a menos que e! Gobierno redujese drásticamente el exceso de gasto público, que en gran parte era consecuencia de los inmensos gastos militares con los que Chiang Kai-shek seguía comprometido. (El déficit en 1948 representaba e! 66 por ciento de los gastos totales.) Y muchos de ellos opinaban que las nuevas medidas sólo darían buenos resultados si Estados Unidos concedía a China un empréstito elevadísimo para estabilizar la moneda. El Gobierno de Washington no accedió a ello. Chiang Kai-shek hizo uso de sus poderes excepcionales como presidente de la república para promulgar una serie de medidas financieras y económicas extraordinarias el 19 de agosto de 1948. Estas medidas, que los ministros de! Guomindang reconocieron que casi seguramente eran la última oportunidad de evitar la caída del Gobierno, exigían reformas de gran alcance. Después de un breve cierre bancario para evitar el pánico, todos los antiguos billetes de fabi debían cambiarse por yuanes oro en los bancos de acuerdo con una tasa fija de tres millones de fabi por un yuan oro. Para inspirar confianza en los nuevos billetes, e! Gobierno se comprometió a no imprimir más de dos mil millones. Se prohibieron los aumentos de salarios y precios, así como las huelgas y las manifestaciones. Y los ciudadanos particulares chinos que tuvieran lingotes de oro y de plata, así como divisas extranjeras, debían cambiarlos en su totalidad por la nueva moneda en los bancos, lo cual aumentaría las reservas gubernamentales de monedas y de divisas extranjeras. Los impuestos sobre las ventas de bienes de consumo se incrementaron de forma acusada con el fin de recaudar más ingresos. No obstante, los chinos que tuvieran grandes cuentas bancarias en e! exterior -en lugares tales como Hong Kong, Estados Unidos o Suizano fueron requeridos a cambiar estos fondos por yuanes oro en billetes, salvedad que muchos consideraron una claudicación ante los ricos. Los depósitos bancarios en e! extranjero que superasen los tres mil dólares debían declararse al Gobierno, pero no existía ningún mecanismo que garantizara que así se haría. El único lugar donde las leyes de excepción parecían tener siquie-

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ra una leve oportunidad de dar buenos resultados era Shanghai. En esta ciudad, Chiang Ching-kuo, que era hijo de Chiang Kai-shek y su primera esposa, se había educado en la Unión Soviética y había trabajado varios años como administrador en jiangxi tras su regreso a China en 1937, fue nombrado comisario encargado de las reformas. Chiang Ching-kuo atacó la tarea con una carga inmensa de energía y sinceridad, respaldado por duras medidas prácticas, combinación que ya había utilizado en sus intentos de modernizar la provincia de Jiangxi. En Shanghai, Chiang Ching-kuo movilizó la critica contra los acaparadores y los especuladores, ordenó la detención y a veces la ejecución de delincuentes, y la entrada en almacenes y en los domicilios de sospechosos, todo ello con el objeto de fomentar el cumplimiento público de las reformas. El propio Chiang Ching-kuo empleó organizaciones juveniles locales junto con fuerzas paramilitares del recién creado Cuerpo para la Supresión del Bandolerismo y la Reconstrucción Nacional, de carácter anticomunista, para que le ayudasen en su tarea. Se colocaron en las calles «buzones para informes secretos» que permitirían a los ciudadanos denunciar a los especuladores o a quienes desobedeciesen las prohibiciones y subieran los precios en sus tiendas. Camiones con altavoces recorrían las calles y recordaban las nuevas leyes a la gente. Las detenciones importantes recibían la máxima publicidad. Una de ellas fue la del hijo del Du Yuesheng, líder de la Banda Verde, acusado de llevar a cabo operaciones de mercado negro en la bolsa de valores; otros financieros importantes fueron encarcelados por la manipulación de divisas extranjeras. En algunos aspectos, esta ofensiva contra el mundo financiero de Shanghai fue un eco de las duras medidas que Chiang Kai-shek había tomado en el verano de 1927 después de acabar con las organizaciones sindicales de la ciudad. Y está claro que, al igual que su padre, Chiang Ching-kuo veía la influencia corruptora de las mercancías y las costumbres extranjeras. Refiriéndose a la acaudalada burguesía de Shanghai, en el apogeo de su campaña escribió lo siguiente en su diario: Su riqueza y sus domicilios de estilo extranjero están construidos sobre los esqueletos del pueblo (En qué se diferencia su conducta de la de los que perpetran robos a mano armada? Los automóviles, los frigoríficos, los perfumes y las medias de nailon importados del extranjero son como células que medran parasitariamente a expensas de esta nación empobrecida, o como el opio que destruye la economía nacional, porque utilizar divisas extranjeras para obtener grandes lujos es una política suicida para la nación."

640

Pero, pese a esta entrega moralizadora ya los arduos esfuerzos por hacer cumplir las leyes, e! plan basado en e! yuan oro fracasó. Shanghai no estaba, en todo caso, aislada de! resto de China y cuanto mayor era el éxito de Chiang Ching-kuo, mayores eran también las presiones que recibían los negocios de Shanghai para que vendiesen sus mercancías en otras partes, donde los precios continuaban subiendo. Además, no tenía sentido que los agricultores vendieran sus productos en Shanghai a precios bajos cuando podían ganar mucho más dinero en otras partes. Por consiguiente, la ciudad empezó a experimentar una gran escasez tanto de alimentos como de artículos manufacturados. Y el Gobierno tampoco se mantuvo firme en su plan. Cuando gravó con nuevos y elevados impuestos las ventas de ciertos artículos de consumo tales como el tabaco, los tenderos sencillamente cerraron sus puertas hasta que obtuvieron permiso para subir los precios en la misma cantidad que los nuevos impuestos. También se propagó rápidamente la noticia de que el programa de emisión de billetes se estaba acelerando y prometía sobrepasar pronto e! máximo de dos mil millones de yuanes oro que había fijado el Gobierno. En octubre de 1948, cuando las tiendas ya estaban vacías de artículos, los restaurantes cerraban y era imposible obtener material médico, el fracaso de las reformas se hizo evidente. Momentáneamente, en septiembre y octubre, Shanghai se había mantenido firme y había permitido albergar la esperanza de que se podría sanear la economía. Las cifras del siguiente cuadro muestran con la mayor sencillez lo que sucedió a continuación. El cacareado yuan oro empezó a seguir los pasos de la antigua monedafdbi. La república china se había convertido, a efectos prácticos, en una economía de trueque.

La derrota de los ejércitos del Guomindang En este contexto de pérdida definitiva de confianza en la economía y las medidas políticas del Guomíndang los comunistas forjaron su victoria militar decisiva. En la primavera de 194710s nacionalistas habían conseguido mantener abiertos cuatro pasillos estratégicos en el norte de China: uno pasaba al norte de Pekín, cruzaba el paso de Shanhaiguan y llegaba hasta Mukden y Changchun, en Manchuria; otro al sudoeste desde Pekín hasta los ejércitos de Yan Xishan en Taiyuan; el tercero, por el noroeste desde Pekín siguiendo e! ferrocarril de Ka1gan hasta Baotou; y e! último, en Shandong, comunicaba Jinan con el puerto de 641

Año

Índice de precios al por mayor en Shanghai

Índice del coste de la vida en Shanghai

1948 Septiembre Octubre Noviembre Diciembre 1949 Enero Febrero

106 118 1.365 1.921

1.170 1.670

6.900 40.825

52.113

6.825

índices de precios al por mayor y del coste de la vida en Shanghai. 1948-194911 (agosto de 1948 = 100).

Qjngdao. También tenían en su poder el ferrocarril que comunicaba Xuzhou con Kaifeng, Luoyang y Xi'an. Pero los comunistas controlaban ahora la mayor parte del campo en el norte de China. Guerrillas campesinas cortaban constantemente las líneas de abastecimiento de Chiang Kai-shek y hacían que socorrer a sus tropas asediadas resultara lento y peligroso. En mayo de 1948, la situación de los ejércitos de Chiang Kai-shek ya empezaba a ser desesperada. Tanto Mukden como Changchun se encontraban rodeadas por tropas comunistas y sólo podían abastecerlas los aviones de las fuerzas aéreas nacionalistas. Había doscientos mil soldados nacionalistas bien adiestrados en Mukden, apoyados por artillería y tanques, pero su lento estrangulamiento estaba asegurado si los aeródromos caían en poder del enemigo. A pesar de ello, Chiang Kai-shek rechazaba una y otra vez las propuestas de los asesores militares estadounidenses que seguían con él de que retirase dichos soldados al sur de la Gran Muralla para reforzar sus defensas en el norte de China; pero había invertido una parte demasiado grande de su menguante prestigio en la campaña de Manchuria para replegarse ahora. La ciudad de Luoyang, después de cambiar de dueño tres veces debido a los vaivenes de la lucha, cayó irrevocablemente ante las fuerzas comunistas en abril de 1948 y Xi'an quedó aislada del este a causa de ello. Grandes victorias comunistas en Shandong cortaron el pasillo que iba de Jinan a Qjngdao. Esto impidió continuar abasteciendo a los cien mil defensores nacionalistas de Jinan a través del puerto de Qjngdao, que seguía guarnecido por una fuerza

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especial de la marina estadounidense respaldada por tres mil infantes de marina y cincuenta aviones. Los comunistas, bajo el mando de Peng Dehuai, también reconquistaron Yan'an en marzo y aquella primavera Peng Dehuai llevó a cabo una audaz embestida hacia Sichuan, en el sur, pero tuvo que replegarse tras intensos combates. Estas notables victorias y las cantidades de vehículos, armas y municiones que cayeron en poder de sus tropas aumentaron la confianza de Mao Zedong, que en 1948 anunció que los ejércitos comunistas iban a cambiar su estrategia, en la que predominaba la guerra de guerrillas, por otra basada en las clásicas batallas en campo abierto empleando grandes masas de tropas. Los comunistas ya habían hecho campañas de esta clase en Manchuria, pero ahora su objetivo era Kaifeng, la ciudad a orillas del río Amarillo que protegía el empalme ferroviario clave de Zhengzhou, que llevaba a Wuhan y a Xi'an. Los nacionalistas que defendían la zona eran 250.000 soldados regulares apoyados por 50.000 hombres del Cuerpo para el Mantenimiento de la Paz. Contra ellos lanzaron los comunistas 200.000 soldados veteranos divididos en cinco grupos. Los comunistas lograron tomar Kaifeng y retenerla durante una semana a finales de junio, pero se retiraron ante el contraataque de refuerzos nacionalistas ayudados por la aviación. La victoria de los nacionalistas fue más aparente que real, con todo; habían sufrido 90.000 bajas, mientras que las tropas comunistas habían obtenido una victoria propagandística manteniendo una disciplina rigurosa y absteniéndose meticulosamente de hacer daño a la población civil. La retirada comunista, por tanto, proporcionó poco alivio duradero al Ouomindang, cuyos militares de alta graduación hicieron un estudio de los efectivos de los dos bandos y llegaron a la conclusión de que los comunistas iban ganando terreno de forma incesante, como se ve en el siguiente cuadro. Esta evaluación pesimista llegó en un momento de turbulencia política. Chiang Kai-shek había sido reelegido presidente en la primavera de 1948 por una mayoría abrumadora de la nueva Asamblea Nacional -la misma que tanto el PCCh como la Liga Democrática habían declarado no válida como institución representativa- y había recibido amplios poderes para hacer caso omiso de la nueva constitución de 1947 con el fin de «tomar medidas de excepción para evitar el inminente peligro que corría la seguridad del Estado»." Pero su poder se estaba debilitando y su decreciente popularidad se vio aún más perjudicada en junio de 1948 con la muerte sin sentido de estudiantes desarmados a manos de fuerzas del Gobierno. Las raíces de esta tragedia estaban en las luchas constantes que He643

naban las ciudades del norte de China de refugiados, entre los cuales los más dados a protestar eran estudiantes que las victorias de los comunistas habían desplazado de sus escuelas y el Guomindang había reasentado en lugares estipulados. Estos estudiantes, que recibían sólo una pequeña asignación para subsistir y luego podían deambular a su antojo, se convertían prácticamente en mendigos que dormían a la intemperie en parques o templos y a veces cometían delitos menores. Cinco mil estudiantes manchurianos trasladados en avión a Pekín en un gesto publicitario del Gobierno se encontraban en una situación tan lamentable en julio de 1948 que organizaron una manifestación de protesta y se dirigieron a la residencia del presidente del Consejo Municipal de Pekín. En vez de escuchar sus agravios, las autoridades les cortaron el paso con vehículos blindados y dispararon contra ellos con ametralladoras. Catorce estudiantes resultaron muertos y hubo más de

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cien heridos, lo que inevitablemente recordó a la gente las manifestaciones del 30 de Mayo contra los británicos en 1925, la matanza de estudiantes pequineses que perpetraron los señores de la guerra en 1926 o las protestas del movimiento del 9 de Diciembre en 1935. En septiembre de 1948 el número de estudiantes refugiados e imprevisibles era todavía mayor; sólo en Pekín había entre 20.000 y 30.000, con otros 20.000 en Nankín y 10.000 en Wuhan. Poco después de esta matanza en Pekín y del fracaso de las reformas basadas en el yuan oro, cayó la ciudad de jinan, cuya guarnición era muy numerosa, debilitada desde dentro por la subversión comunista y las deserciones; Chiang Kai-shek perdió con ello su última base principal en la provincia de Shandong. Una serie de campañas de gran brilIantez táctica dirigidas por Lin Biao en Manchuria durante septiembre y octubre culminó con la caída de Mukden y Changchun y el aniquilamiento, la rendición o la deserción de cuatrocientos mil de los mejores soldados de Chiang Kai-shek. Sólo veinte mil soldados nacionalistas lograron escapar, evacuados por mar desde el sur de Manchuria. Tras señalar que la pérdida de Manchuria era «desalentadora» pero «libera al Gobierno de una carga formidable, en lo que se refiere a las defensas militares», Chiang Kai-shek trató de reagrupar sus fuerzas para resistir en el norte o el centro de China. Zhu De, comandante en jefe de todos los ejércitos comunistas, decidió destinar seiscientos mil soldados a la toma del empalme ferroviario de Xuzhou, defendido por igual número de soldados nacionalistas que, además, gozaban de superioridad aérea total. En una batalla que duró sesenta y cinco días, a finales de 1948, los comunistas mostraron su nuevo dominio de la artillería en masa y salieron victoriosos porque superaron en táctica a los generales de Chiang Kai-shek. Los comandantes nacionalistas fueron víctimas de las órdenes contradictorias y carentes de sentido práctico que Chiang Kai-shek dio personalmente, y también de la deserción en masa de sus tropas. En esta campaña compleja y prolongada, el esfuerzo extraordinario de los comunistas por movilizar a más de dos millones de campesinos en cuatro provincias con el objeto de que proporcionasen apoyo logístico fue dirigido por Deng Xiaoping, que había sido el más joven de los estudiantes-trabajadores en Francia y ahora, a sus cuarenta y cinco años, era un veterano organizador del partido. En una tercera campaña que coincidió en parte con estas dos, Lin Biao sitió y tomó Tianjin para los comunistas en enero de 1949. Tras dirigir el grueso de sus fuerzas al oeste y con una abrumadora ventaja táctica, convenció al general nacionalista que mandaba en Pekín de que se rindiera. Las tropas comunistas entraron en la antigua capital impe645

Guomindang Tropas bien armadas Tropas mal armadas Piezas de artillería PCCh Tropas bien armadas Tropas mal armadas Piezas de artillería ~

Agosto de 1945

Junio de 1948

1.620.000 2.080.000 6.000

980.000 1.200.000 21.000

166.000· 154.000 600

970.000 590.000 22.800

E,ta estimación es bajísima, dado lo que sabemos sobre el poderío del PCCh en Yan'an al

terminarla guerra.

Variaciones de los efectivos militares del Guomindang y el PCCh, 1945-1948.15

rial el 31 de enero. El norte de China estaba perdido irrevocablemente para Chiang Kai-shek, que había dimitido como presidente diez días antes. A pesar de ello, insistió en conservar su puesto de jefe del partido político del Guomindang, y esta separación de funciones causaría confusión y perjudicaría los intentos de seguir resistiendo. La conquista de tantas ciudades grandes en el norte de China planteó nuevos problemas administrativos y económicos al PCCh. Así lo reconoció Mao Zedong en un informe que presentó al Comité Central el5 de marzo de 1949. Desde 1927 hasta el presente el centro de gravedad de nuestra labor ha estado en los poblados: hacer acopio de fuerza en los poblados, usar los poblados para rodear las ciudades y luego tomar las ciudades. El periodo para este método de trabajo ha finalizado ahora. El periodo en el que la ciudad dirija el poblado ha empezado ahora. El centro de gravedad de la labor del Partido ha pasado del poblado a la ciudad. En el sur el Ejército Popular de Liberación ocupará primero las ciudades y luego los poblados."

En términos prácticos esto significaba que el PCCh debía utilizar al máximo la experiencia que había adquirido en Harbin y hacer todo lo posible para evitar los errores administrativos y financieros más graves que había cometido el Guomindang tras su regreso al este de China a finales de 1945. El PCCh insistió en que el Ejército Popular de Liberación se atuviera a una disciplina rigurosa en las ciudades que tomaba, que los negocios normales de los chinos no sufrieran perturbaciones y que las propiedades urbanas no se redistribuyesen en beneficio 646

de los pobres. Había patrullas en las fábricas y se vigilaba la maquinaria para impedir que la robaran. Se introdujo una nueva «moneda popular» -el renminbi- y se dio sólo un plazo breve para cambiar billetes de yuan oro por los nuevos billetes. Se prohibió explícitamente que en lo sucesivo se comerciara con oro, plata y divisas extranjeras. Funcionarios del PCCh enviaron a los oficiales y soldados de! Guomindang a sus hogares o los incorporaron al Ejército Popular de Liberación tras un periodo de educación política. Por medio de una red de reglas de mediación se impidió que las organizaciones obreras montaran huelgas perjudiciales al tiempo que se les recomendaba que aceptasen una «explotación razonable» por parte de los capitalistas durante e! periodo de transición. Se alimentaba a los refugiados y se les enviaba a su lugar de origen cuando ello era posible. Las escuelas y las universidades permanecieron abiertas. Las existencias de alimentos y petróleo se guardaban en depósitos del Gobierno con el fin de estabilizar los precios durante las épocas de escasez. Se crearon «unidades de depósito de ahorros en bienes de consumo», concebidas de manera inteligente para que no las afectase la inflación, con el propósito de alentar a los habitantes de las ciudades a ahorrar. Se prometió a los impositores que sus ahorros se calcularían atendiendo a los costes de los alimentos y el combustible en e! momento de efectuar la imposición y que cuando los retirasen se ajustarían para que diesen la misma cantidad de alimentos y combustible, más los intereses acumulados. No todas estas medidas dieron buenos resultados enseguida, pero la sinceridad de los intentos fue alabada por los observadores, tanto extranjeros como chinos, prescindiendo de sus simpatías políticas. Chiang Kai-shek, mientras tanto, tenía ante sí más o menos la misma serie de opciones que la corte de los Ming en el sur después de que los manchúes se apoderasen de Pekín y de las llanuras del norte de China trescientos cinco años antes. Podía tratar de consolidar un régimen en el centro o el sur de China, quizás en Nankín, y de confiar en que el río Yangzi sirviese de barrera natural; podía tratar de consolidarse en el sudoeste, o establecer una base costera en la región de Fujian, Xiamen, o en Cantón; o podía usar Taiwan como base, como había hecho Koxinga. A pesar de la insistencia inicial de Chiang Kai-shek en conservar en su poder la región de Nankín y Shanghai hasta el final, iba a ser difícil mantener la línea del Yangzi contra las numerosas tropas comunistas que se estaban concentrando en la orilla norte. El sudoeste tal vez hubiese ofrecido a Chiang Kai-shek una base para la resistencia si el general que mandaba allí -que había heredado el papel dominante que el

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señor de la guerra Long Yun desempeñara durante la segunda guerra mundial- hubiera mostrado algún interés en cooperar. Pero Chiang Kaishek no logró convencerle a pesar de visitar personalmente Kunming. Las zonas costeras del sudeste no eran bases de apoyo sólidas para el Guomindang, y tampoco eran fáciles de defender. Por consiguiente, Chiang Kai-shek se concentró en Taiwan como último baluarte de su partido. La isla de Taiwan, que había prosperado económicamente como colonia japonesa desde 1895, fue recuperada por el Gobierno nacionalista a finales de 1945. Los funcionarios del Guomindang encargados de reafirmar el poder del Gobierno central se comportaron de una manera «abusiva» parecida a la que mostraran en Shanghai y Manchuria. A menudo ineficientes o corruptos, no consiguieron granjearse el apoyo del público y, en vez de ello, estropearon muchos de los aspectos satisfactorios del desarrollo económico del período japonés. El ex militarista de Zhejiang y gobernador de Pujian Chen Yi, al que Chiang Kai-shek nombró administrador en jefe de la provincia de Taiwan, suscitó fuerte oposición local debido a la conducta de sus subordinados. Cuando la ira de los taiwaneses se tradujo en disturbios antigubernamentales en febrero de 1947, las tropas nacionalistas dispararon contra la multitud y mataron a numerosos manifestantes. Durante las semanas siguientes, en una serie de actos despiadados que recuerdan las tácticas de Chiang Kaishek en Shanghai en 1927, Chen Yi intentó quebrantar el espíritu de los taiwaneses y con tal fin mandó detener y ejecutar a miles de destacados intelectuales y líderes ciudadanos. Vencida la oposición taiwanesa, Chiang Kai-shek retiró a Chen Yi y puso en su puesto administradores más moderados que poco a poco convirtieron la isla en una base viable para la futura ocupación en masa por parte de Jos chinos. En los meses que precedieron a la caída de Pelón, además, miles de cajones con los archivos de la dinastía Qjng fueron enviados a Taiwan, junto con las mejores obras de arte de las colecciones de los antiguos palacios imperiales. Fue una astuta medida propagandística con la que se pretendía dar la impresión de que los nacionalistas eran Jos salvadores del patrimonio nacional de China. Una fuerza de trescientos mil soldados leales a Chiang Kai-shek tenía ya sus bases en la isla a comienzos de 1949, respaldada por 26 cañoneras y algunos aviones. Todo quedó preparado para que Chiang Kai-shek se retirara a Taiwan si ésta era la opción que elegía. La primavera de 1949 fue un periodo de espera en China, mientras los comunistas se reagrupaban, daban descanso a sus tropas al norte del Yangzi y formaban un gobierno popular provisional para el norte de 648

1. Niños. Xiao Fang (1912-1937?)era un joven fotógrafo de prensa que estaba informando acerca de la guerra sincjapcnesa cuando desapareció en julio de 1937. Las fotografías que hizo en China durante el decenio de 1930 se han descubierto recientemente.

2. Minero adolescent e (arriba); una proclama del generalísimo Chiang Kai-shek (abajo} (fotografias de Xieo Fang).

3. Obreras (arriba); estudiantes camino de una manifestación anrijaponesa, Pekín (abajo) (fotograflas de Xiao Pang).

4. Cuadros comunistas reparten alimentos en su región fronteriza de Shaan/Gan/Ning (fotografía de 'Wu Yinxian).

5. Armados sólo con lanzas adornadas con borlas, estos jóvenes voluntarios se alistaron en el Ejército de la 8.' Ruta, qu e se convirtió en el Ejército Rojo, 1939 (fotografía de Wu Yinxian).

6. Mao Zedong exhorta a los campesinos a emular a los «héroes del trabajo», durante una campaña de masas en Shaan/Gan/Ning, 1943 (totografla de Wu Yinxian).

7. Las multitudes celebran en Chongqing la victoria en la guerra contra Japón, agosto de 1945.

8. Fuerzas del EPL atacan Shenyang, Manchuria, 1948.

9. Ciudadanos de Shanghai tratan desesperadamente de llegar a un banco para cambiar su mon eda depreciada, diciembre de 1948 (totografla de Henri Cartier-Bresson).

10. Ante la huida del régimen del Guomindang, los refugiados se preparan para abandonar Nankín, abril de 1949 (fotografia de Henri Cartier-Bresson).

11. Soldados exhaustos del Ejército Popular de Liberación, con sus raciones d e arroz al hombro, entran en Nankín, 1949 (fotografia de Henri Carrier-Bresson).

12. Mao Zedcng proclam a la Repúbli ca Popu lar de Ch ina, Pekín, 1 de octubre de 1949.

13. 1..3 multi tud salud,¡ La proclamació n de Meo.

14. Tropas chinas cruzan el río Yalu helado hacia Corea del Norte, finales de 1950.

15. El Ejército Popular de Liberación entra en Lhasa, Tibet, en 1951. Los tibetanos protestaron por la invasión e impugnaron la pretensión china de liberar el país: «é.l.iberación de quién y de que».

16. Zhou Enlai en la conferencia de Ginebra de 1954, que puso fin a la guerra de Francia en Vietnam.

17. D eng Xiaoping (izquierda) y Liu Shaoqi, 1958. Deng Xiaoping, secretario general de! PCCh, y Liu Shaoqi, a la sazón probable sucesor de Mao, apoyaron la intención de Mao de intensificar la producción movilizando las masas, idea que subyacía en e! Gran Salto Adelante.

18. Oing Ling. Más de treinta mil int electuales fueron tachados de «derl":chistas" en las campañas de 1957 y muchos fueron encarcelados o enviados a campos de trabajo. Oing Ling, la distinguida escritora y uno de los primeros miembros del partido, fue desterrada a una granja de la fronr era l":rJ Heilongjiang.

19. UIt.1 concen tración denuncia al ministro de Comunicaciones, ZhJng Bojun, durante la n mpañ..t an tide rechista, julio de 1957.

20. H orn os side rúrgicos instalad o s en patios tJ.LSC"fOS durante el Gr,¡n Saho Addantc, 1958 (fol:Ogr:afi,¡ de' He nri Cartier-Bresson).

China. Después de su dimisión en enero de 1949, sucedió a Chiang Kaishek en la presidencia el militarista de Guangxi Li Zongren. Desde su base de Nankín, Li Zongren intentó en vano persuadir a Mao Zedong de que llegara a un acuerdo sobre el programa básico de ocho puntos de los comunistas para la rendición del Cuomindang. Los ocho puntos de Mao eran escuetos: 1." castigar a todos los criminales de guerra; 2.° abolir la constitución no válida de 1947; 3." abolir el régimen jurídico del Guomindang; 4.° reorganizar los ejércitos nacionalistas; 5.° confiscar todo el capital burocrático; 6.° reformar el sistema de tenencia de la tierra; 7.0 abolir todos los tratados traicioneros; 8.° convocar una Conferencia Consultiva Política plenaria para formar un Gobierno democrático de coalición. Mientras Li Zongren estudiaba estas condiciones, las tropas comunistas lanzaron una advertencia dramática de que no tolerarían ninguna intervención de intereses imperialistas en la guerra. Con ello se hicieron eco de los japoneses, que en noviembre de 1937 habían bombardeado, ametrallado y hundido la cañonera estadounidense Panay cuando trataba de evacuar personal de la embajada en la ciudad amenazada de Nankín. Esta vez la advertencia fue dirigida a los británicos cuando en abril de 1949 trataron de enviar la fragata Amethyst a Nankín para abastecer la embajada y evacuar civiles británicos si se juzgaba necesario. Cuando remontaba el Yangzi, la fragata fue blanco de un intenso bombardeo de las baterías comunistas emplazadas en la orilla norte y embarrancó, con diecisiete muertos y veinte heridos. Los navíos británicos enviados a socorrerla fueron repelidos. Fue un gesto extraordinario de activismo antiirnperialista al que los británicos no pudieron responder, aunque finalmente consiguieron rescatar a la Ametbyst. Cansados de tantas negociaciones, en abril de 1949 los comunistas presentaron un ultimátum al presidente Li Zongren para que aceptase su programa de ocho puntos para la rendición en el plazo de cinco días. El presidente 10 rechazó y los comunistas reanudaron su campaña. Nankín cayó sin luchar el 23 de abril y Hangzhou y Wuhan corrieron la misma suerte poco después. Shanghai cayó a finales de mayo tras oponer s610 resistencia simbólica. En los meses siguientes los ejércitos comunistas procedieron a consolidar su dominio con una rapidez sin paralelo desde las victorias de los manchúes y sus colaboradores chinos en 1645-1646. Las fuerzas de Peng Dehuai avanzaron hacia el oeste, to-maron Xi'an y, después de ser contenidas temporalmente por los duros ataques de un general musulmán de Gansu, se apoderaron de Lanzhou en agosto de 1949. Las tropas de Lin Biao tomaron Changsha aquel mismo mes y marcharon rápidamente hacia Cantón en el sur, mientras en 663

el noroeste los ejércitos de Peng Dehuai penetraban en Xinjiang. En septiembre los ejércitos nacionalistas de Xinjiang se rindieron, junto con los de Suiyuan y Ningxia. Las tropas de Lin Biao, que habían encontrado mucha resistencia en el sudeste, tomaron Cantón a mediados de octubre, así como Xiamen, que fue defendida tenazmente por ser la última puerta para los que se retiraban a Taiwan. Otras fuerzas comunistas se dirigieron al sudoeste, conquistaron la provincia de Guizhou a mediados de noviembre y entraron en Chongqing, la base de Chiang Kaishek durante la guerra, a fin de mes. Previendo estas victorias finales, Mao Zedong convocó una nueva Conferencia Consultiva Política en Pekín a finales de septiembre. Fiel en apariencia a los principios declarados de un «Gobierno democrático de coalición», la conferencia estuvo dominada por el PCCh, pero también asistieron a ella representantes de otros catorce partidos políticos, la mayoría de ellos pequeños. Se eligieron los miembros del Gobierno central (Mao, como era de prever, se convirtió en presidente y Zhu De, en principal vicepresidente); Pekín fue proclamada nuevamente capital de China, en lugar de Nankín; se escogió la estrella de oro de cinco puntas con sus cuatro estrellas subsidiarias sobre fondo rojo como bandera nacional;" y se ordenó que cada año se indicara de acuerdo con el calendario gregoriano de Occidente. ** En una ceremonia celebrada el I de octubre de 1949, desde una tribuna en lo alto de la Puerta de la paz del Cielo -otrora la entrada principal del palacio imperial de los Ming y los Qjng- Mac Zedong anunció oficialmente la fundación de la República Popular China. El simbolismo era apropiado, aunque faltaron los actos violentos de autoinmolación heroico que habían acompañado la caída de los Ming. Era cierto que se habían librado muchas batallas encarnizadas y que algunos miembros del Estado Mayor de Chiang Kai-shek, así como personas que eran hondamente leales a él, se habían suicidado. Pero hubo pocos ecos de aquellos enfrentamientos del siglo XVII en los cuales letrados confucianos habían hecho que ciudades enteras ardieran y se derrumbasen a su alrededor mientras ellos morían para demostrar la rectitud de su postura moral. Sólo en los dominios del longevo señor * La estrella grande representaba al PCCh y las cuatro estrellas menores, las cuatro clases que constituirían el nuevo régimen: la burguesía nacional, la pequeña burguesía, los obreros y los campesinos. (N. del A) ** El Guomindang había contado los días y los meses de acuerdo con el calendario occidental, pero había fechado los años por su distancia de la revolución de 1911; por ejemplo, 1948 se denominaba «trigésimo séptimo año de la república». (N. JdA.) 664

,, LAGUERRA CML

EN ELSUR DE CHINA, 1949

'00 ,

de la guerra Van Xishan en Shanxi tuvo lugar un extraordinario acto de sacrificio supremo. No fueron militantes del Cuornindang sino un líder devoto de la Liga del Sacrificio Patriótico de Van Xishan, Liang Huazhi, quien lo protagonizó. Liang Huazhi, al igual que los otros oficiales de Van Xishan que habían luchado año tras año contra los comunistas en Shanxi, se encontró finalmente atrapado en la ciudad de Taiyuan, que estaba muy fortificada. Los combates fueron muy violentos y los defensores contaron con una ventaja añadida debido a la presencia de miles de soldarlos japoneses que se habían quedado a petición de Yuan Xishan y encabezaban la resistencia. (Yan Xishan había abandonado a sus seguidores, después de jurar que daría su vida en el campo de batalla.) Cuando las tropas comunistas entraron finalmente en la ciudad en abril de 1949, Liang Huazhi prendió fuego a una cárcel entera llena de prisioneros comunistas y luego se suicidó mientras las llamas se alzaban en el aire. Pero los actos de esta clase fueron raros y el conjunto del país se mostró vigilante y temeroso más que dispuesto al sacrificio. La guerra civil había sido larga, sangrienta, compleja y desconcertante, llena de heroísmo y crueldad, de dramáticas ideas sociales y abusos horrendos.

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Podemos hacernos una idea del ambiente de la época gracias a la obra de uno de los grandes fotógrafos de Occidente, Henri Cartier-Bresson, que estuvo en China a finales de 1949. Sus imágenes en blanco y negro captaron muchas de las dudas que embargaban los corazones chinos. Las mendigas en las calles, los niños hambrientos, los culis de espalda encorvada, las agotadas tropas del Ejército Popular de Liberación con las bandoleras blancas que contenían las raciones de arroz al hombro, los igualmente exhaustos oficiales del Guomindang que vigilan su equipaje amontonado en los muelles, las multitudes de refugiados campesinos, los ciudadanos que se apretujan y tratan de llegar a un banco para cambiar los billetes que se deprecian constantemente, los estudiantes que se apresuran a colocar letreros para dar la bienvenida a los nuevos conquistadores: todos estos chinos se habían convertido en partes de la revolución y ahora tendrían que pensar hasta dar con la manera de entrar en el futuro nuevo e incierto.

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El nacimiento de la República Popular

Campo y ciudad, 1949-1950 En un ensayo que escribió a mediados de 1949 titulado «Sobre la Dictadura Democrática del Pueblo". Mao Zedong expuso sucintamente las ideas que estarían presentes en la política del Gobierno del nuevo Estado chino. La experiencia de la revolución hasta la fecha podía dividirse analíticamente en dos categorías básicas, escribió Mao. La primera consistía en el despertar de las masas de la nación para construir «un frente unido nacional bajo el liderazgo de la clase trabajadora». Este frente unido lo integraban el campesinado, la pequeña burguesía urbana y la burguesía nacional, así como la clase trabajadora, y constituiría la base de una «dictadura democrática del pueblo» que la clase trabajadora dirigiría. La segunda categoría abarcaba los aspectos internacionales de la revolución, incluida la alianza de China con la Unión Soviética, los países del bloque soviético y el proletariado mundial. Esta dimensión de la revolución había enseñado a los chinos que sus lealtades tenían que "inclinarse por un bando» ti otro: o bien por el socialismo o por el imperialismo. Los triunfos de la revolución se habían alcanzado bajo el liderazgo del PCCh, el cual, dijo Mao, «ya no es un niño ni un adolescente, sino que se ha convertido en un adulto».' Mao daba luego más detalles de algunas de sus intenciones principales. El nuevo Gobierno establecería relaciones con todos los países que estuvieran dispuestos a respetar la igualdad internacional y la integridad territorial de China. China no creía que pudiera prosperar sin ayuda internacional. Y China, con la imposición de la dictadura democrática, «privaría a los reaccionarios del derecho de hablar y haría que sólo el pueblo tuviera tal derecho». En tono jocoso, Mao imaginaba a los detractores protestando y tachándole de "dictatorial», a 10 cual él replicaría "Mis queridos señores, tienen ustedes razón, eso es justamente lo que somos». Sería dictatorial con los «secuaces del imperialismo», así como con «la clase terrateniente y la burguesía burocrática» y con "los reac667

cionarios del Guomindang y sus cómplices», Pero el resto del pueblo gozaría de todas las libertades mientras China aumentaba su potencial por medio de una política doble que consistiría en la socialización de la agricultura y una «industria poderosa cuya columna vertebral sería la empresa estatal».2 La estructura constitucional que haría posibles estos cambios se trazó en el Programa Común para China que anunció un grupo de delegados a los que Mao Zedong convocó en septiembre de 1949 a la Conferencia Consultiva del Pueblo. Como en la malhadada institución de nombre parecido que se reunió en 1946, los delegados procedían de un amplio espectro de intereses y partidos políticos. El antiguo partido de Chiang Kai-shek, sin embargo, fue castigado ahora por ser el «Guomindang feudal, comprador, fascista, dictatorial», con cuyos viejos programas se contrastaban los nuevos. De acuerdo con la afirmación de Mao, el Artículo 5 del Programa Común garantizaba a todos, excepto a los «reaccionarios políticos», los derechos de libertad de «pensamiento, expresión, publicación, reunión, asociación, correspondencia, persona, domicilio, movimiento de un lugar a otro, creencias religiosas y la libertad de celebrar procesiones y manifestaciones». Prometía derechos iguales para las mujeres y el fin de su vida de «sumisión'>. El programa trazaba luego las líneas generales de un ambicioso plan de reforma rural por medio de la reducción de las rentas y la redistribución de la tierra, y para la potenciación de la industria pesada. Evidentemente, el modelo de sus artífices era aquí la Unión Soviética. Recomendaban que el trabajo «se centrara en la rehabilitación y el desarrollo planificados y sistemáticos de la industria pesada», definida como la minería y la producción de acero, hierro, energía eléctrica, maquinaria y productos químicos. El Programa Común recomendaba la educación universal como instrumento que ayudaría a alcanzar estas metas." En los primeros meses de la República Popular China (RPCh), sería necesario ocuparse principalmente de las tareas prácticas de frenar la inflación, aumentar la producción agrícola, restaurar las industrias pesadas desmanteladas y mantener el orden público. Si debía haber una reforma drástica de la ideología del pueblo, tendría que esperar hasta que el PCCh hubiese incrementado de manera inmensa el número de cuadrdl!; preparados a su disposición. La mayor prioridad era persuadir a las elites técnicas y administrativas para servir al nuevo Estado, fueran cuales fuesen sus creencias o afiliaciones personales en política. De modo parecido, a pesar de la retórica antiimperialista, se alentó al personal técnico extranjero y a las grandes empresas extranjeras que ya estaban en China a quedarse y trabajar para la nueva sociedad.

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Tanto el campo como la ciudad tenían sus propios ritmos sociales y prioridades políticas. Para consolidar la revolución en las zonas rurales, era esencial instituir algún tipo de reforma agraria y mantener la amplia base de apoyo campesino que había llevado al PCCh al poder. Pese a ello, el partido no podía permirirse enemistarse con los campesinos ricos, cuya producción de alimentos era necesaria para la vida del conjunto del país. El resultado fue la reforma agraria de una amplia extensión de! país a partir de mediados de 1950, pero la restricción de las confiscaciones de tierra a una pequeña fracción de la población. Si bien se confiscaron y redistribuyeron las propiedades de los terratenientes, en muchos casos no se tocó la tierra de los campesinos ricos. Mao justificó esta política, en un informe al partido a comienzos de junio de 1950, con el argumento de que era esencial para el desarrollo económico. Agregó que los campesinos ricos ya no suponían el peligro de antaño, cuando e! Ejército Popular de Liberación luchaba abiertamente contra el Guomindang. La reforma agraria se llevó a cabo siguiendo las prácticas que Se habían aplicado en el norte de China y en Manchuria. Su coordinación en el nive!local-administrativo-municipal estuvo a cargo de equipos de trabajo integrados por entre tres y treinta personas. Algunos miembros de los equipos eran cuadros veteranos, pero otros eran estudiantes jóvenes que en la mayoría de los casos sólo tenían conocimientos rudimentarios de los procedimientos que debían seguirse. Para dar ímpetu a las reformas, los equipos de trabajo elegían «poblados clave» en una zona dada en la que trabajaban conjuntamente con las Asociaciones de Campesinos locales, cuya formación también era reciente. Juntos trataban de identificar y luego aislar a los terratenientes y acabar con las antiquísimas pautas de deferencia que era uno de los puntales de su poder. Los equipos de trabajo pronto se familiarizaron con los complejos engaños que las familias terratenientes empleaban en el campo y que podían consistir en rebajar espectacularmente su nivel de vida para parecer más pobres de lo que eran en realidad, consumir ganado que luego no podía contarse como riqueza, no emplear fertilizante en las tierras que estaban a punto de ser confiscadas o abstenerse de las acostumbradas obras de caridad y evitar así que las identificasen como miembros de la clase terrateniente. Muchas mujeres también empezaron a beneficiarse de la reforma agraria porque en 1950 se promulgó una ley nueva que daba a las solteras, las divorciadas y las viudas el derecho de poseer tierra propia. También se incluyó en los cálculos correspondientes a la redistribución a los buhoneros, los monjes, las monjas, los soldados desmovilizados o

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heridos y los campesinos que habían emigrado de sus poblados y deseaban volver a ellos porque no encontraban trabajo en las ciudades. Es dificil conseguir cifras exactas sobre la reforma agraria en todo el país, pero se calcula que China centromeridional, cuando los equipos de trabajo se desplegaron en abanico por el país y las reformas cobraron ímpetu, se confiscó y redistribuyó alrededor del cuarenta por ciento de la tierra cultivada de los terratenientes y que el sesenta por ciento de la población se benefició de algún modo. La ganancia por cabeza fue de entre 700 y 2000 metros cuadrados, de tal modo que una familia integrada por cinco personas podía recibir entre 3500 y 10.000 metros cuadrados. Estas cantidades no podían dar a las familias seguridad total, pero para muchas de ellas significaban nuevas posibilidades de subsistir, en especial para las que antes vivían sumidas en una pobreza atroz. Las reformas destruyeron, de hecho, la base de poder de la antigua clase terrateniente en el campo. Para asegurarse de que este proceso sirviera para afianzar las lealtades de clase a la revolución, los líderes locales del PCCh fomentaron los choques violentos entre los rerratenientes y sus arrendatarios, los campesinos pobres y los peones sin tierra. De hecho, la violencia que acompañó a las reformas probablemente igualó en intensidad la de los tiempos más duros de la lucha entre los japoneses y el Guomindang. Las cifras disponibles inducen a pensar que alrededor de una de cada seis familias terratenientes perdió a uno de sus miembros en estos enfrentamientos; dado el porcentaje de chinos a los que cabía clasificar como terratenientes, puede sacarse la conclusión de que un millón o más de personas perdieron la vida durante esta fase de la revolución. En las ciudades, en cambio, las primeras tareas que tuvo que acometer el Gobierno comunista fueron evitar los enfrentamientos sociales violentos y animar a la industria a reabrir sus puertas y a los obreros a permanecer en sus puestos de trabajo. El Gobierno estimuló la formación de sindicatos obreros, pero sólo bajo vigilancia intensa porque miembros de las sociedades secretas o extorsionadores relacionados con las antiguas redes criminales de Shanghai y Tianjin solían usar sus influencias para construir nuevas bases de poder dentro de las organizaciones sindicales. A menos que pudiera acabarse con esa gente, resultaría dificil infundir confianza en el nuevo régimen. También en este caso las experiencias de 1948 y 1949 fueron valiosas, pero el PCCh andaba escaso de cuadros de origen urbano y con frecuencia tenía que recurrir a cuadros que procedían de familias campesinas y poco o nada sabían de la vida en las ciudades. El PCCh tenía por norma mantener a la mayoría de los funcionarios municipales en sus puestos -a menudo has670

ea el 95 por ciento de el1os- y garantizarles, al igual que a los maestros e incluso a la policía, la continuidad en el empleo siempre y cuando asistieran a sesiones de reforma de grupo y de debate y estudiasen las obras de Mao Zedong. El PCCh intentó construir una base de apoyo entre las masas urbanas y para ello se valió de propaganda difundida por medio de los periódicos, el teatro, el cine, la radio y los encuentros de grupo. Se lanzaron campañas intensivas contra los especuladores financieros y a favor de la nueva renminbi o «moneda popular» del Gobierno. Se crearon redes de comités en las poblaciones grandes para que se ocupasen de la política, los problemas militares, las artes y la educación. Los organismos de los gobiernos municipales con representación del partido se ampliaron gradualmente hasta el nivel de barrio. También se juntó a los ciudadanos en grupos de estudio en los cuales se esforzaban por aprender el nuevo vocabulario político del comunismo y su significado. Imitando las tácticas de la Campaña de Rectificación de 1942 en Yan'an, se animaba a los miembros de los grupos a examinar sus pensamientos más íntimos como paso preliminar para transformarse de «expertos» en «Rojos». A medida que el PCCh iba estableciendo su dominio sobre ciudades y poblaciones, sus líderes crearon una red de comités de calle. Estos grupos, cada uno de ellos compuesto por los vecinos que vivían en un sector muy unido de calles y callejones, se ocupaban de cosas tales como la limpieza de la vía pública, el abastecimiento de agua, programas de sanidad y vacunación, librerías para niños y la organización de escuelas nocturnas. También eran responsables en cierta medida de la seguridad pública y se les podía utilizar para perseguir delincuentes, hacer cumplir los toques de queda e incluso formar patrullas locales. En parte bajo los auspicios de estos comités de calle, se lanzaron campañas contra la prostitución y la adicción al opio. Se redujo eficazmente la prostitución creando un registro de todas las viviendas y controlando las entradas y salidas de los visitantes masculinos. Las prostitutas conocidas, junto con sus madamas o sus proxenetas, eran matriculadas en «escuelas» especiales parecidas a prisiones, donde les daban conferencias sobre las contradicciones de clase que las habían llevado a malgastar sus vidas y les enseñaban otras formas de ganarse el sustento. Aunque muchas volvían a la prostitución cuando las dejaban en libertad, los controles sociales y la supervisión constante redujeron progresivamente su número. De modo parecido, la adicción al opio se redujo de forma espectacular mediante métodos forzosos de desintoxicación «en seco» y haciendo a las familias de los ex adictos responsa-

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bies de que éstos no recayeran. Grandes campañas contra la adicción, la destrucción de campos de adormideras y la ejecución de traficantes remacharon el éxito de estas medidas. Los comités de calle también ejercían presión de grupo contra la ropa llamativa o los peinados y los maquillajes provocativos. Así pues, con una meticulosidad mucho mayor que la que había sido posible en el decenio de 1930, algunos de los elementos del movimiento Nueva Vida de Chiang Kai-shek se incorporaron al nuevo Estado comunista. Esta inclinación a censurar no tenía nada de extraña, ya que muchos cuadros campesinos, así como los que habían vivido durante largos periodos en Yan'an o como guerrilleros, veían con repugnancia la corrupción y la molicie de las ciudades. El veterano cuadro Rao Shushi, por ejemplo, que era e! jefe de! Comité Municipal de Shanghai y la principal figura del Gobierno en la región, declaró en 1949 que «Ia vieja Shanghai» había «dependido por completo de la economía capitalista para su existencia y su desarrollo». En agosto de 1949 un periódico de Shanghai se hizo eco de esta crítica que ahora estaba de moda y dijo: «Shanghai es una ciudad improductiva. Es una ciudad parasitaria. Es una ciudad criminal. Es una ciudad refugio. Es el paraíso de los aventureros»." Rao Shushi llegó al extremo de sugerir la dispersión de los habitantes de Shanghai por el interior de China, junto con el traslado de escuelas y fábricas, y la concentración en industrias que produjeran exclusivamente para el consumo nacional. Su plan no se puso en práctica, pero e! simple hecho de que pudiera pensarse en aplicarlo a la ciudad en la que se hahía fundado el PCCh indica la actitud ambivalente ante las ciudades, que era uno de los rasgos del comunismo chino. Había tensiones igualmente pertinaces entre los guerrilleros locales en e! sur, muchos de los cuales habían luchado durante años, con gran peligro para sus vidas, detrás de las líneas japonesas o contra el Guomindang y ahora se veían arrinconados por cuadros procedentes del norte. Les decían que tenían que aprender la pronunciación «mandarina» del norte con preferencia a sus propios dialectos locales si querían recuperar sus posiciones de poder e influencia. Muchos cuadros locales también se encontraron con que los planes del PCCh para gobernar eficientemente las ciudades significaban que tenían que trabajar en puestos subordinados a la alta burguesía, que ellos pensaban que iban a derrocar. Un dicho amargo que a la sazón circulaba por el sur de China pone de relieve la ambigüedad que a ojos de muchos residía en el centro de esta nueva etapa de la revolución: «A los viejos revolucionarios no se les trata tan bien como a los nuevos revolucionarios, a los nuevos revolucionarios no se les trata tan bien como a los no revolu672

cionarios y a los no revolucionarios no se les trata tan bien como a los con trarrevolucionarios».5

La estructura del nuevo Gobierno La instauración de un Gobierno nacional eficaz para China era la máxima prioridad de Mao. El éxito en esta empresa reforzaría las pretensiones comunistas de representar a las fuerzas de un nuevo orden y demostraría que el PCCh había llevado a cabo la reintegración del enorme país, tarea en la que habían fracasado SUn Yat-sen, Yuan Shikai y Chiang Kai-shek, además de los japoneses y sus sustitutos. El nuevo Gobierno se organizó alrededor de un marco que dividía nominalmente el poder entre tres componentes centrales: el Partido Comunista, la estructura formal del Gobierno y el ejército. Esta forma organizativa fue el resultado lógico de la experiencia de Yan'an y los experimentos del periodo de la guerra civil. La supervisión de todos los aspectos de la ideología y la coordinación de la labor del Gobierno formal y del ejército estaban a cargo-de la organización del Partido Comunista. El PCCh tenía 4.448.080 miembros en octubre de 1949, cuando se anunció la fundación de la RPCh. Las exigencias de la gobernación del país llevaron rápidamente a un gran aumento del número de afiliados al partido, que a finales de 1950 eran 5.821.604. Los miembros del PCCh estaban integrados en todos los órganos del Gobierno, las organizaciones de masas, los tribunales de justicia, el sistema de educación y el ejército. Las delegaciones regionales del partido eran coordinadas en la cúspide por el Comité Central, que contaba 44 miembros en 1949; 14 de ellos constituían el Politburó, que en realidad era dirigido por su Comité Permanente, integrado por cinco hombres. En 1949 este grupo lo formaban el presidente del PCCh, Mao Zedong, Liu Shaoqi, Zhou Enlai, Zhu De y Chen YUn. La mayor prominencia pública de Mao, Zhou Enlai y Zhu De no significa que las otras dos figuras fueran menos importantes; indica más bien que habían centrado sus carreras en la organización del partido y esto las había alejado de la publicidad. Liu Shaoqi, de cincuenta años de edad, se había educado en la Unión Soviética en el decenio de 1920. En ese mismo decenio y a comienzos del de 1930 se reveló como magistral organizador obrero; a principios del decenio de 1940 se convirtió en una figura destacada en la organización de grupos comunistas en zonas ocupadas por 673

los japoneses. Su breve libro Cómo ser un bum comunista. que contenía conferencias pronunciadas en Yan'an, pasó a ser lectura esencial para los cuadros comunistas en los decenios de 1940 y 1950. El libro era una mezcla intrigante de tradiciones confucianas de moral y disciplina con una línea clásica marxista-leninista, y presentaba el conjunto utilizando un ferviente vocabulario revolucionario. Liu Shaoqi decía en el libro: Todos los que han logrado ser muy buenos y experimentados revolucionarios ciertamente deben haber pasado largos años dedicados a fortalecerse y cultivarse en la lucha revolucionaria. Por tanto, los miembros de nuestro partido pueden llegar a ser revolucionarios políticamente inflexibles y de gran calidad sólo fortaleciéndose, cultivándose sin cesar, evitando perder su sentido de lo nuevo y mejorando su capacidad de pensar en el transcurso de la lucha revolucionaria de las grandes masas bajo todas las dificultades y privaciones. Confucio dijo: A los quince, estaba empeñado en aprender. A los treinta, me mantenía firme. A los cuarenta, no tenía ninguna duda. A los cincuenta, conocía el decreto del Cielo. A los sesenta, mi oído era un órgano obediente para la recepción de la verdad. A los setenta, podía seguir los deseos de mi corazón, sin transgredir lo que estaba bien. Confucio relataba el proceso de fortalecerse y cultivarse. No se consideraba «sabio» de nacimiento.'

Como texto, la obra de Liu Shaoqi hablaba a una nueva generación que iba en busca de razones íntimas para servir a la revolución que había triunfado de manera tan repentina. Liu Shaoqi apelaba a la «belleza» de la visión revolucionaria y la contrastaba con la «fealdad» del mundo capitalista. Hacía hincapié en el servicio desinteresado como meta y como ideal. Y hablaba -para tranquilizar a los intelectuales de clase alta- de la mezcla de orígenes de clase de los miembros del partido. Pocos de ellos habían sido alguna vez miembros del «proletariado urbano» obrero, dijo Liu Shaoqi, y cualquier origen de clase podía trascenderse mediante el autoexamen penetrante y el estudio prolongado del marxismo-Ieninisrno. El quinto miembro del grupo, Chen Yun, nacido en 1905, era un ex cajista de Shanghai que se afilió al partido en 1924 y se hizo famoso como organizador sindical. Al igual que Liu Shaoqi, se le consideraba un teórico fundamental del partido cuyas obras se eligieron en la Campaña de Rectificación de 1942. En 1949 ya se le consideraba también el principal planificador económico del PCCh y se le encomendó la 674

tarea de restaurar la devastada economía de China. Casi tan poderoso era Gao Gang, nacido en 1902, que había sido uno de los fundadores del sóviet de la zona fronteriza de Cansu-Shaanxi a comienzos del decenio de 1930 y había contribuido así a crear la base relativamente segura a la que se retiraron Mao Zedong y los demás participantes de la Larga Marcha en 1935. Sirvió en calidad de comisario político del Cobierno fronterizo de Shaan/Gan/Ning y de comandante de la región de jilin-Heilongjiang durante la guerra entre los comunistas y el Guomindang en Manchuria. Cuando las tropas victoriosas de Lin Biao penetraron en China propiamente dicha tras derrotar a los nacionalistas, Gao Gang se quedó como líder militar y político de Manchuria y estableció su cuartel general en Mukden. Antes incluso de proclamarse la República Popular, encabezó una delegación a Moscú para negociar un acuerdo comercial que le ayudase a desarrollar la industria del nordeste. Estos líderes del Gobierno Popular Central constituían un grupo formidable con mucha experiencia militar y administrativa. Coordinaban su trabajo con los otros aparatos principales del Gobierno central, el Consejo de Estado (o gabinete), cuyo primer ministro era 2hou Enlai. Bajo la autoridad de éste había veinticuatro ministerios nuevos cuyos nombres ofrecen resumen preciso de los problemas que se consideraban de la mayor importancia en el desarrollo de la nación: Agricultura, Comunicaciones, Cultura (encabezado por el novelista Mao Dun), Educación, Hacienda, Industrias Alimentarias, Asuntos Exteriores (del cual 2hou Enlai era también ministro), Silvicultura, Combustible, Industria Pesada, Asuntos Interiores, Justicia, Trabajo, Derecho, Industria Ligera, Nacionalidades Minoritarias, Asuntos de los Chinos de Ultramar, Correos y Telecomunicaciones, Salud Pública, Seguridad Pública, Ferrocarriles, Industrias Textiles, Comercio, y Conservación del Agua. Dos de estos ministerios, el de Justicia y el de Salud Pública, estaban dirigidos por mujeres. La estructura formal del Gobierno coincidía en parte y estaba interconectada constantemente con las organizaciones del peCh, y ambas extendían su influencia por medio de organizaciones de masas cuya finalidad era vincular a todo el país por encima de los límites regionales valiéndose para ello de algún centro especial o interés compartido: entre estas organizaciones se contaban en 1949 y 1950 la federación de la literatura y las artes, la asociación de amistad sinosoviética, la federación panchina de juventudes democráticas, y la federación panchina de mujeres. Al frente de esta última se encontraba Cai Chang, una joven radical de Changsha que había formado parte del grupo de estudiantes enviados a Francia a trabajar y estudiar en 1919. Especializada en orga-

675

nizar a las obreras de las fábricas, había servido en el sóviet de jiangxi, participado en la Larga Marcha y destacado en política en Yan'an antes

de ser ascendida a este nuevo e importante puesto. El poder del Ejército Popular de Liberación (EPL) se implantó firmemente en la sociedad china dividiendo la nación en seis inmensas regiones, cada una con su propio mando militar unificado. Las dirigían oficinas regionales del partido cuyo poder, que era tanto militar como administrativo, estaba por encima de los gobernadores provinciales, de forma bastante parecida a la época de los Qjng, cuando la jurisdicción de los gobernadores generales de grupos de provincias estaba por encima de la de los gobernadores de cada una de ellas. Estas regiones fueron fruto de la experiencia del PCCh con los gobiernos fronterizos durante la guerra y poseían parte de la unidad geográfica y económica de las macrorregiones en las que algunos analistas creen que China se divide de forma natural (véase el mapa de la página 134). Estas regiones se agrupaban de la siguiente manera: 1. Oficina del Nordeste de China: Heilongjiang, jilin (Kirin), Rehe (lehol], Liaoning.

2. Oficina delNoroeste de China: Gansu, Ningxia, Shaanxi, Xinjiang, Qinghai.

3. Oficina delNorte de China: Chahar, Hebei, Shanxi, Suiyuan. 4. Oftina del Este de China: Anhui, Fujian, jiangsu, Shandong, Zhejiang. 5. Oficina de China Cmtromeridiontd: Henan, Hunan, Hubei, Jiangxi, Guangxi, Guangdong. 6. Oficina delSudoeste de China: Guizhou, Xikang, Sichuan, Yunnan. En cada una de estas seis regiones había cuatro puestos principales que seguían la naturaleza tripartita del propio Gobierno central: un presidente del Gobierno, un primer secretario del partido, un comandante militar y un comisario político del ejército. Lógicamente, estos poderes podrían, por tanto, haberse dividido entre 24 altos cargos, pero en realidad había sólo 13 de ellos, pues muchos hombres ocupaban dos o más puestos clave. Cinco de estos hombres eran especialmente poderosos en los gobiernos regionales. En primer lugar, el vicepresidente del Consejo del Gobierno Popular Central, Gao Gang, tenía un poder extraordinario en Manchuria (la Oficina del Nordeste de China), donde ocupaba los cuatro puestos clave. Gao Gang estaba relacionado estrechamente con altos cargos gubernamentales y militares de la Unión Soviética y el interés de los rusos por los ferrocarriles y los recursos de Manchuria aseguraba 676

la importancia de su papel. En segundo lugar, Peng Dehuai, el comandante militar que había mostrado gran osadía organizando campañas militares fijas (como en la Ofensiva de los Cien Regimientos de 1940 y el fallido ataque contra Sichuan en 1948), era a la vez presidente del Gobierno y comandante militar en la Oficina del Noroeste de China. Esa zona, además, debido a su frontera común con la Unión Soviética y a su mezcla de razas y nacionalidades, revestía importancia decisiva en las relaciones sinosoviéticas. En tercer lugar, Rao Shushi, veterano organizador del Nuevo 4.° Ejército, era muy poderoso en el este de China, donde ocupaba tres de los puestos clave: primer secretario del partido, presidente del Gobierno y comisario político del ejército. Asimismo, fue nombrado secretario del partido del Sindicato Obrero General de Shanghai. Finalmente, Lin Biao y Deng Xiaoping también habían obtenido importantes bases de poder regionales: Lin Biao ocupaba tres de los cuatro puestos principales en la Oficina Centromeridional, y Deng Xiaoping, dos de los cuatro en la Oficina del Sudoeste. Los cinco hombres sin excepción se indispondrían con Mao Zedong más adelante y serían expulsados. Podemos ver a posteriori que, a pesar de la impresionante reestructuración del Gobierno de China, había problemas perennes arraigados en la RPCh. Las tensiones relativas a la autoridad regional y central, los límites burocráticos entrecruzados y las ambiciones y bases de poder individuales, que de diversos modos habían atormentado a China desde finales de la dinastía Ming, no iban a eliminarse de manera sencilla.

La guerra de Corea Antes incluso de que todas las fuerzas del Guomindang en China fuesen eliminadas, Mao Zedong reforzó sus afirmaciones sobre «inclinarse por un bando» viajando a la Unión Soviética para entrevistarse con Stalin. Llegó a Moscú el 6 de diciembre de 1949, justo antes del septuagésimo cumpleaños de Stalin. Fue la primera vez que Mao iba más allá de las fronteras de China. No tenía conocimiento de primera mano de ninguno de los países que tanto habían influido en los chinos entre los que se había hecho hombre, Pero ahora que la RPCh había sido fundada oficialmente, Mao tenia que entrar en el mundo de la diplomacia internacional y la serie de naciones que reconocieron sucesivamente el nuevo Estado muestra la rapidez con que muchas de ellas -y no sólo las del bloque comunista- se inclinaron por el bando de Mao.

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Las experiencias de Mao en la Unión Soviética fueron desconcertantes y contradictorias. La entrevista inicial entre los dos líderes el día de la llegada de Mao pareció bastante alentadora. Stalin se mostró flexible en relación con aspectos del acuerdo de Yalta que afectaban adversamente a China y se brindó a ayudar a adiestrar a las fuerzas aéreas y la pequeña marina de guerra de China. Stalin actuó con prudencia en lo que se refería a acceder a dar a Mao los «pilotos voluntarios o destacamentos militares secretos» que el líder chino quería para invadir Taiwan, pero aprobó planes para utilizar tropas del EPL para desestabilizar las fronteras del Sudeste Asiático y añadió que China podía también dar una sacudida a Gran Bretaña fomentando la agitación en Hong Kong. En un encuentro que tuvo lugar el mes siguiente, Stalin accedió asimismo a considerar seriamente la petición de Mao de un regimiento aéreo que ayudase a China a poner en práctica sus planes para "un ataque contra el Tfbet»." Y, a pesar de todo, tras ocho semanas de negociaciones, lo único que obtuvo Mao fue un tratado de seguridad que protegería a China en el caso de un ataque japonés; créditos por valor de trescientos millones de dólares que se pagarían en plazos iguales durante cinco años sucesivos; y la promesa de evacuar Lüshun y Dalian 678

antes de 1952, momento en que volverían a estar bajo la soberanía china. Un duro golpe para Mao fue verse obligado a aceptar la existencia al norte de la frontera de Xiniiang de una República Popular de Mongolia independiente que por definición iba a permanecer bajo influencia rusa. Mao había afirmado varias veces que algún día Mongolia estaría bajo el dominio de China; ahora tuvo que renunciar a toda esperanza de que China recuperase en el oeste territorios de extensión parecida a los que controlaban los Qjng en el apogeo de su poderlo. El amplio ámbito de la política exterior no tenía una importancia fundamental para los líderes de la RPCh en la primavera de 1950. Lo que les interesaba era principalmente crear una estructura administrativa viable, reducir la inflación y reconstruir la industria nacional. Con la toma de la isla de Hainan por las tropas de Lin Biao en abril, los militares se sintieron preparados -incluso sin un ofrecimiento claro de ayuda soviética- para seguir adelante con los dos aspectos finales de la consolidación territorial: la conquista del Tíbet y Taiwan. No se esperaba que las operaciones en el Tíbet, aun siendo complejas desde el punto de vista logístico, presentaran grandes dificultades para las tropas del EPL, que a estas alturas ya estaban avezadas, especialmente desde que India había obtenido la independencia en 1947 y los británicos ya no tenían un interés primordial en que el Tíbet continuase siendo un estado tapón. Tropas comunistas chinas invadieron el Tíbet en octubre de 1950 con el fin de «liberar» el país de la «opresión imperialista». A pesar de la mordaz protesta de los tibetanos -«¿Liberación de quién y de qué? El nuestro era un país feliz con un Gobierno solvente--,' las Naciones Unidas no tomaron ninguna medida, y tampoco India ni Gran Bretaña harían nada a favor del Tíbet. Los chinos ocuparon los puntos clave del país en el plazo de un año y presionaron a los asesores del Dalai Lama para que aceptasen de manera general la soberanía de China sobre la región. El problema de Taiwan se consideraba mucho más serio. Seis meses después de renunciar a la presidencia de China en enero de 1949, Chiang Kai-shek se había retirado a la isla, donde el Guomindang había estabilizado su poder tras los disturbios y las matanzas que provocara Chen Yi en 1947. Taiwan había prosperado económicamente bajo la administración colonial japonesa entre 1895 y 1945, Y Chiang Kai· shek se apresuró a reafirmar su liderazgo sobre los habitantes de la isla, su propio Guomindang en el exilio y el millón de soldados chinos que ya estaban en la isla o se habían retirado a ella a raíz de las victorias comunistas de 1949. Los comandantes del EPL no se hacían ilusiones con la reconquista de Taiwan. El EPL ya había sido derrotado en octubre 679

1949

2 de octubre 3 de octubre 4 de octubre

5 de octubre 9 de diciembre 30 de diciembre 1950

4 de enero 6 de enero 9 de enero 13 de enero 14 de enero

Unión Soviética Bulgaria, Rumania Polonia, Hungría, Checoslovaquia

Yugoslavia Birmania India Pakistán (Gran Bretaña)," Ceilán, Noruega Dinamarca, Israel Finlandia, Afganistán Suecia

~ Los chinos rechazaron el de Gran Bretaña el6 de enero porque los británicos mantenían lazos diplomáticos oficiales con Taiwan.

Reconocimiento diplomático de la República Popular China, 1949-1950.9

de 1949 en su intento de tomar la isla de Qpemoy (linmen), situada cerca de la costa de China. En febrero de 1950 el general que mandaba las unidades del 3."' Ejército de Campaña del EPL en Fujian y Zhejiang, que estaba previsto que atacaran 'Iaiwan, hizo una evaluación franca de las perspectivas: Debo señalar ante todo que la liberación de las islas junto con la costa del sudeste, especialmente Taiwan, es un grandísimo problema y supondrá la mayor campaña de la historia de la guerra moderna en China... [Taiwan] no puede ser ocupada sin transporte suficiente, material apropiado y pertrechos adecuados. Asimismo, efectivos considerables de las fuerzas de tierra, mar y aire de Chiang Kai-shek están concentrados allí junto con un grupo de los reaccionarios más intransigentes que han huido de la China continental. Han construido fuertes obras de defensa y su protección depende del mar que rodea la isla. ID

A causa de estas dificultades, parece que Mao Zedong y otros líderes del Gobierno tenían dudas sobre lo que convenía hacer. En el verano de 1951 la consolidación militar en el sur de China ya era completa y un numeroso contingente de veteranos del EPL fue trasladado a la región costera de Pujian, pero de momento no se dio la orden de atacar Taiwan. Una posible explicación de la demora -aparte de problemas logísticos y del transporte por mar- es que los líderes del PCCh

680

albergaban la esperanza de que los propios taíwaneses organizaran una insurrección contra los ocupantes del Guomindang. (Stalin mismo había sugerido esto en diciembre de 1949 durante sus conversaciones'con Mao, como sustituto del uso de tropas de apoyo soviéticas.) Otra posible explicación es que una epidemia hizo estragos entre las tropas del EPL aquel verano y muchos soldados quedaron incapacitados para e! servicio activo. Ante e! temor de que los gastos militares siguieran subiendo, pero consciente de los problemas con que había tropezado e! Guomindang al desmovilizar a demasiados soldados muy pronto después de la rendición de los japoneses, e! Comité Central de! PCCh optó por una desmovilización parcial bajo la estrecha supervisión de! Gobierno y declaró: El EPL, al tiempo que conserva sus fuerzas principales, debería desmovilizar parte de sus tropas en 1950, pero sólo con la condición de que se garanticen fuerzas suficientes para liberar Taiwan y el Tíbet, así como fuerzas suficientes para consolidar la defensa nacional y acabar con los contrarrevolucionarios. Esta desmovilización debe llevarse a cabo con cuidado, para que los soldados afectados puedan regresar a sus casas y ponerse a trabajar productivamente.'!

Nada hacía pensar entonces que Estados Unidos volvería a intervenir en e! conflicto chino, a pesar de que e! Partido Republicano exigía con vehemencia que se pusiera en marcha un generoso programa para ayudar a Chiang Kai-shek en la futura recuperación de la China continental. En e! verano de 1949, a petición de! presidente Truman, el secretario de Estado, Dean Acheson, había reunido lo que consideraba que eran todos los documentos relativos a la experiencia de China en la segunda guerra mundial y la guerra civil y la intervención estadounidense en ella y escribió en su carta de acompañamiento: «Los ejércitos nacionalistas no necesitaron que los derrotaran; se desintegraron. La historia ha demostrado una y otra vez que un régimen sin fe en sí mismo y un ejército sin moral no pueden superar la prueba en el campo de batalla»." Acheson concluyó diciendo que más ayuda o intervención estadounidense sería tan inútil como había sido en intentos anteriores. Pero no todo el mundo pensaba igual. El ex embajador chino en Estados Unidos, Hu Shi, que en la Universidad de Cornell, antes del Movimiento del 4 de Mayo, se había sentido atraído brevemente por el cristianismo, escribió en el margen de su copia del texto de Acheson una nota que decía «Mateo, 27, 24» (1llamado así por su intento de dominar las técnicas de la guerra antiatómica, antibiológica y antiquímica. Los chinos creían que Estados Unidos podía utilizar todas o alguna de estas formas de guerra en el caso de lanzar un ataque total a China. También estaban estrechamente coordinadas en estos mandos regionales las Fuerzas de Seguridad Pública del EPL, bajo un veterano de eficacia formidable del Ejército Rojo que más adelante se convirtió en jefe del Estado Mayor del EPL. Por medio de la cuidadosa integración de sus necesidades con las prioridades industriales del Plan Quinquenal, se proporcionó al ejército una gran variedad de armas modernas para la infantería, entre las que había fusiles, ametralladoras, morteros, lanzacohetes y artillería de calibre medio. No obstante, debido a los costes el EPL siguió estando mal provisto de artillería autopropulsada, vehículos de transporte, material de ingeniería pesada y tanques. La profesionalidad de los oficiales mejoró cuando las academias militares de Pekín, Nankín y Dalian empezaron a formar a una nueva generación de oficiales en las técnicas de la guerra moderna. También se envió a un número importante de oficiales chinos a la Escuela de Estado Mayor de la Unión Soviética en Kiev para ampliar su formación. Para garantizar que el ejército contase siempre con suficientes efectivos, en 1955 se promulgó oficialmente una ley de servicio militar obligatorio después de dos años de experimentación. Todos los hombres sanos de entre 18 y 20 años tenían que inscribirse, excepto los delincuentes y los «privados de sus derechos políticos». Las autoridades locales elegían luego a los que debían cumplir el servicio militar de acuerdo con un sistema nacional de cupos cuyo objeto era proporcionar unos ocho>1-

716

Abreviatura de las palabras inglesas Atomic, Bíoíogical y Chmtical. (N. del T)

Año

Millones de yuanes

Porcentaje de los gastos presupuestarios

1950 1951

2.827 5.061

41,53 42,52 48,00 26,04 26,43 28,00 23,60 24,30 22,10 19,91 19,24 18,85 15,12 11,20 8,30

1952 1953 1954 1955 1956 1957 1958 1959 1960

4.371 5.680 6.176 5.814 6.500 6.117 5.509 5.523 5.000 5.800 5.826 Presupuesto militar de China, 1950-1960.10

cientos mil reclutas cada año. Los hijos únicos, junto con los estudiantes de enseñanza secundaria o universitaria, podían ser eximidos del servicio militar; pero la mayoría de los elegidos para cumplir el servicio militar, especialmente los que procedían de zonas rurales pobres, se alegraban de ello porque les ofrecía una oportunidad excelente de ascender en su carrera y adquirir habilidades especiales. Con el enorme grupo que integraban los que no eran llamados a filas y los que habían cumplido los tres años de servicio se formaban unidades de reserva. El PCCh hada constantemente propaganda del glorioso servicio a la nación que suponía el reclutamiento y divulgaba descripciones gráficas para demostrar qué diferentes eran las condiciones en comparación con el servicio militar obligatorio en tiempos del Guomindang. No obstante, la vida en el ejército todavía era dura y las quejas sobre privaciones e injusticias en el sistema militar eran generales. Debido al tiempo que se necesitaba para adquirir nuevas habilidades técnicas, el servicio militar duraba cuatro años en la aviación y cinco en la marina. Ambas armas, consideradas de crucial importancia para la defensa de la RPCh después de la participación de China en la guerra de Corea, tuvieron que edificarse sobre una base débil, dado que la mayor parte del material sobrante de la guerra contra los japoneses había 717

ido a parar a manos del Guomindang. De manera apropiada, el subdirector del departamento de formación de las fuerzas aéreas era un ex capitán de la aviación del Guomindang que había cambiado de bando y en 1946 había volado con su nuevo bombardero B-24 de fabricación estadounidense de Chengdu a Yan'an. Otros oficiales destacados eran aquellos a quienes los ejércitos rusos habían permitido tomar posesión de aviones japoneses en Manchuria en 1945. Después de la cautela inicial, la Unión Soviética empezó a proporcionar a China numerosos cazas de reacción MiG-15 en 1951, junto con un número reducido de bombarderos ligeros de reacción. Pero, ansiando evitar que China tuviera la oportunidad de intensificar la guerra, los soviéticos no proporcionaron bombarderos de reacción medianos o pesados dotados de gran autonomía de vuelo que hubiesen podido atacar objetivos más lejanos. A partir de 1954 las fuerzas aéreas concentraron sus esfuerzos en construir una red de aeródromos a lo largo de la costa cerca de Taiwan y pareció claro que el propósito de esta inversión era acelerar la reconquista de la isla. Pero no se utilizó la aviación para complementar el bombardeo de las islas de Quemoy y Matsu, como si se reconociese que ello podía provocar una respuesta peligrosa de Estados Unidos. De 1955 en adelante, los soviéticos permitieron a los chinos fabricar bajo licencia un modelo más avanzado de caza de reacción, el MiG-17, en sus propias plantas industriales de Manchuria. Los chinos no hicieron ningún intento de proyectar nuevos aviones ellos mismos, al parecer porque carecían del personal de investigación y los proyectistas necesarios para ello. La carga de atraso tecnológico que China seguía soportando se aligeró aquel mismo verano de 1955 cuando el experto en cohetes HS. Tsien fue autorizado finalmente a abandonar Estados Unidos, donde había estado retenido por el Departamento de Inmigración con arreglo a medidas de dudosa legalidad. Bajo la dirección de H.S. Tsien, los chinos comenzaron a reunir el personal que necesitaban para crear su propio programa de cohetes y misiles balísticos. Al mismo tiempo, otros físicos nucleares chinos trabajaban, en parte de manera independiente y en parte en colaboración con científicos soviéticos, en el Instituto de Investigación Nuclear de Dubna, cerca de Moscú, para dotar a China de capacidades nucleares propias; asimismo, los líderes soviéticos prometieron facilitar a China un prototipo de bomba atómica en una fecha futura. Los expertos en fortalecimiento de finales del periodo Qing habían pensado en crear una marina de guerra moderna, pues era fundamental para defender China de las potencias extranjeras, así como para el buen resultado del programa de reformas; en la RPCh esto ya no se 718

consideraba una gran prioridad. La pequeña marina de guerra china concentró sus energías en adquirir y tripular patrulleras rápidas que vigilasen las costas y cuyo objetivo principal, cabe suponer, sería interceptar los escuadrones de comandos taiwaneses que seguían operando en la costa oriental de China, o impedir el contrabando y la huida de desertores. La Unión Soviética también proporcionó algunos submarinos de antes de la segunda guerra mundial. Cuando, en 1955, tos soviéticos cumplieron su promesa y abandonaron finalmente Lüshun, también cedieron algunos barcos, incluidos dos destructores y cinco submarinos de un modelo más nuevo, dos de los cuales eran de altura y poseían gran autonomía. Pero era obvio que, durante un tiempo, la marina china no iba a figurar de forma prominente en el escenario mundial. El crecimiento general del profesionalismo en todas las ramas del EPL surtió un efecto profundo en la sociedad china y en el mismo peCho Un problema que causó especial inquietud fue la reaparición del elitisrno. En el campo y en las poblaciones, las prolongadas y con frecuencia violentas campañas contra los terratenientes y los capitalistas habían reafirmado valores tales como la igualdad y el trabajo cooperativo. Pero en el ejército, donde antes, en tiempos de la guerra de guerrillas, las decisiones habían tenido que tomarse tras debates de grupo y la movilización ideológica era tan importante como las tácticas militares, a mediados del decenio de 1950 todos los pasos parecían ir en la dirección contraria. Los últimos vestigios de la vieja camaradería desaparecieron con la introducción de catorce graduaciones claramente definidas en 1955, junto con distintivos y uniformes que distinguían a los oficiales de sus soldados. Las escalas salariales pasaron a estar claramente diferenciadas y un teniente ganaba diez veces más que un soldado raso y un coronel, cerca de tres veces más que un teniente. La educación superior y las aptitudes científicas podían conducir rápidamente a la Escuela de Estado Mayor y a ascensos importantes. Todavía más grave fue que la combinación de un estatus superior con la mentalidad de guarnición de tropas que se encontraban lejos de sus hogares dio origen a una serie de abusos que, vistos de forma acumulativa, mostraban un alejamiento de las pautas de solidaridad local de las que había dependido la supervivencia del Ejército Rojo en las zonas donde llevara a cabo sus campañas guerrilleras. Estas nuevas tropas del EPL empezaban a actuar como los nacionalistas, o incluso como los hombres de las banderas de los Qjng. El jefe del departamento político del EPL dijo con palabras comedidas en el verano de 1955 que algunos oficiales «ya no sienten ninguna necesidad de la tradición de 719

unanimidad de los hombres del ejército y los civiles, y apoyo al Gobierno y amor al pueblo»." En términos prácticos esto quería decir que el EPL requisaba tierra, llevaba una vida de lujo, sus vehículos hacían caso omiso de la seguridad viaria y tomaba posesión de domicilios particulares sin permiso (se calcula que no fueron menos de 72.400 domicilios). Los oficiales llevaban a sus hijos a la escuela en vehículos militares y se valían de su estatus para reservar entradas de teatro y de cine para ellos mismos y sus familias. La práctica de abusar de las mujeres en las comunidades locales también estaba muy extendida, como se ve claramente en el informe de un oficial de alta graduación y muy condecorado del Ejército Rojo que investigaba las acusaciones de mala conducta en el EPL. Así expresó sus preocupaciones en 1957: Los oficiales de algunas unidades buscaban demasiadas esposas en una zona. lo cual causaba descontento entre sus habitantes. Se ha sugerido que los oficiales deben cumplir las tres condiciones siguientes cuando busquen esposas. En primer lugar, no deben buscar esposas en las escuelas. En segundo lugar. no deben utilizar dinero ni otros bienes materiales como medio de encontrar esposas. En tercer lugar. no deben inmiscuirse en los matrimonios ajenos."

La respuesta a estos y otros abusos fue un intento del PCCh de hacer entrar en vereda a los oficiales descarriados ordenando que ellos y sus unidades participasen en la vida cotidiana de producción y trabajo en el campo; se esperaba de los oficiales del EPL que aportasen su fuerza física y su tecnología especialmente a la transición de las cooperativas de nivel bajo a las de nivel alto. El departamento político del EPL redactó un código muy detallado de veinte cambios de comportamiento dirigido a todas las unidades y lo promulgó en febrero de 1956. No es dificil imaginar cómo algunos oficiales que servían con la esperanza de hacer una carrera de elite y tecnológicamente avanzada respondieron a las directrices, entre las cuales estaban las siguientes: Debia persuadirse a las personas dependientes de todos los oficiales para que tomaran parte en el trabajo de las cooperativas. Los equipos de trabajo integrados por oficiales y soldados debían ponerse a las órdenes de los comités locales del partido para ayudar en las faenas agrícolas y debían aportar entre cinco y siete jornadas laborales gratuitas al año a proyectos locales. Durante las vacaciones los miembros del EPL debían unirse a todos los campesinos locales en la lucha contra las «cuatro plagas»: ratas, gorriones, moscas y mosquitos. Todos los excrementos humanos del EPL debían recogerse y darse a las cooperativas locales para que 720

los usasen como fertilizante. Cada cincuenta miembros del EPL debían criar conjuntamente un cerdo. Todos los hombres del ejército debían aprender la pronunciación del chino del norte (que en Occidente suele denominarse «mandarín») y debían ayudar en las escuelas primarias y nocturnas. Los talleres de los ingenieros militares debían ponerse a disposición de las comunidades campesinas para la reparación de sus aperos agrícolas y las unidades de señales militares debían permitir que sus aparatos y sus postes se utilizaran para ampliar las redes de comunicaciones locales. En muchas zonas el cumplimiento meticuloso de estas normas sin duda incrementaría el apoyo popular a la presencia del EPL Y mitigaría un poco la penuria. Pero entre algunos militares las reglas despertarían hondas antipatías e incluso mermarían su obediencia al partido. Una de las citas más famosas de las obras de Mao Zedong, muy utilizada en Occidente para demostrar la naturaleza belicosa de su pensamiento, era que «el poder político nace del cañón del fusil». En efecto, llevada a tal extremo, parecía confirmar que Mao -al menos en cierto nivel- era una especie de heredero de los señores de la guerra y de los generales del Guomindang que durante tanto tiempo Se habían disputado el cuerpo consumido de China. Pero lo que en realidad había dicho Mao era esto: «El poder político nace del cañón del fusil. Nuestro principio es que el partido manda en el fusil y al fusil jamás se le permitirá mandar en el partido». u A medida que los oficiales del ejército e incluso los soldados regulares empezaron a adquirir nuevas habilidades técnicas que los cuadros comunistas aún no habían dominado, las tensiones entre el ejército y e! partido debieron tenerse en cuenta. No era claro qué dirección tomaría la inclinación predominante.

Las Cien flores Durante los primeros años de la República Popular, los intelectuales chinos se esforzaron por encontrar una posición satisfactoria bajo el nuevo régimen. La sustancia y los métodos del saber tradicional chino habían sido atacados a fondo por la generación de críticos sociales de! 4 de Mayo; pero, en todo caso, el clima intelectual subsiguiente era aún más complejo, dado que estratos de disciplinas y conceptos occidentales modernos subsistían ahora al lado de las ideas tradicionales sin llegar a desplazarlas. La educación continuaba siendo un proceso que llevaba mucho tiempo y resultaba costoso, y la mayoría de los inte-

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lectuales procedían aún de familias que habían ganado o heredado dinero de sus propiedades agrarias o sus negocios. Los que ocupaban puestos importantes en la burocracia gubernamental o se dedicaban a la docencia o la abogacía habían tenido inevitablemente mucha relación con el Guomindang o habían trabajado para él. Los de las universidades, los médicos y los científicos a menudo habían obtenido sus títulos superiores en el extranjero o habían tenido maestros occidentales en China. Dado que ahora estos antecedentes se juzgaban «feudales», «reaccionarios» o «capitalistas», los intelectuales se veían obligados a demostrar su lealtad al PCCh. La mayoría se sentía dispuesta a hacer el esfuerzo por ayudar al nuevo régimen porque estaba harta de las ineficiencias de la antigua China y había perdido por completo la fe en la capacidad del Guomindang de llevar a cabo cambios duraderos y constructivos. La promesa del PCCh de que incluso los funcionarios del Guomindang podrían permanecer en sus puestos había resultado tranquilizadora. No sólo se abstuvo el grueso de la elite intelectual china de huir del país para refugiarse en Taiwan o en Occidente, sino que figuras distinguidas que vivían en el extranjero regresaron a China a finales de 1949 y en 1950 para ayudar en la creación del nuevo orden. Entre ellas había muchos científicos y economistas, así como miembros del cuerpo diplomático que habían servido al Guomindang en diversas embajadas y consulados de China. Hasta los que habían visto los defectos tanto del PCCh como del Guomindang regresaron atraídos por el patriotismo o la sensación de que se les ofrecían nuevas oportunidades. Lao She, el autor de Rickshaw y Diario de la ciudad de los gatos -que vivía en Nueva York desde 1946 y era famoso en todo Estados Unidos, donde Rickshaw había sido un gran éxito de ventas- volvió a China en 1950 a pesar de que sus amigos le advirtieron que la vida allí podía resultarle dificil.* Durante 1950 y 1951 decenas de miles de intelectuales chinos de todas las edades tuvieron que asistir a «cursos» de entre seis y ocho meses de duración en «colegios revolucionarios». Estos cursos, que se daban en universidades que ya existían o en ciudades designadas especialmente, eran un intento de conducir a los intelectuales a una comprensión verdadera de sus orígenes sociales y de que hasta entonces habían llevado una vida protegida. Además de recibir lecciones de cuadros vete* El autor de la traducción inglesa de Richhaw dio a la novela un final optimista y romántico sin permiso de Lao She. El original chino concluía con una visión pesimista del futuro. (N. del A.)

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ranos del PCCh sobre la naturaleza de la revolución y de ser iniciados en el pensamiento de Mao Zedong junto con las obras fundamentales de Marx, Engels, Lenin y Stalin, se reunían con pequeños grupos de otros intelectuales en sesiones conjuntas de debate y autocrítica, y preparaban «autobiograflas- en las cuales analizaban sus propios defectos y los de sus padres. Este último requisito causaba crisis profundas a muchos que habían sido educados en la creencia en los principios estrictos de la piedad filial que se derivaban de la tradición confuciana y, en general, todo el proceso sometía a los intelectuales a una grave tensión mental. A medida que el proceso avanzaba, pasaban de una apreciación entusiasta de la solidaridad compartida con el grupo a un periodo de aislamiento y un sentimiento de culpabilidad intenso, seguidos de miedo e inseguridad, hasta una «resolución» final en la cual reconocían y a la vez expresaban su gratitud al PCCh por hacer posibles sus nuevas vidas. La confesión de once páginas de un distinguido catedrático de fiIosofla que había estudiado en la Universidad de Harvard antes de regresar a China para ocupar su puesto ofrece un buen ejemplo del resultado final. El profesor empezaba criticando la vida desahogada que había pasado con su «familia terrateniente y burocrática», a continuación analizaba la «costra de egoísmo» que le rodeaba, condenaba su interés por la decadente filosofía burguesa y su deseo de permanecer por encima de la política y finalmente daba la bienvenida al nuevo norte en la vida que le habían dado el Partido Comunista y los «milagros» del Ejército Popular de Liberación." El alumno más distinguido -atendiendo a su rango anterior- del proceso era Puyi, el ex emperador Qjng y gobernante de Manchukuo. Devuelto a China por las autoridades soviéticas que le habían capturado en 1945, fue sometido a un proceso de «reforma» en un campamento para criminales de guerra en Fushun, Manchuria, y empezó a redactar su primera confesión plena en 1952.* Es imposible saber si estas confesiones eran sinceras o no. El partido rechazaba las confesiones que consideraba poco sinceras o autocensuradas, pero el empleo de la ironía resultaba siempre dificil de captar. Los intelectuales, al igual que otros miembros de la sociedad, participaron en los enfrentamientos de las campañas de los Tres Antis y los Cinco Antis. Esforzándose por probar su lealtad al nuevo régimen, tam.. Debido a las complejidades de sus experiencias, Puyi no fue puesto finalmente en libertad por los comunistas hasta 1959. En 1960 le fue asignado un puesto de trabajo en un taller de reparación de máquinas en un jardín botánico de Pekín. Murió de cáncer en 1967. (N. tk! A.)

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bién se ofrecieron voluntariamente para formar parte de los equipos encargados de la reforma agraria y trabajaron para promover las políticas del partido. La necesidad del pensamiento «correcto» se les indicó claramente en una campaña que el PCCh empezó oficialmente en 1951 contra una película muy elogiada que se estrenó en 1950 y trataba de Wu Xun, el difunto propulsor del fortalecimiento de los Qjng. Wu Xun había pasado de mendigo a terrateniente y utilizó su dinero y sus influencias para ayudar a fundar escuelas que educasen a los muy pobres con el fin de que éstos, a su vez, pudieran ayudar a la nación. Pero los teóricos del PCCh señalaron que estas medidas reformistas no fomentaban la revolución. Grupos de estudio en toda China recibieron la orden de atacar la película y su guionista-director tuvo que retractarse públicamente. Durante las etapas iniciales del Primer Plan Quinquenal, Mao Zedong comprendió que se necesitarían intelectuales -escritores así como científicos e ingenieros- de todas las creencias políticas para aumentar la capacidad productiva del país. A estas personas creativas no se las podía aterrorizar con campañas como la emprendida contra la película sobre Wu Xun o el país sufriría las consecuencias. Se dijo a los cuadros que hacían mal en «tomar la capacidad de comprender el marxismoleninismo como único criterio sobre el cual basar sus dictámenes». Los intelectuales que «sean capaces de trabajar honradamente y de conocer su trabajo» debían ser alentados. Lí No obstante, si los intelectuales iban demasiado lejos cuando seguían la lógica de estos comentarios, chocaban con una oposición feroz. El autor y editor Hu Feng, que era miembro del partido y del Consejo Ejecutivo del sindicato de escritores, así como de la Asamblea Popular Nacional, escribió que el tipo de control que el partido ejercía sobre la cultura «agotaba» a la gente hasta el extremo de que no podía seguir pensando claramente. El uso del marxismo por el partido para juzgar obras de arte era «sociología burda» y «no se basaba» en la realidad. «Esta arma es aterradora, porque puede ahogar los sentimientos reales de la creatividad y el arte>" En 1955 el propio Hu Feng fue blanco de una campaña de críticas a escala nacional y expulsado del sindicato de escritores y de sus demás puestos. Cuando la campaña se intensificó y alcanzó a grupos de resistencia de todo el país, aumentó también la gravedad de las acusaciones contra Hu Feng. Tras los cargos iniciales de desviación ideológica, fue acusado de ser contrarrevolucionario e imperialista, y presentado al final como agente del servicio secreto del Guomindang y jefe de una organización anticomunista clandestina. A pesar de ser absurdos, los 724

cargos contra Hu Feng se convirtieron en centro de incontables mítines cuya finalidad era incrementar la conciencia política; estas sesiones se celebraron deliberadamente mientras se hacían preparativos para que la campaña de reforma rural pasara de las cooperativas agrícolas de nivel bajo a las de nivel alto en 1955 y 1956. De esta manera la búsqueda de «Hu Pengismo» en todo el país se transformó en un medio de detectar si alguien osaba oponerse abiertamente al papel del partido en la aceleración de la reforma agraria a costa de las iniciativas privadas. Hu Feng escribió tres autocríticas extensas que el partido rechazó por considerarlas insuficientes. Fue juzgado en secreto -seguramente acusado de actividades contrarrevolucionarias- y condenado a prisión, donde permaneció, con un breve paréntesis de libertad, hasta 1979. Surgió ahora una curiosa situación en la cual los líderes de China se encontraban hondamente divididos sobre cómo debían tratar a sus propios intelectuales desmoralizados. Del amplio espectro de posturas ante el asunto, sobresalían dos puntos de vista totalmente opuestos. Uno era partidario de continuar la alianza de frente unido del PCCh con los intelectuales y defendía que sus habilidades eran sumamente necesarias para alcanzar los objetivos del Primer Plan Quinquenal y para la transición a la agricultura colectivizada, y que en esencia se podía confiar en su lealtad aunque criticasen al partido. El otro sostenía que la unidad del PCCh era primordial, que el PCCh había encabezado la revolución y ahora no se le podía criticar desde fuera sin que ello produjera efectos fatales en su eficacia y su moral. La tortuosa trayectoria de 10 que dio en llamarse el «movimiento de las Cien Flores» surgió lentamente de estas divisiones políticas. La decisión de fundar el movimiento formó parte del intento de los líderes de la RPCh de comprender la importancia de los ataques secretos a la memoria de Stalin que Jruschov lanzó en enero y febrero de 1956 durante el XX Congreso del Partido Comunista Soviético, al que asistieron tanto Deng Xiaoping como Zhu De. Era un momento en el que muchos tenían la sensación de que las cosas iban bien en China, lo cual se expresó por medio de una relajación de los monótonos códigos indumentarios, un breve auge de las blusas floreadas y las faldas con abertura e incluso la organización de un desfile de modas autorizado oficialmente. La afirmación de Jruschov de que las grandes potencias enfrentadas no estaban predestinadas a la guerra también reforzó los puntos de vista que Zhou Enlai había expresado en Bandung sobre la importancia de la coexistencia pacífica. En un discurso que pronunció el 2 de mayo en una sesión a puerta cerrada de dirigentes del partido, Mao abundó en la idea de «dejar que se abran cien flores» en el campo

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de la cultura y que «cien corrientes de opinión compitan» en el campo de la ciencia." Comenzó entonces un periodo de calma durante el cual la dirección del partido siguió meditando sobre el problema en privado. Mao estaba eufórico ante el éxito general de sus políticas, como podemos ver en un poema triunfal que escribió en el verano de 1956. después de nadar tres largos trechos en el río Yangzi para demostrar ante todo el país que a sus sesenta y dos años continuaba gozando de buena salud. Pero en el otoño las cosas empezaron a ir mal cuando el intento de imponer la agricultura cooperativa llevó al caos y al despilfarro, agravados por la mala gestión y las órdenes contradictorias. Saltaba a la vista que difícilmente se repetiría el rápido crecimiento registrado durante el periodo del Primer Plan Quinquenal, al tiempo que las dificultades a las que se enfrentaban los líderes de China empezaban a ser obvias. En el VIII Congreso del Partido, celebrado en septiembre de 1956 -el primero desde el derrocamiento del Guomindang nueve años antes-, los planes más ambiciosos de Mao para acelerar el crecimiento económico en la agricultura fueron sustituidos por un control más riguroso de la planificación. Y en el nuevo borrador de la constitución del partido se eliminaron todas las referencias a la importancia del pensamiento de Mao Zedong, como era tal vez inevitable después de los ataques soviéticos al culto a la personalidad de Stalin. Para explicar esta decisión, Liu Shaoqi dijo que «si uno siempre repite algo con el fin de que la gente se acostumbre a oírlo, no sirve para nada». Las afirmaciones de Mao en el sentido de que podía «retirarse al segundo frente» parecían dar a entender que buscaba una sucesión pacífica a su liderazgo y esta teoría se vio reforzada cuando se introdujo un nuevo cargo en la constitución, el de presidente honorario del Comité Central. El tenor general del congreso fue contrario a las políticas de frente unido y favorable a aumentar el rigor de la disciplina y la supervisión del partido. También sembraron inquietud entre los lideres chinos los disturbios políticos que hubo en Polonia en junio de aquel año y sus preocupaciones aumentaron en octubre de 1956 a causa de los levantamientos contra la Unión Soviética en Hungría. Al mismo tiempo, hubo en el Tíbet grandes manifestaciones de protesta por la presencia de tropas chinas en suelo tibetano. Mao tuvo que hacer uso de toda su influencia para poner en marcha la campaña de las Cien Flores en toda regla. En un discurso despreocupado -que con frecuencia pareció utópico- que pronunció en febrero de 1957 ante un nutrido grupo de intelectuales y dirigentes comunistas, Mao trató de inculcar la idea de flexibilidad y apertura en un

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público que no tenía más remedio que escucharle, 10 cual era un gran contraste con lo que se había convertido en el estilo más autoritario del partido, un estilo que él mismo había contribuido a crear, Otros líderes del partido lograron impedir que el borrador de su discurso, «Sobre las contradicciones», se publicara en la prensa del partido. la Hasta finales de abril de 1957, después de meses de presiones contra los secretarios del partido que remoloneaban en todo el país, no se decantó todo el peso de la prensa y otros órganos propagandísticos a favor de la campaña. Ésta empezó a expresarse con la retórica de un movimiento de rectificación en toda regla que alentaba a los intelectuales a denunciar los abusos que se cometían en el seno del partido. La campaña apuntó al «burocratismo, el sectarismo y el subjetivismo» del propio PCCh y fue un eco deliberado de la Campaña de Rectificación de 1942 contra vicios similares en Yan'an. El vocabulario de la directriz de la campaña, sin embargo, procuró tranquilizar a los cuadros asegurándoles que se les trataría bien. Tenía que ser una campaña por la unidad, que juntara a todos en el progreso común. Mao dijo que sería un movimiento de educación ideológica llevado a cabo seriamente, pero tan suavemente corno una brisa o una leve lluvia. Debía ser una campaña de crítica y autocrítica llevada hasta el punto apropiado. Los encuentros debían limitarse a pequeños encuentros de debate o de grupo. Debían emplearse más las charlas francas entre camaradas en forma de conversaciones, a saber, el intercambio de puntos de vista entre individuos, y no debían celebrarse grandes mítines de crítica o «lucha»." Convencidos de que ahora contaban con permiso oficial para manifestar sus quejas contra el PCCh, los intelectuales chinos respondieron con entusiasmo durante un periodo de cinco semanas que empezó el 1 de mayo y terminó el 7 de junio de 1957. En foros a puerta cerrada a los que asistieron delegados del PCCh, en la prensa controlada por el Estado, en artículos de revista, en carteles pegados a las paredes de sus recintos universitarios y en marchas callejeras, la gente empezó a decir lo que pensaba. Mao y otros altos cargos intentaron mostrar el camino concentrándose en asuntos tales como la reintroducción de cierto grado de trabajo físico constructivo para los cuadros del partido con el fin de que siguieran en contacto con las masas, o permitiendo que los asuntos económicos se ventilaran como era debido antes de tomar decisiones. Pero las críticas públicas ampliaron inmediatamente el alcance del diálogo. Hubo protestas por el control que ejercía el PCCh sobre los intelectuales, por la dureza de anteriores campañas de masas 727

tales como la que había tenido por objetivo a los contrarrevolucionarios, por la servil imitación de los modelos soviéticos, por los bajos niveles de vida en China, por la prohibición de la literatura extranjera, por la corrupción económica entre los cuadros del partido y por el hecho de que «los miembros del partido disfrutan de muchos privilegios que hacen de ellos una raza aparte». Un profesor de contabilidad de Hankou llamó a las anteriores campañas de masas «grave violación de los derechos humanos». Y agregó: «iEsto es tiranía! ¡Esto es malevolencial». El sistema de votación para ratificar las listas de candidatos del partido era una farsa. «Hoy día no conocemos siquiera la estatura ni la talla de la persona a la que elegimos, y mucho menos su carácter o su capacidad. Sencillamente nos hemos convertido en máquinas de votar.s" «Parece haber una presión invisible que empuja a la gente a no decir nada», comentó un profesor de Shaanxi, refiriéndose a la vida normativa bajo el PCCh. «No es verdad que todos los campesinos quieren conscientemente ingresar en las cooperativas», dijo un maestro de Mukden. «En realidad, a la mayoría de ellos se les obliga a ingresar en ellas.» Otro profesor manchuriano escribió que la administración de su universidad estaba «absolutamente llena de príncipes feudales y charlatanes apestosos». Un antiguo amigo de Lu Xun escribió que había habido más libertad de expresión para los escritores en Chongqing bajo Chiang Kai-shek que en el Pekín de hoy. «El Partido Comunista ya no puede más», se dice que afirmaron antiguos terratenientes de Henan. «Ha llegado la hora de nuestra liberación>" En el corazón de la Universidad de Pekín, los estudiantes crearon lo que denominaron un «Muro Democrático» y lo cubrieron con carteles que criticaban al peCho Dirigiendo la palabra a los estudiantes de allí a finales de mayo, una joven de otra universidad defendió a Hu Feng, atacó la campaña de Yan'an por las restricciones que había impuesto a la producción literaria y poética e instó a los estudiantes a coordinar su movimiento de protesta con acciones que ya tenían lugar en el noroeste, Nankín y Wuhan. De hecho, ya se habían registrado protestas en muchas más ciudades y pronto llegaron noticias de que de Chengdu a Qjngdao grupos de estudiantes soliviantados provocaban disturbios, apaleaban a los cuadros, saqueaban los archivos, pedían a otras universidades y escuelas de enseñanza secundaria que se unieran a ellos y organizasen huelgas de solidaridad y exigían nuevas políticas educativas. Desde el Movimiento del 4 de Mayo de 1919 no se había registrado una protesta cultural y política concertada como aquélla. Algunos de los eruditos más prestigiosos de China empezaron a publicar artículos de una franqueza asombrosa. Fei Xiactong, pionero de 728

la sociología cuyos ensayos y libros sobre la China rural y el sistema tradicional de la pequeña nobleza se habían hecho famosos en los decenios de 1930 y 1940, se contaba entre los más francos. En junio de 1957 publicó una crónica de la visita de vuelta que meses antes había hecho al poblado de Kaixiangong, en una parte remota de jiangsu, donde había llevado a cabo un importante trabajo de campo en el decenio de 1930. Pei Xiaotong señaló numerosos problemas que aún existían en la zona, entre ellos métodos irracionales de planificación, desprecio de las industrias locales, cría de ganado inapropiado para el entorno y descuido total de la educación de los niños. Lo que Fei Xiaotong daba a entender era que a mediados del decenio de 1950 muchos aspectos de la vida en Kaixiangong no eran mejores que a mediados del de 1930 y en varios pasajes reflexivos su malestar ante las políticas rnaolstas del momento era visible a pesar de los circunloquios: Dudar de la superioridad de la colectivización es incorrecto. Pero reconocer la superioridad de la colectivización y al mismo tiempo creer que resuelve todos los problemas es en mi opinión incorrecto también. Una cosa es tan incorrecta como la otra. Si pensamos de manera demasiado simplista, correremos mayor peligro de equivocarnos. Os ruego que me perdonéis si insisto en ello: espero poder evitar que el lector saque partido de una o dos de mis frases para sostener que soy negativo."

Los secretarios del partido en por lo menos nueve de las provincias de China nunca habían respaldado la Campaña de Rectificación y era indudable que muchos otros participaban en ella sólo a regañadientes. Su reacción empezó en junio. Recibieron apoyo de los elementos de Pekín que siempre se habían opuesto a la campaña pero a los que Mao había neutralizado temporalmente. Dándose cuenta de que la marcha de los acontecimientos iba ahora contra él, Mao se pasó al bando de los partidarios de la línea dura. Alteró el texto de «Sobre las contradicciones» para que diera la impresión de que las libertades intelectuales prometidas debían usarse sólo si contribuían a reforzar el socialismo y esta versión revisada se publicó y tuvo mucha difusión. El discurso parecía ahora Censurar a los intelectuales en vez de alentar las críticas públicas como Mao había pretendido en un principio. En julio se lanzó una fuerte ofensiva propagandística contra los críticos del partido en todos los periódicos importantes del país y el PCCh anunció el comienzo de una «campaña antiderechista». A principios de agosto Peng Zhen acusó a los críticos del PCCh de comportarse como "los "héroes" anticomunistas y contrarrevolucionarios Chiang Kai-shek y Wang jingwei» 729

durante 1927; «iebía el PCCh en 1957, preguntó retóricamente, comportarse como Chen Duxiu, el líder del partido, en los negros tiempos de las matanzas de Shanghai y Wuhan y «con "gran magnanimidad" "perdonar" los crímenes anticomunistas, contra el pueblo, contrarrevolucionarios... Y sufrir los ataques feroces de los derechistas burgueses». Su respuesta estaba determinada: ..Decididamente, no podernos»." A finales de año más de trescientos mil intelectuales ya habían sido tildados de «derechistas», lo cual arruinó sus carreras en China. Muchos fueron enviados a campos de trabajo o a la cárcel, otros al campo, no sólo a experimentar la vida rural durante un año, sino a lo que en esencía era un exilio punitivo. Entre ellos se encontraba Ding Ling, con su premio Stalin y la reafirmación de sus lealtades olvidadas, que fue desterrada a una granja fronteriza en Heilongjiang. Toda una generación de jóvenes y brillantes activistas del partido fue castigada de manera parecida, incluidos algunos de los mejores científicos sociales, hombres de ciencia y economistas de China. El propio Fei Xiaotong hizo una abyecta confesión pública ante la Asamblea Popular Nacional, que seguía reuniéndose de vez en cuando en sesiones formales, supuestamente para mantener vivo algún tipo de participación democrática a escala nacional. Fei Xiaotong repudió su informe de Kaixiangong y confesó que había estado «dudando de las metas del socialismo y oponiéndose a ellas», había «incitado un empeoramiento de las relaciones entre el partido y los campesinos» e «incluso planeado usar este material para escribir otro artículo de propaganda para extranjeros»." Pei Xiaotong perdió sus diversos puestos honoríficos, fue tachado de ..derechista» y se le prohibió enseñar, publicar o investigar la sociedad china. A pesar de todo, fue más afortunado que muchos otros profesores y estudiantes que fueron empujados al suicidio por la presión incesante de las sesiones de lucha públicas. Tres líderes estudiantiles de la Primera Escuela Media de Hanyang que habían provocado una fuerte protesta contra la administración del PCCh en su escuela fueron juzgados y fusilados; según la Agencia de Noticias Nueva China, las ejecuciones tuvieron lugar cuando empezó el nuevo curso escolar y en presencia de diez mil personas, muchas de las cuales es de suponer que eran compañeros de estudios de los condenados. La apertura de las Cien Flores había terminado de verdad y ahora China estaba preparada para una nueva era de intensa lucha revolucionaria.

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Fortalecimiento de la revolución

El Gran Salto Adelante La campaña de las Cien Flores no fue un simple complot de Mao para desenmascarar a los derechistas secretos de su país, como afirmaron más adelante algunos críticos y como él mismo pareció dar a entender en la versión publicada de su discurso «Sobre las contradicciones». Fue más bien un movimiento confuso que no dio resultados definitivos y que nació de actitudes opuestas en el seno de la dirección del peCho Su centro fue una discusión sobre el ritmo y el tipo de desarrollo que más convenían a China, un debate en torno a la naturaleza del Primer Plan Quinquenal y la promesa de más crecimiento. De dicho debate y de las tensiones políticas que lo acompañaron surgió el Gran Salto Adelante. A pesar de la rapidez con que se cumplió la orden de crear cooperativas de nivel alto, las cifras de producción agrícola en 1957 fueron decepcionantes. La producción de cereales aumentó sólo un uno por ciento durante el año, frente al dos por ciento de aumento de la población. Fue necesario reducir las asignaciones de tejidos de algodón debido a la escasez. De hecho, aunque el Primer Plan Quinquenal había cumplido sobradamente sus cupos, también había puesto de manifiesto desequilibrios preocupantes en el sistema económico chino. Mientras que la producción industrial aumentó alrededor della,7 por ciento por año durante el periodo del plan, la producción agrícola aumentó sólo alrededor del 3,8 por ciento. El consumo per cápita de cereales creció todavía menos, justo por debajo del tres por ciento anual. Con los mercados rurales en alza, los compradores locales adquirían la mayor parte de los cereales, los aceites comestibles y el algodón que estaban en venta, con lo cual disminuían la cantidad disponible para las compras del Estado o para los consumidores urbanos. Con los niveles de producción agrícola que se registraban en aquellos momentos era dificil ver cómo podría extraerse más del campesinado para pagar el cre731

cimiento de la industria pesada que exigía el modelo soviético, a menos que China fuera sometida al mismo programa implacable de compras forzosas de productos agrícolas que había causado una hambruna terrible en la Unión Soviética en los primeros años del decenio de 1930. Pero era improbable que se tomara tal medida, ya que en el decenio de 1950 la producción per cápita de cereales en China era muy inferior a la de la Unión Soviética en el decenio de 1930. Además, casi el setenta por ciento de los miembros del PCCh era de extracción rural (el partido soviético era urbano en un setenta por ciento) y no acogería con entusiasmo semejante política si causaba sufrimientos en el campo. Mao respondió a los decepcionantes resultados de las granjas cooperativas adoptando una estrategia que consistía en intensificar la producción por medio de incentivos morales y la movilización de las masas bajo la dirección de líderes locales del partido capaces de alentar a la gente. La visión de Mao, que aprovechaba los recuerdos de métodos empleados en Yan'an, contó con el apoyo de Deng Xiaoping como secretario general del partido y de Liu Shaoqi, probable sucesor de Mao. Esta estrategia, que descentralizaba la toma de decisiones relativas a la economía, haría que el poder del PCCh en el campo fuese aún mayor, con la correspondiente disminución de la influencia de los profesionales encargados de planificar la economía en los ministerios. Los males económicos de China se resolverían infundiendo vigor espontáneamente a toda la nación. Este debate en torno a la estrategia de crecimiento de China tuvo lugar durante 1957 y 1958, un periodo de ambigüedad en las relaciones sinosoviéticas. Los soviéticos hadan que China pagase cara su ayuda en el desarrollo industrial y una de las razones por las cuales China necesitaba un excedente agrícola todavía mayor era el tener que hacer frente a los plazos de devolución de los empréstitos soviéticos. Sin embargo, la tecnología soviética, que ya había dominado el desarrollo de la bomba atómica y la de hidrógeno, pareció triunfar con los buenos resultados de las pruebas de un misil balístico intercontinental (MBIC) en agosto de 1957 y ellanzamíento del satélite Sputnik sólo seis semanas más tarde. A comienzos de noviembre de 1957, cuando Mao hizo su segunda (y última) visita a la Unión Soviética para celebrar conversaciones sobre economía y política, los soviéticos pusieron en órbita un segundo satélite, esta vez con un perro vivo a bordo. La hazaña soviética se produjo sólo unos cuantos meses después de que Mao perdiera toda esperanza de lograr la reunificación pacífica con Taiwan. Una serie de disturbios antiestadounidenses en Taiwan había sido reprimida con rigor por Chiang Kai-shek, que pidió públicamen732

te perdón a los estadounidenses. A partir de entonces, Chiang Kai-shek permitió que Estados Unidos desplegara misiles tierra-tierra Matador en Taiwan, desde donde podían llevar fácilmente cabezas nucleares hasta puntos situados muchos centenares de kilómetros en el interior de China. En Moscú, Mao dijo a los estudiantes chinos que, considerando el estado de la pugna internacional, las «fuerzas del socialismo superan a las fuerzas del imperialismo» y que «el viento del Este (China y la Unión Soviética] predominaba sobre el viento del Oeste». Esta conclusión llevó a Mao a opinar que en una guerra nuclear los chinos triunfarían. «Si sucedía lo peor y perecía la mitad del género humano, la otra mitad permanecería mientras el imperialismo era arrasado y el mundo entero se volvía socialista.»! Mao Zedong, sin embargo, estaba preocupado por la pérdida de vitalidad a medida que la Revolución china entraba de manera inexorable en una fase de prudente planificación a largo plazo. Las raíces del pensamiento radical de Mao habían estado siempre en el funcionamiento voluntarista y heroico del espíritu humano y el poder de las masas que había celebrado en sus primeros escritos cuarenta años antes. En aquel tiempo había visto cómo sus amigos se iban para seguir los primeros programas de trabajo y estudio que combinaban la actividad intelectual con el trabajo manual y él mismo se había entregado a la apasionante tarea de organizar grupos de trabajo básicos en los cuales trabajadores incultos aprendían rápidamente a dominar nuevas habilidades y a hacerse dueños de sus destinos, que hasta entonces habían dependido de los capitalistas que los explotaban. Siguiendo estas experiencias, Mao había sentido la euforia de trabajar con las nacientes asociaciones de campesinos en 1926 y 1927, cuando de nuevo los campesinos analfabetos más sencillos parecieron capaces de comprender problemas complejos de estrategia y política, y de aplicar los conocimientos que adquirían a sus propias y duras situaciones. En las circunstancias de China en 1957, como dijo Mao a una reunión de funcionarios del PCCh en Qingdao, que quedaron decepcionados, los campesinos y los cuadros rurales habían caído en una pauta de «individualismo, departamentalismo, igualitarismo absoluto o liberalismo». Era una manera breve y disimulada de decir que los campesinos estaban demasiado interesados en vivir mejor después de la coleetivización, que los cuadros ocultaban las cifras de producción verdaderas y exageraban las penurias con el fin de pagar menos al Estado y extraerle más, y que los campesinos y los cuadros rurales por igual veían con malos ojos que el nivel de vida de los trabajadores y los cuadros urbanos fuera más alto que el suyo. Esta retórica fue acompañada de 733

medidas policiales cuando grupos de agentes de la seguridad interior se desplegaron por todo el país para dar caza a quienes criticaban al Gobierno o a quienes se comportaban de algún modo que pudiera calificarse de «capitalista». Comerciantes no autorizados, vendedores ambulantes, vagos y «maleantes» caían en la red, eran condenados a largas temporadas en campos de detención y, en algunos casos, fusilados públicamente." Siguiendo un rumbo diferente, pero en la misma dirección, Mao puso en orden sus pensamientos sobre el concepto de revolución continua. En la Unión Soviética la teoría de la «revolución permanente» había sido repudiada por considerarla una herejía trotskista que negaba la validez de las etapas revolucionarias correctas y el papel del partido como líder. Mao se aferró audazmente a un concepto parecido con una etiqueta distinta en un intento de dar a la «revolución continua» nueva respetabilidad como aportación china a la teoría y la práctica revolucionarias. La idea podía inspirarse en todas las experiencias revolucionarias de China hasta la fecha y podía invocarse para movilizar las actividades de las masas una vez más. Merece la pena citar aquí las palabras del propio Mao, que en este caso proceden de una lista de «Sesenta Puntos sobre Métodos de Trabajo» que hizo circular como documento interno entre altos cargos comunistas en enero y febrero de 1958: Revolución continua. Nuestras revoluciones vienen una tras otra. La toma del poder en todo el país en 1949 fue seguida en rápida sucesión por la reforma agraria antifeudal, el cooperativismo agrícola, y la reconstrucción socialista de las industrias privadas, el comercio y la artesanía... Ahora debemos empezar una revolución tecnológica para poder adelantar a Gran Bretaña en quince o más años... Después de quince años, cuando nuestros alimentos, nuestro hierro y nuestro acero sean abundantes, tomaremos una iniciativa mucho mayor. Nuestras revoluciones son como batallas. Después de una victoria, debemos proponer enseguida una tarea nueva. De esta manera, los cuadros y las masas estarán siempre llenos de fervor revolucionario, en lugar de engreimiento. De hecho, no tendrán tiempo para el engreimiento, aunque les guste sentirse engreídos. Con nuevas tareas sobre sus espaldas, están totalmente absortos en el hecho de cumplirles.' En su explicación de este concepto de revolución continua, Meo también hizo hincapié en la necesidad de que todos los chinos fueran a la vez «rojos y expertos», de que forjaran una síntesis auténtica de su compromiso socialista y sus habilidades técnicas. Mao celebró el hecho de que los seiscientos millones de habitantes de China fueran «po734

bres y estuvieran en blanco», como dijo, porque «los pobres quieren el cambio, quieren hacer cosas, quieren la revolución. En una hoja de papel en blanco no hay borrones y, por tanto, en ella pueden hacerse los dibujos más nuevos y más hermosos»." Desde aquí, cuando se alzaba la visión, había sólo un corto salto atrás de la memoria hacia el pasaje más utópico y expresado con la mayor elegancia de La ideologia alemana de Marx, que se convertiría en el pasaje de Marx más citado en la China de 1958. Refiriéndose a los gozos futuros de una sociedad comunista, Mao escribió que sería un mundo en el cual nadie tiene una esfera exclusiva de actividad, sino que cada cual puede hacerse experto en el campo que desee, [una sociedad que] regula la producción general y de esta manera hace posible que yo haga una cosa hoy y otra mañana, cazar por la mañana, pescar por la tarde, criar ganado al atardecer, criticar después de la cena, justo cuando me lo propongo, sin convertirme jamás en cazador, pescador, pastor acrítico. 5

A finales de 1957, los líderes del PCCh empezaron a experimentar con una nueva escala de organización social y movilizaron a los campesinos para tareas nuevas y gigantescas en el control del agua y el regadío, como si quisieran probar que la voluntad y la fuerza humanas podrían vencer todas las dificultades naturales y técnicas. A finales de enero de 1958, cien millones de campesinos habían abierto, según se decía, 7,8 millones de hectáreas de tierra por medio de obras de regadío. Si era posible movilizarlo de esta manera, sin duda el pueblo chino podría transformar la producción agrícola de igual modo; era sólo cuestión de encontrar las formas organizativas idóneas y mantener el compromiso de las masas. Pero la intimidación casi militar de la mano de obra en los proyectos de regadío causó nuevos problemas sociales porque muchos hombres fueron obligados a abandonar sus cooperativas y a trabajar lejos de sus hogares. Una solución de este problema fue persuadir a las campesinas de que asumieran un papel mayor en las faenas agrícolas fuera de casa. Dado que para ello era esencial liberarlas de las faenas domésticas, se hicieron intentos de centralizar el cuidado de los hijos y de dichas faenas, incluida la preparación de las comidas. Esta centralización del trabajo del hogar se hizo aún más urgente cuando, para aumentar la producción industrial en todo el país, los dirigentes del partido ordenaron trasladar algunas industrias al campo. Esto permitiría a los campesinos aprender técnicas nuevas y a la vez beneficiarse de su trabajo productivo en los periodos de poca actividad del año agrícola. 735

Fue así como la concentración de cooperativas de nivel alto para formar unidades mucho mayores pasó a ser una parte aceptada del pensamiento revolucionario chino. Las metas eran incrementar la productividad rural con el fin de fomentar el crecimiento industrial, así como adquirir nuevo potencial y nueva flexibilidad humanos. En el otoño de 1957 el Politburó del PCCh ordenó que cuadros que hasta entonces tenían sus bases en las ciudades «bajasen» al campo en persona y examinaran las condiciones que existían en él, además de trabajar para incrementar la producción bajo el lema «Más, con mayor rapidez, mejor, más barato». Atemorizados por las persecuciones en masa de disidentes rurales, y manipulados por sus líderes políticos locales, que a menudo libraban sus propias batallas para hacer carrera, los campesinos no se atrevían a discutir ni siquiera las exigencias más caprichosas de aumentar los rendimientos agrícolas. La expresión «comuna popular» (renmin gongshe) no se usó en las publicaciones del partido hasta julio de 1958, pero ya en abril se abolieron a modo de prueba las parcelas privadas y se amalgamaron 27 cooperativas de Henan en una comuna inmensa de 9369 familias. En el verano de 1958, después de que una cosecha excelente aumentara de forma espectacular las esperanzas de todo el mundo, empezó la campaña destinada a acabar con las parcelas privadas y organizar toda la China rural en comunas populares, con extraordinario éxito aparente. Sin sancionar precisamente esta política, que había avanzado con gran rapidez bajo la dirección de jefes rurales radicales con la aprobación obvia aunque reservada de Mao, el Comité Central del PCCh, reunido en el centro de veraneo de Beidaihe, cerca de Tianjin, en la costa, en agosto de 1958, reconoció que «las comunas populares son el resultado lógico de la marcha de los acontecimientos». Atribuyó esto al «salto adelante total y consciente de la producción agrícola de China y al aumento constante de la conciencia de los quinientos millones de campesinos». Deslumbrado evidentemente por las afirmaciones de que la producción rural dirigida por las comunas se había doblado, multiplicado por diez o incluso por «muchísimas veces», el Comité Central dio a conocer esta visión extática del proceso del Gran Salto Adelante: El pueblo se ha dedicado a organizarse siguiendo criterios militares, y ha trabajado con vigor, vehemencia, y ha llevado una vida colectiva, y esto ha incrementado todavía más la conciencia política de los quinientos millones de campesinos. Comedores comunitarios, jardines de infancia, guarderías, grupos de costura, barberías, baños públicos, hogares felices para 736

los ancianos, escuelas agrícolas intermedias, «escuelas rojas y expertas», están conduciendo a los campesinos a una vida colectiva más feliz y fomentando aún más las ideas de colectivismo entre las masas campesinas... En las circunstancias actuales, la creación de comunas populares con gestión total de la agricultura, la silvicultura, la cría de animales, las ocupaciones complementarias, y la pesca, en las que la industria (el obrero), la agricultura (el campesino), el intercambio (el comerciante), la cultura y la educación (el estudiante), y los asuntos militares (el miliciano) se funden en una sola empresa, es la política fundamental para conducir a los campesinos a acelerar la construcción socialista, terminar la edificación del socialismo antes de lo previste, y llevar a cabo la transición gradual al comunismo."

En la siguiente reunión, celebrada en Wuhan en diciembre de 1958,

el Comité Central afinnó que esta «nueva organización social», que había aparecido ..fresca como el sol de la mañana, sobre el amplio horizonte del este de Asia», se había implementado. En toda China, se habían fusionado 740.000 cooperativas para crear 26.000 comunas; éstas comprendían 120 millones de familias rurales, lo que representaba el 99 por ciento de la población rural. El triunfo de la producción en las comunas era tal, añadió el comité, que China ya no tenía por qué preocuparse por el exceso de población, como hacían algunos. Al contrario, el siguiente problema sería «no tanto el exceso de población como [la] escasez de mano de obra»," Era una visión sumamente embriagadora que parecía justificar de manera total los puntos de vista de Mao sobre la posibilidad de crecimiento sostenido mediante la movilización de la voluntad y la energía de las masas, en especial cuando eran liberadas de los efectos restrictivos de la planificación demasiado prudente y una burocracia apoltronada. Durante varios meses la euforia se sostuvo sola mientras las asombrosas cifras de producción preparadas por los cuadros rurales seguían llegando a las oficinas provinciales, desde las que se enviaban a Pekín. La terminología también se sostuvo sola porque los observadores captaron el tono que sabían que era el que querían los líderes del partido. El ejemplo de un periodista que observó las condiciones en jiangxi en el otoño de 1958 puede servir como representativo de miles de otros. Banderitas rojas ondean en 10 alto e indican las secciones que pertenecen a las diversas compañías y brigadas de agricultores-metalúrgicos, que están organizados como unidades de la milicia. Llenan el aire los agudos sones de las melodías de óperas locales que salen de un amplificador

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situado sobre el lugar y los acompañan el zumbido de los ventiladores, el jadeo de los motores de gasolina, los bocinazos de los camiones cargados hasta los topes, y los mugidos de los bueyes que arrastran mineral metalífero y carbón.'

No es quitar importancia a la visión -que era tanto o más rica que todo lo expresado en China desde que el Rey del Cielo Taiping, Hong Xiuquan, gobernara Nankín poco más de un siglo antes- decir que no coincidía con la realidad. Las cifras de producción de cereales se habían inflado desastrosamente. El total de 375 millones de toneladas declarado en 1958 tuvo que revisarse a la baja hasta quedar en 250 millones de toneladas (economistas occidentales conjeturaron más adelante que la producción real fue de alrededor de doscientos quince millones de toneladas). No sólo ningún cuadro se había atrevido a informar de que no se habían alcanzado las previsiones que les habían señalado, por temor a ser tildados de «derechistas» o «derrotistas», sino que muchos de los estadísticos mejor preparados de las oficinas estatales (junto con los demógrafos más capacitados) habían sido expulsados en la campaña antiderechista de 1957 y, por tanto, ya no podían recomendar prudencia, en el supuesto de que se hubieran atrevido a hacerlo. Asimismo, el desvío de recursos a hornos siderúrgicos rudimentarios y locales -había un millón repartidos por la faz de China- no dio buenos resultados, pues dichos hornos no pudieron producir acero de gran calidad. El Gran Salto Adelante, sin embargo, trajo varios cambios fundamentales a China. La amalgamación de todas las faenas domésticas, la crianza de los hijos y la preparación de las comidas produjo efectos importantes en la estructura familiar, al tiempo que demostró que la familia nuclear independiente seguía siendo la forma más popular de organización social. La concentración de numerosísimos trabajadores rurales y urbanos para gigantescos proyectos de regadío, formación de bancales y construcción cambió el paisaje chino y llevó prosperidad a regiones que antes eran estériles. Tras recibir un adiestramiento sencillo e instrucciones, miles de campesinos fueron enviados a buscar uranio y petróleo en zonas aisladas de China. El objetivo era probar que la dependencia exclusiva de los esfuerzos y capacidades propios podía acelerar la fabricación de un arma nuclear y poner fm a la recurrente escasez de carburante. En varios casos, estos campesinos hicieron hallazgos importantes. También las ciudades sufrieron transformaciones, a veces en detrimento de la estética; en Pekín, por ejemplo, se derribaron las últimas grandes murallas de la ciudad para crear nuevos bulevares llanos, 738

y la ciudad misma vio su subsuelo convertido en un laberinto de refugios subterráneos por si Estados Unidos lanzaba un ataque nuclear. La enorme milicia popular que se creó durante el Gran Salto Adelante -se dijo que 220 millones de personas habían sido organizadas en unidades de milicianos y 30 millones habían sido pertrechadas con armas de fuego modernas o primitivas- trajo nueva vida a zonas locales y pasó a ser un rival en potencia para el EPL. El intento de dar también un gran salto adelante en la poesía alentó a millones de hombres y mujeres, que siempre habían pensado que la poesía era del dominio exclusivo de una elite culta, a hacer pinitos como poetas, y dio a los diligentes investigadores de campo la oportunidad de recopilar centenares de miles de cuentos y canciones populares. Tal vez este aspecto del Gran Salto Adelante fue el que más cerca estuvo, brevemente, de hacer realidad un fragmento de sueño de Mao sobre la creación de seres humanos plenamente maduros con acceso total a su talento larvado. Pero las críticas a Mao Zedong, así como un intento de restringir las comunas y volver a centralizar la planificación y la asignación, ya habían empezado antes de la reunión del Comité Central celebrada en Wuhan en diciembre de 1958. Las florituras retóricas de dicha reunión no pudieron ocultar que la mayoría de los dirigentes del partido estaba convencida de haber ido demasiado lejos y demasiado rápidamente, y de que las perspectivas a largo plazo del Gran Salto Adelante eran poco halagüeñas. Estos dirigentes rehusaron reafirmar con tanta fuerza como Mao que las comunas señalaron la transición de China de la etapa de socialismo a la de comunismo. A comienzos de 1959 algunas comunas ya habían empezado a volver a sus anteriores formas cooperativas a la vez que sus subcomponentes menores -Ias brigadas de producción- eran reconocidas como las nuevas unidades de cuenta. En muchas zonas volvieron a asignarse parcelas privadas a familias individuales. Mao dejó su puesto de jefe del Estado durante las reuniones de Wuhan y en la primavera de 1959 se nombró a Liu Shaoqi para sustituirle. Mao ya había hablado de la posibilidad de dimitir, pero el momento elegido para ello induce a pensar que fue objeto de cierto grado de coacción, aunque Mao conservó sus otras posiciones de poder como presidente del PCCh y de la Comisión de Asuntos Militares. A pesar del caos que causó el Gran Salto Adelante, hubo un solo intento de censurar a Mao por el extremismo de su plan. Esta crítica la hizo el mariscal del ejército Peng Dehuai en una conferencia de los principales líderes de China (Chen Yuo y Deng Xiaoping no asistieron a ella porque tenían que atender otras obligaciones) que se celebró en Lushan, jiangxi, durante julio de 1959. En los debates extraoficiales que 739

tuvieron lugar en Lushan, Peng Dehuai señaló algunos de los problemas del Gran Salto Adelante y también mencionó que el poblado natal de Mao en Hunan había recibido más ayuda del Estado de 10 que sabía Mao. Peng Dehuai ya había expresado graves dudas sobre la veracidad de las elevadas cifras relativas a la recolección de cereales (375 millones de toneladas) en 1958 y en una carta privada que entregó a Mao en Lushan, Peng Dehuai dijo que le preocupaban los informes falsos sobre las condiciones que existían en el campo y su efecto potencial en la nación. En vez de tratar la carta como una comunicación privada de un colega de confianza, Mao la hizo circular entre todos los altos cuadros presentes y lanzó una diatriba personal contra Peng Dehuai. Le acusó de formar una «camarilla oportunista de derechas» y de «actividad facciosa sin principios»," amén de dejar claro que Peng Dehuai, que acababa de visitar la Unión Soviética, había dado a Jruschov información negativa sobre las comunas. El líder soviético había usado luego esta información en un discurso en el que se burló del concepto de comunas. La virulencia del ataque de Mao sobresaltó a los presentes en Lushan y señaló una coyuntura clave de la historia del PCCh. Mao se había tomado la critica de la política en el seno de las altas esferas del partido como un ataque contra su propio liderazgo y su propia previsión. Peng Dehuai fue desposeído de su cargo de ministro de Defensa y se intimidó a los otros líderes del partido para que aceptasen las interpretaciones de Mao de acontecimientos recientes. En un discurso ante sus colegas de Lushan, Mao adoptó una postura belicosa y de justificación en 10 referente al Gran Salto Adelante y las comunas. Confucio, Lenin y Marx habían cometido errores, dijo, así que équé tenía de raro que también él los hubiera cometido? Si todo el mundo insistía en hacer hincapié exclusivamente en el lado negativo, entonces él mismo «se iría al campo y se pondría al frente de los campesinos para derribar al Gobierno. Si los que estáis en el Ejército de Liberación no queréis seguirme, entonces iré y buscaré un Eiército Rojo y organizaré otro Ejército de Liberación». En cuanto a las comunas, dijo Mao, «hasta ahora ninguna ha fracasado. Estábamos preparados para que fracasase media docena de ellas, y si fracasara el setenta por ciento, aún quedaría el treinta por ciento. Si tienen que fracasar, que fracasen». Terminó en tono cáustico, dirigiéndose a los asistentes a la conferencia con un lenguaje propio de la gente rural, como si quisiera recalcar que él procedía de las masas, a diferencia de muchos de los otros líderes presentes: «El caos generado fue a gran escala y asumo la responsabilidad. Camaradas, todos debéis analizar vuestra propia res740

ponsabilidad. Si tenéis que cagar, icagad! Si tenéis que echar pedos, iechadlos! Os sentiréis mucho mejor despuésc'" La metáfora escatológica estaba concebida para escandalizar a los oyentes y tal vez para disminuir la tensión del momento por medio de la risa. Pero en el contexto de la crisis del campo, la metáfora fue más cruel de lo que, al parecer, pensaba Mao. Mientras Mao hada sus groseros comentarios, en un radio de unos noventa kilómetros de Pekín, al igual que en muchas otras partes de China, había campesinos que pasaban hambre en sus poblados. Una joven activista del partido que había sido tachada de derechista después del movimiento de las Cien Flores y desterrada al campo para que se reformase mediante el trabajo recordó más tarde cómo rastreaba las laderas de las montañas en busca de huesos de albaricoques caídos de los árboles, para exprimirlos con el fin de sacarles el aceite o hervirlos para hacer un potaje. El otro alimento de los habitantes de los poblados era cascarilla de arroz o mazorcas de maíz prensadas, con hojas de albaricoquero secadas al sol y machacadas para hacer «harina» que luego se mezclaba con corteza de olmo pulverizada para hacer otro tipo de "potaje». Como los cerdos también pasaban hambre en la nueva pocilga de la comuna, los dejaban salir de ella y deambular por las letrinas. Cuando los miembros de la comuna se encontraban en cuclillas allí, hinchados a causa de la nutrición defectuosa y restreñidos por efecto de la mala alimentación, los cerdos los empujaban con el hocico y trataban de coger los excrementos antes incluso de que salieran del cuerpo.'! La victoria sobre Peng Dehuai en Lushan renovó la confianza de Mao en su visión revolucionaria y su determinación de reafirmar la primada del sistema de comunas, la descentralización de la burocracia y la movilización de las masas. La forma organizativa de la comuna fue extendida ahora a muchas ciudades en un esfuerzo por alentar a los obreros de las fábricas a alcanzar nuevas cotas de producción. Lejos de responder a las preocupaciones causadas por la escasez de cereales remitiendo los cupos de compras a zonas desesperadas, Mao insistió en intensificar la extracción de un superávit campesino cada vez más reducido. Muchos cuadros todavía daban crédito a los informes enormemente exagerados de la producción local de cereales e incluso ordenaban dejar campos en barbecho para evitar las crisis que suman las comunidades locales debido a la escasez de instalaciones para almacenar los gigantescos superávit previstos. Cuando la inversión de China en la industria subió hasta alcanzar un asombroso 43,4 por ciento de la renta nacional en 1959, también se incrementaron las exportaciones de cereales a la Unión Soviética para

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pagar más maquinaria pesada. La cantidad media de cereales de que disponía cada persona en el campo chino, que había sido de 205 kilos en 1957 y 201 kilos en 1958, bajó hasta la desastrosa cifra de 183 kilos en 1959 y la catastrófica cifra de 156 kilos en 1960. En 1961 volvió a caer y quedó en 154 kilos. El resultado fue una hambruna de proporciones gigantescas que se llevó veinte millones de vidas o más entre 1959 y 1962. Poco después murió mucha gente a causa de los efectos del Gran Salto Adelante, especialmente niños debilitados por la desnutrición progresiva. En la China de 1957, antes de que empezase el Gran Salto Adelante, la media de edad de los que morían era de 17,6 años; en 1963 bajó hasta los 9,7 años. Dicho de otro modo, la mitad de las personas que murieron en China aquel año tenía menos de diez años de edad. El Gran Salto Adelante, cuyo propósito era fortalecer la nación movilizando las energías del pueblo, se había vuelto contra sí mismo y había acabado por devorar a sus hijos.

La ruptura sinosoviética La planificación y la puesta en práctica del Gran Salto Adelante, y los subsiguientes debates en el Partido Comunista sobre los motivos de su fracaso, tuvieron lugar mientras las relaciones entre China y la Unión Soviética entraban en un declive catastrófico. En algunos aspectos importantes, de hecho, estos dos acontecimientos están conectados. Porque el Gran Salto Adelante, que fue un intento desesperado de Mao de superar las limitaciones económicas y reafirmar el carácter fundamental del cambio social revolucionario, era contrario a la manera, más prudente, en que la Unión Soviética abordaba el desarrollo económico y la movilización de las masas. Detrás de las discrepancias entre los soviéticos y los chinos que surgieron a finales del decenio de 1950 había una historia complicada de amistad y desconfianza. Desde las postrimerías del decenio de 1920, Mao Zedong había discrepado de Stalin y afirmado sus propias interpretaciones de la necesidad de una revolución rural basada en las masas, ya fuera en Hunan, en el sóviet de jiangxi, en Yan'an o durante el último año de la guerra civil. Al mismo tiempo, Stalin y él se habían unido para pedir que se adoptara una actitud de recelo agresivo en el trato con el mundo capitalista, que ambos calificaban -con una mezcla de retórica y convicción- de enemigo tenaz del desarrollo socialista tanto en China como en la Unión Soviética. 742

En sus primeros años, la República Popular China dependió en gran medida de la asistencia técnica soviética para desarrollar su propia industria, sus redes de comunicaciones y sus suministros de electricidad. La influencia soviética también fue grande en campos tales como la arquitectura y el urbanismo, la educación superior y las artes y la literatura. Después de morir Stalin en 1953, esa influencia pareció continuar sin disminuir en lo más mínimo, y las cuantiosas pérdidas chinas en la guerra de Corea requirieron que los soviéticos intensificaran su participación en la tarea de fortalecer el ejército, la marina y la aviación de China. Esta interrelación técnica fue valorada y aumentada por el mariscal Peng Dehuai, veterano líder de la Ofensiva de los Cien Regimientos contra los japoneses en la segunda guerra mundial, comandante en jefe de las fuerzas chinas en Corea y ministro de Defensa. Los chinos aceptaron el hecho de que los rusos eran de momento su único escudo contra la amenaza de un posible ataque nuclear por parte de Estados Unidos, lo cual adquirió importancia especial cuando en 1957 los estadounidenses anunciaron que desplegarían misiles Matador en Taiwan. Al mismo tiempo, Mao ansiaba avanzar en la fabricación de una bomba atómica china con el fin de reducir lo que podía llegar a ser una peligrosa dependencia excesiva de la Unión Soviética. Nikita Jruschov, uno de los principales aspirantes a suceder a Stalin, visitó a Mao en China durante 1954 y algunos analistas han conjeturado que Mao utilizó luego su influencia para apoyar a Jruschov, que se disputaba el liderazgo con Georgi Malenkov. Si así fue, Mao sufrió un fuerte choque cuando a principios de 1956 Jruschov lanzó su ataque contra la memoria de Stalin en un discurso ante los delegados en el XX Congreso del Partido Comunista Soviético. Antes de formular sus acusaciones, que tenían consecuencias inquietantes para los líderes del partido en todo el mundo comunista que antes habían alabado y venerado a Stalin, Jruschov no había hecho ningún intento de advertir a Mao de lo que se proponía hacer. De hecho, el principal general de Mao en los tiempos de Yan'an, Zhu De, que estaba en Moscú como representante de China, acababa de elogiar a Stalin en un discurso en el mismo congreso. La prensa china pasó por alto los ataques de jruschov en los reportajes que dedicó al congreso. Jruschov subrayó el nuevo planteamiento que quería para las relaciones del bloque soviético en junio de 1965, cuando invitó al mariscal Tito, famoso ex dirigente de la guerrilla antinazi y a la sazón líder comunista de Yugoslavia, a visitar Moscú. A los chinos les costó aceptar este ofrecimiento de una rama de olivo a un «revisionista» que había mantenido su país distanciado de la Unión Soviética durante los años 743

de la posguerra de Stalin. También consternó a los líderes chinos, aunque probablemente no les sorprendió, que los húngaros se sublevaran contra la Unión Soviética aquel otoño en un intento de obtener más libertad y más flexibilidad. Tras varias semanas de sangrientas luchas callejeras, la revuelta fue aplastada por el poderío de los tanques rusos. Todavía no se había producido ningún conflicto declarado entre China y la Unión Soviética, ni siquiera después de que Mao publicara la versión corregida de sus ideas sobre la teoría de las contradicciones en el verano de 1957. El discurso de Mao, por sugerir la inevitabilidad de las «contradicciones no antagónicas» incluso en los países socialistas, así como la necesidad de reconocerlas y solucionarlas como era debido, podía interpretarse como una reprimenda a los soviéticos por permitir que la situación en Hungría se les fuera de las manos. A pesar de ello, ]ruschov invitó a Mola a visitar Moscú en octubre de 1957 con motivo de la celebración del cuadragésimo aniversario de la revolución bolchevique. Esta visita fue la segunda y última vez que Mola viajó al extranjero; la primera había sido su viaje a la Unión Soviética en 1949. El 15 de octubre los dos países firmaron un acuerdo secreto sobre «la nueva tecnología para la defensa nacional», en el cual, afirmó Mola más adelante, los soviéticos prometían dar a China «una muestra de bomba atómica y datos técnicos referentes a su fabricación". Después de que el mariscal Peng Dehuai, que había acompañado a Mola a Moscú, y varios militares de alta graduación y científicos chinos deliberaran con sus colegas rusos, se ultimaron los detalles del acuerdo y durante los dos años siguientes los soviéticos ayudaron a los chinos a proyectar y explotar minas de uranio en Hunan y jiangxi, a construir una planta de difusión gaseosa cerca de Lanzhou, en la provincia de Gansu, y a construir una zona de pruebas nucleares en el desierto de Lop Nur, en Xinjiang. Los chinos, a su vez, reorganizaron sus estructuras de investigación para acelerar la fabricación independiente de armas nucleares y un programa de misiles por si, después de todo, los soviéticos decidían no ayudarles. Mao creía que el bloque comunista debía prepararse ahora para lanzar un vigoroso desafio al Occidente capitalista, pero Jruschov no mostraba ninguna inclinación a abandonar la postura que había asumido públicamente en el XX Congreso en 1956, en el que había declarado que «el principio leninista de la coexistencia pacífica de Estados con sistemas sociales diferentes ha sido siempre y continúa siendo la línea general de la política exterior de nuestro país", y había reafirmado su fe en los principios básicos que propugnaran India y China en la Conferencia de Bandung en 1955. «Hay, desde luego, un principio marxista-leninis744

ta según el cual las guerras son inevitables mientras exista el imperialismo», reconoció )ruschov, pero este principio había quedado desfasado. Tras señalar el nacimiento de numerosos estados socialistas, así como la fuerza de los movimientos obreros y pacifistas en los países capitalistas, )ruschov concluyó diciendo que «la guerra no es inevitable de manera fatalista». La transición pacífica de las sociedades capitalistas al socialismo también debía considerarse posible, dijo )ruschov, «y no tiene por qué asociarse con la guerra civil en todas las circunstancias». Si contaba con el respaldo del proletariado, «la obtención de una mayoría parlamentaria estable» podía llevar a un país a conseguir «cambios sociales fundamentales»." Fiel a este espíritu, )ruschov se negó a responder activamente cuando Estados U nidos envió infantes de marina al Líbano, o a apoyar a los chinos cuando empezaron a bombardear la isla costera de Qpemoy, que seguía estando ocupada por tropas del ejército de Chiang Kai-shek en Taiwan. También dejó claro que la Unión Soviética no proporcionaría a China un prototipo de bomba atómica. La prudencia de jruschov hizo enfadar a los líderes chinos, que se sentían indefensos en muchos niveles. Su control de la economía de la nación era precario; hacían frente a una Taiwan que disponía de las armas estadounidenses más modernas; y se habían enfrentado a un Gobierno estadounidense que seguía siendo totalmente hostil y que, estaban convencidos, podía utilizar en cualquier momento armas nucleares contra China. La combinación de las políticas de Estados Unidos y las de la propia China había aislado a ésta de los mercados mundiales y la tecnología occidental, por lo que dependía en exceso de los raros favores de la Unión Soviética y de su capacidad de tomar represalias en el caso de un ataque nuclear. Los chinos necesitaban desesperadamente ayuda soviética para complementar la estrategia del Gran Salto Adelante, pero se encontraban con que )ruschov estaba poco dispuesto a proporcionar recursos porque se esforzaba por elevar los niveles de vida en la Unión Soviética. En 1959 los dirigentes chinos se retractaron de las afirmaciones que habían hecho durante el Gran Salto Adelante en el sentido de que iban acercándose a una rápida transición al comunismo; tomaron nota, pero no comentaron explícitamente, de lo que Jruschov había dicho a unos líderes estadounidenses, a saber: que las comunas eran en esencia instituciones «reaccionarias» que aspiraban a estimular la producción sin incentivos económicos apropiados. También en 1959 numerosos acontecimientos mundiales empezaron a afectar a China justo en un momento en que menos podía contar el país con líderes capaces de afrontarlos. En Laos, la subida al poder de un Gobierno comunista elegido se vio desbaratada por un golpe dere745

chista, con el aliento tácito y probablemente real de Estados Unidos. En el Tíbet, una oleada de protestas contra la ocupación china derivó en una rebelión armada en marzo. Las tropas chinas mataron a muchos tibetanos en combates encarnizados y algunos de los monasterios lamaístas más bellos fueron destruidos por los chinos. El líder espiritual de los tibetanos, el Dalai Lama, huyó a India, donde recibió asilo a pesar de las protestas de los chinos. La aparente victoria militar china en el Tíbet no puso fin a la insurrección, debido en parte a las actividades de la Agencia Central de Inteligencia, que adiestraba a rebeldes tibetanos en campos de Colorado antes de trasladarlos en avión a su patria. Además de los problemas de Laos y el Tíbet, surgió una crisis en Indonesia. Después del fracaso de negociaciones con el Gobierno indonesio sobre el comercio y los derechos de residencia de los chinos, estallaron disturbios contra éstos en muchas partes de Indonesia, miles de chinos resultaron muertos o heridos y los supervivientes fueron obligados a abandonar su dinero y sus propiedades, y a huir del país. El enfrentamiento se agravó para China cuando Jruschov viajó en avión a Yakarta y ofreció a Indonesia créditos por un valor total de 250 millones de dólares. Finalmente, apareció la amenaza de un guerra con India después de que se revelara que varios tramos de la carretera estratégica que los chinos habían construido al sur de los montes Kunlun para comunicar Xinjiang con el Tfbet en realidad atravesaban territorio que reivindicaba India. El conflicto fue a más e incluyó también territorios fronterizos que estaban en litigio entre China e India en Bután, yen 1959 hubo choques armados entre tropas de los dos países. Ante la aparente inminencia de una guerra a gran escala,Jruschov expresó sus puntos de vista concediendo créditos generosos al Gobierno indio, negándose a sancionar las reivindicaciones territoriales de China y calificando la lucha de «lamentable» y «estúpida». Mientras en China se desarrollaban los acontecimientos en el pleno de Lushan, Jruschov continuó sus iniciativas a favor de la coexistencia y viajó a Estados Unidos para entrevistarse con el presidente Eisenhower, con quien sostuvo largas conversaciones en Camp David. Inmediatamente después de regresar a Moscú en septiembre, Jruschov tomó otro avión y se trasladó a Pekín, donde presentó sus argumentos a los chinos y repitió que «por nuestra parte, debemos hacer todo lo que podamos para descartar la guerra como medio de resolver disputas-." Aunque Mao recibió a Jruschov en el aeropuerto de Pekín, no hizo ningún comentario en público sobre el viaje del Líder soviético a Estados Unidos, la retirada del ofrecimiento de una bomba atómica ni las declaraciones de Jruschov sobre la coexistencia. La revista del par746

tido, Bandera Roja, sin embargo, ya había dejado clara la política oficial señalando que algunos líderes socialistas (esto es, jruschov) creían erróneamente que los estadounidenses «dejarían a un lado su cuchillo de carnicero y se convertirían en Budas». En noviembre, ya de vuelta en la Unión Soviética, Jruschov respondió comparando las actitudes agresivas de Mao con las de Trotski en 1918. 14 Durante todo 1960 las relaciones entre los dos gigantescos estados socialistas empeoraron. Hubo intercambios de acusaciones y contraacusaciones en los congresos internacionales de los comunistas. Albania y Yugoslavia, curiosamente, pasaron a ocupar el centro de la polémica. Como China apoyaba a los albaneses en su intento de independizarse de Moscú, criticar a Albania, como hacía la Unión Soviética con ereciente dureza, equivalía, a ojos de observadores informados, a criticar a China. Los chinos respondieron denunciando a Yugoslavia, pero eligiendo como blanco de sus críticas asuntos y actitudes que dejaban claro que en realidad atacaban a la Unión Soviética. Mientras los países del bloque soviético hadan declaraciones sobre los horrores de la guerra nuclear y el «aniquilamiento de estados enteros», la prensa china -haciéndose eco de las declaraciones que hiciera Mao en 1957- continuó insistiendo

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en que los chinos no estaban asustados. Después de una guerra nuclear, decía un ensayo publicado en Bandera Roja, «sobre las ruinas de un imperialismo muerto, el pueblo [socialista] victorioso crearía rápidamente una civilización miles de veces superior al sistema capitalista y un futuro verdaderamente hermoso para él mismo. La única conclusión posible es ésta: se mire como se mire, ninguna de las técnicas nuevas como la energía atómica, la construcción de misiles y demás ha cambiado, como aducen los revisionistas modernos, las características básicas de la época de imperialismo y revolución proletaria que señaló Lenin»." Aquel verano de 1960 la Unión Soviética dio a conocer su intención de retirar la totalidad de sus 1390 expertos y asesores que trabajaban en China; la amenaza se cumplió en septiembre, cuando todos ellos recibieron la orden de volver a casa y llevarse sus proyectos, lo cual condujo, alegaron los chinos, a la cancelación de 343 contratos importantes y otros 257 proyectos técnicos. Entre los científicos soviéticos que se marcharon estaban dos expertos en armas nucleares que se habían negado sistemáticamente a facilitar a los chinos información sobre la fabricación de bombas atómicas, por lo que los chinos se mofaban de ellos diciendo que eran «monjes mudos que leían pero no hablaban»," Cuando se fueron, los dos hombres hicieron trizas todos los documentos que no pudieron llevarse consigo. Los chinos reconstruyeron concienzudamente los documentos destruidos y encontraron en ellos información de gran importancia sobre la implosión atómica. Cuando, en noviembre de 1960, la Unión Soviética convocó una conferencia de los partidos comunistas de 81 países, Mao rehusó asistir a ella. No obstante, como habían afirmado los chinos en una declaración después del congreso de noviembre de 1960, «los imperialistas nunca lograrán llevar a cabo con éxito su plan desesperado de romper la unidad entre los partidos chino y soviético y entre los dos países»," y puede que persistiera cierto deseo de continuar trabajando juntos. Por las razones que fuesen, cuando los rusos les invitaron a asistir al Congreso del Partido Comunista Soviético que iba a celebrarse en Moscú en octubre de 1961, los chinos no sólo accedieron sino que enviaron al primer ministro Zhou Enlai, colaborador intimo y confidente de Mao, para que les representase. En la conferencia, sin embargo, Jruschov lanzó un ataque virulento tanto contra Albania como contra Stalin. Las alegorías sencillamente se habían vuelto demasiado transparentes para seguir aguantándolas. Zhou Enlai abandonó el congreso de Moscú y regresó a Pekín.

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Investigación política y «educación socialista» En los confusos meses de 1959 que siguieron a la destitución de Peng Dehuai y el aumento de las tensiones con la Unión Soviética, los líderes chinos se disputaron nuevas posiciones en la jerarquía gobernante al tiempo que el pueblo en general luchaba por sobrevivir. Pero a finales de 1960 la estrategia del Gran Salto Adelante ya había quedado desacreditada a ojos de la mayoría; y mientras Mao «se retiraba de la primera línea», como dijo él, otros líderes chinos evaluaban estrategias para resarcir las pérdidas económicas de la nación y hacer que el público recuperase la moral. Una estrategia que siguieron, y que en cierto sentido recuerda los tiempos en que Mao Zedong examinaba cuidadosamente y sobre el terreno las condiciones locales en Hunan y Jiangxi en 1927 y 1930, consistía en enviar a líderes individuales al campo para que inspeccionasen la situación por sí mismos. Una investigación de este tipo que resultó crucial fue la que hizo Chen Yun a comienzos del verano de 1961. Chen Yun era uno de los dirigentes más respetados y experimentados del PCCh y en aquel momento ocupaba el quinto lugar en el Comité Permanente del Comité Central del Pclitburó. Auténtico proletario de la vieja guardia que en el decenio de 1920 había sido cajista y organizador sindical, Chen Yun había tomado parte en la Larga Marcha, estudió luego en la Unión Soviética y sobresalió en la Campaña de Rectificación de 1942-1944 en Yan'an. Desde 1949 había sido el principal portavoz del PCCh para problemas relacionados con el desarrollo económico. A finales de junio de 1961, Chen Yun visitó una comuna popular cerca de Shanghai, en el condado de Qjngpu, zona que eligió en parte porque allí había nacido y organizado a los campesinos del condado cuando era un joven activista del partido en 1927. Durante dos semanas de conversaciones intensivas con campesinos del lugar, Chen Yun les interrogó sobre sus procedimientos para criar cerdos, sus pautas de cultivo, el uso de parcelas privadas, la remuneración del trabajo llevado a cabo y su participación en el comercio y los trabajos artesanales. También les hizo preguntas sobre los cupos de compras que les imponía el Estado, el comportamiento de los cuadros del PCCh en la zona y los problemas de delincuencia local. Chen Yun se sintió más tranquilo al ver que los campesinos recordaban su trayectoria en la zona y, por tanto, «se atrevían a decir la verdad». Esto hizo que sus revelaciones fueran aún más preocupantes. In.c1uso en esta comuna, que debería haber sido sumamente próspera por estar cerca del enorme mercado urbano de Shanghai, los campesinos

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no tenían suficiente para comer. Debido a que la agricultura colectiva de la comuna había sido mal supervisada, no sentían ningún entusiasmo por ella y preferían trabajar en sus parcelas privadas y en la «producción complementaria» destinada al mercado. Creían que los cuadros comunistas de su comuna habían dado órdenes equivocadas y luego se habían negado tozudamente a hacer autocrítica. Y, después de fijar cupos de producción y exigencias de compras arbitrariamente elevados para los campesinos, los mismos cuadros «no han participado con regularidad en el trabajo y han llevado vidas privilegiadas»." De cien maneras, observó Chen Yun, los campesinos del lugar parecían conocer los pequeños detalles de la vida rural corriente que pasaban por alto los cuadros del partido que intentaban hacer que el campesinado cumpliera las normas nacionales y siguiese planes supuestamente «lógicos" para el desarrollo colectivizado. Se fijó en que eran los agricultores locales quienes sabían cómo proteger de la muerte a los cochinillos más débiles acercándolos al tercer pezón de la cerda, el que tenía mayor abundancia de leche. Eran estos agricultores quienes sabían cómo evitar que una cerda sufriera a causa del calor en verano utilizando algas para la base de su lecho. La gente del lugar sabía que combinar las habas con un solo cultivo de arroz resultaba mucho más productivo que un doble cultivo de arroz o que añadir trigo. Sabían que si talaban los bosquecillos de bambú con el fin de dejar espacio para la producción intensiva de cereales, entonces habría no sólo mucha menos leña, sino también menos rastrillos para desherbar y menos mangos para las gradas sencillas que utilizaban todos ellos. Basándose en estas y otras observaciones, Chen presentó cinco recomendaciones básicas. Dado que la recuperación de la agricultura tardaría muchos años y las condiciones en las ciudades también estaban empeorando, los 30 millones de campesinos que habían emigrado a las ciudades desde 1957 debían ser enviados de nuevo a sus lugares de origen en el campo, y los jóvenes desempleados de las ciudades debían ser enviados a trabajar allí también. Había que desmantelar miles de empresas industriales ineficientes creadas durante el Gran Salto Adelante. Aunque se preservó el principio de trabajo colectivo, era necesario devolver el seis por ciento de la tierra rural a los campesinos en forma de parcelas privadas. Los mercados rurales privados debían reabrirse. Y las familias debían volver a ser responsables de fijar los cupos de producción. Las evaluaciones pesimistas de Chen Yun y sus recomendaciones fueron transmitidas a Mao Zedong por tres de los líderes más poderosos de China: Liu Shaoqi, el jefe del Estado; Zhou Enlai, el primer ministro; y Deng Xiaoping, el secretario general del PCCh. Mao accedió 750

a que se hicieran circular los puntos de vista de Chen Yun aunque él mismo opinaba que China ya iba camino de la recuperación económica y se oponía firmemente a cualquier política de desmantelamiento de los colectivos. Durante 1962 y 1963, mientras el partido seguía una política de reducción de gastos, aumentaron los indicios de lo mal que estaba la moral en el campo y de la frecuencia con que los cuadros abusaban de sus cargos. La hambruna del Gran Salto Adelante era la causa de esta conupción. Los cuadros, que habían recibido una enorme autonomía local para tomar decisiones con el objeto de satisfacer cupos nacionales poco realistas, se adaptaron a la hambruna protegiéndose despiadadamente a sí mismos y a quienes gozaban de su favor, al tiempo que confiscaban los cereales de los más débiles o de quienes no disfrutaban de su favor. Cuando la hambruna disminuyó, los cuadros siguieron comportándose de manera prepotente. Se supo de numerosos casos de cuadros que apostaban dinero, comerciaban ilegalmente, eran corruptos, o concertaban «matrimonios mediante venta». Niñas de catorce años se vendían por 750 yuanes y una niña se «casó» trece veces. A menudo los campesinos respondían replegándose en los mundos prohibidos del «espiritualismo y la brujería» o concentrando cínicamente todo su trabajo en sus propias parcelas pequeñas a costa de lo colectivo. Tan graves eran estos problemas que, según parece, varios dirigentes, entre ellos Mao, Liu Shaoqi, Zhou Enlai y Deng Xiaoping, acordaron poner en marcha un nuevo programa exhaustivo cuya finalidad era reintroducir valores socialistas básicos en la sociedad china. Según la Campaña de Educación Socialista, había que volver a hacer hincapié en la lucha de clases en todo el país y todos debían participar en la lucha por las «cuatro limpiezas» (siqing): en las esferas de los procedimientos contables, las existencias en los graneros, la acumulación de propiedades y en el sistema de asignación de puntos de trabajo para compensar las horas y los tipos de trabajo hechos en las comunas. Decenas de miles de cuadros debían ser trasladados al campo, tanto para aprender de los campesinos por medio del trabajo manual como para purificar la comprensión de la «línea de las masas» por parte de los campesinos. Lo colectivo debía anteponerse a 10 individual; la propiedad pública, a la privada. Con el empleo formulario de los números tan querido de los teóricos del partido, tenía que haber «tres treses»: el primero para promover tres «ismos», que eran el colectivismo, el patriotismo y el socialismo; el segundo para oponerse a tres «estilos malos»: el capitalista, el feudal y el despilfarrador; el tercero para poner en práctica las «tres 751

necesidades»: construir el socialismo, amar lo colectivo y dirigir las comunas «democrática y frugalmente»." La Campaña de Educación Socialista hizo que las luchas que tenían lugar en los niveles superiores de la dirección del partido pasaran al campo, como puede verse en el ejemplo de Liu Shaoqi y su esposa, Wang Guangmei. Ésta viajó a Taoyuan, en la provincia de Hebei, en noviembre de 1963 y permaneció allí hasta abril de 1964. Vestida con ropa de trabajo corriente, ocultando su identidad bajo un seudónimo y su rostro bajo una mascarilla de gasa (que la gente del lugar solía llevar para protegerse del polvo o los gérmenes), Wang Guangmei participó en mítines de masas y poco a poco formó un círculo de informadores de confianza. Sin decir quién era ni tan sólo a los funcionarios del partido en Taoyuan, recopiló concienzudamente expedientes sobre corrupción y capitalismo incipiente entre los cuadros locales y sacó la severa conclusión de que en Taoyuan «los cuatro impuros existen universalmente entre los cuadros. Todos ellos, grandes o pequeños, tienen problemas y no son dignos de confianza». También entre los campesinos descubrió no menos de sesenta y seis formas de capitalismo incipiente, que iban desde la venta de pollos hasta la formación de negocios familiares independientes. Cuando presentó su informe a su esposo, Liu Shaoqi, éste le ordenó que iniciara sesiones de lucha públicas contra los malhechores. Cuarenta de los cuarenta y siete cuadros de grado superior que había en Taoyuan fueron criticados en público o desposeídos de sus cargos. Aquel verano de 1964 Liu Shaoqi y su esposa hicieron una gira, a la que se dio mucha publicidad, por el centro y el sur de China (deteniéndose en las provincias de Hubei, Hunan, Guangdong y Henan) para difundir sus advertencias contra la corrupción en el partido e insistir en la necesidad de aplicar correctivos severos. También aquí, especialmente en Guangdong, encontraron ejemplos de abusos espectaculares cometidos por supuestos «cuadros modelos». La dureza de la condena de Wang Guangmei podía interpretarse como un ataque dirigido precisamente contra los cuadros que habían subido por primera vez al poder en los comienzos de la revolución rural de Mao y que habían consolidado su posición en él durante el Primer Plan Quinquenal y el Gran Salto Adelante. De estos cuadros, ninguno era más famoso que Chen Yonggui, el líder de una brigada de producción en la montañosa y empobrecida comuna de Dazhai, en el condado de Xiyang, provincia de Shanxi. Se decía que, gracias al durísimo trabajo de sus residentes, bajo el liderazgo de Chen Yonggui, esta rona inhóspita y erosionada había florecido, multiplicado la producción por cinco y demostrado ante todo el mundo que Mao tenía razón al

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considerar que la autosuficiencia rural y el celo revolucionario eran las claves del futuro de China. Debido a sus logros, Chen Yonggui fue elegido miembro de la Asamblea Popular del Condado de Xiyang, y en 1964 fue delegado de Shanxi en la Asamblea Popular Nacional en Pekín. Recibió seguidamente, en vertiginosa sucesión, una serie de honares: fue nombrado miembro del prestigioso presidium de la Asamblea Popular, alabado en público por Zhou Enlai, recibido en audiencia privada por Mao y autorizado personalmente a dirigir la palabra a los delegados en la asamblea sobre un tema elegido por él mismo: «La autosuficiencia es una varita mágica» para llevar a la práctica la política de Mao. A finales de diciembre de 1964, la fotografia de Chen Yonggui apareció junto a la de Mao en primera plana en el Diario delPueblo. El pie de la foto repetía la declaración que Mao había hecho aquel mismo año: «En agricultura aprended de Dazhai». Lo que estos gestos públicos tuvieron de especialmente significativos fue que a finales de 1964 un grupo investigador -cuya composición y funcionamiento eran parecidos al que dirigiera Wang Guangmei en Taoyuan- había estado examinando el liderazgo de Chen Yonggui en Dazhai. El grupo llegó a la conclusión de que muchas de las impresionantes afirmaciones de Chen Yonggui eran falsas y se basaban en cifras de producción hinchadas, informes que no daban cuenta de toda la tierra disponible y la exageración de las cifras de venta de cereales, y que la gente de Dazhai no tenía suficientes alimentos. «Hay carcoma en el asta de la bandera roja de Dazhai. Si no se elimina, la bandera no puede izarse hasta lo alro.e" En circunstancias normales, hubiera sido de esperar que se aplicaran medidas disciplinarias o se destituyera a Chen Yonggui, como en el caso de los cuadros rurales condenados en Taoyuan y en decenas de otras comunidades que habían sido investigadas. Pero, reforzado por la declaración de fe de Mao, Chen Yonggui volvió triunfulmente a Dazhai y fue el grupo investigador el que se retiró, derrotado. Un tipo diferente de ambigüedad era la que había en el corazón del llamamiento que Mao hizo a finales de 1963 y en el que dijo que, en el caso de la industria, China debía «aprender de Daqing». Los inmensos yacimientos de petróleo de Daqing, en la provincia de Heilongjiang, explorados por primera vez por técnicos y brigadas de campesinos durante el periodo del Gran Salto Adelante, se habían convertido rápidamente en uno de los mayores recursos económicos de China. Los yacimientos, eran explotados siguiendo criterios de «autosuficiencia» por trabajadores provistos de material primitivo, que a menudo trabajaban con temperaturas bajo cero y sólo una idea vaga del propósito de sus 753

esfuerzos, habían sido en verdad un ejemplo del arrojo y la tenacidad de los chinos. Y, sin embargo, conociendo las propensiones ideológicas de Mao, el personal del partido que ocupaba cargos de responsabilidad en los yacimientos había optado por exagerar la importancia de la aportación que la gente del lugar, que carecía de capacitación, había hecho a su explotación y había minimizado por completo el hecho de que los directores de Daqing habían dependido también de la tecnología extranjera, incluidas las máquinas de prospección y refinación, que habían sido adquiridas en el mercado internacional. Lleno de euforia ante el éxito -en 1963 Daqing ya producía 4,4 millones de toneladas métricas de petróleo, más de dos tercios del total de China-, Mao empezó a trasladar personal directivo de Daqing y del Ministerio de Industrias del Petróleo a sus principales instituciones de planificación económica. En 1964 esta gente ya se hallaba bien instalada y ayudaba a Mao a formular ambiciosos planes de desarrollo en detrimento de sus planificadores más prudentes." La lucha de Mao con Liu Shaoqi a propósito de los equipos de investigación fue sutil pero importante. Liu Shaoqi seguía creyendo que la corrección de los abusos en el PCCh era un asunto interno del partido y que de ella debían encargarse sus propios miembros, para conservar el prestigio ante el público. Con tantos cuadros desacreditados por su talante implacable o su corrupción en el periodo del Gran Salto Adelante, esta forma de abordar el problema era más esencial que nunca. Mao opinaba que si el partido mostraba señales graves de debilidad, la situación debía rectificarse por medio de debates y críticas francos, con la participación de las «masas" en el proceso. Así pues, Mao creía que lo que pedía era una campaña socialista en la que el proletariado auténtico se enfrentaría a la burguesía, mientras que Liu Shaoqi y sus amigos se apartaban del asunto principal y se concentraban en las «cuatro limpiezas» o en fallos económicos relativamente menores. Utilizando los grupos de investigación de manera tan dictatorial y desacreditando a numerosísimos comunistas, en realidad Liu Shaoqi trabajaba contra el socialismo. Tal como lo expresó Mao, «Aunque repitáis día tras día que tiene que haber democracia, no hay democracia; aunque pidáis a los demás que sean democráticos, vosotros mismos no sois democréncos»." El secretario general del partido, Deng Xiaoping, era igualmente culpable de este tipo de comportamiento, dijo Mao en enero de 1965. Porque envolvía las investigaciones en el secreto, porque no hacía que la gente corriente de la zona participase en el proceso de investigación, Deng Xiaoping estaba resultando «plácido»; con ello quería decir Mao 754

que Deng Xiaoping en realidad no tenía fe en el juicio de las masas y que le asustaba un auténtico movimiento de masas. Por supuesto, un proceso de este tipo era imprevisible, pero así eran las revoluciones. Mao censuró a otro alto líder del partido que era amigo íntimo de Liu Shaoqi diciéndole: «Cuando sales a crear un movimiento de masas y a participar en él, o a dirigir una lucha de masas, las masas harán lo que deseen y crearán sus propios líderes en el transcurso de la lucha... Tanto si uno es un profesional como si es un aficionado, sólo puede aprender luchando». Cuando el citado líder afirmó que los miembros del partido debían «controlar la temperatura» en semejantes situaciones con el fin de evitar excesos, Mao respondió tajantemente: «Es necesario dar carta blanca a las masas»." Lo de aprender duchando» procedía directamente del pasado de Mao como joven radical que protestaba contra el trágico suicidio de la señorita Zhao en 1919; la objeción a reducir la temperatura revolucionaria la expresó alguien que en 1927 había visto lo que les pasó a los trabajadores de Shanghai y a los campesinos de Hunan cuando se evitaron sus excesos; los llamamientos a la integridad innata de las masas fueron repeticiones de Yan'an y los comienzos eufóricos del Gran Salto Adelante. Pero a los planificadores de la economía, que creían que estaban contribuyendo a que el país volviera a levantarse, la retórica debió de parecerles trillada. Para ellos, los logros de los años comprendidos entre 1962 y 1965 eran palpables. La reducción de gastos que propusiera Chen Yun se había alcanzado y millones de trabajadores urbanos improductivos habían sido borrados de las nóminas del Estado y se habían cerrado más de veinticinco mil empresas. Aunque estas medidas provocaron los correspondientes descensos de la producción de carbón, cemento y acero, el déficit presupuestario de 8000 millones de yuanes de 1962 fue reemplazado en 1962 por un superávit de cerca de mil millones de yuanes. Libres de las enormes demandas de compras de cereales del periodo del Gran Salto Adelante, los grupos de producción formados por entre veinte y treinta familias campesinas que trabajaban en comunas más pequeñas recibieron nuevas iniciativas económicas y permiso para producir para el mercado abierto en sus propias parcelas. En 1965 los niveles de producción agrícola volvían a ser más o menos los de 1957, antes del Gran Salto Adelante, a la vez que la producción de la industria ligera aumentaba a razón de un 27 por ciento anual y la de la industria pesada, un 17 por ciento. Gracias a los yacimientos increíblemente ricos que se encontraron en los pozos de Daqing, en la provincia de Heilongjiang, la producción nacional de petróleo se había incrementado diez veces desde 1957 y había liberado a China de su lar-

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ga dependencia de los suministros de petróleo soviéticos. Si estos avances ininterrumpidos podían continuar, China tal vez tendría la oportunidad de entrar en una era de progreso económico, poco espectacular pero auténtico, bajo e1liderazgo del PCCh. Los profesionales y los planificadores del partido -y no Mao y las masas- señalarían el camino del futuro de China.

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22 La Revolución Cultural

El culto de Mao y los críticos La división de opiniones que había surgido entre los líderes de la República Popular en relación con el movimiento de las Cien Flores, el Gran Salto Adelante, las relaciones con la Unión Soviética, la continua hostilidad de los estadounidenses y el ritmo y el objetivo de la Campaña de Educación Socialista hizo que Mao se sintiera amenazado. Liu Shaoqi, Deng Xiaoping, Chen Yun y Zhou Enlai, revolucionarios veteranos todos ellos, parecían compartir cada vez menos su visión de gobernar por medio de la lucha constante: de hecho, apenas parecían necesitar su presencia o su inspiración. Mao se había forjado un estilo de vida personal que a muchos de sus colegas les resultaba ajeno. Con el tiempo se había aficionado a los signos externos del poder, ya fueran las sesiones de natación en la piscina privada que le habían construido en el recinto de la residencia de Zhongnanhai, el privilegio de llamar a sus colaboradores para reunirse con ellos a cualquier hora del día o de la noche, las placenteras estancias en diversas quintas (a las que podía desplazarse en su tren especial) o la compañía sexual de una serie de mujeres jóvenes, a las que conocía en los bailes semanales que se celebraban en Zhongnanhai o entre sus seguidores jóvenes y entusiastas que le acompañaban en sus viajes en tren.' Pero estas distracciones y los largos periodos de lectura y reflexión en privado que pasaba en su estudio, cuyas paredes estaban cubiertas de libros, no podían ocultar el hecho de que su política de finales del decenio de 1959 había fracasado y su reputación a comienzos de 1960 no era tan grande como había sido en otro tiempo. Un hombre que contribuyó a reconstruir el sentido de autoestima de Mao fue Lin Biao, el veterano comandante del ejército de los tiempos de Yan'an y la guerra civil. Nacido en 1907 y educado entre los primeros cadetes militares de la Academia de Whampoa, Lin Biao había sido siempre un comunista leal, aunque la mala salud le había tenido

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con frecuencia al margen de los grandes acontecimientos políticos del decenio de 1950. Después de la destitución del mariscal Peng Dehuai, sin embargo, Mao Zedong eligió a Lin Biao para el cargo de nuevo ministro de Defensa y jefe de facto del Ejército Popular de Liberación. A principios del decenio de 1960, mientras los planificadores económicos trataban de encontrar la manera de volver a estabilizar la economía tras las crisis del Gran Salto Adelante, Lin Biao había tomado medidas dentro del ejército para fortalecer la imagen de Mao como gran líder. Para ello recopiló aforismos entre la ingente cantidad de documentos y discursos que Mao había producido durante los anteriores treinta años y pico. En 1963 estas Citas delPresidente Mao Zedong (alusión al papel de Mao como presidente del Partido Comunista) ya se estudiaban y debatían en todo el EPI. Aunque la mayoría de los líderes del PCCh no acababa de ver la importancia ideológica de la recopilación, con sus constantes exhortaciones al autosacrificio, la autosuficiencia, el mantenimiento del ímpetu revolucionario y la continuación de la lucha, primero miles y luego millones de soldados empezaron a estudiar y aprenderse de memoria los dichos de Mao y elevaron a éste a un nuevo nivel de veneración. El papel especial de las obras de Mao se vio destacado cuando en 1962 se dio carpetazo al proyecto de publicar las obras completas tanto del jefe del Estado, Liu Shaoqi, como del planificador económico Chen Yun. Lin Biao incrementó rápidamente el número de afiliados al Partido Comunista en el ejército. También renovó aspectos de la primera estructura organizativa que instalara el PCCh en el momento de hacerse con el poder en 1949, incluido su propio papel en la Oficina de China Centromeridional, para lo cual se aseguró de que los generales que tenían a su cargo ciertas regiones militares fueran nombrados al mismo tiempo secretarios de las oficinas regionales del partido. Otros secretarios del partido fueron nombrados comisarios políticos del EPL para reforzar el engranaje de la esfera civil con la militar. Mao fomentó esta difuminación de las líneas divisorias organizativas pidiendo la formación de una gigantesca milicia civil que pudiera coordinar la defensa a fondo de China, hasta el nivel de poblado, con el EPL. A comienzos de 1963 Lin Biao intensificó el grado de adoctrinamiento del ejército mediante una campaña a gran escala que recalcaba los valores básicos del servicio al partido. El centro de esta campaña era la vida de un joven soldado del EPL llamado Lei Feng, que recientemente había dado la vida por su país. El diana de Leí Feng, descubierto después de su muerte, hacía hincapié una y otra vez en el amor imperecedero del soldado a la revolución, a su país y a sus camaradas, así 758

como su devoción inquebrantable al presidente Mao. El hecho de que el diario fuera «ficticio», obra de los escritores propagandísticos del EPL, no debería ocultar su importancia básica, que estribó en lanzar un ataque contra la falta de fervor revolucionario que mostraban muchos intelectuales y escritores de la República Popular. Esos escritores habían empezado una vez más, especialmente después del Gran Salto Adelante, a concentrarse en algunas de las ambigüedades de la experiencia revolucionaria, en los problemas con que tropezaban los campesinos cuando hacían frente a la penuria económica o en los que se les planteaban a los trabajadores y a los maestros cuando analizaban sus tareas en la nueva sociedad. En la vida de Lei Feng no había lugar para semejantes ambigüedades. El joven soldado estaba entregado al servicio y la obediencia. Su vida se presentaba como honrada y sincera, pero sin grandes dramas excepto el sufrimiento de su familia a manos de los invasores japoneses, los derechistas del Guomindang y los terratenientes rapaces. Lei Feng conducía un camión del ejército y anhelaba ver el campo de China «mecanizado", pero su ejemplo no era un argumento convincente a favor de la innovación tecnológica. Murió abnegadamente pero no heroicamente, en un accidente cuando trataba de ayudar a un camarada en apuros. El estudio de El diario de Lei Feng se introdujo en el sistema escolar regular de China y Mao consolidó su efecto cuando, a finales de 1963, honró la portada del diario con su propia letra. Mao instó a todo el país a «aprender del EPL» Ycon ello socavó implícitamente el concepto básico que había imperado hasta el momento, es decir, que el país debía «aprender del partido». Los conceptos de autosuficiencia y sacrificio volvieron a ponerse de relieve cuando en 1964 la creciente amenaza de que la guerra de Vietnam se propagase a China impulsó a Mao a ordenar el rápido desarrollo de la industria y de los sistemas de transporte en el sudoeste. Esto permitiría al pueblo chino, ante una posible invasión estadounidense, retirarse una vez más al centro del país, como había hecho ante los invasores japoneses en 1937 y 1938. Esta vez, sin embargo, a diferencia del régimen de Chiang Kai-shek en Chongqing, los chinos estarían debidamente preparados para una resistencia prolongada. Parece ser que al principio Mao eligió al desacreditado Peng Dehuai para que supervisase esta reconstrucción en el interior, pero su elección no se hizo realidad, quizá debido a una intervención de Lin Biao. En todo caso, pocas cosas podían frenar el prestigio de Lin Biao, especialmente porque el EPI había hecho un papel brillantísimo en las renovadas guerras fronterizas con India en 1962, y porque científicos que trabajaban en un programa intensivo bajo la supervisión del EPI en bases secretas de Qjnghai y 759

Ningxia habían proyectado, construido y probado con éxito una bomba atómica en octubre de 1964,* El artefacto nuclear se hizo estallar sólo dos días después de la destitución de Jruschov en la Unión Soviética, lo cual subrayó la nueva capacidad tecnológica de China. Li Biao también había ampliado su base de poder fuera del ejército y tenía contactos importantes en el aparato de seguridad interna y la burocracia cultural, y había instalado oficinas políticas con personal del EPi en muchas escuelas y fábricas. Los asuntos de seguridad interna y culturales estaban estrechamente vinculados en la RPCh, como lo habían estado durante la totalidad de los periodos Qjng y republicano. La pintura o las obras literarias eran con frecuencia el medio que elegían para dar a conocer sus críticas los que se oponían a la política del Gobierno, que recurrían a cierto grado de alegoría histórica o alusión poética para expresar opiniones negativas o sarcásticas que nadie se atrevía a exponer abiertamente. Los intentos de Lin Biao de adoctrinar al EPL en la ideología maoísta y controlar la disensión en potencia mediante la base institucional más amplia que estaba forjando hicieron de él una figura formidable. Un aliado natural de Lin Biao era la tercera esposa de Mao Zedong, jiang Qjng, que empezaba a desempeñar un papel activo en la política cultural. Nacida en 1914, Jiang Qjng había sido actriz de teatro y de cine en Shandong y Shanghai a principios del decenio de 1930. Entre los papeles que había interpretado se contaba el de Dora en Casa de muñecas, de Ibsen, y utilizó sus actuaciones en el campo de Shandong para difundir el mensaje de la revolución socialista. Después de trasladarse a Yan'an en 1937, pronto se convirtió en la compañera de Mao y en 1939 ya se la consideraba su tercera esposa. (La segunda esposa de Mao, He Zizhen, que había dado a luz un hijo durante la Larga Marcha, había enfermado mental y físicamente y la habían enviado a la Unión Soviética para que recibiese tratamiento médico.) Jiang Qjng, que dio a Mao una hija, se mantuvo apartada de la política hasta comienzos del decenio de 1960. Fue entonces, afirmó más tarde, cuando empezó a sentirse muy preocupada por el contenido «tradicionalista» o "feudal» de gran parte del arte chino contemporáneo, incluidas las obras de teatro que vio en Shanghai a principios del decenio de 1960, y deseó vivamente hacer algo al respecto. Una tercera figura, Kang Sheng, com* La primera bomba atómica china llevaba el nombre en clave de ..596», 10 cual era una alusión sardónica al mes de junio de 1959, cuando Jruschov había hecho saber a los chinos que los soviéticos no les proporcionarían un prototipo de la bomba. (N "'1 A.)

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partía los mismos objetivos ideológicos. Kang Sheng era un personaje importante en el sistema de seguridad nacional y se había convertido en el principal asesor de Mao para problemas relacionados con la interpretación de la política y las declaraciones ideológicas soviéticas. Kang Sheng había sido adiestrado por la NKVD, el servicio secreto soviético, en el decenio de 1930 y había servido como líder destacado en la Campaña de Rectificación de Yan'an. En el decenio de 1960 también él estaba convencido de que la cultura china se estaba impregnando de un malsano espíritu de crítica dirigido contra el Partido Comunista e incluso contra el presidente Mao. Kang Sheng pidió encarecidamente que la literatura y el arte chinos volvieran a tener una visión más pura de la revolución, que se inspirara en los obreros y los campesinos y que, a su vez, fomentase la aparición de escritores entre las filas de los trabajadores en lugar de entre los viejos intelectuales que todavía parecían dominar una parte tan grande del mundo cultural del país. La utilización de la vida de Lei Feng por parte de Lin Biao para inspirar a las masas encajaba bien en esa forma de abordar las cosas. Difícilmente podía haber existido una víctima más apropiada para estos ideólogos radicales que el historiador y escritor de talento Wu Han. Experto en la historia de la dinastía Ming, en su juventud WU Han había usado ejemplos extraídos de la historia de los Ming para criticar a Chiang Kai-shek y al Guomindang durante la segunda guerra mundial. En pleno Gran Salto Adelante, Mao Zedong le invitó a escribir sobre el célebre funcionario de los Ming Hai Rui, que había luchado empecinadamente por los derechos económicos del pueblo contra burócratas cortos de miras y conservadores. En su primer ensayo Wu Han se concentró en la manera en que Hai Rui, aunque leal a su emperador, criticó a éste por despilfarrar los recursos del país mientras la población hambrienta se veía empujada hacia el borde de la rebelión. En septiembre de 1959 Wu Han publicó otro ensayo sobre Hai Rui en el Diario del Pueblo. Esta vez alabó a Hai Rui como hombre «de valor para siempre» al que «no intimidaban las amenazas de castigo». Del emperador al que servía Hai Rui, sin embargo, dijo que «anhelaba en vano la inmortalidad» y era «dogmático y poco receptivo a las críticas». Del funcionario medio que servía al emperador, a su vez, dijo que era el tipo de persona que no «se atrevía a oponerse a nada aunque supiese que era malo-.' En 1965 tanto Mao como jiang Qing sacarían partido de estos ensayos para afirmar que con ellos Wu Han intentaba vincular alegóricamente a Peng Dehuai y al virtuoso Hai Rui. Con todo, los dos ensayos no fueron criticados públicamente a la sazón y durante los comienzos del decenio de 1960 Wu Han fue uno de los varios intelectuales que pu-

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blicaron trabajos cortos en los periódicos de Pekín y utilizaron temas históricos u otros temas sociales que servían para hacer una crítica obvia de muchas políticas del Gobierno y del hecho de que Mao no interpretara correctamente la opinión pública. Estos intelectuales escribieron bajo el seudónimo colectivo del «Poblado de las Tres Familias», alusión a un funcionario de la dinastía Song que, tras ser expulsado del Gobierno, se había retirado a un poblado que llevaba dicho nombre. Un miembro del grupo, Deng Tuo, se mostró especialmente duro cuando alabó a los partidarios de la Donglin en las postrimerías de la dinastía Ming por el valor con que se habían opuesto a las injusticias de la corte. Como escribió Deng Tuo en un poema a la memoria de los mártires de la Donglin: No los consideréis meros intelectuales que hablan por hablar; frescas eran las manchas de sangre cuando rodaban las cabezas. Al luchar con voluntad inquebrantable contra los hombres malvados en el poder, los letrados de la Donglin fueron una generación tenaz.'

Wu Han utilizó el tema de Hai Rui para escribir una obra de teatro de duración normal, La destitución de Hai Rui, que se escenificó en Pekín en febrero de 1961 y se publicó en el verano del mismo año. Para entonces todos los chinos que se interesaban por la política ya sabían que Peng Dehuai había criticado a Mao por el Gran Salto Adelante, por lo que las palabras de protesta de Hai Rui debieron de parecer muy per· tinentes a los espectadores de la obra de WU Han: Decís que el pueblo es tiranizado, pero ésabéis que la aristocracia le hace daño? Mucha importancia se da en la corte a la opresión de la aristocracia. Pero ésabéis de la pobreza que soporta el pueblo? Alabáis de dientes afuera el principio de que el pueblo es las raíces del Estado. Pero los funcionarios siguen oprimiendo a las masas al tiempo que fingen ser hombres virtuosos. Se comportan salvajemente como los tigres y engañan al emperador. Si os remuerde la conciencia no tenéis paz de día ni de noche.'

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Los escritos del Poblado de las Tres Familias y la obra teatral de Wu Han eran sólo partes de una gran corriente de obras alegóricas y críticas que enfurecieron a muchas figuras políticas destacadas. Estos Hderes, sin embargo, no tenían muy claro lo que debían hacer para prohibir la publicación de obras de esta clase, que con frecuencia aparecían en periódicos y revistas controlados por el partido. El propio Mao instó a lanzar una oleada de críticas contra la «ideología burguesa reaccionaria» en septiembre de 1965. Indignado, al parecer por la escasa respuesta que suscitó su llamamiento, e incapaz de encontrar para sus puntos de vista un foro tan amplio como había esperado porque muchas publicaciones las controlaban sus oponentes, Mao se fue de Pekín en noviembre y no se le volvió a ver en público. Más adelante se supo que se había trasladado a Shanghai, donde existía un grupo de intelectuales comunistas que eran partidarios de la línea dura y estaban decididos a introducir de nuevo lo que consideraban orden y rigor socialistas en la vida intelectual del país. En 1965 Lin Biao hizo que el EPL mismo se desplazara más a la izquierda no sólo porque reafirmó la importancia del pensamiento de Mao, sino también porque tomó una medida extrema e igualitaria como fue ordenar que se abolieran todas las graduaciones e insignias en el ejército. En lo sucesivo los oficiales y los soldados del EPL no podrían distinguirse unos de otros cuando vistieran uniforme y compartirían muchas de las tareas corrientes de la vida cotidiana. Al mismo tiempo, Lin Biao urdió grandes cambios de personal que garantizaron que el control del aparato de seguridad pública estaría en manos del EPL. Y en noviembre de 1965, coincidiendo con la retirada de Mao, un colega íntimo de Jiang Qjng llamado Yac Wenyuan -que se había aliado con los que respaldaban la petición de «escritores proletarios» puros- publicó en Shanghai un fuerte ataque contra La destitución de Hai RJú, la obra de Wu Han. En su artículo Yao Wenyuan afirmaba que Wu Han había sido culpable de negar la premisa clave del pensamiento de Mao: que las masas populares constituyen la fuerza motriz de la historia. En su lugar, Wu Han había tratado de insistir en que los individuos «morales» podían trascender de un modo u otro las realidades económicas y sociales de su tiempo. Igualmente grave, al decir de Yao Wenyuan, era la llamada de Wu Han a favor de la «reparación de injusticias» en el campo justo en el momento en que «los campesinos de nuestro país ya han hecho realidad el socialismo, lo poseen todo y han instaurado las grandes comunas populares». ¿Podía ser, preguntó retóricamente Yao Wenyuan, que Wu Han y sus seguidores desearan «reemplazar la teoría marxista-Ieni-

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nista del Estado por la teoría del Estado propia del terrateniente y la burguesía-i" Pasaron veinte días antes de que la prensa de Pekín recogiera y publicara el ensayo que Yao Wenyuan había escrito en Shanghai, 10 que da testimonio de la inquietud que esta primera andanada había sembrado en la capital. Ahora las figuras políticas más poderosas del país tendrían que tomar partido públicamente. , con el fin de que conjuntamente pudieran «llevar a cabo una lucha resuelta contra las actividades capitalistas». No se refería con estas palabras a las actividades de los industriales o los extranjeros, sino a las de «campesinos medios acomodados» que, según él, nunca se habían librado de la influencia de sus propios impulsos adquisitivos. Dicho de otro modo, no habría ninguna liberalización de la economía de mercado y ningún cambio en la política consistente en reducir de forma rigurosa la extensión de las parcelas privadas y el grado de producción familiar en ellas. Si se lograba modernizar la agricultura de esta ma807

1973

1974

Petroquímicas 698 Hierro y acero Fertilizante 392 Carbón y energía eléctrica 161 Transportes Comunicaciones y electrónica Metales no ferrosos Manufacturas 8

114 551 120 46

1975 1976 1977

90

136 40 8

39

74

1

364

185

21 20 80

200

Petróleo y gas Total

1.259

831

1978 Total

3.325 4.402 2.978 3.569 520 202 409 79 279 217 217 127 127 6 110 20 6.934 9.653

Contratos de plantas industriales enteras, por indusrrias'" (millones de dólares).

nera, indicó Hua Guofeng, ello «haría avanzar más eficazmente y garantizaría la modernización de la industria, la defensa nacional y la ciencia y la tecnología». 16 Zhou Enlai y Deng Xiaoping ya habían dado a entender que éstos eran los cuatro campos principales en los cuales debía concentrarse la modernización, pero ahora Hua Guofeng estaba forjando su reputación como defensor de la conciliación invocando la retórica maoísta sobre las comunas al tiempo que apoyaba políticas prácticas para el crecimiento económico. A los pocos días de clausurarse la Conferencia de Dazhai el 19 de octubre de 1975, artículos, ensayos y emisiones de radio en todo el país se ocupaban de estos temas principales y recalcaban su mensaje radical. En mítines y concentraciones se repetían los puntos de vista de Hua Guofeng y se estudiaba la producción local con la idea de alcanzar nuevos objetivos. Al finalizar el año, por medio de grupos de trabajo y grupos de propaganda en todos los niveles, al menos un millón de cuadros había sido enviado «a primera línea» en sus propias comunidades y muchos otros dirigentes, según se dijo, eran objeto de «rectificación». Este intento de resucitar todo el repertorio de argumentos e imágenes revolucionarios del maoísmo se extendió por toda China justo después de que desaparecieran dos críticos muy diferentes del mensaje de Mac. Uno era Peng Dehuai, uno de los militares más destacados de China cuya carrera se había malogrado en 1959 por criticar en Lushan el Gran Salto Adelante de Mao; el otro era Chiang Kai-shek, que había luchado contra la revolución rural de Mao durante veintidós años antes de dirigir con buenos resultados su propia reforma agraria en su bastión 808

en el exilio de Taiwan. Ninguno de los dos hombres vivió para leer los comentarios elogiosos que la prensa dedicó a la política de reducción de gastos de China. Peng Dehuai había muerto en noviembre de 1974, a la edad de setenta y seis años; y Chiang Kai-shek, pocos meses antes de que empezara la Conferencia de Dazhai, a los ochenta y siete años.

1976: Muere la vieja guardia Soplaban ahora vientos de muerte para los avejentados líderes revolucionarios de China. Zhou Enlai fue el primero en sucumbir y murió en la mañana del 8 de enero de 1976, a la edad de setenta y ocho años, víctima del cáncer contra el que había luchado durante cuatro años. Con gran sorpresa de muchos, Mao Zedong no había visitado a Zhou Enlai durante sus últimos meses, ni tampoco dio a conocer ningún mensaje personal sobre los logros y aportaciones del difunto a la revolución. Mac no dio el pésame en público a la viuda de Zhou Enlai, ella misma una revolucionaria formidable que había servido al partido durante toda su vida. Y Mao no asistió a las imponentes ceremonias fúnebres que se celebraron en el Gran Salón del Pueblo la semana siguiente. Quizás el propio Mao estaba demasiado enfermo para ello, aunque no 10 había estado para recibir al presidente de Santo Tomé y Príncipe dos semanas antes de morir Zhou Enlai, ni tampoco para recibir al ahora ex presidente Nixon en febrero. Quizá Mao había llegado a desconfiar de la sinceridad de Zhou Enlai en todos los complejos vaivenes políticos de la Revolución Cultural. Pero fuera cual fuese la actitud de Mao, el país entero pareció sumirse en el duelo. Los corresponsales extranjeros dijeron que Pekín semejaba una ciudad fantasma y la noticia de que Zhou Enlai había dispuesto que se esparcieran sus cenizas por los ríos y las montañas de su querida patria, en lugar de enterrarlas en algún mausoleo, fue recibida con honda emoción. Desaparecido Zhou Enlai, de pronto se hizo evidente cuántas personas le habían venerado y considerado un símbolo de vida ordenada y un ejemplo de decencia en tiempos muy turbulentos. En las exequias oficiales de Zhou Bnlai, el 15 de enero, fue el viceprimer ministro, Deng Xiaoping, quien hizo el panegírico del fmado. Si bien gran parte del panegírico se hizo eco de las palabras de la declaración oficial que el Comité Central dio a conocer en el día de la muerte de Zhou Enlai o, en caso contrario, resumió meticulosamente la notable, comprometida y activa vida política del difunto, hacia el fi809

nal de la alocución Deng Xiaoping rindió un tributo más personal al carácter del hombre al que había servido durante muchos años, un tributo que pareció salir del corazón pese a utilizar la retórica de una ceremonia de Estado: Era abierto y honrado, prestaba atención a los intereses del conjunto, respetaba la disciplina del Partido, era riguroso cuando hacía su propia «disección» y sabía unir a la masa de cuadros, y defendía la unidad y la solidaridad del Partido. Mantenía vínculos amplios e íntimos con las masas y mostraba un cariño sin límites por todos los camaradas y el pueblo... Deberíamos aprender de su magnífico estilo: era modesto y prudente, sin pretensiones y accesible, daba ejemplo con su conducta y vivía de manera sencilla y muy trabajadora. Deberíamos seguir su ejemplo de adhesión al estilo proletario y de oposición al estilo burgués de vida.'?

Si se quiere, es posible ver en este breve pasaje una critica controlada pero mordaz cuyo blanco eran Mao Zedong y los líderes de la Revolución Cultural, porque no se podía alabar a ninguno de ellos por ser «abierto y honrado», por saber «unir a la masa de cuadros», por «mostrar cariño» ni por su modestia, prudencia o accesibilidad. No podemos saber con certeza si el discurso de Deng Xiaoping intensificó antagonismos profundos que ya despertaba su figura o si sus enemigos políticos sencillamente decidieron obligarle una vez más a retirarse a la oscuridad. Pero en la primera semana de febrero de 1976, después de que el Comité Central nombrara a Hua Guofeng primer ministro en funciones, la campaña contra Deng Xiaoping que había empezado a finales de 1975 arreció mucho. Como había ocurrido tan a menudo en el pasado reciente de China, comenzó con carteles y concentraciones sin revelar cuál era su verdadero objetivo: los estudiantes de las universidades de Pekín y Qinghua, que exigían el derecho de los pobres de las zonas rurales y las ciudades a la educación avanzada, comenzaron a dar a entender que un grupo de «revisionistas» y «partidarios de la senda capitalista» insistía en resucitar el elitismo intelectual de antaño y hacía caso omiso de la «experiencia como base para potenciar la ciencia y, en vez de ello, estaba a favor de tener a los científicos a puerta cerrada». En marzo la Academia China de las Ciencias denunció oficialmente al «partidario de la senda capitalista» chino, al tiempo que un ensayo en Bandera Roja lanzaba un ataque vigoroso contra un hombre que sólo podía ser Deng Xiaoping, aunque todavía sin nombrarle. El contenido de este ensayo hace pensar que se escribió siguiendo instrucciones de jiang Qjng misma y que a ésta le había disgustado 810

especialmente la negativa de Deng Xiaoping a responder a la ópera popular radical que ella había puesto en escena. El artículo declaraba: No sólo sigue negándose a ver las modélicas obras de teatro revolucionarias, sino que tampoco le gustan las excelentes obras creadas después de aprender de la experiencia de las modélicas obras de teatro revolucionarias. Fue a ver la película Brotes deptimeoera; pero se fue antes de que terminase porque no le gustaba y la criticó por ultraizquierdista. En cuanto a las obras que expresan una opinión opuesta a las modélicas obras de teatro revolucionarias o las que deforman la imagen de los obreros, los campesinos y los soldados, le encantan a primera vista y patrocina y apoya personalmente su representación. En resumen, se opone a lo que el proletariado apoya; defiende aquello a lo que el proletariado se opone." La campaña había alcanzado esta etapa cuando tuvo lugar uno de los acontecimientos más extraordinarios de la historia de la RPCh hasta entonces. Fue un acontecimiento que -como otros que acaecerían durante los trece años siguientes- mostró cómo las emociones espontáneas de las masas y las acciones no planeadas podían fundirse y tener una importancia decisiva a pesar del sistema estatal que trataba de imponer unanimidad revolucionaria a su pueblo. El 4 de abril de 1976, víspera de la fiesta anual de Qjngming, que rinde homenaje a los antepasados, miles de personas se congregaron alrededor del monumento en memoria de los mártires de la revolución, que se alza sobre un frontón enorme en el centro de la inmensa plaza de Tiananmen, enfrente de la Ciudad Prohibida. Fue en esta plaza donde en 1966 y 1967 Mao Zedong y Lin Biao habían presidido el desfile de millones de Guardias Rojos; ahora el pueblo de Pekín aprovechó la ocasión para homenajear al difunto Zhou Enlai con coronas, banderas, poemas, pancartas y flores. El 5 de abril por la mañana las multitudes que acudieron a la plaza se encontraron con que la policía había retirado todos los tributos del día anterior. Sus protestas acabaron en enfrentamientos y golpes. Varios coches de la policía fueron incendiados y los manifestantes, que alcanzaron la cifra de cien mil, entraron por la fuerza en varios de los edificios del Gobierno que rodean la plaza. La mayoría se dispersó alrededor de las 6 de la tarde después de que el presidente del Comité Municipal de Pekín advirtiera por radio que no se dejase «embaucar» por los «elementos malos que provocan alteraciones y disturbios y cometen sabotajes contrarrevolucionarios»." Pero un grupo recalcitrante se quedó en la plaza hasta las 10 de la noche. A esa hora, fuerzas de seguridad respaldadas por «decenas de miles de obreros-milicianos» ataca-

811

ron a los manifestantes y detuvieron a 388 personas según fuentes oficiales, aunque no cabe duda de que la cifra real fue mucho más alta. Varios de los detenidos fueron sometidos a un «juicio popular» colectivo en la Universidad de Pekín y otros fueron enviados a campos de prisioneros para que «se reformaran por medio del trabajo». Hubo manifestaciones de homenaje a Zhou Enlai, aunque no en la misma escala, en muchos lugares de China tan distantes unos de otros como Zhengzhou en Henan, Kunming en Yunnan, Taiyuan en Shanxi, Changchun en Jilin y Shanghai, Wuhan y Cantón. Entre las provocaciones que habían enfurecido de manera especial a las autoridades estaban los gritos y las pancartas de los manifestantes que afirmaban que el Gobierno de Qjn Shihuang había terminado y exigían la vuelta del marxismo-leninismo «auténtico». Saltaba a la vista que las críticas iban dirigidas contra Mao y los líderes radicales de la Revolución Cultural y, tanto si las habían orquestado Deng Xiaoping y sus partidarios como si no, el Comité Central decidió, al parecer a instancias del propio Mao, pasar al contraataque. El 7 de abril un escueto comunicado, en nombre de Mao y del Comité Central, destituyó a Deng Xiaoping de todos sus cargos «dentro y fuera del Partido», si bien se le permitió continuar afiliado a él. Aquel mismo día un comunicado igualmente breve nombró a Hua Guofeng primer vicepresidente de! Comité Central de! PCCh (puesto inferior sólo al de Mao) y presidente de! Consejo de Estado. Durante los meses siguientes las acusaciones contra Deng Xiaoping se acentuaron en mítines y grupos de estudio en toda la nación. El incidente de Tiananrnen se comparó con e! levantamiento de Hungría en 1956, Deng Xiaoping fue denunciado como el nuevo Imre Nagy y los poemas que se habían fijado en e! monumento se equipararon al «vicioso lenguaje» contrarrevolueionario que utilizara Lin Biao en su ataque secreto contra Mao. La campaña contra Deng Xiaoping se extendió y se consolidó en tomo a acusaciones de que creía que la lucha de clases había terminado en China, de que trataba de anular los logros de la Revolución Cultural, de que deseaba restaurar e! capitalismo y de que estaba convencido de la necesidad, si China quería llevar a cabo las cuatro modernizaciones mencionadas en el foro de Dazhai, «de depender de elementos competentes en el trabajo técnico o profesional e introducir cada vez más técnicas extranjeras avanzadas»." Deng Xiaoping había proporcionado abundante munición para semejante campaña con la franqueza con que durante los dos años anteriores habia atacado a los «sectarios» de Mao, se había burlado del ciclo de purgas políticas y había dicho con tristeza, refiriéndose a su propio país, que «aquí todo el 812

mundo tiene miedo: los jóvenes, todavía más los ancianos. Precisamente por eso nuestra tecnología está tan atrasada»." Mientras seguía la campaña contra Deng Xiaoping y Hua Guofeng consolidaba su poder, se hizo evidente que a Mao no le quedaba mucho tiempo de vida. Cumplió su última función oficial el 27 de mayo de 1976, fecha en que recibió a Zulfikar Ali Bhutto, el primer ministro de Pakistán. En junio el Comité Central declaró que Mao no recibiría a más visitantes extranjeros y corrieron rumores de que se había traído a un neurólogo famoso de Europa para que le atendiese. En este momento otra muerte llamó la atención del país, la de Zhu De, que se produjo a comienzos de julio, poco después de su nonagésimo cumpleaños. En su calidad de nuevo primer ministro, Hua Guofeng pronunció el panegírico, que resumió la extraordinaria carrera de Zhu De como general del ejército, estratega militar y artífice del Ejército Rojo en los decenios de 1930 y 1940. Menos de tres semanas después, el 28 de julio de 1976, se produjo uno de los peores terremotos de la historia documentada de China, con su epicentro en Tangshan, Hebei. Las principales ondas expansivas fueron tan inmensas que causaron grandes daños en Tianjin, cerca de noventa y siete kilómetros al sudoeste, e incluso en Pekín, que distaba más de ciento sesenta kilómetros del epicentro. La ciudad de Tangshan quedó prácticamente arrasada y el número de víctimas mortales fue de 242.000, según se informó oficialmente más tarde, a la vez que la de heridos de gravedad fue de 164.000. (Las primeras estimaciones del Comité Revolucionario de Hebei fueron mucho más elevadas: 655.000 muertos y 779.000 heridos.) En todo caso, fue una colosal tragedia humana. Fiel al espíritu radical de autosuficiencia, China rechazó la ayuda humanitaria que ofrecieron varios países extranjeros y la ONU. En vez de ello, se puso en marcha una campaña nacional de socorro a los damnificados encabezada por 56 equipos médicos que llegaron de Shanghai el día después del desastre. Prácticamente todas las provincias y regiones autónomas de China enviaron a Tangshan equipos médicos y de salvamento. El EPL desempeñó un papel importante en las tareas de rehabilitación y restauró en parte su imagen, muy empañada por los asesinatos de Guardias Rojos que había perpetrado durante la Revolución Cultural y por la supuesta traición de su jefe, Lin Biao. La capacidad de China para recuperarse del desastre, reconstruir los puentes de los ríos y de los ferrocarriles, reabrir rápidamente las minas de carbón de Tangshan y restaurar y volver a encender los hornos de la planta siderúrgica de Tangshan fue motivo de debates y celebraciones a escala nacional. Una conferencia convocada el 1 de septiembre para 813

hablar de la campaña de socorro permitió a Hua Guofeng, «en nombre del presidente Mao», aprovechar el terremoto para hacer una observación política. Señaló que Liu Shaoqi y Deng Xiaoping habían aprovechado los desastres naturales que en 1960 siguieron al Gran Salto Adelante como pretexto para ampliar las parcelas privadas, abrir mercados libres y fomentar la producción familiar y las pequeñas empre· sas. En 1976, en cambio, los principios socialistas habían sido la clave para hacer frente al desastre. Fue interesante que Hua Guofeng invocase a Mao en ese contexto, porque en la historiografía tradicional china era frecuente que la inminencia de profundas conmociones políticas que provocaban la caída de alguna dinastía fuese anunciada por algún cataclismo natural como, por ejemplo, un terremoto o una inundación, o por alguna señal en el cielo. Semejantes supersticiones burdas, por supuesto, habían sido echadas al cubo de la basura de la historia, pero cuando Mao Zedong murió de complicaciones tras su larga enfermedad, diez minutos después de la medianoche del 9 de septiembre, muchos chinos debieron de vincular mentalmente los dos acontecimientos. Se decretó una semana de luto y el ataúd con el cadáver de Mao fue expuesto al público en el Gran Salón del Pueblo. Unas trescientas mil personas desfilaron ante él, pero, si bien la gente se mostraba conmocionada y silenciosa, no hubo en Pekín la oleada de emociones que había causado la muerte de Zhou Enlai. Sin embargo, las expresiones de dolor y respeto que llegaron de otras partes de China y de todo el mundo fueron conmovedoras, con la excepción señalada de la Unión Soviética, que publicó la noticia de la defunción de Mao al pie de la página 3de Izvestia y se negó a enviar un mensaje de pésame de «Estado a Estado». Los chinos rechazaron por impropio el mensaje ruso de «partido a partido». El panegírico público del Comité Central y el discurso del propio Hua Guofeng ante un millón de chinos reunidos en la plaza de Tiananmen elogiaron de forma exagerada los extraordinarios logros de Mao, pero también transmitieron un mensaje político directo. Elogiaron como uno de los mayores logros de Mao la supresión de una serie de «líneas Oportunistas, tanto de "Derechas" como de "lzquierdas" en el Partido», una lista que empezaba por Chen Duxiu, Q!J. Qjubai y Li Lisan y terminaba por Peng Dehuai, Liu Shaoqi, Lin Biao y Deng Xiaoping. El Comité Central utilizó términos casi perentorios para exigir el luto naciona1. En toda China, a las 3 de la tarde del 18 de septiembre, al comenzar el final de las ceremonias, la gente tenia que dejar su trabajo y permanecer en posición de firmes y en silencio durante tres minutos. El estilo de esta declaración nos recuerda que, a pesar de los 814

más de los cuatro mil ochocientos kilómetros que hay entre el este y el oeste del país, toda China sigue el horario de Pekín, que es el pulso de la nación entera. En el mismo momento todos los trenes, barcos, buques de guerra y fábricas debían hacer sonar sus sirenas durante tres minutos. Todos los órganos gubernamentales, fábricas, minas, unidades del ejército, escuelas, comunas y grupos de vecindario debían reunirse para escuchar o ver la retransmisión directa por radio o televisión de las ceremonias de Pekín. Aunque fue Hua Guofeng quien hizo el panegírico final y, por tanto, recibió más atención del público, los cuatro líderes radicales de la Revolución Cultural también se hicieron muy visibles. Wang Hongwen presidió las últimas ceremonias y Zhang Chunqiao fue uno de los directores del comité fúnebre. Jiang Qing, acompañada por sus hijos y los de Mao, ocupó un lugar destacado en las exequias y las cámaras también enfocaron a Yao Wenyuan. Sin embargo, en el último y sorprendente acontecimiento de un año que ya era dramático, los cuatro líderes radicales de la Revolución Cultural fueron detenidos sin previo aviso por orden del Gobierno de Hua Guofeng el 6 de octubre y encerrados en un lugar desconocido. Se les acusó de haber constituido una camarilla o «Banda de los Cuatro» y de haber perseverado en su funesta conducta a pesar de las severas advertencias del propio Mao. Si Hua Guofeng logró derrotar a sus enemigos políticos, ello se debió menos a su astucia política que al apoyo de generales de categoría superior del EPL Y del principal comandante militar de Pekín, Wang Dongxing. Fanáticamente leal a Mao Zedong desde su afiliación al sóviet de Jiangxi en 1933, cuando era un huérfano de diecisiete años perteneciente a una familia campesina pobre, Wang Dongxing había servido a Mao como guardaespaldas en la Larga Marcha y le había protegido en Yan'an y durante la guerra civil. Después de 1949 Wang Dongxing creó una fuerza militar de elite, la llamada Unidad 8341, que se encargaba de proteger a los máximos líderes de China; el mando de esta unidad, sumado a sus otros puestos oficiales en el aparato de seguridad pública, daba a Wang Dongxing un poder enorme. La Unidad 8341 supervisó la detención y el internamiento de víctimas de la Revolución Cultural tales como Peng Zhen, Liu Shaoqi y Deng Xiaoping. Tropas de la Unidad 8341 guardaban los archivos secretos del partido y en 1967 restablecieron el «orden» en Pekín ocupando por la fuerza las fábricas y universidades más extremistas. Se dice que Wang Dongxing contribuyó personalmente a desbaratar el complot de Lin Biao contra Mao. y Wang Dongxing, creyendo que Hua Guofeng era el verdadero heredero de Mao, ordenó a las tropas de la Unidad 8341 que detuvieran a 815

la Banda de los Cuatro el 6 de octubre cuando estaban a punto de celebrar una reunión del partido. Aunque en la carrera de Wang Dongxing hay muchas cosas que siguen sin estar claras, la magnitud y la naturaleza de su poder permiten hacerse cierta idea de las subestructuras conspirativas que unían a los militares y la policía secreta en el centro mis-

mo del PCCh. A medida que fueron presentándose más y más cargos contra ellos en octubre y noviembre, el nombre de Banda de los Cuatro pasó a ser conocido de todos en China. De manera acumulativa, se les acusó de casi todos los crímenes que podían cometerse en política, entre ellos ataques facciosos contra Zhou Enlai, falsificar declaraciones de Mao, atenuar las críticas de Lin Bao para salvar la propia piel, organizar sus propias fuerzas armadas, entrometerse en la educación (e inventar la historia de Zhang Tiesheng y la hoja de examen en blanco), incitar a las masas a luchar entre sí, apoyar técnicas ineficaces con afirmaciones espurias tales como «un tren socialista con retraso es mejor que un tren revisionista que llega a la hora prevista", atacar a respetables cuadros del Gobierno, criticar Dazhai y Daqing, interrumpir la producción industrial, obstaculizar el envío de socorro a las víctimas de los terremotos, difamar a Hua Guofeng, calumniar a veteranos del ejército, producir películas subversivas, criticar a honorables maestros de escuela, sabotear el comercio exterior, empujar a los jóvenes a oponerse al marxismo y usar el aparato de seguridad pública para fines propios. Los miembros del grupo que habían resultado tan ingeniosos al crear un miasma de cargos contra prominentes dirigentes e intelectuales del PCCh durante la Revolución Cultural eran ahora blanco del mismo proceso. Los que habían quedado desconcertados por la caída de Lin Biao tendrían ahora más motivos para reflexionar, pero no se les alentaría a mostrar sus dudas en público. Porque el 7 de octubre de 1976, Hua Guofeng fue nombrado también sucesor de Mola como presidente del Comité Central del PCCh y presidente de la Comisión de Asuntos Militares. Parecía, pues, encontrarse en la cumbre de cada una de las secciones de la estructura tripartita que formaban el ejército, el Estado y el partido y que constituía el Gobierno de China. A finales de octubre de 1976 concentraciones de más de un millón de chinos, tanto en Shanghai como en Pekín, saludaron el comienzo de la era del presidente Hua Guofeng. Y en noviembre Hua Guofeng puso oficialmente la primera piedra del nuevo mausoleo en la plaza de Tiananmen que recibiría los restos mortales de Mola Zedong. El mausoleo se alzaría exactamente en el antiguo eje central que sale en forma radial de la Ciudad Prohibida, un eje que en la antigüedad había hecho que 816

los ojos se dirigieran hacia el sur a través de una puerta tras otra, como si en la imaginación la fuerza central de la China imperial se extendiera por toda la ciudad y fuese más allá de la muralla exterior para llegar a los habitantes de todo el país. Ahora el sepulcro para el cadáver embalsamado de Mao formaría una barrera permanente que impediría esa vista.

817

24 Redefinición de la revolución

Las Cuatro Modernizaciones

{!;

Con Mao Zedong embalsamado y en reposo, la lucha por el po-

der en el PCCh se intensificó. El vilipendiado Deng Xiaoping

había abandonado prudentemente Pekín en la primavera de 1976 y había buscado refugio muy al sur del país, en Cantón. Protegido allí por el gobernador militar de la región, el general Xu Shiyou, Deng Xiaoping planeó meticulosamente su vuelta a la política. Xu Shiyou era un militar duro y veterano que había comenzado su carrera sirviendo al señor de la guerra Wu Peifu antes de pasar al Partido Comunista. Aunque había sido leal a Mao después de un intento de motín en 1937, no era amante de la Banda de los Cuatro ni de Hua Cuofeng: y, lo más importante desde el punto de vista político, no sólo tenía el poder militar clave en Guangdong sino que, además, contaba con una segunda base de poder en el este de China, donde había servido previamente como jefe militar de la «región de Nankín» durante diecinueve años (de 1954 a 1973). Esta región fundamental comprendía las ricas provincias de jiangsu, Anhui y Zhejiang. Por consiguiente, cuando a principios de 1977 Xu Shiyou, respaldado por el primer secretario del partido en Guangdong, empezó a presionar al Comité Central para que rehabilitase a Deng Xiaoping, consiguió su propósito. En julio de 1977 Deng Xiaoping volvió a ser nombrado viceprimer ministro y miembro del Politburó y de la Comisión de Asuntos Militares, si bien Hua Guofeng conservó los altos cargos que ostentaba desde el año anterior. Dada la diferencia de ideas políticas de Deng Xiaoping y Hua Guofeng, no es extraño que la dirección de China tanto en política interior como en política exterior siguiera siendo ambigua durante todo 1977 y 1978. Mientras que la comuna era todavía la principal forma de organización social en el campo y se seguía criticando o penalizando a los campesinos por dedicarse en exceso a la producción complementaria, y mientras que la industria permanecía atada a los inflexibles planes gu818

bemamentales, China se apuntaba varios logros significativos que requerían niveles altos de capacidad tecnológica. La RPCh potenció espectaculannente sus líneas aéreas nacionales e internacionales, terminó un dique seco inmenso en el puerto de Shanhaiguan, Hebei (por el que las tropas de Dorgon habían entrado en China para «vengar» a los Ming en 1644), construyó y botó su primer petrolero de 50.000 toneladas y terminó una conexión con Japón por medio de un cable submarino. El Estado llevó a cabo varias pruebas con bombas de hidrógeno y otros ingenios nucleares, tanto en la atmósfera como bajo tierra, y continuó con éxito el programa activo de lanzamiento de satélites que iniciara en 1975. También empezó a trabajar en la creación de un sistema propio para lanzar misiles balísticos intercontinentales con cabezas nucleares (el primer lanzamiento con buenos resultados se comunicó en mayo de 1980). Y, si bien el aumento de los intercambios económicos con Estados Unidos fue lento, la negociación de un nuevo acuerdo industrial por valor de 10.000 millones de dólares con Japón, junto con la prospección conjunta sinojaponesa en busca de petróleo en el golfo de Bohai (mar Amarillo), sumada a nuevos y extensos acuerdos comerciales con Gran Bretaña y Francia, demostró que China distaba mucho de estar retirándose de la escena internacional. En el plano interior, Hua Guofeng, según se decía, era dueño de la situación y aún defendía los programas radicales basados en «aprender de Dazhai y Daqing» en la agricultura y la industria. Afirmaba que era la verdadera fonna de llevar a cabo las «Cuatro Modernizaciones», como ahora se solía denominarlas, en la agricultura, la industria, la defensa nacional y los campos relacionados de la ciencia y la tecnología. Al 'mismo tiempo, Deng Xiaoping maniobraba con creciente fortuna para que volvieran cada vez más cuadros del PCCh que habían sido expulsados durante la Revolución Cultural y avanzar hacia la plena puesta en práctica de un plan de modernización que incluiría inversiones y tecnología extranjeras junto con la formación de estudiantes chinos en otros países. Durante una conferencia nacional sobre ciencia celebrada en Pekín en marzo de 1978, en la cual tanto Deng Xiaoping como Hua Guofeng pronunciaron discursos, este plan de modernización cobró ímpetu. Se anunció que, con el fin de alcanzar el desarrollo en campos muy prioritarios como eran las fuentes de energía, la informática, la tecnología láser y espacial, la física hiperenergética y la genética, se pondría en marcha un programa intensivo de formación de ochocientos mil investigadores científicos en China y, además, se crearían nuevos centros de investigación que se integrarían para crear un sistema nacional. Durante los meses siguientes se tomaron medidas para la creación 819

de ochenta y ocho «universidades clave», a las que sólo se podría acceder por rigurosa oposición, y varios politécnicos. Se ordenó a las escuelas que identificaran pronto a los niños con talento y les impartieran enseñanzas avanzadas. Se llamaría a los científicos enviados al campo en años anteriores y se les asignarían puestos de trabajo profesionales. La nueva constitución, adoptada en marzo de 1978, abordaba de manera específica las necesidades de personal técnico y la protección que debía dársele. Durante 1978 un grupo preliminar de 480 estudiantes chinos capacitados fue enviado a veintiocho países a estudiar; cuando las conversaciones sobre la «normalización» de las relaciones con Estados Unidos se aceleraron a finales de 1978, los chinos presentaron una lista mucho más larga de solicitudes de educación técnica superior al Comité Norteamericano sobre Comunicación Académica con la República Popular China. Aunque no todas estas solicitudes pudieron satisfacerse inmediatamente, la lista es una indicación de la prioridad que en la era posmaoísta se daba a la formación técnica. A finales de 1978 el Gobierno chino reforzó estas iniciativas con una serie extraordinaria de decisiones importantes tanto en política exterior como interior. Los acontecimientos en política exterior fueron la ratificación del Tratado de Paz y Amistad Sinojaponés (23 de octubre); la denuncia por parte de Deng Xiaoping del nuevo Tratado de Amistad y Cooperación Soviético-vietnamita como amenaza a la paz y la seguridad del Pacífico (8 de noviembre); el anuncio (15 y 16 de diciembre) de que Estados Unidos y China establecerían relaciones diplomáticas en toda regla el 1 de enero de 1979 y canjearían embajadores el 1 de marzo del mismo año, y la condena de Vietnam por respaldar un «frente unido nacional camboyano» para derribar al régimen de PoI Pot (también el 16 de diciembre). En el ámbito nacional, los acontecimientos contextuales clave fueron el anuncio por parte del Comité Municipal del Partido Comunista de Pekín de que las manifestaciones en memoria de Zhou Enlai habidas en Tiananmen en abril de 1976 debían verse de manera favorable como un «acto totalmente revolucionario» (15 de noviembre); la rehabilitación de muchos de los condenados injustamente a partir del año 1957, principio de la campaña antiderechista (también el 15 de noviembre); y la exhibición pública en Pekín de un largo cartel que declaraba que Mao Zedong había apoyado a la Banda de los Cuatro y, por ende, era responsable de la destitución de Deng Xiaoping a raíz del incidente de Tiananmen (el cartel se instaló el 19 de noviembre). Al mismo tiempo, en 1978, numerosos escritos nuevos alcanzaron gran circulación por medio de los periódicos y las publicaciones que controlaba el Estado. 820

Campos

Estudiantes

Matemáticas Física Química Mecánica Ciencias materiales y tecnología Astronomía y astrofísica Meteorología Ciencia biológica Ciencia médica Radioe1ectrónica Informática e ingeniería informática Ingeniería de control Ingeniería aeronáutica Tecnología del espacio Ingeniería nuclear Tecnología de la construcción Ingeniería mecánica Ingeniería metalúrgica Ingeniería química Ciencias agrícolas Otras materias

30 58 30 10 15 6 7 25

Total

29 50 45 15 15

15 10 10

8 10 10 11

24 433

Campos de estudio de los estudiantes chinos previstos en Estados Unidos, 1978-1 'n9.'

Centrándose en los horrores y las tragedias que experimentaron muchos durante la Revolución Cultural, esta «literatura de los heridos», como la llamaron, estimuló el debate y la reflexión sobre el pasado y las perspectivas futuras de China. Decenas de otras señales parecieron indicar un nuevo deshielo cultural y entre ellas cabría incluir la decisión de escenificar la obra de Wu Han La destitución de Hai Rxi, en Pekín, junto con Galileo Galilei, de Bertolt Brecht. Otra fue la convocatoria de una conferencia (verdad es que en la lejana Kunming, en Yunnan) que estudiaría un tema que era tabú desde hada mucho tiempo -la religión comparada-, con la presentación de ponencias sobre budismo y taoísmo, islamismo y cristianismo. Pero fueron los acontecimientos de diciembre de 1978, en las reuniones que antes se denominaban oficialmente «In Pleno del XI Comité Central del PCCh», los que constituirían el cambio más importante en la política general de los comunistas chinos desde el estallido 821

de la Revolución Cultural. Y en sus efectos a largo plazo las decisiones del III Pleno tendrían repercusiones aún mayores que aquel cataclismo anterior. En primer lugar, el pleno expuso los requisitos de las Cuatro Modernizaciones en relación con la producción industrial y afirmó que, ya que ahora la lucha contra Lin Biao y la Banda de los Cuatro podía verse como victoriosa, era, por tanto, apropiado desplazar «el énfasis de la labor del Partido» hacia la modernización socialista «a partir de 1979,>. La decisión no sería fácil. Llevar a cabo las Cuatro Modernizaciones requiere un gran crecimiento de las fuerzas productivas, lo cual requiere a su vez diversos cambios en los aspectos de las relaciones de producción y la superestructura que no armonizan con el crecimiento de las fuerzas productivas, y requiere cambios en todos los métodos de gestión, acciones y pensamiento que obstaculizan tal crecimiento. La modernización socialista es, por tanto, una revolución profunda y extensa."

Esta nueva revolución tenía un problema bien conocido -Ia continuación de la presencia en China de «un reducido puñado de elementos contrarrevolucionarios y criminales que odian nuestra modernización socialista y tratan de socavarla»-, pero podía resolverse. Tal vez resultaría más dificil hacer frente a los problemas que acosaban a la burocracia de entonces, en especial la «concentración excesiva de autoridad». Empleando palabras que podían interpretarse como una alusión a los cambios críticos que iban a producirse, el pleno señaló que la autoridad debía desplazarse «de la dirección a niveles inferiores» y que debían hacerse distinciones claras entre los tres elementos de la ecuación productiva, a saber: el PCCh, el Gobierno local y las empresas mismas. El partido no debía usurpar funciones del Gobierno y el Gobierno, por su parte, no debía poner dificultades a las empresas. El «personal directivo» debía tener más responsabilidades para definir la eficiencia, premiar la buena labor y penalizar la mala por medio del «castigo» o la «degradación». En segundo lugar, refiriéndose a la agricultura, el pleno añadió esta importante observación: El rápido desarrollo de la economía nacional en su conjunto y la mejora constante de los niveles de vida de los habitantes de todo el país dependen de la vigorosa restauración y el aceleramiento de la producción agrícola, de la resuelta y plena puesta en práctica de la política de desarrollo simultáneo de la agricultura, la silvicultura, la cria de animales, las ocu-

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paciones complementarlas y la industria pesquera, de la política de considerar los cereales como vínculo fundamental y asegurar un desarrollo completo, de la política de adaptación a las condiciones locales y la concentración apropiada de ciertos cultivos en ciertas zonas, y la modernización gradual de los trabajos agrícolas."

Las palabras clave eran aquí «ocupaciones complementarias», la miríada de iniciativas locales de producción y comercialización de cereales, fruta, verduras, ganado y aves de corral que con tanta frecuencia habían sido el blanco de planificadores y cuadros «izquierdistas» que pretendían acabar con una «veta capitalista'> rebelde de los campesinos. Tales parcelas pequeñas, agregaba con firmeza el comunicado del pleno, junto con las «ocupaciones complementarias domésticas» y las «ferias de los poblados», eran necesarias para la producción socialista y «no se les debe poner trabas». El pleno hizo un gesto todavía más inmediato dirigido a los campesinos y recomendó que el precio que pagaba el Estado por los cupos de cereales se aumentara en un veintepor ciento después de la recolección del verano de 1979 y en un cincuenta por ciento el que se pagaba por los cereales que sobrepasaran los cupos. Este cambio en la política cerealista tuvo consecuencias importantes en la vida económica de todos los chinos. Al mismo tiempo, el pleno propuso que una reducción de entre un 10 y un 15 por ciento de los precios de la maquinaria agrícola, los fertilizantes químicos, los insecticidas y los artículos de plástico para usos agrícolas que se producían en fábricas del Estado. Para proteger a los trabajadores urbanos de los efectos de estas reformas, las subvenciones estatales de los precios de los alimentos se subirían proporcionalmente con el fin de que los trabajadores DO pagasen más de lo que ya pagaban por los alimentos básicos. En tercer lugar, el pleno de diciembre de 1978 pidió que se hiciera un nuevo esfuerzo por combinar el «centralismo» y la «democracia popular» con el objeto de garantizar el éxito de la modernización y reafirmó la importancia de la ley en el mantenimiento de dicho éxito. Insinuando que habría otros cambios fundamentales, el pleno declaró que las organizaciones judiciales «tenían que preservar su independencia como es debido». Debían «garantizar la igualdad de todas las personas ante la ley del pueblo y negar a cualquier persona el privilegio de estar por encima de la ley»." Dado que en China no existía una judicatura independiente, el significado exacto de esta declaración distaba mucho de estar claro, pero lo que hizo la declaración del pleno fue reconocer que el nuevo mundo de iniciativas comerciales locales y producción independiente, sin contar el incremento de las relaciones con el extranje-

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ro, por fuerza traerla nuevas demandas de adjudicación. Para evitar los pleitos que habían atormentado al Estado Qjng y conducido a la imposición de la extraterritorialidad por parte de Occidente, e! Gobierno de la RPCh tendría que ofrecer nuevos tipos de salvaguardas. Para concluir, aunque a muchos debió de parecerles una idea añadida en el último momento, e! pleno manifestó que sus recomendaciones principales se basaban en todos los casos en los logros «indelebles» del pensamiento de Mao Zedong. Más oportuno a ojos de los jóvenes de China fue el reconocimiento de que Mao no había estado totalmente libre de «defectos y errores». Lo esencial era sencillamente que el pueblo chino «integrase los principios universales de! marxismo, el leninismo y el pensamiento de Mao con la práctica concreta de la modernización socialista y la desarrollara bajo las nuevas condiciones históricas».' El III Pleno levantó sus sesiones el 22 de diciembre de 1978. Tres días antes, el 19 de diciembre, ejecutivos de la gigantesca planta aeronáutica Boeing en Seattle, Washington, anunciaron que China había encargado tres Jumbos 747. El mismo día, el presidente de Coca-Cola en Atlanta, Georgia, anunció que su compañía había llegado a un acuerdo para vender su refresco en China y abriría una planta embotelladora en Shanghai. A partir de entonces los acontecimientos se sucedieron de forma precipitada. El día de Navidad una nutrida fuerza vietnamita invadió Camboya para derrocar al régimen de PoI Pat. El 1 de enero de 1979, tal como estaba planeado, Estados Unidos y China anunciaron la apertura de relaciones diplomáticas en toda regla y Washington cortó sus lazos oficiales con Taiwan. El 28 de enero, el mismo día en que el Comité Central ordenó el fin de la discriminación de que eran objeto todos los hijos de terratenientes o de campesinos ricos, Deng Xiaoping voló a Washington D.C. Fue recibido por multitudes entusiasmadas y por una prensa ávida, y las imágenes de su llegada se transmitieron por satélite a la televisión china, el primer filón de este tipo para los medios de comunicación en la historia de China. En Washington, Deng Xiaoping visitó al presidente Carter y a influyentes líderes del Congreso y le fue ofrecida una recepción de gala en el Kennedy Center for the Performing Arts. Seguidamente se desplazó al Centro Espacial Johnson de Houston para visitar las instalaciones donde se preparaban los astronautas estadounidenses, así como a Atlanta y Seattle para ver los medíos de producción que se encargarían de cumplir los nuevos acuerdos empresariales de China con Coca-Cola y Boeing. El 8 de febrero, Deng Xiaoping se encontraba de vuelta en Pekín, después de una visita de dos días a Tokio para informar al primer ministro japonés. 824

Hubiera sido lógico que China hiciese entonces todo lo posible para demostrar al mundo su naturaleza pacífica con el fin de fomentar las inversiones extranjeras y la confianza internacional. Pero al amanecer del 17 de febrero un numeroso contingente del Ejército Popular de Liberación cruzó la frontera de China con el norte de Vietnam. Los chinos afirmaron que el objeto de la invasión era responder a una serie de provocaciones en la frontera, así como protestar por la actuación de Vietnam en Camboya y por su marcada inclinación hacia la Unión Soviética. También puede verse otro motivo de la demostración de fuerza de China. En un momento en que se daba tanta importancia a la expansión económica nacional, los líderes chinos estaban decididos a dejar claro que, a pesar de centrarse en la reforma de la agricultura, la formación técnica y el desarrollo industrial -todo 10 cual había tomado gran relieve en el III Pleno-, no descuidaban la cuarta modernización: la defensa nacional.

La quinta modernización El III Pleno del XI Comité Central del PCCh y la visita de Deng Xiaoping a Estados Unidos tuvieron lugar en 10 que al principio pareció ser un nuevo clima de libertad intelectual en la RPCh. Durante más de dos decenios casi ningún chino se había sentido libre de hablar en voz alta contra el Estado que le reprimía; los Guardias Rojos no fueron ninguna excepción, ya que atacaban una ortodoxia en nombre de otra y racionalizaban sus críticas con el pensamiento de Mao Zedong. Pero en noviembre y diciembre de 1978, estimulados en parte por la «revocación de los veredictos» contra los manifestantes de Tiananmen en 1976 y en parte por la reciente apertura de China a Occidente, miles de chinos empezaron a expresar sus pensamientos con palabras, a poner sus palabras sobre el papel y a fijar sus papeles en las paredes para que todo el mundo pudiera leerlos. El centro más famoso para estas demostraciones era un tramo de pared lisa justo al oeste de la antigua Ciudad Prohibida de Pekín, parte de la cual había sido convertida en un museo y un parque públicos, mientras que la otra parte la ocupaban las residencias de los dirigentes más importantes de la nación. Debido a la franqueza de algunos de estos carteles y el mensaje de muchos de ellos, que pedían que se introdujera en China cierto grado de libertad democrática, esta zona de Pekín pasó a ser conocida por el nombre de Muro de la Democracia. 825

Los modos principales de expresión del movimiento pro Democracia fueron los carteles -que se componían de ensayos o poemas- y una amplia variedad de pequeñas revistas, dirigidas habitualmente por grupos de amigos, de las cuales se imprimían o mimeografiaban ediciones limitadas en papel, que siempre era difícil de obtener. Al igual que el aluvión de publicaciones que habían aparecido durante el Movimiento del 4 de Mayo, los nombres de estas revistas evocaban las emociones que despertaban y representaban: Los Derechos Humanos de China, Exploración, Ilustración, Foro 5 de Abril, Recolección, Ciencia, Democracia y Derecho, Noticias de Referencia para las Masas, Hoy, Primavera de Pekín. AI~ gunos de los poemas que aparecían en estas revistas eran panegíricos de tono francamente político dedicados a Deng Xiaoping, que empezaba a perfilarse como el nuevo líder de China, y mostraban poca o ninguna sutileza estética. DENG XIAOPING

Sabio y talentoso, como el Duque de Zhou," es el brazo derecho de Hua. Charla y ríe fácilmente, y alzando un dedo hace que el pueblo se sienta feliz y en paz. No os extrañe que haya caído dos veces y se haya levantado tres veces. Siempre hay traidores en el camino de la revolución."

Otros poetas hablaban con amargura del efecto de Mao en China y le comparaban con los tiranos del pasado: Tumba de Presidente y palacio de Emperador se miran desde los dos lados de la plaza. Un gran líder en su sabiduría desnudó nuestra infinidad de futuros. Debajo de todas las escalinatas de mármol hay montones de huesos. De Jos aleros de tan magníficos edificios gotea sangre roja y fresca por doquier,"

* El «Duque de Zhou» había sido el asesor con aires de sabio del fundador de una de las dinastías más antiguas de China y figura ensalzada por Confuóo en sus escritos. El nombre también se había utilizado alegóricamente para referirse al primer ministro Zhou Enlai en la campaña anticonfuciana de 1973-1974. (N. del A.) 826

Pero algunos poetas jóvenes se dejaron llevar por el ambiente y se exploraron a sí mismos y a su mundo con una libertad que no se había permitido que apareciera en letra de molde desde la fundación de la RPCh, en parte porque semejantes emociones eran oblicuas, ambivalentes, más allá del análisis de clases, distanciadas de los programas poIíticos. He aquí el poema «Vámonos», obra de uno de los mejores poetas que surgieron durante el movimiento pro Democracia, Bei Dao: Vámonos: Hojas caídas que el viento lleva a hondos valles Mas la canción no tiene hogar alguno al que volver. Vámonos: Luz de luna sobre el hielo Se ha extendido más allá del lecho del río. Vámonos: Ojos que miran fijamente e! mismo retazo de cielo Corazones que baten el tambor de! crepúsculo. Vámonos: No hemos perdido nuestros recuerdos Buscaremos e! estanque de la vida. Vámonos: El camino, e! camino Aparece cubierto por una capa de amapolas escarlata.B

De toda la avalancha de palabras que brotaron en este periodo ninguna causó más efecto que las de un joven llamado Wei ]ingsheng. La influencia de Wei ]ingsheng se debió en parte a la fuerza de sus ideas y en parte al titulo inspirado que eligió para el cartel que colocó en Pekín el 5 de diciembre de 1978: «La quinta modernización». Fue obviamente un guante arrojado al rostro de la jerarquía del PCCh, incluido el propio Deng Xiaoping, que había declarado que las Cuatro Modernizaciones eran una base suficiente para transformar China. WeiJingsheng insistió en que hasta que China abrazase una quinta modernización, las otras cuatro serían «meramente otra promesa». Al modo de ver de Wei Jingsheng, la quinta modernización era la democracia, «la tenencia del poder por las propias masas trabajadoras», en vez de por los corruptos representantes del Estado-Partido que había impuesto una nueva «auto-

827

cracia» a los trabajadores y los campesinos de China. «¿Q!ié es democracia de verdad?», preguntaba retóricamente Wei Jingsheng en su cartel. "Significa el derecho del pueblo a escoger sus propios representantes [que) trabajen de acuerdo con su voluntad y en su beneficio. Sólo a esto se le puede llamar democracia. Además, el pueblo también debe tener poder para reemplazar a sus representantes en cualquier momento, con el fin de que estos representantes no puedan continuar engañando a otros en nombre del pueblo.e" Perspicuo, valiente y airado, Wei Jingsheng era, con mucho, la voz de la nueva China. Hijo de un ferviente revolucionario maoista que tenía un buen empleo en la burocracia del partido, Wei Jingsheng nació en 1950 y durante su niñez tuvo que aprenderse una página de las obras de Mao cada día antes de que le diesen de cenar. Fue Guardia Rojo en una de las unidades prestigiosas de Pekín, integradas en gran parte por hijos de cuadros del partido, que aparecieron a mediados de 1966. Pero la unidad de Wei Jingsheng se indispuso con grupos rivales que eran leales a Jiang Qjng. Detenido y condenado a cuatro meses de cárcel, seguidamente Wei Jingsheng se documentó sobre política internacional y gracias a su padre pudo leer publicaciones del partido que no estaban a disposición de todo el mundo. Aprendió y ejerció el oficio de electricista y se alistó en el EPL, en el que sirvió durante cuatro años antes de volver a trabajar de electricista. Conmovido hondamente por las manifestaciones de abril de 1976, también se enamoró de una joven tibetana que vivía en Pekín y era hija de un hombre que había sufrido persecución por motivos políticos. Sus escritos de 1978 fueron fruto de este ambiente cargado de emoción. Wei Jingsheng escribió como socialista ardiente y como alguien que veía muchas cosas buenas en la primera fase de la Revolución Cultural, antes de que el «tirano autocrático» se apropiara de ella. Porque Wei jingsheng opinaba que en su primera etapa la Revolución Cultural reflejaba la fuerza del pueblo chino en conjunto, la fuerza de su lucha por la democracia. También escribió como hombre que había observado la terrible pobreza que le rodeaba por todas partes en China, pero que no aceptaba que dicha pobreza fuera inevitable, habida cuenta del talento, las habilidades y los recursos de los propios chinos. En su análisis se atrevió a poner en entredicho los supuestos básicos de Lenin así como los de Mao. Wei jingsheng escribió que la democracia no era exclusivamente el resultado del desarrollo social, como afirmara Lenin; era también la condición para el desarrollo de fuerzas productivas superiores. «Sin esta condición, la sociedad se estancará y el crecimiento económico encontrará obstáculos insuperables.s" 828

En dos apéndices a su cartel inicial, que se publicaron en los números de Exploración (Jimsuo) correspondientes a diciembre de 1978 y enero de 1979, Wei Jingsheng abundó en estos argumentos. Escribió que la mayoría de las justificaciones de la austeridad de China podían volverse contra sí mismas; no había más que ver los barrios bajos del país, la preponderancia de la prostitución (o su fiel copia: el abuso sexual de mujeres por parte de cuadros comunistas) y la omnipresencia de la pobreza absoluta y la mendicidad para percatarse de que el Partido Comunista no había resuelto los problemas de China. Era un hecho horrible que las grandes novelas sociales del Occidente decimonónico (épensaba Wei Jingsheng en Dickens?, éen Balzac?, éen Zolai), que se usaban en China para demostrar la podredumbre de la civilización occidental, «muy bien hubiesen podido sacar sus ejemplos de nuestra situación actual; es casi como si la historia se hubiera detenido», El cacareado colectivismo de los países «socialistas» del mundo -que no por casualidad eran también los más pobres del mundo- era imperfecto porque «no dejaba espacio para la existencia independiente del individualismo». Los chinos debían luchar por su derecho a «llevar una vida con sentido», concluyó WeiJingsheng, y sobre esa libertad edificar la modernización de su país. «Nunca más debemos ser esclavizados.e!' El movimiento pro Democracia combatió con algo más que palabras. El 17 de diciembre de 1978 veintiocho jóvenes protagonizaron una manifestación en la plaza de Tiananmen para protestar por las condiciones de vida y de trabajo en el sudoeste rural de China. Aunque esa cifra era lamentablemente reducida, los manifestantes afirmaron representar a cincuenta mil jóvenes que habían sido «enviados» a trabajar en la agricultura en Yunnan y estaban en «huelga general» desde el 9 de diciembre para expresar su oposición a líderes locales del PCCh que habían «pisoteado sus derechos humanos». (Cabe suponer que la fecha del 9 de diciembre se escogió para hacerse eco del valor de los miembros del movimiento del 9 de Diciembre que en 1935 se habían manifestado en Pekín para protestar por la ineficacia del Guomindang.) En otro incidente, el 8 de enero de 1979 varios miles de personas que habían sido enviadas al campo en los alrededores de Pekín se manifestaron en la ciudad con pancartas que decían «No queremos hambre» y «Queremos derechos humanos y democracia». A finales de enero aproximadamente otros treinta mil trabajadores enviados al campo y sus hijos entraron en la capital y acamparon en los alrededores de la estación de ferrocarril y en calles laterales, muchos de ellos vestidos sólo con harapos bajo temperaturas inferiores a cero grados, y trataron de pedir a ayuda a los dirigentes de su Gobierno. Al menos ocho personas murieron

829

a causa del frío. En Shanghai jóvenes que habían sido enviados al campo entraron en la ciudad y sitiaron la sede del partido durante varias horas. En Hangzhou se colocaron carteles que exigían «el derecho a vivir como seres humanos» y protestaban por la pasmosa escasez de viviendas en China, debido a la cual incluso a matrimonios de treinta o más años les resultaba dificil encontrar siquiera una sola habitación en la que pudieran gozar de cierta privacidad. La previsible represión por parte del Gobierno comenzó a mediados de enero de 1979, antes de que Deng Xisoping viajase a Washington. Parece posible que al principio Deng Xiaoping alentase la colocación de carteles en el Muro de la Democracia porque en ellos se exponían pure tos de vista sobre la modernización que a menudo coincidían con los suyos y porque criticaban o escarnecían las actitudes de Hua Guofeng y otros maoístas radicales. Pero cuando los carteles empezaron a llegar demasiado lejos y pusieron en tela de juicio las premisas del PCCh mismo, Deng Xiaoping se volvió contra ellos. Su actuación fue, pues, análoga a la de Mao cuando en 1957 desencadenó la campaña antiderechista para sofocar el movimiento de las Cien Flores que él mismo acababa de poner en marcha. El propio Deng Xiaoping, como secretario general del peCh, también había desempeñado un papel importante en la purga masiva de la que fueron objeto los intelectuales de China en 1957. La primera víctima de las medidas represivas contra el movimiento pro Democracia en 1979 fue una joven, Fu Yuehua, a la que detuvieron y acusaron de haber instigado y organizado a los jóvenes enviados al campo que ahora se manifestaban en Pekín. La vida de Fu Yuehua había sido trágica, ya que había sufrido un fracaso matrimonial y repetidos intentos de violación por parte del jefe de su unidad, que finalmente la expulsó de su puesto de trabajo. Sus peticiones de que se investigara el comportamiento de dicho hombre no habían sido atendidas y es probable que la joven hubiera decidido ayudar a los manifestantes impulsada por sus sentimientos personales de rabia y dolor. Fue condenada a dos años de cárcel por su comportamiento subversivo.» Hubo más detenciones, muchas de ellas de autores y editores de revistas clandestinas. En un peligroso cambio de política por parte del Gobierno, fueron acusados no sólo de «menoscabar el sistema estatal», sino '" Al finalizar su condena de cárcel no fue puesta en libertad, sino enviada a un campo de trabajo. Nunca fue absuelta ni se le permitió volver a exponer sus argumentos. (N. del AJ

830

también de hacerlo con la «ayuda de extranjeros», lo cual pareció empujar sus actividades hacia la categoría de traición. A finales de marzo de 1979, Wei jingsheng, que en el Ínterin había escrito otros artículos provocadores -en uno de ellos criticaba con dureza la insensibilidad de Deng Xiaoping ante las necesidades de China y en otro denunciaba las condiciones en las cárceles políticas de máxima seguridad-, fue detenido y procesado. Acusado no sólo por sus escritos, sino también de espionaje por filtrar información sobre la guerra sinovietnamita a un periodista extranjero, fue declarado culpable y condenado a quince años de cárcel. Sus apelaciones, basadas en parte en la alegación de no tener acceso a información confidencial de esta clase, fueron desestimadas. La ironía especial de esta acusación era que la guerra de China con Vietnam -concebida como un golpe quirúrgico fuerte y breve para dar a los vietnamitas una lección por haber invadido Camboya y demostrar la eficacia del EPL modernizado a la Unión Soviética y el resto del mundo- había salido sumamente cara. (El comandante en jefe de las fuerzas chinas había sido el protector de Deng Xiaoping dos años antes, el general Xu Shiyou, pero resultó ser un táctico inepto y más adelante fue degradado.) Después de sufrir cuantiosas bajas y dificultades logísticas paralizantes, los chinos habían emprendido la retirada el 5 de marzo de 1979 y la habían terminado antes del 16 del mismo mes, casi dos semanas enteras antes de la detención de Wei jingsheng. Seguidamente, después de que Deng Xiaoping en persona condenase los excesos del movimiento pro Democracia, las revistas que quedaban fueron cerradas una por una y el 1 de abril se anuló el derecho a colocar carteles, excepto en un lugar especificado y bajo supervisión de la policía. Cuando llegó el momento de la fiesta anual de Qjngming de 1979, el 5 de abril, en la que cabía esperar grandes manifestaciones parecidas a las de 1976, los partidarios del movimiento pro Democracia estaban demasiado abatidos para reaccionar y la jornada transcurrió sin incidentes. Algunas de las respuestas a la desaparición del movimiento fueron extraordinariamente perspicuas, sin embargo, además de una advertencia al Gobierno de que las fuerzas que habían sido liberadas brevemente no podrían reprimirse de manera indefmida. Un manifestante que fue detenido en mayo de 1979 escribió que había tratado de hablar en nombre de la «segunda generación» de China, la que había crecido bajo el Gobierno comunista del PCCh y había decidido «espontáneamente» desafiado. Señaló con sagacidad que los críticos del PCCh eran de dos tipos: los que creían que el PCCh había fracasado por no haber sido fiel a los principios marxistas-leninistas, y los que creían que el PCCh 831

había sido apropiadamente marxista-leninista. En este segundo caso, «lo terrible [es] que lo absurdo y erróneo es precisamente este marxismo-leninismo». El movimiento pro Democracia, creía él, hubiese podido hacer mucho más si los intelectuales se hubieran adherido a él en masa, pero, en general, se habían mantenido a distancia, reacios a poner en peligro las agradables «golosinas» que el partido gobernante les arrojaba con indiferencia. Los logros principales del movimiento los habían alcanzado personas de entre veinte y treinta años de edad, «trabajadores jóvenes que no habían ido a la universidad», que sólo habían recibido una educación de escuela media. No obstante. concluía el anónimo escritor. el movimiento había mostrado su fuerza potencial. Porque, a pesar de la omnipotencia aparente del PCCh y a pesar de su burocracia y su ejército, que eran enormes, «unas cuantas hojitas de papel y unas cuantas líneas escritas, unos cuantos gritos y se llevan un susto de muerte»." Otros prefirieron abandonar el análisis político y volver a la poesía. Justo después de anunciarse la campaña represiva del 1 de abril de 1979, según los observadores, un joven chino se abrió paso entre los espectadores y puso un último poema, ahora prohibido. en el Muro de la Democracia, en otro tiempo lleno de ellos, tras lo cual se alejó rápidamente sin decir una palabra. Firmó el poema con el seudónimo «Carámbano» (Ling Bing), y lo tituló «Para ti»: Amigo mío, se acerca la hora de la despedida. Adiós, Muro de la Democracia. ¿Q!lé puedo decirte brevemente? ¿Debería hablar de la frialdad de la primavera? ¿Debería decir que eres como el orégano marchito? No, en vez de ello debería hablar de felicidad, la felicidad de mañana,

de puros cielos de orquídeas, de doradas flores silvestres, de los luminosos ojos de un niño. en suma, deberíamos despedirnos con dignidad. No estás de acuerdo?" é

832

Taiwan y las zonas económicas especiales La apertura de China a Estados Unidos y el desafio al Gobierno comunista que representaban los activistas del movimiento pro Democracia tuvieron lugar en un momento en que Taiwan entraba en una nueva era de prosperidad y se esforzaba por definir su propio futuro. En su comunicado oficial sobre la «normalización» de las relaciones con Estados Unidos en 1979, los comunistas chinos habían hecho esta declaración: Como es sabido de todos, el Gobierno de la RPCh es el único Gobierno legítimo de China y Taiwan es parte de China. La cuestión de Taiwan fue el principal obstáculo para la normalización de las relaciones entre China y Estados Unidos. Ahora ha sido resuelto entre los dos países con el espíritu del Comunicado de Shanghai y por medio de sus esfuerzos conjuntos, 10 cual permite la normalización de relaciones tan fervientemente deseada por el pueblo de los dos países. En cuanto a la manera de hacer que Taiwanvuelva a los brazos de la madre patria y reunificar el país, es exclusivamente un asunto interno de China. El comunicado estadounidense tenía un cariz distinto, ya que incluía secciones complementarias referentes al cese de las relaciones diplomáticas con Taiwan y la cancelación del tratado de defensa mutua entre Taiwan y Estados Unidos. También declaraba que Estados Unidos retiraría el personal militar que aún tenía en Taiwan en el plazo de cuatro meses a partir de la firma del acuerdo con China el I de enero de 1979. Sobre la cuestión del futuro de Taiwan, Estados Unidos había declarado conjuntamente con China que reconoda «al Gobierno de la RPCh como único Gobierno legítimo de China», si bien se extendía en consideraciones sobre lo que esto significaba para Taiwan en otro pasaje: En el futuro, el pueblo estadounidense y el pueblo de Taiwan mantendrán relaciones comerciales, culturales y de otra índole sin representación gubernamental oficial y sin relaciones diplomáticas... Estados Unidos está seguro de que el pueblo de Taiwan se encuentra ante un futuro pacífico y próspero. Estados Unidos. continúa interesado en la resolución pacífica del asunto de Taiwan y da por sentado que el asunto de Taiwan 10 resolverán pacíficamente los propios chinos." La declaración de la RPCh que deda que «hacer que Taiwan vuelva a los brazos de la madre patria» era «un asunto interno de China>, sólo

833

tenía sentido si se consideraba a Taiwan parte de China, una provincia que había perdido temporalmente su hogar. En realidad, aunque Taiwan seguía afirmando que su Gobierno representaba al pueblo chino, el desarrollo que había experimentado desde 1949 había hecho que, de varias maneras importantes, fuese una sociedad del todo independiente con sus propias estructuras económicas y políticas. Chiang Kai-shek, siguiendo en parte consejos de Estados Unidos y en parte velando por su propia supervivencia, había llevado a cabo reformas profundas y afortunadas en la isla durante los decenios de 1950 y 1960. El Gobierno de Taiwan seguía bajo el dominio de los dos millones de partidarios chinos del Guomindang que habían huido del continente en 1948 y 1949; los anteriores colonizadores de Taiwan, que habían estado subyugados por los japoneses de 1895 a 1945, se encontraron una vez más excluidos de toda vida política independiente, aunque florecieron en el plano económico gracias a las nuevas reformas y podían ascender a un estatus más alto si se afiliaban al Guomindang. Cuando se anunció la normalización, Taiwan tenía 17,1 millones de habitantes, el 1,8 por ciento de los 950 millones de personas en que se estimaba la población de la RPCh. A pesar de ello, en 1979 el PNB per cápita de Taiwan ya era alrededor del séxtuplo del de la RPCh, pues había aumentado un 416 por ciento desde 1952. Este crecimiento no había sido fácil, y al principio lo había fomentado con esmero Estados Unidos, especialmente por medio de la Comisión Conjunta sobre Reconstrucción Rural, que en el decenio de 1950 supervisó un programa de reducción de las rentas agrarias y un programa de venta de tierras para ayudar a los propietarios-cultivadores taiwaneses. Esencial para el éxito de estos programas fue el control de la hiperinflación que había aquejado tanto a Taiwan como a China en el decenio de 1940. La introducción de una moneda nueva en Taiwan, con un tipo de cambio de 40.000 yuanes de la antigua moneda por un dólar de la nueva, se llevó a cabo con buenos resultados en 1949 (a diferencia de los desastrosos experimentos con el yuan de oro que se habían hecho en la RPCh en 1947), en gran parte porque la extensión relativamente pequeña de la isla hizo posible frenar la especulación y controlar las ventas de oro. Una tasa de inflación de alrededor del 3400 por ciento en 1949 quedó reducida al 306 por ciento en 1950, el 66 por ciento en 1951 y a partir de 1952 descendió poco a poco hasta quedar en una tasa anual del 8,8 por ciento. En 1961 ya se había conseguido que bajara hasta el tres por ciento. Al principio las técnicas empleadas para combatir la inflación no fueron del todo distintas de las utilizadas en la RPCh. La institución de 834

tipos de interés de un diez por ciento sobre los ahorros y la vigilancia de la circulación monetaria permitieron al Gobierno controlar la nueva moneda. De conformidad con el programa de la tierra para quien la cultivaba que puso en marcha el Gobierno taiwanés, se repartieron acciones de las empresas estatales entre los agricultores para darles seguridad y se prometió a los arrendatarios que recibirían titulas de propiedad de la tierra que trabajaban si se comprometían por contrato a proporcionar durante un decenio los cupos de cereales que impusiera el Estado. Como Taiwan también era un estado de partido único -controlado por los fugitivos de la RPCh por medio del Guomindang, dominado todavía por Chiang Kai-shek-, no fue necesario ningún proceso democrático para efectuar estas reformas. Pero cuando la producción agrícola en Taiwan aumentó de modo alentador hasta satisfacer las necesidades nacionales, el Gobierno hizo un esfuerzo decidido con el objeto de que la economía dejara de basarse principalmente en la exportación de arroz y azúcar, siguiendo el modelo creado durante la ocupación japonesa de 1895 a 1945, y se centrara en la producción industrial avanzada. Los resultados fueron sorprendentes, sobre todo en el sector de la exportación, como se indica en el cuadro de la página 837. En el decenio de 1960 la economía se concentró en gran parte en la electrónica y otras industrias de tecnología avanzada, pero hubo también un incremento considerable de la producción en el sector textil, así como en las industrias del caucho, los productos químicos y los plásticos. La crisis petrolera mundial de 1973-1974 causó perjuicios graves a la economía taiwanesa, que dependía en exceso de las importaciones de petróleo, pero la subvención de los precios de los alimentos durante el periodo de emergencia, unida a políticas monetarias severísimas, evitó que la crisis se convirtiese en una catástrofe. Las tasas de crecimiento de 'Iaiwan fueron parecidas a las de la RPCh durante el Primer Plan Quinquenal de ésta, pero se apartaron rápidamente de ellas con las perturbaciones que sufrió la economía después del Gran Salto Adelante y continuaron llevando la delantera durante la Revolución Cultural. (Las cifras correspondientes a Japón muestran que Taiwan estuvo a punto de igualar las tasas de crecimiento japonesas en este periodo. Véase el cuadro de la página 838.) En la medida de lo posible, el Gobierno taiwanés había restringido las importaciones de productos que empeorarían sus problemas con la balanza de pagos, especialmente productos que pudieran considerarse artículos de lujo o que compitiesen directamente con manufacturas taiwanesas. Pero el Estado fomentó activamente las exportaciones poniendo créditos baratos al alcance de los fabricantes de artículos para la 835

exportación y prestando a estas empresas apoyo económico especial en una serie de zonas francas industriales especiales. La primera de ellas se creó en 1966 en el puerto de Kaohsiung, en el sur de la isla, que había sido convertido en un próspero puerto con ayuda de Estados Unidos. Otras dos zonas de esta clase se crearon en 1969. En estas zonas, los polígonos industriales eran supervisados por una burocracia racionalizada para evitar trámites administrativos y se ofrecieron incentivos fiscales tanto a empresas extranjeras como del país, así como exenciones del pago de derechos de importación sobre maquinaria especial si exportaban todos sus productos acabados. Aunque el Comunicado de Shanghai de 1972 no afectó de manera decisiva el estatus económico de Taiwan, el hecho de que no se consultara con el Gobierno de Chiang Kai-shek antes de darlo a conocer fue humillante. Y cuando los taiwaneses reflexionaron sobre esta humillación y la pérdida de su puesto en la ONU, sus sentimientos de rabia y rechazo aumentaron. Estallaron disturbios antiestadounidenses en Taiwan durante 1971-1972, alimentados también por protestas contra el anquilosado régimen de Chiang Kai-shek, la naturaleza no representativa del Gobierno del Guomindang y las severas restricciones de la libertad personal que seguían formando parte de la vida en Taiwan. Detrás del descontento se hallaba la sensación de impotencia que oprimía a la mayor parte de la población, esto es, los chinos que se habían instalado en la isla antes de 1945 y habían continuado viendo con malos ojos la ocupación por parte de refugiados procedentes del continente después de 1949. Las agudas diferencias entre estos dos grupos se extendieron a todos los ámbitos, desde las pautas matrimoniales hasta la educación, y existía una clara posibilidad de que se produjeran graves brotes de violencia. El Gobierno de Chiang Kai-shek temía que las protestas generalizadas dieran alas al pequeño pero perspicuo movimiento por la Independencia de Taiwan, que era una amenaza en potencia al poder del Guomindang. Pero el Guomindang logró sofocar la disidencia por medio de un riguroso control policial y político que podía respaldarse, cuando fuera necesario, con una abrumadora fuerza militar. Desgarrada por sus propios problemas, la RPCh no pudo sacar partido de las divisiones de Taiwan con fines políticos. Los acuerdos de normalización que en 1979 firmaron el presidente Carter y Deng Xiaoping, sin embargo, parecían una amenaza mayor para Taiwan, al menos a ojos de los partidarios del Guomindang en Estados Unidos. Chiang Kai-shek había muerto en 1975 y, si bien su hijo Chiang Ching-kuo no tardó en hacerse cargo de la presidencia de la isla, existía la preocupación de que no tuviera el prestigio suficiente para 836

Porcentaje de empleo Agricultura Industria Porcentaje de producción nacional bruta Agricultura Industria Porcentaje de exportación Artículos y productos agrícolas Productos industriales

1953

1962

61 9

55 12

38 18

29 26

93

49

7

51

Base económica de Taiwan, 1953 y 1962.15

mantener la unidad de Taiwan. El cese de todas las relaciones diplomáticas oficiales de Estados Unidos con Taiwan significó que en lo sucesivo las relaciones tendrían como cauces exclusivos dos «institutos», uno en Taipei y otro en Washington D.C., si bien el personal lo foro maban principalmente miembros del servicio diplomático y consular a los que se consideraría de permiso durante su permanencia en el extranjero. Especialmente amenazadores, al modo de ver de los partidarios de Taiwan, fueron el ofrecimiento estadounidense de retirar todo su personal militar de la isla en el plazo de cuatro meses, la abrogación del tratado de seguridad mutua y el acuerdo alcanzado con la RPCh en virtud del cual Estados Unidos no suministraría más armas ofensivas a Taiwan y reduciría gradualmente su apoyo militar general. El resultado fue que en abril de 1979 el Congreso aprobó una enérgica Ley de Relaciones con Taiwan que reflejaba las preocupaciones de las fuerzas pro taiwanesas reafirmando el compromiso de Estados Unidos con Taiwan y, sobre todo, subrayando que «el futuro de Taiwan se determinará por medios pacíficos» y que todo «boicot y embargo» por parte de la RPCh contra Taiwan sería considerado una «amenaza para la paz y la seguridad del Pacífico Occidental». Asimismo, el Congreso se comprometió decididamente a «proporcionar a Taiwan armas de carácter defensivo» y prometió «oponerse a cualquier recurso a la fuerza u otras formas de coacción que pusieran en peligro la seguridad o el sistema social o económico del pueblo de Taiwan». La única concesión real de la citada ley a la postura más amplia de Carter ante China fue la declaración de que Estados Unidos también trabajaría por la «preservación y mejora de los derechos humanos de todo el pueblo de Taiwan»." Llegado el momento, la pérdida del reconocimiento diplomático de 837

índices porcentuales de crecimiento del PNB total Taiwan RPCh Japón índices porcentuales de crecimiento del PNB per cápira

Taiwan RPCh Japón

1952-1960

1960-1965

1965-1972

10,1 5,7 10,8

7,2

9,6

6,0 8,3

4,7 9,8

3,6 3,6 7;2

6,4 2,9 8,8

7,3 3,3

95

Tasas de crecimiento: Taiwan, RPCh y Japón, 1952-1972. 17

Estados Unidos en 1979 no afectó adversamente a la economía taiwanesa. Al contrario, 1979 resultó ser un año sumamente pujante, toda vez que el PNB de Taiwan creció en un 20,3 por ciento hasta alcanzar un máximo sin precedentes de 32.000 millones de dólares. Aunque Taiwan redujo hasta cierto punto su dependencia del comercio con Estados Unidos -lo cual fue, en todo caso, una medida práctica-, su comercio en general, con otros 120 países, aumentó en un 31 por ciento durante el mismo año. Las inversiones extranjeras en la isla también aumentaron considerablemente: en más de un cincuenta por ciento, de 213 millones de dólares en 1978 a 329 millones de dólares en 1979. El principal problema de Taiwan continuó siendo su dependencia de las importaciones de petróleo, que a razón de 380.000 barriles diarios costaban a Taiwan más de dos mil millones de dólares al año; pero la expansión de las instalaciones de energía nuclear de la isla prometía compensar este problema hasta cierto punto. (En 1980 Taiwan dejó de ser miembro del Fondo Monetario Internacional y también del Banco Mundial en beneficio de la RPCh, pero tampoco esto surtió un efecto adverso visible en la economía.) Los líderes de la RPCh eran conscientes de la prosperidad de Taiwan y poco a poco fueron dándose cuenta de que por enfática que fuese su retórica sobre la «reunificación», no había ninguna expectativa realista de que pudiera llevarse a cabo si las disparidades económicas entre los dos países continuaban siendo tan grandes como eran. El cuadro de la página 840 compara el poder adquisitivo de los trabajadores de Shanghai y Taipei en lo referente a alimentos, prendas de vestir y articulas de consumo a mediados de los años setenta del siglo pasado. Indica que 838

como porcentaje de los ingresos de los trabajadores, los precios de los productos en Taipei (la capital de Taiwan) eran generalmente más bajos que en Shanghai. El trabajador taiwanés podía de forma casi invariable permitirse comprar más, a pesar de que en la RPCh se hicieron intentos de subvencionar los precios de los alimentos para los habitantes de las ciudades. La comparación de los presupuestos mensuales familiares en Shanghai y Taipei (véase e! cuadro de la página 842) muestra que aproximadamente e! mismo porcentaje de los ingresos totales se gastaba en alimentos, por lo que cabe deducir que los trabajadores de Taipei comían mucho mejor que los de Shanghai, lo cual resultaba obvio sin la ayuda de estadísticas para la mayoría de los observadores superficiales. La vivienda y la asistencia sanitaria, en comparación, absorbían un porcentaje más elevado de las ganancias de los trabajadores taiwaneses. El problema al que hacía frente la RPCh consistía en adoptar algún medio de acelerar la puesta en práctica de las Cuatro Modernizaciones (de la «quinta» no se habló) a un ritmo más rápido que diera a China mayor libertad de acceso al mundo financiero internacional. Al parecer, fueron dos funcionarios del partido de Guangdong los primeros en sugerir a Deng Xiaoping la idea de crear «zonas especiales» que se utilizarían para potenciar los recursos económicos de su provincia. No obstante, algunos de los aspectos de la política china se llevaban con tanto secreto que es posible que, como han apuntado algunos, Deng Xiaoping enviara a estos dos hombres a Guangdong para que luego pudiera parecer que defendían las reivindicaciones de su provincia cuando en realidad se hacían eco de las intenciones del propio Deng Xiaoping. Sea como fuere, Deng Xiaoping insistió en esta idea durante una conferencia de trabajo de! Comité Central en abril de 1979, tras el fin de la breve guerra entre China y Vietnam, y cuando las protestas de los demócratas habían sido acalladas en gran parte. Así pues, se envió un grupo de trabajo a las dos provincias costeras de Guangdong y Fujian y en julio de 1979 el Comité Central procedió a crear cuatro "zonas especiales para la exportación». Al año siguiente se cambió este nombre por el de «zonas económicas especiales» para indicar que su actividad económica era más amplia y tal vez para que se pareciesen menos a las «zonas de tratamiento de las exportaciones» de Taiwan. Las cuatro zonas se escogieron cuidadosamente por su proximidad a fuentes de capital extranjero y por su accesibilidad. Zhuhai está junto a Macao; Shenzhen, a poca distancia de la frontera septentrional de Hong Kong; Shantou y Xiamen, enfrente de Taiwan. Con sus nombres latinizados por los británicos en el siglo XIX, Shantou (Swarow) y Xiamen (Amoy), eran dos de los puertos cuya apertura habían impuesto los

839

Artículo

Precio en Shanghai (yuanes de Shanghai)

Alimentos Arroz (kg) Harina de trigo (kg) Carne de cerdo (kg) PoUo (kg) Pescado (el más barato) (kg) Huevos de gallina (kg) Azúcar blanco (kg) Salsa de soja (kg) S~(kg)

Patatas (kg) Cebolletas Queso de soja (kg) Alubias rojas (kg) Bok choy (col) (kg) Prendas de vestir Calcetines (hombre; par) Camisa de poliéster (hombre) Chaqueta de algodón (hombre) Sandalias de plástico (Par) Zapatillas de deporte (hombre; par) Abrigo de paño (mujer) Artículos de consumo Bicicleta Pelota de baloncesto Ventilador eléctrico Reloj eléctrico Máquina de coser Televisor(11 pulg.) Transistor

0)8 0)8

Precio de ingresos" Taipei (dólares taiwaneses)

0,06

16,90 13,30 78,00 110,00 37,00 35,50 15,80 16,70 5,00 12,80 10,00 12,50 18,30 15,00

2,50 6,00 12,50 4,50

SH (%)

SH/TP

0)2

0,88 0,69 4,04 5,70 1,92 1,84 0,82 0,86 0,26 0,66 0,52 0,65 0,95 0,78

1,18 1,51 1,65 1,62 0,85 3)2 6,56 2,31 4,00 0,34 1,07 2,97 0,43 0,29

16,00 150,00 240,00 35,00

9,26 22,22 46,30 16,67

0,83 7,77 12,43 1,81

11,17 2,86 3,72 9,19

9,50 66,00

130,00 400,00

35,19 244,44

6,74 20,72

11,80

120,00 15,00 179,00 19,00 150,00 700,00 30,00

2.400,00 280,00 864,00 683,00 2.725,00 5.000,00 320,00

444,44 124,25 55,56 14,51 662,96 44,76 70,37 35,39 555,56 141,18 2.592,59 259,05 111,11 16,58

3,57 3,83 14,81 1,99 3,93 10,01 6,70

1,80 2,50 0,44 1,60 1,45 0,54 0,28 0,06 0,15 0,52 0,11

1,04 1,04 6,67 9,26 1,63 5,93 5,37 2,00 1,04

11' (%)

0,22 0,56 1,93 0,41

5,22

• El «precio de ingresos» es el porcentaje de los ingresos mensuales per cápita necesario para compraruna unidad. Las cifras de ingresos mensuales son Z1 yuanes para Shanghai y 1930,10 dólares taiwan..sesparaTaipei. «SH!TP» es la proporción de preciosde ingresos entreShanghaiy Taipei. Comparación del poder adquisitivo en Shanghai y 'Iaipei, mediados del decenio de 1970,18

840

británicos a la dinastía Qing. Esos ecos imperialistas podrían haber preocupado a algunos, pero parece que los dirigentes chinos estaban seguros de que si seguían controlando y supervisando rigurosamente estas zonas, lograrían evitar que los extranjeros las dominasen. Con todo, las facilidades que se dieron a los extranjeros y a los chinos de ultramar en las cuatro zonas fueron considerables. La RPCh se brindó a construir fábricas de acuerdo con las especificaciones de los inversores extranjeros y a proporcionar una fuerza laboral bien preparada (y es de suponer que obediente y no sindicalizada) con salarios bajos y, por ende, competitivos. También se ofrecieron a los inversores tipos impositivos preferenciales y otros incentivos financieros, entre ellos la creación de redes de transporte en las zonas. Los inversores respondieron, pero no con la rapidez ni la aportación de tecnología avanzada previstas. A menudo los trabajadores chinos no estaban tan especializados como habían esperado los inversores extranjeros, la burocracia seguía siendo engorrosa y los niveles de calidad eran bajos. Las zonas despegaron -especialmente Shenzhen, que llegó a parecerse a los sectores menos ricos de la vecina Hong Kong, con sus edificios altos-, pero el auge resultó caro a los planificadores chinos, que tuvieron que invertir en la construcción y otros sistemas de apoyo muchos más fondos estatales de lo que habían calculado. También se llevaron una sorpresa cuando las importaciones a Shenzhen crecieron a un ritmo alarmante. Al mismo tiempo, surgió en las zonas un laberinto de problemas sociales que iban desde el uso regular de la moneda de Hong Kong, los mercados negros y la corrupción entre los funcionarios hasta la delincuencia callejera y la prostitución. Altos cargos del Gobierno chino -algunos de los cuales quizás ya recelaban de los ambiciosos planes de Deng Xiaoping- comenzaron a ver con inquietud la aceleración del ritmo de cambio. Ya en julio de 1979 la Asamblea Popular Nacional había abogado por el reajuste de la economía con el fin de prestar mayor atención, una vez más, a la agricultura y había recomendado prudencia en el caso de las otras tres de las Cuatro Modernizaciones. El veterano planificador económico Chen Yun, que en julio de 1979 había sido ascendido y ahora era miembro del Comité Permanente del Politburó del Comité Central, pidió, a finales del año siguiente, que se decretara un periodo de austeridad. Un factor de esta decisión fue el descubrimiento de que, por interesantes que pudieran ser las perspectivas de crecimiento económico, y por potencialmente rentables que fueran las zonas económicas especiales, el déficit del comercio exterior en el ejercicio 1979-1980 había sido de 3900 millones de dólares, el mayor, con mucho, de la histo841

Artículo

Alimentos Prendas de vestir Vivienda Muebles Servicios públicos Medicina Educación Transportes Diversiones Ahorros Impuestos, intereses Remesas Otros

Shanghai

Taipei

%

%

38,55 15,06 5,62 5,95 5,30 1,20 4,22 6,02 6,02 6,02 0,00 6,02 0,00

36,24 4,30 17,54 2,05 4,38 3,25 4,25 2,3

1,77 16,46 3,45 0,00 6,14

Distribución del presupuesto familiar mensual en Shanghai y Taipei a mediados del decenio de 1970.19

ria de China. Era evidente que la integración en el mundo de las naciones con un comercio exterior importante y tecnología avanzada iba a resultar cara. En un nivel distinto de magnitud, pero igualmente alarmante a su manera, hay que situar la noticia que publicó el Diario delPueblo el 23 de abril de 1979 sobre el peor caso de corrupción descubierto hasta entonces en la RPCh. En la provincia septentrional de Heilongjiang, un cuadro intermedio del peCh, una mujer llamada Wang Shouxin y un grupo de personas, muchas de las cuales también ocupaban puestos en el partido y la burocracia, habían logrado desfalcar propiedades del Estado por valor de, como mínimo, 536.000 yuanes en una serie de chanchullos y robos durante siete años. El caso era muy complicado e incluía la manipulación de la compañia carbonera que supervisaba Wang Shouxin y de su sistema de distribución. El asunto llamó la atención de uno de los escritores más sagaces de China, Liu Binyan, que durante la campaña antiderechista y la Revolución Cultural había sufrido a causa de su franqueza. A finales de los años setenta del siglo pasado se estaba fomentando la profesión de «periodista investigador» como medio de expresar las quejas populares contra los cuadros corruptos, y Liu Binyan fue un ejemplo elocuente de lo eficaz que podía ser tal papel, incluso en el mundo de la prensa bajo control estatal en 842

China. Liu Binyan se trasladó a Heilongjiang para interrogar a miembros de la unidad de Wang Shouxin y tratar de esclarecer los detalles del caso. Escribió un notable artículo de sesenta páginas que, con el título de "Personas o Monstruos», apareció en Líteratura delPueblo en septiembre de 1979. Dado que se trataba de una "publicación oficial», las autoridades culturales del PCCh obviamente estuvieron de acuerdo con la acusación básica que formuló Liu Binyan contra ciertas esferas del propio PCCh. Wang Shouxin, según el sardónico retrato que Liu Binyan hizo de ella, era «una mujer afectuosamente sentimental de predilecciones y aversiones claramente definidas. Sus decenas de miles de toneladas de carbón y sus nueve camiones eran el pincel y la tinta que utilizaba todos los días para componer sus poemas líricos». Los "poemas» que componía Wang Shouxin tenían por objeto proteger y promocionar a su propia familia y atraerse la buena disposición de miembros y cuadros del partido en todos los niveles por medio de la manipulación selectiva y la corrupción. Wang Shouxin no era, de hecho, tan especial, señaló, de paso, Liu Binyan; sólo la escala de sus operaciones resultaba desacostumbrada. Era meramente un síntoma, una persona falta de honradez cuyo comportamiento durante años había sido «tapado por el declive general de la moralidad social, por la legalización gradual de la actividad delictiva y por la aclimatación gradual del pueblo a la decadencia moral que le rodeabas.j'' Si Wang Shouxin era en verdad un síntoma en lugar de un caso aislado, entonces la apertura de China a Occidente iba a ofrecer tantas tentaciones como oportunidades.

«La verdad en los hechos» Los altibajos de la política económica china durante los cuatro años que siguieron a la muerte de Mao en 1976 reflejaron las discrepancias que existían en el centro del Gobierno entre Deng Xiaoping y Hua Guofeng. Teniendo en cuenta la importancia de lo que estaba en juego y la falta de mecanismos precisos para la transición pacífica en la cúspide de la estructura de poder, o Deng Xiaoping o Hua Guofeng iba a tener que arrinconar a su rival. Llegado el momento, fue Deng Xiaoping quien salió victorioso de la lucha por el poder. Aunque en apariencia Hua Guofeng ocupaba los puestos oficiales más impresionantes -comc presidente del PCCh, presidente del Consejo de Estado y presidente de la Comisión sobre Asuntos Militares-,

843

Deng Xiaoping tenía amigos más poderosos en el partido y en el ejército, así como entre los intelectuales más destacados. Hua Guofeng había basado su ascenso al poder en su pretensión de ser el heredero elegido de Mao; pero después de la detención de la Banda de los Cuatro, cuando se empezó a criticar públicamente a Mao, Hua Guofeng descubrió que este legado no era útil. Además, Deng Xiaoping trabajó pacientemente a finales del decenio de 1970 y en 1980 para desacreditar a Hua Guofeng. La afirmación temeraria de Hua Guofeng, tras subir al poder en 10/76, de que 10 único que necesitaban hacer los chinos para alcanzar un futuro feliz era ..obedecer todo lo que hubiera dicho Mao y asegurar la continuación de todo lo que hubiera decidido», hizo que él y sus colaboradores más íntimos fueran apodados los creyentes en dos dos todo lo que» y que se burlaran de ellos en privado cuando pontificaban de manera grandilocuente sobre la necesidad de principios maoístas puros. Deng Xiaoping, que propugnaba en público la consigna maoísta de ..buscar la verdad en los hechos», promocionó enérgicamente su imagen de pragmático y amplió el sentido de la consigna de Mao añadiendo una cláusula crucial: «y haced de la práctica el criterio único de la verdad». Deng Xiaoping consolidó su victoria sobre Hua Cuofeng preparando a dos protegidos para el poder. Los dos hombres que eligió Deng Xiaoping, Hu Yaobang y Zhao Ziyang, podían presentar credenciales revolucionarias más sólidas que la desacreditada Banda de los Cuatro. Si bien no habían participado como adultos en los primeros años de la revolución, sus vidas reflejaban de diferentes maneras los numerosos niveles de lucha que China había experimentado durante el medio siglo anterior. El mayor de los dos, Hu Yaobang, nació en Hunan en 1915 (algunas fuentes dicen 1913) en el seno de una familia campesina pobre y siendo muy joven había sido reclutado para servir en los malhadados levantamientos de la Recolección de Otoño que Mao organizara en 1927. Se afilió al PCCh en el sóviet de Jiangxi en 1933, combatió en la Larga Marcha, ascendió sin interrupción en las filas del partido durante los periodos de Yan'an y la guerra civil y se convirtió en director de la Liga de la Juventud Comunista de China. Fue expulsado del poder en 1966 cuando los Guardias Rojos empezaron a ver la liga -que para entonces contaba unos treinta millones de miembros- como un rival en potencia en la lucha por el liderazgo de la Revolución Cultural. Tras su vuelta al poder en 1975, como secretario del partido en la prestigiosa Academia de Ciencias, Hu Yaobang se labró rápidamente fama de defensor acérrimo de las ciencias y de los derechos de Jos estudiosos con talento a disponer de tiempo para investigar sin ser interrumpidos. Siempre 844

mordaz y directo, sus palabras tenían una franqueza que muchos encontraban alentadora después de decenios de retórica maoista sobre servir al pueblo. «La Academia de Ciencias es la Academia de Ciencias», como dijo Hu Yaobang una vez. «No es una Academia de Producción. Es un lugar donde se estudia, no un lugar donde se plantan coles. No es una parcela para cultivar patatas, es un lugar donde se hace ciencia, las ciencias naturales>" Caído en desgracia junto con Deng Xiaoping en 1976, Hu Yaobang volvió para asumir un poder todavía mayor en 1977 como codirector de la Escuela Central del Partido y director del departamento de organización del Comité Central. A finales de diciembre de 1978 fue nombrado miembro del Politburó y en 1980, elegido miembro del importantísimo Comité Permanente del Politbur6. Meses después Deng Xiaoping dispuso que se nombrara a Hu Yaobang secretario general del partido, paso clave para la posterior expulsión de Hua Guofeng del poder, que se logró en 1981. El segundo hombre que Deng Xiaoping prepar6 para el poder era Zhao Ziyang. Sus orígenes eran totalmente distintos de los de Hu Yacbang y también su carrera había seguido pautas diferentes, pero, al igual que Hu Yaobang, era un administrador excelente y un político avezado. Nacido en 1919 en una familia terrateniente de Henan, Zhao Ziyang se afilió a la Liga de la]uventud Comunista de China en 1932, cuando era un colegial. A los diecinueve años entró en el PCCh, sirvió como organizador de bases guerrilleras durante la segunda guerra mundial y la guerra civil, y trabajó especialmente en la turbulenta zona fronteriza donde se encuentran Shandong, Henan y Hebei. En el decenio de 1940 la citada zona todavía era -como había sido cuando Lin Qjng hizo de ella la base de su rebelión de los Ocho Trigramas en 1813terreno fértil para el reclutamiento de disidentes y desposeídos. Tras la victoria comunista, Zhao Ziyang fue trasladado a Guangdong y ascendió sin parar en la jerarquía provincial hasta convertirse en secretario del partido en 1961. Adaptable a los nuevos vientos políticos, promovió vigorosamente la reforma agraria a principios del decenio de 1950, defendió la producción basada en las unidades familiares después de los desastres del Gran Salto Adelante y capeó la primera fase de la Revolución Cultural presentándose como líder de los Guardias Rojos en Cantón, hasta que Guardias Rojos más radicales le echaron en 1967. A mediados del decenio de 1970, tras servir brevemente en la Mongolia Interior, Zhao Ziyang volvió a Cantón. Pero fue después de su traslado a Sichuan en 1975 para desempeñar el cargo de secretario del partido y comisario político de la región de Chengdu cuando realmente despegó la carrera de Zhao Ziyang. Sichuan, 845

tradicionalmente una de las provincias más prósperas y productivas de China, con una población de 97 millones de personas a mediados del decenio de 1970, había sufrido reveses desastrosos durante la Revolución Cultural. El celo con que cuadros radicales promovían políticas extremistas en la provincia causó trastornos graves a la agricultura y la industria, y por primera vez desde hada decenios Sichuan -normalmente la «cesta de arroz» complementaria de China- dejó de ser autosuficiente en cereales alimenticios. Asimismo, la compleja política de la provincia permitió que continuara siendo un bastión para los partidarios de Lin Biao mucho después de la muerte de éste y de la caída de sus seguidores en otras partes del país. En su calidad de secretario del partido, Zhao Ziyang tuvo que superar este legado problemático y a finales de 1976 empezó a poner en práctica una serie de medidas destinadas a acabar con el radicalismo económico que había caracterizado el periodo del Gran Salto Adelante primero y el decenio de la Revolución Cultural después. Al ver que los agricultores de la provincia volvían a trabajar con ahínco en parcelas privadas y de que con ello incrementaban considerablemente la producción, Zhao Ziyang autorizó que hasta un 15 por ciento de la tierra de las comunas de Sichuan se cultivara privadamente y que los productos obtenidos así se vendieran en mercados privados a precios libres. También autorizó multitud de «industrias suplementarias» más pequeñas que permitían a las familias complementar sus ingresos. El resultado fue un salto espectacular de la producción cuando la iniciativa económica privada encontró una libertad hasta entonces desconocida; la producción de cereales en Sichuan aumentó un 24 por ciento entre 1976 y 1979. Zhao Ziyang fue igualmente flexible en el caso de las industrias estatales de la provincia. Se dio prácticamente autonomía financiera a los directores de las fábricas, se les permitió negociar su propio acceso a los mercados y se les autorizó a formar empresas industriales conjuntas con otros sectores. Se ofrecieron a los trabajadores primas por la producción elevada y se incrementó el control de las fábricas. El resultado fue un salto todavía más extraordinario, del ochenta por ciento, en la producción industrial durante el mismo trienio, 1976-1979. A la sazón empezó a circular por el país un dicho popular que hacía un juego de palabras basado en la pronunciación parecida de la palabra china que significaba «buscap, y el apellido de Zhao Ziyang: «Si quieres comer, ve a buscar a Ziyang» ( como «PersonasJurídicas» con derecho al mismo trato al amparo de las leyes, las obligaciones que la ley imponía a las empresas conjuntas sinoextranjeras y a las «empresas de propiedad totalmente extranjera», que debían estar sometidas por completo a las leyes chinas a menos que fueran eximidas oficialmente en virtud de algún tratado. A los individuos que trabajaban tierras obtenidas por contrato de sus colectividades se les prometía es-

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pecfficamente la protección de la ley con la condición de que la tierra que hubieran contratado no fuese «vendida y comprada, arrendada, hipotecada o traspasada ilegalmente o por otros medios». A los ancianos, las madres, los niños y los minusválidos se les prometió la protección de la ley y se garantizó la libertad de contraer matrimonio; se prohibieron los «matrimonios resultantes de intimidación, venta o concertación»." Campos especiales del derecho adquirieron importancia rápidamente y contribuyeron a que los chinos fueran más conscientes de que las nuevas reformas no serían algo sencillo. Uno de ellos fue el derecho fiscal, que ahora era muy importante porque las bonificaciones y ciertos tipos de beneficios obtenidos de acuerdo con las directrices de la reforma deberían pagar impuestos, al igual que las empresas conjuntas sinoextranjeras y las empresas de propiedad totalmente extranjera. Las primeras leyes relativas al impuesto sobre la renta que se promulgaron en la RPCh, en 1980, excluían a la mayoría de los chinos porque autorizaban una deducción de ochocientos yuanes al mes cuando los ingresos mensuales raramente sobrepasaban los 50 yuanes para los trabajadores urbanos y alrededor de quince yuanes en el campo. Estas primeras leyes fiscales iban dirigidas en gran parte a los extranjeros residentes en China y tal vez de forma específica a los estadounidenses, ya que los detalles del código seguían fielmente las estipulaciones de! Tesoro estadounidense. Los ciudadanos chinos pagaban principalmente impuestos sobre e! comercio y la agricultura, y a veces impuestos sobre la sal, derechos de aduana. impuestos de circulación, e impuestos sobre bienes raíces urbanos. Pero a medida que ciertos chinos empezaron a obtener ingresos cuantiosos de sus nuevas empresas, e! Gobierno instituyó «impuestos para la regulación de los ingresos» más rigurosos en un intento de desviar el excedente. Otro campo en el que la complejidad iba en aumento era el de la ley sobre el matrimonio y la ley de sucesiones. Las palabras de apoyo a los derechos conyugales de las mujeres que contenía el Código de Procedimiento Civil recordaban las de la Ley sobre el Matrimonio de 1980, pero en realidad se infringían con frecuencia. La venta de mujeres y muchachas para el matrimonio, el matrimonio forzoso de viudas, la compra de novias o la negociación de matrimonios de niños por parte de sus padres a cambio de varias formas de «precio de la novia» siguieron siendo comunes en China. A comienzos del decenio de 1980 varios casos mostraron los funestos resultados de la intromisión familiar, por motivos económicos, en los matrimonios por amor de sus hijos. Los pleitos eran a menudo consecuencia del incumplimiento de contratos matrimoniales y llevaban aparejadas sumas de dinero que eran eleva891

das si se consideran los ingresos en aquel tiempo. Los «regalos de esponsales» podían oscilar entre mil y cinco mil yuanes, y hubo un caso en el que la familia de la novia había exigido al novio un reloj de 125 yuanes, 19 jin (unjin equivalía a unos seiscientos gramos) de arroz con cáscara, 19 patos y 109 jin de carne de cerdo, huevos y naranjas, respectivamente, más 1900 yuanes en efectivo. (La prevalencia en este ejemplo del auspicioso número 9 parece evocar antiguas ideas geománticas de buena suerte además de lo puramente material.] Estos cambios en las pautas de regalos de esponsales fueron un claro ejemplo de que la antigua estructura de dotes recíprocas de la otrora familia conjunta dominada por los padres había sido reemplazada por los imperativos económicos de la unidad familiar conyugal." La aplicación efectiva de la Ley sobre el Matrimonio de 1980 era de la mayor importancia, ya que en muchos casos se podía obligar a un hombre a dejar de pegar, e incluso torturar, a su esposa sólo cuando se recurría a la vía judicial. (Algunas decisiones judiciales chinas aún se hubieran considerado inusuales en la mayoría de los tribunales occidentales, como en el caso de un juez de jiangsu que condenó a un marido por violación conyugal.) Con la reafirmación por ley del derecho de las mujeres a obtener el divorcio (la ley de 1950 también había previsto esto), la incidencia del divorcio aumentó hasta alrededor del 5,5 por ciento de todos los matrimonios en 1983 (en 1979 había sido del 3,0 por ciento); más del setenta por ciento de los divorcios de 1983 fueron pedidos por mujeres. La Ley sobre el Matrimonio de 1980 también dio a las divorciadas una oportunidad mayor de demandar los bienes indivisos compartidos durante el matrimonio. (Sin embargo, los derechos individuales sobre los bienes que ya se poseían antes del matrimonio continuaron siendo una enojosa cuestión jurfdica.) Las parejas divorciadas que juntas habían contratado tierra de labranza o huertos al amparo del nuevo sistema económico tenían que buscar alguna forma de subdividir la tierra contratada que no afectase sus obligaciones económicas con el Estado. Por regla general, la prosperidad local que produjeron las reformas económicas, así como el desmantelamiento de las comunas, incrementó enormemente las propiedades que estaban en juego en los casos de divorcio. De modo parecido, en las familias que se atenían a la política de un solo hijo, las disputas por la custodia de éste en los casos de divorcio pasaron a ser extraordinariamente enconadas. Debido a su crecimiento en número e intensidad los casos de divorcio se trataban de diversas maneras, entre las que cabe señalar las comparecencias formales ante los tribunales, la utilización de asesores jurídicos o mediadores, o

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sencillamente la aplicación de presiones por parte de la familia o la unidad de trabajo. Para hacer frente al creciente número de divorcios, el Gobierno chino se comprometió a formar más abogados, y el I Congreso Nacional de Abogados, celebrado en julio de 1986, afirmó que hablaba en nombre de 20.000 profesionales del derecho. La meta del Estado era formar 50.000 abogados antes de 1990. Otro campo de la jurisprudencia china, el derecho internacional, experimentó cambios importantes en el decenio de 1980. A pesar de su ingreso en las Naciones Unidas en 1971 y del Comunicado de Shanghai de 1972, hasta 1978 no hicieron los chinos un intento coordinado de adquirir pericia en el campo del derecho internacional para poder aprovechar debidamente las nuevas oportunidades y retos que se les presentaban. (Lo mismo había hecho la Zongli Yamen bajo el príncipe Gong cuando a comienzos del decenio de 1860 publicó y distribuyó las obras de derecho internacional traducidas por WAP. Martín con el objeto de que los Qing pudieran bregar mejor con los extranjeros.) Esta iniciativa se tomó en el mismo 111 Pleno del XI Comité Central, en diciembre de 1978, en el que se debatieron muchos otros cambios de política social, económica y cultural. En marzo de 1979 una conferencia complementaria de planificación sobre los estudios de derecho, celebrada en Pekín, incluyó el derecho internacional entre las prioridades de China, y en septiembre del mismo año la Universidad de Pekín admitió a treinta estudiantes que querían especializarse en derecho internacional, el primer programa exhaustivo de este tipo en la historia del país. Pronto aparecieron numerosas obras de erudición. Entre 1965 y 1978 no se publicó en China ningún artículo sobre derecho internacional. En 1979 se publicaron 13; en 1982,73; Y en 1984, 110. 19 En 1981 salió un libro de texto definitivo sobre esta materia, con colaboraciones de veinte grandes juristas chinos, que encauzó la evolución de estos estudios en su conjunto. Pekín también invitó a numerosos expertos jurídicos extranjeros a visitar China y ayudar a analizar los procedimientos internacionales, como en el caso de la «Ley de la RPCh sobre la Quiebra Empresarial» de 1986. Los abogados internacionales de China prescindían generalmente de la teoría y, en su lugar, seguían la exhortación de Deng Xiaoping a «buscar la verdad en los hechos». Se hacían ahora pocos intentos de insistir en las polémicas premisas marxistas de las relaciones y el derecho internacionales. El Gobierno chino comprendió que para alcanzar las Cuatro Modernizaciones tendría que aceptar la práctica económica internacional y obtener la admisión en las organizaciones económicas mundiales. En el plazo de dos años desde el III Pleno de 1978, la RPCh

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ingresó en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial tras cumplir los difíciles requisitos financieros y técnicos; Taiwan fue obligada a retirarse de las mismas organizaciones. La RPCh actuó de forma enérgica para ejercer sus nuevos derechos y negoció su parte de las asignaciones del FMI, gracias a lo cual pasó del decimoséptimo lugar que ocupara Taiwan al octavo y obtuvo acceso a 1560 millones de dólares. En 1983 la asignación para China había subido y era de 2630 millones de dólares. China también negoció vigorosamente con el Banco Mundial y recibió empréstitos de doscientos millones de dólares en 1981 para un Proyecto de Potenciación de las Universidades cuyo propósito era aumentar los niveles científicos y el número de matrículas en veintiséis de las universidades principales. En 1982 un nuevo empréstito del Banco Mundial por valor de sesenta millones de dólares se destinó a construir sistemas de riego y drenaje en la Llanura del Norte de China. Siguieron otros tres empréstitos y subvenciones para la expansión del yacimiento petrolífero de Daqing, la recuperación de tierras en Heilongjiang y la creación de una universidad de la televisión. En el campo internacional en su conjunto, tal vez el símbolo más significativo de la ruptura de China con los principios ideológicos maoístas fue la elección de un delegado chino, Ni Zhengyu, ante el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya y la aceptación de este honor por parte del elegido. Ni Zhengyu, graduado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Stanford antes de la segunda guerra mundial, contaba setenta y cinco años en el momento de su elección; su aceptación del honor -y su entrega a la labor del tribunal- señaló que China había vuelto al orden mundial internacional. En la Asamblea General de las Naciones Unidas, China tendía a votar con la Unión Soviética y una mayoría de los países del Tercer Mundo, a pesar de que Pekín seguía lanzando su retórica hostil contra Moscú. Puede que ningún ejemplo del nuevo estatus internacional de China fuera más notable que el acuerdo al que llegó con Gran Bretaña sobre Hong Kong. Durante 1983 y 1984 el Gobierno chino negoció con firmeza y tenacidad para decidir el estatus futuro de la colonia británica, esa «roca yerma y deshabitada» cuya toma en 1840 habían ratificado a regañadientes los Qjng dos años más tarde en el Tratado de Nankín. En 1898 los británicos habían aumentado la fuerza de la colonia «tomando en arriendo» durante noventa y nueve años una zona de la China continental adyacente a la isla de Hong Kong a la que llamarían los «Nuevos Territorios». Cuando a comienzos del decenio de 1980 los británicos empezaron a plantear interrogantes sobre el estatus futuro de la colonia, el Gobierno de la RPCh dejó claro que no renovaría el

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arriendo de los Nuevos Territorios en 1997. Los británicos, sabiendo que era imposible defender militarmente Hong Kong -hasta la casi totalidad del agua potable que consumía la colama era suministrada por la RPChllegaron a la conclusión de que poco podían hacer salvo acceder a la exigencia china de que renunciaran también a la isla de Hong Kong en la misma fecha. Debido a su economía libre y especulativa, era dificil ver exactamente cómo encajaría Hong Kong en el que iba evolucionando en la RPCh, pero tanto los británicos como los chinos soslayaron esta cuestión y los chinos de Hong Kong, que tenían sólo una representación electoral mínima en el Gobierno de la colonia, apenas fueron consultados. El acuerdo que las dos partes firmaron en Pekín el 26 de septiembre de 1984 estipulaba que la soberanía sobre Hong Kong volvería a China el 1 de julio de 1997, pero que durante cincuenta años a partir de esa fecha, la antigua colonia sería una "región administrativa especial» de economía capitalista bajo la fórmula "un país, dos sistemas». Pekín controlaría la política exterior y de defensa, pero la isla sería en gran parte autónoma en el plano económico y continuaría siendo un puerto franco y un centro financiero mundial. Sus residentes no pagarían impuestos a la RPCh y el inglés permanecería como lengua oficial durante el periodo de cincuenta años. Dos cláusulas del acuerdo intentaban tranquilizar a los residentes en Hong Kong asegurándoles que sus derechos serían protegidos. La cláusula 3 declaraba firmemente que "las leyes actualmente en vigor en Hong Kong perrnanecerán básicamente inalteradas», y la cláusula 5 era todavía más amplia: Los actuales sistemas social y económico de Hong Kong permanecerán inalterados, y lo mismo el estilo de vida. Los derechos y las libertades, incluidos los de la persona, de expresión, de prensa, de reunión, de asociación, de viajar, de movimiento, de correspondencia, de huelga, de elección de oficio, de investigación académica y de creencias religiosas serán asegurados por ley en la Región Administrativa Especial de Hong Kong."

Eran los mismos derechos que el Gobierno de la RPCh había garantizado a sus propios súbditos en sus diversas constituciones y, pese a ello, les había negado siempre. Quedaba por ver si el Gobierno chino había reconsiderado ahora tan a fondo el significado de la ley que en verdad estaba dispuesto a proteger tales libertades básicas, o si continuarla, como había hecho desde 1949, haciendo caso omiso de todas las leyes cuando se diera el caso de que no conviniesen a sus propósitos. 895

26 Comprobación de los límites

El coro de la democracia

fG

Casi olvidado en el inicio de la carrera en pos de los nuevos sistemas empresariales, en el campo quedó el residuo de los millones de jóvenes urbanos a los que habían enviado a zonas rurales durante los decenios anteriores y a los que no habían permitido volver a casa. Algunos eran a la sazón maolstas radicales y habían encontrado sentido en el sistema de comunas; ahora eran sencillamente exiliados de sus hogares y familias, y los hombres a menudo no podían encontrar esposa donde estaban porque su estatus era poco claro y tenían menos habilidades para el trabajo rural que 105 campesinos nacidos en la región. En abril de 1985 centenares de chinos que diecisiete años antes, cuando eran jóvenes, habían marchado a Shaanxi para servir a Mao Zedong en el campo regresaron ilegalmente a Pekín. Desafiando la prohibición que pesaba sobre tales actividades, organizaron una sentada en las escaleras de la sede central del PCCh y pidieron a Deng Xiaoping que oyera sus argumentos. La policía se abstuvo de hostigarles seriamente, pero no recibieron ninguna respuesta clara a sus peticiones de que se les autorizase a volver a la capital. Como afirmaban hablar en nombre de veinte mil de estos «exiliados urbanos» en Shaanxi y un total de más de cuatrocientos mil jóvenes habían sido enviados a dicha provincia, sus peticiones planteaban un problema espinoso al Gobierno, especialmente porque las listas de espera para obtener siquiera una vivienda mínima en Pekín ya abarcaban varios años. Otras protestas públicas en 1985 las organizaron los que ahora se oponían al nuevo clima asociado con las Cuatro Modernizaciones. Parte de este malestar la alimentaba el resentimiento que causaban los desaires públicos, como en el caso de los primeros disturbios relacionados con el fútbol que hubo en China y que se produjeron en Pekín después de que el equipo de Hong Kong derrotara al de la RPCh en un partido internacional. Otros sentían una hostilidad diferente y com-

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prensible contra el «progreso», tales como los miles de personas del pueblo minoritario uigur de Xinjiang que se manifestaron osadamente en Urumchi, Shanghai y Pekín contra la continuación de las pruebas nucleares chinas en la atmósfera en los campos de prueba de Lop Nur, en Xinjiang. Muchos chinos también empezaron a expresar preocupación ante la creciente influencia económica de Japón en la RPCh y hablaban sarcásticamente de la «segunda ocupación japonesa». Cuando faltaba poco para terminar el año 1985 y parecía que grupos de estudiantes estaban preparando manifestaciones de protesta, el Gobierno anunció sus propias concentraciones para el 9 de diciembre, aparentemente con el fin de anticiparse a cualquier estallido de hostilidad contra el Estado similar al que organizara el movimiento del 9 de Diciembre contra Chiang Kai-shek exactamente cincuenta años antes. Pero estas cartas había que jugarlas con prudencia. Lo último que querían Deng Xiaoping o los otros veteranos de las purgas de la Revolución Cultural era una nueva oleada de violencia juvenil que enfrentase un ala de un movimiento de masas incontrolable a otra ala y dejara al PCCh fracturado e impotente entre ellas. Ya habían visto adónde podía llevar semejante enfrentamiento. Aunque en esta ocasión Deng Xiaopiug acertó en sus cálculos y no hubo grandes manifestaciones contra el Gobierno el 9 de diciembre de 1985, el malestar general continuó creciendo. Poco a poco iba resultando claro que a millones de chinos -estudiantes, sobre todo, pero también muchos de sus maestros y un número cada vez mayor de jóvenes sin empleo- les costaba orientarse en el cambiante panorama de China o ver adónde se dirigían. Muchos empezaron ahora a expresar su desconcierto en narraciones, obras de teatro, canciones de rock, poemas, cuadros, historietas y películas, algunas de las cuales eran censuradas por funcionarios del partido, aunque la mayoría circulaba con mayor libertad que en cualquier otro momento desde 1949. Chinos desconsolados comenzaron a expresar en voz alta sus dudas e inseguridades. Algunos, como los autores del «Manifiesto No-No» proclamado en Chengdu, Sichuan, el 4 de mayo de 1986, consideraban que la política del momento era absurda y respondían con imágenes y lógica que parecían sacadas en parte del taoísmo y en parte de los dadaístas de los años veinte del siglo pasado: No-No: término general que abarca el objeto, la forma, el contenido, la metodología, el proceso, el medio y el resultado de los principios del Pensamiento Precu!tural. Es también la designación de la faz primigenia del universo. No-No no es «no". 897

Después de deconstruir la relación del hombre y los objetos con su estado precultural, no hay nada en este universo que no sea No-No. No-No no es la negación de nada. Es sólo una expresión de sí mismo. No-No es consciente de que la liberación existe en 10 indefinido.'

El poeta Li Shan, que escribía desde Xi'an, en Shaanxi, en el año del quincuagésimo aniversario del secuestro de Chiang Kai-shek, presentó el país que él llamaba «Tierra Final» como un lugar triste: El emblema vuela

Las estrellas maduran Putrefacto en el antiguo estanque cubierto de secretos Pasa, raudo, el espíritu negro ... primer plano del día del juicio final Despertando un desierto de huesos de lobo belleza triste Diez mil leguas de odio desplegado Aplacado por un cromosoma Hormigas devorando cabellos y uñas Trayendo noticias putrefactas del subsuelo...2

Una visión sombría del potencial de China para el cambio creativo y una condena del carácter chino en su totalidad se encontraban en un panfleto extraordinario que empezó a circular por China en 1986. Se trataba de El chinofeo, que un chino de Taiwan escribió en 1984 con el seudónimo de Bo Yang. El simple hecho de que esta obra sardónica pudiera circular por la RPCh fue sorprendente, dado que Bo Yang atacaba a los chinos por sus defectos y sus degradaciones autoinfligidas con una energía y un encarnizamiento que recordaban ElEjército Revolucionario de Zou Rong de finales del periodo Qjng, o los mordaces ensayos de Lu Xun del decenio de 1930. «¿Qyé hace a los chinos tan crueles y viles?», preguntó Bo Yang. «¿Q!Jé hace a los chinos tan propensos al autobombo?» Sus respuestas fueron duras: La estrechez de miras y la falta de altruismo pueden producir una personalidad desequilibrada que vacila constantemente entre dos extremos; un sentimiento crónico de inferioridad y una suma arrogancia. Cuando se siente inferior un chino es un esclavo; cuando priva la arrogancia es un tira-

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no. Raramente tiene un saludable sentido de respeto a sí mismo. Cuando se siente inferior todos los demás son mejores que él y cuanto más se acerca a personas influyentes, más amplia se vuelve su sonrisa. De modo parecido, cuando se siente arrogante ningún otro ser humano de la tierra merece la pena. El resultado de estos extremos es un animal extraño con una personalidad escindida.' Pero la desesperanza que desprendían los escritos de Bo Yang, los No-Nos y Li Shan no la compartían todos sus compatriotas. A pesar de sus sufrimientos, los chinos tenían capacidad de resistencia y mostraban una conciencia irreprimible de las locas paradojas de la vida. En un estudio ejemplar de ese modo de ser, dos autores chinos recorrieron su propio país en tren y a pie, entrevistaron a hombres y mujeres de todas las profesiones y condiciones sociales y luego publicaron lo que habían grabado en cinta magnetofónica. Aunque algunos de los entrevistados pidieron la protección del anonimato, sus incisivos relatos y puntos de vista fascinaron a los lectores chinos cuando aparecieron en revistas literarias de poca circulación a comienzos de 1985 y en forma de libro en 1986. Chinos de todos los orígenes podían ver ahora cómo sus conciudadanos reaccionaban a las circunstancias de la vida. El principal peluquero de un salón de belleza de Chongqing otrora de moda, por ejemplo, dio su propia e inimitable opinión sobre la política china: Se lo digo yo, nadie como un peluquero para detectar cambios políticos. La campaña contra Hu Feng, por ejemplo. Todas las personas cultas enseguida dejaron de venir a cortarse el pelo. Se comportaron como ratas, les aterraba que se fijaran en ellas, se acordaran de ellas y las metieran en el asunto. Si quieren que les diga, aquella campaña fue lo que comenzó a empujar a las personas cultas cuesta abajo. Cada vez que había un movimiento nuestro negocio flojeaba: el movimiento antiderechista, la lucha de clases en 1962, las «cuatro limpiezas» en 1964, y así sucesivamente hasta el principio de la Revolución Cultural en 1966. Para entonces el único peinado de mujer que quedaba era el pelo muy corto." Un antiguo campesino que a los doce años de edad sobrevivió a la hambruna de 1960 pidiendo limosna por las calles y vivió cómodamente durante la Revolución Cultural fingiendo que creía en todas las facciones para obtener dádivas de todas ellas, ahora vendía molduras de polivinilo desde su fábrica en su población natal y hacía chanchullos como trabajo extra. He aquí su opinión acerca de sobrevivir a las Cuatro Modernizaciones:

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é'Irucos del oficio? iMontones! No me 60 de una agenda. Si la pierdes,

te hundes. Lo llevo todo en la cabeza: a qué se dedican los demás, qué les gusta comer, qué quieren, qué puedo sacar de ellos. Cuando vaya un lugar nuevo averiguo lo que escasea allí: la escasez es lo que da valor a las cosas. De eso van la economía nacional y la vida de la gente, éno es así? Ellos velan por la economía nacional con sus planes estatales, y yo resuelvo la vida de la gente: alimentos, prendas de vestir, artículos de consumo, ocio."

y una madre calladamente orgullosa reflexionó sobre las dos horas diarias que pasaba yendo en bicicleta de casa a la fábrica y de la fabrica a casa en Pekín: Ninguno de nosotros los ciclistas conoce a los demás, no nos hablamos, todos vamos en direcciones diferentes. Me parece que todos los ciclistas son iguales, obreros, estudiantes y cuadros ordinarios que van al trabajo o vuelven de éL Una vez se me ocurrió la idea de que alguien debería hacer una película sobre nosotros y mostrársela a nuestros hijos y nietos dentro de veinte o treinta años. Deberían ver cómo los criamos, pedaleando así, llevando encima nuestros permisos, cartillas de racionamiento, cupones de cereales y cupones de aceite... De la mañana a la noche, por nuestro país y nuestras familias, zigzagueando entre el tráfico en nuestras bicicletas para ayudar a modernizar China.'

y los hijos a los que criaron madres como ésta también hablaron claramente al responder con sinceridad y a menudo con humor a los entrevistadores, con los que compartieron su percepción de las dificultades y las alegrías de la vida familiar, y trataron de situar sus vidas de deberes escolares incesantes y competitivos en el contexto más amplio de un futuro abierto. «Pienso mucho en viajar a la luna y a otros planetas», dijo un niño de nueve años. «Seria divertido ir allí. En la luna la fuerza de gravitación es débil, así que una persona puede saltar muy alto y luego bajar lentamente. Esto parece divertidlsimo.» «Quiero ser atleta, corredora», dijo una niña de trece años. «Quiero correr más; quiero mejorar. También quiero estudiar medicina. Quiero ser doctora.» «Cuando estoy solo en casa», dijo un niño de doce años, «imagino que puedo inventar cosas. Imagino estas cosas, pero no puedo construirlas realmente.» «Fantaseo sobre todo», dijo un chico de quince años. «Mi ambición es llegar a ser un alto funcionario. Probablemente les parecerá gracioso, pero lo digo en serio. Quiero llegar a ser un alto funcionario...

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A veces fantaseo que sostengo conversaciones con extranjeros. Quiero saberlo todo sobre los asuntos mundiales, sobre política estadounidense, por ejemplo. Me interesan sus elecciones presidenciales.e" Dudas, cinismo, orgullo y esperanza -todo ello expresado aquí por voces distintas de varias generaciones- hallaron una curiosa unidad en la mente de Fang Lizhi. Nacido en 1936, estudiante brillante que a los dieciséis años se matriculó en la Universidad de Pekín para estudiar astroflsica pero cayó en desgracia y fue expulsado del partido en la campaña antiderechista de 1957, Fang Lizhi había sido rehabilitado a finales del decenio de 1970 y se había convertido en uno de los profesores más conocidos de China. Nombrado vicepresidente de la Universidad de Ciencia y Tecnología, otrora parte de la Universidad de Pekín pero trasladada luego a Hefei, en Anhui, Fang Lizhi contribuyó a transformar la escuela en una institución nueva y más abierta que reflejaba sus puntos de vista sobre las premisas fundamentales de la democracia. Fang Lizhi opinaba que el poder debía ser compartido con e! fin de impedir abusos, las decisiones tenían que tomarse abiertamente, las diferencias debían afrentarse con franqueza y la libertad de expresión debía ser protegida. La universidad podría hacer así una aportación óptima a la vida de la nación y promover la causa de las Cuatro Modernizaciones. Fang Lizhi dijo francamente a los estudiantes de Hefei y Pekín que e! «comportamiento poco ético de líderes del partido» era el principal culpable de! «actual malestar social en nuestro país». Abundando en este asunto, dijo a los estudiantes: Otra causa tiene que ver con que durante años nuestra propaganda sobre el comunismo ha adolecido de graves defectos. A mi modo de ver, el mayor problema de esta propaganda ha sido que se ha interpretado de manera demasiado estrecha; no sólo demasiado estrecha, sino también demasiado superficial. Yo también soy miembro del Partido Comunista, pero mis sueños no son tan estrechos. Son de una sociedad más abierta en la que las diferencias están permitidas. Hay que dar cabida a la gran variedad de excelencia que ha hallado expresión en la civilización humana. Nuestra estrecha propaganda parece decir implícitamente que nada de lo que nos precedió tiene el menor mérito. Esta forma de propaganda es la que tiene menos valor y es más destructiva. La propaganda puede utilizarse para alabar a los héroes comunistas, pero no debería usarse para derribar a otros héroes.s

Las palabras de Fang Lizhi tocaron una fibra muy sensible de la nación. Cuando incluso los niños se sentían intrigados por las elecciones 901

estadounidenses, no era extraño que también los universitarios se interesaran por ellas. Deng Xiaoping, Zhao Ziyang y otros habían pedido retóricamente «reformas» en el Gobierno, pero no se había hecho nada concreto para abrir el sistema a una participación auténtica de las masas. Las leyes electorales, promulgadas en 1953 y modificadas en 1979, habían creado un sistema de cuatro niveles de Gobierno supuestamente representativo. En la base estaban las asambleas de todas las comunas (en 1986 éstas ya se habían transformado en municipios administrativos o xiang), que se elegían cada dos años. El segundo nivel 10 formaban 2757 asambleas de condado, que se elegían para periodos de tres años. El tercero correspondía a las asambleas con mandatos de cinco años en las 29 provincias de China, las regiones autónomas y las tres zonas urbanas, es decir, Shanghai, Pekín y Tianjin. En la cumbre estaba la Asamblea Popular Nacional, que se reunía en Pekín. El partido definía este sistema como «democracia bajo el liderazgo del centralismo»," y se aseguraba de que todos los candidatos a las asambleas siguieran la línea del PCCh. Estudiantes que intentaban dar verdadera fuerza a estas elecciones habían presentado de vez en cuando su candidatura como diputados en las asambleas de las comunas y los municipios y habían hecho campañas especialmente vigorosas en Pekín y Changsha en 1980. Pero incluso cuando estos estudiantes eran elegidos, se les impedía ocupar sus escaños y el PCCh había puesto freno eficazmente a estas elecciones polémicas en 1982 y de nuevo en 1984 insistiendo en las candidaturas propuestas. Sin embargo, los líderes del partido que daban por sentado que habían vuelto a hacer esto en 1986 calcularon mal. En Hefei el 5 de diciembre y de nuevo el 9 del mismo mes, tres milo más estudiantes se concentraron para clamar contra la manipulación de las elecciones en su ciudad y en su universidad. Sus lemas y sus carteles murales fueron, una vez más, un eco del pasado al tiempo que abordaban el presente: «Sin democratización, no hay modernización»; «Casi todos los días los periódicos hablan de democracia. Pero «iónde podemos encontrar realmente un pOCO?».lO Como mínimo otros cinco mil estudiantes se manifestaron en Wuhan aquella misma semana. Las noticias de los disturbios pronto llegaron a Pekín, donde en los recintos universitarios también empezaban a aparecer carteles que exigían democracia y con otros que se quejaban de las malas condiciones de vida y de que la paga de los graduados era baja. Las autoridades universitarias retiraban los carteles durante la noche, pero eran sustituidos por carteles nuevos, y en mayor número, en días sucesivos. Dado que tanto las manifestaciones como la exhibición de carteles sin autorización fueron prohibidos 902

tras revisarse la constitución en 1980, a raíz de los dramas del Muro de la Democracia, todos los estudiantes disidentes se exponían a que les hicieran anotaciones negativas en sus expedientes, ser suspendidos, echar a perder las oportunidades de cursar una carrera, e incluso a ir a la cárcel. Los estudiantes no se dejaron intimidar y el 20 de diciembre de 1986 por lo menos treinta mil de ellos se manifestaron en Shanghai y destilaron por la Plaza de! Pueblo y el «Bund»," donde e! partido y el Gobierno tenían oficinas en los inmensos edificios de piedra construidos mucho tiempo antes por compañías financieras británicas. Se calcula que entre treinta mil y cuarenta mil habitantes de la ciudad se unieron a los estudiantes. Las pancartas más comunes proclamaban «Viva la Libertad» y «Dadnos Democracia». Las manifestaciones principales prosiguieron sin ser hostigadas por la policía, pero los estudiantes que trataron de organizar sentadas en edificios municipales fueron dispersados por la fuerza. Llegaron noticias de otras protestas en Kunming, Chongqing y la zona económica de Shenzhen. Algunos estudiantes de Shanghai habían preparado un manifiesto breve cuyo tono y contenido recordaban el del Movimiento del 4 de Mayo de hacía tanto tiempo; los manifestantes lo imprimieron en tiras de papel de 12,70 x 7,62 centímetros para repartirlas entre la multitud. A nuestros compatriotas: El principio que nos guía es propagar las ideas democráticas entre el pueblo. Nuestro lema es oponemos a la burocracia y al autoritarismo y esforzamos por alcanzar la democracia y la libertad. Ha llegado el momento de despertar las ideas democráticas que han sido reprimidas durante mucho tiempo. ¡¡ Otros carteles y lemas lanzaban sus mensajes con una franqueza que elevaba el debate al nivel de enfrentamiento: "¿CUÁNDO r...1ANDARÁ EL PUEBLO?», «SI QUERÉIS SABER QUÉ ES LA LIBERTAD, SENCILLAMENTE ID Y PREGUNTÁDSEW A \VEl )INGSHENG», «AL INFIERNO EL MARXISMO, EL LE~ NINISMO y EL PENSAMIENTO DE r...1AO ZEDONG».12 Funcionarios del Gobierno impidieron que los medios de comunicación informasen de los puntos de vista de los estudiantes e intentaron que el resto del país continuara ignorando lo que estaba sucediendo. Los estudiantes burlaron ingeniosamente el bloqueo informativo enviando .. Malecón a orillas de un río o del mar, especialmente en Extremo Oriente. (N. y "Mi viejo hogar». MACAO: Ciudad portuaria del sur de China, unos ochenta kilómetros al sudoeste de Hong Kong, bajo dominio territorial portugués de 1557 a 1999. MACARTNEY, LORD GEORGE (1737-1806): Líder de la primera misión diplomática oficial británica a China. Enviado en 1794 por la Compañía de las Indias Orientales británica, con la cooperación de la corte de Jorge I1I, para estableIcer relaciones comerciales y diplomáticas oficiales "de estilo occidental» con la corte de Qianlong. Macartney logró entrevistarse con el emperador en los palacios de verano de los manchúes en jehol, pero sus exigencias fueron rechazadas cortésmente y la misión fue un fracaso. :MACRORREGIÓN: Zona consistente en un "núcleo» central de densidad demográfica y comercio intensificados, rodeada por una periferia de desarrollo económico más débil. Utilizada para analizar las estructuras económicas de la sociedad china. MAGISTRADO: Principal administrador de un condado, el más bajo de los funcionarios por designación del Gobierno central en la China imperial. Encargado de recaudar los ingresos públicos, de ejecutar las obras públicas y de administrar justicia en las poblaciones y en el campo. MANCHUKUO (
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