Emil Gelenczei - Los maestros tambien se equivocan.pdf

February 7, 2017 | Author: judochess | Category: N/A
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Colección

JAQUE

MATE

Los maestros también se equ1vocan •

El libro de la ceguera ert el ajedrez

Emil Gelenczei

HISPANO EUROPEA

Director de la Colección: Sergio Picatoste

Título de la edición original: So spielt ihr Schach ... Edición publicada por acuerdo con Caissa KFT, (Caissa Chess Books). ©de la traducción: Sergio Picatoste. Es propiedad ©Dr. Emil Gelenczei. ©de la edición en castellano 2006: Editorial Hispano Europea, S. A. Primer de Maig, 21 - Poi. lnd. Gran Via Sud 08908 L'Hospitalet - Barcelona, España E-mail: [email protected] Ilustración de portada: Parábola de los ciegos, de Pieter Bruegel el Viejo. Pinacoteca de Capodi­ monte (Italia). Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autoriza­ ción escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las Leyes, la repro­ ducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la repro­ grafía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o présta­ mo públicos, así como la exportación o importa­ ción de esos ejemplares para su distribución en venta fuera del ámbito de la Unión Europea. Depósito Legal: B. 8843-2006. ISBN: 84-255-1634-X.

Consulte nuestra web:

www.hispanoeuropea.com

IMPRESO EN ESPAÑA L1MPERGRAF, S. L.

PRINTED IN SPAIN ·

Mogoda, 29-31 (Poi. lnd. Can Salvatella) • 08210 Barbera del Vallés

ÍNDICE Signos y abreviaturas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

4

La ceguera ajedrecística . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

5

1 . La ceguera simple . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

7

2. La ceguera mutua, regular y contagiosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

15

3 . Oportunidades perdidas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

29

4. Abandono prematuro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

49

5. Sacrificio de dama y ganancia de dama. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

55

6. El caballo victorioso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

67

7. La doble amenaza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

71

8. La primera fila débil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

75

9. La clavada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

81

1 O. Columnas abiertas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

85

1 1 . La gran diagonal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

89

1 2. La celada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

95

1 3. El final . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 07 Índice de jugadores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 25

SIGNOS Y + ++

# !! ! !? ?! ? ?? (núm.)

ABRE VIATURAS

jaque jaque doble jaque mate jugada brillante buena jugada jugada interesante jugada dudosa mala jugada error garrafal número de la partida del encuentro

LA CE GUE RA AJE DRE C ÍSTICA Es increíble, querido lector, la gran cantidad de errores que cometen otros ajedre­ cistas -a nosotros eso no nos pasa, desde luego- incluso en grandes torneos. Ni si­ quiera son una excepción conocidos maestros internacionales, g randes maestros prestigiosos y campeones mundiales. Puedo, sin embargo, tranquilizarte, querido lec­ tor: aqu í no se trata solamente de errores, de ninguna de las maneras: todos somos víctimas de un bacilo hasta ahora desconocido (bacilli scachistica) que, de repente y con alevosía, ataca a sus confiadas víctimas. Es la ceguera ajedrecística, querido amigo, una devastadora enfermedad, la amaurosis scachistica perniciosa, que el doc­ tor Tarrasch diagnosticó hace casi un siglo y que, sin embargo, todavía aparece muy a menudo en nuestros d ías. Esta enfermedad aparece sin ningún síntoma. Uno está jugando con toda tranqui­ lidad, tiene una posición mag n ífica y, en vez de contentarse con la captura de un peón indefenso, se le ocurre j ugar de manera bel l ísima para dar mate y descuida la dama, que, por supuesto, el adversario engulle enseguida. Esta enfermedad, por fortuna, no aparece más que de manera esporádica, aun­ que se sabe desde hace mucho tiempo que es contagiosa. A aquellos que la tienen crónica (amaurosis scachistica cronica imprudentis) por regla general, sobre todo si son j ugadores mayores, ya no se les puede ayudar. Estos j ugadores las más de las veces no saben nada de su enfermedad , mientras que sus amistades se la silencian por compasión . En cambio, a los jugadores jóvenes les puede ayudar el tratamiento correspondiente, que por razones desconocidas se llama entrenamiento. ¿Hay, pues, esperanzas de escapar de esta enfermedad? ¡ Evidentemente! La pre­ vención es aqu í, como en la mayoría de las enfermedades, el mejor remedio. El exa­ men sistemático de los errores cometidos nos enseña a evitarlos en el futuro. No obstante, hay en ello un pequeño problema: se habla de los errores propios, por más útil que pueda ser esto, de m uy mala gana, y se intenta olvidarlos cuanto antes. Sin embargo, hablar de los errores de otros jugadores proporciona una alegría extraordi­ naria (por supuesto, no se trata de alegrarse del mal ajeno). Todavía hay algo más: u n error solamente es peligroso de verdad cuando el ad­ versario lo aprovecha como es debido. Si no, a veces incluso puede sacarse provecho de él. La ceguera ajedrecística aparece en contadas ocasiones en su forma más sim­ ple, por ejemplo, que el adversario descuide una pieza. La mayoría de las veces, el error está oculto y no puede descubrirse más que con esfuerzo. Si se pasa por alto, nos las vemos con la ceguera ajedrecística mutua. La partida continúa entonces ante las son risas de los mirones sin que pueda verse cómo acabará. As í pues, festina len­ te, apresú rate despacio, y no dejes pasar la próxima oportun idad.

1

LA CE GUE RA SIMP LE Esta ceguera no necesita de m uchas aclaraciones. «No lo he visto » , reza la aba­ tida expl icación del j ugador. Y tal cosa no les ocu rre solamente a los principiantes, sino también -para aleg ría de muchos- a los g randes maestros. Las equivocacio­ nes pueden ser a veces tan i ncreíbles que son en verdad rid ículas. ¿Y cómo se pro­ ducen semejantes errores? Las más de las veces se aducen los apu ros de tiempo como causa, pero las más de las veces son errores tan simples que n i siquiera los cometerían jugadores de mediana fuerza en un torneo de rápidas. La verdadera causa, sin embargo, es el cansancio mental . Aparece en especial en torneos que se j uegan en condiciones difíciles. A ello se añade, además, la pre­ sión del torneo, que paraliza el pensamiento lógico: y ya tenemos ah í la ceguera, de la que el pobre ajedrecista no puede escapar. Los ejemplos que se presentan aqu í se dan sin excesivos comentarios. Más in­ teresantes son , sin embargo, los nombres de los j ugadores que se equivocaron as í. N uestros ejemplos deben servi r también de advertencia al j ugador i rreflexivo : que vea con qué facil idad puede perderse una partida que se tiene ganada.

8

LOS MAE STROS TAMBIÉN S E E Q UIVOCAN

Ejemplo 2 En lucha por el título mundial

Ejemplo 1 Con los ojos cerrados Un ejemplo clamoroso de ceguera simple lo muestra el primer diagrama, W. Paulsen-Tarrasch

Chigorin, el genial gran maestro ruso, llegó a una posición ganada en su en­ cuentro con Steinitz. Chigorin-Steinitz

B

en el que las blancas, en posición mejor, descuidaron simplemente el caballo con 1 . tl'id6??. Esta equivocación de Paulsen no su­ cedió en un torneo de rápidas, sino en 1 885, en el gran torneo de maestros del cuarto congreso de la Federación Ale­ mana de Ajedrez, que tuvo l ugar en Hambu rgo. Tarrasch explicó este error de bulto de su adversario por el cansancio. En el tor­ neo se jugaban diariamente* ¡ dos parti­ das! Para esto hay también un refrán: Tout comprendre, c'est tout pardonner

(comprenderlo todo, es perdonarlo todo) . Y se cree sin reservas que el doctor Ta­ rrasch, el futuro gran maestro, se mostró demasiado bien dispuesto a perdonar es­ ta equivocación del adversario.



No todos los días. A lo largo del texto hay erra­

tas, inexactitudes o incluso errores que he co­ rregido directamente. La edición original del libro es de 1959, y aunque ha habido añadidos pos­ teriores, no siempre se han hecho con la cohe­ rencia deseable. (Nota del t.)

Las blancas habrían podido asegurar­ se la victoria con 1 . M. xb7, y las negras carecen de contrajuego digno de men­ ción. En cambio, continuaron con 1 . i, b4??. Esta inofensiva jugada tampoco plan­ tearía grandes problemas a las negras, pero las blancas no vieron , además, que después de 1

. ..

., .l::!. x h2+

se les da mate. Steinitz ganó el encuentro (La Haba­ na, 1 892) + 1 O -8 =9, es decir, la ceguera le costó a Chigorin el título. [Esta fue la úl­ tima partida (23ª). (Nota del t.)]

9

LA CEGUERA SIMPLE

Ejemplo 3 El gran maestro dormido El divertido caso que sigue ocurrió en el torneo en memoria de Szén (1 929) , que se jugó en Budapest. Brinckmann-Monticell i

Ejemplo 4 ¿ Cuándo está una partida perdida de manera irremediable? En la próxima partida, que se jugó en 1 930 en la O l i m piada de Hamburgo y en la que Marshall , el número 1 del equi­ po estadounidense, ten ía una posición completamente desesperada, puede ver­ se un ejemplo típico de ceguera, que apa­ reció debido al cansancio. Marshall-Treybal

El caballo negro acaba de capturar uno blanco en b3. Brinckmann meditó la respuesta casi media hora, pero en el ín­ terin debió de haber olvidado que el ad­ versario había tomado el caballo, puesto que continuó con 1 . �xh5??, aunque después de 1 . axb3 habría tenido una posición satisfactoria. « ¿Combinación errónea o quizás alucinación? » , escribe Tartakower. Sin embargo, parece tener ra­ zón Maróczy: « ¡ Ceguera momentánea! Pensó que obten ía dos piezas menores por la torre » . 1 . ... , t¿jxa1 2. t¿ja3, 'ti' e6 3. d5, 'iVg6 4. 'iVxg6, hxg6 5. l1 xa1 , ... Y solamente en este punto se dieron cuenta las blancas de que no tienen nin­ guna pieza de ventaja, sino que han per­ dido la calidad. « La ola de calor que ha invadido toda Europa ha hecho del maestro alemán un gigante dormido» , señaló Tartakower.

Las negras pueden capturar sin más la torre de f3, y las blancas no tienen con­ trajuego. Treybal, el destacado maestro de Checoslovaquia, temió que si jugaba 1 . . . . , �xf3, Marshall hiciera tablas después de 2. 11 xg7, ,¡¡, xg7 dando jaque continuo en f8 y f6. No vio, sin embargo, que la to­ rre negra captura con jaque, de modo que no hay tablas. Así, continuó con 1 . ... , j,e4??, después de lo cual las blancas aprove­ charon a la velocidad del rayo la ocasión, que tardaría en repetirse, y le dieron mate en dos jugadas mediante 2. �xg7+.

10

L O S M A E S T R O S TA M B I É N S E E Q U I V O C A N

Ejemplo 6 ¡Resiste la tentación!

Ejemplo 5 Matar dos peones de una jugada

Mross-Teschner Berlín, 1 953

Danielsson-Fuderer Olimpiada de Helsinki, 1 952

Ciertamente, las blancas no van peor de material, pero las piezas negras son un poco más activas. Danielsson intentó cambiar eso al jugar

Las blancas han ocupado la séptima fila sin contemplaciones, pero las negras todavía no están perdidas. Teschner, sin sospechar nada malo, tomó el alfil con 1 .. , ld xc2??. .

.

1 . i, b4??, partiendo de la base de que el peón de d4 ya está bien defendido por el peón de e3. Su adversario, el destacado gran maestro de Yugoslavia, capturó enseguida.

No había calculado más continuación que 2. ¡vxf7?, ld g2+ 3. @xf3, ¡vxh3+ , que le favorece. No vio, sin embargo, que la sencilla 2. ¡ves+

1 . ... , i,xd4! Las negras ganan en todo caso un peón. (Fuderer ha matado dos peones de una jugada, como señaló un espectador) . Todavía siguió: 2. h4, i,xe3+ 3. \ti h2, i,g1 + 4. \ti h3, � e3 Y las blancas abandonaron. Podrían haber prevenido todo mal con la sencilla 1 . ¡vb2.

gana enseguida, puesto que se da mate a las negras en dos jugadas después de 2 . ... , @g7 3. ld xf7+.

11

LA CEGUERA SIMPLE

Ejemplo 7 ¡Un ex campeón mundial también se equivoca!

Unzicker-Euwe

Euwe jugó en el encuentro Alemania­ Holanda 1 . ... , i,xe3+??. Creía que después de 2. �xe3 recu­ peraba el alfil por medio de 2 . . . , l:1 e8. Seguramente no vio que luego de .

2. �xe3, l:1 e8 sigue 3. i,e5, y se queda con una pieza menos.

Ejemplo 8 Automate en una jugada Sliwa-Malich

Esta posición , en la que la situación de las negras es desesperada, se originó en el torneo de Gotha de 1 957. Las blan­ cas ganan de manera muy sencilla des­ pués de 1 . l:1 xc5 ! , seguida de g4 y @ g3. En vez de esta generosa transacción, Sli­ wa fue demasiado avaro e intentó conser­ var la calidad de ventaja. 1 . g4??, i,d6+ Y mate en la jugada siguiente. ¿Necesita esta continuación algún co­ mentario? Es interesante que Sliwa hicie­ ra esta jugada en el mismo torneo en el que venció a Bronstein.

12

L O S M A E S T R O S TAM B I É N

Ejemplo 9 Automate en dos jugadas Orbaan-lvkov Wageningen, 1 957

SE EQUIVOCAN

Ejemplo 10 Cuando el rey no tiene jugada . . . Siempre hay q u e ser prudente cuando el rey no puede moverse. Foldi-Flórián Budapest, 1 958

Las negras han penetrado en la pri­ mera fila con las piezas mayores y ame­ nazan mate. Las blancas, sin embargo, no tienen por qué abandonar la partida, puesto que pueden parar el mate con 1 . @ h2, pero ¿qué jugó Orbaan? 1 . i,g2??, a la que siguió 1 . ... , .l,l h1 +, y tuvo que abandonar.

Las blancas querían apresar un peón en esta posición ( i ¿o debería decirse me­ jor que querían suicidarse? !) y capturaron en b7. No es de extrañar que esta jugada pierda enseguida. 1 . �xb7??, ... Ahora revive el caballo, antaño inac­ tivo. 1 . ... , t2\b4! ! Y las blancas abandonaron, pues se amenaza . . . t2\a2 mate, y la dama está colgando.

LA CEGUERA SIMPLE

Ejemplo 1 1 Cuando e l rey d a mate a la torre De Greiff-Cardoso Portoroz, 1 958

En este torneo de la carrera por el tí­ tulo mundial, ambos participantes suda­ mericanos protagonizaron una enconada lucha. En este final, la posición blanca es algo más favorable. Debería bastar acti­ var el caballo y aprovechar la columna abierta, así como la mejor estructura de peones. Las blancas, sin embargo, hicie­ ron una jugada suicida. 1 . t¿j d3??, @e7 Y el rey negro «ha dado mate» a la to­ rre enemiga.

13

2

LA CE GUE RA MUTUA, RE GU LAR

Y

CONTAGIOSA

Según los expertos, la ceguera ajedrecística es una enfermedad contagiosa. Esto lo demuestra el hecho de que aparece varios d ías en el local de juego en varias mesas. La causa de este fenómeno es tan misteriosa como la propia enfermedad . Una clase extraordinariamente frecuente de ceguera es la que provoca que ambos jugadores cometan el mismo error. No pocas veces se encuentra también la que pro­ voca que los errores se cometan en serie. Aqu í debe señalarse que la forma más sua­ ve de esta clase de ceguera es tan frecuente como el constipado, por lo que no se considera una enfermedad g rave. Un caso por completo fuera de lo común es aquel en que la ceguera afecta no sola­ mente a ambos jugadores, sino también a los espectadores. Esta clase puede encon­ trarse incluso en las colu mnas de los periódicos. La describió con gran acierto el Dr. Tarrasch, el destacado médico y gran maestro. La equivocación que sigue pasó en el torneo de Karlsbad, la transmitieron los pe­ riódicos y aquejó a decenas de miles de ajedrecistas. Schlechter-Perlis Karlsbad, 1 91 1

Schlechter ha sacrificado la calidad con 22 .l::!. axb4 para recuperarla con ventaja en la jugada siguiente mediante 23. t¿j xc6+. En sus análisis, Schlechter puso a esta juga­ da un signo de admiración, y así ha pasado esta interesante partida a la prensa mundial: todas las revistas de ajedrez la han reproducido de esta manera y nadie se ha olvidado de poner un signo de admiración a la jugada 22 de las blancas. Asimismo, nadie ha visto que la jugada correcta no es este sacrificio de calidad con el signo de admiración, sino la sencilla 22. tt:Jxc6+, con la que las blancas ganan la ca­ lidad y un peón; después de eso el adversario puede abandonar con toda tranquilidad. Que el error no se difundiera todavía más solamente hay que agradecerlo a la circuns­ tancia de que pocos leían la prensa ajedrecística de la época. Desde entonces se han dado numerosos casos parecidos: piénsese, sobre todo, en los ejemplos 31 y 32, lo que demuestra ampliamente la teoría de la propagación epidé­ mica de la ceguera ajedrecística, como la describió Tarrasch. .

16

L O S M A E S T R O S TA M B I É N

Ejemplo 12 La pequeña falta de lógica de Rubinstein

SE EQUIVO CAN

Después de esta jugada, las tablas son inevitables. 3. 4. 5. 6. 7.

Kostié -Rubinstein Karlsbad, 1 91 1

... , g b2 l::i,c 5, @ d6 .S, c8, @ d7 l::i.c 5, @ d6 M, c3, d4

Tablas. Y Rubinstein tenía motivos pa­ ra levantarse contento.

Ejemplo 13

Sacrificio de pieza omitido

Patay-Grünfeld Merano, 1 924 Rubinstein vio una interesante varian­ te de tablas, que creyó introducir con 1 . . . , @e6??. .

Los comentaristas consideraron después que esta j ugada es u n error, pero es mucho más que eso. La cegue­ ra radica muy a menudo en que el juga­ dor está tan obsesionado por su idea que es «ciego» a todas las demás. Eso es lo que le pasó también a Rubinstein. Kostié, por supuesto, aprovechó ense­ g u ida la oportunidad que se le brindaba y jugó

Excepto las torres, todas las piezas blancas están en las mejores casillas. Las negras deberían haber simplificado con 1 . . . , J,xf3. En cambio, el gran maestro Grünfeld dio a su adversario la posibilidad de vencer al jugar .

2. t¿j d4+. 2 . ... , @xe5 Hasta ahora todo va conforme al plan, pero Rubinstein no ha visto que el sacrificio de las blancas es funesto para él, puesto que la partida está i rremedia­ blemente perdida después de 3. t¿jc6+ ! . Sin embargo, en esta posición interviene la ceguera mutua, que todo lo salva, y Kostié, estim ulado por la posibilidad de vencer a su renombrado adversario, to­ mó aqu í el alfil . 3 . tt:Jxc2??, ...

1 . ... , M, e8??. 2. l:!'.ae1 ?, ... Patay jugó de manera estereotipada y no vio el sacrificio corriente 2. tl'ixf7!!, que habría ganado: 2 . . . , @ xf7 (2 . . . , J,xf3 3. �xe6, j, d5! 4. t¿j xd8+) 3. t¿j g5+, � g8 4. 'iVxe6+, � g7 5. �f7+, � h8 6. t¿je6, ganando. Las negras habrían per­ dido también, no obstante, después de 2. ... , j,xt3 3. 'iVxe6, J,d5! 4. tl'ixd8+, que es algo mejor. .

.

L A C E G U E R A M U T U A,

R E G U LA R Y C O N TA G I O S A

Sin embargo, luego de 2 . � ae1 y al­ gunos errores más, fueron las blancas las que, finalmente, cayeron derrotadas.

Ejemplo 14 Elegancia suma Binder-Koródy Szolnok, 1 932

17

5. �c8, d3 6. � d2, �d8! De nuevo un sacrificio de dama, que esta vez, sin embargo, es correcto. 7. '@'c3, ¡ybs 8. @h1 , °@'c6 Y las blancas abandonaron , puesto que no puede pararse el peón «C» .

Ejemplo 15 Todo examinado a fondo El ejemplo que sigue de ceguera mu­ tua, publicado por L. W. Barden, provie­ ne de una partida de la Olimpiada de Helsinki.

El maestro Koródy ha llegado a esta posición mediante una grandiosa combi­ nación. Ahora puede ganar jugando sen­ cillamente 1 . . . . , d4 seguida de . . . , d3. Sin embargo, no le satisfacía el ganar con sencillez y continuó con

Porath (lsrael)-Donner (Holanda) Helsinki , 1 952

1 . ... , c2?, que parecía muy elegante. U na vez he­ cha esta jugada, vio de repente que des­ pués de 2. ¡yxe5, c1 ¡y+ 3. @ h2, tll f 1 + 4. @ g 1 la continuación que había pla­ neado, 4 . . . . , tll g3+, no ganaba por 5. � e 1 . Por tanto, no le quedaría más re­ medio que conformarse con el jaque per­ petuo 4 . . . . , tll e 3+. El maestro estaba tan nervioso por ello que no podía esperar sentado la respuesta del rival, de modo que se levantó y empezó a ir de acá para allá. Por suerte para él, su ceguera había sorprendido tanto a Binder que este no se atrevió a aceptar el sacrificio. 2. � e1 ?, ¡ygs 3 . .l::te 2, d4 4. �a8+, @f7

Porath, que era más conocido por el nombre de Foerder en la época prebélica, continuó con la jugada siguiente: 1 . @d4??, ... Donner pensó durante un cuarto de hora y respondió de esta manera: 1 . ... , @d7 Después de 2. � a2, � g1

18

L O S M A E S T R O S TA M B I É N

SE EQUIVOCAN

de 2. hxg7, b2 tiene una torre de ventaja, pues las blancas no pueden impedir que el peón corone.

3. l:i,g2, l:(e1 4. l:(a2, la partida finalizó en tablas. Ninguno de ambos adversarios vio, no obstante, que contra 1 . �d4 gana en­ seguida 1 . . . . , l:i,xe4+ (2. @xe4, il,f5+, con ganancia de pieza) .

Ejemplo 16 La idea «ganadora»

Ejemplo 17 Un par de errores H. Johner-Wilaert Vevey, 1 955

Barda-Golombek Bucarest, 1 953

1 . l:l, h1 ??, l:i,g2+??

Las blancas tienen un fuerte ataque, pero las negras, en cambio, un peón pa­ sado adelantado. La situación no es sencilla: si juegan 1 . l:i. b7, después de 1 . . . , bi. b8, las blan­ cas a lo sumo pueden hacer tablas; p. ej. : 2. l:i. xb8, ¡vxb8 3. V/iie 7, V/iif 8. Aqu í, Barda encontró una continua­ ción «ganadora» que habría podido cos­ tarle la partida. .

1 . l:i,g7+??, @ h8?? Después de esto, las blancas, natural­ mente, ganaron, puesto que contra 2. g b7! no sirve 2 . . . . , l:i. b8 a causa de 3. V/iif6+ ! . Por eso, Golombek abandonó. Sin embargo, habría podido ganar con 1 . . . . , ¡vxg7! ! , puesto que después

Ambos bandos han cometido erro­ res. Solamente después de 1 . il,xc5, bxc5 pod ían j ugar las blancas 2. l:l. h 1 , mientras que las negras, por su parte, habrían podido ganar enseguida con 1 . . . . , illd 3+! ! , puesto que luego de 2 . cxd3, l:i,g2+ tienen ventaja de calidad y mejor posición. El orden de jugadas, sin em­ bargo, no da igual. .. 2. @f1 , ill d 3 Las negras, por desgracia, han inver­ tido el orden de estas dos jugadas. Des­ pués de 3. ,Mxh3! , 4Jxb2 4. �xg2, las blancas acabaron ganando la partida.

L A C E G U E R A M U T U A,

REGULAR Y

Ejemplo 18 Nerviosismo innecesario V. Menke-Gente Lüneburg , 1 955

C O N TA G I O S A

19

Ejemplo 19 Peligroso apresamiento de peón Domino-Sternberg Berl ín , 1 955 N

Esta posición ganada se publicó en la revista Schach. ¿Qué es aquí lo más senci­ llo? Sin duda, 1 . ... , � g6, después de lo cual las blancas ya no tienen defensa alguna. Ahora bien, ¿qué es lo más espectacular?

Las negras quisieron ganar un peón y mejorar al mismo tiempo su posición y ju­ garon 1 . ... , �xa3?? ,

1 . ... , .l:!, xg2 ! ! a l o q u e siguió ¡ Bravo! Las negras sacrifican l a dama para recuperarla «con intereses» .

2 . .l:!, d8+??, .l:!. xd8 3. ¡vxd8+, i,f8,

2 . i,xb6, .l:!. g6+? ¡ Erróneo! Las negras habrían reco­ brado la dama luego de 2 . . . , l:i. g3+ 3. .l:!. f3, i,xf3+, quedándose con un final ganado. Quizás retrocedieron instintiva­ mente con la torre a g6, pero es igual: lo que ha pasado ya no puede cambiarse. .

3 . .l:!. f3, 0-0 4. a3?, .l:!, c8 5. axb4??, ... Cuando se tiene una dama de venta­ ja, no puede perderse tiempo. Las blan­ cas habrían podido ganar con 5. t¿j d2. 5 . ... , i,xf3+ 6. Vj'xf3, .l:!. c1 + Y mate en la jugada siguiente.

etc. Ambos jugadores no vieron que las blancas ganan enseguida después de 2. . . . , t¿jf6+ ! ! ; p. ej. : 2 . . . . , i,xf6 (contra 2 . . . . , � h8 viene 3 . .l:!,d8+!) 3 . .l:!,d8+, .l:!. xd8 4. ¡vxd8+, �g7 5. exf6 mate.

20

L O S M A E S T R O S TA M B I É N S E

EQUIVOCAN

Ejemplo 20 Demasiado sencillo para verlo

Ejemplo 2 1 Cuando u n gran maestro no apunta la partida

Géller-Bronstein Torneo de Candidatos, Á msterdam, 1 956

En el XXI I I Campeonato de la U RSS, el g ran maestro Averbaj , que se hallaba en g raves apu ros de tiempo, dejó de anotar la partida. E l gran maes­ tro Spasski , que ten ía una posición de ataque muy fuerte, sacrificó u n alfil en la jugada 38. Averbaj-Spasski

En esta complicada posición, hallán­ dose en graves apuros de tiempo, ambos grandes maestros concentraron la aten­ ción en el flanco de dama y no vieron una ganancia o pérdida de pieza que no sola­ mente deberían ver los candidatos a cam­ peón mundial, sino también los jugadores débiles. 1 . J;i.ca1 ??, ... La respuesta de Bronstein no fue me­ nos interesante:

La dama no puede capturar en h2, puesto que las negras tienen una posi­ ción ganada después de 1 . �xh2?, �xe3+. Averbaj no encontró la continua­ ción correcta en esta difícil posición y pro­ siguió con 1 . �xh2?.

1 . ... , i,xd3?? Nadie vio que las negras habrían po­ dido ganar una pieza con 1 . . . . , .:{Jxf1 . Por cierto, la partida acabó en tablas tras 97(!) jugadas.

La respuesta correcta era 1 . � h 1 !, y después de 1 . . . . , �e4+ 2 . �xh2, ga­ nan las blancas, puesto que ya no hay más jaques. 1 . ... , 'iV b8+ 2. �g1 , J;i.xb2 3. �f7+, � h8 Los j ugadores se encuentran ya en la j ugada 4 1 , pero Averbaj no lo sabe. Cree estar todavía en apuros de tiempo y con 4. J;i.f2??,

L A C E G U E R A M U T U A,

R E G U L A R Y C O N TA G I O S A

comete s u segundo error. Y con los erro­ res pasa lo mismo que con los ataques de apoplej ía: pocas veces se sobrevive al segundo. 4 . ... , 'lW g3+ Y las blancas abandonaron.

Ejemplo 22 La fuerza interior Algunas posiciones son tan dinámi­ cas y tienen tanta fuerza i nterior que -con un juego impreciso del adversario­ uno puede permitirse también incurri r en errores de bulto. Benkner-Herzog Campeonato de Alemania por Equipos, 1 958

21

Sin embargo, su posición era tan di­ námica que las negras también debían tener cuidado después de la jugada si­ gu iente. 2. g h1 , ... Ahora se amenaza 3. @ g 1 +, con ma­ te. Las negras pararon esta amenaza me­ diante 2 . ... , �b6, a lo que las blancas replicaron 3. g4. Las negras no quisieron devolver la pieza, aunque después de 3 . . . . , 'lWe3 ha­ brían tenido todavía buenas posibilidades de hacer tablas, sino que capturaron con­ fiadamente el peón. 3 . ... , itxg4??

B

Debido a la ceguera mutua, las blan­ cas volvieron a tener ventaja, que esta vez ya no dilapidaron. 4. @ g3+, ithS 5 . .i::!. xh5+, ...

Las blancas tienen una posición estu­ penda. La mejor jugada es probablemen­ te 1 . 1::1. h 1 , y a 1 . . . . , 'iVb6 sigue 2. g4! . Sin embargo, e n e l fragor del combate, el primer jugador efectuó 1.

t¿jxf5+??,

elegante (pero mala), y vio horrorizado que las negras en vez de 1 . . . . , gxf5, a lo que seguiría 2. 'lWf6+, y mate en la próxi­ ma, podían capturar con el alfil . 1 . ... , itxf5

Las negras abandonaron, puesto que después de 5 . . . . , �xh5 se les da mate con 6. 'lWh 1 #. A 5 . . . . , gxh5 sigue 6. 'lWf6 mate.

22

LOS MAESTROS TAMBIÉN SE

Ejemplo 23 Un ejemplo más de ceguera mutua Reshevsky, el famoso gran maestro estadounidense, se ve aqu í acosado por su adversario, el gran maestro László Szabó, en el Torneo de Candidatos de Zúrich-Neuhausen (1 953) . Szabó-Reshevsky Zúrich , 1 953

EQUIVOCAN

6. e4, �e6 Según Barcza, el peón de e4 está en­ venenado, puesto que las blancas ganan la dama después de 6 . . . . , 'iVxe4 7. i,g7 (ahora a 7 . . . . , bi. e8 sigue 8. i, h8) , b6 8. i,xf8, @xf8 9. 'iVh8, @ e7 1 0. bi. e 1 . Según Kurt Richter, las negras deben capturar, en cambio, el peón de e4, des­ pués de lo cual tienen buenas posibilida­ des contra i, g7 mediante . . . , tLl e6. ¿ ¡ Quién tiene razón entonces!? 7. i,g7, b6? Aq u í probablemente era mejor 7 .. . . , ll e8, aunque la posición del rey negro parece muy vulnerable luego de 8. iÍ,h8, f6 9. i,xf6. Por eso, Reshevsky decidió sacrificar la calidad. Habría salido del fuego para caer en las brasas si las blan­ cas hubieran continuado con 8. iÍ,h6, f6 9. �g3, atacando a la vez la torre de b8 y el peón de g6, pero ¿qué pasó en la partida?

Las blancas acaban de dar jaque con su última jugada. La continuación correc­ ta de las negras, según el gran maestro Barcza, habría sido 1 . . . . , � h8, aunque 2. �e4 es muy fuerte. Sin embargo, las ne­ gras se dirigen ciegamente hacia la perdi­ ción y juegan 1

. ..

. , i,xf6??,

con lo que el gran maestro Szabó habría podido finalizar rápidamente la partida mediante 2. �xg6+, y mate en la jugada siguiente. En cambio, apurado de tiem­ po, jugó 2. i,xf6??, después de lo cual todavía q uedaba mu­ cha partida. 2 . , i,xd5 3. cxd5, �d6 4. 'iYc3, �xd5 5 .a: fd1 ' 'iVf5 ...

.

8. i,xf8??, �xf8 Y en vista de los apu ros de tiempo mutuos se dejó por tablas.

Ejemplo 24

La fuerza del jaque intermedio

Fuderer-Wade Torneo Zonal de Múnich, 1 954

L A C E G U E R A M U T U A,

R E G U LA R Y C O N TA G I O S A

En esta posición no es d ifícil en­ contrar la j ugada q u e gana, 1 . . .. , i,c6. E l maestro Wade tam bién la vio, pero a pesar de e l l o no la j ugó porq u e tuvo m iedo de q u e se l e d i e ra mate después de 2. M xe6, .l:Ixd4 3 . .l:Ixd4, .l:Ixd4? 4 . .l:Ie8+, i,e8 5 . 'iVxe8+ . Conti n u ó , pues, con

23

Ejemplo 25 Suerte desperdiciada Bisguier-Smyslov Encuentro EUA-U RSS, 1 955

1 . ... , i,eS?. Lástima que viera fantasmas, ya que luego de 1 . . . . , i,c6 habría ganado, sin embargo: no ten ía más que i ntercalar dos jaques: tras 2. 1:i. xe6, c2+! ! 3. @xc2, 'ifc5+ 4. @b1 , .l:Ixd4 5 . .l:Ixd4, .l:Ixd4 6 . .l:Ie8+, i,xe8 7. 'fixe8+, la dama vuelve a f8, y las negras tienen una torre de ventaja. Es una vieja verdad que las buenas posiciones no pueden echarse a perder con una jugada. Las negras siguen estan­ do bien después de 1 . . . . , i, e8. 2. f5, i, h5? Equivocándose por segunda vez. La continuación correcta era 2 . . . . , e5! 3 . .l:Ixe5 y solamente entonces . . . , i, h5, con posición ganada. 3 . .l:i d3, ... Rematando la serie de errores siguió ahora 3 . ... , c2+??, que de ninguna manera era obligada. Las blancas, por supuesto, no capturaron, si­ no que escaparon del ataque mediante 4. @c1 ! y acabaron ganando la partida con una bonita combinación.

1 . é2J g4??, . ..

Bisguier hizo esta j ugada para impe­ dir . . . , g6, pues pensaba que después pod ía tomar el peón de h6 sin más. No vio que quedan dos piezas colgando, de las que una se pierde. 1 . ... , g6 2. éll x h6+, @ h7 No ver una j ugada así es la forma más simple de ceguera. Es, sin embargo, muy notable que también el gran maestro Smyslov, que ya era subcampeón mun­ dial, cometa un error parecido algunas ju­ gadas más tarde. 3. 'iYg4, i,xh6 4. 'iVh4, g5 5. 'iVg4, éll ac5 6. h4, 'fj d7?? Aunque esta jugada no es un error tan directo como la primera, pierde una pieza. 7. 'fj t5+, @gS Con todo, Bisguier pasó por alto la ga­ nancia de pieza y jugó: 8. hxg5?, ...

24

L O S M A E S T R O S TA M B I É N

Según Euwe, las blancas habrían po­ dido ganar una pieza con 8. i,xc5, tll xc5 9. 'fVxd7, t¿jxd7 1 0. g xd6! . La oportunidad perdida, naturalmente, no volvió a presentarse, y Smyslov ganó la partida con gran estilo. 8 . ... , i, g7 9. g bd1 , VJif e7 1 0. g3, g fd8 1 1 . � g2, b6 1 2 . .l:l h1 , t¿jf8 1 3 . .ld. hS, VJij e6 1 4. l::!, d1 , 'iW xc4 1 5. g dh1 , ¡vxc2 1 6. ¡vh3, ¡vxe4+ 1 7. f3, ¡vc2+ 1 8. i, f2, tlJ g6 Las blancas abandonaron.

Ejemplo 26 Siempre llueve sobre mojado A menudo se dice que « las desgra­ cias nunca vienen solas » , siempre llueve sobre mojado. Las más de las veces, los errores en el ajedrez pueden explicarse por fatiga mental, que aparece mucho más a menudo en el final.

SE

EQUIVOCAN

en H ungría)-, pero la rechaza desde el principio, puesto que la mayoría de las veces es peligroso tomar el peón « b » . S i n duda, la dama negra está m u y mal después de 1 7 . . . ., t¿j xd3+ 1 8. ¡vxd3, �xb2 1 9. 0-0. Las negras no han visto, sin embargo, que invirtiendo el orden de las jugadas pueden ganar no uno, sino dos peones. 1 7 . . . ., �xb2! 1 8. o-o (1 8. 'iVxb2? no es jugable, por supuesto, a causa de 1 8 . . . . , t¿j xd3+, que cuesta una pieza a las blancas) 1 8. . . . , �xc2 1 9. i,xc2, t¿jxc4. Si se intenta evitar esta va­ riante con 1 8. l:! c1 , las negras también continúan en este caso con 1 8 . . . ., ¡vxc2 1 9. i,xc2, i,d7 (naturalmente, no 1 9 . . . . , t¿jxd4?? por 2 0 . i,a4+, ganando una pieza) 20. i,b1 , g c8, después de lo cual las negras ganan asimismo otro peón. Co­ mo se ha dicho, Rabar debió de haber vis­ to la ganancia de peón, pero a pesar de ello continuó con 1 7 . ... , i,d7? 1 8. 0-0, g c8 1 9. b4?, ... Aqu í se le presentó de nuevo la oca­ sión de ganar un peón con la senci lla 1 9 . . . . , i,b5!, pero jugó 1 9 . ... , �a6?

Bisguier-Rabar Gotemburgo, 1 955

y después de 20. a4! , t¿jxd3 21 . bS, �b6 22. �xd3 se quedó de repente con una mala posi­ ción y acabó perdiendo la partida.

Ejemplo 27 «Una jugada para el Zonal» El maestro Rabar debe de haber vis­ to la ganancia de peón -escribe Asztalos en Magyar Sakkélet (Vida ajedrecística

Así llamó el maestro internacional Szi­ lágyi a la jugada que le aseguró la clasifi­ cación para el Zonal. Sin embargo, lo que precedió a esa jugada es un interesante

L A C E G U E R A M U T U A,

R E G U LA R Y C O N TA G I O S A

ejemplo de ceguera mutua. En la última ronda del XII Campeonato de Hungría, la partida Szilágyi-Honfi debía decidi r quién iba al Zonal , Portisch o Szilágyi . El maes­ tro Honfi era conocido por su juego de ataque y en esta partida también tuvo un peligroso ataque contra la posición del rey negro. Honfi-Szilágyi X I I Campeonato de Hungría, 1 956

25

realmente poner a salvo el rey. Ganaron la partida en la jugada 49.

Ejemplo 28 Llegar tarde a la boda Es muy fastidioso pasar por alto un mate, pero intentar darlo una jugada más tarde, cuando ya no es posible, da risa (por supuesto, solamente a los especta­ dores). Edelstein-Earl Y aggie California, 1 957

Las negras querían defender la casilla a8 (además, el peón debió de saberles bien), aunque 1 . . . . , .l:i. 3c8 habría sido mucho mejor, y continuaron con 1 . . , "iVxd5?? . .

.

No vieron que el caballo está clavado y el adversario habría podido ganar con 1 . i,,x g6+! , fxg6 3 . .i::í,a 7+, @g8 4. f7+. Ahora bien, el rival tampoco lo vio y jugó 2. i,,e 4??. 2 . ... , �b5+ 3. @ g1 , .l:i. ces?? Aqu í todavía habría ganado 4. i,,x g6+! . Esta continuación volvió a pasar inadvertida a las blancas (ni siquiera se vio en los análisis de la partida, pues a esta jugada de torre incluso se le había puesto un signo de admiración) . Siguió 4. 'iYxh5+??, @ gS, después de lo cual las negras pudieron

Las negras pueden dar mate al adver­ sario en dos jugadas de manera bastante fácil (1 . . . . , .l:lxh2+! , y a @ l élJ xh2 sigue 2 . . . . , °iVg2 mate). En cambio, j ugaron 1 . ... , ]d fS??. 2. �xd5, ... Y ahora advirtieron la posibilidad per­ dida y jugaron a la velocidad del rayo 2. ..., .l:i. xh2+??, después de lo cual las blancas se limita­ ron a capturar con el caballo, 3. élJxh2, y no fue hasta este momento cuando vie­ ron las negras que la dama defiende el mate en g2.

26

L O S M A E S T R O S TA M B I É N S E

Ejemplo 29 Otra vez el segundo error Matulovié-lvkov Encuentro, 1 958 N

EQUIVOCAN

Este segu n do e rror les costó la par­ tida. 2. V/!ic7+, @ a7 3. 'iVxa5+, � b8 4. idc8+, ... ¡ U n maravil loso sacrificio de desvia­ ción! 4 . ... , i,xc8 5. i,c7# Un mate tan bonito no se ve todos los d ías.

Las negras tienen aqu í la posibilidad de finalizar su mag n ífico ataque con un mate en tres jugadas. (1 . . . . , 'iVe4+ 2. \t>d2, �xc2+ 3. @e1 , t¿j d3 mate) . En cambio, jugaron

Ejemplo 30 Demasiado fuerte Polugaevski-Lútikov Campeonato de la U RSS, 1 958

1 ... , t¿jxc2+?? .

y se contentaron con recuperar la calidad.

N

1 . V//ic7??, ...

Esta posición p roviene d e la misma partida entre los m i smos adversarios, en la que las blancas aprovecharon sin piedad el n u evo e rror del rival. Las ne­ g ras pueden parar la amenaza de ma­ te en c8 mediante la sencil l a 1 . . . . , a6 o la cu riosa 1 . . . . , � h 3 . E n cam bio, j u ­ garon 1 . ... , a5??.

Demasiado fuerte. La sencilla 1 . �c6 habría sido la continuación correcta, des­ pués de la cual las blancas habrían tenido buenas posibilidades de victoria a causa de los dos peones pasados. Esta jugada les costó, en cambio; uno de ellos. 1 . ... , V//ix d5! ! Solamente en este punto vieron las blancas asustadas que se les da mate después de 2. t2ixd5, t¿j d2+ y 3 . . . . , ]de1 #. Estaban tan sorprendidas que en

L A C E G U E R A M U T U A,

R E G U L A R Y C O N TA G I O S A

vez de defenderse con 2. @ g 1 cometie­ ron otro error, que esta vez fue, sin em­ bargo, el último. 2. 'tW c2??, ... Kurt Richter dice que 2 .M. c6? (a fin de parar la amenaza .. ., ¡vb5+) es igual de mala a causa de otro sacrificio de da­ ma: 2 . . . ., 'iVd1 +! . A la textual siguió, sin embargo, .

2 . ... , 'tWb5+ 3. �e2, 'iYb1 +!, y Pol ugaevski abandonó, puesto que si 4. 'iVe1 , gana 4 . . . , tl'ld2+. La moraleja de esta partida: también cuando el rey está en f1 puede ser útil abrir una «ventana» . .

Ejemplo 3 1 La ceguera del campeón mundial Alekhine-Euwe Encuentro por el Campeonato Mundial, Róterdam, 1 937

« Una equivocación, pues 2. ¡yh8+, segui­ da de 3. tl'lxf7+, gana enseguida. Este error no tiene nada de sorprendente, en vista del hecho de que la historia del aje­ drez muestra un sinnúmero de errores parecidos, y aún peores, cometidos por destacados maestros. También en este ca­ so debe atribuirse el error a la enorme pre­ sión, así como a los apuros de tiempo. Tampoco sorprende que Euwe, que se en­ contraba en el mismo estado de nervios, no se diera cuenta del peligro hasta dos ju­ gadas más tarde. Lo realmente sorpren­ dente es que toda una multitud de grandes maestros espectadores -según informa el Neue Leipziger Zeitung (Nuevo periódico de Leipzig) eran Eliskases, Fine, Flohr, Re­ shevsky- fuera víctima de esta clase espe­ cial de ceguera, puesto que no vieron hasta el día siguiente la continuación co­ rrecta, de la que normalmente se habrían percatado enseguida incluso en una parti­ da rápida. Un caso especial y poco común de "sugestión masiva"» . Todavía siguió 2. i, b2?, i,c6? 3. a3?, y la partida, que quizás habría podido ser de importancia decisiva, acabó por fin en tablas.

Ejemplo 32 Ceguera contagiosa Lapiken-Reshevsky Long Beach, 1 955

En la posición del diagrama, las ne­ gras jugaron 1 . ... , 'iVe5?. No carece de interés citar los estupen­ dos análisis de Géza Nagy publicados en la revista Magyar Sakkélet del año 1 938:

27

28

L O S M A E S T R O S TAM B I É N S E E Q U I V O CAN

Las blancas acababan de tomar en g7, y al gran maestro Reshevsky se le ocurrió de repente la fatídica idea de dar un jaque intermedio con la dama. 1 . .. , �e6+?? .

Las blancas jugaron con docilidad 2. � b1 ??, y finalmente perdieron la partida. Ni el

gran maestro ni su adversario, pero tam­ poco los espectadores, vieron que las blancas habrían podido ganar enseguida (¿ceguera múltiple debe de ser esto?). Más tarde, el ajedrecista Karl Burger, de Nueva York, cayó en la cuenta de que las blancas pueden ganar mediante 2. i,c4!!, puesto que 2 , bxc4 no es buena a cau­ sa de 3. 'iVh6+, con mate, y contra 2 . . . . , 'iVxc4+, en cambio, las blancas ganan la dama por medio de 3. b3 a causa de la misma amenaza de mate. .

...

3

OPORTUNIDADE S PE RDIDAS En los casos de ceguera m utua, hay numerosos ejemplos en que, después de los errores de los que el adversario no se percató, se siguió jugando tranquilamente y sin consecuencias. La expresión «oportunidades perdidas» no se refiere a que no se aprovecha ense­ guida el error del rival, sino más bien a que no se hace la jugada decisiva cuando la si­ tuación está madura para ello. Esta forma de ceguera aparece con mucha más frecuencia que la mera equivocación, pero es mucho más difícil de advertir. Puede de­ cirse, pues, que el camino hacia la derrota está jalonado de oportun idades perdidas. A veces están tan ocultas que apenas puede hablarse de ceguera. Mejor sería hablar aquí de jugadas débiles. A menudo tampoco hay transición alguna de la ceguera a una opor­ tunidad perdida, y de ello podría ser un buen ejemplo la partida Averbaj-Bronstein, sobre la que los teóricos todavía discuten. Sin embargo, en la mayoría de los casos es fácil mostrar, si bien posteriormente, en qué fase de la partida se dejó escapar la victoria. La pregunta de por qué un jugador destacado no ve una jugada evidente, que tam­ bién descubre enseguida un jugador mucho más débil, es fácil de contestar. Después de tres o cuatro horas de lucha difícil con los nervios a flor de piel, cuando el suave tictac del reloj molesta a los jugadores y la función cerebral flaquea al calcular las variantes, cuando ya no queda tiempo para sopesar la posición y calcular con detalle, entonces lle­ ga el momento de los errores simples. El propio Euwe dijo sobre uno de esos errores co­ metido en una partida contra Smyslov: « H e olvidado por completo que sencillamente podía tomar la torre de b8» . S í, eso es: como no ten ía tiempo de calcular la variante una vez más, dejó pasar la mejor oportunidad. Sin embargo, sin estos errores no habría lu­ cha en el ajedrez. El juego del ajedrez se convertiría más bien en una tarea matemáti­ ca que podría resolver mejor una computadora.

L O S MAE S T R O S TAM B I É N S E E Q U I V O CAN

30

Ejemplo 33 El « farol» Asztalos-Alekhine Bled, 1 931

bio, con el rey, viene 4. tb e5+, h6 7. 'iYg7+, � h5 8 . 'iYg5 mate.

37

O P O RT U N ID A D E S P E R D I D A S

Ejemplo 47 Supercombinación Teschner-Sahlmann Wilhelmsruh, 1 953

Las blancas acaban de ganar un peón y pueden vencer muy fáci lmente: no tie­ nen más que cambiar las torres y trans­ formar el peón de ventaja. Quizás los malos esp íritus les aconsejaron que to­ maran otro peón con 1 . j,d5. Después de 1 . . . , .U. xe5 2 . Ii. xe5, f6 3 . bt e2, j, c8, 4. j,xb7 parece ser u n mag n ífico contraataque, puesto que no puede cap­ tu rarse el alfil a causa de la horquilla de caballo. Si, en cambio, las negras captu­ ran el caballo con la torre, eso les cuesta otro peón después de 5. j,xc8. ¡ U n plan estupendo! Así que ¡ adelante! .

1 . j,d5??, .l:I xe5 2 . .l:I xe5, ... Sin embargo, en vez de la esperada jugada de peón sucedió: 2 . ... , j,c8! De repente, las negras amenazan tanto . . . , f6 como . . . , t¿jf6. Teschner se decidió aqu í por 3. t¿j b3, f6, pero después de esto pierde como m íni­ mo la calidad.

Ejemplo 48 Mientras hay vida hay esperanza Aitken-Torán Múnich, 1 954

Después de la última jugada de las negras ( . . . , j,d5-e4) se amenaza la hor­ quilla de peón c7-c5, que las blancas no pueden impedir, puesto que no pueden mover ni el alfil ni el caballo. Por eso, Ait­ ken, resignado, jugó 1. t¿j d3??, j,xd3 2. cxd3, c5! 3. j,xc5, t¿jxc5 4. d4, t¿je4, y las negras ganaron con facilidad. Kurt Richter mostró más tarde que las blancas abandonaron innecesariamente, puesto que habrían podido hacer tablas, aunque la jugada 1 . Ii. b3! no era nada fá­ cil de encontrar. Si sigue entonces la hor­ quilla 1 . . . . , c5, el primer jugador puede lanzar un contraataque: 2 . .Ii. a3, cxd4 3 . .Ii. xa4, dxe3 4. t¿j d3, después de lo cual puede hacer tablas fácilmente.

38

L O S M A E S T R O S TAM B I É N

Ejemplo 50 Una posibilidad de victoria desaprovechada

Ejemplo 49 Pasó la esperanza de victoria L. Szabó-Kupper Olimpiada de Á msterdam , 1 954

1

.

..

SE EQUIVOCAN

Rohr-Schuster Cannstadt, 1 954

. , h6??

Y las esperanzas de victoria se han desvanecido enseguida en el aire. La par­ tida finalizó más tarde en tablas, pero las negras habrían podido ganar mediante 1 . . . . , 1:!. e1 ! ! . Una jugada muy desagrada­ ble, puesto que no puede capturarse la torre a causa del mate. 2. �xc5 tampoco es buena, puesto que sigue 2 . . . ., 1:!. ff1 ! 3. �c7+, @ h6, y las blancas ya no tienen jaques. Si el primer j ugador se defiende, en cambio, con 2. h3, las negras sencilla­ mente ganan la torre de g5 después de 2. . . . , 1:!, xg 1 + 3. @xg1 , �e3+.

En la posición del diagrama, que apa­ reció en Schach, sucedió 1

.

...

, �xe4?,

lo que -aunque es una prueba más de la ceguera- no fue funesto, puesto que las negras ganaron después de una larga lucha. Sin embargo, s í fue una mala ju­ gada, puesto que Schuster habría podi­ do forzar la victoria enseguida mediante 1 . . . ., �e2 ! ! . Que la dama no puede to­ marse, es fácil de ver. A 2. 1:!. xf3, sigue 2 . . ., 1:!. xf1 + 3. �xf1 , �h2 mate . .

39

O P O RT U N I D A D E S P E R D I D A S

Ejemplo 5 1 Miedo a fantasmas

dos peones para llegar a la posición si­ guiente.

Fuderer-Medina Torneo l nterzonal de Gotemburgo, 1 955

Petrosián-Keres Gotemburgo, 1 955

B

1 . ... , .:2ia6? Las negras se asustaron de un fan­ tasma y « regalaron» la partida, aunque habrían podido ganar mediante 1 . . . . , dxe3 ! ! . A 2 . j,e4 (Medina debió de tener miedo de esta jugada) sigue 2 . . . . , exf2+ 3. @xf2, .l:i. e8! 4 . .ilxa8, "iVe3+ 5. @f1 , j,a6+, y todo ha terminado. Después de la textual , en cambio, se j ugó 2 . .:2i f3, bxc5 3. 0-0, y Fuderer consiguió poner el rey a salvo, de modo que las negras perdieron final­ mente en la jugada 33 una partida que habrían podido ganar en la 1 7.

Ejemplo 52 Se arredró ante las complicaciones No pocas veces ocurre esto: un juga­ dor que ha llegado a una posición ganada mediante un sacrificio « regala» la victoria en el último momento a causa de fantas­ mas que solamente existen en su imagi­ nación. El gran maestro Petrosián sacrificó

Ahora -como demostró Barcza en sus análisis- 1 9 . .i:í. e3! ! gana en todas las variantes, puesto que la pérdida de la da­ ma es inevitable. A 1 9 . . . . , g6 o 1 9 . . . . , @f8, 20 . .ilf1 gana la dama. Las blancas ganan también después de la mejor conti­ nuación de las negras: 1 9 . . . . , .:2ixd4 20. j,xh7+, @f8 21 . .l::!, xc3, .:2i e2+ 22. @ h 1 , .:2ixc3 23. °iVb2, .:2ixb5 24. �xb5, .l:i. d5 25. �b1 , .l:i. ad8 26. j, c2, con po­ sición ganada. Las negras puede n , no obstante, ju­ gar mejor haciendo 20 . . . . , \ti h8!? en vez de 20 . . . . , @f8: si las blancas continúan ahora exactamente como antes, las ne­ gras j uegan , después de 24. �xb5, 24. . . . , @xh7 (en vez de 24 . . . . , .l:i. d5) , con lo que -g racias a las dos torres, así co­ mo a los dos peones pasados y ligados contra la dama- incluso l levarían las de ganar. En este caso, las blancas no de­ ben continuar con 21 . .l:i. xc3?, sino con 2 1 . g h5 ! , después de lo cual la dama no puede reti rarse a causa de la amena­ za de mate. Si, en cambio, las negras in­ tentan dejar sitio al rey mediante 2 1 . . . . , j,f6, las blancas pueden jugar tranquila­ mente 22. .l:i. xc3, .:2i e2+ 23. @f1 , .:2ixc3 24. �c2, con lo que tienen una dama por una torre. Petrosián se arredró, sin embargo, ante las complicaciones, puesto que a

40

L O S M A E S T R O S TA M B I É N S E E Q U I V O CAN

causa de los apuros de tiempo no pod ía calcular todas las variantes, y jugó 19 . .l:í. b3, VWaS 20 . .l:í. bS, 'iYc3,

del texto, 1 . j,xe6 habría ganado ense­ guida. A 1 . . . . , fxe6 sigue 2. i{J g5, i{J g4 3. .ld xe6! .

después de lo cual la partida acabó en ta­ blas por repetición de jugadas.

Ejemplo 54 Cuando el juego «bonito» no basta

Ejemplo 53

M. Blumenthal-J. Freeman Houston, 1 956

No encontró la mejor jugada

La posición siguiente, publicada por el maestro Ki:iberl, proviene de un torneo de Dresde (1 956) . Bilek-Pachmann

B

Las blancas habrían podido ganar de manera segura con la sencilla 1 . .l:í. g4, pero quisieron «hacerlo bonito» e intenta­ ron decidir la partida mediante la especta­ cular 1 . .ld xe6?? . Bilek tenía una posición de ataque pe­ ligrosísima contra el gran maestro Pach­ mann, pero no encontró la continuación más fuerte. Jugó

S i n embargo, n o vieron un jaque inter­ medio de las negras . . . 1 . .. . , j,e4+

1 . f4?, y después sucedió: 1 . .. ., fS! 2. i{J gS, i{JxgS 3. hxgS, i{Jf3+ 4. @f2, i{Jxe1 5 . .ld xe7, .ld xe7 6. j,xfS!, @ g8 7. j,xg6, hxg6 s. VWxgs+, ... Y jaque continuo. En vez de la jugada

El alfil no puede tomarse a causa de la pérdida de la dama; al mismo tiempo defiende, sin embargo, el peón de g6 desde e4, de modo que las negras pue­ den simplemente capturar la torre en la jugada siguiente. En vez de ganar «de manera bonita » , las blancas perdieron «de manera bonita » .

O P O RT U N I D A D E S

41

PERDIDAS

Ejemplo 5 5 Un sueño s e desvanece en el aire

final n o ofrecería esperanzas a las blan­ cas. 3 . .. , Cbf7 .

Keres-Filip Torneo de Candidatos, Á msterdam-Leeuwarden, 1 956

Aqu í se aplazó la partida, pero Keres ya no pod ía salvarla, aun cuando se de­ fendió todavía durante 50 jugadas. La dis­ puta por el título mundial había acabado, el sueño se desvaneció en el aire. Lo que Keres no había visto fue que 1 . 'iVf6!! di­ recta (amenaza 2. n xf7) habría ganado; p. ej. : 1 . . . . , Cbxe5 2. 'YWxe5, y si 2 . . . , n e8, decide 3. °iYc7, y contra otras juga­ das gana 3. 'YWxe6+ y 4. n f7. .

Ejemplo 56 Una jugada demasiado tarde El d ramático g i ro q u e se p rodujo en la ronda 1 7 lo describió Euwe en Der Telegraph de manera vívida. Keres i ba en segundo lugar detrás de S myslov, y de esta partida dependía que d isputara el t ítulo m u ndial o no. E n la j u gada 33 sacrificó u n peón y, as í, obtuvo ventaja posicional decisiva en la 37 (véase el diagrama) . Las complicaciones le ha­ b ían costado mucho tiempo, de modo que no le quedaba mucho más para las últimas j ugadas. Mientras toda la sala, el balcón, la sala de prensa y los espectadores del restaurante, en el que también había un tablero mural, solamente m i raban la ca­ silla f6, el nervioso Keres jugó la neutral 1 . � h2?, y después de la respuesta de Filip, 1 . ... , n c4 ! , todo estaba perdido. Todavía siguió 2. °iYf6, Cbxe5 3. 'iVxe6+, puesto que l uego de 3. 'YWxe5, 'YWf4+ el

La posición siguiente se originó en el Torneo de Candidatos de Á msterdam (1 956) después de la j ugada 37 de las negras. Petrosián-Spasski

Petrosián continuó con la jugada 1 . @h1 , en apariencia completamente natural. Después de 1 . . . , i,e6 2. n d1 , ... .

(ahora esta jugada llega demasiado tarde)

L O S M A E S T R O S TAM B I É N S E E Q U IV O CAN

42

2. 3. 4. 5.

... , i,xg4 'if xg4, 'if xg4 hxg4, tlJ g5 @ g2, tbe6,

la partida finalizó en tablas en la jugada 71 . Las blancas -segú n u n análisis de Theo Schuster- habrían podido ganar si en vez de la jugada de rey h ubieran con­ tinuado ensegu ida con 1 . bi. d 1 . Luego de 1 . bi. d1 ! amenazan 2. bi. xd5 y 3. 'iYe8+. Contra eso, las negras no tienen defensa suficiente. A 1 . . . ., ld xg4+ sigue 2 . 'iYxg4+, con ventaja decisiva. A 1 . . . . , c6 sigue 2 . @ h 1 (aqu í, esta jugada es muy fuerte), 'iYxf7 3 . 'ifxf7+, después de lo cual las negras -da igual cómo capturen- tienen la partida perdida (p. ej . : 3 . . . ., i,xf7 4. bi, d8+ o 3 . . . ., @xf7 4. e6+, i,xe6 5 . bi. f1 o 3 . . . ., g xf7 4. e6, bi. f2 5. e7, tbf6 6. i,h5, ganando) .

cho de que el flanco de dama blanco es­ tá todavía por desarrollar: 1 . . . ., i,xe6!! 2. dxe6, fxe6 3. °if d1 , .S xf1 + 4. 'ifxf1 , bi. f8 5. '{4Vd3 (a 5. 'if e2 sigue 5 . . . . , °if e4!), �f4 6. 'iff3, 'iYe5 7. 'iVd1 , i, e 1 ! 8. @g1 , 'iVd4+ 9. @ h2, bi. f1 , ganando (se­ gún LNN).

Ejemplo 5 8 Sacrificio prometedor Dries-Perlo Bodengraven, 1 957

B

Ejemplo 57 Piezas por desarrollar Nievergelt-Frauenfelder Campeonato Juvenil de Suiza, 1 956

Después de 1 . �c2?, tbe7, las blancas no lograron nada y además perdieron la partida más tarde. Sin em­ bargo, habrían podido transformar su ventaja posicional mediante un sacrificio: 1 . tbxe6! , fxe6 (a 1 . . . ., i,xe6? sigue 2. I:!. xc6) 2. j,xg6+, @f8 3. f5, y el ataque blanco se abre camino.

En la posición del diagrama, las ne­ gras continuaron con la jugada 1 . ... , h5? y perdieron la partida más tarde. Con la textual dejaro n , s i n embargo, escapar la victoria, puesto que podían haber apro­ vechado con un bonito golpe táctico el he-

O P O RT U N I D A D E S

43

PERDIDAS

Ejemplo 5 9 L a partida fantástica del XII Campeonato de Hungría Kluger-Koberl

Flórián en su análisis-, puesto que tam­ bién les impedía llevar la torre de f8 a la batalla» . Sin embargo, aquí habría ganado el soberbio sacrificio de desviación 8 . . . . , J:!. g2+! ! ; p. ej. : 9. �xg2, .l::i, xf4+ 1 0. @g3, tll e2+ 1 1 . @ h2, �xh5+ 1 2. �h3, .U f2 mate o bien 1 1 . ¡uxe2, 'iYgS+ 1 2. @ h3, 1:1. h4 mate. Si rehúsan el sacrificio, las blancas no tienen defensa suficiente des­ pués de 9. @ h3, .l:í. g6 y 1 0 . . . . , 'iYhS+. 9. �d3?, tll x b3

« P refiero no asustar al lector con las complicaciones que han sucedido hasta ahora en esta partida» , escribe László Lindner en su divertida crónica. Sin em­ bargo, la segunda parte de la partida está asimismo llena de giros completamente inesperados. No hay ningún error tipográ­ fico en la posición del diagrama: el peón de b7 es blanco de verdad y es del maes­ tro internacional Gyula Kluger. Siguió: 1. éll d 5, �c6 2. b3, l:!. e3 ! !

« La continuación 9 . . . . , 1:1. g2+! 1 0. @ h3, �xb7 -añade el maestro Flórián­ habría puesto a las blancas ante proble­ mas insolubles a causa de las numerosas amenazas, puesto que, p. ej. , se amenaza . . . , tll e2, . . . , éll fS, . . . , 1:1. xf4 o . . , 1:1. f5» , pe­ ro esta partida, de tantas alternancias, aca­ bó así en tablas siete jugadas más tarde. .

Ejemplo 60 A las blancas no les gustaban las cosas fáciles B. Kühn, de Berl ín, refiere un caso in­ teresante. Otto-Reckmann Berlín, 1 958

Las negras aprovechan l a debilidad de la gran diagonal. 3. tll x e3, tll x e3+ les da ventaja de material decisiva. 3. 'iVt1 , 1:1. xb3 ! ! 4. @ h3, ... Si se captura, en cambio, la torre, sigue 4 . . . . , tll e3. 4 . ... , l:!. b2! 5. � b3, éll d 4! ! 6 . tll x b6, �h6! 7. g4, fxg4+ 8. @xg4, �xb6?? « El peón de b7 debe de haber puesto nerviosas a las negras -escribe el maestro

Las blancas eran mano aquí y después de 1 . 'iYf6+!, �g8 2. t2Jxg6 habrían podido ganar fácilmente, pero eso les sabía a poco y quisieron jugar enseguida a dar mate. 1 . éll d7??, ...

44

L O S M A E S T R O S TAM B I É N S E E Q U I V O CAN

Bien es verdad que amenazan 2. �f6+ y 3. �f8 mate, pero primero les to­ ca j ugar a las negras, y hacen una jugada muy desagradable.

de pensar mucho, encontraron, sin em­ bargo, una jugada salvadora. 1 . ... , �e5 Siguió

1 . ... , J;d xg5+! ! Puesto que aqu í las blancas -muy a su pesar- no pueden jugar 2. fxg5 a cau­ sa del mate que se da con 2 . . . . , 'iVh2#, deben elegir otra continuación. 2. @h1 , �b7+ 3. c6, ld xh2+ Este segundo sacrificio de torre ya no puede rechazarse. 4. @xh2, 'iVb2+ 5. � h3, 'iVg2+ 6. � h4, �g3#

Ejemplo 6 1 Habría debido ganar La posición siguiente se originó en el Campeonato de Alemania del año 1 958. Golz-Ratsch

2. �a4??, ¡yes Y en esta difícil situación, Golz sobre­ pasó el l ímite de tiempo y perdió la parti­ da. El maestro János Balogh encontró la respuesta correcta a la primera jugada de las negras: las blancas habrían podido ganar con 2. �xd8 ! ! , puesto que el rival debe dar la torre después de 2 . . . . , �xa1 3. el+ (3 . . . . , @ e8?? 4. t¿j g7+!). Luego de 3 . . . . , )d xe7 4. �xe7+, se captura el alfil de a1 . Lo que en principio era una pieza de ventaja ha pasado ahora a ser una pieza menos, y el segundo jugador puede abandonar sin complejos.

Ejemplo 62 Motivo recurrente Muchos jugadores perecen por querer conservar la ventaja de material a cual­ quier precio. Muy a menudo, el adversario obtiene un juego de piezas tan bueno que de por sí ya basta para recuperar el mate­ rial. La posición siguiente es un buen ejemplo de ello (análisis de Kurt Richter) . Ritter-Mohring Campeonato por Equipos de la ROA, 1 958

Las blancas tienen una pieza menos, pero con su última jugada, �a5! intentan inquietar a la dama negra. Esta debe de­ fender el peón de f6 a causa de la amena­ za de mate y por eso no puede abandonar la casilla d8 (1 . . . . , ld c7 o 1 . . . , ld b6 fra­ casan por 2. e7+) . Las negras, después .

O P O RT U N I D A D E S

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PERDIDAS

1 . ... , ll:le4! Aqu í, las blancas deberían devolver el peón con 2. j,c2, pero continuaron con 2. j,e3??, puesto que querían defenderlo a toda costa. Esta jugada es, no obstante, la pe­ or continuación. Siguió

Ejemplo 63 También el adversario tiene derecho a combinar A m uchos ajedrecistas les pasa que al atacar no perciben nada más que su ataque. Vukéevié-Pantalaev Sofía, 1 958

2 . ... , ll:lxf2, y solamente en este punto vieron con cla­ ridad que no pueden capturar el caballo a causa de 3. . . . , j, h6+. 3. J:!. xd8+, J:!. xd8 4. J:!, e1 , j,d4 Defiende el caballo y amenaza . . . , a5 y . . . , ll:l d3. 5. j,c2, ... No era buena 5. j,xd4, porque después de 5 . . , .l::i, xd4 las negras todavía amenazan . . . , a5 y llevan claramente las de ganar, pero también después de la continuación de la partida fuerza el se­ gundo jugador la victoria. .

5. 6. 7. 8.

.

.. . , a5! j,xf5+, gxf5 j,xf2, j,xf2 � e2, ...

¿Todavía pueden salvarse las blan­ cas? ¡ No, de ninguna manera! El motivo del jaque de alfil vuelve. 8 . ... , j, h4 9. ll:l c2, j,g5+ 1 o. ll:le3, J:!. d3! Y las negras ganan.

En vez de reforzar la presión sobre la columna «f» con 1 . ¡¡f3 ! , que es tanto una jugada de defensa como de ataque (p. ej . : 1 . . , .U. h7 2 . .l:!. f1 , con posición excelente) , las blancas quisieron ganar enseguida y capturaron el peón de d6. Demasiado tarde se apercibieron de que así lo pierden todo. .

1. 2. 3. 4.

.

J:!, xd6??, l:í, xh2+ ! ! �xh2, ¡¡12+ � h3, J:!, h8+ @ g4, ¡¡t4#

Cuando se ataca, se olvida a menudo que el rival también juega.

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L O S MAE S TR O S TAM B I É N S E

Ejemplo 64 ¡ Quiso demasiado! Horberg-Witkowski Olimpiada de M únich, 1 958

EQUIVO CAN

S. � h 1 , �xc4 Las negras no se aventuran a cam­ biar las damas. Las blancas no vieron na­ da mejor y comieron el peón de b7. 6. �xb7, �h4 7. 'iYe4, �xf2 8. �e2, .l:l, g2 ! Así, l a s negras seg u i rán mandando en la seg unda horizontal también des­ pués de cambiar las damas. Aq u í las blancas abandonaron l a i n útil resisten­ cia.

Las blancas están mejor y después de 1 . �xe5, �xc4 2 . i,xb7 pueden transformar su ventaja posicional tam­ bién en ventaja de material . Sin embar­ go, Horberg, el destacado maestro sueco, quiso demasiado. Su idea era de­ fender al m ismo tiempo el peón de c4 y seguir atacando el peón adversario de b6, así como prevenir la amenaza . . . , t¿jd4. Por eso jugó

Ejemplo 65 ¿Por qué no se clasificó el equipo húngaro para la final de la Olimpiada? Cardoso (Filipinas)­ Penrose (Inglaterra) Olimpiada de Múnich, 1 958

1 . .l:l. xeS??. Cuesta creer que no viera la sencilla respuesta negra. 1 . ... , .U. as! Ahora hay que salvar lo que se pue­ da, y «se decidió» por un sacrificio de da­ ma. 2. l::i, xgS, ... Las negras se contentaron aqu í con ganar la calidad, puesto que las blancas todavía habrían tenido algo de contrajue­ go luego de 2 . . . . , bi. xb5 3 . .l:l. xb5. 2 . ... , tt:JxgS 3. �d7, t¿j xf3+ 4. gxf3, ,ld gS+

Esta es la partida que llevó al equipo inglés a la final y al mismo tiempo eliminó al húngaro. Casi todos los jugadores ha­ brían elegido la sencilla 1 . .U. b8+, me­ diante la cual se gana una pieza y al mismo tiempo también la partida. El juga­ dor de Filipinas, que en Portoroz venció a Bronstein, eligió, en cambio, en la jugada 41 (es decir, ¡ pasado el control de tiem­ po!) la jugada

O P O RT U N I D A D E S P E R D I D A S

1 . 1:!. xc6??,

47

Bouwmeester-Botvínnik Wageningen, 1 958

totalmente incomp rensible, a la que si­ guió 1 . ... , � b7 2. !:!. f6?, t¿j gS, después de lo cual las blancas abando­ naron. G racias a esta victoria, el equipo in­ glés, que ten ía medio punto de ventaja, se metió en la final. ¿Qué fue eso? ¿Ceguera? ¿O las blancas se durmieron y por eso no la vie­ ron?

Ejemplo 66 El mirón siempre ve más Esta afirmación , por supuesto, dista mucho de ser verdad , pero a menudo ocu rre que el m i rón ve enseguida la ju­ gada ganadora, de la q u e e l j u gador, profundamente concentrado en la parti­ da, no se percata. Esto se debe a q u e el jugador está s u m i d o en el cálculo de variantes y por ello está a men udo ab­ sorto en sus p ropias ideas, mientras que el m i rón puede observar la posición tranq u i lamente desde cierta d istancia. Por eso a un observador externo le re­ su lta mucho más fáci l . Puede pensar las j ugadas con tranquil idad , sin nervios n i presión.

Después de la Olimpiada de M únich, el campeón mundial también participó en un pequeño torneo durante sus vacacio­ nes en Holanda. Su adversario, un joven maestro holandés, ten ía una posición sa­ tisfactoria contra él. Ambos bandos acor­ daron las tablas después de 1 . ... , d4? (esta continuación no da más que tablas) 2. exd4, t¿jxd4? 3. 'iYe3, t¿je6 4. !:!. es. El gran maestro Flohr descubrió des­ pués del juego que el campeón mundial habría podido ganar mediante una bonita combinación . Luego de 1 . . . . , !:!. b1 ! ! 2. 'iYxb1 , tbxe3+ 3. � g 1 , 'iYxf3, el mate es inevitable.

4

ABANDONO PRE MATURO A menudo se queja el ajedrecista de que el adversario todavía no ha abandonado la partida. « La situación es completamente desesperada -se dice-; no hace más que re­ trasar el abandono» . En los análisis se escribe muy a menudo con fina iron ía sobre par­ tidas que no se abandonan a pesar de la superioridad de uno de los bandos, y a menudo se hace solamente el lacónico comentario: "Y las negras abandonaron la inútil lucha en la jugada 39» . Sin embargo, a veces hay ejemplos de que se dan tablas o in­ cluso se abandona en posiciones que habrían podido ganarse. Tales partidas, aunque son trágicas para el vencido, dejan muy clara una cosa: su­ brayan de manera expresiva los múltiples aspectos del juego del ajedrez. En ajedrez, a veces también hay esperanza en partidas que están perdidas. A veces puede salvarse una partida -como puede verse en el ejemplo 73- incluso por medios injustos. Por suer­ te, eso ocurre muy pocas veces, pero también mediante tales ejemplos puede uno ser más prudente. Asimismo es bastante infrecuente que el adversario ofrezca tablas en po­ sición mejor, quizás en un campeonato por equipos porque tiene una entrada para la fi­ nal de una competición de fútbol por la tarde. Debe examinarse la posición con todo detalle, sin embargo, antes de aceptar la oferta.

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L O S MAE S T R O S TAM B I É N

Ejemplo 67 El pesimismo del campeón mundial En el torneo de Núremberg (1 896) se originó la posición siguiente en la partida Steinitz-Janowski

SE EQUIVO CAN

Ejemplo 68 Cómo puede uno asegurarse la inmortalidad en sentido negativo El caso de Marco es ya un ejemplo clásico. Esta partida se jugó cerca del ca­ sino de Mónaco (Montecarlo, 1 902) y tal vez sea por eso por lo que se asemeja en su estilo a un juego de azar. Popiel-Marco

Steinitz, cuyo nivel de j uego ya decli­ naba (tuvo que ceder el título de campe­ ón mundial al joven y enérgico Lasker) , no vio defensa alguna contra la amena­ za . . , !';í, b3 en esta posición y abandonó la partida. Luego se comprobó que habría podi­ do capturar el alfil tranquilamente (1 . fxe5! ! ) , puesto que tras 1 . . . . , .i:i. b3 el rey negro no puede escapar del jaque conti­ nuo a causa de 2 . .l:l. xh6+, @g7 3 . .l:l. h7+, @f8 (contra 3 . . . . , � g8 viene 4. i,d5+) 4 . .l:l. h8+, @ e7 5 . .l:l. h7+. Si las negras ponen el rey en e6, después de 6. .l:l. h6+, @xe5? sigue un mate de peón muy bonito con 7. f4#. .

Marco abandonó después de pensar un poco, puesto que creyó que perd ía el alfil . No vio, sin embargo, que habría po­ dido ganar en una jugada. 1 . ... , i,g1 ! ! Las blancas pierden l a dama o l a torre a causa de la amenaza de mate. Marco, el afable « maestro grueso, amplio y an­ cho» de Viena, como se le llamaba a cau­ sa de su figura, no se tomó en serio esta derrota, que tuvo que agradecer a un ins­ tante de ceguera. La partida, sin embar­ go, se publicó en la prensa de todo el mundo y habría asegu rado a este desta­ cado maestro y analista también en este caso la inmortalidad -si bien negativa-, si no la hubiera tenido ya de todos modos por su actividad literaria.

ABANDONO

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P R E M AT U R O

Ejemplo 69 ¡Prohibido abandonar!

Ejemplo 70 Comedia de errores

Mieses-Forgács San Petersburgo, 1 909

Capablanca-Thomas Hastings, 1 91 9

El diagrama refleja la posición que se produjo después de la j ugada 1 3 de Mie­ ses. Forgács, destacado maestro húnga­ ro, abandonó la partida luego de pensarlo mucho, puesto que partió de la base de que si retiraba el alfil perd ía la dama o la torre tras JÍ,d2. Semejante pesimismo, sin embargo, no estaba justificado, pues­ to que las negras -según análisis poste­ riores- habrían podido seguir jugando tranquilamente:

En la posición del diagrama, el gran Capablanca continuó con

1. 2. 3. 4.

... , JÍ,d6 JÍ,d2, ií,xf3! ií,xaS, élJxd4 'iVe3?, ...

Lo mejor que tienen las blancas es devolver la dama mediante 4. JÍ,xf3, élJxb3 5. JÍ,xd5, tll xa5. 4 . .. . , tt:Jxe2+ 5. �h1 , l:l, hS! Y no puede pararse el mate.

1 . 'iYa8?, y Thomas abandonó la partida, p uesto que pensó que no pod ía defender la to­ rre porq u e el mate es inevitable. Sin embargo, l uego se comprobó que inclu­ so pod ía ganar, puesto q u e las negras tras 1 . . . . , .a'. xa2 ! ! 2. l! xe8, l! xa8 3 . l! xf8+, l! xf8 tienen muy buenas pers­ pectivas en el final de torres . Como colofón de esta comedia de errores, más tarde se demostró que las blancas habrían podido ganar la torre me­ diante 1 . l! xe8, 'i:Yxe8 2. 'iVa4 ! ! , puesto que no puede tomarse la dama a causa del mate que hay con 3. l! b8+.

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L O S MAE S T R O S TAM B I É N S E E Q U I V O C A N

Ejemplo 7 1 E l gran maestro l o ve negro Flohr-Grob Encuentro (1 ), Arosa, 1 933

El maestro Sándor llegó a esta posi­ ción mediante un sacrificio de torre. Las negras no encontraron defensa contra la amenaza °iYg8+, seguida de tbf7# (la dama no puede tomarse, claro está, a causa del mate instantáneo) y por eso abandonaron la partida. Si hubieran jugado, en cambio, 1 . . . . , 'iVf2 ! , las blan­ cas habrían tenido que abandonar.

Ejemplo 73 Unas tablas fuera de lo común Négyessy-Gereben

Las blancas examinaron la posición durante mucho rato y concluyeron con amargura que debían abandonar, puesto que la amenaza de mate . . . , '{Wf1 # sola­ mente puede pararse con 1 . '{We1 , des­ pués de lo cual pierden el alfil de d5. No vieron, sin embargo, que la sencilla 1 . � h 1 ! habría podido salvarlo todo, puesto que a 1 . . . . , °iVf1 + sigue 2. i,g1 , y son las blancas las que llevan las de ganar gra­ cias tanto a su buena posición como al saludable peón de ventaja que tienen.

Ejemplo 72 También uno puede jugar a dar mate Sándor-Herendi Budapest, 1 948

Jen6 Bán refiere en las páginas de el extraordinario inci­ dente que se produjo en el VII Campeo­ nato de H u n gría (1 951 ) . En una partida conducida magistralmente, Négyessy llegó a una posición ganada, y cuando las negras -en vez de hacer su jugada­ le dieron la mano, la sala prorrumpió en aplausos. Todos estaban firmemente convencidos de que Gereben había abandonado, puesto que se amenaza mate en una (i,f8#) , y a cualquier juga­ da de torre las blancas ganan la dama con l:LJ g6+ y i,f4+, pero no fue así. Ge­ reben había ofrecido tablas, lo que sor­ prendió tanto a Négyessy que las aceptó. El maestro Bán dice con razón : «Gereben n o infringió ninguna ley con s u comportamiento. Y el árbitro no silba siempre que pasa algo anormal en el te­ rreno de j uego, pero los espectadores, ¡ ¡ esos silban siempre ! ! » . Magyar Sakkélet

ABANDONO

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P R E M AT U R O

Ejemplo 74 Ambos jugadores olvidaron el ahogado

Ejemplo 75 Quien no abre una ventana . . . Wolk-Osswald Stuttgart, 1 954

Weyer-Bernhard Campeonato Juvenil, Wurzburgo, 1 954 B

Al ver que el adversario ten ía una po­ sición ganada, las negras se decidieron a dar un último jaque para molestarlo un poquito más.

Las blancas jugaron la espectacular 1 .l:!. f5, .

y el adversario abandonó. Las negras no vieron que la sencilla 1 . . . , .ld e4! ! , que sirve precisamente porque las blancas han debilitado la columna «e» con su ju­ gada de torre, por lo menos gana una to­ rre, puesto que contra 2. n xe4 viene 2. . . . , �a1 +, con mate. Las negras han alla­ nado también el camino hacia a 1 a la da­ ma con la jugada de torre. .

1 . . , u f5+ ..

Sin embargo, después de la respues­ ta del rival, que amenazó mate con 2. @ g4, abandonaron con todo el dolor de su co­ razón. Si la hubieran hecho, no obstante, siendo conscientes de la situación -con idea de tender una celada al rival-, su ju­ gada habría merecido un signo de admi­ ración, y la del adversario, u n signo de interrogación. En vez de abandonar la partida, las negras habrían podido asegu­ rarse las tablas con 2 . . . , .l:!. xg5+ ! ! , pues­ to que 3. i,xg5 da por resultado un ahogado, mientras que con otras j ugadas se pierde el alfil. .

Ejemplo 76 ¿Por qué no capturó la dama? Négyessy-Honfi Budapest, 1 955

54

L O S M A E S T R O S TA M B I É N

Las negras, ebrias de victoria, captu­ raron en a2. 1

.

...

, ¡yxa2+ ??

El adversario vio el mate con . , l:í. d 1 + y abandonó resignado la partida. . .

« ¿ Por qué no ha capturado la dama? -preguntó un mirón en voz baja- Des­ pués de . . . , g d 1 + puede volver a c1 con el caballo y parar así el mate» . ¡ Esta «solución secundaria» n o l a vio ninguno de los jugadores!

Ejemplo 77 El milagro de Mar del Plata Sanguinetti-Najdorf Mar del Plata, 1 956

En la posición del diagrama, el maes­ tro Sanguinetti jugó

SE EQUIVO CAN

1 . @ d8, y el gran maestro Najdorf abandonó. Las negras no se percataron , sin embargo, de que habrían podido parar la amenaza de mate sencillamente con 1 . . . , l:í. xg4, después de lo cual habrían tenido muy buenas posibilidades de vic­ toria. No obstante, las blancas tampoco vieron que la jugada correcta era 1 . �g8+, que gana una pieza, puesto que no sirve 1 . . . . , i,t7 a causa del mate que se da con 2. �c8+, @ e7 3. �d8+, @ e6 4. VJt/d7#. Es un gran milagro que un jugador tan experimentado, tenaz y destacado como el gran maestro Najdorf no viera esto. Sí, en verdad es un milagro. ¡ Un milagro de la ceguera ajedrecística! .

5

SACRI F ICIO DE DAMA Y

GANANCIA DE DAMA

¡ Sacrificio d e dama! Con esta clase d e sacrificio, del que puede estarse orgulloso con razón , sueñan todos los ajedrecistas. Es el remate perfecto de largas horas pen­ sando y luchando. ¡Al fin y al cabo el ajedrez es belleza! I ncluso en la voz del jugador más modesto puede adivinarse cierta alegría (¿y también presunción?) cuando dice: «He sacrificado la dama y he ganado» . Ahora bien, lo que fastidia muchísimo es com­ probar después de la partida que la victoria estaba muy cerca, «bastaba» sacrificar la dama; sin embargo, todo volvió a fracasar por la dichosa ceguera. Lo que hay que aprender es precisamente que deben hacerse sacrificios en el altar de Caissa si quiere tenerse éxito en el tablero. Hay que mover la dama en el ajedrez de manera muy cautelosa, puesto que también es un «apetecible» botín para el adversario. Al hacer un sacrificio de dama debe calcu­ larse todo a fondo, puesto que después se gana enseguida o puede abandonarse la partida. Quizás por eso moleste tanto no ver una ganancia de dama. No obstante, que­ ridos ajedrecistas, no perdáis la esperanza: cosas así les pasan incluso a los grandes maestros.

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L O S M A E S T R O S TAM B I É N S E E Q UIVO CAN

Ejemplo 78 A veces ni siquiera dos damas bastan para ganar

Ejemplo 79 ¡No todo sacrificio de dama es bueno!

Chigorin-Blackburne Viena, 1 898

En una partida que se jugó hace más de 90 años (1 91 4) en Londres entre Ca­ pablanca, futuro campeón mundial, y Ed­ ward Lasker, futuro destacado maestro y periodista de ajedrez, se originó tras dura lucha la posición siguiente: Capablanca-Ed. Lasker

Ambos j ugadores se contaban entre los más fuertes y peligrosos de su tiempo. La posición muestra a las claras que tam­ bién en este juego se fue " ª todas » . El peligroso peón pasado de las negras, así como la amenaza de mate, difícilmente pueden compensar, con todo, la agobian­ te superioridad material del primer juga­ dor. Y sin embargo, un orden de jugadas erróneo puede echarlo todo a perder. Las blancas intentaron cambiar las damas mediante 1 . �fd4?? La idea en sí es absolutamente co­ rrecta, pero su ejecución, no. Chigorin ha­ bría podido ganar con facilidad después de 1 . �cd4. Ahora Blackburne puede mostrar por qué no en balde lo llamaban «la muerte negra»: 1 . ... , �xa5+ 2. 1d a2, �e1 + ! ! 3. t¿jxe1 , c1 �#

Capablanca se decidió por un sacri­ ficio de dama. 1 . t¿jxg5?, ... Estaba tan orgulloso de esta jugada que en sus análisis le puso dos signos de adm i ración. Escribe sobre ella: «Una j ugada magistral, que bien podría haber hecho uno de los ajedrecistas más famo­ sos » . ( i Capablanca era conocido por su modestia!) Su adversario le creyó y de­ volvió la dama con 1 . ... , i,xd1 2. e6, fxe6 3. i,xe6+, '{Wxe6 4. t¿j xe6. Capablanca añade que después de 2 . . . , �c8 las blancas ganan con 3. exf7+, � h8 4. i,xc6, 1d b8 5. 1d e8. Se silencia, sin embargo, que las ne­ gras, con la evidente 2 . . . . , '{Wd8, que ataca el caballo, ganan en todas las va.

SACRIFICIO

DE DAMA Y

GANANCIA DE

riantes. Speelmann anal izó lo siguiente: a) 3. exf7+, @ h8 4. itxc6, 'iVxg5 5. itxa8, it h5, y el peón «f» cae. b) 3. exf7+, @ h8 4. lL:ie6, °iVd7 5. lL:ixf8, M xf8 6. ld xd 1 , lL:i e5, y el orgullo de las blancas, el peón «f» , se pierde de nuevo. c) 3. lL:ixf7, 'iVe7 4. M Xd 1 , lL:i e5 5. itxa8, M xa8, con el mismo final que en las variantes anteriores. Las negras se quedan con una posi­ ción más segura con dama contra torre y una pieza menor y pueden ganar fácil­ mente. Edward Lasker, en cambio, perdió el final tras tenaz resistencia.

57

DAMA

Ejemplo 8 1 A veces los escolares ven más que los analistas Pilnik llegó a una posición ganada contra Stoltz en el l nterzonal de Saltsjb­ baden. Stoltz-Pilnik

Ejemplo 80 Sacrificio de desviación omitido Gawlikowski-Simagin Szawnosdroj, 1 950

La posición es realmente curiosa. Am­ bos bandos se encuentran en apuros de tiempo. Las blancas no tienen m ucho en­ tre lo que escoger. 1 . @ h4, ...

- En la partida sucedió 1 . a8°iV+, � h7 2. °iVa6?, °iVg2+ 3. �e1 , lL:i c2+ 4. @d2, tL:ixe3, y ambos bandos acordaron las tablas. No obstante, las blancas habrían podido ga­ nar si hubieran ejecutado con la dama un sacrificio de desviación en la segunda ju­ gada: 2. �h8+ ! ! , @xh8 3. � h6+, y el primer jugador puede concluir el ataque con éxito.

1 . @ h2?? fracasa, por supuesto, por 1 . . . . , �h5#. El maestro Asztalos escribe sobre la posición del diagrama en su crónica del torneo: « El rey no tiene nada que temer en h4, puesto que el punto h3 está bajo control, y las negras no pueden capturar en c3 sin más (a causa de I:i, xe2+) » . To­ dos estaban de acuerdo con eso hasta que tres meses más tarde un ajedrecista de Makó demostró que las negras habrían podido ganar con una jugada de estudio: 1 . . . . , 'iVc4+ ! ! . La dama no puede tomarse a causa del mate 2 . . . . , j¿ h3#. Si se juega 2. @ h5, las negras ganan por lo menos la dama después de 2 . . . . , M XC3. Contra 2 . M g4 viene 2 . . . . , M XC3, y las blancas siguen sin poder tomar la dama a causa del mate en h3. Por cierto, esta variante ya la mencionó el gran maestro Stahlberg en el libro del torneo, publicado en 1 953.

L O S M A E S T R O S TA M B I É N

58

1. 2. 3. 4.

... , .l:i. e4+?? @ g3, .l:i. e3+ @ h4, .ti. e4+?? @ g3, J:l. g4+

¡ La jugada 39! Stahlberg dice enfada­ do que las negras podían haber ganado ahora por segunda vez. 5. @ h2, .l:i. h4+ 6. @ g3, ... En esta posición, ya pasado el control de tiempo, ambos jugadores dejaron este emocionante juego por tablas. El maestro Wade, de Nueva Zelanda, refiere en Chess que puso esta posición a sus alumnos. Para su gran sorpresa, no se dieron por satisfechos con el empate, si­ no que descubrieron que en esta posición se esconde un mate muy bonito, que no vieron ni jugadores ni analistas: 6 . ... , l:t h3+ @14, n f3+! ! 8 . 'iVxf3, 'iYe5# 1.

2. 3. 4. 5.

SE

EQUIVO CAN

@ h 1 , ii,, d7+? @ g2, ii,, xc6 'iVc1 , 'iVxc1 l:t xc1 ,

y ambos jugadores acordaron las tablas. En los apu ros de tiempo, las negras no vieron una sencilla y conocida manera de ganar la dama, que los maestros no omiti rían s i q u i e ra en partidas rápidas : 1 . . . . , ii,, x f3+ 2 . 'iVxf3, bi. h 2 + 3 . @xh2, 'iVxf3.

Ejemplo 83 Lo más sencillo es las más de las veces también lo mejor Bobótsov-Pytlakowsky M iedzydroje, 1 952

N

Ejemplo 82 ¡ Una vez más los apuros de tiempo! Plater-Sliwa Miedzyzdroje, 1 952

Ni siquiera puede explicarse por los apuros de tiempo que las negras, en vez de la sencilla 1 . . . , .ti. f4, con la que ten­ drían la partida ganada sin problemas, eli­ gieran la continuación .

1 . ... , 'iVh1 + 2. �e2, �e4+ 3. @d1 ,

En la posición del diagrama, sucedió 1 . ... , ii,, h3+?

mucho más complicada. En vista de las primeras j ugadas, no es de extrañar que a las negras se les volviera a esca­ par la ganancia de dama (3 . . . , .ti. g1 + ! ! 4 . 'iVxg 1 , � b 1 +) y contin uaran de l a manera siguiente: .

SACRIFICIO DE

3. 4. 5. 6. 7.

DAMA Y GANANCIA DE DAMA

... , �b1 + @e2, l:!, e4+ @f3, �h1 + �g2, �xg2+ l:!, xg2, M XC4

Y la partida finalizó en tablas.

Ejemplo 84 Tres piezas menores contra la dama

59

las negras tienen buenas posibilidades de ganar.

Ejemplo 85 También un mate típico La posición siguiente proviene de la Olimpiada de Á msterdam (1 954). Barcza-Penrose

Bisguier-Bernstein Campeonato de EUA, 1 953

En la partida sucedió 1 . ... , l:!, xd1 ? Tres piezas menores defendidas equ ivalen a una dama, debió de pensar el maestro i nternacional Bisg u i e r, y pa­ rece haber tenido razón , puesto que tras la jugada 1 . ... , l:!. f7? del adversario, siguió 2. i,e4, después de la cual las blancas ganaron el peón de d2 y luego la partida. Más tarde se comprobó, sin embargo, que las negras habrían podido ganar me­ diante un sacrificio de dama: 1 . . . . , l:!, xd3 2. @xd3, 'iVxe3+! ! , y la jugada siguiente de las negras -capturen las blancas con el rey o el peón- es 3 . . . . , d1 'iV (+) , y el primer jugador no se queda más que con la torre y el alfil contra la dama; es decir,

2. �xa8+, @g7, y el juego acabó en tablas. Si las negras hubiesen capturado con la dama en vez de con la torre, habrían ganado fácilmen­ te: 1 . . . . , �xd 1 ! ! 2 . .S xd 1 ? (es mejor 2. 'iVxc6 o 2. �xa8, 'iVxf1 + 3. @xf1 , l:!, xa8 4. i,xc6, pero las negras tienen la calidad de ventaja en ambos casos) 2 . . . . , l:!. xd1 + 3. i,f1 , i,h3, y el mate es inevi­ table. [De hecho, puede pararse el mate por medio de 4. 'iVa6, pero después de los cambios, las negras se quedan con una torre de ventaja. (Nota del t.))

60

L O S MAE STROS TAMBIÉN

Ejemplo 86 Quien pega primero, pega dos veces

traerse rápidamente a l a atención d e l ju­ gador en el fragor del combate. » Poliak-Jólmov Campeonato de la U RSS por Equipos, 1 954

Persitz-Hooper l lford, 1 954

En el fragor del combate, las negras olvidaron que la posición de su rey tam­ bién es precaria. En vez de j ugar 1 . . . . , 'l¡Wg2+, con la que habrían tenido bue­ nas posibilidades de ganar (2. �xe5 pierde a causa de 2 . . . . , .l:!. xg5) efectua­ ron enseguida 1 . ... , 1:!. xg5??. Solamente después de la jugada

SE EQUIVO CAN

En la posición del diagrama, las blan­ cas continuaron con la evidente 1 . 'iVe3. Las negras se defendieron con tenaci­ dad y pudieron conseguir las tablas des­ pués de 1. 2. 3. 4.

... , f5 tll e 5+, c;t>fa tll d7+, � f7 i,xf5, tll c7.

2. Vi'e6+ ! ! se percataron de que se habían metido e n u n a red d e mate. 2 . ... , fxe6 3. 1:i. f8# Un conocido modelo de mate.

Ejemplo 87 Sacrificio de dama de desviación « Los sacrificios de dama de desvia­ ción parecen sencillos -escribe Asztalos en Magyar Sakkélet- pero pueden sus-

El maestro Poliak no vio, sin embargo, que el sacrificio de desviación 1 . 'l:Wd2 ! ! gana enseguida, puesto que a 1 . . . . , 'l¡Wxd2 sigue 2. 1:!. e?# y contra 1 . . . . , ¡yes gana 2. ¡yxd5+.

SACRIFICIO

DE DAMA Y GANANCIA DE DAMA

Ejemplo 8 8 Oportunidad perdida La partida que sigue se ha tomado de la crónica del gran maestro Szabó sobre el torneo de Buenos Aires.

61

Ejemplo 8 9 Cosas así deben verse también en una partida rápida V. Hunte-Fuchs Zwickau, 1 955

Reinhardt-Torán

En la posición del diagrama, las blan­ cas eligieron la insulsa continuación Las negras acaban de jugar . . . , ii,f7g6, que parece muy fuerte, puesto que con esta jugada no solamente atacan la dama, sino también el punto c2. Siguió 1 . f7??, .i::í, xf7 2. fxe5+, .l::í. xe5, y las blancas perdieron primero una pie­ za y luego el juego. Esta partida, condu­ cida de manera magistral, no habría finalizado en derrota blanca si el primer jugador se hubiera decidido por un sacri­ ficio de dama. Después de 1 . 'iYe6+ ! ! , .l::í, xe6 2. dxe6+, � c6 3 . f5! , habría podi­ do ganar rápidamente g racias a sus fuertes peones. «El inexperto Reinhardt -eso dice la crónica- dejó escapar m uchas victorias en este torneo. Perdió incluso partidas que el público ya daba por ganadas . »

1 . �g2 y ganaron la partida 20 j ugadas más tarde. Habrían podido ganar enseguida, sin embargo -como mostró Kurt Richter en Schach- mediante un sacrificio típico: 1 . �xh7+, @xh7 2. lt.Jxf6+, gxf6 3 .l::í. h4#. .

Ejemplo 90 Hay que conocer los modelos de mate Bieri-Fuh rmann Einsiedeln , 1 955

62

L O S MAE S T R O S TAM B I É N

También esta posición apareció en y lo más interesante de ella es ver cómo puede perderse una partida en una jugada en vez de ganarla en una ju­ gada. Las blancas debieron de asustarse ante las amenazadoras piezas mayores de las negras, puesto que se defendieron con Schach,

SE

EQUIVO CAN

Ejemplo 92 Ataque fracasado R. H. Alexander-M. Me. Kenna Arizona, 1 956

1 . i,f1 ??, pero tuvieron que abandonar la partida después de 1 . ... , l{J g4 a pesar de ello. Lo que no vieron es que después del sacrificio de dama 1 . �xf6 ! ! , las negras pueden abandonar, puesto que tomar la dama fracasa por 2. n h3+, con mate.

Ejemplo 9 1 Otra vez un mate típico y otra vez se omite Klein-Lamprecht Halle, 1 955

El ataque negro se quedó en agua de borrajas después de 1 . ... , ¡yh4? 2. i,f7+, @d8 3. °iVh5! . En posiciones de esta clase siempre acaba imponiéndose la ventaja de mate­ rial si el ataque no reporta nada. Ese fue el caso también en esta partida, que las blancas ganaron más tarde. Sin embargo, las negras ten ían la posibilidad de ganar mediante un sacrificio de dama. Si hubie­ ran continuado con 1 . . . . , i,xg2+! , las blancas habrían perdido la dama luego de 2. @xg2, ¡yh2+ 3. @f3 (contra 3. @f1 gana 3 . . . . , g2+*) 3 . . . . , �h5+. *[Más directo es 3 . . . . , l:[ xf6+ 4. exf6, ¡yf2#. (Nota del t.)]

Las negras cambiaron dos veces en g3, y la partida terminó en tablas. Más tar­ de, Karl Neumann, ajedrecista de Kóllme, se percató de que la tranquila 1 . . . . , n e6! gana (se amenaza 2 . . . . , i,f4) . La dama debe defender el punto g3, y tampoco ayuda 2. l{J e4; p. ej. : 2 . . . . , �h6 3. h3, ¡yxh3+ 4. gxh3, l:i. h2#.

SACRIFICIO DE DAMA Y

GANANCIA DE DAMA

Ejemplo 93 Salir del fuego para caer en las brasas V. Ditt-Kordsachia Hamburgo, 1 956

63

Ejemplo 94 El mate ahogado Es un invitado que no se prodiga mu­ cho en el tablero, aunque todos lo cono­ cen . Quizás sea precisamente por eso por lo que todos los j ugadores son muy cautos con él. Los torneos zonales pare­ cen ser una excepción , pues en ellos aparece de vez en cuando. Karaklajié-Pleiffer Sofía, 1 957

Las blancas efectúan un sacrificio de dama de desviación. 1. �xg4! , ... Es evidente que las negras no pue­ den tomar la dama a causa de 2. e6#. Por eso también ellas intentan ejecutar una maniobra de desviación . 1 . ... , i,e3+? 2. i,xe3, ... Después de haber eliminado la ame­ naza de mate con e6, las negras piensan que llevan las de ganar. 2 . ... , i,xg4?? Bien es verdad que ganan la dama, pero se les da mate mediante 3. i,h6#. H. Heemsoth demostró en su análisis que las negras, en vez de hacer la «com­ binación ganadora » , habrían podido opo­ ner tenaz resistencia con 1 . . . . , .l:!. xf7.

Karaklajié, el destacado maestro yu­ goslavo, ten ía fama de jugador de ata­ que. En esta partida hizo caso omiso de los planes del adversario, que por eso ob­ tuvo un fuerte ataque. 1 . M. f1 lo habría parado todo, pero al maestro yugoslavo no le gusta defenderse. 1 . f3??, �c5+! Las blancas abandonaron, puesto que después de 2. @ h 1 se les da mate según el conocido modelo 2 . . . . , Qjf2+ 3. @g1 , Qj h3+ 4. @ h 1 , �g1 + 5. b!. xg 1 , ctJf2#.

64

L O S M A E S T R O S TA M B I É N S E E Q U I V O CAN

Ejemplo 96 Tensión olímpica

Ejemplo 95 Ceguera en vez de sacrificio de dama

Tal-Tringov M únich, 1 958

Lachmann-Pfeiffer Campeonato de Alemania por Equipos, 1 958

1 . ... , i, d7?? En esta aguda posición, que se publi­ có en Schach, las blancas, debido a una ceguera repentina, continuaron con 1 . i,f6??, y las negras ganaron una pieza primero y la partida después con la sencilla 1 . ... , °iVh6+. Análisis posteriores mostraron que las blancas habrían podido ganar mediante un bonito sacrificio de dama: 1 . 'iVxe5 ! ! , l{Jxe5 2. l{Jf6+, @f7 ( o 2 . . . . , xg7 3 . l{Jxe8+, @g6 [contra 3 . . . , @f7 gana 4 . l{J d6] 4. l{J c7! , y el peón corona) 3. l{Jxe8, .l::í. xe7 4. 11 f1 + ! . A las blancas debió de escapárseles este jaque, pues ahora el peón «g» ya no se puede parar. .

En el caldeado ambiente de las olim­ piadas, cargado de tensión, se ven a me­ nudo horquillas de caballo. A ello se añade, además, el comprensible amilana­ miento ante el temible adversario, de mo­ do que no es de extrañar que el pobre jugador encuentre la ú nica j ugada que pierde enseguida. 2. 3. 4. 5.

�xd7+! , @xd7 l{J c5+, @e7 l{Jxe4, f5 l{J c5, ...

Y las negras abandonaron.

SACRIFICIO

DE DAMA Y GANANCIA DE DAMA

Ejemplo 97 Damas frente a frente H. M. Philips-Epp Nueva York, 1 958

Las blancas sacrifican una pieza y la dama para dar mate. 1 . �a4!, �xe2 2. �xa7!!, ...

65

3 . .:{J b6 mate. Después de su jugada si­ guiente, las negras tienen la partida perdi­ da de manera i rremediable. 2 . ... , .:{Jd5? 3. �a8+, @d7 4. �xb7+, �ea 5. �xc6+, @f8 6 . .td6+, .:{Je7 7. 'iVxc5, ... Y las negras abandonaro n ; si h ubie­ ran continuado con 2 . . . . , �e3+ ! ! , las co­ sas no habrían estado tan claras. Las blancas deben tomar la dama (3. � h 1 ?, �xf4) , con lo que se elimina su amena­ za de mate. 3 . .txe3, .:{Jxa7 4 . .txc5, .:{J c6 (si 4 . . . . , @ b8, las negras deben capturar el alfil después de 5 . .t d6+) 5 . .:{Jd6+, l:l. xd6 6 . .txd6. La situación es bastante incierta, puesto que los peo­ nes blancos del flanco de dama son muy fuertes, pero las negras no tienen otra al­ ternativa a esto. 2 . . . , .:{J d? no sirve, pues­ to que sigue 3. �a8+, .:{J 6b8 4. 'iVxb8+, .:{Jxb8 5 . .:{J b6 mate. .

Una jugada muy artera, puesto que no puede tomarse la dama a causa de

6

E L CABA L LO VICTORIOSO Se ignora cómo se inventó esta singular pieza. El caballo en su forma actual ya se encuentra, sin embargo, en el j uego del ajedrez de las antiguas I ndia y China. Como puede saltar por encima de otras piezas, influye a menudo en el transcurso normal de los acontecimientos de manera desconcertante. A menudo está al frente del ataque, pe­ ro las más de las veces se sacrifica solamente para abrir paso a la dama. Esta pieza, que modifica a menudo su color y trayectoria ante el ojo mental del aje­ drecista, supone un gran peligro para el jugador agotado, atacado por el microbio de la ceguera. Ocupa un lugar modesto entre todas las piezas, pero ¡ ay del que se descuide con él! El caballo se convierte de repente en un corcel mágico, le crecen alas, y una hor­ quilla de las suyas puede decidir la partida enseguida. Eso muestran los ejemplos si­ guientes.

68

L O S MAE S T R O S TAM B I É N

Ejemplo 98 Un caballo al frente del ataque Europa aprendió a respetar y temer el nombre de Capablanca durante el torneo de San Sebastián (1 9 1 1 ). El futuro cam­ peón mundial no solamente ganó el tor­ neo, sino que mostró mucho más nivel que sus adversarios. Así, también contra el gran maestro Bernstein construyó una soberbia posición de ataque y demolió fi­ nalmente la posición enemiga con un sa­ crificio de pieza. Capablanca-Bernstein

SE EQUIVOCAN

1 . ... , ttJ cS?? y no vio que las blancas pod ían capturar la torre. Siguió 2. tLixe8, j,xe8 3. 'iYc3, f6 4. ttJxf6+, @ 96 5. tiJ hS, kÍ. g8 6. f5+, \t> g5 7. 'iYe3+, @ h4 8. 'iYg3+, y las negras abandonaron, puesto que se les da mate en la jugada siguiente.

Ejemplo 99 Una vez más no se vio Catozzi-Benko Torneo Zonal de Dubl ín, 1 957

1 . tLlfxg7!, ... Aceptar el sacrificio habría ten ido consecuencias en verdad funestas : 1 . . . . , ttJxg7 2 . tLlf6+, @g6 3 . ttJxd7 (amenaza 4. f5+, con mate ) , f6 4. e5, y la posición negra está en ruinas. Las negras habrían podido defenderse sola­ mente con la sencilla 1 . . . ., ki. d8. Si 2 . f5, todavía no puede hacerse 2 . . . . , ttJxg7? ? , por supuesto, pues segu i ría un soberbio mate con 3. tLlf6#, sino que debe jugarse 2 . . . ., tLlfB. No les resulta fáci l a las blancas encontrar una buena conti nuación. Bien es verdad que si­ guen teniendo en lo sucesivo u n buen ataque, pero las negras pueden com­ pensar esto en cierta manera con su pe­ ón de ventaja. Bernstein fue víctima de la ceguera en esta posición , puesto que jugó

En la posición del diagrama sucedió 1 . ... , e5?, las blancas pudieron salvar el peón con 2. j,dS! y después de un nuevo error de las ne­ gras acabaron ganando la partida. El transcu rso de la partida habría si­ do completamente d istinto si las negras hubieran tomado el peón de c4. Debie­ ron de tener miedo d e la clavada 2. j,f1 , pero no había auténtico peligro: 1 .

69

EL CABALLO VICTORI O S O

. . . , 'iVxc4 2 . j,f1 , tlJ e5 ! ! , y se recupera la dama después de 3 . j,xc4 mediante 3 . . . . , éZJf3+.

Ejemplo

100 Bien visto

Ejemplo 10 1 Horquilla desaprovechada Ciocaltea-Filip Bucarest, 1 953

Stoltz-Ciocaltea Bucarest, 1 953

Las blancas ya hab ían cometido u n error con su última jugada al retirar el caballo de f3 a d2 en vez de cambiarlo. Como el adversario jugó . . . , j,d?, se encontraron de repente en una situación muy desag radable. No pueden defender el cabal lo atacado con b3, porque en­ tonces se pierde la calidad después de . . . , élJ d3+. Contra el enroque corto, las negras ganan un peón con . . . , j,xa4 se­ gu ida de . . . , .l:i. xb2 (esto habría sido, sin embargo, el mal menor) . El maestro Stoltz, después de mucho pensar, eligió la peor continuación, 1 . éZJ c3??, y luego de 1 . ... , l:!. xb2! ya tuvo que abandonar. No puede tomar­ se la torre a causa de 2 . . . . , éZJ d3+, y la si­ tuación de las blancas es desesperada de todos modos.

Las blancas creyeron que era imposi­ ble sacar provecho de una horquilla de caballo, puesto que también su torre está colgando, y la partida finalizó en tablas después de 1 . 'li'xd4, j,xd4 2. l:!. xf7, 1:1. xb3. Sin embargo, habrían podido ganar con facilidad mediante 1 . 1:1. g4! ! , bastan­ te sencilla, puesto que las negras pier­ den la calidad después de 1 . . . . , 'li'e5 (o 1 . . . . , 'li'xd 1 2. 1:1. xd 1 ) o incluso una pie­ za luego de 1 . . . , l:!. e4? 2. 'iVxd4, 1:1. xd4 3. tlJxf6. .

70

L O S M A E S T R O S TA M B I É N

SE EQUIVOCAN

Ejemplo 102 Eso lo habría visto hasta un ciego

ejemplo de forma sencilla de horquilla, que aparece unida a una clavada.

Rosetto-Matanovié Olimpiada de Á msterdam, 1 954

Golombek-Aitken Múnich, 1 954

N

Que tras 1 . l:r xh5! , gxh5 2. l2Jf5 el mate es inevitable también lo habría visto un ciego, pero no el que de repente se vio aqu í atacado por la ceguera, es decir, el maestro Rosetto. 1 . tt:Jxh5, gxh5 2. �xd6, ... Así, en vez de ganar la partida, acabó perdiéndola más tarde.

Ejemplo 103 Clavada-doble amenaza­ horquilla de caballo Las horquillas de caballo no solamen­ te escapan a la atención de los principian­ tes, sino también a la de los maestros, sobre todo a la de los que están cansa­ dos. En el próximo diagrama, vemos un

Las negras jugaron aqu í 1 . ... , f6? , en la creencia de haberlo defendido todo suficientemente. 2. tZ:lc6!, U e8 3. tt:J e7+ ! ! , ... Y hasta este punto no comprendieron que el caballo está clavado en d5, y la da­ ma, desprotegida. La pobre torre de e8 está sobrecargada. Las negras eligieron el mal menor. 3 . ... , l:r xe7 4. '?j'xc8+, ... Las blancas ganaron fácilmente al quedarse con mejor posición y un peón más, así como con ventaja de calidad.

7

LA DOB LE AME NA Z A La doble amenaza, también llamada ataque doble, es un medio táctico muy sencillo que aparece a menudo, cuya importancia conoce todo jugador ya desde su etapa de principiante. Por eso, ceguera y doble amenaza aparecen juntas relativamente pocas veces. Sin embargo, si llegara a darse el caso, puede estarse seguro de que la causa no fue el jugador, sino la ceguera ajedrecística. La forma negativa del ataque doble, es decir, que una pieza deba cumplir al mismo tiempo dos tareas, se ve con m ucha más frecuencia. El siguiente refrán refleja bien lo que ocurre entonces: quien mucho abarca, poco aprieta. Y cuán peligroso puede ser abarcar mucho lo muestran dos ejemplos del Torneo l nterzonal de Portoroz.

72

L O S M A E S T R O S TA M B I É N S E E Q U I V O CAN

Ejemplo 104 Lo que no vieron los maestros

Ejemplo 105 Un viejo motivo en forma nueva

Las piezas desprotegidas significan siempre gran peligro, puesto que es fácil que sean víctimas de ataques dobles. Un nivel más alto de la combinación es cuan­ do uno mismo provoca esa situación.

H. Jonsson-G. Olafssyni Islandia, 1 958

B

V. W. Schmidt-Castaldi Hamburgo, 1 955

A las blancas les gustaría mucho de­ sembarazarse de los adelantados peones, que ejercen una desagradable presión so­ bre su posición. Así pues, jugaron 1 . t¿jxc4??. Las negras jugaron 1

.

..

. , l::t c4?,

y nadie se percató de que hab ían omiti­ do la victoria. H. Thiel, destacado juga­ dor de torneos de Hamburgo, demostró posteriormente que 1 . . . . , i, a5 ! ! gana enseguida, puesto que la dama debe de­ fender la torre de b 1 , y por eso se pierde la calidad . La posición es al mismo tiem­ po un buen ejemplo de lo peligrosas que son las clavadas.

Debieron de ver también que después de 1 . . . . , �d5 se origina una doble ame­ naza, pero estaban completamente segu­ ras de que podían pararlo todo con 2. e4. Bien pensado, pero su malévolo adversa­ rio continuó con 1 . ... , l::t xc4! y luego de 2. l::t xc4, 'iVd5 ganó una pieza primero y la partida des­ pués.

73

LA DOBLE AMENAZA

Ejemplo 106 Una forma negativa de ataque doble

Cardoso- Matanovié Portoroz, 1 958

Petrosián-Matanovi é Portoroz, 1 958 N

Las negras están claramente peor a pesar del peón de ventaja, pero después de su siguiente jugada 1 . ... , �c3? pierden enseguida. I nfringieron la regla de no dar nunca a la misma pieza -esta vez la torre de c8- dos tareas (esto es co­ mo la forma negativa del ataque doble) . Después de 2. l:r xa8, abandonaron enseguida. Si esta partida se hubiera j ugado en un campeonato por equipos no habría provocado gran agitación, ¡ pero se jugó en un torneo interzonal para determinar los candidatos al título mundial! ¡ Ceguera incomprensible!

Ejemplo

107 «Toda jugada de peón debilita la posición»

Esta vieja regla la citó Kurt Richter en Schach para señalar que el punto f3 ha­ b ía quedado gravemente debilitado me­ diante las jugadas de ataque e4 y g4.

Debe añadirse enseguida, sin embar­ go, lo siguiente: nunca hay que dar dos tareas a una pieza. Cardoso no hizo caso de esto, y por eso fue tan funesta su pró­ xima jugada. 1 . t¿j cd5?, ... Ahora la torre debe defender tanto f3 como c2. El gran maestro Matanovié aprovecha el error de manera magnífica. 1 . .. , 'iYxd4 2. l:r xd4, l:r xc2! ! .

Un soberbio sacrificio d e desviación . Si se juega ahora 3. l:r xc2, las negras ganan dos peones con 3 . . . . , t2Jxf3+ y 4 . . . . , t¿jxd4. Las blancas, desesperadas, in­ tentaron huir de la trampa. 3. t¿jxe6, fxe6 4. t¿j b4, ... Tampoco esto salva nada. 4 . ... , l:r xf2 5. @xf2, l:r f8 6. @92, a5 Después de esta jugada, la posición blanca se derrumba.

8

LA PRIME RA F I LA D É BI L Las primeras filas débiles son un fenómeno frecuente. Se originan las más de las ve­ ces cuando el jugador olvida en el fragor del combate que también su rey puede estar expuesto a peligros diversos. Los conceptos de primera fila débil y clavada están aqu í indisolublemente ligados. Entre rey y pieza hay una especie d e clavada inmaterial cuan­ do la pieza encargada de velar por la seguridad de su majestad no puede abandonar su puesto. Posiciones de esta clase posibilitan a menudo combinaciones magníficas. En las partidas de buenos jugadores aparecen pocas veces, ciertamente, puesto que estos ya conocen los peligros y, en consecuencia, obran con precaución . Sin embargo, en su for­ ma oculta también se les escapan a los maestros una y otra vez. Junto a la forma normal de primera fila débil, en la que el rey está detrás de una ca­ dena inmóvil de peones, hay también una forma artificial: la que provoca el adversario -como puede verse en el ejemplo 1 1 6-. Contra esto hay una receta sencilla: debe abrir­ se una «ventana» .

76

L O S M A E S T R O S TA M B I É N

Ejemplo 108 Mate inevitable parado L. Paulsen-Anderssen Leipzig, 1 877

N

El campeón mundial Anderssen des­ cubrió un mate forzado.

SE E Q U IVO CAN

Ejemplo 109 La ceguera del poseedor de la marca de simultáneas a ciegas El maestro estadounidense Pillsbury, cuyo estilo era una transición a la escue­ la moderna, siempre impresionó a los espectadores por su enérgica y vigorosa manera de jugar, pero en el torneo de Cambridge Springs también él fue vícti­ ma de la ceguera. Que este destacado maestro, que tuvo durante mucho tiem­ po la marca de simultáneas a ciegas con 22 partidas, no viera las consecuencias de su jugada, posiblemente se debiera a su enfermedad , que ya proyectó aqu í sus sombras. L a m isma enfermedad acabó con su carrera ajed recística dos años más tarde, a la edad de 34 años. Showalter-Pillsbury Cambridge Springs, 1 904

1 . ... , Qj g3+? 2. hxg3, I:r f6 Aqu í amenaza de verdad 3. l:I h6#, pero Paulsen, cuyo plan concierne a la debilitada primera fila negra, encuentra un magnífico contraataque. 3 . .s. f2! ! , ... Sencilla, pero sorprendente. La torre no puede tomarse a causa de 4. 'ii'xa8+. Todavía siguió: 3 . ... , g5 4. �f3, g4 5. �e2, l:I af8 6. �d2, l:I h6+ 7. @g1 ' l:I f5 8. 'iVd4+, ...

Las negras pueden ganar fácilmente con 1 . . . . , 'iVf6 o incluso 1 . . , l:I xf2, pero no se fijaron en su debilitada primera fila y jugaron

Y las negras abandonaron.

a lo que se replicó

. .

1 . .. , �xf2??, .

2. 1:!. e2 ! , y abandonaron la partida, puesto que a 2 . . . . , 'iVxe2 sigue 3 . �d8+, con mate, y con otras conti n uaciones pierden una torre .

LA PRIMERA FILA DÉBIL

77

Ejemplo 1 10 Ataque doble inadvertido

Ejemplo 1 1 1 E l adversario calculó más

Thomas-Vajda Memorial Szén, Budapest, 1 929

Euwe-De Jong Á msterdam, 1 934

La última j ugada de las blancas (dxc5? en vez de 'iVxd6) fue un error de bu lto, que las negras habrían podido aprovechar ganando la calidad, y con ella la partida, mediante la artera 1 . . . . , élJf4 ! ! , puesto q u e s i 2 . cxd6 , 2 . . . . , llJxe2+ recupera la dama con ventaja de cal idad. Si las blancas, en cambio, no captu ran la dama en la segunda ju­ gada, sino que defienden la primera fila con 2 . b!. e 1 , también en este caso ga­ na 2 . . . . , élJ e2+. En vez de ello, Vajda, a quien d u rante el torneo todavía aguar­ daba m ucho trabajo en su despacho por las tardes, jugó

Euwe, que en ese año se encontraba en su cenit (al año siguiente ganó el título de campeón mundial contra Alekhine), lle­ vó a cabo una combinación de cinco ju­ gadas en una soberbia posición.

1 . ... , �xc5, pasando por alto así una fácil victoria. 2. élJ d2, élJf6 3 . .l:!. ae1 , e6 4. �h4, .l:!. ad8?? Este fue el segundo error. 5. 'if xf6+, ... Y las negras abandonaron, puesto que a 5 . . . . , �xf6 sigue 6. éLl e4+, des­ pués de lo cual las blancas se quedan con una pieza de ventaja.

1 . élJxf7?, .l:!. xf7 2. �xf7+, �xf7 3 . .l:!, d8+, �f8 4. �xf7+, @xf7 5 . .l:í. xb8, ... El plan se ha ejecutado. Las blancas han ganado una calidad y un peón, pero ¡ ahora son mano las negras! 5 . ... , .l:!. d7! Y ganan el caballo de b 1 .

78

LOS

MAE S T R O S TAM B I É N S E

EQUIVOCAN

Ejemplo 1 12 Los dos bandos tenían débil la primera fila

Ejemplo 1 1 3 A veces es mejor abandonar una columna abierta

Kurt Richter-Eric Richter Berlín, 1 939

Boleslavski-Euwe G roninga, 1 946

Kurt Richter, destacado j ugador de ataque y varias veces campeón de Ale­ mania, lleva aqu í las piezas blancas e intenta aprovechar la debilidad de la pri­ mera fila del adversario con una inge­ niosa jugada.

Son mano las blancas. Pueden ganar el peón de b5 con 1 .l:i. ab1 e igualar el juego, pero instintivamente tuvieron mie­ do de quitar la torre de la columna abierta, de modo que continuaron con .

1 . .l:i. fb1 ??, ...

1 . .l:!, g1 ?! , a6! Por supuesto, no puede capturarse la dama a causa de 2 . .l:i. g8 mate. 2 . .l:i. g8+??, ... Las blancas, mientras tanto, han olvi­ dado (ceguera) que también ellas tienen débil la primera fila. 2.

...

No calcularon correctamente, sin em­ bargo, las consecuencias de su jugada. El ex campeón mundial aprovechó ense­ guida la debilidad de la primera fila y res­ pondió 1 . ... , .U. as ! . Las blancas no pueden hacer nada mejor que continuar con

, �a7 ! !

Y las blancas pierden l a dama, puesto que se amenaza 3 . . . . , ¡ve1 mate.

2. ¡vd1 , .l:i. xa1 3 . .l:i. xa1 , ¡vxc3, y las negras ganan con facilidad por me­ dio de sus tres peones pasados.

79

LA PRIMERA FILA DÉBIL

Ejemplo

1 14

El rey como pieza de ataque

El campeón mundial Steinitz fue el pri­ mer ajedrecista que vio en el rey una fuerte pieza de ataque en el final, pero muy pocas veces ocurre que se dé mate al adversario ya antes del final con la ayuda del rey. Bernardi-Drescher Fráncfort del Meno, 1 949

Probablemente, las blancas pueden mantener el equilibrio después de 1 . .l:!. 1 d7 a pesar de su inferioridad de ma­ terial, pero quisieron ganar.

que después de 5 . .l:!. xa1 , viene 5 . . . . , � h3, y el mate no puede evitarse.

Ejemplo 1 15 Así se aprovechan las primeras filas débiles Zirngibl-Stahl Campeonato de la RDA, 1 955

Si las blancas juegan 1 . .l:!. d3 no tie­ nen problemas, pero quisieron ganar e in­ tentaron dar mate al adversario con la jugada siguiente. 1 . �c2??, ...

1 . \t>h1 ?, �xf2 2 . .l:!. g1 +, @ hS 3. ct:Jg3+, \:ti h4 Solamente en este punto compren­ dieron que no están cazando al rey ad­ versario, sino que avanza por propia voluntad . Contra la planeada 4. tt'l f5+?? viene 4 . . . . , @ h3! 5 . .l:!. g3+, 'iVxg3! 6. hxg3, .l:!. a 1 mate. Las blancas intentaron salvar lo que se pod ía. 4 . .l:!. f1 , ... Sin embargo, las negras pueden refu­ tar con una ingeniosa respuesta también esta jugada. 4 . ... , .l:!. a1 ! ! Y las blancas abandonaron, puesto

No se fijaron en que la posición de su rey también es muy precaria. 1 . ... , i,e4!! No puede capturarse el alfil a causa de 2 . . . , .l:!. d1 mate. .

2. �c1 , �d7 Doblar las piezas mayores es aqu í muy fuerte. No puede evitarse el mate o la pérdida de una pieza. 3. i,d3, . . . Las blancas s e resignan a s u destino, pero 3. h3 tampoco es buena, puesto que las negras ganan asimismo una pieza luego de 3 . . . . , 'iYd1 + 4. \:ti h 1 , i,xb1 .

80

L O S M A E S T R O S TAM B I É N S E E Q U I V O CAN

3. 4. 5. 6.

... , J,xd3 .l:I c7, ¡yd5 .l:I xa7, J, c4 h3, VJ1/d1 +

que 1 . (o 3. o 5.) VJ1/h8+! gana enseguida. La misma situación se había repetido tres veces, pero las blancas solamente vieron hasta la casilla h7; para todas las demás estaban «ciegas » .

Y las blancas abandonaron.

Ejemplo

1 16 Si hubiera visto una casilla más . . .

lvanov-Dimitrov Sofía, 1 957

Ejemplo 1 17 Empate en los apuros de tiempo K. H. Henning-8. v. Dehn Campeonato de la ciudad de Kiel, 1 959

B

Las blancas han provocado la debili­ dad de la primera fila del bando adversa­ rio con el caballo. Han visto muy bien que deben ahuyentar a la dama de g6 para poder dar mate en h7. 1. 2. 3. 4. 5.

g d6, g f6 !:!. d8+, .l:!. f8 g d6, g f6 g d8+, g f8 g d6, ...

Y la partida finalizó en tablas por re­ petición de jugadas. Puede uno imaginarse lo mal que lo debieron de pasar las negras, pues vieron

Las blancas, en apuros de tiempo mu­ tuos, ofrecieron tablas, que el adversario aceptó. Sin embargo, en los análisis in­ mediatamente posteriores a la partida se comprobó que las negras habrían podido ganar con la sorprendente 1 . . . . , ¡ye1 ! ! . Las blancas ya n o tienen jaques después de 2. ¡yxa8+, @f7, y las negras amena­ zan mate incluso en dos direcciones: 3 . . . . , t¿jg4+! 4. hxg4, °iVh4# o 3 . . . . , J,g1 + 4. � h 1 , J,f2+ 5. � h2, VJ1/g1 #. La única defensa era 3. J,e3, aunque también se daba mate combinando ambos modelos de mate: 3 . . . . , .:{J g4+! 4. hxg4, VJ1/h4+ 5. @ g 1 , J,xe3+ 6. @f1 , ¡yf2#. Moraleja: cuando ya no se tienen jugadas útiles, hay que ofrecer tablas.

9

LA C LAVADA Debemos las distintas clases de clavadas de piezas a aquellos autores que disfrutan sobremanera al reproducir y clasificar las clavadas en sus problemas. El jugador de tor­ neos, en cambio, las más de las veces tiene miedo de las clavadas e intenta evitarlas a toda costa. Con las clavadas sencillas puede uno, sin embargo, arreglárselas sin g randes difi­ cultades. «Tengo el caballo clavado por el alfil, de modo que no puedo retirarlo porque entonces pierdo la dama » . Bien, pero ¿qué pasa cuando uno se mete voluntariamente en una clavada? Eso puede ser ya una clase de ceguera. Nos las vemos con una for­ ma especial de clavada cuando una pieza, por lo demás libre, no puede retirarse a cau­ sa de una amenaza de mate. Tales posiciones están llenas de giros completamente inesperados.

L O S M A E S T R O S TAM B I É N

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Ejemplo 118 Una partida aplazada analizada " ª fondo» Gilg-Petrov Moravská Ostrava, 1 933

SE E QUIVO CAN

Ejemplo 1 19 Apremiado por el tiempo Bronstein-Botvínnik XIX Campeonato de la U RSS, 1 951 N

1 . . , Jla2+?? .

.

Las blancas ten ían una posición pe­ nosa. ¡ Esta fue la segunda jugada de las negras después de la reanudación de la partida! Apenas puede creerse que en una partida aplazada analizada a fondo aparezcan errores así. Aqu í no puede uno invocar la fatiga ni los apuros de tiem­ po. En vez de la jugada efectuada, 1 . . . . , Jl b3 habría ganado fácilmente, por su­ puesto. 2. �xa2, . ..

Y solamente en este punto vieron las negras que la planeada . . . , tll c3+, ga­ nando la dama, no se puede hacer, puesto que con la j ugada de alfil han clavado su propio caballo. Tuvieron que abandonar la partida al cabo de pocas j ugadas.

Botvínnik, apremiado por el tiempo, jugó en la 40 1.

...

, � d8,

y el adversario pudo seguir luchando. Sin embargo, Botvínnik habría podido ganar enseguida con 1 . . . . , Jl e3! ! , puesto que no puede tomarse el alfil a causa de 2 . . . , �d6+, con mate (una clavada condicio­ nada) . Así, los apu ros de tiempo convierten en principiantes también a los grandes ju­ gadores. .

83

L A C L AVA D A

Ejemplo 120 Las negras se meten voluntariamente en la clavada Las negras están mejor, pero . . . ¿ ¡Cuántas veces se leen frases así!? Des­ pués del «pero» sigue muy a menudo un error de bulto. Eso es también una clase de ceguera, que se origina al «desconec­ tar» el jugador que está mejor, mientras que el adversario se esfuerza por escapar de la derrota que se avecina. El próximo ejemplo es tanto un error elemental como un caso instructivo, y hay algo que no de­ be olvidarse: cuando esto le pasa a un ju­ gador tan destacado como el gran maestro Lundin, de Suecia, ninguna compañ ía de seguros puede garantizar que no le pase a cualquier otro.

Ejemplo 12 1 El peón «envenenado» A Canal , maestro de Perú y vence­ dor del torneo de Venecia, le ocu rrió un caso parecido al de la partida Stoltz­ Lundin: al capturar el peón «envenena­ do» de e5 se metió vol untariamente en una clavada. Dunkelbaum-Canal Venecia, 1 953

Stoltz-Lundin Estocolmo, 1 935 1 . . , �xe5?? 2. l:!, c8 ! ! ..

Un contraataque mortífero. Si 2 . . . , .S. xc8, las negras pierden la dama. Si, en .

cambio, capturan en d4, viene primero 3. g xe8+ y luego 4. exd4, después de lo cual las blancas tienen una torre de ven­ taja. 1 . . , �d4?? .

.

Las negras deberían haber retirado el rey a g8, pero quisieron cambiarlo todo -ten ían un peón de ventaja- y no vieron que pierden después de 2. l:!, d1 , puesto que la dama no puede retirarse a causa de la clavada. Contra 2 . . . , �xc3 viene primero, por supuesto, 3. l:!, xd7+, y solamente después recuperan las blan­ cas la dama. .

84

L O S M A E S T R O S TAM B I É N

Ejemplo 122 Una clavada en potencia por la gran diagonal En los g randes torneos hay que es­ forzarse mucho, y quizás también sea por eso por lo que se pasan m uchos nervios. Así se entiende fácilmente que la ceguera y los errores de bulto aparez­ can con frecuencia en estas competicio­ nes. L. Szabó-Donner Gotemburgo, 1 955

SE EQUIVOCAN

Ejemplo 123 Trágica partida Debe de ser un poco exagerado lo que decían algunos periódicos, a saber: que el equipo húngaro no se clasificó para la final de la Olimpiada de M únich ( 1 958) a causa de esta derrota. Sin embargo, no cabe duda de que contribuyó m ucho a ello, como ha escrito el gran maestro Barcza. Szabó-Cuéllar

N

1 . ... , 'iVbS?? En apariencia una buena jugada, puesto que se amenaza la torre de e2 y el peón de b3 . . . Las negras se olvidan, sin embargo, de la tensión por la gran diago­ nal . El gran maestro Szabó estaba espe­ rándola: 2. t¿jxg6+ ! ! , ... Y las negras abandonaron, puesto que después de 2. . . . , hxg6 sigue 3. �h6+, con mate. Esta jugada era muy fácil de ver, pero las negras ten ían otros planes en la cabeza y no se fijaron en el motivo.

En la posición del diagrama, las blan­ cas pueden forzar el cambio de las da­ mas con 1 . t¿j h5 ! , después de lo cual ganan fácilmente, pero ¿qué jugaron? 1. ]d hS??, ... Y la sencilla 1 . ... , �xf4 ganó una pieza y con ella la partida.

10

CO LUMNAS ABIE RTAS Quizás resultara útil escribir un libro sobre el tratamiento de posiciones que tienen columnas abiertas. La cuestión no es tan sencilla como podría pensarse; en nuestros dí­ as, hasta los principiantes saben que ocupar las columnas abiertas siempre procu ra ventaja, pero no se aprovecha por sí sola. La columna semiabierta, es decir, cuando una torre ejerce presión sobre un peón adversario, complica la cosa todavía más. Los ejem­ plos presentados aqu í no agotan el tema ni mucho menos; solamente señalan los ras­ gos más frecuentes.

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L O S M A E S T R O S TA M B I É N S E E Q U I V O C A N

Ejemplo 124 Cuando el médico enferma

Y las blancas abandonaron , puesto que las negras ganan la dama después de 4. @ d3 con 4 . . . , l{Jf2+. .

Tampoco el D r. Tarrasch , que fue el primero en diag nosticar la ceguera aje­ d recística, pudo escapar siempre de ella.

Ejemplo 125 ¿Qué columna es más fuerte?

Tarrasch-Chigorin Encuentro, San Petersburgo, 1 893

Gudmundsson-Tartakower Olimpiada de Hamburgo, 1 930

B

Aunque en la posición del diagrama e l adversario ejerce m ucha presión so­ bre la col u m n a « g » y tanto el rey como la dama de las blancas están mal, Ta­ rrasch habría podido mantener el equili­ brio con 1 . ilg4. Las negras no pueden imped i r n i con 1 . . . . , I;r xh4 2. n xh4 ni con 1 . . . . , .l:i, hg8 2 . n xh 6 , l;! xh6 3. n xh6, 'iVxh6, el plan � d3 y ilf5, después de lo cual la dama blanca en­ tra e n juego. E n cambio, las blancas -segú n Tarrasch en apu ros de tiempo­ contin uaron con 1 . 'iYa4?. Chigorin decidió el juego a su favor por medio de un elegante sacrificio. 1 . ... , M Xh5! 2 . .ld xh5, l{Jxe4 3. 'iYd1 ?, ... Esto también es un error, pero la par­ tida está perdida de todos modos. 3 . ... , 'iYg2+

La columna «e» es de las blancas, pero las negras presionan , por su parte, en la columna «f». Si en esta posición las blancas juegan 1 . �f2 y 2. M e5 no tie­ nen nada que temer. El maestro islandés G udmundsson invirtió, sin embargo, el orden de las ju­ gadas (ceguera) , lo que Tartakower aprovechó enseguida. 1 . b:!, e5??, l{Jxd4 2. 'iVd1 ?, ... Enseguida se ve q u e las blancas no tienen posibilidades después de 2. M xd4, �xe5 , pero deberían haberse confo rmado con la pérdida del peón y haber jugado 2 . 'iVe3. 2 . ... , 'iYxe5! Este sacrificio aparente decide la par­ tida. 3. fxe5, ll f1 + 4. @ g2, g 8f2+ 5. @ h3, M Xd1

87

C O L U M N A S A B I E RTA S

Y las negras ganaron algunas juga­ das más tarde.

Ejemplo

126 Fracasó

Ejemplo 127 Pasó por alto la invasión D. Byrne-Reshevsky Encuentro, Nueva York, 1 957

Larsen-Clarke Torneo Zonal de Wageningen, 1 957

En la posición del diagrama, Byrne jugó 1 . 'iVb7? Las blancas intentaron aprovechar su ventaja, la columna «d» abierta, y ganar un peón. 1. b!, d7+, }d xd7 2 . .l::!, xd7+, � b6 3 . .l::!, xh7??, ... Esta jugada es seductora, pero mala. Hasta la siguiente jugada de las negras no se dieron cuenta las blancas de que habían caído en una trampa de la que ya no podían escapar. 3 . ... , i,a3! Y las blancas abandonaron, puesto que el mate es inevitable. Este medio punto (o punto entero) fácilmente habría podido impedir que Larsen jugara el l nter­ zonal.

y perdió la partida más tarde. Pasó por alto, sin embargo, e l golpe táctico 1 . .l::!. xd7! ! . Las negras no pueden captu­ rar con el caballo a causa del mate en g6, y contra otras j ugadas la penetra­ ción de la torre en la séptima fila será de importancia decisiva. Esta ceguera se explica, segú n Schach por los apu­ ros de tiempo. Aquellos que no conocen la g ran pre­ sión de los torneos apenas pueden con­ cebir como a un maestro de primera clase puede escapársele una ganancia de peón tan sencilla y decisiva. De ah í que tampo­ co sea de extrañar que Reshevsky gana­ ra el encuentro por 7 a 3.

11

LA GRAN DIAGONA L Este enigmático concepto hace referencia a un fenómeno muy prosaico. En el fon­ do, no se trata de otra cosa que de aprovechar de la manera más eficaz posible el ra­ dio de acción de los alfiles. Mientras que las columnas abiertas, como medio táctico, son las preferidas, sobre todo, de los j ugadores enérgicos, la gran diagonal, con sus carac­ terísticas estratégicas, la emplean con agrado los sutiles técnicos. La peligrosidad de la gran diagonal, que a menudo se basa en la estrecha cooperación de alfil y torre, radica en que por ella puede amenazarse inmediatamente al rey. No pocas veces debe abrirse el camino al alfil mediante sacrificios, pero así se realza todavía más la belleza del jue­ go del ajedrez. Antaño, el gran maestro Janowski era un gran devoto de los alfiles. Hoy en d ía, su fuerza la conocen todos los jugadores, pero pocos son los que la consideran importante al valorar la posición. Como mostrarán los próximos ejemplos, a veces no es nada fácil encontrar el cami­ no hacia el triunfo.

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L O S M A E S T R O S TA M B I É N S E E Q U I V O CAN

Ejemplo 128 El modesto alfil Bruck-Gandolf Milán, 1 939

«Habría podido pararlo todo con 1 . i,f5 ! » , dijo Bruck posteriormente. Sí, pe­ ro el buen ajedrecista ve el peligro de ante mano.

Ejemplo 129 ¿ Columna abierta o gran diagonal? Ujtelky-Gadalinsky Torneo de Tres Naciones, Varsovia, 1 956

La posición parece estar más o me­ nos igualada. Ambos bandos han ocupa­ do una colu m na abierta cada uno y ambos tienen todavía la pareja de alfiles. La primera fila de las negras es débil , ciertamente, pero l a mala posición del rey blanco es una debilidad aún mayor. De momento, nada parece indicar que la partida se decidirá por las g randes dia­ gonales. 1 . I:i, xc7??, ... Es también una clase de talento en­ contrar la peor jugada en el tablero. Aun­ que en modo alguno puede reprocharse a las blancas no haber contado con la sor­ prendente reacción de las negras, el cam­ bio, en todo caso, era infundado. 1 . .. ., .u. h6+ 2. �g1 , g h1 +! ! E l bien conocido sacrificio d e desvia­ ción en forma nueva. 3. @xh1 , 'iUh3+ El alfil, hasta ahora modesto, obtiene de repente un papel de protagonista. 4. @g1 , 'iVxg2#

Ujtelky escribe en sus análisis: « Esta­ ba por completo fuera de m í a causa de un error cometido algunas jugadas antes y por eso me pasó inadvertida la posibili­ dad de dar mate a mi adversario. No es de extrañar que en esta posición eligiera la continuación 1 . '{i'xd2??, .U. xd2 2. i,xf6, después de la cual la partida finalizó en tablas 50 jugadas más tarde. La posición es, sin embargo, un exce­ lente ejemplo de lo importante que es do­ minar la gran diagonal . Las blancas habrían podido dar mate al adversario con el sacrificio de dama 1 . �xf6! ! , gxf6 2 . .U. g3+, � h8 3. i,xf6#. El motivo, bien conocido, alfil-torre » .

91

LA GRAN DIAGONAL

Ejemplo 130 ¡ Quien mucho abarca, poco aprieta!

Ejemplo 13 1 La fuerza de un jaque doble

Burzlaff-Starck Oschatz, 1 958

Glass-Russel Belfast, 1 958

En esta posición , probablemente ga­ na 1 . . . . , .i:i_ xf2! -según Fuchs, un jugador alemán de categoría maestro- ( Schach, 1 958) , pero las negras fueron avariciosas y jugaron a ganar una pieza.

Esta posición es u n interesante ejemplo del aprovechamiento de la gran diagonal . La ú nica posibilidad de defen­ sa que ten ían las blancas era cerrarle el paso a la dama con 1 . f3, aunque des­ pués pierden u n peó n . En cambio, su­ cedió

N

1 . ... , j,g8?? G rande fue su sorpresa al ver que se­ guía un sacrificio de dama -unido a una amenaza de mate de problema por la gran diagonal-. 2. ¡vxh6+ ! ! , ... Y las negras abandonaron , puesto que después de 2 . . . . , gxh6 3. e6+, @ h7 4. j, e4+ se da mate en la j ugada si­ guiente. Las negras pierden también aun­ que no tomen la dama; p. ej . : 2 . . . . , j, h? 3. e6! , etc., ganando.

1. ¡vd3??. Las negras no hallaron aqu í la conti­ nuación correcta, 1 . . . . , �g2+ ! ! 2. @xg2, él'if4+ 3. @g1 , él'i h3 mate, sino que se contentaron con 1 . ... , él'if4 2. �xe4, él'ixe2+ 3. @h1 , j,xe4+ 4. f3, que también bastó para ganar, pero no encontraron precisamente la continuación más bonita.

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L O S MAE S T R O S TAM B I É N S E E Q UIVO CAN

Ejemplo 132 La fuerza latente del alfil

Ejemplo 133 «Así no se puede jugar»

Wade-Lokvenc Olimpiada de Múnich, 1 958

Eso dijo el maestro austriaco Dücks­ tein de su propio juego. Darga-Dückstei n Hastings, 1 958-1 959

La situación de las negras no es lo que se dice muy halagüeña, pero en vez de 1 . . . , Ir bd7, que era mejor jugada, hi­ cieron la desafortunada .

1 . ... , e4??, a la que siguió 2. )d xd5! ! , exd5 3. j,, x d5+,

Las negras tienen buenas posibilida­ des de victoria en vista del peón pasado que está en la col umna " ª " y la calidad de ventaja. No vieron, sin embargo, la ju­ gada correcta, 1 . . . . , �g6 ! , y continua­ ron , en cambio, con 1 . ... , t¿j e6??

y Lokvenc tuvo que abandonar, puesto que luego de 3 . . . , @ e8 4. n c8+, d7 5. j,, x b7 pierde una pieza, y contra 3 . . . , �f8 4. )d c8+, )d e8 5. Jd xe8+, �xe8 6. j,, x b7 viene lo mismo. .

Acto seguido, el adversario tomó en­ seguida la iniciativa con

.

2. t¿jd5!. Ahora se amenaza 3. t¿jf6. Según Kurt Richter, tal vez pudiera salvarse la partida todavía con 2 . . . ., 'iVc2, pero las negras jugaron 2 ... , � h8?, .

a lo que siguió 3. t¿je7!, 'iVxc4. Aqu í ya no hay salvación. Contra 3 . . . , )d d8, 4. t¿jf5 lo aclara todo. 4. °iYh5, ...

.

93

LA GRAN DIAGONAL

Y las negras abandonaron, puesto que ya no pueden defender el peón de h6: Contra 4 . . . . , @ h7 viene 5. °if g6+ y 6. 'iVxh6 mate. En esta partida, se hizo valer, en defi­ nitiva, la fuerza del alfil, que estaba en se­ gundo plano. [La fuerza del alfil que actúa a distan­ cia por la gran diagonal suele pasarse por alto con relativa frecuencia. Un ejemplo magnífico de lo devastadora que puede ser cuando se combina con la acción de piezas mayores por la columna «h» abier­ ta es el siguiente caso de ceguera:

Las negras acaban de jugar . . . , d4, abriendo la g ran diagonal y m i rando de refi lón el punto h 1 . Las blancas, que ya tienen peor posición, pod ían seg u i r lu­ chando con 1 . c4. Decidiero n , sin em­ bargo, aclarar la situación en el centro mediante 1 . cxd4?? . Las negras aprovecharon la ocasión que se les daba para lucir el espléndido alfil de b7 y jugaron 1 . . . ., tll x d4.

Ajanski-Donchev Varna, 1 978

Las blancas replicaron 2. tll xd4 y abandonaron después de la brutal 2 . . . . , 'iVh 1 + ! ! , pues hay mate con 3. J,xh 1 , ll xh 1 #. (Nota del t.)]

12

LA CE LADA Como es sabido, la celada es una combinación sin fuerza vinculante, que se basa en la falta de atención o, mejor dicho, en la ceguera del adversario. En una celada se in­ tenta, p. ej. , sacar provecho del cansancio o de la falta de atención del rival para poder decidir la partida en favor de uno. Con este fin , sin embargo, es extraordinariamente im­ portante aprovechar la oportunidad en el momento idóneo. Una celada puede ser efica­ císima, por ejemplo, en una mala posición o en un final más o menos perdido, cuando el jugador, completamente segu ro de la victoria, apenas puede esperar otra cosa que el adversario le estreche la mano. Es una vieja verdad que en posiciones así suele jugar­ se a la ligera. Una celada puede ser m uy divertida en todas sus formas incluso para los especta­ dores, aunque no para el jugador afectado. Lo más gracioso es cuando el j ugador cae en su propia trampa. Nosotros, los espectadores, sentimos por regla general gran ale­ gría por las equivocaciones y «pifias» de los jugadores. Ah í parece confirmarse la vieja verdad: «el hombre puede soportar con asombrosa entereza los golpes que el destino asesta a otros» .

96

L O S M A E S T R O S TAM B I É N

Ejemplo 134 Celada con autoclavada Esta interesante versión de la celada con autoclavada se publicó en Schach. Tavernier-Grodner Charleville, 1 952

SE EQUIVO CAN

fuerzan as í 4 .l:t xf5, después de lo cual su torre vuelve a ser libre. .

4 . .i::t xf5, .i::t g2# Un remate estético, bonito, casi de problema.

Ejemplo 135 Salvado por una celada Pachmann-Balanel Memorial Steinitz, Praga, 1 956

El segundo jugador tiene un peón de ventaja, y el rey blanco no puede mover­ se, pero la victoria no está todavía asegu­ rada ni mucho menos. Las negras tienden una astuta celada que se basa en la mala situación del rey blanco, así como en la avaricia del adversario. 1 . ... , @96!? Un plan de doble filo, pero los aconte­ cimientos que siguen les dan la razón . 2. it b1 ??, ... Las blancas caen en la trampa. De­ bieron de pensar que la jugada de las ne­ gras era un error de bulto. No hay que creérselo todo del adversario, pues la ma­ yoría de las veces tampoco es tonto del todo. Si hubieran contestado 2. itxf7+, seguramente habrían podido hacer tablas después de 2 . . . ., @xf7 3 . .l:t xg5. Así, sin embargo:

La posición de las negras está en pe­ ligro. Se amenaza .l:t c7 o, contra .. . , �h6, incluso g c8. Balanel, que s e halla en un gran aprieto, tiende una celada. 1 . ... , fxg3 2. f4, gxh2+ 3. fxg5, .l:t xf1 4. @xh2, h4! ! « ¡Vaya! Aqu í amenaza . . . , .i:t 8f2 y . . , .ld h 1 , con mate » , debió d e pensar e l gran maestro Pachmann, y se defendió con .

5. it h3??. Su astuto adversario la esperaba:

2 . ... , h4+ 3. @ g4, f5+!

5 . ... , tt:J g4+! ! 6. itxg4, .i::t st2+ 7. @ h3, .i:t h1 #

Una jugada muy bonita. Las negras

E n vez d e l a funesta jugada d e alfil,

97

LA CELADA

las blancas habrían ganado fácilmente con 5 . .ilf5 ! , obstruyendo la columna.

Ejemplo 136 ¿Quién calculó más? Bronstein-Reshevsky Torneo de Candidatos, Zúrich, 1 953

torre ya no puede capturar con jaque, y si 2 . . . . , l!b, xb3?? sigue 3 . .ilf8+, @g8 4 .il h6#. Así pues, la torre no puede mo­ verse, y las blancas ganaron la calidad después de .

2 . ... , .ile7 3 . .ilxa3 y también la partida algunas jugadas más tarde.

Ejemplo 137 Oferta de tablas rechazada Oppermann-Novarra Berl ín, 1 938

Ambos grandes maestros están en apuros de tiempo, pero las blancas consi­ guen, todavía antes del control, tender una celada al adversario con 1 . .il b3, en la que Reshevsky cae enseguida. 1 . ... , l!b, a3? Era una celada psicológica. Reshevs­ ky debió de calcular en la posición del dia­ grama que recuperaba la pieza después de 1 . .ilxf2 con 1 . . . . , l:i. a2 y privaba así al rival de la pareja de alfiles. Una vez pre­ guntaron a Reshevsky cuántas jugadas podía pensar de antemano. « Siempre una más que mi adversario" , respondió alta­ nero. Esta vez, sin embargo, parece ser su adversario el que ha combinado una ju­ gada más. 2 . .il c5 ! ! , ... En comparación con la posición en la que el alfil estaba en la segunda fila, esta situación es completamente distinta. La

Las blancas han rehusado la oferta de tablas del adversario e intentan proseguir el ataque con 1 . �b1 +. Las negras ven que el adversario ten­ dría buenas posibilidades de ganar des­ pués de 1 . . . . , @f7 2. �f5 y por eso le tienden una celada. 1 . ... , l!b, c2! Las blancas caen enseguida en ella. Siguió 2 . .l:':!. d2??, y luego de

98

L O S MAESTRO S TA M B I E N

2 . ... , 'iVxf3+ 3. � h4, � h6! tuvieron que abandonar, puesto que si bien es verdad que ganan la torre, no es menos cierto que no pueden parar el mate ( . . . , g7-g5#).

Ejemplo

138 A punto de derrumbarse

Gligorié-Olafsson Portoroz, 1 958

B

SE

EQUIVO CAN

5 . 'iVc3 sigue 5 . . . . , �c6 ! , todavía más fuerte. Las blancas no ten ían , pues, na­ da mejor que 4. 'iVc3, y Olafsson les tendió una celada con 4 . ... , g d5 ! ! . U n a jugada polifacética. Las negras amenazan mate y atacan al mismo tiem­ po el peón adelantado. 5. 'iVxc4??, ... Las blancas creen poder capturar fi­ nalmente el peón, puesto que al mismo tiempo se clava la torre. Vuelven a olvidar, sin embargo, que su primera fila es muy débil. 5 . ... , 'iVc6 ! ! 6 . 'iVf1 , 'iVc2 Y las blancas abandonaron, puesto que no tienen defensa contra 7 . . . . , ti. d1 .

La posición del gran maestro Olafs­ son no augura nada bueno. Parece estar a punto de derrumbarse. Después de la sencilla 1 . lbxb5 ! , la g ran superioridad blanca es bien patente. El gran maestro Gligorié pensó que el caballo de c7 está bien defendido después de capturar en f6 gracias al jaque en descubierta, de modo que capturó en f6. 1 . b( xf6?, I:!, xc7

Ejemplo 1 3 9 Esta vez, Schuster n o s e equivocó Wolk-Schuster Bad Landau, 1 958

B

¿Tendría razón G ligorié? 2. d6+, ti. c4! 3. � xc4, bxc4 Solamente en este pu nto compren­ dió que no puede captu rar e l peón a causa del mate por la primera fila. Des­ pués de 4. 'iVxc4+, �g7 5. �d4 (debe defender la casilla a 1 ) viene 5 . . . . , 'iVa4 ! , con mate o pérdida de la torre . A

Las blancas pensaron aqu í 1 O minu­ tos, pero a pesar de ello cayeron en la

99

LA CELADA

trampa. No ganaron una pieza, sino que perdieron un peón. 1. b4?, cxb4 2. axb4, °iYb6! La celada continúa. No puede tomar­ se el caballo, puesto que sigue 3. 'iVxt2+ y 4 . . . . , t¿j e3 mate.

Las blancas han ganado un peón. Eso no es ninguna tragedia de por sí, nadie se ha muerto por eso. Las negras deberían haberse conformado con la pérdida del peón y haber puesto en jue­ go el caballo cuanto antes con 1 . . . . , t¿j a6, pero s u siguiente jugada dice muy a las claras que no habían visto la cela­ da ni por asomo. 1 . ... , 'iVxb2??

3. 0-0, ... Las blancas debían haber hecho esto ya en la primera jugada, en vez de 1 . b4?.

Siguió un sacrificio de dama poco fre­ cuente, pero bien patente. 2. 'iVxf8+! ! , e4 O 4 . . . . , @ e5 5. 'iVe1 +, g e4 6. �a5+, @d4 7. �d5+, ganando la torre. 5. �e1 +, @f3 6. �f2+, @xg4 7. 'i}'xd4, 1Jf¡e7 8. @f2, g5 9. �d1 +, ... Y las negras abandonaron.

1 18

L O S MAESTRO S TAM B I É N S E E Q UIVO CAN

Ejemplo 1 73 La cadena de peones

Sahlmann-Rodatz Hamburgo, 1 953 B

2. 3. 4. 5. 6.

... , tl\ xf7 'ifxa5+, @ b7 °@'b5+, @ a7 'iVa4+, @ b6 tl\xf7, ...

Las negras no capturan, pues las blancas todavía tendrían posibilidades de ganar mediante 7. °@'b4 y 8. 'iVe7, sino que juegan -y ese es el quid de su plan6 . ... , �g2+.

Las blancas tienen una fuerte cadena de peones que ha penetrado en el interior de la posición enemiga. Advirtieron co­ rrectamente que debían hacer saltar la cadena adversaria para poder ganar la partida. La ejecución fue, sin embargo, peor que la idea. 1 . tl\ hxf7?, ... Esperando que se contestara esta ju­ gada con 1 . . . ., tl\xf7, contra lo que es muy fuerte 2. 'iYh7. [Parece que el autor «no ve» el peón negro de a3: 2. 'iYh7, a2! 4. tl\xf7 (4. 'iYxf7+, 'iVxt7 5. tl\xf7, a1 'iY no tiene objeto) , i,xc3+ 5. @ c2 (e2), �b8 6. tl\d6+, @ a6, y las blancas pue­ den abandonar. Es posible que haya una errata en el diagrama y el peón de a3 sea blanco o no exista; entonces 2. 'iYh7 sí es muy fuerte. Los comentarios que siguen parecen indicar que se trata de una errata. (Nota del t.)] Las negras jugaron, sin embargo, 1 . ... , 'iVg8!, y el primer jugador ya no puede ganar. En esta posición, las blancas jugaron 2. 'iVb5, un último intento de decidi r la partida a su favor.

Las blancas no pueden escapar del jaque continuo. Como demostró Kurt Richter en sus análisis, el sacrificio de ca­ ballo era completamente correcto, pero debía haberse ejecutado con el otro ca­ ballo, 1 . tl\ gxf7 ! , y las negras no tienen contrajuego, puesto que el caballo de h6 priva a la dama de la casilla g8.

Ejemplo 1 74 En vez de victoria, automate

Batuev-Simagin Campeonato por Equipos, Riga, 1 954

En vista del peón de ventaja, las ne­ gras jugaron, evidentemente, a ganar, pe­ ro la jugada que eligieron, 1 . ... , e2??, resultó prematura. Siguió: 2. 'iVg1 +, @ d2

1 19

EL FINAL

3. 'iVc1 +, �d3 4. 'Jj/c3# Esta «contravictoria» debe de haber hecho reír, según Kurt Richter, incluso a la víctima. Opinamos, sin embargo, que su risa fue, sin duda, un poco amarga.

Ejemplo 175 La posición «ganada» Schlensker-Scheinhütte Fráncfort del Meno, 1 942

ven, cuenta que no entendió de qué iba la cosa y negó dubitativamente con la cabe­ za. «Bueno, si no lo cree -respondieron las negras- tendré que enseñárselo primero». 2 . ... , 'iVxd7+! Aqu í advirtieron las blancas que el rey negro está ahogado después de 3. @xd?. Este chiste les costó el segundo puesto, que ocupó su risueño adversario. Sin em­ bargo, después de 1 . 'iVe4+ habrían sido ellas las que hubieran reído, pues las ne­ gras ya no hubieran tenido defensa alguna.

Ejemplo 176 Cuando el caballo es más fuerte que la dama Szily-Ozsváth X Campeonato de H ungría, 1 954

Las blancas han llegado a esta posi­ ción , que tienen ganada, después de un largo final de damas y prudentes manio­ bras. Ahora solamente deben fijarse en que el adversario no pueda darles jaque en e3 ni clavar el peón luego de @ e8 con . . . , �a4. Este objetivo puede conseguir­ se con 1 . �b3+ o 1 . 'Jj/e4+. « Es igual con qué jugada -deben de haber pensa­ do-, jugaré 1 . 'iVb3+». Siguió 1 . ... , c;tia1 ! 2. @e8??, . .

.

Aquí, las negras, con gran orgullo, en­ señaron su planilla al adversario, en la que habían escrito con mayúsculas la palabra «TABLAS» . El propio conductor de las blancas, por entonces un jugador muy jo-

El rey negro ha tenido que recorrer to­ do el tablero para poder escapar del ja­ que continuo. Aqu í, en el momento de hacer la jugada secreta, ha encontrado por fin un refugio, y ahora las negras po­ drían ocuparse con toda tranquilidad de la cuestión de cómo hacer valer su peón pa­ sado. Después de reflexionar b reve­ mente, llegaron a la concl usión de que bien es verdad que después de 1 . . . . , e3 2 . 'Jj/c4+, e2 3. �f4+, �f2 4. 'iVc1 +, e 1 � tienen otra dama, pero no lo es me­ nos que las blancas tienen jaque continuo por las casillas c1 -c4-f7 y pueden hacer tablas. Por eso jugaron

1 20

L O S MA E S T R O S TA M B I É N S E E Q U I V O C A N

1 . ... , 'iVc1 , a lo que siguió 2. �f7+ , @e1 3. �xg6, �f4+ 4. @ g1 , �f1 + 5. @ h2, �c4 6. �xc6, e3 7. 'ifd6, y la partida acabó en tablas. D u rante los análisis posteriores a la partida, se comprobó, no obstante, que habrían podido ganar con 1 . . . . , e3! a pesar de todo: no habrían tenido más que transformar el peón en caballo en vez de en dama. Por tanto: 2. �c4+, e2 3. �f4+, '{i'f2 4 . �c1 + , y aq u í las ne­ gras deben ser modestas : 4 . . . . , e 1 tll ! ! 5 . �c4+, �e2 6. 'iff4+, tll f 3+ ! ! . Debi­ do a esta jugada de caballo, se terminan los jaques de las blancas, y después de 7. 'ti'xf3, 'ifxf3 7 . gxf3, @f2 las negras tienen una posición q u e se gana fácil­ mente. Así, «no solamente se ha visto priva­ do el campeonato de un instructivo final, sino también Ozsváth de medio punto » , escribe el maestro Bán en s u s análisis.

Ejemplo 177 Una posición de lo más corriente

Una posición de lo más corriente, pe­ ro a pesar de ello . . . 1 . ... , d3?? . Una jugada buena en apariencia, me­ diante la cual se aleja al rey del centro. En realidad es el error decisivo, sin embargo, después del cual la partida ya no puede salvarse. 2. 3. 4. 5.

@e3, d2 @xd2, @e6 @d3, @ xd6 @ d4, ...

Las blancas ganan la oposición y con ella también la partida. Las negras, no obstante, habrían podi­ do asegurarse el empate con 1 . . . . , @ e6! 2. @e4, @ d7! . Solamente habrían tenido que fijarse en que no pueden tomar el pe­ ón de d6 hasta que el adversario haya capturado en d4. Entonces pueden tomar la oposición con . . . , @xd6 y hacer tablas.

Ejemplo 178 También en el final desempeñan los tiempos un papel importante Kluger-Négyessy Torneo de BTSB, 1 952

Liebentrau-Brückner Oldenburgo, 1 955

En esta partida, las negras deben agradecer su derrota a la inversión del or­ den de dos jugadas.

121

EL FINAL

1 . ... , c1 �+? Contra esto las blancas ganan con la continuación siguiente, que es forzada: 2. 3. 4. 5. 6.

@xc1 , éll e 2+ @d2, éll xf4 \tie3!, g5 éll c3+, @ es \tie4!, ...

Aqu í no es buena 6. éll e4+, puesto que después de 6 . . . . , \ti b4 7. éll x g5, éll d 5+ 8. 'it e4, éll f 6+, el caballo captura el peón de g4, y el rey, el de a4, con lo que la partida ya no puede ganarse. Por tanto:

A m uchos maestros l e s ha costado ya valiosos puntos el buscar siempre be­ llas soluciones -en vez de las contin ua­ ciones sencil las y seguras-, pero pese a ello no se les puede hacer reproche al­ guno por tener semejantes aspi raciones. ¡ Al contrario! El ideal más elevado del j uego del ajedrez consiste en última ins­ tancia, claro está, no simplemente en ganar, sino en buscar la belleza -aun­ que siempre dentro de los l ím ites de la lógica-. Averbaj-Cardoso Portoroz, 1 958

6 . ... , éll h3 7. @f3, 'it b4 8. éll e 2, ... Y las neg ras abandonaro n , puesto q u e contra 8 . . . . , @ xa4 las blancas fuerzan el cambio de los caballos con 9. \tig3 y después ganan la partida fácil­ mente . Si las negras hubiesen invertido el or­ den de sus primeras jugadas, habrían po­ dido hacer tablas: 1 . . . . , éll e2! 2. @xc2, éll xf4, y aqu í el rey blanco no puede ata­ car directamente el caballo. ¿ Es tan im­ portante esta diferencia? ¡Y cómo! (va de un tiempo) 3. @d2, \tic5 4. @ e3, éll h3. Ahora el caballo dispone de la casilla g5, de modo que las blancas ya no pueden forzar el cambio de los caballos (según análisis de Négyessy) .

Ejemplo

179 La solución más bonita

Esta frase nos recuerda a Capablan­ ca, que después de ganar una partida contó que también habría podido vencer sacrificando la dama. Cuando le pregun­ taron por qué no había elegido la bonita combinación -la había visto, claro está-, respondió: « ¿ Por qué? He ganado la par­ tida de todos modos » .

En este sencillo final de peones, las blancas pueden ganar con facilidad des­ pués de 1 . i,xf6, @xf6 2. �f4 gracias al peón pasado alejado. Averbaj , que ha es­ crito un libro sobre finales, se mete en una sencilla trampa de tablas al elegir la espectacular continuación 1 . g7??. Siguió 1 . ... , i,xg7 2. i,xg7, @d6 3. i,c3, @c5 4. @f5, b5 5. i,xa5, bxa4 6. bxa4, y ya no se puede ganar, porque las blan­ cas tienen el alfil «malo » , que no puede controlar la casilla de coronación del peón

122

L O S M A E S T R O S TA M B I É N S E E Q U I V O C A N

" ª " · Esta regla se encuentra también en el libro de finales de Averbaj . Este medio punto regalado le costó a Averbaj el pase a la final.

Ejemplo 180 El mayor error de su vida El maestro inglés Fairhurst es uno de los pocos jugadores que pudieron llegar a una posición ganada contra el gran maes­ tro Keres. Fairhurst-Keres Hastings, 1 954-1 955

Sin embargo, tampoco él pudo ga­ narle. 1 . @e2?, ... Fairhurst cometió con esta jugada el mayor error de su vida ( " the mistake of his lite» , como lo llamó D. Andrié en sus análisis en Chess) . Siguió: 1 . ... , g5! 2. @ d2?, h4! 3. gxh4, gxh4 4. @e2, ... Las blancas deben regresar con el rey; de lo contrario, el peón negro alcanza rápidamente la casilla de coronación. 4 . ... , @f7 5. @f2, @ g6

6. @f1 , @ g5 7. @g1 , t¿je1 8. jÍlc1 +, @f5 9. jÍle3, t¿jxf3+ 1 0. @f2, @e4 Y Fairhu rst abandonó. Las blancas , según análisis de Keres, habrían podido asegurarse la victoria con 1 . f4, que pre­ para la captura del caballo; p. ej . : 1 . . . . , @f7 2. @ e2, @f6 3. @d2, @f5 (las blancas ganan también después de 3 . . . . , t¿ja3 4. Jlxa3, bxa3 5. @ c2, seguida de 6. b4) 4. @xc2, @g4 5. jÍlc3 ! ! (el primer quid del plan blanco) , bxc3 6. b4, @xg3 7. f5! ! (el segundo quid). Uno de los peo­ nes blancos llega a la casilla de corona­ ción con jaque. Si las negras eligen, en cambio, 5 . . . . , @xg3, que es un poco me­ jor, las blancas no tienen por qué apresu­ rarse a sacrificar el alfil , sino que llevan primero el monarca al flanco de rey con 6. i,e1 +, @xf4 7. \t> d3, g5 8. @ e2, g4 9. @f1 y sacrifican el alfil después de 9 . . . . , g3. Entonces sigue 1 O. i,xb4 ! , axb4 1 1 . a5, ganando. Una cosa es segura: la vic­ toria no era fácil aqu í, y no puede repro­ charse al maestro inglés que al final de una difícil y dura partida, en el fragor del combate y falto de tiempo, no viera este plan, que en modo alguno es evidente. [Para tener un cuadro clín ico comple­ to de este caso particular debe señalarse, sin embargo, que Keres necesitaba ganar la partida para compartir el primer premio, y la ceguera no se produjo solamente en el tablero, sino también en los análisis del aplazamiento. Ambos jugadores dispusie­ ron de dos horas antes de reanudarse la partida. A Keres lo ayudó nada menos que el gran maestro Ragozin, que sería campeón del mundo de ajedrez por co­ rrespondencia en el periodo 1 956-1 959. El bacilo de la ceguera también atacó a Pachmann, que al ver la posición del dia­ grama se acercó a Keres y le dijo: « Ha lo­ grado usted un final maravilloso » , a lo que el estoniano replicó que estaba perdi­ do, indicándole la variante de 6. jÍle1 +. No carece de interés reproduci r sus co-

1 23

EL FINAL

mentarios al respecto, a pesar de ser un poco extensos, pues arrojan un poco más de luz sobre las causas de la ceguera: « Después que le h ube explicado la va­ riante [, Pachmann] tuvo que conceder que yo ten ía razón . Con las palabras «Co­ sas así son incre íbles» me dejó, sacu­ diendo la cabeza. Este pequeño episodio me dio nuevas esperanzas. Incluso al gran maestro Pach­ man[n] se le había pasado por alto la juga­ da 47 . .,te1 +, y de ello deduje que no era tan fácil descubrir el movimiento. Además, mi contrincante llevaba pensando su próxi­ ma jugada más de media hora: una señal de que aún no había encontrado un cami­ no claro. [ . . . ] Mi adversario pensaba y pensaba. Por aquel entonces ya le quedaba poco tiempo y mis esperanzas aumentaban, puesto que, con apuros de tiempo, puede ocurrir cualquier cosa. Por fin, cuando Fairhu rst sólo dispon ía de unos diez mi­ nutos para sus diez jugadas restantes, lle­ gó su réplica. Me apresuré a volver al tablero, e in­ cluso antes de sentarme sentí una oleada de alivio: ¡el peón de las blancas estaba to­ davía quieto en f3! Las blancas se habían decidido al final por 42. @ e2? y ahora to­ do el plan funcionó tal como lo habíamos previsto de antemano. [ . ] Tan pronto estuvo la partida termina­ da me apresuré a reconstru i r la posición y a preguntarle a mi adversario por qué había estado pensando tanto tiempo y, sin embargo, no había j ugado 42. f4! Re­ su ltó que la jugada 47 . .,t e 1 + ! [aq u í 6. .,te1 +] no era tan fácil de encontrar. ..

Fairh u rst hab ía estudiado toda la varian­ te concienzudamente hasta llegar a 46 . .,tc3 [aq u í 5 . .,t c3! !] y al final llegó a la conclusión de que las negras ganarían con 46 . . . . . , @xg3 [aq u í 5 . . . . , @xg3] . Lo mismo que nos pasó a nosotros en nuestra[s] investigaciones le ocurrió a él: no había visto, en absoluto, la jugada de­ cisiva 47 . .,te1 + ! El mutuo análisis al que nos dedicamos entonces reforzó mi convencimiento de que la posición de las negras no pod ía salvarse. Fai rh u rst se quedó sentado, m i rando d u rante mucho tiempo la posición, incapaz de compren­ der cómo pod ía escapársele a uno se­ mejante movimiento, a pesar del estudio a fondo de la posición. [ . . . ] Es característico el hecho de que la jugada 47 . .,te1 + escapara a los dos bandos, no a causa de ser difícil de en­ contrar, sino porque j uzgamos que la po­ sición, después de 46 . . . . , @xg3 era tan simple y clara que no hab ía mucho que examinar después. En este caso particu­ lar no dispuse de mucho tiempo y descu­ brí la jugada cuando me quedaba muy poco tiempo para pensar. Siempre es di­ fícil analizar una posición exhaustiva­ mente, aunque no sea exageradamente complicada. Por eso es muy natural que, al reanudarse el juego, uno tropiece a menudo con desagradables sorpresas que ponen completamente patas arriba el análisis que previamente hemos efec­ tuado» . KERES, P. : El arte del análisis. Trad . de Mariano O rta. Martínez Roca, Barcelona, 1 972, págs. 33-35. (Col. « Es­ caques » , núm. 36) . El original está en no­ tación descriptiva. (Nota del t.)]

ÍNDICE DE JUGADORE S (Los números corresponden a los ejem­ plos)

Bu rzlaff, 1 30 Byrne, D., 1 27 e

A Aitken, 48, 1 03 [Ajanski (pág. 93)] Alekhine, 31 , 33 Alexander, R. H . , 92 Alster, 1 58 Anderssen, 1 08 Arulaid, 1 53 Asztalos, 33 Averbaj , 21 , 41 , 1 79 B Balanel, 1 35 Barcza, 35, 85 Barda, 1 6 Batuev, 1 74 Benkner, 22 Benk6, 99, 1 48 Bernardi, 1 1 4 Bernhard, 74 Bernstein, 84, 98 Berthold, 1 46 Bieri, 90 Bilek, 53 Binder, 1 4 Bisguier, 25, 26, 84 Blackburne, 78 Blumenthal, M . , 54 Bobekov, 1 72 Bobótsov, 83 Boleslavski, 1 1 3, 1 68 Botvínnik, 66, 1 1 9 Bouwmeester, 66 Bozik, 1 62 Brinckmann , 3 Bronstein, 20, 41 , 1 1 9, 1 36 Bruck, 1 28 Brückner, 1 77

Canal, 1 21 Capablanca, 70, 79, 98 Cardoso, 1 1 , 65, 1 07, 1 79 Castaldi, 1 04 Catozzi, 99 Chigorin, 2, 78, 1 24 Ciocaltea, 1 00, 1 01 , 1 56 Clarke, 1 26, 1 58 Cuéllar, 1 23 D Danielsson, 5, 1 49 Darga, 1 33 Dehn, B. V. , 1 1 7 Diessner, 1 43 Dimitrov, 1 1 6 Ditt, V. , 93 Domino, 1 9 [Donchev (pág. 93}] Donner, 1 5, 1 22, 1 50 Drescher, 1 1 4 Driemer, l . O., 1 56 Dries, 58 Dückstein, 1 33 Dunkelbaum, 1 21 E Earl Yaggie, 28 Edelstein, 28 Epp, 97 Erny, 1 69 Euwe, 7, 31 , 43, 1 1 1 , 1 1 3, 1 44 Ewald, 1 43 F Fairhurst, 1 80 Filip, 55, 1 01 Flórián, 1 0

1 26

Flohr, 71 Fbldi, 1 0 Forgács, 69 Franke, 1 57 Frauenfelder, 57 Freeman, J . , 54 Freitag, W. , 1 51 Friedstein, 1 54 Frydman, 35 Fuchs, 89 Fuderer, 5, 24, 5 1 Fuhrmann, 90 G Gadalins ky, 1 29 Gandolf, 1 28 Gawlikowski, 80 Gecsei, 46 Géller, 20, 1 52, 1 59 Gente, 1 8 Gereben, 73 Gerenski, 1 72 Gilg, 1 1 8 Glass, 1 31 Gligorié, 1 38, 1 69 Golombek, 1 6, 39, 1 03 G reiff, de 1 1 Golz, 61 G rob, 71 Grodner, 1 34 G rünfeld, 1 3 G udmundsson, 1 25 Gurgenidze, 1 52, 1 53 H Hallstrom, 1 55 Hasse, 38 Held, 42 Henley, 1 40 Henning, K. H . , 1 1 7 Henningen , 1 60 Herendi , 72 Hering, 38 Herzog, 22 Honfi , 27, 76 Hooper, 86 Hi:irberg, 64 H unte, V. , 89

L O S M A E S T R O S TAM B I É N

SE

lgel, H . , 1 51 lvanov, 1 1 6 lvkov, 9 , 29 J Janowski, 67 Johansson, K., 1 47 Johner, H . , 1 7 Jólmov, 87 Jong de, 1 1 1 Jonsson, H . , 1 05, 1 66 K Kan, 1 70 Karaklajié, 94 Keres, 52, 55, 1 80 Kestler, 1 71 Klein, 91 Kluger, 59, 1 78 Kmoch, 1 45 Kbberl, 59 Koródy, 1 4 Kordsachia, 93 Kostié, 1 2 Kretschmer, 37 Krieger, 34 Kupper, 49 L Lachmann, 95 Lamprecht, 9 1 Lange, 1 49 Lapiken, 32 Larsen, 1 26 Lasker, Ed. , 79 Laue, 37 Liebentrau, 1 77 Lindblom , 1 60 Lipiniks, 1 50 Lokvenc, 1 32 Lundin, 1 20 Lútikov, 30, 1 54 M Malich, 8 Marco, 68 Marshall, 4 Matanovié, 1 02, 1 06, 1 07 Matulovié, 29 Me Kenna, 92

EQUIVO CAN

1 27

ÍNDICE DE JUGADORES

Medina, 51 Menke, V. , 1 8 Mieses, 69 Mikenas, 1 42 Mohring, 62 Monticelli, 3 Moore, 1 40 Méirby, J . , 1 47 Mross, 6 N Najdorf, 77, 1 41 Nedeljkovc, 1 63 Négyessy, 73, 76, 1 78 Nievergelt, 57 Nimzowitsch, 1 44 Novarra, 1 37 o

Olafsson, 45, 1 38 Olafssyni , G . , 1 05 Oppermann, 1 37 Orbaan, 9 Osswald, 75 Otto, 60 Ozsváth, 1 76 p

Pachmann, 53, 1 35 Panno, 45 Pantalaev, 63 Pastuhoff, 1 64 Patay, 1 3 Paulsen, L., 1 08 Paulsen, W., 1 Penrose, 65, 85 [Perlis (pág. 1 5)] Perlo, 58 Persitz, 86 Pertisch, 44 Pesch, 1 71 Petrosián, 52, 56, 1 06 Petrov, 1 1 8 Pfeiffer, 44, 95 Philips, H. M . , 97 Pillsbury, 1 09 Pilnik, 81 Plater, 82 Platz, 40 Pleiffer, 94

Pogáts, 1 61 Poliak, 87 Polugaevski, 30 Pomar, 1 67 Popiel, 68 Porath, 1 5 Portisch, 1 61 Purdy, 1 55 Putzi, 1 46 Pytlakowsky, 83 R Rabar, 26 Ratsch, 61 Reckmann, 60 Reinhardt, 88 Reshevsky, 23, 32, 1 27, 1 36, 1 41 , 1 59, 1 68 Richter, Eric, 1 1 2 Richter, Kurt, 1 1 2 Ritter, 62 Rodatz, 1 73 Rohr, 50 Rootare, 1 65 Rodríguez, 1 67 Rosselli, 1 42 Rosetto, 1 02 Rubinstein, 1 2 Rudenko, 1 65 Russel, 1 31 s

Sahlmann, 47, 1 73 Sándor, 72 Sanguinetti, 77 Scheinhütte, 1 75 [Schlechter (pág. 1 5)] Schlensker, 1 75 Schmidt, V. W. , 1 04 Schuster, 50, 1 39 Showalter, 1 09 Simagin, 80, 1 70, 1 74 Skobeleff, 36 Skéild, 40 Sliwa, 8, 82 Smyslov, 25, 43 Sneitz, 1 64 Solmundarson, K., 1 66 Spasski, 21 , 56 Stahl, 1 1 5

1 28

Starck, 1 30 Steinitz, 2, 67 Sternberg, 1 9 Stoltz 81 , 1 00, 1 20 Stympelin, 36 Szabadi, 46 Szabó, 23, 39, 49, 1 22, 1 23 Szilágyi, 27, 1 48 Szily, 1 76 T Tal , 96 Tarrasch, 1 , 1 24 Tartakower, 1 25 Tavernier, 1 34 Teschner, 6, 47 Thiede, 1 57 Thomas, 70, 1 1 O Torán, 48, 88 Treybal, 4 Tringov, 96

L O S M A E S T R O S TA M B I É N S E E Q U I V O CAN

u

Udovéié, 1 63 Ujtelky, 1 29 Unzicker, 7 V Vajda, 1 1 0 Vik, 42 Vukovié, 1 45 Vukéevié, 63 w

Wade, 24, 1 32 Walther, 1 62 Weyer, 74 Wilaert, 1 7 Witkowski, 64 Wolk, 75, 1 39 z

Zirngibl, 1 1 5 Zost, 34

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