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March 17, 2018 | Author: Ahriman_11 | Category: Insanity, Tarot, Mind, Society, Intuition
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Descripción: tarot...

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L VIAJE DEL NEÓFITO

a aproximación simbolismo del

OCO

Álbum de fotografías

por Usuario de Windows

“EL LOCO” Arcano 0

TAROT

RIDE-

En la carta del Loco de la baraja Rider-Waite podemos observar a un joven que va caminando despreocupadamente hasta llegar al borde de un precipicio. Lleva una mochila o hatillo atado al final de un palo y en una de sus manos sujeta una rosa blanca. El joven va mirando al cielo, sin atender a sus pasos, y está claro que no es consciente del precipicio que se abre ante él. A su lado, un perrito blanco intenta llamar su atención ladrando. En la esquina superior izquierda podemos observar un radiante sol.

1) El sol que domina la parte superior de la carta corresponde a Keter, la Corona, la primera sefirot de la cábala (una sefirot es una emanación de dios donde residen cada uno de sus divinos atributos por separado pero entrelazados. Keter es la primera y la más próxima a la divina fuente, pero es una energía potencial, todavía no ha generado las demás). 2) Para Waite, el camino es circular y “El Loco” siempre tiene una misión pendiente, aunque es mejor terminar cada una antes de seguir a la otra. La corona de laurel indica que “El loco” viene triunfante de una misión pero igual debe emprender la siguiente. 3) Nadie ha sabido qué es el símbolo de la bolsa de “El loco”, pero la hipótesis más probable es un águila, dado que en uno de sus libros A.E. Waite escribió: “Soñar con un águila es el mejor augurio para aquellos que emprenden un camino difícil”. 4) La rosa blanca apunta a la Hermandad Rosacruz, un grupo esotérico de los 1600, per o, tambien puede interpretarse a como el alma, o la chispa divina que reside en cada ser. 5) Las ruedas de ocho radios en la camisa de “El Loco” son un símbolo cabalista del viaje espiritual, un Quinto Elemento alquímico. Waite, como la Golden Dawn, suscribía la idea del tarot como un viaje, aunque la idea del Viaje del Héroe es posterior. 6) El perro que ayuda al viajero para que siga caminando. Aquí hay que recordar que en el folklore y los cuentos de hadas “El Loco” que emprende su misión imposible recibe ayuda de los compañeros más impredecibles. 7) El abismo. Para Waite “El Loco” no está emprendiendo un camino cualquiera, con independencia de lo incierto que sea y la escasez de sus medios: está asumiendo un claro peligro pero no tiene otro camino más que seguir adelante. Y precisamente por “loco” y teniendo una fe absurda en su suerte es que se lanza.

“HEYOKA” , EL LOCO SAGRADO DE LOS SIOUX.

En la práctica totalidad de las culturas tradicionales, el loco, la locura se ha considerado una forma de contacto con la divinidad.

“Los Bauls, o “los músicos locos de Dios”

MENADE

BACANTES (DEL DIOS BACO), EN LA ANTIGUA GRECIA.

Lo que caracteriza durante la Edad Media y el Renacimiento al estatus del loco es esencialmente la libertad de circulación y de existencia que se le permite. Las sociedades medievales, por paradójico que parezca, eran perfectamente tolerantes en relación con el fenómeno de la locura: a pesar de la fuerte organización jerárquica del feudalismo, a pesar del sistema riguroso de vínculos de las familias o de las parentelas, el loco era un individuo tolerado. Se le toleraba incluso en el seno de la sociedad, aunque ocupara siempre un lugar relativamente marginal. Era costumbre, por ejemplo, que en todos los pueblos hubiese alguien al que se llamaba el tonto del pueblo, personaje que todavía se encuentra en algunas regiones un poco rústicas y arcaicas de Europa. El tonto o los tontos del pueblo tenían un estatus marginal: no trabajaban, no estaban casados, no formaban parte del sistema de juego y su lenguaje estaba relativamente desvalorizado. Sin embargo, existían en el interior de las sociedades, donde eran recibidos, alimentados y hasta cierto punto soportados, se dejaba al loco circular de ciudad en ciudad, de lugar en lugar. Había simplemente algunos puntos que eran, en cierto modo, los puntos de coacción donde se ubicaba, se encerraba, de un modo siempre provisional a los locos que estaban demasiado agitados o eran peligrosos. Encierro provisional, en el límite de las ciudades, que dejaba a la mayoría de los locos su libertad de existencia y de movimiento.

Fué al final de la Edad Media europea que el concepto de locura empezó a tomar las características que hoy en día le damos. EL LOCO, pasa a ser un enfermo que debe ser “curado”, mediante tratamientos sumamente traumáticos y dolorosos...

“Extracción de la piedra de la locura”.

El siempre irónico “El Bosco”, nos da ésta visión del tema, si nos fijamos bién, no sabemos quien o quienes son los locos...

A partir del S.XV, El loco pasa a ser un peligro para la sociedad establecida, muchas ciudades, embarcaban a los “locos” en un viaje sin retorno, en el que “curaban” o morían. Son las tristemente famosas “Nave de los locos”

La sociedad del siglo XVII, en cambio, se convirtió, en relación con la locura, en una sociedad profundamente intolerante, la presencia del loco, en el interior de la familia, en el interior del pueblo, en la sociedad, se volvió literalmente intolerable, era el principio de la organización social, política y estatal de las sociedades capitalistas. El capitalismo se está organizando en el ámbito de los Estados y de las naciones. En una sociedad como ésta, la existencia de una masa de población ociosa llega a ser literalmente imposible e intolerable. Por primera vez en Occidente se percibe al loco, al tonto, como anomalía o anarquía respecto de la sociedad, como individuo al que hay que excluir. Hasta entonces el loco era un individuo marginal, pero aún estaba incluido en el interior de la sociedad. Para que empiece a ser no sólo marginado, sino excluido materialmente, individualmente, corporalmente de la sociedad, se han necesitado estas nuevas normas de la sociedad capitalista en vías de desarrollo.

Mas adelante, Renacimiento, el Loco pasará a ser encerrados en “Hospitales de Locos”, los tristemente famosos “Manicomios”, en la majoria de los cuales se trataba a los “locos” como si fuesen delicuentes ultrapeligrosos. Malos tratos, cadenas, correas, camisas de fuerza, barrotes en las ventanas,

“Tratamientos” en Hospitales psiquiátricos actuales

E L A R C A N O “0” E L L O C O

El origen del nombre, Tarot, ha sido objeto de innumerables tesis, las que, sin haber logrado imponerse definitivamente, han ayudado a la comprensión general del asunto. Sucesivamente, se ha supuesto que era una corrupción de los nombres de dos dioses egipcios Ptah y Rá; el primero Maestro de la Creación y el segundo, el Dios Sol, al que los bohemios han adorado siempre como su principal divinidad masculina. También que la palabra era un anagrama de Rota que significa «Rueda» o «Círculo» y que se había agregado una T a fin de mostrar que el principio y el fin son semejantes. Que era una deformación de Thot, nombre del dios de las ciencias esotéricas del antiguo Egipto, a quien se ha tomado como inspirador y patrón de las cartas. Que se derivaba del hebreo Thora, «la Ley», palabra que designa los cinco primeros libros de la Biblia, identificando así las cartas a un texto sagrado. 0 todavía que venía del sanscrito Tar-ó, la Estrella polar, el guía. 0 del latín, Orat, «él reza» invertido. La historia del Tarot, como la del pueblo bohemio al cual está tradicionalmente asociado, es tan misteriosa como incierta. Sucesivamente se le ha dado como origen la India, Grecia, Egipto, Caldea, la Judea, China... En lugar de querer dar arbitrariamente un origen único a las cartas, parece más justo abordarlas como el producto de un sincretismo. Las cartas, o mejor dicho, lo que nos ha llegado de ellas, son en efecto el resultado de empréstitos diversos, de la yuxtaposición y del maridaje de elementos de todo tipo, fundidos en un conjunto original. Parece que hacia el año 1.000 de nuestra era el Tarot estaba ampliamente difundido por todo el arco mediterráneo. En la imagen “El Loco” del Tarot de Marsella, la más conocida de las barajas.

el Arcano 0 o 21 puede tener estas tres denominaciones: EL LOCO, EL AUTODIDACTA y EL GENIO. Estos tres niveles se unen en el hecho de que son fuerzas que no se atienen a las normas sociales, morales, filosóficas, psicológicas, o históricas del momento, sino que marcan conductas y pensamientos que se salen de lo común y que, por ende, son hasta cierto punto rechazadas, tomadas como pintorescas o blanco de chismes. Es una ley el que el ser humano tiende a entrar en una serie de rutinas que muchas veces ni son sanas ni son siquiera lógicas, pero que adquieren un valor pétreo porque "todos" hacen lo mismo. Muchos de los llamados locos son seres que, quitando sus normales rarezas, a veces les ocurre que están sencillamente en otro estado mental más avanzado que la media de la época. No cabe duda que para estar cuerdo es necesario pasar por la prueba del loco, que es aquél que se revela a seguir pensando y actuando en un sentido que, aunque practicado por la mayoría, sabe que no es el que, como mínimo, le conviene a él. El Autodidacta y el Genio no quieren imponer su estado mental a los demás, pero necesitan escaparse de tanta trampa, chisme e incomprensión. Muchos de los verdaderos genios que han dado grandes impulsos a la humanidad, en vida tuvieron grandes dificultades para vencer la fuerza de la inercia, de los intereses creados y de las envidias. El LOCO es un loco porque se sale de la norma del momento y no actúa de acuerdo a la prudencia, ni a la paciencia ni a la valoración pausada de las circunstancias. Indica un factor de nerviosismo y precipitación en la actuación, debido al aceleramiento mental que impide estar atento a la realidad concreta que rodea a la persona. Por el contrario, expresa un desprecio hacia los factores cotidianos y concretos, así como a las responsabilidades, lo cual le sitúa en una delicada situación en la que los peligros acechan, mientras que el Loco no les presta atención aparentemente. Le rodean el chisme, los malos comentarios acerca de su presencia física y su forma de actuar. Tampoco respeta el valor de la tradición y de la experiencia adquirida, ni siquiera de la suya, pues en la bolsa que lleva colgada del palo se encuentran sus hazañas y vicisitudes, a las cuales debería consultar para no cometer los mismos errores, pero no lo hace, pues tampoco a esas experiencias les da valor.

E L V I A J E D E L N E Ó F I T O

Poner un solo nombre a un Arcano es un tanto limitado, pues dependiendo de su relación concreta con el resto de los Arcanos en una combinación determinada, cada Arcano puede interpretarse según diferentes niveles de vibración, al igual que sucede con los planetas y los signos zodiacales. Así, un mínimo de tres denominaciones para un Arcano es lo conveniente, de acuerdo a los niveles bajo, medio y alto de su escala de correspondencias: esto es así pues, aunque entre ellos estén relacionados por leyes precisas y por el simbolismo del Arcano, decir el Loco, el Autodidacta o el Genio son significados bastante diferenciados en la realidad. Por ello, en la base de las láminas del Tarot Cosmopsicológico se encuentran inscritas tres palabras-clave, para diferenciar los tres niveles de vibración y de correspondencia: físico, astral y consciente, así como tres estratos de calidad vibratoria del Arcano: baja, media y alta. En cualquier caso, este sistema ayuda a desarrollar la intuición y facilitar la analogía con las decenas de correspondencias que además se explican y se mencionan en los textos. Por tanto, el Arcano 0 o 21 puede tener estas tres denominaciones: EL LOCO, EL AUTODIDACTA y EL GENIO. Estos tres niveles se unen en el hecho de que son fuerzas que no se atienen a las normas sociales, morales, filosóficas, psicológicas, o históricas del momento, sino que marcan conductas y pensamientos que se salen de lo común y que, por ende, son hasta cierto punto rechazadas, tomadas como pintorescas o blanco de chismes. Es una ley el que el ser humano tiende a entrar en una serie de rutinas que muchas veces ni son sanas ni son siquiera lógicas, pero que adquieren un valor pétreo porque "todos" hacen lo mismo. Muchos de los llamados locos son seres que, quitando sus normales rarezas, a veces les ocurre que están sencillamente en otro estado mental más avanzado que la media de la época. No cabe duda que para estar cuerdo es necesario pasar por la prueba del loco, que es aquél que se revela a seguir pensando y actuando en un sentido que, aunque practicado por la mayoría, sabe que no es el que, como mínimo, le conviene a él. El Autodidacta y el Genio no quieren imponer su estado mental a los demás, pero necesitan escaparse de tanta trampa, chisme e

AUTODIDACTA, que es aquél que va aprendiendo e instruyéndose según un patrón personal. No cabe duda de que ya es una fuerza uraniana bastante evolucionada, pues sería algo así como un diamante que se forja según el propio patrón que él marca. Es decir, ser un autodidacta requiere un sobresfuerzo, pues parece que para guiar un proceso educativo es necesario saber a dónde se quiere llegar y el vislumbrarlo antes de lo normal es cosa de seres un poco especiales. Dicho de otra manera, para autoeducarse es necesario poner en tela de juicio lo que se recibe mental, intelectual y vivencialmente, tratando de escudriñar los porqués y dejando que la mente vuele hacia las siguientes lecciones sin que éstas se las haya explicado nadie todavía. Luego es preciso discernir e intuir aquello que no se ve como cierto y comenzar a forjar una idea nueva y original del mundo, contrastándola con la práctica y aprendiendo a mantenerse firme a pesar de los obstáculos debidos a esa nueva verdad descubierta, la cual seguramente causará asombro, risas o malas interpretaciones. Así, el Autodidacta lo que necesita es poner su mente y su cabeza bien altas, para poder ver otro horizonte que el que se vislumbra allá abajo desde el pueblo. El autodidacta precisa que corra el aire ligeramente fresco para mantener la mente bien refrigerada y libre de los parámetros clásicos y preconcebidos de la escuela del pueblo. Va de vez en cuando algo arriba a la colina o la montaña para tomar una perspectiva más global, causal e intuitiva, pues los ambientes mentales rígidos, vetustos y enrarecidos le causan sofoco, agobio y aburrimiento. Necesita dejar fluir su discurrir con libertad, sin academicismos retorcidos y sin teorías polvorientas. El cielo estrellado y lleno de nuevos descubrimientos se abre sobre él, que junto a un buen amigo con quien jugar o a quien comunicar confianzas, más su bolsa de experiencias, son más que suficientes para escrutar el mundo con la mente. Siempre tiene algunos envidiosos a su alrededor que le critican, pero "con las zancadillas se fortalecen los músculos de las pantorrillas", que son aquellos que sirven para saltar (mentalmente).

El GENIO se sale con fuerza del camino normal y emprende una larga ascensión de esfuerzos mentales hacia las regiones de la intuición, las leyes naturales y los hallazgos revolucionarios. Sólo precisa de unas vestiduras holgadas que le permitan libertad de movimientos, sentir el aire fresco en todo el cuerpo, acarrear con lo mejor de las experiencias y la tradición en el hatillo o bolsa del palo y apoyar con firmeza la vara de la seguridad interna en el terreno, por más escabroso que éste fuera. Así, el cielo de la mente superior y los ideales más elevados de universalidad, futurismo, renovación humanista y fraternidad se van abriendo poco a poco para sí. Paso a paso, experiencia a experiencia y de intuición en intuición, un mundo de creaciones geniales que serán puestas a favor de la humanidad, va tomando forma a pesar de los obstáculos y la falta de ayuda y comprensión de muchos de los del pueblo, sin contar a los opositores frontales. Estos últimos no descansarán hasta que esos maravillosos avances y estirones históricos del Genio caigan a un precipicio de dificultades, o sean cortados de raíz por una mordida tajante e indiscriminada del cocodrilo. Sólo así los que comercian con las rutinas sin sentido y la ignorancia de la gente, quedarán tranquilos al ver que su supermercado de intereses creados va a seguir floreciente sin los obstáculos de uno que se las da de ángel o de profeta. Hay algunos en el pueblo que son más inteligentes y piensan por sí mismos. Este es un grupo más escaso que internamente o incluso hacia fuera dicen: "déjenlo, porque éste (o ésta) trae algo bueno. El no está haciendo daño a nadie, es una persona sensata y hay que respetarla. Yo he podido comprobar que ha tenido la razón varias veces aunque no le hayamos creído al principio. A mí me parece que puede otra vez tener razón en lo que dice, aunque yo no lo entienda". El paso del Genio es firme, aun cuando no lleva la ropa adecuada para esas alturas y apenas un poco de comida para recuperar fuerzas. Tal es la energía de su ideal y de su visión del camino que quiere recorrer. La figura es joven pues su mente, su valor y su decisión hacia el cambio son juveniles.

Es un varón, porque indica el polo masculino o activo en el reino de la mente superior, aunque su ropaje abierto por debajo como una especie de faldón nos indica también la receptividad que necesita en forma de inspiración y el estar pendiente de las formas terrestres para que sus proyectos mentales se mantengan. Nosotros encontramos la figura de espaldas, por lo que es difícil llegar a conocer el verdadero rostro o espejo del alma del personaje. A la vez, su actitud es de distanciamiento mental de los que lo observan o, en contrapartida, de cierto despecho o afán de contradecir o dar la espalda. Se encuentra en una colina, un estado mental diferenciado y de una perspectiva diferente a la de su grupo social. Tampoco es la alta montaña gélida de un personaje ermitaño por completo. Se encuentra en una situación en la que todavía divisa el núcleo social, pues hasta cierto punto éste le hace polarizarse y tomar mayor conciencia de sí mismo y de su misión. El perro es un fiel amigo suyo, que o bien juega con él en confianza pero sin saber exactamente a dónde va el personaje o, tal vez, le modula frenándole por algún posible peligro que acecha. El cocodrilo, animal reptil, fiero, anfibio y reptante, son fundamentalmente los comentarios mordaces de la gente, el intento de usar al personaje para un banquete de intereses creados o la propia fiera interna del loco mismo, que pone en peligro el querer acceder a reinos de mayor libertad cuando todavía no se ha conseguido una verdadera libertad de las pasiones internas. El paisaje en la colina es más bien árido, pero no se sabe qué hay detrás de esa pequeña esquina del paisaje. El personaje tiene la vara de la fuerza interna (elemento fuego) en la mano izquierda, indicando el trabajo mental interno poderoso. En ese momento no está tocando en la tierra, simbolizando que la fuerza la aplica toda junta, de forma espasmódica y con reflejo en el momento preciso. El poder de la mente radica en su velocidad y en el control del factor tiempo: ni antes ni después. El personaje no es tan loco como parece, porque en realidad lo que está haciendo es seguir, aparte de su intuición, el indicativo preciso de sus experiencias acumuladas en el hatillo o bolsa del palo, el cual porta con la mano derecha o activa del cuerpo. En el fondo de la lámina se diferencian tres zonas. La inferior es más bien obscura (azul) con elementos ventosos que indican la agitación del elemento aire: chismes, dudas, etc. La zona media es blanca e intermedia. Se consigue una mayor tranquilidad emocional, puesto que el tórax del personaje -con el corazón- se encuentra en ese área. La cabeza del Genio está en la franja dorada, indicando la fuerza, el retraimiento y la libertad mental. El poblado en la parte inferior derecha simboliza lo típico de los pueblos: todos enterados de todo, cierta limitación en el desarrollo, etc., así como una cuna más personal y no tan masificada como en las ciudades. El nacimiento del Genio siempre sucede en un ambiente que tiene algo de mágico, aunque éste fuera humilde.

El neófito encuentra un día a un ilusionista (Arcano l), es decir, a un mago hábil que lo deslumbra con las riqueza, que exhibe ostensiblemente, y los conocimientos que despliega. Tiene respuestas para todas las preguntas, posee todo lo que el loco jamás se ha atrevido a soñar. Y le dice insidiosamente: «¿Quieres llegar a ser como yo? ¿Quieres saber quién eres, de dónde vienes, quieres tener una meta en la vida? ¿Deseas la fortuna, la gloria, el poder? ¿Quieres saber? Entra en el templo del Tarot y todo te será revelado. »

Todavía deslumbrado, el neófito penetra en una sala oscura, austera. Hay ahí una mujer bella e inquietante (Arcano ll, la Papisa). Ella está sentada sobre un trono y lo tienta. Le dice: «Contempla este libro, él contiene la verdad sobre todos los hombres, la moral, la ley. Mira ese velo detrás de mí, él oculta las verdades que conducen por encima de todos los hombres. ¿Quieres ver entreabrirse el velo? Para ello tendrías que conquistarme. Pero, mirar detrás del velo es ya pasar al otro lado». Y el neófito se une a la Papisa y con ella «pasa al otro lado».

Es como un viaje a contrapelo del tiempo, como viajar al origen de las cosas. Los seres se metamorfosean ante sus ojos, dos personajes avanzan hacia él: la Emperatriz y el Emperador (Arcanos III y IV) quienes le hablan respectivamente del tiempo y del espacio. El reconoce a su Madre y a su Padre, se identifica con ellos, comprende el secreto del Génesis, los poderes de lo masculino y los poderes de lo femenino. Se une a ellos y los iguala.

Se le conduce entonces delante del Papa (Arcano V). Este le dice. «Al presente tú eres adulto. Ya no andas errabundo sobre la tierra sin razón y sin meta. Puedes escojer. ¿Qué vía tomarás? ¿La del mago? El es hábil, pero la fortuna que te ofrece, el poder y la gloria no son más que ilusiones, se sirve de ellas para atraerte. ¿0 la del conocimiento? Tú conoces los secretos de los hombres, pero no así los de la Tierra. ¿Deseas ir más lejos? ¿0 deseas regresar, propagar la ilusión, a tu vez, entre los hombres?»

Sí el neófito persevera sobre la Vía, pasa por una segunda prueba, (la primera era la Papisa) e inaugura un segundo ciclo de estudios y búsqueda. Llega a ser el Enamorado (Arcano VI) delante del cual se abren dos vías simbolizadas por dos mujeres tan bellas como diferentes. Las dos lo atraen. El permanece frente a ellas indeciso, en tanto que un ángel armado de un arco y flechas se mantiene por sobre su cabeza, como una espada de Damocles presto a aniquilarlo si él se equivoca en su elección.

Y bruscamente comprende que él es el ángel, el arco y la flecha, que es las dos mujeres y las dos vías todo junto, y une ese todo bajo el yugo de su propia voluntad. Se acepta por entero: es ahora el Rey triunfante sobre su carro (Arcano VII) tirado por dos caballos que son las dos faces de su personalidad, el Bien y el Mal. Ha unido los contrarios, ha resuelto los problemas de la dualidad. Entonces comienza su ascensión hacia las esferas superiores.

Encuentra a la Justicia (Arcano VIII), una mujer fría que pesa y que decide. Ella le enseña el equilibrio: los dos platillos de su balanza no oscilan jamás, nada en el mundo se pierde, nada es creado, no hay más justicia que injusticia, sino un orden secreto que nos rige sin que lo sepamos. La acción ocasiona la reacción y todo movimiento termina siempre por anularse.

Y el neófito comprende que no es más que el juguete de un destino. Es indudable que siente desesperanza, y se retira a un desierto como otros lo han hecho antes de él. Se aisla y se observa. En su noche, dispone de una linterna, es el Ermitaño (Arcano IX). Comprende la vanidad de todo deseo de cambio, las cosas siguen su curso sin que sea posible interferir. Aprende a medir sus pasos, a evitar la imprudencia, a evitar lo inútil.

Se sumerge en lo más profundo de sí mismo. Y en este desierto se le aparece una visión (Arcano X). Como una rueda gigantesca que gira sin que nadie la mueva, algunos se elevan, otros caen. La rueda gira, insensible a los gritos y a los llantos. En su cima hay una figura monstruosa coronada (ni hombre, ni, bestia, ni Dios), que lo observa con curiosidad. El neófito piensa: «¿No hay medio de evitar al destino, no se puede ser otra cosa que lo que se está condenado a ser?».

Aprende a dominarse, a tener el control total de su ser, aprende a domar al león que hay en él y a usarlo como una montura (Arcano XI).

Aprende a sacrificarse, es decir, a sacrificar una parte de sí mismo, un aspecto de su vida, para que alguna cosa cambie. El se sutiliza, se purifica (Arcano XIl). Se cuelga él mismo de un árbol, cabeza abajo, crucificado al revés, él es su propio amo, busca la vía de las Transformaciones.

Llama a la Muerte (Arcano XIII), que significa el cambio. Llega a ser su propia muerte. Se corta un pie. Es decir, se libera de sus orígenes. Anula su vida pasada. Está presto a renacer.

La luces pueden por fin ser reversadas (Arcano XIV, la Temperancia). Ahora puede comunicarse libremente con las esferas superiores, pasar a voluntad de un mundo a otro, Tiene entre sus manos los dos poderes y los mezcla. Lleva una existencia celeste paralelamente a su vida terrestre. Ha franqueado los límites del tiempo y del espacio.

Con el Arcano XV (el Diablo), aprende las maneras de utilizar energías que no son destinadas a los hombres. Obtiene el control de las fuerzas de la naturaleza y la inmunidad total contra sus estragos. He aquí que ha llegado a ser capaz no sólo de transformarse a sí mismo, sino además de actuar sobre los otros.

(La Casa de Dios, Arcano XVI). Está presto a tomar a su cargo la conducción de sus contemporáneos. Arrasa con los templos, con las instituciones anacrónicas, que han llegado a ser incapaces de cumplir sus funciones. Destruye los vestigios asfixiantes de culturas muertas, a fin de construir nuevas. Tiene casi cumplida su misión.

Contempla los vasos que contienen los dos poderes y se dice que ya no los necesitará. El se despoja y sin lamentarlo ofrece al mundo todo lo que jamás había poseído, conocido o sido. Vacía el agua de los vasos en un río, bien poca agua en verdad, pero ya que ella tiene su lugar, por mínimo que sea, en el orden de las cosas, es tan importante como el resto del universo (Arcano XVII, la Estrella).

Y ofreciéndose al mundo, él se ha identificado con el mundo. Llega a ser la Luna (Arcano XVIII) y el Sol (Arcano XIX),, es decir, indiferentemente los más altos poderes masculinos o femeninos, la matriz de los seres, los poderes del alumbramiento.

No ha encontrado todavía la divinidad (el primer principio), pero sí todos sus atributos. Si el Juicio le es favorable (Arcano XX), entonces solamente será llevado a su presencia y podrá contemplar la reunión de los cuatro elementos, la imagen misma de la perfección, el Ser, la Unidad (Arcano XXI).

¿Qué le queda por hacer? ¿Volver a ser el Loco, el eterno viajero errante?...

Algunas imágenes del arcano “0”, tomadas de diferentes barajas del tarot

El Loco, en resumen, nos indica el largo Viaje de la Iniciación... Es la partida hacia la iluminación por parte del hombre, el viaje en pos del Santo Grial. Si la vida nos desafía de tal manera que no encontramos solución siempre podemos hacer como el Loco: dejarlo todo, coger lo imprescindible y marcharnos sin un rumbo fijo hacia una nueva vida.

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